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Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

INTRODUCCIÓN A LOS RIESGOS GEOLÓGICOS LITORALES


I.D. Correa1, O. Ferreira2 y J. Alcántara-Carrió3
1
Área de Ciencias del Mar, Dpto. de Geología. Univ. EAFIT. Medellín, Colombia.
icorrea@eafit.edu.co
2
IMAR. Campus de Gambelas. Faro (Portugal). oferreir@ualg.pt
3
Dpto. Ciencias Básicas y Oceanografía. Univ. Católica de Valencia. Valencia, España
javier.alcantara@ucv.es

INTRODUCCIÓN

Hace tan sólo 25 años surgió un nuevo principio fundamental de la


Geología, el principio de la simultaneidad de eventos (Hsü, 1983). Dicho
principio afirma que la historia geológica de la Tierra se ha caracterizado por
un cambio gradual y pausado a lo largo de grandes periodos, pero dichos
periodos han sido interrumpidos por eventos bruscos y de gran magnitud,
que han afectado simultáneamente a todo el planeta.
La importancia de este principio radica en que logra armoniza las teorías
del Gradualismo pausado y el Catastrofismo. El Gradualismo pausado
(Lyell, 1830-1833) está basado en los principios del uniformismo y
actualismo (Hutton, 1795; Playfair, 1802). Por su parte, el Catastrofismo
(Cuvier, 1825) se fundamenta en las evidencias científicas de procesos
naturales que han causado cambios drásticos en la historia de la Tierra, su
morfología y la evolución de la vida en ella. Las ideas catastrofistas
suponían una visión más acorde con la tradición y el pensamiento dominante
durante siglos en la civilización occidental, pero una vez que el Gradualismo
pausado se impuso a principios del siglo XIX, estas ideas quedaron relegadas
a un segundo plano. El principio de la simultaneidad de eventos, al lograr el
equilibrio entre ambas teorías, supone un cambio muy importante en la
visión de los procesos naturales, su frecuencia e intensidad.
Pero el hombre no sólo ha de convivir con la amenaza que suponen los
eventos extremos de origen natural, sino que la propia actividad humana
genera cambios en los procesos naturales y crea así nuevas situaciones de
riesgo. Este hecho es más evidente desde el inicio de la revolución industrial,
que supuso un salto cualitativo fundamental en la explotación de los recursos
naturales, tan sólo comparable al dominio del fuego en el Paleolítico, o el
paso del hombre nómada a sedentario en el Neolítico, con el desarrollo de la
agricultura. Así, en la actualidad se ha producido un cambio generalizado de
todos los procesos naturales debido a una demanda de recursos (alimentos,
energía y materias primas) cada vez más intensa, hasta llegar a un desarrollo
claramente insostenible. La sobreexplotación y el riesgo de agotamiento de
los recursos naturales se ponen de manifiesto al observar que el agua potable
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ha pasado en las últimas décadas de considerarse un recurso renovable a no


renovable, debido al aumento de la demanda, la contaminación y la
sobreexplotación de los acuíferos.
Las actividades humanas afectan en la actualidad, directa o
indirectamente, a todos los ambientes naturales, con acciones a nivel local
que tienen repercusiones en los procesos a escala planetaria. Al conjunto de
estos cambios a escala planetaria inducidos por la acción humana se le ha
llamado cambio global. El aumento de la concentración de dióxido de
carbono en la atmósfera desde la revolución industrial y el consiguiente
sobrecalentamiento de la atmósfera al intensificarse el efecto invernadero
son el detonante del cambio climático que vivimos en la actualidad. Por
tanto, el cambio climático es sólo uno de los muchos aspectos del cambio
global. El desarrollo de la sociedad obliga a intensificar esfuerzos para
reducir los daños por las catástrofes naturales y medioambientales.
La metodología habitual en la lucha contra los riesgos naturales consiste,
en primer lugar, en identificar los fenómenos que suponen una amenaza para
el hombre y evaluar su peligrosidad. A continuación, se evalúa la
vulnerabilidad del hombre ante dichos fenómenos. La magnitud de los
riesgos se obtiene entonces al combinar el estudio de las amenazas con la
vulnerabilidad de la población. Finalmente, se diseñan las medidas para
hacer frente al riesgo analizado, así como a la catástrofe cuando ésta se
produce. Para desarrollar esta metodología, además del cambio conceptual,
ha sido de gran ayuda el gran avance tecnológico de las últimas décadas en
herramientas informáticas, instrumentos de medida y sistemas de
teledetección.
Este primer manual de la Red Iberoamericana en Teledetección Aplicada
a la Prevención de los Riesgos Geológicos Litorales trata precisamente de la
metodología para identificar las amenazas naturales, centrándose
fundamentalmente en la aplicación de técnicas de teledetección. Dentro de
los sistemas de teledetección o sensores remotos se incluyen tanto aquellos
que exploran la corteza terrestre desde la atmósfera, mediante satélites o
sensores aerotransportados (fotografía aérea, LIDAR) como otras técnicas,
también de medición indirecta, empleadas en la geofísica terrestre y marina
(acústica, sísmica, tomografía eléctrica, etc.). Una copia digital de este
manual se encontrará próximamente disponible en dicha web.
Esta red se enmarca en el área de “desarrollo sostenible, cambio global y
ecosistemas” del Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el
Desarrollo (CYTED, www.cyted.org), promovido por la Cumbre de Jefes de
Estado y de Gobierno de los Países Iberoamericanos. Dentro de este área, la
CYTED también promueve en la actualidad redes de trabajo en temas como
el monitoreo y pronóstico de fenómenos hidrometeorológicos, la evaluación
de peligros, la gestión de riesgos y desastres derivados de los movimientos

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de masas en taludes y laderas inestables, y el uso de tecnologías espaciales


para la evaluación, monitoreo y manejo de desastres naturales en la
agricultura.
En este primer capítulo del manual se presenta una revisión conceptual
de los términos empleados en el análisis de los riesgos naturales, como paso
previo a la descripción de las metodologías. En este sentido, resulta también
muy útil el glosario para la evaluación de riesgos compilado por Nadim
(2005) para la International Society of Soil Mechanics and Geotechnical
Engineering.

AMENAZAS NATURALES Y ANTRÓPICAS

Amenazas o eventos potencialmente dañinos para el hombre

Una amenaza se puede definir como la probabilidad de ocurrencia en un


lugar y periodo de tiempo determinado de un evento dañino para el hombre,
ya sea de origen natural o antrópico (UNDRO, 1980). Los eventos extremos
sólo se consideran amenazas si pueden producir efectos negativos sobre el
hombre o sus actividades. Así, una erupción volcánica en una isla
deshabitada del Pacífico, si no afecta a ninguna población o a sus
actividades, es sencillamente un fenómeno natural, pero no una amenaza.
Las amenazas de origen natural están relacionadas con el clima (procesos
meteorológicos y oceanográficos), la tectónica terrestre o los procesos
cósmicos. Las primeras incluyen precipitaciones intensas, huracanes,
tornados, tormentas, tormentas de arena, temporales, sequías, incendios, olas
de calor y frío y subida del nivel medio del mar. Por su parte, las amenazas
de origen geotectónico hacen referencia, a erupciones volcánicas, terremotos
y maremotos, la subsidencia, los deslizamientos, plegamientos y fallas
(Bryant, 2005). Finalmente, las amenazas de origen cósmico incluyen el
impacto de meteoritos y las tormentas solares.
Por su parte, las amenazas de origen antrópico hacen referencia a
actividades como la deforestación, la contaminación, la destrucción de la
biodiversidad o el cambio climático. No obstante, cada vez resulta más
difícil diferenciar entre las amenazas de origen natural y las inducidas por el
hombre, ya que es evidente que el hombre modifica los procesos naturales.
Por ejemplo, la deforestación favorece los deslizamientos del terreno y las
obras de ingeniería en la costa inducen fenómenos de erosión en las playas.

Peligrosidad de las amenazas

Una vez identificada la existencia de una amenaza para el hombre, es


necesario evaluar la distribución geográfica de su peligrosidad, la cual se
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mide como la probabilidad de que ocurra en una zona concreta un fenómeno


de una determinada intensidad. Por tanto, la peligrosidad depende de dos
factores intrínsecos al propio fenómeno: su magnitud y su frecuencia de
ocurrencia.
Respecto al primer factor, a mayor energía del fenómeno, mayores son
los efectos negativos y, por tanto, mayor es su peligrosidad. Así por ejemplo,
cuanto se intensifica la velocidad del viento en una tormenta o la altura de
ola en un temporal, aumenta su peligrosidad. La energía de un evento es una
medida de su peligrosidad.
Atendiendo a su frecuencia de ocurrencia, la peligrosidad de las
amenazas se clasifica en posible (evento que nunca ha ocurrido pero la
información disponible no permite descartar su ocurrencia), probable
(evento ya ocurrido en el lugar o en condiciones similares) e inminente
(evento detectable o evidente).
La probabilidad de los eventos ocurridos previamente se evalúa
calculando su periodo de retorno por métodos estadísticos, es decir, el
intervalo de años en el cual ocurre un evento de una determinada magnitud.
Sin embargo, las amenazas no se manifiestan de manera cíclica o periódica y
predecir con exactitud su próxima ocurrencia, ya sea por métodos
estadísticos o deterministas, es una tarea difícil e incluso imposible en
muchos casos, tanto si se trata de amenazas asociadas a fenómenos
climáticos, como tectónicos, cósmicos o inducidas por el hombre. La
incertidumbre al predecir la ocurrencia de una amenaza es un aspecto a
considerar al evaluar su peligrosidad.
La peligrosidad de las amenazas también depende de la susceptibilidad
del territorio, es decir, su tendencia o predisposición a ser afectado por una
determinada amenaza, en función de sus características naturales. Por
ejemplo, el daño de los temporales en la costa depende de su orientación
(expuesta o protegida respecto a la dirección de aproximación del oleaje) y
de la anchura de la plataforma, así como de las características del sedimento
(tamaño de grano, densidad, forma, grado de cohesión) o la litología de los
acantilados (materiales estratificados o masivos, sanos o alterados, con
buzamiento horizontal, hacia mar o hacia tierra, etc.).

VULNERABILIDAD, RIESGO Y CATÁSTROFE

Tal como se indicaba anteriormente, el criterio para que un proceso sea


considerado una amenaza depende de que se produzcan pérdidas materiales
o personales. Pero esto no sólo depende del propio evento, sino también de
la vulnerabilidad de los elementos amenazados, entendiendo como tales

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elementos: la población, sus propiedades y actividades económicas, los


servicios públicos y las infraestructuras.
Por tanto, la vulnerabilidad de un elemento o conjunto de elementos es
el grado de pérdida o daños que cabe esperar si se produce un fenómeno de
una magnitud determinada. La vulnerabilidad depende de las características
socio-económicas (densidad de población, ubicación de los elementos y
grado de exposición, renta per cápita, educación, medidas preventivas, etc.)
de los elementos humanos. La vulnerabilidad se mide en una escala entre 0,
si no se producen daños, y 1 en caso de pérdida total (Varnes, 1984).
Combinando todo lo anterior, surge el concepto de riesgo, el cual
representa la probabilidad de que se produzcan pérdidas humanas o
materiales debido a la ocurrencia de un evento catastrófico. Por tanto, la
evaluación del riesgo implica evaluar las pérdidas totales (personas
afectadas, muertes y daños materiales) para un evento con un grado de
peligrosidad determinado y expresado en términos de probabilidad. Dicho de
una manera práctica, el riesgo es el resultado de multiplicar la peligrosidad
de la amenaza por la vulnerabilidad. Teniendo en cuenta que la peligrosidad
de una amenaza de determinada intensidad se puede expresar como una
probabilidad (entre 0 y 1), y la vulnerabilidad también se puede expresar
entre 0 y 1, la magnitud de un riesgo se puede expresar como una
probabilidad, variando entre 0 y 1.
Un desastre (o catástrofe) se presenta cuando finalmente acontece un
evento que obliga a los habitantes de una población a abandonar sus
viviendas y lugares de trabajo. Un desastre ocasiona muertes, heridos y
pérdidas de bienes materiales o productivos, y deteriora la calidad de vida de
la población o pone en peligro su patrimonio (Wilches-Chaux, 1998). El
desastre no es el fenómeno en sí, sino los efectos nocivos que produce en la
población.
Los riesgos y desastres, al igual que las amenazas que los producen, se
clasifican según su origen, intensidad y duración, pero también se pueden
clasificar según sus efectos. Los efectos primarios son los daños originados
directamente por la ocurrencia del evento, mientras que los efectos
secundarios son aquellos que se presentan a largo plazo, consecuencia
indirecta del evento y que pueden ser incluso de carácter permanente.
Atendiendo a la intensidad de sus daños, las catástrofes más importantes
son las inundaciones, seguidas de los huracanes (ciclones tropicales), sequías
y terremotos. Esta clasificación varía ligeramente en función de si se
consideran los daños según el número de muertes o en función de las
pérdidas materiales (Fig. 1).
La lucha contra las catástrofes se basa en establecer las medidas de: i)
prevención, para predecir la peligrosidad de la amenaza, ii) mitigación, para
reducir la vulnerabilidad, iii) alerta, con los sistemas de aviso, evacuación y
preparación para el desastre, iv) respuesta, que implica el salvamento de
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personas y defensa de otros elementos durante el desastre, y v) corrección de


daños, es decir la reconstrucción e inversiones en mejoras tras el desastre
(Bedoya et al., 2006). El análisis de decisiones permite seleccionar las
medidas idóneas para reducir el riesgo hasta valores aceptables, logrando
una buena relación entre beneficios y coste de las medidas, la protección y
mejora del medio ambiente y, sobre todo, la máxima seguridad posible para
la población.

Otros
Terremotos Inundaciones
6%
10% 32%

Sequías
22%
Ciclones Tropicales
30%

Deslizamientos
Tormentas Inundaciones
8%
7% 32%

Otros
6%

Terremotos
10% Ciclones Tropicales
Sequías
22% 30%

Fig. 1. Magnitud de los desastres naturales según la distribución porcentual de


muertes (sup.) y los daños materiales (inf.) según Rubiera (2005).

La elaboración de mapas de peligrosidad de las amenazas, de


vulnerabilidad y de riesgo es el instrumento fundamental para incorporar los
riesgos a los procesos de ordenación y gestión del territorio y, por tanto, para
el desarrollo de una política de prevención y corrección (Díaz de Terán,
1996).

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RIESGOS GEOLÓGICOS EN EL LITORAL

Delimitación de la franja litoral

Desde un punto de vista físico o geológico, el litoral es aquella franja


cuya morfología, dinámica y evolución está controlada por la interacción de
los agentes marinos (oleaje, mareas y corrientes) y continentales (viento, ríos
y glaciares). La evolución de los litorales depende también de la acción de
procesos gravitacionales (isostasia, deslizamientos y derrumbamientos)
asociados a la tectónica de placas (actividad volcánica, sísmica y diastrófica)
y de procesos geoquímicos (meteorización física y química de las rocas y
sedimentos). La influencia de los seres vivos (bioerosión y bioconstrucción)
es especialmente determinante en la configuración y evolución de los
litorales en latitudes bajas y medias. Además, debe incluirse de manera muy
especial, la acción directa e indirecta del hombre como factor principal de
muchas modificaciones litorales, especialmente a lo largo de las costas
desarrolladas. Por todo lo anterior, la costa es un medio esencialmente
dinámico, con una gran diversidad de morfologías y un transporte de
sedimentos muy intenso.
Por otra parte y desde una perspectiva ecológica, el litoral es la franja
donde la interacción de gran diversidad de procesos marinos y terrestres
genera las condiciones propicias para la presencia de un gran número de
ecosistemas específicos, con una gran producción biológica y biodiversidad.
Estos ecosistemas son áreas de reproducción, alimentación, cría y/o
desarrollo de muchas especies y se caracterizan por su alta sensibilidad a los
cambios en los parámetros ambientales; una vez degradados, su recuperación
resulta difícil en extremo.
Atendiendo a los aspectos socioeconómicos, el litoral es la franja donde
el hombre realiza actividades relacionadas con la presencia o proximidad del
mar, incluyendo las poblaciones y territorios colindantes dedicados a la
pesca, las actividades portuarias, el turismo, la industria y la agricultura.
Administrativamente, la costa puede incluir toda una provincia o cuenca
fluvial, y llegar hasta 12 o incluso 200 millas náuticas hacia mar abierto. Por
tanto, desde esta perspectiva, la costa o el litoral se extienden por lo general
mucho más allá de los límites que puedan trazarse exclusivamente con
criterios geomorfológicos o ecológicos.
La lucha contra los riesgos geológicos en el litoral debe integrar estas
tres visiones y, por tanto, es necesario hacer referencia al litoral en su sentido
(y extensión superficial) más amplio posible (Fig. 2).

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Fig. 2. Esquema general de la franja Litoral (Correa, 2006).

El aprovechamiento intensivo y las intervenciones antrópicas en los


últimos siglos conllevan tremendas presiones ambientales sobre el litoral. La
construcción de puertos, instalaciones industriales, represas, carreteras,
edificaciones, etc. ha modificado en muchos casos la intensidad y dirección
de los procesos naturales, generando nuevas amenazas. De hecho, la
evolución actual de muchos litorales del mundo está más controlada por los
efectos de las actividades antrópicas que por el curso de los procesos
naturales (Fig. 3).

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Fuentes
descarga de ríos
erosión de linea de
costa temperatura
transporte hacia la playa evapo-transpiración
precipitación olas
procesos eólicos corrientes de deriva litoral
mareas
Pérdidas viento
acreción costera tormentas
por tormenta descarga de ríos
CLIMA
canales de mareas
estructuras costeras
procesos eólicos
transporte hacia
plataforma
extracción de recursos BALANCE DE PROCESOS
SEDIMENTOS COSTEROS

NIVEL
ACTIVIDADES RELATIVO
Construcción de vías HUMANAS DEL MAR
alteración de dunas
extracción de aguas subterráneas
desarrollo de cuencas fluviales
estructuras costeras Subsidencia tectónica
dragado subsidencia por compactación
mantenimiento de playas cambios eustáticos del nivel del mar
movimiento de tierra cambios seculares del nivel del mar

Fig. 3. Factores de cambio de la franja litoral (modificado de Morton, 1977).

En este contexto, no es difícil entender que el litoral (con su zona terrestre y


fondos marinos adyacentes) sea la franja más cambiante del planeta: en el litoral el
cambio es la regla y la estabilidad es la excepción.

Amenazas naturales y catástrofes en el litoral

En las regiones litorales es donde impacta el oleaje de los temporales y


maremotos, y donde muestran su mayor virulencia los huracanes, entre otras
amenazas. Así mismo, en el litoral se concentra la mayoría de la actividad
sísmica y volcánica de las zonas emergidas, más concretamente en los
márgenes continentales activos (p. ej. Cordillera de los Andes) y los
archipiélagos volcánicos, tanto en los arcos islas de borde de placa (p. ej.
Islas del Caribe), como en las islas volcánicas asociadas a puntos calientes
de intraplaca (p. ej. Islas Canarias) o de borde de placa (p. ej. Islandia).
El terremoto y posterior tsunami que asoló Lisboa en 1755, el terremoto-
maremoto que asoló la costa Pacífica de Colombia en 1979, o los efectos del
huracán Ike sobre Haití y Cuba en 2008 son algunos de los muchos ejemplos
que justifican la necesidad de sistematizar los estudios climáticos,
oceanográficos y geológicos a lo largo de todo el mundo. Estos estudios son
básicos para analizar las amenazas, vulnerabilidades y riesgos litorales.

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El litoral está expuesto a grandes catástrofes por eventos puntuales, como


los anteriormente citados, pero también a otros de carácter ya permanente en
la mayoría de las zonas, como son las inundaciones por la subida del nivel
del mar y la erosión costera. En el nuevo contexto del cambio climático,
estas amenazas crónicas implican ya, y más aun en el futuro, la desaparición
de grandes extensiones de terrenos bajos, con los consiguientes daños y
destrucción de propiedades, infraestructuras y recursos (campos de cultivo,
aguas subterráneas, zonas turísticas, etc.). Las consecuencias
socioeconómicas serán de la mayor importancia, y las decisiones que se
tomen hoy con respecto al uso y desarrollo de los litorales determinarán en
gran medida su magnitud e impactos.

Aumento de la vulnerabilidad en las zonas costeras

La población humana lleva cerca de un millón de años creciendo de


modo exponencial (Cohen, 1995), no es algo nuevo de estos últimos siglos,
pero gracias al desarrollo tecnológico se estima que en tan sólo 30 años
(2000 a 2030) se pasará de 6.100 a más de 8.000 millones de habitantes.
En la actualidad, el 53% de la población mundial vive a menos de 200
km de la orilla del mar, y este porcentaje crece exponencialmente. La
población mundial en zonas rurales está estabilizada, mientras que las zonas
urbanas y especialmente las megalópolis (ciudades con más de 10 millones
de habitantes) concentran todo este crecimiento. La mayoría de estas
megalópolis se encuentran en la costa, como es el caso de Tokyo, la ciudad
más grande del mundo con 35 millones de habitantes en 2005, Nueva York,
Bombay, Sao Paulo o Lagos, la ciudad que más rápidamente crece en la
actualidad (Organización de Naciones Unidas, 2007).
Este crecimiento demográfico acelerado implica la formación de grandes
núcleos de pobreza marginales, sin agua potable ni sistemas de saneamiento,
con edificaciones de pésima calidad desarrolladas sobre laderas inestables,
en riberas inundables o incluso en vertederos y otras zonas contaminadas.
Por todo ello, no es extraño que la mayor vulnerabilidad a los riesgos
naturales se dé en el litoral, y especialmente en los países del tercer mundo o
en vías de desarrollo. No obstante, los daños producidos por las
inundaciones en la ciudad de Nueva Orleans al paso del huracán Katrina en
2005, con miles de personas que tres años después aun continúan como
desplazadas, ponen de manifiesto que todos los países están expuestas a las
catástrofes naturales.

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Aumento de los riesgos litorales

Las amenazas debidas a eventos extremos de naturaleza climática


(inundaciones, sequías, huracanes, tornados, olas de frío y calor, etc.) han
aumentado en los últimos años (Voigt, 2004; IPCC, 2007). Por el contrario,
no existe ninguna razón para pensar que se vaya a intensificar la ocurrencia o
intensidad de las amenazas de carácter geotectónico (erupciones volcánicas,
terremotos, maremotos, fallas, etc.), relacionadas con la liberación de energía
del interior de la Tierra. Sin embargo, en general, la vulnerabilidad de las
zonas litorales ante dichas amenazas geotectónicas también está
aumentando, debido a su crecimiento demográfico acelerado y la
construcción de los núcleos de población pobre en las zonas más expuestas a
inundaciones, deslizamientos, seísmos y maremotos. Por tanto, también los
riesgos y desastres de carácter geotectónico serán mayores.
En suma, debido a que han aumentado tanto las amenazas naturales de
origen climático como la vulnerabilidad de la población costera, los riesgos y
desastres naturales en el litoral serán cada vez más dañinos y frecuentes.

EJEMPLO DE APLICACIÓN: LA EROSIÓN COSTERA

El balance sedimentario en la costa es el resultado de los procesos de


erosión, transporte y sedimentación, debido a la acción de los agentes
geológicos externos, tanto marinos como continentales, pero también de
otros muchos factores que afectan a la dinámica litoral. Así por ejemplo, en
el Caribe sur colombiano, con una intensa actividad neotectónica, la
actividad del diapirismo-volcanismo de lodos ha controlado a largo y a corto
plazo muchos de los cambios morfológicos costeros (Ramírez, 1959; 1969;
Correa, 1990, Vernette et. al., 1992,) y ocasionado a la fecha nueve muertes
relacionadas con manifestaciones (explosiones) violentas del fenómeno
(Correa et al., 2005; Correa y Morton, 2009)
Una costa con un balance sedimentario próximo a cero indica que está
los procesos de erosión y sedimentación están compensados, oscilando de
forma dinámica en torno a una situación de equilibrio. Por el contrario, si el
balance sedimentario es negativo indica que predomina la erosión y si es
positivo, indica que predomina la sedimentación.
La costa se erosiona cada año de forman natural, debido principalmente a
los temporales, y se suele compensar con periodos de sedimentación a lo
largo del mismo año (Wright y Short, 1984). Sólo cuando el balance
sedimentario muestra una tendencia erosiva a largo plazo, debido por
ejemplo al ascenso del nivel medio del mar o el aumento de la energía de los
temporales, la erosión costera se convierte en un riesgo, o finalmente una
catástrofe si llegan a producirse daños.
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Análisis de las amenazas y su peligrosidad

En diversos capítulos de este manual se muestran metodologías para


evaluar la erosión costera, por lo que tan sólo cabe aquí añadir la
metodología de análisis de las amenazas naturales, que son principalmente la
acción de los temporales, la subida del nivel del mar, y los procesos
neotectónicos.
Para analizar la peligrosidad de los temporales se realiza el análisis
estadísticos de los registros previos de oleaje en aguas profundas, o bien
series retrospectivas predichas por métodos numéricos. A partir de estos
datos, se obtienen las expresiones ajustadas de las funciones de distribución
para el régimen extremal (p. ej. Gumber, Weibull). Con dichas expresiones,
a partir de registros de unas pocas décadas, se predicen eventos extremos con
periodos de retorno de 100 o 500 años (Puertos del Estado, 1994), lo cual
implica no obstante admitir que la tendencia o comportamiento climático
actual no variará.
La peligrosidad de los temporales en cada tramo de la costa se evalúa
mediante modelos numéricos de propagación del oleaje que, conocidas las
condiciones del oleaje en aguas profundas y teniendo en cuenta la
morfología del fondo, las mareas astronómicas y meteorológicas, calculan la
altura del oleaje en la zona de rompiente, próxima a la orilla (Fig. 4).
La peligrosidad de los temporales también puede ser evaluada por sus
cotas de inundación (runup), calculadas a partir de la altura y periodo del
oleaje y la pendiente de la playa. Para predecir las cotas de inundación
futuras es necesario además considerar la actual tasa de ascenso del n.m.m. y
la aceleración en dicha tasa de ascenso (Ferreira et al., 2006).
Los modelos numéricos para la predicción en tiempo real están
ampliamente desarrollados para el análisis de las condiciones meteorológicas
o el oleaje. En la dirección http://rgl.ucv.es/bramm se encuentra disponible
una versión libre del Weather Research and Forecasting Model (WRF)
desarrollado entre otros por el National Center for Atmospheric Research
(NCAR) de los Estados Unidos. Este modelo permite predecir los riesgos por
el paso de huracanes (trayectorias e intensidad). También existen modelos
para la predicción de tsunamis (tiempo de llegada hasta un determinado
local) principalmente en el Pacífico. Sin embargo, en el caso de predicción
de riesgos, como la erosión costera o las inundaciones estos modelos son aun
un tema aun por desarrollar. Recientemente (Junio 2008) ha comenzado un
proyecto financiado por la Comisión Europea que tiene como objetivo
desarrollar modelos operacionales de predicción de erosión y otros riesgos
costeros (MICORE - Morphological Impacts and Coastal Risks induced by
Extreme storm events).

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ALTURA DE OLA
4550000 BATIMETRÍA
Zoom 1 4521000

200 m 2.75 m
4520000
180 m 2.50 m
4540000
160 m
4519000 2.25 m
140 m
2.00 m
120 m 4518000
4530000 1.75 m
100 m
90 m 1.50 m
4517000

80 m 1.25 m

4520000 70 m 4516000
1.00 m
60 m
Zoom 2 Delta del Ebro 0.75 m
50 m 4515000
0.50 m
4510000 40 m
Delta del Ebro 4514000
0m 1000m 2000m
0.25 m
30 m
309000 310000 311000 312000 313000 314000 315000 316000
20 m 0.00 m

10 m
4500000
5m CORRIENTES POR EL OLEAJE
0m
4521000

4490000
4520000
2.5 m
290000 300000 310000 320000 330000 340000 350000 360000
2.25 m 4519000

ALTURA DE OLA 2m
4518000
4550000 1.75 m
Acantilados 4517000
1.5 m
activos
4545000 1.25 m
4516000

1m
Delta del Ebro
4515000
0.75 m
4540000 0m 1000m 2000m
0.5 m 4514000
0m 10000m 20000m
309000 310000 311000 312000 313000 314000 315000 316000
0.25 m

325000 330000 335000 340000 345000 350000 355000 0m

Fig. 4. Propagación de un temporal (Dir=78ºN, Hs=2.5 m, Tp=6s) en el Delta del


Ebro (España): batimetría, altura de ola y corrientes inducidas. Obtenido con el
software SMC de la Univ. de Cantabria.

La peligrosidad del ascenso del nivel medio del mar (n.m.m.) se evalúa
en función de su tasa actual y la aceleración de dicha tasa. Las variaciones
del nivel del mar se ha registrado tradicionalmente en los mareógrafos, los
cuales permiten determinar la oscilación relativa del n.m.m. en cada tramo
de la costa, pero precisan de correcciones de los movimientos del terreno
para obtener tasas eustáticas (globales) del ascenso del n.m.m. En las últimas
décadas, las mediciones desde satélites (Topex-Poseidon, Jason) permiten
obtener mediciones del ascenso global del n.m.m. en todos los océanos.
La peligrosidad de las amenazas de origen tectónicos se puede obtener a
partir de estudios geofísicos que determinan la estructura del subsuelo, flujos
de calor, profundidad del foco e intensidad de los seísmos, etc. combinados
con el cálculo del periodo de retorno por métodos probabilísticos, según la
frecuencia e intensidad de los eventos previos registrados.
No obstante, hay que indicar que las causas o amenazas que producen la
erosión costera, entendida como un riesgo o desastre, son en realidad muy
diversas (Bird, 1996), tanto de origen natural, antrópico como combinación
de ambos. Estas causas actúan tanto a escala global (ascenso del n.m.m.),
como regional (construcción de embalses que reducen drásticamente los
aportes de sedimentos fluviales al litoral) y local (la construcción de obras

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Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

marítimas que frenan el transporte de deriva litoral hacia las playas situadas
aguas abajo). El estudio de las amenazas implica analizar cada una de estas
posibles causas.

Análisis de la vulnerabilidad: cartografía de usos del litoral

En una segunda etapa, el análisis de la vulnerabilidad precisa inventariar


la población susceptible de ser afectada, sus propiedades, actividades e
infraestructuras, y su grado de exposición al peligro. Por tanto, es necesario
analizar factores como: i) la zonificación de los usos del litoral, ii) la
estacionalidad de la densidad de población y de los usos del litoral,
relacionada con su capacidad de carga (Yepes, 2002), o iii) la fragilidad de
las construcciones, en función de la calidad de sus materiales.
Los Sistemas de Información Geográfica (SIG) son una herramienta
fundamental para realizar, consultar y actualizar estos inventarios, mediante
mapas temáticos que muestran los diferentes usos del territorio, y
combinando toda esta información para determinar la exposición al peligro
(Fig. 5).

Análisis del riesgo: mapas de riesgo de erosión

En el caso de la erosión litoral, afortunadamente no cabe esperar la


pérdida de vidas humanas, por ser un proceso crónico pero no excesivamente
rápido. Sin embargo, es importante evaluar el riesgo de pérdidas materiales.
Existen múltiples ejemplos de edificaciones e infraestructuras costeras
arrasadas por la erosión, obligando a sus pobladores a trasladarse tierra
adentro, o incluso emigrar a otro país, como está ocurriendo en algunos
atolones del Pacífico. La desaparición de islotes, debido a la erosión costera
y el ascenso del nivel medio del mar, implica para algunos países una
reducción drástica de su Zona Económica Exclusiva, la zona de soberanía
nacional que abarca 200 millas mar adentro desde la orilla.

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Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 5. Vulnerabilidad de las costas europeas ante la erosión costera (Fuente:


proyecto europeo “Eurosion”, www.eurosion.org).

La erosión costera se suele analizar mediante la determinación de las


tasas de retroceso de la orilla o las variaciones en la topografía, pero es
importante señalar que este análisis debe realizarse en una escala de tiempo
del orden de varios años o incluso décadas.
Los cambios en la topografía y en la línea de orilla se pueden obtener
a partir de secuencias de mapas (cartografía antigua) o con fotografías aéreas
verticales, disponibles en muchos países desde 1940 aproximadamente. Las
nuevas imágenes de satélite complementan esta información, si bien tan sólo
cubren las últimas décadas. Otras técnicas más novedosas, basadas en los
sensores remotos aerotransportados (LIDAR), el sistema GPS diferencial, o
las ecosondas multihaz, están suponiendo un gran avance en la resolución
espacial y temporal de la monitorización tridimensional de la costa.
El estudio con GPS diferencial de la topografía de las playas de
Maspalomas y El Inglés (2005-2008), las más importantes turísticamente de
las Islas Canarias, ha mostrado que dichas playas poseen aun su capacidad

23
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

natural para recuperarse de la acción de los temporales, si bien dicha


recuperación necesita del transcurso de varios años (Fig. 6), matizando así el
comportamiento clásico de las playas según Wright y Short (1984), mientras
que el sistema dunar contiguo muestra una clara tendencia erosiva desde
hace décadas (Hernández et al.¸2007).

0.5
Sediment Budget (m3/m2)

0
Storm erosion
-0.5

-1
Erosion/Accretion periods
-1.5 2005 2006 2007 2008 2009

-2
0 200 400 600 800 1000 1200 1400
Days since the beginning of the study (7th sept 05)
Fig. 6. Recuperación natural a medio plazo de la erosión por temporales en las
playas del sur de Gran Canaria (Alcántara-Carrió y Fontán¸ 2009).

En la actualidad, el déficit sedimentario es un problema generalizado en


todas las costas, con más del 70% de las playas del mundo con una tendencia
neta erosiva a largo plazo (Bird, 1996).
Los riesgos de erosión costera se obtienen al combinar las tasas de
retroceso de la orilla con el inventario de los elementos humanos que se
verán afectados por dicho retroceso e inundación, para lo cual resulta de
nuevo muy útil el empleo de los S.I.G.

Análisis de decisiones: medidas frente a la erosión costera

Las medidas de prevención están dirigidas a predecir la peligrosidad de


las amenazas, y de su metodología tratan varios capítulos de este manual.
Por su parte, la medida de mitigación más importante ante la erosión
costera es la ordenación de los usos del territorio adaptada a la distribución
de las amenazas naturales. La determinación del deslinde del Dominio
Público Marítimo Terrestre permite una mejor ordenación de los usos del
territorio, al impedir la construcción de viviendas y otras infraestructuras en
zonas con riesgo de erosión o inundaciones. En España, por ejemplo, este
deslinde está basado en la predicción de la línea de máxima inundación
debido al oleaje o la marea en los próximos 100 años (buscando el escenario
más adverso posible).

24
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

En las zonas ya afectadas por la erosión, las medidas de respuesta


clásicas han sido denominadas medidas de defensa, ya que están basadas en
proteger el territorio mediante el empleo de obras duras y blandas. Las
primeras, difíciles de eliminar una vez construidas, incluyen muros verticales
o inclinados, espigones y diques paralelos a la orilla, ya sean de escollera o
de bloques. Por su parte, las obras blandas incluyen la regeneración las
playas y dunas mediante alimentación artificial (aporte de áridos), el empleo
de geotextiles y el descenso del nivel freático en la orilla. En la actualidad, la
generalización del problema de la erosión a grandes extensiones de costa, en
países con pocos recursos económicos, combinado con el alto coste y la baja
eficiencia de muchas de estas medidas de defensa, están propiciando el
desarrollo de nuevas medidas de respuesta basadas en la adaptación de los
usos del territorio y la retirada planeada (Damen, 1999).

AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen a J.A. Cabrera la revisión de este capítulo, el cual


es una contribución a la Red Iberoamericana en Teledetección Aplicada a la
Prevención de Riesgos Geológicos Litorales financiada por el Programa
Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CYTED).

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Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral


  

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Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

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9A 
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

EROSIÓN DE COSTAS ROCOSAS


F. Isla1, I. Montoya2 y O. Ferreira3
1
Centro de Geología de Costas y del Cuaternario. Universidad Nacional de Mar del Plata,
Argentina fisla@mdp.edu.ar
2
Departamento de Biología y Geología. Escuela Superior de CC. Experimentales y
Tecnología. Universidad Rey Juan Carlos, España. isabel.montoya@urjc.es
3
Faculdade de Ciências do Mar e do Ambiente, CIMA. Universidade do Algarve, Portugal.
oferreir@ualg.pt

INTRODUCCIÓN

Durante mucho tiempo los efectos de la erosión de costas rocosas


requirieron de mapas topográficos y cartas náuticas de detalle cuya
actualización es costosa y requiere de muchos cuidados para compatibilizar
ambas formas de representación. Algunos de estos inconvenientes surgían
de: distintas proyecciones, escalas y equidistancias diferentes, relaciones
verticales entre los diferentes datums, diferentes datums horizontales, o el
grado de detalle en la representación de áreas intermareales (Barrier y Sloan,
2007).
Desde los inicios de la teledetección por satélites, su resolución espacial
limitaba su aplicación particularmente al monitoreo del retroceso de
acantilados. La fotografía aérea y los relevamientos de campo fueron durante
mucho tiempo las únicas herramientas que permitían distinguir esos cambios
morfológicos del orden del m/año.
Actualmente, con el avance de las técnicas la precisión en las
resoluciones espaciales, temporales y espectrales en las imágenes de satélite
se ha incrementado a pasos agigantados, permitiendo así obtener de ambas
técnicas, satélite y fotografía aérea, resultados similares.
Además de la información obtenida de las técnicas de teledetección, el
análisis completo y detallado de la estabilidad de un acantilado necesitaría ir
apoyado con información obtenida en campo y laboratorio. No obstante, este
capítulo se centrará principalmente en la revisión de las técnicas de
teledetección y análisis con Sistemas de Información Geográfica (SIG),
útiles para el estudio de retroceso de acantilados.

EROSIÓN DE COSTAS ROCOSAS

La acción del oleaje unida a los procesos de meteorización y alteración


físico-química de las rocas, producen un progresivo desmoronamiento y

39
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

erosión de la costa que se traducen en un retroceso de la misma. El principal


objetivo de una investigación sobre acantilados consiste en entender el
origen de los materiales, formas y procesos que actúan en el sistema, así
como los cambios a corto y largo plazo que han ocurrido (DEFRA, 2002).
En el análisis del medio, el conocimiento de la disposición, composición
y propiedades mecánicas de los materiales a analizar es fundamental a la
hora de evaluar y modelizar el comportamiento del acantilado.
Las tasas de erosión de acantilados dependerán de factores tales como:
litología, fracturación del macizo rocoso, hidrología e hidrogeología,
pendiente, orientación del frente acantilado, exposición al oleaje, energía del
oleaje, presencia de plataforma rocosa y/o playa, rango mareal, vegetación,
uso del territorio, presencia de infraestructuras de protección de la costa. Con
el objeto de clasificar tramos de acantilados se ha propuesto reconocer entre
activos (sin acumulación en la base salvo gravas remanentes) e inactivos
(con acumulación de arena permanente conformando una playa; Fig. 1). A
su vez, y procurando destacar los sectores más susceptibles de erosión se han
reconocido los homogéneos, los resistentes en el tope o los resistentes en la
base (Emery y Kuhn, 1982). En la costa de Oregon y Southern California los
ritmos de erosión de acantilados aumentan durante el invierno con mayor
frecuencia de lluvias y energía de las olas. En Encinitas (California), la
urbanización de los acantilados originó un aumento de los niveles freáticos
(desagües cloacales) que indujo un aumento en los deslizamientos y
derrumbes (Emery y Kuhn 1982).
El análisis de estos factores lleva acompañado siempre un soporte
cartográfico, de modo que la elaboración de mapas y modelos, y la gestión
de estos desde un Sistema de Información Geográfica son parte fundamental
y previa al análisis espacial propiamente dicho (Van Westen et al., 1997). La
gran cantidad de información en estudios de este tipo requiere un método de
trabajo ordenado; es por ello que se hace imprescindible la necesidad del
diseño y la creación de una base de datos cartográfica que permita organizar
la información y como consecuencia llevar a cabo una adecuada gestión del
territorio, recogiendo en ella toda la información relativa a trabajos de campo
y laboratorio, fotointerpretación de imágenes de satélite y fotografías aéreas,
modelos digitales de elevaciones, etc.

40
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 1. Acantilado sólo activo en ocasión de temporales, Centinela del Mar,


Argentina.

OBTENCIÓN DE DATOS MEDIANTE TÉCNICAS DE


TELEDETECCIÓN

La fotografía aérea de áreas costeras fue perfeccionada en los años 40


con relación a la planificación de desembarcos durante la II Guerra Mundial.
Así y todo, hubo errores que llevaron a sangrientos desembarcos en las
costas del Océano Pacífico. Repetidamente, las costas rocosas fueron
monitoreadas por fotografías aéreas en diferentes países.
A partir de las imágenes de satélite, LIDAR o fotografía aérea, es posible
la evaluación de cambios morfológicos ocurridos en el litoral, así como la
determinación de los agentes que actúan en el medio, contribuyendo a una
adecuada planificación del territorio para la reducción de riesgos.
A fines de los años 90, los satélites de gran resolución (Ikonos,
Quickbird, Orbview) han abierto el campo del monitoreo de acantilados con
satélites. Al mismo tiempo, la liberación del error inducido en la
constelación GPS (Global Position System) han simplificado, y bajado los
costos, de los relevamientos de campo. Ambas fuentes de información
pueden hoy fusionarse en sistemas de información geográfica (SIGs) capaces
de combinar información raster (imágenes satelitales) y vector (puntos de
control GPS).

41
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Todas estas fuentes de información proporcionan datos de forma mucho


más rápida que la toma de los mismos en campo, pudiendo cubrir una gran
superficie. Su gran potencial se ve incrementado con la incorporación de los
resultados obtenidos en un SIG. A continuación se describirá un poco más en
profundidad cada técnica, y de qué modo contribuye al análisis de retroceso
de costas rocosas. Diferenciaremos las aproximaciones a través de
fotografías aéreas, técnicas de LIDAR, imágenes satelitales y los
relevamientos subacuáticos con sonar lateral. Finalmente, se efectúa una
síntesis de potenciales aplicaciones de estos métodos.

Técnicas

a) Fotografía Aérea
Se trata de la técnica más ampliamente utilizada, desde los años 30 hasta
la actualidad (Ojeda, 2000). Permite el análisis del medio tanto en dos como
en tres dimensiones aprovechando de técnicas estereoscópicas y
fotogramétricas. Se debe usar con precaución para la comparación de líneas
de costa dado que pueden presentar importantes deformaciones (Anders y
Byrnes, 1991), por ello, es necesario ortorrectificarla, procurando la riqueza
visual de una imagen manteniendo la resolución (Wolf y Dewitt, 2000).
Uno de los trabajos pioneros en el detalle de determinar ritmos de
erosión costera con relación a la composición de los acantilados fue
realizado en la costa del Japón con el objetivo de pronosticar la erosión
potencial a partir de la fórmula:
dX= Cs . f . dt

donde el retroceso (dX) es función del tiempo (t), la erodabilidad de las rocas
(Cs) y la fuerza erosiva (f). Esta fuerza erosiva debe necesariamente
derivarse de una constante por la altura de las olas (Horikawa y Sunamura,
1967).
Diferencias significativas se reconocieron a través de los retrocesos de
costa estimados por fotografías aéreas entre la costa dura y blanda de Buenos
Aires, Argentina (Fig. 1; Isla y Bértola, 2005).
Otros factores geológicos también intervienen en la erosión de
acantilados. Las fotografías oblicuas practicadas en diferentes lugares de la
costa de Inglaterra permitieron sopesar que mayor erosión se puede esperar
de la inclinación de las distintas formaciones, o el largo del tramo en que las
arcillas se ubican en zonas alcanzadas por la marea (Hutchinson, 1983). La
simple detección por fotografías permite predecir sectores de debilidad de
acantilados (Fig. 2 a) que justifiquen intervenciones de defensa costera (Fig.
2 b).

42
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 2 a) Grietas profundas que significan la caída inminente de una porción


significativa del acantilado. b) Construcción de pedraplenes para evitar la erosión
de acantilados.

43
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

También a través de fotografías aéreas se concluyó que el agua


subterránea es el principal factor causante de erosión de acantilados en la
costa de la bahia Chesapeake, USA (Leatherman, 1986).
A través del uso de fotografías aéreas se pudo concluir que en Oahu
(Hawai) el uso de estructuras rígidas como muros o agregados acorazados
(ripraps) ha incrementado la erosión de las playas en las vecindades de estas
defensas (Fletcher et al., 1997).
Existen técnicas de fotografía aérea más sofisticadas cuya metodología
de procesamiento es específica para la erosión de acantilados. En la costa de
Yorkshire (Inglaterra), a través de una cámara Kodak DCS 660 (de 6
megapíxels) operada desde una avioneta volando a 600 m de altura. Se
utilizó una lente Nikor de 28 mm con un tiempo de exposición de 1/400 s
(Buckley et al., 2002). Las imágenes fueron procesadas en un sistema
SOCET (versión 4.3.1) y procesada digitalmente para obtener modelos
digitales de terreno (DEM). Se crearon dos DEMs uno para el año 2000 y
otro para el 2001. La erosión de la base de los acantilados fue así estimada
en un rango entre 1 y 1,6 m (Buckley et al., 2002).
De todos modos, se recomienda realizar extrapolaciones basadas en
intervalos lo más largos posibles o de lo contrario utilizar técnicas
estadísticas de modo de minimizar los datos anómalos inducidos por efectos
de tormentas (Galgano et al., 1998). A este efecto, en los distritos de Ottawa
y Allegan (lago Michigan), los ritmos de retroceso basados en fotografías
aéreas son informados de acuerdo a su ritmo anual de retroceso (AARR)
pero considerando la variabilidad (desviación estándar, AASD) de estas
mediciones en tramos de 1 km (Zuzek et al., 2003).
La restitución fotogramétrica de fotografías aéreas es con frecuencia
utilizada, permitiendo la determinación de volúmenes de erosión y su
asociación a deslizamientos, derrumbes, etc. En la costa sur de Portugal,
Oliveira et al. (2008) utilizaron fotografías aéreas y técnicas fotogrametricas
para determinar que la acción de regeneración de una playa delante de un
acantilado permitió la disminución casi total de su retroceso.
Para evaluar los efectos erosivos relacionados con los fenómenos El
Niño de 1997-1998, el USGS combinó métodos para la costa de Santa Cruz,
California. Los trabajos comprendieron fotografías aéreas estereoscópicas de
detalle, relevamientos con LIDAR y escáner óptico mecánico CAMS
(Calibrated Airborne Multispectral Scanner). Las fotografías fueron
escaneadas, referenciadas con GPS y analizadas digitalmente para eliminar
distorsiones. Modelos digitales de terreno (DEMs) permitieron evaluar
volumétricamente los derrumbes (Hapke y Richmond, 1999).

