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EL CUIDADO
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MANUAL PRÁCTICO
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DE CONSERVACIÓN
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CLAN
EDITORIAL
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;: ART-E��y OFICl��L LIBRO
ÍNDICE
• Introducción________________________ 11
• ¿Qué es la conservación preventiva?..................................................................................... 13
• Tres normas vitales a tener en cuenca cuando se restaura un documento o un
libro, o casi cualquier otra cosa..................·----··················································· 15
• La naturaleza de los materiales...............................................................................-................ 17
• Los enemigos de los libros y de los documentos y la batalla por su neutralización.. 33
• Algunos instrumentos para medir la acidez y las condiciones ambientales pre-
sentes en las salas y los depósitos .................... -.................................................................... 45
• Cómo guardar los libros y documentos y otros materiales afines....................... 51
• Un poco de seguridad y control y mucha protección.................................................. 65
• ¡Dios mío, qué desastre! Plan de emergencia para archivos y bibliotecas, gran-
des o pequeñas.............................................................................................................................. 71
• La congelación: el gran estabilizador···························----································· 77
• El secado de libros, documentos y otros materiales empapados o congelados.. 81
• El secado de las pieles y los pergaminos----······················································ 89
• Los hongos y su control......................____............................................................. 93
• Los insectos, los roedores y su control_____ -----..................... 103
• La conservación para profan os.....................___________ 115
• Las exposiciones, fotocopiados y demás: cómo evitar disgustos.............................. 143
• Bibliografía recomendada...................____.............................................................. 161
• Anexo I: Los proveedores de materiales. ____ ..................................................... 163
• Anexo II: Recomendaciones para la preservación y el mantenimiento de
colecciones con soporte de pape\...______........................... _____ 165
A mis editores, Del.fin y Marina, por impregnarme con su increíble capacidad de
trabajo e ilusión.
A mis padres, a Chus, a Nacho y a mis amigos, especialmente a Ana y Pepe. Pero
sobre todo 11 john por su inacabable generosidad y cariño.
Para todos ellos las palabras de Chuang Ku: "]untos, contemplamos las aguas dis
tantes; solo, me siemo en un bote solitario''.
Luis Crespo
INTRODUCCIÓN
Restauraciones perceptibles
Esta segunda norma podría llevar un subtítulo: no se permiten falsificaciones.
La norma tiene origen en el propio carácter del documento como una pieza de
archivo o un libro raro o único, formando parte de las colecciones especiales de
una biblioteca. Cuando se restauran este tipo de documentos o libros, se hace
de modo que se asegure que su integridad y autenticidad no .;e pondrán en
duda; esto implica un tratamiento que se limita a devolver a la pieza una condi
ción física lo suficit· ttemente fuerte como para que admita un utilización cuida
dosa por parte del coleccionista o del investigador. Una escritura o tipografía
desvanecida o parcialmente perdida no se retoca. Las zonas restauradas tampoco
deben retocarse para encubrir el contraste entre el material nuevo y el documen
to o libro original. La restauración debe verse claramente; la selección de los
materiales apropiados junco con un trabajo hábil debe ser suficiente para evitar
cualquier ofensa estética.
Reversibilidad
La aplicación de esta norma está indicada especialmente en los documentos
de carácter archivístico ya que, en contraste con los libros, su contenido singular
y único posiblemente no sea reemplazable. Por lo tanto, sería un grave error uti
lizar un tratamiento sin posibilidad de vuelca atrás, o utilizar materiales y pro
ductos que no sean en gran medida reversibles.
De todas formas, tanto el archivero, como el bibliotecario o el coleccionista
tienen la misma meca: guardar sus fondos para que duren el máximo posible.
Aunque es una meta algo difícil de realizar, la selección de los materiales utiliza
dos en la restauración debe tener, al menos, la misma probabilidad de vida que
el objeto original. Es conveniente buscar materiales que puedan ser retirados
con seguridad dentro de unos años si fuera necesario por su desgaste.
Además; se recomienda no utilizar productos que tendrán una reacción quí
mica nociva en el documento, por ejemplo, aquéllos que puedan comunicarle
acidez, alteraciones en los colores, olores desagradables, etc. También, uno debe
ser cauteloso en la selección de telas, pieles, papeles, cartones, adhesivos o cual
quier producto que no se haya probado y utilizado ampliamente a lo largo de
los años. Los tratamientos con productos químicos deben restringirse al máxi
mo y sólo se ll�varán a cabo por personas cualificadas y de amplia experiencia.
Hay muchos productos químicos que «curan» milagrosamente en cuestión de
rninucos, pero a largo plazo pueden provocar daños irreversibles o la destrucción
del documento.
La naturaleza de los materiales
Pila holandesa. En este antiguo modelo aún es posible apreciar las ruedas dentadas que hadan girar el conjunto del engranaje.
trapos de color (no bastaban los blancos existentes para satisfacer la fabricación)
obligó a usar, desde el año 1774, el doro -uno de los peores enemigos del
papel si no se eliminan cocalmeme los residuos del mismo durante el tratamien
to-- para el blanqueo de estos trapos.
Ya a principios de 1850 el alumbre se combinó con la colofonia -una resina
obtenida de los pinos- para precipitar este material en las fibras. La colofonia
había reemplazado a la gelatina para encolar porque se podía añadir directamen
te en la tina con la suspensión de fibras evitando su aplicación después de la for
mación de las hojas, lo cual quiere decir menos trabajo y más rapidez de elabo
ración y, por lo tanto, beneficio económico para el fabricante. Pero la combina
ción del alumbre, una sal ácida, con la colofonia, un oxidante, provocaba una
friabilidad -fragilidad física- prematura y un oscurecimiento del papel fabri
cado a máquina.
En 1719, René Réaumur, científico y naturalista francés, sugiere que la
madera podía ser una buena fuente de fibras después de observar que las avis
pas. fabricaban «papel» de madera para construir sus nidos.
Al final del siglo XVIII y principio del XIX, Nicolas-Louis Robert en Francia
y los hermanos Fourdrinier, ent;e otros, desarrollaron la máquina papelera.º Las
primeras máquinas eran muy sencillas: se formaban las hojas sobre una cinca
continua hecha de trapos o con una rejilla metálica, dejando escurrir el exceso
de agua o utilizando una fuente de succión para eliminarla. Y aunque era un
proceso «mecánico» gran parte del mismo se tenía que hacer manualmente.
A mediados del siglo XIX se empezó a usar la madera para la fabricación del
papel barato; de hecho, dio unos resultados tan excelentes en la relación calidad
del papel-precio final del mismo, que en la actualidad la madera sigue siendo la
fuente principal de fibras celulósicas para la fabricación del papel. La pulpa,
conocida corno pasta mecánica, se obtiene de los troncos de los árboles, sin la
corteza, cuando se trituran con una rueda de piedra giratoria. La pulpa obtenida
por este método retiene todos los componentes de la madera, incluyendo la
dañina lignina, aunque algunos compuestos solubles en agua se eliminan duran
te el proceso de la trituración.
Aunque la pasta mecánica es un producto inestable para la fabricación de
papel, hay una forma de convertirlo en otro más o menos estable. Es posible
producir un papel de una calidad bastante alta si se elimina químicamente el
contenido de lignina. La pulpa resultante, llamada pasta química de madera,
requiere el tratamiento de las astillas del t,ronco de madera. Se hace bajo presión
y altas temperaturas en una disolución de sales, normalmente de sulfuro sódico
o de sulfito sódico. Las fibras resultantes se dejan en una disolución acuosa y
luego se lavan para eliminar la lignina y otros compuestos que no contribuyen a
la estabilidad del papel.
EL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 23
La acidez
El papel moderno
La calidad del papel al iniciarse el siglo XX, y hasta la mitad del mismo, con
tinuó siendo precaria puesto que los papeleros seguían haciendo un producto
muy inestable químicamente. No se les puede acusar de ser los principales res
ponsables puesco que estaban respondiendo a la presión económica --este papel
era mucho más barato de producir y, por lo tanto, de comprar- impuesta por
los editores de libros, revistas, periódicos, etc. La venta y '"ampra de papel ácido
era hasta ese momento un hecho inexorable.
Pero había personas conscientes del peligro que representaba la fabricación
de libros utilizando papel inestable, que dieron la voz de alarma.
Uno de ellos fue un indomable científico español, el doctor Amalio Gimeno.
Fue, quizá, uno de los primeros en dedicar su tiempo al estudio de las causas
físicas y químicas del deterioro de los libros. En 1932, durante un discurso ante
la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, enumer6 las causas del
deterioro de los libros: el polvo, la humedad, las temperaturas altas y el alum
brado de gas. A la vez que acusaba a la industria papelera de plantar la "semilla
de la destrucción" en sus productos y citó un estudio llevado a cabo en 1924
por la Escuela Central de Ingenieros Industriales en el que se comparaba el
papel fabricado a máquina frente al papel hecho a mano.
Al leer el estudio, que había sido encargado por el Ministerio competente,
el doctor Gimeno concluyó que ninguno de los procesos mecánicos seguidos
en la fabricación del papel era culpable de la pobreza del mismo. La culpa
había que buscarla en la naturaleza de la fibra utilizada, en el reapestro y en
las cargas químicas que utilizaban los fabricantes de papel. Los ingenieros
recomendaron que el Gobierno estableciera normas para la fabricación del
papel para evitar su prematuro deterioro. La recomendación, según el doctor
Gimeno, "cayó en el vacío".
Hubo mejor suerte allende los mares. En 1959 el Council on Library Sources
(Consejo de Recursos Bibliotecarios) de Estados Unidos, inquieto por el mal
EL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 25
esc::i<lo general del papel usado para la elaboración de libros, solicitó una investi
gación científica. La rarea fue encomendada a William J. Barrow, investigador,
como su homólogo español, de las causas del deterioro del papel.
Barrow llevó a �bo una investigación cuyas conclusiones eran desalentadoras: uti
lizando un cierro· �úmero de libros publicados entre los años 1900 y 1939, observó
que el 90% de los libros se había hecho con un papel con una esperanza. de vida
aproximada de 50 años y que sólo el l% del papel investigado podía clasificarse como
durable. El siguiente paso fue el desarrollo de una pasea tratada químicamente para
que fuera igual o superior al papel de alca calidad. La investigación, hecha conjunta
mente con químicos industriales, confirmó que esca mera era posible con la selección
de una pulpa con una mayor resistencia de sus fibras, con el refino -un proceso con
el que se consigue que la fibra sea más o menos «pura.»-- cuidadoso de su celulosa, la
utilización de un reapresco sintético en lugar de la combinación alumbre/colofonia y
con la introducción de cargas de carbonato para neutralizar cualquier residuo ácido.
El cambio por parte de los fabricantes de papel no tuvo lugar de un día a
otro. Tenían la capacidad tecnológica para fabricar un papel sin acidez con las
especificaciones deseadas, pero preveían un problema: el estrictamente econó
mico. Para absorber los gastos de un cambio de los procesos, ¿cuánto papel libre
de ácido, seguramente más caro, compraría realmente el consumidor?
Mientras tanto, los responsables de los principales archivos y bibliotecas en
muchas partes del mundo, junco con los conservadores, administradores de con
servación y organizaciones afiliadas, presionaban a los políticos y a los fabricantes
para que reconocieran la necesidad de hacer y utilizar el papel libre de ácido. Esta
inquietud se tradujo en la obtención de compromisos por parte de las Adminis
traciones de diferentes países para la implantación de unas normas estrictas res
pecto a la fabricación y el uso de papeles de calidad permanente para la documen
tación de un determinado valor, generada por los diferentes organismos públicos.
En Estados Unidos, uno de los países pioneros en la búsqueda de un papel de
mejor calidad, tanto por el interés de los profesionales relacionados de un modo u
otro con los libros como por el poder económico para llevar a cabo su desarrollo e
implantación, fue un camino largo y dificil de atravesar. Sin embargo, en el mes
de octubre de 1990, una resolución política sobre la necesidad de utilizar el papel
permanente fue convertida en una Ley Pública (núm. 102-423) que regulaba las
normas a seguir en la fabricación y en el uso estatal para dos tipos de papel.
En primer lugar, la obligación de usar papeles permanentes libres de ácido, con
un pH no inferior a 6.5, para publicaciones federales a las que se les estime un
valor documental permanente; en segundo lugar, la obligación de usar papeles de
calidad de archivo libres de ácido para aquellos documentos federales a los que se
les asigne un valor documental permanente. Los papeles así designados son
aquellos con un valor de pH no inferior a 7.5 y con una reserva mínima de car
bonato cálcico del 2% (el cual actúa como una barrera protectora frente a los
residuos ácidos) más ciertos requerimientos físicos cales como una cierra resis
tencia al plegado, al desgarro y el mantenimiento de su color.
Finalmente, conviene destacar que el 8 de septiembre de l 996, el Nacional
Archives and Records Adminiscracion (Administración Nacional de Archivos y
26
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LI
_,¡;.
Las tintas
En este apartado hemos querido incluir aquéllas que han tenido, y tienen en
la actualidad, un uso más amplio y que, por lo tanto, son más fáciles de encon
trar en los diversos tipos de documentos, ya pertenezcan a colecciones públicas
o privadas. Aparte de su descripción hacemos una sucinta enumeración de los
problemas que se suelen plantear en su conservación.
Tintas de carb6n. La tinta de carbón es la más antigua de las tinta� para
escribir. Es permanente, sólida a la luz y no daña el papel. La mayoría de estas
tintas son suspensiones de negro de humo en goma arábiga (un aglutinante
soluble en agua fabricado del árbol acacia). Antiguamente, las tintas chinas se
fabricaban de hollín de carbón mezclado con cola vendiéndose en forma de
barritas; al diluirlas en agua se hacía tinta. Cuando el aglutinante envejece,
empieza a perder su capacidad de adhesión, lo cual se traduce en un desprendi
miento más o menos perceptible del pigmento. Este fenómeno es apreciable
fácilmente si se pasan las yemas de los dedos sobre la superficie del papel: en
ellos se quedará un ligero rastro negro.
Tmtas ferrogálicas. La tinta ferrogálica se fabri.caba a partir de una mezcla de
sulfato ferroso (vulgarmente conocido como caparrosa verde) con las agallas del
roble y con agua; el extracto se mezclaba con goma arábiga para espesar la diso
lución. Esca tinta permanece durante siglos pero es susceptible al descolora-
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miento. Cuando se seca tiene un intenso color negro pero a largo plazo cambia
a color marrón. El producto químico que se utiliza en su elaboración -el sulfa
to ferroso- se oxida para formar ácido sulfúrico, el cual quema el papel y pue
de dar lugar a su destrucción (lo perfora, literalmente}. Cómo detener este pro
ceso es uno de los principales retos para la comunidad conservadora y restaura
dora del papel en España y, en general, en todos los países con una documenta
ción de similares características, pues cientos de miles de hojas de papel se ven
en grave riesgo de desaparición por su causa en la actualidad.
Tintas de imprenta. Antiguamente, las tintas de imr ·enta se fabricaban de
hollín o carbón hervidos en linaza. Las tintas se oxidaban con el oxígeno del
aire durante el secado, produciendo una imagen bastante estable. En cambio,
las tintas de imprenta modernas contienen aditivos o sustitutos necesarios para
un secado rápido debido a la velocidad de trabajo de las imprentas actuales.
Son menos permanentes que las tintas de imprenta antiguas que no tenían
tales aditivos.
