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C apítulo 1

¿QUÉ ES LA TRADUCCIÓN TÉCNICA?

En primer lugar, ubicaremos nuestro objeto de estudio dentro del contexto ge­
neral de la traducción y revisaremos brevemente la investigación más representativa
realizada hasta la fecha. A continuación sentaremos las bases de nuestro enfoque par­
tiendo de un hecho, que quizá por ser demasiado evidente muchos investigadores han
pasado por alto: el objeto de la traducción técnica es el texto técnico, y por tanto, si
queremos caracterizar la primera es imprescindible identificar los rasgos de este úl­
timo. A su vez, ello nos permitirá delimitar las competencias que debe poseer un tra­
ductor de esta especialidad.

1.1. Ubicación dentro del contexto general de la traducción

La traducción técnica suele incluirse dentro de lo que se ha dado en llamar «tra­


ducción especializada», junto a otras variedades como la traducción científica, jurí­
dica, económica, comercial, etc. Al agrupar todos estos tipos de traducción bajo un
solo nombre, lo que se pretende es trazar una clara línea divisoria entre dichas varie­
dades y otras, como la literaria o la audiovisual, que poseen características bien di­
ferentes.
Sin embargo, la denominación no está exenta de controversias. Se objeta, por
una parte, que toda traducción es especializada, puesto que siempre entran en juego
conocimientos especiales; por ejemplo, en la traducción literaria es necesario dispo­
ner de amplia información sobre el autor de la obra, la época en que ésta se desarro­
lla, etc. Por otro lado, el hecho de hablar de traducción especializada presupone la
existencia de una «traducción general», que sin embargo está completamente ausente
de la práctica profesional, por mucho que se utilice con fines didácticos.
En realidad, la clave que justifica el uso de esta denominación es que el tipo de
texto a que se refiere está caracterizado fundamentalmente por los llamados «len­
guajes de especialidad»: lenguaje técnico, científico, jurídico, económico, adminis­
trativo, etc. Su utilización en los textos obliga al traductor a adquirir una serie de co­
nocimientos sobre el campo temático correspondiente y a dominar la terminología
específica: son aspectos que tienen en común todas las traducciones especializadas.
En este sentido, nuestro objetivo es definir el papel que juega el tejüo técnico, y ave­
riguar qué és lo que diferencia a la traducción técnica del resto de traducciones
24 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS

especializadas, sin olvidar que la traducción es una actividad muy compleja, y que es
una equivocación intentar reducirla a parejas de opuestos del tipo literaria versus
especializada, o traducción versus interpretación. Comenzaremos intentando aclarar
estas cuestiones en el próximo apartado.

1 .1 .1 . V a r ie d a d e s y m o d a l id a d e s d e t r a d u c c ió n

En el ámbito profesional, la traducción técnica se viene designando tradicional­


mente con dicho nombre porque se ha impuesto una forma de clasificar la traducción
especializada que sólo contempla el campo temático. En principio, parece que no hay
por qué cuestionar esta denominación, a la vista de que el traductor suele especiali­
zarse profesionalmente por áreas (traductor técnico, traductor jurídico, traductor mé­
dico, etc.), pero no cabe duda de que este criterio es sólo uno de los parámetros po­
sibles de clasificación.
Imaginemos que nos encargan traducir un documental publicitario en for­
mato de vídeo sobre el proceso de fabricación del chocolate, destinado a un pú­
blico infantil. ¿Pensaremos que en este caso el profesional ya no está actuando
como traductor técnico? Es evidente que sigue actuando como tal, dado que las
competencias fundamentales impuestas por el campo temático no varían.1 Pero se
produce un cruzamiento de variedades y modalidades, que vamos a explicar
seguidamente.
En el mercado profesional existen muchos tipos de traducción, que no pueden
identificarse sólo en función del campo temático de los textos. Hurtado (1996) ha
contribuido a sistematizar la actividad traductora proponiendo cinco categorías de
clasificación: a) funcionamiento del texto de partida, b) modo de la traducción,
c) función de la traducción, d) dirección del proceso traductor y e) método empleado.
Cualquier acto de traducción puede ser identificado utilizando todos y cada uno de
estos parámetros, puesto que no son excluyentes entre sí. Visto desdé la perspectiva
inversa, cada una de estas categorías da lugar a diversas variedades de traducción, ex­
cepto la segunda —el modo de la traducción—, que determina la existencia de lo que
esta autora denomina «modalidades». Veamos a continuación las variedades y moda­
lidades que generan los parámetros de clasificación.
En primer lugar, desde el punto de vista del funcionamiento del texto de partida,
el único factor que se tiene en cuenta es el del campo temático; de ahí nacen varie­
dades como la que ya hemos citado en líneas precedentes: traducción científica, tra­
ducción técnica, traducción jurídica, traducción económica, etc.
Respecto al modo de la traducción, se trata de un nuevo concepto introducido
por Hurtado. Con mucha frecuencia, el modo (escrito, oral, escrito para ser leído,
etcétera) en el que se efectúa la traducción es diferente del modo del texto de partida.
Partiendo de este parámetro, Hurtado propone las siguientes «modalidades de tra­
ducción»:

1. Ahora bien, pueden ser necesarias algunas competencias suplementarias. En el ejemplo de la traducción
del vídeo, el traductor ha de estar familiarizado con las técnicas de la traducción audiovisual.
1) Traducción escrita, interpretación simultánea, interpretación de enlace e in­
terpretación «susurrada» o de «cuchicheo». Son las que presentan un modo traductor
simple, ya que el modo del texto de llegada es igual al del texto de partida.
2) Traducción a la vista e interpretación consecutiva.2 Son aquellas que tienen
un modo traductor complejo, porque el de llegada es diferente al de partida.
3) Traducción teatral para escena, doblaje, traducción de cómics, traducción
de carteles publicitarios, y traducción de jeroglíficos y crucigramas. Se caracterizan
por un modo traductor subordinado simple, ya que el propio texto de partida presenta
una combinación de modos que se mantiene en la traducción.
4) Subtitulación y supratitulación musical. Estas modalidades poseen un modo
traductor subordinado complejo, porque el propio texto de partida presenta una com­
binación de modos y se introducen cambios en el modo de la traducción.

En cuanto a la función de la traducción, se ha de distinguir entre las variedades


de traducción profesional (en tanto que fin en sí misma), traducción «utilitaria» (uti­
lizada para un fin diferente), y «traducción natural» (habilidad innata de mediación
entre lenguas que poseen los hablantes plurilingües). Dentro de la traducción utilita­
ria cabe distinguir, a su vez, entre la enseñanza de la traducción profesional, la tra­
ducción pedagógica (dentro de la didáctica de lenguas extranjeras), la traducción in­
teriorizada (comparación espontánea e inconsciente de la lengua extranjera con la
lengua materna), y la traducción explicativa (mecanismo deliberado y puntual para
acceder al significado de una expresión en lengua extranjera).
Por lo que respecta a la dirección del proceso traductor, la traducción puede ser
directa (de la lengua extranjera a la materna) o inversa (de la lengua materna a la ex­
tranjera).
Por último, según el método empleado, la traducción presenta las siguientes va­
riedades: literal, libre, e interpretativo-comunicativa. El método depende de la finali­
dad de la traducción, y no del tipo textual o funcionamiento textual en general del
texto de partida.
Pues bien, todas estas categorías están sujetas a interrelación, de modo que
cualquier proceso traductor puede identificarse con cinco denominaciones diferen­
tes y compatibles, en función de las diferentes categorías. Así, podemos hablar de
la «traducción técnica, escrita, profesional, directa, interpretativo-comunicativa»,
que es precisamente nuestro objeto de estudio. Nos referimos a la traducción de tex­
tos, escritos (por ejemplo, proyectos, patentes, etc.) que tratan de cualquiera de los
campos de la técnica, realizada con una finalidad profesional y desde la lengua ex­
tranjera hacia la lengua materna. Éste es el perfil básico del traductor técnico, y por
ello, en nuestro- estudio y por necesidad dé acotar el objeto de investigación, deja­
remos a un lado la traducción audiovisual técnica, la traducción a la vista de textos
técnicos, así como la interpretación de enlace, simultánea o consecutiva en empre­
sas (por ejemplo, cursos técnicos dirigidos a operarios), la traducción técnica in­
versa o el uso de la traducción como recurso didáctico en las clases de lenguaje téc­
nico. A pesar de ello, consideramos que todas, a excepción de la última, son

2. Hurtado considera que en la interpretación consecutiva el proceso de traducción implica un cambio de


modo porque existe un paso intermedio escrito: oral-escrito (notas)-oral.
26 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS

competencia del traductor técnico en mayor o menor medida a lo largo de su ca­


rrera profesional, y que éste necesitará completar su formación con destrezas su­
plementarias en función de la variedad o modalidad que afronte en cada momento.
Veamos a continuación cuáles son las diferencias básicas entre la traducción técnica
y la traducción científica.

