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Por:

Nicanor Domínguez, Juan Carlos Estenssoro,


Javier F. Flores, Marta lrurozqui, Raúl R. Romero, Linda J.
Seligmann, Margarita Suárez

BABB, Florence. Between Field and Cooking grafías.


Pot: The Political Economy of Marketwomen Todos esos datos primarios, recogidos por
in Peru. University of Texas Press, Austin, 1989, medio de la observación participante, entrevis-
256 pp. tas, y el análisis de datos estadísticos, deberían
haber dado como resultado en una investigación
pionera sobre un mundo en el que incursionan
Babb ofrece una multitud de detalles al ya muchos científicos sociales, pero acerca del
describir las vidas cotidianas de las vendedoras cual, todavía somos muy ignorantes. La autora
en los mercados de Huaraz, la capital departa- nos hace reflexionar sobre muchos aspectos vin-
mental de Ancash. La autora da cuenta de la di- culados con las mujeres que se dedican a este
versidad de vendedoras dentro del sector infor- tipo de comercio: ¿Por qué son tantas las vende-
mal como intermediarias y productoras de mer- doras? ¿Qué papeles representan dentro de la
cancías, como mayoristas y minoristas, y como economía nacional? ¿Cómo se pueden comparar
vendedoras permanentes y estacionales de una sus roles económicos y políticos con los de los
variedad asombrosa de mercancías-frutas y ver- hombres? Desafortunadamente, la rapidez con
duras, productos básicos, cuchillos, jugos, comi- que se han producido los acontecimientos en la
das preparadas, artículos de plástico y ropa, entre vida económica y política en el Perú durante las
otros. La autora describe además las actividades últimas dos décadas ha determinado que, los
rutinarias de las vendedoras, las diferencias entre datos, tomados de la tesis doctoral de Babb,
los mercados donde trabajan, la competencia carezcan de actualidad. La mayoría de ellos
entre ellas, su partic ipación política, los conflic- fueron recogidos en 1977; otros son producto de
tos generacionales, y trozos de sus autobio- breves estadías en el campo hasta 1987. Las

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Reseñas

vendedoras pertenecen a un sector que está embargo, cómo se producen estas diferencias.
experimentando rápidos cambios, por lo menos La presencia abrumadot.a de esas mujeres,
en términos de su composición. situadas en puntos urbanos críticos para la dis-
En mi opinión. el problema fundamental del tribución y el procesamiento de productos, afecta
libro es que adolece de falta de imaginación y al resto de la población urbana. En las ciudades,
profundidad teórico-analítica. Aunque Babb se podemos encontrar vendedoras en casi cualquier
plantea interrogantes de interés, no llegamos a parte; interactúan con vendedores y compradores,
saber, por ejemplo, si existe lo que podríamos cooperan económicamente, se comunican entre
llamar una cultura particular de las vendedoras sí, envían a sus hijos a la escuela, tocan cienos
que se defina a partir de un sistema de val ores tipos de música y, de vez en cuando, celebran
y una ideología específicos. Las investigaciones fiestas y se organizan con fines políticos. A través
en otras capitales departamentales y provincia- de la descTipción de los conflictos por pago de
les muestran que existe una cultura rica y diná- arbitrios surgidos entre vendedoras y autoridades,
mica, creada en cierta medida a partir de espa- y mediante la enumeración de las actividades de
cios compartidos entre las esferas rural y ur- los sindicatos, Babb ilustra lo que sería un análi-
bana, y construida sobre relaciones fundadas en sis que utilizase una verdadera antropología urba-
el carácter étnico, la condición de género y la na. Sin embargo, la autora depende demasiado
clase social. Estos espacios y los lazos que las del lente reductor de las explicaciones económi-
vendedoras tienden entre las esferas rurales y cas. No presta igual atención a las políticas cul-
urbanas pueden contener significados políticos turales de las vendedoras y sus acciones políti-
y culturales. Aunque se cuentan entre las perso- cas más sutiles que son, sin embargo, importan-
nas más pobres del sector informal, tales mujeres tes y que podrían constituir elementos de con-
constituyen una fu erza económica importante que ciencia de clase o de resistencia contra el Esta-
entraña ciena capacidad de desafío en el terreno do, contra la estructura de relaciones de género '
político y cultural . Ellas permiten que la econo- o de conciencia étnica existentes . Por ejemplo,
mía nacional con sus severos problemas de Babb explica el resentimiento de las vendedoras
distribución siga funci onando en favor de la más establecidas y urbanizadas hacia las vende-
poblac ión urbana. Al mismo tiempo, a pesar de doras que han llegado recientemente del campo
que carecen de representación política formal, tan solo en términos de competencia económica.
podrían constituir una amenaza de envergadura Una interpretación más compleja que la simple
para el orden político, especialmente si formaran "competencia económica" entre vendedoras
alianzas con los campesinos o si llegasen ~- "antiguas" y "nuevas" sería que cada uno de
agruparse en un frente unido. estos grupos expresa situaciones étnicas distin-
Babb ofrece una revisión completa de la bi- tas. El conflicto por intereses económicos ex-
bliografía pero poco crítica en tomo a la pro- presaría así relaciones de poder diferentes cuyo
ducción mercantil simple y el papel de las fundamento radicaría en conflictos interétnicos.
mujeres como vendedoras que carece, sin El libro, no muy especializado, se dirige a un
embargo, de perspectiva cTítica. Le falta desarro- público general. Sienta las bases para que las
llar su propio punto de vista. También muestra preguntas de Babb sean exploradas con mayor
que el género es una fuerta imponante en las profundidad.
vidas de las vendedoras. Hay una jerarquía de LJ.S.
ocupaciones que se relaciona estrechamente con
el género : los hombres ocupan los mejores
puestos en los sectores formales e informales; BAKEWELL, Peter. Plata y empresa en el
cienos tipos de productos son vendidos más por Potosí del siglo XVII. "La vida y época de
hombres que por mujeres, y los hombres y las Antonio López de Quiroga" . Excma. Dipu-
mujeres establecen distinciones entre trabajo tación Provincial de Pontevedra, 1988, 180 pp.
remunerado y trabajo no remunerado atribu-
yéndoles diferentes significados y valores. Sus
datos sugieren que estas di stinciones no se deben Los trabajos de Bakewell han constituido un
únicamente a diferencias en la formación de la aporte fund amental para la historia de la minería
identidad a panir del género; intervie nen tam- colonial americana. Luego de su estudio so bre
bién poderosas diferencias ideológicas pro- Zacatecas, el historiador inglés dedicó varios años
duc idas socialmente. Babb no nos explica, sin al análisis de la minería potosina cuyos resulta-

