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7 antídotos para combatir el virus de la pornografía

Escrito por

H. Edgar Henríquez Carrasco

La pornografía es una de las “drogas” más fuertes, más vendidas, más fácil de acceder, más
difundida y socialmente más aceptada. Me atrevo a decir que la mayoría de las personas
desconocen los efectos que causa en la vida de sus consumidores. Entre las consecuencias de
ver frecuentemente pornografía se incluyen la falta de concentración, la ansiedad, la
inestabilidad emocional, el quiebre en las relaciones interpersonales, la distorsión de la realidad,
etc. La pornografía es un inquilino que llega a nuestra casa para quedarse, no es fácil echarle,
pero con constancia al poner los medios necesarios y mucho amor se le podrá expulsar de
nuestras vidas.

Dejando la pornografía es posible ver los detalles de la vida, las pequeñas cosas. Cambia la
actitud frente a los demás, cambia la forma de mirar al otro, cambia el enfoque espiritual que le
damos a Dios, cambia nuestra vida completamente. Entonces, ¿cómo dejar la adicción a la
pornografía? A continuación te dejo 7 antídotos para combatir este vicio:

1. Acepta tu adicción

Es muy importante, antes de todo, reconocer que se tiene una adicción y/o dependencia. Aquí
podemos relacionarlo con el primer paso de Alcohólicos Anónimos, el cual dice: «Admitimos que
éramos impotentes ante el alcohol y que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables».
Reconocer nuestra faltas es parte del proceso de maduración humana. Quien no reconoce sus
errores no puede corregirse y, menos aún, dejarse corregir por otros. Por ello se hace realmente
indispensable trabajar en este primer punto antes de pasar a los siguientes. Nosotros los
católicos tenemos muy claro que Dios es misericordioso con todos sus hijos, que nos llama al
amor y nos perdona nuestros pecados… pero otra cosa es experimentarlo. Así que enfrenta el
problema, reconoce tu adicción y pide ayuda. Confía todo este proceso en las manos de Dios.

«Ten misericordia de mí, Dios mío, según tu bondad; según tu inmensa compasión borra mi
delito. Lávame por completo de mi culpa, y purifícame de mi pecado. Pues yo reconozco mi
delito y mi pecado está de continuo ante mí» (Salmo 51, 3-5).

2. Desconéctate, deja el “modo incógnito”


Tener una verdadera privacidad es difícil, más aún cuando se tienen tantas aplicaciones y
aparatos digitales que incitan a la cultura del “destápate”. Dejar el móvil de lado es casi un acto
de ascesis, un sacrificio que debe ser bien justificado. Por ello es importante en este punto
formar la voluntad: facultad presente en todo hombre para poder decidir entre una cosa y otra.
¿Podemos desconectarnos? Claro que sí, ya sabes: la voluntad firme es la solución. Ve poco a
poco dejándolo, pasa cada vez menos tiempo en lo digital.

Otra cosa que nos afecta mucho es la cultura del “incógnito”, presente sobre todo en los
navegadores de Internet, donde puedo desenvolverme tal cual soy sin dejar rastros. Si quieres
abandonar la pornografía deja el modo incógnito y sé como una ventana totalmente
transparente para los demás. No tengas miedo de utilizar tu móvil o computadora en un lugar
público; al contrario, te ayudará a la hora de la tentación porque todos te ven… Dios también.

«En otro tiempo eran tinieblas, ahora en cambio son luz en el Señor: caminen como hijos de la
luz, porque el fruto de la luz se manifiesta en toda bondad, justicia y verdad» (Efesios 5, 8-9).

3. Busca relacionarte con gente real

Desconectándote de lo digital podrás mirar mejor a las personas que están a tu lado. Ponte a
pensar un poco: ¡cuánta indiferencia entre miembros de la misma familia!, ¡cuánta rivalidad
entre hermanos!, ¡cuánto rencor entre amigos! Y muchas veces estos problemas son efecto de
la falta de comunicación. El problema se evidencia cuando son más los twits a personas
desconocidas que los minutos que dedico a hablar con mi gente cercana; las imágenes que
mando por whatsapp a mis contactos que las experiencias que le cuento a mis amigos. Recuerda
que Dios también es una relación, por ende, si no tratas con Él, si no le conversas, si no le buscas,
va a ser muy difícil que le encuentres. Deja un poco el Internet para adentrarte más en el interior
de tu corazón. Buscando pasar tiempo con tus más cercanos irás gustando cada vez más las
relaciones reales de afectividad y dejarás de mendigar amor en Internet buscando satisfacciones
rápidas y fugaces. Para erradicar la pornografía se debe aprender a amar, a tratar con los demás.

