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Bitácora de Conversaciones

En el momento que supe sobre la bitácora, entre en la zona de expansión,


(tratando de no caer en la zona de pánico), porque en mi formación educativa y
profesional, siempre desarrolle trabajos de investigación, tesis e informes, mi zona
de confort, luego en mi labor como docente, necesite desarrollar otras
habilidades, entrando y saliendo de la zona de expansión, a la zona de confort, al
adquirir los conocimientos necesarios, y luego como UTP, siempre recuerdo que lo
primero que me aterró a la semana de haber asumido el cargo, porque no sabía
cómo hacerlo, ni cómo empezar, fue la reformulación de la JEC, a la fecha la he
reformulado tres veces “El aprendizaje también es acción porque requiere la
voluntad y la acción de movernos de una zona de que arbitrariamente llamaremos
de confort, a otra que llamaremos de expansión, cuidando de pasar a una tercera
zona que llamamos de pánico” (Leonardo Wolk, El arte de soplar brasas, pag 35).
Para esto tuve que declarar que no sabía, hacerme cargo de mi incompetencia, de
no entender lo que me pedían, y en cierta forma sentí, inseguridad y porque no
decirlo, envidia, de mis colegas más jóvenes los cuales manejaban esta técnica,
pero frente a esto y como lo he hecho muchas veces, me di a la tarea de
investigar en internet, conversar, indagar y poner ideas en común con aquellas
personas que si manejaban esta habilidad, sintiendo que, con humildad al
reconocer ni falencia varias fueron las manos que acudieron a ayudarme, lo que
me abrió al aprendizaje. ”La declaración de ignorancia… Hay quienes se ven
inhibidos a hacerla en el contexto del trabajo, pues suponen, que lo importante en
él es mostrar todo cuanto sabemos.” Echeverría, Escritos sobre el aprendizaje:
recopilación, pag.102.

Mi trabajo lo realizaré a través de diferentes situaciones conversacionales que han


tenido lugar en la escuela.

“ Lo dicho nos lleva a reconocer el poder de las conversaciones…, que se han


abierto o cerrado puertas, que podemos entrar a espacios que antes nos estaban
vedados o que algo muy valioso se rompió mientras se conversaba… Este decir,
a su vez, le modifica lo posible al primero quien descubre ahora la posibilidad de
decir algo sobre lo que jamás antes había pensado, y así sucesivamente. En ello
reside el gran poder de las conversaciones.” Rafael Echeverría, Ontología del
Lenguaje, (p. 95), desarrollar competencias conversacionales es fundamental para
lograr objetivos, pensando y analizando lo leído, estamos la mayor parte del día
conversando, para tomar acuerdos, para decidir, coordinar acciones, comunicar
conocimientos, hacer declaraciones, compromisos, realizar afirmaciones, juicios,
opiniones, promesas, seducir en general sin esta interacción nuestra comunidad
educativa no existiría, nos nutrimos de conversaciones somos una red de
conversaciones, y en la medida que estas sean de mayor calidad, claras, precisas
intencionadas seré más efectiva en mi labor, si logro desarrollar una comunicación
satisfactoria con todos los actores de la comunidad educativa, además de ser
eficiente, se producirá por consecuencia un buen flujo de información de ideas
disminuyendo el surgimiento de problemas, ayudando a conocerme y
comprenderme como persona, para entender las formas de relacionarme con el
mundo, contribuyendo a conocer mis fortalezas y disminuir mis debilidades, con el
fin conseguir resultados los propuestos tanto personales como profesionales.

Conversación con apoderado.

Contaré la conversación sostenida con la mamá de una de nuestras estudiantes,


la cual registra en su hoja de anotaciones, la mayor cantidad de observaciones, en
donde destaca que se ha escapa de la sala en reiteradas ocasiones, pelea y pega
a sus compañeros, interrumpe las clases, deambula por la sala, grita y hace
pataletas, no trae materiales, ni sus cuadernos, sube a los techos, roba diferentes
objetos, entre otras.

Mi interés es hace ver a la madres que la conducta de su hija, perjudica tanto su


desarrollo académico como el de sus compañeros, logrando que el ambiente de la
sala de clases no sea el más adecuado para el proceso de enseñanza de todos
los estudiantes, cabe señalar que esta conversación no es la primera, pero ahora
el foco era diferente debido a que sus calificaciones han bajado mucho y también
está afectando al grupo curso.