44
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

b) Mapeos con video y LIDAR (Light Detection and Ranking)


Los planes de mapeo de cambios costeros relacionados a tormentas y
huracanes se originaron en los Estados Unidos en 1996 utilizando videos
posicionados con GPS. En 1999 el programa se extendió como un esfuerzo
conjunto de varias instituciones (USGS, NASA y NOAA) combinando
LIDAR con los videos obtenidos de alturas de unos 160 m (Dennis et al.,
1999). En la costa de los distritos californianos de San Mateo y Santa Cruz,
se diferenciaron acantilados activos (sin acumulación al pie, ni siquiera
estacionalmente) e inactivos.
Los altímetros láser aerotransportados (LIDAR), toman un punto con
coordenadas XYZ por metro cuadrado y cuentan con una precisión de 15cm
RMS en Z y 50cm RMS en X/Y, lo cual hace que sea una herramienta muy
útil en el análisis del territorio, ya que permite obtener modelos digitales de
elevaciones de gran precisión. Es por tanto una técnica muy adecuada para
los estudios de seguimiento del litoral (ICC, 2002).
En la costa de California (Oceanside Littoral Cell), el sistema LIDAR
sirvió para concluir que el aporte a las playas obedece más a la erosión de
acantilados que a los aportes por cursos fluviales (Young y Ashford, 2006),
Esta herramienta a su vez procuró distinguir si el origen de este sedimento es
de todo el acantilado, su tope o su base. En base a la pendiente de estos
mismos acantilados, estudios previos proponían discriminar los acantilados
en retroceso por efectos exclusivamente marinos, los originados por erosión
subaérea y aquellos producto de ambos procesos (Emery y Kuhn, 1982).

c) Imágenes satelitales
La teledetección espacial orientada a los recursos naturales terrestres se
inició en 1972 con el Landsat 1, y ofreció una importante provisión de datos
sobre zonas costeras, con una recurrencia adecuada (18 días). Su utilización
para los cálculos de tasas de erosión estaba limitada por su resolución
espacial (Ojeda, 2000). La combinación de bandas permitía reconocer
composiciones de rocas, sedimentos, contenido de humedad y las distintas
especies vegetales que colonizan con preferencia estos sedimentos.
A fines de los años 90, los satélites de gran resolución (Ikonos,
Quickbird, Orbview) han abierto el campo del monitoreo de acantilados con
satélites (Tabla 1).

45
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

País Satélite Res. Res. Cobertura


Pancrom. (m) Multisp (m) (km)
USA GeoEye-1 0,4 1,64 15
“ WorldView 1/2 0,5 1,8 16
“ QuickBird 2 0,6 2,5 16
Israel Eros B1 0,7 - 7
“ Eros C 0,7 2,8 11
Francia Pleiades-1/2 0,7 2,8 20
USA Ikonos-2 1 4 11
“ OrbView3 1 4
Corea Kompsat-2 1 4 15
Rusia Resurs DK1 1 3 28
India IRS Cartosat 2 0,8 - 10
Israel Eros A1 1,8 - 14
Tailandia Thoes 2 15 22-90
Francia SPOT-6 2 6 60
Francia SPOT-5 2,5 10 120
UK TopSat 2,5 5 10-15
India IRS Cartosat 1 2,5 - 30
Malasia Razak Sat 2,5 5 ¿
Japón ALOS 2,5 10 35-70
China Beijing-1 4 32 600
USA MTI - 5,2
China-Brasil CBERS-3/4 5 20 60-120
India IRS 1 C/D 6 23 70-142
Alemania RapidEye A/E - 6,5 78
Corea Kompsat-1 6,6 - 17
Europa Proba 8 18/36
Rusia Monitor E 1 8 20 94-160
Francia SPOT 2/4 10 20 120
USA EO-1 10 30 37
Singapur X-Scat - 10 50
Tabla 1. Resoluciones espaciales de algunos sensores pancromáticos y
multiespectrales de resolución superior a los 10 m (modificado de Stoney 2008).

Al mismo tiempo, la liberación del error inducido en la constelación GPS


(Global Position System) han simplificado, y bajado los costos, de los
relevamientos de campo.
Para lograr mejores resoluciones espaciales de 5x5 m, se ha recurrido a
sensores CAMS de barrido similar al del Landsat TM (en su diseño)
operables desde avionetas a 2000 m (escaneo angular de 0,0025 radianes)
con un ancho de barrido de unos 700 píxels (Yang, 1999). Estas cámaras
operables desde aviones disponen de cuerpos negros de referencia para
permitir evaluaciones en la banda térmica. Sin embargo, pequeños cambios
en el viento inducen errores geométricos no sistemáticos (cambios en la
velocidad de la plataforma) que no son disponibles y que dificultan el
modelado fotogramétrico (Yang, 1999).

46
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Combinando datos obtenidos de relevamientos con radares (SAR banda


X) montados en aviones e imágenes satelitales IRS LISS II se pudieron
precisar cambios significativos de la línea de costa en la India Occidental
(Kayak 2004). Del mismo modo en el estuario del río Mahi los grandes
cambios detectados entre 1972 y 1988 se explicaron por diques construidos
en1975 tanto en el río Mahi como Panam (Kayak, 2004).
La combinación de técnicas también ha sido utilizada para el sector del
istmo de Estambul, Turquía. Se estimó una erosión del orden de 63000 a
150.000 hectáreas comparando fotografías del satélite Corona de 1963, con
imágenes del SPOT4 de 1988 y de IRS 1D de 2000 (Bayram et al., 2004).
También combinando imágenes satelitales referenciadas con fotografías
aéreas se precisó el retroceso de los acantilados de la Patagonia y Provincia
de Buenos Aires. La precisión espacial se logró identificando faros de
posición geográfica precisa tanto en fotografías aéreas antiguas como en
imágenes modernas Landsat TM georreferenciadas utilizando mapas
topográficos del Instituto Geográfico Militar (Isla y Cotizo, 2005). Estos
datos sirvieron para estimar en 92 millones de m3 los sedimentos aportados
anualmente a la plataforma continental argentina. Considerando como
densidad media la del cuarzo, los 244 millones de toneladas anuales de
sedimentos erosionados, estarían superando los aportados por los ríos
disminuidos que caracterizan el paisaje patagónico (Isla y Cortizo 2005).
Con el objeto de mapear los cambios costeros de los frentes de hielo que
rodean la Antártica se han utilizado imágenes SAR (Syntethic Apertura
Radar) del satélite canadiense Radarsat-1 de 25 m de resolución espacial
(utilizando la banda C de 5,6 cm de longitud de onda), drapeadas con
imágenes pancromáticas del satélite SPOT de 10 m de resolución espacial.
Estos resultados fueron sectorizados en ArcInfo, y mapeados en una
proyección polar estereográfica referenciada al elipsoide WGS84 (Liu y
Jezek, 2004). Estos resultados de 1997 serán comparados con imágenes del
mismo radar de 2000 y con mosaicos de un satélite declasificado
(Declassified Intelligence Satellite Photographs DISP) de los años 60. De
este modo, se analizará el ritmo de retroceso del hielo antártico en los
últimos años.

d) Técnicas subacuáticas
La costa rocosa sumergida también sufre efectos erosivos y requiere de
técnicas diferentes como las sondas de penetración, sonar de barrido lateral o
sistemas multihaz.
El sonar de barrido lateral se basa en la dispersión y reflexión del sonido
en el fondo. Técnicas modernas de clasificación de los ecos han permitido
mapeos sistemáticos de zonas costeras poco profundas (Barnhardt et al.,
1998).

47
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

En la costa de Miramar-Chapadmalal (Argentina), relevamientos con


sonar de barrido lateral (Fig. 3) confirman la escasez de sedimento en la
playa submarina, inferido de imágenes obtenidas del radar europeo ERS 2
(Isla, 2003).

A B

Fig. 3.A) Imagen del radar europeo ERS2. B) Registro de sonar de barrido
lateral empleads para evaluar la disponibilidad de sedimento para regenerar
las playas (Isla, 2003).

Productos

El análisis de fotografías aéreas y/o de imágenes satelitales permite la


determinación por tramo costero de tasas de retroceso, identificación de
movimientos en masa (deslizamientos), cartografía de ocupación humana
(Fig. 4). La integración de toda la información, junto con información
obtenida en el campo (litología, discontinuidades, estructura) en un sistema
SIG posibilita la obtención de mapas de vulnerabilidad y de riesgo de zonas
costeras rocosas a la acción conjunta de oleaje y fenómenos sub-aéreos
(meteorización, lluvias). La teledetección aplicada a costas acantiladas
permite aún obtener:

1. Discriminación de las causas de la erosión costera (crónicas,


estacionales, episódicas).
2. Predicciones de la erosión esperable con relación al desarrollo urbano
o de otras actividades.
3. Estimaciones de los volúmenes caídos o deslizados como aportes a
las playas.

48
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

4. Mapeo de discontinuidades (estratigráficas o tectónicas) para analizar


técnicas de defensa costera.
5. Evaluaciones del desempeño de algunas técnicas ingenieriles de
fijación de acantilados o de manejo costero (desempeño de algunas
especies en la estabilidad de acantilados.
6. Efectos de las aguas subterráneas en la inestabilidad de la costa.

Fig.4. Acantilados bajos en retroceso en Caiobá, PR, Brasil, con defensas de


gaviones.

ANÁLISIS E INTEGRACIÓN DE DATOS

La cartografía y los SIG son herramientas claramente orientadas hacia la


gestión y planificación del territorio. Más concretamente los SIG, se
presentan como una herramienta de gran interés en la integración de datos
territoriales ya que facilitan tareas como el análisis de variables muy
diversas, la inclusión de modelos de predicción y la simulación de escenarios
futuros. Los SIG son muy útiles cuando existen errores geométricos no
sistemáticos (altura e inclinación de la plataforma) que pueden ser
rectificados con puntos de control posicionados con GPS (Yang, 1999).
Los índices de vulnerabilidad o riesgo pueden ser una herramienta
significativa para orientar los intereses públicos y privados, estableciendo
distancias prudenciales para la construcción de estructuras fijas y otras
previsiones reglamentarias mapeables en entornos SIG (Ewing y Carl, 1999).
En un sistema de acantilados y playas encajadas de Tarragona, a partir de
49
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

relevamientos de campo con GPS-D, un modelo digital de elevaciones, y


datos de oleaje, se han podido diferenciar tramos activos, inactivos y relictos,
mediante la realización de observaciones morfológicas, perfiles de
acantilado y asimismo con el cálculo de la cota de inundación (runup), para
temporales de diferentes energías de oleaje (Montoya 2008; Fig. 5) Nunes
(2007) integró la orientación y exposición de los acantilados del sur de
Portugal (Olhos de Água – Galé) al oleaje con la litología y perfil de los
mismos para determinar su vulnerabilidad. Utilizó también el ancho de la
playa y plataforma rocosa para determinar el grado de protección de los
mismos. Los dos factores fueron ponderados resultando en una valoración
final para cada posición de línea de costa y en un mapa final de
vulnerabilidad de acantilados (Fig. 6). Del Rio (2007) hizo una
aproximación muy similar de integración de técnicas de fotografía aérea,
relevamientos de campo y SIG para llegar a resultados similares (mapas de
vulnerabilidad) en la costa gaditana española.

Fig. 5. Zonas de diferente actividad, y cota de inundación alcanzada en un tramo de


acantilados de Tarragona (España) (modificado de Montoya, 2008).

50
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Figura 6. Distribución de la vulnerabilidad de los acantilados entre Galé y Olhos de


Água (Algarve, Portugal) y áreas construidas en la zona de protección de 150m de
la orilla (adaptado de Nunes, 2007).

Los efectos de El Niño 1982-83 y 1997-98 en la costa de California


(tramos Santa Mónica-Malibú y Monterrey) utilizando fotografías aéreas y
mapas de uso del suelo sirvieron para planificar estructuras de acorazamiento
(Ewing y Carl, 1999).

RETROCESO DE ACANTILADOS Y RIESGO COSTERO

Los escenarios propuestos de ascensos del nivel del mar obligan a


proyectar futuros retrocesos de las costas acantiladas. Sin embargo, existen
características muy localizadas en el comportamiento de los acantilados no
sólo en su resistencia a la erosión sino también con relación a los procesos
dinámicos y al efecto de playas que puedan acumularse en su frente marino.
Al modelar el retroceso costero en la costa inglesa se estimó que los errores
pueden variar entre 22 y 133% (Bray y Hooke, 2007).
En costa de acantilados la predicción del riesgo costero no se debe basar
en la determinación del retroceso promedio de un tramo de costa en los
últimos años y su proyección en tantos años a futuro. Los valores de
retroceso promedio en acantilados rocosos son, generalmente, muy bajos
(mm a cm/año). El máximo alcance de un derrumbe o desmoronamiento
puede lograr afectar decenas de metros hacia el interior. De este modo, los

51
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

valores que se deben utilizar para determinación de áreas de riesgo se deben


basar preferentemente en la extensión máxima potencial de alcance de un
derrumbe, y que puede ser determinado estadísticamente de fotografías
aéreas o satelitales de las últimas décadas (Teixeira, 2006).

1. La utilización de fotografías aéreas es el medio principal de análisis


de evolución de costas rocosas y acantiladas que permite una visión
integrada de evolución en las últimas décadas (50-60 años en
general). Esta técnica, conjugada con sistemas de información
geográfica posibilita la integración de elementos obtenidos en el
campo o elementos de ocupación de suelo, resultando fácilmente en
la cartografía de vulnerabilidad y de riesgos costeros.
2. Si bien existen técnicas establecidas de estimación de la erosión de
acantilados, las nuevas resoluciones espaciales (y espectrales) de los
nuevos satélites permitirán mejorar la precisión y recurrencia,
constituyendo herramientas imprescindibles para minimizar riesgos
futuros.

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo es una contribución a la Red Iberoamericana en Teledetección


aplicada a la Prevención de Riesgos Geológicos Litorales financiada por el
programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo
(CYTED).

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54
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

METODOLOGÍA PARA EL LEVANTAMIENTO DE


PERFILES DE PLAYA
B.O. Posada y N.R. Buitrago

Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras – INVEMAR

INTRODUCCIÓN

El levantamiento de perfiles de playa constituye un método práctico y


rápido de caracterizar una playa y hacer el seguimiento de los cambios en su
morfología. El perfil completo debe contemplar desde la zona supramareal
hasta la profundidad en donde el fondo comienza a ser afectado por las olas;
en tal sentido, comprenderá un perfil topográfico y un perfil batimétrico,
como prolongación del anterior.
Para propósitos de ingeniería de proteger o controlar problemas erosivos,
el área a cubrir debe corresponder en lo posible a bahías completas, en donde
puedan caracterizarse, por celdas, los procesos oceanográficos del oleaje y
las corrientes. Para ello es deseable que los dos límites estén constituidos por
elementos rígidos, o que uno de ellos corresponda a una punta o saliente
rocoso mientras que en el otro haya un cambio morfológico sobresaliente.
De no ser posible, deben cubrir en su totalidad la zona poblada o
infraestructura a proteger.

Aplicación de la metodología

Debe realizarse un recorrido inicial para demarcar de forma exacta el


área y definir la dirección del levantamiento de los perfiles topo-
batimétricos. Se requiere del levantamiento de una poligonal abierta con
equipo de topografía de precisión y con la ayuda de un GPS diferencial, para
escala de detalle 1:10.000 o 1:5.000. Para escala 1:25.000, puede hacerse con
la ayuda de GPS´s de bolsillo, de muy buena precisión, mínimo dos para
tener un promedio de las medidas. Se recomienda recorrer la línea de costa a
pie y tomar anotaciones periódicamente, en especial en los sitios con
presencia de rocas, desembocaduras de ríos u otros rasgos que trunquen la
playa.
La línea de más alta marea y/o temporales, marcada generalmente por
una berma o duna que puede estar más o menos pronunciada, o por un
escarpe de tormenta, debe quedar plenamente identificada; en ella hay
acumulación de troncos, maderas, o simplemente pastos, conchas o arenas
más gruesas (Fig. 1). Esta línea es relativamente fácil de seguir a través de
toda la costa y durante todo el día, por lo que da una buena referencia para la
55
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

demarcación de la línea de costa. En el caso de acantilados muy cercanos al


mar, en donde no se aprecien los rasgos anteriores, se seguirá el límite del
acantilado y en la base del mismo siempre se encontrará acumulación de
materiales o huellas de la erosión marina.

Fig. 1. Medida con cinta de la zona de acumulación de troncos y leños, en una


playa angosta, limitada por terrazas levantadas y con la presencia de manglar.

Una vez definida el área, se hace el levantamiento taquimétrico de la


línea de costa con el fin de geo-referenciar la información batimétrica; para
esta actividad se efectúa una poligonal abierta en la cual se verifican todos
sus “Deltas” con el GPS diferencial y se demarcan los puntos de referencia
de los perfiles topo-batimétricos; además se utilizan un nivel de precisión,
con su respectivo trípode y mira, y una brújula. En caso de perderse un
punto de referencia por efectos de la erosión u otras circunstancias, se
procederá a elegir un nuevo sitio, el cual constituirá un perfil nuevo.
Se anotan los detalles de construcciones para que en posteriores estudios
se puedan identificar plenamente estos elementos. Adicionalmente, se dejan
materializados los testigos topográficos con coordenadas plano-rectangulares
UTM Datum WGS-84, de cada una de las zonas para posibles replanteos
topográficos en el futuro.
Una vez demarcados los sitios de los perfiles y su dirección, se efectúa
un levantamiento topográfico-altimétrico, donde el Cero (0.0) es el nivel
medio de bajamares de Sicigia (MLWS). Desde allí se replantea mar adentro
56
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

hasta empalmar con el perfil batimétrico y tierra adentro hasta una distancia
de 100 metros o hasta donde las viviendas o vegetación lo permitan. Se
utilizan un nivel de precisión, un teodolito o estación total y un GPS
diferencial.
El levantamiento de perfiles se hace en dos partes: Perfiles topográficos
con niveles desde una altura de dos metros, o en caso de terreno plano desde
una distancia mínima de 100 m de la línea de costa; en caso de acantilados
hasta el borde superior del mismo y hacia el mar, deben alcanzar una
profundidad en la franja infralitoral de -1.5 m. Los perfiles batimétricos se
realizan con la ayuda de una lancha, entre -1.5 m y ±10 m de profundidad,
para el caso del Caribe colombiano. La separación de los perfiles está
definida por la escala de trabajo, siendo de 50 m para escalas de detalle y
para obras y cada 200 m para escala 1:25.000 o labores de seguimiento. Los
cambios morfológicos significativos deberán registrarse con un perfil
adicional, de manera que no se pierda esta información. En el mar habrá
perfiles de comprobación cada 500 m (paralelos a la línea de costa).
En tierra se tendrán en cuenta todos los cambios topográficos existentes,
de manera que quede registro detallado de las irregularidades del terreno, la
pendiente del acantilado, los cordones litorales, las bermas en la playa y en
la zona sub-mareal, las barras y depresiones hasta -1.50 m. Se tomarán
distancias a intervalos que no sobrepasen los 10 m o en donde se presente un
cambio detectable en la morfología. También se debe localizar la
infraestructura existente (casas, carreteras, obras de protección, etc.).
El levantamiento de perfiles de playa se realiza basándose en el método
propuesto por Emery (1961). Se localizan, mediante GPS, los puntos de
amarre de cada perfil para proceder a nivelar el instrumento (nivel) y así dar
vista al mar a lo largo de una línea con rumbo conocido; una persona en el
agua sostiene de forma vertical una mira a una profundidad máxima de -1,5
m y se inician las lecturas avanzando hacia el aparato y estacionándose en
los puntos donde la pendiente del terreno presente cambios (Fig. 2). Una vez
llega la mira hasta el aparato, y finalizadas las lecturas hacia el mar, se gira
180° para dar continuidad en tierra, hasta donde las condiciones del terreno
permitan la medición.

57
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Fig. 2. Levantamiento de perfiles de playa con nivel de precisión y una mira. Se


registra hacia el mar hasta una profundidad de -1.5 m y hacia tierra hasta ±100 m o
hasta donde las condiciones lo permitan.

Actividades complementarias

Cada perfil debe estar acompañado de un muestreo sedimentológico. En


tierra éste se realiza en la zona supra-mareal, en la zona de la berma o duna y
en la infra-mareal donde rompe la ola y a una profundidad de -1.50 m. En el
mar se tomarán las muestras de acuerdo con los resultados de la batimetría,
de manera que se puedan caracterizar los fondos, o de no ser posible, en las
intersecciones de la cuadrícula formada por los perfiles transversales y de
comprobación.
En caso de acantilado, debe levantarse la columna estratigráfica del
mismo y tomar muestras de los diferentes materiales, así como de los rasgos
erosivos y estructurales (Fig. 3). Es importante siempre tratar de relacionar la
columna estratigráfica del acantilado con las formaciones geológicas
conocidas de la región. Se describe siempre el uso del suelo, se localizan las
estructuras de defensa existentes, se describen y se hacen las anotaciones
sobre su efectividad.
El seguimiento mediante levantamiento de perfiles de playa requiere al
menos el registro de la época seca y de lluvias, que dará información sobre
los cambios sufridos de una época a otra; se recomienda, sin embargo, el
seguimiento mensual o como mínimo trimestral de las playas para una mejor
y más completa información. El registro multianual de perfiles permitirá
tener una idea más real de la tendencia de la zona costera en cuanto a
retroceso, avance o equilibrio de la misma.
Beach Profile Analysis Software, desarrollado dentro del “Coast and
Beach Stability in the Caribbean Project” (COSALC), es uno de los
programas que se sigue para determinar los cambios en los perfiles de
playa, vistos desde el cálculo del área bajo el perfil y su ancho. Con éste es
posible desplegar las gráficas de los perfiles, superponer hasta ocho de ellos
y obtener tablas de los promedios anuales de área y ancho de los mismos.

58
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Los programas Surfer y ArcGis también son utilizados para el análisis de los
cambios de los perfiles de playa.

Fig. 3. Playa al pie de un acantilado. El levantamiento del perfil de playa en casos


como este, debe incluir la descripción detallada de la columna estratigráfica.

59
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

METODOLOGÍA PARA LA DESCRIPCIÓN SEMI-CUANTITATIVA


DE LOS CAMBIOS EN LA LÍNEA DE COSTA

Introducción

La determinación de los cambios semi-cuantitativos de la línea de costa


puede hacerse a partir de la comparación de fotografías aéreas o imágenes de
satélite. Es interesante anotar que no es una tarea fácil determinar cuál es la
línea de costa en una imagen, por lo cual se siguen ciertos parámetros que se
pretende sean los que den la mejor aproximación para su identificación.

Consideraciones Generales

En costas bajas, con presencia de playas o dunas, se sigue la línea en


donde el color indica que el terreno está seco; esto garantiza en cierta medida
que la rompiente, que puede confundirse con la playa, nosea considerada;
tampoco estarían considerados los bajos, las espigas o la s barras en
formación. A medida que la escala de la imagen sea de mayor detalle, es
posible delimitar mejor la línea de costa. Cuando no hay playas o dunas, se
sigue la línea de la vegetación. Esta situación es común donde hay bosques
de manglar u otra vegetación halófita.
En caso de zonas con acantilados, estos pueden proyectar una sombra
que cambiaría la percepción de la línea de costa. En tal caso se aproxima a
la cima del talud, en donde generalmente hay vegetación.
Otras consideraciones incluyen el no comparar imágenes con escalas
muy diferentes, para evitar la interpretación de cambios que son sólo debidos
al detalle de una de las dos imágenes. La comparación de líneas de costa de
verano e invierno también causa mal interpretación de los resultados, puesto
que se ha comprobado que puede haber oscilaciones estacionales de metros.
Una vez hechas estas consideraciones, la metodología utilizada para el
análisis, aunque fiable, podría presentar cierto grado de error, debido a los
parámetros antes descritos o al instrumento usado en la medición de
coordenadas, por lo que se recomienda que los datos arrojados por el análisis
sean tomados esencialmente para identificar las posibles tendencias en los
cambios sufridos por la línea de costa en los años seleccionados.

Metodología aplicada

Las fotografías aéreas seleccionadas se digitalizan con una resolución de


900 puntos por pulgada (dpi) y se geo-referencian y orto-rectifican
empleando el software ArcGis en el sistema de coordenadas seleccionado.
Para cada fotografía se usan como mínimo 5 puntos de control, los cuales se
toman preferiblemente en campo, con GPS diferencial. En algunos casos es
60
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

necesario utilizar puntos extraídos de imágenes de satélite, mapas


topográficos y fotos previamente geo-referenciadas, aunque este último no es
el caso ideal.
Posteriormente se genera un shapefile (archivo vector) correspondiente a
la línea de costa de cada - foto empleada. Una vez obtenidas todas las líneas
de costa, se miden las variaciones empleando la extensión de ArcGis
denominada Digital Shoreline Analysis System (DSAS) (Fig. 4). Esta
extensión, desarrollada por el Servicio Geológico Norteamericano (USGS),
permite calcular mediante fórmulas matemáticas, parámetros que ayudan a
determinar el estado evolutivo dentro del intervalo de tiempo estudiado; para
esto se emplean las siguientes definiciones:
Tasa de Punto Final (End Point Rate, EPR) que es la relación de la
distancia entre la línea de costa más antigua y la más reciente y el lapso de
tiempo en años existente entre ambas líneas.
Media de las tasas (Average Of Rates, AOR) que es la razón de la
distancia entre cada par de líneas de costa sucesivas y el lapso de tiempo que
hay entre ellas, obteniendo como resultado final el promedio de los valores
de tasas de cambio entre cada par de líneas.
Tasa de regresión lineal (Linear Regression Rate, LRR), que es el valor
de la regresión lineal ajustada a todos los datos por mínimos cuadrados.
Media de las eras (Average Of Eras, AOE) el cual es calculado sumando
la tasa de cambio para eras individuales (distancia entre cada par de
transectos divididos entre ellos) dividido por el número total de eras (numero
de intervalos entre líneas de costa sucesivas); su resultado es un promedio
general para todos los periodos combinados (Thieler et al., 2005).
Tasa por estimación herramental (Jackknifing, JKR), que se obtiene por
regresión lineal iterativa para todas las combinaciones posibles de los datos,
dejando fuera un dato distinto cada vez; el valor final resulta de la media de
las pendientes de las rectas de regresión.

61
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

ID EPR AOR AOE 1958 a 2004 1958 a 1979 1979 a 2004


347 -3,23 -3,23 -3,23 -148,85
340 -1,03 -1,09 -1,11 -43,49 -3,9
337 -1,26 -1,31 -1,34 -45,488 -12,655
334 -1,17 -1,25 -1,28 -53,6 -0,39
329 -0,38 -0,38 -0,39 -10,87 -6,39
327 -2,09 -2,14 -2,17 -64,87 -31,25
322 -1,45 -1,45 -1,45 -29,959 -36,9
317 -0,72 -0,69 -0,67 -2,35 -30,95
310 -0,48 -0,54 -0,57 -33,65 11,73
307 0,19 0,18 0,17 -2,14 11,05
304 1,04 1,1 1,13 45,92 1,97
295 0,27 0,28 0,29 9,9 2,67
292 0,07 10 0,11 13,31 -10,31
290 -0,25 -0,27 -0,27 -10,25 -1,41
288 -0,98 -1,09 -1,14 -62,24 17,12
283 -0,22 -0,29 -0,32 -30,03 19,76
281 -0,57 -0,57 -0,57 -15,75 1,88
278 -1,44 -1,48 -1,5 -46,4 -19,72
276 -0,79 -0,82 -0,84 -29,99 -6,21
274 -1,2 -1,27 -1,3 -53,07 -2,05

Fig. 4. Ejemplo del cálculo de variación de la línea de costa para un sector de la


costa del departamento del Magdalena, empleando la extensión de ArcGis Digital
Shoreline Analysis System (DSAS).

62
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

AGRADECIMIENTOS

Los autores expresan sus agradecimientos a la Red Iberoramericana en


Teledetección aplicada a la Prevención de Riesgos Geológicos Litorales,
financiada por el Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el
Desarrollo (CYTED), por el apoyo financiero dado para la participación en
los seminarios de riesgos geológicos en Barranquilla y Medellín y a su
coordinador Javier Alcántara Carrió por su iniciativa y apoyo en las
revisiones que hicieron posible la contribución con este documento.

REFERENCIAS

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63
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

ESTUDIOS DE EROSIÓN CON SATÉLITE EN COSTAS


SEDIMENTARIAS
I. Rodríguez, M.J. Sánchez y I. Montoya
Área de Geología, Dpto. de Biología y Geología, ESCET, Universidad Rey Juan Carlos
C/Tulipán s/n, 28933 Móstoles, Madrid, España.

INTRODUCCIÓN

Se entiende por teledetección aquella tecnología que permite obtener


información de los cuerpos situados sobre la superficie terrestre sin entrar en
contacto con ellos (Chuvieco, 1990). Si bien, dentro de esta definición
quedarían incluidas las fotografías aéreas y los datos LIDAR, este texto sólo
se ocupará de las imágenes tomadas desde satélite, pues los anteriores son
objeto de sendos capítulos, respectivamente.
La erosión costera y las inundaciones por el ascenso del nivel medio del
mar representan riegos geológicos que ocurren de forma continuada, y en
diferentes escalas de tiempo. Para estudiar estos cambios es imprescindible
realizar un análisis detallado de las diferentes posiciones de la línea de costa
en los diferentes momentos que abarca el estudio. Definir la posición de la
línea de costa no es sencillo pues dada su naturaleza altamente cambiante,
permite establecer distintos argumentos para su definición. La teledetección
ofrece nuevas herramientas basadas en el diferente comportamiento espectral
de las cubiertas, de forma que la extracción de la línea de costa se realice de
forma automática, precisamente apoyada sobre estas características, y no
sobre la experiencia y pericia del operador encargado de la restitución y
digitalización de la línea de agua (Rodríguez, 1999b).

Breve repaso a los principios físicos de la teledetección

Para centrar al lector en el tema, a continuación se hará una descripción


breve de los principios y mecanismos que rigen en teledetección. Se hace,
por tanto, necesario utilizar otras fuentes para ampliar y profundizar en estos
conocimientos. Se recomienda revisar los textos de Campbell, 1996;
Lillesand y Kiefer, 2000; Chuvieco, 2002, incluso buscar en Internet, pues
actualmente existen varios manuales en línea para ser descargados de forma
gratuita.
La teledetección se basa en la energía que desprenden los cuerpos
situados sobre la superficie terrestre y que es recogida por el sensor que viaja
a bordo de una plataforma o satélite. En este sistema, es necesario, pues, una
fuente de energía que incida sobre las cubiertas terrestres, que en el caso de
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Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

teledetección pasiva es el sol, y en la teledetección activa es el propio sensor


el que la genera. Esta energía, en su camino hacia tierra penetra en la
atmósfera donde parte de la radiación es reflejada y dispersada por los
aerosoles y las partículas de la atmósfera. De la radiación que alcanza la
superficie, parte es absorbida por la propia superficie, y otra parte es
reflejada de nuevo, siendo ésta la que registra el sistema de observación, y
depende de las características y del tipo de cubierta.
Por su parte, el sensor recoge esta energía que le llega de la superficie en
varias bandas del espectro, lo que determina su resolución espectral. Ésta
será mayor cuanto más bandas del espectro sea capaz de manejar. La
sensibilidad del sensor, es decir, la capacidad para detectar variaciones en la
energía que recibe, establece la resolución radiométrica, y se expresa en
niveles de gris, de forma que ésta aumenta a mayor número de niveles. Por
otra parte, el valor que presenta el píxel en la imagen se conoce como nivel
digital (ND). Una de las características que hacen de la teledetección una
herramienta especialmente interesante para estudios evolutivos del medio es
su capacidad de recoger la misma porción de terreno cada cierto tiempo.
Esto se conoce como resolución temporal, de forma que cuanto menos
tiempo tarde el satélite en pasar por el mismo sitio y captar la misma imagen,
mayor resolución temporal tendrá. Por otra parte, las características técnicas
del satélite determinan su resolución espacial, es decir, el tamaño del píxel,
el cual define el grado de detalle con que podemos visualizar una imagen. A
efectos prácticos significa que elementos con tamaños inferiores al del píxel,
no son visibles en la imagen.
El número y anchura de las bandas espectrales en las que se recogen las
imágenes depende del tipo de sensor. En estudios ambientales, como ya se
ha mencionado, la energía que registra el sensor depende de la naturaleza de
las cubiertas. Esta forma característica de reflejar la energía determina su
firma espectral. En la Fig. 1 se muestra la firma espectral de las diferentes
cubiertas, de forma que es posible discriminarlas en una imagen por medio
de un análisis de la reflectividad en sus diferentes bandas.

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Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 1. Firma espectral típica de distintas cubiertas (Chuvieco, 1990).

Comportamiento espectral del agua

Como se puede ver en la Fig. 1, el agua presenta un comportamiento


espectral bien diferente al resto de las cubiertas. En la región del azul, el
agua transmite la mayor parte de la energía recibida, por lo que a esta
longitud de onda hay mayor oportunidad para detectar las características del
fondo. A medida que aumenta la longitud de onda el agua va absorbiendo
mayor energía y, por tanto, va disminuyendo su reflectividad hacia la región
del infrarrojo, donde la absorción es tan grande, que distinción entre agua y
tierra se puede realizar sin problema (Fig. 2) (Rodríguez, 1999b).
Las impurezas que contiene el agua cambian sus propiedades espectrales.
Los sedimentos procedentes de fuentes naturales o artificiales producen
turbidez en el agua, disminuyendo su transparencia. A medida que la
concentración de sedimentos aumenta también lo hace el brillo en la región
del visible de forma que el agua deja de actuar como un cuerpo oscuro al
aumentar su reflectividad, y el pico de reflectancia pasa desde un máximo en
la región del azul hacia el verde. A medida que el contenido en sedimentos
aumenta, el color del agua se torna próximo al propio sedimento (Rodríguez,
1999b).

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Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Fig. 2. Histograma de una banda del infrarrojo original.

¿Cómo elegir una imagen?

La elección de la imagen más apropiada para analizar la evolución


ocurrida en un determinado tramo costero depende, principalmente, de la
resolución espacial y de la temporal. En el primer caso, habrá que buscar un
tipo de sensor que ofrezca un tamaño de píxel adecuado a las características
dinámicas de nuestro sistema, de forma que la magnitud de los cambios no
quede por debajo del tamaño del píxel. En cuanto a la resolución temporal, el
tiempo que abarque el estudio dependerá de las fechas en las que hay
disponibilidad de imágenes.
Así, y atendiendo a estas dos características, las imágenes más empleadas
para este tipo de análisis son Landsat, que presenta resoluciones espacial y
temporal de 30 m y 16 días respectivamente (Correa y Alcántara-Carrió,
2007); SPOT, con una resolución espacial de 10 m (2,5 m en SPOT 5) en el
pancromático (con un ancho de banda que abarca desde el verde al infrarrojo
cercano) y 20 m (10 m en SPOT 5) en el en el multiespectral (bandas verde,
rojo e infrarrojo cercano), y 26 días de resolución temporal (Rodríguez,
1999a, 1999b, 2001); IKONOS con 1 m en el pancromático y 4 m en modo
multiespectral, (Li et al., 2003, Di, et al., 2003), ASTER con 15 m y
periodicidad de 16 días; QuickBird, con 0,6 m en el pancromático y 2,5 m en
el multiespectral (azul, verde, rojo e infrarrojo próximo) (Pardo-Pascual et
al., 2007; Ruiz et al., 2007). Las imágenes de radar también se han utilizado
para estudios de erosión costera (Maged, 2001; 2003), aunque en menor
medida debido principalmente a las características propias de este tipo de
imágenes, siendo más empleadas en el estudio de otro tipo de riesgos
costeros como son los derrames y vertidos de hidrocarburos (Bern et al.,
1992; Fingas y Brown, 1997; Platonov y Redondo, 2001; Gamarra, 2003;
Carreño et al., 2005).

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Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Para estudios retrospectivos es esencial conocer desde cuando hay


imágenes disponibles para ser utilizadas. Así, Landsat 5 y Spot 2, tienen
imágenes desde los años 1984 y 1990 respectivamente, pudiendo ser
empleadas en estudios de cambio a medio y largo plazo; mientras que
IKONOS y ASTER, se sirven desde el año 1999 y, en el caso de QuickBird,
solamente desde octubre de 2001, pudiendo utilizarse estas últimas en
análisis a corto plazo. Además, en este último caso, se presenta el
inconveniente de que no hay cobertura total sobre el globo.
Para tener una idea detallada de los sensores e imágenes con sus
resoluciones y disponibilidad, se recomienda visitar la página Asprs Guide
to Land Imaging Satellites.

EXTRACCIÓN DE LA LÍNEA DE COSTA

Como ya se ha comentado previamente, la detección automática de la


línea de orilla a partir de imágenes de satélites, se logra teniendo en cuenta el
diferente comportamiento espectral que presentan las diferentes cubiertas
con relación a la del agua. Rodríguez (1999a, 1999b, 2001) analizó
diferentes técnicas de tratamiento digital de imágenes de satélite con el fin de
comparar resultados al objeto de establecer el método mejor para extraer de
forma automática la línea de costa. El estudio se realizó sobre imágenes del
satélite SPOT-3, en la costa del Delta del Ebro. En todos los casos se
procedió de la misma manera: primero se aplicó una de las técnicas de
tratamiento digital de imágenes que se explican a continuación para definir
la línea de costa, y las imágenes binarias resultantes del proceso, se
vectorizaron para obtener la línea de orilla en formato vectorial (Fig. 3).

A B

Fig. 3. A) Imagen binaria. B) Línea de costa vectorizada a partir de la imagen


anterior (Rodríguez, 1999b).

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Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Análisis de la banda del Infrarrojo

Esta es la forma más intuitiva de delimitar el borde costero, pues como


ya se ha visto anteriormente, la determinación del límite tierra-agua es, más
fácil en la región del infrarrojo cercano donde la tierra presenta unos tonos
más brillantes, mientras que el agua permanece oscura. El análisis del
histograma permite determinar el valor máximo que presenta el ND del agua
en cada una de ellas, y a partir de estos valores obtener imágenes binarias,
donde sólo se muestra tierra y agua.

Cociente entre Bandas

Una buena aproximación se obtiene del cociente propuesto por Philipson


y Hafker (1981, en Campbell 1996) para estudiar zonas inundadas. Consiste
en relacionar la diferencia entre las bandas del verde y del infrarrojo, con la
banda del verde: [(XS1-XS3)/XS1]. Puesto que el agua es muy oscura en la
banda 4, la relación se acerca a 1 en áreas inundadas y a 0 en zonas no
inundadas. Por ejemplo, si la tierra está seca su valor digital estará cercano a
35 siendo entonces la relación para zonas inundadas (35-0)/35=1 y para
zonas no inundadas (35-35)/35=0. Esta relación da, en general, buenos
resultados, pero estos autores encontraron que cuando el agua presentaba
turbidez alta el procedimiento no era siempre afortunado, teniendo que
utilizar otros procedimientos para identificar las aguas turbias y separar tales
áreas de las zonas no inundadas. El resultado de aplicar este índice es
directamente una imagen binaria.

Cálculo del Índice de Vegetación

Otro cociente entre bandas es el denominado índice de vegetación


normalizado (NDVI), el cual relaciona las bandas del rojo (IR) y del
Infrarrojo (IIc) de la siguiente forma NDVI = [(IIc-IR) / (IIc+IR)]. Una de las
utilidades de los índices de vegetación es la de mejorar la discriminación
entre dos cubiertas con comportamiento reflectivo muy distinto (Chuvieco
1990). Si dos cubiertas tienen el mismo comportamiento espectral, el índice
de vegetación apenas proporciona información adicional, mientras que
pequeñas diferencias en la repuesta espectral ofrece un resultado que muestra
el contraste entre las dos reflectividades (Campbell, 1996).
Una vez obtenida la imagen de NDVI, y previo a la obtención de la línea
de costa vectorial, es preciso binarizar la imagen de forma que todo lo que
sea agua adopte el valor de 0 y todo lo que es tierra, el valor de 1.
Previamente hay que determinar el valor del ND del agua, bien a partir del
análisis del histograma de esta nueva imagen NDVI, bien a partir de su

70
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

consulta en varios puntos de la imagen, especialmente en posibles zonas


conflictivas (Fig. 4), estableciendo, de esta forma, el valor umbral entre
agua-tierra.

+
Fig. 4. Imagen NDVI que muestra los puntos donde se ha consultado el valor del
píxel.

Clasificación de imágenes

La clasificación es una técnica de tratamiento digital de imágenes que


permite agrupar los píxeles de la imagen de de acuerdo a un patrón de
reflectancia espectral previamente definido.
Hay dos formas de establecer la clasificación, una dejando que el sistema
defina por sí sólo estos patrones, integrando en diferentes clases los píxeles
presentes de acuerdo a su nivel digital. Este procedimiento se conoce como
clasificación no supervisada. En el otro procedimiento o clasificación
supervisada, es el propio usuario el que, identifica y localiza los tipos de
clases o coberturas presentes en la imagen. El procedimiento consiste en
elegir sobre la imagen multiespectral una muestra representativa de estas
clases, denominando a estas áreas elegidas "campos de entrenamiento". En
esta fase hay que ser muy cuidadosos al situar las áreas de entrenamiento,
pues los resultados de la clasificación dependen en gran medida de la
precisión con la que se han elegido dichas áreas, por lo que es recomendable
tomar varias áreas por categoría definida y asegurarse de que los píxeles
seleccionados pertenecen a esa y sólo a esa clase.
En ambos casos. Una vez definidos los patrones o campos de
entrenamiento que servirán de muestra, es necesario aplicar un método que
permita la clasificación de toda la imagen. Durante el proceso de

71
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

clasificación el sistema calcula para cada campo de entrenamiento y para


cada una de las bandas que interviene en la clasificación parámetros de
estadística multivariable tales como la media, la desviación típica, y las
matrices de correlación, de forma que al final del proceso cada pixel es
evaluado y asignado a la clase a la cual tiene mayor probabilidad de
pertenecer, de acuerdo con las reglas del método de clasificación elegido. De
todos ellos, uno de los mas utilizados es el de máxima probabilidad, por ser
el más robusto de todos, a pesar de que es el que conlleva mayor tiempo de
cálculo (Rodríguez, 1999b). No obstante, para ahondar más en esta cuestión
se recomienda consultar alguno de los manuales citados anteriormente.
Es importante señalar que la clasificación representa un método para
transformar los datos multiespectrales en información temática. El resultado
de la clasificación con las clases definidas y su tabla de color se muestra en
la Fig. 5.

Tabla de color y clases definidas


en la clasificación supervisada
Clasificación de la imagen

Figura 5. Resultado obtenido en la clasificación.

Normalmente, después de realizar una clasificación conviene realizar un


suavizado de los resultados por medio de la aplicación de filtros modales, de
forma que se eliminen los píxeles aislados que no corresponden a las
categorías donde se encuentran.
Para obtener la línea de costa a partir de la imagen clasificada es
necesario realizar una reclasificación para obtener una imagen binaria que,
posteriormente se vectorice de forma automática.

72
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Análisis de Componentes Principales (CP)

Este es un procedimiento estadístico de extracción de información de las


imágenes, consistente en construir nuevas bandas a partir de las originales,
condensando la mayor parte de la información en ellas.
Cuando se proyectan los ND de diferentes bandas, se observa que existe
una fuerte correlación entre ellas. Esto hace que la información que dan estas
bandas sea, en gran parte, redundante. Una forma de solucionar este
problema es construir unas imágenes nuevas en las que los ND
correspondientes a cada pixel se obtienen estableciendo unos nuevos ejes y
calculando, mediante la transformación matemática correspondiente, las
nuevas coordenadas de los puntos respecto a estos ejes.
La ventaja de estas representaciones es que permiten acrecentar la
información correspondiente a una serie de imágenes multiespectrales en una
o dos de CP, relegando el ruido a los CP con menos variación de los que se
puede prescindir en la interpretación.
De esta forma resulta sencillo visualizar las diferencias entre las distintas
imágenes. Por este motivo la ventaja de estas representaciones se está
haciendo muy común en estudios medio ambientales, sobre todo cuando se
quiere abordar un estudio multitemporal (Chuvieco, 1990), a pesar de que
supone la destrucción de las relaciones entre la radiancia del objeto y el valor
digital. De igual manera, se recomienda la consulta de los manuales de
referencia para profundizar en la herramienta.

Comparación de estos métodos

Como se ha expuesto previamente, todos los métodos fueron aplicados


sobre imágenes SPOT en la zona del Delta del Ebro. Los resultados
obtenidos en este caso muestran que todos ellos permiten la extracción
automática de la línea de costa, pero la clasificación resulta la más eficiente,
ofreciendo mejores resultados pues permite discriminar mejor cubiertas
ambiguas desde el punto de vista espectral, sobre todo en las zonas donde
existe turbidez, donde todos los demás métodos no son capaces de definir la
línea de forma correcta, mientras que con la clasificación supervisada es
posible “forzar” al sistema a una interpretación adecuada (Fig. 6),
permitiendo una delimitación correcta. El mayor inconveniente que
encontramos en la realización de la clasificación fue el gran tiempo de
proceso que conlleva. (Rodríguez, 1999a y 1999b).
No obstante, conviene realizar una serie de consideraciones sobre el resto
de los métodos. El análisis de la banda del infrarrojo y el cociente propuesto
por Philipson y Hafker representan dos métodos sencillos y rápidos, pero
presentan problemas en zonas con aguas turbias. El cálculo del NDVI, se
presenta como un buen método para discriminar el agua de la tierra, pero
73
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

mostró el inconveniente de no ser muy efectivo en áreas de aguas someras o


con turbidez, como la que se presenta en la Fig. 6, correspondiente a la costa
interna de la bahía del Fangar, en la que aparecen zonas de baja profundidad
y con aguas turbias procedentes de los desagües de las tierras cultivadas en
el interior del Delta. La línea de costa obtenida a partir de la segunda
componente principal, presentaba también resultados similares a los
expuestos para los otros métodos.

Fig. 6. Imagen que muestra la superposición de las líneas obtenidas de la


vectorización de la clasificación (en verde) y del NDVI (en amarillo) (Rodríguez,
1999a).

ESTIMACIÓN DEL ERROR

Una consideración a tener en cuenta es que las líneas de costa así


definidas muestran la posición del agua en el momento del paso del satélite,
por lo que para realizar estudios evolutivos es preciso corregir los efectos de
la variaciones del nivel del mar ocurridas en el intervalo de tiempo abarcado
en el estudio.
Por otra parte, con los métodos de tratamiento digital de imágenes
expuestos anteriormente, el margen de error en la determinación de la línea
de orilla puede variar dependiendo del tamaño del píxel. Existen

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Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

tratamientos basados en los denominados análisis de mezclas espectrales


que extraen información sobre el grado de mezcla entre clases de cada píxel,
lo que permite minimizar estos errores.
Por otra parte, se están desarrollando diferentes métodos que permiten
aumentar la precisión en la determinación de la línea de orilla a partir de
algoritmos donde es posible realizar la extracción de la línea de costa a nivel
subpixel. El algoritmo desarrollado por Ruiz et al. (2007) y Pardo et al.
(2007, 2008), parte de la extracción inicial de una línea de costa aproximada
a nivel píxel y, en una segunda fase, sobre esta primera línea se hace la
búsqueda de la posición a nivel subpíxel. El programa desarrollado se basa
en el remuestreo previo de la imagen para trabajar sobre píxeles de menor
dimensión. Sobre un vecindario dado de la nueva imagen remuestreada y
situada sobre la línea de costa preliminar, se ajusta una función polinómica
de 5º grado y, una vez definida esta función matemática de forma analítica,
se deduce el punto en el que la curvatura es nula y el gradiente máximo. Este
análisis se repite sucesivamente siguiendo la línea de costa preliminar, de
forma que al final el posible deducir la posición de la orilla con un error
medio muy bajo (Pardo et al. 2008).
Otras formas de extraer la línea de costa es a partir del Modelo Digital de
Elevaciones (MDE), alcanzando errores aceptables en su definición (Di et
al., 2003).

