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GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Individuo de Número de ta Academia Colombiana de Historia

ARCHIVO EPISTOLAR
DEL

SABIO N A TU RA LISTA
JOSE CELESTINO MUTIS

TO M O n

MINISTERIO DE EDUCACION NACIONAL

Imprenta Nacional
Bogotá, 1949
CARTAS AL SABIO MUTIS

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I CF la b ib lio t e c a g e n e r a l
c. L.. UNIVERSIDCBN-
T P S I- - rr V E N T A PENA­
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GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA


Individuo de Número de la Academia Colombiana de Hiatoria

A-H

ARCHIVO EPISTOLAR
DEL

SABIO N A TU RA LISTA
JOSE CELESTINO MUTIS
/

to m o n

MINISTERIO DE EDUCACION NACIONAL

Imprenta Nacional
Bogotá, 1947
Propiedad registrada conforme a la ley

Copyright, 1947, b y Ministerio de Educación Nacional.

Impreso en Colombia Printed in Colombia

En los Talleres Editoriales de la Imprenta Nacional


MUTISIA CLEMATIS
ln memoriam Josephi Coelestini Mutis, America* summi Botaniei,^ qu¡ Histor'_am
pulcherrimam parat & plurima nova
plantaran Amerieanarum, imprímis Paimarum,
huic Opúsculo communicavit.
Linn. fii.
Í . . W V T O JX9i L -A .

c.BUOtíCA KAtiGiül •Sogclá

NOTA LIMINAR
/ AS doscientas doce cartas dirigidas al sabio Mutis, que se
# i reúnen en este tomo, procedentes de tan diversas la­
titudes y firmadas buena parte de ellas por preclaros
varones, timbre de la ciencia europea y americana, vale decir
universal, constituyen el más claro testimonio de la significa­
ción del sabio hispano-americano en el apasionante mundo cien­
tífico del siglo XVIII.
Iniciase la colección con las únicas cartas hasta ahora cono­
cidas, de la que debió de ser abundante correspondencia con el
sabio Linneo; son las que más honor y estímulo dieron al joven
módico español, a tal punto, que ellas solas bastarían para glo­
rificar al célebre hijo adoptivo y queridísimo del Virreinato
neogranadino.
Rivalizan en efusión y consejo las de aquel otro sabio sueco,
el Profesor naturalista Juan Jacobo Ghan, Cónsul de su país
en el puerto de Cádiz, colaborador eficazísimo de Mutis, pro­
veedor de libros exquisitos que vinieron a enriquecer la biblio­
teca del maestro hasta convertirla en única en su género. Asi,
los demás corresponsales, cuyas misivas iban a buscar al infa­
tigable hombre de ciencia en regiones apartadas del incógnito
Nuevo Reino de Granada, en la desierta Cácota de Suratá, en
los minerales de El Sapo, en Mariquita, en Santa Fe de Bogotá,
convertidos por Mutis en centros científicos de apasionante in­
terés universal. Proceden estas cartas de Estocolmo, de Parts,
de Copenhague, de Berlín, de Madrid, de Cádiz, de México y
Lima, Quito y Cuenca, de tántos lugares, en fin, donde el na­
turalista contaba con apasionados seguidores.
Las cartas oficiales, tan abundantes a partir de 1783, el año
inolvidable de la instalación de la REAL EXPEDICION BOTA­
NICA DEL NUEVO REINO DE GRANADA, atestiguan cómo Es­
paña estimó, estimuló y apoyó de tántas maneras el logro total
10 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

de la obra del sabio, a la que circunstancias diferentes hicieron


finalmente imposible.
No pueden estas breves lineas de introducción dejar sin ligero
comentario lo que pudiera llamarse “idilio científico” entre el
Mecenas inmortal y el discípulo amado. Francisco José de Caldas,
desbordante de ternura, de angustia científica, de gratitud, dejó
en sus cartas al maestro el mejor testimonio de su propia per­
sonalidad en términos de sinceridad y verdad inimitables. Junto
a la emotividad de Caldas camina la reposada reflexión de Pom-
bo, el otro protector, cuyas cartas a Mutis revelan una de las
más apasionantes personalidades de la aristocracia criolla, tan
dada al cultivo de las humanidades.
Reitero en este lugar mi gratitud por quienes en tantas mane­
ras han colaborado en mi laboriosa tarea de recopilar estos do­
cumentos, que dan claro testimonio de la valia humana y cien­
tífica del inmortal José Celestino Mutis. En el lugar respectivo
del texto aparecen sus nombres y la expresión de su ayuda.
Debo al Profesor Armando Dugand, Director del Instituto de
Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, el dibujo de la
"Mutisia Clematis”, que adorna este libro. Expreso mi agradeci­
miento a don Jorge ¡mis Arango, Jefe de la Sección de Cultura
Popular y Publicaciones de la Dirección de Extensión Cultural
y Bellas Artes del Ministerio de Educación Nacional, quien ha
tenido a su cuidado, por mi ausencia en España, la edición del
presente volumen.
Como el tomo primero, éste no puede, en manera alguna, ser
definitivo. Confio en que los hombres de ciencia a cuyas manos
llegue esta colección, y que se interesen por la que constituyó
la más completa personalidad científica de la España del siglo
XVIII, aporten nuevos documentos que deben encontrarse en
archivos y colecciones privadas, asi de Colombia como de Espa­
ña, Francia, Suecia, Alemania y los demás países hasta donde
irradió el prestigio y la amistad de Mutis.
G. H. de A.
CORRESPONSALES EXTRANJEROS
1.—De un facsímile).
Viro Clarissimo Experientissimoq.
DD. J. C. Mutis
s. pl. d.
Car. Linné.
Datas a te die 24 Septcmbr. 1764. literas, ante octiduum
rite accepi et magnopere ex his excitatus et exhillaratus
fui; continebant autem illea pulcherrimam iconem Corticis
Chinae, una cum foliis et Floribus, qui flores a me antea
numquam visi, veram dedere ideam Generis rarissimi,
quam inde longe aliam accepi, quam e figuris Dni. Con-
damini. Pro his ómnibus a (sic) singulis gratissimam men-
tem reddo.
Si in posterum me tuis beare non grave ducas, oro quod
titulus epistolae inscribatur Societati Regiae Scientiarum
Upsaliae et tum eas habebo certissime, et quidem absq.
impensis; pro hac tua ultima debui solvere tabellarlo in-
tegrum ducatum belgicum.
Hisce diebus primum typum subiit Systematis Naturae
editio nova, quae fere duplo auctior erit prioribus. primus
tomus continet ultra 6000, animaba et sic in ceteris; spero
hanc editionem intra annum fore absolutam. Si habeas
quidquam, quod augeat hanc collectionem quaeso justo
tempore communices et videbis ad singula honorificam
tuam mentionem factam. Literas has mitto sub involucro
ad D. Pellman, cum nesciam alias qua via ad te certe de-
ferantur, cum meas te non accepisse praeter ultimas, ex
tuis video.
Theam gam alo vivam et forte unicus ac primus in tota
Europa.
14 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Rhabarbarum verum officinarum est meum Rheum pal-


matum, quod jam alo in horto.
Acteam cimicifugam etiam accepi, quae telerrima om-
nium, viribus gaudet repellendi prae ómnibus delectis,
summis.
Viro Clarissimo
DD. J. C. Mutis (1)
“B osquejo H istórico y Estadístico del Ja rd ín Botánico de M adrid,
p or don M iguel C olm eiro, P rofesor y D irector del m ism o Ja rd ín .”
M adrid. Im p re n ta de T. F o rta n e t—1875.

2.—De una copia).


(Fragmento correspondiente al 10 de abril de 1769).
“¡Utinam redires salvus in Europam! Video, ex datis,
quod redeas plantis et earum observationibus ditior nummis

(1) La tran scrip ció n latin a y la traducción que sigue han sido hechas
p or el joven h u m an ista colom biano don José M anuel R ivas Sacconi.
C arlos L inné saluda al ilustrísim o y expertísim o varón, el señor doc­
to r José C elestino M utis.
O p o rtu n am en te recibí, hace ocho días, tu carta fecha el 24 de
sep tiem b re de 1764, y fui en alto grado em ocionado y alegrado por
ella: contenía, en efecto, un bellísim o dibujo de la corteza de quina,
ju n to con hojas y flores. Estas flores, que yo n unca había visto a n ­
te rio rm e n te , m e dieron una idea v erd ad era de este rarísim o género,
m u y distinta de la que me había form ado p o r las fig u ras del señor
C ondam ine. P o r todas estas cosas y por cada una en p a rtic u la r, te
quedo p ro fu n d am en te agradecido.
Si en ad elan te q u e rrá s seguir favoreciéndom e con tus cartas, te
ruego que el ró tu lo venga dirigido a la R eal Sociedad de C iencias de
U psala: así las recib iré con toda certeza, y adem ás, lib res de gastos;
p o r la últim a tu y a tu v e que p ag ar al correo n ad a m enos que un
ducado b e lg a .
E n estos dias ha en trad o en p ren sa una nueva edición del System a
N atu rae, que re su lta rá casi dos veces m ás ex ten sa que las an te rio re s.
El p rim e r tom o contiene m ás de seis m il anim ales, y así sucede en
los dem ás. Espero que esta edición quede term in ad a an tes de u n año.
Si tienes alg u n a cosa que au m en te esta colección, te pido p o r fav o r
q u e m e la com uniques en tiem po oportuno, y v erás hecha honorífica
m ención de tu nom bre en cada caso.
Envío esta carta en sobre dirigido al señor P ellm an, p o rq u e ignoro
p o r qué otro cam ino te pueda lleg ar con seguridad, pues veo p or
tu carta que no has recibido las mías, con excepción de la ú ltim a.
C ultivo viva "theam gam ”: acaso soy el único y el p rim ero en toda
E u ro p a .
En verdad, el ru ib arb o m edicinal es m i “R heum p alm átu m ”, que yo
cultivo ya en m i ja rd ín .
T am bién recib í el yezgo que a h u y en ta las chinches; esta planta,
la m ás te rrib le de todas, parece gozar con sus e x tra o rd in a ria s p ro ­
piedades de rep eler, p o r encim a de todas las elegidas.
A l ilustrísim o varón
el señor doctor José C elestino M utis.
CARTAS AL SABIO MUTIS 15

Craeso. Utinam te in hac vita liceret semel coram intueri


quasi e paradiso reducem. Certe, si redisses, auderem His-
paniam tui causa petere, nisi senium prohiberet et instans
fatum .” (1)

Citada por el sabio M utis en su ca rta de 27 de m arzo de 1783, al


Excelentísimo V irrey Caballero y Góngora. Véase en el tom o I de
esta obra, bajo el núm ero 18.

3.—De un facsímile).
Viro Amicissimo, Suavissimo Candidissimoq,
DD. J. C. Mutis.
Botánico solidissimo et acutissimo. S. pl. d. Car. Linné.
Datas a te d. 6 junii 1773 his diebus rite accepi, nec
umquam gratius per totam vitam, cum ditissimae erant tot
raris plantis, avibus ut plañe obstupescebam.
Gratulor tibi nomen immortale, quod nulla aetas um­
quam delebit. Has die nocteq. per hos octo dies volvi et
revolví; exultavi quoties novae se sistebant plantae num-
quam visae.
Pl. N? 21. Mutisiam dicam. Numquam vidi magis sin-
gularem plantam. Herba clematidis; Flos
syngenesiae. Quis umquam audivit florem
compositum caule scandente, cirroso (?),
pinnato in hoc ordine naturali.
61. Quomodo e vestra America Siblhorpia per-
venit in Angliam et Lusitaniam?

(1) “ ¡Ojalá volvieras salvo a E uropa! P o r tu s cartas veo que re g re ­


sarás, con plantas y las observaciones que sobre ellas has hecho, m ás
rico que el mismo Creso con sus tesoros. O jalá en esta vida m e fu era
dado verte personalm ente siquiera una vez, ah o ra cuando tornas
como del paraíso . C iertam ente, si volvieras, p o r causa tuya, m e a tr e ­
vía a em p ren d er un v iaje a España, a p esar de lo que m e io im piden
la vejez y la m u erte que no puede ta r d a r!” . (2)
(2) La traducción es del señor p resbítero, m ás tard e A rzobispo de
Quito, señor González Suárez, en su adm irab le libro M em oria H istórica
sobre M utis y ia Expedición B otánica de Bogotá en el siglo pasado.
(1782—1808). Q uito. 1888, página 90.
16 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

83. Lobelia quomodo ¿acta e columna.


110. Qualis flos sit divinare nequeo.
143. An Siblhorpiae species? florem rite extrica­
re nequeo.
8. Artemisia an? flores masculos non video.
123,59. Qualis character singularis fructificado (?)
18. Vultur sed qualis cui carnositas gutturis (?)
27. Buuo? (sic).
25. Hirundo pelasgia.
Crocea cristata, alis caudaque nigris, an corvi
species.
24. Corvus? mutisii, singularis cauda.
30. Alauda mexicana.
23. Fringilla cyanea.
20. Trochilus granadensis (sic) .
29. Fringilla autumnalis.
28. Zoxia passerina.
Rescripsi fideliter ad omnes tuas literas; doleo quod non
pervenere.
In his missis no reperi genera 1. Fernandeziam, Caucho,
Frulex 5, Cavaniam, Alphonsiam, Barnadesiam, Hambur-
gesiam; Frulex 16, Moncale; Suffrulex 19, Pergesiam, Rad.
21, arbor 23 nec Vergilia, Ruizia, Jacquinia, Krament tua.
Tabulae splendidissimae....................
Nihil mihi jucundius erit, quam si potero ulla ratione
inservire popularibus tuis, qui attulere aurum (sic) hunc
tessaurum (sic). Promitto fidem. Wallerius abdicavit pro-
fessionem; loculi sunt cum eo, qui habitat ruri.
Haec tuus totus scripsit 1774, d. 20 maj Upsaliae e museo.
Ne facias nomina genérica ab amicis vel aliis de arte
non meritis; erit enim tempus quod ejusmodi delebit, ut
facile praevideo.

CARTAS AL SABIO MUTIS 17

Si umquam posses obtinere florem e Bulfarino peruviano,


ut genus inde obtineri posset, rem faceres ómnibus Medicis
desideratissimam.
Quaeso ne obliviscaris.
A Monsieur ,
Monsieur J . C . Mutis
Docteur en Medecin.
á S. Fe de Bogotá. (1)

4.—De una copia en inglés).


(De Carlos Linnco, hijo).
(Sin fecha).
El 10 de enero del presente año (1778), el más fatal día
para mí, he perdido a mi amado padre. Su fuerte contex­
tura se había debilitado en los dos últimos años a causa
de tres ataques de parálisis, muriendo por fin a causa de
retención de orina, que terminó en gangrena. Nada pudo
venir a suavizar mejor el sentimiento de un hijo así pri-

(1) C arlos Linné saluda a l am icísim o, am abilísim o y sincerísim o


varón el señor doctor José Celestino M utis, solidísim o y agudísim o b o ­
tánico.
He recibido pun tu alm en te en estos días tu carta fecha 6 de jun io de
1773, con m ayor gusto que nunca en toda m i vida, pues contenía una
riqueza tal de plan tas ra ra s y aves, que m e he quedado com pletam ente
pasm ado.
Te felicito por tu nom bre inm ortal, que n ingún tiem po fu tu ro podrá
borrar ^
En los últim os ocho días he exam inado, a l derecho y al revés, de
día y de noche, estas cosas, y he saltado de alegría cuantas veces a p a ­
recían nuevas plantas, nunca vistas por m i.
Plantas: N° 21. La llam aré M utisia. Jam ás he visto una p lan ta m ás
ra ra : su y erb a es de clem átide, su flo r de sin g en esia.
¿Q uien había oído h a b la r de una flo r com puesta con
tallo trepador, zarcilloso, pinado, e n este o rd en n a ­
tu ra l? ,
61 ¿He qué m an era ha llegado la S ib lh o rp ia desde vu es­
tra A m érica h asta In g la te rra y P ortugal?
83. La lobelia de qué m anera está hecha en form a de
colum na?
110. No puedo ad iv in ar de qué flor se tra ta .
143. ¿Acaso es de la especie de la S iblhorpia? No puedo
conocer bien la flo r.
8. ¿Acaso será la A rtem isia? No veo las flores m ascu­
linas’
Cartas a M u tis— 2
18 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

vado de tal padre, como la contemplación de aquel tesoro


de raras y hermosas plantas que tú habías destinado para
él. No puedo describirte la grata sensación con que en este
verane realicé la tarea de examinarlas. Olvidé por algún
tiempo la amargura de mi pena, y casi me olvido de mí
mismo. Me faltan palabras para expresarte mis agrade­
cimientos. Yo quisiera que algún día pudiera testimoniarte
mi gratitud con hechos. Muy feliz seré si tú me permites
heredar tu amistad con mi padre.
Dejé de lado toda otra ocupación para terminar el estudio
de sus especies, y todos los días me dediqué a su investi-
123. 59. ¿Qué carácter?, p ecu liar fructificación.
18. B uitre, pero ¿cuál que tenga tal carnosidad en el
cuello?
27. ¿El buho?
25. La golondrina pelásgica.
Con la cresta dorada y las alas y cola n eg ras. A caso
es de la especie del cuervo.
24. ¿C uervo , “m u tisii”, cola p ecu liar.
30. A londra m exicana.
23. F rin g ilan g o de color azul celeste.
20. R eyezuelo g ran ad in o .
29. F ringilango de otoño.
28. “Z oxia” de g o rrión.
C ontesté p u n tu alm en te a tus cartas; m e duele que no te h a y an lle ­
gado. _
E n tre las cosas enviadas no he encontrado los siguientes géneros:
1 ..............................
M agníficas son las p in tu ras: 1 ..............................
N ada m e será m ás grato, que serv ir en alguna form a a tu s conciuda­
danos, quienes h a n ap o rtad o este áureo tesoro. Te doy m i palabra,
W allerius ha dejado la docencia; él tiene las cajas, y vive en e l cam po.
Te escribe esto q uien es todo tuyo desde el Museo de U psala, a 20 de
m ayo de 1774.
No hagas nom bres de géneros de los de tus am igos o de o tras p e r­
sonas que no tienen m erecim ientos en esta ciencia; en efecto, v e n d rá u n
tiem po que los b o rra rá del modo que fácilm en te preveo.
Si alguna vez lo g raras conseguir una flo r del Bulfarino peruano, de
m an era que se pueda o btener la sem illa, h aría s una cosa m u y deseada
p o r todos los m édicos. Te ruego que no lo olvides.
A l señor
D on José C elestino M utis,
D octor en M edicina.
S anta F e de B ogotá.
Traducción del latín, por el erudito y joven humanista colombiano
don José Manuel Rivas Sacconi.
NOTA—En el reverso de esta carta h ay una lista de 146 nom bres
de p lan tas y anim ales. A los núm eros de esta lista rem iten los conte­
nidos en el texto de la c arta.
Transcripción del facsím ile por el doctor José Manuel Rivas Sacconi,
de Bogotá. Tan preciosa carta fue publicada por el botánico don Miguel
Colmeiro, en el apéndice de su libro “Bosquejo Histórico y Estadístico
del Jardín Botánico de Madrid”. 1875.
CARTAS AL SABIO MUTIS 19

gación y admiración. Te envío un catálogo de todo, como


mi padre lo acostumbraba hacer, el que espero tendrá tu
aprobación. Díme si debo hacerlo de otro modo. Estaré
siempre dispuesto a servirte. De lamentar es que nos ha­
llemos a tan gran distancia uno de otro, pues se requiere
un año o más para recibir cualquier comunicación. En este
espacio de tiempo los productos naturales pueden apenas
escapar de recibir perjuicios de los insectos, como ha suce­
dido ahora a varias de tus especies. Nuestro amigo el señor
Gahn, quien estuvo este verano en Upsala, me ha prome­
tido facilitar nuestra comunicación.
Este año he preparado un Supplementum al Systema Ve-
getabilium, en el cual encontrarás tu nombre como descu­
bridor de muchas plantas raras. Registro tus plantas como
sigue, por ejemplo, bajo Datura arbórea, Mutis Amer. en.
MSS. Fase. 2 tab. Te enviaré este pequeño trabajo.
He cultivado una hermosa planta este año en mi jardín.
Es una especie de Hedysarum de Bengala. Esta planta tiene
un movimiento espontáneo en su follaje, que parece que
fuera voluntario. Tú conoces que varias partes del cuerpo
vegetal, especialmente aquellas expuestas a la impregna­
ción, son tan sensibles al tacto que manifiestan cierta clase
de movimiento. Tú sabes también la movilidad de algunas
clases de Mimosa y Oxalis, así como la Dionara muscipula,
proveniente del contacto de algún cuerpo extraño o de la
agitación del viento. Pero la planta en cuestión no se afecta
por ninguna de las dos causas. Bien al aire libre, o en
cuarto cerrado, espontáneamente mueve sus hojas, bien en
un sentido o en otro, una, dos o más a la vez, no todas al
tiempo, ni todas en una dirección; y esto sucede estando
el aire sereno, habiendo nubes o lluvia. No ha florecido
todavía, pero lo espero en el curso del otoño, y si produce
semillas te enviaré algunas. La planta requiere gran calor.
Hazme el favor de hacer llegar mi agradecimiento al
señor Escallón (1) por las hermosas plantas que me envió.

(1) Don A ntonio.


20 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Sírvete presentarle también mi saludo a tu más hábil mi­


neralogista, mi digno amigo el señor Ruiz (1). Con fre­
cuencia recuerdo sus agradables charlas en Upsala, y aho­
ra estoy aprovechando todo lo que él me enseñó. Espero
que él no me haya olvidado. Poseo una colección de mine­
rales, pero no muy abundante, de esa parte de América. El
puede fácilmente, si quiere, enriquecer mi colección.
Sir James Edward Smith. A selection o í the correspondence of
Linnaeus and other naturalista. London, etc., 1881, pp. 535 a 537, t. n .
Traducción del inglés por el General Luis F. Lesmes, de Bogotá.

5.—Dzl original).
Don José Mutis.
Muy señor mío:
El señor don Clemente Ruiz, su amigo y recomendado de
vuesamerced, pasando por aquí para proseguir hasta mi
patria, la Suecia, me ha procurado el gusto de conocerle
y darle algunas instrucciones y cartas que tal vez no le
serán del todo inútiles en su viaje y propósitos. He visto
los regalos que lleva de su parte de vuesamerced a nuestro
Linné, que le serán más gratos que todos los demás tesoros
que nuestra codicia sólo suele traer de la» Indias. He visto
su carta por el dicho caballero, y admirado de ver el nom­
bre de este mi anciano maestro y amigo conocido y querido
en un cielo tan lejano, no he podido refrenar mi deseo de
conocer por mí mismo el defensor que bajo de la misma
línea ha logrado el sistema del filósofo del Norte, y de ofre­
cerme a sus órdenes en cuanto valgan mis facultades en
este pueblo, adonde, por ahora, asisto como Cónsul de
Suecia.
He sido un discípulo celoso de Linné, y, aunque otros
cuidados y ocupaciones me han después de parte hecho....
gir a Flora, siempre me ha quedado el mismo cariño por
ella, que suele unir a sus amantes.

(1) Don C lem ente.


CARTAS AL SABIO MUTIS 21

Tengo dos hermanos que han quedado más fieles en el


estudio de la Historia Natural, el uno en la botánica y el
otro en la mineralogía.
Don Clemente los conocerá en Suecia, y traerá tal vez
sus memorias hasta Santafé. Por mí, no sé cuánto tiempo
me podré quedar en Cádiz; pero por su padre de vuesamer-
ced, siempre me podrán llegar sus órdenes, y cuente vuesa-
merced que en cualesquiera parte, siempre me encontrará
vuesamerced pronto a ejecutarlas con la mejor voluntad,
con lo que quedo rogando a Dios guarde su vida los años
de su deseo.
Cádiz, febrero 10 de 1774.
Beso la mano de vuesamerced, su seguro servidor,
Juan Jacobo Gahn. (1)
Archivo Nacional. Bogotá. Archivo Anexo. Historia, tom. 28, fols.
747 y 748.

(1) Como testim onio de la acogida que en Suecia tuvo el célebre


enviado de Mutis, se publica la siguiente c a rta tom ada de su original:
Señor don C lem ente Ruiz:
Muy señor mío:
Con singular gusto he recibido la m uy ap reciad a de vuesam erced
de 5 del corriente, regocijándom e en sum o grado, no solam ente de
verm e acordado de m i querido y estim ado amigo tal don José C elestino
Mutis, pero aún de v e r que n uestro helado N orte, sea visitado por
m oradores de aquellas rem otísim as cálidas regiones, que vienen a co­
b ra r conocim iento en cosas de la n atu raleza con aquellos varones que
con sus sabias obras tán to la han ilustrado, como h onrado la p a tria .
Reciba, pues, vuesam erced a esta ocasión la en h o rab u en a sobre su
feliz llegada, ¡y haga Dios! vaya todo a m edida de sus loables deseos!
El placer que siento sería aú n m ayor si m e fuese posible e l p o d er p e r­
sonalmente asistir a vuesam erced en el cum plim iento de sus deseos y
fines de su viaje, pero no siéndolo, h a ré cuanto pueda p a ra su p lir esta
falta por las cartas que escrib iré a mis am igos. Sin duda ya h a b rá
llegado a noticia de vuesam erced cómo el señor p rofesor W allerius,
tanto por su avanzada edad como p or sus achaques, se ha dim itido de
su profesión, pero ha sido reem plazado p or u n no m enos h áb il sujeto,
el señor profesor B ergm an, m i antiguo y especial amigo, q u e ju n ta ­
mente con su principal estudio la quím ica, posee un no com ún p ro ­
fundo conocim iento de la h istoria n a tu ra l y sus dilatadas p artes, asi­
mismo la física, las m atem áticas y la astro n o m ía. A unque yo esté m uy
persuadido que el celo que este caballero profesa p o r e l adelantam iento
de las ciencias, y su n a tu ra l buen corazón no le h a rán p e rd e r ocasión
alguna en que pueda ser de provecho a vuesam erced, con todo esto
le suplico en la inclusa (que vuesam erced será servido re m itirle ) que
haga todas sus fuerzas p a ra serv ir a vuesam erced en cuanto pued a.
La platina y el dibujo que vuesam erced m e ha traíd o de p a rte de don
José C elestino Mutis, será vuesam erced servido e n v iar a casa de m i

UNIVERSIDAD CENTRAL
CONTROL DE BIENES

'< & y
22 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

6.—Del original).
C.ádiz, abril 6 de 1776.
Don José Celestino Mutis.
Santafé de Bogotá.
Muy señor mío:
Deseos de primero ver cómo saliera don Clemente de su
empeño y proyectos, me han detenido de corresponder a
su muy apreciable a vuesamerced, hasta que, ahora, con
este nuevo minero mismo, puedo darle a vuesamerced las
gracias de ella, y por su boca, más bien que con ésta, ha­
cerle a vuesamerced saber mis deseos de complacerle y de
hallar ocasión en que demostrar la opinión que tengo de sus
m éritos.
Le miro a vuesamerced como el primer filósofo que tal
vez en todas las Indias españolas haya vivido por más tiem­
po establecido, y aunque los nuevos descubrimientos que
sucesivamente hace deben servir a vuesamerced de mucha
satisfacción, y lisonjearle de ser el restaurador de las cien-

señora la viuda de A n d rés P lom gren y C om pañía, que vive ju n to a la


Plaza del H ierro, pues la dicha Casa m e la h a rá en cam in ar, pero en
caso que vuesam erced ya haya ido a U psala y llevado las dichas cosas
consigo, podrá vuesam erced darlas al señor p ro feso r B ergm an, selladas
en un bulto o paquetillo, a fin de que m e las en v íe. De este puerto
salen todos los años uno o dos navios p a ra la C hina, y suelen casi siem ­
p re ab o rd a r a Cádiz p a ra p roveerse de p lata.
Estos navios suelen por lo com ún salir a fines de diciem bre o p rin ­
cipios de e n e ro . En caso que vuesam erced resuelva serv irse de esa
ocasión p ara v olver a E spaña, será m en ester en tiem po y p o r vía
del señor M inistro de España, en esa C orte, solicitar del S enador
Conde C arlo s F ederico de Scheffer, que es uno de los directo res de la
actu a l C om pañía de Indias, una licencia p a ra que p erm ita el dicho p a ­
saje, ya que la Com pañía ra ra s veces suele p e rm itir se tom en p asajeros
a su b o rd o .
D entro de algún tiem po av isaré si uno o dos navios irá n a la China,
y si to carán en Cádiz. Infinito m e a le g ra ré de v e r a vuesam erced
en esta ciudad, pero espero lo g rar ta l gusto en e l c o rrie n te d el verano,
h abiendo resuelto ir a Stockolmo, y puede ser a U psala, p a ra co n su ltar
los médicos sobre una debilidad en las p iern as q u e m e im pide de a n d ar
bien, aunque p or lo dem ás goce de p erfecta salud. E n tre tanto, p ro ­
c u ra ré los libros que vuesam erced se se rv irá conducir a n u estro amigo
don José C elestino, y le escrib iré una ca rta que m e a le g ra ría poder
en v iarle p or m edio de vuesam erced a n tes de su p a rtid a .
Dios g u ard e a vuesam erced los m uchos y felices años que deseo.
G o th en b ü rg y m ayo 14 de 1774.
Beso la m ano de vuesam erced, su m ayor y aficionado servidor,
Claudio Alstroemer
Archivo Nacional. Bogotá. Archivo Anexo. Historia, tom. 28, fols.
743 y 744. ,
CARTAS AL SABIO MUTIS 23

cías en aquellos reinos, no obstante, le considero bastante


mortificado de vivir tan distante de este centro de las artes,
y privado de comunicación más inmediata con los filósofos
europeos. En verdad que aquí en Cádiz bastante ignoran­
tes somos, y de poco podemos servir en este asunto; pero
si en algo juzgare vuesamerced mi inutilidad conduciente,
le suplico de ocuparla con toda satisfacción que, por lo que
aquí no se sabe o no se puede, no faltarán buenos corres­
pondientes en otras partes.
Mucho me alegraré que don Clemente saque la utilidad
de su viaje que se ha intentado, y por su ánimo y aplicación
se ha merecido. Es lástima que no haya este sujeto tenido
ocasión de estar algún más tiempo y con más quietud junto
a los nuestros. Pero en cuanto entiendo, lleva instrucción
bastante para lo principal de las fundiciones. Y, así, espero
que logren vuesasmercedes buen fin a su proyecto.
El poco tiempo que pasó don Clemente en Suecia me
frustró, lo mismo que a mis hermanos, de poder serle tan
útiles como lo hubiéramos deseado, y no le dió tiempo de
tratar nuestros eruditos, ni de conocer bien aquella tierra,
ni de tener gusto de aquella caminata. Mayor fue la ale­
gría de Linné viéndole venir con tántos y tan curiosos re­
galos. Mi hermano me lo ha ponderado, y es regular que
así fuese. Este maestro de la botánica acaba de dar otra
edición de su Sistema, aumentada principalmente de las
yerbas recién descubiertas en el Cabo de Buena Esperanza
y otras partes de las Indias. Las de vuesamerced no pueden
menos de entrar en este número.
De los dos amigos de mi noción que vuesamerced desea
saber, el uno es el que está en la Berbería como Cónsul de
Inglaterra, y el otro, Alstroemer, vive en Suecia, siguiendo
el comercio. Se ha casado con la heredera más poderosa
que tenía todo el Reino, y en esto ha tomado tánto gusto
al oro, que ya no se acuerda ni de las ciencias ni de sus
amigos.
Me alegraré que ésta le halle a vuesamerced con perfecta
salud, y que sea durable. Espero que Ínterin me ocupe
24 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

vuesamerced en cuanto fuere de su agrado, pues celebraré


toda ocasión en que demostrar las veras con que soy su
afectísimo y seguro servidor,
Juan Jacobo Gahn
Archivo Nacional. Bogotá. Archivo Anexo. Historia, tom. 28, fols.
768 y 761.

7.—Del original).
Stockolmo, en Suecia, 15 de abril de 1778.
Muy señor mío:
No há mucho que le mandé a vuesamerced una de nues­
tro Linné, el hijo. Aquí, inclusa va otra de otro célebre bo­
tánico de ésta, señor Bergius, que habiendo oído hablar de
su mucho mérito de vuesamerced, me ha solicitado el intro­
ducirlo a ser conocido de vuesamerced. Es hombre de estu­
dios, muy distinguido y mérito generalmente celebrado, y,
así, no necesitará otra recomendación para con vuesamer­
ced. Espero que vuesamerced lo verificará; y me sirve de
mucha vanagloria el poder establecer alguna corresponden­
cia entre los eruditos de mi patria, y el que más estimo de
los doctos de España. Ya se murió el viejo Linné. Sé que
lo sentirá vuesamerced, como lo sentimos todos, tarde ten­
drá su igual; pero su hijo quedando con gabinete, manus­
critos y la instrucción más inmediata, hará lo que podrá,
por mantener la claridad de aquel nombre, y si me atrevo
decirlo la Presidencia de aquella ciencia. A mí me va bien.
A fin de este año estaré de vuelta en Cádiz, deseoso de re­
cibir sus órdenes.
Tengo gran deseo el saber que haya bien logrado el tra­
bajo de don Clemente, a quien suplico de vuesamerced mis
finas memorias.
Soy siempre con la más firme voluntad y estimación de
vuesamerced, su más atento servidor que su mano besa,
Juan Jacobo Gahn (1)
Archivo Nacional. Bogotá. Archivo Anexo. Historia, tom. 28, fol. 739.

(1) Véase, b ajo el nú m ero 4, la anunciada carta de Linneo, hijo .


CARTAS AL SABIO MUTIS 25

8.—De una copia).


(Fragmento, al parecer del Cónsul Gahn).
Se desea una colección de diferentes semillas, de yerbas,
plantas y flores del reino y provincia de Santafé, y si puede
ser de otras partes de la América Meridional, las que o no
sean conocidas o sean raras en Europa.
Es preciso vayan no sólo bien puestas, condicionadas y
defendidas en una o más cajitas con su inscripción y se­
paración; pero también acompañadas con la descripción de
su naturaleza y calidades; y del modo y tiempo de su siem­
bra, plantación y cultivo con respecto a las diferencias del
clima. Si se puede lograr el envío de alguna planta viva
en naturaleza de la que se merezca mayor curiosidad, mu­
cho se estimará. Este encargo va de parte de un amigo del
señor don Juan Marsili, profesor público de botánica de
la Universidad de Padua, cuya huerta suministra ya las es­
pecies más raras con poca o ninguna diferencia de las de
París y Viena, y otras celebradas. Y desea este amigo dar
un tributo de obsequio al dicho señor profesor en una pren­
da de su mayor agrado. Por lo que consideraría como favor
más distinguido, si se pudiera añadir algún otro artículo de
historia natural que llamare la atención.
Cádiz y junio 16 de 1778.
A. Federico Gredilla, ' Biografía de José Celestino Mutis, con la Re­
lación de su viaje y estudios practicados en el Nuevo Reino de Granada”.
Madrid. Establecimiento Tipográfico de Fortanet. 1911. Fágs. 274 y 275.

9.‘—Del original).
Cádiz, 12 de marzo de 1784.
Señor don J. C. Mutis.
Santafé de Bogotá.
Mi estimado amigo y señor:
Ha sido para mí el gusto más exquisito el recibir su carta
de vuesamerced del 31 de octubre pasado, con la grata no­
ticia de su bienestar y perfecta salud de vuesamerced, y
ver que se acuerda vuesamerced de un amigo que verda-
26 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

deramente lo merece por el afecto y estimación que a vue-


samerced tiene. Me alegro infinito de que prosiga vuesa-
merced con salud y fortuna en su estado y empleos, y no
menos de que conserve vuesamerced siempre aquel loable
anhelo y afición al estudio de la historia natural, como el
más digno por su objeto de la alabanza del Creador, como
el más ameno por sus inocencias y gusto en los descubri­
mientos, y como el de todos los estudios que más pueda
contribuir a su renombre y gloria de vuesamerced, por su
talento ya adquirido, y por el fértilísimo campo en que se
halla de cosas nuevas y curiosas. Me servirá de mucha
complacencia que vuesamerced me instruya como promete
del plan que sigue en sus perignaciones y pesquisiciones, y
de la protección y fomento que S. M. C. se sirve dispen­
sar para este fin. Sabía que en el Perú hay una cuadrilla
de viajadores por el objeto de la historia natural, y que se
disponía otra para el Reino de Méjico, pero ignoraba que
se hubiese dispuesto alguna cosa igual para encargo en me­
jores manos que las de vuesamerced, y todos los que amen
la ciencia se alegrarán. Mí empleo y ocupaciones y lo in­
grato de esta ciudad, para todo lo que es estudio e instruc­
ción, me ha hecho perder de vista y olvidar la mayor parte
de lo que supe de la ciencia; pero me ha quedado la misma
afición y celo por su adelantamiento; y por esto mismo, me
servirá de doble gusto si puedo servir a vuesamerced de
algo en sus correspondencias literarias y las noticias que
desee dar u obtener de lo que en esta parte pasa en las dos
diversas partes del mundo que habitamos.
No he recibido carta alguna de vuesamerced durante la
guerra, ni encargo de mandar alguna a los amigos de Sue­
cia. No sé si en las diferentes ausencias que he hecho estos
años a Madrid y otras partes, hubiese venido alguna carta
de su parte de vuesamerced a mi casa; pero nadie se acuer­
da de tal cosa, y así creeré que no; y sería lo mejor si qui­
siere vuesamerced mandar copias de las que escribió a Linné
el hijo y a Bergio.
CARTAS AL SABIO MUTIS 27

Tengo que dar a vuesamerced la infausta noticia de que


dicho joven Linné ha muerto tres meses há; lo siento como
amigo que fui suyo desde la niñez, e igualmente por la
ciencia, porque desde un par de años se había aplicado con
doble esfuerzo a la ciencia, hizo un viaje en Europa en que
aprovechó mucho, y encaminaba de todos modos a llenar
el lugar de su padre. Ya comprende vuesamerced que pido
una copia de su carta de vuesamerced para este difunto,
sólo en la suposición que contuviese cosas de ciencia, que
fuese lástima que quedasen en olvido.
Bergius, que uno de estos años fue Presidente de la Aca­
demia de Stokolmo (empleo que se muda cada tres meses),
vive y está bueno, y no se alegrará poco de saber de vue­
samerced. Le mandé por mi hermano memorias y las plan-
titas que vuesamerced me remitió inclusas en la carta.
Creo que tiene ya flor de su nombre. Pero siempre agrade­
cerá su amistoso obsequio de vuesamerced, y no dejará de
escribir pronto.
No sé quién obtendrá el empleo de Linné en la Academia
de Upsala. Creo que un tal Tunberg, sujeto digno de todo
aprecio. Este Tunberg y un tal Sparrman han hecho estos
años próximos pasados, unos viajes literarios, el uno a
Java e Islas de Indias Orientales, el otro al Cabo de Buena
Esperanza y tierras australes, adonde han descubierto in­
finidad de cosas nuevas en todos los reinos de la naturale­
za. Siento que sus descripciones de viajes estén escritas en
sueco. Así que salga algo de ellos en latín o francés, no fal­
taré en mandárselo a vuesamerced.
Ya ve vuesamerced cómo procuro alabar a mis paisanos.
No en este tiempo han dejado las otras naciones de adelan­
tar igualmente en ciencia. Los viajes australes de los ingle­
ses y un botánico francés que ha visitado las Indias Orien­
tales, han producido muchas novedades y noticias curiosas,
pero confieso que no he leído nada de ellos, sino por recen­
siones en los jornales literarios, y así ni puedo apreciar ni
referirlo.
28 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Me alegro que haya vuesamerced igualmente abrazado el


reino mineral, pues esto le abre a vuesamerced nuevo cam­
po para descubrimientos. En esta parte tenemos hombres
de primera instrucción en mi tie rra . Bergman, profesor en
Upsala, está tenido en toda Europa por uno de los mine­
rálogos y químicos más juiciosos que haya. Scheele, un bo­
ticario, es talvez el químico más sagaz que haya hoy en el
día en Europa. Omito muchos otros, para nombrar a un
hermano mío, don Juan Theoph. Gahn, que tiene la reputa­
ción de ser muy profundo en este estudio. Este, desde que
estoy en Cádiz....................
Archivo Nacional. Bogotá. Archivo Anexo. Historia, tom. 38. (oís.
774 y 775.

JO.—Del original).
................. de los interesados, por empeño de mi propio
honor, y atendiendo a la intervención de vuesamerced.
Y del mismo se hallarán otros que tomarán gustosos
semejante encargo en sí, que no pide más que buena vo­
luntad y correspondencia algo dilatada en los países ex­
tranjeros.
Voy a dar las noticias y recados que vuesamerced me
encarga a los amigos de Suecia, que estarán ansiosos de
tener cartas de vuesamerced. Me parece que la regla de la
Academia de Upsala prohíbe recibir algún miembro sin
que haya dado alguna memoria a su acta. Y así, hasta
que vuesamerced verifique ésto, no se podrá elegir, aun­
que me consta el deseo que tienen de tener a vuesamerced
por suyo.
Con los libros irán las cuentas bien. He recibido estos
días Rpta. 5355,2 maravedíes de a 16 quilates de Magarola
por cuenta de vuesamerced.
Procuraré mandar una muestra de la quina que ahora
se reputa mejor.
Tengo en casa el cacao que vuesamerced se sirvió man­
dar de regalo, y vamos a laborarlo para probar este pro­
ducto de ese reino, haciendo grata memoria del dador.
CARTAS AL SABIO MUTIS 29

La Academia Médica Gaditana es la mayor pamplina po­


sible. Todo compuesta de lo peor que hay aquí, y ha ser­
vido de risa a todos los instruidos. Amigo, no hable vue-
samerced de la enseñanza, estas academias y de este país.
Todo está en peor pie que nunca, créalo vuesamerced, y
todo es culpa de los que mandan, porque poder hay so­
brado en el gobierno y fondo y habilidad bastante natural
en los que obedecen, para reformarlo todo, pero se piensa
en otras cosas, y deja de andar. Si tiempo y humor no fal­
tan, hablaremos algún día más de esto. Ahora no tengo
lugar para más, que de asegurar a vuesamerced de mi
fino, constante afecto con que soy siempre su afectísimo,
seguro servidor y amigo,
J. J. Gahn
Archivo Nacional. Bogotá. Archivo Anexo. Historia, tom. 28, fol. 777.

11.—Del original).
Cádiz, 29 de octubre de 1784.
Señor don José Celestino Mutis.
Santafé de Bogotá.
Amigo y señor:
He recibido días há la siempre muy apreciable del 2 de
julio, celebrando su buena salud de vuesamerced, y agra­
deciendo infinito su amistad y finas expresiones. Yo estoy
bueno.
Por fin llegó el navio que ha traído el primer envío de
libros de Suecia, y los mando con la misma ocasión que
ésta, incluyendo aquí una lista raciocinada de ellos. Mi
hermano promete de enviar con otra ocasión inmediata,
acta upsal y algunos otros.
Por un librero conocido (que no es Casis) he mandado
por las obras de Jacquin, Plumier, Busman, Roenyofu, etc.,
que vuesamerced nombra, y algunos de mineralogía que
mi hermano ha indicado. .
30 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Hallándome aquí con la acta, aedd. Holmensis, por es­


tos años pasados, se las mando a vuesamerced, aunque
estén en sueco, habiendo traducido algunas memorias to­
cante a la historia natural, para que vuesamerced vea el
método en que se escriben, y se divierta con estas nove­
dades literarias.
Con esto mismo verá vuesamerced que las descripciones
que ha mandado de Bergia, Sparrmania y Fhunbergia, son
bien aplicables de poner en dicha acta, y no dudo que así
lo hagan. Y si vuesamerced gusta mandar alguna más a
aquella academia, ve vuesamerced el estilo de ellas. Entre
tanto, me persuado que la Academia se apresurará de lla­
mar a vuesamerced para miembro suyo, y siempre será
bueno que se acuerde vuesamerced de ella, cuando se hace
algún descubrimiento nuevo. No conoce también lo que
es menester para ser miembro de la Academia de Upsala,
pero como me vienen la acta, que son en latín, lo verá
vuesamerced en extenso. Me parece muy bien el asunto de
las hormigas, y ya que se desgració la primera memoria
sobre el particular, me parece hacia vuesamerced muy
bien extender otra, añadiendo lo que vuesamerced después
ha descubierto en el particular, que seguramente será bien
recibido de los literatos europeos.
Con los libros va una coleccioncita de plantas Lapóni-
cas, de parte de mi hermano. No hubo tiempo de ponerles
los nombres; pero como va igualmente Flora Lapónica de
Linneo, le es vuesamerced más que fácil de ponerlos, y
puede ser objeto de curiosidad por la gran diferencia del
suelo natal de ellas al que vuesamerced ahora habita.
En el suplemento Plaut. del joven Linné verá vuesa­
merced los Jhumbergia Sparrmania antes nombradas, del
mismo que la Gahvia que es mi Gramen, en memoria de
una disertación de mi hermano. Fundamenta agrostogra-
phia, que se halla en el tomo 7 de Amvenit, pero que man­
do separado, por amor de las figuras. La de materia mé­
dica es de un tío mío.
CARTAS AL SABIO MUTIS 31

Aquí no se ha hallado un solo libro de los que vuesa-


merced pide o pudiere serle agradable, ni mi Planisferio
tampoco. Que todo ha sido menester pedirlo de fuera.
Cuente vuesamerced siempre con mi mejor voluntad en
obsequio de vuesamerced, y que no perderé ocasión en re­
mitirle los encargos que me haga, cuanto sea posible eje­
cutarlos, y que lleguen los que hago de fuera. De Suecia
me ofreció mi hermano las últimas obras de Jacquin, y
las dejé por caras, pero ahora la he encargado a Francia
por ser más cerca y pronto, según espero el recibo.
Estimaré infinito alguna más luz sobre la historia de la
platina e del mismo que el envío de piedras, si se puede
proporcionar. Si mi hermano mayor, que es químico, no
fuera ya establecido y condecorado, con el empleo de Con­
sejero, en el honorable Consejo de Minas de Hoctehen, se­
guramente le persuadiría a hacer viaje a América, a oca­
sión de los maestros que el Ministro piensa mandar allá.
Tengo uno u otro libro bueno mineralógico en sueco,
como la Historia del Fierro, por Rinman, la Mineralogía
de Cronfhedt, la Química de Scheffer, etc.; pero no los
mando por el idioma. He pedido la de Cronftedz (que es
una obra excelente), en francés, y si hay traducciones de
las otras, las mandaré, igualmente.
Como tal vez útiles en sus peregrinaciones, le mando a
vuesamerced el mapa de la costa de California, y el de
Mr. Bonne, de la Nueva España.
Me parece que Linné nombró una planta por el apellido
de vuesamerced, tan merecedor a ello, pero no la hallo en
la última Mantissa, ni en otra parte. Dígame vuesamerced
la causa, y si en caso todavía queda a algún maestro la
obligación y gusto de tributar a vuesamerced este debido
obsequio. Y en este caso, dígame vuesamerced en qué cla­
se vuesamerced desearía por preferencia tener su memo­
ria guardada, o señáleme vuesamerced una planta nueva
de su gusto. Se entiende que esto es asunto que se guarda
con sigilo entre nosotros.
32 v
GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Thunberg todavía no ha publicado su obra sobre los des­


cubrimientos de su viaje. Ni Sparrman el segundo tomo
de la suya, que debía contener descripciones científicas.
El primer tomo es más bien una relación de viaje, y no
creo que haya traducción de él. Este Sparrman parece que
va ahora como Secretario del Gobernador de la islita San
Bartolomé, que los franceses acaban de cedernos entre las
Antillas, de modo que se hallarán vuesasmercedes ve­
cinos .
Confieso que no sé lo que se ha publicado de otras de So-
lander ni de Torfteo, en punto de ciencia, ni nadie aquí sabe
decírmelo. Aquí lo único que se conoce de aquellos viajes
son las relaciones de ellos, pero los libros científicos, con
las descripciones, son totalmente ignorados.
Para saber lo que pasa en general en el mundo literario,
me parece le sería a vuesamerced agradable de tener algún
buan jornal literario de Europa, como Journal Encyclope-
dique, Mercure de France, o algún jornal inglés. No pro­
pongo los suecos, por el idioma, que aunque estos jornales
no pueden hacer relación sino muy por encima de los libros
que salgan y descubrimientos que se hacen, y que el parecer
del jornalista muchas veces sea errado, no obstante se toma
siempre una idea de las cosas, y se sabe por conjunto lo que
pasa entre los literarios. Así, dígame vuesamerced si gusta
que le mande alguno de estos jornales, y si vuesamerced
los conoce antes, cuál vuesamerced preferiría. Yo tenía an­
tes el de Bouillon, en compañía con un Enviado en Madrid,
que ya no está allá y que lo hacía venir con facilidad. Por
si vuesamerced conociese el plan de semejantes jornales, le
mando algunos tomos de él, como ejemplar de lo que es.
Me puede vuesamerced muy bien dirigir las cartas en
(ilegible), que las recibiré con seguridad. Aunque me pa­
rece también Gómez al comisionado de muy buena volun­
t a , y por él dirijo ésta con el cajón. Ya tendrá vuesamerced
presente, que como a extranjero, no se me puede enviar de
América nada de dinero.
CARTAS AL SABIO MUTIS 33

Celebraré siempre infinito tener sus cartas y noticias, y


repito que puede vuesamerced con toda confianza mandar
lo que guste, en la seguridad que me empeñaré con gusto
en ejecutar sus órdenes.
Deseo a vuesamerced perfecta salud y toda prosperidad,
y soy siempre su afectísimo servidor y amigo que su mano
besa,
J. J. Gahn
Estamos a 4 de noviembre.
(Hoja anexa).
Nota de libros suecos, que están en Cádiz e irán con pri­
mer ocasión:
Acta de la Academia de Stockolmo, desde su principio
hasta el año de 1770, inclusive, y el segundo cuaderno de
1785 (creo haber remitido antes completo todo desde 1780,
pero si faltase algún cuaderno, se mandará avisándolo).
Acta Acad, Upsalensis.
Mantissa Linnei, altera. Cuatro ejemplares según se ha
pedido. (La primera Mantissa se imprimió a fines de la
XIII edición del Sistema, y como esta edición no se halla
ya, falta también la M antissa).
Systema Linnei Veget. Edición XIV (hecha por Murray,
pero se mira como fuese del mismo autor y se estima la
mejor obra).
Suplementun Linnei filii. Dos ejemplares no se han ha­
llado, todos los cuatro que se pidieron.
Linnei Fauna Suecica.
Linnei íter Scanicum.
Linnei iter Olandia & Gotlandia.
Linnei filii Decades (con dobles figuras, para completar
el ejemplar que se ha mandado antes, y parece estaba de­
fectuoso) .
C a r ta s a M u tis— 3
34 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Nota de los libros de Linné no se hallan absolutamente


de compra.
Hortus cliffort. Critica botánica amoenis.
Tom. 4 & 5 iter Westrogothia, pero se verá si con el
tiempo se halla de encuentro para completar la colección,
mientras se pedirá Hortus Cliffort de Francia, de donde lo
ofrecen.
3 Dissertaciones Académicas de Erica Aloe & Medicina
africanorum de Thunberg.
Retzil Fasciculi Obsero. Botan.
Acta Medicotum Suecicor.
Diccionario y Gramáticas de Sahlsteol.
Cronshot, Minesalgeschichte uber das Wesmanlandishe.
Dalkarlische Ertzgebirge. Se manda por singular aprecio
que se hace de las obras de este autor.
P . D. Hallo por fin la Mutisia en el Suplemento Plant.
Linnei filii, con lo cual queda anulado lo que dije arriba
del asunto. (Rúbrica).
Para facilitar el embarque y despacho de los libros, he
usado de la libertad de poner el sobrescrito de la caja al
Excelentísimo e Ilustrísimo señor Arzobispo Virrey. Lo que
Su Excelencia, según espero, disimulará, por ser tan pro­
tector de vuesamerced y de la ciencia a cuyo adelantamien­
to este envío se dirige únicamente. (Rúbrica).
Sobre escrito: Al señor don José Celestino Mutis, Primer
Astrónomo de Su Majestad y Director de la Expedición Bo­
tánica para la América Septentrional.
A rchivo N acional. Bogotá. A rchivo A nexo. H istoria, tom . 28, fols.
diversos.
CARTAS AL SABIO MUTIS 35
-

12.—Del original).
( Carta-Cuenta).
El señor don José Celestino Mutis, en Santafé
de Bogotá, a Juan Jacobo G a h n ........................ Debe:
Por 1 cajón con varios libros, embarcados en
el navio Jesús Nazareno, que tenía de costo en
Suecia ............................................. Rf. 45,24
Gastos en S u e c ia ............................... 4,24

R. 50,—

a 123/8 rpta. pr. R S .............. Rpta. 618,25


Derechos. Gastos hasta a bordo y la
avería pagada al maestre .................. 60,19 679,1

1785. Marzo. 1 cajoncito embarcado


en bergantín La Santísima Trinidad,
con varios pepel y expósitos florum,
cuyo libro c o s tó ........................ Rpta. 24,—
Gastos de embarque, etc.................. 35,15 59,15

Julio. 1 cajón con varios libros ve­


nidos de Francia y embarcados en el
navio La Diana, importan, según cuen­
ta L 2236, 12 rs. a 74 s por peso Rpta. 4835,30
Derechos y gastos hasta a bordo y
avería pagada al m a e s tre .................... 218,11 5054,7

Repta. 5792,32

Cuyo importe he cargado en cuenta corriente con el dicho


señor.
Cádiz, 13 de julio de 1785.
Archivo Nacional. Bogotá. A rchivo A nexo. H istoria, tom . 28, tol. 742.
36 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

13.—Del original).
Cádiz, 29 de septiembre de 1785.

Querido amigo:
Le escribí a vuesamerced con el correo marítimo de este
mes, en respuesta a la de vuesamerced del 18 de mayo.
Pensé aprovechar esta ocasión para escribir largo, pero
salen hoy los navios con una precipitación no pensada, y así
es menester reducirme a tres palabras.
Con el Comandante de la fragata del rey, Santa Tecla,
don Luis Arguedas, íntimo amigo mío, mandó un cajón que
contiene los libros que dice la adjunta nota, y el cajoncito
de insectos suecos, que vino días há de parte de Mr. Paykull.
De los libros encargados a los libreros, no han llegado
ningunos en estos días, ni ha habido ocasión de Suecia.
Los albaceas de Gómez no me han notificado nada más
de lo que le dije a vuesamerced en mi anterior, tocante sus
fondos de vuesamerced en manos del difunto o dinero que
aguarden.
Así que llegue algún libro de los pedidos, se mandará con
primera ocasión a medida que se hallan, sin aguardar que
se pueda juntar mayor número.
Arguedas ha prometido hablar con el Excelentísimo se­
ñor Arzobispo Virrey, y ver que la remisión de Cartagena
sea segura y pronta.
Vuesamerced no se detenga en darme sus órdenes en
cuanto gusto, que ejecutará cuanto dependa de mí con el
mayor gusto, en obsequio de vuesamerced y adelantamiento
de la ciencia que tanto amo. Creo desde luégo, que en nin­
guna parte se hará un uso más fiel y científico de sus des­
cubrimientos, memorias, descripciones de vuesamerced, que
en Suecia, adonde la ciencia se trata con veneración, y el
mérito de los autores con la integridad que se debe, y así le
convido a vuesamerced a proseguir su correspondencia con
CARTAS AL SABIO MUTIS 37

aquella Academia y profesores. Y reitero la insinuación de


algunas semillas para la Academia de Upsala, donde no se
despreciarán.
No hay tiempo para más.
Vala & fave.
Soy siempre de vuesamerced, su afectísimo seguro ser­
vidor,
J. J. Gahn
Archivo Nacional. Bogotá. A rchivo A nexo. H istoria, tom . 28, fols.
740 y 741.

Í'k—Del original).
Cádiz, 15 de noviembre de 1785.
Señor don José C. Mutis.
Mi estimadísimo amigo:
Mis últimas fueron con el correo de septiembre, y a últi­
mos de dicho con el convoy de guerra, yendo mi amigo don
Luis Arguedas, Comandante de la Santa Tecla, encargado
de la carta y del cajón de libros que hubo que mandar. No
dudo que todo haya llegado bien a sus manos de vuesamer­
ced, por haberse encargado con toda eficacia.
Después he recibido la muy apreciable de vuesamerced
del 18 de junio y julio. Celebro su buena salud, y me sirve
de infinita satisfacción de ver su constante amor y celo por
el adelantamiento de las ciencias. Dios le dé a vuesamerced
vida y fuerzas, y buen ánimo para seguir la gloriosa carrera
que con tan singular empeño y buen logro ha emprendido.
Lo que encomiendo a vuesamerced en beneficio de su re­
nombre, es de no retardar la publicación de sus descubri­
mientos, sea por partes en las memorias de academias y
otras sueltas, sea en una obra conjunta, cual vuesamerced lo
está disponiendo. Porque andan otros curiosos y profesores
por todas partes, pescando lo que puedan de nuevo, y no
descuidan en publicarlo luégo, quitando a vuesamerced la
gloria de primer descubridor, como hizo Aubler Sparrman,
está en San Bartolomé, a lo menos no he sabido otra cosa.
38 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

En Jamaica tengo otro paisano, un tal Swart, exactísimo


observador, que ha andado toda la isla, montes, etc. Ha
hallado mucho nuevo que había escapado a Brown, y no
será extraño que tenga cosas comunes con vuesamerced, por
la proximidad del clima. Creo que no tardará de volver a
Europa, y hacer públicos sus descubrimientos de que hasta
ahora sólo se sabe por cartas particulares. Y quién sabe
quiénes más hay por aquellas regiones, así, amigo, apresure
vuesamerced sus noticias, sólo el anunciarlas ahora en un
conjunto le salva a vuesamerced el derecho del primer ocu­
pante. Después hay tiempo para figuras y descripciones
más exactas. Para este fin, me parece que una lista como
la vuesamerced proyectó, y le dije en mi última de todos
los géneros, y aun especies nuevas, para las Memorias de la
Academia, sería muy oportuna, y me alegraré la haya vue­
samerced dispuesto.
Por más diligencias que se hayan hecho por mi librero,
todavía no han llegado más libros de los pedidos a Francia,
pero escribe el librero de París, que no tardará en ir casi
todo lo pedido y que ha juntado de Alemania, Holanda, etc.,
tres o cuatro, parece vinieron días hace en un cajón de
otros libros, pero están en esta aduana sin poderse despa­
char, por un conflicto de jurisdicción que hay entre la In­
quisición y el Consejo, con lo cual hay semanas se halla
estancado todo tráfico de libros extranjeros.
Lo que me han mandado de Suecia tuvo el contratiempo
que el navio arribó con averías en el Categal, y desde luégo
tardará todavía días en llegar. Así, sólo lo que puedo man­
dar ahora es lo que vuesamerced ha pedido de Madrid, lo
cual acabo de entregar a don Diego Lasqueti, según su nue­
va disposición de vuesamerced, para se lo dirija con la pri­
mera embarcación que salga, que creo será la Sra. de la
Popa. Va también la medallita de la Academia, que olvidé
torpemente de incluir en mi última.
No sé, por cierto, cuál es el estilo de los socios si escriben
carta de cumplido a su recepción, los presentes hacen un
discurso, y me parece que no será fuera de camino de es-
CARTAS AL SABIO MUTIS 39

cribir un corto cumplido, o bien en el ingreso de alguna


memoria entrar con un cumplimiento de reconocido.
Mis hermanos tendrán siempre a lisonja su corresponden­
cia de vuesamerced. Enrique está muy entregado a sus que­
haceres y casa, pero el mayor, don Juan Teófilo, se ocupa
mucho en la química, y le tengo por uno de los profundos
que hay. A él he escrito para un dictamen fundado tocante
a la labor de minas de plata por azogue o fuego. No hay
duda en que Born ha publicado muchas experiencias últi­
mamente en favor del amalgama —y parece tiene muchos
partidarios— pero es autor en esto algo sospechado de par­
cial, porque su amo1el emperador se hallaba con sus minas
de azogue de Hungría, muy apurado por falta de compra­
dores, y se puede creer haya habido influjo poderoso. Aho­
ra S. M. Cath acaba de hacer una contrata anual de 10 a
12 quintales de este metal de Hungría, con un íntimo amigo
mío, el Cónsul del Imperio aquí, el cual, por consiguiente,
tiene interés en proteger el nuevo método, o el nuevo apre­
cio que se hace de él. Confieso que no entiendo la materia,
y aguardo para satisfacer mi propia curiosidad el dictamen
de mi hermano, que inmediatamente comunicaré a vuesa­
merced.
Tendré cuidado de verme con Carig y Lasqueti, tocante
los libros pedidos, para que no haya duplicados, lo cual
será inevitable esta primera vez, por estar ya comprados
los que he encargado.
Con las desavenencias que ha habido en la testamenta­
ría de Gómez, y lo que haya gastado Lasqueti, no sé si tie­
nen todavía alguna sobra de fondos de vuesamerced para
remitirme. Vuesamerced tomará las disposiciones en esta
parte, conforme sabe haber remitido anteriormente, y su­
puesto que no puedo recibir dinero de Indias a mi nombre,
como extranjero, será bien se haga a Lasqueti, y que éste
satisfaga las cuentas que le habré de presentar.
No me ocurre a la memoria cosa científica nueva que
anunciar a vuesamerced. Se escribe mucho, pero aquí sa­
bemos muy poco o nada. Los alemanes son hoy en el día

i*'
40 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

muy adelantados en todas las ciencias, y desde luégo, cuan­


do vuesamerced sepa aquella lengua algo corriente, será
muy del caso tener uno de sus buenos jornales literarios,
para ver todo lo que producen sus ingenios.
Los jornales franceses venderán con los demás libros.
No me puede vuesamerced nunca incomodar con su co­
rrespondencia y encargos; los hago con el mayor gusto, por
el afecto especial con que le estimo y se merece, y por
amor de las ciencias, que amo como antes, aunque mi colo­
cación aquí y mis quehaceres me impiden de cultivarlas,
y me entorpecen cada día más en esta parte.
Deseo a vuesamerced perfecta salud y todas las satisfac­
ciones que apetece, y soy siempre su afectísimo, seguro
servidor y amigo,
J. J. Gahn (1)
A rchivo Nacional. Bogotá. A rchivo A nexo. H istoria, tom . 28- fols.
768, 769, 787 y 788.

15.—Del original).
Cádiz, 15 de marzo de 1786.
Señor don José Celestino Mutis.
Santafé de Bogotá y Mariquita.
Mi estimadísimo amigo:
No he escrito desde 15 de noviembre pasado, esperando
con cada ocasión noticias de vuesamerced, y por fin tuve
en un mismo día el gusto de recibir por Lasqueti y Magarola
las dos de vuesamerced de 18 de septiembre y 19 de oc­
tubre .1

(1) (A nexo o riginal a la carta del Cónsul G ah n ).


D el o rig in al.
S eñores don C laudio B e rtra n d y B ellier a Cádiz.
P arís, m ayo 17 de 1766.
M uy señores míos:
A cabam os de re c ib ir el 11 del c o rrien te la m u y ap reciab le de v u e-
sasm ercedes, con fecha de 22 de a b ril pasado, incluso en ella una le tra
de cam bio de lib ras to rn esas 1000.
T ocante a su com isión de vuesasm ercedes de lib ro s de botánica, h e ­
mos, según su orden y p o r cu en ta de vuesasm ercedes, escrito a los
CARTAS AL SABIO MUTIS 41

Lo primero y más que he celebrado ha sido su buena sa­


lud de vuesamerced, e incesantes labores y progresos. Me
puede vuesamerced creer su verdadero apasionado, y así
es justo me informe vuesamerced tan a menudo que pueda
de su bienestar, que nadie celebrará con más fino afecto.
Yo gozo de buena salud, y para aumento de satisfacciones,
he logrado casarme pocos días há con una señorita de Moya,
hija de este pueblo, y ofrezco este nuevo estado a su dis­
posición .
Antes de hablar de botánica, voy a decir, tocante lo que
vuesamerced preguntó en su anterior sobre la opinión de
los suecos del proyecto de Born, que habiéndolo comunicado
con mi hermano mayor, me responde lo que incluyo en tra­
ducción. He encargado el libro de Born, así que, y no ne-
gligiré de comunicar cualquiera cosa que se oiga en el
asunto.
Nuestro amigo Scheidonburg está próximo a salir para
Alemania y Suecia, con comisión de los señores Ministros
de Indias y del Estado, en busca de varios mineros, tanto
maestros y profesores como obreros, para distribuirlos en
varias partes de estos reinos. Si logra buen éxito este pro­
yecto, no dudo que resultará mucho beneficio al rey y al
pueblo.
Dos meses cumplidos há, que llegó aquí un envío de li­
bros de los pedidos en París por mi librero, de que va nota
adjunta; pero por un conflicto de jurisdicción que se ha
suscitado entre el Consejo de Castilla y la Inquisición, so­

amigos de In g laterra, H olanda, e tc ., por los libros que no se e n c u e n ­


tran aquí.
Hemos hecho tam bién un juicio p ru d en cial de su comisión, que h a ­
llamos subir alred ed o r de 8.000 a 8.600 lib ras tornesas, sin com pren­
der en dicha cantidad tre s o bras que son las siguientes:
Ooder Flora B otánica in fol. 14. fasciculi que nos dicen v aler en iel
país 100 libras cada tom o enlum inados, tt 1.400; y sin estar ilum inados,
a 48 libras, poco m ás o m enos, cada uno, tt 672.
Dillenii H istoria M uscorum 4 to . g ran papel, editio originalis Oxonii
1.741, sólo se han im preso 200 ejem p lares.
C arta o rd in ari Real, cuyo valo r es de 250 a 300 tt . , y solam ente
t. 50 Ex. C harta densa et p a ra quam su p eríin e vocant, 450 a 480 tt.
Esta obra ha sido reim p resa en 1763, pero los n atu ra lista s hacen una
notable diferencia e n tre estas dos ediciones, p o r no e sta r ésta ta n com-
42 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

bre el derecho de permitir el despacho de entrada de libros


en España, ni éstos ni ningunos se ha podido despachar
en mucho tiempo, y no será extraño que se estén perdiendo
en la aduana. Por fin, por amistad de los jefes de la adua­
na, y consideración del Comisario del Santo Tribunal, me
han prometido que procurarán entregarme el cajón de vue-
samerced un día de éstos, pero ahora ocurre la nueva difi­
cultad que el cajón con el discurso del tiempo se ha ente­
rrado bajo de otros géneros en los almacenes, y no se halla.
Se está buscando con empeño, y como no hay embarcación
hasta principios o mediados del que viene, espero que se
encontrará y se me entregará para entonces. Vuesamerced
verá que allí viene buena parte de lo que vuesamerced me
encargó últimamente, y de la copia que acompaño igualmen­
te de la carta de los de París, verá vuesamerced las razones
de retardarse otras obras más; no obstante, prometen pos­
teriormente pronto nuevo envío.
Por los precios que se señalan al margen, que son los de
la factura original que copié aprisa, verá vuesamerced que

ple ta como la p rim era , y las lám inas no ser ta n buenas, y con todo,
vale 72 tt.M ille r D ictionarium et iconos ad D ictionnarium se venden
m u y caros, y de dos m an eras ilum inados, y sin ilu m in ar.
Según su respuesta de vuesasm ercedes, señores, pedirem os estas tres
obras en negro o en color. ,
Conocem os el valo r de todas las dem ás obras, p or m ucha inteligencia
en este ram o de negocios.
C om o todos estos libros son a dinero de contado, y que nuestros
amigos correspondientes exigirán de nosotros su im porte, estim arem os
se sirv an vuesasm ercedes hacernos p asar inm ediatam ente el im p o rte
de dicha comisión.
Esperam os que los que le h an dado a vuesasm ercedes esa comisión, no
te n d rá n q uejas que darles, pues irán los libros b ien condicionados,
porq u e nos esm eram os en la elección de los libros que salen de n u e s­
tra lib re ría .
La buena im presión del Dodonei P em ptades S tirp iu m es la de A m -
beres, año de 1616, fol. nos parece su b stitu irla a la de 1581 in 4to.
po rq u e no es cara.
Sucede lo m ism o con la P e tiv e r G azophilacium N atu rae, d el c u a l se
ha hecho una im presión p osterior a 1762, y se dice m uy au m en tad a.
L a carestía de la obra in titu lad a B roun H isto ria N a tu ra l Jam aicas,
procede de que el a u to r no ha podido p ag ar a su tiem po el g rabador
n i im presor, y, p or consiguiente, no le h an q uerido e n tre g a r sino unos
pocos ejem p lares de su obra, pues cada uno de éstos h a guardado por
su p a rte su trab ajo , sin n inguna com unicación después.

Archivo Nacional. Bogotá. Archivo Anexo. Historia, tom. 28, fois.


732 r. y vto.
CARTAS AL SABIO MUTIS 43

esta gente no sobrecargan nada, y llevan todo con loable


rectitud. Con la carta acompaño también unas notas que
mandan de libros de venta, para que vuesamerced escoja;
pues aunque vuesamerced se haya servido conferirlo a mi
arbitrio de pedir lo que me pareciere, haciéndome el cargo
de que vuesamerced sabe mejor lo verdaderamente bueno,
y con lo que va viendo tiene vuesamerced lo preciso, no
se pierde tiempo en dejar a su propia elección de vuesa­
merced lo más que quiera adquirir, en algún modo por su­
perabundancia y mera curiosidad. Así, haga vuesamerced
cuenta de pedir cuanto desea, pero que sin eso será muy
raro el libro que le vaya.
Lasqueti me había comunicado ya la lista que vuesa­
merced le encomendó, y ahora me acaba de entregarla de
una vez, para que en adelante todo se arregle y expida por
mí, lo que haré gustoso en obsequio de vuesamerced. De
esta lista, parte y aun algo más que la mitad, según me pa­
rece, se había encargado a Caris, y está ya aquí en la adua­
na, en el mismo estado de los demás libros, sin poderse
despachar, ni posible sacarlos como los otros, porque no
vienen en cajón separado; y así, si no quiere Dios que los
tribunales se pongan de acuerdo, se quedará allá, y está
expuesto a no poderse mandar con estas ocasiones marí­
timas.
Entre éstos hay, según me aseguran, todo lo de Jacquin,
Buchoz, tres de Burmanno, y algunos otros de poco precio,
de los cuales yo ya le mandé a vuesamerced y tengo aquí
en aduana de la lista de arriba. Siento esta duplicación, que
desde luégo hubiera podido evitar si Lasqueti me hubiera
comunicado su lista cuando la pedí un año hace. Veré de
ofrecer a Garrís o algún otro, que será difícil, los quiera.
Y así veo que le irán a vuesamerced duplicados, y ahora
vuesamerced de ver de salir de ellos por allá. La otra parte
de la nota de Lasqueti dice el haber encargado en dere­
chura a París a correspondiente suyo, y cree que estarán
comprados y tal vez en camino. Entre éstos hay Oederi
flora Halleri Hisps helv., Burmanni Thessaurus y Plumier
44 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Teones, de los traídos o encargados por mí; y así he encar­


gado a Lasqueti escriba y vea si todavía no los han adqui­
rido por su orden, que lo suspendan; y lo demás, que venga
cuanto antes.
Ahora que Caris dará su cuenta con los libros que tiene
en aduana, veremos sus precios y conferenciaremos. Desde
luégo me parece que ponderan sus corresponsales de París
los precios. El hecho lo dirá. En la flora de Ocder, lo veo
claro, porque comprada en Copenhague, no le ha costado
más que 42 pesos, como verá vuesamerced más abajo, y es
notable diferencia a lo que ellos dicen.
Por lo que vuesamerced dice de las obras de Jacquin, me
parece que con lo que mandé antes, y tengo aquí ahora, no
debe faltar a vuesamerced ninguno, pues me imagino que
uno de los dos que vuesamerced ve en la lista adjunta, bajo
el título de Enunural Hispinn, debe ser Ennumeratio siss
plantae Insul. Caribais, porque si no, sería uno mismo du­
plicado, y así tendrá vuesamerced completo cuanto veo ci­
tado de este autor.
Ahora encargo a París —Lo más que haya publicado
Aubler después de su Hist. plant Guianae —herbier de Bu-
lliard— recueil des plantes usuelles —adanson familles des
plantes— hortus Cliffort Linn Memoria de La Landa sur
les passage de Venus.
Vuesamerced observará que las cuentas o precios de Pa­
rís sólo hablan con el costo allá. Después hay que añadir
los gastos de conducción hasta aquí, derechos y gastos de
entrada, y finalmente, la provisión de los libreros aquí. De
esto último no estamos todavía convenidos. Ellos pretenden
10%, sin lo cual no quieren seguir estas comisiones, pues
los libros que traen por su cuenta les valen m ás. Les he pa­
gado hasta ahora en letras sobre París; pero como es me­
nester concluir cuentas con ellos, están ahora formando una
general, que seguirá con el envío de libros. Viendo los pre­
cios de Caris, juzgaré mejor de la pretensión de éstos, y si
debo seguir con ello o nó. Alguna ganancia es menester
CARTAS AL SABIO MUTIS 45

concederles, y ya sabe vuesamerced que aquí nadie se con­


tenta con tan poco como en otras partes.
Adjunto va una nota de algunos libros que me han lle­
gado de Suecia estos meses pasados; y se1expedirán ahora.
Aquellos amigos están deseosísimos de saber de vuesamer­
ced, y no se alegrarán poco con lo que les comunicaré de
estas últimas cartas de vuesamerced. Ellos y yo estaremos
con ansias aguardando los envíos que vuesamerced nos pro­
mete. Y no menos de que se empiece a publicar sus obras.
Tenga vuesamerced presente la lista de géneros nuevos des­
cubiertos de vuesamerced. Con una corta descripción de ca­
racteres generales para la acta Acad. Stockolmensis. No
veo mejor medio de asegurar su gloria de vuesamerced,
hasta que se publiquen sus obras, que siempre será obra
larga, sobre todo estando vuesamerced lejos y Ortega encar­
gado de ello.
Para ahorrar en precios y tiempo, encargué a Copenha­
gue los libros daneses que dice la adjunta nota. Pero con la
desgracia que el navio en que se embarcaron se perdió to­
talmente casi a vista de Cádiz, sin poderse salvar nada. Y
para abundancia de enfado, hubo un viaje sólo de 18 días,
de modo que tampoco se pudo pensar en asegurar. Como
los precios son moderados, es sufrible la pérdida, y les he
vuelto a encargar para esta primavera. Y en contra he
mandado a mis libreros escriban a París que no manden
Ocder de allá, si viene a tiempo la prevención.
Por lo que toca a dinero, estamos convenidos con Lasqueti
para que me pague todo, y dé a riesgo lo que falte por sus
encargos. Al enviar ahora lo que tengo aquí, mandaré cuen­
ta general de todo lo pasado hasta ahora, y quedaremos sol­
ventes. En adelante dispondrá vuesamerced como guste,
advirtiendo que siempre es menester que la partida del di­
nero se haga por español, pues, como extranjero, no puedo
ni recibirlo de América ni darlo a riesgo, o de otro modo.
Lo de Madrid está encargado a Scheidenburg. Mi pre­
gunta sobre si debían venir iluminadas las obras, era reía-
46 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

tiva a la carta de 3 de mayo 85 de París, que le mandé a


vuesamerced. Ahora sé que vuesamerced desea todo de lo
más magnífico.
De Jornales líber., alemanes, creo que Comment Sub.
Gotting es lo mejor y más general que hay.
No puedo ponderar el gusto que recibiría en ver a vue­
samerced aquí con el Arzobispo y Rey, tanto por la satis­
facción de conocer a vuesamerced personalmente, como por
la de tener seguridad de que sus obras de vuesamerced se
publicarían entonces más pronto y mejor, en beneficio de
la amada ciencia. Si esto no se puede verificar sin interrum ­
pir o malograr el viaje a las provincias septentrionales, no
puede vuesamerced hacer cosa más acertada. Pero consi­
dere vuesamerced bien este último punto, si tal vez con el
viaje a Europa podría sobrevenir impedimento a aq u él... .

A rchivo N acional. Bogotá. A rchivo A nexo. H istoria, tom . 28, fols.


790, 791, 785 y 786.

16.—Del original).
Cádiz, 19 de mayo de 1786.
Señor don José Celestino Mutis.
Mi estimado amigo y señor:
Con el correo marítimo del mes pasado le escribí a vue­
samerced en respuesta a su grata de 3 de diciembre, año
pasado. Desde lo cual, carezco de noticias de vuesamerced,
cuya buena salud y prosperidad deseo con fino afecto.
Según costumbre, han retardado todo este tiempo, y que­
dan todavía aquí los navios que salen para ese reino. Pero
me dicen que San Ramón Nonnato está muy próximo a
darse a la vela, y así he embarcado en él un cajón conte­
niendo los libros de que mandé lista con mi anterior. Va
dirigido a don Luis Camacho, en Cartagena, a quien el ami­
go Magarola encarga el más pronto despacho ulterior. Se
ha puesto primero cajón de hoja de lata, según su deseo de
CARTAS AL SABIO MUTIS 47

vuesamerced, y, así, espero que todo llegará en buen es­


tado.
Los libros, como vuesamerced sabe, no pueden entrar en­
cuadernados en España. Y así, como muchos de éstos se han
comprado de lance encuadernados, ha sido menester allá en
París cortar las tapas para evitar la confiscación aquí, pero
como estaban hermosamente encuadernados a la inglesa, y
mejor y más fuerte que nunca harán aquí, he preferido de
mandarlos a vuesamerced tales cuales están con el pellejo
cortado, al de hacerlos encuadernar de nuevo aquí, que
aunque no parece bien, están los libros más fuertes así, y
mejor guardados. Y quede esto mientras en su biblioteca
de vuesamerced como un testimonio de las bárbaras leyes
que todavía en nuestros días escapan a la sagacidad del Mi­
nisterio . A fin que viniendo - vuesamerced a Europa, les
hará mudar las tapas, si gusta.
Como aquí se encuaderna tan mal, se han hecho las de­
más ligar y preparar (o como se llama) en Francia, de modo
que aquí sólo quedaba de poner materialmente las tapas.
Y aquel costo de prepararlos así, que es de 8 a 10 sueldos en
Francia, es el que vuesamerced hallará de aumento en los
precios originales de Francia, de lo que antes ha visto en las
copias de facturas que he mandado.
Burmanni, planta americana que está en la cuenta, no
obstante no va en esta ocasión, porque aunque comprado
en París y puesto en la cuenta de allá, no vino en el cajón,
y vendrá en el próximo envío.
Igualmente hallará vuesamerced un Connoisseme de tenis
(sic) de más, cargado en cuenta, y es que han mandado 87
que vuesamerced ya tiene, y deben en su lugar dar el
de 88.
Por lo demás, me parece que va todo completo.
Para que vayamos de una vez conformes y arreglados en
cuentas, he formado ahora una general de todo lo mandado
hasta este día. Y he hecho hacer una igual general de todo
lo que los libreros me han hecho traer que ambas van ad-
48 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

juntas. Y viene en esta embebida la anterior que le mandé


a vuesamerced. Percibo el saldo de Lasqueti, así como he
recibido lo sobrante de Magarola, mediante lo cual no ten­
drá vuesamerced cuenta sino con Lasqueti.
Todavía los libreros de Cádiz están sin poder despachar
sus libros, pero estos días he procurado armar otra como
la anterior, para ver el modo de despachar los libros que
Caris tiene para vuesamerced en la aduana desde tanto
tiempo. No sé bien si se logrará, y a tiempo, para que vaya
con esta misma ocasión. En el caso de lograrse, quedan mis
gentes encargadas de despachar y embarcarlo, y tendrán
cuidado de avisar a vuesamerced de todo, porque yo me
veo en la precisión, por un asunto de mi nación, de tomar
la posta para Madrid, mañana por la mañana, y así escribo
ésta de antemano, para que se mande con el navio cuando
salga. Mi ausencia no será sino de pocas semanas, por lo
cual vuesamerced no interrumpa nuestra correspondencia,
que tanto yo como los demás de esta casa deseamos siempre
servir a vuesamerced, y mi ausencia no impedirá nada.
En el cajón de libros va un papel con algunos trozos de
la nueva cascarilla gorda colorada, que tanto priva ahora,
para que vuesamerced la compare con la de ese reino.
No me permite el tiempo más hoy, y me repito a la obe­
diencia de vuesamerced con la mejor voluntad, y quedo con
constante afecto su más atento, apasionado servidor y
amigo,
J. J. Gahn
A rchivo N acional. Bogotá. A rchivo A nexo. H istoria, tom . 28, fols.
762 y 763.

17.—Del original).
San Ildefonso, 29 de agosto de 1787.
Señor don José de Mutis.
Mi estimado amigo:
Negocios particulares y obligaciones de mi empleo me
determinaron a nuevo viaje a esta Corte, por el mes de sep­
tiembre del año pasado, pocas semanas después de haber
CARTAS AL SABIO MUTIS 49

vuelto a Cádiz de mi primer viaje, en aquel mismo año.


Pensé que este segundo viaje sería de quince a veinte días,
pero por las imponderables tardanzas y majaderías de esta
Corte y Tribunales, me he visto detenido aquí de mes en
mes, hasta ahora, y temo que todavía tendré que quedarme
algunas semanas. Sé que en este tiempo me han llegado dos
o tres cartas de vuesamerced, que se han quedado en Cádiz,
por la confianza de mi pronto regreso, y para continuarse
por mi casa los encargos de libros que vuesamerced puede
haber hecho; pero me temo que aun en esto haya sido per­
judicial mi ausencia, mayormente habiéndose agregado el
incidente que el dependiente de casa, don Andrés Couhitte,
que solía despachar sus encargos de vuesamerced, se ha
despedido en este intermedio. A mi salida dejé encargado
estrechamente el envío de los libros de Carris y de algunos
que por mi librero y de aquí le estaban a vuesamerced des­
tinados; y pienso se haya efectuado, pero no tengo ni tendré
individual noticia hasta volver a casa. Procuraré entonces
remediar lo que por esta inevitable e inopinada causa se
puede hallar atrasado o confundido.
Ya sabe vuesamerced la pérdida que hemos hecho en este
tiempo del señor Marqués de Sonora, cuya casa y mesa so­
lía frecuentar casi diariamente, y tuve muchas ocasiones de
hablar de vuesamerced y darle el valor y realce que merece
su mérito, y tenía bien concebido aquel difunto ministro.
Su sucesor en lo más importante de su ministerio, el señor
Valdés, me favorece también mucho, y le veo diariamente.
Le he hablado largamente de vuesamerced, y aunque su
mérito no necesita de mi intersección para ser conocido de
este dignísimo ministro, me sirve de júbilo de darle su justo
valor y hacer patente el aprecio que hago de él.
El difunto Marqués estaba a los últimos de su vida más
que nunca embelesado con los mismos descubrimientos que
vuesamerced ha hecho o fomentado de la platina, del Thé
de Bogotá (que él y yo solíamos tomar todas las tardes en
C a r ta s a M u tis— 4
50 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

su casa); y con la nueva quina. Es regular que estas cosas


ahora se entibien algo, a lo menos hasta quitar de en medio
los puntos graves que ahora ocupan principalmente a estos
ministros del gobierno general de estos reinos y su comercio.
No puedo decir a vuesamerced cosa alguna en punto de
ciencias, etc., pues aquí ni veo jornales literarios, ni cosa
alguna que me dé idea de lo que pasa en esta parte en el
mundo. Sólo oigo que la física, química e historia natural
son siempre las ciencias favorecidas, y así no puede vuesa­
merced apresurarse bastante en la publicación de sus des­
cubrimientos antes que le precedan otros, y le roben la glo­
ria que le compete como primer descubridor.
Aquí en España hay también un género de fermentación
en los genios y literatos. El gobierno y cierto número de
ingenios están trabajando en desterrar el pedantismo y las
reliquias escolásticas de las Aulas; pero se encuentra toda­
vía mucha oposición, y me parece aún distante el estable­
cimiento del nuevo orden de las cosas que tánto se nece­
sita.
Vuesamerced tiene aquí un amigo, don Francisco Sobral
(primer médico de Cámara de S. M .), que lo es también
mucho mío, y cura a mi mujer que se halla aquí conmigo.
Sobral era íntimo del Marqués de Sonora, y tiene también
mucho crédito en casa del señor Valdés. Solemos hablar a
menudo de vuesamerced, y dice que aguarda respuesta a
una carta que le escribió a vuesamerced dos años há. Es
hombre capaz, bien visto de todos, y un filósofo en la Corte,
que en cualquiera ocasión se esmerará en promover el mé­
rito y las cosas útiles y bien pensadas.
De Suecia me dicen de cuando en cuando que aguardan
noticias y cartas de vuesamerced. Y a mí me dará vuesa­
merced gran gusto en mantener la correspondencia con
aquellos literatos. Y parece que hubiera vuesamerced acer­
tado en mandar a la Academia de Stockolmo y hacer inser­
tar en sus memorias la lista con muy cortas descripciones
de todas las plantas nuevas descubiertas por vuesamerced,
como se lo he propuesto antes. Porque yo veo que entre
CARTAS AL SABIO MUTIS 51

los literatos hay más celos y envidia que entre los grandes
de los imperios, y quien se descuida le quitan su derecho
con el primor del mundo.
Ya ve vuesamerced que esta carta sólo es para que vuesa-
merced sepa que vivo y le estimo siempre, y no se detenga
en mandarme, que pronto me restituiré a Cádiz y podré de
nuevo ejecutar sus órdenes.
Le deseo a vuesamerced continuada salud y prosperidad,
y que me crea siempre su afectísimo, seguro servidor y
amigo,
J. J. Gahn
Archivo Nacional. Bogotá. A rchivo A nexo. H istoria, tom. 28, fols.
781, 782 y 783.

i S.—Del original >.


