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En primer lugar, ubicaremos nuestro objeto de estudio dentro del contexto ge
neral de la traducción y revisaremos brevemente la investigación más representativa
realizada hasta la fecha. A continuación sentaremos las bases de nuestro enfoque par
tiendo de un hecho, que quizá por ser demasiado evidente muchos investigadores han
pasado por alto: el objeto de la traducción técnica es el texto técnico, y por tanto, si
queremos caracterizar la primera es imprescindible identificar los rasgos de este úl
timo. A su vez, ello nos permitirá delimitar las competencias que debe poseer un tra
ductor de esta especialidad.
especializadas, sin olvidar que la traducción es una actividad muy compleja, y que es
una equivocación intentar reducirla a parejas de opuestos del tipo literaria versus
especializada, o traducción versus interpretación. Comenzaremos intentando aclarar
estas cuestiones en el próximo apartado.
1 .1 .1 . V a r ie d a d e s y m o d a l id a d e s d e t r a d u c c ió n
1. Ahora bien, pueden ser necesarias algunas competencias suplementarias. En el ejemplo de la traducción
del vídeo, el traductor ha de estar familiarizado con las técnicas de la traducción audiovisual.
1) Traducción escrita, interpretación simultánea, interpretación de enlace e in
terpretación «susurrada» o de «cuchicheo». Son las que presentan un modo traductor
simple, ya que el modo del texto de llegada es igual al del texto de partida.
2) Traducción a la vista e interpretación consecutiva.2 Son aquellas que tienen
un modo traductor complejo, porque el de llegada es diferente al de partida.
3) Traducción teatral para escena, doblaje, traducción de cómics, traducción
de carteles publicitarios, y traducción de jeroglíficos y crucigramas. Se caracterizan
por un modo traductor subordinado simple, ya que el propio texto de partida presenta
una combinación de modos que se mantiene en la traducción.
4) Subtitulación y supratitulación musical. Estas modalidades poseen un modo
traductor subordinado complejo, porque el propio texto de partida presenta una com
binación de modos y se introducen cambios en el modo de la traducción.
1.1.2. D if e r e n c ia c ió n e n t r e t r a d u c c ió n t é c n ic a y t r a d u c c ió n c ie n t íf ic a
Por tanto, en principio consideraremos que cualquier texto cuyo ámbito temá
tico esté encuadrado en una de estas áreas será un texto técnico, independientemente
de su grado de especialización. Por su parte, la traducción científica tendrá por ob
jeto textos pertenecientes a cualquiera de los demás epígrafes de la nomenclatura de
la UNESCO.
Pero el tema no es el único factor que determina si un texto es especializado o
no, como ya se ha apuntado en líneas anteriores. Cabré (1999: 24) aduce una razón
3. Sólo incluimos aquí los epígrafes generales; la clasificación es mucho más detallada, porque como es ló
gico, cada uno de los epígrafes generales está subdivido en subepígrafes, que a su vez se dividen en otros subepígra-
fes, y así sucesivamente.
28 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS
poderosa: «Un mismo tema puede dar lugar a textos especializados y no especializa
dos en función del carácter referencial que transmita, de forma que, ante intenciones
funcionales que alteren la referencialidad propia de cada especialidad (ironizar sobre
un tema, banalizarlo hasta convertirlo en broma o chiste, metaforizar una temática
para aludir a una situación distinta, etc.), los textos de temática inicialmente especia
lizada devienen textos no especializados.» Así las cosas, el tema sólo puede ser un
punto de partida, y hay que acudir a otros criterios relacionados con la situación co
municativa, los interlocutores y la función textual. ¿Cuáles son las situaciones de uso
en que se producen los textos científicos, por un lado, y los textos técnicos, por el
otro?
Para responder a esta pregunta es imprescindible realizar un estudio empírico
que integre los elementos extratextuales como elemento fundamental de análisis, es
decir, que considere todos aquellos factores relacionados con el contexto. El estudio
que hemos llevado a cabo con el objeto de caracterizar y clasificar los textos técni
cos, que presentaremos más adelante con detalle (cf. capítulos 3 y 4), nos ha permi
tido distinguir entre el ámbito de uso de los textos técnicos y el de los científicos, así
como identificar algunas situaciones comunicativas comunes, y algunas diferencias
en cuanto a la demanda en el mercado de la traducción.
