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LOS MOCHICAS

RAFAEL LARCO HOYLE


MUSEO ARQUEOLÓGICO RAFAEL LARCO HERRERA

LOS MOCHICAS
TOMO I

RAFAEL LARCO HOYLE


viii

L985.012
L31L Larco Hoyle, Rafael, 1901-1966.
Los mochicas / Rafael Larco Hoyle. - Lima : Museo
Arqueológico Rafael Larco Herrera, 2001 (Lima : Metrocolor)
2 t. : il. (algunas col.) ; 28 cm.
Texto a dos columnas.
Contenido: t.1. Origen. Entorno. La raza. La lengua. La escritura.
Gobierno. Régimen militar. Medios de comunicación y transporte.
Agricultura. Caza y pesca -- t.2. El arte mochica. La medicina. El
culto a los muertos. La religión.
ISBN 9972-9341-0-1

1. Mochicas. 2.- Arqueología - Perú 3. Cerámica peruana - Epoca


Prehispánica (Mochica I. Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera
(Lima) II. Título
BNP: 2001-007

MUSEO ARQUEOLÓGICO FUNDACIÓN TELEFÓNICA


RAFAEL LARCO HERRERA
Presidente
Presidente Alfonso Bustamante y Bustamante
Isabel Larco de Álvarez-Calderón
Vicepresidente
Director ejecutivo José Ramón Vela
Andrés Álvarez-Calderón Larco
Consejo de administración
Supervisión editorial Santiago Antúnez de Mayolo
Ulla Holmquist Javier Manzanares Gutiérrez
Antonio Crespo Prieto
Asistencia editorial
Roxana Shintani Administrador general
Rafael Varón Gabai
Av. Bolívar # 1515, Pueblo Libre, Lima 21
Telf. 461-1312 Fax: 461-5640 Secretario general
museolarco@terra.com.pe Víctor Carlos Schwartzmann Larco
http://www.museolarco.perucultural.org.pe

Los números que aparecen al final de cada leyenda


indican la codificación establecida por el museo.

Depósito Legal 1501082001 - 1222


Impreso en el Perú

Prohibida la reproducción parcial o total de las características gráficas de este libro. Ningún párrafo o imagen contenidos en
esta edición pueden ser reproducidos, copiados o transmitidos sin autorización expresa de los editores. Cualquier acto ilícito
cometido contra los derechos de Propiedad Intelectual que corresponden a esta publicación será denunciado de acuerdo con
el D. L. 822 (Ley sobre el Derecho de Autor) y con las leyes que protegen internacionalmente la propiedad intelectual.
ix

LA PUBLICACIÓN DE LOS MOCHICAS, obra cumbre de Rafael Larco Hoyle, constituye un importante
esfuerzo editorial que la Fundación Telefónica tiene el orgullo de asumir en conjunto con el Museo
Arqueológico Rafael Larco Herrera.
Las investigaciones realizadas por este pionero de la arqueología mochica han sido recopiladas en dos
volúmenes que abarcan la totalidad de sus escritos sobre el tema. La mayoría de los textos son inéditos y sin
duda contribuirán a llenar un importante vacío en el conocimiento y la comprensión de nuestro pasado. En
ese sentido, el libro que aquí se presenta constituye hoy una importante fuente bibliográfica para el estudio
de aquel sofisticado pueblo que irradió su cultura a toda la costa norte del Perú.
De otro lado, la figura de Larco Hoyle, exitoso hombre de empresa que dedicó con pasión
inigualable 40 años de su vida a la investigación arqueológica, se yergue hoy como un ejemplo a seguir
y representa cabalmente el nivel de compromiso que todo empresario debe aspirar a asumir con la
sociedad en la que se desenvuelve.
La Fundación Telefónica reafirma una vez más su compromiso de largo plazo con el desarrollo del Perú
al cumplir con uno de sus principales objetivos en cuanto al rescate, promoción y difusión de los valores y
tradiciones culturales del Perú, poniéndolos a disposición de los estudiosos y de la sociedad en general.

ALFONSO BUSTAMANTE Y BUSTAMANTE


Presidente de Fundación Telefónica
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EN EL MARCO DE LAS CELEBRACIONES del centenario del natalicio de Don Rafael Larco Hoyle y a 35
años de su fallecimiento, el Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera, gracias al invalorable apoyo
de la Fundación Telefónica, ve cumplido uno de los más importantes compromisos que guardaba con
su fundador.
Rafael Larco Hoyle, pionero de la arqueología peruana, se había propuesto, a finales de la década de
los años 40, la tarea monumental de esclarecer prácticamente todos los aspectos relacionados con la
vida de los mochicas, cultura que despertó en él una pasión inmensa.
Tras publicar los primeros seis de catorce capítulos planificados, sus investigaciones arqueológicas lo
derivaron a aspectos cronológicos y de identificación de culturas y estilos que aún no estaban definidos
a mediados de los 40, y que era preciso esclarecer con el fin de profundizar los temas mochicas.
Fue su fallecimiento súbito en octubre de 1966, cuando sin duda se encontraba en la cúspide de su
producción intelectual, el único freno que puso el destino para que este valioso material saliera a la luz.
Han sido largas las discusiones en el Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera sobre la necesidad de
publicar la obra completa de Los mochicas, puesto que no teníamos certeza de que hubiera sido
absolutamente terminada por el autor. Sin embargo, celebrando el centenario del natalicio de Rafael Larco
Hoyle y considerando la importancia que en las últimas décadas han tomado las investigaciones en torno
a la cultura Mochica, creemos que la publicación de la obra completa no sólo es un homenaje a nuestro
fundador, sino una imperiosa necesidad para los estudios de la historia de la arqueología peruana.
Cuando Rafael Larco Hoyle fundó el Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera, dándole el nombre
de su padre en homenaje filial cuando éste falleciera, colocó placas que expresaban hermosas palabras
que creemos podrían ser inmejorables para describir la entereza humana de quien las escribía, y por
tanto merecedor de las mismas. Es por esta razón que me permito parafrasearlas:
"A mi nobilísimo padre, Don Rafael Larco Hoyle, gran patriota que supo inculcarme desde la
infancia su amor por nuestro pasado precolombino. Toda su vida fue trabajo recio y su pensamiento
acción fecunda. Se adelantó a sus contemporáneos en todas las conquistas sociales y aportes a la
ciencia cuyos postulados cumplen la posteridad.
Con hechos consagró su amor a la patria.
Ni el hombre ni la naturaleza mellaron el acero de su voluntad".

Isabel Larco de Álvarez-Calderón


Presidente Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera
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RAFAEL LARCO HOYLE Y EL MUSEO ARQUEOLÓGICO RAFAEL LARCO HERRERA

MÁS DE 60 AÑOS HAN PASADO desde que Rafael Larco Hoyle (1901-1966), fundador del Museo
Arqueológico Rafael Larco Herrera, terminara de escribir la ambiciosa obra Los mochicas. De los
catorce capítulos que la conforman, seis fueron publicados en dos tomos (Los mochicas I y Los
mochicas II ) entre 1938 y 1940, y pese a que no hubo reimpresiones, son desde entonces referentes
bibliográficos obligatorios tanto para los estudiosos de esta cultura precolombina como para
quienes se interesan en ella sin fines académicos.
Si bien los capítulos restantes estaban listos para la imprenta, Larco Hoyle prefirió postergar su
publicación. Él mismo nos explica la razón en el prólogo del libro Perú, de 1966:
"Comencé a escribir Los mochicas, pero luego encontré en mi búsqueda arqueológica lagunas
que tuve que salvar. Antes de dar cima al trabajo que emprendí era imperativo que me consagrara a
fijar el orden cronológico y las diferentes etapas culturales que existían y que vislumbrara desde el
momento que puse mi empeño en la obra cuyos frutos di a conocer, por primera vez, en Los
mochicas, obra publicada en 1938".
Luego, entre 1940 y 1966, paralelamente a sus investigaciones sobre cronología de las culturas
del área andina que se concretaron en una serie de publicaciones significativas (Cronología del
norte del Perú, de 1948; Epocas peruanas, de 1963; y Perú, de 1966), a Larco Hoyle se le presentó
también la necesidad de publicar sus investigaciones respecto de temas más específicos que se iban
desprendiendo de sus investigaciones cronológicas y cuyo esclarecimiento le resultaba urgente (Los
cupisniques, de 1941; La cultura Salinar, de 1944; La cultura Virú, de 1945; La divinidad felínica-
Lambayeque, de 1962; La cultura Santa, de 1962, y La cultura Vicús 1 y 2, de 1965).
Así, los manuscritos de los capítulos inéditos de Los mochicas fueron archivados y ordenados en
el Museo junto a las notas de campo, fichas de excavación, fotos, láminas y diversos documentos,
para ser sometidos a nuevas revisiones del autor, quien durante un cuarto de siglo las detalló y
reformuló, y corrigió postulados propios a la luz de los avances de su investigación. A los 65 años,
en la cima de su producción intelectual, lo sorprendió la muerte, que lo obligó a dejar pendientes
las correcciones finales de la obra total.
En Los mochicas Larco Hoyle presenta la historia cultural de esta sociedad abordándola desde
diversos ángulos: organización social, económica, política y administrativa, así como arte,
arquitectura, medicina, culto a los muertos y religión. Definitivamente, a poco más de dos décadas
de las primeras publicaciones sobre el denominado "Pre-Chimú" (Uhle, 1915) y a sólo unos 10 años
del inicio de sus propias investigaciones, plantearse semejante empresa constituía un esfuerzo
titánico, sólo posible por la pasión que en Larco Hoyle inspiraba su objeto de estudio.
xiii

Un esfuerzo que se concretó en esta obra mayormente inédita, que hoy , al conmemorarse el
centenario del nacimiento de Rafael Larco Hoyle, el Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera, con
el apoyo de la Fundación Telefónica, publica respetando fielmente los manuscritos originales para
pr esentarla a la comunidad académica y público en general.
La publicación total de Los mochicas no es sólo un homenaje y una deuda pendiente con el
fundador del Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera, sino que constituye un aporte a la historia
de las investigaciones arqueológicas. Es en esta obra donde Larco Hoyle presenta su posición e
interpretaciones sobre el origen de esta sociedad que tan temprana y precisamente definiera
(descubrió las culturas Cupisnique, Salinar y Virú), identificando su orden cronológico a partir de
excavaciones científicas.
Sus estudios sobre la cerámica de esta sociedad están orientados precisamente a la definición de
la cronología a partir de la identificación de los tipos diagnósticos de vasijas que, seriados estilística
y estratigráficamente, permitían el establecimiento de una secuencia cerámica para la costa norte.
Ya en Los mochicas se encuentra una primera propuesta –no definitiva– de cronología regional que
afinaría en los siguientes años para su publicación en 1948 bajo el título Cronología arqueológica
del norte del Perú.
Evitando dejar de lado aspectos de la cultura que consideraba esenciales para una comprensión
integral de la misma, Larco también empleó la etnografía para aproximarse al pasado mochica. Este
interés se manifiesta en los extensos capítulos dedicados a la raza y la lengua, que complementan
aquellos resultantes del análisis exclusivo de artefactos y elementos arqueológicos como
monumentos, caminos, obras de irrigación y otras construcciones de los valles estudiados que son
descritos con precisión matemática (rasgo profesional del ingeniero agrónomo) y adjudicados a la
sofisticación y grandes habilidades de los mochicas.
Considerando que era una época en la que existían muy escasas referencias bibliográficas al
respecto, es justo y absolutamente indispensable el reconocimiento de la gran cantidad de aciertos
–y en menor medida desaciertos– resultantes de sus metódicas y dedicadas investigaciones, y de su
gran intuición para identificar variables importantes que exigían un cuidadoso estudio.
De otro lado, la publicación de Los mochicas es también un imperativo museológico, ya que es
la mejor herramienta para entender el cómo y el porqué de la organización, clasificación y
presentación del enorme corpus de "cultura material" mochica que posee el Museo Arqueológico
Rafael Larco Herrera.
La colección, reconocida en el país y el extranjero por la calidad y representatividad de sus
xv

En sentido horario: joven Rafael Larco Hoyle en pleno trabajo arqueológico de campo; con Isolina de
Larco y el sexólogo norteamericano Alfred Kinsey; con una de las 40 mil piezas arqueólogicas que hoy
conserva el Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera; finalmente, carátulas de la edición de
Los mochicas I y II, ilustradas por José Sabogal, que publicara Larco Hoyle en 1938 y 1940,
respectivamente. Dichos volúmenes sólo incluyen los seis primeros capítulos.
TESTIMONIO
Parte de excavación
tomado in situ (hacienda
Tomabal, 1944) por el
proyecto arqueológico
Museo Arqueológico
Rafael Larco Herrera,
dirigido por Rafael Larco
Hoyle. Como vemos, Larco
Hoyle registraba paso a
paso y al detalle todo el
proceso de excavación,
con dibujos hechos a
pulso y fotografías de
cada uno de los restos
arqueológicos que
encontraba. La pulcritud y
la exactitud en el registro
fueron innovadores para la
época y aportaron datos
que nos permiten
vislumbrar lo que fue el
pasado precolombino
peruano.
xix

la más grande colección de artefactos de las culturas prehispánicas de la costa norte y realizó
importantes excavaciones de sitios arqueológicos. Para Larco, los mochicas alcanzaron no sólo un grado
insuperable de maestría en todas las artes en las que pusieron su empeño, sino que además lograron
adelantos tecnológicos no superados por otras sociedades prehispánicas, en especial en agricultura, en
la construcción de caminos y pirámides y en la implementación de sistemas de irrigación y centros
poblados. Los adelantos materiales, a su vez, fueron fruto y contribuyeron a mantener un orden social
casi natural, basado en un gobierno prudente y justo, en una organización social jerárquica, en una
estricta justicia y en una religión a la que se adhirieron con devoción gobernantes y gobernados. La alta
valoración que confirió a esta cultura lo llevó a plantearse el estudio sistemático de todos sus aspectos.

Descubrimiento y caracterización de la cultura Mochica


En el sentido estricto, el descubrimiento de la cultura Mochica, es decir su primer reconocimiento o
distinción de otras tradiciones culturales, corresponde a Max Uhle, quien en sus trabajos en la Huaca de
la Luna, y a través de excavaciones estratigráficas, pudo diferenciar la tradición Chimú de una anterior
que se caracterizaba por la preponderancia de cerámica roja. Pero el descubrimiento de Uhle fue a
todas luces incompleto, ya que no fue sino hasta que se caracterizó la cultura Mochica que se puede
decir que ésta fue finalmente descubierta. Esta tarea la emprendió Rafael Larco Hoyle, quien a lo largo
de más de cuarenta años de análisis de evidencias materiales y trabajos de campo, intentó describir a
los mochicas en todos sus aspectos. El trabajo de Larco Hoyle, obviamente, no agotó el conocimiento
sobre esta cultura y luego de su muerte numerosos trabajos han aportado cada vez más información, a
veces complementando o documentando ciertas intuiciones, otras rectificando errores.
Larco Hoyle parece haberse propuesto dos cometidos con relación a la cultura Mochica: preservarla
físicamente a través de una colección integral y estudiarla en todas sus facetas a fin de lograr una
reconstrucción de su historia cultural. El primer cometido se materializó en la creación de su famosa
colección que hoy alberga el Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera. La conservación de la colección
requirió de un edificio construido para el propósito, primero en la hacienda Chiclín y luego, en la
década del sesenta, trasladada al actual Museo Larco Herrera de Pueblo Libre. La colección no sólo
incluye cerámica mochica, sino toda muestra cultural de esta sociedad y una vastísima muestra de
culturas anteriores y posteriores, preferentemente de la costa norte, pero también de otras zonas del
Perú. La colección fue concebida para que permitiera entender el origen de la cultura Mochica y su
influencia sobre sociedades posteriores.
El segundo cometido de Larco Hoyle parece haber sido el escribir la primera historia cultural de una
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sociedad prehispánica sobre la base de sus documentos materiales. En este propósito Larco se ciñó a la
tradición científica de su tiempo, por la que el objetivo de la arqueología era el establecimiento de
cronologías, punto que trataremos en la siguiente sección, y la descripción de los usos y costumbres, de
la evolución cultural y tecnológica de la sociedad en su conjunto, y particularmente de sus elites
gobernantes. Para este fin fue menester reconstruir su organización social y política, sus principales
actividades productivas y la forma como éstas estuvieron organizadas, su agricultura, pesca y caza, su
tecnología para producir bienes de uso religioso, militar, cotidiano y suntuario, o para crear acueductos
y caminos. Larco Hoyle emprendió la tarea ciclópea de describir a los mochicas a sólo 30 años del
trabajo de Max Uhle en las huacas de Moche. Su propósito fue escribir una obra monumental, donde
trataría todos los aspectos de esta cultura que pudieran ser reconstruidos a partir del estudio de sus
restos materiales. Larco no dejó de lado casi nada, puesto que se propuso tratar de la raza, la lengua, la
escritura y el erotismo. A nivel de la organización de la sociedad analizó su origen, el gobierno, el
régimen militar, los medios de comunicación y transporte. En lo que se refiere a las artes analizó la
pintura, escultura, cerámica, metalurgia y orfebrería, música y danza, textilería y arquitectura.
Algunas de sus ideas más elaboradas están referidas a su interpretación de la religión mochica, y
dentro de ella el culto a los muertos. Las excavaciones arqueológicas también iban a merecer un
capítulo en Los mochicas. De los ocho tomos planeados, los dos primeros aparecieron en 1938 y 1940,
y el referente al erotismo se publicó con el título de Checán en 1965. El interesado podrá ver en ellos la
manera como Larco Hoyle concibió a esta sociedad a partir de su vasta experiencia, y sin auxilio de
técnicas elementales como la del Carbono 14. Aun incompleta, su obra fue por muchos años la
referencia obligada para el estudio de los mochicas, ya que, además de los tomos de Los mochicas, la
bibliografía de Larco en este tema se redujo a un folleto publicado en la Revista Geográfica Americana
(1945), a la Cronología arqueológica del norte del Perú (1948) y a otros trabajos donde lo mochica era
tratado de manera muy general.
En su interpretación de algunos aspectos de la cultura Mochica, Larco Hoyle postuló ideas que
fueron controvertidas en su tiempo y que aún suscitan discusiones. Sus trabajos acerca de la escritura
peruana sobre pallares produjeron más de un debate, y sus ideas sobre el monoteísmo mochica
debieron de ser muy polémicas. Sus ideas respecto de la organización política también habrían
causado revuelo si se hubieran publicado en detalle en su tiempo, aun cuando algunas, como la
asociación entre los gobernantes y los vasos retratos, se han visto confirmadas por investigaciones
recientes. Pero la confrontación con ideas tan definitivas permitió enriquecer el campo, hacerlo más
preciso y riguroso.
xxi

Lamentablemente, Larco Hoyle murió a mediados de la década del sesenta y dejó su obra inconclusa. La
imagen que trató de construir de la cultura Mochica se fue formando, sin embargo, sobre la base de sus ideas y
con aportes de nuevas generaciones de investigadores que continuaron la pesquisa.

La cronología mochica
Uno de los aportes más importantes de Rafael Larco a la arqueología peruana fue su Cronología arqueológica de norte
del Perú (1948), que presentó por primera vez en agosto de 1946 en la Mesa Redonda de Chiclín ante los miembros del
proyecto Virú, que por entonces estaban terminando sus trabajos de campo (Willey 1946). En este pequeño texto Larco
Hoyle resumió sus observaciones acerca de la evolución de las sociedades prehispánicas en la zona que le era más
familiar. Es importante notar que muchas de las ideas contenidas en este texto debieron de haberse publicado casi 10
años antes como parte de la colección Los mochicas, particularmente las que se referían a la evolución de las primeras
cuatro fases de esta cultura. En el texto de 1948 Larco Hoyle había agregado una quinta y última fase, que
correspondería a la decadencia de la cultura. Es interesante notar cómo en la introducción de la Cronología Larco Hoyle
señala que en este texto se ocupará de la etapa post Mochica, con lo que queda claro que en parte su concepción de la
prehistoria, ya para entonces, estaba dividida en una etapa pre Mochica, con Cupisnique como cultura dominante, la
etapa Mochica, y la época post Mochica, donde destacan Chimú e Inca. Esta misma división es la base conceptual de su
cuadro cronológico, donde Mochica ocupa el período de auge, es decir la cima del desarrollo cultural.
La secuencia en cinco fases para la cultura Mochica ha sido uno de los sistemas cronológicos más firmes en la
arqueología peruana, puesto que aún ahora, casi sesenta años después de planteado, sigue en plena vigencia y
uso, pero también ha sido uno de los más atacados y criticados. Su firmeza se demuestra en el hecho de que es
invariablemente utilizado por todos los arqueólogos que trabajan en la región, incluso por aquellos que critican su
validez. Sin embargo, se aduce que las fases de Larco están basadas sólo en la evolución de la cerámica "fina",
particularmente de los ceramios de asa estribo, y que dentro de ellos el único elemento diagnóstico es la forma
del asa y pico. Consecuentemente, se dice que este sistema de clasificación no es aplicable a la caracterización
cronológica de formas más simples, particularmente las que los arqueólogos generalmente encuentran cuando
prospectan sitios arqueológicos. Más aún, se aduce que la secuencia de Larco no sería viable puesto que no está
basada en información estratigráfica. Es decir que no sabemos si efectivamente estos conjuntos de objetos que
comparten el mismo tipo de asa estribo corresponden a diferentes periodos de ocupación. A lo sumo, se
concluye, las llamadas fases de Larco serían estilos, o conjuntos de objetos producidos por los mismos talleres
especializados, mas no indicadores cronológicos. Es decir que sería posible que hayan convivido de forma
coetánea algunas de las llamadas fases.
Si bien no de manera sistemática, algunos investigadores han tratado de "derribar" el sistema de las cinco fases, o
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de plantear sistemas diferentes que se apliquen a regiones específicas. Los que trataron de descartar la
cronología de Larco claramente no han tenido éxito, puesto que, independientemente de las críticas,
sigue siendo el sistema imperante. Los que usando los conceptos de Larco Hoyle han planteado
cronologías regionales alternativas, entre los que se encuentra el autor de esta nota (Castillo y Donnan
1994), quizá han tenido un poco más de suerte, puesto que su aproximación ha sido la refinación de la
cronología para su aplicación a regiones específicas.
Parecería que para Larco Hoyle el problema de la cronología no fue tan importante, como ha
devenido en ser, y ahora ocupa un importante espacio en toda discusión académica (Uceda y Mujica
1994). Revisando sus publicaciones y los criterios que utilizó, particularmente en estos volúmenes,
parecería que para Larco Hoyle el tema cronológico era un asunto resuelto. Larco tenía la ventaja de
haber excavado muchos cementerios, en los que se había percatado de que, generalmente, los objetos
que provenían de un cementerio eran estilísticamente semejantes. Esto le permitió tener una visión
sincrónica de los estilos, es decir que la cerámica de un mismo cementerio representaba básicamente a
un mismo periodo durante el cual se produjo la cerámica bajo ciertas convenciones. Éste no era el caso
de los sitios más complejos, como las huacas de Moche, donde encuentra diferentes estilos dispuestos
en superposiciones estratigráficas. Ahora bien, no fue el procedimiento de Larco Hoyle ofrecer un
análisis estratigráfico detallado, ni sustentar muchas de sus conclusiones con la evidencia suficiente;
éste fue quizá su mayor defecto científico. Para Larco bastaban unas cuantas observaciones para dejar
una materia resuelta, lo que no quiere decir que en la realidad el razonamiento que llevó a esta
secuencia sea frágil. En algunos pasajes de su texto se puede ver que Larco era muy consciente de
detalles arqueológicos como la presencia de fragmentería cerámica, de superposiciones de tumbas, del
contenido de las mismas y de la consistencia estilística en los ajuares.
Pero las fases culturales no sólo se definen en el campo, ni son sólo la constatación de la distribución
estratigráfica de formas diagnósticas. Lo que constituye un factor diferencial entre la cronología
propuesta por Larco y otros sistemas cronológicos es la enorme colección en la que estuvo basada y por
lo tanto en la precisión con la que se define cada una de las fases a partir de sus materiales diagnósticos.
Todos lo que han tratado de definir la filiación cronológica de la cerámica mochica saben que, si bien al
principio nos asistimos de los aspectos más característicos, en particular la forma del asa estribo,
paulatinamente vamos enriqueciendo nuestra observación, agregando otros rasgos que encontramos en
los especímenes más fácilmente identificables. Rápidamente se suman las técnicas decorativas, el tipo de
línea empleado, la composición y el balance, los temas tratados, el tipo de pulimentado, las formas de
las bases y de los cuerpos, etc. Ya Larco Hoyle, en sus textos de 1948 y en el material inédito de la
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década del 30, había indicado que las técnicas de decoración, sean éstas pictóricas o escultóricas, los
aspectos tecnológicos referidos a la manufactura de las piezas y a las materias primas, las técnicas de
construcción y quema, así como los temas y motivos, tienen una influencia sobre la asignación
cronológica. Más aún, para Larco Hoyle la definición de las fases nunca fue cuestión exclusivamente de
forma, sino de una comprensión general de la evolución de la cultura, es decir que la asignación a fases
o periodos no es posible sin un conocimiento de otros aspectos de la cultura.

Rafael Larco Hoyle y la arqueología mochica


En los años en que Larco Hoyle se comenzó a interesar por la arqueología, ya se había producido un
saqueo muy grande de los sitios arqueológicos de la costa norte, que había empezado con las
concesiones mineras de la corona española (Zevallos Quiñones 1994). Sin embargo, en las décadas del
20 y del 30 aún existía una importante cantidad de cementerios y yacimientos que Larco Hoyle pudo
ubicar y excavar en el valle de Chicama, muchos de ellos localizados dentro de los linderos de las
propiedades de su familia. En la actualidad en este valle ya no existe cementerio que no haya sido
agotado por el saqueo; sólo resta la tumba ocasional que se descubre casi por accidente. Donnan, por
ejemplo, en su artículo sobre las costumbres funerarias moches (1995) da cuenta de sólo tres tumbas
excavadas arqueológicamente en el valle, a las que podemos sumar las que han sido recientemente
descubiertas por el proyecto Huaca El Brujo (Franco, et al 1998, 1999). Este número es muy bajo,
considerando la densidad de ocupación mochica del valle. A los sitios que pudo excavar, directa o
indirectamente, hay que sumar las noticias que, como investigador curioso y sistemático, seguramente
recogió de cuanta persona le pudiera informar de la ubicación de los cementerios y los sitios, de la
distribución de ciertas formas, de la existencia de cerámica de diferentes tipos y periodos. También es
sabido que Larco Hoyle adquirió muchas de las colecciones menores que existían en el valle, y nos
imaginamos que trató de documentar su origen cuando esto era posible. Sabemos por referencias de
W. Bennett (1939) que ya en la década del 30 Rafael Larco Hoyle, acompañado de sus hermanos,
realizaba excavaciones en el valle de Chicama, y que posteriormente realizaría, como él mismo
menciona en su obra, excavaciones en las huacas de Moche, en el valle de Santa, en la Pampa de los
Fósiles, etc. El tipo de excavación que a Larco Hoyle le atraía más no era el de asentamientos o templos,
sino de tumbas y cementerios, de los que debió excavar un número considerable durante su vida.
Aparentemente a partir de la década del 30, Larco Hoyle comienza a sistematizar la información de sus
excavaciones en fichas donde se registran las características de la tumba, aspectos de los restos óseos e
información contextual. Estas fichas además contienen fotografías y dibujos de las tumbas excavadas y
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de los especímenes recuperados, que están hoy en el Museo Rafael Larco Herrera. Adicionalmente,
Larco Hoyle llevó un registro minucioso de canales y caminos tomando medidas, fotografías y haciendo
cálculos respecto de su capacidad y eficiencia.
El legado de Rafael Larco Hoyle es fundamental para entender cabalmente la cultura Mochica. No
sólo el museo que él creara es aún la fuente más importante para el estudio de la cerámica y el arte de
este periodo, sino que, con la publicación de su obra inédita, este año del centenario de su nacimiento,
se cumple con una deuda pendiente por más de 60 años que nos permitirá acceder a lo que este
fundador de la arqueología peruana pensó respecto de esta sociedad.
Desde la muerte de Larco Hoyle a la fecha, nuestro conocimiento sobre los mochicas ha aumentado
exponencialmente gracias a la contribución de trabajos coordinados de investigadores peruanos y
extranjeros, de algunos grandes proyectos y de muchos pequeños esfuerzos. Sólo en los últimos quince
años, sitios como Sipán, El Brujo, San José de Moro, Dos Cabezas, Pampa Grande, Mayal, Mocollope y
Huancaco han adquirido una gran notoriedad. Este verdadero "boom" de la arqueología mochica no
nos debe hacer olvidar, sin embargo, que en la tarea de estudiar nuestro pasado somos sólo un
eslabón. La obra de Larco Hoyle, así como la obra de investigadores que aún no han entrado en el
campo, sumadas a nuestro conocimiento actual, permitirá refinar nuestro conocimiento de esta
asombrosa sociedad. La obra de Rafael Larco Hoyle puede ser evaluada hoy a la luz de una nueva
arqueología basada en nuevas tecnologías que ha permitido nuevos hallazgos, de nuevas teorías cada
vez más rigurosas, y de una concepción más ajustada de lo que fueron las sociedades del pasado. Sin
embargo, no debemos perder de vista que las conclusiones de hoy serán las que, en el futuro, con
mejores herramientas, criticarán los investigadores del futuro.
Larco Hoyle en su tiempo trabajó solo, sin más motivación que la que él mismo supo imprimirse y
sin más guía que la que él supo darse. Su obra habla por él, y su vigencia es la recompensa a su
esfuerzo y dedicación.

Luis Jaime Castillo Butters


Pontificia Universidad Católica del Perú
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BIBLIOGRAFÍA / RAFAEL LARCO HOYLE Y LA VIGENCIA DE SU OBRA

BENNETT, Wendell C.
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En Vicús, editado por Krzysztof Makowski, 142-181. Colección Arte y Tesoros del Perú, Banco de Crédito del Perú, Lima.
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1924 "Arte antiguo peruano. Álbum fotográfico de las principales especies arqueológicas de cerámica
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ZEVALLOS QUIÑONES, Jorge
1994 Huacas y Huaqueros de Trujillo. Instituto Nacional de Cultura, Trujillo.
xxvi

TOMO I - SUMARIO

Prólogo 1

Orígenes 4
Queneto 5
Cupisnique 11
Origen de las culturas costeñas 14
Ensayo de cronología 22
Nota del autor 28

Entorno 30

Mapa arqueológico del territorio mochica 30


Geografía 31
Mapa arqueológico del territorio mochica ampliado 33
Mapa arqueológico del valle de Cupisnique 34
Mapa arqueológico del valle de Chicama 35
Mapa arqueológico del valle de Santa Catalina 36
Mapa arqueológico del valle de Virú 37
Mapa arqueológico del valle de Chao 38
Mapa arqueológico del valle de Santa 39
Mapa arqueológico del valle de Nepeña 40
Clima 41
Flora y fauna 45

La raza 100
El mochica del pasado 101
El mochica de nuestros días 114
Conclusiones 119
Notas sobre las ilustraciones 124

La lengua 128
Algunas consideraciones 130
Propagación de la lengua 131
Morfología general 131
Morfología especial 132
Notas sobre la sintaxis 136
Numeración 137
Estado actual de la lengua mochica 138
xxvii

La escritura 144

Gobierno 176
Administración de justicia 191

Régimen militar 198


Indumentaria guerrera 201
Organización militar 219
Murallas 225

Medios de comunicación y transporte 230


Vialidad 232
Medios de transporte 238

Agricultura 250
Técnicas de irrigación 296
Canales 298
Acueductos 309

La caza y la pesca 316


La caza 317
La pesca 328
xxviii

TOMO II - SUMARIO REFERENCIAL

Nota del autor

El arte mochica
La pintura
La escultura
La cerámica
La metalurgia y la orfebrería
La música y la danza
Arte textil e indumentaria
La arquitectura

La medicina

El culto a los muertos

La religión
xxix

Dedicado a mi padre, que supo


inspirarme, desde la niñez, el amor por
nuestro glorioso pasado.
xxx
PRÓLOGO

LA PUBLICACIÓN DE ESTA OBRA tiene por fin abrir una ruta de


conocimientos concretos sobre las culturas preincaicas que en dilatado y
fecundo quehacer enriquecieron el territorio del Perú y el acervo
espiritual de la raza aborigen. Muchas de ellas permanecieron hasta hoy
insuficientemente estudiadas y algunas hasta ignoradas. Y es que en
este tramo de la investigación del pasado del Nuevo Mundo, la mayor
parte de los libros de arqueología escritos para esclarecerlo sólo ofrece
estudios generales y panorámicos, dentro de los cuales, sin dominio del
detalle y excesiva imprecisión en el conjunto, se consignan reiteradas
veces datos inexactos, los mismos que han originado serios errores de
interpretación, pues en unos casos se ha confundido el orden
cronológico de los hechos, en otros se han mezclado lamentablemente
los exponentes de una determinada cultura con los de otra, y en todos
los casos los pueblos cuya psique se exploraba han sido vistos desde
fuera, superficialmente.
Hasta hoy, la investigación de la antigüedad peruana adolece de no
haber sido orientada hacia el análisis detenido y profundo de la cultura
motivo de estudio, ni se ha basado en observaciones minuciosas sobre el
terreno y en la aprehensión de tipos, usos y costumbres supervivientes
de esas lejanas épocas. Casi toda la bibliografía arqueológica peruana,
con excepción de algunos estudios hechos por eminentes historiadores
estadounidenses y europeos, es fruto libresco, exégesis de lo narrado por
los cronistas y algunos curiosos viajeros modernos.
En el caso de la cultura Mochica, sus especímenes solamente han
servido para dar realce a ensayos literarios o crónicas periodísticas en los
que, si bien se ha logrado transmitir la enorme emotividad que encierran
sus ceramios, no se revela ni aun vagamente el maravilloso adelanto de los
creadores de tales artes, expresión de una técnica depurada que alcanzó
su meridiano.
Como estas fuentes de información, deficientes unas y falsas otras,
hacen imposible la verdadera comprensión de la vigilia mochica y de las
culturas que le son afines y que se hallan cronológicamente próximas a

1
ésta, por carecer de base fundamental y porque dejan en el relato
histórico grandes lagunas, se hace necesario depurar esta importantísima
rama de la investigación con el acopio de nuevos datos concretos y de
probada verdad, o por lo menos verosimilitud. Datos arrancados de la
naturaleza, escenario de las culturas estudiadas, a los monumentos y
vestigios (tumbas, utensilios, obras de arte, etcétera) que nos han legado
y cuyo conocimiento deja vislumbrar los contornos y alcances de esas
artes e industrias humanas desaparecidas, son las fuentes del estudio
arqueológico sin cuyo conocimiento no se podrá esclarecer ni
comprender el bello y sugerente espectáculo del pasado peruano.
Fundado en las razones anteriores y habiendo coleccionado una a
una las piezas que constituyen el Museo Rafael Larco Herrera (la
colección más numerosa del mundo en exponentes de la cultura
Mochica), habiendo visitado casi todos los monumentos y ruinas
dejados por este admirable pueblo (tanto en el litoral del norte peruano
como en la cordillera marítima de los Andes), y habiendo presenciado y
actuado en gran número de excavaciones realizadas paciente y
metódicamente a lo largo de varios años, el autor de esta obra creyó
imperativo escribirla y dotarla de una relación minuciosa de la cultura
peruana denominada Mochica, que tuvo su asiento en el fertilísimo y
extenso valle de Chicama.
La investigación comprende desde un período arcaico (esclareciendo
lo concerniente a la cultura Cupisnique) hasta el momento en que,
después de haber alcanzado un grandioso desarrollo, los mochicas
empiezan a decaer para ser sustituidos por otra cultura más vigorosa y
práctica, aunque menos refinada: la Chimú. Por consiguiente, todo
cuanto se inserta en este libro se basa en experiencias, en observaciones
y datos coordinados en dilatados años de estudio, búsqueda incesante y
profunda meditación.
Los materiales de esta obra han sido extraídos de las verdaderas
fuentes arqueológicas, única manera de hacer labor seria que acuse
valor científico, anhelo que fue toda una obsesión en la vida de quien
ofrece este aporte para el mejor conocimiento del pasado americano. El
lector, pues, encontrará a lo largo de este trabajo datos y observaciones
descarnadas, libres de toda hojarasca innecesaria cuando se tratan
tópicos de esta índole.

2
Como podrá comprobarse, después de vencido el conocimiento de esta
obra, el estudio de la cultura Mochica es de gran importancia para arrojar
toda luz necesaria sobre la historia peruana precolombina. Es ella la única
que en forma vívida y con un contenido espiritual profundo, ha sabido
expresar en sus ceramios todas las variadísimas manifestaciones de su vida
intensa. Estudiando esta cultura es como se puede descifrar el significado
y alcances de las que le antecedieron, y, desde luego, con más facilidad las
que le sucedieron.
Los mochicas, creaturas del litoral peruano de clima semitropical y
pingüe gleba en sus valles, fueron los mejores intérpretes del escenario en
el que les tocó vivir y llenan con su obra civilizadora las mejores páginas de
la historia primitiva del Perú.
Si este modesto concurso a la historia de mi patria y de América
coadyuva, siquiera en parte, a un mejor conocimiento e interpretación de
la misma y aporta algunos elementos al ideal de crear una cultura
netamente suramericana que afirme sus raíces en nuestro suelo y en
nuestra historia, habrá visto el autor de este trabajo colmados sus mejores
anhelos.
Luminosa trayectoria ofrece la ruta mochica y, como toda ruta
conscientemente trazada, es un ejemplo y una enseñanza para todos los
pueblos de esta joven América llamada a un noble destino en el
acrecentamiento de la cultura humana.

RAFAEL LARCO HOYLE


Hacienda Chiclín, 1938

3
ORÍGENES

A
NTES DE EXPLICAR NUESTROS HALLAZGOS atravesado por iguales etapas de evolución en su lucha
acerca de la cultura Mochica en sus múltiples por dominar la naturaleza y sus agentes, y por sustraer
manifestaciones, procurando una visión su espíritu de la terrible dictadura de aquélla, que le ha
completa de ella, tan imperfectamente estudiada hasta brindado todas las posibilidades para que su poder de
hoy, se nos van a permitir algunas apreciaciones fruto creación encuentre terreno fértil y su perfeccionamiento
de dilatados estudios sobre el terreno acerca de las y adquisiciones hagan más viable y generoso el destino
culturas costeñas, su origen, evolución y la forma como del hombre, es lógico suponer que en América, como
ejercen influencia entre sí. en Europa y otros continentes, el proceso cultural ha
Arqueólogos eminentes mantienen, desde hace sido semejante, y ha variado sólo en cuanto a la mayor
algunos años, la opinión de que las culturas costeñas o menor influencia de factores locales que han
tuvieron su nacimiento en las culturas arcaicas de los acelerado o retardado ese esfuerzo de liberación del
Andes. Pero tal tesis se ha venido a tierra, a raíz de los espíritu de las fuerzas que conspiran contra la finalidad
descubrimientos de los restos arqueológicos de Queneto que aquél persigue.
y Cupisnique. Actualmente, en la investigación sobre el Es sabido que las culturas europeas y asiáticas
pasado peruano de la costa, podemos remontarnos hasta arrancan de una etapa en que el hombre utiliza la piedra
tiempos primitivos coetáneos o más remotos que como principal material de construcción. Queneto, que
aquéllos en que florecieron las culturas serranas. Pueblos descubrimos en el curso del año de 1935, parece que se
que crearon a lo largo del litoral peruano, en algunos de origina de un estadio espiritual semejante, sin que esta
sus más fértiles valles, poderosos núcleos de civilización, afirmación signifique que identifiquemos las culturas
que realizaron obra asaz original, muy interesante y, por europeas con las del Nuevo Mundo, especialmente las
tanto, de positivos méritos. peruanas. Queneto da la impresión de constituir el
conjunto de ruinas de más remoto origen hasta hoy
QUENETO conocidas en la región marítima del Perú.
Veamos cómo se ofrece hoy Queneto a la mirada
Si la especie humana es una, como aseguran hoy zahorí del arqueólogo.
destacados hombres de ciencia, y por tanto ha A pocos kilómetros de la hacienda Tomabal, en el
valle de Virú, departamento de La Libertad, cerca de los
primeros contrafuertes de la cordillera Occidental de los
Ai Apaec, divinidad suprema de los mochicas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (073-004-009) Andes, existe una pequeña quebrada que lleva el

5
LOS MOCHICAS - TOMO I

1.30
.
N.M 2.40
7.20 32.80
87.60
13.30 9.37 2.00 2.40 15.90 20º

8.15 7.10
8.85 10.40 3.30
1.60 2.50 1.75
8.85 32.00
18.55
12.90

13.60 15.85

9.37

11.20 27.60
43.30

PLANTA

2.74

2.23 3.60

SECCIÓN TRANSVERSAL

Fig. No. 1.- Plano de las construcciones líticas ubicadas en las ruinas arcaicas de Queneto, en el valle de Virú.

Fig. No. 2.- Queneto. Uno de los tres Fig. No. 3.- Queneto. Vista panorámica de las plazoletas.
menhires caídos.

6
ORÍGENES

Fig. No. 4.- Queneto. Plazoleta “A”. Fig. No. 5.- Queneto. El menhir central de la primera plazoleta y las
alineaciones contiguas.

nombre de Queneto, nominación que le viene del cerro cuando el material empleado y su colocación reflejan
de cuya sima arranca. Este territorio constituye una de las conocimientos rudimentarios.
típicas ensenadas de la parte alta de los valles costeros, Internándose algunos kilómetros más se encuentran
constantemente modeladas por las aguas de aluviones restos de edificaciones cuyo número, seguramente, fue
que se llevan la arena y la tierra vegetal de la superficie, crecido.
y la dejan cubierta de pedruscos de todos tamaños. Al lado norte de la quebrada, y en terreno contiguo a
A escasa distancia de las parcelas cultivadas del valle una escarpa, el viajero es sorprendido por dos plazoletas
se hallan tres monolitos en hilera, a más de diez metros o plataformas dignas de atención. Están formadas por
los unos de los otros, los mismos que, por su tamaño y dos grandes rectángulos construidos con piedra (Fig. No.
su forma, nos demuestran que han sido trasladados 3), dentro de los cuales se alzan dos menhires,
conscientemente y con determinado fin a ese paraje. Una semejantes a los monolitos descritos al comienzo.
vez en el lugar, se comprueba que los tres bloques han Después de una cuidadosa observación, se descubre que,
sido derribados por las aguas que discurrieron por la a pesar de que las construcciones son colindantes, la
quebrada en el transcurso de aluviones. Uno de ellos técnica y el material empleados en una y otra divergen,
está roto (Fig. No. 2): la base se encuentra aún plantada por lo que corresponden a edades diferentes.
en la tierra, hecho que induce a creer que tiempo atrás La primera plazoleta, que llamaremos “A”, es un
estas piedras estaban colocadas verticalmente como tres rectángulo que mide 43,30 m de largo por 32,80 m de
grandes columnas. Son bloques sin labrar ligeramente ancho. La pared que le sirve de perímetro está hecha de
desbastados. Cerca de ellos, los pedruscos son pequeños piedras pequeñas y lajas cuidadosamente superpuestas,
y el terreno da la impresión de haber sido de acuerdo con sus formas y dimensiones. El tipo de
cuidadosamente limpiado antes de erigir los monolitos. construcción de estos muros es semejante a los vestigios
A algunas decenas de metros más allá se ven los que se encuentran cerca de los monolitos caídos. En el
primeros vestigios de construcciones líticas que extremo oeste de la construcción, a una distancia de
obedecen a ordenación. Por efecto del poder destructor 15,90 m y 15,85 m, respectivamente, de ambos costados,
de los fenómenos naturales, solamente quedan y a 10,40 m del muro del fondo, se yergue prepotente un
indemnes las piedras que formaron las bases. El monolito que alcanza 3,60 m de altura (Fig. No. 4).
conjunto constituye un gran recinto compuesto de La plazoleta se ofrece limpia, a excepción de algunos
patios centrales encuadrados por habitaciones. Lo poco cantos provenientes, seguramente, de las escarpas
que aún resta demuestra que poseían ciertos vecinas. Las grandes piedras del rededor parecen
conocimientos de la técnica de construcción, aun demostrar que esta plazoleta fue construida en forma

7
LOS MOCHICAS - TOMO I

similar a la “B” –que luego estudiaremos–, y que en correspondientes a un período remoto, anterior al de la
época posterior fue destruida, en circunstancias no plazoleta “A”. Son fábricas líticas arcaicas, en las que se
conocidas, y se edificaron entonces las paredes que hasta ha utilizado la técnica más antigua que conoce el
hoy subsisten. hombre. Son exponentes de la energía y del ingenio
La plazoleta “A” (Fig. No. 4) se comunica con la constructor prehistóricos.
vecina por medio de un pasaje de 1,75 m de ancho. Las observaciones arriba señaladas nos inclinan a
Sigue un recinto pequeño y luego una explanada que creer que estas alineaciones de grandes piedras y
distinguiremos con el nombre de plazoleta “B”, la misma menhires hallados constituyen los monumentos más
que acusa 26,60 m por lado. De primera intención se antiguos de las civilizaciones costeñas del Perú, siendo
comprueba que se trata de una construcción antigua, Queneto un exponente.
pues las paredes circundantes están formadas por En los alrededores de estos vestigios se encuentran
grandes piedras, análogas a las que se han encontrado fragmentos de cerámica de diferentes tipos, y llaman
en las edificaciones más antiguas del mundo (Figs. Nos. especialmente la atención los restos de vasijas que
7 y 8). En ellas no se halla trabajo sistematizado, ofrecen un pulimento rudimentario, los mismos que han
simplemente nos encontramos con el fruto de la labor de sido clasificados en el Museo Rafael Larco Herrera como
acarreo y de alineación de grandes rocas, caídas unas e correspondientes a un período primitivo. Pero la más
inclinadas otras, que han sido transportadas con notable generalizada es la cerámica burda, sin pulimento alguno,
dispendio de energías de las laderas vecinas. de contextura gruesa, con grabados muy elementales,
Hacia el oeste del cuadrado se destaca un menhir de creaciones de las culturas más incipientes de la costa.
2,74 m de alto, tan rústico como el de la plazoleta inferior Entre estos fragmentos existen también algunos
(Fig. No. 9). En el fondo, en comunicación con una provenientes de la cerámica mochica, lo cual es muy
pequeña puerta, se descubren vestigios de un reducido natural, ya que a poca distancia se encuentran trazas de
recinto rectangular. Existe un desnivel de 2,23 m, debido a edificaciones pertenecientes a esa cultura.
la inclinación del terreno, entre una y otra plazoleta. A 40 metros de las plataformas descritas se hallan
En los cerros que se alzan al comienzo de la grabadas en cientos de piedras, semejantes a las que
quebrada de Queneto, construyeron los mochicas, constituyen los alineamientos de la plazoleta “B”,
sobre bases de piedra, lo que hoy se llama el “Castillo pictografías interesantísimas que la incansable y
Nuevo” y el “Castillo Viejo” de Tomabal. En las destructora labor del tiempo no ha podido borrar (Figs.
colinas que rodean esta vieja heredad, igualmente Nos. 10, 11 y 12).
existe gran número de fábricas mochicas que ofrecen No es posible precisar cómo se hicieron estas
también cimientos pétreos. Desde luego, la técnica de pictografías, ni cómo ha podido perdurar a través del
construcción lítica empleada por los mochicas es tiempo el color impregnado en la roca. Los dibujos son de
diferente y mucho más avanzada que la que se un primitivismo que salta a primera vista. Este arte
percibe en la plazoleta “A”. La observación anterior balbuciente representa por simples líneas los cuerpos
tiene la suficiente fuerza para considerar que aquellos humanos y sus extremidades. Las manos ofrecen a veces
vestigios corresponden a una agrupación que precede tres y cuatro dedos, vistas por el artífice que percibía la
a los mochicas, y nos inclina a creer que son trazas primera luz en las densas sombras que cercaban su
de las culturas incipientes de la costa. Testimonios de espíritu. Y los ojos, la nariz y la boca, como en los dibujos
los primeros pasos sujetos a un plan en materia de infantiles, son representados con líneas y puntos en forma
construcción de aquéllas, mucho antes de que la de simples esquemas. Se encuentran también dibujos de
cultura Mochica se desarrollara y arribara a su auge, felinos en los cuales la conformación de la cabeza, los dos
para dejarnos tan maravillosos exponentes de sus ojos colocados en un mismo plano, las patas simuladas por
artes e industrias. simples líneas, nos dicen bien claro del incipiente
El sistema empleado en la edificación de la plazoleta desarrollo de aquellos posibles iniciadores del arte
“B”, por su simplicidad y material usado, comprueba peruano, que después alcanzaría un maravilloso desarrollo.
ampliamente que se trata de construcciones antiquísimas Son cientos de piedras las que ofrecen pictografías.

