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Representación social

Lic. Enrique Virdó


Lic. Gloria Bertello

La representación social es una forma de organizar nuestro conocimiento de la realidad, al cual


resulta de una construcción social. Es un conocimiento que se elabora a partir de los propios
códigos de interpretación, marcados por una cultura y que por tanto se constituye en si mismo
como un fenómeno social.

Representación social: objetivación del cristianismo

Representación social: objetivación de la Paz

ELEMENTOS DE DEFINICIÓN

El término representación designa una actividad mental a través de la cual se hace presente,
mediante una imagen, un objeto o un acontecimiento ausentes. Se verán de acuerdo a Fischer las
definiciones más significativas en la página Número 116.

Para Piaget, la representación se reduce directamente a la imagen mental.

Para Moscovici, es un sistema de valores y prácticas relativas a los objetos del medio social que
permiten la estabilización del marco de vida de los individuos y grupos y además es un
instrumento de orientación para las percepciones de situaciones y la elaboración de respuestas

Para Herzlich, las representaciones son un proceso de construcción de lo real, basado en sus
estudios de enfermedad y salud.

Para Jodelet, la representación social designa una forma de conocimiento, el saber del sentido
común.

DEFINICION QUE PROPONE FISCHER

Materia: Psicología Social -1-


Profesores: Enrique Virdó y Gloria Bertello
La definición propuesta por Fischer es: la representación social es un proceso de elaboración
perceptiva y mental de la realidad que transforma los objetos sociales en categorías simbólicas y
les confiere un estatuto cognitivo que permite captar los aspectos de la vida ordinaria mediante un
reenmarque de nuestras propias conductas en el interior de las interacciones sociales.

La teoría de las representaciones sociales se ocupa de un tipo específico de conocimiento


que juega un papel crucial en cómo la gente piensa y organiza su vida cotidiana. Incluye
contenidos cognitivos, afectivos y simbólicos.

CARACTERISTICAS:

 Característica social de su génesis


 Forma específica de pensamiento, sentimiento y actuación de los grupos sociales.
 Estructura interna y procesos implicados: por un lado la sociogénesis por la que se crea el
conocimiento colectivo a través del discurso y la comunicación. Por otra parte, el producto final de
ese proceso: el conocimiento colectivamente distribuido e individualmente accesible.

LA MORFOGENESIS DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES


Una representación social se define como la elaboración de un objeto social por una comunidad.
Las representaciones sociales, en tanto que proceso social, sólo pueden aparecer en grupos y
sociedades en las que el discurso incluye comunicación. Una comunicación que implica tanto
puntos de vista convergentes como divergentes sobre diversas cuestiones.
En el proceso de conversación y en los medios de comunicación de masas, los objetos sociales
son creados y elaborados por actores sociales, que pueden tomar parte en el proceso de
comunicación mediante cualquiera de los medios que posean.
No son los atributos o fenómenos inherentes a un objeto los que lo convierten en social, sino la
relación que la gente mantiene con ese objeto. De esta manera, por ejemplo, tenemos agua que
encontramos en los ríos y que podemos denominar “normal”, agua bendita y agua para beber.
Mientras que el agua bendita, por la implicación simbólica de los actores sociales, y el agua para
beber, por la relación vitalmente relevante que se establece con ella, pueden considerarse objetos
sociales, el agua de los ríos (siempre que no inunde una ciudad) puede considerarse como algo
irrelevante y sin entidad social.
GRUPOS REFLEXIVOS
El discurso y la comunicación que crean las representaciones sociales tienen lugar en los grupos
reflexivos. Un grupo reflexivo es concebido como un grupo definido por sus miembros, en el que
éstos conocen su afiliación y tienen criterios disponibles para comprender que otras personas
también pertenecen al grupo. Formar parte del grupo quiere decir que se dispone de una
representación consciente de las personas que pertenecen al grupo. Si un grupo es delimitado por
un observador externo mediante un criterio arbitrario que no aparece en la conciencia de sus
miembros, entonces hablamos de un grupo nominal.
Los miembros de un grupo reflexivo elaboran colectivamente, en su práctica diaria grupalmente
relevante, las reglas, justificaciones, razones de las creencias y conductas que son pertinentes
para el grupo. Tendrán que reelaborar sus reglas y elaborar nuevos conocimientos cuando se
encuentren en conflicto con otros grupos o cuando se enfrenten con un nuevo fenómeno relevante
que entre en conflicto con el conocimiento establecido. Un resultado de estos procesos
comunicativo y discursivo son las representaciones sociales, que caracterizan el estilo de
pensamiento de los miembros del grupo.

