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Principio e imposibilidad de cogitarlo: “Un ente cuya esencia consiste en la
existencia se resiste esencialmente a la posibilidad de ser aprehendido como un ente
entero. La situación hermenéutica no sólo no se ha asegurado hasta ahora el “haber”
del ente entero, sino que cabe incluso preguntarse si este “haber” es siquiera
alcanzable, si una interpretación ontológica originaria del Dasein no tendrá que
fracasar -por el modo de ser del ente temático mismo.” p. 249.
“El ser del Dasein es el cuidado. El cuidado comprende facticidad (condición de
arrojado), existencia (proyecto) y caída. Siendo, el Dasein es una existencia arrojada, no
se ha puesto a sí mismo en su Ahí. Siendo, está determinado como un poder-ser que se
pertenece a sí mismo y que, sin embargo no se ha dado él mismo en propiedad a sí
mismo. Existiendo, jamás logra ir más atrás de su condición de arrojado, de tal suerte
que pudiese alguna vez producir formalmente desde su ser-sí-mismo y llevar hasta el
Ahí esa condición de “que él es y tiene que ser”. Y CONTINÚA… Pero la condición de
arrojado no yace detrás de él como un acontecimiento que, habiéndole efectivamente
ocurrido, en seguida se hubiese desprendido de él, sino que, como cuidado, el Dasein es
constantemente -mientras está siendo- su “que es…”. Estando entregado a ser este
determinado ente -única forma como él puede existir como el ente que él es- el Dasein es
-existiendo- el fundamento de su poder-ser. Aun cuando él no haya puesto por sí mismo
el fundamento, reposa sin embargo en su pesantez, que el estado de ánimo le revela
como carga.” p. 300.
“Siendo fundamento, es decir, existiendo como arrojado, el Dasein queda
constantemente a la zaga de sus posibilidades. Nunca existe antes de su fundamento,
sino siempre sólo desde y como él. Ser-fundamento significa, por consiguiente, no ser
jamás radicalmente dueño del ser más propio. Este no pertenece al sentido existencial
de la condición de arrojado. Siendo fundamento, es, él mismo, una nihilidad de sí
mismo. [...] El Dasein no es, él mismo, el fundamento de su ser en cuanto que éste
brotara de un proyectarse del propio Dasein, pero, siendo sí-mismo, el Dasein es, sin
embargo, el ser de este fundamento. Éste es siempre tan sólo fundamento de un ente
cuyo ser tiene que asumir el ser-fundamento.” pp. 300-301.
“En la pregunta por el sentido del cuidado se pregunta: ¿qué es lo que hace posible la
totalidad de ese todo estructural articulado que es el cuidado en la unidad que se despliega en su
articulación?” p. 339.
“Estrictamente hablando, sentido significa el fondo sobre el cual se lleva a cabo el
proyecto primario de la comprensión del ser.” p. 339.
Sobre la temporeidad: “El haber-sido emerge del futuro, de tal manera que el
futuro que ha sido (o mejor, que está siendo sido) hace brotar de sí el presente. Este
fenómeno que de esta manera es unitario, es decir, como futuro que está siendo sido y
que presenta, es lo que nosotros llamamos la temporeidad. [...] La temporeidad se revela
como el sentido del cuidado propio.” p. 341. ¿Y no también del cuidado impropio, es decir,
del cuidado en general?
La totalidad de ser del Dasein como cuidado quiere decir:
anticiparse-a-sí-estando-ya-en (un mundo) y en-medio-de (los entes que comparecen
dentro del mundo). En la primera determinación de esta trama estructural se hizo ver
que, con respecto a la articulación de esta estructura, era necesario llevar aún más
atrás la pregunta ontológica, hasta poner al descubierto la unidad integradora de esta
multiplicidad estructural. La unidad originaria de la estructura del cuidado es la temporeidad.
El anticiparse-a-sí se funda en el futuro. El estar-ya-en… acusa en sí el haber-sido. El
estar-en-medio-de… es posible por la presentación.” p. 342.