Tintas modernas. Las tintas modernas se fabrican en base a multitud de
recetas y fórmulas. Como resu\tado, varían en sustancia, apariencia y perma
nencia. Cierto tipo se fabrica especialmente para plumas estilográficas con la
coletilla de permanentes utilizando sulfato de hierro y ácido tánico. Sin embar
go, los colorantes que llevan para entonar provocan que las tintas se corran
sobre el soporte al mojarse éste. Algunas tintas para escribir no son más que una
disolución acuosa de uno o más colorantes. Otras supuestas tintas permanentes,
como aquellas fabricadas con compuestos férricos, se disuelven en agua a no ser
que hayan envejecido. En cuanto a las tincas de colores, la mayoría son solubles
en agua con o sin envejecimiento.
Las tintas para los bolígrafos son una mezcla de tintes para inhibir su fácil eli
minación. Sin embargo, son solubles en varios tipos de disolventes. Existen tin
tas comerciales que son permanentes pero sólo son aptas para utilizar con plu
milla. Las tintas de cintas para máquinas de escribir se elaboran con· pigmentos
suspendidos en un tipo especial de aceite, se secan por absorción dentro del
papel y son permanentes.
Las llamadas tintas pennanentes de calidad
de archivo soil tincas químicamente esta
bles, elaboradas con un material inorgá
nico, resistentes a la luz, el calor y el agua
(algo muy apreciado por los expertos en
conservación puesto que garantizan su
estabilidad en caso de que se mojen acci
dentalmente de forma que no dañen al
resto del documento}. Están libres de
impurezas que afectarían la permanencia
del papel y no se deterioran a largo plazo.
Pruebas de laboracorio pan comprobar la cscabilidad de divcl'S2S tincas Estas tintas se utilizan para poner
tampón frente a l a acción d d agua y d ccanol. improntas en libros y documentos.
EL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 29
Desde finales del siglo XVII hasra el siglo XIX la demanda de pieles aumentó,
provocando la masificación en la producción que conllevó, al igual que ocurrió
con el papel, una merma notable en la calidad de las pieles a partir de ese período.
Se introdujeron métodos rápidos en el cunido y secado que eliminaron las sales
protectoras; esto acortó la vida de la piel debido al ácido sulfúrico introducido
durante el proceso de fabricación. Otro factor decisivo fue la creciente contamina
ción ambiental debida a la implantación de fábricas y el desarrollo de máquinas
de codo cipo que emitían productos de deshecho por combustión del perróleo.
Las pieles normalmente utilizadas hasta finales del siglo XV fueron de becerro.
Son pieles que se caract:erizan por t:ener poco grano y por ser muy apeas para el
dorado pero son blandas y delicadas. Otras pieles muy usadas han sido la de cabra,
empleada desde el siglo VII, y la badana -la piel de la oveja- que se caracteriza
por ser blanda y porosa. A esra últ:ima se la puede crear grano artificialmente para
imitar el de las pieles de mejor calidad, pero carece de la resistencia de éstas.
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Pieles de curtido vegetal. Éstas son pides que se han elaborado con caninos
cales como la corteza o las agallas del roble, proceso utilizado para transformar
el colágeno y ciertas proteínas en una piel acabada. El empleo del curtido vege
ral para fabricar pieles aptas para la encuadernación de libros fue de uso corrien
te hasta el siglo XIX. Las pieles más estables se fabricaron hasta el siglo XVI,
también con curtido vegetal, gracias a sus lentos procesos de elaboración.
Piel de cerdo curtida con alumbre. El curtido de la piel del cerdo se hace
mediante sales de alumbre o con una disolución acuosa de alumbre potásico. El
tratamiento produce una piel blanquecina muy resistente y apta rara encuader
nar aunque sea algo difícil de trabajar, especialmente a la hora de rebajar y chi
flar. Con el tiempo, adquiere un color cremoso pero, a la vez, atractivo.
Pergamino y vitela. Estas pieles se utilizaron ampliamente, entre otras muchas
cosas, como soporte para escribir manuscritos y para encuadernar libros durante la
Edad Media. Existe una cierra confusión sobre lo que se considera qué es la vitela:
la auténtica es la elaborada a partir del lado carnoso de una piel exfoliada de una
ternera de no más de seis semanas de edad generalmente. Esta piel se limpia y
macera en una disolución de cal para mejorar su conservación, tras lo cual es cuida
dosamente raspada para eliminar Í:odo rastro del pelo del animal; finalmente se
dej:.. secar en llI1: bastidor especial bajo tensión. La vitela más fina (algunas, especial
mente las italianas, parecen casi papel) se elaboraba a parcir de la piel de la ternera
no nacida y, durante la Edad Media, también se hacía con el intestino del buey.
El pergamino, normalmente, se hacía con la piel no exfoliada de las ovejas.
Se usaba tanto para cubrir libros como para hacer de soporte de la escritura y
decoración de los manuscritos. El ¡.,ergamino se elaboraba de la misma manera
que la vitela: se limpiaba la piel, se favorecía su conservación mediante la mace
ración con cal, se raspaba y se dejaba secar bajo tensión en un bastidor.
Estas pieles son fuertes y durables pero muy sensibles a los cambios de humedad
del entorno donde se guarden, especialmente si estos cambios son bruscos. Pueden
sufrir tremendas contracciones, y formar ondulaciones o arrugas que afectan grave
mente tanto a las encuadernaciones como a los manuscritos iluminados, llegando a
provocar el desprendimiento de la capa pictórica en los mismos. Esto es debido a
que el cambio estructural que sufre el pergamino cuando se seca bajo tensión duran
te su elaboración se deshace cuando en el ambiente hay una humedad excesiva.
Las telas
Dos son los tipos de telas que más ampliamente se han utilizado para hacer las
cubiertas de los libros: las telas tratadas con piroxilina y las telas impregnadas con
almidón. Ambos tipos utilizan la cela de algodón como base. Las celas tratadas
con piroxilina son de una calidad superior debido a su fuerza y su resistencia al
ataque de insectos u hongos. Las telas impregnadas con almidón tienen una
durabilidad inferior y se utilizan, fundamentalmente, para cubrir libros baratos,
se manchan fácilmente con agua y son propensas a ataques de insectos y hongos.
Otras telas para cubrir libros son el terciopelo y la pana; también se han usado
el lino, el algodón y la seda para reforzar mapas, planos y documentos frágiles.
EL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 31
Los adhesivos
Ejemplo típico de la acción del agua en una hoja de papel manuscriro. El tono más oscuro corresponde a las zonas más afectadas por el
agua en las que la suciedad intrínseca del papel ha dejado esas marcas.
-Se debe buscar la circulación del aire dentro del depósito para eliminar las
bolsas de aire estancadas -un detalle muy importante debido a que estas
bolsas suelen tener sus propios microclimas con una temperatura y hume
dad relativa altas.
-Se deben abrir las ventanas en ambos lados del depósito o de la habitación,
tmiendo en cuenta la dirección de los vientos dominantes, si los hay. Si
fu.era necesario, se pueden utilizar ventiladores eléctricos, siendo los de
ventana los más útiles.
Si dsol incide directamente sobre el depósito o la sala donde están guardados los
librosycdocumentos, se deben buscar aquellos métodos que reduzcan al máximo los
EL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 37
rayos del sol y que, además, logren bajar la temperacura del recinto. Todos estos
métodos también ayudan a bajar la humedad relativa. En caso de que ésta continua
se siendo alta, se debe considerar la posibilidad de utilizar uno o más deshumidifica
dores, en función de los metros cúbicos del recinto. Hay países en los que existe un
servicio de alquiler de estos aparatos ofrecido por las tiendas que venden electrodo
mésticos. En España los proveedores de estos aparatos asesoran sobre la capacidad de
los diversos modelos e indican cuál es el que mejor se adapta a cada circunstancia.
El hecho de que un recinto tenga una humedad muy baja se refleja especial
mente en k; libros que suelen tener, como es normal, cierta cantidad de hume
dad. Si a los libros le falca esta humedad, se puede oír claramente el crujido de
sus lomos secos al abrirlos. Además el papel del libro o del documento seco tie
ne un tacto distinto, falcándole flexibilidad. Se puede remediar esta situación
con el uso de un humidificador del tipo de los que se usan en los hogares o, al
menos, se pueden colocar bandejas o cubos llenos de agua en varios puntos del
depósito para aumentar la humedad relativa.
Muchas colecciones suelen ubicarse en sótanos donde apenas hay circulación
del aire y con un aleo contenido de humedad. La temperatura varía con la época
del año aunque en los sitios bien cerrados los cambios no son tan perceptibles
como en el caso de la humedad.
La humedad de los depósitos de los libros en muchos casos proviene del exte
rior del edificio debido, entre otros motivos, a regadíos, filtraciones, etc. que
atraviesan los muros, quizá no en forma de grandes manchas de humedad sino
que simplemente pueden surgir como sutiles condensaciones de agua en las
paredes. Está claro que las anomalías estrucmrales del edificio que favorecen
este hecho deberi corregirse. Una solución de urgencia, jamás definitiva, es la de
pintar los muros con productos impermeables. La circulación del aire es aún
más importante en aquellos casos donde el sótano no tiene ventanas u orificios
para facilitar la circulación del aire en el interior.
La luz
La luz que se utiliza para iluminar las salas y los depósitos donde se guardan
los libros y documentos proviene principalmente de dos fuentes: una es natural
y otra artificial. Por ser tan normal en nuestras vidas tratamos la luz con cierra
indiferencia. Sin embargo, de entre los agentes físicos y químicos dañinos para
los documentos gráficos, la luz es sin duda el más pernicioso.
El daño se manifiesta de dos maneras: en primer lugar, por el deterioro
más conocido y fácilmente apreciable -el cambio de color que sufre el papel
expuesto a la luz. Todos lo hemos visto en alguna ocasión: ya haya sido por
el blanqueo del papel, por su amarillamiento o por su oscurecimiento. El
daño no se limita al soporte, también los elementos sustentados se ven afec
tados: las tintas y los colores, en general, de cualquier tipo de obra enmarca
da y colgada en una pared durante _mucho tiempo se desvanecen perdiendo
su tonalidad, brillo e intensidad originales llegándose, en ocasiones, a la casi
ilegibilidad de los mismos. Los lomos de los libros, ya estén encuadernados
en piel, tela o papel, se decoloran en las estanterías expuestas a la luz, crean
do grandes contrastes con las tapas del libro que no lo han sido. El segundo
daño es el envejecimiento prematuro del papel: éste se vuelve quebradizo,
junto con el decoloramiento ames comentado, produciéndose el debilita
miento de su estructura debido a la ruptura de las cadenas moleculares de la
celulosa.
Por si faltaba algo, los daños que ejerce esta especie de jinete del Apocalipsis
no cesan cuando llega la puesta del sol o cuando se apaga la luz del depósito
puesto que el deterioro, que tiene una carácter químico, es acumulativo e irre
versible. Este fenómeno se llama degradación fotoquimica.
Aunque rodas las longitudes de onda de la radiación de la luz provocan
daños, la enemiga número uno es la radiacion ultravioleta (UV) por su potente
EL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 39
Para reducir el nivd Je radiación L'\', se pueden pincar los muros, las paredes
y los techos con pinturas que absorben los rayos UY. Estas pinturas son aquéllas
que en su composición incluyen el óxido de zinc o el dióxido de titanio. La luz
de cualquier fuente de iluminació!l reflejada por las superficies pintadas con
estos pigmentos contiene pocas radiaciones.
En caso de tener instaladas lámparas fluorescentes, se deberán forrar éstas
con filtros UV en forma de «manga». Escas cubiertas flexibles de plástico están
impregnadas con un material absorbente que filtra la luz. Deben cambiarse, en
función del uso, cada siete o diez años. Algunas lámparas fluorescentes ya tienen
el filtro incorporado pero puede ser una alternativa algo cara.
Las lámparas incandescentes no emiten energía UV y son preferibles como
fuente de luz. El costo de su instalación es algo más aleo que el de un sistema de
fluorescentes pero hay razones a su favor: se pueden ahorrar gastos al poder uti
lizar la mínirna cantidad de luz necesaria para ver, pudiéndose instalar interrup
tores que funcionen al abrir la puerca del depósito u otros que incorporan un
sistema de relojería de autoapagado. El esfuerzo vale la pena. Además de elimi
nar el peligro de las radiaciones UV, se eliminan los costes de los filtros UV para
las lámparas fluorescentes de las que tienen un bajo nivel de radiaciones UV, lo
cual, a medio y a largo plazo, ahorra bastante dinero.
Como práctica general, los niveles de luz en los depósitos deberían bajarse
tanto como fuese posible. Suele suceder que, cuando se instalan las lámparas
fluorescentes, se hace en número excesivo. Se puede apagar una fila sí y otra no
desde el cajecín de entrada al depósiro lo cual sigue proporcionando la suficieme
luz para ver o, incluso, llegar a bajar los vatios.
Finalmente, el nivel de luz -natural y artificial- debe comprobarse periódica
mente. Los instrumentos disponibles para medir ambos son caros; además no vale la
pena comprar unos instrumentos de ucilización ocasional. En muchos países las insti
tuciones públicas -museos, bibliotecas, archivos- que están provistas de laborato
rios/talleres de restauración ofrecen al ciudadano de a pie su ayuda para este servicio.
Contaminantes ambientales
se deben, hacer. Las vencanas de los depósitos o de las salas de estudio deben estar
siempre bien cerradas por lo que lo idea1 sería sellarlas a condición de que el depó
siro- mantenga la circulación del aire mediante el empleo de ventiladores de ventana
provistos de filtros. Esto no eliminará absolutamente los contaminantes gaseosos,
por supuesto, pero sí una cantidad significativa. La colocación de cortinas gruesas
en las ventanas es otr<1 barrera que contribuye eficazmente a su reducción.
Si hay ubicados documentos de valor cerca de las ventanas por donde se fil
tran los contaminantes exteriores, se deberían trasladar a otra zona en el interior
del edificio en la que su exposición a estos residuos químicos fuese mucho
menor. Finalmente, existe una protección bastante eficaz y que a medio plaw
saldrá mucho más barata para aquellas instituciones y particulares con recursos
escasos: guardar todo en cajas de cartón robustas fabricadas, si fuera posible,
con reserva alcalina.
Un aspecto habitualmente olvidado en todos estos sistemas de conservación,
llamémosles caseros, es el de su limpieza y mantenimiento: de nada sirve poner
ventiladores de ventana, gruesas cortinas, o lo que sea, si no se limpian periódi
camente. De hecho, la acumulación de agentes contaminantes así atrapados
mulriplica su acción en grandes concentraciones, por lo cual se debe preveer
este aspecto durante la elaboración del plan de choque contra estos productos
nocivos.
44
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Momento de la coma del valor del pH de las hojas de un documento mediante un sofisticado medidor de pH elec
trónico.
Algunos instrumentos para medir la aci
dez y las condiciones ambientales pre
sentes en las salas y en los depósitos
Medidores de pH
El medidor de pH electrónico.
El tornasol
Tiras indicadoras de pH
Hay gente que prefiere la utilización del llamado archivist's pen o rotulador
indicador de pH por su comodidad de uso. Este indicador, que tiene el tamaño
de una estilográfica, lleva un depósito lleno de un producto químico llamado
EL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 47
verde de bromocresol. Para tomar el pH, la punta <ld indicador Jebe tocar la
superficie del documento, impreso, grabado, ecc.; el inconveniente es que da
lecturas de poco alcance -pH 5.2 a pH 6.5. Es preferible que el depósito del
indicador lleve el rojo de clorofenol por cener un alcance más amplio: da un
color amarillo para .indicar un pH inferior a 6.0, un color az.ul rojizo para indi
car un pH neutro y en la zona alcalina da un color púrpura brillante. Debido a
que este indicador deja unas rayitas de color que son difíciles de eliminar, debe
utilizarse en una zona discreta preferentemente en el reverso del papel.
¡Ojo, no debe usarse nunca sobre documentos de valor puesto que, para reci
rar las marcas de los reactivos, éstas deben ser tratadas químicamente!