8
ORÍGENES

Fig. No. 6.- Queneto. Vista general de las plazoletas. Fig. No. 7.- Queneto. Grupo de grandes piedras que forman una de las
paredes circundantes de la plazoleta "B".

Fig. No. 8.- Queneto. Las grandes alineaciones de la plazoleta "B".

Los motivos más frecuentes en ellas son cabezas de seres


humanos degollados; serpientes, cóndores y otras aves;
estrellas rudimentariamente expresadas; hombres que
adoptan distintas posturas y en cuyas representaciones ya
asoma cierta idealización.
Esta técnica decorativa y el estilo del dibujo –toscas
representaciones de la realidad– no se hallan en
ninguno de los períodos pre Cupisnique y Cupisnique
posteriores, siendo menos avanzados. Es de suponer,
por tanto, que esas pictografías constituyen las primeras
manifestaciones de arte de los pobladores de la costa, y
son documentos valiosísimos que dan fe del momento
admirable en que el primitivo peruano emerge del
mundo del instinto y las apetencias materiales para
Fig. No 9.- Queneto. El menhir central de la plazoleta "B". En el fondo,
descubrir la llama interior de su espíritu. el cerro de Queneto.

9
LOS MOCHICAS - TOMO I

Los dibujos de esas grandes rocas son antiquísimos y


en ellos se ha utilizado el mismo material pétreo de las
alineaciones de la plazoleta “B”. En cuanto a las
representaciones de animales, parecen guardar relación
con el posible culto al que dedicaron las plataformas
descritas. El felino, el cóndor, la serpiente y la iguana son
ciertamente animales que constituyen el núcleo principal
de las divinidades de la religión zoólatra de los primeros
pobladores del Perú, creencia que sobrevive en algunas
prácticas religiosas de los mochicas.
¿Qué fin cumplían estas construcciones líticas? ¿Qué
creencia interpretaban? y ¿Qué sentido entrañó la
erección de los menhires dentro de las plazoletas? Las
Fig. No. 10.- Queneto. El grupo de las pictografías más interesantes.
respuestas no son fáciles. Parece que el anhelo de
perennidad está imbíbito en el espíritu humano, y desde
los comienzos de la vida del hombre en la tierra se
traduce en la serie de construcciones que dedica a sus
divinidades vencedoras de todo lo precario. Los
peruanos, como los mayas, egipcios, hindúes, chinos y
todos los pueblos del mundo, fueron profundamente
religiosos, y tal cauce tomaron todas las manifestaciones
de su arte y, en general, toda su actividad creadora.
Queneto, seguramente, fue un santuario, y sus
menhires fueron los ídolos o símbolos de sus
divinidades, ídolos duros y ásperos como para resistir
todas las contingencias de las fuerzas naturales o
humanas desatadas. Fue probablemente el primer
santuario con el que una raza inició su ascensión a
planos superiores; punto de arranque de un conjunto de
Fig. No. 11.- Queneto. El artista se ha aprovechado de la forma rara de
esta roca para pintarle un ojo y darle la apariencia de un gran saurio. culturas; testimonio, el más antiguo, de la obra del
peruano ancestral.
Concienzudas excavaciones y esforzados estudios
en este paraje de Queneto podrán arrojar mayor luz
que la que llevan las anteriores observaciones, y quién
sabe quede esclarecido el tramo inicial de la
prehistoria del Perú.
La anterior descripción de Queneto pone de
manifiesto el supuesto de que el hombre peruano, en
su constante avance hacia formas superiores de cultura,
utilizó principalmente la piedra como primer material
en el que volcó su capacidad de trabajo y su poder de
interpretación de sí mismo y del mundo que lo
circundaba. Este hombre inicial –como acaeció en
todas las latitudes–, para cubrir sus necesidades
alimenticias, acudió a la caza y a la pesca. En el caso
Fig. No. 12.- Queneto. Petroglifos.
de Queneto, por hallarse ese paraje alejado del mar y

10
ORÍGENES

de grandes corrientes de agua, debió ser simplemente explorar la gran extensión desierta de La Arenita,
la caza la que le proporcionó al hombre el sustento pudimos comprobar que en ese terreno, cubierto hoy
indispensable. Ya ulteriormente, cuando su poder de por un océano de arena, rodeado de cerros por todos
observación se acreciente, sea más rica su experiencia sus lados, había existido una población construida de
y la máquina de su cerebro funcione mejor, piedras y adobe –probablemente–, de cuyos muros no
posiblemente descubra el poder germinativo de la quedaban sino pequeños hacinamientos (Figs. Nos. 14 y
tierra y nazca la agricultura, el paso sustancial que 15). Junto a estos vestigios, diseminados en el suelo en
trueca al hombre de salvaje en civilizado. grandes cantidades, encontramos miles de fragmentos de
la cerámica pétrea, cuyos ejemplares en el mundo no
CUPISNIQUE alcanzan a un centenar.
También hallamos fragmentos de cerámica roja con
Nuestro descubrimiento de las ruinas de Cupisnique grabados; bícroma –a base de rojo y crema– con dibujos
parece establecer el eslabón que une al hombre primitivo circundados por líneas grabadas; roja y marrón, también
de Queneto con el de las culturas posteriormente con dibujos circundados por líneas grabadas; roja por
desarrolladas. Es acaso el centro originario de la cerámica efecto de cocción, sin pintura de ninguna clase, con
norteña y en donde, posiblemente, aparece por primera dibujos geométricos característicos; marrón pura; crema,
vez el asa de estribo. Este tipo de cerámica recibe la de poca durabilidad con dibujos grabados, y otros
influencia religiosa nepeñana y así se produce el fragmentos de cerámica típica que nosotros consideramos
arquetipo de la cerámica que nosotros llamamos pertenecientes a un período primitivo, anterior a
Cupisnique: de pulimento brillante, aspecto pétreo y en Cupisnique. Es decir que en la Pampa de los Fósiles,
la que se plasma la singular técnica del grabado y los lugar del valle de Cupisnique que exploramos,
planos de alto relieve característicos de Nepeña. conseguimos todos los tipos en forma y aplicación de
Cupisnique es el único lugar del norte del país donde colorido de la cerámica característica de esta cultura:
hemos encontrado esta clase de cerámica pura. desde los ceramios de aspecto pétreo hasta los
Como desde un comienzo abrigáramos dudas sobre el correspondientes a etapas posteriores, que comprenden
origen chavín de esta alfarería pétrea (Fig. No. 13), perfectamente los períodos transitorios entre la cerámica
pugnamos por encontrar una tumba que contuviera vasos de Cupisnique y la del pueblo mochica.
de este estilo para así dar solución eficaz al problema Algunos restos de las ruinas conservan todavía la
que su presencia planteaba en cuanto concierne al demarcación de los cimientos, cuadrangulares unos y
pasado peruano. Hicimos practicar una serie de circulares otros, que emergen de trecho en trecho y a
excavaciones en distintos lugares de los valles de Santa regulares distancias. Los fragmentos revelan que los
Catalina, buscando ansiosamente un dispositivo objetos han sido arrastrados por las aguas de aluviones
cronológico, pero todos nuestros esfuerzos resultaron que desde hace mucho tiempo han venido sucediéndose
baldíos, y no se encontraron las muestras apetecidas ni con cierta regularidad, con lapsos de 25 años más o
en edificios, sarcófagos o basurales. menos. En las faldas de los cerros se ven claramente los
En el año 1933, un amigo de ocasión, en una visita que estratos que han formado las enormes avenidas de agua,
le hicimos, nos mostró algunos restos de animales que no sólo contribuyeron a desalojar a la población que
fosilizados y fragmentos de cerámica negra que para él residía en ese lugar, sino a darle un nuevo aspecto al
simulaban simples piedras. En ellos reconocimos modificar su topografía.
inmediatamente pedazos de los tantas veces proclamados Es desoladora la visión que hoy ofrece el valle de
vasos chavín. Estos restos habían sido hallados en un lugar Cupisnique, huérfano de agua y de vegetación, y por
denominado La Arenita, cercano al valle de Cupisnique, tanto incapaz de brindar albergue al hombre. Pero,
intermediario entre los de Pacasmayo y Chicama. pensando en los cambios climáticos que ha
Preparamos de inmediato una excursión al citado experimentado la costa en el transcurso del tiempo, es
paraje, seguros de encontrar un nuevo centro de presumible que en época lejana las lluvias y aluviones
importancia arqueológica. Así sucedió. Después de hicieron posible una próspera agricultura en la capa de

11
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 13.- Queneto. Dos exponentes de la primitiva cerámica clasificada como pre Cupisnique.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XSc-004-008; XSc-004-009)

Fig. No. 14.- Cupisnique. Vestigios de construcciones arcaicas de piedra. Fig. No. 15.- Cupisnique. Vestigios de construcciones arcaicas de piedra.

12
ORÍGENES

humus que ulteriormente, desatados y sin de los cerros costaneros, seguramente cuando éstos se
encauzamiento, han barrido esos aluviones. Entonces, la ofrecieron como barreras para las aguas. Todavía pueden
vida fluía en esa zona. Fundamenta la anterior aserción la percibirse ahora los estratos aluviónicos y aun el limo
existencia de una red de canales de irrigación, cuyos fino casi petrificado. Estos fenómenos de erosión han
vestigios se conservan hasta hoy. Cupisnique, reemplazado la entonces capa superficial, que sustentaba
imperturbable, guarda su secreto, y no será posible las viviendas y demás monumentos antiguos, por otra de
arrancarlo mientras no se multipliquen las expediciones fósiles de animales y vegetales, que la acción de las
científicas que estudien, mediante excavaciones fuerzas naturales ha extraído de lugares profundos y que
sistematizadas, lo que fue. En este empeño tiene que actualmente se encuentra a ras de la tierra, regando
gravitar la acción del gobierno peruano y de las grandes extensiones.
instituciones culturales del extranjero, principalmente de Hoy sólo nos hablan de la cultura Cupisnique, en el
los EE UU, de gran solvencia económica. norte, los fragmentos de la Pampa de los Fósiles, los
Este yacimiento arqueológico tiene gran importancia, vasos –bastante raros– hallados en los valles de Santa
no solamente por ser hasta hoy el único lugar del Perú Catalina, Pacasmayo y Chicama, especialmente en las
donde se encuentra en grandes cantidades la rara y haciendas de Casa Grande, San José y Mocan, cercanas
codiciada cerámica reducida a fragmentos, sino porque al valle de Cupisnique, y las dos únicas piezas, que
su descubrimiento ofrece una nueva página arqueológica consideramos migratorias, encontradas por los
a la investigación del pasado americano. Cupisnique hermanos Gayoso en Chongoyape, dentro del
impide que en lo sucesivo, al hablar de la alfarería de departamento de Lambayeque.
aspecto pétreo, quiera atribuírsele origen chavín, cuando Merece un acápite especial el descubrimiento de los
este lugar solamente la ofrece libre y aislada, y quedan hermanos Gayoso. Según declaración de quien encontró
restos de hornos y de una que otra vivienda, que nos la tumba, el cadáver con el cual hallaron los vasos
inclinan a pensar que fue éste el centro donde aquélla cupisniques había sido enterrado en posición decúbito
hubo de manufacturarse. dorsal, modalidad utilizada más tarde por los mochicas.
La Pampa de los Fósiles, denominación que nosotros Según estos mismos informantes, las piezas de oro
consignamos en nuestro mapa de Cupisnique, no parece encontradas sobre el muerto ostentaban, en relieve,
ser sino uno de los tantos asientos de los pobladores del figuras de cangrejos y caracoles (1). Siendo los citados
valle en tiempos ya remotos, cuyo eje o sede principal animales marinos, es lógico pensar que fueron
seguramente se halló en el corazón del mismo y que utilizados como motivos ornamentales por una cultura
abarca una extensión total de 188 km2. Pero, como ya costeña y no andina(2).
llevamos dicho, los vestigios de esa cultura que Estas observaciones son de gran interés en los
quedaron en pie han sido derribados y en parte estudios cronológicos, sobre todo en lo que se relaciona
destruidos por la acción devastadora de los aluviones. con el pretendido origen de la cultura Cupisnique. Por
Encerrada el agua entre dos cadenas de cerros, y tanto, aceptar que ésta tuvo su nacimiento en los Andes
aumentado considerablemente su volumen, ha venido sería llegar a la conclusión de que la cultura Mochica
arrastrando todos los vestigios de construcciones antiguas tiene también su raíz en la sierra peruana, ya que en
y cementerios, y ha dejado a su paso tan sólo pedrones, Cupisnique vemos que se inician en forma contundente
rodados y grava, además de uno que otro algarrobo sus primeros pasos, siendo ésta, desde sus albores,
arrancado de raíz. Hacia el suroeste de la explanada se auténticamente costeña.
descubre la gran rotura o tajo hecho en una estribación En las varias exploraciones que hemos realizado en

(1) Este despojo posiblemente perteneció a un gran jefe, encargado de la conquista de las tierras que quedaban al norte del paraje principal de
dominación cupisnique, ya que esta raza artista y guerrera parece que fue muy inquieta. Su excursión por tierras de Lambayeque pudo haber fracasado
por no hallar suficientes recursos para una expansión a gran escala, ya que toda cultura es una planta que necesita terreno propicio para prosperar.
(2) En los vasos cupisniques del Museo Nacional hay uno que ostenta la representación escultórica de un camarón, animal común a los ríos de la costa.
Ellos constituyen una prueba más del origen costeño de esta cultura.

13
LOS MOCHICAS - TOMO I

este nuevo centro arqueológico no hemos logrado en los lugares cercanos al templo de Chavín fragmentos
encontrar ninguna tumba, salvo los vestigios de cimientos de cerámica similar a la de Cupisnique, no podemos
de piedra en la forma ya indicada. Se han practicado tomarlos como pruebas documentales a favor de la
algunos cateos y sólo se hallaron capas de arena suelta. existencia del arte cerámico chavín. Tales documentos
Acaso partes de este estrato cultural se hallen escondidas corresponden a otro aspecto de nuestro estudio y nunca a
en lugares más profundos o en los riscos y faldas de los la probación de la ilusoria Cultura Trasandina Chavín.
cerros que día a día se van cubriendo de arena. Ojalá Cerámica de este tipo no se encuentra ni en el Callejón de
nuevos descubrimientos esclarezcan cuanto concierne al Huaylas ni en las ruinas cercanas a este pueblo. No existe
estadio cupisnique, y se logre así obtener la luz necesaria ninguna relación entre el arte cerámico característico del
sobre la formación y surgimiento de la grandiosa cultura departamento de Ancash y el de los vasos encontrados en
Mochica, a cuyo estudio se contrae la presente obra. estas ruinas. El mismo Dr. Soriano Infante ha hallado en
este lugar una cantidad de fragmentos de cerámica
ORIGEN DE LAS CULTURAS COSTEÑAS mochica y una valva de Spondylus pictorum.
Es necesario comentar una observación
Una vez descritos los yacimientos arqueológicos de importantísima hecha por el mismo Dr. Soriano Infante,
Queneto y Cupisnique, cuyo descubrimiento –en parte– que pone incluso más en duda la teoría expuesta de
ilumina la nebulosa del origen de las culturas costeñas que el templo de Chavín sea la sede de una civilización
del norte del Perú, queremos aclarar y ampliar nuestros de origen serrano. Según Soriano, no se encuentran en
pensamientos y percepciones acerca de las mismas y la estas ruinas ceramios que puedan clasificarse dentro de
línea o líneas de evolución que han seguido. los períodos primitivo y evolutivo; en los estratos más
Se ha mantenido hasta hoy la creencia de que existió profundos están los fragmentos de la cerámica más
la “Civilización Chavín”, cuyo asiento principal se halló perfecta. De allí que estemos convencidos de que las
cerca del actual pueblo de Chavín de Huántar, construcciones chavines fueron levantadas por un
emplazado a “40 kilómetros al e. de Recuay y a 28 pueblo extraño que se encontraba en un manifiesto
kilómetros al s. e. de Huari, en el ángulo formado por la estado de adelanto.
confluencia del Mariash, vertiente oriental de la ¿Cómo explicar la presencia de estos vasos de culturas
Cordillera, con el Puckcha, que baja del lado Sur” (Tello). costeñas en un centro andino? La respuesta es fácil.
Se estima que esta cultura tuvo decisiva influencia en Siendo este templo la meca de los pueblos que
las costeñas. Pero al respecto, cabe sentar algunas profesaban el culto felínico, es lógico que estas gentes
observaciones, cuya dilucidación ajustada al rigor de los llevaran a su santuario máximo ofrendas de carácter
hechos servirá más tarde de base de un templo. Si religioso adornadas con motivos adecuados, que podían
Chavín fue foco de una civilización tan poderosa y muy bien ser vasos litúrgicos o de carácter utilitario para
avanzada como la que se quiere hacer aparecer, es el uso de los sacerdotes.
lógico pensar que el asiento de ésta no pudo ser nunca Dedicado el templo de Chavín a un culto supremo,
una pequeña edificación y que su órbita de influencia vivió en él y en sus alrededores toda una colectividad de
debía alcanzar dilatados territorios. servidores del culto, quienes utilizaron vasos
Para probar la existencia de esta civilización se ha ceremoniales y de uso personal que contenían las
querido reunir una serie de documentos que demuestren manifestaciones artísticas de la maravillosa piedra tallada
su existencia, y se han presentado al mundo de los del templo de Chavín. Estos vasos, inspirados en la
investigadores de la arqueología americana, como elevada concepción del culto que llegó a los Andes
exponentes del arte y la cerámica chavín, las vasijas que después de alcanzar una refinación singular, son de
corresponden a Cupisnique y todas aquellas que formas que no hallamos en Cupisnique. Son distintos, sin
contienen dibujos grabados o de carácter religioso las trazas de grabaciones, relieves y estrías, aunque esto
similares a los del mencionado templo. no significa que no se encuentren vasos de asa como los
Si bien el Dr. Augusto Soriano Infante, estudioso del de Cupisnique.
departamento de Ancash, ha sido el primero en recoger Los fragmentos que nos mostró el Dr. Soriano

14
ORÍGENES

Infante en Huaraz y que estudiamos detenidamente así se mantuvo estacionaria? Hecho que la biología
nos lo han revelado. Además, habiéndose encontrado desmiente a cada rato.
cerámica mochica en el templo de Chavín, los vasos de Siendo el templo de Chavín el exponente máximo de
formas características de Cupisnique que se encuentren la civilización cuya existencia ponemos en duda y en el
en Chavín tienen que considerarse de carácter que Seeler encontró un huaco mochica, entonces: ¿Cuál
netamente migratorio. fue el centro de esa cultura? Si nos apartamos de las
Por otra parte, los monumentos de Chavín no acusan ideas existentes sobre ese tema, de todas las teorías
semejanza ni con los de Tiahuanaco ni con los de Aija o sentadas al respecto –las mismas que no están
Huari, ni ofrecen parecido con los numerosos respaldadas por hechos comprobados–, llegaremos a una
yacimientos y restos pétreos que acusan la presencia de conclusión terminante: Chavín no es sino un santuario
las diversas culturas andinas que se escalonaron a lo como exponente de la profunda fe de un pueblo, para el
largo del Perú. Por tanto, debemos, pues, dejar que se eligió ese adecuado paraje y se hizo uso de
establecido que Chavín constituye un lunar en toda la materiales capaces de resistir la acción del tiempo y de
región andina del Perú y que en ella no hay un solo los hombres, para dar asidero y forma a ese anhelo de
resto arqueológico que en la técnica de su construcción perennidad que vibra en lo profundo de todo
y en sus decoraciones ofrezca parentesco con aquel sentimiento religioso.
núcleo de edificaciones. Sólo en la costa encontramos En el caso del santuario de Chavín, ¿qué material más
ruinas de adobe con relieves de barro idénticos a los que adecuado que la resistente, compacta y dura roca andina
existen en los frisos del templo de Chavín. Se nos para edificarlo? Ahora, emerge una nueva interrogación:
presenta, pues, un problema a dilucidar. ¿Quiénes construyeron el santuario de Chavín? Ha debido
Aceptadas las observaciones anteriores, surge de de ser un pueblo numeroso, activo y de un alto nivel de
inmediato la interrogación: ¿Son los restos de Nepeña cultura que no ha podido ser otro que el nepeñano,
anteriores o posteriores a los de Chavín? Y luego: ¿Fue favorecido por una agricultura próspera y abundantes
Nepeña construida por chavines o, viceversa, fue el medios de vida. Respecto de las técnicas de la
templo de Chavín erigido por arquitectos y alarifes construcción y del relieve, es lógico suponer que ellas
nepeñanos? Es lógico encontrar mayor certeza en lo nacieron y se perfeccionaron en la costa, utilizando en
segundo, ya que las ruinas de Queneto, los restos un comienzo un material fácilmente plasmado, como era
encontrados en los basurales de Ancón, nos dicen a las la arcilla, para más tarde aplicar las experiencias
claras que las culturas de la costa peruana son milenarias. adquiridas en dicha labor en el granito andino,
Las construcciones de Nepeña comprenden todo un aprovechando a la vez los conocimientos sobre el
valle. No se trata de un solo pueblo, sino que nos labrado en roca que tenía el hombre serrano.
encontramos en presencia de muchos pueblos que En Nepeña se ven fases de evolución no solamente
abarcan una comarca íntegra con un centro civilizado en el arte y en el material de construcción, sino en las
como eje, que se presenta con una técnica especial de creencias religiosas. En cambio, en Chavín encontramos
construcción y un arte propio. Cabe ahora hacerse otra exponentes de un arte perfectamente desarrollado que
pregunta: ¿Puede nacer, prosperar y llegar a su auge ha alcanzado el máximo de sus posibilidades. Si
una civilización en un pequeño núcleo humano? Y comparamos la técnica escultórica del templo de Chavín
luego: ¿Se habría generado la llamada cultura Chavín en con la de Nepeña, llegamos a esta conclusión: que los
un templo y edificaciones adyacentes? ¿O la misma fue relieves pertenecen al período de Cerro Blanco, la
producto de cientos de años de esfuerzo de una raza técnica del relieve cintado. De allí que creamos que el
inteligente y bien alimentada que habitaba el rico valle templo de Chavín no fue construido en los primeros
de Nepeña? Si Chavín alcanzó tan alto desarrollo períodos a los cuales corresponden el templo de
artístico y espiritual en general, ¿cómo es que no abarcó Punkuri, sino en la época en que Nepeña alcanzó su más
mayor extensión? ¿Por qué no edificó pueblos en las grande desarrollo. Esto es concluyente. El centro del arte
comarcas inmediatas con las características de su centro clasificado hasta hoy como Chavín es Nepeña, y el
urbano matriz? ¿O es que la raza que creó esta cultura templo de Chavín, la obra mayor de esta cultura.

15
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 16.- Vaso de cerámica, con magníficos alto relieves; exponente máximo de la cultura Cupisnique.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XXC-000-058)

16
ORÍGENES

Fig. No. 17.- Vaso que representa una yuca (Manihot aipi) idealizada, con dibujos grabados del dios felino. Cultura Cupisnique.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XXC-000-025)

17
LOS MOCHICAS - TOMO I

Si contemplamos con la serenidad necesaria el encontramos con que ambos pueblos reciben la
panorama cultural de la costa en toda su amplitud, nos influencia religiosa del culto al felino (Figs. Nos. 16 y
ha de sorprender el hecho de encontrar, a lo largo de la 17). Este culto se ejercía en Nepeña en el período que
misma, pueblos de personalidad definida, dueños de un consideramos líneas adelante como de evolución de esta
arte y de un conjunto de manifestaciones sociales cultura. De allí que encontremos los vasos votivos de
propias. En el norte se encuentra el Alto Cupisnique, que Cupisnique (Fig. No. 18) con grabados similares a los
nos ha legado una cerámica de aspecto pétreo y otra del templo de Punkuri y representaciones de felinos
bicromada, ambas de asa de estribo, y cuyo semejantes a la famosa divinidad hallada en el mismo
temperamento se inclina hacia el arte escultórico. En la recinto (Figs. Nos. 19, 20 y 21). En este período, el
cerámica cupisnique descubrimos las bases de la felino es adorado en su forma de animal, es un
iniciación del arte mochica, como más adelante veremos verdadero tótem. Después, en los primeros períodos
en todos sus pormenores. Este pueblo se desborda en mochicas, el animal divinizado se yergue sobre sus patas
natural acción expansiva hacia el valle de Chicama, para posteriores para caminar como el hombre (período de
edificar a base de mayores tierras de cultivo que transición entre las culturas Cupisnique y Mochica). En
cubrieran con sus frutos las necesidades nutricias de la los tramos avanzados del desenvolvimiento mochica,
cultura más avanzada de la costa peruana, que fue sin como veremos oportunamente, el felino se
duda la Mochica. antropomorfiza y en lugar de patas provistas de garras
Los últimos descubrimientos hechos por el Dr. Tello se le representa con brazos y piernas humanas, a la par
en el valle de Nepeña comprueban la existencia de otra que su cuerpo adquiere también las formas del “homo
civilización local, que se presenta con características sapiens”, y queda como rezago de su animalidad
propias, con predominancia –en cuanto concierne a su solamente la cabeza del felino, símbolo religioso que en
arte– del relieve, la plástica y el colorido vivaz muy rico. esta etapa significa para los pueblos costeños la síntesis
Si analizamos el aporte de la cultura de Nepeña, de las fuerzas de la naturaleza.
recibiremos la impresión de que las adquisiciones Debemos agregar que en nuestro deseo de esclarecer
culturales de Cupisnique, en el norte, y de Paracas, en el los vínculos que unen a Nepeña y Cupisnique, haciendo
sur, se hubieran fusionado para darle auge. En su arte se un estudio del desarrollo del adobe –material de
comprueba la fuerza expresiva plástica de Cupisnique y construcción del que nos ocupamos en el capítulo
el intenso y variado colorido de Paracas, como si se dedicado a la arquitectura mochica–, hemos llegado a la
hubiera querido tomar los elementos de varias culturas conclusión de que los primeros adobes utilizados por los
para crear otra nueva, al calor de una fe robusta y de un primitivos pobladores de la costa han sido cónicos. El
sentimiento religioso de gran fuerza. En Nepeña triunfó templo de Punkuri ha sido construido con estos adobes.
el arte religioso, hecho que no es dable comprobar en En el valle de Chicama hemos encontrado solamente una
Paracas ni en Cupisnique. Es el culto a la divinidad felina huaca, la de Pucuche, con este mismo tipo de adobe,
el que da origen a todas las manifestaciones artísticas de aunque no tan grande como los hallados en el templo de
ese pueblo, cuyo arte se singulariza por el uso del Punkuri. Al romper uno de ellos, el arqueólogo Dr.
grabado y del relieve cintado polícromo. Bennett, del Museo de Historia Natural de Nueva York,
En el sur, como se ha puesto de manifiesto en encontró dentro del mismo un fragmento de cerámica
párrafos anteriores, se presenta en forma definida la cupisnique. Este hallazgo nos hace suponer que los
cultura Paracas, en cuyo arte se observa una fortísima cupisniquenses emplearon también los adobes cónicos
inclinación al colorido policromado. Son estas tres en sus primeras construcciones, cuando en su camino de
culturas: Cupisnique, Nepeña y Paracas, las que sirven de expansión ocuparon el valle de Chicama. Es de anotar
base a las culturas más avanzadas de la costa del Perú. que la huaca de Pucuche se encuentra muy cerca del
Cupisnique es la fuente que alimenta a la cultura valle de Cupisnique. Después, el adobe rectangular se
Mochica, así como Paracas da nacimiento a la nasquense. superpone al cónico, hecho que comprobamos tanto en
Pero, ahondando en el conocimiento de los nexos la huaca de Pucuche, como en el templo de Punkuri.
que unen a Cupisnique y Paracas con Nepeña, nos Insistimos, pues, en manifestar que la cerámica de

18
ORÍGENES

Fig. No. 18.- Cántara cupisnique con dibujos grabados. Su pulimento es notable.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (005-004-002)

19
LOS MOCHICAS - TOMO I

Excavación
Excavación
C D

71
º
B N.M
.

Metros 0 5 10 15 20 25 26
Escala= 1:100

Fig. No. 19.- Templo de Punkuri, ubicado en el valle de Nepeña. Plano de las ruinas descombradas. 24 de setiembre de 1933.

Muro dibujado: E

Grada destruida

Sección según el eje: A-B Sección según el eje: C-D

Detalle del pórtico lado Este Detalle del muro rampa en el lado Oeste Dibujo de contornos incididos. Muro E.

0 5 10 15 20 23
Metros

Escala= 1:50

Fig. No. 20.- Templo de Punkuri. Corte vertical.

20
ORÍGENES

Fig. No. 21.- Los muros mochicas encontrados en la superficie Fig. No. 22.- El felino de Punkuri.
del templo de Punkuri.

Cupisnique ofrece las primeras influencias religiosas de Concretándonos a Nepeña, estudiados los vínculos
Nepeña, y su arte decorativo muestra la misma técnica que la unen a Cupisnique, llama la atención lo que
del grabado que utilizaron los nepeñanos en sus templos aparece en su desarrollo: un proceso de
más antiguos. perfeccionamiento que se trunca y acaba por
Ya dijimos anteriormente que el felino que se desaparecer. Al respecto, cabe acotar que llegamos a
adoraba en el templo de Punkuri no es el felino Nepeña cuando el Dr. Tello realizaba excavaciones, y
estilizado o antropomorfizado, sino el felino en sí, todo pudimos comprobar que sobre los templos de esa ciudad
animalidad, tal como ocurre en el período Cupisnique los mochicas habían edificado tumbas que pertenecían al
(Figs. Nos. 22, 23 y 24). último período de esa cultura. Lo que prueba que
La influencia nepeñana todavía perdura en los últimos Nepeña decae y desaparece antes de los últimos
períodos mochicas, pero con una particularidad: los períodos mochicas. ¿Cuándo se opera este fenómeno y
dibujos ya no son grabados, sino que las representaciones por qué causa? No lo sabemos.
del felino se nos ofrecen en forma de relieve cintado, Nepeña, ya lo llevamos probado, ha sido coetánea de
modalidad escultórica que hallamos también en las Cupisnique y alcanzó, seguramente, su mayor desarrollo
construcciones del Cerro Blanco de Nepeña, que en los primeros períodos mochicas. Después, este pueblo
pertenecen al período de Nepeña Auge, y cuyas paredes se quebranta y se extingue, tal vez por haber sufrido los
están edificadas con adobes rectangulares que horrores de una conquista y por haberse visto obligado a
corresponden también a los primeros períodos mochicas. enterrar deliberadamente sus templos y demás
Se me podría interrogar: ¿Por qué esta influencia monumentos, para procurar conservarlos íntegros y sin
religiosa nepeñana no se encuentra en los pueblos de los desperfectos. La práctica de cubrir los edificios bajo
valles que se alinean entre Nepeña y Cupisnique? Pero esta gruesas capas de tierra y de arena, que solamente se
pregunta es fácil de responder. Al inicio de la formación de comprueba en Nepeña, es indicio seguro de una invasión
estos pueblos nos encontramos con que los brotes que hizo necesario salvar en esa forma los lugares
culturales de la costa peruana aparecen aislados unos de sagrados y todas sus construcciones. Ese recurso de
otros por grandes lagunas. No existían pueblos de cultura preservación fue utilizado posteriormente, en parte, por
sólida capaces de asimilar tales manifestaciones, que si los incas, ante la presencia de los españoles en el Perú.
bien eran de un agregado social en plena evolución, ¿Quiénes fueron los invasores de Nepeña? Nos inclinamos
reflejaban un ostensible adelanto material y espiritual. a creer que se trata de los mochicas.

21
LOS MOCHICAS - TOMO I

Así desaparece Nepeña del escenario de las culturas superado ya la etapa primaria de la caza y de la pesca,
peruanas, a las cuales aportó, como se comprueba en para arribar a la agricultura. Su arte en los ceramios y los
Cupisnique y Paracas, los dibujos grabados, relieves y, textiles ofrece la técnica y motivos que más tarde han de
sobre todo, su sentido religioso, cuyo poder avasallador se lograr pasmoso desarrollo. Sus creencias hacen referencia a
hace ostensible en la multitud de ruinas funerarias que han las fuerzas naturales como expresión de una divinidad.
quedado de esa época. En aquel pueblo, como Tercer Período. En esta etapa, las culturas
reiteradamente hemos dicho, se rindió culto a un dios Cupisnique y Paracas adquieren su máximo desarrollo, y
felino, y resultó Chavín el centro religioso de esa cultura la de Nepeña, en pleno proceso de ascensión, influye en
(Figs. Nos. 25 y 26) El dios felino es la divinidad máxima aquéllas. Paracas llega a dominar el colorido, mientras
de la costa, y el sentimiento religioso tan vivamente Cupisnique, la forma. Ambas definen los caracteres que
expresado en el arte de Nepeña, que fue matriz de tal les han dado personalidad en el imponente desfile de los
movimiento espiritual, se hace presente en las piedras de pueblos que constituyen la historia del Perú. En este
Chavín, en los ceramios de Cupisnique y Paracas, y en las lapso se percibe dominante la influencia religiosa de
mismas obras que la cultura peruana debe al arte Nepeña, y a la vez parece que este último pueblo es
admirable de los mochicas. influido por las culturas del norte y del sur o viceversa.
En la zona norte del Perú, cuya arqueología se trata Igualmente, en el territorio que comprende el actual
de desentrañar en esta obra, Queneto y Cupisnique departamento de Lambayeque, parece que surge un
marcan dos épocas: ambos constituyen las primeras pueblo vigoroso, práctico y de condiciones guerreras,
concepciones hermosamente logradas del habitante que posteriormente logra destacarse en algunas artes
peruano de las riberas del Pacífico, en su deseo de como la orfebrería. Tanto, que sus aurífices fueron los
arribar a generosos planos de acción, y sus avances en el mejores del Perú, ya que los trabajos que de ellos
escenario en el cual les tocó moverse. quedan son sencillamente acabados.
Su agricultura avanzadísima permite a estos pueblos
ENSAYO DE CRONOLOGÍA mantener una población numerosa y bien nutrida,
dueña de un amable sentido de la vida. Sus creencias
Ahora vamos a intentar, con los nuevos y numerosos religiosas evolucionan hacia un animismo de gran base
datos arqueológicos obtenidos tras paciente labor de filosófica, y el felino se convierte en el símbolo del
años, una escala cronológica que ofrezca visos de verdad poder y en eje de la religión.
y que permita establecer, aproximadamente, el proceso Cuarto Período. Representa el auge y la desaparición
seguido por las culturas de la costa norte del Perú. Esta meteórica de Nepeña, la plenitud de la obra creadora de
escala es distinta de las que hasta hoy se han intentado los mochicas y de los nascas, ambos pueblos notables por
formular, y es como sigue: el refinamiento de su sensibilidad que se exterioriza en
Primer Período. Corresponde a la época que todas sus artes (riqueza de color en los nascas y realismo
llamaremos megalítica o arcaica, y está representada por escultórico perfecto en los mochicas). El autor de esta
Queneto en el norte, Ancón en el centro y Arica en el obra ha encontrado en el Museo Nacional de Lima un
sur del litoral. La ocupación de estos primitivos peruanos vaso nasca con pictografías mochicas dibujadas sobre un
fue la pesca y la caza. Su arte se singulariza por el fondo crema, que representa a los mensajeros –prueba de
labrado de la roca y el uso rudimentario del colorido. Su la coexistencia de estos pueblos–. En esa época, el arte
religión consistió en el culto a la naturaleza, representada costeño se sublima para, enseguida, culminado su proceso
principalmente en especies de la fauna costeña. de perfeccionamiento sin posibilidades de renovación por
Segundo Período. Es la época intermediaria o de la falta de contacto con otros pueblos de civilización
nexo, lapso de transición de una cultura embrionaria hacia distinta y más avanzada, entrar en la curva de su
otra bastante desarrollada. En ella se hacen presentes decadencia. Viene la regresión incluso de las costumbres,
Cupisnique, Nepeña y Paracas en sus albores. Para mayor hecho que se trasluce en los vasos mochicas y nascas, que
comprensión del lector, las llamaremos pre Cuspinique, pre reflejan una lascivia desapoderada, una libido insaciable
Nepeña y pre Paracas. Los genitores de estas culturas han en quienes inspiraron tales obras. Sus concepciones

22
ORÍGENES

religiosas son de una sorprendente profundidad, hasta


llegar a la interpretación de los modernos biólogos que
encuentran en la naturaleza y todas sus manifestaciones
una inteligencia superior admirable. Conciben la vida
como una gran unidad que se hace ostensible en las mil
formas que adopta la naturaleza, formas que parten de un
solo principio. Lo animal y lo vegetal constituyen para
ellos un solo mundo extraordinariamente vigoroso, cuya
fuente es la tierra. En sus representaciones
antropomórficas y zoomórficas intervienen siempre
especies del mundo vegetal íntimamente unidas a
aquéllas; en sus dibujos se ven hombres que surgen
mediante una raíz de la tierra (tela de Paracas), la gran
Fig. No. 23.- Punkuri. Dibujos grabados hallados en los muros. Pertenecen
al período evolutivo. madre, y ofrecen atributos vegetales en los brazos y en
otros miembros y órganos. La vida para ellos es una y
múltiple: una en esencia; múltiple en apariencias.
Quinto período. Es el de la decadencia de las
grandes culturas del litoral. Chimú, Ica, Chincha y
culturas intermediarias marcan los hitos de esta etapa.
Los chimús, raza fuerte, áspera y eminentemente
guerrera, conquistan a los mochicas y les imponen su
arte, mucho más simple y menos rico que aquél, pero
que a la vez recibe muy pronto la influencia de la
estética de los conquistados. ¿De dónde aparecen los
chimús? Seguramente del norte, sin poderse precisar su
punto de origen (Figs. Nos. 27, 28, 29, 30 y 31).
Es indudable que en la antigüedad peruana se
generan dos olas invasoras en el norte: los mochicas, que
conquistan todos los pueblos hacia el sur hasta el valle
de Nepeña, y los chimús, que dominan hasta
Pachacámac, más tarde.
Es en el quinto período donde se observan, en el
norte, los efectos de las influencias culturales de la
cerámica tiahuanaco-costeña, que se presenta en los
últimos períodos mochicas. De allí que veamos
esparcidos a todos los lados de la costa norteña los
ceramios tipo tiahuanacoide, que influyen decididamente
en la cerámica y crean nuevas modalidades.
Sexto Período. En esta época surgen en el escenario
de la costa las figuras de los incas cusqueños y sus
falanges guerreras (Fig. No. 32). Los chinchas oponen
tenaz resistencia al invasor y ésta es aún más tremenda y
fiera de parte de los chimús, primero en Paramonga y
luego en Santa, hasta que son reducidos al vasallaje al
cortarles sus canales de irrigación, que los privan del
Fig. No. 24.- Punkuri. Tumba encontrada en el templo.
Corresponde a un período anterior. líquido elemento y los sumen en una situación

23
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 25.- Plato de piedra con alto relieves. Representa la divinidad suprema venerada en Chavín: el dios felino.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XXC-00P-347)

Fig. No. 26.- Clavo monolítico que representa la cabeza de una serpiente mitológica.
Extraído de las paredes del templo de Chavín.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XSL-011-001)

24
ORÍGENES

Fig. No. 27.- Chan Chan. Muros de una construcción; Fig. No. 28.- Chan Chan. Escalinata de la huaca de La Esmeralda.
alto relieves en barro estucado.

Fig. No. 29.- Chan Chan. Pared con relieves de barro. Fig. No. 30.- Vista aérea de grandes sectores de Chan Chan.

desesperada. Los incas respetan los usos y costumbres de Séptimo Período. Durante este lapso, las culturas
los pueblos conquistados. El santuario de Pachacámac, autóctonas del Perú sufren un definitivo eclipse para dar
en el que se rinde culto al sol y a Pachacámac (la paso a la civilización cristiana de Occidente, que trae al
divinidad que gobierna la tierra), se convierte en el Tahuantinsuyo a los hombres blancos de Francisco
principal centro religioso. Las artes costeñas influyen en Pizarro, que han seguido el camino trazado por Colón en
las incaicas al ser trasladados al Cusco los mejores aguas atlánticas. España, heredera de la civilización
alfareros y tejedores yungas. La red de caminos de la grecorromana –esta vez en la cima de su poderío–,
costa se une a las grandes vías incaicas que atraviesan la modifica el panorama físico y espiritual del Perú, y el
sierra peruana a todo lo largo, pero en conjunto, la indio se trueca en mestizo al fusionarse las sangres del
influencia incaica no deja huella apreciable porque dura conquistador y del conquistado.
muy poco, apenas si los gobiernos de Túpac Inca Fecundado el embrión, una nueva cultura empieza a
Yupanqui, Huayna Cápac y el muy corto de Atahuallpa, germinar en América, cultura cuyos cánones se ciñen a
primera víctima de la conquista española. los europeos para después recoger las influencias del
Nótese los innumerables vestigios de viviendas y el medio ambiente y crear una cultura posiblemente distinta
perfecto trazo de la ciudad. de la originaria del Mediterráneo, “mar de la civilización”.

