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CASO PENTA

El Caso Penta es uno de los escándalos políticos más mediáticos de los últimos
20 años. Una historia real,que nos invita a reflexionar sobre la delicada relación
existente entre la política y los negocios. Y es que la relación entre el sector público
y privado pudiese ser concebida como un cristal óptico: a simple vista luce bien,
pero observado en detalle, pueden apreciarse un sin número de imperfecciones,
que al final, alteran la visión.

EL FRAUDE PERFECTO

Iván Álvarez, ex fiscalizador del Servicio de Impuestos Internos. Foto: Alvaro Cofre
/ Agencia Uno.
El Caso Penta es una comedia trágica. Una historia que comienza en oficinas
del Servicio de Impuestos Internos(SII), con un fiscalizador llamado Iván
Álvarez. Ingeniero comercial de la Universidad Mayor, tras escuetos pasos por 2
empresas constructoras, Álvarez entró trabajar a la multinacional de auditorias
Grant Thornton. Quizás seria ahí donde, a pesar de ostentar un sueldo de mercado
inferior al millón de pesos, ganaría mucha experiencia y conocimientos en materia
tributaria. Como todo chileno, Álvarez deseaba lo clásico: una casa propia, un
vehículo, una vida familiar. Pensando en ello, decidió aspirar a más y postular al
Estado para lograr mejor sueldo, aleonado por la experiencia de sus padres que
toda la vida laboraron para la Fuerza Aérea. Fue así como el 2003, tras sortear un
difícil proceso de selección, Iván arribó al ente a cargo de cobrar los
impuestos. Para 2005 Álvarez ya ostentaba un salario levemente inferior a los 2
millones de pesos. Así, paso a paso el ingeniero se hacía carrera en una institución
pública que ofrecía estabilidad y buena retribución.

Fue durante 2008 que, un día como cualquier otro, Iván descubrió un error en el
sistema electrónico del SII. El ingeniero notó que con este error él podía modificar
las declaraciones de renta que realizan los contribuyentes a través del sitio web
del SII. Poco a poco, su escasa ética y su ambición se complementarían en una
nefasta reflexión: Iván se dio cuenta que podría ganar mucho dinero con esta
“maña” del sistema.

Imagine que usted tiene una empresa. Como dicta la ley, los meses de marzo y/o
abril de cada año usted debe declarar las utilidades que su empresa obtuvo el año
anterior. En base a esta declaración, el Estado calculará los impuestos que debe
pagar. Tras la reforma tributaria impulsada en 2014, actualmente las empresas
deben pagar, en promedio, un 25% (tasa de impuesto de primera categoría) de las
utilidades obtenidas durante un año por concepto de tributos. Sin embargo, como
forma de facilitar el proceso de recaudación, el Estado ordena que los
contribuyentes realicen “adelantos” mes a mes, lo que se denomina Pagos
Provisionales Mensuales (PPM). Así, al momento de analizar su declaración de
renta, el Estado calculará lo que su empresa debe pagar y lo comparará con la
suma de los PPM ya pagados al SII durante el año anterior. Si la suma de los PPM
es superior al monto de impuestos a pagar (calculado en base a la declaración
anual de renta) el Estado deberá devolverle esos excesos de dineros pagados.

Foto: Agencia Uno.


Gracias al error informático, Iván tenía la posibilidad de disminuir las rentas
declaradas por los contribuyentes. De esta manera, Iván podía lograr que el
Servicio creyera que debía devolver excesos de dinero a los
contribuyentes. Consciente de sus facultades, Álvarez armó un negocio en torno
a este servicio, cuyo precio era un porcentaje de la devolución de impuestos
lograda.

El negocio de Álvarez se basaba en el desfalco al Servicio de Impuestos Internos.


