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Festival de recibimiento a Rigoberta Menchú Tum. Niños con traje tradicional bailando sones.
El Porvenir, La Trinitaria, Chiapas.
Fotógrafo: Fernando Limón Aguirre, 1992.
Acervo personal.
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Fotografía 1a. de forros y portadilla: Mujeres chuj vestidas con el traje tradicional, río Loma Linda,
La Trinitaria, Chiapas.
Fotógrafo: Fernando Limón Aguirre, 2005.
Acervo personal.
Fotografía página 5: Niña chuj vistiendo el traje tradicional. Nuevo Porvenir, La Trinidad, Chiapas.
Fotógrafo: Óscar Hagerman Mosquera, 2006.
Acervo personal.
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Queda prohibida la reproducción parcial o total del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la au-
torización del titular, en términos de la Ley Federal del Derecho de Autor y, en su caso, de los tratados internacionales
aplicables. La persona que infrinja esta disposición se hará acreedora a las sanciones legales correspondientes.
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Chuj
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te, en los municipios de Las Margaritas, mo “mexicanos”). Con ellos, sobre to-
Maravilla Tenejapa y Marqués de Comi- do con los q’anjobales, conviven en las
llas. También se constató en los criterios mismas localidades.7 La diversidad cul-
de la actual búsqueda de tierras de los tural que caracteriza la vida de los chuj
grupos ya situados en la región. en México no es un hecho de equidad;
generalmente, su posición es de desven-
la Cotidianidad vivida en taja y permeada de prejuicios, motivo
ComUnidad es más llevadera
La región ocupada por los chuj en Chia- 7
La relación de los chuj con los q’anjobales, aunque
pas también la comparten indígenas perseverante, no es fácil. Hay francas actitudes entre
ambos grupos de organizarse de manera indepen-
q’anjobales, mames y tzotziles, y familias diente cuando cohabitan en la misma localidad,
de habla castellana (identificados co- aunque se celebran matrimonios entre sí.
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mas con respecto a la posesión de terre- caso, al perder poder en la toma de de-
nos; algunos únicamente cuentan con cisiones, lo refuerzan con sus dinámicas
el espacio ocupado por el sitio domésti- organizativas y al unirse en torno a gru-
co, en tanto que otros no son dueños ni pos organizados que viven las mismas
de este pedazo de tierra. En este último condiciones y que hacen gestiones (co-
mo la búsqueda de tierras) para benefi-
cio de todos.
La población chuj en México La vida de todas estas familias trans-
curre en comunidades a las cuales se
es de aproximadamente
tiene acceso por la carretera que va a las
6 mil personas, de las
lagunas de Montebello o su continua-
que más de 500 viven ción, la llamada Carretera Fronteriza.
en Campeche. Esta vía de comunicación parte del en-
tronque con la Panamericana a la altura
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Familia trabajando
en el campo.
Tziscao, Chiapas.
Fotógrafo: Lorenzo
Armendáriz García. 1987.
Fototeca Nacho López, CdI.
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Altar en la cima del cerro Zacatepec, conocido como “Cerro Poderoso”. La Trinitaria, Chiapas.
Fotógrafo: Fernando Limón Aguirre, 2006.
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Mujeres chuj con el traje tradicional, río Loma Linda, La Trinitaria, Chiapas.
Fotógrafo: Fernando Limón Aguirre, 2005.
