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¿Cuál es la ética que debe ponerse en juego?

Etica y estimulación temprana

Hablar de ética en la posmodernidad “huele a viejo”; sin embargo, sin un posicionamiento ético bien
definido no es posible llegar a buen puerto. Como introducción, un pequeño recorrido desde
diferentes discursos (magia, religión, ciencia y psicoanálisis), para luego dar algunas nociones de
cuál es la ética que debe ponerse en juego, que no es la del lugar del saber, sino la que implica
escuchar al bebé a través de sus padres.

Tomaré algunos elementos del psicoanálisis que, en consonancia y confrontación con otros
discursos, nos orientará para delinear un posicionamiento ético posible.
Para empezar, desde el psicoanálisis no hay verdad verdadera, hay una ética que tiene que ver con
el deseo, no hay bueno o malo, hay sujeto deseante en juego.
Tiene que ver con un lugar frente al otro, que apunta al cuidado de aquello que es patrimonio del
sujeto.
Este cuidado de aquello que tiene que ver con la constitución subjetiva es un elemento básico de la
ética operante, cuestión que también esta íntimamente relacionada con nuestra práctica (en este
caso, en Estimulación Temprana), no es sin efectos para el bebé o niño pequeño ubicarlo o no de
esta manera.
La verdad es parcial, se pierde al momento siguiente, son trozos, la verdad no es, “es dicha
siempre a medias”1 . Tiene que ver con el lugar psíquico, un lugar no sabido, el inconsciente que
es inagotable y que está estructurado como un lenguaje, que más que dicho por el sujeto al sujeto
lo dirá.
Por esto es que se puede hablar de una eficacia simbólica y en relación a esto como otro punto de
vista para la búsqueda de la verdad, de manera absolutamente diferente pero donde también hay
eficacia simbólica es en el pensamiento mágico.
Donde no hay, como en la religión, una referencia a algo trascendente a los protagonistas, como
dios o el cuerpo científico en la ciencia. Lo que se pone en juego es la relación entre los
protagonistas. El shamán tiene efectos sobre su pueblo, deja rastros materiales, produce
modificaciones que no son simbólicas simplemente, tienen una traducción. La cuestión es entonces
que con procedimientos que están en relación a lo simbólico (ideas), la eficacia se traslada más allá
de las ideas, en el cuerpo y el parto se produce.
Tiene que ver con el referente, por un lado en la figura del shamán (con la capacidad de llevar a
cabo esta cuestión) y con la comunidad de ideas, ya que fuera de la tribu no tendría efecto.
Sería la verdad en tanto causa que produce efectos. El shamán le proporciona un lenguaje a la
parturienta, donde por medio de esta experiencia los conflictos se actualizan en un orden.
Se puede ubicar que aquí se trata de un mito social, que el enfermo recibe del exterior y en
psicoánalisis se podría decir que se trataría de un mito individual, que el enfermo elabora con
elementos de su pasado. La magia tiene por condición la instantaneidad de sus efectos, pero en
psicoanálisis los tratamientos son prolongados. El shamán le pone palabras, le presta un lenguaje,
el psicoanalista ofrece un lugar vacío donde hacer funcionar el significante. Y así como la
parturienta le tiene fe al shamán, el paciente también al analítico y esto es favorable a los procesos
que se ubican durante la cura.
En relación al médico, ya no es necesario, porque la cura depende allí de un saber ecuánime y
preciso. Freud pone particular cuidado en señalar que se trata, para quien escucha, de deshacerse
de todo tipo de expectativas y de eliminar toda reflexión. Importa subrayar que este señalamiento
permite separar al psicoanálisis del campo médico, dado que la voluntad de curar es algo también
a evitar. La curación se sitúa en la experiencia analítica como “un más”, suerte de efecto
secundario, que sin duda es deseable pero que no se trata de buscar.
En las ciencias médicas no hay una pregunta por el sujeto, su práctica se dirige en todo caso al
organismo biológico.
En nuestra sociedad actual, el estatus social que ocupa el saber médico es un lugar privilegiado, y
la mayoría se sientan en el trono de la omnipotencia.
Y algunos padres (de pacientitos de estimulación temprana) reciben el diagnóstico médico casi
