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María Zambrano y el diálogo como marco epistemológico para el carácter político del

conocimiento en la historia

Mario Tapia Ramírez


Universidad deValparaíso

Resumen: En el presente trabajo abordaremos la estructura epistemológica que subyace a la


propuesta de una reforma del entendimiento en María Zambrano, la que puede ser entendida desde
el carácter político y la proyección histórica que tiene su noción de conocimiento. Basados en La
reforma del entendimiento y Horizonte del liberalismo consideraremos desde una perspectiva
epistemológica las nociones de reforma y vida para la construcción de una estructura que permite
articular el conocimiento desde su situación en la historia. En esto nuestro objeto fundamental será
las relaciones que propone la autora entre la política, la historia y el conocimiento. Nos parece que
una de las cuestiones interesantes de llegar a estructura epistemológica es que nos permite
interpretar, por contra, cómo afecta el conocimiento a la vida humanamente entendida en el diálogo
de la historia.
Palabras clave: Conocimiento, política, diálogo, epistemología

Abstract: in the present paper we will address the epistemological structure that underlies
Maria Zambrano’s proposal for a reform of understanding. This can be understood from the political
and historical aspects in her definition of Knowledge. Based in La reforma del entendimiento and
Horizonte del liberalismo we will approach from a epistemological perspective the concepts of reform
and life for the construction of a framework which will allow us articulate Knowledge from its context in
History. For doing this our object of study will be the relations between Politics, History and Knowledge
proposed by the author. It seems for us that addressing the epistemological structure will allow us to
interpret how Knowledge affects life humanly understood in the dialog that History is.
Key words: Knowledge, Politics, dialog, espistemology

1. Introducción

En la presente exposición abordaremos un punto epistemológico en la propuesta de María


Zambrano en La reforma del entendimiento y Horizonte de liberalismo (Zambrano, M, 2015). En el
primero la autora aborda la necesidad de una nueva forma de aproximarse al entendimiento que
considere las circunstancias en que se da. Habiendo reconocido el fracaso del yo cartesiano y la
mecanización simplificadora del conocimiento del positivismo, Zambrano plantea la necesidad de una
reforma del entendimiento en la que se incluya la relevancia de las circunstancias políticas y las
proyecciones históricas del conocimiento. Del segundo texto tomaremos las nociones de política e
historia que está considerando la autora.
Nuestra exposición estará particularmente orientada al problema epistemológico que esto
implica, para responder la pregunta ¿cómo sería la estructura de la producción de conocimientos en
condiciones en que ésta tiene una raíz en la política y la historia? Para llegar a la respuestas de ésta
analizaremos las formas de producción de conocimiento en la exposición de María Zambrano, de
forma de identificar las relaciones de conocimiento que subyacen a su propuesta en torno a la
política, la historia y las relaciones de éstas. De esta forma pretendemos mostrar una propuesta
dialógica para abordar el conocimiento que incluye un origen político y una proyección histórica.
Primero abordaremos algunos puntos principales sobre la relación de política, historia y
conocimiento en relación a la noción de vida que ella plantea. En esto expondremos política como
una dimensión de las actividades humanas que están dispuesta a afectar la vida, la historia como el
diálogo de las múltiples afectaciones de los individuos y el universo, que constituyen diversas formas
de concebir la vida, y el conocimiento como aquello que toma cuerpo dentro de las actividades en las
que se da la vida. Seguido de ello expondremos que por estar puesta en la historia la estructura
epistemológica de la propuesta de María Zambrano requiere ser dialógica.
Nuestra propuesta se centrará en abordar el problema epistemológico que se encuentra a la
base de la propuesta de Zambrano y partiremos por tratar el concepto de política como una
intervención en la vida que suscita el diálogo entre el hombre y la naturaleza en el que se construye la
historia.

