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Concepto de profeta:

Comúnmente suele entenderse por profeta el que prevé y predice las cosas futuras; y es así

verdad, que propio es del profeta el predecir lo futuro. Con todo el sentido de la palabra profeta,

según la Sagrada escritura, suele ser otro. Profeta no es el que predice lo futuro, sino el que habla

por Dios o en lugar de Dios y como interprete de Dios.

El profeta respecto a Dios. Elección divina.

Con respecto a Dios podemos distinguir en el profeta dos cosas: lo primero, su elección para el

cargo de profeta, lo segundo, la actual inspiración y revelación proféticas.

Y en primer lugar, la causa de la profecía y de la elección del profeta es Dios; pues que la

profecía no fue traída jamas por voluntad del hombre, sino inspirados por el Espíritu santo,

hablaron los santos hombres de Dios.

Para el cargo o ministerio profético, no se requiere ninguna disposición natural ni ciencia ni

instrucción o preparación alguna, como se ve en Eliseo que era campesino o labrador. Tampoco

se requiere especias afición o inclinación de la voluntad, Tampoco se requiere de la caridad y

buenas costumbres.

Tampoco se requiere especial afición o inclinación al de la voluntad. Ni se requiere tampoco la

caridad y buenas costumbres. La razón de esto es la da Santo Tomás, porque la profecía

pertenece al entendimiento cuyo acto es anterior a la voluntad, la cual se perfeccionar con la

caridad, además de esto, porque la profecía es de las llamadas gratías dadas, esto es, que se da

para utilidad y bien de la iglesia y no precisamente para el bien del profeta. Así, que la única

causa de la profecía es Dios.

Ilustración profética.
La profecía es pues, la ilustración o revelación de Dios, que suele hacerse por medio o ministerio

de Los Ángeles. Esta relación es una especie de lumbre o ilustración y intelectual que está en el

alma no por modo de habito y forma permanente como la luz está en el sol, sino por modo de

forma o como impresión transeúnte y pasajera, al modo que la luz está en el aire.

Objeto de la revelación profética.

Objeto de la revelación proféticas pueden ser todas las cosas lo mismo las que se refieren a Dios

y sus ángeles que las de orden natural o las el mundo moral y también los sucesos futuros. Con

todo, como profecías son aquellas cosas que están lejos de conocimiento humano, unos efectos

serán más propios de revelación profética, cuanto mas distante esté del conocimiento humano.

Ahora bien, en esto hay 3 grados. Por qué unas cosas hay que están lejos del conocimiento de

este hombre, pero no de todos los hombres, como son las cosas distantes y remotas, y los

secretos de los corazones con qué los conoce el que los tiene pero no los demás. Otras cosas hay

que están distantes de conocimientos de todos los hombres, porque por razón de su alteza y

excelencia están sobre todo conocimiento humano, como son por ejemplo, el misterio de la

Santísima Trinidad. Otras cosas hay que está en distantes de todo conocimiento humano no

porque estén sobre el conocimiento humano, sino porque no son posibles en sí mismas, cual son

los futuros contingentes y libres.

Modo revelación profética.

Los profetas ni tienen el lumen gloria propio de los bienaventurados en cielo, a nivel de esencia

divina. La profecía es conocimiento, y sabido es que todo conocimiento concurren dos cosas, la

representación de las cosas y el juicio de las cosas representadas. La representación de las cosas
según la orden natural, se hace por medio de las especies que se presentan los sentidos. Luego a

la imaginación, y por último el entendimiento. En la imaginación las especies, las cosas

sensibles, son transformadas y combinadas diversas maneras, por causas físicas diversas.

Dos cosas concurren en la acción o revelación profética, a saber, la lumbre intelectual y las

especies o representación de las cosas. De estas dos cosas la principal es la primera, esto es la

lumbre porque ilustra al entendimiento para el juicio y en el juicio está el conocimiento

completo.

Oscuridad de las profecías.

Las profecías son muchas veces oscuras y de difícil interpretación. Las causas de esta oscuridad

son diversas las haber: de parte de Dios, de parte de la misma profecía, de parte de los mismos

profetas, de parte de las cosas profetizadas, o de parte de los hombres que las leen e interpretan.

De parte de Dios el cual revela las cosas con claridad y la claridad conveniente para que sean

conocidas por los hombres tanto cuanto el quiere y cuanto conviene al provecho de los mismos

hombres.

De parte de las cosas proféticas las cuales siendo como eran cosas nuevas tienen que describirse

o expresarse con palabras y términos conocidos,

Otra causa de la obscuridad es la misma naturaleza de la profecía, la cual siendo como es muchas

veces predicción de sucesos que dependen de la libre voluntad humana, conviene que de tal

modo se proponga que en ningún modo y influya o pueda influir en la libre determinación del

hombre, antes bien, que el hombre las cumpla sin conocerlo ni darse cuenta de ello sino después

de verla cumplida.
Otra causa es de parte de los mismos profetas los cuales nos siempre conocían bien y

perfectamente las cosas que profetizaban de ahí que juntaban a veces cosas y sucesos de tiempos

diversos aunque unidos entre si por alguna trabazón lógica y la razón de esto podría ser el que

ellos mismos no conocían del todo ni completamente las mismas cosas que profetizaban sino que

ignoraban en el tiempo y otras circunstancias.

La quinta causa es de parte de los mismos hombres, los cuales, por todas la razones y causas

apuntadas sólo conocen perfectamente el sentido de una profecía cuando la ven ya

perfectamente cumplida.

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