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dos fueron publicados en varias revistas y con- minera de Charcas. Convertido en magnate, el
densados en Miners of the Red Mountain minero siguió las pautas propias de su condi-
(Alburquerque, 1984) y en su artículo sobre ción: compró tierras, consiguió algunos títulos
minería aparecido en The Cambridge History militares e incluso financió expediciones con la
of Latin America (vol. 2, Cambridge, 1984). finalidad de descubrir el legendario reino del
Gracias a sus investigaciones, el historiador Gran Paititi. Sin embargo, no todas sus aspira-
colonial cuenta ahora con un buen panorama de ciones tuvieron un final feliz. Tal es el caso de
la evolución de la minería de Charcas, con es- la arrogante pretensión de obtener los títulos de
timados de producción elaborados sobre la base Conde, Marqués y Adelantado, denegada repeti-
de la recaudación del quinto real y con un das veces por el Consejo de Indias.
excelente estudio sobre la mano de obra en Potosí Dejando de lado las caballerescas proyeccio-
que muestra hasta qué punto el trabajo asalaria- nes sociales del minero, hay tal vez dos puntos
do sustituyó al compulsivo en el siglo XVII. centrales de sus actividades a través de los cuales
El presente estudio escapa un poco de las ci- Bakewell logra esclarecer ciertos aspectos de la
fras y cálculos a los que nos había acostumbra- historia de la minería potosina. En primer lugar,
do el autor para incursionar en el terreno de lo tenemos la relación entre tecnología minera y
que Lawrence Stone denominó la nueva "histo- movimiento de producción. Es un lugar común
ria narrativa". A través de la vida y avatares de hablar del descenso gradual de la producción
un importante minero, el autor intenta desen- minera de Potosí en el transcurso del siglo XVII.
trañar la historia de la tecnología, el crédito, de Como es sabido gracias a trabajos previos del
los esquemas de inversión y de las aspiraciones mismo Bakewell, parte del gran éxito de la
vitales en el Potosí de la segunda mitad del XVII. explotación del Cerro Rico se debió no sólo a
Una versión inicial de este trabajo fue publicada que sus vetas contenían ricos metales sino, sobre
hace ya varios años en Bolivia bajo el título todo, a que éstas se hallaban concentradas en la
Antonio López de Quiroga (Industrial mine- cumbre del cerro. De esta manera, cuando las
ro del Potosí colonial), Potosí, 1973. No obs- vetas superficiales se agotaron a medida que
tante, el texto actual presenta nuevas evidencias avanzaba el xvrr. quedaron por explotar las vetas
y articula de un modo mucho más explícito la más profundas con el consiguiente aumento de
biografía personal con la historia del centro los costos de extracción y, además, con el proble-
mmero. ma que suponía no contar con una tecnología
La vida de López de Quiroga es ciertamente adecuada a estos fines lo cual, en parte, explica
fascinante. Llegó a Potosí en 1648, probable- el declive de la producción del Cerro Rico. El
mente debido a intereses comerciales, y rápida- descenso de la producción potosina logró neu-
mente logró constituirse en uno de los principa- tralizarse temporalmente gracias a la explotación
les mercaderes de plata de la ciudad. Hacia fmes de nuevas minas (como Porco, Oruro, San Anto-
de la década del 50 comenzó a invertir direc- nio del Nuevo Mundo), pero también gracias a
tamente en la minería: primero en Potosí, luego la obstinación de empresarios como López que,
en Laicacota, Porco, Chayanta y, fmalmente, en contradiciendo las tendencias, se empeñaron en
las minas de San Antonio del Nuevo Mundo. invertir y aplicar nuevos métodos de explotación
Estas últimas, sin duda, fueron las que le otorga- minera. Así, López invirtió en sus minas entre
ron fama y fortuna. Gracias a su afán por apli- uno y dos millones de pesos, y fue el primero en
car nuevas técnicas en la explotación de vetas utilizar sistemáticamente la pólvora en la perfo-
profundas y por la poco usada costumbre de ración de vetas profundas. El uso de la pólvora
reinvertir grandes cantidades en sus minas e constituye en sí una irmovación de los métodos
ingenios, López se convirtió en el más célebre de extracción que llevó a López de Quiroga a
minero de Potosí del período colonial. Según "resucitar" minas abandonadas. La pregunta que
Bakewell, en la década de 1660, las minas e surge inmediatamente es por qué esta herra-
ingenios de López produjeron el 13.5% de toda mienta -que pudo tener efectos benéficos sobre
la plata del distrito de Potosí y únicamente en el el conjunto de las minas del Cerro- no fue utili-
año 1674 recibió el 22% del mercurio distribuido zada de manera generalizada por los azogueros
por el Real Tesoro. Haciendo un balance de la potosinos.
información dispq_nible, el autor sostiene que La respuesta podría estar relacionada con el
entre 1660 y 1690, López de Quiroga .fue el problema de la disponibilidad de capitales, que
responsable de la octava parte de la producción es el segundo de los aspectos que nos interesa

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Reseñas

tocar aquí. No cabe duda de que la minería por no sólo reside en eso sino en la incorporación de
sí sola difícilmente hubiese podido llevar a cabo la temática indígena en el p¡oceso de conforma-
ni siquiera las tareas iniciales de exploración. ción de la ciudad de La Paz. Es más, la pecu-
Para el caso de México, es evidente que este liaridad de aquella urbanización no podría en-
capital fue financiado largamente (en el siglo tenderse sin la activa participación india. Eso
XVIII) por grandes comerciantes de la ciudad explica que el tema central de la investigación
de México que, a través de ciertas prácticas haya sido el de seguir la evolución de los grupos
mercantiles y del uso de enlaces matrimoniales étnicos en La Paz desde 1790 hasta 1900, inten-
con los mineros más destacados, lograron domi- tando establecer las modalidades y consecuen-
nar el mercado de capitales y, por tanto, consti- cias que tuvo su inserción en el proceso urbano.
tuirse en los mayores beneficiarios de la pro- La ciudad de La Paz ha establecido una rela-
ducción minera. Para el caso del Perú, sin em- ción dialéctica tanto con la población indígena
bargo, las formas de operación del crédito minero no urbana como con las zonas rurales adyacen-
son todavía un enigma, aunque resulta evidente tes, soportes socioeconómicos y políticos de las
que el hecho de que la Casa de Moneda es- ciudades, hecho que conduce a una heterogenei -
tuviese localizada en Potosí constituye una dife- dad social y cultural, resultado del ensambla-
rencia importante respecto del caso mexicano. miento del núcleo tradicional urbano con los te-
En este sentido, es de sumo interés la descripción rritorios de las parroquias indígenas. Eso conlleva
que hace el autor de los pormenores del escán- un doble proceso de "unificación étnica", a la
dalo de adulteración de la moneda en la década vez que un fenómeno de creación de una iden-
del 40, en donde se puede ver con claridad cómo tidad, de una "etnogénesis". La ciudad se con-
figuras como Gómez de la Rocha combinaban vierte así en un medio privilegiado para la inter-
las actividades de "aviador", mercader de plata acción entre grupos y en el espacio de tal con-
y la de funcionario de la Casa de Moneda. Las fluencia durante largos períodos que van borran-
medidas correctivas, al parecer, afectaron pro- do ciertas diferencias entre los sectores involu-
fundamente la composición de los "aviadores" crados. De alú que para la autora esta interac-
potosinos, cuyos créditos habrían sido escasos y ción no se defina como asimilación o fusión sino
caros en la segunda mitad de la centuria. Las como interferencia cultural mutua cuya hetero-
actividades de López de Quiroga como mercader geneidad le permite enfatizar la dinámica interna
de plata nos pueden ser útiles para entender las del desarrollo paceño frente a las tendencias
nuevas condiciones del mercado de capitales en historiográficas dependentistas.
Potosí luego del fraude monetario. La temática referida se aborda en cinco partes
Debemos agradecer a Peter Bakewell la apari- que contienen tanto una breve explicación de la
ción de este nuevo estudio sobre Potosí, aunque importancia económica de La Paz, de su creci-
hay que lamentar que la presente edición ado- miento demográfico y de la manera en que éste
lezca de una mala diagramación y de una deplo- se ha manifestado en su expansión urbana como
rable traducción que dificulta innecesariamente un análisis de la organización espacial y territo-
la lectura. Existe una edición en inglés (Albu- rial de las comunidades indígenas y de su pos-
querque: University of New Mexico Press, 1989) terior desaparición ante la instauración de un
para aquellos que quieran salvar este obstáculo. régimen de propiedades parcelarias. La dinámica
M.S. y la evolución de La Paz, en consecuencia, se
encuentran marcadas por la apropiación de los
territorios indígenas por parte de la ciudad y sus
habitantes. Este fenómeno, iniciado en el siglo
BARRAGAN, Rossana. Espacio urbano y XVIII, supone un debilitamiento de estructuras
dinámica étnica, La Paz en el siglo XIX. His- y grupos, como el de los campesinos indígenas,
bol, La Paz, 1990, 313 pp. y al mismo tiempo el surgimiento de otros, como
el de artesanos y comerciantes. Se produce, por
tanto, el desarrollo de un mestizaje cuyo esce-
El texto de Rossana Barragán, se centra en nario más importante ha sido el de la ciudad de
las características que asume el desarrollo ur- La Paz y del que no se puede desligar su iden-
bano paceño desde fines del siglo XVlll hasta tidad y particularidad. El crecimiento urbano
fin es del siglo XIX, abordando así un aspecto socavó la base de la estructura comunitaria, por
apenas estudiado en Bolivia. Pero su novedad lo que sus miembros se vieron obligados a trans -