Dado esto, el ingeniero necesitaba captar clientes de manera discreta. Al igual que
los narcotraficantes, Álvarez no ofrecía sus servicios de manera directa, sino que
a través de intermediarios. Estos “agentes de ventas” eran contadores, pues estos
profesionales tienen la particularidad de conocer muchas empresas, lo que para
Iván era su mercado objetivo. Así, en los almuerzos, asados y cafés que los
contadores se esmeraban en agendar, Iván conoció a diversos empresarios y
ofrecía su peculiar servicio. Por la labor de conectar necesidad con satisfactor,
los contadores percibían comisiones. Gracias a la arquitectura muy bien diseñada
de roles y discreción, el negocio rápidamente prosperó.
JORGE VALDIVIA: “EL GUATÓN”

En pleno auge del negocio, Álvarez cometería un error garrafal. En un asado


conoció a un hombre llamado Jorge Valdivia, apodado “El Guatón“. Este personaje
no provenía del mundo del fútbol, sino del judicial: era un ex martillero. Al menos
eso aseguraba él. Cercanos describen al “Guatón” como una persona simpática,
elocuente y locuaz, comensal de aquellos, imperdible cuando de asados se tratara.
Los mismos señalan que a menudo Valdivia solía jactarse de su nombre,
bromeando con que era el padre del famoso jugador de fútbol. Estos mismos
cercanos destacan que, a pesar de lo que profesaba Valdivia, el no era martillero,
sino una persona que se dedicaba a comprar y vender autos chocados. Sin
embargo, las labores de Valdivia no se quedaban ahí, pues “El Guatón”
desempeñaba un sin fin de labores de junior encomendadas por un ejecutivo de
renombre: Hugo Bravo. Valdivia pagaba multas, realizaba trámites bancarios y
tributarios, las hacía de chofer, entre otros encargos que le solicitaba Hugo Bravo.

Tras el asado en que Valdivia conoció a Iván, “El Guatón” decidió entrar al negocio.
Maravillado por los resultados, comenzó a buscar interesados para además
hacerlas de agente de ventas y ostentar comisiones. Valdivia, ensimismado por la
mina de oro que había conocido, logró reclutar a un cliente de renombre: Hugo
Bravo, su empleador.

EL EFECTO DOMINÓ

Iván Álvarez en audiencia de preparación. Foto: Alvaro Cofre / Agencia Uno.


Una mañana como cualquier otra, Iván Álvarez llegó a su oficina en las
dependencias del Servicio de Impuesto Internos. No obstante, pronto notaría que
aquella mañana no sería normal. Álvarez se alarmó al notar que el error del
sistema del Servicio había sido corregido. Con ello era muy probable que el
millonario negocio llegaba a su fin. Así fue.

Al cabo de un par de semanas los participes del desfalco notaron que Iván ya no
prestaba sus eficientes servicios. En el intertanto, personal del SII iniciaba una
profunda investigación para intentar dilucidar las causas del error e identificar si
alguien se aprovechó de él para beneficio propio o de terceros. Producto de las
investigaciones, Iván y los contadores aparecieron en el radar de las pesquisas.
Poco a poco, se fueron estableciendo los nexos y atando los cabos sueltos. La
tónica fue citaciones a declarar, ordenes de incautación de información, etc. Se
sembró el pánico. Todos decidieron apuntar con el dedo a Iván y señalarlo como
único responsable de cualquier irregularidad. Contra las cuerdas, Iván se defendía
inculpando a sus ex agentes de venta.

Las investigaciones avanzaron y dieron con un nombre clave: Jorge Valdivia, alias
“El Guatón“. Por aquel entonces Valdivia padecía de una enfermedad vital. El ex
martillero recurrió a Hugo Bravo en busca de soporte. Este se lo negó, y por
ordenes superiores, decidió desvincular a Valdivia de sus labores. Valdivia falleció
en julio de 2014, pero no sin antes dejar una carta póstuma dirigida a la Fiscalía.
En la misiva, “El Guatón“ desde bajo de la tierra disparó como metralleta. Su
confesión sería el inicio de un escándalo. “El Guatón” aportó información crucial
sobre el funcionamiento de Iván Álvarez, los contadores e identificó como participe
de la red a un personaje, hasta ese momento, desconocido para
los persecutores: Hugo Bravo.

HUGO BRAVO: “HUGOLÍN”


Hugo Bravo, ex Gerente de Empresas Penta. Foto: Francisco Flores Seguel /
Agencia Uno.
Hugo Bravo es Ingeniero Comercial de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Inteligente, apático, enfermizo. Cercanos dan cuenta que, gracias a los contactos
generados en su época universitaria, ostentó cargos de renombre en compañías
aseguradoras e isapres. Por más de 30 años ejerció su profesión cosechando
cuantiosos éxitos y en constante ascenso. Una historia de vida prominente que le
valió la Gerencia General de Empresas Penta.

