PENSAMIENTO CRÍTICO: 10 TÉCNICAS SENCILLAS PARA UTILIZAR EN EL AULA
Jun 27, 2014
“Yo no puedo enseñaros nada, sólo puedo ayudaros a buscar el conocimiento dentro de vosotros mismos, lo cual es mucho mejor que traspasaros mi poca sabiduría.” Sócrates
Fomentar el pensamiento crítico
¿Qué hace falta para que un alumno aprenda algo? ¿Que sea capaz de repetir la información que le llega? ¿Que pueda memorizarla para transcribirla en un examen? ¿Que entienda el valor y la utilidad de lo que está introduciendo en su memoria? Para APRENDER, no para memorizar, hace falta comprender, e incluso para poder almacenar en la memoria ayuda mucho el entender y dar significado a lo que se está almacenando. Comprender es utilizar el PENSAMIENTO CRÍTICO, y dar respuestas no es la forma de promover este modo de pensar, sino HACER PREGUNTAS. El profesor, maestro o formador sólo debe cambiar su situación en el plano: ya no es un transmisor, ya no se trata de un monólogo en el que él habla y los demás escuchan, sino que se convierte en un guía, en un mentor de un proceso de búsqueda de aprendizajes significativos por parte de los alumnos. Se convierte en un “coach“, anglicismo muy manido ya a estas alturas, pero que describe una forma de trabajo realmente útil. Como dice Ignacio Andrío, director del proyecto Educoach: “Nuestra misión, en contra de lo que quizá nos enseñaron, no consiste en dar respuestas correctas, sino en saber formular preguntas que estimulen la creatividad de los alumnos de modo que generen respuestas diferentes a las ya dadas.” En la misma línea se encuentra el concepto de Escuela Inteligente, de David Perkins, doctor en Matemáticas e Inteligencia Artificial por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y profesor en la Escuela de Educación de la Universidad de Harvard, dirige el Proyecto Zero junto a Howard Gardner:“Escuelas inteligentes son las que introducen todo posible progreso en el campo de la enseñanza y el aprendizaje para que los estudiantes no sólo conozcan, sino que piensen a partir de lo que conocen….” Existen estrategias de enseñanza que favorecen que gran parte de la responsabilidad del proceso de aprendizaje recaiga sobre el alumno, y que su trabajo sea el de APRENDER, no sólo el de estudiar. Son estrategias que se pueden aplicar con éxito a cualquier asignatura y a cualquier actividad en el aula, adaptarse a todas las edades y contextos, y que tienen como finalidad PENSAR PARA ENTENDER las cosas, entender COMPARTIENDO conocimientos y REFLEXIONAR y ANALIZAR lo que se aprende. 10 Técnicas sencillas para utilizar en el aula 1. Hacer preguntas durante las clases, para estimular la curiosidad: “¿Qué pasaría si…”?, “¿Cómo es posible que…?”, “¿Qué harías tú en ese caso…?”, “¿Qué sabéis acerca de…?, y diseñar preguntas guía, que ayuden a reflexionar y clarificar los conceptos más importantes. 2. Utilizar gráficos y oraciones sencillas que introduzcan o enfoquen el tema planteado. 3. Exponer distintos puntos de vista acerca de un mismo tema. Por ejemplo un conflicto bélico contado desde la visión de cada uno de los bandos implicados. 4. Activar la participación de todos los alumnos utilizando alguna técnica de “participación al azar”. Por ejemplo, escribir tarjetas con los nombres e ir eligiendo de una en una para contestar, preguntar o comentar durante la clase. 5. Fomentar que los alumnos se conozcan entre ellos, que trabajen juntos y que utilicen la escucha activa, pidiendo que resuman con sus palabras lo dicho por otro compañero. 6. Hablar menos para hacer que los alumnos piensen más, mediante paros en la clase para que trabajen y reflexionen sobre los temas que se han tratado. 7. Utilizar el método socrático para hacer preguntas y organizar debates entre los alumnos sobre temas que generan controversia. 8. Fomentar el trabajo colaborativo, a través de trabajos en pequeños grupos, donde a parte de completar la tarea solicitada tengan que previamente describir los objetivos, exponer qué estrategias utilizaron y cómo resolvieron sus problemas. 9. Promover la “revisión por pares” de trabajos escritos, de manera que puedan recibir retroalimentación no sólo del profesor, sino de los compañeros, y así aprovechar los beneficios de la escritura y lectura activas. 10. Utilizar la técnica de la clase invertida, donde los trabajos de lectura, documentación y búsqueda de información se realizan en casa, utilizando el espacio del aula para investigar, profundizar, practicar, resolver dudas y debatir sobre el tema tratado. Conocer cuáles son las competencias que favorecen el desarrollo del pensamiento crítico, ayuda a profesores de todas las etapas a determinar en qué medida están interiorizando los alumnos estas formas de pensar y permite intervenir adecuadamente en este proceso. Una guía que recoge de forma muy completa estos estándares y su forma de evaluarlos es la guía para educadores “Estándares de Competencias para el Pensamiento Crítico” de R. Paul y L.Elder, que podéis encontrar en www.criticalthinking.org, donde existen numerosos recursos en español para educadores de todas las etapas. Y es que ese debe ser el fin de la educación: “La Educación no sólo es llenar una cubeta, es encender un fuego” WILLIAM BUTLER YEATS
