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Suelo

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Para otros usos de este término, véase Suelo (desambiguación).

Esquema del suelo:


O - Materia orgánica
A - Suelo
B - Subsuelo
C - Material parental

Se denomina suelo a la parte superficial de la corteza terrestre, biológicamente activa, que


proviene de la desintegración o alteración física y química de las rocas y de los residuos de las
actividades de seres vivos que se asientan sobre ella.1
Son muchos los procesos que pueden contribuir a crear un suelo particular, algunos de estos
son: la deposición eólica, sedimentación en cursos de agua, meteorización, y deposición
de material orgánico.
De un modo simplificado puede decirse que las etapas implicadas en la formación del suelo
son las siguientes:
«Instalación de los seres vivos (microorganismos, líquenes, musgos, etc.) sobre ese sustrato
inorgánico». Esta es la fase más significativa, ya que con sus procesos vitales y metabólicos,
continúan la meteorización de los minerales, iniciada por mecanismos inorgánicos. Además,
los restos vegetales y animales a través de la fermentación y la putrefacción enriquecen ese
sustrato.
«Mezcla de todos estos elementos entre sí, y con agua y aire intersticiales». Inicialmente, se
da la alteración de factores físicos y químicos de las rocas, realizada, fundamentalmente, por
la acción geológica del agua y otros agentes geológicos externos, y posteriormente por la
influencia de los seres vivos, que es fundamental en este proceso de formación. Se desarrolla
así una estructura en niveles superpuestos, conocida como el perfil de un suelo, y una
composición química y biológica definida. Las características locales de los sistemas
implicados —litología y relieve, clima y biota— y sus interacciones dan lugar a los diferentes
tipos de suelo.
Los procesos de alteración mecánica y meteorización química de las rocas, determinan la
formación de un manto de alteración o eluvión que, cuando por la acción de los mecanismos
de transporte de laderas, es desplazado de su posición de origen, se denomina coluvión.
Sobre los materiales del coluvión, puede desarrollarse lo que comúnmente se conoce como
suelo; el suelo es el resultado de la dinámica física, química y biológica de los materiales
alterados del coluvión, originándose en su seno una diferenciación vertical en niveles
horizontales u horizontes. En estos procesos, los de carácter biológico y bioquímico llegan a
adquirir una gran importancia, ya sea por la descomposición de los productos vegetales y
su metabolismo, por los microorganismos y los animales zapadores.
El conjunto de disciplinas que se abocan al estudio del suelo se engloban en el conjunto
denominado Ciencias del Suelo, aunque entre ellas predomina la edafología e incluso se usa
el adjetivo edáfico para todo lo relativo al suelo. El estudio del suelo implica el análisis de
su mineralogía, su física, su química y su biología.

Índice
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 1Tipos de suelos
o 1.1Por estructura
o 1.2Por características físicas
o 1.3Clasificación de los suelos
 2El suelo como sistema ecológico
 3Fertilidad del suelo
 4Suelo orgánico
 5Formación del suelo
 6Destrucción de los suelos
o 6.1La tala de bosques y la erosión
 7Conservación
 8Composición
o 8.1Sólidos
o 8.2Líquidos
o 8.3Gases
 9Estructura del suelo
o 9.1Horizontes
 10Clasificación de los suelos
o 10.1Textura del suelo
 11Importancia del suelo
 12Año Internacional de los Suelos
 13Véase también
 14Referencias
 15Bibliografía
 16Enlaces externos

Tipos de suelos[editar]
Existen dos clasificaciones para los tipos de suelo, una según su estructura y otra de acuerdo
a sus formas físicas.
Por estructura[editar]
 Suelos arenosos: No retienen el agua, tienen muy poca materia orgánica y no son aptos
para la agricultura.
 Suelos calizos: Tienen abundancia de sales calcáreas, son de color blanco, secos y
áridos, y no son buenos para la agricultura.
 Suelos humíferos (tierra negra): Tienen abundante materia orgánica en descomposición,
de color oscuro, retienen bien el agua y son excelentes para el cultivo.
 Suelos arcillosos: Están formados por granos finos de color amarillento y retienen el agua
formando charcos. Si se mezclan con el humus que es la sustancia compuesta por ciertos
productos orgánicos de naturaleza pueden ser buenos para cultivar.
 Suelos pedregosos: Formados por rocas de todos los tamaños, no retienen el agua y no
son buenos para el cultivo.
 Suelos mixtos: Tiene características intermedias entre los suelos arenosos y los suelos
arcillosos mezclados.
Por características físicas[editar]