Estamos de acuerdo con Pinchuck (1977) en que lo que diferencia a una gran
parte de los textos científicos es que tienen la finalidad de difundir ampliamente los
resultados de la investigación entre la comunidad de especialistas; por ejemplo, a tra
vés de artículos, ponencias en congresos, o conferencias. Esta situación de uso no se
presenta nunca en el ámbito técnico. Otras situaciones comunicativas son comparti
das con los textos técnicos, porque al igual que ellos, los textos científicos pueden
utilizarse para transmitir el conjunto de saberes propios de una disciplina a los espe
cialistas en formación (manual sobre un campo determinado, científico o tecnoló
gico) o, en algunos casos, para divulgar unos conocimientos básicos entre el público
general (monografía divulgativa, artículo divulgativo en la prensa general, documen
tal televisivo, todos ellos sobre temas científicos o tecnológicos). Pero aquí acaba el
inventario de posibilidades, mientras que el ámbito de uso de los textos técnicos es
mucho más amplio, e incluye la producción de textos con el fin de contribuir a la or
ganización de los procesos industriales (plan de producción, solicitud de desarrollo
del producto, etc.), ofrecer información al usuario de los productos (manual de ins
trucciones, prospecto de medicamento), anunciar productos (publirreportaje, anuncio
técnico, etc.), y otros muchos más, como veremos inás adelante (cf. capítulo 4).
Si acudimos a la práctica profesional de la traducción, comprobaremos que en
cuanto a porcentaje de mercado, la traducción técnica se sitúa por delante de la cien
tífica, ya que la demanda generada por la industria es mucho mayor que la producida
en el seno de los organismos de investigación. La traducción técnica desde el inglés,
el alemán y el francés hacia otras lenguas es la que da lugar a un mayor volumen de
4. Por supuesto, también se escriben artículos de investigación sobre campos técnicos, pero aquí se produce
un divorcio entre el tema y el ámbito comunicativo de uso. La situación comunicativa en la que se produce un artículo
de este tipo no es técnica, puesto que no surge en el seno de la industria ni están implicados técnicos en su emisión,
ni su finalidad está relacionada directamente con la aplicación práctica de conocimientos teóricos. Por tanto, un ar
tículo de investigación sobre el control de la polución del aire (3308: ingeniería y tecnología ambiental) es un texto
científico, mientras que un proyecto de medidas para la rápida descontaminación del medio ambiente en una determi
nada zona geográfica (idéntico campo temático) es un texto técnico.
actividad en Europa, debido a la situación hegemónica como potencias industriales
de los países en los que se habla estos dos idiomas.
En lo que respecta a la traducción de textos científicos, destaca la traducción in
versa hacia el inglés. En el actual panorama investigador —dominado por el inglés
como lingua franca—, todos aquellos investigadores que aspiran a otorgar una am
plia difusión a sus trabajos no tienen más remedio que publicarlos en esta lengua.
Así, a pesar de que muchos autores poseen los conocimientos pasivos suficientes para
leer textos de su especialidad, lo cierto es que para asegurarse de que el artículo o el
libro que van a publicar tiene la calidad lingüística necesaria, recurren a los traduc
tores profesionales. Por su parte, la traducción científica directa, del inglés, el alemán
o el francés a otras lenguas, también tiene demanda por parte de los investigadores y
de los especialistas o profesionales que quieren estar al día en su campo de especia
lidad y no conocen estas lenguas.
Revisada, pues, la ubicación de la traducción técnica dentro del panorama ge
neral de la traducción, a continuación realizaremos un breve repaso de las obras más
significativas que se han escrito acerca del tema que nos ocupa.
5, En 1997 se publicó la primera edición, traducida del francés por Julia Sevilla: La traducción científica y
técnica, Madrid, Gredos.
30 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS
obras que se han escrito sobre el tema, destacando las aportaciones más significati
vas y señalando las lagunas que quedan por cubrir en la investigación.
6. Consiste en establecer una equivalencia mediante cambio de categoría gramatical. Por ejemplo (en un ma
nual de software alemán): Hier können Sie das Zeitintervallßr das automatische Speichern des Dokuments in Minu
tenbestimmen: Esta función permite determinar cada cuántos minutos debe guardarse automáticamente el documento.
El adjetivo automatisch se convierte al traducir en el adverbio automáticamente.
7. Consiste en introducir un cambio de vista en relación con el texto original, y puede ser o bien de tipo lé
xico (Gänsehaut: piel de gallina; Health Insurance: seguro de enfermedad) o bien sintáctico (en un manual de soft
ware: In diesem Bereich nehmen Sie die erforderlichen Einstellungen vor...: Esta área permite realizar las configura
ciones necesarias... El verbo en forma personal nehmen Sie se convierte al traducir en la construcción impersonal
permite realizar).
mán, francés, español, italiano y portugués, fruto de su larga experiencia profesional.
