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HISTORIA DEL COMERCIO DEL PERÚ

La historia del comercio del Perú tiene sus raíces tradicionales en los recursos
naturales, como la minería, la pesca y la agricultura. En la época precolonial,
durante el dominio del imperio Inca, la economía era fundamentalmente agrícola, a
pesar de que alcanzó cierto desarrollo la ganadería y la minería. El objetivo primario
de la economía inca era de subsistencia, con un sistema basado en la reciprocidad
y el trueque de productos.

En los últimos años del siglo XXI, ha habido un incremento notable en las industrias
ligeras, servicios y tecnologías de alto. En 2016, la economía peruana creció un
3.6%.

Periodo prehispánico

Este periodo recoge el lapso que va desde la ocupación del territorio peruano por el
género humano, hace unos veinte mil años, hasta los inicios del siglo XVI. El
elemento común de todo este tiempo fue el aislamiento de la población respecto del
resto del mundo, que, aunque no fue total, porque existen algunas hipótesis sobre
contactos con pueblos mesoamericanos o de la Polinesia; pero no existieron
intercambios comerciales ni de otro tipo con otros pueblos.2

En el momento de la conquista o invasión española, el territorio del actual Perú tenía


entre cinco y nueve millones de habitantes, lo que suponía en un territorio con poca
tierra cultivable y sim comercio una organización económica compleja y eficaz.

El imperio inca (el Tahuantinsuyu) que ocupa la menor extensión temporal del
periodo prehispánico, entre los años 1470 y 1532, es el mejor conocido, ya que se
cuenta para su conocimiento con restos arqueológicos y el testimonio escrito de los
primeros testigos europeos que llegaron a conocerlo personalmente. El desarrollo
político alcanzó su mayor grado de complejidad que tuvo un correlato en el ámbito
económico.
La economía inca se basó en la agricultura que desarrollaron mediante técnicas
avanzadas, como las terrazas de cultivo llamados andenes para aprovechar las
laderas de los cerros, así como sistemas de riego heredados de las culturas
preincas. Los incas cultivaron maíz, yuca, papa, frijoles, algodón, tabaco, coca, etc.
Las tierras eran propiedad comunal y se trabajaban en forma colectiva.
Desarrollaron también una ganadería de camélidos sudamericanos (llama y alpaca).

La actividad comercial era muy reducida, provocado por la ausencia de ríos


navegables y la dificultad del uso de la rueda en esos territorios, además de que no
existían animales de gran carga en Europa y Asia. Se contaba únicamente con la
llama, cuya capacidad porteadora era similar a la de un hombre, por lo que la
organización económica era de autoconsumo, porque debían consumirse
básicamente en el lugar donde eran producidas.

Periodo colonial temprano

Este periodo comienza en 1532, cuando los españoles capturan al Inca Atahualpa,
se produce el derrocamiento del Estado Inca y su sustitución por el gobierno del rey
de España. El periodo termina con la muerte del último rey de la dinastía Augsburgo,
Carlos II.

Los españoles introdujeron nuevos cultivos, animales y tecnología, pero también


instauraron nuevas instituciones y organizaciones económicas, como la moneda, el
trabajo asalariado, las ciudades y la hacienda o latifundio agropecuario. Dieron inicio
a un nuevo sector productivo, destinado a cumplir un rol muy destacado en Perú,
como la minería, y vincularon a la economía peruana con el resto del mundo, de la
mano de este nuevo sector.

El inmenso territorio del virreinato del Perú abarcó gran parte del territorio de
Sudamérica, incluida Panamá. Quedó fuera de él, también como bien realengo,
Venezuela y Brasil, que, sobre el océano Atlántico, pertenecía a Portugal. Entre los
años 1580 a 1640, Portugal compartió el mismo monarca que España en una unión
dinástica aeque principaliter bajo la Casa de Habsburgo siendo, por lo tanto, durante
ese tiempo, parte del inmenso Imperio español. Brasil, entonces, integró este
imperio.

Sin embargo, durante el transcurso del siglo XVIII su superficie sufrió tres
importantes mermas al crearse -con parte de su territorio- dos nuevos virreinatos de
la corona española: el Virreinato de Nueva Granada y posteriormente el Virreinato
del Río de la Plata. Al mismo tiempo el Brasil lusitano extendía sus fronteras hacia
la Amazonia.