«Estemos pendientes unos de otros para estimularnos a la caridad y a las buenas obras, sin
abandonar nuestras propias reuniones, como acostumbran algunos, sino animándonos tanto
más cuanto más cercano ven el día» (Hebreos 10, 24-25).

4. Ayuda a los demás

«El amor todo los disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca pasará»
(1 Conrintios 13:7-8). Esta frase (a veces tan repetida en la Iglesia) suele hacernos decir: “otra
vez con lo mismo de siempre”, pero encierra una gran verdad. La adicción a la pornografía va
alejándonos de las personas que amamos, porque se va sustituyendo una relación real con una
virtual. Es mucho más fácil relacionarte con alguien que no conoces, que es “ideal”, que parece
no tiene imperfecciones, cuando en el fondo lo que tu corazón clama es saber aceptar al prójimo
como es, tanto con sus dones como con sus defectos. El amor siempre será la solución a los
problemas del hombre. Si no, pregúntenle a Jesús cómo es que salvó a toda la humanidad del
pecado: con amor. Ayudar a los demás, dedicar tu tiempo en ello, será una actividad muy
provechosa tanto física como espiritual. El corazón se ensancha cuando se dona a los demás. En
el amor está la clave del cambio, la clave para superar las dificultades. Recuerda: «el amor todo
lo puede».

«Amémonos unos a otros, porque el amor procede de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios,
y conoce a Dios. El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor. En esto
consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó» (1 Juan
4, 7-8.10).

5. Cambia costumbres

Luego, cuando ya has progresado en las virtudes, es tiempo de ir cambiando algunas


costumbres. Te propongo desinstalar algunas aplicaciones, quizá borrar de los marcadores sitios
que no te ayuden, dejar de seguir programas o series de TV con contenido sexual explícito, etc.
La clave a seguir es: “Si ves que no te ayuda, déjalo”. Hay aplicaciones en el móvil que no te
dejarán de incitar a la pornografía, de ellas puedes prescindir y quitarlas. Así irás cambiando tu
ambiente, adentrándote a uno nuevo comenzando desde cero. Es importante que cumplas con
este paso, porque aquello que te recuerda la pornografía puede hacerte caer de nuevo en ello.
Prefiere, además, programas sobre la naturaleza, reportajes sobre la sociedad, contenido
educativo, series provechosas, etc. Un defecto se sustituye con una virtud. Es como sacar un
clavo: debes martillar y martillar con otro clavo encima hasta que salga.

«No esto, en cambio, lo que ustedes aprendieron de Cristo para abandonar la antigua conducta
del hombre viejo, que se corrompe conforme a su consupiscencia seductora, para renovarlos
del hombre nuevo, que ha sido creado conforme a Dios en justicia y santidad verdaderas»
(Efesios 4, 21-24).

6. Orienta tus sentidos

Nuestros sentidos son un don muy preciado del Señor. La vista, el tacto, el olfato, el gusto, la
audición son parte de nuestra vida cotidiana. Con ellos conocemos el mundo, lo gustamos, nos
maravillamos. Ellos nos ayudan a relacionar cosas entre sí. En este sentido es esencial que los
dirijas hacia lo que es bello, lo bueno y lo verdadero. Deja atrás las fantasías, las cosas irreales,
lo feo, lo sucio… y aprende a ver las maravillas de Dios en la creación, sobre todo en tus
hermanos. Aquí es bueno poner en tu móvil o en tu computadora música que te ayude a hacer
oración, a calmarte. Pon ojo, además, a tus protectores de pantalla, wallpapers, fondos de
escritorio, etc., serán un buen aliado en el combate para dejar la pornografía. Construye un
ambiente agradable, lleno de Dios, donde puedas estar a gusto, sin mayores preocupaciones.
Adéntrate en las cosas de Dios y llena tus sentidos con su gracia.

«¿Adónde alejarme de tu espíritu? ¿Adónde huir de tu presencia? Si subo al cielo, allí estás Tú;
si bajo hasta el abismo, allí te encuentras […] Tampoco las tinieblas son para ti oscuras, pues la
noche brilla como el día, las tinieblas como la luz. Mira si voy por el mal camino, y guíame por el
camino eterno» (Salmo 139, 7-8.12.24).