25
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 31.- Perro atacado de verrugas. El mejor exponente de la cerámica chimú.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XXC-000-173)

26
ORÍGENES

Fig. No. 32.- Cabeza de orejón, rezago cerámico de la invasión incaica.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XSc-024-002)

27
LOS MOCHICAS - TOMO I

NOTA DEL AUTOR

Escrito este primer capítulo de nuestra obra, el Dr. Don Julio C. Tello –acompañado de una
delegación científica del Institute of Andean Research de los Estados Unidos, y de miembros
de los institutos arqueológicos peruanos– realizó exploraciones en el valle de Casma que
dieron como resultado el conocimiento de ruinas ciclópeas de piedra en Sechín Alto y
Moxeke, con lo cual se ha venido a probar ampliamente nuestra teoría, sostenida en este
libro y que en julio de 1936 explicamos con detenimiento al Dr. Wendell C. Bennett del
American Museum of Natural History de Nueva York, y en 1937 al Dr. Kidder de la
Universidad de Harvard.
Estas ruinas, que fueron halladas después de encontrarse la clave de ellas en un monolito
existente en Casma, en la casa del señor Juan I. Reyna, fueron exploradas por el Dr. Tello y
sus acompañantes y se levantó un plano provisional después de recoger los fragmentos
cerámicos necesarios para el estudio de la cronología.
La innegable existencia de esta clase de monumentos antiguos habla con mayor
elocuencia sobre nuestra intuición relacionada con la existencia de pobladores costeños que
también dominaron el arte lítico y de que, además, la arquitectura monumental de piedra no
es sólo patrimonio de los pobladores de los Andes. Según esto, las ruinas de Sechín Alto
representan ahora el nexo que tanto se ha buscado dentro de los períodos evolutivos del
maravilloso arte lítico plasmado en el templo de Chavín. En este primer capítulo
considerábamos que los constructores de los monumentos de Nepeña habían levantado el
templo de Chavín, tallando en la piedra los modelados ornamentales que usaron en barro,
porque no se habían hecho todavía los descubrimientos de Sechín. Pero ya habíamos
planteado el fondo de la cuestión, que hoy se aclara especialmente, por cuanto los nuevos
hallazgos comprueban que los pobladores de Nepeña y Casma no sólo eran artistas del barro,
sino también maravillosos escultores de piedra.
Las construcciones de Sechín, de material lítico y adobes cónicos que ostentan un arte en
evolución; el templo de Punkuri, construido totalmente de adobes cónicos; las construcciones
de Cerro Blanco, de adobes rectangulares superpuestos a los cónicos, y esculturas,
especialmente la del felino de Punkuri, son todos monumentos que revelan un arte refinado
en sus decoraciones grabadas en planos de alto y bajo relieve, y forman los eslabones del
desarrollo de la cultura del litoral Nepeña. Pues, yendo a la caracterización de cada uno de
estos eslabones, tenemos que las construcciones líticas de Sechín son primitivas, ciclópeas,
muestran estelas de caras exteriores pulidas y decoradas con figuras en bajo relieve, de
técnica muy primitiva en relación con la que se desborda del templo de Chavín. Es la
primitiva etapa cultural costeña manifestada al investigador en un templo o santuario en
plena evolución, porque sobre esta construcción surge otra en el centro, de adobes cónicos
del mismo tipo, empleados en la edificación del templo de Punkuri. En éste se manifiesta la
evolución artística arquitectónica en todo sentido, pasando del material lítico al adobe. De
este adobe cónico se pasa a las construcciones de adobes rectangulares, cuyo prototipo lo
tenemos en Cerro Blanco, la expresión máxima del refinamiento artístico del pueblo que se
agrupa en torno al culto a la divinidad felínica.
En estos monumentos no sólo podemos observar la evaluación arquitectónica, tan
manifiesta, sino también el desarrollo evolutivo del arte y las creencias religiosas.
No creemos que la cultura trasandina de Chavín se haya propagado hacia la costa. No
tenemos todavía las pruebas necesarias e irrebatibles que nos lleven a esa conclusión y

28
ORÍGENES

quedemos convencidos de que dicha cultura nació y se desarrolló en la sierra o en la selva,


pues como exponente de esa civilización se nos presenta tan sólo el templo de Chavín, obra
que, repetimos, fue de un pueblo altamente culturizado. ¿Dónde están entonces, en la sierra o
en la selva, los períodos de evolución que permitieron llegar a tal grado de arte? No los
tenemos, y sin contar con las pruebas de la evolución cultural de Chavín, en esas dos
secciones territoriales no podemos hablar de civilización trasandina.
Los descubrimientos en Sechín y Moxeke le dicen mucho al arqueólogo. Los relieves que
allí se han encontrado no poseen el refinamiento delicado de la estética que se desborda en
Chavín; más bien son las manifestaciones características del arte nepeñano plasmado en
piedra: el genuino arte lítico de Nepeña. De allí que para nosotros Sechín sea, en el presente,
la prueba indestructible de la existencia primitiva, en el litoral, del pueblo que forjó la religión
felínica y marchó a los Andes llevándose todo un contingente de conocimientos superiores.
Estos nuevos descubrimientos nos permiten aseverar ahora que Nepeña y Casma
constituyeron el centro de la cultura que en este capítulo llamamos Nepeña, que fue
originada en la costa, y que el templo de Chavín fue construido por los hombres de esta
cultura. Su radio de acción alcanzó no sólo a Casma, como se ha probado ahora, sino que
llegó hasta los Andes.
Para ampliar el contenido de este primer capítulo, creemos indispensable sentar este
fundamento que rebate todas las teorías hasta hoy sustentadas sobre la civilización Chavín y
su irradiación, tomando como pauta una modalidad de la cerámica costeña. No es la cerámica
la que se propaga por todas partes, ni es un pueblo que domina los territorios el que la
posee; es una fuerza, la fuerza de la fe que se dispersa, que irradia a Nepeña en forma de arte
religioso y que influye espiritualmente en todos los pueblos de la costa.
Podemos considerar a Nepeña el pueblo forjador de los ideales religiosos que giraron
alrededor del felino. Estas ideas religiosas que alcanzan un extraordinario poder influyen
espiritualmente en los pueblos que abrazan la religión, y entonces plasman en sus vasos
–parte integrante del culto a los muertos– las figuras de deidades y el cortejo de un
profundo simbolismo cuya interpretación nos apasiona. De allí que nos encontremos con
vasos de Paracas, Cupisnique y Mochica con motivos nepeñanos, sin ser éstos exponentes
de la cultura Nepeña.
El templo de Chavín se construye en los primeros períodos de los mochicas, antes de
dominar Nepeña. Este templo, como se ha dicho, es el exponente máximo de la cultura
nepeñana; la culminación grandiosa del arte religioso. Y sin embargo, está en las breñas de los
Andes. ¿Es que intuyeron acaso los pobladores de Nepeña y Casma el peligro de la invasión
de los mochicas, poderosa agrupación social que surgía en el norte de sus dominios? ¿Fue
acaso que ante este peligro los nepeñanos invadieron la sierra en su afán de llevar a un sitio
lejano, sobre las cumbres más elevadas, la manifestación de su fervor religioso –que en este
caso es el templo de Chavín, donde se perpetuaría su divinidad máxima en el esculpido
pétreo– y perduraría, sin asechanzas, su fanatismo divino? ¿O se trataba de un santuario, o de
la meca, como ya hemos dicho anteriormente? ¿En qué otra forma podemos explicar esta
construcción aislada del templo de Chavín? Las preguntas surgen a borbotones de los labios, y
en realidad, esas piedras milenarias son un misterio que todavía no podemos desentrañar.
Pero el arte de la deidad felínica vuela de la costa a los Andes. Se plasma en las alturas
después de tomar sus poderosas alas en los calcinados llanos del litoral.

29

100 0 100 200 300


Kilómetros
Escala de 1: 4 000 000
COLOMBIA

ECUADOR

Tumbes

Lambayeque

Cajamarca
Pacasmayo
Cupisnique BRASIl
Malabrigo Compartición
Chicama
Trujillo Menocucho
Moche
Huacapongo
Virú PERÚ
Chao Tablones
Santa
Chimbote Chavín
Nepeña Huari

Recuay

10º

Paramonga

Huari
Ancón

O C É A N O PAC Í F I C O Pachacámac

Cusco

Chincha

Paracas

Nasca

15º

80º 75º 70º

Mapa No. 1. MAPA ARQUEOLÓGICO DEL TERRITORIO MOCHICA.

30
ENTORNO

L
OS CEMENTERIOS, huacas y demás monumentos que anotamos en nuestro mapa está estrictamente ceñida
que contenían los especímenes de la cultura al territorio donde los mochicas han dejado inequívocas
Mochica, siguiendo sus direcciones y su área de huellas sin que, desde luego, hayamos tomado en cuenta
dispersión en los valles hasta sus puntos límites, nos han los puntos lejanos donde aparecen manifestaciones
permitido localizar el territorio que habitó la raza cuyas aisladas que –hay que convenir–fueron simplemente de
manifestaciones ocupan nuestra atención. carácter migratorio.
Ahora se nos va a permitir comentar cuanto concierne
GEOGRAFÍA a la posición y situación del territorio mochica (mapas
Nos. 1 y 2*).
Es así como hemos podido comprobar que por el este La costa norte del Perú es el asiento de la cultura que
limitaba con la ceja de la cordillera marítima, zona donde nos ocupa y que abarca un territorio cuyos límites son
los Andes adquieren ya toda su fragosidad y grandeza, y los siguientes:
es intensa la acción de los meteoros. Más allá, ya en el Por el norte, una línea que parte de un punto cercano
corazón de la sierra, se han podido hallar únicamente al actual pueblo de Malabrigo, en el valle de Chicama,
ceramios de las culturas Chimú, Tiahuanaco del norte, cuyas coordenadas geográficas son 7º 42' latitud sur y 79º
Callejón de Huaylas e Inca. Por el norte, su órbita 26' 30'' longitud oeste del meridiano de Greenwich. Esta
alcanza hasta el comienzo del valle de Pacasmayo; más línea se desarrolla sinuosa con rumbo hacia el este,
allá, en dirección a la línea ecuatorial, se encuentra pasando entre los cerros El Yugo y Chumpón, situados al
solamente la cerámica negra y roja chimú, y muy raras norte de Paiján, por los arenales de Palomar y playa
veces –en cementerios aislados y mezclada con la negra– Mocan, bordeando los cerros San Bartolo, Ascope, Cruz de
la bicromía mochica. Botija, Cruz Colorada hasta el cerro Jagüey, para terminar
Hacia el sur, la cerámica llegó hasta el final del valle en el punto denominado Compartición, del mismo valle,
de Nepeña. En el valle de Casma, que es el que sigue cuyas coordenadas geográficas son 7º 37' latitud sur y 78º
inmediatamente, sólo hay vestigios de la cultura Mochica, 56' 20'' longitud oeste de Greenwich. La proyección de
y se presentan con mayor profusión exponentes de la esta línea tiene una longitud de 80 km 100.
alfarería chimú y tiahuanacoide del norte; de esta última Por el oeste, comienza en el punto denominado
se hallan todos sus tipos representativos en el Compartición otra línea sinuosa que se dirige al sur,
departamento de Ancash. faldeando los cerros Salavin, Grande y Salado, hasta
Por lo expuesto arriba, se verá que la demarcación tomar la quebrada de Malalma, que recorre en toda su

31
LOS MOCHICAS - TOMO I

extensión; luego continúa por las quebradas de de la provincia de Santa, es decir, los distritos de Santa,
Avendaño y Milagro, Cabra Alzada, León, Calera, Katuay Chimbote, Nepeña y parte del distrito Cáceres del Perú.
y termina en la hacienda Menocucho, en el valle de El territorio mochica encerró los siguientes siete valles
Santa Catalina, cuyas coordenadas geográficas son 7º 47' Chicama, Santa Catalina, Virú, Chao, Huamanzaña, Santa
latitud sur y 78º 51' oeste de Greenwich. De aquí, la Ana o Lacramarca y Nepeña (mapas Nos. 3 al 9*). Su
línea sigue descendiendo por la margen izquierda del río extensión cultivable alcanzó aproximadamente 1.253
Moche hasta encontrar el antiguo camino que iba a la km2, y los terrenos áridos 5.332 km2, que hacen un total
hacienda Tomabal en el valle de Virú, ruta que pasa por de 6.585 km2, que es la superficie correspondiente en
las quebradas Guitarras y Las Salineras hasta el río globo al territorio. Antiguamente, el área cultivable era
Carabambita, continuando por la margen izquierda hasta más dilatada que la actual, y se puede estimar en una
Huacapongo en el mismo valle, cuyas coordenadas tercera parte más.
geográficas son 8º 23' latitud sur y 78º 40' longitud oeste Hoy no podemos precisar certeramente cuáles
de Greenwich. De ese lugar sigue bordeando las faldas fueron los pueblos que limitaron con los mochicas,
del cerro Saraque y del Huanaco, para luego cortar la pues no se ha hecho todavía un estudio minucioso y
pampa Colorada hasta el río Seco, de donde continúa comparativo de los restos de los edificios y tumbas
bordeando las campiñas de Monte Grande, Tutumo y existentes en sus confines.
Salitre hasta Huamanzaña. De este sitio se proyecta una Hacia el norte y sur medraron seguramente pueblos
línea recta con rumbo sureste, hasta el punto de cierta originalidad, lograda en la evolución de los
denominado Tablones, en la margen izquierda del río primitivos grupos de pescadores y agricultores, cuyos
Santa. De este paraje se prolonga la línea en la misma exponentes, a pesar de haber sido identificados, no están
dirección hasta Lacramarca, de donde continúa con igual lo suficientemente estudiados para lanzar conclusiones
ruta hasta encontrar el nacimiento del valle Nepeña, en definitivas. Por el este se puede asegurar la existencia de
el punto denominado Huataspampa. De aquí avanza con culturas andinas que alcanzaron notable apogeo. De ellas
rumbo sur hasta Vinchamarca Chico. La proyección de nos hablan elocuentemente los restos encontrados a lo
esa línea tiene una longitud de 246 km. largo del Callejón de Huaylas, Aija y demás. Los ceramios
Por el sur, la línea limítrofe parte desde Vinchamarca del Callejón de Huaylas y Tiahuanaco-norteños han sido
Chico y sigue hacia el suroeste, contorneando la parte sur hallados en los valles de Virú, Chao y Santa, y muy raras
del valle Nepeña hasta la punta sur del cabo de Samanco, veces en Santa Catalina y Chicama. Los primeros, por
cuyas coordenadas geográficas son 9º 20' 15'' latitud sur y ofrecer ciertas afinidades con los ceramios
78º 29'20'' longitud de Greenwich. La proyección de esta representativos del arte mochica, como la forma del asa a
línea tiene una longitud de 44 km 400. manera de estribo, la técnica en la decoración y la
Por el oeste, su litoral, en el océano Pacífico, parte analogía con algunas escenas pictográficas, nos inclinan a
desde el punto situado en la proximidad de Malabrigo, creer que existieron otras agrupaciones coetáneas a los
cuyas coordenadas están ya indicadas, siguiendo todas mochicas con las cuales éstos mantuvieron estrechas
las inflexiones de la costa hasta el extremo sur de la relaciones de intercambio.
punta del cabo Samanco. El recorrido de esta línea es de Desde luego, los mochicas se esforzaron y superaron a
315 kilómetros de longitud (véase el mapa No. 2). las agrupaciones que los rodeaban, pues si bien ocuparon
Esta extensión comprendió, dentro del departamento un pequeño territorio, poseyeron, en cambio, el más rico
de La Libertad, la actual provincia de Trujillo, o sea los y notable sector de toda la costa del Perú. De allí que a
distritos de Ascope, Chocope, Chicama, Huanchaco, más de sus naturales y extraordinarias aptitudes,
Magdalena de Cao, Santiago de Cao, Paiján, Trujillo, favorecidos por el medio en el que se afincaron,
Moche, Salaverry, Virú y parte del distrito de Simbal; una alcanzaron fácilmente el ostensible refinamiento de los
sección del departamento de Ancash, que abarca parte vestigios que han quedado de su obra.

* Reproducciones de los mapas publicados en 1938.

32
ENTORNO

Compartición

Azcopoc

Chicopoco

Chacma

10 0 10 20
Kilómetros

Menocucho

SHIMOR

Muchi

Huacapungo

Huanapu Virú

Huamanzaña

Chao

O C É A N O PAC Í F I C O

Sacta

Coshco

Chimbote

Nepeña

Samanco

79º

Mapa No. 2. MAPA ARQUEOLÓGICO DEL TERRITORIO MOCHICA AMPLIADO.

33
LOS MOCHICAS - TOMO I

Cerros de Cupisnique

a
Min
e La
Q. d

Caña Brava

eco
Río S
Cº Zorro Va
lle
de
Pampa de Los Fósiles Cu
pis
niq
ue
La Cruz del Valle

73º
Cº Colorado

Cº Yugo

Playa de Mocan

Mocan

San José

Huacas

5 0 5 10
Kilómetros 79º15'

Mapa No. 3. MAPA ARQUEOLÓGICO DEL VALLE DE CUPISNIQUE.

34
ENTORNO

Cº Cucullcote

Shimba
Mocan
Pampas de Jagüey

Cam
ino
Pto. Chicama
ic

del
Acequia Alta de San Antonio
45 uch

Inc
San José Alto
44
ctoM

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43 du
ue
F. C. C Facalá Ac 42 ASCOPE
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asa G Chic Sausal
rande Río Quemazón
PAIJÁN Cº Sorcape 41
7º45' Casa Grande
46
Cº Gasñape
40 Roma
ca

Cº Lescano Cº Blanco
an

38 39
lam

CHOCOPE
Sa

37
de
la
ral

36
Mu

35
34 Salamanca
33
29 30 Cº Tres Cruces
31 32 28 Chiclín Chicamita

27 CHICAMA
26 19 20
25
17 18
F. C. T

Acequia
MAGDALENA DE CAO
16 15 rujillo
14

de La C
Cartavio 12 13
11
23 10
22 9 umbre
El Brujo 8
24
21 7
5 Chiquitoy Chiquitoy Viejo 6 La Cumbre
4
3
SANTIAGO DE CAO
2
O C É A N O PAC Í F I C O
1
Cº Tres Puntas
El Charco

8º Mu
ral
la
de
La
Cu
mb
Huacas re
Cementerios
Fortalezas Cº de Cabras
Ruinas
Cº de La Virgen
5 0 5 10
Kilómetros
HUANCHACO
79º15' 79º

RELACIÓN DE LAS HUACAS


1.- Huaca del Charco 13.- Huaca Dubois I 25.- Huaca del Nazareno 37.- Huaca de Cantagallo
2.- Huaca La Campanilla 14.- Huaca Pan de Azúcar II 26.- Ruinas de Sonolipe 38.- Huaca de Chocope
3.- Las Tres Huacas 15.- Huaca Pan de Azúcar III 27.- Huaca de Sonolipe 39.- Huaca de Molino de Quevedo
4.- Huaca Colorada 16.- Huaca de Sumanique 28.- Huaca del Rosario 40.- Huaca de Panteón de Chocope
5.- Huaca Colpán 17.- Huaca Monte Grande 29.- Huaca de Ongollape 41.- Huaca Bazán
6.- Huaca El Observatorio 18.- Huaca Cucurripe 30.- Huaca del Salitral 42.- Huaca de Cepeda
7.- Huaca de Cartavio Viejo 19.- Huaca de Fachén 31.- Huaca de La Leche 43.- Huaca de La Capilla
8.- Huaca de Chamalca 20.- Huaca de Chicama 32.- Huaca del Ollero 44.- Huaca de Facalá
9.- Huaca de Urcape 21.- Huaca del Café 33.- Huaca de Piedra 45.- Huaca de San José (MARNE)
10.- Huaca de Monjas 22.- Huaca Negra 34.- Huaca de Sintuco 46.- Huaca de Pucuche
11.- Huaca Dubois II 23.- Huaca Partida 35.- Huaca Partida
12.- Huaca Pan de Azúcar 24.- Huaca Blanca 36.- Huaca Asmat

Mapa No. 4. MAPA ARQUEOLÓGICO DEL VALLE DE CHICAMA.

35
LOS MOCHICAS - TOMO I
bal
Río Sim
Pedregal

Poroto
Río
Otuz
co
Menocucho

Cº de la Virgen Cº de Cabras Quirihuac

13 Q. Guayabas

Galindo
9 10 11 Herederos
La Esperanza
F. C. a Menocucho
e
8 Pesqueda
Laredo
Bambas M o ch
Ruinas de Chan Chan Río 12
7
El Cortijo Mansiche Sto. Domingo
Palomar
TRUJILLO Barraza Arenal de San Juan
8º7'
6 Cº Fajado
Sto. Tomás Quevedo 4
La Encalada
Monserrate 5 13
2
RELACIÓN DE LAS HUACAS
Cº Blanco
Huamán
Buenos Aires
Q. Sto
1.- Huaca del Sol
. Dom
ingo 2.- Huaca de La Luna
Cº Chiputur 3.- Huaca de Las Estrellas
La Haciendita 4.- Huaca de Quevedo
MOCHE
5.- Huaca de Monserrate
O C É A N O PAC Í F I C O
Chorobal 6.- Huaca de Barriga
Las Delicias
F. C.

7.- Huaca de Toledo


ina
a Sala

aM 8.- Huaca de Mathay


eL
verry

d
Q.
9.- Huaca La Esperanza
Cº de Salaverry
10.- Grupo de Chore
11.- Grupo de Herederos
SALAVERRY
12.- Huaca de Santo Domingo
Huacas
Cementerios
13.- Huaca de Los Chinos
Fortalezas
Ruinas

5 0 5 10
79º Kilómetros

Mapa No. 5. MAPA ARQUEOLÓGICO DEL VALLE DE SANTA CATALINA.


RELACIÓN DE LAS HUACAS
1.- Huaca de Santa Clara 10.- Huaca de La Plata
2.- Huaca de Virú Viejo 11.- Huaca de Huancaco
3.- Huaca de Napu 12.- Huaca de Taita Cautín
Cº Queneto
4.- Huaca de Mochan 13.- Huaca Larga
5.- Huaca de Las Colcas 14.- Huaca Taita Lucho

Río Carabambita
6.- Huaca de Calunga 15.- Huaca María
7.- Grupo de Santa Elena 16.- Huaca El Castillito
Ruinas de Queneto
8.- Grupo de Las Velas 17.- Huaca de San Juan
9.- Grupo del Gallinazo 18.- Grupo de Saraque
Tomabal


de
Qu
en
e to
18 ngo
17 San Juan apo
uac
16 deH
Río

El Castillo

Cº Saraque
3
Cº Pur Pur San Ildefonso
Pto. Morir
Cºs El Pie
Pampa de Pur Pur
1 2
VIRÚ
11 12
Guañape Calunga
13 14 15 Cº Huanaco
4 Huancaco
5
Santa Elena Vir
ú
6 Río
7
Cº de Guañape
8
Las Salinas 9 Bitín

Cº Bitín
El Castillo
Cº de las Piñas

El Carmelo Cº de Huarpe
10
Huancaquito

Pampa Rubia
Cº Compositan
O C É A N O PAC Í F I C O

8º30'

Huacas
Cementerios
5 0 5 10 Fortalezas
Kilómetros Ruinas 78º45'

ENTORNO
Mapa No. 6. MAPA ARQUEOLÓGICO DEL VALLE DE VIRÚ.
LOS MOCHICAS - TOMO I

Cº Huancaybito

Buena Vista

Pico Cuello

ao
Río Ch
Las Puntas
Cº Chao

Cº Coronado
2

Cº Carretera

Cº Hurango

Cº Ganoza

O C É A N O PAC Í F I C O Cº Tisal
Santa Rosa
3

Cº Arenoso

Chao
Cº Jaime

8º40'

Huacas
Cementerios
Fortalezas
Ruinas

5 0 5 10
78º45' Kilómetros

RELACIÓN DE LAS HUACAS


1.- Ruinas líticas de Huancaybito
2.- Ruinas del Cerro Coronado
3.- Cementerio mochica de Santa Rosa

Mapa No. 7. MAPA ARQUEOLÓGICO DEL VALLE DE CHAO.

38
ENTORNO

o Tablones
nd
do
Re
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deP Suchimán
Q.

Q. de
Tanguche

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La Hu

aca
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Los Tanques
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Cº Lomo Blanco

Cº Cupsi
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Huaca Corral Lupahuari

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Q. de la Quiebra Cº Atumcoto

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Salina Guadalupito

C
el
d
Isla Rinconada Cruz Pampa Santa Ana

Río
Monte Las Cruces
de la Viuda Zarumo Lacramarca

El Gallinazo Cº Negro
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Río Sant

Q. Lacramarca
Cº Querengo
Isla Cº Colorado
El Corcobado Santa Clara
3 Ruinas
Guadalupito Tambo 7
10 1 8
5 Real
2 4
Pampa del Toro
SANTA
6
Península
de Santa Cambio puente
El Porvenir
9º Cº Musapampa
Ant. Aceq.
de Chimbote
Isla de Santa Coshco
Ant. Aceq.
de Coshco

CHIMBOTE

O C É A N O PAC Í F I C O
9

Isla
Blanca

Islas
de Ferrol
Huacas
NEPEÑA
Cementerios
Península Fortalezas
de Ferrol Ruinas
5 0 5 10
78º30' Kilómetros

RELACIÓN DE LAS HUACAS


1.- Huaca de Canta Gallo 6.- Huaca de San Juan
2.- Castillo de Choloque 7.- Grupo de La Mora
3.- Compuerta de Cailán 8.- Grupo Ursias
4.- Huaca Santa Clara 9.- Huaca Tres Cabezas
5.- Huaca de La Cruz 10.- Huaca Ureña

Mapa No. 8. MAPA ARQUEOLÓGICO DEL VALLE DE SANTA.

39
LOS MOCHICAS - TOMO I
Cº Siete Huacas

Motocache

ue
MORO

isq
Qu
Río
San Jacinto Tambor
Pungurí Alto Vinchamarca Grande
S. José
Pungurí Bajo
Castillo del Inca
Tomeque
NEPEÑA
a

N ep
Río

C. Blanco
3
Vesique S. Gregorio 2
Castillo II
Pampa Tambo del Inca

Castillo Taboada
Samanco Huacatambo
1
9º15'

Huambacho Nuevo

Samanco Ruinas de Michah


Capilla Huambacho Viejo

O C É A N O PAC Í F I C O
RELACIÓN DE LAS HUACAS
1.- Huaca de Los Enanos
2.- Huaca Partida
3.- Huaca Larga

Huacas
Cementerios
Fortalezas
Ruinas
5 0 5 10
78º30' Kilómetros 78º15'

Mapa No. 9. MAPA ARQUEOLÓGICO DEL VALLE DE NEPEÑA.


ENTORNO

CLIMA que no es fácil explicar, dado que aquellas gentes no


contaron con el aporte de sucesivas y copiosas lluvias.
La historia de la humanidad ha probado que uno de los Hoy se nota ostensiblemente que se regaron grandes
factores que más decisivamente han influido en el extensiones en el valle de Cupisnique, en gran parte del
nacimiento y desarrollo de los pueblos es el que se valle de Chicama, en las pampas de Huanchaco, en las
conoce con el nombre de “clima”. Un cierto grado de riberas del cerro de Tres Puntas (Campana) hasta
temperatura propicio a la actividad del hombre ha sido Chiquitoy, muchas comarcas del valle de Virú y del valle
necesario para que éste cumpla su destino. de Chao, y, finalmente, una considerable extensión del
El clima dominante en el territorio que sirvió de Santa, Coshco y Chimbote, entre otros.
escenario a los mochicas ha debido ser necesariamente Otras pruebas que hablan a favor de nuestra
benigno, y ofreció por tanto condiciones favorables para presunción son las capas sedimentarias de origen pluvial
el incremento de la población, a la vez que contribuía a que hemos encontrado en una perforación practicada en
su gran desenvolvimiento cultural. No hay duda de que las faldas del cerro Chipitur, en la villa de Moche. Estas
las características climáticas de entonces fueron diferentes capas nos muestran claramente el fenómeno de las
de las que reinan en nuestros días, ya que, a medida que lluvias periódicas que han caído en la costa norte del
el tiempo transcurre, todo se va modificando en el gran Perú, que sin duda fueron muy frecuentes en los tiempos
laboratorio de la tierra. que nos ocupan. Los estratos se presentan por lo general
Después de haber examinado cuidadosamente todas en capas horizontales y éstas son más gruesas a medida
las manifestaciones de la antigua industria mochica y que se acercan a la superficie; todo lo contrario sucede
explorado su territorio, hemos llegado a la presunción de en el fondo, donde dichas capas son más delgadas.
que el clima imperante en aquella lejana época fue Todos los terrenos que se extienden en las faldas de
cálido, con las naturales variaciones de estación, y estaba los cerros Blanco, Chipitur, Lucumuy, Batán y demás,
caracterizado especialmente por la presencia de más que forman parte de las estribaciones de la cordillera
abundantes y persistentes lluvias en el verano, las que costanera, están sedimentados por avenidas aluviónicas,
atemperaron el calor excesivo y permitieron la utilización detritus y acumulación de rocas. El agua de las lluvias,
de una mayor extensión de tierras para la agricultura. al caer sobre los cerros, daba comienzo a su obra
Hoy en día ya no se presentan las lluvias como en erosiva, discurría impetuosamente por las pendientes
aquella época. arrebatando de las partes altas todo lo que encontraba a
Y apuntalando nuestra aserción, encontramos dentro su paso, y dejaba tras sí, como huella en las partes
de la cerámica, en las representaciones escultóricas y bajas, la característica capa de limo. Como al aluvión
pictográficas, que los techos que cubrían las viviendas y sobrevenía un gran estiaje, se iniciaba entonces la obra
adoratorios eran inclinados (Fig. No. 33), a dos aguas, de sedimentación arenosa o de detritos rocosos,
modalidad que acusa la defensa contra la inundación favorecida por los vientos. Esta obra de acumulación
pluvial. Luego, descubrimos en algunos ejemplares de su era fijada por una nueva capa de limo, fruto de otro
cerámica la capa y poncho que emplearon para aluvión, y así sucesivamente. Las capas sedimentarias
resguardarse de la lluvia. El resto de la indumentaria, dada han ido formándose cada vez más gruesas, a medida
la alta temperatura a la que tenían que hacer frente, es que entre aluvión y aluvión transcurría mayor tiempo.
sencillísima, pues los vestidos destinados a cubrir el Cuando los aluviones eran más frecuentes, la
cuerpo se reducían por lo general a una simple camisa sin sedimentación arenosa era menos gruesa, como pudo
mangas o camiseta y camisa superpuestas, y a un observarse en el interior del forado que hiciéramos,
pequeño pantalón a manera de trusa (Figs. Nos. 34 y 35). hecho que comprueba –cual inestimable documento
Explorando el territorio hemos comprobado vestigios ofrecido por la naturaleza– que las lluvias que caen en
de extensos canales de irrigación con los que ponían la costa norte del Perú se van espaciando y alejando
bajo riego considerables áreas de terreno que hoy cada vez más unas de otras.
permanecen estériles. Este hecho acredita palmariamente La periodicidad de los aluviones no ha sido tampoco
la abundancia de agua de que disponían, abundancia uniforme. Anteriormente se presentaban más a menudo.

41
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 33.- Vivienda mochica de techo inclinado.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (072-004-009)

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ENTORNO

Fig. No. 34.- Representación escultórica en la que se aprecia la gran camisa que utilizaban los mochicas para resguardarse de las lluvias.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (038-005-005)

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LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 35.- La capa protectora de las lluvias, usada en lugar de ponchos.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (068-003-002)

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ENTORNO

El Dr. Miguel Feijóo, en su Relación descriptiva de la ciudad FLORA Y FAUNA


y provincia de Trujillo del Perú, hace un ligero análisis sobre
las copiosas lluvias que cayeron en Trujillo, tratando de Nos toca ahora examinar el conjunto de especies
explicar las causas que las originaron. Hace memoria de los vegetales y animales que, con el consorcio agua, tierra,
años en que se presentaron dichos aluviones –en 1701, flora, fauna y hombre, influyó en los destinos del
1720, 1728 y en 1747–, mediando entre ellos lapsos de 19, 8 pueblo mochica.
y 19 años, respectivamente. No tenemos noticia, después del El Perú, como se sabe, es uno de los pocos países
año 1747, de otros aluviones, sino hasta el que se presenta del mundo donde se ofrecen las más notables
luego de 123 años, o sea el del año 1870, al que suceden variaciones geográficas. La ingente y extensa cordillera
los de 1891 y 1925 –que es el último anotado–. Entre los de los Andes, que atraviesa todo su territorio, lo divide
fenómenos pluviales han mediado 21 y 34 años, en tres regiones completamente distintas: costa, sierra y
respectivamente. Como se verá, dichos aluviones no se han selva, cada una de las cuales posee vegetales y
presentado de una manera precisa. Su lapso ha variado casi animales característicos, tanto que, en orden a su flora,
siempre, y se han comprobado únicamente dos cuyos las citadas regiones pueden representarse así: la costa,
interregnos son iguales. Se observará, además, que el que flora tipo matorral; la sierra, flora tipo prado o pastizal;
mayor tiempo demora en presentarse es el de 1925, que la selva, tipo bosque tropical. Y en cuanto a la fauna,
rompe todas las teorías, al aparecer después de 34 años. podríamos representarla así: la costa, por el alcatraz y
Sebastián Lorente escribe en 1861 que en la costa norte del otras aves guaneras en su litoral e islas adyacentes, y el
Perú se presentan lluvias periódicas cada seis o siete años. zorro y el puma en su fauna terrestre; la sierra, por los
Posiblemente el Dr. Lorente basa su afirmación en noticias auquénidos y el cóndor; y la selva, por sus mamíferos y
tomadas en el lapso de los 123 años que hemos anotado y aves, grandes reptiles, batracios y sus miríadas de
de los que no hemos hallado mayores referencias. Es seguro insectos principalmente. Quiere decir, pues, que cada
que en tan dilatado tiempo hubieron de presentarse muchos región peruana tiene su flora y fauna típicas. Como el
aluviones más; quién sabe si con mayor frecuencia, aunque medio geográfico que ocuparon los mochicas ha sido
de menor ímpetu destructor. una parte del litoral peruano, le corresponde la flora y
A los aluviones generalmente han sucedido años de la fauna costeñas.
verdadera sequía, pero no tenemos noticia de que hayan Uno de los documentos etnológicos más fehacientes
sido mayores que los experimentados en los últimos diez de la flora y fauna mochicas es la pictografía que aparece
años, que originaron tremendos perjuicios a la agricultura. en la figura No. 36. Es la representación de un paisaje en
A partir del aluvión de 1925, el caudal de agua que el que van perfilándose ya muchas ideas de planos y
arrastran los ríos demuestra cambios notables. Es justo perspectiva. Tiene especial importancia porque nos da
pensar, pues, que en los 20 siglos transcurridos desde la una impresión exacta de las características de la flora y
remota época mochica se han producido evoluciones fauna de los terrenos áridos en la costa, ambas
notables en el clima. relativamente pobres. Están presentes sus plantas
Las circunstancias de carácter telúrico de que depende prototípicas y se hace notar hasta el aspecto agreste y
un clima varían fácilmente a medida que el tiempo pasa, desierto de su suelo.
como resultado natural de las modificaciones que sufre El artista ha plasmado una idea donde vibra
nuestro planeta. intensamente la naturaleza propia de la costa. En primer
Por todas las consideraciones que anteceden, queda término, se nos ofrece una serie de levantamientos
comprobado que el clima reinante en la época mochica fue sucesivos a manera de cordillera, cuyas faldas y simas
diferente del actual y que la presencia de frecuentes y ostentan plantas oriundas, tales como la achupalla
densas lluvias favoreció la gran expansión agrícola, que es (Piticairnia ferugínea R. et P) y cactos en sus dos
una de las características de la raza que estudiamos, e variedades: los llamados vulgarmente gigantones del
influyó en el adelanto cultural que alcanzó, ya que así pudo valle (Melocactus peruvianus Vaupel o también Cactus
satisfacer ampliamente todas sus necesidades orgánicas y en townsendii Briton et Rose) y el melón de oso (género
general las de carácter económico. Melocactus, familia cactáceas.)

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LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 36.- Representación de un paisaje costeño con su fauna y su flora características,
y dentro del cual van perfilándose ya muchas ideas de perspectiva.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (1268)

Una de las más salientes elevaciones de esta cordillera corresponden al guerrero que está modelado sobre el
presenta puntos blancos, representativos, sin duda, de las cuerpo globular del cántaro pictórico.
piedras o arena que imprimen ese color gris peculiar a los Para que nuestro estudio ofrezca claridad y precisión,
cerros costeños. Frente a una hondonada donde está el lo dividiremos en dos partes: lo concerniente a la flora, y
comienzo y el fin de las elevaciones –que no es otra cosa luego, lo que se refiere a la fauna.
que una garganta o encañada, después de un espacio
blanco que representa el caluroso y desierto suelo de Flora
arena– emerge una nueva serie de montañas con sus
perfiles adornados también de achupallas. Debido a la carencia de lluvias tropicales y a la
En la parte superior de uno de los cactos que temperatura relativamente elevada, la costa norte del Perú
descansan sobre la primera cordillera posa un ave (colibrí) se ofrece estéril, y da una impresión de desolación nada
cuyas formas, si bien no acusan perfección en su trazado, grata, salvo los espacios de vegetación apretada que se
ofrecen en cambio un gran naturalismo. Por sobre las presentan a lo largo de los valles, verdaderos oasis en las
montañas se han representado aves, cerniéndose en el grandes extensiones de arena que los rodean. La flora,
espacio las unas, caminando en el suelo las otras. En el por lo tanto, es pobre y se reduce a matorrales y
terreno que separa las dos montañas se descubre un gran agrupaciones boscosas de espinas, pájaros bobos y otros,
ofidio que ha sido atacado por un ave que está que se intercalan entre los cultivos propios de la región.
representada con todas sus características. Este alado ha El claro verdor de estos lugares contrasta enormemente
descendido en su vuelo, como una saeta, verticalmente, y con los grandes mantos de suelo arenoso de tono gris,
ha hundido su largo y duro pico en la región caudal del donde la vida parece extinguirse sin ofrecer más
reptil que tiene abiertas las fauces en señal de dolor. ornamento floral en su desesperante monotonía que
La conformación de flores y frutos de la achupalla variedades de cactos y plantas de hojas lanceoladas como
está bien precisada. Aquéllas se ven representadas por la achupalla –que frecuentemente la hallamos
manchas que guardan su contorno peculiar, y éstos por representada en los vasos pintados– y que se alzan de
formas lineadas que se encierran en espacios más o trecho en trecho, triunfadoras del hálito de muerte que las
menos romboidales. El escudo de armas, prendas de rodea, en las lomas y faldas de los cerros. En las
vestir y mazas que aparecen en la parte superior explanadas, están las manchas de sapotes, flores de arena

46
ENTORNO

Fig. No. 37.- Zapallito loche (Cucurbita moschata Duch.). Fig. No. 38.- El pepino (Salanum variegatum.-R. Et P.).
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (109-005-010) Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (110-004-004)

Fig. No. 39.- Pacae (Inga Feullei DC.). Fig. No. 40.- La lúcuma (Lúcuma obovata H.B.K.).
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (110-004-015) Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (102-002-006)

47
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No 41.- Opuntia (derecha); algarrobo o guarango (Prosopis juliflora DC.) (centro); Opuntia ficus indica Mill (izquierda).
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (4580)

Fig. No. 42.- Melón de oso (Melocactus comunis), de un vaso pintado.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Fig. No. 43.- Achupalla (Piticairnia imperialis), según un vaso pintado. Fig. No. 44.- Jen. Melocactus, familia cactáceas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

48
ENTORNO

y algunas variedades rastreadoras para cuya vida es nombres de ponga, checho, poto y otros. (Véase la Fig.
suficiente la humedad que captan de la atmósfera. La No. 37 y siguientes hasta la Fig. No. 59).
achupalla florece únicamente en ciertos años, cuando es Como ya hemos dicho en líneas anteriores, la flora
favorecida por algunas lluvias en la estación estival o por observada en las pictografías y en el modelado de los
la persistente y densa humedad del invierno. vasos mochicas se conserva casi íntegramente en la
De la flora de la época mochica, y a través de su actualidad y ha sido notablemente enriquecida con
cerámica realista, hemos podido comprobar que variedades traídas del Viejo Continente; figuran entre
producían, entre las plantas alimenticias: el maíz (Zea ellas: el olivo, pero, manzano, naranjo (dulces y agrios),
mays), que ocupó la mayor área cultivable de entonces; vid, ciruela y muchos otros frutos que se cultivaron con
frijoles (Phaseolus lunatus), pallares (Phaseolus pallar), cierta preferencia, una vez producida la conquista
papas (Solanum tuberosum), yucas (Manihot esculenta), hispana. La caña de azúcar, que se aclimató en la región
camotes (Ipomoea batatas) y otros vegetales más, cuya y que nos ocupa, fue traída de Centroamérica y hoy
lista insertamos en el capítulo pertinente a la agricultura. constituye el principal cultivo del valle.
Como árboles frutales más apreciados se cultivaron: el La flora mochica ha tenido que pasar sólo por simples
chirimoyo (Anona chirimolia), la guanábana (Anona modificaciones en lo que respecta al mayor o menor auge
muricata), el tumbo (Passiflora mallissima), la calabaza de sus plantas, ya sea cuando se hace presente el dominio
(Cucurbita maxima y Cucurbita pepo) y demás. Los chimú o ulteriormente, cuando los incas imperan en la
frutos de algunas variedades de las calabazas, una vez costa del Perú. Después, los habitantes de esta región,
secos y convenientemente vaciados, dejando la cáscara o incapaces de abarcar todos los sistemas agrícolas, dejaron
corteza, se emplearon para usos domésticos, como la mayoría de sus tierras abandonadas a la generación
vasijas, copas, mates, entre otros enseres. En la espontánea –abandono que tiene su explicación en la
actualidad, los indígenas de esa región utilizan dichos carencia de brazos y en la poca voluntad de trabajo de los
frutos de la misma forma, y designan las vasijas –que de escasos hombres disponibles–. Las tierras se trocaron en
ellos obtienen y según el uso que le dan– con los grandes e inextricables bosques, donde también al amparo

Fig. No. 45.- Cereus peruvianum (Linneo) o Fig. No. 46.- Cactus peruvianum. Fig. No. 47.- Cereus Sp., familia cactáceas.
Cactus peruvianum.

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LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 48.- Portulacácea. Fig. No. 49.- Fourcroya andina (Trell), según un vaso pintado.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Fig. No. 50.- Tillandsia purpúrea R. et P. (izquierda) cereus.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Fig. No. 51.- Cereus Sp. Fig. No. 52.- Cochayuyo (Ulva purpurea Roth).
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

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ENTORNO

Fig. No. 53.- Monocotiledónea.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Fig. No. 54.- Mimulos glabratus H.B.K. Familia escrofulariáceas,


según un vaso pintado.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Fig. No. 55.- Calabaza (Cucurbita pepo).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Fig. No. 56.- Totora (Ipha domingensis Pers), a la derecha; Fig. No. 57.- Opuntia Sp., familia cactáceas.
Dicotiledonae (izquierda). Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

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LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 58.- El ullucho (Phaseolus Sp.). Fig. No. 59.- Epiphyllum phillanthus Haw (cactácea), estilización.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

de su sombra y de su poder de hidratación se formaron cantidades de eneas y juncos. Las primeras se utilizaron
extensos pantanos, viveros de miríadas de zancudos para la construcción de los caballitos, las balsas y las
propagadores del temido y tremendo morbo de la malaria. habitaciones; los segundos, en la manufactura de petacas,
Con el tiempo, estos grandes bosques se han ido talando pequeñas cajas y esteras. En nuestros días todavía son
poco a poco, se ha utilizado el producto, ya en forma de apreciadas estas plantas por los pueblos pescadores que
leña o carbón, y se ha reemplazado el terreno con nuevas viven en el litoral y que les dan las mismas aplicaciones
plantaciones modernas. Sin embargo, todavía se pueden que las de lejanos tiempos. Variedades de ellas se
observar rezagos de esos bosques en los fundos encuentran pictografiadas, como se puede observar en
Salamanca y Mocan, del valle de Chicama, y en los valles las ilustraciones que insertamos.
de Chao y Virú, en más abundancia. Los árboles cubren Para terminar, es importante indicar que en algunos
hoy algunas ruinas. bosques (Mocan y Chao) se alcanza a percibir todavía
Se contó también con numerosas lagunas cerca del vestigios de los cultivos que en ellos hubo en los
mar que aún subsisten y en cuyas orillas crecían grandes tiempos precolombinos.