Los problemas que recoge son: la equivalencia de términos y nociones, sinónimos,
falsos amigos,8 vacíos terminológicos, sintaxis, formación de palabras, términos
compuestos, estilo, referencias culturales, nombres propios, nomenclatura, transcrip
ción,9 transliteración,10 unidades de medida, símbolos, abreviaturas, siglas, pun
tuación y tipografía. Queda claro que el enfoque está situado en el plano de la lengua,
concebida estrictamente como sistema. No obstante, advierte de las insuficiencias de
los diccionarios y dedica un capítulo a la documentación multilingüe, en el que esta
blece tres factores que determinan en qué medida es necesario documentarse: 1) en
función de la formación previa del traductor; 2) según los conocimientos lingüísticos
que se posea, y 3) según el grado de dificultad que plantea el texto de partida. En su
opinión, el traductor técnico ha de poseer conocimientos de la lengua de partida, de
la lengua de llegada, de la materia que traduce y de la técnica traductora. La obra
de Maillot aporta información de gran interés sobre diferentes aspectos del léxico y
la sintaxis del lenguaje científico-técnico en varios idiomas, y da el paso adelante res
pecto a Jumpelt de abordar temas relacionados con las competencias del traductor es
pecializado: consulta de fuentes terminológicas, documentación, etc. El problema es
que, como Jumpelt, se sitúa en el plano de la lengua y pasa por alto que para poder
describir la traducción técnica y científica hay que caracterizar previamente los tex
tos técnicos y científicos. En este sentido vemos de nuevo que es fundamental acudir
a los rasgos extratextuales, porque sólo la suma de lo intratextual y lo extratextual
puede explicar el fenómeno global que es el texto.
Después de las publicaciones de Jumpelt y Maillot se produce un lapso que dura
casi quince años, durante los cuales no parecen producirse grandes avances en los es
tudios sobre la traducción técnica y científica, a juzgar por la escasez de publicacio
nes. No obstante, hemos de exceptuar la obra de Pinchuck (1977), titulada Scientific
and Technical Translation. Este autor describe la situación profesional del momento,
subraya la escasez de traductores técnicos competentes y enumera los idiomas más
importantes en cuanto a la demanda de traducciones (inglés, ruso, alemán y francés).
En cuanto a los textos técnicos, los caracteriza acudiendo al campo temático y a la
terminología. El único fin comunicativo que reconoce en ellos es el referencial o in
formativo, y los incluye dentro de los textos pragmáticos (junto con la publicidad, la
jurisprudencia, etc.), en contraposición a los textos estéticos. En resumen, el enfoque
sigue siendo básicamente el mismo que el de Maillot y Jumpelt.
Después de quince años en los que los estudios sobre traducción técnica y cien
tífica parecen quedar estancados, a partir de la mitad de la década de los ochenta se
8. Palabras muy cercanas formalmente en dos lenguas, pero con un significado distinto en cada una de ellas,
y que por su facilidad para ser asociadas llevan a la confusión; por ejemplo, el equivalente del alemán Konkurrenz es
competencia, y no concurrencia. El equivalente del inglés balloon es globo, y no balón.
9. Operación consistente en transformar un texto de un alfabeto a otro, representando con letras la verdadera
pronunciación.
10. Operación consistente en representar las letras de un alfabeto por las de otro sin tener en cuenta los so
nidos realmente pronunciados.
32 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS
abren nuevas líneas de investigación, fruto de un impulso renovador que llega hasta
nuestros días. El avance en disciplinas tales como la documentación, la terminología
y la traducción automática, unido a la aplicación de un nuevo enfoque de carácter
discursivo y tipológico, son los que han vuelto a despertar el interés de los investi
gadores.
Bédard (1986) estudia específicamente la traducción técnica, y lo hace desde un
punto de vista didáctico, y en la dirección inglés-francés. Comienza abordando el
tema del vocabulario técnico, y se propone acabar con los mitos relativos a la univo
cidad, exactitud y uniformidad de los términos técnicos. La realidad es que el voca
bulario técnico es tan imperfecto como la lengua común, y nombra los siguientes fe
nómenos para apoyar su afirmación: polisemia, contradicciones, falsos términos
técnicos, sinonimia, falta de uniformidad en el uso real de los términos, e insuficien
cia de las equivalencias «fijas». La conclusión es que, siendo rigurosos, el vocabula
rio técnico no es muy superior al común. No hay que ser esclavos de la terminología,
sino servirse de ella, y el traductor ha de adquirir un sentido crítico que le permita
evitar los peligros de una traducción demasiado mecánica, y que le posibilite interve
nir de forma constructiva sobre el vocabulario para adaptarlo a la situación. Por otra
parte, aunque es esencial encontrar las equivalencias apropiadas, la traducción técnica
no se limita a esa habilidad; se pueden traducir fielmente todos los términos y, sin em
bargo, traicionar el fin comunicativo del texto. Para la resolución de equivalencias
contextúales y de problemas de comprensión de los textos de partida, Bédard propone
la utilización de técnicas documentales, a las que dedica varios capítulos extensos y
detallados. En su opinión, el traductor debe convertirse en una buena «máquina de
comprender». El autor también hace una caracterización de la lengua técnica fran
cesa, en general, y finalmente habla de dos circunstancias que juegan un papel deter
minante en la actividad del traductor: el destinatario y el tipo de texto. Bédard afirma
que el traductor debe conocer los principios que gobiernan la redacción del texto que
va a traducir; por ejemplo, los que rigen un anuncio en revista industrial, un periódico
de empresa, un manual de instrucciones, un artículo divulgativo, etc.