1.1. La crítica de Zambrano al entendimiento moderno


Nuestra aproximación al trabajo de María Zambrano estuvo cruzado por dos conceptos
fundamentalmente: la noción de reforma y de vida. Particularmente a las consecuencias de la
posibilidad de reforma: una vida actual es conocida y una que es concebida posible. La posibilidad de
reformar supone tener una descripción de un objeto, tal que es posible que sea otra. Ambas
descripciones son conocidas por algún agente. La vida, interpretamos, es el conjunto de actividades
son parte de cómo se lleva la vida humana. Esta vida tiene una dimensión epistémica: la vida es algo
conocido para los que la viven. Cuando pensamos en una reforma de la vida, pensamos en una
modificación en cómo ésta es vivida. Sin embargo una reforma de la vida puede ser reformar una
parte de ella. Cuando se llegó a la conclusión de que el coral no era un vegetal, sino un animal, hubo
una vida reformada, porque hay un nuevo conocimiento que toma cuerpo. El individuo no vive su
vida, en lo que implica su relación con el coral, de la misma forma.
En este punto nos parece que algo interesante de la propuesta de María Zambrano es cómo
el conocimiento afecta la vida de los individuos. Si es necesario entender el conocimiento como una
ejecución política, que participa de cómo se vive, es necesario poner en una perspectiva política el
flujo de conocimiento y no sólo cómo este se produce. Nos parece que los problemas vinculados al
flujo del conocimiento son explícitos en la forma en que Zambrano aborda La reforma del
entendimiento:
[...] es menester una nueva y decisiva reforma del entendimiento humano o de la razón, que ponga a la
razón a la altura histórica de los tiempos y al hombre en situación de entenderse a sí mismo.
(Zambrano, 2015: 200, 201)
El rol del individuo como uno capaz de entenderse a sí mismo, supone que sea capaz de dejar
que el conocimiento lo afecte, que él también sea intervenido. Y esto también es que la vida sea
modificada. Si el conocimiento afecta cómo se lleva la vida, entonces el conocimiento tiene un efecto
político. Sin embargo también el cómo se lleva la vida, lo que es objeto de un efecto político, tiene
efecto en el conocimiento. Por esto nos parece que la crítica a la razón moderna de María Zambrano
considera hay una vinculación constante de afectación con el entorno. Una reforma del entendimiento
supone que el conocimiento pueda ser otro y eso está en directa relación en cómo se lleva la vida, en
lo que de ésta un individuo sabe.
Nos centraremos particularmente en la forma de la estructura epistemológica que plantea
Zambrano.

