You are on page 1of 45

MATERIA: ZOOTECNIA DE EQUINOS

DOCENTE: MVZ ADOLFO FIGUEROA VILLAFUERTE

ALUMNO: ACOSTA GARCIA AURELIANO

GRADO: 5° SEMESTRE

XALAPA VER A 18 DE ABRIL DEL 2018


HISTORIA DEL CABALLO EN EL SIGLO XX

La historia del caballo en el siglo XX, estuvo marcada por un profundo cambio en el
relacionamiento entre los seres humanos y los caballos. En los países
desarrollados, el animal militar y utilitario de principios de ese siglo, sufrió una
profunda reorientación hacia actividades de esparcimiento y hacia la competición
deportiva. En esa época de grandes cambios en múltiples dominios de principios
del siglo XX, Jean-Pierre Digard señaló un gran quiebre en la historia de las
sociedades humanas; en efecto, el estatuto utilitario del caballo permanecía con
cambios relativamente menores desde la época de la revolución neolítica y la
domesticación del caballo, y la nueva modernidad mostraba un quiebre brusco y
notable en términos de la forma y del ritmo de vida.

En unas pocas décadas, el siglo XX impuso el final de los caballos en el transporte


urbano, ya insinuado hacia fines del siglo XIX, y la participación de dichos animales
también se redujo notablemente en el trabajo agrícola, cambiando también así la
vida cotidiana del agricultor, ya que en el siglo XIX, agricultura, agricultor, y caballo
estaban muy fuertemente ligados.Igualmente, las caballerías militares se redujeron
en forma importante y redefinieron sus objetivos, pasando de la participación directa
en las confrontaciones, a tareas tácticas de vigilancia y de ayuda en terrenos
especialmente difíciles.

La nueva relación entre los humanos y los caballos rápidamente se reorientó hacia
el deporte ecuestre y las actividades recreativas, y también las actividades hípicas
se desarrollaron con fuerza, impulsadas por la popularidad de las apuestas.

Los deportes ecuestres se iniciaron en los Juegos Olímpicos modernos en el año


1900 en París, aunque la mayoría de las pruebas olímpicas actuales solamente
fueron admitidas de manera sistemática a partir de los juegos de Estocolmo del año
1912. La práctica de la equitación así se jerarquizó, y se integró entre las aficiones
de masas, especialmente en los países desarrollados. Desde entonces, el número
de jinetes aumentó progresivamente de una manera importante, dominado por una
fuerte feminización. El excursionismo ecuestre, que al inicio del siglo XX era
desconsiderado y en algún sentido menospreciado, al finalizar ese siglo quedó muy
valorizado. En ese siglo XX, el número de caballos disminuyó con fuerza en muchos
países, dada la disminución de los usos utilitarios de esos animales, pero
paralelamente se asistió a un fuerte desarrollo de la llamada equitación de
esparcimiento, junto a la aparición de caballos para la recreación, especialmente
orientados para esa actividad, y con un estatuto próximo al de un animal de
compañía.

Ciertos pueblos caballistas, particularmente los que se integraron a la URSS como


los Yakutos y los Cosacos, perdieron muchas o algunas de sus tradiciones
ecuestres o las vieron recular en cuanto a su práctica y su popularidad. En otros
casos como por ejemplo los mongoles, las conservaron bastante bien durante todo
el siglo XX.

La sensibilidad en cuanto al relacionamiento con los caballos creció y se afirmó por


muchos lugares, y la hipofagia fue objeto de un rechazo cada vez más fuerte en los
países occidentales. Por otra parte, la moda de la equitación etológica se afirmó
cada vez más, entre otras cosas por la influencia que han tenido ciertos filmes de
éxito, como por ejemplo, The Horse Whisperer (año 1998). La producción artística
no ha olvidado al caballo, ni en los filmes de wéstern ni en la literatura, y como
prueba de ello, por ejemplo basta recordar las novelas de la serie El corcel negro
(del escritor Walter Farley).

La equitación ha generado un emponderamiento importante en el desarrollo


económico y social de ciertos países, principalmente asociado con la generación de
empleo directa o indirectamente relacionado con la práctica de este deporte, así
como con las contribuciones económicas de la industria equina en general;
corresponde citar el estudio elaborado por la Real Federación Hípica Española en
el año 2013, en el cual se establece que en España, más de 60 000 puestos de
trabajo directos dependen del sector ecuestre, y más de 1900 millones de euros son
generados por los diferentes sectores que trabajan en el mundo equino, incluyendo
la capacitación y práctica de los jinetes, el cuidado de los propios caballos, las
apuestas hípicas y todo el entorno de las carreras de caballos, la veterinaria, la
alimentación animal, el turismo, etc
El fin de una forma de vida

El fin del caballo utilitario es algo que con frecuencia pasa inadvertido o subestimado
por parte de los historiadores. La importancia de los caballos de tiro, que en otra
época apoyaban tanto los desplazamientos humanos como el trabajo pesado (entre
ellos el trabajo agrícola), es olvidado o subestimado por la historia que se cuenta. Y
eso que la explotación por parte del hombre de la fuerza del caballo, existe desde
hace un poco más de cinco milenios. La velocidad del transporte en tierra, desde
el Imperio Romano hasta fines del siglo XIX, apenas si había tenido cambios,40 y
en ese período el caballo fue primordial, fue de enorme ayuda y de gran importancia
estratégica.

El abandono progresivo de la fuerza animal que primero se dio en las ciudades y


luego en el entorno agropecuario, representó un evento mayor en nuestra
historia.39 Y este quiebre no se produjo sin consecuencias, ya que la energía
equina, la energía eléctrica, y la energía de los motores, ocupan nichos
completamente diferentes en términos de fuentes de aprovisionamiento y de
producción. La transición cultural entre caballo y vehículo motorizado (la idea de
sustituir uno por el otro) parecería es más fácilmente aceptable que la efectiva
transición material de uno al otro. Como lo señala el historiador Daniel Roche, el
caballo abandonó las ciudades, las minas, y los terrenos de batalla, y en parte
también las zonas rurales, pero continúa ocupando un lugar importante en ciertas
actividades, así como en las simpatías y el imaginario de los humanos.

Suposiciones y creencias

Tapa del libro La Fin du cheval de Pierre Giffard, año 1899, que predijo la
desaparición del caballo como medio usual de transporte, y su sustitución por
bicicletas y automóviles.

El remplazo de la energía animal (fuerza animal) por motores y máquinas, estaba


ya insinuado hacia el fin del siglo XIX. Y tanto criadores de caballos como
veterinarios, se alarmaban entonces de la popularidad de la bicicleta, convencidos
que eso podría desplazarlos al paro. Por su parte, la invención del ferrocarril y del
motor a explosión junto al dominio de la electrificación, completaban el panorama
del remplazo, especialmente en los países desarrollados, de la tracción animal por
las máquinas.

En 1899, el francés Pierre Giffard publicó la obra La Fin du cheval, un libro ilustrado
por Albert Robida, donde se defendía la tesis del posible remplazo del caballo por
la bicicleta y el automóvil. El mismo año de 1899, La Jamais Contente pulverizó el
récord del mundo de velocidad automovilística, alcanzando los 100 km/h. Y tanto en
Estados Unidos38 como en Francia, el caballo mostraba sus limitaciones, incluso
en términos de velocidad, ya que cada vez que una línea de ferrocarril comenzaba
a operar, el caballo dejaba de ser utilizado casi por completo, o bien su uso se
reducía a trayectos cortos en carros tirados por equinos, generalmente entre las
propias estaciones de ferrocarril y las ciudades, tanto para el transporte de
mercaderías como de personas.

Economía de la cría

A principios del siglo XX, los métodos de selección de caballos cambiaron como
consecuencia de influencias varias, y en especial por causa de las ideas
mendelistas y darwinistas, así como de las referidas a la eugenesia.

La mecanización de los transportes y de la agricultura, gracias a máquinas de


hipotracción cada vez más perfeccionadas y sofisticadas, permitió utilizar la fuerza
del caballo cada vez con mayor eficiencia. Hacia 1940 y a escala mundial, el lugar
del caballo en la economía y en la vida cotidiana aún era importante, y soberbios
caballos de tracción eran visibles, particularmente en Francia, en empresas de
transporte de mercaderías pesadas. Hacia 1925, los caballos utilizados en los
transportes por rutas, estaban en lo más alto de su desarrollo físico, y durante todo
el comienzo del siglo XX, la cría y utilización de caballos de trabajo, aportaron
ganancias muy importantes a ciertos países. Corresponde señalar que entonces en
Bélgica, el campeonato anual del caballo de tiro belga atraía tantas personas como
la fiesta nacional de dicho país, trenes especiales eran fletados para esa
conmemoración, y el propio rey presidía las manifestaciones y los festejos. Bien
evidentemente, el caballo de tiro conservó un « aura de prestigio » aún varias
décadas posteriores a su efectiva desafectación como animal de trabajo.

Evolución de los efectivos

En una primera instancia, la utilización del caballo se redujo sustantivamente en las


grandes ciudades. El primer tranvía eléctrico de Inglaterra inició sus servicios en
1901, en Newcastle upon Tyne, remplazando el correspondiente servicio
hipomóvil,53 y así se inició la competencia (y la complementación) entre la tracción
animal y la tracción que utilizaba otras fuentes de energía. Un hecho simbólico y
emblemático en esa puja, fue la desafectación de miles de caballos de tiro de la
Compañía General de Ómnibus de París, enviados al matadero en 1913. También
fue muy notoria la desaparición de los caballos de tiro franceses de las grandes
ciudades en el período 1910-1920, especialmente después de finalizada la Primera
Guerra Mundial, aunque al sur del Loira, el descenso fue menos visible pues en esa
zona el mundo agrícola ya no dependía tanto del caballo.

En los años 1930, solamente las empresas de mediana importancia (comercios de


tipo bares, restaurantes, y heladerías) poseían todavía caballos de tiro en apoyo de
sus necesidades. Los caballos urbanos declinaron muy rápidamente en cuanto a su
número, en las dos primeras décadas del siglo XX. En Estados Unidos, por ejemplo,
el descenso fue del orden de 50 % entre 1910 y 1920. Y en Londres, las inversiones
para la tracción hipomóvil se redujeron en un 90 % entre 1901 y 1911.40 La irrupción
del automóvil fue percibida como una ruptura con el mundo anterior, con sus
grandes máquinas a vapor (símbolos de los inicios de la industrialización).