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formarse en arrendatarios, en artesanos o en visionista arriba señalada, encuentra que ambas
comerciantes, aspecto que implicaría que el rebeliones, tanto la de 1723 como la de 1766, se
desarrollo de dichas categorías sociales estuviese debieron no a una ofensiva española sino que
directamente vinculado a la expansión de la "se generaron en la intensificación de las rela-
ciudad y a la falta de tierras como medio de ciones pacíficas" entabladas por los dos bandos.
producción. Pero también Rossana Barragán Las relaciones fronterizas tejieron una serie de
insiste en que si por un lado este proceso reve- intereses que se equilibraban entre sí. Mientras
laría la ruptura de la autosuficiencia y la con- tal equilibrio se mantuvo, nada pasó. Por el con-
versión de los campesinos indígenas en "clases trario, el predominio de uno de estos grupos de
sociales", a la vez, al ser La Paz un núcleo interés trajo consigo la guerra. En 1723, prima-
constante de atracción de migrantes campesi- ron los intereses mercantiles; en 1766 se intentó
nos, el fenómeno de la ruptura ciudad-campo reducir en pueblos a la población araucana, po-
no se produciría. La pervivencia de las estructu- lítica favorecida por la Corona, por jesuitas y
ras comunitarias en los sectores rurales adya- por franciscanos. Y, como telón de fondo, la
centes se renovaría en la ciudad ante la persis- intervención del ejército, interesado en magnifi-
tencia de la migración. Y es este proceso el que car todo incidente, por pequeño que fuera, para
posibilitaría la configuración de una nueva iden- justificar su existencia. Podría decirse que tuvie-
tidad urbana. ron tanto éxito que los historiadores han hablado
Espacio Urbano y dinámica étnica, al in- de una "rebelión" al referirse a lo ocurrido en
corporar la temática indígena en el análisis 1723, cuando es claro que fue cualquier cosa
histórico de La Paz, rompe con los estudios que menos eso.
consideran el área rural como el hábitat tradi- Para demostrar esto la autora presenta primero
cional indígena y manifiesta la importancia de "los hechos, maciros [sic], inmutables [sic]" (al
la población aymara en el esclarecimiento de la decir del prologuista, Sergio Villalobos), y pasa
evolución del proceso de urbanización paceño y luego a examinar uno a uno los factores en juego.
la consolidación del mestizaje. El resultado es un texto extremadamente pun-
M.I.V. tual y algo árido, que logra demostrar sin em-
bargo lo que quiere. Tal vei. lo único que se
eche de menos sea un mapa en el cual seguir las
CASANOVA GUARDA, Holdenis. Las rebe- acciones o por lo menos ver donde estaban los
liones araucanas del siglo XVIII. Universidad cuarenta u ochenta pueblos fundados antes de la
· de la Frontera, Temuco: 1987, 111 pp. segunda rebelión. Llama la atención, finalmente,
que no se advierta en el volumen referencia
alguna a las transformaciones experimentadas por
La lucha por la araucanía se suele percibir el mundo indígena.
como una suerte de lejano oeste austral, como J.F. F.
una guerra ininterrumpida desde aquel lejano pri-
mer encuentro entre españoles y araucanos en
Reinohuelén, en 1536, hasta la derrota definiti- ESTENSSORO, Juan Carlos, Música y sociedad
va de estos últimos en 1883. Trescientos cuaren- coloniales. Lima 1680-1830. Editorial Colmillo
ta y siete años de lucha continua, al parecer. Blanco, Lima: 1989, ilustraciones, bibliografía,
Una historia romántica que, sin embargo, ac- índice, 160 pp.
tualmente viene siendo revisada y desmitificada
por una serie de investigadores entre los que Durante el período colonial, las principales
destaca Sergio Villalobos. Resulta ahora que esta ciudades del nuevo mundo vivieron una gran
"guerra" no sólo pasó por distintas etapas -lo actividad musical en diversos planos. La intensa
que es obvio- sino que además, a partir de 1655, actividad teatral y dramática trajo consigo una
dejó virtualmente de ser tal, deviniendo en una presencia musical igualmente importante: la
convivencia pacífica aunque no exenta de cho- música popular de las ciudades conformó un
ques esporádicos y locales. Dos de estos en- mosaico de elementos indígenas, africanos e
cuentros, acaecidos ambos en el siglo XVlII, tu- hispanos; y en el ámbito religioso las catedrales
vieron, al parecer, ,,,dimensiones algo mayores. se convirtieron en activos centros irradiadores
Es de ellos que se ocupa este pequeño opúsculo . de creaciones musicales vinculadas con la litur-
La autora, que participa de la corriente re- gia o con la creación académica secular. Este

