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INDICE

CAPITULO I GENERALIDADES DEL TEMA ........................................1


CAPITULO II ........................................................................................5
CONSTRUCCION DE LA COMUNIDAD NACIONAL ...........................5
1. IDENTIDAD NACIONAL Y DIVERSIDAD CULTURAL ................................................. 5
1.1. UN PAIS DIVERSO: .................................................................................................... 5
2. UNIDAD NACIONAL ........................................................................................................... 7
3. PLANTEAMIENDO DE LA UNIDAD Y LA PROBLEMÁTICA NACIONAL ............... 9
4. FUNCIONES DE LA IDENTIDAD NACIONAL ............................................................. 12
5. IMPORTANCIA D ELA IDENTIDAD NACIONAL ......................................................... 13
6. BUSQUEDA DE LA IDENTIDAD NACIONAL .............................................................. 13
7. CAUSAS DE LA AUSENCIA DE IDENTIDAD NACIONAL ....................................... 14
7.1. LA DIVERSIDAD CULTURAL DEL PERÚ ............................................................ 15
7.2. LA DESTRUCCIÓN DE TODAS LA FORMAS DE CULTURAS PERUANAS 15
7.3. LA AUSENCIA DE PROYECTOS ........................................................................... 15
7.4. LA ALINEACIÓN........................................................................................................ 15
7.5. LA PLURICULTURALIDAD ..................................................................................... 15
8. POSIBLES SOLUCIONES A LA CRISIS DE LA IDENTIDAD NACIONAL ............ 16
8.1. UNA BUENA ENSEÑANZA DE NUESTRA HISTORIA ...................................... 16
8.2. LA FORMULACIÓN DE TALLERES DE SENSIBILIZACIÓN ........................... 16
8.3. LA APLICACIÓN DE FICHAS PEDAGÓGICAS .................................................. 16
8.4. SOMOS UNA PAÍS QUE SE HA FORMADO SOBRE LA BASE DE
FUSIONES .............................................................................................................................. 16
9. EL SURGIMIENTO DEL NACIONALISMO Y LA CONCIENCIA NACIONAL ........ 17
10. LA IDENTIDAD NACIONAL EN EL PERU ............................................................... 18
11. ANALISTAS INCLUIDORES DE LA IDENTIDAD NACIONAL EN LA POLITICA
PERUANA ................................................................................................................................... 19
12. LA NACION DEL SIGLO XXI ...................................................................................... 23
12.1. UNA AMPLIA BASE DE CULTURAS POPULARES ...................................... 23
12.2. LAS ELABORACIONES DE LOS ESPECIALISTAS DE LA CULTURA..... 23
CAPITULO III .....................................................................................26
CONSTRUCCION DE LA COMUNIDAD Y UNIDAD NACIONAL CON
LA FORMACION COMO ESTADO ....................................................26
13. LA DIFICIL CONSTRUCCION DE LA COMUNIDAD POLITICA. ......................... 26
14. LA EVOLUCION DE LOS CONCEPTOS .................................................................. 27
15. EL DISCURSO AUTORITARIO Y SUS EXPRESIONES DICTATORIAS ............ 30
16. EL DISCURSO FASCISTA, UNA SOMBRA DEL PASADO .................................. 39
17. EL IZQUIERDISMO SINDICAL Y POLITICO ............................................................ 43
18. DEMOCRACIA PARTICIPATIVA VERSUS DEMOCRACIA REPRESENTATIVA
46
19. LA COMUNIDAD POLITICA COMO DEMOCRACIA SOCIAL .............................. 47
20. CONCLUSIONES........................................................................................................... 50
21. BIBLIOGRAFIA .............................................................................................................. 53
CAPITULO I GENERALIDADES DEL TEMA

RESUMEN:

El Perú es un país que goza de una gran diversidad, debido a que ha


incorporado diferentes culturas como la de los moriscos, los africanos, asiáticos y
la de los mismos colonizadores. Asimismo, nuestro país está en proceso para la
creación de una cultura nacional libre de prejuicios y desconfianza. A continuación,
se desarrollará la diversidad del Perú y la difícil formación de una comunidad
nacional en nuestro país.

En primer lugar, la diversidad del Perú abarca muchos temas, pero en este texto
se tomará en cuenta solo la diversidad en sus regiones y en la agricultura. Por un
lado, en el Perú se encuentra casi la totalidad de microclimas existentes en la
tierra; además, cuenta con tres regiones naturales: la costa que es un territorio
desértico y cuenta con mucha presencia de fuertes lluvias e inundaciones; la
sierra, en la que predomina la diversidad geográfica y ecológica; y la selva fuente
de biodiversidad más grande del mundo. Por lo tanto, esta diversidad ha
provocado la existencia de diferentes formas de vida. Por otro lado, el Perú tuvo
éxito en la agricultura ya que las civilizaciones andinas se emplearon un plan
estratégico llamado “El control vertical de un máximo de pisos ecológicos”. Esta
actividad consiste en que los agricultores poseen varias parcelas ubicadas en
diversos pisos ecológicos ya que de esta manera pueden cultivar una enorme
variedad de especies vegetales. Asimismo, esta opción permite la utilización más
eficiente de la fuerza de trabajo y las tareas se organizan según la estacionalidad
del clima.

En segundo lugar, para explicar la difícil formación de una comunidad nacional


peruana nos basaremos en los antecedentes de la historia del Perú. Por un lado,

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en el país ya existía una gran diversidad cultural, pero se fue desestructurando
debido a la conquista española en la sociedad incaica.

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INTRODUCCION:

El ser humano interactúa y socializa con otros semejantes y se reconoce como


tal, y va descubriendo coincidencias y discrepancias. Asimismo, asume el rol que
le determinan, Alcanza objetivos compartidos, y al lograrlos obtiene
el éxito deseado alcanzando sus propias metas. Además, tiene conocimiento de
su medio ambiente, de su entorno, organiza el día a día y se vale de todos los
instrumentos, medios y mecanismos para sobrevivir y defenderse de los peligros.
Asimismo, se identifica con este entorno; todo ello es parte de sí mismo, de sus
afectos, de sus valores, de sus tradiciones, cultura e Identidad.

El Objetivo del presente estudio es determinar cuáles los principales factores


que en inciden en la constitución de la Identidad Nacional en el Perú. La
relevancia del tema se fundamenta, porque contribuye a la formación de la
identidad nacional de los todos los peruanos para luchar contra actitudes y
conductas poco nacionalistas y antipatrióticas. La importancia de la Identidad
Nacional está dada porque representa una serie de símbolos, que no sólo nos
identifica como país, sino que lo distingue de cualquier otra nación en el mundo.
Estos elementos patrios son usados comúnmente para celebrar algún
acontecimiento que reviste importancia de tipo histórico, social, cultural, científico,
y simboliza el orgullo que se siente al formar parte de esta nación en este caso el
Perú. Los beneficios de la Identidad Nacional se plasman en todos los habitantes
de un país porque se cohesionan por una serie de elementos comunes, que lo
definen como país, que determinan su nacionalidad, que brinda sentido de
pertenencia que tiene cada individuo con su país, que poseen sus características
peculiares que lo hacen diferente de otros. Los elementos de la Identidad Nacional
son: la historia, el territorio, los símbolos patrios, la música y la danza, el idioma,
la religión, la arquitectura, la gastronomía, entro otros; lo que generará que un
individuo no se sienta sólo en el mundo, que forje su identidad, y además, se
sienta orgulloso de su patria.

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Finalmente, la Identidad Nacional es un elemento importante dentro de
una sociedad por múltiples razones que se han expuesto; sin embargo, una de
ellas es que constituye una herramienta para la preservación de la cultura
autóctona de un país. Asimismo, un individuo que forma parte de la sociedad, que
´posee identidad nacional es capaz de identificarse con su nación y trabajar por
el desarrollo socioeconómico de ella. Las limitaciones más notorias son las
siguientes: la premura del tiempo para llevar a cabo todo
el proceso de investigación, restricción a las unidades de información para
consultar literatura actualizada y pertinente sobre el tema de investigación, y la
realización de un trabajo de investigación, requiere una dedicación exclusiva, qué
es algo difícil si no imposible porque se debe trabajar dada la apremiante situación
económica que vivimos. La Metodología utilizada está basada en
el empleo del Método Descriptivo y Analítico, el Nivel de Investigación es Básico,
el Tipo de Investigación es No Experimental y el Diseño de Investigación usado es
el Descriptivo – Correlacional.

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CAPITULO II

CONSTRUCCION DE LA COMUNIDAD NACIONAL

1. IDENTIDAD NACIONAL Y DIVERSIDAD CULTURAL

Si algo caracteriza al Perú contemporáneo es su enorme diversidad. El Perú


incorporó, durante la colonia, a su patrimonio cultural original, la herencia de los
migrantes españoles, de los moriscos y los pobladores africanos que fueron
traídos en condiciones de esclavitud. A partir del siglo XIX y como nación
independiente el Perú ha recibido contingentes de migrantes provenientes de la
China, Japón, de otros países americanos y de diversos países europeos.

Pero la migración, a pesar de su evidente importancia, no explica completamente


la complejidad de la sociedad peruana, pues bastante antes de que la hueste
conquistadora hispana llegara a la región en los Andes florecía ya una enorme
diversidad cultural.

1.1. UN PAIS DIVERSO:

El Perú está enclavado en una de las regiones geográficamente más complejas


del mundo, dominada por la presencia de los Andes, la segunda cadena
montañosa del planeta, que se extiende desde el nivel del mar hasta los 6.800
metros de altitud, y la atraviesa longitudinalmente de norte a sur. El litoral
peruano, conocido como la Costa, es una franja estrecha y árida que se extiende
a lo largo de 2.650 km. y cuya anchura varía entre los 65 y los 160 kilómetros. Es
un territorio desértico, eventualmente interrumpido por la presencia de algunos
valles donde, en torno a ríos que descienden de la cordillera y desembocan en el
Océano Pacífico, florecieron grandes culturas desde hace miles de años. Los
restos de la ciudad de Caral muestran la existencia de grandes complejos

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urbanos –con todo lo que esto implica en términos de desarrollo de la civilización-
cinco mil de años atrás.

La Sierra, la segunda región natural del Perú, está determinada por la presencia
de la cordillera de los Andes, que corre paralela a la Costa dividiéndose en su
recorrido en tres ramales: las cordilleras Occidental, Central y Oriental. Los Andes
encierran profundas quebradas, macizos, llanuras, valles longitudinales y
transversales donde prima la diversidad geográfica y ecológica. Sus glaciares y
altiplanos están considerados entre los más elevados del mundo.

Hacia el este, descendiendo desde la cordillera Oriental, se extiende la


tercera región natural del Perú, la vasta región amazónica, conocida como la
Selva o Montaña, que llega hasta la frontera con Brasil y es el repositorio de
biodiversidad más grande del mundo.

La ocupación humana de estos territorios llega por encima de los 5.000


m.s.n.m. Únicamente en los Andes y en el Nepal se desarrolló la agricultura por
encima de los 3,000 m.s.n.m. y la agricultura de altura de los Himalaya es más
bien marginal, si se compara con con la de nuestra región. Fernand Braudel,
razonando sobre la trayectoria histórica de los pueblos del Mediterráneo, afirmaba
que las tierras bajas son propicias al desarrollo de la civilización, mientras que
las tierras altas son el territorio de los nómades, los hombres libres hostiles a
todo tipo de sujeción (Braudel 1976). En los Andes la situación es distinta, pues
los tres grandes horizontes civilizatorios que marcaron el desarrollo de la historia
andina (Chavín, Wari – Tiwanaku, Inca) se originaron en pueblos enclavados
por encima de los 3,000 m.s.n.m. Las tierras altas son la cuna de las más
importantes civilizaciones. El manejo de un territorio tan complejo y variado
sólo fue posible gracias a la enorme inventiva desplegada por los antiguos
peruanos a lo largo de milenios.