Todo a lo largo del siglo XX, la construcción y las mejoras de las rutas, prosiguió
tanto en el entramado urbano como en las zonas rurales, facilitando así la
circulación de los automóviles, y en parte desplazando cada vez más a las
soluciones hipomóviles. Los residentes urbanos y peri-urbanos de situación
económica más acomodada, y los integrantes de la llamada clase media fueron
quienes primero lograron comprar un automóvil para su propio uso, y así dejar de
depender de los transportes en común. En Estados Unidos por ejemplo, solamente
4000 vehículos automóviles fueron vendidos en el año 1900, contra los cerca de
900 000 que se vendieron en 1915.

Uno de los aspectos más destacados de la historia del caballo en el siglo XX, es por
tanto el descenso de sus efectivos en todos los países desarrollados, dado el fin de
su utilización cotidiana en una serie de ámbitos. Por ejemplo, de los tres millones
de animales que había en Francia en 1935, su número pasó a ser 2 418 000 en
1948, apenas un millón en 1966, y unos 269 000 en 1989.63 En los años 1970,
Francia tenía alrededor de 400 000 caballos, y entre los cuales había solamente
unos 110 000 por fuera del mundo de las carreras.

Esta tendencia al descenso en los efectivos, afectó también a otros países, entre
los que cabe mencionar a Estados Unidos, Alemania, Italia, España, y Reino Unido
: en 1990, el número total de caballos en Europa fue estimado en solamente 1 600
000 ejemplares. Este enorme descenso en los efectivos no fue uniforme a lo largo
del tiempo y de la geografía, pues se produjo en diferentes épocas, según el estado
de desarrollo de cada país. Polonia por ejemplo, contaba con dos millones de
caballos en los años 1980, dada la motorización tardía de su agricultura, pero esta
cifra cayó a unos 300 000 animales en los años 2000.

El caballo en la ciudad

Al comienzo del siglo XX, las grandes ciudades estaban saturadas de vehículos
hipomóviles, y los caballos de tiro allí estaban omnipresentes para asegurar distintos
tipos de transportes. En 1900, el centro de Londres sufría ya de embotellamientos,
lo que continuó agravándose con el paso del tiempo. Obviamente, la disminución
del número de caballos del entorno urbano que siguió al ingreso triunfante del
automóvil, también se acompañó de la desaparición de estructuras ligadas a esos
animales, fundamentalmente escuelas de caballería, haras, y caballerizas. Así, en
1914 y en Londres, una escuela de equitación cercana de Hyde Park Gate, fue
remplazada por todo un barrio residencial.
Si bien es cierto que el número de caballos urbanos decreció en forma importante
todo a lo largo del siglo XX, el remplazo de los mismos se realizó en forma
progresiva en una serie de ámbitos. Caballos de tiro aún estaban muy presentes en
las calles de Filadelfia en los años 1950, y en París aún se veían en los años 1960
sirviendo a la sociedad de heladerías. La desaparición del caballo en una serie de
aspectos, se inscribe en una vasta tendencia de retracción de la presencia de la
naturaleza en los entornos urbanos. En los países desarrollados, algunas
comunidades rechazan la modernidad, como es el caso de Amish, dando así la
posibilidad de aún hoy día conservar al caballo en los medioambientes urbanos.

Argumentos en contra del uso utilitario del caballo

La rue Monge en París, a principios del siglo XX.

En el siglo XX, un gran número de circunstancias impulsaron el remplazo de los


caballos de transporte y de trabajo por vehículos automóviles. Contrariamente a lo
que se piensa, los movimientos de protección animal son globalmente favorables al
fin de la utilización del caballo en esas tareas. En Estados Unidos, por ejemplo, se
formó un vasto movimiento llamado Progressivism, que multiplicó los argumentos
contra el uso intensivo de los caballos. Y los anglófonos hablaban de Horseless
age (edad de inutilidad del caballo) justamente para señalar una edad a partir de la
cual los animales deberían ser refugados. Téngase presente que los propios
conductores de los vehículos hipomóviles eran el blanco de las principales críticas,
por exigir demasiado a los animales, y también por ser generalmente considerados
como responsables de muchos accidentes.

Argumentos económicos

Un caballo es un ser vivo y por tanto es afectado por la fatiga, mientras que en este
sentido, un vehículo a motor puede funcionar jornadas enteras sin ningún
inconveniente, pues los plazos para los necesarios mantenimientos son más
extensos. Los caballos requieren nutrirlos y cuidarlos, incluso cuando se los deja en
descanso (incluso cuando no se le asigna ninguna tarea específica asimilable a un
trabajo), mientras que un vehículo no consume carburante cuando no se lo hace
circular, y en ese caso puede ubicárselo sin inconvenientes en un garaje, por un
período más o menos largo. Este estado de cosas puede inducir cierta imagen de
este animal, que «consume recursos incluso cuando no es de ninguna utilidad». Un
caballo requiere de tres a seis acres de pasturas para poder subsistir y alimentarse
bien, lo que ha dado pie a ciertos progresistas estadounidenses, para acusar a estos
animales «de ocupar inútilmente en Estados Unidos» un espacio equivalente a
sesenta y cinco millones de acres.

Los primeros automóviles no tenían gran potencia, y en muchos países europeos y


del mundo entero, la fuerza de los mismos se establecía por comparación con la del
animal, pero el confort obtenido al usar un vehículo motorizado, sobrepasó muy
rápidamente el obtenido al usar un vehículo con hipotracción. El usuario del
automóvil ganó pronto en autonomía y movilidad.

Argumentos sanitarios y de calidad de vida

El movimiento en favor del progreso incluso llegó hasta acusar a los caballos de
causar ciertas enfermedades en las ciudades, pregonizando su remplazo por el
automóvil por razones médico-sanitarias La acumulación de bosta y de estiércol, la
falta de higiene en las caballerizas que favorecían la aparición de gran cantidad de
moscas (en especial en los cinturones de las ciudades), por cierto, eran entonces
manifiestas. Además, ciertos caballos morían durante sus tareas cotidianas, y sus
cadáveres eran expuestos por horas a las miradas de todos. El automóvil surgía
entonces como una solución «más práctica y limpia». En los hechos, la eliminación
del caballo en las ciudades no ha transformado las mismas en más higiénicas y
limpias, sino que solamente les ha dado la apariencia de serlas, remplazando un
tipo de suciedad muy visible (bosta, estiércol, moscas) por una polución más
discreta (presencia de partículas en el aire, ruidos molestos).

En 1903, un grupo de médicos estadounidenses se reunió para promover el


automóvil, invocando argumentos médicos. Incluso ellos mismos señalaron la
conveniencia de utilizar los automóviles para ejercer sus respectivas actividades,
entre otras cosas con el fin de desplazarse más rápidamente, y así poder atender a
más pacientes, sin las limitaciones de tener que ocuparse, de una manera o de otra,
de sus respectivos caballos. Así incluso se llegó a presentar al automóvil como una
solución al creciente estrés medioambiental de las grandes ciudades,82 lo que
permitiría alternar saludablemente entre actividades laborales y momentos de
distensión.78 Y así, el ruido causado por los cascos herrados sobre el pavimento
incluso fue presentado como un progreso, en favor de un mejor confort humano a
nivel global (a nivel holístico).

Argumentos en cuanto a la seguridad

Mientras que en el siglo XIX el equino era considerado y calificado como


«compañero leal, útil, e indispensable», en el siglo XX sus detractores le
encontraron una cantidad de defectos, pues para algunos pasó a ser un « animal
indisciplinado e ingrato », que a veces agradecía a quienes lo cuidaban y
alimentaban, mordiéndoles, pateándoles, causando accidentes, y generando
lesionados. En Estados Unidos, la novela The Magnificent Ambersons (1918)de
Booth Tarkington, cuenta la historia, altamente simbólica, de un aristócrata que se
desplazaba en un enganche ecuestre, y que fue sobrepasado por un automóvil, y
como consecuencia de este incidente, el conductor perdió el control de su caballo y
tuvo un accidente; el conductor del automóvil entonces regresó para ayudar al
accidentado.

El lado imprevisible del caballo, sin duda puede ser fuente de accidentes en
ciudades saturadas de carruajes tirados por equinos. La seguridad es muy
destacada por los contrarios al uso corriente de los caballos, al ver en el propio
animal un peligro en sí mismo. También mucho se criticó el hábito de atar a los
caballos en lugares de relativamente fácil acceso y mientras no se los utilizaba,
argumentando que incluso eso puede ser causa de accidentes, particularmente con
los niños, muchas veces tentados de aproximarse a estos grandes animales. Las
argumentaciones en torno a la seguridad ciertamente mucho han evolucionado
durante el siglo XX, ya que accidentes bastante graves provocados por trenes a
vapor, por vehículos a motor, y por dirigibles, también han generado bastante
desconfianza respecto de la modernidad; aunque por cierto, en este aspecto los
punto de vista son bastante cambiantes.
El caballo en el medio rural y en la industria

Uno de los cambios más importantes en la relación hombre-caballo aconteció en el


dominio agrícola y el mundo campesino, en donde en muchos países, el caballo
desapareció casi completamente al dar paso a las máquinas con motor. Después
de la Primera Guerra Mundial en Estados Unidos y luego de la Segunda Guerra
Mundial en Europa, el tractor agrícola dominó, sustituyendo al caballo de tiro. Pero
los comienzos del siglo XX fueron bastante paradójicos, pues esa fue la edad de
oro del caballo de tiro en el mundo agrícola. Con el paso de los años y bajo el
impulso del perfeccionamiento de los tractores, muchos caballos de tiro continuaron
siendo utilizados en las industrias y en las minas, así como en el transporte por
carretera, pero finalmente y hacia el fin del siglo XX, la motorización terminó
ganando la partida casi por completo.