COMPARACIÓN DE LAS LÍNEAS DE COSTA. ANÁLISIS SIG

Es evidente que este análisis no puede quedarse en la extracción de la


línea de costa a partir de las imágenes. Es necesario, pues, un sistema que
permita su comparación para obtener resultados acerca de los movimientos
que presentan dichas líneas, pudiendo establecer las zonas donde se produce
acreción o erosión de la costa (Ojeda, 2000). Los Sistemas de Información
Geográfica, debido a su versatilidad y a su capacidad de integrar diferentes
fuentes de información (Rodríguez et al., 2008) resultan un herramienta de
uso común para este tipo de análisis, estando plenamente difundida entre
todos los investigadores que trabajan en el ámbito costero. Las herramientas
y procedimientos a utilizar en la aplicación de los SIG para analizar los
distintos tipos de riesgos son objeto de un capitulo en este manual por lo que
no se van a detallar aquí, pero sí es preciso acentuar la natural continuidad en
los procedimientos entre la teledetección y los SIG, pues uno de los
objetivos principales del tratamiento de imágenes de satélite es la obtención
de una cartografía que refleje el estado actual de la costa, o los cambios
ocurridos en un periodo de tiempo determinado.

75
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo es una contribución a la Red Iberoamericana en


Teledetección aplicada a la Prevención de Riesgos Geológicos Litorales,
financiada por el Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para
el Desarrollo (CYTED).

REFERENCIAS

Asprs Guide to Land Imaging Satellites.


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RVLFL3Q

GPS diferencial (DGPS)

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Vector diferencia entre Posició
Posición

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verdadera y posició
posición GPS

RVLFL3QYHUGDGHUD\ BASE
Vector diferencia calculado en la base
y aplicado en el Mó
Móvil
MOVIL
+RVLFL3Q

RVLFL3
RVLFL3Q RVLFL3
RVLFL3Q
YHUGDGHUD YHUGDGHUD
4FRQRFLGD5 4GHVFRQRFLGD5

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Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

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Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

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MEDIANTE ECOSONDA Y DGPS

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3068000

3067000

3066000

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Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

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3068500
1m

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0.5 m

3067500
0m

3067000
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3066500
-1 m

3066000
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Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

GEORREFERENCIAMENTO DE FOTOGRAFIAS
AÉREAS E ANÁLISE DA VARIAÇÃO DA LINHA DE
COSTA
R.S. Araujo, G.V. Silva, D. Freitas y A.H.F. Klein

Centro de Ciências Tecnológicas da Terra e do Mar – Laboratório de Oceanografia


Geológica. Univ. do Vale do Itajaí. Rua Uruguai 458, CEP 88302-202, Itajaí-SC Brasil.
rsangoi@univali.br

INTRODUÇÃO

A orla refere-se à estreita faixa de contato da terra com o mar, na qual a


ação dos processos costeiros se faz sentir de forma mais acentuada à medida
que efeitos erosivos ou deposicionais podem alterar sensivelmente a
configuração da linha de costa. Nesta faixa a degradação ambiental por
destruição da vegetação e construção de edificações se torna extremamente
evidente, através da modificação da estética da paisagem e até mesmo
intervenção no processo de transporte de sedimentos (eólico ou marinho),
consequentemente provocando desequilíbrios no balanço sedimentar e na
estabilidade da linha de costa (Muehe, 2001).
A determinação da posição da linha de costa e seu comportamento
migratório ao longo do tempo são de extrema importância para inúmeras
atividades, sejam elas de pesquisa, de engenharia e de planejamento (NRC,
1990). Tanto projetos de engenharia quanto planos de gerenciamento
costeiro requerem informações a respeito da posição da linha de costa no
presente, o seu comportamento no passado e a possibilidade de previsão para
o futuro. Exemplos disso são os projetos de proteção da zona costeira
(CERC, 2002), estudos sobre variação do nível médio do mar e
determinação de zonas de risco (Leatherman, 2001, Freitas, 2008), estudos
sobre morfodinâmica, erosão costeira e monitoramento ambiental (Araujo,
2008, Klein et al., in press) e formulação e regulamentação de leis de
gerenciamento costeiro (NRC, 1990). Através da análise da variação da
posição da linha de costa pode-se ainda identificar os processos de
reorientação da mesma no entorno de estruturas rígidas, determinar os
padrões de modificação na largura e volume de praias, assim como
quantificar taxas históricas de migração (Komar, 1998, Moore, 2000, Araujo,
2008, Klein et al., in press).

123
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Uma definição generalizada de linha de costa refere-se ao ponto de


encontro da interface física costeira e marinha (Dolan et al., 1980, Mörner,
1996), estando este em constante modificação espaço-temporal devido a
quatro fatores principais: (1) alterações do nível do mar; (2) modificações
verticais do nível dos continentes (tectonismo); (3) reformatação da
morfologia costeira por processos erosivos e deposicionais; e (4) alterações
nos processos de interação terra-mar, como a amplitude das marés, a
velocidade e direção dos ventos e energia de ondas.
A definição da linha de costa pode ser realizada de diferentes maneiras,
sendo que a escolha do método vai depender das informações que se
pretende extrair, da disponibilidade e qualidade de dados, dos equipamentos
utilizados, as escalas de trabalho escolhidas e os erros associados aos
processos de aquisição e processamento das imagens (Boak e Turner, 2005).
Em função da dinâmica natural do sistema, a definição da posição desta
no tempo e no espaço ainda é um desafio para os pesquisadores. Para fins
práticos, o uso de indicadores da linha de costa torna-se mais viável, sendo
geralmente uma feição usada como aproximação para uma linha de costa
“verdadeira”. O ideal é aquela facilmente visualizada em campo, em
fotografias ou imagens aéreas e em qualquer praia, e deve estar presente em
todas as séries temporais caso o trabalho utilize comparações em escala
temporal (Boak e Turner, 2005). Inúmeras feições já foram sugeridas como
indicadores, como a linha da vegetação costeira, a base ou a crista da duna
frontal, escarpas ou cristas no perfil praial, e a máxima linha d’água atingida
(interface areia seca/molhada). Este último é o indicador mais
freqüentemente utilizado, sobretudo porque este limite caracteriza-se por
uma mudança nítida de tonalidade na areia da praia, facilmente identificável
(Morton e Speed, 1998; Pajak e Leatherman, 2002).
Num estudo realizado sobre definição e detecção da linha de costa, Boak
e Turner (2005) expõem uma variedade de fontes possíveis de se extrair
indicadores da linha de costa, dentre os quais se destacam:

(a) Sensoriamento Remoto (Fotografias aéreas e imagens de satélite) –


foi no final da década de trinta que fotografias aéreas começaram a ser
realmente utilizadas na definição mais exata da linha de costa, tornando-se a
fonte de dados mais utilizada na demarcação de linhas de costa pretéritas
(Leatherman, 1983). Contudo, distorções neste método são bastante comuns,
como distorção radial causada pela lente do equipamento, relevo, inclinação
da aeronave e a variação na escala da imagem por mudança na altitude do
vôo. Da mesma forma, satélites imageadores são amplamente utilizados para
aquisição de dados com ampla cobertura espacial e alta resolução (Moore,
2000).

124
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

A partir da década de 90, com o grande avanço da tecnologia no campo


da informática, foram desenvolvidos pacotes de softwares que facilitaram e
até mesmo automatizaram a extração de dados referentes à posição da linha
de costa (Sistemas de Informação Geográfica), e desta forma desenvolveu-se
um meio de analisar e quantificar as diferentes fontes de erro decorrentes do
processo de georreferenciamento (Thieler et al., 2005).
A escala e a resolução das fotografias aéreas é que determinam seu valor
para uma aplicação particular. Uma foto em pequena escala (1:60.000)
fornece uma visão sinóptica e tem baixa resolução espacial, recobrindo uma
grande área em cada cena. É mais utilizada no estudo da geologia estrutural e
em mapeamentos de vastas regiões. As fotografias aéreas em grande escala,
por outro lado, fornecem uma visão detalhada com alta resolução espacial,
sendo mais indicadas na análise da vegetação e morfologia (Curran, 1986).

(b) Levantamento Topográfico (Perfil Praial) - esta metodologia pode


ser empregada como fonte determinante da linha de costa, desde que haja um
conjunto suficiente de dados de campo para se conferir uma boa precisão
longitudinal. Como os resultados são obtidos pela interpolação de dados
discretos de perfis transversais, longitudinalmente pode perder fidelidade
com o aumento das distâncias entre os mesmos (Morton, 1991). Uma
vantagem deste método é que geralmente os perfis aquisitados estão
referenciados a uma cota conhecida (nível de referência), o que possibilita a
obtenção de dados muito precisos no que se refere ao volume e largura
observados.
A metodologia apresentada neste capítulo propõe a combinação da
análise de fotografias aéreas e imagens de satélite de diferentes anos para
caracterização do comportamento migratório da linha de costa em escala
decenal, e sugere uma forma de validação dos resultados através da
comparação com dados obtidos através monitoramento topográfico (perfis
praiais). A região utilizada como caso de estudo foi a Enseada do Itapocorói,
localizada no Estado de Santa Catarina, litoral sul do Brasil (Fig. 1).

125
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Fig. 1: Localização geográfica da Enseada do Itapocorói, Estado de Santa Catarina,


litoral sul do Brasil.

METODOLOGIA

A metodologia sugerida neste capítulo é desenvolvida em seis passos,


envolvendo etapas de pré-processamento (aquisição dos dados,
georreferenciamento e construção dos mosaicos das séries temporais),
análise da variação da linha de costa (através de ferramenta computacional),
e a validação dos resultados (através da comparação com dados de
monitoramento topográfico) (Fig. 2).

126
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 2: Etapas da metodologia empregada para análise da variação da linha


de costa.

Aquisição dos Dados e Padronização

Apesar do recente advento de equipamentos com capacidade de


aquisição de dados digitais (câmeras fotográficas digitais aerotransportadas),
a maioria dos dados disponíveis encontra-se ainda em meio analógico,

127
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

especialmente dos anos anteriores à década de 1990. Desta forma, a primeira


etapa do processo consiste na conversão das fotografias aéreas analógicas
para o meio digital, a fim de possibilitar o uso destas em um sistema de
informação geográfica (SIG).
Para utilização de ortofotografias ou imagens de satélite, sugere-se
manter uma representação do pixel1 de 1 metro aproximadamente, ou seja,
cada pixel das fotografias e imagens representando 1 metro no terreno. Para
definir a representatividade do pixel no terreno multiplica-se 2,54 × 10 −2
(valor, em metros, de uma polegada) pela escala da imagem e, então divide-
se o resultado pela resolução com que a imagem foi digitalizada, conforme a
equação 1:
2,54 × 10 −2 (m) × Escala
Representatividade do pixel = (1)
resolução(dpi )
Se uma imagem de escala 1:25.000 é digitalizada com uma resolução de
600 dpi, tem-se:
2,54 × 10 −2 (m) × 25.000
Representatividade do pixel = = 1,058metros
600(dpi )
As imagens digitais, ao contrário dos produtos cartográficos analógicos,
não têm escala definida, sendo necessário que se disponha de outras
informações para avaliar a qualidade geométrica. Contudo, é possível definir
a resolução, uma vez que essa é representada pela quantidade de pixels na
horizontal e vertical. Nestes casos, para que cada pixel represente 1 metro no
terreno, deve-se conhecer/medir a distância entre dois extremos da imagem
em um dos eixos, e esta deve coincidir com o número de pixels no mesmo
eixo.
O exemplo da Fig. 3 é referente à aquisição de uma imagem do sensor
orbital QuickBird do ano de 2005, disponibilizada online pelo software
GoogleEarth™. Como a imagem pode ser adquirida com resolução de 4800
x 2700 pixels, a distância entre os extremos da imagem deve ser de 4800
metros na horizontal e 2700 metros na vertical.

1
Pixel (aglutinação de Picture e Element) é o menor elemento num dispositivo de
exibição (como por exemplo, um monitor), ao qual é possível atribuir-se uma cor. É o
menor ponto que forma uma imagem digital.

128
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 3: Definição da representatividade do pixel em uma imagem digital. Fonte:


Imagem orbital do Sensor QuickBird do ano de 2005, disponibilizada online pelo
software GoogleEarth™.

Retificação das Imagens e Construção dos Mosaicos

O método de georreferenciamento de uma imagem consiste em


relacionar as coordenadas da imagem com as coordenadas reais do local. O
processo pode ser realizado com a ajuda do Sistema de Informação
Geográfica ArcGis® 9.2, através do módulo ArcMap®, utilizando-se a
ferramenta “Georeferencing tools”.
Para tal, necessita-se de uma base cartográfica em meio digital, neste
exemplo disponibilizada na escala de 1:2.000, que serve para a fixação dos
pontos de controle (PCs) necessários ao processo de correção. Os PCs
correspondem aos locais que podem ser satisfatoriamente identificados tanto
na base cartográfica como na fotografia/imagem de satélite.
Os PCs devem ser distribuídos ao longo de toda a área da
fotografia/imagem, caso haja a necessidade desta estar retificada por inteiro,
ou se concentrar em uma zona correspondente à área de interesse (por
exemplo a região de entorno de uma desembocadura). Neste último caso
apenas a região de interesse apresentará uma boa retificação, sendo que o
restante da fotografia/imagem pode apresentar um certo grau de distorção
devido ao processo de ajuste.
Como referência para a demarcação de pontos de controle, comumente
utilizam-se cruzamentos de ruas e avenidas, e obras de engenharia de

129
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

pequena altura (casas). Isto se deve pelo fato de que edifícios altos,
principalmente se não estão localizados na região central da imagem,
apresentarão um desvio angular em relação ao sensor (câmera fotográfica ou
satélite), o que certamente vai influenciar de forma negativa no processo de
georreferenciamento. Via de regra, um mínimo de 20 PCs devem ser
escolhidos para cada fotografia (Fig. 4).

Fig. 4: Processo de retificação geométrica das imagens aéreas. A metodologia


considera a utilização de 20 pontos de controle distribuídos uniformemente ao
longo da área de interesse, que no caso corresponde à área de entorno da
desembocadura do rio Piçarras.

Após a retificação de cada fotografia/imagem individualmente,


procede-se à construção dos mosaicos de cada série temporal para a
visualização integral da enseada e extração das linhas de costa (Fig. 5).

130
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 5: Processo de construção dos mosaicos a partir das fotografias aéreas


georreferenciadas individualmente.

Quantificação do Erro Atribuído ao Processo de Retificação

A fim de mensurar imprecisões decorrentes do processo fotogramétrico,


como variações na altitude do vôo, inclinação da câmera, distância focal,
erros de paralaxe (distorções em função da velocidade da aeronave),
inclusive de retificação geográfica das imagens, sugere-se adotar o padrão de
posicionamento geoespacial de imagens proposto pelo Comitê Norte-
Americano de Padronização de Dados Geográficos (FGDC-STD, 1998). Este
padrão utiliza o erro quadrático médio (a ser referido neste estudo por EQM)
para quantificar o erro atribuído ao processo de georreferenciamento, e
estabelece que a imagem retificada deve ter no mínimo 20 PCs, distribuídos
uniformemente sobre toda a área de interesse.
O Erro Quadrático Médio (EQM) corresponde à raiz quadrada da soma
das diferenças entre as posições da fotografia e da base cartográfica elevada
ao quadrado, e é calculada automaticamente pelo sistema de informação
geográfica, através da equação 2:

EQM = ( X foto − X base ) 2 + (Y foto − Ybase ) 2 (2)

131
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

sendo Xfoto e Yfoto correspondentes às coordenadas da fotografia/imagem, e


Xbase e Ybase correspondente às coordenadas da base cartográfica,
respectivamente.
O EQM gerado pelos PCs (identificado na Fig. 4 por “Total RMS
Error”) deve ser multiplicado por uma constante tabelada (1,7308), a fim de
se obter um nível de confiança de 95% em relação a posição verdadeira dos
pontos na base cartográfica. Este erro corrigido será referido aqui como
EQMc. Isso significa que 95% da imagem retificada terá uma exatidão igual
ou maior que o EQMc, além de refletir as incertezas embutidas no processo
fotogramétrico (FGDC-STD, 1998).
O erro adotado para cada mosaico restituído deve ser referente à
fotografia/imagem individual que apresenta o maior EQMc. Como os EQMc
de cada mosaico são independentes, deve-se somar os erros de cada série
temporal para comparação das linhas de costa. Na comparação da evolução
da LC entre 1957 e 1978, por exemplo, somam-se os erros (EQMc) de 1957
ao de 1978, e não devem ser consideradas variações totais menores ou iguais
ao valor do EQMc final, pois estes valores podem estar inseridos na
amplitude da incerteza.

Escolha do Indicador e Extração da Linha de Costa

A detecção da linha de costa envolve dois estágios: seleção do indicador


que servirá como uma melhor aproximação da interface terra/água, e a
detecção desse indicador na fonte dos dados (fotografias, imagem de satélite,
perfil praial). Tanto a seleção do indicador quanto a detecção do mesmo são
potenciais fatores de incertezas quando se trabalha com estimativas de
variação de linhas de costa (Stockdon et al., 2002).
Dada a complexidade da detecção da LC, associada a certo grau de
subjetividade, a extração deve ser feita pelo indicador mais discernível e
constante nas imagens, que no exemplo aqui apresentado foi a máxima linha
d’água, observada na fotografia pela mudança de reflexão do sedimento. A
areia seca tem maior reflectância que a molhada, o que gera uma diferença
na tonalidade da superfície da praia (Fig. 6).

132
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 6: Exemplo de extração de linha de costa da imagem de satélite “Quickbird”


de 2005 utilizando a interface areia seca/molhada como indicador.

Cálculo das Taxas de Variação da Linha de Costa

Para o cálculo da taxa de variação da linha de costa sugere-se o uso da


ferramenta computacional DSAS 3.2 (“Digital Shoreline Analysis System”)
desenvolvida para uso na plataforma ArcGis®, proposto por Thieler et al.
(2005). A ferramenta gera transectos ortogonais às linhas de costa, com
espaçamentos pré-definidos pelo usuário, e então calcula as taxas de
variação, que são então reportadas em uma tabela de atributos. Essa
ferramenta utiliza, entre outros, o método de análise EPR (“End Point
Rate”) para calcular a taxa de variação linear entre duas LC, com
espaçamentos determinados ao longo da costa.
O princípio do método é a obtenção da distância de movimentação da LC
entre dois períodos distintos, e dividi-la pelo tempo transcorrido, fornecendo
assim, a taxa anual de migração, em metros. A análise de múltiplas linhas de
costa simultaneamente também pode ser realizada. Para descrição detalhada
da metodologia e testes estatísticos envolvidos, consulte o manual do
usuário. O download da ferramenta pode ser realizado através do site
http://woodshole.er.usgs.gov/project-pages/dsas/ .

133
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

No exemplo, o arco praial da Enseada do Itapocorói foi segmentado em


98 perfis transversais (transectos), numerados do sul para o norte a cada
100m e a partir destes, foram calculadas as taxas de variação da LC para
cada perfil (Fig. 7).

Fig. 7: Exemplo do procedimento de cálculo das taxas de variação da LC através do


método EPR. Os pontos amarelos representam as intersecções entre as linhas de
costa de 1957 (vermelha) e 2005 (azul). A distância total (m) entre as linhas,
dividida pelo intervalo de tempo (anos) corresponde à taxa de variação (m/ano).

Validação do Método

Esta etapa se configura de grande importância, uma vez que o método


apresenta incertezas decorrentes das etapas de pré-processamento, e a
validação dos resultados de extração da linha de costa pode ser feita pela
comparação das taxas obtidas na análise de fotografias aéreas com as taxas
calculadas a partir de monitoramento do perfil topográfico realizado no
mesmo local.
No exemplo aqui apresentado foram utilizados dados de perfil de praia
referentes ao programa de monitoramento topográfico realizado na região de
estudo, antes e após às obras de recomposição da faixa de areia realizadas no
134
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

ano de 1998 (Araujo, 2008). Estes dados permitiram o cálculo das taxas reais
de variação da linha de costa, a partir do término das obras até o ano de 2008
(Quadro 1).

Quadro 1: Representação da validação do método de extração da linha de costa. O


procedimento compara as taxas de variação obtidas pela análise de fotografias
aéreas com dados de perfis transversais.

No Quadro 1 a coluna da esquerda mostra a variação média da linha de


costa entre os anos de 1995 a 2005, obtida pela análise das fotografias aéreas
através da ferramenta DSAS, e indica que a região sofreu uma progradação
de cerca de +3,8 metros neste período. O que acontece na realidade é que
este valor de progradação corresponde à largura de areia remanescente do
total depositado durante a obra de recomposição realizada em 1998, pois a
praia continua em processo erosivo (Araujo, 2008, Klein et al., in press).
A variação média da largura, medida com base nos perfis transversais de
antes e depois de aterro (coluna do meio) indica uma taxa de progradação
média de 31,4 metros, ou seja, em média os perfis foram acrescidos em cerca
de +31,4m. Finalmente, a coluna da direita apresenta a taxa real de retração
da linha de costa entre 1999 e 2008, medida através do monitoramento
topográfico mensal, e indica que a diminuição da largura da faixa de areia foi
de -28,6 metros em média para a região. Portanto, ao subtrairmos a taxa de

135
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

variação calculada pela análise das fotografias aéreas (1995-2005), pela


largura média de areia adicionada na praia pelo aterro (1998), ou seja, 3,8m
– 31,4m, chega-se a um valor de retração de -27,6 metros para a região,
muito próximo da taxa “real” medida, que foi de -28,6 metros (Araujo,
2008).

CONSIDERAÇÕES GERAIS

A metodologia apresentada foi considerada bastante satisfatória como


ferramenta para análise da variação da linha de costa quando não se tem
dados de campo disponíveis para georreferenciamento (isto é, dados
aquisitados por meio de DGPS, por exemplo), visto que a comparação entre
as taxas obtidas através das fotografias aéreas foi condizente com as taxas
calculadas pelas variações dos perfis praiais.
As principais limitações deste processo estão relacionadas basicamente
com a qualidade dos dados disponíveis, como por exemplo, a escala da base
cartográfica e a resolução das fotografias aéreas e imagens de satélite. A
utilização de fotografias aéreas analógicas digitalizadas com resolução
inferior à 600dpi não é aconselhada, pois a dificuldade na identificação das
feições de interesse pode comprometer os resultados finais.

AGRADECIMENTOS

Este trabalho e uma contribuicao a Red Iberoramericana em


Teledetección aplicada a la Prevención de Riesgos Geológicos Litorales
financiada pelo Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el
Desarrollo (CYTED).

REFERENCIAS

Araujo, R.S. 2008. Morfologia do Perfil Praial, Sedimentologia e Evolução


Histórica da Linha de Costa das Praias da Enseada do Itapocorói – SC.
Dissertação (Mestrado) – Curso de Pós-graduação em Ciência e Tecnologia
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1304.

138
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

APLICACIONES DE MODELOS DE AJUSTE PARA EL


ANÁLISIS DE LOS CAMBIOS HISTÓRICOS DE LA
LÍNEA LITORAL EN GRANDES ENSENADAS.
EJEMPLOS EN CHILE
C. Martínez1, E. Jaque1, M. Quezada1,2, L. Flores1,3, & J. Quezada1 A.
Fernández1
1
Laboratorio de Riesgos Naturales Universidad de Concepción, Chile.
2
Baird & Associates, Santiago, Chile.
3
Hidrotop Ingeniería, Chile.
Víctor Lamas 1290, Barrio Universitario, Concepción- Chile.

INTRODUCCIÓN

La forma curva de las bahías y la forma en planta de las playas, formadas


al resguardo de obstáculos naturales, ha sido explicada por una variedad de
modelos especialmente desde que Yasso (1965) ajustó la espiral logarítmica
a varias ensenadas y desde que Silvester (1960, 1970, 1974, 1976 y 1978)
inició la sistemática de estas investigaciones.
En general, estos modelos deben reproducir las características tanto
morfológicas como sedimentarias de una ensenada (Le Blond, 1979). Tales
características se reflejan en una morfología típicamente erosiva o de
retroceso en la máxima curvatura de la ensenada, de ahí las variadas
denominaciones de headland bay, bahía en espiral logarítmica, bahía en
forma de zeta o bahía en crenulate. La causa de esta forma típica ha sido
explicada por el efecto de protección del promontorio rocoso localizado en la
máxima curvatura de la ensenada, el cual resulta en una distribución
sistemática de la energía del oleaje en dirección deriva abajo de éste y cuya
forma se describe cuantitativamente por una función exponencial o
logarítmica. A la vez, el tamaño de grano de las arenas y la pendiente de la
playa también suelen cambiar sistemáticamente, tal como se indica en los
trabajos de Bascom (1951), Le Blond (1979) y Phillips (1985).
Para explorar estas relaciones dinámicas, se han propuesto varias curvas
geométricas específicas para ciertas condiciones, sin embargo los primeros
trabajos parten de Hoyle & King (1958) quienes comparan playas de bolsillo
con arcos y de Yasso (1965) quien aplicó la espiral logarítmica para describir
playas al interior de grandes ensenadas, intentando encontrar la dirección
desde un obstáculo que bloquea el transporte sedimentario longitudinal
causando la forma curva de la bahía. Sin embargo, Silvester en 1960 inicia
los experimentos en modelos de playa recta encajada con oleaje incidente de
45º sin suministro adicional de sedimentos, que resultaron en una bahía de
139
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

medio corazón y que apoyaba la aplicabilidad de la espiral logarítmica de


Yasso (1965). Bremner & Le Blond (1974) compararon la forma
planimétrica de la costa de Wreck Bay, en Canadá, con 21 espirales
logarítmicas, mientras que Phillips (1985) describió la evolución de una
costa en retrogradación para una serie de 30 años en Sandy Hook, New
Jersey, a partir de la construcción de un rompeolas, que llevó finalmente a
que la costa siguiera la forma de una espiral logarítmica.
Una de conclusiones encontradas por Le Blond (1979), indica que la
forma de espiral logarítmica puede ser entendida en términos de un balance
entre los efectos del promontorio rocoso y la batimetría del litoral cercano
sobre los procesos de refracción y difracción de la ola y a su vez, por una
relación entre la pendiente de la playa, la energía de ola y el tamaño de grano
de las arenas. Tales relaciones hidrodinámicas en conjunto con las
características del litoral cercano, son el punto de partida para comprender la
expresión morfológica de la costa, que ha encontrado una buena aplicación
en la ingeniería de costas (Komar, 1998; Short, 1999; Benedet et al. 2004).
Los trabajos posteriores de Silvester (1970, 1974, 1976 y 1978)
permitieron definir procesos prevalecientes al interior de la ensenada que
incluyeron el efecto de la refracción y difracción del oleaje, determinando
valores óptimos en la ecuación de la espiral logarítmica que conducen a
condiciones de equilibrio en planta. Sin embargo, la dificultad en el ajuste
del modelo estaba en la determinación de la posición del centro o polo de la
espiral que repercutía en un escaso ajuste en la zona recta de la playa, alejada
del punto de control (máxima curvatura o sector aguas arriba). De ahí que
Hsu et al. (1987); Hsu & Evans (1989) y Hsu et al. (1989), propusieron un
modelo de ajuste con una función parabólica con las cuales se han obtenido
buenos resultados para playas en equilibrio estático. Investigaciones
realizadas por Tan & Chiew (1994) aplicaron este modelo a bahías sobre
condiciones de “con y sin” suministro sedimentario.
Medina et al. (2001) han realizado importantes contribuciones en lo que
denominan modelado costero por medio de formulaciones de equilibrio. Al
respecto, se denomina playa en equilibrio a aquella forma capaz de absorber
el clima variable de oleaje que realmente se produce en la costa y que
minimiza los cambios en su morfología. Desde un punto de vista ingenieril,
es aquella expresión matemática que permite definir completamente la forma
en planta de una playa localizada entre dos promontorios rocosos en
situación de equilibrio. De acuerdo con esto, es posible reconocer dos tipos
de equilibrio en función de las condiciones de contorno presentes en la bahía
(GIOC, 2000):

a) equilibrio estático: no entra ni sale sedimento en la bahía, el transporte


longitudinal a lo largo de la playa es nulo.

140
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

b) equilibrio dinámico: existe transporte longitudinal de sedimento, sin


embargo el volumen de sedimento que entra y sale en la bahía es idéntico
por tratarse de una bahía en equilibrio. En el caso de cesar el transporte
longitudinal se llega a la condición de bahía en equilibrio estático.

Estos dos últimos conceptos han permitido efectuar importantes


aplicaciones en ingeniería, principalmente en la regeneración de playas, en el
control de la erosión costera y en el análisis de la evolución de la costa en
general.
Otras técnicas para el análisis de la costa han estado centradas en la
determinación de cambios en la posición relativa de la línea litoral, las cuales
han sido desarrolladas para escalas temporales de mediano y corto plazo
(Koike, 1977; Ozasa, 1977), mientras que aplicaciones recientes a bahías de
China han sido realizadas por Dai et al. (2004) mediante análisis fractal.
En este capítulo, se propone una metodología para determinar los cambios
experimentados por la línea litoral utilizando ajustes logarítmicos y
parabólicos a partir de experiencias realizadas en grandes ensenadas de Chile
central. En este sentido, se comparan los resultados obtenidos de la
aplicación de los modelos con el objeto de orientar su uso a partir de los
criterios preestablecidos en la metodología propuesta. Los experimentos
fueron aplicados a las ensenadas de Concón y Algarrobo, ambas localizadas
en Chile central (Fig. 1).

141
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Fig. 1. Localización geográfica de las ensenadas de Concón y Algarrobo, Chile


central.

METODOLOGIA

La metodología propuesta para la determinación de las variaciones


espacio-temporales en bahías o grandes ensenadas usando modelos de ajuste,
se estructura en cinco etapas principales: Criterios previos a considerar al
usar modelos de ajuste; Adquisición y preparación de los datos; Aplicación
de los modelos; Determinación de los cambios e Interpretación de resultados
(Fig. 2).

142
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 2. Esquema metodológico para la determinación de los cambios de la línea


litoral utilizando modelos de ajuste.

Criterios a considerar en el uso de modelos de ajuste (Etapa 1)

La aplicación de cualquier modelo de ajuste a la línea litoral y su


consiguiente estimación de cambios históricos, requiere considerar
previamente el grado de ubicuidad de la bahía ya que el éxito de las
aplicaciones dependerá de las condiciones geométricas que se introducen a
los modelos y que reflejan la forma de la bahía. De este modo, las playas
encajadas y las grandes ensenadas cuya forma se aproxima a una espiral
logarítmica o son segmentos de ella, se verán mejor representadas por un
modelo parabólico o de espiral logarítmica de acuerdo a la geometría de la

143
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

bahía. En general, se deben considerar dos grupos de factores en la selección


del modelo:

a) Forma de la bahía o ensenada


El largo de la línea litoral, su forma en relación con los promontorios
rocosos que la confinan son relevantes al momento de generar las
aplicaciones de los modelos y la separación entre los puntos de
encajonamiento de la playa. Esto se traduce en la determinación de los
puntos de control introducidos en ellos, ya que de aquí se determina el radio
inicial de cada modelo (Ro) que geométricamente representa la distancia
entre el polo de difracción del oleaje y el punto más lejano de la influencia
del polo.

Selección del modelo de ajuste

Existen tres tipos de modelos de ajuste principales: espiral logarítmico,


parabólico e hiperbólico. A continuación se describen las características
relevantes de los dos primeros, los cuales han sido aplicados a la costa
chilena.
El modelo clásico de espiral logarítmica propuesto por Yasso (1965) se
caracteriza por ser un método empírico obtenido de la observación de un
conjunto de playas en la costa Este y Oeste de los Estados Unidos, por lo
cual considera implícitamente las condiciones reinantes del oleaje que han
determinado la línea de costa en equilibrio.
Para aplicar la espiral logarítmica existen dos metodologías empíricas
denominadas el método de los arcos y el de la relación de indentación.
Ambos métodos son similares en su preparación y solamente se diferencian
en la relación entre los parámetros. Primero se asume que la tangente a la
playa en el extremo de sotamar de la zona de estudio, es normal a la
dirección octogonal del oleaje más representativo (más persistente), luego se
lleva esta octogonal hasta el punto de control o polo de difracción de la
espiral, interceptando este punto con la línea imaginaria del frente de olas
utilizado, que al asumir condiciones de equilibrio de la línea de costa resulta
ser paralela a esta. La unión del punto donde se cruzan la octogonal de oleaje
y la tangente de la línea de costa con el punto de control definen el radio de
control de la espiral logarítmica denominado Ro o a. El ángulo que forma el
frente de oleaje con Ro se denomina oblicuidad del oleaje.
El método de los arcos considera la metodología de ajuste de Ro y la
oblicuidad del oleaje descrita anteriormente y para trazar la espiral
logarítmica, que representaría la línea de costa en equilibrio estático de la
zona de estudio, se construyen arcos concéntricos al polo de difracción
tomando como origen el frente de oleaje.
144
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

El método de la indentación surgiere medir la distancia entre el punto de


control (polo de difracción) y una línea tangente a la línea de costa que sea
paralela al frente de oleaje, a esta distancia se le denomina A y la curva de
equilibrio estático queda en función de la proporción A/Ro y define la
siguiente ecuación logarítmica de equilibrio.

Ec (1) A/Ro = 1.4·10-2 h - 9.4·10-5 h2

El modelo parabólico se caracteriza por considerar de manera explícita las


condiciones de oleaje reinante, mediante la determinación del flujo medio de
energía anual. Para determinar el flujo medio de energía anual es necesario
tener una estadística robusta de oleaje con una duración mínima de 20 años
de oleaje espectral bidimensional, la cual puede ser obtenida a partir de un
modelo de generación global de oleaje, como por ejemplo el proyecto Olas
del Pacífico (www.olasdelpacifico.com) desarrollado por el SHOA y Baird
& Associates el cual ha sido validado con buenos índices de correlación.
Una de las metodologías recomendadas para la aplicación de los modelos
parabólicos de ajuste de la línea de costa, es la propuesta por Medina et al.
(2001), la que establece en primera instancia determinar la orientación del
flujo medio de energía, en el punto de difracción y de acuerdo a la geometría
de la bahía, definir el factor limitante. Con el periodo de oleaje asociado al
flujo medio de energía anual se define la longitud de onda (L) en el punto de
control y se calcula la distancia entre el punto de control y la tangente a la
costa paralela al frente de oleaje, esta distancia se denomina Y la que al ser
ponderada por L (Y/L) permite definir el valor de un ángulo formado por el
vector Y con el radio de control (Ro). Este ángulo se denomina imin y es el
propuesto por Medina et al. (2001). La manera matemática de calcular imin
está determinada por la ecuación 2:

ª § β 4 β 2 Y ·1 / 2 º
« ¨¨ r + r ¸¸ »
« 16 2 L¹ »
Ec (2) α min = arctan « © »
Y
« »
« L »
¬ ¼

Donde hr es un factor de ajuste con un valor igual a 2.13.

El valor del ángulo imin define la oblicuidad del oleaje, ya que


geométricamente esta tendrá un valor igual al ángulo complementario.
Las aplicaciones clásicas sólo consideraban los cambios en planta de las
grandes ensenadas por tratarse de criterios geométricos (primer grupo de
factores) en donde los cambios eran interpretados en función de variables

145
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

asociadas a la energía del oleaje y al transporte sedimentario pero como


factores externos al modelo usados en la fase de interpretación de resultados.
Con el desarrollo de formulaciones matemáticas y simulación numérica han
sido propuestos diferentes modelos de ajuste en donde es posible incluir
variables dinámicas relacionadas con el clima de ola y el transporte
sedimentario.
En la actualidad existen diversos modelos numéricos capaces de simular
con diferentes grados de exactitud los cambios morfodinámicos de la línea
de costa ante la acción de las dinámicas litorales predominantes, así como
también predecir las alteraciones de la línea litoral ante la acción de distintas
obras marítimas. Una de las primeras herramientas numéricas desarrolladas
fue el modelo GENESIS (Generalizad model for simulating shoreline
change) desarrollado por Hanson & Kraus (1989) del cuerpo de ingenieros
de los Estados Unidos (USACE).
El Danish Hydraulic Institute (DHI) también desarrolló un modelo
numérico (LITPACK) para el análisis integrado de las zonas costeras,
permitiendo ver la evolución del perfil transversal de la playa y además la
evolución morfodinámica de la línea de costa.
Tanto GENESIS como LITPACK son modelos numéricos
bidimensionales (2DH), sin embargo en la actualidad existen modelos más
avanzados que consideran las tres dimensiones espaciales (3D) y que
permiten determinar los cambios de la línea de costa y diversos procesos
costeros con un grado de exactitud más elevado que los bidimensionales.
Dentro de esta última clasificación destaca el modelo MISED desarrollado
por Dr. Lu Qimiao (2000 y 2003), mediante una nueva esquematización
numérica en elementos finitos desarrolladas por el mismo Dr. Lu lo cual
clasifica este modelo en incondicionalmente estable.
Otra línea de modelos de evolución costera son aquellos que mediante
una interfaz gráfica, ajustan las ecuaciones empíricas existentes para la
predicción del comportamiento de la línea de costa. Dentro de este grupo se
puede destacar el desarrollado por Klein et al. (2003) llamado MEPBAY
(Model for equilibrium planform of bay beaches) y el desarrollado por
Medina & González (2001), denominado Sistema de Modelado Costero
(SMC). El SMC de la U. de Cantabria permite aplicaciones con distintas
formas de ensenadas y playas encajadas incorporando condiciones previas
del oleaje.

Situación de equilibrio a considerar en el modelo de ajuste

La aplicación de la mayoría de los modelos requiere definir previamente


la situación de equilibrio estático o dinámico debido a que los resultados
dependerán del escenario que se requiera modelar. En una condición de
equilibrio dinámico o estático se requiere definir el clima de ola operacional
146
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

y el flujo medio de energía anual, ya que mediante la determinación de la


oblicuidad del oleaje se pueden definir los valores de los ángulos fijos
(constantes) de cada uno de los modelos de ajuste analizados.

Adquisición y preparación de los datos (Etapa 2)

La adquisición y preparación de los datos necesarios para el uso de los


modelos de ajuste involucra tres actividades importantes: uso de fotografías
aéreas para construir una serie histórica de la línea litoral para la escala
temporal deseada; estimación de errores y control de calidad para validar la
serie histórica; y uso de datos de oleaje para ser incluidos en los modelos:

a) Uso de fotografías aéreas:


Se utilizan para la construcción de una serie histórica a escala de detalle y
semidetalle que incluya en lo posible componentes estacionales, para la
escala temporal requerida (algunos años o décadas). Esta puede ser
complementada con cartografía histórica e imágenes satelitales. La escala de
los fotogramas no debe exceder de 1:60.000 con el objeto de no inducir
errores importantes en la digitalización de la línea litoral. Una vez
seleccionados los años, las imágenes son georreferenciadas y digitalizadas.
Para el caso de la bahía de Concón, se elaboró una secuencia
histórica a partir de fotografías aéreas de distintos años, para una escala
temporal de 60 años (1945 a 2005). Además, se realizaron campañas de
terreno para el levantamiento topográfico de la línea de playa con
vinculación geodésica, lo cual permitió actualizar la serie histórica. En el
caso de la bahía de Algarrobo, se elaboró una serie de 40 años (1967 a
2006).

b) Estimación de errores (RMS)


El proceso de georreferenciación induce errores acumulativos en la
determinación de los cambios de la línea litoral. Estos pueden ser
determinados mediante el procedimiento de digitalización y
georreferenciación propuesto por Araujo et al. (20091). En el caso de la
bahía de Concón se consideraron al menos cinco puntos de control para cada
imagen obteniéndose RMS inferiores a 1 m. Un ejemplo de este
procedimiento se observa en la Fig. 3 en donde el RMS total es de 3.1 m
para cinco puntos de control distribuidos en la zona proximal de la bahía de
Concón (desembocadura del río Aconcagua).

1
Araujo, R.; Silva, G.; Freitas, D. & A. Klein. 2009. Georreferenciamiento de
fotografías aéreas e análise da variação da linha da costa (en este Manual).

147
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Fig. 3. Determinación de RMS a través de cinco puntos de control en la zona


proximal de la bahía de Concón.

c) Datos de oleaje
Los datos relacionados con la caracterización de las condiciones de oleaje
son relevantes para predecir el comportamiento de la línea de costa a través
del flujo medio de energía anual, la dirección y periodo al cual está asociado.
Si se define una situación de equilibrio dinámico en el modelamiento, se
requiere considerar el rango textural de los sedimentos para la zona de
rompiente, frente de playa y playa trasera. Lo anterior permite relacionar las
condiciones de transporte sedimentario. Sin embargo, al tratarse de una
condición de equilibrio el balance sedimentario es igual a cero, ya que el
transporte de sedimentos que entra a la unidad fisiográfica es igual al que
abandona.

Aplicación de modelos de ajuste

Para aplicar los modelos de ajuste, es relevante determinar los puntos de


control que generarán el ajuste a la línea litoral, así como el uso de variables
asociadas a la formulación matemática de cada modelo:

a) Definición de los puntos de control


Estos corresponden a la localización de un punto terrestre definido por
coordenadas geográficas que tiene por objetivo generar el origen de la
función logarítmica o parabólica. En el caso del ajuste parabólico y
considerando los ejemplos de Hsu et al. (1987) para una bahía con origen en

148
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

el punto de difracción, un punto de control se sitúa en el límite aguas debajo


de la bahía (coordenadas R0, h) y h (ángulo formado entre las crestas del
oleaje y la línea de control) coincide con el ángulo formado por la tangente a
la bahía y su línea de control.

b) Uso de variables inherentes a la formulación del modelo


Cada modelo se aplica para construir una línea litoral sintética que mejor
se aproxime a la forma real de la bahía, por lo cual se requiere definir los
valores de las variables que definen la formulación matemática de cada
modelo. La formulación del ajuste logarítmico corresponde a la Ec (3) :

Ec (3)

donde: R1 y R2 son radios ; j es el ángulo entre los radios R1 y R2 ; i es el


ángulo constante entre cada radio y la tangente de la curva.
La formulación del modelo parabólico corresponde a un polinomio de
segundo grado al ajuste de la línea litoral de la forma y= px2-b en donde x e
y son las coordenadas cartesianas (GIOC, 2000). Si se aplica la parábola de
Hsu & Evans (1989) se considera la (Ec.4) en donde Ro, h y j son variables
geométricas, mientras que C0, C1 y C2 son coeficientes que dependen del
ángulo de incidencia del oleaje h, cuyos valores son conocidos. Dichos
valores fueron posteriormente reevaluados por Silvester & Hsu (1993) y
pueden encontrarse en GIOC (2000).

Ec (4)

Determinación de los cambios de la línea litoral

La determinación de los cambios de la línea litoral puede realizarse


mediante criterios de medición sistemáticos como los aplicados a los
ejemplos de bahías chilenas o con técnicas bajo soporte SIG.
En el primer caso, asegurando RMS inferiores a 1 m es posible realizar
mediciones planimétricas entre la línea de ajuste (nivel de referencia) y la
línea litoral que se desea calcular. En la Fig. 4 se indica el modelo utilizado
para calcular las variaciones de la línea litoral en la bahía de Concón,
considerando el año de referencia (1996) definido como la situación de
mejor ajuste para el modelo de espiral logarítmico que corresponde a una
situación de equilibrio estático. Se generaron intervalos de medición cada
100 m a cuyos valores se les restó los respectivos RMS. Posteriormente con
149
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

estos datos se generaron gráficos de variaciones de la línea litoral y


representaciones en planta.

Fig. 4. Modelo de ajuste logarítmico aplicado a la bahía de Concón.


Interpretación de resultados

Los resultados obtenidos deben ser interpretados considerando la realidad


geomorfológica y oceanográfica del área, así como su influencia tectónica y
climática que influye en la energía del oleaje y en las fuentes sedimentarias.

150
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Las variaciones de la línea litoral se interpretan en función de la escala


temporal, por lo cual es recomendable considerar el comportamiento
estacional de la bahía y un análisis considerando diferentes intervalos de
tiempo con el objeto de determinar fenómenos estacionales, cíclicos o de
rotación de la playa. En el caso de las bahías chilenas, existe un fuerte
control tectónico de la costa por su tipo de margen activo en donde los
terremotos de subducción han generado alzamientos diferenciales a lo largo
de ella. Así también las tormentas invernales y las marejadas son eventos
recurrentes que modifican a escalas instantáneas y de corto plazo la
morfología de las playas. Los eventos asociados a ENOS han influenciado el
comportamiento de los ríos como fuentes sedimentarias generando efectos
en las costas.

EJEMPLOS EN CHILE CENTRAL

La metodología propuesta ha sido aplicada a ensenadas de Chile central


cuya forma se aproxima a una espiral logarítmica. Con el objeto de
determinar el nivel de estabilidad de la línea litoral para escalas temporales
de mediano plazo y asumiendo condiciones de equilibrio estático, se
aplicaron ajustes logarítmicos y parabólicos a las bahías de Algarrobo y
Concón, ambas localizadas en la V Región de Valparaíso. El ajuste
logarítmico se aplicó a ambas bahías a través de la formulación matemática
típica. El programa Sistema de Modelamiento Costero (SMC) de la
Universidad de Cantabria, que incorpora los criterios de Medina et al. (2001)
para los ajustes logarítmico y parabólico, se aplicó a la bahía de Concón para
contrastar los resultados obtenidos con la formulación matemática
logarítmica inicial y probar además la bondad de ajuste del modelo
parabólico.

Ejemplo 1. Ajuste logarítmico clásico

El modelo clásico de espiral logarítmico de Yasso (1965) y las


experiencias de Silvester (1970), se aplicaron a las bahías de Concón y
Algarrobo. Para comparar los resultados, se aplicó a la bahía de Concón el
ajuste logarítmico incorporado en el software SMC de la Universidad de
Cantabria.
El modelo de ajuste clásico utilizado, aplica la ecuación polar de una
espiral logarítmica de forma:

Ec (5) R = a*exp(k*cotg* b), donde:

151
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Los valores a y cotg b son constantes, siendo el radio polar del punto de
origen o referencia de la espiral y el parámetro característico
respectivamente y k es el ángulo del azimut polar que varía entre 0 y 360°.
Se probaron una serie de valores aplicables a cada una de las constantes (a
y b) y tomando valores para el ángulo k. Finalmente se determinaron dos
valores (a y b) que establecieron el mejor ajuste a la línea litoral. Tales
valores fueron para la bahía de Concón de 1.9 para la constante “a” y 0.7
para la constante “b”, los cuales se aplicaron a la ecuación (1). La gráfica
ajustada de la ecuación coincide con la línea litoral correspondiente a la
restitución aerofotogramétrica del año 1996, por lo cual se consideró este
ajuste como nivel de referencia para establecer cuantitativamente en esta
bahía las variaciones espacio-temporales de la línea litoral para la serie
histórica analizada. En el caso de la bahía de Algarrobo, el año con mejor
ajuste correspondió al año 1967.
Se utilizó un criterio de medición sistemático con intervalos de 100 m a
partir del extremo sur del área de estudio. Se determinaron tres estados de
acuerdo a lo indicado por Araya-Vergara (1986): estado de avance
(variaciones superiores a 50 m); estado estacionario (variaciones entre 0 y 50
m); y estado de retroceso (variaciones superiores a -50 m) según el nivel de
referencia adoptado.
En el caso de la bahía de Concón, los resultados establecieron una
concentración de los cambios de la línea litoral en la zona de mayor
curvatura de la bahía, lugar en donde se localiza el estuario del río
Aconcagua, mientras que las zonas media y distal presentaron estado estable.
Se observó que a medida que se avanza hacia la zona norte, los valores
tienden a presentar un estado estacionario. Los principales cambios en la
posición relativa de la línea litoral se registran dentro del área de influencia
del estuario Aconcagua en un radio de 1 km. La posición relativa de la línea
litoral en la bahía de Algarrobo para la serie analizada, presenta variaciones
de magnitud moderada, localizadas solo en las zonas proximal y distal de la
bahía (Fig. 5). Los cambios principales se registran en la zona proximal para
el estado de progradación con valores extremos de +130 m y +139 m
correspondientes a los años 1980 y 1996. Valores representativos del estado
de retrogradación son poco significativos, registrándose únicamente el valor
de -73 m en relación al año 2006 para la zona distal de la bahía. Si se
considera la serie histórica (1967- 2006), las variaciones de la línea litoral en
la bahía de Algarrobo tienen un promedio de +25,5 m. Las representaciones
de las variaciones en planta de la línea litoral se indican en las Fig. 6 y 7.