El período colonial presenta tanto signos negativos como positivos para la evolución
económica del actual Perú. Como signos negativos destaca la caída demográfica
producida tras la conquista, la especialización del país como una economía
exportadora de materias primas, que no requería de una mano de obra muy
abundante y también la pérdida de eficiencia provocada por el desmoronamiento
del Estado inca y la crisis demográfica. Como elementos positivos deben destacarse
la llegada de nueva tecnología y nuevas instituciones económicas, que permitieron
la mejora de la productividad. No queda claro cual fue el balance final entre lo que
se perdió y lo que se ganó con la conquista española, pero la impresión actual es
hubo un primer largo periodo de ajuste en el que pesaron más los efectos adversos
de la conquista y uno segunda en el que la productividad del trabajo aumentó y los
recursos naturales fueron mejor aprovechados.

La minería

Fue la actividad preferente en el virreinato durante el siglo XVI y gran parte del XVII,
para empezar a decaer en el siglo XVIII. Dentro de la actividad minera se
distinguieron un primer periodo, previo al establecimiento de la organización
virreinal, caracterizado por un sistema de extracción intensiva del metal con base
en una febril actividad de la superficie, desmantelamiento, apropiación, y reparto de
las riquezas del antiguo Perú. El segundo correspondería a la existencia del
virreinato con el ordenamiento económico que empieza con las Ordenanzas de
1542.
Las mejores minas, por su calidad y rendimiento fueron de propiedad de la corona
española. Las minas más pequeñas, en cambio, fueron explotadas por particulares
con la obligación de pagar como impuesto el denominado Quinto Real, o sea, la
quinta parte de la riqueza obtenida. Los principales yacimientos mineros fueron:
Castrovirreyna, Huancavelica, Cerro de Pasco, Cajabamba, Contumaza, Carabaya,
Cayllama, Hualgayoc, todas ubicadas en el actual Perú. Pero el más grande a nivel
minero fue el yacimiento de Potosí, cuya producción se sustentó en la mita minera.
El Cerro Rico de Potosí proporcionó las dos terceras partes de la plata que hubo en
el Perú hasta que en 1776 pasó a formar parte del Virreinato del Río de la Plata.

Los centros mineros fueron ciudades que rápidamente se convirtieron en emporios


comerciales que engranaron todo un circuito comercial en el que se encontraban la
ciudad de México (para Zacatecas y Guanajuato) y Lima (para Potosí, Cerro de
Pasco y Huancavelica). Para la extracción de la plata las técnicas andinas incluían
el método de la huaira, que consistía en el empleo de un horno al cual se le sometía
el plomo, extrayéndose finalmente la plata. Pero esta plata era de una impureza
notoria.

En la Nueva España se llegó a descubrir una técnica que se aplicó en las minas de
Potosí que consistía en mezclar la plata con mercurio (llamado azogue). Luego, la
plata se separaba, manteniéndose en un estado de pureza. La producción minera
tuvo su auge entre 1572 a 1580 que fluctuó de 216 000 a 1 400 000 pesos anuales;
pero disminuyó su ritmo extractivo al promediar el siglo XVII y ya en el siglo XVIII,
su decadencia fue notoria debido, en gran parte, al sistema y forma empírica como
se trabajaba en los centros mineros, también a la carencia de caminos para agilizar
el transporte y la despoblación indígena.

Régimen comercial del virreinato

El comercio virreinal estuvo basado en el monopolio debido al carácter exclusivista


y mercantilista que prevaleció en la economía. Hasta el debilitamiento, y luego la
derogación del monopolio universal, sólo los territorios españoles de Europa podían
comerciar con la América española. Con el tal propósito y el de recaudar impuestos,
se creó en Sevilla la llamada Casa de Contratación de Indias en 1503, organismo
encargado de velar por el cumplimiento del monopolio. Además, en cada virreinato
funcionaba un Tribunal del Consulado, que controlaba el movimiento comercial e
intervenía en todo lo relacionado a él.

Monopolio comercial del Virreinato del Perú

En 1561, Felipe II estableció que los únicos puertos para el tráfico comercial fueran
Sevilla en España, Veracruz, en México y Callao en el Perú, en tanto que Cartagena
de Indias y Panamá eran tenidos como puertos de tránsito.