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dentro de su territorio, en los cerros del tando. Las lagunas tienen su propia al-
entorno está el “dueño de la montaña”, ma, el alma de sus dueños, a los que se
que convive con otros seres a quienes se identifica y respeta. La dueña de la mil-
les reconoce y se les puede seguir respe- pa y el maíz puede ser respetada y aten-
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munidad “sin hacer bulla en la calle, ni La tradición oral relata que mucho
gritando y sin hacer parejitas”. antes de la Conquista española, los ma-
En consecuencia, la reterritorializa- teanos, los coatanecos y los tojolabales
ción significa la cohabitación y concen- convivían en el mismo espacio territo-
tración en una misma zona, la posibili- rial. Las pugnas por asentar la autoridad
dad de intercambios y la comunicación de alguno y el control de las minas de
con toda clase de seres significativos, sal fueron las causas por las que final-
en particular, con los dueños de los ele- mente los mateanos se quedaron y los
mentos del entorno y los antepasados otros migraron. Los coatanecos se asen-
difuntos. Es el territorio el que da las ma- taron en un espacio aledaño, mientras
yores posibilidades de que la vida cultu- que los tojolabales, identificados por los
ral se reproduzca, de que la vida sea y chuj como tzapalutas, se distanciaron y
se verifique como lo cuentan las “histo- modificaron su habla.
rias verdaderas” que narran los abuelos Con los coatanecos, no obstante las
y las abuelas. tensiones existentes, mantuvieron no só-
lo la familiaridad lingüística y una re-
las memorias. Historias lación de vecindad que tocaba las ru- 2
verdaderas qUe nos tas de tránsito y mercado, sino también
reCUerdan y refUerzan alianzas ante enemigos comunes, de
La historia en la memoria de los chuj es contacto y alimentación recíproca a su
antiquísima; es una memoria colectiva sabiduría de pueblo, expresada a través
de muy largo cuño y, por ende, de gran de sus rezadores, adivinos y ceremonias
complejidad y riqueza. Muy diferente a en los espacios de ambos.
lo que ocurre entre los tojolabales, sus Con los tojolabales estableciero con-
vecinos, con quienes tienen la más es- tactos con fines comerciales y de visitas
trecha relación idiomática, en los que
predomina una conciencia histórica in-
mediata, que no va más allá del periodo La tradición oral relata que
histórico de las haciendas decimonóni- mucho antes de la Conquista,
cas. Sobre los chuj se han realizado de- los mateanos, coatanecos
bates académicos para conocer sus orí- y tojolabales convivían
genes y su localización en tiempos de la en el mismo territorio.
Conquista.
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sultaron una garantía de mano de obra la ley, y nuevas formas de relación en-
para los finqueros enganchadores. tre los chuj e indígenas en general, con
Todo lo anterior generó tensiones in- las autoridades de los centros urbanos
ternas que propiciaron la fragmentación departamentales o federales, pero sobre
y la creación de nuevos centros de po- todo con su propio territorio.
blación, los cuales comenzarían a gra- Todo lo anterior se encaminaba a
vitar en torno a la economía agrícola la producción para el mercado (princi-
comercial, con el cultivo de nuevos pro- palmente exterior) y la acumulación del
ductos y bajo leyes instituidas en una ló- capital, al fomentar la lógica de explo-
gica de privatización de la tierra. tación laboral y el control de la fuerza
De esta reforma liberal se originaron de trabajo chuj permanente o estacional
cinco modelos de relación con la tierra: e injustamente pagada; de igual modo,
ladinos expropiadores, nuevas comuni- al incrementar la presión de la frontera
dades establecidas en torno a patrones y agrícola sobre las áreas naturales (hasta
bajo su control, nuevas colonias consti- ese entonces muy bien conservadas).
tuidas por remisos (en muchos sentidos, Fue así como, en ese contexto, se fun-
el caso de Tziscao), territorios defendi- daron varias comunidades: B’ulej, Kan- 2
dos por sus originales dueños indígenas kintik y Subojasun, por mencionar algu-
(el caso de todo San Mateo) y nuevas nas del lado guatemalteco, y Tziscao13,
colonias interculturales con gente pro- que a la postre quedaría ubicada dentro
veniente de diversos pueblos. En con- del territorio mexicano. A los niños y jó-
clusión, se introdujo la presión sobre la venes “escuelantes” de Tziscao, que año
tierra, bajo la lógica de su posesión en con año preguntan a los mayores la histo-
propiedad privada; cambios ad hoc en ria de su comunidad, se les responde con
orgullo: a la comunidad la fundaron 10
familias provenientes de San Mateo Ixta-
La reforma liberal tán y los primeros pobladores “constru-
yeron” el “Puente de Piedra” que separa
trajo consigo todo un paquete
a la laguna Yichén (conocida como In-
de cambios vertiginosos
y adversos a la cohesión
de la población chuj. 13
Los nombres originales de estas comunidades son
B’ulej, Kant’atik, Xub’ojasun y Tz’isk’a’aw
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Puente de Piedra y las lagunas Yichén dan nombre a Tziscao, aparecen las boyas que marcan
la línea divisoria entre México y Guatemala. Tziscao, Chiapas.
