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1. INTRODUCCIÓN
John Ashley Warden III (nacido el 21 de diciembre de 1943) es un coronel retirado de
la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Warden es graduado de la Academia de la
Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Su carrera en la Fuerza Aérea abarcó 30 años,
de 1965 a 1995, e incluyó giras en Vietnam, Alemania, España, Italia y Corea, así
como muchas asignaciones dentro de los Estados Unidos continentales. Warden
completó una serie de tareas en el Pentágono, fue Asistente Especial para Estudios
de Política y Asuntos de Seguridad Nacional para el Vicepresidente de los Estados
Unidos, y fue Comandante de la Escuela de Comando y Estado Mayor.
John Warden ha sido llamado "el principal teórico de la potencia aérea en la Fuerza
Aérea de los EE. UU. En la segunda mitad del siglo XX". También ha sido llamado
"uno de los aviadores más creativos de finales del siglo XX. John Warden no es solo
un aviador creativo, sino que es uno de los principales pensadores estratégicos de
Estados Unidos".
"La carrera de Warden estuvo marcada por la brillantez y la controversia, y hasta el
día de hoy su nombre inspira tanto cálido afecto como frío desprecio en los
establecimientos de la defensa y en la USAF en particular.
Su impacto en el futuro del poder aéreo en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos
todavía se está evaluando, pero "varios historiadores militares distinguidos, oficiales
y otros expertos han concluido que Warden definió los mismos términos de referencia
para la estrategia militar de la Tormenta del Desierto de 1991 y por lo tanto introdujo
un nuevo enfoque para la conducción de la guerra”.
2. BIOGRAFÍA
John A. Warden III nació en McKinney, Texas en 1943 y fue el cuarto en su familia en
seguir una carrera militar. Obtuvo su Licenciatura en Ciencias con una
especialización en Asuntos de Seguridad Nacional en 1965 de la Academia de la
Fuerza Aérea y su maestría de la Universidad Tecnológica de Texas en 1975, con su
tesis centrada exclusivamente en la toma de decisiones a nivel de Gran Estratégica.
En 1965, se casó con su novia de la escuela secundaria, Marjorie "Margie" Ann
Clarke, y el 5 de diciembre de 1966 se convirtió en el padre de gemelos, Elizabeth
Kathleen y John Warden IV.
En abril de 1967, Warden fue miembro del 334º Escuadrón Táctico de Cazas, volando
el F4 Phantom II, cuando se desplegó por primera vez en el extranjero a Corea del
Sur.
En 1969, mientras ostentaba el grado de Capitán, Warden se ofreció para
el servicio en la República de Vietnam. Su misión era volar el OV-10 Bronco,
participando en 266 misiones de combate.
Al igual que muchos otros oficiales jóvenes que alcanzaron su madurez durante ese
conflicto, Warden se vio muy afectado por las reglas de enfrentamiento, a veces
contradictorias y por la falta de una estrategia general que guiara la conducción de
esa guerra. Esa experiencia fue la base de sus teorías emergentes sobre el uso del
poder aéreo y la importancia de la estrategia.
Tal como lo hizo con otro joven oficial, Colin Powell , según lo enunciado en la
"Doctrina Powell", Vietnam enseñó a Warden algunas lecciones importantes sobre la
guerra: se necesita un enfoque estratégico coherente; fuerza abrumadora; objetivos
claros; una estrategia de salida e integración de las dimensiones política y
militar. Para Warden, las buenas tácticas simplemente no podían superar una
estrategia defectuosa.
Como Mayor, Warden llegó al Pentágono en agosto de 1975. Dentro de la Dirección
de Planes, se le asignaron deberes a Warden en la Sección de Medio Oriente y
comenzó su familiarización con esa región del mundo, generando significativos
aportes a la conducción de la Guerra del Golfo.
También fue en este punto de su carrera que comenzó a atraer la atención de los
oficiales superiores y miembros de la comunidad de inteligencia, tanto por su
capacidad de pensar estratégica y conceptualmente, como por sus ideas sobre la
estructura de fuerza, los conceptos y la doctrina.
