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Introducción.
El Marx de E. Dussel
1
Pero también con el Marx de Franz Hinkelammert, quien sigue desarrollando otra apropiación del
marco categorial de Marx en una dirección muy sui géneris, que estamos seguros, dará mucho que
hablar en el futuro.
Dussel sea el Marx definitivo, no. Lo que estamos afirmando es que su obra
relativa a Marx es un muy buen ejemplo de lo que hoy por hoy debiéramos hacer
con la obra de Marx, máxime cuando el proyecto del MEGA ya ha publicado en
su sección segunda2, todo lo que Marx escribió para El Capital, su magna obra.
Veamos entonces cómo Dussel produjo su propia recepción de la obra de Marx.
Como todo el mundo sabe, Dussel no fue marxista desde el principio, es
más, hasta le hizo varias críticas a Marx cuando todavía no distinguía bien a Marx
mismo de lo que sus intérpretes decían de él. Cuando E. Dussel llegó a México,
el contexto político y económico no era similar al de Sud América. Como se sabe,
desde la década de los 60’s hasta fines de la década de los 70’s el ambiente
político muy convulso, insurgente y hasta pre-revolucionario en algunos casos,
produjo sus propias reflexiones políticas y teóricas. Este protagonismo pasó
durante la década de los 80’s a Centro América donde lo cultural y político
produjo también como reflexión su propia especificidad teórica, ambos con
fuerte pretensión política, tanto en el ámbito de la praxis como en el de la teoría.
En cambio en México, después de las experiencias políticas del 68 y principios de
los 70’s se vivía una especie de relativa calma o tranquilidad política, la cual
influía también en el ámbito teórico. Si bien en América del Centro y del Sur, las
reflexiones económicas, sociales, culturales, etc., eran más políticas, en México,
podían ser más teóricas. No por casualidad en las décadas de los 70’s y 80’s en
México se produjo y publicó una inmensa cantidad de ensayos, libros y revistas
de literatura marxista y revolucionaria en general. Lo cual produjo un ambiente
intelectual muy rico en el cual se podían discutir en profundidad muchos
problemas teóricos y políticos. Este es el nuevo contexto en el que Dussel llegó a
México en 1975.
Es decir, se encontró no sólo en otro país latinoamericano, sino que el
contexto de la discusión no solo que era otro, sino que también el lenguaje en el
que se discutían los temas ya no era el mismo, especialmente en el ámbito
filosófico. Es cierto que Argentina no es como México, pero también es cierto
que en ambos países como en toda Latinoamérica se daban problemas comunes
como el subdesarrollo, la marginación y la pobreza, y por eso Dussel se puso a
pensar ahora América Latina «desde» este nuevo espacio histórico, económico y
social que como plataforma proponía México, como antes lo había hecho
2
Como mucha gente sabe hoy, el proyecto de la publicación de las obras completas de Marx y
Engels llamado Marx Engels Gesamtausgabe o MEGA, ha subdividido la obra entera en cuatro
secciones. La Primera Sección está dedicada a Trabajos, Artículos y Borradores de ambos
anteriores y paralelos a las redacciones de El Capital, que consta de 32 tomos. La Segunda Sección
está dedicada íntegramente a todo lo que Marx escribió para su magna obra El Capital, desde los
Grundrisse de 1857-58 hasta 1881-1882, pero también a las ediciones que Engels preparó para la
publicación del tomo II y III de El Capital, hasta 1894, que consta de 15 tomos. La Tercera Sección
está dedicada a la correspondencia íntegra de ambos, que consta de 35 tomos. La Cuarta Sección
está dedicada a artículos y notas de ambos, que consta de 32 tomos. En total suman 114 tomos.
«desde» Argentina (como la patria chica), pero muy pronto se dio cuenta que,
para poder intervenir en el debate tenía que apropiarse de un nuevo lenguaje para
no quedar fuera de la discusión.
En ese entonces el lenguaje que predominaba el ambiente de la izquierda y
de la crítica en América Latina era del llamado marxismo occidental3. Como
Dussel no lo conocía en profundidad, para hacer la crítica utilizaba otro lenguaje
más filosófico, no sólo el que provenía de los fundadores de la Escuela de
Frankfurt sino también de la obra de Lévinas y hasta Heidegger. En este
contexto, por la forma de la tematización de los problemas que Dussel estaba
trabajando y que provenían de América Latina, recibió diríamos, más que una
crítica, casi una acusación, de que su obra teórica era ingenua o ambiguamente
“populista”, es decir, ideológica y no así científica. Porque en ese entonces uno
de los conceptos centrales para hacerle la crítica al capitalismo como la forma
excelsa de la dominación era la de “clase social” y en este caso, la de clase obrera.
Porque Dussel, ya desde ese entonces, para hacer la crítica a los sistemas de
dominación, hacía un constante uso de la categoría de “pueblo”4, especialmente
en su Ética de la liberación latinoamericana. En ese entonces no hacía uso del
concepto de clase social, proletariado o clase obrera, como el sujeto de la crítica o
la revolución, el cual era supuestamente central a la hora de querer hacer
pensamiento crítico. A partir de esta crítica, el problema que se planteaba a sí
mismo era que; o su pensamiento no es radicalmente crítico y entonces es
ingenuo, o sino, que todo lo que había construido teórica y filosóficamente hasta
ese entonces era meramente ideológico y no así científico.
La única forma de responder a tan fuerte crítica fue apropiándose del
lenguaje, los conceptos y categorías al interior de las cuales aparece el concepto
3
Más propiamente, el del marxismo del materialismo histórico y el marxismo althusseriano.
“Criticábamos al Marx althusseriano de la época. Después hemos podido estudiar a Marx
detalladamente y nuestras conclusiones son exactamente las contrarias. En efecto, Marx no es un
pensador que queda apresado en la totalidad (como pensábamos en ese tiempo), ni tampoco es
expresión de un paradigma productivista (como lo piensa Habermas)”. Cfr. Dussel, Enrique.
Método para una filosofía de la liberación. Ed. Universidad de Guadalajara. 3ra. Ed. 1991. pág. 11.
4
Acá podemos notar una especie de déficit epistemológico, al confundir un concepto o categoría
con la cosa nombrada (¿sustancialismo?). Como si un concepto reflejara solamente una realidad y
no otra, como si la realidad no fuese capaz de cambiar, como si la realidad fuese siempre idéntica a
sí misma a pesar de la historia y la cultura. Porque el pueblo europeo no es el mismo pueblo que el
latinoamericano, por eso mismo la categoría pueblo, no puede tener el mismo significado, o
contenido cuando se hace uso de la categoría pueblo en Europa que en Latinoamérica. Cada pueblo
actúa de acuerdo a su propia historia, en el contexto de la macro historia y su cultura, por ello es que
ningún concepto o categoría de pueblo, puede agotar todos los modos o formas de ser del “pueblo”,
por ello es que siempre se puede pensar al pueblo o “lo popular” de distintos modos, sin necesidad
de caer en los “ismos”. Porque todos los pueblos por más identidad que tengan respecto de sí
mismos, siempre pueden cambiar en el devenir de la historia y por eso es que el pensador siempre
tiene que estar dispuesto a cambiar el contenido del concepto pueblo, para explicar la especificidad
histórica de los pueblos en la historia.
de “clase” o “clase obrera” como críticas y científicas, lo cual hacía aparecer al
concepto de “pueblo” o lo “popular” como ideológico y acrítico. Dussel por ese
entonces ya tenía una forma de producción filosófica en sentido estricto, y como
tal se puso a estudiar el problema en sus “fuentes” y no en los meros estudios
introductorios, comentarios o de divulgación que por ese entonces abundaban,
de tal manera que mucha gente después de leer uno de estos manuales, ya se
sentía auténtico conocedor de Marx. Y así fue entonces que Dussel se puso a
estudiar a fondo a Marx, no sólo para comprender el sentido de las objeciones,
sino también para responder a esas críticas que le hacían por un lado los
“marxistas” y por el otro los “latinoamericanistas”, ni qué decir los analíticos.