52
ENTORNO

Fauna los antiguos mochicas el espíritu de sujeción hacia ellos,


a los que convirtieron bien pronto en motivos de
Ya en el capítulo anterior quedó dicho que la flora de la veneración, y formaron, como símbolos de poder y de
costa del Perú es relativamente pobre, y como los animales fiereza, parte de su complicado sistema mitológico. Los
que son por lo general herbívoros abundan en las zonas ocelotes tienen la particularidad de domesticarse
de mayor vegetación, es natural que en la que estudiamos, fácilmente cuando se les cría desde muy tiernos. Los
por la circunstancia antedicha, sea notoria su escasez. mochicas no desconocieron esta cualidad y es por eso
Sin la frondosidad de la selva amazónica y teniendo que vemos a los grandes jefes sujetando en sus faldas,
en cuenta que los lugares de mayor vegetación, o sea los cuando no a un costado, a esta clase de animales, que
valles, están totalmente cultivados, la fauna se reduce demuestran una gran mansedumbre. En los matorrales
simplemente a unos cuantos animales y carece no faltaron las iguanas, las zorras (Fig. No. 64) y los
especialmente de ejemplares de gran tamaño que, como hurones, y en las cuevas de los cerros, el oso, que si
se sabe, abundan en mayor cantidad en la sierra e bien no se ha identificado dentro de la cerámica, es
incluso en la región de la selva. real que su existencia data desde muy atrás. El mono
La fauna dominante en la época mochica, la misma (Figs. Nos. 65 y 66) –animal propio de la selva–, en
que está vivamente representada a través de su cerámica, cambio, ha sido frecuentemente representado, ya
tampoco ha variado; ésta, al igual que la flora, ha sido tomando parte en las escenas mitológicas o en
enriquecida con las nuevas especies traídas por los numerosas expresiones del arte alfarero. Su vivacidad,
conquistadores de la nación de Isabel la Católica. Todos su agilidad y su asombroso parecido con el hombre
los animales que están expresados en la cerámica se impresionaron, sin duda, fuertemente al mochica, que
encuentran en la actualidad, salvo algunas especies que no tardó en hacerlo copartícipe en su tarea de edificar
han desaparecido por no ser originarias del lugar, como una cultura próspera y rica en matices. El perro salvaje
ha sucedido con la llama, animal de gran importancia que aquél domesticó se hizo el compañero inseparable
histórica, que sólo se encuentra en las altas planicies del hogar y hasta se le llegó a señalar un determinado
andinas (la región del Tíbet peruano para muchos sitio en la esfera mitológica (Fig. No. 67). El gato de
geógrafos), de donde sin duda fue anteriormente traída a agua o nutria, cuya cabeza está muy bien modelada en
la costa y aclimatada venciendo dificultades. la cerámica (Fig. No. 68), fue también conocido en este
Los innumerables servicios que proporcionó este lugar, así como gran cantidad de aves, de peces y, en
rumiante lo colocaron en el plano netamente familiar del fin, de todos los animales que todavía nos acompañan,
mochica, y desempeñó el mismo papel que el caballo, muchos de los cuales aún viven en estado salvaje (Figs.
por ejemplo, en las civilizaciones orientales. Pues, Nos. 69, 70, 71 y 72).
además de sus servicios de transporte, su carne –utilizada La gran predilección que los antiguos pobladores
como alimento especial– constituía, a la vez, la mejor costeños tuvieron por las aves nos permite tener una
ofrenda votiva en el culto a los antepasados. En la información completa de su existencia y sus variedades;
mayoría de las tumbas de esta cultura hemos encontrado, así, vemos al cóndor, águila marina, halcón, una variedad
entre los restos alimenticios de origen animal, los de la notable de palmípedos, algunos pájaros cantores y
llama (Fig. No. 60) y los del cuy o conejo de las Indias. palomas, cuya carne delicada y suave se utilizó como uno
En los cerros adyacentes a los llanos y campos de de los más preciados manjares en todos los banquetes,
cultivo habitaron, lo mismo que hoy, numerosas como se puede apreciar en las ilustraciones de este
manadas de venados (Fig. No. 61), cuya caza capítulo (Figs. Nos. 73 a 100). La cerámica también nos
–representada frecuentemente en los vasos pintados– era muestra al guacamayo, ave de gran predilección para los
una de las diversiones favoritas de los grandes señores; incas y que era traída, sin duda, de la selva.
además de pequeños ocelotes, pumas (Figs. Nos. 62 y La fauna marina fue, asimismo, muy numerosa (Figs.
63) y gatos monteses, que de vez en cuando irrumpían Nos. 101 a 107). Gran cantidad de peces es fielmente
en las comarcas y sembríos, causando espanto y graves representada en la cerámica; la abundancia de estos
perjuicios. La felinidad de estos animales engendró en animales influyó mucho en la formación de las culturas

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LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 60.- Realista grupo escultórico de llamas (Auchenia lama) en celo.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XSc-015-002)

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ENTORNO

Fig. No. 61.- Venado costeño (Cervus nemorivagus Sp.).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (091-005-005)

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LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 62.- Puma (Felis concolor).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XXC-000-126)

56
ENTORNO

costeñas que, como sabemos, tuvieron al principio como hondonadas y el otro sobre un vaso acampanulado (Figs.
única actividad la pesca. Los ceramios nos muestran a la Nos. 121 y 123). Las pictografías nos dan una idea exacta
lisa, corvina, lenguado, tollo, bonito, róbalo, raya, lobo de la fauna y de la flora de las ciénagas y lagunas cercanas
marino, bagre, cojinova, entre muchos otros. Los a la orilla del mar. En ellas se descubren los característicos
crustáceos también están profusamente representados. caracoles, los peces de agua dulce, tales como el bagre y la
Así, vemos variedades de camarones, cangrejos y mojarrilla, la lisa, la charcoca, y las aves acuáticas, como las
langostas (Figs. Nos. 108 a 111), animal este último que garzas blancas, que abundan en estos lugares y que están
abunda mucho en las rocas de las playas El Brujo. hábilmente representadas. Los espacios blancos simulan el
Además, la ostra, el barquillo, la concha de abanico agua sobre la cual emergen los juncos con sus florecillas,
(Figs. Nos. 112 a 116) y las variedades de caracoles (Fig. aguas en las que circulan, en cardúmenes y con gran
No. 118), entre los moluscos, fueron y siguen siendo el alboroto, los peces, mientras que las garzas se dedican a su
principal alimento de los pobladores del litoral, muy aprehensión. La encendida y brillante imaginación del
especialmente de los que se dedican a la pesca. El artista mochica ha llegado hasta representar las raíces de
Strombo (Fig. No. 117) era empleado como instrumento los juncos dentro del agua y la vivacidad de los
de viento por los mochicas, a manera de trompeta, y la movimientos de las bestezuelas que pululan en este
concha de puntas (Spondylus pictorum), que se elemento. Se perciben también, claramente, los primeros
encuentra con alguna frecuencia dentro de las tumbas y hallazgos del sensitivo en orden a la profundidad, al
que es originaria de las costas centroamericanas, fueron sentido de perspectiva
productos de intercambio. La figura No. 409 (capítulo La caza y la pesca) , en
Muchas de las lagunas en las que se albergan grandes cambio, nos muestra un exponente plástico de primer
cantidades de patos, somorgujos, garzas blancas y grises, orden. Aunque en él juegan muchas ideas y líneas que
sarapicos, gallinetones, gallaretas, entre otros, han provienen del temperamento fantasioso del artista, hay
desaparecido. En nuestros días, estas lagunas se en el conjunto gran naturalismo y vivacidad de
encuentran solamente en las playas del fundo Salamanca, expresión. La forma del ejemplar está íntimamente
en Moche, y en Chimbote, que son las más importantes. ligada al tema que representa; en él se han expuesto las
La pampa agreste, que produce únicamente plantas hondonadas y salientes de las lomas y los llanos
grises que se alimentan con la humedad de la atmósfera, arenosos en primer término, representados por fajas
también tenía sus aves, y como hoy, era atravesada por oscuras y blancas, y luego se han levantado las
los ágiles pamperos y huerequeques. peculiares formas cónicas de los cerros que están
En la actualidad, entre las aves acuáticas hemos poblados de la flora característica: variedades de
podido constatar las visitas de especies migratorias, cactáceas, salpicadas con animales de la fauna propia,
tales como el pato espátula y el pato bola (Figs. Nos. tales como los caracoles, que muy a menudo se
89 y 91), oriundos de Chile, y del fern. Precisamente encuentran en grandes cantidades sobre las rocas y
tuvimos la oportunidad de encontrar un ejemplar de pastos naturales, de donde se les recoge en pequeñas
este último con un anillo de identificación bolsas para servir de sustento a los pobladores de los
norteamericana. De las dos primeras aves tenemos lugares vecinos, y ofidios representados por serpientes
fieles expresiones en la cerámica. que descienden deslizándose hacia los llanos.
Entre los artrópodos, hallamos representados a la Como remate de este capítulo hemos creído
tarántula, el alacrán y el ciempiés, jugando este último un conveniente insertar la siguiente lista de los animales que
importante papel en las pictografías simbólicas (Figs. hasta hoy nos ha sido posible identificar dentro de la
Nos. 119 y 122). abundantísima cerámica mochica. Desde ya, dicha
Entre los documentos etnológicos que nos hablan claro individualización se ha hecho a base de cuidadosas
de la fauna, tenemos dos sugestivos paisajes: uno comparaciones con animales buscados o cazados
pictografiado sobre un vaso representativo de cerros y especialmente.

57
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 63.- El tigrillo.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (089-005-003)

58
ENTORNO

Fig. No. 64.- Zorro (Canis azarae).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (090-006-012)

59
LOS MOCHICAS - TOMO I

REINO ANIMAL - MAMÍFEROS


NOMBRE CIENTÍFICO NOMBRE VULGAR REPRESENTACIÓN

AUCHENIA LAMA Llama En pictografía, relieve y escultura. Hay una gran variedad de
ceramios compuestos exclusivamente del cuerpo de este
mamífero y en diferentes actividades. Restos en tumbas.

CERVUS NEMORIVAGUS SP. Venado Importantes escenografías de caza, en pictografías y relieve.


Dentro de la escultura aparece simbolizado en gran variedad.

URSUS FRUGILEGUS Oso No se ha encontrado hasta hoy ninguna representación


realista. Objetos hechos de cuerno.

LUTRA CHILENSUS Benn Nutria, gato de agua, Escultura


carbunclo

FELIS ONZA L. Jaguar Pictografía, relieve y escultura

FELIS CONCOLOR Puma Pictografía, relieve y escultura

FELIS PARDALIS Ocelote Pictografía, escultura y adornos

FELIS MONTE Gato de monte Pictografía, escultura y adornos

CANIS AZARAE Zorro Pictografía, relieve y escultura

MUS MUSCULUS Ratón Pictografía, relieve y escultura

Mono Pictografía, relieve y escultura

MUS DECUMANUS Rata gris Pictografía y escultura

CAVIA COBAYA, Cuvier Cuy, conejillo de Indias, ruco Varios motivos escultóricos. Restos en tumbas.

DIDELPHIS AZARAE Hurón Varios motivos escultóricos

VESPERUGO NOCTULA Murciélago Varios motivos escultóricos

OTARIA ULLOAE Tschudi Lobo marino Pictografía, relieve y escultura. Dientes en tumbas.

PHYLLOSTOMA Vampiro En su mayoría, la representación de este ser se reduce a


idealizaciones teogónicas.

60
ENTORNO

Fig. No. 65.- Los monos.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (092-003-009)

61
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 66.- Mono.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (093-005-009)

62
ENTORNO

Fig. No. 67.- Perro de la época precolombina (Canis ingae).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (091-003-001)

Fig. No. 68.- La nutria.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (093-002-001)

63
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 69.- Conejillo de Indias (Cavia cobaya). Fig. No. 70.- Rata común (Mus decumanus).
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (093-002-009) Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XSE-022-006)

Fig. No. 71.- Murciélago (Vesperugo noctula).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (093-002-003)

64
ENTORNO

Fig. No. 72.- Lobo marino (Otaria ulloae Tschudi).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (094-006-001)

65
LOS MOCHICAS - TOMO I

REINO ANIMAL - AVES

NOMBRE CIENTÍFICO NOMBRE VULGAR REPRESENTACIÓN

SPATULA PLATALEA Pato cuchara Pictografía y escultura


DAFILA BAHAMENSIS Pato gargantillo o barba blanca Pictografía y escultura
MARILA ERITHROPHTALMA Pato negro Pictografía y escultura
ERISMATURA FERRUGINEA Pato bola Pictografía
CAIRINA MOSCATUS Pato joque Pictografía
QUERQUEDULA CYANOPTERA Pato colorado Pictografía
NYCTICORAX NYCTICORAX NAEVIUS Huaco Pictografía y escultura
FULICULA AYRA Gallinetón Pictografía
PHALACROCÓRAX BRASILIANUS Camanay Pictografía y escultura
COLIMBUS CRISTATUS Somorgujo mayor Pictografía y escultura
COLIMBUS MINOR Somorgujo menor Pictografía y escultura
PELECANUS MOLINAE Pelícano Pictografía y escultura
THALASSOECA GLACIALOIDES Pardela Pictografía y escultura
GALLINULA CHOLOROPHUS Gallineta Pictografía
AGUILA PERUVIANS Águila Pictografía y escultura
FALCO INGAE Halcón Pictografía y escultura
SARCORANPHUS GRYPHUS Cóndor común Pictografía y escultura
ASTUR MISUS Gavilán común Pictografía y escultura
POLIBORUS THAURUS Huarawaw Pictografía
CATHARTES AURO Gallinazo Pictografía
Guariguanga Pictografía y escultura
PHOLEOPTYNX CUNICULARIA Paca paca Pictografía y escultura
STRIX BUBO Búho Pictografía y escultura
STRIX PERLATA Lechuza Pictografía y escultura
ARA MACAO Papagayo, guacamayo Pictografía y escultura
SARCORAMPHUS PAPA Cóndor Pictografía y escultura
PHAMPHASTOS CUVIERI Tucán Escultura
Loro Pictografía y escultura
MELOPEDIA MELODA Paloma, cuculí Pictografía y escultura; la mayoría de las
veces en potajes servidos
CHARADRIUS HIATICULA Tildillo Pictografía
TROCHILUS COULUBRIS Colibrí común Pictografía
NUMENIUS HUDSONNICUS Zarapico real Pictografías
MACRODRAMPHS GRISEUS Zarapico Pictografías
ARDEA EGRETTA Garza blanca Pictografías
ARDEA CANDISISSIMA Garza blanca chica Pictografías
ARDEA CINEREA (Con pequeña moña) Garza gris Pictografías
LARUS DOMINICANUS Gaviota Pictografías

66
ENTORNO

Fig. No. 73.- El cóndor (Sarcoramphus papa).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (095-003-003)

67
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 74.- Gallinazo cabeza colorada. Familia Cathartidae.


(Cathartes Aura S.W.S. Costa).
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (095-004-007)

Fig. No. 75.- Halcón moro.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (095-004-001)

68
ENTORNO

Fig. No. 76.- Halcón de pecho blanco.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (095-005-003)

69
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 77.- Águila marina idealizada (Pandion haliaetus).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XXC-000-165)

70
ENTORNO

Fig. No. 78.- Gaviota (Larus dominicanus).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (100-005-011)

Fig. No. 79.- Pardela (Thalassoeca glacialoides).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (100-001-003)

71
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 80.- Búho común (Strix bubo).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (096-006-001)

72
ENTORNO

Fig. No. 81.- Lechuza (Strix perlata). Fig. No. 82.- Lechuza (Strix flammea).
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (096-004-005) Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (096-004-001)

Fig. No. 83.- La paca paca.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (097-005-001; 097-005-004)

73
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 84.- Papagayo (Ara macho).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (097-002-007)

74
ENTORNO

Fig. No. 85.- Pato joque (Cairina moscatus). Fig. No. 86.- Pato joque (Cairina moscatus) y sobre el globo del
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (099-003-003) vaso un relieve de Dystiscidae.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (099-001-010)

Fig. No. 87.- Pato barba blanca (Dafila bahamensis).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (099-007-002)

75
78

LOS MOCHICAS - TOMO I


Fig. No. 96.- Agrupación de aves de rapiña, palmípedas y pájaros de la región, obtenida de las diferentes pictografías de los huacos mochicas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera
ENTORNO
Fig. No. 97.- Un grupo de aves de laguna, entre las que podemos identificar a la garza real, el zarapico real y el avechucho. Los dibujos han sido tomados de huacos mochicas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera
79
LOS MOCHICAS - TOMO I

REINO ANIMAL - BATRACIOS Y REPTILES

NOMBRE CIENTÍFICO NOMBRE VULGAR REPRESENTACIÓN

BUFO VULGARIS Sapo Pictografía, relieve, escultura. En esta última aparece


representado. Desde la forma realista hasta la idealización
más caprichosa y simbólica.

LACERTA AGILIS Lagartija común Pictográfia, relieve y escultura. Este animal juega importante
papel dentro de la mitología mochica.

EMYS Tortuga Escultura

BOA CONSTRICTOR Boa común Pictografía, relieve y adornos

Culebras Pictografías

Culebra cascabel Pictografías idealizadas

IGUANA TUBERCULATA Iguana Pictografía, relieve y profusamente en esculturas. Es de


hacer notar que hay gran cantidad de cántaros cuya
exornación pictórica es exclusivamente a base de este saurio.

80
ENTORNO
Fig. No. 98.- Agrupación de reptiles de diversas familias, que ha sido obtenida de las pictografías mochicas de muchos vasos.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera
81
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 99.- Sapo común (Bufo vulgaris).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (104-004-009)

Fig. No. 100.- Iguana tuberculata.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XSc-016-003)

82
ENTORNO

Fig. No. 101.- Tortuga de mar (Chelonia midas schwq). Subgénero Euchelo nis tsch.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (093-002-004)

Fig. No. 102.- Tortuga de mar (Chelonia midas schwq) estilizada.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (093-002-005)

83
LOS MOCHICAS - TOMO I

REINO ANIMAL - PECES

NOMBRE CIENTÍFICO NOMBRE VULGAR REPRESENTACIÓN

MYLIOBATIS AQUILA Rayo Pictografía, relieve y escultura. A base de este animal, el artista
mochica ha creado maravillosas estilizaciones decorativas.

SCIAENA GILBERTI Abb Corvina Pictografía y escultura

MUSTELUS DORSALIS Tollo Pictografías y esculturas

ACANTHISTIUS PICTUS Chirlo Pictografías

GALEUS ZYPTERUS Tollo (Tiburón) Pictografías

DESYBATIS PASTINACA Raya Pictografías y escultura

PANDIONAE HALIAETUS Águila marina Pictografía, relieve y escultura. Esta ave desempeña importantísimo
papel escénico-mitológico.

BASILICHTHYS AFFINI Pejerrey

SARDA CHILENSIS Bonito Esculturas y pictografías


Sardina Pictografías
Anchoveta Pictografías

ANISOSTREMUS SCAPULARIS Chita Pictografías

PYGIDIUM sp. Bagre Pictografías


Mojarrilla

MUGIL. CEPHALUS Lisa Pictografías


Pez volador Pictografías y esculturas

84
ENTORNO
Fig. No. 103.- Peces de mar y de agua dulce, obtenidos de los vasos pintados mochicas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 104.- El bonito (Sarda chilensis).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

86
ENTORNO

Fig. No. 106.- Representación escultórica de un pez.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (105-004-006)

87
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 105.- Cerámica mochica que representa el cuerpo de un pez.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (105-004-001)

88
ENTORNO

Fig. No. 107.- Pez raya (Myliobatis aquila).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (106-003-011)

89
LOS MOCHICAS - TOMO I

REINO ANIMAL - MOLUSCOS Y ARTICULADOS

NOMBRE CIENTÍFICO NOMBRE VULGAR REPRESENTACIÓN

Strombo Pictografía, relieves, esculturas y especies naturales


AVICULA MARGARITOFERA Ostra perlífera Pictografía, escultura, restos y especies naturales
provenientes de las tumbas.

BULIMUS Caracoles de tierra Pictografía, relieves, escultura y restos naturales

Almeja Escultura y restos naturales


DONAX PAYTENSIS Conchita Pictografía, escultura, relieves y restos naturales,
especialmente en basurales.

SPONDYLUS PICTORUM Concha de puntas


Muyo Pictografía, escultura y gran cantidad de restos naturales
provenientes de las tumbas.

PECTEN PURPURATUS Concha de abanico Restos naturales y escultura


FISSURELLA PERUVIANA Barquillo Relieves, pictografías y escultura
MYLITUS CHORUS Concha negra Restos
ASTACUS PLUVIATITUS Camarón de río Pictografía, relieve y escultura; en todas aparece dotado de
gran realismo. También está representado en forma natural por
los restos de los basurales.

PLATYXANTHUS ORBIGNYI Cangrejo Lo mismo que el camarón de río


ESCOLOPENDRA GIGAS Ciempiés Pictografías en magníficas idealizaciones, relieves y adornos
metálicos.

TEGENARIA DOMESTICA Araña Pictografía


PEDICULUS HUMANUS L. Piojo En relieves sobre el cuerpo humano

Cucaracha de agua Pictografías y relieves


Mariposa Pictografías
MIGALIA AVICULARIS Tarántula Relieves y pictografías
POLINOSTOUS FRONTALIS Langosta Escultura y pictografías
AURELIA AURITA Medusa (En el Perú, malagua) Pictografías
EQUINODERMO ASTEROIDES Estrella de mar Pictografías y relieves
ECHINUS SCULENTUS Erizo de mar En las tumbas. Fragmentos en cuentas.
OCTOPUS VULGARIS. Lam. Pulpo Pictografía, relieve y escultura
TROCHUS Caracoles negros Pictografía, relieve, escultura y restos naturales

90
ENTORNO

Fig. No. 108.- La langosta (Polinostus frontalis).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (105-005-001)

91
ENTORNO

Fig. No. 111.- El camarón (Astacus pluviatitus).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (105-005-005)

93
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 112.- La conchita (Donax paytensis d’ orb).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (106-004-002)

Fig. No. 113.- Arca araranada grandis.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (106-004-006)

94
ENTORNO

Fig. No. 114.- Concholepas.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (106-005-001)

Fig. No. 115.- La concha de abanico (Pecten purpuratus).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (106-004-004)

95
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 116.- El barquillo idealizado (Fissurella peruviana). Fig. No. 117.- El Strombo.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (075-006-009) Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (106-005-003)

Fig. No. 118.- Caracol de cerro (Geo bulimus). Fig. No. 119.- Ciempiés (Mariapoda chilopoda).
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (107-005-002) Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (107-002-003)

96
ENTORNO

Fig. No. 120.- La pulga (Pulex irritans L.).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Fig. No. 121.- Ceramio mochica pictografiado, representativo de la


flora y fauna costeñas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (III-002-006)

97
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 122.- Pictografía que presenta a la tarántula con sus haces de tela.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Fig. No. 123.- Paisaje de terrenos pantanosos, bordeados de totoras y poblados de aves, peces e insectos,
según una pictografía de un vaso acampanulado.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

98
ENTORNO

Fig. No. 124.- Paisaje plástico y pictórico. La flora y la fauna de los cerros.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (107-005-005)

99
LA RAZA

E
NTENDEMOS POR RAZA LA IDENTIFICACIÓN EL MOCHICA DEL PASADO
del hombre mochica ubicado en el tiempo de su
dominio cultural y en nuestro presente. Según Antes de entrar de lleno en la discusión del problema del
esto, el estudio de la raza mochica tiene que hombre mochica, debemos comenzar por hacer un breve
concretarse al pasado y al presente; al hombre análisis de algunas de las teorías que se han sustentado
desaparecido, cuyo espíritu se asoma en todas las acerca del origen del hombre americano, ya que tienen
grandes obras que ha dejado, y al hombre que en que estar íntimamente ligadas a las del origen y
nuestros días mira pasar el tiempo y se aferra a su evolución del mochica.
tradición, a su tronco de origen en una serie de
manifestaciones vitales. Monogenistas y poligenistas
Para identificar al mochica del pasado contamos, en
primer lugar, con los estudios de los monogenistas y Basados en ciertas analogías, los hombres de ciencia
poligenistas, que al tratar sobre el origen del hombre han divagado, a su modo, dentro de las escuelas
americano han incidido en la raza costeña del norte monogenistas y poligenistas. En lo que se refiere a
que nos ocupa; en segundo lugar, con los restos América, los poligenistas se fundan en la existencia de
óseos, con todo el material cerámico que reproduce múltiples razas, con costumbres y caracteres diferentes,
las formas humanas; y en tercer lugar, con las conviviendo en este continente, para manifestar, asidos a
informaciones de los cronistas, así como con los esa multiplicidad, la creencia de que el hombre americano
estudios de los historiadores y arqueólogos de la proviene de varias matrices o fuentes originarias.
época republicana. Blumenbach rechaza lo anterior y sostiene la “unidad
Para presentar al hombre mochica proyectado hasta de la raza americana”, en la cual funde todas las
nuestros días contamos con los pocos habitantes poblaciones del continente, excepto los esquimales,
indígenas de Moche, Virú, Huanchaco, Simbal y otras según uno de sus comentadores. A la par que
localidades más, cuyos caracteres etnológicos, Humboldt, el notable hombre de ciencia alemán a
etnográficos y antropológicos reviven el alma mochica. quien deben los estudios geográficos americanos
notables hallazgos, mantiene, más tarde, igual teoría y
la explica en su importante trabajo titulado: Voyage Aux
Fig. No. 125.- Pieza escultórica que representa el verdadero rostro de la Regions Equinoxiales, donde afirma que los “indios de
raza mochica. Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XXC-000-045) Nueva España presentan un parecido general con los de

101
LOS MOCHICAS - TOMO I

Canadá, Florida, Perú y el Brasil”. Virchow, a su vez, una misma la raza americana, ha tenido que sufrir
adopta una actitud opuesta: se muestra contrario a la variaciones de acuerdo con el medio ambiente y las
unidad sostenida por los autores anteriormente citados condiciones que la rodeaban. El problema del
y afirma que “desde el punto de vista de la clasificación autoctonismo de la raza americana, planteado sobre
antropológica, se acumulan pruebas concluyentes para bases firmes, gana día a día terreno.
llegar a la deducción de que entre la población M. Quaterfages, en su clasificación de las razas
autóctona de América no hubo una unidad de raza”; mixtas americanas, incluye entre las peruanas la aimara,
mientras Antón dice: “No ha faltado quien estime que quechua y la yunga, pero olvida a los urus del Titicaca,
los americanos indígenas, desde el Estrecho de Behring que parecen formar raza aparte, pero no ha hecho una
al Cabo de Hornos, constituyen una sola raza con clasificación de los yungas, ni menos se ha referido a
caracteres distintivos propios”. En particular, nos los viejos pobladores que ocuparon las regiones
inclinamos a pensar como Humboldt y Morton, el jefe costaneras del Perú en un período de más de 2.000
de la escuela americana y uno de los más notables años. Antón, en su clasificación de razas americanas,
antropólogos del continente, quien en su estudio también considera entre la “subraza” peruana a los
Crania americana or a comparative view of skulls of yungas. Estos dos grandes hombres de ciencia han
various aboriginal nations of north and south America debido hacer una clasificación más completa en lo que
(Philadelphia) mantiene la convicción de que los se refiere a los mochicas, que ofrecen caracteres
nativos americanos poseen ciertos caracteres físicos y etnológicos distintos de los de los pobladores quechuas
morales y ciertas costumbres que permiten identificarlos que con posterioridad ocuparon el territorio dominado
en los lugares más remotos. Hay, pues, un substractum por aquéllos.
que identifica a los americanos, que les imprime una Sobre el origen del hombre americano, además, se
unidad y los diferencia de los pobladores de otros han formulado numerosas teorías e hipótesis que tratan
continentes. Pero, según las regiones, sobre ese fondo la procedencia bíblica, egipcia, cartaginesa, fenicia,
común racial se yerguen diferencias. Y lo encontramos griega, indostánica, sumerio-caldea-asiria, romana,
lógico. En latitudes tan amplias, dotadas de climas hispana, francesa, inglesa, escandinava y noruega,
variados, en tierras distintas por su subsuelo y su oceánica, mongólica, japonesa y siberiana. Sobre cada
relieve, su flora y su fauna, no podía existir uniformidad una de estas procedencias se han escrito libros enteros
completa en la humanidad que las poblaba; de aquí con mil razones y fundadas en similitudes lingüísticas y
que podamos comprobar esa diferencia de tipos, no modos de vivir y obrar. Asimismo, están todavía en pie
solamente entre los existentes en lugares apartados, todas las teorías de las comunicaciones intercontinentales
sino también entre los tipos comprendidos dentro de un con sus sostenedores e impugnadores. Y el problema no
mismo país. está resuelto todavía.
Tratándose de las teorías autoctonistas en cuanto a la
raza, las que enfocan nuestra atención, no podemos dejar Los restos óseos
de lado las declaraciones terminantes hechas por Brinton
en su discurso como presidente del Congreso Son muy pocos los restos óseos obtenidos de las
Internacional de Chicago, declaraciones que acusan las excavaciones que hemos realizado en los distintos
influencias de los poligenistas Desmoulins, Bory y Zeune, valles que formaron parte del territorio mochica. El
que son las siguientes: “Yo mantendré, pues, que hasta el tiempo ha obrado impíamente y hemos logrado salvar
día de hoy no he encontrado un dialecto conocido, ni un sólo una que otra pieza como preciado rescate. Parte de
arte, ni una institución, ni un mito o rito religioso, ni una este material, especialmente el craneológico, lo hemos
planta o un animal, ni un instrumento, ni una arma o puesto en manos de expertos y nos place ofrecer a
símbolo en uso, al descubrimiento de América, que continuación el resultado de las mediciones practicadas
hubiera sido antes importado del Asia o de otro por el Dr. Pedro Weiss, en el Laboratorio Antropológico
continente del Antiguo Mundo”. De allí que nuestro de la Universidad Mayor de San Marcos, sobre un
pensamiento esté orientado en el sentido de que siendo cráneo procedente de una tumba mochica del valle de

102
LA RAZA

Fig. No. 126.- Las cinco formas de un importante cráneo braquicéfalo mochica encontrado en las necrópolis de Salamanca.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

103
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 127.- CRÁNEO MOCHICA

Calvarium - Adultus - Masculino - Asoleado - Ligera sinostosis de la sagital en una


parte posterior.- Sutura lambdoidea y tercio medio de la coronal en ambos lados de
tipo 8 y 9 de Oppenheimer.- Curvatura de la escama del occipital muy marcada.-
Piezas dentarias con atrición.- Desgaste alveolar por piorrea en casi todas las piezas de
ambas mandíbulas.- En el maxilar superior los alvéolos correspondientes a los
premolares de ambas mandíbulas.- En el maxilar superior los alvéolos correspondientes
a los premolares de ambos lados se muestran reabsorbidos. Faltan varias piezas caídas
post mortem.
Cabeza dolicocéfala - de alto medio - frente media - cara corta y ancha - nariz y
paladar anchos.

Medidas:

Índice cefálico
(eu-eu) 71,82 Dolicocráneo
(g - op)
Índice vertical
(ba-b) 71,27 Orthocráneo
(g-op)
Índice frontal
transverso
(ft - ft) 81,42 Medio
(co-co)
Fronto-parietal
transverso
(ft - ft) 70,77 Megasemo
(eu-eu)
Índice del foramen
magno (Ancho máx.) 87,57 Ancho
(ba-o)
Índice facial
superior (n - pr) 46,26 Cara corta (Euryen)
(zy-zy)
Índice facial sup.
de Virchow (n - pr) 65,26 Cara ancha (Chemaesprosop)
(zm-zm)
Índice orbitales
Derecho 70,45 Órbitas bajas (Chemaekonch)
Izquierdo 71,11
Índice nasal
(Ancho máx.) 55,10 Nariz ancha (chamaerrhin)
(n - ns)
Índice palatino
(enm-enm) 90,20 Paladar ancho (Brachystaphylin)
(ol-sta)

104
LA RAZA

Fig. No. 128.- CRÁNEO CHIMÚ

Calvarium-Juvenis con deformación artificial-asoleada. Lambdoidea y tercio lateral de


ambos lados de la coronal de tipo 7 y 8 de Oppenheimer. Plagiocefalia.
Dientes con atrición. Todas las piezas desarrolladas; faltan varias por caída post
mortem.
Cabeza deformada. - Hiperbraquicefalia artificial - chata, frente cuadrada, cara
superior corta ancha, órbitas altas, nariz ancha, paladar mediano.

Medidas:

Índice cefálico
(eu-eu) 116,20 Ultra braquicefalia.-
(g op) Braquicefalia artificial
Índice vertical
(ba-b) 68,51 Chamaecran
(g-op)
Índice frontal
transverso
(ft - ft) 76,27 Frente tipo cuadrada
(co-co)
Fronto-parietal
transverso
(ft - ft) 52,41 Ultramicrosemo
(eu-eu)
Índice del foramen
magno (Ancho máx.) 93,10 Ancho
(ba-o)
Índice facial
superior (n - pr) 47,66 Cara corta (Euryen)
(zy-zy)
Índ. facial sup.
de Virchow (n - pr) 67,03 Cara ancha (Chemaesprosop)
(zm-zm)
Índices orbitales
Derecho 103,03 Órbitas altas (Hypiskonch)
Izquierda 102,08
Índice nasal
(Ancho máx.) 52,08 Nariz ancha (chamaerrhin)
(n - ns)
Índice palatino
(enm-enm) 81,25 Paladar mediano (Mesostaphylin)
(el-sta)

105
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 129.- Cráneo incaico braquicéfalo, exhumado de los cementerios Fig. No. 130.- Uno de los rarísimos cráneos mochicas dolicocéfalos
de Salamanca, valle de Chicama. encontrados en una tumba del costado de la Huaca de la Luna, Moche.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Chicama y otro procedente de enterramientos salientes (Fig. No. 133 y 134) y barbudos de tipo ario
posteriores, del período chimú. El resultado de estas (Fig. No. 135); y por último, narices achatadas, de
mediciones nos demuestra la dolicocefalia mochica anchas fosas y labios abultados, que corresponden a los
(Figs. Nos. 126, 127, 128, 129 y 130). tipos netamente negroides (Fig. No. 136).
Nuestras observaciones sobre los cadáveres mochicas Sin embargo, llevando nuestro análisis a la actual
exhumados y sobre la cerámica nos permiten dar la población indígena de la costa y sierra del departamento
primera serie de caracteres étnicos del antiguo mochica: de La Libertad, nos sorprendemos comprobando indios
eran de mediana estatura, variando entre 1,45 m y 1,62 genuinos que reproducen facciones negroides, mongólicas
m; sus huesos recios y bastante gruesos denunciaban y hasta europeas, como podrá apreciarse en las
gran fortaleza física; sus piernas cortas, torso alargado y ilustraciones que ofrecemos y en las notas explicativas que
espaldas anchas son signos de vigor y agilidad. corren al final de este capítulo. Esto nos lleva, pues, a la
convicción de la existencia de variaciones tipológicas
Cerámica dentro de la armonía de una misma raza, que nos induce
a rechazar de plano las influencias exóticas. Algo más:
Analizando los ceramios en su forma y expresión, se estudiando las familias de Moche hemos podido
descubre una gran diversidad de tipos cuyas comprobar dentro de un mismo hogar la presencia de una
características étnicas nos mueven a pensar en un variedad de tipos que mueven a creerlos de un origen
complejo racial o bien en una unidad de pluralidad distinto. Desde el indio de facciones finísimas (Figs. Nos.
caprichosa. Pues no es posible creer que las 137 y 138), hasta el tipo similar al negroide (Fig. No. 156),
reproducciones de tipos netamente indios, blancos, pero de facciones netamente indias. No son, pues,
mongoles y negroides se deban a la coincidencia o al influencias de razas extranjeras; son tipos autóctonos
acaso del ceramista. Han debido existir rasgos cuya perfectamente indios que se representan dentro del
particularización ha sido perpetuada por el alfarero. pueblo mochica. Existen, desde luego, desde el tipo
Y así, sobre el particular podemos asistir al siguiente refinado, de nariz fina aquilina, hasta el indio común, de
desfile de tipos raciales dentro de la cerámica: perfiles facciones vulgares y toscas y labios prominentes, como los
de gran pureza de líneas que reflejan tipos europeos de los negros. Se trata de variaciones de tipo dentro de la
(Fig. No. 131 y Fig. No. 132); caras de ojos rasgados, misma raza que, como repetimos, no reflejan, por ningún
cuyos extremos se alzan hacia arriba con pómulos motivo, influencia extraña.

106
LA RAZA

Fig. No. 131.- Escultura de facciones caucásicas, de nariz roma y tatuaje que simula barba y bigotes.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (047-005-001)

107
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 132.- Bustos retratos que permiten observar los tipos caucásicos dentro de la raza mochica.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera
(050-004-002; 049-003-004; XXD-000-005; XXD-000-003; 050-003-002; XXD-005-006)

108
LA RAZA

Fig. No. 133.- Representación de otro tipo de ojos almendrados, cuyos vértices se dirigen hacia la sien.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera
(052-006-002; XX0-000-035; 053-005-002; 050-004-003; 054-005-003; 054-005-001)

109
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No.134.- Busto escultórico que se encuentra repetido en el valle de Santa.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (054-005-002)

110
LA RAZA

Fig. No. 135.- Diferentes modelados escultóricos de hombres barbudos que parecen referirse a contados personajes.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera
(036-002-002; 036-002-004; 036-002-005; 036-003-008; 070-004-005; 036-003-001; 036-003-003; 036-003-004)

111
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 136.- Bustos retratos que permiten observar los tipos negroides de la raza mochica.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera
(049-003-003; 048-003-004; 057-003-002; XXD-000-001; 048-004-001; 057-007-001)

112
LA RAZA

Fig. No. 137.- Hermoso tipo de mochero joven. Fig. No. 138.- Gran tipo indígena de Moche,
exponente de la finura de la raza mochica.

No podemos dejar de hacer referencia también a los (Cap. LXI, Cieza de León (P) en La Crónica del Perú
“hombres barbudos”, que aparecen representados en Edic. Calpe. Madrid.)
bellas estilizaciones dentro de la cerámica. Hasta hoy Esta referencia de uno de los más distinguidos cronistas
hemos podido advertir que la mayoría representa a un de la época de la Conquista plantea claramente la sucesión
solo individuo (Fig. No. 135). de generaciones en el pueblo yunga –en el que se
Para comprender mejor la cuestión racial conviene, encuentra la raza mochica– y la diferencia capital que
además, fijar bien la atención en los tipos mocheros de realmente existía entre ellos y los runa simi o quechuas,
singulares caracteres étnicos (Figs. Nos. 137 y 138), cuya lengua muchos de ellos no pudieron aprender nunca.
sobre los que nos ocuparemos ampliamente en las Como lo probaremos después, efectivamente, la lengua
siguientes páginas. general de los incas dejó ligerísimas huellas en los llanos
de la costa norte del Perú, donde los topónimos antiguos
Cronistas son nombres genuinamente mochicas, así como numerosos
apellidos de indígenas, nombres de cosas y animales.
Los cronistas nos han dejado algunas importantes "Uno de los más arduos problemas que suscita el
apreciaciones sobre los antiguos habitantes de la costa estudio de las razas americanas, es el origen de la
norte del Perú, cuya transcripción y breve comentario historia del pueblo civilizado que habitó los valles
de nuestra parte ayudará sobremanera a la solución del septentrionales de la costa del Perú".
problema de la raza que estudiamos. Son las siguientes: (Cap. XIV, pág. 177. Sir Clements R. Markham, en Los
"... Algunos dellos tenían guerra unos con otros y en incas del Perú - Ed. Lima.)
partes nunca pudieron los más dellos aprender la Así plantea el problema uno de los investigadores
lengua del Cuzco. Aunque hubo tres o cuatro linajes de ingleses contemporáneos. Y en verdad, lo más arduo es
generaciones desto yungas, todos ellos tenían unos ritos fijar la raza costeña y, por supuesto, dentro de ella la
y usaban unas costumbres;…" raza mochica. Sin embargo, los estudios avanzan, y para

113
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 139.- Rincón de un "terrenito" mochero.

no cansar más, bástenos estas dos referencias para nuevos investigadores nacionales y extranjeros, y nadie
ayudar a la solución del problema planteado por los se ha detenido en el problema de la raza mochica,
antiguos mochicas. confundida siempre con la raza yunga o, por decirlo
mejor, la raza costeña del Perú antiguo.
Estudios de historiadores y arqueólogos Es útil informar además que muchas teorías sobre la
raza y el origen del costeño antiguo han sido
Desde que los historiadores y arqueólogos de la época ampliamente rectificadas por nuevos estudiosos y hasta
republicana trataron sobre el Perú primitivo, han por sus mismos autores.
establecido perfectamente la diversidad de razas que Es todo esto lo que podemos ofrecer a los
habitaron el Perú, y las agruparon especialmente en investigadores del momento sobre el mochica del pasado,
selváticas, costeñas y serranas. Lorente, Wiesse y Uhle cuyos caracteres raciales estamos tratando de precisar
intentan una cronología y fijación de tipos dominantes, nosotros, por primera vez, dentro de la disciplina que nos
aunque no tratan de lleno sobre la raza mochica. Más hemos trazado y con la que nos presentamos en el
bien ahondan sus disquisiciones, especialmente el último campo virgen de la arqueología peruana.
de los nombrados, en la identificación de la raza
peruana, comprendiendo varios estratos y tratando sobre EL MOCHICA DE NUESTROS DÍAS
la evolución del hombre costeño desde el plano de su
vida antropófaga. Éste afirma que halló las pruebas en El mochica de nuestros días está representado,
los basurales de Ancón, dominio de los llamados indudablemente, en los pocos indígenas de las
“pescadores primitivos” –cosa que no hemos localidades que ya hemos anotado anteriormente, y de
comprobado nosotros– hasta su estado de modo particular en el pueblo de Moche, donde vive
perfeccionamiento, patentizado en las muestras una población completamente huraña a la civilización
cerámicas de Nasca y Chicama. Igual disciplina que nos aleja de su tradición y costumbres. Los
cronológica y de distinción racial han seguido los mocheros se relacionan entre sí y se apartan de los

114
LA RAZA

Fig. No. 140.- El autor de la obra, bebiendo la ancestral chicha, con un interesante grupo de mocheras.

extraños a su raza y a su modo de vivir desde tiempos Cada casa, por lo común, está embellecida por la
inmemoriales. De allí que nuestras investigaciones se presencia de un jardín, en el cual se cultivan
hayan concretado especialmente a este pueblo, todavía esmeradamente muchas clases de flores y también
con el alma del antiguo mochica y que obra con sus hortalizas (Fig. No. 139). Viven del producto de sus
propias leyes y razones. cosechas. Maíz, maní, yucas, camotes, frijoles, arvejas,
Los caracteres étnicos generales que pueden anotarse arroz, ají y tomates son principalmente los frutos de sus
sobre el mochero son los siguientes: cara ovalada, nariz chacras, los mismos que venden en el mercado de
aquilina, ojos ligeramente rasgados, pómulos salientes, Trujillo. También cultivan árboles frutales a manera de
labios ligeramente gruesos, pelo lacio y grueso, color entretenimiento y para cercar sus parcelas.
cobrizo y estatura mediana. No hay mochero que no posea un lote de tierra de
En cuanto a su etnografía, hemos logrado obtener los cultivo y en él su hogar. En su chacra siempre encuentra
siguientes datos, que hemos dividido en tres secciones la manera de sembrar alfalfa o sorgo para el
con el fin de que pueda así apreciarse con mayor justeza sostenimiento de una o dos vacas y del “piajenito”
al mochero del presente. (burro), que constituye la parte más preciada de su
a) El mochero de la campiña. propiedad privada.
b) El mochero de la playa. En sus comidas es sobrio en cuanto a la cantidad,
c) El mochero de la ciudad. pero gusta de los alimentos bien preparados, a los que
siempre agrega el “asientito” (chicha). Sólo en caso de
El mochero de la campiña fiestas familiares o cuando es visitado, el mochero hace
abundantísimo su yantar; entonces es inagotable la
Su vivienda es pequeña y se alza siempre al lado sur de “voluntad” que presenta al “aprecio” de sus invitados
los terrenos que cultiva. Sus casitas, en su arquitectura y (Figs. Nos. 140, 141 y 142).
la distribución de sus recintos, muestran igualdad unas En lo que se refiere a la vida familiar, aun cuando el
con otras; esta forma de edificar es tradicional en ellos. hombre representa el papel de jefe del hogar, y tanto la

115
LOS MOCHICAS - TOMO I

Figs. Nos. 141 y 142.- Sugestivo rezago tradicional. Mochera de manos sarmentosas bebiendo la chicha en el originalísimo "poto". Derecha: la marinera,
baile popular en el que un mochero pone toda su alma de artista.

mujer como los hijos le confían toda clase de respetos y un extraño, adopta una prudente actitud de
de privilegiadas atenciones, éste no ejerce el gobierno observación, por lo mismo que es temeroso de la
económico, el cual corresponde exclusivamente a la censura y de la incomprensión.
mujer. Ella recoge los productos de la chacra y los Cuando se da cuenta de que la persona a quien acaba
vende; compra todo lo necesario para la casa y también de conocer es de nobles sentimientos, y recibe de ella
recibe del hombre el jornal, cuando éste trabaja por llano y afable trato, entonces el mochero se presenta tal
cuenta ajena. En esta costumbre, como se verá, se cual es, llega a grandes extremos para hacerse agradable
observan rasgos del matriarcado. y todo cuanto posee se le antoja insuficiente para
El menaje de la casa es sencillo y se halla obsequiar al amigo. Es pronto en la respuesta y agudo
convenientemente distribuido dentro de una atmósfera en el concepto, y de ello se jacta en cierto modo, pues
de orden y de limpieza. La cama está constituida por gusta, en determinadas circunstancias, de tener sus
una o dos esteras de totora extendidas sobre el suelo. “agarradas”, que son verdaderos torneos de ingenio, en
Se hace poco uso de sábanas y almohadas. El mochero los cuales luce un abundante repertorio de refranes y de
se acuesta sin despojarse de la ropa interior, pero dichos vernáculos que resumen su amable filosofía de la
siempre sujeto a una moral elevada. A la hora del vida y su experiencia cotidiana.
descanso sabe conservar la separación de individuos de Su sentido artístico, heredado a través de siglos, es
distinto sexo y de diferente edad, a fin de evitar toda bastante aguzado, y se manifiesta y materializa en la
promiscuidad, aunque esta separación, cuando el manera como el mochero arregla sus casas y jardines, y
espacio es muy reducido, no se limite sino al espeso en cómo cuida de su indumentaria, a la cual suele dar
de una estera. gran realce.
La franqueza y la alegría iluminan el espíritu del Es intransigente y conservador en cuanto se refiere a
mochero, en el cual no tienen cabida las grandes la perduración de su raza: no permite uniones con
preocupaciones. Esa franqueza y esa alegría llegan a gentes de Trujillo u otros lugares. Los pueblos con los
su plenitud cuando se halla en presencia de sus que ellos mantienen íntimas relaciones son Virú,
paisanos y amigos más conocidos. En cambio, frente a Huanchaco y Simbal. Las familias de Moche se unen en

116
LA RAZA

matrimonio con individuos de los citados pueblos, que en su carne y en su espíritu la ancestral pragmática,
en tiempos remotos, seguramente, formaron una sola válida para todos los autóctonos del Perú, que combate
agrupación, en la que se practicaba la endogamia. la pereza y la presenta como el vicio más execrable.
Frente a la ley y los convencionalismos sociales, el
mochero se ofrece con un especial y propio modo de El mochero marino
actuar. Si bien en ningún momento exterioriza su
oposición a ellos, con las normas y costumbres en su El mochero de la playa no difiere en su manera de ser del
vida, tanto individual como colectiva, evidencia su fervor de la campiña sino en cuanto a los medios que emplea
y completa adhesión a los usos e instituciones de sus para conseguir el sustento. La pesca constituye su principal
antepasados de remotas edades. actividad, y en el ejercicio de ella tiene muy presente la
La vida colectiva es propia de una comunidad idea de comunidad ajustada a derechos legítimos.
establecida en la forma característica de las civilizaciones Fuera de la pesca con espinel, que tiene carácter
peruanas anteriores a la presencia de los españoles en la personal y cuyo producto sólo se emplea en el sustento
América del Sur. Persiste en toda su fuerza el de la familia y del pescador, se practica la pesca con
colectivismo agrario, con la sola limitación de conservar fines comerciales, en la que se utilizan como elementos
cada uno la propiedad del lote de tierra que cultiva. principales el bote y la red. Dichos elementos son
La comunidad interviene voluntariamente en la propiedad de los pescadores que gozan de mayor
siembra, la cosecha y edificación del hogar. En estas desahogo económico, quienes los proporcionan a
ocasiones, el grupo no sólo presta sus servicios, sino que grupos, generalmente de doce personas, los cuales se
los impone, y es motivo de resentimiento no ser invitado comprometen a hacer por su cuenta las composturas y
a participar en la realización de uno de estos trabajos. reparaciones en el bote y en la red.
La mujer de Moche ha heredado de manera más pura Producida la pesca, se divide su producto en partes
y profunda las características de la raza; sobresale su iguales, según el número de los pescadores, más una
capacidad intelectual, que es superior a la del hombre, que toca al dueño del bote, otra al de la red y una
aun cuando nunca se ofrece más cultivada que la de última parte que se distribuye entre las personas que
aquél. Ella está dotada de excepcionales buenas ayudaron a la cala, operación que consiste en extraer la
cualidades: es fiel al marido y a la tradición, siempre se red del mar y depositarla en la orilla.
muestra bondadosa y alegre y se dedica con todas las Es digna de ser presenciada la operación del reparto:
potencias de su espíritu a los quehaceres domésticos y al la efectúa, casi solemnemente, dentro del mayor orden,
cultivo de la tierra, modo de ser que no es lealmente el piloto de la barca. Antes de dar a cada uno la parte
interpretado, a veces, por quienes se le acercan. Es mujer que le corresponde, pregunta a todos si prestan su
eminentemente práctica, con sentido realista de la vida, a aquiescencia a la distribución, y concluida ésta, los
la cual sabe enfrentarse con firme y diamantina voluntad asociados conducen el pescado a la ciudad, donde las
(Figs. Nos. 143 a 148). mujeres efectúan la venta.
Su mayor placer consiste en llevar los productos de su
chacra a mercados bastante distantes, y a menudo se El mochero ciudadano
rehúsa a vender en su mismo pueblo, aun cuando le
ofrezcan un mayor precio, por no privarse de la Sólo los tipos de mochero de la campiña y de la playa
satisfacción de recorrer caminos, en un afán de son dignos de estudio. El de la ciudad, el “enzapatado” y
movimiento y de renovación espiritual que, conciliándose el “dotor” constituyen una verdadera lepra para la
con la naturaleza de su cotidiana faena, la hace ceder a la comunidad, salvo casos excepcionales. Es egoísta, avaro
atracción que todo nuevo horizonte ejerce en el hombre y y de mala fe, defectos con los cuales hace víctimas a sus
el deseo intenso de conocer que anima a éste, cualquiera propios paisanos, a quienes explota despiadadamente, y
que sea su grado de desarrollo (Fig. No. 149). los enreda en litigios que empiezan con la hipoteca de
La mayor ofensa que puede inferirse a una mochera los “terrenitos” para concluir con el despojamiento y
es tildarla de ociosa y desaficionada a “placear”; lleva sumir a los propietarios en la miseria.

