You are on page 1of 7

Comentario al parágrafo 17.

- El ser como cópula y el problema


fenomenológico de la proposición enunciativa.

Hasta este momento la discusión ha girado en torno al problema del sentido


expresado en la cópula, tal y como fue abordado por la postura nominalista, donde
se ha revelado una incertidumbre en torno al problema de la proposición
enunciativa. Ahora se trata de indicar el camino que debe seguir la reflexión ante el
problema de la verdad, es aquí donde Heidegger sostiene que el desarrollo llevado
a cabo por los nominalistas debe ser reconsiderado para exponer el problema más
allá de sus planteamientos.

Para esto, se recupera la problemática resaltada por las observaciones de Hobbes


y Mill, con el fin de complementar la discusión con las ideas que Heidegger
desarrolla en torno al problema de la verdad. Hasta el momento la estructura de la
proposición enunciativa que aquellos analizaban consistía en una restricción al
ámbito de la lógica, ante lo cual Heidegger busca acercarla a un tratamiento
ontológico y fenomenológico de la cuestión que gira en torno al problema de la
proposición enunciativa.

En el parágrafo anterior se hacía énfasis en que la teoría nominalista se había


enfrascado en dar solución a la problemática de la ambigüedad expresada en la
cópula, sin embargo, Heidegger insiste en que la pretensión de clarificar la unidad
judicativa que es posibilitada por la cópula debe superar el ámbito de la lógica
formal. Esto lo sostiene porque la propia teoría nominalista se ve conducida a admitir
algo que no pertenece al ámbito de la lógica, es decir: la unidad de los términos en
el juicio que es posibilitada por la cópula no se puede reducir al propio juicio, sino
que siempre es necesario remitirse a algo que está más allá de los propios términos
para que su unidad sea identificada como verdadera.

¿Hacia dónde busca llevar la discusión sobre la proposición enunciativa, si la lógica


formal es insuficiente, para dar respuesta al problema? Es aquí donde Heidegger
hace la recuperación de la palabra griega de logos para abordar la problemática,
puesto que busca salirse de la concepción teórica que considera al fenómeno del
lenguaje como una relación entre el signo y aquello que es designado por él. Ya que
esta comprensión implica llevar a cabo un reduccionismo de la multiplicidad de
manifestaciones del logos, la cual significa a su vez llevar a cabo una reducción de
la verdad en un solo sentido, que a su vez lo constriñe al ámbito de la lógica.1

Siguiendo la exposición aristotélica del término logos, se hace énfasis en que él


mismo no se reduce meramente a las palabras, sino que mediante las palabras se
lleva a cabo una remisión a los significado que están en el pensamiento. Esto último
no se reduce meramente al campo de lo pensado, puesto que a lo contenido en el
pensamiento le corresponden las cosas que son. Este tránsito –contenido en la
doctrina aristotélica y en la exposición que Heidegger desarrolla del término logos-
que va de la palabra al significado, pasando al pensamiento y lo pensado, hasta
remitirse a las cosas mismas constituyen la amplitud del fenómeno del logos al cual
Heidegger quiere llevar el problema en torno a la cópula.

Este abordaje de la teoría nominalista encuentra un diálogo fructífero con el


desarrollo de la analítica existencial que el filósofo alemán trató en “Ser y tiempo”.
En el presente parágrafo alcanza una serie de complementaciones al problema de
la verdad y el lenguaje que apunta a abordarlo desde el ámbito de la ontología. Lo
cual significa discutir con la tradición del estudio de la lógica y la epistemología por
reconocer que la verdad no se reduce meramente a su ámbito, sino que se vuelve
necesario tratarla desde la ontología y la fenomenología.

Los apartados “a” y “b” del presente parágrafo constituyen el desarrollo


heideggeriano en torno al problema de la proposición enunciativa. En ellos se
abordan temáticas desarrolladas en “ser y tiempo”, la peculiaridad que aquí tienen
es que son una alternativa a la propuesta nominalista del problema de la cópula. El
análisis del problema partirá en un primer momento por identificar, desde la postura

1
Es importante señalar que Heidegger trabajó la noción de logos en varias de sus obras como: el parágrafo 8
de “Ser y tiempo. Tambien se pueden encontrar exposiciones que hace Heidegger de la noción de logos en
los griegos, y no estrictamente en Aristóteles, como es el caso de Heráclito en: Heidegger, Martin. (2007) Los
conceptos fundamentales de la metafísica. Mundo, finitud, soledad. Alianza Editorial, España. Dicha reflexión
que giró en torno a la noción de logos podría estar presente aquí, aunque dadas las pocas referencias al
término es difícil determinar con precisión la recuperación que hace de los griegos al utilizar el término.
fenomenológica, las estructuras esenciales de la proposición enunciativa. Siguento
esto, el problema que gira en torno al logos ha de ser abordado desde la estructura
del comportamiento intencional que se revela a partir de fundarla en el ser-en-el-
mundo.