 Litosoles: Se considera un tipo de suelo que aparece en escarpas y afloramientos


rocosos, su espesor es menor a 10 cm y sostiene una vegetación baja, se conoce también
como leptosoles que viene del griego leptos que significa delgado.
 Cambisoles: Son suelos jóvenes con proceso inicial de acumulación de arcilla. Se divide
en vértigos, gleycos, eutrícos y crómicos.
 Luvisoles: Presentan un horizonte de acumulación de arcilla con saturación superior al
50%.
 Acrisoles: Presentan un marcado horizonte de acumulación de arcilla y bajo saturación de
bases al 50%.
 Gleysoles: Presentan agua en forma permanente o semipermanente con fluctuaciones de
nivel freático en los primeros 50 cm.
 Fluvisoles: Son suelos jóvenes formados por depósitos fluviales, la mayoría son ricos en
calcio.
 Rendzina: Presenta un horizonte de aproximadamente 50 cm de profundidad. Es un suelo
rico en materia orgánica sobre roca caliza.
 Vertisoles: Son suelos arcillosos de color negro, presentan procesos de contracción y
expansión, se localizan en superficies de poca pendiente y cercanos escurrimientos
superficiales.
Clasificación de los suelos[editar]

Estructura de un suelo ránker. Tomada en La Pola de Gordón. León. España.

El suelo se puede clasificar según su textura: fina o gruesa, y por su estructura: floculada,
agregada o dispersa, lo que define su porosidad que permite una mayor o menor circulación
del agua, y por lo tanto la existencia de especies vegetales que
necesitan concentraciones más o menos elevadas de agua o de gases.
El suelo también se puede clasificar por sus características químicas, por su poder de
absorción de coloides y por su grado de acidez (pH), que permite la existencia de
una vegetación más o menos necesitada de ciertos compuestos.
Los suelos no evolucionados son suelos brutos, muy próximos a la roca madre y apenas
tienen aporte de materia orgánica. Son resultado de fenómenos erosivos o de la acumulación
reciente de aportes aluviales. De este tipo son los suelos polares y los desiertos, tanto de roca
como de arena, así como las playas.
Los suelos poco evolucionados dependen en gran medida de la naturaleza de la roca madre.
Existen tres tipos básicos: ránker, rendzina y los suelos de estepa.

 Los suelos ránker son más o menos ácidos, como los suelos de tundra y los alpinos.
 Los suelos rendzina se forman sobre una roca madre carbonatada, como la caliza, suelen
ser fruto de la erosión y son suelos básicos.
 Los suelos de estepa se desarrollan en climas continentales y mediterráneo subárido. El
aporte de materia orgánica es muy alto. Según sea la aridez del clima pueden ser de
colores desde castaños hasta rojos.
En los suelos evolucionados encontramos todo tipo de humus, y cierta independencia de la
roca madre. Hay una gran variedad y entre ellos se incluyen los suelos de los bosques
templados, los de regiones con gran abundancia de precipitaciones, los de climas templados y
el suelo rojo mediterráneo. En general, si el clima es propicio y el lugar accesible, la mayoría
de estos suelos están hoy ocupados por explotaciones agrícolas.

El suelo como sistema ecológico[editar]


Constituye un conjunto complejo de elementos físicos, químicos y biológicos que compone el
sustrato natural en el cual se desarrolla la vida en la superficie de los continentes. El suelo es
el hábitat de una biota específica de microorganismos y pequeños animales que constituyen
el edafón. El suelo es propio de las tierras emergidas, no existiendo apenas contrapartida
equivalente en los ecosistemas acuáticos. Es importante subrayar que el suelo así entendido
no se extiende sobre todos los terrenos, sino que en muchos espacios lo que se pisa es roca
fresca, o una roca alterada sólo por meteorización, un regolito, que no merece el nombre de
suelo.
Desde el punto de vista biológico, las características del suelo más importantes son
su permeabilidad, relacionada con la porosidad, su estructura y su composición química. Los
suelos retienen las sustancias minerales que las plantas necesitan para su nutrición vegetal y
que se liberan por la degradación de los restos orgánicos. Un buen suelo es condición primera
para la productividad agrícola.
En el medio natural los suelos más complejos y potentes (gruesos) acompañan a los
ecosistemas de mayor biomasa y diversidad, de los que son a la vez producto y condición. En
este sentido, desde el punto de vista de la organización jerárquica de los ecosistemas, el suelo
es un ecosistema en sí y un subsistema del sistema ecológico del que forma parte.