Cuando un pensador piensa de cara y de frente a la realidad, siempre
dialoga, a partir del modo cómo le aparece la realidad, con los grandes
pensadores, siempre los tiene como interlocutores a partir de los cuales se
construye y se afinan categorías para expresar del mejor modo posible,
categorialmente hablando, a la realidad que se está pensando, que en este caso era
la miseria del “pueblo” latinoamericano. Y como el ambiente de la intelectualidad
mexicana era bastante marxiano, Dussel se puso a estudiar a Marx “Marx”, o sea
a Marx mismo, para apropiarse de su lenguaje y categorías, pero no a los
marxistas, comentadores de moda, o lectores de Marx que en ese entonces
abundaban hasta por las facultades de ciencias exactas. Porque cuando uno va a
dialogar con un pensador, lo hace desde su obra y no desde lo que “se dice”
acerca de él.
Entonces empezó la larga y paciente lectura y estudio de más de diez años
de toda la obra de Marx (desde 1980 hasta 1993 inclusive), no sólo de lo que
había sido publicado en alemán, sino también de lo inédito5, algo que nunca antes
se había hecho. Y entonces con lo que se encontró Dussel, fue con un Marx
radicalmente crítico no sólo del “capitalismo”, sino también de la “modernidad”,
pero también anticipadamente del “socialismo real”, porque las preguntas, o los
problemas reales “desde” los que Dussel leía a Marx, no eran los mismos
5
Baste recordar que hasta el 2013, recién se habían publicado en alemán sólo 56 volúmenes de los
114 que son el total de la obra completa de Marx y Engels, que está siendo editada y publicada por
el instituto “Marx-Engels-Gesamt-Ausgabe” de toda la obra manuscrita y publicada por ambos. La
segunda sección, que es la dedicada íntegramente a todo lo que Marx escribió para El Capital,
consta de 23 volúmenes, divididos en 15 tomos. “Yo he trabajado Marx en sus cuatro redacciones
de El Capital (la segunda, tercera y parte de la cuarta redacción, están inéditas, están en los archivos
de Ámsterdam) y me tuve que meter en los archivos y estudiar inéditos de Marx. Ustedes dirán
¿cómo?, ¿tiene Marx inéditos? El 50 % de Marx nunca se ha publicado, ni en alemán. ¿Por qué?...
Porque la Unión Soviética no quiso publicar Marx. Porque si se leía seriamente a Marx, el
estalinismo caía hecho pedazos”. Cfr. Dussel, Enrique. Marx y la modernidad. Ed. Rincón
Ediciones. La Paz – Bolivia. 2008. O sea que el marxismo occidental de fines del siglo XIX y el
siglo XX sólo conoció una pequeña parte de la obra total de Marx, y a partir de esa parte, interpretó
todo Marx. Ver también. Dussel, Enrique. El último Marx (1863 – 1882) y la liberación
latinoamericana. Ed. Siglo XXI. México. 1990.
problemas que subyacían a las obras de los marxistas contemporáneos. No solo
que Dussel encontró que Marx hace constantemente alusiones al concepto de
pueblo, sino que ahora podía hacer un uso situado del concepto de clase social o
clase obrera, cuando se quiere hacer la crítica del capitalismo por un lado y ahora
la crítica de la modernidad por el otro.
Ahora se podía mostrar que la condición sine qua non para que exista la
clase social, es la existencia primero del pobre y luego del pueblo. Pero no es
cualquier pobre, es el pauper ante festum, es decir, el pobre que produce el
capitalismo para reproducirse a sí mismo. Es decir, si antes no hay pueblo y
pobres, es imposible que exista la “clase obrera”. Marx muestra muy bien,
especialmente en los Grundrisse que antes de la existencia de las clases sociales
modernas, existían ya los pueblos como comunidades. Sólo con el capitalismo
aparecen los “pobres producidos por el capitalismo”, que posteriormente se van
a convertir en obreros asalariados y luego de un proceso de toma de conciencia
en “clase obrera” con conciencia no sólo de clase social, sino con conciencia
política y hasta revolucionaria, pero siendo clase obrera, nunca abandonarán su
carácter popular.
Posteriormente en la discusión con E. Laclau a propósito de su Razón
Populista, Dussel mostró cómo es que se puede articular en la comprensión de las
luchas políticas actuales al pobre, el pueblo, lo popular y la clase obrera, y todo
ello utilizando a Marx sin entrar en contradicción con su pensamiento, sino
desarrollándolo en el contexto de las nuevas luchas sociales y populares. Algo
inconcebible para el pensamiento marxista del siglo XX que en su afán de
privilegiar unilateralmente a la clase social obrera, desdeñó el rol político y
revolucionario que el pueblo (los campesinos, indígenas y pobres de la ciudad
moderna y el área rural) como “pueblos” que luchan, pueden tener a la hora de la
insurrección, levantamiento, o revolución popular, o nacional; pero, como
“pueblo en tanto que pueblo”6, es decir, con conciencia de lo que son cultural,
política e históricamente.
En este sentido es que el marxismo del siglo XX siendo clasista, dejó de
ser popular, por eso se quedó desde fines de los 80’s sin sujeto político de la
revolución. No hay que olvidar que la implementación del modelo neoliberal
6
El “pueblo en tanto que pueblo” es ese remanente del pueblo que nunca ha doblado las rodillas
ante el encanto de los discursos de las oligarquías de turno, de la burguesía y la modernidad, es
decir, es esa parte del pueblo con “conciencia popular” de que tiene históricamente su propia
cultura, que es anterior inclusive al surgimiento de las burguesías y oligarquías de turno. El “pueblo
en tanto que pueblo” es ese remanente popular que nunca olvida y siempre intenta recordar,
especialmente en los momentos de gran crisis, la conciencia de que tiene su propia cultura e
historia, distinta y más allá de la cultura burguesa, moderna y de dominación, a la cual recurre para
producir un sentido propio a sus luchas. En este sentido, el pueblo en tanto que pueblo, tomando
conciencia de su pasado, del cual nunca reniega, siempre proyecta su propio proyecto de futuro.
Cfr. Bautista, Juan José. El pueblo, lo popular y la comunidad. Manuscrito inédito.
sirvió entre otras cosas para hacer desaparecer a la clase obrera del escenario
económico y político. Pero quedó el pueblo, porque el neoliberalismo produjo y
produce sistemáticamente más pobres. Y cuando los pobres se articulan en torno
de una toma de “conciencia popular”, vuelven a aparecer como sujeto político,
como “pueblo en tanto que pueblo”, pero ahora ya no solo con conciencia social,
sino también comunitaria.
Los “marxistas clasistas” no supieron qué hacer con el pobre o con el
pueblo, porque para ellos les aparecía como sin conciencia, como masa de
ignorantes, como “concepto vacío”7, casi como lumpen, por ello siempre han
desconfiado del pueblo. Por ello mismo el pueblo no confía en estos
intelectuales, porque no son populares, no pertenecen al pueblo, ni creen en lo
que los pueblos creen8.