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2. UNIDAD NACIONAL

El término "Identidad" según Real Academia Española (2001), es una palabra


latina (identitas), que significa un conjunto de rasgos propios de un sujeto o de una
comunidad; donde estas características diferencian al individuo (o grupos de
individuos), frente a los demás. La identidad, también está vinculada a la
conciencia que una persona tiene sobre sí misma.
La Identidad Nacional es definida por Pérez-Rodríguez (2012, julio-
diciembre), como un "constructo abstracto y multidimensional que tiene gran
incidencia en diversos aspectos personal, socioeconómico de los seres humanos.
En la construcción social se puede apreciar diferentes momentos donde los
sujetos y los grupos establecen entre sí relaciones de subordinación o
dependencia y de hegemonía en un contexto de ciertas condiciones políticas y
culturales".
Torrejón (2009), expresa que es el "sentimiento de pertenencia que tenemos por la
nación peruana. Ésta, supone identificarnos con el patrimonio nacional, con los
valores, tradiciones, historia, recursos naturales, usos, costumbres y sus grandes
problemas".
Por lo tanto, la Identidad Nacional es el sentimiento de integración y de
pertenencia y como producto de las influencias históricas, religiosas, culturales y
sociales, que comparte con su grupo social y que se hace más o menos intenso
en la medida que los lazos sociales y culturales son más fuertes o menos fuertes.
Asimismo, el historiador y docente universitario Del Busto (2009), sustenta los
siguientes planteamientos: Qué es el Perú? Es una realidad histórica que presenta
tres dimensiones distintas: el Perú como Patria, como nación y como Estado.

a) PATRIA, es una palabra que se empieza a aplicar a una realidad distinta


a la nuestra. Nace hace unos 15 mil años en el Perú, con los primeros cazadores
nómades que fijan este territorio con intención de permanecer en él, porque los
que están de paso no forjan nuestra patria. Los que se quedan con este propósito
y logran coronarlo, esos sí son patriotas.

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b) NACIÓN, nace con el Inca Garcilaso, que fue un monumento a la crisis.
Él era uno de los primeros casos de nuestro mestizaje, así que no tenía
antecedentes para tomar como modelo. Cuando era pequeño, como todo pequeño
amaba a su padre y por ser éste español él se sentía español también, pero
después viaja a España y cuando el ambiente español lo estrangula, lógicamente
Garcilaso se siente indio.

c) ESTADO, que es la nación políticamente organizada. Tenemos todo lo


que no nos falta y todo lo que no nos sobra, tenemos lo necesario para seguir
viviendo. El Perú es una República libre y soberana, que hace sus propias leyes,
acuña moneda propia, defiende sus fronteras, firma sus tratados internacionales.

Belaunde, citado por Pacheco (1997), era reactivo al nacionalismo racista, pero no
al nacionalismo que concebía la Identidad Nacional como transitoria, mudable y
perfectible. Además, la promesa implicaba para el autor de "Realidad Nacional" la
formación de un espacio donde existiera una identidad nacional y una tradición
común que no excluyera sino integrara las diversas culturas locales. Esta promesa
no era un ideal que debía construirse después de arrasar con el pasado sino que
debía estar arraigado en la historia y en la cultura del país para poder proyectarse
hacia el futuro.
Veres (2002), contextualiza cuando afirma mi pensamiento y mi vida son un solo
proceso... he escrito con mi sangre... Mis apreciaciones se nutren de mis ideales,
mi sentimiento y mis pasiones», nos testimonia Mariátegui (1928), en su breve
prólogo de su obra: "Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana". Su
pensamiento e ideales sobre la realidad que trató de discernir y las ideas
peruanistas que persiguió cohesionar, se han convertido en elemento central de
nuestra discusión sobre la Identidad Nacional.
Nosotros pensamos que la Identidad Nacional es una condición social, cultural,
espacial y temporal. Se trata de rasgos que tienen una relación con un entorno
político ya que, por lo general, las naciones están asociadas a un Estado (aunque

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no siempre sea así). Asimismo, el término nacionalidad constituye un concepto
muy relacionado con la identidad nacional. Así por ejemplo, los que nacen en el
Perú tienen la nacionalidad peruana y poseen los documentos legales que los
acreditan como tal, pero estas personas, tendrán identidad peruana.
Sin embargo, desde el punto de vista simbólico la Identidad Nacional puede
presentar diversos casos. Un individuo que nace en el Perú, tiene nacionalidad
peruana y, a los cinco años de vida, puede viajar al extranjero, donde podría
perder su Identidad Nacional. Si esta persona, vive los primeros cinco años de
vida en el Perú, entonces, si vive los próximos cuarenta años siguientes en
Australia, sin retornar al Perú, su tierra natal, es posible que posea su nacionalidad
peruana, desde el punto de vista jurídico, pero no su identidad social ni cultural.
Otro ejemplo, es la identidad nacional que está certificada con un documento
legal, sin embargo, los gitanos tienen identidad nacional a pesar que la nación
gitana no posee un territorio propio o un Estado que los cobije como comunidad o
colectivo social. Por lo tanto, un individuo podría gozar de una nacionalidad
española o de cualquier otro país, y en cambio tiene identidad gitana.

3. PLANTEAMIENDO DE LA UNIDAD Y LA PROBLEMÁTICA NACIONAL

La ausencia de la Identidad Nacional se a diversos factores, tales como la


incidencia negativa de los medios masivos de comunicación, influencia crítica de
las tecnologías de información y comunicación, el poco o escaso conocimiento de
nuestras costumbres, de la historia peruana y tradiciones populares.

Asimismo, existe una carencia de conciencia socio – histórica, una deficiente


identidad socio-cultural, la falta de un aceptable conocimiento y manejo teórico y
práctico de las ciencias sociales (particularmente, Historia),
la enseñanza monótona, superficial y divorciada entre los contenidos
del aprendizaje y los problemas actuales, etcétera.
Sin embargo, es importante la famosa sentencia que dice: "un pueblo que no
conoce su historia está condenado a repetirla", lo que nos plantea una relevante

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reflexión para no cometer los mismos errores como por ejemplo la Guerra del
Pacífico. Por otro lado, Morales Bermúdez (2012, Octubre), ex-General de División
E.P. y ex Presidente del Perú, sostiene que el concepto de Identidad Nacional
tiene varias interpretaciones y se caracteriza por tener
un carácter multidisciplinario, porque ningún campo del conocimiento humano
podría abarcarlo o contenerlo exclusivamente.

Es un problema de los más importantes y preocupantes para los peruanos, ya que


es de especial trascendencia cuando pensamos en el Perú y su futuro.
Debemos conocer que somos realmente y en qué nos diferenciamos de los demás
países, cuáles son nuestros rasgos característicos que permiten reconocernos
como una nación, nuestro grado de homogeneidad, nuestro nivel de de identidad
nacional.
El nivel de Identidad Nacional se relaciona con una determinada sociedad, la
sociedad peruana. Se cumple si todos o, por lo menos una gran mayoría de los
componentes de la sociedad peruana, poseen ciertos rasgos comunes y tienen
"conciencia de tenerlos". Si tienen una "conciencia de comunidad", en relación a
uno o más caracteres, situaciones y problemas que deberían ser compartidos por
todos, tales como la familia, la educación, la historia, la cultura, experiencias
comunes, la defensa nacional, el país entero al cual estamos vinculados en
relación al tiempo histórico y al espacio interno y externo. Son estas formas o
manifestaciones de la Nación, su personalidad que puede ser débil o fuerte.
Debido a que por circunstancias históricas y geográficas, el Perú es un país
extremadamente heterogéneo, este tipo de identidad, "conciencia de comunidad",
se manifiesta en forma débil e imprecisa. Pero si se manifiesta la "conciencia de
ser perunao, la que se observa hasta en las regiones más apartadas y en los
peruanos que viven fuera del país, que tiene el sentimiento de ser peruanos y de
querer seguir siendo peruanos.
Esto que si bien no es lo óptimo, constituye una base firme para que pueda
desarrollarse una conciencia colectiva" que sintetice el proceso de simbiosis de las
formas culturales occidentales moderna con las forma s autóctona y vigencias

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ancestrales a fin de crear una realidad sociocultural integrada que haga fuerte
nuestra Identidad Nacional.

Finalmente, el autor manifiesta que el Perú posee una Identidad Nacional que
tiene cinco caracteres esenciales: Independiente, Uninacional, Pluricultural,
Multilingue y Mestizo
El autor Giménez (1997), sostiene que la problemática de la identidad se puede
ubicar en una intersección entre la teoría de la cultura y la teoría de los actores
sociales. De tal manera que la identidad constituye un elemento la teoría de la
cultura propia diferenciada o también, en una representación social de los actores
(individuales o colectivos). Asimismo, esta identidad debe ser percibida y
reconocida por los demás en diferentes contextos; o sea debe tener un
reconocimiento social, no es suficiente que las personas se consideren como
distintas en algún aspecto. Asimismo, el mismo autor Giménez (1997), señala tres
características que determinan esta especificidad: a).- Pertenecer a una
colectividad; b).- Presencia de un conjunto de atributos que los relacionan; y c).-
Descripción de la historia de vida y trayectoria social de la persona identificada.
Por tanto, un individuo se observa a sí mismo y se le reconoce que "pertenece" a
un conjunto de colectivos, como "siendo" una serie de atributos y como "cargando
un pasado biográfico" (Giménez, 1997, p. 5).
Desde el punto de vista de Perea (2000), la Identidad de un pueblo consiste en
reconocer sus características sociales, geográficas, culturales e ideológicas;
además se debe aplicar y aceptar sus costumbres como parte inherente de su
vida y de su historia.
Asimismo, Roura (2000), sostiene que los miembros de un pueblo están
poderosamente unidos por la situación cultural donde nacieron, sus realizaciones,
problemas y esperanzas. Habría que agregar a lo manifestado por este autor, que
también están unidos por sus frustraciones y sus complejos, pero como elementos
que deberán ser superados y resueltos ineludiblemente por toda la colectividad
nacional. Sin embargo, la Secretaría de Defensa Nacional (1997), sostiene que
existe una serie de prejuicios y relaciones injustas entre los miembros de nuestra

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sociedad que hace difícil, pero no imposible lograr una Identidad
Nacional. Asimismo, se percibe, muy a menudo que esos prejuicios y relaciones
injustas provocan distancias sociales, tanto entre adultos, como también
entre niños, tan solo por tener más o menos, recursos materiales.

4. FUNCIONES DE LA IDENTIDAD NACIONAL

Pérez-Rodríguez (2012, Julio – Diciembre), sostiene que la construcción


y mantenimiento de la identidad nacional son procesos que pueden inducirse
deliberadamente con el objeto de construir las bases sociales, culturales y
políticas del desarrollo. Desde el punto de vista político, la identidad nacional
apuntala al Estado y a sus instituciones y otorga legitimidad a los derechos y
deberes legales comunes contemplados en las instituciones, los cuales definen el
carácter y los valores peculiares de la nación y reflejan los usos y costumbres
tradicionales del pueblo. Socialmente, el vínculo nacional configura la comunidad
con mayor capacidad de inclusión, legitima los objetivos políticos y las medidas
administrativas que regulan la vida cotidiana de los ciudadanos.