Para realizar la entrevista se cité a la apoderada a las 9:00 de la mañana, en mi


oficina, cuando la madre llegó, puse un papel en la puerta indicando que no se
podía interrumpir (generalmente mi oficina es la más visitada tanto por profesores
como estudiantes por diferentes motivos) previamente había hablado con el
profesor jefe sobre la estudiante porque su comportamiento en las últimas
semanas, había empeorado y además se han mantenido sostenidas
conversaciones con la orientadora sobre el mismo caso.

En primer lugar recibí a la apoderada, preguntando como estaba, aquí quise


indagar sobre su estado de ánimo, a través de su postura y gestos, “Un estado de
ánimo, en consecuencia, define un espacio de acciones posibles”. (Rafael
Echeverría, Ontología del Lenguaje pág. 156), aquí era necesario que la
apoderada estuviera dispuesta a trabajar por el buen desarrollo de su hija, que
estuviera en apertura tanto ella como yo.

Le pregunte si sabía por qué la había citado y ella me dijo que sospechaba el
motivo, luego le solicité que evaluara la conducta de su hija, del 1 al 7, ella me
respondió que la evaluaba con nota 3, porque estaba bajando el rendimiento, que
sus evaluaciones no estaban bien, que no estaba cumpliendo con las tareas
encomendadas, que no había leído el texto de la lectura domiciliaria que sabía que
se escapaba de clases y que además se escapaba de la casa durante horas.
Realizó muchas afirmaciones las cuales coincidían con los registros de en su hoja
de vida y algunas fueron evidenciadas directamente por mí, a pesar de todos mis
prismas y modelos mentales que distorsionan la realidad sabiendo que jamás
veré con nitidez, ambas conveníamos sobre su comportamiento, pregunté que si
sabía cuál era el motivo de esta situación, en esta parte la deje hablar poniendo
atención a lo que me dijera tratando de no interrumpir, quise con mi mirada
escucharla, porque para mí escuchar, es entre muchas cosas, estar atenta tratar
de comunicar a través de mi mirada y actitud interés, serenidad y aceptación; es
decir, seguir con familiaridad tratando de dejar paso libre a su expresión, ella me
contó que también su comportamiento era similar en el hogar, que perdía sus
útiles y su ropa que se arrancaba, que no tenía apoyo del padre en ningún
aspecto, que peleaba con sus hermanos y que ella trabaja gran parte del día, por
qué es el único sustento y que llegaba tarde, solamente los fines de semana
podía revisar los cuadernos.

En ese momento acudieron a mis juicios, algunos fundados y otros no, sobre los
apoderado, en general, mentalmente trate de sacarlos, hacer borrón y cuenta
nueva, trate de ser empática de conectar con ella, parafraseé, las cosas que me
decía, debido a que ahora soy consciente de la brecha crítica, “Podemos señalar,
por lo tanto, que existe «una brecha crítica» en la comunicación, entre decir (o
hablar) y escuchar. Como dice Maturana: «El fenómeno de comunicación no
depende de lo que se entrega, sino de lo que pasa con el que recibe. Y esto es un
asunto muy distinto a 'transmitir información”. (Rafael Echeverría, Ontología del
Lenguaje, pág. 84), quería entender el mensaje acortar lo más posible esa brecha,
entendiendo además que nunca podre entender ni ver las cosas como ella, esto
me lleva a expresar, que el sentido que el oyente (en este caso yo), le concedo a
lo dicho por la oradora (apoderada) nunca es será igual al sentido que la propia
oradora le confiere a lo que expresa. Siento que gran parte de lo que he realizado
tanto en mi vida profesional como personal, podría haber sido más productiva,
eficiente y porque no, más feliz, si hubiese sido más consciente de esta brecha;
grande como un abismo o pequeña como una semilla, pero que siempre existe,
que hacen de las conversaciones instancias de verdadero entendimiento o un
rotundo fracaso.

¿Qué siente Ud., con esta situación?, le pregunte, ella dudó después respondió
que sentía mucha impotencia sentía que muchas veces era sobrepasada con el
mal comportamiento y que fácilmente caía en la desesperación, se le escapaba
de las manos, tanto su forma de expresar y su postura corporal reflejaban que
sentía angustia y desesperanza.
Después le pregunté si había retomado las sesiones con salud mental, y me conto
que le habían dado hora para el próximo mes.