152
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 5. Cambios en la línea litoral de la bahía de Concón, Chile.

Fig. 6. Variaciones en planta de la línea litoral de la bahía de Concón, Chile.

153
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Fig. 7. Variaciones en planta de la línea litoral de la bahía de Algarrobo, Chile.

154
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Ejemplo 2. Ajuste logarítmico mediante SMC (U. de Cantabria)

La aplicación del SMC desarrollado por la Universidad de Cantabria para


la espiral logarítmica, se implementó mediante la metodología propuesta por
Medina et al. (2001), incorporando de esta forma la determinación del radio
inicial de la espiral (Ro) mediante una aproximación geométrica del ángulo
de incidencia del oleaje. La aplicación del SMC requirió el uso de la misma
serie histórica, a partir de la cual se generaron varios ensayos con los
posibles puntos de control, que se ajustan de mejor forma a la línea de costa,
finalmente se logró definir un punto de control base, para todas las líneas de
costas obtenidas en el proceso de georreferenciación y posterior
digitalización de estas. Una vez definido el punto base de control se efectuó
la definición del ángulo de rotación de la espiral i. Debido a que la bahía de
Concón presenta una playa extensa, se determinó que el ángulo que forma la
tangente a la curva en cualquier punto con el radio vector (Ro) es igual a 63º
para lograr un mejor ajuste. Este valor de i suaviza la curvatura propia de la
espiral siendo capaz de representar de mejor manera la línea de costa de la
playa analizada, ya que matemáticamente la espiral logarítmica tiende a ser
menos curva ante un ángulo α mayor, tal como muestra la Fig. 8.

1,9

α = 30º
1,8

1,7

1,6

α = 40º
1,5
R/Ro

1,4
α = 50º
1,3

α = 60º
1,2

1,1

1
0 5 10 15 20 25
θ [º]

Fig. 8. Variación de R/Ro para distintos ángulos i.

La superposición de las líneas de costa de los diferentes años y la espiral


logarítmica generada según los valores obtenidos, permitió definir las
tendencias de estas en un período de 60 años. La línea de aproximación de la
espiral y su ajuste a la línea litoral, permitió efectuar mediciones, con la
herramienta de medición del software. Las mediciones efectuadas se

155
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

realizaron en los puntos más relevantes, donde la línea litoral y la línea de


ajuste de la espiral se distanciaron. En la Fig. 9 se indica el mejor ajuste
obtenido para el caso año 2004 con los puntos de control que se indican en
línea punteada (las líneas paralelas indican espaciamiento de 200 m).
Bajo estos conceptos se aplicó la espiral logarítmica para la línea litoral
de los años 1945, 1954 y 1980, obteniendo resultados dispares ya que para la
situación de 1945 representa de manera adecuada la línea de costa en la zona
proximal, perdiendo su grado de ajuste en la zona media y distal (Fig. 10 y
11). Esta situación se acentúa para las otras dos líneas de costa analizadas.
Estos resultados indican que la espiral logarítmica es capaz de representar de
mejor manera grandes ensenadas, en especial la zona curva ya que en ellas,
generalmente la zona media y distal se comportan de forma lineal.

Fig. 9. Ajuste logarítmico para el año 2004 en la bahía de Concón a partir de la


determinación de los puntos de control mediante SMC.

156
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 10. Ajuste logarítmico a la línea litoral de la bahía de Concón, año 1945.

Fig. 11. Ajuste logarítmico a la línea litoral de la bahía de Concón, año 1980.

157
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Ejemplo 3. Ajuste parabólico mediante SMC (U. de Cantabria)

El ajuste parabólico a la línea litoral depende esencialmente del flujo


medio de energía anual y su determinación se realiza mediante el análisis de
estadísticas de oleaje de larga data (preferentemente 20 años o más), sin
embargo, para los efectos de este análisis y considerando que la línea de
costa de 1996 se considera como la situación en planta de referencia, se
asume intrínsicamente que refleja las condiciones de equilibrio estático de la
línea de costa y por lo tanto se puede aplicar el modelo parabólico sin la
necesidad de analizar estadísticas de oleaje. Si se considera que de la
aplicación del modelo logarítmico se ha obtenido una buena aproximación a
los estados morfodinámicos de las líneas litorales para la serie histórica
analizada, puede aplicarse el modelo parabólico sin considerar el análisis
estadístico del oleaje, como en este caso, y determinar los parámetros de la
ecuación parabólica mediante la determinación de la curva de mejor ajuste,
de igual manera que lo realizado aquí para el ajuste logarítmico. Los ajustes
obtenidos mediante el SMC se indican en las Fig. 12 y 13 para los años 1954
y 1980 respectivamente.

Fig. 12. Ajuste parabólico a la línea litoral de la bahía de Concón, año 1954.

158
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 13. Ajuste parabólico a la línea litoral de la bahía de Concón, año 1980.

Los cambios espacio-temporales de la línea litoral aplicando el SMC de la


U. de Cantabria pueden ser determinados mediante la herramienta de
medición del software. Así por ejemplo para el año 1945 en la bahía de
Concón se obtuvo un valor de 21,9 m para el punto localizado en las
coordenadas 265066.6 y 6356696.3 (Fig. 14).

Fig. 14. Determinación de los cambios de la línea litoral mediante ajuste


logarítmico (año 1945) del programa SMC.

159
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Al igual que en el caso anterior, la determinación de los cambios de la


línea litoral se efectúa utilizando directamente la herramienta de medición
del programa SMC en los sectores de interés o generando una grilla
equidistante. En este caso, se utilizó una grilla espaciada cada 200 m
aplicada al año 2004 (Fig. 15).

Fig. 15. Determinación de los cambios de la línea litoral mediante ajuste parabólico
(año 2004) del programa SMC.

Comparación de resultados

Los ajustes logarítmicos para la bahía de Concón, fueron comparados de


acuerdo a los resultados de la Tabla 1 donde se ha considerado el año 2004
como referencia. De acuerdo con esto, todos los ajustes indican que la línea
litoral de la bahía se encuentra dentro de un estado estable con leve
tendencia al retroceso, sin embargo dados los valores medios de cambio
asociados, esta tendencia se considera insignificante. Las principales
variaciones se atribuyen a la fuerte movilidad en la zona cóncava de la bahía
debido a la localización del estuario Aconcagua, caracterizado por presentar
flechas litorales que contienen los valores de cambios más altos de la serie e
inducen una media superior en la serie histórica (-39 m) en relación a la que
representa el comportamiento tipo de la línea litoral fuera de este sector. Esta
área móvil de la bahía se registra entre los 200 y 800 m de distancia. Si se
considera solamente el sector estable (a partir de los 800 m de distancia) la
variación promedio de la línea litoral para los últimos 60 años es de -28.9 m.
160
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

El mejor ajuste resultó para el modelo de espiral logarítmica utilizando el


SMC, en donde el punto de control se estableció frente al sector móvil de la
bahía (estuario Aconcagua) con el objeto de ajustar los sectores
históricamente más estables. El modelo presentó el mejor ajuste a partir de
los 1000 m desde el origen, incluyendo parte de la zona cóncava y el sector
rectilíneo hasta los 2000 m, a partir de esa distancia el ajuste se pierde en
este caso.
El experimento con el ajuste parabólico es fuertemente dependiente de la
estadística de olas, atribuyéndose a esto el escaso ajuste obtenido, aún
incorporando el clima de ola estandarizado de acuerdo a los antecedentes
disponibles. Este ajuste resultó efectivo únicamente en el sector rectilíneo de
la playa entre los 400 y 1000 m de distancia desde el origen como se observó
en la Fig. 14.

Distancia (m) Espiral Espiral logarítmico Parabólico Hsu &


logarítmico Yasso, 1965 SMC Evans, 1989 SMC
Yasso, 1965
200 -55.9 -
400 -63.9 -83 -50
600 -73.4 -10 -17
800 -55.7 -17 +20
1000 -48.6 23 +70
1200 -48.1 8 +90
1400 -37.6 1,3 +120
1600 -37.4 -29 +160
1800 -32.2 -37 Sin ajuste
2000 -42.5 -50
2200 -26.8 -64
Promedio -52.8 -25.7 +56,1
Variación media año 2004: -52,8
Variación media serie 1945-2004: -39,0

Tabla 1. Cambios en la línea litoral de la bahía de Concón a través de ajustes


logarítmicos y parabólicos para el año 2004.

CONSIDERACIONES GENERALES

Los modelos de ajuste logarítmicos y parabólicos son efectivas


herramientas para el análisis de los cambios de la línea litoral para diferentes
escalas temporales, lográndose establecer tendencias. Las consideraciones
previas a las aplicaciones se refieren a la selección de los modelos de
acuerdo a la geometría de la bahía y las características oceanográficas (clima
de ola, corrientes litorales y mareas) a partir de las cuales se realiza la
161
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

interpretación y la validación de los resultados. Desde el punto de vista


metodológico, la construcción de una serie histórica considerando escalas
adecuadas para la digitalización es un aspecto esencial. Escalas superiores a
1:60.000 no resultan adecuadas para bahías como las analizadas aquí. Los
experimentos en bahías de Chile central han permitido establecer que
algunas de ellas se encuentran en estado estable a pesar de las tendencias
mundiales, comportamiento reflejado por distintas metodologías de
formulaciones en equilibrio.

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo es una contribución a la Red Iberoamericana en


Teledetección aplicada a la Prevención de Riesgos Geológicos Litorales
financiada por el Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el
Desarrollo (CYTED).

REFERENCIAS

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163
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

SISTEMAS DE VIDEO APLICADOS EN LA GESTIÓN


COSTERA EN COSTAS SEDIMENTARIAS
A. F. Osorio1, R. Medina2, J. Guillen3, C. A. Ortiz 1
1
Grupo de investigación en Oceanografía e Ingeniería Costera. Univ. Nacional de Colombia.
Cra 80 N. 65-223 M2-312. Medellín, Colombia. afosorioar@unal.edu.co,
caortiz1@unal.edu.co
2
Inst. de Hidráulica Ambiental "IH Cantabria". Grupo de Ingeniería Oceanográfica y de
Costas. Univ. de Cantabria. Avda. de los Castros s/n 39005, Santander, España.
3
Inst. de Ciencias del Mar. Passeig Maritim Barceloneta, 08003 Barcelona, España.

INTRODUCCIÓN

Los sistemas naturales cumplen diversas funciones, tales como


regulación del clima, protección de las poblaciones, proveedores de recursos
y servicios, espacios lúdicos, entre muchos otros. Pero dichos sistemas son
sometidos a presiones antrópicas y naturales. De aquí la importancia de
conocerlos y gestionarlos adecuadamente. Uno de los principales problemas
identificados en las investigaciones y cuando se pretende realizar adecuadas
gestiones sobre ellos es la falta de información.
Tomando como antecedente las diversas iniciativas mundiales y
regionales para suministrar dicha información con nuevos métodos, tales
como la teledetección, el radar, el video, etc. (Lillesand et al., 1984; Holman
and Stanley, 2007), se comenta brevemente la visión estratégica sobre estas
nuevas tecnologías y el desarrollo de sistemas (basados en la imagen) de
apoyo a la toma de datos ambientales en la investigación y gestión de los
recursos naturales.
Después de diversas discusiones con expertos, búsqueda de información
e investigaciones la visión global de un sistema basado en imágenes digitales
para cuantificar parámetros ambientales debe contemplar los siguientes
aspectos: (1) Problemáticas ambientales a resolver (2), escala de trabajo, (3)
variables a medir, (4) sistemas de toma de datos, y (5) tratamiento de la
información.
Cuando se hace referencia a las problemáticas ambientales a resolver el
panorama puede ser muy amplio, pero en este trabajo se hará énfasis en
temas marinos y costeros. Aunque el espectro de temas también incluye
temas hidráulicos y fluviales, de laboratorio, de topografía, entre otros. En
cuanto a la escala de trabajo, consideramos que el ámbito en este trabajo es
la escala local, la cual puede variar desde los centímetros hasta los
kilómetros, y a nivel temporal desde los segundos hasta los años. Se hace

165
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

esta aclaración por que existen otros sistemas basados en la imagen que
cubren otras escalas, tales como los basados en satélites, los sistemas para
microscopia mineral, etc. Entre las variables a medir se pueden mencionar
algunas que permiten obtener indicadores ambientales como: líneas de costa,
perfiles de playa, batimetrías y topografías, oleaje, sistemas de corrientes en
el mar, vertidos en el mar, número de usuarios en las playas, número de
barcos en los puertos, daños en las estructuras costeras, áreas de vegetación y
salud de las mismas, en el caso de los temas marítimos y costeros.
Los sistemas de toma de datos pueden ser muy diversos y varían mucho
en costos, según las especificaciones, tipo de tecnología, niveles de
precisión, etc. Sin embargo se pueden nombrar: el video digital, fotografía
digital, radar, sensores de infrarrojos, entre otros. En el tratamiento de la
información para obtener las variables que se desean medir, se deben
involucrar diversas disciplinas y tener en cuenta que según la variable a
medir será más útil una tecnología u otra. En este trabajo se realizará
tratamiento 2D de las imágenes. Es importante aclarar que este enfoque se
puede combinar con diversas tecnologías de toma, almacenamiento y
transmisión de datos y hará la solución más cara o más barata. Sin embargo,
es donde más experiencia se tiene y es como tradicionalmente se ha
abordado el problema, y continúa siendo muy valido, pensando en el costo –
beneficio. Además la gran utilidad que sigue manteniendo es en las diversas
escalas espaciales y temporales que puede abarcar.
Se presenta en este trabajo un conjunto de técnicas para que de una
forma económica y fácil se puedan obtener datos cuantitativos, permitiendo
tomar medidas de largo y corto plazo, tanto instantáneas como promediadas,
entre otros. Además, se muestra la adaptabilidad a un gran rango de
ambientes y la posibilidad de adquirir información de manera remota. Estas
investigaciones pretenden sentar las bases para aplicar los sistemas basados
en imágenes digitales en la obtención de parámetros ambientales, de esta
forma tener un equipo robusto, capaz de cuantificar de forma continua los
cambios en diversas zonas naturales, y así ayudar a los científicos a entender
los procesos y a los gestores a tomar decisiones.

SISTEMA DE VIDEO

Una de las características más importantes al realizar mediciones de


fenómenos naturales es cómo la escala espacio – temporal de sensado afecta
los datos obtenidos y limita los procesos que puede representar. Para tratar
de afrontar este problema de recolección de información, en la Universidad
de Oregon (Estados Unidos) se comenzó a experimentar con imágenes
obtenidas a partir de cámaras de video con la intención de poder capturar
series de runup en una porción de playa (Holman y Bowen, 1984).
166
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Visualizando las ventajas de este nuevo enfoque, comenzó el desarrollo de


sistemas fijos de medición, los cuales consisten en general de una estación
de cámaras digitales, un computador local que almacena la información y a
su vez la transmite vía Internet a otro computador de respaldo y
procesamiento. Posteriormente se han desarrollado distintos conjuntos de
aplicaciones ensambladas a interfases graficas para el manejo en base de
datos de la información recopilada y su procesamiento como el propuesto en
Holman et al, (1993).
El sistema ARGUS ha sido el pionero en este tipo de sistemas (Holman y
Stanley, 2007). Sin embargo el desarrollo tecnológico en la capacidad de
procesamiento y en la resolución de captura de imágenes y videos digitales,
ha permitido un avance importante en el alcance de las aplicaciones
desarrolladas para el monitoreo ambiental en general, como son los casos del
proyecto INDIA (Morris et al., 2001), el proyecto HORS (Takewaka et al.,
2002) para el monitoreo costero a través de un globo aerostático, el proyecto
CAM-ERA (http://www.niwa.cri.nz/services/free/cam-era/about), el sistema
EVS (http://www.video-monitoring.com/) y el sistema KOSTA
(http://www.kostasystem.com/), entre otros.
En esta línea se ha desarrollado el proyecto HORUS
(http://www.horusvideo.com/), el cual apunta a desarrollar un sistema capaz
de cuantificar de forma continua los cambios en diversas zonas naturales,
con el objetivo de ayudar a los científicos a entender los procesos y a los
gestores a tomar decisiones. Esta siendo desarrollado en colaboración entre
el Grupo de Ingeniería Oceanográfica y de Costas (GIOC,
http://www.gioc.unican.es/) de la Universidad de Cantabria (España) y el
grupo de Oceanografía e Ingeniería Costera (OCEANICOS,
http://oceanicos.unalmed.edu.co/) de la Universidad Nacional de Colombia.
Se compone de un sistema de toma de datos basado en cámaras de video, un
software de tratamiento de la información y un sistema de visualización de
los resultados vía Web (ver Fig. 1).
La fiabilidad, precisión y versatilidad de los sistemas de vídeo costeros
han sido rigurosamente demostrados y revisados en la literatura científica
(e.g. Aarninkhof et al., 2000, 2005; Chickadel et al, 2003; Stockdon and
Holman, 2000; Holland and Holman, 1993; Holland et al., 2001; Lippmann
and Holman, 1991; Plant and Holman, 1997).

167
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Fig. 1. Esquema general de sistema para seguimiento costero HORUS basado en


cámaras digitales (tomado de Ortiz, 2008).

Ubicación de las Cámaras

Según la necesidad, es importante definir la cantidad y ubicación de las


cámaras de acuerdo al tamaño de la región de interés y de la resolución
espacial deseada. La resolución espacial es un término usado en el
procesamiento digital de imágenes para referirse al mínimo tamaño que debe
tener un objeto para ser reconocido dentro de la imagen. Por ejemplo, una
imagen del satélite Landsat 1 (en el espectro visible), tiene una resolución
espacial de 79x79 (mxm). La resolución espacial depende de la distancia a
la que se encuentra la cámara de la región de interés y la cantidad de píxeles
que tiene el sensor de ésta. A mayor resolución espacial, es posible distinguir
objetos mas pequeños en la imagen, (de la Escalera, 2001). En el caso de las
plataformas para el monitoreo de variables ambientales, no es posible tomar
fotos que tengan una resolución espacial constante en toda la región de
interés, porque para esto es necesario que las imágenes sean tomadas
perpendicularmente a la superficie, mientras que en los sistemas de
monitoreo estas son tomadas normalmente de forma oblicua a la región de
interés. En la Fig. 2 se presenta una imagen donde se muestra la resolución
espacial en algunos puntos de la misma. La imagen en la Fig. 2 corresponde

168
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

al sistema de medición montado y gestionado por la Universidad de


Cantabria, el cual está ubicado en la playa La Magdalena, Santander, en el
norte de España.

Fig. 2. Resolución espacial (dist. horizontal X dist. vertical en metros) de una


imagen de 1280 x 1022 píxeles correspondiente al sistema en la playa La
Magdalena (Santander, España).

Uno de los problemas principales a los que se enfrentan este tipo de


sistemas en el momento de definir la ubicación de las cámaras es la de
garantizar un numero mínimo de puntos de control (GCPs). Éstos son
aquellos puntos claramente identificables en la imagen de los cuales se
conoce su ubicación en el sistema de coordenadas local (X,Y,Z), y con los
cuales se puede establecer una relación matemática entre cualquier punto en
el espacio y su proyección en la imagen (para más información ver Osorio et
al, 2007). En ambientes diferentes al urbano, la definición de GCPs claros se
convierte en una tarea complicada pues no existe infraestructura fija y
fácilmente identificable como esquinas de edificios, ventanas, postes de luz,
etc. Una solución parcial a este problema es el uso de GCP’s temporales
aprovechando la orientación “fija” de las cámaras; sin embargo, las
experiencias en este campo muestran que las cámaras sufren movimientos
pequeños que modifican su orientación, por lo que este proceso debe
repetirse de manera constante.

169
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Modelo de Calibración de Cámaras

Sobre las imágenes se pueden hacer observaciones cualitativas de


algunas variables, pero no es posible todavía hacer mediciones de distancias
dentro de la imagen si no se cuenta con una resolución espacial constante.
Dado que en los sistemas de monitoreo las imágenes son oblicuas, la
estrategia más usada es obtener un modelo de la cámara que relacione las
coordenadas de un punto visible en la imagen con las coordenadas de dicho
punto en el mundo real. Normalmente estos modelos tienen en cuenta
parámetros que están relacionados con el hardware de captura de las
imágenes: la distancia focal de los lentes f, la distorsión debida a los lentes,
el tamaño del sensor de la cámara, el factor de escala su y la ubicación del
punto principal de la imagen (u0, v0). Estos parámetros son conocidos como
parámetros intrínsecos de la cámara y normalmente se miden con pruebas de
laboratorio o se utilizan los valores entregados por el fabricante.
Los otros parámetros usados en dichos modelos, los parámetros
extrínsecos, son los que permiten obtener la descripción geométrica de la
orientación y posición de la cámara respecto a un sistema de coordenadas en
el campo. Normalmente corresponden a los ángulos de rotación y los
valores de traslación del plano de la imagen respecto al sistema de
referencia. Un modelo usualmente empleado es el modelo pinhole para
cámaras (Abdel–Aziz & Karara, 1971; de la Escalera, 2001; Heikkilä &
Silvén, 1997; Holland et al, 1997), basado en el principio de colinealidad, el
cual asume que cada punto en el espacio es proyectado en la imagen por una
línea recta que pasa por el foco de la imagen. Si aceptamos que las
coordenadas de la cámara (xc, yc, zc) en el sistema de referencia, coinciden
con las coordenadas del foco de la imagen y tomamos el punto (x, y z) en el
espacio, su correspondiente proyección en la imagen se encuentra en el
punto de coordenadas (u, v) tal y como se presenta en la Fig. 3.

170
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 3. Diagrama correspondiente a la proyección de la cámara bajo el principio de


colinealidad. El parámetro f corresponde a la distancia focal de la imagen y los
ángulos σ, τ y φ representan la rotación del plano de la imagen respecto al sistema
de referencia.

En este trabajo como es usual en la literatura de procesamiento de


imágenes, el origen del sistema coordenado en la imagen se encuentra en el
extremo superior izquierdo de esta. En el modelo pinhole primero se
transforman las coordenadas de un punto en el espacio ( x, y, z ) a las
coordenadas del plano de la imagen ( xˆ , yˆ , zˆ ) por medio de una traslación y
una rotación:

ª xˆ º ª m11 m12 m13 º ª x º ª xc º


« yˆ » = «m m22 m23 »» «« y »» + «« y c »» (1)
« » « 21
«¬ zˆ »¼ «¬m31 m32 m33 »¼ «¬ z »¼ «¬ z c »¼

Donde:

171
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

m11 = cos φ cos σ + sin φ cosτ sin σ


m22 = − sin φ cos σ + cos φ cosτ sin σ
m13 = sin τ sin σ
m21 = − cos φ sin σ + sin φ cosτ cos σ
m21 = sin φ sin σ + cos φ cos τ cos σ
m23 = sin τ cos σ
m31 = sin φ sin τ
m32 = cos φ sin τ
m33 = − cos τ

Los valores m11, … m33, son cósenos de direcciones por lo cual su valor
numérico no varia si se usa otro sistema de rotación, por ejemplo el definido
por los ángulos medidos sobre los ejes del sistema coordenado de la imagen
(l, m, O) (Wolf & Dewitt, 2000). La proyección del punto ( xˆ , yˆ , zˆ ) en el
plano de la imagen se expresa como:

ªu~ º f ª xˆ º
«v~ » = zˆ « yˆ » (2)
¬ ¼ ¬ ¼

Las unidades en la imagen están en píxeles, de modo que se necesita usar


un coeficiente horizontal, Du, y otro vertical, Dv, para transformar las
unidades de metros a píxeles. El valor de estos coeficientes se puede estimar
de los parámetros entregados por el fabricante de la cámara, aunque no es
problema no tener su valor exacto pues son linealmente dependientes de la
distancia focal f y el factor de escala su. Usando estos parámetros y el factor
de escala, las coordenadas de imagen en píxeles, correspondientes al punto
(u~, v~ ) están dadas por:

ªu º ª Du s u u~ º ªu 0 º
« v » = « D v~ » + « v » (3)
¬ ¼ ¬ v ¼ ¬ 0¼

Como cualquier modelo, pinhole es una representación simplificada del


sistema real (en este caso la proyección de la cámara). Por si solo no es
suficiente si se requiere una alta precisión y generalmente se usa como una
base que es ampliada con algunas correcciones para las coordenadas en la
imagen, que debidas a las distorsiones sistemáticas causadas por los lentes.
Los lentes presentan dos tipos de distorsión principalmente, la radial que
causa un desplazamiento del punto real en el plano de la imagen en dicha

172
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

dirección y la distorsión tangencial, que ocurre cuando los centros de


curvatura de la superficie del lente no son colineales. Una expresión que
permite representar el factor de corrección debido a la distorsión radial y
tangencial es:

( ) ( )
ªδu º ª2 p1u~v~ + p 2 r 2 + 2u~ 2 + u~ k1 r + k 2 r 2 + k 3 r 3 + ... º
«δv » = « ~ 2 + 2 p u~v~ + v~ k r + k r 2 + k r 3 + ... » (4)
¬ ¼ ¬ 1 p (
r 2
+ 2v ) 2 ( 1 2 3 ) ¼

Donde p1 y p2 son coeficientes para la distorsión tangencial, mientras que


k1, k2, k3, …, son coeficientes para la distorsión radial y r = u 2 + v 2 .
Usualmente son suficientes 2 o 3 parámetros para la distorsión radial,
mientras que la distorsión tangencial puede despreciada. Para obtener estos
parámetros en laboratorio, se usan arreglos donde aparecen puntos
equidistantes y con ubicación conocida, de modo que se puede calcular la
proyección ideal de ellos en la imagen y calcular así la corrección necesaria.
Teniendo en cuenta estos factores de corrección y el modelo pinhole, el
modelo de proyección de la cámara se puede expresar como:

ªu º ª Du s u (u~ + δu )º ªu 0 º
« v » = « D (v~ + δv ) » + « v » (5)
¬ ¼ ¬ v ¼ ¬ 0¼

Es necesario aclarar que durante el experimento de laboratorio para


obtener los parámetros de distorsión es necesario usar la configuración
definitiva con la que se instalará la cámara en el sitio. En la Fig. 4 se
presentan dos ejemplos de objetos de calibración.

Fig. 4. Objeto de calibración tridimensional (izquierda) tomado de Heikkilä &


Silvén, (1997) y montaje con carta de calibración (derecha).

173
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Toma de Datos

Dependiendo de la necesidad se pueden tomar muchos tipos de datos, en


el caso de sistemas de monitoreo costero los más comunes son:
• Fotos instantáneas tomadas a la región que cubre una o varias cámaras.
• Grupos de imágenes o de píxeles en las imágenes capturados en un
tiempo de exposición, sobre los cuales se aplica algún tipo de operador
estadístico o matemático, como el caso de un promedio, varianza,
mediana, entre otros. Este tipo de procesamiento permite inferir otro tipo
información al incluir la variable temporal. En el caso del oleaje se puede
conocer las zonas de disipación de energía, formación de barras, canales,
etc. (Holman & Stanley, 2007).

Sin embargo, las plataformas de monitoreo permiten definir formatos de


imágenes y/o video calculados a la medida desde el sistema de captura o de
procesamiento.
La resolución temporal se refiere a la periodicidad con que el sensor
obtiene imágenes de una misma porción de superficie terrestre, es decir, se
refiere al tiempo que transcurre entre dos observaciones consecutivas
realizadas por la cámara. A menor tiempo transcurrido, mayor resolución
temporal. Dependiendo de la aplicación, es necesario tener una mayor o
menor resolución temporal. En el caso de imágenes del tipo instantáneas, la
resolución temporal indica cada cuanto se están tomando las imágenes de
cada cámara, pero en el caso de imágenes promediadas, la resolución
temporal indica la frecuencia a la que se muestrea la imagen durante el
periodo de muestreo, para luego aplicar el operador estadístico (en el caso de
las promediadas: la media).

Procesamiento

Las tareas de procesamiento se refieren a procesos que se realizan antes


de poder realizar alguna medición en las imágenes, entre estas tareas se
cuenta la clasificación de las imágenes, el filtrado de regiones especificas, y
la solución del modelo de calibración de la cámara, por ejemplo el modelo
pinhole (3), o algún equivalente. En esta sección se presenta la transformada
lineal directa, la cual constituye un modelo de calibración simplificado que
no tiene en cuenta la distorsión introducida por los lentes y que sido usado
por diferentes autores (Abdel–Aziz & Karara, 1971; Heikkilä & Silvén,
1997) y se ha presentado en diversos libros como Hartley & Zizzerman
(2003) y Wolf & Dewitt (2000).

174
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Transformada Lineal Directa y métodos de solución

El modelo pinhole, presentado en la ecuación (3), es un modelo no lineal,


lo cual dificulta el cálculo de los parámetros dado que se tengan suficientes
GCP para calcularlos. En principio (3) tiene 12 parámetros desconocidos, lo
que implica que se necesitan al menos 6 GCP para resolver el sistema. En
Holland et al, (1997), se presenta una estrategia para resolver de forma
iterativa el modelo pinhole y bajo ciertas suposiciones y cálculos previos de
algunos parámetros, reducen el numero de GCP necesarios a 4. Por otro
lado, en Wolf & Dewitt, (2000), se hacen algunas simplificaciones en la
DLT para reducir el numero de parámetros desconocidos a 8 asumiendo que
los puntos son proyectados en la imagen desde otro plano no paralelo.
Una estrategia usada por algunos autores (Heikkilä & Silvén, 1997) es
calcular la Transformada Lineal Directa, DLT por sus siglas en ingles, la
cual puede obtenerse a partir del modelo pinhole (Abdel–Aziz & Karara,
1971), y se expresa por:
ª xi º
ªu i wi º ª a11 a12 a13 a14 º « »
« v w » = «a a a a » « yi » (6)
« i i » « 21 22 23 24 »
« zi »
«¬ wi »¼ «¬ a31 a32 a 33 a 34 »¼ « »
¬1¼
Donde (ui, vi) representa las coordenadas del punto en la imagen
correspondientes al punto i ubicado en el espacio con coordenadas (xi, yi, zi).
Los parámetros a11 , a12 ,Κ , a34 se obtienen a partir de los parámetros del
modelo pinhole (Holland et al, 1997) y carecen de interpretación física. La
DLT representa una excelente herramienta en aplicaciones que no necesitan
alta precisión, pero también puede usarse como base para un modelo más
amplio donde se incluya correcciones por la distorsión debida a los lentes.
Calculados los parámetros de la DLT en (6), se puede tomar un punto en el
espacio y calcular su proyección en la imagen directamente con (6), mientras
que para calcular la posición de un punto en el espacio dado que se conozca
su ubicación en la imagen se necesita conocer además, una de las tres
coordenadas reales de ese punto x, y o z. En aplicaciones donde la región de
interés es casi plana, se acostumbra usar un valor de z constante para hacer
cálculos de coordenadas (x, y , z) dados (u, v).
Supongamos que para una imagen tomada, se cuentan con suficientes
GCP (se conocen puntos de la imagen y sus correspondientes coordenadas
en el espacio), entonces para calcular los parámetros en (6) se elimina wi.
Para llevar esto a cabo, se denotan:

175
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

ª x1 y1 z1 1 0 0 0 0 − x1u1 − y1u1 − z1u1 − u1 º


«0 0 0 0 x1 y1 z1 1 − x1v1 − y1v1 − z1v1 − x1v1 »»
«
« Μ Μ Μ Μ Μ Μ Μ Μ Μ Μ Μ Μ »
« »
x yi zi 1 0 0 0 0 − xi u i − yi u i − zi ui − ui »
L=« i
«0 0 0 0 xi yi zi 1 − xi v i − y i vi − z i vi − vi »
« »
« Μ Μ Μ Μ Μ Μ Μ Μ Μ Μ Μ Μ »
«x yN zN 1 0 0 0 0 − xN uN − yN uN − zN uN − uN »
« N »
¬« 0 0 0 0 xN yN zN 1 − xN vN − y N vN − z N vN − v N ¼» 2 N ×12

a = [a11 a34 ]
T
a12 a13 a14 a 21 a 22 a 23 a 24 a31 a32 a33

Donde N representa el número de GCP usados. Usando estas dos


definiciones, se puede expresar (6) como:

La = 0 (7)

Para evitar soluciones triviales de (7), se recurre a usar normalizaciones o


restricciones. La normalización más común es hacer a 34 = 1 , lo que permite
además, resolver el sistema resultante en términos de pseudos inversas. El
problema de esta normalización es que introduce una singularidad si el valor
real de a 34 esta cercano a 0 (Heikkilä & Silvén, 1997). Faugeras & Toscani,
(1987), proponen realizar la normalización a 312
+ a 32
2
+ a33
2
= 1 , la cual no
presenta singularidades.
Hartley & Zizzerman (2003) proponen un método de solución que usa el
vector singular correspondiente al valor singular más pequeño de L como
punto de partida para resolver el problema de minimización no lineal dado
por:

§ N § ªu º ·
T
§ ªu i º · ·¸
¨
min ¦ ¨¨ « » − P( xi , y i , z i a )¸¸ ¨¨ « » − P( xi , y i , z i a )¸¸ (8)
i
a ¨ v ¸
© i =1 © ¬ i ¼ ¹ © ¬ vi ¼ ¹¹

Donde P( xi , yi , zi a ) corresponde a la proyección del punto (xi, yi, zi)


hecha por la DLT usando el vector de parámetros a .

176
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Selección y filtrado de imágenes

Siempre que se usen imágenes para monitoreo ambiental, es necesario


definir algunas propiedades que deben cumplir para que las mediciones (sean
cualitativas o cuantitativas) puedan realizarse correctamente y además sean
confiables. Por ejemplo, una imagen con poca luminosidad no es apropiada
para identificar objetos y/o bordes, por lo cual podría pensarse en rechazarla
en el momento de hacer mediciones. Conceptos comunes en procesamiento
de imágenes como el histograma de una imagen, la ubicación de su centro de
masa, entre otros, pueden usarse para determinar si una imagen tiene poca
luminosidad o si al contrario está altamente saturada, (para profundizar en
conceptos de procesamiento digital de imágenes, ver De la Escalera, 2001;
Pratt, 2001). En la Fig. 5 se presentan ejemplos de histogramas
correspondientes a imágenes oscuras, saturadas e imágenes bien iluminadas.

Fig. 5. Histograma correspondiente a una imagen oscura (izquierda), una imagen


bien iluminada (centro) y una imagen saturada (derecha).

En otros casos es necesario filtrar la imagen para eliminar ruidos


sistemáticos debidos a los dispositivos de captura, o remover los cambios de
altas (o bajas) frecuencias en la intensidad de la imagen. Aquí se pueden
utilizar diferentes tipos de filtros (gaussiano, de paso bajo, de disco, entre
otros), los cuales permiten disminuir las variaciones en algún tipo de
frecuencia en la imagen con el fin de interpretarla mejor (Pratt, 2001).

Post – procesamiento

El post-procesamiento se refiere a todos lo procesos que se realizan con


el fin de obtener datos cuantitativos, donde las imágenes son manipuladas y
modificadas de diversas formas, y que por lo general no se hacen
directamente sobre las imágenes almacenadas para no alterar la información
original. Entre ellos se destaca la rectificación de imágenes, la fusión, la
detección de bordes y la detección de objetos.

177
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Rectificación de las imágenes


Si ya se tiene resuelto alguno de los modelos para la cámara, es posible
construir a partir de los datos originales imágenes que se asemejan a
ortofotos de la región de interés. Este proceso es conocido como
rectificación.
Definida la región de interés sobre la imagen, las coordenadas (u, v) de
todos los puntos en ésta son extraídas directamente, teniendo en cuenta que
se debe asignar una de las tres coordenadas en el espacio (x, y, z) para
calcular las otras dos coordenadas (generalmente, se asigna un valor
constante a la misma coordenada para cada punto). Si en (6) se asume zi = L
para todos los puntos en la imagen, se puede escribir la expresión para las
coordenadas (xi, yi) correspondientes como:

a12 − a 32 u i º ª (La 33 + a34 )u i − a13 − a14 º


+
ª xi º ªa11 − a31u i
« y » = «a − a v a 22 − a 32 vi »¼ «¬(La 33 + a 34 )vi − a 23 − a 24 »¼
(9)
¬ i ¼ ¬ 21 31 i

Donde A+ representa la pseudoinversa de A.


Las imágenes obtenidas con la rectificación basada en (9) solo presentan
distorsiones debidas a los cambios de elevación de la región rectificada. El
proceso de rectificación se puede llevar a cabo de dos formas:

• Rectificación directa: En este caso se toma una malla sobre la región en


la imagen oblicua (original) y se calculan las coordenadas en la imagen
rectificada de cada punto en la malla para luego copiar el valor de
intensidad en ese punto, aquí debe recordarse que cada píxel de una
imagen tiene un valor de intensidad si la imagen esta en escala de grises
o tiene 3 valores de intensidad si es una imagen a color (ver libros de
Procesamiento digital de imágenes como De la Escalera, 2001; Pratt,
2001 o similares). Tiene el inconveniente de que pueden aparecer huecos
en la imagen rectificada y no se tiene control sobre el tamaño final de la
imagen rectificada.

• Rectificación inversa: Para rectificar inversamente se define el tamaño


final de la imagen rectificada y la región en coordenadas (XYZ) que
abarcará, también es posible definir la región de interés y la resolución
final (en m/píxel) deseada. Luego se calcula la malla sobre la region
abarcada por la imagen rectificada, de modo que se garantiza que no
existirán huecos, y luego se calcula cual es el punto correspondiente en la
imagen oblicua a cada punto en la malla y se copia el valor de intensidad
de dicho punto. Es posible que el cálculo del punto correspondiente en la
imagen oblicua, no corresponda exactamente a un punto de la imagen, lo

178
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

que obliga a interpolar los valores de intensidad para obtener una imagen
rectificada con valores suavizados. Su desventaja es que es que
representa un mayor costo computacional respecto a la rectificación
directa.

En la Fig. 6 se presentan una imagen de la cámara 2 del sitio La


Magdalena, con una región seleccionada para ser rectificada y el resultado de
rectificar inversamente dicha región asumiendo z=0 y definiendo resolución
de salida de 0.5 m/píxel.

Fig. 6. Región seleccionada en un recuadro rojo para rectificación (izquierda) e


imagen rectificada de dicha región (derecha).

Fusión de imágenes

Ya se menciono anteriormente que es posible que la región de interés no


pueda abarcarse con una solo cámara, razón por la cual se ubican varias
cámaras cubriendo distintas porciones de la región de interés, con el cuidado
de que entre dos cámaras consecutivas una parte de la región de interés se
solape. Esto permitiría fusionar las imágenes originales para obtener una
vista panorámica de la región de interés. Si además, ya se ha calibrado el
conjunto de cámaras y alguno de los modelos presentados anteriormente esta
resuelto para cada cámara, es posible obtener una imagen rectificada y
fusionada de la región de interés.

179
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Detección de bordes

En algunas aplicaciones de monitoreo ambiental, es necesario determinar


los bordes que delimitan una región para luego poder realizar mediciones
basados en los limites obtenidos. La detección de bordes se basa en la
búsqueda de cambios o discontinuidades en un la amplitud de un atributo de
la imagen, como su luminosidad, pues estos cambios o discontinuidades
generalmente permiten identificar la extensión física de los objetos en la
imagen (Pratt, 2001). También es posible hacer detección de bordes usando
características como la textura de las regiones (De la Escalera, 2001; Pratt,
2001).
Una de las estrategias mas comunes es interpretar la intensidad (o
luminosidad, según sea el caso) de la imagen como una función
f : R 2 → R , por lo cual se puede usar un operador gradiente o similar para
determinar los bordes buscando los valores extremos, mínimos o máximas
locales, del gradiente mencionado.
En el caso del monitoreo ambiental, la detección de bordes es utilizada
para determinar la frontera de dos regiones, por ejemplo la interfaz tierra-
agua en regiones en el caso de ríos, costas, etc. En la Fig. 7 se presenta una
imagen del sitio la Magdalena y su correspondiente imagen con bordes
obtenidos usando el filtro de Canny y un umbral de 1.5 (Para profundizar en
la detección de bordes y los distintos métodos, ver libros sobre
Procesamiento de imágenes como De la Escalera, 2001, o Pratt, 2001;
también se puede consultar Canny, 1986, para estudiar a fondo el método
usado en el ejemplo). En la Fig. 7 puede apreciarse como existe un borde
bien definido entre el agua y la arena en la playa.

Fig. 7. Imagen tomada de la Magdalena (izquierda) y los respectivos bordes


hallados con el método de Canny (derecha).

180
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Detección de objetos

Otra posible aplicación de técnicas de procesamiento de imágenes para el


monitoreo ambiental es la detección de objetos. En este caso se desea
identificar, contar y/o ubicar en el espacio algún objeto en particular, ya sea
flora, fauna, personas, barcos, número de piezas de una estructura o
elementos que circulan por la región de interés.
La detección de objetos consiste en dos pasos:

• Umbralización: Es el proceso por el cual se separan todos los


posibles objetos del fondo de la imagen. Las técnicas de
umbralización se basan en que los objetos tienen una superficie
parecida y el fondo es uniforme (De la Escalera, 2001). Para
umbralizar pueden usarse características estadísticas de la imagen,
conocimiento del tamaño de los objetos, características de color o
detección de bordes conectados (Pratt, 2001). Generalmente, la
umbralización entrega una imagen binaria (en blando y negro) donde
un píxel en nivel alto pertenece a un objeto mientras un píxel en nivel
bajo pertenece al fondo.

• Etiquetado: La umbralización separa los objetos del fondo, pero no


permite distinguirlos entre si debido a que todos tienen un mismo
valor de intensidad. El etiquetado se basa en conceptos de vecindad
de píxeles y permite determinar cada uno de los píxeles
correspondientes a un objeto pues hace un recorrido por toda la
imagen de modo que al primer píxel en nivel alto le asigna la etiqueta
1 y examina sus píxeles vecinos para ver si tienen también un nivel
alto. Cuando se encuentra un píxel en nivel alto que no es vecino de
los píxeles con etiqueta 1, se le asocia la etiqueta 2 y así
sucesivamente (Pratt, 2001).

Otra técnica de detección de objetos, que realiza implícitamente la


umbralización dado que elige píxeles semilla y busca los vecinos que tengan
características similares a ellos, se llama crecimiento de regiones (Stuart et
al 2002).
En el caso de los sistemas para monitoreo costero, puede desearse
identificar embarcaciones en el caso de puertos o usuarios en el caso de
playas con funciones recreativas y turísticas. En la Fig. 8 se presenta una
imagen de la Magdalena y los usuarios detectado en una región de interés
usando umbralización y etiquetado. Aunque en este ejemplo se identificaron
los objetos en toda la imagen (403 en total), también es posible definir la

181
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

región de interés con el fin de trabajar sobre regiones de características con


un alto grado de uniformidad.

Fig. 8. Imagen de la Magdalena y objetos detectados en blanco.

INDICADORES BASADOS EN SISTEMAS DE VÍDEO APLICADOS


EN LA GESTIÓN COSTERA

Todo seguimiento, referenciación y calculo de variables pueden ser


llevadas a indicadores sencillos que reflejen la investigación realizada por
los expertos y que sirvan como información útil el gestor en el proceso de
toma de decisiones (Davidson et al., 2007). Uno de los objetivos del
proyecto Europeo Coastview era investigar y demostrar diferentes vías en las
cuales los sistemas de vídeo podrían dar apoyo a procesos de manejo costero
en costas sedimentarias. Dentro del ámbito de éste proyecto se han llevado a
cabo aportes relacionados con distintos aspectos de la gestión costera como:
la protección de la costa (Kroon et al, 2005), recreación y seguridad en el
baño en playas (Jiménez, et al. 2007; Osorio et al. 2007), seguridad en la
navegación y planes de dragado (Medina et al, 2007), avances en la
tecnología de cámaras digitales que permiten mejores estrategias de toma de
datos y altas resoluciones (Holman et al. 2007). Finalmente, la alta
resolución de toma de datos, en escalas de tiempo muy grandes, combinadas
con una gran cobertura y resolución espacial, abren nuevas posibilidades en
cuanto a la predicción de la evolución costera. En Smit et al. (2007) se
investigó el uso de las imágenes de vídeo como condiciones de contorno
para modelos basados en procesos, aproximaciones de modelado inverso
combinando vídeomodelos y predicciones morfodinámicas con base en
series de datos obtenidas de los vídeos. Igualmente cabe destacar la
experiencia mundial en el uso de estos sistemas de video para el segumiento
de regeneración de playa y para el seguimiento de la evolución de la línea de
costa (Ojeda, E. y Guillén, J., 2006; 2008; Turner, I.L. et al, 2001).

182
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

CONCLUSIONES

Las bondades que nos ofrecen estos nuevos sistemas basados en


imágenes digitales y las técnicas implementadas y explicadas en detalle en
este capítulo para el pre-procesamiento, procesamiento y post-procesamiento
de imágenes digitales, abren la puerta a una nueva forma de obtener
información cuantitativa. La gran ventaja que se obtiene con estos sistemas
es la economía, la versatilidad y la alta resolución temporal y espacial que
ofrecen. Dicha información, tratada con rigurosidad y complementando los
sistemas tradicionales permitirá entender los procesos involucrados en las
diversas problemáticas ambientales y ayudará a los técnicos y gestores a
tomar decisiones.
Aspectos tan importantes como la disposición de las cámaras (resolución
espacial y temporal), calibración y posibilidades en la toma de datos han
quedado lo suficientemente claros, definiendo sus múltiples posibilidades,
pero también aclarando sus limitaciones. Además, se muestra como
transformar la información cualitativa (espacio bidimensional en la imagen)
a información cuantitativa (espacio real), las ecuaciones involucradas, las
variables a resolver y los métodos posibles. Se explica en la etapa de post-
procesamiento lo referente al tratamiento digital de imágenes, donde la
posibilidad de generar un imagen ortogonal de una zona en estudio, en la
cual se pueden observar y cuantificar variables se ve claramente cuando se
ilustra la rectificación y la fusión. Finalmente, la breve introducción que se
hace al mundo de la detección de bordes y objetos muestra como todo lo que
observamos en una imagen (variables ambientales en un espacio natural) se
puede detectar de manera fiable y precisa con novedosas técnicas.
Dada la experiencia de los autores en temas marino-costeros, se muestran
las principales aplicaciones encontradas en la literatura relacionadas con
problemáticas ambientales en este ámbito; además se proponen nuevas ideas,
algunas por abordar, otras en desarrollo y unas ya desarrolladas, donde la
implementación y aplicación de estas tecnologías en problemas reales
costeros muestra el potencial que tienen dichos sistemas para resolver otro
tipo de problemáticas ambientales.
Finalmente, la experiencia adquirida en el proyecto Europeo Coastview y
el enfoque metodológico para establecer un puente entre los científicos, las
problemáticas, las variables medidas y los gestores, ha permitido plantear la
importancia de utilizar indicadores medibles de las variables físicas
involucradas en conflictos ambientales (caso mares y costas). Dichos
indicadores obtenidos por medió de las técnicas de vídeo (con resolución
temporal fina y continua) muestran claramente la importancia de registrar
variaciones bajo diferentes escalas de tiempo (días a años) y espacio (metros
a kilómetros), solamente observables desde una perspectiva novedosa.

