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Índice
Introducción
Capítulo I
Capitulo II
Capitulo III
Capitulo IV
Capítulo V
Conclusiones
Bibliografía
“AUTOESTIMA EN EL ADOLESCENTE” 2015
Introducción
Uno de los más valiosos y duraderos regalos que los maestros “y padres” pueden ofrecer a los 2
niños es un sentido positivo de sí mismos. Sin él, los niños crecen negativos, dependientes,
ansiosos, reservados, inferiores y más proclives a tomar malas decisiones y esto afecta su
compromiso con los estudios.
La autoestima incluye todos los sentimientos y creencias que tenemos acerca de nosotros mismos
y afecta a todo lo que hacemos en la vida. Es compleja, cambiante y esta intrincadamente
entretejida con nuestro ser. Un aspecto de la autoestima es la aceptación propia: conocerse a sí
mismo, tener una idea realista de lo que somos y estar conformes con ello. Valorarse o sentirse
amado y amable es otra dimensión de la autoestima. Las experiencias de éxito influyen en la
propia eficacia y en la creencia de que uno tiene la capacidad de enfrentarse a la vida. Otro
componente es el auto-respeto, porque solo cuando uno se respeta a si mismo puede acercarse a
otros con respeto y aceptación. La confianza en nosotros mismos nos prepara para abordar cosas
nuevas.
Los niños no nacen con autoestima, pero esta surgirá y crecerá constantemente durante su vida.
La autoestima se desarrolla con las experiencias del niño y con las reacciones de los demás. Si
tiene experiencias de éxito y recuerda una acción positiva, su autoestima aumenta. Si sufre
fracasos y reacciones negativas, entonces disminuye. La autoestima no es el resultado de un éxito,
de un comentario o de un aprendizaje; es una combinación de un sinnúmero de experiencias,
interacciones e información que proviene de fuera. Las experiencias de la vida no serán todas
positivas o negativas, pero ciertamente los niños necesitan más encuentros positivos que
negativos para desarrollar un auto concepto positivo.
En el presente trabajo estaremos viendo de manera más amplia este tema con el fin de enriquecer
nuestros conocimientos en dicho tema y esperando pueda ser entendible al lector.
“AUTOESTIMA EN EL ADOLESCENTE” 2015
Capítulo
I
“AUTOESTIMA EN EL ADOLESCENTE” 2015
La autoestima es un importante predictor de salud mental que está ligado a otros muchos
indicadores de bienestar personal y de personalidad sana (Cardenaly Díaz, 2000a). Así, según
Cardenal y Fierro (2003) se relaciona con la percepción de la propia competencia (Novick, Cauce y
Grove, 1996), con el logro y el éxito (Mruk, 1983), con el rendimiento en el trabajo (Judge, Erez y
Bono, 1998), con la amplitud y variedad de intereses vocacionales (Mullis y Mullis, 1997).
Por otro lado, en las últimas revisiones se sostiene que la mujer, a partir de la adolescencia,
presenta niveles más bajos que el hombre en su autovaloración (Cardenal, 1999; Major y Cols,
1999). Además, este resultado es consistente con la bibliografía clínica que señala que la
depresión aparece en una proporción doble en la mujer con respecto al hombre (Nolen-
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Hoeksema, 1987; Nolen-Hoeksema y Girgus, 1994), y la asociación entre baja autoestima y
depresión está fuertemente probada (McWhirter, 1997; Moyal, 1997).
Igualmente se ha confirmado (Cardenal y Díaz, 2000b) la tendencia a que las chicas asocien más
fuertemente que los chicos su autoestima a la imagen física corporal, lo que puede potenciar el
padecimiento de trastornos como la anorexia.
La autoestima implica una valoración de los conceptos que se tienen sobre sí mismo- el grado en
que una persona se gusta como es y que se consigue comparando lo que se hace o como se es con
algún criterio estándar propuesto por uno mismo o por otras personas. Así, por ejemplo alguien 5
se puede gustar a si mismo físicamente porque cree que cumple unos requisitos estéticos
determinados que considera válidos. La valoración de las cualidades personales lleva a quererse y
auto comportarse de manera positiva o negativa. La autoestima es la actitud hacia sí mismo que
más se relaciona con la afectividad personal.
La autoestima de una persona es una estructura central para acercarnos a su propia concepción
del mundo (Carver y Scheier, 1981; Rogers, 1986). La autoestima contiene, por una parte, la
imagen que la persona tiene de sí misma y de sus relaciones factuales con su medio ambiente y,
por otra, su jerarquía de valores y objetivos- meta. Dichos valores forman un modelo coherente a
través del cual la persona trata de planificar y organizar su propia vida dentro de los límites
establecidos por el ambiente social(Román, 1983).