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último ámbito ha · sido el más documentado y y alcance social. La primera parte concluye con
estudiado en lo que se refiere a la música colo- sendas secciones, aunqu~ lamentablemente
nial en hispanoamérica, debido en parte a la breves en su extensión, de los tres siguientes
eficaz preservación de las obras musicales de la temas: la música en la fiesta, la música indígena
época ahora depositadas en distintos archivos y negra ("música no española"), y la situación
eclesiásticos. Con la música de corte dramático social de los músicos.
y popular no ocurrió lo mismo, lo cual debe En el primer capítulo de la segunda parte,
haber dificultado, sin duda, su investigación. Sin dedicada a la relación música-Iglesia, Estenssoro
embargo, allí donde las obras mismas son inac- trata sobre las ideas de la música religiosa a
cesibles, subsisten numerosas referencias escri- partir de los textos de los sermones coloniales
tas en fuentes coloniales que aguardan ser lo- que se han conservado hasta hoy. Luego docu-
calizadas e interpretadas. menta diversas facetas del comportamiento de
Ubicar estas referencias y darles un sentido las autoridades de la Iglesia hacia la música,
global es el propósito del libro de Juan Carlos principalmente profana, durante la colonia, y
Estenssoro, que constituye la más reciente con- analiza la función de la música en el templo a
tribución al estudio de la música durante la partir de la gran cantidad de música con textos
colonia en el Perú. Más allá de este objetivo, la cómicos dentro del repertorio musical de la
obra concluye con un breve ensayo sobre el catedral de Lima. Dicha presencia indicaría,
repertorio musical del archivo de la catedral de según Estenssoro, la utilización de la risa por la
Lima, eje central del proyecto original del au- Iglesia para controlar y oficializar el compor-
tor. No encontrará el lector, sin embargo, un tamiento festivo popular, además de atraer al
análisis de las obras musicales mismas, ni una público al interior del templo. En el segundo
evaluación estético-formal de los compositores capítulo, el autor comenta algunos aspectos fun -
de la época. Una limitación cuyas consecuen- damentales del repertorio musical de la catedral
cias comentaremos luego. de Lima, sobre la base del estudio de las obras
El libro está dividido en dos partes: en la que aún perduran en su archivo de música.
primera, el autor describe el mundo musical Estenssoro distingue varias etapas en la produc-
limeño y, en la segunda, trata sobre la música ción musical de la catedral y otorga un breve
en su relación con la Iglesia. En la primera parte, comentario a los compositores más importantes
el au tor revisa la imagen de la música en las de la época. Concluye el capítulo con una sección
fuentes escritas; reproduce y comenta los térmi- sobre el villancico como género musical reitera-
nos musicales más usados en la época; poste- tivo y sobre los textos de las cantatas y de los
riormente, como parte de lo que considera mismos villancicos.
"música española", revisa el escrito Jubilos de Quedan algunas observaciones que formular .
Lima (l 755) de Francisco Ruiz Cano, el cual La relación entre música y sociedad, tan explíci-
considera como un primer planteamiento sobre tamente planteada en el título del libro, no es
estética musical en el Perú. Estenssoro sintetiza desarrollada a plenitud. La extrema brevedad e
las principales ideas que Ruiz Cano propone insuficientes datos en el tratamiento de lo que el
sobre las relaciones entre música y poesía, sobre autor llarna "música no española", es decir, de
las diferencias entre la música vocal e instru- los indios y de los negros, estratos fundamen -
mental. Luego describe las interesantes y den- tales de la sociedad colonial, de hecho dificulta
sas polémicas que sobre la ópera y el yaraví la elaboración de tal relación música-sociedad.
sostuvieron autores de la época en publicaciones Debemos señalar, sin embargo, que tal limitación
coloniales de importancia como el Mercurio Pe- se explica más por la inexistencia de fuentes
ruano. El capítulo sobre la música teatral, la primarias sobre estos temas que por una omisión
ópera y la tonadilla (ópera cómica de origen del propio autor.
español) merece el tratamiento más extenso de Por otro lado, hubiera sido muy provechoso
la primera parte del libro, y es el más profusa- para el recién iniciado en el tema que el libro in-
mente documentado . El autor documenta las cluyera un capítulo de balance y evaluación de
actitudes de un público "culto" y de uno "igno- los estudios previos sobre el tema o en caso al-
rante" con respecto a estas expresiones y pro- ternativo, que durante el desarrollo del texto fuera
porciona además una útil periodificación del indicando el estado de la investigación corres-
repertorio musical secular, no sobre la base de pondiente. Esta ausencia es, sin embargo, par-
los estilos musicales, sino en tomo a su difusión cialmente cubierta por la excelente presentación

