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Ogb IFA

IFASE AWOEGBEMI ARABA

Ori, Iwa pele y la necesidad de la consulta en Ifá


A través de este pequeño artículo quiero establecer una línea de unión entre tres elementos
importantísimos para la vida de todo creyente o seguidor de la Religión Tradicional Yoruba, como es el
Orí, el Iwa Pele y la Adivinación., y la ceremonia del Isefa (mano de orunmila), y el porque debe de ser
un awo el que debe de dictaminar el Orisa tutelar.

Ifá establece que antes de iniciar el viaje desde Cielo a la Tierra para reencarnar en una nueva vida,
vamos a la casa de Ajala (el encargado de la Casa de las Cabezas) a seleccionar al Orí que nos guiará
en el cumplimiento del destino que deberemos tener como parte de nuestro proceso de evolución
espiritual.
Orí es el Orisa principal de cada persona. El tipo de Ori que elegimos solo lo sabemos nosotros, es
particular e individual para cada humano y su escogencia se hace en absoluta privacidad, teniendo a
Orunmila como único testigo. De allí nace que Orúnmila sea el testigo del Destino o Eleri Ipin de la
religión.

A kunle a Yam Eda


A daye Tan
Oju nikan ni
Nosotros elegimos nuestros destinos en el cielo
Pero cuando llegamos a la tierra
Nosotros llegamos a ser impacientes.

Nosotros nacemos con total carencia de noción o recuerdo sobre el Destino escogido para nuestra
vida. Sin embargo, siempre podemos recurrir a la herramienta de la adivinación ante el Oráculo de Ifá,
que nos fue dejado en la Tierra por Orunmila antes de partir definitivamente hacia el Cielo.

Y siendo Orúnmila -como ya lo indicamos arriba- el Eleri Ipin de la religión, el único testigo de nuestra
elección (A Kunle A Yam Eda) y el que vió cómo Olodumare nos daba aliento de vida durante el proceso
de la Creación, entonces se convierte en el encargado más adecuado para recordarnos nuestro destino.

De allí se desprende la necesidad y obligatoriedad de consultar a Orunmila desde el inicio de los


tiempos. Periódicamente, debemos realizar esa consulta o adivinación para cerciorarnos de que somos lo
que debemos ser, que estamos haciendo lo que debemos y si lo que hemos elegido hacer está acorde
con lo que escogimos en el Cielo.

Orí buruku ki i tuulo


Una mala cabeza no crece
Akida ese asiweree mo loju-ona
Nadie conoce la huella de un mal hombre en el camino

Aquí es donde comienza a hacerse evidente el importantísimo papel que juega Orí en los sucesos y
vida de cada hombre en la Tierra; papel que puede afectarlo tanto para el bien como para el mal.

Para el nativo de la tierra Yorubá y los anexados a su religión (nosotros, originarios de la cultura
occidental pero que nos hemos adherido por libre albedrío a la cultura y religiosidad yorubá), es
absolutamente cierta la existencia de los llamados "poderes sobrenaturales".

Estos poderes sobrenaturales están divididos en dos tipos, positivos y negativos. Los poderes positivos
son determinados por los Orisas (deidades) y los Ancestros (Orun). Estos poderes positivos ayudan y
guían al hombre en su vida diaria aunque también se molestan con la persona cuando dejan de cumplir
sus obligaciones y descuidan sus deberes tanto hacia la Humanidad como hacia las Divinidades.
Para desarrollar estas energías positivas debemos desarrollar de manera personal lo que se llama Iwa
Pelé o "Buen Carácter". En este sentido, debemos recordar una sentencia de Ifá que dice:

Si una persona tiene dinero,


Pero no tiene Iwa Pelé,
Entonces ese dinero le pertenece a alguien más

De esta sentencia se desprende el refrán yorubá "Todo lo que tengas en término de riqueza y fama; si
no tienes buen carácter, puede llegar a perderse, aunque seas un rey"

Al desarrollar Iwa Pele, podemos ver y discernir sobre nuestro propio bienestar, podemos escuchar a
Ori y sus planteamientos de sabiduría para nosotros, se nos abrirán las puertas de manera acorde con
ese destino que deseamos tener y que elegimos en el Cielo.

En Ifá se establece que no hay Ori malo, sino solo mal carácter. La "mala cabeza" está en nosotros y
tiene que ver con el Eleda (cabeza física) que gobierna nuestras malas acciones. Estas malas acciones
conllevan a que todo se trunque, por lo que tarde o temprano terminamos preguntándonos ¿qué estará
pasando conmigo que todo se me tranca o se me hace difícil?

A veces sabemos que no debemos hacer o realizar ciertos actos y sin embargo bajo una falsa reflexión
y una doble moral terminamos ejecutando dichas acciones. Hacemos uno y mil juramentos y los violamos
y todavía nos preguntamos ¿qué pasa conmigo, porque no avanzo?. Llegamos al descaro de decirnos -y
decir a los demás- que "yo hago las cosas para los demás, yo no importo".