La Identidad Nacional también se ocupa de la socialización de sus miembros


mediante el sistema educativo quien se encarga de inculcar una cultura
homogénea a sus miembros en espera de una firme adhesión. Otra función se
refiere al ideal de la fraternidad. La nación se considera la unión que existe entre
la familia, la comunidad étnica y la nación en el plano ideológico en el pasado, el
presente y el futuro. Para afianzar ese ideal se prescriben rituales y ceremonias
como desfiles, ceremonias, monumentos a los caídos, juramentos a los símbolos
patrios y conmemoraciones de acontecimientos históricos entre otros. Todos estos
actos tienen la intensión de recordar a la población sus vínculos culturales y su
parentesco político reafirmando la identidad y la unidad nacional.

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5. IMPORTANCIA D ELA IDENTIDAD NACIONAL

El especialista en el tema Dextre (2012), manifiesta la relevancia del tema por los
siguientes motivos:

 Nos acerca con nuestra sociedad por lo consiguiente con nuestra cultura.
 Nos integra un conocimiento amplio sobre la historia, mitos y leyendas de
nuestras raíces culturales.
 Nos hace valora nuestras potencialidades sociales, culturales y naturales,
que posee cada una de las regiones peruanas.
 Nos crea un cambio conductual el cual, contribuye en la formación de los
mejores ciudadanos posibles.
 Realza nuestra autoestima hacia la integración de nuestra diversidad
cultural.
 Nos identifica no solo con la nación sino que nos identificamos con nosotros
mismos y nuestro entorno.

6. BUSQUEDA DE LA IDENTIDAD NACIONAL

Correa (2008), afirma que buscar la Identidad Nacional ha sido la gran aspiración
de los políticos, caudillos e intelectuales de un país, desde la propuesta criolla
hasta el indigenismo más extremo. ¿Qué somos?, ¿cómo somos?, ¿qué nos
identifica como peruanos?. Esta búsqueda, en pleno siglo XXI, continúa sin
resultados que satisfagan las expectativas latentes, pese a que contamos con
mayores elementos de juicio que contribuyen a comprender y perfilar mejor
nuestra identidad. En el Perú existe la tendencia a marcar y subrayar las
diferencias culturales y raciales, en contraposición al hecho que posibilitó la
construcción de nuestra historia nacional mestiza y desde el enfoque cultual e
identario, resulta indispensable encontrar un "término" que involucre y explique
ese mestizaje.

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En el país encontramos nuevos procesos de expresión cultural e identaria que van
más allá de las diferencias existentes, procesos culturales que empiezan a darle
nuevos rostros y formas a eso que llamamos peruanidad. Los pobladores andinos
no solo han poblado físicamente las grandes y pequeñas ciudades de la costa.
Son sus rostros, vivencias y expresiones culturales los que han dado lugar a un
mestizaje que genera un país de perspectivas históricas donde existe las
aspiraciones de los peruanos y expresada en un término que aún tiene cierto
lastre despectivo, pero que, actualmente, cobra valoración social y económica de:
"lo cholo". Término peyorativo (como lo siguen siendo la expresión "serrano" o
"indio"), que pone al descubierto un racismosolapado e insistente en algunos
sectores de la sociedad peruana.

Hay dos posibilidades que permitirían cohesionar un país desmembrado:

a.- Fortalecer identidades regionales en un país que aún no termina por ser
una nación. Lo cual es una visión errada de la multiculturalidad, que solo afirma
diferencias pero que no tiende puentes para reconocer puntos en común y
producir la alternativa de construir un Proyecto País.

b.- Implementar la Nueva Peruanidad, proceso que se produce en todo el


país a través de diversas expresiones de como lo andino y amazónico que
migraron a la ciudad no se separan social ni culturalmente de aquellos que se
quedaron en su lugar, no obstante los elementos de la modernidad que
trastrocaron su vida: la ciudad, la radio, la televisión, el internet, entre otros, que
deben ser utilizados también como parte de esa construcción.

7. CAUSAS DE LA AUSENCIA DE IDENTIDAD NACIONAL

De acuerdo con Fernández (2006), las principales razones para la ausencia de la


Identidad Nacional son las siguientes:

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7.1. LA DIVERSIDAD CULTURAL DEL PERÚ
Que difunde una falta de identidad. La llamada Identidad Nacional no es una
sumatoria de identidades "múltiples, y es allí donde radica el problema. Sumar
identidades regionales fuertes no resulta en una identidad nacional fuerte, mucho
menos en un país que se caracteriza por una composición étnica muy
heterogénea.

7.2. LA DESTRUCCIÓN DE TODAS LA FORMAS DE CULTURAS


PERUANAS
A través de pésimos programas de televisión, la desaparición de la enseñanza
del arte en las universidades, una cultura chatarra que es la que se difunde
ampliamente en el país con la indiferencia del estado. Todo esto hace que el
peruano se olvide de sus raíces y empiece a adoptar costumbres extranjeras.

7.3. LA AUSENCIA DE PROYECTOS


Que inviertan en la difusión de nuestra auténtica cultura hace que esta pueda
llegar a desaparecer, produciéndose, así, un asesinato cultural o un etnocidio.

7.4. LA ALINEACIÓN
Es una causa muy importante, porque el Perú pierde su identidad al querer imitar
a otras culturas, que supuestamente son mejores al tener un mejor desarrollo
socio económico y no valoran su propia diversidad cultural.

7.5. LA PLURICULTURALIDAD
Porque el Perú es un país que posee diversas culturas, donde coexisten diversos
grupos producto de las diferentes culturas andinas, amazónicas y costeñas que
existen y existieron. El pueblo peruano debe reconocer y aceptar esta diversidad,
así como también la existencia de varias lenguas. Por lo tanto, el Perú, es un país
cuya realidad social es pluricultural, pluriétnica y multilingüe.

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8. POSIBLES SOLUCIONES A LA CRISIS DE LA IDENTIDAD NACIONAL

Arias (2006), sustenta que las posibles soluciones a la crisis de la Identidad


Nacional son las que se detallan a continuación:

8.1. UNA BUENA ENSEÑANZA DE NUESTRA HISTORIA


En las escuelas aparece como la mejor solución al problema de identidad. Los
alumnos deben estudiar temas que desarrollen sus áreas cognitivas, afectivas y
sociales. Para el logro de esto, se requiere que el alumnado trabaje temas
concernientes a su región, de modo que potencialice su sentido de identidad y
conciencia ciudadana.

8.2. LA FORMULACIÓN DE TALLERES DE SENSIBILIZACIÓN


Cuyo objetivo es que los alumnos busquen posibles soluciones a las anomalías
históricas estudiadas en clase y la superación de resentimientos sociales
heredados como el terrorismo.

8.3. LA APLICACIÓN DE FICHAS PEDAGÓGICAS


Para desarrollar los puntos más esenciales de nuestra historia; y Carrillo
manifiesta que:
"Nuestra historia no debe ser analizada y criticada para planificar un mejor futuro;
la historia construye y desarrolla la conciencia de identidad de un pueblo".

8.4. SOMOS UNA PAÍS QUE SE HA FORMADO SOBRE LA BASE DE


FUSIONES
1ª Ocurrió entre los españoles y el conglomerado andino,
2ª Con los europeos,
3ª Con los asiáticos (chinos y después los japoneses), y
4ª Con los africanos. Internamente, se han producido migraciones rurales a la
ciudad.

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El sociólogo de la PUCP Orrego (2009), manifiesta que: "Lima se parece al Perú.
Antes decían que Lima no lo era; pero, ahora, todo el Perú está metido en Lima"

9. EL SURGIMIENTO DEL NACIONALISMO Y LA CONCIENCIA NACIONAL

La formación de la conciencia nacional suele seguir, gruesamente, dos caminos.


Uno es el de la afirmación de los elementos que los habitantes del país tienen en
común, que los constituyen como integrantes de una comunidad nacional. Esto es
lo que se denomina el nacionalismo positivo. Las bases para la creación de tal
nacionalismo, como se ha visto, eran inexistentes en el Perú de inicios del siglo
XIX. El otro tipo de nacionalismo, el negativo, nace del conflicto, de la oposición
frente a quienes son considerados los extranjeros, los enemigos de la nación. En
el caso peruano, este papel lo cumplieron las naciones vecinas contra las cuales
se enfrentó el estado peruano para delimitar sus límites territoriales.

El Perú tiene fronteras con cinco países y ha tenido guerras con cuatro de ellos.
De estos conflictos, el más enconado fue la guerra con Chile (1879 – 1884),
tanto por su duración cuanto por la forma cómo afectó al país, con la ocupación
de la capital y de buena parte del territorio nacional, la mutilación de 190 mil
kilómetros cuadrados de su territorio, así como con la destrucción de su
infraestructura productiva. A lo largo de ese conflicto, que desencadenó una
profunda crisis económica, social y política, se logró afirmar una conciencia
nacional en importantes sectores sociales tradicionalmente marginados, como
sucedió con el campesinado de la sierra central, que se movilizó masivamente
contra la ocupación chilena durante la Campaña de la Breña. En la sierra central,
anualmente se conmemora, en fiestas populares como la majtada, los avelinos, el
Ejército de Cáceres, la resistencia contra el invasor. Los pobladores del centro
viven la memoria de la guerra orgullosamente, pues defendieron exitosamente la
nación contra sus enemigos (Manrique 1981).

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Vista desde el punto de vista de la construcción de una conciencia nacional, la
guerra del Pacífico fue más importante que la independencia. Allí donde no
existían las condiciones para la formación de un nacionalismo positivo, en base a
lo que los peruanos tenían en común, la conciencia nacional surgió de la oposición
frente los chilenos. Este proceso pudo abrir la puerta para la construcción de un
nacionalismo positivo, que incorporara a la población indígena a la ciudadanía. Así
lo planteó agudamente Manuel Gonzáles Prada, quien, partiendo de denunciar la
irresponsabilidad de los conductores nacionales que llevaron al país al desastre,
avanzó hasta señalar que el problema medular del Perú republicano era la radical
distancia existente entre los postulados democráticos del ideario de los fundadores
de la República y la realidad social vigente. Gonzáles Prada calificó de gran
mentira la existencia de una "república democrática en que dos o tres millones de
individuos viven fuera de la ley". Pero, pasada la emergencia bélica, la clase
dominante prefirió retornar a la situación anterior, reforzándose el gamonalismo y
la exclusión de los indios del poder.

10. LA IDENTIDAD NACIONAL EN EL PERU

Dextre (2012), plantea que la idea de Identidad Nacional, generalmente, está


asociada al proceso de homogeneizar las costumbres, la forma de pensar y ver la
vida y la cultura de todos los habitantes.

Es un hecho totalmente cierto que en el Perú de hoy y de siempre existen varias


naciones en una sola, las mismas que a su vez se tratan de representar en la idea
de país como orden administrativo y político, pero que cierta y lamentablemente
no llega a configurar el recinto que despierte sentimientos de pertenencia e
identificación. Desde esa perspectiva, tenemos que pasar por aceptar que no son
sinónimos los conceptos de país y nación que a veces equiparamos

Además, el Perú es un país que posee una diversidad cultural, sin embargo se
sigue difundiendo una falta de identidad nacional la cual no significa que es una

18
sumatoria de identidades múltiples, y es aquí donde radica el problema. Sumar
identidades regionales fuertes no resulta en una identidad fuerte, mucho menos en
un país que se caracterice por una composición étnica y muy heterogénea. Las
diversas formas de cultura que se van formando en nuestro país nacen bajo la
hegemonía de una orientación extranjerizante. También están la destrucción de
todas las formas de culturas del Perú a través de malos programas de televisión,
la desaparición de la enseñanza del arte peruano en las universidades, una cultura
chatarra que es la que se difunde ampliamente en el país con la indeferencia hacia
el Estado. Todo esto hace que el peruano se olvide de sus raíces y empiece a
adoptar costumbres extranjeras. Así mismo, la ausencia de proyectos que
inviertan en la difusión de nuestra cultura hace que esta pueda llegar a
desaparecer, produciéndose, así, un asesinato cultural, un etnocidio.

