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RACISMO Y DISCRIMINACIÓN

Introducción
1
En la Modernidad, la conformación de los estados-nación, establece como principio
de nacionalidad las ideas de territorio y población. Estos hechos delimitaron una
identidad de pertenencia de origen común y delimitaron la figura de un “otro”, como
minoritaria y pasible de dominación. Al implantar una supuesta “superioridad
europea” por sobre la de las poblaciones originarias de los territorios “conquistados”,
el colonialismo tomó esta construcción de categorías y jerarquías y la trasladó a las
poblaciones. De la misma manera, las poblaciones africanas fueron víctimas de la
trata esclavista, sometidas a la dominación, cosificación y anulación de identidades y
heterogeneidades propias de cada cultura.

En el artículo “Estudios sobre el racismo en América Latina”, Paris Pombo manifiesta la


necesidad de diferenciar las doctrinas racistas de las ideologías racistas, con el
objetivo de evitar “confusiones o afirmaciones absolutas” debido al carácter
polisémico del término racismo1. Así, considera que las doctrinas racistas tienen origen
en Europa, a partir de un conjunto de teorías surgidas en el marco en las ciencias
naturales, durante los siglos XVIII y XIX. Según la autora, se basan en la clasificación,
valoración y jerarquización de las poblaciones humanas y en la naturalización y
cristalización temporal de los rasgos culturales más visibles de las mismas. Cabe
recordar también que los primeros estudios sobre la clasificación de las especies
fueron llevados a cabo por Aristóteles en la antigua Grecia. En el holocausto nazi,
fueron nuevamente aplicadas estas teorías como recurso de dominación cuando,

1
PARÍS POMBO, M.D. “Estudios sobre el racismo en América Latina”. En: Política y Cultura, Nro. 17, primavera,
2002, pp. 289-310, Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco, México. Disponible en:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=26701714
vastos discursos filosóficos se orientaron a denunciar la falta de fundamentación de
sus afirmaciones y refutar sus principios axiomáticos.

Las ideologías racistas, en tanto sistema discursivo hegemónico, crean un sistema de 2


representaciones que atraviesa las diferentes manifestaciones de las esferas públicas y
privadas, y se expresan en las relaciones que establecen las personas. De acuerdo con
Hannah Arendt, la ideología es “un sistema fundado sobre una opinión única cuya
fuerza permite atraer a la mayoría de la gente y cuya amplitud le permite guiarse a
través de diversas experiencias y situaciones en la vida moderna”2.

De esta manera, este sistema de representaciones refuerza y reproduce el conjunto de


prácticas sociales, materiales y simbólicas, en las que aplica criterios de jerarquías con
el fin de mantener relaciones de sometimiento y subordinación sobre grupos, sectores
y/o comunidades que se consideran subalternos. Así, la dimensión ideológica del
racismo sostiene el conjunto de situaciones que promueven la desigualdad y la
discriminación. La discriminación opera en la práctica cotidiana, en todos sus niveles, a
partir de representaciones imaginarias que clasifican y jerarquizan un conjunto de
características asociadas a grupos poblacionales. Pueden ser desde fenotípicas hasta
culturales, reproducen prejuicios y se manifiestan en un trato desigual basado en la
constitución de un “otro” diferente y sujeto de subordinación.

La población afro en Argentina

La presencia afro en la constitución de la población argentina ha sido el resultado de


la trata esclavista, de la cual el territorio del Río de la Plata fue mercado, entre los
siglos XVI y XIX.

2
Citado por PARÍS POMBO, M.D. Op. Cit.
“…alrededor de 12.000.000 de africanos desembarcaron en Latinoamérica.
Buenos Aires y Montevideo se constituyeron en los puertos más importantes del
Atlántico Sur y surtieron todo el interior de Sudamérica mediante puertos de
transferencia en Valparaíso y Río de Janeiro. Si efectuamos el cálculo de que por
cada africano que llegaba vivo a estas costas cinco perecían por inanición, 3
diarreas, deshidratación, suicidios o castigos diversos, hallamos que el tráfico de
esclavos le provocó a África, una sangría de más de 60.000.000 de personas y a
Europa su extraordinaria expansión industrial y económica”3.