7. Ora, habla con Dios

Nada de esto tendría sentido o podría producir mucho fruto si no se hace de la mano de Dios.
Es decir, llevar tu inquietud a la oración, contarle tus problemas, hablar con Él. Dios te conoce
muy bien. Él sabe por lo que estás pasando, conoce tus miedos, tus secretos. Te comprende, te
ama, te va a buscar… Deja a Dios entrar en tu vida. Dale espacio en tu corazón, ábrele la puerta
de tu interior para que viva en ti. «Acérquense a Dios y Él se acercará a ustedes» dice el apóstol
Santiago (cf. 4, 8). No pienses que Dios te ha dejado de amar por tu adicción, al contrario, te
sigue amando y con mayor fuerza te busca. La vida de la mano de Dios se comprende más, se
vive mejor, se ama. Déjate encontrar por el Señor y no lo sueltes. Para esto puedes ayudarte de
una persona espiritual o un sacerdote, lo importante es que no vayas solo en este camino. El
problema detrás de la pornografía encuentra su raíz en el aprender a amar y ser amado, en
aprender a ver a los demás como un don y no como una “cosa” que se puede utilizar. En este
proceso de amor no hay nadie mejor que el mismo Amor.

«Esta es la confianza que tenemos en Él: si le pedimos algo según su voluntad, nos escucha. Y
puesto que sabemos que nos va a escuchar en todo lo que pidamos, sabemos que tenemos ya
lo que le hemos pedido» (1 Juan 5, 14-15).

Espero en el Señor que estos 7 tips te ayuden a abandonar la pornografía y a erradicar este mal
de tu corazón. Es Jesús quién está a tu lado, te acompaña e ilumina. Él conoce todas tus
oscuridades, aún lo más secreto dentro de tí. ¡Ábrele tu corazón, déjalo entrar. Recuerdo que
mi mamá siempre decía: “El interés tiene pies” y creo que está en lo cierto; por ello, si realmente
quieres cambiar de vida, necesitarás de mucho interés, poner manos a la obra y dejarte
acompañar. No pierdas la paz y confía en el Señor, espera en Él y verás cómo hace grandes cosas
en ti el que todo lo puede.
11 buenos consejos para alejarse de la pornografía
Quisiera decir que este post es sólo para aquel pequeño grupo de personas adictas a la
pornografía. Quisiera decir sobre todo “pequeño grupo”, pero no, no es pequeño, es un grupo
que con los años se ha hecho tan grande que hoy existen muy pocos hombres (y mujeres) que
por lo menos no hayan visto pornografía una vez en su vida. La industria pornográfica mueve
más dinero en el mundo que cualquier otra. Su consumo llega a cifras inimaginables. Es tal el
consumo de pornografía que hablar sobre la misma abiertamente ya ni siquiera produce
vergüenza o algún tipo de pudor como antes. Es tocado en casi todos los ambientes en los que
nos desenvolvemos.

La pornografía es como un cáncer que avanza silencioso y va contaminando nuestras vidas


sutilmente. Veo que incluso ha empezado a ser aceptada como un acto normal, un
entretenimiento más en la vida del ser humano que no produce ningún efecto nocivo, ni en el
que la consume ni en su entorno. Es más, hasta te la comparten como compartir un chiste vía
Whatssap. Evidencia científica contundente demuestra que ¡No sólo te afecta a ti!, afecta a los
que manejan la industria, pasando por los actores que se rebajan y se dejan rebajar a un simple
objeto sin dignidad, a los que la consumen, a sus familias y a la sociedad en general. La
pornografía es uno de los peores males que existen.

Así que si tú eres de esos que piensa: “total, quién se va a enterar”, “es mi vida y no le hago nada
a nadie”, “todos lo hacen y no pasa nada”, “solo una vez más y la dejo”, “cuando quiera
paro…” ¡NO SEAS INGENUO! El que no quiera ver que cierre los ojos. ¡El consumo de
pornografía genera una adicción con los consiguientes efectos nocivos de orden biológico,
psicológico y espiritual que cualquier adicción genera!, produce cambios neurobiológicos en el
sistema nervioso iguales a los que produce el consumo de sustancias adictivas como las drogas.