Fertilidad del suelo[editar]


La concepción del término fertilidad ha ido modificándose con el tiempo y en la actualidad más
se acerca al concepto de productividad que a otra cosa. O sea, lo que ofrece potencialidad
nutricional a un suelo no es sólo su contenido de nutrientes, sino todos aquellos factores tanto
químicos como físicos y biológicos que influyen sobre la disponibilidad y accesibilidad de los
nutrientes por la planta. Con relativa frecuencia se olvida que el secreto para lograr la
expresión concreta de toda la potencialidad de un suelo radica en contribuir a la acción
articulada de cada uno de sus fracciones particulares. O sea, hay que conocer cada uno de
esos componentes del suelo y sobre todo, la forma en que están interactuando con el resto
para poder, mediante manejo, lograr su mejor expresión.
Los altos rendimientos en los cultivos son el resultado de múltiples factores que se inician con
un buen diagnóstico de la fertilidad del suelo y de la calidad del agua de riego. Es importante
utilizar un adecuado sistema de muestreo, un buen procedimiento de análisis y un razonable
control de calidad analítica en el laboratorio. El siguiente paso es llevar a cabo una buena
interpretación de los resultados de los análisis y posteriormente generar una adecuada
recomendación de la fertilización, a partir de una meta determinada de rendimiento. Los otros
factores involucran un conveniente manejo de la labranza ya sea convencional o de
conservación, una adecuada decisión en cuanto a genotipos y fechas de siembra a utilizar, un
adecuado arreglo de las plantas en el terreno para captar la mayor cantidad de radiación, una
correcta decisión de formas y épocas de fertilización, un adecuado manejo de la sanidad del
cultivo, un buen abastecimiento de agua y una adecuada aireación del suelo (Castellanos,
1858).

Suelo orgánico[editar]

Liquen sobre una roca. Tienen gran importancia en la formación del suelo.

El estudio de la dinámica del suelo muestra que sigue un proceso evolutivo al que son
aplicables por completo los conceptos de la sucesión ecológica. La formación de un suelo
profundo y complejo requiere, en condiciones naturales, largos períodos de tiempo y el mínimo
de perturbaciones. Donde las circunstancias ambientales son más favorables, el desarrollo de
un suelo a partir de un sustrato geológico bruto requiere cientos de años, que pueden ser
millares en climas, topografías y litologías menos favorables.
Los procesos que forman el suelo arrancan con la meteorización física y química de la roca
bruta. Continúa con el primer establecimiento de una biota, en la que frecuentemente ocupan
un lugar prominente los líquenes, y el desarrollo de una primera vegetación. El aporte de
materia orgánica pone en marcha la constitución del edafon. Éste está formado por una
comunidad de descomponedores, bacterias y hongos sobre todo y detritívoros, como
los colémbolos o los diplópodos, e incluye también a las raíces de las plantas, con
sus micorrizas. El sistema así formado recicla los nutrientes que circulan por la cadena trófica.
Los suelos evolucionados, profundos, húmedos y permeables suelen contar con las lombrices
de tierra, anélidos oligoguetos comedores de suelo, en su edafón, lo que a su vez favorece
una mejor mezcla de las fracciones orgánica y mineral y la fertilidad del suelo.

Formación del suelo[editar]


Artículo principal: Pedogénesis
Ejemplo de distintas etapas que puede tener el desarrollo del suelo.