Fotógrafa: Ana Luisa López Noriega, 2006.
Acervo personal.
ternacional, por tener una mitad en cada cido versiones erróneas al hacer la tra-
uno de los países) de la laguna Tziscao; ducción desde vocablos tojolabales. Sin
la gente hacía sus propios instrumentos embargo, al adentrarse al idioma y cono-
de utilidad cotidiana, se alimentaban de cer a la gente de San Mateo queda claro
yerbas silvestres, los techos de sus casas que Tziscao (Tz’isk’a’aw) es precisamen-
eran de palma y su ropa era de manta. te aquel puente (k’a’aw en chuj), motivo
Paradójicamente, no existe contun- de orgullo, porque, a diferencia de otros
dencia en cuanto al significado del nom- puentes de troncos de palo o de tablas,
bre de su lugar, y los muchachos cada éste es un puente que se fue “construyen-
año escuchan siete interpretaciones dis- do” —tz’is— con piedras, que además es
tintas. Quizá por desconocimiento del largo y delgado, segunda acepción del
chuj, algunos investigadores han ofre- vocablo tz’is.
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si se enteran nos maltratan; hasta aho- intolerables, como fue la política de tie-
ra, nos burlan.” “Si queremos quemar rra arrasada, responsabilidad del gene-
copal ha de ser de noche, que nadie lo ral Ríos Montt. En la aplicación de esta
vea.” “Nos dicen que acá es México, política como plan de guerra, el ejército
que los indios son de Guatemala, pero arremetió contra los indígenas y arrasó
nosotros sabemos que no es así, que es aldeas enteras, muchas de ellas chuj.
nuestra herencia y es nuestro derecho, Resalta entre los chuj el llamado julio
‘onde sea que estemos’.” negro de 1982. El día 1 de ese mes ha-
El refugio de los guatemaltecos ini- bía concluido una amnistía del gobierno
ciado en 1981 se debió a una guerra guatemalteco. El día 2, el destacamento
fratricida y etnocida que llegó a niveles de Barillas ocupó San Mateo y ese mis-
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El mensaje, en muchos casos explícita- ya conformada. Así ocurre con los nom-
mente expresado a los chuj, ha sido que bres de lagunas y lugares dentro de su
“ser mexicano” es sinónimo de “no ser territorio que representan puntos de re-
indígena”. ferencia en su vida cotidiana. Este caso,
Los nombres de sus localidades ha- como hemos relatado, es sólo un ejem-
blan por sí solos y reflejan las tensio- plo de que los nombres en chuj se ha-
nes y el deseo del olvido. A diferencia llan repletos de sentido.
de los nombres en chuj de las aldeas y Pero la resistencia no sólo es ante las
cantones en Guatemala, en México to- instrucciones y prácticas gubernamenta-
das las comunidades, excepto Tziscao, les; también se requiere para sí mismos.