¿Cómo desarrollar el pensamiento crítico? Consejos para
saber por dónde empezar Perdidos en un mar de información, datos e inmediatez, es esencial aprender a pensar de forma crítica para analizar, comprender e interpretar el mundo en el que vivimos De que vivimos en la era de la información no cabe ya ninguna duda. Tenemos acceso inmediato a todo tipo de información, datos y personas a través de múltiples dispositivos y fuentes. Por eso hoy en día es cuando resulta más necesario que nunca tener un pensamiento crítico y reflexivo. ¿Para qué? Es sencillo. El pensamiento crítico nos ayuda, a nosotros y a los más pequeños, a discernir entre lo cierto y lo falso, lo importante y lo superficial, las evidencias y las opiniones. Nos permite tomar consciencia de nuestros pensamientos para analizarlos y evaluarlos de forma efectiva. Y, si bien es cierto que todas las personas tenemos la capacidad de pensar, esta es una habilidad que puede y debe aprenderse, de la misma forma que aprendemos a escribir, a bailar o a cantar. Te damos 8 consejos para desarrollar el pensamiento crítico con los más jóvenes, en el aula o fuera de ella: 1. Reserva tiempo y espacio. En nuestro día a día, ocupados con varias tareas a la vez durante la mayoría del tiempo, es difícil encontrar un rato en el que la mente se focalice solo en una cosa: pensar. Establecer un momento del día para pensar de forma reflexiva, siendo consciente de lo que está pasando por la mente, es importante para crear un hábito y adquirir práctica. 2. Promueve el conocimiento y la curiosidad. Anima a los más jóvenes a realizar nuevos descubrimientos, en su entorno más cercano o sobre ideas abstractas. Puedes proponer actividades que inciten a la curiosidad y al conocimiento, siempre adecuadas a su edad. De esta forma establecerás una puerta de entrada a nuevos aprendizajes y pensamientos. 3. Enseña a dudar. Sin intención de generar desconfianza a los más jóvenes, es importante que les plantees la fiabilidad de las fuentes que consultan y la veracidad de la información que reciben, para que sean ellos mismos quienes aprendan a diferenciar entre lo que está fundamentado y lo que no, entre conocimientos completos e incompletos, y puedan así emitir juicios elaborados. 4. Pregunta. Es fundamental para fomentar el pensamiento crítico: ¿qué opinas? ¿como lo sabes? ¿por qué? Es conveniente, además, que compartas con ellos tu forma de pensar, tus dudas y tu punto de vista sobre los aspectos que creas convenientes. No hay mejor enseñanza que dar ejemplo. 5. Justifica, argumenta, analiza. Busca razones, explica argumentos, compara ideas de forma ordenada con tus hijos o alumnos y pídeles que hagan lo mismo. Expresando pensamientos van a tomar consciencia de la madurez y grado de elaboración de los mismos. Una actividad interesante consiste en proponer que cada uno defienda una posición opuesta a la suya y con la que no se sienten identificados. Para ello puedes analizar textos, libros, charlas, anuncios publicitarios, noticias, declaraciones, etc. 6. Fomenta la autonomía. Respeta su espacio y propón lecturas, conversaciones, entornos y actividades que fomenten el desarrollo del pensamiento crítico de forma autónoma. De este modo tus alumnos aprenderán a pensar y a opinar a título personal con responsabilidad. Para compartir sus pensamientos, es importante respetar la forma de expresión en la que se sienten más cómodos: algunos prefieren explicarse de forma grupal y oral, mientras otros prefieren hacerlo en un formato más íntimo, por escrito o en pequeños grupos. 7. Amplía miradas. Plantea a tus alumnos otras perspectivas y otros ángulos desde los que se puede enfocar la realidad. Somos parte de un entorno social, político y cultural normalmente bien definido y nuestro punto de vista está siempre condicionado por ello. Por eso, intentar ponerse en el lugar de otros para comprender su punto de vista es una actividad formativa y creativa muy recomendable. 8. Profundiza. En el ejercicio de promover el pensamiento crítico, es importante llegar al fondo de algunos temas que se estén trabajando. Antes que pedir reflexiones rápidas sobre varios asuntos, es interesante escoger pocos para analizar en un grado de profundidad más elevado.