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La conversación entre amigos y conocidos, al igual que los medios de comunicación de masas,
proporciona a las personas elementos de conocimiento nuevos, imágenes y metáforas que son
"buenas para pensar", pero que no son necesariamente verdaderas en el sentido estricto del
término. De esta manera, el pensamiento individual se convierte en una práctica social
(Arendt,1987; en Moscovici, 1988).

CARACTERÍSTICAS

Se abordarán las mismas con respecto a niveles de estructuración y contenido.

A nivel de la estructuración

a) transformación de una realidad social en un objeto mental: como vimos en las imágenes
del símbolo de la paz o del cristianismo, estos íconos son una expresión de la realidad social en
un objeto mental compartido por todos.
b) Proceso relacional: es una elaboración mental que se desarrolla en función de la situación
de una persona o grupo de una categoría social en relación con otra persona o grupo de otra
categoría social. Permite la comunicación y el intercambio.
c) Proceso de remodelado de la realidad: la representación aparece como una elaboración
dinámica, producida por determinados individuos, en un tiempo y espacio particular, con lo cual se
verá influida por los valores, cultura y factores ideológicos del momento de su creación.
d) Trabajo de naturalización de la realidad social: interpreta los hechos sociales, es como un
inventario de vivencias o fenómenos sociales que economiza nuestra percepción en tanto y en
cuanto nos hace familiar la elaboración de determinada realidad.

A nivel de contenido

a) contenido cognitivo: se trata de un conjunto de informaciones relativas a un objeto social


que pueden ser más o menos variadas o más o menos ricas. Por ejemplo determinados sectores
sociales pueden poseer mayor información por un mayor o posible contacto con la educación,
b) Contenido significativo: según Moscovici, está definido por la relación figura/sentido que
expresa una correspondencia entre ambos. Así las significaciones se transforman en imágenes y
esas imágenes pueden ser percibidas con sus significaciones.
c) Contenido simbólico: el símbolo constituye un elemento de la representación ya que el
objeto presente designa lo que está ausente de nuestras percepciones inmediatas y a la vez lo
que está ausente adquiere significación, apoyándose en ese objeto y otorgándole sentido.

Ampliando y sintetizando:

EL CONCEPTO DE REPRESENTACIONES SOCIALES


El concepto de representaciones sociales, según Ibáñez (1988), señala que su complejidad es la
articulación de diversas características que difícilmente se pueden integrar en una sola unidad, sin
dejar flexibilidad en sus interconexiones.
En este sentido dicho concepto relaciona varios aspectos que acercan a la comprensión de la
realidad de las otras personas, como la experiencia personal, el sistema cultural en el que se
desenvuelven, la sociedad y el grupo social con el que se relacionan.
Jodelet (1993); considera que la noción de representación social involucra lo psicológico o
cognitivo y lo social, fundamentando que el conocimiento se constituye a partir de las experiencias

