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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación


U.E. Colegio: “San Martín”
4to año “B”
Materia: Biología

Evolución, Genética
Y
Dobzhansky

Alumno: Gabriel Rodríguez Prof(a) Matilde Castillo

Caracas 14 de marzo de 2018


Autobiografía traducida por: Gabriel Rodríguez
Escrita por Theodosius Dobzhansky el 10 de marzo de 1971

Yo soy Theodosius Dobzhansky, para quienes no me conozcan soy un genético y


zoólogo nacido en el año 1900 en Nermirov, Ucrania y me he destacado en mi área
por mis investigaciones, sobretodo con la Drosophila Melanogaster o como
comúnmente se llama la mosca de la fruta. Estos estudios tratan de unir la teoría de
la evolución de Darwin con la teoría genética de Gregor Mendel y los avances
modernos en la biología. Nada mal para un anciano como yo verdad?Pero sería muy
arrogante si dijera que soy el único, otros científicos también han hecho de su parte
como George G. Simpson o Ernst Mayr.

Pero yo no estoy escribiendo unicamente de mi trabajo, eso lo he hecho


demasiadas veces y no he tenido la oportunidad de hacer algo mas personal. Así que
hoy quise hacer algo distinto a mis publicaciones anteriores: Quiero hablar de mi
vida, porque quiero que quienes han visto mi trabajo sepan todo lo que tuve que
pasar para lograr todo lo que he hecho, no fue algo que pasó de aquí a la mañana. No
es una historia muy interesante pero creo que vale la pena ser contadada.

Nací el 25 de enero de 1900 en Nermirov, Ucrania que en ese tiempo estaba bajo
el dominio del imperio Ruso. Mi madre fue Sophia Voinarsky, ella era una mujer
muy atenta conmigo y siempre se esforzó por cuidarme y hacerme sentir feliz, y mi
padre fue Grigory Dobrzhanksy, el trabajaba como profesor de matemáticas en una
escuela de secundaria y el se esforzó por educarme y que desarrollara mis
habilidades en el area de la ciencia. Era hijo único y mi familia era de la iglesia
ortodoxa, y yo aún sigo manteniendo mi fé en la iglesia, para muchos eso debe ser
raro porque por lo general los científicos no creen en Dios pero eso es un mito,
muchos de mis colegas tienen otras posiciones tanto filosóficas como religiosas, no
todos son ateos. En fin, volvamos con mi vida.

Mi infancia fue muy hermosa, yo me la pasaba mucho al aire libre


jugando, me encantaba sentir el aroma de los campos y la brisa que sentía
en mi cara cuando corría en ellos, pero lo que mas me encantaba era la
recolección de insectos, los coleccionaba como si fueran mis tesoros y a
veces pasaba todo un día observando los insectos que recolectaba en el
día para entenderlos y maravillarme con la vida que hay en ellos. Lo que
mas me gustaba recolectar en esos días eran las mariposas, ha día de hoy sigo
amando los patrones tan coloridos que tienen en sus alas, me volví muy bueno
recolectando mariposas y hasta creía que era un experto en ellas.

Sin embargo vinieron tiempos oscuros cuando cumplí 10 años cuando mi familia
decide irse a las afueras de Kiev en donde vivi los días oscuros de la 1era Guerra
Mundial y la Revolución Bolshevique, dado a la situación de mi país mi familia
pasó por mucho tiempo con miedo tratando de sobrevivir a esos días turbulentos, ya
no me dejaban salir tanto tiempo como antes, el cielo cada vez se volvía mas gris e
inclusive llegamos a pasar hambre en varias ocaciones. Fueron tiempos difíciles,
pero en ningún momento mi familia se rindió y juntos nos esforzabamos por seguir
adelante por mas difícil que llegara a ser.

A pesar de los tiempos duros, mi pasión por los insectos no se apagó y en cada
oportunidad que salía a coleccionar insectos me encantaba mas y mas, era una
actividad que me relajaba y animaba mucho en esos días, así que era obvio que
quería ser un reconocido biólogo cuando fuese grande y quería sentrar mis estudios
en las mariposas.

Entre 1915 y 1916 conocí a Victor Lunchnik, un muchacho de 25


años de edad dedicado a la etmología quien me convenció de que la
recolección de mariposas no lo llevaría a ningún lado si quiere llegar a
ser un reconocido biólogo porque estás ya eran muy estudiadas, si
quería llegar a ser algo grande entonecs debía hacer algo
completamente distinto así que decidí trabajar con los cocinélidos, osea con
“mariquitas” para quienes no sepan el nombre, y estos insectos fueron los sujetos de
estudio de mi primer trabajo de carácter científico publicado en 1918. Recordar ese
trabajo me da mucha nostálgia porque con el marqué mi primer paso para ser un
reconocido científico y aún sigo agradecido con Victor porque sin él no me hubiera
atrevido a ser cosas distintas.

