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Argentina
Antecedentes
El origen de las microempresas en Argentina data de fines del siglo XIX y principios
del siglo XX, cuando los inmigrantes, en su mayoría europeos, se instalaron en
nuestro país atraídos por las interesantes propuestas que se les ofrecían,
comenzaron actividades agrícolas, artesanales o comerciales. Luego de años de
trabajo adaptaron sus pequeños emprendimientos, sus rudimentarias herramientas,
su tecnología tradicional y su importante experiencia a la evolución tecnológica.
Luego de la crisis económica del año 1930 se produjo un paulatino aumento del
desempleo y de la precariedad de los empleos existentes que originaron gran
cantidad de microemprendimientos. En los últimos años se dio la mayor tasa de
desempleo en el país por el aumento de la población económicamente activa, la
influencia de la globalización, la evolución tecnológica que disminuyó la cantidad de
puestos de trabajo, las políticas económicas restrictivas y la prolongación de la edad
para que los trabajadores obtengan su jubilación. Ante esta situación surgen
microemprendimientos para producir o comerciar como esperanza de progreso.
Es muy importante que los planes de gobierno contemplen y estimulen el desarrollo
de microempresas para que éstas puedan ser parte activa en las economías
regionales y locales.
Sólo el 0,6% del total de las empresas del país corresponde al segmento de las
grandes compañías que generan 36% del empleo contra un 64% de las pymes, que
tienen plantillas de menos de 200 empleados. Entre 2010 y 2016 hubo en promedio
3.776 empresas de rápido crecimiento por año. En general, estos emprendimientos
son de un alto impacto en la creación de empleo.
Del total de las empresas relevadas en 2016, se registró que el 31,4% son
comercios, seguidas por las actividades agropecuarias y manufacturas, con 10,9%
y 10,2 correspondientemente. La lista continúa por transporte y almacenamiento,
9,26%; servicios científicos y técnicos, 6,5%; hotelería y gastronomía, 5,97%;
construcción, 4,96%; salud, 4,41%; inmobiliarias y servicios de alquiler, 4,02%;
actividades administrativas, 2,83%; ocio, 1,73%; comunicaciones, 1,6%;
enseñanza, 1,49%; servicios financieros y de seguros, 1,11%, minería y petróleo,
0,22%; suministros de agua y gestión de residuos, 0,19% y suministro de gas y
electricidad, 0,12%.
La cantidad de personas que trabajan de manera informal -sin registrar los aportes
jubilatorios- se ubicó en el 33,7% al cierre del segundo trimestre del corriente año,
lo que representó una leve suba de tres décimas respecto al 33,4% de igual período
de 2016, informó este viernes el Instituto Nacional de Estadística y Censos
(Indec). El trabajo no registrado se mantuvo dentro de estos niveles a lo largo del
último año. El trabajo no registrado se mantuvo dentro de estos niveles a lo largo
del último año, en un marco en el que la actividad económica creció 1,6% durante
el primer semestre de 2017, según datos del propio Indec.
Además entre abril y junio de este año e igual período de 2016, la tasa de
desocupación bajó al 8,7%, desde el 9,3% que presentaba en similar lapso
anterior. Esta baja en el desempleo se dio de manera conjunta con un pequeño
repliegue de la Tasa de Actividad, es decir, la cantidad de gente en condiciones de
buscar empleo, que se ubicó en el 45,4% al termino del segundo trimestre, contra
el 46% de igual registro del 2016, a pesar del ingreso de unas 200.000 personas al
mercado laboral. (Por Josefina Andrea Rousseaux del TÉLAM)
Argentina tiene una buena dotación de empresas, el 75% de las Pymes son
familiares. Las mismas han nacido e ido creciendo con ideas de
microemprendedores. Entre éstas se ha observado que las empresas familiares
cuentan con una vitalidad y pujanza envidiables. Por ello pueden convertirse en
impulsoras del crecimiento y el bienestar de las comunidades a las que pertenecen.
Lo que las distingue de las grandes corporaciones, es su desarrollo evolutivo en su
naturaleza, su historia y el ser portadoras de valores humanos. Los
microemprendimientos surgen, entonces, por lo menos en nuestro país, en aquellos
entornos donde hay necesidad de puestos de trabajo y de un ingreso más alto en
los trabajadores.
Marco teórico
Los llamados emprendimientos o microemprendimientos de la Economía Social, se
entienden mejor cuando se los mira como actividades laborales autónomas de
subsistencia de sectores trabajadores desempleados o precarizados.
(Coraggio2002)