Professional Documents
Culture Documents
Hace 12 horas
Varias personas hacen cola ante una tienda para comprar electrodomésticos a un precio
preferencial, el pasado 25 de noviembre en Caracas© Proporcionado por AFP Varias personas
hacen cola ante una tienda para comprar electrodomésticos a un precio preferencial, el
pasado 25 de noviembre en Caracas
Los venezolanos sufren hora a hora el desplome de su moneda, esto sumado al desbocado
aumento de precios que afecta a las familias a la hora de comprar alimentos y medicinas hace
que la amenaza de una hiperinflación esté más presente.
Aunque el Banco Central violó sus normas y no informa de la inflación desde hace tres meses
(el último dato fue publicado a finales de agosto, de 63,4% anualizado) los venezolanos sienten
día a día cómo el bolívar se vuelve humo en sus bolsillos y se intercambia por cada vez menos
productos, en una economía dependiente de las importaciones.
La elección de un plato de comida rápida para clarificar la escalada de precios tiene varias
causas: es popular en el país, mal que le pese a la Revolución Bolivariana que supo acometer
contra los apodados "pitiyanquis". Pero además, hasta ahora no ha sufrido desabastecimiento,
mientras que la mayoría de los productos de consumo básico (frescos o procesados)
desaparecen... a veces durante meses.
Una empleada de la cadena de comida rápida, que solicitó no ser identificada, contó a la AFP
que "prácticamente cada mes cambiamos el menú y subimos los precios. Este año es cuando
más los hemos subido".
"En noviembre, el salario compra aproximadamente un 13% menos productos que hace 12
meses", manifestó a la AFP Henkel García, director de la firma Econométrica.
A la par de los aumentos de precios la prolongada sequía cambiaria -que dura ya casi dos años-
ha incidido en una caída de la producción nacional, lo que unido a los controles en la economía
ha provocado una escasez de al menos uno de cada cuatro productos básicos como aceite
comestible, leche, harina de maíz, papel higiénico, desodorante, afeitadoras, champú o
detergente.
- Estampida al dólar -
Con alta inflación y tasas de interés para depósitos bancarios siete veces menores, los
venezolanos se lanzan a comprar rápido todo lo que puedan en una carrera contra los precios.
Y al acabarse los productos --en parte por esas compras desaforadas-- el único refugio es el
dólar paralelo.
Esto se une a que Venezuela --que obtiene 96% de sus divisas de las ventas petroleras-- ha
visto caer un tercio la cotización de su petróleo en el segundo semestre de 2014, lo cual mina
las expectativas de conseguir divisas, en un país que importa -entre otros productos- más de la
mitad de sus alimentos y medicinas.
La presión es tan fuerte que en el mercado ilegal en un año el dólar pasó de 40 a 150 bolívares
y solamente en el último mes trepó de 100 a 150. Al mismo tiempo la tasa oficial del dólar
sigue clavada -tal como prometió hace un año el presidente Nicolás Maduro- en 6,30 bolívares.
"El deterioro de las expectativas cambiarias, por la caída de precios del petróleo,
tradicionalmente se traduce en presiones sobre el dólar. Eso obliga al gobierno a reducir el
acceso a las divisas (preferenciales) y a la gente a acudir al mercado paralelo", explica el
economista Pedro Palma a la AFP.
"Esto genera una incertidumbre muy grande" y lleva a fijar costos de reposición según el
mercado negro, lo que realimenta la inflación, agregó.
De acuerdo con José Guerra, ex gerente de Investigaciones del Banco Central, el directorio del
ente emisor maneja una propuesta para cancelar la difusión pública de datos inflacionarios y
sólo entregarlos eventualmente "por solicitudes directas" y tras analizar la pertinencia del
pedido.
Aunque a menor ritmo que en 2012 y 2013, la masa monetaria ha seguido ampliándose y,
según consultoras locales, podría cerrar el año con un alza de 55%.
Pero los expertos pronostican incluso un recalentamiento de las imprentas de billetes en 2015,
año en que Maduro -cuya popularidad ha caído a 30%- enfrentará elecciones legislativas.
IR