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Y CASOS
PRÁCTICOS*
INDICE
REDUCCIÓN DE CONTRIBUCIONES
Requisitos para su Obtención
LORENA F. DE LUCA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
CONTRATO DE TRABAJO
Indemnización de los Daños Laborales
ANTONIO J. BARRERA NICHOLSON. . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
INDEMNIZACIÓN AGRAVADA
Nueva Prórroga
REINALDO EMILIO GROSS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
TECNICA LABORAL / 13
14 / TECNICA LABORAL
DESPIDOS SIN CAUSA JUSTIFICADA Indemnización Doble
Indemnización Doble
MARCELA MEDRANO
1. INTRODUCCIÓN
La Ley Nº 25.561 (B.O. del 07/01/2002) en su artículo 16 estableció la suspensión, por el plazo
de ciento ochenta (180) días, de los despidos sin causa justificada. Al mismo tiempo, dispuso
que en caso de producirse despidos, en contravención a dicha suspensión, los empleadores
deberán abonar a los trabajadores afectados el doble de la indemnización que les corres-
pondiese, conforme a la legislación vigente.
Los ciento ochenta (180) días originales fueron prorrogados, en forma sucesiva, por los De-
cretos Nros. 883/2002, 256/2003, 662/2003, 1.351/2003, 369/2004. Por último, el Decreto
Nº 823/2004 (B.O. del 28/06/2004) suspende hasta el 31 de diciembre de 2004 los despidos
sin causa justificada, de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 16 de la Ley Nº 25.561. La mo-
dificación introducida por este decreto consiste en la reducción de la duplicación de los mon-
tos indemnizatorios al ochenta por ciento (80%), la cual se venía efectuando al cien por
ciento (100%).
Por otra parte, el Decreto Nº 2.639/2002 dispuso que lo establecido en la última parte del ar-
tículo 16 de la Ley Nº 25.561 no es aplicable respecto de los nuevos trabajadores que sean
incorporados bajo relación de dependencia, en los términos de la Ley Nº 20.744 (t.o. 1976) y
sus modificatorias, a partir del 1º de enero de 2003, cuando la incorporación represente un
aumento en la plantilla total de trabajadores que el empleador poseía al 31 de diciembre de
2002.
El presente artículo dispone que en los contratos a plazo fijo, el despido injustificado, dis-
puesto antes del vencimiento del plazo, dará lugar además de las indemnizaciones por
extinción del contrato previstas en los artículos 232, 233 y 245 de la Ley de Contrato de
Trabajo, a la indemnización por daños y perjuicios provenientes del derecho común.
• Despido sin causa fuera del ciclo: Corresponde la reparación prevista en el artículo
245 de la Ley de Contrato de Trabajo.
• Despido arbitrario antes de vencer el ciclo: Se aplica el artículo 245 de la Ley de Con-
trato de Trabajo, y daños y perjuicios provenientes del derecho común.
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DESPIDOS SIN CAUSA JUSTIFICADA Indemnización Doble
Cuando por cualquier causa se produjera la extinción del contrato de trabajo, de acuerdo
con lo dispuesto por el artículo 156 de la Ley de Contrato de Trabajo, el trabajador tendrá
derecho a percibir una indemnización equivalente al salario correspondiente al período de
descanso proporcional a la fracción del año trabajada.
Si la extinción del contrato se produjera por un despido sin causa, corresponde aplicar
el Decreto Nº 823/2004.
Este artículo presume, salvo prueba en contrario, que el despido de la trabajadora se ori-
gina por motivo de su embarazo o maternidad, en cuyo caso corresponde la indemniza-
ción prevista en el artículo 182 de la Ley de Contrato de Trabajo.
Este artículo fija la reparación económica que debe abonar el empleador al trabajador
despedido por haber contraído enlace.
El motivo del despido es incausado, por lo tanto se incrementan los montos indemniza-
torios.
Vigente el plazo de conservación del empleo, si del accidente o enfermedad resultare una
disminución definitiva en la capacidad laboral del trabajador y éste no estuviese en condi-
ciones de realizar las tareas que anteriormente cumplía, el empleador deberá asignarle
otras que pueda ejecutar sin disminución de su remuneración.
Si el empleador no pudiera dar cumpliendo a esta obligación por causa que no le fuera
imputable, deberá abonar una indemnización en los términos del artículo 247 de la Ley
de Contrato de Trabajo. Esta indemnización no se duplica.
TECNICA LABORAL / 17
DESPIDOS SIN CAUSA JUSTIFICADA Indemnización Doble
Cuando la extinción del contrato de trabajo, dispuesta por el empleador, se produzca sin
preaviso y en fecha que no coincida con el último día del mes, se abonarán los salarios por
los días faltantes hasta el último día del mes en el que se produjo el despido. En este caso se
duplican los montos por ser un despido inmotivado.
Según lo dispuesto por este artículo, en los casos de despido dispuesto por el empleador
sin justa causa, habiendo o no mediado preaviso, se abonará al trabajador una indemni-
zación tarifada. Esta indemnización se duplica ya que el origen siempre es un despido sin
causa.
• Artículo 247: Despido por fuerza mayor o por falta o disminución de trabajo
Este artículo dispone una reducción en la indemnización por antigüedad en caso de des-
pido fundado en causa de fuerza mayor o por falta o disminución de trabajo. Para ello, el
empleador deberá cumplir con el procedimiento preventivo de crisis de empresa previsto
en la Ley Nacional de Empleo y el Decreto Nº 328/88.
De acuerdo a lo dispuesto por este artículo, en caso de fallecimiento del trabajador sus
derecho–habientes tendrán derecho a percibir una indemnización igual a la prevista en el ar-
tículo 247, es decir, el cincuenta por ciento (50%) de la indemnización por antigüedad. Esta
indemnización no se duplica, porque se origina en la muerte del trabajador.
Ante el fallecimiento del empleador, y cuando sus condiciones personales, legales o pro-
fesionales, hagan imposible continuar con la relación laboral, corresponde abonarle al
trabajador la indemnización prevista en el artículo 247 de la Ley de Contrato de Trabajo.
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DESPIDOS SIN CAUSA JUSTIFICADA Indemnización Doble
En el supuesto de extinción del contrato de trabajo por quiebra o concurso del empleador,
si la quiebra no fuera imputable al empleador, le corresponderá aplicar el artículo 247 de
la Ley de Contrato de Trabajo para el cálculo indemnizatorio.
Cuando el trabajador reúna los requisitos para obtener una de las prestaciones de la Ley
Nº 24.241, el empleador podrá intimarlo a que inicie los trámites correspondientes. Con-
cedido el beneficio, o vencido dicho plazo, el contrato de trabajo quedará extinguido sin
obligación para el empleador del pago de la indemnización por antigüedad.
