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22/10/2017 DPD 1.ª edición, 2.

ª tirada

Debe tenerse en cuenta que esta versión electrónica da acceso al texto de la primera y hasta ahora única edición del Diccionario panhispánico de dudas,
publicada en 2005. Por ello, algunos de sus contenidos pueden no estar actualizados conforme a lo expuesto en obras académicas publicadas
posteriormente, como la Nueva gramática de la lengua española (2009) y la Ortografía de la lengua española (2010). Si su consulta es ortográfica, acceda
aquí al resumen de las principales novedades que incorporó la Ortografía de 2010.

a2. Preposición. Se exponen a continuación las cuestiones dudosas más frecuentes que plantea su uso:
1. a + complemento directo. Hay casos en que su presencia es forzosa, casos en que no debe utilizarse y casos en que
puede aparecer o no. En lo que respecta al uso actual, pueden establecerse las siguientes reglas generales:

1.1. U :

a) Ante nombres propios de persona o de animal: Vi P en el cine; Dejé P en la perrera.

b) Ante nombres colectivos de persona cuyo referente es determinado o consabido: Dispersaron ;


Echaron del parque; pero Vi avanzando hacia el estadio o Necesito para acabar el
trabajo.

c) Ante nombres comunes de persona cuyo referente es un individuo concreto, y no uno cualquiera entre varios posibles:
Vi del vecino escalar la tapia; Eligieron para la selección brasileña. (Para el uso con
referentes no específicos o indeterminados, → 1.2a, b y c).

d) Ante nombres comunes de persona que, aun siendo inespecíficos o no consabidos, son complemento directo de
verbos que suponen afectación física o psíquica (acompañar, admirar, afectar, alabar, amar, empujar, engañar, golpear,
maltratar, matar, odiar, perjudicar, saludar, etc.): Acompañó hasta su casa; Admiro que
saben defender sus opiniones; Engañar es imposible.

e) Ante nombres comunes de persona precedidos de un indefinido, cuando son complemento directo de verbos de percepción
como mirar, observar y oír: Estaba mirando cuando sentí que me llamaban; Observé que
jugaban al fútbol; Oí cantar ópera. (Con otros verbos de percepción como ver y conocer, puede aparecer o no la
preposición; → 1.2b).

f) Ante las formas tónicas de los pronombres personales mí, ti, sí, él, ella, usted, nosotros/as, vosotros/as, ustedes,
ellos/as: ¿Dices que me vio en el teatro?; No creo que los escuchen.

g) Ante pronombres demostrativos o posesivos cuyo referente es una persona: Vi hablando con tu jefe; A ella no le
gusta mi novio y yo no soporto .

h) Ante los pronombres indefinidos cuyo referente es una persona (alguien, alguno, nadie, ninguno, todos, uno, etc.),
salvo cuando funcionan como complemento directo del verbo haber (→ 1.3e): Llévate a la fiesta; No conozco
; Os necesito . Con verbos como buscar, encontrar, hallar, necesitar o tener, la preposición puede
aparecer o no: Busco ( ) que me ayude; No necesito ( ) que me acompañe.

i) Ante los relativos de persona quien, el que, la que y sus plurales, cuando ejercen la función de complemento directo
del verbo subordinado: Ese es el hombre o golpearon. A diferencia de quien, el relativo que, cuando tiene
antecedente de persona y se usa sin artículo, nunca lleva preposición en función de complemento directo: Las personas
amamos... (no Las personas amamos...).

j) Ante el pronombre interrogativo de persona quién: ¿A buscas? ¿A visteis en la fiesta?; y ante el


pronombre interrogativo cuál referido a persona: ¿A de los dos encontraste llorando?

k) Ante nombres de cosa, para evitar ambigüedades, cuando el sujeto y el complemento van pospuestos al verbo: Venció
la dificultad . No obstante, es preferible en estos casos anteponer el sujeto, lo que permite prescindir de la
preposición ante el complemento directo: La lectura enriquece .

l) Ante nombres de cosa, cuando son complemento directo de verbos que significan orden lineal o jerárquico, como
preceder o seguir, y otros como acompañar, complementar, modificar (en el sentido gramatical de ‘servir de adjunto o
complemento’) o sustituir (en el sentido de ‘ocupar el puesto [de otra cosa]’): El otoño precede ; La calma
sigue ; El adjetivo modifica ; El aceite sustituye en esta receta.