Hugo Bravo apareció en el radar de la Fiscalía tras la misiva de Valdivia. La


investigación tomó ribetes insospechados. Desde el Ministerio Público se ordenó
la incautación de información en la oficina de Bravo, ubicada en las dependencias
de Empresas Penta. El procedimiento se ejecutó en orden.

La sorpresa fue la tónica en la Fiscalía al revisar la información incautada. Hugo


Bravo poseía información reveladora, controversial, escandalosa. A esas alturas,
de seguro ya más de alguno concebía que este caso sufriría un cambio drástico
de giro.

“Hugolín“, abrumado por el hecho de que la Fiscalía lo estuviera


investigando, buscó apoyo y ayuda en sus jefes, quienes además habían sido sus
amigos de toda la vida: Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano, apodado
“El Choclo“, fundadores y principales propietarios de Empresas Penta. Los
“Carlos” se negaron tajantemente a prestar apoyo, despidiendo a Hugo Bravo por
sus nefastas decisiones y arrastrar a la empresa a situaciones incómodas, como
la visita de los fiscales a las dependencias para incautar información. Así, Bravo
se quedaba solo. Lo que no sospechaban los “Carlos”, o quizás erróneamente
subestimaron, es de lo que es capaz de hacer un Gerente General despedido,
abandonado y acorralado por la justicia.
EMPRESAS PENTA

Foto: Agencia Uno.


Empresas Penta es un holding empresarial chileno con inversiones en las áreas
de previsión social, seguros, finanzas, salud, inmobiliaria y educación. Los
principales propietarios de Empresas Penta son Carlos Eugenio Lavín y Carlos
Alberto Délano, alías “El Choclo“. Este grupo poseía activos superiores a
los US$ 30.000 millones, a través de empresas como Penta Vida, Penta Security,
Banco Penta y Empresas Banmédica. Sus propietarios son reconocidos
empresarios ligados a la UDI, financiando reiteradamente campañas
parlamentarias y presidenciales de Chile Vamos. Adicionalmente, Lavín y Délano
fueron destacados miembros de directorios de organizaciones con y sin fines de
lucro, destacando la Presidencia de Fundación Teletón.

Los “Carlos” confiaron durante décadas a Bravo la Gerencia General de sus


empresas. Así Hugo Bravo, abrumado por su impensado despido y desaire de los
Carlos, comprendía que la amistad se había terminado. Fue así
como “Hugolín”intentó hacer un trato con la Fiscalía a cambio de aportar valiosa
información para la investigación que se estaba realizando. El Ministerio Público
aceptó “a medias“, conociendo que el longevo ex gerente poseía información de
incalculable valor y un virtual testimonio abriría una verdadera “caja de Pandora”.
Fue así como Bravo, en busca de inmunidad, contó con lujo y detalle los
secretos de Empresas Penta.

BOLETAS “IDEOLÓGICAMENTE FALSAS”


Foto: 24horas.cl
En su testimonio a la Fiscalía, Bravo fue categórico: señaló que Empresas Penta
utilizaba boletas de honorarios “ideológicamente falsas” para pagar menos
impuestos. El otrora ingeniero no titubeó al calificar esta conducta como
reiterada. El escándalo se desató cuando mencionó que muchas de estas boletas
eran emitidas por instrucción de políticos de renombre.

“Hugolín” explicó que Empresas Penta realizaba aportes irregulares a destacados


políticos de Chile. Entre las campañas financiadas, directa e indirectamente, se
mencionaron las aventuras políticas de Laurence Golborne, Jovino Novoa, Pablo
Zalaquett, Ena Von Baer, Ernesto Silva Mendez, Iván Moreira y, en general,
candidaturas que impulsaba a nivel nacional el partido Unión Demócrata
Independiente (UDI). Como prueba de sus dichos, Bravo poseía registro
detallado de pagos realizados, que se justificaban en la contabilidad
mediante boletas de honorarios por servicios no prestados. Sobre esto, el ex
Gerente poseía correos electrónicos, anotaciones de fechas, siglas y grabaciones
de audios, que daban cuenta de éstas operaciones.

