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LA CORRUPCION POLÍTICA EN EL PERÚ

QUE ES CORRUPCION?

La corrupción es un fenómeno que afecta la gobernabilidad, la confianza en


las instituciones y los derechos de las personas. Se trata de un fenómeno que no es unitario
ni unidireccional, en tanto no se concentra en un solo sector económico, en una sola
institución, y no se explica por un solo factor.
Por el contrario, la corrupción tiene diferentes formas y aparece de manera diversa en el
escenario social, político y económico de nuestro país. Desde la afectación en el acceso
a servicios ocasionados por prácticas de pequeña corrupción, hasta los grandes desvíos de
fondos públicos que la gran corrupción ha producido en los últimos años, es claro que la
corrupción afecta a la economía del país y a la economía doméstica de los ciudadanos,
pero también afecta derechos, acceso a servicios, así como a la gobernabilidad y la
confianza en el Estado y en sus funcionarios.
El Estado es incapaz para responder a las exigencias de la sociedad, sus respuestas no
corresponden a las expectativas de los grupos sociales o de los individuos o no respetan
el procedimiento debido. Muchas veces, aun cuando este procedimiento es respetado y la
respuesta es la adecuada, la intervención del Estado genera, a causa de la corrupción,
resultados diferentes de los que deberían producirse regularmente.
Los medios a través de los cuales la corrupción es provocada son irrelevantes: pagos
ilegales, chantaje, extorsión, connivencia, exacción.
Es igualmente indiferente el hecho que aquellos que participan en la corrupción se
encuentren dentro o fuera de la administración del Estado. Lo que es decisivo para
caracterizar la corrupción es la valoración que permite considerar que la actuación o la
intervención del Estado no es conforme, ni en el fondo ni en la forma, a
las normas establecidas previamente y de acuerdo a las vías regulares.

LA CORRUPCION SEGÚN IPSOS Y PROETICA

La corrupción es un problema nacional. De acuerdo a la reciente encuesta realizada por


Ipsos para Proética, dados los hechos del último año como el caso Odebrecht y Lava Jato,
solo por mencionar los más mediáticos, la percepción de corrupción como problema
nacional ha aumentado.

Los ciudadanos entrevistados identificaron la corrupción (52%) y la delincuencia (57%)


como los principales problemas del Perú en la actualidad. Sin embargo, al interior del
país, la corrupción ocupa el primer lugar.

Corrupción en la política. Un tercio de encuestados considera el gobierno de Alan


García como uno de los más corruptos, seguido por el de Alberto Fujimori y Ollanta
Humala. Por otro lado, el 75% califica de ineficaz el gobierno de PPK respecto a la lucha
contra la corrupción.

Pero eso no es todo. El Poder Judicial y el Congreso de la República son considerados


como las instituciones más corruptas del país, seguidos por la Policía Nacional.

Asimismo, los actos de corrupción como pagar coimas o piratear servicios públicos han
incrementado con respecto a la medición anterior, pues dos de cada tres encuestados no
considera estas acciones como negativas.

La mayoría declara no haber pagado coimas. Entre los que sí lo hicieron, este pago fue a
un policía.
CORRUPCIÓN EN EL PERÚ: EL 71% CREE QUE AUMENTÓ EN LOS
ÚLTIMOS 5 AÑOS

Encuesta nacional de Proética revela además que el 62% cree que la corrupción de
funcionarios y autoridades es el principal problema que enfrenta el Estado
La mayoría cree que la corrupción no disminuirá en los próximos años. (Archivo)

Policías, jueces, alcaldes, gobernadores e, incluso, presidentes de la República han sido


incluidos en la larga lista de funcionarios que han caído en actos de corrupción en los
últimos años en el país. Es por ello que, según la décima encuesta nacional de Proética, el
71% de peruanos cree que la corrupción aumentó en los últimos 5 años.

Aunque la cifra es menor que la registrada en el 2015 (78%), la percepción sobre la


corrupción aún es alta. Un 24% de los entrevistados considera que el nivel
de corrupción sigue igual que en los últimos 5 años, mientras que solo un 4% cree que ha
disminuido.