El psicrómetro giratorio
cálculo que suele venir con el psicrómetro. Sin embargo, la lectura de algunas
reglas de cálculo no son precisas por lo que es preferible utilizar un cuadro
higrométrico.
Dibujo de un piscrómecro y modo en
que se hace girar para obtener los
valores que determinarán el grado de
humedad relativa de una habitación.
------ .......
,,
bre cotalmeme d bulbo de memuio con un trozo de cela de
aigodón. Para sustituir d cfcao dd giro en uno profesional basta
con abanicar los bulbos duranrc dos minutos para obtencc los
,•a.lores que determinarán d grado de HR de una habitación.
)/
Para hallar d valor de la humedad relativa en una habita-
i,
ción basta con mojar d bulbo ro::ubierto con cela del cermóme-
ero correspondiente. Hacer girar {si d psicrómetro es casero,
abanicar) el conjunco unos dos minutos, De este modo obten-
dremos una diferencia de valores corre d ccnnómerro seco y el
húmedo (como rdi:rencia, d seco siempre dará un valor más
aleo).
El valor del hulbo húmedo se busca en la columna verrical
---
de la izquierda. La diferencia airre d bulbo seco y d húmedo se
\\
busca sobre la llnca horizoncú superior. El punto de encuentro _,,,,
entre la linea verrical y la horizontal nos dará d grado de hume-
dad relaciva.
Diferencia de temperatura
o 0,5 1,0 1,5 2,0 25 3.0 3,5 4,0 4,5 5,0 5,5 6,0 6,5 7,0 7,5 8,0 8,5 9,0 9,5 10,0 10,5 11.0 11,5 12.0 12,5 13,0 13.5 14,0 14,5 15.0
o 100
.,, .,,
91
.,,
83
%
75
.,, .,,
67 61
%
54
'4
48
'4
42 37
% %
31
%
27
%
22
'4
18
'4
14
%
10
%
7
%
4
%
1
% , % % % % % % . % % % % %
,.
1 100 92 83 76 69 63 56 50 44 39 34 30 25 21 17 14 10 7 4 1
2 100 92 84 77 70 84 58 52 47 42 37 33 28 24 21 17 14 11 8 5
3 100 93 85 78 72 66 60 54 49 44 39 35 31 27 23 20 17 11 8
4 100 93 86 79 73 67 61 56 51 46 42 37 33 30 26 23 20 17 14 11 2
5 100 93 86 80 74 68 63 57 53 48 44 40 38 32 29 25 22 19 17 14 12 10 7 5 3 2
75 15!1 64 59 54 50 42 38 34 31 19 15 12 10 8 5 3
o
"C
6
7
100
100
93
94
87
87
81
81 76 70 65 60 56 52
46
48 44 40 37 33
28
30
25
27
22
24 22
17
19 17 15 13 11
6
9 7 6
�
8 100 94 88 82 76 71 66 62 57 53 49 46 42 39 35 32 29 27 24 22 19 17 15 13 11 10 8 4
9 100 94 88 83 77 72 68 63 59 55 51 47 44 40 37 34 32 29 26 24 22 20 18 16 14 12 10 6
,:j 10 100 88 83 78 73 69 64 60 56 52 49 45 42 39 38 33 31 28 26 24 22 20 18 16 14 13 11 10 8 7
.e
,.
11 100 89 84 79 74 69 65 61 57 54 50 47 44 41 38 35 33 30 28 26 24 22 20 18 16 15 13 12 10 9
12 100 89 84 79 75 70 66 62 59 55 52 48 45 42 40 37 35 32 30 28 26 24 22 20 18 17 15 14 12 11
") 13 100 90 85 80 76 71 67 63 60 56 53 50 47 44 41 39 36 34 32 29 27 25 24 22 20 19 17 16 13
l 14 100 90 85 81 76 72 68 64 61 57 54 51 48 45 43 40 38 35 33 31 29 27 25 24 22 20 19 17 16 1 5
,:j
.o 15 100 90 86 81 r. 69 65 62 59 55 52 50 47 44 42 39 37 35 33 31 29 27 25 24 22 21 19 18 16
' �"'
16 100 90 86 82 78 70 66 63 60 57 54 51 48 45 43 41 38 36 34 32 30 29 27 25 24 22 21 19 18
17 100 91 86 82 71 67 6,4 61 58 55 52 49 47 44 42 40 38 36 34 31 30 28 27 25 24 22 21 20
18 100 91 87 83 71 68 65 62 59 56 53 50 48 45 43 41 39 37 35 32 31 30 29 27 25 24 22 21
91 83 l'9 72 69 65 62 59 57 54 51 49 47 44 42 40 38 36 34 33 31 29 28 26 25 24 22
!!! 19 100 87
::J 20 83 73 66 63 60 58 55 52 50 48 45 43 41 39 37 35 33 32 31 29 28 26 25 24
67 64 61 58 56 53 51 49 46 44 42 40 39 37 35 33 32 30 29 28 26 25
i 92 n 71 68 65 62 59 57 54 52 50 47 45 43 41 40 38 36 35 33 31 30 29 27 26
.ñ 92 78 71 68 65 63 60 58 55 53 51 48 46 44 42 41 39 37 36 34 33 31 30 28 27
92 78 72 69 66 63 61 58 56 54 51 49 47 45 43 42 40 38 37 35 34 32 31 30 28
2 25 100 92 89 85 81 78 75 72 69 67 64 62 59 57 54 52 50 48 46 44 43 41 39 38 36 35 33 32 31 29
26 100 92 89 85 112 79 76 73 70 67 65 62 60 57 55 53 51 49 47 45 44 42 40 39 37 36 34 33 32 30
27 100 92 89 86 112 79 76 73 71 68 65 63 60 58 56 54 52 50 48 46 44 43 41 39 38 37 35 34 32 31
28 too 93 90 86 112 80 77 74 71 68 66 63 61 59 57 55 53 51 49 47 45 43 42 40 39 37 36 35 33 32
29 100 93 90 86 83 80 77 74 72 69 66 64 62 60 57 55 53 51 49 48 48 44 43 41 40 38 37 35 34 33
30 100 97 93 90 86 ll4 ao 77 75 72 69 67 65 62 60 58 56 54 52 50 48 47 45 43 42 40 39 38 36 35 34
31 100 97 93 90 87 1M 81 78 75 73 70 68 65 63 61 59 57 55 53 51 49 47 46 44 43 41 40 38 37 36
32 100 97 93 90 87 114 81 78 76 73 70 68 66 63 61 59 57 S5 53 52 50 48 46 45 43 42 41
100 97 93 91 87 l!,5 a, 79 76 73 71 68 66 64 62 60 58 56 54 52 50 49 47 46 44 43
100 97 93 91 87 l!5 82 79 76 74 71 69 67 64 62 60 58 56 S5 53 51 49 48 46
35 100 97 94 91 87 15 82 79 77 74 72 69 67 65 63 61 59 57 55 53 52 50
100 97 94 91 88 85 82 79 77 74 72 70 68 65 63 61 59 58 56 54
37 100 97 94 91 88 l!S l!2 eo n 75 72 70 68 66 64 62 60
100 97 94 91 88 il6 83 ao 78 75 73 71 68 66 64
100 97 94 92 88 ilii 63 ao 78 75 73 71 69 67
,o 100 97 94 92 88 IE 83 81 78 78 73 71
EL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 49
El lm ·nwhigní_<J n �Ji,
Termohigr6mecro. Este aparato registra sobre una gráfica, durante un cieno ricmpu,
los cambios de la cemperatura y humedad relaciva ambientales.
Los higrómetros
Hay una amplia gama de higrómetros que sólo miden la humedad relativa. Los
más conocidos son los de forma redondeada de unos 8cm de diámetro. Se ven con
frecuencia en las vitrinas expositoras permanentes de museos, galerías de arte y en
las de las exposiciones itinerantes. Son baratos y cómodos de usar; la desventaja es
que con el transcurso del tiempo pierden su precisión y son de difícil calibración.
Tiras indicadoras
La baldas inferiores deben escar, como mínimo, a unos 10cm del suelo, un
decalle frecuenremence ignorado, para aislar los materiales en ellas contenidos
de una posible inundación.
La madera, especialmente usada para hacer baldas, no debe utilizarse en un
depósito debido a los ácidos -y otras sustancias nocivas que emite. A pesar de su
tradicional popularidad para la construción de mobilario para archivos y biblio
tecas, las maderas «nobles» en realidad no lo son. El roble, por ejemplo, se con
sidera la madera con mayor contenido en acidez volátil. La madera no debe urili-
7:].rse para guardar libros y documentos.
En aquellos casos donde el mobilario que se utiliza para guardar libros y
documentos es de madera, deben tomarse ciertas precauciones: por ejemplo, se
puede sellar la madera para bloquear las emanaciones de ácidos y sustancias
volátiles. Los selladores que suelen utilizarse son los fabricados a base de poliure
tanos (polímero termoplástico para revestimientos) aplicados con cepillo, aero
sol o por inmersión, aunque los expertos dicen que la seguridad no es total.
También se pueden utilizar pinturas de látex y las acrílicas pero este sellado tam
poco es ciento por ciento seguro. Otra posibilidad es la de colocar un material
que actúe como aislante, como por ejemplo, unas láminas de aluminio, de
vidrio, etc.
"- ---- -
� L_
/i
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/ ·'/
---
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(l), (2) y (3) Moddos de cajas apropiadas para almacenar libros de valor. Las cajas deben adapcarse al tamaño dd libro de
fonna que �e no quede excesivamente apretado o suelto en su interior cviclndole rozaduras o fo=mientos innecesarios.
(4) Ejemplo de escuche totalmente inadecuado para albergar encuadernaciones valiosas. El roce continuo al extraer e inuo
ducir d libro termina por deteriorar la piel, los mosaicos, etc.
Los materiales de papel y cartón usados para la construcción de las cajas, carpe
tas y envolturas deben estar libres de acidez (fabricadas con productos sin com
puestos ácidos o que se puedan descomponer en compuestos ácidos) y haber sido
tratados con productos que dejen una reserva alcalina protectora y un pH 8.5,
apróximadamente. Además, hay que comprar productos libres de lignina, libres
de pasta mecánica y que aseguren que el reapresto utilizado en su fabricación no
es el altamente ácido alumbre/resina (toda esta información debe suminisuarla el
fabricante de las cajas). Otra cosa, las cajas bien contruidas suelen llevar refuerzos
metálicos: el fabricante debe dar garanóa de que éstos son inoxidables.
Un material bastante aceptado para guardar documentos, impresos, dibujos,
grabados, etc. es el plástico. Hay una amplia variedad pero en cualquier caso se
recomienda que sea inerte, es decir, químicamente estable, sin plastificantes o
revestimientos superficiales. Esto es imprescindible para una correcta protección
del papel y de los elementos sustentados (tintas, pigmentos, etc.).
El producto normalmente utilizado es un tipo de poliéster, el tereftalato de
polietileno, más conocido por el nombre dado por su principal fabricante, Mylar, y
que se utiliza para encapsular papeles, ya sea que estén en buen estado o que estén
frágiles, para hacer carpetas y para el montaje de obras que se vayan a exponer.
También se usa para hacer fundas y envolturas para fotograBas protegiendo así la
emulsión --de este modo se pueden ver y estudiar sin tocarlas directamente.
Una advertencia: debido a que dos láminas de Mylar puestas juntas generan
electricidad estática, no se debe introducir en ellas obras de arte o fotograBas sus
ceptibles de desprendimientos de pigmentos o cualquier otro tipo de partículas
como, por ejemplo, los dibujos al pastel o al carboncillo puesto que si sus pigmen
tos no están perfectamente fijados se pueden desprender y adherir al plástico. Este
fenómeno se acrecienta con unas condiciones de humedad y tem peratura extremas.
54
Los Ubros
No se debe guardar nunca un libro apoyado sobre su con:e delanrcro. El peso, especialmenre si el libro es grueso. hundirá la zona
del lomo obligando a restaurar su encuadernación como fue el caso del libro de la foro.
pero de poco uso, que se pueden n:�tJurar en una lc:cha próxima. Lm libros con
cubienas de pergamino dchen guardarse en cajas a medida fabricadas con carcón
alcalino. Esto ayuda a evitar las deformaciones que sufre el pergamino con los
cambios ambientales diarios y que, en caso de ser demasiado bruscos, resulcan en
un «encogimiento» paulatino de la encuadernación respecto al bloque de texto,
desfigurando el conjunto. A la vex, estas encuadernaciones, y en general cualquier
tipo de libro, tendrán una buena protección contra los contaminantes presentes
en el aire y frente a los cambios bruscos de la temperrura y la humedad relativa.
Los libros guardados en una vitrina cerrada deben estar a unos 10cm del
panel del fondo para permitir la circulación del aire, y el mueble debe estar
situado a unos 8cm de la pared para evitar crear bolsas de aire estancado.
como, por ejemplo, d A�}·/a1: El rubo Jebe excder varios ccncímecros la pieza
de mayor tamaño y, cuando se enrollen, dehe hacerse jumo con un papel tisú
para mayor protección de la pieza. Finalmente el tubo enrero se envuelve para
protegerlo de la luz y otros ataques.
Hay al gu nos condicionantes a este método: hay que estar seguros de que el esta
do físico de la obra es bueno de forma que pueda aguantar su enrollado y desenro
llado sin problemas (los documentos frágiles se pueden romper rápidamente); algu
nas piezas deben enrollarse separadamente; las que se puedan enrollar agrupada
menee deberán tener un tamaño similar. Y aunque sea una tentación, un mapa,
plano o carta nunca debe enrollarse sobre sí mismo para que quepa dentro del rubo
de cartón; los daños tienen lugar en el acto y casi siempre de forma irreversible.
Los periódicos
Antes del año 1850 se utilizaban papeles hechos con trapos de algodón para
imprimir los periódicos. La calidad de este papel, gracias a las fuertes fibras
celulósicas de los trapos, ha logrado que los ejemplares conservados de aquella
época perduren hasta nuestros días en un estado de conservación muy bueno.
Tratando estos periódicos con cuidado y protegiéndolos con cajas de buena cali
dad pueden durar muchos años más.
A finales del siglo XIX la revolución en la industria papelera hizo que casi todo
el papel utilizado para publicar periódicos fuese realizado con pasta mecánica, un
producto muy ácido. Como ya hemos comentado, éste es un papel que sufre
Ejemplos de periódicos en mal escado por múltiples razones: mala colocación, falca de espacio y la acción degradante de la hu. Todo
dio favorece la degradación de los papeles, especialmente los de peor calidad.
60
Ejemplos de periódicos en mal estado por múltiples razones: mala colocación, falca de espacio y la acción degradance de la
luz. Todo ello favorece la degradaáón de los papeles, �specialmeme los de peor calidad.
EL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 61
Las folografías
El microfilme
Las copias del microfilme original -no el negativo-- para su utilización por par
te de los investigadores se pueden almacenar en las mismas condiciones ambientales
que el resto de los materiales que se guardan en el depósito: humedad relativa estable
entre el 45% y 50% y una temperatura estable no superior a los 20°C.
El microfilme debe guardarse en carretes de metal no corrosivo o de plástico
inerte que se colocan a su vez en contenedores o cajas construidas de metal, de
plástico inerte o en cajas de cartón de pH neutro. Los contenedores se pueden
guardar en posición vertical en archivadores de hierro con un revestimiento de
esmalte al horno.
Los contenedores deben inspeccionarse periódicamente para ver si existen
manchas y otras indicaciones de descomposición. Si la colección es grande se
puede hacer una inspección aleatoria de un número suficiente de microfilmes
como para extraer una estadística fiable.
