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Filosofía en la República Dominicana

En el recurso presentado en formato Word, te damos informaciones adicionales


acerca de la filosofía en la República Dominicana. Lees y analiza, porque de
este depende el conocimiento respecto a los grandes filósofos, además realizará
algunas actividades de investigación más adelante.

Este recurso fue una compilación de la profesora Amantina Ramírez, tomada de


las fuentes:

(Consulta 28-Oct 2011) Listindiario.com,

(Consulta 7 de En. 0212) http://www.filosofos.org/modules/news/article.php?


storyid=91

(Consulta 7 de Mar. 0212) http://www.webmii.es/Result.aspx/Alejandro/Arvelo

(Consultada 23-Feb. 2012). http://www.filosofos.org/modules/news/article.php?


storyid=91

(Consulta, 27 Ab. 2012).


http://www.quisqueyavirtual.edu.do/images/5/59/Caceres.jpg

.- Moquete de la Rosa, Jacobo. "Historia de la Educación Dominicana. Un enfoque


filosófico". Décima versión para la docencia; UASD, junio de 2003. Edición
informal. Santo Domingo República Dominicana

El primer volumen de filosofía de autoría genuinamente dominicano aparece


editado en Santo Domingo en la imprenta de la Capitanía General, el año de 1814.
Es un libro precoz. La imprenta no tenía aún una década de haber sido introducida
al país. El primer impreso de que se tiene noticia data de 1808.

Precisamente, el autor de esta obra, Andrés López de Medrano, o López Medrano,


nacido en Santiago de los Caballeros hacia 1780, es una figure que se destaca de
manera vigorosa y notable por su contribución a la creación de una conciencia
nacional, ya dada en las circunstancias materiales que rodean a ese periodo. La
obra de López Medrano, "Introducción a la Lógica" o "Elementos de Filosofía
Moderna destinadas al uso de la juventud dominicana" fue escrita pare satisfacer
las necesidades de la cátedra de su asignatura en la Universidad. Su carácter
académico la circunscribía a los círculos minoritarios de los estudiantes que
seguían los curves. Sin embargo, esta obra debe considerarse como una
contribución sumamente importante y sólida a la creación del espíritu nacional,
que debía encontrar en ella un firme soporte conceptual y teórico.

López Medrano fue uno de los primeros rectores de la Universidad. El primero


había sido el Lic. José Núñez de Cáceres y más tarde lo había sido también el Dr.
Correa y Cidrón. Todos estos personajes poseían una sólida formación intelectual.
Otros intelectuales se reunían en una tertulia que se hizo famosa en case de
Núñez de Cáceres donde las discusiones versaban, no solamente en torno a los
destellos del pensamiento de Europa y de América que llegaban al país, sino
precisamente en torno a la creación de una nación dominicana en esa colonia
entonces española. López Medrano iba a ser con Núñez de Cáceres, el más
conspicuo animador y uno de los más profundos de ese inquietante momento
histórico.

En las conversaciones que tenían lugar en la tertulia de Núñez de Cáceres, parece


haber tenido un cálido ambiente el conjunto de ideas que el rebelde siglo XVIII
derramaba en sierras americanas, a través del pensamiento de Rousseau. Era un
conjunto de pensamientos que se orientaban a la creación de un mundo nuevo. Y,
así como ellas habían desembocado en la Revolución Francesa en Europa,
habían servido también de germen teórico de la Independencia de América.

López Medrano llevó al plano de la discusión académica, naturalmente anegada


en las tradiciones metafísicas imperantes en la época, la problemática del
conocimiento censoria, imponiendo consciente o inconscientemente, más lo
primero que lo segundo, la tendencia a dirigir la mirada a la realidad circundante y
apartándola en Altuna medida de la vida eterna. La Independencia Efímera, así
calificada porque no duró más que siete semanas, se hundió en la anexión de la
colonia antes española a la vecina República de Haití. Este acontecimiento
constituyó una frustración histórica

