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No porque seas mi amigo, te voy a cobrar menos

Una sincera opinión de cómo no mendigar tus trabajos de diseño, y como aprender a
valorar económicamente tu esfuerzo, respondiendo la gran pregunta:
¿Cómo debo cobrar mis trabajos en diseño gráfico?
Por Edgar Gutierrez

Si estás leyendo este artículo, es porque en algún momento te has planteado ser diseñador o lo estas
intentando, no te voy a engañar, dedicar tu vida a crear algo creativo es maravilloso pero el camino que hay
que recorrer es también uno de los más frustrantes que te puedes encontrar en cualquier ámbito profesional,
sobre todo porque para ganarse la vida como diseñador no solamente tienes que ser bueno en lo que haces,
sino que además tienes que ser juez de tu propio trabajo e intentar convencer a una sociedad de que lo que
haces no es solamente es un pasatiempo ni tan poco fruto de la magia de darle a un botón, si no, un producto
con valor económico.
Lo peor de todo es que a pesar de tu intento, la sociedad va a luchar en tu contra, y si no tienes la herramienta
adecuada para valorar tu trabajo seguramente acabes suplicando clemencia por tu vida o peor aún,
trabajando gratis.
Para que esto no te pase, voy a explicarte algunas de las herramientas que yo he utilizado para calcular el
valor real de mi trabajo, un valor justificable ante un cliente, ante un jefe o un empresario, y lo
suficientemente sólido como para hacer que nunca te eches atrás.

Lo primero que tienes que saber para trabajar como diseñador gráfico.
Puedes optar principalmente por dos caminos diferentes, cada uno con sus ventajas e inconvenientes. El
primer camino es trabajar para una empresa bajo contrato, digamos que es más fácil principalmente porque
apenas hay que pensar, la empresa manda y tú ejecutas, tendrás un sueldo fijo al mes y no tendrás que
preocuparse demasiado por temas como el sueldo de cada mes, el pago de impuestos, y otros. La parte mala
es que el trabajo no llueve del cielo y mucho menos ahora, y si lo encuentras tendrás que adaptar tu horario
impuesto a cada una de las órdenes que te de un nuevo personaje en la historia de tu vida, tu jefe.
Por si no lo sabes, un jefe es una persona amable que siempre sabe lo que quiere y que nunca se queja de tu
fallo, y del que puedes aprender muchísimo gracias a su experiencia y su conocimiento increíblemente
extenso. Todo esto es simple sarcasmo, por lo general suele ser un imbécil…
El camino difícil, como a mí me gusta llamarlo el camino interesante, es el de ser libre, es decir, de ser
freelance, es lo mismo que ser independiente y autónomo, pero sí dices la palabra independiente la gente
siente pena por ti y empieza a darte el pésame.

¡Hey, pero en realidad es genial!, ahora tú puedes ser tu propio jefe, ahora tú puedes
ser realmente un diseñador gráfico, ya que vas a tener la posibilidad de diseñar tu propio
proyecto, de contar aquello que quieras, de asombrar al mundo.
Esta es la parte buena, la parte mala es que diseñar un proyecto, o crear un diseño de cualquier tipo no da
de comer, lo que da de comer es venderla, y aquí entra el lado oscuro de ser freelance, el de ser empresario,
créeme cuando te digo que ser empresario es sumamente difícil, tienes que estar constantemente haciendo
contactos, tienes que saber vender y comprar, gestionar las redes sociales, pensar en futuros proyectos,
entender cómo funciona impuestos nacionales, y no volverte loco si no tributas, y lo más complicado, obtener
un beneficio económico de algo que haces con el corazón.
Muchos se vuelven prácticamente locos intentando poner precio a lo que hacen, lo cual es prácticamente
imposible, porque lo que nuestro diseño significa para nosotros, significa algo completamente distinto para
los demás, y ahí está el problema.

Necesitamos una variable que sea igual para ambos bandos que podamos medir, y
sobre todo que sea objetiva, esa variable es el tiempo, y ¿cuánto vale nuestro tiempo?
Nuestro precio por ahora tiene que cumplir varios objetivos, por un lado debe reflejar nuestro nivel,
experiencia y talento como diseñador, y por otro, mucho más importante, porque sin él, ser diseñador no
sirve de nada, es cubrir los gastos, éstos pueden ser de dos tipos: los gastos fijos y los gastos variables.
Dentro de los gastos fijos tenemos que tener en cuenta muchas cosas, los gastos de la casa más la oficina si
tenemos, más los gastos de luz y agua, el coste de la comida, porque el independiente, aunque la gente no lo
sepa, también se alimenta, el coste del transporte, el coste de las comunicaciones porque tenemos que hablar
con nuestra madre por teléfono para decirle que hemos comido bien, aunque en realidad nos estaremos
muriendo de hambre y sobre todo, el coste de la amortización de nuestro equipo, que para el que no lo sepa,
el equipo no dura para siempre, y hay que renovarlo.

