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SOCIALISMO, PRINCIPIOS Y FUNDAMENTOS.

El socialismo es un orden político basado en la apropiación de los medios de producción por parte de la clase
obrera. También se define por socialista a toda teoría, doctrina o movimiento que aboga por su implantación y a su
vez se deriva de la esencia política del comunismo. El socialismo puede ser no-estatal (mediante la propiedad
comunitaria en un sentido amplio) o estatal (a través de la nacionalización y la planificación económica de la
producción). En un sistema socialista, al establecerse la propiedad social (colectiva) de los medios de producción,
desaparece cualquier forma de propiedad privada de los bienes de capital y con esta el capitalismo como forma de
apropiación del trabajo asalariado, que supone en la teoría marxista una forma de explotación por vía económica.
Siendo el capitalismo la última sociedad con clases dentro de la secuencia histórica de los modos de producción de
Karl Marx, esto comportaría a su vez la desaparición de las clases sociales que son generadas por los diferentes
orígenes del ingreso, dando así por superada la lucha de clases y quedando únicamente la dialéctica, la lucha entre
lo nuevo y lo viejo como motor histórico en procura de la superación constante en espiral ascendente para el
bienestar y la felicidad de la raza humana.

Los fundamentos del socialismo

El socialismo es, ante todo, un conjunto de ideas que conduce a una sociedad ideal. En tal sociedad, se supone, todo
funcionará armónicamente. Dejarán de existir los conflictos entre los distintos seres humanos debido a la óptima
planificación de los recursos y la producción.

Para llevar a cabo esa sociedad ideal, se parte de la creencia de que “no existe la naturaleza humana
intrínsecamente”, en la expresión de Adolfo Zerboglio, es decir, se supone que es el sistema de producción el que
determina los pensamientos y acciones humanas, y no a la inversa. De ahí que sería cuestión de buscar el mejor
sistema de producción y los seres humanos se adaptarán al mismo en cierto lapso de tiempo. Esta vez no
deberíamos adaptarnos a la voluntad de Dios, o al orden natural, sino a la planificación social hecha por un hombre.
Es por ello que la libertad no es considerada como algo esencial para el socialista, por cuanto se considera que la
libertad es un valor dentro de la sociedad capitalista, y que no ha de ser esencial en la sociedad comunista.

El socialismo presenta dos fases que es necesario tener presentes. Una es la etapa de transición desde el capitalismo
al socialismo, en la que se hacen severas críticas al primero sin tratar de mejorarlo, sino que se busca reemplazarlo
a través de la revolución, que puede adquirir características violentas. La segunda fase comienza con la “dictadura
del proletariado” y sigue con la consolidación de la sociedad planificada y la adaptación mencionada.

Mientras que, para el pensamiento liberal, es prioritario el individuo antes que la sociedad, para el socialista es
prioritaria la sociedad antes que el individuo, de ahí que, para él, la vida individual tiene poco valor, y menos aún la
tendrá la de los opositores.

En cierta forma suponen constituir una especie de “clase elegida” o “pueblo elegido”, por cuanto atribuyen al
capitalismo estatal (socialismo), y a la dictadura del proletariado, características de pleno humanismo, mientras que
observan a los empresarios, comerciantes y profesionales (la burguesía) como personas carentes de aquellos
atributos.

Describen la sociedad capitalista en una forma negativa, que no admite mejoras, sino que proponen su total
derrumbamiento. Sostienen que existe una lucha entre opresores y oprimidos, que culmina con la explotación de
estos últimos. Por el contrario, pueden verse en sociedades reales muchos “burgueses” que no presentan tales
características, mientras que la competencia se da entre distintos empresarios, siendo los empleados y accionistas
aliados de aquél para quien trabajan o en cuya empresa invierten su capital.

Así como muchos alemanes, luego de haber escuchado una, diez, mil, un millón de veces, que la culpa de todos sus
males, y de Alemania, la tenían los judíos, lo que provocó el holocausto, los marxistas repiten una, diez, mil, un
millón de veces, que la culpa de todos los males la tienen los burgueses explotadores, lo que también llevó al mayor
genocidio del cual se tenga noticias (especialmente en la ex URSS y China).
Ante esa prédica, no es extraño que la “dictadura del proletariado” sea ejercida por gente llena de odio contra la
clase burguesa (en general, la gente decente) y cuyas acciones estén motivadas por cierta necesidad de venganza.

Al promover la expropiación y estatización de los medios de producción, se concentra el poder económico en un


partido, o en una persona, situación altamente riesgosa para los opositores, que son considerados “enemigos”.

En la sociedad ideal, existe igualdad de derechos, pero no de obligaciones, ya que se adopta aquella expresión de
Marx: “De cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad”. De ahí que los más capaces para trabajar
deban hacer mayores aportes que los menos capaces, pero todos recibirán beneficios en forma igualitaria. Parece
ser, sin embargo, que a pesar de los muchos años de comunismo en varios países, la población simplemente optó
por trabajar al menor ritmo posible.

Mientras que el empresario, en una sociedad libre, debe innovar y aumentar la productividad, para no verse
desplazado del mercado, el empresario, en el socialismo, no tiene esas necesidades, ya que sólo debe adaptarse a lo
que viene planificado por los políticos a cargo de la planificación central. De ahí las grandes diferencias entre
calidades en productos destinados a una misma utilidad.

En la sociedad libre han de ser los aspectos afectivos, es decir, netamente humanos, los vínculos de unión entre los
hombres, mientras que en el socialismo han de serlo los medios de producción y el trabajo. En lugar de proponer
una gran familia, el socialista propone una gran sociedad anónima.

Como los marxistas se consideran un sector “iluminado”, poseedor de la “verdad”, están deseosos de “liberar” a
otros pueblos de la opresión capitalista, de ahí que en ellos surgen ambiciones imperialistas, especialmente cuando
poseen cierto nivel de armamento.

No es fácil convencer a quienes siempre tienen en la mente una sociedad ideal, planificada, el socialismo, al cual se
le opone una sociedad real e imperfecta

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