En cumplimiento de esta disposición, anualmente salían de Sevilla dos grupos de


barcos cargados de mercaderías y escoltados por otros barcos de la marina de
guerra española. El grupo de barcos que iba a México tomaba el nombre de flota y
arribaba a Veracruz. Los que venían al Perú tomaban el nombre de galeones y
llegaban, primero, al puerto de Cartagena de Indias y, de allí, pasaban al puerto de
Portobelo. Allí en Portobelo, se realizaba una gran feria, a la que asistían los
comerciantes limeños que hacían su arribo a este lugar, mediante la llamada
Armada del Mar del Sur, hasta Panamá, y, luego, por tierra, atravesaban el istmo
para llegar a Portobelo. Efectuadas las compras y ventas en Portobelo, los
comerciantes de Lima se embarcaban, nuevamente, en la Armada del Mar del Sur
y arribaban al Callao, desde donde enviaban las mercaderías por tierra a los pueblos
y ciudades del interior del virreinato como Arequipa, Cuzco, Charcas, Buenos Aires,
Santiago y Montevideo. De esta manera, el Virreinato del Perú se convierte en eje
del movimiento comercial. El Callao, como puerto autorizado, mantuvo su
preeminencia sobre otros puertos menores, tanto de la costa del Pacífico, como del
Atlántico.

El monopolio no dio resultado para el Imperio español; en cambio, fomentó el


comercio ilícito, de contrabando, a cargo de ingleses, franceses y holandeses. Los
barcos de los países contrabandistas arribaban a puertos menores, así como
también a caletas y embarcaderos, desde donde se introducía la mercadería a los
poblados aledaños y ciudades del interior del Virreinato, lugares éstos en los que
se daba el caso de mayor aceptación de estos productos que se expandían a un
precio sumamente bajo en relación a los mismos artículos traídos por los
mercaderes españoles. La mayor intensidad de este comercio ilícito se manifestó
en los puertos del Atlántico, llámese Montevideo y Buenos Aires; ello debido a la
lejanía en que se encontraban con respecto a la capital virreinal, Lima, y al puerto
de entrada autorizado que era el Callao. Se ha llegado a estimar que por cada dos
mil toneladas de comercio lícito entraban al Virreinato del Perú trece mil toneladas
ilícitas, es decir, de contrabando.

Rompieron también el monopolio comercial los corsarios (que robaban para


beneficiar a sus propios países o determinada nación europea) y los feroces piratas
(que lo hacían para su propio provecho). El más famoso de los corsarios fue Francis
Drake que, bajo la insignia de la corona inglesa en tiempos de Isabel I, atacó los
puertos de América meridional, saqueó el Callao y Paita, luego se dirigió a Panamá
donde logró acumular un gran botín, regresando a Inglaterra por la vía de Oceanía,
en la época del virrey Francisco Álvarez de Toledo.

Todo ello determinó, que precisamente, Lima, fuera circundada de murallas y que,
asimismo, se construyese la Fortaleza del Real Felipe, o los Reales Castillos, del
Callao.

Impuestos del Virreinato

La llamada Real hacienda o Caja fiscal del Rey obtenía recursos directos con el
cobro de una serie de impuestos, que afectaban a las actividades económicas.
Había cajas repartidas en todo el virreinato que recolectaban los fondos, cubrían los
gastos de la administración y remitían el sobrante a la caja principal situada en Lima
(Caja Real de Lima), la misma que, saldando los gastos del propio virreinato, luego
las remitía a España.

Entre los impuestos, que el virreinato pagaba a la corona figuraban:

EL Quinto Real (Quinto del Rey). O sea, la quinta parte de los metales extraídos o
de los tesoros encontrados.

El Tributo Personal del indio. Que obligaba al habitante andino, entre los dieciocho
y cincuenta años, a pagar una suma anual.
El Alcabala. O sea, el pago que se hacía por concepto de la compra o venta de
propiedades

El Almojarifazgo. Que era el impuesto que se pagaba por la entrada y salida de


mercaderías (hoy aranceles o derechos de aduana).

La Media Anata. O sea, el impuesto que gravaba anualmente los sueldos de los
funcionarios públicos y burócratas.

La Derrama. Que eran los donativos extraordinarios que se obligaba a hacer a los
habitantes del virreinato cuando España sostenía guerras con sus rivales europeos.

Los Estancos. De la sal, del tabaco, del papel sellado, de los naipes, etc., es decir,
el impuesto que gravaba a tales productos, los mismos que tenían que ser pagados
por los colonos.