La edad de oro

Granjero americano trabajando con un caballo de tiro alrededor de 1937. Nótese


que el arado es bastante primitivo.

El caballo de tiro netamente fue el preferido entre 1900 y 1940. En esos años, los
mejores sementales para el tiro agrícola incluso participaban de exposiciones
internacionales, tanto en Londres como en París o Bruselas, donde alcanzaban
precios importantes (por ejemplo y en 1900, se llegó a pagar hasta 25 000 francos
franceses por un ejemplar). Las revistas agrícolas especializadas entonces
acordaban espacios importantes al uso de los caballos de tiro, discutiendo por
ejemplo si era mejor enganchar de frente o en línea. Las principales razas de
caballos de tiro de esa época eran el Percheron, el Brabante (tiro belga), el
Clydesdale, y el Shire, así como el Boulonnais y el Suffolk Punch. Según Marcel
Mavré, los criadores «se repartían entonces ingresos muy importantes, difícilmente
imaginables en los comienzos del tercer milenio». El Campeonato belga del caballo
de tiro, era entonces acompañado de un inmenso fervor popular, mientras que el
equivalente francés de esa época, el Concours central hippique de Paris era más
bien un encuentro de negocios.
Un paciente trabajo de selección en Francia, permitió diferenciar las razas locales
de tracción ya a partir de la década 1900-1910. Si bien Estados Unidos estaba más
avanzado que Europa en materia de mecanización industrial, en contrapartida
estaba más carenciado de caballos de tiro de calidad, para con ellos poder trabajar
sus inmensos territorios.98 Por ello, miles de animales de tiro fueron exportados
desde Europa Occidental hacia los Estados Unidos, y particularmente desde
Francia, Bélgica, Gran Bretaña, e Irlanda. Este mercado en su momento fue muy
lucrativo.99 Por ejemplo, en 1915, la raza Percheron contaba con 40 000 animales
registrados en Estados Unidos, formando en ese momento el grupo de caballos de
tiro más numeroso.

Al comienzo del siglo XX, la utilización de caballos y de poneys era indisociable con
los países que explotaban minas, tales como Francia, Bélgica, Alemania, Gran
Bretaña, y Estados Unidos. La utilización de la máquina de vapor era imposible en
ambientes cerrados, y la presencia del gas grisú hacía que el funcionamiento de las
máquinas de vapor y de los motores a explosión fuera muy peligroso en las galerías
de las minas. En los países anglo-sajones, para el trabajo en las minas se prefería
a los poneys, a los que se les daba el nombre de pit-ponies.

Inversamente, los europeos importaban maquinaria estadounidense para trabajar


las tierras con sus caballos de tiro. A efectos de ilustrar esta diferencia, se señala
por ejemplo que la empresa Bajac en su momento comercializó un arado brabant
doble reversible muy reputado, que entre 1920 y 1935, le hizo ganar una fortuna.
Esa época coincide precisamente con el apogeo del caballo de tiro agrícola en
Francia; en efecto, en 1938, la mayoría de los agricultores franceses y belgas
explotando grandes o medianas superficies, utilizaban el arado recién señalado.108
En Francia, la fabricación de vehículos hipomóviles de madera y con ruedas con
monturas de hierro estuvieron en pleno apogeo en la década de 1920, pero la
llegada de los primeros neumáticos agrícolas de Poclain en 1932, permitió de
explotar al máximo la fuerza de los caballos. Los constructores franceses en
realidad tampoco menospreciaban ni ignoraban las posibilidades de los tractores, y
desde 1928, el fabricante Huard ya elaboraba los primeros vehículos motorizados
de este tipo. Pero en 1930, el tractor agrícola aún era objeto de una desconfianza
generalizada, tanto dentro como fuera de Francia, y prueba de ello era que las
exportaciones de caballos de tiro hacia Estados Unidos crecieron o se mantuvieron
hasta 1937. Pero ya hacia 1940, la fiabilidad del tractor dejó de ser cuestionada.37
El caballo de tracción agrícola de todas maneras se mantuvo presente hasta los
años 1950, pero fundamentalmente en razón de la escasez de combustible derivada
de la Segunda Guerra Mundial.

Declive en el uso del caballo

Preparando a un caballo de tiro para su descenso a las galerías de una mina, en


Saint-Étienne, Francia (1911). En esas fechas, con frecuencia los animales eran
llevados a trabajar a las galerías subterráneas de por vida, y raramente eran
conducidos de nuevo a la superficie.

En Francia, el remplazo de los caballos «de ruta» por camiones surgidos de los
excedentes de la armada estadounidense, se aceleró a partir de 1918, por lo cual
ya en los años 1930, el caballo de tiro tenía solamente vigencia en dicho país como
animal agrícola. El caballo de minas también tuvo plena vigencia hasta la década
de los años 1920, cuando la locomotora de maniobras de tipo eléctrico proporcionó
en ese aspecto una solución aceptable101(en Francia, los últimos caballos de minas
fueron relevados de estas funciones en 1969, mientras que en Inglaterra esto
ocurrió en 1994).

La motorización en el área agrícola comenzó en 1935, por lo que a partir de ese


año, la disminución en el número de los caballos con este destino fue progresiva
pero importante : Marcel Mavré estimó que la reducción del número de los caballos
de tiro en Francia entre 1930 y 1995, fue del 98,8 %. Al mismo tiempo, la difusión y
aceptación del tractor agrícola y de la cosechadora-trilladora implicó una
industrialización generalizada de la agricultura, privando así al caballo de tiro de su
último rol utilitario. Con la disminución de los efectivos de este tipo de animales,
también disminuyó y desapareció el savoir-faire campesino en cuanto a manejos y
usos tradicionales asociados. Así, varias razas de caballos de tiro fueron
prácticamente llevadas al borde de la extinción, pues entonces el destino casi único
de sus efectivos pasó a ser el matadero.

Redescubrimiento del folklore, juegos, y espectáculos

La toma de conciencia, bastante tardía, de que el caballo de tiro iba a desaparecer


completamente, condujo a un repunte del interés por sus usos tradicionales. En
efecto, en Estados Unidos y en Japón, los concursos de tracción (Ban’ei) donde
intervienen caballos de tiro, han logrado tener gran éxito hacia fines del siglo XX,
convocando a un público numeroso y despertando el interés de la prensa. Y en
1991, la primera Ruta del Pescado, prueba de enganches que atraviesa ciudades y
villorrios del norte de Francia, fue creada por iniciativa del Haras de Compiègne,
precisamente con el objetivo principal de salvar a la raza Tiro Boulonnais; de hecho,
este evento es la carrera de enganches más grande e importante de Europa, pues
atrae a cientos de miles de espectadores, reforzando además la moral de los
criadores. Véase que por lo menos, la curva de nacimientos en Francia del caballo
de tiro, cambió de tendencia y pasó a crecer a partir de 1994. De todas maneras,
por cierto no puede asegurarse que el recién señalado cambio de tendencia, junto
a la mayor confianza manifestada por los usuarios tradicionales de los caballos de
tiro, sean suficientes como para asegurar por sí solos, la preservación de la raza a
largo plazo.

El caballo militar

El siglo XX también marcó el fin casi total de las caballerías militares, en sus
funciones de reconocimientos y de estrategias de choque, en provecho de las
divisiones blindadas motorizadas. Tal como aconteció con el caballo de transporte
y con el caballo de trabajo, la caballería militar también siguió la tendencia ya
esbozada a la disminución, bajo el impulso de la creación y el desarrollo de navíos
blindados y de trenes blindados. En el período entreguerras, una larga reflexión se
instaló respecto de los roles que debían ser atribuidos respectivamente a las
caballerías ligeras y las caballerías pesadas. Finalmente, las armadas de los
distintos países cesaron de recurrir al caballo para la confrontación y el combate, y
en algunos casos solamente se conservaron unos pocos animales para tareas de
vigilancia o de transporte en terrenos particularmente difíciles; ese fue por ejemplo
el caso de Suiza.

Pero el mundo militar notoriamente está en el origen del desarrollo de los deportes
ecuestres. Los tres deportes olímpicos (salto de obstáculos, doma criolla, y
concurso completo de equitación), así como el enduro ecuestre, surgieron de
entrenamientos militares destinados a formar el caballo de caballería.

Primera Guerra Mundial

Artículos principales: Caballo en la guerra, Caballos en la Primera Guerra Mundial


y Primera Guerra Mundial.

La caballería francesa en París (agosto de 1914).

Durante la Primera Guerra Mundial, el rol del caballo sufrió una importante
transformación ligada a la evolución estratégica y táctica de los conflictos armados.
Véase que mientras que el caballo y la caballería fueron considerados como
indispensables al principio de las hostilidades de esta gran guerra, utilizándose para
la ofensiva y sobre todo en el apoyo logístico, los animales se mostraban demasiado
vulnerables frente a la modernización de la artillería y de las armas pesadas (tales
como la ametralladora), y ello supuso un fuerte impedimento. Esa fue la razón por
la cual la presencia de caballos en los campos de batalla entonces pasó a ser
puntual y esporádica. Esta rápida evolución se produjo paralelamente al desarrollo
del carro de combate, lo que naturalmente aceleró el proceso.

Los principales países implicados en la Primera Guerra Mundial comenzaron el


conflicto todos ellos apoyándose con regimientos de caballería. El Imperio alemán
y el Imperio austrohúngaro rápidamente abandonaron su utilización en el frente del
oeste, pero continuaron con su uso en el frente del este (aunque en número
limitado). Y en el campo aliado, el Reino Unido utilizó la infantería montada y la
carga militar durante toda la guerra, mientras que Estados Unidos apenas si las
utilizó y por un período muy breve.

Si bien el uso de caballos no demostró eficacia en el frente occidental para ninguno


de los dos bandos, la caballería aliada obtuvo algunos éxitos en el teatro de
operaciones de medio oriente, en parte tal vez porque allí se combatía contra el
Imperio otomano, un enemigo militarmente más débil y técnicamente menos
avanzado, que masivamente utilizaba la caballería.

El Imperio ruso por su parte, igualmente empleaba caballos en el frente oriental,


aunque con pobres resultados.