En las décadas de los 60’s y 70’s muchos pobres campesinos rurales y de la
sierra, comprometidos con las luchas revolucionarias de nuestros pueblos, fueron
a las ciudades a formarse teóricamente, porque supuestamente ahí estaban los
grandes intelectuales que los iluminarían teóricamente con ideología
revolucionaria. Pero, en pleno proceso de formación política, estos mismos
intelectuales los despolitizaron al enseñarles que sólo la clase obrera era
revolucionaria, y que los campesinos no, por su relación con la tierra como
propiedad privada y además por su relación con formas arcaicas de producción
7
Para E. Laclau el concepto de pueblo es un concepto vacío que puede ser llenado de varios tipos
de contenido. Esto es posible de ser pensado cuando uno se enfrenta a un pueblo moderno en
sentido estricto, digamos de primer mundo, a quienes se les ha vaciado (por el proceso de trabajo
capitalista) sistemáticamente de todo contenido, es decir, de toda memoria histórica y cultural, pero,
no a los de tercer mundo. Los pueblos de tercer mundo, tienen una memoria histórica y cultural
anterior inclusive al capitalismo y la modernidad. Por ello no tienen un contenido vacío, sino lleno
de toda esa memoria e historia, casi siempre negada y menospreciada por el capitalismo y la
modernidad, pero también por la izquierda occidental con conciencia moderna y los marxistas con
conciencia eurocéntrica, que creen que la historia y memoria cultural de nuestros pueblos es mera
ideología pre-moderna. Por eso no creen en los pueblos, por eso mismo éstos no los siguen, por ello
se entiende que el refugio ideal de estos marxistas modernos y eurocéntricos sean los partidos
políticos, que se forman y desarrollan literalmente de espaldas a los pueblos. Como los partidos
políticos no tienen base social, por eso recurren al pueblo, para que los sigan a ellos, los supuestos
iluminados. Sin embargo no se dan cuenta que están en la obscuridad, porque han creído más en la
teoría que en la realidad, porque la realidad latinoamericana y de tercer mundo es constitutivamente
popular y no clasista. Marx describe bien este proceso, pero no los marxistas, porque no conocen
bien a Marx. Siempre nos hacemos la pregunta: ¿Qué leyeron entonces?
8
Algo que hemos aprendido de los procesos boliviano y venezolano de este siglo, es que una cosa
es; “creer en el pueblo” y otra muy distinta es; “creer en lo que el pueblo cree”. No es lo mismo. La
primera posición puede tomar al pueblo como objeto, como masa o como multitud, la segunda no.
No es lo mismo pensar “para” el pueblo, que pensar “con” el pueblo y a su vez, pensar “desde” el
pueblo. Para pensar con y desde el pueblo, hay que convivir existencialmente con él, para poder
sentir con él y entonces poder pensarlo y pensar la realidad toda desde lo popular.
que los arraigaban más al “pasado feudal”, o sino a formas de producción
asiáticas, que al presente, es decir, sin conciencia moderna9.
Por ello es que desde el principio intuimos que el Marx de Dussel, no era
el mismo Marx del marxismo occidental, ni mucho menos del marxismo
estándar, porque no partía de los mismos presupuestos de estos, es decir, no
asumía ingenuamente a la modernidad como fundamento, pero tampoco
presuponía a los problemas de los países de primer mundo ingenuamente, ni
parte sin tematización previa de supuestos como la concepción de realidad, de
ciencia, de historia que manejó el marxismo del siglo XX, casi naturalmente, los
cuales tomó de Europa y la modernidad como si fuesen evidentes en sí mismo.
Por ello, cuando uno se enfrenta a la obra de Dussel y le atribuye a ésta los
presupuestos del marxismo común o estándar, o se acerca a la obra de Dussel,
con los prejuicios del marxismo occidental, de seguro que tendrá muchos
problemas de comprensión, porque no solo que el marxismo del siglo XX se
enfrentó a problemas distintos de los que enfrentamos hoy, sino que tuvo un
acceso muy sesgado a la obra de Marx, cosa que ya no sucede con la recepción
que Dussel hizo de la obra más madura de Marx.
Es evidencia cuasi de sentido común afirmar que el objetivo de la crítica
de la obra de Marx es el capital y el capitalismo de su tiempo. Pero, no así la
crítica de la modernidad. Al descuidar este aspecto tan fundamental, el marxismo
del siglo XX, dejó intacto a la modernidad, la cual es el fundamento cultural e
histórico del capitalismo. Dejando intacto a este fundamento, el capitalismo pudo
seguir desarrollándose casi sin interrupción hasta el día de hoy, de tal modo que
aún ahora, algunos procesos progresistas con intención socialista y
revolucionaria, al final terminen recayendo en medidas de corte capitalistas en
sentido estricto. Esto querría decir que en general la izquierda europeo-occidental
asumió un tipo de Marx de tal modo que ya no le permitía ni le permite
cuestionar a la modernidad como fundamento del capitalismo, y por eso al final,
habiendo partido de posiciones socialistas y hasta de transformación
revolucionaria, terminan abandonándolas.
Por esto la opinión común de mucha gente inclusive de izquierda, es que
el marxismo de Marx ya ha sido superado por el desarrollo de las fuerzas
productivas que la ciencia y la tecnología han desarrollado en el mundo moderno,
o en todo caso, Marx se equivocó en su diagnóstico del derrumbe del capitalismo
y por eso, sencillamente puede ser abandonado, posición a la cual arribó muy
9
Lo peor de todo fue cuando estos mismos intelectuales les mostraban, utilizando el libro de Engels
El origen de la familia la propiedad privada y el Estado, que por el tipo de dieta ligada más a
productos aborígenes como el maíz, no eran aptos para el trabajo intelectual, al cual sí eran aptos
gente que se alimentaba más con la dieta europea y moderna, fundada especialmente en la carne, la
leche, el pan, etc. O sea que para los marxistas estándar, nuestros campesinos e indios les aparecían
inferiores hasta biológicamente, por la dieta! ¿Eurocentrismo solapado?
pronto Habermas y otros. Por ello es que mucha gente optó por partir ya no de
Marx, sino de Weber, de Kant y hasta de Popper. Este giro a la derecha no fue, ni
es casual.
En cambio, lo que en contraposición a la tradición que el marxismo
occidental, eurocéntrico y moderno ha desarrollado, y que Dussel descubrió en
su investigación es que Marx es crítico de toda forma de capital, sea clásico-
liberal o neoliberal y que mientras existan relaciones de producción económicas
cuya producción de riqueza10 implique la producción de miseria, Marx sigue
siendo pertinente, porque la obra de Marx permite entender justamente este
fenómeno, el de la producción a escala mundial de la miseria, o si se quiere de la
pobreza. Y como el fenómeno de la miseria del pauper latinoamericano es muy
evidente en América Latina y en todo tercer mundo, por ello volver a Marx sigue
siendo actual y pertinente11. Esto quiere decir que quien quiera entender este
10
A mediados del 2005, The Wall Street Journal informaba que los millonarios en los EUA habían
crecido el 2004 en un 21%, con lo que llegó a haber en los EUA; “7.5 millones de hogares con valor
neto de por lo menos 1.000.000 de dólares… EUA continúa encabezando al mundo en la creación
de nuevos millonarios. El número de hogares estadounidenses con bienes líquidos de 20 millones de
dólares o más se está incrementando en 3.000 hogares al año, según uno de los estudios… (en el
2004) Los más ricos fueron quienes más prosperaron; el número de hogares con valor neto de 5
millones de dólares o más se incrementó 38%…(la revista) Forbes informó hace unos meses que el
número de multimillonarios (con una fortuna de más de mil millones) llegó a 691, un incremento de
17% en relación con el año anterior”. Cfr. Más millonarios y más gente en la pobreza, el “milagro”
estadounidense. Periódico La Jornada. México. 27-05-05. pág. 28. Poco después la revista Time
informó que casi la mitad de los habitantes del planeta están por debajo del umbral de la pobreza:
mil millones con ingresos de menos de un dólar por día. Diez años después, la riqueza a escala
mundial no sólo se había incrementado, sino que se había concentrado en unos cuantos, tal es así
que ahora el 1% de la población mundial son los ricos más ricos del planeta. En cambio el 90% de
la población mundial sigue en franco proceso de empobrecimiento. Ni que se diga la explotación de
la naturaleza. El último informe de Oxfam de este 2018 afirma que solo 8 empresarios ganan lo que
3.600 millones de personas en el mundo, es decir, 8 personas ganan lo que la mitad de la población
mundial.