El eventual despido incausado antes de que finalice el año, genera a favor del trabajador
el derecho a la indemnización por antigüedad más una reparación económica, hasta la finali-
zación del preaviso. El despido incausado genera la duplicación de ambas reparaciones
económicas.
Cuando el empleador consigne una fecha de ingreso posterior a la real, deberá abonar
una indemnización al trabajador. En este caso no se incrementan los montos indemniza-
torios.
• Artículo 15: Si el trabajador fuera despedido sin causa justificada dentro de los dos (2)
años desde que le cursó al empleador, en modo fehaciente, la intimación prevista en el
artículo 11 de la Ley Nº 24.013, se duplican los montos indemnizatorios.
TECNICA LABORAL / 19
DESPIDOS SIN CAUSA JUSTIFICADA Indemnización Doble
Si, al momento del despido, la relación laboral no se encuentra registrada o está registra-
da de forma deficiente, la indemnización por antigüedad se incrementa al doble. En esta
situación se duplican los montos indemnizatorios.
• Artículo 2º: Cuando el empleador, intimado por el trabajador, no le abonare los créditos
laborales, los conceptos indemnizatorios se incrementan en un cincuenta por ciento
(50%). En este caso, no se duplican los montos indemnizatorios.
3. CASO PRÁCTICO
3.1.1. Datos
• Antigüedad: 3 años
• Sueldo: $ 950
• Tope: $ 1.200
3.1.2. Solución
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DESPIDOS SIN CAUSA JUSTIFICADA Indemnización Doble
3.2.1. Datos
• Antigüedad: 3 años
• Sueldo: $ 950
• Tope: $ 1.200
3.2.2. Solución
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DESPIDOS SIN CAUSA JUSTIFICADA Indemnización Doble
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DESPIDOS SIN CAUSA JUSTIFICADA Indemnización Doble
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REDUCCIÓN DE CONTRIBUCIONES Requisitos para su Obtención
REDUCCIÓN DE CONTRIBUCIONES
LORENA F. DE LUCA
1. INTRODUCCIÓN
Con el dictado de la Ley Nº 25.877, que entre otras modificaciones derogó la cuestionada
Ley Nº 25.250 de reforma laboral, se dispuso la posibilidad de obtener reducciones de las
contribuciones a la seguridad social para determinadas empresas. El Decreto Nº 817/2004
reglamenta dicho régimen, facultando al Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social y
a la Administración Federal de Ingresos Públicos para el dictado de normas complementarias
de su incumbencia.
2. EMPRESAS COMPRENDIDAS
Monto máximo
Actividad
$
Agropecuaria 10.800.000
Industria y Minería 43.200.000
Comercio 86.400.000
Servicios 21.600.000
Dichos valores son los establecidos por el artículo 1º de la Resolución Nº 24 del 15 de fe-
brero de 2001, sustituido por la Resolución Nº 675 del 25 de octubre de 2002, ambas de
la entonces Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo Regional. Si la
Subsecretaría de la Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo Regional, dependiente de
la Secretaría de Industria, Comercio y de la Pequeña y Mediana Empresa del Ministerio
de Economía y Producción, emitiera una nueva resolución que modifique las sumas indi-
cadas precedentemente, o la desagregara en nuevas categorías, dicha modificación re-
girá como actualización de las pautas necesarias para la inclusión en el beneficio, a partir
de su publicación en el Boletín Oficial.
b) No podrá acceder al beneficio aquella empresa cuyo número base sea inferior al registra-
do en el mes de enero de 2004, ni aquella que hubiera producido despidos colectivos en
el último semestre del año 2003.
d) Se excluirán del número base los contratos de temporada, cuando la petición se refiera a
las otras formas contractuales admitidas.
f) Determinado el número base, éste será cotejado con el consignado en la declaración que
presentará la empresa en oportunidad de requerir el beneficio, de donde deberá surgir el
incremento neto invocado.
La duración del beneficio coincidirá con el de la contratación del trabajador incorporado, hasta
un máximo de doce (12) meses y se computará a partir de la solicitud de la Clave de Alta
Temprana, aunque se extienda mas allá de la vigencia de la Promoción del Empleo dispuesta
por la ley, que en principio rige hasta el 31 de diciembre de 20043.
Si una vez otorgada la exención, el número base de trabajadores quedase disminuido por
despidos de personal, la empresa perderá tantos beneficios como bajas se hayan producido,
si no dispusiere, dentro del término de treinta (30) días, la integración de aquél mediante
nuevas contrataciones sin promoción.
La norma reglamentaria dispone que la extinción de los contratos de los trabajadores ingre-
sados por el presente régimen, hará caducar para la empresa, el beneficio individual afectado
a aquellos. Cuando los trabajadores afectados por la extinción de sus contratos fueran bene-
ficiarios o beneficiarias del Programa Jefes de Hogar, continuarán con la percepción de di-
cho beneficio.
4. NUEVAS EMPRESAS
Las nuevas empresas que realicen nuevos contratos de trabajo y se constituyan a partir del
28 de junio de 2004, obtendrán los beneficios de reducción de contribuciones a la seguridad
social por la totalidad del personal contratado, siempre que no supere el número de ochenta
(80) trabajadores.
a) Las surgidas por la segmentación del proceso productivo de una empresa preexistente,
b) Las que fueran fruto de la fusión o escisión de las sociedades o asociaciones que sean
sus titulares;
El beneficio al que tendrán acceso las empresas que reúnan las condiciones descriptas pre-
cedentemente, consiste en una exención parcial de las contribuciones al sistema de la segu-
ridad social, equivalente a la tercera parte de las contribuciones vigentes.
Cuando el trabajador que se contratare para ocupar el nuevo puesto de trabajo fuera un be-
neficiario o beneficiaria del Programa Jefes de Hogar, la exención parcial se elevará a la mi-
tad de dichas contribuciones.
Dichas reducciones son de aplicación sobre las alícuotas previstas en el artículo 2º del De-
creto Nº 814 del 20 de junio de 2001 y sus modificatorias, en concepto de contribuciones pa-
tronales sobre la nómina salarial con destino a los subsistemas de seguridad social regidos
por las Leyes Nros. 19.032 (I.N.S.S.J.P.), 24.013 (Fondo Nacional de Empleo), 24.241 (Sis-
tema Integrado de Jubilaciones y Pensiones) y 24.714 (Régimen de Asignaciones Familia-
res), que se detallan a continuación:
a) Veintiuno por ciento (21%) para los empleadores cuya actividad principal sea la locación
y prestación de servicios, con excepción de los comprendidos en las Leyes Nros. 23.551,
23.660, 23.661 y 24.467.
b) Diecisiete por ciento (17%) para los restantes empleadores no incluidos en el inciso ante-
rior. Asimismo, será de aplicación a las entidades y organismos comprendidos en el ar-
tículo 1º de la Ley Nº 22.016 y sus modificatorias.