Así pues, este autor introduce elementos muy interesantes, como por ejemplo,
su postura contraria a la visión mecanicista de la traducción técnica. El enfoque
práctico le lleva a ofrecer una serie de técnicas para que el traductor aprenda a do
cumentarse correctamente. Su visión encaja claramente dentro del enfoque moderno,
pues tiene en cuenta factores extratextuales, como por ejemplo, la importancia del
campo temático y la necesidad de documentarse. Pero lo más significativo es que es
el primer autor que señala la trascendencia de los rasgos convencionales de los tex
tos, aunque lo hace de un modo muy superficial, sin definir ni analizar sus implica
ciones.
Durieux (1988) escribe sobre la didáctica de la traducción científica y técnica a
partir de su experiencia docente, también en la dirección inglés-francés. Trata aspec
tos como la motivación del estudiante, la selección de textos, las herramientas del tra
ductor, la documentación terminológica y textual, etc. En la línea de Bédard, afirma
que es imprescindible emplear el término exacto, pero que la traducción de textos
técnicos no se limita exclusivamente a la búsqueda de correspondencias preestable
cidas. Por otra parte, el alcance de la búsqueda documental depende tanto del conte
nido del texto de partida, como de los propios conocimientos que posea el traductor.
En caso de disparidad en los resultados de la búsqueda se deben tener en cuenta cri
terios de cantidad y de calidad de las fuentes consultadas. En la segunda parte del li
bro, la autora presenta la aplicación práctica a la enseñanza: selección de textos, ela
boración de programas, método de enseñanza, etc. También establece una tipología
de textos, que le sirve de base para la selección y progresión didáctica que propone.
Esta autora sigue claramente la línea de Bédard, y añade un enfoque orientado a la
enseñanza universitaria de la traducción. Es muy interesante que elija el género como
base de su tipología (cf. capítulo 2), pero al igual que en el caso de Bédard, no aporta
datos significativos sobre las convenciones ni sobre el papel que éstas desempeñan.
El libro de Wright y Wright (1993) es una obra colectiva que consta de cinco par
tes. La primera de ellas contiene una serie de artículos que tratan sobre los rasgos fun
damentales del lenguaje técnico y su relación con la traducción. Se destacan la
claridad, concisión y corrección como elementos fundamentales, y se tratan las dife
rencias del registro técnico entre varias lenguas como problema de traducción. La si
guiente sección de la obra versa sobre aplicaciones especiales, como la traducción mé
dica o la traducción de patentes. La tercera parte se centra en aspectos didácticos de la
traducción técnica; por ejemplo, la preparación lingüística y técnica de los futuros tra
ductores e intérpretes. La cuarta sección está dedicada al análisis textual y a las tipo
logías como herramienta para la traducción. La última parte contiene artículos relacio
nados con la terminología, entre los que sobresale la contribución de Galinski y Budin
sobre las nuevas tendencias en la gestión de terminología orientada a la traducción. Sin
querer negar el mérito de muchas de las contribuciones, que son muy destacadas, el
hecho de ser una obra colectiva hace que la aportación resulte demasiado fragmentada
como para hacer progresar significativamente el estado de la investigación.
Congost (1994) publica su tesis sobre los problemas relacionados con la tra
ducción de textos médicos del inglés al español. La obra consta de dos partes. La
primera es de corte teórico, y en ella repasa el estado de la cuestión y plantea un mo
delo de análisis pragmático de tres niveles: oracional (léxico y morfosintaxis), su-
praoracional (coherencia y cohesión), y nivel de conocimiento del mundo (cultura,
intención del autor, tipo de texto, lector, registro, etc.). La segunda parte consiste en
la aplicación práctica de dicho modelo de análisis a tres textos médicos. Concre
tamente, compara dos artículos médicos en inglés y un fragmento de un manual di
dáctico sobre biología molecular, también en inglés, con las correspondientes tra
ducciones al español. Los comentarios los realiza basándose en cada uno de los
niveles mencionados. El planteamiento general del modelo, que contiene elementos
extratextuales e intratextuales, es muy adecuado, pero deja al margen factores funda
mentales como el género, que como veremos en líneas posteriores, es un elemento
imprescindible en la caracterización de los textos técnicos.