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escrita por el compositor Enrique lturriaga. El la imagen para facilitar el manejo de ciertas
vacío más importante del libro es, sin embargo, categorías nos puede parecer necesario, pero
la ausencia de un análisis musical de las obras hacer en él una historia de la disciplina no sólo
mismas, sobre la base de un catálogo del estu- a partir de Saussure sino de sus antecedentes en
dio de caso presentado: el archivo musical de la Platón, Aristóteles o Lucrecio, si puede enten-
catedral de Lima. Los comentarios sobre los derse en una tesis, parece excesivo en un libro
autores y sus obras del capítulo final, aunque monográfico. Ignoro en qué medida el propio
interesantes y motivadores, no llegan a compen- primer capítulo dedicado a la escritura colonial
sar esta omisión. desde la perspectiva literaria del siglo XX pueda
A pesar de estas observaciones, la obra de comprometer el análisis de Guamán Poma, salvo
Estenssoro enriquece significativamente esta área que se trate de un deliberado homenaje a lo real
de la historia y de la musicología. Sus logros maravilloso. Si al menos se hubiese mencionado
más resaltantes están en la investigación de pri- las relaciones de la obra literaria de José María
mera mano realizada en archivos, bibliotecas y Arguedas -de quien se dice que recrea "el mundo
repositorios de difícil acceso, pero también en de la arcadia nativa en sus obras" (p. 19) con la
el criterio integral del autor en la presentación Nueva Corónica.
de sus datos . Es clara su intención de presentar Pero vayamos ahora a la forma en que son
un panorama holístico de la música en la colo- tratadas las categorías teóricas presentadas .
nia: la música religiosa, la música de los negros, López-Baralt define la obra de Guamán Poma
indios y criollos y la de las élites urbanas. Cuan- como un "texto cultural". Según ella misma lo
do el autor agregue en una futura y ya anun- presenta, el texto (puede ser no lingüístico)
ciada obra los análisis musicales, los catálogos cultural se identifica porque es reconocido "como
y la reciente información de que ya dispone, tal por la cultura concernida". Es decir que ésta
veremos un nuevo texto que ampliará sustanti- al menos lo preserva. Frente a este aspecto se
vamente nuestra visión de la música en el Perú define el antitexto que una cultura "censura o
durante la colonia. destruye al percibirlo como amenazante para el
R.R.R. sistema establecido" (p. 48), de la misma mane-
ra "como se opone la cultura a la anticultura" (p.
49). Entre los otros "requisitos" que figuran están
LOPEZ-BARALT, Mercedes, Icono y con- "pertenecer a un género o tipo" y "construirse a
quista: Guamán Poma de Ayala. Hiperión, partir de reglas precisas" (p. 48). Con estas carac-
Madrid, 1988, ilus. 483 pp. terísticas, que cualquiera que conozca el texto
de Guamán Poma dudaría si le son aplicables,
Todo es expectativas cuando nos encontra- López-Baralt resuelve en una frase y una nota
mos con un libro de casi quinientas páginas con- cualquier problema. Luego de decir que el género
sagrado a la obra de Guamán Poma, con un de la "crónica de Indias" se inserta como "texto
título sugerente y, sobre todo, confesémoslo cultural" para la "cultura hispana" y "más aún la
aunque su publicación haya sido posterior, des- crónica de Indias Ilustrada", afirma repenti-
pués de la tan estimulante lectura del libro que namente: "Y en el caso de la obra de Guamán
reúne los trabajos sobre el tema de Rolena Poma, además tenemos una síntesis totalizadora
Adorno. Las expectativas se hacen mayores y de la sociedad [ ... ]" (p. 49). ¿Alguien llegó a
uno piensa de alguna manera que van a ser ver las rápidas manos del mago? Antes de pasar
satisfechas cuando revisa el índice, no sólo a la nota, hagámonos nosotros algunas pregun-
sugerente sino que incluye entre sus primeros tas. En primer lugar, ¿cuál es la cultura que re-
capítulos uno teórico, cosa rara en los libros de conoce como "texto cultural'' la obra de Guamán
historia (aunque esperada aunque sólo fuera para Poma" y, por lo tanto, se habría encargado de
iniciar polémicas). preservar y mantener vivo dicho texto? (Hay que
El libro de López-Baralt fue originalmente señalar que un rito es un buen ejemplo de "texto
su tesis de doctorado, lo que se trasluce en la cultural"). ¿Cuál es el contacto de la "cultura
lectura. Se ve obligada, una y otra vez, a reto- concernida" (tendremos que ver cuál es, pero
mar cada tema que trabaja desde sus orígenes y supongamos que aquella a la que pertenecía
algunas veces no, queda clara la pertinencia de Guamán Poma) con el texto para haber podido
esos largos excursos . Por ejemplo, para hablar reconocerlo como tal y haberlo preservado? Si
de Guamán Poma, un capítulo de semiótica de tal cosa existió, no ha quedado ningún testimo-

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nio. En segundo lugar, el hecho de que la obra de Santa Cruz Pachacuti sobre la plancha del
de Guamán Poma esté construida de acuerdo a templo Coricancha y en esli;Jdios de otros auto-
"reglas precisas" es algo por demostrar y tam- res, encuentra el siguiente esquema de distribu-
bién lo es el que pueda definirse como penene- ción espacial (las direcciones van indicadas desde
ciente al género de "crónica de Indias ilustrada" el punto de vista del plano de la representación
ya que parece ser no sólo eso. Pero si este género y no del observador): derecha=hanan=mas-
se define por la "cultura hispana" reconozca la culino/izquierda=hurin=fernenino/centro. De
obra de Guamán Poma como texto cultural de la este esquema, sin tener en cuenta que occidente
misma forma que reconoce al Quijote. Bueno, tiene sus propias convenciones, su propia sin-
una nota lo puede todo: taxis, y de su aplicación a las imágenes de
"66. Aunque en su propia época el texto del Guamán Poma tomadas de la iconografía
cronista andino hubiese sido visto como "an- católica, se sirve para hablamos del "esquema
titexto" por subversivo (de aJú que nunca se cosmológico cristiano copiado del modelo del
publicara), desde la perspectiva del siglo XX lo Coricancha" (p. 204). El esquema, si bien puede
reconocemos como pane del corpus de la crónica tener valor para muchas imágenes por su repeti-
de Indias, y hoy nuestra cultura --Occidental e ción (aunque también hay excepciones), me
hispánica- lo preserva" (p. 56). parece que lleva a afirmaciones muy osadas. Es
Realmente todo es posible y da igual ser texto más razonable pensar en la coincidencia entre el
o antitexto, oficial o subversivo, que el autor esquema espacial occidental, más bien jerárquico
sea un hombre andino de los siglos XVI-XVII y moral, y el andino en un caso como Adán y
(y que su obra sólo fuera descubierta este siglo) Eva que una representación andina de la escena
para que su libro sea un "texto cultural" de la (de la que por lo demás habrá que buscar las
cultura "occidental e hispánica". Con ese crite- fuentes visuales). Recordemos que en occidente
rio, son textos culturales para occidente todos es usual representar a Adán a la derecha y a Eva
los monumentos protegidos por la UNESCO y a la izquierda (algunos ejemplos: Masaccio ,
también la muralla china. Luego aparece men- Miguel Angel, Cranach, Masolino, Palma Vec-
cionada la categoría de policulturalidad que sin chio, Tintoretto, Van der Goes) e incluso en los
duda es penineme para hablar de la obra de retratos de matrimonio guardar dicho esquema
Guamán Poma, pero que de ninguna manera (Matsys: "El prestamista y su esposa", Van Eyck:
excluye la dificultad de definición de la Nueva "Los Amolfini"). En el caso de la crucifixión,
coronica como texto cultural, ni el hecho de no se nos da ninguna explicación satisfactoria
que la cultura concernida sea la andina, aunque sobre porqué Guamán Poma no habría aplicado
el género empleado fuer a europeo. el esquema del Coricancha a este motivo .
Otro punto imponante del libro es el referido Sobre el "simbolismo vertical hanan/hurin"
al análisis de las imágenes de la crónica. En este pensarnos que muchos de los ejemplos que se
caso, distingue entre un nivel figurativo (de dan no comprometen un problema de "sintaxis"
oposiciones paradigmáticamente) que impone simbólica, sino sólo uno de representación lite-
una lectura literal y otro simbólico, sintagmático, ral. En los ejemplos de Santiago pisando a un
dado básicamente por la composición y que indio, del conquistador en igual actitud o del
reclama una lectura simbólica. Si bien esta dibujo 236 (un cura pisando a un indio) se trata
distinción puede ser válida, creemos que habría de una representación literal de una escena de
que tener en cuenta algunos elementos figurati- sometimiento y no de una representación sim -
vos que reclaman una lectura simbólica e im- bólica. En alguna convención de cualquier cul-
pondrían una especie de "lectura modal" de las tura conocida se representa a A pisando a B de
imágenes de Guarnán Poma. Me refiero con- alguna otra manera que A arriba y B abajo? La
cretamente al caso trabajado por Rolena Adorno identificación que se hace entre hanan=vencedor/
de la oposición entre interior/exterior en los hurin=vencido es demasiado automática, ya que
dibujos de la crónica que se encuentra en el los españoles son hurin para el mundo andino
nivel figurativo pero que exigen una lectura sean vencedores o no. En último caso, estas esce-
simbólica y no meramente literal. Pero una de nas de conquista representan un pachacuti, una
las claves de la interpretación de las imágenes inversión del mundo. Las imágenes de violencia
de Guarnán Poma se encuentra, para López- que representan a los indios a la derecha no son
Baralt, en lo que ella llama "esquema cosmo- necesariamente subversivas como dice López-
lógico del Coricancha". Basándose en el dibujo Baralt (en el dibujo 208, por ejemplo, esto ade-