Para acceder al beneficio, las empresas deberán gestionar la Clave de Alta Temprana ante
la Administración Federal de Ingresos Públicos, con carácter de declaración jurada respecto
del cumplimiento de los requisitos exigidos por la Ley Nº 25.877 y su reglamentación.
Pese a que la Ley Nº 25.250 ha sido derogada, los beneficios ya otorgados por dicha norma
subsistirán mientras se encuentren en vigencia los contratos individuales, en función de los
cuales fueran otorgados, es decir que si por cualquier causa se extinguiera algún contrato,
también caducará el beneficio individual con él obtenido.
28 / TECNICA LABORAL
CONTRATO DE TRABAJO Indemnización de los Daños Laborales
CONTRATO DE TRABAJO
Con respecto al idioma, más allá que no tengamos un derecho del trabajador y una ley de
derechos del trabajador4, se puede ver, por ejemplo, que no es que el contrato tenga efectos
y las partes obligaciones, lo que resulta típico en la teoría general del contrato, sino que las
partes tienen derechos y deberes, y los trabajadores no reciben prestaciones sino benefi-
cios.
Consecuencia de este modo de pensar es la discusión sobre si el antiguo texto del artículo
75 de la Ley de Contrato de Trabajo, que estatuía el deber de previsión, ante su incumpli-
miento daba lugar a la existencia, o no, de acción contractual para reclamar el daño sufrido.
Negar la existencia de la acción con el argumento, sostenido casi hasta el cansancio, de que
la norma no preveía la sanción por el incumplimiento, supone que no se considera al deber
de seguridad como integrando el plexo obligacional del contrato, porque si así fuera, no po-
dría desconocerse que la acción resarcitoria, de carácter contractual, está contemplada en
el artículo 505, inciso 3º, del Código Civil.
Como vemos, entonces, el contrato de trabajo, por medio de esta interpretación, carecería
de una acción propia para perseguir los daños ocasionados por el incumplimiento de su plexo
obligacional. O sea, un contrato sin efectos contractuales.
En cuanto a concepciones que resultan más propias del régimen estatutario que de un con-
trato, la Ley de Contrato de Trabajo obliga al trabajador a guardar fidelidad5, señalando la
existencia de una relación de sujeción personal –no obligacional–, sin que exista norma al-
guna que, ni siquiera aproximadamente, imponga un deber similar al empleador.
En el caso, considerar que el contrato nova, supone, una vez más, que estamos en presencia
de una pura obligación legal, que la misma se puede sustituir por otra, sin las limitaciones
que surgen, en el caso de que se considerara la existencia de un contrato de trabajo, de la
incorporación de lo pactado al patrimonio del trabajador.
Y, aún, muchos autores que aceptan el carácter contractual de las relaciones laborales,
puestos a determinar el contenido del contrato, sostienen que se incorporan al patrimonio
del trabajador los contenidos de la ley, cuando el trabajador se encuentra en las condiciones
de hecho contempladas en la norma para gozar de ellos8; cuando en realidad ello se produ-
ce en el momento mismo de la contratación.
5 Artículo 85 de la Ley de Contrato de Trabajo. La exigencia al trabajador de que sea fiel o leal a su empleador resulta
tributaria del concepto de la empresa como un todo puesto al servicio del interés social, representado en el caso por
la producción, en el cual el empleador aparecía al modo del pater familiae como el conductor del conjunto, y en
dicho marco, en el que se suponía no existían contradicciones, propio del estatutarismo particularmente presente
durante el fascismo italiano, era razonable pensar en un trabajador fiel. Por nuestra parte consideramos que en un
régimen democrático y republicano, en el marco del contrato los trabajadores deben dar cumplimiento exacto a las
obligaciones a su cargo, sin sujeciones de tipo personal con su cocontratante.
6 Artículo 801 del Código Civil.
7 Artículo 1.137 del Código Civil.
8 Así las condiciones de goce de las vacaciones sólo se adquirirían cuando el trabajador adquiere el derecho a ellas;
las condiciones del derecho a la indemnización por antigüedad sólo se adquiere cuando se es despedido, etcétera.
30 / TECNICA LABORAL
CONTRATO DE TRABAJO Indemnización de los Daños Laborales
El contrato de trabajo resulta así un contrato tan particular que, en el marco de la concepción
que criticamos, los derechos que debieran considerarse como incorporados al patrimonio de
los trabajadores9, no solo no se incorporan sino que, por este mismo hecho, podrían ser des-
conocidos en futuras reformas legislativas.
Habilita interpretaciones como las que señalamos el no advertirse que al ser la ley, las Con-
venciones Colectivas de Trabajo, los laudos con fuerza de tales, los usos y costumbres, to-
das fuentes indirectas del contrato de trabajo, sus disposiciones se incorporan in totum al
contrato en el momento mismo de la celebración11.
Ello se demuestra claramente con sólo considerar el caso en que las partes hubiesen pactado
condiciones menos favorables para el caso de despido incausado, que el establecido por la
ley al momento de celebración del contrato de trabajo. No hay duda que dicha cláusula estará
fulminada de nulidad por el artículo 7º de la Ley de Contrato de Trabajo, de donde surge que
la cuestión integra las cláusulas del contrato.
También, si consideramos el caso de que las partes hayan pactado mejores condiciones que
las establecidas por el orden público laboral. Producido el despido, deberá aplicarse la norma
creada por las partes, con lo que queda demostrado también que la cuestión integró el contrato.
Y qué ocurriría si las partes pactaran un régimen de extinción del contrato similar al legal.
Nadie discutiría que sería de aplicación ese régimen.
Lo hasta acá dicho demuestra el error de suponer que, si las partes nada dicen, la cláusula
referente a los modos de extinción del contrato no se incorporaría en el momento mismo de
la contratación.
Que dicha cláusula no se formule por escrito –caso en el que nadie discutiría la vigencia de la
misma– no signifique, a la luz de las normas recién citadas, que las mismas no se incorporen
ministerio legis al contrato, como fuentes indirectas del mismo que son.