m) Ante nombres de cosa que designan colectivos formados por personas, del tipo colegio, empresa, comité, consejo,
institución, comunidad, etc., cuando el verbo denota una acción que solo puede ejercerse sobre personas, y no sobre
cosas: Multaron por realizar vertidos tóxicos; Convocaron de vecinos para que tomara la
decisión definitiva.
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1.2. D :

a) Ante nombres comunes de persona precedidos de un determinante indefinido, cuando son complemento directo de
verbos que significan búsqueda, preferencia o necesidad, como buscar, necesitar, preferir, querer (‘desear, apetecer’), etc.:
Busco o Busco . En estos casos, la ausencia de la preposición implica que el complemento
es inconcreto o inespecífico (es decir, alude a un individuo cualquiera dentro de la clase de personas designada por el
nombre), mientras que el uso de la preposición implica que el complemento se refiere a una persona determinada de entre
las de su clase, individualizada en la mente del hablante: Busco significa ‘busco a cualquier persona que
pueda trabajar como camarero’ (y en este caso la oración de relativo, si la hubiere, llevaría el verbo en subjuntivo: Busco
que hablar inglés); por el contrario, Busco significa ‘busco a un camarero concreto,
que ya conozco’ (y en este caso la oración de relativo, si la hubiere, llevaría el verbo en indicativo: Busco
que hablar inglés).

b) Con verbos como contratar, llevar, traer, etc., así como con los verbos de percepción ver y conocer, el complemento
directo de persona desempeñado por un nombre común puede aparecer con preposición o sin ella. Como en el caso
anterior (→ a), la presencia de la preposición implica un mayor grado de especificidad o concreción del referente del
complemento en la mente del hablante: Han contratado ( ) ; Llevaré ( ) a la
fiesta; Trajo ( ) que no conocíamos; Pondré ( ) en el centro del campo; Vi ( )
escalando la tapia; Conocí ( ) encantadora. Con nombres propios es obligatoria la preposición: Han
contratado M ; Trajo J , etc.

c) Con verbos que denotan «selección», como elegir, encontrar, escoger, etc., el complemento directo de persona,
cuando es inespecífico, aun acompañado de artículo, puede aparecer con preposición o sin ella: Aún no he elegido
(encontrado, escogido) con quien casarme o Aún no he elegido (encontrado, escogido) con quien
casarme. Si el referente es concreto, es obligatoria la preposición: Eligió ; Encontré J .

d) Cuando el complemento directo de persona precedido de preposición coincide en la oración con otro complemento
que también la lleva (por ejemplo, un complemento indirecto), puede omitirse la que antecede al complemento directo,
para evitar confusiones: Presentó ( ) a sus padres. Pero si el complemento directo es un nombre propio, es
forzoso el uso de la preposición: Presentó J a sus padres.

e) Los nombres comunes de animales se usan con preposición o sin ella en función de la mayor o menor proximidad
afectiva existente entre el hablante y el animal: Suelta para que corra (mayor proximidad afectiva), frente a
Suelta para que corra (menor proximidad afectiva). Por esta razón es muy frecuente el uso de la preposición
con los nombres que designan animales domésticos, mientras que los nombres que designan animales no domésticos
normalmente no admiten la preposición.

f) Ante nombres de cosa, el uso de la preposición depende del grado de personificación del referente: Esperó ( )
con serenidad.

g) A veces, la presencia o ausencia de la preposición cambia el significado del objeto: En este país no se respeta nada
J (‘institución’), frente a En este país no se respeta nada (‘virtud’). A menudo cambia también el
significado del verbo: Admiro I [= siento admiración por la institución], frente a Admiro [=
contemplo con deleite el edificio de una iglesia].

h) Es opcional el empleo de la preposición ante nombres de cosa cuando funcionan como complemento directo de
algunos verbos que significan daño o provecho y que se construyen normalmente con un complemento directo de
persona: El tabaco perjudica ( ) ; La humedad afectó ( ) del edificio.

1.3. N :

a) Ante nombres comunes que designan objetos inanimados: Puso en la mesa; Regaló a su
padre.

b) Ante nombres comunes de persona en plural que carecen de determinante: He encontrado para mi nuevo
bar; Llevaré a la fiesta. Sin embargo, cuando el complemento está formado por dos sustantivos coordinados, aun
careciendo de determinante, llevan la preposición por ser consabidos: El público silbó ; El
Gobierno emplaza a una nueva reunión; Reunieron en la misma aula.

c) Ante nombres propios de países o ciudades (el uso con preposición, habitual en épocas pasadas, prácticamente ha
desaparecido de la lengua actual): No conozco F ; Este verano he visitado N . Pero si estos nombres denotan
no una realidad meramente geográfica, sino el conjunto de sus ciudadanos, se admite la preposición: Es capaz de engañar
I . El resto de los nombres propios geográficos nunca llevan preposición: Cruzó T a nado; Escaló
H .

d) Ante nombres propios usados como comunes: Me compré P en una subasta.


