You are on page 1of 2

LO QUE OCURRE FRENTE A NUESTRAS NARICES

sobre A FILM FOR CARLOS de Renato Borrayo

Un cortometraje que inicialmente deambula por los territorios


del cine familiar (registro del cotidiano sin una intención
clara) pero que poco a poco se convierte en una documentación
de la cercanía y el territorio cercano (la familia política
del director) a quien este los mira con cierta extrañeza para
poder crear un sentido. Funciona la máxima aquella de que a lo
lejano hay que darle cierto aire de familiaridad y a lo
cercano, cierto aire de extrañeza.

Renato, el director, es el joven padre primerizo de Carlos;


pero a pesar del título, el documental no trata sobre él
recién nacido sino sobre lo que su llegada al mundo provoca en
sus abuelos maternos; ellos son rusos así como la madre.
Renato, el padre, es guatemalteco, un poco morenito y habla
español. Por ahí empieza la tensión.

Renato filma con cercanía y respeto a sus suegros, habla en un


ruso fluido con ellos; la cámara es cómplice de sus riñas,
enfrentamientos, de ajustes de cuentas, de posiciones
contrarias, etc; antropología y cine directo a la vez.

Cargado de lucidez narrativa, el director asume una postura de


observador, cómplice y participante de un evento que le
incluye y le obliga a tomar partido. ¿cómo reaccionar ante el
racismo y xenofobia de su suegra?, Borrayo saber hacer cine y
utiliza el distanciamiento, la perspectiva y el humor.
Encuentra una complicidad en su suegro y junto a él trata de
entender la radicalidad de la postura de la abuela, que aunque
mira con ternura al niño no puede abandonar sus rígidos
principios.

A pesar de su carácter antagónico, Martie no es retratada como


una mala mujer o alguien que piensa de una manera
políticamente incorrecta; Borrayo quiere entenderla, a lo
mejor no tanto para si mismo, ya debe estar acostumbrado a esa
presencia tan fuerte e intransigente; le quiere entender
porque finalmente la película es para su hijo, ese niño
“mezclado” que vivirá su propia relación con sus abuelos, los
de Guatemala y los de Rusia. Carlos / Carluschka tiene con
esta pequeña película que le regala su padre, marcado el
inicio de un complicado camino que posiblemente recorrerá.

A veces lo más cercano es aquello que más claramente nos habla


de cómo funciona el mundo. Borrayo, al retratar la
intolerancia de su suegra, retrata el funcionamiento de una
buena parte de la humanidad y de su incapacidad de aceptar al
otro, de la necesidad de bajar la cabeza con humildad frente a
las ideas “duras” de nación, patria y demás conceptos obtusos.
A Borrayo lo que le interesa es la humanidad, no la
nacionalidad, peor aún la nación. Su cámara filma un mundo que
sólo puede ser visto de esta manera por él y nadie más y asume
ese privilegio como una responsabilidad.
La película, a pesar de su corta duración es compleja, tiene
además otras aristas: topa el paso del tiempo al acercarnos a
un testimonio sobre el pasado de estos abuelos y sus pasiones
juveniles; sobre la importancia de la memoria y el legado de
los antepasados a través de una bella secuencia en un
cementerio que junto a un testimonio del abuelo deviene
memoria y reclamo a la vez; sobre la juventud y su alegría
frente a la amargura de una edad adulta que no se adapta al
cambio.

Enmarcado en una pequeña casa de dos o tres cuartos, algo de


vodka y un bosque cercano, Borrayo documenta con elegancia y
respeto lo que ocurre frente a sus narices y opta por
mostrárnoslo no solo como historia familiar sino como poderosa
metáfora sobre insalvables distancias que únicamente la
presencia de un tierno bebé puede acercar un poco, al menos
momentáneamente. Pequeña obra maestra.

Armando Salazar Larrea

You might also like