11
A mediados de la década de los sesenta Habermas decía que: “En los países capitalistas
avanzados, el nivel de vida –también en las amplias capas de la población- ha subido con todo tan
lejos, que el interés por la emancipación de la sociedad ya no puede expresarse inmediatamente en
términos económicos. La alienación ha perdido su forma económicamente evidente”. Cfr.
Habermas, Jurgen. Teoría y Praxis. Ed. Taurus. Madrid. 1989. Pág. 216. Es cierto que en Europa
central la pobreza prácticamente había sido superada, pero no en América Latina, mucho menos en
el tercer mundo. Si Habermas hubiese sido un filósofo y pensador “universal” no se hubiese
limitado solamente a pensar Europa o Alemania, sino que habría incluido en su tematización
América Latina y el tercer mundo y entonces no habría abandonado a Marx. Pero como es sólo un
pensador “europeo-continental” o sea “local”, por eso en su pensar no está incluido lo que no es
primer mundo. De ahí que su filosofía sea sólo regional, particular y no universal. Además que
Habermas no se daba cuenta por su “eurocentrismo” que la pobreza y explotación que había en
Europa antes de la segunda guerra mundial, se la había pasado ahora a los países pobres del tercer
mundo, después de esa guerra y que esa pobreza y explotación se ha intensificado sin interrupción
hasta el día de hoy. Su última obra sigue pecando de esta ceguera, por eso mismo, porque ya no es
crítica su obra, puede ser ampliamente difundida y discutida en las universidades de primer mundo,
fenómeno tan actual, no puede prescindir de Marx, a no ser que en última
instancia esté de acuerdo con el capital y el proyecto moderno o posmoderno12.
Pero insistimos, no es cualquier Marx, en específico ya no es el marxismo del
siglo XX, sino este otro Marx redescubierto desde América Latina.
Hay que recordar que Marx es un filósofo que se pone a estudiar la
economía política de su tiempo para entender el misterio de la dominación y
explotación y pauperización de los obreros por el capital. Afirmar que Marx al
final de su vida deja de hacer filosofía para convertirse en economista, equivale a
decir que en El Capital Marx no hace filosofía, sino sólo economía, ni siquiera
economía política. Una de las novedades del Marx de Dussel es que leyendo a
Marx y en este caso a El Capital como filósofo, descubre lo que de filosófico
sigue existiendo en El Capital y que se les obnubiló a los marxistas del siglo XX.
Marx hace “filosofía” de la economía, y de las consecuencias de esta en la
realidad, hasta el final de su vida y más propiamente hace una “fenomenología de
la vida real”, como dice el último Hinkelammert13.
Pues bien, veamos entonces un poco las grandes diferencias entre el
marxismo del siglo XX y el Marx de Dussel. Uno de ellos, tal vez el más evidente
sea el economicismo del marxismo occidental. Con honrosas excepciones, casi
todos los marxistas del siglo XX han leído El Capital como si fuese un libro de
economía. Es cierto que trata de economía y, de modo abundante, pero no se
limita a lo económico. Cuando Marx habla de la economía no habla en los
mismos términos en los cuales hoy se entiende a la economía como dimensión de
la realidad. Por ello la insistencia tanto en Dussel como en Hinkelammert de
distinguir entre economía y Económica. La economía en el siglo XX es la ciencia
que indaga la producción o incremento de la riqueza o ganancia. En la obra de
Marx la economía o económica trata de la producción y reproducción de la vida
de una comunidad, pueblo o país, y en última instancia de la humanidad. La
Entre 1985 y 1993 Enrique Dussel publicó cuatro libros en los cuales
expuso -producto de casi 10 años de paciente lectura-, las cuatro redacciones que
Marx hizo entre 1857 y 1867, para publicar el tomo I de El Capital (la primera
edición en 1867 y la segunda edición en 1873), el único de tres o cuatro tomos
que el Moro (como le llamaba su esposa) tenía pensado publicar en vida. Durante
toda la década de los 90’s no hubo una sola recensión, comentario o crítica a los
cuatro libros de Dussel. Silencio total14. En el 2001 apareció la primera
traducción al inglés del segundo de los volúmenes, titulado Towards An unknown
Marx. A Commentary on the Manuscripts of 1861-63. Y posteriormente aparecieron
las traducciones al francés de La producción teórica de Marx y la italiana de El último
Marx (1863-1882) y la liberación latinoamericana. Pero el silencio de la crítica en
México y América Latina permaneció, casi, hasta el día de hoy.
En La producción teórica de Marx. Un estudio de los Grundrisse, Dussel expuso
su trabajo acerca de los Grundrisse exclusivamente como la primera redacción o
borrador de El Capital, cuando por primera vez Marx escribe el resultado de casi
15 años de investigación acerca del capitalismo, para por primera vez tener una
visión de conjunto de todo lo que hasta ese entonces había investigado él. En
Hacia un Marx desconocido. Un comentario de los manuscritos del 61-63, Dussel expuso la
segunda redacción o borrador de El Capital. Recordemos por un momento que
Marx publicó en 1859 la famosa Contribución…, la cual supuestamente iba a ser el
libro sobre el capital tan anunciado por él, pero que contenía solo dos capítulos,
14
Siempre recuerdo la presentación de Hacia un Marx desconocido. Un comentario de los
manuscritos del 61-63 que se hizo en el auditorio de la editorial Siglo XXI de México en noviembre
de 1988. Los comentaristas eran Bolívar Echeverría, Roger Bartra y Cesáreo Morales. Los dos
primeros se opusieron rotundamente a la afirmación de Dussel de que el concepto de “Trabajo
vivo” era el presupuesto del concepto de valor, además de negar la idea de que el concepto de
Lebendige arbeit o trabajo vivo, sea central en la obra de Marx. El segundo negó enfáticamente la
existencia del concepto de no-ser y de exterioridad en Marx, cuando en sus cuatro libros Dussel va
mostrando con citas textuales de Marx que éste se refiere a estos temas de modo explícito. Ahora,
nuestro trabajo sobre Marx no solo está comprobando la centralidad de estos conceptos en Marx,
sino su riqueza crítica a la hora de desarrollar la crítica de la modernidad europeo occidental. Sin
embargo, partiendo de este descubrimiento de Dussel, ahora podemos remontarnos a otros
presupuestos que el mismo Marx los expone con mucho detalle, que pondrán en evidencia el
simplismo de muchos marxistas del siglo XX.
el de la mercancía y el dinero, pero nada sobre el capital propiamente dicho.
Marx interrumpió la publicación de ese capítulo porque todavía no le aparecía de
modo claro todo el problema. En los manuscritos del 61 al 63 Marx intenta hacer
justamente eso, aclararse el problema o misterio del capital, y todo este itinerario
Dussel va mostrando paso a paso en este su libro. En El último Marx (1863-1882)
y la liberación latinoamericana, Dussel expone la tercera y cuarta redacción de El
Capital de Marx. Como muchas veces dice Dussel, la tercera redacción de El
Capital es la primera vez que Marx escribe un borrador completo de lo que
posteriormente aparecerán como los tres tomos del capital15. Estos manuscritos
son los que Dussel leyó en el archivo de Amsterdam porque todavía no estaban
publicados en alemán. Una vez que Marx tiene clara la visión de conjunto de su
obra, entonces puede preparar la primera edición de lo que conocemos como el
primer tomo de El Capital de 1867, que sería la cuarta redacción de El Capital de
Marx que es lo que la primera generación de “marxistas” conocerá16.