La causa principal de la formación de los suelos es la meteorización, que consiste en la


alteración que experimentan las rocas en contacto con el agua, el aire y los seres vivos.
Pueden distinguirse:

 Meteorización física o meteorización mecánica es aquella que se produce cuando, al


bajar las temperaturas, el agua que se encuentra en las grietas de las rocas se congela.
Así aumenta su volumen y provoca la fractura de las rocas.
 Meteorización química es aquella que se produce cuando los materiales
rocosos reaccionan con el agua o con las sustancias disueltas en ella.
La actividad biológica puede contribuir tanto a la meteorización física como a la química.
El suelo puede formarse y evolucionar a partir de la mayor parte de los materiales rocosos,
siempre que permanezcan en una determinada posición el tiempo suficiente para permitir las
anteriores etapas. Se pueden diferenciar:

 Suelos autóctonos, formados a partir de la alteración de la roca que tienen debajo.


 Suelos alóctonos, formados con materiales provenientes de lugares separados. Son
principalmente suelos de fondos de valle cuya matriz mineral procede de la erosión de las
laderas.
La formación del suelo es un proceso en el que las rocas se dividen en partículas menores
mezclándose con materia orgánica en descomposición. El lecho rocoso empieza a deshacerse
por los ciclos de hielo-deshielo, por la lluvia y por otras fuerzas del entorno:

1. El lecho de roca madre se descompone cada vez en partículas menores.


2. Los organismos de la zona contribuyen a la formación del suelo desintegrándolo
cuando viven en él y añadiendo materia orgánica tras su muerte. Al desarrollarse el
suelo, se forman capas llamadas horizontes.
3. El horizonte A, más próximo a la superficie, suele ser más rico en materia orgánica,
mientras que el horizonte C contiene más minerales y sigue pareciéndose a la roca
madre. Con el tiempo, el suelo puede llegar a sustentar una cobertura gruesa de
vegetación reciclando sus recursos de forma efectiva
4. Cuando el suelo es maduro suele contener un horizonte B, donde se almacenan los
minerales lixiviados.

Destrucción de los suelos[editar]


Erosión eólica y sobrepastoreo en los páramos arenosos del volcán Chimborazo, Ecuador.

La principal causa de la destrucción de suelos es la erosión, que consiste en el desgaste y


fragmentación de los materiales de la superficie terrestre por acción del agua, el viento, etc.
Los fragmentos que se desprenden reciben el nombre de detritos.
Los suelos se pueden destruir por las lluvias. Estas van lavando el suelo (lixiviado), quitándole
todos los nutrientes que necesita para poder ser fértil, los árboles no pueden entonces crecer
y se produce una deforestación que conlleva como consecuencia la desertificación.
La tala de bosques y la erosión[editar]
Las cifras indican que la destrucción de bosques llega en nuestro país[¿cuál?] a niveles
abrumadores. Hace 10 años se hablaba de 400 000 hectáreas anuales. Hoy, los más
optimistas se sitúan en 600 000 hectáreas en tanto que otros consideran que se están
destrozando 800 000.[cita requerida]
Datos muy serios[cita requerida] afirman que en el término de doce o trece años se habrán agotado
nuestros árboles[¿dónde?] y será necesario importar toda la madera de consumo.
Con las selvas y los montes, se habrá extinguido también una inmensa variedad de especies
animales y vegetales, que constituyen parte fundamental de nuestro[¿cuál?]patrimonio natural y
del mundo.
Y con la destrucción de la vegetación, se agotarán también las aguas y los suelos. En la
actualidad cada año sepultamos en el fondo mar cerca de 500 millones de toneladas de tierra
fértil arrastradas por los torrentes que, sin obstáculos, desmoronan las laderas desprovistas de
la protección de la vegetación.[cita requerida]
Y los ríos, destruido el equilibrio de sus cuencas, y deteriorados sus cursos por el exceso de
sedimentación, no tienen ya capacidad de navegación ni de contención de aguas. En
consecuencia, cada año aumentan las miles de hectáreas inundadas con pérdidas
incalculables, tanto en vidas humanas como en recursos materiales.[cita requerida]

Conservación[editar]

Suelo fértil, bien conservado en Stowbridge, Norfolk, Inglaterra.