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propias de cada persona y de las informaciones y modelos de pensamiento que recibimos a través
de la sociedad. Vistas desde este ángulo, las representaciones sociales surgen como un proceso
de elaboración mental e individual en el que se toma en cuenta la historia de la persona, su
experiencia y construcciones personales propiamente cognitivas (Banch 1991).
Al respecto, Álvarez (1995), señala que las representaciones sociales articulan campos de
significaciones múltiples, y que son heterogéneas. Llevan las trazas de los diferentes lugares de
determinación, pueden articular elementos que provienen de diferentes fuentes que van desde la
experiencia vivida hasta la ideología reinante. Son una forma de conocimiento que tiene un
carácter colectivo e individual, esto coloca a las representaciones en dos universos teóricos
relacionados con las determinaciones sociales y con la conceptualización. Es importante
mencionar que la aprehensión de la realidad se construye a partir de la propia experiencia de las
personas pero a la vez de la interacción que establece con otras, por lo que puede decirse que el
conocimiento que se adquiere en este proceso es construido y compartido socialmente. En esta
afirmación encontramos que en la persona influye lo que la sociedad le transmite a través del
conocimiento elaborado colectivamente y que esto incide en como se explica la realidad y como
actúa. Jodelet, coincide con esta idea cuando define las representaciones sociales como: "Una
forma de conocimiento socialmente elaborado y compartido, orientado hacia la práctica y que
concurre a la construcción de una realidad común a un conjunto social" (1989). Lo social se puede
interpretar de varias maneras, por medio del contexto concreto en que se sitúan las personas, por
la comunicación que se establece entre ellas, y por los marcos de aprehensión de valores,
culturas, códigos e ideologías relacionadas con el contexto social en que se encuentran inmersas
(Banchs 1991).
Vistas de esta forma, las representaciones sociales se relacionan directa y exclusivamente con el
sentido común de las personas, debido a que parte de la propia realidad de los seres humanos.
Asimismo, son un producto social y, por lo tanto, el conocimiento generado es compartido
colectivamente, concuerda con esta apreciación puesto que considera que además de las
realidades estrictamente personales, existen realidades sociales que corresponden a formas de
interpretación del mundo, compartidas por todos los miembros de un grupo en un contexto dado.
La realidad social es una realidad construida y en permanente proceso de construcción y
reconstrucción. En este proceso, que podría decirse que es a la vez cultural, cognitivo y afectivo,
entra en juego la cultura general de la sociedad pero también la cultura especifica en la cual se
insertan las personas, las que en el momento de la construcción de las representaciones sociales
se combinan.
Esto nos indica que toda persona forma parte de una sociedad, con una historia y un bagaje
cultural, pero a la vez pertenece a una parcela de la sociedad en donde comparte con otras
ideologías, normas, valores e intereses comunes que de alguna manera los distingue como grupo
de otros sectores sociales. (Banchs 1991).
Desde otro punto de vista, las representaciones sociales se gestan en la vida cotidiana y el
conocimiento que se obtiene por medio de éstas, se refiere a los temas de conversación
cotidianos de los seres humanos.
No representan simplemente opiniones "acerca de", "imágenes de" o "actitudes hacia", sino
teorías o ramas del conocimiento para el descubrimiento y organización de la realidad. Son un
sistema de valores, ideas y prácticas con una doble función: primero, establecer un orden que
permita a los individuos orientarse ellos mismos y manejar su mundo material y social y segundo:
permitir que tenga lugar la comunicación entre los miembros de una comunidad, proyectándoles
un código para nombrar y clasificar los aspectos de su mundo y de su historia individual y grupal
(Banchs 1982)

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Representación social del amor, la censura y la justicia