El trabajo de Gdpferich (1995) es uno de loá más destacados en la bibliografía
por la novedad de su enfoque. Su objetivo es realizar un análisis contrastivo de los
géneros técnicos11 en inglés y alemán, sobre la base de un corpus textual centrado en
el ámbito de la tecnología de automóviles. Su enfoque es de tipo comunicativo-prag-
mático. Para caracterizar los géneros, los enmarca dentro de una tipología que per
mite deducir características compartidas en los distintos niveles, por medio de una
12. Los idiolectos son rasgos de variación lingüistica propios de un hablante determinado; por ejemplo, una
utilización más habitual de lo normal de determinadas palabras o estructuras sintácticas.
36 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS
La dimensión pragmática tiene que ver con el «hacer cosas con las palabras»,
es decir, con la intención perseguida por el emisor del texto. La identificación de la
función textual, o foco contextual según la terminología de Hatim y Mason, permite
determinar qué pretenden los emisores con los textos: exponer unos conceptos, des
cribir una situación, provocar una reacción en el receptor, etc. Estos autores identifi
can tres funciones: argumentativa, expositiva y exhortativa; veamos brevemente qué
características presenta cada una de ellas.
La función textual argumentativa consiste en la valoración de las relaciones en
tre diversos conceptos. Hatim y Mason distinguen dos subtipos: a) la argumentación
íntegra, en la que se presenta una tesis que se argumenta hasta el final, y b) la con
traargumentación, en la que la tesis inicial se contraargumenta para concluir con la
tesis que realmente se pretende defender.
Por su parte, la función textual expositiva consiste en el análisis de unos con
ceptos dados, o bien en la síntesis a partir de sus elementos constituyentes. Los au
tores proponen tres variantes: a) exposición conceptual, b) descripción, y c) narra
ción. Mientras la exposición se refiere a conceptos, la descripción alude a objetos o
situaciones, y la narración se ocupa de acciones o acontecimientos. Hatim y Mason
destacan la posible confusión entre la argumentación y la exposición conceptual, ya
que las diferencias pueden ser muy sutiles. Para diferenciar ambos tipos acuden a una
caracterización de los rasgos principales de cada uno. Así, afirman que el foco do
minante de la argumentación está en la «gestión», es decir, en conducir la situación
de manera favorable a los intereses del autor del texto. Por el contrario, en la expo
sición, el foco está en el «seguimiento», que consiste en proporcionar una informa
ción razonablemente objetiva. Continúan aduciendo otro rasgo que contribuye a di
ferenciar un tipo del otro: el patrón iniciado por la oración que abre el texto. En la
argumentación, la primera oración establece un tono que debe ser justificado a con
tinuación. En la exposición, la primera oración sitúa la escena, que luego es porme
norizada en el resto del texto. Por último, el entramado valorativo de la argumenta
ción exige estructuras como las de recurrencia y paralelismo, mientras que en la ex
posición, las estructuras sintácticas y semánticas son más básicas y están menos mar
cadas.
Finalmente, con los textos exhortativos el emisor pretende regular el modo de
actuar o de pensar de las personas por medio de la exhortación o de la instrucción.
Hatim y Masón distinguen dos subtipos: a) la exhortación con alternativa, por ejem
plo, en la publicidad, y b) la exhortación sin alternativa, por ejemplo, en los textos
legales. Los autores destacan la similitud entre la exhortación con alternativa y la
argumentación, que Reiß (1976) engloba bajo el concepto único de textos operativos,
y ofrecen como rasgo distintivo de la argumentación la presentación lógica de su
formato textual, en contraposición al menor nivel de organización formal de la ex
hortación con alternativa.
Los focos contextúales que predominan en los textos técnicos son la exposi
ción (sobre todo la descripción) y la exhortación (tanto con alternativa como sin
alternativa). Casi todos los textos técnicos poseen más de un foco; es decir, son mul-
tifuncionales. Los usuarios son los técnicos, ingenieros, etc., como emisores; y
como receptores, o bien otros técnicos e ingenieros, o bien operarios (por ejemplo,
en el caso de normas laborales) o incluso el público en general, que recibe los tex
tos en calidad de aprendiz o consumidor (manual de instrucciones, anuncio técnico
publicitario).