Entonces le pregunté que podíamos hacer en lo inmediato para mejorar la


situación actual, como sus deberes, materiales, cuadernos y libros según el
horario. Esto nos llevó a la coordinación de acciones

Ella realizó una declaración que: aunque llegara tarde iba a revisar que sus tareas
estuvieran hechas, y su mochila con los libros y cuadernos y útiles que
correspondían, (yo le entregue un nuevo horario y los libros a leer del semestre),
también le señalé que esta acción de revisar le otorgaba cierto grado de control y
podían reafirmar su lazo afectivo, mostrando mayor preocupación por el quehacer
educativo de su hija. . “Que al hacer una declaración, nos comprometemos a
hacer nuestro comportamiento posterior consistente con lo declarado, como
asimismo a la validez de aquello que declaramos.”… ( Rafael Echeverría,
Ontología del Lenguaje, pag.77).

Luego yo quería indagar, y profundizar y repetí la pregunta con más decisión


sobre otro motivo más personal que estaba interfiriendo en el comportamiento de
su hija, la mamá, se tomó su tiempo, y algo alcancé a ver en su mirada, algo que
ella no me quería decir, entonces cambié el tono de mi voz hablé lentamente con
ternura para producir un momento de intimidad. Suspiro y me habló de que no
sentía una lazo afectivo profundo con la niña, (dijo que no la quería), que ella no
era cariñosa con su hija, a raíz de su propia experiencia de vida, que muchas
veces se sentía agobiada por el comportamiento de la niña y que reconocía que
hasta podía haber rechazo por su parte, y que estaba consciente de esto y que
sentía que la niña se daba cuenta de la situación, y que además sabía que la
menor también sentía el rechazo de su padre. Entonces le pregunté que creía que
pensaba su hija de ella, de su relación, con los ojos con lágrimas, sabía que la
menor se daba cuenta de su falta de cariño y atención hacia ella y además
relacionó que ese rechazo también debía sentirlo de parte de su padre, de su
profesora anterior y de sus compañeros y llegó a la conclusión de que la niña no
se sentía querida, acogida, aceptada ni protegida, aquí ella estaba en la emoción
de la tristeza manifestada a través de llanto.

Después que logró salir de esa emoción, realizo varias declaraciones, como
apoyar a su hija, preocuparse de ella, ser más cariñosa, estar presente, finalmente
la mamá realizó una oferta (ciclo de la promesa), en ese momento lo tomé como
una acción más para poder ayudar a su hija, hoy sé que era una oferta, en donde
nos hicimos cargo de una inquietud, en la que ambas estábamos conectadas,
conocíamos el problema, y la apoderada ofreció, acompañar a su hija a clases, un
rato en la mañana antes de ir a al trabajo, y en la tarde, hasta ver un cambio
positivo en la niña. Después nos despedimos organizándonos para evaluar el
progreso o dificultades con respecto al comportamiento de la menor y verificar si
las acciones realizadas y comprometidas tenían el efecto que se deseaba.

El Equipo de Gestión Pedagógica

Desde el año 2013, una de las acciones del Plan de Mejora, fue crear un equipo
de profesores que cooperaran en la Unidad Técnica Pedagógica del mismo
establecimiento, con algunas horas a la semana (4 h/s), en estos años hemos
desarrollado actividades, propuesto planes de trabajo anuales, apoyo en la
realización de documentación, pero en general siento que no logré o no se logró
que este grupo despegara de mí, ellos en todos estos años a pesar de los planes
propuestos, llegaban a mi oficina y decían “Que hay que hacer”, me recordaban a
los niños de los cursos iniciales esperando que la profesora dijese como
proceder. Han pasado dos años y la situación sigue siendo similar, no he logrado
que despeguen, las razones pueden ser que yo no he sido clara en expresar lo
que se necesita, que no he sido un buen líder para ellos, rotación de personas han
habido cambiado todos los años, las horas son pocas y en horarios poco
pertinentes entre otras.