Explica que la Ley de Contrato de Trabajo contenga las confusiones que señalamos, la cir-
cunstancia de que, hace treinta años (30) años, cuando el país daba un salto cualitativo en
materia de legislación social con su sanción, permanecía indefinida la discusión sobre si el
hecho del trabajo subordinado constituía sólo una relación laboral, o ésta era producto del
contrato celebrado entre un trabajador y un empleador.
Era así que, para la época, en nuestras universidades, había cátedras contractualistas y
cátedras relacionistas12.
Esta discusión, tributaria de la que sobre el mismo tema se debatía en Europa, fundamental-
mente en los años 30, y traída a estas playas por los juristas de ese origen que inmigraron a
nuestro país, se vio reflejada en nuestra querida L.C.T..13
Sin embargo creemos que los ejemplos que se dan no sirven para sustentar la existencia de
una relación laboral que prescinda de un contrato previo que le de nacimiento.
Sin que sea este el lugar para analizarlo profundamente, señalamos que el ejemplo del de-
recho alemán no resulta aplicable al nuestro, en el cual los empresarios tienen la obligación,
en determinadas circunstancias, de incorporar personas discapacitadas, pero dicha incorpo-
ración no está contemplada como posible de hacer cumplirla de modo forzoso. Por lo de-
más, si la incorporación fuera forzosa está claro que lo es por una norma de derecho
12 Tal como lo señala Sergio Bachiller en obra “La relación de dependencia”, Abeledo Perrot.
13 Referimos L.C.T. y no Ley de Contrato de Trabajo, referenciando el modo en el que coloquialmente los abogados
laboralistas nos referimos a ella.
14 Artículo 21 de la Ley de Contrato de Trabajo: “Habrá contrato de trabajo, cualquiera sea su forma o denominación,
siempre que una persona física se obligue a realizar actos, ejecutar obras o prestar servicios en favor de la otra y
bajo la dependencia de ésta, durante un período determinado o indeterminado de tiempo, mediante el pago de una
remuneración. Sus cláusulas, en cuanto a la forma y condiciones de la prestación, quedan sometidas a las
disposiciones de orden público, los estatutos, las Convenciones Colectivas o los laudos con fuerza de tales y los usos
y costumbres”.
Artículo 22 de la Ley de Contrato de Trabajo: “Habrá relación de trabajo cuando una persona realice actos, ejecute
obras o preste servicio en favor de otra, bajo la dependencia de ésta en forma voluntaria y mediante el pago de una
remuneración, cualquiera sea el acto que le dé origen”.
15 Canfolanieri (h) L.T. XXXIV, pagina 27.
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CONTRATO DE TRABAJO Indemnización de los Daños Laborales
En cuanto al segundo ejemplo, el del futbolista aficionado que firma su primer contrato, nos
parece que tampoco resulta demostrativo de lo que se quiere probar, la existencia de relación
laboral sin contrato.
En primer lugar, porque la voluntad del jugador, menor de edad, estuvo subrogada por la de
su representante legal o titular de la patria potestad, que consintió el ingreso del jugador al
sistema diseñado, y desde el principio, en consecuencia, existió un contrato que integra en
su plexo la totalidad de las disposiciones del régimen del jugador de fútbol, primero aficionado
y luego profesional.
En segundo lugar, suponer que hay un trabajador que debe firmar un contrato sin ser su
voluntad, o lo que es lo mismo contra su voluntad, nos remite a una situación en la que el tra-
bajador se encontraría en situación de servidumbre o esclavitud, con lo cual un régimen
laboral que contuviere estas características resultaría francamente violatoria de elementales
normas constitucionales.
Es que, para que una persona se incorpore a una empresa para prestar servicios en relación
de dependencia (para que trabaje en una empresa), es necesario que el trabajador quiera
trabajar y preste su conformidad con ello, y un empresario que preste conformidad a que ese
trabajador trabaje.
En nuestro derecho eso se llama contrato, y más precisamente, contrato de trabajo16. Resulta
verdaderamente impensable que un trabajador pueda trabajar sin un acuerdo previo con su
empleador, y no ponemos el ejemplo inverso porque está claro que, como se dijo arriba, un
trabajador que lo hace en contra de su voluntad es una situación impensable en nuestro
derecho.
Creemos que la Ley de Contrato de Trabajo se enrola claramente dentro de la corriente con-
tractualista, lo que se advierte no sólo en su propio título, sino también de las disposiciones,
entre otras, de los artículos 3º (la ley rige sea que el contrato se haya celebrado dentro o fuera
del país), 4º (cuando define el concepto de trabajo hace referencia al principal objeto del con-
trato), 7º (se refiere a lo que las partes pactan, o sea contratan), 10 (positiviza el principio de
continuidad del contrato), 11 (las normas que rigen el contrato), 12 (se refiere a la convención
que reduzca derechos), 13 (sustitución de cláusulas nulas del contrato), 14 (nulidad del con-
trato), etcétera.
16 Porque existe un acuerdo de voluntades artículo 1.137 del Código Civil y porque el acuerdo remite al tipo
imperativo definido por el artículo 21 de la Ley de Contrato de Trabajo.
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CONTRATO DE TRABAJO Indemnización de los Daños Laborales
Entendemos que dichas normas no remiten a una diferenciación entre contrato y relación de
trabajo, sino que es la respuesta del legislador superadora de la discusión doctrinaria exis-
tente en esos tiempos en el país y de la que dimos cuenta arriba.
Respuesta superadora que dispuso que el hecho del trabajo en relación de dependencia,
sea que se considere que se da en el marco de un contrato o que sea una mera relación
laboral, ambas tendrán las mismas consecuencias jurídicas.
En definitiva, dictada la Ley de Contrato de Trabajo debe darse por superada la discusión y
concluirse que, para el derecho argentino, el trabajo en relación de dependencia tiene carácter
contractual.
Ello cambió radicalmente cuando la legislación laboral comenzó a tener un marcado acepto
regresivo (a partir de la Ley Nº 21.297 y más marcadamente desde el año 1991 en que se
dicta la Ley Nº 24.013).
¿Por qué?, porque si estamos en el ámbito de la relación laboral, en el marco de la cual los
derechos y deberes de las partes son fijadas por el marco normativo heterónomo y externo,
está claro que cuando éste se modifique se modificará el contenido de esos derechos y de-
beres, y las partes deberán ajustar sus conductas a las nuevas reglas de juego.
17 No está demás recordar que dicha enumeración resulta meramente enunciativa, rigiendo además como fuentes
también la Constitución Nacional, los tratados internacionales de derechos humanos con jerarquía similar a la
Constitución y los tratados con jerarquía supralegal entre los que se encuentran los Convenios de la O.I.T..
