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Áreas de la corteza donde llegan los impulsos nerviosos

de los órganos sensitivos hacia la región cortical


Hasta el momento sabemos que poseemos cinco sentidos: el olfato, la vista, el gusto, el
tacto y el oído. Cada uno de ellos cumple una función diferente, aunque en ciertos casos, están
conectados.

El tacto nos permite sentir la textura de las cosas, si están fríos o calientes; el olfato nos
permite percibir el aroma, y el gusto el sabor de las comidas. La vista nos deja ver todo lo que
nos rodea y el oído, captar ondas sonoras para que podamos escucharlas.

Las áreas sensoriales son las que reciben y procesan información procedente de los
receptores sensoriales, normalmente pertenecientes a los que denominamos “órganos de los
sentidos”. Se denominan áreas sensoriales primarias aquellas que reciben señales cuyo origen
inmediato anterior es el tálamo.

El tálamo ejerce la función de estación de relevo de la información sensorial y de filtro -


de acuerdo con su potencial relevancia- de dicha información. En general, cada hemisferio
cerebral recibe información procedente del lado del cuerpo opuesto. Así, la corteza visual
izquierda recibe las señales procedentes de la retina del ojo derecho.

La información visual llega de los ojos hasta la denominada “corteza visual primaria”
(V1) (área de Brodmann 17) tras pasar por el núcleo geniculado lateral del tálamo. La corteza
visual primaria se encuentra en el lóbulo occipital (zona posterior) y en ella se configura un
mapa (retinotópico), en el que la configuración espacial de los puntos que reciben las señales
reproduce la de los fotorreceptores en la retina. La información visual es posteriormente
procesada de manera parcial en diferentes áreas de la corteza, pues se trata de una información
con varios componentes (color, posición, trayectoria, contexto, etc.) que son procesados de
manera independiente hasta que otras áreas (asociativas) de la corteza recrean la imagen.

La corteza auditiva primaria se halla en el lóbulo temporal (áreas de Brodmann 41 y 42)


y es, como su nombre indica, el área cortical encargada de un primer procesamiento de la
información auditiva. La información llega de los oídos tras pasar por el núcleo geniculado
medial del tálamo, y también aquí se halla definido un mapa sensorial, denominado tonotópico.
En este caso, las células de la corteza próximas entre sí reciben información relativa a
frecuencias de sonido similares; ha de tenerse en cuenta que la recepción de sonidos en el oído
se produce de tal forma que los tonos se reciben con arreglo a una disposición espacial de los
receptores (células pilosas). La corteza auditiva primaria –que identifica tono y volumen del
sonido- se halla rodeada por la secundaria, y esta a su vez, por la terciaria. Cada una de ellas iría
procesando aspectos cada vez más complejos de la información sonora.

Con la denominación de corteza somatosensorial se hace referencia a una franja de los


lóbulos parietales del cerebro de mamíferos (áreas de Brodmann 1, 2 y 3) a la que llegan las
denominadas sensaciones somáticas procedentes de receptores situados en la superficie corporal
y en músculos y articulaciones. Se trata de receptores de tacto, presión (barorreceptores),
temperatura (termorreceptores), dolor (nociceptores), los superficiales, y de posición
(propioceptores), los musculares y articulares. En vertebrados no mamíferos la propiocepción es
procesada en otras áreas encefálicas; así, en peces es el cerebelo el que procesa la información
procedente de piel y aletas, y en tortugas y ranas son los ganglios talámicos los que generan
respuestas somatotópicas.
Como ocurre con la información visual y auditiva, cada región de la corteza
somatosensorial recibe inputs de un área específica del cuerpo; a esas regiones se las denomina
“áreas de representación”. Además, cuanto mayor es la densidad de receptores en una
determinada zona del cuerpo, mayor es la superficie de la corteza dedicada a procesar esa
información. Esa proporcionalidad y la disposición en que se encuentran las “áreas de
representación” han permitido elaborar el correspondiente mapa somatotrópico, en el que se
pueden localizar las diferentes sensaciones. También han permitido elaborar una forma de
representación muy ilustrativa que corresponde a un cuerpo del animal en cuestión en la que el
tamaño de cada parte del cuerpo es proporcional a la superficie de su correspondiente área de
representación. Cuando la imagen representa una figura humana se denomina “homúnculo
sensorial”.

Los axones de las neuronas del bulbo olfatorio se proyectan a través del tracto olfatorio
lateral a diferentes áreas de la corteza olfativa, la mayor de las cuales es la denominada corteza
piriforme (pero que también incluye el núcleo olfatorio anterior, el tubérculo olfatorio, los
núcleos corticales anterior y posterior de la amígdala, y parte de la corteza entorrinal). La
información olfativa es enviada directamente a otras áreas encefálicas, como al bulbo olfatorio
del otro lado (desde el núcleo olfatorio anterior), al hipocampo (desde la corteza entorrinal) y al
hipotálamo (desde la amígdala). Y también es enviada indirectamente desde diferentes áreas
(tubérculo olfatorio, corteza piriforme, amígdala y corteza entorrinal), al hipotálamo a través del
tálamo, y a la corteza orbitofrontal, a través del tálamo o de la corteza frontal. Se cree que estas
vías a las áreas corticales superiores son importantes para la distinción de los olores.

Aunque la información gustativa alcanza a diferentes áreas de la corteza, se considera


que la responsable de la percepción del gusto es la corteza gustativa primaria. Se subdivide en
dos subestructuras, la ínsula anterior (en la ínsula) y el opérculo frontal (en el giro frontal
inferior del lóbulo frontal).

Finalmente, cada región de la corteza sensorial proyecta la información recibida, a


través de la materia blanca, hacia áreas de la corteza próximas, donde es sometida, junto con la
de otras regiones, a elaboración, análisis e integración. En dicha integración intervienen otros
elementos (memoria, emociones evocadas, etc.) y, como consecuencia de ello, pueden
elaborarse las correspondientes respuestas, motoras principalmente.

Sharai Chumpitaz Rojas

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