183
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Sin embargo, los sistemas de vídeo poseen limitaciones que deben ser
consideradas a la hora de ser usados, tales como:

• Las cámaras de vídeo no pueden ser enfocadas a zonas muy lejanas de su


posición, porque aunque se pueden obtener imágenes claras, las
resoluciones espaciales (m/píxel) resultan muy bajas.
• Por la razón anterior, la cobertura de las estaciones de vídeo es limitada a
un par de kilómetros lineales con el fin de garantizar resoluciones
apropiadas para la medición de fenómenos.
• La mayoría de los sistemas basados en vídeo tienen como única fuente de
luz al sol, por lo que las variaciones de las condiciones climáticas afectan
fuertemente las mediciones.
• Por lo anterior, las mediciones en horas nocturnas no son comunes, pues
requieren tecnología que aun es muy costosa (como cámaras infrarrojas).
Se están realizando avances importantes en este punto pero su desarrollo
es aun muy incipiente, sobre todo en entornos abiertos como las zonas
costeras.
• En la mayoría de los sistemas basados en vídeo cuando se busca realizar
rectificación de imágenes, se realizan simplificaciones matemáticas
fuertes a cuentas de resolver los problemas de singularidad que plantea la
solución del modelo Pinhole. Actualmente existen esfuerzos importantes
en consolidar una aproximación más rigurosa a estas soluciones
mediante el uso de optimización.
• La detección de objetos y de bordes está limitada en sus resultados por
proceder de las técnicas heredadas del tratamiento digital de imágenes.
Para evitar la detección errónea de bordes y objetos, se están
desarrollando metodologías que aprovechan las caracteristicas visibles de
los entornos costeros y otras, que agregan aspectos físicos y estadísticos
como en Osorio (2005) y Ortiz (2008) para aumentar la fiabilidad de los
resultados.

AGRADECIEMIENTOS

Este trabajo es una contribución a la Red Iberoamericana en


Teledetección aplicada a la Prevención de Riesgos Geológicos Litorales
financiada por el Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el
Desarrollo (CYTED). Los autores agradecen a la Agencia Española de
Cooperación Internacional y Desarrollo, AECID, por el apoyo en las
investigaciones desarrolladas para la elaboración de este documento en el
seno del proyecto “Aplicación de metodologías y técnicas basadas en

184
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

sistemas de video para el seguimiento de los problemas costeros: Caso


Cartagena, Colombia”.
Igualmente, se aclara que el material de este capítulo es el producto de la
investigación multidisciplinar de diversos grupos de investigación, durante
varios años y ha sido publicado en diversas tesis de investigación y en
revistas científicas. Se nombran a continuación:

Guillén, J., García-Olivares, A., Ojeda, E., Chic, O., Osorio, A. y González, R. 2008. Long-
term quantification of beach users using video monitoring. Journal of Coastal Research, 24
(6): en prensa.

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Ortiz, C (2008) Estudio morfodinámico de las playas de La magdalena (Cantabria, España)


a partir de técnicas basadas en video. MSc Thesis. Universidad Nacional de Colombia .

Osorio, A. (2005) Desarrollo de técnicas y metodologías basada en sistemas de vídeo para


la gestión de la costa. Phd Thesis. Universidad de Cantabria.

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188
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

ASPECTOS SOBRE MODELACIÓN NUMÉRICA DE LA


EVOLUCIÓN MORFOLOGICA EN EL MAR CARIBE
S. Lonin1 y C.A. Escobar2
1
OCEANMET, Colombia
2
Universidad EAFIT, Colombia

INTRODUCCIÓN

La formulación matemática y solución numérica de procesos físicos


expresados a través de principios de la mecánica de fluidos es de gran
utilidad en el manejo de zonas costeras y en general de situaciones donde la
complejidad del fenómeno o la extensión del área en estudio no permiten una
solución analítica o modelación física a escala.
En este capítulo se hace énfasis sobre la modelación numérica de la
erosión costera en el Caribe colombiano. Actualmente, los modelos
numéricos basados en procesos tienen una gran capacidad de predicción y su
utilización facilita el manejo integral de zonas costeras, la toma de
decisiones y la definición de estrategias de planeación, tales como el control
de la erosión.
Por consiguiente, se hace un recuento en este capítulo de las
metodologías aplicadas en el estudio de la hidrodinámica, el transporte de
sedimentos y la evolución morfodinámica del litoral; además de sus
interacciones y procesos de retroalimentación, los cuales presentan
características no-lineales y alta complejidad.
Las condiciones típicas para el caso del mar Caribe corresponden a las de
un régimen micro-mareal (rango menor de 50 cm). El oleaje generado
localmente o en mar abierto resulta ser el proceso dominante en la región y
el mayor responsable de la erosión costera. Las corrientes inducidas por olas
son usualmente el principal mecanismo del transporte de sedimentos, que en
este caso corresponde a material arenoso.

DATOS Y FUENTES DE INFORMACIÓN

Morfología

189
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

a) Batimetría
Es usualmente la información más accesible; en ella se describe el
relieve del fondo marino. Determina el campo de profundidades y
características predominantes del relieve, tales como bancos de arena,
canales de marea, depresiones, etc. que definen las orientaciones principales
del flujo. Actualmente, un mapa batimétrico se puede obtener casi en tiempo
real a través del uso simultaneo de equipos de sonar (mono o multihaz),
sistemas de posicionamiento global en modo diferencial DGPS y algunos
sensores adicionales que permitan hacer correcciones de acuerdo con la
inclinación y movimiento del barco.
Información batimétrica del mar Caribe (Fig.1) con resolución cercana a
un minuto (longitud-latitud) puede ser obtenida a través del atlas digital
GEBCO (General Bathymetric Chart of the Oceans) y el IBCCA
(International Bathymetric Chart of the Caribbean Sea and the Gulf of
Mexico) a través de imágenes y archivos con formato raster o vector
compatibles con sistemas de información geográfica (GIS).
Sin embargo, la modelación de procesos costeros en escalas
comparables con una obra de ingeniería (metros-decenas de metros)
usualmente requiere una mayor resolución de los datos batimétricos y de la
malla de cálculo en el área de interés; por lo tanto, un levantamiento
batimétrico de precisión complementa la información disponible en los atlas
digitales, mientras que mallas de nido o técnicas de descomposición del
dominio permiten refinar localmente el tamaño de la malla.

Fig. 1. Batimetría del mar Caribe [Imagen tomada de GEBCO world map,
http://www.gebco.net].
190
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

b) Formas de lecho
Son un factor determinante en el estudio de la resistencia al flujo,
afectando considerablemente el transporte de sedimentos. A pesar de lo
anterior, los mapas de formas de lecho son prácticamente inexistentes. Las
formas del lecho marino pueden ser determinadas a través de imágenes y
perfiles del fondo; estas a su vez se obtienen por medio de equipos de Side
Scan Sonar (SSS) o ecosondas, aunque a un alto costo. La Fig. 2 presenta la
secuencia de un perfil del fondo marino a través de un ciclo de marea,
resaltándose la variabilidad espacial y temporal de las formas del lecho.
Estimar las dimensiones de las formas del lecho (longitud y altura) y la
rugosidad asociada a través de una relación funcional, permitiría incrementar
a un bajo costo la densidad espacial y temporal de la información de campo
existente. Investigaciones realizadas en este aspecto muestran altas
correlaciones entre las dimensiones de las formas del lecho, las condiciones
locales del flujo, las características geológicas y los sedimentos superficiales.
Algunas metodologías recomiendan el uso de relaciones empíricas (basadas
en datos obtenidos en laboratorio y ríos) para determinar las características
de las formas del lecho en flujos cuasi-permanentes [Yalin, 1964; Allen,
1968; van Rijn, 1993]. Recientemente se ha hecho énfasis en el carácter
transitorio de las formas de lecho, tal como se muestra en los trabajos de
Harbor [1998], Jerolmack [2005], van der Mark [2005] y Escobar [2006].

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Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

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Fig. 2. Formas del lecho obtenidas en un canal de marea con una Eco-sonda
Lowrance [Pramono, 2005].

192
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Atmósfera

La hidrodinámica de una región costera depende en alto grado de las


condiciones del viento y la presión atmosférica. Condiciones meteorológicas
extremas implican la generación de fuerte oleaje (tanto local o en áreas
remotas “swell”), corrientes superficiales inducidas por el dragado del
viento, cambios del nivel del mar debidos a las variaciones espaciales en
viento y presión barométrica. El último efecto mencionado se conoce como
el efecto anemobárico y es bien pronunciado en las latitudes altas, mientras
que en la zona tropical puede ser importante dentro de los ciclones tropicales
y tormentas.
Regiones de aguas profundas e incluso poco profundas, pero protegidas
de la acción de fuertes olas y sujetas a regímenes micro-mareales, pueden
presentar algún grado de estratificación por salinidad y/o temperatura. En
estos casos las corrientes de densidad toman relevancia y son importantes en
el estudio de la hidrodinámica. Definir la estratificación térmica en un área
de interés requiere el conocimiento del intercambio de calor en la interface
aire-agua. Por consiguiente otras variables atmosféricas, como la radiación
solar (onda corta), radiación eficiente de onda larga, evaporación (calor
latente) y el flujo turbulento de calor (calor sensible) se tornan relevantes.
Actualmente en el Centro de Investigaciones Oceanográficas e
Hidrográficas (CIOH) se procede en el establecimiento de un Sistema de
Predicción Oceánica y Atmosférica (proyecto SPOA), con el fin de obtener
las variables atmosféricas requeridas en la modelación del mar Caribe; su
adecuado funcionamiento implica el acoplamiento de varios modelos
numéricos. Este sistema incluye la implementación del modelo atmosférico
WRF [ARW, 2002], cuya cobertura abarca la totalidad del mar Caribe. El
WRF sirve en este caso como interpolador de las condiciones calculadas por
el GFS (Global Forecast System). La resolución del modelo es del orden de
10 km, el funcionamiento es automatizado y el producto principal para los
fines del presente manual son los campos de viento, que alimentan un
modelo de oleaje en aguas profundas y un modelo de circulación oceánica.

Oleaje

El oleaje es uno de los procesos dominantes en el mar Caribe


Colombiano. Lo anterior contrasta con la pobre instrumentación y la baja
densidad de estaciones de medición disponibles. Ampliar la cobertura y
densidad de las observaciones del oleaje en esta región es por consiguiente
de suma importancia para el desarrollo de estudios que involucren la
hidrodinámica, transporte de sedimentos, evolución morfológica, ecología,
etc.
193
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

El uso de modelos de gran escala con coberturas continentales permite


propagar el oleaje desde áreas remotas hasta las fronteras de modelos
regionales de menor escala. Con lo cual, el problema de la escasez de datos
se resuelve por medio de un proceso de anidamiento (que puede incluir
varios subdominios), en el que los resultados del modelo de mayor escala
(altura, período, dirección o espectro del oleaje) se utilizan como
condiciones de frontera en el modelo regional y/o local.
Las variables atmosféricas definidas en la sección 2.2 constituyen el
forzamiento del modelo continental y son por consiguiente la base para el
cálculo del oleaje y su propagación. En este estudio particular se emplea el
modelo NedWAM (versión del CIOH, Lonin et al., 1996) para el mar
Caribe. Este es un modelo de tipo espectral de tercera generación. La
resolución actual del modelo es de aproximadamente 20 km y sus resultados
generan la información de entrada para un modelo de menor escala en la
zona costera. Los últimos desarrollos de este modelo incluyen el empleo de
un algoritmo 4D-Var de asimilación de datos [Lonin, et al., en publicación],
que lo convierten en una versión diferente denominada CaribWAM-III (Fig.
3).
En calidad del modelo de menor escala se utiliza el modelo SWAN
[2007]. La cobertura de este modelo abarca prácticamente la totalidad de la
costa Caribe colombiana, con una resolución que varía entre 100 y 250 m.
La base de información que genera este sistema incluye: altura, período,
dirección de olas y set-up producido en la costa por el oleaje.

Fig. 3. Pronostico del oleaje en el mar Caribe [Imagen tomada del CIOH,
http://www.cioh.org.co].

194
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Mareas

Las mareas son oscilaciones con varios períodos (generalmente diurnos o


semidiurnos) de gran longitud de onda; por lo cual, incluso el océano más
profundo se representaría como una zona de aguas someras [Woodroffe,
2002]. El régimen de mareas en el mar Caribe corresponde al de micro-
mareas con un rango promedio inferior a los 20 cm. Rangos máximos de 40
cm se pueden observar al sureste de Nicaragua sobre su ancha plataforma
continental [Kjerfve, 1981]. En la costa colombiana son típicas las mareas
semidiurnas y mixtas tendiendo a semidiurnas. En la mayoría de las
ocasiones sus rangos están entre los 20 y los 30 cm y rara vez exceden estos
valores, sin superar los 50 cm.
Definir las características de la marea a lo largo de la costa Caribe
colombiana implica el uso de herramientas u otras fuentes de información
que suplan la escasa disponibilidad de observaciones. En este caso, el
modelo POM [Princeton Ocean Model; Mellor, 1993], se emplea en el
CIOH desde el año 2003 con el fin de determinar la hidrodinámica de la
región. Este es un modelo de flujo 3D que incluye la termodinámica
completa.
El modelo resuelve las ecuaciones de movimiento en una malla
curvilínea superpuesta sobre el mar Caribe, cuya resolución varía de 2 a 5
km en las áreas del Caribe colombiano y puede alcanzar hasta 10 o 15 km en
las áreas lejanas (Las Antillas Mayores y Menores). Para los fines del
presente estudio, la principal salida de este modelo es el nivel del mar (marea
meteorológica) y el campo de corrientes (Fig. 4). El pronóstico de la marea
astronómica no está incluido debido a su poca importancia en estas escalas.
El modelo POM incluye la asimilación de datos de temperatura en la
superficie del mar [Anduckia et al., 2003] obtenidos de la antena AVHRR de
las plataformas de la NOAA y las anomalías del nivel del mar [Lonin &
Anduckia, 2004] asimiladas en los campos termohalinos mediante la
metodología propuesta en Cooper & Haines [1996].

195
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Fig. 4. Campo de corrientes en el mar Caribe [Imagen tomada del CIOH,


http://www.cioh.org.co].

Finalmente, la totalidad de datos y fuentes descritas a lo largo de ésta


sección permiten alimentar un modelo local de hidro-morfodinámica; a
través del cual se define la evolución morfológica del área de interés. La
descripción de este modelo se encuentra en la sección siguiente.

MODELO HIDRO-MORFODINAMICO

El modelo hidro-morfodinamico creado en el CIOH para la costa Caribe


colombiana es el LIZC (Litodinámica de la Zona Costera), véase Lonin
[2003]. Actualmente el modelo no se usa de forma continua en la práctica
operacional del CIOH, y solo se emplea en casos concretos de erosión
costera que implican la protección de la línea de costa (Lonin, 2002).

Módulos del sistema de modelación morfodinámica

Los módulos principales que componen este sistema de modelación


numérica se determinan de acuerdo con los procesos físicos de mayor
relevancia en el mar Caribe.

196
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

a) Módulo de olas
El módulo para calcular el oleaje se considera como un módulo adicional
que se acopla en el sistema general de modelación numérica. Este módulo se
basa en el uso del modelo SWAN de tercera generación [Booij et al., 1999;
Ris et al., 1999], que reemplaza al modelo HISWA de segunda generación
[Holthuijsen et al., 1989]. La versión actualizada SWAN (Simulating
WAves Nearshore) presenta un número importante de ventajas sobre el
modelo HISWA, entre las cuales está la posibilidad de usar mallas
curvilíneas que no tienen que estar orientadas en la dirección media del
oleaje. Una descripción detallada del modelo SWAN y sus ventajas sobre el
modelo HISWA se pueden encontrar en el manual de usuario [WL nDelft
Hydraulics, 2006].

b) Módulo de mareas
Este módulo también se considera como un módulo adicional del modelo
general y sirve para calcular el campo de niveles del mar, corrientes y
resistencia al flujo (tensiones de fondo), que resultan de las corrientes de
marea y su circulación residual. En ciertas zonas las corrientes de marea son
de gran importancia en los procesos de erosión del fondo (intensidad de re-
suspensión de las partículas de sedimento), mientras que la circulación
residual es uno de los principales mecanismos del transporte de sólidos en
regiones donde las mareas son pronunciadas. Debido a que la costa Atlántica
se encuentra bajo un régimen micro-mareal, éste es en particular un proceso
secundario.

c) Módulo de corrientes de deriva


Este modulo permite determinar las corrientes inducidas por el viento y
por el oleaje. El último factor es el de mayor importancia para la zona de
estudio.

d) Módulo de transporte de sedimentos


El módulo TRANSPOR determina las tasas y concentraciones de sólidos
en suspensión y de fondo. Este módulo está definido de acuerdo con la
metodología propuesta por Van Rijn [1993]. El cálculo del transporte de
sedimentos se determina de acuerdo con la dirección e intensidad de las
corrientes, además de los parámetros de oleaje. Esta información se obtiene
de los módulos de olas y mareas previamente definidos. Por consiguiente, en
el modelo SWAN se calculan los parámetros del oleaje, que luego sirven
para generar las corrientes en el modelo hidrodinámico; del cual se obtiene la
información requerida por el módulo de transporte en cada nodo de la malla
de cálculo.

197
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

e) Módulos adicionales
Estos módulos adicionales facilitan el ingreso de información al modelo
y la construcción de la malla de cálculo. Entre ellos se tienen: a) módulo de
generación de la malla de cálculo y sus parámetros métricos; b) módulos de
interpolación espacial; c) módulo de preparación de la batimetría y filtros
espaciales.

Características del modelo

Las principales características del modelo y los factores de mayor


importancia desde el punto de vista de la física de los procesos se definen a
continuación.

a) Dimensiones y características relevantes del modelo


El modelo hidro-morfodinamico es bidimensional (2Dh) con capacidad
de parametrizar algunos procesos en la vertical. En el caso de una
distribución no-uniforme de las variables en la vertical se considera el uso de
una u otra forma de parametrización integral en esta dirección.
El modelo se fundamenta en la teoría de aguas someras con una
aproximación 2.5-D, es decir, las ecuaciones del modelo son integradas en la
vertical con ciertas parametrizaciones de la estructura vertical del flujo y
sedimentos en suspensión (perfiles analíticos de corrientes y de sólidos
suspendidos).
Algunos factores de relevancia que se tienen en cuenta en el modelo son
los siguientes:
• Mareas y otros procesos de ondas largas.
• Aporte líquido y sólido de los ríos y/o canales.
• Régimen del viento.
• Corrientes de deriva, inducidas por oleaje.
• Parametrización de los procesos verticales.
• Erosión (resuspensión) por acción de olas y viento.
• Interacción de olas y corrientes de distinta naturaleza entre el modelo
SWAN y el modelo hidrodinámico.
• Consideración de estructuras superficiales y sumergidas (“láminas”
delgadas) ubicadas arbitrariamente en la zona costera.

b) Dominio
Se considera una malla arbitraria de cálculo, no es obligatoriamente
rectangular, sino curvilínea, ortogonal y no canónica. Este tipo de malla
podría generarse a través de un procedimiento especial, permitiendo que uno
de los ejes coincida con la línea de costa. Las mallas curvilíneas posibilitan
una mayor precisión en los cálculos y en la representación detallada de las
198
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

zonas de interés. A pesar de su condición curvilínea no queda exenta de


cumplir rigurosos criterios de ortogonalidad, que simplifican la descripción
matemática del modelo. Se acepta una desviación de ortogonalidad no mayor
de 0.5º.
El sistema de coordenadas curvilíneas contiene las siguientes ventajas en
comparación con los sistemas rectangulares: a) Descripción detallada en las
zonas de interés; b) Conservación de las propiedades morfométricas del área
de estudio al proyectarse en el dominio de cálculo; c) Simplificación en la
formulación de las condiciones de contorno.
Dentro de los métodos de construcción de mallas de cálculo que
potencialmente permiten satisfacer la condición de ortogonalidad se
encuentran los métodos algebraicos y los diferenciales. Estos últimos se
basan en la integración de ecuaciones en derivadas parciales. Según
Voltzinger et al. [1989], los métodos algebraicos son muy sensibles a la
distribución de los nodos en el contorno y en comparación con los métodos
diferenciales no producen la distribución suave de las líneas de coordenadas.
Al utilizar los métodos diferenciales se debe seleccionar el método concreto.
Por ejemplo, al especificar las condiciones en todas las fronteras se requieren
las ecuaciones de tipo elíptico. Las ecuaciones elípticas se utilizan
frecuentemente para la generación de la malla.

Regímenes de funcionamiento del modelo

1. Diagnóstico (el problema estacionario) para estudiar el estado


morfodinámico del área, identificar las zonas actuales de erosión y
sedimentación y la intensidad actual de los procesos.
2. Pronóstico (el problema no-estacionario) para estudiar los cambios
temporales de la posición de la línea de costa y la batimetría en la escala
temporal morfodinámica.

Escalas hidrodinámicas vs escalas morfológicas

La diferencia entre las cortas escalas temporales de los procesos


hidrodinámicos y de transporte (variaciones de horas a días) con las largas
escalas de los procesos morfológicos es uno de los aspectos claves a
considerar en las simulaciones del modelo. Algunas de las estrategias que
permiten acelerar la evolución morfológica son: a) condiciones de frontera
promediadas; b) corrección por continuidad; c) método RAM (Rapid
Assessment of Morphology); d) método “online” o del factor morfológico
[Roelvink, 2006].

199
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Dentro de los procesos considerados en la modelación de la evolución


morfológica en la costa Caribe se distinguen los siguientes (dependiendo de
su escala característica):
• La escala temporal para la formación de un campo de olas puede ser
de unas horas (tiempo de generación de olas), mientras que se asume que
la permanencia de las condiciones típicas del oleaje tiene una escala
relativamente mayor. Por esta razón, se utiliza un modelo de olas
estacionario (SWAN) y por la misma razón se considera que la
influencia de uno u otro campo de olas es permanente durante el tiempo
característico en que predomina alguna estructura de circulación costera.
• La influencia de la marea para el transporte de sedimentos se observa
en una escala mayor que los períodos propios de la marea. Precisamente,
el transporte de los sedimentos en las regiones donde la marea es
pronunciada ocurre gracias a la circulación residual de la marea.
Mientras tanto, las corrientes instantáneas de la marea y los movimientos
orbitales de las olas cortas son de gran importancia para la determinación
de la erosión del fondo la cual ocurre en pequeñas escalas temporales.
• La escala morfodinámica generalmente tiene una magnitud de meses
a años y no es comparable con las escalas temporales definidas
anteriormente. Esta escala temporal se define de acuerdo con el período
de tiempo durante el cual ocurren cambios significativos de las
profundidades debido a los procesos de erosión y sedimentación.
Lo anterior podría implicar que las ecuaciones dinámicas se pueden
reducir a las estacionarias, suponiendo que durante un paso morfodinámico,
el campo de olas no se cambia y que las corrientes residuales de la marea se
parametrizan según el concepto de “las tensiones residuales de la marea”.

INTEGRACION DEL MODELO CON OBSERVACIONES


COSTERAS

El modelo LIZC contiene ciertos parámetros internos con distinta


sensibilidad a sus variaciones. La corrección de estos parámetros de manera
permanente podría permitir, mediante la asimilación de datos disponibles,
mantener el modelo “actualizado” y realizar los pronósticos con mayor
precisión. La información disponible usualmente se limita por las
observaciones de la posición de la línea costera mediante la detección
remota. La información externa (el tiempo oceánico) se puede predecir y
monitorear en la manera descrita en el apartado anterior.
Los resultados de las primeras simulaciones con la asimilación de datos
muestran que el método de las perturbaciones pequeñas puede ser aplicado
en los modelos costeros en combinación con observaciones remotas
200
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

(fotografías aéreas e imágenes satelitales). Las observaciones sirven para


ajustar algunos parámetros del modelo a través de un proceso de calibración
(valores reales de los parámetros son desconocidos en el área de estudio).
La confiabilidad del modelo numérico basado en procesos debe ser
verificada a través de rigurosos procesos de validación que se basan en la
integración de la información de campo con los resultados del modelo. El
mayor rango de condiciones consideradas (meteorológicas, antrópicas, etc.)
en la validación del modelo permite extender su aplicabilidad; pero implica
la disponibilidad de abundante información de campo (densa cobertura
espacial y temporal). Finalmente, a través del análisis de los resultados del
modelo con la asimilación de datos se puede obtener un verdadero sistema
de monitoreo costero, que permita un manejo integrado del área de estudio,
el proceso de toma de decisiones y la definición de estrategias de planeación.
Modelos estadísticos o de redes neuronales artificiales se utilizan
también en el estudio de algunos procesos costeros. En este trabajo se optó
por modelos de tipo determinístico, los cuales presentan algunas ventajas
respecto a los estadísticos; debido a que estos responden físicamente y de
manera adecuada a situaciones aun no observadas, tales como cambios
provocados por las acciones antrópicas en las costas. Además, el modelo
determinístico permite predecir o generar otras variables físicas no
disponibles en las observaciones por su alto costo o dificultades técnicas. Por
ejemplo, las observaciones y asimilación continua del comportamiento de la
costa y el oleaje pueden permitir una reconstrucción del fondo marino y su
dinámica a lo largo de la costa, empleando los problemas inversos en la
modelación.

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo es una contribución a la Red Iberoamericana en


Teledetección aplicada a la Prevención de Riesgos Geológicos Litorales,
financiada por el Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para
el Desarrollo (CYTED).

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203
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

APLICACIÓN DE LA TECNICA DE GEORADAR A LOS


RIESGOS LITORALES: FUNDAMENTOS,
METODOLOGÍA, PROCESADO E INTERPRETACION
DE DATOS
G. Ortiz y T.M. Crespo

Área de Geología, Dpto. de Biología y Geología, ESCET, Universidad Rey Juan Carlos
C/Tulipán s/n, 28933 Móstoles. Madrid, España.

INTRODUCCIÓN

La técnica geofísica del Georadar o GPR (Ground Penetrating Radar)


constituye una herramienta de gran utilidad para la prospección geofísica
somera, siendo sus ventajas principales su alta resolución y la rapidez en la
adquisición de datos. Se empezó a utilizar de manera habitual a partir de la
década de los años 1930 (Daniels, 2004), siendo sus primeras aplicaciones la
estimación del espesor de hielo en glaciares. Rápidamente, su ámbito de
aplicación se hizo cada vez más extenso, abarcando desde la localización de
agua dulce hasta el estudio de depósitos de sal, pasando por diferentes
aplicaciones estratigráficas, geotécnicas, aplicadas al medio ambiente o a los
riesgos geológicos. El estudio de la dinámica costera en ambientes dunares
es otro campo de aplicación del georadar en desarrollo (Bristow et al. 2005;
Bristow y Pucillo 2006; Pedersen y Clemmensen 2005; Costas et al. 2006).
A partir de la década de 1970 experimentó una considerable expansión, y
actualmente constituye uno de los métodos de prospección geofísica más
utilizados y en continuo desarrollo. Entre sus aplicaciones actuales más
frecuentes se encuentran:

MEDIO AMBIENTE
• Localización de bidones y/o depósitos enterrados
• Detección de plumas de contaminación
• Localización de servicios enterrados
• Delimitación de vertederos

GEOLOGIA
• Localización del nivel freático
• Estratigrafía del terreno
• Intrusión de aguas salobres y marinas
• Localización de fracturas y discontinuidades en las rocas

205
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

RIESGOS GEOLOGICOS
• Localización de procesos de disolución y/o subsidencia
• Estructura subsuperficial de deslizamientos
• Estructura y procesos erosivos en ambientes dunares

ARQUEOLOGÍA
• Localización de estructuras antiguas
• Localización de cementerios
• Vestigios ancestrales

GEOTECNIA
• Localización de servicios enterrados metálicos y no metálicos
• Detección de cavidades y fisuras del terreno
• Control de mallazo metálico
• Control del pavimento en carreteras
• Fugas de agua
• Patologías en la construcción

Como la mayoría de los métodos geofísicos, su aplicación no es


excluyente de la aplicación de otros, sino todo lo contrario, es
complementario y en algunas ocasiones precursor de métodos como la
tomografía sísmica, por ejemplo. En particular, las ventajas que presenta el
método del Georadar sobre otros métodos tradicionales tales como la
sísmica, los sondeos y perfiles eléctricos, etc, son las siguientes:

• Método no destructivo.
• Realización de medidas continuas en el espacio.
• Rapidez de la toma de medidas y de la interpretación de datos.
• Amplia versatilidad del equipo para un gran número de trabajos.
• Ausencia de impactos ambientales (no genera ruidos, ni polvo, ni
interrupciones del tráfico, etc.)
• Mínima interferencia, e incluso simultaneidad, con las labores y
trabajos habituales desarrollados en la zona de exploración.
• Mínimo impacto, fundamental en áreas de especial protección como
Parques Nacionales.

Aunque cada vez más ampliamente utilizada, esta técnica no está exenta
de limitaciones y problemas que es necesario conocer para ser conscientes de
su potencial real y su capacidad para resolver problemas geológicos y
ambientales concretos. Entre ellos se encuentra la dependencia de la
profundidad de prospección, del contenido en agua y de las litologías
existentes. Esta técnica debe ser manejada por personal con la mayor
experiencia posible porque es necesario también un procesado de datos que,
206
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

en ocasiones, puede resultar complejo, y la interpretación de los resultados


obtenidos no es tan evidente y directa como en otros métodos de prospección
geofísica.
En el presente trabajo se tratan los fundamentos del radar de penetración
terrestre, la metodología de adquisición y el procesamiento de datos básico,
junto con ejemplos de su aplicación al estudio de los riesgos geológicos
litorales.

FUNDAMENTOS DEL GEORADAR

El Georadar o GPR proporciona información sobre la estratigrafía del


terreno en los primeros metros de profundidad. Se basa en la respuesta de los
materiales del subsuelo a cortos pulsos de energía electromagnética de alta
frecuencia que son emitidos por una antena.
Un equipo de georadar consta típicamente de los siguientes elementos:
- una antena emisora
- una antena receptora
- una unidad central de adquisición de datos
- cables que conectan las antenas con la unidad central

Prescindiendo de los detalles técnicos y de modo muy básico, el


funcionamiento es el siguiente (Fig. 1): la unidad central hace que la antena
emisora, situada en contacto con el suelo, emita un pulso de ondas
electromagnéticas, de determinada frecuencia, verticalmente hacia el interior
del terreno. Las ondas viajan a través de los materiales y en su camino
experimentan la acción de tres procesos básicos, reflexión, refracción y
atenuación. Los procesos de reflexión y refracción tienen lugar en la
interfase entre materiales con distintas propiedades electromagnéticas. La
atenuación se produce como consecuencia de la pérdida de energía de las
ondas electromagnética al atravesar los materiales, siendo ésta mayor cuanto
más grande sea la distancia recorrida por dichas ondas. Las ondas reflejadas
verticalmente viajan de vuelta hacia la superficie del terreno donde son
interceptadas y recogidas por la antena receptora. Dicha antena registra tanto
el tiempo transcurrido desde que las ondas salieron de la antena emisora
hasta que llegaron a la receptora, como la intensidad de la señal recibida tras
atravesar los materiales del subsuelo. Dicha información es transmitida a su
vez a la unidad central que las registra y almacena de manera tanto numérica
como gráfica. A continuación, se produce un desplazamiento tanto de la
antena emisora como de la receptora y el proceso se inicia de nuevo,
obteniéndose un nuevo registro para el nuevo punto de medida. Para una
información más detallada puede consultarse los manuales de Reynolds
(1997), Annan (2003) y Daniels (2004) entre otros. En la práctica, estas dos
207
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

antenas suelen ir montadas en una misma carcasa, de manera que se reducen


considerablemente el volumen y el peso del conjunto, permitiendo un fácil
manejo de las mismas. Además, la carcasa contiene un material que aísla las
antenas de la radiación electromagnética de origen externo, lo que reduce en
gran medida el ruido producido por interferencias ajenas al equipo de
georadar. Se dice entonces que las antenas son apantalladas.

Fig. 1. Componentes básicos de un equipo de georadar y fundamento de su


funcionamiento. La existencia de cambios en las propiedades de los materiales da
lugar a procesos de reflexión (línea negra) y refracción (línea naranja) en las ondas
electromagnéticas.

Como se ha comentado anteriormente, las reflexiones de las ondas


electromagnéticas se producen por cambios en las propiedades
electromagnéticas de las rocas, bien por variaciones en el contenido en agua,
o bien por cambios en la densidad de las rocas debidos a la presencia de
superficies y discontinuidades estratigráficas. También se producen cambios
en la velocidad de las ondas cuando atraviesan huecos del terreno. Por tanto,
el éxito de esta técnica dependerá en gran medida de si las superficies de
interés están asociadas con un contraste dieléctrico lo suficientemente
importante como para producir fenómenos de reflexión. La profundidad de
penetración y la resolución de los datos están en función de la longitud de
onda y de la constante dieléctrica, parámetros controlados fundamentalmente
por el contenido en agua de los materiales. La resolución y la profundidad de
trabajo son inversamente proporcionales, de modo que la resolución se
incrementa con la frecuencia de emisión de la antena, pero la profundidad
disminuye.

208
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Desde un punto de vista práctico, con el método del georadar se pueden


obtener perfiles del terreno en profundidad, desplazando la antena sobre la
superficie, a lo largo de una dirección determinada.

En la Fig. 2 se observan unas señales típicas emitidas y recibidas por el


georadar al desplazar la antena sobre el terreno. El pulso emitido por el
georadar se refleja, en primer lugar, en la superficie del material y
posteriormente en cualquier discontinuidad que encuentre al propagarse por
éste, siempre que exista un contraste de conductividad dieléctrica suficiente.

Fig. 2. Perfil de georadar mostrando diferentes reflexiones, y comparación con el


pulso electromagnético registrado (derecha).

El comportamiento de las ondas electromagnéticas al penetrar en el


terreno depende de los siguientes parámetros:

- La conductividad eléctrica, es la medida de la facilidad de paso que


encuentra un impulso electromagnético al atravesar un material, y se
expresa numéricamente como la inversa de la resistividad. Su unidad
en el S. I. es el Siemens/m.

- La constante dieléctrica, es la magnitud física en la que se basa el


georadar y representa la permitividad al paso de un impulso
electromagnético con respecto a la permitividad que presenta el vacío.
Es, por tanto, un factor adimensional. En la práctica esta constante
depende de la conductividad eléctrica y del espesor de material
atravesado.

209
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

- La utilización del georadar se fundamenta en las reflexiones


inducidas sobre un impulso electromagnético al pasar de un material a
otro, entre los que existe un contraste de sus respectivas constantes
dieléctricas.

- La velocidad de propagación de una onda electromagnética depende


del material atravesado y de la frecuencia de la señal emitida. En
general, esta velocidad es mayor en el aire o en materiales secos, que
en agua o materiales húmedos.

- El coeficiente de atenuación del material expresa la perdida de


energía que sufre la señal emitida al atravesar el medio por el que se
transmite. La unidad de medida es dB/m. Este coeficiente aumenta con
el contenido en agua, la conductividad eléctrica, la dispersión
producida por una composición heterogénea, y el contenido en
partículas metálicas.

La propagación de la señal emitida depende de las propiedades del


subsuelo (conductividad, permitividad dieléctrica, y permeabilidad
magnética). La conductividad eléctrica de suelos y rocas y la trayectoria que
recorren estas ondas, limitan mediante pérdidas de energía la profundidad a
la que estas ondas pueden viajar. La capacidad de penetración es exclusiva
por tanto del lugar de trabajo, ya que las propiedades electromagnéticas de la
Tierra no son siempre iguales. También está condicionada por la frecuencia
de la antena utilizada y por la eficiencia en transmitir radiación. Antenas de
baja frecuencia (<100 Mhz) tienen mayores capacidades de penetración
máxima (o 9 m) pero menor resolución (el tamaño de los objetos a
identificar es más grande) mientras que antenas de frecuencia alta (> de 200
Mhz) tienen menor penetración pero mayor resolución. Los suelos arcillosos
y/o ricos en contaminantes iónicos en contacto con agua (niveles freáticos),
provocan un aumento de la conductividad eléctrica del subsuelo,
disminuyendo la capacidad de penetración del georadar, y provocando una
atenuación de su señal.
Debido a la alta frecuencia de las señales emitidas por las antenas de
georadar (desde 10 MHz a 2 GHz), su atenuación es muy rápida y, por lo
tanto, la profundidad del terreno a la que pueden penetrar estas señales
produciendo ecos perceptibles e interpretables está limitada. En medios
favorables y con una antena de baja frecuencia puede llegarse a
profundidades operativas de hasta unos 25 m, aunque en la mayoría de los
casos, la profundidad efectiva de penetración no suele exceder de los 20 m.
Cada litología, hueco, discontinuidad, contacto, etc. provocará una
reflexión distinta de las ondas electromagnéticas, cuyo análisis permitirá
diferenciar que tipo de anomalía está presente en el medio analizado.
210
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

De esta manera, se puede obtener un perfil del terreno en profundidad


desplazando el conjunto de antenas emisora-receptora sobre la superficie del
mismo, a lo largo de una dirección predeterminada, obteniendo un perfil de
alta resolución del mismo (Fig. 3).

Fig. 3. Obtención de un perfil de georadar. Se observa el desplazamiento de la


antena con un odómetro acoplado, que envía la señal recibida a la unidad de control
por el cable de conexión.

La toma de datos puede hacerse de distintas maneras:

- En modo continuo: supone el ir tomando datos de manera continua a


medida que las antenas son desplazadas por el terreno. A su vez, esto
puede realizarse estableciendo un número fijo de mediciones por cada
intervalo de tiempo (e.g. 20 medidas por segundo) o bien estableciendo
un número de mediciones por unidad de distancia (e.g. cinco
mediciones por metro). En el primer caso, para obtener buenos
resultados es necesario que las antenas puedan desplazarse sin
obstáculos a lo largo de la superficie del terreno y a una velocidad
constante. En el segundo, es necesario acoplar un odómetro o rueda
marcadora a las antenas para que la emisión de las ondas
electromagnéticas se haga justo cuando estas hayan recorrido la
distancia predeterminada. Este último método tiene la ventaja de poder
parar el desplazamiento de las antenas si existe un obstáculo, no siendo
necesario mantener una velocidad de desplazamiento constante.

- En modo punto a punto las antenas se sitúan sobre el terreno en el


lugar donde se quiere medir y entonces se realiza la emisión de las

211
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

ondas electromagnéticas que son registradas por la antena receptora.


Luego, las antenas se desplazan hasta el siguiente punto de medida y se
repite el proceso de adquisición de datos. Este método es especialmente
útil en terrenos con numerosos obstáculos que no permiten un
desplazamiento continuo de las antenas sobre la superficie.

Por otra parte, es necesario definir una serie de parámetros previamente a


la toma de datos. Aunque estos pueden depender de las características
propias de cada equipo de georadar, hay tres de ellos que son comunes a
todos los sistemas:

- La resolución espacial, o lo que es lo mismo, el espaciado horizontal


de los datos. Se trata de definir el intervalo espacial en el que se va a
tomar medidas a lo largo de los perfiles realizados, y está directamente
relacionado con el modo de adquisición. En caso de optar por el modo
continuo sin odómetro, habrá que transformar posteriormente las
medidas por unidad de tiempo en medidas por unidad de longitud,
viniendo así definida su resolución espacial. En el caso de utilizar un
modo continuo con odómetro o un modo punto a punto, la resolución
espacial se establece directamente por el operador. Ésta debe escogerse
adecuadamente al objetivo prospectado. Si se va a realizar un perfil de
gran longitud (varios cientos de metros) para determinar por ejemplo el
espesor de arena en una playa, no tiene sentido escoger un intervalo de
medidas muy pequeño (por ejemplo, de 2 ó 3 cm) ya que dará origen a
ficheros de gran tamaño, cuyo procesamiento será lento. En ese caso,
un intervalo de 10 cm o mayor será más que suficiente. Si por el
contrario se está estudiando la estructura interna de una duna de
pequeño tamaño, puede ser aconsejable utilizar una mayor resolución
espacial, y utilizar por tanto un intervalo de medidas de 5 cm o incluso
menor.

- La ventana de tiempos dobles, es decir, el periodo de tiempo durante


el que la antena receptora está recibiendo las señales emitidas por la
emisora. La unidad de medición utilizada es el nanosegundo (1 ns =
10-9 segundos). Cuanto mayor es el tiempo doble mayor es la
profundidad de prospección. Se denomina tiempo doble porque es el
empleado por las ondas en penetrar en el terreno, reflejarse en un
cambio de material y volver de nuevo a la superficie. D ebido a la
atenuación, llega un punto en que la energía de las ondas
electromagnéticas disminuye tanto que no son capaces de llegar a la
superficie, por lo que por mucho que aumentemos la ventana de
tiempos dobles no registraremos ondas sino ruido ambiental. Por tanto,
la ventana de tiempos dobles debe definirse, en primer lugar, en
212
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

función de la profundidad de exploración deseada (no tiene sentido


utilizar una ventana de tiempos de 200 ns si el objetivo a prospectar se
encuentra a tan solo 50 ns), y en segundo lugar, en función de la antena
utilizada, ya que a menor frecuencia la atenuación es menor y podemos
utilizar ventanas de tiempo doble mayores. Un típico rango máximo de
tiempo doble para una antena de 200 Mhz sería de 100 a 200 ns,
mientras que para una antena de 100 Mhz puede llegarse a 500 ns.

- La resolución temporal es el número de mediciones a realizar para


la ventana de tiempos dobles seleccionada. Este parámetro es el
equivalente a la resolución vertical (condicionada por la frecuencia de
la antena utilizada). Si, por ejemplo, se va a utilizar una ventana de
tiempo doble de 100 ns, con la resolución temporal el operador
selecciona cuantas mediciones se van a tomar a lo largo de esos 100 ns,
es decir el intervalo de muestreo vertical. Escogiendo un total de 50
muestras, la resolución temporal sería de 1 valor registrado cada 2 ns, o
lo que es lo mismo, eventos que tuvieran menos de 2 ns de tamaño no
podrían ser registrados. Si aumentamos la resolución temporal a un
total de 100 muestras, nuestra resolución aumentaría a 1 valor cada 1
ns. De esta manera podemos controlar la resolución temporal, y por
tanto vertical, de los registros efectuados.

Por último, antes de comenzar la toma de datos es necesario determinar


la manera en la que se recogerá la información acerca de las variaciones
topográficas del perfil. Siempre que exista una diferencia topográfica
importante a lo largo de la zona investigada, es necesaria determinarla e
incluirla en los radargramas obtenidos. Esto puede hacerse durante el
proceso de adquisición de datos o con posterioridad a los mismos. La mayor
parte de los equipos de georadar modernos permiten incorporar un GPS de
manera que la señal que recibe la antena se combina con la del GPS
quedando registrado a la vez tanto el pulso recibido como la altura
topográfica de cada punto de medida. Otra posibilidad es realizar primero el
perfil de georadar marcando los puntos de inicio y final, y después realizar el
levantamiento topográfico con una estación total, e integrar ambos conjuntos
de datos con el programa informático de tratamiento utilizado. Hay que tener
en cuenta que los registros de georadar sufren deformación para pendientes
mayores de 6º. Valores superiores a ese precisan la realización de
correcciones (Lehmann y Green, 2000).

Calibración del equipo

Con anterioridad a la toma de datos en campo es necesario calibrar el


equipo específicamente para la litología sobre la que se va a trabajar,
213
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

operación imprescindible para asegurar la fiabilidad de las medidas y poder


obtener profundidades reales. Para transformar la escala de tiempos en una
escala de profundidad real es necesario conocer la velocidad de transmisión
de las ondas electromagnéticas o, lo que es lo mismo, la constante dieléctrica
relacionada con ella.
La constante dieléctrica (o permitividad dieléctrica relativa) es una
medida de la capacidad de un material para almacenar una carga cuando se
le aplica un campo eléctrico, en relación con la misma capacidad para
evacuarla. En la Tabla 1 se muestra un listado de los valores aproximados de
la constante dieléctrica de las litologías más representativas.

Velocidad
Material Permitividad dieléctrica
(cm/ns)
Aire 1 30
Agua dulce 81 3.3
Agua de mar 81 3.3
Nieve 1.4-3 19-25
Hielo 3.2 16.5
Arena (seca) 3-6 12-17
Arena (saturada) 25-30 5.5-6
Arcilla (saturada) 8-15 8.5-11
Suelo 16 7.5
Suelo arcilloso (seco) 3 17
Yeso* 5.5 12.7
Yeso alterado* 11.9 8.7
Tierra de labor 15 7.7
Granito 5-8 10.5-12
Caliza 7-9 10-11
Basalto 8 10.5
Pizarra 7 11
Arenisca (saturada) 6 11
Carbón 4-5 13.5-15
Tabla 1. Modificada de Reynolds, (1997). * Tomado de Holub, P. y Dumitrscu, T.
(1994).

A pesar de que existen valores tabulados para las principales litologías,


es evidente que cada zona de estudio tiene unas características dieléctricas
particulares debido a las heterogeneidades que presenta cualquier litología,
máxime en este tipo de rocas de origen sedimentario. Esto provoca que para
obtener un valor medio aplicable a todos los perfiles sea necesario realizar
unos perfiles de calibración, y posteriormente calcular una constante
adecuada al medio. Para ello, se sitúa el equipo sobre una zona en la que se
214
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

tenga conocimiento de la profundidad a la que se localiza una determinada


anomalía y se aplica la siguiente expresión,

c = velocidad de la luz(3.108 m/s).


t = tiempo en segundos.
2
∗c ·
ε r = §¨ t s
d = espesor de material
¸
2d ¹
© recorrido por la onda en
metros.

