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Juanita León
La Silla Vacía
Obviamente, ante su triunfo, toda su alarma sobre "el fraude que se está
cocinando" que advirtió días antes de la elección es ya cosa del pasado, y ni
una palabra repetirán sobre esto como no lo hicieron en la consulta de marzo.
Es como el de los dos punteros,un logro impresionante dado que fue una
campaña esencialmente ciudadana pues los políticos con estructura del Polo -
salvo Jorge Robledo- se deslizaron hacia Petro, y porque hasta hace unas
pocas semanas muchos lo daban por perdido.
De cuarto quedó Germán Vargas Lleras, cuyo 7,2 por ciento es muy parecido
al que le daban las encuestas pese a que le metió toda la fuerza a las
maquinarias en los últimos días.
Sin embargo, a juzgar por sus resultados, los que fueron transportados le
hicieron ‘la patuleca’ y si se movilizaron en sus carros al parecer no votaron
por él.
El dos por ciento que sacó no refleja su gran aporte al país al conseguir que las
Farc dejaran las armas, y comprueba que el Partido Liberal no se movió a su
favor. No sacó ni el 15 por ciento de los votos rojos en las legislativas, sacó 50
mil votos menos que en la lánguida consulta interna de noviembre y tampoco
pasó el umbral del 4 por ciento que era necesario para que le devolvieran el
anticipo.
Bajó la abstención
Según la Registraduría votaron 19,5 millones de personas, el 53 por ciento de
los que podían hacerlo. Eso es mucho más que el promedio de participación
en los últimos 15 años que ha sido del 45, 7 por ciento e incluso mayor a la
participación el pasado 11 de marzo cuando votó el 47,5 por ciento de la
gente.
Duque obtuvo la mayoría absoluta en Huila (53,5 por ciento de los votos), en
Antioquia (53,1) o Casanare (60,2), departamentos marcadamente uribistas,
como contamos. En cambio, ganó muy apretado en el Valle (30 por ciento
contra 28,6 de Fajardo y 27,8 de Petro) y sin mayorías absolutas en Santander
(44,3 por ciento), dos departamentos “columpio”.
La campaña
Pero quizás la mayor sorpresa fue que el Acuerdo de Paz con las Farc no
definió la campaña. La escasa votación de Humberto de la Calle refleja el
poco entusiasmo que despertó el tema, que solo él hasta el final de la jornada
defendió con suficiente vehemencia.
La votación de Duque, que supera la del No, es una nueva señal de la falta de
legitimidad que tiene el Acuerdo con la Farc entre un sector grande del país.
De hecho, nunca hubo un tema preponderante. Aunque los miedos de cada
lado del espectro político nunca dejaron de ventilarse: el miedo al castro-
chavismo supuestamente encarnado por Petro y el miedo a Uribe,
representado en Duque.
Dos miedos que en las tres semanas que quedan hacia la segunda vuelta
tenderán a exacerbarse pues tanto el uno como el otro tienen que romper los
techos de la gente que dice que nunca votaría por ellos.
En sus discursos, tanto Petro como Duque intentaron congraciarse con los
fajardistas. El candidato de la Colombia Humana dedicó todo un fragmento de
su intervención para hablar de la educación, un tema que había estado
presente en su campaña pero no con la preponderancia que le dio ahora que
necesita que los 4,5 millones que votaron por Fajardo, cuya bandera era la
educación, lo hagan por él en tres semanas. Por su lado, Duque recalcó en su
discurso anticorrupción y antimermelada, la otra bandera fajardista.
Además del voto fajardista, las decisiones clave en este período que arranca
serán las de Germán Vargas y la de César Gaviria.
En esta jornada, a juzgar por las votaciones y por lo que vimos en las
regiones, el Partido Liberal se quedó quieto porque quería esperar a ver cómo
jugaba frente a la segunda vuelta. Aunque sería un acto de incoherencia
aliarse con Duque que promete deshacer una parte significativa del Acuerdo
de Paz que impulsó el Partido Liberal, no es descartable que lo haga.
Por el lado de Vargas Lleras, más allá de la posición que él asuma, sus
votantes de opinión están más alineados con la derecha y serán más fáciles de
conquistar por Duque.