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CONTRATO DE TRABAJO Indemnización de los Daños Laborales
Ello determina que las nuevas normas –peyorativas– podrían ser aplicadas únicamente a
los nuevos contratos de trabajo.
Ello trae aparejado dos problemas. El primero es que las normas laborales que resulten des-
protectorias de la categoría social trabajo y que no aseguren derechos a los trabajadores, no
cumplen con la condición impuesta por el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y resultan
por ello mismo inconstitucionales.
En segundo lugar, de aplicarse las normas desprotectorias a los nuevos contratos, ocurriría
como resultado inevitable que existirían contratos con distinto nivel de protección, con lo que
caeríamos en el ámbito de la desigualdad de trato18, cayendo una vez más dentro de las
prohibiciones constitucionales.
Se ve así, que el contrato, en el marco de la condición protectoria del derecho del trabajo se
convierte en el ámbito dinamizador de la libertad y de los derechos de los trabajadores en
cuanto ciudadanos de este país. Y por ello mismo, es atacado y desconocido.
Concluido que el contrato de trabajo no sólo es un contrato, sino además un verdadero con-
trato, con todos los atributos de tal, es necesario repasar cuáles son las consecuencias que
se derivan de su incumplimiento.
Dicha responsabilidad contractual, además, será juzgada conforme las normas específicas
que gobiernan la acción, pero su contenido (la causa petendi) estará determinada por el régi-
men del contrato de cuyo incumplimiento se trate, de su régimen.
Así, a las contiendas sobre compraventa le serán aplicadas las disposiciones del Título 3, de
la Sección Tercera, del Libro Segundo del Código Civil, “Del contrato de compra venta”; y
así, a las locaciones el Título 6, al mandato el Título 9, y al contrato de trabajo … la Ley
Nº 20.744 y demás fuentes del contrato.
Lo expuesto nos lleva a afirmar que cada vez que exista un incumplimiento del contrato de
trabajo que cause un daño injustificado, el trabajador dispondrá de la correspondiente acción
para perseguir la indemnización integral del daño sufrido, con fundamento en las obligacio-
nes que informan el contrato de trabajo, integradas sistémicamente por el derecho que les
da forma y contenido, el derecho del trabajo.
18 Ver más extensamente el tema en nuestro trabajo “La constitucionalidad de la normativización peyorativa del
contrato de trabajo”, Doctrina Judicial, La Ley, Nº 18, año 2003, página 1.059.
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CONTRATO DE TRABAJO Indemnización de los Daños Laborales
Pero no solamente ello. Si existe un incumplimiento laboral, y éste ocasiona un daño que
genera responsabilidad contractual, perseguiremos la indemnización del daño injustamente
sufrido en el marco de la responsabilidad de ese tipo, la que no resulta ser sino un capítulo
del Derecho de Daños.
En este sentido, los trabajadores resultan ser verdaderos protagonistas no sólo ya del derecho
del trabajo, sino también del derecho de daños, revistiendo la doble calidad de trabajadores
y víctimas.
Y como tales, en una interpretación sistémica del derecho, considerado como una unidad
ontológica, les corresponderá se les aplique no sólo las disposiciones que lo protegen en
cumplimiento de la manda constitucional (artículo 14 bis de la Constitución Nacional), en tan-
to trabajadores, sino también las conceptualizaciones realizadas en el llamado nuevo dere-
cho, que tienen por norte que no quede daño sin reparar.
Vemos así que ambas ramas del derecho confluyen naturalmente en la realización del favor
debilis, principio que los informa en común.
Ello así resulta natural que las citadas conceptualizaciones del derecho de daños puedan
ser aplicadas sin mediaciones19 en el ámbito de los reclamos indemnizatorios propios de
nuestra materia.
Como se ve, la tarea de la hora está constituida por la necesidad de abandonar una recalci-
trante insularidad, seguramente necesaria en la etapa de la afirmación de la identidad e indi-
vidualidad de nuestro derecho, pero que, mantenida en el tiempo, termina siendo contrapro-
ducente, al impedir que la interrelación con otras ramas del derecho nos vivifiquen (a nuestra
materia y a quienes la practicamos), nos saquen de cualquier eventual anquilosamiento y
nos permita reconocer que las herramientas que alguna vez fueran patrimonio exclusivo del
derecho del trabajo fueran apropiadas por otras disciplinas para, a partir de ellas, generar
nuevas formas de protección a los débiles, que a veces ni siquiera sospechamos que existen.
19 Previa adaptación y tamización por la criba de los principios del derecho del trabajo. Sobre el punto es posible
consultar, del autor, “La indemnización tarifada y el principio de la reparación integral”, publicado en DT 1980,
1283.
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CONTRATO DE TRABAJO Indemnización de los Daños Laborales
Y señalamos apenas algunas ideas, con la brevedad a la que nos condena la extensión per-
mitida de esta ponencia, sobre dos cuestiones en cuyo análisis los laboralistas no podemos
demorarnos más20.
Paralelamente, el artículo 63 de la Ley de Contrato de Trabajo impone a las partes del contrato
de trabajo la obligación de obrar de buena fe, ajustando su conducta a lo que es propio de un
buen empleador y de un buen trabajador, tanto al celebrar, ejecutar o extinguir el contrato o
la relación de trabajo.
De lo expuesto pareciera surgir con claridad que el principio de buena fe rige sin matices y su
observancia pareciera ser una exigencia indisputable.
20 También son de señalar el principio de confianza y la doctrina de los propios actos, aunque en este caso para
demostrar su práctica inaplicabilidad al débil de la relación, tal como lo establece la reciente jurisprudencia de la
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires en materia de riesgos; también la tutela de los intereses
difusos, moderno desarrollo de un principio que, seguramente, nació con nuestra materia, la representación
colectiva de los intereses de los trabajadores. Todo ello sin olvidar los desarrollos sobre responsabilidad
contractual, conceptualizada como simple incumplimiento, sobre las obligaciones de actividad y de resultado y las
responsabilidades emergentes de cada una de ellas, etcétera.
21 Conf.: Morello, Augusto M., con la colaboración de Jorge Mario Galdós; Lexis Nexis; Abeledo Perrot; Buenos
Aires, 2003, página 42.
22 Morello, Augusto M., Op. Cit., página 57.
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Sin embargo ello no es así. Debemos recordar que, en derecho del trabajo, la técnica básica
de protección del trabajador es la de supresión del objeto negocial, o, dicho de otra manera,
la prohibición de negociar sobre determinadas cuestiones.