Una manera sencilla de realizar la calibración es utilizar un objeto


metálico situado a una profundidad conocida, por ejemplo una barra metálica
(Fig. 4). Como las reflexiones de la barra son claramente visibles en el
radargrama, se puede utilizar su profundidad y el tiempo en el que aparecen
registradas en el radargrama las reflexiones debidas a dicho objeto en la
expresión anterior, con el fin de determinar la constante dieléctrica.
Otro método comúnmente utilizado para la obtención de velocidades es el
del punto reflector común (o common mid point, CMP). Consiste en situar la
antena emisora y la receptora muy próximas entre sí e ir realizando
mediciones a medida que se van separando progresivamente. El radargrama
obtenido mostrará una serie de reflectores inclinados de manera que la
pendiente de cada uno de ellos está relacionada con su velocidad real. Así, es
posible identificar los diferentes reflectores y determinar sus velocidades,
pero para ello es necesario que dichos reflectores sean horizontales y
continuos.

Fig. 4. Fotografía del procedimiento de calibración con el radargrama obtenido.

215
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

REPRESENTACIÓN DE DATOS

Las ondas medidas pueden ser representadas de dos maneras: como


trazas (una curva que une los valores de amplitud de la señal recibida en
cada punto de medida); o bien utilizando escalas de color (cada rango de
amplitud de la señal recibida corresponde a un color determinado). En la Fig.
5 se muestran los dos modos de representación de las ondas, así como la
relación entre ambas. El gráfico con el registro de la amplitud de las ondas
electromagnéticas recibidas a lo largo de un perfil, sea cual sea su modo de
representación, recibe el nombre de radargrama.

Fig. 5. Ejemplos de representación de los datos de georadar: modo traza (izquierda)


o en modo escala de colores (centro). A la derecha se muestra un detalle de la escala
de color y su relación con la amplitud de la señal.

PROCESADO DE DATOS

El procesado puede modificar de manera notable los datos originales de


campo de manera que, si no se realiza adecuadamente, pueden obtenerse
resultados que estén muy alejados de la realidad. Por tanto, es aconsejable
prudencia y evitar caer en el sobretratamiento de los datos originales.
Este hecho también ha contribuido a que no haya una uniformidad en
cuanto al procesado básico a aplicar a los radargramas originales, de manera
que cada usuario tiende a aplicar su propio esquema de procesado. En
ocasiones hay coincidencias en cuanto a las correcciones a aplicar, pero en
muchas otras no coinciden ni las herramientas de tratamiento ni el orden en
el que se aplican (p. ej. Neal, 2004).
Los ejemplos de las Fig. 6 y 7 ilustran un esquema de procesado de datos
muy básico que permite mejorar los radargramas de campo, y dejarlos
preparados para proceder a su interpretación posterior.La secuencia de
procesado propuesta es la siguiente:

216
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

1 – Edición. El primer paso consiste en la edición de los datos para detectar y


corregir dichos errores de campo, así como unir perfiles, invertir su
orientación en caso de que sea necesario.

2 – Dewow. Durante la adquisición de los datos es frecuente que se produzca


un proceso de inducción electromagnética que se manifiesta en los
radargramas como una componente de baja frecuencia. Dicha componente
puede eliminarse mediante la aplicación de un filtro que deje pasar solo las
frecuencias por encima de cierto valor definido por el usuario, eliminando
por tanto las bajas frecuencias. Dicho procesado se denomina dewow en la
mayor parte de los programas informáticos de tratamiento de datos de
georadar.

3 - Corrección de tiempo cero. El tiempo cero se define como el que


corresponde a la posición de la superficie del terreno en el radargrama, y
suele asimilarse a la posición del primer pico de amplitud positivo en cada
punto de medida del radargrama. Es frecuente que dicho tiempo cero varíe a
lo largo de un mismo perfil, debido a variaciones en la diferencia de
temperatura entre la electrónica del equipo y el aire, o bien a variaciones en
el acoplamiento entre la entena y el terreno. Por ello, este procesado realinea
esa primera llegada positiva de las ondas para que no haya una deriva entre
ellas y la conversión a profundidades sea lo más precisa posible.

4 – Filtrado de alta frecuencia. En los registros de campo puede aparecer


ruido en forma de altas frecuencias que es preciso eliminar para mejorar la
relación señal/ruido y favorecer la interpretación. La aplicación de filtros de
paso banda permite conservar las frecuencias comprendidas entre dos
valores seleccionados por el usuario. Los filtros de paso baja definen un
límite máximo de frecuencias, de manera que las que son superiores a dicho
límite son eliminadas de los datos originales.
5 - Filtros espaciales. Estos pueden ser de dos tipos, en función del resultado
que se persiga: filtros de paso bajo, cuando se quieren resaltar reflectores
horizontales o eliminar reflexiones hiperbólicas y reflectores con fuerte
buzamiento, o bien filtros de paso alto, si lo que se pretende es eliminar
bandeados horizontales para resaltar reflectores con buzamiento y
reflexiones hiperbólicas.

6 – Migración. Se utiliza en el caso de que existan reflectores con fuerte


inclinación. La migración es un procesado heredado del tratamiento de los
datos de sísmica de reflexión y que tiene como finalidad hacer desaparecer
las reflexiones hiperbólicas que pueden aparecer en los perfiles, así como
restituir los reflectores inclinados a su verdadera posición. Para llevar a cabo
este procesado, es necesario conocer de manera precisa la velocidad de
217
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

propagación de las ondas electromagnéticas en los diferentes materiales


presentes en la zona prospectada.

7 –La ganancia es una función que permite amplificar las amplitudes de onda
selectivamente de acuerdo a la profundidad deseada. Estas curvas suelen ser
de tipo lineal o, principalmente, exponencial.

8 – Corrección por topografía. En el caso de que exista una diferencia


topográfica importante a lo largo del perfil, como puede ser en el estudio de
dunas, el último procesado a realizar sería la corrección de elevación. Esta
corrección va acompañada de la transformación de los tiempos dobles en
profundidades reales utilizando la velocidad de propagación de las ondas
electromagnéticas determinada para cada caso concreto.

218
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 6. Ejemplo de la secuencia de procesado de un radargrama realizado en arenas


eólicas en una zona litoral. a) Datos en crudo obtenidos en el campo; b) Radargrama
original tras aplicar un filtro de tipo dewow; c) Tras aplicar la corrección de tiempo
cero y un filtro de paso banda; d) Una vez aplicado un filtro espacial de paso alto; e)
Radargrama migrado y f) Radargrama final aplicando una nueva curva de ganancia.

219
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Fig. 7. Ejemplo de la secuencia de procesado de un radargrama realizado en una


duna litoral: a) Datos en crudo obtenidos en el campo; b) Radargrama original tras
aplicar un filtro de tipo dewow; c) Tras aplicar la corrección de tiempo cero y un
filtro de paso banda, d) Una vez aplicado un filtro espacial de paso alto; e)
Radargrama migrado; f) Radargrama final aplicando una nueva curva de ganancia;
g) Resultado final tras la aplicación de la corrección de elevación.

220
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

INTERPRETACIÓN DE LOS RADARGRAMAS

La parte más subjetiva de la aplicación del método de georadar en


geología en general, y en ambientes litorales en particular, es la de la
interpretación geológica de los radargramas obtenidos. Para minimizar esa
subjetividad en la medida de lo posible, es necesario disponer de cuanta más
información adicional e independiente posible mejor (sondeos y/o catas,
resultados de otras técnicas geofísicas, etc). Además de esa información, es
necesario realizar una interpretación de los reflectores obtenidos de una
manera lo más sistemática y ampliamente aceptada posible. Para ello, en
estudios de tipo sedimentológico, se suelen utilizar los principios descritos
en la estratigrafía sísmica y que son sintetizados por ejemplo en Neal (2004).
Resumiendo dichos principios, los radargramas se interpretan identificando
unidades denominadas ‘facies radar’ que están separadas entre sí mediante
‘superficies radar’. Las superficies radar constituyen límites de reflectores
que corresponden a interrupciones en el proceso de sedimentación y/o
truncaciones erosivas. A los conjuntos bi- o tridimensionales de reflectores
comprendidos entre las superficies radar se les denomina facies radar. Cada
una de las facies radar, en función de sus características geométricas (por
ejemplo, forma, buzamiento, continuidad y relaciones entre de las
reflexiones) corresponderá a un ambiente de sedimentación y/o proceso
formativo. Por ello, la adecuada identificación de las superficies y facies
radar permitirá desentrañar los ambientes y procesos de formación que han
dado lugar a la acumulación de determinados materiales en ambientes
litorales.
Algunas de las limitaciones más importantes de la técnica del georadar
en estudios litorales se deben a la fuerte atenuación que sufren las ondas
electromagnéticas en presencia de materiales saturados en agua salada. Es
bien conocido el hecho de que los materiales muy conductores provocan una
fuerte atenuación de las ondas electromagnéticas limitando enormemente su
capacidad de penetración, y por tanto la profundidad investigada. En zonas
litorales, es frecuente que la posición de la interfase sedimento-agua salada
se encuentre cercana a la superficie, de manera que va a ser la profundidad
de esta interfase la que condicione el límite real de la profundidad de
prospección alcanzada, independientemente de la frecuencia de las antenas
utilizadas. Otra limitación importante resulta de la relación inversamente
proporcional entre frecuencia de las antenas y resolución vertical, o lo
que es lo mismo, entre la profundidad de investigación y la resolución de
las estructuras que pueden ser observadas en los radargramas. De esta
manera, en estudios en los que se pretenda alcanzar profundidades superiores
a la decena de metros no va a ser posible obtener una resolución vertical
capaz de discernir estructuras sedimentarias de tamaño inferior a 1 metro,
estando limitados los estudios de alta resolución al uso de antenas de alta
221
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

frecuencia pero solo para los primeros metros de profundidad (3-4 m


aproximadamente) bajo la superficie.

EJEMPLOS DE APLICACIÓN DE LA TÉCNICA DE GEORADAR A


LOS RIESGOS LITORALES

Como se ha mencionado en la introducción de este capítulo, el georadar


se ha convertido en una técnica con numerosas aplicaciones al estudio de los
riesgos naturales. Aquí se van a destacar las aplicaciones encaminados a la
caracterización de los materiales sedimentarios en los que quedan registrados
los eventos que tradicionalmente provocan riesgos litorales. Entre ellos
destacan los episodios de tormenta, los tsunamis o las variaciones del nivel
del mar. Recientemente, la técnica de georadar se ha aplicado a la
caracterización de las rocas que forman las costas acantiladas. Se hace
absolutamente necesario un conocimiento profundo de este tipo de
materiales, con el objeto de determinar su comportamiento geomecánico, así
como de estimar el riesgo potencial de caída de bloques. Al final, lo que se
pretende es contribuir a una adecuada ordenación territorial de los espacios
costeros, a menudo sujetos a una alta ocupación turística.
El georadar es una herramienta que aporta muy buenos resultados en
materiales sedimentarios de grano medio-grueso, es decir, en sedimentos de
baja conductividad eléctrica. Resulta especialmente útil en la determinación
de la arquitectura deposicional, así como de las distintas unidades
sedimentarias definidas por las distintas facies de radar. Tanto los sucesivos
episodios sedimentarios como las interrupciones/truncaciones de la
sedimentación, provocadas por eventos temporales y de carácter catastrófico,
son perfectamente reconocibles en los radargramas obtenidos en los perfiles
de georadar. En los últimos años son varios los estudios de aplicación de esta
técnica a materiales sedimentarios en zonas litorales, poniendo de relieve la
historia sedimentaria de materiales y de procesos a partir de la identificación
e interpretación de las facies de radar. Buen ejemplo lo
constituyen los estudios recientemente publicados sobre la dinámica del
campo dunar activo de la flecha del Fangar, en el Delta del Ebro (España).
En Gómez-Ortiz et al. (en prensa) y Rodríguez-Santalla et al. (2008) se
establece la estructura interna de dunas barjanoides del delta del río Ebro a
partir de los datos obtenidos con georadar.
Los autores definen varias zonas con diferentes características
geomorfológicas de las dunas, aportando la estructura interna de las dunas de
cada una de estas zonas y, por tanto, permitiendo confirmar las
interpretaciones que sobre la dinámica litoral de esta zona se habían
publicado previamente. Esta zona es altamente sensible a la presión
antrópica, y el conocimiento de la estabilidad y evolución del campo dunar
222
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

son fundamentales. Un ejemplo de la interpretación de los perfiles de


georadar que se realizaron en la zona se puede observar en la Fig. 8. El
georadar ha permitido observar con claridad la estructura interna de una
duna de gran tamaño, perteneciente a la zona con menor movimiento
efectivo de arena de todo el campo dunar. Se han podido diferenciar con
claridad tres facies de radar, además de identificar el reflector producido por
el nivel freático, y se han marcado las direcciones de viento y de migración
de la duna. En este ejemplo, el georadar ha revelado las estructuras internas
de las dunas de las distintas zonas de una manera muy detallada en una zona
de alta protección, como es el delta del Ebro. Los radargramas han
completado y confirmando los datos de los que se disponía sobre la dinámica
del campo dunar y, a mayor escala, la dinámica eólica global de la flecha del
Fangar, es decir, del hemidelta norte. Esta zona lleva sufriendo continuos
cambios en su morfología, evidenciando variaciones en la dinámica costera
de la zona. Este tipo de estudios están contribuyendo de manera importante
al conocimiento de la dinámica del Parque Natural del Delta del Ebro, una de
las zonas más sensibles a los efectos de la presión antrópica sobre el litoral
español. Otro ejemplo de estructura interna de dunas, en este caso inactivas,
puede observarse en la Fig. 9. Corresponde a un radargrama obtenido por los
autores en una zona litoral de la Estaca de Bares (La Coruña). El área se
encuentra actualmente erosionada y la morfología dunar ya no es visible, por
lo que la determinación de la geometría interna y la dirección de migración
dunar es solo posible con el uso de la técnica del georadar o, en su defecto, la
realización de una cata, aunque esto último tiene la desventaja de ser una
técnica destructiva. En el radargrama puede identificarse fácilmente la
posición del nivel freático, a unos 3 metros de profundidad, y por encima de
él se aprecian numerosas facies radar con límites bien definidos a partir de
truncaciones o interrupciones de los reflectores.

223
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Fig. 8. (A) Fotografía de campo del perfil. (B) Radargrama procesado y migrado.
(C) Interpretación del radargrama en el que se aprecian tres unidades diferentes. La
primera (de 18 a 48 m) está constituida por reflectores paralelos describiendo una
geometría general convexa hacia arriba con algunas truncaciones locales. Sobre esta
unidad, otra diferente (de 48 a 62 m) está definida por reflectores inclinados unos
22º hacia el SE que se superpone parcialmente a la unidad anterior. La tercera
unidad (de 52 a 60 m) está definida por una cuña de techo plano que parece
superponerse parcialmente a la unidad anterior. A: Foresets; B: superficies radar; C:
estratificación cruzada tabular-planar.

Estas facies radar están definidas fundamentalmente por reflectores


inclinados correspondientes a los foresets de migración de las dunas,
indicando un sentido de avance de las mismas hacia el norte, aunque también
hay algunos definidos por reflectores subhorizontales o alabeados que
pueden corresponder a momentos de menor energía y, por tanto, de escasa
migración dunar, en los que predomina la sedimentación frente al transporte
de material.

224
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 9. (A) Radargrama procesado y migrado. (B) Interpretación del radargrama en


el que se aprecia la posición del nivel freático a unos 3 m de profundidad, así como
numerosas facies radar de reflectores inclinados y subhorizontales que permiten
respectivamente determinar que la dirección de migración de las dunas es hacia el
norte, así como identificar eventos de menor energía y, por tanto, de predominio de
la sedimentación frente al transporte eólico.

Ejemplos de la aplicación de esta técnica en secuencias deltaicas lo


constituyen los trabajos de Kostic et al. (2005) y de Bennett et al. (2008). En
un delta de grava cuaternario, Kostic et al. (2005) identifican tres grandes
unidades sedimentarias, y determinan la secuencia deposicional a partir de
las distintas facies de georadar diferenciadas. También en este tipo de
ambientes, Bennett et al. (2008) determinan la historia deposicional de la
playa de Chesil Beach, Dorset, una de playas más famosas de Gran Bretaña.
Mediante el uso del georadar determinan la existencia de tres fases de
evolución de la playa, que se correlacionan perfectamente con los
correspondientes eventos de variación del nivel del mar definidos en la zona.
Trabajos similares en terrazas costeras cuaternarias en New Jersey (Estados
Unidos) realizados por O’Neal & McGeary (2002), reflejan claramente los
distintos eventos de variación del nivel del mar en los últimos 500.000 años.
En sedimentos de grano medio, Jol et al. (2002) determinan el espesor y la
estructura sedimentaria en 2D y 3D de un espigón en progradación cubierto
por un cordón de dunas vegetadas.
Los depósitos y estructuras erosivas resultantes de los efectos de las
tormentas sobre el litoral son algunos de los materiales en los que se ha

225
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

aplicado esta técnica con más éxito. En este sentido, cabe destacar los
buenos resultados obtenidos en barreras arenosas en distintas zonas. En la
costa de Estados Unidos, el georadar ha puesto de manifiesto la existencia de
varios escarpes provocados por eventos tormentosos severos, en la
actualidad enterrados bajo el escarpe actual (Buynevich et al., 2004). El
registro sedimentológico en esta zona ha registrado la ocurrencia de
sucesivos episodios de grandes tormentas en el Atlántico Norte durante los
últimos 3000 años. Estos eventos catastróficos han dejado su impronta a
modo de secuencias costeras de inundación, depósitos eólicos truncados, y
también con la deposición de niveles sedimentarios con elevadas
concentraciones en minerales pesados movilizados y transportados hasta allí
por estas tormentas. El mayor contraste electromagnético de este tipo de
niveles enriquecidos en minerales pesados queda visible en los radargramas
en forma de reflectores continuos perfectamente delineados. También en este
tipo de materiales, pero en este caso en la costa de Australia, Switzer et al.
(2006) consiguen establecer la estructura y evolución sedimentaria de
sistemas arenosos de barrera-lagoon holocenos. Una evolución claramente
marcada por depósitos de inundación a gran escala provocados por la acción
de tormentas y, en algunas ocasiones, tsunamis precedidos por los
correspondientes episodios erosivos. En este estudio se define el georadar
como un método sencillo, no invasivo, y muy útil en la identificación de
signaturas erosivas de inundaciones prehistóricas, a gran escala provocadas
por storm surges, oleajes excepcionalmente grandes y tsunamis.
En la costa de Essex (Inglaterra), y a partir de la utilización de georadar
con una antena de alta frecuencia, Neal et al., (2002) proponen dos modelos
de evolución para depósitos de barras de conchas. El estudio detallado de
estas secuencias de radar de importante detalle (a mayor frecuencia, mayor
detalle pero también menor penetración) les lleva a poder definir modelos de
evolución de estas estructuras costeras basados en la sucesión de procesos
relacionados,
principalmente, con eventos de tormenta y/o mareas altas. Otra
conclusión importante de este trabajo es la confirmación de la idoneidad de
esta técnica en este tipo de depósitos.
Una de las últimas aplicaciones del georadar ha sido en la caracterización
geomecánica de las rocas que conforman un acantilado en la costa italiana de
Lecce (Leucci, 2007). El uso combinado de georadar, tomografía eléctrica y
sísmica de refracción, unido a los datos geológicos y geomorfológicos
existentes, ha permitido la realización de modelos en 3D de las rocas de un
acantilado. Los riesgos palpables que previamente se habían detectado en
este acantilado estaban definidos por la presencia de cavidades de disolución
y zonas altamente alteradas. Estos modelos han permitido conocer el estado
en profundidad de las rocas de este acantilado y, en concreto, el georadar ha
puesto de relieve la existencia de una red de fracturación paralela al
226
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

acantilado, a través de la cual se está favoreciendo la alteración y denudación


del mismo. Es evidente que el conocimiento profundo de las características
geomecánicas de las rocas de costas acantiladas se hace necesario en
previsión de riesgos de caída de bloques y, consecuentemente, de cambios en
la balance erosión-sedimentación de cada tramo de costa.
En definitiva, el conocimiento profundo de los materiales y procesos que
han tenido lugar en las costas es absolutamente necesario, máxime en países
con numerosos kilómetros de costa, tanto baja como acantilada. Estos
escenarios son, a menudo, zonas de alta protección medioambiental, en las
que la legislación únicamente permite la utilización de técnicas no invasivas
ni destructivas. El georadar se revela, por tanto, como una técnica idónea en
este tipo de estudios encaminados a conocer detalladamente el estado de los
materiales y los procesos litorales que allí se han producido, cuyo
conocimiento minimizará los riesgos naturales de la zona.

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo es una contribución a la Red Iberoamericana en


Teledetección aplicada a la Prevención de Riesgos Geológicos Litorales,
financiada por el Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el
Desarrollo (CYTED).

REFERENCIAS

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and Software Inc, 192 pp.
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Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

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229
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

GEOFÍSICA MARINA APLICADA AL ESTUDIO DE LOS


RIESGOS GEOLÓGICOS LITORALES
L.A.P. Souza1 y M.M. Mahiques2
1
Instituto de Pesquisas Tecnológicas de São Paulo, Brasil.
2
Instituto Oceanográfico da Universidade de São Paulo, Brasil.

INTRODUCCIÓN

La investigación de ambientes sumergidos llanos despierta un interés


especial para los estudios geológicos-geotécnicos en función de las grandes
inversiones en obras de infra-estructura. La expansión de oleoductos y
gasoductos (Souza et al., 2006), hidrovías, puentes, túneles y puertos (Dias
& Silva, 2003; Bianco et al., 2003; Bianco, 2004; Marrano et al., 2004;
Souza 2006), la exploración mineral (Dias et al., 1982; Dias, 2000; Ayres
Neto, 2000), la colmatación de estuarios (Carvalho, 2008, Souza et al.,
2004), el levantamiento de áreas destinadas a la disposición de residuos
(Mansor, 1994) son algunos temas de extrema importancia actual (Souza,
2006, 2008).
En función de esta interacción entre la actividad antropogénica y los
riesgos litorales es que adquieren gran importancia los estudios geológicos y
geofísicos previos. Los ejemplos de la catástrofe del aeropuerto de Nice
(Francia), en 1979 (deslizamiento seguido de tsunami) (Dan et al., 2007), del
tsunami asociado a deslizamiento en la Isla de Stromboli (Italia) (Chiocci et
al., 2008) y de la subsidencia del aeropuerto de Kansai (Japón) (Uchida et
al., 1998; Inoue et al., 2003) son bastante significativos en términos del
carácter capital de la necesidad de estudios de evaluación de riesgos. La
asociación entre actividad antropogénica y la distribución de marcas de
escapes de gas en la Ría de Vigo (España) (García-García et al., 1999)
constituye un ejemplo de otro tipo de riesgo litoral que puede ser mejor
evaluado a través de estudios geológicos.
En este sentido una mejor caracterización física y estructural de las áreas
sumergidas demanda, necesariamente estudios geológicos y geotécnicos de
detalle y es desde este punto de vista que los métodos geofísicos poseen una
importante contribución, principalmente por constituir métodos de
investigación no invasivos o no destructivos (Jones.1999; Souza, 1988,
2006, 2008; Souza et al., 1998).
Entre los posibles métodos geofísicos que pueden ser empleados en la
investigación de áreas sumergidas llanas, se destacan, indudablemente, los
métodos sísmicos. Radar de Penetración terrestre (GPR), electro resistividad,
magnetometría, entre otros, son métodos geofísicos también aplicables en la
231
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

investigación de ambientes litorales, pero estos últimos poseen restricciones,


principalmente cuando se trata de la obtención de datos cuantitativos.

CLASSIFICACIÓN DE LOS MÉTODOS SÍSMICOS

No es nuestra intención describir detalladamente las bases teóricas de los


métodos sísmicos; los compendios de Jones (1999) y Kearey et al. (2002)
constituyen textos excelentes para los investigadores que deseen profundizar
en el tema.
Por la propia naturaleza y dimensión de las áreas investigadas, de pocas
decenas de kilómetros cuadrados y con espesor de columna sedimentaria del
orden de pocas decenas de metros, la investigación sísmica del litoral
requiere equipamientos geofísicos y medios fluctuantes de menor porte.
Las investigaciones en estos ambientes tienen como foco principal el
ofrecimiento de soporte técnico a proyectos de Ingeniería y/o de Geología
básica y pueden ser subdivididas en dos grupos: investigación de superficie y
de sub-superficie (Souza, 2006, 2008).
El primer grupo se refiere a la caracterización geológica de las
superficies sumergidas y abarca el levantamiento de afloramientos rocosos,
formas sedimentarias o estructurales así como la localización de
embarcaciones naufragadas, en el caso de operaciones de busca y salvataje o
con finalidades arqueológicas.
La delimitación del trazado de ductos, de hidrovías y de áreas favorables
para la instalación de pilas de descarte, son ejemplos de proyectos en los
cuales la prioridad de la investigación es la caracterización de superficies
sumergidas. En términos de riesgos geológicos, la caracterización de la
naturaleza de los materiales geológicos y la identificación del sentido de las
corrientes pueden ser establecidas con técnicas de sísmica de superficie (Fig.
1). En este tipo de investigación se utilizan fuentes acústicas que emiten de
preferencia señales co espectros de altas frecuencias, generalmente
superiores a 30kHz.

232
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 1. Ejemplo de registros de sonar de escaneo lateral (arriba) y ecosondeo


(abajo), indicativo de ocurrencia de dunas sumergidas asimétricas.

El ecosondeo (simple, doble o multi-rayo) y el sonar de escaneo lateral


constituyen los principales métodos sísmicos empleados.
El segundo grupo reúne un conjunto de métodos que tienen por objetivo
la investigación de sub-superficie brindando soporte a proyectos en los
cuales las informaciones sobre el espesor de la columna sedimentaria o la
profundidad del embasamiento rocoso son datos fundamentales.
La determinación del espesor de las camadas sedimentarias objetivando
cálculos de determinación del volumen de material de dragado y de la
profundidad del embasamiento rocoso, en proyectos de puentes, túneles,
ductos, puertos y diques, son algunos ejemplos de estudios que exigen
informaciones de esta naturaleza. En estos casos, datos que permitan apenas
la caracterización geológica de superficie no son suficientes para cubrir las
necesidades de los proyectos. En el contexto de estos objetivos se destacan
los métodos sísmicos que utilizan fuentes acústicas de tipo boomers,
sparkers, 3,5kHz y chirps, entre otras, que emiten señales acústicas con
espectros de frecuencias inferiores a 30kHz.

233
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

¿CÓMO ESCOGER LA FUENTE ACÚSTICA ADECUADA PARA


LA EVALUACIÓN DE RIESGO?

Aunque se considere el tradicional, excelente y consagrado desempeño


de los métodos sísmicos en la investigación de ambientes sumergidos, la
opción por la utilización de una u otra fuente acústica, entre las diferentes
posibilidades existentes, no constituye un procedimiento trivial. Diferentes
métodos sísmicos utilizan diferentes fuentes acústicas que, por su vez poseen
características específicas y ofrecen productos finales distintos. No es raro,
encontrar en la literatura técnica, ejemplos de utilización de fuentes acústicas
en determinados proyectos priorizándose la disponibilidad de la fuente, en
lugar de su real aplicabilidad para los objetivos del proyecto. Estos casos
pueden resultar en perjuicios financieros y técnicos además del perjuicio
mayor que consiste en el potencial de no evaluar correctamente los riesgos
geológicos involucrados.
Las fuentes acústicas poseen propiedades, tales como espectro de
frecuencias y energía (potencia), lo cual les permite ser aplicadas a objetivos
distintos.
El gráfico de la Fig. 2 ejemplifica los límites de penetración de una
fuente acústica del tipo 3,5kHz. En este ejemplo es posible observar la
drástica disminución del desempeño de esta fuente con el aumento de la
granulometría de los sedimentos de fondo, lo que, en principio, desmerita
esta fuente acústica para la investigación de depósitos aluvionares o
coluvionares, cuando existe la espectativa de que ocurran depósitos de
arenas gruesas y gravas con espesor superior a 5-6m. Muy probablemente,
una fuente con estas características no ofrece resultados adecuados en
levantamientos costeros cuya finalidad sea la de buscar depósitos arenosos
para la recomposición de ambientes litorales erosionados.

Fig. 2. Desempeño de la fuente acústica 3.5 kHz, modelo GeoPulse Pinger


Geoacoustics. Penetración esperada (en azul) y variabilidad posible (en rojo) para la
relación entre la penetración del señal acústico versus tipo de sustrato. Souza, 2006
- Modificado de: http://www.geoacoustics.com.
234
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Por otro lado, fuentes acústicas con estas características tienen gran
aplicación en la investigación de ambientes sumergidos cubiertos por
sedimentos finos, teniendo en vista su alto poder de resolución, lo que
permite incluso la identificación de la presencia de interferencias
antropogénicas, como ductos soterrados y navíos naufragados total o
parcialmente cubiertos por sedimentos finos, o una correcta determinación
de la distribución de sedimentos contaminados en áreas estuarinas.
La Fig. 3 muestra registros obtenidos con la utilización simultanea de
tres fuentes acústicas, donde es posible observar el mejor desempeño de la
fuente de tipo chirp (2-8kHz) en lo que se refiere a la resolución, una vez que
en el registro obtenido con esta fuente (B) se identifican claramente los
ductos soterrados a poca profundidad (Souza et al., 2008). Lo mismo no
ocurre con el registro obtenido con la fuente de tipo boomer (A), el cual
muestra un mejor desempeño en la identificación de la estratigrafía local
(mayor penetración), pero sin permitir una buena resolución para la
identificación de los mismos ductos.

Fig. 3. Registros sísmicos obtenidos en el canal de São Sebastião (São Paulo) con la
utilización simultánea de tres fuentes sísmicas distintas (A=boomer 0.5-2kHz,
B=chirp 2-8kHz, C=pinger 24kHz). Souza et al. (2008).

La Fig. 4 ilustra un registro obtenido con el empleo de fuente acústica de


tipo chirp, en el que se puede atestar su importancia en la identificación del
espesor de las camadas superficiales de sedimentos fangosos.

235
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Fig. 4. Registro obtenido en el canal de Santos (São Paulo) con el empleo de


perfilador sísmico de fuente acústica de tipo chirp (2-8kHz). Souza (2006, 2008).

De una forma general es posible afirmar que fuentes acústicas de


frecuencias superiores a 2kHz (chirp de baja potencia, 3.5, 7, 10, 15 e 24
kHz, entre otras) ofrecen una excelente resolución, pero, con perjuicio en la
penetración.
Por otro lado, fuentes acústicas que emiten señales de frecuencias
inferiores a 2kHz ofrecen un mejor desempeño en la penetración y resultan,
por lo tanto, extremamente importantes para la investigación de depósitos
sedimentarios compuestos de sedimentos arenosos (arenas y gravas)
comunes en ambientes litorales de alta energía, con espesores superiores a 8-
10m. Fuentes del tipo boomers, sparkers y chirp (de alta potencia) son las
más indicadas para alcanzar estos objetivos.
Un excelente ejemplo de aplicación de este tipo de fuente acústica está
ilustrado en el registro sísmico de la Fig. 5, donde se observa una camada de
sedimentos con cerca de 40 metros de espesor, depositada sobre la topografía
irregular del embasamiento local, así configurada como resultado de
procesos de progradación costera.

236
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 5. Registro sísmico (boomer) obtenido en el canal de São Sebastião (São


Paulo), donde se identifica el potencial de penetración de fuente acústica de baja
frecuencia (espesor máximo del pacote sedimentario de cerca de 40 metros). Souza
et al., (2008).

No es raro, en la evaluación de riesgos, relacionados con proyectos de


Ingeniería o Geotécnia, la necesidad de obtención de datos de diferente
orden que estén relacionados con los materiales subyacentes. En estos casos,
la determinación del espesor de la columna sedimentaria y de la profundidad
del embasamiento rocoso, así como la caracterización del embasamiento
aflorante constituye un conjunto fundamental de datos. En actividades de
esta naturaleza, la solución ideal se obtiene con la utilización de sistemas que
tengan la capacidad de operar, de forma simultánea, con varias fuentes
sísmicas, incluso el sonar de escaneo lateral.
Aunque no existan, por limitaciones físicas, fuentes acústicas que
permitan la emisión, a partir de un único módulo, de señales acústicas
continuas de 500Hz a 30kHz, lo que sería, teóricamente ideal, existen hoy
en el mercado internacional, sistemas que permiten administrar la actuación
simultánea de varias fuentes acústicas que, al final, resulta en la solución
más próxima a lo ideal, frente a las varias demandas involucradas en la
investigación de áreas sumergidas llanas, de forma a asegurar
simultáneamente, resolución y penetración.
Un ejemplo de utilización simultánea de tres fuentes acústicas está
ilustrado en la Fig. 6 la cual presenta nítidamente el producto diferenciado,
bajo el punto de vista de la resolución y penetración en cada una de las tres
fuentes acústicas utilizadas (pinger 24kHz, chirp 2-8kHz y boomer 0,5-
2kHz).

237
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Fig. 6. Perfil sísmico ejecutado con el empleo simultáneo de tres fuentes acústicas
(A) pinger (24kHz); (B) chirp (2-8kHz) y (C) boomer (0,5-2kHz). En los perfiles A
y B evidencia-se, en la superficie, una anomalía topográfica que, solamente en el
perfil C, puede ser correlacionada a la existencia de un cuerpo rocoso en sub-
superficie (Souza, 2006).

La Fig. 7 ilustra otro ejemplo de excelente calidad, de la utilización


simultánea de tres fuentes acústicas en un levantamiento geofísico en región
costera. Los dos ejemplos ilustran claramente el desempeño diferenciado de
cada una de las tres fuentes acústicas y la importancia de esta diferenciación
en el estudio de ambientes sumergidos llanos.

238
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 7. Perfil sísmico ejecutado con el empleo simultáneo de tres fuentes acústicas
(A) pinger (24kHz); (B) chirp (2-8kHz) y (C) boomer (0,5-2kHz). Observa-se
nítidamente el desempeño diferenciado de las fuentes, con relación a la penetración
de la señal en los estratos sedimentares subyacentes, una vez que solamente en el
perfil obtenido con el boomer, es posible delinear, con continuidad y extensión, el
contorno del embasamiento rocoso en el área investigada. Souza et al. (2008).

El análisis de los registros obtenidos por las tres fuentes acústicas en los
ejemplos ilustrados en las Fig. 6 y 7 permite concluir la importancia de la
utilización de fuentes de alta energía como boomers o sparkers, para
asegurar la identificación de la cumbre del embasamiento rocoso que, en los
ejemplos presentados, no fue identificada por las fuentes acústicas que
emiten frecuencias superiores a 2 kHz (pinger - 24kHz y chirp 2-8kHz), en
los sectores de espesores de sedimentos más elevados. Este aspecto es
particularmente importante en la evaluación de riesgos porque corresponde
al volumen total de material disponible para remover.
Destacase también, a partir de los análisis de estos registros, la
importancia de la utilización simultánea de diversas fuentes acústicas, una
vez que cada una ofrece soluciones específicas para distintos aspectos.

239
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

CONSIDERACIONES FINALES

El análisis abordado en este texto permite concluir que, para una


evaluación adecuada de riesgos y establecimiento de estudios geológicos y
geotécnicos en áreas sumergidas llanas es fundamental proceder
primeramente a un análisis riguroso de los objetivos del levantamiento. La
mejor solución para el problema geológico-geotécnico será encontrada si los
objetivos del levantamiento están correctamente establecidos, así como si se
tiene una primera idea de las profundidades a ser investigadas y cuáles son,
en líneas generales, los tipos de material geológico a ser atravesados por las
señales acústicas.
Las respuestas a estas cuestiones indicarán si la prioridad para una
correcta evaluación del riesgo es la investigación de superficie (1) o de sub-
superficie (2), y en este segundo caso, si la prioridad es la resolución (3) o la
penetración (4) o inclusive si ambas informaciones son importantes. Con
este abordaje el investigador tendrá condiciones de determinar la realización
de levantamientos geofísicos que, básicamente serán constituidos por
trabajos de:
(1) ecosondeo (con sus distintas variaciones) y/o sonar de escaneo
lateral, con el objetivo de caracterizar la morfología superficial,
identificando cuerpos sedimentares con expresión superficial, indicaciones
de corrientes, evidencias de eventos de alta energía, y estructuras geológicas,
como fracturas, fallas y lineamientos. Son ejemplos de proyectos de
evaluación de riesgos en que las características superficiales son importantes,
el levantamiento de riesgos a la navegación costera (Fig. 8) (Souza & Moura,
2005), la localización de depósitos arenosos en proyectos de recomposición
de playas erosionadas (Gayes et al., 2001) y la monitorización de áreas de
descarte de material dragado (Mosher & Currie, 1997).

240
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 8. Imagen de sonar de escaneo lateral en que se identifica la ocurrencia de


arrecifes de corales en la región de Abrolhos (Bahia). Souza & Moura (2005).

Para el caso (2), los levantamientos geofísicos son los correspondientes a


los sondeos sísmicos continuos. En este contexto, se encajan las
evaluaciones de espesor de sedimentos en proyectos de dragado, la
determinación de la camada nefeloide, y otros trabajos que dicen respecto a
los espesores de sedimentos en escalas decimétricas a métricas de
sedimentos finos poco consolidados (fangos o arenas finas) y los
levantamientos deberán ser ejecutados con métodos sísmicos que privilegian
la resolución (3) y utilizan fuentes acústicas con señales de frecuencias entre
2 y 30kHz (Sub Bottom Profiler 3,5kHz, 7kHz, 10kHz, 15kHz, chirp 2-8/2-
10/4-12/4-16/9-21kHz, entre otros el pinger 24kHz). Informaciones de esta
naturaleza son comúnmente necesarias en ambientes estuarinos u otros de
baja energía, en que la deposición de fangos supera la de arenas, o en los que
los riesgos envuelven los procesos de colmatación.
Finalmente, si la prioridad consiste en obtener registros de alta
penetración (4) de secuencias sedimentarias arenosas o gravosas, o si los
datos sobre el espesor total de la columna sedimentaria o la profundidad del
embasamiento rocoso constituyen informaciones fundamentales para la
evaluación del riesgo, los levantamientos geofísicos necesarios son los que
utilizan fuentes acústicas de alta potencia y que emiten señales acústicos con
frecuencias abajo de 2kHz. Sparkers, boomers y chirps de alta potencia,
están entre las principales fuentes acústicas utilizadas con estos objetivos en
ambientes litorales, y que presentan un producto final análogo a los ejemplos
ilustrados en las Fig. 5, 6 y 7. En este caso se encajan los análisis de riesgo

241
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

asociadas a deslizamientos costeros o a los efectos de tsunamis, entre otros


ejemplos.
Finalmente, considerando que cada fuente acústica cumple un papel
específico en la investigación de áreas sumergidas, idealmente, mejores
resultados siempre serán obtenidos con la utilización simultánea de un
conjunto de fuentes acústicas que completen el espectro de frecuencias
deseables para una completa evaluación del riesgo, o sea, entre 500Hz y
30kHz.
Un pinger de 15 o 24kHz, un chirp (2-10kHz) y un boomer (500Hz-
2kHz) o un sparker (300Hz-1kHz), asociados a un sonar de escaneo lateral
con frecuencia principal en torno de 100kHz, por ejemplo, constituyen un
excelente conjunto de fuentes acústicas que seguramente responderán de
forma satisfactoria a las principales cuestiones geológicas/geotécnicas
involucradas en el contexto de esta discusión.
Es importante ratificar el concepto básico discutido en este texto que se
refiere a la utilización simultánea de diferentes fuentes acústicas para una
correcta evaluación del riesgo litoral. La utilización de una o de otra fuente
acústica aisladamente, puede, en algunas situaciones, no ofrecer un resultado
adecuado. La Fig. 9 ilustra un excelente ejemplo de la importancia de la
utilización simultánea de las tres fuentes acústicas. En este ejemplo se
observa que la pequeña columna sedimentaria, depositada sobre el
embasamiento rocoso está mejor identificada en el registro obtenido por el
sistema chirp, paradójicamente a los ejemplos ilustrados en las Fig. 6 y 7,
que muestran mejor desempeño, bajo este punto de vista, de la fuente
acústica boomer. Tal hecho resulta justamente de la perdida natural de
resolución de la fuente acústica boomer cuando ocurre el embasamiento
acústico muy próximo de la superficie de fundo.

242
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 9. Perfil sísmico ejecutado con empleo simultáneo de tres fuentes acústicas (A)
pinger (24kHz); (B) chirp (2-8kHz) y (C) boomer (0,5-2kHz). En este ejemplo el
mejor desempeño fue obtenido con la fuente chirp, que permitió la identificación
plena del contacto entre la fina camada de sedimentos con embasamiento rocoso.

AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen a los organizadores de la Red Iberoamericana en


Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Geológicos Litorales y al
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo
(CYTED), por la posibilidad de la elaboración de este texto. Agradecen,
también al Dr. Francisco Lobo Sanchez (CSIC-España) y a Georadar
Levantamentos Geofísicos, por la autorización de inclusión de registros
sísmicos, y a la Dra Leticia Burone, por la revisión de la primera versión.
Este texto es una contribución del Grupo Brasileño para el Proyecto
IGCP526 (Risks, Resources, Record of the Past on the Continental Shelf:
Mining Late Quaternary Geological Evidence).

243
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

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246
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

ANÁLISIS NEOTECTÓNICO Y PALEOSISMOLÓGICO


DE ZONAS COSTERAS
P.G. Silva1, C.P. Lalinde2 y L. Guerrieri3
1
Grupo INQUA, Subcomisión de Paleosismicidad, Universidad de Salamanca, España.
pgsilva@usal.es
2
Grupo INQUA, Subcomisión de Paleosismicidad, Colombia. clalind1@eafit.edu.co,
plalinde@hotmail.com
3
GRUPO INQUA Subcomisión de Paleosismicidad, Servicio Geológico de Italia, ISPRA,
Roma, Italy. luca.guerrieri@apat.it

Los estudios de peligrosidad sísmica y de riesgos geológicos por la


ocurrencia de terremotos se basan en el conocimiento de las fallas que
potencialmente pueden generarlos, para lo cual es necesario conocer la
longitud del segmento de la falla que se puede mover en un solo evento, la
magnitud del sismo que puede generar y el período de retorno o sea cada
cuanto se puede presentar este tipo de evento (Keller y Pinter, 1996). Estas
necesidades han dado origen a la neotectónica y la paleosismología que son
las ramas de la geología que se encargan de identificar, analizar e interpretar
las evidencias sísmicas que han quedado plasmadas en el registro geológico
y geomorfológico del Cuaternario. Con lo anterior el geólogo estima, con
diferentes grados de incertidumbre, la longitud de la falla, el desplazamiento
cosísmico o tectónico acumulado, a partir de los cuales se pueden estimar
empíricamente la magnitud más probable del sismo de mayor tamaño que
puede generar la falla, así como el período de retorno característico u otro
tipo de aproximaciones (McCalpin, 1996). Además en zonas costeras la
ocurrencia de un evento sísmico de gran magnitud (M >8) puede dar lugar a
la generación de tsunamis más devastadores que la propia sacudida sísmica,
cuya altura de ola puede variar entre 3 y 35 m y poseer poder de penetración
de hasta 2-3 km en zonas litorales bajas. El último, el Tsunami de Indonesia
de 2004 (M 9.2), provocó olas de hasta 18 m en la zona epicentral acabando
con la vida de más de 150.000 personas a lo largo de las costas del Océano
Índico. Aparte de su poder devastador los tsunamis son eventos erosivos de
primera entidad, ya que el volumen de agua desplazado es capaz de arrasar y
arrastrar posteriormente al mar, la vegetación, horizontes edáficos
superficiales, así como desplazar y arrancar bloques de dimensiones
decamétricas durante el proceso de inundación (run-up) y posterior retirada
(backwash) del mar (Dawson, 1994). Las imágenes satélite de las zonas
costeras antes y después de ser afectadas por un evento tipo Tsunami revelan
claramente el poder destructivo, erosivo y de modificación de la línea de
costa asociados a estos fenómenos energéticos.

247
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

En cualquier caso las zonas litorales son áreas especialmente sensibles a


los movimientos sísmicos ya que cualquier desnivel permanente del terreno,
aún de rango centimétrico, alterará la geometría de la línea de costa
provocando inundación por subsidencia, o desecamiento por elevación de la
zona litoral adyacente. Estos procesos, de carácter prácticamente
instantáneo, afectan severamente a los ecosistemas costeros (organismos
marinos y vegetación litoral), infraestructuras (puertos, industrias pesqueras,
playas, instalaciones recreativas, turísticas, etc...) y núcleos de población, a
lo largo de grandes áreas elevando exponencialmente las perdidas (humanas
y económicas) con respecto a sismos ocurridos en zonas al interior de los
continentes. Los movimientos cosísmicos pueden llegar a ser muy importantes
(Keller y Pinter, 1996), por ejemplo, durante el terremoto de Anchorage
(Alaska, M 9.0) de 1964 la costa se elevo un máximo de 10m, mientras que
otros sectores se hundieron algo más de 2,5m, afectando los movimientos
diferenciales a una superficie de unos 250.000 km2. Durante el último
terremoto importante, registrado en la costa Chilena (Antofagasta, 1997, M
8.2), un sector de la costa de más de 40 km de longitud se elevó 15 cm. Por
otro lado, en zonas acantiladas, o de gran relieve, sacudidas símicas de
eventos incluso de tamaño moderado (> 6.5 M) pueden producir grandes
deslizamientos, capaces de generar tsunamis locales pero de importante
tamaño. Un caso extremo es el de Lituya Bay 1958 (Alaska), donde un
terremoto de magnitud 7.7 causó el deslizamiento gravitacional de todo un
flanco de la Bahía generando olas de hasta 524 m de altura (Miller, 1960).
Por último las costas bajas sedimentariamente activas, como es el caso de
llanuras litorales, deltáicas, estuarios, marismas y lagoones presentan la
problemática añadida de los procesos de liquefacción del terreno provocados
por sacudidas sísmicas (Audemard y Singer, 1997). En estas zonas costeras
se conjugan los dos factores críticos necesarios para que exista liquefacción,
presencia de sedimentos (arenas, limos y arcillas) sin compactar, y nivel
freático muy superficial. Los procesos de liquefacción son incluso evidentes
a partir de magnitudes de 5.5, pero comienzan a ser peligrosos y destructivos
a partir de magnitud 7. El ejemplo clásico es el terremoto M 7.5 ocurrido en
la localidad costera de Nigata (Japón) en 1964 donde los procesos de
liquefacción causaron el hundimiento y vuelco de varios bloques de edificios
de hasta 5 pisos de altura (Keller y Pinter, 1996).
Así los análisis de Neotectónicos y Paleosismológicos se complementan
siendo necesario realizar primero estudios neotectónicos regionales que
permitan identificar las zonas y o estructuras tectónicas de mayor actividad,
para posteriormente realizar estudios paleosísmicos de detalle sobre las
estructuras identificadas, aunque eventualmente puedan realizarse de manera
simultánea. Para facilitar la comprensión se presentará primero lo
relacionado con los estudios de neotectónica, posteriormente los de

248
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

paleosismología, y en un apartado final se abordará el análisis específico de


los tsunamis.