1.2. Estado del arte: otras aproximaciones al problema del conocimiento en contexto
El problema que nos interesa de Zambrano, el influencia del contexto en las estructuras de
conocimiento, relaciones y producción de conocimiento, permite nutrirnos y nutrir la discusión en
torno a epistemología y lógica con acciones y contexto.
En la discusión sobre el contexto en epistemología podemos encontrar una posición fuerte en
Kuhn (1996) y Lakatos (1978), en la perspectiva historicista. Las nociones de crisis científica y
paradigma nos permiten establecer ciertos puntos de conexión en la lectura de Zambrano: el
conocimiento se da históricamente y tiene un funcionamiento político, en tanto hay razones
extracientíficas que participan del flujo histórico de la ciencia. Sin embargo el paso de un paradigma a
otro es una cuestión de mera creencia, siempre se da en el contexto de una crisis, frente al
aparecimiento de un rompecabezas que no puede ser resuelto por la ciencia normal, por el modelo
científico dominante. Este acto de fe en el cambio de paradigma frente a una crisis, particularmente
sostenido por Kuhn, pareciera no ser tan plausible. Nos parece que la perspectiva de Zambrano
permite comprender la propuesta de Kuhn como teoría cerradas. Si bien dos teorías científicas
pueden ser inconmensurables, no son indiferentes al contexto en el que se encuentran. La propuesta
de Lakatos nos permite abrir el rango de afectación de una teoría: todo rompecabeza científico se
encuentra en un programa de investigación, por lo que una crisis siempre se encuentra en el contexto
de un programa de investigación. Un programa de investigación supone un proyecto de ejecuciones
que están dispuestas a incidir en cómo se entiende una determinada cuestión. Desde esto podemos
entender un programa de investigación como un proyecto político. Nos parece que el punto de
intersección de María Zambrano con la perspectiva historicista nos permite hacer explícita la
estructura epistemológica del planteamiento de Zambrano y considerar la ciencia en una perspectiva
historicista como una parte de cómo se da la vida humana, en cuanto la vida humana incide en la
ciencia y la ciencia incide en la vida.
Otra de las perspectivas que nos interesa destacar está vinculada a la noción de historia
como diálogo mediante la cual María Zambrano expone el problema histórico como una cuestión que
se construye políticamente. Consideramos algunas aproximaciones al diálogo como una estructura de
adquisición de conocimientos de forma más o menos sencilla tal que podemos entender un diálogo
como la interacción de dos agentes en la que se produce un intercambio de informaciones. El
intercambio de informaciones puede ser de proposiciones o puede ser de análisis de una proposición
inicial. Cuando pensamos en el diálogo como un intercambio de informaciones que están dirigidas
como afirmaciones de proposiciones dentro de una actividad de lenguaje, lo vinculamos
particularmente al trabajo de Jaakko Hintikka (1999) y Robert Brandom (1999). En dos sentido
diferente el trabajo de estos autores nos permite abordar el problema. En la propuesta de Hintikka el
diálogo es interrogativo: un agente de conocimiento se enfrenta a una fuente de tal forma que tiene
por objetivo encontrar una respuesta verdadera a un conjunto de interrogaciones, interrogaciones que
son entendidas como el conjunto de posibles respuestas que saturarían el sentido interrogativo de las
preguntas. En esta perspectiva hay una pregunta cuando hay una posible respuesta justificable, dado
un determinado contexto. En la propuesta de Zambrano la acción política es entendida como una
acción dirigida a reformar la vida, en este sentido nuestro punto de intersección con la propuesta
anterior está determinada por entender el conocimiento como un objeto que participa de la vida y
desde una dimensión política: un conocimiento posible es arrojado al diálogo del hombre con el
universo y en ese contexto este subsiste o no. La subsistencia del conocimiento es lo que
abordaremos como fuerza del conocimiento. En la propuesta de Brandon (1999) encontramos que el
conocimiento se da dentro de actividades de lenguaje que tienen por objetivo otras actividades. De
esto tomamos dos cuestiones fundamentales para nuestra perspectiva: Una intervención dialógica
tiene por objeto una acción que sustenta que la intervención haya sido planteada como una
afirmación de conocimiento y que las intervenciones están dispuestas a afectar el contexto en el que
ocurre el diálogo.
Teniendo estas discusiones en mente esté abordamos el problema del conocimiento en María
Zambrano, primero, como cuestión política y, luego, con una estructura tal que este tenga un alcance
histórico, tanto por su capacidad de variar como por el carácter político de éste, por el cual llega a
afectar la vida humana del contexto en el que es producido o intercambiado.