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e) Con el verbo impersonal haber, el complemento directo, aun denotando persona, se construye sin preposición: Hay
en la puerta; Solo había en el aula.

f) Con el verbo tener, el complemento directo de persona, si es indeterminado, se construye sin preposición: Tienen
; Tiene actriz; pero si va acompañado de un adjetivo en función de complemento predicativo que denota
estados transitorios, se construye con preposición: Tiene enfermo (la enfermedad se considera pasajera), a
diferencia de Tiene invidente (la ceguera es permanente).

2. a por. El uso de esta secuencia preposicional pospuesta a verbos de movimiento como ir, venir, salir, etc., con el
sentido de ‘en busca de’, se percibe como anómalo en el español de América, donde se usa únicamente por: «Voy por
hielo y cervezas a la tienda» (Victoria Casta [Méx. 1995]). En España alternan ambos usos, aunque en la norma culta
goza de preferencia el empleo de por: «¿Qué haces ahí? ¡Vete por el medicamento, por Dios!» (Aparicio Retratos [Esp.
1989]); «—¿Te vas? [...] —Sí, bajo a por tabaco» (MtnGaite Fragmentos [Esp. 1976]). En realidad, no hay razones para
censurar el uso de a por, pues en la lengua existen otras agrupaciones preposicionales, como para con, de entre, por entre,
tras de, de por, etc., perfectamente normales. La secuencia a por se explica por el cruce de las estructuras ir un lugar
(complemento de dirección) e ir algo o alguien (‘en busca de’), ya que en esta última está también presente la idea de
‘movimiento hacia’.

3. sustantivo + a + infinitivo: temas a tratar, problemas a resolver, etc. Estas estructuras sintácticas son calcos del
francés y su empleo en español comenzó a propagarse en el segundo tercio del siglo . En el ámbito de la economía
están ya consolidadas expresiones como cantidad a ingresar, cantidad a deducir, que permiten, incluso, la omisión del
sustantivo: A ingresar: 25 euros. Son frecuentes en el terreno administrativo y periodístico expresiones idénticas a las
anteriores, como temas a tratar, problemas a resolver, ejemplo a seguir, etc. Estas construcciones resultan más breves que
las tradicionales españolas: problemas que hay que resolver, ejemplo que se debe seguir, etc. Su uso es especialmente
frecuente cuando funcionan como sujeto o como atributo en oraciones copulativas: Los temas a tratar son dos; Esas son
las cuestiones a dilucidar. En español solo son aceptables en algunos casos, por lo que se recomienda tener en cuenta las
siguientes orientaciones generales:

a) Si la preposición a admite su sustitución por las preposiciones por o para, o el relativo que, sin que sea necesario
cambiar la estructura de la construcción y sin que cambie el significado, debe desecharse la construcción galicada:
Tenemos dos asuntos a tratar (mejor Tenemos dos asuntos que tratar); No hay más asuntos a discutir (mejor No hay
más asuntos que/por/para discutir). Con respecto al uso de por en lugar de a, es necesario señalar que la construcción con
por posee un matiz significativo adicional; así, no es exactamente lo mismo cantidad por pagar que cantidad a pagar:
cantidad por pagar es ‘cantidad que queda todavía por pagar’, e implica que se han satisfecho otros pagos anteriormente,
mientras que cantidad a pagar es, simplemente, ‘cantidad que hay que pagar’.

b) El verbo en infinitivo debe ser transitivo, pues en tales construcciones el infinitivo tiene valor pasivo; por tanto, no
son admisibles oraciones como El lugar a pelear será las Vegas (pues no se dice pelear un lugar, sino en un lugar);
La cuestión a hablar en la reunión es de escasa importancia (pues no se dice hablar una cuestión, sino de o sobre una
cuestión).

c) El infinitivo debe estar en forma activa, pues, como ya se ha indicado, los infinitivos de estas construcciones ya tienen
valor pasivo: El tema a ser tratado presenta dificultades (correcto: El tema a tratar).