Si no sabes lo que es el coste de amortización no te preocupes.


Agarra tu equipo, material o cualquier cosa que necesites para realizar tu actividad, por ejemplo: imagina que
tienes un PC, una réflex y una wacom, cada elemento tiene un coste y una vida útil, lo único que tienes que
hacer es dividir su precio entre su vida útil y calcular cuánto cuesta al año tener ese equipo, lo divides entre
12, y sabes lo que te cuesta al mes, es decir, si no consigues recaudar al menos dicha cantidad como mínimo
en cuanto a equipo se refiere, estás perdiendo dinero, una vez calculado tu coste de amortización, súmalo al
resto de coste fijo, eh intenta no llorar, y como consejo personal suma un ingreso extra al mes, ya que
entiendo que como cualquier persona que quiera hacer uso de su tiempo libre, o el mejorar tu equipo y tener
un pequeño colchón de dinero de emergencia, por si pasa algo.

Una vez sumado todo, sabremos el dinero que tenemos que ingresar al mes.
¿Cuánto tenemos que ingresar por hora? imaginemos por un momento, que un mes tiene cuatro semanas,
aunque esto no sea exactamente así, supongo que quieres tener vida social, así que dejaremos los fines de
semana como no laborables, esto nos deja 20 días laborables, la gente normal suele hacer jornadas de ocho
horas, así que, pensaremos que vamos a trabajar como la gente normal.

En este punto ya no eres iluso, y sabes que esto también es sarcasmo.


Todo nos da un total de 160 horas al mes que dedicaremos exclusivamente a trabajar, ahora, agarramos
nuestros gastos fijos, lo dividimos en 160 horas y ya tenemos nuestro precio por hora.
¿De verdad pensabas que iba a ser tan fácil?
Recordamos que cuando eres freelance también eres empresario, y ¿Qué hace un empresario?, exacto, hace
contactos, vender y comprar, gestionar la red social, pensar en futuros proyectos, entender cómo funciona
los impuestos nacionales sin volverse loco y lo más complicado, obtener un beneficio económico de lo que
haces con el corazón.
Lo paradójico, es que, el tiempo que dedicas a esto último, es lo único por lo que van a pagarte, lo que se
traduce en que aproximadamente el 25% de tu tiempo de trabajo tiene que generar el 100% del beneficio.
Ahora si, sumemos todos nuestros gastos fijos, dividimos entre la hora de trabajo con beneficio, obteniendo
nuestro precio mínimo por hora, ojo cuando digo precio mínimo, es decir que sí cobras menos de esto por tu
hora de trabajo, estás perdiendo dinero, tus gastos van a ser superiores a tus ingresos, es como si estuvieses
pagando por trabajar.

Metete esto en la cabeza, no cobres menos de ese precio, es decir, ese precio va a ser tu
precio de costo.
Y si un familiar o un amigo te pide que le hagas un favor, se lo haces por ese precio, y si una empresa te dice
que trabajes por menos de ese precio, sonríe y lárgate de allí.
A partir de aquí ya tienes sentada lo que es la base económica de tu trabajo como freelance, con ese precio
por hora tú puedes luego añadirle algún otro monto en función de tu talento, de tu experiencia o de lo
exclusivo que seas a la hora de trabajar para una empresa o para un cliente, y te aconsejo muchísimo que te
cronometres y que sepas cuánto tardas exactamente en hacer cada trabajo, si por ejemplo eres fotógrafo,
retocador, diseñador o ilustrador; cronométrate, porque tienes que saber cuánto tardas en hacer cada una
de las cosas que te van a pedir, en función de eso sabrás cuánto tienes que cobrar por cada una de esas cosas.
Si te piden un proyecto, o te piden un presupuesto, calcula todo eso en función de la hora que te va a tardar
en hacer ese proyecto, y como consejo personal únicamente rebaja el precio final, siempre que te aporte
alguna seguridad, es decir, si un proyecto te va a aportar todo lo que necesitas cobrar durante un mes, bueno,
en ese caso puedes rebajar un poco el precio, si ese no es el caso, puedes decir:

Lo siento pero tengo que comer.

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