2. Vida y política
En el presente apartado queremos mostrar que a la relación que propone María Zambrano
entre vida y política subyace una estructura epistemológica en la que las proposiciones se dan en un
contexto de significatividad, la que está determinada por un conjunto de ejecuciones que sostienen la
verdad de un discurso.
En Horizonte del liberalismo María Zambrano parte proponiendo un vínculo entre política y
vida: “Se hace política siempre que piensa en dirigir la vida.” (Zambrano, 2015: 58) Esto es “un
individuo que actúa y una vida que se ofrece como materia reformable. [...] Una materia -la vida
actual-, una forma ideal, que se pretende hacer real, y un individuo… el hombre” (íd). Tenemos un
nivel ontológico en el que los objetos son: un estado de cosas y un agente a; y un nivel epistémico del
que a es agente y en él que se encuentra el escenario de lo que el agente sabe del estado actual de
cosas y un conjunto de escenarios posibles a los que se tiene acceso por el estado actual de cosas.
Un estado posible de cosas es el que permite concebir una vida diferente. Reformar la vida
presupone que la forma actual de ésta deje de ser el caso. La vida es acá un conjunto de cuestiones
de la que nos basta un estado de cosas al que pertenecen agentes con capacidad de aprendizaje: la
vida es el conjunto de cuestiones que un agente llega a conocer del estado de cosas al que
pertenece. Luego, reformar la vida es también hacer variar el conjunto de cuestiones que un conjunto
de agentes sabe de ella.
Dentro del mismo estado de cosas conocibles que es la vida ocurren actividades. Dirigir,
reformar e intervenir son acciones que tienen por objeto modificar aquello que se conoce de un
estado de cosas, aquello que en una instancia es tal y luego de una reforma puede adquirir otro valor.
Y la variación no es trivial porque siendo los agentes parte del mismo estado de cosas que es objetivo
de su conocimiento, aquello que sepa de éste afecta directamente sus posibles ejecuciones. Lo que
los agente saben los dispone a poder intervenir su entorno: ejecutan tales acciones dado que saben
que α es el caso. En un nivel epistémico las acciones sostienen proposiciones que son sabidas por un
agente: una proposición es tomada por verdadera cuando hay una ejecución que puede dar cuenta
de ella. Realizar un experimento, dar razones de, justificar, por ejemplo, son acciones de carácter
epistemológico, por tanto dan cuenta de un conocimiento. Cuando decimos que al conocimiento le
sigue una ejecución, decimos también que esa ejecución está, en última instancia, en disposición a
modificar la vida. Todo conocimiento cuyo origen es la vida es político en cuanto está dirigido, en
última instancia, a reformarla por medio de ejecuciones.
Sin embargo la vida también se resiste: no es posible ejecutarlo todo. No todo lo que es
posible afirmar es conocimiento, sino el conocimiento sería insignificante. “Política es [...] lucha
-conjunción- entre el individuo y la vida.” (Zambrano, 2015: 59) En esta relación el individuo también
es dirigido: en términos generales la vida determina las posibles acciones de un individuo. Y, también,
cuando en un nivel epistémico afirmamos que las ejecuciones son las que permiten que un agente se
comprometa con una determinada proposición, estas ejecuciones pertenecen también al estado de
cosas en el que está el agente.
Reformar la vida supone un conjunto de posibles concepciones de la vida. A cada concepción
de la vida le corresponde una política, y por ello le corresponde un cuerpo de conocimientos que
constituye el material primario con el que se construye la realidad de cómo se entiende esa vida.
Concebir una vida otra supone también otro cuerpo de conocimientos que la explique. Por esto
concebir otra vida es hacerse cargo del proyecto político que ésta supone: el conjunto de ejecuciones
y objetos que le darían cuerpo a esa nueva vida. Cuando es concebida una vida posible hay un
proyecto político, que es la estrategia de ejecuciones con la que esa nueva podría adquirir cuerpo y
hacerse real. Es decir la vida actual es un instante de conocimiento sobre el cual se construye otro
instante de conocimiento (la vida reformada), cuya diferencia es tanto temporal como epistémica, y le
otorga al proyecto político un carácter eminentemente epistemológico. El proyecto político se agota
en su realización, en que haya ejecuciones que den cuenta de éste.