Proética

El ex presidente Ollanta Humala está cumpliendo 18 meses de prisión preventiva acusado


de lavado de activos, decisión que lo convirtió en el primer ex gobernante de América
Latina bajo arresto por su relación con los casos de corrupción de la brasileña Odebrecht.
Otro ex mandatario acusado por delitos de corrupción es Alejandro Toledo quien está
prófugo tras haber sido acusado de recibir US$20 millones en coimas de la constructora
brasilera Odebrecht, entre el 2006 y el 2010.

Los gobernadores regionales no se quedan atrás. Hace menos de una semana, el ex


gobernador de Pasco, Kléver Meléndez Gamarra, fue condenado a 15 años y 8 meses de
cárcel por los delitos de colusión agravada y cohecho pasivo por favorecer con una
licitación a un consorcio.

Solo hasta abril de este año, se contabilizaban a nueve gobernadores regionales que han
sido procesados en los últimos años, la mayoría de ellos por corrupción.

Pesimismo

La encuesta también reveló que solo un 12% de los entrevistados confía en que la
corrupción disminuirá en los próximos 5 años.

Un 49% cree que los casos de corrupción aumentarán y un 35% dice que se mantendrá
igual.

Esto refleja un aumento de desconfianza en comparación con lo registrado en el 2012


(34%).

El mayor problema

En tanto, la mayoría de peruanos encuestados (62%) cree que el principal problema que
enfrenta el Estado es la corrupción de autoridades y funcionarios. La cifra más alta
obtenida en los últimos años.

Un 15% de los entrevistados perciben como segundo problema del Estado la ineficiencia
de funcionarios y autoridades. Otro grupo, cree que la falta de coordinación entre
instituciones (9%) y la escasez de recursos económicos (7%) también son dificultades que
debe enfrentar el Estado.
Proética

CAUSAS
Determinar las causas de este fenómeno es realmente una tarea que escaparía a una
modesta exposición como la presente, sin embargo, diversos investigadores han
planteado algunos factores que condicionan la aparición y desarrollo de la corrupción:
– La ausencia de valores en la sociedad, lo que explica la interesada poca claridad para
determinar lo correcto de lo incorrecto en el ejercicio de la función pública. Un
ejemplo de lo mencionado lo encontramos en las declaraciones del líder político Luis
Bedoya Reyes cuando, respecto del proceso penal seguido contra su hijo, Bedoya de
Vivanco, por complicidad en delito de peculado realizado por Vladimiro Montesinos,
señaló que su hijo había cometido, en todo caso, un pecado, pero no un delito.
– La distribución política del poder en la administración pública de forma
intolerablemente concentrada, discrecional y sin ejercicio transparente del mismo.
Puede citarse como ilustración los innumerables decretos supremos secretos emitidos
por el gobierno del ex presidente Fujimori, por medio de los cuales se dispuso
transferir fondos de los ministerios de Defensa y del Interior al Servicio de
Inteligencia Nacional. Precisamente, gran parte de estos fondos sirvieron para
“sobornar” a múltiples funcionarios públicos (congresistas tranfugas, magistrados
judiciales y fiscales y oficiales militares) y empresarios (publicistas y dueños de
medios de comunicación) para mantenerlos adheridos al régimen de turno, abdicando
de sus deberes esenciales de independencia en el ejercicio de sus funciones.
– La coyuntura de una sociedad subdesarrollada que encara un periodo de crecimiento
y de modernización. Esta es la coyuntura que atraviesa actualmente el Perú, por lo
que debe mantenerse mucha atención y no relajar los sistemas de control sobre el
gasto público.
– Factores sociales y políticos de raigambre histórica (esencialmente desde el
Virreinato) en el Perú que han determinado que los funcionarios públicos perciban al
Estado como un botín a conquistar y aprovechable, prescindiendo de las normas y
reglas establecidas.
– Finalmente, se nos presenta un aspecto singular propio del desarrollo político de
nuestro país en la década de los años 90. Me refiero al sistema político autoritario
impuesto por el régimen de ese momento y que engendró un acentuado nivel de
corrupción política sin precedentes en el país. Corrupción de corte instrumental a
efectos de mantener el poder gubernamental sin posibilidad de control. De ello da
cuenta la situación que atravesó el Poder Judicial, el Ministerio Público, el Congreso
de la República, la Academia Nacional de la Magistratura, el Tribunal
Constitucional, la prensa, entre otros entidades estatales y privadas.
Esa concentración del poder determinó que la corrupción avanzara a niveles que
ninguno de nosotros imaginó. A eso se debe la importancia de un sistema de
administración de justicia independiente en el contexto de un Estado democrático que
necesita consolidarse.