Las boletas de honorarios son documentos tributarios que dan cuenta


de prestaciones de servicios realizadas por personas o empresas. Es común ver
que empresas del sector público y privado empleen a su personal mediante esta
modalidad, para así evitar la firma de contratos laborales y los costos derivados
de esta formalidad (pagar salud, previsión, seguro de cesantía, indemnizaciones
por término de relación laboral y otros beneficios a los trabajadores). Con este
mecanismo, Penta justificaba los aportes a campañas políticas. El modus operandi
era simple: los políticos instruían a familiares o personas de confianza la emisión
de boletas por servicios, tales como asesorías, estudios, viajes en taxi y
otros servicios jamás prestados.

En Chile la mayoría de las empresas pagan un porcentaje de sus utilidades por


concepto de impuestos. Las boletas de honorarios son útiles para las empresas
porque permiten reducir estas utilidades, lo que por ende reduce el pago de
impuestos. Para ilustrar, recurriremos a Charlie Brown y Snoopy. Imagine que
Charlie Brown y Snoopy poseen una empresa llamada “Penta Peanuts”. La
empresa se dedica a varios negocios y obtiene ingresos derivados de sus ventas.
Así también, la empresa enfrenta costos: compra de materiales, pago de arriendo,
salarios de profesionales, etc. Para efectos simples, supondremos que “Penta
Peanuts” sólo paga salarios. Imaginemos que “Penta Peanuts” obtiene ingresos
de $1.000.000. Los salarios que debe pagar ascienden a $ 400.000 y se justifican
ante el Servicio a partir de boletas de honorarios. Así, en la suma y resta, la
empresa logró utilidades por $ 600.000. Dado esto, el impuesto que debe pagar
“Penta Peanuts” es del 25% de estas ganancias: $ 150.000.

Ahora: ¿Qué pasaría si “Penta Peanuts” rebajara aun más sus utilidades a partir
de boletas de honorarios por servicios no prestados? Esto es lo que denunció
Hugo Bravo. Empresas Penta declaró una serie de boletas de honorarios por
servicios no prestados para reducir aun más sus utilidades. Inclusive, de acuerdo
a la Fiscalía, durante 5 años consecutivos Penta derechamente declaró pérdidas,
lo que significó que el Estado, en vez de cobrarles impuestos, le devolviera
excesos.
LOS FORWARDS: PÉRDIDAS FALSIFICADAS
Fiscal Carlos Gajardo. Foto: Rodrigo Saenz / Agencia Uno.
Inicialmente, tras la declaración de Bravo la Fiscalía pensaba que Penta evadía el
pago de impuestos sólo por la vía deboletas “ideológicamente falsas“. No
obstante, las investigaciones identificaron un posible segundo mecanismo: la
falsificación de contratos forwards.

Un contrato forward es un instrumento financiero que, como su nombre lo


sugiere, es un contrato (acuerdo de compromiso entre 2 o más partes). ¿Qué se
acuerda en un forward? 2 partes (un comprador y un vendedor) se obligan a la
transacción de algo. Esta operación se llevará a cabo en una fecha futura, pero a
un precio establecido en el presente.

Para ilustrar, recurramos nuevamente a nuestros amigos Charlie Brown y Snoopy.


Imagine que hoy, 05 de marzo de 2018, Charlie Brown y Snoopy acuden a una
notaria para firmar un forward. El contrato estipula que Charlie le venderá US$ 1
dólar a Snoopy el día 5 de abril de 2018 a $650. Snoopy acepta las condiciones y
se obliga a comprar el dólar a ese precio. Note que esta operación generará
ganancias o pérdidas, dependiendo de cuál será el precio de mercado del dólar el
5 de abril. Lamentablemente, no se sabe. Si el precio es superior, Snoopy habrá
hecho un buen trato porque comprará el dólar más barato a Charlie. De hecho,
Snoopy puede comprar el dólar a Charlie e ir inmediatamente a venderlo a una
casa de cambio, generando así una utilidad. Las ganancias de Snoopy son las
pérdidas de Charlie, y viceversa.