11. ANALISTAS INCLUIDORES DE LA IDENTIDAD NACIONAL EN LA


POLITICA PERUANA

 (PASTOR 1994)

"El concepto de nación, tanto cultural como política, encuentra una


pertinencia dentro del sistema internacional. En este trabajo, se considera a
la nación como un pueblo caracterizado por una disimilitud hacia afuera y
una semejanza hacia adentro en el terreno sociocultural y que aspira a
disfrutar de una organización política propia."

El término "nación" en este estudio hace referencia a la nación política, es decir, a


aquélla que ha logrado una autonomía y autodeterminación en el sistema
internacional.

19
 (VALLS 1998)

"La "Teoría de identificación" considera a la Identificación Nacional como un


componente fundamental de la construcción de la nación moderna. Una de
las premisas principales de esta teoría expone que al lograrse una
identificación general con la nación, existiría una tendencia
de comportamiento entre los individuos que crean esa identidad (y que
conforman la opinión pública) hacia la defensa y proyección de esa
identidad nacional compartida".

En efecto, la opinión pública buscará asegurar, proteger y proyectar esta


identidad. Este proceso psicológico - social mediante el cual la opinión pública
puede ser movilizada en relación con su contexto internacional se denomina la
"dinámica de la Identidad Nacional".
La dinámica de la Identidad Nacional sugiere la existencia de una relación directa
y estrecha entre la opinión pública masiva dentro de una nación y las relaciones
internacionales de la misma. A partir de esta premisa, se entiende que la opinión
pública (representada en la dinámica de la identidad nacional) se movilizará
cuando perciba que la Identidad Nacional está amenazada o que existe la
posibilidad de proyectarla. Aquí se encuentra la verdadera importancia de la
dinámica de la identidad nacional: esta manifestación por sí misma tiene el
potencial para incidir en las relaciones internacionales de una nación. La dinámica
de la identidad nacional es un actor específico (aunque no siempre tangible), y por
lo tanto un componente del proceso de toma de decisiones en política exterior.
Asimismo, esta afirmación pretende otorgar un reconocimiento formal y específico
a la dependencia existente entre el ámbito internacional y los factores y procesos
domésticos de una nación. Incluso, la teoría de identificación señala las
características estructurales de la relación entre la dinámica de la identidad
nacional, los actores estatales en el proceso de toma de decisiones y el contexto
internacional.

20
 LASAGNA (1999)

"El estado, en términos de sus decisiones de política exterior, puede activar,


manipular, apropiarse o ser manipulado por la dinámica de la identidad
nacional. La dinámica de la "Identidad Nacional" puede ser activada
por imágenes internacionales manipuladas por el gobierno o por otros
actores".

De esta forma se puede apreciar cómo la opinión pública masiva, a través de la


dinámica de la identidad nacional, se convierte en un actor, bien sea activo o
pasivo, en el proceso de formulación de política exterior. Para tal efecto, se puede
afirmar que la opinión pública masiva siempre reaccionará negativamente ante las
políticas que puedan ser percibidas como amenazantes de la Identidad
Nacional. Es decir, cuando una política (propuesta o implementada) vaya de
alguna forma en contra de los valores o ideales de la identidad nacional, la opinión
pública expresará su inconformidad y reaccionará adversamente a esta medida.
¿Cómo puede ser utilizada la dinámica de la identidad nacional en la formulación
de política exterior? De lo anterior se concluye que la política exterior puede
utilizar la dinámica de la identidad nacional para aportar al proceso de
construcción de la nación. La política exterior puede servir como una herramienta
para crear una situación en la cual la opinión pública percibe una amenaza para
esa identidad colectiva o una oportunidad para protegerla y fortalecerla. En una
situación hipotética, el gobierno de un Estado se presenta como la figura principal
en la defensa de la identidad nacional. En este contexto, el gobierno se funde con
la nación y el sentimiento nacional en la representación de la identidad nacional.
Es imperativo anotar que la dinámica de la identidad nacional puede ser
movilizada igualmente por actores no estatales, debido a que es la movilización
más global posible dentro de una nación. En cierto sentido, incluye a toda la
población, independientemente de las diferencias políticas, económicas, religiosas
y culturales. Esta cualidad le otorga un alto nivel de importancia para cualquier
esfuerzo relacionado con la identidad e imagen de una nación.

21
 RIEGA (2007)

La educación desempeña un rol de gran importancia en el desarrollo de nuestro


país, ya que permite canalizar y potenciar el conocimiento de los alumnos. Un
buen sistema educativo es aquél que promueve y permite que las personas
puedan lograr más altos niveles de educación.

 HABERMAS (1998):

"Desde la perspectiva sociológica y biológica el ser humano puede ser


moldeado de mil maneras distintas gracias a la inmadurez que presentan los
alumnos. Asimismo, el rol fundamental del hombre se relaciona con su
educación. La evolución de la sociedad lo obliga a ello."

 REPETTO (1998)

"La perspectiva psicosocial enfoca al ser humano atrapado en el engranaje


del tecnicismo que la sociedad misma crea. La técnica creada por el
hombre recobra sobre su mismo ser, sobre su actuación y su ambiente
haciéndolo sentir alarmado ante la marcha vertiginosa e incontrolada de
la tecnología que genera cambio tras cambio. Estos cambios acelerados
afectan a la educación ya sea por la explosión de los conocimientos de la
llamada revolución científica, la revolución ocupacional y la revolución de
los valores."

 CEVASCO (2005)

"Modelo del Sistema Educativo, para la "Identidad Nacional" en los


siguientes términos:"

22
En primer lugar debemos reconocernos en nuestras diferencias y similitudes, para
ello será importante aprender a tolerar y reconocer en el otro la riqueza que posee
justamente por ser diferente. Para sentar las bases democráticas del futuro, no
solamente debemos aprender a escuchar, sino a dialogar, a comunicarnos
asertivamente con los demás y a participar comprometidamente. Es importante la
necesidad de educarnos dentro de una cultura cívica y participativa donde todos
podamos sentirnos parte de la sociedad y desempeñemos un rol protagónico y
trascendente, en temas tan trascendentes como por ejemplo el de la Defensa
Nacional que reclama la participación de todos los peruanos. Para construir un
país armónico con la naturaleza, la tecnología, la historia y la cultura debemos
tener un mayor conocimiento de los recursos que posemos no sólo naturales,
también sociales, culturales, artísticos, históricos y tecnológicos."

12. LA NACION DEL SIGLO XXI

Antonio Gramsci sostiene que una cultura nacional tiene dos componentes básicos

12.1. UNA AMPLIA BASE DE CULTURAS POPULARES


Los intelectuales han jugado en Bolivia y Ecuador un rol fundamental
construyendo el discurso que ha permitido construir sujetos políticos. Las
propuestas nacionales (como lo son las indianistas) requieren de intelectuales
orgánicos que construyan el “nosotros” nacional, también como saberes populares.
Se trata de ese vasto caudal de mitos, leyendas, cosmovisiones, saberes empíricos,
música folklórica, artesanía, etc., elaborados por productores materiales que,
adicionalmente, son productores de cultura.

12.2. LAS ELABORACIONES DE LOS ESPECIALISTAS DE LA CULTURA

Aquellos que, dentro de la división social del trabajo, se dedican a producir,


reproducir y distribuir cultura: los intelectuales, en su acepción más lata. Ellos se

23
encargan de elaborar, a partir de los productos que les brinda la cultura popular,
saberes especializados: ciencia, arte, tecnología, filosofía, etc.

En una cultura nacional sólida, la elaboración erudita, que aprovecha los productos
de la cultura popular, vuelve a su vez sobre ésta, convertida en sentido común,
enriqueciéndola. De esta manera, existe un movimiento de retroalimentación gracias
al cual los saberes especializados tienen un profundo enraizamiento en la cultura
popular, y ésta, a su vez, es enriquecida por los productos de la cultura erudita. Tal
cosa no sucedió en el Perú, donde, luego de eliminación de la fracción de curacas
indígenas que cumplían la función de “bisagras” entre la cultura oficial y las culturas
andinas, se creó un abismo entre los mundos occidental y andino. Aquí, las culturas
populares andinas no tenían manera de elaborarse como "alta cultura", debido a la
ausencia de especialistas de la cultura; intelectuales orgánicos andinos. Por otra
parte, la cultura de los especialistas de la cultura era ajena a estas culturas
populares, teniendo que "importar" de fuera, para existir, sus temas, géneros y
herramientas de reflexión. De allí el carácter alienado, mimético e inauténtico de
la cultura peruana, que Augusto Salazar Bondy denunció en su clásico ensayo "La
cultura de la dependencia" (Salazar Bondy 1966). La gran migración serrana a la
costa ha cambiado los términos del problema, pero persisten los prejuicios y la
desconfianza. Finalmente, a fines del pasado siglo, el problema de la
discriminación racial llegó a los medios de comunicación.

La creación de una cultura nacional supone el reconocimiento de la diversidad


cultural de nuestra patria. En la medida en que se reconozca igual dignidad a la
producción cultural de los hijos de Occidente y los creadores que aportan la
continuidad a nuestras raíces culturales originarias podremos contribuir a la
integración nacional. Pero esta es una tarea por realizar. En vísperas del nuevo
milenio la identidad nacional tuvo una nueva prueba cuando la infiltración del
ejército ecuatoriano provocó dos nuevos conflictos bélicos. El heroísmo de los
soldados peruanos, que debieron combatir en circunstancias muy desfavorables,
debido a la imprevisión y la corrupción de los altos mandos de las fuerzas armadas

24
bajo el régimen de Alberto Fujimori, volvieron a poner a la luz el problema de la
consistencia de la construcción de la nación. Destacaba el discurso de un
soldado huambisa herido, entrevistado por la televisión, que, por una parte,
manifestaba su deseo de recuperarse pronto para volver al frente declarándose
dispuesto a entregar la vida en defensa de la patria, y por otra protestaba por la
falta de reconocimiento y el abandono en que los tiene el estado, que finalmente no
los trata como peruanos.
En medio de una crisis de credibilidad y confianza, la construcción de la
nación sigue siendo una tarea por realizar. La promesa de la vida peruana se ve
puesta a prueba cuando la desmoralización frente a la situación existente lleva
a las tres cuartas partes de los jóvenes entrevistados en una encuesta reciente
declaran que si pudieran se irían del país. Construir un orden social incluyente
sigue siendo la tarea fundamental. Eso es, finalmente, construir la nación.

25
CAPITULO III
CONSTRUCCION DE LA COMUNIDAD Y UNIDAD NACIONAL CON LA
FORMACION COMO ESTADO

13. LA DIFICIL CONSTRUCCION DE LA COMUNIDAD POLITICA.

La democracia en el Perú tiene dificultades serias para consolidarse. La


precariedad de las instituciones públicas es la expresión de esta situación que se
debe al hecho de que no se ha afirmado un discurso consistente, que se
traduzca en el consenso social necesario para construir una comunidad política
democrática, sobre la base de una pluralidad de partidos. La razón de esta
situación se encuentra en el conflicto no resuelto entre discursos antagónicos a
la propuesta democrática; o de otros que sin estar plenamente conscientes de
ello, no contribuyen a su consolidación.

El análisis plantea un repaso de los discursos contrarios al proyecto


democrático y de aquellos que no ayudan a darle consistencia por sus propias
carencias, lo que hace necesario revisar el contenido de los discursos
autoritarios y de otras propuestas ideológicas, presentes en el debate
nacional. Para ello se proponen elementos conceptuales que contribuyan a la
construcción de la democracia social, que debe sostenerse en los derechos
plenos de los ciudadanos y en la pluralidad de partidos, como pilares de la
comunidad política.