tienen nombres castellanos vinculados a Esto se verifica en las disposiciones fren-
la historia patria (Benito Juárez, Cuauh- te a su propio idioma. Se pueden reco-
témoc), nombres de santos (San Loren- nocer tres tipos de posicionamiento al
zo, San Vicente, Santa Rosa), referencias respecto: rechazo y negación; refrendo
a elementos del entorno (El Horizonte, y reproducción; y, por último, lamento
Linda Vista, río Loma Linda) o denomi- por la pérdida, con eventuales deseos de
34 naciones vinculadas con la memoria y recuperación. En las comunidades más
la esperanza (El Recuerdo, Nueva Espe- antiguas se presentan los tres puntos en
ranza, Nuevo Porvenir). porcentajes muy equiparables; mientras
El caso de Tziscao es singular, pues que en las comunidades de creación re-
fue la única colonia que el Gobierno ciente ocurre con mayor frecuencia el
mexicano tuvo que reconocer estando refrendo y reproducción, el rechazo y la
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res de los chuj lugares sumamente fríos, Las familias, sobre todo las de tipo
el ika se haya culturizado, de manera tal patrilocal, viven como familias extensas,
que algunas mujeres acostumbran parir donde todos los miembros habitan en el
dentro de estos baños, o al menos se dan mismo espacio doméstico. En dichas vi-
el baño inmediato al parto, que tiene ca- viendas las cocinas se hallan separadas
rácter obligatorio para que “la mujer pro- de las casas. Las construcciones rectan-
duzca leche”. De no hacerlo, se dice, las gulares amplias de las casas permiten co- 3
mujeres pueden enfermar. locar en toda la periferia las camas, divi-
En todas las comunidades se cuen- didas por un telar que les da privacidad,
ta con este tipo de baños en casi todas además de una atmósfera más cálida pa-
las casas.16 Estos baños se utilizan tam- ra mitigar el frío. De esta manera, el cen-
bién como tratamientos para la cura de tro de la estancia, amplio y desocupado,
varias enfermedades; por ejemplo, pa- se puede utilizar como espacio de con-
ra aquellas calificadas como “frías” el vivencia al acercar algunas sillas, o co-
ika es el único remedio, según se afirma mo lugar donde se enciende el fuego pa-
con frecuencia. ra celebraciones. En este mismo espacio
muchas de las casas cuentan con altares.
16
Los nuevos ika, si se cuenta con dinero, comien- La ropa, en particular la de las muje-
zan a ser construidos con cemento y block. De lo res, es un signo distintivo muy recono-
contrario, si no se puede hacer una oquedad en la
tierra, se edifican con adobe y se cubren con un cido y aceptado. Sin embargo, debido a
techo de paja. La significación cultural del ika es que los altos costos de la confección de los
al entrar en él se penetra “en el seno de la madre
atuendos, pero sobre todo por las políti-
tierra”, y, conjuntamente con el hecho de que “ahí
nacemos”, se le confiere un carácter sagrado. cas padecidas, el uso de la indumenta-
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Niña chuj vestida con el traje tradicional. Nuevo Porvenir, La Trinitaria, Chiapas.
Fotógrafo: Óscar Hagerman Mosquera, 2006.
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Músicos chuj tocando sones con la marimba en la fiesta de Todos Santos en el camposanto. San José
Montebello, La Trinitaria, Chiapas.
Fotógrafo: Fernando Limón Aguirre, 2005.
Acervo personal.
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Al ritmo de la marimba. Tziscao, Chiapas.
Fotógrafo: Lorenzo Armendáriz García, 1987
Fototeca Nacho López. CdI.
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aproximaCiones
a los ConoCimientos El Hoye K’u, festividad de cinco días,
CUltUrales entre los CHUj
se considera muy sagrado; se ofrendan
A diferencia de las fiestas de los santos,
que se inician con rezos nueve días an-
candelas e incienso para los cultivos
tes, las celebraciones de las fechas que de la milpa y los huertos.