Hugo Bravo aseguró que Penta firmaba contratos forwards simulando que habían
sido suscritos en el pasado. Es como si usted firmara hoy un contrato que señale
como fecha el 02 de enero de 2013. De acuerdo a Bravo, Empresas Penta
suscribió contratos donde simulaba haber perdido. Para ilustrar, yo sé que hoy el
dólar está a $600. Con esa información, yo suscribo un forward hoy, 05 de marzo,
pero simulo que lo hice el 05 de enero. En el contrato yo me comprometo a
comprar un dólar el 5 de marzo (hoy) a $650. Este contrato significaría una pérdida
para mí, dado que hoy el dólar vale $600 y estoy suponiendo que los compré a
$650. ¿Por qué razón haría todo esto? Para generar pérdidas en la
contabilidad. ¿El resultado? Reducir las utilidades y pagar menos impuestos (o,
en extremo, recibir devoluciones de impuestos).
LA GUINDA DE LA TORTA: PABLO WAGNER

Pablo Wagner, ex Subsecretario de Minería. Foto: Francisco Longa / Agencia Uno.


Tras la revelación de boletas falsas emitidas por instrucción de políticos y la
falsificación de contratos forwards, la Fiscalía comenzó a estudiar, en detalle, los
movimientos financieros de Empresas Penta. Depósitos, transferencias, todo.
Aparecieron boletas de “Pedro, Juan y Diego”. Sin embargo, un nombre llamó la
atención de los percutores: Pablo Wagner. La Fiscalía identificó que el Sr. Wagner,
a través de boletas emitidas por una de sus cuñadas, recibió aportes de dinero de
Penta. Sin embargo, su situación sería más grave que la del resto, dado que Pablo
recibió estos dineros cuando ejercía como Subsecretario de Minería del Presidente
Piñera.

Empresas Penta, entre todos sus negocios, poseía intereses en el controversial


proyecto Minera Dominga. Por esos días, el proyecto que buscaba emplazar una
mina de cobre en alrededores de Punta de Choros se encontraba en pleno
proceso de aprobación y certificación para iniciar operaciones. Dado esto, la
Fiscalía inició una investigación singular contra Pablo Wagner: el delito
de cohecho. Este delito consiste en que una autoridad y/o funcionario
público, acepta o solicita dinero a cambio de realizar, u omitir, un acto o decisión
propia de su cargo político. En este caso, la Fiscalía presume que Wagner recibió
recursos de Penta a cambio de que este tomara decisiones favorables a los
intereses de la empresa en operar un yacimiento minero. En otras
palabras, soborno.
PASARELA EN TRIBUNALES

Jovino Novoa, primer condenado del Caso Penta. Foto: Jorge Fuica / Agencia Uno.
En diciembre de 2013 se detuvo a Iván Álvarez y otros 3 ex funcionarios del SII por
presuntos fraudes realizados a partir del error del sistema electrónico. 7 meses
más tarde, Hugo Bravo fue despedido de Empresas Penta, toda vez que la Fiscalía
ya sabía de él y Valdivia. Días más tarde, este último moriría y el Ministerio Público
accedería a la carta póstuma que sería clave en la investigación. Así, el 29 de julio
de 2014 el SII denunció a Hugo Bravo por delitos tributarios. 1 mes después, el
Servicio haría lo propio contra Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín.

Tras el despido y denuncia, en septiembre de 2014 Bravo comenzó a apuntar


directamente a políticos responsables por la emisión de boletas falsas a Penta. Se
desata el escándalo. En octubre la Fiscalía, en compañía de la PDI, allana
dependencias de Jovino Novoa, Laurence Golborne y Andrés Velasco.

En diciembre se levantó el secreto de la investigación y la opinión pública conoció


los detalles del caso. Así se revelaron correos que revelaban contactos entre
políticos y Empresas Penta. El 9 de enero de 2015 el SII presentó una querella
criminal en contra de Pablo Wagner. A partir de las boletas emitidas a Penta por
la cuñada del ex Subsecretario, la mujer admite haber generado boletas para otras
empresas. Surge el Caso SQM.

El 24 de febrero, de manera inédita, la investigación queda a cargo del Fiscal


Nacional, Sabas Chaguan. Casi a través de cadena nacional, en un hecho de
máxima expectación ampliamente cubierto por los medios de prensa, entre el 4 y
7 de marzo de 2015 se llevó a cabo la audiencia de formalización de 10
personas. La Justicia decretó un plazo de 120 días de investigación y medidas
cautelares inéditas: prisión preventiva para Carlos Eugenio Lavín, Carlos Alberto
Délano, Hugo Bravo, Iván Álvarez, Pablo Wagner y otros formalizados.