Y, conforme los principios del orden público de protección, si el objeto del contrato se en-
cuentra prohibido por la ley, lo pactado resultará nulo cualesquiera sea la voluntad con la
que las partes hayan concurrido a la conformación del negocio jurídico; aún cuando dicha
voluntad no se encuentre viciada en forma alguna.
Ello resulta así también por aplicación de los principios generales. Recordemos que un con-
trato que verse sobre un objeto que no se encuentre en el comercio o que haya sido prohibido
por la ley será nulo como si no tuviera objeto (artículo 953 del Código Civil).
Es por ello que, antes de verificar si un trabajador emitió una declaración de voluntad con
discernimiento y libertad, o sea sin vicios invalidantes (técnica de protección subjetiva propia
del derecho en general), habrá que comprobar si el objeto sobre el que versó la negociación
(y su concreto contenido) estaba en el comercio para las partes. Pues si no lo estaba, el acto
será nulo de nulidad absoluta y por lo tanto inconfirmable23, aunque el trabajador haya con-
currido con su voluntad a la conformación del acto.
Concluimos entonces que, en el marco de un contrato de trabajo no basta que un acto sea
pactado por las partes para que sea válido; también, por lo menos, debe ser un acto cuyo
objeto se encuentre para los contratantes en el comercio (no sea prohibido) y que no encie-
rren renuncias a derechos24.
Similares consideraciones se pueden hacer en el marco del derecho del consumidor y, más
concretamente, de la Ley de Defensa del Consumidor, cuando dispone la nulidad de las
cláusulas predispuestas, las que contengan condiciones de exoneración de responsabili-
dad, cuando se dispone la interpretación a favor del consumidor, etcétera25.
23 Conforme lo dispuesto por los artículos 42 y 44 de la Ley de Contrato de Trabajo y artículos 953 y 1.047 del Código
Civil.
24 También tiene que respetar el principio de irregresividad, no ser discriminatorio, no violar la igualdad de trato,
etcétera.
25 Artículos 37 y 38 de la Ley Nº 24.240.
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Así, se sostiene que la vigencia casi irrestricta en nuestras sociedades de ideologías como el
neoliberalismo, produce tantas desigualdades, concentraciones y privilegios con su contra-
partida de enormes desproporciones en lo económico, con sus secuelas de estrecheces,
desempleo y marginación, que menoscaban las posibilidades de los otros contratantes; todo
ello son causas directas y principales de la manera de exteriozarse y comprenderse el alcance
del principio de buena fe, el que habrá de adaptarse porque los que están afectados por
dichas situaciones deben armar estrategias defensivas de compensación, dado la ruptura
de los equilibrios negociales, que lleva a los deudores (y en general a los débiles) a no con-
trolar la situación del contrato. En estas circunstancias habrá que evaluar en cada caso cuá-
les han sido las posibilidades reales de exigencia a pleno del principio de buena fe26.
Vemos así que el derecho, como manifestación de defensa de los débiles, se plantea alcanzar
una nueva dimensión, y es que a la par de exigir el cumplimiento irrestricto del principio de
buena fe a la parte dominante de la relación negocial, va abriendo las puertas de la tolerancia
para quienes debieron concertar o cumplir en objetivas condiciones de inferioridad.
Y si ello es así en el marco del derecho general, cuanto más en el ámbito de disciplinas de
condición protectoria como la nuestra. De donde, entonces, debemos concluir que si bien se
mantiene la exigencia del cumplimiento pleno e irrestricto de la norma del artículo 63 de la
Ley de Contrato de Trabajo27 por el empleador, dicho cumplimiento para el trabajador debe
subordinarse a las características de cada caso, debiendo tenerse presente que –perma-
nentemente y aún agravado en nuestros días– pesa sobre su cabeza la amenaza real y con-
creta del despido y con ello el medio de insertarse, aún pobremente, en la distribución de la
renta social, indispensable para su sustento y el de su familia.
También, como la obligación en virtud de la cual una de las partes del contrato se compromete
a devolver al otro contratante, ya sea en su persona o sus bienes sanos y salvos a la expiración
del contrato.
Esta obligación puede ser expresamente pactada por las partes, puede ser impuesta por la
ley o bien surgir tácitamente del contrato.
Esto último porque los contratos deben ser interpretados e integrados conforme lo que las
partes verosímilmente entendieron o pudieron entender, obrando con cuidado y previsión
(artículo 1.198 del Código Civil).28
Así, con fundamento en la citada norma del artículo 1.198 del Código Civil, en determinados
contratos, aunque las partes no lo hayan contemplado expresamente, surge a cargo de una de
ellas la obligación de velar por la integridad de la persona y de los bienes del otro contratante.
Vemos así la rica elaboración que ha realizado la doctrina civil al interpretar los contratos de
acuerdo con lo que verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender, obrando con
cuidado y previsión.
Destacamos las palabras cuidado y previsión pues nos preguntamos si en el marco del derecho
de daños se pudo hacer la construcción descripta a partir de ellas (y de la buena fe debida),
cuál será la situación en nuestro derecho frente a las normas del artículo 62 de la Ley de
Contrato de Trabajo.29
Ellas imponen a las partes del contrato de trabajo la obligación, activa y pasiva, no sólo de
atenerse a lo que resulta expresamente de los términos del mismo, sino a observar todos
aquellos comportamientos que sean consecuencia de él, resulten de la ley, de los estatutos
profesionales o Convenciones Colectivas de Trabajo, apreciados con criterio de colaboración
y solidaridad.
28 Artículo 1.198 del Código Civil: “Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe y de
acuerdo con lo que verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender, obrando con cuidado y
previsión”(parte pertinente).
29 Artículo 62 de la Ley de Contrato de Trabajo: “Las partes están obligadas, activa y pasivamente, no sólo a lo que
resulta expresamente de los términos del contrato, sino a todos aquellos comportamientos que sean consecuencia
del mismo, resulten de esta ley, de los estatutos profesionales o convenciones colectivas de trabajo, apreciados con
criterio de colaboración y solidaridad”.
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CONTRATO DE TRABAJO Indemnización de los Daños Laborales
Como se ve, la norma laboral es mucho más expresiva que la del artículo 1.198 del Código
Civil, reglamentando con mucho mayor detalle el criterio de actuar con cuidado y previsión.
Así ordena observar todos los comportamientos que sean consecuencia del contrato aunque
no surjan expresamente del mismo, comportamientos que deberán ser adecuados a crite-
rios de colaboración y solidaridad.
Y ello no resulta un dato menor, pues debe recordarse que la prestación de servicios en relación
de dependencia supone una verdadera subordinación del trabajador a su empleador, quien
detenta las facultades de organización y de dirección (qué, cómo, cuándo y dónde hacer) y
de disciplina (posibilidad de sancionar ante la no observancia de los anteriores por el trabajador).