586 Revista Andina, Año 8


más no se cumple). Si llevamos su propuesta política internacional (sus mismas nociones
hasta las últimas consecuencias, se podría decir geográficas son desastrosas) [sic], no es impar-
lo siguiente: en las escenas de violencia, de este cial (está apasionadamente de parte de los suyos)
mundo invertido que es el mal gobierno colo- y no tiene cortesía para todos (vocifera e insulta
nial, los indios están en posición hanan; pero a los españoles al denunciar la gestión colonial)".
en las escenas de buen gobierno (el mundo tal (p. 295) ... Al llegar a las conclusiones sobre
como realmente debe ser) los indios se encuen- este punto, ya no sabemos, y tampoco parece
tran en posición hurin, como vencidos frente a importarle a la autora, si la obra pertenece o no
los españoles (dibujos 204, 243, 249 y 252). Lo al gé-nero. Sólo queda claro que existe una
que quiere decir que el lugar hanan de los in- afinidad y lo importante pasa a ser Guamán Poma
dios es transitorio y representa simplemente su como precursor de un género literario europeo
actual estado de rebeldía frente al mal gobierno, (p. 301).
pero cuando todo esté en orden los indios es- No nos quisiéramos extender más con peque-
tarán derrotados y sometidos a los españoles, ños detalles salpicados a lo largo del libro que
vencedores pero justos. De esta manera, cam- habría que discutir o al menos leer con descon-
biarían de signo las imágenes de Guamán Poma. fianza. Sólo queda llamar la atención sobre la
Cuando no hay coherencia sistemática todo se seriedad con que se deben aplicar categorías teó-
puede decir, y con los mismos argumentos. ricas o aplicar un análisis de tipo estructural.
Cuando la autora hace una lectura pluricul- Pese a las sugerencias que puedan haber aquí y
tural del espacio, introduciendo los conceptos allá, se trata ante todo de un libro pretencioso,
de vicios y virtudes occidentales, la lectura es con un disfraz de tecnicismo y arrogancia teórica
más lograda. Sin embargo, sigue contribuyendo que llega a conclusiones (p. 479-483) que se
al "modelo de Coricancha" la estructura espacial parecen demasiado a sus propios puntos de par-
de escenas cristianas, cuando incluso el propio tida o que reiteran su "marco teórico". El propio
cronista en su texto escrito enuncia verbalmente libro se parece a su texto, tal vez inspirándose
la estructura del espacio moral cristiano occi- en los primeros libros sobre América en los que
dental (p. 876 de la crónica en edición Murra- destaca "el abuso de un limitado número de gra-
Adorno ). Por lo demás, pese a que diga que el bados sin guardar una relación de necesidad con
culto católico ocupa posición dominante (p. 388), el texto escrito" (p. 135). Efectivamente, tene-
¿cómo se justifica que esto no ocurra siempre? mos más de 200 ilustraciones a toda página, algu-
(dibujo 247 con crucifijo y altar a la izquierda). nas de ellas no aparecen directamente citadas
Tal vez la respuesta, siempre en el caso de imá- (hay un grabado de 1568 sobre procesamiento
genes que corresponden a modelos y motivos de yuca de las Antillas Menores cuya pertinen-
católicos, sean tan simple como que Guamán cia, aunque confieso no haberme esforzado, no
Poma conoció grabados en los que las imágenes he descubierto). De otro lado, muchos dibujos
estaban invertidas como en un espejo, cosa muy de Guamán Poma aparecen reproducidos dos y
usual en la época. Si hubiese utilizado el sim- tres veces mientras que otros, pese a que están
bolismo espacial occidental (que Guamán Poma mencionados, o no se encuentran o, dada la
conocía como lo explicita) hubiese podido expli- numeración confusa, no son fácilmente ubicables.
carse las escenas de violencia entre españoles J.C.E.F.
que no alcanza a entender: en todas ellas, la víc-
tima está a la derecha frente al asesino (peca-
dor, alentador del orden, por tanto, demoníaco) MACERA, Pablo, selecc. Geografía colonial de
que está a la izquierda (dibujos 163, 164, 166). Arequipa . Tomo I: "Descripciones" (paleog.
López-Baralt vincula la obra de Guamán Miguel PINTO); tomo II: "Rentas Eclesiásticas"
Poma antes que al género de la carta-memorial, (paleog . Rosa BOCCOLINI y Rosario IlME-
al de la literatura "de regimine principium". Para NEZ), Universidad Nacional Mayor de San Mar-
ello ve si las características propuestas por Furió cos, Seminario de Historia Rural Andina, Lima,
Cerio! en 1590 para el consejero real calzan con 1989, V + 226 pp., V + 217 pp., (mimeog.).
Guamán Poma. Y, pese a haber dicho en la pági-
na anterior que el cronista "suma su voz a este Contra toda previsión, dado el contexto de
coro de pensador~ utópicos, que va cuajando aguda crisis que vive la Universidad de San
los cimientos del derecho internacional moderno" Marcos, Pablo Macera sigue dando muestras de
(p. 294), afirma: "Guamán Poma no conoce de que está bien vivo a través de su Seminario de