d) Son normales estas construcciones con sustantivos abstractos como asunto, tema, ejemplo, cuestión, aspecto, punto,
cantidad, problema y otros similares, y con verbos del tipo de realizar (se evita hacer por razones de cacofonía con la
preposición a: tareas a hacer), ejecutar, tratar, comentar, dilucidar, resolver, tener en cuenta, considerar, ingresar,
deducir, desgravar, descontar, etc. Pero no deben extenderse a otro tipo de enunciados, con otros verbos en infinitivo y
con sustantivos que no sean abstractos: Los ladrillos a poner están en la furgoneta; Los libros a leer se encuentran en
la mesa.

e) Por último, no hay que olvidar que, en muchos casos, su uso es superfluo y, por tanto, evitable; así, en una oración
como Pedro es un ejemplo a seguir para todos nosotros, la secuencia de infinitivo a seguir es prescindible: Pedro es un
ejemplo para todos nosotros.

4. sustantivo + a + sustantivo: barco a vela, cocina a gas, etc. La preposición que se emplea normalmente en
español para introducir el complemento que expresa el modo o medio por el que funciona un determinado objeto es de:
estufa de gas, cocina de leña, barco de vela, etc. El uso de a en estos casos es un galicismo que debe evitarse (aunque esté
muy extendido, al menos en España, en los casos de olla a presión o avión a reacción). Se recomienda mantener el uso
tradicional con de, vigente además en la mayoría de los países americanos: «Eche 4 tazas de agua en la olla de presión y
póngala al fuego» (VV. AA. Cocina [Cuba 1997]); «En una esquina había una estufa de gas» (RRosa Sebastián [Guat.
1994]); «El proceso técnico de fabricación [...] de un avión de reacción» (DzCorral Rapto [Esp. 1953-74]). Sí es normal
el uso de la preposición a para introducir complementos verbales que indican el modo de ejecutar la acción o el medio
empleado para ello: llamar a gritos, moler a palos, bordar a mano, así como para introducir el complemento de
sustantivos derivados de verbos de acción: pintura al óleo, grabado al agua fuerte, bordado a canutillo.

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5. a + sustantivos que expresan unidad de tiempo: cinco veces al día, tres kilómetros a la hora. Para expresar
distributivamente una cantidad en relación con una unidad de tiempo, se emplean en español las preposiciones a o por.
Cuando pueden alternar ambas, se prefiere el uso de a con unidades de tiempo como día, mes, semana o año: Los
musulmanes rezan cinco veces al día; Paso con mis padres dos días al mes; Asisto a clases de inglés dos días a la
semana; Cobra tres millones al año. Pero con hora y unidades de tiempo inferiores, como minuto o segundo, cuando
expresan frecuencia asociada a velocidad, solo es normal el uso de la preposición por: tres kilómetros por hora, ochenta
pulsaciones por minuto, dos vibraciones por segundo (no tres kilómetros a la hora, ochenta pulsaciones al minuto,
etc.).

6. a + sustantivos que designan partes del día: a la mañana, a la tarde, a la noche. Para introducir los complementos
de tiempo relativos a las partes del día, en el español general se emplean normalmente las preposiciones por o en, esta
última de uso frecuente en gran parte de América, aunque inusual en España (salvo cuando, a su vez, estos complementos
llevan un complemento con de: en la tarde del sábado, en la mañana del lunes): «Ese hígado lo trajo el carnicero por la
tarde» (Llamazares Río [Esp. 1990]); «El domingo en la mañana vi con sorpresa que a mi lado dormía una negra
enorme» (Mutis Ilona [Col. 1988]). El uso de a solo es normal en la Argentina y, en España, entre hablantes vascos o
catalanes: «Los sábados a la tarde reúne mucho público» (Dios Miami [Arg. 1999]); «Dada la hora local de comienzo del
partido [...], entrenarán hoy a la mañana» (DNavarra [Esp.] 12.5.99); «La fiesta se aguó el miércoles a la tarde»
(Vanguardia [Esp.] 1.7.94).

7. a la que o a lo que + verbo. En el habla popular suelen emplearse las construcciones a la que [Esp.] y a lo que
[Am.] como locuciones conjuntivas de valor temporal equivalentes a cuando o a en cuanto: A la que llegó su padre,
todo se aclaró; A lo que me vio, se hizo el distraído. En la lengua culta se dice En cuanto llegó su padre, todo se aclaró;
Cuando me vio, se hizo el distraído; o bien se emplea la contracción al seguida del verbo en infinitivo: Al llegar su
padre...; Al verme...

8. a + el. → al.

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