Warden no tenía miedo de expresar sus puntos de vista enérgicamente, incluso a los
oficiales superiores y estaba algo impaciente con aquellos que no estaban de acuerdo
con él, así como con la estructura y la cadena de mando. Warden estaba en este
punto, y se mantendría a lo largo de su carrera, el "defensor del poder aéreo por
excelencia", y una figura muy controvertida.
Warden ha sido comparado con el famoso aviador Billy Mitchell: "un pensador a gran
escala, un rebelde que busca constantemente maneras de mejorarse a sí mismo y a
su organización sin tener paciencia para explicar su razonamiento o buscar el
consenso, un revolucionario que se niega a tomar decisiones políticas y
sensibilidades personales en cuenta en su afán de cambiar las cosas rápido, y un
caballero de integridad infalible".
Como Teniente Coronel, Warden comenzó una serie de asignaciones operativas que
eran un requisito necesario para alcanzar el grado de General, dentro de estas
asignaciones se destacan:
Figura No. 1: Coronel Warden como Comandante Escuela de Comando, Estado Mayor Aéreo
Fuente: https://www.fold3.com/page/640250951-john-ashley-warden-iii
3. PENSAMIENTO ESTRATÉGICO
John Warden III ha sido considerado como uno de los pensadores estratégicos
teóricos de la potencia aérea, más representativos de la Fuerza Aérea de los Estados
Unidos, en la segunda mitad del siglo XX. Fue un aviador muy creativo pero
generalmente controversial que hasta la actualidad se analiza su influencia en el
sistema de defensa, que varios expertos evalúan su explicación del poder aéreo en
el futuro y han definido que su concepción del nuevo enfoque para la conducción de
la guerra adoptado en la estrategia militar de la operación Tormenta del Desierto, has
sido tomado como referencia.
En este contexto vamos a enfatizar los postulados más importantes de su
pensamiento, es así que en la guerra moderna, la superioridad aérea es la necesidad
más importante que el Comandante de un teatro de operaciones aéreo debe
satisfacer. Desde el ataque de Alemania a Polonia en 1939 durante la Segunda
Guerra Mundial, ningún país ha ganado una guerra enfrentando a un enemigo cuando
dicho enemigo tenga la superioridad aérea. Este criterio es básico para que los
comandantes de todos los niveles consideren este factor en la planificación de sus
batallas. Para lo cual definió tres tipos: la superioridad aérea local, mediante la cual,
da la libertad básica de movimiento sobre un área limitada y por un tiempo limitado;
la superioridad aérea del teatro de operaciones o supremacía, cuando en el espacio
aéreo del enemigo se permiten las operaciones en toda el área del teatro de combate
y la neutralidad aérea cuando ninguno de los dos bandos tiene suficiente control del
aire como para operar sin peligro alguno.
La Superioridad Aérea es crucial para el éxito en toda campaña, que al ser
considerada la primera meta, donde convergen todas las operaciones subordinadas,
esto no quiere decir que ninguna operación deberá llevarse a cabo hasta ganar la
superioridad aérea, sino más bien, que ninguna otra operación debería iniciarse si
esta va a comprometer la misión primaria o va a utilizar fuerzas que deben ser
empleadas para alcanzar la superioridad aérea. Normalmente, se considera que se
debe alcanzar la superioridad aérea mediante los aviones y/o misiles-cañones
antiaéreos; pero existen otras formas en que las fuerzas terrestres y navales pueden
contribuir para lograr la misma, ésta es más efectiva si las fuerzas están
correctamente integradas en la campaña.
Existen tres factores básicos que afectan a la campaña aérea: El material, constituido
por los aviones, sistemas de armas y la industria aeronáutica; el personal compuesto
por los individuos altamente calificados y entrenados en el combate, y finalmente la
posición que resume la localización relativa y vulnerabilidad de las bases aéreas,
bases de misiles, líneas de batalla, etc.