EFECTOS
Pues bien, esta generalidad y extensión de la corrupción, así como las nuevas
características que viene adquiriendo en este último tiempo, llevan consigo efectos
sumamente graves en la vida política, económica y social de un país.
1. En el ámbito político, efectivamente, la corrupción influye en la inestabilidad política
de los Estados. Los cambios de régimen, en mayor o en menor medida, son
explicables desde la constatación de factores de corrupción precedente. Y es que este
fenómeno socava brutalmente la confianza de la ciudadanía en el funcionamiento
regular de las instituciones políticas. Esta desconfianza detiene precisamente el
desarrollo de estas instituciones y encuba situaciones que pueden determinar un
explosivo ambiente de insatisfacción social. Como señala la profesora Ackerman, “la
corrupción sistemática socava la legitimidad de los gobiernos, especialmente la de
los democráticos, los que incluso pueden verse amenazados por golpes de Estado
dirigidos por líderes totalitarios” Rose Ackerman, Transparencia en la contratación
estatal, Fundación Interamericana de Abogados – BID, 1997, p. 28. Paradójicamente
afirma esta autora que en los países no democráticos, esto es, autoritarios o
dictatoriales, la corrupción no siempre es desestabilizadora, aunque –señala– siempre
opera contra las reglas de un poder abierto y justo.

Como puede apreciarse, esta frase de Ackerman es ciertamente aplicable a la realidad


política peruana, si no, recordemos el periodo del régimen del gobierno aprista que
precedió al régimen autoritario que gobernó el Perú durante la década de los años 90.
Finalmente, la corrupción también reproduce y consolida la desigualdad social,
consolida el clientelaje político y perpetúa la ineficacia de la burocracia y, por lo
tanto, impide contar con una administración pública eficiente al servicio de la
satisfacción de los derechos de los peruanos.
2. Económicamente, los especialistas señalan a la corrupción como un factor de
ineficiencia y desperdicio en el aprovechamiento de los recursos y en la
implementación de las políticas públicas. En efecto, cuando el soborno se convierte
en práctica corriente, los contratos gubernamentales, las concesiones, las licitaciones,
las privatizaciones no son adjudicados a los postores más eficientes y profesionales,
sino a los que tienen mejores contactos y carecen de escrúpulos. Ello, evidentemente,
perjudica los intereses del Estado y por ende los intereses de todos los ciudadanos.
Igualmente, la corrupción conlleva a que la redistribución de la riqueza se reasigne a
favor de aquellos que detentan alguna forma de poder monopólico, esto es, de
sectores con mayor capacidad adquisitiva, en perjuicio de las capas menos
favorecidas y a las que generalmente van destinados los fondos públicos.
Así mismo, algunos estudios econométricos nos indican que existe una “correlación
negativa entre crecimiento y altos niveles de corrupción”, lo que significa que a
mayores niveles de corrupciones menores serán los índices de crecimiento
económico de un país.
3. Pero el efecto más grave, y en ello compartimos las ideas de Pásara, es que la
corrupción atenta contra una de las condiciones necesarias de la vida en sociedad: la
confianza recíproca entre los ciudadanos y en la colectividad, debido a lo
imprevisible del comportamiento entre unos y otros. Este sentimiento de
desconfianza en las instituciones y entre los propios conciudadanos quiebra las bases
del contrato social llevándonos a un clima de anomia y desestructuración social.
Como bien señala Díez Picazo, “es cierto que los gobernantes no encarnan el Estado
en su conjunto y es asimismo cierto que concretos casos de criminalidad gubernativa
no convierten al Estado en una organización criminal; pero es incuestionablemente
cierto que los gobernantes son órganos del Estado, y sobre todo que representan la
imagen visible del mismo. La conclusión es evidente: la criminalidad gubernativa
tiende a difuminar la ecuación entre Estado y legalidad y, por consiguiente, tiende a
deslegitimar el Estado ante los ciudadanos”.
De plano, todo este panorama de causas y efectos que hemos expuesto nos muestra
un fenómeno cuya represión desborda su tratamiento meramente jurídico penal y nos
exige poner atención, además, en otro tipo de políticas de carácter extrajurídico o
extrapenal.
Sin embargo, antes de entrar a una revisión de todas estas políticas, creemos preciso
compartir algunas positivas experiencias comparadas de lucha contra la corrupción.