como “verdad revelada”, si lo dice el médico es palabra santa, no les queda ninguna duda. Por
suerte, otros no.
Cabe resaltar que estas diferencias se suscitan porque el significante opera de manera diferente en
cada uno, habría que ver qué cosas particulares se ponen en juego en cada uno. Y no sólo desde
el lugar del que escucha el diagnóstico, sino del que lo pronuncia. En fin, cada uno se las arregla
como puede con lo que les pasa.
Pero además, esto sucede porque hay algo del orden del “poder” que se juega, en tanto están
íntimamente ligados a la vida o la muerte. Para ellos la muerte y los grandes trastornos del
desarrollo se vuelven “insoportables” en el sentido literal del término.
Pero, ¿cuál es el punto en que la ciencia deja de ser adecuada? Justamente cuando llega el
momento en que la cuestión es “tratar al sujeto del sufrimiento” 2. El psicoanálisis viene a dar
cuenta de ese sujeto, pero allí el saber no constituye al sujeto.
Fue cuando se constituyó un saber científico en relación a él que se ubicó que no podía haber, a
propósito del inconsciente, un saber científico sobre sus contenidos. Pero esto no quiere decir que
su estructura no sea objeto de ciencia. La verificación del objeto de estudio se realiza por caminos
diferentes.
Seguimos con la cuestión de ¿cuándo la medicina, en el mejor de los casos, le pide ayuda al
psicoanálisis? Y es en esta voluntad de poderlo todo, que la medicina se siente “desbordada”, no
puede cumplir con la función que se le impone y que la legislación le marca. Allí es donde acude al
psicoanálisis.
Ahora bien, sucede también que por el avance tecnológico de la ciencia se suscitan nuevos
desafíos que los enfrentan a situaciones complejas, donde por ejemplo chicos profundamente
deteriorados deben permanecer en respirador quién sabe hasta cuándo ¿Qué hacer? ¿Quién
decide?
Interrogantes que se suscitan en el sentido de cómo en esas situaciones extremas donde está en
juego la vida y la muerte se les hace necesario, como otro resultado del “desborde”, formar un
grupo de trabajo sobre ética clínica, por ejemplo, con cuestiones que los exceden.
Si bien las consideraciones éticas están presentes ya en el juramento hipocrático, los problemas
surgen cuando hay algún conflicto que no depende sólo de su saber.
Pienso que en las cuestiones que exceden al saber médico, si bien hay una “buena voluntad” en
los equipos formados en hospitales, de ninguna manera pueden estar integrados sólo de médicos y
abogados, ya que hay cuestiones que requieren de la presencia de un analista en el equipo, de lo
contrario, quedarían entrampados en su propio saber. Si bien, en sus fundamentos hay una
búsqueda del “bien” del paciente o de la persona, es imposible que puedan acceder a ello en su
totalidad, como pretenden. Ya que el bien que le suponen no tiene nada que ver con el bien del
sujeto.
Algo muy similar sucede cuando investigan, qué pasa cuando la pareja sabe que es portadora de
trastornos genéticos, suponiendo que por el hecho de saberlo influiría en la elección de la pareja. Y
de hecho no fue así, en la mayoría de los casos cada persona se quedó con la pareja que tenía.
Porque esa elección del sujeto no pasa por un saber en la persona de suponerle “buenos genes”,
pasa por otro lado más complejo y más profundo. Y en relación con esto, aparece nuevamente en
el diagnóstico prenatal muy fuertemente la cuestión de la ética.
¿Abortar o no abortar? Esa no es la cuestión. Se escuchan de fondo los discursos encolerizados de
los eclesiásticos, aunque hoy no tanto.
El tema es que el desarrollo de la investigación científica está en condiciones de dar algunas
respuestas acerca del desarrollo embriológico. Pero ningún genetista del mundo podrá ubicar que
esta difícil decisión no pasa tan sólo por el hecho de saber un diagnóstico, sino que, nuevamente,
es necesaria otra escucha, que tiene que ver también con el lugar que ese hijo ocupe para esa
familia. Entonces cada sujeto podrá “escucharse” y decidir. El hecho de saber el diagnóstico por
supuesto que es importante, pero a partir de allí se despliegan cosas que escapan al saber médico.
Habrá que ver en cada uno cómo opera esto, la cuestión esencial no pasa por una masificación de
la información, sino por una mirada subjetiva de cada caso en particular.