117
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 143.- Vieja mochera preparando la sopa de bodas, tradicional e Fig. No. 144.- Vieja mochera recogiendo agua de una de las acequias que
indispensable plato de los días de fiesta. cruza su pueblo.

Fig. No. 145.- Anciana mochera. Fig. No. 146.- La dulzura. Fig. No. 147.- La energía. Fig. No. 148.- El hermetismo.

Este mochero indeseable, sin las virtudes de su raza veces sorprendente, y debe a ella la culminación de
y con todos los defectos del hombre civilizado, gusta sus estudios universitarios y la obtención del título de
de vestirse los mejor posible. Se presenta con empaque “doctor”, que es su aspiración máxima y la que da la
y afectación; en sus gestos y actitudes exagera la medida de su esfuerzo mental. El título profesional
natural manera de expresarse de las personas de fino automáticamente lo desliga de la comunidad, al
trato y elevada situación social. Ambicioso de acrecentar sus ambiciones, y también de su familia, a la
notoriedad, para lograrla hace toda clase de sacrificios. que trata desdeñosamente, áspero trato que alcanza a
Hablando es verborreico y ampuloso, y le agrada tomar sus propios padres: el campesino se ha hecho
la palabra en las reuniones para enquistar en sus frases ciudadano y reniega de su origen, conflicto
mal trabadas términos rebuscados, muy especialmente magistralmente planteado por la literatura moderna en
cuando se percata de que su auditorio no puede obras como M´ijo el doctor, de Florencio Sánchez.
comprenderlo. Su tema principal es la política. Su Tomando a los mocheros en conjunto, es de
inteligencia es limitada, pero posee fértil memoria, a importancia anotar ciertas prácticas, tales como sus

118
LA RAZA

Fig. No. 149.- Mocheras enérgicas y confiadas que portan los frutos de sus
chacras al mercado de Trujillo.

ceremonias fúnebres, íntimamente ligadas con las como en el día de los difuntos (2 de noviembre), los
costumbres de sus remotos antecesores. familiares visitan el campo santo donde, entre lloros,
Cuando un mochero adulto vuelve al seno de la depositan en las tumbas ofrendas florales, blandones y
madre tierra, sus familiares, especialmente las mujeres, las viandas que fueron de mayor agrado de quien
expresan el dolor que los embarga por medio de duerme para siempre. Esta costumbre, tan llena de color,
relatos vertidos entre lágrimas y con un quejumbroso es una supervivencia del culto a los muertos que
tono de salmodia, en los que se ponen de relieve los practicaron sus antepasados.
méritos que hicieron fecunda la vida del difunto. A los El pintoresco pueblo de Moche, de florida huerta, a
relatores de los hechos se les llama “llorones”. Si el pesar del mar austral, que no deja de cantarle nunca y
desaparecido fue una persona de importancia y de que es todo trasiego y renovación, es un pozo del
holgada situación económica, se suman a las plañideras tiempo, raíz del ayer. Una robusta gavilla de costumbres
familiares otras que son contratadas especialmente para originales de intensa emoción lo individualizan, y no es
el caso; el número de éstas indica el mayor o menor raro ver desligarse a lo largo de su campiña perfumada
valimiento del extinto. Los lloros y lamentos se inician las escenas de la agricultura y las prácticas de otros días,
en cuanto expira el enfermo, y se renuevan como devoción a un pasado que convive con los
constantemente y sin variación alguna a la llegada de mocheros, que se hace más hondo en su sentimiento y
cada uno de los parientes. que el mochica supo volcar en sus cacharros, donde su
Si el muerto es un niño, lo visten con una mortaja recuerdo ha quedado perennizado.
blanca y lo adornan con flores en gran profusión. Luego,
lo sientan en una silla para el acto del velorio, y se CONCLUSIONES
ofrecen a veces, en homenaje del fallecido, hermosas
danzas autóctonas. Después de haber logrado el propósito de presentar los
Producido el deceso, los familiares tienden en el suelo tópicos que nos trazamos y las investigaciones realizadas,
las vestiduras del difunto y las velan durante ocho días. queremos concluir expresando nuestro pensamiento sobre
En este espacio de tiempo los rezos se suceden la cuestión racial, el valor de nuestro estudio en las
ininterrumpidamente. excavaciones, el trato con los naturales y el análisis sobre
Tanto en el aniversario de la muerte del ser querido el material cerámico.

119
LOS MOCHICAS - TOMO I

Si bien muchas de las osamentas las hallamos en primitiva adoración de los animales y fuerzas de la
deplorables condiciones –especialmente los cráneos, que naturaleza hasta que, lentamente, en un estadio superior de
en su mayoría se habían desintegrado–, las excavaciones su evolución, vuelven su inteligencia hacia ellos mismos,
practicadas por nosotros en los valles de Chicama y Santa después de haber captado el mundo circundante, y crean
Catalina nos han permitido llegar a la conclusión de que una divinidad antropomorfa con breves rasgos de las
los antiguos mochicas eran dolicocéfalos y braquicéfalos, deidades felínicas.
tal como después fue ratificado por las mediciones Una de las teorías de inmigracionismo, aparentemente
practicadas por el doctor Weiss. Los chimús, cuyos más lógica, que se conoce es la del origen asiático del
cadáveres no son enterrados decúbito dorsal como los hombre americano. Pero aquí cabe indicar las siguientes
mochicas, sino sentados, son ya dolicocéfalos, ya objeciones: si los invasores amarillos vinieron a través del
braquicéfalos, y predomina la ultrabraquicefalia por Estrecho de Behring, ¿por qué vemos surgir civilizaciones
deformación artificial. Esta particularidad nos hace pensar elevadas sólo en México, Centroamérica y el Perú? Lo real
en la posible invasión de los extranjeros después de hubiera sido que el mayor florecimiento de la civilización
eclipsado el dominio mochica. americana se operara en Norteamérica. Además, ¿cómo es
En momentos en que se imprime esta página estamos posible que los asiáticos no hayan traído consigo el
descubriendo las primeras tumbas en Cupisnique, que caballo, el reno y la oveja? Antón, refiriéndose a este
describiremos oportunamente en el capítulo que mismo tema, dice: “Sin negar la posibilidad de la
dedicamos al culto a los muertos. población asiática en el Nuevo Mundo, entiendo que
Los cráneos hallados son mesocéfalos y en algunos se presenta muchos y muy fundados inconvenientes, porque
ha comprobado la deformación artificial. La técnica es en los tiempos históricos no hemos conocido jamás
diferente de la chimú. La deformación se hacía ninguna inmigración de estas gentes sibéricas a través del
cuidadosamente, de tal manera que la parte posterior de la Estrecho de Behring”. Ahora, si las aguas de la corriente
cabeza era casi vertical. asiática Kuro Shibo trajeron arrastradas barcas japonesas y
Los cráneos hallados en los fardos funerarios de los chinas sin control a las costas americanas, ¿por qué sus
enterramientos de Paracas son dolicocéfalos. En Nasca tripulantes no trajeron siquiera un puñado de arroz? ¿Y
también se encuentra este tipo de cráneos. Es interesante por qué no nos legaron su lengua y su escritura? Existe
anotar que tanto en Paracas como en Cupisnique se una aseveración de Paz Soldán de que el idioma yunga se
observa la deformación artificial craneana, la cual es, por asemeja mucho al chino, y subsiste la tradición de que un
supuesto, exagerada en Paracas. chino llegó a entenderse con los indios de Lambayeque,
En los cementerios netamente incaicos encontrados en pero tal aserción carece de fundamento, ya que no hay
la hacienda Salamanca, la totalidad de los cráneos, junto tal similitud de lenguas. Francisco Loayza también ha
con los cuales hemos hallado la cerámica inca del norte, querido probar que descendemos de los japoneses, y
son braquicéfalos. como fundamento de su romántica tesis presenta en su
Las diferentes teorías existentes sobre el origen de las libro sobre el particular las fotografías de unos objetos
razas de América, como ya lo dijimos antes, están fundadas que, según afirmaba, habían sido exhumados en las
en simples y escasísimas analogías basadas en similitudes ruinas de Chan Chan, objetos que no eran auténticos,
de detalles de construcción, lengua, religión y costumbres. sino simplemente frutos de la habilidad manufacturera de
Un estudio comparativo de las culturas peruanas, quienes comercian con los ceramios y objetos antiguos.
manifestación espiritual del hombre que pobló estas Tal tesis fue desbaratada por nosotros, que comprobamos
regiones, nos permite aseverar que no hay influencia de la ilegitimidad de dichas antigüedades en un artículo que
pueblos extraños, pues al estudiar el desarrollo de su arte y publicamos en El Comercio de Lima.
sus mitos apreciamos una evolución lenta y natural debida Muchos arqueólogos se afanan en derivar las culturas
a su propia capacidad y esfuerzo. En su cerámica el estilo peruanas, y muy especialmente la mochica, de las
es propio y se desarrolla desde los cacharros toscamente culturas centroamericanas, y hacen notar ciertas
modelados hasta los bellísimos huacos retratos que no manifestaciones culturales similares, teoría que tiene
admiten comparaciones. En sus creencias arrancan desde la necesariamente que influir también en las características

120
LA RAZA

raciales de los pobladores del norte del Perú. Pero no consecuencia, su antigüedad se remonta a cientos de
debemos confundir: se cometería un gravísimo error al miles de años. Nosotros consideramos al hombre de
considerar influencias de otros pueblos por el solo hecho América autóctono.
de existir cierta similitud en las construcciones o en los Si el estudio del hombre americano ha permitido la
motivos artísticos. más extraordinaria floración de ideas sobre su origen y
El mundo está regido por las mismas leyes que el trayectorias, igual diversidad y frondosidad en puntos de
hombre descubre poco a poco en relación con el vista se comprueba en cuanto concierne al hombre
desarrollo cultural y que aplica en la vida de acuerdo con peruano, y tanto que hasta hoy no se ha hallado el punto
sus necesidades. El mecanismo biológico humano tiene un de contacto que permita establecer una síntesis definitiva.
órgano creador de ideas, similar en todas las razas: el Sigue en pie el problema de cómo apareció en el dialecto
cerebro. Por lo tanto, en condiciones de ambientes y el variado suelo peruano el primer representante
similares y en un nivel cultural del mismo grado, existe la humano y de cómo fue desarrollando sus posibilidades en
tendencia de crear cosas parecidas, sin que esto signifique la cultura hasta integrar agrupaciones que le permitieron
que exista conexión entre uno y otro pueblo. No porque lograr un noble progreso espiritual y material, del que han
encontramos las construcciones piramidales en México, quedado restos de excepcional importancia.
Egipto y Perú vamos a aseverar que existió conexión entre Nosotros nos inclinamos a creer también en el
estos pueblos. Esta forma de construcción obedece a leyes autoctonismo del hombre peruano y, más aún, en su
arquitectónicas que descubrieron los hombres al pretender desarrollo sobre los llanos de la costa.
construir monumentos sólidos. La fuerza del Ciñéndonos estrictamente a la observación de los
desplazamiento obligó a inclinar las paredes exteriores; la ceramios antropomorfos, bien podemos adelantar los
necesidad de extraer los peces del agua creó el anzuelo; la siguientes caracteres étnicos para el habitante mochica
de cocer ropa dio origen a la aguja. Todos los pueblos del del pasado: nariz fina y aquilina, cabellos lacios y
orbe descubrieron estos dos implementos sin que haya gruesos, barba (poco común) bastante rala; tez en una
habido, por cierto, conexión alguna entre uno y otro. gama de variación del amarillo carne al bronce intenso
Si bien es cierto que se ha adelantado mucho acerca (Figs. Nos. 150 y 151).
del origen del hombre americano, sólo podemos El mochica fue constante obrero de su superación; de
aseverar que su existencia en el continente, como tipo carácter paciente y sumiso, era respetuoso de sus leyes y
inconfundible, con características propias, respecto del amoroso de sus jefes, a quienes veneró aun después de
Viejo Continente, es un hecho innegable. Se han muertos. De moral alta, fueron severos en sus castigos y
encontrado muchos documentos etnológicos que llegaron a la crueldad con sus enemigos. Dotados de un
demuestran que el hombre existió en América desde minucioso espíritu de investigación debidamente
época remotísima. Ameghino afirmó que el hombre de sistematizado, nos los muestran los métodos que utilizaron
las pampas (Monte Hermoso, Argentina) provenía del en la agricultura. Su ímpetu guerrero no lo emplearon sino
período terciario, y sentó una audaz y original teoría para mantener sus dominios en una limitada extensión
acerca del Tetraprothomo. En su concepto, éste territorial. Su fantasía, siempre encendida y multiforme, les
representaba la forma ancestral del hombre, y considera permitió hacer maestras representaciones del natural y
al Pithecantropus erectus de Java como su descendiente, concebir símbolos e idealizaciones en sus ceramios.
no como su antecesor. La teoría de Ameghino ha sido Espiritualmente se hacen acreedores de nuestra admiración
duramente rebatida por muchos hombres de ciencia que por su inteligencia aguda y su gran temperamento
han disentido de él y han sentado nuevas opiniones. artístico; por la vivacidad y extraordinaria riqueza de su
Los últimos descubrimientos cerca de Punta Arenas, imaginación; por su sentido práctico, cuando así lo exigía
en Tierra de Fuego, y en las planicies de Norteamérica, la realidad; y por su capacidad de empresa y de trabajo,
donde se ha encontrado un caballo primitivo (Equs que les permitió iniciar y culminar obras ingentes, como lo
anticus), con una punta de lanza incrustada en el hueso demuestran sus monumentos y sus canales de irrigación,
parietal, permiten afirmar ya la existencia del hombre que subsisten a través de los siglos y a pesar de la obra
en el tiempo en que el caballo aparece, y en demoledora del tiempo.

121
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 150.- Bustos retratos que permiten observar los tipos indios mochicas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera
(XXD-000-004; XXC-000-016; XXC-000--032; XXC-000-037; XXC-000-006)

122
LA RAZA

Fig. No. 151.- Cuerpos escultóricos que permiten observar los diferentes tipos raciales dentro del pueblo mochica.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera
(XSC-006-004; 035-009-009; 035-002-009; XSC-006-006; 034-006-009; 061-004-005)

123
LOS MOCHICAS - TOMO I

NOTAS SOBRE LAS ILUSTRACIONES familia de Moche. A pesar de que son muy parecidas, las
comparamos con las figuras Nos. 157 y 159 de los
La figura No. 152 corresponde a una india legítima, huacos que ofrecemos en la misma página, y
perteneciente a una familia llamada Yupanqui, radicada encontramos las mismas facciones. Dentro de esta misma
en la hacienda Chiclín. Posee los rasgos característicos del familia observamos al hermano menor, que es un
autóctono, pero en cambio difiere mucho por el color, verdadero exponente del tipo indio, finísimo. Estas
que es enteramente blanco. Teniendo en cuenta esta captaciones harán ver claramente las modificaciones
particularidad, consideramos este tipo como punto de naturales que se operan dentro de una misma raza, sin
enlace con aquellos huacos retratos que poseen ciertas y que haya influencias extrañas, pues lo único que ocurre
marcadas peculiaridades caucásicas (Fig. No. 153). es la presencia de una mayor o menor finura del tipo.
En nuestro anhelo de poder presentar un indio Las figuras Nos. 160 y 161 representan prototipos de
auténtico con características mongólicas, hemos huanchaqueros, descendientes de viejas familias pescadoras
encontrado también dentro del personal de la misma radicadas en ese pueblo. Su atavismo aún está patente
hacienda el tipo que aparece en la figura No. 154. dentro de la conservación del apellido netamente genérico
Sobre él hemos hecho una minuciosa investigación de y propio. La figura 162 corresponde a una mochera vulgar
su pasado; es decir, hemos buscado el origen de sus que conversa, con la costumbre de llevar al hombro el
familiares más lejanos y hemos llegado a comprobar rebozo o manto, y que utiliza como vestimenta el simple
que no ha habido dentro de ellos ninguna influencia camisón sin mangas y el característico manto envuelto
asiática. Las facciones de este tipo, como se ve, son alrededor de la cintura, que se la cubre a manera de traje.
muy similares a las que ostenta el huaco mochica de la Este mismo tipo lo vemos frecuentemente representado en
figura No. 155. los huacos mochicas, con los ojos ligeramente oblicuos. La
Dentro de los tipos negroides, hemos conseguido los otra (Fig. No. 138) corresponde a un pequeño hermano de
que presentamos en las figuras Nos. 156 y 158, hermanas la vieja familia a la que nos hemos referido, y que viene a
de padre y madre, y pertenecientes a una viejísima ser el prototipo del mochero fino.

Fig. No. 152.-


Genuino exponente
de la indígena de
color blanco.

Fig. No. 153.-


Escultura mochica que
expresa facciones
caucásicas.
Museo Arqueológico
Rafael Larco Herrera
(005-005-002)

124
LA RAZA

Fig. No. 154.- Tipo


indígena de facciones
netamente asiáticas.

Fig. No. 155.- Cabeza


escultórica con
similares facciones
étnicas al indígena de
la figura 154.
Museo Arqueológico
Rafael Larco Herrera
(054-003-001)

Fig. No. 156.-


Mochera de facciones
gruesas del tipo
negroide.

Fig. No. 157.- Cabeza


retrato de cerámica de
facciones
vulgares negroides.
Museo Arqueológico
Rafael Larco Herrera
(XXC-000-003)

125
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 158.-


Mochera cuyas
facciones son muy
similares a las del
huaco representado
en la figura 159.

Fig. No. 159.- Otra


cabeza retrato de
facciones vulgares
negroides.
Museo Arqueológico
Rafael Larco Herrera
(XXC-000-021)

Fig. No. 160.- Huanchaquera Fig. No. 161.- Ucañan. Joven y Fig. No. 162.- Tipo vulgar Fig. No. 163.- Mochera cuyo
de cara redonda y hermosas valeroso pescador de mochera con rasgo vestido es similar al que usan las
facciones. huanchaquero. asiáticos. mujeres acomodadas en Moche.

126
LA RAZA

Fig. No. 164.- Bellísimo tipo de india costeña.

127
LA LENGUA

S
ÓLO EN EL DEPARTAMENTO DE LAMBAYEQUE, en particular nos daría muchos nombres más que no
pueblos indígenas como Ferreñafe, Eten, Illimo y queremos recargar dentro de este breve análisis del
otros, donde se conservan aún las costumbres y estudio lingüístico.
tradiciones de los antiguos pobladores de la costa norte A ciencia cierta sabemos que la lengua mochica fue
del país, se vislumbran rezagos de la lengua “yunga” o hablada por los chimús y que éstos la llevaron consigo a
“mochica”, lengua que fue la que por lo general se usó en todos los pueblos conquistados hacia el sur y hacia el
estas regiones, y comprende a Moche y todos los demás norte. Cabe entonces preguntar: ¿Fue esta lengua tan
valles que formaron el territorio de los mochicas. Dichos difundida, entonces, la que hablaron los mochicas? Si no
rezagos saltan de una serie de voces usuales en el hablar es así, ¿pudo su verdadera lengua, propagada en un
diario y de la toponimia, que es muy interesante, por extenso territorio, desaparecer en el transcurso de pocos
ejemplo, en el valle de Chicama y en Moche. Así, en el siglos desde el momento que aparecen en su suelo los
valle de Chicama subsiste el nombre Ascope, voz mochica ceramistas con nuevas formas y técnicas? Si, como más
degenerada que se deriva de Azcopeuc, que significa “de tarde probaremos, las modificaciones de la cerámica
la parte alta”. Es el nombre del importante distrito de la provienen de la influencia del Tiahuanaco, ¿fueron, acaso,
provincia de Trujillo, que efectivamente está situado en la los hombres del sur los que trajeron una nueva lengua a
parte alta del valle de Chicama. Cajanleque y Ananleque, estas regiones? ¿O son los chimús, originarios de centros
nombres de haciendas antiguas que hoy están culturales del norte, los que hablaban una lengua diferente
comprendidas en la Negociación Chiclín, vienen ambos de de la mochica? Nosotros nos inclinamos a creer que los
la voz mochica An-Alaec, que significa “casa del jefe”. En alfareros de la cerámica bícroma hablaron la misma lengua
Moche aún existe el cerro conocido por los indígenas con que sabemos hablaban los chimús, o por lo menos, si fue
el nombre de Pisun, que proviene de la voz mochica una lengua nueva, en ella tuvieron una influencia decisiva
Pessac-an, la “casa de los cóndores”; y así es: en las antiguas lenguas que se hablaban en el litoral. Bajo
determinadas fechas del año bajan a esta pampa desde los todo punto de vista, el estudio que a continuación
Andes los cóndores que impresionaron mucho a los ofrecemos es de interés para quienes se dedican a las
antiguos mochicas, y cuyos artistas perpetuaron en su investigaciones filológicas, ya que se trata de la lengua
maravillosa cerámica. Un estudio detenido sobre el más antigua del norte del Perú.
He aquí el estudio:
Fig. No. 165.- Posible representación de una An Alaec o, en lengua
Para tratar del idioma mochica no poseemos más
mochica, "casa del jefe". documentos que El arte de la lengua yunga o mochica,

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LOS MOCHICAS - TOMO I

escrito por don Fernando de la Carrera Daza, cura y A lo dicho por Polo se opone el Dr. Villarreal, quien
vicario de San Martín de Reque, el año 1644, y el estudio dice:
y la gramática que de esta lengua publicó el Dr. Federico "El señor Polo supone que el mochica y el yunga son
Villarreal en el año 1921. lenguas diferentes cuando es la misma y, además, esa
En esta última publicación, el Dr. Villarreal corrigió los lengua que llama SEC no existe, porque dice que el
errores de impresión de la obra original e hizo la mochica se hablaba desde Trujillo hasta Tumbes y la
traducción al castellano de algunas palabras cuyo SEC en los pueblos intermedios, lo que indica
significado no había anotado el vicario de Reque. Este ignorancia en la geografía de la costa norte del Perú y,
trabajo le obligó no sólo a investigar el estado actual de la además, Garcilaso, si bien cita a los caciques de
lengua mochica, sino que, para poder hacer una obra, CUISMANCU, CHUQUIMANCU y CHIMU, no dice que
también a someterla a las reglas del latín, que por cierto hablaban distintos idiomas. Zárate confirma esta
no le corresponde. variedad de lenguas al suponer tres razas pobladoras
Por este motivo, el Dr. Villarreal, en su introducción a del norte del Perú: YUNGAS, TALLANES y MOCHICAS,
la gramática, dice: cuyo hecho está acreditado por los hombres geográficos,
"Me propongo dar a conocer la lengua yunga o y nos hace conjeturar que los pobladores de la
mochica usando el arte del cura de Reque, pero empleando provincia de Pataz tendrían otra lengua y que
otro método y prescindiendo del latín y dando reglas debieron venir del Oriente o del Norte a establecer a la
siguiendo la gramática". izquierda del Marañón. Otro error geográfico, porque
Ajustados a estas reglas, ofrecemos un estudio sucinto la provincia de Pataz está entre el Marañón y el
de la lengua mochica. Huallaga y las orillas de un río se determinan
poniéndose en el sentido que corre el agua".
ALGUNAS CONSIDERACIONES No estamos de acuerdo con lo que opinan los autores
indicados, y para contradecirlos, nos basta aducir el hecho
El historiador don José Toribio Polo, en sus apuntes sobre de que desde Pacasmayo hasta el valle de Nepeña
Trujillo y sus obispos, dice: encontramos nombres de ciudades, acequias, cerros y
"A mediados del siglo XV se había formado en el litoral monumentos con raíces mochicas, lo cual demuestra que
norte del Perú un reino, desde Tumbez a Pativilca bajo el dentro del territorio mochica se habló la lengua mochica.
cetro de Chimú. La esposa del Monarca era designada con No nos toca hacer apreciaciones sobre si más tarde los
el nombre de CHACMA, de donde vino el de CHICAMA, chimús usaron la misma lengua, modificada por el
puesto al valle y el asiento de la corte fue CHANCHAN. El transcurso de los años, y si extendieron su uso desde
dominio de CHIMU abrazaba los cinco valles de TUMBEZ hasta CUISMANCU; pero es lógico suponer que si
PARAMUNCA (Patihuilca), HUARMI (Huarmei), SACTA ellos adoptaron esta lengua, debieron de haberla difundido
(Santa), HUANUPU (Guañape) y CHIMU. Existían allí e impuesto en todos los territorios que conquistaron.
PACATNAMU (Pacasmayo), LLOC (San Pedro), SAÑA, La anexión de algunas voces propias de los pueblos
CHUNGALA, CHANCHAN, PARAMUCA y otras poblaciones. conquistados a la lengua impuesta por los conquistadores
Se hablaban en este vasto poblado territorio tres dio lugar a variaciones dentro de la misma lengua, y
lenguas: la SEC en los pueblos vecinos al desierto de seguramente estas variantes, no estudiadas con calma por
SECHURA; la MOCHICA desde PACASMAYO, MOTUPE y el señor Polo, motivaron su clasificación en tres lenguas:
los pueblos próximos a éste, al N. de Trujillo hasta sec, mochica y quingnan.
Tumbez; y la YUNGA o QUINGNAN, que era la principal El Dr. Villarreal denomina yunga o mochica a la lengua
de Trujillo, al S. no sólo hasta Pativilca sino en el que se habló en el norte del Perú. Nosotros consideramos
CUISMANCU que era la región en que estaba impropia esta denominación. El nombre “yunga” significa
PACHACAMAC, RIMAC, CHANCAI y HUAMAN. Más al sur gente de la costa, habitantes de las tierras cálidas y es,
en la región de CHUQIMANCU, RUNAHUANAC HUARCU, además, voz quechua.
MALA y CHILLCA se habla también la lengua mochica". “Yunga” o “yunca” es designación general que no
(Cita de Comentarios Reales, Garcilaso) puede emplearse para denominar una lengua de mucha

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LA LENGUA

particularidad. Acaso esta confusión tenga su origen desde aunque saben la serrana, hablaban la suya más de
los incas, que erróneamente llamaron yunga a la lengua ordinario que la otra, y es forzoso que el cura que los
que hablaban los hombres norperuanos. doctrinare la sepa".

MORFOLOGÍA GENERAL
PROPAGACIÓN DE LA LENGUA
Como el idioma mochica está casi muerto, no nos
A la fecha han pasado 295 años desde la publicación de ocuparemos de su pronunciación. El vicario de Reque no
El arte de la lengua mochica o yunga, y las cuarenta mil dice cuáles eran las letras de su alfabeto; pero es
personas que entonces hablaban estas lenguas se han evidente que en él no existían los sonidos de la b, j, k,
reducido a unos pocos habitantes del pueblo de Eten, de w, y que faltaban otros, principalmente el de una vocal y
la provincia de Chiclayo. el de una consonante.
Según la lista del vicario de Reque, los pueblos que en Las vocales eran seis, y para reemplazar la que faltaba,
1644 hablaban la lengua mochica eran los siguientes: que principiaba con la e y terminaba en u, el autor aceptó
EN EL CORREGIMIENTO DE TRUJILLO: Santiago, el diptongo latino ae.
Magdalena de Cao, Chocope, valle de Chicama, Paiján. El sonido consonante que faltaba era parecido a la ch,
EN EL CORREGIMIENTO DE SAÑA: San Pedro de Lloc, y el cura optó por expresarlo con una c y una h al revés:
Chepén, Jequetepeque, Guadalupe, Pueblo Nuevo, Eten, c . “Esta invención –dice el referido autor–, que nadie la
h

Chiclaiep, San Miguel, Santa Lucía, Parroquia de Saña, había propuesto, permitía la escritura, y oyendo en la
Lambayeque con cuatro cuartos, Reque, Omensefec, práctica el sonido que reemplazaba, era fácil su adopción”.
Firruñap, Túcume, Illimo, Pacora, Mórrope y Jayanca. Otros sonidos eran indicados por la combinación de
EN EL CORREGIMIENTO DE PIURA: Motupe, Salas nuestras letras como: lzh- xll- rv- ss- aio- ng- c- x.
(anexo de Penachi), Copis (anexo de Olmos), Frías y Tratándose de la dificultad de pronunciación de la
Huancabamba. lengua mochica, el cura de Reque expone lo siguiente:
EN EL CORREGIMIENTO DE CAJAMARCA: Santa Cruz, "Propuse las dificultades de esta lengua a los religiosos
San Miguel de la Sierra, Ñopos, San Pablo, la doctrina de padres de la Compañía de Jesús, sus varios modos de
las Balsas del Marañón, una parcialidad de Cajamarca, hablar y su escabrosa pronunciación, y convenciéronme
Cachén, Guambos y otros muchos lugares de la sierra con decir que mejor era tener alguna luz de ella que
cajamarquina, como el valle de Condebamba. totalmente no la hubiese, como no la habido hasta aquí.
Con este intento me propuse hacer este arte, en el que he
"En todos estos pueblos" –dice el citado autor– "habrá procurado poner lo que he podido acomodar conforme al
más de cuarenta mil almas, que aunque es verdad que se latino; no aseguro saldrán por él consumados, porque no
diferencian algunos de otros en pronunciar los verbos y consiste el saber de esta lengua sólo la gramática de ella y
vocablos, en realidad de verdad, la lengua toda es una. La copia de vocablos y verbos, sino en la pronunciación, que
razón porque en la sierra se habla esta lengua, teniendo es tan dificultosa y que faltan a nuestro abecedario letras
los serranos la suya natural, que es la que llaman la con qué pronunciarlas y con qué escribirlas y no es posible
general del Inca, es porque cuando el dicho Inca bajó a escribir la pronunciación, los sonetos y modismos con que
conquistar estos valles, viendo la ferocidad de sus se habla, toda tan importante, que en faltando algo de
naturales, por la resistencia que le hicieron, sacó de todos esto, o se dice o se entiende diferente del intento o no se
los pueblos cantidad de familias y las llevó a la sierra y dice cosa. Pero esto se perfeccionará con el uso entre los
repartió en pueblos diferentes, tomándolos como sus indios en seis u ocho meses. Para ver si puedo facilitar el
rehenes, porque no se le alzasen estos en los valles y para modo de pronunciar, me he valido de un diptongo latino,
disminuirles las fuerzas, como consta en la descripción que que es este, ae, que es vocal, cuya voz o nombre no se
de las cosas del Perú hizo Garcilaso de la Vega Inca. Estos puede escribir. Pero sábenlo los indios de este pueblo de
indios, pues, que dicho Inca llevó de los valles, desde Reque a quienes yo he enseñado, de quienes los que
aquellos a estos tiempos conservan su lengua materna. Y gustaren, los podrán aprender, en faltando yo....."

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LOS MOCHICAS - TOMO I

En nuestro trabajo emplearemos el convenio gráfico Género


usado por el vicario de Reque, respetándolo de la
misma forma que lo hizo el Dr. Villarreal al hacer sus En el mochica no hay géneros. Solamente hay una palabra
estudios sobre la lengua mochica. Sólo es de lamentar para cada animal, sea macho o hembra.
que el competente licenciado Carrera, al ocuparse del Para la determinación del género se emplean las
idioma hablado, no haya concedido la menor atención voces siguientes: ñangcu, macho; ñofaen, hombre;
al idioma escrito, pues es de suponer que en el año mecherraecco, mujer. De esta manera se tiene: ñangcuio
1644 aún se podía tener noticias de la convención col, caballo macho; ñofaeno col, caballo macho;
gráfica mochica. mecherraecco col, yegua.

MORFOLOGÍA ESPECIAL Número

La obra del licenciado Carrera consta de cuatro libros. En el mochica se usa muy poco el plural. La explicación
En el primero se ocupa del nombre y del pronombre; que da el cura Carrera es la siguiente: “La razón porque
en el segundo, del género; en el tercero, del verbo y los indios no usan el plural es porque al singular le
las partículas, y en el cuarto, que es un resumen del allegan un nombre adjetivo de muchedumbre, como
anterior, explica: “Ha parecido conveniente poner en tunituni ñofaen, que en rigor no dice ‘muchos hombres’,
este libro cuarto todo lo que en esta lengua se puede como ellos lo entienden, sino ‘muchos hombre’ o ‘mucho
acomodar con el de la latina”, y a esto añade: “Otros hombres’, lenguaje bárbaro, pues falta la concordancia
infinitos modos de hablar tiene esta lengua, que fuera del número con la forma gramatical latina. Izcaec
confusión ponerlos todos y hacer este arte inacabable, mecherraec entienden por ‘todas las mujeres’, y no dice
y por excusar los remito al maestro que los explique y en rigor sino ‘toda mujer’; pero ellos entienden, y es
dé a entender, sacando por los ya dichos los más que preciso ir con su modo, pues es para entenderlos y que
se forman”. ellos nos entiendan a nosotros”.
El Dr. Villarreal no es del mismo parecer que el vicario,
Artículo y dice: “Cada idioma tiene su carácter y es más sencillo
cuando tiene menos reglas, y el latín no está en caso”.
En el segundo libro de El arte de la lengua mochica dice Pero el mochica, además de las palabras tunituni
el cura de Reque que en esta lengua no hay artículo, y (macho) e izaec (todo), tenía la terminación aen, que
que esto proviene de que en ella, así como en la quechua, formaba el plural ñofaen aen, hombres. La partícula aen se
la presentación determinada de los objetos se manifiesta pronuncia separada para que se entienda el plural, y
por el propio mecanismo de los términos. algunos nombres hacen síncopa al formar el genitivo, pues
la terminación del plural se pone después.
Sustantivo
Caso
Cuando el sustantivo termina en consonante se forma
el genitivo añadiendo aer-ó; y cuando acaba en vocal, De los seis casos de declinación en la lengua mochica, el
se le agrega ng-o. Esto tratándose de los sustantivos en nominativo, acusativo, vocativo y ablativo son iguales;
general, pero cuando se quiere dejar mejor expresada solamente hay que formar el genitivo y el dativo. El
la idea de posesión, se les agrega ss, si acaban en genitivo se forma del nominativo, y el dativo del genitivo,
vocal, sin que haya regla general cuando terminan en agregando la partícula paen, que equivale a “para”. Cuando
consonante. También estos segundos sustantivos el nominativo termina en consonante, se forma el genitivo
forman su genitivo añadiendo eio; de manera que agregando la partícula aero; cuando acaba en vocal se le
tienen dos genitivos. Y todavía tienen un tercer agrega ngo; en los casos especiales de parentesco se añade
genitivo que se forma suprimiendo la o, y se emplea eio. Para el dativo se agrega al genitivo la partícula paen.
en la voz pasiva. Los demás casos son iguales al nominativo, y debe

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LA LENGUA

agregarse para el ablativo la preposición correspondiente, buena mujer; peño nepaec, buen árbol; utzho col,
como len, que significa “con”. caballo grande; facc a, pobre; pisso, malo; taerraec,
Nominativo: el muchacho, cholu; genitivo: del flojo; opaizti, tonto; tzchuto, pequeño; nocssi, goloso;
muchacho, cholu ngo; dativo: para el muchacho, cholu omor, ladrón; campisso, bellaco.
ngo paen; acusativo: al muchacho, cholu; vocativo: No hay la misma variación en el caso siguiente:
muchacho, cholu; ablativo: con el muchacho, cholu len. izacaec ñofnaero, de todo hombre; izcec ñofnaero paen,
En el caso especial de parentesco se tiene: para todo hombre.
Nominativo: la madre, eng; genitivo: de la madre, Cuando están sustantivados varían. Por ejemplo:
eng eio; dativo: para la madre, eng eio paen; acusativo: a izcaero, de todo; izcaero paen, para todo.
la madre, eng eio; vocativo: madre, eng eio; ablativo: con Los adjetivos nominales y otros cualesquiera se
la madre, eng eio len. ponen en el caso del sustantivo: tunituni ñofaen, mucho
También pueden hacerse síncopas, por ejemplo: nofn hombre; onaec ñofaen, un hombre; aio mecherraec,
aerr, del hombre; ñofn aerr aeno, de los hombres; ñofn aquella mujer; mitcan moin pei, tráeme hierba; tan
aerr opaen, para el hombre; ñoín aerr aen o paen, para ñofaen, con un hombre. Superlativo: campeño ñafaen,
los hombres. muy buen hombre; izcaec ñofaen lequich, de todo
La dificultad del mochica es que existen dos hombre. Comparativo: lec na tarr oz tzhan
nominativos: el primero, que comprende todo género de maeiñlequich, eres tú más pequeño que yo.
cosas en las cuales no hay propiedad ni señorío, y que
se forma de este modo: Pronombres
El caballo, col; la manta, chilpi; el ave, la gallina,
ñaiñ; la manta de dormir, chuscu; la barriga, polquic; el Los pronombres, como son particulares, sólo tienen un
muchacho, cholu; el perro, fanú. genitivo, y de éste se obtiene el segundo genitivo
El segundo sustantivo se usa cuando hay propiedad o suprimiéndole la o.
dominio de la cosa, y se junta con posesivos. Este Los genitivos de los pronombres personales se
segundo sustantivo se forma del general, y si termina en convierten en pronombres posesivos suprimiéndoles la o
vocal se le añade ss. Así, de chilpi sale chilpiss; de del genitivo; de mí, maeiño, se tiene maeiñ, mío; de ti,
chuscu, chuscuss; de cholu, choluss; de fanú, fanúss. tzhaengo, resulta tzhaeng, tuyo; de aquél, aiungo,
En todas las oraciones que tuvieran propiedad o proviene aiung, suyo; de nosotros, maeicho, se tiene
posesión de la cosa se empleará esta segunda clase de tien maeich, nuestro; de vosotros, tzhaeicho, sale
sustantivo, y todos estarán seguidos de un posesivo, tzhaeich, vuestro; de aquéllos, aiungaeno, se forma
como mío, tuyo, suyo, y todos los genitivos de estos aiungaen, suyos.
segundos nominativos se formarán agregando eio; Con el sustantivo particular tendremos: maeiñ ef,
ejemplo: chicho paecaess, creador; chicho paecaess eio, padre mío; tzhaeng eiz, hijo suyo; aiung an, su casa.
del creador. Con el segundo genitivo resulta la expresión: maeiñ
Las terminaciones de los genitivos son tres: aero, efe chilpiss, manta de mi padre.
ngo, eio, que se sincopan formando tres nuevos Con el primer genitivo resultan las oraciones:
genitivos. A los dos primeros se les suprime la o y al mouch ilpi ang maeiñ engio, esta manta es de mi
tercero la io; así, del viejo, quixmic aero, se convierte en madre; mouchilpi ang maeiñ efeio paen, esta manta es
quixmic aer; del hombre, ñofnaero se hace ñofnaer; de para mi padre.
la manta, chilpi ngo pasa a ser chipling; y del padre, Mo es el pronombre demostrativo del verbo estar.
efeio, se trueca en eie. Ang es el presente de indicativo del verbo ser.
El nominativo, acusativo, vocativo y ablativo son
Adjetivo iguales, y el dativo resulta del genitivo agregándole
paen. Se tiene, pues, todos los pronombres: moiñ, yo;
El adjetivo es una terminación invariable en género y maich, nosotros; tzhang, tú; tzhaich, vosotros; aio, él;
número: peño ñofaen, buen hombre; peño mecherraec, aiongaen, ellos; mo, éste; mogaen, éstos; cio, aquél;