Futuro y proyecto: “El proyectarse en el “por mor de sí mismo”, proyectarse que se
funda en el futuro, es un carácter esencial de la existencialidad. El sentido primario de ésta es
el futuro.” p. 343
Presente y caída: “la presentación, en la que se funda primariamente la caída en lo a la
mano y en lo que está-ahí de la ocupación, queda, en el modo de la temporeidad
originaria, incluida en el futuro y en el haber-sido.” p. 343.
“La temporeidad hace posible la unidad de existencia, facticidad y caída, y así
constituye originariamente la totalidad de la estructura del cuidado. Los momentos
del cuidado no quedan reunidos por yuxtaposición [...]. La temporeidad no “es” en
absoluto un ente. La temporeidad no es, sino que se t emporiza. ” p. 343.
Éxtasis de la temporeidad: “A los fenómenos de futuro, haber-sido y presente
ya caracterizados los llamamos é xtasis de la temporeidad.” p. 344.
Historicidad: “Ahora bien, la totalidad estructural del cuidado tiene en la
temporeidad un posible fundamento para su unidad. Por consiguiente, la aclaración
ontológica de la “trama de la vida”, es decir, de la específica extensión, movilidad y
persistencia del Dasein, debe intentarse en el horizonte de la constitución tempórea de
este ente. La movilidad de la existencia no es el movimiento de un ente que está-ahí. Se
determina a partir del extenderse del Dasein. A esa específica movilidad del
extenderse extendido la llamamos nosotros el acontecer del Dasein. La pregunta
por la “trama” del Dasein es el problema ontológico de su acontecer. Poner al
descubierto la estructura del acontecer y sus condiciones de posibilidad
tempóreo-existenciales significa alcanzar una comprensión ontológica de la
historicidad.” pp. 388-389.
“El análisis de la historicidad del Dasein intenta mostrar que este ente no es “tempóreo”
porque “esté dentro de la historia”, sino que, por el contrario, sólo existe y puede existir
históricamente porque es tempóreo en el fondo de su ser.” p. 390.
“[S]erá necesario, tal como lo exige, por lo demás, el contexto de “la cosa
misma”, que la historicidad sea -en primer lugar- “deducida” únicamente de la
temporeidad originaria del Dasein.” p. 391.
“Lo primariamente histórico es el Dasein. Pero ¿se hace histórico el Dasein sólo
cuando ya no existe? ¿No es precisamente histórico en cuanto existe de un modo
fáctico? ¿Es el Dasein algo que ha sido tan sólo en el sentido de haber existido o, por el contrario,
ha sido en cuanto presentante-venidero, es decir, en la temporización de su temporeidad?” p. 394.
IMPRESCINDIBLE: “El Dasein tiene fácticamente en cada caso su “historia”, y
puede tenerla porque el ser de este ente se halla constituido por la historicidad. [...] El
ser del Dasein ha sido definido como cuidado. El cuidado se funda en la temporeidad.
Por consiguiente, debemos buscar dentro del ámbito de ésta un acontecer que
determine la existencia como histórica. De esta manera, la interpretación de la
historicidad del Dasein se revela, en última instancia, como una elaboración más
concreta de la temporeidad.” p. 396.
“Ahora bien, si el destino constituye la historicidad originaria del Dasein, el
peso esencial de la historia no recae ni en el pasado ni en el presente en su “conexión”
con el pasado, sino en el acontecer propio de la existencia, que brota del futuro del
Dasein.” p. 399
“La tesis acerca de la historicidad del Dasein no afirma que sea histórico un
sujeto sin mundo, sino el ente que existe como estar-en-el-mundo. El acontecer de la
historia es el acontecer del estar-en-el-mundo. La historicidad del Dasein es esencialmente
historicidad del mundo, un mundo que, en razón del carácter extático-horizontal de la
temporeidad, pertenece necesariamente a la temporización de la temporeidad.” p. 401.
Sobre el Ser y el principio: “Eso que llamamos el “ser” está abierto en la
comprensión del ser que, en cuanto comprender, es constitutiva del Dasein existente.
La aperturidad -previa, aunque no conceptual- del ser hace posible que el Dasein, en
cuanto existe como un estar-en-el-mundo, pueda habérselas con el ente, tanto con el
que comparece dentro del mundo como consigo mismo en cuanto existente.” p. 449
(último párrafo de S er y tiempo).