1.1.2. D if e r e n c ia c ió n e n t r e t r a d u c c ió n t é c n ic a y t r a d u c c ió n c ie n t íf ic a

Casi siempre se ha considerado la traducción técnico-científica (o científico-


técnica) como una unidad, tanto en la investigación como en la didáctica. Esto se
debe en parte a que las fronteras entre la ciencia y la técnica no siempre están cla­
ras. Así, hay objetos de estudio que se afrontan desde disciplinas científicas y tec­
nológicas a la vez; por ejemplo, el átomo se estudia tanto desde la física como desde
la tecnología nuclear. Por otro lado, algunos autores afirman que existen categorías
intermedias entre la ciencia y la técnica, como por ejemplo, las ciencias aplicadas
(medicina).
Por definición, la ciencia es un conjunto de saberes teóricos, y la técnica, la
aplicación de esos conocimientos a la explotación industrial (ciencias tecnológi­
cas) o a la explotación del suelo (ciencias agronómicas). En opinión de Pinchuck
(1977), el tipo de textos de que hacen uso los científicos tiene primordialmente la
función de difundir el conocimiento (por ejemplo, el artículo de investigación),
mientras que, por lo general y debido a la gran competencia comercial, los técni­
cos no escriben para difundir sus conocimientos aplicados, sino para cumplir con
una serie de requisitos legales (patente, manual de instrucciones) o hacer publici­
dad de sus productos (folleto publicitario informativo). Jumpelt (1961), por su
parte, señala que el lenguaje científico es más universal que el técnico, ya que hay
más paralelismo entre lengua de partida y lengua de llegada en la ciencia que en
la técnica. Para Durieux (1990) y Marquet (1993), la traducción técnica se produce
principalmente en el ámbito de la industria. Las empresas industriales y de servi­
cios, afirman, producen textos que juegan un papel económico muy importante,
cada uno de los cuales posee una o diversas funciones; y todos los documentos for­
man parte de una imagen de marca, que el traductor debe asimilar y conservar en
todo momento. Junto a la especificidad del uso, también hay diferencias de tipo
textual. Así, en los textos científicos prevalece la argumentación y la descripción,
mientras que en los textos técnicos dominan claramente la descripción y la exhor­
tación (Gamero, 1998).
Es evidente, pues, que existen disimilitudes destacadas entre los textos pertene­
cientes a uno y otro ámbito. Comenzaremos por delimitar los campos temáticos. A
pesar de que toda segmentación del saber es arbitraria, podemos acudir a criterios
avalados por organismos internacionales de reconocido prestigio, como son dos de
los sistemas de clasificación más extendidos: la Clasificación Decimal Universal
(CDU) y la clasificación de la UNESCO. En el primero, las ciencias van incluidas en
el epígrafe 5 (ciencias puras) y la técnica, en el 6 (ciencias aplicadas).. Por su parte,
la nomenclatura internacional de la UNESCO presenta todas las ramas de los cam­
pos de la ciencia y la tecnología. Para nuestros propósitos, tendremos en cuenta esta
última clasificación, dado que su ámbito es estrictamente científico y técnico. Los
campos incluidos en la técnica según la UNESCO son los siguientes:3

C uadro 1 . Campos de la técnica según la clasificación de la UNESCO


33. Ciencias de la ingeniería 31. Ciencias agronómicas

3301 ingeniería y tecnología aeronáutica 3101 Química de la agricultura


3302 Tecnología bioquímica 3102 Ingeniería agrícola
3303 Ingeniería y tecnología química 3103 Agronomía
3304 Tecnología de computadores 3104 Animales domésticos
3305 Tecnología de la construcción 3105 Peces y animales salvajes
3306 Ingeniería y tecnología eléctrica 3106 Florestas
3307 Tecnología electrónica 3107 Horticultura
3308 Ingeniería y tecnología ambiental 3108 Fitopatología
3309 Tecnología de alimentos 3109 Ciencias veterinarias
33010 Tecnología industrial
33011 Tecnología de instrumentos
33012 Tecnología de materiales
33013 Ingeniería y tecnología mecánica
33014 Tecnología médica
33015 Tecnología metalúrgica
33016 Tecnología de productos metálicos
33017 Tecnología automotriz
33018 Tecnología minera
33019 Tecnología naval
33020 Tecnología nuclear
33021 Tecnología del petróleo y del carbón
33022 Tecnología de potencia
33023 Tecnología ferroviaria
33024 Tecnología espacial
33025 Tecnología de telecomunicaciones
33026 Tecnología textil
33027 Tecnología de sistemas de transporte
33028 Tecnología de operaciones unitarias
33029 Planificación urbana

Por tanto, en principio consideraremos que cualquier texto cuyo ámbito temá­
tico esté encuadrado en una de estas áreas será un texto técnico, independientemente
de su grado de especialización. Por su parte, la traducción científica tendrá por ob­
jeto textos pertenecientes a cualquiera de los demás epígrafes de la nomenclatura de
la UNESCO.
Pero el tema no es el único factor que determina si un texto es especializado o
no, como ya se ha apuntado en líneas anteriores. Cabré (1999: 24) aduce una razón

3. Sólo incluimos aquí los epígrafes generales; la clasificación es mucho más detallada, porque como es ló­
gico, cada uno de los epígrafes generales está subdivido en subepígrafes, que a su vez se dividen en otros subepígra-
fes, y así sucesivamente.
28 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS

poderosa: «Un mismo tema puede dar lugar a textos especializados y no especializa­
dos en función del carácter referencial que transmita, de forma que, ante intenciones
funcionales que alteren la referencialidad propia de cada especialidad (ironizar sobre
un tema, banalizarlo hasta convertirlo en broma o chiste, metaforizar una temática
para aludir a una situación distinta, etc.), los textos de temática inicialmente especia­
lizada devienen textos no especializados.» Así las cosas, el tema sólo puede ser un
punto de partida, y hay que acudir a otros criterios relacionados con la situación co­
municativa, los interlocutores y la función textual. ¿Cuáles son las situaciones de uso
en que se producen los textos científicos, por un lado, y los textos técnicos, por el
otro?
Para responder a esta pregunta es imprescindible realizar un estudio empírico
que integre los elementos extratextuales como elemento fundamental de análisis, es
decir, que considere todos aquellos factores relacionados con el contexto. El estudio
que hemos llevado a cabo con el objeto de caracterizar y clasificar los textos técni­
cos, que presentaremos más adelante con detalle (cf. capítulos 3 y 4), nos ha permi­
tido distinguir entre el ámbito de uso de los textos técnicos y el de los científicos, así
como identificar algunas situaciones comunicativas comunes, y algunas diferencias
en cuanto a la demanda en el mercado de la traducción.
Estamos de acuerdo con Pinchuck (1977) en que lo que diferencia a una gran
parte de los textos científicos es que tienen la finalidad de difundir ampliamente los
resultados de la investigación entre la comunidad de especialistas; por ejemplo, a tra­
vés de artículos, ponencias en congresos, o conferencias. Esta situación de uso no se
presenta nunca en el ámbito técnico. Otras situaciones comunicativas son comparti­
das con los textos técnicos, porque al igual que ellos, los textos científicos pueden
utilizarse para transmitir el conjunto de saberes propios de una disciplina a los espe­
cialistas en formación (manual sobre un campo determinado, científico o tecnoló­
gico) o, en algunos casos, para divulgar unos conocimientos básicos entre el público
general (monografía divulgativa, artículo divulgativo en la prensa general, documen­
tal televisivo, todos ellos sobre temas científicos o tecnológicos). Pero aquí acaba el
inventario de posibilidades, mientras que el ámbito de uso de los textos técnicos es
mucho más amplio, e incluye la producción de textos con el fin de contribuir a la or­
ganización de los procesos industriales (plan de producción, solicitud de desarrollo
del producto, etc.), ofrecer información al usuario de los productos (manual de ins­
trucciones, prospecto de medicamento), anunciar productos (publirreportaje, anuncio
técnico, etc.), y otros muchos más, como veremos inás adelante (cf. capítulo 4).
Si acudimos a la práctica profesional de la traducción, comprobaremos que en
cuanto a porcentaje de mercado, la traducción técnica se sitúa por delante de la cien­
tífica, ya que la demanda generada por la industria es mucho mayor que la producida
en el seno de los organismos de investigación. La traducción técnica desde el inglés,
el alemán y el francés hacia otras lenguas es la que da lugar a un mayor volumen de

4. Por supuesto, también se escriben artículos de investigación sobre campos técnicos, pero aquí se produce
un divorcio entre el tema y el ámbito comunicativo de uso. La situación comunicativa en la que se produce un artículo
de este tipo no es técnica, puesto que no surge en el seno de la industria ni están implicados técnicos en su emisión,
ni su finalidad está relacionada directamente con la aplicación práctica de conocimientos teóricos. Por tanto, un ar­
tículo de investigación sobre el control de la polución del aire (3308: ingeniería y tecnología ambiental) es un texto
científico, mientras que un proyecto de medidas para la rápida descontaminación del medio ambiente en una determi­
nada zona geográfica (idéntico campo temático) es un texto técnico.
actividad en Europa, debido a la situación hegemónica como potencias industriales
de los países en los que se habla estos dos idiomas.
En lo que respecta a la traducción de textos científicos, destaca la traducción in­
versa hacia el inglés. En el actual panorama investigador —dominado por el inglés
como lingua franca—, todos aquellos investigadores que aspiran a otorgar una am­
plia difusión a sus trabajos no tienen más remedio que publicarlos en esta lengua.
Así, a pesar de que muchos autores poseen los conocimientos pasivos suficientes para
leer textos de su especialidad, lo cierto es que para asegurarse de que el artículo o el
libro que van a publicar tiene la calidad lingüística necesaria, recurren a los traduc­
tores profesionales. Por su parte, la traducción científica directa, del inglés, el alemán
o el francés a otras lenguas, también tiene demanda por parte de los investigadores y
de los especialistas o profesionales que quieren estar al día en su campo de especia­
lidad y no conocen estas lenguas.
Revisada, pues, la ubicación de la traducción técnica dentro del panorama ge­
neral de la traducción, a continuación realizaremos un breve repaso de las obras más
significativas que se han escrito acerca del tema que nos ocupa.