NEOTECTÓNICA

La Neotectónica es la rama de la geología que se encarga de identificar,


analizar e interpretar las evidencias de actividad tectónica en general y de
eventos sísmicos en particular que han quedado registradas en el paisaje.
Mediante estos estudios se definen las fallas activas y las potencialmente
activas, los segmentos de falla que las componen y se identifican aquellos
lugares que presentan potencial para los estudios paleosísmicos. Los análisis
neotectónicos tan solo permiten asignar edades relativas referentes al último,
o últimos evento sísmicos registrados por una falla en base a la edad relativa
(Holoceno, Pleistoceno superior, etc…) de los depósitos y/o elementos
geomorfológicos a los que desplaza (Burbank y Andersson, 2001). A partir
de estas se pueden estimar las tasas de desplazamiento tectónico relativo
(generalmente en la vertical) de las fallas, proviniendo de las zonas litorales
los análisis pioneros en este aspecto (Lajoie, 1986). Por el contrario, la
neotectónica no permite estimar períodos de retorno, pero se puede evaluar
la magnitud del terremoto mayor posible, con una incertidumbre mayor que
por métodos paleosísmicos, a partir de la longitud de la falla, o segmento de
falla activo en base a aproximaciones empíricas como la desarrollada por
Wells y Coppersmith (1994):
Mw = 5.08+1.16Log (SRL)
Donde, M es la magnitud del sismo dado como momento sísmico (Mw)
y SRL la longitud de la superficie de ruptura en km. Así una longitud de
ruptura, o segmento, de 10 km equivale a un evento máximo de magnitud
6.2, y no es hasta longitudes superiores o iguales a los 50 km cuando los
eventos máximos alcanzan una magnitud de 7.0. Según esta relación
empírica se necesitarían longitudes de ruptura superiores a los 400 km para
poder generar terremotos productores de tsunamis (M>8).
Las áreas litorales han sido habitualmente las zonas pioneras en contar
con estudios neotectónicos. Esto es debido a dos hechos fundamentales (a)
existencia de marcadores fiables de antiguas posiciones del nivel del mar,
como terrazas marinas y socaves litorales, a partir de los cuales cuantificar
movimientos de elevación/subsidencia; y (b) existencia de material
fácilmente datable (organismos marinos fósiles) asociados a tales
marcadores.
En cualquier caso, y de forma genérica, para realizar análisis de
Neotectónica se requiere conocer el conjunto de aspectos que se listan en los

249
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

siguientes subapartados y que finalmente deben de ser recogidos en una


cartografía neotectónica.

Naturaleza, estratigrafía, potencia y edad de los depósitos cuaternarios

El Periodo Cuaternario es el período de tiempo de interés y objeto


principal de estudio de los análisis neotectónicos. En las zonas litorales las
edades pueden establecerse con relativa facilidad en función de los
organismos y/o asociaciones fósiles que contengan los depósitos. No
obstante, en la medida de lo posible es necesario tenerlos ubicados
temporalmente lo más detalladamente posible. Esto implica contar con
dataciones, normalmente de C14, P210, Th/U, sobre los organismos fósiles que
contienen los depósitos marinos (corales, gasterópodos, bivalvos, etc…). En
la mayor parte de los casos estas alcanzan hasta los 350 ka BP (Pleistoceno
Medio) por limitaciones del método. En algunas zonas se trabaja con
termoluminiscencia (TL) y termoluminiscencia óptimamente estimulada
(OSL) aplicadas generalmente a depósitos eólicos asociados a terrazas
marinas, que permite abarcar periodos temporales más antiguos de los 350
ka BP. En zonas con vulcanismo cuaternario se puede aplicar métodos de
datación K/Ar sobre los materiales volcánicos en los que se superponen,
encajan o interdigitan los depósitos marinos, que permiten abarcar todo el
Cuaternario. Estos métodos (TL, OSL y K/Ar) proporcionan edades
absolutas, pero en la mayoría de los casos no se pueden realizar directamente
sobre los depósitos marinos. Así, en estos casos la datación es indirecta y
solo permite estimar edades aproximadas en función de las relaciones
geológicas entre los materiales eólicos o volcánicos datados y los depósitos
marinos propiamente dichos. La aplicación de dataciones OSL sobre
depósitos de terrazas marinas proporciona muchas incertidumbres.
En la actualidad es preferible referirse a las edades de los depósitos
litorales cuaternarios basándonos en las escalas isotópicas de oxigeno (OIS:
Oxigen Isotope Stages), asignándolos a los diferentes estadios y subestadios
isotópicos establecidos para el Cuaternario. (Keller y Pinter, 1996; Burbank
y Andersson, 2001). La asignación de depósitos litorales a estadios
isotópicos han de ir necesariamente apoyadas por dataciones absolutas, ya
que representa una técnica de correlación similar a la utilizada por la
magnetoestratigrafía (paleomagnétismo).
En la mayoría de los casos, fundamentalmente en costas bajas es
necesario conocer la potencia de los sedimentos arenosos pleistocenos y/o
holocenos allí acumulados (Silva et al., 2006), ya que este aspecto van ha
incidir fuertemente en procesos de amplificación de la sacudida sísmica
(mayor potencia implica mayor amplificación), licuefacción y subsidencia
del terreno (potencia de sedimentos y posición del nivel freático). Para ello
es necesario contar con datos de sondeos o prospección geofísica de detalle
250
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

(GPR, ERT, Sísmica de Refracción, etc.) capaz de diferenciar entre los


rellenos cuaternarios y el sustrato geológico de la zona que normalmente
suelen tener señales bien contrastadas.

Geomorfología y contexto geomorfológico de los depósitos cuaternarios

Los análisis geomorfológicos han de prestar principalmente atención a


diferentes niveles de terraza marinas, rasas, plataformas de abrasión, socaves
y su distribución altimétrica a lo largo de la línea de costa (Lajoie, 1986;
Gutiérrez Elorza, 2008). También se han de analizar las relaciones existentes
entre los depósitos y formas marinas con otros litorales (Silva et al., 2006),
como dunas, lagunas litorales, fan deltas, abanicos aluviales, coluviones,
etc., así como analizar el conjunto de formas erosivas (escarpes, acantilados)
y gravitacionales (deslizamientos, desprendimientos, etc.). Todo ello nos
permitirá encuadrar las deformaciones observadas en la evolución
geomorfológica reciente del litoral e identificar el ambiente costero
dominante (erosivo, sedimentario, retroceso, progradación, elevación,
subsidencia). En cualquier caso el análisis geomorfológico neotectónico (o
geomorfología tectónica) tiene que contemplar como esencia la
identificación de formas de origen tectónico, (escarpes de falla, lomas de
presión, lomas de obturación, basculamientos anómalos de superficies, etc.)
desarrolladas como consecuencia de la actividad reciente de las fallas
existentes en la zona (Gutiérrez Elorza, 2007). En general, la conservación
de evidencias de terremotos pasados depende de la interacción entre
procesos geomorfológicos y la deformación tectónica (Bull, 1991). Si el
periodo de recurrencia entre terremotos es suficientemente prolongado
(miles de años), los procesos geomorfológicos irán degradando (ambientes
erosivos) o fosilizando (sedimentación activa) las formas tectónicas
generadas, dificultando su observación e identificación. Por el contrario,
periodos de recurrencia cortos (cientos de años) posibilitan una
identificación factible y un análisis pormenorizado de las deformaciones
(naturaleza y tasas de desplazamiento). Así, la determinación de las tasas de
erosión y/o sedimentación litoral o fluvial (según se requiera), mediante
métodos convencionales, para diferentes escalas temporales nos permitirá
estimar con menor grado de incertidumbre la edad relativa de las
deformaciones observadas (Bull, 1991).
Los análisis geomorfológicos requieren del estudio de la zona mediante
fotografía aérea, realización de perfiles y levantamientos topograficos
específicos de los niveles de terrazas marinas, plataformas, etc. Para estudios
regionales son recomendables las escalas 1:50.000 y 1:25.000. Una vez
identificadas las zonas o estructuras con mayores signos de actividad se
requieren estudios más detallados a escala 1:10.000 o 1:5.000. En la
actualidad, la implementación de las cartografías geomorfológicas en
251
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Modelos digitales del Terreno (MDT) representa una herramienta muy útil
para la cuantificación de las elevaciones, realización de perfiles topográficos
de detalle y análisis morfométricos complementarios. Más recientemente el
establecimiento de Modelos digitales de Superficie (MDS) mediante la
utilización de Scanners LIDAR terrestres o aerotransportados, proporcionan
una información muy detallada (dentro del rango métrico o centimétrico)
para analizar las deformaciones y efectos erosivos secundarios provocados
por terremotos y tsunamis.

Naturaleza litológica y estructura geológica del sustrato en la zona de costa

La litología (rocas plutónicas, volcánicas, metamórficas o sedimentarias)


del sustrato rocoso sobre el que se disponen los materiales cuaternarios nos
permitirá establecer el grado de resistencia de los materiales del sustrato, así
como su potencial de amplificación, licuefacción y deslizamiento durante
una sacudida sísmica en la zona litoral (Silva et al., 2006). Se ha de poner
especial importancia en materiales potencialmente inestables (arcillas,
evaporitas, arenas poco compactadas), contactos verticalizados entre
materiales competentes y no competentes, e identificar zonas propicias para
deslizamientos en base a las relaciones entre la estructura geológica de la
zona (geometría de planos de estratificación, ejes de plegamiento etc.) y la
topografía (orientación y pendiente de las laderas o acantilados). Este tipo de
información puede obtenerse y/o inferirse fácilmente de las cartografías
geológicas existentes, aunque en casos especiales puede ser necesario la
realización de análisis geotécnicos específicos para determinar la resistencia
de los materiales rocosos (ensayos triaxiales) o para obtener los coeficientes
de elasticidad, plasticidad, e hinchamiento de suelos y sedimentos (Silva et
al., 2006).
Por lo general las zonas plutónicas o metamórficas cristalinas (gneises,
mármoles, anfibolitas, etc.) suelen presentar un comportamiento homogéneo
y estable a no ser que se encuentren profundamente meteorizadas. Las zonas
metamórficas foliadas (esquistos, pizarras, etc.) o sedimentarias
intensamente deformadas suelen presentar un alto grado de fracturación y
contactos verticalizados susceptibles de provocar deslizamientos durante una
sacudida sísmica. Las zonas de rocas sedimentarias, especialmente si son
arenosas, poco compactadas (p. ej. Arcosas, limos, arcillas o margas), y de
elevada potencia pueden provocar fenómenos de amplificación (efecto sitio).
Por el contrario, calizas, dolomías, conglomerados y areniscas fuertemente
cementadas presentan un comportamiento homogéneo y estable similar a las
rocas plutónicas.

252
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Dinámica costera y ambientes litorales

Existen diferentes tipos de ambientes litorales en los cuales se desarrollan


elementos geomorfológicos marcadores de antiguas posiciones del nivel del
mar que permiten cuantificar las tasas de elevación tectónica. Se pueden
subdividir en dos (Keller y Pinter, 1996): a) Costas que han avanzado
(Emersión y/o Progradación) localizadas preferentemente en zonas sujetas a
elevación tectónica; b) costas que han retrocedido (Inmersión y/o
retrogradación), localizadas preferentemente en zonas sometidas a subsidencia
tectónica. Las costas estables que no han sufrido importantes avances y/o
retrocesos, localizadas preferentemente en zonas tectónicamente estables, son
lugares propicios para establecer cambios del nivel del mar globales
(variaciones eustáticas) pero se encuentran fuera del campo de interés de la
neotectónica. Por el contrario, los mejores registros de antiguas posiciones del
nivel del mar provienen de costas en elevación continua (Lajoie, 1986; Keller
y Pinter, 1996; Zazo et al., 1998). En ellas, los distintos vestigios de las
antiguas líneas de costa (playas fósiles, arrecifes fósiles etc.) se elevaron
progresivamente y, por tanto, se alejaron de la acción erosiva litoral, dando
lugar a costas escalonadas, constituidas por antiguas terrazas marinas.
Las costas en emersión son fundamentalmente erosivas, estando
caracterizadas por el desarrollo de sistemas de plataforma de abrasión-
acantilado. Estas constituyen plataformas planas ligeramente inclinadas hacia
el mar, elaboradas por la meteorización química (alteración) y acción erosiva
de las olas. Por lo general en este tipo de costas hacia el interior de la
plataforma de abrasión se encuentran los acantilados. Ambos elementos se
ponen en contacto mediante el denominado ángulo de costa por encima del
cual se desarrollan los característicos socaves basales de los acantilados
(Lajoie, 1986). Ambos elementos son excelentes indicadores de antiguas
posiciones del nivel del mar con precisión centimétrica (Keller y Pinter, 1996).
Cuando una plataforma se eleva, o el nivel del mar desciende, deja de estar
sometida a la acción litoral y se convierte en una terraza marina, por lo general
provista de una delgada capa de sedimentos marinos, los cuales pueden
contener fósiles que permitan su datación (14C o Th/U).

253
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Fig. 1. Escenarios neotectónicos litorales en zonas en progradación de costas bajas


(A) con desarrollo de sistemas de playa-cordones litorales dunares yen zonas en
emersión (b) con sistemas de Acantilado-Pataforma de erosión y terrazas marinas
elevadas. En ambos casos se muestran las formas litorales y de origen tectónico y/o
paleosismico más características (flechas rojas), así como las anomalías generadas
por eventos de tipo tsunami (flechas azules), y sus relaciones con la línea de costa
(máxima extensión del dominio marino) y la línea de ribera (máxima extensión del
dominio continental) controlado por el rango mareal de la zona.

Generalmente los paleoacantilados, situados por encima del nivel del mar
no pueden ser mantenidos por la acción del oleaje de manera que se degradan
dando lugar a una cuña de sedimentos continentales (coluvión) que fosiliza
los depósitos marinos que cubrían la plataforma preservándolos de la erosión.
Es importante tener en cuenta que las superficies de las plataformas marinas
activas y/o de las terrazas marinas elevadas, poseen una cierta pendiente, y por
tanto ningún punto aleatorio de su superficie es un buen indicador de la

254
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

posición del nivel del mar (Keller y Pinter, 1996). Las únicas referencias
horizontales del nivel del mar, que nos sirven para su determinación, son los
mencionados ángulos de costa y/o, de existir los socaves basales, lo cual
requiere la excavación de sus superficies (Fig. 1).
Las costas en progradación (avance), se encuentran generalmente
caracterizadas por el desarrollo de sistemas de playa y/o barras litorales,
formadas como consecuencia del continuo aporte y redistribución de arena y/o
gravas por las corrientes de deriva litoral y el oleaje (Keller y Pinter, 1996).
Dentro del perfil de una playa existen unos elementos geomorfológicos
característicos, marcadores de la posición del nivel del mar, las denominadas
Bermas. Estas son acumulaciones de arena y/o grava (en general ricas en
fósiles, que permiten su datación) con forma de montículos alargados
paralelos a la línea de costa que se solapan unos sobre otros. Poseen una
vertiente tendida hacia la zona terrestre y una vertiente más escarpada hacia el
mar, o Escalón Playero, cuya zona más alta nos marca la posición del nivel
del mar. Estos elementos geomorfológicos pueden preservarse si la línea de
costa prograda hacia el mar. Estas progradaciones pueden estar causados por:
a) Descenso eustático; b) Aumento en el aporte de sedimentos; y c) Elevación
relativa de la zona terrestre, ya tenga carácter continuo (isostático, tectónico o
una combinación de ambos) o abrupto (cosísmico). En cualquier caso, la
datación de todos los elementos geomorfológicos relacionados con playas,
bermas, escalones playeros fósiles que aparecen en las costas en emisión o
progradación ha de realizarse con extremada precaución. En la mayoría de las
ocasiones el material fósil puede ser material transportado (más antiguo) y no
puede usarse para datar. Las dataciones con fragmentos de conchas u otros
organismos marinos pueden dar lugar a graves errores en las edades, siempre
han de buscarse fósiles marinos sin fragmentar y que no tengan excesivos
signos de rodadura o desgaste.
Un tipo especial de costas son aquellas donde tiene lugar el desarrollo de
Barreras de Arrecifes. Estas se desarrollan por la actividad biológica de
colonias de corales en aguas cálidas (>18ºC), claras y oxigenadas. El
crecimiento de los corales se encuentra íntimamente relacionado con el nivel
del mar. Las colonias activas no pueden crecer por encima del nivel de
marea más bajo de la zona y no pueden vivir a mayor profundidad de la que
penetra la luz a través del agua, por lo general 25-10m de profundidad (Keller
y Pinter, 1996). Por otro lado los corales son ecosistemas bastante complejos
en los que conviven distintas especies coralinas, algunas de ellas (Acropora
palmata sp.) tan sólo se desarrollan a poca profundidad y los individuos más
altos casi enrasan el nivel del mar. En arrecifes fósiles elevados este tipo de
especies son los marcadores de la antigua posición del nivel del mar. Los
arrecifes fósiles o terrazas coralinas poseen algunas características
especiales que los hacen excelentes marcadores de antiguas posiciones del
nivel del mar (Keller y Pinter, 1996): a) sus superficies no poseen una
255
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

pendiente significativa, y se desarrollaron prácticamente enrasadas con el


antiguo nivel del mar; b) representan las mejores líneas de datación, ya que el
primer movimiento que elevó la cresta del arrecife provocando la muerte de
los organismos allí enclavados, dándonos la edad exacta. c) Los exoesqueletos
de los corales son de Carbonato cálcico (CO3Ca), lo que permite una excelente
datación isotópica por 14C y Th/U.
En las costas en retroceso, los indicadores del nivel del mar se encuentran
sumergidos y fosilizados por sedimentos marinos más recientes. En estas
zonas se generan marismas, estuarios o lagunas litorales generalmente
flanqueadas por cordones litorales o pequeños sistemas de playa. Es necesaria
la realización de sondeos y/o prospección geofísica para su análisis.

Contexto tectónico de la Costa

Las zonas costeras pueden localizarse en márgenes continentales activos


o pasivos. En el primer caso, lo más común es que se encuentren asociadas a
grandes zonas de subducción (márgenes convergentes) y en menor medida a
grandes fallas en dirección (márgenes transcurrentes).
En los márgenes convergentes es común el desarrollo de las costas en
emersión citadas anteriormente, donde se desarrolla todo el cortejo de
elementos geomorfológicos litorales que permiten un estudio neotectónico
detallado (Lajoie, 1986). Este tipo de costas por lo general son de carácter
rectilíneo y están asociadas a fallas inversas y normales situadas por encima
de la placa que subduce. Estas normalmente son paralelas a la línea de costa
y en muchas ocasiones condicionan su linealidad. Hacia el interior del
continente este tipo de fallas pueden separar distintos conjuntos de terrazas
marinas, desplazándolas verticalmente de forma relativa a lo largo de
centenares de kilómetros como ocurre en la zona de subducción chilena. El
análisis de los distintos bloques paralelos a la costa separados por fallas nos
puede reportar la historia tectónica de la zona. La presencia de fallas
transversales a la línea de costa segmentándola, con bloques que contienen
terrazas marinas a diferentes alturas, puede indicarnos la segmentación de la
zona de subducción. Además es en este tipo de ambientes convergentes
donde se generan los grandes terremotos generadores de Tsunamis. En zonas
convergentes más complejas (convergencia oblicua) se pueden generar
ambientes transtensivos alternantes perpendiculares a la línea de costa
generándose grandes bahías, como ocurre en la zona Norte del Estrecho de
Gibraltar (margen África-Eurasia).
En los márgenes transcurrentes la línea de costa suele ser
anómalamente rectilínea extendiéndose durante centenares de kilómetros,
como ocurre con la Falla de San Francisco al Norte de Tomales Bay. Por lo
general, suelen generarse ambientes transpresivos que facilitan la alternancia
de segmentos alternantes elevados y hundidos, dando lugar a la generación
256
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

de segmentos en emersión, pero también grandes zonas de bahía alargadas


paralelas a la línea de costa.
En márgenes pasivos por lo general los movimientos verticales y
accidentes tectónicos cuaternarios no son muy importantes, aunque siempre
existe tendencia a la elevación debido a los procesos isostáticos característicos
(Shouldering) de este tipo de márgenes. No obstante en estos márgenes es
donde se produce generalmente la desembocadura de los grandes sistemas
fluviales que drenan los continentes (Amazonas, Orinoco, Mississipi, Congo,
etc.). Se acumulan gran cantidad de sedimentos en los deltas y estuarios que
desarrollan ambientes subsidentes y/o progradantes de gran envergadura,
propensos a fenómenos de liquefacción. Aunque en este tipo de márgenes no
son comunes los movimientos sísmicos importantes, procesos de
delaminación litosférica asociados pueden generar grandes eventos de tipo
tsunami como es el caso del Terremoto de Lisboa de 1755.

Fig. 2. Variedad de elementos geomorfológicos generados por procesos de erosión y


sedimentación en una costa en emersión a diferentes escalas temporales y espaciales.
Los procesos que operan durante largas escalas temporales son, normalmente el
sumatorio de los que operan durante escalas temporales más cortas. Modificado de
Keller y Pinter (1996).

257
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

En general hay que considerar que todos los efectos neotectónicos de


elevación de una costa se enmarcan en un marco temporal que constituye el
sumatorio de los desplazamientos finitos instantáneos generados por eventos
sísmicos (o paleosísmicos) individuales. A su vez el sumatorio de efectos
neotectónicos ha de inscribirse en un proceso general de elevación de cadenas
montañosas costeras, que generalmente conlleva una importante
retroalimentación isostática (Fig. 2).

Condiciones Climáticas y Cambios del Nivel del mar

Las condiciones climáticas del sector costero no serán un factor


determinante para el tipo de ambiente litoral que se desarrolle, aunque sí
determinará el carácter predominantemente erosivo, sedimentario de los
sistemas geomorfológicos que procedan del interior del continente
(fundamentalmente sistemas fluviales). Los diferentes factores climáticos
(principalmente la pluviosidad) de la zona determinaran el grado de alteración
y preservación de los elementos geomorfológicos que nos permiten identificar
fallas recientes o cuaternarias. Más importante que las condiciones climáticas
actuales es el conocer la historia de los cambios del nivel del mar que ha
sufrido la zona, aunque generalmente en la mayoría de los territorios se
adoptan modelos globales.
El conocimiento de las alturas del nivel del mar durante los periodos
climáticos glaciares e intergalciares cuaternarios es básico para cualquier
interpretación neotectónica basada en la distribución altimétrica actual de
diferentes terrazas marinas. El calculo de las tasas de elevación a partir del
registro altimétrico de las antiguas líneas de costa, pasan por la realización de
varias asunciones previas (Lajoie, 1986): a) las edades y alturas del modelo de
nivel del mar elegido son correctas para el área seleccionada. b) Las tasas de
elevación se han mantenido constantes a lo largo del tiempo. Así, si a la cota
actual de la terraza marina (CA) le restamos la cota del antiguo nivel del mar
(APNM) y los dividimos por el tiempo transcurrido (datación) obtenemos la
tasa de elevación (TAE) que normalmente se expresa en mm/año.

CA(m ) − APNM (m )
TAE =
t (ka )

A lo largo de un mismo sector litoral una terraza marina correspondiente al


mismo episodio puede encontrarse a distintas alturas en distintas localidades,
lo cual nos indica que ha existido un proceso de Elevación Diferencial (Zazo
et al., 1988). Uniendo las distintas localidades podemos obtener una curva que
refleja el proceso de elevación/subsidencia a lo largo del litoral analizado. Si la
curva resultante no posee escalones (saltos) significativos podemos asegurar

258
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

que el proceso de elevación responde a un proceso regional de origen


isostático y/o tectónico. Sin embargo, si la curva presenta escalones
significativos y estos coinciden con la traza de la intersección de una falla con
el litoral, el escalón topográfico inferido es producto de uno o varios
movimientos cosísmicos (Zazo et al., 1988). Si el análisis se repite para
diferentes niveles marinos datados a lo largo del mismo sector litoral, tales
movimientos cosísmicos pueden ser susceptibles, además, de ser situados
temporalmente y cuantificar los desplazamientos. Un buen ejemplo de ese tipo
de estudios puede encontrarse en Zazo et al. (1988).

Identificación de fallas y lineamientos tectónicos

La cartografía de las fallas y lineamientos tectónicos identificados en la


región que muestren signos de actividad reciente es el objetivo final de los
estudios neotectónicos. Es necesario asignarles edades relativas (Holoceno,
Pleistoceno Superior, Pre-Cuaternario, etc.…) en función de los depósitos y
formas a los que afecte. La utilización de mapas topográficos detallados
(1:25.000 a 1:10.000), fotografía aérea, imágenes satélite (a veces
conveniente, que sean seriadas temporalmente) es indispensable.
Es importante que en este tipo de estudios se ha de evitar de clasificar a
las fallas como activas o inactivas, y tan solo dar la edad del último
movimiento registrado (Silva et al., 2006). La definición de falla activa es
muy subjetiva y depende del organismo y país de la que dependa su
catalogación (Serva, 1998). Así en países o regiones situados en zonas
sísmicamente muy activas adyacentes a límites de placa (p.ej. Japón,
California, Chile, Perú) se consideran activas aquellas que presenten algún
movimiento sólo en los últimos 10.000 años (El Holoceno). En zonas más
estables, como el interior de los continentes lejos de los límites de placa (p.
ej. Reino Unido, Alemania, Brasil, Argentina, pueden extender el límite de
“falla activa” a los últimos 150.000 años, e incluso en ocasiones a todo el
periodo Cuaternario. Para regiones de sismicidad intermedia (p. ej. Italia,
Grecia, España, Norte de África) la actividad abarca los últimos 35.000 años.
En cualquier caso cada país suele tener su normativa y dependiendo del tipo
de estudio para el que se realicen (Edificación, Urbanización, Instalaciones
eléctricas o nucleares, p. ej.) se consideran distintos parámetros. Las
normativas más restrictivas, son por supuesto las relacionadas con
instalaciones nucleares (Serva, 1998).
Para la identificación de fallas recientes en zonas litorales es conveniente
el análisis detallado de la geometría de la línea de costa y de la red de
drenaje en la zona costera adyacente. Ambos son elementos geomorfológicos
lineales susceptibles de registrar desplazamientos acumulados de entre
decenas a centenas de metros certificando la actividad reciente o cuaternaria
de la falla analizada. De especial interés son las fallas y lineamientos que
259
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

intersectan la línea de costa. Si en estas intersecciones se producen


desplazamientos (dextrales o sinestrales) de la línea de costa o terrazas
marinas, basculamientos diferenciales de rasas, terrazas marinas, o
plataformas de abrasión, y/o delimitan sectores costeros con niveles marinos
o socaves a diferentes alturas se puede certificar la actividad cuaternaria y
naturaleza (normal, inversa, dirección) de la falla. Así una falla con signos
geomorfológicos de actividad reciente (basculamientos, desplazamientos o
ruptura en superficie), que afecta a depósitos recientes (p.ej. Holocenos) y
que además tenga asociada sismicidad histórica, pero preferentemente
instrumental, puede clasificarse como geológicamente activa.
A la hora de realizar un análisis, hay que tener en cuenta que lo que el
geólogo normalmente observa no son las características de un sólo sismo,
sino las características geomorfológicas, estructurales y estratigráficas
acumuladas a lo largo de varios ciclos sísmicos. Además, la utilización de
elementos geomorfológicos como marcadores de la naturaleza, sentido y
cantidad de desplazamiento de una falla requiere conocer: (a) La geometría
antes del desplazamiento o deformación; (b) La edad; (c) El potencial de
preservación en el tiempo de los elementos geoorfológicos téctónicos y
deformaciones generadas respecto a la escala del proceso tectónico que se
estudia (tasas de erosión).
Existen diferentes elementos geomorfológicos de origen tectónico que
permiten identificar el tipo y/o naturaleza de las fallas:

(a) Fallas transcurrentes o de rumbo: los elementos típicos que presentan son
lagunas de falla (sag-ponds), lomas de presión, lomas de obturación,
trincheras de falla, cuencas de tracción (pull-apart), estructuras en flor,
escarpes de falla en tijera, valles lineales de falla y bermas o escalones de
falla.

(b) Fallas normales: los elementos típicos que se presentan son facetas
triangulares, trapezoidales y escarpes de falla. Dependiendo del tiempo
transcurrido desde el último movimiento el escarpe presentará una mayor o
menor degradación. Existen modelos y métodos morfométricos específicos
que permiten estimar la edad del último movimiento con cierto grado de
incertidumbre, como son las ecuaciones de difusión de escarpes de falla
(Wash, 1988; Keller y Pinter; 1996).

(c) Fallas inversas: los elementos típicos son pliegues y/o basculamientos de
diferentes elementos geomorfológicos o superficies geomorfológicas de
referencia, lo que dificulta identificar su ubicación precisa en superficie, es
común que se presenten ocultas en cuyo caso se conocen como fallas ciegas.
Los ejes de plegamiento pueden venir acompañados por el desarrollo de
grietas de apertura métrica y longitud hectométrica.
260
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Por otro lado, una vez identificada una falla habrá que proceder a
identificar los diferentes segmentos que la componen (si es el caso). Un
segmento de falla normalmente esta limitado por un cambio geométrico,
estructural, topográfico y/o geomorfológico de la zona de falla. Lo ideal es
realizar el proceso de segmentación de las fallas a partir de información de
rupturas generadas por sismos históricos. Se asume que para sismos con
magnitud superior a 7 se presenta una ruptura múltiple de segmentos. Dado
que no siempre se cuenta con esta información, se recurre a la combinación
del conjunto de criterios geométricos, estructurales, geofísicos, geológicos y
geomorfológicos para realizar la segmentación. En las zonas costeras, las
fallas pueden prolongarse en la zona submarina adyacente dificultando la
estimación de la longitud real de la falla y/o el número de segmentos que la
componen. En estos casos ha de procederse a la obtención de información
procedente de la batimetría, sondeos, estudios de sonar, perfiles geofísicos
(sísmica de reflexión generalmente) existente. Estos datos pueden ayudar a
cuantificar la longitud de una falla, pero el grado de incertidumbre al
respecto siempre es alto.

Cartografía neotectónica y de regiones paleosísmicas

La mayoría de los territorios, especialmente en los países en vías de


desarrollo, no cuentan con estudios previos que permitan conocer la totalidad
de los aspectos neotectónicos reseñados anteriormente. Esto no implica que
no se puedan realizar estudios de neotectónica, si no que: (a) los análisis
resultantes tendrán interpretaciones con un nivel de incertidumbre mayor; (b)
Se requerirá invertir tiempo y recursos para atender las necesidades de
conocimiento de estos aspectos aunque sea a nivel puntual para poder
interpretar las evidencias identificadas.

261
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Fig. 3. Cartografía de Actividad de Fallas en la Bahía de Bolonia (Cádiz) realizada


para el proyecto del enlace fijo África-Europa a través del Estrecho de Gibraltar
(Modificado de Silva et al., 2005).

La mejor manera de plasmar los conocimientos adquiridos sobre la


actividad tectónica reciente de una región es plasmarlos en cartografías
específicas, de carácter neotectónico o de actividad de fallas (Goy et al.,
1991; Baena et al., 1993; 1994; Silva et al., 2006), que han de servir para la
planificación del territorio, análisis de peligrosidad sísmica locales, estudios
de obras de ingeniería civil e instalaciones críticas (Fig. 3). Estos autores han
desarrollado un completo sistema de unidades y elementos cartográficos
específicos para estudios neotectónicos, que han sido adaptados a estudios
paleosismológicos (McCalpin, 1996) e incorporados a normativas
cartográficas oficiales de procesos geológicos activos en algunos países
(Martín Serrano et al., 2005). En todos los casos, es de gran importancia
llevar a cabo un levantamiento detallado de los diferentes modelados
erosivos y sedimentarios, enfatizando aquellos que han sufrido deformación
y diferenciando todos aquellos elementos geomorfológicos de origen
tectónico ligados a la actividad de fallas, pliegues y deformaciones
(Gutiérrez Elorza, 2007).
La Cartografía neotectónica ha de caracterizarse por:

(a) Realizarse a escalas detalladas, con el máximo de información sobre los


rasgos neotectónicos sin incluir interpretaciones, solo el rasgo en sí. Se

262
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

registra sólo lo que se observa ya sea en reconocimientos de campo


específicos, fotos aéreas, imágenes satélite, etc.

(b) Como información geológica específica normalmente solo se incluyen


las fallas con actividad reciente y elementos geomorfológicos tectónicos que
ayudan a la identificación de su naturaleza, sentido y cantidad de
desplazamiento registrado. En la mayor parte de los casos es necesario
incluir la cartografía geológica y/o geomorfológica de los depósitos
cuaternarios con el fin de asignar edades relativas a los segmentos de falla y
deformaciones observadas (Baena et al., 1993; Silva et al., 2006), como
ocurre en los “Fault Strip Maps” de las Map and Chart Series de la Sociedad
Geológica de América (i.e. Davis y Duebendorfer, 1987), de las
Miscellaneous Investigation Series del USG (i.e. Clark, 1984; Brogan et al.,
1991), y “Mapas de Actividad de Fallas” regionales (Baena et al., 1994).

(c) La inclusión de rupturas superficiales y elementos geomorfológicos


conocidos ligados a eventos sísmicos pre-históricos, históricos y/o
instrumentales bien documentados, transforma las cartografías neotectónicas
en cartografías paleosísmicas (Mc Calpin, 1996; Gutiérrez Elorza, 2007).

(d) Como información geológica adicional es recomendable incluir las


unidades cartográficas del sustrato geológico especialmente inestables
(deslizamientos, materiales susceptibles de liquefacción, etc.), así como la
localización de los epicentros de sismos históricos e instrumentales
registrados en la zona. Esta información geológica adicional es
especialmente importante en estudios neotectónicos aplicados a la ingeniería
civil y/o evaluación de peligrosidad sísmica (Silva et al., 2006).

Análisis de movimientos tectónicos y sísmicos actuales

El análisis de movimientos sísmicos, y deformaciones del terreno


asociadas, puede evaluarse de una manera rápida y sencilla utilizando la
teledetección. Los datos de mayor interés se obtienen mediante la
comparación de imágenes satélite pre y post-terremoto que identificarán las
modificaciones del terreno más relevantes. Su precisión y detalle estará
condicionada por el tamaño de píxel y el periodo de tiempo transcurrido
entre la toma de imágenes (pre y post).
Este tipo de imágenes comparativas se utilizan para evaluar los daños
provocados por eventos sísmicos y tsunamis en zonas costeras, ya que
proveen escenarios de daños bastante fiables y realistas. Ejemplos cercanos
son la utilización de esta metodología para los terremotos de Kobe (Japón,
1994), Izmit (Turquia, 1999) y Sumatra (Indonesia, 2004), todos ellos
ocurridos en zonas costeras. La misma metodología es utilizada para la
263
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

identificación detallada de anomalías en la línea de costa y en el terreno. Las


imágenes satélite son muy eficientes para el trazado de la distribución
espacial y extensión de ls inundaciones litorales causadas por tsunamis y
hundimientos cosísmicos (www.globalsecurity.org/military/world/
indonesia/tsunami-imagery.htm).
Por otro lado, las imágenes radar y su análisis Interferométrico (InSAR)
proveen una excelente información sobre las deformaciones superficiales del
terreno hasta escalas milimétricas. El ejemplo más conocido es el estudio del
Terremoto de Los Landers de magnitud 7,3 (California, 1992) realizado por
Massonet et al. (1993) comparando los datos pre y post terremoto. Imágenes
similares están disponibles para los terremotos de Kobe e Izmit ocurridos en
zonas litorales (Ozawa et al., 1997, Stramondo et al., 2002). La construcción
de imágenes InSAR permite un detallado estudio y localización de la falla
que ha generado el terremoto, las deformaciones originadas en el terreno y
las modificaciones de la línea de costa. En la actualidad las metodologías de
rastreo permanente “Pemanent Scattered Interferometry” (PS-InSAR) ya han
generado datos muy interesantes (Bürgmann et al., 2006, Panagiotis et al.,
2009). Especialmente prometedores son las imágenes de la banda X así
como el uso de los datos de ondas polarizadas HH, VV, HV, H y V DinSAR
o DifSAR (p. ej. Terra SAR, PALSAR, RADARSAT 2). Estos Permiten un
análisis multivariable de frecuencias y sus distribuciones espaciales
aumentando la densidad de reflectores, que aumenta la resolución del
método enormemente y permite la obtención de datos fiables en zonas
incluso densamente vegetadas. En la actualidad la cobertura espacial y
temporal de las imágenes son satisfactorios para el periodo de
funcionamiento de los satelites ERS (1222-2001) con periodos de paso de 35
días. Otros programas de rastreo satélite, como Sentinel, Cosmo Skymed
poseen periodo de paso de 8-11 días y mucha más capacidad de
almacenamiento de datos. Su uso en zonas de riesgo sísmico es necesario
que sea programado.

264
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 4. Interferográma cosísmico del Terremoto de Los Landers (Massonet et al.,


1993) Cada una de las bandas de colores representan 28mm de cambio en el
terreno. Las líneas negras representan la traza de rupture de falla cartografiada sobre
el terreno.

El uso de interferogramas de radar de apertura sintética (IFSAR) e


imágenes LIDAR son técnicas de teledetección emergentes, que a pesar de
sus limitaciones, poseen una capacidad muy buena para la construcción de
MDT y MDS de muy alta resolución y están ganando terreno en el campo de
la geomorfología y las ciencias de la Tierra (Camron y Carlton, 2000;
Schultz, 2004) y ya han sido utilizadas en estudios de tectónica activa
(Harding y Berghoff, 2000; Kondo et al., 2008). La principal ventaja de las
imágenes aéreas LIDAR son su altísima resolución y capacidad de
penetración en áreas densamente vegetadas para obtener información sobre
las modificaciones o deformaciones del terreno por debajo de ella (Harding y
Berghoff, 2000; Nelson et al., 2003; Cunningham et al., 2006).
En definitiva, los estudios de teledetección clásicos de reconocimiento de
lineamientos y anomalías seguirán siendo de utilidad para estudios de
reconocimiento, pero el análisis de los procesos activos conlleva
necesariamente la utilización de imágenes interferométricas y LIDAR. En el
Estado de Oregón (Washington, EEUU), El denominado Proyecto LIDAR
ofrece una cobertura de altísima resolución en la que se han plasmado
265
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

diferentes tipos de mapas temáticos de peligrosidad sísmica, liquefacción y


movimientos en masa, para la Ciudad de Pórtland
(http://www.oregongeology.org/sub/lidar/). La fusión de imágenes LIDAR e
interferométricas supondrán una herramienta de gran utilidad para el análisis
de escenarios pre-post sísmicos no solo en zonas litoral (Guerrieri, et al.,
2009).

PALEOSISMOLOGÍA

El objetivo de la paleosismología es identificar la deformación


instantánea del terreno y la secuencia sedimentaria durante la ocurrencia de
un sismo. Identifica la deformación cosísmica. Solo puede utilizarse para
estudiar los sismos que producen deformaciones en la superficie del terreno
o sea para sismos de magnitudes importantes, normalmente mayores o
iguales a M7.
En la actualidad se ha desarrollado la escala de intensidad macrosísmica
ESI-2007 (APAT, 2008) o también conocida como escala de intensidad
INQUA (Michetti et al, 2004), que complementa las escalas existentes
(MSK, MM, EMS, etc.) y se ocupa de los efectos generados por los sismos
en el medio ambiente. Esta escala es una herramienta útil para los sismos de
magnitudes muy altas donde el daño en la infraestructura y edificaciones es
tan grande que no permite obtener información por la saturación de escalas.
Así mismo es muy útil en sitios poco poblados ya que la ausencia de
infraestructura y edificaciones dificulta asignar la intensidad con las escalas
convencionales. Pero la gran aplicación de la escala ESI-2007 es que permite
estudiar los sismos que ocurren en la actualidad y observar su efecto en el
medio ambiente, para que con esta información se pueda revisar las
evidencias registradas en estudios paleosísmicos, comparar los efectos
registrados con los eventos actuales y disminuir la incertidumbre de la
interpretación de las evidencias del registro geológico. En definitiva, la
escala ESI-2007 permite cuantificar las evidencias de sismos históricos y
pre-históricos y asignarles intensidades en función de las dimensiones de los
efectos primarios (rupturas superficiales, elevación/subsidencia del terreno)
y secundarios (agrietamientos, deslizamientos, licuefacción, efectos
hidrológicos y sobre la vegetación, etc.) que producen los terremotos e
implementarlos en los catálogos sísmicos convencionales (Silva et al., 2008;
Reicherter et al., 2009). En zonas donde la deformación es tan difusa que no
se puede asignar los sismos a una falla (p. ej. Cordillera Andina,
Mediterráneo occidental), se requiere el análisis paleosismológico de trazas
de falla. No importa cuan largo sea el catálogo sísmico instrumental e
histórico de la zona, siempre se quedará subestimado o sobrestimado, por
ello los análisis paleosísmicos ampliaran el campo de nuestras observaciones
266
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

a periodos temporales de miles de años más acorde con el ciclo sísmico que
se quiere estudiar.
Los terremotos en grandes zonas de subducción y/o contextos
convergentes como el Mediterráneo suelen producirse asociados a fallas
situadas en la zona submarina cuya traza y/o rupturas superficiales pueden
no propagarse al litoral adyacente. En casos de elevación cosísmica súbita,
los únicos registros en superficie lo constituyen la evidencia de procesos de
elevación y/o subsidencia bruscos. Como signos de elevación aparecen los
horizontes de mortalidad (Kill zones) de organismos intermareales y los
socaves o secuencias de socaves litorales elevados (Keller y Pinter, 1996:
Fig. 2). Estos son característicos a partir de terremotos M7.0 y pueden
producirse movimientos únicos de hasta 10 m (Alaska, 1964), aunque lo
normal es que no lleguen a sobrepasar los 2.0 m (México, 1985; Cabo
Mendocino, 1992). Cuando lo que tenemos son casos de subsidencia
cosísmica súbita, lo normal es encontrar paleosuelos y vegetación de zonas
de marisma/estuario altas fosilizados por depósitos arcillosos y orgánicos de
carácter intermareal e incluso submareal, dependiendo de la magnitud del
evento (McCalpin, 1996). En estos casos también pueden registrarse, troncos
de árboles e incluso zonas boscosas muertas actualmente inundadas, como
ocurre en muchos lugares de la zona de subducción de las Cascadias en la
costa pacífica de EEUU. Otra buena herramienta para detectar movimientos
súbitos de la zona litoral es el estudio arqueosismológico de las antiguas
ciudades, templos e instalaciones portuarias correspondientes al registro
arqueológico. A lo largo de todo el Mediterráneo existen buenos ejemplos a
este respecto (Stiros, 1996, Ambraseys, 2006).
De esta forma, cuando las fallas sismogenéticas no se propagan al litoral,
estos constituyen los marcadores más frecuentes asociados a los
movimientos cosísmicos y el estudio de la historia sísmica de una zona
litoral de estas características pasa necesariamente por su análisis. Sin
embargo los estudios paleosismológicos “clásicos” y más productivos se
realizan directamente sobre las trazas de las fallas con vistas a obtener su
historia sísmica reciente o cuaternaria.

Selección del lugar para la realización de análisis paleosismológicos

Para definir el lugar donde se realizará el estudio paleosísmico se parte


del análisis neotectónico previo. Este tipo de estudio se realiza sobre trazas
de falla con signos de actividad reciente en aquellos lugares que afecten a
depósitos cuaternarios modernos. Por lo general es indispensable la
realización de trincheras de falla, que normalmente es una excavación con
maquinaria perpendicular a la dirección o traza de la falla. La buena elección
del lugar donde se excavará garantiza el 70% u 80% del éxito, por lo tanto es
importante tener en cuenta los siguientes aspectos:
267
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

• Se debe tener una secuencia de materiales, que se puedan diferenciar


entre sí y en lo posible que no sea material de tipo grava ya que los
cantos ante un movimiento sísmico lo que hacen es reacomodarse y no
dejan registro del desplazamiento o movimiento. Esto permite que
pequeños desplazamientos puedan ser visualizados en el contacto entre
los diferentes materiales.
• Es ideal contar con sedimentación de horizontes finos en períodos de
tiempo relativamente cortos, esto facilita la interpretación y en algunos
casos permite separar efectos de eventos diferentes. Es recomendable la
existencia de horizontes guía, característicos en la región de los cuales se
conozca o pueda estimar la edad y sus condiciones de formación. Este
tipo de horizontes facilitan la ubicación temporal de las evidencias
cosísmicas, especialmente cuando se cuenta con materiales susceptibles
de datar, tales como carbón, conchas, huesos, cerámicas, etc.
• La presencia de agua subterránea y niveles freáticos altos generan
inconvenientes importantes cuando se excavan trincheras ya que se le
propicia la salida a éstas aguas y normalmente generan la inundación de
la trinchera y obligan al uso permanente de motobombas para realizar el
trabajo.
• Las vías de acceso al sitio donde se realizará la excavación son
determinantes para definir el método de excavación
• Es importante conocer las condiciones de propiedad del sitio
seleccionado para realizar las gestiones y obtener los permisos necesarios
que permitan realizar la trinchera.

Una vez identificado el sitio en el cual se va a hacer el estudio


paleosísmico es conveniente revisar todos los cortes naturales o antrópicos
existentes que permitan acceder al registro geológico Cuaternario previo a la
excavación de la trinchera.

Requisitos geológicos y técnicos para la realización de una trinchera de


falla

Para realizar la excavación de una trinchera es importante considerar los


siguientes requisitos geológicos:

• Es importante contar con una secuencia geológica continua, sin procesos


erosivos que afecte la continuidad temporal. La localización de trincheras
en inmediaciones de cauces fluviales no es recomendable dado que la
dinámica del cauce en el tiempo normalmente no es una variable

268
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

conocida y genera incertidumbres en la interpretación que podrían llegar


a ser importantes.
• Los materiales de carácter masivo, sin alternancias estratigráficas que
permitan diferenciarlos y localizarlos temporalmente, generan
inconvenientes en la interpretación de las evidencias y en su ubicación
temporal.
• La presencia de materiales datables es lo que permite localizar en el
tiempo las evidencias encontradas.

Las fallas o zonas de debilidad a lo largo de las cuales se han presentado


movimientos durante la ventana de tiempo seleccionada para el análisis,
puede presentar una traza sencilla o compleja y de acuerdo con sus
características la ruptura y evidencias que genera en el terreno son
igualmente complejas entorpeciendo en algunos casos el proceso de
interpretación.
Si el lugar cumple los requisitos geológicos se deben de seguir las
siguientes recomendaciones técnicas:

• La trinchera debe excavarse perpendicular a la falla para identificar los


desplazamientos, plegamientos y anomalías generadas con el mayor rigor
geométrico posible.
• Para la excavación de trincheras se utiliza la sección trapezoidal de
escala 10:1. Por ejemplo, una trinchera de 4m de profundidad, 40m de
longitud, 4m de ancho en superficie y 2m de ancho en profundidad.
Como toda excavación presenta riesgos por colapso de sus paredes, la
profundidad a excavar, la pendiente de las paredes y geometría de las
paredes y el uso, o no, de elementos de soporte dependen del material a
excavar. En general se requiere que las paredes sean lo más verticales
posibles.
• Cuando se tienen materiales granulares (arenosos o
microconglomeráticos) en la trinchera se lavan las paredes con agua.
Para material fino (arcillas y/o limos) las paredes se limpian o raspan con
los scrapers (raspadores).
• Si las vías de acceso lo permiten es importante utilizar excavadora de
oruga (retroexcavadora) que por sus características permite realizar las
maniobras necesarias para garantizar que las superficies de las paredes
queden planas. En caso de no poderse utilizar maquinaria, la excavación
se hace a pico y pala, obviamente variando sus dimensiones.
• Controlar la circulación y acumulación de las aguas freáticas, de lluvia y
de escorrentía para que no alteren las evidencias en la excavación. Se
recomienda extraer el agua del interior de la excavación Mediante una
motobomba; dejar el piso de la trinchera con pendiente para facilitar la

269
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

circulación de agua en caso de presentarse y cubrir las paredes de la


excavación con plásticos para evitar que la lluvia arrastre material y
altere la limpieza realizada en las paredes de la excavación.
• Otro aspecto importante a considerar es la disposición del material de la
excavación, normalmente se dispone alrededor de la trinchera teniendo
cuidado de dejar un espacio respecto al borde de tal forma que se pueda
circular por los alrededores de la trinchera para observar desde afuera la
excavación, evitar la caída de material sobre las paredes, controlar las
aguas de escorrentía impidiendo su fácil drenaje en el interior de la
trinchera, proteger la excavación del acceso de personas y animales
evitando accidentes.
• La trinchera normalmente se deja abierta durante al menos una semana
mientras se realiza el estudiopor lo que es importante controlar las aguas
de lluvia, mediante la protección de la trinchera con un techo de plástico,
similar a los usados en los invernaderos.