marca la cultura maya —siguiendo el
propio calendario maya— empiezan
con rezos y preparativos espirituales 20 Según el calendario maya, los me-
días antes. Destacan entre estas fechas el ses son 18 (wajxaklajunh winhk’inh o jun
Pixanil y el Hoye K’u. El Pixanil (Día del hab’il), cada uno de los cuales tiene 20
Corazón) dura los 20 días, tiempo en el días (winhk’inh o jun k’inh) y se com-
que el corazón sale del cuerpo y después pletan con otros cinco (Hoye K’u) para
de viajar regresa a él. Cada año “los que la transición. Este calendario, junto con
saben”, los ajchum o los chumanwum, el tzolkin (el calendario sagrado de los
establecen la fecha de inicio de la cele- mismos 20 días, pero con 13 repeticio-
bración, de acuerdo con la interpreta- nes), marca la pauta para la relación con 43
ción del calendario. el tiempo y los acontecimientos entre los
El Hoye K’u corresponde a los “cin- chuj. Cada día tiene un Ora, que es su
co días” con que se complementan los responsable (“entregarle a Dios es su ta-
18 meses de 20 días de su calendario, y rea”); posee un significado particular (así
que se preparan realizando cuatro ja’at como su nombre y su emblema), y re-
(rogancias), una cada cinco días. La res- clama atención y respeto. Cada Ora, de
ponsabilidad de estos ja’at es de los re- acuerdo con su función u oficio, da la
zadores, aunque son días de guardar razón de cada día para hacer las cosas.
para todos. Es un tiempo que se consi- Los ajchum son los únicos conocedo-
dera muy sagrado, en el que se estira a res a profundidad de los Oras; sin embar-
los niños para que crezcan y sean fuer- go, su nombramiento y reconocimiento
tes, se les pega a los árboles frutales pa- son del dominio popular. Sus nombres
ra que den abundantes y buenos frutos son: Chinhax, Chawok, Ajaw, Himox, Ik’,
y se ofrendan candelas y pom (incienso) Wotonh, K’ana’, Ab’ak, Tox, Kej, Lanhb’at,
para los cultivos de la milpa, las parce- Mulu, Elab’, B’ahatz’, Eyub’, B’e’en, Hi’ix,
las y las huertas. Tz’ikin, Chab’in y Kixkab’. Comenzando
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con Chinhax cada cinco (Wotonh, se les identifica como malos y traviesos
Lanhb’at y B’e’en) son Alkal Oras (alcal- (como B’ahatz’, Tz’ikin, Chab’in); en
des), que significan los cuatro cargadores éstos es propicio reconocer las fallas y
del mundo; y junto con Chawok y Ajaw corregirnos (como Elab’, Hi’ix), en tan-
son también los cargadores de años (esto to que en otros se puede pedir por los
es, que los años siempre comienzan con animales domésticos y por los cultivos
uno de tales Oras). (como Eyub’). Dentro de ellos están el
A algunos de estos días se les reco- día del maíz (B’e’en), de la tierra (Himox),
noce como buenos, en tanto que a otros del viento (Ik’), del dinero (Tox), por men-
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Leyendo una revista chuj donde se explica la simbología de su traje tradicional. Santa Rosa,
La Trinitaria, Chiapas.
Fotógrafo: Fernando Limón Aguirre, 2005.
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da, los rituales de celebración en tor- a los chuj? No hay claridad, pero lo que
no al sagrado fuego, las raíces idiomá- sí se les expone a los chuj con insisten-
ticas, el territorio, el cultivo de la milpa, cia y contundencia es que no es com-
la dieta que tiene como base al maíz, el patible ser chuj y ser mexicano. La sor-
culto a los muertos, entre otros. presa, al paso del tiempo para muchos
Nacionalizarse mexicana o mexica- de los chuj, es cuando atestiguan que
no es un hecho político y administrati- en México hay muchos pueblos indíge-
vo, que los encargados de los distintos nas en todo el territorio nacional y que 1
despachos hacen acompañar por una además les asiste el derecho de ser pue-
“oferta” cultural que se presenta en con- blo, ser pueblo indígena con una cultura
tra y en detrimento de la otra membresía propia; en tanto, lo que no les sorpren-
cultural: para ser mexicanos tienen que de son las limitaciones de su poder fren-
dejar de ser chuj. Mexicanizarse (dejan- te a los gobiernos y las carencias econó-
do de ser chuj) aparece como requisito micas comúnmente experimentadas.