62
Grabaciones sonoras
Los discos
Las casetes
Estas grabaciones deben permanecer lejos de campos magnéticos tales como
motores eléctricos {léase: aparatos de televisión, vídeos, etc.) o tranformadores y
redes de alta tensión. En realidad las grabaciones en casete no se aceptan como
soporte de calidad de archivo por no ser durables, pero puestos a conservarlas
deben guardarse jurito con su estuche en una funda de poliéster.
Si se consideran imprescindibles, es mejor guardar la información en las que
tienen menor duración puesto que la calidad de la cinta disminuye proporcio
nalmente según la duración: cuanto más larga la duración, más susceptibles a la
rotura y al traslado de la impresión magnética de una a otra parte de la cinta.
Como una medida de preservación, los archivos y las bibliotecas guardan las
cintas originales, especialmente si son de gran valor, haciendo una copia de las mis
mas a parcir de las cuales se hacen copias de primera generación para los clientes.
El software
Con el aumento de la utilización de ordenadores personales y procesadores de
textos es inevitable que sus productos -los documentos impresos en impresoras,
cintas magnéticas, CD ROM y disquetes- terminen en algún archivo o biblioteca.
Con la excepción de los documentos sacados por impresora, los demás for
man un bloque de material que hasta hace muy poco tiempo no habían sido
usados rutinariamente en un archivo o biblioteca.
El almacenamiento no plantea grandes problemas puesto que las condiciones
ambientales prescritas para los libros y documentos son aplicables a los productos
de los ordenadores. Las condiciones de almacenamiento y mantenimiento comen
tadas para vídeos y casetes son las que deben emplearse para este cipo de material.
Un par de advertencias: el papel que se use para las impresoras debe ser alca
lino o al menos con garantías de que no es ácido. De entre las tintas que se usan
en informática, las más estables, por la calidad de sus componentes y por las
características intrínsecas de fijación dentro de las propias máquinas, son las de
las impresoras láser. El único problema descrito con estas tintas parece residir en
una mala fusión de las resinas empleadas durante el proceso, lo que puede oca
sionar un desprendimiento temprano de los pigmentos.
64
72
Un poco de seguridad y control y mucha
protección
En la gran mayoría de los países del mundo, las colecciones de libros y docu
mentos, sean grandes o modestas, públicas o particulares, se guardan, bien en
edificios que en ocasiones son joyas arquitectónicas de siglos pasados, bien en
edificios relativamente nuevos. En muchos casos tienen algo en común: no fue
ron diseñados para guardar y proteger esos materiales bibliográficos. Así, los
documentos tendrán que reposar en sus respectivos hogares y pasar allí sus
pequeños calvarios, unos por fallos en la construcción, otros por el estado de los
edificios (en muchos casos la situación es peor en las construcciones nuevas que
en las antiguas). Y s;.: embargo, allí están.
Pasarán malos ratos por la falta de preparación o, más probablemente, de concien
ciación del personal encargado de su cuidado; se enfrentarán a la posible amenaza de
un incendio o a sufrir las consecuencias de las no tan infrecuentes inundaciones.
Podemos incluir daños físicos, químicos y biológicos junto con cuidados indiferentes
a manos de sus guardianes mientras reposan en sus carpetas, cajas y estanterías. Se
extraviarán, serán robados y desfigurados por los gamberros o los desaprensivos.
Por fortuna, habrá otras manos dispuestas a proteger los libros y documentos
para reestablecer su utilidad si es necesario y así prolongar su esperanza. de vida.
También habrá ocasiones en que los materiales únicos, raros o bellos tendrán que
ser vistos por el público en otras ciudades o países. Ojalá que su traslado sea pla
neado detalladamente para que lleguen sanos y salvos y que, una ve:z. allí, sean
protegidos y tratados con el cuidado y cariño que se merecen estos tesoros.
El edificio
Estructura. ¿De qué material son las vigas?, (hierro, hormigón, madera).
¿Hay evidencia de grietas en los sitios de su ubicación? Si las vigas son de made
ra, ¿reciben una inspección periódica para comprobar su estado físico?, (sin sig
nos de grietas profundas, pudrición, ataque de termitas u otros xilóagos).
Tejado. ¿Recibe una inspección periódica para comprobar su estado? ¿Se
mantiene limpio de hojas, ramas u otros despojos que pueden acumularse
durante el año?, (esto es especialmente importante en las épocas lluviosas del
año). ¿Hay evidencia de filtraciones de agua cuyo origen sea el tejado?, ¿Hay un
drenaje total del agua durante las épocas de lluvia o nieve?
Canalones y bajantes. ¿Se comprueba su estado periódicamente? ¿Se mantie
nen limpios de despojos? Si las bajames están colocadas en el interior del edifi
cio, ¿hay evidencia de filtraciones de agua en las zonas que recorren?
Muros, paredes, techos. ¿Hay grietas? ¿Hay evidencia de filtraciones de
humedad o agua?
Ventanas y claraboyas. ¿Están en buen estado? ¿Cierran bien? ¿Hay evidencia
de filtraciones de polvo o humedad?
EL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 67
El depósito o el almacén
En teoría, hay dos situaciones bien distintas para la recuperación de los mate
riales de un archivo o biblioteca en caso de que éste sufra un desastre: en la pri
mera no hay límite de tiempo para la recuperación de todos los fondos; en' la
segunda el tiempo apremia: es preciso que la recuperación empiece cuanto antes
y continúe sin interrupciones hasta el final.
Caben en la primera categoría los daños provocados por los terremotos, la bom
ba de un terrorista o un incendio que se autoconsume. En estos casos los daños al
material en los depósitos son de carácter físico. Aparte de la necesidad de restable
cer los servicios para el público, el tiempo no es vital para la documentación.
En la segunda categoría tenemos fenómenos tales como los huracanes, tornados,
inundaciones, roturas o daños en los conductos de agua, fugas en depósitos de agua,
en termós eléctricos, etc. Los daños al material bibliográfico pueden ser no sólo físicos
sino químicos y biológicos, debido a la presencia del agua. Dependiendo de las con
diciones ambientales, el tiempo correrá más o menos rápidamente en contra de los
libros y documentos empapados. Así si se dejan durante más de 48 horas con una
humedad relativa superior al 60% y una temperatura superior a 20°C, sin circulación
del aire, es seguro que el resultado será la aparición de un ataque de hongos.
De hecho hay pocos desastres en los que el agua no está involucrada. De una
manera u otra -ya sea por la rotura de una cañería, las goteras debidas a la llu
via o la empleada por los bomberos para apagar un fuego- el agua tiende a
seguir su curso terminando finalmente en las estanterías de las plantas inferiores
o en las cajas o legajos colocados «provisionalmente» en el suelo. En estos casos
el agua puede ocasionar tantos o más daños que un incendio. Por lo tanto, en la
redacción de un plan de emergencia debe tenerse en cuenta que elprincipal ene
migo en potencia de los libros y documentos es el agua.
Un plan de emergencia consta de tres partes: la prevención, la preparación y la
recuperación. La primera -la prevención- es el punto central de cualquier plan
de emergencia y debe incluir la revisión de las medidas disponibles para prevenir
incendios e inundaciones, ya discutidos en el apartado ''La inspección hecha por uno
mismo del edificio y el almacén': La segunda parte -la preparación- es, sencilla
mente, una secuencia de pasos a tomar en el momento de descubrir un desastre. La
72
:cr.:erJ y úlcinu parce -la recuperación- es una guía a seguir para la recupera
.::ión. d manejo y d cracarnienco de los libros )' Jncuméncos dañados por el agua.
Preparación
En no,·iembre de 1978 la Biblioceca Meyer de la Universidad de Stanford en
California sufrió la inundación del sótano en donde se guardaba una importante
colección de libros. La causa fue la fractura de una cubería en el exterior del edifi
cio; el resultado: más de 50.000 volúmenes se empaparon -un desastre de enor
mes proporciones. Sin embargo, 43 horas después del momento en que se cortó el
agua (20 minutos después de la rotura), los libros se habían sacado de las estante
rías. cada uno envuelto con el papel adecuado, colocados en cajas y transportados
a cámaras frigoríficas para su congelación y, por lo tamo, su estabilización.
De este modo, el peligro de infección fúngica terminó rápidamente, dando
tiempo para planear la próxima etapa: el secado. Éste se llevó a cabo semanas
más carde utilizando una cámara de vacío que proporcionó una empresa de
fabricación de aviones.
Recuperación
./
./
.
. //
.
En zonas de .mun d ción se pueden emplear venriladorcs para crear corrientes de aire que evuen .
"' """" d, "� �'"ªdo,. ésre es res-
ponsable de la apanaon
� . . de broces de hongos.
El secado de libros, documentos y otros
materiales empapados o congelados
!ación puede cardar semanas o meses. El método no es \':Ílido para los documen
tos de papel cuché puesto que las hojas acaban por pegarse de forma irreversible.
El único método viable para el papel cuché es el secado por congelación al vacío.
(2) Ll egada y recepción de los libros, ya congelados. envueltos en papel y empaquetados convenientemente para su secado.
84
6t.1do del condensador de la cámara: lo que parece un gran panel blanco es en realidad coda el agua exrraida de los libros congelada.
Cámara de vacío del Museo de la ciudad de Trondheim empicada para el secado de libros mojados.
El oreo sigue siendo el método clásico y tradicional para secar los libros
dañados porºel agua ya que está al alcance de todo el mundo. Es un sistema que
se adapta muy bien en el supuesto de cantidades no muy grandes de libros o
documenros de valor afectados por el agua y que no requiere el uso de otros
métodos más sofisticados y costosos.
Bien es cierto que si la cantidad de libros dañados es tan grande que los
recursos -personal, espacio, tiempo, dinero- no son los suficientes como
para poder llevar a cabo este método de secado, debe tomarse la única
alternativa segura conocida hoy día: la congelación tan prontamente como
sea posible. Así, con los materiales ya estabilizados, hay tiempo de sobra -
semanas, meses o más- para planear una estrategia que implique, por
ejemplo, sacar periódicamente de la cámara frigorífica una cantidad razo
nable de libros o documentos para su descongelación por ventilación o, si
hay posibilidades y dinero al alcance, considerar otros métodos de secado.
En cuanto a los libros de papel cuché, la situación es algo distinta. Hasta el
momento, el único método viable para su secado es a través de la liofilización. La
dificultad en el secado por oreo radica, como hemos comentado anteriormente, en
la composición del papel cuché: cuando se deja secar libremente un libro de papel
cuché empapado acaba por ponerse como un ladrillo de arcilla y papel. Sin embar
go, si este tipo de libros tan sólo están ligeramente húmedos, se pueden seguir con
ellos los pasos recomendados para el secado por oreo de los libros de papel normal.
Los pasos básicos recomendados para el secado de libros por ventilación son
los siguientes:
-El secado debe llevarse a cabo en un sitio amplio, seco y �ien ventilado en
el que se pueda mantener una humedad relativa inferior al 50% y una
temperatura inferior a 2O°C (volvemos a la carga: si los materiales biblio
gráficos permanecen en un ambiente con una humedad relativa superior
al 60 ° 0 y una temperatura superior a 2O°C durante más de 48 horas, en
EEL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 87
un sitio sin una buena circulación del aire, el resultado será un broce masi
vo de hongos). En caso necesario habrá que valerse de deshumificadores
para mantener los niveles ambientales adecuados.
-Acuérdese de utilizar su psicrómetro: las lecturas de humedad relativa y la
temperatura deben comarse periódicamente en varios puntos del lugar de
trabajo anotando los resultados para tener un buen control de la situación
ambiental.
-La ventilación constante es imprescindible. Si es necesario, hay que abrir
las ventanas y puc1 tas y, si aun así no se consiguen los niveles de tempera
tura y humedad deseados, será necesario el uso de ventiladores eléctricos
para crear ligeras corrientes de aire dirigiendo su aire siempre por encima,
nunca directamente, de los libros. Todo este esfuerzo va dirigido a la eli
minación de las insidiosas bolsas de aire estancado y para acelerar simultá
neamente el secado de los documentos evitando así una infección fúngica.
-Los libros se tienen que poner de pie sobre algún tipo de material absor
bente. El papel secante sería ideal aunque en su lugar se pu�de · utilizar
papel prensa (viene en rollos grandes no impresos) aunque en caso de
extrema urgencia se puede llegar incluso al uso de hojas de periódicos ya
impresas pero no las hojas que tengan colores distintos del negro.
-Convendría intercalar en las hojas del libro, cada seis o siete, papel prensa
u otro similar que absorba humedad. Dicho papel debe sustituirse perió
dicamente en cuanto se obeserve que está saturado de agua con otro nue
vo seco. Hay que tener cuidado en no excederse en la cantidad de hojas
absorbentes que se intercalan en los libros pues, si se introducen en núme
ro excesivo, se corre el riesgo de deformar los lomos.
-Los papeles usados que ya estén empapados deben sacarse fuera de la zona
de trabajo o meterse en bolsas de plástico para que no contribuyan al
aumento de la humedad del ambiente.
-Cuando los libros aparenten estar secos pero desprendiendo al tacto una
cierta sensación de humedad, se deben poner en posición horizontal for
zándolos ligeramente con las manos para intentar devolverles su forma ori
ginal (la convexa del lomo y la cóncava de la delantera). Finalmente se le
colocará un peso ligero sobre el libro para prensarlo.
-Hay que llevar a cabo inspecciones periódicas de los libros que se mojen
puesto que la humedad acumulada en su interior tarda más tiempo en
desaparecer; esta humedad puede provocar fácilmente un brote de hon
gos. Existen en el mercado unos aparatos que constan de unos sensores
planos y de una pantalla que refleja las mediciones y que se emplean para
medir los niveles de humedad en el interior de los libros. Los expertos
recomiendan como seguros unos valores entorno al 8% de humedad
interna.
-Si lo único que permanece ligeramente húmedo son los cortes de los libros
se pueden poner éstos en posición vertical dirigiéndoles una ligera corrien
te de aire por encima mediante un ventilador eléctrico. Sabemos de casos
en los que se han llegado a usar secadores caseros de pelo con tal fin.
88
-Los libros de papel normal que tengan sus corees ligeramente húmedos se
pueden secar en unos l O o l 5 días si se ponen en un sitio en el que se
pueda mantener una humedad relativa alrededor del 25% y una cempera
cura_Ae entre 10 °C y l2°C.
Los documentos
Las recomendaciones descritas para el secado de los libros por ventilación tam
bién son aplicables al secado de los documentos. El sitio seleccionado para el proyec
to debe ser amplio, seco, bien ventilado y en el que se puedan mantener una hume
dad relativa y temperatura estables. La ventilación constante es importante: al igual
que para los libros, se deberán crear corrientes de aire abriendo puercas, ventanas,
usando ventiladores y, si aun así no es suficiente, empleando deshumificadores.
Los pasos a seguir para el secado por ventilación, que figuran a continuación,
darán resultados satisfactorios con la excepción de la posible aparición de algu
nas arrugas y deformaciones de los soportes, pero los textos se salvarán:
-Cuando se dejan secar los documentos al aire libre, hay que tener en cuen
ta que una exposición prolongada al sol puede dañar la estructura del
papel, decolorar sus tintas y acelerarar el envejecimiento de-ambos.
-Los documentos sueltos deben colocarse en cualquier superficie (el suelo,
mesas, estanterías, etc.) protegidos, si es posible, con plástico, papel prensa
sin imprimir o, en caso de exrrema necesidad, con hojas de periódicos sin
colores distintos al negro.
-Es imprescindible separar las hojas de los documentos impresos sobre papel
cuché para evitar que las hojas se peguen entre sí (ya sabe, la capa de caolín
y caseína que lleva este tipo de papel actúa como un adhesivo cuando se
humedece haciendo imposible la recuperación de los textos y las imágenes).