1.2. Breve panorama histórico de la investigación sobre traducción técnica


y científica

Si echamos un vistazo a la bibliografía en lengua española, alemana, inglesa o


francesa (cf. tercera parte: bibliografía sobre traducción técnica y científica), podemos
pensar erróneamente que son muchos los estudios monográficos publicados sobre la
traducción técnica, cuando en realidad, los adjetivos técnico, technisch, technical, y
technique del título se emplean para hacer referencia a la técnica y a la ciencia con­
juntamente. Ya hemos dicho que muchos autores no las distinguen a la hora de abor­
dar la investigación, y de hecho son muy escasos los estudios dedicados en exclusiva
a la traducción técnica. Por ello, y también por el parentesco indudable que existe en­
tre ambas, la revisión bibliográfica que vamos a efectuar en este apartado se refiere a
los dos tipos de traducción.
Lo más característico de la bibliografía es la escasez de estudios amplios, puesto
que en la mayoría de los casos las aportaciones se realizan en forma de artículo y tra­
tan de aspectos muy específicos. Hasta la fecha, no existe ninguna publicación am­
plia y monográfica en España sobre la traducción científica o técnica, si exceptuamos
la traducción al español de la obra de Maillot de 1968.5 En el ámbito de la lengua
alemana se han editado siete libros, la mayoría de ellos en la década de los años
noventa (Jumpelt, 1961; Feidel, 1970; Spitzbardt,. 1972; Gopferich, 1995; Schmitt,
1998; Hom-Helf, 1999; Stolze, 1999). En el resto de países de la esfera occidental,
las publicaciones de cierta longitud son también escasas (Maillot, 1968; Pinchuck,
1977; Bédard, 1986; Wright y Wright, 1993; Rosenhaus et al., 1996). Nuestro
objetivo en las líneas que siguen será, pues, presentar un recorrido histórico que co­
mienza a mediados de este siglo, al hilo del cual iremos comentando las principales

5, En 1997 se publicó la primera edición, traducida del francés por Julia Sevilla: La traducción científica y
técnica, Madrid, Gredos.
30 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS

obras que se han escrito sobre el tema, destacando las aportaciones más significati­
vas y señalando las lagunas que quedan por cubrir en la investigación.

1.2.1. P rimera etapa : enfoque lingüístico clásico

La traducción técnica y científica experimenta un gran auge en el siglo xx, pro­


vocado sobre todo por los avances logrados en estos dos campos, así como por la cre­
ciente intemacionalización del comercio. A la par, surge la necesidad de una refle­
xión sobre la actividad traductora en este ámbito. Así, los primeros estudios se
realizan a partir de mitad de siglo, y tienen un claro enfoque intratextual, pues se ba­
san fundamentalmente en aspectos como la terminología y la sintaxis.
Si bien el interés de los investigadores arranca en 1956, cuando Cary dedica
unas páginas al tema en su libro La traduction dans le monde moderne, el auténtico
pionero fue Jumpelt, quien en el año 1961 publicó su tesis doctoral sobre la traduc­
ción de textos científicos y técnicos. Este autor trata de definir sus rasgos caracterís­
ticos, es decir, aquellos que la hacen diferente de otros tipos de traducción. Así, se
centra básicamente en las transformaciones de tipo gramatical y léxico, y considera
que la función representativa es la única que se materializa en el lenguaje científico y
técnico. Jumpelt señala que los dos procedimientos de traducción más utilizados son
la transposición6 y la modulación,7 siguiendo los términos acuñados por Vinay y Dar-
belnet (1958). La mayor parte de su estudio se limita al nivel de la palabra, y a los
problemas relacionados con la terminología. Las características del lenguaje especia­
lizado son, de acuerdo con el autor: la terminología, la sintaxis y el estilo del usuario.
Menciona nueve tipos de texto, entre los que se encuentran el informe, la patente y
las instrucciones de uso, pero en el resto del trabajo no establece diferencias entre
ellos, y da a entender que las características del lenguaje técnico y científico son ho­
mogéneas y no varían en función del tipo de texto. La obra de Jumpelt aporta consi­
deraciones y datos muy valiosos sobre los rasgos lingüísticos relacionados con todas
aquellas unidades situadas por debajo del nivel del texto (lexemas, terminología, sin­
taxis), pero constituye sólo un punto de partida, ya que las soluciones ofrecidas están
fuera de contexto y no pueden ser consideradas como un método de traducción. La
descripción debe completarse acudiendo a factores extratextuales, como por ejemplo,
los rasgos relacionados con la situación de uso, que veremos más adelante.
Maillot se convierte en el segundo autor destacado dentro de la bibliografía so­
bre traducción técnica y científica, con la publicación en 1968 de su libro La tra­
duction scientifique et technique. Sigue la línea de Jumpelt —aunque con un enfoque
eminentemente práctico—, y aporta numerosos ejemplos terminológicos en ruso, ale­

6. Consiste en establecer una equivalencia mediante cambio de categoría gramatical. Por ejemplo (en un ma­
nual de software alemán): Hier können Sie das Zeitintervallßr das automatische Speichern des Dokuments in Minu­
tenbestimmen: Esta función permite determinar cada cuántos minutos debe guardarse automáticamente el documento.
El adjetivo automatisch se convierte al traducir en el adverbio automáticamente.
7. Consiste en introducir un cambio de vista en relación con el texto original, y puede ser o bien de tipo lé­
xico (Gänsehaut: piel de gallina; Health Insurance: seguro de enfermedad) o bien sintáctico (en un manual de soft­
ware: In diesem Bereich nehmen Sie die erforderlichen Einstellungen vor...: Esta área permite realizar las configura­
ciones necesarias... El verbo en forma personal nehmen Sie se convierte al traducir en la construcción impersonal
permite realizar).
mán, francés, español, italiano y portugués, fruto de su larga experiencia profesional.
Los problemas que recoge son: la equivalencia de términos y nociones, sinónimos,
falsos amigos,8 vacíos terminológicos, sintaxis, formación de palabras, términos
compuestos, estilo, referencias culturales, nombres propios, nomenclatura, transcrip­
ción,9 transliteración,10 unidades de medida, símbolos, abreviaturas, siglas, pun­
tuación y tipografía. Queda claro que el enfoque está situado en el plano de la lengua,
concebida estrictamente como sistema. No obstante, advierte de las insuficiencias de
los diccionarios y dedica un capítulo a la documentación multilingüe, en el que esta­
blece tres factores que determinan en qué medida es necesario documentarse: 1) en
función de la formación previa del traductor; 2) según los conocimientos lingüísticos
que se posea, y 3) según el grado de dificultad que plantea el texto de partida. En su
opinión, el traductor técnico ha de poseer conocimientos de la lengua de partida, de
la lengua de llegada, de la materia que traduce y de la técnica traductora. La obra
de Maillot aporta información de gran interés sobre diferentes aspectos del léxico y
la sintaxis del lenguaje científico-técnico en varios idiomas, y da el paso adelante res­
pecto a Jumpelt de abordar temas relacionados con las competencias del traductor es­
pecializado: consulta de fuentes terminológicas, documentación, etc. El problema es
que, como Jumpelt, se sitúa en el plano de la lengua y pasa por alto que para poder
describir la traducción técnica y científica hay que caracterizar previamente los tex­
tos técnicos y científicos. En este sentido vemos de nuevo que es fundamental acudir
a los rasgos extratextuales, porque sólo la suma de lo intratextual y lo extratextual
puede explicar el fenómeno global que es el texto.
Después de las publicaciones de Jumpelt y Maillot se produce un lapso que dura
casi quince años, durante los cuales no parecen producirse grandes avances en los es­
tudios sobre la traducción técnica y científica, a juzgar por la escasez de publicacio­
nes. No obstante, hemos de exceptuar la obra de Pinchuck (1977), titulada Scientific
and Technical Translation. Este autor describe la situación profesional del momento,
subraya la escasez de traductores técnicos competentes y enumera los idiomas más
importantes en cuanto a la demanda de traducciones (inglés, ruso, alemán y francés).
En cuanto a los textos técnicos, los caracteriza acudiendo al campo temático y a la
terminología. El único fin comunicativo que reconoce en ellos es el referencial o in­
formativo, y los incluye dentro de los textos pragmáticos (junto con la publicidad, la
jurisprudencia, etc.), en contraposición a los textos estéticos. En resumen, el enfoque
sigue siendo básicamente el mismo que el de Maillot y Jumpelt.

1.2.2. S eg und a etapa : incorporación d e elementos extratextuales

Después de quince años en los que los estudios sobre traducción técnica y cien­
tífica parecen quedar estancados, a partir de la mitad de la década de los ochenta se

8. Palabras muy cercanas formalmente en dos lenguas, pero con un significado distinto en cada una de ellas,
y que por su facilidad para ser asociadas llevan a la confusión; por ejemplo, el equivalente del alemán Konkurrenz es
competencia, y no concurrencia. El equivalente del inglés balloon es globo, y no balón.
9. Operación consistente en transformar un texto de un alfabeto a otro, representando con letras la verdadera
pronunciación.
10. Operación consistente en representar las letras de un alfabeto por las de otro sin tener en cuenta los so­
nidos realmente pronunciados.
32 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS

abren nuevas líneas de investigación, fruto de un impulso renovador que llega hasta
nuestros días. El avance en disciplinas tales como la documentación, la terminología
y la traducción automática, unido a la aplicación de un nuevo enfoque de carácter
discursivo y tipológico, son los que han vuelto a despertar el interés de los investi­
gadores.
Bédard (1986) estudia específicamente la traducción técnica, y lo hace desde un
punto de vista didáctico, y en la dirección inglés-francés. Comienza abordando el
tema del vocabulario técnico, y se propone acabar con los mitos relativos a la univo­
cidad, exactitud y uniformidad de los términos técnicos. La realidad es que el voca­
bulario técnico es tan imperfecto como la lengua común, y nombra los siguientes fe­
nómenos para apoyar su afirmación: polisemia, contradicciones, falsos términos
técnicos, sinonimia, falta de uniformidad en el uso real de los términos, e insuficien­
cia de las equivalencias «fijas». La conclusión es que, siendo rigurosos, el vocabula­
rio técnico no es muy superior al común. No hay que ser esclavos de la terminología,
sino servirse de ella, y el traductor ha de adquirir un sentido crítico que le permita
evitar los peligros de una traducción demasiado mecánica, y que le posibilite interve­
nir de forma constructiva sobre el vocabulario para adaptarlo a la situación. Por otra
parte, aunque es esencial encontrar las equivalencias apropiadas, la traducción técnica
no se limita a esa habilidad; se pueden traducir fielmente todos los términos y, sin em­
bargo, traicionar el fin comunicativo del texto. Para la resolución de equivalencias
contextúales y de problemas de comprensión de los textos de partida, Bédard propone
la utilización de técnicas documentales, a las que dedica varios capítulos extensos y
detallados. En su opinión, el traductor debe convertirse en una buena «máquina de
comprender». El autor también hace una caracterización de la lengua técnica fran­
cesa, en general, y finalmente habla de dos circunstancias que juegan un papel deter­
minante en la actividad del traductor: el destinatario y el tipo de texto. Bédard afirma
que el traductor debe conocer los principios que gobiernan la redacción del texto que
va a traducir; por ejemplo, los que rigen un anuncio en revista industrial, un periódico
de empresa, un manual de instrucciones, un artículo divulgativo, etc.
Así pues, este autor introduce elementos muy interesantes, como por ejemplo,
su postura contraria a la visión mecanicista de la traducción técnica. El enfoque
práctico le lleva a ofrecer una serie de técnicas para que el traductor aprenda a do­
cumentarse correctamente. Su visión encaja claramente dentro del enfoque moderno,
pues tiene en cuenta factores extratextuales, como por ejemplo, la importancia del
campo temático y la necesidad de documentarse. Pero lo más significativo es que es
el primer autor que señala la trascendencia de los rasgos convencionales de los tex­
tos, aunque lo hace de un modo muy superficial, sin definir ni analizar sus implica­
ciones.
Durieux (1988) escribe sobre la didáctica de la traducción científica y técnica a
partir de su experiencia docente, también en la dirección inglés-francés. Trata aspec­
tos como la motivación del estudiante, la selección de textos, las herramientas del tra­
ductor, la documentación terminológica y textual, etc. En la línea de Bédard, afirma
que es imprescindible emplear el término exacto, pero que la traducción de textos
técnicos no se limita exclusivamente a la búsqueda de correspondencias preestable­
cidas. Por otra parte, el alcance de la búsqueda documental depende tanto del conte­
nido del texto de partida, como de los propios conocimientos que posea el traductor.
En caso de disparidad en los resultados de la búsqueda se deben tener en cuenta cri­
terios de cantidad y de calidad de las fuentes consultadas. En la segunda parte del li­
bro, la autora presenta la aplicación práctica a la enseñanza: selección de textos, ela­
boración de programas, método de enseñanza, etc. También establece una tipología
de textos, que le sirve de base para la selección y progresión didáctica que propone.
Esta autora sigue claramente la línea de Bédard, y añade un enfoque orientado a la
enseñanza universitaria de la traducción. Es muy interesante que elija el género como
base de su tipología (cf. capítulo 2), pero al igual que en el caso de Bédard, no aporta
datos significativos sobre las convenciones ni sobre el papel que éstas desempeñan.
El libro de Wright y Wright (1993) es una obra colectiva que consta de cinco par­
tes. La primera de ellas contiene una serie de artículos que tratan sobre los rasgos fun­
damentales del lenguaje técnico y su relación con la traducción. Se destacan la
claridad, concisión y corrección como elementos fundamentales, y se tratan las dife­
rencias del registro técnico entre varias lenguas como problema de traducción. La si­
guiente sección de la obra versa sobre aplicaciones especiales, como la traducción mé­
dica o la traducción de patentes. La tercera parte se centra en aspectos didácticos de la
traducción técnica; por ejemplo, la preparación lingüística y técnica de los futuros tra­
ductores e intérpretes. La cuarta sección está dedicada al análisis textual y a las tipo­
logías como herramienta para la traducción. La última parte contiene artículos relacio­
nados con la terminología, entre los que sobresale la contribución de Galinski y Budin
sobre las nuevas tendencias en la gestión de terminología orientada a la traducción. Sin
querer negar el mérito de muchas de las contribuciones, que son muy destacadas, el
hecho de ser una obra colectiva hace que la aportación resulte demasiado fragmentada
como para hacer progresar significativamente el estado de la investigación.
Congost (1994) publica su tesis sobre los problemas relacionados con la tra­
ducción de textos médicos del inglés al español. La obra consta de dos partes. La
primera es de corte teórico, y en ella repasa el estado de la cuestión y plantea un mo­
delo de análisis pragmático de tres niveles: oracional (léxico y morfosintaxis), su-
praoracional (coherencia y cohesión), y nivel de conocimiento del mundo (cultura,
intención del autor, tipo de texto, lector, registro, etc.). La segunda parte consiste en
la aplicación práctica de dicho modelo de análisis a tres textos médicos. Concre­
tamente, compara dos artículos médicos en inglés y un fragmento de un manual di­
dáctico sobre biología molecular, también en inglés, con las correspondientes tra­
ducciones al español. Los comentarios los realiza basándose en cada uno de los
niveles mencionados. El planteamiento general del modelo, que contiene elementos
extratextuales e intratextuales, es muy adecuado, pero deja al margen factores funda­
mentales como el género, que como veremos en líneas posteriores, es un elemento
imprescindible en la caracterización de los textos técnicos.
El trabajo de Gdpferich (1995) es uno de loá más destacados en la bibliografía
por la novedad de su enfoque. Su objetivo es realizar un análisis contrastivo de los
géneros técnicos11 en inglés y alemán, sobre la base de un corpus textual centrado en
el ámbito de la tecnología de automóviles. Su enfoque es de tipo comunicativo-prag-
mático. Para caracterizar los géneros, los enmarca dentro de una tipología que per­
mite deducir características compartidas en los distintos niveles, por medio de una

11. La autora utiliza el término alemán technische Textsorte.


34 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS

matriz de criterios extemos e internos. Los resultados de dicho análisis corroboran la


tipología creada originalmente, después de realizar algunos ajustes en la misma.
Además, los resultados confirman que los rasgos convencionales relacionados con el
género dependen del contexto cultural en el que se hallan inmersos, lo cual tiene cla­
ras consecuencias para la traducción de los textos técnicos. Gópferich plantea dos
ideas muy útiles para aplicar los resultados de este tipo de investigaciones: por una
parte, crear bancos de datos con textos completos que constituyan prototipos; y por
otra, elaborar lo que ella denomina «glosarios textográficos», que son bancos de da­
tos que contienen información sobre las características convencionales de los géne­
ros, de fácil acceso y manejo para los traductores. Sin embargo, no se propone iden­
tificar todos los géneros técnicos (se limita a presentar nueve de ellos), y su tipología
resulta demasiado rígida, al no tener en cuenta la multifuncionalidad de los textos.
En el apartado 3.2 veremos con detalle la tipología propuesta por esta autora.
Como hemos dicho anteriormente, y excepción hecha de todas las monografías
que acabamos de comentar, la mayor parte de los estudios publicados son artículos
o capítulos de libro que tratan sobre la traducción de textos de un campo concreto
(por ejemplo, textos médicos, de minería, de química, etc.) o de una combinación
lingüística determinada (del inglés al español, del alemán al francés, etc.). Estos tra­
bajos son de utilidad práctica para muchos casos específicos; por ejemplo, a un
traductor del alemán al español le puede resultar útil disponer de información sobre
problemas concretos que se plantean en esa combinación lingüística. Además, en
ocasiones los resultados de la investigación pueden extrapolarse. No obstante, lo de­
seable es que se realicen investigaciones de mayor alcance, que permitan caracteri­
zar la traducción técnica y establecer pautas generales que den cuenta del fenómeno
en su globalidad.
Dado el interés que tiene para los estudiantes e investigadores contar con una re­
copilación bibliográfica actualizada, inexistente hasta la fecha, remitimos al lector a la
última sección de este libro (anterior al anexo), en la que se presenta una bibliografía
clasificada, que incluye la mayor parte de los trabajos publicados sobre la traducción
técnica y científica, así como sobre los estudios de género. También incluimos biblio­
grafía representativa de algunas disciplinas y estudios afines, que indudablemente
arrojan mucha luz sobre el tema que nos ocupa.

1.3. El texto técnico

De todo lo expuesto hasta el momento se deduce que si queremos analizar y


describir la traducción técnica en contraposición a todas las demás variedades basa­
das en el campo temático —incluida la traducción científica—, tenemos que dar un
paso previo, que es caracterizar el texto técnico.
Es evidente que la denominación «texto técnico» responde a una tipología clá­
sica basada en el concepto de campo temático. Pero ya se ha argumentado en líneas
precedentes que éste no debe ser el único criterio de caracterización: hay que tener
en cuenta también una serie de elementos que presentan un funcionamiento peculiar.
Nos referimos a las diferentes dimensiones del contexto estudiadas por muchos de
los lingüistas y traductólogos actuales dentro del paradigma de investigación que
aborda el lenguaje en uso (Schiffrm, 1984), y que Alcaraz (1990:109) denomina pa­
radigma de la pragmática (dentro de lá lingüística), incluyendo en él diversas co­
rrientes, como la lingüística textual, el análisis del discurso, la pragmática, etc. Apli­
cado a la traducción, el grupo de traductólogos que parte de este enfoque reivindica
la traducción como una operación textual no centrada en el plano de la lengua; es el
llamado enfoque textual de la traducción. Citaremos, por su claridad y representati-
vidad, la obra de Hatim y Masón (1990), quienes identifican tres grandes dimensio­
nes del contexto: comunicativa, pragmática y semiótica. Detengámonos en este mo­
delo, puesto que, como veremos, ofrece un conjunto de parámetros de estudio que
resultan imprescindibles para el análisis textual orientado a la traducción.