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LOS MOCHICAS - TOMO I

cion aen, aquéllos; oaec, uno; eiñ, quien; maeiñó, de e infinitivo. Los tiempos del indicativo son seis:
mí; maeicho, de nosotros; tzheicho, de vosotros; Presente: yo traigo, met eiñ; pretérito imperfecto: yo
tzhaengo, de ti; aiungo, de él; aiungaenó, de ellos; traía, met eiñ piñ; pretérito perfecto: yo traje, met eda iñ;
mungó, de éste; mungaeno, de éstos; cioungó, de pretérito pluscuamperfecto: yo había traído, met eda iñ
aquél; cioungó aen, de aquéllos; oncaerro, de uno; piñ; futuro imperfecto: yo traeré, tiñ met; futuro
iñó, de quien. incondicional: yo tengo de traer, met eiñ chaem.
Yo, en el acusativo plural, es ñof; tú, en el Los tiempos del subjuntivo son cuatro:
nominativo singular, es tzha; tú, en el nominativo Presente: yo traigo, met eiñ; pretérito imperfecto: yo
plural, es tzhachi; él, en el acusativo singular, es aioss; traía, met eiñ piñ; pretérito perfecto: yo traje, met eda
éste, en el acusativo singular, es moss; aquél, en el iñ; pretérito pluscuamperfecto: yo había traído, met
acusativo singular, es cioss; aquél, en el ablativo eda iñ piñ; futuro incondicional: yo tengo de traer, met
instrumental, es ciongaer. eiñ chaem.
El pronombre onaec no tiene plural y reemplaza al Los tiempos del subjuntivo son cuatro:
artículo, que no existe en la lengua mochica. Presente: yo traiga, met ma iñ; pretérito imperfecto:
El pronombre eiñ, que significa “quién”, no se usa yo trajera, met eiñ ca; pretérito perfecto: yo haya traído,
como relativo, sino como interrogativo: ¿eiñ aez?, ¿quién met eda iñ ca; pretérito pluscuamperfecto: yo hubiera
eres?; ¿eiñ aezchi?, ¿quién sois vosotros?; ¿iñin xllip traído, met eda iñca piñ; imperativo: trae tú, me an.
quem?, ¿de quién soy llamado?; ¿iño paenang mo la?, El infinitivo no tiene dos tiempos.
¿para quién esta agua?; ¿eiñ iñ tzhec. Chaem mo pei?, ¿a Los números son dos: singular y plural, y las
quién llevaré esta hierba? personas son tres para cada número. Las personas se
La es agua, no tiene genitivo ni dativo en ambos caracterizan por tres pronombres personales: miñ, yo;
números. maeich, nosotros; tzhang, tú; tazhaeich, vosotros; aio,
Leng, en el nombre, significa “sed”. él; aiongaen, ellos.
Para el recíproco “suyo” o “de ellos”, se emplea el En cuanto al verbo sustantivo, en la lengua mochica
genitivo de cio (aquél). hay tres radicales generales: e, fe, ang, en las que
El interrogativo para cosas sólo tiene nominativo, agregándoles los pronombres se distinguen la persona y
genitivo y dativo: ¿echaez tem?, ¿quién eres?; ¿ichong el número.
mo?, ¿tuyo es esto?; ¿ichong paen ong mo?, ¿para quiénes En segundo lugar hay las terminaciones: eiñ, az, ang,
es esto?; ¿exh paen ong mo pup?, ¿para qué es este palo? eix azchi, aen ang, en las que también, agregándoles los
En el nombre “solo” no se puede decir en ablativo pronombres, se distingue la persona. En tercer lugar se
ciorna len ni tampoco ciorna tana, porque las tiene la radical chi, a la cual se agregan las
preposiciones len y tana, que significan “con”, son terminaciones, sin necesidad de los pronombres, para
para compañía. dar el significado de la persona.
Para el pronombre “otro” se dice con elegancia: De manera que, con excepción de las terceras
timnalen (con otro). En el pronombre “todo” se usa el personas, hay cinco maneras de decir en el presente de
ablativo izcaen aen len (con todos). indicativo, y en todos los tiempos se puede hablar así.
Yo soy, moiñ é, moiñ fe, moiñ ang, moiñ eiñ, chiñ; tú
Verbo eres, tzhangé, tzang fe, tzhang ang, tzhang az, chiz; él
es, aio, e, aio fe, aio ang, aio az, ching; nosotros somos,
El verbo se divide en verbo sustantivo (chi, ser) y en maeich azchi, chiz chi; ellos son, aiogaen fe, aiogaen
verbo adjetivo, como met (traer). ang, chain aenang.
Las propiedades del verbo son: voz, modo, tiempo, En los verbos adjetivos, las terminaciones para la
número y persona. primera persona del singular son eiñ y oiñ; para la
Las voces son dos, activa y pasiva: activa, met eiñ (yo segunda persona, az, ez, aez y oz; y para la tercera
traigo); pasiva, metaer eiñ (yo soy traído). persona, ang.
Los modos son cuatro: indicativo, subjuntivo, imperativo Terminaciones para la primera persona del plural:

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LA LENGUA

aix, eix, oix; para la segunda persona: azchi, exchi, denantes; ripaen, de repente; aepaec, siempre;
ozchi; para la tercera persona: aen ang, nagaen ang. aepaecna, de antes; exllec ixna, desde cuándo; a
El cura de Reque dividió en dos clases de mexellx caen, ahora también; amex llec, ahora; aefciass,
conjugaciones: la primera, para los verbos, cuyas cuantas veces.
segundas personas terminan en az, ez, aez; la segunda, Adverbios de lugar.- Cit pitan, allí mismo; ciná na,
para los que lo hacen en oz y az. Pero afirma el Dr. allí propio, en el mismo lugar; cin, allí; xo queach,
Villarreal que no hay necesidad de la segunda luego que; caec, abajo; xecaen, debajo de la ropa;
conjugación, porque basta una en que el presente cactor, abajo; caec tocna, hacia abajo; olec aec, arriba;
indicativo tome aquellas terminaciones. olec totna, hacia arriba; olect tot ichi, de arriba; nic,
El pretérito imperfecto se hace agregándole piñ a dentro de medio; ledaec, afuera; ciu quicha na, por
cada persona. allá; ledec na, por fuera; nicna, por dentro; olpaec,
El pretérito perfecto se forma anteponiendo taeng a adentro; turquich, por detrás; tu taec, por delante; ciuc,
las radicales tiñ, taez, taeng, para el singular; para el acullá; metna, más acá; ain, allí; cin-ich, de allí; aiin
plural, tix, taezchi, taeng aen. ich, de allí; min, aquí; ciú quich, de allí; ciú quich na,
El futuro condicional se forma agregando al presente desde allá.
el sonido cheam. Adverbios de causa.- Cif cif, cada uno; em, como;
El presente de subjuntivo se forma poniendo entre la emio, ¿de qué manera?, ¿cómo?; ech narna, es posible;
radical y la terminación la sílaba ma. em leiaec narna, ¿cómo es posible?; epaen, porque;
El pretérito imperfecto de subjuntivo se forma del exllaem, porque; ich lequich, ¿por qué?
presente indicativo agregando a cada persona la sílaba ca. Preposicion.- En la lengua mochica las preposiciones
El pretérito perfecto de subjuntivo se forma del son propiamente posposiciones, pues generalmente van
pretérito perfecto de indicativo agregándole a cada después, son muchas y sirven unas veces de genitivo y
persona la sílaba ca. otras de acusativo. Así por ejemplo: capaec (encima)
El pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo se forma rige genitivo: colú ccapae (encima del caballo); er (con)
del perfecto de subjuntivo agregando a cada persona la rige ablativo: cal er eiñ taec (voy a caballo); fraeiñ (con)
sílaba piñ. rige ablativo, y es para expresar que se mezcla una cosa
Todos los verbos carecen de los futuros perfectos de con otra: nucon aep fae iñ cio xllac (mezcla sal con
indicativo, de los futuros de subjuntivo y del infinitivo. aquel pescado).
Al futuro imperfecto de indicativo se le puede Lec aec (encima) rige genitivo: ani c apae lechaec
posponer la partícula ca, y al pretérito imperfecto de (encima del techo de la casa); lec (adonde) rige genitivo:
subjuntivo la partícula piñ, sin que se altere. tzhaeng lec (adonde tú); luc aec (entre) rige genitivo:
El imperativo se compone del presente de subjuntivo ixllung luc aec (entre el pescado); len (con) rige
sin las primeras personas. ablativo: ssonaeng len (con su mujer); ñic (dentro) rige
genitivo: lapang nic (dentro de la lapa); na (por) rige
Las partículas ablativo: catu na (por la plaza); paen (para), rige
acusativo: alcalde paen oiñ loc (deseo ser alcalde.)
Adverbio.- Entre los adverbios se tiene: a, sí; ima, si; Pir (sin) rige genitivo: pir chicaer (sin juicio); ssecaen
xllecha, de por sí; aie, así; aie caem, de la misma (debajo) rige genitivo: aeizi ssecaen (dentro de la lapa);
manera; xllom paecna paen, de veras, por cierto; ame, na (por) rige acusativo: tzhang tim (por ti); tana (con)
así; aiera iñ, así pues; moxa iñ, esto sí. rige ablativo: metan xllonquic tzha tana (trae de comer
Adverbios de negacion.- Aenta, no; amoss, no quiero; contigo); tit (con) rige ablativo: moiñ tot ang loc casar
pissozta, de ninguna manera; aentaf ezta, no es; lae cnaen (yo con él estamos para casarnos).
ciomaen caec, asimismo. Dice el vicario de Reque: “Hay una infinidad de
Adverbios de tiempo.- Exlle, cuando; pelen, ayer; preposiciones en esta lengua y las dejo al uso; pero
molún, hoy, este día; onaec pelen, el otro día; cie xllec, advierto que las demás que aquí no se ponen rigen
entonces; ñu challo, de aquí a un poco; nang uss, en genitivo y ablativo y es rara la que rige acusativo”.

135
LOS MOCHICAS - TOMO I

NOTAS SOBRE LA SINTAXIS aenta felo, que no sabe estar sentado; aenta
chaemaepo, que no sabe emborracharse; aenta
Nota primera.- “Para dar fin a este arte –dice el cura tzhaemcaemo, que no sabe correr.
de Reque– pongo las notas siguientes: Entre la Nota tercera.- En todos los verbos hay el modo de
confusión grande que hay del uso de la o, para dar hablar quitándole al verbo el pronombre eiñ, por el
alguna luz de él digo lo siguiente: modo dicho en la nota segunda, y anteponiéndole la
Entre dos nombres sustantivos forzosamente se partícula an. Fuño ein es verbo: quitando el
interpone una o como: quixmic o ñofaen, hombre pronombre, dirá funo, y anteponiéndole la partícula
viejo; requep o iun, pueblo de Reque. an, dirá an funo (ven a comer), an met (ven a traerlo),
Otras veces, aunque raras, la dicha o entre an man (ven a comer.)
sustantivos denota genitivo de posesión como: Dios o Si se habla en plural se pospone al verbo la
chicaer, el ser de Dios. partícula chi: an met chi, venir a traerlo; an funo chi,
Otras veces, en los nombres sustantivos, la o tiene venir a comer.
otro sentido; acabando el nombre en vocal ha de tener Añadiendo a la partícula una g, se tendrá ang, que
la o una i antes de sí para que diga: io. significa “ver”. Si esta partícula se antepone al verbo
La es “agua” y añadiendo la partícula io dirá laio, o después de haberle quitado el pronombre, se tiene:
sea: echo agua. ang funo, mira si come; ang funog aen, mira si comen;
Y no acabando en vocal, como pup, es “el palo” y ang ñieiñ, mira si juega; ang ñieñ aen, mira si juegan.
añadiéndole o dirá pupo, y significa: estar duro como Si la partícula ang se antepone a los impersonales
palo. acabados en chem, se denota respecto y también
Pero faltando la o al modo de hablar ya dicho, o no pluralidad. Así, por ejemplo: ang funo chaen, mira si
se dirá lo que se quiere o se entenderá diferente. comen; ang ciada chaem, mira si duermen o duerme
Cuando al adjetivo se le allega la o lo hace plural, y su merced.
para más fácil inteligencia de esta dificultad es Esta partícula se antepone a nombres sustantivos o
necesario que se esté en lo que queda dicho, por lo adjetivos cuando se indica que se debe ver la
que todos los plurales acaban en aen; a estos plurales, naturaleza o calidad de una cosa: ang la, mira si es
pues, acabados en aen se les añade una o como llegue agua; angi cio, mira si es eso; ang tuni tuni io, mira si
un nombre o pronombre como: maetcaen o cuno, es mucho.
cañas grandes; pañaen o cio, aquellos que son buenos; Nota cuarta.- Quitando el pronombre eiñ a los
utzhaen o col, caballos grandes. verbos y añadiendo a éstos la partícula uno, se forma
Pero si se hablare por sólo el adjetivo, no es un elegante modo de hablar, muy usado, de la manera
menester añadir la o para que sea plural, que él por sí siguiente: meteiñ, quitando el pronombre met y
lo es acabando en aen, como: maetcaen, utzhaen. agregando la partícula, da metuño; ñeñeiñ, quitando el
Nota segunda.- En los verbos se forma una manera pronombre ñeiñ y agregando la partícula, da ñieñono;
de hablar tan elegante como usada en la manera funofeiñ, quitando el pronombre funof y agregando la
siguiente: partícula, da funofuno. Y así se tiene metuno, sin traer;
A las primeras personas del presente de indicativo ñeñunta, sin jugar; fufunta, sin comer.
se les suprime el pronombre eiñ y a lo que del verbo También suelen perder los verbos la última o como
queda se le añade una o como: faleiñ, quitando el en metun, ñieñun, fonufun: sin traer, sin jugar, sin
pronombre eiñ, queda la voz fel, lo que añadiendo o comer.
dirá felo, que significa “asiento”. Chaemaepeiñ, Nota quinta.- Los verbos compuestos se forman de
quitándole el pronombre queda chaemaep, y los participios acabados en paec, con sólo añadirle la
añadiendo la o dirá chaemaepo: borracho. Tzhaecaem partícula oiñ, como en fun o paec, participio que
eiñ, quitando el pronombre queda tzhaecaem, añadiendo oiñ, dirá: funopec oiñfunopaec oz; mitapaec,
agregando o: tzhaecaemo, corredor. participio, que añadiéndole oiñ, dirá mitapaec oiñ -
Estos modos son para hablar con negativas como: mitapaec oz; y filapaec, también participio, que si se le

136
LA LENGUA

agrega oiñ, dirá filapaec oiñ - filapaec oz. dentro de este sistema se emplean cuatro maneras de
Todos los verbos compuestos e incoactivos, que expresión, según lo que se cuente o enumere.
forzosamente acaban en coiñ, significan “soler hacer”, Además de estos sistemas de expresión, existió otro
lo mismo que sus simples: meteiñ, yo traigo; mitapaec modo de contar, empleado por las mujeres al hacer
oiñ, yo suelo llorar. tejidos. Pero sobre esta modalidad, el vicario de Reque
También se forma un modo de hablar bastante sólo hace referencia, sin dar detalles, porque la
usado con sólo añadir una o al participio, como en considera un “modo confuso”.
funopaec, fumapaec y ñañapaec, que agregándoles o La manera empleada, contando a partir de la unidad
dirán, respectivamente: funopaeco, famapaeco, hasta diez, es como sigue:
ñañapaeco. 1.- uno: onaec, oncaero; 2.- dos: aput, aputaero; 3.-
Estos modos son para decir: hállelo sentado, hállelo tres: copaet, coptaero; 4.- cuatro: nopaet, noptaero; 5.-
comiendo, hállelo durmiendo; filapcoiñ quep, hállelo cinco: exllamaetzh, exllmaetzhaero; 6.- seis:
sentado; funopcoz quepdo, hállelo comiendo; tzhaxlltzha, tzhaclltzhango; 7.- siete: ñite, ñitengo; 8.-
ciadapaeco tonod, lo mató estando durmiendo. ocho: langaess, langaessaere; 9.- nueve: tap, tapaero;
El vicario de Reque termina su arte de la lengua, 10.- diez: ciaec, ciaec aero.
que llama yunga o mochica, diciendo, como ya antes Para contar por decenas, se tiene: uno, na; dos,
reprodujimos: pac; tres, coc; cuatro, noc; cinco, exllmaetzh; seis,
“Otros infinitos modos de hablar tiene esta lengua, tahaxlltzha; siete, ñito; ocho, langaess; nueve, tap.
que fuera confusión ponerlos todos y hacer este arte La expresión de la decena, como antes hemos
inacabable, y por excusarla lo remito al maestro que dicho, varía, y esta variación es la siguiente: tratándose
los explique y dé a entender sacando por los ya dichos de monedas, diez es na ssop; tratándose de hombres,
los más que se forman”. ganado, cañas y todo lo que no sea monedas, frutas o
Nosotros, al hacer este nuevo estudio, nos hemos días, diez es na pong; refiriéndose a frutas, mazorcas,
ceñido estrictamente a los trabajos del Lic. Carrera y gramos, entre otros, diez es na choquixll; si se trata de
del Dr. Villarreal; pero sólo a manera de extracto que días, diez es na caess.
pueda ofrecer una idea de la riqueza de esta lengua, Para expresar cantidades mayores de una docena,
cuyo estudio más amplio dará mayores luces al campo desde una nueva unidad, se interpone entre la
arqueológico nacional. expresión de la decena correspondiente y la de unidad
o unidades la partícula allo: once monedas, na ssop
NUMERACIÓN allo onaec; veintidós hombres, paec pong allo aput;
treinta y tres frutas, coc c oquixll allo copaet; cuarenta y
De conformidad con los documentos anteriormente cuatro días, coc caess allo nopaet; cincuenta y cinco
mencionados, al tratar de la lengua, hemos creído monedas, exllmaetzh ssop allo exllmaetzh; sesenta y
conveniente ordenar el sistema de numeración, seis hombres, tzhaxlltzha pong allo tzhaxlltzha; setenta
exponiéndolo en la forma más amplia y apropiada a la y siete frutas, ñite c ocuixll allo ñite; ochenta y ocho
finalidad de nuestro libro. días, longraess caess allo longaess; noventa y nueve
Para mejor comprensión, creemos conveniente hombres, tap pong allo tap.
anotar cómo se forman los casos gramaticales y el Cien es na palaec; doscientos, pac palaec;
accidente: Número. trescientos, coc palaec; cuatrocientos, noc palaec;
Caso.- Cuando el movimiento termina en quinientos, exllmaetzh; seiscientos, tzhaclltzha palaec;
consonante, se forma el genitivo agregándole aero. setecientos, ñite palaec; ochocientos, langaess palaec;
Cuando el nominativo termina en vocal, se forma el novecientos, tap palaec.
genitivo agregándole ngo. Cuando se trata de frutas, mazorcas o granos: cien
Número.- Para formar el plural se agrega al singular es na chiaeng; doscientos, pac chiaeng; y así
la partícula aen. sucesivamente, siempre anteponiendo a la expresión
En la numeración se emplea el sistema décuplo, y chiaeng, las voces napac, coc y demás.

137
LOS MOCHICAS - TOMO I

TIPOS DE NUMERACIÓN POR DECENAS


En la lengua mochica

Monedas Hombres Frutas Días

Diez na ssop na pong nahc oquixll na caess


Veinte pac ssop pac pong pachc oquixll pac caess
Treinta coc ssop coc pong cochc oquixll coc caess
Cuarenta noc ssop noc pong nochc oquixll noc caess
Cincuenta exllmaetzh ssop exllmaetzh pong exllmaetz c oquixll exllmaetzh caess
Sesenta tzhaxlltzha ssop tzhaztztzha pong tzhaxlltzha c oquixll tzhaxlltzha caess
Setenta ñite ssop ñite pong ñite c oquixll ñite cess
Ochenta langaess ssop langae ss pong angaess c oquixll langae ss caoss
Noventa tap ssop tap pong tap c oquixll tap caess

Cuando se trata de cantidades mayores de una ESTADO ACTUAL DE LA LENGUA MOCHICA


centena y unidades, se interpone entre las centenas y
decenas y unidades la partícula allo, que también se Creemos haber tratado la lengua de los mochicas en
interpone entre el millar y la centena: ciento once forma capaz de dar a conocer, del mejor modo posible,
hombres, na palaec allo na ssop allo onaec; ciento sus mecanismos sin extendernos a un vocabulario,
treintaitrés frutos, na chiaeng allo coc coquixll allo tanto por no salirnos de las normas impuestas a este
copaet; mil, na cunó; dos mil, pac cunó; tres mil, coc libro, como por la enorme cantidad de trabajo y tiempo
cunó; cuatro mil, noc cunó; cinco mil, exllmaetzh que demanda hacerlo.
cunó; seis mil, tzhaclltzha cunó; siete mil, ñite cunó; Sin embargo, en el deseo de conocer por nosotros
ocho mil, langaess cunó; nueve mil, tap cunó. mismos el estado actual de esta lengua, hemos hecho un
En cantidades mayores: 1.101 es na cunó allo na palaec viaje especial a los pueblos de Eten y Monsefú, en los
allo onaec; 2.102, pac cunó allo na palec allo apunt. cuales hemos podido recoger, con bastante trabajo, 174
Para enumerar por partes se tiene: un par, na felaec, dicciones que ofrecemos a continuación y que fueron
na luc; dos pares, pac felaec, pac luc; tres pares, coc enviadas al doctor Federico Villarreal el año de 1920.
felaec, cos luc; cuatro pares, noc felaec, noc luc. Presentamos la comparación, con el objeto de
En esta forma se continúa posponiendo a las voces demostrar que en la lengua mochica un mismo
na pac, coc y demás, usadas al contar por decenas, la pensamiento puede ser expresado en formas distintas
expresión felaec, cuando se trata de aves, y luc cuando sin ser alterado; y también porque desde que
se trata de frutas. principiamos nuestra investigación pudimos notar que
1933 se expresa así: na cunó allo tap palaec allo coc han existido dos maneras de hablar: una muy
ssop allo copaet; 1934, na cunó alló tap palaec allo coc pintoresca y propia de los pescadores de la costa, y la
ssop allo nopaet; 1935, na cunó allo tap palaec allo coc otra muy elegante y rica, tratándose de composición
ssop allo exllmaetzh. de oraciones.
También se puede escribir, para hacer más breve la Estas formas ya habían sido notadas por Calancha, y
expresión fonética: seguramente ellas indujeron al historiador don José
1933, cunó tap palaec coc ssop allo copaet; 1934, Toribio Polo a suponer que mochica y yunga eran
cunó tap palaec coc ssop allo nopaet; 1935, cunó tap diferentes lenguas, pero eran la misma, como muy bien
palaec coc ssop allo exllmaetzh. lo asegura Villarreal.

138
LA LENGUA

ESTADO DE LA LENGUA MOCHICA A 1938


174 dicciones

Español Forma Carrera Forma María Forma Lorenzo Forma Domingo


Deza - 1633 Carbayo - 1920 Colchón - 1920 Reyes y otros - 1936
Dos - 2 aput apud aput
Cancha, maíz tostado mangxllon apum; quersu hermot
Vamos a la chacra amochich vizquic tot na amoche uste nique amoche uste mique
Ya es tarde neiz c aem acunerme acunerme
Veinte soles pac ssop apud pum aput jiai
Carne caenc o concho consh conschoc
h

Sal aep cup up pu


Chicha curzhio cochi cosh cocho
Cinco - 5 exllmaetzh cesmen sec
Caña cumó coma coma
Calzón cogpa coppán cojpam
Chiclayo C iclaiaep chijarpe chijaipe chijaipe
h

Está borracho C úmapaec chumallanchi chumay chumai anchi mo


h

Ají ape usap usap


¿Cómo ha amanecido emio neizna enan unam diviopadam emes unan ñan
su marido? tzhaeng ñofaen
Yuca ermps her her
Padre ef ep ep
Madre emg en em
Dientes,muelas aec ang urchequic uschequic
¿Cómo ha amanecido? emio neizna emes unam emessuno emes unanche
He amanecido bien e tini paed (1) etine pum ayenamoyi
Choclo mang er ers ers
Perro fanú fauk (A) fanun (B) fanum (C)
Leña fachca fachica facch facche
Leñitas tzhutiisFachca fachique fachique
Pato fellu fellu fellum
Vamos a comer amoch fund od funo ix fem amosh fenun amoche fenum
Toro fach fec fac
Candela hog joc
Agua la Ja ja
Nariz fon; fonquic Jione ponen
Ojo loc luc qui josch jot oj
h h

Ocho - 8 langaess jans jac


Algodón xllamu jam jam
Cabeza lec ; falpic
h jersqui jacse jacse
Pies loc; loceio jock jec jocse
Tierra aeiz leis eis
Gato miss miss miss
Oreja meden; medquic meden meden
Dame un poco de mote met an taez magxllichico metan tu soye metan tut say

139
LOS MOCHICAS - TOMO I

ESTADO DE LA LENGUA MOCHICA A 1938


174 dicciones

Español Forma Carrera Forma María Forma Lorenzo Forma Domingo


Deza - 1633 Carbayo - 1920 Colchón - 1920 Reyes y otros - 1936
Tiene su mujer ssonaeng Ien machi puna ñam mecherque anchimo
Manos maechaec maec quic mechs metse
h

Dedos; uñas llemño, midi mechse metchse


Maíz mang man man
Cuatro-4 nopaet nopite noc
Siete-7 ñite niete ñete
Cuatro pesos plata nopaet xllaxll nope patacon (A) (B)
noc jiai (2) (C)
Cuarenta soles noc ssop napo pun pac jiai
Mar nin nin ponpormai
¿Adónde vas a traer agua? iztaec mit men la ne che jop neche jop
Gallina ñaiñ (3) ñay ñañe ñañe
Uno - 1 onaec oneuque onuc
Buenos días peño caes peinar naus peinas unan sequemoy peinas unam
Buenas tardes peño nerr peinar ners peinas nerrun sequemoy peinas nerrem
Buenas tardes peiness nerto
Palo pup pup pup
Culo ñitir pot potes
Piedra pong pon pon
Abuelo; viejo quixmic; quicmic ñofaen queismach quisonique quismique
Luna remsi rem rem rem
Pescado xllac shoque jiac jiac
Monsefú omaensaefaec surrape siurepe siurrepe
Sol xllang shiam jian jiam
Comida xllonquic shonequi shoneque
Boca ssap sap sappi sape
Tres - 3 copaet sofite soc
Seis - 6 tzhaxlltzha saccer secur
Diez - 10 ciaec sirti sirti
h

Taita dios diosi ef shep neis japo shep nejap


Abuela; mujer vieja quixmic o ssonto shoponic sofonique
Pelo cac; cac iio sach sach
Cielo cucia sheim sheim
Mote, maíz cocido mangxillchco sollerm say; ismot
Cara tot, toteio toruqe toc
Nueve - 9 tap tap tap
Ve a ese mentiroso acan mo ñeñur acan mo ñete sapec acan mo ñete sap
Ve a ese loco acan mo raemotec acan mo rometec rometecanchimo
Vamos pronto amoch mit ca iñ Chich amoch miquer amoche miquer
Camote opex apene opene
Salud (beber) man an taez aquimanem aquicmanam
Órgano femenino cataer; cataereio caterio catenic

140
LA LENGUA

ESTADO DE LA LENGUA MOCHICA A 1938


174 dicciones

Español Forma Carrera Forma María Forma Lorenzo Forma Domingo


Deza - 1633 Carbayo - 1920 Colchón - 1920 Reyes y otros - 1936
Serrano cunti cunti
Sírvase (comer o beber) tzhacaez ssap culistap cosstap
Negro chfca chfca
Eten etin etin
¿Cómo ha tenido la tarde? ¿emio pamana? ¿emess nert? ¿emess nerr?
Hijo del Diablo fierney ayad fierney iñin
Dinero xallaxll jiay jiai
Dormir ciad jiad jiad
Mujer; hembra mecherraec mecherque mecherque
Cachema (pescado) Mob mob
Huevos mellú mellus mellus
Rezar apein; apaz mesjepeque mejépec
Toma chicha man an taez curzhio man tut cosh manan tut cocho
Noche neiz neiz neis
Marido; hombre ñang ñan ñam
Joven; muchacho C olu ñoven ñoven
h

Lambayeque ñampaxllaec ñancaipe ñancaipe


Reque requep repap repaneque
Real (moneda) xallaxll rel rrel
Barbón sspaec cuc ssapi tappi sacpi tacpi
Feo tzhaaeng e pisso shepestop ñespe toc
Pene tef teb teb
Boca abajo (volteado) tafquex ssap tote cap tote cape
Bacinilla usercic ustenic
Poto manic vellus vellus
Mazamorra de maíz yemeque yemerque
h
Trujillo C imor chejmer chejemer
Vamos a dormir amochich ciad amoche jiad
Toma asiento fel an taez felan tut
¿Qué quieres? ¿echaez tem? iches tem
Trasero negro facque potes
(4)
Calla la boca xaman taez loc; xaman loc yarnan loc
Ferreñafe firruñap firriñaf
Recano recpanaque
Narigón utzho fonaez; fon paeco ajpe ponen
Bocón utzho ssapaez; Ssap paeco ajpe sape
Loco como el perro rraemotecan fanu rometec fanum
Éste es ladrón omor chiz mo mis anchi mo
Seco la un; la pir; manen pestap costape
Oye huy
Olla (vasija de tierra cocida) piiu; piiungo palla; ponpotay

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LOS MOCHICAS - TOMO I

ESTADO DE LA LENGUA MOCHICA A 1938


174 dicciones

Español Forma Carrera Forma María Forma Lorenzo Forma Domingo


Deza - 1633 Carbayo - 1920 Colchón - 1920 Reyes y otros - 1936
Palangana sin medio ech ssap xllaxll echer sapi jiai
Miserable es éste peñanchu mo
Bien mentiroso es éste peño mo ñeñur ssap (5) peinas mo mete sap
peño fainñeiñ mo (5)

Ve a ese gato acan mo mish


Come un poco de espesado manan tut llemec
Ve a esa criatura acan mo tzhici acan mo ñess
Nariz ñata chupete fone
Me he servido eiñ manan eches suy
Toma otro timo manaez tay
Mantel (paño de mesa) lajuna
Frío chane
Vellosidades del pubis llamu sachipi
Grillo (Gryllus domesticus) chay huac
Caranganozo (piojoso) midan cap
Pescuezo grande utzcho cengque ap pesén
Desnudo rog
Atado (lío; bulto) she meteque
Palangana (jactancioso) jax pulen
Toma poto boca abajo
(beber y voltear la copa) tafquex ssap manan cosstap tote cap
Calor chicahay; chichay
Licor; aguardiente ñesho
Cosa agradable peño nicod achic one
h

Fuego uf
Embarasada y colérica sec secfane
¿Quién es ése? ¿iñ tin? ¿ich teme?
¿Quieren? ¿Desean? ¿llicaz? ¿lliqueiñ? ¿quisin?
Cuchara tevo
Bajo el monte in ich pulmur ssecaen atut payo neñete
Levántate que es de día tec aen acang e tini tuscan angan atin
Todavía es temprano chipaecaenang neiznana chipacacang atin
Enciende la luz e tini (6) atin
Cuando la luz penetra
por una rendija de la puerta an angas pacho an
Ya es claro acang neizna angang atin
Ya alumbra el Sol acang e tini xllang angang atin Sam
Mujer novelera shaninsic
Cántaro (vasija de tierra) fiá
Pescado salado cais camuñcc
Cemita cercemet

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LA LENGUA

ESTADO DE LA LENGUA MOCHICA A 1938


174 dicciones

Español Forma Carrera Forma María Forma Lorenzo Forma Domingo


Deza - 1633 Carbayo - 1920 Colchón - 1920 Reyes y otros - 1936
Nieto roñet
Nieta sarñet
El tejido enchesper
Piernas tonaeng choisper
Miserable shupnat
Alma moix amalai
Mesa asemi
Conejo osincois
Jabón japanel
¿Cuándo teje? ¿enerpert?
Trae el poto para artiel otop arap
servir el colao rinser elhualoc
Excremento ñiet jedeñet
Chacra visquic usenic
Roto; rotura jactes

1) A la pregunta hecha, la contestación es literalmente: A SER, el individuo amanece en el dominio pleno de sus facultades, luego: ES.
2) Es la manera más acertada y concuerda con la forma original del Padre Carrera Deza.- La palabra «patacón» es un españolismo.
3) Esta palabra designa aves en general.
4) Xaman: imperativo (quita).
Taez: segunda persona.
Loc: pies; «quita tus pies». Desde luego los pies se llevan a toda la persona.
5) Literal: «buena boca de juguete»; «buena boca trae este».
6) Literal: A SER. Con la oscuridad no se ven personas y cosas. Haciendo luz, son visibles otra vez; luego: SON.
Este concepto es conservado aún por pequeños pueblos de la costa norperuana.
Cuando termina el día y se enciende una luz, todos los presentes se saludan uno a uno, ceremoniosamente, dándose sus
correspondientes títulos de parentesco o relación.

La comparación de modalidades con la forma original de Carrera Deza, hecha el año 1644, se refiere a las siguientes notas:
A. Nota de Amadeo Vílchez, natural de Eten, al Dr. Villarreal. Palabras tomadas a María Carbayo, a cuyo abuelo enseñó la lengua mochica don Julián
Chafloque. Esta nota es del año 1920. Contiene 75 dicciones que fueron publicadas el año 1921.
B. Nota de don Lorenzo Colchón al Dr. Villarreal. Palabras recogidas en Eten. Esta nota contiene 62 dicciones, que como las anteriores fueron
publicadas el año 1921.
C. Notas recogidas en Eten y Monsefú por el autor. Parte fue proporcionada por don Domingo Reyes, natural de Eten; y las restantes recogidas
indistintamente de varios vecinos de esos pueblos. Ardua tarea fue recoger las 174 dicciones que constan en esta nota, y son casi todo lo que en la
actualidad queda de esta milenaria lengua.

143
LA ESCRITURA

G
ARCILASO DE LA VEGA, en sus Comentarios aquellos medios son únicamente los signos gráficos
Reales de los Incas, así como lo afirman todos convencionales que vemos marchar progresivamente
los cronistas, asegura que los antiguos peruanos junto a la civilización: primero, aparecen como simples
no tuvieron escritura que les permitiera expresar sus “petroglifos” recordatorios, que generalmente usa el
ideas por signos gráficos, a fin de perpetuar los hechos nomadismo humano, y luego se convierten en grafías
más importantes de su vida o de sus hazañas. Muy duro diversas que encierran en sí todos los signos para
fue para nosotros, desde el principio, resignarnos a alcanzar la materialización del pensamiento, en sus
pensar lo mismo respecto de la civilización Mochica, que infinitas manifestaciones. Estos signos gráficos no son,
alcanzó en todas las actividades humanas un grado de pues, otra cosa que aquello que universalmente
cultura muy avanzado. Era inadmisible que los gestores llamamos “escritura”.
de tal cultura no tuvieran una forma, por rudimentaria Por consiguiente, es la “convención gráfica”,
que fuera, de expresar sus ideas gráficamente, de íntimamente ligada a la “convención fonética”, la que al
conservar su historia. formar el idioma completo permite que por él se aquilate
Por eso creemos, fundadamente, que las civilizaciones el estado cultural de un pueblo, ya que el pensamiento
se forjan cuando, además de contar con todos los medios escrito guarda en sí y propaga todos los progresos de
de subsistencia en abundancia, conservan una historia una verdadera civilización.
que constantemente revive el pasado, refleja el presente La “lengua escrita” está, pues, a tono con el progreso
y deja entrever el porvenir. Las artes, ciencias e industrias cultural de los pueblos, porque no sólo es factor de éste,
necesitan de la historia para alcanzar su mayor sino su verdadera alma. Absurdo sería entonces pensar
perfección, porque sin historia el mundo entero estaría de modo distinto, por cuanto no es posible, de ninguna
en el principio, en gestación. manera, desligar la “lengua escrita” de la civilización.
Pero la historia se conserva con más amplitud cuando Lamentablemente, como decíamos al principio, eso ha
para ello se cuenta con medios que son la ocurrido con la mayoría de los “cronistas” e historiadores
materialización de las ideas y permiten aunar los hechos del Antiguo Perú, que, reconociendo muchos de ellos la
para consulta de los demás; para que sean, en una portentosidad de las civilizaciones preincaicas, negaron
palabra, los derroteros de las nuevas generaciones. Y rotundamente que ellas tuvieran escritura alguna.
Felizmente, en los actuales momentos estamos
Fig. No. 166.- Mensajero, con su uniforme característico. atravesando por una verdadera época de investigación,
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (066-006-003) cuyos resultados, muy satisfactorios, se están traduciendo

145
LOS MOCHICAS - TOMO I

en la aclaración de muchos problemas que antaño cuchillo conocido en la terminología quechua con el
parecían irrealizables. En el Perú hay, pues, una nombre de Tumi; y en algunos casos, menos comunes,
verdadera agitación arqueológica: han salido a relucir un gorro corriente del cual emerge un vistoso penacho
nuevas tesis, nuevos monumentos que han permanecido de plumas. En otros cántaros pintados aparecían estos
ocultos por milenios y muchas interpretaciones sobre mismos personajes, pero ya con gran dosis de
nuestro glorioso pasado. idealización, que se presentaban ora en forma de aves,
Nosotros, que no somos ajenos a esa agitación golondrinas, halcones, lechuzas y demás, o de animales
nacionalista, hemos llegado también a tocar puntos como el venado (Figs. Nos. 169, 170 y 171), y en
interesantísimos. En este capítulo queremos presentar ocasiones unidos sus cuerpos por la parte posterior a los
nuestras observaciones sobre la escritura mochica, para de miriópodos.
contribuir así, modestamente, al campo de ¿Quiénes eran, pues, estos personajes que aparecían
investigaciones arqueológicas. Ojalá nuestras siempre corriendo, atravesando campos cubiertos de
presunciones y aseveraciones sirvan para enfocar vegetación, en unos casos, y en otros a través de
debidamente el problema, tan discutido, de la escritura desiertos en los cuales se ven claramente las plantas
antigua. Helas aquí: observando algunos cántaros propias de aquellos lugares: cactos, “¡uñas de gato!”,
pictóricos del Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera y “achupallas”, entre otras, y los arenales dunosos,
los existentes en otros museos y colecciones particulares, representados por puntos menudos encerrados por
hemos llegado a seleccionar un numeroso grupo de ellos líneas sinuosas? Después de largas meditaciones y
que guardan entre sí marcadas analogías escénicas. Las comparaciones llegamos a una conclusión: se trataba,
figuras centrales son personajes que aparecen en actitud indudablemente, de los antiguos mensajeros o
de correr velozmente, uno tras otro, a través de campos “propios”. En efecto, corroboró nuestra tesis la misma
que ostentan, por su aridez y vegetación característica, actitud de estos personajes: tanto por la ligera
un marcado barniz costanero (Figs. Nos. 167 y 168). indumentaria que llevaban –que les permitía mayor
Estas series, que se repiten a menudo, se distinguen soltura en los movimientos– cuanto porque todos
aún más por una indumentaria que casi en general ofrecían el brazo derecho extendido y sujetando una
llevan dichos corredores sobre el cuerpo: un pequeño pequeña bolsa que contenía, con toda seguridad, el
paño a manera de trusa, vistosamente adornado, recado, y a efecto de ser más fácil la entrega a su
descubierto el torso y luciendo un hermoso tocado que continuador, como sucede hoy en las carreras de
se ata fuertemente bajo el mentón y luego a la faja que postas. La representación de estas series de corredores
sostiene la pequeña trusa. Los miembros inferiores no era otra cosa que la expresión de la continuidad de
ofrecen en parte la epidermis desnuda, porque desde el la carrera realizada por muchas personas destinadas y
pie hasta media canilla hay una especie de bota que, a preparadas en este oficio; eran los que devoraban las
juzgar por su adaptación a las formas que encierra, nos distancias conduciendo las noticias y recados.
parece que era tejida, acaso con un producto muy Como observará el lector, todas las pictografías que
fuerte, como el cuero, o un simple tatuado. Las rodillas insertamos no hacen sino delatar a los antiguos
también tienen una especie de defensa, a manera de mensajeros que, como veremos más adelante, perduran
rodelas, y las manos parecen cubiertas con guantes de hasta los últimos días del incanato, y quedan aún rezagos
la misma materia. Sin embargo, esto no se presenta en en los pueblos del interior, donde hoy se les conoce con
todos los casos. el nombre de “propios”. No se trata, pues, de los
Nos llamó mucho la atención, después, notar que en individuos que Baessler, en su obra Ancient peruvian art,
casi todos se repetía el mismo tocado, ya en forma de un describe como personajes que tienen en la mano una
gran círculo con la cabeza de un felino al centro (Figs. especie de tijeras de jardín con las cuales tratan de cortar
Nos. 166, 168 y 190) y el contorno adornado con o podar plantas cercanas a ellos. Lo que aparece como
pequeñas semicircunferencias, como medios elipses con hojas de tijeras son las puntas de cortar o podar plantas,
la base dirigida hacia la frente; en otros, era un gorro que aparecen siempre cerca de estos seres, y no son
bien exornado con remates superiores en la forma del otras que aquellas que representan a las que crecen en

146
LA ESCRITURA

Fig. No. 167.- Pictografía que representa a los mensajeros en plena carrera. Obsérvese la gran vivacidad de los movimientos y
el vuelo de las aves en sentido contrario.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (1671)

Fig. No. 168.- Grupo de mensajeros que ostentan diversos adornos para la cabeza, según un vaso pintado.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (1670)

Fig. No. 169.- Los personajes simbólicos de la institución en la tarea de descifrar los mensajes y ordenarlos convenientemente.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (1706)

147
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 170.- Mensajeros en escena que muestra los signos de las arenas y las sinuosidades del camino.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (066-005-008)

148
LA ESCRITURA

Fig. No. 171.- Mensajeros idealizados.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (1695)

los parajes por donde dichos “mensajeros” corren. eficazmente cientos de años más tarde, y de la que
Ahora bien, conociendo el gran simbolismo mochica también se sirvieron los mismos conquistadores.
–que hemos advertido ya en muchas escenas de índole Pero si éstos eran los que llevaban los mensajes en
diversa a la que tratamos–, bien pronto pudimos sus pequeñas bolsas de largas puntas, que les permitía
cerciorarnos de que los personajes con caracteres de pasarlas de una mano a otra con presteza, quedaba por
aves eran los “mensajeros”, a quienes los artistas saber cuál era su contenido a fin de comprender la
mochicas habían querido caracterizar de tal forma, por importancia del medio de comunicación escrito que
tratarse de hombres tan veloces como los pájaros; y existía. Era indudable que este medio existía ya
aquellos que aparecen con el cuerpo de un miriópodo perfeccionado, y no quedaba sino echarse a buscarlo.
demostraban la gran rapidez de la carrera y la Analizando más y más las pictografías, pudimos notar
multiplicidad de los pies en el servicio, pues, que en muchas de ellas se presentaban, junto a los
efectivamente, tenían cien pies para desarrollar las brazos de los “mensajeros”, y muy cerca de las bolsas,
velocidades que los casos requerían. Y este simbolismo unos raros frutos (Fig. No. 171), además de numerosos
no sólo ha representado al “mensajero” diurno con aves granos de pallares. ¿Cuál era el significado de esta
de raudo vuelo que se presentan en el día hendiendo los proximidad y qué papel desempeñaban los frutos y
espacios, sino también ha querido simbolizar a los pallares? ¿Qué relación existía entre los mensajeros y
“mensajeros” nocturnos, representados por lechuzas, que estos pallares que continuamente se veían pictografiados?
están también ataviadas en las pictografías con la misma Después de pacientes investigaciones en nuestras visitas
indumentaria, y a las que –coincidencia curiosa–, como a la sierra y distintos lugares del litoral, pudimos
los griegos, los mochicas consideraron personificación de comprobar una semejanza notable entre los extraños
la sabiduría. Mediante estos “mensajeros” (familias de frutos y los de la planta llamada ulluchu, que es de color
hombres expertamente entregados), los mochicas amarillo y comestible. Alrededor de la planta de ulluchu
pudieron llegar a establecer un sistema de (Figs. Nos. 172 y 173) existe una original superstición
comunicaciones eficiente, que permitió difundir entre los campesinos de la sierra y los pobladores
simultáneamente todos los adelantos que paso a paso indígenas de la costa, especialmente en Virú y Moche.
fueron alcanzando, y a enterarse de todo lo que ocurría Para coger las bayas es necesario acercarse al árbol con
dentro de su territorio en poco tiempo. el mayor sigilo y sin pronunciar una sola palabra, de lo
Eran, por lo tanto, miembros de una importantísima contrario, al menor ruido, se tornan amargas y no es
institución que había que buscar en la cerámica, y similar posible comerlas. ¿Representan acaso estos frutos el
a la denominada chasquis, que los incas emplearon símbolo de la discreción y silencio que debían encarnar

149
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 172.- El árbol del ulluchu, según un vaso pictografiado.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera.