3. Vida e historia
En el siguiente apartado nos interesa mostrar el carácter dialógico de la propuesta de
Zambrano, en la que la historia es propuesta como un diálogo entre el individuo y el universo. Desde
esto queremos afirmar que los diferentes instantes de ese diálogo son intervenciones políticas que
tienen por objetivo trasladar a los agentes a un nuevo escenario.
La gestión política de los individuos se articula en la historia cuando es concebida una vida
diferente, un proyecto de acciones humanas: “Toda política supone idealmente una conciencia
histórica; es su alumbramiento; se dirige hacia el futuro, lo crea.” (Zambrano, 2015: 59) La posibilidad
de una vida diferente, expresada en acciones que construyen la vida, supone una intervención
significativa, que lo conocido como un estado de cosas actual pueda ser tomado por uno diferente y
que tome cuerpo en un momento otro. El objeto de la política es producir una vida reformada y la
reforma es un acontecimiento marcador que tiene un resultado epistémico: la vida que se conoce
actualmente puede ser diferente. La distinción de dos momentos de una misma vida, permite ver esa
vida, que se vive y es materia reformable, en un continuo de tiempo, como forma de producir historia.
La historia no es sino un diálogo, bastante trágico por cierto, entre el hombre y el Universo. Gracias al
hombre hay diálogo, dualidad. Él es siempre el otro en la naturaleza. (Zambrano, 2015: 61)
Interpretar la historia como diálogo hace hincapié en la necesidad de interpretar la acción
política reformadora en un nivel epistémico. Una reforma en la vida propuesta por una acción política,
que termina por hacer historia, supone una modificación en lo que se sabe de aquello que es el
estado de cosas al que pertenecen los agentes. Esto no sólo supone concebir una determinada
ejecución que interviene el estado de cosas, también supone que el individuo tenga una determinada
concepción de sí mismo en ese entorno: sea que coincida con la concepción que el individuo tiene de
sí antes de la ejecución marcadora o no, hay una concepción de sí. Hay un cuerpo en el mundo y por
ello una forma particular de disponerse frente a ese mundo. El agente sabe de sí en el mundo un
conjunto de asuntos dada la naturaleza frente a la que él es otro y dado a lo que éste concibe de sí,
que también es lo que esa naturaleza le permite ser.
Cuando admitimos que todo conocimiento está determinado por una acción que lo introduce
en el mundo, asumimos también que toda acción tiene un lugar potencial como conocimiento en un
escenario; un agente la puede conocer. Cuando afirmamos la idea de Zambrano de que la historia es
un diálogo trágico, lo proponemos como contenidos, son los contenidos de las acciones los que están
en pugna en el diálogo. Sin embargo estas acciones que se enmarcan en el diálogo son en un última
instancia expresadas como conocimientos, como proposiciones de un agente dichas frente a otro.
En este diálogo entre el hombre y el universo, que es la historia, cabe subordinación. Según el elemento
predominante, según el personaje central de la trama, actuarán los otros elementos. Entre ellos la
política. [...] Y tenemos la paradoja de que por ser la política nuncio de la historia, hay ocasiones en que
lo es todo. Esto ocurre cuando la política parte de la vida misma, de una vida que no es aún real, pero
que se encuentra en germen; cambio de un estilo de vivir por otro. [...] Entonces, la política es algo
unitario, totalizador, parejo a la religión, y abarca a todos los problemas humanos. (Zambrano, 2015: 61)
En la perspectiva de Zambrano la historia siempre requiere de la política, pero no siempre la
política requiere de la historia: mientras la historia es el relato de una secuencia de intervenciones
políticas, las intervenciones políticas pueden no construir algún relato y agotarse en sí mismas.
Mientras a la historia le es necesario que siempre haya sido ejecutada una acción que es interpretada
como acontecimiento marcador: los acontecimientos políticos pueden prescindir de un futuro. La
política asegura la unidad de la vida y los objetos que son afectados por ella, mientras la historia,
como un relato político, asegura su diversificación: hay diferentes objetos, diferentes instantes y
diferentes formas de asignar identidades, si se quiere, como caracterizaciones epistémicas del
dominio del discurso.
La historia como diálogo nos permite hacer hincapié en el carácter epistemológico que
subyace a la propuesta de Zambrano. En esta perspectiva podemos trazar dos líneas: uno, las
ejecuciones políticas como intervención en un diálogo cuyo objeto es siempre reformar la vida a la
que están dirigidas y, dos, el diálogo en el que se da la reforma, que da cuenta de las intervenciones
recíprocas entre el individuo y la naturaleza como ocurrencia política. Con esto queremos decir, un
marco de interpretación para las intervenciones que unifica estados de cosas en un discurso con un
conjunto de agentes tal que le otorga forma al diálogo en el que se da la historia.