En una oportunidad le indiqué a un ahijado, -Oye no creas que nuestra religión es pedir, matar un pollo
y nada más. Debes observar buena conducta, buen carácter, para contigo mismo y tus hermanos".

Este ahijado me respondió "Yo no pido para mi, pido para los demás" Resultado, este ahijado nunca se
logra librar de los tropiezos generados por su mala conducta, que comienzan por no querer reconocer que
todo lo que hace lo hace en función de sí mismo y no de los demás como pretende demostrar. Esto me ha
servido para entender el circulo de la vida indicada por nuestro padre Olodumare:

"Durante nuestro círculo de vida entre los diferentes


ciclos que hay entre Orun (Cielo) y Aiye (Tierra),
después de varias encarnaciones
nuestros méritos buenos en la Tierra traen su recompensa;
el Cielo.

Si su buen carácter se ha desarrollado usted se elevará en Orisa, si no, usted tendrá que volver a la
Tierra como Egun.

Después, usted escogería cuáles padres quiere para traerlo al mundo a través del proceso de la
reproducción humana. En la relación sexual del hombre y de la mujer se forma un orden a partir de
elementos que parecen conformar un caos. El embarazo es un proceso de formación donde el niño es
moldeado por Kori -el Orisa de los niños- y por Obatalá, quienes sacan armonía de la oscuridad y el caos
generados por la mezcla de sangre, huesos, agua y demás elementos orgánicos.

Más tarde se determina la composición del Iwa del niño. Como dijimos al prinicipio, su Ori es escogido
en la casa de Ajala mopin. Una vez escogido el espíritu del niño, el cuerpo y el espíritu están en
equilibrio. Así se prepara al ser humano para las cosas que han de venir en su nueva encarnación.

Tras haber determinado el Iwa y escogido el Orí, la persona pasa a Alumdun Orun, donde se sienta
ante Orúnmila y se revisa su destino. Si el nuevo niño hubiese estado alguna vez en la Tierra, se analizan
sus actos buenos y malos y se incorpora en su destino los premios o castigos correspondientes. Este
conjunto karmático se denomina Ayanmo.

Sin embargo, tras haber sido revisado y archivado su pasado y futuro, la persona es sometida al
proceso del Olvido, lo cual se lleva a cabo justo antes del nacimiento, cuando es llevado a Odo Aro y
Odo Eje. Alli, todo lo que la persona había hecho en vidas anteriores y sus obligaciones de destino son
borradas de su pensamiento consciente.

Ogun es quien nos permite dejar Ikole Orun para partir hacia la Tierra. Ogun prepara el camino del
espíritu hacia la vida terrena cuando desune el cordón umbilical del útero que lo ha nutrido por 9 meses.
A partir de esta fase nosotros empezamos nuestra vida en la Tierra. El nacimiento y desarrollo del niño
desde la infancia hasta la adultez y vejez será afectada entonces por la influencia de su destino escogido,
el Iwa Pele que logre desarrollar conscientemente y el conjunto karmático de su Ayanmó.
Por esta razón es que durante la vida terrena se hace necesaria la consulta regular ante Ifá para saber
qué debemos hacer, de qué debemos cuidarnos y cuál será la vía por la cual nuestros destinos -y nuestra
evolucion espiritual- serán fielmente completados.

La consulta o adivinación es importante para las culturas africanas tradicionalistas, y por tal razón,
también lo es para nosotros que somos seguidores de esta cultura. Al consultar a las diversas divinidades,
los devotos y los necesitados pueden determinar las energías positivas y los ibi que controlan las
situaciones particulares, así como cuáles de estas acciones están en línea con su destino.

En la cultura tradicional africana, el individuo se consulta regularmente para todos los procesos
importantes de sus vidas. Es así como los partos, nuevas carreras, uniones matrimoniales, empresas de
negocio, viajes y todo tipo de acciones individuales o colectivas no son llevadas a cabo hasta que la
adivinación ha sido realizada y se han cumplido los eboses u obras que permitirán aclarar las energías
positivas y aplacar las negativas.

Pero lo más importante, es que se entiende que la adivinación es la única forma viable de poder
conocer el mensaje de cada Orí y saber si lo que la persona desea realizar es útil para el cumplimiento de
su destino.

Un dicho yorubá dice "La Tierra es un mercado, el Cielo es nuestro Hogar" y eso resume en pocas
palabras que hasta el yorubá más humilde sabe que su paso por la vida terrena es solo temporal y que
solo sirve para que su Espíritu adquiera una experiencia o conocimiento necesario para su evolución
eterna.

Por tal motivo, en el pueblo yorubá la religión -y sus sistemas de adivinación- han pasado a formar una
parte tan fundamental de la sociedad, e intentar separarlos significaría acabar con la cultura y estructura
social de un pueblo que ha podido sobrevivir por milenios el ataque de agentes internos y externos,
recurriendo a Ifá y la adivinación para saber qué respuesta dar a cada situación.

ARTICULO CORTESIA POR IFASE AOWEGBEMI ARABA

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