De profundas consecuencias. La tarea de concebir una nación, a partir de un


conjunto de planteamientos teóricos que le sirvieran de raíz conceptual, fue
desplazada del campo de la filosofía. López Medrano como Núñez de Cáceres y
otros intelectuales, abandonaron el país. Otros, como Correa y Cidrón, se
adaptaron a las circunstancias. El proceso quedó a la derive, dependiendo del
juego inexorable de la vida histórica. Y, como consecuencia de ello, desapareció el
marco apropiado a la especulación filosófica orientada a forjar o a comprender la
realidad nacional. Es natural que la actividad filosófica se refugiara entonces en el
diletantismo y cayera en manos de aquellos intelectuales que, por encontrarse
sumidos en las corrientes de la inteligencia prevalecientes en el mundo, fueron
inevitablemente arrastrados a participar en el juego asentista de las ideas. Hasta
la primera década del presente siglo, después de un desvanecimiento de todo un
siglo, no encontramos figure alguna cuyo trabajo en el campo a que nos referimos,
merezca atención. Entonces aparece Federico García Godoy (1857−1924). Pero
aún en este cave se advierte cierto desdén de la filosofía por incidir en la
problemática histórica. Y es curioso. García Godoy era un hombre profundamente
preocupado por los destinos de su país y su pluma estuvo siempre consagrada a
estas preocupaciones. Fue en la novela histórica donde se canalizaron sus ideales
patrióticos, legándonos un tríptico de muy acendrados valores nacionales y
democráticos. Entre sus obras filosóficas se cuentan "Horas de estudio" y "La
religión de la humanidad", ambas publicadas en 1910. Son obras, ambas, de
exégesis filosófica, como su estudio inédito "El Bergsonismo", o de incursión en la
literatura filosófica, sin aspirar a una concepción general de la realidad particular
de su país.

En Arístides Fiallo Cabral (1876−1921) encontramos una concepción del universo.


Fiallo Cabral era un espíritu profundamente inquieto que desplegó su inteligencia
en los más variados campos. Era médico ilustre y al mismo tiempo cosmógrafo,
jurista, literato, pedagogo y filósofo. Sus obras merecieron atención por parte de
algunos notables de Europa, principalmente su "Doctrina Biocósmica de la
Gravitación Universal y de la Generación de los Mundos" (Santo Domingo, 1915),
que hoy no despierta más interés que el bibliográfico.

Francisco Eugenio Moscoso Puello (1885−1959), nos ofrece un fenómeno similar


al de Fiallo Cabral. También es médico ilustre, maestro de médicos, conferencista,
novelista de no mediano rango, conocedor de leyes y de historia nacional e
inclusive hombre de preocupaciones democráticas. Su actividad filosófica es
preocupación juvenil que culmina en 1907 con dos obras, "La Forma Específica y
Discurso del Cine aticismo", publicada en el país.
Otro hombre que viene a encarnar la preocupación filosófica en nuestro país es
Andrés Avelino (18991974).

Avelino es, como sus predecesores, un espíritu profundamente inquieto y vivaz.


Comenzó a figurar en el campo de la literatura como poeta adscrito al
Postumismo, que señoreaba Moreno Jiménez. Después de una estancia más o
menos entusiasta y feliz en el campo de la poesía, consagró sus entusiasmos
vitales a la matemática superior, que profesó como catedrático en la Universidad, y
de allí hizo un rápido tránsito al campo de la filosofía, escribiendo numerosas
obras, escritas con gran soltura literaria. "Metafísica categorial" (1940):
"Prolegómenos a la única metafísica posible" (1941); "Esencia y existencia del ser
y de la nada" (1942); "Une letra a Martillan" (1944); "El problema antinómico de la
fundamentación de una lógica pura" (1951); "Los problemas antinómicos de la
esencia de lo ético" (1971), y otras, son sus obras.

Avelino es el filósofo más consistente y ambicioso que encontramos en toda la


literatura filosófica
Dominicana, tanto por la dedicación al trabajo como por la severidad de sus temas
y por el volumen de su obra. Sin embargo, Avelino tuvo que afrontar el peso de
sus anhelos especulativos en el área de la situación política más lúgubre y severa
de nuestra historia. Es el filósofo de la época más hostil a aquella tradición que se
inauguraba con los pensadores que en los alrededores de 1820, consagraban sus
facultades al ideal de una nación que entonces pugnaban por modelar con su
pensamiento.

Algunos nombres podrían añadirse como el de Juan Francisco Sánchez, pero en


rigor este profesor
Universitario se limitó a una labor de exégesis filosófica sin aspirar a construir un
sistema o a integrar el trabajo filosófico, lo cual habría podido acarrearle graves
consecuencias a la realidad nacional. Se puede incluir también, el de Pedro
Troncoso Sánchez que es tal vez el único intelectual moderno de nuestro país que
ha intentado ligar la especulación filosófica a la búsqueda de la realidad nacional.
Ha preferido la vía del ensayo al que logra insuflarle cierta gracia, siempre
inclinada a seguir las veredas nativas. "Nuestra cultura jurídica y la filosofía del
derecho" (1950); "Espiritualidad y cultura del pueblo dominicano" (1956); "El bien
común, fin del Estado" (1956), son algunos de sus títulos. Seguramente en
Troncoso Sánchez han operado los mismos factores inhibitorios y frustratorios que
la dictadura infligió sobre toda la intelectualidad dominicana
y tal vez debido a ello sus mejores contribuciones filosóficas se manifiestan en el
estudio de nuestro pasado.