PROPUESTAS PARA UNA LUCHA EFICAZ Y DEMOCRÁTICA CONTRA LA CORRUPCIÓN


Ninguna disposición normativa o diseño organizacional alternativo puede resultar eficaz
contra la corrupción si no se presentan y mantienen dos presupuestos básicos: en primer
lugar, es imprescindible un mínimo consenso político favorable a esta causa. Este
contexto no sólo dota de legitimidad a las políticas que se implementen sino que otorga
continuidad a las mismas por encima de las coyunturas particulares. En segundo lugar,
resulta necesaria la garantía de una suficiente independencia interna (dentro de su
propio aparato institucional) y externa (respecto de influencias del poder político o
económico de turno) de los órganos responsables del sistema de administración de
justicia (Ministerio Público, Poder Judicial y Policía Nacional del Perú). Efectivamente,
el Ministerio Público como titular único de la acción penal, así como el Poder Judicial,
órgano de decisión de los conflictos, son órganos del sistema de justicia que deben
superar su histórica pasividad e ineficacia frente a los abusos del poder. La
independencia en el desarrollo de sus funciones es presupuesto esencial de una política
eficaz de persecución de la corrupción. Sólo esta independencia les otorga la fortaleza
necesaria para enfrentar los costos de esta causa nacional.