1.3.1. D imensión comunicativa

El primero de los factores que analizan Hatim y Masón (1990) es la variación


lingüística dentro de lo que ellos denominan la dimensión comunicativa del contexto.
El lenguaje, dicen, dista mucho de ser una unidad homogénea y cerrada; la realidad
es que existen una serie de variedades en función del usuario del lenguaje, y otras
que están en función del uso que se hace del lenguaje. El concepto de dialecto en­
globa todas las variedades relativas al usuario: así, hay que distinguir dialectos geo­
gráficos, dialectos temporales, dialectos sociales, dialectos estándar o no estándar, e
idiolectos.12 Por otra parte, el registro incluye las variedades relativas al usó, que
son: el campo del discurso (variación según los diferentes marcos sociales y profe­
sionales; por ejemplo: científico, legal, etc.), el modo (medio a través del cual se
produce la actividad lingüística; por ejemplo: oral, escrito, escrito para ser leído,
etcétera), y, por último, el tono o tenor (relación entre emisor y receptor: informal,
íntimo, discreto, respetuoso, etc.).
En primer lugar, veamos cuáles son las variaciones dialectales que caracterizan
a los textos técnicos. En principio, los dialectos tienen poca cabida, puesto que por
lo general estos textos tienden a cumplir una función homogeneizadora. No obstante,
se han de tener en cuenta las variaciones regionales (alemán de Suiza, alemán de la
RFA, español de Sudamérica o de España), y las temporales, en el caso de que el
texto esté redactado en una época histórica anterior. La variación social es práctica­
mente nula, ya que la formalidad de la situación comunicativa de uso tiende a neu­
tralizarla. El idiolecto puede tener importancia en el plano del léxico, puesto que las
empresas suelen utilizar una terminología constante que se mantiene intacta en los di­
ferentes textos que llegan al público general, con el fin de mantener una imagen de
marca coherente. Así, el idiolecto se manifestará en.la preferencia por unos términos
frente a otros cuando exista más de una opción.
La situación comunicativa de los textos técnicos está relacionada con la indus­
tria, la fabricación de productos o la oferta de servicios. Dentro de las variaciones que
afectan al uso que se hace del lenguaje, podemos decir que el modo suele ser escrito,
dada la formalidad de las situaciones de uso, aunque también se da el oral (conver­

12. Los idiolectos son rasgos de variación lingüistica propios de un hablante determinado; por ejemplo, una
utilización más habitual de lo normal de determinadas palabras o estructuras sintácticas.
36 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS

saciones entre operarios, reuniones técnicas, etc.) y el audiovisual (documental téc­


nico). El tono puede variar desde el más informal y dirigido al público en general
(anuncio), hasta el más formal, dirigido a especialistas (patente). El campo es de ca­
rácter exclusivamente técnico; concretamente, cualquiera de los que aparecen en la
nomenclatura de la UNESCO para las materias técnicas, que ya hemos presentado
(cf. 1.1.2).
Ahora bien, el análisis del dialecto y del registro, a pesar de su importancia, no
es suficiente. La traducción no consiste exclusivamente en hacer corresponder regis­
tros de la lengua de partida con registros de la lengua de llegada. Como muy acerta­
damente señalan Hatim y Masón (1990), a la dimensión comunicativa se han de aña­
dir otras dos dimensiones del contexto que den cuenta de la intención (dimensión
pragmática) y de la enmarcación del mensaje en un sistema general de valores (di­
mensión semiótica). En los dos próximos apartados revisaremos los elementos que
conforman cada una de estas dimensiones.

1.3.2. D imensión pragmática

La dimensión pragmática tiene que ver con el «hacer cosas con las palabras»,
es decir, con la intención perseguida por el emisor del texto. La identificación de la
función textual, o foco contextual según la terminología de Hatim y Mason, permite
determinar qué pretenden los emisores con los textos: exponer unos conceptos, des­
cribir una situación, provocar una reacción en el receptor, etc. Estos autores identifi­
can tres funciones: argumentativa, expositiva y exhortativa; veamos brevemente qué
características presenta cada una de ellas.
La función textual argumentativa consiste en la valoración de las relaciones en­
tre diversos conceptos. Hatim y Mason distinguen dos subtipos: a) la argumentación
íntegra, en la que se presenta una tesis que se argumenta hasta el final, y b) la con­
traargumentación, en la que la tesis inicial se contraargumenta para concluir con la
tesis que realmente se pretende defender.
Por su parte, la función textual expositiva consiste en el análisis de unos con­
ceptos dados, o bien en la síntesis a partir de sus elementos constituyentes. Los au­
tores proponen tres variantes: a) exposición conceptual, b) descripción, y c) narra­
ción. Mientras la exposición se refiere a conceptos, la descripción alude a objetos o
situaciones, y la narración se ocupa de acciones o acontecimientos. Hatim y Mason
destacan la posible confusión entre la argumentación y la exposición conceptual, ya
que las diferencias pueden ser muy sutiles. Para diferenciar ambos tipos acuden a una
caracterización de los rasgos principales de cada uno. Así, afirman que el foco do­
minante de la argumentación está en la «gestión», es decir, en conducir la situación
de manera favorable a los intereses del autor del texto. Por el contrario, en la expo­
sición, el foco está en el «seguimiento», que consiste en proporcionar una informa­
ción razonablemente objetiva. Continúan aduciendo otro rasgo que contribuye a di­
ferenciar un tipo del otro: el patrón iniciado por la oración que abre el texto. En la
argumentación, la primera oración establece un tono que debe ser justificado a con­
tinuación. En la exposición, la primera oración sitúa la escena, que luego es porme­
norizada en el resto del texto. Por último, el entramado valorativo de la argumenta­
ción exige estructuras como las de recurrencia y paralelismo, mientras que en la ex­
posición, las estructuras sintácticas y semánticas son más básicas y están menos mar­
cadas.
Finalmente, con los textos exhortativos el emisor pretende regular el modo de
actuar o de pensar de las personas por medio de la exhortación o de la instrucción.
Hatim y Masón distinguen dos subtipos: a) la exhortación con alternativa, por ejem­
plo, en la publicidad, y b) la exhortación sin alternativa, por ejemplo, en los textos
legales. Los autores destacan la similitud entre la exhortación con alternativa y la
argumentación, que Reiß (1976) engloba bajo el concepto único de textos operativos,
y ofrecen como rasgo distintivo de la argumentación la presentación lógica de su
formato textual, en contraposición al menor nivel de organización formal de la ex­
hortación con alternativa.
Los focos contextúales que predominan en los textos técnicos son la exposi­
ción (sobre todo la descripción) y la exhortación (tanto con alternativa como sin
alternativa). Casi todos los textos técnicos poseen más de un foco; es decir, son mul-
tifuncionales. Los usuarios son los técnicos, ingenieros, etc., como emisores; y
como receptores, o bien otros técnicos e ingenieros, o bien operarios (por ejemplo,
en el caso de normas laborales) o incluso el público en general, que recibe los tex­
tos en calidad de aprendiz o consumidor (manual de instrucciones, anuncio técnico
publicitario).

1.3.3. D imensión semiótica

Por último, la dimensión semiótica tiene que ver con la capacidad de los tex­
tos de actuar como signos y de relacionarse, no sólo con sus interlocutores, sino
también con otros textos. Las categorías semióticas son: texto, discurso y género.
En relación con la categoría de texto, los autores mencionan, entre otros fenóme­
nos, la intertextualidad, que consiste en la dependencia de un texto respecto a otros
anteriores.
El discurso tiene que ver con la actitud adoptada ante ámbitos de la actividad
sociocultural; por ejemplo, el discurso del racismo. El discurso como expresión ideo­
lógica no suele formar parte de los textos técnicos, aunque en otros ámbitos de es­
pecialidad, como el de la política, juega un papel importante.
El género, según lo definen los autores citados, es una forma convencional de
texto asociada a ocasiones sociales concretas; por ejemplo, la patente o el artículo di-
vulgativo. Este concepto, que aquí sólo queda esbozado, será abordado con mucho
más detalle en el próximo capítulo, por su importancia fundamental en la traducción
técnica. En efecto, los intercambios comunicativos producidos en el seno de los len­
guajes de especialidad suelen estar enmarcados en situaciones muy codificadas o
convencionalizadas, lo que hace que se empleen formatos textuales avalados por la
convención social con el fin de potenciar la eficacia comunicativa. Hay que señalar
que muchos de los géneros técnicos son específicos de este ámbito y no se dan en
ningún otro; por ejemplo, el manual de instrucciones, el proyecto técnico, etc. Pero
también hay algunos géneros compartidos con los textos especializados en general,
como la carta de reclamación o el folleto informativo. Se hace necesario, así pues,
38 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS

identificar y describir todos los géneros que existen en el ámbito de la traducción téc­
nica (cf. capítulo 4).

1.3.4. La CUESTIÓN d e los elementos intratextuales

En los tres apartados precedentes nos hemos centrado en los elementos extra-
textuales, pero evidentemente son muchos los aspectos intratextuales que caracterizan
a los textos técnicos. En el plano léxico podemos citar: la terminología, la utilización
de siglas y símbolos...; en el plano morfológico: el uso de los tiempos verbales, con­
junciones, pronombres...; en el plano sintáctico: los tipos de oración...; en el plano del
texto: la progresión textual, los recursos de coherencia y cohesión... Durante mucho
tiempo, gran parte de la investigación sobre el lenguaje técnico y, como hemos visto,
incluso sobre la traducción técnica, se ha dedicado a identificar todos estos rasgos
(cf. capítulo 11).
Pero no conviene generalizar en la caracterización lingüística del lenguaje técnico,
porque la variedad es enorme. Así, muchos investigadores señalan como rasgo típico la
ausencia de tiempos personales, cuando precisamente el uso del imperativo es uno de
los rasgos del manual de instrucciones. Nuestra hipótesis es que todo intento de carac­
terizar en conjunto los elementos intratextuales de los textos técnicos sin tener en
cuenta las variaciones de género es una mera aproximación, de utilidad limitada, puesto
que las convenciones de género imponen una serie de restricciones a todos los niveles
mencionados. Este planteamiento lo veremos corroborado más adelante (cf. 2.2.5).