Haciendo una reflexión sobre la situación planteada, siento que, una de las
mayores dificultades que se pudieron evitar con este grupo para haber sido
realmente un aporte, fue la comunicación efectiva, lo que yo realice con mi grupo,
hoy la veo como mayormente una simple transmisión de información, desde esta
perspectiva puedo sugerir que también encuentro una falta de confianza, tanto de
mi parte como en los integrantes del equipo. “ La confianza es la emocionalidad
clave del nuevo modo de hacer empresa. Con confianza el trabajador se abre al
aprendizaje, se atreve a innovar, acepta cometer errores y confrontar sus
ignorancias e incompetencias.”(Rafael Echeverría, La empresa emergente, la
confianza y los desafíos de la transformación, pág. 42), porque desde mi mirada,
debido a que en muchas oportunidades no confié en sus habilidades ni en su
capacidad para realizar los trabajos y esto me ha llevó a estar siempre con una
gran recarga de trabajo hasta el día de hoy, es por esto que debo revertir esta
situación y establecer con claridad los desafíos, objetivos y metas conversando,
dialogando en forma permanente para disminuir la brecha crítica y luego dejar
trabajar tranquilos creando los espacios para desarrollar una autonomía
responsable, con mira en resultados. Junto con esto también está la dependencia
de mi equipo, la cual me señalaba su falta de confianza para desarrollar y
proponer acciones. Ahora, desde otra mirada, desde el observador que soy, puedo
decir que, quizás no fui o no he sido el líder que necesitaban. “Si usted trabaja
para su gente, su propósito como líder consiste en ayudarles a alcanzar sus
objetivos”(Rafael Echeverría, La empresa emergente, la confianza y los desafíos
de la transformación, p. 43), ahora lo veo con claridad, solo trabajamos a nivel de
acciones para cambiar los resultados (aprendizaje de primer orden), me faltó
potencias de manera activa, el desarrollo de las habilidades tanto de mi equipo
como en mí, para tomar decisiones y crear los cambios que necesitábamos.

Si analizo esta acción en base a la tridimensionalidad del trabajo propuesto en el


texto La empresa emergente, de Echeverría, expresa que el trabajo tiene tres
aspectos uno es la tarea individual, luego tenemos las actividades de coordinación
y el trabajo reflexivo de aprendizaje, con el equipo en la tarea individual todos
actuaban como uno, todos hacían todo y al mismo tiempo, por ejemplo: al revisar
libros, todos los realizaban en forma similar, todos operaban sobre el mismo punto
“que estuviera escrito”, sin importar concordancia, con el currículum nacional,
desarrollo de habilidades, redacción correcta, solo importaba que estuviera ahí, no
existía una coordinación entre ellos para que la tarea fuera provechosa, de análisis
para que esta actividad de revisar los leccionarios tuviera un impacto en el trabajo
de sus pares, sin retroalimentación, solo por cumplir, no había división del trabajo,
para enfocarse en diferentes aspectos, pero esto solo de cuanta de las actividades
de coordinación, las que al parecer no fueron las más efectivas, no hubo un
acompañamiento, un seguimiento de las acciones para determinar una mejora a
tiempo, nos quedamos en conversaciones que simplemente no aportaban a lo que
realmente se necesita en la escuela, que es el desarrollo de los aprendizajes de
los estudiantes, finalmente y como es de suponer, no hubo un trabajo reflexivo de
aprendizaje, con el objetivo de continuar, de proyectarse de mejorar y ser lo que la
Unidad Técnica Pedagógica necesitaba, aquí en la tarea realizada primó la mirada
del amante ciego, sin querer herir, imponerse, dar una crítica efectiva pero
amable, simplemente permití que pasara.

Hoy mi mirada es diferente, siento que mi foco, se ha aclarado, reconozco que en


el pasado algo no funcionaba bien, pero ahora, estoy adquiriendo nuevas formas
de relacionarme de ser más efectiva, sé que la tarea no es fácil, pero lo veo como
un desafío, es algo que en mi mente da vueltas y que me está impulsando a
mejorar y ser un observador diferente.

En este caso mi desafío personal es reconocer mis debilidades de aprendizaje en


el hablar y escuchar y hacerme cargo de ellas y desarrollar la responsabilidad
necesaria para reducir el miedo, la inseguridad y falta de confianza.
Esta es una de las conversaciones con una colega.

El o la docente que está a cargo de un primer año, que es uno de los niveles más
importantes, debido a que, es en este curso en donde los estudiantes aprenden a
leer Está demostrado que si un niño no aprende a leer en 1º básico, arrastrará
dificultades durante toda su vida escolar. Por eso la escuela debe destinar a ese
año sus mejores profesores. El profesor del primer año debe ser un especialista, y
debe recibir mucho apoyo debido a la importancia de su trabajo.

En nuestra escuela por diferentes motivos asumió la conducción de un 1° año ,


una profesora con mucha experiencia en el sistema particular, y con 2 años en
nuestro establecimiento haciendo apoyo en el primer ciclo en la signatura de
Lenguaje y Comunicación, ella es una persona amable y de muy buen trato,
mantiene buenas relaciones con los apoderados, estudiantes y colegas, en
general con toda la comunidad educativa, cumple con las tareas encomendadas,
como planificaciones, evaluaciones, citaciones a entrevistas, horarios etc. se
ofreció para ser la secretaria de Consejo de Profesores y apoya a diferentes
docentes en sus tareas particulares.