PROPUESTAS DE REORGANIZACIÓN ESTATAL


La idea de potenciar este tipo de propuestas en el ámbito organizativo y administrativo
resulta no sólo de su mayor capacidad preventiva con respecto a la mera aplicación de
sanciones punitivas, sino también de que a través de estos mecanismos evitamos recurrir
indiscriminadamente al derecho penal y a sus instrumentos, muchas veces restrictivos
de derechos fundamentales de la persona.
Se trata de mecanismos de carácter técnico u organizativos implementados dentro del
aparato estatal a efectos de disuadir o evitar contextos que favorezcan la materialización
de actos de corrupción. Entre ellos podemos referir los siguientes:
1. Incentivar la competencia de la economía y la asignación del manejo de recursos
estatales a sectores privados
Evidentemente contribuyen a reducir los incentivos para la corrupción todas aquellas
políticas que implican menos intervención estatal en la economía (restricción de
exportaciones, subsidios, tipos de cambio preferenciales, control de precios, etc.) y en
su lugar se potencie la competencia en el mercado nacional. En efecto, como señala
Rose Ackerman, si el Estado no tiene autoridad para restringir exportaciones, o no
otorga tipos de cambio preferencial, por ejemplo, no ofrece espacios para la corrupción.
Un ejemplo típico lo ofrece el primer Gobierno del presidente García: subsidios, tipos
de cambio preferenciales (dólares MUC), etc.
Sin embargo, no quiero decir con ello que la ausencia del Estado en todos los sectores
de la economía sea la solución a los problemas de la corrupción. Es evidente que la
presencia del Estado es necesaria en varios sectores de servicios públicos. En estos
casos, es necesario implementar regulaciones internas adecuadas como, por ejemplo, el
incentivo de la propia competencia dentro de la administración pública. Por otro lado,
también existen riesgos de que la corrupción se traslade al sector privado, sobre todo
cuando se forman monopolios en algunos ámbitos de la economía, de ahí también la
importancia de instituciones estatales como el Indecopi, que supervisa y promueve un
ambiente de libre competencia en el sector privado.
2. Transparencia progresiva y control permanente en las negociaciones y
transacciones realizadas por los funcionarios
Esta es la idea del mencionado informe Nolan. Al establecerse un sistema de denuncias
confidenciales, se expone permanentemente a los funcionarios públicos a tener que estar
en capacidad de dar explicaciones fundadas de las decisiones que constantemente
adoptan. A ello puede ayudar el establecimiento de reglas claras y precisas. De igual
función lo constituyen las auditorías internas y externas a la que deben estar expuestas
las diversas unidades administrativas, sobre todo las que muestren sospechas sobre un
alto grado de corrupción.
Pero la transparencia en la actuación administrativa no sólo debe estar expuesta por los
mecanismos contables o denuncias internas dentro de la administración pública. Esta
transparencia sobre todo debe ser permanentemente fiscalizada por la sociedad civil
organizada, y en especial por la prensa de investigación. La lógica de la democracia y
del Estado de derecho debe materializarse en estos mecanismos de control que se
practican desde un ejercicio libre de la prensa. ¡Cuántas transacciones corruptas
permanecieron en la oscuridad debido a una prensa que en su mayoría renunció a su
trabajo de crítica a la gestión pública del régimen! Cuestión escandalosa resultó ser la
forma en que los medios de comunicación más importantes sujetaron su capacidad de
fiscalización a los lineamientos del régimen fujimorista.
3. Evitar la concentración de funciones y de poderes discrecionales en los
funcionarios públicos
La necesidad de un mayor grado de transparencia y control sólo es posible con la
determinación de reglas claras tendientes a evitar la concentración de amplias funciones
en determinadas unidades de la administración pública y, a su vez, con la delimitación
de las facultades discrecionales de los funcionarios. Así, por ejemplo, es posible hacer
“que trabajen en equipos con supervisión inmediata, de tal modo que ningún
funcionario tenga oportunidad de tomar grandes decisiones por su cuenta”. Ejemplo de
ello son los enormes recursos que se manejaban desde el Ministerio de la Presidencia y
desde el Ministerio de la Mujer, precisamente los ministerios con mayor
cuestionamiento de corrupción durante las campañas electorales.
– Reforma del servicio civil
En el ámbito del servicio civil se han sugerido una serie de reformas y modificaciones.
En primer término se asume la necesidad de contar con los agentes técnicamente más
capaces, pero a la vez honestos y confiables. Esto último aunque conlleve un cierto
grado de destinación de cierta capacidad técnica. El profesor Kirtgaard nos informa ya
de la existencia en el medio de pruebas psicológicas para investigar la honestidad, que
han dado buenos resultados en predecir la “integridad de la persona en el puesto”.
Por otro lado, se sugiere en este campo la rotación de personal, a fin de evitar la
formación de connivencias y arreglos entre “colegas” en un distorsionado espíritu de
cuerpo.
Y, finalmente, el establecimiento de códigos de ética para la función pública. Se
entiende que el fundamento de esta necesidad reside en la propia idea moral del Estado
como una entidad supraindividual que busca el bien común. Lógicamente, un código de
ética para la función pública no es la solución final para la corrupción, sin embargo
permite, a través de disposiciones de principio, evitar los espacios confusos y
contradictorios que podrían generar las múltiples normas que regulan las funciones del
Estado. Teniendo una mayor claridad y unidad sobre lo correcto e incorrecto en la
actuación pública se favorece la universalización de las normas de conducta de los
funcionarios públicos y se evita la dispersión normativa. Esta es la apuesta que desde
hace un tiempo viene impulsando la Defensoría del Pueblo en nuestro país, quien,
entiendo, ha sido una de las primeras instituciones en adoptar una directiva estricta de
neutralidad en las elecciones, experiencia seguida por todos los organismos del Poder
Ejecutivo.
ANEXO:

La corrupción, el principal problema del


Perú
Según la última encuesta de El Comercio-Ipsos, la corrupción ahora encabeza los
problemas del país. Este primer lugar no se repetía desde el 2010, durante
segundo gobierno aprista

Este primer lugar no se repetía desde el 2010, durante el segundo gobierno de Alan García. (Ilustración: El Comercio)

La última encuesta nacional urbano-rural de El Comercio-Ipsos muestra que


la corrupción es el principal problema del país en la actualidad: un 57% de entrevistados
lo considera así. Este primer lugar no se repetía desde el 2010, durante el segundo
gobierno de Alan García.

La delincuencia y la falta de seguridad se ubican en segundo lugar con 55%. Le siguen


una educación inadecuada con 31% y el desempleo y la falta de trabajo con 25%.

Guillermo Loli Rodríguez, gerente de Estudios de Opinión de Ipsos Perú, explicó que se
veía venir una tendencia de crecimiento del problema de la corrupción en los últimos
años. Esto por “la factura que están cobrando los recientes escándalos del Caso
Odebrecht”.

El caso involucra al prófugo ex presidente Alejandro Toledo; a funcionarios del segundo


gobierno aprista; al ex presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia, ambos
con prisión preventiva; y al ex presidente Pedro Pablo Kuczynski por las asesorías a
Odebrecht, entre otros.
Loli también comentó que si bien la corrupción es considerada el principal problema del
país por la población, la delincuencia sigue siendo el tema que “personalmente [la] afecta
más”, de acuerdo con un 30% de encuestados.

“En el día a día, la delincuencia es lo que principalmente se menciona porque me roban el


celular, la cartera; es decir, la gente tiene mucho más efecto negativo con la
delincuencia”.

Subrayó que si bien ha habido algunos indicadores positivos en los últimos meses sobre
seguridad, es un problema que se arrastra desde hace muchos años.

—Promesas y más planes—


A propósito de la promesa del presidente Martín Vizcarra, respecto a que la lucha contra
la corrupción será uno de los pilares de su gobierno, existen diversos documentos que
plantean propuestas contra este problema.

Entre las más recientes, están las 100 recomendaciones que la Comisión Presidencial de
Integridad entregó a Pedro Pablo Kuczynski en el 2016. Sin embargo, un 70% de estas
recomendaciones no se ha implementado, según el seguimiento realizado después de un
año por el Observatorio de Integridad, mecanismo creado por Transparencia, Proética y
las universidades del Pacífico y la Pontificia Universidad Católica del Perú para hacer
seguimiento al informe.

La semana pasada, Vizcarra


informó que esas
recomendaciones han sido
absorbidas por el Plan Nacional
de Integridad y Lucha contra la
Corrupción 2018-2021,
presentado recientemente por la
Comisión Nacional
Anticorrupción y que está
pendiente de aprobación en el
Consejo de Ministros. El
contenido del referido plan aún
no se ha hecho público.

A estos se suma el reciente


Compromiso de Lima
“Gobernabilidad democrática
frente a la corrupción”, firmado
en la VIII Cumbre de las
Américas.
Los siete principios de la vida pública
(Informe Nolan)
A petición del Primer Ministro británico, a finales de 1995 se constituyó un Comité de Expertos
para proponer unas Normas de Conducta en la Vida Pública, ésta referida a la actividad
parlamentaria y administrativa. Dicho Comité, presidido por el Juez Nolan (en la fotografía),
emitió, en mayo de 1995, un primer informe del que reproducimos ahora, en extracto, algunas
recomendaciones (entre ellas, las que se refieren a los principios que han de inspirar la actuación
de políticos y funcionarios públicos).