Cádiz, octubre 8 de 1788.
Señor don José Celestino Mutis.
Muy señor mío:
Aunque siempre privado de sus agradables noticias, me
permitirá vuesamerced renovarle mi fina voluntad y deseos
por su continuada prosperidad.
Los libreros habiendo recibido algunos de los libros an­
teriormente pedidos y tomos de las obras periódicas y no
acabadas, los remito con ésta al caballero Lasqueti para que
los encamine, juntamente con la nota de su costo.
Dichos libreros reiteran su súplica de que se les dé alguna
razón de los libros que remitieron de su cuenta.
Considerando a vuesamerced sumamente ocupado, no
siendo justo interrumpir sus tareas, no soy esta vez más
largo.
Sino reiterando la seguridad de mi obsequioso afecto, soy
siempre de vuesamerced su seguro, atento servidor que
besa su mano,
J. J. Gahn
Archivo Nacional. Bogotá. A rchivo A nexo. H istoria, tom. 28, fol. *J49.
52 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

19.—De una copia).


Al muy esclarecido y doctísimo varón don José Celestino Mutis,
muy experimentado Médico de Cámara del Virrey del Reino de
Santafé de Bogotá, Botánico muy celebrado, desea mucha salud
Pedro Jonás Bergius, Profesor de Historia Natural y de Phar­
macia en Stockolmo.
Mi paisano don Claudio Alstroemer, Consejero de Chan-
cillería Real, me ha referido cosas muy esclarecidas de ti
manifestándome que avecindado en ese dichosísimo país,
trabajas constantemente con ánimo alegre en promover y
ensanchar la ciencia botánica, habiendo ya hecho muy es­
clarecido tu nombre por prendas tan singulares y grandeza
de ánimo. Y pensando yo en estas memorias con mucha di­
ligencia, juzgué que no sería impropio de mis deseos escri­
birte esta carta, por la que conociese lo mucho que deseo no
sólo lograr tu intimidad, sino también mi debida atención
en ofrecérmete con todas mis cosas, dándote desde ahora mi
mano derecha en señal de la fe con que establezco la nueva
amistad. En esta persuasión, no quise presentarme delante
de ti sin algún regalo. Por lo cual entregué ahora poco al
señor Gahn, Cónsul de Suecia en Cádiz, el libro que acabo
de dar a la estampa, en que se trata de la materia médica
del reino vegetal, encargándole tomase a su cuidado el re­
mitírtelo con la mayor brevedad. Creo que por él conoce­
rás bastantemente que pienso seriamente en perfeccionar
la ciencia botánica acomodada a las reglas de la medicina
y de la farmacia. Y verdaderamente en ninguna otra cosa
trabajo ya con más gusto. Por lo cual también suelo em­
plear todo mi descanso en ir describiendo con la mayor
exactitud las plantas más raras y obscuras, ilustrándolas
con láminas. Este es mi pensamiento, oh varón muy cele­
brado; pero conozco que podré adelante muy poco, si no es
recogiendo en abundancia todos las plantas que necesitan
de semejante ilustración, de las que ya poseo muchas en
número no despreciable, que se irá aumentando en adelan­
te con el auxilio y socorro de mis amigos cercanos; pero
nunca llegará a ser el suficiente si no me valgo de algunos
otros que tomen a su cuidado el conducírmelas desde más
CARTAS AL SABIO MUTIS 53

lejos, y de tierras tanto más apartadas cuanto veo que son


más raras y exquisitas sus plantas y producciones.
Hallándome desproveído y pobre de las plantas de Amé­
rica, y tú oportunamente me puedes socorrer constituyén­
dote mi favorecedor, por cuya generosidad y regalo podré
lograrlas, recurro a tu humanidad, suplicándote una y otra
vez quieras tomar en ti el patrocinio de mi causa, lo cual
te es a ti muy fácil, viviendo y habitando en una región
abundantísima de plantas singulares y exquisitas. Y a la
verdad, quiero que sepas que no tanto deseo estas delicias
por aumentar y hermosear con ellas mi herbario, cuanto
porque de este modo podré lograr la oportunidad de servir
a los deseos y encarecidos ruegos de mis amigos, de tomar
a mi cuidado el gravísimo empeño de continuar la muy
trabajosa obra intitulada Especies de Plantas de mi Gran­
de Maestro Linné, quien há mucho tiempo que juzgó serían
mis hombros capaces de tánta carga. Por lo cual, si no lo­
grare yo hacer una grande colección de plantas america­
nas, sólo me queda el arbitrio de mudar de dictamen, des­
amparando y renunciando de una vez tan grande empresa.
Y por el contrario, si tú, oh buen varón, me socorres con
las plantas de ese país, como puedes hacerlo, y fuere de
agrado esta mi empresa, conseguirás en la realidad que
con la continuación del trabajo me vaya yo adelantando
más, y entonces será para mí ciertamente muy agradable
poder a cada paso manifestar delante del público tus mé­
ritos en la ciencia botánica, y regalarte con un dón seme­
jante las plantas de estos países, o por lo menos abrazar con
una finísima voluntad tu bondad para conmigo. Sólo queda
ya que suplicarte me respondas en primera ocasión.
Dios te guarde y no dejes de favorecerme.
Stockolmo, día 10 de marzo de 1778.
P. S. Cuando quisieres remitirme tus cartas y las plan­
tas, las podrás dirigir rotulándome con mi nombre a don
Juan Jacobo Gahn, Cónsul en Suecia, quien pagará los eos-
54 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

tos y tendrá cuidado de remitírmelos. Tendré a bien que


me escribas en la lengua que quisieres.
G redilla, op. cit., págs. 267 a 269.

20.—Del original).
Cádiz, 6 de julio de 1785.
Señor don José Celestino Mutis.
Santafé de Bogotá.
Mi estimado amigo:
Le escribí a vuesamerced mi última con fecha de 8 de
marzo, con la Santísima Trinidad, acompañando un cajón
con los siguientes libros:
Expositio flo r. Compos.
Flora hisp. de Querr T . 5 & 6.
Flora Yapon. de Chunberg.
Mineralogía de Monnet.
Chimie de Baumé. T . 3.
Con varias cartas de Suecia y el diploma de académico de
Stockolmo.
Desde aquel tiempo y desde el primero de este año, en
que recibí la apreciable de vuesamerced del 2 de agosto
84, estoy sin noticia de vuesamerced, lo que me es muy sen­
sible de temor de que haya habido alguna novedad en su
apreciable salud y bienestar. Espero que no sea ésta la causa,
sino sus muchas ocupaciones, que como dirigidas al bien
público y honor de las ciencias, las veré con complacencia
preferidas al gusto que yo en mi particular recibo de sus
cartas y memoria de vuesamerced. El caballero Gómez,
que medió en nuestra correspondencia, cayó muy malo
muchos meses há, y falleció en el de mayo pasado, pero
tengo amistad estrecha con uno de sus yernos y albacea,
de modo que no creo esto haya causado ni cause extravío
de lo que vuesamerced hubiere escrito por aquel con­
ducto .
CARTAS AL SABIO MUTIS 55

Esta se mandará con la fragata La Diana, y juntamente


un cajón de libros cuya nota va inclusa. Se dirige a don
Lázaro María de Herrera, en primer lugar, y a don Agus­
tín Nyeco (Gneco?), en segundo, para que cuiden de su
ulterior remesa.
Estos libros son los que por fin acaban de llegar del en­
cargo a Francia. Fue menester mudar de librero encargado
en París, pues el primero no cumplió y no respondió sino
confusiones, y ésta ha sido la causa del doble retardo de
este encargo. Seguido a la lista de los libros que se remi­
ten ahora, hallará vuesamerced copia de la nota ulterior
que el mismo librero está buscando y acopiando, y del
mismo de su carta, a la cual he hecho responder que man­
de lo de Oeder y Jaquin, iluminado y asimismo lo de Bu-
choz, pues son de lo que vuesamerced me ha nombrado,
pero los de la postdata de Mr. Regnault & Bullian, que
no los mande hasta que vuesamerced mismo me lo diga
en respuesta a ésta.
Hago poner el cajón lo más resguardado que se pueda
por humedad, y para que estos preciosos libros lleguen en
buen estado; y lo mismo se encarga a los consignatarios en
Cartagena.
Me hago el cargo que recibirá vuesamerced gran compla­
cencia en estudiar esta colección. Pero en el mismo tiempo
le puede servir a vuesamerced de mucha vanidad de ver
que ninguna ha llegado a mayor ni tanta perfección como
vuesamerced mismo, sea en primor de dibujos, sea en exac­
titud de las partes esenciales de las plantas, o ya sea en la
ciencia y perfección de las descripciones.
Tengo en camino de Stockolmo algún libro, cartas que
me remiten para vuesamerced, pero no quiere llegar el
navio para poderlo remitir con ésta. Los amigos de allá
están buenos. No me acuerdo de cosa especial de nuevo en
punto de ciencias. Los rusos hacen varias expediciones
hacia las partes poco conocidas de aquel vastísimo Imperio,
que no dejarán de traer noticias interesantes relativas a la
historia natural. Francia e Inglaterra hacen, cada una, una
56 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

nueva expedición al mar del Sur, con todos los medios posi­
bles de adelantar los descubrimientos, y se puede esperar
que alcancen mucho. Si se añade a esto la expedición del
Perú y la que vuesamerced va a emprender, la del empera­
dor, varias en Norte América, etc., se ve como un género
de fervor entre los príncipes, quien más favorecerá el ade­
lantamiento del conocimiento de nuestro globo y de sus
productos. Pueden, no obstante, consolarse los reyes veni­
deros con que les quedará siempre mucho que hacer en
este punto, y siempre me parece que ahorran mucho en los
gastos de estas empresas, pues se cuenta por mucho un par
de fragatas que arman, o cuatro académicos medianamente
pagados que mandan a estos fines tan útiles y verdadera­
mente gloriosos. Cuando para una guerra de fantasía o
embajada de mera ostentación no se repara en millones
de gastos.

Ya sabe vuesamerced, los botánicos que han estado en el


Perú años há, varios españoles y M r. Dombey, francés. Este
vino de regreso en el último navio de guerra que vino de
Lima, trayendo consigo una rica colección de plantas y
todo género de naturalía. Setenta y tantos cajones. Los
españoles mandaron otro tanto en el otro navio de guerra
que salió junto; pero habiendo sobrevenido un temporal
y averías sobre la costa de Chile, lo primero que aquellos
oficiales comandantes pensaron de echar al mar fueron los
cajones de aquella preciosa colección................ (Se con­
tinúa con otra copia original), no se sabe bien todavía si
todo se perdió, pero habiéndose así desgraciado el objeto
del viaje de los españoles, ha venido orden de partir por
medio con el francés lo que ha traído a buen puerto. Lo
que parece fue convenio hecho antes en caso de desgracia.
Y esta partición se está haciendo estos días. He presencia­
do algunas horas este trabajo; tras muy buenas cosas, las
plantas muy bien conservadas; muchas piedras, y desde
luégo habrá cosas nuevas y dignas de atención. Pero no se
halla hecho todo lo que ofrecía aquella vasta región; ha­
brán faltado medios. Los disturbios que hubo en aquel país
CARTAS AL SABIO MUTIS 57

los impidieron también de internar y caminar bastante.


Lo más se ha hecho alrededor de Lima, en el Marañón y
parte de Chile; y queda desde luégo mucho que ver y exa­
minar y saber de aquellos reinos. No se sabe todavía dón­
de, cómo y cuándo se publicarán estos descubrimientos. Y
siempre estaré a la mira para procurárselo a vuesamerced.
Lo que yo deseo es que vuesamerced llegue a acabar y
publicar sus obras y descubrimientos, y, desde luégo, será
mejor. Si vuesamerced puede lograr de disponerlo de modo
que vaya directamente al impresor y grabador que si vue­
samerced lo manda a la Corte en disposición de Ortega o
cualquiera otro, lo arregle después y lo publique, porque
todos tienen sus fines, y no suele ser raro entre profesores
que uno se quiera atraer el mérito y gloria del trabajo y
descubrimiento del otro.
En el suplemento de Linnei Filii habrá vuesamerced
visto la Gahnía, pero en el mismo tiempo su afinidad con
Schenas; ésta es tonta, que mi hermano me dice que cree
que este nuevo genus vendrá a unirse con el antiguo de
Schoenas. En esta inteligencia si vuesamerced no hubiere
ya mudado destino y nombre a lo que quiso apellidar de
Gahnía, me sería lisonjero que lo dejase vuesamerced sub­
sistir hasta que se aclare bien el punto, para que tengamos
en el mismo tiempo un motivo de vanidad en el nombre, y
un recuerdo grato de amistad del autor.
Adjunto hallará vuesamerced una carta cuenta del costo,
tanto de estos libros como de los mandados antes, por
cuyos importes le he cargado a vuesamerced, en cuenta
representa 5792.28 maravedíes. Igualmente, incluyo la cuen­
ta del librero, para que vuesamerced vea el costo de cada
uno de estos últimos libros separadamente.
Estamos al 12 de julio, y el cajón de libros se halla em­
barcado; parece que el navio sale un día de estos. Yo me
voy mañana a los baños de Bornos, y así cierro ésta, repi­
tiendo a vuesamerced mi fina voluntad y deseos de com­
placerle con que siempre soy, etc.
58 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Somos a 15. El señor Cónsul se marchó antes de ayer


para los baños, y me dejó orden de remitir a vuesamerced
esta adjunta copia por el correo marítimo. La Diana se
hará a la vela entre dos o tres días. Dios la lleve a buen
salvamento, y que vuesamerced reciba sus libros en buen
estado.
Nuestro Señor dé a vuesamerced los años que yo para
vuesamerced deseo.
Beso la mano de V. S. M. A. S.
Andrés Couhitte.
A rchivo N acional. Bogotá. A rchivo anexo. H istoria, tom . 28, fols.
770 a 776.

21.— D el o rig in a l).


Cádiz, 30 de mayo de 1786.
Muy señor mío:
Por la del señor Cónsul verá vuesamerced cómo se mar­
chó para Madrid. El cajón está ya embarcado a bordo del
San Ramón Nonnato, y no espera sino el viento para po­
nerse a la vela, y pienso marchará mañana. Los libros de
Caris (sic) no han podido ir con esta ocasión, pero irán sin
falta con el barco que sigue a éste.
El librero Ravet, por instancias que le hizo al Cónsul,
vino en consentir le mandará a vuesamerced un cajoncito
de libros de que incluyo factura, los que se servirá vender
lo mejor que pueda, y remitir a Cartagena su importe, por
cuenta de Magarola, con encargo de remitírselo con primera
ocasión. Ahora no me queda más sino darle a vuesamerced
mis gracias por el zurrón de cacao que vuesamerced me
hizo el favor de mandarme, y ofrecerme en su obsequio en
cuanto vuesamerced se sirva mandarme, que lo haré con di
mayor gusto y complacencia.
CARTAS AL SABIO MUTIS 59

Mientras le pido a Dios guarde y prospere su vida mu­


chos años, besa la mano de vuesamerced su mejor amigo
y seguro servidor,
Andrés Couhitte

Al Maestre del San Ramón Nonnato se le ha entregado


una medalla para vuesamerced, con encargo de entregarla
a Camacho; conque tenga vuesamerced cuidado de pe­
dirla si se olvidara mandársela a vuesamerced.
Hemos tenido noticias de la llegada del Cónsul a Madrid
con toda felicidad.
Archivo N acional. Bogotá. A rchivo anexo. H istoria, tom. 28, fol. 745.

22.—De una copia).


Señor don José Celestino Mutis.
Muy señor mío y de mi mayor aprecio:
Celebraré ésta encuentre a vuesamerced con la salud que
merece el trabajo honroso en que la emplea; ahora no más,
aunque tarde, doy a vuesamerced noticias de mí, según se
lo había prometido; espero que el doctor Arris habrá remi­
tido a vuesamerced los libros que en Lima había dejado en
su posesión, deseando mucho algunos le hayan gustado.
Como mi intento es adelantar, lo más que pueda, un ja r­
dín botánico de plantas exóticas (el que he empezado ya
con algunas semillas que había traído de América, y las
que diariamente me estoy procurando), espero del favor de
vuesamerced me envíe algunas, que, para no molestar a
vuesamerced, se pueden mandar muy bien en papelitos
encerrados en la respuesta con que deseo me honre, con la
condición de mi parte de enviarle en retorno lo que vuesa­
merced me ordena y sabe se encuentra en París mejor que
en parte alguna.
En un memorial sobre la causa que hasta ahora ha im­
pedido a los europeos, otros que los españoles, el descubri­
miento de la quina en la zona tórrida, que, en agosto pasa-
60 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

do 'leí en la Academia Real de las Ciencias, a cuyo cuerpo


estoy agregado, he mencionado como era justo, que el des­
cubrimiento hecho últimamente de la cascarilla en el Nue­
vo Reino de Granada pertenece a vuesamerced y no a Ló­
pez (1), que no hizo más que copiar los memoriales que
sobre el particular había vuesamerced dejado donde el doc­
tor Escallón (2); se ha aprobado este memorial, y se lo hu­
bieran enviado, así como algunos otros que ha publicado
sobre varios puntos de historia natural, si hubiesen sabido
cómo dirigírselos.
Perdone, señor mío, este corto obsequio en favor del ran­
go distinguido que ocupa entre los sabios; habré recibido
veinte visitas de los botánicos más célebres de la Europa,
no más que porque saben que he visto y conozco a vuesa­
merced; Mr. Smith en particular, inglés, de la Sociedad
Real de Londres, me ha dicho que, tiempos hace, ha escrito
a vuesamerced y aguarda su respuesta con el mayor anhelo;
este caballero es el poseedor de todo el gabinete de historia
natural del inmortal Linné; él desea, parece, verificar con
vuesamerced la parte del herbario de este sabio, en que
figura vuesamerced como el lucero entre las estrellas.
Mr. Dombey, después de remitidas las cosas que ha traí­
do, se ha retirado en su Provincia, cansado, y a lo que pa­
rece casi olvidado del mundo sabio, pues no ha querido leer
aún un memorial siquiera para entrar en la Academia de
las Ciencias; le han continuado la pensión que tenía; Mr.
Lheritier, que es el autor de la obra de plantas exóticas,
está encargado de su herbario; no sé qué partido tomarán
sobre unas quejas que se han levantado en España, por las
que dicen Mr. Dombey se ha obligado a no publicar su
viaje y otra botánica, hasta el regreso de sus compañeros,
que todavía están en el Perú.
Con seis mil libras de renta que me he hecho, son gran­
des las satisfacciones de que gozo aquí; vivo independiente
de todo el mundo, procurando trocar las pasiones tumultuo-

(1) D octor S ebastián José López R uiz.


(2) Don A ntonio.
CARTAS AL SABIO MUTIS «1

sas de la juventud que va pasando, por el atractivo honroso


de las ciencias con que espero corroborar y divertir la vejez
que va viniendo. ¡Ay!, y cuán infelizmente vivía allá, en
medio de la abundancia de todo, del oro que pisaban mis
pies!......... me faltaba, bien lo sabe, aquel alimento igno­
rado del vulgo de los hombres que tuve en Honda mientras
los momentos deliciosos de su dulce compañía.
Perdone, mi venerable señor, lo mal notada que va esta
carta, pues por el poco uso se me va olvidando el español;
y esté vuesamerced persuadido que uno de mis mayores
gustos sería servir a vuesamerced en aquello que quisiese
mandarme; si acaso mi encargo o cualquiera otra cosa pi­
diesen dinero en Cádiz, todo estará puntualmente satisfe­
cho por D. Ingla y Compañía, mercader en Cádiz, que es
mi correspondiente, y bajo de cuya cubierta dirigirá vuesa­
merced la respuesta con que espero me favorecerá.
Permítame aquí mis memorias más sinceras a los señores
Diegos, deseando muy mucho que don Vicente se haya apro­
vechado de la ocasión que quise procurarle desde Mompox;
los cirujanos más célebres de París, a quienes he consultado
sobre su enfermedad, han sido del mismo parecer que yo
sobre la caries de uno de los huesos propios de la nariz, por
una causa venérea. A don Francisco Racines y a todos los
amigos de Honda deseo me ocupen en lo que fueren ser­
vidos .
Repítome a las órdenes de vuesamerced para cuanto se le
ofrezca aquí, esperando ésta no sea la última con que tengo
el honor de entretenerle.
B. S. M. de vuesamerced.
Su más obediente servidor,
Muy señor mío,
Le Blond.
62 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Para que no haya equívoco, estimaré las cartas que se


dirijan en Cádiz bajo la cubierta de D. Ingla y Compañía,
mercader, vayan con el sobre la adereza siguiente:
—A Monsieur Le Blond, Médecin naturaliste du Roy.
Hotel de Belleorn, rué Copeau, prés le Jardin Royal.—A
Paris.
G redilla, op. cit. págs. 128 a 130.

23.—De una copia).


A Copenhague, a 3 juillet, 1799.
Monsieur:
Pendant une voyage que je fis en Espagne l’année passée,
j ’avais l’honneur de faire la connaissance de votre aimable
compatriote M. Zea. La conversation fut bientót toumée
sur les délicieuses contrées qu’il avait quittées, sur l’expé-
dition pour les découvertes en fait d’histoire naturelle en
Méxique et sur son chef dont les talens et les connaissan-
ces inspirent l’amour et la considération de tout amateur
de la Science. J ’ai prié M. Zea de vous faire agréer mes
sentiments d’estime et dévoüment, lesquels je vous réitéres
ici, en vous offrant au méme tems une petite collection de
150 plantes séches pour votre Herbier; quelquesunes d’en-
tre elles sont des nouvelles espéces d’une découverte dans
l’empire de Maroc, d’autres sont des Alpes de Lapponie,
qui doivent étre rares dans votre partie du monde, en fin
d’autres sont des plantes rares du Nord oü si nonullement
décrites que je devais soupsonner qu’elies vous fussent
inconnues. Si elles peuvent servir á augmenter votre collec­
tion et á vous donner ou moment de plaisir au milieu de
tant de charmes et de beautés de Nature, dont vous étes
environnés, je vous prie de les recevoir comme un hommage
qui je deis á votre zéle et á votre attachement desinté-
ressé á une Science, que j ’aime de préférence et qui fait la
base de mon bonheur morale.
Lorsque vous me ferois l’honneur de m’écrire, ayez la bonté
de m’envoyer en méme tems une liste de plantes d’Europe
CARTAS DEL SABIO MUTIS 63

que vous manquent et je ferai mon mieux pour vous les


complétes aussitót possible. Maintenant j ’ai l’honneur
d’étre vu la plus parfaite considération.
Monsieur
vo tre trés hum ble et tres
obéissant serv iteu r,
Schousboe.

M onsieur
le professeur Mutis,
D irecteur de i’E xpédition
á H istoire N atu ré lle en
M éxique (s ic ).

Mon addresse en E urope


M onsieur Boom
Cónsul général de D an n em ark
Cádiz
Pour re m e tte r a M r. Schousboe
A ssasseur de Com m erce
á
C openhague

La dirección del sobre dice así:


A M onsieur
M onsieur Mutis,
Professeur ou de B otaniquc et D irecteu r de l’E xpédition d ’histo ire n atu -
relle ou en M éxique
p a r fo ran de M r. Zea
ou Cádiz.

G redilla, op. cit., págs. 275 a 277.

24.—De una copia).

Mi más estimado y querido señor mío:


Desde que salimos de Santafé formé el proyecto de es­
coger de nuestras colecciones las plantas que me parecieran
las más raras, con el fin de mandarlas a vuesamerced; Po-
payán era el sitio que había elegido para hacerlo con más
despacio, y por consiguiente más exactitud, pero tenemos, o
digamos mejor, nos dejan (los popayanejos) tan poco tiempo,
que no he tenido lugar para eso, y por consiguiente carga­
remos con todas ellas (tres cargas) hasta Quito, cuando de-
64 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

heríamos haberlas mandado desde aquí a nuestro fiel amigo


y compañero de viaje don José de Ayala, para que las uniese
con éstas del río Magdalena.
He visto aquí con e’1 mayor gusto las plantas que nos dio
vuesamerced en los últimos días de nuestra demora en San-
tafé; algunas eran determinadas con los nombres escritos de
la mano de vuesamerced; esas principalmente, con nombre
y todo, las he colocado en el pequeño herbario, adonde las
conservaré preciosamente, ojalá que hubiese más! Ojalá que
pudiese antes nuestra salida para Filipinas salir de las mu­
chas dudas que tengo sobre la mayor parte de las plantas
que vamos colectando todos los días, y sobre una infinidad
de plantas que hacen parte de la inmortal flor de Bogotá;
algunas de estas últimas que acompañan las muchas especies
de Laurus, Lobelia, etc., que nos ha regalado vuesamerced,
nos han intrigado mucho, y nos quedamos con unas dudas
grandísimas que sólo vuesamerced puede levantar. Daré
solamente un ejemplo: verbigracia, la planta número 2017,
la hemos encontrado en el viaje al páramo de Puracé, a 2.000
t. de altura (1); la hemos tenido por género nuevo, y des­
pués, abriendo las plantas de Santafé, nos hallamos con ella;
no puede más esa planta sino ser un género nuevo de la flor
de Bogotá, o al menos una Specie, la cual, por consiguiente,
pertenece a vuesamerced, y como nuestra intención no es
de robar, pediremos cuál es el nombre que le ha dado
vuesamerced, y la descripción de las hojas. Nos ha parecido
la dicha planta pertenecer a la Diandra Trigynia.
Hay una analogía tan grande entre la vegetación de Pu­
racé y esa de Santafé y de Quindío, que por cierto habremos
en este viaje descrito muchas plantas de vuesamerced; pro­
curaré de mandar de todas, si es de su agrado, y con eso se
enriquecerá mi pequeño herbario de plantas bien descritas
y bien determinadas.
Siento de no poder añadir a las plantas siguientes algu­
nos esqueletos más, como, verbigracia, éstas de la Palma de1

(1) La t p arece ser a b re v ia tu ra de tocsa, m edida que equivale a


dos varas y media de B u rg o s.— (N ota de G re d illa ).
CARTAS DEL SABIO MUTIS 65

cera de Quindío, de la Palma de chily, que hemos visto aquí


con flores y fruta, del Bacao del choco, Sp. nov. Tlieobromae,
filamento singulo 4—antherifero, etc., cuánto se alegrará
vuesamerced viendo los esqueletos del bacao!
Mañana pensamos salir sin falta de Popayán; el señor
don Francisco Diago, que nos ha obsequiado en todo, se
queda de mandar a vuesamerced las pocas plantas que he
podido sacar de nuestra colección; me alegraré que vuesa­
merced encuentre en ellas alguna de su agrado, y nos da al­
gunas luces, aunque de lejos; la escallonia que nos había
abandonado en los últimos días de viaje en Quindío, ha
vuelto a parecer en el páramo de Puracé, y cerca de ella un
Loranthus arboreal, el cual, sin duda, es diferente especie
que el de Santafé y Quindío; vuesamerced lo tendrá de po­
sitivo de Quito.
Del señor Barón las más finas expresiones, mil y mil gra­
cias a vuesamerced de la Bonplandia, y todas sus bondades,
no tengo palabras para manifestar la más mínima parte de
mi agradecimiento, y del respeto con el cual tengo el honor
de ser su más afectísimo y apasionado servidor,
Aimé G. Bonpland.
Popayán, el 26 noviembre.
Al señor doctor don José Celestino Mutis a Santafé.
Memorias de mi parte al señor don Antonio Escallón y
al amigo Rizo (1).
N" 2017.................................. 2.3ia. gen. nov?
1911. Coceocypsilum?
1982 .................................. pol. Sia. he buscado en to­
da la polandría del alma­
cén, y no he hallado nada
que conviene con esa planta.1

(1) Don S alvador Rizo, como ya sabemos, e ra p rim e r d ib u jan te de la


F lo ra de S antafé y m aestro de los d e m á s.— (N ota de G re d illa ).

C a r t a s a M u t is — 5
66 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

1859 .................................. Staminum filamenta septem


basi in membrana coalita!
1833 .................................. octandría decagynia!
1860 .................................. dioecia arb.
000 .................................. poligamia? flor. Bogot. g.
nov.
Leenia .............................. fruct. echinato.
L e o n ia .............................. an Sp. flor. Bogot.?
0000 .................................. planta de Sta. Fe nobis in-
determinata.
1906 .................................. florem non vidim.
........................................... Caspi de Popayán. au
Rhus?
........................................... au Phyllantus?
1905. Embotrium.
........................................... Laurus tigricida flo r. Bo­
got. an Nectandra Sp. nov.
........................................... Guadua 6. Sia. Styl. us-
que ad dimidium trifid. ( )
En la primera descripción
no habíamos visto de un
modo bien claro el estilo,
y por fortuna el día que
nos separamos de los gua­
dales hallé un bosque con
flores, y vimos en ellas el
pistilo en todas sus partes.
............................................ Dorstenia?
............................................ Mutisia ......... me alegra­
ría muchísimo. Si esta es­
pecie había escapado al se­
ñor Cavanilles, a los perua­
nos y a vuesamerced.
............................................ Brathis ........... Certé cum
gen. braconvenit, et mihi
S p . nov.
............................. ............. gramínea de Bagá, es la
planta la más commune
CARTAS DEL SABIO MUTIS 67

que hay en las cercanías de


la laguna (la más de los
Bagueños).
He añadido los números y las notas en la esperanza que
vuesamerced nos hará el favor de hablarnos de estas plantas
en alguna carta. Si quiere vuesamerced algunas de mis ma­
las descripciones, yo se las mandaré sin vergüenza, tenien­
do la esperanza de levantar mis errores.
Hemos encontrado el género Norantea de Aubl., cier­
tamente es un árbol.
........................................... dioecia.

G redilla, op. cit„ págs. 285 a 288.


CORRESPONSALES ESPAÑOLES
Y AMERICANOS
r

/
25.—De una copia).
(Fragmento).

La situación de Popayán es deliciosa. Una campiña ri­


sueña y variada, bella vegetación, clima templado, el true­
no más majestuoso que jamás se ha oído, las producciones
de los trópicos al frente de las cimas nevadas de los Andes
y de bocas que vomitan humo y aguas sulfurosas: esta mez­
cla de lo grande y de lo bello, estos contrastes tan variados,
que la mano del Todopoderoso ha sabido colocar en la más
perfecta armonía, llenan el alma de las más grandes e inte­
resantes imágenes.
Los habitantes de esta ciudad tienen una cultura mucho
mayor de lo que pudiera esperarse, pero mucho menor
de lo que ellos se imaginan. Aquí todos recetan, porque
han leído a Tissot; todos saben química y física, por­
que han visto el Espectáculo de la Naturaleza. Por lo
demás, es muy débil el amor a las ciencias de que tánto
se lisonjean estos habitantes. Ninguno ha querido acompa­
ñarnos en nuestras excursiones difíciles, ni nos ha pregun­
tado el nombre de una planta ni de una piedra. Ninguno
ha examinado las maravillas que tiene alrededor de sí,
tales como las bocas del volcán, su altura, su situación, bien
que esta reprensión puede hacerse a toda la América.
A pesar de esto, me satisface mucho ver aquí buenas dis­
posiciones, una efervescencia intelectual que no era cono­
cida en 1760, deseo de poseer libros y de conocer los nom­
bres de los hombres célebres, una conversación que rueda
sobre objetos más interesantes que el nacimiento de ca­
lidad.............
Todo esto forma un buen augurio; pero temo mucho que
no pase de aquí, si no se muda enteramente el plan de edu­
72 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

cación, si no se les hace entender que no se puede aprender


todo en dos días, y que vale más saber poco, como se sepa
bien. Nuestro espíritu es como el agua, que pierde de pro­
fundidad a medida que se extiende por el terreno. Por lo
demás, la física, las ciencias, que faltan a todos los ameri­
canos, no pueden echar raíces profundas sino en una ge­
neración robusta y enérgica. ¿Qué se puede esperar de unos
jóvenes rodeados y servidos de esclavos, que temen los ra­
yos del sol y las gotas de rocío, que huyen del trabajo, que
cuentan siempre con el día de mañana, y a quienes aterra
la más ligera incomodidad? Estos jóvenes no pueden dar
sino una raza afeminada e incapaz de los sacrificios que pi­
den las ciencias y la sociedad.

De una c a rta del B arón de H um boldt a M utis, fechada en P opayán


el 10 de n o v iem b re de 1801. E n esta m ism a carta, según lo an o ta el
doctor F lo ren tin o Vesga, hab lab a H um boldt e n térm inos excepciona­
les del d o cto r F rancisco José d e Caldas, el ilu stre sabio colom biano.
“L a E xpedición B otánica” por F lo ren tin o Vesga. Bogotá, 1936. V olu­
m en 48 de la “Selección S am per O rtega”. Págs. 60 y 61. Un fragm ento
de esta c a rta fue tam b ién publicado p or el m em orable alem án H erm an n
A. S hum acher, en su excelente “V ida de C aldas”, pero le a trib u y e como
fecha la del 20 de noviem bre. Este mism o a u to r tra n sc rib e el elogio
de Caldas, que el sabio H um boldt dejó consignado en su D iario, con
fecha 15 de noviem bre.
“E videntem ente, C aldas es u n a m a ra v illa en astronom ía; desde hace
años tra b a ja a q u í en la oscuridad de u n a ciudad rem ota. El m ism o h a
arreg lad o sus in stru m en to s p a ra las m edidas y observaciones: o ra tra z a
m eridianos, o ra m ide latitu d es. ¡C uánto p o d ría re a liz a r sem ejante
hom bre en u n país donde se le p ro p o rcio n ara m ás apoyo! H ay, pues,
por esta S ur A m érica una an sia científica com pletam ente desconocida en
E uropa, y h a b rá a q u í g ran d es transform aciones en lo p o rv e n ir.”
(L a trad u cció n es del señor M anuel Paz U., p a ra la céleb re re v ista
“P o p ay án ”) .

26.-—De una copia).


Boianicorum Principi Praenobilissimo Doctissimo Viro Domino
Coelestino Mutis.
S. Pl. D.
Carol. Ludov. Willdenow,
Prof. Botan. Berol.
Per jam longum tiempus viam quaesivi, qua ad te litte-
ras darem ut tecum clarissime vir commercium litterarium
inirem sed conatus votis haud favebant. Nunc demum mag­
CARTAS DEL SABIO MUTIS 73

na cum voluptate ex litteris amici mei carissimi Dom. de


Humboldt video te libros botánicos desiderare occasione hac
utor tibique cistabi libris novis botanicis plenam mitto ut
Ínter nos commercium litterarium atque mutua commutatio
rarum naturalium oriretur. Ego occupatus fuisse editione
nova speticsum plantarum in qua omnia hucusque nota
vegetabilia indicabo. De hac editione jam 5 partes sunt
editae usque at classem diadelphianei intra spatium mensis
prodibit 6 pars continens classes diadelphia et polyadelphia.
Sed quod quum máxime doleo plantis terrae firmae penitus
fere careo. Maxima vero earum pars nollit adhuc latet sed
etiam quae a Linnaneo patie et filio sunt descriptae mihi
desuní. Hiñe plantas regionum Novae Granadae praecipue
opto et prae reliquis Filices cum perfecta fructificatione id
est cum capsulis adhuc pulvere vel semine plenis quum
capsularum structura utor at genera certa stabilienda, hiñe
praecor ab te ut mecum omnes Filices Equiseta, Licopodia,
ut et alia vegetabilia et Ínter haec precipue Myroxylon
communices. Ab amicis americae borealis indiaeque orien-
talis magnum seminum numerum accepit pro horto botá­
nico et infra anni spatium quo muñere Directoris horti íun-
gor, jam plantarum rariorum copiam edueabi. Hac de te
opto et semina recentia et hic catalogum generum adjungo
quae mihi grata erunt. Singula vegetabilia et semina quae
pro me destinasti mittas velim Gades ad Dom. Antonium
Beau qui et cistam librorum pro te accepit, indicesque velim
illi ut pro me destinata ad Dom. Carolum Liborium Ham-
burgi m ittat qui facili hac mecum communicabit. Tibi cla-
rissime vir publice pro vigesabilia et semina recentia gra-
tias agam et si haec describam, semper nomem tuum hiñe
his indicato. Quiequid possideo tecum libenter communi-
cabo. Vale vir clarissime mihi que fave.
Dabam Berolini die 21 Augusti 1802.

G redilla, op. cit., págs. 277 y 278.


74 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

27.—De una copia).

París, quai de la megisserie N? 3, le 24 Mars 1803.

Monsieur:
J ’ai prié Monsieur Zea de vous faire agréer de ma parí
un ouvrage que j ’avoir commencé sur les plantes de la Syrie
et qui n ’a été interrompu que par mon voyage á la recher­
che de La Perouse. Je vous prie instamment de la recevoir
comme un hommage que se dois au Néstor de la Science
aimable á la quelle vous avez fait faire les progrés les
plus considérables.
J ’ai l’honneur d’étre trés-parfaitement.
Monsieur
Votre trés humble et trés-obéissant serviteur,
Labillardiere
(rubricado)
de l’institute.
A m onsieur
M utis, á S anta-fe de ¡Bogotá.
GrediUa, op. ci(„ pág. 278.

28.—-Del original).
(Fragmento correspondiente al año de 1761).

............. Luégo que recibí la carta de vuesamerced, le


hice conversación al señor Marqués de la Ensenada del
pensamiento de vuesamerced de examinar este árbol, y como
Su Excelencia desea encontrar sujetos que pudieran hacer
este descubrimiento favorable al Estado, ha celebrado mu­
cho la aplicación de vuesamerced, y estoy seguro que al se­
ñor Baylio lo inclinará a favor de vuesamerced, y por esto
hallo ser conveniente que en la primera ocasión, después
de algunos exámenes hechos por vuesamerced, represente
a la Corte para que se le considere alguna pensión por ella,
y cuando llegue el caso de que esto suceda, no se descuide
CARTAS DEL SABIO MUTIS 75

vuesamerced en avisármelo para hacer yo aquellas diligen­


cias que puedan serle útiles a vuesamerced.............
(De una carta de don Vicente Rodríguez de Rivas. El ár­
bol a que alude es el de la canela).
G redilla. op. cit„ pág. 524.

29.—Del original).

Muy señor mío y estimado amigo:


El delito de ingrato de que me confieso reo, por no haber
dado a vuesamerced aquellas noticias extensas que le ha­
bía ofrecido de todas las raras y varias producciones que
me presentase el Autor de la Naturaleza en el giro de mi
dilatada ruta de ésa a ésta, me hace tomar la pluma en
esta ocasión con bastante sentimiento por no permitirme el
tiempo, mis accidentes, y la ocurrencia de precisos negocios
que en el día me embarazan pasar a su noticia cuanto miré
como nuevo en montes, valles, profundas quebradas, cauda­
losos ríos, frígidísimos páramos, temibles volcanes, eleva-
dísimas montañas y áridos despoblados, así en animales
cuadrúpedos como en aves, peces, sabandijas e insectos, y
demás dignos de nota.
Esta falta de cumplir con lo prometido no se me ha hecho
tan sensible por lo que toca a vuesamerced, cuanto por lo
que toca a el amigo don Nicolás de la Lastra, pero en este
lance de no cumplir a vuesasmercedes mi oferta, me sirve
de una total confianza el gran concepto que tengo formado
de su prudente juicio, lo uno porque éste me deja satisfecho
de todo recelo de desconfianza en nuestra amistad, así por lo
que toca a vuesamerced como por lo que atañe al amigo
Lastra; y lo otro, porque me libra de todo recelo la espe­
ranza que en el día me acompaña, de que logrará vuesa­
merced hacer sobre mi ruta todas las observaciones más
propias a un exacto viajero (y con aquellas asistencias y
recomendaciones que vuesamerced deseaba de nuestra Cor­
te), si el diablo de la sublevación ipoco honrosa de los ma­
76 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

drileños no hace mudar de idea a los jefes interesados en


el conocimiento de las particulares producciones de esta
meridional América sobre la historia natural, que todo con­
curre a seguir ésta con toda confianza.
En la que escribí en el chasqui último a nuestro amigo
don Manuel Re villa, le dije pasase a noticia de vuesamer-
ced el tanto de el párrafo de la última que me escribió el
señor don Pedro Rodríguez Campomanes, como Presidente
de la Academia de la Historia, encargándome le avisase de
los sujetos que encontrase en los parajes más poblados y
cultos de mi carrera, y con aquellas recomendaciones co­
rrespondientes a hacerlos académicos honorarios de la Aca­
demia de la Historia, para seguir con ellos correspondencia
sobre la historia natural de estos Reinos, y porque creo del
afecto y amistad que nos profesa el amigo Revilla, no digo
más sobre el contexto del citado párrafo de que yo satisfe­
cho de vuesamerced le escribí al citado Presidente, asegu­
rándole de que en ese Reino no encontraría otro ni de más
erudición y cultivo, ni de más aplicación y empeño en la
averiguación de todas sus producciones, y que contase con
vuesamerced para cuanto en el Nuevo Reino de Granada
se le ofreciese a la Academia, de noticias conducentes a su
intento, no olvidándome de decirle al señor Campomanes
en la que le escribí, el que nada podría ser más ventajoso
a los útiles pensamientos de su cuerpo que el que destina­
sen a vuesamerced a las observaciones de cuanto conducía
al más extenso conocimiento de la Botánica, y así no dude
vuesamerced de que cumplan sus deseos y los míos el em­
peño de estos señores, si los motivos anotados arriba no les
embarazan en la continuación de su comenzada idea.
Aunque en varios y bien trabajados jornales sobre esta
América .había visto en la descripción de Lima muchas ex­
presiones dignas del mayor aprecio, y que me habían pare­
cido excederse más allá de la ponderación, aseguro a vue­
samerced con la ingenuidad que debo, que a su vista en
nada los he hallado apasionados, porque son tántas las con­
currencias de recomendables partes que hacen al todo de
CARTAS DEL SABIO MUTIS 77

Lima población digna del mayor aprecio, que en su vista


ninguna extensión me ha parecido ni excesiva ni apasio­
nada.
Es Lima en su extensa longitud, mayor que Méjico y
Madrid, tomando su distancia sobre el ángulo de Nt. a Sr.,
aunque no tan grande como la menor de las propuestas,
tomando su anchor sobre el ángulo del E . al O ., por ser su
figura muy símil a la de un obtuso triangular. Sus calles
por espaciosas y delineadas, sobre un plan el más igual y
próvido de conductos de aguas de tan agradable vista, que
no tienen sus habitantes que envidiar en su piso y limpieza
a ninguno de cuantos tienen las más recomendables y pla­
centeras ciudades del mundo, y aunque los estragos ejecu­
tados por los temblores hacen poco recomendables a la
vista sus casas por bajas y por construidas más para la se­
guridad de los movimientos de la tierra que para dar con su
exterioridad aquella recomendación de buen gusto que dan
las de Madrid y Méjico, y de otras ciudades de la vieja y
nueva España, no se les puede privar del mérito que les dan
sus extensas interiores piezas en lo costoso, porque aunque
en su adorno de colgaduras, cuadros, espejos y demás za­
randajas opuestas al buen gusto del presente siglo, las hace
m irar con desvío por su colocación santocaleña, las muchas
y buenas pinturas y los costosos marcos de plata que las
guarnecen y sostienen, las hacen menos repugnantes.
La brillantez exterior de sus más recomendables habi­
tantes es muy contraria a la de sus habitaciones, porque las
costosas galas, coches y calesas en que ponen su mayor es­
mero para presentarse al público, hacen más recomendables
y vistosos todos sus concursos, no corresponden ni a sus
interiores comodidades en mesas y servicio, ni menos a sus
fondos, según informe de los más prácticos y desintere­
sados.
La plebe limeña, que es lo más, al paso que es la más
igualada y llana de cuantas se conocen sobre ciudad ningu­
na del mundo (por la igualdad de leches), no se le puede
negar el mérito de ser la más brillante en todo lo visible, y
78 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

particularmente todo el cuerpo vasto femenino en sus va­


rias producciones de negras, zambas, mulatas, terceronas,
cuarteronas y quinteronas, a cuyo grado ascienden pocas,
porque en éste ya se contemplan (por su bella educación,
aunque sean esclavas) iguales a sus más recomendables
amas, acompañando en la profusión del vestido y adorno
de sus piernas, las indias no obstante ser de espíritus más
humildes y dóciles, porque ni en éstas ni en las más des­
preciables negras se observa la descalcez que en otras pro­
vincias de las Américas, ni en el consumo de medias de
seda y de mayor finura se ve igualdad tal como la que se
ve en Lima entre señoras y plebe, porque como su vestua­
rio de medio cuerpo abajo es el más demostrativo de pier­
nas de cuantos se usan no sólo entre las dependientes de
nuestra perfecta religión, sino de cuantos se practican en­
tre todas las separadas de ella, y con la recomendación de
políticas y vestidas, sino entre cuantas naciones incultas y
vestidas tiene el mundo, porque como él empeño de amas y
criadas, de señoras, de semiseñoras y de todas las de este
sexo se dirige a el lucimiento de pies y piernas, hacen que
este juguetón traje, por no llamarle escandaloso, insolente
y pregonero del aquí está, tenga un consumo el más costoso
de medio cuerpo abajo, y porque creo le será a su genio
de vuesamerced, modesto y acostumbrado a ver el bello
sexo empeñado a dar el mayor lucimiento a lo de cintura
para arriba o a su parte superior, omito toda extensión
apelativa a la contrariedad de las limeñas, confiado en que
vuesamerced, como inclinado a ver, mirar y observar lo
mejor de las producciones de la naturaleza, me haga a vista
de estos juguetes de la producción limeña todas cuantas
descripciones le pareciesen más propias a la corresponden­
cia de este asunto, sin respecto a la variedad de lugares que
vaya tomando sobre la América Meridional, Europa, Africa
y Asia, adonde espero de la piedad suma finir mi emba­
razosa carrera en el mundo, y siempre con el seguro de que
las de vuesamerced llegarán a mis manos sólo con ponerlas
en el correo regular y mensual de estos Reinos, y con todas
CARTAS DEL SABIO MUTIS 79

las recomendaciones de gratitud y aprecio que se debe a


las correspondencias de los más curiosos amigos.
Logra Lima, después de todo lo prescrito de un tempe­
ramento el más benigno que he experimentado en ninguno
de los lugares que he pisado de ambos hemisferios, porque
el calor y el frío no se experimentan en su situación y latitud
austral de 12 grados, 1 minuto y 15 segundos, con ninguna
recomendación de aproximarse a sus extremos, y sí con mu­
chas aproximaciones a los bellos temperamentos de una
continua primavera.
A estas apreciables recomendaciones limeñas se le ha
agregado para sus diversiones y deliciosos paseos el espíritu
y bello gusto de este Excelentísimo señor Virrey, porque
como tan sabido y amante de la felicidad y mayor cultura
de estos habitantes, les ha dado (aunque no sin trabajo pro­
pio) la comodidad de la más bien delineada y frondosa
alameda para sus paseos, les ha ideado y puesto en corriente
de no menor diversión, y una plaza de toros al símil de la
ideada por el señor Marqués de la Ensenada sobre la Puer­
ta de Alcatraz, en Madrid, con otras diversiones tan corres­
pondientes a su buen gusto, como del atraso de más de un
siglo en que encontró a estas gentes en policía y sociedad,
respecto al que se hallaban las de Méjico, y porque el ex­
tenderme a cuanto conduce a el amor, celo, desinterés y
continuo trabajo que tiene este Excelentísimo, en cuanto
conduce a el desempeño de sus encargos es imposible re­
ducirlo a ésta, sólo diré en confirmación de todo de que si a
este Excelentísimo se le hubiese acompañado para este Vi­
rreinato con un asesor del desinterés de nuestro amigo el
señor Romero, fuera el Virrey más recomendable que hu­
biera tenido el Perú en lo militar, gubernativo, político y
económico, no obstante que con esta falta de asesor no se
le puede negar el mérito que le confieran fortificaciones
militares, arreglamentos de reales intereses, providencias
gubernativas, políticas y económicas a que ha aplicado y
aplica sus grandes y bien cultivadas potencias.
80 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

A más de todas las excelentes partes que hacen al todo


de Lima lugar de la primera atracción, la recomendabilí­
sima y apreciable de no llover, tronar, caer rayos sobre ella,
y la de ver su plaza y campiñas de su valle con frutas y
plantas frescas todos los días, es excelencia de que pocas
o ninguna goza.
Lo opaco de su cielo, aunque no le da el mayor gusto a
la vista, no por eso se debe llamar ciudad de mal cielo, por­
que siempre que se mira la crasitud de vapores que la
causan como medio opuesto a que los rayos del sol hieran
con la actividad correspondiente a su latitud, se debe con­
siderar por muy apreciable.
La suntuosidad de sus templos también merece la aten­
ción y aprecio correspondiente a la que se observa en luga­
res del mayor culto, que es cuanto sobre esta bella Corte
puedo decir a vuesamerced, como de paso, y como quien
hasta ahora no ha visto más que lo material, porque lo
formal de sus habitantes en genios e ingenios no se me ha
hecho asequible su conocimiento, y así omito sobre ésto
toda demostración, sin excusarme de decirle sobre las be­
llas pieles que descubren las dependientes del más reco­
mendable sexo, el que se miran adornadas del más atrac­
tivo rosado cuantas se consideran acreedoras del mérito de
españolas o blancas.
Sabiendo vuesamerced lo mucho que veneré ál Reveren­
dísimo señor S ............. y lo muy reconocida que vive mi
gratitud a sus favores, espero el que vuesamerced me fa­
vorezca con hacerle presente mis deseos de servirle en to­
das partes, como a el amigo don Martín de Sarratea, don
Ignacio de Arce, y con especialidad a mi señora doña Bár­
bara y niñas.
Nuestro Señor guarde a vuesamerced muchos años.
Lima y enero 10 de 1767 años.
CARTAS DEL SABIO MUTIS 81

Amigo y señor:
Estimaré a vuesamerced mucho haga a el Ilustrísimo se­
ñor Mazo el más reverente recuerdo de mi afecto y deseos
de servirle.
Beso la mano de vuesamerced, su más atento y seguro
servidor,
Pedro Antonio de Cossio
Señor don José Mutis.

(Al margen).
Amigo y señor:
Mi encargo de semillas de los árboles frutales y de cons­
trucción que con especial recomendación producirán esas
montañas, y supliqué a vuesamerced remitiese al señor don
Antonio de la Cuadra, del Orden de Santiago, del Consejo
de Hacienda y encargado de traspasar a los jardines y bos­
ques reales de nuestra Corte cuantos pudiese de las raras
producciones de las Américas, espero haya tenido en la efi­
cacia de vuesamerced el lugar que deseo, y que por su
medio haya logrado de mi favorecedor y amigo, este deseo
y el de otras particularidades atesoradas por el delicado gus­
to de vuesamerced.
La latitud de Lima es la de 12 gs. 1 m. 15 segdos. Su lon­
gitud la de 3 gs. 42 ms. Tiene todos Tribunales que tiene
Méjico, Virrey, Arzobispo, Cabildo Eclesiástico y de ciu­
dad, 54.000 habitantes, una Universidad, 3 colegios, 6 pa­
rroquias, 27 conventos de religiosos, 14 de monjas, 4 beate­
ríos, 12 hospitales, una casa de expósitos.
Consume anualmente 1.750 cargas de harina, 12.500 car­
neros, 8.000 toros y vacas, 38.000 cabezas de puercos. Tie­
ne una plaza abastecida de todas las hortalizas y frutos que
producen los terrenos del temperamento frío y cálido con
abundancia. No es abundante de aves, porque las gallinas
valen a peso y a seis reales.
C a r t a s a M u ti s — 6
82 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

En lo general, de las mesas como l a papa, la yuca, la


arracacha, el camote, el ají y otros apetitos que hacen las
de Santafé opipas y del mejor gusto peruano, son lo que
más laborea aún días de pescado que ahorra mucha carne,
dejo al buen gusto de vuesamerced su aprecio.

Llevado del informe popular, y antes de comunicar, ni


ver al señor don José Salazar, Fiscal de la Rea'l Audiencia
del Chile, y diestrísimo y sabio Asesor del señor Amat,
hice a vuesamerced memoria de este sujeto, pero desde que
le conocí y traté, no puedo menos que asegurar a vuesa­
merced que cuanto el populacho y malicia ha depuesto con­
tra el honor, desinterés y celo de este sapientísimo togado,
es opuesto a toda verdad.
A rchivo N acional. Bogotá.—H istoria. Tom. 28, fols. 724 a 727 v.

30.—Del original).
Maestro y señor:
Remiro' a vuesamerced el Lunario de este año, que pidió;
las cuestiones resueltas, y un apunte sacado de la Gaceta,
para que vuesamerced me diga lo que le parece, y si podré
enviar por algunos de los instrumentos.
Don Pedro Ugarte me acaba de decir que va al punto
el Mozo, por lo que no puede ser más largo.
Por el correo de Ibagué enviaré a vuesamerced otros pa-
pelitos, y mande a su afectísimo discípulo,
José Antonio Flórez
Santafé y febrero 5 de 78.
Señor doctor don José Mutis.
A rchivo N acional. Bogotá.—A rchivo anexo, H istoria, tom . 28, tol. 750.
CARTAS DEL SABIO MUTIS 83

31.—Del original).

Maestro y señor:
Remito a vuesamerced ese corolario, deducido de la ope­
ración de ese problema, el cual no lo trae Volfu (sic), ni
Besut. Estimaré a vuesamerced lo examine, vea si es cierto
en cualesquiera número.
El cuadrante que hizo aquí M. Luis para mi padre, se
despegó el latón del acero, recurrió a don Francisco Benito,
el que le fundió uno solo de latón; está aquí detenido, por­
que no hay quien lo arregle ni gradúe; por lo que dice mi
padre, vea vuesamerced a M. Luis, si podrá hay graduarlo
(respecto, sabe ya cómo se hace) en los ratos desocupados,
con la dirección de vuesamerced, que avisando se puede
hacer se remitirá.
Estimaré a vuesamerced continúe con sus cuestiones, pues
me sirven de mucho. Vea vuesamerced si por aquí le puedo
servir de algo.
Mande a su afectísimo discípulo,
José Antonio Flórez
Santafé, 17 de febrero de 78.
Señor don José Celestino Mutis.
A rchivo Nacional. Bogotá.—A rchivo anexo, H istoria, tom . 28, fol. 755.

32.—De una copia).


(Fragmento).
.............En el nuevo establecimiento del real Jardín Bo­
tánico de Madrid se ha considerado como satisfacción pro­
pia de cada individuo de la Junta la que en todos nosotros
ha producido la noticia de la Expedición por la América
Septentrional. Y así, por manifestar su gratitud a Su Ex­
celencia (él Arzobispo-Virrey), y el aprecio que hace de
vuesamerced, como por la utilidad que se propone recoger,
para el mismo Jardín, de tan útil empresa, ha resuelto des-
84 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

pachar a vuesamerced el título de socio correspondiente,


que con esta misma fecha dirijo a manos del Excelentísimo
señor Ministro de Indias, para que pueda vuesamerced re­
cibirle por las del señor Virrey, como una débil prueba de
la estimación que profesamos a su m érito.............
De u n a c a rta escrita en el año de 1783 p o r don C asim iro Gómez de
O rtega, D irecto r del Ja rd ín B otánico de M adrid (E spaña).
“L a E xpedición B otánica’’, por F lorentino Vezga. Bogotá, 1936, pág.
39, en el texto.

33.—De una copia).


Mariquita, agosto 30 de 1783.
............. He tenido el gusto de reducir la maravillosa
Aguacoca que cogimos al paso en el Guayabal, a la Nim-
phaea y tal vez la Alba. Asimismo, juzgo por Ipomea Car­
nosa de Jacquinel convólvulo de semillas lanudas de To-
caima. Por acá sólo ha caído en estos días una Pentendra
(Pentandria?), Monoginia de cáliz superior de una pieza,
corona acampanada de cinco lacinias estamiengeva (?), es­
tigma de dos hojitas y cápsula obscuramente bilocu'lar.
De Caracoli trajo Esteban un Solano, que sí parece nuevo,
por su talle desnudo e inerme y flores en espiga Secunda
larghísima, alternas, con hojas grandes casi cordadas.
(Del doctor Eloy Valenzuela).
F rag m en to publicado por el h isto riad o r colom biano don E nrique O te­
ro D’Costa en su excelente “H arm ónica Vida del R. P. don Eloy V a­
lenzuela”. “A rchivo H isto rial”. M anizales, octubre de 1920. Año II, n ú ­
m ero 23.

34.—De una copia).


Señor doctor don José Celestino Mutis.
Bucaram., julio 19/808.
Mi estimado señor:
Ya habrá dicho a vuesamerced el amigo Wiesner la ca­
sualidad que hubo para que no le pudiese llevar la colec­
ción de muestras que le tenía prevenida. Lo esperé mucho
tiempo, y después se apareció en ésta repentinamente, sin
CARTAS DEL SABIO MUTIS 85

tener yo la menor presunción. Quién sabe si se conserva­


rían dos muestras de Psicotrías, que llevo de los alares
de mi ermita en las cercanías de esta parroquia. La una
es árbol mediano, y en más de 20 congéneres que conozco
no hay otra flor tan grande ni de felpa tan azulada. Su
baia es casi negra y poco mayor que una bala. La otra de
florón, con cáliz común, o sea gorguera de dos chapitas
acorazonadas, y de nácar hermoso, me parece tener com­
pañera, y que el color de las brácteas, pues tal vez siguien­
do el genio de la familia se pudiera decir brasty florales
connate, es azul, así como el de las baias en la antecedente.
Cuánto celebraría tener ayudante para remitirle un ensayo
comprobado de todas las que he observado, y que particu­
larmente se diferencian por el color del fruto, que los hay
amarillos, azules, carmesíes, etc., tanto diáfanos como
opacos.
Hace pocos días me dio la humorada de aplicarme a las
gramíneas, a quienes siempre había mirado con indiferen­
cia y desprecio; y debo decir que me ha nacido gran sen­
timiento del tiempo perdido en que con buena vista y fa­
cultades menos postradas hubiera adelantado algo en una
familia la más útil del reino vegetal, y en que la naturaleza
ha expendido mayores primores en poca materia. Incluyo
estos retacitos que he podido disponer a la ligera. No
pienso dejar esta clase tan pronto, porque la vista se va
acabando, y estas madamas usan de dijes muy menudos, y
aun tienen la mala intención de no abrir sus flósculos sino
al rayar el día, como para despertar a los botánicos, y que
no duerman tarde si quieren iniciarse en sus misterios.
Pensaba dejar en casa algunas muestras de la industria
de mis feligresas, para que sirviesen de estímulo a procurar
nuevos adelantamientos; pero cada día se presenta a mi
vista más incierto y variable el curso de las cosas munda­
nas, y quién sabe lo que será después; por eso he determi­
nado remitir a vuesamerced las dos mejores piezas que
guardaba: lo uno para muestra de mi g ra titu d .............
86 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

35.—De una copia).


París, a 1 de mayo de 1786.
Muy señor mío:
Aunque no tengo el honor de ser conocido de vuesamer-
ced con todo el título de español y de aficionado a la bo­
tánica, me anima a escribirle ésta y remitirle dos copias de
las obritas que he publicado hasta ahora, cuyos defectos
estimaré infinito me los comunique para rectificarlos.
Vuesamerced verá en el prólogo de mi segunda diserta­
ción el vasto objeto que me he propuesto, que es de exami­
nar a fondo toda la Monadelphia, rectificar los caracteres
defectuosos de los géneros, crear otros y aumentar el nú­
mero de especies, grabándolas todas sobre los dibujos que
yo mismo hago.
Hasta ahora he publicado los géneros de Sida, Anoda,
Pálaua, Solandra, Malva, Senra, Malope, Lavatera, Althoea
(Alcea), Malachra y Triguera. Tengo ya concluydos los de
Ruizia, Dombeya, Assonia, Pavonia, Hibisco, Cienfuegosia,
Laguna y Guararibea (de los que van algunas láminas), Hu-
gonia, etc. Me ocupo en los de Geranio, Urena, Gossypium,
Napaea, Bombax, etc., y en fin, me veo ya muy adelante
en mi empresa. Me lisonjeo que un hombre como vuesa­
merced aprobará mi idea, y tal vez mi trabajo; yo he puesto
para ello a contribución a todos mis amigos, Jussieu, La-
marck y Thouin, de Francia; Banks, inglés; Thunberg, sue­
co, y a nuestros españoles de Madrid, todos los cuales me
animan a continuar y adelantar la obra. Pero nadie puede
contribuir como vuesamerced, que se halla en el centro de
la vida; aquí son los herbarios los que debo consultar con
frecuencia, pero vuesamerced lee en el gran libro de la
naturaleza que se manifiesta sin sombras ni equivocaciones.
Así, pues, le suplico quiera contribuir con enviarme esque­
letos de ese país, y descripciones exactas de las plantas
nuevas, asegurado de mi público reconocimiento. La na­
ción se interesa en ello, y la botánica lo pide con encareci­
miento. Quisiera su dictamen y luces sobre el cacao y 6us
especies, sobre el Bombax, Gossypium y Walteria. Pero
CARTAS DEL SABIO MUTIS 87

lo que me será precioso, sobre todo, es el tener algunos es­


queletos de su Mutisia, esa planta hermosa de la Synge-
nesia, que publicó el hijo de Lineo. Aquí tiene mi amigo
Jussieu dos especies diferentes de la que vuesamerced ha
descubierto y envió a Lineo, pero nos falta la suya.
Si vuesamerced quisiera enviar algunas semillas, sería un
nuevo motivo de agradecimiento. Este paquetillo va por
medio del hermano del señor De L’huyar, quien podrá faci­
litar él arribo de lo que vuesamerced se sirva remitir. Pero
para que vuesamerced escoja, voy a decirle que soy el ayo
de los hijos del Excelentísimo señor Duque del Infantado:
este hombre es bien conocido en todas partes, y cualquier
cosa que me viniese bajo este nombre se me entregaría
sin detención, poniendo otro sobrecito bajo, en donde se
hallase el mío.
Si tuviera yo ocasión, y supiera en qué parte se hallan
los viajantes del Perú y Chile, les enviaría algunas copias,
pero lo diferiré hasta tener noticias exactas. También in­
cluyo algunas copias de la apología que publiqué aquí dos
años hace. Esta fue obra de solas seis semanas, hallándome
fuera de la patria sin libros y con poquísimos socorros.
Me alegraré que vuesamerced me reconozca por su afec­
to y servidor que besa su mano,
Antonio José Cavanilles
Señor don Celestino Mutis.
G redilla, op. cit., págs. 288 a 290.

36.—De una copia/.


París, a 2 de abril de 1787.
Muy señor mío:
Habrá muy cerca de un año que por medio del señor
D’Elhuyar le escribí a vuesamerced, incluyéndole dos ejem­
plares de las obras botánicas que había publicado. Le de­
cía que había emprendido la Monadelphya, y ahora puedo
decir que la tengo casi concluida. He descubierto varios
géneros nuevos y una multitud de especies, rectificando los
errores que descubría al examinar las plantas.
88 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Con este motivo me ofrecía a sus órdenes como a español


y botánico, y le pedía me facilitase algunos ejemplares se­
cos de las infinitas plantas «que debemos a su infatigable
aplicación, sin olvidar la Mutisia. Espero que ahora seré
más feliz y que ésta llegará a sus manos.
Yo tengo el honor de ser ayo de los hijos del Excelentí­
simo señor Duque del Infantado.
Reconózcame vuesamerced por su verdadero servidor y
afecto, Q. S. M. B.,
Don Antonio José Cavanilles, Abad de Ampudia.
Señor don Celestino Mutis.
G redilla, op. cit.. pág. 294.

37.—De una copia).


Madrid, a 22 de febrero de 179b.
Muy señor mío:
La ocasión que se presenta de tener amistad con don
Joaquín de Baraya me proporciona la ocasión de decirle
que hace ya dos años que tuve el honor de escribirle por la
Secreta de Indias, sin que haya tenido el gusto de saber si
recibió mi carta. Le hablaba de mis obras, de las de vue­
samerced y del riesgo que corrían éstas si llegase vuesa­
merced a condescender en que Ortega entrase a manipular
aquí su asunto. La república de letras, y yo principalmente,
interesamos infinito en ver publicados los grandes e inte­
resantes trabajos en que vuesamerced ha empleado su vida.
Nadie desconoce el nombre y aun el mérito de vuesamerced.
En cuanto a mis obras, tengo hasta ahora publicadas:
I o La Monadelphia en 10 diserts. y 297 láminas que forman
tres tomos. 2° Icones atque descriptiones plantarum hispa-
niae, etc., dos tomos de a cien láminas cada uno. El tercero
está ya muy adelantado, y ahora trabajo la historia natu­
ral del Reino de Vala., en cuyos montes, marina y campos
he pasado tfes años por orden de nuestro Soberano.
CARTAS DEL SABIO MUTIS 89

Vuesamerced, que ama la ciencia y sabido honrar a la


nación, puede calcular los deseos que yo tendré en conocer
a fondo los trabajos útiles de un hombre tan respetable.
Con este motivo, me ofrezco a sus órdenes, y espero que
se servirá responder por el mismo conducto que va ésta,
a no ser que quisiera dirigírmela bajo cubierta del Exce­
lentísimo señor don Eugenio de Llaguno, Ministro de Gra­
cia y Justicia.
Dios guarde a vuesamerced muchos años, como deseo su
afecto y seguro servidor, Q. B. S. M.,
Antonio José Cavanilles
Señor don Celestino Mutis.
G redilla, op. cit., pág. 291.

38.—De una copia).


Madrid, a 28 de abril de 1795.
Siñor don José Celestino Mutis.
Mi dueño y amigo:
Gracias a Dios que veo carta suya, después de tántos
tiempos y deseos; celebro que vuesamerced se mantenga
tan bueno, y mucho más el que no hayan podido alterar su
tranquilidad y modo sabio de pensar las insinuaciones que
amistosamente le comuniqué sobre el famoso Ortega. Antes
de empezar nuestra correspondencia, permítame vuesamer­
ced poner como a prefación algunas anécdotas, siendo ésta
la última vez que perderé el tiempo en hablar de este hom­
bre. Ya había publicado yo en París varias obras, y por
más de tres años me escribía cartas amistosas, sembradas
de elogios desmedidos; vine aquí a tomar posesión de la
abadía mitrada, que después renuncié, y viendo los favores
desmedidos con que me honraban los Ministros, principal­
mente el de Estado, y oyendo que me querían hacer Direc­
tor del Jardín, empezó a esparcir voces contra mis obras, y
publicó dos anónimos para desacreditarlas. Desde París,
adonde me había vuelto, respondí, haciendo ver la ignoran-
90 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

cia del anónimo y los fundamentos que tuve para hacer


mis géneros. Apenas me fijé en ésta en 1789, bajó una
orden para que yo examinase y publicase las plantas del
Jardín, sin duda porque en los diez y ocho años que llevaba
él de profesor no lo había hecho; hizo una representación
contra mí, haciendo ver que no tenía derecho, y que aquello
debía ser propiedad de los descubridores (así llama él al
que recoge semillas y las envía sin nombre científico).
Pero el Ministro, prudente, le respondió “que el Rey no
quería estancar los conocimientos, quería sí que todos tra­
bajasen y sabría recompensar al que se distinguiese” .
Desde aquella época mudó de ataque. Siempre oculto, lo
que es un delito en asuntos científicos, hacía gente que ha­
blase o escribiese contra mí, como vio a los ahijados que
tiene en México, a los que potrea por aquí, sosteniéndoles
con esperanzas de acomodo, pero yo despreciando aquella
tropa de débiles satélites de la envidia, continuaba mis ta­
reas, y el público llegó a conocer la diferencia que había
entre el veterano profesor y mí, que se reducía a que tra­
bajaba y merecía elogios de la Europa culta, y él dormía
en el ignorante ocio. No se descuidaba nunca del plan que
siempre ha seguido de intrigar. A cada instante iba a las
secretarías, haciendo reverencias hasta a los mismos por­
teros, hablaba a los oficiales de lugares comunes, afectan­
do promover la ciencia y reunir bajo de su mano todos los
trabajos que hacían los comisionados por el Rey, con la
esperanza que de allí le resultaría alguna pensión sin fati­
ga. Prometía y vendía favores, como si él tuviese a los
Ministros en la mano; pero si alguno cayó en el lazo y se
desprendía de sus obras, podía darse por olvidado. Apa­
rentando celo, instaba continuamente a los oficiales para
que forzasen los autores a enviar sus trabajos. Vuesamer-
ced era uno de los destinados al sacrificio, como supe; llegó
a ganar hasta nuestro don Zenón, pintándole el honor que
de ello debía resaltar sobre el distinguido mérito que vuesa-
merced tiene. Este fue el hombre, hasta que poco a poco
he ido descubriendo su ignorancia, intrigas y conducta re­
prensible. Cada día hacía ver que él no sabía botánica,
CARTAS DEL SABIO MUTIS 91

huía mi vista, como los murciélagos de la luz, pero en estos


días le he dado un golpe mortal en la prefación de mi ter­
cer tomo de Icones, del que he publicado 60 láminas con
su texto.
Dio motivo a esto la publicación del prodromo de la
flora del Perú y Chile; esto es, los géneros nuevos que des­
cubrieron Pavón y Ruiz. Este último, que casó con la so­
brina de Ortega, llevó su condescendencia hasta adoptar
los errores de su tío y la manía de deprimir mis obras.
Ortega le obligó a suprimir mis géneros, añadiendo él la
prefación, peinada a su modo, donde se daba elogios tan
desmesurados como injustos. Por esto, pues, empecé mi
prefación demostrando los fundamentos de mis géneros,
Molinia, Pavonia, Dombeya, Ruizia, Palaua, Atillena y Ari-
gilia, y haciendo ver que mis enemigos no presentaban
prueba alguna para suprimirlos; atribuyo todo el artificio a
Ortega, descubro su conducta e ignorancia, hago ver que
las pocas veces que ha escrito como botánico ha errado;
le lleno de vergüenza, y paso después a examinar los gé­
neros pretendidos nuevos del prodromo, hallando que:
el Pourretia de la Flora Peru­
viana ................................... era el Piteairnia de L’Heri-
tier, tab. II.
el Cosmibuena eiusdem .. .. era el Hirtella de Jack, tab.
II Amer.
el Stereoxylon eiusdem .. .. era la Escallonia de Smith,
tab. 30. 31.
el S a ra c h a ............................. era especie de Atropa., tab.
72. I’Icon. meor volum.
el Cam pom anesia................... era el Decaspermum Torft.,
ta b . 37.
él A c u n n a .............................. era la Befaria de Mr. La-
marck, diet., encycl.
la Q u a d ria .............................. era la Gevuina de Lamarck
y Jussieu.
la G u a tte ria ........................... era la Uvaria de Lamarck
Jussieu, &.
la G im bernatia...................... era la Chuncoa de Jussieu.
92 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Además de éstos, hago ver que ya se conocían los géneros


Nerteria, Talinum, Cuphea, Aristotelia, Dombeya (ésta es
la Tourrea del heritier), Embotryum, Mutissia, Temstroe-
mia, Vallea, Krameria, Vismia, Mendozia, Epidendrum y
otras muchas cosillas que vuesamerced verá en mis obras.
Tál es la muestra del paño que han presentado los lla­
mados Peruvianos. Yo he de hacer que el mundo conozca
quién es y cuánto vale Ortega, y le he de dejar en estado
de que a nadie pueda dañar. Ya le preparo una obrita
donde examino cuanto ha salido con su nombre, princi­
palmente doce plantas en dos fascículos y el triste cursillo.
Perdone vuesamerced tántas impertinencias, necesarias tal
vez para que vuesamerced viese que tenía razón de avisarle,
para que viviese con cautela con un hombre que siempre
en las antecámaras de oficiales, Ministros y porteros, con ta­
lento y osadía para producirse, fiado en la ignorancia de
los que trata, podía hacerle daño. Ahora, pues, olvidemos
para siempre estas cosas, y permítame decirle algo sobre
mis ocupaciones.
Después de haber publicado las diez disertaciones de mi
monadelfia, emprendí la obra de Icones que continúo, de la
que van ya dos tomos y más de medio, puesto que del ter­
cero corren ya entre las manos de los botánicos 60 láminas;
las otras cuarenta saldrán luégo. En el segundo tomo de
Icones van las disertaciones del algarrobo y palma, reúno
en un solo género el Camaerops y Phoenix de Linneo, por
haber visto los caracteres que no pudo descubrir este gran­
de hombre. Doy descripciones físicas de varios sitios del
Reino de Valencia, y procuro amenizar la monotonía de los
tratados botánicos con algunas cosillas que instruyen en
otros ramos como agricultura, geografía, etc. Rectifico los
caracteres genéricos y aun la clase del Cytinus Hypocistus,
y con motivo de haber hallado en el Reino de Valencia
34 especies de cisto, algunas nuevas, doy una monografía
de este género, grabando las especies que no lo estaban.
El buen Ortega lleva un zarpazo más que mediano, porque
se atrevió a censurar lo que ni entendía ni era capaz de ha­
CARTAS DEL SABIO MUTIS 93

cer; intentó trasquilar a un amigo mío, llamado Wildenaw,


y volvió sin lana.
La obra que me ocupa todos los momentos es “Observa­
ciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, po­
blación y frutos del Reino de Valencia”. Fui a recorrer aquel
paír hermoso, aunque lleno de montes, en los años 1791,
92, 93, por orden de Su Majestad, y a sus expensas se impri­
me ya la obra que saldrá en dos tomos de la misma forma
que el de Icones. Tengo ya hecho y grabado el mapa gene­
ral del Reino, como también otros particulares; seis láminas
que representan lo que descubrí en la Marina de Calp, esto
es, monumentos ocultos de una casa romana con pavimen­
tos mosaicos; otras tres que representan las antigüedades
de Cortur, el Arco romano de Cabanes y el aqueducto ro­
mano de Chelva; 28 vistas de los pueblos situados en para­
jes pintorescos, y otras cosillas.
Cuanto he notado en el reino vegetal y mineral, todo se
explica en esta obra; en la cual doy noticia de los preciosos
mármoles tan abundantes como ricos de las peñas areniscas
y demás géneros que he podido observar. Señalo el sitio
en donde hay indicios o minas de algún metal o semi-metal.
Examino el origen y curso de todas las aguas, y el partido
que de ellas se saca para el riego; las calidades de tierras,
las producciones que logran los colonos, las mejoras que se
podrían hacer, los frutos de cada pueblo y los vecinos. No
creo yo haber apurado el gran número de objetos que me
propuse, pero me quedará la gloria de haber dado un mo­
delo que otros podrán perfeccionar y seguir en las otras
Provincias de España. Pues aunque mi comisión es para
recorrerla toda, por desgracia no puede el Rey asegurarme
ni la vida ni la salud que se necesita para evacuar digna­
mente tan grande empresa.
Dos son los autores de la Flora del Perú y Chile, los mis­
mos que hicieron los viajes y descubrimientos, don José
Pavón y don Hypólito Ruiz, sobrino por afinidad del vete­
rano Ortega. Este, con su sobrino, quisieron oprimir al pri­
mero, hombre aplicado, de luces, modesto y de excelente con-
94 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

ducta; le forzaron a suscribir a cuanto se estampó en el


prodromo: pero en honor de la verdad y suyo, ha publi­
cado muchas cosas contrarias al prodromo. En una diser­
tación dada a nuestra Academia Médico-Matritense sostu­
vo contra su colega que el Pino de Chile es género nuevo,
y no especie de pino; que los caracteres señalados en el
prodromo para algunos géneros eran falsos; y últimamente,
dijo que si él debiera publicar la obra saldría muy dife­
rente de lo que la vemos. De aquí inferirá vuesamerced la
tiranía literaria del veterano.
Acaba .a de llegar los del viaje alrededor del mundo.
Uno de ios botánicos es un tal Luis Nee, de nación francés;
pretende traer 12.000 plantas. Me dan malos informes de
su ciencia; peores del estado de las descripciones, faltando
casi a todas plantas; y peores aún de los pocos dibujos.
He hacinado aquí noticias, más por creerlas nuevas para
vuesamerced que por el mérito, el cual debe desaparecer
a vista de los trabajos útiles e ímprobos que tiene vuesa­
merced hechos, y que la desgracia nos priva. Yo he cum­
plido en mi prefación con parte de la obligación que me
impone su mérito, y continuaré en publicarle. Ojalá pu­
diera hacerlo con alguna de sus plantas. No dude vuesa­
merced jamás de mi amistad y afecto, que le profeso desde
que supe quién era vuesamerced, como puede ver en mis
observaciones impresas en París en 1784 contra Mr. Masón.
Me quita vuesamerced el gusto de enviarle mis obras con
la advertencia que me hace; pero como tal vez no habrán
aún cumplido sus comisionados, celebraré me comunique
vuesamerced sus órdenes. Esta guerra maldita lo ha tras­
tornado todo e interrumpido el comercio literario; nada re­
cibimos de los Pirineos allá, y por esto no se halla aquí el
Olao Swartz, ni tampoco el Haenk, que publicó el último
genera plantarum que se ha impreso, aumentando de un
modo increíble.
Acabo de recibir orden del Excelentísimo señor Ministro
de Estado, y en ella copia de otra que da al Subdirector del
Real Gabinete de Historia Natural, para que me dé de
CARTAS DEL SABIO MUTIS 95

todas las plantas secas, a fin de que las publique yo en mis


obras. Así verá el público lo que allí se perdía en perjuicio
de la eiencia.
Consérvese vuesamerced, y esté persuadido que tiene aquí
un verdadero afecto y amigo, Q. B. S. M.,
Antonio José Cavanilles

El amigo don Zenón está en Andalucía, por algunos días,


y encargó éste a mi amigo Muñoz, Oficial de la Secretaría
de Indias y autor de la Historia del Nuevo Mundo.
G redilla, op. cit., págs. 291 a 297.

39.—De una copia).


Madrid, a 18 de agosto de 1801.

Muy señor mío y de mi mayor estimación:


Tal vez sabrá vuesamerced ya la novedad y regenera­
ción hecha en este establecimiento botánico. El Rey ha re­
tirado de él a Ortega y a Barnades, con el Subdirector de
La Torre, y ha tenido a bien nombrarme a mí por Jefe y
Subdelegado del Ministro de Estado, confiándome ál mismo
tiempo la enseñanza pública de esta ciencia. No hay duda
que la comisión es harto difícil y trabajosa; pero he que­
rido sacrificarme en beneficio de la nación.
Buen ejemplo nos da vuesamerced en sus largas tareas;
fiero es lástima que las circunstancias pasadas nos hayan
privado tanto tiempo del fruto de sus meditaciones. Ahora
me lisonjeo ver en breve algo: así lo desean los sabios de
Europa; así lo espera la nación y nuestro gobierno; si yo
puedo contribuir de algún modo a realizar estos deseos, a
que se publiquen las riquezas de ese país y los hallazgos
de un observador profundo como vuesamerced, me tendré
por dichoso en ejecutar las órdenes del Decano de los bo­
tánicos. Sobre todo, le pido encarecidamente nos envíe se-
96 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

millas que podrá dirigir al señor Ministro de Estado para


el Real Jardín Botánico.
Tuve el gusto de tratar aquí a su sobrino don Sinforoso,
que promete mucho y será más al lado de su sabio tío.
También traté a la larga a su discípulo Zea; contribuí a que
le destinasen a París para que se perfeccionase, y ahora
tengo la satisfacción de contar entre mis discípulos predi­
lectos a Cabal. ¡Qué mozo tan sobresaliente! ¡Qué talento
tan despejado y apto para las ciencias naturales!
Concluí mi obra de Icones que se terminó en el 6° tomo;
en ella hay muchas plantas de ese país, y mayor número
de las que se crían en Bahya Botánica (1), Filipinas y
Nueva España. Resta mucho quehacer; pero he procurado
hacer conocer algo de nuestras riquezas.
Nuestro común amigo don Zenón Alonso se encarga de
dirigirle ésta.
Cuénteme vuesamerced entre sus verdaderos afectos y
admiradores, y en esta inteligencia mande sin reserva a
quien B. S. M.,
Antonio José Cavanilles
Señor don José Celestino Mutis.
G redilla, op. cit., págs. 297 y 298.

40.—De una copia).

Muy señor mío:


El Excelentísimo señor don Pedro Cevallos, con fecha de
17 de junio de este año me comunicó la Real Orden si­
guiente:
Es la voluntad de Su Majestad que el Real Establecimien­
to de Botánica en Madrid sea el centro de los demás de la
Península y de los que existan o se hayan de formar en
todos sus dominios; y para el mutuo fomento envíen todos
cada año un estado circunstanciado de las plantas vivas que
tengan, herbarios, bibliotecas, enseñanza y discípulos; otro

(1) In m ed iata a Sidney, en la A ustralia.


CARTAS DEL SABIO MUTIS 97

de los fondos y gastos; y una noticia de los descubrimientos


que hayan hecho y de las obras que quieran imprimir; para
que vistas y aprobadas por el profesor de Madrid, se den
al público para hacer constar en honor de la nación los
adelantamientos de la botánica.
Lo que comunico a vuesamerced de su orden y para el
debido cumplimiento.
Madrid, a 18 de agosto de 1801.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
B. L. M. de vuesamerced su mayor servidor,
Antonio José Cavanilles, Jefe y único Profesor del Real
Establecimiento.
Señor don José Celestino Mutis.
Gredilla, op. cit., págs. 298 y 299.

M.—De una copia).


Madrid, a 2 de marzo de 1802.

Muy señor mío y estimado dueño:


El viaje del señor Omaña me proporciona una ocasión de
escribir a vuesamerced con seguridad y de enviarle ese
ejemplar del Curso que acabo de imprimir, el cual es el
compendio de mis lecciones públicas.
Dije a vuesamerced a su tiempo la novedad acaecida aquí
en la enseñanza botánica y en la Dirección del Jardín, y
cómo sin haber precedido de mi parte gestión alguna me
nombró el Rey Jefe para dirigir este establecimiento y para
enseñar la ciencia, retirando a Ortega y Compañía. Esta
gracia me empeñó en hacer lo que jamás pensé poder eje­
cutar por la premura dél tiempo.

C a r t a s a M u ti s — 7
98 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Encontré el Jardín pobre, pobrismo, y ha sido preciso


acudir a los amigos de Europa. A vuesamerced le escribí
rogándole me enviase semillas con el sobrescrito: A los se­
ñores Directores de Correos para el Real Jardín Botánico
de Madrid, o Al Excelentísimo señor Ministro de Estado,
para el Real Jardín Botánico.
Espero que me hará vuesamerced este favor en beneficio
de la ciencia. Su sobrino de vuesamerced me lo prometió,
y llevó una colección de plantas de Valencia.
Concluí mi obra de Icones, habiendo publicado el 6°
tomo con un índice general de todos; es regular los tenga
ya vuesamerced ahí, o en camino.
Va a marchar y no tengo tiempo para más.

Soy de vuesamerced muy de veras,

Antonio José Cavanilles


Señor don José Celestino Mutis.
G retiilla, op. cit., pág. 299.

£2.—De una copia).

Madrid, a 19 de junio de 1802.

Muy señor mío y de mi mayor aprecio:


Los trastornos ocasionados por la guerra habrán sido la
causa de que no hayan llegado a sus manos las que le he
escrito en varias ocasiones, y principalmente la última en
que le daba cuenta cómo en 16 de junio de 1801 hizo el Rey
una reforma entera en este Real Establecimiento Botánico,
retirando con sus sueldos a los empleados y nombrándome
a mí Jefe y único Profesor. Es increíble cuánto hemos tra­
bajado'yo y mis dos alumnos para entonar este estableci­
miento; tal era su abandono. Lo encontré pobre en plantas
y esas mal determinadas; sin escuela, y la he formado con­
CARTAS DEL SABIO MUTIS 99

forme al sistema sexual reducido a 15 clases, como lo he


publicado en mi Curso del año pasado: sin gusto ni aficio­
nados; y he conseguido electrizar la Nación, viendo un con­
curso de más de 200 personas, entre las cuales un buen nú­
mero de una aplicación increíble. Me lisonjeo sacar discí­
pulos aprovechados, promover la ciencia y hacer que el
buen gusto y sólida instrucción se esparzan por las pro­
vincias .
Para enriquecer nuestro Jardín le he de merecer a vuesa-
merced me envíe semillas, que lo podrá hacer bajo el si­
guiente sobrescrito, aunque sean fuertes los paquetes:
A los señores Directores de Correos.—Para el Real Jardín
Botánico.—M adrid.
En mi primer discurso de abertura di la historia de nues­
tra botánica, y el mejor personaje de ella fue el señor don
José Celestino Mutis. Elogié su mérito, di alguna idea de
sus trabajos y útiles descubrimientos, mas nunca cual co­
rresponde al distinguido mérito de mi héroe. Nuestro Zea,
su más ardiente apasionado, me dio datos para dar algunas
pinceladas. Este joven defendió a vuesamerced contra estos
zoilos, enemigos de los estudiosos, y publicó una excelente
disertación sobre las quinas. Ortega y compañía intentó
deprimir los merecidos elogios; pero Aliber en Francia, y
yo aquí, redujimos al silencio a sus mordaces émulos. Tal
vez la envidia y la intriga habrán hecho llegar ahí noticias
supuestas, o para desacreditar el afecto y respeto de Zea,
o para inquietar la tranquilidad de su ánimo de vuesamer­
ced. Despréciélas vuesamerced todas, y viva seguro que su
reputación en Europa está acrisolada, y que todos desean
ver sus excelentes producciones para saciar los deseos de
instrucción, y admirar a un sabio que respetó el gran
Linneo.
Ya habrá visto vuesamerced mis dos obras principales,
que son la Monadelphia, y los seis tomos de Icones, que
vuesamerced habrá tratado con la, indulgencia que me pro­
meto de su buen afecto.
100 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Vea vuesamerced aquí el discurso que publiqué este año,


y acuérdese de que tiene en mí un admirador, un apasio­
nado y un buen amigo que desea servirle.
De vuesamerced, como siempre,
Antonio José Cavanilles
Señor don José Celestino Mutis.
G redilla, op. cit.. págs. 299 a 301.

43.—De una copia).


Madrid, a 22 de enero de 1803.
Mi estimado dueño y respetable amigo:
Si el mérito y la virtud es digna de aprecio, lo es mucho
más cuando los envidiosos y perversos intentan obscurecer
su brillo, y persiguen encarnizados al hombre adornado de
tales prendas. Vuesamerced ha sido el blanco de esta cé­
bala movida y dirigida por Ortega; hombre que ni corrigen
los desaires, ni contienen las evidencias de su ignorancia,
ni abaten las demostraciones públicas que el Gobierno ha
hecho separándole de la enseñanza. Cual víbora pisada o
can rabioso, se vuelve hacia todas partes, intentando em­
ponzoñar la virtud y el mérito real de los beneméritos. Así
lo acaba de hacer en el tercer tomo de la Flora, bien que
con su acostumbrada prudencia de no poner su nombre, y
verter su rencor por la boca de su sobrino Ruiz. En el pró­
logo ha soltado los diques de su mordacidad. Mutis, Zea,
Cavanilles, Wahl, Ventenat, De Jussieu, todos se ven allí
más o menos maltratados, pero con preferencia los prime­
ros, y yo a cada planta que he publicado. He despreciado
altamente sus desvergüenzas e imposturas, abandonándolo
todo al juicio público; y creo que lo mismo debe hacer vue­
samerced, porque el mérito debe triunfar al fin, y con el
triunfo confundir a la envidia y maledicencia.
Es digno de notarse que cuando acababa de publicar su
suplemento a la Quinolagía, y ofender en él injustamente
CARTAS DEL SABIO MUTIS 101

mi reputación, me nombró el Rey Profesor y Jefe del Jar­


dín, separándolo a él del orgulloso trono que había levan-,
tado a fuerza de intrigas y libelos. Y cuando acaba de deni­
grar a Zea, le nombra el Rey segundo Profesor de mi Ja r­
dín, para suplir mis enfermedades o ausencias, cuando se
verifiquen. Sí, señor, tiene vuesamerced ya acomodado a
su Zea con honor y veinticuatro mil reales. Quién sabe si
muy en breve le llegará a vuesamerced la vez, y desecha la
nube, brillará vuesamerced con las muchas luces que le
adornan.
El empleo de Zea es el de segundo Redactor del Mercurio
y de la Gaceta, empleo de veintiún mil reales, a cuyo suel­
do se le han añadido tres mil con el título de segundo Pro­
fesor. Es cierto que para desempeñar estos encargos será
preciso el que trabaje mucho; la nueva obligación de ca­
sado, que acaba de contraer en Cádiz, le estimulará de
nuevo.
Hice leer su preciosa carta de vuesamerced al común
amigo don Zenón de Alonso, y le recomendé el asunto que
vuesamerced me indicaba como justo e importante.
Celebro que el señor don Sinforoso haya llegado con
salud y que se dé por contento del modo que le traté aquí.
Recuérdele vuesamerced la promesa que me hizo de en­
viarme semillas cada correo, sin olvidar las del huaco.
Igual súplica le hago a vuesamerced en nombre del Jardín
y mía; y para que los paquetes y cartas me lleguen con se­
guridad y pronto, pondrán vuesasmercedes siempre el so­
bre siguiente:
“A los señores Directores de Correos
Para el Real Jardín Botánico de
M adrid.”
Estoy concluyendo la impresión de mi segundo Curso: am­
bos forman un tomo abultado, donde está la parte teórica;
la descripción de 1.160 plantas y los caracteres de 400 gé-
102 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

ñeros dispuestos según la corrección que he hecho al sis­


tema de Linneo reducido a 15 clases.
Me ocupo en arreglar un herbario digno del estableci­
miento. Nada había cuando entré, y ya es respetable. Más
lo será cuando vuesamerced se digne enviar los dobles que
pueda, y espero lo haga en beneficio de la ciencia, honor
de la nación y de este su servidor, que desea ver cada co­
rreo carta de un hombre como Mutis.
De vuesamerced amigo verdadero,
Antonio José Cavanilles
G redilla, op. cifc., págs. 301 j 303.

44.—De una copia).

Señor don José Celestino Mutis.

Muy señor mío:


Don Martín Sesse, a quien el Rey ha conferido el título
de Director del Jardín y Expedición Botánica en el Reino
de Nueva Granada, y cuyo talento conoce el sublime de
vuesamerced, con que espera ilustre aquel establecimiento
tan digno de gloria y propio del patriotismo y desvelos de
vuesamerced, me encarga (según observará de la adjunta
copia) haga presente a vuesamerced sus deseos, a fin de
que coadyuvando con las noticias y plantas que solicita con
lo demás que su discreción juzgue oportuno, se consiga el
éxito deseado en honor de la Nación, beneficio de la huma­
nidad y elogio de los que tan dignamente lo merecen.
No tengo que instar a vuesamerced admita una corres­
pondencia que le será tan agradable como lo ha acreditado
el esmero con que aspira a enriquecer la Nación; y sí ase­
verarle me complacerá muy mucho si fuese capaz de con­
tribuir en alguna parte al logro de tan laudables ideas.
CARTAS DEL SABIO MUTIS 103

Me ofrezco a la disposición de vuesamerced, deseoso me


mande con toda satisfacción y de ejercitarme en su ob­
sequio .
Nuestro Señor guarde a vuesamerced muchos años.
Cartagena, 11 de enero de 1788.
Besa la mano de vuesamerced su más apasionado servi­
dor y amigo,
José de Carrión y Andrade

45.-—De una copia).


(Anexo a la anterior).
“CAPITULO comunicado en carta del actual Gobernador de Car­
tagena, quien se dignó participármelo en su favorecida de 11
de enero de 1788.
“Pude decir a Merlano que me hallaba comisionado para
mi proyectado Jardín y expediciones facultativas por este
Reino, que era cuanto sabía en aquella fecha. En el día
puedo añadir haberme condecorado el Rey con él título
de Director, tanto del Jardín como de las Expediciones,
con cuatro mil pesos y tres criados pagados en los viajes,
dos mil y casa en esta capital. Se empezará la obra del
Jardín a primero del que viene; y las peregrinaciones por
noviembre, que estarán ya aquí dos botánicos, un natura­
lista y dos dibujantes, que deben acompañarme. Quedando
en esta capital un catedrático enseñando los rudimentos
de la Facultad y cuidando de cultivar en el Jardín nues­
tras remesas para asegurar los frutos de nuestras explora­
ciones. Esta comisión superior a mis fuerzas, me hace apu­
rar todos los recursos y valer del favor de todos los amigos,
sin que la mucha distancia exima a vuesamerced de mis
enfados. En ese Reino se halla el célebre doctor Mutis, co­
nocido hasta de los extranjeros por su mucho mérito en la
botánica. Este hombre inmortal por los descubrimientos
del té, la quina y la canela de ese Reino, en tanto exten-
104 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

derá más su fama y serán más útiles sus tareas en cuanto


se propaguen por nuestros dominios los frutos de sus afa­
nes. La variedad de temperamentos de este Continente se
brinda a producir todas las especies del Universo, siempre
que la industria le presente las semillas y ayude con los
correspondientes.beneficios. Los tres vegetales que he re­
ferido serían el mayor tesoro con que podría yo enrique­
cerle y recompensar el mucho honor que debo al Soberano,
y los crecidos costos que va a sufrir su Erario en esta obra
tan dispendiosa con que vuesamerced, como uno de los
vasallos más sensibles a los bienes del Estado y salud pú­
blica, puede ayudarme a la consecución de estas preciosí­
simas plantas, interponiendo su respeto con dicho señor
Mutis, para que me las remita en la forma que no ignora
su pericia para poderlas entablar en los climas que corres­
ponda según la relación que deberá acompañar con ex­
presión del temperamento con que se crían. Mientras se
logra la ocasión de remitir los renuevos o semillas de di­
chos árboles en estado de germinar, satisfará mi curiosidad
ver algún ramo de ellos desecado con prolijidad y dibujado
al natural por un indio diestrísimo que tiene dicho señor
Mutis, y puede vuesamerced asegurarle que remuneraré
su trabajo con otras producciones particulares de este Rei­
no, que es la moneda de los naturalistas.
“Todos los correos y estafetas tienen orden del Ministro
de Estado para transportar cualquiera remesa de esta es­
pecie, con inteligencia de ser para los reales jardines botá­
nicos, y vuesamerced tendrá precisamente en su Secretaría
instrucción de las precauciones con que deben conducirse
las plantas vivas; sin embargo, yo entregaré aquí a don
Antonio los costos que originare su conducción hasta ese
puerto, y cualquier otro gasto que ocurra. Tampoco me
será de menos aprecio una palma que se cría en las costas
de Maracaibo, llamada caohipay o tipirrí, de cuyo fruto
hacen pan muy sustancioso aquellos naturales, y hay mo­
tivo de creer que sea alguna especie análoga del celebrado
árbol del pan, que nos comunicó el viajero Koc haber halla­
do en la isla de Othaity. De ésta se puede traer una o dos
CARTAS DEL SABIO MUTIS 105

palmitas, recién nacidas, en cajones, y en los mismos se


pueden sembrar algunos frutos, que, como sean de hueso
muy duro, pueden llegar en estado de germ inar.”
(Es de don M artín Sesse)

Publicado p or el h isto riad o r J. D. M onsalve, en los núm eros 285-86 de


la “K evista del Colegio M ayor de N uestra Señora del R osario” —Bo­
gotá, ju n io y julio de 1934.

46.—De una copia).


Méjico y marzo 27 de 1788.

Señor don José Celestino Mutis.

Muy señor mío:


Habiendo llegado a efecto los pensamientos locales del
señor don Martín de Sesse, profesor de medicina en esta
capital, para la erección de un jardín botánico en ella, y
una expedición facultativa ál mismo tiempo por sus pro­
vincias, para reconocer las producciones naturales de Nue­
va España e ilustrar las obras del doctor Hernández, que,
como vuesamerced sabe, se están imprimiendo a expensas
de Su Majestad, y habiendo aprobado su real ánimo la
elección de profesores que para dichas comisiones repre­
sentó mi maestro y señor don Casimiro Gómez de Ortega,
obtuvo justamente el título de Director así del Jardín como
de la Expedición Botánica el referido don Martín; el de
naturalista para examinar los minerales y disecar los cua­
drúpedos, aves y peces, etc., para el Real Gabinete, don
José Longinos Martínez, profesor de cirugía, y el de botá­
nicos, para la colección de plantas y ayudar al Director
en las peregrinaciones, don Juan del Castillo y don Jaime
Senseve, profesores ambos de farmacia, antiguos en el Rei­
no, y el primero boticario mayor de Puerto Rico, desde
cuya isla ha hecho como corresponsal del Jardín de Madrid
varias remesas de plantas, cabiéndome a mí el destino de la
cátedra y cuidado del Jardín, para continuar en él el es-
106 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

tudio de la botánica por espacio de seis años, tiempo pres­


crito en las Reales Ordenes a nuestra existencia en dicho
Reino.
Con este motivo y con el de haber llegado las Instruccio­
nes del Jardín, y Expedición, que por muerte del señor
Marqués de Sonora se detuvieron hasta este último aviso,
en las que se previene por capítulo de Ordenanza que el
catedrático, además de la correspondencia que ha de seguir
con el primero del Jardín de la Corte, la mantenga también
con los demás de España y personas instruidas que se co­
nozcan en una y otra América y que puedan contribuir a
los progresos de este establecimiento, no puede lisonjearme
la suerte con dicha de más satisfacción, ni más oportuna,
para que después de ofrecerle mis respetos y facultades, re­
conociéndole también por uno de los más distinguidos pro­
fesores, como ya publicó la fama por mejores plumas, y
yo tuve el honor de repetirlo en concurso bien autorizado,
se digne admitir lo que necesita un tierno discípulo del
Jardín de España, para que ilustrado con las luces de su
sólida doctrina, y bien admitidas observaciones, pueda des­
empeñar con mayor acierto el encargo que se le confía.
Siendo asimismo de mi obligación la vigilancia del Jardín
y siembra de semillas, en ausencia del señor don Martín,
he de merecer de la atención de vuesamerced se sirva re­
mitirme cuantas tuviere a mano para poblar el espacioso
terreno que se ha destinado, pues las que vinieron de Ma­
drid llegaron la mayor parte inútiles, y en tan corto nú­
mero, que sólo pudieron sembrarse en macetas, y vivo sin
esperanza de que se prosperen las que dirigirá vuesamer­
ced al señor Gobernador de Cartagena de Indias, íntimo
amigo de nuestro Director, quien de antemano le tiene en­
cargado escribiese a vuesamerced a fin de obtener algunos
pies de la quina de ese Reino, como también del Cachipae
o Fijirre, cuya conformidad, o desemejanza con el árbol
del pan de las Indias Orientales, tendrá vuesamerced bien
averiguada.
CARTAS DEL SABIO MUTIS 107

Perdone vuesamerced esta molestia, y avise cuanto pen­


da de mi arbitrio para compensarlo, servirle, y con la vo­
luntad que le asiste a su más atento servidor que besa su
mano, -
Vicente Cervantes
G redilla. op. c it , págs. 305 a 307.

Í7.—De una copia).


Méjico, diciembre 27 de 1788.

Señor don José Celestino Mutis.

Muy señor mío:


No era superflua la impaciencia, ni extraños los temores
que tenía de que no hubiese llegado a sus manos mi pri­
mera carta, considerando que volaba más mi deseo que el
barco que la condujo: informado de la distancia que nos
separa, presumía fuese más reducido el tiempo de la con­
testación, pero haciéndome cargo que se remitió por se­
gunda mano, puedo esperar, aprovechándome de otros me­
dios, el que no se dilate tánto nuestra correspondencia; doy a
vuesamerced repetidas gracias por la que me ofrece en su
apreciable fecha en 18 de julio del corriente, por las mu­
chas utilidades que puedo con ellas prometerme, tanto
para desempeñar la delicada ocupación en que estoy cons­
tituido, cuanto para mi propia instrucción y aprovecha­
miento, el que en ninguna manera dudo conseguir con el
auxilio de sus muchas y singulares noticias, expresadas
con la individualidad erudición que le son naturales. Nos­
otros que desapasionadamente admiramos tan superiores
prendas en su estimada persona, podemos con más razón
decir, usando de su modesto estilo, que no nos acompaña
otro mérito para juzgarnos dignos de tánto favor como su
bondad nos dispensa, que la constante aplicación, genio y
esfuerzos con que procuramos aumentar el corto fondo de
nociones botánicas para el mejor éxito de nuestro grave
encargo; en cuyo supuesto, ¿a quién más que a vosotros de-
108 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

ben interesar las doctrinas que puede suministrarnos su


deseada correspondencia, pues novicios todavía en la cien­
cia y en el clima, escasos de observaciones y faltos de co­
nocimientos, no palpamos sino dudas, confiando disiparlas
solamente con el tiempo, y por medio de aquellos que, ve­
teranos en ambos puntos, como a vuesamerced, con sobra­
da razón suponemos, se prestan voluntariamente a enri­
quecer nuestras ideas con la serie de sus propias observa­
ciones y hallazgos? Así discurre el señor Director don Mar­
tín de Sesse, esto mismo piensan los demás compañeros,-y
yo con todos me doy la enhorabuena por haberle merecido
el distinguido favor de participarme, como ya lo hace, al­
gunos de sus preciosos descubrimientos, y de prometerme
la remisión, así de éstos como de cuantos necesitare y pi­
diese.
Nosotros, no habiendo registrado hasta ahora sino los
estériles contornos de esta capital, no podemos avisar a
vuesamerced cosa digna de atención, se han aclarado no
obstante muchas especies del ilustre Hrz., de las cuales
hemos reducido a sus propios géneros las conocidas por
otros botánicos, notado las diferencias específicas de las
nuevas y descrito el carácter natural y específico de aque­
llas que, después de inspeccionadas prolijamente por la
traducción del señor Palau, que es la obra más moderna
y más completa que existe en nuestro poder, han resultado
géneros nuevos. De todas ellas y de las que acaban de re­
coger los compañeros en una excursión que extraordinaria­
mente hicieron en tierra más templada, daré a vuesamer­
ced noticia en la primera ocasión, remitiendo un índice, si
fuese de su agrado, con algún otro apunte que sobre la ma­
teria apeteciese, dejo de hacerlo ahora por no haber arre­
glado el Director sus trabajos, frecuentemente interrum­
pidos por los muchos expedientes que se le han juntado, así
para la resolución de la fábrica del Jardín como para deci­
dir los honores que nos concede el Soberano de catedráticos
de la Universidad y la plaza de Alcaldes examinadores
supernumerarios en el Tribunal del Proto-Medicato, lo que
nos han disputado vigorosamente, pero se han vencido to-
CARTAS DEL SABIO MUTIS 109

das las dificultades, no sosteniéndose sino en débiles razo­


nes sin recursos, y de uno y otro hemos tomado posesión,
en cuyos destinos nos ofrecemos a vuesamerced de nuevo,
si pudiésemos servir de alguna utilidad.
Dije a vuesamerced en mi anterior que me serían apre­
ciables y muy del caso todas aquellas semillas que pudiera
vuesamerced enviarme para aumento del Jardín, que no
puede prosperar sin estos socorros, hasta que alejándose
los compañeros a provincias más amenas, consiga la inmen­
sa variedad de producciones que pregonan los naturales
existía en ellas, esto mismo vuelvo a suplicar a vuesamer­
ced, pues me hallo como a los principios, las cuales se
pueden remitir por la Secretaría de este Virreinato, acom­
pañadas, si a vuesamerced no le fuere molesto, de un índi­
ce como el que propongo, para evitar la remesa de muchas
especies que probablemente se multiplicarán en estas expe­
diciones, si mutuamente no nos valemos de semejante
medio.
El estudio botánico ha padecido, como todos los nuevos
establecimientos, sus. vicisitudes, ha estado, y aun [perse­
vera, expuesto a la mordacidad 'de algunos críticos litera­
tos, que contentos con lo que aprendieron de sus mayores,
o con lo que después leyeron pareciéndoles no hacer otra
cosa que saber, desprecian toda invención moderna, y cuan­
to no llegó a percibir su imaginación. Se admirará vuesa­
merced si digo que don José Ramírez de Alzate se halla
colocado sin violencia en esta clase, bien puede vivir en
otra opinión, quien le mire solamente citado, o aunque sea
elogiado por alguna erudita pluma, pero no puede suce-
derle a quien lo trate, y contexte, o que reflexione sobre
sus escritos originales; se negó, siendo el único correspon­
sal que tiene el Jardín de España en este Continente, a visi­
tarnos en nuestra llegada, y a pocos días expuso en sus pa­
peles periódicos la inutilidad de los Systemas para estudiar
la botánica, los atrasos que había ocasionado a esta ciencia
el de Linneo, con otras puerilidades ajenas de un ánimo
prudente y sabio. Con este motivo le reconvine amistosa-
1 1 0 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

mente, acordándole el poco honor que se granjearía pre­


tendiendo censurar los aplaudidos créditos de Linneo, ha­
ciéndole ver los errores, y falta de principios que se perci­
bían en algunos artículos de su Gaceta (esto y más puede
decirle cara a cara quien conoce su carácter), y prome­
tiendo ayudarle con mis cortas luces, siempre que quisiera
publicar en la Gaceta de Literatura algún artículo relativo
a la botánica, o tratar de alguna producción vegetal.
Convino en ello, ofreciendo desdecirse de varias expresio­
nes equivocadas que había publicado, pero faltó a la pala­
bra y se burló de mis consejos, pues en la siguiente Gaceta
expuso sin fundamento proposiciones tan disonantes como
las anteriores; fue preciso rebatirlas a nombre de un discí­
pulo, dio después de dos meses una miserable satisfacción,
insistiendo siempre en abatir el Systema Linneano; se le
contestó entonces con más vigor, haciéndole callar con esto,
hasta ocho días después de haberle visitado a nombre de
vuesamerced, que prescindiendo, como vuesamerced verá,
de los Systemas Botánicos, y por estar desempeñando su
comisión a satisfacción de todos nuestro instruido don
Fausto D’Elhuyar, quiso tentarle en la mineralogía, des­
preciando con todos el método de Linneo, sin dejar en claro
el de animales, pues sabe que por él determina el natura­
lista don José Longinos los géneros y especies. Esta, que
es la única Gaceta que existe en mi poder, la remito a
vuesamerced para que meditando en las supuestas ilacio­
nes y demás puntos de erudición que trata, se sirva vuesa­
merced decirme en qué concepto queda la fama de sabio
con que le han favorecido algunas plumas.
El día primero de mayo se verificó la abertura del curso
en esta Universidad, con una oración inaugural, que con
toda propiedad y energía pronunció nuestro Director, es­
cuchándole después del Regente de esta audiencia que pre­
sidió el acto, sustituyendo la persona dél señor Virrey que
se hallaba indispuesto, un numeroso y distinguido concur­
so de doctores en todas Facultades, religiosos, militares
y personas de la principal nobleza; el día siguiente di yo
CARTAS DEL SABIO MUTIS 111

principio a las lecciones en el aula que interinamente se


habilitó en la casa de un particular, próxima al terreno
destinado para el Jardín, por no haberse éste sino deli­
neado, en donde habré de continuarlas mientras se erija
con las correspondientes habitaciones. Dejo a la delicada
comprensión de vuesamerced el discurrir las zozobras, in­
quietudes y desasosiego que deben haber ocurrido en ha­
cer un curso completo de teórica y práctica, sin otro jar­
dín que lo que ofrecían las inmediáciones de la ciudad, que,
como tengo dicho, son estérilísimas, habiendo demostrado
todas sus lecciones con ejemplos vivos, y nuevos para mí la
mayor parte, y sobre todo entre una gente preciada de ins­
truida, opuesta al establecimiento, y enemiga jurada de
todos nosotros; a pesar de todo lo dicho se concluyó el cur­
so con felicidad, habiendo frecuentado la escuela varios
doctores y bachilleres en medicina, muchos profesores de
cirugía y farmacia y algunos aficionados, entre quienes
escogí los más aprovechados, instruyéndolos privadamente
en las materias explicadas, y en otros que no pudieron
exponerse por ser el primer año, para sostener unos ejer­
cicios públicos que se celebrarán en la referida Universidad,
con la misma y aun mayor concurrencia que se vio en la
abertura del curso, de cuya función quedaron todos muy
pagados, siendo para nosotros importantísima, así para es­
timular la aplicación de los jóvenes que se dedican a la
medicina en sus tres ramos, como para vencer los incon­
venientes que retardan la erección del Jardín.
Satisfago a la discreta curiosidad de vuesamerced sobre
dibujantes, con dos plantas trabajadas por los dos que
hemos conseguido en esta Academia de San Carlos, noti­
cia que dejé de participar a vuesamerced por no haberse
resuelto entonces si vendrían de España, como se había
pensado, o si podíamos valernos de alguno del país; son
jóvenes muy tiernos, dóciles, y vivísimos en el trabajo, con
cuyas circunstancias, y los principios que manifiestan, con­
fiamos que no desmerezcan a los que produzcan haber ve­
nido del Perú, que no los juzgo más adelantados.
112 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Esperando los libros que hemos encargado a España, y


los que deban venir por el Rey para la biblioteca del Jar­
dín, ignoramos hasta la clase dél Arctocapus, por carecer
de la obra del Murray y de otras principales y precisas
que echamos de menos cada instante, como de los últimos
tomos de la traducción del señor Palau, en donde se habrá
especificado su carácter natural.
Incluyo a vuesamerced con la oración inaugural que pro­
nunció nuestro Director, un ejemplar del acto impreso, con
el resumen de las materias que defendieron los discípulos,
en el que habrá de disimular su prudencia los defectos que
contiene, si quiere sentir menos mortificación en su lec­
tura.
Por no tener presente si en mi primera avisé a vuesa­
merced o nó de mi familia, le ofrezco un nuevo criado en
un robusto niño, que con felicidad dio a luz mi esposa en
esta ciudad a principios del año, el cual, en compañía de
su madre, que saluda a vuesamerced cordialmente, aguar­
da sus apreciables órdenes.
El señor Director y demás compañeros que se conside­
ran más favorecidos con las finas expresiones de vuesa­
merced, las devuelven con sincero afecto. Sírvase vuesa­
merced comunicarlas de mi parte al señor D’Elhuyar, cuya
persona estimo en grado superior, como a su hermano; a los
profesores, sus discípulos y al dibujante don Sebastián,
mientras se repite a su disposición su más atento y appdo.
servidor que besa su mano,
Vicente Cervantes
G redilla, op. cit., págs. 307 a 313.

i8.—Del original).
Mariquita, febrero 2 de 1789.
Señor doctor don José Celestino Mutis.

Señor:
Pueda más el rigor de la justicia contra mis poco y mal
premeditadas operaciones. Por esta última ocasión, el pa-
CARTAS DEL SABIO MUTIS 113

trocinio de su corazón, todo piadoso para perdonarme, a


quien protesto desde hoy no querer ni cometer de mi vo­
luntad la menor acción que sea en desagrado de vuesamer-
ced, de quien venero y observaré el mejor cumplimiento
de sus órdenes y satisfaré cuanto pueda a mi amigo y com­
pañero Rizo, delante de todos, el agravio que me pesa ha­
berle hecho, y a quien procuraré corresponder'le con la
mejor armonía y atención.
Besa la mano de vuesamerced su humilde y afectísimo
servidor,
Francisco Javier Matis
A rchivo N acional. Bogotá.—H istoria Rep. vol. 4, fols. 348.

49.—Del original).
Mariquita, febrero 7 de 1789.

Señor doctor don José Celestino Mutis-

Venerado señor mío:


Dónde he de ir que halle el amparo que he tenido a su
lado por imposible lo pienso, cuando yo me he de apartar
de un padre a quien tánto le debo y tánto me ha patroci­
nado y me ha aconsejado y desea mi remedio.
Señor: no sé de dónde nacen mis desatinos y locuras,
cuando reflexiono los favores, gracias y beneficios que le
debo, y cómo le correspondo atónito, asombrado me veo, y
a Dios le pido perdón de mis culpas que serán la causa de
mis recaídas y remedio en mi modo de obrar, y no ser
ingrato y desconocido a quien tánto me favorece y am­
para.
A vuesamerced pido y suplico se sirva mandar y dispo­
ner de mí lo que fuese de su agrado.

C a r t a s a M u t i s —3
114 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Dios guarde a vuesamerced los muchos años y felices


años que puede, su afectísimo servidor, quien besa sus
plantas,
Francisco Javier Matis
A rchivo N acional. Bogotá.—H isto ria Rep., vol. 4, fol. 347.

50.—De una copia).


Señor doctor don José Celestino Mutis.

Amigo y muy señor mío:


Aunque no puedo escribir a vuesamerced despacio, como
quisiera, pero no puedo menos que participarle que este
Cabildo me ha hecho el honor de elegirme Alcalde de 29
voto, y aunque con este motivo nos han impedido por ahora
seguir nuestros pensamientos, pero puede ser adelantemos
otras ideas que también sean útiles, y por lo que respecta
a lo de México, en el correo que viene le diré a vuesamer­
ced de los sujetos que tengo pensados, y que lo desempe­
ñarán con honor, pues tengo otros motivos que me impiden
él irme, contra mi genio, pero no lo puedo remediar, no
obstante no me desentiendo sobre el particular, pues si
se verifica, yo quedaré con el encargo de la siembra de
los nopales, y si el señor Virrey, como me parece piensa,
en que este Reino se adelante, hay mucho, como vuesa­
merced sabe, en qué ocuparse; se me ha entorpecido con
la ocupación de la vara, el pensamiento que tenía de tener
en casa una especie de tertulia, o junta de amigos de ge­
nio, que fuésemos adelantando algunas ideas que con el
tiempo pudieran ser de alguna utilidad, pero veremos en
adelante.
El tiempo no me da lugar a detenerme; incluyo esa ma-
dejita de la seda que han dado los gusanos que, aunque de
mal color, es porque he cuidado más de los gusanos que
de la seda. No me olvido de su encargo de la uvilla, que
por no haber llegado su tiempo, no ha ido.
CARTAS DEL SABIO MUTIS 115

Con motivo de tener un sujeto licencia de vuesamerced


porque remitiese el Bogotá que quisiere, no quise mo­
lestar a vuesamerced sobre el particular, sino que lo remi­
tía en compañía, pero ahora me ha mandado suspender, y
se me han quedado enfardeladas y a tiro de cargar 48 car­
gas del Bogotá de Chinga, bien limpio y bueno; si vuesa­
merced no tuviera inconveniente en permitirme las remita,
me hará gran favor, aunque no se me dé de pronto el di­
nero.
Vuesamerced vea en qué puedo yo servirle, y mándeme
seguro de que para mí es de mucha satisfacción.
De u na copia, de le tra del doctor Diego M endoza Pérez.

51.—De una copia).

....................nistro me han dicho que tiene el que le en­


vió vyesamerced al Marqués de Sonora, y que no les ha
gustado; rara desgracia, por cierto, que lo que no es ex­
tranjero no ha de acomodar; no obstante de esto, hago áni­
mo de decírselo al Bailío, y suplicarle que pruebe éste,
porque tiene voto el que ha probado éste, y sería un dolor
el que no se fomentase un descubrimiento tan ventajoso a
la nación; y en el ínterin doy a vuesamerced muchas gra­
cias, tanto más por la memoria que por el regalo.
Vuesamerced habrá tenido la grande satisfacción de co­
nocer a su Virrey pasado, don Francisco Gil de Lemos;
pero esta misma considero que le habrá servido a vuesa­
merced de desconsuelo el verlo salir para Lima; y aunque
con su sucesor les irá a vuesasmercedes muy 'bien, pero
como yo no lo conozco, no puedo hablar como de su ante­
cesor.
Hemos tenido muy agravada a la Reina nuestra señora,
en su sobreparto con un gran cólico y evacuaciones, de lo
que fue preciso echar mano de remedio mayor que surtió
buen efecto, y va siguiendo con la mejoría, y quiera Dios
que continúe hasta su total restablecimiento, que bien lo
116 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

necesitamos, por lo que debemos pedir a Su Divina Majes­


tad nos conserve su vida.
Después de tántos padecimientos y cuidados que nos han
causado los asuntos de mi difunto marido, se han conclui­
do como lo verá vuesamerced por la adjunta copia, que se
me pasó de oficio por el Secretario del Consejo; y como
si el interés que toma vuesamerced en mis satisfacciones,
se la participo no obstante de que lo considero a vuesamer-
cer impuesto por Hugarte y por Hacines (1), y no aprecián­
dose otra cosa, quedo para que vuesamerced me mande,
siendo su más afectuosa servidora,
La Marquesa de Guirior
Señor doctor José Mutis.—Honda.

52.—De una copia).


Muy señor mío:
Si nuestro viaje alrededor del mundo nos facilita el re­
conocer las varias producciones de la naturaleza en los
vastos países por donde transitamos, también al mismo
tiempo nos priva el tratar personalmente con los sabios
que los habitan, por estar sus moradas desviadas de nues­
tro camino. Santafé es del número de los países en donde
no iremos, y por consiguiente, me veo privado de la ama­
ble y sabia conversación de vuesamerced; ya que no puedo
lograrlo personalmente, a lo menos que pueda lograrla
literariamente.
Acabo de llegar del volcán de Tunguragua, en donde he
hallado más de 200 plantas entre las piedras y rendijas de
las peñas que arrojó en 1774, y todas raras, y algunas de
ellas las he cogido muy cerca de algunas bocas que apenas

(1) Don P ed ro de U garte y don A ntonio R acines de la C olina, e s­


pañ o les vecinos m u y distinguidos de la V illa de H onda.
CARTAS DEL SABIO MUTIS 117

se pueden tocar las piedras con la mano por causa del calor.
He comparado este fuego subterráneo a una estufa de los
jardines botánicos de Europa, que necesita el calor más o
menos fuerte para la vegetación de algunas plantas.
He hallado varios géneros nuevos y muchas especies;
pasan de diez especies de Calceolarias, y de doce las de
Perdicium, que añadiré a sus géneros; las Diantheras, Jus­
ticia, Lobelia, Rhexias, etc., etc., abundan, pero nada se
determinará hasta consultar las famosas obras de vuesa-
merced y la de don Hipólito Ruiz y José Pavón, que están
ya arreglando e imprimiendo a Madrid; pues estuvieron
mucho tiempo en el Perú y otros parajes de la América.
La corta mansión que hacemos en cada pueb±o no me
permite el poder reconocer sus inmediaciones; pues se ne­
cesitarían diez años para poder herborizar fielmente los
bosques de Guayaquil, es decir, desde Guayaquil hasta
Tunguraguas, por el camino de Quito. Lo que es el Chim-
borazo nada me ha dado por causa de estar cubiertas de
nieve todas sus inmediaciones cuando pasé, y sólo he reco­
gido algunas plantas en lo que llaman El Arenal.
Mi colección hasta hoy puede componerse de 3.000 plan­
tas con corta diferencia. Espero que los alrededores de
Panamá me darán con qué enriquecer mi herbario.
Creo que al fin de nuestro viaje tendré una Criptogamia
de las más completas, menos en la familia de los Hongos;
pero en las tres otras ya tengo una colección que puede
pasar.
Si fuera posible alcanzar de parte de vuesamereed al­
gunas plantas raras, bien desecadas, serían para mí del
mayor aprecio, especial las especies de Chinchona que hu­
biere.
Una planta me han enseñado a Lima, y dicen se halla
en las montañas de Guanuco, y pasa por género nuevo de­
dicado a Su Excelencia el señor Conde de Floridablanca;
dicha planta la hallé en la gruta de San Antonio, y según
118 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

me parece, no es sino Embotrium de Forsther; pues ya


tengo otras dos especies de San Carlos de Chiloé. ,
Nada me gusta el género Loranthus, o a lo menos la
clase en que está colocado no me acomoda; pues tengo ya
nueve especies, y sólo una es hexandra, las demás son te-
tran y pentandras.
Qué dolor el no haber podido describir ninguna especie
de los muchos Solanos nuevos y de Araos que he visto en
este viaje la Ceropegia; algunas Tournefortia, Besleria, etc.,
me ha sucedido lo propio por causa de haber viajado co­
rriendo; pero prometo en adelante de no emprender viaje
precipitado ni en compañía, sino solo y despacio; pues así
debe viajar el botánico.
Don Antonio Pineda, principal encargado de la historia
natural de esta expedición, da a vuesamerced sus más finas
expresiones.
Don Thadeo Haenck, botánico, se agregó con nosotros en
Valparaíso. Vino por tierra desde Montevideo, y ha for­
mado un herbario bueno de la cordillera.
Deseo saber algo de don Sebastián López, que vino a
Madrid en el año de 1777 o 78, con quina de Santafé, según
decía, y a que el Rey concedió el título de Botánico con
buen sueldo y muchos libros que llevó consigo, y también
Académico de la Real Academia Médica Matritense, y si
acaso hay proporción, estimaré hacerle presente si se acuer­
da de Luis el francés, que estaba en casa dél doctor Ortega
a Madrid. Tendría mucho qué decir aquí, pero será para
otra ocasión.
El dibujante de plantas que ha venido es bueno y de pa­
ciencia; tiene sus principios de botánica y sabe muy bien
definir las partes de una planta, en especial las de la fruc­
tificación. Los dibujos que hasta hoy he tenido cuidado de
dirigir, no están cargados, sino de lo preciso para que cua-
lesquier Systemático pueda conocer la clase y orden. Unido
a éste la descripción metódica, parece que es suficiente para
conocer la planta que se presente, etc................
CARTAS DEL SABIO MUTIS 119
i
Vuesamerced disimule la molestia, y mande como pueda
a su muy afecto y seguro servidor que besa su mano,
Luis Née
Botánico por Su Majestad para la expedición alrededor del
Mundo.
P. D .—Al principio nuestras descripciones se hacían en
latín, pero hemos recibido orden de ponerlas en castellano,
ya que está traducida la obra de Linneo en este idioma, por
don Antonio Palau.
Señor Mutis.

G redilla, op. cit.. págs. 303 a 305.

53.—Del original).

Señor doctor don José Celestino Mutis.

Mi muy venerado señor:


Remito los bienes de don Francisco Zea que estaban em­
bargados en mi poder, según y conforme se me ordena y
manda con Miguel García, sujeto de mi satisfacción. Van
cincuenta y siete libros chicos y grandes, y el barómetro,
y ese otro vidrio, dos baúles llenos de esqueletos y unos
tatucos de lata; lo demás que va en los baúles no doy ra­
zón fija por no volver a descomponer, ahí va un anteojito
de tres espejitos, el que no estaba embargado; lo tenía Ma­
ría Miguela García, hija de mi cuñada Manuela, la que me
lo entregó así. Va el forro del catre, y el de la tienda de
campaña y armazón de uno y otro, el papel blanco no lo
remito, son sesenta cuadernillos, daré su importe, o que lo
compre Miguel García y lo entregue. Le hago presente a
vuesamerced que don Francisco Zea me debía diez pesos,
que le suplií; si hubiere carimento de que se me paguen,
se lo estimaré, y las espuelas de plata de Francisco, que se
las había prestado las que paran en poder de don Salvador
120 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Rizo, y si fuera necesario se dará prueba; y es cuanto se


ofrece pedir a Dios guarde su importante vida muchos
años.
Fusagasugá, y octubre 22 de 1795.
Besa la mano de vuesamerced su más afecto servidor,
Joaquín Díaz y García
Copia de le tra del doctor Diego M endoza Pérez.

5b.—De una copia).


Señor doctor don José Celestino Mutis.
Mi señor:
Ayer he recibido la planta, que remito a vuesamerced, y
que uno de mis hermanos me indicó prosperaba en Buga.
La llaman hierba de el Alacrán, porque al instante que
les pica éste, se la aplican con un pronto alivio. Es origi­
naria de Anserma, una ciudad medio ruinosa de la Provin­
cia de Popayán, de donde fue llevada a Buga. Ambos tem­
peramentos son calientes moderadamente, y éste más seco.
Por su hábito me parece una planta distinta de las que
conocemos. Como sus flores son tan pequeñas, no se puede
reconocer la disposición y número de sus partes, por estar
muy secas, y no bien conservadas. Esto servirá por ahora
para que vuesamerced tenga una idea de ella si no la co­
noce, mientras nos mandan toda la planta, si vuesamerced
gusta.
Reciba vuesamerced esta muestra de benevolencia y del
deseo que tiene un hombre reconocido de que vuesamer­
ced brille más y más a pesar de la envidia que ella misma,
como dice Horacio, destruye a sus autores: Invidus alterius
retus macresei et opimio.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Santafé, y julio 2 de 1803.
Beso su mano, su humilde obediente seguro servidor,
Vicente Gil de Tejada
Copia de Diego M endoza Pérez.
CARTAS DEL SABIO MUTIS 121

55.—De una copia).


Quito, y agosto 21 de 1803.
Veneradísimo señor:
Aunque sea ésta la primera vez que tengo la felicidad
de significar a vuesamerced mis respetuosos afectos, no es
la única que sus virtudes y luces me han arrebatado el co­
razón y el espíritu. Apenas adivinaba yo que en el inmen­
so campo de las ciencias humanas hay un hermoso sistema
de conocimientos tan útiles como agradables, quiero decir
la historia natural; cuando yo tenía largas noticias de lo
mucho que ella debía al infatigable celo y sabias indaga­
ciones del incomparable Mutis, cuyo precioso nombre era
desde entonces para mí como un sinónimo del augusto
título de intérprete de la naturaleza.
Creció mi veneración a la dignísima persona de vuesa­
merced, con el frecuente trato del único filósofo que he
conocido en mi patria, el desgraciado doctor Espejo, quien
no se cansaba de elogiar a vuesamerced pintando enérgica­
mente las exquisitas dotes de su alma nobilísima. Pero
todos estos sentimientos de un joven naturalmente aficio­
nado a los hombres grandes, no eran más que las primeras
semillas de la ardiente pasión que desde algún tiempo le
anima respecto del inmortal Director de la Expedición Bo­
tánica de Bogotá. Porque luégo que llevado de la inclina­
ción a la física me dediqué a correr aquel velo que oculta
a los ojos del vulgo los tesoros de la flora; a proporción que
penetraba sus inestimables secretos, iba también descu­
briendo con cuánta liberalidad había derramado la natura­
leza sus dones en el privilegiado varón, que siendo por el
nacimiento honor de la hermosa ciudad de Alcides, hace
por su residencia, por sus descubrimientos y beneficios, la
mayor gloria del Nuevo Reino.
¡Ah!, nunca olvidaré que mis primeras determinaciones
fueron de la Duranta Mutisij, Barnadesia microphylla,
Alstroemeria multiflora, Asena elongata, Vallea stipularis,
dos Castillejas, etc.; cuyas bellísimas descripciones, in­
comparablemente más acabadas que las mejores del mismo
122 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Carlos Linneo, podrían hacer botánico a un ciego, con tal


que no hubiese perdido el tacto. El Arcano de la Quina,
¡de cuántos errores no me ha sacado!, y errores tan perni­
ciosos, que con el tiempo habían de costar la vida a mu­
chos desventurados enfermos.
¡Oh, si mi carísimo amigo Caldas me hubiese recreado con
la deseada vista del célebre Cariocar amigdaliferum! ¡Oh, si
uno de aquellos favorables decretos, que de cuando en
cuando dicta risueña la Providencia, me condujese siquiera
a los umbrales de ese magnífico templo en que se venera
la Flora de Bogotá! esa obra maestra del más docto natura­
lista, fruto de tántos años de incesante trabajo, y que tan
justamente es la expectación y las ansias de toda la Repú­
blica de las letras.
Mas yo me divierto en fomentar halagüeños deseos, cuan­
do sólo pensaba suplicar a vuesamerced que por un efecto
de esa su amabilísima y genial bondad, se dignase perdo­
narme el que arrastrado de este mi antiguo amor a vuesa­
merced me haya atrevido a honrar con su respetabilísimo
nombre un acto público de conclusiones, de aquellos que
en el pasado junio sustentaron los estudiantes de Filosofía
de este Real Seminario de San Luis, mis discípulos. Si el
tiempo hubiera dado lugar, yo no lo habría verificado sin
su previa licencia; pero la suplió el doctor Caldas, quien
nos favoreció también con el perfecto desempeño de la
réplica principal.
Tampoco habría dilatado hasta hoy el ponerme, por me­
dio de estas toscas letras, a los pies de vuesamerced, ele­
vando a ellos el adjunto Aserto, si no me lo hubiesen em­
barazado varias enfermedades, y mil inesperados obstácu­
los, que siendo bastante considerables para impedirme este
apetecido placer, no lo son para que se expongan a la su­
blime consideración de vuesamerced, a quien sólo me to­
maré la libertad de decir que un discursillo extemporáneo,
que me dictaron a un tiempo el amor, la gratitud y el enojo,
y la correspondiente lámina dedicatoria (pequeñísimo índi­
ce de nuestra cordial fineza), no van en el correo presente
CARTAS DEL SABIO MUTIS 123

por haberse dormido el impresor, y el platero, que son tan


indolentes como todos los oficiales de esta ciudad.
Finalmente, ruego a vuesamerced que el instante en que
tuviese la paciencia de pasar la vista por ese despreciable
borrón, se sirva olvidar de propósito aquellas rarísimas
prendas que constituyen el mérito de un literato (pues en
vano las buscaría allí la penetrativa perspicacia de vuesa­
merced), y sólo atienda benigno a la sinceridad y ternura
de los más dulces afectos, con que soy, señor, de vuesa­
merced, el más humilde y apasionado servidor que su
mano besa,
José Mejía del Valle
Señor doctor don José Celestino Mutis.
G redilla, op. cit.. págs. 3X2 a 314.

56— Del original).


Cartagena, agosto 30 de 1804-.
Señor don José Celestino Mutis.
Mi respetable amigo y señor:
Apenas tengo hoy tiempo para decir a vuesamerced que
he recibido su favorecida de 9 de este mes, y minuta de li­
bros que le acompaña; que enterado de todo, queda a mi
cuidado cumplir con las órdenes de vuesamerced; que en
octubre sigo mi viaje sintiendo la detención que he sufrido
por un conjunto de causas que no pude prever; que por el
siguiente correo contestaré a vuesamerced despacio; que
entre tanto, dispense vuesamerced mi laconismo; y que re­
ciba las más afectuosas expresiones de mi gratitud por las
confianzas que le merezco y por sus cuidados hacia mis
hijos.
Deme vuesamerced parte en sus oraciones, y sea tánta
cuanto es el afecto con que soy de vuesamerced obligado
amo y seguro servidor que besa su mano,
Y. S. de Tejada
Mi memoria al amigo Rizo.
A r c h i v o N a c i o n a l . B o g o t á . — A r c h i v o a n e x o . H i s t o r i a t. 28, f o l . 753 v t o .
124 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

57.—Del original).
Alegría, marzo 12 de 1806.
Mi amigo don José:
Sin embargo de los que escribí a vuesamerced en mi an­
terior, me he atrevido después por corresponder de algún
modo al honor grande que me dispensó en la suya, confia­
do en la bondad de corazón y en la sencillez e indulgencia
de la amistad que nos estrecha, aventurar algunas reflexio­
nes geográficas sobre el terreno que media entre Quito y
Cali: los dos puntos más distantes que he tocado en mis
viajes. Bien sabe vuesamerced que no he tenido más ins­
trumentos que mis ojos, ni más principios matemáticos que
una especie de tanteo o cálculo natural excitado por la
curiosidad. Vea vuesamerced que nada puede ser más ex­
puesto que esto a la inexactitud y al engaño, y que serán
cosas bien vulgares las que pueda yo ofrecerle. En fin,
basta que sean mías y que vayan dirigidas a vuesamerced,
para no sufrir la pena que se merecen. Pero daremos pri­
mero una ligera ojeada a toda nuestra América Meridio­
nal, y aun remontaremos más alto para descender mejor
a nuestro intento.
Recordemos primero, por un instante, que este globo que
habitamos, según refiere la Sagrada Historia, estuvo por
dos veces sumergido en un abismo de aguas, cuando salió
de las manos del Señor y en el Diluvio. Yo debo creer que
las inmensas desigualdades que ahora tiene no son las
mismas con que la adornó el Criador al principio de los
tiempos, para hacer efectivos los soberanos designios a
que le preparaba su Providencia. La inclinación del eje
de la Tierra hecha por el dedo vengador del Omnipotente;
la apertura de las cataratas del cielo; el terremoto univer­
sal que sacudiría toda la masa, hundiéndose sus partes
más elevadas, y ocupando su lugar las fuentes de los abis­
mos, que se rompieron bajo su peso; tántos meses que duró
esta inundación terrible, y en fin, aquel movimiento recí­
proco de idas o venidas, que tuvieron las aguas para reti­
rarse a los sitios que se les señaló (Reverse sunt aquea
CARTAS DEL SABIO MUTIS 125

cuntes et redeuntes, según la frase de Moyses, Gen. cap.


8), son otras tantas causas que mudarían del todo el an­
tiguo aspecto de la tierra, ofreciéndonos nuevos montes,
nuevos valles, y una nueva distribución y mecanismo de
senos y canales. Con un ligero examen de su superficie y
en su interior, la naturaleza entera nos demostrará esta
verdad.
Ahora, si la presión del globo hacia los polos y su ele­
vación al ecuador es efecto necesario de la atracción u
otra causa, y ésta fue la figura con que fue creado, se debe
inferir también que las aguas del Diluvio adquirieron esta
misma disposición, hinchándose bajo la línea y abajándose
en los polos.
Si yo aplico estos principios a nuestro Continente, se me
ofrecen naturalmente estas consecuencias. Con el movi­
miento y oleadas de las aguas de E. a O., y, en sentido
contrario, de O. a E., me parece que sin recurrir a los
hermosos sueños del filósofo francés, se puede explicar la
formación de estas grandes sierras o cadenas de montes
agregados que lo atraviesan de N. a S. Si yo disuelvo en
una gran vasija de agua que tenga un fondo plano, un
poco de tierra arenisca o suelta, y la muevo ya de un ex­
tremo, ya a otro, de modo que él agua pierda su equilibrio
y haga ondulaciones hacia dichos extremos, veré muchos
surcos y otras tantas prominencias longitudinales al través
de la vasija y del movimiento (no me acuerdo haber leído
esta experiencia que hice yo aquí en estos días).
Yo veo que estas cordilleras, cuanto más se acercan a la
línea, tanto más se elevan hacia el cielo, coronándose de
nevados inmensos y volcanes. Y de aquí infiero que Quito
y su provincia son el punto más elevado de esta América,
y como el centro de división de todas las aguas que la
bañan. Al separarse éstas, después del Diluvio, debieron co­
rrer por todas partes hacia la circunferencia, haciendo unos
profundos canales, como otros tantos radios que parten
hasta la mar, desde aquel centro, más o menos largos, y
más o menos anchos, a proporción de las distancias de su
126 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

plan, dejando en sus intermedios unas grandes colinas o


lomos que son unas continuaciones o ramales inmensos de
aquella gran base. Amazonas desagua al E ., la Plata al
S .E ., Orinoco al N .E ., Magdalena al N ., Guayaquil al
S.O ., Santiago al O., etc. Aquellos tres son los mayores,
formados de otros tan grandes como los segundos, y algu­
nos tal vez más caudalosos. Son innumerables los que por
toda la costa, ya unidos, ya separados, entran en la mar.
Esto no asombrará a quien conozca la evaporación bajo la
Zona Tórrida, y que sepa que cruzando el Sol sobre nosotros
dos veces en el año, sufrimos dos inviernos de unas lluvias
tan copiosas, que si en el Mediodía de Europa, según ob­
servaciones, sube el agua llovediza de 20 a 25 pulgadas al
año, quizá en la Tórrida subirá de 20 a 25 pies.
No porque sucedan veranos ardientes se agotan o dismi­
nuyen considerablemente los ríos. Derrítense las nieves de
los páramos, y suponemos, como es preciso, en las cordi­
lleras unos hidrofilacios de una cavidad enorme. Así lo
priselan (sic) aquellas horrendas avenidas de lodo que en
el terremoto del 4 de febrero de 1796, derrocándose sus ci­
mientos y paredes, se precipitaron del oriente de Ambato
y Tacunga, arrasando cuanto se les oponía al paso, y de­
jando allanadas las honduras y cubiertas las haciendas y
obrajes, juntamente con sus dueños, aquellos mismos que
un momento antes se burlaban de la fortuna.
Si queremos comparar la altura de estas dos cordilleras,
la Oriental, o de los Andes, y la Occidental, que llamamos
de Chisquío, le daremos a aquélla la preferencia sobre ésta.
Primeramente, ella ocupa más de cerca el centro de todo
el Continente. Lo persuade en segundo lugar el número
mayor de sus nevados. Viniendo de Quito a Popayán, el
último que reconocemos es el de Pasto, sobre la de Chisquío,
y no sé que haya otro en toda su longitud hacia el N .; en
lugar de que en la de los Andes después de Cayambe, si­
tuado en la Provincia de los Pastos, vemos a Sotará sobre
Quilcacé y Timbío, a Puracé sobre Popayán, a Huila sobre
Caloto (el que observamos de S. María, cuyo pico austral
CARTAS AL SABIO MUTIS 127

se halló bajo de una misma línea de latitud con dicha


mina), y quizá habrá algún otro más abajo.
En tercer lugar, se prueba con que todos los ríos que hay
desde Quito a Popayán, precisamente nacen de los Andes
y cortan a Chisquío, contando desde la pequeña fuente de
Machanga, que corre por Turubamba, junto a aquella ciu­
dad, hasta el río de Timbío, que nace arriba del pueblo de
este nombre; y cayendo a Patía se junta con Quilcacé, los
dos ríos llamados Gauchicón y San Jorge, y con el de Mayo,
y atravesando a Chisquío por El Castigo forma el gran río
de Patía, pasa por Barbacoas y entra en la mar mucho más
acaudalado.
Recorramos también este cañón o valle que media entre
dichas cordilleras. Yo quiero dividirlo en dos porciones,
esto es, desde Quito hasta el Alto de Aranda, en la monta-
ñuela de Meneses, y desde este punto hasta el Alto del
Rey, en el Tambo. Aquélla se eleva de manera que se lo­
gra por lo regular un horizonte tan vasto como bello. Está
cortada al través con cuatro valles tan profundos como es­
trechos, de pocas horas de tránsito, que se experimenta un
calor insufrible; éstos son: Guáytara, Chota, Pisque, y el
más temido de todos, Gullabamba. Los trozos intermedios
de terreno son por lo regular amenos y apacibles, especial­
mente el que se halla entre Guáytara y Chota, a que dan el
nombre de Provincia. Se siente en éstos un frío extraordi­
nario con la vecindad de los nevados, la escarcha que cae
de tiempo en tiempo, y un aire impregnado de nitro. Se
puede observar de paso que en toda esta extensión no se
da, como en otras partes, la sal a mano a los ganados.
Nosotros suplimos con ella la falta de salitre que sienten
nuestros pastos y dehesas. De aquí depende, sin duda, el
poco pingüe, jugosidad y buen gusto de estas carnes, de
que se sazonan aquellas otras a tan pequeña costa. Sobre
unas campiñas cubiertas a trechos de flores y plantas sa­
ludables están situados grandes pueblos que viven de la
labranza y manufactura, de cuyos ramos nos abastecen a
nosotros.
128 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

La segunda porción que señalé desde el Alto de Aranda


hasta el del Rey está también cortada como en otras por­
ciones; con los dos valles o encañadas de Juanambú y de
Mayo, poco diferentes de los anteriores, y del gran valle
del P atía. Este se extiende desde Mercaderes, o algún tanto
más acá, hasta el referido Alto del Rey. Toda esta porción
es un terreno todo nuevo, y ofrece sólo un espectáculo te­
rrible. La sed, el hambre, un ambiente de fuego, la soledad
y desamparo casi universal, los peligros a cada paso, un
suelo escarpado todo, y un pequeño cielo casi siempre obs­
curecido con los humos y vapores, son los compañeros inse­
parables del miserable viajero. Yo quisiera comparar a
Patía, que es el centro de todos estos primores y bellezas,
a una gran caverna rodeada de murallas; tal es su profun­
didad respecto de Pasto y Popayán; y tánto descuellan sus
cordilleras, que me hallo tentado a recordar la fábula de
Atlante. Sin embargo, este suelo nos provee quizá la mitad
del año con sus novillos.
El suelo de Popayán es quizá una prolongación de la
base de Puracé; su elevación se extiende desde aquí en lon­
gitud hasta Chisquío, pasando por el Tambo, y en latitud,
desde estos puntos hasta los cerros de Monchique, colo­
cado al E. de La Chapa, en medio del valle, y de La Teta,
al O., que están bajo de una línea. Saliendo de las bellas
y fértiles campiñas de aquella ciudad destinada solamente
a la ceba de algunos novillos y a la custodia de los caballos
de verano, va declinando el terreno poco a poco, hasta es­
tos puntos; está lleno de quiebras y desigualdades, casi por
lo general cubierto de árboles y malezas, o casi ninguna
población. Así la Providencia ha esparcido allí con tánta
abundancia el laurel, que con su beneficio se alivia la in­
digencia de la mayor parte de sus vecinos.
Entramos ya en las inmensas llanuras de tierra caliente,
que se extienden hacia el N., de una a otra cordillera.
Esta es la parte mejor y más poblada del Obispado, y como
el granero o despensa de Popayán. Yo no temería dar el
nombre de Nilo al río de Cauca, que la baña, especialmen-
CARTAS DEL SABIO MUTIS 129

te a toda la extensión que media desde que éste se junta


con el Palo hasta Buga, la más laboriosa de todas las ciu­
dades; y a excepción de un corto número de hacendados,
puede decirse con tanta verdad como vergüenza que la
fecundidad increíble de este distrito compite generalmente
con la pereza de sus naturales. Cualquiera que de paso
haya visto a Quilichao, Caloto, a otros pueblos que hay en
él, lejos de tenerme por temerario, juzgará que he hablado
con modestia.
Pero veamos el origen y el curso de este hermoso río.
Naciendo entre los llanos de Paletará, junto a Puracé, se
precipita rodeado de montañas hasta los campos de Río-
blanco; desde aquí, adquiriendo un lecho más blando, corre
con majestad; y yo no sabría decidir si la amenidad de
sus riberas y el magnífico puente (?) que lo cubre le dan
mayor realce y compostura, o si, al contrario, la reciben de
él. Desde aquí sigue en línea recta hasta Chisquío, tuerce
el paso hacia el N ., corre paralelo con el pie de dicha cor­
dillera hasta La Balsa. Aquí, por una curva, se avanza a
una tercera parte del valle, impelido tal vez de la promi­
nencia del suelo que se le opone, que es, sin duda, una
continuación de la base de los famosos farallones de Cali.
Abajo de esta ciudad vuelve a cargarse sobre la misma
cordillera, y, apartándose ya más, ya menos, hasta abajo
de Cartago, por fin se inclina al N .E ., corta la Cordillera
de los Andes, o más bien la termina, se junta con la Mag­
dalena en Mompós, y entran al mar del N ., en Cartagena.
Vuesamerced bien conocerá que cuando hablo de los An­
des, trato solamente de este gran trozo que forma nues­
tro valle.
En el viaje que hicimos de Popayán a aquí, y en el pe­
queño mapa que di a vuesamerced desde aquí hasta Cali,
observará el número considerable de ríos que bajan de los
Andes a Cauca. En comparación de éstos, son bien pocos
los que le entran de Chisquío, lo que hace una nueva prueba
de la menor altura de esta cordillera. Esto quedará todavía
C a r ta s a M u tis— 9
130 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

más demostrado si se atiende a los muchos y muy caudalo­


sos que nacen de ella misma por el lado opuesto, y bañan­
do las Provincias del Chocó, entran en la mar del S. y en
la del N.
Se me olvidaba hablar a vuesamerced sobre los minera­
les de oro de este mismo valle. Son como una gran faja
o zona de tres a cuatro leguas de ancho, que se extiende de
una a otra cordillera, atravesado por los cerros de Mon-
chique, La Chapa y La Teta. La mitad al E. tiene el nom­
bre de minas de Quinamayo, y la otra mitad, al O., el de
Gelima. Quizá ya no se extrae una tercera parte de oro,
que ahora cincuenta años. Ya los productos están como
equilibrados con los gastos; y dentro de bien poco será
preciso destinar a la labranza los brazos de cosa de dos mil
y quinientos hombres, que componen ahora los reales.
Se ha hablado siempre sobre un gran salto que tiene o
forma Cauca abajo de Cartago, ponderando las ventajas
que traería al comercio y a la labor de dichas minas si se
rompiese la llave de piedra que se interpone; pero no he
oído siquiera una palabra sobre los perjuicios gravísimos
que recibirían todas las haciendas de tierra caliente. Aquí
no hay quien pueda informarme de la situación, altura y
más cosas de dicho salto. Si yo tuviera comodidad de pa­
sar a reconocerlo, ya me atrevería a hacer algunas re­
flexiones para la decisión de este problema.
Vea vuesamerced, mi amigo, en^globo, lo poco que me
ha ocurrido para dar gusto a vuesamerced. Si en medio de
esta pajaza hallase alguna cosa que merezca su atención,
me animaré a ir mandando otras frioleras.
Tengo ya los esqueletos, y espero ponerlos con los más
que caigan en manos del señor Provisor, como vuesamerced
me previene. De Cali me escribió el doctor Vergara; que
aún no llegaba la cosecha del Quereme, y que estaría con
este cuidado.
Saludo a mis primos Arroyos. A Dios, quien le guarde
muchos años.
Su Capellán, Del Campo
A rchivo N acional. Bogotá.—A rchivo anexo, H istoria, tom o 28, fols.
733 a 738 vto.
l

CARTAS DEL SABIO MUTIS 131

58.—De una copia).

Mi venerado señor:
No he podido resistir a los impulsos de mi corazón: sin
su consentimiento he colocado su respetable nombre al
frente de mis ensayos sobre la Geografía de la Provincia
de Antioquia. Haber yo recibido mis cortas luces sobre esta
ciencia interesante en su Observatorio Astronómico; de­
berse a vuesamerced los conocimientos científicos que exis­
ten en el Reino; saber lo célebre que es ya su nombre entre
los sabios; hé aquí las poderosas razones que han influido
en semejante determinación. Conozco que la obra no es
digna de tan sabio Mecenas; pero con todo, estando deter­
minados los principales puntos por observaciones astronó­
micas, y los demás por rumbo y estimaciones trigonomé­
tricas, espero que la adjunta copia merecerá la indulgencia
de vuesamerced, como formada por un principiante, así en
el dibujo como en la astronomía. (1)
Deseo el que vuesamerced me ocupe, pues soy uno de
sus más apasionados. Entre tanto, pido a Dios guarde su
importante vida muchos años.
Su afectísimo y seguro servidor que su mano besa,
José Manuel Restrepo
Santa Fe, 24 de enero de 1808.
“E xpedición B otánica de José C elestino M utis al Nuevo Reino de
G ranada y M em orias In éd itas de F rancisco José de C aldas”, p o r Diego
M endoza. M adrid. L ib re ría G enera! de V ictoriano Suárez. 1909 Págs.
148 y 149, en nota.

(1) La excelente M onografía del doctor R estrepo vio la luz pública


en el célebre Sem anario del Nuevo Reino de G ranada, que publicó el
sabio C aldas en la ciudad de S anta Fe de Bogotá, en el año de 1809.
132 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

59.—Del original).

Amo mío:
Ya llevo tomadas dos limetas de sudores. He sudado
con ellas, pero del muslo abajo estoy recia, y doliéndome
las canillas, y siento un extraño hielo. Yo ya me veo cua­
jada de angustias de este encierro funesto, y trastornada
con el susto de que dicen que ayer tembló. Por lo que si a
vuesamerced le parece, ya suspenderé (advierto que aún
continúo sudando), y me dirá qué método tome.
Dios le pague lo que aguanta a esta su molesta humilde
hija,
María Josefa
A rchivo N acional. Bogotá.—A rchivo anexo, H istoria, tom . 28, fol. 751.
CARTAS DEL SABIO
FRANCISCO JOSE DE CALDAS

Los o riginales fo rm an p a rte d el “ A rchivo de


M u tis” , que se conserva en el J a rd ín B otánico de
M adrid, España, donde los copió el em inente colom
biano Diego M endoza P érez, y publicó en su excelente
o b ra “ E xpedición B otánica de José C elestino Mutis
al Nuevo R eino de G ran ad a y M em orias In éd itas d*
F rancisco José de C ald as” . De esta o b ra fu ero n to m a­
das por el m eritísim o h isto riad o r E duardo Posada para
su célebre recopilación “ C artas de C aldas” .
60.—Del original).
Popayán, y agosto 5 de 1801.
Señor doctor don José Celestino Mutis: (1)
Muy señor mío de toda mi estimación:
Recibí la primera carta de vuesamerced, pero ¿qué car­
ta? Dos buenos tubos de barómetro y las obras maestras de
Linneo. Este modo de escribir es singular y nuevo; es en
un idioma que lo entienden las naciones más bárbaras, y
de que no usan sino las almas generosas. Confieso que es­
toy tan asombrado como reconocido. No puedo admirar
bastante que un hombre del mérito de vuesamerced haya
acogido tan favorablemente un rasgo que remití a mis
amigos, que desee escribirme, que sienta no haberme co­
nocido, que comience a protegerme sin saberlo yo mismo,
y m tnlé libros e instrumentos, esto me hace sospechar que
mis amigos, deslumbrados por el amor que me tienen, han
ponderado demasiado los cortos conocimientos que tengo.
Ellos tal vez piensan que van a hacer conocer a un hombre
ilustrado y capaz de tomar parte en las sabias y profundas
investigaciones de la naturaleza, que há tántos años hacen
su única ocupación.
Pero yo pienso de un modo muy diferente. ¡Qué contras­
te no hay entre los dos! Vuesamerced sabio, conocido de
la Europa entera, elogiado en el Norte por el digno hijo
de Linneo, apreciado de la Nación, que ha merecido la con-

(1) Esta carta fu e p u b licad a p o r don A driano P áez en 1874, en la


R evista L atinoam ericana, de P a rís (página 3S2), y p o r el doctor Diego
M endoza en 1909, en su libro E xpedición B otánica fie José C elestino
M utis a l Nuevo R eino de G ran ad a y M em orias In éd itas de Francisco
José de Caldas (N ota del doctor E duardo Posada, en su libro C artas
de Caldas, en el cual rep ro d u jo todas las dirigidas p o r el sabio co­
lom biano al in m o rtal M utis, su m aestro y p rotector, y que fu ero n por
p rim era vez publicadas con su o rto g rafía orig in al p o r el citado doctor
M endoza en las páginas 134 a 254 de su lib ro ).
136 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

fianza de nuestro augusto Soberano, jefe de una brillante


expedición cuyos frutos preciosos espera con impaciencia
el mundo sabio; yo, ignorante, desconocido de mis paisanos
mismos, pasando en un rincón de la América una vida os­
cura y a veces miserable, sin libros, sin instrumentos, sin
medios de saber y sin poder servir en alguna cosa a mi
Patria. Esta espantosa diferencia de fortuna y de luces
me acobarda, y sólo el conocimiento que tengo de la bon­
dad de vuesamerced, unido a la sinceridad y buena fe con
que voy a hablar de mis estudios, pueden animarme. No
pretendo parecer sabio, porque no lo soy; no quiero que
vuesamerced se forme una idea falsa de mí, juzgándome
por los informes apasionados de mis amigos. Esto perjudi­
caría demasiado a mi instrucción, porque no podría vuesa­
merced aconsejarme con acierto. Es preciso que depo­
niendo todas las ideas que tenga vuesamerced de mis co­
nocimientos, sustituya la descripción siguiente que voy a
hacer de ellos:
Mi primera educación fue adocenada: a los diez y seis
años de edad vi unas figuras de geometría y unos globos,
y sentí una vehemente inclinación hacia estas cosas. Por
fortuna, me tocó un catedrático ilustrado, que detestaba
esa jerga escolástica que ha corrompido los más bellos
entendimientos; me apliqué bajo su dirección al estudio
de la aritmética, geometría, trigonometría, álgebra y física
experimental, porque nuestro curso de filosofía fue verda­
deramente un curso de física y de matemáticas. Los que
disponían de mis estudios y de mi persona me remitieron
a esa capital, me encerraron en uno de esos colegios en
que no se veía otra cosa que desatinos de materia prima,
me pusieron a Vinio en las manos; pero yo no había nacido
para jurisconsulto. A pesar de los castigos, reconvenciones
y ejemplos, yo no pude tomar gusto a las leyes ni a Justi-
niano, y perdí los tres años más preciosos de mi vida.
Así que recobré mi libertad por medio de un grado que
no exige conocimientos, me restituí a mi lugar; aquí, dueño
de mis acciones, me entregué a cultivar los elementos que
CARTAS DEL SABIO MUTIS 137

había recibido en el curso de filosofía. Conocí que éstos


no eran sino las semillas de las ciencias, que era preciso fo­
mentarlos, multiplicarlos de todos modos, comenzar a ob­
servar y poner en práctica los principios. Nada tocaba más
vivamente mi gusto que la astronomía; su relación con la
navegación, con la geografía, con la cronología, lo brillante
y magnífico del espectáculo, me decidieron por ella. Pero
¿qué podía hacer en un país en que se ignoran hasta
los nombres de cuarto de círculo, telescopio y péndola?
Cuatro libros que una feliz casualidad arrojó a esta ciudad
me daban nociones de esta ciencia y de sus instrumentos;
mis deseos, mi furor por la astronomía me sugerían recur­
sos. Un pequeño gnomon que hice construir me entretenía:
tiraba meridianos, observaba alturas del Sol, fijaba latitud,
calculaba azimutes, y emprendí conocer la amplitud de la
eclíptica por la observación de los solsticios; con sólo este
instrumento estaban para mí como aniquiladas las estrellas
y los planetas, y no podía dar un paso más en la ciencia
que hacía mis delicias. La necesidad de buscar la subsis­
tencia, que en otros sofoca el amor a la sabiduría, en mí
fue una ocasión para adelantar algo en mis estudios.
Volví el año de 796 a Santafé con miras de mercader;
aquí vi por la primera vez y de paso la astronomía de
Lalande y los elementos del abate Besout para los guar­
dias marinas de Francia. Estos dos libros, al tiempo que
me instruían, me manifestaban que era imposible ser as­
trónomo en América. Copié del último las tablas del Sol
para calcular sus declinaciones y hacerlas servir en mis
observaciones de latitud; compré una brújula, un baróme­
tro de mar, dos termómetros y un octante de reflexión.
Mis intereses mercantiles me llamaban a Timaná, y em­
prendí hacer una Relación de viaje. Entonces fue que subí
a Guadalupe y tomé el material para el papel que ha visto
vuesamerced de la elevación de este cerro. Partí de San­
tafé en octubre del mismo año, y emprendí levantar la
carta del país que iba a atravesar; observé la elevación del
mercurio en el barómetro en La Mesa, Tocaima, Gigante,
Pital; aquí se rompió el instrumento.
138 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

A mi llegada a Timaná se disputaban los límites de ju­


risdicción este Cabildo y el de La Plata; se me encargó le­
vantar la carta de su jurisdicción, que también ha visto
vuesamerced. Yo quería establecer un punto en longitud
por alguna observación astronómica; el eclipse de Luna del
3 de diciembre de 1797 me ofrecía una ocasión muy venta­
josa. Aunque no tenía péndola, sabía que con sólo la al­
tura de una estrella podía concluir el tiempo verdadero de
mi observación. Yo había hecho construir un cuarto de
círculo de madera de diez y siete pulgadas francesas de ra­
dio, le había dividido con cuanta exactitud me fue posible,
poseía un anteojo de cuatro palmos y una muestra de se­
gundos, regular; pero me faltaba un coobservador. El
Cura del Gigante, hombre de talento, se encargó de ayu­
darme. Antes del eclipse observé la altura de dos estrellas,
y noté el instante que señalaba mi muestra; el cálculo me
enseñó lo que atrasaba o adelantaba sobre el tiempo ver­
dadero. Poco después comenzó la inmersión, y noté por mi
muestra la hora y segundos en que se verificó; lo mismo
hice con veinticinco lugares del disco lunar. Concluida la
inmersión, tomé la altura de otras estrellas para poder juz­
gar del estado de la muestra. Diez y siete lugares observé
en la emersión, y concluí por volver a tomar alturas de
estrellas para corregir la muestra. De este modo comencé
la carta de Timaná, que concluí en febrero de 798.
Dejé este país miserable y volví a Popayán, con el co­
nocimiento que no era para mercader; aquí he trabajado
en cultivar la astronomía. Emprendí fijar la longitud de
mi Patria; sabía que en Cali existía un telescopio acromá­
tico de cuatro pies, e hice todos mis esfuerzos para que
me lo prestasen. Lo conseguí, y he logrado observar cua­
tro emersiones del primer satélite de Júpiter.
Fijado en un lugar con unos instrumentos miserables, no
podía la astronomía llenar mi tiempo, y fue preciso buscar
una ciencia que no exigiese el aparato de aquélla; tal me
pareció la botánica, antes que supiera qué era botánica.
Contento con el pequeño curso de Ortega, me dediqué a
estudiarlo; pero bien pronto conocí que era insuficiente.
CARTAS AL SABIO MUTIS 139

Busqué en todas las bibliotecas de Popayán otros libros que


pudiesen satisfacer mis deseos, y no hallé en todas ellas
sino las Instituciones de Tournefort. Ya había gustado la
belleza del sistema de Linneo en el de Ortega, y fue preciso
que me desagradase el Tournefort; pero no había más li­
bros, y era preciso estudiarlo. Al cabo de algún tiempo un
amigo generoso pidió la Parte Práctica de Linneo, tradu­
cida por Palau, y me cedió su uso. Esta es la época de
mis pequeños progresos en la ciencia de los vegetales. Con
esta obra inmortal pude determinar muchas plantas, y pi­
caron mi gusto por la botánica, como Lalande lo había
hecho por la astronomía. Pero la parte científica, la filo­
sofía botánica de este autor me faltaba. Yo he hecho los
últimos esfuerzos para conseguirla; la he pedido a esa ca­
pital, a Cartagena, a Quito, y han sido infructuosas todas
mis diligencias. De repente, cuando menos lo pensaba, me
hallo con este libro precioso entre las manos, remitido por
el primer botánico de la Nación, como su primera carta.
A usted dejo la consideración de lo que pasaría en mi alma
cuando leí lascarías de mis amigos y vi la Filosofía Botá­
nica. Toda mi vida le conservaré como el más bello monu­
mento de su generosidad, y como el mejor título de honor
que pueda adquirir. Yo no puedo recompensar a vuesa-
merced sino con un eterno reconocimiento. Sí, jamás olvi­
daré el 3 de agosto de 1801, día en que he recibido este
presente, presente digno de un sabio.
Cuando pensaba dedicarme con más ardor al conoci­
miento de las plantas en medio de la paz de mi familia,
un pleito temerario, ganado por mí en esta ciudad, me
llama a Quito; y hé aquí renacida mi pasión por la astro­
nomía. Este país visitado por los héroes de esta ciencia,
que han determinado la elevación y posición de estos luga­
res, y que han dejado los monumentos más preciosos. Estos
me arrastraban con más violencia que el oro y todas las
riquezas; este país es un libro abierto en que puede estudiar
un aficionado a las matemáticas. Es verdad que la botánica
puede cultivarse en este viaje, y estoy resuelto a consa­
grarme a ella. Yo no correspondería a usted sus finezas
140 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

si no le diese una razón circunstanciada de mis operaciones


en los géneros que puedo hacer algo. ¡Dichoso si merezco
la acogida de vuesamerced, y mil veces más dichoso si vue-
samerced se digna corregir mis defectos! De este modo po­
dré hacer algo de provecho en lo sucesivo, me instruiré y
tendré el honor de contarme entre el número de los discí­
pulos de vuesamerced.
Mi partida para Quito es el 10 de agosto, y no me ha sido
posible esperar en ésta al Barón de Humboldt; en Quito
tendré la satisfacción de conocerlo y de aprender algo.
Si vuesamerced juzga que puedo por mi parte desempe­
ñar el encargo de los esqueletos de quina de Esmeraldas,
puede vuesamerced mandarme sus instrucciones para no
errarlo. ¡Ojalá pudiera dar a vuesamerced esta pequeña
muestra de mi reconocimiento! En ninguna ocasión se juzga­
ría más honrado su afectísimo estimador y vivamente re­
conocido,
Francisco José de Caldas

61.—Del original).
Quito, y abril 6 de 1802.
Mi protector, mi padre:
No hallo un epíteto que corresponda a la bondad, a la
virtud del alma grande y generosa del ilustre Mutis. ¡Oh
Dios! ¡Qué presente tan grande hicisteis a la América cuan­
do arrojasteis a nuestro Continente al generoso Mutis! So­
mos unos estúpidos, merecemos el anatema de todo el uni­
verso si el nombre augusto de Mutis se separa en adelante
de nuestros labios, ni no le fijamos en todos los lugares.
Si su imagen respetable no se ve sobre el mármol y el
bronce en todas las ciudades, en todos los colegios, en todas
las plazas de nuestra América. ¡Ah! ¡Qué grande es Mutis!
¡Que no tenga en mis manos todas las coronas del Universo
para acumularlas sobre su cabeza! Mi corazón está agita­
do: yo no cómo, no duermo; en todos los momentos se
presenta a mi imaginación Mutis, el sabio, el virtuoso
CARTAS AL SABIO MUTIS 141

Mutis. Ya es pequeño mi corazón para amar a hombre tan


grande. ¿Quién pudiera ir de nación en nación a publicar
una generosidad de que no tenemos ejemplos en la histo­
ria? Ilustre sabio: recibe estas cláusulas concebidas en los
transportes de mi alma conmovida, como la efusión de un
corazón tiernamente agradecido.
Padre mío: sí, lo repito, padre mío; acabo de recibir de
vuestras manos beneficios dignos del padre más amante y
tierno. Ya no puedo decir que no tengo protectores. Si no
soy sabio, si no sostengo con honor la gloria del hombre
único que tiene la Nación, no tengo de qué quejarme; toda
la culpa se imputará a mi pereza. Esto sí, ilustre sabio,
es proteger las ciencias, es amar a la Patria y a la posteri­
dad. ¿Cuál es el hombre que derrama el oro y la plata a
manos llenas para que un joven viaje, se instruya y vuelva
a ser útil al común? ¡Ah! ¡Qué raros son estos genios bien­
hechores! ¡Qué ingratos hemos sido con este ángel tutelar
de la Nueva Granada! ¡Cuántos años há que trabaja en
ilustrarnos, en hacernos felices! Ignorantes hasta no per­
cibir vuestro mérito, vuestra sabiduría, una sabiduría que
ha resonado en los ángulos más retirados de la Europa.
Bárbaros, hemos creído que el ilustre Mutis era un hom­
bre común. ¡Ah! ¡Qué suerte la de los hombres grandes!
No conocemos su mérito sino en su ocaso, y el colmo de su
gloria está decretado a los cien años de enterrados. Sí,
ilustre protector de los genios americanos; sí, padre de las
luces que hoy poseemos: esta es vuestra suerte. ¡Ojalá
nos hubiéramos contentado con una indiferente estupidez!
Habrías seguido tranquilo en colmar de beneficios a unos
ingratos; pero se os ha disputado la gloria, se ha querido
arrebatar de vuestras manos el más bello de vuestros des­
cubrimientos. Yo me irrito y me anima el furor cuando
me acuerdo de esta traición hecha por un hombre que no
merece ser vuestro discípulo; pero me desvío del grande
asunto que hoy nos ocupa.
¡Ah! ¡Día 3 de abril de 1802! ¿Te borrarás alguna vez de
mi memoria? Este día, día glorioso y terrible, hará época
en mi vida. A las dos de la tarde se aparece en mi casa un
142 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

criado del Barón de Humboldt, me entrega un pliego, co­


nozco la letra del ilustre Mutis, mi corazón se conmueve,
a'bro, veo este nombre: J . C. Mutis; mis lágrimas asoman,
no puedo contenerme, beso esta firma respetable, leo. ¡Cie­
lo santo!, sólo tú eres testigo de lo que pasó en mi alma;
mis ojos se anegan; mi garganta se anuda; corro como loco;
no hallo a un amigo a quién dar parte de mi felicidad y
con quién disipar una parte del fuego que me abrasa; voy
a casa de Humboldt, no le hallo; vuelvo a la mía; no atino,
no puedo fijarme en nada; todo es amar a Mutis, todo es
admirar su generosidad. ¡Qué cúmulo de ideas se me pre­
sentan! ¡Qué gloriosos trabajos los que voy a emprender!
Hé aquí al mortal más feliz. Vuelvo a la casa del Barón;
le hallo; pregunto por el sabio Mutis, por sus cartas. Me
contesta este viajero con frialdad; me suprime el asunto
principal; me lo niega directamente. En los primeros mo­
mentos de mi sorpresa creo al prusiano. ¡Qué asombro
el mío! Veo de letra del ilustre Mutis estas cláusulas, que
quedarán eternamente grabadas en mi corazón: Se cum­
plirán los ardentísimos deseos de usted si mi amadísimo
el señor Barón de Humboldt nos franquea su consenti­
miento; tengo en mis manos un cuantioso libramiento.
Oigo de boca de este sabio joven: no me dice nada el señor
Mutis, no me ha escrito sobre el viaje de usted. ¡Qué dis­
tracción tan espantosa la de mi ilustre protector! decía
dentro de mí. No puede ser; vuelvo a reconvenir y a pre­
guntar, reconvengo con mi carta, con el libramiento. La
fuerza de la verdad le oprime y me dice: Mi amigo, yo he
mentido a usted; el señor Mutis me habla a la larga del
asunto, pero yo, que he resuelto viajar solo, no quería dar
a usted esta pesadumbre. ¡Qué rayo, qué golpe tan terri­
ble sufre mi corazón! Del colmo de mi gloria, en un mo­
mento paso a la melancolía más profunda y a la desespe­
ración.
¡Qué reflexiones tan espantosas me oprimen! Todo el
vasto edificio de mis proyectos se desploma; todo desapa­
rece como el humo. ¡Qué contraste el que se presenta a
mi imaginación! Mutis, celoso, amante de las ciencias, abre
CARTAS AL SABIO MUTIS 143

sus tesoros. Humboldt, amante de un desembarazo pue­


ril, le oprime el modesto equipaje de Caldas, le parece
complicado el aparato de una persona más. Mutis se pone
en movimiento, escribe, empeña su respeto por ilustrarme.
Humboldt sacrifica mi fortuna, mi gloria, a una comodidad
imaginaria. Mutis, amante de su especie, quiere prolongar
sus beneficios más allá de la muerte, reproduciendo sus
conocimientos en jóvenes aplicados. Humboldt me deja con
tranquilidad en medio de mis cadenas. Sí, ilustre protec­
tor mío, estas son las ideas bajo de las cuales me repre­
sentaré toda mi vida al ilustre Mutis y a Humboldt.
Jamás pensé que un hombre que me había apreciado
tánto; que recogía mis pequeños trabajos con ardor; que
los ponía al lado de los suyos; que me había hecho un elo­
gio en sus diarios superior a mis méritos; que más de una
vez había dicho que era lástima no se me protegiera y que
se me armase de instrumentos; que había escrito a Popa-
yán para que se me costease a Europa, sin saberlo yo mis­
mo; que me inspiraba ideas gigantescas y gloriosas de tra­
bajos futuros, jamás, digo, creí que me negase su lado y
que no me permitiese acompañarlo al Perú y a Méjico,
acabando por franquear oficiosamente este favor a un jo­
ven ignorante, sin principios y disipado.
Corramos de una vez el velo a este misterio. Yo hablo
con el hombre prudente y reservado, que ocultará eterna­
mente lo que voy a escribir. El carácter de Humboldt y el
de Caldas son muy diferentes. El primero tiene una viveza
que ya toca en inquietud, locuaz, amante de la diversión
y de la sociedad; el segundo, con un fondo de actividad,
conserva un cierto grado de lentitud en sus operaciones,
taciturno, de una vida un poco austera, y amante del retiro;
su semblante frecuentemente tranquilo; rara vez risueño,
no salta, no canta, no corre, no lucha. Este es el origen,
diga lo que quiera el Barón de Humboldt, de su negativa;
así lo dijo a un amigo. Si no es así, ¿de dónde la estrechez,
las satisfacciones con unos jóvenes que no saben sumar,
que no conocen un ángulo? La amistad más viva, el amor
144 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

más verdadero, no puede igualar al que el Barón ha mani­


festado en Quito con esta especie de gentes. Este es un
hecho público, y de que darán testimonio todos estos habi­
tantes. Es joven, es extranjero, no es inglés. Una conducta
severa y tranquila no es del gusto del Barón. Bien presto
conocí que el modo de agradarle era hablar, reír, correr.
Pero yo no puedo contrahacer mi carácter; paso antes por
disgustar al Barón. Yo he entrado dentro de mí, he exami­
nado mi conciencia, y me he preguntado: ¿qué has hecho
al Barón para que no quiera llevarte a su lado? No he
hallado, ilustre protector mío, no he hallado sino elogios,
admiración, pequeños servicios, porque no soy capaz de
grandes obsequios. Todo lo que alega para eximirse me
ha parecido más excusas que razones, me ha avergonzado,
y he resuelto no volver a hablar sobre el particular con
este viajero.
La conducta que he guardado con él ha sido ésta. Yo
le he mirado como joven, no he querido abrirle mi cora­
zón, ni mi genio; le he manifestado aquellas cosas que me
parecían análogas a sus trabajos, sin otro fin que el que
me advirtiese mis errores y me pusiese en el camino; he
hablado cuanto menos ha sido posible, porque no quería
pasar la plaza de charlatán; le he hecho muchas preguntas,
y me he retirado. Yo conocí desde el primer día que nos
conocimos, que nuestros genios no eran análogos, y he pro­
curado no serle molesto; estoy bien seguro que no me co­
noce, y si aventurara sus juicios, son por algunas observa­
ciones que le he dado, y nada más. Un día, recién llegado,
me leyó un elogio que había hecho de mí en sus diarios,
me franqueó su libro, le copié.
Quiero insertarlo a usted, no para que lo crea verdadero,
sino para que vea cómo pensaba de mí este viajero. Des­
pués de referir una observación de longitud hecha en Po-
payán con el primer satélite de Júpiter, perfectamente
acorde con la de su cronómetro, dice:
“Ce Mr. Caldas est un prodige dans l’astronomie. Né
dans les ténébres de Popayán, n ’ayant jamais voyagé plus
CARTAS AL SABIO MUTIS 145

loin que jusqu’a S. Fe il s’est construit lui méme des ba-


rométres, un secteur, un quart de cercle du bois. II tire
des méridiens, mensure la lat. Par de gnomons de 12-15
pieds. Que ne ferait pas ce jeune homme dans un pays oü
il y a des moyens, oú il ne faut pas tout apprendre par
soi méme! Les ouvrages de Bouguer et de La Condamine
ont eu une influence singuliére sur les américains depuis
Quito á Popayán. Le sol de ce pays est devenue classique
et on est tenté de dire qui se rapporte au sol natal. L’au-
dience de Quito a pu détruire les pyramides; mais elle n’est
pas réalisé d’étouffer cet étincelle de génie qui renait de
temps en temps dans ce pays et qui étraine dans le carriére
que les Bouguer et La Condamine ont ouvert” .
Esto escribía en Popayán, por un simple M. S. antes de
conocerme. Pienso que mi moderación lo ha hecho mudar
de concepto; no estoy plenamente seguro de este punto.
Pero hoy mismo entró un amigo en mi casa, y me dice:
“No se confíe usted del Barón; yo he oído que decía a N.
a N. (jóvenes ignorantes y los mismos de que he hablado),
Caldas es un tonto, y otras cosas de esta especie.” No quie­
ro creerlo por ahora, porque apenas conoce mi interior, y
este pueblo es abundante de chismes.
No será así mi conducta con mi amado protector; a él
abriré plenamente mi corazón, yo le diré cuanto pienso y
le remitiré mis trabajos. Por ellos y no por juicios siem­
pre osados, debe usted conocerme. No seré tonto, no lo ne­
garé al Barón, pero no tiene en sus manos tontera dada
por mí. Jamás le he manifestado mis modos de pensar, y
siempre he oído con respeto los suyos, y he corregido los
míos. ¡Ojalá me hubiera ocultado de él para siempre! Pero
ya no hay remedio.
Confieso que la noche del 3 fue noche tan espantosa
para mí como gloriosa la tarde que le precedió; la pasé en
medio de las más tristes reflexiones, me abatí. Pero estoy
repuesto, he vuelto sobre mí, y en el seno de mi desgra-
C a r la s a M u tis— 10
146 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

cía me he consolado, he enjugado mis lágrimas con mi ge­


neroso, mi sabio Mutis. Nuestros caracteres parecen aná­
logos, y creo que una paz eterna reinará entre nosotros.
Todo lo que sé de la vida pública y privada del virtuoso
Mutis, me encanta, me arrebata. Tan agradecido de vuesa-
merced como resentido del desaire de este viajero, me vuelvo
a mi padre, a mi protector, le muestro mis cadenas y quiero
que añada a estos títulos gloriosos el de mi libertador. Sí,
sabio, generoso Mutis, sacadme del abatimiento, de la igno­
rancia y de la obscuridad en que vivo. Yo envejezco en
medio de un pueblo bárbaro, y treinta y dos años de es­
fuerzos para ilustrarme deben compadecer al virtuoso
Mutis. Esta pasión de saber, sin los medios de conseguirlo,
es mi cruz y mi suplicio; entro en furor que se equivoca
con la desesperación. ¿Por qué me ha dado la Naturaleza
este amor a la sabiduría, si me había de privar de los me­
dios de conseguirla? Yo soy un necio. ¿No me ha dado al
generoso Mutis? Sí, y hé aquí el fin de mis angustias.
Con las lágrimas en los ojos he formado otro plan de
trabajos y de operaciones que debía seguir aquí. El tiempo
se me ha estrechado de tal modo que es imposible co­
piarlo: él seguirá en el venidero; allí abro a usted todo
mi genio, le manifiesto mi interior, todos mis trabajos,
todos mis proyectos; el lenguaje de la verdad se habla en
él. Remito una muestra de mis operaciones, para que
usted las juzgue con rigor, para que decida de la limita­
ción y estupidez de su autor, para que vea si merezco se
auxilien unos trabajos que mis émulos sin motivo quieren
calificar de tonteras. No soy sabio, éste es mi primer co­
nocimiento; pero me parece que lo poco que sé, lo poco
que he hecho hasta ahora, está trabajado con cuidado y
con verdad.
Ya no existo para mí, todo pertenezco a mi generoso pro­
tector, de él depende hoy toda mi fortuna y mi gloria. Y
estando en manos tan benéficas, ¿puedo dudar un momento
de que ya tengo un destino análogo a mis ideas y a mi ge­
nio? ¿Que ya expiró para mí el abatimiento y la miseria?
CARTAS AL SABIO MUTIS 147

¡Cielo santo!, conservad esta vida tan preciosa, prolongad


unos días que nos labran nuestra felicidad. Ya que habéis
sido tan benigno en dárnosle, no nos le quitéis apresurada­
mente. Sí, yo quedo pidiendo al Señor esta gracia singular,
y vuesamerced debe estar convencido que a nadie cede en
amor, en respeto, en reconocimiento para con vuesamerced,
su afectísimo y tiernamente agradecido,
Francisco José de Caldas
P . D .—No devuelvo el libramiento de que no he hecho
uso, hasta que vea vuesamerced mi nuevo plan en el siguien­
te. Si merece su aprobación, evitaremos el transporte; si no,
haré fielmente lo que me ordene el sabio Mutis.

62.—Del original).
Quito, y abril 21 de 1802,
Señor doctor don José Celestino Mutis.

Mi padre:
Permítame vuesamerced este dulce tratamiento. Son tántos
los beneficios que he recibido de sus manos, que exceden a
los que pudiera haber recibido del más tierno padre. Mi
alma está abrasada con el más vivo reconocimiento; no
puedo separar un instante al generoso Mutis de mi me­
moria. ¡Qué fiel es mi corazón! Cuando estuve en esa ciu­
dad en 796, que vi a usted en muchas concurrencias sa­
gradas, olvidando la santidad de los lugares fijaba mis
ojos, meditaba sobre el exterior del sabio Mutis; un secreto
placer me arrebataba, y no me cansaba de m irar al padre
de nuestros conocimientos. Si fuera estatuario o pintor,
creo formaría en Quito el retrato del ilustre Mutis. Tan
fijos tengo en mi memoria los rasgos de ese rostro tranquilo
y venerable. Cuando comienzo a hablar de usted, me vuel­
vo inagotable, y es necesario hacer callar a esta alma agi­
tada, a este corazón reconocido, para poder hablar de otros
asuntos.
148 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Ya sabrá usted la suerte desgraciada de nuestros pro­


yectos. ¡Pero qué lejos están del sabio Mutis las causas
que han arruinado esta empresa! En mi anterior, por efec­
to de moderación y de mi crianza, manifesté a usted la
diferencia del carácter del señor Barón y del mío; es ver­
dadera, no quise adelantar el paralelo, y me contenté con
esto. Pero pensando con más reflexión sobre el asunto, he
creído debo hablar al autor de mi fortuna con una fran­
queza digna de un hijo agradecido. Confieso que mi plu­
ma se resiste, y sólo el amor de mi honor y el de la verdad
me hacen revelar a usted un secreto abominable.
¡Qué diferente es la conducta que el señor Barón ha
llevado en Santafé y Popayán, de la que lleva en Quito!
En las dos primeras ciudades fue digna de un sabio; en la
última es indigna de un hombre ordinario. El aire de Quito
está envenenado; no se respiran sino placeres; los preci­
picios, los escollos de la virtud se multiplican, y se puede
creer que el templo de Venus se ha trasladado de Chipre
a esta ciudad. Entra el señor Barón en esta Babilonia, con­
trae por su desgracia amistad con unos jóvenes obscenos,
disolutos; le arrastran a las casas en que reina el amor
impuro; se apodera esta pasión vergonzosa de su corazón,
y ciega a este sabio joven hasta un punto que no se puede
creer. Este es Telémaco en la isla de Calipso. Los traba­
jos matemáticos se entibian, no se visitan las pirámides,
y cuando el amor a la gloria reanima a este viajero, quiere
mezclar sus debilidades con las sublimes funciones de las
ciencias. Mide una base en las llanuras de Quito, aquí
viene el objeto de sus amores, o el de los cómplices de sus
fragilidades. A veces compadezco a este joven, a veces me
irrito. Cuando me anima esta última pasión, me parece
que veo reanimarse las cenizas de Newton, de Newton que
no llegó a mujer, y con un semblante airado y terrible
decir al joven prusiano: ¿Así imitas el ejemplo de pureza
que dejé a mis sucesores? ¿Quieres que vuestro nombre
se fije en el templo de la gloria y en el de la diosa de
Atharea? No, la gloria no es debida a un corazón que no
sabe vencer a esa pasión que os domina. Deponed esos
CARTAS AL SABIO MUTIS 149

instrumentos, ved a pasar una vida oscura y afeminada en


medio de los placeres. El sentimiento de esta desgracia me
arrastra a estas imaginaciones. Vamos al asunto.
Como vo he frecuentado la casa de este sabio, como he­
mos vivido un mes juntos en una bella hacienda, hemos
tenido ocasiones repetidas de que él conozca mi diverso
modo de pensar en materia de placeres. Cuando se ha­
blaba de ellos yo no podía sino mostrar en mi semblante
mi disgusto, y en cierto modo mi indignación. La Provi­
dencia me dio unos padres celosos de la pureza de sus hijos;
éstos, a fuerza de desvelos, enfocaron mis pasiones, y puedo
decir que me oprimieron. A los diez y nueve años me man­
daron a esa capital a continuar mis estudios; cuidaron de
darme unos que hicieran sus veces en Santafé, que no les
cedían en celo; entré en otra feliz opresión. Mis años se
aumentaban y yo contraía un hábito dichoso de retiro, y
cierto gusto a la pureza; la religión completó esta obra.
Violento hago a usted esta relación de conducta. Pero
hablo a mi padre, a quien debo hablar con sencillez y con
franqueza.
A vuesamerced debo la comparación de nuestros caracteres
y las más ocasiones de diferencias. El señor Barón me juzga
severo, inflexible, triste. ¿Cómo puedo aprobar sin hacerme
cómplice? ¿Cómo puedo reprobar mostrando un semblan­
te risueño? Este es el origen de la aversión, si así se puede
llamar el disgusto que tiene el señor Barón de mi compa­
ñía; este es el origen de su negativa, diga lo que quiera; este
es el origen de la idea que se ha formado sin motivo de mi de­
bilidad y de mis aprensiones. Vuesamerced tiene en Santafé
a Torres, a Pombo y a Arroyo; éstos me conocen, son hom­
bres de bien, ellos dirán a vuesamerced si mi constitución es
débil. El señor Barón se desmayó en Pichincha; ¿esta es
prueba de fortaleza? Desengañémonos: un viaje que lo han
hecho muchas damas delicadas, ¿no lo podrá hacer Caldas?
Vo no he probado mis fuerzas con este viajero; ¿cómo sabe
si soy débil? No quiere a un compañero silencioso que le
reprenda sin hablar. Si yo viviera en el paganismo, habría
\

150 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

creído que Venus, irritada porque no había querido sacrifi­


car en tántos templos como tiene en Quito, había excitado
esta borrasca contra mí; pero vivo en el seno de la verdad,
reconozco una providencia paternal en esta negativa.
¿Quién sabe si mi ilustración sería a expensas de mis cos­
tumbres? Este es el momento en que comienzo a amar mis
tinieblas. ¿Pero mi instrucción está vinculada a la com­
pañía del Barón de Humboldt? ¡Qué triste suerte si fuese
esto verdad! No, no está vinculada a su sociedad. ¡Qué
verdad tan consoladora! Persuadido de ella he formado una
memoria sobre un nuevo plan de viaje, que ofrecí a vuesa-
merced en mi anterior y ahora remito, con otra sobre un
pequeño descubrimiento que me parece haber hecho en el
termómetro. Si merece la aprobación del sabio Mutis, no
apetezco la de la Europa.
El plan del nuevo viaje está concebido y ejecutado con
velocidad; debe tener mil defectos de orden, de expresión
y de objetos. El va a buenas manos, en ellas se rectificará.
Presenta los proyectos de un joven inflamado por la sa­
biduría y por aumentar la gloria de su protector. No he
puesto en él sino lo que juzgo proporcionado a mis alcan­
ces; puede ser que me engañe, y que no los desempeñe
dignamente. Contiene algunos reparos sobre los descuidos
del señor Barón; no me ha animado el resentimiento para
escribirlos, la cosa es clara, y vuesamerced puede juzgar por
sí mismo. Desde el principio vi los lejos; no he querido for­
marme de este sabio un rival poderoso; he disimulado mi
sentimiento en el seno de mi despecho, le he manifestado el
mismo amor, pues se lo tengo, el mismo cariño que antes.
Si emprendo el viaje proyectado no creerá jamás este sa­
bio que lo hace un censor de sus operaciones; nuestros des­
cubrimientos si se verifican, se anunciarán al público sim­
plemente y sin nombrar a Humboldt. Si restablecemos la
base, este hecho hará la materia de una carta en que se lo
comuniquemos, y así mantendremos una amistad útil y
evitaremos un enemigo temible. Mis reparos en la memo­
ria que dirijo son solamente instructivos, y reservados a
vuesamerced y a mis más íntimos amigos, que son Arroyo y
CARTAS AL SABIO MUTIS 151

Pombo, de cuya confianza no podemos dudar. Sus debili­


dades son sólo para vuesamerced, y no las sabrá por mi boca
ni el que me dio el sér.
Si mi plan agrada al sabio Mutis, si hago mi expedición,
le daremos a entender a Humboldt que usted insiste en el
loable pensamiento de que visite las minas de Méjico y
oiga al sabio minero don Faustino D’Elhuyart, que los de­
más objetos son accesorios y los presenta la ocasión. Así
hablamos la verdad, y no creerá el señor Barón que se
forme una expedición a despecho de su negativa. Si nos
vemos en Méjico, le trataré con franqueza y sin rivalidad,
pues no la tengo. En nuestra relación de viaje no hablare­
mos de él sino con el respeto y veneración que se merece.
Yo he suprimido el viaje a Lima porque me ha parecido
no tan interesante como el de Méjico, y por evitar costos.
Las minas en esta parte están quizá en más alto punto de
perfección, y sobre todo está don Faustino D’Elhuyart. He
variado de ruta, he preferido la de Sonsonete a la de Aca-
pulco, por evitar el temperamento destructor de ésta, y por
visitar a Guatemala y sus añiles; en todo lo demás, el mis­
mo que anuncié en mis anteriores.
He reflexionado sobre los costos de esta expedición, so­
bre el tiempo que se necesite para concluirla, y sobre los
instrumentos precisos. No he olvidado la posibilidad de
ejecutarla, y el modo, y sobre todo, he hallado lo si­
guiente:
Vuesamerced es astrónomo, es físico, es geógrafo, es botá­
nico, es todo, posee los ramos de que trata mi plan, y sabe
mejor que yo lo necesario que es un coobservador. ¿Cómo
atender al telescopio, al cuarto de círculo y tomar el momen­
to en la péndola? ¿Cómo hacer fuego en un cerro, y observar
a una o dos leguas de distancia? Es de absoluta necesidad
un compañero.. En caso de una enfermedad, en caso de
muerte, ¿en manos de quién quedaban M. S. S., libros,
instrumentos, colecciones? Los trabajos son inmensos, y
sin una ayuda no es posible desempeñarlos. Los costos no
se aumentan considerablemente, y puedo decir que en
152 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

nada, porque suprimido el viaje a Lima, se evitan más gas­


tos que se emplearían en el coobservador, el viático sería
lo mismo, y así sin aumentar costos, se podría darme un
compañero de mi genio, y laborioso. ¡Ah, ilustre Mutis,
si uno de esos dos virtuosos amigos, Arroyo o Pombo, qui­
sieran venir a partir conmigo la gloria de servir a Mutis,
al generoso Mutis! ¡Esta sería la noticia más brillante, la
más grande que se me podría anunciar! No necesito de
otro apoyo que de un joven de este calibre. Nuestra eco­
nomía, nuestra moderación, será digna de unos jóvenes
amantes de saber, y no de lucir en la sociedad; los costos
serán los menos que nos sea posible.
He meditado mucho sobre los instrumentos que exige mi
plan, y hallo que para las refracciones y posiciones de las
estrellas australes es necesario un cuarto de círculo de un
diámetro considerable, y de un cronómetro. La falta de
este último instrumento hizo malograr las más bellas oca­
siones de observar a Godin, Bouguer, La Condamine. ¡Qué
difícil es montar sobre una montaña una péndola! ¡Qué
difícil es arreglarla en medio de unos torbellinos de vien­
tos continuados! A más de esto, ¿cómo determinar con ve­
locidad, con seguridad, las longitudes de los pueblos, sin
tener que esperar una emersión, un eclipse, raros, y que po­
cas veces se consigue un cielo descubierto? El cronómetro
es indispensable. Mi atrevimiento, mi furor por trabajar,
la idea colosal que usted me ha inspirado de su generosidad,
me han sugerido los medios. Yo me he dicho a mí mismo:
el sabio Mutis posee estos instrumentos, pueden servir en
esta correría, pueden volver a su soberbia colección sin al­
teración, y con el mérito de haber aumentado la gloria
de su dueño; no tendrá este sabio embarazo de confiarnos
estas alhajas por el tiempo de nuestra expedición, de una
expedición dirigida, emprendida por él mismo y para uti­
lidad común.
Yo no tengo telescopio, pero los hay muy buenos entre
la colección de Mainas, cuya lista incluyo. En ella se ha­
llan dos, una péndola y un pequeño cuarto de círculo, con
CARTAS AL SABIO MUTIS 153

otros menos importantes. Si el sabio Mutis hace presente


a ese Virrey el objeto y la importancia de esta expedición,
si hace ver que hace muchos años que están abandonados,
que no se piensa ya en división de límites, se podrá obte­
ner una orden para que se nos confíen estos instrumentos
en calidad de empréstito.
Yo poseo algunos pocos que pueden servir: un microsco­
pio, un ociante, dos termómetros, algunos tubos de baróme­
tro, una aguja; si a éstos se añade algo, no tenemos qué
apetecer, ni qué desear.
Lo mismo digo de algunos libros preciosos; ellos volve­
rían con aseo a la inmensa biblioteca del generoso Mutis.
Una astronomía de Lalande, un doctor Luc, algunas tablas,
los trabajos de La Caille en el cielo austral, el almanaque
náutico, algo de botánica, principalmente en la parte cien­
tífica, para perfeccionar nuestras descripciones; un Buffón.
algunos mapas.
Estas son mis ideas, estos los pensamientos que me ocupan.
En ellos verá vuesamerced mi calor, verá el amor verdadero
que le profeso. Conozco que soy joven, que mi entusiasmo me
puede arrebatar y proponer delirios; vuesamerced, lleno de
prudencia y de sabiduría, refrenará mi actividad, quitará,
añadirá o arruinará mis imaginaciones. Como dé gusto a
mi benefactor, todo lo demás lo miro como nada; este es mi
objeto principal, aquel porque suspiro. La letra, el desorden
de las ideas, todo le manifestarán a vuesamerced la veloci­
dad con que formo estos borrones, el correo párte, y yo no
puedo hablar más con mi protector, mi padre, a quien pro­
fesa un amor digno de este nombre su afectísimo, su admi­
rador, su tiernamente agradecido,
Francisco José de Caldas
Señor doctor don José Celestino Mutis.
154 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

63.—Del original).
Quito, y mayo 6 de 1802.
Mi protector:
Cuando vuesamerced vea ésta, sabrá las verdaderas causas
de mi desgracia, sabrá el plan de mis nuevas ideas, de estas
ideas que me arrebatan y que me inflaman. Ahora aña­
diría otras muchas bien importantes a las que contiene mi
Memoria sobre el plan de viaje, pero vuesamerced es dema­
siado sabio para penetrarlas, y no necesita de que yo las
apunte.
El señor Barón de Humboldt me propuso compra de su
excelente cuarto de círculo, que mantiene en Guayaquil.
El corazón me palpitó al oír esta oferta ventajosa. Un
montón de pensamientos se apiñan en mi cabeza en ese mo­
mento. ¿Llegaré a poseer esta obra maestra de Brid? Hé
aquí un instrumento necesario a mi plan; ya no se necesita
que el sabio Mutis se deshaga del que posee, se ha ahorra­
do un transporte difícil y costoso, yo puedo comenzar mis
trabajos sobre el cielo austral, sobre las refracciones astro­
nómicas, puedo llegar antes del 20 de junio, puedo hacer
una observación solsticial, puedo ............. ¡Ah, qué grande
pensamiento! Puedo observar por mucho tiempo la distan­
cia de E. de Orion al zenit de la torre de La Merced de
Quito, con un instrumento que da las alturas dentro de dos
segundos; puedo hacer igual observación en la torre de la
Catedral de Cuenca. La importancia de estas dos observa­
ciones debe conmover a Mutis. Los Observatorios de Mira
y de Cotchesqui, igualmente que el de Tarqui, se perdieron
para siempre. Situados en unos pueblos miserables, que
mudan de forma todos los años, se ignora el lugar en que
adquirieron tánta gloria Godin, Bouguer, de La Condami-
ne, Juan, Ulloa.
En toda la extensión de la meridiana no hay más que dos
puntos conocidos, la torre de La Merced de Quito y la
torre de la Catedral de Cuenca. Por fortuna, para las cien­
cias ligaron estos astrónomos a su serie de triángulos estos
dos edificios; están ventajosamente situados, el uno al ex­
tremo austral, el otro al boreal del arco medido. Se puede,
CARTAS AL SABIO MUTIS 155

casi sin trabajo, restablecer la medida astronómica con un


instrumento, aunque de menor radio que el sector de que
se usó, pero de mayor precisión. Si restablecemos la base
de Yaruqui, si observamos la distancia de E. de Orion
y la mano de Antinoo al zenit de las dos torres; si fijamos
la altura de Caraburú y la elevación media del mercurio al
nivel del mar Pacífico, puede creer el sabio Mutis que ha
hecho más que esos cinco héroes de la astronomía, y puede
añadir a su corona este nuevo laurel.
Se dice que el Obispo y Cabildo de Cuenca piensan en
erigir una nueva catedral en el lugar de la antigua. Yo
he temblado con esta noticia terrible para las ciencias.
Perdida la torre de Cuenca, se perdió para siempre la me­
dida astronómica. Yo habría ya hablado a su Prelado,
habría formado una memoria sobre la importancia de con­
servar la torre, pero no se me oiría sino como a un visiona­
rio. Los que no cultivan las ciencias, los que apenas han
oído a sus abuelos que allá en la antigüedad vinieron unos
franceses, que subían a todos los cerros a buscar minas,
que hallaron el punto fijo, que midieron la plaza, con otro
montón de desatinos, ¿cómo pueden oírme con interés y
con agrado? Un Obispo que cree que la tierra es un plano
inmenso, porque en su niñez se lo dijo así un piloto de
San Buenaventura, que aconseja barómetros de espíritu de
vino como más sensibles, ¿conservará la torre de Cuenca?
¡Ah!, ilustre sabio, las tinieblas se espesan en la Nueva
Granada, en razón de la distancia de los lugares en que ha
existido Mutis; la parte meridional del Virreinato está más
bárbara que la boreal. Yo los disculpo; cuando hicieron
sus estudios aún no había venido Mutis, el padre de nues­
tros conocimientos, al Reino. Sería del cuidado de los eje­
cutores de este viaje hacer presente al Gobierno la nece­
sidad que hay de conservar esta torre, más preciosa, más
interesante, más célebre que las de Pisa y Sevilla. Nues­
tra medida astronómica estaría dentro de dos segundos de
diferencia con este cuarto de círculo, cuando la de los as­
trónomos va hasta 5o, con un sector de 12, y otro de 20
pies de radio.
156 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Este precioso instrumento tiene otra cualidad digna de


la mayor atención. El brazo en que está el anteojo fijo
tiene un gran nivel de aire, para ponerle horizontal, y todo
el cuerpo del cuadrante se fija sólidamente a un pie ro­
busto por una máquina cuya descripción estaría aquí de
más. Una alidada armada de otro anteojo, rueda sobre el
limbo con doble nonio y doble división, una en 90°, otra
en 95°. Esta alidada con el nivel inutiliza el perpendículo o
aplomo siempre undulante. Hé aquí un instrumento a cu­
bierto de, los insultos del viento; en medio de los más im­
petuosos se puede observar con tranquilidad y firmeza;
hé aquí burlado el mayor enemigo de las observaciones,
según la expresión de La Condamine. Unamos un cronó­
metro a este cuarto de círculo; podemos desafiar a los más
fuertes torbellinos; nada turbará nuestras observaciones, y
nos admiraremos al ver nuestra tranquilidad en los mismos
lugares y bajo las mismas circunstancias en que casi des­
esperaron los mayores astrónomos del siglo pasado. ¡Qué
seguridad, qué ventajas las que ofrecen estos instrumen­
tos para perfeccionar las refracciones astronómicas en to­
dos los niveles!
En vista de todo esto consideré de la mayor importan­
cia tomar este cuarto de círculo, porque sirviese en nues­
tra expedición en caso de aprobarse por el sabio Mutis.
Contesté al señor Barón que lo tomaba; pregunté su precio,
me respondió que en Europa le había costado 300 pesos,
y que había impendido mucho en su transporte; que por
400 pesos lo dejaría en mis manos. En el momento le
habría entregado esta suma si mis facultades fueran capa­
ces de ella; pedí tiempo para solicitar el dinero, y por pron­
to remedio ocurrí a un amigo a Popayán, mientras tenía
tiempo de dar esta noticia a vuesamerced; aún no es tiempo
de recibir su contestación, y temo mucho no me socorra.
En todo lance, creo consentirá el señor Barón en dejarme
esta alhaja, ofreciéndole poner su valor en Lima o Guaya­
quil. A pesar de estos apuros, no me he atrevido a hacer
uso de la libranza que tengo en mi poder, sin una orden
expresa de vuesamerced.
CARTAS AL SABIO MUTIS 157

Ya habrá visto vuesamerced por mi antecedente lo nece­


sario que me es un compañero para el desempeño de esta
comisión; yo apunto a vuesamerced uno de mis virtuosos
amigos, Arroyo, Pombo; he considerado las dificultades y
las diversas carreras de estos dos jóvenes amables e ilustra­
dos, y creo no es posible quieran venir a partir conmigo la
gloria de servir a vuesamerced.
Acabo de recibir una de Cartagena en que me avisan que
el sobrino de vuesamerced, este amable y modesto joven, aca­
baba de llegar a este puerto, y que partía para Santafé. Yo
felicito a vuesamerced de la suerte de esta víctima de la ca­
lumnia escapada, y felizmente restituida a casa de su virtuo­
so y sabio tío. ¿No sería ventajoso a la Expedición Botánica
que este miembro suyo viniese a desempeñar en mi com­
pañía una comisión tan honrosa? Yo recibiría muchas luces
de este joven, le amaría como a una persona que toca tan
de cerca a mi ilustre protector, se acabaría de formar, no con
mis luces, sino con la vista de lo más grande y más suntuo­
so que tiene la América, y con el trato de D’Elhuyart.
Vuesamerced tendría la dulce satisfacción de ver volver
al fin de dos años a unos jóvenes cargados de los despojos
de ambas Américas, a ponerlos a los pies de su protector
y a completar la grande obra de su ilustración al lado
de un hombre tan grande y tan virtuoso. Quién sabe si al
fin de una carrera tan ilustre pudiera usted dejar al Nue­
vo Reino en herencia dos sabios jóvenes, que imitadores
de los talentos y de las virtudes de usted, prolongasen sus
beneficios más allá del sepulcro. Yo quizá frustraré estas
dulces esperanzas; pero debemos ponerlas en mi amado
Sinforoso; a mí me quedaría a lo menos el honor de ha­
berle acompañado.
Cuando me acuerdo que vuesamerced ha dicho al señor
Barón que si no tiene por conveniente llevarme a su lado,
me llamaría a Santafé para unirme a Zea y a su amable so­
brino, incorporándome en su expedición, comienzo a ver
mis proyectos con tibieza, y el viaje a Méjico se me pre­
senta como una eternidad; yo quisiera abandonarlo todo
158 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

por poseer a Mutis. ¡Ah! ¿si esta fortuna que hasta aquí
ha sido tan contraria a mi ilustración estará esperando
elevarme al lado de este Linneo del Nuevo Mundo? ¿Ten­
dré el honor, tendré la gloria de servir a esta alma grande
y generosa? Dichoso si lo consigo, y mil veces más dichoso
si acierto a dar gusto a un hombre tan grande y tan amado
para mí. Estas pasiones contrarias, estos deseos incompa­
tibles, me agitan. Yo quiero volar a Santafé, quiero traba­
jar en Quito, en Méjico, en La Habana; quiero gozar de la
presencia de Mutis, quiero viajar. Vuesamerced es mi apoyo,
en esas manos sabias pongo mi suerte, yo haré lo que se me
ordene, y como obre, como mis operaciones agraden a mi
benefactor, me es indiferente todo lo demás.
Vuesamerced es el árbitro absoluto de mi fortuna y de
mis acciones; mande vuesamerced que será obedecido, y res­
petadas sus órdenes por el más agradecido y entusiasta
admirador,
Francisco José de Caldas
Señor doctor don José Celestino Mutis.

64.—Del original).
Quito, y junio 21 de 1802.
Mi padre:
Sí, a vuesamerced conviene en todos sentidos este dulce
tratamiento. Sería yo un ingrato si lo rehusara al generoso
Mutis. ¡Ah!, no puedo traer a mi memoria lo que debo a
vuesamerced sin conmoverme. ¡Qué grata me es la memoria
de Mutis! El fuego que me anima lo he comunicado a cuantos
me rodean. Ya tiene vuesamerced a todos mis amigos y a to­
dos mis conocidos por sus adoradores. No puedo dejar de ha­
blar y de pensar sobre el objeto de mi amor. Este acaba de
inflamarse con la última de vuesamerced de 21 de mayo.
¡Cuánta es la bondad, cuánta es la sabiduría de esta preciosa
carta! La leo, la releo, no me canso de leerla, y quiero grabar
sus expresiones sobre mi corazón. Ilustre sabio, ¿cómo pu­
diera volar a Santafé a besar esa mano bienhechora y au-
CARTAS AL SABIO MUTIS 159

tora de mi felicidad? ¿Cómo pudiera pintar sobre este papel


el amor, el reconocimiento y el fuego que me anima? Yo
escribo, y no quedo contento; toda expresión es inferior a
mis sentimientos. ¿Yo sabré reconocer y sabré correspon­
der a tánta bondad? Tiemblo, me irrito contra mí mismo al
verme tan inútil y tan nada para recompensar al virtuoso
Mutis. Mi caudal, con el que pagaré esta inmensa deuda,
es mi corazón. Dispon de él, sabio generoso, yo no existo
ya sino para Mutis. Voy a hacer callar a mi corazón para
poder hablar sobre los otros objetos que nos ocupan hoy.
El señor Barón de Humboldt partió de aquí el 8 del co­
rriente, cou Mr. Bonpland y su Adonis, que no le estorba
para viajar como Caldas. Yo he mantenido hasta el mo­
mento de nuestra despedida una buena armonía con este
viajero. Creo no tendrá de qué quejarse, si no me hace
injusticia. Yo he observado con el mayor cuidado sus pa­
sos, y. he visto gran parte de sus M . SS.
En las vísperas de salir de aquí visitó una pirámide (la
de Caraburú), con una velocidad increíble. En veintiséis
horas se hizo toda la expedición, y sólo se trajo por fruto
que existía el cuadro de los cimientos, ignorando si en su
centro se halla la muela de molino, que es el asunto prin­
cipal. El señor Barón ha escrito mucho sobre este punto, y
creo que el exacto y verdadero de La Condamine no sale
muy bien. Yo deseo leer la causa que existe en el archivo
secreto de esta Audiencia, y que no se franqueó al Barón
para rectificar mis ideas falsas de que está imbuido este
prusiano.
Como la causal que ha dado para no franquearme su lado
ha sido que mi semblante es severo y mi trato poco afec­
tuoso y seco, no quise molestar su delicadeza con mi pre­
sencia, y me excusé acompañarlo en su primera subida a
Pichincha y Cotopaxi. Creyó el señor Barón que eran efec­
tos de mi sentimiento por su negativa, y procuró de todos
modos contentarme, de modo que al fin de su mansión en
Quito me ha hecho mil expresiones, visitas, elogios, y pro-
160 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

curando dejarme satisfecho. Yo le amo, pero he sentido


este desaire, que no curará con nada este sabio.
Pasó un día personalmente a mi casa a convidarme para
una segunda subida a Pichincha, ponderándome la impor­
tancia de ver de carca este volcán. Esta habría sido la
ocasión de explicarme con él; pero no quise, acepté el con­
vite, y lo seguí. Jamás me pesará haber hecho esta peque­
ña expedición. ¡Qué espectáculo! Figúrese usted una boca
de cerca de 2.000 varas de diámetro, cuyos bordes destro­
zados y negros presentan la imagen del Chaos; que a qui­
nientas o seiscientas varas de profundidad se ve elevarse
una llama azul con mucho humo; que de rato en rato tiem­
blan las rocas. Apenas hay por dónde acercarse a este lu­
gar de horror y de espanto, que no se vea al observador
cercado de peligros. Es necesario subir sobre la nieve,
porque toda la boca está cercada de ella, y en más de una
parte se forma en falso entre dos rocas vecinas. Yo he visto
al Barón en punto de perecer, y dar mil pasos sobre una
bóveda de nieve en la orilla del precipicio. Un indio que
le precedía libró esta preciosa vida de la muerte. Yo
seguía de cerca al Barón, y los dos fuimos los primeros
que tomamos la cima. Este viajero tiene coraje, pero lo
vi temblar en la extremidad de la roca. Yo partía con él
el peligro, no menos temeroso; le ayudé a hacer la obser­
vación del barómetro, y descendí. Mr. Bonpland cayó en
deliquio tres veces, y me acordé que éste me había dicho
que no se me llevaba a Lima y Méjico por débil. Tuve la
satisfacción de que viese el Barón que no era dama, y sa­
bía escalar las montañas más terribles, pero yo me desvío
de los asuntos que hoy deben ocuparnos.
Mi memoria sobre el plan del viaje no la debe vuesamerced
considerar sino como los proyectos de un joven fogoso que
desespera por trabajar en el progreso de las ciencias, y que la
pone en manos de un padre prudente, para que les limite,
corrija y suprima. Las sabias reflexiones de vuesamerced;
los conocimientos políticos de las cosas de la Corte; las gran­
des miras de un segundo viaje a las islas y Nueva España,
CARTAS AL SABIO MUTIS 161

con todo lo más que contiene la bella carta de usted, está


lleno de sensatez y de prudencia. Yo le acepto con todo
mi corazón, y he resuelto ponerle en práctica cuanto antes;
cada cláusula es un canon de conducta preciosa. Sí, ilustre
sabio, Caldas le va a observar con escrupulosidad, no se se­
parará de ella en nada, sin un orden expreso de su gene­
roso benefactor.
Actualmente me ocupo en la observación del solsticio
que se verifica dentro de dos días. Así que le concluya
comienzo sin la menor dilación a recorrer todas las cerca­
nías de Quito, y a acopiar y describir todas las plantas que
se me presenten. La botánica hará el primer objeto de mis
investigaciones, y que no cederá a ninguno de tántos como
contiene mi memoria. Las observaciones barométricas, así
las que tienen por objeto el período nocturno como las del
calor del agua, ocuparán el segundo. Por lo que mira a
aquél, há muchos años que había notado que de seis a
ocho y aun nueve de la noche comenzaba a subir; pero no
había pasado de aquí hasta que el señor Barón me habló
sobre el asunto. Mi genio, amigo de verificar con una ex­
periencia seguida y constante cuantas ideas leo y me di­
cen, me empeñó en velar al lado de mi barómetro, y vi
que es fuera de toda duda el período nocturno, y que se
verifica como el diurno. No estoy bien determinado sobre
la hora de su mayor elevación y de su menor; pero una
serie de observaciones me lo enseñará dentro de poco tiem­
po, y de todo daré a usted cuenta en forma de memoria
para el depósito de la expedición, como usted me insinúa,
o como parezca mejor a mi generoso benefactor. Usted es
dueño absoluto de hacer lo que quiera de los materiales
que remito; yo no deseo otra cosa sino que cedan en honor
del sabio que les protege y sostiene. Si soy capaz con mis
esfuerzos de añadir un átomo a la gloria de Mutis, están
recompensados mis trabajos, y no quiero otro premio. Ha­
blo a usted con toda la sinceridad de mi alma.

C a r t a s a M u ti s — I I
162 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Estoy contento con el plan de viaje que usted se ha dig­


nado proponerme; no veré a Méjico, y no partiré de Quito
hasta que usted me lo mande. Nada tema usted de mi obe­
diencia, ésta es ciega. En el plan modificado puedo veri­
ficar casi todos los grandes objetos que me he propuesto.
Las elevaciones del mercurio al nivel del mar, en una pa­
labra, todo lo relativo a este género, queda perfectamente
desempeñado en Guayaquil, Panamá, Portobelo y Cartage­
na. Yo creo que sería más ventajoso a esta expedición no
partir de Guayaquil directamente a Panamá, sino a San
Buenaventura, e internar algún tanto en el Chocó, por el
número inmenso de plantas, y en especial de palmas, que
se dice hay en estas regiones. Este pequeño desvío nos
pondría en posesión de unas riquezas considerables, y todo
se reduce a un mes más. Me parece que invirtiendo los
seis meses próximos en Quito y sus alrededores, puedo,
después de observar el solsticio del invierno en diciembre,
partir a Guayaquil, y en otros seis meses estar en Santafé,
y en el junio de 1803 presentarme a mi benefactor. ¿Seré
tan feliz que se conceda esta gloria? ¡Ah!, deseo este mo­
mento con una intención que no puedo explicar.
La astronomía, este precioso ramo, nada tiene de incom­
patible con la botánica, y esta circunstancia me hace amar
estos trabajos con entusiasmo. Las noches consagradas al
descanso me llaman a grandes e importantes trabajos. El
cielo austral está sobre mi horizonte, y puedo perfeccionar
y fijar muchas estrellas. Si hallo una nueva que no perte­
nezca a alguna constelación, le pondré el Corazón de Mutis.
¿No tenemos el Corazón de Carlos? Pues, ¿por qué no ha
de haber en el cielo el corazón del sabio y del virtuoso
Mutis? Ya habría comenzado yo a trabajar sobre esto si la
partida del señor Barón no me hubiera privado del bello
atlas celeste que traía. El pequeño planisferio de Lacaille
no basta, es necesario el grande que publicó este sabio as­
trónomo, reducido a un gran piego. Yo suplico a usted
que si lo hay en su famosa biblioteca, me lo confíe para
mi expedición.
CARTAS AL SABIO MUTIS 163

Está ya en mi poder el cuarto de círculo del señor Barón,


y estoy trabajando con él. Con este bello instrumento,
con mi ociante y con dos más instrumentos que voy a de­
cir, tengo cuanto necesito para hacer con honor mi expedi­
ción. No se puede creer cuánto he trabajado por conseguir
una péndola. Un relojero de esta ciudad posee la de Mr.
Graham, que sirvió para la división, digo, determinación
del grado antiguo al ecuador; le compró por un huevo, y
cree tener la bienaventuranza en él. No quiso prestarlo, a
pesar de los empeños que he hecho, y para no estar ocioso
y perder la ocasión de observar el solsticio bajo del ecua­
dor, me he valido de una péndola inglesa en que suprimí
el rodaje de la campana y diario, y le dejé verdaderamente
astronómica. Con ésta observo actualmente. Me es, pues,
de la mayor necesidad una medida del tiempo. Las pén­
dolas, por buenas que sean, no se pueden arreglar sino con
mucho tiempo y trabajo, son del transporte más difícil, e
inútiles en muchos casos. Usted posee dos cronómetros;
confíe uno a mis manos, él volverá con la misma integri­
dad a Santafé; bien acondicionado, dentro de una gruesa
atmósfera de lana o algodón, puede llegar ileso aquí.
Con el más vivo dolor veo perderse centenares de eclip­
ses de los satélites de Júpiter, por falta de un telescopio de
mediana fuerza. ¡Ah!, si usted se resolviese a unir al cro­
nómetro un telescopio, no tendría qué desear. Con estos
dos instrumentos, y los que poseo, estaba yo bien provisto.
Medite usted este punto, y no dudo que se resolverá a hacer
este sacrificio en beneficio de nuestra geografía.
El correo va a cerrarse, y no puedo ser más largo; en el
venidero, daré cuenta de todo lo que haya trabajado.
Deseo que Dios Nuestro Señor guarde la importante vida
de usted, y que me mande como al más afecto y reconocido,
que besa su mano,
Francisco José de Caldas
164 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

65.—Del original).
Quito, y julio 6 de 1802.
Mi padre tierno:
Este será el tratamiento con que me honre toda mi vida,
y éste el que daré a usted mientras viva. ¡Ah!, sería un
monstruo de ingratitud si no obrase de esta manera. Cada
correo está señalado con un beneficio de sus manos, y pa­
rece que el ilustre Mutis no se ocupa sino en hacer feliz
a Caldas. Virtuoso sabio, há quince días que lo soy, y no
cambio mi suerte por la de Humboldt. Sí, quince días há
que trabajo para la expedición de Bogotá, quince días que
vivo ya unido para siempre con mi amado, con mi respeta­
do Mutis. Voy a dar a usted cuenta de mis operaciones y
de cuanto ha hecho Caldas en estos pocos días. Esta cuen­
ta, a más de imponer a usted de mis ideas y de mis traba­
jos, tiene otra utilidad importante, y es el que usted las
corrija, el que me dirija desde Santafé para que esta expe­
dición sea digna del autor de la Flora de Bogotá.
Ya dije a usted en el pasado que me hallaba ocupado con
el solsticio del verano, y ahora pongo en noticia de usted
que le concluí .felizmente. Aún no puedo sacar todas las
consecuencias de que es susceptible esta observación, por­
que aún no he tenido tiempo de calcular, y porque me son
desconocidas las refracciones al nivel de Quito. Espero ha­
cer muchas de este género en las bellas noches de julio y
agosto, y completar esta obra con la observación del solsti­
cio del invierno próximo. Usted sabe que aún ahora podría
concluir la máxima declinación de la elíptica, pues me es
bien conocida la latitud de Quito, por las observaciones de
los académicos y por las mías; pero este método no satisface
a un astrónomo escrupuloso, y me expondría a objeciones
fundadas; yo me reservo para diciembre, y no ocuparé aho­
ra la atención de usted con esto.
Así que les di fin a mis trabajos solsticiales, entré dentro
de mí mismo y me dije: hasta hoy has trabajado por afi­
ción y por gusto; desde hoy es ya una ocupación necesaria;
ya no puedes disponer de tu tiempo a tu gusto; éste y todo
CARTAS AL SABIO MUTIS 165

yo pertenezco al sabio Mutis; es preciso aprovechar el tiem­


po, y dedicarme a los objetos que este sabio ama con pre­
ferencia. Con estas disposiciones tomé la libranza, e hice
uso de ella. El primer gasto que 'he hecho fue tomar una
resma del mejor papel que he podido conseguir, porque
está caro y escaso. Hice encuadernar mis libros en blanco;
al primero he puesto por título Descripciones de plantas;
al segundo, Relaciones de un viaje proyectado y a expen­
sas del célebre Director de la Expedición Botánica de San-
tafé a Quito, Guayaquil, Panamá, Portobelo, Cartagena y
Santafé. En éste ha comenzado la historia y el origen de
este viaje, y continúo con el diario circunstanciado de mis
operaciones y observaciones en usos, costumbres, carácter,
política, temperamento y producciones naturales de los
pueblos por donde voy a transitar. El tercero tiene por
título Observaciones meteorológicas. Aquí va todo lo rela­
tivo a meteoros, y nuestras observaciones favoritas sobre el
termómetro y barómetro. No puedo dejar de decir lo que
he hecho hasta aquí en este particular. Arreglé una pén­
dola astronómica que he podido conseguir, por alturas co­
rrespondientes del Sol; rectifiqué mi barómetro, y el l 9 de
julio destiné a mi observación sobre las mareas atmosféri­
cas; coloqué un termómetro al lado del barómetro, y otro
comparado con el primero, al aire libre y a la sombra. Da­
das las 12 de la noche del 30 de junio, consulté a estos ins­
trumentos, y seguí haciendo lo mismo de hora en hora,
hasta las 12 de la noche siguiente; yo tengo ahora la satis­
facción de remitir a usted una tabla de esta observación, y
que vea el sabio Mutis verificados en Quito sus modos de
pensar:

Observaciones hechas el 1“ de julio de 1802, en Quito.


H oras A ltu ras
verdaderas. del b aró m etro . T erm . ane. T erm . lib.
12 n. 20pll,30 57°,5 6o,9
1 m. 1 ,30 57 ,0 6 ,9
2 m. 1 ,10 57 ,0 6 ,5
3 m. 1 ,05 56 ,5 6 ,2
166 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

R o ras A ltu ras


v erd ad eras. del b aró m etro . T erm . ane. T erm . lib,
4 m. 0 ,95 56°,6 6o,2
5 m. 0 ,90 56 ,0 6 ,0
6 m. 0 ,90 54 ,9 5 ,8
7 m. 1 ,10 55 ,7 6 ,5
8 m. 1 ,10 56 ,0 7 ,8
9 m. 1 ,30 56 ,0 10 ,5
10 m. 1 ,30 56 ,5 11 ,2
11 m. 1 ,30 57 ,0 11 ,8
12 del día 1 ,15 58 ,0 12 ,4
1 t. 1 ,00 58 ,5 13 ,2
2 t. 0 ,90 59 ,0 14 ,0
3 t. 0 ,75 59 ,3 12 ,9
4 t. 0 ,70 58 ,8 11 ,9
5 t. 0 ,70 58 ,9 11 ,6
6 t. 0 ,80 57 ,5 10 ,4
7 n. 0 ,90 57 ,8 9 ,5
8 n. 1 ,10 57 ,0 9 ,0
9 n. 1 ,30 57 ,0 8 ,2
10 n. 1 ,30 57 ,0 8 ,0
11 n. 1 ,30 56 ,8 7 ,5
12 n. 1 ,30 57 ,0 7 ,0
Esta observación la he querido hacer con este rigor, por
ser en una materia nueva. De ella se infiere que en el pe­
ríodo de veinticuatro horas hay dos flujos y dos reflujos, el
uno de día y el otro por la noche; que el mayor abatimiento
es a las cinco de la mañana y a las cinco de la tarde; que la
mayor elevación se verifica a las nueve de la mañana y a
las nueve de la noche. Parece, pues, que estos flujos y re­
flujos se verifican a iguales distancias de sol al meridiano;
es decir, al círculo entero, y no como comúnmente se en­
tiende, el semicírculo que está sobre nuestro horizonte. A
las nueve de la mañana dista el Sol del meridiano superior
tres horas, y a las nueve de la noche dista también tres ho­
ras del meridiano inferior; a las cinco de la mañana dista
del meridiano inferior cinco horas, y la misma cantidad dista
del superior a las cinco de la tarde. ¿Tendrá el Sol influjo en
CARTAS AL SABIO MUTIS 167

estas mareas? Estas son las consecuencias que legítimamen­


te se infieren de los hechos, y las que pongo en manos de
usted.
La experiencia nos dirá aún más, y tal vez suministraré
hechos seguros y experiencias exactas, porque el sabio Mu­
tis nos dé la teoría verdadera de estas mareas. ¡Ojalá usted
se dignase comunicarme sus ideas sobre este bello punto de
física! Ellas me servirían de guía en mis trabajos, y queda­
rían absolutamente reservadas, hasta que usted las publi­
case. Como la bondad de usted para conmigo es tánta que
no le hallo límites, como un sabio del orden de usted se ha
dignado comunicarme sus planes y sus miras sobre varios
puntos en la carta última, que me honrará eternamente, yo
quiero tratar a usted con la misma franqueza de que me ha
dado el ejemplo, y voy a proponer a usted lo que he pen­
sado sobre este punto.
Creo que debemos averiguar también la dirección de las
corrientes de estas mareas. Yo ignoro si vienen de Oriente
hacia Occidente, o de Occidente a Oriente. No creo que se
verifiquen de Norte a Sur, o de Sur a Norte; pero no puedo
hablar con firmeza hasta que buenas observaciones no nos
den luz. El modo más fácil, y quizá único de averiguarlo,
sería que un observador inteligente arreglase por alturas
correspondientes una péndola en Santafé, o ajustándola a
una meridiana (pues 1’ no es de consecuencia en este géne­
ro de observaciones, porque el barómetro no varía canti­
dad sensible en este espacio), y seguir por un convenio an­
terior la marcha del barómetro en esa ciudad y en Quito.
Es claro que estando Santafé más oriental que Quito, si se
verifica, como lo creo, a la misma hora por nuestras pén­
dolas, ajustadas a nuestros meridianos, las variaciones en
el barómetro, la marea atmosférica ha arribado primero a
Santafé que a Quito, porque primero fue mediodía, y todas
las horas en ésa que en ésta; por consiguiente, la marea
tiene su curso de Oriente a Occidente. No puede suceder
ésto si su curso es de Occidente a Oriente. En este caso,
primero debe llegar a Quito y mucho después a Santafé,
168 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

y las horas lo indicarán seguramente. Si acaso, lo que no


espero, se hacen de Sur a Norte, la marea llegará primero
a Quito en 13’ de latitud austral que a Santafé en 4°36’ de
latitud boreal, y al contrario, si la marea corre de Norte
a Sur.
Sería de mucha importancia que hiciésemos estas obser­
vaciones correspondientes, y me parece que es fácil que se
verifiquen en ésa. Es cierto que un hombre solo no puede
llevarlas más allá de veinticuatro horas consecutivas, pero
en la casa de la Expedición hay más, que se podían encar­
gar de continuar la experiencia. Por si acaso es de la apro­
bación de usted este pensamiento, he resuelto velar todos
los primeros y todos los quinces de los meses siguientes,
desde las cinco de la tarde de estos mismos días hasta el
2 y 16 siguiente, a la misma hora.
La tercera columna contiene los grados de calor en que
estuvo la columna del barómetro expresada en la escala
de Fahrenheit, para poder reducir las veinticuatro obser­
vaciones a una misma temperatura; pero como sea muy
poca esta diferencia, no he querido tomarme por ahora el
trabajo de calcular los errores cortísimos que puedan haber
producido 4o de Fahrenheit. La cuarta expresa el calor
de la atmósfera en cielo libre, y a la sombra en grados de
la escala de Réaumur.
El libro cuarto de los blancos que he hecho encuadernar,
está consagrado a las observaciones astronómicas. Yo he
dado principio por mi observación del solsticio, muchas
de las distancias de la Luna al Sol, etc., etc., que aún no
he calculado, reservando este trabajo para después, y lo­
grar los momentos en amontonar hechos y observaciones.
El quinto está dedicado a las descripciones de animales.
Y, en fin, otro para los materiales geográficos de mi carta.
Tales son, en general, mis operaciones hasta el día.
Las plantas que llevan a usted su primera atención me
la llevan también a mí. Hé aquí lo que he trabajado en
estos quince días. Tengo descrita una especie de Phyío-
lacca, con todas las flores hermafroditas, y que me parece
CARTAS AL SABIO Ml -TÍS 169

distinta de todas las que hay en mis pocos libros. La Sero-


phularia meiidionalis de usted abunda mucho aquí, y cons­
tantemente le he hallado las brácíeas aserradas, y no en-
terísimas, como las que usted ha visto para describirla;
varía aquí con las corolas moradas y blancas. Tengo pre­
parados tres esqueletos de otras tantas especies de Daturas,
arbores todas y con la cápsula lampiña. Es necesario que
algunas de ellas sean nuevas. En mi pequeño herbario de
Popayán ha de haber otras dos, aunque no puedo deci­
dirme sobre si son distintas de las de aquí.
Ya tengo encargado a un amigo mío para que se tome el
trabajo de esqueletarlas y unirlas a las que remita a usted
a Santafé. Tengo otras más descripciones de plantas que
no he podido conocer; todas irán esqueletadas.
Yo insisto sobre que usted se digne franquearme un
D’Luc, u otro libro maestro sobre el barómetro y termó­
metro, una química moderna, un tratado de astronomía
de Lalande, y algo de botánica. En materia de instrumen­
tos, con algunos tubos de barómetro, un par más de termó­
metros, el telescopio y el cronómetro, tengo cuanto nece­
sito para mis operaciones y para desempeñar la comisión
presente.
Voy a concluir ésta, diciendo que el quince parto para
Ibarra a visitar a Cotacache, Imbabura y Cayambe, con
todas sus cercanías. Usted diríjame siempre mi contesta­
ción a Quito, que es el centro de mis operaciones, y en
donde estaré de regreso dentro de tres semanas. Espero
venir cargado de plantas y observaciones; de todo daré a
usted cuenta en el venidero.
Yo deseo reunirme a usted cuanto antes, amarle de cerca
y no a doscientas leguas de distancia.
Dios, que me ha dado a este tierno padre, me lo conserve
sano y le conceda el honor de servirlo y de aumentar su
gloria, a
Francisco José de Caldas
Señor doctor don José Celestino Mutis.
170 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

66.—Del original).
Quito, y julio 21 de 1802.
Señor doctor don José Celestino Mutis.
Padre amadísimo:
He leído con el mayor respeto la de usted de 21 de junio,
que miro como un código de preceptos que cumpliré con
la mayor fidelidad.
Ya habrá visto usted a la fecha mis modos de pensar
sobre el viaje proyectado, y que no se hará de otro modo,
sino como agrade y prescriba usted. No veré a Méjico; pero
tendré un inmenso material que poner en manos de usted,
recogidos en esta Provincia, en Guayaquil, Barbacoas, San
Buenaventura, Panamá, Portobelo, Cartagena y Santafé, y
esto me parece un gran círculo para ensayo de mis obser­
vaciones. La botánica tiene en él la mejor parte, pues son
países fecundísimos, y que muy pocos han visitado. Yo me
detendré, como usted quiere, todo el tiempo necesario para
recoger las producciones vegetales de esta Provincia, lo que
ya he comenzado a verificar, y sobre lo que voy a hablar a
usted largamente.
Como M. Bonpland hizo su centro a Quito y salió muy
poco a sus alrededores, se puede decir que ha agotado las
plantas de las cercanías de esta ciudad, y no ha tocado las
de la villa, adonde pensó regresar desde aquí, y que no
verificó nunca. Yo he gastado estos quince días últimos en
hacer algunas pequeñas salidas a las faldas de Pichincha y
Panecillo, y he traído muchas yerbas con que he dado prin­
cipio a mis trabajos botánicos. Yo he adoptado para des­
empeñar con seguridad el plan siguiente: si usted le halla
defectuoso, espero que con aquella franqueza característica
de usted y propia de un padre que quiere formar a un hijo,
corrija sus defectos.
Todo vegetal que viene a mis manos, conozca o nó su gé­
nero; si lo primero, no me detengo en una larga descripción
sobre sus fructificaciones, y sólo describo la inflorescen-
CARTAS AL SABIO MUTIS 271

cía, tallo, hojas, raíz, etc.; si no le conozco, procuro deter­


minarle por los pocos libros que poseo; si le hallo en ellos,
hago lo mismo que en los antecedentes; pero si me es des­
conocido y no le hallo en mis libros, hago una amplia des­
cripción de todas sus partes; en todas anoto los lugares de
su nacimiento, y como la elevación de éstos ya me es cono­
cida por mis operaciones del barómetro, les añado la zona
en que habitan, conforme a las ideas que he comunicado a
usted en mi primer plan. Añado el nombre vulgar, el que
le dan en lengua del inca, y en fin, concluyo por las virtu­
des médicas y usos a que las aplican en las artes.
A pesar de la escasez de papel en que me hallo, tengo
esqueletadas todas las plantas que he descrito. Hasta ahora
no puedo dar a vuesamerced grandes y agradables noticias
botánicas, porque a más de haber estado un poco enfermo del
estómago, me ha sido preciso dedicarme a los preparativos
de mi primera salida al norte de Quito. Yo me he propuesto
visitar en ella a Cotacache, Imbabura, y el inmenso Co-
yambe, ver las ruinas de las pirámides, y volver a Quito
dentro de un mes. Estas tres masas locales presentan gran­
des proporciones para verificar nuestras observaciones del
barómetro y termómetro, desde el término de la nieve
permanente hasta 23 pulgadas. A más de esto, tienen una
vegetación vigorosa, y sobre quienes aún no ha subido un
botánico. Tengo fundadas esperanzas de traer una riqueza
inmensa de este género. Pienso levantar la carta topográ­
fica del país que voy a atravesarlo, y hacer en Ibarra mis
observaciones de refracciones astronómicas, como las tengo
ya verificadas al nivel de Quito.
Muchas son las ideas y muchas las observaciones que
hay que añadir a la memoria sobre el método de medir las
montañas por el termómetro. Yo deseara que vuesamerced
suspendiese su remisión al señor Cavaniles, hasta haber
concluido yo mis operaciones en Quito y Guayaquil, y po­
der presentar de este modo una obra acabada, digna de po­
nérsele al frente el nombre ilustre de Mutis, y que hiciese
honor a este sabio protector de los americanos, y al discí­
172 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

pulo suyo que las ha verificado. Creo que en más de seis


u ocho meses podré poner en manos de vuesamerced todo
el material, y toda la memoria, para que vuesamerced se
digne corregirla, y ponerla en estado de ver la luz pública.
Conozco que el ensayo que remito a vuesamerced tiene mu­
chos defectos de expresión, de ortografía, y a no saber que
iban a manos de mi bueno y sabio padre, habría supri­
mido, o a lo menos, retardado su remisión. La cosa ha
salido como lo había pensado, y ninguna cláusula de las
cartas de vuesamerced he leído con más complacencia y
fruto que aquellas en que nota mis errores. ¡Qué esperanzas
tan fundadas he concebido de mi futura ilustración! Sí,
ilustre sabio, yo conozco en vuesamerced no un padre con­
descendiente que disimula los defectos de su hijo, sino un
celoso de la reputación y aprovechamiento de su hijo. Una
corrección de la boca del grande Mutis me es más útil y
me anima más en los trabajos que si mereciera sus elogios;
pero yo me desvío.
Mucho siento no poder indicar a vuesamerced por ahora
todas mis ideas sobre la elevación media del mercurio al
nivel del mar, y en todas las elevaciones. El señor Barón
de Humboldt me regaló dos juegos de barómetros, y con
los dos con que vuesamerced me honró, he montado cuatro
barómetros. Como vuesamerced sabe, se ha sostenido el
licor a diferentes elevaciones. He formado tablas de cuatro
columnas, en que van indicadas las elevaciones y períodos
de cada uno de ellos; lo mismo pienso hacer en Ibarra y en
Caraturo.
Ya he dicho a vuesamerced que todo mi aparato en mate­
ria de termómetros se reducía a dos. El primero, el más
precioso, aquel que me había servido en todas mis obser­
vaciones del agua hirviendo, se me acaba de romper; y sólo
quedo dependiente de uno, expuesto a la misma desgracia, y
sin recurso. Yo tiemblo al considerar que puedo perderlo,
y con él las más brillantes ocasiones de dar la última mano
a esta materia importante. Dígnese vuesamerced socorrer­
me en esta grande necesidad, con algunos buenos termo-
CARTAS AL SABIO MUTIS 173

metros, y demás instrumentos que he indicado a vuesa-


merced en mis antecedentes, y principalmente en el cronó­
metro y telescopio. Por falta del primero, dejo de citar en
longitud tántos puntos interesantes para mi carta, y tengo
que trasladar a Ibarra una péndola fastidiosa.
Mañana 22 parto para Ibarra a la expedición que tengo
comunicada a vuesamerced, y de donde remitiré a vuesa-
merced todas las noticias, y cuanto ocurre de este viaje.
Vuesamerced no olvide a Caldas, como él no pierde un mo­
mento de vista a su ilustre protector, a quien le desea la
salud completa y una larga vida, y que ocupe en cuanto
fuese de su agrado a su afectísimo y tiernamente amante
de vuesamerced,
Francisco José de Caldas

67.—Del original).
Ibarra, y agosto 8 de 1802.
Señor doctor don José Celestino Mutis.

Mi padre y mi benefactor:
Sin ver cartas, e ignorando cuanto vuesamerced se haya
dignado comunicarme en este correo, voy a poner a vuesa­
merced cuatro letras precipitadamente, dando parte de los
progresos de mis operaciones.
Ya anuncié a vuesamerced que salía de Quito el 22, lo que
verifiqué el 23 del pasado, y lentamente me he transporta­
do a esta villa. En mi tránsito he colectado muchas plantas
de diferentísimos niveles, y entre ellas no conozco un gran
núm ero. Todas están esqueletadas y descritas. Subí al cerro
de Cotacache, en un día terrible y horroroso. Un viento gla­
cial, acompañado de granizo, nos helaba; las nieblas nos
cercaban por todas partes y nos robaban todos los objetos.
Este obstáculo invencible me privó de mis operaciones to­
pográficas que me preparaba a ejecutar desde una eleva­
ción tan prodigiosa, y seguramente con utilidad de nuestra
174 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

geografía, principalmente de la parte occidental de la gran


cordillera, por donde se trata hoy de restablecer el camino
de Malbucho, que comunica a estas provincias con las costas
del Pacífico.
A fuerza de valor y constancia pudimos subir hasta las
17 pulgadas 6 líneas de nuestro barómetro, 6 líneas menos
que el término de la nieve permanente. Aquí verifiqué mi
observación del agua hirviendo, que aún no he calculado,
ni verificado en Ibarra mis correspondientes para que me
sirvan de puntos de comparación. Yo habría repetido esta
observación a las 18, 19, 20, etc., pulgadas del barómetro,
pero la noche nos instaba a bajar con precipitación, o pena
de dormir entre los rigores de la nieve y de todos los me­
teoros .
Hay más particularidades que notar en esta montaña.
La vegetación, que hace mi primer objeto, no guarda las
leyes del nivel que he observado constantemente en todos
los cerros elevados que conozco y he escalado. Ya se sabe
que el bosque existe hasta cerca de 19 pulgadas; que des­
pués sigue la paja hasta las 17, que desde aquí hasta las 16
es arena, estéril, y de las 16 hasta el extremo se mantiene
la nieve permanente. Pero en Cotacache está todo bien di­
ferente. No hay bosque en sus faldas, y todo él no contiene
sino paja, desde las 20 pulgadas hasta las 16, en que co­
mienza la nieve. Apenas se hallará sobre la tierra montaña
más pobre de vegetación.
El frailejón (que el señor Barón me dice ser una de las
plantas de la Flora de Bogotá con el nombre de Ezpeletecia),
no se halla sobre esta montaña. No obstante, he bajado una
Genciana, un Ranúnculo, mis Singenesias, una Valeriana,
una Sivertia, un Pupino, dos Geranios, etc., etc., y una
Triandria monogynia, que tiene caracteres bien particula­
res, y que creo no está entre mis libros; ¿será, acaso, un
género nuevo? En el mismo caso creo a otra Triandria digy-
nia. Mucho siento la estrechez del tiempo, que no me per­
mite unir a ésta sus descripciones, y hablar a vuesamerced
largamente sobre botánica. Yo he resuelto formar en Quito
CARTAS AL SABIO MUTIS 175

muchas memorias, una sobre botánica, en que manifieste a


vuesamerced todos mis trabajos sobre este ramo, y todas
mis dudas. Entonces desahogaré mi pasión por este bello
ramo de Historia Natural.
He fijado en latitud astronómicamente todos los lugares
de mi tránsito, he levantado la carta del país que he reco­
rrido, he formado las vistas de Cayambe, Cotacache e Im-
babura, tengo bosquejada la nivelación de mi camino, las
alturas del mercurio en todos los puntos principales, y, en
fin, otras más cosas que comunicaré a vuesamerced de Qui­
to. Actualmente me ocupo en medir una base en las inme­
diaciones de Ibarra con más miras; la primera es deter­
minar geométricamente la altura perpendicular de varios
puntos en las faldas de Imbabura, para verificar en ellos mis
observaciones del barómetro y examinar si las fórmulas de
Schevrbuch y Tralles convienen también en la zona tórri­
da, y grandes elevaciones como en la zona templada y a
medianas alturas. Yo creo que aún no se ha pensado en su­
jetarlas a este examen bajo de la línea. Yo siento no tener
a mano una obra de estos sabios para dirigir mis operacio­
nes. La segunda mira con mi base es un plano geométrico
de estos países, y, en fin, la velocidad del sonido, y rectifi­
caciones de mis instrumentos.
El correo se cierra; yo deseo que vuesamerced se man­
tenga con una salud perfecta, y que mande con imperio al
más agradecido y amante de vuesamerced,
Francisco José de Caldas

68.—Del original).
Ibarra y septiembre 23 de 1802.

Mi amadísimo y generoso benefactor:


Considero a vuesamerced deseoso de saber de mí y de
los progresos de mi expedición, y yo no lo estoy menos de
dar cuenta exacta de mis operaciones. No es posible man­
tener una contestación sin interrupción en el tiempo de
17S GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

mis correrías botánicas. Es preciso retirarse en paz de nues­


tras amadas plantas a lugares miserables, y de donde no
hay comunicación. Esta ha sido la causa de la falta de mis
cartas en los dos correos anteriores. Ahora voy a reparar
esta falta del modo posible.
He recibido bien atrasada la apreciabilísima de vuesa-
merced de 21 de julio. ¿Cómo explicaré a vuesamerced los
movimientos de mi alma, cuando veo letra de mi buen pa­
dre? Yo confieso con sinceridad que no me canso de verlas.
Vuesamerced parece que quiere acumular sobre mí todos
los beneficios de que es capaz; ya me ofrece un cronómetro
y el telescopio, y ya estoy en el pie de no envidiar a nadie
en materia de instrumentos, por sola la bondad del gene­
roso Mutis. Yo no hallo voces para expresar a vuesamerced
mi reconocimiento; pero espero que ya que mi voz no lo
puede, lo puedan mis trabajos. Todos, ilustre sabio, si algo
valen, están a los pies del autor de mi fortuna, yo no tra­
bajo sino para mi protector, yo no existo sino para Mutis,
y si consigo darle gusto, ya están coronadas mis fatigas.
Yo he ofrecido a vuesamerced que la botánica será el ob­
jeto favorito de mi viaje, y ya he comenzado a cumplir esta
ley, dictada por vuesamerced en una de las cartas con que
me ha honrado. Yo voy a dar cuenta de mis trabajos en
este género.
Mis conocimientos botánicos son cortos, mis libros son
pocos, y la vegetación inmensa. El camino que he tomado
para salir con felicidad de este laberinto es recogerlo todo,
describirlo todo, y diseñar lo más. Sé que gran parte será
conocido, sé también que habrá mucho nuevo. A juzgar por
miserables libros, ya he hallado más géneros nuevos. He
resuelto ir remitiendo a vuesamerced por los correos mis
descripciones y diseños, para que me consuele e ilustre el
primer botánico de la Nación. ¿No deben tener envidia de
mí los discípulos de Jusieu y de Lamarck? Yo quisiera, vir­
tuoso sabio, remitir cuanto he trabajado en cerca de cien
plantas que he podido recoger, diseñar y describir en los
días que llevo de expedición; pero lo haré consecutivamen­
te, como digo, por los correos.
CARTAS AL SABIO MUTIS 177

Sobre Imbabura, montaña de que tengo tánto qué decir


a vuesamerced, he hallado una Syngenesia poligamia igual,
que me ha parecido nueva. Ella es del orden dicho, y posee
diez cordas en la base de las anteras, como en la Inula,
cuyo carácter se había creído distintivo de este género res­
pecto a todos los conocidos. Me ha parecido singular, y re­
mito a vuesamerced un diseño imperfecto, hecho a lápiz
sobre esta montaña, y la descripción que he podido. Yo es­
pero que vuesamerced se digne corregirme ésta para en­
mendarme y formarme, y hacerlo mejor en lo sucesivo.
Tan generoso como es vuesamerced con el dinero y con los
instrumentos, séalo también del inmenso tesoro de sus co­
nocimientos, instrúyame, fórmeme botánico.
Oiga vuesamerced ahora algo de mis trabajos sobre otros
ramos. Concluí la base en las inmediaciones de Ibarra, de
mil ochocientas cincuenta y cinco varas; he medido el vol­
cán apagado de Imbabura, sobre cuyas faldas está esta villa,
y un número considerable de poblaciones; por una red de
triángulos he levantado la carta de este país y el plano del
volcán, de quien he tomado cuatro vistas de los puntos car­
dinales. Yo he puesto mi atención con preferencia sobre
esta montaña, porque nada se sabe hasta el día de ella. Los
señores académicos y el señor Barón le despreciaron abso­
lutamente. He subido dos veces, y he escalado este espan­
toso cerro. El asunto es serio, y merece referirse con alguna
extensión. Yo voy a copiar mis diarios, y si vuesamerced me
ama, creo se estremecerá:
“Así que dieron aviso que nuestras cabañas estaban cons­
truidas, no pensamos en otra cosa que en verificar nuestra
subida. El 14 de septiembre de 1802 fue el destinado para
un viaje que me tocaba tánto y me llenaba de entusiasmo.
Armado de mi barómetro, termómetro, octante y brújula,
partimos con mis indios prácticos de la montaña. Gastamos
cinco horas en montar hasta nuestras cabañas, que estaban
en 17 grados 11 líneas. Era ya mediodía, y no pudimos em­
prender la subida, y resolvimos dejarla para el día siguien-
C a r t a s a Mutis — 1 2
178 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

te. Envueltos en nubes y penetrados de frío pasamos la


tarde, y yo la ocupé en describir y diseñar algunas plantas.
Mi termómetro no subió de 4% grados sobre la congelación.
Las cabañas no tenían toda la capacidad necesaria para man­
tenerse un hombre en pie, y estaban muy mal cubiertas por
los indios.........
“Yo esperaba con impaciencia la venida de la luz; en el
instante que la percibí estaba en pie y comencé a disponerme
para un viaje que tánto deseaba. Con un báculo en la mano,
y precedido de tres indios, cargados ligeramente de mis
instrumentos, partí de nuestras cabañas con una alegría y
un entusiasmo extraordinario. Comenzamos a escalar esta
terrible montaña. El cráter es inaccesible por todas partes,
excepto por la del Este, que seguramente fue por donde
arrojó todo el material al tiempo de su erupción. Este lado
no se compone de otra cosa que de grandes trozos de roca
despedazada, y amontonados confusamente unos sobre otros.
No se puede dar un paso sin horror, y en la orilla de espan­
tosos precipicios. El sendero apenas tiene 1/3 de ancho, y no
es otra cosa que escalones cavados en la roca por los indios
que tienen el triste y terrible empleo de bajar nieve a
Ib arra.
“En algunas partes es preciso asirse de las pajas con las
manos, para no precipitarse en doscientas o trescientas va­
ras de profundidad. Yo he visto con espanto el lugar en
que se precipitó uno de estos infelices cuando volvía cargado
de nieve. Desde nuestras cabañas comenzamos a caminar
sobre nieve, por la mucha que había caído la noche prece­
dente. El frío era penetrante, y mi termómetro, al nacer
el sol, señaló % grado bajo de la congelación. Todos los
escalones estaban cubiertos de granizo, y hacía más terri­
ble la subida por lo poco firme del paso, y sobre todo por
habérseme entorpecido los pies con el frío que se aumen­
taba por momentos. Yo deseaba con ardor ver este cráter
desconocido, y desprecié todos los peligros. De precipicio
en precipicio llegamos a las nueve de la mañana a la orilla
del cráter, agotado de sudor y de cansancio. ¡Qué espec­
CARTAS AL SABIO MUTIS 179

táculo! El horror y un secreto placer se apoderaron de mi


alma. No me cansaba de ver y de admirar de cerca a esta
naturaleza espantosa. Bocas quemadas y destrozadas, pun­
tas, pómez, arena, azufre, nieve, greda, precipicios y con­
fusión eran los objetos que se presentaban a mis ojos. Yo
me mantuve largo tiempo en considerarlos, y en compararlos
con los que había visto en Pichincha. Si la inmensa boca
de éste presentó a Mr. de La Condamine una viva imagen
del caos de los poetas, ¿qué le habría parecido la de Imba-
bura, que aunque menor en su diámetro, es, sin compara­
ción, más horrorosa que la de Pichincha? Imbabura es una
montaña aislada y solitaria, que se acerca a la figura de un
cono truncado. Toda esta inmensa masa está compacta
de piedra suelta y de cascajo amontonado desde su base
hasta 17V2 pulgadas de elevación, sin ninguna organización
y sin seña de capas. Sobre esto sienta la boca de la cima,
de un bello pórfido y en que está excavado el cráter.
Este ocupa toda la cima de la montaña, tiene la figura de
un anfiteatro circular, y no está roto sino por la parte del
Este. El bordo es de rocas despedazadas, y tiene la figura
de una cresta circular, que tendrá tres mil cuatrocientas
varas de diámetro. Las paredes interiores del cráter no
están tajadas perpendicularmente; tienen una pendiente
rápida, que se van a unir en un punto, acercándose a la
figura de un cono inverso. Por la parte occidental hay un
plano entre la cresta y el punto en. que comienza la incli­
nación. Se distingue muy bien por esta parte una roca que
parece precipitada sobre el cráter, al tiempo o después de
la erupción. ¿Quién sabe si fue la parte superior de este
volcán, que faltándole apoyo por el material arrojado en
la erupción se precipitó dentro de la boca? Esta parte es
de roca o pórfido hecha pedazos, y conglomerados por me­
dio de una materia que parece azufre convertido ya en
hígado por alguna materia alcalina, y de que tengo mues­
tras. Lo restante de la boca es de arena y greda mezclada
con azufre. En parte se ve la piedra pómez en pequeños
y en grandes trozos.
180 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

“Yo conocía la altura de la cresta por mi medida geomé­


trica, y deseaba conocer la profundidad de este cráter por
medio del barómetro llevado al fondo, y tomar muestras
de las diversas materias de que se componía, y resolví
bajar a este abismo. Cuando estaba en estas consideracio­
nes, y proyectando el modo de descender, se precipitó gran
cantidad de piedras y arena del borde del sur en el fondo
de esta boca, lo que me hizo advertir un nuevo peligro,
que no había tenido presente hasta este momento. Nosotros
íbamos al punto más peligroso, y en que iban a parar todas
las materias desprendidas de la circunferencia; yo lo veía,
pero el deseo de medir su profundidad, y de tocar de cerca
este lugar de horror, me resolvió a arriesgarlo todo, y co­
menzamos a bajar por el lugar que nos pareció menos rá­
pido y peligroso. Me precedía un indio práctico de la mon­
taña, cargado con mi barómetro, y yo le seguía a tres o
cuatro pasos de distancia. Ya habíamos bajado como 1/3
de profundidad, cuando se presenta una pendiente rapidí­
sima de piedra pómez, reducida a pequeños pedazos; yo
vi que mi guía la atravesaba con facilidad para buscar en
el lado opuesto una canal hecha por las aguas, que facili­
taba el descenso. Esta pendiente de pómez era peligrosa,
porque tenía como cien varas de longitud, que iba a ter­
minar en rocas terribles, al fondo mismo del cráter. Yo
temí, pero la facilidad con que había pasado mi guía me
animó, y entré en el peligro. Apenas había dado tres pasos
sobre la pómez, cuando veo que todo se remueve, y no pu-
diendo sostenerme en pie, me siento, y aun en esta situa­
ción comienzo a precipitarme hacia el fondo de este espan­
toso cráter; creo llegado el fin de mi vida, y doy una voz
a mi guía. Este indio generoso vuelve la vista, me ve per­
dido, se avanza hacia mí con una intrepidez inaudita, se
arroja al mismo peligro en que me veía, me ase del brazo
derecho, me arroja a dos varas del precipicio, y me da la
vida. Mi alma pasó en este momento de todos los horrores
de la muerte a los sentimientos del más dulce y vivo reco­
nocimiento. ¡Ah!, transportado, beso la mano de mi liber­
tador y le testifico de todos modos mi agradecimiento.
CARTAS AL SABIO MUTIS 181

Este indio se llama, porque es justo nombrarle, Salvador


Chuquín.
“Repuesto de la aventura pasada, no pensé sino en con­
tinuar mi descenso, lo que conseguí con felicidad. Yo tem­
blaba en el fondo de este cráter, porque por todas partes
nos amenazaban las rocas, y creo que al menor viento ha­
bríamos todos perecido bajo de alguna de ellas. Por for­
tuna nuéstra, cesó, mientras nos mantuvimos en esta región
del espanto y del horror, y no pensé en otra cosa que en
hacer mi observación del barómetro, que se sostuvo en 17
pulgadas justas. Inmediatamente comenzamos a subir por
el lado opuesto para reconocer completamente el cráter.
Era necesario ponernos a grandes distancias unos de otros,
y subir con el mayor pulso, porque todo se desmoronaba,
y una imprudencia del primero habría hecho perecer a los
que le seguían, con alguna piedra que rodase. Subimos
paso a paso hasta los 2/3, y en esta elevación se resistió
mi guía, y me advirtió que era preciso volver sobre nues­
tros pasos al fondo del cráter, para tomar el mismo sen­
dero que nos había conducido a él. Tenía, lo escribo con
horror, que volver a pasar por el mismo precipicio en donde
había estado para perecer. Yo hice presente a mi Chuquín
el horror que me causaba volver por el mismo lugar, y lo
empeñé en buscar otro camino cualquiera. El gastó algún
tiempo en reconocer el terreno, y volvió diciendo que no
quedaba otro recurso para salir de este lugar que tomar
el mismo camino, u otro más peligroso que el primero,
pero de piedra solidísima. Yo medité, vi mi nuevo sendero,
y temblé. Estaba entre Scyla y Caribdis; pero era preciso
resolverse con prontitud, antes de perecer por alguna roca
desprendida de lo alto por el viento. Elegí a todo riesgo
el camino de piedra, y comenzamos a salir. Una profundi­
dad espantosa a la derecha, otra, aunque menor, a la iz­
quierda, me esperaban al menor desliz de mis pasos. Con
manos y con pies nos afirmábamos para subir esta terrible
roca; llenos de sudor y de cansancio ganamos con felicidad
el labio de la boca por donde habíamos entrado. Aquí des­
182 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

cansamos para poder atravesar los precipicios que nos es­


peraban .
“Para el colmo de nuestros trabajos, comenzó a nevar y
a caer unas pequeñas telas de hielo de 2, 3 líneas en cuadro,
que en el país llaman Papacara. Este granizo nos mojó el
sendero, y lo puso en estado de no poder dar paso sin
riesgo de la vida. Yo conocí esto temprano, y por consejo
de mi Chuquín amado, dejé el calzado, y a pie desnudo
empezamos a bajar los terribles precipicios que habíamos
subido por la mañana. En algunas partes era necesario
caminar sentado, para no perecer. En fin, a fuerza de
constancia y de maña, volvimos bien tarde a nuestras cho­
zas, que no distaban del cráter más de media legua por
el a ire .”
Yo concluyo esto, recordando a vuesamerced los termó­
metros, pues no tengo uno bueno para las observaciones
del calor del agua, y que vuesamerced cuente con cuanto
puede su admirador y eternamente reconocido,
Francisco José de Caldas

69.—Del original).
Otavalo y noviembre 7 de 1802.
Mi amadísimo protector:
Concluidas mis operaciones en diversos géneros, y al
parecer agotados los vegetales de Ibarra, dejé a esta villa
y me transporté a Otavalo, para reconocer la montaña de
Mojanda, abundante de plantas, y que creo es la base de
un volcán apagado, y tal vez primitivo; por ver el lago de
Cuicocha; y al mismo Cotacache por el Sur. Há como
tres semanas que existo en este bello asiento trabajando
en los objetos de nuestra expedición. No he avanzado
como pensé, porque llueve casi sin interrupción; los cami­
nos son de lo más malo de América, en un terreno gredoso
y desigual; las nubes me roban las montañas y los astros,
CARTAS AL SABIO MUTIS 183

y apenas puedo dar un paso en la astronomía y la geogra­


fía. Pero por fortuna los rigores del invierno no dañan
al objeto favorito, a la botánica. Yo voy a dar a vuesa-
merced cuenta de mis ocupaciones desde que bajé de los
horrores de Imbabura.
He nivelado todos los alrededores de Ibarra, y he halla­
do por fruto de mis trabajos que todos son más elevados que
el plano en que existe esta villa, y que las aguas de todas
sus inmediaciones refluyen sobre ella, sin otra salida que
por el profundo lecho de Taguando, pequeño río a cuyas
orillas está situada. He visto con admiración que éste se
ha abierto paso por medio de una colina de quien aún existe
la mitad en la orilla oriental, y la otra mitad en la occiden­
tal. Estoy íntimamente convencido que antes que Taguan­
do se abriese este paso, toda la explanada sobre que existe
Ibarra ha estado sumergida bajo de las aguas, o lo que es
lo mismo, Ibarra está fundada en el fondo de una antigua
laguna desecada. Tal vez sucedió esta revolución en el mo­
mento de la erupción de Imbabura, porque el paso que hoy
tienen las aguas es violento, y manifiesta que es obra de
fuertes sacudimientos. Yo he diseñado esta colina partida,
porque me ha parecido merecerlo.
Mis proyectos de refracciones astronómicas en Ibarra,
casi dos pulgadas del barómetro más baja que Quito, han
abortado miserablemente por falta de un bárbaro, de un
idiota que leyera sobre mi péndola los momentos, y los
escribiese en un papel. ¡Qué raros son los hombres que
aman las ciencias y el trabajo! Todos temblaban al oír mis
propuestas, y han creído imposible mantenerse seis u ocho
horas ai pie de la péndola contando los momentos. ¿Cuánto
me costó tomar alturas correspondientes para el último
eclipse de luna? Jamás he sentido la unidad en nuestro sér
sino en Ibarra, y si me comparo a gentil en el despecho, no
exagero.
Logré el fin del eclipse último de luna para deducir la
longitud de Ibarra, el punto más oriental de mi expedición.
En Otavalo he medido una base, y sobre ella he formado
184 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

mi sistema de triángulos para continuar mi topografía, y


medir el bello y encantador lago de San Pablo, que le he
hallado por una operación gráfica de 3.500-3.600 varas de
diámetro. Digo una operación gráfica, porque no he que­
rido calcular economizando el tiempo, y reservando estos
trabajos para Santafé. Todos los resultados y números que
remita a vuesamerced en mis cartas son todos aproximados
solamente, reservándome el derecho de disminuirlos o au­
mentarlos por mis cálculos futuros.
Remito a vuesamerced un monumento de los antiguos pe­
ruanos, que he hallado en las orillas del lago de San Pablo,
y que creo se ha escapado a las investigaciones de Ulloa.
No tengo el viaje de este oficial a mano para decidirme,
pero no tengo especie de haberlo visto en él. Es un edificio
circular, de piedra bruta, labrada únicamente por el frente,
y unida sólidamente con una argamasa en que no ha en­
trado cal. Está en gran parte arruinado no por los temblores,
ni por el tiempo, sino por la mano bárbara del cura de Cha­
valo. Este eclesiástico ha creído útil deshacer este monu­
mento precioso, capaz por sí sólo de darnos luces sobre la
arquitectura y sobre los ritos de este pueblo, el más céle­
bre del Nuevo Continente, y con su material construir una
mala capilla, que no excitará en lo futuro sino la indigna­
ción y las críticas de todos los que tengan algún gusto en
el arte de edificar. Tiene 46 pies del rey de diámetro inte­
rior; el grueso del muro 4 pies, la altura 14 pies. No existe
sino una sola puerta, y los indios me han asegurado había
otra diametralmente opuesta, y en efecto, hay una abertu­
ra en este lado. Véase el plano.
Seguramente conocieron el plomo, pues lo está la parte
que existe. Parece que no llegaron a conocer el arte de las
bóvedas o cañones, pues aun cuando daban esta figura a
sus puertas, no colocaban las piedras en la dirección del
radio, sino que buscaban las piedras chatas y largas, enla­
zándolas del modo que manifiesta el diseño, y llenando las
cavidades que debajan con la mezcla de que he hablado.
Todo lo que va de negro en el perfil de la puerta, es lo
CARTAS AL SABIO MUTIS 185

que ocupa la argamasa. ¿Con qué maderos cubrirían este


ancho edificio, en un país en que un gran árbol es tan pre­
cioso como las piedras en el Bajo Amazonas? Confieso in­
genuamente que no alcanzo a penetrar este misterio. Si
acaso le traían de los valles inmediatos, no hay voces para
ponderar los esfuerzos y el valor de este pueblo laborioso.
El estado de las artes en general, y de la industria en
particular, entre estos pueblos, me ha ocupado algunos
ratos. Los obrajes (así llaman aquí lo que en otras partes
se conoce con el nombre de fábricas) me han parecido unas
grandes máquinas que influyen mucho sobre el comercio, la
política y las costumbres de esta Provincia, y me he apli­
cado a conocerlas fundamentalmente en su economía y en
sus máquinas. He formado el plano de uno de ellos, el di­
seño de tornos, telares, perchas, batanes, que difieren mucho
de los que usan los pueblos civilizados. He penetrado todas
las operaciones por que hacen pasar la lana y el algodón,
y sobre todo la materia de tintes en que tiene gran parte
la botánica. He esqueletado, diseñado y descrito todos los
vegetales que sirven para dar color a nuestras telas. El re­
sultado de todo ha sido el conocimiento de nuestros indios,
y de una parte de su carácter. Estos hombres han fundido,
por decirlo así, las artes y la industria en la simplicidad de
sus almas. Todo lo que tiene visos de complicado lo han
desterrado de sus maniobras, y han sabido sustituir instru­
mentos sencillos y análogos a su genio. Vuesamerced verá
con placer sus tornos, la supresión de la aspa de cuenta, y
muchas piezas del telar común, sin faltar a la exactitud de
la maniobra. No negaré que los indios han degradado las
artes del punto en que las recibieron de sus conquistadores
en general, pero ninguno me podrá disputar, en vista de
mis trabajos y observaciones, que más sabios que sus maes­
tros, han sabido simplificar muchas máquinas y muchas ope­
raciones .
La labranza y sus instrumentos han llamado también mi
atención. ¡Qué simplicidad en sus arados! Yo les he diseña­
do y he descrito las operaciones del campo como se ven al
186 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

presente. Los granos, las raíces, en fin, todas las plantas


que cultivan, y que hacen el fondo de su alimento, las he
reconocido, con el tiempo y modos que observan en su cul­
tivo.
En la zoología he trabajado bastante, principalmente en
el ramo de aves. Tengo diseñados, descritos y esqueletados
muchos oriolas, un tántalo, un bello ánade de la laguna de
San Pablo, tres especies de trochilas y otros que no he po­
dido determinar. Yo he comenzado a formar una especie
de herbario de pájaros, permítame vuesamerced esta expre­
sión, pues me faltan las palabras. La cosa es así. Después
que he descrito y diseñado la ave, alas, cola y pies, y ex­
tendiéndolas entre papeles, como se hace con las plantas,
presentaré al sabio Mutis una vistosa colección de lo más
rico y más bello que tiene la naturaleza.
En la botánica he trabajado sin límites. Yo no acabaría
si quisiese decir a vuesamerced todo lo que he colectado en
este género, y sería en perjuicio de este ramo predilecto.
De Quito, adonde me restituiré a principios de diciembre
a completar mi observación de la amplitud de la eclíptica
con la del solsticio del invierno próximo, remitiré a vuesa­
merced mi primera colección y el tomo de descripciones, con
todos los diseños. Necesito formar una especie de memoria
sobre mis trabajos botánicos, para manifestar al primer bo­
tánico de la nación mis dudas y mis ignorancias, y así ilus­
trado por tan grande hombre, partir a la otra parte de esta
Provincia en conquista de los demás vegetales y de las
quinas. Yo espero que vuesamerced me conteste a todos los
puntos que contenga, y me forme a doscientas leguas de
distancia. Sí, ilustre sabio, Caldas espera sacar por fruto
de sus trabajos la ilustración de mano del ilustre Mutis.
No quiero otra cosa que aprender y aumentar si es posible
vuestra gloria. Todo lo sacrifico a la bondad de vuestro ge­
neroso corazón. Dichoso si consigo agradaros, y si mis fa­
tigas merecen la aprobación del padre de nuestros conoci­
mientos .
CARTAS AL SABIO MUTIS 187

Vuesamerced me habla del observatorio astronómico que


está erigiendo en esa capital, y se expresa del modo más
honorífico que puede apetecer mi amor propio. Pero no me
deslumbro; mi primero y capital conocimiento es que no
soy sabio. Conozco la extensión de este epíteto, y me co­
nozco; no lo merezco, no me lo dé vuesamerced en adelante.
Déme vuesamerced el de discípulo, y quedaré honrado, y
cuando vuesamerced me negase esta gracia, yo me la usur­
paré. ¡Qué esperanzas tan lisonjeras se excitan en mi cora­
zón, cuando imagino que algún día he de observar al lado
del sabio Mutis! Casini, Lalande mismo, envidiarían mi
suerte.
Yo comunico a mis amadísimos Sinforoso y Pombo mis
modos de pensar sobre las observaciones que deben ejecu­
tarse en el observatorio en todo el discurso de mi viaje.
Creo que será de la mayor importancia que vuesamerced
haga trabajar a estos dos preciosos jóvenes en fijar la lati­
tud del observatorio dentro de 5” por observaciones riguro­
sas al Norte y al Sur, con pequeñas estrellas bien conocidas.
Vuesamerced sabe mejor que ninguno, que no conoce hasta
ahora la astronomía mejor método para las latitudes; en él
se halla la suma de los errores del instrumento, que provie­
nen del paralelismo del anteojo y de las divisiones. Si se
corrigen las refracciones por el calor y por la elevación del
suelo sobre el mar, combinada con las variaciones del baró­
metro e higrómetro, nada deja qué desear. Después de esta
operación preliminar, y si se quiere antes de ella, debe vue­
samerced hacer arreglar una péndola, o el otro cronómetro
con alturas correspondientes del Sol, y que dirigidos por
vuesamerced estos bellos y apreciables jóvenes, observen
todos los eclipses de los satélites de Júpiter. A vuesamer­
ced dejo la consideración del grado de precisión que adqui­
rirían las observaciones que yo haga en el discurso del viaje
sobre la costa occidental del Virreinato. ¡Qué diferencia no
hay entre la determinación de una longitud por el cálculo
y por dos observaciones correspondientes! Bajo la sabia di­
rección de vuesamerced, ¿de qué no son capaces estos dos
188 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

jóvenes ilustrados y laboriosos? Si el virtuoso y amable


Arroyo toma parte en estos bellos e importantes trabajos,
tendrá vuesamerced la dulce satisfacción de haber formado
a cuatro jóvenes astrónomos, tres a su lado, uno a doscientas
o trescientas leguas de distancia. A mí me toca esta suerte;
ella es dura, lo conozco, no por los trabajos inseparables de
un viaje, sino por estar ausente y retirado del generoso y
sabio padre que nos ilustra.
¡Ah!, ¡qué gloria para mí poder fijar mi primer meridiano
en el observatorio del ilustre sabio director y protector de
mi viaje! Yo tendría la satisfacción de mirar la casa de
Mutis, esta casa en que hacen su residencia las ciencias y
la virtud, como el centro a que se refieran mis trabajos as­
tronómicos y mi corazón. Hé aquí un nuevo motivo para
amar la astronomía. ¡Qué consuelo para Caldas, en medio
de las soledades, fijar sus ojos sobre el mismo objeto en que
tienen los suyos Mutis, Sinforoso, Pombo, Arroyo! ¡Qué
nombres! ¿No es este Casini rodeado de sus discípulos en
San Petronio? Yo me desvío, mi corazón sensible me arras­
tra, y me hace expresar de este modo. Perdone vuesamer­
ced estas distracciones del amor.
¿Cómo pintaré a vuesamerced mi reconocimiento y mi
felicidad el día dichoso en que he recibido el telescopio y el
cronómetro? ¡Qué grande es Mutis! ¡Qué generoso es Mutis!
¡Qué bueno es Mutis! Estas eran mis palabras, este era mi
delirio. ¡Oh Dios! ¿Por qué hacerme conocer tan tarde
a hombre tan grande? Yo mismo me irrito contra mi enco­
gimiento de no haberme llegado a tan buen padre en 796,
en que pude hacerlo en Santafé. Entonces sí merecería los
elogios que hoy me prodiga el amor y amistad. Ilustre sabio,
recibe mi alma, recibe mi corazón: esto tengo, esto os doy.
El telescopio llegó perfectamente bueno; el termómetro
lo rompieron los conductores, y el mercurio manchó la caja
del cronómetro, y me asustó a primera vista, temiendo hu­
biese calado y echado a perder el instrum ento. Por fortuna,
todo quedó en la caja, y la máquina ilesa. Lo que me ha
admirado es que no manchase o se amalgamase con el pie
CARTAS AL SABIO MUTIS 189

y demás piezas del telescopio a quienes no ha tocado el mer­


curio. ¿Tal vez el bruñido y lo terso de la superficie ha im­
pedido que se úna al latón? ¿O tal vez es alguna mezcla so­
bre quien no obra el mercurio? El microscopio llegó también
bueno.
Mucho he sentido la pérdida del termómetro, por la gran
falta que me hacen un par de estos instrumentos. Tal vez
será mejor que yo los pida a Cartagena al generoso ciuda­
dano Pombo, que ha querido partir con vuesamerced la
gloria de proteger esta expedición; él me ha escrito unas
cartas que le honrarán eternamente, y me ha facilitado mu­
chos medios útiles. Si es así, es decir, si a vuesamerced
agrada, haremos que vengan por Guayaquil; pero pierdo las
mejores proporciones, las más brillantes ocasiones de per­
feccionar la teoría de mi memoria sobre medir las montañas
por medio del termómetro. En Quito es casi imposible hallar
un instrumento semejante. Por aquí conocerá vuesamer­
ced el estado de la física y de las ciencias útiles en esta
populosa ciudad.
Vuesamerced me dice que es preciso formar una com­
pleta colección de quinas para responder a las injurias que
han vertido contra vuesamerced los peruanos, de acuerdo
con el señor Ortega. Yo quisiera una copia de la memoria
de Zea, que las ha ocasionado, de la contestación de esos
botánicos, lo que éstos han publicado sobre el generoso
chinchona, para imponerme a fondo de los puntos contro­
vertidos, y poder obrar conforme a ellos. Vuesamerced ve
que voy a recorrer unos países abundantes de especies de
este género, y que puedo poner en manos de mi benefactor
un material con que pueda vindicarse con conocimiento de
causa. El primer tomo de la Flora del Perú que vi con
misterios en manos de Bonpland, me sería muy útil, y
quién sabe si necesario.
Vuesamerced cuente con el amor y con el reconocimien­
to del menor de sus discípulos, que besa su mano,
Francisco José de Caldas
190 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

70.—Del original).

Otavalo y noviembre 22 de 1802.


Señor doctor don José Celestino Mutis.

Mi amadísimo y generoso benefactor:


Precipitadamente voy a decir a vuesamerced mis ocupa­
ciones en estos quince días últimos, porque el correo en
estos pueblos miserables apenas se detiene una o dos
horas.
Verifiqué ya mi subida a Mojanda, montaña al sur de
Otavalo, que toca ya con el término de la vegetación; todo
él erizado y despedazado. Desde que le vi sospeché que
fuesen las reliquias de un antiguo volcán, y acabo de con­
firmarme en mi pensamiento. El cráter es manifiesto a todos
los que sepan ver a la naturaleza, y no sus apariencias.
Toda la cima está cercada de una cresta de piedra que hoy
sirve de bordas a una espaciosa laguna, y que en los siglos
anteriores fue el foco del volván. MM. Bourguer, de La
Condamine, ni le nombran, ni le pintan en sus cartas. Yo la
he medido geométricamente; aún no he calculado, pero a
mi estima no baja de diez varas de diámetro. Yo estoy ha­
llando arroyos, montañas, lagos, volcanes mismos, que han
olvidado estos sabios.
He bajado una abundante cosecha de plantas que actual­
mente describo y esqueleto. Creo que el género Loasa me­
rece reformarse en más partes. El es formado sobre una
sola especie; yo acabo de hallar una en Mojanda, con los
nectarios tan diferentes de la descripción, que apenas se
parecen; tiene tres estigmas, y las hojas aovadas y opuestas
en arpa; no pincha. ¿Quién sabe si los peruanos le han ha­
llado? Ella habita en una grande elevación; yo le vi entre
18 y 19 pulgadas de mi barómetro. Abunda una especie de
Molina sin hojas, el tallo alado, con tres de éstas semiova-
les y semicirculares alternadamente, los ramos alternos,
erectos; las flores sentadas, las más veces solitarias, rara
vez de dos en dos. He bajado dos Andrómedas, un Vacci-
CARTAS AL SABIO MUTIS 191

niez, un Plantago, sumamente pequeño, con otras muchas


que aún no he examinado.
La astronomía ha dado un paso. El telescopio que vuesa-
merced ha confiado a mis manos se ha estrenado con el
paso de Mercurio por el disco del Sol. Vuesamerced sabe la
importancia de esta observación. Cuando nació el Sol sobre
el horizonte de Otavalo estaba Mercurio como en el norte 1.
La mañana fue de las más bellas y claras que puede desear
un amante de la astronomía. Logré con la mayor felicidad
el momento del contacto interior n. 2, y el del contacto
exterior n. 3 a la salida. Yo había tenido cuidado de arre­
glar el cronómetro por alturas correspondientes los días
anteriores, lo que hice también en los que siguieron a este
fenómeno importante. ¿Si habrá vuesamerced hecho igual
observación en Santafé? El señor Barón de Humboldt me
escribe de Trujillo una carta larguísima, llena de expre­
siones de cariño y de noticias de su viaje; en ella me reco­
mienda esta observación, que él pensaba verificar en Lima;
tal vez ese cielo nebuloso y oscuro no se lo habrá permi­
tido.
Las terribles dudas en que nos han arrojado Bouguer, De
La Condamine y Juan, sobre la longitud de Quito, me han
empeñado en decidirla por mis propias observaciones. El
cielo ha estado favorable a mis deseos. Yo he logrado a
toda mi satisfacción la inmersión del primer satélite de
Júpiter, sucedida el 19 de éste a la madrugada. Aún no he
calculado, reservando este trabajo para Quito.
No hay tiempo para más; vuesamerced cuente y mande
con imposición sobre cuanto puede su más reconocido,
Francisco José de Caldas
192 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

71.—Del original).

Quito y enero 6 de 1803.


Señor doctor don José Celestino Mutis.

Mi amadísimo y generoso benefactor:


Cuatro meses há que vivo en una duda continua y absoluta
de vuesamerced, y de cuanto pasa en Santafé. ¿Se ha olvi­
dado de mí el ilustre Mutis? ¿No sabe que Caldas está con­
sagrado, y ya no existe sino para aumentar, si es posible,
su gloria? ¿Por qué un silencio tan grande y tan dilatado?
No sé si han llegado a sus manos muchas larguísimas que
son un extracto de mis operaciones y de mis trabajos, y no
sé si vive mi ilustre benefactor. ¡Qué duda tan cruel para
un corazón que ama a vuesamerced con entusiasmo! Mi vida
me es poco apreciable si la comparo con la del sabio Mutis.
¡Qué ansias, qué deseos de saber del estado de su salud!
Ilustre sabio, consuéla al menor de vuestros discípulos,
al mayor de vuestros admiradores, y al primero de vuestros
amantes, que trabaja bajo de la línea, sobre las mayores
elevaciones del globo para vuestra gloria, ausente, y a dos­
cientas leguas del objeto de sus amores. Ya me es odiosa
la llegada del correo. Estos días, que antes me llenaban de
consuelo y de placeres, hoy me llenan de disgustos y aun de
desesperación.
Mis amigos, mis fieles amigos Arroyo y Pombo, parece
que se han olvidado de mí, y creería que han perecido. Co­
nozco las grandes e importantes ocupaciones de vuesamer­
ced, sé que no le queda tiempo para nada, y esto me con­
suela. Pero, ¿por qué no me ponen cuatro letras mis ama­
dísimos Sinforoso y Rizo? Vive Mutis, ha recibido sus cartas;
hé aquí cuanto apetezco, hé aquí cuatro palabras que labra­
rían mi felicidad. ¿Y me negará vuesamerced esta satis­
facción? Haga vuesamerced que su digno sobrino, o don
Salvador Rizo, me pongan cuatro letras todos los correos.
Perdone vuesamerced estas quejas, hijas de mi reconoci­
miento y de mi amor.
CARTAS AL SABIO MUTIS 193

El 19 de diciembre regresé a Quito y terminé mi primer


viaje al norte de esta capital. Aún me habría mantenido en
Otavalo ocupado con nuestras amadas plantas; pero el sols­
ticio del invierno se acercaba, y puedo decir que se pasaba,
y vuesamerced sabe me era precisa esta observación para
acompañar la que hice en junio pasado antes de comenzar
mi expedición, del solsticio del verano. Aquí me ocupé el
20 hasta el 27 en trabajos astronómicos y atenciones so­
ciales .
Ahora arreglo el material que he traído, y me dispongo
para otras salidas a las montañas inmediatas, comenzando
por el inmenso Pichincha, principalmente por el norte, que
no reconoció Mr. Bonpland. El 2 de enero hice una subida
hasta el término de la vegetación, fue por bajar las plantas
que contiene el Guagua Pichincha (Pichincha el mozo), y
en efecto, bajé más que hasta hoy me ocupan. Vi con admi­
ración sobre la roca misma una planta femenina de Ephedra,
de quien acababa de ver otra en Guaillabamba, a 22Vfe pul­
gadas del barómetro. Sé que la hay en Guayaquil, y si ésto
es así, tenemos que la Ephedra es una de aquellas plantas
que pueden vegetar en todas las elevaciones posibles. La
parte más elevada de esta punta es de pórfido ordinario es-
quitoso, con sus capas colocadas casi verticalmente.
En Otavalo he logrado muy bellas observaciones astronó­
micas. Dos inmersiones del primer satélite de Júpiter me
han fijado el meridiano de este pueblo de un modo satisfac­
torio, y a él viene ajustado el cronómetro, con cuyo auxilio
he determinado la longitud relativa de Cuicocha, Cayamba,
Guaillabamba. El barómetro me ha ocupado mucho en estos
últimos días. He emprendido hallar sus variaciones relati­
vas, y para ello he montado tres tubos, los he llenado en
Otavalo, los he transportado llenos a Cuicocha, a Cayamba,
a Guaillabamba, a Quito, y mis resultados parecen impor­
tantes y curiosos. Ojalá los límites de una carta permitieran
aclarar y analizar mis ideas sobre este punto; pero breve

C a r t a s a M u ti s — 13
194 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

tendré la satisfacción de comunicar a vuesamerced todos mis


resultados.
Yo trabajo con ardor en el ramo favorito de nuestro viaje,
en la botánica; he acopiado mucho, y estoy acopiando conti­
nuamente. Cuando haya visto y recorrido a Nono, Lloa, Ma-
chache, Antisana, etc., cuando haya agotado las plantas de
las cinco leguas de Quito, pienso hacer mi primera remi­
sión con todos los demás objetos de historia natural.
Entretanto, consuéleme vuesamerced en mi destierro,
dígame los modos de ejecutar mis proyectos, y mande con
absoluto imperio sobre cuanto puede el más reconocido, ad­
mirador y amante de vuesamerced,
Francisco José de Caldas

P . D .—Cotopaxi nos ha asustado el 4 de éste; a las siete


de la mañana comenzó a arrojar una nube espesa de polvo
menudísimo, que llegó a las tres leguas de su circunferen­
cia; es de color cinéreo, con olor de azufre, y parece pómez
pulverizada; fundió alguna nieve, y aumentó los ríos; pero
gracias a la Divina Providencia, sin malas consecuencias.
Señor doctor don José Celestino Mutis.

72.—Del original).
Quito y febrero 20 de 1803.
Mi generoso benefactor:
Muchas he escrito a vuesamerced, y há más de siete me­
ses que ignoro el estado de su salud y miras científicas.
Este largo silencio, que tánto me aflige, lo atribuyo a las
graves e importantes ocupaciones de vuesamerced; la Divina
Providencia permita sea esto sólo, y no tengan en esto nin­
guna parte las enfermedades.
Yo trabajo sin intermisión en todos los ramos que hacen
el objeto de mi viaje. Desde el mes de diciembre del año
pasado me restituí a Quito, en donde me he mantenido hasta
CARTAS AL SABIO MUTIS 195

el día, haciendo salidas a los lugares más abundantes de


plantas, y aprovechando los instantes que dejan libres las
nubes, en mis observaciones astronómicas. En esta parte he
sido más feliz que el señor Barón de Humboldt. Este sabio
apenas consiguió en su larga residencia aquí, dos inmersio­
nes de los satélites de Júpiter, y yo ya puedo gloriarme de
muchas. Actualmente trabajo en los preparativos para la
observación del eclipse de Sol que se verificará mañana. Si
el cielo me es favorable, tendré un hecho de qué concluir
la longitud de esta ciudad de un modo satisfactorio, si vue-
samerced en Santafé, si Tíscar en Cartagena y Humboldt
en Guayaquil, consiguen el mismo fenómeno.
Las noticias que frecuentemente hemos recibido del señor
Barón de Humboldt nos enseñan que la fama del Perú y de
su capital ha sido exagerada por todos los viajeros que le
han precedido, y que no merece la visita de un filósofo; él
se halla al presente en Guayaquil, próximo a embarcarse
para Acapulco; dice que el suelo es fecundo en produccio­
nes naturales, que casi ha agotado Tafalla y Manzanilla,
continuadores de la Flora del Perú. Estas noticias y mis
nuevas reflexiones sobre los países por donde debo transi­
tar, me han hecho variar considerablemente de plan de via­
je, que voy a proponer a vuesamerced y que espero se apro­
bará.
Yo quiero salir a la costa del Mar del Sur por Malbucho,
o por Barbacoas e Iscuandé; embarcarme aquí, costear todo
el Chocó hasta San Buenaventura, internar alguna parte, y
volver a la costa, seguirla hasta la embocadura del río San
Juan; subir éste hasta Calima, atravesar el Arrastradero de
San Pablo, embarcarme en el Atrato, y descenderlo hasta
su embocadura en el golfo del Darién; pasar por mar a Car­
tagena, o si se quiere por tierra, visitando al Sinú y Tolú.
De Cartagena pasar a Santa Marta, ver la Sierra Nevada, y
si es posible, por el Valle de Upar regresar a Santafé. Este
viaje, a más de ser más corto, se verifica por países vírge­
nes y de una feracidad admirable. Los objetos principales
relativos a él son bien interesantes.
196 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Io Actualmente se trata por este Presidente de la apertura


del camino de Malbucho, que comunica el interior de la
Provincia de Quito con la costa. El señor Obispo Calama
trabajó mucho sobre este objeto interesante, que no pudo
verificar, a pesar de sus esfuerzos y de su celo. Carondelet,
que ama estos países, ha obtenido de la piedad del Rey que
se tomen 40 pesos a un 5 por 100 sobre sus reales cajas, que­
dando el Erario cargado con esta deuda, para que se invier­
tan en este camino. Si las luces de este jefe correspondieran
a las cualidades virtuosas de su corazón, nada faltaría para
hacer revivir la industria y el comercio de estos pueblos
agonizantes. Pero por desgracia nuéstra, se ha puesto este
asunto en unas manos absolutamente ineptas. El comisiona­
do es el hombre más ignorante que podía hallarse en toda
la extensión de la Provincia; ha hecho un viaje a la costa
para su reconocimiento, a expensas del Erario; ha hecho un
diario miserable, y un borrón del camino, que ha dejado al
jefe sumergido en la incertidumbre.
Bajando yo a la costa por él, podré levantar una carta del
país y de los ríos navegables que contiene, apoyado sobre
buenas observaciones astronómicas, formar un diario que
contenga todo lo relativo a este camino, que puesto en ma­
nos de Carondelet o del Virrey, podría dar luces para diri­
girlo con acierto. El país es muy rico de plantas, y todas las
producciones naturales; fijaría astronómicamente la posición
del puerto, desconocida hoy.
Todos saben la abundancia de culebras que hay en Barba­
coas y el Chocó, y también que en ningún país del mundo
se cura mejor el veneno de sus mordeduras con vegetales
que produce el país con abundancia. ¡Qué servicio tan se­
ñalado sería el conocimiento de todas estas yerbas, y de las
culebras que producen el daño!
El Arrastradero de San Pablo, que ha dado tánto qué
pensar a los políticos, y al señor Conde de Gijón, en parti­
cular, merece una atención distinguida; por él se pueden
unir los dos mares y causar una de aquellas revoluciones
que hacen época. Hasta hoy no se conoce sino a medias el
CARTAS AL SABIO MUTIS 197

terreno que divide las aguas del Atrato y del San Juan, no
se han hecho buenas nivelaciones, ni medidas exactas para
poder decidir sobre este gran problema político. Si se veri­
fican, si de ellas resulta la posibilidad, si la nación las adop­
ta y se realiza este canal, ¿cuál será la gloria, cuál el reco­
nocimiento de la Monarquía, y en especial de la América,
para con Mutis, autor y promovedor de este viaje? Una es­
tatua apenas serviría de recompensa.
A vuesamerced dejo la consideración de tántos otros obje­
tos que encierran estos países desconocidos y feraces. Sólo
la botánica podía ocupar a mis viajeros.
Yo sería más largo si el correo me diera tiempo; en el
siguiente satisfaré mis deseos.
Ruego a Dios conserve su vida tan preciosa para nosotros,
y conceda verle y estrecharle en sus brazos al más recono­
cido y amante de todos sus discípulos, que besa su mano,
Francisco José de Caldas
Señor don José Celestino Mutis.

73.—Del original).
Quito y abril 21 de 1803.
Mi sabio protector:
Há ocho meses que no veo letra de vuesamerced. ¡Qué
aflicción para un joven que ama con ternura a vuesamer­
ced! Muchos puntos de la mayor importancia están todavía
indecisos. El último plan de viaje que propuse a vuesamer­
ced aún no tiene la aprobación. El verano se acerca, y me
expongo a perder la más bella estación del año, y he resuelto
salir de Quito en los primeros días de junio para Barbacoas,
Iscuandé, etc. Pienso pasar a Pasto y detenerme aquí algu­
nos días, por ser país muy abundante de plantas. En él re­
cogeré las últimas que formarán mi primera colección, que
remitiré por mano del doctor Arboleda, Provisor de Po-
payán.
198 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

El señor Barón de Humboldt, que partió há dos meses de


Guayaquil, remitió a manos del señor Marqués de Selva
Alegre un cañón de lata, que contenía una memoria sobre
la geografía de las plantas. Este no sé por qué motivo la
retuvo en su poder mucho tiempo, y no me la entregó para
su remisión por mi mano, según la voluntad del mismo Ba­
rón. Yo la he detenido quince días para tomar una copia, y
la remito ahora acompañada de una friolera mía, casi en el
mismo género, que espero la reciba vuesamerced con
bondad.
Tampoco parece todavía de Guayaquil la colección de
plantas que Humboldt remite a vuesamerced por mi mano.
Ojalá vengan a tiempo para unirlas con las mías. En el si­
guiente remitiré a vuesamerced la descripción y diseños de
algunas plantas que me han parecido particulares, con una
memoria sobre Imbabura.
Considerando que ya yo era demasiado gravoso a la expe­
dición, que me era absolutamente necesario un compañero,
propuse al señor don José Ignacio Pombo agregar a mi ex­
pedición a un hermanito mío, de trece a catorce años. Yo he
echado los primeros fundamentos de su educación en Popa-
yán, y él ha sido un coobservador en todo lo que he traba­
jado en esta ciudad. Pombo, este paisano ilustrado, me ha
franqueado todo lo necesario para que me acompañe, y creo
que faltaría a mi obligación si no diese a vuesamerced parte
de esto. Espero no desagradará a vuesamerced, y que, por el
contrario, merezca su aprobación, en inteligencia de que no
lo haré siempre que vuesamerced me haga entender que no
le agrada.
El señor Barón de Humboldt me ha escrito misivas llenas
de expresiones de cariño, y me manda a presentar un cajón
de libros de historia natural y de matemáticas, entre ellos
muchos alemanes. Yo no entiendo esta lengua, y he pen­
sado remitírselos a vuesamerced, en compañía de las plan­
tas. Aún no llegan, y quién sabe si se perderán con las re­
voluciones de Ríobamba.
CARTAS AL SABIO MUTIS 199

Espero que vuesamerced me conteste a Pasto antes de


hundirme en las soledades del Chocó. En el siguiente seré
más largo.
Deseo que vuesamerced goce de una salud constante, y
que la Providencia me conceda la satisfacción de hallarle
en este estado cuando llegue a Santafé el más reconocido de
sus discípulos, que besa su mano,
Francisco José de Caldas
Señor doctor don José Celestino Mutis—Santafé.

7i.—Del original).
Quito y mayo 6 de 1803.
Mi amadísimo protector:
Jamás he desconfiado de la generosa protección de vuesa­
merced para llevar a cabo mis trabajos. Ellos se han em­
prendido bajo de su sabia dirección, y todos van a ceder en
su gloria. Es verdad que ocho meses de silencio me afligían,
pero yo adivinaba las causas, las mismas que vuesamerced
insinúa.
Recibí el pasaporte de ese señor Virrey, que me hacía
una falta considerable para empeñar a las justicias a que
me presten los auxilios necesarios de que tánto he carecido
hasta hoy. Vuesamerced me aconseja a continuación que no
deje estas Provincias hasta no haber agotado sus vegetales,
y yo tampoco he pretendido otra cosa. Este punto es impor­
tante, y merece que yo imponga a vuesamerced en él por
extenso. He subido a muchas montañas de los alrededores
de Quito, y en todas se reproduce la misma vegetación, lle­
gando a iguales niveles. Puede decirse, sin exageración, que
examinando bien una de estas montañas, se ha examinado
casi toda la vegetación de la Provincia. El fondo del valle
de Quito es muy elevado y casi toca en el término superior
de la quina, y todavía no he hallado una planta de este
género. Sólo Antisana hace la excepción de esta regla ge-
2 0 0 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

neral. Mr. Bonpland ha quedado asombrado a la vista de


tánta fecundidad.
Así que se componga el tiempo, voy a pasar muchos días
sobre Antisana, y estoy seguro de que he agotado las plan­
tas de esta región. Yo pienso inmediatamente partir para
los Pastos, y Pasto, países fecundísimos, y aún más elevados
que los de Quito, y acercarme de este modo a las entradas
de Barbacoas. Antes que el verano expire, quiero entrar a
esta ciudad, en donde abundan las quinas y todo género de
plantas.
Aquí pasaré muchos meses en la colección de plantas y de
semillas, y tal vez se acabará este año sin que haya salido
de Barbacoas. En todo este tiempo puede vuesamerced có­
modamente auxiliarme antes de mi partida. Poco más se
aumentan los gastos estando de camino que haciendo pe­
queñas excursiones en las cercanías de Quito. Todos los ví­
veres se hallan excesivamente caros, y basta la cualidad de
forastero para que se le aumente una tercera o cuarta parte
más del valor.
En vista de todo, he resuelto, en agosto o septiembre, me­
terme en Barbacoas, porque lo juzgo más importante a la
expedición, siempre que sea del beneplácito de vuesamer­
ced, cuyos consejos son para mí órdenes inviolables. Yo es­
pero a vuelta de correo la última resolución de vuesa­
merced .
El señor don José Ignacio Pombo ha contribuido a los
laudables fines de vuesamerced, dándome libranzas de que
no he hecho uso todavía, y que haré para transportarme y
sostenerme en Barbacoas. Este país necesita de mucho tra­
bajo y de mucho tiempo para reconocerlo. En él hay muchas
quinas, y apenas se hallan en Quito. Espero remitir a vue­
samerced en agosto una copiosa colección de plantas con sus
descripciones y diseños, y otra de Barbacoas. Yo creo muy
importante mi residencia por algunos meses en esa ciudad;
pero a pesar de todo, yo renuncio a mis luces, al conocimien­
to que tengo de estos países, y me atengo a lo que vuesa­
merced me ordene.
CARTAS AL SABIO MUTIS 2 0 1

Mi alma rebosa de contento al saber que ya está conclui­


do el observatorio del sabio Mutis. ¡Cuándo llegará el día
en que éntre yo en este templo de Urania, el primero que
se le ha erigido en el Nuevo Mundo, al lado y bajo las
luces de su hijo amado, del celoso Mutis! Yo deseo que todos
mis trabajos astronómicos sean relativos al observatorio
de Mutis, y por consiguiente quisiera que vuesamerced o
Pombo, el joven, bajo de su dirección, observasen las in­
mersiones y emersiones de los dos primeros satélites de
Júpiter.
De este modo podíamos, a más de fijar de un modo in­
contrastable el meridiano del observatorio, el de todos los
puntos de mi ruta, y publicar una carta del Reino, tomando
por primer meridiano el observatorio del ilustre Mutis.
Ya yo he hablado otras veces sobre este particular, y su­
plico a vuesamerced humildemente no sea todo de Flora,
y reserve algunos instantes por la noche para hacer algunos
homenajes a Urania en el soberbio edificio que acaba de
erigirle. Yo sería más largo, pero me hallo con algunas
indisposiciones, que no me permiten escribir de mi puño.
Deseo a vuesamerced la más perfecta salud y una larga
vida.
Vuesamerced cuente y mande con imperio sobre cuanto
puede el más agradecido y el menor de los discípulos, que
besa su mano,
Francisco José de Caldas
Señor doctor don José Celestino Mutis—Santafé.

75.—Del original).
Quito u mayo 21 de 1803.
Señor doctor don José Celestino Mutis.
Mi generoso protector:
Acaba de entregarme el señor Marqués de Selva Alegre
la adjunta del señor Barón de Humboldt, que ha traído el
2 0 2 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

barco que lo lleva a Acapulco. Este sabio ha llegado con fe­


licidad, y a la fecha le considero en Méjico.
No tenía ánimo de escribir a vuesamerced en éste, reser­
vándolo para el venidero, y sólo pongo a vuesamerced estas
cuatro letras para incluir la del señor Barón. Sólo digo
ahora que se digne vuesamerced contestarme sobre el ob­
jeto de mi antecedente, y principalmente sobre mi salida de
Quito, que es lo único que espero para ponerla en eje­
cución .
Deseo que vuesamerced se mantenga con salud, y que
ocupe al más reconocido de sus discípulos, que besa su
mano,
Francisco José de Caldas

76.—Del original).
Quito y julio 6 de 1803.
Mi generoso protector:
Aunque no me hallo todavía bien restablecido de la en­
fermedad de que he hablado a vuesamerced en mis antece­
dentes, parto dentro de cinco o seis días para Malbucho, en
solicitud de las quinas que se crían en estos bosques. Yo me
veo obligado por mi honor, y mucho más por la gloria de
vuesamerced, a dar este paso violento en las circunstancias
presentes, porque los botánicos continuadores de la Flora
del Perú caminan de Guayaquil para ésta en solicitud de
las mismas quinas, y sería vergonzoso que estando un de­
pendiente de la expedición de Bogotá en Quito, viniesen los
peruanos a desflorar estas selvas.
¡Qué insultos, qué injurias no vomitarían Ruiz y Pavón
contra nosotros, si se verificasen mis temores! Con menos
motivo han querido deprimir el mérito y la gloria que con
tánta justicia tributan a vuesamerced los sabios, en la infa­
me producción que acaba de ver la luz con el título de
Continuación a la Quinología. Los resultados de este pe­
queño viaje los verá vuesamerced con la mayor prontitud.
CARTAS AL SABIO MUTIS 203

El catedrático de filosofía del Colegio Seminario de San


Luis, adorador del mérito y de las producciones de vuesa-
merced, joven de luces, de un talento vasto, y propio para
las ciencias naturales, me consultó acerca de una dedicación
que quería hacer a vuesamerced de un acto de conclusiones
de física y de botánica. Me alegaba que no había tiempo
para consultar a vuesamerced y pedir su consentimiento;
yo, que no puedo mirar con indiferencia nada de lo que pue­
da ceder en honor del sabio Mutis, convine gustoso en que
se verificase, atendiendo a los secuaces que se ha creado
el Canónigo López, hermano del rival de vuesamerced, a los
alucinados con el folleto que éste ha impreso, y a la faná­
tica contestación de Ruiz y de Pavón a la memoria de don
Francisco Zea.
A mí se me encargó la primera réplica como agregado a
esa expedición, y con este motivo pronuncié el discurso que
remito. Puede ser que haya algunas equivocaciones, pues
yo no conozco a fondo las acciones, los trabajos ni los des­
cubrimientos de vuesamerced. En todo lo que digo no soy
sino el órgano de la voz pública, y ésta puede equivocarse.
Yo tengo la satisfacción de haber abierto los ojos a este pú­
blico sobre el aprecio que debe hacer de vuesamerced y de
las insulsas producciones del triunvirato Ruiz, Pavón y Ló­
pez, a quien sin vergüenza, y contra la confesión ingenua
del último, le han dado los dos primeros el glorioso título
de botánico. ¡Cuánto puede la rivalidad!
El concurso fue lucidísimo; asistió en cuerpo la Univer­
sidad, las comunidades religiosas y nobleza, españoles y
americanos, grandes y pequeños, ignorantes y sabios; todos
han aplaudido y se han regocijado al ver publicadas las
glorias de Mutis, y que se le tributen los honores que se
merece. Actualmente se trabaja en imprimir los Asertos y
las Dedicatorias que pronunciaron el catedrático y el joven
estudiante don Manuel Espinosa y Ponce. Esperan éstos
que se concluya este trabajo y el de la lámina, para escri­
bir a vuesamerced como corresponde.
204 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Se me pasaba decir a vuesamerced que Tafalla y Manza­


nilla meten ya la hoz en mies ajena, viniendo a explorar
las selvas de Malbucho, que pertenecen al Virreinato de
Santafé; yo no hablaría una palabra si supiese que sólo se
trataba del progreso de las ciencias; pero sospecho que todas
las indagaciones que hagan estos botánicos las han de con­
vertir en insultos contra vuesamerced. Yo creo, salvo el pa­
recer de vuesamerced, que se les debe impedir por el Go­
bierno el que trabajen en esta Provincia, supuesto que
existe en ella un agregado a la expedición de Bogotá.
Vuesamerced verá lo que más convenga, y mande con
imperio sobre cuanto pueda el más agradecido de todos sus
discípulos, que besa su mano,
Francisco José de Caldas
Señor doctor don José Celestino Mutis.

77.—Del original).
¡barra y octubre 6 de Í803.
Mi amadísimo protector:
En mi antecedente avisé a vuesamerced que partía para
Malbucho en busca de unas quinas, que no han existido
sino en la imaginación de los quiteños. El 14 de julio salí
a recorrer esos bosques, en donde me he mantenido hasta
el 3 de octubre, en que llegué a esta villa con mi salud su­
mamente quebrantada, después de una cadena continuada
de fatigas, de trabajos, y puedo decir que de miseria. Esta
sería demasiado larga y enternecería el corazón de vuesa­
merced si entrase en una relación circunstanciada de todo
lo que he tenido que sufrir en este viaje. Pero ya pasaron
estos días de amargura, consagrados a la gloria del mayor
botánico. Oiga vuesamerced la relación abreviada de mis
tareas en estos tres meses.
El 17 de julio llegué a Ibarra, el 24 del mismo salí para
Malbucho, en donde estuve el 26. En este tránsito verifi­
qué muchas observaciones del barómetro, con el objeto de
CARTAS AL SABIO MUTIS 205

formar una nivelación barométrica del nuevo camino, y


hacer ver por ella el fácil descenso desde Ibarra hasta las
costas del Mar del Sur; muchas latitudes astronómicamen­
te determinadas, un número inmenso de ángulos con la
aguja para levantar la carta interesante del país; he reco­
gido, he descrito y he diseñado y esqueletado un número
considerable de plantas, como que es el objeto principal de
mi misión.
En Malbucho me detuve doce días, ocupados en estos
mismos objetos, y hallé una vegetación del todo diferente
a la de la cordillera. Este pueblo reciente se halla ya por
las 3.007 líneas del barómetro. El 6 de agosto partí de
Malbucho acompañado del Corregidor Bello, comisionado
en jefe para la apertura de este camino, y comencé a atra­
vesar este bosque inmenso a pie, con la brújula en la mano.
Había grandes disputas sobre la longitud de esta montaña,
y me resolví a decidirlas encargándome del largo e ímpro­
bo trabajo de medirla a cordel, porque todos los métodos
geométricos son impracticables en estos lugares cubiertos
de un bosque tan antiguo como el mundo.
Siete días de fatigas, de cansancio, de calor y de lodo,
apenas bastaron para llegar a las orillas del río Bogotá.
Todas las noches y todas las tardes llovía sin intermisión;
la humedad no tiene límites, todo se corrompe, y nada pue­
de resistir a un clima tan contrario a la salud del hombre
como al progreso de las ciencias. En tres meses que he
existido en estos tristes lugares no he podido tomar la
altura de una estrella sola, a pesar del continuo cuidado
que he tenido. El Sol ha sido mi recurso en estos apuros
geográficos'.
Un día pasamos en Bogotá, y el siguiente nos embarca­
mos con nuestros instrumentos; bajamos este río hasta su
embocadura en el de Santiago, que bajamos hasta la costa.
No me detengo en manifestar a vuesamerced los ríos que
entran en éste, así por el lado del Norte como por el del
Sur, sus anchuras, velocidades, islas, mareas, fondos, ba­
jos, etc., porque todo lo verá vuesamerced por extenso en
206 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

una larga memoria que estoy formando sobre este viaje,


y los objetos de historia natural que produce el país, y que
pienso, siempre que sea del beneplácito de vuesamerced,
dedicarla al ilustre Cabanilles, supuesto que vuesamerced
quiere presentar a la Europa alguna producción mía. Yo
también lo deseo, no por vanidad, sino porque se me emplee
y se me confirme por el Rey en la plaza que vuesamerced
ha determinado proponerme.
Concluidos nuestros trabajos a la costa, regresé al puer­
to de Bogotá subiendo el mismo río de Santiago. El Co­
rregidor, mi compañero de viaje, regresaba inmediatamen­
te a Ibarra, y yo debía seguirlo según mi primer plan que
comuniqué a vuesamerced en mi antecedente. Entré en
largas y serias reflexiones; los trabajos pasados de la mon­
taña, los costos de transporte y los que debía ocasionar de
nuevo, el tiempo que perdía no consagrándolo a la botá­
nica, y resolví no volver a ver a Quito. Como había salido
de esta ciudad sin esta última resolución, había dejado en
ella mucha parte de mis instrumentos y libros; no había
traído ninguna ropa, ni las provisiones necesarias para mi
alimento. Yo me hallaba casi sin dinero, y tomé las reso­
luciones siguientes:
Pedí a don Pedro Montúfar la cantidad de ochocientos
pesos, en virtud de la libranza de don José Ignacio Pombo;
llamé a mi hermanito que acababa de llegar a Quito, que
debía traerme todo lo que necesitaba para seguir inme­
diatamente mi viaje a Tumaco, Iscuandé, San Buenaven­
tura, etc. El Corregidor fue el encargado para remitirme
todo lo dicho, y yo quedé en el nuevo puerto ocupado úni­
camente en la botánica.
Todos los alimentos se acabaron, y quedé cercado de mi­
seria. Los que podíamos conseguir se reducían a plátano
y carne de saíno, cuyo uso, unido a la malignidad del clima
y al género del trabajo a que estaba reducido, quebranta­
ron mi salud hasta el punto de hacerme variar de resolu­
ciones y regresar a Ibarra a repararme, y a proveerme de
lo necesario para emprender con toda seriedad un viaje
CARTAS AL SABIO MUTIS 207

que va a enriquecer a la expedición con las más bellas


producciones naturales.
Yo había colectado un número considerable de plantas
preciosas, que creía nuevas. Pero en Malbucho hallé a
Tafalla y Manzanilla, botánicos del Perú, a quienes traté
y pedí me manifestasen los tomos que tuviesen de la Flora
del Perú. Satisficieron mis deseos, y yo quedé verdadera­
mente afligido al ver que había perdido los dos tercios de
mi trabajo, por carecer de esta obra absolutamente nece­
saria para un botánico en la América. Si yo la hubiera
tenido no habría malgastado el tiempo y mi salud descri­
biendo y diseñando plantas conocidas y publicadas, y me
habría contentado con esqueletarlas para completar la co­
lección. Yo voy a hablar a vuesamerced con aquella fran­
queza, noble ingenuidad de que vuesamerced me ha dado
tántos ejemplos.
Si vuesamerced desea poseer una colección completa de
todos los vegetales que produce el Nuevo Reino, desde el
término de la nieve hasta el mar, es indispensable que
vuesamerced me provea de una Flora peruana, sea del
modo que se fuese, y de un Schreber. Este auxilio me dis­
pensará de un trabajo indefenso, con utilidad notoria de la
expedición, pues no agotaré mis fuerzas en diseñar y en
describir lo que está bien diseñado y descrito, empleando
este tiempo en las que lo merecen.
El segundo auxilio que espero de vuesamerced para po­
der sacar todo el fruto que me prometo en este viaje, es
que me remita un pintor. Son tántas las plantas que me
rodean y tan corto el tiempo, que me veo obligado a no
diseñar sino a una u otra, y abreviar demasiado las des­
cripciones, tal vez con perjuicio de la expedición. Vuesa­
merced ha dado dos a mi amadísimo Sinforoso, que está
recorriendo unos países sin contradicción, menos intere­
santes que los que yo voy a visitar. Yo trabajo sin inter­
misión, me agoto las fuerzas, y no puedo ni aun desflorar
la fecundidad de estos bosques. ¡Qué dolor para mí ver
208 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

plantas bellas y no alcanzarme las fuerzas para describirlas


y para diseñarlas!
Yo voy a apuntar a vuesamerced en pocas palabras lo
que me pasa. Veo una planta, la busco en los pocos libros
que tengo, no la hallo, y entro en la duda de si se incluirá
en la Flora peruana, y obligado a no solamente describirla,
sino también diseñarla; dos horas, y muchas veces tres,
apenas alcanzan para concluir todo lo relativo a esta sola
planta. Cuando en un día de buen trabajo se pongan en el
mismo estado tres o cuatro especies, se ha hecho dema­
siado. El tiempo y las fatigas de la herborización frecuente
quitan, si no la mitad, a lo menos una tercera parte del
tiempo.
Hablemos con claridad: yo no me alcanzo, y mi salud
tal vez va a quebrantarse hasta el punto de no poderse res­
tablecer. Medite vuesamerced seriamente sobre esto, y
no dudo que convendrá en remitirme no solamente el pin­
tor que pido, sino también otro. Estoy íntimamente per­
suadido que es mil veces más útil a la expedición el que
vengan a mi lado los dos pintores que hoy tiene don Sinfo-
roso en Girón.
El Chocó es de una fecundidad sin límites, y en que aún
no ha puesto sus pies ningún inteligente. ¡Qué dolor sería
recorrer estos lugares, tener en las manos tántas riquezas
y llegar pobre a Santafé! No creo que vuesamerced se re­
sista a unas razones tan poderosas, y trate seriamente de
darle una nueva forma, y los auxilios que pido para esta
expedición. La gloria de vuesamerced, pues yo no trabajo
sino para ella, se halla demasiadamente interesada en que
vengan los dos pintores con la Flora. Lo que he visto de
la costa me ha demostrado que son necesarios estos apo­
yos. La contestación de vuesamerced debe ser pronta, y el
envío de los pintores con la mayor velocidad, pues yo
pienso salir de Quito en enero y gastar todo el año de ocho­
cientos cuatro en el reconocimiento del Chocó, para poder
estar en ésa a principios de ochocientos cinco, cargado de
los despojos de esta patria del oro.
CARTAS AL SABIO MUTIS 209

A pesar de haber recogido cuanto papel me ha sido po­


sible en Quito, en Ibarra y aun en Popayán, me veo su­
mamente escaso, pues el herbario va a ser inmenso. Espe­
ro que vuesamerced remita con los pintores todo el que se
pueda conseguir. Una barra de tinta de la China no se
puede conseguir aquí por ningún precio. Me hallo sin ter­
mómetro, porque el único que me quedaba se acaba de
romper en este viaje. Los lápices no se encuentran, y me
hace una falta indecible una aguja pequeña, o teodolite,
semejante al que vuesamerced regaló al señor Barón. No
dudo que vuesamerced me remita con los pintores este
instrumento, dos termómetros y provisión de lápices y tinta
de la China.
En el siguiente escribiré a vuesamerced muy largo, y le
remitiré todo lo que haya digerido de mi último viaje, y
tendrá vuesamerced todas las quinas que he recogido en
él, con sus descripciones, diseños y esqueletos, y largas no­
ticias de Tafalla y Manzanilla, nuestros rivales.
Yo me hallo un poco restablecido, y espero reponerme
dentro de pocos días.
Deseo con todas las ansias de mi corazón el que goce de
salud perfecta, y que mande con imperio sobre cuanto
pueda al más reconocido y admirador de todos sus discí­
pulos, que besa su mano,
Francisco José de Caldas

P. D .—Dispénseme vuesamerced vaya ésta de otra le­


tra, pues no me hallo con fuerzas para hacerlo por mí
mismo; dispense los yerros, y no olvide pintores, la Flo­
ra, etc.
Señor doctor don José Celestino Mutis.

C a r t a s a M u ti s — 14
2 1 0 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

78.—Del original).
Quito y noviembre 21 de 1803.

Amadísimo protector mío:


De Ibarra escribí a vuesamerced sobre mi salida de Mal-
bucho y sobre mis observaciones sobre diferentes géne­
ros. Después de esa época y antes de convalecer, partí
para Intac, pueblo situado fuera de la cordillera y a tres
días del mal camino de Ibarra. Aquí contraje unas fuertes
tercianas que corté a los once días, y de que me hallo res­
tablecido, gracias a la Divina Providencia. Este último
viaje ha sido oprimido y forzado por los émulos de vuesa­
merced, Tafalla y Manzanilla. Estos, desconsolados por no
haber hallado quinas en Malbucho, regresaban a Ibarra en
solicitud de las mismas que se sabía con certeza-existían
en Intac. Ya yo había visto las cortezas, y me hallé antes
que ellos en Ibarra. No dudé marchar medio agonizante
a este bosque tan áspero y más maligno que el del Mal­
bucho; me veía sobre el nevado de Cotacache, y no lo
creía. ¡Cuánto imperio tiene sobre mi corazón el honor del
ilustre Mutis, vulnerado con tánta injusticia por Ruiz y
Pavón! Entré en Intac, saqué mis plantas y una especie de
cinchona.
A mi regreso a Ibarra hallé allí ya a nuestros botánicos
rabiando porque el discípulo de Mutis había tomado po­
sesión de esta quina. Llenos de urbanidad me visitaron, y
preguntaron por mis hallazgos en Intac. Yo no dudé de­
cirles que tenía yo la única especie de cinchona que pro­
ducen los bosques de Intac. Así aseguraba para nuestra
expedición más y más de esta especie. A mí me ha pare­
cido muy afín a la pallescesis, aunque tiene caracteres que
la separan, como vuesamerced verá dentro de quince días
por los esqueletos, descripción y diseño que apronto para
remitirlos. Nuestros enemigos desistieron de su proyecto
de visitar a Intac, cuando supieron que ya yo lo había
ejecutado.
CARTAS AL SABIO MUTIS 2 1 1

Como este último viaje ha sido quinológico puro, he ave­


riguado y me he asegurado de mis cosas, que serán muy
gratas a vuesamerced acerca de las quinas. Sí, y lo igno­
ran nuestros enemigos, que en Huaca, a seis días de ésta,
y en el mismo camino de Popayán, hay dos especies de
cinchona; que dos días más allá de Intac hay una diferen­
te de la que poseo; que en Jalupana, a un día de Quito,
hay una; que en Lloa y Chillugalli, hay dos de que he visto
muestras; que en los bosques dentro de Aloa y Mochacha
hay tres especies de este género. Yo me hallaba resuelto
a volver a Malbucho en enero, internar en el Chocó, y a
fines de 804 estar en Santafé. Pero he variado de plan por
el honor de vuesamerced.
Los botánicos, nuestros émulos, son más propios para da­
mas de corte que para el oficio que ejercen. La más ligera
indisposición los encierra en su gabinete. ¡Qué ventajas
las que yo sé sacar de su flojera! Nadie sabe mis miras, y
las pondré en práctica, como no me falten los auxilios. Creo
que entoncés sí podremos responder a las injurias de Ruiz
y Pavón; oiga, pues, vuesamerced los proyectos de Caldas.
Me mantendré hasta enero en Quito, pillando las quinas
inmediatas y otras plantas; en este mes parto a Huaca y
montaña de Intac, sigo a Mochacha, Aloa, Colorados, Río-
bamba, Cuenca, Loja. ¡Ah!, qué golpe el que vamos a dar,
siendo los primeros que vamos a reconocer estas quinas,
imperfectamente descritas por La Condamine. Sé de posi­
tivo que Tafalla y el otro tienen orden de recoger todas las
quinas de la Presidencia de Quito; que estos señores van a
Loja en el agosto inmediato, porque no pueden salir en
invierno. Yo voy a tomar la delantera sin remedio. Estoy
tan encaprichado en este punto, que voy a verificarlo aun­
que cueste mi vida. ¿Qué vale ésta en paralelo con el honor
del ilustre Mutis? ¡Ah!, protector mío, si vuesamerced viera
de cerca las llamaradas de mi corazón!
Las quinas son el grande objeto de mi viaje, y para des­
empeñarlo dignamente necesito de la Flora del Perú y de
un pintor por lo menos. Sí, que venga aceleradamente uno
2 1 2 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

de tántos que hay allá; tal vez jamás se ha ocupado con


más interés que en esta expedición ninguno de los pintores.
Imagínese vuesamerced, con todas las quinas de esta Presi­
dencia, con todas las de Loja, Guayaquil, Costa, etc., bien
diseñadas, esqueletadas, descritas, que reunidas a las de
la Flora peruana y a las de vuesamerced, se halla en estado
de dar un golpe maestro en el punto más interesante que
tiene hoy la botánica. La producción que se formaría de
este material colmaría a vuesamerced de gloria y triunfaría
de nuestros enemigos.
Ilustre sabio, no perdamos ocasión tan brillante, ocasión
única, y que si nos descuidamos, puede que pase a nuestros
émulos. Incorpórese vuesamerced, reanime mi expedición
con libros, con instrumentos que me faltan, con pintores y
con los auxilios necesarios para nuestros transportes y man­
tención. Este señor Presidente me ama, me distingue y se
ofrece auxiliarme en todo lo que sea de mando. Yo vuelvo
a insistir, y ruego a vuesamerced mire por su honor vul­
nerado, y me auxilie para desempeñarlo.
La coya va con la quina y con la noticia circunstanciada
de los instrumentos de Mainas.
Recibí por mano de mi amadísimo Rizo la libranza de
quinientos pesos, que guardo para la colección de quinas,
que comenzará en la semana entrante.
Yo no pienso en otra cosa que en desempeñar dignamen­
te el encargo, y la confianza que vuesamerced ha hecho de
mí, a quien debe vuesamerced mandar con el imperio de
presidente y de maestro, y contar con cuanto puede el más
agradecido de todos sus súbditos, que besa su mano,
Francisco José de Caldas
Señor doctor don José Celestino Mutis.
CARTAS AL SABIO MUTIS 213

79.—Del original).

Quito y enero 6 de 180b.


Señor doctor don José Celestino Mutis.

Amadísimo protector y padre mío:


Cuando hallase títulos más dulces que los que me atrevo
a usar con vuesamerced, no correspondería a la ternura de
su última carta. ¡Qué carta! Una tormenta de pasiones
contrarias, de sentimientos opuestos, ha excitado su lec­
tura en mi corazón. El dolor, el reconocimiento, la ternu­
ra, el amor, las lágrimas, los temores, todo se ha sucedido
rápidamente.
He temblado al leer el riesgo en que se vio la vida del
sabio Mutis, vida preciosa, vida que compraría con la mía,
si estuviese en nuestras manos. ¿Cómo reparar esta pér­
dida? Muchas docenas de hombres puestos en el lugar que
deja no le llenarían dignamente. ¡Qué desgracia para Cal­
das! No me acuerdo de su colocación, de sus planes, pro­
yectos, viajes y trabajos que quedarían arruinados en un
momento con este golpe; hablo sí de mi dolor, del cáliz
de amargura que habría tenido que agotar, de mi despe­
cho, despecho generoso, pues se fundaba en el arrepenti­
miento de no haber volado a Santafé a servir, a aliviar los
últimos días del mejor de los sabios, a besar, a bañar con
mis lágrimas, con estas lágrimas de amor y de reconoci­
miento, la mano generosa y bienhechora del virtuoso
Mutis.
¡Ah!, padre generoso, humano y compasivo, mi alma se
turba y no podrá aquietarse hasta que abrace las rodillas
del sabio ilustre a quien tengo la gloria de obedecer. Me
hallo en el estado más violento que puede imaginarse.
Mutis no se separa un instante de mi memoria; la vuelta
a Santafé, el término a que aspiro, todo me disgusta; las
dulzuras de Flora y de Urania, que tánto imperio han te­
nido sobre mi corazón en otro tiempo, me son insípidas; el
telescopio cae de mis manos cuando imagino que estoy a
214 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

doscientas leguas de Mutis. Vuesamerced se explica del


modo más fuerte y positivo sobre esta pronta reunión; el
joven Pombo me hace una larga relación de cuanto ha pa­
sado en la funesta enfermedad; ambos reflexionan sobre
la importancia de mi residencia en ésa y de que logre que
recoja las últimas palabras del hijo más querido de Flora.
¡Ah!, ilustre sabio, yo no podré vivir si no consigo estar
al lado y bajo la dirección de Mutis. Tenga vuesamerced
compasión del mayor idólatra de sus virtudes, de sus luces
y de todo lo que pueda pertenecer de algún modo a vuesa­
merced. Sáqueme vuesamerced de este estado de amargu­
ra, de abatimiento y de temores. Concédame vuesamerced
la dulce satisfacción de servirle de cerca, satisfacción que
miro como el colmo de mi gloria. Desespero por hallarme en
Santafé para arrebatar sus trabajos, para encargarme del
arreglo de las cosas bajo de su sabia dirección, para aliviar
los días de uno que miro como a padre por ............. pero
mi alma está conmovida en este instante; yo no vivo, me
hallo lejos de Mutis. Mutis se halla enfermo. ¡Qué triste
situación! Yo voy a regresar precipitadamente a Santafé,
voy a acortar mis trabajos, y dentro de algunos meses me
voy a presentar en la casa del ilustre Mutis. ¡Gran Dios!
¿Seré tan feliz que se me conceda este consuelo como pre­
mio de mi amor y de mi ternura? Acuérdese vuesamerced
de mi corazón y de mis penas, y no se oponga a lo que voy
a proponer.
En enero presente paso al norte de Quito y lugares cir­
cunvecinos, iré a Loja por Cuenca en solicitud de quinas,
bajaré por Tumbes a Guayaquil, regresaré a Quito por
Guaranda, y tomaré la ruta de Santafé a Popayán. Es ne­
cesario variar de plan, es preciso no ver al Chocó ni a
Cartagena. Este viaje está concluido en ocho a doce meses;
hemos visto cuanto tienen las cercanías del Ecuador, y al
paso hay prodigios, en especial Timaná, Cali, Almaguer,
Pasto, Loja, Guayaquil. Vuesamerced conoce bien la im­
portancia de esta aceleración. Es cierto que quedan intac­
tos los bosques de la parte oriental y occidental de la Cor-
CARTAS AL SABIO MUTIS 215

dillera, pero yo voy a proponer a vuesamerced un medio


que lo creo de la mayor importancia.
He observado que Mejía ha tomado muy de veras los
consejos que vuesamerced le dio en su última; desde ese
día no piensa, no habla, no respira, sino botánica; hace
frecuentes salidas a los alrededores, se oculta de mí, pues
teme con fundamento que yo posea las yerbas de estas cer­
canías. Yo le hablé positivamente diciéndole que tenía,
si no todo, lo más, que no duplicase, que corriese más lejos,
que todas las plantas que remite las tengo en mi herbario,
y que mi honor no me permite callar sobre este punto.
¿Qué hará vuesamerced con esqueletos, con descripcio­
nes y diseños de una misma planta remitida por Mejía, y
también por Caldas? Le añadí que yo avisaría a vuesamer­
ced las que desde el año pasado poseía, no porque tenga
yo interés en que vayan con mi nombre o con el suyo,
sino para hacer ver a vuesamerced que he trabajado con
honor y con actividad. Yo veo con dolor que él echa mano
de una mies que desfloré há más de un año. A pesar de
esto, conozco que es para el caso, que tiene un buen talen­
to, más que medianos conocimientos botánicos, que sabe
latín, con su tintura del griego, que es activo, constante,
mozo, con salud, y sobre todo, que ama a vuesamerced.
Por otra parte, sus émulos, pues a ninguno que tenga
mérito le faltan, han dispuesto de tal modo las cosas, que
lo han privado de la cátedra que poseía, lo han arruinado
y reducido a miseria, alegando que ha hecho perder el tiem­
po a los jóvenes enseñándoles a conocer la col, el apio, el
orégano, etc., y olvidado el ergo, el ente de razón y las
categorías. Creo, pues, muy útil a la expedición el que se
le agregue, si vuesamerced lo tiene por conveniente, y
fijarlo para recorrer a Macas, Canelos, Mainas, etc., al mis­
mo tiempo que yo al lado de vuesamerced trabajo en cosas
de mi interés. El se insinuó conmigo acerca de esta pro­
puesta, y no lo he verificado sino después de un maduro
examen; vuesamerced hará lo mejor, y me contestará con
216 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

prontitud sobre éste, y sobre el acortamiento de mi viaje,


atendidas las circunstancias presentes.
Añada vuesamerced a todo, que aún me veo acometido
de la terciana, que Malbucho ha estropeado mi salud hasta
el punto de sospechar que ya no podrá sufrir la malignidad
del Chocó sin una larga y sólida reposición. Todo parece
que concuerda en obligar a vuesamerced a que suscriba
mi pronto regreso a Santafé.
Yo no tengo interés en la agregación de Mejía, y sólo lo
propongo porque se lo ofrecí y porque conozco que nos
puede ser muy útil. Pero todo esto bajo la inteligencia de
que vuesamerced lo crea así, vuesamerced que conoce las
cosas, que las tiene presentes y penetra las circunstancias
actuales.
No soy más largo porque el tiempo es corto; y concluyo
diciendo que en ésta sigue un cajón con mis esqueletos, di­
seños y descripciones de plantas y de aves, entre ellas la
Cinchona, de Intac, sus cortezas, con las semillas de la Po-
lym nia. Remito también unos esqueletos de una Valea, que
no difiere de la de vuesamerced sino en la falta de estípu­
las. Mejía incluye a vuesamerced cuatro esqueletos de plan­
tas que poseo, con descripciones y diseños, unas raíces de
Crotón con semillas.
Deseo con las más vivas ansias que Dios conserve a vue­
samerced con salud, y lleve a su lado cuanto antes a su
afectísimo admirador, amante y reconocido discípulo, que
besa su mano,
Francisco José de Caldas

P- D .—Se me olvidaba advertir a vuesamerced que Me­


jía es casado con una vieja, de quien no tiene hijos.
Lo que encierra el cajón de mi primera remisión:
Láminas:
23 láminas de plantas mías.
5 láminas de Mejía.
14 láminas de aves mías.
CARTAS AL SABIO MUTIS 217

Descripciones de plantas, en 30 fojas mías.


Descripciones de Mejía.
Razón de los instrumentos de Mainas.
Raíces, cortezas, etc.
Raíz del Crotón, número 43.
Jugo del mismo, en frasco.
Corteza de Crotón.
Corteza de la Cinchona, número 1.
Semillas de la Polimnia, número 42.
Esqueletos de aves:
15 pieles de aves.
Esqueletos de plantas:
4 Polimnia, número 42.
4 Sida?, número 48.
3 Convolvulus, número 72.
Raíces Pentali monogamia, número 49.
1 Didynia angiosp., número 162.
3 Eehites, número 68.
3 Anothera, número 92.
2 Penta monogya, número 78.
3 Pitcarnia, número 51.
Ms. Penta monog. (melloco), número 147.
2 Lobelia, número 131.
M. Genciana, número 29.
M. Plantago, número 138.
M. Ranunculus, número 189.
3 Crotón, número 43.
3 Loara, número 137.
3 Coriaria, número 134.
3 Collumellia (flor peruv.), número 160.
2 Loranthus, número 152.
3 Manettia, número 153.
3 Manettia, número 156.
3 Manettia, número 172.
3 Molina (flor peruv.), número 142.
2 Molina, número 146.
6 Molina, número 149 (chilquilla).
218 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Singa, cuya descripción y diseño tengo remitidos, núme­


ro 39.
3 Cedrela odor ata, número 128.
3 Dodecia monogy, número 144.
6 Monoecias dodecia, número 181 (pombea).
7 Ginchona, número 1 (segunda colección).
Quito y enero 6 de 1804.
Francisco José de Caldas
He añadido:
6 Valea, sin estípulas, número 42 (segunda colección).

80.—Del original).

Quito y febrero 6 de 1804.


Señor doctor don José Celestino Mutis.

Amadísimo protector mío:


Acabado de salir de la séptima recaída de mi rebelde
terciana, y pongo a vuesamerced ésta por pedir a vuesa-
merced un remedio, o un método curativo para librarme
de esta cruz que há tres meses que me oprime. Recaer y
levantar han sido los dos estados de que no salgo: cada
recaída va minando mi sér y me va dejando reliquias bien
molestas.
Vuesamerced se habrá confundido con mi carta y falta
de cajón. Pero sepa vuesamerced que después de entrega­
das mis cartas en el correo, llevé el dicho cajón, me pidie­
ron una suma exorbitante que me desanimó, lo dejé, y
ahora van los diseños, descripciones y los esqueletos sola­
mente de la quina de Intac, y otra especie de liliácea que
me ha parecido rara por sus caracteres; tiene seis filamen­
tos glandulosos, y seis anteras unidas fuertemente en ci­
lindro, cosa bien nueva para mí.
Don José Ignacio Pombo me ha escrito cosas que me han
inquietado demasiado, y que es preciso que vuesamerced
sepa. Me dice que yo me detengo aquí contra la voluntad
CARTAS AL SABIO MUTIS 219

de vuesamerced. Si vuesamerced hace memoria de sus car­


tas, se acordará que me tiene ordenado me mantenga hasta
dejar explorada esta Provincia, y que yo insté a vuesamer­
ced para que me permitiese salir de ella, cuyo permiso no
obtuve hasta septiembre de 803, época en que salía mori­
bundo de Malbucho, de cuya enfermedad aún no conva­
lezco. ¿Cómo, pues, se me puede reprender morosidad
aquí?
Confieso a vuesamerced que estas cosas enfrían de tal
modo mi corazón, que desearía hallarme en otras circuns­
tancias. Añade que gasto el tiempo en trabajos largos, cos­
tosos y aun inútiles. Esto me ha llenado de amargura; he
vuelto mis ojos sobre mis trabajos, y no he hallado cosa que
merezca el epíteto de inútil. Un herbario, descripciones, di­
seños, acopios de semillas, latitudes, longitudes, cartas geo­
gráficas, nivelaciones barométricas, algunas aves, una u
otra antigüedad, algunos animales, es el material que se
cree inútil.
Obediente a las órdenes de vuesamerced hasta la religio­
sidad, he ahogado mi genio e inclinaciones, y casi abando­
nado todo por la botánica. ¡Ah, qué contraste el que esto
ha causado en mi imaginación! Cuando a los ojos de mi
conciencia me hallaba justificado, cuando creía que vuesa­
merced se hallaba contento con una conducta semejante,
saber que Mutis, este objeto idolatrado a quien me hallaba
sacrificado enteramente, no se hallaba contento con mi con­
ducta, es cosa que me ha abatido más que la terciana de
Ibarra. ¿Por qué vuesamerced no se ha explicado positiva­
mente conmigo? ¿Por qué no me ha dicho, esto es inútil,
aquello útil?
Me habla sobre socorros prestados, y añade que ya son
más que triplicados los que se me han prestado. Yo entro
en un pormenor de cuenta, le hago ver el estado en que se
halla esta Provincia en asuntos de víveres, me hago cargo
de 1.500 pesos que vuesamerced me ha librado, y 800 por
su parte, entro en gastos mensuales ordinarios, y, los ex­
traordinarios, le incluyo los que he causado en enero de
2 2 0 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

este año, estando quieto, para que se forme juicio de los que
se harán en campaña, y en fin, después de un dilatado por­
menor, le hago ver que conforme a la voluntad de vuesa-
merced y de él, salgo a fines de éste aún no libre de la ter­
ciana, para Loja, colectando quinas en los diferentes sitios
que las producen, con sólo unos 500 pesos.
A vuesamerced también incluyo una planillita de mis gas­
tos mensuales, sin andar. Se deduce de todo, que le digo
que más que me estreche, no puedo sostenerme con menos
de 50 pesos mensuales, cuando pare, y mucho más cuando
camine. De toda la cuenta de mis gastos resultan existentes
en mi poder como 500 pesos, los únicos con que parto de
ésta dentro de un mes para Cuenca y Loja, en acopios de
quinas, que van a ser el grande objeto de esta expedición.
La contestación de ésta no me alcanzará en Quito segura­
mente, pero vuesamerced escríbame con rótulo a ésta, que
un amigo queda encargado de tomarlas del correo y diri­
girlas a mi destino. Yo no habría entrado jamás en menu­
dencias de cocina, etc., si no me dijese don José Ignacio
Pombo que se me han dado más que triplicados los auxilios
de todo género.
Yo jamás he asignado a vuesamerced cantidad ninguna
que pudiese impender en esta expedición; vuesamerced me
mandó mantenerme aquí, en donde he gastado mis pesos
en un tiempo de extremada escasez. Los víveres se han
más que duplicado en su precio; baste decir que la harina
valía antes siete pesos carga, y hoy diez y siete y diez y
ocho pesos; el maíz, antes tres pesos, hoy cinco; el azúcar,
antes veinte reales, hoy seis pesos; la papa, antes diez rea­
les, hoy tres pesos; una gallina, antes dos reales, hoy cua­
tro; los huevos, antes ocho, hoy tres o cuatro.
El diseño y la descripción de la liliácea no va ahora, irá
el venidero con la carta de Malbucho y nivelación.
Avíseme vuesamerced positivamente si he de seguir al
Chocó o nó. Mis fuerzas las ha acabado la terciana. ¿Quién
sabe si perezco en esos desiertos, sin auxilios, mayormente
CARTAS AL SABIO MUTIS 2 2 1

habiendo ya mi constitución padecido tánto, y manifestan­


do una naturaleza tan propensa a terciana?
Considere vuesamerced esto, y avíseme cuanto antes,
pues si falta salud, el ánimo no falta; yo daré gustoso mi
vida por el ilustre Mutis, de quien es adorador e idólatra
el menor de sus discípulos, que besa su mano,
Francisco José de Caldas

Gastos de enero de 1804.


Por seis pesos a la cocinera para la primera semana, del
1? hasta el día 7 ...................................................$ 006,0
Por un real de pan d ia r io ............................... 003,7
Por medio real diario de l u z ........................... 001,7%
Por dos cajas de dulce, a seis r e a le s .............. 001,4
Por un real diario de chocolate........................ 003,7
Por seis reales de un q u e s o ............................. 000,6
Por dos pesos de varias m ed icin as................. 002,0
Por dos reales al b a rb e ro ................................ 000,2
Por cuatro reales de ja b ó n .............................. 000,4
Por seis pesos de cocina hasta el 14 ............... 006,0
Por otros id. para id. hasta el 21 ................. 006,0
Por otros id. para id. hasta el 28 ................. 006,0
Por veinte reales para id. hasta el 31 ........... 002,4
Por diez reales a la cocinera por sutrabajo.. 001,2
Por diez reales a la lavandera y costurera.. . . 001,2
Por un par de zapatos para mí, en diez reales 001,2
Por otro para mi hermanito, en ocho reales.. 000,8
Por cinco pesos de la casa, a razón de sesenta
pesos anuales ......................................................... 005,0

Suma $ 50,7
2 2 2 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

81.—Del original).
Señor doctor don José Celestino Mutis.

Generoso protector mío:


Seis correos há que espero los sabios consejos que vuesa-
merced me ofrece en la última que recibí en noviembre de
803. Desespero por saberlos, y aún más, por obedecerlos
con el respeto profundo con que he observado los que la
bondad de vuesamerced me ha comunicado.
Yo creí que mi antecedente era la última que escribía de
Quito; pero la terciana, esta terrible enfermedad, triste fru­
to de mi viaje a Malbucho, me ha detenido hasta hoy. Há
tres semanas que no me ataca, y siento que la apetencia
y las fuerzas se van restableciendo poco a poco, y voy a
cumplir con mi promesa dentro de quince días, para lo que
me hallo preparado.
Comienzo por sacar las quinas de Tagualó, voy a Ríobam-
ba, Cuenca, Loja, Guayaquil, en donde estaré en principios
de junio. En este espacio de tiempo espero su última reso­
lución sobre las propuestas que posteriormente le he hecho.
Es cierto que la terciana, mi naturaleza adicta a contraer
con facilidad y retener con obstinación esta enfermedad, me
acobarda, y casi veo mi sepulcro en el maligno clima del
Chocó. No obstante, y suplico a vuesamerced haga alto so­
bre esta expresión, que nace del fondo de mi corazón, si
vuesamerced quiere que éntre en esta Provincia, Caldas
sabe morir, y su vida vale poco cuando se trata de obede­
cer al sabio Mutis.
Toda mi colección queda encajonada en poder de don
Vicente Arroyo, para que la dirija a Popayán al doctor don
Manuel María Arboleda, quien la pondrá en manos de vue­
samerced. Van los esqueletos de todas las plantas que he
colectado hasta aquí, van semillas de cuanto ha sido posi­
ble, pero no van descripciones ni diseños, porque no tengo
ni fuerzas, ni tiempo para enmendar mis borrones.
Vuesamerced debe estar persuadido que la botánica hace
mi primera ocupación; que las nivelaciones botánicas, el
CARTAS AL SABIO MUTIS 223

segundo; que la perfección de la memoria sobre el calor del


agua, el tercero, y la carta del país, el cuarto, suplico a
vuesamerced se desimpresione de cualesquiera otras ideas
que se haya formado sobre mis trabajos. Si alguna vez me
he distraído en otros objetos menos interesantes, ha sido
por momentos pasajeros que no exigen ni tiempo ni fatiga.
Ya he dicho a vuesamerced el estado de esta Provincia,
y de mis gastos, que no es posible cercenar; ya he avisado
a vuesamerced que parto de Quito con sólo 500 pesos, y
que me voy a ver con necesidades en países extraños y le­
janos. Vuesamerced puede escribirme directamente a Qui­
to, en donde don Vicente Arroyo queda encargado de sa­
carlas del correo y remitírmelas a mi paradero.
Espero de su bondad que me honrará con sus letras y
con sus auxilios cuanto antes, que no olvidará, y que estará
seguro del amor y del reconocimiento del menor de sus dis­
cípulos, que besa su mano,
Francisco José de Caldas

82.—Del original).

Quito y julio 6 de 180i.

Mi generoso benefactor:
Al cabo de nueve meses de un silencio absoluto de todos
los de Santafé, he recibido ayer una de Santiago Arroyo,
acompañada de una esquela de mi estimadísimo don Sal­
vador Rizo, dirigida a aquél. Por ellas sé que vuesamerced
vive, y goza de salud, y también veo los ardentísimos de­
seos de vuesamerced por mi pronta llegada a esa capital,
y los sentimientos que vuesamerced ha concebido por mi
larga residencia en ésta. Puedo atestiguar a vuesamerced,
con todos estos habitantes, el estado triste de mi salud en
todo este espacio de tiempo. La terciana rebelde me ha
oprimido de tal modo desde que salí de Malbucho, que me
ha sido imposible, a pesar de mis ardentísimos deseos, se-
224 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

guir adelante, temiendo recaer y morir en un desierto; no


atribuya vuesamerced a otra cosa mi tardanza tan forzada
para mí como para vuesamerced.
Ahora que entra el verano, que los días son secos, salgo
infaliblemente para Cuenca y Lo ja, en pos de las muchas
quinas que producen estos lugares, y regreso de Loja con
la mayor velocidad para Santafé, de modo que me halle en
esa capital en diciembre sin falta. He creído que estando
tan inmediato a las quinas tan deseadas de vuesamerced,
no debo partir sin llevarlas; en los meses de julio y agosto
estará evacuada esta diligencia importante, y yo próximo
a seguir a esa capital; deponga vuesamerced sus temores, y
cuente conmigo en diciembre infaliblemente. Seis meses
son, y en ellos haré tal vez más que en todo el tiempo an­
tecedente, atendiendo a las circunstancias. A pesar de todo
esto, si en carta que me anuncia don Salvador Rizo me or­
dena vuesamerced otra cosa, será obedecido.
Muchas cartas he escrito a vuesamerced en todo el tiem­
po de mi enfermedad, y tal vez ninguna ha llegado a sus
manos; yo he tenido la imprudencia de dirigirlas bajo el
conducto de Pombo, el joven, y según acabo de saber, no
reside en Santafé, y mis cartas habrán estado bien guarda­
das, lo mismo que un cajoncito con diseños que remití a
vuesamerced ahora seis meses. Yo me enmendaré en ade­
lante, y todas mis cartas irán directamente a vuesamerced
por estafeta.
Remito a vuesamerced en este correo un cañón de lata
que contiene la carta del camino de Malbucho, con un trozo
de la memoria sobre mi viaje, que la terciana no me ha de­
jado concluir. No puedo en el día poner mano en ella, pues
me hallo próximo a partir dentro de dos días, y pienso no
tener uno desocupado hasta el momento feliz en que me
presente a vuesamerced. Van también los diseños de una
Didelphis y del Mono ohnarine del Conde de Buffon, que
no vio este naturalista.
Sería más largo si las ocupaciones y afanes de salida no
me lo impidiesen, y concluyo deseando a vuesamerced una
CARTAS AL SABIO MUTIS 225

larga vida y perfecta salud, y que cuente con el amor y re­


conocimiento del último de sus discípulos, que besa su
mano,
Francisco José de Caldas

P. D .—Suplico a vuesamerced franquee los materiales


del cañón de lata a don Santiago Arroyo, para que tomando
una copia la remita a Cartagena a don José Ignacio Pombo,
mi favorecedor. La correspondencia de vuesamerced que
venga a Quito, pues aquí queda encargado don Vicente
Arroyo de recogerla y remitirla a mi destino.
Señor doctor don José Celestino Mutis.

83.—Del original).

Cuenca y agosto 28 de 180i.


Señor doctor don José Celestino Mutis.
Mi generoso benefactor:
Desde que salí de Quito espero con ansia los correos por
letras del sabio Mutis, letras tan suspiradas y tan escasas.
Mi amado don Salvador Rizo me ofreció por mano de don
Santiago Arroyo una larga de vuesamerced para el inme­
diato que correspondió al del 15 de junio, y hasta ahora no
aparece. ¡Qué angustias las que padece mi corazón con este
eterno silencio de la casa de la expedición. Todos los pade­
cimientos de la terciana rebelde que me oprime, todos los
trabajos inevitables de los caminos, me serían gustosos si
supiera del hombre más querido, del virtuoso y generoso
Mutis. Pero mi suerte me tiene condenado a pasar largos
espacios de tiempo en una perfecta ignorancia del estado
de vuesamerced y de sus cosas. Me he resignado y espero
con paciencia.

C a r ta s a M u tis— 15
226 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Salí de Quito a principios de julio, me desvié a Occiden­


te, a Tagualó y Mochachi, en solicitud de las quinas que
se decía producían esos bosques. En efecto, las hallé. Creen
estos moradores poseer tres especies diferentes. Pero yo no
pude hallar caracteres que la separen, y las he creído como
una y sola especie. No obstante, temiendo que mis luces
no alcancen a distinguirlas, he tomado cantidad de esque­
letos de cada una, corteza, y he diseñado y descrito con
cuanta precisión me ha sido posible.
En Alausí, por 2°10 de latitud austral, he visto otra bien
diferente de la de Tagualó. Las hojas lanceoladas con pe­
cíolos de I-IV 2 pulgadas de largo, lampiñas y lustrosas por
encima y vellosas blanquecinas por debajo. Tengo copia de
esqueletos, corteza, diseño y descripción.
Llegué a este Cuenca asaltado de la terciana, en donde
he pasado diez días entre lavativas, vomitivo y quina. Me
hallo casi restablecido y en vísperas de partir a sus alrede­
dores, en donde me aguardan muchas quinas, cuyas mues­
tras he visto. A mi regreso las acondicionaré y remitiré
aceleradamente.
Muchos son los vegetales que produce este suelo, y mis
fuerzas pocas para poder describirlos todos. Lo que hago
es describir lo que me parece bello y mejor, y llevar esque­
letos y semillas de los demás.
A mediados de septiembre estaré en Loja, y en octubre
habré regresado a Quito para marchar a Santafé, en donde
creo estar en enero.
Mis males y ocupaciones no me permiten ser más largo;
lo seré en el siguiente.
Deseo con todas las fuerzas de mi corazón una salud per­
fecta y todas las prosperidades para vuesamerced, quien
debe mandar con imperio sobre cuanto puede su amante y
reconocido discípulo, que besa su mano,
Francisco José de Caldas
CARTAS AL SABIO MUTIS 2 2 7

Si.—Del original).
Cuenca y septiembre 28 de Í80i.
Señor doctor José Celestino Mutis.

Mi amadísimo y generoso benefactor:


Con fecha 28 de agosto escribí a vuesamerced de ésta
casi acabado de llegar, y recién salido de mi terciana. Le
anuncié a vuesamerced mi pequeña expedición a los alre­
dedores de esta ciudad, la que tengo felizmente concluida.
Mr. de La Condamine ha sido mi guía en esta excursión
de quinas. En su Introducción histórica al viaje al Ecuador,
página 83, dice que bajando de la señal del Yasuay fue a
visitar un terreno en quien se había descubierto hacía poco
tiempo (en 1739) árboles de quina. Añade que la hoja y la
flor le parecieron mayores que la de Loja, y que la corola
era de un rojo más subido que la de esta ciudad. Hacía
reflexión que desde aquella época hasta aquí no había vi­
sitado estos lugares ningún botánico; que Ruiz y Pavón no
llegaron con sus indicaciones a esta latitud; que Bonpland
no salió de Cuenca ni vio a Taday, Paute, Gaulaceo, ni el
Pan, en cuyos bosques he colectado tres especies de Chi­
chona distintísimas, que a pesar de mis libros miserables
y cortísimos conocimientos, las creo desconocidas. La Co-
rolano roja, si no de un morado púrpura oscuro, el tubo
ensanchado hacia su mitad y muy grande. La hoja de la
primera, oblonga; de la segunda, subrotanda, y lanceolada
la de la tercera. Las he diseñado con cuanto cuidado me
ha sido posible, y las he descrito del mismo modo. He visto
una especie de canelo bien diferente del de Andaquíes, que
vuesamerced conoce demasiado, con otras cosas que he po­
dido colectar precipitadamente.
Debo anunciar a vuesamerced que nada hay más volun­
tario que los términos que estableció el señor Barón de
Humboldt a la vegetación del precioso género Cinchona, en
su geografía de las plantas. Ambos términos los tengo fal­
sificados con pruebas incontrastables. Mi primera quina
(Foliis oblongis) se comienza a ver por 247,0 del baró-
228 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

metro, y la he hallado a las 234° del mismo barómetro.


Este instrumento, el mismo, se mantenía en Quito en 243,0,
antes de mi partida. Humboldt establece el término supe­
rior de la Cinchona a las 243,0 en Quito, y yo le acabo de
ver abundante y florida 400 varas más elevada que aquella
ciudad. Lo mismo puedo decir de su término inferior.
Pero me reservo para mi mansión en Guayaquil.
No olvido nuestras variaciones barométricas nocturnas,
ni todo cuanto contribuya a perfeccionar la bella idea de
mareas atmosféricas que vuesamerced concibió el primero.
Creo haber dado un paso en este precioso objeto. MM. los
académicos creen que las variaciones del barómetro dentro
de los trópicos no pasan de 114 línea. Esto es verdad en los
lugares bajos en que la columna mercurial es de 27-28 pul­
gadas. Pero no así en los países altos, como Quito. Diga
lo que quiera Mr. de La Condamine, alegue años enteros
de observaciones, jamás suscribiré a 1Va. líneas la varia­
ción en Quito. Mis barómetros cerrados herméticamente,
llenos con la última precisión de cuanto es capaz un hom­
bre, aprobados por Humboldt, mejor divididos, con su nonio
o vernier, disuestos del modo más conveniente, llevando
diarios escrupulosos, no me dan más que 0 líneas 6 de
variación entre el maximez y el minimez de la columna
mercurial. Pero ésto sería solamente alterar la variación.
El punto principal es, y aquel en que creo haber hecho
un pequeño descubrimiento, que no sólo la elevación del
lugar tiene relación con las variaciones barométricas, sino
también las latitudes; que el minimez de las variaciones
está bajo el ecuador en el punto más alto de nuestra
atmósfera; en una línea perpendicular considerada en el
plano del ecuador crecen éstas hasta el nivel del mar, pero
son siempre los mínimos de las variaciones a la misma
elevación, comparadas con las que se verifican a 1, 2,
3, etc., grados de latitud que dos lugares, por ejemplo,
Quito y la Nueva Ríobamba, la primera a 13’ latitud, y la
segunda a 1°30’, pero a igual altura sobre el mar tienen va­
riaciones barométricas bien diferentes, es, pues, necesario
CARTAS AL SABIO MUTIS 229

atender a la elevación y también a la latitud del lugar, para


valuar la cantidad de las variaciones atmosféricas.
Con esta nueva idea he vuelto sobre mis pasos, he des­
enterrado mis antiguas observaciones hechas en Santafé,
Neiva, Popayán, Pasto y Quito, las he comparado con los
resultados de mis últimas operaciones. ¡Qué armonía la
que se ha presentado a mis ojos! Aquella inconstancia que
parecía capricharse en las variaciones, viene a ser una ley
constante y arreglada. Pero una carta es espacio muy limi­
tado para explanar todas mis ideas sobre este punto inte­
resante .
Concluyo rogando a vuesamered haga se verifiquen ob­
servaciones barométricas en Santafé, mientras yo las hago
en mi viaje. Cuánto es desear que hallásemos sujetos in­
teligentes en toda la extensión de la zona tórrida que las
verificasen al mismo tiempo. Encargue vuesamerced a
nuestro Sinforoso a La Habana recoja algunas, o verifique
por sí mismo el período barométrico en aquella ciudad,
situada bajo del mismo trópico.
El l 9 de octubre parto a Loja, en donde pasaré doce o
quince días viendo la más célebre de las Cinchonas. De
aquí escribiré a vuesamerced, y de todas partes es su agra­
decido y amante entusiasta, que besa su mano,
Francisco José de Caldas

85.—Del original).
Quito y enero 2 de 1805.
Señor doctor don José Celestino Mutis.

Mi generoso benefactor:
El 25 del pasado diciembre llegué a esta capital de re­
greso de Loja. A pesar de la grave enfermedad que me
atacó en esa ciudad, y cuyas reliquias me han oprimido en
todo el camino, he venido rico de vegetales, principalmente
230 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA
i
de quinas. Diez y seis especies diferentes de éstas tengo
concitadas y descritas; diez hallé en Loja; tres en Cuenca;
dos en Alausí, y una en Tagualó. Creo que tengo agotada
la materia de quinas en esta Provincia, cumpliendo con
las instrucciones de vuesamerced, y procurando que por mi
parte se disminuya la melancolía en que vuesamerced se
halla sumergido, según se expresa vuesamerced.
Mañana 4 parto para el Nanegal, bosque situado al nor­
te de Quito, a sacar la única y última especie de quina que
me falta. Este viaje se concluirá dentro de seis u ocho
días, y yo no pienso en otra cosa que en partir para esa ca­
pital. Del 25 al 30 dejaré a Quito, y no dudo a fines de
marzo o principios de abril me reuniré a la persona que
más amo y respeto sobre la tierra. Dichoso yo si consigo
esta felicidad.
Nada digo de los otros objetos que me han ocupado en
esta expedición, porque los afanes del presente viaje no
me lo permiten.
Deseo a vuesamerced una salud robusta, y que cuente con
el amor y con el reconocimiento del más pequeño de sus
discípulos, que besa su mano,
Francisco José de Caldas

86.—Del original).
Quito y marzo 6 de 1805.
Señor doctor don José Celestino Mutis.

Mi amadísimo benefactor:
He visto con suma complacencia la apreciabilísima de
vuesamerced, que creí no recibir en Quito. La grande difi­
cultad de conseguir caballerías me ha detenido hasta hoy.
Pero salgo sin ninguna falta el 11, de ésta para Pasto. ¡Ah!,
el corazón se me dilata en el pecho cuando considero que
cada día me acerco al ilustre Mutis. ¡Dichoso yo si llego
CARTAS AL SABIO MUTIS 231

a ver, a besar esa mano bienhechora, instrumento de mi


felicidad!
Quedo advertido de la colección de gramas; no dejaré
ninguna de cuantas se me presenten en mi tránsito. No
tenga vuesamerced cuidado sobre el número de esqueletos
de quinas, porque he formado cuantas he podido y me lo
han permitido las circunstancias.
Olmedo existe há trece años en Loja. Sumergido en
asuntos bien diferentes de los de su instituto, no ha des­
crito una sola planta en este número de años. El comercio,
las haciendas, los pleitos, han tomado en su corazón el lu­
gar de las plantas, minerales, animales y químicas. Creo
que aun ha olvidado hasta los primeros elementos. Yo le
he enseñado el número de quinas que nacen al lado de la
oficinal. ¡Cómo se engaña al Rey y a la Nación!
Por lo que mira a Mejía, debo decir a vuesamerced que
todas las circunstancias han variado desde la época en que
propuse a vuesamerced su agregación. Me he creído auto­
rizado para retener en mi poder la carta de vuesamerced,
reservándome imponer a vuesamerced a nuestra vista.
Ahora me hallo ahogado en preparativos para arrancar de
este Quito, y no soy capaz de nada.
Saludo con todo mi afecto a Salvador Rizo, y vuesamer­
ced cuente con el amor y eterno reconocimiento de su discí­
pulo, que besa su mano,
Francisco José de Caldas

87.—Del original).
Quito y marzo 21 de 1805.
Señor doctor don José Celestino Mutis.

Mi generoso benefactor:
Creí salir el 11 de éste de aquí, pero las fuertes lluvias
casi sin intermisión, me han detenido hasta el 25, en el que
salgo sin duda alguna.
232 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Este Presidente me pasó un oficio preguntándome el es­


tado de los bosques de Loja, y si podrían proveer de quina
para siempre a la botica real, con todo lo demás que yo
supiese y condujese al mejor servicio del Rey en este ramo.
Para satisfacerlo del mejor modo que me fuese posible,
formé una memoria sobre las quinas de la Provincia de
Quito en general, y principalmente sobre la de Loja, cuya
copia remito a vuesamerced en el presente correo, supli­
cándole que después de verla la entregue a don Miguel
Pombo, para que tome una copia para su tío en Cartagena,
a quien la tengo ofrecida.
A más del interés que tengo en que este sujeto la vea, es
fruto de un viaje en que él tiene no pequeña parte. En este
correo escribo al dicho Pombo, y le digo que de Santafé
remitirá Su sobrino una copia de la memoria de que habla­
mos . Ruego a vuesamerced que si halla, como es demasiado
seguro, defectos en este trabajo, sírvase vuesamerced corre­
girlos, para que la copia salga perfecta, pues creo que don
José Ignacio Pombo piensa en remitirla a España, para que
sirva de apoyo a mi agregación. Yo deseo cuanto antes se
verifique esta resolución, para en cierto modo asegurarme,
porque creo que hasta que no consiga la real aprobación,
todo está en el aire. En esta inteligencia, sírvase vuesa­
merced corregir mis defectos.
No tenga vuesamerced cuidado, que me hallo resuelto a
duplicar todos mis esfuerzos, a fin de llevar a esa expedi­
ción cuantas plantas me sea posible colectar, mirando
casi con indiferencia los demás objetos que me puedan dis­
traer de éste. Vuesamerced tendrá mis cartas de todas las
partes de mi camino.
Deseo goce de perfecta salud, y que mande lo que quiera
a su afectísimo y reconocido discípulo, que besa su mano,
Francisco José de Caldas
CARTAS AL SABIO MUTIS 233

88.—Del original).

Pasto y abril 28 de 1805.

Señor doctor don José Celestino Mutis.


Mi generoso benefactor:
Há unos días que estoy detenido en ésta por las conti­
nuas e interminables lluvias. Los caminos se hallan intran­
sitables y los ríos demasiado crecidos. Sólo espero unos
pocos días buenos para pasar a Popayán, de donde escribiré
también. Mi felicidad crece en razón de la menor distan­
cia que hay entre el Celestino Mutis y Caldas. ¡Cuánto de­
seo ver y tocar a una persona tan generosa, tan sabia, tan
virtuosa! Dichoso yo si merezco tánta felicidad.
No me he ocupado en todo este tránsito sino en colectar
cuantos vegetales hemos visto. No he olvidado el encargo
de las gramíneas. He visto con placer el árbol que aquí
llaman palo de rosa, que exhala un olor gratísimo, y es el
único que tornean y de que forman toda especie de vasos y
otros utensilios. El Barón de Humboldt y Bonplana no le
vieron; es un Loranthus enorme, por su elevación y diáme­
tro. Aquí abunda la Vallea stipal, y hacen de ella el mismo
uso que del antecedente; le llaman rosas colorado. Tiene
eminentemente la virtud catártica que quizá no es conocida
por allá. Toman las hojas y forman de ellas una especie
de extracto. Este excede con mucho al sen, jalapa, etc. En
los bosques inmediatos abunda una especie de Cinchona
que llevaremos así que serene el tiempo.
Ya se habrían multiplicado mucho mis observaciones so­
bre el calor del agua hirviendo, si tuviese un termómetro.
El último que me restaba se quebró en una de las observa­
ciones. Siento perder tan bellas ocasiones como las que
se me van a presentar de Popayán a ésa. Esto me anima
a pedir a vuesamerced que por mano de mi amado don Sal­
vador Rizo o de Pombo, me remita uno o dos a Popayán
234 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

por el correo. Mucho deseo dar la última mano a este obje­


to, que puede ser importante.
Deseo a vuesamerced una salud robusta, y que mande
con imperio a su afectísimo y reconocido discípulo que
besa su mano,

Francisco José de Caldas

89.—Del original).

Popayán y mayo 20 de 1805.

Señor doctor don José Celestino Mutis.

Mi generoso benefactor:
Ya estoy en Popayán, ya no me separan de vuesamerced
sino cien leguas. ¡Qué satisfacción para mí! ¿Cuándo se
aniquilará esta distancia? Creo que será dentro de pocas se­
manas .
Daría a vuesamerced ahora cuenta de mis trabajos den­
tro de Quito y Popayán. Pero una lluvia de visitas impor­
tunas me oprimen, y ha sido necesario robar estos peque­
ños momentos para avisar a vuesamerced de mi llegada a
ésta ayer 19. Espere vuesamerced en el siguiente una lar­
ga, y cuente vuesamerced con el amor y con el más pro­
fundo reconocimiento de su admirador y panegirista que
besa su mano,
Francisco José de Caldas

P. D .—Mil expresiones a nuestro don Salvador Rizo, que


recibí la suya y libranza; que en el siguiente le contestaré.
No olvide vuesamerced mi súplica y encargo del termóme­
tro que pedí a vuesamerced en mi anterior.
CARTAS AL SABIO MUTIS 235

90.—Del original).
Popayán y junio 5 de 180i.
Señor doctor don José Celestino Mutis.
Mi generoso benefactor:
En el pasado avisé a vuesamerced mi llegada a ésta, y
ahora comunico que me hallo bastante agravado en mis
enfermedades, tristes reliquias que aún me quedan de Mal-
bucho. Estoy actualmente verificando los remedios que
estos médicos han conceptuado útiles. Jamás he sentido
tanto la falta de salud que en la ocasión presente. ¡Cuánto
hubiera ya colectado de la vegetación de mi patria! Este
suelo es rico en producciones, y creo hace grandes ventajas
al de Quito.
Nacen en las goteras de esta ciudad tres especies de qui­
nas que no he visto en los países que he recorrido. Tal
vez existen otras, que no han llegado a mi noticia. Luégo
que me mejore y las lluvias lo permitan, haré la colección
de ellas. He visto a una legua del norte de Popayán una
Passiflora arbórea que no acabo de admirar. Creo igual­
mente haber encontrado el Laurus camphora en las mismas
cercanías de esta ciudad. Apenas he salido una vez al cam­
po, y percibo una vegetación bien diferente a la de Quito.
Es imponderable la falta que me hace el papel para las
desecaciones de las plantas. Todo el que saqué de Quito
se ocupó, y me hallo en la necesidad de estar mendigando
libros viejos, cartas y retazos de papel. Si esto no alcanza
a envolver la vegetación de Popayán, echaré mano del pa­
pel común, aunque este recurso le sea costoso a la expe­
dición .
Esperaba en este correo el termómetro que pedí a vue­
samerced desde Pasto. ¡Cuántas ocasiones perdidas para
perfeccionar una teórica, que tal vez será interesante!
Deseo a vuesamerced una salud perfecta, y que ocupe y
mande con imperio sobre cuanto puede su afectísimo y re­
conocido discípulo que besa su mano,
Francisco José de Caldas
CUTI

CARTAS DE DON JOSE IGNACIO DE POMBO

Copiadas de sus originales por el Profesor Diego


Mendoza Pérez, durante sus laboriosas y meritorias
investigaciones realizadas en el año de 1909 en los ar­
chivos del Jardín Botánico de Madrid. Fueron pu­
blicadas en la colección “ Lecturas Populares” , serie V.
números 55 y 56 del excelente suplemento litera­
rio de “El Tiem po” , de Bogotá, dirigido por el doctor
Eduardo Santos.
91.—Del original).

Cartagena, junio 10 de 1800.


Señor doctor don José Celestino Mutis—Santafé.

Muy señor mío y de mi mayor aprecio:


Puede vuesamerced con verdad contarme en el número
de sus verdaderos apasionados y afectos, y mandarme en
ésta cuanto sea de su agrado. Quedo hecho cargo, como
vuesamerced me propone en su estimable del 29 del pasado,
de recibir los cajones de quina que vuesamerced remita, y
dirigirlos a España, a su sobrino, y al doctor Zea. Pero lo
que faltan son ocasiones en qué hacerlo, pues el comercio
con la Metrópoli está absolutamente cortado a causa de la
guerra, y ésta no tiene apariencias de terminarse por aho­
ra. Si alguna se presentase, procuraré aprovecharla, y avi­
saré a vuesamerced de ello.
Recogeré de don Ventura Salazar el cajoncito de libros
que ha traído para vuesamerced, y con el primer conductor
de satisfacción se lo remitiré, acondicionado como corres­
ponde. He tenido por un instante ia Flora Peruana, y es de
una edición excelente. En ella hallará vuesamerced un
gran número de árboles de quina, pero temo que encuentre
pocas observaciones y descubrimientos acerca de ellas.
Desde que leí la Quinología de Ruiz, aunque no soy un
inteligente, y menos capaz de juzgar o dar voto en la ma­
teria, no me prometo gran cosa de la Flora Peruana . Lo que
me pareció bien de aquel papel es el modo de elaborar el
extracto de quina y hacer uso de él, no obstante que con­
funde las especies, de que creo a vuesamerced el primero
que las ha distinguido y separado.
240 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Pedí a un amigo de Lima me enviase alguno hecho de


cada clase de quina. Con efecto, me envió doce latas, pero
como lo hacen al pie de los árboles, en los mismos montes
y personas ignorantes, no se pudo conseguir como lo pedí.
Sin embargo, ha producido muy buenos efectos aquí y en
las vecinas islas, adonde lo he distribuido, para cortar las
fiebres intermitentes, aplicado en corta dosis. Si vuesa-
merced quiere que le envíe algo del que aún conservo, lo
haré en primera ocasión.
Doy a vuesamerced mil gracias por sus atentas cartas y
ofertas con que me favorece. Ocurriré con la confianza a su
favor en lo que se me ofrezca; y por ahora le recomiendo
a un sobrino que tengo en ésa, estudiando en el Colegio
del Rosario, llamado Miguel Pombo, mozo de bastante ta­
lento, juicio y aplicación, por lo que me tienen informado.
Cuando le escriba le diré se presente a vuesamerced, y le
haga una visita en mi nombre.
Reitero en obsequio de vuesamerced mi buen afecto para
cuanto quiera mandarme, y queda deseoso de su mejor sa­
lud y de sus órdenes, su más atento, seguro servidor y
amigo, que besa su mano,
José Ignacio de Pombo

P . D .—Acaba de enviarme Salazar con la adjunta el


cajoncito de los libros, y dos envoltorios de papel con yer­
bas secas, o esqueletos de plantas.

92.—Del original).
Cartagena, agosto 10 de 1800.

Mi dueño, amigo y señor:


Veo por la de vuesamerced de 29 del pasado estaba ad­
vertido de la remesa que le hice del cajoncito de libros y
paquetes de plantas que recogí de Salazar. Celebro que el
discurso de la árnica que le agregué sea tan de su agrado,
CARTAS AL SABIO MUTIS 241

por no haberlo visto todavía, y me alegraré logre vuesa-


merced reemplazarle con alguna otra producción ameri­
cana.
Digo a mi sobrino Miguel haga a vuesamerced una visita
en mi nombre, y las repita siempre que pueda hacerlo sin
perjuicio de su estudio ni molestia de vuesamerced. El
otro por quien me pregunta es mi hermano Manuel. Lo
envié a Madrid con el fin de que practicase allí y se re­
cibiera de abogado, y también con el de que se curase, si era
posible, de su sordera o torpeza de oído. No consiguió ésto
ni hizo aquéllo por su oposición a la Facultad, o para mejor
decir, al ejercicio. Se casó con una camarista, en Madrid,
y para estar cerca a mí, solicitó el empleo de Tesorero de
este Consulado, en donde se halla desde su establecimiento.
Las trece cargas de quina marca Q. N. de que vuesa­
merced me habla, no han llegado a mi poder, ni tengo no­
ticia alguna de ellas, pues nada me ha dicho acerca de
ellas don Bernardo Rodríguez.
Se ha entregado la que me incluyó, a su rótulo.
Manténgase vuesamerced bueno, y mande cuanto sea de
su agrado, como a su verdadero afectísimo y seguro servi­
dor y amigo, que besa su mano,
José Ignacio de Pombo

03.—Del original).
Cartagena, abril 20 de 1800.

Mi estimado dueño, amigo y señor:


Hoy habrá partido de Turbaco, donde ha estado en mi
palacio de paja, el señor Barón de Humboldt, caballero
prusiano, M. Bonpland, su compañero de viaje, y M. de
Rieux, que sigue con ellos hasta ésa. He dado al primero
para vuesamerced una carta de recomendación, tan expre-

C a r ta s a M u tis— 1 6
242 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

siva cuanto lo permite el favor que vuesamerced me dis­


pensa, y mis deseos de complacer y servir a dicho Barón,
que es seguramente de un mérito singular. Viaja con reco­
mendaciones de su Corte y de la nuéstra; ha estado en
Ríonegro, hasta los Llanos de Casanare, y desde allí vino
a La Habana, de donde se dirigió a ésta, y hace un viaje
por tierra hasta Guayaquil, donde piensa embarcarse en
una de las dos corbetas francesas que a las órdenes del cé­
lebre M. Baudin, salieron de Francia en septiembre últi­
mo a dar vuelta al mundo, y deben tocar en Chile, el Callao
y Guayaquil.
El citado Barón es de una casa ilustre y rica de Prusia;
tiene muchos conocimientos en las ciencias naturales y exac­
tas, y es conocido en Europa por sus observaciones y descu­
brimientos sobre el galvanismo o flúido nervioso, muy di­
ferente del de la electricidad, y de fenómenos tan raros
como éste, sobre que ha publicado dos tomos. Tiene la más
alta y justa idea del mérito de vuesamerced, que me ha di­
cho es más conocido entre los extraños que en España, y
uno de sus principales objetos de hacer su viaje a ésa es
por conocer a vuesamerced. Lleva muchos y buenos ins­
trumentos, aunque aquí me ha dejado una parte de éllos
para que se los remita a Guayaquil. Ha comparado con
éste don Joaquín Hidalgo, Comandante de la expedición
de los Llanos, sus observaciones astronómicas, y las ha ha­
llado muy exactas y conformes, lo que hace honor a en­
trambos .
Le he dado la Quinología de vuesamerced, que sólo había
visto en extracto, y la ha apreciado mucho, lo mismo que el
compañero, M. Bonpland, que es un buen botánico y muy
apreciable. Este es suizo y acompaña al Barón en sus via­
jes. Darán a vuesamerced noticia de toda Europa y de Es­
paña, que le serán útiles y agradables, como que el primero
particularmente ha viajado a pie desde Italia a Dinamarca,
y que entrambos son infatigables y diligentes observado­
res. Los recomiendo particularmente a Popayán, donde en­
contrarán un país virgen y acaso el más rico en este Reino
CARTAS AL SABIO MUTIS 243

de producciones naturales, raras y extraordinarias. La qui­


na, el palo de sándalo, que nos traen de Prusia y nos ven­
den a precio de oro, se encuentra allí a cada paso. El cor-
pirache, árbol tan singular como el manzanillo en sus efec­
tos, aunque diversos; el volcán de Puracé, que sólo arroja
cenizas y azufre puro; las termas de su falda; el río Vina­
gre; y el cerro de La Tetilla, que es un conductor que ha
formado la naturaleza, son prodigios que no se encuentran
en otras partes.
Volviendo a nuestros viajeros, tanto por sus cualidades
personales como por sus conocimientos y amor a las cien­
cias, son de un mérito distinguido.
Ya es demasiado larga y pesada esta carta, etc.
José Ignacio de Pombo

Si.— Del original).


Cartagena, diciembre 10 de 1S00.
Muy señor mío, dueño y amigo de todo mi aprecio:
Nada sabía de la vuelta de Rieux con el sueldo y destino
que me dice; ni tampoco de la merecida compensación que
por sus trabajos y prisiones han obtenido el apreciable Zea
y su sobrino don Sinforoso. Lo celebro, y me congratulo
con vuesamerced por estos actos de justicia^ de nuestro Go­
bierno .
Dios, etc.
José Ignacio de Pombo

95.—Del original).
Cartagena, enero 30 de 1802.

Muy señor mío y dueño:


Enviaré a vuesamerced el papel blanco florete de su en­
cargo con su sobrino, y buscaré también con su conoci­
miento el de estraza que me dice necesita, por haberle
dado al Barón de Humboldt el que le remití últimamente.
244 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Hago a dicho Barón a la fecha en Quito, donde mis ami­


gos Montúfares le tienen ya dispuesto alojamiento, y el
obsequiarlo y servirlo en cuanto puedan. También a mí me
honra y favorece dicho ilustre viajero con su correspon­
dencia y noticias, que me son sumamente apreciables. Ha
encontrado infinito qué admirar en Popayán y su Provin­
cia en todos ramos. Le he dicho que en este Continente tie­
ne su tesoro la naturaleza, y que mientras más penetre en
él, hallará prodigios y cosas más singulares, que le com­
pensarán abundantemente sus trabajos e incomodidades.
Que de su mano debe salir el mejor cuadro de aquélla, pues
al paso que lo ha dotado de una grande alma y cuerpo ro­
bustísimo, él no perdona fatiga ni gasto para observarla.
El aprecio y consideración con que se le recibió y trató en
ésa hace honor a aquella ciudad; y vuesamerced, que debía
conocer mejor que otro su distinguido mérito, lo trató como
él merecía, lo que me ha servido de mucha complacencia.
He visto algunos de sus trabajos en ésa, y deseo tener el
plano del río Magdalena.
Desde Honda me envió dicho Barón las observaciones de
latitud y diferentes medidas que había hecho en el río, con
el proyecto de abrir un canal en el Carare para el paso de
las embarcaciones, y evitar los riesgos a que las expone lo
rápido allí de la corriente y circunstancias de sus orillas.
Le dije comunicase a ese Jefe del Reino dicho pensamien­
to, por si él o alguno de sus sucesores determinaban reali­
zarlo, y así lo hizo.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo
CARTAS AL SABIO MUTIS 245

96.—Del original).
Cartagena, abril 30 de 1802.

Muy señor mío y de mi mayor aprecio:


He sabido en efecto por Miguel cuanto vuesamerced ha
hecho por mi paisano Caldas. El Barón me habla de él con
sumo elogio, y admira los progresos que ha hecho en fuerza
de su ingenio, sin auxilios, medios, libros ni instrumentos,
en las partes más sublimes de las ciencias naturales y
exactas. La compañía y trato de dicho Barón le será, sin
embargo, útilísima; a vuesamerced le seré principalmente
deudor de sus adelantamientos en todo género, y espero
que él sabrá corresponderle a tan generosos beneficios, y
que el Reino saque muchas ventajas de su viaje con el
Barón. Por mi parte, he contribuido en lo que he podido
para que lo lleve a efecto, recomendándole a dicho Barón
y a mis amigos en Quito, Lima y Panamá, y lo haré tam­
bién a Méjico, Veracruz y La Habana, y le auxiliaré en lo
que más pueda.
El viaje de Zea a París lo he celebrado mucho, porque
en efecto, aquél es el gran teatro de las ciencias, y jamás
tuvieron éstas templos más dignos ni mayor número de
adoradores juntos que los que le ha consagrado el Gobierno
francés de los primeros y los que se reúnen en París de los
segundos. El Instituto Nacional es el primer cuerpo lite­
rario de la Europa y del mundo, y los demás establecimien­
tos que le son dependientes o separados de aquél no son
menos distinguidos y dignos de la observación de los sa­
bios. Es el mayor sacrificio que puede hacer un hombre
de talento, consagrar los días de su existencia a las tinieblas
y a la barbarie, pudiendo vivir en medio de la luz y entre
racionales. Pero el amor de la patria y el de la verdadera
gloria arrastra por todo, y ésta no se adquiere sino hacien­
do bien, y siendo útil a sus semejantes.
Cuando concluya Caldas su viaje con el Barón, tal vez
hallará vuesamerced por conveniente que vaya a dar una
vuelta por Europa, en cuyo caso mi sobrino Miguel y un
246 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

hijo que he enviado a España para que se instruya en las


matemáticas, lenguas y demás útil que quiera aprender, lo
acompañarían con mucho gusto mío, y yo haría, si no^el
todo, la mayor parte del gasto.
Buscaré y remitiré a vuesamerced el papel que me pide.
Puede vuesamerced enviarme la carta y muestras de quina
que me dice, para el doctor Clarke, de Norte América; si
no se proporcionase en ésta enviarlas directamente, lo haré
por la vía de La Habana, donde no faltará ocasión en ade­
lante. Dígame vuesamerced cuál es la residencia de dicho
sabio; y entre tanto, él envía a vuesamerced un libro sobre
la fiebre amarilla, que en efecto, he visto elogiado en las
gacetas inglesas; yo haré toda diligencia por proporcionár­
selo, si puedo.
Repito a vuesamerced mis gracias por el favor y demás
que le dispensa a mi sobrino Miguel. Deseo que éste en el
tiempo de la práctica se dedique al estudio de las matemá­
ticas, y que adquiera algunos conocimientos de química y
botánica; con libros y aplicación se consigue saber cuanto
se quiere, y con más facilidad cuando hay a quien ocurrir
para que enseñe el camino y quite los estorbos. El dicho
mi sobrino acierta a granjearse la estimación de vuesamer­
ced. Adelantará mucho con su trato. ¡Ojalá que el tiempo
que me hicieron perder en el colegio estudiando a la letra
el Goudin y Santo Tomás, seis años enteros, lo hubiera
empleado en aprender aquellas ciencias! Cuando he cono­
cido su mérito e importancia me he hallado cercado de
otras atenciones y obligaciones que me han impedido hacer
su estudio como he deseado.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo
CARTAS AL SABIO MUTIS 247

97.—Del original).
Cartagena, mago 20 de Í802.
■ Muy señor mío y de mi mayor aprecio:
Mis cartas de Quito del correo último se han extraviado,
y lo siento, principalmente porque en ellas me venía una
del amigo el Barón, cuyas noticias me son muy apreciables.
Deseo saber que el paisano Caldas no haya tenido obs­
táculo para acompañarlo en su viaje hasta Méjico. De Lima
me dicen que lo esperan con impaciencia aquellos litera­
tos. El conocimiento y trato del doctor Unanue, Moreno y
otros patricios instruidos de los que allí hay, será muy
apreciable y útil a dicho Barón, y más a Caldas, a quien
lo he recomendado particularmente a todos mis amigos.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Psmbo

9S.—Del original).
Cartagena, julio 10 de 1802.
Muy señor mío, dueño y amigo:
En efecto, Zea clama por la quina, y en una carta suya
que he recibido desde París me dice se le remita en
primera ocasión, a la consignación de don Juan Guerin, de
Cádiz, de quien me habla con el mayor elogio, por sus
circunstancias, y por los generosos servicios que le ha me­
recido .
Zea me habla de sus trabajos sobre la quina de Santafé;
de la cábala formada para desacreditarla, que tiene a su
cabeza a don Hipólito Ruiz, a quien siempre he tenido por
hombre superficial, y que estaba trabajando una nueva
memoria, en contestación a la de éste, que había impugnado
la que él publicó en Madrid. Esta se ha traducido en fran­
cés, inglés, alemán, y es conocida en toda la Europa, y de
resultas apreciada y preferida la quina de Santafé. Yol-
248 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

viendo a dicho Ruiz, creo que poseerá la parte práctica de


la botánica, y que sus descripciones serán exactas, pero me
parece no pasan de allí sus conocimientos en dicha cien­
cia. Pablito Caballero, y Mengin, ambos eran pintores, y el
primero, que se había formado sin maestros y sin modelos,
era en la parte práctica de su arte hombre de mérito; pero
el segundo era pintor filósofo. Cualquiera hombre que ten­
ga ojos y lea la Quinología de Ruiz, y la del doctor Mutis,
conoce la diferencia de los dos botánicos.
No puedo ver con indiferencia la negativa del Barón de
Humboldt a que le acompañe el paisano Caldas en su viaje
hasta Méjico. Yo esperaba tener carta de éste y dicho Ba­
rón, en el presente correo, y no he recibido ninguna. Mu­
cho celebraría que mudase aquél de modo de pensar, aun­
que no lo espero. Es seguramente digno de todo aprecio y
de mejor suerte dicho Caldas, y nada le sería más útil que
viajar por Europa. Umaña ha venido en la fragata Perla.
Trae excelentes libros, para cuya compra en París mandó
nuestra Corte darle el dinero que necesitaba, a solicitud de
Azasa. Tengo entendido que ha hecho grandes progresos
en la Química. Podría ser un digno sucesor de D’Elúyar, y
continuar los trabajos de las minas de Mariquita.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

99.—Del original).
Cartagena, enero 30 4e 1803.
Muy señor mío y mi estimado amigo:
Nada me dice vuesamerced del viaje de nuestro Caldas, y
por esto sé que en el que vuesamerced le ha señalado no
está comprendido el Chocó, Lima, y menos Méjico. Aun­
que se suprima esta última, me parece sería muy conve­
niente que a lo menos diese un salto a Lima, desde Guaya­
quil, y que a su venida a ésta no lo hiciese por Panamá sino
por el Chocó. Con la franqueza de amigo ry el deseo de
CARTAS AL SABIO MUTIS 249

que dicho viaje sea de la mayor utilidad posible, digo a


vuesamerced esto, para que si fuese de su aprobación se
lo insinúe a dicho Caldas, que desea ver uno y otro país.
Deseo a vuesamerced, etc.
José Ignacio de Pombo

100.—Del original).
Cartagena, febrero 20 de 1803.

Mi estimado amigo, dueño y señor:


El deseo de vuesamerced de que don Sinforoso acompañe
a Miguel y a nuestro Caldas en su viaje a Europa me llena
de satisfacción, porque pienso que mi hijo menor, que en el
día estudia las matemáticas en Barcelona, sea de la compa­
ñía. Tengo fundadas esperanzas en la juiciosidad y apli­
cación de este joven, en que será hombre de provecho. Está
regularmente instruido en las lenguas latina, francesa e ita­
liana, y en este año empezará con el inglés y el alemán, y
después con el griego. Estudió conmigo la lógica, ética y
metafísica de Celis, y estaba concluyendo el álgebra cuan­
do lo envié a España. El Cicerón de Oficis y la Epístola a
los Pisones los sabe casi de memoria, y éstos son los me­
jores libros para formar el corazón y el gusto de los niños.
Y quiero que estudie la química y que viaje por Europa
con algún compañero que le sirva de mentor. ¿Quién me­
jor que Caldas, que a los superiores talentos y conocimien­
tos que tiene junta la práctica de todas las virtudes morales
y cristianas?
Su exactitud, su amor a los hombres y a las ciencias, su
moderación y pureza de costumbres, su patriotismo, su celo
e infatigable aplicación, su buen juicio, y finalmente, su
religiosidad en una edad tan temprana, lo hacen segura­
mente hombre extraordinario. Y cuántas ventajas no sa­
carán para sí la Patria, las ciencias y los hombres, si éste ve
y trata los monumentos de aquéllos, y los que se distinguen
250 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

en cultivarlos. Miguel se abrasa en el deseo de que llegue


el día de dar principio a dicho viaje. Creo que todos los
que han de componer la comitiva están actualmente bien
empleados, que no pierden tiempo, y sí ganan mucho para
hacer aquél con mayores ventajas, y vuesamerced determi­
nará el tiempo en que deba verificarse.
Me escribe el Barón de Humboldt desde Lima. Se ha de­
tenido bastante tiempo en la cordillera y pasado muchas
incomodidades. Desde las montañas de Loxa y Bracamoros
se internó en el Marañón. Situó astronómicamente los pun­
tos de Torrependa y Quebrada de Chuchunga, en que em­
pieza el mapa de La Condamine, que ha hallado defectuo­
sos, y son los que sirven para orientar el curso de dicho río .
Internó y navegó en él hasta el Pongo de Menterna, cuya
longitud también logró situar. Me dice que ha hecho allí
una colección riquísima de plantas no vistas por ningún
botánico; que lo han obsequiado y distinguido mucho en
Lima, de donde pensaba salir en enero para Acapulco, de
allí a Méjico, Veracruz y La Habana, en que se embarcará
para España, y piensa estar en noviembre próximo en Eu­
ropa. Por consiguiente, ya no hace el viaje que pensaba a
Filipinas y demás puntos del Asia. El volumen publicado
de esta América será muy interesante, y espero tener el
gusto de verlo.
Ya es demasiada y pesada esta carta, etc.
José Ignacio de Pombo

101.—Del original).
Cartagena, abril 30 de 1803.
Mi estimado amigo y señor:
Veo por la apreciable de vuesamerced de 10 del que acaba,
que ya nuestro Caldas está provisto de un pasaporte de ese
Virrey para hacer su viaje por el Reino con mayor seguri­
dad y satisfacción, y que en la nueva ruta que se había
CARTAS AL SABIO MUTIS 251

adoptado estaba comprendido el Chocó, el Sinú y Montañas


de María.
Convengo con vuesamerced que Lima debe ofrecer en el
día pocos objetos a un viajero, particularmente en la botá­
nica, no sólo porque su suelo es pobre, sino porque los deben
haber apurado los viajeros que la han visitado; y que será
más útil el viaje de Caldas por el Chocó y demás parajes
antes dichos. Yo lo he recomendado en todas partes a mis
amigos, y dado orden para que lo atiendan y franqueen lo
que pida, como lo han hecho hasta ahora.
Deseo que venga cuanto antes Zea, pues por esperar su
venida y tomar de acuerdo con él las noticias y medidas
necesarias para la compra y conducción de la colección de
instrumentos y libros para el Observatorio que quieren es­
tablecer en Popayán mis paisanos los Arboledas, están dete­
nidos sobre ocho mil pesos, que éstos han remitido a mi
hermano Manuel para este objeto, que igualmente han pues­
to a mi cuidado.
Celebro mucho las noticias que vuesamerced me da de
la aplicación y adelantamiento de Miguel, y le agradezco
el particular favor que le dispensa.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pomba

102.—Del original).
Cartagena, junio 10 de 1803.
Muy señor mío y amigo de mi estimación:
Me han asegurado que a Zea lo han destinado con un
sueldo regular en el Jardín Botánico de Madrid, adonde ha­
bía vuelto desde Cádiz con su mujer, y por consiguiente
ya no vendrá a este Reino. Lo siento, pues además de la
falta que hará a vuesamerced actualmente, ésta será mayor
después de sus días.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo
252 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

103.—Del original).
Cartagena, junio 20 de 1803.
Muy señor mío y amigo:
No he recibido la Memoria que me anuncia de nuestro
Caldas, y hace días no tengo noticia de éste, ni del Barón,
que creo ha vuelto a Quito desde Guayaquil. Lo que he visto
en ésta es el miserable papel publicado en Madrid, de ese
don Sebastián López, contra vuesamerced, Zea y Rieux, en
respuesta a la Memoria de aquél sobre la quina. El estilo
es chabacano, y cuanto escribe está lleno de contradiccio­
nes, y sobre su palabra. Debe vuesamerced despreciarlo,
pues, como dice Irlarte, a semejantes autores o lagartijas
los honra demasiado el que los critica.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

N. B .—Obra del Conde Carti sobre América. Escrita ori­


ginalmente en italiano; fue traducida al francés.

104.—Del original).
Cartagena, octubre 10 de 1803.

Muy señor mío y estimado amigo:


La tardanza del Marítimo y no parecer ninguno de los
barcos que habilitaban en Cádiz para ésta, hacen verosímil
dichas noticias. Si vinieren y no hubiere novedad respecto
a nosotros, trataré de un embarque en el todo o parte que
se pueda para La Habana.
Su sobrino don Sinforoso aún no está libre de sus ca­
lenturas, ni tampoco los pintores, que todos se mantienen
en Turbaco, en donde los vi hace quince días, que estuve en
dicho pueblo. Con este motivo y el de la estación no pue-
CARTAS AL SABIO MUTIS 253

den hacer cosa alguna, según me manifestó dicho don Sin-


foroso.
Mucho celebro haya sido bien recibido el nuevo Jefe,
quien no dudo habrá tratado a vuesamerced con la distin­
ción y aprecio que merece, pues así lo debo esperar de sus
conocimientos y de las noticias que llevó ya de vuesamerced.
La visita que me dice esperaba no habrá sido larga, pues
la creo de mera ceremonia, y como dicen los franceses,
deplacée. El hombre que pasa el tiempo jugando, poco
pueden divertirle las plantas.
Me dicen de La Habana que Humboldt se hallaba en Mé­
jico, en donde permanecería hasta noviembre. Desde luégo,
ha encontrado objetos que le detengan, pues para dicho
tiempo me escribió pensaba estar en Europa. No he tenido
carta suya, y deseo sus noticias. También carezco de las de
Caldas, de quien vuesamerced nada me dice. Sólo sé que
estaba en Malbucho, y veo que su viaje se dilata demasiado.
Deseo baje cuanto antes a Guayaquil para que haga sus úl­
timas experiencias con el termómetro y agua hirviendo, dé
la última mano a su memoria sobre este importante descu­
brimiento antes que salga algún otro y se lo apropie, y
haga el viaje al Chocó, tan interesante.
P. D .—Escrita ésta, he recibido la de vuesamerced, del
29, con la que me incluye para su sobrino que le dirigiré a
Turbaco con persona de satisfacción, como lo hice con la
del correo anterior. No han parecido aún los cajones de
plantas del Barón, que dejó encargados a Ayala, y tiene
Miguel el encargo de solicitarlos. Mucho aprecio las noti­
cias que me da de Caldas y de dicho Humboldt, y celebro
sean tan conformes sus deseos y miras sobre el primero a
los míos; y por mi apoderado en Quito se le ha dado cuanto
ha querido.
Aunque vuesamerced ya es conocido y celebrado en la
Europa por sus trabajos botánicos, médicos, etc., y por el
patriotismo, éste y su celebridad van aumentándose con la
obra del Observatorio, y lo que falta son operarios y quien
los forme. Allí tiene vuesamerced a mi sobrino, a quien he
254 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

enviado el Curso de Astronomía de la Caille y el compendio


de las obras de la Sande, edición del 95, para que se dedi­
que a esta ciencia importante, bajo su dirección. Caldas
forma a su hermano Joaquín, y podrá servir en el Observa­
torio de Popayán, que van a establecer los Arboledas, cuyo
encargo de instrumentos corre a cargo de mi hermano Ma­
nuel y mío.
Incluyo a vuesamerced el adjunto papel de don Juan
Tiscar, marino que ha estado destinado en esta expedición
de Hidalgo, y vuelve a Europa, para que lo copie y remita
a Caldas, a quien con otros libros he remitido el almanaque
del 804, en que viene la importante observación de Chu-
rruca en Puerto Rico, de la ocultación de Aldebarán por la
luna, visible y observada por varios astrónomos de Euro­
pa (que une la América con aquel Continente), y que los
resultados son diferentes, sin saberse la causa. Trata de
conciliarios este astrónomo en dicho papel, que es aprecia­
ble. Por mano de dicho Miguel he enviado a vuesamerced
el almanaque del año presente, y la colección que pedí de
éstos aún no ha venido, ni el amigo Ruiz, de Cádiz, a quien
los pedí e hice el encargo de sus libros venidos de Berlín,
había encontrado con ellos, ni con la señora viuda doña
María Acedo y Bean, según me dice en carta de 29 de julio
últim o.
José Ignacio de Pombo

105.—Del original).
Cartagena, noviembre 10 de 1803.
Mi estimado amigo y señor:
El Oficial de Ingenieros don Vicente Talledo, nombrado
para examinar la exactitud del plano del río Magdalena,
de dicho Barón, es mozo apreciable por sus conocimientos
de las ciencias naturales y exactas, particularmente quími­
cas, de bello carácter, y mi amigo. No hará cosa de prove-
CARTAS AL SABIO MUTIS 255

cho, porque carece de los aparatos e instrumentos para


hacer las necesarias observaciones, como son un buen cro­
nómetro, sextante con horizonte artificial, teodolito, etc.
Lleva algunos otros, y yo le he dado un excelente baróme­
tro marino que pensaba enviar a Caldas para cuando estu­
viese en el Chocó, para sus trabajos allí, bien que con el
termómetro y su nuevo descubrimiento no lo necesite para
lo principal de su uso.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

106.—Del original).
Cartagena, noviembre 20 de 1803.

Estimado amigo y señor:


La favorecida de vuesamerced, en que se sirve comuni­
carme las nuevas ideas de Caldas, me ha causado bastante
admiración, pues yo estaba persuadido que la demora y per­
manencia de éste allí era efecto de las órdenes precisas de
vuesamerced. En tales circunstancias, me parece que no
sólo se le deben negar los pintores y demás que pide, sino
prevenirle que en caso de no pasar inmediatamente a Gua­
yaquil, para de allí hacerlo sin demora al Chocó, a desempe­
ñar los objetos que propuso, se verá vuesamerced precisado
a suspenderle los socorros en dinero que le ha dado hasta
ahora, para emplearlos en otros objetos más propios y útiles
a esa expedición.
Yo también le diré que habiendo ya tomado de mi apode­
rado en Quito sobre mil quinientos pesos, e importando
mucho más los instrumentos que por su encargo he pedido
al Barón a La Habana, y los que por separado deben venir
de Cádiz con diferentes libros, y teniendo hijos y otras obli­
gaciones a qué atender, no puedo, sin perjuicio de ellos,
darle en adelante nuevos auxilios, y mucho menos cuando
no lleva a efecto el viaje que propuso, cuando por vuesa­
merced se le han dado mayores socorros en dinero, instru-
256 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

memos y libros; y cuando al principio sólo pidió mil pesos


para hacer el viaje por Lima, Méjico, Habana y Carta­
gena.
Mucho más extraño, y siento lo que me dice de Zea,
cuando se halla en circunstancias no sólo de no necesitar
cosa alguna, sino de servir a vuesamerced como debe. Creo
que tiene más afición a la política que a la botánica. La re­
dacción de los Mercurios y Gacetas de Madrid, que se cono­
cen, salen de su mano desde principios del año, debe ocu­
parle todo el tiempo, tanto para leer los extranjeros como
para formar de éstos aquéllas.
En el discurso preliminar de El Mercurio, de enero, que
es bastante bueno, habla con elogio de vuesamerced, y en
una de las Gacetas de agosto da noticia de la comisión for­
mada de orden del Gobierno para traer la vacuna - a las
Américas, sin reparar en gastos. En otra habla de un hom­
bre incombustible, natural de Toledo, que no sólo maneja
el fuego, sin lesión, el agua fuerte, sino que vive dentro de
él, pues entre las experiencias hechas en París, en presen­
cia de varios sabios, estuvo diez minutos dentro de un horno
de vidrio.
Volviendo a dicho Zea (en cuya casa, y a presencia de
don Zenón Alonso y otros, se hicieron varias experiencias,
cuando pasó por allí aquel fenómeno para Francia), con­
vendrá que vuesamerced le inste por sus encargos, pero sin
romper con él, pues considero podrá ser útil a esa expe­
dición .
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

101.—Del original).
Cartagena, noviembre SO de 1803.
Muy señor mío y mi estimado amigo:
Escribo a Caldas consiguiente a lo que dije a vuesamerced
en mi antecedente, para que inmediatamente se ponga en
camino para Guayaquil y el Chocó, y abandone las nuevas
CARTAS AL SABIO MUTIS 2 5 7

ideas, so pena de disgustar a vuesamerced y de hallarse pri­


vado de sus auxilios y los míos. Creo así lo hará; y su viaje
a Malbucho, como traiga el bien de la apertura de aquel ca­
mino, se le debe dispensar con cuanto ha gastado en él.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

108.—Del original).
Cartagena, diciembre 20 de 1803.

Mi estimado amigo y señor:


Tengo entendido, por haberlo así oído, que habiéndose
copiado en un diario de Berlín, y después en otro de París,
una carta de nuestro Barón, en que hablaba de su viaje
por esta América, y daba noticia de haber levantado dife­
rentes cartas, entre ellas la del río Magdalena; con noticia
de ello nuestro Gobierno, habrá mandado al Virrey le re­
mitiese las que tuviese de dicho Barón, haciendo examinar
y comprobar por un ingeniero la del río Magdalena, y que
de aquí ha resultado la comisión del Talledo, de que hablé
a vuesamerced.
José Ignacio de Pombo

109.—Del original).
Cartagena, marzo 10 de 180£.

Mi estimado amigo:
Yo le he pedido algunos de sus instrumentos (a Humboldt)
para nuestro Caldas, y deseo saber si me los cede. A éste
le envío en el presente correo, con toda precaución, dos
termómetros que me pide con instancia, y he conseguido

C a r t a s a M u ti s — 17
258 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

con dificultad. Los remito a Quito, para que de allí se los


dirijan a donde se halle, pues me escribe ya había aban­
donado sus proyectos y pensaba sólo realizar los que vue-
samerced le había ordenado, y aprobado de los suyos.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

110.—Del original).
Cartagena, abril 10 de 1804.
Muy estimado amigo y señor:
Celebro haya vuesamerced tratado a Talledo, que segu­
ramente es apreciable por su carácter franco y demás cua­
lidades personales. Veré con gusto el nuevo plan que haga
del río, y en efecto, en todos los brazos de éste que no vio
nuestro Barón, y que situó por mero concepto, podrá haber
alguna diferencia en su dirección o curvatura, pero lo sus­
tancial del de él lo considero exacto, ni aquél llevó ins­
trumentos para verificarlo. Mucho siento la pérdida de mi
barómetro, y temiendo lo mismo lo di con repugnancia.
Me ha enviado el amigo Caldas una difusa carta, en que
me puntualiza sus trabajos, gastos, etc., para acreditar que
aquéllos no son inútiles en mucha parte, como yo le dije.
Pero él mismo confiesa que luégo que vio a Tafalia y la
Flora Peruana, halló que muchas plantas que había des­
crito y dibujado eran conocidas, y que su viaje a Malbucho
le había causado muchos gastos y principalmente la pér­
dida de su salud. Yo le he copiado en contestación esto
que él dice, añadiendo que cuando vea los de vuesamerced,
hallará mayor número de dichos sus trabajos botánicos
inútiles; que el viaje a Malbucho no era de su plan y le
había impedido el continuar éste, y que lo que más m ere­
cía en él es lo relativo a la geografía.
Dios, etc.
José Ignacio de Pombo
CARTAS AL SABIO MUTIS 259

111.—Del original).
Cartagena, mayo 20 de 1804.

Muy señor mío y mi estimado amigo:


Ya habrá visto en la Gaceta de Madrid, capítulo de
París, el elogio que hace de vuesamerced Humboldt.
En La Habana tenían ya la vacuna, llevada de Puerto
Rico. También la ha traido de dicho Puerto Rico el carta­
genero, que se halla en Santa Marta, en donde me dicen se
habían vacunado ya veintisiete jóvenes. La Expedición de
España se halla en La Guaira, desde donde fletó un ber­
gantín de cuenta de la Real Hacienda, para que trajese a
ésta el virus vacuno y también algunos profesores para
propagarlo. Pero ha tenido la desgracia de varar el 13
por la noche sobre las bocas del Magdalena, y hasta ahora
nadie ha parecido. Sabemos haberse salvado la vacuna y
aun la carga, y el buque, aunque desarbolado, había espe­
ranza de sacarlo, tanto por tierra como por mar; se le han
despachado toda clase de auxilios.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

112.—Del original).
Cartagena, junio 20 de 1804.

Muy señor mío y mi estimado amigo:


Ya sabrá vuesamerced que Balmis hizo en La Guaira la
separación que pensó hacer en ésta de su Expedición, y
que desde allí se dirigía a la isla de Cuba y Reino de Mé­
jico. Con este motivo he embarcado en el bergantín co­
rreo El Ligero, a cargo de su Comandante don Juan Angel
Michelena, como lo acredita el adjunto conocimiento, el
cajón de quina que vuesamerced me remitió para entre­
garlo en La Habana a dicho Balmis, ausente, a don Vi­
cente Mallarino, a quien prevengo que si ya ha seguido
para el Continente, se lo remita a Veracruz o Méjico, donde
260 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

se halle, con la de vuesamerced que le incluyo, y después


de mañana saldrá dicho buque.
Don José Salvany, con un ayudante, un practicante y un
enfermero, han venido a ésta. Tuvieron la desgracia de
naufragar en las bocas del Magdalena, donde padecieron,
además del susto, algunos trabajos antes de recibir o en­
contrar auxilio alguno. El número de los vacunados en
ésta con suceso y sin daño alguno, pasa ya de mil, y yo me he
aprovechado de este importante beneficio en mi familia.
Siento que Zea se haya olvidado también de vuesamer­
ced y de sus servicios, pero tal vez no habrá escrito y cum­
plido sus encargos por falta de proporción u otra causa
justa, y deseo por su honor que así sea. Nada sé de nues­
tro Caldas, quien después de mis quejas consabidas no me
ha escrito, ni sé si ha recibido los libros y demás que le
he remitido. He tenido cierta oportuna ocasión para ha­
blar al Ministro Soler sobre sus conocimientos, trabajos y
viaje, y he empeñado al primo Conde de Casa Valencia a
efecto de que interponga su recomendación con otro Mi­
nistro, para que se le señale una pensión de mil pesos, por
lo menos, para que pueda continuar sus viajes y trabajos,
y se le agregue a esa Expedición Botánica, de cuyos resul­
tados, que espero sean favorables, avisaré a vuesamerced
a su debido tiempo.
Espero que vuesamerced me proporcione una copia del
nuevo trabajo que hacen los comisionados Talledo y Alva-
rez, sobre el plano de Humboldt. Lo más importante en
éste son los puntos situados sobre observaciones astronó­
micas de latitud y longitud, y todo lo que no sea examinar
por otras la exactitud de éstas, no es hacer un nuevo tra ­
bajo que sea importante.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo
CARTAS AL SABIO MUTIS 261

113.—Del original).
Cartagena, julio 10 de 1804.
Estimado amigo y dueño:
El viaje de Caldas al Chocó lo considero útilísimo a
esa Expedición Botánica, pues aquel país acaso es el más
rico de todo género de producciones naturales, enteramen­
te desconocido hasta ahora, y una parte principal de este
Reino, el no visitarlo cuando se hace de otros más distan­
tes y de menor interés, no me parece bien. Agregue a esto
lo importante que es levantar la carta geográfica de aque­
lla Provincia, particularmente en lo que comprende el
curso de los dos ríos, San Juan y Atrato, y el del terreno
que los separa, en que sería muy fácil abrir un canal, y la
comunicación para ambos mares.
No deteniéndose Caldas en Guayaquil, para donde debía
salir en junio pasado, en todo el año presente puede con­
cluir dicho trabajo, y estar en ésa en abril o mayo próxi­
mo, aun cuando éntre en el Sinú y vaya a Santa Marta, en
cuyas montañas hay muchos tesoros también desconocidos,
y que sería útilísimo recorrer. Lo que conviene es que
haga viajes con la rapidez y precisión que nuestro Barón,
que se deje de proyectos químicos y trate de los más exe­
quibles e interesantes.
En vista que no ha habido ningún resultado a la solici­
tud que vuesamerced hizo en ésa, en tiempo del señor
Mendieta, para su agregación a esa Expedición Botánica,
he escrito al Conde de Casa Valencia para que se interese
al intento con el Ministro Soler, y he representado a éste
lo conveniente con motivo de dirigirle ciertos papeles; si se
logra que le dé una regular pensión y que lo destinen a
esa Expedición, podrá continuar sus trabajos sin sernos
gravoso, y vuesamerced tendrá a quien confiar los suyos
sin riesgo de que se pierdan.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

J
262 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

114.—Del original).
Turbaco, octubre 29 de 1804.

Muy señor mío y mi estimado amigo:


La colocación nueva de Zea es seguramente muy nota­
ble, v más conociendo su carácter poco intrigante y corte­
sano. Yo la celebro, por él mismo, por lo que puede ser
útil a vuesamerced y a esa Expedición, y por el honor que
le resulta a vuesamerced y a ella misma. La conducta y
moderación de vuesamerced para con él, espero sean un
nuevo motivo para dar a vuesamerced las debidas pruebas
de su agradecimiento.
He visto con gusto la Memoria que vuesamerced me ha
remitido del viaje de Caldas a Malbucho. Hace ya sus
días que no me escribe, y no tengo otra noticia que la que
vuesamerced me da. Mi apoderado en Quito, don Pedro
Montúfar, de haberle pedido y entregado de mi cuenta,
últimamente, quinientos y más pesos para su viaje a Gua­
yaquil, para donde seguía. Según el contexto de la carta,
parece que había partido, pues me indica que desde allí
le había dicho le pediría algunas otras cantidades. No me
pesa el dinero, pero sí es notable su silencio. ¿Se parecerá
a aquel And.? Deseo que su viaje sea útil, y que las me­
didas tomadas para su colocación y subsistencia se logren
como espero, aunque después no lo agradezca. Está bien
me envíe el plan del nuevo camino de Malbucho, levanta­
do por dicho Caldas.
Las observaciones sobre la geografía de las plantas son
importantes, pues no hay duda que el conocimiento de los
terrenos y temperatura conveniente a cada una adelanta­
rán el cultivo y lo perfeccionarán, pero advierto algo de
sistemático ya en dicho pensamiento, y más cuando como
Caldas quiere reducir a él hasta la especie humana, que
siendo una en su origen, se halla en todas partes, y lo que
dice relativamente a los indios es equivocado, pues éstos
igualmente prosperan y se reproducen en los países bajos
y calientes que en los elevados y fríos, y aun estoy por los
CARTAS AL SABIO MUTIS 263

primeros, si hemos de dar crédito a la historia. La eleva­


ción de los terrenos relativamente a los climas podrá ser
conveniente al cultivo de las plantas, pero no podrá esta­
blecerse una regla general para todos los países, que no
sea falsa, como lo manifiesta la experiencia.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

115.—Del original).
Turbaco, diciembre 10 de 1804.

Muy señor mío y mi estimado amigo:


También he tenido carta de Balmis, desde La Puebla.
Me dice escribe a vuesamerced que el cajón de quinas que
de su orden le remití a La Habana, tenía aviso de su lle­
gada a Veracruz, y dispuesto lo dirigieran a Méjico, para
donde él partía.
Después de cerca de ocho meses de silencio, he recibido
carta de Caldas desde Cuenca, en que me dice algo de sus
trabajos botánicos, etc., pero nada de sus futuras ideas
de viaje o regreso a ésa. Miguel, en carta que recibí hace
dos correos, me dice haberme remitido vuesamerced el
plano del camino de Malbucho, que me ofreció, el que si
es cierto que me ha dirigido, no ha llegado a mis manos,
ni he tenido carta de vuesamerced después de la última
que le contesté, y ahora me avisa vuesamerced su recibo.
Creo tal vez estará equivocado con la Memoria, y espero
aquél para unirlo a ésta.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo
264 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

116.—Del original).
Cartagena, diciembre 20 de 1804.

Mi estimado amigo y dueño:


Tengo la Memoria de nuestro Barón sobre la salina de
Zipaquirá, y extraño mucho que haya hombres tan vanos,
no sólo para impugnarla, sino para ofrecer mejorarla.
Siempre sucederá lo que con el plano del río. Yo he en­
viado el que tenía sacado para Miguel, al Ministro, porque
allá no lo tienen y lo desean. El de Talledo irá tal vez
nunca, y el Barón, que supo en La Habana más de lo que
éste había hablado, no publicará el suyo hasta saber lo que
hay de verdad en el asunto. Espero será bien recibido, y
tal vez lograr cierta solicitud que he hecho en favor de di­
cho mi sobrino. De la que hice en favor de Caldas tengo
contestación del primo Casa Valencia, de hacer lo que
pueda, como consecución, y tal vez en el primer correo
habrá algún resultado, de que avisaré a vuesamerced como
tan interesado.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

117.—Del original).
Turbaco, marzo 20 de 1805.

Muy estimado dueño y señor:


Creo que hay mucha exageración en el número que
vuesamerced me dice de vacunados en este Reino, pues en
Cartagena no pasan de dos mil, y en el viaje, en Mompós,
Honda y otros pueblos del tránsito, el número cuando más
podrá ascender a cuatro mil.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo
CARTAS AL SABIO MUTIS 265

118.—Del original).
Cartagena, mayo 10 de 1805.

Mi estimado amigo y señor:


Caldas me dice ha enviado a vuesamerced su Memoria
sobre las quinas, de que espero me envíe una copia; y por
lo que me dice Miguel, la ha escrito muy de prisa, y lo más
sensible, la ha dado al Presidente de Quito para que la
envíe a España. Pienso decirle, mas que lo sienta, pues
me intereso por su reputación literaria, haga lo que decía
Horacio a los Pisones: Sy quid antem olim scripscrir, in
Metii descendat judiéis aures---- nommuy prematur in
anum.
José Ignacio de Pombo

119.—Del original).
Cartagena, mayo 30 de 1805.
Amigo y señor:
Tengo a la vista la favorecida de vuesamerced, del 19
del que acaba. Celebro su salud y le agradezco la remi­
sión de la Memoria de Caldas y planos que la acompañan,
que he recibido y visto con gusto. Que llame la Quina Roja
eminentemente febrífuga, y que asegure que las especies
que conocemos o tenemos en ésa son todas inferiores a las
de Loja, es contrario a lo que vuesamerced y Humboldt
nos han dicho, contra la experiencia y lo que observan los
buenos médicos. Creo que no ha visto desde luégo su Qui-
nología, y que cuando vaya a ésa y manifieste a vuesamer­
ced las colecciones y demás que lleva, tenga que rectifi­
car muchas cosas de las que dice en su Memoria.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo
266 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

120.—Del original).
Turbaco, julio 20 de 1805.

Muy señor mío y mi estimado amigo:


Dije al paisano Caldas que dejando por ahora todos sus
proyectos, se pusiese luégo en camino y dirigiese a ésa,
pues así lo deseaba y exigía vuesamerced, y convenía por
muchas razones. Para obligarlo a ello le negué el nuevo
auxilio que me pedía de $ 600, para la excursión que pen­
saba hacer en la Provincia de Popayán. Sobre los que le
he dado, que pasan de $ 3.000, no puedo hacerlo en el día,
en que sólo se gasta; llevo perdidos algunos miles y tengo
muchos hijos y otras atenciones.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

121.—Del original).
Cartagena, septiembre 10 de 1805.

Mi estimado amigo y señor:


El juicio que vuesamerced ha formado sobre el modo de
pensar de Caldas es el mismo que a mí me merece. Sus
gastos son efecto, en la mayor parte, de proyectos supe­
riores a sus fuerzas y de trabajos inútiles, por estar ya
hechos. Cuanto vuesamerced piensa hacer en su beneficio,
creo le será siempre reconocido. Su Memoria sobre las qui­
nas está en efecto escrita de prisa, y como tál, tiene sus
equivocaciones. Creo Jo que dice sobre la superioridad de
la Loja, pero no que ésta sea roja, ni especie distinta de
las cuatro determinadas por vuesamerced; fija el límite de
las quinas en el Hemisferio Austral, al 12° de latitud, y
en el Boreal a solos 5o. Esto, además de ser arbitrario, es
contra sus principios, pues habiendo las mismas elevaciones
y temperaturas a mayor altura, no hay inconveniente para
que las haya a igual altura en este Hemisferio. En efecto,
sabemos que en los montes de Ocaña, y en los de la Sierra
CARTAS AL SABIO MUTIS 267

Nevada de Santa Marta, que están a 10°, hay quinas. Un


amigo que quiere emprender allí cortes de éstas, se ha
empeñado en que yo le dé las necesarias noticias para co­
nocerlas, etc., con cuyo motivo estoy formando un pape-
lejo que verá vuesamerced.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

122.—Del original).
Cartagena, septiembre 30 de 1805.

Mi estimado amigo y dueño:


El papelejo que dije a vuesamerced hacía, en mi última,
insensiblemente ha ido creciendo, y puede ser útil para el
comercio de nuestras quinas; aún necesita de algunas adi­
ciones para ponerlo en limpio, y tal que sea, lo enviaré a vue­
samerced. Tengo noticia de un proyecto inicuo de estanco,
que es preciso combatir. Se hacen necesarias algunas pro­
videncias de policía del Gobierno para impedir la destruc­
ción de los montes y los fraudes que se hacen a los aco­
pios. Los datos que tengo de los que actualmente se hacen
en aquellos montes, ascienden a más de un millón de libras
anuales. Pueden establecerse otros con mucha ventaja en
los montes de la Sierra Nevada de Santa Marta y en los del
Chocó, en que supongo debe haber dichos árboles, y por
la facilidad de su transporte. Lo que importa es que sepan
distinguir no sólo las especies oficinales de las que no lo
son, sino también aquéllas entre sí, que no las mezclen y
las acondicionen mejor. La razón de que se vendan a do­
ble precio las del Perú, respecto de las de ésa, es porque
van en cajas y con el correspondiente aseo. La humedad
del cuero en que forran las nuéstras pierde una parte de
ellas, particularmente las que tocan el mismo cuero.
Después de la publicación de la obra de vuesamerced se
ha duplicado el consumo de la quina, y como ya ésta tam-
268 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

bién se gasta en muchos alimentos, como la canela, a me­


dida que su uso en éstos y en la medicina se propague, se
aumentará aquél para la sola población de la Europa, con­
tando sólo con la que se puede gastar en el uso médico,
son pocos dos millones de libras. Las que se colectan en el
otro Reino no llegan a 500.000 libras.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

123.—Del original).
Cartagena, octubre 30 de 1805.

Mi estimado amigo y señor:


Mi papel sobre quinas, aunque está en presente copiado
para enviarlo a vuesamerced, no me ha sido posible con­
cluirlo, pues habiéndome empeñado en combatir el des­
tructor sistema de estancos, con motivo del recientemente
propuesto para la quina, y tomado por objeto de comparación
el tabaco, como vuesamerced verá: para presentar los re­
sultados de este ramo de cultivo, librar a Inglaterra y a
Norte América, con relación a la agricultura, a la navega­
ción, al Erario, etc., he tenido que consultar diferentes li­
bros, formar estados, cálculos, etc., y compararlo con el
nuéstro, que está reducido al miserable producto de 300 o
400.000 que producen líquidos los estancos, con tánto per­
juicio de la prosperidad pública. La quina, si se estancase,
para que el Rey no saliese pensionado, habría que aumen­
tar su precio, en términos que sólo la comprarían los pu­
dientes .
En todo el curso de mi papel he dado a vuesamerced el
tributo de gratitud y alabanza que le deben todos los de
este Reino, de que ha sido vuesamerced padre en muchos
sentidos. Me hallé a la verdad embarazado cuando traté
el punto de estanco de la quina, sobre el partido que debía
tomar en orden a la administración que vuesamerced pro­
puso y tuvo.
CARTAS AL SABIO MUTIS 269

Dejar de hablar de ello no me parecía propio, y para


hacerlo como yo deseaba no tenía todos los datos. Con­
sultando las varias órdenes sobre quinas, éstas me suminis­
traron la prueba que yo deseaba esto es, que el pensamien­
to para hacerlo en este Reino fue, o de López, o más bien,
del Ministerio, y así dejando a vuesamerced libre de la
odiosidad que podría atraerle. Representado a un propo­
nente, y además bajo la idea patriótica de introducir en el
comercio, y hacer apreciar nuestras quinas con la salva­
guardia del Rey. Si hubiere tiempo, haré copiar y le remi­
tiré este fragmento de mi papel por el correo próximo,
para que diga lo que le parezca, sirviéndome de satisfacción
cuanto vuesamerced me dice sobre el particular, que coin­
cide con lo dicho, que no se opone a la verdad.
Deseara saber en qué año descubrió vuesamerced por
primera vez las quinas, pues yo no tengo otro dato fijo que
el que vuesamerced da en su informe al doctor Flórez, en
que asegura haberlas presentado en 76 al señor Guirior,
pero antes de esta fecha creo las conocía ya vuesamerced,
pues me parece se lo había escrito así a Nieto, y pedídole
muestras de las de Popayán. También quisiera que vuesa­
merced me dijera si es siempre constante que en los montes
se encuentran las quinas subiendo:
Primero la roja, después de la amarilla, después de la
naranjada; y la más elevada, la blanca. La proporción de
uno a mil en que se supone la naranjada respecto de las
otras, me parece desproporcionada a la que vemos se aco­
pia de ella, y deseo saber lo que vuesamerced últimamente
haya observado en esto.
Las diferentes calidades de una misma especie de quina,
además de la que resulta de las cortezas, creo sea efecto de
sus especies, y que éstas provengan de la mayor o menor
elevación en que han vegetado; y así la quina de un mismo
árbol, si es de corterón fresco, será más eficaz que la de
una rama delgada o canutillo; y la quina roja, cogida a 300
toesas de elevación, será menos eficaz que la que se tome
a las 800.
270 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Mis cálculos sobre su actual consumo en Europa y el


Norte de América los he regulado a razón de una onza
por cada seis hombres, y en los países del Africa y Asia, que
frecuentamos, y en que es conocido ya dicho específico, a
sólo una cuarta parte de dicha regulación, y llega con el
de América a dos y medio millones de libras, que son las
que con corta diferencia se acopian en este Reino y el del
Perú.
Si el uso de la quina se generalizase en toda el Asia y
Africa, según dicha primera calculación, se necesitarían
ocho y medio millones de libras anuales. Y aquellos dos
y medio millones ponen en la balanza del comercio de la
Nación, sobre cinco millones de pesos; ocupan un número
de buques y marineros de consideración, y dan un valor
al país bastante para fomentar la navegación interior, dife­
rentes ramos de agricultura o industria y de comercio.
Si se adoptase como ejemplo de esperar el método pro­
puesto por vuesamerced, de las preparaciones fermentadas,
como las que se hicieron en América con la corteza re­
ciente, serían mucho más eficaces y apreciadas; éste podría
ser un ramo de industria exclusivo como el mismo género,
y que daría inmensos productos a la América. A cuántos
llegarían éstos si se hiciese general el uso de la cerveza
profiláctica.
Todos estos puntos los he tocado en la parte relativa al
comercio, y por consiguiente, en la del cultivo y acopio
es necesario manifestar a lo que aquél pueda también ascen­
der, que es el estado actual de nuestros montes, la exten­
sión y las divisiones que se deben hacer para las distan­
cias, por lo que ocupan otros árboles, etc., para calcular hasta
dónde pueden extenderse los actuales acopios. En éstos
hay muchos defectos, que deben corregirse prontamente:
el de cortar los árboles y el de poner las cortezas en los
zurrones húmedos o mojados.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo
CARTAS AL SABIO MUTIS 271

1U.—Del original).
Cartagena, noviembre 10 de 1805.

Mi estimado amigo y señor:


Cumplo a vuesamerced la palabra que le di en mi ante­
rior, de enviarle copia del fragmento de mi papel en que
hablo de su administración de quinas y descubrimiento.
Conozco que no lo hago con la dignidad que éste y sus tra­
bajos por ellas merecen, pero a lo menos cumplo por mi
parte en la forma que mis cortas luces me lo permiten, con
una obligación que todos le debemos, y satisfago mis pro­
pios sentimientos. Otros lo harán debidamente en adelan­
te, pero tendré a lo menos el honor de haberlo intentado.
A lo que en el término que presento su propuesta admi­
nistración, le quito toda la odiosidad que se le podía dar,
y lo presento bajo su verdadero punto de vista.
Espero me dé vuesamerced las noticias sobre la época del
descubrimiento de las quinas para fijarla, y demás que le
pedí en mi anterior, que me hacen al caso para lo presente,
que aún tengo en embrión, sobre cultivo y acopio. A conti­
nuación de dicho fragmento va copiado el título del papel,
y también lo que comprenden los capítulos trabajados.
Creo que mis reflexiones sobre la fiebre amarilla, etc., que
tienen algo de originales, merezcan su aprobación, como
cuanto digo sobre las quinas, sistema de estancos y veedo­
res, cuyos particulares trato con alguna extensión, por ser
tan interesantes.
Las observaciones de Humboldt y de Caldas me dan los
datos necesarios para graduar en el estado actual de nuestros
montes, que es el de la Naturaleza, los productos o acopios
que se pueden hacer. Los inconvenientes para el consumo
actual, que he calculado, y para el que puede tener en ade­
lante, en que será necesario apelar al cultivo. Este conven­
dría que desde luégo se hiciese en aquellos montes que es­
tán avanzados a las costas o tienen a sus faldas ríos que
facilitan la exportación de las cortezas, para lo que me pa­
recen los más proporcionados los de la Sierra Nevada de
272 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Santa Marta, los de Ocaña, Quindío, Chocó, Barbacoas, Qui­


to, por el nuevo camino de Malbucho, Cuenca y Loja en este
Reino.
La base de los Andes, desde los 10° de latitud boreal,
hasta los 12° de latitud austral, es inmensa. He visto qui­
nas de Ocaña de las tres especies: naranjada, amarilla y
roja, muy buenas; se han llevado diferentes partidas a Es­
paña, y vendido las primeras con estimación. Subsiste aún
el capricho o iniquidad de condenar la roja, y combato este
absurdo como corresponde en el acápite de veedores. Tam­
bién he visto algunas muestras de quina roja de la Sierra
Nevada, embocaduras del Hacha y Santa Marta, y no dudo
hay allí, como en Ocaña, todas las especies oficinales, pues
hay las elevaciones y temperaturas que piden estos vege­
tales. Considerando bajo este principio toda la tierra, y la
misma zona bajo la cual se producen, y los Andes de esta
América, no hay parte alguna en que pueda cultivarse,
pues la de Africa, que se comprende dentro de dichas altu­
ras, no tiene las elevaciones necesarias, y además, el calor
allí es muy intenso a igual altura y elevación sobre el nivel
del mar, según atestiguan varios viajeros; y éste es un dón
de la Providencia para toda la América.
José Ignacio de Pombo

125.—Del original).
Cartagena, diciembre 10 de 1805.

Mi estimado amigo y dueño:


Tengo casi concluida la parte del cultivo de mi papel, sin
embargo que otras atenciones me han dejado poco tiempo
para dicho trabajo, y espero las noticias que pedí a vuesa-
merced para continuar su copia. Algo he añadido a la del
comercio, y en la relativa a extractos, pienso poner las dife­
rentes composiciones que hacen los extranjeros y que nos
vuelven a vender, de que se podían aprovechar mis paisa-
CARTAS AL SABIO MUTIS 273

nos para sacar de las quinas de sus montes algún provecho,


ya que por su distancia del mar y no estar corriente la na­
vegación de los ríos, por donde podían hacer sus extraccio­
nes, se lo impide.
He hecho diferentes cálculos para manifestar la altura
de las montañas de la Sierra Nevada, que son las más ele­
vadas del Hemisferio Boreal. Humboldt no las vio, y por
eso asegura en su Geografía de las Plantas, que es la mayor
la de Tolima en Quindío. Lo que dice Richard en su Dic­
cionario de Geografía, que se ven dichas montañas desde
el cabo Tiburón, en la isla de Santo Domingo, es un absur­
do, pues aun cuando se presumiese que la altura de aquella
montaña tuviese mil quinientas o más toesas sobre el mar,
resultaría que las de Santa Marta tendrían más de veinti­
cinco mil, pero pueden disputarla con las mayores del otro
Hemisferio.
Me han enviado últimamente del Hacha la adjunta mues­
tra de quina; dudo que sea de las especies oficinales, pero
es una nueva prueba de que las hay en dichas montañas,
además de las que cito, pues donde se encuentra una debe
haber las otras, si hay las elevaciones y temperaturas que
cada una exige. Dígame vuesamerced lo que le parezca de
dichas muestras.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

126.—Del original).
Cartagena, diciembre 30 de 1805.
Mi estimado amigo y dueño:
Contesto a dos favorecidas de vuesamerced, de 9 y 19 del
que acaba. Celebro su buena salud y que tenga la satisfac­
ción de que nuestro Caldas se halle ya a su lado, como
tánto deseaba. El está muy complacido también, según me

C a r t a s a M uti s— 18
274 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

manifiesta, y yo participo de las satisfacciones de todos;


¡ojalá me fuera posible disfrutar de su apreciable sociedad
y compañía!
Siento que no haya podido remitir las noticias que le pedí
y deseo para poner en limpio mi papelejo.
Veo con satisfacción el aprecio que le da al fragmento
que le remití, que sólo lo merece por el buen afecto que lo
ha dictado, y no porque desempeñe su objeto, que es supe­
rior a mis pocas fuerzas. De los señores Pabón y Ruiz, que
manifiestan tánto empeño en deprimir y desacreditar nues­
tras quinas, en los capítulos de su calidad, verdores y cul­
tivo, digo lo que corresponde, y hablo siempre con el
texto.
Ya empiezan en España a curar la fiebre amarilla con
quina, pero por un método verdaderamente bárbaro, pues
no solamente le hacen tragar al enfermo una libra de quina,
dentro de veinticuatro horas, sino que no distinguen las es­
pecies . Por fortuna, creo, que el que ha usado de ella no ha
tenido otra a mano que la amarilla, que por ser tan benig­
na, y tener, aunque en grado benigno, las virtudes de todas
las demás, ha producido los buenos efectos que se expre­
san, y han dado al público por orden del Rey, en Gaceta Ex­
traordinaria, que trae también La Aurora, de La Habana.
Creo que dos onzas de quina blanca fermentada, en el tér­
mino que vuesamerced prescribe, producirán el mismo buen
efecto. También vuesamerced verá en dicho impreso la es­
pecie de que dicha enfermedad no es contagiosa en una
choza, como lo es en una casa de importancia. Esto es ri­
dículo y me confirma en mis ideas sobre uno y otro.
Veo que ese don Jorge Lozano, por Real Orden, está
agregado a la Expedición, como vuesamerced solicitó, para
lo respectivo al ramo de zoología, y lo celebro. Cuanto más
se multipliquen los operarios, serán mayores los trabajos,
se difundirán más los conocimientos útiles, y saldremos más
breve de las tinieblas en que vivimos. Caldas, cuyo talento
y aplicación en general será útilísimo, y espero que Mi­
guel no sea un miembro ocioso. Le digo se aplique a la as-
CARTAS AL SABIO MUTIS 2 7 5

tronomía, cuyo estudio es tan importante como necesario


en esta América, tanto para conocerla como para adelantar
la misma ciencia y adquirir un nombre entre los sabios.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

127.—Del original).
Cartagena, enero 20 de 1806.