Por último, la dimensión semiótica tiene que ver con la capacidad de los tex
tos de actuar como signos y de relacionarse, no sólo con sus interlocutores, sino
también con otros textos. Las categorías semióticas son: texto, discurso y género.
En relación con la categoría de texto, los autores mencionan, entre otros fenóme
nos, la intertextualidad, que consiste en la dependencia de un texto respecto a otros
anteriores.
El discurso tiene que ver con la actitud adoptada ante ámbitos de la actividad
sociocultural; por ejemplo, el discurso del racismo. El discurso como expresión ideo
lógica no suele formar parte de los textos técnicos, aunque en otros ámbitos de es
pecialidad, como el de la política, juega un papel importante.
El género, según lo definen los autores citados, es una forma convencional de
texto asociada a ocasiones sociales concretas; por ejemplo, la patente o el artículo di-
vulgativo. Este concepto, que aquí sólo queda esbozado, será abordado con mucho
más detalle en el próximo capítulo, por su importancia fundamental en la traducción
técnica. En efecto, los intercambios comunicativos producidos en el seno de los len
guajes de especialidad suelen estar enmarcados en situaciones muy codificadas o
convencionalizadas, lo que hace que se empleen formatos textuales avalados por la
convención social con el fin de potenciar la eficacia comunicativa. Hay que señalar
que muchos de los géneros técnicos son específicos de este ámbito y no se dan en
ningún otro; por ejemplo, el manual de instrucciones, el proyecto técnico, etc. Pero
también hay algunos géneros compartidos con los textos especializados en general,
como la carta de reclamación o el folleto informativo. Se hace necesario, así pues,
38 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS
identificar y describir todos los géneros que existen en el ámbito de la traducción téc
nica (cf. capítulo 4).
En los tres apartados precedentes nos hemos centrado en los elementos extra-
textuales, pero evidentemente son muchos los aspectos intratextuales que caracterizan
a los textos técnicos. En el plano léxico podemos citar: la terminología, la utilización
de siglas y símbolos...; en el plano morfológico: el uso de los tiempos verbales, con
junciones, pronombres...; en el plano sintáctico: los tipos de oración...; en el plano del
texto: la progresión textual, los recursos de coherencia y cohesión... Durante mucho
tiempo, gran parte de la investigación sobre el lenguaje técnico y, como hemos visto,
incluso sobre la traducción técnica, se ha dedicado a identificar todos estos rasgos
(cf. capítulo 11).
Pero no conviene generalizar en la caracterización lingüística del lenguaje técnico,
porque la variedad es enorme. Así, muchos investigadores señalan como rasgo típico la
ausencia de tiempos personales, cuando precisamente el uso del imperativo es uno de
los rasgos del manual de instrucciones. Nuestra hipótesis es que todo intento de carac
terizar en conjunto los elementos intratextuales de los textos técnicos sin tener en
cuenta las variaciones de género es una mera aproximación, de utilidad limitada, puesto
que las convenciones de género imponen una serie de restricciones a todos los niveles
mencionados. Este planteamiento lo veremos corroborado más adelante (cf. 2.2.5).
Una vez definido el texto técnico podemos deducir las características de este
tipo de traducción. Algunas de ellas vienen determinadas por el propio funciona
miento del texto de partida, y otras, por las competencias que debe tener el traductor,
como veremos a continuación.
1.4.1. C a r a c te r ístic a s derivadas d e l fu n c io n a m ie n t o tex t u a l
> Microelectrónica
> Informática
> Telecomunicaciones
> Automatización
> Tecnología láser
> Biotecnología
> Energías renovables
> Nuevos materiales
13. Por supuesto, se trata de grandes parámetros que determinan toda traducción especializada, pero con un
contenido propio y específico.
14. La primera y la segunda Revolución Industrial fueron impulsadas por inventos que tenían que ver con ¡a
energía: la máquina de vapor y la electricidad, respectivamente.
40 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS
ción más o menos arbitraria. Entre los conceptos existen una serie de relaciones que
conforman un sistema conceptual coherente. Dichas relaciones son de tipo jerárquico
(superioridad y subordinación entre dos conceptos), o bien de tipo no jerárquico,
cuando reflejan contigüidad temporal o espacial, relación causa-efecto, etc. Según la
misma norma, un término es una palabra o grupo de palabras utilizado para designar
un concepto. Y a los sistemas conceptuales corresponden sistemas terminológicos
coherentes. En teoría, un único término ha de corresponder a la denominación de
cada concepto. Pero a veces no existe una relación unívoca entre ambos; son los
casos de homonimia, polisemia y sinonimia, que se dan tanto en la lengua especiali
zada como en la lengua común,15 y que dificultan tanto la labor del traductor técnico.