La moneda

Moneda de 8 reales conocida como Columnario de plata

En un comienzo, durante la conquista, no hubo moneda para el comercio, después


aparece la primera expresión de la moneda en el Perú, la callana, que era una pieza
rudimentaria fundida con especificación de peso y ley que funcionó en Cajamarca,
Lima, Cuzco y Piura. Después se confeccionó el peso, que fue un disco burdamente
labrado a cincel, llevando una cruz a cada lado; su valor marcaba 450 maravedíes.

Posteriormente aparecieron los ducados, los escudos y los doblones, que hicieron
más expeditiva la transacción comercial. Estas monedas eran acuñadas en las
llamadas Casas de Moneda, que empezaron a funcionar alrededor del siglo XVI,
especialmente en Lima y Potosí.

La agricultura y ganadería

La agricultura no tuvo un desarrollo importante en el virreinato. Al igual que en otros


lugares conquistados por los españoles, la tenencia de la tierra se trastocó, así
como el usufructo que se hacía de ella. Con la llegada de los españoles llegaron
también productos vegetales, animales de granja y aves de corral. Desde un inicio
los indígenas fueron empleados en las faenas agrícolas y fue a través de esta
práctica que pudieron pagar sus tributos. Nuevas técnicas como el barbecho, la rosa
y quema, así como diferentes instrumentos les fueron dados a los nativos para que
explotaran al máximo la agricultura.

Obraje en el Virreinato del Perú

Las tierras destinadas a la agricultura se encontraban relativamente cercanas a las


ciudades debido a que muchos de los alimentos no aguantaban más de cinco días
de camino sin malograrse. [cita requerida]Alrededor de Lima y Potosí, por ejemplo,
hubo grandes hectáreas destinadas solamente a la producción local. Dentro de esta
producción no se descuidaron los productos locales como el olluco y la coca. Hacia
1600 la producción local fue lo suficientemente estable como para sustituir las
importaciones que se hacían desde la España europea causando gran molestia a
los comerciantes españoles. Es desde entonces que el comercio intraamericano
empezó a tener auge, principalmente entre las regiones del Perú, Chile y
Centroamérica.

Productos traídos por los españoles

Ganado: vacuno, lanar, caprino, porcino, equino.

Cereales: trigo, cebada, centeno

Otros vegetales: caña de azúcar, lentejas, garbanzos, frijoles, lechugas, col,


espinaca, apio, espárrago, zanahoria, nabo, betarraga, rábanos, bananas, naranja,
limón, etc.

Los obrajes

Fueron centros laborales de gran importancia en el Virreinato dedicados a la


manufactura de textiles e hilos de lana, algodón y cabuya. El primer obraje fue
instituido por Antonio de Ribera en 1545. Su número creció rápidamente debido a
que las vestimentas tenían gran demanda entre los indígenas mineros (de diferentes
calidades: bayetas, jergas, frazadas, alforjas, medias, sombreros, costales). Su
producción no pudo superar lo artesanal porque el monopolio peninsular no dejaba
que se expandiera o elaborara productos de mejor calidad dentro de sus territorios
de ultramar.

Periodo colonial tardío - desde 1700 hasta la independencia

La producción minera tuvo su auge entre 1572 a 1580 que fluctuó de 216 000 a 1
400 000 pesos anuales; pero disminuyó su ritmo extractivo al promediar el siglo XVII
y ya en el siglo XVIII, su decadencia fue notoria debido, en gran parte, al sistema y
forma empírica como se trabajaba en los centros mineros, también a la carencia de
caminos para agilizar el transporte y la despoblación indígena.

Entre 1790 y 1795, según las memorias del virrey Francisco Gil de Taboada, se
hallaban en explotación en su territorio (actual Perú), 728 minas de plata, 69 de oro,
4 de mercurio, 12 de plomo y 4 de cobre. Pese a que la minería era en la época una
actividad desorganizada y riesgosa, su auge fue tal que no menos del 40 % de los
yacimientos que actualmente están en operación en el Perú, ya habían sido
descubiertos y trabajados en tiempos del virreinato.