La conservación de los suelos se logrará con la educación de las personas. Debemos tener en
cuenta que un suelo se forma durante un lapso de miles y miles de años, gracias a la acción
de factores como el viento, la temperatura y el agua. Estos, lentamente van desmenuzando
las rocas, hasta reducirlas a pequeñas partículas, que al unirse con los restos de plantas y
animales conforman el suelo.
Una vez formado, el suelo es protegido y conservado por la vegetación que crece sobre su
superficie. Cuando el hombre corta los árboles y deja expuestas las partículas del suelo a la
acción del sol, el viento y el agua, se produce la temida erosión. La capa vegetal es arrastrada
hacia el fondo de los océanos, y aquellos terrenos fértiles quedan transformados en desiertos.
Dicho empobrecimiento del suelo también es causado por desyerbar con azadón, por las
quemas, por el uso exagerado de herbicidas y fertilizantes, entre otros.
Para detener la destrucción de este recurso, se hace urgente iniciar la plantación de árboles y
la defensa de los bosques nativos. El agricultor debe adquirir la sana costumbre de rotar los
cultivos, de trazar los surcos en sentido diferente a la pendiente del terreno, de plantar
barreras vivas para evitar el rodamiento de las partículas. De todos es el compromiso de
proteger las fuentes de agua, como ríos y quebradas, conservando toda la vegetación de la
cuenca.

Composición[editar]
Los componentes del suelo se pueden dividir en sólidos, líquidos y gaseosos.
Sólidos[editar]
Este conjunto de componentes representa lo que podría denominarse el esqueleto mineral del
suelo. Y entre estos, componentes sólidos, del suelo destacan:

 Silicatos, tanto residuales o no completamente meteorizados, (micas, feldespatos, y


fundamentalmente cuarzo).
 Como productos no plenamente formados, singularmente los minerales de arcilla,
(caolinita, illita, etc.).
 Óxidos e hidróxidos de Fe (hematites, limonita, goethita) y de Al (gibbsita, boehmita),
liberados por el mismo procedimiento que las arcillas.
 Clastos y granos poliminerales como materiales residuales de la alteración mecánica y
química incompleta de la roca originaria.
 Otros diversos compuestos minerales cuya presencia o ausencia y abundancia
condicionan el tipo de suelo y su evolución.
 Carbonatos (calcita, dolomita).
 Sulfatos (aljez).
 Cloruros y nitratos.
 Sólidos de naturaleza orgánica o complejos órgano-minerales, la materia orgánica muerta
existente sobre la superficie, el humus o mantillo:
 Humus joven o bruto formado por restos distinguibles de hojas, ramas y restos de
animales.
 Humus elaborado formado por sustancias orgánicas resultantes de la total
descomposición del humus bruto, de un color negro, con mezcla de derivados
nitrogenados (amoníaco, nitratos), hidrocarburos, celulosa, etc. Según el tipo de
reacción ácido-base que predomine en el suelo, éste puede ser ácido, neutro o
alcalino, lo que viene determinado también por la roca madre y condiciona
estrechamente las especies vegetales que pueden vivir sobre el mismo.
Líquidos[editar]
Esta fracción está formada por una disolución a causa de las sales y los iones más comunes
como Na+, K+, Ca2+, Cl-, NO3-,… así como por una amplia serie de sustancias orgánicas. La
importancia de esta fase líquida en el suelo estriba en que éste es el vehículo de las
sustancias químicas en el seno del sistema.
El agua en el suelo puede estar relacionada en tres formas diferentes con el esqueleto sólido:

Tipos de líquido en el suelo.

 La primera, está constituida por una partícula muy delgada, en la que la fuerza dominante
que une el agua a la partícula sólida es de carácter molecular, y tan sólida que esta agua
solamente puede eliminarse del suelo en hornos de alta temperatura. Esta parte del agua
no es aprovechable por el sistema radicular de las plantas.
 La segunda es retenida entre las partículas por las fuerzas capilares, las cuales, en
función de la textura pueden ser mayores que la fuerza de la gravedad. Esta porción del
agua no percola, pero puede ser utilizada por las plantas.
 Finalmente, el agua que excede al agua capilar, que en ocasiones puede llenar todos los
espacios intersticiales en las capas superiores del suelo, con el tiempo percola y va a
alimentar los acuíferos más profundos. Cuando todos los espacios intersticiales están
llenos de agua, el suelo se dice saturado.
Gases[editar]
La fracción de gases está constituida fundamentalmente por los gases atmosféricos y tiene
gran variabilidad en su composición, por el consumo de O2, y la producción de CO2 dióxido de
carbono. El primero siempre menos abundante que en el aire libre y el segundo más, como
consecuencia del metabolismo respiratorio de los seres vivos del suelo, incluidas las raíces y
los hongos. Otros gases comunes en suelos con mal drenaje son el metano (CH4 ) y el óxido
nitroso (N2O).