En el rol ofensivo en el campo de batalla, el caballo casi desapareció


completamente, pero de una forma o de otra, su presencia siguió siendo significativa
todo a lo largo de esa gran guerra de la segunda década del siglo XX, conflicto en
el cual participaron alrededor de ocho millones de caballos.126 Claro, el empleo del
caballo entonces se concentró en el área logística, pues dicho animal presentaba la
gran ventaja de poder ser utilizado en terrenos accidentados y/o fangosos,
dificultosamente accesibles a los vehículos motorizados, y con la ventaja adicional
de no requerir carburante (pues entonces las necesidades de carbón, gasolina, y
gas, sobrepasaban en mucho a la producción).

Los caballos tanto servían de apoyo a actividades de reconocimiento, como para


remolcar equipos o ambulancias, y/o para transportar materiales y mensajes. Por
otra parte, la sola presencia de los animales solía tener un efecto positivo sobre la
moral de las tropas. Por el contrario, y como efectos negativos, se contaba con que
los caballos podían favorecer la transmisión de algunas enfermedades, así como
degradar las condiciones sanitarias en el frente (especialmente a través del estiércol
y de los cuerpos de animales muertos). La importancia estratégica de los caballos
y las dificultades crecientes para reemplazarlos, fueron tales que, en 1917, ciertos
escuadrones fueron informados que, desde un punto de vista fundamentalmente
táctico, la pérdida de un animal en ciertas circunstancias pasaba a ser más grave
que una pérdida humana. Finalmente, el bloqueo de las fuerzas aliadas impidió a
los Imperios Centrales de importar caballos en remplazo de sus pérdidas, lo que
contribuyó a la caída de Alemania. Hacia el final de la guerra, incluso hasta la
armada estadounidense sufría de falta de caballos.
Las condiciones de vida para los caballos en el frente naturalmente eran difíciles,
pues eran diezmados por la artillería frente a la que eran vulnerables, pero además
sufrían de dermatosis y de otras enfermedades, y también resultaban afectados por
los ataques químicos. Un millón de animales encontraron la muerte durante este
conflicto, pero aún muchos más fueron tratados en hospitales veterinarios antes de
poder ser reutilizados. El suministro de alimento equino entonces era un problema
logístico mayor, y Alemania perdió muchos animales porque morían de hambre por
ausencia de forraje.

Varios memoriales y diversas obras de arte recuerdan a los caballos caídos durante
la Primera Guerra Mundial, y artistas como Alfred Munnings mucho contribuyeron al
reconocimiento de este rol. También la llamada poesía de guerra ha contribuido a
dejar bien establecido el lugar de destaque de este animal en los conflictos bélicos.
Además, pueden citarse muchas novelas, piezas de teatro, y documentos
periodísticos de época, que de una manera o de otra destacan la importancia del rol
de los equinos en la llamada gran guerra del siglo XX, así como abordan diversas
temáticas vinculadas con la guerra, en algunos casos para enaltecer las acciones
de aquellos que para defender la patria y las ideas están incluso dispuestos a
ofrendar sus propias vidas, y en otros casos para ayudar a reflexionar sobre las
inconveniencias de las guerras.

El mundo de las carreras

A la inversa de lo que pasaba con las caballerías militares, con los equinos en el
mundo agrícola, y con los caballos utilizados en apoyo al transporte, el universo del
deporte hípico presentó un importante desarrollo y se popularizó todo a lo largo del
siglo XX, al punto de generar importantes cadenas de valor a nivel mundial, con una
asociada cifra de negocios muy considerable y tentadora. Esta actividad ya había
sido experimentada en el siglo XIX, bajo iniciativas precursoras que se desarrollaron
en Inglaterra. Las carreras de caballos generan una fuerte demanda de caballos,
tanto del tipo purasangre (para carreras a galope) como del tipo trotador (para
carreras de trote). El mundo de las carreras de trote por cierto es bastante diferente
del mundo de las carreras de galope, y así lo es también en Francia, pero igualmente
ambos despiertan pasiones.

Este desarrollo del deporte hípico se presentó en toda Europa, en América del
Norte, e incluso en el Extremo Oriente.137 En 1907, el grupo Mitsubishi había
importado un semental y veinte yeguas purasangre a Japón, pero la Segunda
Guerra Mundial resultó ser muy negativa y limitante para esta actividad. No
obstante, el país del sol naciente y de las geishas relanzó seriamente las carreras
de caballos luego de finalizada la guerra, y desde entonces, el número de caballos
con destino a esta actividad criados dentro de sus fronteras, no dejó de crecer hasta
el inicio de los años 1990, momento en el que se presentaron algunos problemas.
De todas maneras, igualmente Japón pasó a ser uno de los principales del mundo,
en lo que concierne al negocio de las carreras hípicas. En Francia, la Primera
Guerra Mundial mucho trastornó esta actividad, incluso anulando
momentáneamente la realización de las carreras, pero, por el contrario, la Segunda
Guerra Mundial no provocó una afectación demasiado grave al menos en lo
referente a la cría, la que se desarrolló con fuerza hasta los años 1980, momento
en el que la presión fiscal impulsó a muchos criadores franceses a instalarse en
otros países, particularmente en Irlanda.

En el Reino Unido, amplias tierras fueron allí consagradas a la cría y al


entrenamiento de caballos de carrera, especialmente cerca de Newmarket. Cabe
destacar que el aumento en la popularidad de las carreras de caballos, fue paralelo
y casi contemporáneo al mejoramiento de los transportes a motor, y, por ende, a la
retracción de la cantidad de animales con ese destino. El éxito de ciertos purasangre
estadounidenses en las pistas inglesas, impulsó a los ingleses a aprobar la llamada
Jersey act en 1913, limitando la importación de caballos purasangre nacidos en
Estados Unidos. Los criadores estadounidenses se orientaban a buscar la velocidad
pura de los caballos, así como potrillos cada vez más precoces. Téngase presente
que, en el continente americano, Kentucky era y es un importante centro de cría de
caballos.
La familia reinante Al Maktoum del Emirato de Dubái, entre otros el jeque
Mohammed ben Rachid Al Maktoum, integra el grupo de los grandes inversores en
el mercado de los purasangre, y se interesó en las carreras lisas desde los años
1980.146 En 1994, la familia reinante creó el llamado Establo Godolphin, que en los
hechos pasó a ser la primera multinacional en el mundo, dedicada al entrenamiento
de los purasangre, con más de dos centenares de caballos. Asimismo y en 1996,
también crearon la Dubaï World Cup, que pasó a ser la carrera mejor dotada del
planeta, con 10 millones de dólares de recompensa.

Los propietarios de los grandes establecimientos de cría y entrenamiento de


caballos de carrera, como Aga Khan, la familia reinante de Dubái, y Daniel
Wildenstein, lograron labrarse una sólida reputación. En Francia, el sector de las
carreras de caballos es el que más crecimiento tiene en el mundo profesional
ecuestre. Este suceso se debe claramente a las apuestas deportivas hípicas, que
han tenido un suceso popular muy grande, aunque con diferencias entre países.
Hay cierta tendencia a banalizar las carreras en sí mismas, hasta el punto de que la
mayoría de los apostadores en realidad tienen poco o ningún conocimiento sobre el
mundo del caballo, así como sobre los caballos en sí mismos. Hay pues que pensar
que los apostadores se reúnen en los cafés o en las casas de apuestas con la
finalidad de compartir un momento convivial. Hacia el fin del siglo XX, puede decirse
que el mundo de las carreras mostró cierta crisis en occidente, ya que los
hipódromos eran cada vez menos frecuentados, y ya que las opiniones y
conversaciones en relación a esta actividad, parecían estar más animadas y
centradas sobre el juego de apuestas en sí mismo que sobre los caballos y sus
posibilidades.

Deportes ecuestres y equitación de esparcimiento

El fin de la utilización del caballo en el diario vivir, y por fuera de los hipódromos o
de algunas actividades tradicionales como ser las corridas de toros, hace pensar en
el declive casi seguro de la presencia de este animal en la sociedad. De todas
maneras, el caballo escaló posiciones en el mundo de los deportes y del
esparcimiento en gran número de países, como ser por ejemplo Gran Bretaña,
Francia, Alemania, y Estados Unidos. En el Reino Unido y luego de la Segunda
Guerra Mundial, el caballo perdió todo rol utilitario, para ser exclusivamente un
animal para el espectáculo, el esparcimiento, y la práctica deportiva.

Desmilitarización de los deportes ecuestres

Los primeros jinetes de los deportes ecuestres se nutrieron inicialmente del mundo
militar, como bien lo ilustra la fuerte participación con ese origen de los primeros
importantes raids de equitación, que precedieron a las carreras de enduro que
tuvieron lugar entre 1892 y 1912. Los jinetes militares también estuvieron en el
origen de innovaciones importantes en el dominio de la equitación deportiva, como
ser la generalización del trote alzado y el desarrollo de la técnica del salto de
obstáculos.64159 Dado que en buena parte del siglo XX, la práctica de la equitación
continuó siendo una actividad esencialmente masculina, y con raíces respecto del
entrenamiento relacionado con la confrontación y la guerra, no deberá extrañar que
en la bibliografía especializada y en la prensa de esa época, se encuentren
determinadas expresiones sexistas como ser « Hombre de caballo ».160161

Una amazona en un caballo gris en una prueba de presentación en los Juegos


olímpicos de verano de 1980.

Elisabeth Max-Theurer en el hannoveriano 'Mon Chérie 2', en los Juegos olímpicos


de verano de 1980 (Moscú, Rusia), prueba de doma clásica.