3.1 Política como instancia histórica: producción del contenido epistémico de un


estado de conocimiento
En la noción de política María Zambrano subyace un modelo epistemológico en el que
conocimiento no puede excluir de sus conclusiones el contexto en el que se produce y circula. Este
modelo considera una vida actual que requiere ser reformada, una vida posible que será la vida
actual después de una reforma, que son el objetivo de un proyecto, y un conjunto de objetos que son
parte constitutiva de cómo se da esa vida, del que se distinguen los agentes y los objetos que
pertenecen al dominio de lo que los agentes saben, lo que incluye al mismo agente que está
comprometido con su conocimiento. Una vida, la interpretamos como el estado de conocimientos que
comparten un conjunto de agentes, con objetos, valoraciones y relaciones de contenidos particulares.
Reformar la vida es cambiar, para esos agentes, el conjunto de conocimientos que comparten, tal que
estos les permitían llegar a determinadas interpretaciones sobre los objetos, valoraciones y relaciones
del escenario en el que se encuentran, pasar a otro escenario epistémico, pese a que sea posible
conservar el estado de cosas. El paso de un escenario epistémico a otro, reformar la vida, es el
aspecto imprescindiblemente político: afectar la vida por medio de una ejecución es, por definición,
una actividad política. Reformar la vida es modificar cómo ésta es vivida, y por ello también lo que de
ésta se sabe.
Cuando un diálogo es entendido como una actividad de lenguaje y éste mismo está vinculado
a actividades que sustentan conocimientos, es esperable que nos preguntemos cómo se relacionan
esas actividades con el lenguaje con el que se da cuenta de esos conocimientos. Llegamos (en el
apartado anterior) a la noción de que la política está determinada por acciones marcadoras que
producen acontecimientos que modifican el estado de cosas al que pertenece un agente y que se
proponen, haciéndose parte del curso de la historia, como proyectos políticos. Proyecto acá es la
concepción de una vida posible, diferente a la actual, una vida reformada, que es el marco de
significatividad de un conjunto de ejecuciones. La posibilidad de otro estado de cosas le da sentido a
las ejecuciones de un agente político, de la misma forma que las ejecuciones políticas le dan sentido
a los conocimientos de un agente epistémico.
Para no entrar en detalles que desviarían nuestra discusión, consideraremos el conocimiento
una noción primitiva: conocimiento es un objeto de lenguaje que pertenece a la actividad cognitiva de
un agente por el cual ese agente adquiere un compromiso, la comisión de certificar por medio de
justificaciones que el contenido de lo propuesto es el caso. Las ejecuciones que son parte del marco
ontológico y articulan conocimientos de los que son en algún sentido justificaciones: al hecho de que
un objeto x esté sobre otro y le corresponde una proposición, x está sobre y, y que puede ser
conocida por un agente a, tal que a sabe que x está sobre y se encuentra justificado por el acceso de
a al hecho y la proposición es sostenida porque hay una justificación que a puede ejecutar. Cuando
pensamos en un conocimiento siempre adicionamos el hecho de que hay un agente que se
compromete con él, es decir que no es el hecho en sí el que pertenece al lenguaje, sino que
necesariamente hay un agente que se vincula a él, en cuanto lo conoce (o lo cree). El hecho mismo
(que x esté sobre y) y llegue a participar del lenguaje por pertenecer al escenario de un agente, tiene
una carga epistémica. Luego tendrá la particularidad de que si es de conocimiento de algún agente,
este agente tendrá un compromiso de justificación con este. Dado que el compromiso es la condición
que asegura la verdad de la proposición x está sobre y, ésta puede ser conocida por un agente. El
hecho es una justificación de la verdad de la proposición. La justificación funciona como malla de
seguridad de un discurso, en cuanto hay un agente que conoce tal discurso tendrá justificaciones
suficientes para sostenerlo. Cuando un agente afirma propone la justificabilidad de lo afirmado, por
tanto está afecto a ese discurso: el contenido de lo afirmado pertenece al estado epistémico al que el
mismo agente pertenece, no sólo al que éste conoce. Estar afecto al contenido de un determinado
conocimiento es lo que determina el compromiso del agente epistémico y el marco de significatividad,
de igual forma que el agente político está afecto a la efectividad de sus ejecuciones. Si un agente
sabe que hay una balacera en un centro comercial, tendrá una disposición particular dado como le
afecta respecto de sus ejecuciones posibles y que tengan por antecedente el hecho.
La sola presencia de un objeto permite inferir que hay alguien (o algo) que se hace cargo de la
justificabilidad de una serie de proposiciones que de ese hecho se siguen. Claramente esto tiene
límites: un hecho no le permite a un agente afirmar significativamente algo que no se siga de éste y le
prohibe afirmar significativamente algo que es contradictorio con lo que es justificable por el hecho.
Un individuo dialogante no necesariamente es un agente de conocimiento, como lo puede ser una
fuente de información: un agente de conocimiento está en diálogo con una fuente si accede por algún
tipo de ejecución a la información de ésta. Es el caso de la investigación experimental (cuya fuente es
un objeto y un conjunto de hechos) y la investigación académica (que recurre a fuentes
bibliográficas). Una disposición cognitiva que conlleva ejecución con resultados de aprendizaje
presupone acercarse a este con un determinado proyecto: ya hay una posibilidad para que tal cosa
sea el caso, luego se accede a un diálogo al tratar de encontrar que esa posibilidad sea el caso, sea
necesariamente justificable su verdad.
Estar afecto a la vida es lo que le da relevancia al carácter epistémico de la propuesta de
Zambrano y por lo que se da su variación en el tiempo como historia. Cada vez que se dirige el
individuo a reformar la vida parte de un determinado estado de cosas, el que espera modificar por
medio de afectar el conjunto de cuestiones que de ese estado se sabe.

