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Antes de comer
PIDAN Ef. DELICIOSO JJCOR TÓXICO, ESTO.MACAl
Año .
Año . . .
Número suelto . . , .
* 0.25
Número suelto O.LO Número atrasado » 0.4C
—¡Si escapé como un gazapo
no haga caso á la opinión. '
•
EL INTENDENTE BULLRICH
MONÓLOGO-AUTOTÉLICO
más ciencia que para sacarle buen precio hablar de ellas y sé que existen... de
á un padrillo importado? Cranwell dejó oídas; pero nada mas.
la Intendencia antes de que la Intenden- Por lo que respecta á la salud pública,
cia lo dejara á él. ahí tenemos á la Asistencia, que debe
No hablaré de Panchito Bollini. cuyo cargar con el mochuelo ¿Qué tengo yo . . .
mérito consistió en haber hecho del «Club que ver con la salud de nadie?
del Plata» el rendivú de la mas escogida Dicen que todavía no hé hecho nada nue-
sociedad. Hoy es rematador como yo vo, que imprima carácter á mi administra-
y
diputado, puesto á que yo aspiro sin soli- ción; que me falta actividad, originalidad....
cuando me saquen de la Intenden-
citarlo, No es cierto. Yo soy el intendente mas ori-
cia,que no me sacarán. ginal de todos los intendentes y si no ahí tie-
Crespo y Alcobendas? Esos sí que te-
. . .
nen ustedes mi procedimiento en las in-
nían letra menuda. terpelaciones que el Concejo me ha hecho.
El uno médico afamado, higienista de En la primera me hice escribir el dis-
nota, miembro de qué sé yo cuántas so- curso que pronuncié leído por mí.
ciedades científicas, literarias y... ¡pura
chafalonía!
A la segunda le envié el discurso que
hube de haber pronunciado.
El otro abogado, jurisconsulto, que aban-
donó ó le hicieron abandonar' la Presi-
A la tercera me hice el chancho rengo
y me quedé tan fresco... Verdad es que en-
dencia de la Cámara de Diputados para tonces no hacía el calor que hizo después...
hacerlo intendente. Pues bien, ¿qué ras-
tro luminoso (ejenl) dejaron tras sí esas
y aunque lo hubiere hecho: yo tengo pa-
rasol y el sol que á mí me alumbra en
dos lumbreras? Al primero sólo se le re- lugar de dañarme me conforta.
cuerda por el Censo que hizo Lntzina y Quieren mas originalidad que la de un
al segundo por la cojera de la pierna...
intendente que lleva su discurso escrito y
Mientras tanto, día llegará en que á mí lo lee en las interpelaciones?
se me recuerde por ¿Por qué se me re-
. . .
Dicen que parecía loro. Qué loro ni que
cordará á mi? Es cierto que cuando me cotorra. Originalidad, 77ton cher, orio-ina-
propusieron la Intendencia, sin yo solici- lidad!
tarla -que conste,— y yo acepté, no tenía Allá va otro ejemplo, como prueba de
plan... ni lo tengo, ni lo tendré, pues para mi actividad:— Me levanto con el alba; me
eso se necesita haber aprendido lo que me visto de punta en blanco, ó, mejor dicho,
dicen que yo no sé ni podré saber por de polainas blancas y voy, vengo, entro,
que Bullrich es viejo va para cabrero. salgo, pregunto, respondo, observo, pro-
Pero, ¿acaso son los hombres que saben meto y me aparezco en la Intendencia á
^aquellos que hoy ocupan las primeras po- la hora en que mas gente pasa por las
siciones en nuestra administración pública? avenidas. Por lo general el resultado de
^
Ahí está el Dr. Rosa, que apenas sabe estos paseos suele ser negativo por lo que
¡sumar como del doctor Plaza decía el doc- me han comparado con la ardilla de la fá-
tor Velez Sarsfield. bula que se pasaba el tiempo dando saltos
Ahí está el doctor Magnasco, que sólo
i'
y brincos sin ningún provecho. ¡Qué gente
¡sabe de instrucción pública y de justicia, mas descontentadiza!