En general, podría decir que es una buena profesional y una buena persona.

En mi labor de UTP, he detectado problemas en cuanto a la metodología que


emplea, sus clases no tienen una estructura clara, hay una utilización del tiempo
en forma inadecuada, ella no es activa (no se para de su silla), todo ocurre
alrededor de la docente, la interacción con sus estudiantes es pobre, los desafíos
que imponen a sus estudiantes no son desafiantes, el desarrollo de habilidades es
pobre, hay mucha repetición, copiar, completar, unir, aquí nos niños no son los
protagonistas de su aprendizaje.

En un par de ocasiones la docente se ha acercado a mi, preguntando si su trabajo


estaba bien realizado, en cuanto a la cantidad de letras a trabajar en el semestre y
mensualmente y cantidad de notas por semestre, pero nada de fondo.

Cite a la colega a mi oficina, note cierta angustia y preocupación, ella estaba


ansiosa por saber, porque, la necesitaba, y yo también estaba incómoda, debido a
que no quería herir sus sentimientos ni provocar molestia ni resentimiento en ella,
aquí necesitaba firmeza para no retroceder, y realice el patrón de respiración de la
rabia, el cual, había realizado en el consejo de profesores de la semana para
determinar tareas grupales e individuales a un grupo de colegas que no estaban
muy dispuestos al trabajo, “…sí para todas aquellas ocasiones en que tenemos
que ser firmes; cuando estamos decididos…podemos usar el mismo patrón
expresivo y respiratorio” ( Susana Bloch, Surfeando la ola emocional, pág. 49).
Empecé por preguntarle cuál era su visión de los niños de su curso, en cuanto a
sus aprendizajes, ella me respondió que el grupo era bueno, y que como en todos
los grupos había un conjunto grande que estaba atrasado y que este grupo
necesitaba más apoyo, entonces ella se me adelanto y me preguntó porque le
preguntaba le dije que encontraba que, después de observar sus clases, había
notado que la dinámica que utilizaba en el aula era muy lenta y que sentía que ella
no estaba sacando el provecho a sus estudiantes, que estaba perdiendo
oportunidades de aprendizaje, que pasaba mucho rato literalmente sentada,
esperando que los estudiantes se acercaran a ella, además de una falta de
confianza observada en sus conversaciones y actitudes. Aquí, mi patrón
respiratorio cambió al respirar más lento y suavemente, para señalar también sus
fortalezas como la existencia de un clima de aula apropiado, que en general se
evidenciaba un muy buen trato de parte de ella a sus estudiantes y viceversa que
se notaba que había cariño que es parte fundamental para el aprendizaje.

En ese momento le pregunte que le parecía o que sentía, ella reconoció que
efectivamente era así, que esa era su zona de confort, que siempre lo había hecho
así, entonces, hubo un momento de silencio, yo no quería interrumpir sus
pensamientos, y con algo de emoción que pude ver en sus ojos y por su voz, me
confidenció, que quizás, era una de las razones de su despido en el otro lugar que
trabajó, junto con las licencias médicas. La deje un instante para que volviera a la
tranquilidad, y así, continuar la conversación.

Aquí seguí reforzando todas sus fortalezas, tanto con su curso como con la unidad
educativa, después le pregunté cómo podía yo ayudarla, como colega y UTP, ella
me solicitó que si podía acompañarla en clases, tres veces a la semana y que
además revisáramos sus planificaciones juntas, me pareció perfecto para
empezar, luego le sugerí que haríamos observaciones de clases de otros
profesores del nivel para compartir experiencias, lo cual aceptó de muy buena
manera.

Finalmente le expresé con sinceridad toda mi confianza en ella. “Con confianza el


trabajador se abre al aprendizaje, se atreve a innovar, acepta cometer errores y
confrontar sus ignorancias e incompetencias.” (Rafael Echeverría, La empresa
emergente, la confianza y los desafíos de la transformación, pag.42).

Afirmé que si ella se proponía hacer este cambio esta situación era superable, que
posee todas las competencias y habilidades para destacar y proponer actividades
motivadoras para sus estudiantes, que son la razón de su labor.

Al analizar el tipo de cambió que ella debe realizar corresponde al observador que
ella es, con respecto a su trabajo, no solo tiene que cambiar las acciones, el
cambio tiene que ser de segundo orden para que sea efectivo.

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