Comercio

Por diversas circunstancias el sistema del monopolio fue quebrantándose. Así, a la


firma del tratado de Utrecht, en 1713, España concedió a Inglaterra el derecho de
enviar cada año a puertos del atlántico, un barco o “navío de permiso”, con
quinientas toneladas de mercaderías. En 1735 la misma España concedió el “navío
de registro que, previa inscripción en los puertos españoles, llegaba a los puertos
del Pacífico con mercaderías para su comercialización, hasta que el rey Carlos III,
en 1778, decretó el libre comercio, por el cual otros puertos españoles y
sudamericanos podían efectuar esta actividad. En virtud de esto, surgieron
Valparaíso, Arica, Guayaquil, Montevideo y Buenos Aires, que disputaron la
supremacía del Callao.
Periodo Republicano

La economía del Perú salió debilitada de la guerra de independencia. La larga


duración del enfrentamiento y la característica de guerra civil que cobró,
multiplicaron el encono entre ambos bandos. La derrota de los realistas supuso
ejecuciones, destierros y en otros casos expropiación de bienes y caudales y fuga
de capitales. La independencia se logró, así, a costa de la descapitalización del país
y de la pérdida de su élite económica, que supusieron un retraso en los sectores del
comercio ultramarino, la agricultura de costa y la minería de la sierra. El clima bélico
que continuó después de la independencia desalentó la actividad empresarial. El
militarismo o predominio de los militares en el poder surgió en el Perú debido a la
debilidad de la clase dirigente civil tras una época de guerra, ya sean interna o
externa. El Primer Militarismo se dio luego de la victoria en la guerra de la
independencia, a la que se sumaron las guerras civiles e internacionales de las
primeras décadas de la República.

Consumada la independencia del Perú, quedó pendiente el pago de la deuda que


este país había contraído con Argentina, Chile y la Gran Colombia, a cuenta de los
gastos hechos por estos países en la organización de las campañas militares de la
última fase de la independencia las expediciones libertadoras de San Martín y
Bolívar). Con España también había una deuda pendiente, de acuerdo a lo
estipulado en la Capitulación de Ayacucho. Otro rubro era la deuda con Inglaterra,
contraída también durante el proceso de la independencia y que al permanecer
impaga había crecido excesivamente, por los intereses acumulados.5 De otro lado,
existía una deuda interna con particulares que habían aportado, en especie o en
dinero, a favor de las campañas independentistas.6La cuestión fiscal fue
complicada después de ajustar. La población esperaba un alivio en la tributación
después de la independencia.

Solo el paso del tiempo fue creando una mayor autoridad y credibilidad para el
nuevo Estado, de forma paulatina y trabajosa.
El guano fue un gran impulso para el Estado peruano, que le permitió financiarse a
partir de 1845 sin recurrir a los impuestos y que permitió un crecimiento de la
economía pública basada en las rentas derivadas de la exportación de este producto
y no en impuestos.

Durante los años del guano se incrementaron muchos los presupuestos públicos,
pero a la vez se recurrió al endeudamiento. En 1876, antes de la suspensión de
pagos que se produjo, la deuda pública ascendía al 500% del presupuesto de país.
La guerra del Pacífico contra Chile, supuso el final de la denominada era del Guano,
por cuanto los chilenos se quedaron con los recursos que producían estas rentas,
el guano y el salitre. Finalmente, las existencias de guano peruano se
sobreexplotaron, tan solo quedaba el 10% de lo extraído inicialmente, mas aún, el
salitre comenzó a reemplazar al guano en su uso agrícola.

A partir de esta guerra, Perú vivió un momento de reconstrucción Durante los años
de la era del guano el país había atraído una inmigración cualificada que jugaría un
papel importante en relativamente rápida reconstrucción de la economía en los años
finales del siglo XIX.

Las infraestructuras , como muelles, almacenes, dársenas en los puertos, así como
ferrocarriles que unían los puertos con las minas y las tierras del interior creados
durante el periodo anterior sirvieron como lanzamiento económico.

Las instituciones como la Constitución Política del Perú de 1860 y La Escuela de


Ingenieros Civiles y de Minas creadas durante los años del guano resultaron
provechosas también para la economía.

Se llevó a cabo una reforma tributaria con capacidad recaudatoria basada


fundamentalmente en la imposición indirecta.

En materia monetaria se optó por la integración en el patrón oro.