Veamos un ejemplo de polisemia: el término técnico alemán Niederschlag tiene
cuatro significados diferentes según el contexto: a) precipitado (en una reacción);
b) precipitación (meteorológica); c) deposición (electrolítica), y d) lluvia (radiactiva).
En ocasiones, el contexto inmediato de la disciplina o ámbito concreto es suficiente
para resolver la ambigüedad, y de hecho, en estos casos algunos terminólogos niegan
que se produzca un fenómeno de polisemia, puesto que si vamos del concepto al tér
mino, en ámbitos diferentes los conceptos son diversos y lo único que se produce es
una coincidencia en las denominaciones (homonimia).
Otro fenómeno que dificulta mucho la traducción es el uso de palabras como
dín (passepartout), términos muy inclusivos que ocupan posiciones altas en el sis
tema jerárquico de términos, y que se utilizan en lugar de un término más específico
en un contexto determinado y en una lengua concreta. En primer lugar hay que ser
capaz de reconocerlos, y en segundo lugar se ha de discernir si dicha palabra se uti
liza también en lengua de llegada como comodín, o si por el contrario, se debe em
plear el término más específico. Por ejemplo, el término baldosa es un hiperónimo
que puede sustituir a muchas clases de baldosas diferentes en un punto concreto de
un texto (gres porcelánico, baldosín catalán, etc.). Es necesario conocer las relacio
nes lógicas de subordinación entre las distintas clases para poder actualizar el signi
ficado en el contexto. Pongamos otro ejemplo. En alemán existen al menos tres tipos
de Klammer: runde Klammer (paréntesis propiamente dicho), eckige Klammer [cor
chete] y geschweifte Klammer {llave}. Cuando en el texto de partida aparece el hi
perónimo Klammer, el traductor comprueba si este término está siendo utilizado para
englobar a todos estos tipos de signos, o de lo contrario, para sustituir a uno de ellos
en concretó. En este último caso, lo traduce por paréntesis, corchete o llave según el
tipo de signo de que se esté hablando en ese momento.
15. Fenómeno destacado, entre otros, por Maillot (1968), Bédard (1986) y Nakos (1987).
42 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS
Por otro lado, el traductor debe conocer las convenciones de los géneros tex
tuales en cada una de las lenguas participantes en la traducción. Reconocer las del
texto de partida le permite aprehender un nivel muy importante de significado. Co
nocer las convenciones de la lengua de llegada le facilita la redacción óptima del
texto siguiendo las normas del género, y siempre teniendo en cuenta el encargo de
traducción. Obviamente, cuanto más formales y rígidas sean las características del
género, más importancia tendrá este aspecto, pues la divergencia respecto de las nor
mas en lengua de llegada será más evidente (cf. capítulo 2).
Podemos resumir las tres competencias tratadas hasta ahora con un ejemplo.
Imaginemos un encargo que consista en traducir al español una patente alemana
sobre una estación de lavado automático de coches. En primer lugar, el traductor
deberá comprender en líneas generales cómo funciona una instalación de este tipo.
Además, tendrá que conocer ciertas equivalencias terminológicas, como por ejemplo,
saber que Seitenbürste es cepillo lateral en español.
Pero con estas habilidades no es suficiente, ya que aún tendrá que dominar las
convenciones de los géneros textuales, tanto en lengua de partida como de llegada.
Si la patente alemana ha de presentarse como solicitud de patente en España, el texto
de llegada tendrá que atenerse a las normas marcadas por la legislación española para
— las fuentes terminológicas, que facilitan información sobre los términos es
pecializados (glosarios, diccionarios especializados, etc.);
— la documentación especializada, que ofrece un conjunto de conocimientos
sobre una determinada disciplina (manuales, monografías, artículos de investigación,
etcétera);
— las fuentes bibliográficas, que facilitan información sobre la documentación
disponible en cada especialidad (repertorios bibliográficos, catálogos de bibliotecas, etc.).