Dejar una adicción no es fácil, requiere de mucho esfuerzo y trabajo personal. Pero puede
superarse, se puede salir de ahí. A diferencia de la adicción a sustancias, la adicción a la
pornografía, tiene un periodo de recuperación mucho más rápido. Así que: si tu te encuentras
metido en este mundo, ¡sal de ahí lo más rápido que puedas! Empieza revisando y
compartiendo estos pasos que son claves en el proceso de lucha contra esta adicción:
1. Acepta que tienes un problema y toma la decisión de salir de ahí

Es tu libertad, nadie decidirá por ti. Aceptar a conciencia que tienes un problema que afecta
seriamente tu vida y la de los que están en tu entorno, es un acto de valentía. Sé fuerte y acepta
que esto te está afectando a ti y a los que más amas. Toma la decisión de empezar a acabar con
este vicio.
2. Busca la ayuda de alguien que te pueda escuchar y ayudar

Si ya sabes que tienes un problema no te lo quedes, ¡sal a buscar ayuda! un consejero, un


sacerdote e incluso un psicólogo, son las personas ideales que te ayudarán a entender y a
entenderte; te guiarán y te acompañarán en este camino que es difícil. Recuerda: no estás solo.
3. Frecuenta los sacramentos y la oración. Dios puede sacarte de esta

La gran ayuda siempre vendrá de quién más te ama. Busca a Dios. Luchar sin Dios no tiene
sentido. Frecuenta el sacramento de la reconciliación una y otra vez. Ora fervientemente. Para
esto un consejero espiritual y un sacerdote amigo serán tus mejores aliados.
4. Reconoce que anhelas un amor libre, total, fuerte y fecundo

Tal vez empezaste a mirar pornografía por curiosidad, porque todos lo estaban haciendo. Te
quedaste pegado porque tenías otros vacíos que querías encontrar… tal vez amor… y,
encontraste sólo un placer deformado. Si buscas amor recuerda que el amor es libre, total,
fuerte y fecundo. La pornografía no podría estar más lejos de este concepto. Te has vuelto su
esclavo. Ella es egoísta, débil y desleal. Deténte y ponte a pensar qué es lo que te está dando
la pornografía. Hazte esta pregunta frecuentemente.
5. Ocupa tu tiempo, ¡hay mil cosas geniales por hacer!

No te quedes quieto como les decía el Papa Francisco a los jóvenes peregrinos de Loreto: “(…)
la vida es un caminar, es un camino…si una persona no camina y se queda quieta, no
sirve”. Retírate de tu ambiente cotidiano y ocúpate en actividades diferentes. Mantén tu día
ocupado en cosas como el estudio, el deporte, pasar tiempo con otras personas. Éstas tienen
como objetivo ir creando nuevos hábitos y nuevas rutinas para que, cuando regreses a tus
actividades cotidianas, sigas caminando y no te quedes quieto frente a tu adicción.
6. Fortalece tu voluntad en todo

Esto tiene que ver con el punto anterior. Dentro de las actividades que realices, el ejercitar la
voluntad en todos los aspectos de tu vida es crucial. Practica el ayuno, la mortificación, la
disciplina. De esta manera también te irás entrenando en una sexualidad sana.
7. Entrégate a los demás. El amor transforma y fortalece nuestro corazón

El consumo de la pornografía tiene que ver con el aislamiento, el egoísmo, la esclavitud. Busca
actividades que te pongan en contacto con los demás, que te permitan abrirte a la comunidad
por medio de la ayuda y la solidaridad. Esto te abrirá un mundo nuevo.
8. Pon medios y mantenlos. ¡Quema esas revistas!

Empieza destruyendo todo el material adquirido, además de colocar conexiones seguras a


internet en todos tus dispositivos. Dentro del proceso, identifica las ideas y conductas que
constituyan estímulos internos o externos para consumir pornografía, y de esta manera poder
combatirlas.
9. Establece un compromiso para cumplir lo acordado. Y si caes, ¡levántate!

El compromiso con la decisión y los pasos a seguir para combatir la adicción, debe ser hecho con
uno mismo y con el terapeuta o acompañante en el proceso. Cumple tu palabra.

10. Fórmate, lee, apasiónate por saber quién eres y para qué has sido hecho

Estudia, cultívate, aprende sobre ti mismo, sobre tu espiritualidad, sobre virtudes como la
castidad y el correcto sentido de la sexualidad. Entender esto te ayudará mucho.
11. No bajes la guardia. La lucha por la pureza dura toda la vida.

Estate siempre alerta y ten una sana desconfianza de ti mismo en cuanto a tus vicios y
debilidades. No seas ingenuo y pienses que ya eres inmune a la pornografía una vez superada.
Si existe una recaída, vuelve a levantarte una y otra vez. Nuevamente el sacramento de la
Reconciliación y la Eucaristía son fundamentales en este proceso.

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