Me gradué de la Universidad de Kiev en 1921, y acepté el trabajo en el Instituto


Politecnico de Kiev donde obtiene el cargo de instructor en zoología y mas tarde se
vuelve asistente de Yuri Filipchenko quien lidera el Departamento de Genética en la
Universidad de Leningrad. Yuri fue mi mentor y me enseñó muchas cosas, pero
Filipchenko estaba familiarizado con el trabajo de Morgan en Estados Unidos y el
estaba muy interesado en cooperar con sus avances, cuando me contó a mi el trabajo
de Morgan estaba fascinado y sentía que al fin encontré el insecto que me haría
descubrir algo grande y juntos decidimos montar un laboratorio de D. Melanogaster
en donde yo era responsable del estudio de los efectos pleiotrópicos de sus genes.

Pero no solo encontré al insecto de mi vida, también había encontrado al amor de


mi vida Natasha Sivertzev quien había trabajado con el famoso biólogo ruso I. I.
Schmalhausen, ella era muy inteligente, hermosa y simpática, y admito que teníamos
cierta rivalidad para ver quien era mejor en su campo pero siempre que el otro se
sentía estancado, nos ayudabamos a seguir adelante con nuestro trabajo. Por eso me
casé con ella, nunca olvidaré esa fecha: 8 de agosto de 1924 y desde ese día dejé de
estar solo.
En 1927 la International Education Board me da la oportunidad de obtener un
viaje a Estados Unidos y aprovecho la oportunidad para formar parte del grupo de
investigación de Tomás Hunt Morgan en la Universidad de Columbia. Pise tierras
norteaméricanas el 27 de diciembre de 1927 en Nueva York, desde ahí traté de
seguir los pasos de Morgan hasta el Instituto de Tecnología en Californía donde soy
nombrado como asistente de profesor de genética en 1926 y mas tarde en 1936
obtengo el puesto de profesor, pero lo mas importante de todo es que al fin pude
trabajar junto con Morgan.

Y fue donde durante este período en el que sentí que todo


mi trabajo estaba dando frutos. Verán, desde que trabaje con
Yuri Filipchenko, he estudiado a la D. Melanogaster y durante
las investigaciones me asombre al ver como las poblaciones
naturales de estas moscas presentaban las mismas variaciones
genéticas que tenía las moscas que habíamos mutado en el
laboratorio. Mejor aún, descubrí que las poblaciones naturales contienen el
suficiente material genético para que la selección natural pueda trabajar ¿Saben lo
que eso significa? Eso era una prueba de que tanto Darwin como Mendel tenían
razón en sus teorías, y el conflicto que tenía varios científicos con los
descubrimientos de Darwin podía ser resuelto, sabía que eso tenía la posibilidad de
cambiar todo un paradigma en la biología.

Pero como buen científico, sabía que esto no era suficiente evidencia para
demostrarlo, es mas, en ese momento yo creía que me estaba ilusionando
demasiado. Sin embargo, de lo que si estaba seguro es que si había algo detrás de
esos ojos grandes y rojos de la mosca, y tenía que demostrarlo.

Haber trabajado en esa oportunidad junto al equipo de Morgan me dio la


oportunidad de hacer las observaciones y experimentos necesarios para demosrtarlo.
Para ello tuve que recolectar varias Drosophila Pseudoobscura (tipo de mosca de la
fruta) mientras iba viajando desde Canadá hasta México y efectívamente no tenían
los mismos genes, haciendo que lo único que diferencia a las especies es la
reproducción entre ellas mismas. Si dos especies distintas trataban de reproducirse
era muy raro que tuvieran un híbrido viable y solo eso sucedía si las Leyes de
Mendel tuvieron mucha suerte con estos dos. Y eso no fue, hice mas y mas
experimentos, debía obtener todos los datos posibles para que sea verídico y no
equivocarme en mis ideas.

En 1937, fue donde plasme todo mi conocimiento adquirido en todos esos años
con la mosca de la fruta, en mi obra: Genética y el origen de las especies. En ese
libro enfrente a los darwinistas ortodoxos y a los heterodoxos genéticos y uní ambas
visiones para formar una teoría sintetizada de la evolución, en donde no separé los
aportes de Darwin con los nuevos descubrimientos de la época.
En ese libro describí como las especies llegaron a existir al mostrar como la
mutación se daba naturalmente todo el tiempo, algunas de esas mutaciones suelen
ser dañinas en ciertos casos pero la mayoría no tenía ningún efecto, generando una
variedad génetico que nadie se habría imaginado antes. La variabilidad sería la
materia prima de las nuevas especies, las mutaciones que ocurrieran en la población
aislada haría que se volvieran mas y mas diferentes a su especie haciendo que solo
se produzcan entre ellas mismas. Y así, surgía una nueva especie.