Surge de ello que el trabajador se encuentra constreñido a cumplir con su prestación en las
condiciones que le son impuestas, sin posibilidades de negarse a ello (artículo 86 de la Ley
de Contrato de Trabajo).30
Qué pasa si del cumplimiento de las órdenes recibidas (en los términos señalados) el traba-
jador sufre un daño. Si el empleador es el responsable de la organización y dirección de la
empresa y dicha organización es generadora de daño, no cabe duda que no ha cumplido
con su obligación de comportarse como un buen empleador (un buen empleador nunca po-
dría organizar su empresa de modo que pudiera ser dañosa para los trabajadores), y conse-
cuentemente su conducta no se ajustará a los cartabones de comportarse con criterio de
solidaridad y colaboración (nunca podrá ser solidario quien organice una actividad con
potencialidad dañosa, ni podrá sostenerse que ello importa colaboración para quien trabaja
en dicho medio).
Como se ve, por la naturaleza misma del contrato de trabajo, como derivado necesario de la
condición protectoria del derecho del trabajo y del principio de indemnidad, esté o no expre-
samente legislado, encontraremos siempre presente en él la obligación de seguridad o deber
de seguridad.
30 En casos de riesgos evidentes, el trabajador podría oponerse a cumplir con su prestación en virtud de la exceptio
non adimpleti contractus, pero estimamos que en la práctica dicha posibilidad resulta ser más teórica que real, ante
el riesgo de perder la fuente de trabajo.
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CONTRATO DE TRABAJO Indemnización de los Daños Laborales
Por otra parte, también concurre la norma del artículo 65 de la Ley de Contrato de Trabajo,
que reglamenta la facultad de organización del empleador, ordenando que ella se deba ejercer
preservando y mejorando los derechos personales y patrimoniales del trabajador. De ello se
sigue que no cumple con la obligación a su cargo el empleador que, al disponer la forma or-
ganizativa de la empresa, no preserva los derechos personales del trabajador (entre ellos
su integridad psicofísica).
Pero además encontramos una manifestación normativa de la más pura prosapia laboral, el
artículo 76 de la Ley de Contrato de Trabajo31. Esta norma, en la parte que interesa, ordena
que el empleador deberá resarcir al trabajador por los daños sufridos en sus bienes por el
hecho y en ocasión del trabajo.
Se ha dicho que la norma citada sólo es aplicable al resarcimiento de los daños sufridos por
el trabajador en sus bienes, y atento que el codificador en la nota al artículo 2.312 del Código
Civil deja suficientemente claro que el propio cuerpo no constituye un bien en sí mismo, los
casos de daños a la integridad psicofísica del trabajador no se encontrarían comprendidos
en la misma.
Sin embargo, teniendo en cuenta que el derecho es un todo y que es necesaria una interpre-
tación sistémica que involucre a todas las normas que resultan aplicables al caso y, espe-
cialmente, las que resultan de nivel constitucional o supralegal, es posible llegar, por este
camino, a conclusiones distintas.
Consecuentemente, debemos tomar en cuenta que el artículo 5.1 del Pacto de San José de
Costa Rica, sin perjuicio de disposiciones similares de otros tratados de derechos humanos,
dispone que “toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y
moral”.
Y, si resulta indiscutible que los derechos constituyen bienes, va de suyo que, por disposición
de una norma de rango constitucional, la violación del derecho a la integridad física, psíquica
y moral, en cuanto haya sido ocasionada por el hecho o en ocasión del trabajo, integra la
órbita de protección del artículo 76 de la Ley de Contrato de Trabajo.
31 Artículo 76 de la Ley de Contrato de Trabajo:“El empleador deberá reintegrar al trabajador los gastos suplidos por
éste para el cumplimiento adecuado del trabajo, y resarcirlo de los daños sufridos en sus bienes por el hecho y en
ocasión del mismo”.
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CONTRATO DE TRABAJO Indemnización de los Daños Laborales
7. PONENCIA
a) El contrato de trabajo es un contrato, y como tal no nova sino que debe ser modificado, total
o parcialmente, por otros (nuevos) contratos.
b) Es un contrato que como tal posee efectos contractuales, en consecuencia las partes
más que derechos y deberes tienen obligaciones.
c) El incumplimiento de las obligaciones derivadas del contrato de trabajo que, en una relación
adecuada de responsabilidad, causen daño, generan responsabilidad contractual.
d) Que dicho daño encontrará su vía reparatoria en las acciones diseñadas por las normas
del derecho civil (artículos 505, 511, 512, 901 y siguientes del Código Civil), y con el con-
tenido que es propio del derecho del trabajo.
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INDEMNIZACIÓN AGRAVADA Nueva Prórroga
INDEMNIZACIÓN AGRAVADA
Nueva Prórroga
1. INTRODUCCIÓN
Con fecha 23 de junio, el Poder Ejecutivo Nacional dictó el Decreto Nº 823/2004 (B.O. del
28/06/2004) referido a la suspensión de los despidos dispuesto por el artículo 16 de la Ley de
Emergencia Nº 25.5612, prorrogando su vigencia.
El Decreto Nº 823/2004 fue dictado y publicado antes del vencimiento del plazo fijado por el
Decreto Nº 369/2004, es decir, con anterioridad al 30 de junio de 2004. De esta manera, pro-
cede a prorrogar desde el 1º de julio de 2004 hasta el 31 de diciembre de 2004, el plazo du-
rante el cual se aplicará la duplicación de los montos indemnizatorios.
Justamente aquí, el Poder Ejecutivo no ha producido desquicio alguno sobre la seguridad ju-
rídica, puesto que la vigencia que se dispone es hacia el futuro, sin violar el principio de irre-
troactividad de las leyes. Esto sería una grave falencia, inadmisible para un iuslaborista
como es el Sr. Ministro de Trabajo, Dr. Carlos Tomada.
De esta manera, se vuelve a la sanción de los decretos ajustados a las normas jerárquica-
mente superiores, por lo menos, en los procedimientos formales.
En los vistos y considerandos del Decreto Nº 823/2004 se mencionan las Leyes Nros.
25.561 y 25.820, los Decretos Nros. 883 de Necesidad y Urgencia, de fecha 27 de mayo de
2002, 239 de fecha 19 de diciembre de 2002, 662 de fecha 20 de marzo de 2003, 256 de fe-
cha 24 de junio de 2003, 1.351 de fecha 29 de diciembre de 2003, 1.353 de fecha 29 de di-
ciembre de 2003 y 369 de fecha 31 de marzo de 2004.