En nuestras tierras, hacia mediados del Siglo XVII, se registra en la ciudad de Buenos
Aires, un número aproximado de 10.000 personas africanas o afrodescendientes
libres y esclavos/as. Hacia 1810 la población afro en buenos aires ascendía a 15.107
personas y los relatos de viajeros sostienen que 4/5 partes de la población eran afros:
“negros, mulatos y un amplio mestizaje”. Hasta fines del Siglo XIX en registros de
vacunación y demográficos de la Ciudad de Buenos Aires se observa la presencia de la
variable “color”: los relevamientos no distinguían entre la diversidad de la diáspora,
sino que dividían a la población entre “blancos” y “de color”. El censo de 1895 no
incluyó la variable afro debido a que consideró que la población afro había
disminuido considerablemente y que en poco tiempo habría “una nueva y hermosa
raza blanca producto del contacto con todas las naciones europeas, fecundadas en el
suelo americano (Gabriel Carrasco, Segundo Censo Nacional, Tomo II p. XLVIII)” 4.

El enmascaramiento de la dimensión afro en la configuración étnico-racial de nuestro


territorio y la negación identitaria de este origen, así como el imaginario de una
población “blanca”, tuvo como resultado el reforzamiento de actitudes
discriminatorias hacia las personas consideradas “no-blancas”.

3
GOMES, M.V. “Los negros-africanos en la historia argentina”. Artículo publicado en Bibliopress, boletín del
Congreso Nacional Disponible en el portal de la Biblioteca Nacional de Maestros. Ministerio de Educación
http://www.bnm.me.gov.ar/e-recursos/recursos_didacticos/portafolios/bicentenario/los_negros.pdf
4
Los datos que se consignan en este párrafo fueron extraídos del material desarrollado por el INDEC a partir de
la inclusión de la variable afro en el Censo Nacional de Población Hogares y Vivienda – 2010. Disponible en:
http://www.censo2010.indec.gov.ar/index_afro.asp
Desde una perspectiva de políticas públicas, el documento titulado “Hacia un
Plan Nacional contra la Discriminación”, aprobado por Decreto Nº 1086/2005,
define una práctica discriminatoria como:
4
a) crear y/o colaborar en la difusión de estereotipos de cualquier grupo humano
por características reales o imaginarias, sean éstas del tipo que fueren, sean
éstas positivas o negativas y se vinculen a características innatas o adquiridas; b)
hostigar, maltratar, aislar, agredir, segregar, excluir y/o marginar a cualquier
miembro de un grupo humano del tipo que fuere por su carácter de miembro de
dicho grupo; c) establecer cualquier distinción legal, económica, laboral, de
libertad de movimiento o acceso a determinados ámbitos o en la prestación de
servicios sanitarios y/o educativos a un miembro de un grupo humano del tipo
que fuere, con el efecto o propósito de impedir o anular el reconocimiento, goce
o ejercicio de los derechos humanos o libertades fundamentales. (INADI, 2005:
41)5.

En ese sentido, de acuerdo al material desarrollado por el INDEC, a partir de la


inclusión de la variable afro en el Censo Nacional de Población Hogares y Vivienda, si
bien los registros estadísticos eran precarios, de acuerdo al relevamiento del Censo
de 2010 realizado en Argentina, donde se introduce por primera vez en los últimos
120 años, la variable afrodescendiente, 149.493 personas se reconocieron
afrodescendientes, de las cuales 76.064 son varones y 73.429 son mujeres. La
definición de la variable es la siguiente: El concepto de afro descendiente se relaciona
con “ser descendiente de los africanos/africanas traídos como esclavizados a la
Argentina, ser africano/africana o descendiente de africano/africana, tener
ascendientes negros, ser o considerarse negro o afro argentino, o ser
africanos/africanas en la diáspora, entre otras”6.

5
INADI (2013). Documento Temático. Racismo: Hacia una Argentina Intercultural.
6
Censo Nacional de Población Hogares y Vivienda 2010. Disponible en:
http://www.censo2010.indec.gov.ar/index_afro.asp
Identidad y Reconocimiento

En el año 2001 se realizó en Durban, Sudáfrica la Conferencia Mundial de Lucha contra