De hecho la autoestima presenta consecuencias sociales. Por ejemplo, una autoestima saludable
es fundamental para una percepción vital y una competencia emocional, que se refleja en la
calidad de relaciones. En cambio, una baja autoestima se encuentra presente en una buena parte
de los diagnósticos psiquiátricos y por lo tanto, en relaciones disfuncionales con el entorno.
El concepto de identidad personal se refiere a lo que la persona siente y piensa de sí mismo y está
relacionado con lo que desearía ser, realidades que no siempre coinciden. Generalmente el
adolescente trata de acoplar ambas cosas e intenta modificar su conducta o su manera de
relacionarse, para sentirse contento consigo mismo. Conseguir aceptarse a símismo y a la vez
modificar lo que no le gusta es para el adolescente un verdadero reto personal, que va resolviendo
a lo largo de las diferentes etapas de la adolescencia.
La autoestima es la valoración que cada persona tiene de sí misma; es un sentimiento que nace de
lo que uno siente que es capaz de hacer. Es frecuente que en el ser humano exista discrepancia
entre el pensamiento de lo que le gustaría ser capaz de hacer y la idea que tiene de sí mismo sobre
su capacidad personal. Si la diferencia entre lo que le gustaría ser capaz de hacer y lo que piensa
que es capaz de hacer no es grande, la persona tendrá una buena autoestima de sí misma; sí. Por
el contrario, piensa que vale poco y que no será capaz de conseguir sus objetivos, su autoestima
será baja.
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a. Vinculación
Incapacidad para escuchar a los demás y para comprender los
razonamientos ajenos.
Evasión de las situaciones sociales y de los intereses de los demás.
Emisión de juicios negativos de la familia, el grupo y la sociedad.
Protagonismo excesivo en todas las circunstancias.
Dificultad de relaciones cooperativas.
Relaciones excesivas con animales y mínimas con las personas.
Molestias por el contacto físico con otras personas.
b. Singularidad
Comentarios negativos de sí mismo y de los logros alcanzados.
Poco o nulo orgullo de sí mismo.
Comportamiento repetitivo, sin imaginación ni originalidad.
Receptivo a las ideas de otros.
Tendencia a clasificar a las personas de modo simple y superficial.
Incomodidad si se le cuestiona.
Alardes en el momento inapropiado.
c. Sensación de poder
Incapacidad para asumir responsabilidades.
Habilidades limitadas para afrontar actividades medianamente complejas.
Comportamientos de minusvalía.
Dificultades para controlarse emocionalmente.
Incapacidad para la discusión y para compartir el poder.
d. Modelos
Facilidad para confundirse. Incapacidad para priorizar y para atender lo
importante.
Dificulta para organizar tiempo, espacios, ideas y comportamientos.
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Confusión de lo bueno y lo malo.
Dificulta y lentitud para la toma de decisiones.
Inseguridad para el trabajo cooperativo.
Dificultad para visualizar opciones.
La autoestima es uno de los recursos potenciales para la formación de la personalidad dado que, si 7
se mantiene alta, el adolescente:
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III
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Capítulo
IV
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En primer lugar, queremos recordar que es posible que se produzca cambios en los niveles
de autoestima. Si una persona tiene un buen nivel de autoestima estable es difícil que, a 16
pesar de enfrentarse a dificultades, llegue a tener niveles muy bajos de autoestima, pero
no es imposible.
André y Lelord (1999) exponen que para mejorar la autoestima se deben contemplar tres
campos principales, compuesto cada uno de ellos por tres dimensiones específicas.
Señalan que su experiencia como terapeutas les ha enseñado que lo más difícil es dar el
primer paso, pero que si se consigue cambiar una sola de las piezas del problema se
provoca una reacción en cadena.
Las tres dimensiones a las que hacen referencia estos autores son las siguientes: la
relación consigo mismo (conocimiento, aceptación y sinceridad), la relación con los demás
y la relación con la actividad del sujeto (estar activo, aceptar el fracaso, etc.).
Los distintos tipos de tratamientos se pueden agrupar en los siguientes:
Hacia los 3 y 5 años, el niño recibe opiniones, apreciaciones y también críticas, infundadas o no,
acerca de su persona. Hacia los 6 años, son más conscientes de su individualidad afectiva. En la
adolescencia, a partir de los 11 años, con la instauración del pensamiento abstracto, podrá
entender su sensación de placer o displacer ante los mensajes que emiten las personas que le 17
rodean. Siendo la identidad un tema central de esta etapa, el adolescente explorará quién es y
querrá responder en forma consciente a preguntas sobre su futuro y su lugar en el mundo. La
obtención de una valoración positiva de sí mismo permite en el adolescente un desarrollo
psicológico sano y armónico con su medio y en su relación con los demás. La familia, como
primera fuente de transmisión de ideas y sentimientos, va conformando la autoestima en los hijos
de ambos sexos. Más tarde también influyen el resto de familiares, amigos, maestros y
compañeros de clase, quienes van mejorando estas ideas y conceptos. Todas estas influencias irán
formando un sentimiento de auto aceptación o autor rechazo. Los elogios, llamadas de atención,
miradas, estímulos, castigos les están transmitiendo mensajes positivos o negativos, según la
forma o intención con que se les transmitan. Estos mensajes serán portadores de sentimientos de
seguridad, aceptación, de cariño; o por el contrario, de rechazo, inseguridad o de desánimo.
Mencionaremos algunas acciones concretas que son deseables realizar para que los adolescentes
desarrollen una autoestima adecuada como consecuencia de la educación que les ofrece la
familia.
a) Elogiar y no ridiculizar.-A esta edad, necesitan que se le reconozcan las pequeñas cosas
que hacen diariamente y que a veces pasan desapercibidas para los adultos.
b) Descubrir sus cualidades.- En muchas ocasiones los padres conocen perfectamente cómo
son sus hijos y cuáles son sus comportamientos habituales. No obstante, es muy probable
que sean ellos mismos los que no conocen muy bien sus cualidades, quizás porque nunca
se han detenido a pensar en ello. Son muchos los que solamente piensan que las cosas
siempre les salen mal. Debemos hacerles valorar, mediante distintos recursos las cosas
que saben hacer, las cualidades que tienen y sus habilidades. Una vez conozcamos cuales
son las cualidades en las que destaca debemos darle la oportunidad para que las
demuestre con frecuencia.
c) Decirse cosas agradables a si mismo.-Hay ocasiones en las que es importante que nos
digamos cosas agradables y bonitas a nosotros mismos. Hay muchos motivos por los que
uno puede sentirse satisfecho de su comportamiento y que ello sea motivo de
autorrefuerzo y autosatisfacción personal.
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d) Mejorar su imagen corporal.- La imagen personal está formada por el aspecto psicológico
y por lo físico.
f) Fomentar la autonomía personal.- Desde que los hijos se incorporan al sistema escolar
debemos potenciar la adquisición de habilidades de autonomía personal. Un objetivo
importante en su educación es que aprendan a cuidarse de sí mismos, y para eso hay que
enseñarles los conocimientos y las habilidades que necesitan para valerse solos. La
autonomía debe referirse no solamente a las habilidades de alimentación, vestido y salud,
sino a las relaciones interpersonales y a su autoestima. Fomentar la autonomía personal
favorecerá el desarrollo de la autoestima.
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Capítulo
V
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FICHA TÉCNICA
Descripción: La escala consta de 10 ítems, frases de las que 5 están enunciadas de forma
positiva y cinco de forma negativa para controlar el efecto de la aquiescencia auto
administrado.
Ámbito: Clínico
FICHA TÉCNICA
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FICHA TÉCNICA
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Conclusiones
Autoestima es la valoración de los conceptos que nos atribuimos, el grado en que estamos
de acuerdo con nosotros mismos.
La autoestima es uno de los recursos potenciales para la formación de la personalidad.
Una autoestima saludable es fundamental para una percepción vital y una competencia
emocional que se verá reflejada en la calidad de relaciones.
La autoestima no es el resultado de un éxito, de un comentario o de un aprendizaje; es
una combinación de un sinnúmero de experiencias, interacciones e información que
proviene de fuera.
Es importante desarrollar una autoestima saludable ya que esta será predictor de la salud
mental.
La autoestima está ligada a indicadores de bienestar personal y de una personalidad sana.
Una baja autoestima conlleva a una falta de auto aceptación, un sentimiento de inutilidad,
falta de poder, fracaso y autocrítica extrema.
Las experiencias en la vida no serán todas positivas o negativas, pero ciertamente los
adolescentes necesitan más encuentros positivos que negativos para desarrollar un auto
concepto positivo.
La obtención de una valoración positiva de sí mismo en el adolescente permite un
desarrollo psicológico sano y armónico en su ambiente y en sus relaciones
interpersonales.
Luego de haber hecho las evaluaciones correspondientes a un adolescente podemos
concluir que la autoestima varía según el ambiente y las areas en donde se desenvuelva.
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Bibliografía