-Si hay que separar un montón de hojas empapadas, sean de papel cuché o
de papel normal, no se hará tirando simplemente con los dedos. Para evitar
daños irreversibles se utiliza la siguiente técnica: se coloca una lámina de
poliéster (o cualquier material parecido) algo más grande que el. documento
sobre la primera hoja del montón, se frota la lámina cuidadosamente con la
mano para que se una bien con la hoja de debajo de forma que al levantar la
lámina de poliéster, y gracias a la adherencia creada por el agua entre el plás
tico y el papel, la hoja empapada se pueda separar fácilmente del resto.
Finalmente, se cuelga el conjunto de plástico y hoja empapada en una cuer
_ da de tendedero hasta que esta última se empiece a desprender (cosa que
sucederá a medida que se seque el papel) entonces la hoja, todavía húmeda,
se colocará sobre una superficie limpia y lisa para acabar el secado.
El secado de las pieles y los pergaminos
. 1
90
rísticas propias. Una de las más imporcances en este caso es la de que ;1bsorbcn y
desprenden agua más lenramenre que el pergamino, presentando, en general.
buena resistencia al agua.
El pergamino se suele hacer con una piel a la que se le quita el pelo, que se
adoba con cal y se estira mediante cuerdas en un marco de madera. La acción
simultánea del secado de la piel sometida a esa tensión tiene como resultado la
reorganización de la red dermal fibrosa dando como resultado una piel distinta
que destaca porque no puede volver a su estado natural (salvo que se moje en
exceso y no se seque en el modo en que se elaboró). Lo que se obtiene es un
producto final tenso e inelástico que puede durar cientos de años si se mantiene
con unas condiciones de humedad estables.
A diferencia de las pieles tratadas con taninos, que presentan una buena resis
tencia al agua, el pergamino tiene la capacidad de absorber agua rápidamente y
en grandes cantidades (ya sea en forma de vapor de agua o como resultado de
un accidente cualquiera). Esto explica el porqué es corriente encontrarse con
hojas o con cubiertas de pergamino más o menos arrugadas: todo depende del
entorno en el que se almacenen.
A menudo, se encuentran libros que llevan una combinación de pieles, per
gamino y papel. Cada uno tiene sus propias características y, por consiguente,
tienen distintas �eacciones cuando se humedecen. Al secarse, las tensiones sufri
das por la piel y el pergamino serán más pronunciadas que las sufridas por el
papel. Estas diferencias de tensiones pueden llegar a provocar daños más graves
si el secado no es cuidadosamente controlado.
Un conocido experto de la Libra,y of Congress (Biblioteca del Congreso de
Estados Unidos, con sede en Washington, D.C.) ha observado que los libros
encuadernados con pieles, especialmente los de los siglos X.V, XVI y XVII, sue
len recuperarse con éxito en caso de un desastre si se secan bajo procesos riguro
samente controlados. Sugiere que puede ser preciso el consejo de un conserva
dor profesional para poder llevar a cabo con seguridad los métodos apropiados.
Advierte que codos los materiales de valor deben prepararse separadamente
para su congelación en diferentes categorías de forma que se puedan encontrar e
identificar rápidamente antes de su secado por liofilización. Éste es un punto
imprescindible ya que cada categoría puede necesitar un tipo distinto de aten
ción. Por ejemplo, los primeros libros impresos y los manuscritos encuaderna-
. dos están compuestos de una gran variedad de materiales entre los que se inclu
yen el pergamino, la piel, el papel, la madera, el metal, el marfil, las tintas y los
colores al agua; por ello tendrán que secarse cuidadosamente y, si se u�iliza el
secado por liofilización, debe llevarse a cabo empleando la mínima cantidad de
calor interno posible de la cámara de vado.
La British Library (Biblioteca Británica, con sede en Londres) también ha lle
vado a cabo ensayos para estudiar los resultados de la congelación y posterior
liofilización de los libros o documentos de pergamino. Los ensayos se realizaron
bajo la supervisión del jefe de conservación de la biblioteca en una cámara de
vacío y una cámara de chorro de aire congelado. Ambas cámaras, propiedad de
la biblioteca, tienen una capacidad de hasta 2000 volúmenes.
EEL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 91
de unos libros valiosos que se vieron afectados por una inundación, utilizando
unos medios relativamente modestos, que puede servir como modelo a emular.
En ese año, la Biblioteca Kleist en Trondheim sufrió una inundación debido a
una filtración de agua. Algunos de los libros raros almacenados en el sótano
sufrieron daños de diferente consideración; gran parte de ellos estaban encua
dernados en pergamino y en piel.
Se solicitó asesoramiento al Laboratorio de Conservación de Arqueología del
Museo de la ciudad donde, entre otros proyectos, se dedicaban al congelado y
secado de utensilios de madera y cuero. Con cal fin el museo poseía una máquina
de liofilización de modesta capacidad: 40 kilogramos. Dado el estado del mate
rial se optó por su congelación y posterior secado siguiendo los siguientes pasos.
En primer lugar se separaron de los libros las cubiertas de pergamino, aún
mojadas, para su restauración en el taller de la biblioteca. Las cubiertas de piel
de los libros se frotaron con una baja concentración de poliecilenglicol 400 (un
producto utilizado como ablandador y humecrante). D� aquí los materiales se
llevaron a una cámara para su congelación a baja temperaturas. 0/éase fotos en
pág. 86).
Debido a que la cámara de vacío del museo estaba ocupada en ese preciso
momento con otros proyectos, se tuvo que aplazar durante algún tiempo el
secado de los libros congelados, hecho que no supuso quebranto alguno ya que
la congelación los mantenía estabilizados. Cuando la cámara se desocupó, los
libros fueron secados en ciclos de ocho a catorce días; el tiempo coral que se tar
dó en el proceso fue de 25 días.
Como la liofilización suele deshidratar algunos de !"e; materiales que se secan,
se siguió con especial atención el papel de los libros que se trataron, observándo
se que sufrió una ligera caída en su contenido de humedad. Este problema se
resolvió fácilmente colocando los libros en una habitación con un 50% de
humedad relativa. Algunos libros se quedaron arrugados cosa que se arregló apli
cándoles un ligero prensado.
Los hongos y su control
Resultado de un ataque de hongos a un pergamino: las manchas oscuras son los residuos dejados por
los hongos.
_.:�i·-·
.........._-,
que éstas se peguen entre sí haciendo que su separación sea muy difícil, si no
imposible, de llevar a cabo.
Llegados a este punto estamos casi seguros que si algún día el lector descubre
sobre sus libros esas manchas o la masa aterciopelada que hemos descrito, le
entrará un coque de pánico y buscará en las páginas amarillas el teléfono de
algún fumigador. No lo haga: en la mayoría de los casos se curarían los síntomas
pero no se eliminaría el foco de la infección. Hay tratamientos sencillos que
uno mismo puede realizar y bastante efectivos.
Control
Hoy en día se le está dando más importancia a las medidas preventivas y se
está frenando la utilización de pesticidas y fumigantes, aun aquellos menos agre
sivos. La razón parece ser que la fumigación no tiene efecto residual y, debido a
la abundancia de las ubicuas y casi indestructibles esporas del hongo, en el
momento que se termina la fumigación en cámara o por spray (¿se sabe qué
daños puede causar el producto químico en las pieles, pergaminos o papeles?),
el objeto se «reinfecta».
Los científicos abogan por los sigu ientes medios preventivos: control continuo
de la humedad relativa para que no supere el 60%, sellado del suelo y muros de
los sótanos para frenar la penetración de la humedad, uso de ventiladores para
96
pt:rmicir la circulación <le! aire por codas las plamas <ld edificio (como scguramcn
ce recuerda d lecrnr, venimos insisciendo en la necesidad de conseguir una hume
dad relaciva escable no inferior_ al 30% y no superior al 50% y una cemperatura no
superior a los 20° C, junco con una buena vencilación para eliminar las bolsas de
aire escaneado con sus microcHmas de humedad relativa y temperatura alcas).
l'n:i :ispir:1dor:1 de baja potencia con u.boquilla recubierta con un tiltro, gasa o similar es ideal para limpiar un documento que sufre un
ar-J..¡ue fúngico.
EL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 97
Para el tratamiento del brote que han padecido los libros menos húmedos
(como resultado de una exposición prolongada a niveles de humedad relativa
muy altos), lo primero que se debe hacer es bajar la humedad relativa de la zona
mediante el mejoramiento de la circulación de aire con los sistemas ya comenta
dos en otras partes del texto. Si el número de libros es muy grande y, por consi
guiente, difícilmente trasladadables a un sitio de ambiente estable, lo más prác
tico es su limpieza in situ con las aspiradoras.
En cuanto a los libros que estén mojados recomendamos que se sigan los
pasos citados en el apartado "Púm de emergencia para archivos y bibliotecas"y en
el de "El secado por ventiÚlción (oreo)". Si los libros, además, sufren un brote de
hongos sólo se les podrá retirar con las aspiradoras cuando estén lo b·astante
EEL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 99
Una limpi= a fondo de un depósito inundado es fundamencal para prevenir la aparición de brotes de hongos. La
foro muestra b limpieza con cepillos del sudo de los depósitos de una biblioteca que sufrió una inundación.
EEL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS S 101
Los indeseables
La mayoría de los in_seccos que suelen infestar los libros y documentos lo
hacen no porque el papel les sea especialmente apetecible; en realidad, su atrac
ción se debe al encolado que llevan esos materiales y a algunos de los adhesivos
y almidones empleados en su elaboración. Otros muchos atacan el papel y el
carcón por su contenido de celulosa y, en fin, hay otros que se alimentan de las
proteínas de los pergaminos y las pieles. En cualquier caso, es frecuente que un
mismo tipo de insecto ataque simultáneamente codos los materiales de un libro
en su búsqueda de alimento.
Esta búsqueda se traduce en las típicas perforaciones en forma: de túneles o
galerías que hacen en los libros y documentos. También es frecuente la apari
ción de restos de sus nidos o de sus excrementos (más o menos apreciables a
simple vista dependiendo, claro está, del tamaño del insecto).
Pececillos de plata. Tienen un tamaño que puede llegar hasta los 12mm.
Prefieren los sitios húmedos y tienen hábitos nocturnos. Se alimentan de mate
riales que contienen almidón, de los encolados del papel y de encuadernaciones;
también hacen agujeros en el papel pintado para llegar a los adhesivos. Otras
fuentes de alimento son telas como el lino, el algodón y el rayón. Los desperfec
tos que producen en las superficies de los libros son similares a los de las cucara
chas pero de menor tamaño.
Ratones. Son los roedores que se encuentran con más frecuencia en los
archivos y las bibliotecas. Si encuentran en su entorno las condiciones ideales -
clima, alimentos y un poco de agua-, tienden a quedarse en el interior del edi
ficio. De hecho,. suelen vivir en el exterior, invadiendo en el otoño los edificios
de las zonas de clima templado. Los daños que causan en los libros y documen
tos se deben a la necesidad de obtener materiales para construir sus nidos. Las
señales de su paso suelen ser el olor de su orina, los excrementos y las marcas de
sus dientes puntiagudos. Suelen alimentarse de los desechos de productos elabo
rados por los seres humanos y de los insectos muertos que se encuentran en los
edificios; no suelen necesitar agua en abundancia.
nos, suelen cumplir los requisiros: filtraciones de las rnbcrías y cañerías, gote
ras en los aseos, pilas o duchas, filrraciones exteriores ( rejados, cornisas... ), ecc.
El agua escaneada produce una humedad que también es muy atractiva para
los insectos.
Como ya hemos comentado, los insectos, en general, necesitan unas buenas
condiciones de humedad relativa para sobrevivir. Normalmente se desarrollan
mejor en ambientes que tengan una humedad entre el 60% y el 80%. En lo
referente a la temperatura la mayoría se mueve en sitios que tengan unos valores
entre 20° C y 30°C; en muchos casos mueren si padecen temperaturas inferiores
a -2°C o superiores a 45 ° C durante un cierro período de tiempo.
Cierras especies de insectos prefieren ocultarse y desarrollarse en sitios peque
ños, tranquilos y oscuros -lugares como estos abundan ·en muchos depósitos.
A los insectos les gustan los sitios estrechos como los huecos del cartón ondula
do, el espacio entre periódicos olvidados o las cajas que llevan mucho tiempo
almacenadas sin tocarse. Prefieren sirios tranquilos como puedan ser los rinco
nes más descuidados del depósito, la parte inferior de la última balda de una
estantería o aquellas parres de los muebles que están contra la pared. Finalmen
te, el polvo y la suciedad dan el toque necesario para encuentren su «hogar dul
ce hogar».
L-t recnologla punta no es la única manera de eliminar ratones en una bilioreca o archivo.
EEL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 107
Otro método útil para detectar la actividad de los insectos son las trampas
pegajosas. Se venden ya preparadas en riendas especializadas y las hay de
diversos tipos, pudiendo colocarse en varios puntos estratégicos del depósito o
en otras parces del edificio que puedan servir a las plagas (de insectos y/o de
roedores) corno puntos potenciales de entrada a las instalaciones. También se
pueden colocar en ventanas, puercas y, en general, en todos aquellos sitios sus
ceptibles de ser visitados por los insectos cales como las fuentes de calor y/o
humedad.
Es conveniente mantener un registro que incluya la ubicación de las rra·,i.pas
(esto, en edificios grandes, es absolutamente necesario ya que lo normal es olvi
dar el emplazamiento exacto de las mismas una vez que pasan unos días), así
como las fechas de colocación y descripción de lo que vaya apareciendo en las
mismas.
Finalmente, es casi imprescindible llevar a cabo un control independiente de
todos los materiales bibliográficos que entran en un archivo o una biblioteca y
que van a formar parte de la colección o de los fondos permanentes. Debe ins
peccionarse a fondo toda nueva adquisición para ver si existen indicaciones de
actividad de insectos (esta regla·es igualmente aplicable para los papeles con
problemas de hongos: si se aprecian manchas de hongos como las ya descritas
en su momento, hay que vigilar si se mantienen estables o si siguen creciendo
en cuyo caso habría que optar por aplicar a la documentación los procesos reco
mendados para infecciones de hongos).
Hacer una inspección exhaustiva cuando la adquisición � sido muy grande
es difícil y casi impracticable, por ello se recumiendan las inspecciones aleatorias
de una cantidad representativa de los libros y/o de la documentación nueva. El
sitio elegido para esta actividad debe ser seco y fresco, es decir, un medio
ambiente perjudicial para la salud de los insectos y hongos. El material inspec
cionado que se encuentre en buen estado debe colocarse en cajas y carpetas lim
pias y nuevas desechando los materiales viejos.
Atmósferas controladas
Ejemplo de bolsa empleada para la fumigación medianre gases inertes. El proceso consisre en eliminar insectos por anoxia al despla:z.ar el
aire por una atmósfera con muy bajo concenido en oxigeno. Se puede utilizar un gas inerte, argón o nitrógeno, para la susricución del aire.
F.sre sistema fue ideado y desarrollado por Nieves Valencin, bióloga del lnstiruro dd Patrimonio Histórico Español.
112
La congelación
Esta técnica va captando cada ve:z. más partidarios. En la mayoría de los casos
las opiniones de los usuarios son positivas: la técnica es relativamente sencilla y
limpia, no se utilizan productos químicos, no es tóxica para el ser humano y la
destrucción Jel ciclo biológico del insecto es prácticamente total.
También se cree que la congelación se puede utilizar para la mayoría de los
materiales bibliográficos aunque no hay suficiente información sobre el efecto
de la congelación sobre los libros o los documentos muy frágiles o sobre los
libros hechos con materiales diversos como, por ejemplo, aquellos hechos con
tapas de madera, cubiertas de piel y páginas de pergamino (miniadas o tan sólo
manuscritas).