Fig. No. 173.- Representación escultórica del fruto de ulluchu, símbolo de la discreción y del silencio.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (109-002-007)

150
LA ESCRITURA

Fig. No. 174.- Pallares sacados de diversas pictografías mochicas, empleados como signos ideográficos.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

primordialmente los mensajeros mochicas? Es muy manchas y puntos –que es lo que comúnmente se
posible que así sea, pues, como veremos más adelante, encuentra–, sino que en algunos había rayas y dibujos
los mensajeros también intervienen en el desciframiento tan bien combinados y dispuestos que no podían ser
de los recados. naturales (Fig. No. 174).
En la lámina No. 46 de la obra de Baessler, ya citada, En la pictografía que aparece en la figura No. 175 (que
pudimos notar que en una de las bolsas llevada por un anteriormente habíamos considerado como una escena
mensajero idealizado había un dibujo elíptico muy agrícola de encolcamiento de granos) pudimos observar
parecido al pallar. Algo más: lo raro era que los pallares que no solamente estaban representados en ella los
pictografiados no tenían las pintas y manchas de pallares en mayor diversidad y adornados con variedad
formación natural que se encuentran por lo general en de dibujos, sino que también se encontraban allí los
ellos; comparados con los granos que se cultivan en la frutos extraños a los que nos hemos referido antes.
actualidad, comprobamos que éstas eran variadísimas La pictografía, como se ve, está repartida en tres
combinaciones, no solamente en relación con las zonas sobre la superficie curva del vaso, zonas que

151
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No 175.- Grupo escénico que nos ha dado la solución del problema de la escritura. Obsérvese a los jefes, mensajeros y
sabios que intervienen en el envío, transporte y desciframiento de los mensajes.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (1705)

Fig. No. 176.- Un sabio descifrador llevado en andas; detrás van sus ayudantes y colaboradores.
Colección Sra. Hortensia V. de Ganoza

152
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 177.- Escultura de venado que simboliza al mensajero. En la superficie del globo aparece pictografiado el camino.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (066-003-007)

154
LA ESCRITURA

Fig. No. 178.- Zorro ataviado con la vestimenta del mensajero. La pictografía es una escena idealizada.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (066-004-003)

155
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 179.- Cabeza de zorro que ostenta el gorro del mensajero mochica.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (068-004-005)

156
LA ESCRITURA

Fig. No. 180.- Escultura de otro zorro que simboliza al descifrador de los mensajes.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (068-007-003)

157
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 181.- Zorro con la indumentaria y los instrumentos que utilizaba el descifrador mochica.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (068-006-011)

158
LA ESCRITURA

anteriores. Ambas escenas aparecen realzadas con las actitud, sentados y sonrientes, regiamente ataviados,
indumentarias y atavíos de los mensajeros. Por lo tanto, sus ropas adornadas muchas veces con granos de
estas escenas vivas y simbólicas nos llevan al pallares y lentejuelas hechas posiblemente de oro. Su
convencimiento pleno de que entre los mensajeros y los frecuente representación, tanto en la pictografía como
demás animales representados existía una íntima relación. en la escultura, revela a las claras la importancia de
Luego, la conclusión lógica no sería otra que la de que estos seres simbólicos, a quienes se debió rendir
todos pertenecen a una misma institución. verdadera reverencia.
Nos preguntamos ahora: ¿Por qué la presencia de Recorriendo de nuevo las escenas descritas, veremos
zorros antropomorfizados? ¿Por qué están vestidos y claramente destacarse al gobernante con rasgos felínicos; al
ataviados como los mensajeros? En otro ejemplar jefe de comunicaciones, simbolizado por una enorme ave
encontramos algo más importante que aclara esta de rapiña de mirada inteligente y penetrante; a la sabiduría,
vinculación. Sobre el cuerpo globular del cántaro que que es representada por los zorros; al tigrillo y el jaguar,
aparece en la figura No. 178 emerge el retrato escultórico que acaso están simbolizando la fuerza, el poder y la
de un zorro regiamente ataviado con todos los importancia de la institución; las aves, escogidas
implementos del “mensajero”, y sobre la superficie curva, especialmente por su vuelo rápido, indican la celeridad en
una interesante escena de los mensajeros corriendo las comunicaciones. El venado, cuya destreza para trepar
velozmente, hecha con gran dosis de idealización. ¿Qué montes y cubrir llanos es proverbial, simboliza en este caso
nos indica todo esto? a los mensajeros, que tenían que atravesar largos campos
En uno de los capítulos de su obra, Garcilaso de la sin sendas para poder llegar a los sitios en guerra; los
Vega nos habla, al referirse a las creencias religiosas de venados aparecen generalmente en la escultura como los
los indios de la costa norte del Perú, que éstos adoraban mensajeros guerreros. Y por último, la vizcacha –cuyos
al zorro por su sabiduría y su astucia. Sabemos, además, rápidos movimientos y vivacidad no escaparon a los ojos
que a través del desarrollo de las civilizaciones en el del artista mochica– está simbolizando a personajes de esta
mundo, siempre el zorro ha simbolizado la astucia y la institución con cualidades tan útiles en estos casos. En esta
inteligencia. Por lo tanto, tenía que existir una estrecha pictografía haría falta únicamente el ciempiés, de
relación entre estos animales simbólicos y los mensajeros. significación ya conocida, para completar el maravilloso
Las pictografías, de un lado, corroboran la afirmación de simbolismo del engranaje de una institución tan destacada
Garcilaso, y de otro, nos dan un nuevo apoyo para llegar y cuyos servicios han sido valiosísimos.
al fin de nuestro estudio satisfactoriamente. Nuestra interpretación de la escena anterior, que es en
En efecto, los “mensajeros”, que fueron los primeros realidad la clase de descubrimiento que hemos hecho, ha
que identificamos, nuevamente los encontramos en estas sido completada por el hallazgo de una nueva pictografía
escenas. Falta saber ahora qué papel desempeñaban los (Fig. No. 182), donde aparecen el venado, el felino y el
zorros que con tanta alegría desentierran y señalan los zorro que encontramos en la primera cántara descrita.
pallares. Cotejadas las relaciones y noticias acerca del rol La actitud de los sujetos en el momento de descifrar
que han jugado estos animales dentro de las religiones los mensajes no puede ser más real: sentados, el uno
primitivas, y observando detenidamente las funciones a frente al otro, sacan los pallares de la arena para
que estaban dedicados en la escenografía que ponerlos en forma ordenada y en hileras, como si
ofrecemos, no podemos llegar a otra conclusión lógica quisieran, sobre la base de ellos, engarzar las sentencias.
que la de señalarlos como el alma y cerebro de la Todos tienen en sus manos las rejillas que utilizaban.
institución; seres que representan la inteligencia no son Sirviéndonos de eje esta comprobada interpretación,
otros que los sabios e intérpretes dedicados a enseñar la hemos podido hacer otras identificaciones. Entre ellas, la
historia, a descifrar los mensajes y transmitirlos. De allí de seres humanos que aparecen en la misma actitud que
que los veamos representados constantemente en la los zorros dentro de la escultura: tienen en sus faldas la
cerámica, donde no sólo aparecen pictografiados, sino misma bolsa y visten de la misma manera que los
también modelados (Figs. Nos. 179 a 181). En las mensajeros. Se trata de la representación simbólica de la
representaciones escultóricas aparecen en la misma casta que tenía el privilegio de la sabiduría.

159
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 182.- Cántara pictografiada donde aparece el venado en compañía de un felino descifrando los pallares.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XXC-000-017)

160
LA ESCRITURA

Fig. No. 183.- Mensajeros que llevan en las manos manojos que constituyen una nueva modalidad de mensaje.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (1677)

Fig. No. 184.- Mensajeros descifradores, con la bolsa y el instrumento que se utilizaba para la confección de los mensajes, según un vaso
pintado. En la ilustración se aprecia el remate de los gorros en forma de Tumi.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (1685)

Fig. No. 185.- Pictografía que revela la marcha de un mensajero guerrero, muy bien simbolizado.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (1584)

161
LOS MOCHICAS - TOMO I

Nuestro problema se hace más interesante aún con la Más tarde, el artista mochica no sólo ha querido
figura No. 183. Reconocemos en ella a los mensajeros ya demostrar el uso de los “mensajeros”, sino dejarnos un
identificados, pero con una particularidad muy notoria, documento más real, que nos dé una verdadera idea de
que hace sumar un nuevo aspecto a la ideografía los mensajes. En la pictografía que insertamos en la
representativa de los mochicas: los “mensajeros” no llevan figura No. 185 aparece una serie de pallares. La yema
en este caso bolsas, sino unos objetos cuya forma se germinativa de cada uno de ellos está representada por
asemeja al espinazo de un pez. Sin duda alguna, éstos, rostros de zorro y rostros humanos; todos tienen
como los pallares, tenían el mismo fin. La elasticidad que pequeños brazos y llevan en la mano el mismo
ofrecen y su representación nos revelan que no se referían instrumento puntiagudo en forma de maza que vemos
a maderas preparadas, mucho menos a ramas de árboles, representado en la pictografía descrita en el acápite
como alguien podría deducir por la forma, ya que sus anterior. Tienen también miembros inferiores humanos,
hojas y varillas tendrían que estar sujetas a una manera signos del movimiento de traslación, y están en actitud
especial de representación y además a sufrir caídas y de correr, lo mismo que los “mensajeros”. Atraviesan
roturas, si se tiene en cuenta el gran trayecto que habían campos sinuosos, con una serie de puntos que
de recorrer los mensajeros y el cambio rápido que tenía representan la arena.
que hacerse de mano a mano. Para este caso, la única Si no hubiéramos visto en la pictografía que
explicación consiste en que estas originales ideografías representa un banquete los platos y recipientes de
estén hechas de cordones atados a uno central, en forma líquido provistos de pequeñas piernas para simbolizar el
de palma, y que representen acaso los motivos movimiento de los mismos hacia los comensales,
precursores de los quipus incaicos. Y esto es muy posible. diríamos que esta pictografía no vendría a ser sino el
Desgraciadamente, es el único documento de esta resultado de la creación fantástica del artista mochica,
naturaleza con que contamos. Esperamos conseguir un pero no sucede esto. Conociendo ya su simbolismo, que
mayor acopio de ellos y enfocar debidamente nuestra traduce su manera de expresar gráficamente, y la forma
investigación para emitir un juicio preciso y ejecutoriado. como expone sus ideas, podemos asegurar que se trata
Volviendo ahora al asunto de los pallares que de la marcha de su mensaje, y por esto vemos aquí y
frecuentemente se encuentran en estas escenas y en la allá, entre uno y otro personaje, los frutos y pallares
forma particular como los vemos en la pictografía pintados a que nos hemos referido.
descrita, estos granos no tienen las mismas pintas y Tenían, pues, los mochicas, además de la pintura
manchas que los naturales. Son manchas y puntos escultórica, material de los objetos, la escritura simbólica;
convencionales que encierran, con toda seguridad, es decir, contaban con el segundo paso que los hombres
ideas. He allí por qué se preocupan de ellos los han dado como medio para comunicar su pensamiento.
grandes jefes, los portan los “mensajeros” y los Hay pueblos como los malasios de Sumatra, cuyos
conservan los zorros, sabios e intérpretes. El hecho de mensajes se forman por pequeños paquetes que
enterrarlos en arena es precisamente el encolcamiento, contienen diversos objetos o cosas. De acuerdo con las
que tiende a preservarlos de las plagas que porciones y cantidad de ellos –pueden ser sal, pimienta y
constantemente atacan a esta leguminosa. demás– tienen el significado de amor, odio u otro.
Para comprobar además que dichas manchas son No se trata en este caso de una escritura iconográfica,
convencionales, tenemos la pictografía que aparece en la como ha clasificado Brinton a la escritura de los mayas.
figura No. 184. En ella hay un individuo en forma de ave Los indios de Illinois tienen un sistema muy curioso
con el mismo penacho de plumas que caracteriza a la de escritura: la lluvia, por ejemplo, está representada por
institución y con un instrumento en la mano y una tres círculos; arder o quemar, por dos; la luz o el sol, por
pequeña canasta o bolsa igual a la que tienen los zorros. cinco pequeños círculos. Los esquimales representan las
Frente a este individuo hay pallares pintados con formas aves por medio de cruces; el hombre, con una línea
diferentes. Es indudable que éste es el instrumento con vertical gruesa.
que se pintaban o grababan los pallares, de acuerdo con Me inclino a creer que es más o menos éste el
el mensaje que se iba a transmitir. sistema de escritura simbolizada que empleaban los

162
LA ESCRITURA

mochicas, con signos establecidos y combinados que Hemos recolectado, para mejor comprobación, gran
daban la forma escrita del lenguaje. variedad de pallares manchados, con el objeto de
Indudablemente, no se puede decir que ese medio de compararlos con los que aparecen pictografiados en los
perduración y comunicación de los hechos haya llegado a numerosos vasos de la cerámica mochica. Aunque existe
un grado de perfección notable. Creemos que la escritura una marcada similitud entre ellos, es la rara disposición
se refirió únicamente a ciertas convenciones que de sus pintas y manchas lo que atrajo el espíritu artístico
delataban claramente los hechos en forma gráfica, y del mochica para emplearlos como signos ideográficos,
dejaban las frases y oraciones para la mejor interpretación como portadores de mensajes. De ninguna manera, por
del sujeto frente a los signos, rayas o círculos. Sin lo tanto, podemos decir que las pintas que aparecen en
embargo, a medida que nos internamos más aún en este los pallares pictografiados hayan sido copiadas de los
arduo y delicado problema, creemos firmemente que naturales: ellas encierran, con toda seguridad, ideas y
alcanzaremos mayores puntos de vista, para llegar a expresiones del lenguaje escrito. Quizá si los ceramios
conclusiones científicamente sancionadas, y no estará que aparecen completamente adornados de pallares no
lejos el día que formemos un verdadero “abecedario” de sean sino verdaderos documentos con narraciones de la
interpretaciones. Pues a más de los documentos interesante historia mochica (Figs. Nos. 186 y 187).
etnológicos con que contamos, tenemos fuentes Todo esto ha sido ampliamente comprobado con los
tradicionales muy ricas que aún no han sido explotadas. valiosos obsequios hechos al autor por el distinguido
Destaca entre ellas un curioso sistema que se emplea ingeniero Sergio Gallardo, verdadero amante de nuestro
actualmente en la sierra por algunos campesinos, el pasado, que al leer el artículo sobre escritura mochica,
mismo que se ha usado por los viejos pobladores de publicado en los diarios de Lima, le envió un pallar
Paiján y otros pueblos indígenas del valle de Chicama: en sacado de los cementerios de la hacienda Tambo Real,
la cosecha en los fundos de la sierra, los habitantes, que que ostenta signos ideográficos. Este documento (Figs.
no entienden de números y menos contar, llevan la Nos. 188 y 189), único en el mundo, es la prueba más
estadística de su chacra y de sus ganados en pequeñas concluyente de nuestra teoría. Parece que los escogían
bolsas de diferentes colores, a las que denominan especialmente por su gran tamaño. El que tenemos a la
“talegas”. Cada bolsa corresponde a una de las chacras mano es de color pardo brillante, como si le hubieran
conocidas con su nombre. De acuerdo con el número de puesto una materia resinosa para su mejor preservación;
sacos que produce cada chacra, se pone en la talega el ofrece complicados grabados en una de sus caras, sobre
número correspondiente en ñuñas o maíz, de conformidad la base de líneas quebradas y puntos idénticos a los que
con el vegetal y la cantidad producida. También llevan las encontramos en las pictografías; en la otra presenta
cuentas de su ganado en la misma forma, utilizando en también algunas rayas, pero más sencillas. Este hallazgo
cada clase gramos diferentes y señalando hasta el no solamente comprueba en forma más amplia nuestras
colorido. Las ovejas están representadas por los chochos; teorías, sino que ha resuelto una de las más grandes
las vacas, por las ñuñas y demás. preocupaciones del autor: saber cómo coordinaban los
En la costa también se ha utilizado el mismo sistema mensajes. Como ya llevamos dicho, la cara principal del
para la cuenta del ganado, y se ha empleado para el excepcional documento que nos ocupa se destaca por su
caso los frijoles y pallares, de ahí que hasta hoy se gran riqueza de signos; en cambio, el otro lado sólo
llamen todavía “carneritos” a los frijoles y “vaquitas” a los exhibe una simple combinación de rayas que, sin duda
pallares, por la asignación que tenían antes de la cuenta. alguna, constituyen expresión inequívoca de la
Son estos rasgos vestigios de los viejos sistemas de numeración mochica. A base de estos números se hacían
nuestros antepasados, que los empleaban no sólo en la agrupaciones en las rejillas hasta lograr dar unidad al
numeración, sino teniendo en consideración cómo se contenido del mensaje.
pintaban o grababan artificialmente las legumbres de uso; Al adquirir el autor de este libro la colección
en este caso, ya no representando números, sino ideas y arqueológica del señor C. A. Roa, toda ella fruto de
recuerdos; los granos, así, servían para la expresión del hallazgos realizados en la hacienda Santa Clara, en el
pensamiento mochica. valle de Santa, encontró, entre los múltiples y pequeños

163
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 186.- Cántara mochica adornada con signos ideográficos.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (067-005-003)

164
LA ESCRITURA

Fig. No. 187.- Signos ideográficos que ornamentan la superficie globular de un vaso mochica.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

objetos que la enriquecen, cuatro pallares del tipo servía para atar el envoltorio. Todas ellas contenían un
descrito en el acápite anterior, pero con signos polvo blanco y un pedazo agudo de cuarzo, sustancias
ideográficos mucho menos pronunciados y más sencillos que nos inclinamos a creer que servían, la una, para dar
que aquél. Una detenida observación de estos mayor visibilidad a las incisiones, y la otra, a manera de
documentos convence de su comunidad de origen con el punzón, para hender mediante las incisiones la superficie
pallar que tanto ha contribuido a esclarecer este perfil de del pallar (Figs. Nos. 191, 195, 196a y 196b).
la cultura mochica. Las figuras Nos. 192, 193 y 194 nos muestran pallares
En la misma colección hallamos una serie de bolsas humanizados. En la yemecilla del embrión o gémula los
hechas de cuero curtido de llama en forma no conocida y mochicas han figurado el rostro de un individuo, de tal
en magnífico estado de conservación. Estos objetos manera que el cuerpo mismo del pallar forma la parte
consisten de un fragmento de piel que ha sido posterior de la cabeza. ¿Quiere acaso esta figura simbólica
cuidadosamente doblada ni más ni menos que por decirnos que los mochicas descubrieron que el órgano
papeles que se usan en la filtración de los productos creador del pensamiento era el cerebro? No hay duda de
químicos. Todo el conjunto ofrece una forma alargada que que los mochicas, con esta creación simbólica, quisieron
permitía su fácil manipulación. Las bolsas llevan en uno dejar sentado que en cada pallar, cubierto de signos
de sus extremos un cordón largo hermosamente tejido que ideográficos, existía latente un pensamiento, bullía una

165
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 188.- Pallar con incididos de gran valor ideológico; notabilísimo documento arqueológico que fue
obsequiado al autor de esta obra por el ingeniero señor Sergio Gallardo.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (067-004-065)

Fig. No. 189.- Revés del mismo pallar, cuyo incidido es menos complicado puesto que se trata de un signo
numérico.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (067-004-005)

166
LA ESCRITURA

Fig. No. 190.- El mensajero nocturno simbolizado con caracteres de la lechuza.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (066-003-001)

167
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 191.- Felino ataviado de mensajero con la bolsa de pallares entre las manos.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (068-005-006)

168
LA ESCRITURA

idea. El rostro del individuo dentro de la zona generatriz sobre los pallares, las líneas rectas y quebradas que
de vida del pallar es algo concluyente sobre la fuerza encontramos en el transcurso de nuestras investigaciones.
simbolista mochica, que perenniza el mecanismo Sus extremos, cuidadosamente afilados, sirven
transmisor del mensaje contenido en un pallar mediante perfectamente para realizar el grabado, pues lo hemos
sus signos. En esta forma, el pallar encerraba pensamiento, experimentado con resultados felices.
acción y vida. Estos originales vasos votivos de pallares Son muchas, pues, las pruebas que presentamos en
humanizados son pruebas irrefutables de ese poderoso este capítulo que desbaratan las creencias del ayer acerca
simbolismo del mensaje vivo y fácil de ser transmitido. de que los antiguos peruanos no conocían la escritura.
El padre Morúa, en sus importantes Crónicas sobre el Este sistema de materializar el pensamiento se creó en
Perú, nos ofrece un dato de gran valor sobre la esta zona norte del Perú, y fue tan importante que los
implantación de los chasquis en el Imperio del nascas lo adoptaron plasmando en sus tejidos infinidad
Tahuantinsuyo. Nos dice que se instituyeron a partir del de pallares variadísimos por su colorido y por los signos
reinado del Inca Túpac Yupanqui, quien, como se sabe, ideográficos que contienen; y no solamente se
fue el que dominó a los pobladores del norte. Esta contentaron con esto, pues también adoptaron el sistema
referencia nos demuestra claramente que hasta entonces de los chasquis, comprobado ampliamente en un vaso
la institución que estudiamos no era conocida por los nasca que se encuentra en el Museo Nacional Víctor
anteriores monarcas incas, y que sólo cuando Túpac Larco Herrera de Lima, que contiene escenas
Yupanqui se posesiona del señorío de los chimús es pictografiadas de los mensajeros, muy similares a las que
cuando se establece, y que no fue otra cosa que la copia hallamos en los vasos mochicas de esta región.
fiel de la que existía entre los viejos norteños, que a su El mochica no conoce el papel ni el papiro, pero sí
vez la heredaron de sus antecesores, los mochicas. encuentra en la película suave y duradera que cubre a
Para corroborar mayormente nuestra teoría sobre la los pallares un material adecuado para dejar grabados
escritura queremos, por último, presentar otros sus pensamientos, y en el grano mismo un elemento de
documentos que hemos encontrado entre los objetos de fácil manipulación y transporte para el fin de los
hueso tallado, venidos del valle de Santa y cuyos mensajes. Y no podía esperarse otra cosa del exuberante
grabados se insertan en el capítulo sobre escultura. Se cerebro mochica, para crear tan singular y valioso
trata de implementos en forma de espátula, muy sistema ideográfico, único en el mundo.
parecidos a los que llevan los zorros de las figuras Nos. Ante las pruebas irrefutables que ofrecemos en este
180 y 181. Dichos objetos, que tienen en su mango la capítulo, hoy ya se puede decir, contra la opinión de
representación del mensajero con la mano cerrada, sabios y cronistas, que los antiguos peruanos tuvieron
calada, grabada o esculpida, nos comprueba que eran escritura, y aseverar rotundamente que fue todo un
utilizados por los escribas mochicas para trazar con ellos, sistema ingenioso, muy digno de sus creadores.

169
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 192.- Pallar humanizado, visto de perfil.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (067-004-007)

170
LA ESCRITURA

Fig. No. 193.- Pallar humanizado: interpreta el verdadero concepto que tenía el mochica del mensaje.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (067-004-008)

171
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 194.- Pallar que simboliza al mensajero guerrero.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (067-004-010)

172
LA ESCRITURA

Fig. No. 195.- Personaje ataviado con la misma indumentaria del sabio, la bolsa de pallares y el punzón. Es el verdadero representante del escriba.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (068-003-007)

173
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 196a.- Bolsa para portar los pallares.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (067-004-001)

174
LA ESCRITURA

Fig. No. 196b.- Bolsas que servían a los mochicas para portar los pallares.
Museo Arqueológico Rafel Larco Herrera (067-004-004; 067-004-002; 067-004-003; 067-004-001)

175
GOBIERNO

L
OS VESTIGIOS DE CONSTRUCCIONES URBANAS fruto de la labor de un gobierno integrado por hombres
y rústicas que acusan una numerosa población, la preparados en su ramo, a la vez que animosamente
notable expansión agrícola fomentada por trabajos dispuestos, que lo engrandecieron y que, desafiando al
de irrigación y los restos de monumentales obras tiempo, se ofrecen a nuestros ojos para suscitar
arquitectónicas y de verdaderas redes viales constituyen admiración. Infinidad de ideas despiertan en nosotros la
prueba fehaciente de los excelentes métodos de gobierno contemplación de estas obras acerca de la organización
que organizaron la vida mochica. Todo ello fue obra que política que pudo hacerlas viables. Es evidente que sus
sólo se hizo efectiva de conformidad con planes que métodos de gobierno fueron de un marcado sentido
exigieron en su ejecución muchos años de laborioso y socialista, como acaeció en todas las colectividades
constante esfuerzo, que, además de revelar el agrarias del Perú antiguo y del Nuevo Mundo. Los
provechoso fruto de un cuidadoso estudio de los documentos que tenemos a la vista prueban la presencia
problemas políticos por los hombres más capaces, pone de un gobierno dinástico, teocrático, omnipotente,
en claro el profundo sentido del estadista mochica, que orientado por normas severas, dentro de las cuales
no cuidó únicamente de proporcionar a su pueblo alcanzaba premio todo mérito y acción generosa, y
bienestar material y asegurar la satisfacción de sus castigo ejemplar toda falta. Tal cauce fue el más seguro
principales necesidades, sino que lo encauzó hacia su camino de engrandecimiento de los mochicas. Su mismo
engrandecimiento cultural, promoviendo el desarrollo arte, que llegó a elevado grado de perfección, denuncia
uniforme de las ciencias –entonces embrionarias–, las la presencia de una mano fuerte que lo impulsó y le hizo
artes y las industrias, en tal grado de adelanto escalar los más altos peldaños.
comparativamente con las otras regiones suramericanas, La falta de pruebas precisas nos veda, por ahora,
que no fue separado por los agregados sociales que entrar en el conocimiento íntimo de la organización
sucedieron a los mochicas. gubernativa mochica; ignoramos cómo se distribuía la
El acueducto de Ascope, el canal de La Cumbre, la administración. Sin embargo, con el auxilio de la
Huaca del Sol y otras importantes huellas de la cultura cerámica obtenida en las necrópolis, hemos podido
fenecida que estudiamos no pueden haber sido sino aclarar algunos de los puntos que trataremos enseguida.
Estudiando detenidamente los llamados huacos
retratos y las pictografías en todas las colecciones
Fig. No. 197.- "Cie-quiech" o Gran Señor, la autoridad
política suprema mochica.
particulares de esta región y las existentes en el Museo
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (047-004-003) Rafael Larco Herrera, hemos podido comprobar lo

177
LOS MOCHICAS - TOMO I

siguiente: primero, la existencia del “Cie-quich” o Gran son las mismas, aun cuando el ropaje con que se
Señor (Fig. No. 197) y los infantes herederos; segundo, presentan sea diferente.
la existencia de “Alaec” o caciques (Figs. Nos. 198 y En algunas de estas series de retratos hemos podido
siguientes), representantes inmediatos del “Cie-quich”; y comprobar el rostro del mismo individuo en diferentes
tercero, en qué consistían las actividades desplegadas edades: su juventud, cuando su rostro comienza a
por estos señores, sus usos, sus costumbres, sus marcarse por los signos de la madurez, y destaca la
ceremonias, entre otras cosas. En efecto, desde el personalidad del individuo; y el momento en que los
principio nos llamó grandemente la atención saber por años dejan marcadas sus huellas en profundas arrugas y
qué varios rostros se encontraban repetidos completa flacidez en los músculos.
profusamente dentro de un solo sector o en la totalidad Los ejemplares repetidos exhumados en diversas
del territorio mochica. Así, por ejemplo: el primer rostro tumbas prueban claramente que aquellos que se
de la figura No. 201 fue hallado en la hacienda circunscribían a un solo sector o valle correspondían al
Garrapón, en el valle de Chicama; el segundo, en el “Alaec” o jefe inmediato inferior, y aquellos que se
valle de Virú, y el tercero, en el de Santa. Como se ve, extendían en todo el territorio representaban al Gran
todos no se refieren sino a un solo rostro, perteneciente Señor o “Cie-quich” (Figs. Nos. 204 y 205). Y estas
a una persona regiamente ataviada, la misma que lleva expresiones humanas no solamente se hallan repetidas
todas las trazas de ser un gran señor o jefe. en los bustos escultóricos, sino que también se
En la figura No. 202 aparece otra serie de huacos encuentran en los modelados de cuerpo entero, ya
retratos que también constituyen expresión fisonómica de asentados sobre tronos o en otras actividades, que
un solo sujeto. El primero fue hallado en el valle de representan al gobernante haciendo justicia, dedicado
Chicama y el segundo en Santo Domingo, en el valle de al culto o a otros quehaceres dignos de su misión. En
Santa Catalina. No obstante las distancias que median la figura No. 204 aparece una serie de modelados de
entre los lugares citados, en nada ha variado el rostro del cuerpo entero pertenecientes a los jefes mochicas, los
jefe que ha querido representarse, salvo ligeras mismos que se distinguen por su asombroso realismo
alteraciones en los atavíos de la cabeza. Tenemos otro y la gran riqueza de detalles que exhiben. Se refieren
ejemplo más en la figura No. 203. Las tres caras que a un solo tipo, que se encuentra indistintamente en
aparecen en ella se refieren, asimismo, a un solo todos los valles.
individuo: la primera cantarilla fue hallada en la Huaca La presencia de rostros jóvenes regiamente ataviados
del Sol, en el valle de Santa Catalina; la segunda, en las desperdigados en todo el ámbito mochica nos revela la
pampas de Jagüey, en el valle de Chicama; y, finalmente, existencia de los infantes herederos, quienes desde niños
la tercera, en Santa Elena, en el valle de Virú. ¿A qué ya debían ser conocidos del pueblo; o bien, son
razón se debe esta repetición de rostros hallados en gobernantes que en temprana edad asumieron el mando.
lugares diferentes, ya sea en la comprensión de un valle En la figura No. 206 se puede ver el rostro de uno de los
o de otros? ¿Qué revela tal hecho? Para nosotros, futuros “Cie-quiech-aen”.
sencillamente es la representación de los jefes, de Juzgamos inoficioso intentar una relación detallada de
aquellos seres superiores cuya voluntad se extendía la procedencia de tan numerosas representaciones
sobre todo el territorio mochica o en determinado sector. repetidas que se ofrecen a cada paso; sin embargo, es
La propagación de sus rostros obedecía al sentimiento interesante anotar que todas las representaciones
político religioso del pueblo; pues así como en la escultóricas relacionadas con un mismo individuo están
actualidad está en boga difundir los retratos de los dotadas de igual técnica de modelado y pertenecen,
gobernantes en sus respectivas naciones, de la misma como se explicará en el capítulo dedicado a la cerámica,
manera, entre los mochicas se acostumbró repartir el a una de las épocas del desarrollo esencial del arte
busto escultórico del Gran Señor en todo el territorio de alfarero. Así, vemos en la figura No. 201 huacos de asa
su mando o del cacique en la jurisdicción que le un poco achatada y de piso largo; en la figura No. 202 el
correspondía. En este aspecto, hoy sólo se ha variado el asa es alargada y proporcionada y el pico largo; en la
sistema de difusión: las costumbres, por ley de atavismo, figura No. 203 el asa es achatada, pequeña y de pico

178
GOBIERNO

Fig. No. 198.- Alaec con indumentaria guerrera y ostentando la joya distintiva de su categoría.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (043-004-007)

179
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 199.- Jefe con un látigo –signo de autoridad– en la mano.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (033-004-005)

180
GOBIERNO

Fig. No. 200.- Busto retrato de un jefe. Curioso espécimen que sólo se halla en la hacienda Salamanca del valle de Chicama.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (048-003-002)

181
Fig. No. 201.- Bustos retratos de un solo jefe, los mismos que han sido encontrados (de izquierda a derecha) en los valles
de Chicama, Virú y Santa, respectivamente.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XXC-000-014; 053-004-003; 052-004-002)

Fig. No. 202.- Bustos retratos pertenecientes a un mismo jefe, los cuales han sido hallados (de izquierda a derecha) en los valles
de Chicama y Santa Catalina (Santo Domingo), respectivamente.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (048-004-003; XXC-000-004)

Fig. No. 203.- Otro busto de jefe que se ha encontrado repetido, cuyos ejemplares han sido hallados en la Huaca del Sol, valle de Santa
Catalina y valles de Chicama y Virú, respectivamente.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (048-006-001; 048-008-002; 048-006-003)
Fig. No. 204.- Series de esculturas que representan a un mismo jefe encontradas indistintamente en todos los valles del territorio mochica.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (035-004-007; 035-004-001; 035-006-004; 035-004-003; 035-006-007; 035-003-005; 035-006-003; 035-004-
002; 035-004-009; 035-004-006; 035-004-010; y 035-004-011; 035-004-012)

Fig. No. 205.- Repetición escultórica del cuerpo de un alto jefe. Los ejemplares se encontraron también en todos los valles del mismo territorio mochica.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (033- 003-003; 033-003-004; 034-005-010; 068-003-002)
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 206.- Busto retrato de un niño que exhibe atributos de jefe.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XXD-000-D02)

184
GOBIERNO

Fig. No. 207.- Alto gobernante transportado en andas. En la escena aparece: la lagartija,
símbolo de la servidumbre, y los pájaros, símbolo de la rapidez.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (3154)

corto y acampanulado. Esta observación es de gran representación del jefe de la sección territorial o pueblo;
interés porque nos ratifica en forma fehaciente la se trata acaso de hombres de la familia real o allegados
existencia de los gobiernos de estos grandes jefes en directos de los “Cie-quich”.
diferentes épocas de la vida de esta unión de tribus al Sus usos y costumbres, felizmente, se han mantenido
mando de “régulos” o como quiera llamárseles. Más estampados con cierta fidelidad en las pictografías de los
tarde, después de un estudio detenido, creemos que nos vasos votivos. Como se verá en las ilustraciones,
será posible precisar la época y la sucesión de las habitaban espaciosos palacios desde donde impartían sus
jerarquías gobernantes, teniendo en cuenta los estilos órdenes, y se instalaban en elevadas construcciones
que predominan en cada una de ellas. escalonadas para recibir a sus invitados o ejercer justicia.
La presencia de representaciones escultóricas de los Y no solamente se limitaban a impartir órdenes desde
jefes en las tumbas demuestra el hecho de que era un sus palacios, sino que salían de tiempo en tiempo a
verdadero privilegio para el mochica –en su concepto– ir recorrer el país para observar de cerca sus necesidades.
al sepulcro acompañado de las efigies de sus señores, a Para tal empeño, cumpliendo a su vez otros generosos
fin de quedar siempre junto a ellos y poderles así rendir fines, mandaron construir gran número de espaciosos y
eterna pleitesía. extensos caminos, cuyos vestigios perduran. Durante sus
Los jefes mochicas eran gobernantes omnipotentes, y visitas iban conducidos en lujosas andas o literas, las que
es así como disponían de las vidas de sus subordinados eran transportadas en hombros de sus súbditos más
cuando no le imponían castigos a veces temerarios. En leales y seguidas de un numeroso cortejo militar, a la vez
manos de estos grandes señores estaba concentrado el que de mensajeros y muchedumbre (Fig. No. 207).
gobierno; eran ellos los que manejaban la máquina del A más del régimen de administración política
Estado. Para ser debidamente representados en todas las encarnaban también el poder militar. Dentro de la milicia
agrupaciones del país, aun en las más apartadas, tenía cada uno el título de Gran General, y eran ellos
delegaban sus poderes en otras personas y establecían quienes en persona conducían sus ejércitos a la guerra, y
una completa jerarquía de gobernantes. Creemos, dada la es ésta la razón por la que siempre los encontramos
modalidad de gobierno que nos ocupa, que éste se luciendo sus uniformes militares (Figs. Nos. 208 y 209) y
hallaba centralizado en las manos del gran jefe. En armas en las manos. En muchas escenas aparecen ellos
cuanto a los rostros escultóricos, cada uno circunscrito a tomando parte activa en los combates; en otras, se les ve
determinada localidad, resulta, pues, la fiel recibiendo a los prisioneros conducidos por sus tropas,

185
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 208.- Escena en la que el felino exhibe todo su poderío, en la lucha con jefes guerreros.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera.

que igualmente son portadoras de los trofeos bélicos. En todas las pictografías, el jefe aparece solo o bien
El pueblo consideraba de origen divino a sus jefes, acompañado de un ocelote (Fig. No. 213), al que
como lo prueba ampliamente la figura No. 210, donde se mantenía con una mano muy cerca de los pies, y el que
ve a un hombre con las manos juntas en actitud de posiblemente representaba la concentración de los
plegaria frente a los accesorios que constituían la poderes; lo rodean varios vasos acampanulados,
indumentaria y armadura del Gran Jefe. Algo más, en globulares y rostros que correspondían a alguno de sus
muchas pictografías, los grandes jefes han sido antepasados o a él mismo. Los súbditos se acercaban en
representados con los colmillos de felino, que son los acto de pleitesía, juntas las manos y la mirada en el
signos de la divinidad principal. Este hecho, naturalmente, suelo. En nuestros días sobrevive esta costumbre de
nos da firmes bases para sostener la afirmación de la reverencia a los superiores, y ofrece marcada originalidad
creencia popular en el origen divino de sus jefes. en los pueblos de la cordillera de los Andes, donde los
Recibían a sus vasallos en sitios especiales, donde se indígenas se llegan al patrón en igual forma a la que
erigían construcciones de tipo único. En las figuras Nos. reproducen las pictografías del huaco ya citado, y
211 y 212 se puede observar claramente uno de estos pronunciaban, tras el saludo, palabras de profundo
lugares. Los jefes bien posesionados de sus tronos, aliento místico.
constituidos por una sucesión de peldaños que siguen el En la vida social de los gobernantes mochicas, cuando
signo escalonado que tan estrechamente se halla se trataba de investigar a personajes de otros lugares, se
vinculado con la pictografía y plástica mochica, se disponía lo conveniente para imprimir gran fausto al
dedican a recibir a sus servidores, que van hacia ellos acto. En la figura No. 212 aparece una interesante
sumisos y con las manos juntas. Estos sitiales o tronos pictografía, en la cual podemos observar cómo los
eran protegidos por techos que descansaban sobre invitados o visitantes eran colocados en pequeños tronos
horcones que remataban en su parte superior, muchas que se hallaban a un nivel inferior al ocupado por el
veces, en talladuras. La superficie exterior del techo, en Gran Señor, y quedaban bis a bis con éste. Los tronos,
su borde frontal y prominencia media, se adornaba con de piedra o adobes, se ofrecían unos minuciosamente
cabezas de maza, armas tremendamente contundentes, tallados y sencillos los otros. Si al visitante acompañaban
muy empleadas por los guerreros. Dichos adornos, sin sus familiares u otras personas de consideración, éstos
duda alguna, simbolizaban la fuerza militar y el poderío. tomaban asiento unos tras otros, siguiendo un riguroso

186
GOBIERNO

Fig. No. 209.- Alto jefe, con su indumentaria de guerrero, sentado sobre las andas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (048-004-007)

187
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 210.- Importante y complicada escena que nos habla de la adoración que efectuaban algunos personajes a la
indumentaria y demás atavios de los grandes jefes, y que ha sido tomada de un vaso pintado.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Fig. No. 211.- Fragmentos de un vaso pintado que revelan el rendimiento de pleitesía y veneración de los súbditos mochicas a sus jefes.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Fig. No. 212.- Escena de un banquete ofrecido por un gran jefe a otras personalidades.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (2048)

188
GOBIERNO

orden jerárquico que se simboliza en los adornos de banquetes pone en movimiento los utensilios mediante
cabeza y en las narigueras. Estos adornos, de oro en su la rápida manipulación de las personas encargadas de
mayor parte, ostentaban unos la efigie de Ai Apaec, atender a los comensales. La relación que hay entre los
otros, palomos y algunas hermosas borlas multicolores, platos y el número de invitados revela palmariamente
ya sencillas, ya dobles. Pero el signo jerárquico más hasta dónde eran capaces de agasajar los jefes y todo
importante era la nariguera, que no se prodiga en los cuanto ofrecían, siempre lo mejor, a sus huéspedes. Esta
huacos retratos y que vemos adornando la nariz de misma costumbre perdura aún entre los pobladores
algunos personajes, distintivo que no se halla en la gente genuinos de Moche, pueblo tradicional, y a ella nos
cuya indumentaria la delata como perteneciente al hemos referido ya en el capítulo de la raza.
pueblo o a las falanges de guerreros comunes. Terminados los grandes banquetes, los jefes invitaban a
Los jefes agasajaban a sus invitados con comilonas sus huéspedes a hacer uso de la coca, refinamiento que
opíparas, todas derroche y ostentación. La pictografía que sólo era reservado a los grades señores y sacerdotes. No
aparece en la figura No. 212 nos ilustra con riqueza de hemos encontrado ninguna escultura o pictografía que nos
detalles uno de aquellos grandes banquetes: los demuestre que el pueblo hiciera uso de este alcaloide.
comensales, todos jefes y miembros de alta jerarquía –y Las diversiones favoritas de los jefes, las que
al parecer de sexo distinto–, y cuatro hileras de platos suscitaban todo el fervor, eran la caza y la pesca. En
llenos de los manjares ofrecidos; delante de éstos y andas transportadas por hercúleos servidores,
frente al alto jefe, cuyo recinto está regiamente adornado acompañados de un gran cortejo de auxiliares que
con molduras y utensilios simbólicos –como son: hileras conducían armas y otros objetos útiles en el arte de la
de cabezas de porras sobre los bordes del techo; un cinegética, asistían a las actividades citadas. La caza más
huaco busto escultórico y un gran vaso acampanulado–, codiciada, toda ella llena de incidentes agradables, era la
está de pie un sirviente en actitud de ofrecerle las del venado (Cervus nemorivagus), motivo de jolgorio y
viandas, pues, a más de la acción delatada por el de exhibición de destreza. Esta práctica estaba totalmente
movimiento de que se le ha dotado, ha puesto delante vedada para el pueblo. Una visión de cómo se realizaba
de él uno de los manjares ya preparados. El jefe tiene la la caza del venado nos la da la pictografía de la figuras
mano extendida, como señalando el banquete o Nos. 404 y 405 que ilustran el capítulo dedicado a la
asintiendo, y su rostro refleja imperio, tiene la vista fija caza y la pesca. Por sí sola, es una bella anécdota de los
en sus huéspedes. afanes que traía consigo tan divertida actividad.
Los invitados se hallan sentados el uno tras el otro Para lograr la destreza necesaria en el arte de la caza,
frente al alto jefe. Detrás de ellos hay un sirviente con los grandes jefes practicaban un deporte muy original y
la cara en sentido contrario a sus superiores, y queda su de gran interés. Con numeroso cortejo acudían a los
espalda a la misma altura que la del invitado. Sobre el lugares descampados, cuyas condiciones los hicieran
techo del estrado hay dos hileras más de platos propicios para la expresión corporal. Una vez en el
servidos; detrás de este techo, hileras de “urpus” con el paraje elegido, los sirvientes lanzaban al espacio unas
líquido indispensable en esto banquetes: la chicha. Al redondelas o círculos pendientes de un hilo grueso, que
final de las dos hileras superiores hay dos sirvientes, llevaban plumas en derredor, con el fin de hacer más
que eran los que cuidaban seguramente que no faltara lenta la caída de aquéllas. Una vez en el espacio los
la bebida. Intercalados entre los “urpus” están los círculos, presta la diestra, los jefes lanzaban los dardos
“potos” y cántaros donde era servida la chicha. El artista de sus estólicas en procura de ensartar las redondelas.
mochica ha expresado el ir y venir de los platos con un Para poder llevárselas de encuentro en su trayectoria, el
simbolismo y animación sorprendentes, y ha puesto a mecanismo de puntería al que hacemos referencia ofrecía
todos los utensilios miembros inferiores como signos de en la base de la saeta una estrella de metal o madera.
locomoción. Es verdaderamente sugestivo notar cómo Era éste un deporte en extremo peligroso, por lo cual el
los “urpus” en actitud humanizada se van vaciando por Gran Señor utilizaba los servicios de un vasallo, cuya
sí solos, ayudándose con sus miembros superiores, que misión consistía en sostener sobre la cabeza de su amo,
delatan más claramente la actividad que en los con el objeto de protegerla, una tupida red sujeta en un

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LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 213.- Un gran jefe, acompañado de un pequeño ocelote, signo de poder y de fuerza.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (032-005-002)

190
GOBIERNO

marco de forma trapezoidal. El artefacto, para ser de que llamaran la atención del vecindario, que los
cómoda y seguramente mantenido en el aire, estaba contemplaría, sin duda alguna, horrorizado (Fig. No. 220).
dotado de un mango de madera bastante largo. En muy raros casos los mutilados no llevaban sonajas.
Hay que imaginar la destreza de los jefes mochicas en En los castigos se establecía una escala o progresión,
el manejo de la estólica, que les permitía herir a las aves atendiendo a las reincidencias cometidas por los
en pleno vuelo con seguridad absoluta, como dar caza a delincuentes. La figura No. 221 nos presenta a un
los venados en el vértigo de su carrera. mutilado que cayó en reiteradas faltas y que
Cuando iban de pesca, los grandes señores mochicas posiblemente fue famoso en los valles de Santa y Virú,
igualmente se servían de numerosos acompañamientos, y pues encontramos repetida con mucha frecuencia su
se valían para el ejercicio de este deporte de sus figura, que debió impresionar vivamente a los artistas
gallardas y raudas balsas de totora. La figura No. 419 que han dejado un recuerdo perenne de ella, y
ilustra claramente este aspecto de la vida de los grandes convirtieron a su personaje en un tipo digno de las
señores mochicas. tragedias griegas o de los supliciados, que poblaron la
calenturienta imaginación de Dante para volcarse en su
ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA obra inmortal.
Observando las representaciones escultóricas, hemos
En el presente trabajo hemos destacado el hecho de que notado que la primera mutilación consistía en la
el gobierno mochica se singularizó por las rígidas normas amputación de la nariz y el labio superior. Como el daño
éticas que inspiraron su desenvolvimiento, y se derivaba causado a la víctima era espantoso, para atenuarlo en algo
de ellas un extraordinario celo para premiar los actos se le cocía los extremos de la boca. Más tarde, el mismo
buenos, así como dureza excesiva que llegaba, a veces, individuo que había sufrido la operación que describimos
hasta el más cruel refinamiento para castigar las faltas. –posiblemente un reincidente– proyecta su torva y
Tan férrea era la justicia mochica, que en muchos casos lacerante figura, con ambos pies amputados, en actitud de
era la muerte la que ponía sangriento y dramático arrastre doloroso, llevando un palo en la diestra.
epílogo a la vida de un reo cuando sus delitos se Como ya hemos subrayado, la mutilación de la boca
juzgaban graves. era tan tremenda, que quien la sufría hubo de hallarse
De acuerdo con la magnitud de las faltas y delitos, se imposibilitado de ingerir alimentos, ya que la comida y
aplicaron castigos cuya dureza crecía de conformidad con muy especialmente los líquidos tenían que caérsele por
la gravedad de aquéllas. El mochica era inmisericorde en las comisuras. La situación era tan penosa para estos
su afán de extirpar el mal, y prueba fehaciente de esta desafortunados (simples pingajos humanos), que tenían
mora severísima la encontramos en las representaciones que someterse a una operación quirúrgica a fin de que
escultóricas y pictóricas de su arte alfarero, en el que se les redujera el tamaño de la boca por medio de
asoma con frecuencia el gesto amargo, la mueca suturas en sus extremos. Pero como el labio superior
espeluznante y el esguince patético de los mutilados, había sido totalmente extirpado, siempre quedaba la
personas a las que se les despojaba de labios, pies, nariz, boca muy defectuosa, contraída en una horrible mueca
ojos y otros órganos (Figs. Nos. 214 a 219). (Figs. Nos. 223 y siguientes).
La pena que se infligía a quienes habían atentado La pena capital no fue desconocida entre los
contra el orden y costumbres mochicas no tenía por límite mochicas y era aplicada en los casos en que la falta
las mutilaciones, sino que también, con ella, se trataba, a asumía caracteres de suma gravedad, como el adulterio,
expensas del penado, de conseguir un ejemplar que tan intensa y hondamente hería la sensibilidad de
escarmiento e infundir terror en quienes presenciaban los este pueblo. En el huaco que se presenta en la figura
resultados de la dolorosa acción. Y en efecto, los No. 226 es posible apreciar una escena de castigo
mutilados, llevando sonajas en las manos y collares de máximo que lo sufren posiblemente dos adúlteros. Tanto
“mainchiles” (semillas huecas que hacían de cascabeles) el hombre como la mujer han sido fuertemente
alrededor del cuello, eran obligados a recorrer las calles, amarrados a gruesos troncos que emergen en una altura.
las plazas y todos los lugares densamente poblados a fin Se les ha despojado de sus vestiduras y las sogas, de

191
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 214.- Tipo de mutilado, expresión artística comúnmente Fig. No. 215.- Un mutilado de la nariz y los pies.
hallada en el valle de Santa. Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (042-002-009)
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Fig. No. 216.- Otro mutilado. Nótese la tremenda expresión de Fig. No. 217.- Mutilado horrorosamente desfigurado, nuevo tipo
dolor que contrae todo su ser, al habérsele cortado ambos pies. de castigo que sólo encontramos en huacos de esta técnica.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (042-003-006) Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (042-004-009)

192
GOBIERNO

Fig. No. 218.- Otro mutilado de la misma época que el anterior. Fig. No. 219.- La mueca espantosa del hombre al que le han
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (042-004-007) cortado los labios. El arte mochica exhibe su perfección.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (069-003-004)

Fig. No. 220.- Un mutilado sosteniendo unas sonajas en las manos Fig. No. 221.- Otro mutilado, montado sobre una llama para ser
y llevando un collar de mainchiles (cascabeles naturales). transportado de un lugar a otro.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (043-007-008) Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (041-002-001)

193
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 222.- Mutilado arrastrándose porque se le han amputado los pies.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XXC-000-160)

Fig. No. 223.- Mutilado que se nos presenta en dos fases de la operación: (a la derecha) cuando sólo se le
había cortado la nariz y los labios; y luego (a la izquierda) con ambos pies amputados.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (042-004-002; 041-004-005)

194
LOS MOCHICAS - TOMO I

regular grosor, dan vueltas alrededor de los pies y las importante: su espíritu, el que nos revela claramente la
manos levantadas de los ajusticiados. existencia de la clase gobernante, de esa jerarquía
Inmovilizados los reos ante la expectación angustiosa aristocrática de la raza, caracterizada por finísimas facciones
de crecida muchedumbre, el verdugo, armado de fino y singulares expresiones de superioridad.
instrumento cortante, con la habilidad del más experto Así, descubrimos la energía dominadora y subyugante,
cirujano, iba separando cuidadosamente la epidermis y la cualidad posiblemente definida de los guerreros y
parte carnosa de la cara, y dejaba a ambos costados un constructores; la bondad y austera justicia; la rectitud del
signo escalonado perfectamente delineado, para luego carácter y el imperio del poder; la sapiencia y lo augusto
dejarlo caer como velo o pectoral sobre el pecho, y así del refinamiento del arte. Y algo más, en todos,
ofrecer el horrible espectáculo de seres vivos con caras desbordándose a torrentes, la fuerza emotiva de la
desprovistas de carne que mostraban los huesos de color inteligencia y las excepcionales dotes de dirigentes
cremoso. Los ojos sin párpados permanecían dentro de las sagaces y fuertes.
órbitas, reflejando los despiadados dolores del suplicio. La Hay personajes, como el que aparece en la figura No.
mandíbula inferior, que permanecía en su sitio sostenida 201, que hemos podido seguir en la representación
sólo por los músculos, daba, con el movimiento de abrir y escultórica, actuando en su vida de gobernante, desde su
cerrar la boca, el último brochazo al macabro espectáculo. niñez hasta el instante en que el peso de los años marca
Esta escena crudelísima debió impresionar mucho a los su huella profunda en las facciones que tiene y consagra.
circunstantes. Terminada la bárbara operación, como a Esta jerarquía aristocrática, dueña de la ley y del poder,
perros rabiosos, se apedreaba a los infelices hasta lograr, que tuvo en sus manos el gobierno del pueblo mochica,
tras una agonía espantosa, su muerte. Finalmente, los fue, pues, la que trazó la trayectoria luminosa de
despojos de las víctimas eran abandonados en el campo organización que hoy se abre a nuestro entendimiento.
para servir de presa a las aves de rapiña (Fig. No. 227). Conquistaron las tierras necesarias para el normal y
En algunos casos en que los castigados recibían fructífero desarrollo de la población, y dentro de ella
mutilaciones, para conseguir después su muerte lenta, eran implantaron la más admirable técnica agrícola del pasado,
confinados en casas especiales, ubicadas lejos de los sujeta a principios netamente científicos; impulsaron una
centros urbanos, donde abandonaban la vida, sujetos a floreciente minería, cuyos secretos nos son todavía
todos los desprecios y privaciones (Fig. No. 228). desconocidos; cruzaron su territorio de magníficos caminos
Vistos los suplicios descritos, no es posible concebir y fomentaron las artes, y consiguieron una elevación
mayor crueldad. Los mochicas, así como fueron muy espiritual para su pueblo que se tradujo en las más
refinados en su arte e industrias, lo fueron también en sus notables pictografías, esculturas, tallados y sones musicales
pasiones, a las que dieron rienda suelta sin el menor de deleite. Todo esto cobra mayor gloria frente al imperio
reparo: de ahí su justicia inhumana. He aquí, pues, como de una hermosa religión monogenista, signo de la más
contraste, el lado sombrío que ofrece la cultura del gran elevada cultura, bajo cuyos emblemas surgieron los
pueblo que estudiamos. monumentales templos que hoy causan admiración,
El Museo Rafael Larco Herrera posee centenares de templos sólo construidos gracias al calor del amor del
vasos a los que se denomina bustos retratos, dado su pueblo, sabiamente orientado hacia la acción de una fe
asombroso realismo. En ellos, no sólo se aprecian los robusta, que es precisamente la que levanta esta
rasgos fisonómicos de los antiguos jefes, sino algo más civilización, que no tiene igual en el Perú prehistórico.