LAS REPRESENTACIONES SOCIALES Y SU ESPACIO


La representación puede ser considerada, en sentido amplio, como un modo de organizar nuestro
conocimiento de la realidad, que está construida socialmente. Este conocimiento se elabora a
partir de nuestros propios códigos de interpretación, culturalmente marcados, y en este sentido
constituye en sí un fenómeno social. Desde este punto de vista, el proceso de representación
introduce un carácter de diferenciación en las lógicas sociales y en los rasgos individuales. Da
lugar a una reconstrucción de la realidad, integrando de manera específica la dimensión
psicológica y la dimensión social.
Admitir la hipótesis de un pensamiento social, implica no solamente la asunción de un
pensamiento que es colectivo o comúnmente compartido, cosa que bien podría sostenerse desde
los trabajos de la cognición social, implica sobre todo admitir que ese pensamiento es socialmente
constituido en su forma, su contenido y su evolución.
Por ello, las representaciones sociales designan una forma de conocimiento específico, que es el
saber de sentido común, en el que los contenidos remiten a procesos generativos y funcionales, y
designan una forma de pensamiento social.
Analizar el conocimiento social conduce a un planteamiento en el que lo social no puede ser un
hecho estático dado, como manifestaba Durkheim al trabajar el concepto las representaciones
colectivas, ni los individuos están constituidos por mecanismos compartidos de distorsión
perceptual de la realidad como propugnaría la cognición social.
Al contrario de cualquier planteamiento cognitivo estricto, las representaciones sociales no pueden
situarse en la cabeza de los sujetos que aprehenden colectivamente el mundo social, se
encuentran, en el continuo e incesante intercambio entre individuos que explica la vida cotidiana,
que permite conocer y comunicar. Son por tanto, un medio entre los individuos y entre los sujetos
y los objetos.
De esta manera, no puede desligarse el carácter simbólico de las representaciones sociales,
porque entonces las reduciríamos a unas estructuras cognitivas más, y al mismo tiempo, tampoco
puede olvidarse su carácter cognitivo, porque desestimaríamos la adquisición de conocimientos
que suponen. En este campo de investigación que se haya en plena evolución, se obtienen
resultados cuyo carácter convergente contribuye a esclarecer, en diversas relaciones, los
fenómenos representativos.

PRINCIPALES ASPECTOS A CONSIDERAR EN LA NOCION DE REPRESENTACION SOCIAL

 Conceptualizar las representaciones sociales, quiere decir que están siempre referidas a
un objeto. No hay representación en abstracto. La representación para ser social, siempre es
representación de algo.
 Las representaciones sociales mantienen una relación de simbolización e interpretación
con los objetos. Resultan por tanto de una actividad constructora de la realidad (simbolización) y
también de una actividad expresiva (interpretación).

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 Las representaciones sociales adquieren forma de modelos que se superponen a los
objetos, los hace visibles y legibles, e implican elementos lingüísticos, conductuales o materiales.
Tiene un carácter de imagen y la propiedad de poder intercambiar lo sensible y la idea, la
percepción y el concepto.
 Las representaciones sociales son una forma de conocimiento práctico, que conducen a
preguntarse por los marcos sociales de su génesis y por su función social en la relación con los
otros en la vida cotidiana.
 Tiene un carácter constructivo.
 Tiene un carácter autónomo y creativo.

CAMPOS DE INVESTIGACIÓN EN REPRESENTACIONES SOCIALES


Pueden distinguirse tres amplios campos de investigación en representaciones sociales.

1- Es el que caracteriza la perspectiva original de las representaciones como conocimiento


vulgar. Ej.: la ciencia popularizada que se vulgariza como conocimiento cotidiano.
2- Es el extenso campo de los objetos culturalmente construidos a través de una larga
historia y sus equivalentes modernos. Ej.: roles sexuales, la mujer, las relaciones materno-filiales.
3- Es el campo de las condiciones y acontecimientos sociales y políticos, donde las
representaciones que prevalecen tienen un corto plazo de significación para la vida social. Ej.:
representaciones polémicas: xenofobia, conflicto social, desigualdad, desempleo, protesta.