para acceder a una situación deseable La “cultura mexicana” en esta con-
de vida, para “mejorar”. Es la aplicación dición de frontera se ha ofrecido como
a ultranza de la política del mestizaje, diferenciación de lo guatemalteco, en
ante personas en situaciones comprensi- una dicotomía sin sustento: lo mexica-
blemente carentes de poder. no asociado a lo positivo que se dife-
¿Qué es lo que incomoda de la cul- rencia de lo negativo, representado por
tura chuj? ¿Acaso lo que incomoda es lo guatemalteco indígena. El castellano,
lo indígena? ¿Qué hecho o forma cultu- lo “moderno”, lo ”no indígena”, lo “no
ral caracteriza al ser mexicano?; o bien, sucio” (al no ensuciarse por el trabajo
¿cuál es la “cultura mexicana” ofrecida campesino) se plantea como lo bueno.
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Por el contrario, el idioma chuj, lo tradi- los chuj que fueron refugiados, la po-
cional (las costumbres), lo indígena, lo blación del entorno que no es de ori-
“sucio” (consecuencia lógica del traba- gen chuj los designa como guatemalte-
jo en la tierra),21 se expone como malo, cos. Por su parte, los chuj que ya tienen
como lo negativo. Estas cuestiones, re- cuatro y hasta cinco generaciones como
marcadas por los trabajadores de los go- mexicanos, algunos de los cuales man-
biernos y los maestros que tienen cierta tienen el idioma y otros no, terminan re-
influencia, ni se constatan ni tienen sus- frendando y hasta dignificando su con-
tento alguno, y por más influencia sobre dición de ser pueblo al autoasignarse
este grupo, no logran desaparecer todos cierta identidad guatemalteca.
los elementos cotidianos y profundos de Ser chuj y ser guatemalteco, aunque
la cultura chuj; así que tal demarcación no sean sinónimos, se refrenda de una
no corresponde con la realidad y es un forma casi natural. ¿Por qué? Porque si a
desacierto por demás infortunado. la gente chuj se le asigna este calificati-
Se trata de un discurso basado en vo de manera estigmatizada o peyorati-
la diferenciación con claros matices de va, al asumir una posición de dignidad,
discriminación. Tal discriminación, que con conciencia histórica y sabiéndose 3
en parte ha sido aceptada, en parte re- descendientes de personas con nacio-
chazada y en parte introyectada e inte- nalidad guatemalteca, ya no duda en le-
riorizada, es un telón de fondo de la vi- vantar el rostro y afirmarlo con orgullo.
da cotidiana y de las relaciones que se Además, independientemente de los he-
viven entre los chuj. chos de violencia y de precariedad eco-
Esta perspectiva provoca que la cul- nómica que expulsaron de su país de
tura chuj se reidentifique continuamen- origen a los fundadores de las diversas
te con la nacionalidad guatemalteca. A localidades, del lado guatemalteco, los
chuj viven su condición étnica mucho
más natural y sin resquemores que como
21
En el contexto de las interacciones sociales y lo hacen en territorio mexicano; en par-
étnicas de la región, los chuj son calificados e
te por la alta proporción de indígenas en
identificados por ser “sucios”. Así lo refieren tanto
los popti’ como los q’anjobales y los mestizos. ese país centroamericano o por su ubi-
Por su parte, los chuj se reconocen como un cación geográfica en el extremo noroc-
pueblo campesino, muy trabajador y cuyo santo
patrono, San Mateo, es uno de ellos y también está cidental de dicha nación, enclavados en
sucio, por el mismo hecho de ser trabajador. una serranía de muy difícil acceso.
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biblioGrafía
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notas
1
Se refiere a la población en hogares en donde el jefe, el cónyuge o algún ascendiente declaró ser hablante de lengua
chuj.
2
Incluye hablantes de chuj y de otras lenguas indígenas de 5 años y más.
3
La diferencia entre la población ocupada y la población agropecuaria está distribuida en otras actividades económicas.
4
La diferencia entre la población ocupada y la población sin ingresos está distribuida entre otros rangos de ingresos.
fuente: Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas / Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo,
“Sistema Nacional de Indicadores sobre la Población Indígena de México”, 2002, con base en XII Censo General de
Población y Vivienda, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, México, 2000.
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