De manera puntual, corresponde recordar que los Juegos olímpicos de verano de


1900 en París, integraron las primeras pruebas olímpicas de equitación, con el salto
de obstáculos, así como con otras pruebas de salto que luego fueron abandonadas
en esos eventos cuatri-anuales. El polo igualmente fue inscrito en el programa de
los juegos de 1900 así como en cuatro otras oportunidades, y hasta 1936. Las
cuatro otras disciplinas olímpicas ecuestres que aún existen hoy día, son el Salto
de obstáculos, la Doma clásica, y el Concurso completo de equitación, así como
una prueba de equitación en el Pentatlón moderno; estas disciplinas se
establecieron en forma definitiva en los Juegos Olímpicos de verano de 1912, en
Estocolmo.
Los jinetes militares dominaron amplia y claramente los deportes ecuestres hasta la
década de los años 1960. Entre otras cosas, la desmilitarización de la equitación
en Francia se hizo perceptible en el año 1969, por el pasaje desde del área militar
al área civil, del prestigioso Cadre noir de Saumur, originalmente el organismo
encargado de la formación de la caballería militar francesa. Actualmente y desde la
fecha citada, el Cadre noir depende jerárquicamente del Ministerio francés de
deportes. Un fenómeno similar también se ha producido en las 'escuelas de
equitación militar' de Jerez (España) y de Lisboa (Portugal), así como en los años
1960 en la 'escuela española de Viena' (Austria). Fue también hacia el fin de los
años 1960, que en Francia pasaron a jubilarse los últimos profesores civiles de
equitación que habían recibido su capacitación ecuestre en medios militares,
abriendo así el paso a una nueva generación de caballistas surgidos enteramente
del área civil. Esta transición en Francia tomó aproximadamente veinticinco años, o
sea una generación.

Democratización de la equitación y diversificación de las prácticas

Otro asunto a examinar es la « democratización de la equitación » (en este sentido,


Jean-Pierre Digard analizó con detalle este aspecto refiriéndose al mismo como «
masificación de la equitación »).

La democratización o masificación de la equitación se inició hacia el final del


acantonamiento de la equitación en el ámbito militar, junto a un aperturismo en
cuanto al interés general respecto de esta cuestión.161 Mientras que durante el
siglo XX, progresivamente el número de caballos disminuía en forma importante en
todos los países desarrollados, por el contrario, se presentaba el proceso inverso
de fuerte aumento del número de jinetes activos.64163 En especial se destaca en
este sentido, que el desarrollo del excursionismo ecuestre y de la equitación de
esparcimiento a partir de los años 1950, tanto en Francia como en otros países,
permitió organizar las vacaciones familiares para poder practicar la equitación tanto
en forma ocasional como central. La gente por lo general se siente atraída hacia los
ambientes naturales, e incluso por las zonas agrestes y apartadas que sería
dificultoso y fatigante visitar a pie, y en este sentido el caballo tiene ventajas
respecto de soluciones motorizadas, tanto en terrenos irregulares como en zonas
sin infraestructuras de rutas y puentes. El interés por el turismo ecuestre abarcó
muy especialmente a Europa, Estados Unidos, Canadá, y la mayoría de los países
de América Latina; y muchas de estas actividades fueron y son organizadas por la
International federation of equestrian tourism (en español: Federación internacional
de turismo ecuestre –FITE–).

Por su parte, el desarrollo de la equitación en poney, por influencia anglo-sajona,


también mucho facilitó la introducción y el interés de los niños en el mundo del
caballo ya desde tempranas edades. En Francia, los poneys forman parte integral
del llamado "programa de clases verdes" (en francés: programme des classes
vertes) iniciado en los años 1970. Este desarrollo por cierto que es funcional y está
en consonancia con la apertura hacia la democratización de la equitación. Nótese
que, por ejemplo, el incremento en el número de jinetes durante el siglo XX en
Francia realmente ha sido muy importante, pasando de 30 000 individuos
inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial a 620 000 en el año 2001,
y entre estos últimos unos 432 500 eran licenciados (egresados) de la Fédération
française d'équitation. Por otra parte, las construcciones de paddocks en Inglaterra,
para apoyar actividades de interés de los neo-rurales, pasó a ser importante hacia
el fin de los años 1970, impulsando así también el interés general en la población
respecto del mundo del caballo.

Espectáculo ecuestre en el circo Arlette Gruss (año 2009).

Estatua al caballo de carrera en la ciudad de Newmarket, en Inglaterra, cuna del turf


británico moderno. Los jinetes independientes que practicaban la equitación por
puro placer y satisfacción y por fuera de todo marco regulatorio o competitivo, fueron
cada vez más numerosos. Y la diversidad de prácticas específicas reguladas
también se acrecentó notablemente, mientras que al principio del siglo XX
solamente se destacaban tres disciplinas olímpicas surgidas de los entrenamientos
militares (Doma clásica, CSO, CCE), así como el raid ecuestre que comenzó a
llamarse endurance ecuestre o enduro ecuestre.
En efecto, en la segunda mitad del siglo XX se concretaron y reglamentaron un gran
número de prácticas lúdicas, como ser los pony games (de origen anglo-sajón) y el
horse-ball (de origen francés, inspirado en el pato argentino), lo que según afirma y
opina Jean-Pierre Digard, testimonia cierta tendencia a la transición del deporte al
juego. La mayoría de los juegos ecuestres del siglo XX, tienen su origen en antiguas
tradiciones de los pueblos caballistas, surgidos o inspirados en las guerras, y/o en
la caza, y/o en el trabajo con el ganado. Estas tradiciones también pueden ser
presentadas como espectáculos, así como por ejemplo el yabusame japonés, que
consiste en realizar tiros con arco y flechas sobre el lomo de un caballo en
movimiento, lo que no tiene un equivalente occidental similar, y lo que perpetúa con
formato de deporte y de espectáculo ecuestre, lo que en su origen era el
entrenamiento de un samurái. Cabe señalar que en Gran Bretaña, los rallyes
ecuestres así como el turf, son ellos muy populares, y muy promocionados por los
medios de comunicación social (consultar particularmente los siguientes artículos:
The Pony Club ; El turf en Gran Bretaña ; Carrera de caballos purasangre).

Feminización

Quienes eran practicantes activos de la equitación evolucionaron en cuanto a su


integración durante el transcurso del siglo XX, ya que en buena medida oficiales y
aristócratas cedieron su primacía en esta práctica tanto a mujeres (más de 70 %)
como a jóvenes y a otros grupos, que por lo general pertenecían a la llamada clase
media. Estos nuevos interesados en practicar la equitación, en tiempos anteriores y
en los hechos estaban excluidos o tenían limitaciones para la práctica ecuestre, y
en especial las mujeres por el hecho que la monta a horcajadas (con una pierna a
cada lado del animal) les estaba prohibida, ya que solamente se les permitía la
llamada monta a la amazona, una técnica que obligatoriamente requería de la ayuda
de un hombre, para que la mujer pudiera subir y descender del caballo con sus
polleras. La señalada prohibición perduró en Francia hasta 1930, momento en el
que una ley autorizó a las mujeres a llevar pantalón para montar a caballo o circular
en bicicleta. Para la mujer, montar a horcajadas en un caballo y tal como un hombre,
entonces era visto simbólicamente como una metáfora de contacto sexual con el
animal. Obviamente, las limitaciones recién expresadas implicaban un
relacionamiento desigual con el caballo, según el sexo de la persona. Nótese que
la autorización de la monta femenina a horcajadas en Francia, coincide en cuanto a
fechas con el auge de los movimientos de protesta feministas del siglo XX.

Estos cambios de enfoque en las prácticas ecuestres se acentuaron en los años


1970, momento en que las mujeres dejaron de alinearse en concordancia con el
modelo de equitación militar y masculino, y esta mayor feminización
fundamentalmente implicó un cambio importante en cuanto al relacionamiento con
el caballo. Hacia el fin del siglo XX, las mujeres representaban ya entre un 70 % a
un 80 % de quienes practicaban la equitación en Francia, y esta tendencia era aún
más marcada en el Reino Unido, donde incluso se llegó al extremo de que el simple
deseo de practicar la equitación expresada por un masculino, era inmediatamente
asociado como una tendencia hacia la feminidad, tal como si dijera que deseaba
practicar la danza clásica o aprender corte y confección. Si bien es cierto que el
mundo ecuestre se ha feminizado en forma importante en cuanto a su práctica todo
a lo largo del siglo XX, algunas mujeres que adhieren a este tipo de actividades, son
aún hoy día víctimas de machismo en algunas de sus formas, aunque es necesario
reconocer ciertas diferencias según sea la actividad considerada (la competición
ecuestre es aún un ámbito muy masculino, mientras que es todo lo contrario en lo
que concierne a la equitación de esparcimiento).

La proporción de mujeres de a caballo ha sido estudiada tanto por etologistas como


por psiquiatras, que ponen de relieve el símbolo de animal masculino y fuerte que
está ligado con el caballo. La feminización de la equitación en realidad concierne
especialmente a los países desarrollados y muy urbanizados. Los países donde aún
domina una sociedad pastoril, en realidad no presentan esta tendencia. Las
imágenes prevalentes de los gauchos argentinos y de los cow-boys
estadounidenses, unidos a una importante y promocionada producción de filmes
western, reafirman un estatus fuertemente masculino del mundo de los caballos.
Excursionismo ecuestre en Poitou-Charentes (Francia), agosto de 1972.

Caballos para el esparcimiento y la diversión

La tenencia de un caballo para el propio esparcimiento y satisfacción evolucionó en


forma importante en el siglo XX. En los tiempos precedentes, poseer un caballo era
sinónimo casi exclusivamente de tener un animal utilitario (y en Francia, durante
buena parte del siglo XIX y principios del siglo XX, el caballo fue considerado como
un «animal de renta», susceptible de en todo momento poder ser enviado al
matadero por parte de su propietario).

Por lo general, propietarios particulares compran caballos para el entretenimiento y


la diversión, en aquellos países donde el animal ya ha perdido su rol utilitario, y
entonces, un caballo se aproxima así a lo que es un animal de compañía (según la
opinión de Jean-Pierre Digard). La revista francesa Cheval magazine por su parte,
mucho ha impulsado en 1999 y años siguientes, que en Francia los caballos sean
oficialmente considerados como animales de compañía, lo que en los hechos casi
seguramente implicaría el fin de la hipofagia en ese país. Los caballos de
particulares, son utilizados con alguna frecuencia en actividades típicas de
esparcimiento, con particular énfasis en lo que se refiere al llamado excursionismo
ecuestre, el que privilegia el vínculo entre el jinete y su montura

La tendencia que acaba de señalarse también se ha impuesto en Irlanda,


especialmente durante los años del llamado Tigre Celta (1995-2001), momento en
que podían verse boxes de caballos individuales adosados a casi todas las casas,
porejemplo, en Killarney. La tasa de caballos por habitante en Irlanda, pasó a ser
así el más elevado de Europa, posiblemente porque la posesión de un caballo en
cierto sentido era sinónimo de éxito social, así que muchas familias optaron
entonces por poseer el suyo propio.