No. 2, diciembre 1990 587


Historia Rural Andina (SHRA), cuyas publica- pados, a elaborar una encuesta destinada a
ciones ya bordean el centenar y medio. La que conocer en detalle el mon¡p de la producción
hoy comentamos es un nuevo aporte del SHRA agrícola y, a partir de esto, calcular con mayor
a las fuentes para la historia rural arequipeña. exactitud las cifras correspondientes al diezmo
Habría que recordar que el interés de Macera (impuesto en favor del alto clero) y, deduciéndolo
por la geografía colonial se remonta, por lo de éste, el noveno real (una fracción del diezmo
menos, al artículo que publicó en 1964 con destinada a la Real Hacienda). Esto implicaba,
Felipe Márquez Abanto, las "Informaciones como anota Macera, una reorganización del
Geográficas del Perú Colonial" (Revista del sistema de die1..mos (punto que cabe comparar
Archivo Nacional, t. XXVIII), y que incluía, con la serie de Diezmos de Arequipa elaborada
junto a 9 "razones circunstanciadas" elaboradas por Lorenzo Huertas y Nadia Camero para el
por los representantes provinciales del Tribunal SHRA en 1983, que cubre el período 1780-1856),
del Consulado limeño en 1803-5, una impor- y en el caso de Arequipa afectaba a los seis
tante introducción de Macera sobre el estudio partidos (ex corregimientos) que formaban la
de la geografía en la época colonial y sobre la Intendencia (Arequipa, Arica, Cailloma, Camaná,
utilidad del material publicado como fuente para Condesuyos, Moquegua), jurisdicción que coin-
la historia rural . En esta misma línea, las dos cidía con la del Obispado arequipeño .
primeras publicac iones del SHRA -el estudio El 19 de abril de 1787, el Intendente Alva-
de Macera sobre Mapas coloniales de hacien- rez, el Cabildo Eclesiástico y los funcionarios
das cuzqueñas (1968), y la edición de John de la Real Hacienda, emitieron una Provisión
Fisher, Arequipa 1796-1811. Relación de Go- dirigida a los párrocos y a los alcaldes ordina-
bierno del Intendente de Salamanca (1968)- rios de cada pueblo (t. l. doc. 1, p. 1-2). Estos,
aportaban interpretaciones y fuentes para la his- como señala Macera, debían en una primera etapa
toria rural y regional peruana del siglo XYiII. recopilar los datos locales sobre la base del
Veinte años después, y en esta misma línea, siguiente esquema: (a) límites del curato o doctri-
el SHRA publica -siempre a heroico mimeó - na, (b) características geográficas básicas del
grafo- dos cuerpos documentales con un total " paisaje económico agrario y ganadero", (c) re-
de 89 documentos referidos a Arequipa y a su lación de las haciendas, incluyendo propietarios,
entorno rural entre 1787 y 1803 ambos prove- tipo de producción y valor de ésta, y el cálculo
nientes del Archivo del Cabildo Eclesiás tico are- del diezmo correspondiente, (d) información so-
quipeño. Cada grupo de documentos conforma bre tierras de indios, y. (e) relación de contri-
un tomo de esta publicación . Cada tomo está .buyentes. Una vez elaborado el informe, la
precedido por la introducción de Macera, que segunda etapa consisúa en hacer varias copias
contextúa la documentac ión en el marco de las del mismo. Una quedaba en la parroquia, y las
Refom1as Borbónicas efectuadas por Carlos Ill otras se enviaban al Cabildo Eclesiástico que, a
y, en menor medida, por Carlos I Y. La trans- su vez, en una tercera etapa, entregaba una copia
cripción paleográfica ha corrido a cargo de Rosa al Contador Real de la In tendencia quien, en
Boccolini, Rosario Jiménez y Miguel Pinto. una última etapa, iba a elaborar una síntesis
El primer tomo, titulado "Descripciones", está global de los datos. Este mismo procedimiento
compuesto por 36 documentos originados en una es el que debió usarse para los "censos" del siglo
encuesta elaborada por el febril intendente An- XVIIl: la información de las parroquias (bauti -
tonio Alvarez y Jiménez, que gobernó Arequipa zos, matrimonios y defunc iones) y la de los
entre 1785 y 1796, y fue, a decir de John Fisher, padrones de indios trib utarios están en la base
"uno de los más sobresalientes intendentes del de estas síntesis poblacionales . Pero, volviendo
Perú; actuó particularmente en la esfera de la a las encuestas de. diezmos, no en todo el Virrei-
adm inistración pública y realizó una visita pro- nato se actuó con la misma rapidez. Según
vincial famosa" (Fisher 1981, p. 262) . Esta visita Macera, en algunos lugares los informes no
famosa, que el mercedario Víctor Barriga editó habían sido terminados aún en 1795. Sin em-
bajo el útulo de Memorias para la historia de bargo, en Arequipa la celeridad del Intendente
Arequipa (194'1-48, 3 tomos), encuentra su Alvarez hizo que los informes fueran prepara-
complemento con estas "descripciones". Ellas dos en el curso de 1787 aunque, como dice
emanan de una Real Cédula de 23 de agosto de Macera, la información que proporcionan es de
1786, que ordenaba a los Intendentes y a los desigual calidad, pues mientras algunas "des-
miembros del Cabildo Eclesiástico de los Obis- cripciones" son bastante escuetas, otras son

588 Revista Andina, Año 8


verdaderas monografías. Camaná, Arequipa, Moquegua y Arica. Sobre
Macera resalta algunos aspectos de estas estos cultivos se han centrado todos los estudios
"descripciones". Los datos sobre medidas: una referidos al agro colonial arequipeño (Davies,
fanegada (definida como el terreno para sem- Brown, Wibel), dejándose para el olvido a las
brar 1 fanega de maíz o trigo) se dividía en 4 to- comunidades de las zonas altas de Condesuyos,
pos, y cada topo a su vez en 6 eolios. Destaca Cailloma (en la que incursionó Nelson Manri-
igualmente los datos sobre indios forasteros, que que) y parte de Moquegua. Los datos sobre
no pagaban el diezmo y cuya apropiación de contribuyentes en 1787 permiten un acerca-
tierras y aguas afectaba no sólo a los indios miento a la vida local de las comunidades. Llama
originarios, sino incluso a los hacendados, como la atención, por ejemplo, la lista de "españoles"
en el caso de las zonas altas de Tacna (t. I, doc. -es decir, la población blanca- del pueblo de
4, p. 31 ), donde estos belicosos forasteros habían Coporaque cuyos apellidos (Moya, Ati, Maqque,
llegado a apoyar a Túpac Amaru. Por otro lado, Yanque, Condori, Mamani, Condo, Puma) invi-
Macera señala cómo estos informes vienen a tan a pensar en los esquemas de percepción y de
confirmar algunas apreciaciones sobre la histo- autopercepción de la gente en el siglo XVIII. A
ria rural del Perú colonial: la mayor rentabilidad los "descendientes coloniales y republicanos de
de las haciendas de caña (divididas en 2 lotes: las acllas de Coporaque" se refiere Macera en su
uno controlado por el propietario y otro arrenda- introducción.
ble); la existencia de 2 tipos de tierras de indios: Por otro lado, la cobertura de la información
personales (heredables, pagan diezmo) y tribu- es dispar para 1787 y 1802-3. La Intendencia de
tarias (concedidas vitaliciamente por la comu- Arequipa comprendía 60 doctrinas: 11 en el
nidad, pagan diezmo por cultivos españoles como partido de Arequipa, 7 en Camaná, 9 en Con-
el trigo); y la diferencia entre las propiedades de desuyos, 16 en Collaguas o Cailloma, 6 en
los curacas (parcelas pequeñas en unos casos, Moquegua, 7 en Arica y 4 en Tarapacá (partido
casi indistinguibles de las de los otros indios; separado de Arica, pero que en esta publicación
propiedades mayores en otros casos, que eviden- se consideran en conjunto) (Unanue, Guía 1793/
cian una riqueza que los distancia del "común 1985, p. 101-6). Los informes de 1787, como
de indios"). los de 1802-3, están ordenados por partidos,
El segundo tomo, referido a las "Rentas Ecle- alfabéticamente. Del partido de Arequipa sólo
siásticas", se compone de 56 documentos prove- figura una descripción en 1787, pero hay 1O en
nientes de 50 parroquias arequipeñas y corres- 1802-3 (pues hay que descontar el curato de
ponden a los años 1802-1803 . Estos informes Acarí [t. II, doc. 1, p. 1-2] que pertenecía a
se organizan sobre la base del siguiente cuestio- Camaná). De Arica tenemos 6 y 10, respectiva-
nario: (a) primicias, (b) capellanías y buenas me- mente. De Cailloma (o Collaguas) hay 7 y 13.
morias, (e) fiestas, (d) derechos de estola (matri- De Camaná hay 6 para ambas épocas (pues la
monios, velatorios) y (e) propiedades parroquia- descripción de Chala [t. I, doc. 16, p. 92-4) es
les. Aunque la información es tal vez menos ri- de 1803, correspondiendo en realidad al tomo
ca que la del tomo I, abarca más localidades de 11). De Condesuyos hay 8 para las dos épocas (y
la región y permite evaluar la economía de cada se incluye el mapa de la doctrina de Choco en
parroquia. Además, como indica Macera, "la pro- 1787 [t. I, p. 130-131), que sirve de carátula a
pia relación de festividades permitiría de otro la publicación). Y de Moquegua hay 7 y 3,
(lado) confeccionar un cuadro comparativo sobre respectivamente. Este cotejo confirma que la
la mayor o menor incidencia de lo religioso en información de 1802-3 es más amplia en cuanto
la vida cotidiana de las diferentes provincias al número de localidades que incluye (50 cura-
arequipeñas, así como diseñar un tentativo calen- tos), con respecto a la información de 1787 (35
dario religioso de la sierra sur a principio del curatos). Además, vemos que los partidos que
siglo XIX" (p. iv). mayor cobertura reciben en ambos grupos docu-
Además de estas indicaciones, que Macera mentales son los de Condesuyos y Camaná. Sólo
señala en su introducción, quisiéramos referimos en el caso de Moquegua tenemos más cobertura
a dos aspectos de estos materiales. En primer en 1787 que en 1802-3 (incluso habría un cu-
Jugar, Macera no repara en la distinción entre rato más que los 6 que registra la Guía de 1793;
costa y sierra que,_ los informes permiten apre- tal vez sea uno de los 6 pueblos anexos que
ciar. La caña es, en Arequipa, un cultivo coste- figuran en la Guía).
ño, combinándose con la vid en los partidos de Vemos, así, algunas de las posibilidades que