FUNCIONES
Se presentarán las funciones: objetivación y anclaje que muestran cómo lo social se apodera de
un objeto, de una información, de un acontecimiento y los transfigura. Son procesos integradores
que articulan interacciones que relacionan lo psicológico con lo social. A la vez, son funciones
psíquicas que conjugan mecanismos mentales y fenómenos sociales. Finalmente garantizan a
través de la interactividad una función de filtrado cognitivo que permite que aquello que es nuevo o
inesperado se transforme en una visión aceptable y comprensible.
OBJETIVACION
En este proceso, la intervención de lo social se traduce en el agenciamiento y la forma de los
conocimientos relativos al objeto de una representación, articulándose con una característica del
pensamiento social, la propiedad de hacer concreto lo abstracto, de materializar la palabra. De
esta forma, la objetivización puede definirse como una operación formadora de imagen y
estructurante.
La representación permite intercambiar percepción y concepto. Al poner en imágenes las nociones
abstractas, da una textura material a las ideas, hace corresponder cosas con palabras, da cuerpo
a esquemas conceptuales. Procedimiento tanto más necesario en cuanto que, en el flujo de
comunicaciones en que nos hallamos sumergidos, el conjunto demasiado abundante de nociones
e ideas se polariza en estructuras materiales. Es decir, mediante este proceso se materializan un
conjunto de significados, se establece la relación entre conceptos e imágenes, entre palabras y
cosas. "Objetivar es reabsorber un exceso de significados materializándolos" (Moscovici, 1976).
Así, la objetivación reconstruye el objeto entre lo que nos es familiar para poder controlarlo. En el
caso de un objeto complejo como es una teoría, la objetivación puede dividirse en tres fases:
a) Selección y descontextualización. La selección y descontextualización es la primera fase del
proceso imaginante. Informaciones concretas son seleccionadas y fuera del contexto en que
aparecían pueden ser reorganizadas, pero para ello es necesario extraer el objeto del espacio en
que se presenta.
b) Formación del núcleo o esquema figurativo
La formación de un esquema figurativo corresponda a la fase en que la información seleccionada
es estructurada y organizada en un esquema que esta formado por las imágenes que reproducen
visiblemente la estructura conceptual.

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c) Naturalización
El modelo figurativo permitirá concretar, al coordinarlos, cada uno de los elementos que se
transforman en seres de naturaleza: "el inconsciente es inquieto", "los complejos son agresivos",
"las partes conscientes e inconscientes del individuo se hallan en conflicto". Las figuras,
elementos del pensamiento, se convierten en elementos de la realidad, referentes para el
concepto. El modelo figurativo utilizado como si realmente demarcara fenómenos, adquiere un
status de evidencia: una vez considerado como adquirido, integra los elementos de la ciencia en
una realidad de sentido común.
Con la naturalización, cosificación u ontización los conceptos se transforman en cosas que
permiten ordenar los acontecimientos, de manera que lo que es abstracto se muestra concreto.
Mediante la naturalización podemos ver "la Lógica" o "los complejos" como si tuvieran una
realidad tangible.
ANCLAJE
La representación en lo social. Este segundo proceso, esta referido al enraizamiento social de la
representación y de su objeto. La intervención de lo social se traduce en el significado y la utilidad
que le son conferidos al objeto. El anclaje implica otro aspecto que se refiere a la integración
cognitiva del objeto representado dentro del sistema de pensamiento preexistente y a las
transformaciones derivadas de este sistema "ya no se trata como en el caso de la objetivización,
de la constitución formal de un conocimiento, sino de su inserción orgánica dentro de un
pensamiento constituido"
El proceso del anclaje, en una relación dialéctica con la objetivización, articula las tres funciones
básicas de la representación: función cognitiva de integración de la novedad, función de
interpretación de la realidad y función de orientación de las conductas y las relaciones sociales.
Consiste, por tanto, en transformar lo que es extraño en familiar, o sea hacer inteligible lo que no
es familiar. Además, lo que lo diferencia de la objetivización es "que permite incorporar lo extraño
en lo que crea problemas, en una red de categorías y significaciones"(Moscovici, 1973, Jodelet,
1984).
Existen dos modalidades de intervención que permiten describir el funcionamiento del anclaje:
• La inserción del objeto de representación en un marco de referencia conocido y
preexistente.
• La instrumentalización social de objeto representado.
Cuando un grupo social se enfrenta a un fenómeno extraño, o a una idea nueva que en cierto
modo amenaza su identidad social, el enfrentamiento al objeto no se realiza en el vacío. Los
sistemas de pensamiento del grupo, sus representaciones sociales, constituyen puntos de
referencia con los que se puede amortiguar el impacto de la extrañeza. Una segunda forma de
anclaje posibilita la inserción de las representaciones en la dinámica social, haciéndolas
instrumentos útiles de comunicación y comprensión. Por una parte las representaciones se
convierten en sistema de lectura de la realidad social, expresando y contribuyendo a desarrollar
los valores sociales existentes. Por otra parte, en tanto que sistema de interpretación, el anclaje
posibilita que las personas puedan comunicarse en los grupos a que pertenecen bajo criterios
comunes, con un mismo lenguaje para comprender los acontecimientos, las personas u otros
grupos.
Globalmente, el proceso de anclaje guarda una estrecha relación con las funciones de clasificar y
nombrar, es decir, de ordenar el entorno, al mismo tiempo, en unidades significativas y en un
sistema de comprensión. Las características que definen este proceso son muy similares a las
que se atribuyen a la categorización.
Como se verá en la lectura de Fischer, específicamente en la Pág. Número 121, es importante
destacar en el anclaje, cómo la representación funciona a modo de sistema de interpretación, de
significaciones y de integración.