El 22 de junio de 2015 se formalizaría al senador Iván Moreira, el diputado Felipe


de Mussy y el ex alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett. En la instancia también se
pretendía formalizar al ex diputado Alberto Cardemil y el ex senador Jovino
Novoa. Este último sufrió una hemorragia digestiva en plena audiencia, por lo que
su formalización fue aplazada a julio.

El 27 de noviembre de 2015 se dictó la primera condena del caso. En un proceso


abreviado, el ex senador UDI Jovino Novoa aceptó los cargos de perjuicio fiscal
que se le imputaban y fue sentenciado a 3 años de pena remitida y al pago de
multas.

El 29 de junio de 2016 se formalizó al ex precandidato presidencial y ministro de


Piñera, Laurence Golborne. En enero de 2017 se formalizó a las esposas y
cónyuges de Délano y Lavín. El 26 de febrero del mismo año falleció Hugo Bravo,
a pocas horas de enfrentar un juicio abreviado por delitos tributarios.
En julio de 2017 se solicitó el desafuero del senador Ivan Moreira. En fallo dividido,
la Corte de Apelaciones acogió la solicitud, ratificada por la Corte Suprema en
noviembre del mismo año. No obstante, en enero de 2018 la Fiscalía anunció un
acuerdo con la defensa de Moreira, la que supone una suspensión condicional del
proceso contra el senador a cambio del pago de una millonaria multa. Esto
provocó la renuncia de los fiscales Carlos Gajardo e Pablo Norambuena, quienes
iniciaron las investigaciones del caso.

Durante este año debiera esclarecerse el futuro de los formalizados. Se especula


que el resto de políticos imputados accederán a suspensión condicional, al igual
que Moreira. En el caso de los empresarios Délano y Lavín, se especula que se
está negociando un juicio abreviado. La situación más compleja es la de Wagner,
pues sobre él pesa el delito de cohecho. Se prevé que esto será lo único sometido
a discusión ante el juez.

CONCLUSIONES
Foto: T13.cl
El Caso Penta nos revela un sin número de vicios que adolece nuestro país en
materia política y tributaria. Nos damos la libertad de pasar revista a lo más
relevante.

La historia expuesta nos reveló como Penta, un gran conglomerado financiero,


otorgó recursos a partidos y rostros políticos al margen de lo estipulado por la ley.
Esta realidad resulta preocupante, pues evidencia que los políticos saben
perfectamente quien financian sus campañas y, quizás, este financiamiento de
entidades privadas es el que más pesa por sobre otros aportes, hechos al amparo
de la ley. Así, no resulta descabellado pensar que, como forma de devolver la
mano, los políticos gobiernen y/o legislen en virtud de los intereses de sus
conocidos patrocinantes y no del electorado.

En segundo lugar, el financiamiento irregular a la política permitió que Empresas


Penta pagara menos impuestos de los que habría tenido que pagar. Mediante la
recepción de boletas por servicios no prestados de parte de políticos, o personas
de confianza de estos, las sociedades del conglomerado pudieron reducir sus
utilidades e incluso declarar pérdidas. Dado el sistema tributario actual, esto les
permitió acceder a millonarias devoluciones de impuestos y en la práctica significó
que el holding se eximiera de aportar recursos al Estado por concepto de renta.

En tercer lugar, la Justicia debe determinar si Penta, además de ocupar boletas


por servicios no prestados, incurrió en falsificación de contratos y operaciones
financieras generar pérdidas no existentes y reducir, al máximo posible, el pago
de impuestos que le correspondía por generar rentas en el país.
Finalmente, en cuarto lugar, la Justicia debe esclarecer si Pablo Wagner y otros
políticos incurrieron en cohecho: recibir dinero de entes privados para ejercer un
cargo público en función de estos intereses, en desmedro de los sociales.

El Caso Penta nos revela desfalcos intencionales al Estado y el financiamiento


directo que empresas realizan a partidos y rostros políticos. Esto sugiere que
muchas empresas definen nuestra democracia y son responsables por los
resultados electorales. En el exitoso intento, se eximen de pagar impuestos, por
lo que, lejos de contribuir a la sociedad, sólo benefician, a punta de talonario, a los
suyos.

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