¡lo que aprendió en las odas
isn la Divina Comedia del Dante.
de Horacio y Y la verdades, en plata, que si no hu-
biese sido por los referidos zonzos que se
Ahí está el doctor Yoíre (¡puros doctor deiaron golpear
I
{Reflexivo). No. la
. . .
moda allá en el Tigre, no me echan de hombre honrado y eso basta y sobra para
ser un intendente modelo. No renuncio
menos... {Más rejlexivo) ¿Por que ha-
ni me renuncian... En cuanto á la vox
brá hecho eso S. E. en lugar de avisarme?
popoli (ejen!) pasará como pasa todo en
(Ultra reflexivo) Dicen que no da pun- que
este pueblo de atenienses, y á vivir el
tada sin nudo. ¿Estarán por soplarme la todos
dama?... (Haciendo ima transición), ^'o,
mundo es grande y no se repiten
los días los coiips de chaleur!
Tribuna me defiende. Asegura que soy un L EAFAR.
diciones que asomaban por aquel agujero de profunda am:n-gura -^é, por desgracia.,
de madera, llamó poderosamente mi aten- lo que esos ofrecimientos significan. Ln
ción un rostro de mujer, joven, pálido, cuanto ven V.V. á una mujer joven, sola
ojeroso, demacrado, pero lleno de distin- V sin recursos, pretenden obtener
por el
ción y de De leza; la miseria, ó el vicio, dinero un pedazo de su honra.
no habían podido vencer la delicadeza de Se ha equivo-
.aquellas líneas, v sus grandes ojos vela-
-No pros=íia V., señora. respecto á mis
dos por 1.a tristeza, estaban hermoseados cado V. con^mletamente, de
intenciones. No sov de los que hacen
por dos filas de pestañas negras que da- jamas
la desgracia un obj'eto de
placer, ni.
ban sombra.
ALBUM -REVISTA »LA MUJER»
he abusado de la miseria, que me inspira verdosos le comunicaban un iristc aú:i
un profundo respeto. mas sombrío, pudieran vivir dos seres
Soy médico, y he tenido ocasión en los tan delicados como aquellos.
hospitales, de observar á tantos y tantos Pronto me convencí de qué se trataba:
de esos seres que quedan inutilizados en aquella niña de rostro tan dulce como ex-
la lucha por la existencia, que me precio presivo, tenía hambre.
de leer en los semblantes y en el de V., Parece mentira que en el presente si-
he leído una historia entera, de sufri- glo pueda conocerse todavía esa palabra,
mientos. y, sin embargo, cuántas víctimas causa
A\ joven rompió
oir estas palabras la á. diariamente la miserial
llorar amargamente. No son los verdaderos pobres los que
—Vamos señora, cálmese V.; conozco á mendigan por las calles, importunándo-
personas que pueden ayudarla á salir de nos con estudiados tonos sentimentales, >'
la situación en que se encuentra. Yo no mostrándonos defectos repugnantes ya
llamo casualidad á la Providencia y pienso verdaderos, ya fingidos. No. Los verda-
que por algo la he encontrado á V. y por deros pobres son los que mueren de mi-
algo ha fijado mi atención. seria sin atreverse á demostrarla; las víc-
—Oh Dios mió! es verdad. Por de pronto timas del silencio y de la vergüenza; }'
si es V. médico puede prestarme un ser- de esos se encuentran infinidad en las
vicio. V^enir á ver á mi hija, que está grandes ciudades. Son la carne de cañón
enferma. de las batallas de la vida moderna.