Luego desde Estados Unidos, comenzó a extenderse la moda del caballo miniatura,
teniendo cierta aceptación en Australia y en Francia, lo que obviamente trajo
aparejado el rápido aumento del precio de estos animales. El caballo miniatura ya
puede considerarse a parte entera como un animal de compañía, a tal punto que a
veces se los pasea atados con una cuerda, como corrientemente se haría con los
perros.

Pueblos caballistas

El siglo XX favoreció también la transformación y sedentarización de ciertos pueblos


históricamente nómades de las estepas euroasiáticas, muchas veces llamados
pueblos caballistas, y que históricamente acordaron un lugar importante al caballo
dentro de la propia cultura.

Pero bajo influencia de la URSS, particularmente en la República de Sajá, en el


distrito federal del Lejano Oriente, la colectivización de los años 1920 y 1930 hizo
recular en parte el sitial del caballo que estaba presente tanto dentro de la propia
cultura tradicional como en lo concerniente al transporte, a la alimentación, y a la
cría de animales. Por cierto, que luego de la caída de la URSS, el caballo guardó
en esa zona su lugar simbólico tradicional, pero de todas maneras desapareció en
los hechos de la vida cotidiana. La cría equina tiene en esa zona cada vez menos
importancia y extensión, a pesar de la popularidad que siguen teniendo las carreras
de caballos. Indudablemente y por razones fundamentalmente políticas, la URSS
luchó bastante activamente en contra de la cultura cosaca. De todas maneras y
después de 1991, hubo cierto renacer del interés por valorizar el patrimonio
caballista tradicional cosaco, como por ejemplo sus famosas acrobacias a caballo,
pero igual, los estilos de vida que se modificaron durante el período soviético, ya no
se pudieron revertir.

En Hungría, donde la cultura históricamente estuvo ligada al nomadismo caballista,


los vehículos motorizados remplazaron completamente al animal en la vida
cotidiana. De todas maneras, igualmente el caballo conservó cierto lugar de
destaque, tanto en los cuentos y leyendas como en cuanto a ausencia de
limitaciones a su circulación en zonas públicas (un caso único en Europa, junto con
Irlanda), como en cuanto al entusiasmo por el deporte hípico, y como en cuanto al
mantenimiento de la cultura csikos.
Afganistán (así como de manera general toda el Asia Central) siempre fue muy
caballista, entre otras cosas allí manteniéndose el interés respecto del Buzkashi, un
juego muy violento y cuyo objetivo es el de obtener y manejar el cadáver de una
cabra decapitada. El fervor popular por este juego en esa zona, ha sido puesto en
destaque por Joseph Kessel en su novela de 1967 titulada Les Cavaliers.

Los mongoles, una civilización también muy caballista, han conservado bastante
bien su modo de vida nómada tradicional durante todo el siglo XX: entre otras cosas,
sus niños aprenden a montar a caballo antes de cumplir los siete años. De todas
maneras y en los años 1980, el Partido del Pueblo de Mongolia adoptó y promovió
un eslogan: «Hoy un millón de caballos, mañana un millón de motores». No
obstante, ello, la adhesión de los mongoles a su modo de vida tradicional se
mantuvo en niveles altos, y a pesar de la introducción de vehículos motorizados, en
particular por parte de grandes criadores, el caballo conservó su estatus de prestigio
(en particular en lo que se relaciona con el Naadam, el festival tradicional de
Mongolia).

Sensibilidades respecto del caballo

Muerte en la tarde (1932): No puedo ver un caballo caído en la calle, sin


experimentar frente a ese espectáculo la necesidad imperiosa de ayudar al
animal.199

Marcación a hierro caliente de un caballo en Estados Unidos, año 1938.

Otra característica del siglo XX, según Jean-Pierre Digard, es la sensibilidad que se
generalizó en relación a los caballos, pasando del gran respeto que se debe tener
por el animal a un sentimiento incluso más profundo de verdadero amor.200201
Esto se inscribe en la sensibilidad que en este sentido afloró en el siglo XIX, en
donde y entre otras cosas, en 1824 se concretó la creación de la Society for
Prevention of Cruelty to Animals (en español: « Sociedad protectora de animales »),
y en cuyo logo se representaba a un ángel venido para penalizar a un hombre que
castigaba a su caballo. Los escritores y poetas también hicieron su aporte en este
sentido. En 1932 por ejemplo, Ernest Hemingway evocaba ya en Muerte en la tarde,
la crueldad manifiesta que suponía las muertes de caballos en las arenas de las
corridas de toros.

Hacia el fin del siglo XX, ciertas polémicas surgieron en relación a algunas prácticas
tales como la llamada técnica del caballo de obstáculos (consistente en causar
algún dolor en las patas de un caballo en el momento de saltar un obstáculo, con el
objetivo de que saltara más alto las próximas veces), así como la marcación a hierro
caliente (ya prohibido en varios países de la Unión Europea), los atelajes, los
arneses y las bridas que se imponen a los animales (muchas veces dolorosos o al
menos incómodos), los recorridos de enduro ecuestre (pruebas de resistencia), y el
envío de caballos a los mataderos, etc. Jean-Pierre Digard opinaba que la
feminización de la equitación mucho contribuyó a que se cuestionaran estas
prácticas.200 Y es así como, muchos centros ecuestres, y particularmente desde
los años 1990, silenciaron sus prácticas de enviar los caballos de refugo a los
mataderos, por miedo a perder parte de sus clientes. Los primeros centros de
salvamento para equinos maltratados o con algún destino considerado cruel o
injusto, se crearon más o menos en la misma época.

Hipofagia

La hipofagia, o sea, el consumo de carne de caballo, ha sido blanco de críticas tanto


en Francia como en el mundo anglo-sajón. No obstante, ello, en los años 1910 por
ejemplo, el consumo de este tipo de carne era habitual por parte de los franceses,
a tal punto que los mataderos de esa época muchas veces no lograban satisfacer
totalmente la demanda. Pero especialmente hacia la segunda mitad del siglo XX, la
hipofagia ya estaba en franco retroceso.

No hace tanto que los caballos y los asnos eran consumidos regularmente en Gran
Bretaña, particularmente en Yorkshire, y esto ocurrió hasta los años 1930. Durante
la Segunda Guerra Mundial, la hipofagia fue frecuente en Francia, Alemania, y
Estados Unidos, y durante los años de posguerra, también tuvo una corta
popularidad el consumo de este tipo de carne en los hospitales, dado el elevado
número de internados allí existente. Incluso hasta en 1985, el Harvard Faculty Club
en la prestigiosa Universidad de Harvard proponía caballo en su menú, e incluso
ello llegó a ser casi una tradición, pues se había mantenido por más de un siglo

Un tabú en cuanto a la alimentación afecta el consumo de carne de caballo en el


mundo anglosajón, y la hipofagia también es rechazada por muchos franceses,209
pero las restricciones en períodos de guerra, suavizaron ciertas reticencias, y
además, legislaciones específicas fueron aprobadas y aplicadas por períodos
cortos. Es indicativo que en 1915 por ejemplo, Nueva York haya modificado su
código sanitario, legalizando la venta de carne de caballo.

Tanto Éric Baratay211 como Jean-Pierre Digard, coinciden en opinar que el rechazo
cada vez más fuerte a la hipofagia en los países desarrollados, se explica por el
cambio del estatuto o visión del caballo en esas sociedades, que derivó a ser algo
relativamente próximo a un animal de compañía.213 Según un estudio de la
OFIVAL, la hipofagia bajó un 60 % en Francia, entre 1980 y 2001.

Por otra parte, la activista social Brigitte Bardot denunció en 1983 frente a la opinión
pública, las condiciones inadecuadas de transporte de los caballos destinados a las
carnicerías, y lo cierto es que siete epidemias de triquinelosis se produjeron entre
1975 y 1998, con 2800 casos en Italia y Francia, contribuyendo así también a la
disminución del consumo de carne de caballo en esos países. De todas maneras,
la hipofagia continuó teniendo cierta importancia en Italia, según un sondeo
realizado en 1989, el que señalaba que 11 % de los italianos consumía carne de
caballo al menos una vez por semana.

Medidas de protección

Caballo de tiro ardenner belga

La mayoría de las reglamentaciones en favor de los caballos se elaboraron en la


segunda mitad del siglo XX. Así, la caudectomia (amputación de la cola por
seccionamiento intervertebral, véase la imagen a la derecha) está prohibida en
Bélgica desde 1986, y en Francia desde 1996, y según Philippe Vasseur, eso se
concretó en el marco de « una serie de acciones destinadas a hacer respetar un
código de buena conducta respecto de los animales ».Esta evolución en favor de la
protección de los animales también llegó a los deportes ecuestres, y un ejemplo es
la limitación de los golpes de fusta (autorizados a tres en 1990) impuesta por la
Fédération française d'équitation. Por su parte, las pruebas de salto ecuestre y de
concurso completo están cada vez más reglamentadas, habiéndose impuesto, entre
otras cosas, que una caída del jinete es eliminatoria.

Equitación etológica

El desarrollo de la equitación etológica es indisociable con el crecimiento de la


sensibilidad y de la admiración y respeto por el caballo, que se fue produciendo con
el correr del tiempo, y en espacial hacia el fin del siglo XX.193 Las primeras prácticas
destacables en este sentido, surgieron del entorno de los wéstern estadounidenses,
por reacción a ciertas prácticas tradicionales de los cow-boys, que intentaban «
doblegar a los caballos », y además con el fin de proponer una alternativa a la
equitación wéstern clásica. Los jinetes pioneros fueron Tom Dorrance y Ray
Hunt.221 Luego de los años 1980, esta corriente se impuso progresivamente en el
ambiente ecuestre, y el conocimiento aportado por la misma se registró y codificó
convenientemente. El éxito del film de Robert Redford titulado The Horse Whisperer
(1998), popularizó los principios de la equitación etológica entre el gran público.