1.3.5. D efinición d e texto técnico

Teniendo en cuenta todo lo dicho, proponemos definir el texto técnico como un


acto concreto de comunicación en el que los emisores son ingenieros, técnicos o pro­
fesionales; los receptores son otros ingenieros, técnicos, especialistas en formación o
público general; la situación comunicativa está relacionada con la industria, la ex­
plotación agrícola, la fabricación de productos o la oferta de servicios; el foco pre­
dominante es la exposición o la exhortación; el modo es generalmente escrito; el
campo es de carácter exclusivamente técnico, de acuerdo con los epígrafes 31 y 33
de la Nomenclatura Internacional de la UNESCO; presenta escasa variedad en cuanto
a dialectos temporales, geográficos e idiolectos; y sus rasgos intratextuales son muy
variados y están determinados fundamentalmente por las convenciones del género
como categoría semiótica.

1.4. Características específicas de la traducción técnica

Una vez definido el texto técnico podemos deducir las características de este
tipo de traducción. Algunas de ellas vienen determinadas por el propio funciona­
miento del texto de partida, y otras, por las competencias que debe tener el traductor,
como veremos a continuación.
1.4.1. C a r a c te r ístic a s derivadas d e l fu n c io n a m ie n t o tex t u a l

Las categorías relacionadas con el texto de partida se pueden agrupar en tres


grandes ámbitos, que determinan las características del texto técnico:13 el campo te­
mático, la terminología específica y el género textual.

1,4.1.1. Importancia del campo temático

Estamos de acuerdo con Durieux (1990 y 1991) en otorgar un papel primordial


al campo temático, anteponiéndolo a la terminología. Dado que la operación traduc­
tora se desarrolla en el plano del habla y no de la lengua, el problema no es exclusi­
vamente de tipo terminológico, sino más bien de orden conceptual, en tanto que al
abordar un campo especializado es inevitable nombrar conceptos y sobre todo esta­
blecer relaciones entre ellos. En este sentido, Durieux recuerda la imposibilidad de
traducir cuando no hay comprensión del texto de partida, lo cual puede considerarse
como un principio general de la traducción.
En cuanto a los temas que entran dentro del ámbito de la traducción técnica, re­
mitimos al lector de nuevo a la nomenclatura de la UNESCO para los campos de la
tecnología. No obstante, destacaremos a continuación una serie de temas englobados
dentro de lo que se ha dado en llamar «nuevas tecnologías», que son las áreas que
están experimentando un mayor desarrollo en el ámbito internacional y donde cons­
tantemente surgen nuevas ideas a un ritmo que el traductor debe ser capaz de seguir.
En 1986 se publicó el texto sintetizado del informe de investigación sobre Nuevas
tecnologías, economía y sociedad en España (Castells et ai, 1986), elaborado para
el Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Según este informe, estamos viviendo
una nueva revolución industrial cuyo énfasis está más en el proceso que en el pro­
ducto, y cuya materia prima es la información.14 El desarrollo está basado en la ca­
lidad, y la superioridad de un país reside en la posesión del conocimiento científico-
tecnológico. Las nuevas tecnologías son las siguientes;

> Microelectrónica
> Informática
> Telecomunicaciones
> Automatización
> Tecnología láser
> Biotecnología
> Energías renovables
> Nuevos materiales

Todas estas áreas de desarrollo experimentan una relación de. interdependencia


entre sí, dado que los avances logrados en unas benefician a otras, gracias a la co­

13. Por supuesto, se trata de grandes parámetros que determinan toda traducción especializada, pero con un
contenido propio y específico.
14. La primera y la segunda Revolución Industrial fueron impulsadas por inventos que tenían que ver con ¡a
energía: la máquina de vapor y la electricidad, respectivamente.
40 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS

municabilidad de la información. Es en estas áreas donde el traductor técnico ha de


tener especial cuidado en mantenerse al día, por la rápida evolución que experimen­
tan, ya que el ritmo es tan veloz, que no da tiempo a reflejar los nuevos términos en
las obras terminológicas. Estas carencias son las que dificultan en mayor medida la
labor del traductor, que ha de suplirlas con una documentación basada fundamental­
mente en publicaciones periódicas y consultas a especialistas.

1.4.1.2. Terminología específica

En el apartado anterior hemos hablado de los conceptos y relaciones de con­


ceptos que conforman el conocimiento de un determinado campo del saber. Es evi­
dente que para referirnos a dichos conceptos necesitamos una serie de formas
lingüísticas, a las que llamamos términos. La terminología técnica siempre se ha
considerado como la principal característica de la traducción científico-técnica. No
vamos a cuestionar aquí su importancia, pero la ponemos en un segundo plano por­
que para el traductor, igual que para el terminólogo, el punto de partida es el con­
cepto y no el término.
La denominación «terminología» puede referirse al menos a tres realidades di­
ferentes. En primer lugar, designa el conjunto de términos propios de una técnica,
ciencia o arte, es decir, de una esfera definida del saber, que han sido adoptados por
un grupo social o profesional. Éste es el sentido al que nos referimos al hablar de las
características de funcionamiento del texto de partida. Otra acepción es la que res­
ponde al conjunto de actividades prácticas relativas al tratamiento de los términos,
que son llevadas a cabo sobre todo por los terminólogos, pero también por los tra­
ductores. Esta acepción hace referencia a una habilidad y a un trabajo aplicado, y es
el sentido que utilizamos al hablar de la terminología como competencia (cf. 1.4.2.2).
Por último, la terminología es la ciencia o disciplina que tiene por objeto el estudio
teórico y aplicado de las denominaciones y de los conceptos en los ámbitos de espe­
cialidad en una o más lenguas. Dicha disciplina ha experimentado un notable
desarrollo en la segunda mitad de este siglo, de mano de autores como Amtz, Auger,
Boulanger, Budin, Cabré, Dubuc, Felber, Picht, Rondeau, Sager y Wüster, y ha con­
tribuido al avance de los estudios sobre traducción especializada, en general, y sobre
traducción técnica, en particular.
Pero ¿quién se ocupa de establecer la terminología acéptada dentro de un campo
en una lengua determinada? En cada país existe un organismo oficial encargado de
la normalización de los productos y servicios a escala nacional. En el caso de España,
este organismo es AENOR, que emite las normas UNE (Una Norma Española); el or­
ganismo homólogo alemán es el DIN (Deutsches Instituí fiir Normung). En el ámbito
internacional deben mencionarse la ISO (Organización Internacional de Normaliza­
ción) y la CEI (Comisión Electrotécnica Internacional). En todos estos organismos
suele establecerse un comité específico dedicado a la normalización de la terminolo­
gía. Veamos a continuación qué se entiende por concepto y por término.
Siguiendo la norma española UNE 1-066-91, sobre los «Principios y métodos
de la terminología», los conceptos son construcciones mentales que sirven para cla­
sificar los objetos individuales del mundo exterior o interior mediante una abstrae-
ru ix jj/u v ic rtiw d id u m l u o i ivijli i u j j u i j u u i ^ u ’kí

ción más o menos arbitraria. Entre los conceptos existen una serie de relaciones que
conforman un sistema conceptual coherente. Dichas relaciones son de tipo jerárquico
(superioridad y subordinación entre dos conceptos), o bien de tipo no jerárquico,
cuando reflejan contigüidad temporal o espacial, relación causa-efecto, etc. Según la
misma norma, un término es una palabra o grupo de palabras utilizado para designar
un concepto. Y a los sistemas conceptuales corresponden sistemas terminológicos
coherentes. En teoría, un único término ha de corresponder a la denominación de
cada concepto. Pero a veces no existe una relación unívoca entre ambos; son los
casos de homonimia, polisemia y sinonimia, que se dan tanto en la lengua especiali­
zada como en la lengua común,15 y que dificultan tanto la labor del traductor técnico.
Veamos un ejemplo de polisemia: el término técnico alemán Niederschlag tiene
cuatro significados diferentes según el contexto: a) precipitado (en una reacción);
b) precipitación (meteorológica); c) deposición (electrolítica), y d) lluvia (radiactiva).
En ocasiones, el contexto inmediato de la disciplina o ámbito concreto es suficiente
para resolver la ambigüedad, y de hecho, en estos casos algunos terminólogos niegan
que se produzca un fenómeno de polisemia, puesto que si vamos del concepto al tér­
mino, en ámbitos diferentes los conceptos son diversos y lo único que se produce es
una coincidencia en las denominaciones (homonimia).
Otro fenómeno que dificulta mucho la traducción es el uso de palabras como­
dín (passepartout), términos muy inclusivos que ocupan posiciones altas en el sis­
tema jerárquico de términos, y que se utilizan en lugar de un término más específico
en un contexto determinado y en una lengua concreta. En primer lugar hay que ser
capaz de reconocerlos, y en segundo lugar se ha de discernir si dicha palabra se uti­
liza también en lengua de llegada como comodín, o si por el contrario, se debe em­
plear el término más específico. Por ejemplo, el término baldosa es un hiperónimo
que puede sustituir a muchas clases de baldosas diferentes en un punto concreto de
un texto (gres porcelánico, baldosín catalán, etc.). Es necesario conocer las relacio­
nes lógicas de subordinación entre las distintas clases para poder actualizar el signi­
ficado en el contexto. Pongamos otro ejemplo. En alemán existen al menos tres tipos
de Klammer: runde Klammer (paréntesis propiamente dicho), eckige Klammer [cor­
chete] y geschweifte Klammer {llave}. Cuando en el texto de partida aparece el hi­
perónimo Klammer, el traductor comprueba si este término está siendo utilizado para
englobar a todos estos tipos de signos, o de lo contrario, para sustituir a uno de ellos
en concretó. En este último caso, lo traduce por paréntesis, corchete o llave según el
tipo de signo de que se esté hablando en ese momento.