Luego de haber hecho la lectura, recepción y trabajo de las cuatro
redacciones de El Capital de Marx, Dussel estaba en condiciones de enfrentar su
Marx a la tradición de intelectuales marxistas como Luckács, Althusser, Marcuse,
Kosik, Habermas y otros que habían formado generaciones y generaciones de
marxistas. Las sorpresas fueron muchas, porque es cierto que todos estos
marxistas no tuvieron acceso a la obra de Marx relativa a El Capital in extenso,
sino solo a una parte, pero lo cierto es que se encontró con grandes déficits de
interpretación la obra de Marx, y en algunos casos hasta distorsiones. Aun hoy,
seguimos descubriendo cuánto se sigue desconociendo a Marx y que hay que
seguir recepcionando y desarrollando en este siglo XXI.
En octubre de 1995 al profesor Dussel y a mi persona nos invitaron a
Bolivia a exponer los resultados a los que había arribado la “Filosofía de la
liberación”. En concreto Dussel con la obra de Marx, y este servidor, la filosofía
15
En la edición del MEGA, este manuscrito o tercer borrador, conocido ahora como el Haupt
Manuskript o manuscrito principal, fue publicado en tres volúmenes, que aparece en la Segunda
Sección del MEGA como el tomo 4. El primer volumen apareció en 1988, el segundo en 1993 y el
tercer volumen apareció recién en el 2013. Recientemente fue publicado en inglés el segundo
volumen con el título de Marx’s Economic Manuscript of 1864-1865, traducido por Ben Fowkes,
bajo la edición e introducción de Fred Moseley. Haymarket Books, Chicago, IL. 2017
16
Posteriormente Marx recibirá muchos comentarios y observaciones a este tomo de 1867, además
de ello ocurrirá en Francia la experiencia política de la Comuna de París de 1871 que le impactará
mucho, por lo que decidirá preparar una “segunda edición” de ese tomo corregida y aumentada que
empezará a publicarse por entregas entre 1872 y 1873. En nuestra opinión, esta segunda edición del
tomo I de El Capital sería la quinta redacción, no solo por el incremento cuantitativo de la cantidad
de páginas (cerca de 300 páginas) sino los cambios cualitativos en la redacción y explicación de los
temas que está exponiendo en ese tomo, especialmente el relativo a la sección del fetichismo de la
mercancía que no aparecía en la primera edición. No está demás decir, que esta sección del
fetichismo de la mercancía era la que más le apasionaba a W. Benjamin que lo leía una y otra vez y
que marxistas como Althusser lo desecharon como cuasi irrelevantes.
de la liberación en discusión con la Ética del discurso de K.O. Apel. En ese curso
que duró una semana, Dussel expuso por primera vez una especie de resumen de
todo su trabajo con la obra de Marx, pero en relación ya no sólo al capitalismo,
sino que esta vez, a la modernidad (que posteriormente apareció en forma de
libro con el título Marx y la Modernidad17). 1992 como quinto centenario de la
memoria de la invasión, despojo, saqueo, magnicidio cometido primero por
España y Portugal y luego por Inglaterra y Europa, y ahora por EUA, permitió
poner a la obra de Marx en otro contexto de discusión muy distinto del que tuvo
durante el siglo XX. Ahora la crítica de Marx hacia el capitalismo ya no se
limitaba a este último, sino que ahora se había extendido al horizonte cultural que
la hizo posible. Lo paradójico era comprobar que Marx en su obra madura hacía
esta crítica paralela de la cual el marxismo del siglo XX ni siquiera se percató. Por
eso afirmamos que, hoy por hoy, la crítica del capitalismo es ingenua si no critica
también a la modernidad, que ahora aparece como su fundamento histórico y
cultural.
A principios de este siglo recién empezaron a aparecer algunos
comentarios a la obra de Dussel acerca de Marx, pero paradójicamente, ninguna
en lengua hispana, sino en inglés, italiano, luego en francés y portugués18. En
general los comentarios, críticas u observaciones son parciales, o centradas sólo
en aspectos. En especial a los críticos de primer mundo, les llama la atención el
comentario que Dussel hace a los Manuscritos del 61-63, porque en parte es cierto
que fueron casi desconocidos por el marxismo del siglo XX y por eso no se
hicieron trabajos sistemáticos como los que hubo acerca de El Capital, o después
de la segunda guerra mundial con los Grundrisse.
Los Manuscritos de 1861 al 1863 de Marx, conocidos ahora como la segunda
redacción de El Capital, son mal conocidos por la tradición como Teorías sobre la
plusvalía19, publicados inicialmente por Karl Kautsky como Historia crítica de la
teoría de la plusvalía, y que según él correspondía a la parte histórica anunciada por
Marx como Tomo IV. Ahora que la segunda sección del MEGA ha publicado
íntegramente estos manuscritos podemos decir que no corresponden a este título,
ni a la parte histórica, ni a un tal tomo IV. Como ahora se sabe y Dussel lo
17
Dussel, Enrique. Marx y la modernidad. Ed. Rincón ediciones. La Paz – Bolivia. 2006
18
A mediados y fines de los 90’s y principios de este siglo, algunos doctorandos cuyas tesis
doctorales eran sobre la obra de Dussel, apenas llegaban a mencionar casi al final su obra relativa a
Marx. Los de licenciatura y maestría no llegaban ni siquiera al punto. A principios de los 90’s un
alumno suyo que hizo su tesis de maestría sobre el Marx de Dussel y de Habermas, más se limitó a
revisar el Marx de Habermas que el de Dussel.
19
Marx, Karl. Teorías sobre la plusvalía. Ed. FCE. México. Traducida por W. Roces. En tres
tomos. 1980. Existe también la versión de la editorial Cartago, traducida por Floreal Mazía. Buenos
Aires. 1964. También en tres tomos. Estas ediciones se basan en la Theorien Über den Mehrwert
(Tomo IV de El Capital) que publicó entre 1956 y 1962 la Dietz Verlag, de Berlín, que a su vez se
basan en la versión de Karl Kautsky de 1905 – 1910.
empieza a mostrar en su Hacia un Marx desconocido20, después de haber escrito su
primer borrador conocido ahora como Grundrisse… recién empieza a redactar su
tan anunciado libro sobre la crítica del capitalismo. Escribió solo dos capítulos
conocidos ahora como Contribución a la crítica de la economía política de 185921; pero
faltaba el capítulo central, el capítulo de El Capital. Por falta de tiempo y además
porque Marx todavía no tenía del todo claro su exposición e investigación, decide
publicar sólo esos dos capítulos; el del relativo a la mercancía y luego del dinero.
Luego de una pausa de trabajo (su debate en torno del señor Vogt) retoma el
trabajo ahora con una nueva redacción. En la versión del MEGA (la primera
edición) son 6 volúmenes y no así tres, ¿qué paso? Esto es, la tradición conoció
solamente los tres cuadernos de apuntes de Marx de los manuscritos del 61-63 y
no así los otros tres. En concreto fueron publicados solamente los volúmenes
dos, tres y cuatro. En cambio no se publicaron el primero, el quinto y el sexto,
permanecieron inéditos hasta que aparecieron en el MEGA entre 1976 y 1982. Y
según el actual director del Mega de Berlín, son los más importantes, es decir, lo
que se publicó de los manuscritos del 61 al 63 fue ¿lo menos importante?