La primera vez que una biblioteca utilizó esta técnica no tóxica fue en 1976
cuando miles de libros valiosos de la Universidad de Yale sufrieron un ataque
masivo de escarabajos. El resultado del experimento fue un éxito rotundo y,
aunque ya han pasado un par de décadas, continúa siendo el modelo a seguir en
caso de padecer ataques de plagas similares a la sufrida por esta Universidad. Por
esta razón hemos creído oportuno incluir un resumen del proceso.
En el mes de marzo de 1976, una bibliotecaria de la Universidad descubrió
unos pequeños montones de polvo al lado de un libro depositado en la sección
de libros y manuscricos raros. Éstos estaban colocados en estanterías ubicadas en
el segundo sótano del edificio. La sección contaba en esa época con 37 .000
libros, muchos de ellos del siglo XVI.
Se dio la alarma y, tras una minuciosa inspección, se descubrió que los daños
estaban muy extendidos y que el causante de los mismos era un escarabajo iden
tificado como el Gastrallus, un tipo con gustos muy exquisitos: atacaba los
libros con cubiertas de pergamino. Hasta ese momento era un tipo de escaraba
jo desconocido en las bibliotecas de Estados Unidos.
EEL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS S 113
La remperacura d el congelador d e
be rardar unas cuatro ho ras para
0 °C y lueg o co nsegui r -20° C en un ll egar a
as 8 horas, d ejand
o los l ibros mecid o s en e
co ngelad o r unas 72 horas . Pasado est l
e tiempo , se sa�
las bolsas a temperatura ambiente 1 d el mismo y se d ejan en
y
d o la co nd ensación s o bre l as bols
por unos días hasta que se haya
as d e plástico haya
d esaparecido.
n d escongela
La conservación para profano�
Después de todo lo visto hasta d momento puede que uno se sienta derrotado y
hasta casi angustiado, especialmente si tiene a la vista una magnífica colección de libros
en sus estanterías inrumpliendo, probablemente, lo que los expertos consideran romo
medidas seguras de almacenamiento. Si realmente se tiene amor por los libros (y hay
que tenerlo para haber llegado hasta este punto de nuestro libro) no hay que desani
marse y simplemente empezar, poco a poco, a hacer las cosas dd modo correcto. Este
cambio de actitud exige un cambio de mentalidad.. Sabemos que esto no se consigue
de un día para otro pero, como todo en la vida, es cuestión de ponerse a ello.
En este sentido recordamos una anécdota surgida. a raíz de un comenrario"'de un
fumoso articulista de un diario madrileño de difusión nacional. En su artículo seña
laba algo así como "d m.:__-avilloso olor a viejo de los buenos libros". John McCleary
tuvo a bien escribir unas líneas a la sección de Cartas al Director indicándole a este
articulista que ese olor tan característico es el del polvo acumulado en los libros y
que ese polvo indica la descomposición del papel de los libros. La recomendación
era clara: evite el polvo si quiere seguir disfrutando de sus maravillosos libros.
Sabemos que el personal de muchos archivos y bibiliotecas, incluso en el caso
de particulares con buenas colecciones de libros, se ven en más de una ocasión
en la necesidad de hacer algún cipo de reparación o mejora en alguno de sus
libros o documentos no históricos porque, de no hacerlo, pueden deteriorarse
rápidamente. También nos consta que hay conservadores/restauradores que
desaprueban rotundamente la idea de que un profano trate de «restaurar» un
libro o documento. Quizá tengan razón; después de todo llevan años trabajando
en su oficio y conocen las peculiaridades y el comportamiento del papel, las pie
les y el pergamino cuando reciben cualquier tratamiento físico y/o químico.
Sin embargo, no todo el mundo se puede permitir pagar los servicios de un
profesional de la restauración para trabajos de poca monta y, puesto que sabe
mos que el profano al final suele optar por la pequeña chapucilla para salir del
paso, creemos conveniente indicar algunos métodos de trabajo y algunos mate
riales básicos y simples para hacer que esas chapucillas sean lo más inocuas posi
bles para los libros y los documentos. Evidentemente, siempre que se trate de
restaurar un documento de valor, se debe acudir a un profesional de la restaura
ción/conservación y no creerse aurosuficiente: los daños que se pueden ocasio
nar pueden ser terribles e irreversibles.
116
Aquí trataremos de respetar los deseos de ambos. Para los profanos, hacia
quienes está dirigido este capítulo, hemos puesto unos límites que creemos son
razonables en cuanto a la restauración de los materiales bibliográficos que pue
den llevar a cabo sin meter la pata.
Para mayor tranquilidad de los conservadores, no le vamos a recomendar a un pro
fano que haga un baño acuoso porque ésta sea una magnífica técnica para limpiar la
suciedad de un manuscrito y que, al hacerlo, vean cómo las tincas se le disuelven por
falta de un fijativo o por no conocer otras técnicas más complejas. No queremos estar
presentes cuando se saca un documento de un baño en agua alegremente agarrándolo
por una esquina y ver cómo se parte por la mitad debido a sti peso y debilidad en su
estado empapado. Tampoco vamos a recomendar un disolvente para eliminar una
mancha de un documento y que el atrevido vea cómo se extiende y crece en diámetro
haciendo aparecer nuevas manchas debidas a otras sustancias que lleva el papel.
Tampoco podemos recomendar el uso de un blanqueador (caso de las lejías
usadas por algunos restauradores autodidactas de cierto renombre entre algunos
libreros de antiguo y bibliófilos que, absolutamente incoscientes de la salvajada
que están haciendo, las emplean indiscriminadamente dejando la semilla de la
muerte dentro de libros preciosos, valiosísimos y únicos) para quitar milagrosa
mente las manchas de alguna obra de arte sin saber que los residuos del producto
no fueron totalmente eliminados por desconocer en profundidad las complejida
des del tratamiento y, por lo mismo, no queremos ser testigos de la secuela: los
residuos del blanqueador se convierten en ácidos que casi seguro dejarán las
zonas blanqueadas en un estado quebradizo y pulverilento a corto o medio plazo.
En la actualidad, los científicos dedicados al mundo de la conservación
rechazan la utilización de los compuestos de blanqueo para el tratamiento de
manchas en el papel. la. razón es clara: la mayoría de estos productos generan
una reacción inmediata en el papel -provocan la ruptura de las cadenas celuló
sicas que se traduce claramente en una perceptible debilidad del papel. Aunque
abogan por no utilizarlos, reconocen que hay casos excepcionales: cuando la
estética lo exige y/o cuando la lectura de un texto es imposible debido a una
mancha. Pero aun en esos casos se imponen restricciones: las manchas de, por
ejemplo, un grabado se blanquean para mejorar su aspecto pero no para dejarlo
peifectamente impoluto; en el caso de las manchas sobre un texto, se recomienda
blanquear hasta llegar al punto en que se pueda leer el texto yno más. En ambos
casos, el proceso debe llevarse a cabo en un laboratorio donde una persona
experimentada pueda mantener un control total del tratamiento.
Lo que tratamos de hacer en este apartado es mostrar técnicas básicas y senci
llas pero de incalculable importancia desde el punto de vista de la conservación ya
que son técnicas que pueden frenar el deterioro de los libros y los documentos.
Los materiales implicados en la conservación para profanos son básicamente
tres: los diversos tipos de adhesivos, los diferentes papeles y las cintas adhesivas
especiales (éstas con muchos reparos). Dentro de los adhesivos se incluyen los
engrudos, las colas y los acrílicos sintéticos; todos ellos, idealmente, deben ser
flexibles y reversibles. El papel debe estar libre de acidez, o sea, tener un pH
neutro o tamponado con agentes alcalinos. Las herramientas que se van a utili
zar, que detallarnos más abajo, son de un manejo sencillo y nada caras.
EEL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 117
Uno de los procesos de restauración de los documemos es el lavado. Con él se eliminan muchos productos ácidos solubles y se recuperan
parte de las propiedades de la celulosa.
Herramientas
-Agujas de zurcir: metálicas o plásticas para reparar libros con
cuadernillos o bloques de texto desprendidos totalmente del
cajo.
-Bisturí: se utilizan continuamente en la restauración de libros Diferentes tipos de espátulas, pinzas :
bisturí. Todas están realizadas con acere
y documentos. Se emplean los que permiten intercambiar sus inoxidable.
cuchillas. Dentro de éstas se usan sobre todo las de los núme
ros 15 y 21 (son números estándares para cualquier marca).
-Brochas: se usan para aplicar engrudos y limpiar superficies
con polvo o con resros de borrados. Las brochas que se
empleen para aplicar engrudos no deben tener partes de
metal para evitar que su oxidación pueda manchar el papel.
-Cuchillo: como el llamado cuchillo de zapatero para cortar
Diferentes tipos de brochas y plegaderas.
cartón o papel con la ayuda de una regla metálica. En la
actualidad se emplean cada vez más los "cúter" de diferente
ancho de hoja para estas aplicaciones.
-Espátula: varilla de acero inoxidable con una hoja aplastada y
flexible en cada extremo; se hacen de acero inoxidable y se
usan sobre todo las que miden entre 18cm y 20cm de punta a
punta. Son muy útiles para levantar pieles, aplicar engrudo en
sitios inaccesibles, etc.
Modelo simple de espátula térmica de
-Espátula eléctrica de calor: son aparatos que incorporan un calor regulable junco con algunas de b.,
dispositivo para controlar la temperatura. Permiten incercam- pumas Je larón con que se complcmcnra.
118
biar diversas pumas (<le lacón u cromadas) que tienen sus superficies puli
das. Se utilizan para acelerar el secado de los adhesivos empleados para
pegar desgarros. También se usan con adhesivos que se funden con calor,
empleados con los mismos fines que los anteriores.
-Pinceles: se emplean para aplicar cantidades pequeñas de adhesivo en las
zonas donde se deben poner injertos de papel nuevo. También se utilizan
para reintegrar los colores en aquellas obras que lotaecesitan. Para aplicar
adhesivos no hacen falta pinceles de gran calidad, sí en cambio para hacer
trabajos de reintegración de colores.
-Plancha eléctrica (opcional): plancha más pequeña que el cipo normal domés
tico con control de la temperatura; tienen la base cromada o con teflón y son
útiles para adherir papeles impregnados con adhesivo en grandes desgarros ya
que secan más superficie de una ve:z que las espátulas termostáticas. ·
-Plegaderas: se fabrican de hueso, madera dura o plástico. La más utilizada
tiene un extremo en forma de punta de flecha redondeada y el otro plano.
Son muy útiles para plegar papel y, en general, para múltiples funciones
en trabajos de encuadernación.
-Punzón: los más corrientes ·son los· de los guarnicioneros. Se emplean
sobre todo en encuadernación.
-Regla: preferentemente una metálica y robusta
como ayuda para cortar el papel, el cartón, etc.
-Tijeras: se emplean dos tamaños. Las pequeñas de
costurero y otras más grandes (de unos 25cm de largo).
-Pinzas: se usan de dos tipos: unas de tamaño y punta
normal y otras de punta muy fina. Son útiles para multi
tud de tareas.
Materiales
Los adhesivos
Engrudo de almidón.
Los almidones de trigo y de arroz (recientemente se ha empezado a usar el de
maíz también) se llevan empleando desde hace cerca de dos mil años por los
orientales para trabajos tales como sus conocidos rollos colgantes con caligrafías
y dibujos con tincas, los rollos de mano, biombos, etc. Sería difícil encontrar
mejor testimonio de su aceptación, eficacia y durabilidad.
· Para nuestros fines, estos engrudos, utilizados conjuntamente con el papel
tisú japonés, son ideales para las reparaciones del papel. Son engrudos blancos,
de gran fuerza de adherencia y reversibles en agua más o menos caliente, mante
niendo gran parte de su adherencia incluso después de rebajarse su espesor con
agua. Esca propiedad permite adaptarlos a las características del papel o del car
tón con que se vaya a trabajar.
Hay poca diferencia entre los diferenttes tipos de engrudo. Sin embargo, por
cosrumbre más que por otro motivo, parece que el almidón de trigo es el más
120
urilizado en muchos países. Sea cual sea el que se decida usar, se exige que para
rrabajos de conservación debe tener una pureza alta con, aproximadamente,
entre un 85% y un 90% de almidón y un pH neurro (= 7).
Preparación
Paniremos de una cantidad aproximada de una taza de almidón y de cuatro
de agua destilada o del grifo pero filtrada (bastan los filtros que se venden para
el consumo humano).
EL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 121
El engrudo precocinado
Dado el engorro que supone la preparación del engrudo digamos clásico, los
científicos han desarrollado un nuevo tipo de almidón en polvo que suprime
casi todos los pasos de preparación y se puede usar incluso diluyéndqlo en agua
destilada fría. Sin embargo, en caso de tener que hacer pequeñas reparaciones
en objetos de valor, merece la pena calentarlo un poco al baño María para obte
ner una mejor calidad.
Otra posibilidad aún más cómoda es comprar los actuales almidones de maíz
y trigo finamente tamizados en fábrica y que incorporan ya un fungicida. Una
ve::z abierto el bote duran perfectamente meses sin tener que almacenarlos en
condiciones especiales.
La metilcelulosa
Limpieza en seco
En conservación, cuando hablamos de limpieza en seco nos escamas refirien
do al conjunro de procesos que buscan la eliminación del polvo, mugre y algu
nas manchas mediame mérodos no químicos, es decir, mediante cepillos, gomas
de borrar, saquiros de goma en polvo y aspiradoras.
Con estas técnicas se pueden eliminar de la superficie de los libros, de las
páginas de los libros, de sus cubienas (si son de pergamino), de los manuscri
ros, de los mapas, etc. el polvo y la mugre que no estén demasiado incrusta
dos en el papel. Sin embargo, no deben utilizarse en objetos frágiles o que
bradizos, en pieles,· en grabados en hueco (con la excepción de los bordes),
obras de arte sobre papel como las acuarelas, dibujos con lápices de grafito,
pasteles, carboncillos o cualquier técnica en que el pigmento no esté fir
memente adherido al papel. Éstos son trabajos para los restauradores/conser
vadores profesionales.
Aunque no se puede eliminar roda la suciedad de la superficie de los objetos
nombrados, la limpieza en seco sí puede mejorar su aspecto. Para este fin se utiliza
el material que enumeramos a continuación:
- Brochas de pelo suave de caballo (como las usadas por los dibujantes y deli
neantes para retirar los resros de la goma de borrar).
- Gomas de borrar (por ejemplo la Staedtler Mars Plastic núm. 52650 o la
Magic Rub de la casa Faber-Castell).
- Saquitos de goma en polvo (se hacen con gránulos de goma de borrar y se
recomiendan las marcas Opaline, Skum-X, Archival Aids o similares).
- Lápiz de borrar (como el Faber-Castell Peel OffMagic Rub).
- Guantes blancos de algodón limpios (no es raro ver a gente trabajar con
guantes sucios con los que manchan otras zonas del documento al arras
trar la suciedad).
Para llevar a cabo la limpieza se debe apoyar la obra sobre una superficie amplia,
limpia y totalmente lisa puesto que cualquier bulto saliente, no importa su tamaño,
puede perforar un documento cuando se pasa una goma de borrar por encima de él.
Si se dispone de secantes blancos limpios mejor que mejor. No siempre se aplicarán
todos los métodos que se detallan a continuación. Es posible que un cepillado con
cienzudo elimine mucho del polvo. Como ya hemos señalado anteriormente, sólo la
experiencia dictamina cuando es suficiente.
En primer lugar se debe limpiar roda la superficie del libro, grabado o similar
con las brochas de pelo suave ya comentadas. Este trabajo es delicado, especial
mente si el papel presenta roturas y/o desgarros: si se aplica con demasiado
ímpetu se pueden romper aún más o incluso hacer otros nuevos. Recalcar que
este proceso y los que vienen a continuación no se deben hacer en obras con pig
mentos que se puedan desprender fácilmente (pasteles, carboncillos ... ).