I.4.I.3. Géneros característicos

El texto técnico en realidad no siempre posee las características estáticas de


objetividad, claridad, concisión, etc., que usualmente se le atribuyen. Por el con­
trario, la variedad de géneros textuales que caracteriza a lo que denominamos «tex­
tos técnicos» es extensísima, y cada uno de ellos presenta unos rasgos prototípicos
por lo general muy marcados. SÍ tomamos como ejemplo un producto industrial

15. Fenómeno destacado, entre otros, por Maillot (1968), Bédard (1986) y Nakos (1987).
42 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS

como el frigorífico veremos que las características textuales de la patente que la


empresa fabricante tuvo que emplear para asegurarse los derechos jurídicos frente
a posibles plagios difieren en gran medida de las del anuncio o folleto publicita­
rio que incita a los consumidores a comprar dicho frigorífico o de las del manual
de instrucciones que nos explica cómo utilizarlo y sacarle el máximo rendimiento.
El lanzamiento de una campaña publicitaria con textos cuyas características
correspondieran a las de una patente estarían condenadas al fracaso. Y la presenta­
ción de una solicitud de patente redactada con el formato de un manual de instruc­
ciones sería rechazada inmediatamente por la administración. Acabamos de nom­
brar cuatro géneros técnicos: patente, anuncio publicitario, folleto publicitario y
manual de instrucciones, pero hay muchos otros, que presentaremos más adelante
(cf. 3.3.3).

1.4.2. C ompetencias requeridas por el traductor

Las características que acabamos de ver determinan cuatro niveles de habilida­


des que el traductor profesional debe dominar.

1.4.2.1. Conocimientos sobre el campo temático

En primer lugar, el hecho de que los textos técnicos se caractericen por su


campo temático obliga al traductor a adquirir una competencia de comprensión de
la materia técnica que traduce. Para comprender el texto de partida es necesario po­
seer los conocimientos que permitan aprehender los conceptos y las relaciones lógi­
cas de los conceptos entre sí. Es importante señalar el carácter meramente pasivo de
dicha comprensión; un traductor no tiene por qué poseer los conocimientos que ne­
cesita un ingeniero para diseñar una máquina hidráulica, pero sí que deberá procu­
rarse unas nociones básicas sobre cómo funcionan dichas máquinas.
Con el fin de conseguir dicha competencia pasiva de comprensión, y según el
nivel de conocimientos previos del traductor y de la dificultad del texto, es impres­
cindible documentarse antes de traducir un determinado texto técnico (cf. 1.4.2.4).
No obstante, cabe señalar que aunque es una excepción, algunos especialistas16 ejer­
cen profesionalmente como traductores, y en ese caso, lógicamente no necesitarán
documentarse, siempre que traduzcan textos de su especialidad y estén al día.

1.4.2.2. Utilización correcta de la terminología técnica

Por su parte, el uso de la terminología técnica obliga al traductor a ser capaz de


identificar los términos del texto de partida y a utilizar los términos equivalentes ade­
cuados en el texto de llegada. En este sentido, las necesidades terminológicas son o
bien de tipo puntual, es decir, cuando el traductor requiere el equivalente de un tér­

16 Pnr in vrnnal se. trata fifi ingenieros o médicos.


mino concreto en lengua de llegada, o de tipo sectorial, cuando la búsqueda se refiere
a un conjunto de términos en un ámbito técnico determinado.
Para la búsqueda puntual, el método consiste en consultar una obra de referen­
cia de tipo terminológico; en este caso, el traductor ejerce de usuario de la termino­
logía. Para las búsquedas sectoriales, su papel es más activo, y recurre a la docu­
mentación por medio de textos especializados, lo que le permite obtener una lista de
términos relativos al campo concreto con el que está trabajando (cf. 1.4.2.4). Tam­
bién es fundamental la consulta a especialistas, siempre que se aplique la estrategia
adecuada, realizando preguntas concretas y situándolas en un dominio determinado.
Además, el traductor ha de ir adquiriendo un bagaje terminológico mediante la lec­
tura asidua de textos técnicos y la consiguiente asimilación de los términos en su
contexto. Se trata de una actitud permanente de observación por parte del traductor
en su vida diaria, que le permite detectar los nuevos términos que van surgiendo en
los diversos ámbitos de la ciencia y de la tecnología, a través de la prensa general,
prensa especializada, anuncios técnicos, etc.
Si la búsqueda terminológica resulta infructuosa, porque la equivalencia entre
lenguas es parcial o nula, el traductor dispone de tres técnicas para solucionar el pro­
blema: préstamo, neologismo o paráfrasis.17 Cuando se decida por alguna de las dos
primeras, hará bien en consultar a un especialista en terminología, ya que la apari­
ción de préstamos y neologismos no controlados supone un peligro para la harmoni­
zación internacional de los términos, y al mismo tiempo favorece la excesiva proli­
feración de sinónimos.

I.4.2.3. Competencia en los géneros técnicos característicos

Por otro lado, el traductor debe conocer las convenciones de los géneros tex­
tuales en cada una de las lenguas participantes en la traducción. Reconocer las del
texto de partida le permite aprehender un nivel muy importante de significado. Co­
nocer las convenciones de la lengua de llegada le facilita la redacción óptima del
texto siguiendo las normas del género, y siempre teniendo en cuenta el encargo de
traducción. Obviamente, cuanto más formales y rígidas sean las características del
género, más importancia tendrá este aspecto, pues la divergencia respecto de las nor­
mas en lengua de llegada será más evidente (cf. capítulo 2).
Podemos resumir las tres competencias tratadas hasta ahora con un ejemplo.
Imaginemos un encargo que consista en traducir al español una patente alemana
sobre una estación de lavado automático de coches. En primer lugar, el traductor
deberá comprender en líneas generales cómo funciona una instalación de este tipo.
Además, tendrá que conocer ciertas equivalencias terminológicas, como por ejemplo,
saber que Seitenbürste es cepillo lateral en español.
Pero con estas habilidades no es suficiente, ya que aún tendrá que dominar las
convenciones de los géneros textuales, tanto en lengua de partida como de llegada.
Si la patente alemana ha de presentarse como solicitud de patente en España, el texto
de llegada tendrá que atenerse a las normas marcadas por la legislación española para

17. La paráfrasis consiste en la utilización de una construcción descriptiva alternativa.


44 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS

la presentación de solicitudes, que son muy estrictas. En el caso de que el traductor


las desconozca, el resultado será un texto de llegada que no podrá cumplir la función
del encargo de traducción.
En efecto, el traductor debe estar muy familiarizado con la estructura típica de
una patente alemana. Sólo así será capaz, de reconocer, por ejemplo, la función
de una sección titulada Patentansprüche, que aparece al final del documento. No se
trata aquí ya de un problema terminológico, sino de saber que, por convención esta­
blecida en los reglamentos administrativos de las oficinas de patentes, este género po­
see una serie de secciones bien diferenciadas, y que la titulada Patentansprüche (Rei­
vindicaciones en español) tiene la función de condensar en pocas líneas el contenido
del monopolio industrial y proporcionar una gran seguridad sobre cuál es la materia
incluida y la excluida del ámbito de una determinada patente. El traductor debe sa­
ber que las reivindicaciones han de redactarse siguiendo unas normas muy conven-
cionalizadas. Por ejemplo, deben ir numeradas correlativamente, y su redacción ha de
ser extremadamente cuidada: una sola palabra o incluso una coma pueden producir
el efecto de que un procedimiento o un producto quede fuera del monopolio, ya que
solamente las reivindicaciones vinculan a los Tribunales. Además, la Ley exige una
lógica conceptual en su redacción: la primera parte de la frase debe ser genérica, e
ilustrar el tipo de objeto o procedimiento al que se refiere la idea, es decir, lo gene­
ral y conocido (por ejemplo: «Procedimiento para el lavado de vehículos en un sis­
tema de lavado provisto de varios equipos de tratamiento, ...»). La segunda parte de
la frase incluye la aportación técnica, es decir, lo particular y nuevo que el autor de la
idea añade a lo que ya se conocía anteriormente («... durante el proceso, se mide el
trayecto recorrido por los equipos de tratamiento»). Entre la primera y la segunda
parte de la frase se establece una unión lógica a través de una expresión fija: «ca­
racterizado por (que)». En alemán, el nexo que se utiliza es: «dadurch gekennzeich­
net, daß...». Por oteo lado, para evitar repeticiones innecesarias, y ahorrar papel (con
la consiguiente reducción de tasas), se pueden utilizar referencias a reivindicaciones
anteriores. Normalmente se parte de una reivindicación muy general, seguida de otra
que comience así: «Lo mismo que en la primera, caracterizado por...». Y luego «Lo
mismo que en la segunda, caracterizado por...», o bien «... según reivindicaciones 1
a X...». Esto se denomina «uso de reivindicaciones dependientes». En Alemania la
fórmula es la siguiente: «Verfahren nach Anspruch 1 oder 2, dadurch gekennzeich­
net, daß...».
Pero ¿cómo resuelve el traductor sus carencias en el ámbito temático, termino­
lógico y de géneros? La respuesta la encontramos en una cuarta competencia, proba­
blemente la más importante, que pasaremos a comentar brevemente en las líneas que
siguen.