Recordemos por un momento que Marx cuando retoma los manuscritos del
61-63 él dice que es una continuación de la Contribución…, es decir, que este
nuevo manuscrito trataba precisamente del capital. Bueno pues, esta laguna entre
la Contribución… y El Capital, es decir, entre 1859 y 1867, la cubría precisamente
este manuscrito. Como dijimos antes, posteriormente escribirá Marx otro gran
borrador del capital conocido como Manuscritos del 63-65, al cual Dussel le dará
atención con su siguiente libro sobre Marx. Sobra decir que entre las décadas del
70 y el 80 nadie en absoluto trataba este tema. Y precisamente el libro de Dussel
Hacia un Marx desconocido…, hacía aparecer ante la crítica, ante el pensamiento
marxista, y ante la izquierda, este Marx desconocido por la tradición, que cuando
aparece, paradójicamente ni siquiera se reconoce que se la ha desconocido. Por
eso algunos marxistas decían que en este libro de Dussel, no había en absoluto
nada desconocido, es más no trataba nada de la discusión central de Marx que
supuestamente giraba en torno del valor de uso y del valor de cambio22.
20
Dussel, Enrique. Hacia un Marx desconocido. Un comentario de los Manuscritos del 61-63. Ed.
Siglo XXI. México. 1988
21
Marx, Karl. Contribución a la crítica de la economía política. Ed. Siglo XXI, México. 1980
22
Es cierto que Marx trata de estos conceptos en el tomo I de El Capital de 1867 y de 1873, pero,
cuando uno tiene una visión de conjunto de las distintas redacciones o borradores que Marx ha
escrito previamente, entre 1857 y 1866, uno se da cuenta que la redacción del tomo I, presupone los
anteriores borradores en los cuales Marx muestra cómo es que llega categorialmente a definir el
contenido de estos conceptos. Una comprensión adecuada de estos conceptos, presuponía a su vez
haber tematizado el modo cómo el propio Marx construye sus contenidos, mostrando lo que ellos
presuponen, no solo lógica sino también históricamente. Haber partido en el análisis de los
conceptos de valor de uso y de cambio sin conocer lo que ellos presuponen, conduce a un
economicismo, en cambio tematizarlos a ellos en su producción genealógica, o modo de aparecer le
Solo como ejemplo podemos citar su tematización en torno de la
competencia en relación a la teoría de la dependencia, nacida y debatida en
América latina en las décadas de los 60’s y 70’s. El marxismo estándar había
dicho que la teoría de la dependencia no era marxista. Pues a partir de la
tematización ya hecha en su La producción teórica de Marx23 y desarrollada en estos
Manuscritos del 61-63 Dussel expone lo que previamente había ya descubierto en
su estudio de los Grundrisse. En efecto, en la parte final de estos manuscritos de
1857-58 Marx muestra que:
“…no solo los capitalistas individuales, sino las naciones pueden
intercambiar continuamente entre sí, pueden también repetir
continuamente el intercambio en una escala siempre creciente, sin que por
ello hayan de obtener ganancias iguales. Una puede apropiarse
constantemente de una parte del plustrabajo de la otra, por el que nada da
a cambio, sólo que en este caso ello no ocurre en la misma medida que entre el
capitalista y el obrero”24 (subrayado nuestro).
Uno de los grandes descubrimientos que hace Dussel por ejemplo, y que
para los marxistas economicistas podría parecer irrelevante, es mostrar que Marx
hace una explícita distinción entre “trabajo vivo” y “trabajo objetivado”. Estas
categorías presuponen una reflexión antropológica de tipo filosófica al interior de
la cual el trabajador como ser humano aparece como sujeto y no así como objeto.
El concepto de trabajo vivo por ejemplo, no presupone una idea abstracta del ser
humano, sino una tematización que hace alusión a la condición existencial
sufriente a la que es sometido el trabajador cuando se le extrae “vida”, esto es, no
solo “tiempo de vida cuantitativa”, sino “vida existencial” durante el proceso de
producción, la cual no se repone sólo con descanso o alimentación, sino de
modo familiar, existencial, popular, cultural y comunitariamente. Si no hay esta
“vida” del trabajador, sencillamente no hay producción de nada.
“De ella se deducen todas las demás distinciones. Una de ellas, quizá la
más esencial conclusión práctico-política o económica de Marx, porque
aquí se originan las restantes, es el enunciado práctico siguiente: el trabajo
vivo no tiene valor; la capacidad o fuerza de trabajo tiene valor… Según Marx,
el trabajo es la “sustancia” o causa productora del valor. Más aún, el valor
[…] no es más que trabajo “vivo” objetivado; es decir, trabajo “hecho
objeto”… Mientras que, y ésta es la primera deducción de la distinción
esencial entre trabajo “vivo” y “objetivado”, la “capacidad” o “fuerza de
trabajo” sí tiene valor, por cuanto puede reproducirse en el tiempo
necesario exigido para producir tanto valor en el proceso productivo como
el contenido en el salario… El trabajo vivo es así la “fuente” (más que
“fundamento”) que “crea” (y el concepto de creación debe distinguirse de la
mera “producción” desde el “fundamento” del capital) plusvalor (…) desde la
segunda sección del MEGA. Otros estudiosos más extremosos ahora están afirmando que El
Capital, en sentido estricto, no es el tomo I publicado por Marx, ni siquiera el tomo I, II y III, sino
los 15 tomos de la Segunda Sección del MEGA. Algo de eso hay, porque Marx a lo largo de todos
estos borradores y años, casi nunca se repite, siempre anda o corrigiéndose, desarrollando o
transformado su argumento.
nada del capital (es decir: desde ningún valor presupuesto). El “trabajo
vivo” pone en la realidad valor que surge “desde más allá
(trascendentalidad, exterioridad, anterioridad) del “ser” del capital”30.
Por eso Dussel puede afirmar que el “trabajo vivo” es el principio “meta-
físico” real y crítico del capital como “totalidad”. Ahora bien, ¿por qué es
importante destacar este descubrimiento? Para mostrar en última instancia la
falacia del capital y de la modernidad, porque esta última necesitó sepultar a Marx
para que no se viera y entendiera en aquello que consiste el salario impago, que es
el momento de la creación del “plus”, que es a su vez el fundamento de la
ganancia, porque al decir Dussel a partir de Marx que “el trabajo vivo no tiene
valor”, lo que se está diciendo en última instancia es que el “trabajo vivo”, no tiene
precio.
No tiene precio quiere decir que es in-apreciable, in-finito, in-calculable, y
por eso mismo impagable, es decir, no existe salario alguno que pueda pagar el
trabajo vivo31, porque lo que el trabajo vivo realiza en el momento de su actividad,
es tiempo de vida transcurrida que nunca más ha de recuperar el trabajador en
toda su vida, por eso es in-calculable, es decir, no se lo puede calcular, que quiere
decir, no se puede cuantificar, determinar, o sea cosificar en una cantidad equis
llamada salario. Porque en última instancia, la vida del trabajador presupone no
solo su vida, sino la vida de la humanidad y la vida de la naturaleza, es decir, de
que haya vida en el planeta entero.
Dicho de otro modo, el trabajo vivo es impagable porque es infinito, pero
es a su vez, condición de posibilidad de las finitudes, de las mercancías, el dinero,
la riqueza, las grandes construcciones, y en general de todo tipo de obras. Por ello
30
Dussel, Enrique. El último Marx (1863-1882) y la liberación latinoamericana. Ed. Siglo XXI.
México. 1990. pp. 334-337.