Alcanzar la superioridad aérea proporciona la libertad de acción para la ejecución de
otras misiones aéreas y así mismo la confiabilidad de las fuerzas de superficie de
realizar sus acciones sin el temor de ser amenazados por medios adversarios, en
definitiva este aspecto ofrece una gran ventaja en relación al enemigo que no posee
este control, es así que a través de la historia se puede evidenciar que en ninguna
campaña en la que una fuerza ha tenido éxito sin un poder aéreo superior que el de
su oponente, en la guerra convencional moderna este principio ha sido evidenciado y
puesto en práctica dando excelentes resultados que ligados a una tecnología acorde
a la actualidad, seguirá siendo el pilar fundamental que proyectará al futuro su
influencia.
Otro aspecto importante a tomar en cuenta de sus postulados son los casos de la
guerra entre dos fuerzas aéreas oponentes, uno de los métodos para simplificar su
análisis, tanto en la situación aérea como en la planificación, son los siguientes:
Los dos bandos tienen capacidad aérea para atacarse mutuamente,
Un bando tiene gran capacidad para el ataque y el enemigo una capacidad
débil;
La vulnerabilidad de un bando en relación a la capacidad superior del enemigo.
Los dos bandos no pueden operar el uno en contra del otro, y
Los bandos establecen restricciones o acuerdos al no tener ninguno poder
aéreo.
Los Comandantes de cualquiera de los dos bandos deben analizar estos casos para
definir su actuación en la guerra, considerando que éstos tienen fases en las que se
inician en una situación y posiblemente no se termine de igual forma; por lo que se
puede proyectar la intervención de fuerzas aliadas en beneficio o en contra con
tendencia a alcanzar el caso II que es el más beneficioso.
Eliminar las fuerzas enemigas que pueden interferir para alcanzar la Superioridad
Aérea significa que se debe atacar las fuerzas, no solo las aéreas sino también las de
superficie como son las de tierra y mar; además que, para bloquear la consecución
de la Superioridad Aérea enemiga, estas deben interferir en las operaciones, tanto de
los sistemas de aviones y como en las armas basadas en tierra. Estas operaciones
deben apoyarse mediante la detección de aeronaves mediante radares y a través de
las contramedidas electrónicas.
Finalmente, los Comandantes y Estados Mayores deben desarrollar un esquema
apropiado para alcanzar la Superioridad Aérea, no necesariamente eliminando por la
línea directa los aviones enemigos, ya que al ingresar a líneas enemigas debe
tomarse en cuenta los sistemas de Defensa Aérea enlazados con la Artillería
Antiaérea cuya acción sería catastrófica.
Así mismo la superioridad aérea nos permitirá básicamente dos aspectos importantes:
realizar operaciones aéreas ofensivas contra el enemigo a un costo razonable, y
negar esta misma oportunidad al enemigo. Es importante conocer que en un conflicto
armado, el primer contrincante que logre la superioridad aérea será quien obtenga
ventajas significativas y demoledoras sobre su oponente, y quizás el conseguir la
superioridad aérea primero que el contrario, le represente una victoria rotunda.
Existen dos formas de ganar esta superioridad: la primera es poner atención en
nuestro sistema defensivo contra ataques aéreos del enemigo y la segunda es
concentrarse en operaciones ofensivas que reducirán la capacidad aérea enemiga
obligando a dedicar más recursos para su defensa.
Con respecto a la primera forma de obtener la superioridad aérea, se debe considerar
que la defensa tiene problemas asociados difíciles de vencer puesto que involucra el
empleo de muchos medios aéreos y al optar por la defensa se debe renunciar a la
iniciativa, que es propia de las maniobras ofensivas. Reducir la defensa para apoyar
la ofensiva puede ser visto como riesgoso y difícil de asimilar por la parte política.
La segunda forma de ganar la superioridad aérea consiste en emplear una ofensiva
completa para obtener la superioridad aérea lo más pronto posible y mantener la
iniciativa obligando a reaccionar al enemigo.
Todo Comandante deberá pensar a futuro y mantener en mente la posibilidad de
conseguir un aliado que apoye a su estrategia ya sea ofensiva y/o defensiva;
considerando la palabra clave “quizás”, a fin de mantener en forma anticipada planes
de contingencia en caso que del aliado no se una a la estrategia planteada o luego la
abandone.