En primer lugar, las fuentes de tipo terminológico son las más desarrolladas y
estructuradas, y por ello, las más fáciles de consultar. Se trata de glosarios, normas
terminológicas, vocabularios, diccionarios especializados y bases de datos terminoló
gicas, compilados por lo general por instituciones normalizadoras. A diferencia de
los diccionarios lexicológicos, que ofrecen información de forma aislada, los glosa
rios, vocabularios y bases de datos terminológicos ofrecen una información contex-
tualizada, por lo que resultan más interesantes para el traductor. Cabe destacar la im
portancia de las bases de datos terminológicas, que ofrecen un servicio cada vez más
eficaz al traductor técnico. Entre las de mayor difusión en el ámbito internacional se
encuentran las siguientes: EURODICAUTOM (Unión Europea),19 LEXIS (Oficina
Federal de Lenguas de la RFA), TEAM (Siemens), TERMDOK (Suecia), TER-
MIUM (Montreal), NORMATERM (AFNOR, Francia), BTQ (Québec). También co
mienzan a difundirse los diccionarios electrónicos.2®
Aun así, existen grandes lagunas en la recopilación de términos, sobre todo en
los campos de especialidad de más rápida evolución, por lo que el papel del traduc
tor en estos casos ha de ser necesariamente más activo, al tener que acudir a las fuen
tes primarias, es decir, a la documentación especializada del campo en cuestión, para
satisfacer sus necesidades terminológicas. Al buscar términos por esta vía, es conve
niente registrar por medio de fichas los resultados de la búsqueda puntual y de la bús
18. Recientemente se ha publicado un libro sobre el tema en nuestro país: Pinto, M. y J. A. Cordón (eds.),
(1999): Técnicas documentales aplicadas a la traducción, Madrid, Síntesis.
19. Accesible en Internet a través de la siguiente dirección: http://eurodic.ip.lu
20. Por ejemplo, WOB Wordbridge, Diccionario de la tecnología y la industria, inglés-español, alemán-es
pañol (Koschmieder-Herder).
46 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS
queda sectorial, junto con las definiciones correspondientes, y los contextos y equi
valencias. Este procedimiento normalmente se realiza por medios informáticos,21 ya
que éstos permiten la rápida recuperación de la información cuando el traductor se
vuelve a encontrar con el mismo término.
Para obtener información sobre el funcionamiento del género, la búsqueda do
cumental posee un carácter especial, ya que el texto consultado en lengua de llegada
ha de ser un texto paralelo, esto es, ha de pertenecer exactamente al mismo género
que el texto de partida. En este caso, la habilidad consiste en ser capaz de identificar
y localizar los textos paralelos dentro de la documentación especializada, y saber ex
traer los rasgos típicos (cf. capítulo 2).
Para trabajar con las fuentes especializadas, Durieux (1990) propone una meto
dología específica para el traductor, que consiste en realizar la búsqueda de informa
ción partiendo siempre de lo más general hacia lo más detallado, comenzando por tex
tos divulgativos y empleando posteriormente textos cada vez más especializados. La
progresión podría ser, por ejemplo: manual educativo de enseñanza secundaria, enci
clopedia general, revista divulgativa, enciclopedia técnica, manual especializado, re
vista especializada. Esta autora señala además, muy acertadamente, que la compren
sión consiste no sólo en aprehender los conceptos, sino también las relaciones entre
ellos, de forma que se puedan integrar en un sistema conceptual.
Por otro lado, hay que destacar la creciente utilidad de Internet, que pone a dis
posición del traductor tanto fuentes documentales, como bibliográficas y terminoló
gicas. El traductor ha de saber utilizar las herramientas de búsqueda adecuadas y co
nocer los métodos de evaluación de la información ofrecida, que se rige por unos
criterios específicos, como son la autoría, contenido, acceso y diseño (Palomares,
1999:179). Los servicios telemáticos más utilizados por los traductores son el correo
electrónico, la web, las listas de correo, FTP, los grupos de noticias (por ejemplo,
sci.lang.translation.marketplace) y las discusiones interactivas (por ejemplo, servidor
irc.sorcery.net, canal #babel).
Por lo que respecta a las fuentes bibliográficas, son fundamentales porque per
miten acceder a las principales fuentes de información. Es interesante saber que mu
chas de ellas están disponibles a través de Internet, incluso de modo gratuito. En la
tabla de la página siguiente presentamos una selección de fuentes bibliográficas, con
información extraída de Cordón (1999: 69).
Por último, hay que subrayar la importancia de efectuar una labor documental
eficaz, es decir, saber identificar cuál es la información que se necesita, y ser capaz
de localizarla y asimilarla de la forma más rápida posible para poder responder a los
plazos de entrega que impone la práctica profesional.
21. Programas de gestión de la terminología, como Multiterm (Trados) y Keyterm (CAP Debris).
Tipo de fuente a la que se desea acceder Fuentes bibliográficas
22. Véanse, por ejemplo, los objetivos de enseñanza de k traducción técnica propuestos en Gamero Pérez, S.
y A. Hurtado Albir (1999), p. 139-145.