Capacidad de asumir el interés público (Selflessness) El personal de la Administración Pública


deberá adoptar sus decisiones únicamente en aras del interés público. Nunca actuará a fin de
obtener beneficios económicos o cualesquiera otros beneficios materiales para sí, su familia o sus
amigos. Integridad El personal de la Administración Pública no debería ponerse en situación de
contraer obligaciones financieras ni ninguna otra con individuos u organizaciones que puedan
influir en el desarrollo de sus actuaciones públicas. Objetividad En el desempeño de actividades
públicas, incluyendo los nombramientos de cargos públicos, la firma de contratos, o la
recomendación de individuos para premios y beneficios, el personal de la Administración Pública
basará todas sus elecciones en el principio de mérito. Responsabilidad El personal de la
Administración Pública es responsable de las decisiones y actos que afecten a la sociedad y debe
someterse a cualquier tipo de control que se considere necesario. Transparencia El personal de la
Administración Pública deberá ser tan transparente como sea posible respecto a las decisiones y
actos que adopte. Deberá motivar sus actos y sólo restringirá la información cuando claramente lo
exija el interés público. Honestidad El personal de la Administración Pública tiene el deber de
declarar cualquier interés privado que pueda guardar relación con sus actividades públicas y
adoptar cuantas medidas sean necesarias para resolver cualquier conflicto que pudiera surgir de
modo que quede salvaguardado el interés público. Capacidad de decisión (Leadership) El personal
de la Administración Pública deberá promover y respetar estos principios como modelo en la toma
de decisiones. Estos principios se deben aplicar en todos los ámbitos de la vida pública. El comité
los ha expuesto aquí para el provecho de todos los que sirven al interés público de alguna manera.

Susan Rose-Ackerman

Susan Rose-Ackerman (nacida Susan Gould Rose el 23 de abril de 1942 en Mineola, Nueva
York) es Henry R. Luce Profesora de Jurisprudencia (Derecho y Ciencias Políticas) y
codirectora del Centro de Derecho, Economía y Política Pública en la Facultad de Derecho de
Yale . Es experta en corrupción política [1] y desarrollo, derecho administrativo, derecho y
política regulatoria, sector sin fines de lucro y federalismo.
Sus últimos libros son Corrupción y gobierno: causas, consecuencias y reforma, segunda
edición, con Bonnie J. Palifka. (La primera edición ha sido traducida a 17 idiomas), Due
Process of Lawmaking (con Stephanie Egidy y James Fowkes), y De Elections to Democracy:
Building Accountable Government en Hungría y Polonia más los volúmenes
editados: International Handbook on the Economics of Corruption , vol I, vol II (con Tina
Søreide), Derecho administrativo comparado (con Peter Lindseth y Blake Emerson), Política
anticorrupción: ¿Pueden los actores internacionales jugar un papel constructivo? (con Paul
Carrington), y Avaricia, Corrupción y el Estado moderno (con Paul Lagunes).
Rose-Ackerman ha sido becaria en el Wissenschaftskolleg zu Berlin, Sciences Po, el Centro
de Estudios Avanzados en Ciencias de la Conducta y Collegium Budapest , así como
investigadora visitante en el Banco Mundial . Ella tiene un Ph.D. en Economía de la
Universidad de Yale y ha tenido becas Guggenheim y Fulbright. Ella tiene un BA de Wellesley
College . Su investigación actual se centra en el derecho administrativo comparativo y la
formulación de políticas públicas y la economía política de la corrupción.
BIBLIOGRAFIA:

https://elcomercio.pe/politica/corrupcion-principal-problema-peru-noticia-513999

http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/98F34F32106A975A05257E0600627
371/$FILE/Sobre_la_corrupci%C3%B3n_en_el_Per%C3%BA._Montoya.pdf

http://www.carm.es/chac/interleg/arti0008.htm

file:///C:/Users/Public/Documents/Downloads/8842-35033-1-PB.pdf

https://trome.pe/actualidad/peru-corrupcion-problema-gobierno-alan-garcia-corrupto-
63135?foto=1

https://elcomercio.pe/peru/71-peruanos-cree-corrupcion-aumento-ultimos-5-anos-noticia-
461316

http://www.monografias.com/trabajos32/corrupcion-peru/corrupcion-peru.shtml

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