31
Levinas muestra esto mismo, pero de otro modo, en su libro Cuatro lecturas talmúdicas. (Ed. Río
Piedras. Barcelona. 1992). Cuando a propósito de unas reflexiones talmúdicas de la tradición judía
muestra por qué no existe riqueza alguna capaz de pagar el trabajo vivo de un ser humano vivo. Por
ello es que desde el principio se puede decir que, el salario es injusto, porque no equivale, ni puede
compensar el tipo de trabajo o labor realizada, es decir no paga ni con toda la riqueza del mundo, lo
que pretende pagar, por eso el beneficiario es siempre deudor del trabajador, éste en última
instancia nos hace un favor con su trabajo, porque nos da algo que no hemos hecho, y que por eso
no tenemos. De ahí que por principio el «salario justo» no existe, su principio falaz es totalmente
encubridor de este acto injusto, porque nunca pagará justamente lo que pretende pagar. Así, el gran
capital después de no pagar lo que es impagable, roba además sistemáticamente el “plus”. En este
hecho radica la posibilidad de acumulación permanente de riqueza por el gran capital y la
permanente acumulación de miseria del “pauper”, de quien tiene sólo su fuerza de trabajo para
poder vivir. Por ello, en última instancia el problema de la deuda externa, por principio es
éticamente perverso, porque pretende querer cobrarle al “pauper” lo que sistemáticamente se le ha
robado en décadas y siglos, primero por la violencia, y ahora de modo legal, justificado por las
leyes del mercado.
es que la tematización del “trabajo vivo” es la condición primera de cualquier
forma de reflexión teórica y de producción en general, no sólo porque presupone
la vida del trabajador, sino porque la vida de éste, presupone la vida de la
comunidad y la naturaleza como condición de posibilidad de la vida de la
humanidad, al interior de la cual es posible la existencia el trabajador, como
“trabajo vivo”.
Pero por otro lado, tampoco se puede pagar, o sea calcular la riqueza que
produce la naturaleza, la cual como riqueza no existe sino es a partir del trabajo
vivo. El misterio de la riqueza que produce la modernidad se funda precisamente
en este doble ocultamiento, por un lado, en hacer creer que el “trabajo vivo” es
calculable o sea pagable, y por eso mismo, el salario mínimo podría aparecer
como justo, y por el otro lado, creer que la naturaleza concebida como objeto,
también es posible de ser cuantificable. Por ello es fundamental el desarrollo del
concepto de trabajo vivo desde el Marx de Dussel, para cuestionar y desfondar en
regla las pretensiones morales de bondad o de justicia de la modernidad-
posmodernidad, porque cuando no se tiene claridad al respecto, se estaría
cayendo en cierta ingenuidad a la hora de intentar hacer una crítica en regla al
discurso de la modernidad neoliberal.
Posteriormente Dussel le va a llamar a la negación del trabajo vivo, como
“materialidad negada” no solo por el capitalismo, sino también por la
modernidad, pero especialmente por su pensamiento formal. La racionalidad para
la modernidad es “formal”, es decir, sin contenido, o sea sin materialidad, lo
mismo la política y hasta la democracia. La formalización propia de la
modernidad, tiene a la materialidad negada, como la negación fundante de su
racionalización.
Años después, cuando estaba escribiendo la Ética de la Liberación entre el 95
y el 98 apareció de modo renovado esa reflexión relativa al trabajo vivo, ahora
como contenido de la “materialidad negada” por la formalización de la
racionalidad moderna de dominación. Por ello es que la segunda parte de la
nueva Ética de la liberación empieza en este momento, el de la “materialidad negada
del pauper” que ha producido la Globalization moderna. Esto quiere decir que una
nueva fundamentación de lo que sea la “racionalidad de la vida”, debiera empezar
afirmando la “materialidad de la vida” como fundamento de cualquier intento de
formalización. En realidad, cualquier pretensión seria, de intencionalidad crítica
del sistema mundo-moderno, que no empiece por la tematización explícita del
“principio material crítico”, estaría en riesgo de convertirse en una crítica
pertinente al sistema y así de convertirse en una crítica óntica, o sea parcial y
superficial de cualquier forma de dominación.
El problema y la “cuestión” del método en Marx, o la famosa inversión
dialéctica
32
Pero también vuelve al tema, problema o cuestión del método en ensayos paralelos y posteriores
como: Las cuatro redacciones de El capital; así como El Programa científico de investigación de
Karl Marx, y también; Trabajo vivo y filosofía de la liberación.
Marx le hace al método dialéctico estaría en el punto de partida, el cual no sería la
idea o lo ideal, sino la materia, lo material o sino la economía o lo económico.
En el caso de Dussel la diferencia aparece en el asunto de la famosa
inversión. Dussel dice que desde Lucáks en adelante, todos los marxistas cuando
afirman al método de Marx, parten del Ser, o, de la Totalidad, o sino del ente que
aparece al interior de la totalidad, en principio abstracta, para desde ella
remontarse a la totalidad concreta, cosa que también hace Hegel. La diferencia de
los marxistas con Hegel estaría en que el Ser del que parten no es una “idea”,
sino que es la realidad “material” como nos aparece ante los ojos, para desde ella
remontarse por análisis a la Totalidad concreta, que aparece ahora de modo ideal,
pero cuyo punto de partida no fue ideal, sino real, o sea material. Esto es, no se
parte de una idea, sino que se arriba a ella como totalidad concreta, como
concreción de la realidad representada por el pensamiento, esto es, “pensada”.
Como muchos hegelianos dicen con cierta razón, si esto fuese así, casi no habría
ninguna diferencia con el método de Hegel, porque los entes que nos aparecen
ante los ojos, aunque tengamos una relación física con ellos, nunca se nos
aparecen de modo cósico solamente, sino siempre mediados por ideas, o
nombres, o sino mediados lingüísticamente. Y así en el fondo, muchos marxistas
que afirmaban al método de Marx de este modo, terminaban en el fondo
procediendo a la Hegel, pero sin darse cuenta, o sea de modo ingenuo. Entonces
¿dónde estaría la diferencia con la reflexión de Dussel relativa al método?
Lo novedoso aparece cuando Dussel descubre que Marx, cuando habla de
la inversión, no está refiriéndose a que parta de lo material o económico, sino
cuando en el análisis parte explícitamente del No-Ser o la exterioridad de la
Totalidad, esto es, cuando parte en el análisis de lo que el Ser o la Totalidad,
niegan, excluyen, marginan, condenan, encubren o invisibilizan, esto es, Marx no
parte del Ser, sino del No-Ser; o si no, no parte en el análisis de la Totalidad, sino
de la exterioridad negada o excluida por la totalidad. ¿Qué quiere decir esto? Aquí
radicaría el carácter crítico que en parte habría perdido el marxismo del siglo XX.
Cuando Dussel afirma que metodológicamente Marx parte en el análisis de
la exterioridad, o del No-ser, está diciendo de otro modo lo que Marx afirma
cuando dice que su método es inverso al de Hegel, porque éste parte de la
totalidad, o del Ser, esto es, de la realidad que como horizonte ha creado o
producido el capitalismo de su tiempo, es decir, de la realidad “puesta” por el
capitalismo, o de lo que “pone” como objetividad, la subjetividad del capitalista.
Dicho de otro modo, si partimos en el análisis del Ser o la totalidad, estamos
afirmando que la realidad producida por el capitalismo y ahora la modernidad,
“es la realidad” y que desde ella hay que remontarse a sus explicaciones. Cuando
sucede esto, generalmente el analista termina afirmando la realidad que quiere
cuestionar, porque está tomando como supuesto o presupuesto, el tipo de
realidad o visión de realidad que ha producido este sistema de dominación.
En cambio, para no recaer en ello Marx, tiene que partir de lo que esta
realidad producida por el capitalismo quiere negar, ocultar, encubrir y hacer
invisible ante el análisis, esto es, tiene que partir no del Ser, sino del No-ser, esto
es, no del Mercado, sino de la producción encubierta por el mercado capitalista.
No de la mercancía ante los ojos, sino de lo que no aparece en ella a la vista, pero
que está presupuesto como su contenido, que son las “relaciones sociales”
producidas por el capitalismo.