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Como se verá a continuación las representaciones sociales también dependen de las
épocas históricas. Observe la representación social de la mujer en diferentes momentos históricos
y a continuación lea un ejemplo de representaciones sociales en el estudio de la representación
de la mujer:

La primera mujer: EVA símbolo del paraíso perdido por la tentación.

Musa amamantando: la mujer en rol de crianza y cuidado de los hijos;


sus múltiples senos representan la nutrición en toda la vida del hombre.

La caja de Pandora

Representaciones sociales de la mujer


Tras la descripción de algunas formas de construcción histórica de las representaciones de la
mujer estamos en condiciones de aplicar a su análisis los conceptos derivados de la teoría de las
representaciones sociales.
En primer lugar, es importante destacar que son pocos los ejemplos en los que podemos resaltar
una mayor identificación entre imagen y significado, elementos que configuran la construcción de
una representación social. El cuerpo de la mujer es imagen y significado a la vez. Su cuerpo es
icono y símbolo, pues a cada disección del cuerpo femenino le corresponde una idea y cada idea

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se corresponde con una figura y rostro de mujer. Nada como el cuerpo de la mujer ha servido con
tanto afán para representar el orden moral y su trasgresión.
En segundo lugar, en la representación social del cuerpo femenino encontramos un ejemplo
paradigmático de la transformación de lo desconocido en algo familiar.