Arte, cultura, y ficción en general

«Las más importantes preocupaciones de un vaquero son su pistola y su caballo».

El fotógrafo de equinos de nacionalidad rusa, Artur Baboev, con su semental favorito


Tokhtamysh (raza Akhal-Teke).

El siglo XX, época de transición para el caballo, también le proporcionó a este


animal, un lugar de destaque en una variedad de producciones artísticas y
culturales. En este aspecto corresponde recordar, entre una larga lista de pintores
y escultores, a por ejemplo el artista estadounidense Frederic Remington (fallecido
en 1909), quien representó numerosas escenas del Far West con sus
característicos caballos, así como al pintor alemán expresionista Franz Marc, una
de cuyas obras más conocidas es Le Cheval bleu. Por su parte, Pablo Picasso
(1881-1973) también acordó al caballo un lugar preponderante en su imaginario,
asociado en muchos casos con el toro y el minotauro.

El siglo XX igualmente quedó marcado por destacadas sagas literarias237238 y por


una extendida novelística del oeste, que ciertamente acordaban a los caballos un
lugar de relevancia. En este sentido y entre muchas opciones, puede citarse a la
emblemática novela de Owen Wister del año 1902 llamada The Virginian (El
virginiano), así como la colección de cuentos El corazón del Oeste (Heart of the
West, año 1907) de O. Henry, y los relatos de Noches de Arizona (Arizona Nights)
de Stewart Edward White.

RAZAS DE CABALLOS PARA CARRERAS

1. Pura Sangre

Se trata de un animal desarrollado en Inglaterra en el siglo XVIII, tras la cruza de


cuatro yeguas británicas con sementales árabes y berberiscos. El objetivo era crear
corredores de distancia.

Los pura sangre modernos descienden de tres machos importados: Goldophin Barb,
Byverly Turk y Darley Arabian. Miden 1,63 metros de altura y el pelaje puede ser
castaño, tordillo, alazán o zaino con manchas blancas en la cara y parte inferior de
las patas.

2. Cuarto de milla

El Quarter Horse fue creado al oeste de Estados Unidos gracias a la cruza de una
pura sangre y un Saddlebred local. Puede correr los 400 metros de las carreras
largas, por lo que de ahí viene ese nombre tan peculiar.

Cuarto de Milla

De poca estatura, corpulento, de pecho grande, ancho y de constitución musculosa,


este caballo tiene arranques veloces, puede girar y parar en segundos y su
temperamento es tranquilo. Además, se caracteriza por su resistencia, su velocidad
y su estabilidad.

3. Árabe

Es uno de los caballos de carreras más conocidos en todo el mundo debido a su


inteligencia, su resistencia y su carácter fuerte. Además se trata de una de las razas
más antiguas y puras, que llegaron a otras latitudes fuera de Oriente Medio, gracias
al comercio y las guerras.

Son valorados por los beduinos y habitantes nómadas del desierto, ya que son
rápidos para aprender al ofrecer siempre una gran predisposición. Asimismo,
ostentan una belleza extrema a simple vista.

4. Appaloosa

Fue creado en Estados Unidos, concretamente en la ciudad de Idaho, a mediados


de los años 30. Sus principales características son el pelaje pecoso o con manchas,
que puede ser leopardo, manchado, copo de nieve o jaspeado. Se trata de una de
las razas de caballos más veloces que existe.
5. American paint

Es el típico caballo usado por los vaqueros del Oeste de Estados Unidos, muy
veloces y similares a los Cuarto de Milla, a excepción de su pelaje, el cual es pintado
o manchado. También son valorados por su capacidad de recorrer grandes
distancias y, por supuesto, por su belleza.

Razas de caballo para charrería

Se ha determinado que el caballo ideal para la charrería es el “cuarto de milla”


muchos charros buscan un caballo de esta raza o en su defecto algún potro que sea
descendiente directo de padre o madre cuarto de milla.

Sin embargo, en la actualidad hay lugares en el país donde se sigue viendo trabajar
al llamado caballo de tipo mexicano, caballo mestizo que suele cumplir con el
prototipo del caballo charro.

Otra raza destacada para las faenas de la charrería es el caballo azteca. La creación
de esta raza empezó en 1969 en la alta escuela mexicana de jinetes de Texcoco,
en la región del valle de México para ser utilizado como montura por los charros,
que lo aprecian justamente por sus características fisiológicas como son; alzada
cómoda, su rapidez, fuerza, temperamento y buena estampa. La raza azteca tiene
sangre de andaluza y cuarto de milla.

En la actualidad el mejor caballo para charrería es aquel que ayude a realizar las
suertes charras, como florear en el caballo, calar, colear y pialar. Podemos observar
que algunas razas de caballos aprender a hacer esto, algunas razas son:

Caballo árabe: El caballo de raza árabe debe su reputación a su inteligencia,


carácter fuerte y resistencia sobresaliente. Con una cabeza característica y la cola
siempre en alto, el caballo árabe es una de las razas de caballos mejor reconocidas
en el mundo.

Es una de las razas de caballo más antiguas, ya que hay evidencia arqueológica de
hace 4.500 años de caballos muy similares a los árabes modernos. En el transcurso
de la historia, los caballos árabes del Medio Oriente se esparcieron por el mundo
gracias al comercio y las guerras. También fueron muy usados para mejorar otras
razas al añadir velocidad, refinamiento, resistencia y buena estructura ósea. Hoy
día, las líneas árabes se pueden encontrar en casi cada raza moderna de caballos
para montar.

Cuarto de milla:

La raza Cuarto de milla comenzó a criarse en los Estados Unidos de Norteamérica


en el siglo XVIIpor los primeros colonos ingleses que se asentaron en Virginia,
Carolina del Norte y Carolina del Sur, muy aficionados a las carreras de cuarto de
milla que tradicionalmente se llevaban a cabo a lo largo de la calle principal de los
pueblos, de ahí proviene su nombre.

Esta raza se desarrolló con el cruce de sementales pura sangre ingleses y yeguas
nativas descendientes de los caballos traídos a América por los conquistadores
españoles.

El Cuarto de milla es un caballo atlético, equilibrado en sus medidas de altura,


longitud y profundidad de cuerpo, con un peso entre 454 y 545 kilos
Toda su conformación ósea, así como constitución muscular y de tendones
muestran a un animal preparado por la naturaleza para la velocidad, resistencia,
fuerza y flexibilidad.

Su cabeza está conformada por un perfil rectilíneo de hocico fino y con un cuello
musculoso, provista de ojos prominentes y bien separados de notable expresión de
inteligencia, con un aspecto triangular característico y mucha belleza, a tal punto
que muchos de ellos tienen su cabeza con mucha semejanza a la de los caballos
árabes.

Famosos por su gran resistencia y sumamente apreciados por su carácter y


aptitudes, han sido inmortalizados en todas las películas del Lejano Oeste

Su alzada suele rondar entre 1.48 m. y 1.50 m. Su pelaje más común es el alazán,
aunque se encuentran también tostados, bayos, palominos, gateados, zainos,
colorados, moros, tordillos, rosillos, etc. No se aceptan los overos, tobianos,
pintados, ni las marcas blancas de tamaño excesivo en los miembros, sólo se
acepta por debajo de las rodillas y debajo de los corvejones.

Aunque su mejor característica física es la proporcionalidad de su cuerpo, a ello hay


que sumar además una gran condición psicológica de rápido aprendizaje, ya que
tiene un temperamento amable y solícito.

Hoy en día continúa utilizándose para carreras de Cuarto de milla, pero se ha hecho
mundialmente famoso por participar en shows y competencias de rodeo y como
excelente caballo de silla y trabajo.

Los caballos Cuarto de milla gozan de una rápida aceptación, ya que son los
caballos atletas más mansos que se conocen, ya que su docilidad permite que
puedan ser montados por niños, jóvenes, adultos de todas las edades, hombres o
mujeres que con ellos podrán disfrutar de cualquier disciplina ecuestre.
Fox Trotter

El Fox Trotter se desarrolló a principios del siglo XIX en Missouri, Estados Unidos.
Es un caballo muy conocido por su aire amblado (de ahí lo de “Fox Trot”). Posee
una habilidad natural para ir al paso con las manos al trote con los pies. Esta
habilidad puede resaltarse con un cuidadoso adiestramiento, con el que se logra
que el caballo sea muy cómodo para montar.

Los pioneros que se establecieron en la región de Ozark Missouri, trajeron consigo


caballos árabes, Morgan y de las plantaciones del sur, los cruzaron para obtener un
caballo de silla para quienes necesitaban desplazarse constantemente de un lado
a otro, en especial los médicos y sheriffs. Más tarde se añadieron al cruce de razas
los de Silla Americanos, los del Paso de Tennesee y los Cruzados Americanos. Hoy
los Fox Trotter se emplean para largas distancias y algunos se presentan en
exhibiciones.

Los caballos son animales que han desarrollado una gran velocidad, agilidad y
resistencia además de ser nobles. Es por ello que son muy aptos para realizar prácticas
deportivas en general, siendo las cualidades de algunas razas especialmente
apropiadas para las competiciones de salto ecuestre.
Razas de caballo de salto

Estas son cinco de las mejores razas de caballos de salto:

1.Warmblood Hannoveriano

El caballo Hannoveriano es de sangre templada (warmbloods). Son caballos de


procedencia europea que están dominando el panorama mundial de las
competiciones ecuestres. El Hannoveriano es una de las razas de warmbloods más
populares en todo el mundo con un temperamento agradable, dócil y con unos aires
atléticos, elásticos y rítmicos que lo hacen ideal para este tipo de actividades. Tiene
una alzada de entre 1.60 y 1.70m con una cabeza de tamaño medio y ligera, pero
imponente y elegante, así como un dorso medio y muy fuerte.