Mi estimado amigo y señor:


Con mucho gusto he visto la de vuesamerced, por la que
me manifiesta la de Caldas, y porque sus noticias siempre
me son muy apreciables. Creo que tengo aún más noticias
de las que vuesamerced me da de su descubrimiento, pues
nada me dice del papel que en 74 dirigió al Gobierno, dan­
do noticia de él, y se remitió por el Virrey Guirior al Mi­
nistro Arriaga.
Un amigo de vuesamerced y mío, don José Castillo, tenía
una copia en 78, en que se hallaba en Madrid, cuando López
llevó sus seis primeros cajones, y se la entregó a mi primo,
el Conde de Casa Valencia, que era Oficial de la Covachuela
de Indias, para que se buscase en ella el remitido por el
Virrey, e hiciese ver la mala fe de aquél, al Ministro, lo
que no consiguió, por haberse traspapelado desde luégo.
Sabía ya que en 72 tenía vuesamerced completo conocimien­
to de las quinas, pues así lo manifestó a Nieto en 73, cuando
le pidió muestras de las de Popayán, que llaman requesón
y papayudo, que son la blanca y la amarilla, y también hay
la naranjada.
Aprecio las noticias que me da del Padre fray Diego
García, relativas a las quinas de los montes de la Sierra
Nevada de Santa Marta, que coinciden con las mías y las
del señor Narváez. La muestra que envié a vuesamerced
del Hacha la tuve por quina, por las quiebras de la epi­
dermis de la corteza, pero no creí fuese de las oficinales.
276 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Lo que espero me diga vuesamerced es su concepto en


orden a la quina colorada de Loja, si es una especie dife­
rente de las cuatro determinadas por vuesamerced, como
aseguran Caldas y Tafalla, o sólo es una variedad de la roja.
En El Mercurio, número 17, de 15 de septiembre de 804, se
anuncia la llegada de noventa y dos descripciones de plan­
tas, y entre ellas la eficacísima Cinchona rubicunda o quina
colorada de comercio, especie muy diversa de las otras
quinas rojas del Perú y Santafé, cuya descripción y diseño
eran tan deseados. Son las palabras con que se explica el
redactor de El Mercurio.
Como creo lo sea todavía Zea, quien en su Memoria sobre
las quinas redujo todas las de los peruanos a las cuatro es­
pecies de veusamerced, esto me ha hecho dudar de si tendrá
razón nuestro Caldas, y deseo su determinación, para en
este caso variar lo que tengo dicho en mi papel sobre el
particular. Yo me he tomado la libertad de llamar Mutisia
la blanca, que vuesamerced llama Forastera, que creo la me­
jor de todas; y si nuestro Caldas tiene razón en cuanto dice,
bien se le podrá dar a aquélla el de Caldasia; ¿y por qué han
de tener este derecho sólo los botánicos?
Le incluyo una copia de mi descripción botánica de la
quina, para que me la corrija, y también las señales gene­
rales y particulares que doy a continuación, para facilitar
su conocimiento a toda clase de personas. Tengo las dudas
siguientes, y espero vuesamerced me las satisfaga:
l 9- ¿Los estambres están insertos debajo del pistilo, o
alrededor? ¿Son hipóginos o perigóneos, como digo en aqué­
lla? Si son hipóginos pertenecen a la clase 89 de Jussieu,
y no a la 99 Hace muchos años no veo la flor, no tengo
libro, ni hay aquí quien me saque de dicha duda.
29 ¿Son en efecto las semillas de las especies las quinas
que no son oficinales, lisas y sin alas, como me han asegu­
rado, y yo dudo, o las tienen como las oficinales?
39 ¿Qué novabilidad tiene la aserción de que las quinas
florecen dos veces al año, y en qué tiempo se hallan flore­
cidas en este Hemisferio?
CARTAS AL SABIO MUTIS 2 7 7

Espero en breve enviar a nuestro Caldas algunas obser­


vaciones de longitud y latitud de muchos puntos interesan­
tes de esta costa, la carta de ella y la del río Magdalena,
desde Barranca, en que comienza la del Barón, hasta el
mar de estos marinos, para que uniéndolas a los materiales
que tiene, y vuesamerced le haya dado allí, forme cuanto
antes la Carta Geográfica del Reino, que nos es interesante
y hace tánta falta. Sus trabajos astronómicos son muy útiles
y lo harán conocer y apreciar en Europa.
José Ignacio de Pombo

128.—Del original).
Cartagena, marzo 10 de 1806.
Mi estimado amigo y señor:
Celebro haya parecido a vuesamerced bien mi preámbulo
sobre la descripción botánica de la quina; en ésta hallará
vuesamerced mucho qué enmendar. También hay sus equi­
vocaciones y faltas en las señales para conocerlas en los
montes, que como escrita de prisa, no pude rectificar antes
de enviársela. La flor de la quina, particularmente la de la
blanca, tiene bastante semejanza en la forma con la de
azahar, pero ninguna con la azucena, como allí se puso, en
lugar de nardo, a quien dan aquí otro nombre.
He leído con mucha satisfacción en una gaceta america­
na un discurso al Congreso del Presidente Jefferson, de
diciembre último, en que hablando de la fiebre amarilla
confirma todas mis conjeturas, que he traducido y puesto
por nota en mi papel. Entre éstas hay una que da noticia
puntual del descubrimiento de las quinas por vuesamerced,
y pone de manifiesto el robo de López. Otra da la historia
del conocimiento de sus virtudes, hasta la publicación de su
Arcano, y las que después se han descubierto. También
hallará vuesamerced en ellas estados de las quinas de San-
tafé, enviadas a España, antes y después de 802; dos quin­
quenios de las del Perú y otras noticias curiosas.
278 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Muy ocupado debe estar mi paisano Caldas, pues no me


ha contestado a dos que últimamente le he dirigido. Veo
se ha servido vuesamerced agregarme a su sociedad sabia,
en la clase de correspondiente. Aprecio este honor, debido
a su amistad, pues conozco soy un miembro inútil.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

129.—Del original).
Cartagena, marzo 20 de 1806.

Mi estimado amigo y señor:


Envío a vuesamerced el epílogo de mi pequeño trabajo
para que forme vuesamerced concepto de él, ínterin lo nago
del todo, para lo que sólo espero la ofrecida corrección de
la descripción botánica que le remití, y la contestación a las
preguntas que le hice al mismo tiempo, pues por ella la
tengo detenida. También le incluyo copia de la nota 12,
en que hablo particularmente de su descubrimiento de las
quinas.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

130.—Del original).
Cartagena, abril 10 de 1806.
Mi estimado amigo:
Con la favorecida de vuesamerced del 29 del próximo
pasado, he recibido la corrección ofrecida a mi descripción
botánica de la quina, y satisfacción a las preguntas que le
hice, y deseaba para acabar de copiar y enviarle mi ofre­
cido papelucho.
José Ignacio de Pombo
CARTAS AL SABIO MUTIS 279

131.—Del original).
Cartagena, mayo 10 de 1806.

Por no haber tenido tiempo para corregir la copia de


mi papel de quinas, sacada para vuesamerced, no fue en el
correo pasado. Va en la presente valija, en una hoja de
lata, con forro de ......... , rotulada a vuesamerced, que se
servirá recoger. Lleva diferentes enmiendas y borrones,
que vuesamerced dispensará, pero no se ha podido sacar
otra mejor. Va enmendada la torpeza de haber colocado a
la quina en la clase 9^ de Jussieu, y he puesto entre ren­
glones lo que dice sobre su descubrimiento de minas de
azogue en Quindío y Antioquia, de que nada sabía. Se me
pasó decir algo de sus trabajos acerca de la inoculación,
que han salvado la vida a tántos. La vacuna los ha hecho
ya olvidar.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

132.—Del original).
Cartagena, mayo 20 de 1806.

Mi estimado amigo y señor:


He visto con gusto la favorecida de vuesamerced de 9
del corriente, y recibido l a .............del Reino, y Reales Or­
denes que con ella me acompaña, por que le doy las debidas
gracias. En el correo pasado le remití en una hoja de lata,
rotulado a su nombre, mi papel de quinas, y le avisé de ello
bajo cubierta de Llórente. Deseo saber lo haya recibido, que
encuentre en él algo útil para el trabajo que me dice tenía
entre manos, sobre aquéllas, y que me diga con franqueza
y amistad lo que le parezca dicho borrón. En él habrá visto
vuesamerced que a las especies de Caldas las supongo va­
riedades, como vuesamerced me dice y él ha reconocido; y
aunque en la nota segunda me inclino a creer sea especie
280 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

distinta la colorada de Loja, el sentir de Tafalla, de los bo­


tánicos del Perú, y aun de Zea, que supongo sea aún el
editor del dicho Mercurio, además de lo que dice Caldas,
me han inducido a ello.
Más claro que dicho Caldas hablo yo contra el profesor
Olmedo, aunque sin nombrarlo, cuando trato de la factoría
de Loja, y así es necesario, para que se conozca el yerro
cometido en dicho establecimiento, y se mude en los térmi­
nos que propongo. Se adoptaron en la Junta de Consulados
mis propuestas relativas al establecimiento de una escuela
de dibujo, otra de pilotaje y matemáticas en la nueva casa
del Consulado, además de la imprenta, y también la del
establecimiento de un Jardín Botánico, y profesor de esta
ciencia, para que dé lecciones de ella. Tiene la casa una
famosa huerta o solar propio para aquél, y capacidad sufi­
ciente en un piso bajo, y entresuelos muy espaciosos, frescos
y cómodos para todos los dichos establecimientos, y en el
piso principal se colocarán cómodamente todas las oficinas
del cuerpo, y habrá lo suficiente para la habitación del
Tesorero.
Se ha propuesto la votación de $ 1.000 a $ 1.200 para cada
uno de los maestros; que el de dibujo sea uno de los alum­
nos más adelantados de la Academia de San Fernando, que
traerá modelos, dibujos y demás necesario para el esta­
blecimiento, para lo que se dará la orden correspondiente
al apoderado en Madrid, al efecto de que suministre los fon­
dos necesarios, como también los correspondientes para la
compra de libros, instrumentos y demás necesarios a los
otros. Para maestro de pilotaje, hay aquí dos pilotos exce­
lentes, de la Expedición de Hidalgo, y Alvarez también se­
ría muy al propósito. El maestro de botánica deseara que
viniera de esa Expedición, y si a Miguel se le acomodara
dicho destino, sería muy al propósito.
Le escribo sobre el particular a efecto de que haga su
instancia en los términos que a vuesamerced le parezcan
mejor, y me la mande para remitirla cuando vaya dicha
propuesta al Rey, de cuya aprobación penden dichos esta-
CARTAS AL SABIO MUTIS 281

blecimientos. No han faltado bárbaros que lo critiquen, pero


yo tengo bastante filosofía para compadecerme de su igno­
rancia. La casa tiene una buena torre, y podrá en adelante
pensarse en un observatorio astronómico, que sería muy
útil, pues éste es un cielo casi siempre limpio.
Ha llegado últimamente a mis manos la adjunta muestra
de una corteza que llaman quina morada, y que a lo que
a mí me parece, por lo que se puede deducir de ella, no es
del género cinehona. Pero es de un mérito singular y com­
parable a la cochinilla, por los diversos y exquisitos tintes
que da. Puesta en infusión de agua por veinticuatro horas
una muy pequeña dosis pulverizada de dicha corteza, y des­
pués en ella, cualquier tejido de seda, lienzo o algodón, vein­
ticuatro, cuarenta y ocho y cincuenta y seis horas, se sacan
de la misma infusión los colores rosa encarnado y púrpura,
los cuales serán más o menos cargados y perfectos, según
se disminuya o aumente el tiempo dicho en que se tengan
en la infusión.
Envío a vuesamerced unos pedacitos de cinta teñidos con
la misma corteza, y espero que vuesamerced, haciendo las
experiencias dichas y otras, me diga qué árbol es, dónde
se produce, etc. Tienen la excelencia dichas tintas de re­
sistir a la lejía común, al jabón, aunque se den sin prepa­
ración alguna antecedente, lo que indica que tiene consigo
dicha corteza algún astringente. Se me ha asegurado que
la hay en los montes de Fusagasugá y en los de Ocaña.
Llórente puede tener conocimiento de ello, pues su corres­
pondiente en este alcázar ha hecho un acopio de una por­
ción de zurrones de dicha corteza, tal vez se la habrá remi­
tido él. Hace con ella misterio en todo, llevado por un
espíritu de codicia.
A Bustamante le he dado láminas y cuantas noticias ten­
go de las quinas oficinales, para que las hiciese buscar en
los montes de Sierra Nevada de Santa Marta, donde en el
día, varios de dicha, y el mismo Bustamante, tienen pro­
yectos de hacer acopios. También la buscan en los del
282 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Sinú. Ya se saca de los de Antioquia, y en breve la traerán


del Chocó, Darién y otros montes, donde es preciso que
las haya.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

133.—Del original).
Cartagena, junio 10 de 1806.

Muy señor mío y estimado amigo:


Hoy hace un mes remití a vuesamerced en valija mi papel
sobre quinas, que deseo saber haya recibido, y también lo
que le ha parecido el todo de él. He advertido después que
en la nota 10 hay las equivocaciones siguientes en el
cómputo del comercio de la América con la Península, al fin
del primer párrafo: donde dice “las islas en seis millones”,
debe decir “en ocho millones” . Las de Buenos Aires y
Chile “de seis a ocho”, debe decir “de cinco a seis” .
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

13í .—Del original).


Cartagena, junio 30 de 1806.

Mi estimado amigo:
He fijado en el sexto de dicho mío papel, el descubri­
miento de las quinas por vuesamerced en el año de 72, y
si en la nota 12 indico que desde el de 67 tenía vuesamer­
ced conocimiento de la blanca, esta noticia es conforme a la
que vuesamerced me dio en una de sus cartas, en que tam­
bién me habló de haberla visto, sin conocerla, el año de 61,
yendo con don Félix de Salas, con el Virrey Zerda, de que
tuve por conveniente no decir nada, y sólo indiqué de paso
aquella otra noticia, sin expresar de dónde la había tenido,
por no considerarlo del caso.
CARTAS AL SABIO MUTIS 283

Celebro que mi concepto de que todas las quinas de


Caldas sean variedades, incluso la colorada de Loja, como
ya lo he dicho en mi Memoria. Pero esto no rebaja el
mérito y aprecio de aquella quina, y la preocupación que
hay a favor de ella sea acaso muy conveniente para que
se dé principio al cultivo de dicho vegetal. El trasplante
de dicha variedad a nuestros montes siempre lo considero
útilísimo, no sólo en razón de promover el cultivo, sino que
considero a dicha variedad la virtud más eficaz en su es­
pecie. Su corteza está más cargada que la nuéstra naran­
jada: sus estambres son más largos, y acaso tendrá otras di­
ferencias que cuando no sean bastantes a constituir, como
vuesamerced juzga, una especie diferente, pero sí una va­
riedad bien determinada.
Vuesamerced guardó silencio cuando le consulté sobre el
particular y le comuniqué la opinión de Tafalla sobre dicha
quina, y lo que creía respecto a la de Zea, que la publica­
ba. Respetando yo su silencio, sin alterar en nada lo que
tenía dicho en el texto, expuse en la nota 2^ algunos con­
ceptos, los cuales, aunque dicha quina colorada no sea sino
una variedad, merecen examinarse, tanto para fijar los lí­
mites de cada especie como el orden en que están colocadas,
en que creo se padece equivocación, suponiendo a la na­
ranjada inmediata a la blanca, y parece debe estar entre
la roja y la amarilla, como en dicha nota lo indico. Verifi­
cada esta degradación de tintas, según la elevación y tem­
peratura en que vegetan las quinas, podrán deducirse no
sólo pruebas reales o señales para graduar el mérito de las
variedades de cada especie por el color de sus cortezas, sino
que de la combinación y mezcla de éstas en el uso médico
podrán sacarse resultados importantes que ahora igno­
ramos .
Dicho mío papel ya ha corrido en la forma que le envié
a vuesamerced, y se han sacado en ésta una porción de
copias. He enviado una por medio de un barco neutral que
sale mañana, a nuestro amigo Humboldt, que se halla en
Berlín, donde a solicitud de la Academia de Ciencias y de
284 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

su Soberano se imprime su viaje americano en alemán y


en francés. También la envío al Ministerio de este Consu­
lado, y no obstante sus defectos, espero sea de alguna uti­
lidad .
He hecho diferentes experiencias con la corteza que llamo
de grano y que envié a vuesamerced. No me dice cómo se
llama, pues el nombre vulgar de Quina Carmín es ridículo.
Voy a decirle a vuesamerced en pocas palabras algunos de
sus resultados: una parte de esta corteza basta para dar
color a 300 de agua, y sacar los mismos colores de las
últimas infusiones que de las primeras; a proporción que
se introducen en el agua y sacan de ella. Apenas tintados,
pierde ésta su color, y salen más bajos los que se introdu­
cen últimos.
Los colores de la corteza natural, de los secados a un
calor de 32°, y de la tostada, disminuyen mucho, en térmi­
nos que la última da un color que sale muy bajo, después
de tener en la infusión decantada los objetos ciento o más
horas; para sacar un rosado o púrpura perfecto, los objetos
que se tiñan deben tener antes un baño de quina roja, en
cuya infusión decantada hayan estado lo menos cincuenta
horas. La seda y la lana cogen mejor el color que el lino
y el algodón, si no se les da a éstos baño de alumbre, y con
el de quina cogen uno y otro el color morado. Cuanto más
tiempo se tengan en la infusión las partes que se tiñen,
saldrán éstas más cargadas de color y quedará aquélla más
clara.
José Ignacio de Pombo

135.—Del original).
Cartagena, agosto 10 de 1806.

Mi estimado amigo y señor:


A propuesta mía, y teniendo presente la generosa oferta
de vuesamerced y patriotismo, se ha nombrado a Caldas
para el reconocimiento de los caminos proyectados por este
CARTAS AL SABIO MUTIS 285

Consulado, con grata aprobación, y la particular de este


Gobernador, que presidió el acta y oyó leer con gusto mi
informe sobre el particular. Este se lo remití íntegro a dicho
Caldas, y la parte conveniente de propuesta, ruta, etc., al
Virrey. Véalo vuesamerced para formar el debido juicio
de la expedición y de su importancia, a pesar de estar re­
ducida a cortos límites. Le escriben a vuesamerced sobre
el particular Prior y Cónsules, a nombre del Cuerpo. El
honor de éste se halla comprometido por intrigas, y es ne­
cesario manifestar la verdad de las cosas, lo que sólo con
dicho reconocimiento puede lograrse.
Se ha negado repetidamente el Gobierno a nombrar un
ingeniero, como se le había propuesto para el efecto, y se
ha dado una queja porque no se dieron $ 25.000 al señor
Pardo, para su disparatado proyecto del camino del Cara-
re, que ha causado tántos males a ese Reino, y que sólo el
brazo poderoso del Soberano puede hacerlo permanente, y
el de Dios saludable, según se manifiesta en el análisis del
expediente de dicho camino. Yo espero, y le suplico por
mi parte, que vuesamerced tome bajo su protección esta
importante empresa, de que resultarán al Reino ventajas de
todo género, que harán honor a vuesamerced, al comisio­
nado y al Cuerpo que lo ha nombrado.
Se ha dejado al arbitrio de dicho Caldas el tiempo y orden
de la renta, como el que haga las alteraciones y m uta­
ciones que tenga por convenientes, y se da orden a aquel
Diputado para que le dé el dinero necesario para empren­
derla; y a todos los del tránsito se expedirán las corres­
pondientes. Para su proyecto de la carta geográfica le será
muy útil dicha comisión, y también para esa Expedición
Botánica, para la agricultura, comercio y navegación inte­
rior, y para todos los ramos de la prosperidad pública.
Basta esto para que vuesamerced la tome bajo su protec­
ción, y el ser cosa mía para que empeñe a Caldas en su
ejecución. Se da cuenta al Rey desde luégo de dicho nom­
bramiento, y demás, porque así es necesario para desva­
necer el nublado que con artificios y cautelas allí se ha le-
286 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

vantado contra el Consulado. Este encargo no separará a


Caldas de vuesamerced, pues siempre lo tendrá a la mano
en cualquiera ocurrencia.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

136.—Del original).
Cartagena, agosto 20 de 1806.
Mi estimado amigo y dueño:
Veo el juicio de vuesamerced de que la quina colorada
de Loja es una variedad de la naranjada. Así lo he creído
yo y lo digo en la nota 2^ de mi papel. En la copia del que
le remití hay muchas faltas de ortografía, repeticiones de
palabras, etc., que convendría enmendar en la que vue­
samerced ha mandado sacar.
Mucho celebraré que antes de la salida de Caldas a la
excursión que me dice iba a hacer en aquellos montes,
hayan llegado los papeles que le remitieron en el correo
pasado, para la comisión de reconocimiento de caminos de
que hablé a vuesamerced en mi última, pues en este caso
habrá vuesamerced cambiado de plan y combinádolo con
el de dicha comisión.
Está hecho ya el arreglo de la nueva casa del Consulado
para los propuestos establecimientos de imprenta, escuelas
de dibujo, hilado, pilotaje, jardín botánico y lecciones de
dicha ciencia, de que se dará cuenta al Rey en primera
ocasión segura, con remisión del plano, perfil y alzada de
la casa, avalúo, etc., para su aprobación y nombramiento
de los profesores que hayan de hacer dicha enseñanza, pro­
poniendo se pongan bajo las reglas que tienen dichos esta­
blecimientos en el Consulado de Barcelona. En adelante se
pensará en un observatorio astronómico, estudio de mi­
neralogía y de química, que serían útilísimos. Vale más
que se gaste el dinero en sostener estos establecimientos,
que en otras cosas de menos utilidad, como se ha hecho.
José Ignacio de Pombo
CARTAS AL SABIO MUTIS 287

137.—Del original).
Cartagena, septiembre 10 de 1806.

Mi estimado amigo:
Deseo que Caldas concluya la expedición en que está em­
peñado, y que emprenda cuanto antes la del Consulado, en
que puede reunir tántos objetos importantes y tan necesa­
rios al bien general del Reino.
José Ignacio de Pombo

138.—Del original).
Cartagena, octubre 10 de 1806.
Mi estimado amigo y señor:
Yo celebro mucho haya sido tan de su aprobación mi
propuesta y plan de viaje para el reconocimiento de los
caminos y ríos de este Reino. Estoy conquistando al amigo
don Manuel Castillo, Capitán de Fragata, y uno de los Ofi­
ciales de la Expedición de Hidalgo, para que se haga cargo
de ir a levantar el plano del arrastradero de San Pablo.
Si consigo el que se determine a ello, el plan que pienso
proponer es que vaya por Atrato, éntre por el Quibdó y
quebrada de San Pablo, al arrastradero dicho, baje por el
río San Juan al puerto de San Buenaventura, venga por
la costa de Cupica, y de allí por tierra hasta el embarcadero
de Naipí o Napipí, salga por el Atrato, y dejando éste éntre
por el Bebará, en Antioquia, que es navegable hasta cerca
del pueblo de Urrao, que dista sólo una jornada escasa de
dicha capital, pase a Medellín, y de allí venga por el nuevo
camino al puerto de Nare, salga al Magdalena y regrese
hasta el Real de la Cruz, y de allí, por el dique, a ésta.
Así tendremos la carta de todos los ríos dichos, la del
arrastradero con las nivelaciones de las aguas del San Juan
y quebrada de San Pablo, para determinar con cuál de ellos
debe hacerse el canal, su posibilidad, costo, etc., su sitúa-
288 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

ción en longitud y latitud de los puertos de Buenaventura y


Cupica, como ya Quibdó, Antioquia, Medellín, etc., tendre­
mos el plano de los caminos de ésta a Nare, y de aquélla
a Bebará, y también el respectivo al de la Real de la Cruz,
y ciénaga de Zanacuare al Dagua. Estoy persuadido que
sería más conveniente, menos costoso y seguro dirigir dicho
canal por aquel pasaje, desde Roldán, que por el que tiene
en el día adoptado por el ingeniero. Sigue el trabajo del
canal de Flechas, y quedará concluido en todo el año próxi­
mo. La gran dificultad que se encuentra para todos estos
útiles proyectos es la falta de fondos, pero cuando falten
absolutamente se ocurriría al arbitrio de un empréstito, y
yo daré el ejemplo.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

139.—Del original).

Cartagena, noviembre 10 ele 1806.

Mi estimado amigo y dueño:


Estoy muy desagradado con la inoportuna contestación
de Caldas al Consulado, sobre la comisión consabida. Ma­
ñana se verá en la Junta, a la que no puedo ni quiero asis­
tir, y es regular la miren como ella exige. El Virrey ha
salido con otra igual por diferente estilo, y el Diputado
no ha tenido siquiera la atención de contestar hasta ahora.
Veo que todos conspiran a que no se verifique una empresa
tan útil, y así, amigo, no hay tiempo más perdido en este
país que el que se emplea en promover el servicio pú­
blico .
José Ignacio de Pombo
CARTAS AL SABIO MUTIS 289

1)0.—Del original).

Cartagena, diciembre SO de 1806.


Mi estimado amigo, dueño y señor:
Habiendo pedido informe a mi solicitud al Gobierno de
Antioquia sobre el nuevo camino por Urrao al Bebará y
río Atrato, lo he enviado muy favorable, con un plano; y,
sin embargo de que salgo del Consulado en este año, quedo
con el encargo de promover este particular y otros de que
me he hecho cargo, y veremos lo que se pueda hacer en ser­
vicio público.
José Ignacio de Pombo

1)1.—Del original).
Cartagena, febrero 10 de 1807.
Muy estimado amigo, dueño y señor:
Hasta ver por dónde resulta ese Jefe, o que venga la
resolución de la Corte, nada se puede hacer en el proyecto
del reconocimiento propuesto sobre caminos, y entonces se
determinará lo más conveniente sobre su excursión por
Caldas, u otro. Nada he querido decir a éste sobre su irre­
gular contestación al Consulado, por no darle ni tomarme
este mal rato, y aunque ahora le escribo, no me detengo a
hablarle del asunto.
Habiendo remitido a mi amigo don Sinforoso una copia
de mi papel de quinas, que me había pedido, y tengo aviso
ha recibido, habiendo notado en ella algunas equivocacio­
nes o erratas, con que habrá ido la que envié a vuesamer-
ced, le incluyo una nota de ellas, para que la haga corregir.
También le acompaño copia de una Advertencia que he
puesto en dicha copia, para que lo hagan en la suya, porque
es muy interesante.
A instancias de este Consulado, aunque ya fuera de él,
por haber cumplido mi bienio, estoy encargado del arreglo
C artas a Mutis— 19
290 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

de bogas en el Magdalena y ríos dependientes; del proyecto


del camino nuevo de Antioquia al Atrato; y del informe pe­
dido por el Rey sobre extinción de los estancos de aguar­
diente y tabaco, libertad de todo derecho a los frutos de
nuevo cultivo, conclusión de alcabala, diezmos y de todas
las trabas que obstruyen la agricultura en el Reino.
Ya ve vuesamerced qué campo tan vasto se presenta para
hablar en beneficio público a uno que tuviera los necesa­
rios conocimientos y patriotismo; haré lo que pueda, y es­
pero que vuesamerced me suministre cuantas noticias, ideas
y documentos conduzcan al intento en todos los ramos del
Gobierno. En el presente correo se envía por el Consulado,
al Virrey, un proyecto mío para el mejor arreglo en la di­
rección de los correos del Reino, establecimiento en ésta de
un directo por Atrato para Antioquia, el Chocó y Panamá,
y fundación de algunos pueblos en aquel río interesante.
Manténgase, etc.
José Ignacio de Pombo

Í42 .—Del original).


Cartagena, marzo 10 de 1807.
Mi amigo y señor:
Lastra aún no ha salido de ésta, con motivo de tener pen­
dientes algunos asuntos judiciales. Me dio a leer última­
mente el discurso de Zea, dicho cuando la apertura de un
estudio de botánica, de que vería vuesamerced un extracto
en El Mercurio. Le incluyo copia de lo que dice suprimió
en su lectura, por no ofender a sus émulos con las ala­
banzas debidas a vuesamerced, y dos de sus notas, con que
ha impreso últimamente dicho discurso. Divide la botánica
en conservadora y en conquistadora. La idea es excelente,
pero altisonantes e impropios los términos con que las de­
nomina. Descriptiva y filosófica me parecen más propios.
Dice que la segunda aún está en mantillas; que vuesamer­
ced ha hecho muchos adelantamientos en ella, y según ad-
CARTAS AL SABIO MUTIS 291

vertirá en su última nota, se ha propuesto dar un sistema


sobre ella en su curso. No hay duda que lo que más intere­
sa es conocer las virtudes y usos de las plantas; y que se
sabe esto muy poco en algunos, y nada en los más. La em­
presa es tan importante como difícil; veremos cómo la des­
empeña, y siempre tendrá el mérito de haberlo intentado,
aun cuando no logre el acierto.
José Ignacio de Pombo

143.—Del original).
Cartagena, junio 20 de ISO7.

Mi estimado amigo, dueño y señor:


Desde el 5 del corriente llegaron a ésta, sin avería, los
cuatro cajones de quina y demás'que vuesamerced se sir­
vió rem itirm e. He tenido el mayor gusto en ver las láminas
de aquéllas, que incluían, y son de lo más bien acabado y
perfecto que puede darse. Aun cuando la Flora de vuesa­
merced no tuviese otro mérito que el de haber separado
con tánta inteligencia las especies y diferencias de éstas en
el género cinchona, sería muy recomendable, y bastaría a
eternizar su memoria.
Son exquisitas todas las quinas que me ha remitido, y de
lo mejor que he visto de cada especie; y no dejaré de ha­
cer con ellas algunas experiencias, y contribuir como yo
pueda a hacerlas conocer, distinguir y apreciar debidamen­
te. Doy a vuesamerced mil gracias por todos estos dones, y
demás con que su generosidad los ha acompañado, que han
llegado igualmente buenos.
Me ha causado particular satisfacción la lectura del papel
de Mr. Alibert, que vuesamerced se sirvió remitirme, pues
veo adoptadas por este sabio, médico y químico, todas las
ideas de vuesamerced sobre la diferencia de especies de las
quinas, sus virtudes, aplicación y modos de obrar (excepto
en esta parte la amarilla), y comprobado por experiencias
292 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

físicas y químicas, no sólo su sistema, sino también la bue­


na cualidad de las de este Reino, en nada inferiores a las
del Perú.
Le agradezco mucho la remisión de dicho escrito, y ha­
biendo advertido en él algunas equivocaciones u omisiones
de palabras que alteran el sentido, lo he anotado en el
adjunto papel para que me haga el favor de enviarme su
corrección correspondiente. Cuando Pabón y Ruiz hayan
visto dicho papel, se habrán avergonzado de la multitud de
necedades que han estampado en su Quinología y Flora,
sobre las quinas. Convendría que el amigo don Sinforoso
hiciera imprimir su traducción en La Habana, quien la
considera muy útil para el comercio de este género en el
Reino, o que vuesamerced la hiciera imprimir en ella.
Aunque de un mérito inferior, va por correspondencia
la adjunta propuesta o informe que he dado a esta Junta
de Consulado, sobre el expediente del camino de Antioquia,
para que se nombre una comisión para su reconocimiento, el
de los ríos del Chocó y otros, cuyo proyecto ha merecido
la aprobación del señor Hidalgo, quien se ha ofrecido a
realizarlo desde luégo, franqueando los individuos e instru­
mentos de su comisión que sean necesarios para ello, como
el Virrey lo mande, pues no puede hacerlo sin este requi­
sito .
Con este motivo se le envía a ese Jefe, con la corres­
pondiente representación; pero en vista de la herejía po­
lítica que últimamente ha proferido, de que el desgraciado
proyecto del camino de Puente Pardo es preferible a la
obra del canal del dique; de que tiene entorpecida la co­
misión de Caldas; y del desafecto que profesa a dicho cuer­
po, no será extraño desatienda un proyecto tan importante,
que si no se aprovecha la actual coyuntura, acaso se pasará
un siglo sin que se presente otra. Después de que vuesa­
merced vea dicho papel, hágalo leer a Caldas y a mi her­
mano, quien le habrá dado otro que le remití, sobre estan­
cos, que aunque trabajado de prisa, no está malo.
CARTAS AL SABIO MUTIS 293

Le envío una nota de las obras que se imprimían, de


nuestro Humboldt, sacada de un periódico literario inglés,
de 805, y que deben haberse publicado. Al pie de ella va
la elevación de los montes de Buen Tiempo y de San Elias,
medidos por Malaspina en la América del N. O., para que
los ponga en mi tabla de montes, en el papel de la quina.
En primera ocasión de conductor enviaré a vuesamerced los
viajes de Magallanes, de Córdoba, y el de las goletas Sutil
y Mejicana al estrecho de Fuca, con sus atlas, que son muy
interesantes. En uno y otro se dan noticias de los que se
han hecho anteriormente, y sus cartas son excelentes.
José Ignacio de Pombo

lh).—Del original).
Cartagena, septiembre 10 de 1807.

Mi más estimado amigo y dueño:


Pedí a Jamaica, entre otros instrumentos, para Caldas,
un horizonte artificial, y no habiéndolos en dicha, se en­
cargaron a Londres. Como últimamente se ha prohibido
aquel comercio, temo que aunque vengan, no puedan traerse
sin riesgo de que se pierdan, y lo sentiré mucho.
José Ignacio de Pombo

1)5.—Del original).
Cartagena, abril 30 de 1808.

Mi más estimado amigo:


Al mismo tiempo que he tenido la desagradable noticia
de la enfermedad que ha afligido a vuesamerced última­
mente y del riesgo en que se ha visto, recibo la muy pla­
centera de hallarse fuera de peligro y libre de dicho mal.
Cuídese vuesamerced mucho, amigo mío, y crea que su vida
es muy interesante al bien de esta América. No emprenda
294 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

nuevos trabajos, arregle y ordene los que tiene hechos, y


déjelo así declarado en su testamento, pues de lo contrario,
con perjuicio de su gloria, de las ciencias y del Reino, parti­
cularmente, serán éstos usurpados, y perdidos, si caen en
manos de idiotas. Ojalá que vuesamerced tuviera tiempo
para duplicar los que ya tiene cumplidos, y me creyere dig­
no de hacerme su depositario, y de sus intenciones, que yo
le aseguro a fe de buen amigo, que éstas serán cumplidas
y aquéllos no serán defraudados.
Yo sigo con una salud intercadente, bastante afligido a
ratos del pecho, con continuos desvelos y falta de fuerzas.
Hasta donde me lo permiten éstas y las precisas atenciones
de los hijos y de los negocios, llevo adelante mi trabajo
sobre el plan de reforma del Reino. Después de haber ma­
nifestado las ventajas naturales de éste, en su situación,
climas, ríos navegables, etc., en sus producciones en los
tres reinos, y en la disposición de los hombres, lo hago de
los pocos medios, y muchas atenciones del Gobierno para
poder disponer lo conveniente a aprovecharlos. Puntualizo
los diferentes obstáculos de todo género que se oponen a
su felicidad, y entro después a proponer lo más conveniente
a su remedio.
Empiezo por un análisis del verdadero sistema colonial,
en que manifiesto las leyes o principios fundamentales que
lo constituyen para que sean útiles a la Metrópoli, a las Co­
lonias, y prosperen éstas. Hago una verdadera pintura del
estado de las Indias, de su incultura, miseria, opresión y
aniquilamiento; y hallo el origen de todos estos males en
el tributo; propongo su extinción y manifiesto las ventajas
que de ella reportará al Fisco, si al mismo tiempo se da a
dichos hombres la educación conveniente. En el plan de
éstas lo hago de escuelas de primeras letras en todos los
pueblos, de dibujo en las capitales, de seminarios regula­
res y conciliares en los mismos y en algunos otros pueblos,
de universidades públicas en Quito y Santafé, de colegios de
enseñanza para niños en los pueblos más grandes, de so­
ciedades patrióticas y periódicos en todas las Provincias.
CARTAS AL SABIO MUTIS 2 9 5

Para todos y cada uno de estos establecimientos propongo


arbitrios suficientes, sin gravar el Erario; y el método, ense­
ñanza y régimen más convenientes.
Después hablo del mejor medio de reducir a la vida civil
a los indios bárbaros, y de mejorar la suerte de los negros
esclavos, cuyo comercio, para felicidad del género humano,
se puede considerar ya extinguido desde el presente año.
Entro después con los pobres, que divido en varias suertes,
y propongo la creación de hospicios en todas las capitales
y algunos otros pueblos, y los medios de formarlos, etc.;
el de hospitales, asunto vasto e importante en que he apu­
rado el discurso para manifestar los perjuicios de su falta,
para dotarlos convenientemente en todas partes, proveerlos
de médicos y de cirujanos competentes, y darles un régimen
conveniente. Después trato de mejorar las cárceles, de fun­
dar nuevas poblaciones, e inicio las más necesarias, y de dar
destino y ocupación a los vagos y ociosos.
Luégo entro en el laberinto de las formalidades y trabas
que oprimen la agricultura, la minería, la nevagación y el
que oprimen la agricultura, la minería, la navegación y el
a éstos deben seguir la multitud de abusos que piden re­
forma. Pienso proponer muchos otros establecimientos,
como el de Consulados en Guayaquil y Panamá, el de un
apostadero de marina y astillero en San Miguel del Sur
del Darién, en la erección de Capitanía General indepen­
diente el Reino de Tierra Firme, y de Virreinato el de Quito;
en la de Obispados en Antioquia, Pamplona, Barbacoas y
Guayaquil.
Crea vuesamerced, amigo, que es muy juiciosa la reflexión
del sabio Campomanes, de que no hay tánta falta de hom­
bres ni de medios para llevar al efecto las obras más gran­
des, como necesidad de escoger los primeros y usar debi­
damente de los segundos. Yo he tocado esto último, pues
he hallado para todo medios oportunos.
En el plan de las universidades, en que tuve a la vista el
de vuesamerced para el estudio de medicina, después de
adoptarlo para lo que es el número de cátedras, sin olvidar
296 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

las de química, historia natural, con separación de ramos,


matemáticas sublimes y respectivos establecimientos, no he
hecho uso de ninguno de los arbitrios que vuesamerced hu­
biese en su plan, ni del que propone del fondo de hospitales,
para dotarlas, pues he hallado otro más sencillo, más propio
y productivo que ninguno de aquéllos; y lo mismo me ha
sucedido para dotar completamente los seminarios, las es­
cuelas de primeras letras, dibujo, las sociedades, etc.
No me olvido de los canales, caminos, ríos, navegación,
cartas geográficas, y espero que no faltarán arbitrios para
todo. Al fin trataré de los estancos de aguardiente y taba­
cos, y del medio de extinguirlos, sin perjuicio de la Real Ha­
cienda, y en beneficio del público, cuyo trabajo también
tengo hecho en la mayor parte. A éste pienso añadir una
descripción particular de esta Provincia, para dar en pe­
queño una muestra del Reino y resumir así lo anteriormen­
te expuesto. Tal es mi plan y lo que tengo ya hecho, que
comunicaré a vuesamerced para que vuesamerced me diga
lo que le parezca.
José Ignacio de Pombo

146.—Del original).
Cartagena de Indias, junio 30 de 1808.

Celebro mucho sea de su aprobación el plan que le co­


muniqué sobre el trabajo que tengo entre manos, que co­
nozco es superior a mis fuerzas, pero tal cual sea, espero
sea útil al Reino y a toda la América.
La quina que conocen en España con el nombre de ca-
luaya, es la que se colecta en los montes de la Provincia de
La Paz, en el Virreinato de Buenos Aires, y se halla a los
17° de latitud austral, error en que me hizo incurrir Cal­
das, que en su memoria asegura no haberla en aquel Hemis­
ferio, sino hasta los 12°, y que yo adopté en mi papel, sin
tener presente que el doctor Crespo había dicho sobre dicha
quina, en uno de sus escritos insertos en El Mercurio Pe-
CARTAS AL SABIO MUTIS 297

ruano, que he advertido después, y error que no es fácil co­


rregir en aquél sin alterar mucha parte de su contexto y
cálculos fundados sobre aquel dato, y que convendrá salvar
por tanto en una nota.
Cada día estoy más persuadido de que los botánicos del
Perú no saben ni la parte práctica de la botánica, pues sus
errores en confundir los géneros, y su facilidad en mul­
tiplicar las especies así lo prueban; y el amigo Humboldt
era de este sentir. No he visto la Memoria que publicaron
contra Zea, estando éste en París. Si vuesamerced tiene
duplicado de una y otra, le estimaré me las remita, pues
deseo leerlas.
Don Sinforoso llevará el Almanaque Astronómico del
año próximo, para ese observatorio. Ya habrá vuesamerced
visto el trazo del Magdalena, levantado por estos marinos,
desde su boca, hasta Barranca, que envié a Caldas. Este
me dice para tener el de todo el río hasta su origen, el
pedazo de Honda a Bogotá, que sería conveniente dispu­
siera vuesamerced lo fuese a levantar luégo.
José Ignacio de Pombo

lkl.—Del original).
Cartagena, julio 10 de 1808.

Mi estimado amigo y dueño:


He leído la crítica que hace Ruiz a Bonpland, inserta
en El Mercurio, de junio del año pasado, en que repite las
falsedades de López contra vuesamerced, que caracteriza
de demostraciones. Creo que su compañero Tafalla haya
visto una copia de mi papel de quinas, que ha ido a parar
a Lima, y que ha merecido el mayor aprecio del doctor don
Hipólito Unanue, según me lo ha manifestado, escribién­
dome de oficio, con las expresiones más lisonjeras y exci­
tándome a que lo haga imprimir. Es regular que dicho
Tafalla lo desengañe de aquel error, pues las que yo doy en
el descubrimiento de vuesamerced, sí son verdaderas de-
298 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

mostraciones. Allí se anuncian las sesenta especies de qui­


nas descubiertas ya por dichos botánicos del Perú, desde
los 12° de latitud sur, hasta Quito, de modo que si exploran
los montes que le faltan de aquel Hemisferio, hasta los 17°,
llegarán a ciento sus especies; y si vinieran después a éste,
acaso hallarían otro número igual, de modo que para sólo
conocer el género cinchona, sería necesario casi tanto tiem­
po como para todos los demás que comprende la botánica.
Más ridicula que esta multiplicación son los nombres y se­
ñales con que las distinguen y caracterizan.
José Ignacio de Pombo
CORRESPONDENCIA OFICIAL
148.—Del original).
Conociendo el Excelentísimo señor Virrey que la con­
tinua aplicación de vuesamerced al estudio de la naturaleza
le ha dado aquellas luces que disciernen lo aparente falso
de lo verdadero, habiéndole presentado don Sebastián Ló­
pez los específicos que incluyo en la letra A B, me manda
Su Excelencia pasarlos a vuesamerced para que informando
sobre su calidad, pueda resolver en asunto que interesa
tánto a la salud pública.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Santafé, 14 de agosto de 1776.
Francisco Iturrate
Señor doctor don José Mutis.

Archivo Nacional. Bogotá—V irreyes, Tom. II, Fol. 48.

149.—Del copiador).
De orden del Excelentísimo señor Virrey, se ha remi­
tido porción de quina de la marca A y B a las boticas de
don Juan de Dios, de esta ciudad, y de don Antonio Go-
rraes, a fin de que aplicando vuesamerced una y otra a los
enfermos que asista y necesiten dicho específico, pueda
después informar a Su Excelencia sus efectos.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Santafé, 14 de octubre de 1776.
Francisco Iturrate
Señor don José Mutis.

Archivo Nacional. Bogotá—V irreyes, Tom. II, Fol. 76.


302 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

150.—Del copiador).
Señor don José Mutis.
En 23 del corriente se pasó oficio al Ilustrísimo señor
Arzobispo, a fin de que los papeles concernientes al Con­
cilio Provincial que aquí se comenzó, se pasasen al Secre­
tario del doctor don Miguel de Masústegui, que debía reci­
birlos por inventario, para lo que puedan conducir en lo
futuro. Y habiendo respondido en 24 del mismo mes que
éstos paraban en poder de vuesamerced como Notario Ma­
yor de dicho Concilio, y que a su propartida le aseguró de­
jarlos custodiados para cuando los pidiesen, he resuelto en
su vista, y por decreto de esta fecha librar a vuesamerced la
presente para que me informe bajo de custodia tiene los
referidos papeles tocantes a Concilio; si en efecto, se hallan
todos en su poder, o si por acaso paran algunos en el de
algún otro expresándome quién sea y qué especie de pa­
peles son los que retiene.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Santafé, 25 de septiembre de 1777.
Manuel Antonio Flórez

Archivo N acional. Bogotá—Virreyes, Tom. II, Fol. 327.

151.—De una copia).


Muy señor mío:
Teniendo que informar a Su Majestad lo que considero
más conveniente a su real servicio sobre el acopio y bene­
ficio de la quina en este Reino, y deseando hacerlo con el
debido conocimiento de los hechos, espero que vuesamerced
me diga en respuesta cuándo descubrió aquí dicho espe­
cífico; qué concepto forma de los adelantamientos que ha
hecho en la botánica el comisionado don Sebastián José
López, y qué efectos ha observado vuesamerced en la quina
CARTAS AL SABIO MUTIS 303

que se recogió por dirección de éste, con todo lo demás que


vuesamerced crea conducir al fin propuesto. (1)
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Santafé, 21 de marzo de 1783.
Besa las de vuesamerced su más seguro servidor,
Juan Gutiérrez de Piñérez
Señor don José Mutis.

152.—Del original).

(Reservada).
Siendo uno de los puntos más interesantes al beneficio
público y a la Real Hacienda el indagar el estado de la
labor o abandono en que se hallan las minas de oro, plata
y otros metales de este Reino; deseando evitar el fraude
que cometen los dueños de ellas, para dejar sin efecto las
reales disposiciones que previenen lo que debe ejecutarse
cuando el minero abandone su labor, o no trabaje su mina,
pues por no perder éstos el derecho a la propiedad, luégo
que comprenden se dispone por esta superioridad hacer
estas indagaciones tan propias y debidas, inmediatamente
anticipan algunos trabajadores para no ser comprendidos
en la pena, de que resulta un conocido perjuicio al Real
Erario por la minoración o absoluta falta de derechos, he
resuelto prevenir a vuesamerced que mediante a que en
continuación de su comisión, no será reparable su viaje
a la Provincia de Mariquita, cuando lo verifique, procure
imponerse del estado en que se halla la labor de minas en
aquella Provincia, cuáles se trabajan, y cuáles están aban­
donadas con noticia de sus dueños, y los que se tienen por
tales, y como la satisfacción que tengo de la instrucción
de vuesamerced, su inteligencia y amor al mejor servicio del
Rey y felicidad de la Patria, me aseguran de que evacuará
esta reservada comisión con el acierto que las demás que he

(1) La respuesta v erá la luz en m i recopilación M em orias C ientíficas


del Sabio M utis.
304 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA ____

puesto a su cuidado, sólo me resta prevenir a vuesamerced


practique esta visita con tanta reserva que nadie llegue a
traslucirla sino en caso de necesitar algún auxilio que po­
drá vuesamerced confiarla a ese Gobernador, encargándole
el mayor sigilo para que se lo facilite, y que me haga vuesa­
merced informe con separación de cada una de las minas
que reconociere cuanto sobre todas se le ofreciere y pa­
reciere .
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Santafé, 30 de marzo de 1783.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor don José Celestino Mutis.

De u n a copia de le tra del doctor Dieco Mendoza.

153.— D el cop ia do r).


(Decreto en que se señala al doctor don Jossef Celestino
Mutis, al doctor don Eloy Valenzuela y don Antonio García,
los sueldos que han de tirar por las razones que del constan
al 1? 2.000 ps. y al 2? y 3’ a 500 p s.).
Habiendo resuelto salga una expedición de esta ciudad a
diversas partes de este Reino, para descubrir y recoger las
curiosidades de la Historia Natural, con arreglo a las repe­
tidas órdenes del Rey, que explican la actividad con que
desea Su Majestad se enriquezca su Gabinete y Jardín Real
de las producciones de estos dominios; estando bien satis­
fecho de la inteligencia y consumada ciencia del doctor don
Jossef Celestino Mutis, los progresos con que tiene traba­
jada mucha parte de esta grande obra, y que sólo este sabio
puede completar la gloria de la Nación perfeccionándola
en su todo: he dado cuenta al Rey de mi determinación,
para que se sirva providenciar lo conveniente sobre el modo
y medios de conseguir esta empresa, haciendo presente a
Su Majestad al mismo tiempo que ínterin recibía su Real
determinación, y para no perder la oportunidad que se me
CARTAS AL SABIO MUTIS 305

presentaba, en un punto que son precisos los instantes, ha­


bía mandado salir prontamente al citado don Jossef Mutis
acompañado de su adjunto Botánico el doctor don Eloy
Valenzuela y del Dibujante don Antonio García, a verificar
este importante servicio, exponiéndole les había señalado la
moderada gratificación, para su manutención y costos, de
dos mil pesos al expresado sabio don Jossef Celestino Mutis,
quinientos a su adjunto Botánico el doctor don Eloy Va­
lenzuela, y otros quinientos al Dibujante don Antonio
García.
En vista, pues, de estos antecedentes y disposiciones, pre­
vengo a vuesasmercedes satisfagan al nominado don Jossef
Celestino Mutis dos mil pesos al año de gratificación, y
quinientos pesos también anuales a cada uno de sus dos
socios, el doctor don Eloy Valenzuela y don Antonio Gar­
cía, cuyas asignaciones deben principiar a gozar desde el
día de esta fecha, hasta tanto que Su Majestad, impuesto
del importante mérito que contraen estos literatos, les haga
el señalamiento de sueldos que sea de su mayor real agrado.
Dios guarde a vuesasmercedes muchos años.
Santafé, l 9 de abril de 1783.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.

Archivo N acional, antiguo anexo a la B iblioteca N acional, see. G o­


bierno, tom o 9, folios 226 r. y v. L a n ota defin itiv a d irig id a a los
Oficiales Reales de Santafé se en cu e n tra en el m ism o A rchivo, fondo
“Asuntos Im p o rtan te s” , tom o 1, folios 211 y 212 vts.

15'i.—Del original).
Con la carta de vuesamerced de 3 del corriente he reci­
bido la relación de lo que comprenden los 11 cajones de
producciones de la Historia Natural, que vuesamerced ha
entregado al Oficial Real de Honda, para que, dirigiéndolos
de Cartagena, sigan a Su Majestad por mano del Excelen­
tísimo señor Ministro de Indias; y habiendo prevenido lo
conveniente a los Oficiales Reales de esta plaza, para que
C artas a Mutis—20
306 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

los recojan y custodien, doy orden a don Pedro Diago para


que admita y dirija todos los demás cajones de esta colec­
ción que vuesamerced le entregue.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Turbaco, 13 de octubre de 1783.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor don José Celestino Mutis.

A rchivo N acional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 1, fol. 21Í.

156.—Del original).
Con fecha de abril 22 de este año me dice el Excelentísi­
mo señor don José de Gálvez lo siguiente:
“He recibido las botijas de aceite de María, Cativo de
Mangle, Aceite de Canime y Bálsamo Rubio, de que me dio
aviso Vuestra Excelencia en carta de 22 de octubre de 1783,
número 328, y espero la relación acerca de las virtudes de
cada uno de estos remedios, y la remisión de bálsamos y
otros específicos.
Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años.
Aranjuez, 22 de abril de 1784.
Josef de Gálve*

Señor Arzobispo Virrey de Santa Fe.”


Cuya prevención traslado a vuesamerced para que for­
mando con la posible brevedad la noticia o relación que se
echa de menos, me la remita para dirigirla prontamente a
la Corte.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Santafé, 21 de agosto de 1784.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor don José Celestino Mutis.

A re h iro N acional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 1, foL 218.


CARTAS AL SABIO MUTIS 307

156.—Del original).
Consiguiente a lo que vuesamerced me representa en
íecha 30 del pasado, doy la orden conveniente al adminis­
trador de tabacos de esta villa, don Juan Antonio Rasines,
para que entregue a vuesamerced todo el tabaco inútil que
debía quemarse, a fin de acondicionar y asegurar con él
la conservación de las plantas que deben remitirse a Es­
paña para el Real Gabinete y Jardín Botánico de Su Ma­
jestad.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Honda, 5 de noviembre de 1784.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor don Josef Mutis.

Archivo Nacional. Bogotá—Asuntos Importantes, tom. 1, fol. 215.

157.—De una copia de la época).


El Excelentísimo señor don José de Gálvez, en fecha 19
de agosto de este año me incluye la Real Orden siguiente:
“Supuesta la abundancia del aceite de piedra, o petróleo,
que dice Vuestra Excelencia hay no sólo en el Distrito del
Cumaral sino en diversos lugares de las Misiones de San
Francisco, y más allá de los Llanos de San Martín, espero
que Vuestra Excelencia remita algunas porciones en dis­
tinción de los parajes donde se hallen los manantiales, e
informes más exactos que puedan adquirirse, .como ofrece
en carta número 350, de veinte y cinco de octubre del año
próximo pasado.
Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años.
San Ildefonso, 19 de agosto de 1784.
José de Gálvez.”

En esta conformidad dirijo a vuesamerced copia también


de la carta que se cita, para que vuesamerced medite el
308 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

medio más adecuado de llenar la Real intención y dejar yo


airosa mi palabra.
Dios, etc.
Cartagena, 20 de diciembre de 1784.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor don José Mutis.

A rchivo N acional. Bogotá—Salón de la Colonia. “ M iscelánea” , toma


114, tol. 577. (Debo esta referen cia a m i estim ado am igo el se ío r D o­
m ingo M urillo).

158.—Del original).
Los dos mineros venidos de España con un maestro he­
rrero, para la composición de sus herramientas, deben salir
de Barranca para esa ciudad del 12 al 13 de este mes, diri­
giéndose en derechura para esa ciudad a principiar el en­
saye de piedras metálicas, que en cumplimiento de mi De­
creto de 22 de mayo del año pasado tendrá vuesamerced
recogidas de esos minerales, y a su arribo procurará vue­
samerced se haga sin atraso este primer ensaye, que debe
ser de cuenta de Su Majestad, a cuyo fin doy la orden con­
veniente al Oficial Real de Honda, para que facilite el
caudal necesario al efecto.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Cartagena, 4 de enero de 1785.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor don José Celestino Mutis.

C opia del doctor Diego Mendoza.

159.—Del original).
La adjunta copia es de las memorias formadas por una
persona celosa del bien público, sobre el mejor modo de la­
brar las minas con las ventajosas utilidades que demues­
tra. Su Majestad, que incesantemente vela sobre el fomen­
to de sus reinos, y particularmente tiene su principal pa-
CARTAS AL SABIO MUTIS 309

temal atención a éste, en que difunde por medio de su


celoso Ministro actual los copiosos efectos de su Real cle­
mencia y beneficencia, me manda por su Real Orden de 20
de septiembre último que formando una junta de los sujetos
que tenga por convenientes, y que yo la presida, se trate
sobre el mejor modo de aprovechar estas noticias en lo
adaptable.
Para el cumplimiento de esta soberana resolución he re­
suelto que esta junta se haga en esa ciudad o donde vue-
samerced tenga por conveniente, y se componga de vuesa-
merced, de los dos profesores de mineralogía y metalurgia
destinados por Su Majestad que van a ésa, y de don Do­
mingo Esquiaqui, que deberá pasar a ésa desde luégo, y
que tratados estos puntos con el método, claridad y madu­
rez que se espera, se me comuniquen para mi resolución,
,y poder tomar las demás providencias que cprresponda a
su logro, según desea Su Majestad.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Cartagena, 11 de enero de 1785.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor don José Celestino Mutis.

160.—Del original).
El Excelentísimo señor don José de Gálvez, con fecha en
San Ildefonso, a 19 de agosto de 1784, me previene lo si­
guiente, de orden de Su Majestad:
Espera el Rey por V. C. avise las resultas de sus pro­
videncias relativas al cultivo y beneficio de la canela de los
Andaquíes y de las montañas en que pueda hallarse con
mayor inmediación a esa capital, según ofrece en carta nú­
mero 359, de 28 de octubre del año próximo pasado.
Dios, etc.
Comunico a vuesamerced esta Real disposición, para que
me informe lo que sepa sobre el adelantamiento de este
ramo, a cuyo intento y para que vuesamerced lo pueda ve-
310 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

rificar con más exactitud, acompaño copia del referido ofi­


cio número 359.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Cartagena, 25 de enero de 1785.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor Director de la Real Expedición Botánica, don José Ce­
lestino Mutis.

161.—Del original).
Como el cultivo de los árboles de canela de este Reino
tiene tanto lugar en el benéfico corazón del Rey, no ha
cesado Su Majestad de repetirme por medio del señor Mi­
nistro de Indias el deseo que tiene de ver arreglados, o a lo
menos principiados sobre fundamentos sólidos dichos cul­
tivos, así en las montañas de Andaquíes como en las inme­
diaciones de Santafé. En la Real Orden del 9 de agosto
del año próximo pasado, que en fecha de 25 de enero co­
muniqué a vuesamerced, me previene esto abiertamente.
Y deseando yo con todo mi posible dar el más puntual cum­
plimiento a las órdenes de tan augusto Monarca, prevengo
a vuesamerced me dé puntual razón de las resultas de este
asunto, y los medios que deben emplearse para hacer por
cualquiera vía accesible este pensamiento.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Turbaco, 10 de septiembre de 1785.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor Director de la Real Expedición Botánica, don José Celes­
tino Mutis.

A rchivo Nacional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . I, fol. 214.

162.—Del original).
Con la carta de vuesamerced de 3 del corriente, he reci­
bido la relación de lo que comprenden los 11 cajones de
producciones de la Historia Natural que vuesamerced ha
PARTAS AL SABIO MUTIS 311

entregado al Oficial Real de Honda, para que dirigiéndolos


a Cartagena, sigan a Su Majestad por mano del Excelentí­
simo señor Ministro de Indias; y habiendo prevenido lo con­
veniente a los Oficiales Reales de esta plaza para que los
recojan y custodien, doy órdenes a don Pedro Diago para
que admita y dirija todos los demás cajones de esta colec­
ción que vuesamerced le entregue.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Turbaco, 13 de septiembre de 1785.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor José Celestino Mutis.

Í63.—Del original).
Para informar a Su Majestad necesito que vuesamerced
me dé noticia circunstanciada de lo que se me previene en
la adjunta Real Orden, que en copia remito a vuesamerced
certificándose bien de si hay la mina de azogue en las cabe­
ceras de aquella montaña, porque temo no haya tal mina,
y que sea éste uno de aquellos informes poco sinceros que
hacen los naturales de este país, como ha sucedido con los
supuestos mármoles azules de la Provincia de Quito; y
cuando salga cierta esta noticia, examine vuesamerced si
tendrá cuenta su beneficio, con todo lo demás que contem­
ple digno de expresar en la contestación que debo dar a
dicha Real Orden.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Cartagena, 11 de marzo de 1786.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor Director de la Expedición Botánica.

164.—De una copia).


He recibido con fecha 3 del presente junio la instrucción
o plan que me dirigió vuesamerced para el gobierno de los
cirujanos del Darién, y curación de aquella infelicísima gen­
te, que luchando contra unas fiebres no conocidas, fallecen
312 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

los más, sin que los facultativos alcancen, con tan funesta
experiencia, a prevenir siquiera su malignidad, o a encon­
trar remedio después de tántos ejemplares.
Siéndome notorio la experiencia de vuesamerced, su
amor a la humanidad y el pleno conocimiento que tiene de
las materias médicas, no he dudado mandar sacar dos co­
pias de dicho plan, y con oficio dirigirlas a las dos Colonias
de Carolina y Puerto Príncipe, que son la escena trágica
de los infelices soldados de todas clases. He prevenido igual­
mente a todos los facultativos no se aparten en nada de este
método, sino en los casos de otra especie distinta; he man­
dado edificar las casas al aire de las del Chocó, esto es, con
un cielo o piso alto, a fin de prevenir la humedad, que acaso
es la causa principal de estas calenturas malignas, y final­
mente, he dirigido al Darién los dos cajones de quina roja,
que vuesamerced me remitió.
Doy a vuesamerced muchas gracias por la parte que se
toma en mi cuidado, y el servicio hecho a Su Majestad en
esta ocasión, previniendo a vuesamerced haga acopiar la
quina suficiente para el abasto de toda la gente del Da­
rién, pues creo que con los cajones enviados no habrá más
que para empezar.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Turbaco, 23 de junio de 1786.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor don José Mutis.

165.— D el o rig in a l).


El Excelentísimo señor Marqués de Sonora, con fecha en
Madrid 1° de julio de 1785 me comunica la Real Orden del
tenor que sigue:
“Disponga Vuestra Excelencia que con la posible breve­
dad se acopie la porción que se pueda de la quina roja de
Santafé, y que encajonada con el mayor cuidado, en térmi­
nos de que no pueda averiarse en la navegación, se me re­
mita en las primeras embarcaciones que salgan de ese puerto
CARTAS AL SABIO MUTIS 313

para cualquiera de los de España, prefiriendo los buques de


la Real Armada.
Dios, e tc .”
La que traslado a vuesamerced para que, como encargado
en los asuntos de que trata, le dé el debido cumplimiento.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Turbaco, 4 de julio de 1786.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor don José Mutis.

166. —De una copia).


Oficio del señor Arzobispo Virrey.
Habiéndome propuesto el Director de la Real Expedición
Botánica sería mejor se trajeran seis pintores de esa Pro­
vincia para el adelantamiento y conclusión de sus científi­
cas ideas, me ha suplicado igualmente recomiende a Vuestra
Señoría este asunto. Así lo ejecuto, previniendo a Vuestra
Señoría se arregle y conforme en la elección de los artífi­
ces y demás concerniente a este asunto, con los avisos que
comunique este sabio y diligente naturalista, advirtiendo
a Vuestra Señoría que en esto, más que en ninguna otra cosa,
es necesario la brevedad.
Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años.
Turbaco, 11 de agosto de 1786.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor Presidente de Quito.

Archivo Nacional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 2, fol. 828.

167. —Del original).


El particular amor con que he mirado siempre las cien­
cias útiles, y los vivos deseos que me han abrazado por su
propagación en este Reino, esperaban sólo el feliz instante
que pudiese amanecer en esta América el dichoso y deseado
día de ver planificados, apoyados y sostenidos dignamente
314 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

los útilísimos conocimientos de las matemáticas, física, as­


tronomía, mecánica, etc. Y aunque no se puede decir gene­
ralmente que estas ciencias no se hayan cultivado con feli­
ces sucesos en este Reino (siendo vuesamerced su primer
introductor), puedo no obstante lisonjearme de ser su res­
taurador, y quien las ha revocado como de un destierro
largo y vergonzoso a que las había obligado la ignorancia, y
el indiscreto celo por la antigüedad.
Consiguiente, pues, a esto, y dirigiendo en un todo a los
sabios y patrióticos pensamientos de vuesamerced, en el
obsequio de este Reino, y su aplicada juventud, que me
debe una inclinación singular, he venido en conformarme
con el informe de vuesamerced, de 18 de octubre del año
pasado de 85, proveyendo el decreto de seis de este mes
(que copiado incluyo a vuesamerced), en que restablecien­
do la cátedra de matemáticas del Colegio del Rosario, que
sirvió vuesamerced en diversas temporadas, como catedrá­
tico perpetuo, y restituyéndola como post-liminio, he nom­
brado también al doctor don Fernando Vergara de susti­
tuto de vuesamerced, subordinado a su voluntad, y bajo de
cuya dirección económica deberá enseñar en los mismos
términos del decreto insinuado.
Espero de su celo, actividad y desvelo por las ciencias
útiles y su propagación, que escogerá los mejores autores
para la formación del curso completo de matemáticas que
se ha de enseñar a los jóvenes de Santafé; avisando al citado
Vergara a fin de que ocurra por su correspondiente tí­
tulo.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Turbaco, l 9 de octubre de 1786.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor Director de la Real Expedición Botánica, don José Celes­
tino Mutis.

Archivo Nacional. Bogotá—Salón de la Colonia. Historia, tom. 28,


fol. 766.
CARTAS AL SABIO MUTIS 315

16S.—Del original).
He celebrado infinitamente la buena noticia que me co­
munica vuesamerced en fecha 18 de septiembre pasado, so­
bre el nacimiento y progresos de los árboles de canela de
que tiene hasta once plantas, y cuyo cultivo se reserva
vuesamerced inmediatamente. No pueden menos de co­
rresponder a nuestras esperanzas unos árboles que deben
la vida a vuesamerced y de quienes se encargan tan felices
manos.
Son de mi aprobación las disposiciones que ha dado vue­
samerced para el mejor alojamiento de aquellos vegetales,
cuyos gastos apruebo como preciosos en la dificultosa em­
presa de connaturalizarlos en ese país.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Turbaco, 16 de octubre de 1786.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor Director de la Real Expedición Botánica.

A rchivo Nacional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 1, f* l. 308.

169.—Del original).
El Excelentísimo señor Marqués de Sonora, con fecha
en San Ildefonso, a 4 de agosto de este año, me dice lo si­
guiente:
“Con la carta de Vuestra Excelencia, de 28 de abril de este
año, número 1112, he recibido la del Director de la Expedi­
ción Botánica don José Celestino Mutis, en que refiere
el descubrimiento del té de Bogotá, y pone las advertencias
correspondientes sobre su uso. El Rey, a quien he dado
esta gustosa noticia, ha manifestado mucha satisfacción del
feliz hallazgo de tan preciosa planta en ese Reino, y desea
que Mutis prepare para la prensa así el tratado que ofrece
sobre ella, como la Flora en que está trabajando incesan­
temente, y cuya publicación acreditará el justo concepto
que se tiene de su autor, y la generosidad con que Su Ma­
316 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

jestad fomenta las útiles empresas para gloria de la nación


y beneficio de sus vasallos.
Dios, etc. ”
Cuya soberana resolución comunico a vuesamerced, a fin
de que sirviéndole de satisfacción tan magníficas expresio­
nes, y esforzándose cuanto pueda, prepare con la mayor
brevedad los primeros trabajos de su Flora, pues se halla
la nación impaciente por ver el suceso de una obra anun­
ciada con ios mayores elogios.
Dios, etc.
Turbaco, 6 de noviembre de 1786.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor Director de la Real Expedición Botánica.

Archivo Nacional. Bogotá—Historia, tomo X. fol. 16.

170.—Del original).
En carta reservada de 18 de octubre pasado, expone vue­
samerced con mayor extensión las circunstancias del des­
cubrimiento del azogue de Quindío, y las ventajas reales
que se seguirían en adelantar algunos trabajos, a fin de des­
cubrir más la veta y anticipar la saca del mineral, que en
vista de las muestras, puede pedirse de la Corte, a fin de
asegurar el acierto. Apruebo, desde luégo, cuanto vuesa­
merced propone sobre esta materia, y en su consecuencia,
puede vuesamerced dar las instrucciones convenientes a
don José Gutiérrez, a fin de que en la estación más opor­
tuna y con los auxilios necesarios éntre a la montaña de
Quindío y practique aquellas experiencias que se gradúen
necesarias en el cultivo de tan precioso mineral.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Turbaco, 18 de noviembre de 1786.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor Director de la Expedición Botánica.

Archivo Nacional. Bogotá—Asuntos Importantes, tom. 1, fol. 209.


CARTAS AL SABIO MUTIS 317

171.—De una copia de la época).


El Excelentísimo señor Marqués de Sonora, con fecha en
San Ildefonso, a 8 de septiembre de este año, me comunica
la Real Orden siguiente:
“En la primera ocasión que se proporcione, quiere el Rey
que Vuestra Excelencia remita algunos frascos con hojas
del Thé de Bogotá; pues las muestras que Vuestra Excelen­
cia envió se han hallado de excelente calidad y gusto. Asi­
mismo, me manda Su Majestad a Vuestra Excelencia el
deseo que tiene de que don José Mutis concluya con la
posible brevedad la disertación que tiene ofrecida, y que
quedaba trabajando sobre las virtudes de este Thé y modo
de usarlo, por la mucha utilidad que podrá acarrear al pú­
blico este escrito.
Dios, e tc .”
Cuya soberana real resolución traslado a vuesamerced
para su satisfacción y puntual cumplimiento.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Cartagena, 11 de diciembre de 1786.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor Director de la Real Expedición Botánica, don José I tn tis .

Colección de autógrafos de don Camilo Mutis Daza. Bogotá.

172.—Del original).
El Excelentísimo señor Marqués de Sonora, en fecha 8
de septiembre último, me dice de orden del Rey lo si­
guiente: ,
, .... -i* r • ■** -í

“El Rey quiere que Vuestra Excelencia, con la posible


brevedad, y en todas las ocasiones que hubiere de regis­
tros o naves de guerra, que salgan del puerto de Cartagena
en ese Reino para los de España, remita la cantidad de
quina que pueda acopiarse de la nuevamente descubierta
ahí, procurando que sea de la más selecta, especialmente
de la roja y demás clases preferidas por don José Celestino
318 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Mutis, de que ya ha enviado Vuestra Excelencia anterior­


mente muestras y se han regulado aquí de igual calidad a la
quina de Loja.
Dios guarde, etc. ”
Lo que comunico a vuesamerced, para que advertido de
la identidad que han observado en la Corte de las clases
de quina que se han aprobado por vuesamerced con las me­
jores de Loja, le sirva de satisfacción y complacencia.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Cartagena, 11 de diciembre de 1786.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor Director de la Real Expedición Botánica, don José Mutis.

Oopte del doctor Diego Mendoza.

173,—Del original).
El Presidente de la Real Audiencia de Quito me avisa
tiene cinco de seis pintores que le encargué buscase en
aquella Provincia, y vuesamerced me tiene pedidos para
concluir las obras botánicas de su comisión, y que sólo
aguarda para remitirlos la aprobación y condescendencia
de vuesamerced en sus habilidades, ajustes y condiciones.
A dicho señor Presidente le digo con esta fecha proceda
en todo como vuesamerced disponga. Lo que prevengo
a vuesamerced para su inteligencia.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Cartagena, 20 de diciembre de 1786.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor doctor don José Celestino Mutis.

Archivo Nacional. Bogotá—Asuntos Importantes, tom. 2. fol. 82S.


CARTAS AL SABIO MUTIS 319

174.—Del original).
(Reservado).
Con fecha en San Ildefonso, a 19 de septiembre de este
año, me comunica el Excelentísimo señor Marqués de So­
nora la Real Orden siguiente:
“Por la carta de Vuestra Excelencia, número 2, de 13 de
mayo último, se ha enterado el Rey de las eficaces provi­
dencias que ha dado para el descubrimiento de mina de
azogue en la áspera montaña de Quindío, de ese Reino, a
consecuencia de su Real Orden de l 9 de julio del año próxi­
mo pasado; y espera Su Majestad continúe Su Excelencia
con la mayor actividad, por cuantos medios sean condu­
centes, y adopte su celo en tan importante objeto, ínterin
se le envían sujetos inteligentes para que con más facilidad
y sin tantos gastos se consiga la exploración de los terre­
nos en que por indicios, y con alguna probabilidad, como en
la Nueva Carolina, puedan tener efecto las soberanas in­
tenciones .
Dios, e tc .”
Lo que comunico a vuesamerced a fin de que por los me­
dios más conducentes se avive y establezca cuanto antes el
laboreo de la citada mina.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Cartagena, 22 de diciembre de 1786.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor Director de la Real Expedición Botánica, don José Mutis.

175.—Del original).
Con fecha en San Ildefonso, a 2 de octubre último, me
comunica el Excelentísimo señor Marqués de Sonora la
Real Orden siguiente:
“En carta de 4 de agosto próximo pasado manifesté a
Vuestra Excelencia la satisfacción que había causado a Su
Majestad el precioso y útilísimo descubrimiento del té de
Bogotá, hecho por don José Celestino Mutis; ahora debo
320 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

añadir a Vuestra Excelencia haberse aumentado a Su Ma­


jestad esta complacencia, con motivo de haber correspon­
dido los experimentos hechos en Madrid sobre dicho té a
los que allí practicó el botánico Mutis, y de lo que informó
en la carta y advertencias que me dirigió Vuestra Excelen­
cia con fecha de 28 de abril último. Con este motivo, me ha
mandado Su Majestad dar al referido botánico las debidas
gracias por su importante descubrimiento, como verá
Vuestra Excelencia por la adjunta carta que dirigirá a sus
manos con la copia del informe que sobre esta planta ha
dado el primer catedrático del Real Jardín Botánico, don
Casimiro Gómez de Ortega. Y quiere Su Majestad que
Vuestra Excelencia haga las mayores remesas que sean po­
sibles del expresado té, encargando a Mutis procure aco­
piarlas, o dar las instrucciones para ello.
Dios, etc. ”
Cuya real determinación y carta adjunta comunico a vue-
samerced, a fin de que medite los medios más propios y
eficaces a su debido cumplimiento, contando para este ob­
jeto con todos los auxilios que pendan de mis facultades.
Dios, etc.
Cartagena, 23 de diciembre de 1786.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor Director de la Real Expedición Botánica, don José Mutis.

“ H isto ria E clesiástica y C ivil de N ueva G ra n a d a ” , esc rita sobre do­


cum entos auténticos, por don José M anuel G root, etc. Tomo II, segunda
edición, aum entada. Bogotá. Casa E ditorial de M. R ivas & Co. 1890.
Pág. A péndice LXXIX.

176.—Del original).
(Reservada).
Por carta de vuesamerced de 18 de diciembre último, co­
nozco la actividad y celo con que procura vuesamerced in­
dagar y hacer efectivas las minas de azogue de la Provincia
de Antioquia, cuyo hallazgo no parece dificultoso, según las
señales que se manifiestan con el cinabrio, tan abundante
CARTAS AL SABIO MUTIS 321

de varias minas que allí se cultivan. Espero, sin duda, las


resultas más favorables de estas inquisiciones; sin que por
esto deje vuesamerced un instante de la mano la labor de
la de Quindío, que, como cierta y evidente, nos ofrece las
ventajas más seguras.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Cartagena, 9 de enero de 1787.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor Director de la Real Expedición Botánica.

Copia del doctor Diego Mendoza.

m . —Del original).

Con esta fecha comunico al Gobernador de Mariquita la


orden siguiente:
“La Real Expedición Botánica, cuyo Jefe y Director es,
por el Rey, don José Celestino Mutis, de ninguna suerte
tiene su fijeza en esa Provincia, y sus empleados caminan
todos bajo reglas muy reservadas, que sería crimen querer
indagar. En esta inteligencia, no debe, ni puede incluirse
en la relación que por orden circular tengo pedida a vue­
samerced de todos los empleados de su jurisdicción, como
debió vuesamerced persuadírselo de las razones que le ex­
puso el Director Botánico en el oficio en que contestó a
vuesamerced sobre este asunto. Tendrálo vuesamerced en­
tendido para su cumplimiento.
Dios, etc. ”
Cuya resolución comunico igualmente a vuesamerced,
para que de ninguna manera se le pueda compeler a dar
razón de sus operaciones, ni de las de los empleados a sus

C artas a Mutis—21
322 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

órdenes, y aún menos de los sueldos y demás cosas acce­


sorias.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Cartagena, 9 de enero de 1787.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor Director de ia Real Expedición Botánica, don José Mutis.

Archivo Nacional. Bogotá—Historia República, tomo 3, folio 611.

178.—Del original).
El Excelentísimo señor Marqués de Sonora, con fecha 20
de noviembre del año próximo pasado, me comunica la Real
Orden siguiente:
“El Rey ha tenido mucha satisfacción y complacencia
en haberse enterado, por la carta de Vuestra Excelencia, de
16 de junio de este año, número 1186, y la que incluyo del
Director de la Expedición Botánica de este Reino, don José
Celestino Mutis, lo adelantada que se halla la Flora de Bo­
gotá, que este hábil profesor tiene trabajada e intensa­
mente aumenta y perfecciona, y que en el curso de este
año quedarán concluidos para salir a luz tres volúmenes.
Su Majestad está muy asegurado del celo con que Vuestra
Excelencia ha procurado se lleve al cabo tan importante
empresa, facilitando los auxilios necesarios para que se
ejecutase con la exactitud y magnificencia que pide la dig­
nidad de la obra.
Y así ha merecido su real aprobación el que Vuestra
Excelencia haya hecho pasar de Quito los más hábiles
pintores de aquella capital para sustituir a los dos que
trabajaban bajo la mano del Director, y no pudieron con­
tinuar por sus indisposiciones. Y sin embargo, ha dispuesto
ahora el Rey que pasen a este Reino dos dibujantes de la
Academia de San Fernando, para que se acelere esa obra
cuanto sea posible con el auxilio de e l ............. (roto) gra­
bado de las láminas e impresión nada se omitirá, a fin de
CARTAS AL SABIO MUTIS 323

que salgan aquí con la mayor perfección, y que todo co­


rresponda a la magnificencia y generoso espíritu del Mo­
narca que lo fomenta.
Dios, etc. ”
La que traslado a vuesamerced para su inteligencia y
satisfacción: entendido que procurará vuesamerced cuanto
antes desempeñar lo prometido a Su Majestad, pues ya no
hay embarazo alguno que lo estorbe respectivamente a la
impresión y grabado de láminas, que se harán con el mayor
cuidado, según se ofrece.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Cartagena, 3 de febrero de 1787.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor doctor don José Celestino Mutis.

Archivo Nacional. Bogotá—Asuntos Importantes, tom. 2, fol. 822.

179.—De una copia).

Interesando al servicio del Rey y de la nación entera


la conservación de la vida de vuesamerced y su constante
buena salud, que en el día se halla en estado deplorable
por las continuas fatigas e incesante tesón con que vuesa­
merced trata los asuntos de su cargo, le prevengo, de orden
de Su Majestad y a su real nombre, se abstenga absoluta­
mente de todo género de trabajo de cualquiera especie que
sea, dejando los más urgentes y que no admiten dilación,
al cuidado de personas de la satisfacción y confianza de
vuesamerced, en los términos que sean más convenientes
al real servicio. En cuya consecuencia, podrá vuesamerced
tomar el debido descanso, retirándose por seis meses o más
al lugar que acomode mejor a sus pensamientos, y tenga
todas las proporciones para el restablecimiento de su de­
cadente salud, sobre cuya conservación velará vuesamerced
324 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

incesantemente, como se lo prevengo estrechamente, por lo


mucho que la necesitan el Rey y el Estado.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Cartagena, 26 de abril de 1787.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor doctor don Josef Mutis.

“ M em oria H istórica sobre Eiíutis. e tc.” , por F ederico González Suá-


rez. Quito, 1888, págs. 69 y 70 en nota.

180.—Del original).
El Excelentísimo señor Marqués de Sonora, con fecha de
12 de marzo de este año me participa de orden de Su Ma­
jestad lo siguiente:
“Se ha enterado el Rey con gusto por carta de Vuestra
Excelencia, de 14 de noviembre del año próximo pasado,
1394, de que se haya logrado por las disposiciones de Vues­
tra Excelencia y diligencias del botánico don José de Mutis,
criar algunas plantas de la canela de Andaquíes en la in­
mediación de Mariquita.
Dios, etc. ”
Lo que comunico a vuesamerced para su inteligencia y
satisfacción.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Turbaco, 3 de julio de 1787.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor Director de la Real Expedición Botánica, don José Mutis.

Archivo Nacional. Bogotá—Asuntos Importantes, tom. 1, fol. 210.

181.—-Del original).
El Excelentísimo señor Marqués de Sonora, con fecha en
el Pardo, a 12 de marzo último, me comunica la Real Orden
siguiente:
CARTAS AL SABIO MUTIS 325

“Las investigaciones y experiencias que ha hecho la Junta


nombrada por Vuestra Excelencia, según avisa en carta de
3 de octubre del año próximo pasado, número 1340, para
examinar el método de cultivar las minas que remití a
Vuestra Excelencia en 27 de septiembre de 85, han pare­
cido al Rey muy acertadas y merecido su real aprobación.
Pero, hallándose actualmente don Fausto D’Elhuyar en
Alemania, a fin de enterarse personalmente del método
inventado por el Consejero del Emperador, el Barón de
Born, presenciando las operaciones que allí se harán en
grande, tiene por conveniente Su Majestad que se espere
la venida de dicho D’Elhuyar, que será en breve, para que
aprovechándose las luces que precisamente habrá adqui­
rido, pueda establecerse el método que se haya hallado
más ventajoso, a cuyo fin pasará a ese Reino sujeto ins­
truido que lo manifieste al hermano del expresado don
Fausto.
Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años.”
Cuya soberana resolución comunico a vuesasmercedes,
para su inteligencia y cumplimiento.
Dios guarde a vuesasmercedes muchos años.
Turbaco, 3 de julio de 1787.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señores Directores don José Mutis y don Juan José D’Elhuyar.

182.—Del original).
Se han recibido los diez cajones de preciosidades de
Historia Natural, que remitieron rotulados al Excelentí­
simo señor Marqués de Sonora.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Turbaco, 9 de agosto de 1787.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor Director de la Real Expedición Botánica.

Archivo Nacional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 1, fol. 2X8.


326 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

183.—Del original).
Remito a vuesamerced copia de Real Orden de 27 de
abril último, en la que se encarga nuevamente lo que se
ha de observar en la remisión a España de los bálsamos,
gomas y géneros medicinales. Sin embargo de que en 3
de enero del año próximo pasado le dirigí lista del mé­
todo que se ha de llevar, y encarga la Real Orden que se
cita de 22 de julio de 85, le prevengo a vuesamerced no
omita lo más leve a su puntual cumplimiento; y me en­
viará por triplicado las listas de lo que contienen las vir­
tudes de los expresados bálsamos que deberán venir en
cada cajón.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Cartagena, 12 de octubre de 1787.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor don José Celestino Mutis.

A rchivo Nacional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 1, fol. 219.

184.—Del original).

Tendrá vuesamerced conocimiento de los designios de


la Corte, por la orden siguiente:
“Con el justo objeto de que en la Secretaría de la Su­
perintendencia General del Ramo y Minas de Azogue se
halle un perpetuo testimonio de las vetas de cinabrio que
se beneficien en todos los dominios de Su Majestad, por
lo que semejante colección puede contribuir a la mayor ins­
trucción de los ingenieros de minas: he resuelto prevenir
a todos mis subdelegados remitan las correspondientes
muestras de la mejor, mediana e ínfima calidad de la vena
que se laboree, con toda separación e individual expresión
de su regular rendición, ancho, dirección, orillos y venta­
jas que ofrezca en su disfrute y fundición, la situación y
CARTAS AL SABIO MUTIS 327

producciones del terreno, acompañando a estas circuns­


tanciadas noticias, el plano y perfiles convenientes para
formar concepto seguro del todo.
Participólo a Vuestra Excelencia para su inteligencia y
puntual debida observancia en cuanto le corresponda.
Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años.
San Ildefonso, 27 de agosto de 1787.”
La pongo en conocimiento de vuesamerced para que en
su consecuencia, con la actividad y celo que acostumbra,
dé pronto cumplimiento de su tenor.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Cartagena, 2 de enero de 1788.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor Director de la Real Expedición Botánica.

Archivo N acional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 1. fol. 220.

185.—Del original).
Con fecha 28 de septiembre del año próximo pasado me
comunica el Excelentísimo señor don Antonio Porlier la
Real Orden siguiente:
“Ha sido de mucha satisfacción para el Rey la noticia
que en cartas de 22 y 28 de mayo, números reservados 368
y 371, ha comunicado Vuestra Excelencia del restableci­
miento del doctor don José Mutis, y celebra Su Majestad
el ahinco con que Vuestra Excelencia se ha interesado en
procurar todos los medios que a este insigne naturalista
atienda con más cuidado en adelante a la conservación
de su salud que tánto importa, así para llevar adelante
las útiles y gloriosas tareas en que está atendiendo, como
328 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

para dejar discípulos formados bajo su mano que puedan


continuarlas con no desigual suceso.
Dios, etc. ”
Y lo traslado a vuesamerced para su inteligencia y sa­
tisfacción .
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Cartagena, 11 de enero de 1788.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor don José Celestino Mutis.

A rchivo N acional. Bogotá—H istoria, tom o 1, fol. 14. P ublicada por


el h isto riad o r J. D. M onsalve en los núm eros 285/86 de “ R evista del
Colegio M ayor de N u estra Señora del R o sario ” . Bogotá, junio y julio
de 1934.

186.—Del original).
Remito a vuesamerced la Real Orden en que va inserta
una instrucción clara y metódica para hacer los ensayos
de las muestras de azogue, y de este modo constar la re­
misión de ellas a España para este fin, y sin embargo que
el haber remitido dichas muestras no ha sido porque fal­
tare sujeto que dirigido por vuesamerced pudiese exami­
narlas, dará vuesamerced las providencias necesarias para
que se ejecute su puntual cumplimiento.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Turbaco, 26 de septiembre de 1788.
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Director de la Expedición Botánica.

A rchivo N acional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 1. íol. 221.


CARTAS AL SABIO MUTIS 329

187.—De una copia.