1.4.2.4. Dominio de la documentación como herramienta de trabajo

Si bien en principio hemos relacionado la importancia del campo temático con


la necesidad de documentación, lo cierto es que esta última es igualmente útil para la
adquisición del resto de habilidades. Es decir, la documentación sirve simultánea­
mente a tres propósitos: adquirir conocimientos sobre el campo temático, lograr el
dominio de la terminología propia del mismo, y obtener información sobre las nor­
mas de funcionamiento del género. Los tres factores hacen necesario que el traduc­
tor se documente antes de realizar su trabajo, y que lo haga de una forma amplia y
suficiente, en función de sus conocimientos y de la dificultad del texto, e integrando
los tres objetivos cuando sea posible, con el fin de rentabilizar el proceso.
El dominio de la documentación18 como herramienta de trabajo implica, por un
lado, conocer las obras de referencia disponibles y saber utilizarlas, y por el otro, ser
capaz de aplicar una metodología adecuada para localizar rápidamente, evaluar, y
acceder a las fuentes de información más apropiadas en cada caso, así como para ex­
traer los datos necesarios de ellas en el mínimo tiempo necesario.
Aparte de las obras de tipo general (gramáticas, manuales de estilo, diccionarios
generales monolingües y bilingües), las fuentes que suelen considerarse más útiles
para el traductor técnico son:

— las fuentes terminológicas, que facilitan información sobre los términos es­
pecializados (glosarios, diccionarios especializados, etc.);
— la documentación especializada, que ofrece un conjunto de conocimientos
sobre una determinada disciplina (manuales, monografías, artículos de investigación,
etcétera);
— las fuentes bibliográficas, que facilitan información sobre la documentación
disponible en cada especialidad (repertorios bibliográficos, catálogos de bibliotecas, etc.).

En primer lugar, las fuentes de tipo terminológico son las más desarrolladas y
estructuradas, y por ello, las más fáciles de consultar. Se trata de glosarios, normas
terminológicas, vocabularios, diccionarios especializados y bases de datos terminoló­
gicas, compilados por lo general por instituciones normalizadoras. A diferencia de
los diccionarios lexicológicos, que ofrecen información de forma aislada, los glosa­
rios, vocabularios y bases de datos terminológicos ofrecen una información contex-
tualizada, por lo que resultan más interesantes para el traductor. Cabe destacar la im­
portancia de las bases de datos terminológicas, que ofrecen un servicio cada vez más
eficaz al traductor técnico. Entre las de mayor difusión en el ámbito internacional se
encuentran las siguientes: EURODICAUTOM (Unión Europea),19 LEXIS (Oficina
Federal de Lenguas de la RFA), TEAM (Siemens), TERMDOK (Suecia), TER-
MIUM (Montreal), NORMATERM (AFNOR, Francia), BTQ (Québec). También co­
mienzan a difundirse los diccionarios electrónicos.2®
Aun así, existen grandes lagunas en la recopilación de términos, sobre todo en
los campos de especialidad de más rápida evolución, por lo que el papel del traduc­
tor en estos casos ha de ser necesariamente más activo, al tener que acudir a las fuen­
tes primarias, es decir, a la documentación especializada del campo en cuestión, para
satisfacer sus necesidades terminológicas. Al buscar términos por esta vía, es conve­
niente registrar por medio de fichas los resultados de la búsqueda puntual y de la bús­

18. Recientemente se ha publicado un libro sobre el tema en nuestro país: Pinto, M. y J. A. Cordón (eds.),
(1999): Técnicas documentales aplicadas a la traducción, Madrid, Síntesis.
19. Accesible en Internet a través de la siguiente dirección: http://eurodic.ip.lu
20. Por ejemplo, WOB Wordbridge, Diccionario de la tecnología y la industria, inglés-español, alemán-es­
pañol (Koschmieder-Herder).
46 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS

queda sectorial, junto con las definiciones correspondientes, y los contextos y equi­
valencias. Este procedimiento normalmente se realiza por medios informáticos,21 ya
que éstos permiten la rápida recuperación de la información cuando el traductor se
vuelve a encontrar con el mismo término.
Para obtener información sobre el funcionamiento del género, la búsqueda do­
cumental posee un carácter especial, ya que el texto consultado en lengua de llegada
ha de ser un texto paralelo, esto es, ha de pertenecer exactamente al mismo género
que el texto de partida. En este caso, la habilidad consiste en ser capaz de identificar
y localizar los textos paralelos dentro de la documentación especializada, y saber ex­
traer los rasgos típicos (cf. capítulo 2).
Para trabajar con las fuentes especializadas, Durieux (1990) propone una meto­
dología específica para el traductor, que consiste en realizar la búsqueda de informa­
ción partiendo siempre de lo más general hacia lo más detallado, comenzando por tex­
tos divulgativos y empleando posteriormente textos cada vez más especializados. La
progresión podría ser, por ejemplo: manual educativo de enseñanza secundaria, enci­
clopedia general, revista divulgativa, enciclopedia técnica, manual especializado, re­
vista especializada. Esta autora señala además, muy acertadamente, que la compren­
sión consiste no sólo en aprehender los conceptos, sino también las relaciones entre
ellos, de forma que se puedan integrar en un sistema conceptual.
Por otro lado, hay que destacar la creciente utilidad de Internet, que pone a dis­
posición del traductor tanto fuentes documentales, como bibliográficas y terminoló­
gicas. El traductor ha de saber utilizar las herramientas de búsqueda adecuadas y co­
nocer los métodos de evaluación de la información ofrecida, que se rige por unos
criterios específicos, como son la autoría, contenido, acceso y diseño (Palomares,
1999:179). Los servicios telemáticos más utilizados por los traductores son el correo
electrónico, la web, las listas de correo, FTP, los grupos de noticias (por ejemplo,
sci.lang.translation.marketplace) y las discusiones interactivas (por ejemplo, servidor
irc.sorcery.net, canal #babel).
Por lo que respecta a las fuentes bibliográficas, son fundamentales porque per­
miten acceder a las principales fuentes de información. Es interesante saber que mu­
chas de ellas están disponibles a través de Internet, incluso de modo gratuito. En la
tabla de la página siguiente presentamos una selección de fuentes bibliográficas, con
información extraída de Cordón (1999: 69).
Por último, hay que subrayar la importancia de efectuar una labor documental
eficaz, es decir, saber identificar cuál es la información que se necesita, y ser capaz
de localizarla y asimilarla de la forma más rápida posible para poder responder a los
plazos de entrega que impone la práctica profesional.

21. Programas de gestión de la terminología, como Multiterm (Trados) y Keyterm (CAP Debris).
Tipo de fuente a la que se desea acceder Fuentes bibliográficas

Foros de discusión o listas de correo, como — http://www.rediris.es/list/list-int.es.


LANTRA-L (listserv@segate.sunet.se) html
Actas de congresos — Revista o publicación monográfica de
la institución que lo ha organizado.
— índices de actas, como el Index to
Social Sciences and Humanities
Proceeding, y el Index to Scientific
and Technical Proceeding, publicado
trimestralmente por el Institute for
Scientific Information de Filadelfia.
Revistas — Repertorios de publicaciones periódi­
cas, como el Ulrich’s International
Periodical Directory, disponible en
CD-Rom con el nombre de Ulrich's
Plus.
— Catálogo internacional del ISSN,
accesible a través de Internet en la
dirección http://www.issn.org
— Journals in Translation, que recopila
traducciones completas de revistas y
de artículos seleccionados.
— World Translations Index.
— Buscadores especializados en la loca­
lización de revistas electrónicas en
Internet, como por ejemplo:
http://www.edoc.com/ejoumal

Libros — Bibliografía española, en CD-Rom


— Catálogo español del ISBN, también
en CD-Rom o a través de Internet en
http://mcu.es/pic/spain/ISBN.html
— Guía de editores de España, en
http://www.diret.com/editores/
director.htm
— Catálogos de bibliotecas españolas:
http://www.mcu.es/bpe/bpe.html
— Catálogos de bibliotecas universita­
rias españolas y de todo el mundo:
http://eubdl .ugr.es/temp/serbydor/
home2.htm
48 LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS TÉCNICOS

1.4.3. R e l a c ió n e n t r e l a s c a r a c ter ístic a s d e l fu n c io n a m ie n t o t e x t u a l


Y LAS COMPETENCIAS DEL TRADUCTOR

El cuadro 2 refleja de forma esquemática la interrelación entre las característi­


cas de funcionamiento textual y las competencias requeridas por parte del traductor.
Como se observará, la capacidad para documentarse cubre las tres primeras compe­
tencias requeridas, ya que constituye un método de trabajo para adquirir todas ellas.
Hay que señalar que aquí hemos recogido exclusivamente las competencias re­
lacionadas con el propio funcionamiento del texto de partida, es decir, aquellas habi­
lidades que vienen determinadas de modo directo por los rasgos característicos de los
textos técnicos, que son nuestro objeto de estudio. Esta descripción no está concebida
para ser aplicada directamente a la didáctica, porque aunque contiene las tres
competencias básicas del traductor técnico, requiere ser completada con una serie de
objetivos de enseñanza vinculados con el contexto profesional en que se realiza la
traducción. Por ejemplo, habría que incluir el conocimiento del mercado de la tra­
ducción técnica (tipos de encargo, tarifas, precios, etc.), la utilización de herramien­
tas informáticas (memorias de traducción, recursos electrónicos, etc.), y la habilidad
para trabajar en proyectos colectivos (muy habituales en el caso de localización de
software, por ejemplo), entre otros.22

C uadro 2. Características textuales de los textos técnicos y competencias requeridas


para la traducción técnica
Características de funcionamiento textual Competencias requeridas

Importancia del campo temático Conocer los ámbitos técnicos


técnico Ser capaz
de docu­
Utilización de terminología Saber aplicar la terminología mentarse
técnica específica técnica adecuada en lengua de en rela­
llegada ción con
los textos
Presencia de géneros técnicos -> Dominar los rasgos convencionales
técnicos
característicos de los géneros técnicos en lengua de
llegada

22. Véanse, por ejemplo, los objetivos de enseñanza de k traducción técnica propuestos en Gamero Pérez, S.
y A. Hurtado Albir (1999), p. 139-145.

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