3.2. Historia como marco epistemológico de un diálogo político.


La historia entendida como diálogo hace que esta tenga una dirección epistémica: una
ejecución que es un acontecimiento marcador tal que reforma la vida, es un acontecimiento político
por cuanto hay nuevo conocimiento vinculado a un determinado estado de cosas. Entender la historia
como diálogo supone considerar el marco general de una serie de intervenciones políticas, que tienen
efecto en cómo se interpreta la vida, y que considera en cada caso la posibilidad de una reforma.
Dos individuos afectos al estado de cosas al que pertenecen, por el cual se interpretan sus
ejecuciones o tienen sentido sus proposiciones de conocimiento, están en un diálogo significativo, el
que es cruzado inevitablemente por un problema político: están en el rango de afectación del
escenario al que pertenecen. La proyección de la relación política en el tiempo ocurre como diálogo,
como secuencias de intervenciones que son el caso y son posibles justificaciones para
conocimientos. El diálogo no se da sin un individuo que pueda otorgar significado a los
acontecimientos, en cuanto tiene una determinada concepción de la vida, por el compromiso
epistémico que implica que éste pertenezca a ella. Estar afecto a la realidad como agente político
tiene por correlato estar comprometido con los contenidos de un conjunto de conocimientos como
agente epistémico.
Estar afecto a la realidad supone admitir un conjunto de conocimientos sobre ella. Todo lo que
un individuo sepa de la vida es lo que éste concibe, directamente como vida en ese particular
momento. Concebir otra vida, tener una voluntad de reforma, supone, primero concebir la posibilidad
de un nuevo conocimiento. Ese conocimiento y la posibilidad de su reforma es lo que, en este
contexto, constituye la historia: el diálogo de un individuo y el universo. Sin embargo ese diálogo es
también, como vimo antes una tensión y una lucha: un nuevo conocimiento si es posible ejecutar una
estrategia para sostener que este pertenece en el mundo, es decir si hay una ejecución que permite
justificarlo. El conocimiento es parte de una determinada concepción de la vida si tiene una cierta
fuerza que le permite subsistir. Podemos entender esta fuerza con Nietzsche:
[...] la fuerza del conocimiento no reside en su grado de verdad, sino en su antigüedad, en su hacerse
cuerpo, en su carácter de condición para la vida. (Nietzsche, 2013: 169)
El conocimiento puede hacerse parte de la vida, puede pertenecer a cómo se lleva y concibe
ésta por su hacerse cuerpo, participar de las relaciones políticas y ser parte del resultado de
ejecuciones marcadoras que construyen la historia. Las intervenciones son políticas, éstas subsisten
o no al diálogo, y el diálogo se ubica en la historia.
Un diálogo es una actividad de intercambio en la que participan un conjunto de agentes. Un
diálogo, como actividad de lenguaje tiene ciertas reglas de uso, un conjunto de reglas que propone
cómo se da el diálogo y cómo se usan ciertos elementos dentro de éste. En un diálogo con el
universo no hablamos particularmente de dos sujetos con capacidad de lenguaje o de conocimiento, y
el diálogo no es posible que se dé oralmente. El diálogo ocurre en el contexto de significatividad en el
que son las intervenciones políticas las portan un cierto contenido epistémico: a tal ejecución de una
agente, le sigue que tal cosa ha sucedido y que por ello tal cosa es sabida. La ejecución es la
intervención y siempre es política. En este sentido en el diálogo lo que se intercambia, y que le otorga
significatividad a las intervención, son espacios interpretados de la vida. Un conocimiento tiene una
cierta fuerza y subsiste en el diálogo del individuo y el universo, o es arrasado por la vida, dad su
incompatibilidad con ella. El diálogo ocurre como una secuencia de interrogaciones: un individuo
arroja la pregunta por la posibilidad de una determinada ejecución y el universo responde sobre la
compatibilidad de ésta (Hintikka, 1999).
3. Vida y conocimiento
La propuesta epistemológica que subyace al trabajo de María Zambrano se articula por la
integración de la vida al conocimiento.
Quiero decir que [a] la razón humana tiene que asimilarse el movimiento, el fluir de la historia, y aunque
parezca poco realizable, adquirir una estructura dinámica en sustitución de la estructura estática que ha
mantenido hasta ahora. Acercar, en suma, el entendimiento a la vida, pero a la vida humana en su total
integridad, para lo cual es menester una nueva y decisiva reforma del entendimiento humano o de la
razón, que ponga la razón a la altura de la histórica de los tiempos y al hombre en situación de
entenderse a sí mismo. (Zambrano, 2015: 200, 201)
Considerar la razón humana en una perspectiva en la que se ponga en la historia, supone
acercar la razón a la vida humana e integrar el conocimiento a dimensión histórica de lo humano. De
esta forma cuando consideramos las nociones de política e historia en la vida humana, y su relación
con los agentes que la construyen, nos vemos obligados a admitir una dimensión epistémica: el
individuo concibe la vida, una actual y una posible, por tanto puede llegar a conocerla en su
actualidad o en su posibilidad.
Bajo las condiciones en que la vida es raíz de la política y la historia podemos entender la
política como las ejecuciones marcadoras de agentes dispuestas hacia la vida y que producen
acontecimientos marcadores, y la historia como el diálogo entre el hombre y la naturaleza en la que
éstos acontecimientos toman cuerpo. Bajo este marco un entendimiento reformado y más cercano a
la vida considerará el conocimiento con una raíz histórica. La historia es entendida acá como el marco
en el que se ubica la razón y se desarrolla el conocimiento debido el conocer tiene una carga política
puesto que es la forma humana con la que se reconoce la vida y se reconoce su reforma.
Es interesante, en este contexto pensar el conocimiento científico: el conocimiento científico
es producto de un programa de investigación científica que ha sido diseñado como proyecto político,
en cuanto hay un conjunto de ejecuciones que están dispuestas a modificar al vida. Esto es explícito:
la ciencia tiene por objetivo cambiar la forma en que se entiende la vida cada vez que ésta expande,
contrae o revisa el conocimiento que se tiene de la realidad.