Para fines defensivos, se requiere que estos centros estén atrás de las líneas y muy
bien protegidos del alcance del enemigo. También se habla de una forma de
aproximación hacia el enemigo atacando sus sensores y detectores. Para el sistema
de seguridad en tierra, se pensaba atacar uno a uno a todos sus centros o puestos
de mando y control, a pesar de que estos se encontraban bien protegidos y muy atrás
de las líneas del enemigo; es decir, lejos del alcance de sus armas.
Warden nos indica que si se debe alcanzar la superioridad aérea por medio de
operaciones ofensivas, es mandatorio el determinar correctamente los centros de
gravedad aéreos, esto se vuelve crucial sobre todo cuando el poder aéreo de ambos
contendores son similares o se acercan a la igualdad, la decisión menos
recomendada es la de intentar alcanzar este objetivo eliminando al oponente en el
aire. Una vez seleccionado este o estos centro(s) de gravedad se lo puede atacar
directa o indirectamente empleando los principios de masa y sorpresa, y ejerciendo
presión constante para lograr los efectos deseados.
El centro de gravedad aéreo del enemigo puede determinarse en equipo (cantidad de
aviones o misiles); en logística (cantidad y flexibilidad del apoyo de provisiones); la
geografía (ubicación y cantidad de instalaciones operacionales y de apoyo); en
personal (cantidad y calidad de los pilotos); o en mando y control (importancia y
vulnerabilidad).
Warden indica que las tripulaciones de vuelo son lo más preciado en la guerra; ya que
su producción se esclaviza a largos y arduos programas de entrenamiento y se
concentra a un minúsculo grupo de hombres con las cualidades necesarias que
puedan cumplir con las exigencias que demanda esta tarea. Además indica que
existen tres elementos de mando: la recopilación de información, la decisión y
comunicación. Estos pueden ser atacados individualmente o en conjunto como parte
de la concentración de esfuerzos para obtener la superioridad aérea; sin embargo la
mejor forma de atacar a un Sistema de Mando y Control es a través del corte de vías
de comunicación con sus unidades tácticas.
La ubicación geográfica de los objetivos estratégicos del enemigo, sean estos pistas,
unidades de abastecimientos, bases aéreas, centros de entrenamiento de pilotos, etc;
deben ser evaluados con rigurosidad extrema a la hora de decidir el emprendimiento
de una ofensiva. Si se juzga que un ataque a una de estas bases resulta en una
afectación de un centro de gravedad enemigo, la planificación del mismo se deberá
analizar y llevar a cabo por el punto débil que permitiría un ataque preciso.
Las Operaciones Defensivas son aplicadas cuando el enemigo puede atacar las
bases defendidas y no se cuenta con la capacidad de atacar las bases del atacante,
ya sea porque no se cuenta con medios suficientes o adecuados, o por falta de
decisión y voluntad para lanzar una ofensiva.
Es importante tomar en cuenta que si el enemigo tiene la voluntad de atacar es porque
cuenta con gran cantidad de medios aéreos y un alto sentimiento de invencibilidad, la
única manera de contrarrestar esa fuerza es con otra de similares características.
En defensa, la única forma de doblegar al enemigo, es derribar la mayor cantidad de
aviones posible o eliminar sus pilotos en el menor tiempo posible, es decir causando
altas pérdidas al enemigo, la diferencia entre perder un poco cada día y perder mucho
en un solo día, es muy significativa y se lo puede lograr mediante dos principios
generales:
Concentrando fuerzas y enfrentar al enemigo con ventaja numérica, en
batallas, lugares de vital importancia y en momentos específicos.
Asimilar el hecho de que no se puede defender todo, en todo lugar y al mismo
tiempo, sacrificando recursos de menor importancia y calculando perdidas
aceptables.
Para la consecución de estos objetivos es muy importante la planeación y la práctica,
si los pilotos no se han entrenado en este tipo de situaciones que tenga que ver con
diferentes tipos de ataque, no se esperarán unos resultados deseados.
Dentro de una Fuerza Aérea donde sus bases no se encuentran bien distribuidas,
deben tener en cuenta la importancia de sacar muy rápidamente las aeronaves de las
mismas frente a un posible ataque del enemigo y la forma como se ha de lograr esto
es mediante un sistema de alarma y control, pero tampoco quiere decir esto que será
imposible derrotar a un enemigo que cuente con este tipo de defensas.