—Señora, esa es mi misión, y la cum- Aquella joven había sido educada bri-
pliré con mucho gusto. llantemente; su padre había sido catedrá-
—Pero; vivo tan lejos... tico de la Universidad de Madrid, y con
— No importa, déme Vd. las señas de su su modesto sueldo, (por cuanto que esos
casa y dentro de una hora estaré allí. puestos, que tanto valen, porque represen-
—Gracias caballero, y Dios se lo pague. ten una vida entera, consagrada al traba-
Y después de indicarme dónde vivía, jo honrado, son remunerados escasamente)
siguió á buen paso su camino. procuró, ya que no podía dejarla una for-
Antes de una hora estaba yo en su ca- tuna, dotarla en una buena educación.
sa, situada en uno de los barrios mas es- María, que este era el nombre de la
treñios de Madrid, y subía los desgastados protagonista de mi historia, tocaba admi-
escalones, de una escalera larga, estrecha rablemente el piano, hacía flores, era una
y obscura. Al entrar en su guardilla pre- verdadera maestra en los labores de su
sencié un cuadro que verdaderamente me sexo y sabía dirijir una casa.
contristó. Llegó á esa
En un rincón edad misterio-
de aquel redu- sa, en que por
cidísimo cuarto, instinto incom-
cuyo techo bajo prensible, así
é inclinado, no como las plan-
me permitía tas se inclinan
permanecer de- buscando la luz
recho, había un del sol, el al-
jergón de paja, ma busca el
y en él echada amor, cuyos pla-
una niña como ceres descono-
de cinco años, cidos adivina.
rubia pero con Un teniente del
ojos negros, ras- ejército solicitó
gados V expresi- y obtuvo su ma-
vosy abrillanta- , no; la feliz pa-
dos por la fiebre reja se quedó á
que la consu- vivir en la casa
mía. de los padres de
Una manta Alaría, y duran-
agujereada era te algunos años,
elúnico abrigo aquel hogar fué
que niña te-
la modelo de dicha
nía y echaral v de virtudes.
una rápida mi- Una niña vino
rada por la ha- á colmar la ven-
bitación vi que tura de los pa-
'
cidos al escaso sueldo de teniente que el El cuidado de su hija por una parte, y la
esposo tenía, faltade ropa parapresentarse decorosamen-
Pero como María era mujer de recur- te, la impelían buscar lecciones, y verda-
sos y resolución, empezó á dar lecciones deramente acobardada, fueron descendien-
de piano y á ayudar con su producto al do de escalón en escalón hasta el grado
mantenimiento de la casa. de miseria en que yo las encontré.
Mas, como cuando la desgracia se em- —No tengo nada que vender, ni nadie
peña en perseguir á una persona, parece que me ampare, y hoy, al ver á mi hija
que no se sacia nunca, en una de tantas enferma y sin medio ninguno para aten-
revoluciones políticas, fué herido grave- derla; después de dos días en que solo ha
mente en el pecho, el esposo de María, comido pan, me he decidido á llevar al
que por £u valor ascendió á capitán. Monte de piedad, el único objeto que con-
servaba, como un recuerdo sagrado. Ese
La amante esposa, tuvo que consagrar vaso de plata se hizo con el cubierto de mi
entonces todos los momentos del día, á madre, y era el primer vaso en que mi
repartir sus cuidados entre su esposo en-
hija bebió, y que usaba siempre.
fermo y su hija, y, naturalmente, no pu- Al llegar á este punto de su triste re-
diendo atender á sus lecciones las tuvo lación, lloraba amargamente, y yo tenía
que ir dejando poco á poco. que hacer esfuerzos para que las lagri-
La enfermedad de su marido se alarga- mas no se me escapasen, influido por la
ba; María no quiso que fuese conducido falsa idea de que el llanto en los ojos del
á la sala de oficiales del Hospital Militar; hombre es ridículo. ¡Ccmo si los hombres
y como la exigua paga de capitán, no no debiéramos tener corazón!
daba para cubrir los gastos que la enfer- —Descuide Vd. señora— le dije — yo no
medad ocasionaba, vino, como es consi- tengo fortuna para poder sacarla de esta
guiente, la usura y el empeño. situación, pero conozco personas que pue-
El marido, murió al cabo á consecuen- den hacerlo, y yo me encargo de conse-
cia de sus heridas, recibidas en el campo guirlo. Por lo pronto la suplico á Vd. que
de batalla y en el cumplimiento de su acepte esta pequeña cantidad para desem-
deber. Su entierro fué una verdadera ma- peñar el vaso de plata, y pora las medicinas
nifestación de simpatía y de respeto,— que su hija necesita.
pero. . á los pocos días la esposa de aquel
. Poco días después, por influencia de una
héroe, era arrojada de su casa, ppr el pro- alta dama, que no se cansa en dedicar
pietario á quien se adeudaban seis
meses de los muebles
alquiler, y
se los llevaba por ladécima parte
de su valor el compasivo usurero,
que había hecho la obra de caridad
de socorrerlos en su desgracia.