4. Conclusiones

En presente trabajo nos hemos centrado en una propuesta epistemológica tomada desde el
trabajo de María Zambrano, sostenida sobre, primero, la crítica de María Zambrano al entendimiento
moderno, segundo, las nociones de política e historia de la autora, tercero, la relación íntima entre
política e historia y, cuarto, la vinculación íntima entre razón y política e historia bajo una perspectiva
en la que el conocimiento tiene raíz en la vida. En primera instancia identificamos, en la política, el
conjunto de características que debe tener una acción política y cómo esto propone un modelo para
el conocimiento, pensando que éste es una cuestión política e histórica, cuando nos ponemos en el
punto crítico de la autora.
Nos parece que desde la propuesta de política de María Zambrano se puede derivar una
cierta noción de historia que permite entenderla como diálogo: una diálogo político de intervenciones
marcadoras entre el hombre y la naturaleza que le da forma a la historia. El diálogo es acá tanto la
forma del relato de la historia como la estructura epistemológica que subyace a la propuesta de
Zambrano. Este modelo puede ser identificado con un conjunto de objetos, dentro de los cuales
podemos considerar una vida actual, una serie de vidas posibles y un dominio de objetos que
participan de las relaciones políticas que se dan en esta vida. Cuando hablamos de vida en sentido
estricto estamos hablando de concepciones de la vida, conocimientos sobre cómo se lleva esto. Un
agente de conocimiento, por ejemplo, pertenece al dominio de su propia concepción de la vida. En
este marco, por ser un marco político y estar determinado por acciones que están dirigidas intervenir
la vida, podemos interpretar que en última instancia el valor al que no lleva este modelo es la acción
política. Por esto consideramos un conjunto de acciones que son soportes de conocimientos. Estas
intervenciones políticas conforman un diálogo entre el hombre y la naturaleza tal que puede ser
entendido como el elemento componente político del curso de la historia. Estas consideraciones nos
permiten llegar a proponer un modelo epistemológico que subyace a la propuesta política histórica de
María Zambrano.

5. Bibliografía
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