No. 2, diciembre 1990 589


Reseñas

estos documentos brindan. Agradezcamos a la su investigación bajo la forma de un "relato


terquedad del Director de SHRA que nos ha histórico", con lo que evitaba que la imaginación
proporcionado este rico material. Sin embargo, interviniese "más de lo que el asunto requería".
hemos de reservar nuestras maldiciones para el El resultado fue una obra no tan divertida como
encargado del sistema de distribución de las pu- podría haber sido pero sí documentalmente
blicaciones, pues con la filosofía del "canje-de- minuciosa, aspecto este en que -<:orno señala el
publicaciones", las ediciones SHRA no llegan a autor del segundo prólogo- la autora "se acerca
ponerse a la venta ni en la propia dirección del al fanatismo". A decir verdad, lo único que le
Seminario, allá en la cuadra 3 de jirón Andahuay- faltó consignar en su relato fue que la ejecución
las. Así, algún malvado podría pensar en la inu- del Inca fue precipitada por la fallida rebelión
tilidad de una publicación que va a ser tan inacce- india descubierta en Lima en 1666 y el pánico
sible como los documentos originales que repo- que ésta provocó.
san en Arequipa. No es ése nuestro ánimo. Ha- Piossek cumplió satisfactoriamente con la
bría que buscar, más bien, la manera de apoyar meta que se había propuesto. Pero, paradójica-
este solitario esfuerzo editorial que beneficia a mente, su apego al documento y al dato de corte
todos los que nos interesamos por la reconstruc- positivista le impidió realizar un trabajo defmi-
ción del pasado de nuestro país. livo. Nada en su texto escapa a la narración
N.D.F. stricto sensu. Por ejemplo, en ningún momento
se explica cómo y porqué los indios calchaquíes
REFERENCIAS vieron a Pedro como Inca. La óptica de la au-
tora, plenamente occidental, tiende a presentar
FISHER, John. Gobierno y sociedad en el Perú esto como el producto de una suerte de supersti-
colonial: El Régimen de las Intendencias, ción india, se llega incluso a inventar unajust-so
1784-1814, Lima, 1981. story con la cual se responde (parcialmente) a
estas pregun tas.
UNANUE, Hipólito. Guía política, eclesiástica Igualmente insatisfactoria es la imagen que
y militar del Virreinato del Perú. Ed. de da de Bohorquez. Constantemente se menciona
José Durand, Lima, 1985. su carácter diabólico (¿y tal vez también tau-
matúrgico?), la existencia de un familiar o que
PlOSSEK PREBISCH, Teresa. Pedro B0hor- su concubina mestiza era una hechicera. Ello no
que1,, el Inca del Tucumán. 1656-1659, Gráfico obstante, en ningún momento se intenta articu-
Patricios, Buenos Aires, 1983, 108 pp. lar estos elementos para dar cuerpo a la imagen
que los españoles tuvieron de él. Por algunas
Cuesta imaginar otro personaje histórico tan citas o alusiones dispersas se puede inferir que
pintoresco como Pedro Bohorquez. Antes que era considerado un ser demoníaco -en el sentido
algo real, su vida parece salida de las páginas de literal del término- , un tirano y, por ende, como
la picaresca española. Por este motivo, son expresión de un mundo al revés, la inversión del
muchos los autores que como Constantino Bayle orden establecido.
y Ricardo Palma se han ocupado de las hazañas Hay, por último, otra pregunta de importan-
de este bribón. Sin embargo, sólo en 1976, cia aun mayor. ¿Cómo explicar la ola de inquie-
cuando apareció la primera edición de este li- tud que atravesó todo el virreinato peruano du-
bro, se dispuso por fin de una obra perfectamente rante el siglo XVII? ¿Cómo explicar la inquie-
documentada que narrase detalladamente las tud de los calchaquíes en el sur, el tumulto pro-
aventuras del Inca andaluz. De ahí que su ret vocado en Quito por don Alonso Inga, la fallida
aparición, sin otra modificación al parecer que conjura de Lima o la revitalización de las cam -
el añadido de un nuevo prólogo, sea bienvenida pañas de extirpación de idolatrías en las sierras
en extremo. del anobispado limeño? Es innegable que algo
El objetivo de Teresa Piossek Prebisch era pasó, ¿pero qué? Responder a tales interrogan-
muy sencillo: contar las aventuras de Bohorquez tes rebasa evidentemente el marco elegido por
del modo más ameno y exhaustivo posible. Para Piossek, pero resulta indudable que su trabajo
ello recurrió a todas las fuentes que tuvo a su al- será muy útil para quienes busquen hacerlo.
cance, optando por presentar los resultados de J.F.F.E.

590 Revista Andina, Año 8

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