Para Marx las “relaciones sociales” son siempre relaciones de dominio y de
explotación, tanto del trabajo humano como de la naturaleza. Gracias a estas
relaciones sociales que produce o pone en la realidad el capitalismo, el trabajador
termina siempre siendo pobre y el capitalista cada vez más rico. Para poder
descubrir esta relación perversa, Marx no puede partir del tipo de realidad que
después de varios siglos ha producido el capitalismo y que gracias a la ciencia y la
filosofía aparecen ahora como el contenido del Ser. Tiene que partir de lo que
ella niega y encubre, esto es, no partir del capital, sino del No-Capital; no partir
de la totalidad, sino de la exterioridad al Capital. Esto es, la inversión consistiría
en que el método dialéctico de Marx parte de lo que el Ser y la Totalidad,
excluyen, niegan o invisibilizan, por ello parte, no desde el punto de vista del
burgués o empresario, sino del proletariado, del obrero, del trabajador, pobre o
excluido de la riqueza que produce el modo capitalista de producción.
Metodológicamente Marx parte en los Grundrisse del análisis de los
economistas clásicos de su tiempo, por eso parte también con el capítulo del
Dinero. Pero en esa obra Marx se da cuenta que el dinero es también una
mercancía, o si se quiere, un valor de cambio. A partir de la Contribución a la crítica
de la crítica de la economía política de 1859 y también de los manuscritos del 61-63 Marx
empieza a desarrollar sistemáticamente lo que en los Grundrisse había
descubierto ya, que a todo valor de cambio no solo le presupone un tipo de valor
de uso, y que en ambos siempre está presupuesto el “valor” en general, pero que
tienen este valor, porque su contenido es siempre el “trabajo vivo”, o la vida del
trabajador, la cual es cedida al capitalista a cambio de un “salario” que nunca
repone o restaura la vida entregada en el proceso de producción, porque le es
usurpado sistemáticamente el “plus” o pluses que produce el trabajador, cuando
el capitalismo incrementa con el desarrollo de la tecnología la extracción de vida
que tiene el trabajador y que la reproduce no solo individualmente, sino
familiarmente, barrialmente, de modo popular y hasta comunitario.
En “El Capital” cuando Marx ya ha depurado su método de análisis y
exposición, parte con mucha seguridad con el capítulo de la mercancía, y con la
sección sobre el fetichismo, muestra muy bien, qué es lo que está escondido,
ocultado y encubierto en el aparecer de la mercancía como objeto. En el objeto
llamado mercancía capitalista, siempre están encubiertos el tipo de relaciones
sociales de dominio y explotación, que son su contenido, por eso al mercado
llegan, como dice Marx; chorreando sangre. Esto es, el pasaje del Ser a la Esencia
en Marx, es el pasaje del aparecer del objeto, a los sujetos que como relación está
presupuesto en ella. Pero, este ascenso no lo hace desde el Ser, sino desde el no-
ser, porque si lo hiciese desde el ser, aparecería como que el capitalista es el
creador de toda esta nueva realidad, y la haría aparecer como lo hace la
modernidad, como lo más humano, lo más racional y justo. Pero como lo hace
desde el No-ser, por eso aparece la realidad que produce el capitalismo como
éticamente perversa, injusta e irracional. Por eso Dussel termina toda su reflexión
relativa a la obra de Marx afirmando que “El Capital” de Marx es una obra ética,
pero crítica de la forma de dominio del capitalismo, pero también de su sistema
de valores éticos, que ahora son juzgados desde Marx como injustos.
34
Dussel, Enrique. Los Grundrisse y la cuestión de la dependencia; en La producción teórica de
Marx. Ed. Siglo XXI. México. 1985. Capítulo 18, pp. 371-413. Los Manuscritos del 61-63 y el
“Concepto” de Dependencia; en Hacia una Marx desconocido. Ed. Siglo XXI. México. 1988.
Capítulo 15, pp. 312-361. Competencia entre capitales globales nacionales de los países
desarrollados y subdesarrollados. Teoría de la dependencia; en 16 Tesis de Economía Política. Ed.
Siglo XXI. México. 2014. Capítulo 10, pp. 150-164.
35
Dussel, Enrique. 16 Tesis de Economía Política. Interpretación filosófica. Ed. Siglo XXI.
México. 2014. Pág. 10
Finalmente el 2017 salió en la editorial Siglo XXI Las metáforas teológicas de
Marx, un libro publicado inicialmente en España en 1993, hace 24 años, el cual
pasó casi completamente desapercibido y hasta ignorado hasta hace muy poco,
cuando gracias a W. Benjamin volvió a actualizarse la idea de que el capitalismo
es también una religión. Como dice F. Hinkelammert, la idea es de Marx quien lo
dice, no de modo explícito, pero tampoco lo desarrolla, y cuando el marxismo del
siglo XX agarra esta idea benjaminiana del capitalismo como religión, no sabe
qué hacer con ella, porque nunca pensó en la posibilidad de hacerle al capitalismo
una crítica, también en términos religiosos, o sea teológicos, cosa que Marx sí lo
hizo. Y este libro de Dussel trata ampliamente de este tema, cuasi tabú en el
marxismo del siglo XX.
El capitalismo no solo es un fetiche, sino que él mismo produce
sistemáticamente fetiches, que pasan desapercibidos como tales, porque el mismo
capitalismo encubre su fetichismo bajo un ropaje secular, que hace aparecer a
toda la realidad como si estuviese más allá de toda religión y por eso mismo más
allá de toda creencia. Y así aparece ahora la modernidad como realidad evidente
en sí misma, como si no hubiese un más allá de ella misma. Pero sucede que la
realidad tiene su propia consistencia, su propio modo de ser y ella está mostrando
que el capitalismo y la modernidad no han superado a la religión, es más, ahora sí
aparece con mucha fuerza la idea de que el capitalismo es también otra religión,
tal vez mucho más nefasta que las religiones tradicionales. Y paradójicamente
este argumento habría aparecido por primera vez con la obra de Marx, pero no
solo del joven, sino también del maduro, y este libro de Dussel sirve para mostrar
también esto que a muchos marxistas se les pasó completamente.
Y lo que es peor, muchos de ellos, cuando vieron estas alusiones les
pareció completamente irrelevantes, como pasó con la primera de las tesis de
Benjamin sobre la historia36, en la cual hace alusión explícita a la idea de la unión
entre el Materialismo histórico y la teología. Si a muchos marxistas cientificistas
les parecía una locura pensar en la idea del Marx maduro filósofo, ya nos
imaginamos lo que ocurriría con la idea de que el Marx maduro también hizo
crítica teológica. Este libro de Dussel sobre Marx, dará mucho de qué hablar en
el futuro, pero repetimos, ya estamos hablando de un Marx del siglo XXI.
36
Benjamin, Walter. Tesis sobre la historia. Y otros fragmentos. Ed. Ithaca - UACM. México.
2008. “… En la filosofía, uno puede imaginar un equivalente de ese mecanismo; está hecho para
que venza siempre el muñeco que conocemos como “materialismo histórico”. Puede competir si
más con cualquiera siempre que ponga a su servicio a la teología, la misma que hoy, como se sabe,
además de ser pequeña y fea, no debe dejarse ver por nadie”. Pág. 35. Muchos marxistas e inclusive
benjaminianos cuando comentan esta afirmación de Benjamin de la relación entre el materialismo
histórico y la teología, dicen que solo es una metáfora nada relevante como para tomársela en serio.
En el futuro a partir tanto de Bloch como de Benjamin mostraremos cuán relevante es esta
afirmación no solo para comprender al capitalismo y la modernidad, sino también para seguir
desarrollando la concepción de “crítica” de Marx.
Desafíos
Meshico – Tenochtitlán
Tlalpan de Cuicuilco
Marzo del 2018