El Proceso de excavación de una trinchera de falla

Durante el proceso de excavación de la trinchera es muy importante la


presencia del geólogo para garantizar que se cumpla con los requisitos y
condiciones de las paredes y el piso de tal forma que facilite el trabajo en el
sitio. Igualmente durante estas labores el geólogo, va recopilando
información mediante la observación, identifica diferencias entre los
materiales, presencia de agua, sitios con evidencias interesantes en la
excavación y comportamiento del terreno entre otros aspectos. La
organización que establezca de los materiales excavados y del proceso de
excavación son los que garantizan y facilitan el trabajo en la trinchera.
Una vez excavada la trinchera, el geólogo procede a realizar la limpieza
de las paredes mediante la herramienta denominada escrapers o el uso de
azadones y espátulas. Esta limpieza consiste en un raspado de la pared que se
hace desde el techo hacia el piso, labor con la cual se pule la pared para que
la superficie no presente abultamientos ni irregularidades y simultáneamente
identifica los materiales, sus características y las anomalías presentes en el
terreno, incluyendo las fisuras y grietas.
Terminada la limpieza de las paredes se analiza y discute la información,
definiendo los horizontes a dibujar y las anomalías o datos importantes que
deben quedar registrados en el dibujo. Cuando se define la información
importante que debe quedar registrada en la trinchera, se procede a instalar la
cuadrícula cuyas dimensiones dependerán de la información a registrar para
el proceso de interpretación. Es común utilizar cuadrícula de 1x1 m. Es
importante garantizar la verticalidad y horizontalidad de la cuadricula al
igual que la constancia en sus dimensiones. Una vez se tenga la instalada, se
procede a realizar el dibujo. En el dibujo se debe plasmar la cuadrícula, o
270
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

guía, ya que las medidas se toman respecto a ella. Se debe establecer una
nomenclatura para identificar cada cuadro y poder hacer referencia a él como
en un sistema de coordenadas siendo importante dejar registro fotográfico.
Se recomienda el registro fotográfico, detallado de los sitios donde se
identifican anomalías. Si se quiere utilizar las fotografías para dibujar sobre
ellas, este proceso debe hacerse con la trinchera abierta y observando
directamente, en campo, la pared que se quiere dibujar. No es recomendable
basarse solo en las fotografías, ya que pueden incrementar errores en la
interpretación. El dibujo debe incluir la referencia a las coordenadas
geográficas (norte, sur, este, oeste, etc).
Una vez finalizado el dibujo y registro fotográfico se procede a la toma
de muestras para dataciones. Cada una de las muestras debe estar referida a
la cuadrícula y localizada en el dibujo.
Finalizado el proceso y de acuerdo a lo pactado con los dueños del
terreno se procede a realizar el cerramiento de la trinchera y dejar el terreno
en las condiciones que tenía originalmente o en las condiciones previamente
pactadas.

Análisis de los datos paleosismológicos

Por último, se procede al análisis de la información el cual es un proceso


lento de interpretación. Es importante tener en cuenta que en los estudios
paleosísmicos siempre se debe incluir la información sin interpretar (dibujo
de la trinchera y descripción de los materiales) para permitir que estudios
posteriores puedan reinterpretar. Se plantean las interpretaciones a las
evidencias encontradas y es en este proceso donde es útil tener en cuenta la
información que se tenga de sismos recientes y sus efectos sobre el medio
ambiente (i.e. escala ESI-2007), para poder comparar las evidencias
encontradas con las generadas por eventos conocidos y mediante
comparación poder estimar intensidades con menor incertidumbre.
Para estimar la magnitud de los sismos a partir de los desplazamientos
identificados en la secuencia geológica estudiada, se puede trabajar con la
ecuación desarrollada por Wells y Coppersmith (1994):
Mw = 6.69 + 0.74 log MD
donde, Mw es magnitud del sismo dado como momento sísmico y MD el
desplazamiento máximo observado en metros. se pueden utilizar otras
ecuaciones alternativas.
Es importante tener en cuenta que los datos históricos con los que se
desarrolló esta ecuación están afectados por fuentes de error que pueden
generar subestimación de las medidas (U), sobreestimación de las medidas
(O) y errores aleatorios (R). Estas fuentes de error son las siguientes (Bonilla
et al., 1984):

271
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

• Toma de datos (U): pueden presentarse los siguientes casos: (a) No


se examinó la totalidad de la ruptura a lo largo de la traza y por lo
tanto el máximo desplazamiento puede haberse perdido. (b) El
máximo desplazamiento pudo haber ocurrido donde no pueden
realizarse las medidas apropiadas. (c) El desplazamiento máximo
puede estar enmascarado por deslizamientos, vegetación, cuerpos de
agua, etc. (d) El desplazamiento se absorbió parcialmente por
fracturación distribuida, plegamiento, movimiento intergranular y
otros procesos.

• Sobreestimación de las medidas (R) tenemos: (a) El realce en la


superficie, la altura del escarpe o el desplazamiento vertical pueden
haber sido reportados en lugar del movimiento neto de la falla. (b)
Efectos no tectónicos tales como deslizamientos locales que no se
separaron de los efectos tectónicos. (c) El investigador de campo
aproximó las medidas o existieron errores en la toma de datos. Por
último también pudo ocurrir que (O) movimientos posteriores de
magnitud no conocida incrementaron el desplazamiento.

Para estimar períodos de recurrencia es necesario tener en un mismo sitio


evidencias de varios eventos sísmicos de similar magnitud. En general para
caracterizar una falla se requiere como mínimo la excavación de tres
trincheras a lo largo de la traza del segmento de falla, una hacia el centro y
las otras hacia los extremos del segmento para poder identificar el evento
máximo. Esto no significa que no se puedan caracterizar con menor
información, se hace pero el nivel de incertidumbre es mucho mayor.

TSUNAMIS

Existen numerosos trabajos que describen episodios de alta energía


ocurridos en el litoral y que han dejado un registro sedimentológico,
geomorfológico o paleontológico que permite estudiar las características de
los mismos. En la mayoría de los casos estas evidencias han sido asociadas a
tsunamis. Estos son eventos de alta energía producidos por una ola de
gravedad normalmente ligada a eventos sísmicos o grandes deslizamientos.
No obstante existen otros fenómenos naturales como las storm surge (mareas
atmosféricas), y/o huracanes, que provocan grandes inundaciones litorales y
producen un registro geológico similar al de los tsunamis, siendo
problemática su distinción en muchas ocasiones (Kortekaas y Dawson, 2007;
Tuttle et al., 2004).

272
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Características de los depósitos de alta energía (inundaciones litorales) en


zonas costeras e identificación de tsunamis

Dado que el estudio de paleotsunamis es esencial para poder obtener


periodos de recurrencia de los eventos sísmicos que los generan, es muy
importante poder reconocer, a partir del registro geológico, los depósitos que
corresponden a eventos de tsunami y distinguirlos de los de storm surge o
huracanes. Esto no es siempre posible, dado que hay características comunes
a ambos (Kortekaas y Dawson, 2007; Tuttle et al., 2004), que en general son:
(a) Rotura de cordones de playa y formación de abanicos de derrame; (b) Se
encuentran por encima de la cota máxima alcanzada por la acción del oleaje
(incluso en condiciones normales de tormenta) y llegan a mayor distancia
tierra adentro; (c) Cuñas detríticas con base erosiva que se adelgazan
(acuñan), y presentan una granulometría progresivamente mas fina, tierra
adentro; (d) Secuencias sedimentarias granodecrecientes con base abrupta;
(e) Presencia de fauna marina, fragmentos de conchas y de plantas. Si
encontramos solo estas características, es difícil diferenciar el origen de los
depósitos y solo podremos asociarlos a episodios de alta energía de origen
marino.
Por el contrario, existen otras características de los depósitos que, si se
encuentran, nos indican con más probabilidad que están ligados a un
tsunami, como son: (a) Presencia de más de una secuencia granodecreciente
(aunque algunas veces son homogéneas), normalmente hasta tres, ya que en
el caso de storm surges solo suele encontrase una secuencia, muchas veces
homogénea; (b) Presencia de intraclastos de los depósitos pre-tsunami
subyacentes, y a veces presencia de bloques de gran tamaño (métrico); (c)
Puede haber gran variación en el tamaño de grano de los depósitos (de
arcillas a bloques) presentándose muy mal seleccionados; (d) En el caso de
depósitos de tsunami no es frecuente que aparezcan estructuras
sedimentarias, por el contrario en storm surges son más comunes, con
presencia de estratificación subhorizontal o planar, con canales. (e) En caso
de existir varios niveles asimilables a diferentes tsunamis deben estar
separados por un periodo temporal grande, ya que representan eventos de
alta energía y baja frecuencia, a diferencia de depósitos de storm surges o
huracanes que poseen mayor frecuencia. Esto no tiene por que traducirse en
mayor o menor potencia de los depósitos litorales intratsunami que los
separan ya que dependerá de las tasas de sedimentación y/o erosión del
sector costero que se analice.

Análisis geológico de los depósitos de tsunami en costas bajas

Todas las características citadas en el apartado anterior son comunes en


depósitos de tsunami asociados a costas bajas, como son llanuras mareales y
273
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

litorales, estuarios, marismas, manglares, lagunas costeras, etc. Cuando un


depósito presenta varias o todas estas características puede denominársele
“tsunamita” (Atawer, 1987). Por lo general, su estudio requiere, la
combinación de técnicas geomorfológicas, sedimentológicas (laminaciones,
granulometría), mineralógicas (minerales pesados y susceptibilidad
magnética), y micropaleontológicas:

• Análisis geomorfológico de los sistemas de islas-barrera y/o


barrera/estuario para la identificación de posibles puntos de rotura, así
como presencia de abanicos de derrame hacia el estuario. Diferentes
estudios indican que tsunamis de gran magnitud están asociados con una
profunda reorganización de los sistemas de barrera-estuario, rotura de la
barrera, con extensas inundaciones a lo largo del litoral, sedimentación de
múltiples abanicos de derrame y completa reorganización de los sistemas
de drenaje de los estuarios. En el caso de eventos históricos o recientes
documentados es imprescindible la consulta de cartografías históricas,
cartas de navegación y fotogramas aéreos para analizar consistentemente
los cambios sufridos en el litoral.

• Realización de pequeñas trincheras, zanjas, o más comúnmente sondeos


para la identificación de entradas anómalas de detríticos. Los depósitos
de tsunami, suelen ser normalmente arenosos presentando potencias entre
5-35 cm dependiendo del tamaño de la ola que los generó. Normalmente
deben hacerse sondeos seriados (tierra adentro) para identificar la
potencia de los sedimentos y la penetración del antiguo tsunami. El
estudio de los sondeos requiere el análisis en detalle de sus características
granulométricas para diferenciarlos de los depósitos detríticos litorales en
los que se encuentran incluidos, o a los cuales fosilizan, ya que los de los
tsunamis suelen presentar mayor tamaño de grano (mayor energía) que
los de los ambientes litorales en los que se incluyen y muy a menudo se
presentan mal seleccionados presentando distribuciones granulométricas
multimodales (Dawnson y Shi, 2000). En algunas ocasiones los análisis
de susceptibilidad magnética y/o minerales pesados, ayudan a identificar
un tsunami, así como la procedencia continental o marina de los
materiales detríticos (Dawson y Shi, 2000; Lario et al., 2001; Luque et
al., 2002). Por lo general datos procedentes de un solo sondeo presentan
una interpretación muy controvertida.

• Análisis de las estructuras sedimentarias, ya que normalmente los


tsunamis pueden presentar en su zona de mayor intensidad hasta dos o
tres sets detríticos con secuencias granodecrecientes, producto de
sucesivas olas. No obstante, debido a la complejidad del proceso

274
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

sedimentario ligado a un tsunami, las diferentes olas pueden dar lugar a la


erosión parcial o total de los sedimentos depositados por las olas
anteriores (Dawson y Shi, 2000). De la misma manera es también
frecuente que los depósitos de tsunami se puedan encontrar
variablemente deformados (convolutas y ondulaciones) por la acción de
las aguas de retorno (backwash) sobre ellos (Gelfembaum y Jaffe, 2003;
Hawkes, et al., 2007).

• Análisis micropaleontológico de los sedimentos o sondeos. La presencia


de microfauna marina bentónica, mezclas de bentónicos y planctónicos y
mezclas de microfauna de ambientes salobres (lagunas costeras,
estuarios, etc.) con la propiamente marina de ambientes litorales más o
menos profundos (>20m), suelen ser un buen indicador de la ocurrencia
de un tsunami. Comúnmente se estudian las diatomeas (algas silíceas
fósiles; Hemphill-Haley, 1996), aunque más recientemente también se
acude al estudio de foraminíferos y microforaminíferos (Hayward et al.,
2006). El análisis de asociaciones faunísticas y paleoecología, de los
depósitos de tsunami puede permitir analizar la procedencia del
sedimento (ambiente litoral o de plataforma de procedencia) y las
características y profundidad de removilización de la ola en su
aproximación a la costa (Dawson y Shi, 2000; Hayward et al., 2006).

• La abundante presencia tanto de macrofauna como de microfauna marina


fragmentada (fragmentos de conchas) suele ser también un indicador de
un evento de alta energía de tipo tsunami. Como en el caso de los
estudios paleosismológicos, la presencia de organismos marinos, y/o
restos de vegetación, permite su datación isotópica (C14, Th/U).

La combinación de la mayor parte de estas metodologías puede


consultarse en los estudios sobre el Tsunami de Indonesia de 2004 (Hawkes
et al., 2007; Moore et al., 2005) y otros de carácter reciente (Dawson y Shi,
2000; Gelfembaum y Jaffe, 2003). El estudio geomorfológico y
sedimentológico de tsunamis históricos y prehistóricos puede consultarse en
Dabrio et al., (1998); Luque et al., (2001); Andrade et al., (2004), todos ellos
relacionados con el tsunami de Lisboa de 1755.

Análisis de depósitos de tsunami en costas acantiladas o rocosas

En el caso de costas acantiladas o rocosas, como las costas en emersión


discutidas en el apartado 1.3 las evidencias de depósitos de antiguos
tsunamis son muy restringida y por lo general se basa en el reconocimiento y
análisis de bloques de grandes dimensiones que se sitúan por encima de
dichos acantilados. Las dimensiones, características y alturas a que podemos
275
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

observar tales bloques dependerán de la energía y altura de la ola que los


depositó (Young y Bryant, 1992; Nott, 2003).
Existen numerosos ejemplos de bloques, o campos de bloques, de
grandes dimensiones a distinta elevación sobre acantilados rocosos a lo largo
de toda la costa circumpacífica (Dawson, 1994; Nott, 2003), pero también de
manera más aislada en la zona mediterránea y atlántica (Scheffer y Kelletat,
2003). Se han descrito como evidencia de tsunamis bloques de grandes
dimensiones (2-20 m de eje mayor) y desde 100 kg a 100 ton, situados entre
+4-5 m y + 50 m sobre el nivel del mar en este tipo de costas. Por lo general,
estos bloques proceden de la base de los acantilados, barreras recifales
(arrecifes) próximos o terrazas marinas cementadas inferiores. La presencia
de organismos marinos intermareales incrustados en los bloques, puede
permitirnos asegurar su procedencia y proceder a su datación isotópica
(Scheffer y Kelletat, 2003, 2005).
A la hora de interpretar bloques de grandes dimensiones como
indicadores de tsunamis se ha de tener en cuenta las siguientes
consideraciones: (a) Han de encontrarse a una elevación anómala sobre el
nivel del mar, lejos del alcance de la acción de las olas incluso en episodios
de tormenta. (b) La presencia de bloques, aun de grandes dimensiones,
imbricados entre sí, en la base de acantilados o situados por encima de
terrazas marinas poco elevadas, puede ser debida incluso a episodios de
tormenta anómalamente energéticos. (c) La presencia de bloques de grandes
dimensiones de arrecifes coralinos o antiguas terrazas marinas en lagoones o
lagunas costeras, pueden haber sido movilizados por storm surges o
huracanes si nos encontramos en su campo de actuación climático.

Consideraciones finales

El análisis de los depósitos generados por los tsunamis, por lo general


tienden a identificar los siguientes aspectos: (a) la ocurrencia de un tsunami
y su diferenciación de otros episodios energéticos litorales. (b) La altura
máxima del run-up del tsunami a partir del cual se puede determinar con
cierto grado de certidumbre la altura de la ola u olas y de ello mediante
relaciones empíricas la magnitud del Tsunami (Atawer et al., 2006). (c) A
partir de la magnitud del tsunami se puede identificar la magnitud mínima
del terremoto que lo generó y en casos especiales de tsunamis históricos o
recientes se llega hasta estimar la longitud y área de ruptura de la falla en la
zona submarina. (d) Identificación de periodos de recurrencia de eventos tipo
tsunami, cuando es el caso. (e) identificación de las áreas costeras
susceptibles de inundación con el fin de implementar esos datos en estudios
de peligrosidad sísmica en áreas costeras.
Por último, hay que recordar que los tsunamis son característicos de
terremotos de gran magnitud (M>7) en grandes zonas de subducción, aunque
276
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

son procesos naturales que pueden estar relacionados con grandes


deslizamientos de zonas litorales acantiladas, flancos de islas volcánicas e
incluso impactos meteoríticos en zonas oceánicas (Dawson, 1994; 1999;
Nott, 2003). Por otro lado el impacto de un tsunami no se reduce solo a la
zona costera próxima, si no que pueden extender sus efectos a través de
miles de kilómetros en campo lejano, afectando (con menor energía) a áreas
que en principio no presentan este tipo de peligrosidad, como quedo
reflejado en la costa índica africana durante el Tsunami de Indonesia de
2004.

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo es una contribución del Grupo de Paleosismología y Tectónica


Activa de INQUA, así como de la Red Iberoramericana en Teledetección aplicada a
la Prevención de Riesgos Geológicos Litorales financiada por el Programa
Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CYTED)

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282
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

LOS RIESGOS LITORALES EN EL CONTEXTO DEL


MANEJO INTEGRADO COSTERO
J.A. Cabrera 1, J. Alcántara-Carrió 2, I.D. Correa 3, R. Pérez de los Reyes 4, B.
V. Moya 5, M. Morales 6
1
Oficina de Manejo Costero- Playa de Varadero. Centro de Servicios Ambientales de
Matanzas, Cuba. ofiplaya@enet.cu
2
Instituto de Investigación en Medio Ambiente y Ciencia Marina. Universidad Católica de
Valencia, España. javier.alcantara@ucv.es
3
Área de Ciencias del Mar, Departamento de Geología. Universidad EAFIT, Medellín,
Colombia. icorrea@eafit.edu.co
4
Agencia de Medio Ambiente. Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Cuba.
rperez@ama.cu
5
Centro Meteorológico de Matanzas, Cuba. barbaro.moya@mtz.insmet.cu
6
División de Gestión ambiental. Centro de Servicios Ambientales de Matanzas, Cuba.
riesgos@csam.cu

INTRODUCCIÓN

Cada vez más las regiones costeras de nuestro planeta atraen la atención
del mundo científico. Esto es debido a multitud de factores de importancia
básica y aplicada, incluyendo su singularidad y complejidad, la intensidad de
los flujos de materia y energía entre la zona marítima y terrestre, las
interacciones entre los procesos físicos, químicos y biológicos, y el rol tan
significativo que desempeñan en la producción biológica primaria a nivel
global.
Por otra parte, y desde una perspectiva antropogénica, las zonas costeras
son áreas sujetas a fuertes demandas por espacio, condiciones físicas y
estéticas, y por los recursos naturales (evidentemente limitados) necesarios
para un gran número de actividades socioeconómicas. La costa ofrece
oportunidades especiales para la industria, el desarrollo urbano, el turismo y
la recreación, el transporte, las pesquerías y la acuicultura y agricultura, entre
muchos otras actividades posibles. Por ello, más del 53% de la población
vive a menos de 200 km de la orilla (Hinrichsen, 1999), y esta cifra aumenta
exponencialmente.
Todo lo anterior se presenta en el contexto del actual cambio climático
global, cuando numerosos factores asociados al calentamiento atmosférico y
al ascenso del nivel medio del mar han dado lugar a una intensificación de
los fenómenos naturales extremos y a la degradación ambiental de muchas
costas.
En los contextos mencionados, es evidente que los ecosistemas costeros
brindan servicios ambientales fundamentales, incluyendo los relacionados
283
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

con la protección costera frente a los riesgos naturales crecientes como las
inundaciones, los huracanes, los tsunamis y tormentas, etc. Se explica así el
que numerosos políticos, administradores, artistas y profesionales de los
diferentes campos del saber comenzaran desde hace varias décadas a llamar
la atención sobre la necesidad urgente de administrar el “espacio costero” de
manera responsable, con inteligencia, prudencia y perspectivas de largo
plazo. Los sectores influyentes de la sociedad comenzaron desde hace varias
décadas a entender claramente que la zona costera es mucho más que una
franja de mar con una línea fronteriza en la tierra, o viceversa (García, 2003).
En este rápido contexto histórico surge y evoluciona el enfoque del
Manejo Integrado de Zonas Costeras (MIZC), cuyo gran reto es balancear las
necesidades humanas de corto plazo con la sustentabilidad a largo plazo de
los ecosistemas, hábitats y recursos costeros. El ánimo fundamental del
MIZC es el de lograr que el desarrollo, actuaciones y decisiones actuales
sobre la zona costera no disminuyan las alternativas y oportunidades de las
futuras generaciones.

APUNTES SOBRE EL SURGIMIENTO Y EVOLUCIÓN DEL


ENFOQUE DE MIZC

Los primeros esfuerzos de MIZC datan de los años sesenta cuando, en los
Estados Unidos, varios estados conformaron agencias oficiales para
enfrentar los complejos problemas costeros derivados de las presiones del
desarrollo. El mayor impulso se alcanza en 1972 con la promulgación del
Acta Federal de Manejo de las Zonas Costeras (MZC). Esta Acta
proporcionó la estructura administrativa y los fondos e incentivos necesarios
para conseguir (bajo concurso) el apoyo del Gobierno Federal en el
planteamiento de programas integrales sobre los usos de tierra y agua de la
zona costera, por entonces no bien definida aún. Para 1979, más de dos
docenas de los 53 estados y territorios costeros habían aprobado programas
de MIZC, cubriendo más del 90 % de la costa de los Estados Unidos
(Matuszeski, 1999).
En 1992, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y
Desarrollo recomienda el MIZC como un marco apropiado para responder a
los asuntos (mundiales y nacionales) planteados por las relaciones entre la
sociedad y los medios marino-costeros. En el capítulo 17 de la Agenda 21 se
insta a todas las naciones con litoral a adoptar planes de manejo integrado
costero para el año 2000.
Se hizo claro entonces que para conservar y proteger los componentes y
los procesos costeros, la parte terrestre y la parte marítima deben ser
gestionadas conjuntamente, en un único programa, necesariamente con
formas innovadoras e integradoras de planificación y gestión. La experiencia
284
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

actual en varios países muestra que tales programas de gestión integrada han
añadido prosperidad económica y social a muchas comunidades costeras
(Clark, 1996).
La aplicación de un sistema de MIZC no sólo requiere de la voluntad
política y social para su planeamiento e implementación. Requiere también
de rigor y bases científicas profundas para su concepción y desarrollo, todo
en el marco de un enfoque holístico de los asuntos marinos y costeros, y con
mecanismos bien desarrollados de comunicación, acercamiento y
coordinación entre individuos, instituciones y países (García, 2003).
Según GESAMP (1996), los programas de MIZC tratan con una o varias
de las siguientes tres condiciones:
- La sobreexplotación de recursos renovables por cosecha directa,
destrucción, modificación de hábitats e interrupción de las relaciones
predador/ presa, y otras relaciones ecológicas;
- Los conflictos que surgen allí donde algunas actividades humanas que
dependen de la misma área y/o recurso son incompatibles;
- Los daños insidiosos, incluyendo las pérdidas de la biodiversidad y la
productividad biológica, que pueden resultar de los impactos
acumulados de las distintas prácticas.

Actualmente, el enfoque de MIZC se ha adoptado en más de 90 países del


mundo y se desarrollan muchos nuevos programas a diferentes escalas.
Según estimaciones de expertos, existían no menos de 345 iniciativas de
MIZC a nivel mundial en el año 2000 (UNEP/GPA, 2006). Igualmente (a
partir de la publicación en 1992 del Convenio sobre Diversidad Biológica),
el enfoque ecosistémico es una de las principales estrategias de la gestión
integral del suelo, agua y recursos vivos. El enfoque ecosistémico está
profundamente relacionado con la filosofía del MIZC. Su finalidad es la
adopción de criterios de ordenación que sean más globales, integradores y
adaptables, que se integren cabalmente objetivos sociales y económicos, y
que se posibilite el restablecimiento y el respaldo de las funciones de los
ecosistemas, partiendo de su salud, productividad, diversidad biológica, y
calidad general de la vida.
A manera de ejemplo se estima que, en función de su grado de desarrollo
costero, los servicios de protección costera que brindan los arrecifes
coralinos de El Caribe tienen un valor que oscila entre $2.000 y $1.000.000
de dólares al año por kilómetro lineal de costa, (Burke y Maidens, 2005).
Esta estimación se basa en lo que tendría que invertir el hombre para
restablecer la protección costera en zonas donde los arrecifes coralinos, por
haber sido degradados, ya no brindan ese servicio.
Partiendo de las ideas de Kay y Alder (1999) y de Barragán (2003),
podemos sintetizar la historia reciente de la planificación y gestión costera
en las siguientes grandes etapas:
285
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

- Años 1950/1970: Predominio de los enfoques sectoriales y de las


acciones reactivas.
- Años 1970/1990: Incremento de la coordinación entre sectores, por la
concepción ingenieril en la rehabilitación costera y acciones reactivas-
proactivas.
- Período 1990/actual: Gestión integrada costera, énfasis en el desarrollo
sostenible, la restauración ambiental; inicio de la implementación del
enfoque ecosistémico y de acciones proactivas.
- Futuro: Enfoque ecosistémico, principio de precaución.

RIESGOS LITORALES EN AMERICA LATINA Y EL CARIBE

En el período entre 1970 y 1999, la región de América Latina y el Caribe


(ALC) ocupó el segundo lugar (después de Asia) en cuanto a ocurrencia de
desastres naturales, con el 16,3% de los 5.970 desastres naturales ocurridos
mundialmente (Charvériat, 2000). En el periodo 1970-2001 los desastres
naturales en ALC dejaron un saldo de 246.569 víctimas mortales y de 144,9
millones de personas afectadas, con un daño económico valorado en US$
68.600 millones (PNUMA, 2003). Sin embargo, tal como se muestra en la
Tabla 1, hay importantes diferencias entre la América del Sur,
Centroamérica y el Caribe.

Fallecidos / Población Daño acumulativo


millón de afectada / referido al Producto
habitantes mil habitantesInterno Bruto de 1998
(%)
América del Sur 431,1 322,9 3,9
Centroamérica 555,1 147,7 7,1
Caribe 3,8 486,4 43,3
Tabla 1. Indicadores de exposición a los desastres en América Latina y el Caribe
(Charvériat, 2000)

Como se observa en la tabla, los desastres naturales tienen un gran


impacto en los pequeños estados insulares del Caribe, como resultado de la
combinación de altos niveles de peligros naturales, débiles economías y del
incremento de las vulnerabilidades generadas por un desarrollo turístico
costero mal planificado. En estos pequeños estados insulares, el turismo
constituye una importante fuente de ingresos, lo cual determina que en
ocasiones los gobiernos eviten establecer restricciones estrictas a su
desarrollo, acelerando así la degradación ambiental y el incremento de las
vulnerabilidades costeras (PNUMA, 2005).

286
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Actualmente se debate hasta qué punto son la intensidad o la duración de


los eventos naturales extremos los que determinan por sí solas el nivel de los
daños que se producen, y cuál es el papel que le corresponde a las llamadas
vulnerabilidades natural y antropogénica como factores reales de esos daños.
Según Lavell (1996), la línea de pensamiento que enfatiza sobre las
condiciones preexistentes de vulnerabilidad de la sociedad eleva el concepto
de riesgo a una posición esencial para el análisis de los desastres y el
planteamiento de esquemas de intervención y de acciones para contrarrestar
sus efectos. Para la reducción del riesgo es necesaria la gestión de las
vulnerabilidades. El objetivo fundamental pasa entonces a ser la reducción
de la vulnerabilidad y la promoción de esquemas de modificación de los
sistemas naturales de soporte y de las interrelaciones sociedad-naturaleza.

RIESGOS LITORALES Y MANEJO INTEGRADO COSTERO

El manejo integrado costero surge inicialmente como una estrategia para


lograr un desarrollo sustentable, armonizando las demandas de usos con los
recursos disponibles. Para esto es fundamental la conservación del medio
ambiente (Campnet, 1989; Gubbay, 1990). Por los tanto, el MIZC plantea
dos objetivos fundamentales: i) armonizar usos y recursos, y ii) la
conservación de los valores naturales en la costa. Anotamos que en
documentos de referencia para el MIZC en Latinoamérica y el Caribe (por
ejemplo la “Guía para evaluar el progreso en el manejo costero” de Olsen et
al. (1999) se usan en numerosas ocasiones los términos de desarrollo y
conservación, pero los conceptos de riesgo y desastre natural están
prácticamente ausentes.
Este planteamiento MIZC contrasta con otros ámbitos de planificación
similares, como es el de la planificación hidrológica. En este, y de acuerdo
con Balairón (2000), a los objetivos de ordenar usos de recursos hídricos y
de conservar la calidad del agua, se suma un tercero: la lucha contra los
eventos extremos (inundaciones y sequías). Por tanto, como ya ocurre en la
planificación hidrológica, el MIZC debe definir como su tercer objetivo
fundamental la reducción de los riesgos y desastres, con un grado de
importancia o prioridad similar a sus dos objetivos iniciales. Si se tiene en
cuenta además que de acuerdo con el nuevo concepto de demarcación
hidrográfica) la planificación hidrológica abarca ya no sólo la gestión de las
cuencas hidrográficas en la zona emergida sino también la gestión de las
aguas costeras (Directiva Marco de Agua, 2000), parece claro que habrá que
armonizar los objetivos de la gestión del agua y de la zona costera.
Haciendo de nuevo una comparación entre la gestión hidrológica y el
MIZC, es interesante indicar que la planificación hidrológica ha
evolucionando desde una etapa inconexa para un tramo de la cuenca
287
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

hidrográfica, a una de planificación integral para el conjunto de la cuenca, y


finalmente a una planificación integral conjunta entre cuencas vecinas. De
igual modo, se puede decir que el manejo integrado costero (que comenzó
como una gestión de una playa o de un tramo reducido del litoral) ha pasado
a un manejo integrado costero para amplias zonas del litoral y finalmente,
hoy por hoy, está orientándose hacia un manejo integral de las cuencas
marinas (Alcántara-Carrió, 2006).
El desarrollo sustentable (objetivo común de la planificación hidrológica
y del manejo integrado costero) es difícilmente asumible si no se acompaña
de una política y de conjunto de acciones que disminuya los niveles de
riesgo. La reducción y/o el control de las condiciones de vulnerabilidad (y
por tanto de los riesgos) es un elemento fundamental y uno de los factores
que deberían definir el “desarrollo sustentable”. Tanto es así que, de hecho,
una definición restringida de desarrollo se plantea, de forma muy sucinta,
como la reducción de vulnerabilidades (o de riesgos) y el aumento de las
capacidades de la sociedad. Con esto la categoría de riesgo pasa a ser parte
intrínseca del desarrollo (Lavell, 1996). La caracterización, diagnóstico y
monitoreo de los riesgos costeros es hoy una componente clave de los
programas MIZC y constituye una sólida base del proceso de planificación y
toma de decisiones antes, durante y después de la ocurrencia de una
emergencia asociada a los riesgos.
Como parte de la filosofía del manejo integrado costero, la Reducción de
Riesgos y Desastres (RRD) se ha venido constituyendo en un sub-conjunto
de elementos y acciones cuyos objetivos son los de reducir la peligrosidad de
las amenazas (prevenir), minimizar la vulnerabilidades ante dichas amenazas
(mitigar), y avisar y evacuar a la población antes de la ocurrencia de un
desastre (alertar). Incluye también el salvar, asistir y defender a la población
y a sus bienes (responder), y finalmente, la corrección de los daños
(reconstrucción). Por los tanto, las medidas de prevención, mitigación, alerta,
respuesta y reconstrucción deben implementarse todas en un MIZC.
En el último siglo y muy especialmente en las últimas décadas, la
frecuencia y magnitud de los desastres naturales costeros se ha incrementado
exponencialmente (tanto en pérdidas económicas como de vidas humanas)
debido al aumento de la vulnerabilidad y al incremento de las amenazas de
origen climático (ver capítulo 1 de este manual), El desarrollo costero no
planificado, el cambio en el uso del suelo, la modificación o destrucción de
las protecciones costeras naturales (arrecifes coralinos, pastos marinos,
manglares, dunas) incrementan la vulnerabilidad a los desastres.
La OMM sostiene que, aunque los desastres no pueden evitarse, la
evaluación integrada de los riesgos y las alertas tempranas pueden ayudar a
mermar sus efectos devastadores. (Jarraud, 2006). Es por ello que el abordaje
de los riesgos costeros dentro de una estructura MIZC. Esta provee el marco
apropiado para el desarrollo de las estrategias y programas de gestión de
288
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

riesgos en los espacios costeros. En un enfoque que permite y auspicia el


conocimiento holístico de la zona costera, evitando la aplicación de
soluciones puntuales, a menudo con efectos negativos en las áreas
adyacentes. La secuencia metodológica clásica (en ciclos, al igual que otras
políticas públicas) mediante la cual evoluciona el diseño e implementación
de un Programa MIZC se aprecia en la Fig. 1.

Fig. 1. Secuencia de etapas a lo largo de cada uno de los ciclos sucesivos de un


programa de manejo integrado de la zona costera (GESAMP, 1996, Olsen et al.,
1999).

Siguiendo las ideas del Decálogo para el MIZC propuestas en el Manual


de trabajo de la Red Iberoamericana de Manejo integrado costero (inédito),
se considera, sin embargo, que una fase previa imprescindible es el
esclarecimiento del marco político-legal e institucional. Se debe precisar
antes que nada si existen una política institucional y una base normativa-
legal (explícita y pública) sobre MCI y sobre prevención de riesgos costeros,
y a partir de las cuales se puedan fundamentar todo los esfuerzos en estas
direcciones. Una simple revisión de este asunto permitirá comprobar que la
situación es muy diferente entre los diversos países y regiones de interés, y
muchas veces conviene empezar por trabajar en la mejora de este marco
esencial de partida. En este momento de análisis previo, se deben identificar
las instituciones y en qué medida se involucran realmente en los asuntos del
manejo costero y en la prevención de los riesgos litorales. Es necesario
revisar también si está establecido un reparto adecuado de competencias para
facilitar la concertación y la cooperación.

289
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Diagnóstico del litoral: análisis de amenazas, vulnerabilidad y riesgos

Una fase necesaria para iniciar un proceso cíclico de MIZC es el análisis


y el diagnóstico medioambiental y socio-económico del litoral. En esta fase
se debe incluir el análisis de la peligrosidad de las amenazas naturales, de la
vulnerabilidad del hombre y de los bienes costeros y, como combinación de
ambos, de la determinación del nivel de riesgo existente.
El análisis de los peligros naturales se enfoca a conocer su frecuencia
(probabilidad de ocurrencia), intensidad (magnitud) y posibles impactos. En
este sentido es conveniente conocer la peor opción, y también otras
magnitudes del evento. La medición, el pronóstico y la modelación de estos
fenómenos son herramientas básicas en el contexto. En los estudios de
peligro, resulta sumamente interesante y útil el desarrollo de análisis
temporales que determinen el pasado, presente y futuro de estas amenazas.
Los análisis de la vulnerabilidad deben mostrar las fortalezas y debilidades
sociales y económicas del área frente a diferentes peligros. Los estudios
históricos-evolutivos (a través de censos, por ejemplo) permiten interpretar
la historia del uso del suelo y las transformaciones del medio socio-
económico y, por tanto, cómo ha ido cambiando la vulnerabilidad del
hombre y sus actividades. En este tipo de análisis son muy útiles las
herramientas de la teledetección, principalmente la fotografía aérea (por
cubrir un rango temporal más amplio) y las imágenes de satélite con la
suficiente resolución.
En esta fase es también interesante estudiar el nivel de percepción de los
peligros naturales por parte de la sociedad, así como la preparación general
para enfrentarlos. Ambos aspectos se relacionan directamente con las
debilidades o fortalezas para la gestión de riesgos y su integración al MIZC.

Planificación de usos: adecuación a los mapas de riesgo

El objetivo de la segunda fase del ciclo de MIZC es la planificación de los


usos presentes y futuros en la zona costera. Para la definición de usos, se
parte de una sectorización del litoral en bandas, a partir del Deslinde del
Dominio Público Marítimo Terrestre, lo cual se hace con diversos criterios
en los diferentes países, pero siempre partiendo de las grandes fajas marino-
costeras reconocidas internacionalmente, y en función del nivel de
peligrosidad (niveles de inundación de los temporales, mareas y otros
agentes oceanográficos).

290
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

Fig. 2. Las grandes fajas marinas y costeras, de las que se parte para establecer la
sectorización del litoral (Tomado de Barragán 2003).

Para incorporar la reducción de riesgos y desastres al MIZC, es


fundamental realizar ésta planificación y ordenación del territorio buscando
no sólo el optimizar la explotación del litoral o la delimitación de las zonas a
proteger y la conservación/recuperación, sino también los aspectos que
minimicen el riesgo. Definir usos en función de los mapas de riesgos es
asumir compromisos de seguridad y sustentabilidad para las comunidades
costeras.
Los mapas de riesgo de inundación por lluvias torrenciales y tsunamis, de
la peligrosidad sísmica o de deslizamientos, deben ser vinculantes en la
ordenación de usos del territorio. Para diseñar estos mapas de riesgo es
necesario incluir en el programa MIZC un conjunto de acciones enfocadas al
control y monitoreo de los riesgos litorales, bien a nivel de sub-programa
independiente o a través del conjunto de sub-programas.

Diseño del programa de actuación: definición de medidas para reducir


riesgos

Durante este segundo paso del ciclo de MIZC lo más importante es el


diseño del programa de actuación. Corresponde entonces la definición de las
medidas concretas contra los riesgos naturales. Estas medidas han de buscar
reducir el riesgo a partir de la disminución de la peligrosidad de las
amenazas naturales, o de la vulnerabilidad de la costa a esas amenazas.

291
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

La detección y pronóstico de los riesgos, la modelación y la emisión de


alertas tempranas, la comunicación a decisores y población, la capacitación y
educación en materia de riesgos y el monitoreo son, entre otras, acciones
esenciales que se incorporan en los Programas operativos del MIZC.
Generalmente las medidas contra los riesgos naturales pueden desglosarse en
medidas de prevención, mitigación, alerta, respuesta y reconstrucción.
Prevenir la peligrosidad de las amenazas naturales no resulta tarea fácil,
pues significa reducir la frecuencia e intensidad de los eventos
meteorológicos o de aquellos relacionados con la geodinámica interna de la
tierra (la tectónica). Es claro que es muy poco o nada lo que el hombre puede
hacer en ambos aspectos. El clima y sus eventos extremos son
incontrolables, y los esfuerzos por frenar o al menos reducir la intensidad del
cambio climático darán fruto a largo plazo, en el mejor de los casos. Los
protocolos como el de Kioto y la labor de científicos, técnicos y políticos
ponen de manifiesto lo extremadamente difícil que resulta actuar ante
muchos fenómenos naturales de alta energía. Se trata en cualquier caso de
actuaciones a nivel global, de compromisos a escala internacional que
habrán de ser apoyados y considerados en las actuaciones del plan de manejo
integrado de la zona costera objeto de trabajo.
En la actualidad, las medidas para mitigar la vulnerabilidad se enmarcan
básicamente dentro de tres tipologías: a) medidas de defensa de la costa, b)
medidas de adaptación de los usos del territorio y c) medidas de reubicación
o retirada planeada. Como ejemplo de esta última opción se registra la
tendencia actual (en algunos países) de aumentar la distancia de la banda de
dominio público o servidumbre de protección, de tal manera que los usos
residenciales se han de ubicar más alejados de la orilla. En este sentido se
aplican también acciones dirigidas a la capacitación y educación en materia
de mitigación de riesgos, no solo de la población, sino, de modo muy
directo, de los tomadores de decisión.
Las medidas de alerta juegan un importante rol para enfrentar los riesgos
naturales. La información oportuna y lo más concreta posible sobre la
posible ocurrencia de eventos naturales extremos es fundamental y los
pronósticos y avisos a la población son indispensables para proteger las
vidas humanas y disminuir las pérdidas materiales. Un aspecto esencial de
estas medidas es el garantizar la interconexión entre los Centros de
pronósticos, los diferentes niveles de Gobierno y la población misma. En
esto, el papel de los medios masivos de comunicación es decisivo.
Para enfrentar los diferentes tipos de eventos naturales extremos es vital
contar también con un algoritmo de trabajo, regulado por las distintas fases
que emite la Defensa Civil. Estas fases van desde la fase informativa hasta
la de recuperación, pasando por las de alerta y alarma. En las tres primeras se
toman las medidas pertinentes, que incluyen aspectos como el mantener
informada a la población, la repartición de víveres y de recursos, la
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Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

protección y aseguramiento de viviendas, almacenes, hospitales, y el


mantener la operatividad de las instituciones de servicios (electricidad,
telefonía, comunicaciones, transporte y evacuación y atención del personal y
de la población. En la última fase, la de recuperación, se contabilizan los
daños y se asumen las tareas que sean necesarias para el regreso a la
normalidad.
Lo importante es entender que es en el contexto de Programas de MIZC
efectivos donde mejor pueden insertarse y ejecutarse las medidas de
retroceso, adaptación y protección que garantizan enfrentar con éxito los
fenómenos naturales y los cambios ambientales asociados al cambio
climático global (Moya et al, 2007).

Implementación y evaluación

Una vez preparado el Programa de actuación es preciso crear todas las


condiciones para asegurar su implementación adecuada, incluyendo la
adopción de las medidas legales y de financiación necesarias.
Sin duda, en la implementación exitosa del programa de actuación para el
MIZC y el enfrentamiento de los riesgos naturales, es decisivo el
funcionamiento eficaz de las estructuras ejecutivas y científico-técnicas
diseñadas a tal efecto. Dichas estructuras organizan y dirigen el trabajo
operativo, que no es más que poner en práctica las acciones previstas llegado
el momento de hacerlo. Con el objetivo de introducir las mejoras pertinentes,
estas estructuras son las encargadas de monitorear y de evaluar
sistemáticamente, cada cierto tiempo, los resultados de la implementación
del programa.
En todo esto es esencial la identificación y la movilización de los diversos
actores que participan en la implementación del MIZC y de la prevención y
enfrentamiento de los riesgos litorales. La evaluación de sus conocimientos y
de sus capacidades o debilidades es una tarea fundamental para establecer el
marco operativo en que serán manejados los riesgos.
En la Tabla 2 se presentan de manera sintetizada todos los momentos
mediante los cuales puede desarrollarse la gestión de los riesgos litorales en
un contexto de MIZC.

293
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

Fases Acciones esenciales


Análisis del marco político de partida.
Fase Previa Análisis de la base normativo-legal con que se cuenta.
Identificación de instituciones y reparto de funciones ente las
mismas.
Caracterización integrada del área de trabajo (línea base).
Caracterización Identificación y caracterización de los peligros, incluyendo
y Diagnóstico frecuencia, intensidad y posibles impactos.
Análisis de las vulnerabilidades.
Análisis de los riesgos.
Estudios de percepción de los riesgos, particularmente de los
tomadores de decisión y de la población local.
Planificación de Análisis de la sectorización funcional de la zona costera y su
usos: correspondencia con los niveles de peligrosidad y riesgos
adecuación al Definiciones relacionadas con los usos actuales y potenciales
mapa de riesgos en función de los mapas de riesgos.
Establecimiento de las acciones dirigidas a la detección y
pronóstico, emisión de alertas tempranas y sistemas de
Diseño del avisos, capacitación y educación en materia de riesgos, etc.
Programa de Definiciones de las medidas de defensa costera, adaptación en
actuación los usos de los territorios y reubicación o retirada planeada de
viviendas e instalaciones de cualquier tipo.
Establecimiento de las actuaciones previstas en cada una de
las etapas que define la Defensa Civil: informativa, alerta,
alarma y recuperación
Aseguramiento, Establecimiento de la estructura institucional bajo las cuales
implementación será implementado el Programa y planificación del
y evaluación del sostenimiento financiero.
Programa Probar acciones de implementación a escala piloto.

Planificación y desarrollo de procesos evaluativos del


programa, y de acuerdo con ello su perfeccionamiento
permanente.
Tabla 2. Secuencia de la gestión de riesgos litorales en el contexto del MIZC
(Elaboración propia).

CONCLUSIONES

La gestión de los riesgos litorales tiene la misión de identificar y reducir


el impacto de las amenazas naturales propias de las zonas costeras.
Ello sólo es posible si se diseña y desarrolla una estrategia dirigida a
establecer y consolidar:
- Un marco adecuado de gobernanza (gobernabilidad)

294
Métodos en Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Naturales en el Litoral

- Un proceso permanente de identificación, evaluación y vigilancia de


todos los tipos de riesgos.
- Un sistema efectivo de alerta temprana
- La reducción continua de las vulnerabilidades antropogénicas
- La capacitación y educación de los tomadores de decisión y de toda la
población
- La preparación integral para una respuesta eficaz y una recuperación
efectiva
Se entiende, por lo tanto, que el enfoque del Manejo Integrado Costero es
una filosofía general de trabajo, con fases metodológicas perfectamente
establecidas, que ofrece muy buenas oportunidades para diseñar y promover
estrategias adecuadas en la reducción de la vulnerabilidad a los peligros
naturales y en la gestión integral de los riesgos. Todo esto con miras a
garantizar la mayor estabilidad y la sustentabilidad de las complejas zonas
costeras.

AGRADECIMIENTOS

Este capítulo es una contribución a la Red Iberoamericana en


Teledetección Aplicada a la Prevención de Riesgos Geológicos Litorales
financiada por el Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el
Desarrollo (CYTED).

REFERENCIAS

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