El resultado de estos elementos y reformas fue el relanzamiento de las


exportaciones de materias primas, aunque la industria manufacturera no fue capaz
de seguir el ritmo de aquellas. Otro campo en el que el avance del primer siglo de
independencia fue muy reducido es en materia de igualdad e integración de la
población indígena.4 Ya antes de la guerra con Chile el estado peruano se había
declarado en cesación de pagos. Por los préstamos dados por la compra de guano
del extranjero, mejor dicho, el Perú se quedó sin una forma directa de retribuir el
dinero dado antes de la exportación y eso genero más deudas que dinero
produciendo una deuda, además, de la gran pérdida de dinero por la creación de
ferrocarriles en Lima y así declarado en bancarrota en 1870.

Convergencia a largo plazo

Comparando la evolución del PIB per cápita respecto a EE. UU. y España tras la
independencia, se observa una tendencia creciente en los tres países, siendo el de
EEUU superior a estos y teniendo una notoria bajada como consecuencia del crack
del 29 y los respectivos años posteriores, que por supuesto se ve reflejado a nivel
mundial. Centrándonos en la posible convergencia de Perú y España, el único
momento en el que los datos de ambos países son similares son debidos a la guerra
civil española, [cita requerida]por lo que se produce una falsa convergencia.
(Fuentes de los datos de la convergencia: MADDISON, A. (2008), The World
Economy year 0-2006, Paris: OECD Development Centre Studies)

La era de las exportaciones

Perú exportaba principalmente a dos países, Gran Bretaña y Estados Unidos,


siendo las exportaciones a Chile el siguiente destacado en su lista. La exportación
peruana fue creciendo constantemente en los tres países, Gran Bretaña, Chile y
Estados Unidos, siendo en el primer país mayor que en los otros dos en un principio,
que juntos forman más del 70% de las exportaciones de Perú. La evolución
creciente de los primeros años, cambia radicalmente durante la Primera Guerra
Mundial, siendo su principal socio comercial en este caso EEUU, con quien tiene su
mayor facilidad de comercio por su situación geográfica. Perú no participó en
ninguna de las guerras mundiales y además sus relaciones con Europa no eran tan
importantes como podría serlo para cualquiera de sus vecinos, por lo que su
capacidad de exportación no se vio desfavorecida sino todo lo contrario, aumento
su relación con EEUU.
Shocks externos: 1910-1945

Existen tres shocks externos durante esta etapa en Perú. El primero transcurre
durante la I Guerra Mundial (1914-1918) con el aumento tanto de las importaciones
como de las exportaciones y del impuesto aduanero, y eso es a consecuencia de
las ventajas que supuso para Perú este acontecimiento. Su principal socio comercial
pasó a ser EEUU, ya que prácticamente desapareció el comercio con Europa, por
lo que sus exportaciones aumentaron considerablemente hacia el norte del
continente americano. También se vieron afectadas las importaciones.

El siguiente shock externo es el periodo de la crisis del 29 y los años posteriores,


que sucedió en EEUU, trasladándose al resto del mundo. Lo sucedido con la bolsa
estadounidense ese año, desembocó en la mayor crisis económica y financiera
hasta nuestros días. La actuación de EEUU y de otros países europeos, fue el cierre
de fronteras. Esto afectó a toda Latinoamérica. Perú fue uno de los grandes
perjudicados, pues su actual socio comercial cerró fronteras, lo que produjo una
gran caída del comercio (base de la economía latinoamericana). Durante estos
años, al caer las posibilidades de exportar productos, se produjo un descenso de
las importaciones pues necesitaban más cantidades de cobre, de azúcar o de lana,
para comprar otros mismos productos.

El último shock transcurre durante los años de la Segunda Guerra Mundial (1939-
1945) aumentaron las exportaciones, pero en menor medida. Ningún país
latinoamericano participó en las guerras mundiales, pero las consecuencias fueron
catastróficas para su economía en general. Perú como el resto de los países sufrió
el cierre de las fronteras.

La ISI

La ISI (Industrialización por sustitución de importaciones) pretendía reducir el peso


de las exportaciones e importaciones de Perú, para disminuir su dependencia del
exterior. Durante los años en los que esta política estuvo activa, se redujeron un
10% las exportaciones en relación con el PIB peruano. Perú es un claro ejemplo de
aplicación de la ISI, se cerraron en parte las fronteras a la exportación de materias
primas e intentaron industrializar el país, de forma que ellos mismos manipularan
las materias primas que obtenían en el país.