Es preciso mantener el material siempre limpio y las brochas no son una
excepción. Cuando se observe que están sucias hay que limpiarlas bajo un cho-
124
'.1qui10 de goma de borrar en polrn ,. rres modelos de ¡;ornas espccialmcme buenas para us,u con documentos y obras
: .irte de valor. Para este fin no ,-:ilr c:,alquicr goma Je borrar.
EL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 125
les las rechazan mcalmeme. Los adhesivos de estas cincas, induso el de las mejores,
se oxidan con el ciempo y dejan manchas permanentes en el papel que sólo pue
den ser eliminadas por expertos, empleando disolventes muy cóxicos y siendo casi
imposible hacerlas desaparecer por complem. Además, los fabricantes suelen hacer
cambios periódicos de los productos que ucilizan para la fabricación de las cincas:
lo que hoy puede estimarse de buena calidad y seguro para los documentos,
mañana puede ser un material pésimo para utilizarlo en conservación.
En cualquier caso a veces es imprescindible usar estas cintas en algún tipo de
papel. Si se va a hacer, recomendamos que se empleen las de dos marcas en con
creto por ser, aparentemente, las más estables: una es la Document Repair Tape y
otra la Filmoplast Po la Filmoplast P90 (ambas sólo se venden en tiendas espe
cializadas, no en papelerías comunes).
Desde aquí queremos hacer una advertencia contra otro producto autoadhe
sivo muy empleado para intercalar notas entre los libros y la documentación: el
Post-it. En las publicaciones especializadas de restauración se advierte que, en
caso de dejar durante largos períodos de tiempo una nota de Post-it en un papel,
ésta puede pegarse en exceso sobre el original y requerirse la ayuda de un restau
rador profesional para retirarla. Otra costumbre nefasta es el empleo de las eti
quetas autoengomadas (tanto las que hay que humedecer como las ya-listas
para-pegar): pegadas sobre los lomos de los libros de piel y pergamino los man
chan de forma irremediable y absolutamente imposible de eliminar.
forma.
128
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mano, dejando las barbas en los bordes y se pega al borde
de la página sin esquina con engrudo. Para secar el con
junto se aplica un peso ligero en la forma que se indicó
para las reparaciones con papel y engrudo.
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Otra posibilidad es recortar un trozo de archibond con
tisú con un tamaño similar al de la zona perdida (requie
I '�¿l /-. re el uso de un papel vegetal donde se calca la huella de la
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Aplicación del engrudo solamente en el
zona perdida que luego se traspasará al archibond con
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borde de las fibras. tisú) y pegarlo con la espátula de calor.
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Colocación del injerto sobre el original.
Secado del exceso de adhesivo. Secado acelerado del adhesivo con una espátula de calor.
EEL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 131
- Uno de los problemas más comunes que se presenta en los libros es que el
bloque de papel se separe de los cajas. Esto suele suceder en libros con una
utilización frecuente y se complica por un desgaste general de la encuader
nación. El remedio es relativamente sencillo:
- Se pone el libro de pie en una mesa con el lomo mirando hacia la persona
que lleva a cabo la reparación, se abre el libro y se empuja el bloque hacia
adelante para que se vea claramente el hueco que deja el cajo. Se roma una
aguja de zurcir a lo largo de la cual se ha aplicado un adhesivo (se supone
que el libro no es de valor histórico en cuyo caso el adhesivo puede ser
PVA o una mezcla de merilcelulosa con PVA) y se introduce en el hueco
haciendo rodar la aguja por la superficie a unir asegurándose de que el
adhesivo está bien distribuido.
132
(l) Prensado del libro con d bloque dd texto suelto: se coloca una aguja de zurcir en cada uno de los cajas del libro y éste se pone entre
dos rabias con un peso encima.
(2) La reparación de un bloque de libro suelto mediante la aplicación de un adhesivo con una aguja de zurcir que se mete en la zona des
prendida.
Cualquier documento, mapa, carta u otro objeto enrollado o plegado que lle
va mucho tiempo en un ambiente seco corre el peligro de fracturarsé si se fuerza
para estirarlo en un intento de devolverle su estado plano original.
Este fenómeno se produce debido a que las fibras de la celulosa han perdido
gran parte de su humedad original y, con ello, mucha de su elasticidad y flexibi
lidad. Si se consigue introducirles de nuevo parre de esa humedad, se puede
contrarrestar ese fenómeno para así poder estirarlos.
Este fin se puede lograr mediante la creación de un ambiente cuya humedad
relativa sea cercana al 100% durante el tiempo necesario y suficiente como para
reblandecer la fibras· de un documento enrollado o plegado. En instituciones
dotadas con la parafernalia de un laboratorio sofisticado se utilizan cámaras cli
máticas especiales para este trabajo. Nosotros vamos a producir el ambiente
requerido con una cámara más casera.
Primero hay que hacer un examen de los documentos a tratar. Sin duda ten
drán una capa de suciedad en su exterior que debe eliminarse mediante goma en
polvo y algodón (del mismo modo que se recomendó para la limpieza de papeles
EEL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 133
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2
(l) Una nevera en desuso puede convertirse en una cámara de humectación de documencos. Para ello sólo hay que colocar una bandeja de
agua en su parre baja.
(2) El desenrollar un documenco, especialmence si el papel está quebradizo, no es carea fácil.
Un proceso ucili7.a<lo por los conservadores cuando se cree que puede haber
un brote fúngico es el mismo que se usa para que perdure el engrudo de almi
dón: emplear los cristales de onofenilfenol. En este caso se toman unas dos
cucharillas de los cristales y se disuelven en dos cucharas de etanol (alcohol quí
micamente puro) añadiendo esca disolución al agua de la bandeja en la cámara.
El siguiente paso es el prensado. Éste se lleva a cabo ya sea con planchas de
cristal, de plástico o con tableros de madera forrados perfectamente lisos (similar
al forrado de los muebles de cocina) de unos 6mm de grosor y con papel secante
(disponible en tiendas de materiales de conservación o en buenas papelerías: el
más usado es el secante de alrededor de 300g). Hay que hacer una especie de
«sándwich» dispuesto del siguiente modo: tablero, secante, obra húmeda, secan
te, tablero. Es necesario aplicar un peso uniforme sobre toda la superficie para
evitar arrugas en la obra. Para ello lo ideal es usar una prensa pero son caras para
un particular. A cambio se suelen utilizar varias pesas de unos 5 kilos (empleando
un mínimo de cinco: una en el centro y cuatro hacia los extremos) o apilar varios
tableros de madera que pesen o bien planchas viejas de mármol o similares.
Después de una hora hay que cambiar los primeros secantes húmedos por
otros secos nuevos. Este proceso ·se repetirá periódicamente hasta que el docu
mento esté absolutamente seco. Este proceso puede tardar hasta dos días.
Para aquell� personas que no disponen de un nevera ofrecemos otra alterna
tiva: una cámara de humidificación casera «fabricada» con cubos plásticos de
basura (nuevos y limpios, por supuesto).
La cinta de cara doble cara tiene que ser la Scotch Bmnd 516 de la casa 3M.
Es la única cinta de las probadas por la Library of Congress como aceptable para
la encapsulación de documentos y obras de arce. Los anchos más usados son los
de 3 y 6mm {las últimas noticias de nuestros proveedores indican que la de
3mm ha dejado de fabricarse o, por lo menos, de comercializarse para pequeñas
adquisiciones).
Como presuponemos que no codo el mundo puede (ni debe) comprarse una
máquina selladora especial, haremos un supuesto de encapsulación con cinca
adhesiva de doble cara:
- Se cortan dos hojas de poliéster que sean, al menos, 5cm más grarides en
longitud y anchura que el documento.
- Sobre una mesa de trabajo perfectamente lisa y limpia se coloca una hoja
de papel cuadriculada (con cuadrículas de entre 1 y 2cm pintadas con
rotulador). Encima de esta hoja cuadriculada se coloca una de las hojas de
poliéster (que deben ser exa�ramente iguales) alineándola en las cuadrícu
las del papel de abajo.
- Se limpia la superficie de la hoja de poliéster con un paño limpio (cuidado
con que no sea de ésos que sueltan pelusa continuamente). Así, no sólo se
eliminan las huellas dactilares y el polvo, sino que también se incrementa
la carga elecrroestática de la hoja.
- Se coloca y se cenera el documento sobre la hoja de poliéster y se coloca
un peso encima de ella para que no se mueva de esta posición.
- Se adhiere una cara de la cinta en dos lados contiguos de la hoja de
poliéster, dejando un espacio de 3mm entre el borde interior de la cinca
y el borde del documento. Hay que dejar un espacio de unos 1,5mm
enrre las esquinas para que por ahí salga el aire al final de la encapsula
ción. El papel protector de la segunda cara de la cinta se deja sin tocar
(así no hay peligro de que el adhesivo se arrastre involunrariamence
manchando la obra original). Es importante colocar la cinta a una dis
tancia entre 0.5 y 1cm (máximo) del documento para que este no «bai
le» dentro del encapsulado.
- Se limpia una cara de la segunda hoja de poliéster con el paño de algodón,
se retira momencánearnenre la pesa de encima del documento y se coloca
este segundo poliéster encima del documento (teniendo la precaución de
hacerlo por el lado que se ha limpiado con el paño de algodón). Se vuelve
a colocar la pesa sobre la segunda hoja de poliéster.
los lados hasta que se deje el documento totalmente encerrado dentro del
sobre.
- Con un «cúter» y una regla metálica se cortan los bordes de la encapsula
ción, dejando un borde máximo de unos 0.5cm (para ello es normal cor
tar algo del poliéster adherido con la cinta).
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3
( 1) Se coloca una hoja de poliéster sobre la superficie de trabajo. Es conveniente emplear debajo del poliéster una
su¡xrficie cuadriculada que sirva como ayuda para cuadrar la obra y la cinta adhesiva. Encima del poliéster se coloca
la obra con un peso ligero.
(2) Se quira el.papel protecror de un lado de cada una de las cimas de doble cua que enmarcarán la obra pegándolas
sobre la superficie del poliéster. Es imporranre que los extremos de las cimas no se solapen entre sí. Por otra parte, hay
que dejar un espacio de unos dos milímetros en uno de los extremos para expulsar el aire del interior del conjunto.
La obra debe quedar a un centímetro, aproximadamente, dentro del marco formado por las cintas adhesivas sobre la
lámina de poliésrer.
(3) Se coloca una segunda lámina de poliéster sobre el conjunro manteniendo el peso encima. Se levanta cada vez una
esquina y se quira el papel protector de cada una de las cintas para pegar las dos láminas de poliésrer entre sí. Al final
com·iene pasar un rodillo o un trapo de algodón sobre el conjunto para sacar el aire de su interior.
138
Una manera eficaz. de limpiar las encuadernaciones en piel es emplear brochas de pelo suave y una aspiradora que recoja la suciedad.
Sin embargo, viendo lo que los científicos y expertos exigen anees del craca
mienco de cualquier piel, podemos suponer que no existe una sola crema «mági
ca» para curar o mejorar todos los males de las pieles; por lo visto, el tratamien
to siempre dependerá del estado y de las características de la piel.
Hace pocos años se empezaron a oír voces expresando ·consternación por el
uso de codo tipo de cremas sin tener en cuenta los posibles daños que podrían
ocasionar en las pieles de encuadernación. Varios conservadores de gran presti
gio opinaron que las cremas se estaban utilizando indiscriminadamente, o dicho
de otro modo, sin tener una sólida base científica que justificara su uso indiscri
minado.
Las cremas para la pieles no son para efectuar una restauración de sus propie
dades simplemente porque no tienen esa capacidad. En cuanto a la fle.."Cibilidad
de las pieles, debe tenerse en cuenta que es la humedad junto con las grasas y
aceites con que se elaboran lo que les proporciona la flexibilidad: una crema no
le devuelve esa flexibilidad inicial. Una piel seca, sin grasas y aceites naturales, se
dañará aún más si se le aplica una crema pudiendo imposibilitar una nueva
hidratación.
También sabemos que un jaboncillo cuya traducción al castellano es algo así
como "Jaboncillo preparado para pieles y sillas de montar", utilizado tradicio
nalmente para limpiar todo tipo de objetos de piel y cuero, incluidos los libros
encuadernados en piel, va a sumirse en el olvido por parte de la comunidad
conservadora y restauradora internacional, por lo menos en lo que se refiere a su
utilización para las pieles de los libros. La razón es sencilla de encender: una vf1
que el jaboncillo penetra en la piel allí, se queda, no existe reversib;�:dad posible
y no se conocen los daños que puede sufrir una piel a largo plazo. Además, el
jaboncillo tiene un pH muy alto (lo hemos comprobado: tiene un pH 12) aun
que no sabemos cómo repercute un pH can alto sobre la piel.
Los expertos dicen que las cremas deben utilizarse para mantener las pieles en
condiciones sanas (pero tienen que estar sanas para empezar) y añaden que la
crema se debe aplicar en cantidades «pequeñas». Aquí tenemos una pega, ¿qué
es una cantidad pequeña?
Hay un caso muy conocido que es testigo de una interpretación errónea de
lo que es una cantidad pequeña. En una de las bibliotecas de un College de
Cambridge se aplicó una crema muy conocida en nuestro mundillo a centenares
de libros antiguos para mejorar el estado de sus pieles. El triste final del proyec
to fue que con el tiempo las cubiertas se volvieron pegajosas haciéndose bloques
de difícil extracción de las baldas. Cuando se aplicó la misma crema a unas
encuadernaciones espléndidas, el disolvente que llevaba provocó su decolora
miento además de dañar las grasas y aceites que formaban parte de la composi
ción original de la piel. No sabemos si al día de hoy los restauradores, que esta
ban quitando la pegajosidad de las pieles con éter de petróleo, habrán termina
do su carea.
Hay otro aspecto del deterioro de las pieles conocido como la "pudrición
roja". Se da en pieles que han envejecido y degradado hasta volverse pulverulen
tas. El origen de este fenómeno hay que buscarlo en una exposición excesiva del
EEL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 141
Las encuadernaciones de pergamino permiten eliminar mucha suciedad borrando con alguna de las gomas que
hemos recomendado }' cepillando los restos.
Las exposiciones, fotocopiados y demás:
cómo evitar disgustos
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Lo más adecuado es pegar el conjunto y dejarlo secar bajo una ligera presión
. (para ello se puede emplear u�a plancha metálica o algo similar intercalando
siempre una lámina de algún material como el acetato que venden en las pape
lerías). Este sistema tiene la ventaja de que permite que el papel tenga cierta
capacidad de contracción y de dilatación (hay que considerar el papel como una
sustancia viva que necesita «respirar» y que modifica sus dimensiones depen
diendo del medio ambiente en que se encuentre; por esta razón hay que recha
zar radicalmente los métodos de trabajo que implican la fijación total de las
obras al cartón de montaje). Finalmente, se colocará en un cartón con una ven
tana (este tipo de montaje se denomina comúnmente passe-partout). Bajo nin
gún concepto se permitirá sacar el documento de su marco-proctector durante
el traslado y la exposición.
En caso de tener que exhibir el documento por ambas caras se puede emplear
el mismo sistema valiéndose de una doble ventana. Para este tipo de documen
tos e.xiste otra alternativa de montaje que es una variante de los métodos emple
ados para exhibir pergaminos sueltos. En este sistema se fijan con almidón una
serie de tiras de papel japonés entre 1,5 o 2cm alrededor del papel dejando unos
centímetros de separación entre ellas (la distancia suele oscilar entre 5 y 10cm,
dependiendo del tamaño de la obra). Los extremos libres de las tiras se fijan con
acetato de polivinilo a uno de los cartones con ventana y, finalmente, se unen
ambos canones con ventana. La distancia entre la obra y el marco deberá ser de
1cm aproximadamente. Este método tiene una clara ventaja para la persona o
institución que cede la obra: si las condiciones ambientales de la sala de exposi
ción difieren mucho del lugar en el que se montó, las tiras se desprenderán por
su parte más débil {la pegada con almidón sobre la obra original).