Como temas principales, a tratar

 La evolución de los conceptos


 El discurso autoritario y sus expresiones dictatoriales
 El discurso fascista, una sombra del pasado
 El discurso totalitario de Sendero Luminoso

26
 Indigenismo y multiculturalidad
 El neoliberalismo autoritario

 El izquierdismo sindical y político

 Democracia representativa versus democracia participativa

 La comunidad política como democracia social.

14. LA EVOLUCION DE LOS CONCEPTOS

El esfuerzo de precisar las dificultades que se encaran en la construcción de


la sociedad política en el Perú contemporáneo, nos lleva a revisar la evolución
de conceptos como democracia, ciudadanía y sociedad.

En la Grecia antigua el concepto básico es el de polis, entendida como una


koinonía politiké, como una comunidad política que precede e incluye la
existencia del polites, que luego los romanos llamarían el civis. En esta noción el
todo da origen a las partes y no al revés. La polis, la comunidad, lo es todo y a
ella sirve el ciudadano. La polis es la vida en común, basada en la igualdad
(isos) y en la armonía (symphonía).

La democracia nace de la polis ateniense, el poder del pueblo. Una serie de


reformas de Solón a Clístenes, hasta Efialtes, en la época de Pericles (siglo V
a.C.) consagran las normas que permiten el funcionamiento de la ekklesía, la
asamblea de todos los ciudadanos que alcanzan a serlo, que colectiva, regular y
masivamente decidían sobre todos los aspectos de la marcha de la comunidad.

La idea de lo que es común como expresión de la vida pública, se sustenta en


el reconocimiento de la igualdad ante las normas, la isonomía, que reconocía a
todos los ciudadanos como iguales y permitía que los cargos se designen
por sorteo. Sabemos por Tucídides y los filósofos, que esto funcionaba
porque practicaban la virtud, la areté y porque querían vivir bien. Por tanto se

27
trataba de aportar de la mejor manera para contribuir al bien común. Una de las
paradojas de la Grecia clásica es que no han sobrevivido los escritos de los
defensores de la democracia. Los argumentos de los sofistas, en particular de
Protágoras, los conocemos por los Diálogos de Platón, opuesto al poder popular
que consideraba degenerado. En esta posición influyó de manera decisiva la
condena a muerte de su maestro Sócrates, contrario al poder popular. La
posición de Platón no se limitaba a rechazar la democracia sino que en su
percepción del poder todas las formas reales eran degeneradas, cada una peor
que la anterior. Los hombres no conseguían reproducir el modo adecuado de
gobernarse, que permanecía en el mundo de la idea. Aristóteles tampoco se
inclinaba por la democracia pero tenía una posición más moderada. Su tesis de
que el buen gobierno resulta de una mezcla donde los mejores lo hacen con el
apoyo de la mayoría y que debe sustentarse en aquellos que no sean ni tan ricos
ni tan pobres, esto es en la clase media, es la primera formulación que vincula el
poder con un sustento social determinado.

Los sofistas postularon que el arte de gobernar podía enseñarse y se dedicaron a


ser maestros de virtud, por lo que propugnaron la educación gratuita. La
democracia ateniense cayó cuando la libertad se convirtió en licencia y los
demagogos le abrieron el paso a la tiranía. De ese modo, la democracia
devino en una mala palabra durante siglos y se le asociaba con la experiencia
frustrada del autogobierno de una pequeña comunidad. Entonces no existía la
sociedad como concepto diferente a la comunidad. Por eso es que el que no
participaba en la polis era el idion, esto es, el idiota. El criterio que explica la
relación con el poder es de horizontalidad: los iguales deciden sobre todo, entre
ellos.

La civilis societas surge con la República romana que enriquece el zoon politikon
aristotélico y lo extiende al sociale animal de Séneca. Sigue siendo la cosa
común pero el desarrollo territorial, el crecimiento geográfico y una economía
más compleja, promueven intereses diversos que exigen normas más precisas

28
para garantizar la vida social. Por eso el gran aporte de Roma a la civilización
fue el derecho, que le permite a Cicerón definir al pueblo como “coetus humanae
multitudinis iuri consensu et concordi communione sociatus”. Esto es, el
agregado social que se reconoce por su respeto a la ley que norma su
comportamiento. La evolución de la política y la ciudadanía es cortada con la
caída del imperio romano en el siglo V y la consiguiente entronización del
cristianismo en la Europa medieval. La religión se impone como el eje central de
la existencia social. El propio concepto de la política como la relación entre
gobernantes y gobernados que Aristóteles había definido, desaparece. El
poder se entiende en sentido negativo, como el instrumento para evitar que
los hombres desborden sus pasiones. La fuerza es usada para que sean
conducidos por el camino de la salvación, como sostiene Isidoro de Sevilla. El
terror de la espada de los gobernantes es sacralizado, perdiéndose los límites
entre el buen gobierno y la tiranía. La política logra su autonomía en el
Renacimiento. Nicolás Maquiavelo va a ser el primero que usa en su sentido
actual la palabra Estado y aparece la estructuración jerárquica, la idea de la
verticalidad en la organización y el ejercicio del poder. Al conseguir su
autonomía, se distingue de la moral y a la religión; se independiza porque tiene
sus propias leyes y se convierte en autosuficiente, pues se explica por sí misma.
Vuelve a tener vigencia cuando profundas transformaciones anuncian el
nacimiento de un nuevo mundo. Se inicia la globalización, aparecen los
estados absolutos sustentados en la noción de soberanía y la reforma protestante
individualiza la religión.

La otra idea que evoluciona es la de sociedad. Hasta en la Europa de los siglos


XVI y XVII, por debajo del gobierno político existe un gobierno doméstico.
Recordemos la frase inicial de Los seis libros de la República, de Juan Bodino,
de 1576: “Republicae est familarum rerumque inter ipsas summa potestas ac
ratione moderata multitudo” (La República es el recto gobierno de varias
familias y de lo que les es común, con poder soberano).

El contrato social que postula Thomas Hobbes en el Leviatán (1651) se da entre

29
los padres de familia que deciden mediante la transferencia recíproca de
derechos, crear la sociedad política. Es recién con John Locke que se
descubre la sociedad, como el espacio que permite la convivencia pacífica
entre los hombres a partir del mutuo reconocimiento de derechos fundamentales.

Influye de manera decisiva para que la definición de sociedad se afiance, la


aparición de la economía como una esfera distinta, con sus propios mecanismos
de funcionamiento. La escuela de la Ilustración escocesa establece que la
economía es diferente de la política lo que repercute en la autonomía de la
sociedad. La palabra política dejó de usarse casi tanto tiempo como sucedió con
la democracia y sólo vuelve a ser mencionada por Altusio en 1603 y por Benito
de Spinoza en su Tractatus Politicus de 1677. Al volverse más densas las
sociedades humanas, el poder adquiere una estructura vertical. En el siglo XX,
con la entrada de las masas en la política, se democratiza. Así el poder
político se universaliza, lo que permite que sus decisiones legítimas alcancen
a todos. Tiene que aplicar el principio de inclusividad a fin de que en las
decisiones se recojan los intereses del conjunto y el de exclusividad, que le
permite el monopolio de las armas y el impedimento de que surjan otros grupos
armados.

LAS NORMAS QUE GARANTICEN LA CONVIVENCIA PACÍFICA PARA


HACER ESTO FACTIBLE, HAY QUE RECONOCER LOS DERECHOS DE
LOS CIUDADANOS Y CREAR UNA ESTRUCTURA POLÍTICA QUE LOS
PROTEJA EL ESTADO DEBE CONTRIBUIR AL BIEN COMÚN, GARANTIZAR
LOS DERECHOS ESENCIALES Y PERMITIR LA SOLUCIÓN EN PAZ DE LOS
CONFLICTOS.

15. EL DISCURSO AUTORITARIO Y SUS EXPRESIONES DICTATORIAS


En el Perú, la revolución liberal nos llega bajo el influjo de la Constitución de
Cádiz de 1812, que reclamó la soberanía para el pueblo ante la invasión
francesa. Bonaparte quería acabar con las monarquías absolutas en Europa y
en España consiguió una respuesta paradójica. Los patriotas proclamaron la
30
soberanía popular, reconocieron como ciudadanos a los españoles de
América y sometieron a consulta una Constitución basada en los principios
liberales. Allí se inició la gesta independentista de las colonias del Nuevo
Mundo. Si bien las élites americanas estaban empapadas con las doctrinas
revolucionarias, la dimensión de las luchas independentistas fue diferente de
región en región. El Perú no fue tierra propicia quizás porque se había
prolongado demasiado tiempo lo que Bodino calificó como la monarquía
despótica que Carlos V había impuesto sobre el antiguo reino de los Incas. Este
despotismo colonial, marcadamente teocrático, reforzado por el monopolio
mercantil y las encomiendas feudales, cerró las puertas a las ideas republicanas
y liberales. La propia gesta de Túpac Amaru era al inicio un reclamo para la recta
aplicación de la justicia imperial. Los europeos que no admitían el despotismo
entre ellos, fueron capaces de imponerlo en ultramar. Esta es una categoría
muy importante de entender, poco usada por la historia oficial, que nos permite
comprender por qué en el Perú no hubo un terreno fértil para la prédica
revolucionaria, como si existió en la Nueva España, en Buenos Aires o en
Caracas.

El despotismo teocrático y la servidumbre feudal que trajo el colonialismo


español durante casi tres siglos no favorecieron la difusión de las ideas
liberales. Esto no quiere decir que no existiesen núcleos que estuviesen al
tanto de las transformaciones, pero la posibilidad de que conecten con una base
social era muy escasa. El feudalismo colonial, el peso absorbente del catolicismo
de la contrarreforma que había terminado por parecerse al del medioevo pre
renacentista, asfixiaba cualquier tendencia libertaria.

El territorio peruano fue el último campo de batalla de la independencia de la


América española. Los ejércitos libertadores tuvieron que venir de Caracas y el
Río de la Plata para acabar con la colonia. El virrey Abascal sometió a la
consulta de los cabildos la Carta de Cádiz y si bien la respuesta fue positiva,
ello no dio lugar a grandes levantamientos. Fernando VII recupera el poder

31
absoluto al grito de ¡vivan las cadenas! y sofoca los escasos arrestos
anticoloniales de las élites peruanas.

La iniciación del Estado independiente quiso hacerse con una Constitución, que
se discutió y redactó bajo los principios del liberalismo republicano por una
brillante representación de diputados. Nunca se aplicó por que el jefe militar
José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete exigieron todo el poder para
quienes hacían la guerra. Así terminó ese primer intento y cada vez que
quiso ser retomado, el curso del esfuerzo republicano fue complicado.

La pregunta a responder es porqué sucede algo así. Durante casi dos siglos se
intenta articular la sociedad política sobre principios constitucionales sin
conseguirlo. Lo que pasó con nuestra primera Carta queda como una especie
de maldición histórica que se ha prolongado en el curso del tiempo. El propósito
de una élite de políticos liberales de fundar la casa común sobre normas básicas
no duró ni un día.

Diversas son las causas que explican esta primera gran frustración. La
independencia peruana no fue el resultado de un proceso endógeno quizás
porque aún subsistían los efectos de la gran derrota del alzamiento de Túpac
Amaru producido en 1781. El caudillo cusqueño no tuvo un proyecto claro de
liberación nacional. Quería restaurar la justicia del monarca contra los abusos
de sus representantes. Nunca objetó el despotismo ilustrado de Carlos III ni
reveló que hubiese bebido de fuentes liberales. Sólo quería restaurar la autoridad
que un mal ejercicio había menoscabado.