La explicación que Heidegger da de la proposición enunciativa es la siguiente:

“La proposición enunciativa tiene un doble significado característico: significa tanto el


enunciar [Aussagen] como lo enunciado [ausgesagtes]. El enunciar es un
comportamiento intencional del Dasein. Por su esencia, es un enunciar sobre algo y,
por tanto, está referido intrínsecamente al ente.”2

Esta explicación de la proposición enunciativa que remite a la estructura de la


intencionalidad, que caracteriza a todo comportamiento del Dasein y su relación con
el mundo, marca una diferencia importante con las posturas lógicas que se
estudiaron en el apartado anterior. Esto es así porque: aquello que permite
considerar el problema de la proposición, desde la relación entre el Dasein y el
mundo, es posible desde el problema del comportamiento intencional que ha sido
un tema frecuente a lo largo del texto.

El comportamiento intencional es aquella relación entre el Dasein y los entes


intramundanos que responde a una comprensión específica del ser de los entes.
Esta comprensión precede a toda relación que hay entre el Dasein y los entes
intramundanos, en ese sentido, ellos se develan porque a la base se encuentra el
horizonte de la comprensión. Lo cual significa que la proposición enunciativa
siempre se constituye y expresa desde este horizonte, lo cual quiere decir que el
modo en que se manifiesta un ente precede el contenido expresado en la
proposición enunciativa.

De acuerdo con lo anterior, la proposición enunciativa nunca tendría un carácter


primario al momento de develar lo que el ente es, sino secundario y posterior a la
estructura ontológica del comportamiento intencional. Dicho esto, la proposición
enunciativa no sería el lugar exclusivo de la verdad sino que dependería de su

2
Heidegger, Martin. (2000) Los problemas fundamentales de la fenomenología. Trotta, Madrid, 254 p.
relación con el ente. La cual, como ya se dijo, pertenece a la estructura del
comportamiento intencional.

Lo que el análisis de la estructura del comportamiento intencional posibilita, ante lo


cual la postura nominalista resultó insuficiente, es una concepción del lenguaje que
va más allá de su reducción lógica. El lenguaje, desde la reflexión fenomenológica
de Heidegger, no sería simplemente algo que responde a estructuras de la lógica
formal, sino como el modo de ser del ente que se expresa desde el lenguaje es la
existencia. Por ello, el propio lenguaje tiene el modo de ser de la existencia, es decir,
el lenguaje es histórico.

Ahora bien, en la medida en que la proposición enunciativa ostenta algo lo


determina y explicita. Este ostentar a la vez posibilita la comunicación a otros. La
cual es posible en la medida en que la relación con los otros se basa en la
comprensión compartida del comportamiento intencional. Así, la proposición
enunciativa es la manifestación del ser de un ente que a su vez determina y
comunica.

A continuación se ha abordar dos cuestiones que se consideran pertinentes para el


presente texto. La primera cuestión se refiere a las consecuencias que se pueden
encontrar en las objeciones presentadas por Heidegger a la teoría nominalista. La
segunda busca explorar las influencias que abrió la reflexión heideggeriana para las
posturas filosóficas que emanaron de ella.

La cuestión que plantea Heidegger en torno a la cuestión del lenguaje condujo la


reflexión a comprender que el logos no se reduce al aspecto meramente lógico, sino
que además se considera una manifestación de los actos del lenguaje que no podía
encontrar su expresión en la teoría nominalista de los términos y el juicio. Se
pregunta ¿Cuál es el motivo por el cual Heidegger considera insuficiente la doctrina
nominalista del juicio? Se considera aquí que un punto importante para esto se
encuentra en el fenómeno de la comunicación.

Heidegger se expresa en distintos lugares del parágrafo sobre la concepción


filosófica del lenguaje que desarrolla la postura nominalista diciendo que: “En toda
proposición enunciativa […] está siempre contenido, de modo fundamental, algo
que la teoría nominalista no podría admitir.”3 “No basta con caracterizar las
relaciones entre las palabras, las significaciones, el pensar, lo que es pensado y el
ente, de manera formal como la relación entre un signo y lo designado.” 4 También
sostiene en otro lugar que “En cierta medida Hobbes tiene razón cuando pone de
relieve la importancia fundamental del lenguaje para la definición esencial del
hombre. Pero se queda en lo superficial en la medida en que no se pregunta cómo
debe ser el ente a cuyo modo de ser pertenece el lenguaje.” 5 Y un poco después
de esto sostiene que:” el lenguaje no se identifica con la totalidad de palabras
recogidas en un diccionario…”6 En cada una de estas citas se está expresando un
conflicto con la postura nominalista.

