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Este principio consiste en una fórmula latina, inventada por los pos glosadores, según
la cual un acto jurídico está sometido a las condiciones de forma impuestas por
la legislación vigente en el país donde fue concluido. Su significado es que los
actos jurídicos son regidos por la ley del lugar de su celebración. En consecuencia,
cualquiera que sea la nacionalidad de las partes y el lugar en que haya de realizarse el
negocio, la ley local determina las formalidades extrínsecas de los actos jurídicos. Es el
fin de la regla locus regit actum asegurar la validez de la forma de los actos en el orden
internacional.
Origen
La regla locus regit actum reconoce su origen en las escuelas estatutarias. Los
Glosadores y Pos glosadores se dieron cuenta de la imposibilidad de resolver mediante
unas cuantas normas de carácter general las dificultades que planteaba dicha rama del
derecho; por cuya razón optaron por el sistema de dividir y subdividir “las diversas
materias”, elaborado para cada una de ellas una regla “especial”. Fueron, pues los
precursores de la regla “Locus Regit Actum”, de universal aplicación en la actualidad.
Partiendo de su concepto del objeto del derecho internacional privado, Pablo Voét,
Huber, Hertius, en el siglo XVII, y Story, Merlín y Massé, en el XIX, conexionan la
máxima a una idea de sumisión voluntaria y momentánea del extranjero a la ley del lugar
de celebración del acto.
Lo cierto es que la regla locus regit actum dista mucho de estar fundada en una
sumisión voluntaria de las partes a la soberanía del país donde obran; esa sería una razón
capaz de validar el acto dentro de sus límites territoriales, pero no justificaría su
reconocimiento fuera de ella, y justamente uno de sus caracteres más importantes es la
extraterritorialidad, en cuya virtud el acto realizado conforme a la lex loci es plenamente
válido en todas partes y en especial en los países a los cuales pertenece el autor por su ley
personal.
A su vez, la teoría de Merlín tiene sus puntos de contacto con el grupo anterior al
sostener que: “ En efecto, los actos reciben el ser en el lugar en que son celebrados, es la
ley de ese lugar la que les da vida, es ella, en consecuencia, la que debe afectarlos,
modificarlos y reglamentar la forma. Desde luego, cada país tiene sus leyes para la forma
probante de los actos, estas leyes están todas fundadas sobre motivos diferentes. (…) Así
todo depende en esta materia de la opinión que el legislador ha tenido de sus súbditos y,
por consiguiente, las leyes relativas a la forma probante de los actos, están fundadas sobre
razones puramente locales y particulares a cada territorio. (…) Sólo la ley del lugar de
celebración es capaz de atestiguar la verdad; las del domicilio de las partes o de la
situación de los bienes no tienen ese poder porque las razones que han determinado sus
disposiciones, son todas diferentes de aquellas que han dictado las formalidades
prescriptas en el lugar del contrato”.
Según André Weiss, la regla “Locus Regit Actum” se justifica por dos razones: una
teórica y la otra de utilidad práctica.
Por un lado sostiene que parece racional, a priori, declarar válido todo acto con el cual
se han satisfecho las condiciones de forma exigidas por la ley local. Las formas exteriores
del acto jurídico, tiene por fin proteger a las partes celebrantes, contra todo fraude y toda
presión. Esas formas varían necesariamente con la situación moral del país y con el
carácter de sus habitantes. Tal medida de precaución o de desconfianza, absolutamente
indispensable aquí, será superflua en el estado vecino. A la ley territorial sola, pertenece
apreciar cuáles son las garantías con las cuales deberá rodearse el acto para presumirse su
sinceridad. Habiéndose observado las formas exigidas por ella, la veracidad del acto es
probable y se comprende que ese título pueda ser invocado en todas partes.
Por otra parte, opina que la regla locus regit actum es de una utilidad o de una
necesidad práctica incontestable. Es a menudo imposible observar, realizando un acto
sobre un territorio dado, las condiciones de forma establecidas por la ley nacional de las
partes.
Por su parte, Calandrelli sostiene que en el fondo de la regla locus regit actum hay
ideas de necesidad, costumbre internacional, consentimiento general y soberanía
territorial, que concurren a formar el complejo y sólido fundamento en que se apoya,
pudiendo concluirse que, inspirada e impuesta por la necesidad y considerada por las
naciones como una derivación de la soberanía territorial, ha logrado, por virtud de la
comunidad de derecho que a aquellas vincula, la concesión recíproca de su aplicación en
los diversos países.
Según Savigny, 'la forma del acto jurídico debía ser reglada por el derecho local al cual
se acto está. sometido. Así, los contratos deberían hacerse en las formas legales exigidas
en el lugar de ejecución; los matrimonios, en la prescriptas en el domicilio del marido;
los testamentos, en las fijadas en el domicilio del testador.
Obviando esa falta de flexibilidad en los principios, que puede llegar hasta impedir la
realización de ciertos actos y más a menudo exponerlos a nulidades resultantes de la
inobservancia de las formas competentes, ha nacido, en concepto del mismo autor, un
derecho consuetudinario, cada vez más reconocido, cuya. Expresión es la regla Locus
regit actum.
La doctrina precisó con acierto que la ley del lugar de celebración del acto rige su
propio instrumento.
Leading case
El Código Civil sustituido consagraba en el art. 12 la regla universal locus regit actum,
sometiendo las formas y solemnidades de los contratos y de todo instrumento público a
las leyes del país donde se hubieren otorgado.
Lo mismo hizo en el art. 950 para la validez o nulidad formal de los actos jurídicos,
con una pequeña variante: a la elección de las leyes, el codificador le agregó los usos del
lugar en que se realizaren los actos.
En el art. 1180, volvió a fijar la misma regla para la forma de los contratos entre
presentes sometiéndolos a las leyes y usos del lugar en que hubieran sido concluidos.
Tratados de Montevideo
Los tratados de Montevideo de Derecho Civil Internacional, en su versión de 1889
también consagran la regla locus regit actum para los instrumentos públicos (art 39), no
así para los privados, que se rigen por la ley del lugar de cumplimiento del contrato (art
32).
El tratado de 1940 en su artículo 36, en cambio, dispone que la ley que rige los actos
jurídicos decide sobre la calidad del documento correspondiente. Las formas y
solemnidades de los actos jurídicos se rigen por la ley del lugar en donde se celebran u
otorgan. Los medios de publicidad, por la ley de cada Estado
Artículo 1: establece que se aplicara a los documentos públicos que hayan sido
extendidos en el territorio de un Estado contratante y que deban ser presentados en el
territorio de otro Estado contratante.
El CCiv. y Com. destina la Sección 10ª a la forma de los actos jurídicos. En un único
artículo resuelve el tema, reconociendo el perfil sugerido por su antecesor.
En particular, el artículo 2694 puede dividirse en tres tramos que a su vez exponen
aspectos tradicionales y otros innovadores:
ARTICULO 2667:.- Prevé que los contratos hechos en un país extranjero para
transferir derechos reales sobre inmuebles situados en la Republica, tienen la
misma fuerza que los hechos en el territorio del Estado, siempre que consten en
Instrumento público y se presenten legalizados.
Jurisprudencia Argentina