En el primer período constitucional del Perú, entre 1823 y 1834, se enfrentan dos
tendencias, los liberales y los autoritarios. Aquellos quieren reproducir el diseño
estatal de las grandes revoluciones del siglo XVIII, que llegó mediante la
Constitución de Cádiz. Implantar la soberanía popular, dividir el poder del

32
Estado, reconocer libertades civiles y políticas, era la propuesta, que extendía
la ciudadanía a todos los peruanos mayores de 21 años e incluso reconocía a
las fuerzas armadas conformada por ciudadanos de plenos derechos.

Puede argumentarse que el proyecto liberal no iba acompañado de un cambio


social y que al permanecer la abrumadora mayoría de la población sujeta a
relaciones serviles en la tierra, en las minas y en los obrajes, nunca se formó
el piso social que permitiese el ejercicio de la ciudadanía activa. San Martín le
extendió carta de ciudadanía a los indígenas y Bolívar disolvió las comunidades
para facilitar el desarrollo del mercado, pero ninguna de esas medidas tuvo eco
suficiente porque las masas feudalizadas, sujetas al modo de vida del
catolicismo medieval, desconocían que tenían derechos. La pesada herencia
cultural que los había hecho pasar del despotismo incaico al despotismo
colonial estaba demasiado arraigada como para ser superada por la proclama
liberal del primer congreso republicano.

Este país de “oro y esclavos” como lo había definido con clarividencia el


Libertador Bolívar, era pues un serio obstáculo para cualquier proyecto de
cambio. En este período los debates por la forma de gobierno no están
resueltos en el seno mismo de las corrientes patrióticas. La discusión entre los
Libertadores era intensa sobre si convenía o no una monarquía constitucional
con un príncipe traído de Europa. La polémica se zanjó con la dura actitud del
caraqueño en Guayaquil que le increpó a San Martín que sería su general si él
se proclamase rey, pero que “recoger y traer basura de la calle era inadmisible”.

Para ser justos, los puntos de vista no eran en el fondo tan encontrados pues
la filosofía liberal definía entonces como la mejor forma de republicanismo a la
monarquía, como señalaba el propio Immanuel Kant. En ese entonces el
republicanismo y la democracia eran no sólo corrientes distintas sino
antagónicas. Desde otra perspectiva, los federalistas norteamericanos pusieron
en la agenda la confrontación, temerosos de que las mayorías democráticas

33
debilitasen el nuevo edificio republicano. De allí la idea de los pesos y
contrapesos en la división de poderes y el presidencialismo como expresión de
una autoridad fuerte en ese contexto. Puede reinterpretarse aquél debate como el
sostenido entre dos variantes del republicanismo, el monárquico constitucional y
el presidencialismo fuerte. En 1826 Bolívar quiso imponer, en Bolivia y en el
Perú, un modelo de organización del Estado copiado del consulado
napoleónico con una presidencia vitalicia.

La siguiente propuesta, en 1828, está animada por los mismos propósitos de la


Carta de 1823 aunque sin los extremos parlamentaristas y democráticos de
aquella. Se introduce definitivamente la institución del presidente de la República
en reemplazo de la junta colegiada de gobierno y se elimina el carácter
ciudadano de las fuerzas armadas. Para poder llevar a la práctica, sus
proponentes, el mismo núcleo liberal del Congreso de 1822, tiene que buscar un
militar que concuerde con sus ideas. No se atreven a que un civil gobierne,
porque se saben sin fuerza. La maniobra dura poco porque aparece Agustín
Gamarra, un caudillo militar de definida vocación autoritaria.

Gamarra sintetiza el choque frontal de la concepción autoritaria con el


liberalismo. No le interesa en absoluto el respeto a la Carta Magna, que
considera un conjunto “vicioso, imperfecto e inverificable”. Le molesta cualquier
atisbo de fiscalización parlamentaria sobre el ejercicio del poder y no tolera la
práctica ciudadana de las libertades.

El gamarrismo, además de que es nacionalista hasta la autarquía en economía,


deja una huella indeleble. Allí se perfilan los rasgos que moldean el proyecto
autoritario y conservador a lo largo del tiempo. Está abiertamente en contra de la
división de poderes. Reclama un ejecutivo fuerte, autoritario y concentrado en la
figura del presidente de la República. Desprecia las normas que quieren
limitar el ejercicio cotidiano del poder sin tapujos. Francisco de Paula González

34
Vigil, el gran liberal tacneño, lo encara en el Congreso y lo acusa, en una
muestra de que el espíritu cívico del republicanismo no temía enfrentarse a la
arbitrariedad del caudillo militar.

Lo que pasó con ese debate es premonitorio. La poderosa oratoria de Vigil


tiene razones contundentes que demuestran la violación de la constitución y la
ley pero la mayoría no se atreve a respaldarlo y Gamarra se consolida. La visión
de la mano dura que concentra el poder se traduce en la Constitución de
Huancayo, de 1839. El esquema que impone Gamarra en la Convención
constituyente es típico. Una mayoría sumisa asegura que el debate sea breve.
No hay mucho que discutir, se trata de consagrar el poder del hombre fuerte.

Las dos primeras décadas de la naciente República dejan ver los límites del
liberalismo y el triunfo del autoritarismo bajo la forma del caudillismo militar.
Aunque no se consigue la estabilidad política ni siquiera bajo la fórmula del
hombre fuerte por los enfrentamientos sucesivos entre los militares, sus guerras
y ambiciones traban la construcción de la sociedad política.

El autoritarismo subsiste en diversas formas a lo largo del siglo XIX siempre


enfrentado a las corrientes liberales. Se disfraza cuando las circunstancias hacen
inevitable el ordenamiento del Estado con la Constitución de 1860. La transacción
entre liberales y conservadores permitió que se convierta en un referente durante
seis décadas, restableciéndose en dos ocasiones.

El militarismo caudillista de viejo cuño fue modificándose por la inevitable


profesionalización de las fuerzas armadas. Durante 35 años, desde Piérola hasta
el golpe del comandante Sánchez Cerro contra Leguía, desapareció del ejercicio
directo del poder, salvo el golpe de Benavides contra Billinghurst..

35
Desde 1930 hasta el final del siglo XX, volvió a convertirse en una fuerza
gravitante. Siete militares ocupan directamente la presidencia de la República
con lo que impiden la vigencia de la Constitución de 1933, que subsiste
formalmente hasta 1980. En ese período otro gobierno civil, el de Manuel Prado
entre 1939 y 1945, ejerce el mando de forma autoritaria y excluyente. En la
última década del siglo, Alberto Fujimori da un golpe de estado con apoyo de
las fuerzas armadas, que disuelve el Congreso y los gobiernos regionales,
interviene el Poder Judicial y el Tribunal de Garantías Constitucionales.

Hasta el propósito de cambio social del régimen velasquista, el esquema


autoritario se mantiene en esencia. Se prohíben o se restringen las libertades
civiles y políticas; la existencia de los partidos y los sindicatos; se domestican o
se anulan los parlamentos; se descarta la descentralización y la autonomía de los
gobiernos subnacionales. En definitiva, el factor de poder más importante a lo
largo del siglo XX, es el de las fuerzas armadas.

La relación entre los gobiernos autoritarios y la existencia del Congreso de la


República, está siempre marcada por la idea de subordinar el Parlamento a
los designios del poder Ejecutivo. Cuando no es posible, las dictaduras lo
clausuran.

El Congreso Constituyente de 1931 perdió casi inmediatamente su carácter


plural cuando Sánchez Cerro ordena la detención y expulsión de la primera
célula parlamentaria aprista. Pese a ello, siguió funcionando y hasta promulgó la
Constitución. Prorrogó su mandato bajo la dictadura del general Oscar
Benavides. En 1939 el Partido Aprista no pudo presentar listas propias pues
estaba ilegalizado constitucionalmente por la aplicación del artículo 53 de la
Carta de 1933. En 1945 la movilización democrática permitió el triunfo del
candidato del Frente Democrático Nacional, Luis Bustamante y Rivero, que contó
en sus listas parlamentarias con representantes apristas.

36
Entre 1948 y 1950, la dictadura del general Manuel Odría suprimió el Poder
Legislativo. Cuando fueron convocadas las elecciones que pretendían legitimarlo,
su candidatura resultó la única posible al igual que su lista parlamentaria. El
Congreso que funcionó hasta 1956 era un simple apéndice de la dictadura. La
junta militar que derrocó a Manuel Prado al final de su período, en 1962, no
necesitó de parlamento. El más largo episodio sin que funcione la representación
nacional durante el siglo XX, se produjo durante los doce años de los gobiernos
militares de Juan Velasco Alvarado y Francisco Morales Bermúdez. El
“gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas” tenía definido el criterio de que
la institución parlamentaria, expresión fundamental de la soberanía popular y del
autogobierno, era cancelada por su proyecto dictatorial.

Los militares del periodo 1968-1980 no asumieron en ningún momento como


propuesta del orden político la existencia de los partidos y del parlamento.
Elaboraron en reemplazo, una deleznable tesis del “no partido” y quisieron
disfrazar su iniciativa como una forma participativa de democracia, sin derecho
al sufragio, sin elecciones, sin partidos, sin órganos de autogobierno que
expresen el poder popular.

Fujimori pretendió imponer algo parecido en los primeros meses del golpe de
abril de 1992, pero luego desistió ante la presión internacional. Se vio obligado
a convocar un congreso constituyente, boicoteado por la mayoría de partidos
democráticos y a tolerar la existencia del Poder Legislativo en sus siguientes
períodos. Su visión autoritaria y antidemocrática la exhibió desde su discurso
golpista. Disolvió el Congreso porque no podía imaginar que este no aprobase a
rajatabla las leyes de emergencia que proponía. Anunció su hartazgo ante la
exigencia de diálogo que los partidos democráticos le planteaban, como es
normal en cualquier democracia representativa.

37
Este comportamiento del pensamiento autoritario frente a la existencia de los
parlamentos ha traído como consecuencia que:

 no se establezca el equilibrio de poderes


 no se asuma como un rasgo elemental de la sociedad política
la responsabilidad de los gobernantes ante la representación
nacional.

 no se consolide un sistema de partidos políticos y que, por tanto


 no existan las condiciones para que algo parecido a una “clase
política” se afiance.

Por el contrario, la representación popular ha estado siempre bajo amenaza de


ser intervenida por la fuerza, como ocurrió en 1932, 1948, 1962, 1968 y 1992. El
modelo que imprimió el gamarrismo en el siglo XIX trae otro componente
significativo, que tiene que ver con el rechazo a los gobiernos subnacionales.
Su existencia se percibe como una amenaza para la concentración del poder.
Durante el siglo XIX las juntas departamentales no lograron organizarse y los
concejos departamentales incluidos en el texto de 1933 jamás fueron
aplicados. Es recién con la Constitución de 1979 que se aprueba una fórmula
efectiva de regionalización del país, que empezó a cristalizarse en 1989 pero fue
abruptamente cancelada por el golpe fujimorista de 1992. Las elecciones
municipales sólo se restablecieron tras 140 años de vida republicana, en 1963,
aunque volvieron a ser interrumpidas por los militares en 1969. Desde 1980
han podido realizarse sin impedimento.

El militarismo, componente principal del pensamiento autoritario, es uno de


los grandes obstáculos que por décadas ha impedido la construcción de la
sociedad política. A ello ha contribuido la definición de las Fuerzas Armadas
como “fuerzas tutelares”, recogida en la Constitución de 1933 como herencia de

38
la constitución fascista de Primo de Rivera en la España de los años veinte. Este
concepto se encuentra bastante arraigado en diversos sectores de la sociedad
peruana y es uno de los temas claves que conciente o inconcientemente, el
autoritarismo difunde cada vez que tiene ocasión.