La ISI, estaba financiada básicamente por gasto público. El Estado peruano tuvo
que invertir mucho capital para financiar las distintas implantaciones de empresas y
fábricas, que diesen lugar a una industria lo suficientemente fuerte como para que
llegasen inversores. La evolución general del gasto público fue aumentando año a
año, viéndose inmersos en un déficit público casi continuado exceptuando los tres
primeros años de los 60, que generó una deuda pública muy importante. En general
la industria peruana tuvo un gran crecimiento gracias a esta política económica, en
la que sobre todo se producían bienes de consumo y de capital, pero también
perjudico al país por el gran endeudamiento en el que se vio sumergido.8

La crisis de la deuda en los años 80

En Perú a principios de los años 70 los inversores extranjeros no invertían capital


en este país. A partir de 1972 y hasta 1983 la inversión extranjera en este país era
bastante baja en relación al PIB (alcanzando casi un 2% sobre el PIB) y era sobre
todo inversión orientada a la industria manufacturera. Durante la crisis de la deuda
(años 80) el gráfico muestra cómo los inversores extranjeros se llevan todo el dinero
fuera de este país. A partir de 1991 la inversión extranjera directa comienza a crecer
llegando a alcanzar un 6,92% sobre el PIB, gracias a la estabilidad legal a la
inversión extranjera, otorgando garantías, libertades y derechos. Este período
coincide con la nueva Constitución Política del país de 1993 y los sucesivos
gobiernos desde 1990 a 2000 del ex-presidente de la república, Alberto Fujimori
Fujimori. A partir de 1991 la inversión extranjera sufrirá altibajos muy marcados
debido a las variaciones en los tipos de interés.

El PIB per cápita del Perú tiene una tendencia creciente que va desde los años 60
hasta mitad de los 70. En los años 80 la tendencia es muy irregular, sufre caídas de
aproximadamente dos años, se recupera y vuelve a crecer. Esto puede llevarnos a
concluir que la crisis de la deuda sí que pudo afectarle ya que fue una época
caracterizada por una deuda externa en pleno crecimiento, las inversiones
extranjeras directas se ven totalmente aminoradas, las exportaciones sufren una
fuerte caída, el campesinado cada vez se empobrece más, la elevada inflación y
además la reducción de los salarios. Sin embargo, en los años 90 puede verse como
el PIB per capita está en ligero ascenso debido a la llegada de la inversión extranjera
y apertura de la economía, intentado retomar los niveles de los años sesenta.9

Durante el gobierno de Alan García iniciado en 1985 se lanzó el denominado plan


Zero, que generó una mayor inflación, especialmente en los productos importados.
Así, por ejemplo, los precios de los productos farmacéuticos aumentaron un 600%
y la gasolina un 400%. Desde septiembre de 1988, la inflación se convirtió en
hiperinflación. Ese mes, los precios subieron un 114% y se agravó la escasez de
materias primas y alimentos. La larga huelga en la industria de la minería contribuyó
a que las exportaciones cayeran, agravar el déficit comercial y las reservas
internacionales estuvieron próximas a agotarse.

El aumento del desempleo y la caída de los ingresos fue el costo social de


económico. 10 El consumo per cápita cayó un 50%, el nivel de subempleo fue del
73%, un resultado desastroso al final del gobierno de Alan García, el número de
horas perdidas por los conflictos laborales aumentaron en 6 millones en 1985 a 124
millones en 1990. El número de familias pobres en todo el Perú, el 70,7% para el
período 1985-1986.

En medio del estancamiento económico el 8 de agosto de 1990, el primer Gobierno


de Alberto Fujimori anunció un shock económico llamado Fujishock: el Inti Peruano
se devaluó en 227 %, la inflación alcanzó el 7694,6 %, el precio de la gasolina se
disparó un 3000 %, se decretaron aumentos de precios en alimentos básicos del
160 % y 300 % y desde 1991, se reemplazó al hiper devaluado Inti, por la nueva
divisa vigente hasta hoy: el Sol.