Sólo en los últimos tiempos, una vez pasadas las sombras de la tiranía, su
pensamiento se ha inclinado a la contemplación de la problemática nacional, pero
sus antiguas aficiones filosóficas han palidecido y prefiere su pensamiento seguir
otros rumbos en su vocación ensayística. Lo demás es el marxismo. La discusión
filosófica en nuestro país gira mayormente en torno a las controversias que
disparan las concepciones del materialismo dialéctico. Sin embargo, la producción
estrictamente filosófica no es copiosa. Es más bien rala y se consagra
mayormente al campo de la historiografía. Un nombre que habría que mencionar
porque se inscribe en la literatura con una obra ambiciosa es Juan Isidro Jiménez
Gullón, quien mice armas con Ortega y Gasset en su "Al margen de Ortega y
Gasset" (La Habana, 1957). Pero más que una obra de filosofía es una obra de
crítica filosófica y de controversia a la luz de sus concepciones marxistas. Una
obra menos controversial y más constructiva es 'La Filosofía de José Martí)" (La
Habana, 1959). También Jiménez Gullón era médico pero es sobre todo un
político.
En general la filosofía "pura" se encuentra en nuestro país en completo estado de
decadencia. Las razones actuales no son las mismas que en el pasado. En
realidad esta decadencia de la filosofía nacional es un reflejo de la decadencia que
la filosofía, en su sentido clásico experimenta en todo el mundo. Y si aquí hay
factores coadyuvantes, y el estado de subdesarrollo crónico y de dependencia
política son los más acentuados, el fenómeno que se aprecia es de naturaleza
ecuménica. Y es claro que en pequeños países como el nuestro se sienta esta
realidad de manera más notoria y terminante.

Luego de ver algunas breves informaciones con el propósito de ampliar más


acerca de la filosofía en la República Dominicana, queremos mencionar los
principales exponentes de la Filosofía en nuestro país. Ellos son:

1. Andrés Avelino
2. Ángel Luís Pérez Ruiz
3. Andrés López Medrano
4. Federico García Godoy
5. Arístides Fiallo Cabral
6. Juan Francisco Sánchez
7. Rafael Morla
8. Armando Cordero
9. Jacobo Moquete de la Rosa
10. Juan Isidro Jiménez Gullón
11. Alejandro Arvelo

Alejandro Arvelo está considerado como uno de los


principales expositores de la filosofía en el país. Posee una licenciatura en
Filosofía y otra en Derecho de la Universidad Autónoma de Santo Domingo
(UASD), así como un postgrado de la Universidad Complutense de Madrid.

Alejandro Arvelo (1959). Escritor, académico dominicano. Candidato a Doctor en


Filosofía ---pendiente de tesis--- por la Universidad Complutense de Madrid.
Licenciado en Derecho y en Filosofía por la Universidad Autónoma de Santo
Domingo, Primada de América, de cuyo cuerpo docente forma parte desde 1979. A
partir de 2001 se desenvuelve como Profesor Investigador de la Escuela de
Filosofía de dicha institución. Ha publicado Si quieres filosofar… (1994), Los
secretos de la argumentación jurídica (1998) y el breve ensayo “Filosofía del
silencio”. Otros ensayos de su autoría han sido acogidos en revistas y
suplementos culturales de circulación nacional, como es el caso de Cuadernos de
Poética, Alcándara, Análisis, Academia, Identidad, Coloquio e Isla Abierta. Tiene
tres libros inéditos, listos para publicación:
Los dominicanos. Mentalidad y carácter, El pensamiento filosófico de Juan Isidro
Jiménez Gullón y Filosofar desde el propio ser. En el ámbito administrativo, se ha
desempeñado como Director del Centro de Investigaciones Literarias de la
Biblioteca Nacional (1989-1990); Director del Centro Universitario Regional del
Suroeste (C.U.R.S.O), extensión de la U.A.S.D. con sede en Barahona (1990-
1996); Director Académico de la Academia de Ciencias de la República
Dominicana (2003-2004). Desde 2004 hasta la fecha es el Director General de la
Feria del Libro. Es Miembro Regular de la Academia de Ciencias de la República
Dominicana desde 2003, institución en la que coordina el Programa Dominical de
Lecturas Filosóficas.

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