Estructura del suelo[editar]


Artículo principal: Estructura del suelo
Horizontes del suelo.

Se entiende la estructura de un suelo como la distribución o diferentes proporciones que


presentan los distintos tamaños de las partículas sólidas que lo conforman, y son:

 Materiales finos, (arcillas y limos), de gran abundancia con relación a su volumen, lo que
los confiere una serie de propiedades específicas, como:
 Cohesión.
 Adherencia.
 Absorción de agua.
 Retención de agua.
 Materiales medios, formados por tamaños arena.
 Materiales gruesos, entre los que se encuentran fragmentos de la roca madre, aún sin
degradar, de tamaño variable.
Los componentes sólidos, no quedan sueltos y dispersos, sino más o menos aglutinados por
el humus y los complejos órgano-minerales, creando unas divisiones horizontales
denominadas horizontes del suelo.
La evolución natural del suelo produce una estructura vertical “estratificada” (no en el sentido
que el término tiene en Geología) a la que se conoce como perfil. Las capas que se observan
se llaman horizontes y su diferenciación se debe tanto a su dinámica interna como al
transporte vertical.
El transporte vertical tiene dos dimensiones con distinta influencia según los suelos. La
lixiviación, o lavado, la produce el agua que se infiltra y penetra verticalmente desde la
superficie, arrastrando sustancias que se depositan sobre todo por adsorción. La otra
dimensión es el ascenso vertical, por capilaridad, importante sobre todo en los climas donde
alternan estaciones húmedas con estaciones secas.
Se llama roca madre a la que proporciona su matriz mineral al suelo. Se distinguen suelos
autóctonos, que se asientan sobre su roca madre, lo que representa la situación más común, y
suelos alóctonos, formados con una matriz mineral aportada desde otro lugar por los procesos
geológicos de transporte.
Horizontes[editar]
Se llaman horizontes del suelo a una serie de niveles horizontales que se desarrollan en el
interior del mismo y que presentan diferentes caracteres de composición, textura, adherencia,
etc. El perfil del suelo es la organización vertical de todos estos horizontes.
Clásicamente, se distingue en los suelos completos o evolucionados tres horizontes
fundamentales que desde la superficie hacia abajo son:

 Horizonte O, "Capa superficial del horizonte A"


 Horizonte A o zona de lavado vertical: Es el más superficial y en él enraíza la
vegetación herbácea. Su color es generalmente oscuro por la abundancia de materia
orgánica descompuesta o humus elaborado, determinando el paso del agua arrastrándola
hacia abajo, de fragmentos de tamaño fino y de compuestos solubles.
 Horizonte B o zona de precipitado: Carece prácticamente de humus, por lo que su color
es más claro (pardo o rojo), en él se depositan los materiales arrastrados desde arriba,
principalmente, materiales arcillosos, óxidos e hidróxidos metálicos, etc., situándose en
este nivel los encostramientos calcáreos áridos y las corazas lateríticas tropicales.
 Horizonte C o subsuelo: Está constituido por la parte más alta del material rocoso in situ,
sobre el que se apoya el suelo, más o menos fragmentado por la alteración mecánica y la
química (la alteración química es casi inexistente ya que en las primeras etapas de
formación de un suelo no suele existir colonización orgánica), pero en él aún puede
reconocerse las características originales del mismo.
 Horizonte D o horizonte R (roca madre o material rocoso): es el material rocoso
subyacente que no ha sufrido ninguna alteración química o física significativa. Algunos
distinguen entre D, cuando el suelo es autóctono y el horizonte representa a la roca
madre, y R, cuando el suelo es alóctono y la roca representa sólo una base física sin una
relación especial con la composición mineral del suelo que tiene encima.
Los caracteres, textura y estructura de los horizontes pueden variar ampliamente, pudiendo
llegar de un horizonte A de centímetros a metros. Otra explicación más corta es la siguiente
La profundidad del suelo depende de factores como la inclinación, que permite el arrastre de
la tierra por las aguas, y la naturaleza del lecho rocoso. La piedra caliza, por ejemplo, se
erosiona más que la arenisca, por lo que produce más productos de descomposición. Pero el
factor más importante es el clima y el efecto erosivo de los agentes atmosféricos.