Mis siguientes trabajos solo fueron perfeccionando y añadiendo nuevas


perspectiva a mis aportes, di toda mi carrera en lograr que los científicos terminaran
las disputas por demostrar quien tenía mas razón en que y demostrar que ninguno
estaba equivocado, que ambas concepciones iban por el mismo camino hacia el
entendimiento de nuestra evolución, de nuestro origen. No es por ser un alardeador
pero siento que hice un muy buen trabajo.

Años mas tarde regresé a Nueva York y trabajé como profesor de zoología en la
Universidad de Columbia, pero eso no me quedó lejos de ningún reconocimiento
porque gané un premios: la Medalla Nacional de la Ciencia en 1964.

Sin embargo, mi vida no fue solo éxitos porque admito que estoy muy
agradecido por mis reconocimientos, pero aún siguen doliendo lo que he perdido. Mi
mentor Filipchenko murió en 1930 por meningitis estreptocócica, en 1968 me
diagnosticaron leucemia linfático crónico y dijeron que tendría de a pocos meses a
unos pocos años, mi amada esposa murió el 22 de febrero de 1969 por trombosis
coronaria y yo todavía sigo aquí, esperando el día en el que me termine por matar la
leucemia. A veces suele visitarme mi hija Sophia con su esposo y está bien tener
compañía de vez en cuando, aunque yo solo espero saber algún día que seré abuelo,
por lo menos antes de morirme.

A pesar de lo que me dijeron los médicos, la leucemia avanzó muy lento y jamás
sentí que era una molestia, al contrario tenía mas energía para trabajar porque en ese
momento pensé que si me iba a morir mañana entonces debía disfrutar todo lo que
Dios tenía para ofrecerme en el día de hoy. Y con esa mentalidad me mantuve por
mucho tiempo, todavía conservo esa perspectiva aunque tengo el presentimiento de
que éste ya es el tramo final, me siento cansado, con menos energía que antes, con
algunos dolores ocacionales, con menos animos, y no se si es por crisis de la tercera
edad pero a veces siento que mis logros al final no fueron de gran importancia, sigo
yendo a la misma cafetera, voy al parque para ver los insectos, sigo teniendo la
misma ruta de todos los días y nada a mi alrededor parece que haya cambiado o que
haya logrado hacer un impacto a alguna persona.
Pero bueno, quizás sea porque en verdad estoy viejo, es decir tengo 75 años,
como no voy a sentirme menos joven que antes, no puedo hacer todo lo que hacía
hace 20 años pero igual lo sigo haciendo porque amo mi trabajo, amo ser lo que soy
y mientras siga aquí seguiré siendo lo que soy hasta que llegue al final.

Sueno contradictorio en esta parte de la biografía, por un lado me siento


satisfecho con lo que he hecho y por otro se siente cansado, quizás ya aprendí todo
lo que debía aprender, quizás ya hice todo lo que debía hacer y ahora solo me queda
esperar pero no quiero esperar a la muerte sentado en mi sillón porque quiero seguir
viviendo lo que me quede de vida al máximo.

Es curioso como los seres humanos se aferran tanto a la vida cuando saben que
están a punto de morir y la mayoría de nosotros vivimos como si fuera otro día mas,
y terminamos muriendo en otro día que parecía mas del montón y quienes se dan
cuenta suelen vivir como unos completos paranóicos, es mas, he llegado a conocer a
personas que es esfuerzan por mantenerse lo mas aisladas del mundo externo para
no morir a causa de este. Otros en cambio quieren olvidar por completo que van a
morir y se esfuerzan toda su vida en distaciarse de ese pensamiento, y al final
terminan malgastando su vida en huir de todo, hasta de ellos mismos.

Y somos los únicos seres vivos que se preocupan así de su vida, mientras que los
animales se enfocan en sobrevivir en la naturaleza pero hasta nosotros mismos los
matamos, y algunos ni siquieran lo hacen para sobrevivir sino por pura diversión...
En verdad la vida parece no tener sentido.

A lo único que si le he visto sentido es a la evolución, pero no tanto como lo


describe Darwin, sino que toda la vida que ha estudiado la biología parece apuntar a
esa dirección de evolución, de cambios constantes que hacen que cada ser que haya
existido, existe y existirá sea distinto del otro, hasta en nuestra vida cotidiana hay
cambios en los cuales nosotros debemos adaptarnos a ellos y, en cierta forma,
evolucionar.

Creo que, después de todo, nada tiene sentido en la biología excepto la luz de la
evolución... Oye, no es un mal título para un artículo, mejor lo escribo ahora antes
de que se me vaya la idea.
Theodosius Dobzhansky muere el 18 de diciembre de 1975

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