Este mismo sistema es perfectamente válido para exhibir documentos de per
gamino u hojas sueltas de este material, sólo hay que tener cuidado de que las
tiras se encuentren más próximas entre sí (aproximadamente a la misma distancia
que el ancho elegido para hacer las tiras). Ya se trate de un documento en papel
EEL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 145
y.1 <.:11 p<.:rgamino, el 1111:roJo <le fij:Kión al c.món Jebe ser el mismo, con cuidado
Je ir fijando tiras opuestas. Se empieza primero por fijar rres tiras de uno de los
lados, el derecho por ejemplo, y luego las rres opuestas del lado contrario, en este
caso el izquierdo. Las últimas tiras en fijarse serán las de las esquinas.
��Li�-, ��:
�i!}��p���' .�!'
;;�.;�i-_�
Para las personas que les horroriza pegar algo sobre su valioso documento
(aunque sólo sean unas pequeñas tiras de papel japonés con un adhesivo reversi
ble, es decir, soluble en agua) hay otra posibilidad: emplear un tipo de esquinas
semejantes a las que se utilizan para montar fotografías en los álbumes. Son de
tamaño algo mayor y se fabrican de papel o poliéster. Es imprescindible que el
documento esté hecho con un papel fuerte, que se encuentre en perfectas con
diciones (sin grandes restauraciones) porque la tensión que puede sufrir en este
tipo de montaje puede dañarlo seriamente.
Otro tipo de marco-protector bastante empleado debido a la alta protección que
proporciona al documento que se prepara para una exposición es la llamada encap
sulación con láminas de poliéster. El nombre químico de este producto es tereftalato
de poliéster. Es un plástico fuene, inerte y estable fabricado sin plastificantes (un
producto químico aceitoso que se le añade a los plásticos para darles flexibilidad).
Entre los nombres de las marcas comerciales. que fabrican este tipo de plásticos se
suelen recomendar las siguientes: Mylar tipo D de Dupont, Melinex de ICI,
Scotchpar película poliéster de grado industrial de 3M y Hostaphan de Hoechst.
Las láminas de poliéster se adhieren entre sí bien con un sellador provisto de
una cabeza ultrasónica bien con una pequeña máquina portátil que utiliza calor.
El costo de estos selladores puede ser un poco alto para pequeños archivos,
bibliotecas y particulares debido a que la relación precio/uso puede ser despro
porcionada. Para estos casos hay una solución más sencilla aunque no tan boni
ta estéticamente: unir las láminas con una cinta de doble cara fina (de uno
3mm de ancho). Entre las marcas comerciales disponibles está el tipo de cinta
EL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 147
número 415 de la casa 3M. (Véase el aparrado "La encapsula.ción: la. protectora.
de los documentosfragiles').
Oua alternativa, poco usada en realidad, para aquellas personas que tienen
acceso a una máquina de coser es la unión de las láminas de poliéster en la posi
ción zi gzag.
La encapsulación de documentos tiene muchas ventajas: proporciona protec
ción contra el manoseo de los curiosos o anee u.na manipulación descuidada y es
resistente al agua y la suciedad en general.
Sin embargo, la unión de las dos láminas de poliéster con una cinta adhesiva
de doble cara no puede tener la misma fuerza que la unión realizada mediante
fusión ultrasónica o por calor. La unión con cinca aguanta bien el peso de un
documento normal pero tiene limitaciones: es arriesgado colocar en el encapsu
lado un objeto de mucho peso ya que en posición vertical terminará rompién
dolo por su parte inferior. En climas calurosos o en exhibiciones en que que
soporta un excesivo calor, existe el peligro añadido del reblandecimiento del
adhesivo de la cinta que puede alcanzar a la obra. A pesar de estos inconvenien
tes, sigue siendo una manera segura para salvaguardar un documento valioso
antes, durante y después de una exposición. Una v� de vuelta a casa se le puede
retirar el encapsulado o dejar dentro el documento pero siempre, por posibles
reacciones químicas complejas de explicar aquí, con dos de sus la.dos abiertos.
El ceder obras en préstamo para exposiciones tiene sus ventajas de las que
conviene sacar el máximo partido para las obras:
- Los documentos, que a lo mejor han permanecido en sus carpetas o en una
caja fuerce por un largo período de tiempo, van a recibir una atención y tra
tamiento minuciosos. En el caso de museos, bibliotecas y archivos desperta
rá, sin duda, el interés de la dirección en este apartado de la conservación.
- La exposición puede llamar la atención del público y quizá infundir un sen
tido de orgullo en lo que forma parre de su patrimonio cultural; esto hace
aumentar el prestigio de la institución que custodia y ha cedido esos tesoros.
- Finalmente, tenemos las exigencias políticas: a menudo los restauradores y
conservadores se oponen a ceder cierras obras, pero sus consejos son desoí
dos porque no se pueden ignorar las peticiones de instituciones importan
tes; tampoco se pueden soslayar los deseos de los responsables políticos o
de los grandes patrocinadores que están en una posición de extender favo
res de otro tipo. Así es la vida.
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(2) Sección de b caja en la que se muestra la protección interna pensada para transportar una obra de arte
ya enmarada. El interior de la caja se puede forrar ,on cartón corrugado o alguna Je las resinas especiales
empicad.as en la actualidad para prmeger las obras del fuego y la humedad.
En el interior se pueden .1preciar la colocación Je los olzm Je espuma para evitar las sacudidas o golpes.
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Si d marco lleva cristal, éste debe sustituirse por una plancha de plástico (el
metacrilaro es perfectamente válido). Se debe envolver el conjunto con papel kraft
o papel japonés fuerte para protegerlo contra el polvo. La caja puede ser de cartón
fuerte, de madera prensada o de madera normal, forrando el interior con cartón
corrugado para reforzar la caja. Tanto el marco con el forro de papel como el exte
rior de la caja se pueden envolver con plástico de burbujas para una mejor absor
ción de posibles golpes. Si la caja se hace de madera, hay que procurar que el dise
ño únicamente contemple el uso de tornillos evitando emplear clavos porque
siempre se corre el riesgo de que se d�:,:-1.rre o perfore la obra accidentalmente.
Esca caja es idónea para viajes de poca distancia y siempre que una persona,
preferentemente de la institución que presta el documento, sea la que cuide y
entregue la obra en el lugar de la exposición.
l. Pasu-partout.
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2. Cristal.
3. Obra de arre.
4. Soport� del pmse-partoi,t.
5. Cartón posterior del marco.
6. Sellado con cinca engomada.
7. Clavos que sujetan todo el conjunto al marco por su parte de
atrás.
8. Posición de tira de cartón si no se usa un passe-partout; así la
obra de arce no toca el cristal. 7 -t--c==
9. Marco.
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Los libros son seres vivos que sufren en silencio el ataque de los bárbaros: fotocopiarlos no debe convertirse en una suerre de pelea.
EEL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 155
En el mercado existen hace riempo fotocopiadoras "amigables" para con los libros.
estructura del libro no sufren tensiones indebidas; sin embargo, siempre debe
manejarse cualquier libro con cuidado.
En el campo de lo más sofisticado (más caro por lo tanto) existe una fotoco
piadora con un dispositivo óptko -una especie de cabezal explorador- colo
cado al lado de la fotocopiadora; ambos están en una mesa. Debajo del disposi
tivo hay una cuña en forma de "V" con una apertura máxima de unos cien gra
dos sobre la que se coloca el libro. La cuña se eleva automáticamente hasta lle
gar cerca del dispositivo óptico de lectura, finalmente el operador pulsa un
interruptor que activa el mecanismo de la fotocopiadora. El libro no sufre nin
guna tensión estructural en ningún punto del proceso y la radiación UV es
insignificante debido a que la iluminación procede de una lámpara tipo tungs
teno-halógeno.
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( 1) Un modo drástico usado para evitar el robo de los libros en las bibliorccas del medievo.
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El control
Nuestra intención inicial era la de facilitar una lista que incluyera d nombre
de las principales empresas suministradoras de material de restauración, conser
vación y preservación.
Desgraciadamente no hay tantas empresas que se dediquen a este campo
tan específico, es más, hay una empresa que es la principal importadora de la
mayoría de los productos aquí citados (de hecho tienen la exclusiva para su
importación y distribución). Aunque pueda parecer un abuso y un monopo
lio no lo es tal en realidad ya que fueron pioneros en este campo y han inver
tido mucho tiempo y esfuerzo en sacar adelante su proyecto. En la actualidad
han empezado a surgir nuevos valientes quijotes que desean introducir nue
vos productos, todos ellos enfocados a la mejor preservación del material
bibliográfico.
Hemos considerado que citar tan sólo uno o dos nombres sería un grave
agravio comparativo para el resto de comercios que venden alguno de estos pro
ductos, lo que finalmente nos ha conducido a la siguiente conclusión:
1° Puesto que no todas las ciudades disponen de tiendas tan especializa-
das, creemos que lo más conveniente es que cualquiera que esté interesado bus
que en las Páginas Amarillas de su respectiva ciudad bajo el epígrafe "Artículos
de Bellas Aites" (o similar), donde se guro que aparecen tiendas que tienen algu
no de los materiales recomendados.
2° La se gunda posibilidad pasa por ponerse en contacto con algún archi-
vo o biblioteca estatal con laboratorio de restauración propio: allí sabrán indi
carle con seguridad dónde puede encontrar este tipo de materiales.
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se deben guardar por si:pJraJo los trapos usados i:n IJ limpii:za di: las escanci:rí.1�
de aquellos usados para l.1 limpieza de las encuadi:rnaciones.
3. Los documentos que han estado expuestos al ambiente deben limpiarse
con cuidado con un cepillo de cerdas suaves antes de su manipulación o de su
ubicación en carpetas y cajas limpias y nuevas. Con los folios de papel la limpie
za se debe realizar pasando un cepillo de cerdas suaves desde el centro del docu
mento hacia los bordes. La limpieza puede ser a1 riesgada en documentos dete
riorados, frágiles o débiles. En estos casos se recomienda precaución.
4. Los paños de limpieza no deben usarse para limpiar las superficies de los
documentos o de las fotografías. La suciedad puede penetrar de forma perma
nente dentro de las fibr� o dañar la emulsión de las fotografías. Los paños pue
den ser usados para limpiar la cubierta de los libros. Los paños para la limpieza
de las estanterías deben ser diferentes a los empleados para limpiar las cajas de la
documentación.
5. Al limpiarlos, los libros deben mantenerse firmemente cerrados para evitar
que el polvo penetre en su interior. Se debe tener especial precaución con aque
llos volúmenes cuyas páginas tienen los bordes frágiles o irregulares (como en
los papeles hechos a mano) donde el polvo puede penetrar en las fibras. Una
aspiradora en la que se haya acoplado una gasa en su tubo de succión puede ser
muy útil en la eli;ffiinación del polvo sin que éste penetre entre las páginas del
libro. La gasa también sirve para recoger los fragmentos sueltos que pudieran
desprenderse.
Si se usa un cepillo de cerdas suaves, éste debe pasarse desde la cabezada
hacia el corre delantero para reducir la posibilidad de que la suciedad penetre en
el lomo.
6. Al limpiar las estanterías se debe comenzar por el plano superior e ir
bajando para evitar el traslado de la suciedad a las superficies limpias.
7. Los cepillos de limpieza se ensucian rápidamente por lo que deben ser
lavados regularmente con agua y jabón, enjuagados cuidadosamente y dejados a
secar completamente antes de volver a usarlos. Los paños de limpieza, una vez
que se hayan ensuciado, deberían ser reemplazados por otros nuevos.
Reubicación
En el momento de volver a ubicar una colección es útil realizar una ficha de
inspección de la misma. Ayuda en la planificación de futuros tratamientos resal
tando los problemas existentes (p. ej. hongos, pudrición roja en el cuero, materia
les ácidos, etc.). Las fichas de inspección pueden ser usadas para registrar la canti
dad de obras que se han almacenado y los materiales usados. Además pueden
informar sobre el espacio original de almacenaje y el nuevo requerido, y asimismo
consignar el tiempo que se necesitará para reubicar una colección determinada.
Esta información puede ser usada en la estimación de nuevos proyectos, en la soli
citud de fondos y, por último, porque cuantificar el alcance y tamaño de los pro
blemas ayuda moralmente al personal en el desarrollo de su trabajo.
EEL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS 167
grafico del 2B o más blando entre parénrcsis, !anotación], para indicar que la
información fue colocada por la inscirución )' no por la persona que generó la
obra o por el coleccionista original.
3. Las anocaciónes con cinca (y las manchas accidentales) son a menudo ácj
das, solubles en agua (p. ej., exposición prolongada a una humedad relaciva aira
o al agua directamente producro de un accidence o desastre) o son permanentes
en un modo no deseado. Si para identificar la propiedad o para otros propósitos
se debe usar tinca, ésta no debe ser ácida, no debe corroerse y debe ser colocada
en un punto en el que no moleste a la imagen o al texto. Se debe dejar secar
completamente la cinca.
Fotografías
Existen algunas buenas obras de referencia disponibles para la identificación
de técnicas fotográficas y para el mantenimiento de colecciones de fotografías o
de otros tipos de películas o cimas. Se recomienda acudir a un conservador de
fotografías o a alguna de las obras de referencia de calidad y recientes cales
como: J.M. Reilly, Care and Identification of 19th Century Photographic Prints,
Kodak Publicacions nº G-2S, y Conservation ofPhotographs, Kodak Publicacion
nº F-40. En el caso de películas �e nitrato de celulosa, negativos de diacetato de
celulosa, fotografías a color y otras películas más recientes, es especialmente
importante contactar con un conservador de fotografías o consultar una obra de
referencia actualizada.
l. Idealmente, canco las copias como los negativos deben ser colocados en
sobres individuales de papel de calidad permanente o en sobres de plástico de
poliéster o de polipropileno. Estos últimos son más apropiados cuando los
investigadores deben examinar las fotografías sin usar guantes limpios de
algodón o éstas no tienen marcos de protección. Los sobres individuales den
tro de los contenedores de almacenamiento son una buena barrera entre los
materiales fotográficos y los documentos adyacentes cuando se encuentran
intercalados.
2. Si es necesario, a bs fotografías se les puede limpiar el polvo con mucha deli
cadeza mediante un cepillo de cerdas suaves y limpias. Las fotografías deterioradas
(con desgarros, emulsiones sueltas o levantadas, etc.) no deben ser limpiadas.
3. Cualquier anotación que deba hacerse en una copia de papel debe ser hecha
delicadamente en su parte de atrás (en el margen) con un lápiz de grafito del 2B o
más blando. La información archivística debe ser escrita en los sobres anees de colo
car los negativos dentro. Los sobres de poliéster deben colocarse dentro de sobres
de papel que contengan la información necesaria (ver "Anotaciones escritas").
4. No debe hacerse ningún intento de separar las copias fotográficas de sus
montajes o soportes.
EEL CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTO 173
Copias inestables
Muchos de los primeros procesos de reproducción tienen un carácter inesta
ble a causa de la calidad del papel, de los problemas con las tintas, cintes y pro
ductos químicos usados durante el proceso y a un fijado débil de la imagen al
papel. Los documentos de archivo realizados con mimeógrafo, stencils, y los pri
meros procesos xerográficos, fotoescáticos diazo, T hermofax y Verifa.x son a
menudo muy fugaces y deben ser copiados en papel de calidad permanente a
través de un proceso más estable.
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