De esta manera, los considerandos del decreto bajo análisis establecen lo siguiente:
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INDEMNIZACIÓN AGRAVADA Nueva Prórroga
Que resulta razonable también dejar establecido para el futuro, que la conti-
nuidad y modalidad del instituto se vincule con la evolución de la tasa de de-
socupación que calcula y publica el Instituto Nacional de Estadística y
Censos (I.N.D.E.C.), organismo descentralizado en el ámbito del Ministerio
de Economía y Producción.
Que en razón de la urgencia que demanda el dictado del presente, resulta im-
posible seguir el procedimiento ordinario para la formación y sanción de las le-
yes.”
En primer término, resulta auspicioso el descenso de los altos índices de desempleo, a todos
nos debe poner contentos, porque significa que hay más gente con trabajo y su consecuencia
natural el mejoramiento personal y social.
Pero no por ello, dejemos de tener conciencia de la situación real de la sociedad, de los miles
de desocupados existentes, de los problemas de las pequeñas y medianas empresas, de la
voracidad tributaria nacional, provincial y municipal, de la realidad sobre los índices y de los
incumplimientos del propio gobierno de aquello que sancionó.
Si bien los índices han bajado notoriamente, no podemos dejar de lado los planes sociales y
alimentarios del gobierno (según propias informaciones del mismo son 2.200.000 los benefi-
ciarios de planes de distinto tipo en todo el país) y que cuando se inició la segunda década
infame (según el Profesor Dr. Hector Recalde) estábamos en menos de dos dígitos.
Por el contrario, nuestro generador por excelencia de la mayor cantidad de puestos de trabajo,
las pequeñas y medianas empresas, no han tenido impulso real de parte del gobierno, a pesar
de que la Ley Nº 25.877 disponía una simplificación registral en su artículo 39, que buscaba
promover las nuevas contrataciones de personal.
La misma ley en su artículo 38 otorgaba un plazo de sesenta (60) días, a partir de su entrada
en vigencia, para que el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social junto a la Adminis-
tración Federal de Ingresos Públicos dictara la norma reglamentaria que ponga en funciona-
miento el Sistema Integral de Inspección del Trabajo, creado por la Ley Nº 25.877.
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INDEMNIZACIÓN AGRAVADA Nueva Prórroga
Como no hay dos sin tres, también el mencionado Ministerio debía reglamentar el artículo 24
de la ley, que trataba sobre las huelgas en los servicios esenciales.
Lo que unifica a los tres artículos, es que no se sancionó ninguna reglamentación, y en nuestro
caso mucho nos interesa la simplificación registral que permitiría crear nuevos puestos de
trabajos dentro de la pequeñas y medianas empresas, propiciando la reducción de trámites
necesarios para hacer ingresar personal.
Es bueno que los índices de desempleo bajen, pero mejor sería que el gobierno cumpla con
lo que presentó como proyecto y que fuera sancionado como Ley Nº 25.877, porque permiti-
ría la creación de puestos de trabajo genuinos dentro de la actividad privada y dejar de lado
los planes sociales tan relacionados con el clientelismo político.
En segundo lugar, vemos que el decreto bajo estudio otorga una nueva prórroga al artículo
16 de la Ley Nº 25.561, que comprende desde el 1º de julio de 2004 hasta el 31 de diciembre
de 2004, produciendo la reducción de la indemnización a un ochenta por ciento (80%).
Luego, en su artículo 2º se concreta la más grave violación de toda norma jurídica de nuestro
sistema constitucional. Esto se debe a que el Poder Ejecutivo tiene facultades limitadas para
legislar (artículo 99, inciso 3, Constitución Nacional) y, como si fuera poco, establece que de
acuerdo a la evolución de la tasa de desocupación que trimestralmente publica el Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos (I.N.D.E.C.) procederá a disponer otras reducciones.
Justamente, cuando más se pone en duda la verosimilitud de dichos índices con la realidad,
es que resultaría decisivo un porcentaje que no pueda ser manipulado políticamente.
Si bien resulta esperanzador imaginar un descenso inferior al diez por ciento (10%) del índice
de desempleo, para que se deje sin efecto de pleno derecho el artículo 16 de la Ley Nº 25.561,
nos merece dos serios reparos. El primero, referente a lo arbitrario del porcentaje, puesto que
antes del gobierno de Menem se hallaba cerca del ocho por ciento (8%), por lo tanto de
acuerdo a las propias palabras presidenciales de dejar atrás todo lo nefasto de la década del
90, mejor sería poner como piso mínimo el índice con el cual se inició dicho período. El se-
gundo aspecto es que, mediante un decreto de necesidad y urgencia –tan habitual que ya
dejó de tener fundamento– se disponga la derogación de pleno derecho, como dice el artículo
3º del Decreto Nº 823/2004, violando las normas constitucionales en las cuales se fundamenta
(el Poder Ejecutivo no puede legislar) y lo que es más grave institucionalmente deroga una
norma de jerarquía superior (ley) mediante un decreto, que como si fuera poco está sujeto a
una disposición del Instituto Nacional de Estadística y Censos (organismo descentralizado
del Ministerio de Economía y Producción).
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INDEMNIZACIÓN AGRAVADA Nueva Prórroga
Como si fuera poco –habiendo sesionado durante dos períodos el Congreso, y por imperio
de la reforma de 1994 amplió sus sesiones ordinarias, nunca fueron ratificados los Decretos
de Necesidad y Urgencia dictados desde 2002 hasta la fecha– hace una ratificación de la
vigencia del Decreto Nº 2.639 de fecha 19 de diciembre de 2002, cuando quien debía y po-
seía facultades para hacerlo, no lo hizo.
Todo lo expuesto, nos lleva de nuevo a esquemas de un ejecutivo decidido a disponer lo que
considere oportuno, sin tener en cuenta las normas legales superiores, como tampoco las
facultades indelegables de los organismos de la Constitución. Sin lugar a dudas, más que
certezas y seguridad jurídica tendremos múltiples planteos jurídicos ante la Justicia sobre
inconstitucionalidades, que serán los vientos que se cosecharán de acuerdo a la siembra
que se realizó sin ajustarse al derecho y fundamentalmente a la Constitución Nacional.
4. IMPUGNACIONES CONSTITUCIONALES
Sumadas a las impugnaciones que formulamos en el punto anterior, debemos reiterar aquí
lo expresado en nuestro artículo citado al comienzo3, en especial la jurisprudencia mencio-
nada en el mismo, puesto que las circunstancias no han cambiado.
Por último, nos vemos obligado a reiterar las conclusiones expuestas en el citado artículo:
Finalizando que: