Professional Documents
Culture Documents
Quienes han vivido la mayor parte de su tiempo solos tienden a compararse con
los demás. Notan o creen notar que no han vivido lo que deberían vivir para su
edad; No tardarán en sentirse inferiores e inútiles. El no interactuar con otros
desde temprana edad no solo te hará sentirte inferior, sino que también te
impedirá tener una vida llevadera; no hallarás paz hasta que identifiques lo que
te falta y te pongas en la tarea de obtenerlo. ¿Y qué es lo que te puede faltar?
Experiencias, sobre todo, es lo que más duele no tener, y también habilidades
sociales. Por supuesto que no todos los niños tienen reacciones similares
cuando se les priva del contacto con sus semejantes, encontraremos también
niños agresivos o niños que de una u otra forma logran sobreponerse a esa
carencia de contacto social. Aquí me limitaré a hablar de aquellos niños que
tienden a formar un escudo que los aísla aún más de los demás, y también se
hablará de la prioridad que tienen los adultos por garantizar la interacción social
desde la tierna infancia.
Uno de los bienes que son esenciales en un buen crecimiento, además de las
vitaminas y minerales, es la autoestima. Esta es la percepción, buena o mala,
que tiene el individuo, de cualquier edad, sobre sí mismo. Un niño con autoestima
baja termina sintiéndose inferior al resto, porque tiene de sí mismo una
percepción exagerada de sus defectos; a aquellos les da una importancia
enorme, mientras que a las virtudes las ignora o les resta el justo valor que
tienen. Por otra parte, un niño que no se quiere puede ser blanco de acoso,
puesto que no se considera fuerte para proteger su identidad; huye o soporta los
abusos hasta que colapsa (puede terminar hiriendo a otros o hiriéndose a sí
mismo). Las relaciones interpersonales saludables no solo impedirán que los
niños tengan baja autoestima, también ayudarán a conformar una autoestima
saludable. Los demás le permiten al niño, en un primer momento, reconocerse a
sí mismo por medio de la enunciación que hacen estos de lo que alcanzan a
percibir del niño: nosotros, todos, somos el espejo del niño. Lo anterior nos
impone una enorme responsabilidad, pues debemos evitar las corrientes
catalogaciones de bueno y malo, que sesgan la realidad; debemos ver y enunciar
los matices del otro, y así mismo enseñarle al niño a ser el espejo de los demás.
Con buena autoestima el niño podrá ver a los demás como sus iguales. Esta
percepción debe ser fortalecida mediante el trabajo en grupo. La asertividad, que
es una habilidad social que debe ser la carta de presentación en toda interacción
social en el aula, le permitirá al niño defender su integridad y sus intereses por
medio del diálogo constructivo. Es asertivo quien busca, no imponer sus ideas,
sino conversar con el otro para construir ideas provechosas o para llegar a un
consenso. La agresión y el silencio no hacen parte del lenguaje asertivo; no es
asertivo ni quien grita ni quien calla. Cuando se es asertivo la comunicación es
enriquecedora, porque no se buscan imponer ideas, en ella se plantean, se
discuten y se cuestionan; cuando existe el espacio para el cuestionamiento se
permite la creación de nuevos puntos de vista. A la par con la asertividad trabaja
el espíritu crítico. El niño debe adquirir la habilidad de reflexionar para poder
identificar lo que realmente es conveniente en las situaciones que se le
presenten. Un niño que termina siendo peón de otro no estará en capacidad de
luchar por sus sueños, porque estará ocupado trabajando por los sueños de
otros. Finalmente, lo que se debe buscar es que el niño comprenda que la
interacción con los demás es provechosa, tanto para él como para los demás.
Las consecuencias de no contar con ese estimulo social, ese acercamiento hacia
el otro, pondrá en aprietos al futuro adolescente y al futuro adulto. En el ámbito
económico, es curioso, se busca incentivar el trabajo en grupo, bien que debería
cultivarse desde la niñez con celo; sin embargo, apenas se da esto último. Las
relaciones interpersonales entre adultos son desastrosas hoy, solo basta con
hojear un periódico cualquiera o encender la televisión, en el horario de las
noticias, para darse cuenta de ello. El desarrollo de esta facultad tan necesaria,
la de construir puentes de diálogo saludables con los demás, debe motivarse
tempranamente, para así ahorrarnos el tiempo de solucionar conflictos.
Considero que debe ser temprano el desarrollo de esta cualidad, porque el ser
humano, conforme se hace viejo, se vuelve más terco (percepción que está
fundada en la observación).
Estas son algunas propuestas que considero se deben llevar a cabo dentro del
ámbito educativo, y por qué no, fuera de él. Si los niños no tienen la posibilidad
de relacionarse ente sí, en el futuro estaremos rodeados de muchos sujetos
neuróticos y solitarios que difícilmente trabajarán por su bienestar y por el
bienestar común. A la par con Ospina, considero que necesitamos ciudadanos
comprometidos con el propósito de construir un futuro mejor; debemos formar
niños sanos para construir tal futuro próspero que todos soñamos. Finalmente,
para formar a los niños necesitamos que las naciones garanticen una educación
que abarque las necesidades de cada niño, un sistema educativo que escuche
y atienda, en lo posible, a cada menor. No puede olvidarse que es importante,
primordial, que el niño se sienta en todo momento acompañado y respaldado por
los mayores; si puede sentirse protegido y apoyado será capaz de así mismo
ayudar a otros: la solidaridad es un valor que se enseña.