2.Warmblood KWPN o Warmblood Holandés

Al Warmblood Holandés solo hay que verlo para ver la clase y la elegancia que les
distingue aunque también tienen un gran temperamento y ligereza. En cuanto a su
aspecto físico, son caballos de tamaño medio (1,60 m. de alzada) con el cuello
musculoso y arqueado, la cruz prominente y unos cuartos traseros muy potentes.
3. Warmblood Holsteiner

Los Holsteiner son una raza de caballo originaria de Alemania considerada una de
las razas más antiguas de sangre tibia (Warmblood). Estos equinos son de cabeza
pequeña, cuello arqueado y unos cuartos traseros muy poderosos con un dorso y
lomo fuerte. Su alzada mide 1,73 m de altura y muestran un porte atlético y con
mucha expresión que le da unas dotes ideales para el deporte de salto de
obstáculos.

4. Warmblood Belga

El warmblood belga es una nueva raza de caballos de salto que se desarrolló con
propósitos de desempeño en las competencias ecuestres. Es de temperamento amable
y voluntarioso. En cuanto a su forma física, tiene la cabeza atractiva y muscular, el
dorso y las articulaciones son fuertes y el pecho amplio, con una alzada de 1.73m.
5. Warmblood Oldenburg

El Oldenburg es un caballo originario de la esquina noroccidental de Baja Sajonia con


excelentes habilidades de salto. Posee una cabeza fina y noble, un dorso fuerte, patas
musculadas y largas con los cascos bien formados y una alzada de 1,78 m.

Saber elegir la raza de caballos de salto es el principio. Su preparación física, nutricional


y sanitaria ha de ir acorde con la raza y con el tipo de competición para la que se está
preparando. Por ello, siempre es recomendable contar con un experto veterinario de
caballo de saltos y en medicina deportiva equina que te guíe a lo largo de todo el
proceso de preparación y recuperación.

Razas de caballo para equino terapia

PONA
Epona es una yegua vivaracha,algo más inquieta que el resto suponemos que por
su raza es una hispano árabe, trabaja muy bien en terapia, aunque los días de lluvia
no le gustan, en general no le gusta el agua aunque lo va superando, se lleva bien
con el resto de los caballos aunque su preferida es Esmeralda

ESMERALDA
Es una yegua excepcional, idónea para el trabajo en monta gemela, ya que es muy
fuerte, es un cruce de español con percherón, hace ya unos 8 años que trabajamos
con ella y nos ha dado y nos sigue dando grandes alegrías.
Tiene un carácter fuerte y es algo cabezona como los sangre fría , así que con ella
hay que hacerse respetar,es muy amiga de la yegua Epona y se lleva bien con el
resto de los caballos siempre que estos le muestren respeto.

CHULA

Es una preciosa yegua cruzada de español, extremadamente inteligente y sensible,


ideal para iniciarse en la conducción del caballo. Es muy versátil aprende muy
rápido. Es valiente y confiada y muy dulce, se lleva bien con los otros caballos no
le gusta el conflicto.

TRONXO

Tronxo es un caballo cruce de merens, es fuerte y rustico, es un poco vago no le


gusta trotar y menos galopar, lo que lo hace perfecto para algunos usuarios, muy

sociable con las personas y de temperamento tranquilo.

SUCRE
Es un pony de los fiordos, muy tranquilo no le gustan las prisas y le encantan los
mimos,como su nombre indica es muy dulce. Es necesario seleccionar
cuidadosamente el caballo con el que vamos a trabajar. La raza no será una
prioridad, pero sí su morfología, su inteligencia y su carácter. De temperamento
sociable y que haya aprendido a confiar en el hombre, ya que vamos a trabajar codo
con codo. Esto se consigue con conocimientos de etología.Ha de ser un caballo
inteligente que aprenda con relativa facilidad. Debe también ser tranquilo, obediente
y paciente pues el trabajo de equinoterapia puede resultarle “aburrido” a veces.
Trabajará prácticamente siempre al paso y lentamente según sea el usuario, para
no aumentar su espasticidad o la hiperactividad. O a paso más activo y en ocasiones
al trote y muy pocas veces al galope.
DRAC
El más joven del grupo, es un pony de los fiordos es un caballo muy valiente y con
carácter le gusta galopar, es muy sociable con las personas.

Razas de caballos para exhibición:

El caballo frisón

El caballo Akhal – Teke

El caballo Percherón

El caballo Trakehner

Caballo Haflinger o Avelignese

Caballo Rocky Mountain

Caballo Tinker

Caballo Árabe Pura Sangre

Caballo Fiordo Noruego

Caballo Shire

Caballo trotador de orlou

Caballo Fitano

Caballo Kiuabs Trupper

Caballo Pinto

Caballo appdoosa

Caballo Luisitano

Caballo andaluz

Razas de caballos de rejoneo:


La raza de caballos más usada es la española. Los caballos de más rango aboleing
para el rejoneo son los denominados caballos cartujanos.

También se utilizan las razas cruzadas con caballos foráneos, de otras razas y
condiciones, preferentemente con caballos de pura raza, mezcla de yeguas inglesas
y sementales orientales, han producido caballos valientes, fuertes y muy rápidos,
que suelen utilizarse en el primer tercio, el dominado árabe, más pequeño, pero más
rápido de reacción, monta en el tercio de banderillas y por último, los caballos
españoles puros para el tercio de muerte.

Los caballos españoles por su morfología y su carácter, son los que poseen en más
alto grado las cualidades exigidas para el rejoneo.

Razas de caballos para tiro


Los caballos de tiro, tal como se conocen hoy, no existían hasta el siglo XVIII. La
raza se fue seleccionando por necesidades militares, agrícolas e industriales. Y
actualmente es valorada por su fortaleza y capacidad de tracción. Pueden llegar
hasta los 1000 kg. y necesitan un cuidado y una alimentación adecuada.

Origen y utilidad

Antiguamente, los caballos de tiro fueron usados como fuerza motriz. Por su
resistencia y altura, se los utilizó en las actividades agrícolas o tirando de carros y
carruajes. Los de tiro pesado, para mover maquinaria, y los más livianos, para
desplazamientos a mayor velocidad.

Todavía hoy, las razas de caballo de tiro son altamente valoradas por sus
características. Su tipología se divide en caballos de tiro pesado y ligero, y existen
diversas de ellas.

Las razas de caballo de tiro

Shire

Es el equino más grande del mundo, proveniente de Inglaterra. Pesa entre 800 y
1000 kg. y tiene una alzada de 1,60 a 1,85 metros. Utilizado originalmente para
desaguar pantanos, fue alimentado, criado y cruzado con caballos holandeses.
De cabeza grande, cuello corto, lomo y grupa cortos y anchos y extremidades
gruesas. También es excelente para trabajos agrícolas y tracción de elementos
pesados.

Belga de tiro

Es originario de Bélgica. Raza muy antigua utilizada en Estados Unidos y Canadá.


De cuerpo desarrollado y macizo, es especialmente utilizado para grandes cargas.

Percherón

Proviene de las colinas de Perche, Francia, y de las razas de caballo de tiro, es la


más conocida. Sus versiones más antiguas fueron utilizadas durante las Cruzadas,
y en 1839 se exportó a Estados Unidos. Es muy valorada por los granjeros de ese
país. Actualmente, es una raza utilizada también en actividades recreativas, ferias
y competiciones.

Destaca por tener cualidades físicas excelentes, es ágil y a la vez poderosa y


resistente. De cuello corto, cabeza y extremidades fuertes, hay de dos tipos: el Gran
Percherón de 1,60 de altura y hasta 1000 kg, y el Pequeño Percherón, de alrededor
de 600 kg.

Clydesdale

Interesante muestra de razas de caballo de tiro. Es resultado de un cruce entre


animales flamencos y yeguas de tiro pesado de Escocia. Fue mejorada al cruzarla
con Shire y árabe. Y es por ello una raza más elegante, de articulaciones robustas.
Cuenta con una fuerza similar a la de Shire.

Ardens

Nacido en la región montañesa de las Ardenas, en la frontera entre Francia y


Bélgica. Es un caballo muy antiguo. Fuerte y dispuesto, fue utilizado en la época
napoleónica por su aptitud para el trote rápido y la artillería. Intermedio entre el ligero
y el pesado, de cabeza pequeña, cuello corto y grueso y extremidades cortas.
Bretón

Existe desde la Edad Media, proviene de la región de Bretaña y Francia. Ha sido


cruzado con razas árabes, alemanes y pura sangre de carrera. Su fuerza y ligereza
lo hace especial para trabajos de campo y de tiro semi rápido. Hay tres subtipos de
bretones provenientes de diferentes áreas de Bretaña y caracterizados por su
diversa resistencia y su vida tranquila. Es una raza que ha sido utilizada para
mejorar y crear otras.

Suffolk Punch

Raza originaria del condado que da su nombre, se obtuvo por selección de razas
autóctonas. Fue utilizada originalmente para trabajos de granja por su docilidad y
destreza. Su presencia ha ido en descenso. De 700 kg, lomo y extremidades cortas,
grupa larga y ancha. Es longevo y necesita poco alimento para subsistir.

De Tiro Italiano

Resultado del cruce con el Pastier-Bretón, es una raza más pequeña y activa. De
1,40 a 1,60 cm de altura, tiene cuerpo robusto, hombros fuertes, copete y cola rubia
y patas musculosas. Se usa principalmente como caballo de granja por ser tranquilo
y a su vez fuerte.

Letón

De consistencia fuerte, mide 1,60 cm y tiene gran resistencia. Cruza con sangre
escandinava, es una raza de tiro pesado destinada principalmente a trabajos de
granja. Existen tres tipos: el letón de tiro pesado, el estándar y el más ligero de
monta letón.

Boloñés

Ha tomado muchas de sus características de su cría con caballos árabes y


berberiscos. Originario de Boulogne, Francia, se diferencia de otros de su tipo por
ser a la vez resistente y conservar su elegancia. De gran tamaño, alcanza los 850
kg, y es por ello utilizado para trabajos de arrastre lento.
Raza de caballos comestibles

Hispano- Breton

Burguete

Jaca Navarra

Caballo de monte de país vasco

Caballo de pura raza gallega

Caballo pirenaico catalan

You might also like