Turbaco, 26 de marzo de 1789.
Mi estimado amigo:
Como se va acercando el deseado día de mi embarque
para España, que será con el favor de Dios, el 15 de abril,
en la fragata de Su Majestad Santa Leocadia, doy a vue-
samerced este aviso para que en esta inteligencia y de la
amistad que sabe vuesamerced le he profesado, y le con­
servaré allá y en todas partes constantemente, me escriba
cuanto guste y se le ofrezca para tener el gusto de concu­
rrir en todo al logro de sus mayores satisfacciones.
Luégo que el Excelentísimo señor Virrey, mi sucesor,
recibió el oficio en que me comunicaba vuesamerced el
descubrimiento de la nuez moscada, acompañándome una
cajita de ellas, lo pasó a mis manos, y yo no tardé un
instante en remitirlo todo original al Excelentísimo señor
Conde de Floridablanca; quien en vista de las seis arrobas
que ofrece vuesamerced enviar, es regular las esté espe­
rando con ansia, y por tanto, tendrá la mayor satisfacción
en que hecho el correspondiente acopio, y preparado, como
es justo, cuanto antes lo remita vuesamerced, sea directa­
mente, o por medio del dicho señor Excelentísimo, para
acreditar con la abundancia y bondad del fruto tan feliz
descubrimiento que quiso vuesamerced hacer manifiesto,
entre otros, en el tiempo de mi Gobierno, y de que doy a
vuesamerced las gracias.
Páselo vuesamerced bien, y mande con la satisfacción
que gusta a su mejor amigo,
Antonio, Arzobispo Virrey de Santafé.
Señor don José Celestino Mutis.

P. D .—Amigo y señor: conténtese vuesamerced por


ahora con saber que llegué bueno; y lo estoy en el día.
Memorias a los amigos D’Elhuyar y Díaz; recíbalas vue­
samerced de Zejudo, que acaba de llegar bueno con todos
los de su comitiva, y mande a su íntimo de corazón,
Diego de Ugalde
(Copia del doctor M endoza P érez).
330 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

188.—Del original).
EL REY—Por cuanto conviene a mi servicio y bien de
mis vasallos el examen y conocimiento metódico de las
producciones naturales de mis dominios de América, no
sólo para promover los progresos de las ciencias físicas,
sino también para desterrar las dudas y adulteraciones que
hay en la medicina, tintura y otras artes importantes, y
para aumentar el comercio, y que se formen herbarios y co­
lecciones de productos naturales, describiendo y delineando
las plantas que se encuentren en aquellas mis fértiles Pro­
vincias para enriquecer mi Gabinete de Historia Natural y
Jardín Botánico de la Corte, y remitiendo a España semillas
y raíces vivas de las plantas y árboles más útiles, señalada­
mente de las que se empleen o merezcan emplearse en
la medicina y en la construcción naval, para que se conna­
turalicen en los varios climas conducentes de esta Penín­
sula, sin omitir las observaciones geográficas y astronómi­
cas que se puedan hacer de paso en adelantamiento de estas
ciencias; he resuelto, conformándome con lo que me ha pro­
puesto mi Virrey Arzobispo de Santafé, que a ejemplo de
la Expedición Botánica que de mi real orden se está ha­
ciendo por la América Meridional, se ejecute otra con igual
objeto y para los mismos importantes fines en mis domi­
nios de la América Septentrional, por botánicos y dibujan­
tes españoles, a quienes y cada uno se les despachará sepa­
radamente su cédula o nombramiento.
Y hallándome informado de la sobresaliente instrucción
en la botánica, historia natural, física y matemáticas que
concurre en don José Celestino Mutis, igualmente que de
su acreditado amor y fidelidad a mi real persona, de su
buena conducta y ardiente celo por los progresos de las
ciencias que sin estipendio alguno ha enseñado y promo­
vido a sus expensas durante su dilatada residencia en aque­
llas partes, por medio de varias obras que tiene escritas y
ha ofrecido a mi soberana disposición, y de los descubri­
mientos que ha hecho de plantas útiles, señaladamente del
considerabilísimo de los árboles de la quina en los montes
CARTAS AL SABIO MUTIS 331

inmediatos a la capital del Nuevo Reino de Granada; he


venido en nombrarle por mi primer botánico y astrónomo
de la expresada Expedición por la América Septentrional,
que se confía a su dirección bajo las órdenes del Arzobispo
Virrey y de las condiciones siguientes:
1^) Se le entregará por una vez la gratificación de dos
mil doblones para desempeñarse y costear la conclusión y
perfección de última mano que ha de dar a sus manuscritos
para dirigirlos a mi vía reservada de Indias, antes de em­
prender la expedición.
2?) Durante ésta, y hasta nueva orden, gozará el sueldo
de dos mil pesos moneda de Indias en cada un año.
3^) De cuenta de mi Real Hacienda se le proveerá de los
libros e instrumentos botánicos y astronómicos que ha pe­
dido y pidiere para el desempeño de su comisión.
4^) En lo demás, se arreglará a las instrucciones que
he mandado forme con su acuerdo el Arzobispo Virrey, para
que se logren por fruto de las observaciones de esta Expe­
dición el adelantamiento de la botánica, historia natural,
geografía y astronomía, y generalmente todos los objetos y
fines importantes que abraza el plan propuesto por el mismo
don José Celestino Mutis en su representación.
Por tanto, mando al mi Arzobispo Virrey, Gobernador
y Capitán General del Nuevo Reino de Granada, a los Re­
gentes de mis Audiencias, Oficiales Reales y demás Tribuna­
les y Justicias de aquel Reino, hayan y tengan al expre­
sado don José Celestino Mutis por mi primer botánico y as­
trónomo de la citada Expedición, guardándole y haciéndole
guardar las honras y preeminencias que le correspondan
para el buen éxito de ella, satisfaciéndole los oficiales rea­
les de las cajas de Santafé la gratificación de dos mil do­
blones por una vez, y dos mil pesos en cada un año, o con
la correspondiente orden de mi Arzobispo Virrey, en virtud
de ésta los de cualquiera otras cajas de aquel Virreinato,
con relevación de media anata que en virtud de esta cédula
y recibo del interesado se pasará en cuenta lo que se sa­
332 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

tisfaga; que así es mi voluntad, y que de la presente se


tome razón en la Contaduría General del Consejo de Indias.
Dado en San Lorenzo el Real, a primero de noviembre
de mil setecientos ochenta y tres.
Yo el Rey.
José de Gálvez

Vuestra Majestad nombra por Primer Botánico y Astró­


nomo de la Expedición Botánica de la América Septentrio­
nal, a don José Celestino Mutis.
Tomóse razón en la Contaduría General de Indias.
Madrid, tres de noviembre de mil setecientos ochenta y
tres.
Don Francisco Machado

Archivo Nacional. Bogotá—Miscelánea. Tom. 126, fols. 305 a 308.

El siguiente es el tex to con que el M inistro G álvez acom pañó el


título:
De orden del Rey rem ito a V uestra E xcelencia el títu lo de P rim e r
B otánico y A strónom o, expedido al doctor don Jo sé C elestino M utis,
p a ra que se le m ande en treg ar, asegurándole de la re a l g ratitu d y
de la confianza con que queda Su M ajestad del celo y desem peño que
ac re d ita rá en, los progresos de la n ueva E xpedición B otánica y útiles
descubrim ientos conform es a sus reales intenciones.
Dios g u ard e a V uestra E xcelencia m uchos años.
San Lorenzo, 4 de n oviem bre de 1783.
Gálvez
Señor A rzobispo V irrey de S antafé.

A rchivo Nacional. Bogotá—M iscelánea, tom . 126, fol. 310.

189.—Del original).
Luégo que recibí la carta de vuesamerced de 19 de no­
viembre del año próximo pasado, con la del Arzobispo Vi­
rrey de ese Reino de 28 de abril último, di cuenta al Rey
del útilísimo descubrimiento hecho por vuesamerced del
té de Bogotá, que celebró Su Majestad sumamente, habién­
dole aumentado esta satisfacción' el informe que sobre la
importancia y ventajosos usos de esta planta ha formado el
CARTAS AL SABIO MUTIS 333

primer catedrático de botánica del Real Jardín de Madrid,


don Casimiro Gómez Ortega, cuya copia incluyo a vuesa-
merced, dándole al mismo tiempo de parte de Su Majestad
las más expresivas gracias por tan importante hallazgo, y
encargándole muy encarecidamente remita cuanto antes la
disertación que tiene ofrecida sobre este té para hacer más
conocidas sus virtudes y usos, a cuyo fin procurará vuesa­
merced hacer acopiar las mayores porciones que sean posi­
bles, dirigiéndolas para que las remita a Europa el Virrey
de ese Reino.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
San Ildefonso. 2 de octubre de 1786.
Sonora
Señor don José Celestino Mutis.

190.—Del original).
Muy señor mío:
Luégo que recibí la carta de vuesamerced de 26 de octu­
bre último, en que me avisa haberle sido gratas las dili­
gencias que practiqué, para allanar la salida de los dos
pintores que tenía ajustadas, para seguir a esa ciudad, pre­
vine a Oficiales Reales de estas Cajas acuerden con ellos su
pronta marcha, y les faciliten los ciento cincuenta pesos que
necesitan para verificarla, disponiendo de esta cantidad en
la Tesorería de Honda, donde tiene vuesamerced acordada
su entrega, y que practiquen igual diligencia con los restan­
tes, siempre que como me persuado acceda vuesamerced a
las propuestas que le hice últimamente sobre los demás,
como que cuiden de suministrar a sus familias las cantida­
des de pesos por cuenta del salario que disfruten asignen a
éstos para su subsistencia, por cuyo medio pueda emplear­
se en este embarazo al cabal desempeño de las obligaciones
de su cargo.
Y aunque por este motivo me queda por ahora el gusto
de haber satisfecho la recomendación del Excelentísimo
señor Virrey, los laudables deseos que manifiesta vuesamer-
334 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

ced de dejar evacuada pronta y cumplidamente la útilísima


obra de que se halla encargado, puede vuesamerced estar
cierto de que concurriré con igual eficacia a cuanto concier­
na a su ejecución, y penda de mi arbitrio, deseo de que dis­
frute el público el beneficio que de ello le resulta, y vuesa­
merced el honor de dejar cabalmente desempeñada la real
confianza.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Quito, 3 de octubre de 1786.
De vuesamerced, etc.,
Juan José Villaluenga
Señor don José Celestino Mutis.

A rchivo Nacional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 2, fol. 830.

191.—Del original).
Muy señor mío:
Verificándose en estos días la salida de don Juan Pío
Montúfar para la ciudad de Cartagena, adonde conduce el
caudal de situación, que de cuenta de Su Majestad se dirige
de éstas a aquellas cajas, he dispuesto sigan en su compañía
a las órdenes de vuesamerced recomendados a dicho Mon­
túfar, y con sus correspondientes pasaportes, las dos parti­
das de pintores ajustados para servir en la Real Expedición
Botánica del cargo de vuesamerced; la primera de ellas, com­
puesta de Antonio y Nicolás Cortés, hijos del maestro José
Cortés, y la segunda de Vicente Sánchez, Antonio Barrio-
nuevo y Antonio de Silva, discípulos del maestro Bernardo
Rodríguez, a quienes después de habérsele facilitado la en­
trega de los setenta y cinco pesos librados a cada uno de
ellos para sus avíos, y gastos de conducción hasta Popayán,
se les han entregado igualmente las cartas libranzas, en vis­
ta de las cuales debe percibir en dicha ciudad otros cincuenta
pesos cada pintor, para continuar su viaje a Mariquita, don­
de quiere vuesamerced sigan en derechura.
CARTAS AL SABIO MUTIS 335

Lo que aviso a vuesamerced para su noticia por medio de


esta carta, que llevarán los mismos pintores, como que los
referidos Oficiales van encargados por mí al expresado don
Juan Pío Montúfar, a fin de que cuide de su conducción has­
ta ponerlos en la villa de Honda, de donde puedan continuar
por sí solos sin riesgo de retardación.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Quito, 24 de diciembre de 1786.
Juan José Villaluenga
Señor don José Celestino Mutis.

A rchivo N acional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 2. fo!. 881.

192.—Del original).
Muy señor mío:
Celebro haya sido de la superior aprobación del Exce­
lentísimo señor Virrey del Reino todo lo practicado por mí
en obsequio de la importante comisión encargada a vuesa­
merced, cuya noticia me comunica vuesamerced en carta de
14 de enero último, con vista de mi contestación a la orden
que me pasó Su Excelencia relativa a este asunto, la cual
se dirigió a vuesamerced.
Y aunque me prometo que los pintores remitidos de esta
ciudad desempeñarán cumplidamente bajo la dirección de
vuesamerced las obras que se pongan a su cuidado, si en
este u otro particular pudiesen ser a vuesamerced útiles su­
cesivamente mis providencias, espero me avise vuesamerced
de las que necesite en su obsequio y auxilio de dicha co­
misión, para librarlas con la prontitud que deseo.
- Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Quito, 3 de marzo de 1787.
Juan José Villaluenga
Señor don José Celestino Mutis.

Archivo Nacional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom. 2, fol. 832.


336 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

193.—Del original).

Muy señor mío:


Contesto al oficio de vuesamerced de 11 del próximo pa­
sado enero, manifestándole que habiéndose puesto por esta
Dirección General de Estudios el correspondiente decreto
de aprobación al plan provisional dirigido por vuesamer­
ced para la enseñanza de las matemáticas, lo pasé original,
con certificación del decreto proveído en el asunto por el
Excelentísimo señor Virrey del Reino, al Rector del Colegio
de Nuestra Señora del Rosario, para que se arreglase a su
contenido; quien me ha contestado en 9 del corriente su
pronta disposición a la ejecución de lo que se le mandaba,
y que se daría principio al curso de las referidas matemáti­
cas en el siguiente día 12. Lo que pongo en noticia de vue­
samerced para su inteligencia y gobierno. (1)
Nuestro Señor guarde la vida de vuesamerced muchos
años.
Santafé, y febrero 14 de 1787.
Besa la mano de vuesamerced su más atento, seguro ser­
vidor,
Estanislao de Andino
Señor doctor Catedrático de Matemáticas, don José Celestino
Mutis.

194.—De una copia).


La necesidad de que se acrecienten cuanto sea posible las
remesas a España de quina, y la de que se procure la mejor
calidad de tan importante específico, para que surta los fa­
vorables efectos que se desean y exige la conservación de la
salud humana, trae continuamente ocupado el piadoso áni­
mo del Rey, siempre atento al mayor bien de sus vasallos.
El cruel azote de las tercianas y otros males que en estos
últimos años han afligido a España hubieran causado infi­

el) Este P la n de Estudios p a ra la F acu ltad de M atem áticas del Co­


legio M ayor del Rosario se p u b licará en m i libro M em orias C ientíficas
dei Sabio Mutis.
CARTAS AL SABIO MUTIS 337

nitos estragos si las incesantes y acertadas providencias de


Su Majestad no hubieran acudido a tiempo con el remedio,
mandando se repartiese copiosamente por todo el Reino.
Pero la lástima es que grandes porciones de la quina que
vino de ese Reino con recomendación de ser de excelente
calidad, examinada por los profesores de la Real Botica,
se ha hallado no contener toda la virtud medicinal que se
creía.
De que noticioso Su Majestad e igualmente asegurado
de la instrucción que vuesamerced tiene tan bien acredita­
da en los vastos ramos de la Historia Natural, del celo al
bien público y del conocimiento que en el largo tiempo que
reside en ese Reino ha adquirido de todos los parajes donde
se da la mejor quina, de las porciones que en cada uno
pueden recogerse, del medio de fomentar y propagar los
plantíos de la calidad más selecta, me manda prevenir a vue­
samerced muy encarecidamente que atendiendo a este ob­
jeto con preferencia a cualquiera otro, como uno de los
que más merecen el cuidado del Soberano, tome cuantas
medidas le parezcan conducentes, así para el acopio de la
mejor quina como para el cultivo, aumento de plantíos en
los montes más a propósito y conservación de ellos, pasan­
do personalmente, si le es factible, a los principales parajes
donde más se necesite, o enviando a ellos personas de ins­
trucción y práctica que pongan en ejecución cuanto se di­
rija a estos fines, con’ acierto y vigilancia bajo aquellas
instrucciones que vuesamerced deberá formar desde luégo,
y entregarles, estando, como quiere Su Majestad lo estén,
las justicias de los respectivos Distritos, a quienes se pres­
cribirá también por parte de vuesamerced la que les in­
cumba desempeñar y los auxilios que deben prestar.
Y a fin de que a vuesamerced se le franqueen cuantos
se le ofrezcan para el más pronto y cumplido desempeño
de tan importante comisión, comunico con esta fecha las
órdenes convenientes al Virrey de ese Reino y al Presi­
dente de Quito.
C a r ta s a M u tis— 2 2
338 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Como uno de los principales requisitos para que la quina


obre sus virtudes consiste en coger la corteza cuando está
en su punto, debe prescribirse lo necesario a los que se
confíe este encargo, en las instrucciones que vuesamerced
formalice, o valerse de los que ya tengan inteligencia; cui­
dándose no menos de que a medida que se acopie la quina
se encajone y selle, para precaverla del riesgo de desvir­
tuarse, ínterim se proporciona su segura y pronta remo­
ción a España.
A fin de que no se confundan las especies de quina, y
que aquí se compruebe fácilmente y sin confusión su más
o menos ventajosa calidad para el destino que convenga
darla, se tendrá especial cuidado en colocar con separa­
ción de cajones numerados cada clase, expresándose esta
circunstancia y el paraje donde se ha cogido, en la respec­
tiva rotulata; y en la vista que con los avisos que así por
vuesamerced como por el Virrey de ese Reino y el Pre­
sidente de Quito se dirijan a mis manos de los acopios y
remesas.
De las instrucciones que vuesamerced disponga para el
mejor desempeño de este encargo me remitirá también
copia para lo que en adelante pueda ocurrir concerniente a
su puntual observancia.
El Rey queda ansioso de saber los favorables efectos de
su soberana determinación; pues ya que la Divina Provi­
dencia ha privilegiado (a los términos), digo, a esos domi­
nios con un tan universal y eficaz específico, quiere que
por su medio se difunda para beneficio del género huma­
no, de que comprenderá vuesamerced la importancia del
asunto, y la del servicio que espera del celo, discreción y
habilidad de vuesamerced, cuya vida guarde Dios muchos
años.
Aranjuez, 12 de mayo de 1788.
Antonio Porlier
Señor don José Celestino Mutis.

A rchivo N acional. B ogotá—M iscelánea, tom o 22, folios 681 a 682 r .


CARTAS AL SABIO MUTIS 339

195.—Del original).

Deseoso el Rey de que se desempeñe con la mayor pun­


tualidad y feliz suceso la comisión encargada a vuesamer-
ced por Real Orden de 12 del mes pasado, sobre la remisión
de quina, por interesar tánto a la salud pública, me manda
Su Majestad prevenir a vuesamerced, como lo hago muy
encarecidamente, que en los cajones que se envíen a Es­
paña se ponga dentro de cada uno razón individual del
lugar o paraje de donde se ha sacado la quina, y la más o
menos calidad y virtud que se haya reconocido en este
específico, y vuesamerced tenga observada.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Aranjuez, 5 de junio de 1788.
Antonio Porlier
Señor don José Celestino Mutis.

196.—Del original).
Señor Director de la Real Expedición Botánica, don José Celes­
tino Mutis.
Muy señor mío:
La ventajosa idea que tiene el Rey y este Ministerio de
los talentos de vuesamerced y de la suma perfección con
que ha conducido los trabajos de la Flora de Bogotá, hacen
mayor el deseo de ver concluida una obra que acreditará
poderosamente el honor de nuestra Nación y la generosi­
dad de un Soberano que a toda costa ha fomentado y sos­
tiene varias expediciones botánicas en los dominios de
América.
Y, así, no debe vuesamerced extrañar que habiendo pa­
sado algún tiempo sin darse cuenta del estado en que se
hallaban los trabajos de vuesamerced, se hubiese hecho un
recuerdo, no porque se tuviera desconfianza de que fuera
adelante con la eficacia que es propia del celo de vuesa­
merced, sino por el deseo de presentar a la república lite­
340 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

raria un testimonio irrefragable de los progresos de nues­


tra nación en las ciencias naturales.
Yo por mi parte no puedo dejar de manifestar a vuesa-
merced el incomparable gusto que tendrá de que desde
luégo se vaya remitiendo la Flora de Bogotá para propor­
cionar medición con el esmero y magnificencia que corres­
ponde a su mérito. Bien conozco que habrá sido alguna
parte de la dilación el anhelo de dar vuesamerced a su
obra la última perfección; y aunque esto es muy laudable,
también es necesario no exponer las obras al peligro de
que faltando sus autores antes de concluirlas, no haya des­
pués quién pueda suplir esta falta con igual facilidad.
Puede estar vuesamerced bien asegurado de que con­
tribuiré con toda eficacia a que su trabajo y mérito que­
den debidamente recompensados. Y si concluidos los que
lleva vuesamerced entre manos, juzgase necesario pasar a
estos Reinos a dirigir la impresión y grabado de láminas
(dejando antes arreglados los asuntos y continuación de la
Expedición), podrá avisarlo con tiempo para hacerlo pre­
sente a Su Majestad y facilitar su real permiso.
Dios le guarde los muchos años que le deseo.
Madrid, y enero 25 de 1791.
Besa la mano de vuesamerced su más atento servidor,
Antonio Porlier

197.—Del original).

Enterado el Rey de cuanto expuso vuesamerced en carta


de 25 de agosto del año próximo pasado, que ha dirigido
el Virrey de ese Reino con la suya de 19 de septiembre
siguiente, ha quedado muy satisfecho y complacido su real
ánimo de saber el ventajoso estado en que se halla la
Flora de Bogotá y las demás obras que vuesamerced tiene
trabajadas y ofrece remitir sucesivamente. Su Majestad
(que está bien persuadido del mérito de ellas por los in­
CARTAS AL SABIO MUTIS 341

formes que han dado los Virreyes de ese Reino), desea


verlas concluidas y que se den a la luz pública para gloria
de la nación; y me ha mandado prevenir nuevamente al
Virrey de ese Reino, como lo ejecuto con esta fecha, pro­
porcione a vuesamerced todos los auxilios y comodidades
necesarios para llevar adelante sus trabajos y remitirlos a
España con toda seguridad, dejando a su arbitrio el de re­
sidir donde más le convenga para el logro de estos fines
sin menoscabo de su salud.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Madrid, 25 de enero de 1791.
A.

Antonio Porlier
Señor don José Celestino Mutis.

A rchivo N acional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 1, fol. 222.

198.—Del original).
Febrero 9 de 1790.
Hallándome con muy estrechos encargos de la Corte so­
bre promover el adelantamiento y conclusión de la Flora
de Bogotá, de que vuesamerced está encargado; y conside­
rando que el establecimiento de vuesamerced y su oficina
en ese país puede ocasionar atrasos, que podrán evitarse
por esta Superioridad, con los auxilios que se franquearían,
si esta comisión se estableciese en Santafé; cerciorado de
que su temperamento puede ser favorable a la quebran­
tada salud de vuesamerced y al progreso de los trabajos,
he determinado se traslade vuesamerced a la mayor bre­
vedad a esta capital, con sus dependientes y oficinas, pi­
diendo al Oficial Real de Honda el dinero preciso para este
viaje, y contando desde ahora con todos los auxilios que
dependen de mis facultades, para el fomento de una em­
presa tan importante, en cuyo completo y feliz éxito tiene
342 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Su Majestad el mayor empeño, según se impondrá vuesa-


merced a su llegada.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
José de Ezpeleta
Señor Director de la Real Expedición Botánica. (1)

A rchivo Nacional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 1. foi. 227.

199.—Del original).
Santafé, 29 de octubre de 1790.

Muy señor mío y amigo:


Con la carta de vuesamerced de 15 de este mes he reci­
bido la copia de la instrucción que ha formado vuesamer­
ced para el mejor uso de las tres especies de quina, conte­
nidas en los dos cajones que están ya en poder de don
Pedro Diago, a quien prevengo lo conveniente acerca del
destino que pienso darles.
La instrucción me ha parecido muy bien, y aprecio mu­
cho el cuidado que se tomó vuesamerced en disponerla.
Una vez que puede tenerse por un extracto de la obrita
que vuesamerced ha ofrecido a la Corte, me prometo que
ésta será recibida como una llave maestra para el uso de

(1) En esta fecha prevengo a don José M utis que disponga su


v ia je a esta capital, ju n to con la oficina y dem ás necesario a la con­
clusión de la F lo ra de Bogotá, y debiendo costearse su tra n sp o rte la
R eal H acienda, le su m in istra rá vuesam erced las cantidades que le pida
p a ra este fin, pues con su recibo y esta orden se le ab o n arán en
c u e n ta .
Dios guarde, etc.
S antafé, 9 de feb rero de 1790.
José E zpeleta
Señor O ficial R eal de H onda.

A rchivo N acional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 1, fol. 228.


CARTAS AL SABIO MUTIS 343

este específico, que hasta ahora, parece, se ha ignorado en­


teramente. Así no es de admirar la alternativa de estima­
ción y de desprecio que ha tenido una misma especie de
quina.
Quedo impuesto de que luégo que don Juan José D’Elhú-
yar concluya los ensayes de la sal, los pasará vuesamerced
a mis manos. Yo lo único que deseo saber es si la sal
vijúa o de piedra, en los términos que se extrae de la mina,
perderá por medio de la calcinación las partes que tiene
dañosas a la salud, de suerte que pueda el público consu­
mirla sin recelo, y si después de calcinada quedará buena
al gusto y hermosa a la vista, para que no se retraigan de
comprarla.
La casa destinada para vuesamerced está ya desemba­
razada de los tabacos y demás que el Rey tenía en ella.
Vaya vuesamerced desembarazándose allá de cuidados, y
si cree necesario proponerme algún arbitrio económico para
la conservación de los canelos y árboles de nuez moscada,
puede vuesamerced hacerlo desde luégo, como también
acerca de la traslación de los depósitos existentes en esos
almacenes a los de Honda, y en su vista se tomará la pro­
videncia que corresponda.
Deseo a vuesamerced la mejor salud, y me repito a su
disposición para que mande cuanto guste a su afectísimo
servidor y amigo que besa su mano,
Jph. de Ezpeieta
Señor don José Celestino Mutis.

Colección de A utógrafos de G uillerm o H ernández de A lba—Bogotá.

200.—Del original).

Enterado de lo que vuesamerced me dice en carta de


15 del pasado sobre los tres arbitrios que encuentra para
la conservación de los árboles de canela plantados en el
Jardín, elegirá vuesamerced, como más impuesto en el
344 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

asunto, y como que el auxilio de la cosa presente le facilita


la mejor instrucción, el que le parezca más adecuado y
menos gravoso a la Real Hacienda, dándome cuenta del
que estableciere, y de las reglas instructivas que dictare
para el mejor arreglo y conservación del Jardín, con el
objeto de que no se pierda lo gastado ni se malogren los
buenos efectos que deben operarse, consultando siem­
pre la mayor economía.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Santafé, 19 de diciembre de 1790.
José de Ezpeleta
Señor don José Celestino Mutis.

A rchivo N acional. B ogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 1. fol. 289.

201.—Del original).

El Excelentísimo señor don Antonio Porlier, con fecha


de veinte y cinco de enero de este año, me dice, de real
orden, lo siguiente:
Excelentísimo señor:
Habiendo dado cuenta al Rey de la carta de Vuestra
Excelencia de diez y nueve de septiembre del año próximo
pasado, número setenta y nueve, y de la que en ella incluye
del Director de la Expedición Botánica de ese Reino, don
José Celestino Mutis, ha sido de mucha satisfacción para su
real ánimo la cumplida relación que se hace del ventajoso
estado en que se halla la Flora de Bogotá, y la esperanza
de que se logre ver el precioso fruto de las tareas y talen­
tos de este sabio botánico; pues cuanto más segura confian­
za se ha tenido del perfecto desempeño de su comisión, más
vivos han sido y son los deseos de ver publicada su obra,
por el honor que precisamente ha de redundar a la nación.
Y así me manda Su Majestad prevenir a Vuestra Excelencia
nuevamente proporcione a dicho Director todos los auxilios
CARTAS AL SABIO MUTIS 345

y comodidades que necesite para la conclusión de sus obras


y segura remisión de ellas a España, dejando a su arbitrio
el permanecer donde más le convenga para trabajar a toda
su satisfacción con sus dibujantes, y sin menoscabo de su
salud que tánto importa.
Lo que comunico a vuesamerced para su inteligencia y
satisfacción.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Santafé, 27 de abril de 1791.
José de Ezpeleta
Señor Director de la Real Expedición Botánica, don José Celes­
tino Mutis.

A rchivo Nacional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 1, fol. 224.

202.—Del original).
(E xtracto de oficio).

Santafé, 21 de octubre de 1191.


El Director de la Real Expedición Botánica, don José Celestino
Mutis.
Para dar a su obra intitulada la Flora de Bogotá todo el
impulso que estrechamente encarga Su Majestad se le dé,
en las últimas reales órdenes propone se le agreguen para
los trabajos científicos a don Francisco Antonio Zea, sujeto
de su satisfacción, con quinientos pesos anuales, y a sus dos
sobrinos, don José y don Sinforoso Mutis, sin sueldo por
ahora, del mismo modo que está sirviendo tiempo hace
otro joven a quien no nombra. Expone las utilidades que
resultarán de esta agregación, hecha con tan poco grava­
men de la Real Hacienda, pues va a depositar sus conoci­
mientos en cuatro jóvenes y repartir con ellos el trabajo
de sus expediciones.
Avisa que han llegado ya los cuatro pintores de Quito,
destinados por Decreto de este Virreinato, fecha de 30 de
346 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

junio de 90, a substituir los dos de la Academia de San Fer­


nando, con la misma dotación, y pide se continúe desde
luégo el abono de ésta, que es dos mil pesos anuales, desde
que dejaron de percibirla.
Dice que resulta de ella algún sobrante, como también de
las economías que ha hecho sujetando a jornal a todos los
pintores, según sus respectivos sueldos; lo que compone un
fondo de alguna consideración, y debe aplicarse a dotar
cinco pintores más sin nuevo gasto de la Real Hacienda.
Pide se reúna la dotación de pintores y demás empleados
en su oficina en las cajas de esta capital, tomándose noti­
cia del día en que cesaron de percibirla en Honda.
Recomienda el mérito que ha contraído don Francisco
Zabaraín, Oficial de la Expedición, y el que continúa ha­
ciendo para que a su tiempo sea compensado y atendido con
proporción a sus servicios.
También insinúa ser su ánimo formar tan sencilla y cla­
ramente las cuentas de la inversión de los caudales que
están destinados a los gastos de expedición que puedan re­
conocerle fácilmente en la Secretaría del Virreinato, bajo
cuya inmediata protección giran estos asuntos con el cono­
cimiento de todas sus circunstancias que no puedan gra­
duar los Oficiales reales, a quienes son extrañas todas estas
noticias.
Notas.—Se agregan para facilitar la resolución, tres nue­
vas órdenes para su dotación, el sobrante del goce de los de
la Academia y el fondo que resulta de las útiles economías
proyectadas por vuesamerced a las contratas de los demás
pintores.
Así la dotación de éstos, como la de don Francisco Zaba­
raín y demás empleados a la inmediación de vuesamerced,
se reunirán en estas cajas a cuyos Oficiales reales lo preven­
go así con esta fecha, y que al efecto tomen las convenien­
tes noticias del Oficial real de Honda.
Tendré presente en ocasión oportuna la recomendación
que me hace vuesamerced del mérito del referido Zabaraín,
no debiendo dudar todos los empleados en esa oficina de que
CARTAS AL SABIO MUTIS 347

se les atenderá según sus servicios y desempeño, oyendo los


informes de vuesamerced.
Ultimamente, por lo que mira a las cuentas de la inversión
de caudales, me las presentará vuesamerced cuando corres­
ponda, y se reconocerán en la Secretaría de este Virreinato,
en los términos que apetece vuesamerced, para evitar las
dudas que podrían ocurrir en otra oficina, por carecerse en
ella de las noticias y conocimientos necesarios.
Que es cuanto debo decir a vuesamerced en contestación
a su propuesta, esperando tener la satisfacción de manifes­
tar a vuesamerced el celo y actividad con que vuesamerced,
sin perdonar trabajo alguno, promueve la conclusión de la
Flora de Bogotá.
Dios, etc.
Santafé, 11 de noviembre de 91.
Señor don José Celestino Mutis, Director, etc.
M inuta de oficio del V irrey don José de Espoleta.

A rvhivo Nacional. Bogotá—Salón de la Colonia—Im puestos varios,


tom. 15, fol. 458.

203.—Del original).
Teniendo presentes las diversas reales órdenes comuni­
cadas a este Virreinato, y especialmente las últimas de vein­
te y siete de enero de noventa, y veinte y cinco de igual mes
de este año, en que previene Su Majestad se franqueen a
vuesamerced todos los auxilios que pida y necesite para dar
impulso a sus obras; convengo en que como vuesamerced
propone se agreguen a esa Real Expedición Botánica don
Francisco Antonio de Zea, don José y don Sinforoso Mutis
y don Juan Bautista Aguiar, respecto a ser estos jóvenes de
la satisfacción de vuesamerced, y a concurrir en ellos las
348 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

circunstancias necesarias para servir en los objetos de la


Expedición a que quiera vuesamerced destinarlos; gozando
el primero el sueldo de quinientos pesos anuales desde este
día, y los otros tres en clase de meritorios por ahora, a re­
serva de atenderles según su aplicación y desempeño.
En consecuencia, expido con esta fecha las órdenes co­
rrespondientes a los Ministros de Real Hacienda de esta
capital, para que satisfagan a don Francisco Zea el sueldo
que se le ha asignado, previniéndoles también que conti­
núen suministrando los dos mil pesos anuales de la dota­
ción de los pintores de la Academia de San Fernando, desde
el día en que dejaron de percibirla, a fin de que la distri­
buya vuesamerced en los cuatro que han venido de Quito,
y deben sustituir a los dos referidos: en la inteligencia de
que me parece muy bien y apruebo el arbitrio que vuesa­
merced ha tomado de admitir cinco pintores más, destinan­
do para su dotación el sobrante del goce de los de la Amé­
rica, y el fondo que resulta de las útiles economías proyec­
tadas por vuesamerced en las contratas de los demás pinto­
res. Asimismo, he dispuesto que todas las asignaciones de
los empleados a la inmediación de vuesamerced se reúnan
en estas cajas, y que al efecto se tomen las convenientes
noticias del caso en la villa de Honda.
Tendré presente, en ocasión oportuna, la recomendación
que vuesamerced me hace del mérito de don Francisco Ja­
vier de Zabaraín, no debiendo dudar todos los dependientes
de esa oficina de que se les atenderá según su desempeño.
Y por lo que toca a las cuentas de la inversión de caudales,
me las presentará vuesamerced cuando corresponda, y se re­
conocerán en la Secretaría de este Virreinato como vuesa­
merced pide, para evitar las dudas que podrían ocurrir en
otra oficina por carecerse en ella de las noticias y conoci­
mientos necesarios.
Que es cuanto debo decir a vuesamerced en contestación
a su citada carta, esperando tener la satisfacción de mani­
CARTAS AL SABIO MUTIS 3 4 9

festar a Su Majestad el celo y actividad con que vuesamer-


ced promueve la conclusión de la Flora de Bogotá.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Santafé, once de noviembre de mil setecientos noventa
y uno.
/ José de Ezpeleta
Señor don José Celestino Mutis, Director de la Real Expedición
Botánica.

A rchivo N acional. B ogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 1, fol. 225.

204.—Del original).

Acabo de saber que un indio gentil de casa del Ilustrísimo


señor Obispo de Mérida ha sido conducido al hospital por
hallarse a.cometido de las viruelas; y deseando yo precaver
por todos los medios posibles que se comunique y propague
esta enfermedad, espero que vuesamerced me indique con la
brevedad que pide el caso, las providencias y arbitrios que
puedan tomarse para el logro de un fin tan interesante a
la humanidad y particularmente a este Reino, en donde
siempre ha hecho terribles estragos esta enfermedad.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Santafé, 2 de julio de 1793.
José de Ezpeleta
Señor don José Celestino Mutis.

205.—Del borrador).

Don Francisco Zea me ha hecho presente que entre los


efectos embargados cuando su prisión, hay varios libros de
botánica, unos propios y otros ajenos, y que deseando res­
tituírselos a sus dueños y hacer uso de los primeros, solici­
taba se le entregasen, igualmente que varios apuntes y bo­
rradores relativos a la misma Facultad, los cuales jamás
350 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

podrán ser útiles si él mismo no los arregla y aclara; y no


habiendo por parte del Gobierno inconveniente en condes­
cender con esta pretensión, si tampoco lo hubiese vuesa-
merced por lo respectivo a la Expedición a su cargo, po­
drá desde luégo hacerle entregar los efectos de esta espe­
cie que se hallasen aquí, y para los que estén aún en Fusa-
gasugá, a cuyo Alcalde prevengo con esta fecha tenga a dis­
posición de vuesamerced todos los embargados, cuidará Zea
de dejar encargado sujeto de su satisfacción que los recoja
y remita en primera ocasión a Cartagena.
Dios, etc.
2 de octubre de 1795.
(Rúbrica del Virrey Ezpeleta).
Señor Director de la Expedición Botánica.

A rchivo N acional. B ogotá—M ilicias y M arina, tom o 148, fol. 463.

206.—Del original).

Luégo que recibí la carta de vuesamerced de 25 de marzo


último, hice comparecer al pintor José Cortés para que, im­
puesto de su contenido, me expusiese lo que le ocurriera so­
bre la ida a esa ciudad de la mujer de su hijo Antonio, la
del otro hijo pintor que se solicita y la de Francisco Merino,
a fin de providenciar se entregasen en estas Cajas Reales
con cargo de reintegro en las de Honda las cantidades de
pesos que me dice vuesamerced se faciliten a cada uno de
ellos para su aviamiento y marcha; quien en su virtud ex­
puso que no le era posible desprenderse del único hijo que
le quedaba, ya que debía trabajar para su subsistencia, se­
gún lo tenía avisado a vuesamerced, y que aunque no du­
daba de la salida de Merino, ni de la mujer del hijo a que
por su parte había coadyuvado, no podía en la actualidad
tratar de su despacho, porque se hallaba su familia ocupada
en priostazgo de una función, la cual finalizada en estos
CARTAS AL SABIO MUTIS 351

días, empezaría a aviar a la hija, bien que al efecto nece­


sitaría se le aumentase el suplemento, por no serle posible
se proveyese de lo preciso con los ciento veinticinco pesos
que se le franquean.
Avisólo a vuesamerced para su noticia, a quien después
la pasaré de lo que se ejecute; en inteligencia de que si
pudiese acordarse el pintor Merino con cien pesos, de los
ciento veinticinco que se le suplen, se aplicarán los restan­
tes a la mujer de Antonio Cortés, como que ésta debe hacer
más gastos en su conducción, y de lo contrario, dispondré
se aumente a ésta la contribución para que no quede mo­
tivo de excusar su marcha, y se consiga la reunión de su
matrimonio, en cuyo caso mandaré entregar igualmente a
José Cortés los veinticinco pesos que libra a su favor el
Mayordomo de esa Expedición, a cuyo éxito concurriré gus­
toso, franqueándole cuantos auxilios pendan de mi arbitrio
y facultades, para que se consigan los importantes fines del
real servicio y beneficio público que en ello se interesan.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Quito, 3 de mayo de 1790.
Juan Antonio Mon
Señor don José Celestino Mutis.

A rchivo N acional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . Z, fols. 836 y 837.

207.—Del original).
En carta de 3 del que expira, en que contesto el recibo
de la que me dirigió vuesamerced con fecha 25 de marzo
último, le manifesté lo practicado acerca de su contenido,
ofreciendo dar a vuesamerced noticia de lo que se obrase en
el asunto, y ahora diré: que presentada después una instan­
cia por el maestro pintor José Cortés, allanándose a que
pasase a servir en esa Expedición del cargo de vuesamerced
su hijo Francisco Javier, y pidiendo se suministrasen a éste
352 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

y al otro pintor Francisco Villarvel la cantidad de ciento


veinticinco pesos que me propuso vuesamerced se facili­
tase a cada uno de ellos para su aviamiento, y que asimismo
se entregasen a Manuela Gutiérrez, mujer de Antonio Cor­
tés, también hijo de éste, que se halla empleado a las órde­
nes de vuesamerced, veinticinco pesos más de los ciento
veinticinco que propuso vuesamerced se le contribuyesen
para emprender su marcha a esa ciudad, donde existe su ma­
rido, atendidos los mayores gastos que debía ocasionar ésta
en su apronto, dispuse que así se practicara, como que se
entregaran a José Cortés los veinticinco pesos librados a su
favor por el Mayordomo de esa Expedición, y que se pa­
sase a vuesamerced testimonio del expediente para su no­
ticia .
En su virtud, acompaño a vuesamerced el indicado testi­
monio, a fin de que acuerde lo conducente para que se abo­
nen con oportunidad a estas Cajas Reales por las de la villa
de Honda, los cuatrocientos veinticinco pesos que con este
motivo han suplido, y. para que al propio tiempo se halle
vuesamerced instruido de cuanto comprende la representa­
ción hecha por parte de José Cortés.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Quito, 31 de mayo de 1790.
Juan Antonio Mon
Señor don José Celestino Mutis.

A rchivo N acional. B ogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 2, fol. 835 vt.

208.—Del original).

Tengo dada la correspondiente orden a los Oficiales Rea­


les de estas Cajas para que entreguen con cargo de reinte­
gro de las de Honda, a José Cortés, los cincuenta pesos que
su hijo Nicolás, pintor destinado para servicio de la Real
Expedición Botánica del cargo de vuesamerced, le contri­
CARTAS AL SABIO MUTIS 353

buye, para su auxilio, del salario que disfruta, y lo aviso


a vuesamerced en contestación de su carta de 25 de mayo
último, relativa a este asunto.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Quito, 18 de julio de 1790.
Juan Antonio Mon
Señor don José Celestino Mutis.

A rchivo N acional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 2, fol. 838.

209.—Del original).
He mandado pasar a los Oficiales Reales de estas Cajas
una copia de la carta de vuesamerced, de 5 de noviembre
último, en que me avisa haber merecido la aprobación del
Excelentísimo señor Virrey del Reino el pensamiento de
agregar a la Expedición de su cargo otros tres pintores más,
para que luégo que se presenten estos oficiales por parte
del maestro Cortés, encargado de su solicitud, entreguen a
cada uno de ellos, con cargo de reintegro por las Cajas Rea­
les de Honda, los ciento veinticinco pesos que se les asignan
para su aviamiento y transporte, en cuya marcha me per­
suado no habrá duda alguna, mediante a que, como acaba de
exponerme dicho Cortés, se hallan conformes a emprenderla
con la prontitud que se requiere, y yo apetezco, deseoso de
proporcionar a vuesamerced cuantos auxilios pendan de mi
parte, y conciernan al éxito de la interesante comisión pues­
ta a su cuidado.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Quito, 18 de diciembre de 1790.
Juan Antonio Mon
Señor don José Celestino Mutis.

A rchivo Nacional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 2, to l. 839.

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354 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

210.—Del original).

Mediante a que como me manifiesta vuesamerced en carta


de 5 de noviembre próximo pasado, le ha sido preciso se­
parar del servicio de la Comisión en que entiende al oficial
pintor Antonio Silva, por su mala conducta y poca aplica­
ción en el desempeño de sus peculiares funciones, he deter­
minado se haga entender dicha carta a los Oficiales Reales
de estas Cajas, para que no suministren a su mujer más
cantidad que la de los doscientos pesos que propuso vuesa­
merced días pasados se le contribuyera en mesadas para
sus precisos alimentos, ínterim se advertían los efectos de
las providencias que había vuesamerced acordado tomar
para su corrección y enmienda, que ha sido imposible con­
seguir, y para que se hallen asimismo advertidos de que
aunque tenía vuesamerced dispuesto trasladar a Santafé su
oficina y dependientes, deben girarse como en lo pasado a
las Cajas de Honda los libramientos respectivos de las can­
tidades de pesos suplidas en el corriente año, y las que en
adelante se suplan a los pintores y sus familias residentes
en esta ciudad, cuyas cajas se satisfarán.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Quito, 18 de diciembre de 1790.
Juan Antonio Mon
Señor don José Celestino Mutis.

A rchivo Nacional. Bogotá—A suntos Im p o rtan tes, tom . 2, fol. 84* vt.

211.—De una copia).


Por el Rey.
A don José Celestino Mutis, Director de la Expedición Botánica
de Santafé.
Octubre, 1801.
Deseando el Rey promover por todos los medios posibles
la instrucción en la botánica que se franquea gratuitamen­
te a la juventud en el Real Jardín de Madrid, se ha servido
CARTAS AL SABIO MUTIS 355

Su Majestad mandar se forme en él un herbario copioso y


bien servido, digno de dicho establecimiento, y para ello es
su real voluntad que vuesamerced vaya remitiendo opor­
tunamente ejemplares de los que tiene acopiados, como ya
han empezado a ejecutarlo los profesores de esta Península.
De real orden lo participo a vuesamerced para que cumpla
por su parte esta soberana resolución, con el celo que tiene
acreditado para los adelantamientos de la ciencia.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
San Ildefonso, 25 de septiembre de 1801.
José Antonio Caballero
Señor don José Celestino Mutis—Santafé.

Gredilla, op. cit.—Págs. 192 a 193.

212.—Del original).
Enterado de cuanto vuesamerced me informa en su papel
de 29 del mes anterior acerca de los inconvenientes que
ofrece respecto a la policía y salud pública la equivoca­
ción con que se ha entendido por los Consiliarios de Barrio
el artículo 39 del Bando de 14 del mismo mes, dirigido a la
limpieza y aseo de las calles, he dispuesto se suspenda la
operación de arrancar las yerbas menudas y grama, y que
sólo se trate de limpiar las calles de las basuras, escombros
y demás inmundicias a que se contrajo el Bando; asimismo,
he advertido al Comisario don Juan Gómez lo conveniente
acerca de la limpieza de la acera del costado y espalda de
la casa que sirve a la Expedición Botánica, en los términos
que vuesamerced propone y desea.
Lo que aviso a vuesamerced para su inteligencia y satis­
facción, en el concepto de que este superior Gobierno agra­
dece y aprecia el celo con que vuesamerced emplea sus
superiores luces a beneficio del público, y recibirá siempre
3 5 6 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

con agrado cualesquiera avisos con que vuesamerced tenga


a bien ilustrarle para el mejor acuerdo y éxito de las pro­
videncias dirigidas al mismo objeto.
Dios guarde a vuesamerced muchos años.
Santafé, 2 de julio de 1802.
Juan Hernández de Alba
Señor doctor José Celestino Mutis.

A rchivo N acional. Bogotá—Policía, tom o 3, fol. 548.


SIETE CARTAS INEDITAS DE JOSE CELESTINO
MUTIS
(D e la colección de autógrafos del doctor M ario G erm án R om ero ) .

INDICE

1. A don José Valdes. M ariquita, 2 de julio de 1785.


2. A don José Valdes. M ariquita, 23 de septiem bre'de 1785.
3. A don José V aldes. M ariquita, 11 de diciembre de 1785.
4. A l doctor M anuel Alvarez. Santafé, 20 de marzo de 1796.
5. A l doctor M anuel Alvarez, sin fecha.
6. A l doctor M anuel Alvarez. Santafé, 5 de junio de 1796.
7. A l doctor M anuel Alvarez. Santafé, 20 de diciembre de 1796.
Del original).
Sr Dn José Valdes.
Mi estimadísimo Amigo y Sor sea Vmd mui bien llegado,
como ha sido deseado. También supe qe avia Vmd salido de
todo su enpleo, y qe subía Vmd a la lijera con animo resuelto
de preparar su viaje a España en conpa de Madama. Celebro
la resoln qe naturalmte tendría su orijen de lo qe confiden-
ciamte hemos hablado; y espero en Dios hablaremos en Hon­
da, a donde pasare inmediatamte qe lo considere a Vmd próxi­
mo a esa Villa. Mucho celebraré darle a Vmd un abrazo, y re­
petirle mis debidos agradecimtos por el esmero con qe Vmd
se sirvió solicitar mis libros (papel) encomendados. En la ulti­
ma qe escribí a Vmd le suplicaba hiciere toda la dilijencia por
conseguirme la obra del pe Plumier (1) especies de plantas Ame-
ricanas, qe me hacia grande falta.
No sé si se avra conseguido, para traerlo en conpa de los
otros qe alia quedaban en poder de Vmd. El papel y libros re­
mitidos llegaron con prontitud y tan bien resguardados como
lo esperaba de la actividad del Sor Dn Luis Camacho, a qn no
he satisfho los gastos por no aver recibido la cuenta. Dn Juan
Ant° de la Torre me dio noticia de otra encomienda, qe por
no sé qe historieta se trasbordó a otro buque. Todo pudo evi­
tarse ó poniéndole el letrero á S. Ex. o entregándola a Gómez
para que se la uviera encomendado a Vmd. Como deseo ver
estos libros y recibir esas Patentes quisiera qe si Vmd sale an­
tes qe Dn Miguel Navarro, se sirviera traérmela. Esta sera una
nueva fineza sobre las muchas qe le debo. Cuídese Vmd en el1

(1) P lu m ie r , Carlos. Botánico. N ació en 1646 en Marsella; pertenecía a


la O rden de Mínimos; m urió en 1704, en el m om ento de em prender u n
cuarto viaje de exploración a América. Introdujo el uso de dar el nom bre
de botánicos distinguidos a los nuevos géneros de plantas. Escribió: D e s ­
c rip c ió n d e la s p l a n ta s d e A m é r i c a , en fol.; N o v a p l a n t a r u m a m e r i c a n a r u m
g en era , en 4.° (a la cual se refiere la carta); T r a t a d o d e lo s h e lé c h o s d e A m é ­
rica , en fol. T am bién publicó el Arte d e l to r n e r o , 1701, en fol., y dejó m a­
nuscritos preciosos sobre la zoología de América.
360 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

camino, y si ocurriere alga indispos11, que Dios no permita, ten­


drá Vmd la satisfac11de hallarme en Honda, pues yo la tengo
de ser
Su afectísimo Amigo
J. C. Mlitis.
Mariquita 2 de julio de 1785.
(D e la c o le c c ió n d e a u tó g ra fo s d e l p r e s b íte r o d o c to r M ario G e rm á n R o m e ro ).

Del original).
Sr Dn José Váleles.
Mi estimadísimo Amigo y Sor recibí el quadernito, qe leí
con mucho gusto, y me quedare con el si fuere del gusto de
Vmd.
Devuelvo la factura de Libros. De ella escojo la adjunta no­
ta. Suplico a Vmd se sirva tomarlos, y ajustar los precios con
la equidad qe corresponde de buena fe. Tanbien he de mere­
cer a Vmd se tome la molestia de encajonarlos, valiéndose de
los mismos cajones en qe han venido, cuyo inporte se satisfará
con el de los demas gastos. Mi escribiente Dn José Candamo
recibirá los cajones cerrados y bien resguardados para traérme­
los con toda brevedad.
Recibí mi Patente y corresp3 de Suecia qe estaba en poder
de S. Ex. y espero el cajoncito con el P. Provincial de Sn Agn-
Vmd Amigo mió ha de perdonar mis molestias.
Me alegraré qe Vmd vaya desembarazándose pa venirse con
Madama, a qn tendré el gusto de ver en Honda, y dará Vmd
mis expresé Quedo a la dispos11de Vmd, de qn soy
Su Afmo Amigo
J. C. Mutis.
Mariquita 23 de Sete de 1785.
(D e la c o le c c ió n d e a u tó g ra fo s d e l p r e s b íte r o d o c to r M a rio G e rm á n R o m e ro ).

Del original).
Sr Dn José Váleles.
Mi amadísimo Amigo y Sor doi a Vmd las mas rendidas
gracias por la fineza de los libros, cuyos precios aun a pesar
de aver pasado los libros a otra mano hallo ciertamte algo
equitativos. Aun no he tenido el gusto de recibirlos; porqe
CARTAS INEDITAS DEL SABIO MUTIS 361

erré mis cálculos diciendole a Vmd qe entregara el Cajón a


Candamo (1). Creí qe este despacharía con mas prontitud, y
en caso de detenerse enbiaria yo por el cajón. Me vi precisado
a pedirlo, y me responde que abrió el cajón para repartir esos
libros entre los mios: acción disparatada que me ha puesto de
mal humor. Se servirá Vmd pedir el inporte a nro amigo D n
Juan Ximenez.
Lo considero a Vmd en vísperas de viaje, según el tienpo
qe se prescribió; y espero que Vmd me avise para pasar a Hon­
da. Gorraez (2) le vive a Vmd agradecido, y con mucha razón.
Interpone mi respeto para qe Vmd lo prefiera en la venta de
la casa con la equidad posible. No dudo hacerlo a Vmd pre­
sente aviendo hecho yo enpeño de sostener este honrado Mo­
zo, para que su oficina ceda en beneficio del Publico.
Mis finas express a Madama, y Vmd mande con la seguri­
dad de qe soy
Su afmo Amigo
J. C. Mutis
Mariquita 11 de Dice de 1785.
(D e la c o le c c ió n d e a u tó g ra fo s d e l p r e s b íte r o d o c to r M a rio G e rm á n R o m e r# ).

Del original)
Sor Dr Dn Manuel Alvarez (3).
Mi estimadísimo Amigo y Sor quando Vmd se retiro de esta
pa esa ciudad pensé en molestarlo, suplicándole me llevase dos
esclavos marido y muger para venderlos por allá, pero como
esto era gravoso lo suspendí asta qe mi Pintor Xirousa (4) fue­
re por sus niños, como efectivamte lo verificó, y llevó la orden
y poder bastante pa disponer de ello según la instrucon*
Aora me hallo con la noticia de qe no halla venta sin du­
da por la inutilidad qe saben artificiosamte representar esos es­
clavos empeñados en hacerme costos, qe los hize grandes man­
teniéndolos en este Presidio Urbano, donde ellos se dieron la1234
( 1 ) C a n d a m o , José, Escribiente de la Expedición Botánica.
(2) G o r r á e z , A ntonio, boticario, véase tom o I, núm ero 135.
(3) Las tres cartas al doctor Alvarez se refieren a los esclavos Fran­
cisco José de los Reyes y José M aría de los Reyes, que com pró en C arta­
gena a don José Rodríguez el 29 de noviem bre de 1788, y a quienes otorgó
carta de libertad a prim ero de julio de 1808. (V éase tom o I, núm ero 138J.
(4) X i r o u s a , M anuel José, ecuatoriano, p in to r de la Expedición Botá­
nica.
362 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

buena maña de congraciarse, y estar casi a su libertad, y ha­


ciendo sus grangerias la Mulata qe es excelente busca vida.
Ellos son buenos esclavos, y su inutilidad es puramte arti­
ficiosa. Mas instándome ya Xirousa por su vuelta, y faltando
de ai nro Amigo el Gobor a qn entonces escribí recomendando
la venta con la desgracia de aver salido al dia sigte de la llega­
da de Xirousa, y no siendo justo dexar abandonados esos es­
clavos a su libertad, qe es lo qe ellos intentan, suplico a Vmd
se sirva hacerse cargo de ellos, haciéndoles trabajar para sus
alimentos mientras se proporciona una venta razonable. Me
parece qe con el conocimiento qe ya tiene Vmd del Pays, y sus
amistades y conexiones, le será fácil salir de ellos con el tiem­
po, y valerse de los arbitrios convenientes para que no hagan
mayores gastos. Desde luego daré por bien hecho qto Vmd gus­
te hacer y disponer de ellos, porqe ciertamte deseo verme libre
de este cuidado.
Dispense Vmd Amigo mió esta molestia, y mándeme con la
satisfacción de qe soi su afmo Amigo,
J. C. Mutis.
Santafe 20 de marzo de 1796.
(D e la c o le c c ió n d e a u tó g ra fo s d e l p r e s b íte r o d o c to r M a rio G e rm á n R o m e ro ',

Del original)
Sor JJr [)n Manuel Alvarez-
Mi estimadísimo Amigo y Sor ya uviera dispuesto dias ha
de esos esclavos, si el Maestro Pintor Tello (1) no uviera in­
terrumpido esta resolución con la propuesta de la compra de
ellos. Parece averse arrepentido por el motivo de la enferme­
dad qe habra sabido pintarla la mulata. Crea Vmd. qe ellos
han logrado engañar a todos haciéndose unas veces enfermos,
y otras inútiles con la esperanza de qe aburrido yo les diere la
íibertad, ó la mala intención de ocasionar gastos. Y supuesta
esta verdad, y el ultimo desengaño qe me comunica Vmd. por
nro Amigo Escallon, (2) vuelvo a tomar la resolución en qe
pensaba; y en qe los ceda Vmd. en mi nombre á algún Hospi­
tal ó convento de Religiosos ó Monjas, donde puedan estar su­
jetos a servidumbre como tales esclavos. Yonotengoconocim10
de tales casas y Monasterios para hacer la elección mas opor-
(1) T e llo , Félix, ecuatoriano, p in to r de la Expedición Botánica.
( 2 ) E s c a lló n , doctor A n to n io José.
CARTAS INEDITAS DEL SABIO MUTIS 363

tuna con la mira de que reconozcan Amos para qe puedan ser


corregidos, y no pierdan sus almas. Por tanto me parecería
conveniente que Vmd. lo consulte con el Sr Dr Grijalva (1),
y de común acuerdo proceda Vmd a la sobredicha cesión con
toda la brevedad posible pa no volver yo á pensar en esos des­
graciados muebles, qe tanto me han dado qe hacer contra si
mismos. Ellos se han perdido la libertad, qe yo les uviera dado
después de diez años de un regular servicio.
Yo viviré mui agradecido a los cuidados que Vmd tanbn
ha participado por complacerme en este encargo; y quedará
finalmte sellado mi agradecimto con la acertada elección, que
espero haga Vmd en dha cesión para cubrir mi conciencia por
el cuidado y atención de mirar al bien espiritual de dhos es­
clavos.
Mis reverentes expresiones al Sr Dr Dn Mariano Grijalva; y
Vmd mánde con la satisfacción de que soi Su afmo Amigo,
J. C. Mutis.
P. D. Ya Vmd. avra sabido reservadisimamte...... (ilegible)
Vale.
(D e la c o le c c ió n d e a u tó g ra fo s d e l p r e s b íte r o d o c to r M ario G e rm á n R o m e ro ). (I)

( I ) G r i ja lb a , doctor Juan M ariano. Nació este ilustre sacerdote en la


V illa de San Miguel de Ibarra, en el Ecuador. Fue a Popayán siendo niño,
y encontró u n protector en el jesuíta Francisco Pérez, quien adivinó en él
las mejores aptitudes para el estudio y lo envió a la U niversidad de Lima.
A llí se distinguió en el estudio de las ciencias y especialm ente en la me­
dicina; recibió las O rdenes Sagradas y volvió a Popayán en 1761 como Se­
cretario del Ilustrísimo señor don Jerónim o A n to n io de O bregón y M ena.
Fue nom brado luégo C ura de N óvita, y en 1778 se le confió la iglesia de la
C om pañía, que fue erigida luégo en parroquia, siendo el doctor Grijalba
su prim er C ura Párroco. C inco años más tarde fue nom brado C atedrático
de M oral, D irector G eneral de Estudios y R ector en propiedad del Colegio
Sem inario de Popayán. Enseñaba el griego y la m edicina a los alumnos
más adelantados, y servía de médico gratuito a to d a la ciudad.
O rador ilustrado y elocuente, versado en las ciencias naturales, m antuvo
correspondencia y relaciones con los cultivadores de tales estudios, y siguió
muy de cerca las labores de la Expedición Botánica.
Los veinticinco años de rectorado en el Colegio Sem inario fueron muy
fecundos en sabias y prudentes iniciativas: m ejoró la fábrica m aterial del
edificio, dotó de rentas suficientes a la institución, y sobre to d o puso todo
su em peño en m ejorar los estudios del Sem inario hasta el p u n to de pre­
ten d er con justicia, se le concediera el título de U niversidad.
En los prim eros días de febrero de 1808 m urió el doctor G rijalba, sien­
do R ector del Seminario y dignidad Tesorero de la Iglesia C atedral de Po­
payán.
Cfr. H is to r ia d e la D ió c e s is d e P o p a y á n . (Biblioteca de H istoria N acional,
volum en LXXIV).
Cfr. H is to r ia d e l R e a l C o le g io S e m in a r io d e Sun F r a n c is c o d e A s í s d e P o p a ­
y á n . (Biblioteca de H istoria Nacional, volum en LXXVJ.
364 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Del original)
Sor Dr Dn Manuel Alvarez.
Mi estimadísimo Amigo y Sor después del ultimo correo re­
cibí la favorecida de Vmd, por la que veo las diligencias qe se
ha servido practicar a fin de conseguir la venta de esos escla­
vos. Aunqe me aya parecido mui bajo el avaluó, daré por bien
dispuesto salir de ellos, aunque sea perdiendo tanto, porqe ape­
nas saco el costo de averies mantenido en el presidio por su
perrera, el costo del viaje a esa, y los cinquenta del pico de su
valor, y aun quando aya quien dé los quatrocientos ps que pa­
rece un precio regular en las circunst8 de desear cortar la de­
pendencia. El negro es buen trabajador, y el actual estado de
convaleciente de la Mulata, qe no es tan vieja, sobre sus habi­
lidades, promete un razonable servicio de algunos años. De
qualq1*3 modo yo quedo contento y agradecido de lo que Vmd
disponga.
He sabido por mi Sra Da Magda Ortega (l) qe nro Nariño
siguió inmediatamente para la Corte. Puede ser qe estos infeli­
ces asuntos tomen mejor semblante, especialmte si fuere cierto,
como se asegura, qe todos los expedientes, y represent8 de los
interesados han pasado de la via reservada al Consejo de In­
dias; Quiéralo Dios para que asi pueda aclararse la inocencia.
Celebraré la continuación de la salud de Vmd en conpa de
Madama y Niños, y que Vmd me mande con la satisfacción de
qe soi su intimo Amigo,
J. C. Mutis
Santafé 5 de junio de 1796.
Mis reverentes expres8 al Sr Dr Dn Mariano Grijalva de
qn frecuentemte me acuerdo, pero con el desconsuelo de no
avernos visto siquiera una vez en esta vida. Dios nos conceda
este gusto en la gloria. Vale.
(D e la c o le c c ió n d e a u tó g ra fo s d e l p r e s b íte r o d o c to r M ario G e rm á n R o m e ro ),

( 1 ) M a g d a l e n a O r t e g a contrajo m atrim onio con A n to n io N ariño, el Pre­


cursor, el 27 de marzo de 1785.
N ariño salió de Bogotá en calidad de preso con rum bo a C artagena el
30 de octubre de 1795; el 19 de diciembre el V irrey Ezpeleta o rdenó que
N ariño siguiera a España con los demás sindicados p or el delito de suble­
vación; en los primeros días del mes de enero de 1796 N ariño se embarcó
en C artagena para La Habana; el 22 de enero salió de La H abana con rum ­
bo a España, y el 17 de marzo, al llegar a Cádiz, N ariño logró fugarse. O cho
días después de escrita la carta de M utis, N ariño em prendía viaje a Francia.
CARTAS INEDITAS DEL SABIO MUTIS 3 6 5

Del original)
Sr Dr Dn Manuel Alvarez.
Mi estimadísimo Amigo y Sor las muchas tareas, que me
ocurrieron antes de la salida del Sor Virrey para acabar de
arreglar algunos asuntos de la Expedición, y finalizar otros en­
cargos particulares de dho Sor me impidieron corresponder a
su ultima favorecida: bien que por otra parte no sabia el par­
tido que tomar acerca de los esclavos en vista de la inutilidad
con que ellos se fin jen y desacreditan para no hallar amo qe los
compre. Esta iniquidad, que también la manifestaron aqui, me
hacia pensar en qe costare lo qe me costara debería echarlos a
Barbacoas; pero en esto me detenían otras consideraciones pia­
dosas, de que ellos no son merecedores.
Hallándome aora con la novedad que el Maestro Pintor de
esa ciudad escribe al Mayordomo de la Expedon proponiéndo­
le la compra de dhos esclavos por trescientos ps los doscientos
en plata al plazo de un año, y los restantes ciento y cinqta en
el valor de una imagen qe termino aqui para la venta; y sien­
do inclinado el dho Mayordomo a dar gusto a Tello, he con­
descendido en que lo verifiquen; y para esto suplico a Vmd
como Dueño de mi voluntad qe igua!mte condescienda en el
supuesto de no averse presentado otra venta asta la presente
pa resarcir los muchos gastos ocasionados por esos malvados.
Si ellos me uvieran servido con lealtad, a los diez años les
avria dado la libertad, qe ellos han perdido por su mala con­
ducta. Yo estoi sumamte agradecido al cuidado que Vmd ha
tenido con ellos, especialmte en la enfermedad de la Mulata.
Salgamos pues de una vez de ellos pa evitar de este modo las
molestias qe traen estas penosas comisiones.
La muerte de nrobuen Amigo Prieto (1) nos ha lastimado
a todos sus verdaderos Amigos. El era mui bueno, y espera­
mos qe le aya tocado la feliz suerte de los que viven con el
pensamiento de salvarse.
No tengo presente qe cosa me insinuó Vmd qe quería so­
bre la Cerveza de Quina. Si es cosa que no este en los perió­
dicos qe trataban sobre este asunto, contestare puntualmte sa­
tisfaciendo sus deseos.
Quedo a la dispcsn de Vmd, de qn soi su afmo Amigo
J. C. Mutis.
Santafé 20 de Dice de 1796.
(D e la c o le c c ió n d e a u tó g ra fo s d e l p r e s b íte r o d o c to r M a rio G e rm á n R o m e ro ) .

(11 P r ie to , M anuel V icente (i) Véase tom o I, núm ero 91, M ario G erm án
R o 8 ero.
El presente volumen, II del Archivo Epistolar del
sabio naturalista José Celestino Mutis, fue presen­
tado por su autor a la consideración de la II Asam­
blea Internacional de Americanistas, reunida en la
ciudad de Sevilla (España), el l 9 de octubre de
1947, a la cual concurrió por invitación del Gobierno
español.
Como resultado de las nuevas investigaciones em­
prendidas en el Archivo General de Indias (Sevi­
lla), y en el Real Jardín Botánico de Madrid, esta
colección epistolar se ha enriquecido notablemente,
dando origen a un nuevo tomo que está en prepa­
ración.
Madrid, 1948.
G. H. de A.
INDICE GENERAL ALFABETICO
N ota lim in a r.
ALSTROEMER, CLAUDIO
Aristócrata sueco naturalista.
C arta a C lem ente R uiz. E n n o ta .
Núms. Págs.
Gothenbürg 14 de m ayo de 1774 ...................................... S 21
ANDINO, ESTANISLAO
Oidor Director General de Estudios en
el Nuevo Reino de Granada.
Santaíé, 14 de fe b rero de 1787 ................................ 198 M6
BERGIUS, PEDRO TONAS
Profesor sueco de Historia Natural y de
Farmacia
Estokolm o, 10 de m arzo de 1778 .................................... 18 68
BERTRAND Y B ELLIER
Libreros y exportadores.
P arís, 17 de m ayo de 1785. E n n o t a ..................... 14 40
BONPLAND, AIM E G .
Naturalista y explorador francés.
Popayán, 26 de noviem bre de 1801 ........................... 24 m
CABALLERO Y GONGORA, ANTONIO
Arzobispo y Virrey del Nuevo Reino
de Granada.
S antaíé, 30 de m arzo de 1783 ..................................... 152 303
1“ de a b ril de 1783 ............................................. 153 304
T urbaco, 13 de o ctu b re de 1783 ................................ 154 305
S antaíé, 21 de agosto de 1784 ..................................... 155 306
H onda. 5 de n o viem bre de 1784 ........................... 156 307
C artagena, 20 de diciem bre de 1784 ............................ 157 307
4 de enero de 1785 .................................... 158 308
11 de enero de 1785 .................................... 159 308
25 de enero de 1785 .................................... 160 309
T urbaco, 10 de sep tiem b re de 1785 .......................... 161 310
13 de sep tiem b re de 1785 .......................... 162 310

C artas a Mutis—24
3 7 0 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

Núms. Págs.
C artagena, 11 de m arzo de 1786 ..................................... 163 311
T urbaco. 23 de junio de 1786 ...................................... 164 311
4 de julio de 1786 ...................................... 165 312
11 de agosto de 1786 ..................................... 166 313
1? de o ctu b re de 1786 .................................. 167 313
16 de o ctubre de 1786 ................................. 163 315
6 de noviem bre de 1786 ........................... 169 315
18 de noviem bre de 1786 ........................... 170 316
C artagena, 11 de diciem bre de 1786 ............................ 171 317
11 de diciem bre de 1786 ............................ 172 317
20 de diciem bre de 1786 ............................ 173 318
22 de diciem bre de 1786 ............................ 174 319
23 de diciem bre de 1786 ............................ 175 319
9 de enero de 1787 ..................................... 176 320
9 de enero de 1787 ..................................... 177 321
3 de fe b rero de 1787 .................................. 178 322
26 de a b ril de 1787 .................................. 179 323
T urbaco, 3 de ju lio de 1787 ...................................... 180 324
3 de julio de 1787 ...................................... 181 324
9 de agosto de 1787 ..................................... 182 325
C artagena, 12 de octubre de 1787 ................................ 183 326
2 de enero de 1788 ...................................... 184 326
11 de enero de 1788 ...................................... 185 327
T urbaco, 26 de sep tiem b re de 1788 ........................... 186 328
26 de m arzo de 1789 ..................................... 187 329

CABALLERO, JO SE ANTONIO
S ecretario de Estado español.
S an Ildefonso, 25 de sep tiem b re de 1801 ......................... 211 354

CALDAS Y TENORIO, FRANCISCO


JO SE DE
Insigne sabio n a tu ra lista y astrónom o
colom biano.
Popayán, 5 de agosto de 1801 .................................. 60 135
Quito, 6 de a b ril de 1802 .................................... 61 140
21 de a b ril de 1802 .................................... 62 147
6 de m ayo de 1802 . . . . ......................... 63 154
21 de junio de 1802 .................................... 64 158
6 de ju lio de 1802 .................................... 65 164
21 de julio de 1802 .................................... 66 170
8 de agosto de 1802 ................................... 67 173
Ibarra, 23 de sep tiem b re de 1802 ......................... 68 175
Otavalo, 7 de noviem bre de 1802 ......................... 69 182
22 de noviem bre de 1802 ......................... 70 190
Quito, 6 de enero de 1803 .................................... 71 192
20 de feb rero de 1803 .............................. 72 194
21 de a b ril de 1803 .................................... 73 197
6 de mayo de 1803 ................................... 74 199
21 de mayo de 1803 .................................... 75 201
6 de julio de 1803 .................................... 76 202
Ib arra, 6 de octubre de 1803 .............................. 77 204
Quito, 21 de noviem bre de 1803 ......................... 78 210
6 de enero de 1804 ................................... 79 213
6 de feb rero de 1804 ................................ 80 218
Sin lu g ar ni fecha ................................................................... 81 222
Quito, 6 de ju lio de 1804 .................................... 82 223
Cuenca, 28 de agosto de 1804 ................................... 83 225
28 de septiem bre de 1804 ......................... 84 227
Quito, 2 de enero de 1805 .................................... 85 229
CARTAS AL SABIO MUTIS 371

Núms. Págs.
Quito, 6 de m arzo de 1805 .................................... 86 230
21 de m arzo de 1805 .................................... 87 231
Pasto. 28 de a b ril de 1805 ...................................... 88 233
Popayán, 20 de m ayo de 1805 ..................................... 89 234
5 de jun io de 1805 ..................................... 90 235
CAMPO LARRAONDO, MARIANO DEL
A legría, 12 de m arzo de 1806 ..................................... 57 124.
CARLOS III DE ESPAÑA
San L orenzo el Real, Io de noviem bre de 1783.............. 188 330
CARRION Y ANDRADE, JO SE D.
G obernador de C artag en a de Indias.
C artagena, 11 de enero de 1788 ..................................... 44 102
A n e x o .......... 45 103

CAVANILLES, ANTONIO
D irector del R eal Ja rd ín B otánico
de M adrid (España).
París, 1? de m ayo de 1786 .................................... 35 86
2 de a b ril de 1787 ..................................... 36 87
M adrid, 22 de fe b re ro de 1794 ................................... 37 88
28 de a b ril de 1795 ..................................... 38 89
18 de agosto de 1801 .................................... 39 95
18 de agosto de 1801 .................................... 40 96
2 de m arzo de 1802 .................................... 41 97
19 de ju n io de 1802 ..................................... 42 98
22 de enero de 1803 .................................... 43 100
CERVANTES, VICENTE
B oticario y N a tu ralista del R eal Ja rd ín
Botánico de M adrid y C atedrático del
de México.
Méjico, 27 de m arzo de 1788 .................................... 46 105
27 de diciem bre de 1788 ........................... 47 107
COUHITTE, ANDRES
A gente C om ercial en Cádiz.
Cádiz, 6 de julio de 1785 ...................................... 20 54
30 de m ayo de 1786 ..................................... 21 58
COSSIO, PEDRO ANTONIO DE
C orresponsal de M utis en la ciudad
de Lima.
Lima, 10 de enero de 1767 ...................................... 29 75
DIAZ Y GARCIA, JO AQ UIN
Fusagasugá, 22 de o ctubre de 1795 ................................... 53 119
EZPELETA, JO SE DE
V irrey del Nuevo Reino de G ranada.
Santafé, 9 de fe b rero de 1790 ................................. 198 341
29 de o ctubre de 1790 ................................... 199 342
19 de diciem bre de 1790 .......................... 200 343
372 GUILIERMO HERNANDEZ DE ALBA

Núms. Págs.
Santafé, 27 de a b ril de 1791 ...................................... 201 344
— 27 de o ctu b re de 1791 ................................. 202 345
— 11 de n oviem bre de 1791 ........................... 203 347
— 2 de ju lio de 1793 ...................................... 204 349
2 de o ctu b re de 1795 ................................... 205 349

FLOREZ, JO SE ANTONIO
Discípulo del sabio M utis en el
Colegio M ayor de N uestra Señora
del Rosario.
Santafé, 5 de feb rero de 1778 .................................. 30 82
17 de fe b rero de 1778 .................................. 31 83
GAHN, JU A N JACOBO
D iscípulo de Linneo y Cónsul
de Suecia en Cádiz.
Cádiz, 10 de feb rero de 1774 .................................. 5 20
— 6 de a b ril de 1776 ...................................... 6 22
Estocolmo, 15 de a b ril de 1778 ...................................... 7 24
F rag m en to sin f e c h a ................................................................... 8 25
Cádiz, 12 de m arzo de 1784 .................................... 9 25
F rag m en to sin f e c h a .................................................................... 10 28
Cádiz, 29 de o ctubre de 1784 ................................. 11 29
— 13 de julio de 1785 ...................................... 12 35
— 29 de septiem bre de 1785 ....................... ... 13 36
— 15 de n oviem bre de 1785 ........................... 14 37
— 15 de m arzo de 1786 ..................................... 15 40
— 19 de m ayo de 1786 ..................................... 16 46
San Ildefonso, 29 de agosto de 1787 ................................... 17 48
Cádiz, 8 de o ctubre de 1788 ................................ 18 51
GAL VEZ, JO SE DE
M inistro de Estado español.
San Lorenzo, 4 de noviem bre de 1783. En n o ta .. .. 188 330
G IL DE TEJAD A, VICENTE
C atedrático de M edicina en el
Colegio M ayor de N uestra Señora
del Rosario.
Santafé, 2 de julio de 1803 ...................................... 54 120
GUIRIOR, MARQUESA DE
Esposa del E xcelentísim o señor
M anuel de G uirior, V irrey del
Nuevo Reino de G ranada.
M adrid, 22 de julio de 1789 ..................................... 51 115
GOMEZ ORTEGA, CASIMIRO
N atu ralista, Médico, F arm acéutico
y P rim e r C atedrático del R eal
Ja rd ín B otánico de M adrid.
M adrid, 1783, fragm ento 32 83
CARTAS AL SABIO MUTIS 373

GUTIERREZ DE PIÑ ERES, JU A N


FRANCISCO
R egente V isitador del Nuevo Reino
de G ranada.
Núms. Págs.
Santafé, 21 de m arzo de 1783 ..................................... 151 302
HERNANDEZ DE ALBA, JU A N
O idor D ecano de la R eal A udiencia
del Nuevo R eino de G ranada.
Santafé, 2 de julio de 1802 ..................................... 212 355
HUMBOLDT, A LEJANDRO, BARON DE
Sabio n a tu ra lista y e x p lo rad o r alem án.
Popayán, 10 de n oviem bre de 1801 .......................... 25 71
ITURRATE, FRANCISCO
S ecretario d el V irreinato.
Santafé, 14 de agosto de 1776 ..................................... 148 301
14 de o ctu b re de 1776 ................................. 149 301
FLOREZ, MANUEL ANTONIO
V irrey del N uevo R eino de G ranada.
Santafé) 25 de septiem bre de 1777 ........................... 150 302
LABILLARD IERE
M iem bro del In stitu to de F rancia.
P arís, 24 de m arzo de 1803 ...................................... 27 74
LE BLOND, JU A N BAUTISTA
Médico y n a tu ra lista francés.
P arís, Sin fecha ........................................................... 22 59
LINNEO, CARLOS
Insigne sabio, botánico sueco.
Estocolmo, año de 1765 ..................................................... 1 13
10 de a b ril de 1769 ...................................... 2 14
año de 1773 ........................................................ 3 15
LINNEO, H IJO , CARLOS
Estocolmo. año de 1778 ...................................................... 4 17
MATIZ, FRANCISCO JA V IER
H erbolario e insigne p in to r de la
R eal E xpedición B otánica.
M ariquita, 2 de feb rero de 1789 .................................... 48 112
7 de fe b rero de 1789 .................................... 49 113
M E JIA DEL VALLE, JO SE
C orresponsal ecuatoriano del
sabio M utis.
Quito, 21 de agosto de 1803 55 121
374 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

MON, JU A N ANTONIO
Fiscal del Nuevo Reino de
G ran ad a y P resid en te de la
A udiencia de Quito.
Núms. Págs,
Q uito, 3 de m ayo de 1790 .............................. 206 350
— 31 de m ayo de 1790 ............................... 207 351
— 18 de julio de 1790 . . . . ............................... 208 352
— 18 de diciem bre de 1790 ............................... 209 353
— 18 de diciem bre de 1790 ............................... 210 354

NEE, LUIS
M iem bro de la Expedición de
M alaspina.
M adrid. Sin f e c h a ............................................................... 52 116

N ., M ARIA JO SE FA
Del Nuevo R eino de G ranada.

Sin lu g ar n i fecha ...................................................................... 59 132


N. N.
Sin lu g ar n i f e c h a ........................................................................ 50 114

POMBO, JO SE IGNACIO DE
N atu ralista, p ro tecto r de los
estudios científicos en el Nuevo
Reino de G ranada.

C artagena, 10 de jun io de 1800 ....................................... 91 239


— 10 de agosto de 1800 ..................................... 92 240
— 20 de a b ril de 1800 ................................... 93 241
— 10 de diciem bre de 1800 ............................. 94 243
— 30 de enero de 1802 ................................... 95 243
— 30 de a b ril de 1802 ................................... 96 245
— 20 de m ayo de 1802 ................................... 97 247
10 de julio de 1802 ...................................... 98 247
— 30 de enero de 1803 ...................................... 99 248
— 20 de fe b rero de 1803 .................................... 100 249
— 30 de ab ril de 1803 ........................................ 101 250
— 10 de junio de 1803 ................................... 102 251
— 20 de junio de 1803 ................................... 103 252
— 10 de o ctubre de 1303 .................................... 104 252
— 10 de noviem bre de 1803 ............................. 105 254
— 20 de noviem bre de 1803 ............................. 106 255
— 30 de noviem bre de 1803 ............................. 107 256
— 20 de diciem bre de 1803 ............................ 108 257
— 10 de m arzo de 1804 ..................................... 109 257
— 10 de a b ril de 1804 .................................. 110 257
— 20 de mayo de 1804 .................................. 111 259
— 20 de jun io de 1804 ........................................ 112 259
— 10 de ju lio de 1804 ........................................ 113 261
T urbaco, 29 de o ctubre de 1804 .................................. 114 262
— 10 de diciem bre de 1804 ............................. 115 263
C artagena, 20 de diciem bre de 1804 ............................. 116 264
T urbaco, 20 de m arzo de 1805 .................................. 117 264
C artagena, 10 de m ayo de 1805 .................................. 118 265
— 30 de m ayo de 1805 .................................. 119 265
CARTAS AL SABIO MUTIS 375

N úm s. Págs.
Turbaco, 20 de julio de 1805 ................................... 120 266
C artagena, 10 de septiem bre de 1805 ........................... 121 266
30 de sep tiem b re de 1805 ........................ 122 267
30 de o ctu b re de 1805 ................................ 123 268
10 de n o viem bre de 1805 ........................... 124 271
10 de diciem bre de 1805 ............................ 125 272
30 de diciem bre de 1805 ............................ 126 273
20 de enero de 1806 ................................... 127 275
10 de m arzo de 1806 ..................................... 128 277
20 de m arzo de 1806 ..................................... 129 278
10 de a b ril de 1806 ...................................... 130 278
10 de m ayo de 1806 ...................................... 131 279
20 de m ayo de 1806 ...................................... 132 279
10 de jun io de 1806 ...................................... 133 282
30 de ju n io de 1806 ...................................... 134 282
10 de agosto de 1806 ..................................... 135 284
20 de agosto de 1806 ..................................... 136 286
10 de sep tiem b re de 1806 ........................... 137 287
10 de o ctubre de 1806 .................................. 138 287
10 de n o viem bre de 1806 ........................... 139 288
30 de diciem bre de 1806 ............................ 140 289
10 de fe b rero de 1807 .................................. 141 289
10 de m arzo de 1807 ..................................... 142 290
20 de ju n io de 1807 ...................................... 143 291
10 de sep tiem b re de 1807 ........................... 144 293
30 de ab ril de 1808 ...................................... 145 293
30 de ju n io de 1808 ...................................... 146 296
10 de julio de 1808 ............................ ...... 147 297

PO RLIER, ANTONIO
S ecretario de Estado español.

A ranjuez. 12 de m ayo de 1788 ....................................... 194 336


5 de ju n io de 1788 ...................................... 195 339
M adrid, 25 de enero de 1791 ..................................... 196 339
25 de enero de 1791 ..................................... 197 340

RESTREPO, JO SE MANUEL
S ecretario de Estado, G eógrafo e
H istoriador de Colombia.

Santafé, 24 de enero de 1808 58 131

RODRIGUEZ DE RIVAS, VICENTE


Médico español.

Sin lugar, año de 1761 28 74

SANCHEZ DE TEJAD A, IGNACIO


S ecretario del V irrein ato y
D iplom ático neogranadino.

C artagena. 30 de agosto de 1804 ..................................... 56 123

SCHOUSBOE, N .
A sesor de Com ercio en Copenhague.

Copenhague, 3 de ju lio de 1799 ...................................... 23 62


3 7 6 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

SONORA, MARQUES DE
S ecretario de Estado español.
Núms. Págs.
San Ildefonso, 2 de o ctubre de 1786 . . . . .... .......... 189 332
VALENZUELA, ELOY
Secerdote. N atu ralista, S ubdirector
de la R eal E xpedición B otánica.
M ariquita, 30 de agosto de 1783 ............. ................. 33 84
B ucaram anga, 19 de julio de 1808 ...................................... 34 84
VILLALUENGA, JU A N JO SE
P resid en te de la R eal A udiencia
de Quito.
Quito, 3 de o ctubre de 1786 ................. ............. 190 333
— 24 de diciem bre de 1786 . . . . ................. 191 334

3 de m arzo de 1787 ..................... .. .... 192 335
W ILDDENOW, CAROL, LUDOV,
P ro feso r de B otánica.
B erlín, 21 de agosto de 1802 ............................... 26 72
Se acabó de imprimir este libro en la Imprenta Nacional de
Colombia, el día 24 de ¡unió de 1949, siendo Ministro
de Educación Nacional el doctor Elíseo Arango;
Director del Departamento de Extensión Cultural
y Bellas Artes, el Maestro León de Greiff, y
Jefe de Cultura Popular y Publicaciones
el doctor Jorge Luis Arango.
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