Reformas económicas de los años 90

En 1990 ganó las elecciones Alberto Fujimori, quien había prometido no


implementar las medidas de liberalización de la economía que durante la campaña
electoral había propuesto su rival Mario Vargas Llosa. Sin embargo, una vez
asumido el gobierno, Fujimori se allanó a las recomendaciones del Fondo Monetario
Internacional, y el 8 de agosto de 1990 el Ministro de Economía Juan Carlos Hurtado
Miller salió en cadena nacional anunciando el fin de la política de control de precios
y que a partir de ese momento éstos se regirían por la ley de oferta y demanda. Esta
medida, que sería conocida como el "fujishock", si bien a la larga permitió controlar
la hiperinflación, tuvo como efecto inmediato la drástica devaluación de los salarios
de la mayoría de la población y el incremento vertiginoso de los precios de los
productos básicos. Así por ejemplo, de un día para el otro el valor de la lata de leche
que costaba 120 mil intis subió a 330 mil; el kilo de azúcar blanca que costaba 150
mil intis se elevó a 300,000; el pan francés que costaba 9 mil intis subió a 25,000 y
la gasolina pasó de costar 21 mil intis el galón a 675 mil intis.1314 Era la primera de
muchas reformas de tendencia neoliberal que ocasionaron la eliminación del control
de precios y de cambios, con el posterior reemplazo en 1991 de la divisa Inti, que
había perdido totalmente su poder adquisitivo, por el Nuevo sol.

Las políticas de estabilización aplicadas a partir de agosto de 1990 tuvieron varios


objetivos, definidos sobre la base de los problemas más urgentes que enfrentaba el
país. Se dio prioridad a la eliminación de la hiperinflación, la reinserción del país en
el sistema financiero internacional, el restablecimiento del orden macroeconómico
de manera sostenible y a solucionar la crisis de la balanza de pagos. El objetivo de
controlar la hiperinflación fue logrado de manera distinta de lo que usualmente
sucedió en otros procesos de estabilización económica en la región, usando la masa
monetaria como el ancla nominal del sistema.

De otro lado, especialmente a partir de marzo de 1991, el gobierno de Fujimori


implementó un agresivo proceso de reformas estructurales, orientadas a reducir la
intervención del Estado y a eliminar las distorsiones en la economía. El conjunto de
reformas estructurales incluyó una liberalización del comercio exterior y una reforma
tributaria. En el primer caso, se pasó de una estructura compleja con promedios
altos y amplias dispersiones a otra más simple y con mínimas excepciones. En el
caso tributario, se apuntó a simplificar y modernizar el sistema y mejorar la
administración de los tributos. Otras reformas apuntaron a flexibilizar mercados
iniciándose un proceso de la liberalización del mercado de trabajo; liberalizándose
y desregulándose el sistema financiero y la cuenta de capitales de la balanza de
pagos. Estas reformas se encontraban principalmente orientadas a crear mejores
condiciones para la inversión privada, así como al fomento de la competitividad.
Simultáneamente se inició un agresivo proceso de privatización de empresas
públicas. Como se verá, muchas de estas reformas, así como la política fiscal, se
vieron fuertemente influenciadas por el ciclo político, y hacia el final de la década,
en el marco de una grave inestabilidad política y una prolongada recesión, no
quedaba clara cuál era la orientación del modelo económico.

No obstante, la gravedad de la crisis le obligó a variar su posición. El 8 de agosto


de 1990, Alberto Fujimori anunció un shock económico llamado "Fujishock": el tipo
de cambio se devaluó en 227%, el desempleo aumentó al 73%, la inflación alcanzó
7.694,6%. La presencia armada no impidió las protestas masivas. En todo el país
hubo saqueos y largas filas para comprar artículos de primera necesidad como el
azúcar. El Fujishock de un día a otro, corrigió los desbalances de precios y la
hiperinflación de una manera dramática, así el precio de la gasolina aumentó en
3,000 por ciento. Fujimori decretó aumentos en alimentos básicos del orden 300 por
ciento. Después de 'Fujishock' el nivel de pobreza en el país aumentó en más de 10
puntos. La devaluación fue alta y durante su gobierno se tuvo que cambiar dos
veces la moneda oficial (el inti sol), ya que rápidamente se convirtió en inútil. Esto
dio lugar a mucha especulación y la escasez de alimentos básicos.

Para 2015 las estimaciones de comercio exterior prevén una fuerte baja de las
exportaciones y una pequeña caída de las importaciones, las exportaciones de
metales -cobre, plata y plomo, particularmente- bajaron 10%, mientras que los
envíos de pesca tradicional, petróleo y derivados y productos agrícolas tradicionales
se desplomaron en 74%, 45% y 20%, respectivamente.17El desempleo fue del 6.1%
(2013) aumentando a, febrero de 20 15 a 7%.

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