Etica y deontología
Si bien fui nombrando algunos puntos importantes en este recorrido, en lo que se refiere a la
práctica, ¿qué elementos específicos nos brinda el psicoanálisis para construir una posición ética
en estimulación temprana?
Como primera cuestión se podría ubicar que el eje de abordaje se orienta a la constitución de un
sujeto de deseo. Esto implica un lugar y un posicionamiento frente al otro, que no es cualquiera y
que es operante. Uno podría decir que “se parte de un deseo de hacer un bien allí donde” a lo
médico le es imposible. El saber científico no puede cubrir la falla del niño. ¿Para qué lado
caemos?
Si deseamos caer para el lado del psicoanálisis, esto implica una ética que tiene que ver con la
demanda del deseo y su proceso de constitución subjetiva concomitante.
El tema es que a través de esto se abre un espacio para el sujeto, donde le era negado por un
saber “lo que se ignora en el destino de un niño más allá de su enfermedad”3. Porque lo que
determina la constitución subjetiva no es lo orgánico por sí solo, sino el lugar simbólico, ofrecido por
los padres que se inscribe en el cuerpo del niño. Es a partir de esta posición ética, que nos
atraviesa el eje fundamental donde se articula toda la clínica, y de donde dependen los resultados.
Nos convoca a la pregunta de ¿por qué hacemos lo que hacemos?, y en relación a esto, la
cuestión de la verdad es un concepto central. ¿Por qué? Porque si desde el psicoanálisis decimos
que la verdad está del lado del sujeto, y no del analista, es al bebé al que vamos a interrogar (en
realidad es al lugar simbólico de hijo que escuchamos en los padres y vemos a través de las
acciones del bebé), es en relación a esa búsqueda que nos dirigimos y eso es operante, ya que,
desde otra línea de trabajo, la verdad podría depender del saber del terapeuta, y eso marca toda
otra dirección y otros resultados. Quizás un chico que camina, pero que está recontradesconectado
cayendo del lado de la perseveración reeducativa, por ejemplo.
Cuando nos situamos en la práctica, si bien son importantes los conocimientos de desarrollo
madurativo, de lenguaje, de procesos de pensamiento que nos posibilitan ubicar en qué momento
de desarrollo está el niño, la clave reside en la posición que tengamos frente al saber, por eso es
importante la ética.
Si adherimos que nuestra ética está atravesada por el psicoanálisis, necesito elementos de otro
orden que den cuenta de cómo este sujeto esta construyendo su desarrollo.
Si el fin que se propone para todo tratamiento de estimulación temprana es convocar “la producción
parición de un sujeto de deseo”4, es primordial que éste tiene que ver con la posición de la madre
que se viene jugando desde mucho antes del nacimiento (desde su propio Edipo) y que en estos
primeros momentos se encuentra más del lado del discurso de los padres.
Y es justamente en este lugar donde falla la ciencia positiva (no hay un saber exacto de lo
subjetivo) que el psicoanálisis viene a atravesarnos en la posición ética en estimulación. Pero esto
no conduciría a buen puerto si no es todo el equipo interdisciplinario atravesado por esta misma
ética, cuestión nada fácil pero tampoco imposible, donde sus intervenciones tengan un lugar en
nuestra práctica.