Esta noción del viejo derecho romano para proteger a los menores de edad,
desliza la idea de que los ciudadanos peruanos son inmaduros para decidir sobre
su destino y ejercer el poder adecuadamente. Deben ser por tanto protegidos,
supervisados permanentemente y de darse el caso, salvados de su propia
incapacidad por el golpe militar. El supuesto carácter “tutelar” hace que sea una
doctrina aceptada la preparación permanente de las Fuerzas Armadas para
ejercer el poder, cuando sea necesario.

Esta concepción reaccionaria dificulta que la sociedad peruana asuma con


claridad que la soberanía popular, por principio, es el poder supremo. No sólo no
necesita tutela alguna, sino que, al revés, la fuerza armada es una institución
subordinada a los principios del Estado democrático.

La corriente autoritaria sobrevive en importantes sectores de la población como


el recurso a la mano dura, al hombre fuerte, como la única forma de poner fin
al desorden. El militarismo ha impregnado aspectos de la vida cotidiana hasta
en la educación escolar. La cultura del diálogo es despreciada por la oferta de
la corrección inmediata de los problemas que el autoritarismo ofrece. El combate
a esta forma de ver las cosas es una tarea permanente en la política peruana.

16. EL DISCURSO FASCISTA, UNA SOMBRA DEL PASADO

La influencia del fascismo europeo en el pensamiento autoritario peruano es


dejada de lado en los análisis políticos por diversas razones. La más
importante sin duda, tiene que ver con la derrota del nazi fascismo en la II

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Guerra Mundial y el reacomodo posterior de sus adherentes. Ello no obsta para
subrayar que entre 1930 y 1945, el fascismo tuvo una fuerte influencia en el Perú
y que incluso llegó a organizarse un partido de masas, la Unión Revolucionaria,
tras las banderas de esa ideología.

José Ignacio López Soria en un notable ensayo titulado El pensamiento fascista


publicado hace casi un cuarto de siglo, plantea que en los años treinta hubo
tres componentes del fascismo de acuerdo a su origen de clase: el aristocrático,
el mesocrático y el popular.

Paladín de la variante aristocrática es el escritor José de la Riva Agüero. Brillante


prosista, este intelectual que se adhiere al catolicismo tradicional, propone
una suerte de sobrevivencia de la tradición señorial en el discurso que Benito
Mussolini ofrece desde Italia. Pretende enfrentar la demanda de las masas por
sus derechos, que califica como “barbarie” con la alternativa “civilizada” del
orden autoritario. Riva Agüero era un hombre que sabía unir la palabra a la
acción. No dudó en apoyar a Sánchez Cerro para ser luego ministro del general
Oscar Benavides.

Sánchez Cerro, un militarista de viejo cuño, que había visto el nacimiento del
fenómeno fascista en la caótica Europa de la postguerra formó la Unión
Revolucionaria (UR), a raíz del golpe con el que derrocó al oncenio dictatorial de
Augusto B. Leguía. De esa forma se propuso canalizar la desesperación de las
masas por los efectos de la crisis mundial del capitalismo de 1929, para las
elecciones de 1931. La plutocracia costeña, nacida de los negociados del guano,
aún en sus sectores más modernos que intentaron enlazarse con el capital
imperialista bajo Leguía, quedó de pronto desamparada con la caída de ese
gobierno. El peligro palpable era que los movimientos sociales que habían
surgido entre 1918 y 1923, en la lucha por las ocho horas, en la reforma
universitaria, en las demostraciones por la libertad de conciencia, se habían
organizado ahora en fuerzas políticas autónomas. El Partido Socialista y el

40
Partido Aprista aparecían como alternativas de una democracia radical de
inspiración marxista, como fuerzas autónomas frente a los partidos oligárquicos.

El aprismo naciente se había convertido en la mayor amenaza, porque osó


entrar, apenas fundado a la arena electoral. Su rápido arraigo de masas, en el
que veía fructificar más de una década de acción social y debate intelectual de
su generación fundadora, estremeció a las clases dominantes. Solo cabía
enfrentarlos en su mismo terreno, con una respuesta lo suficientemente fuerte
como para agitar a las masas. La confrontación fue inevitable. La vieja derecha
favoreció el triunfo electoral de la Unión Revolucionaria y a las pocas semanas
de asumir el poder, Sánchez Cerro se convertía en dictador al expulsar a los
parlamentarios apristas del Congreso.

El diario El Comercio fue siempre su baluarte principal, aunque tenían injerencia


en otros dos diarios de gran influencia durante décadas, La Crónica y La
Prensa. Si bien la UR se debilitó desde fines de los años cuarenta y finalmente
se disolvió con la muerte en los años sesenta de su sempiterno secretario
general, Luís A. Flores, el predominio de los círculos conservadores
permaneció. Varios de ellos destacados intelectuales, han construido una visión
reaccionaria de la historia peruana para justificar el autoritarismo como forma de
gobierno.

José Pareja Paz Soldán, por ejemplo, está convencido de que hay un
sedimento que viene desde los Incas, que transcurrió durante el despotismo
colonial para continuar en la República, que hace que el Perú sólo pueda ser
gobernado por caudillos fuertes y autoritarios. Cultores de la visión medieval que
piensa que las dictaduras son una especie de castigo que el pueblo debe
soportar por sus pecados, nunca han favorecido realmente la construcción de una
sociedad democrática. Un sesgo interesante de este abogado constitucionalista
es que encuentra la prolongación de esa tendencia en la institución del
presidencialismo. Para él resulta vital que el poder se concentre en el jefe del

41
ejecutivo.

Periclitada la Unión Revolucionaria que subsistió formalmente hasta la década del


sesenta, los mentores intelectuales disimularon su antigua adhesión aunque
algunos fueron fieles al franquismo hasta el final. Estas expresiones quedaron en
la preocupación intelectual, cuyo esfuerzo iba dirigido a resaltar los valores
hispanistas de la conquista y la colonia. Aunque hubo siempre pequeños grupos
de extrema derecha, sobre todo provenientes del catolicismo conservador, no
han tenido capacidad de transformarse en fuerza política.

En los últimos años entra en escena el movimiento de los hermanos Ollanta


y Antauro Humala, oficiales del Ejército que tras levantarse en octubre del 2000
contra la dictadura de Fujimori, decidieron organizar un grupo político. Se definen
como “etnocaceristas”, calificativo que expresa un proyecto nacionalista y racista
(“la raza cobriza”) asociada a la figura del héroe de la guerra con Chile y ex
presidente del Perú, Andrés Cáceres.

Ambos componentes ponen de manifiesto una ideología racista y


conservadora, que se expresa en una organización militarizada, sustentada
sobre todo en reservistas del Ejército. En la imaginación de ciertos sectores de
la sociedad peruana, el indigenismo ha cultivado desde los años veinte la
reivindicación del Imperio incaico. Está fuertemente enraizada la imagen de un
imperio justo y poderoso, donde la gente vivía bien. Esta arcadia comunitarista
fue destruida sin misericordia por la conquista española. La figura del general
Cáceres es rescatada por su heroica guerra de resistencia a la invasión chilena.
Los “etnocaceristas” ocultan sin embargo su posterior trayectoria política
conservadora en el ejercicio de la presidencia. Apenas asumió el mando
ordenó la ejecución de sus lugartenientes campesinos en la resistencia chilena
y tuvo que ver en la sangrienta represión que sofocó la rebelión de Atusparia. Su
gobierno fue más bien favorable al dominio terrateniente y a los contratos
entreguistas con el capital extranjero. Así lo demostró con el criticado acuerdo

42
con la Grace, que le concedió la explotación de puertos, aduanas, minas,
petróleo y ferrocarriles por más de sesenta años.

En la parafernalia de los “etnocaceristas”, al lado de sus posiciones comunitarias,


hay símbolos de origen nazi y su discurso nacionalista hasta la xenofobia
acentúa sus rasgos fascistas. El 1 de enero del 2005 toman por las armas la
comisaría policial de Andahuaylas, en el sureste andino. La asonada demostró
ser más que nada un acto propagandístico, tendiente a recuperar posiciones en
la opinión pública, después de una marcada decadencia en los medios de
comunicación. Los asaltantes asesinaron a cuatro policías que intentaron
retomar la comisaría, pero a los tres días terminaron por rendirse, ante el cerco
militar y el rechazo generalizado de la opinión pública. Recuerda por momentos
los orígenes del sanchezcerrismo aunque con un liderazgo poco articulado. La
relación se encuentra en que tratan de generar apoyo social en sectores
empobrecidos e indiferenciados de la población predispuestos a su discurso
autoritario. Incluso no deja de ser anecdótico que su líder, el comandante
Ollanta Humala fuese designado, al igual que el derrocado tirano, agregado
militar en Paris.

Especie de fascismo popular, nacionalista, racista y militarista, ha demostrado


hasta el momento severas limitaciones. No sólo por la debilidad de su liderazgo,
sino porque estrecha su base de acción a la captación de reservistas del Ejército,
a los que quiere convertir en “regeneradores” de la Fuerza Armada. Un pequeño
grupo de altos oficiales que colaboraron con el velasquismo forma parte del
proyecto, quizás atraídos por un obsoleto y desfasado sueño guerrerista, que se
cultiva en las fuerzas armadas, de vengar la derrota sufrida ante Chile en 1879.

17. EL IZQUIERDISMO SINDICAL Y POLITICO

Otra posición que también dificulta la construcción de la sociedad política, es la


que tiene que ver con la antigua herencia anti sistema que se originó en el Partido

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Comunista de los años treinta del siglo pasado. El PCP nació como la sección
peruana de la III Internacional y en sus primeros años organizó su trabajo entre
la clase obrera y los sectores populares desde la perspectiva del carácter
inminente de la revolución obrero-campesina.

El PCP se colocó en la primera línea del combate a la dictadura de Sánchez


Cerro, igual que los apristas, aunque cada cual con su propia estrategia. En su
caso lo hizo desde la perspectiva del inevitable estallido revolucionario. Estaban
convencidos de que la economía se encontraba en una situación incierta,
próxima a la crisis. La tarea en ese sentido, consistía en acelerar las
contradicciones para que avance el proceso revolucionario. Los comunistas
esperaban que la crisis económica trajera como consecuencia el ascenso de la
lucha de masas, que generase una nueva ola revolucionaria, después de la
derrota de las insurrecciones apristas de 1932. Lanzaron la consigna de la
huelga revolucionaria de masas, convencidos de que los movimientos
reivindicativos del momento podían ser canalizados en esa dirección. Su política
clasista en un país poco industrializado y su voluntarismo revolucionario al
imponer consignas alejadas del sentimiento popular, no le permitieron tener
mayor capacidad de convocatoria. De hecho el aprismo con su discurso de
frente único de trabajadores manuales e intelectuales y su persistente actuación
electoral, pese a estar ilegalizado por la propia Constitución de 1933 al igual que
los comunistas, lo desplazó de la conducción del movimiento de masas.

Al término de la dictadura militar de los setenta, que los comunistas pro soviéticos
calificaron como “progresista”, ambas vertientes se reencontraron junto con
otras, en la coalición Izquierda Unida. Desde su participación en la Asamblea
Constituyente de 1978, las organizaciones de izquierda provenientes del viejo
tronco del PCP y de escisiones pro cubanas del APRA, demostraron que su
vigencia estaba vinculada más a las luchas sindicales y sociales, que a propuestas
de gobierno.