el Racismo, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia. Las comunidades 5
africanas y afrodescendientes participantes y representantes en dicha Conferencia
Mundial, consensuaron utilizar el concepto de “afrodescendientes” para referirse a las
personas de ascendencia africana. Dicho concepto recupera y reivindica la identidad
étnico-cultural y las raíces históricas de la población afrodescendiente; en
contraposición a la utilización del concepto de “negro”, concepto impuesto por el
esclavista, con el objetivo de borrar todo rastro de identidad y de humanidad. La idea
de reivindicarnos como afrodescendientes tiene como objetivo revalorizar esta
identidad que da cuenta de una matriz de origen afrodescendientes o africana. Este
proceso de autoafirmación y reconocimiento, tienen por objetivo asimismo,
desarticular el concepto de “negro” para mostrar su diversidad y heterogeneidad,
hasta ese momento negada. Es por ello que el plano internacional, con el fin de
denunciar el racismo y la discriminación racial y promover la implementación de
políticas y normativas que reviertan los imaginarios que sostienen estas prácticas, en
el marco del Organización de las Naciones Unidas se promovieron Declaraciones,
Convenciones y Tratados en pos de la igualdad y no discriminación racial. En 1965 la
Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba la Convención Internacional sobre
la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (ICERD) 7. Esta Convención
define que “la expresión discriminación racial toda distinción, exclusión, restricción o
preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que
tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o
ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades

7
Como antecedentes de este instrumento internacional podemos citar a la Declaración sobre la Concesión de
la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales (1960) y la Declaración para la Eliminación de todas las
Formas de Discriminación Racial (1963).
fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra
esfera de la vida pública”8.

En su artículo 2, la ICERD demanda a los Estados el compromiso de seguir una política 6


destinada a la eliminación de la discriminación racial en todas sus formas:

a) Cada Estado parte se compromete a no incurrir en ningún acto o práctica de


discriminación racial contra personas, grupos de personas o instituciones y a
velar por que todas las autoridades públicas e instituciones públicas, nacionales y
locales, actúen en conformidad con esta obligación;

b) Cada Estado parte se compromete a no fomentar, defender o apoyar la


discriminación racial practicada por cualesquiera personas u organizaciones;

c) Cada Estado parte tomará medidas efectivas para revisar las políticas
gubernamentales nacionales y locales, y para enmendar, derogar o anular las
leyes y las disposiciones reglamentarias que tengan como consecuencia crear la
discriminación racial o perpetuarla donde ya exista;

d) Cada Estado parte prohibirá y hará cesar por todos los medios apropiados,
incluso, si lo exigieran las circunstancias, medidas legislativas, la discriminación
racial practicada por personas, grupos u organizaciones;

e) Cada Estado parte se compromete a estimular, cuando fuere el caso,


organizaciones y movimientos multirraciales integracionistas y otros medios
encaminados a eliminar las barreras entre las razas, y a desalentar todo lo que
tienda a fortalecer la división racial9.

Asimismo, la Convención crea el Comité para la Eliminación de la Discriminación


Racial (CERD), que tiene por objetivo supervisar la aplicación de la Convención.

8
ONU. Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial. Asamblea
General. Resolución 2106 A (XX), de 21 de diciembre de 1965. Artículo 1.
9
Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas en Derechos Humanos. Disponible en:
http://www2.ohchr.org/spanish/law/cerd.htm
Propuesta de trabajo

La propuesta de este módulo es, por un lado, visualizar y problematizar los derechos
negados al colectivo Afro en gran parte de la historia de la humanidad. Por otro lado, 7
los invitamos a tener primeramente una mirada introspectiva para descubrir desde
nuestro lugar las discriminaciones que generamos y si no somos afrodescendientes,
pensar los sentimientos de dicho colectivo, ante la subordinación. Cuando
lleguemos al momento de las lecturas estaremos preparados para sentirnos parte del
colectivo Afro, en lugar de considerarlo un "otro".

Para ello proponemos enmarcar la reflexión sobre los siguientes interrogantes:

 ¿Qué factores incidieron para definir el lugar social de las personas


esclavizadas a pesar de pertenecer a la misma raza humana?
 ¿Por qué se vincula la ubicación social de una persona con el color de su piel?
 ¿Cuáles han sido en nuestra historia los móviles que llevaron a ubicar al
colectivo Afro en un lugar de “no personas”, comercializar sus cuerpos,
despojarlos de su cultura y esclavizarlos?
 ¿Cómo ha sido posible reconstruir la identidad Afro?

Estas preguntas guías nos permitirán profundizar la reflexión y el debate sobre los
roles de dominador/dominado; y cómo estas situaciones se reproducen en la
actualidad. Asimismo, reflexionar sobre los modos en los que nos autopercibimos y
qué tipo de relaciones establecemos. A partir de los trabajos de reconstrucción de la
memoria en las comunidades afro, renace la posibilidad de vincularnos con las
identidades originarias y repensar el pasado. Tener la posibilidad de reescribir o
contar la historia desde la propia óptica nos permite repensar nuestras prácticas y el
lugar desde donde hablamos.

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