Del dicho al hecho hay mucho trecho


Hoy en día se escucha frecuentemente “nosotros trabajamos en interdisciplina”, pero cuando se
empieza a indagar un poco más, en realidad hay yuxtaposición u homologación de los diferentes
discursos. Es decir multidisciplinariedad, en el mejor de los casos, donde las disciplinas corren en
paralelo al fenómeno clínico.
La dificultad de hacer trabajar la interdisciplina de los diferentes discursos en la práctica está
relacionada con este punto de resistencia que es el punto de la renuncia. Aceptar que no sé todo, y
que este vacío, este interrogante me movilice a consultar a otros. Creo que no todos estamos en
condición de sabernos en falta.
La necesariedad de la interdisciplina en niños con problemas de desarrollo está motivada
principalmente por el “terreno frágil” que posee el niño, que es el de la constitución subjetiva. Esta
fragilidad no está generada por la patología en sí misma, sino por las significaciones que se
generan en torno a ella.
Terreno frágil, terreno complejo, en suma, no se trata de sumar saberes sino de inventar o construir
uno nuevo en función del chico, trabajando en una instancia teórica para que los diferentes
profesionales puedan aportar luego en el interior de la intervención a través de estrategias
concretas.
Resalto entonces el valor de esta mirada interdisciplinaria hacia el bebé y/o niño con problemas del
desarrollo donde si bien se conserva la especificidad de cada disciplina (psicopedagogía,
psicomotricidad, terapia del lenguaje, etc.), a la vez están todas “enhebradas” bajo una misma
posición ética, enraizadas en concepciones del psicoanálisis en lo que respecta a los ejes de la
intervención clínica y compartidos por todo el equipo interviniente que redimensionan básicamente
el lugar desde donde se mira un niño y el lugar desde donde se interviene.
Por último si queremos ubicar lo que nos proponemos en términos de ser eficaz, dentro de este
marco, nuestros resultados tendrán sentido sólo si constituyen un instrumento propio del chico, el
hecho de que hablen, jueguen, caminen, ubicamos que es deseable en el sentido de estar al
servicio de la construcción de un “lazo social”.

M. Margarita Nocetto*

* María Margarita Nocetto es profesora de educación especial, psicomotricista, especialista en


estimulación temprana. E-mail de contacto: maritanocettoedesp2003@yahoo.com.ar

Notas:
1- Expresión utilizada por J. Lacan en varios de sus escritos, donde la frase “a medias” significa
que a través de manifestaciones del inconsciente (sueños, actos fallidos, síntomas) se elude y se
alude a la vez a elementos del orden inconsciente.
2- Se quiere dar cuenta con esta nominación al sujeto específico del que se ocupa el psicoanálisis,
donde el sufrimiento o padecimiento es de orden psíquico inconsciente.
3- Frase acuñada y elaborada en FEPI (Fundación de Estudios para la Infancia) por Elsa Coriat.
4- Coriat, Jerusalinsky, Escritos de la Infancia N° 8, 1997.
Bibliografía:
- Elsa Coriat, Psicoanálisis de bebés y niños pequeños, Ed. De la campana, Buenos Aires, 1996.
- Escritos de la Infancia N° 8, Publicación de FEPI, Bs. As., 1997.
- Apuntes de la Cátedra Ética y deontología, FEPI, 2001.
- Clemencia Baraldi, Jugar es cosa seria. Estimulación Temprana, Ediciones Homo Sapiens,
Rosario, 1999.
- Elsa Coriat, El psicoanálisis en la clínica de niños pequeños con grandes problemas, Editorial
Lazos, Bs. As., 2006.

 http://www.elcisne.org/ampliada.php?id=633

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