La imagen de la mujer y su cuerpo hacen que ese orden moral pueda ser identificado con quien
desde nuestro nacimiento forma parte, con su presencia, de nuestra vida cotidiana y, por tanto, de
nuestro conocimiento más inmediato del mundo. El cuerpo de la mujer representa además el
cuerpo social, pues en él se inscriben todos los temores que acechan a cada época histórica. Y si
el cuerpo de la mujer representa un enigma, pues para eso están artistas y médicos que lo
diseccionan y nos muestran las diferentes partes de las que está compuesto.
En tercer lugar, ese proceso de familiarización con un orden social que se inscribe en el cuerpo de
la mujer, señalando sus amenazas, consigue mediante su representación, naturalizar valores
culturales como si de elementos de una biología femenina se trataran. De esta forma resulta fácil
transformar algo abstracto, como los valores hegemónicos de una sociedad dominada por
hombres, en algo tan concreto como la imagen corporal de la mujer, transformando una realidad
mental en una realidad física. Cada valor social y su trasgresión están representados en una
imagen de mujer y en cada parte de su diseccionado cuerpo.
Este proceso de objetivación se acompaña de un proceso de categorización que sitúa y fija las
ideas que dan lugar a las prácticas culturales dominantes en un contexto de “categorías e
imágenes ordinarias” Y ese cuerpo ideológico es el que ha dado lugar a nuestras actitudes hacia
las mujeres y el que ha ido constituyendo nuestra ambivalente representación de la mujer. La
representación social de la mujer ha hecho posible poner rostro al mal, al tiempo que ha generado
una visión estereotipada de ésta que perdura en nuestra contemporaneidad. En su cuerpo
deforme o seductor, diseccionado o no, en su representación monstruosa e imaginaria están los
miedos que constituyen y dan forma a nuestra propia identidad, la de hombres y mujeres cuyas
acciones individuales y colectivas se han visto determinadas por esas representaciones sociales
que han dado forma a algo más que nuestra conducta e interacción. Han sido el reflejo y la causa
de las acciones que han hecho posible la reproducción del orden social. De nosotros depende
cambiarlo. Y, no, claro está, en un hada madrina.
Conclusiones
Tras constatar la actualidad de una teoría como la de las representaciones sociales, podemos
concluir afirmando que es una herramienta útil para analizar cómo la representación del cuerpo de
la mujer, como ser monstruoso e imaginario, ha contribuido a la difusión de los valores sociales
dominantes transformándolos en un conocimiento de sentido común. En este proceso, la
representación pictórica de la mujer forma parte de la construcción histórica del orden social. El
cuerpo de la mujer representa, por tanto, el campo donde objetivamos y categorizamos todo un
acervo de creencias sobre las que se asentaba y se asienta el orden moral, así como los valores y
conductas que acompañan a dicho orden. Todo poder se gestiona a través de un sistema
ideológico que necesita de una imagen que le represente. El cuerpo de la mujer y su
representación han sido un instrumento icónico-simbólico de dicho poder. Al mismo tiempo, la
representación en el cuerpo de la mujer de los vicios y prescripciones del orden moral ha
contribuido a naturalizar procesos que son de origen social y cultural. En la anatomía del cuerpo
de la mujer están representados nuestros propios miedos a lo desconocido y para ello nos
representamos el mal surgiendo de sus entrañas. Las representaciones de la mujer a las que
hemos hecho referencia vienen a recordarnos nuestra propia naturaleza imperfecta y las
consecuencias que se derivan de nuestra imperfección. Al recordarnos los efectos de la
desviación, la perversión, los vicios y el alejamiento de la virtud, los seres imaginarios que pueblan
las representaciones de la mujer contribuyen a construir un orden moral en el que ésta,
representa, en la mayoría de los casos, aquello que debe ser reprimido o estigmatizado.

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La teoría de las representaciones sociales nos señala las funciones que cumple esta
representación polimórfica de la mujer. A través de las representaciones sociales se nos hace
familiar un orden social que de otra forma permanecería, en cierta forma, ajeno a nuestra
compresión. Las ideas abstractas que dan significado a ideas como el bien y el mal se simplifican
y cobran una realidad material a través de su representación pictórica. En resumen, el análisis de
las representaciones del cuerpo de la mujer a través del estudio de las imágenes pictóricas como
ser monstruoso o imaginario no sólo sirve como elemento que contribuye a aplicar una teoría
psicosociológica, sino, fundamentalmente, a desvelar cómo la imagen de la mujer ha sido utilizada
como símbolo en el que grabar las normas morales con las que hemos ido justificando un orden
social como si de un orden natural se tratara.
http://psicologiasocial.uab.es/athenea/index.php/atheneaDigital

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