En cuanto al Apoyo Aéreo Aproximado, con el auge del poder aéreo durante el siglo
XIX y XX, dentro de la forma como se llevaban a cabo las guerras, se implementó una
tercera dimensión a los ya tradicionales campos de batalla sobre la tierra y el mar,
con enormes capacidades para el cumplimiento de sus misiones, estas operaciones
han existido desde los primeros días que el avión fue usado como arma. Por ejemplo,
en la Primera Guerra Mundial se lo conocía como cooperación militar, cooperación
estrecha y apoyo en tierra; incluso los rusos en la Segunda Guerra Mundial,
designaron a su fuerza aérea, como artillería móvil. Desde este enfoque, se define el
apoyo aéreo cercano como cualquier operación aérea que teóricamente podría y sería
realizada por las fuerzas terrestres por sí misma, con tropas o artillería disponibles.
Bajo esta definición, los ataques aéreos a las tropas enemigas, ciertamente
encajarían en la categoría. El bombardeo aéreo de las líneas enemigas, también
encajaría, porque la artillería podría hacer ese trabajo. Para llevar a cabo una
campaña aérea eficiente, el trabajo debe ser conjunto y coordinado, y en algunas
circunstancias, puede ser mucho más importante que la campaña terrestre, sin
embargo, al tener una comprensión doctrinal completa e inequívoca de cómo sus
respectivos servicios pueden contribuir, se llega a ganar la guerra.
Dentro de una guerra, las reservas ayudan a mejorar las posibilidades de victoria, ya
que pueden reducir las consecuencias negativas que se pueda sufrir en el devenir de
la contienda, el comandante puede lanzar al frente de batalla tropas frescas que
pueden aprovecharse de algún error o fallo del enemigo, obligándolo a rendirse o
retirarse; la introducción de las reservas crean una batalla absolutamente nueva, el
comandante enemigo está luchando contra un número de hombres y armamento
relativamente conocido, pero este cambio repentino aumenta la incertidumbre en el
adversario cambiando dramáticamente el escenario, en otras palabras, el impacto al
enemigo es tal, que debe inmediatamente reconsiderar y rediseñar totalmente la
estrategia que hasta el momento creía ser la triunfadora. El ingreso de las reservas
debe ser un golpe contundente y sorpresivo no solo en el desgaste físico del enemigo,
sino que, principalmente en su moral. En una campaña aérea también es posible
aplicar este principio del uso de las reservas con el fin de impactar en la mente de los
pilotos enemigos de la misma forma que a los soldados en la tierra.
El empleo de las reservas tácticas en la batalla aérea debe ser en el momento justo,
ni muy pronto, ni demasiado tarde, algo que se puede ver como muy subjetivo ya que
es un trabajo de puro arte y genialidad de quien conduce la guerra, que deben ser
aprovechados de manera inteligente empleando ésta nueva fuerza que está
completamente fuera de la proporción de la batalla.
Warden propuso la teoría de los cinco anillos para alcanzar, neutralizar o destruir el
centro de gravedad del enemigo y componentes esenciales del dispositivo,
disminuyendo la voluntad del adversario y la capacidad de seguir luchando, como un
valor estratégico, para lo cual es imprescindible la selección de objetivos físicos para
luego de ser destruidos o neutralizados, se siga la secuencia en cada fase de la
campaña, esto es posible en función de los datos proporcionados por inteligencia
como parte de sistemas vitales del enemigo para la determinación los requerimientos
y medios para su neutralización. Sin embargo el ente político es quien toma la decisión
con estos insumos proporcionados y constituye la clave para el éxito o el fracaso en
la campaña, para lo cual Warden los definió asi:
Liderazgo – Centro de gravedad (Gobierno, Comunicaciones, Seguridad).
Sistemas esenciales – Energía (electricidad, petróleo, alimentos y dinero).
Infraestructura (Caminos, Aeropuertos, fábricas).
Población (población).
Fuerzas Armadas (Fuerzas Armadas, Policía, Bomberos)
4. CONCLUSIONES