You are on page 1of 2

ANATEMA

Wenceslao Calvo (01-10-2011)

© No se permite la reproducción o copia de este material sin la autorización expresa del autor. Es propiedad de Iglesia
Evangélica Pueblo Nuevo

ANATEMA

Anatema (anath?ma) es la palabra que entre los griegos denotaba un objeto consagrado a una divinidad, un uso
de la palabra que se explica por la costumbre de colocar o fijar (anatithesthai) tales objetos a árboles, pilares y
semejantes.

Noé maldice a Cam, grabado de Gustavo Doré


La forma débil anathema se usó originalmente junto con anath?ma en el mismo sentido. La doble forma explica
las frecuentes variantes de manuscritos entre las dos, lo que posteriormente creó confusión, ya que anathema
tomó un significado restringido y se usó en un sentido exactamente opuesto a anath?ma. Este último uso surgió
parcialmente del uso de anathema en la Septuaginta como equivalente del hebreo jerem, que es correcto según
la idea raíz de la palabra hebrea; pero esta última había adquirido un significado especial en la ley religiosa del
Antiguo Testamento, designando no sólo lo que estaba dedicado a Dios y apartado como santo de lo ordinario,
sino también y más especialmente lo que era ofrecido a Dios en expiación, para ser destruido. En manera
semejante anathema llegó a denotar no sólo lo que pertenecía irrevocablemente a Dios, sino lo que él entregaba
para castigo o aniquilación. Este doble significado se explica por la interrelación de ley y religión bajo el
antiguo pacto. La declaración de jerem reconoce el derecho de Dios a la posesión exclusiva de ciertas cosas y a
la aniquilación de cualquier otra que ofenda su majestad. Bajo esta ley el botín tomado en guerra era total o
parcialmente destruido (Deuteronomio 13:16; Josué 6:18; 8:26), los pueblos idólatras exterminados y las
ciudades saqueadas, no siendo reconstruidas nunca (Josué 6:26; 1 Reyes 16:34). El mismo doble sentido de
jerem, anathema, se halla en la antigua ley griega y romana, que tiene la misma combinación de significado
religioso y secular; devotio en un aspecto es lo mismo que el griego kathier?sis, en otro que imprecatio,
maledictio, exsecratio.

Tras el exilio israelita, jerem tiene un nuevo uso como medida penal para el mantenimiento de la pureza interna
de la comunidad. Entonces significa el castigo de exclusión o excomunión, algunas veces con confiscación de
propiedades (Esdras 10:8). Se desarrolló en la sinagoga en dos grados, niddui (Lucas 6:22; Juan 9:22; 12:42) y
jerem, que incluía el pronunciamiento de una maldición. Era un acto oficial en forma ritual. La relación entre
exclusión y maldición explica el uso de anatema en el sentido de simple maldición (Marcos 14:71) o de voto
solemne vinculante (Hechos 23:12). En sentido técnico la palabra anatema ocurre en cuatro pasajes de las
epístolas de Pablo, en los cuales se aprecia que estaba pensando en una idea espiritual definida y reconocida
(Romanos 9:3; 1 Corintios 12:3; 16:22; Gálatas 1:8,9). Caer bajo esta maldición solemne está condicionado y
justificado por el acto del sujeto, al caer de la gracia de Dios o predicar un falso evangelio. Esos pasajes
muestran que Pablo no pensaba en el anatema como una medida disciplinaria de la comunidad tal como era en
la sinagoga, no habiendo relación entre ello y los castigos infligidos sobre los culpables (1 Corintios 5:5,11; 1
Timoteo 1:20). Es pronunciado sólo contra aquellos que se ponen en oposición ultrajante contra Dios mismo, su
verdad y su revelación. Por tanto, el uso de la palabra por Pablo retrocede de la práctica de la sinagoga al uso de
la Septuaginta. Esto explica que en el desarrollo de la disciplina eclesiástica la palabra "anatema" no se usara
como término técnico de excomunión antes del siglo cuarto. Aparece en los cánones de Elvira (305) contra los
burladores y en los de Laodicea (¿341?) contra los judaizantes y tras el concilio de Calcedonia (451) se
convirtió en una fórmula fija de excomunión, usada especialmente contra los herejes, tal como en los anatemas
del concilio de Trento y posteriores pronunciamientos papales. Sin embargo, no hay una unanimidad resuelta
sobre la idea del término, indicando en algunas partes finalidad absoluta de la intención y en otras siendo
revocable. También hay poco acuerdo en cuanto a sus efectos, los límites de su uso y su posición en la escala de
castigos. Du Cange incluye las concepciones prevalecientes cuando lo define como "excomunión infligida por
el obispo o el concilio, no llegando a la excomunión mayor, pero acompañada por execración y maldición."

You might also like