Merced á algunos antiguos ami-
gos de su marido, vivió en una
casa de huéspedes con su hija, en
tanto que se entablaba su petición
de viudedad; pero se había ca?ado
siendo su marido subalterno, y la
ley no se la concedía.
"Se dirigió al Congreso solicitan-
do una pensión extraordinaria, pero
los padres de la patria, que en aque-
lla sesión concedieron una pensión
de cinco mil pesetas á la viuda de
un hombre político, que había con-
tribuido á la desgracia de su país,
por sus desaciertos y mala admi-
nistración, negaban una modesta
orfandad á la viuda y á la hija, de
una víctima del honor de su ban-
dera, que había muerto heroica-
mente, defendiendo por disciplina,
la política inmoral de aquel á quien
el Congreso premiaba.
}3icn es verdad, que María era
honrada y no tenía protección, y
la viuda del exministro, sabía conquistarse sus rentas á obras de caridad, María teñí
protectores. trabajo, se encontraba instalada en una af
Desde entonces la miseria se cernió habitación alegre y sana, y la niña, con-
sobre Maria y su hija. valeciente, jugaba, sonriendo, en la cami-
Poco á poco los amigos de su marido, ta. con su vaso de plata.
se fueron cansando y dejaron de verla. X.WIER SANTERO-
ALBUM REV ISTA «LA iMUJER»
Conozco yo una familia y á quien mis naval 3' de al:í que, llegado el caso, la co-
lectores deben conocer también, la que, cina marcha no «como bajel sin timón en
desde el mas chico al mas grande, desde aguas procelosas» sino como bola sin ma-
el papá hasta la primogé-
maiiifi, dt-sde el nija, mostaza 3' echa las
fiace cald'is con
nito hasta el último vastago, desde la co- plumas en los guisos en vez de los pollos.
cina hasta la sala, desde el perro al gato, Todo se vuelve preguntar á la mayor de
desde el oro á la cotorra, se ponen en es- las niñas, que es su predilecta por S'ír la
tado de ehiillición revolucionante cuando mas séria:
van llegando las soñadas carnestolendas. —Por supuesto que la patrona me dejará
Y no lo pueden remediar porque está en ir al baile? — cuya pregunta envuelve un
la masa de la sangre. mundo de ilusiones.
- ¿Y va á ir sola?— la pregunta la me-
nor haciendo hipos de admiración fingida.
La mulata se ruboriza ó cosa asi, como
decía Eguilaz; pero, sobreponiéndose á las-
traidoras tentaciones que la cosquillean,
responde con su voz de gallo acatarrado:.
—Yo puedo ir so a. niña, pues ya sabrán
los mozos con quién se meten.
Para añadir, con una ingenuidad casi
sublime:
—A mí siempre me han respetado.
—¿Y de qué piensa disfrazarse?. Por- . .
pero eso no obsta para que aiin posea ahorros del año. IVro ¡qué interesante es-
ilusiones amatorias y para que deje de taba! Seguro de que si al portero del pa-
creer en la factibilidad de hallar aunque raíso se le aparecía, la dejaba entrar sia
más no sea que un solo novio carnavalesco más averiguaciones.
que la busque con buen fin queriendo Ya pueden imaginarse los titeos que se
cargar con su saco de huesos. armarían y cómo^volvería del baile.
He ahí la mas furiosa diletante del car- Pero, sig^amos con la familia.
