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La UPRL informa

La gestión del entusiasmo y la gestión de la actitud1

Las empresas dependen de las personas que


trabajan en ellas, de su entusiasmo, de su actitud.
De ésta se derivan la implicación, el compromiso y
las ganas de trabajar.

Las organizaciones necesitan personas


motivadas, alegres, luchadoras, comprometidas,
volcadas en el servicio y que transmitan entusiasmo.
Para ello es preciso que las personas tengan
desarrollada su inteligencia emocional.

La inteligencia emocional es la gestión inteligente de las propias emociones:


reconocerlas, observarlas y discernir qué emociones nos ayudan y qué emociones nos
perjudican. Además, tener la habilidad de potenciar las primeras y evitar y corregir las
segundas. Este tipo de inteligencia es mucho más importante en la vida que el cociente
intelectual. Conocemos muchas personas con una inteligencia superior a la media que se
muestran incapaces de afrontar los fracasos, básicamente pesimistas, que frecuentemente
están de mal humor, que no tienen fuerza de voluntad, que no se relacionan bien con las
personas y que no saben controlar sus impulsos.

Sin embargo, hay otras personas con mentes menos brillantes pero más
inteligentes emocionalmente, que transmiten confianza y entusiasmo, que ponen sus
mejores esfuerzos en lo que hacen, que sonríen, que son humildes y que afrontan los
fracasos positivamente.

Lo sorprendente es que la inteligencia emocional puede aprenderse, desarrollarse y


contagiarse. No nacemos con un ‘cociente de inteligencia emocional’.

Las tres grandes habilidades de las personas con inteligencia emocional son:
1. automotivación
2. proactividad
3. optimismo
Automotivación
Para desarrollas una actitud positiva hay que tener en consideración dos lados de
una misma actitud: querer y actuar. Se trata de decidir como se quiere que sea la jornada
laboral y de luchar para lograrlo con optimismo y alegría.

1
Adaptado de Víctor Küppers, MOTIO consultores. www.motioconsultores.com
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Proactividad
La proactividad es lo contrario de la procrastinación: habitualmente tendemos a
retrasar las tareas comprometidas para el día. Además, hay personas que quieren muchas
cosas, tienen múltiples deseos, pero luego no hacen nada para conseguir sus objetivos.
Las personas proactivas con las que continuamente se están preguntando: ‘¿qué puedo
hacer al respecto?’. Por otro lado, las personas proactivas no huyen de los fracasos, no
tiran la toalla.

Cambia lo que no te guste en tu vida, y si no puedes cambiarlo, acéptalo. Céntrate


en las cosas que dependen de ti, en todo aquello que puedes cambiar.

Optimismo
La tercera habilidad es el optimismo inteligente. Las personas con inteligencia
emocional transmiten alegría, entusiasmo y son básicamente optimistas. Un indicador
importante es la calidad de las relaciones y la capacidad par disfrutar con entusiasmo de
las pequeñas cosas de la vida. Las personas emocionalmente inteligentes, saben disfrutar
de cada momento. Además, está comprobado que el entusiasmo se contagia.

En definitiva, en las épocas de alta competitividad como la actual, la actitud marca


diferencias en cuanto a nuestro valor como personas en la comunidad. Además de
conocimientos y habilidades la actitud es fundamental en el desempeño de cada persona
en los entornos laborales.

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