Su actitud frente al nuevo período de refundación constitucional de la República


44
fue ambigua. Al participar en las elecciones, superaron el viejo izquierdismo
anti-sistema de los años treinta y entraron de lleno al camino democrático. Si
bien existían como antecedentes el Frente de Liberación Nacional y la Unidad de
Izquierda en los años sesenta, esa participación instrumental fue cortada en sus
consecuencias por el golpe militar de 1968. La asimilación de la democracia
con el difuso proyecto socialista de las fuerzas identificadas como marxistas
leninistas no fue un proceso sencillo. De alguna manera sobrevivía el
voluntarismo revolucionario, que creía ver en cada crisis económica y en cada
movimiento social, el inminente estallido del capitalismo y de la democracia
“burguesa”. Esta percepción se contradecía con la fuerte representación
institucional que la Izquierda Unida lograba en el parlamento, en los municipios
de las principales ciudades del Perú y luego en las regiones, lo que obligaba a
poner en la agenda la capacidad de gestión del aparato estatal.

La realidad convirtió a los representantes de la IU en defensores de los


derechos constitucionales y los llevó a proponerse como alternativa de gobierno.
Algunos de sus núcleos más radicales, caracterizados por sus tendencias
insurreccionales, como los provenientes de la llamada “Nueva Izquierda” de los
años setenta, asumieron sin mayor reflexión aunque con notable intensidad, la
doctrina liberal de los derechos humanos como su bandera de acción.

Los multiculturalistas, por su lado, se empeñan en acentuar las diferencias


étnicas hasta el extremo de reclamar la “ciudadanía étnica” en aterradora
cercanía con el apartheid sudafricano o la doctrina de las “limpiezas étnicas”
que destrozaron Yugoslavia. El resultado es la negación esencial de la
universalidad de la propia categoría, con lo que a su vez, quieren imponer como
absolutas las cosmovisiones premodernas. Coinciden pues con las posiciones
del indigenismo de los años veinte, por aquello de que la “esencia” de la nación
peruana es lo “andino”, que la historia ha convertido en inextricable mezcla de
etnias. Le agregan como novedad, la revaloración de las dispersas y poco
numerosas comunidades amazónicas.

45
18. DEMOCRACIA PARTICIPATIVA VERSUS DEMOCRACIA
REPRESENTATIVA

En los años sesenta como consecuencia de una serie de movimientos sociales


en diversos lugares del mundo, se planteó la idea de la democracia participativa
como una forma de superar las limitaciones de la democracia representativa. Se
le acusa por reducirse a la formalidad institucional y al ejercicio periódico del
sufragio, sin permitir mayor participación ciudadana en la toma de decisiones y
en la práctica del poder. En la actualidad, quienes reformulan esta noción, la
presentan como la alternativa finalmente encontrada ante los límites de la
democracia “burguesa” o desde posiciones más moderadas, como un factor
complementario.

Para comprender mejor este debate, hay que señalar que el contexto que ha
dado curso a su difusión, tiene mucho que ver con la desaparición de la IU como
referente. Su extinción trajo como consecuencia el refugio de un importante
sector de sus militantes en instituciones privadas de lucha contra la pobreza. A
partir del gobierno transitorio del presidente Valentín Paniagua, se crearon las
“mesas de concertación de lucha contra la pobreza”, donde estas
organizaciones junto con otras religiosas y con delegados de organismos
públicos, discuten, sugieren y evalúan políticas para combatir este flagelo. Vale
la pena subrayar que la trampa se la ponen solos. Por ejemplo, uno de los
ideólogos locales del participacionismo la define “como la expresión directa y
permanente de la población en los asuntos públicos complementaria a lo que es
la representación.

Sus promotores evalúan que la democracia participativa implica espacios de


negociación y concertación entre los ciudadanos y las autoridades
democráticamente elegidas.

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Finalmente se trata de un falso dilema, puesto que la democracia representativa
incluye por definición mecanismos de participación ciudadana, que pueden
ampliarse y profundizarse sin menoscabo de comprender que la posibilidad de
transformar la voluntad ciudadana en voluntad estatal se da mediante la
constitución de los partidos políticos como expresión de la pluralidad social.

El sistema de partidos es el instrumento que permite vincular los múltiples y


diversos intereses de la sociedad civil con el ejercicio del poder político. Es a
través de ellos que los grupos privados pueden y deben canalizar sus
intereses. No impide que tengan canales de vinculación corporativa con el
Estado, que les permita contribuir a la formación de las decisiones públicas. No
debe perderse de vista que en la democracia, el autogobierno se sustenta
en la representación ciudadana, se consagra con el sufragio universal y se
expresa en las asambleas constitucionalizadas, como son el parlamento nacional
y los concejos de los gobiernos sub nacionales.

19. LA COMUNIDAD POLITICA COMO DEMOCRACIA SOCIAL

La construcción de la comunidad política se encuentra trabada por una serie


de discursos contrarios a los ideales republicanos, liberales y democráticos. El
enemigo principal de este propósito es el autoritarismo en sus diversas
manifestaciones. Desde la fundación del Estado republicano, las dictaduras
militares o civiles han interrumpido frecuentemente el orden constitucional. En
184 años tenemos una docena de constituciones, además de estatutos
provisorios y leyes de emergencia, que suspendían la vida constitucional en
nombre de la arbitrariedad.

No ha existido pues la posibilidad de generar un consenso lo suficientemente


fuerte como para garantizar un acuerdo constitucional duradero. La indefinición
existente en la actualidad frente a la vigencia de la Constitución democrática de
47
1979, es un claro indicador. Temas fundamentales siguen sin resolver. Si se
quiere edificar sobre cimientos sólidos la ciudad política, hay que aceptar
ciertos principios, como por ejemplo que el gobierno se base en la ley y no en
los hombres y que se sustente en la voluntad de los miembros de la comunidad.
Aceptar el gobierno de las leyes es un paso que requiere comprender que hay
que apoyarse en un marco jurídico cuyo componente son los derechos
humanos.

La relación de los derechos humanos con la soberanía popular, es una fórmula


concreta que vincula el paradigma de las libertades con el de la república, para
hacerla definitivamente democrática y social. Los derechos humanos constituyen
la autonomía ética de la persona cuya realización debe ser propiciada por los
organismos de autogobierno. Una concepción de estas características, obliga al
Estado a generar las condiciones para que los ciudadanos puedan desarrollar sus
capacidades, a partir de la igualdad de oportunidades.

Los partidos políticos como expresión del pluralismo, son determinantes para
consolidar la sociedad política. Son el canal principal para articular la
participación ciudadana en la administración del Estado, mediante el ejercicio
del sufragio universal y la garantía para que las instituciones del autogobierno
funcionen. Un proyecto así apunta al fortalecimiento institucional del Estado
sobre la base de principios de convivencia democrática. Supone la solidaridad
necesaria para que mediante la tributación progresiva, el Estado pueda
redistribuir la riqueza mediante políticas sociales.

Una visión de este tipo requiere reinterpretar el concepto de nación,


sacándolo de los estrechos límites del culturalismo. Hay que comprender que lo
que está en formación es la organización política de la nación, entrampada por
el autoritarismo y otros discursos divergentes como los que hemos reseñado.
Construir la comunidad política significa ponerse de acuerdo sobre un consenso
fuerte que haga descanar los cimientos de la estructura del poder sobre los

48
derechos fundamentales de los ciudadanos.

Debe retomarse el viejo discurso que fundó la República, inspirado en la


Constitución de Cádiz, la tercera en la secuencia de las grandes revoluciones
republicanas y liberales, que reconoció la soberanía popular y el ejercicio de las
libertades. Propuesta inacabada, frenada por el divorcio social que impuso la
sobrevivencia feudal y por las dictaduras que negaban la soberanía democrática.
Refundar la República mediante la democratización del Estado es el proyecto
que permitirá culminar el proceso frustrado. Sólo es posible si se entiende que
la ciudad política se sustenta en la cohesión y la solidaridad social, en la
igualdad y la justicia como pilares de la representación y la participación
ciudadanas. Es una apuesta que no reconoce fronteras, pues su objetivo es
compartir la universalización de los derechos ciudadanos por encima de los
estados y las naciones.

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20. CONCLUSIONES

 A los peruanos, nos hace falta valorar más a nuestro país y por eso se
produce una carencia de "Identidad Nacional", el problema lastimosamente
es multifactorial, y además, desde niños no se les enseñan a valorar y
respetar a su patria empezando por los símbolos patrios.

 Se debe revalorar nuestra "Identidad Nacional", diciéndole: Un No retundo


a los programas "alienantes y enlatados", que producen una degradación
de nuestra culturas y nuestra dignidad, tales como: La Chola Jacinta, La
Chola Chabuca y otros talk shows que se propalan y difunden en nuestro
medio.

 La identidad nacional se va construyendo, en nuestro caso, a través del


sentimiento que se va adquiriendo desde que empezamos la escuelita,
hasta el día de hoy, con el conocimiento profundo de cada uno de nuestros
valores.

 Desde las Instituciones Educativas se debe empezar la tarea de la


formación y fortalecimiento de la "Identidad Nacional", ya que los alumnos
deberían ser orientados a partir de áreas cognitivas, afectivas y sociales
para un completo entendimiento sobre quienes somos para su formación.

o El entusiasmo unánime que hemos visto con el equipo de fútbol


nacional es una muestra del sentimiento que ratifica al Perú como
nación. En cualquier extremo del territorio nacional, la idea de que el
Perú competía, que nuestra nación era representada, nos envolvía
un espíritu de unidad. Mostrábamos una comunidad que reconocía
un pasado, pero especialmente un futuro común. Es una ilusión que,
afirman los especialistas en estadísticas de la opinión pública,

50
cambia los humores de los ciudadanos, generando esperanza y un
mejor estado de ánimo.

 Es un sentimiento que va en sentido contrario de los esfuerzos que hace el


Estado peruano para afirmar identidades distintas a la peruanidad. Lo
vimos en los esfuerzos del Ministerio de Cultura para promover distintas
lenguas, afirmando las diferencias en lugar de buscar continuar la
construcción de una sola identidad. Ahora en los censos nacionales, se
plantea una pregunta que busca construir y consolidar distintas
identidades. Nuevamente aparece una agenda que no busca afirmar la
identidad nacional, sino rescatar y fortalecer la idea de diferentes
identidades, que deben ser respetadas y promovidas. En lugar de buscar la
unidad, se trata de disgregar.

 El siglo pasado, un intelectual comprometido con el pasado, pero


especialmente con el futuro del Perú, don Víctor Andrés Belaunde, logró
una bella definición de lo que es la peruanidad: una síntesis viviente. “La
peruanidad es una síntesis comenzada pero no concluida. El destino del
Perú es continuar realizando esa síntesis. Ello da un sentido primaveral a
nuestra historia”.

 ¿No debería, pensando en el bicentenario del Perú, seguir en la


construcción de esa síntesis viviente? No se trata solo de de una
integración física, que hoy con las nuevas tecnologías se hace más fácil y a
menor costo. Hoy la peruanidad va construyendo sus expresiones
culturales, como la cumbia peruana (síntesis de nuestra música andina con
lo tropical), que van acompañadas de su expresión gráfica (como el trabajo
de Elliot Tupac). Podemos seguir avanzando, seguir construyendo esa

51
síntesis viviente, y no tendría el Estado por qué fortalecer las tendencias
centrífugas.

 Hay que rechazar agendas que van contra nuestro sentido histórico.
Somos una síntesis viviente que se sigue construyendo, que sigue
encontrando su destino. La idea de implantar en nuestra vida conceptos
que van contra el sentido de unidad nacional atenta contra la historia del
Perú.

52
21. BIBLIOGRAFIA

 Anderson, Benedict: Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen


y la difusión del nacionalismo, México: FCE, 1993.

 Arguedas, José María. "Evolución de las comunidades campesinas. El valle


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54

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