Clasificación de los suelos[editar]


Artículo principal: Clasificación de suelos
Para denominar los diferentes tipos de suelo que podemos encontrar en el mundo, se han
desarrollado diversos tipos de clasificaciones que, mediante distintos criterios, establecen
diferentes tipologías de suelo. De entre estas clasificaciones, las más utilizadas son:

 Clasificación climática o zonal, que se ajustan o no, a las características de la zona


bioclimática donde se haya desarrollado un tipo concreto de suelo, teniendo así en cuenta
diversos factores como son los climáticos y los biológicos, sobre todo los referentes a la
vegetación. Esta clasificación ha sido la tradicionalmente usada por la llamada Escuela
Rusa.
 Clasificación genética, en la que se tiene en cuenta la forma y condiciones en las que se
ha desarrollado la génesis de un suelo, teniendo en cuenta por tanto, muchas más
variables y criterios para la clasificación.
 Clasificación analítica (conocida como soil taxonomy), en la que se definen unos
horizontes de diagnóstico y una serie de caracteres de referencia de los mismos. Es la
establecida por la Escuela Americana.
Hoy día, las clasificaciones más utilizadas se basan fundamentalmente en el perfil del suelo,
condicionado por el clima. Se atiende a una doble división: zona climática y, dentro de cada
zona, el grado de evolución. Dentro de ésta, se pueden referir tres principales modelos
edáficos que responderían a las siguientes denominaciones:

 Podzol: es un suelo típico de climas húmedos y fríos.


 Chernozem: es un suelo característico de las regiones de climas húmedos con veranos
cálidos.
 Latosol o suelo laterítico: es frecuente en regiones tropicales de climas cálidos y húmedos,
como Venezuela y en Argentina (Noreste, Provincia de Misiones, frontera con Brasil).
Textura del suelo[editar]
Artículos principales: Textura del suelo y Granulometría.

La textura del suelo está determinada por la proporción de los tamaños de las partículas que
lo conforman. Para los suelos en los que todas las partículas tienen una granulometría similar,
internacionalmente se usan varias clasificaciones, diferenciándose unas de otras
principalmente en los límites entre las diferentes clases. En un orden creciente de
granulometría pueden clasificarse los tipos de suelos
en arcilla, limo, arena, grava, guijarros y bloques.
En función de cómo se encuentren mezclados los materiales de granulometrías diferentes,
además de su grado de compactación, el suelo presentará características diferentes como
su permeabilidad o su capacidad de retención de agua y su capacidad de usar desechos
como abono para el crecimiento de las plantas.

Importancia del suelo[editar]


El suelo tiene gran importancia porque interviene en el ciclo del agua y los ciclos de los
elementos y en él tienen lugar gran parte de las transformaciones de la energía y de la materia
de todos los ecosistemas.
Además, como su regeneración es muy lenta, el suelo debe considerarse como un recurso no
renovable y cada vez más escaso, debido a que está sometido a constantes procesos de
degradación y destrucción de origen natural o antropológico.

Año Internacional de los Suelos[editar]


La 68ª sesión de la Asamblea General de la ONU declaró 2015 Año Internacional de los
Suelos (A/RES/68/232). El Año Internacional de los Suelos 2015 tiene como objetivo aumentar
la concienciación y la comprensión de la importancia del suelo para la seguridad alimentaria y
las funciones ecosistémicas esenciales.
La Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) es la
encargada de implementar el Año Internacional de los Suelos 2015 (AIS) en el marco de la
Alianza Mundial por el Suelo y en colaboración con los gobiernos y la secretaría de la
Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD).

Véase también[editar]
 Ciencia del suelo
 Edafología
 Pedología
 Suelo sulfatado ácido
 Suelo alcalino
 Suelo salino
 Expansividad de suelos

 la tierra

Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ Mecánica de suelos y cimentaciones 5a Ed Escrito por Carlos Crespo Villalaz, p.
18, en Google Libros

Bibliografía[editar]
(en inglés)

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