Desde la breve exposición que se llevó a cabo de las estructuras del


comportamiento intencional ¿Por qué se considera insuficiente la concepción del
lenguaje que lo describe como una relación entre un signo y lo designado? Aquí se
considera que desde la propuesta de Heidegger el argumento en contra de esta
concepción teórica se puede desarrollar de la siguiente manera: El signo es aquello
que representa algo distinto de sí mismo, en ese sentido, a todo signo le
corresponde algo designado. Sin embargo, cuando alguien se refiere a algo por
medio de signos ¿Cómo es posible que otro sepa a lo que se está refiriendo? Es
necesario salirse del ámbito de la mera proposición y de los signos para que sea
posible la comunicación. Es a esto a lo que apunta la reflexión heideggeriana sobre
la comunicación, puesto que para que dos personas puedan reconocer el modo en
que se está utilizando un signo necesitan compartir la relación intencional que tienen
con las cosas, es decir, necesitan compartir el mismo campo de comprensión.

En ese sentido, el lenguaje no se puede reducir meramente al campo de la lógica,


sino que las influencias que tienen se expanden más allá de la estructura formal con

3
Ibid. 252 p.
4
Ibid. 252 p.
5
Ibid. 255 p.
6
Ibid. 255 p.
la cual están organizados. Tal y como es la relación con los otros, así como la
relación intencional con los entes intramundanos.

La segunda cuestión es referente a la influencia que esta reflexión tuvo para otros
desarrollos filosóficos, como lo fueron la hermenéutica filosófica, incluso de la
relectura que han hecho algunos filósofos posmodernos. En referente a esto último
solo se abordará la importancia que tuvo para el desarrollo filosófico de la propuesta
de Gianni Vattimo. Para comenzar, la siguiente cita de Heidegger puede ser de
ayuda:

“Con estas indicaciones hemos descrito, aunque sólo de un modo muy sumario, el plan
dentro del cual cabe encontrar la estructura de la proposición enunciativa. Hemos
puesto la mirada que ha de guiarnos en el todo, que tenemos que ver de antemano para
obtener una visión general del entramado de relaciones entre las palabras, los
significados, lo pensado y el ente. Este todo, que tenemos que tener presente desde el
principio a la vista, no es más que el propio Dasein existente.” 7

Esta remisión al Dasein como aquello que nos permite comprender la estructura de
la proposición enunciativa resulta interesante para el desarrollo de la hermenéutica.
Ya que esta remisión al Dasein es una remisión al comportamiento intencional, el
cual consiste en una relación con los entes que revela un modo específico de su
ser. En ese sentido, el análisis de la estructura de la intencionalidad revela que el
modo en el que se manifiesta el ser de un ente determinado siempre está conducido
por una determinada forma de comprensión. Lo cual significa elevar a la
hermenéutica a un estatuto ontológico, y reconocer el carácter de universalidad que
le pertenece.

La lectura que Vattimo hace de la propuesta heideggeriana, en la medida en que


reconocer que el Dasein ocupa un lugar privilegiado ante la pregunta por el sentido
del ser, implica negar que la verdad objetiva tenga relevancia para los problemas
ontológicos. Para así negar toda posible relevancia de la verdad como
correspondencia. Ya que al encontrarse a la base de la comprensión de la verdad
el comportamiento intencional del Dasein, de acuerdo con la lectura posmoderna de

7
Ibid. 256 p.
esta tesis, siempre hay una mediación interpretativa entre el objeto y el sujeto. A
cada momento que se intenta acceder a los hechos, siempre hay una mediación
hermenéutica. En ese sentido, dado que esta distancia entre lo interpretado y los
hechos nunca desaparece, entonces lo que la cosa sea no es pertinente para las
reflexiones ontológicas.

Ya al final del parágrafo, Heidegger se remite a la problemática del “es” expresado


en la cópula. Donde sostiene que la ambigüedad del “es” siempre lo precede una
comprensión del significado que ha de tener. Esta reflexión sobre la anterioridad de
la comprensión del ser del ente, frente a lo expresado en la proposición, conduce a
preparar el camino para tratar el problema del ser-verdad. El cual quedó presentado,
y en cierta forma esbozado, a lo largo de todo el parágrafo 17.

Sin embargo, ahora se vuelve necesario pensar el problema de la verdad a partir de


los avances expuestos en todo el presente parágrafo. En ese sentido, se cierra lo
desarrollado en el parágrafo con las preguntas: “¿Cómo se relaciona este ser-
verdad de la proposición enunciativa con el ser del ente sobre el que se habla?
¿Cuál es el ser al que se refiere primariamente el «es» en el sentido de la cópula?”8

8
Ibid. 261 p.

You might also like