I
sus labios una sonrisa de satisfacción. milia que próximo carnaval estará ex-
el
¡Ah, ya van al corso! Allá va don Juan pléndido y andan radiantes de gozo como
Papanatas con toda su sacra familia á for- si en ella se personificáran las tradicio-
j
pero retratar lo abyecto, lo vulgar, lo in- mer caso de la {soi disant) fiebre bubó-
mundo, es lo mismo que servir en un ban- nica en el Rosario.
quete, el rancho de un hospicio. Pasemos porque se considere como de
Cuando he visto reproducidos en los se- buen gusto, el retrato de un infeliz ajus-
manarios ilustrados que se califican de ticiado, en el momento de recibir el tiro
artísticos y literarios, las escenas de aflic- de gracia.
ción y de dolor que en los pasados días Pero, convertir en espectáculo, en nego-
han tenido lugar, no he podido reprimir cio, y en exhibición, á los desgraciados
mi cólera y mi indignación. enfermos que acudían á recibir los soco-
rros de la ciencia en momentos de supre-
Como ¿es posible que cuando en el local ma angustia. Sacar cuadros plásticos de
de la Asistencia Pública se desarrollaba las operaciones que el personal de la Asis-
la terrible trajedia que ha sembrado el tencia Pública, practicaba ejerciendo el
dolor y el espanto en todo Buenos Aires, más sagrado y el más elevado de los
hubiera quien siguiera Iriamente las faces ministerios, algo tan irrespetuoso, tan
es
del dolor y del sufrimiento, con el objetivo inhumano y tan vituperable, que no nos
de una máquina fotográfica, pensando en atrevemos á darle crédito.
invertir en provecho de su mercantilismo, Tiene usted razón, señor Director, vale
los dolores y las lágrimas? más vender unos números menos, vale más
Es concebible que sean ciertas algunas perder un poco de popu'aridad, que trans-
instantáneas publicadas, en la que aparece íormar en objetos de lucro y explotación,
que los empleados en la Asistencia Pú- losgrandes crímenes y las grandes cala-
blica, se preparan teatralmente para hacer midades públicas.
una inyección á un moribundo? Siga usted en La Mujer la actitud culta
No, no puede ser verdad. Norabuena, que viene observando, y prescinda de esas
que se reproduzcan como datos dignos de informaciones efectistas. Esos éxitos du
pasar á la historia, las casas en donde más ran lo que las luminarias; pero las buenas
ratas se han matado, y el colchón del pri- causas acaban por triunfar.
Juan Claridades.
ALBUM REVISTA
- «LA MUJER»
bastaron para
tana Rebol de Milberg.
curar radical-
El canónigo del Paraná, domiciliado mente mi cró-
Monte Caseros i76.— Paraná, Enero 28 de nica dispepsia.
l'^OO. He tomado el digestivo mojarrieta
Este brillan-
y por bien de los enfermos del estómago te resul tado
hago constar que reconozco su superiori- me demuestra
dad sobre los demás específicos indicados
para el estómago.—
que el mejor
Yani.
y mas eficaz
El Presidente de la Suprema Cámara específico pa-
de Apelacio)¡es de Santa 7^?.— Santa Fé, ra las dolen-
Febrero 8 de 1000. Con satisfacción mani- cias del estó-
fiesto el excelente resultado que he obte- mago es el DI-
nido con las obleas mojarrieta en mi cró- GESTIVO MOJA-
nica enfermedad del estómago. El diges- RRIETA, y lo re-
tivo mojarrieta ha sido el único remedio comiendo con
bastante poderoso para regularizar por entusiasmo ;i
completo mi estómago, lo cual me autori- todos los en-
za para recomendarlo á todos los enfer- BUENAS NOCHES
lermos.--/. J/o-
mos de dicho órgano como el único ver- ra)idio Calan.
dadero remedio coniplctamente eficaz.
F. Garda Alberdi.
ALBUiM - REVISTA * LA MUJER »
Las mejores
Carnaval de
Sis Serpentinas
son delas
1900
AlaCiudad de Londres
Exposición
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Ca^rñaváí
h
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Buenos Aires que
ofrece los surti-
dos más comole-
tos en
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Géneros ds
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