196
GOBIERNO

Fig. No. 228.- Solitaria casa donde expiaban su castigo los


mutilados. Obsérvese a dos de ellos sentados frente a la puerta.
Museo Rafael Larco Herrera (072-003-005)

Fig. No. 229.- El castigo dentro de la justicia mochica no reconocía


jerarquías. Observese un alto jefe o "Alaec" espantosamente mutilado.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XXC-000-159)

197
RÉGIMEN MILITAR

L
OS MOCHICAS, A LA VEZ QUE POSEYERON una El poderío mochica se desarrolló sobre la base de los
gran sensibilidad y espíritu fino, tuvieron también dos valles más importantes de la costa norte del Perú:
inclinaciones guerreras creadas por sus exigencias Chicama y Santa Catalina. Fue en estos dos centros
vitales. Su régimen militar se forjó, pues, como en agrícolas y urbanos que los mochicas llegaron, después
muchos de los pueblos antiguos, por la necesidad de mucho tiempo, a la perfección de sus artes e
esencial de mantener siempre intangible su dominio industrias, para más tarde desbordarse lentamente al sur
dentro del área del territorio que ocupaban. e iniciar las conquistas de los valles de Virú, Chao, Santa
La pictografía y la plástica han hecho llegar hasta y Nepeña, sucesivamente.
nuestros días gran número de escenas y tipos de índole En todos los lugares conquistados influyeron con sus
netamente guerrera, lo mismo que la tradición en usos y costumbres, enseñaron su avanzado arte y
relatos, que están casi todos contenidos en los libros de erigieron el culto de sus dioses; construyeron magnas
los cronistas. obras de irrigación y grandes caminos; en una palabra:
Estudiando estos importantes documentos e elevaron a su mismo nivel cultural a todos los pueblos
investigando las similitudes y particularidades de la que vencieron.
cerámica es que hemos podido llegar al conocimiento de La conquista mochica fue lenta y progresiva, y se
que el mochica fue un conquistador sin mayor ambición, inició en los últimos períodos de dominación. El
y que solamente buscaba en sus victorias conservar o fundamento de esta aseveración lo hemos encontrado
adquirir terreno suficiente para el natural desarrollo de su analizando la cerámica hallada en los valles que
población. El sentimiento altamente aguerrido de los formaron el territorio de este pueblo. En uno de estos
habitantes del norte peruano llega a su plenitud con los valles se han identificado todos los tipos: desde el
chimús, que con un notable sentido geográfico fueron embrionario hasta el perfeccionado, como sucede con el
ambiciosos en la expansión de su territorio. Pero si bien valle de Chicama –el primer centro de origen de la
no podemos comparar al mochica con sus sucesores, es cultura Mochica–; en cambio, hay otros donde se
posible, en cambio, reconocer que las aptitudes bélicas encuentran sólo algunos tipos de cerámica y que
de éstos fueron heredadas de los mochicas. pertenecen a los más avanzados.
En el valle de Chicama encontramos todos los tipos
de cerámica: desde el pre Cupisnique, de forma y técnica
Fig. No. 230.- Noble guerrero usando el gorro común y
primaria; los llamados Cupisnique, en plena evolución;
collar de puntas de hueso.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XSc-015-008) los representativos de los períodos de transición entre

199
LOS MOCHICAS - TOMO I

éstos y los mochicas; la primera etapa de la cerámica revelan el gran valor que ponían en sus combates,
bícroma; y, por último, los ceramios de mayor tamaño y denuedo que ha ido perdurando en las hojas del tiempo;
más perfectos, que representan la postrera etapa de pues, los grandes jefes chimús aprovecharon esta virtud
desarrollo de la cerámica mochica. para sus refriegas y gracias a ella consiguieron agrandar
En el valle de Santa Catalina desaparecen los con éxito su territorio. Fue ese valor y ese empuje lo que
exponentes del Cupisnique y los del período de hizo que llegaran las fronteras del señorío chimú más allá
transición, y encontramos en abundancia los que de Tumbes, por el norte, y por el sur, hasta el borde
corresponden a los primeros períodos mochicas, y todos extremo de los dominios de Chuquismanco. En sus
los tipos de cerámica que le siguen, muy especialmente, relatos, los cronistas están de acuerdo en la pertinacia y
los finísimos vasos –representan el más alto exponente valentía de los pobladores chimús, que se empeñaron en
del arte alfarero– que sólo se encuentran en las huacas luchas sangrientas, incluso antes de la dominación incaica.
del Sol y de la Luna (Valle de Santa Catalina) y pampas Para someterlos fue necesario el concurso de un ejército
de Jagüey (Valle de Chicama). En el valle de Virú de treinta mil hombres al mando de un jefe hábil y sagaz,
desaparecen los dos primeros estilos, es decir, aquellos como fue Túpac Yupanqui, designado por su padre, el
vasos de gruesas líneas, parecidos a los cupisniques, inca Pachacútec, para el sojuzgamiento de los pueblos
siendo muy raros aquellos que más tarde calificaremos yungas del norte peruano. Con esta dominación, que fue
como del segundo período mochica, y los de tipo bastante dura y obtenida a largo plazo, se debilitó mucho
refinado. Sólo hallamos en este valle los huacos el valor y el espíritu aguerrido de los habitantes norteños.
pertenecientes a los dos últimos períodos. Pero debemos Pues su homogeneidad y los nexos que los hacían
advertir que en este valle encontramos un tipo de solidarios fueron desarticulados por la práctica de los
cerámica que hemos clasificado como Virú-Cupisnicoide, mitimaes, recurso supremo de los incas encaminado a
una mezcla de los vasos llamados negativos y cupisnique. destruir toda posibilidad de reacción y poder consolidar
Más hacia el sur, en los valles de Santa y Nepeña, las así su dominio de los pueblos por ellos vencidos.
necrópolis contienen únicamente el tipo de cerámica del Las aptitudes del guerrero están perfectamente
último período, la de mayor tamaño y más práctica. Quiere simbolizadas en la cerámica. La imaginación mochica
decir esto que los valles fueron conquistados uno a uno en plasma en las características de algunos animales las
diferentes períodos, pues está certeramente probado que la aptitudes que debería reunir el guerrero para constituir el
evolución de la cerámica se halla íntimamente ligada al hombre de armas ideal. De allí que encontremos un
desenvolvimiento cultural de los pueblos. zorro guerrero antropomorfo para representar la astucia
Hay que suponer, además, que los mochicas –pueblo –tan necesaria en la estrategia–; el halcón guerrero
de artistas–, que sólo vieron en la conquista una forma antropomorfo, que representa el poderío y fiereza de las
de asegurar su tranquilidad para el normal desarrollo de aves de rapiña; el ciempiés antropomorfo, que simboliza
su vida, no estuvieron animados de ferocidad ni de la dureza y resistencia del guerrero de ese entonces que
espíritu sanguinario en la guerra. Nos inclinamos a creer tenía que cubrir todas las distancias a pie; y el colibrí
que sus jefes, con ideas contrarias a las del soberano antropomorfo –pajarillo que para el espíritu observador
chimú, ambicionaban más el orden y la paz que la mochica era una de las aves más valientes– para
guerra para su pueblo. Pero las pictografías guerreras simbolizar a sus guerreros. Es muy común observar en
parecen probarnos lo contrario: ellas demuestran que las esta región cómo una de estas diminutas aves ataca a un
luchas eran crueles y de cuerpo a cuerpo, luchas en las halcón o a una águila en el aire. A estas figuras
cuales se sometía a dura prueba el valor personal de simbólicas también las encontramos tomando parte en
quienes tomaban parte en la batalla. escenas de carácter religioso.
Sin embargo, es de suponer que la fiereza revelada en Para el mochica, el hombre de armas no solamente
dichas escenas no es sino la expresión de los excesos que debía poseer valor y destreza, sino también ser hábil en
no pudieron faltar en ataques cuerpo a cuerpo, en los que tácticas de guerra. En las escenas de lucha que se ofrecen
todo control humano se perdía, y se sobreponía a la lucha en los vasos pintados se puede apreciar el hecho de que
el natural instinto de conservación. Con todo, los mochicas las gentes que entraban en pugna con los mochicas eran

200
RÉGIMEN MILITAR

seres menos civilizados. Y en efecto, los vestigios y armas gran grosor, forrado interior y exteriormente. También
que llevan son simples y rudimentarios. Muchos de ellos tenía arma de metal (Figs. Nos. 230 y 231).
aparecen en el combate casi desnudos, apenas cubiertos Todas estas prendas eran sencillas. Aunque no hemos
con un paño a manera de trusa, llevando la cabeza hallado indumentarias guerreras completas en las tumbas
protegida con un ligero casquete. Salvo raras excepciones, mochicas, en Chan Chan, por el contrario, se encontró
no llevan más arma que la maza, mientras que los hace algunos años –en la huaca de La Misa– un cuarto en
mochicas exhiben, a más de la maza o porra, la estólica, el que las paredes estaban íntegramente cubiertas de
los dardos, las hondas, los escudos y, en general, todo un alacenas en las que había ropa por millares,
valioso conjunto de armas ofensivas y defensivas. cuidadosamente envuelta, y que pertenecía a los
guerreros. La vestimenta encontrada es muy similar a la
INDUMENTARIA GUERRERA que estudiamos en la cerámica mochica. El material es
muy liviano, posiblemente para evitar los efectos del
Con estas cualidades esenciales, los guerreros mochicas fuerte calor de la costa.
contaron con todos los factores para tener éxito en la
guerra. Los jefes iban lujosamente vestidos. La Indumentaria de los grandes jefes
iconografía plástica los representa de aspecto marcial,
generalmente erguidos, rígidos, llevando los pies juntos. La indumentaria de los guerreros de alta jerarquía, según
Todo el conjunto da la impresión de aplomo, de fuerza la documentación plástica, es la siguiente: llevan una
corporal disciplinada y firmeza moral. Su ropaje es típico. especie de camisa larga, similar a la de los guerreros
En el anhelo de simplificar el estudio de la comunes, de mangas cortas, decoradas con filetes
indumentaria, vamos a dividirla en dos partes: la primera sencillos y llanos, en unos casos, o con adornos de
tratará sobre la vestimenta del guerrero común, y la borlas circulares, en otros. Una franja –resaltada o con
segunda se referirá a los hermosos trajes que llevaban los recortes de formas triangulares que mantienen íntima
grandes jefes, que eran a la vez gobernantes. relación con toda la indumentaria– recorría el vuelo de la
camisa, rematada en la parte superior por una especie de
Indumentaria de los guerreros comunes muceta, que llevaba un filete adornado de diversas
maneras, y cuyo objeto era asegurar la camisa alrededor
La ropa del guerrero común estaba confeccionada ad hoc del cuello. Esta última prenda contribuía a la armonía de
para la lucha. Llevaban la camisa holgada y larga, la indumentaria del guerrero, y se extendía por los
sostenida al cuerpo alrededor de la cintura mediante una hombros y hacia una parte del pecho. Esta muceta de
faja o franja, de la cual pende el cuchillo ornamental de tela sencilla, que daba el aspecto de que los jefes en
cobre o plata que reposa sobre los glúteos. Llevaban, todo momento tenían sobre los hombros un peto de
asimismo, un taparrabo o trusa sencilla que era cubierta guerra, se encuentra con mayor profusión en los jefes de
por la faldilla formada por el extremo inferior de la cierta categoría y se finge muy vistosamente en las
camisa y que llegaba hasta medio muslo. Otra pieza representaciones de Ai Apaec luciendo un uniforme
esencial de este servidor era la capa de aguas, que servía militar. A más de los adornos usuales, pendían de ella
para cubrirse en horas de descanso y para protegerse de lentejuelas de oro u otros metales.
las lluvias. Además de estas prendas esenciales, se Cuando los jefes dirigían los ejércitos
agregaban las de carácter protector, que servían para personalmente, colocaban sobre esta muceta un peto
evitar violentos golpes de maza en el combate. Sobre la efectivo, similar al de los guerreros comunes. En
caja torácica llevaban petos acolchados de gran grosor, y algunos casos, éste era circular, y pendía solamente de
que en algunos casos, cuando eran formados de varias la parte superior del busto; en otros, se convertía en
piezas superpuestas, les cubría hasta el abdomen. Estos una especie de pechera que llegaba hasta la cintura; o
petos tenían alma de cobre, cuidadosamente forrada con por último, a fin de dar mayor libertad en el combate,
algodón y una capa exterior de tela. La cabeza se hallaba bajaba en forma escalonada sobre el vientre y dejaba
guarnecida con un gorro de forma cónica o circular de los flancos al descubierto.

201
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 231.- Guerrero común, en actitud de dormir.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (044-005-010)

202
RÉGIMEN MILITAR

Fig. No. 232.- Collar de cuentas de huesos humanos, que se encuentra frecuentemente adornando a los guerreros.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Los petos de acción para los jefes eran cubiertos de dibujos alusivos a la profesión.
lentejuelas. En otros ejemplares se colocaban pequeños Aún nos falta ocuparnos del tocado, al que en la
círculos de plata o de cobre, unos sobre los otros, de tal indumentaria guerrera mochica se imprimía gran
manera que ofrecían una superficie resistente a cualquier importancia, y en el que se hacía un verdadero derroche
golpe. También podemos observar que había petos de ingenio –que ha girado siempre en torno a su especial
cubiertos de planchuelas de metal, que unidas unas con manera de ver el mundo y, sobre todo, a su fervor hacía
otras formaban una verdadera coraza. sus seres míticos–. Se ponía, pues, en este adorno
Completaban la indumentaria anteriormente descrita preferente atención. Sólo la prenda que cubría
hermosos collares formados de cuentas de piedras preciosas directamente la cabeza y que consistía en un gorro tejido
(turquesa, cristal de roca, cuarzo, concha de perla, coral, con sencillez era invariable. Todo el resto eran adornos,
etcétera). El collar que aparece en la figura No. 232 era uno piezas cuya descripción por separado y enumeración de
de los más comúnmente usados: sus cuentas forman sus características ocuparían muchas páginas de este
triángulos que han sido tallados en huesos humanos. Puede capítulo sin llenar finalidad práctica, dado que
ser que estos originales adornos indiquen en el número de emprendemos este estudio, en forma amplia y detenida, al
sus cuentas las batallas a las que asistió el guerrero, o las tratar sobre el tema de la indumentaria. Para el caso, baste
víctimas que cayeron en sus manos. Asimismo, se dejar establecido el hecho de que los tocados de los
adornaban con brazaletes y aretes de variadísimas y guerreros comunes eran simples, semejantes unos a otros,
sorprendentes formas, variedad que era mayor tratándose mientras que los de los jefes eran de gran complejidad.
de los jefes. Por lo general, eran grandes y redondos, que Los gorros se ajustaban a la cabeza mediante anillos o
figuraban rosetas con círculos concéntricos y ofrecían otros turbantes adornados con figuras felínicas que sobresalían a

203
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 233.- Gobernante vestido de guerrero.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (043-006-012)

204
RÉGIMEN MILITAR

Fig. No. 234.- Gobernante regiamente ataviado.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (043-006-003)

205
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 235.- Dibujos que exornan un vaso acampanulado: representan la indumentaria y armas guerreras mochicas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

los costados, guardando perfecta simetría; a veces aparecía como la fase principal de sus luchas era la de cuerpo a
la cabeza del felino como brotando de la parte superior de cuerpo, aporreándose con tremendas mazas, la parte
la frente del guerrero. Llevaban también hermosas rodelas más vulnerable en el combatiente era por fuerza la
circulares o rectangulares, llenas de decoraciones. cabeza y debía ser protegida a toda costa. Este fin
En los tocados era frecuente la presencia de cuchillos suscitó la invención de gran número de aparatos
ornamentales de cobre, que coronaban los cascos, de protectores, que en lenta evolución fueron
forma semejante al característico cuchillo incaico transformándose en adornos de mucha vistosidad. El
denominado Tumi. A veces se combinaban uno grande y cobre dorado, el cobre solo y el oro se utilizaron con el
dos chicos, y otras, se agregaban cabezas de ofidios que objeto de hacer poco vulnerable la caja craneal. Para
se descolgaban siguiendo con sus cuerpos las curvaturas proteger las sienes y carrillos se empleaban rosetas
de los cuchillos (Figs. Nos. 233 y 234). formadas con fuertes láminas de cobre dorado, rellenas
En el conjunto de las prendas guerreras se distinguen, y con muchas telas superpuestas, que daban una fuerte
como dispositivos de alta jerarquía de los personajes que consistencia y amenguaban mucho los golpes recibidos
los usaban, las narigueras y los cuchillos ornamentales en dichas paredes (Fig. No. 235).
que llevaban sonajas en el extremo superior y reposaban La vestimenta y los adornos de cabeza señalan la
sobre los glúteos y muslos. En cuanto a la nariguera, existencia de regimientos pertenecientes a diferentes sectores
cuya utilización es muy común entre los jefes, parece del país y sirven para establecer los distintos grados
que según su tamaño y forma expresaba el rango militar militares. Las armas de los combatientes, en la variedad y
de quien se servía de ella. armonía de sus usos, nos hacen ver cómo el estadista
La contundencia de las armas ofensivas a las que mochica procuró siempre asegurar el concurso de varios
tenían que hacer frente los guerreros mochicas hizo que factores, que en caso de contiendas condujeran hacia el
éstos prestaran singular atención a sus tocados. Pues triunfo ante las huestes que se le subordinaban.

206
RÉGIMEN MILITAR

ARMAS indispensables de armas contundentes, sino también el


buen gusto de una manufactura artístico simbólica.
Las armas de combate que conocieron y utilizaron los En el Museo Rafael Larco Herrera hay una muy buena
mochicas –hecho que hemos podido comprobar en las colección, y de ella hemos tomado algunas de las piezas
expresiones de su arte– eran las siguientes: a) mazas o más características para dar idea de conjunto y noción
porras, b) estólicas, c) dardos para la estólica y dardos precisa en el estudio del armamento mochica. Estas
sueltos para ser lanzados con la mano, ch) lanzas, d) mazas son las que aparecen en la figura No. 240, cuyas
cuchillos, e) hondas, f) bolsas para guijarros, g) escudos características son las siguientes:
y h) cascos. a) Maza de 0,665 m de longitud, monóxilo, corona
formada por un cuerpo sólido, tallado con eminencias
Mazas o porras dentadas y dispares, a manera de los granos de maíz en
una extensión de 0,16 m, encajadas en el cuerpo
Estas armas de gran contundencia (Figs. Nos. 236 a cuneiforme con cuatro puntas. Observando las
240) fueron las más comúnmente utilizadas, y de eminencias se llega a la evidencia del desgaste por razón
manera especial, por los soldados que constituían el del uso y del tiempo, a tal punto de haber desaparecido
grueso del ejército. en parte. El extremo opuesto es afilado, con perforación
Hemos de ocuparnos detenidamente de las mazas o para la amarra de seguridad.
porras de madera, ya que no sólo tenían las cualidades b) Maza con 0,477 m de longitud, monóxilo, de forma

Fig. No. 236.- Mazas, armas ofensivas pertenecientes a grandes jefes.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera. Fotografía de Juan Pablo Murrugarra.

207
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 237 a y b.- Variedad de mazas de piedra empleadas en la lucha por los soldados mochicas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XSL-006-013; XSL-003-003; XSL-006-016 y XSL-003-005; XSL-003-006; XSL-003-007)

208
RÉGIMEN MILITAR

Fig. No. 238.- Maza del periodo incaico modelada en cerámica y que fue hallada en una huaca de la hacienda Cartavio, del valle de Chicama.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (237-003-006)

Fig. No. 239.- Otra maza de la misma naturaleza que la anterior.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XSc-024-005)

209
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 240.- Otra serie de mazas de tipo corriente empleadas por los soldados.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

troncocónica hueca y labrada en uno de sus extremos. La madera –obtenidas en su mayor parte del árbol del
base mide 0,055 m de diámetro. guarango– hay toda una tipología de armas, que al
c) Maza de 0,48 m de longitud, monóxilo, con 0,21 m mismo tiempo que desempeñaban un papel en la lucha,
de extensión tallada sobre la corona, incluso la escultura también ocupaban la atención del artista tallador para
ornitomorfa. La talladura de la corona es también plasmar sus concepciones bélicas.
dentada como la primera, y se encaja en el cuerpo del A pesar de los siglos transcurridos, la madera de estas
mango con tres puntas. El extremo opuesto de esta arma armas está intacta, y apenas si muestra grietas
está bien afilado. provenientes de humedades persistentes, o por efecto de
d) Maza de 0,35 m de largo, técnica de manufactura las acciones salinas del suelo donde fueron depositadas
similar a las anteriores. Dentro del cuerpo, que forma al ser enterrados los cadáveres.
una sola pieza, se destaca la corona o cuerpo de maza La variedad de formas que acusan es grande, aun
propiamente dicho, en una talladura que corresponde a cuando hubo un tipo matriz de las que se derivaron las
un puño semicerrado. El extremo opuesto es afilado y se demás, cuya decoración marchaba paralela al buen gusto
encuentra perforado para mayor seguridad en su empleo. y grado militar de quien la utilizaba. Constaban de las
e) Maza de 0,30 m de largo, monóxilo, con siguientes partes: la rodela, el mango y las amarras.
talladura fitomorfa en la corona que también se encaja La rodela era la parte fundamental del arma. Hecha
en el mango. generalmente de piedra, su borde circular superior
f) Maza pequeña, sencilla, con dos cuerpos de corona presenta ya sea un filo con acanaladura a ambos
de distinto espesor y de 0,11 m de longitud, con punta costados, o bien prominencias planas a manera de hojas
afilada en el extremo opuesto. con filos cortantes o puntas ya extendidas en una sola
Como se ve, dentro de esta variedad de mazas de circunferencia, o talladas en todo el cuerpo de la maza,

210
RÉGIMEN MILITAR

o, por último, exhiben combinaciones intercaladas de Una serie de talladuras las ornamentaban bellamente. Las
dobles puntas con filos hojiformes. La rodela era, pues, rodelas, en muchos casos, eran sustituidas por cabezas
la parte más consistente, de una solidez a toda prueba. de seres humanos excelentemente talladas, o bien por
Llevaba el cuerpo horadado de banda a banda para así cabezas de felinos que adoptaban la actitud con la que el
poder permitir la inserción del mango. Además de la mochica reproduce a este animal mítico en la mayoría de
piedra –duro granito andino– se empleó el cobre como sus vasos escultóricos.
materia prima para su manufactura. En las luchas de cuerpo a cuerpo, las mazas jugaban
El mango era todo de madera y llevaba el extremo un rol decisivo: con la parte superior, el combatiente
opuesto (el de su inserción) afilado para poder servirse paraba los golpes de maza del enemigo, para luego
de él a manera de lanza, y de un largo que facilitaba su atacar con golpes sobre la frente, al costado, para
manejo. Su extremo de inserción terminaba, en la concluir rematando al rival con una especie de estocada
generalidad de casos, en puntas cónicas o en cabezas de con el extremo del arma, parecido a la contera.
seres humanos o felinos primorosamente labrados. Para
este artefacto se usaron maderas muy consistentes, y Estólicas
probablemente fue muy empleado el algarrobo.
Las amarras, cuya técnica estaba encaminada a Fueron sencillas armas de propulsión (Figs. Nos. 241 y
procurar un máximo de adherencia de la rodela al 242). En el valle de Santa hemos encontrado magníficas
mango, consistían en unas cuerdas de extraordinaria estólicas de algarrobo, que son verdaderos paradigmas
resistencia. Algunas mazas aparecen dentro de la de talladura en madera. Por ellas es que se puede
pictografía, y aun en la plástica, sin trazas de amarras. estimar que el guerrero mochica aplicaba su espíritu
Quizás conocieron los mochicas un sistema de artístico para la confección de sus armas. Talladas
acoplamiento fijo, hecho sobre la base de cuñas, lo cual primorosamente, se las adornaba con incrustaciones de
excluía el uso de toda amarra. hueso, concha de perla y metal, que adherían a la
No estuvo ausente en la manufactura de estas armas madera por medio de materias primas resinosas.
el espíritu artístico del pueblo cuya vida reconstruimos. Las estólicas constan de tres partes: la vara o

Fig. No. 241 a y b.- Varios tipos de estólicas con sus respectivos dardos.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

211
LOS MOCHICAS - TOMO I

cuerpo propiamente dicho, la espiga o diente de descrita obedecía al hecho de permitir el sostén de la
escape y el mango. mano para impulsar el dardo sin que la propia estólica
El cuerpo propiamente dicho, hecho de madera de saliera disparada. Esta pieza era la que tenía mayor
algarrobo u otra madera resistente, adopta la forma importancia, y de su forma usual sencilla se derivó una
cilíndrica o cuadrangular. Algunas estólicas del Museo variedad infinita: ora era el cuerpo de un ave, ora el de
Arqueológico Rafael Larco Herrera arrojan las un animal, ora el de un ser humano, etcétera. Se le hacía
siguientes mediciones: de hueso y acaso de metal en algunos casos. Para
a) Estólica incompleta con 0,71 m de longitud y 0,016 sujetarla al cuerpo se empleaba la amarra.
m de grosor; La figura No. 242 nos muestra una lujosa estólica. Su
b) Estólica incompleta con 0,70 m de longitud y 0,022 cuerpo está hecho de madera de algarrobo, de sección
m de grosor; y cilíndrica con 0,665 m de longitud, que a su vez está
c) Estólica incompleta, como las anteriores, con 0,681 forrado en oro en una extensión de 0,652 m. La espiga
m de longitud y 0,018 m de grosor por término medio. es también de oro y está soldada por medio de una
La espiga o diente de escape se colocaba inclinada en plaqueta rectangular a la cubierta áurea del cuerpo, con
un extremo del cuerpo del arma, de cobre, plata u oro. 0,02 m y 0,005 m de longitud y grosor respectivamente.
Servía para sostener la base del dardo que se arrojaba El mango está hecho de la misma madera y adornado
con esta arma, como se verá más adelante al tratar sobre con una escena escultórica que también lleva cobertura
su manejo. de oro. La escena representa a un cóndor devorando a
El mango se disponía en el extremo contrario a la un hombre. Un meticuloso trabajo de repujado ha
espiga y en sentido opuesto. Su colocación en la forma resaltado las formas de los seres aludidos.

Fig. No. 242.- Detalle de lujosa estólica con representación de cóndor


devorando a un hombre (Fig. No. 166 del Tomo II).
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera. Fotografía de Carlos Rojas.

212
RÉGIMEN MILITAR

Dardos para la estólica Lanzas

Estas saetas eran de longitud regular. Un largo bastón Los ejércitos mochicas utilizaron también en los
de forma cilíndrico-cónica, uno de cuyos extremos combates lanzas de gran tamaño. Las lanzas de
termina en punta afilada, formaba el cuerpo del arma. madera, forradas con láminas metálicas, son dignas de
En esta punta se acoplaba otra de cobre que estaba mención especial en este estudio. Sus dimensiones
provista de su correspondiente regatón y asegurada con varían un tanto. En la figura No. 243 aparecen cuatro
amarras ya enrolladas, que daba vueltas sucesivas y de estas armas, que han sido tomadas como ejemplos
formaba franjas, o bien cruzadas a manera de cocos o en nuestra investigación y que describimos a
siguiendo la trayectoria helicoidal. Del lado ancho del continuación.
extremo se sujetaba la espiga de la estólica para ser a) Lanza de 2,09 m de longitud con corona lobular
lanzada. Por este sencillo instrumento se llegará de 0,046 m de diámetro mínimo. El extremo opuesto
también a comprender que los antiguos mochicas tiene 0,02 m de diámetro y sirvió para ser insertado en
sabían muy bien de la influencia que ejerce el peso el regatón cilíndrico de la punta sólida de cobre. Esta
colocado en la punta del dardo, que imprime a éste una arma de madera de algarrobo tiene la corona unida
mayor efectividad y permitía, pues, que siempre cayera con otra clase de madera y está forrada íntegramente
de punta. Las distancias que recorría el dardo una vez con una lámina de cobre, cuyas junturas y
arrojado dependían de la capacidad física del soldado o desgarraduras han sido fijadas por medio de grapas del
cazador. Algunos de estos dardos llevaban un travesaño mismo metal. Las láminas no tienen un espesor
que les servía de tope o para medir la profundidad de uniforme: varían de 1/8 a 1/4 de milímetro. Cuando
la herida. En los dardos se han estampado también fueron usadas estas armas, las láminas se ofrecían
toques de índole decorativa. bruñidas y refulgentes, lo que causaba impresión en el
Los dardos de uso individual se diferenciaban de conjunto. Para forrar la lanza que describimos se han
los anteriores únicamente por su mayor tamaño y empleado seis cuerpos de láminas, además de las dos
peso. Eran una especie de grandes jabalinas, cuyo pequeñas de la corona.
empleo se hacía tal vez en casos que requerían mayor b) Lanza de 2,17 m de longitud de madera de
rapidez en el ataque. Tenían el mismo dispositivo de algarrobo en una sola pieza. Difiere de la anterior
los ya descritos. porque no está forrada íntegramente con láminas
Ahora veamos cómo se utilizaba la estólica. Su uso cúpricas, y tiene, en cambio, anillos de cobre de 0,03
era muy fácil, pero se requería gran práctica para m de ancho, distribuidos en todo el cuerpo de la lanza.
conseguir que los dardos recorrieran la mayor distancia También la corona está forrada con láminas metálicas
posible. La espiga se acondicionaba fuertemente en el en dos piezas, el casquete y el tubo, que abarcan una
mango. En estas condiciones el arma quedaba extensión de 0,12 m. En el extremo opuesto a la
preparada. Para arrojar los dardos, se colocaban en la corona se halla inserta la punta de factura sólida, de
forma ya dicha y se retiraba el arma hacia atrás para cobre, de 13 cm de longitud, y en el borde del regatón
tomar impulso y luego, empleando un movimiento de cilíndrico aparecen restos de un original trenzado de
traslación con dos o más pasos, se lanzaba el dardo, hilo. Es indudable que sostuvo alguna decoración
soltando el dedo que lo sujetaba y dejando que saliera plumaria o textil.
por el impulso de la espiga. Arrojado el dardo, volvía el c) Lanza de 2,35 m de largo, forrada íntegramente
arma a estar en condiciones de ser cargada, y así, con láminas de cobre. La punta, con 0,455 m de
sucesivamente, se iba atacando. La destreza se longitud y bien afilada. Las junturas de las láminas han
conseguía, como repetimos, después de una gran sido aseguradas igualmente con grapas.
práctica. Los guerreros, por lo dicho, tuvieron que d) Lanza de 2,13 m de longitud, también forrada
someterse a ejercicios continuados en tiempo de paz; íntegramente con láminas de cobre y con una punta
cumplían así un período de adiestramiento en el manejo metálica de 0,26 m de largo. La manufactura y el
de las armas. revestimiento son similares a los de la anterior.

213
LOS MOCHICAS - TOMO I

Las características de las cuatro puntas de lanzas b) Punta de cobre de 0,417 m de largo y 0,031 m de
(Fig. No. 243) que hemos seleccionado para nuestro abertura;
estudio, de las muchas que existen en el Museo c) Punta de cobre de 0,45 m de largo y 0,023 m de
Arqueológico Rafael Larco Herrera, son: abertura para la inserción; y
a) Punta de cobre de 0,502 m de largo y 0,031 m de d) Punta de cobre de 0,245 m de largo y 0,027 m en
abertura para la inserción del cuerpo de la lanza; la abertura.

Fig. No. 243.- Puntas metálicas de lanzas o jabalinas.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XSM-006-A4; XSM-006-A5; XSM-006-A10; XSM-006-A11)

214
RÉGIMEN MILITAR

Fig. No. 244.- Cuatro tipos de cuchillos ornamentales, de uso común entre los jefes guerreros mochicas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Cuchillos que el anteriormente descrito, yendo a ambos lados de


las piernas y cubriendo la parte superior de los muslos y
Fueron las armas de mayor importancia entre las especialmente las ingles.
cortantes. Se les usó en las luchas de cuerpo a cuerpo y Las características de los cuchillos que posee el Museo
en las tareas de descuartizamiento de los enemigos. Rafael Larco Herrera, a nuestro cargo, son las siguientes:
Los cuchillos ornamentales se estudian en esta parte a) Parte superior 0,202 m de ancho y 0,238 m de la
porque pueden considerarse como una derivación de los inferior; largo 0,32 m, con ocho concavidades;
anteriores. En general, son de forma trapezoidal (Fig. No. b) Parte superior 0,166 m y 0,20 m de la inferior;
244). La parte afilada es casi semicircular, y la opuesta, a largo 0,264 m, con ocho concavidades;
manera de adorno, tiene concavidades con bolitas c) Parte superior 0,155 m de ancho y 0,155 de la
percutoras, generalmente pequeñas piedras. Los inferior; largo 0,233 m, con ocho concavidades.
encontramos continuamente sujetos al cinto y cubriendo d) Ancho de la parte superior 0,145 m y 0,13 m de la
las nalgas, como protegiendo esta parte delicada del inferior; largo 0,233 m, con nueve concavidades.
cuerpo. En algunas esculturas hemos encontrado el e) Ancho de la parte superior 0,125 m y 0,10 m de la
mismo tipo de cuchillo ornamental, pero más pequeño inferior; largo 0,155 m con ocho concavidades.

215
LOS MOCHICAS - TOMO I

Hondas Con ellas se paraban los golpes de las mazas o porras y


se defendía el cuerpo de las incrustaciones o contusiones
Tanto las bolsas utilizadas para contener guijarros como que podrían producir las armas arrojadizas. Es indudable
los diversos documentos pictográficos nos prueban la que fueron hechos de maderas resistentes o acaso de
existencia de esta arma arrojadiza: la honda (vulgarmente láminas de metal. Dentro de la plástica aparecen como si
llamada en las serranías peruanas “huaraca”, nombre de la materia prima utilizada en ellos hubiera sido madera
origen quechua). En las pictografías se pueden observar muy consistente y de gran grosor. La superficie exterior
estos instrumentos, cuya facilidad de manejo y su factura de los escudos estaba adornada con variedad de dibujos
en extremo sencilla los convirtieron en armas muy y figuras, grabadas o en relieve, que ofrecían
estimadas. Su manejo se generalizó y llegó a una incrustaciones de turquesa y otras piedras finas, adornos
verdadera perfección entre los tahuantinsuyanos. que delataban el gusto artístico y la jerarquía militar de
Con la presencia de la honda nace la idea y la quienes llevaban tales armas. En la cara interior estaban
práctica de la puntería calculada a gran distancia, dotados del asa que servía para sujetarlos. No tenemos
efectiva a más de cuatrocientos pasos. En nuestros documento alguno que nos pruebe el empleo del cuero
tiempos es admirable ver a los andinos lanzar con sus de lobo en estas armas, como sucedió en otras
hondas estriadas amistosas piedras que llegan oportunidades en las primitivas culturas, particularmente
matemáticamente y con gran violencia al blanco en las europeas (Fig. No. 245).
perseguido. En cambio, no nos ha sido posible hallar en
las pictografías algo que delate el uso del arco y de la Cascos
flecha, ni siquiera en las tribus enemigas de los
mochicas, que a pesar de su primitivismo, únicamente se Sólidos, gruesos, posiblemente acolchados por dentro,
las ve blandiendo armas contundentes. eran los cascos con que se tocaban la cabeza los
guerreros mochicas. Su forma era cónica y su objeto
Bolsas para guijarros debilitar los golpes de maza del enemigo.
Además del casco que hemos descrito, los guerreros
También consideramos como parte de los utensilios llevaban un peto de metal debidamente acolchado para
militares las bolsas destinadas a reunir piedras evitar que el roce con el cuerpo produjera lesiones.
arrojadizas, hechas unas veces de telas consistentes y Algunos petos, como hemos podido observar, estaban
otras de mallas, en cuyos tejidos se habían utilizado formados de planchuelas de plata o de cobre, y los
cuerdas trenzadas de gran resistencia. Para este fin, sin destinados a los grandes jefes llevan en su superficie, como
duda, se utilizaban hombres especiales, cuya robusta adorno, lentejuelas de oro o placas repujadas de este
constitución física les permitía cargar un gran número de mismo metal, ornamentadas con dibujos geométricos o de
piedras y arrojarlas con facilidad contra el enemigo. Las carácter religioso. De esta guisa quedaba perfectamente
piedras, como se sabe, fueron las primeras armas que el resguardado el tórax y parte del abdomen del combatiente.
hombre empleó para su defensa contra los animales Disponían, además, entre sus instrumentos de guerra,
salvajes y contra sus mismos semejantes. de caracoles –hermosas conchas en espiral sopladas por
los guerreros–, que con su eco de extraordinaria
Escudos sonoridad imprimían sus luchas de majestad y patetismo,
y enardecían a los combatientes con sus toques y señales
Estas armas defensivas se ofrecen en manos de los de guerra (Figs. Nos 246 y 247). Las bandas de música
guerreros, donde adoptan formas circulares, militares estaban integradas por tocadores de quena y de
rectangulares, cuadradas u ovoides, y han constituido el tambor, como aparecen en una pictografía en el capítulo
renglón más importante de los menesteres guerreros. dedicado a la danza y la música.

216
RÉGIMEN MILITAR

Fig. No. 245.- Diferentes tipos de escudos utilizados por los guerreros mochicas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

217
LOS MOCHICAS - TOMO I

Figs. Nos. 246 y 247.- Strombo, trompeta guerrera utilizada


por los ejércitos mochicas, y trompeta militar.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (064-009-004 y 063-004-004)

218
RÉGIMEN MILITAR

ORGANIZACIÓN MILITAR utilizaban, permitían parar con rapidez y desenvoltura los


recios golpes de maza (Fig. No. 249).
La organización militar efectiva, en el pueblo que El guerrero mochica estaba singularmente equipado
estudiamos, se presenta en los dos últimos períodos de para hacer frente a los más tremendos encuentros cuerpo
su desarrollo cultural. Sin embargo, parece que erramos a cuerpo. Llevaba protegidas ambas muñecas: en la
al creer que en los primeros períodos no existía una izquierda, el escudo; en la derecha, una sólida
verdadera técnica militar entre los mochicas, que los muñequera. Esta última cumplía un importantísimo
guerreros iban al campo de batalla sin plan previo y sin objetivo: al golpearse con las mazas, era lógico que la
desarrollar la táctica que las circunstancias del lugar y de una resbalara sobre la otra, y daba como resultado que
la lucha requerían. con frecuencia, al detener el golpe, la parte más pesada
En los primeros períodos, si bien vemos cayera sobre la muñeca del brazo que sostenía la maza.
representaciones de algunos guerreros que utilizan Servía, pues, la muñequera de gran protección, sin la
mazas y escudos, no encontramos las insignias que cual un solo golpe en el brazo inutilizaba al guerrero.
denotan jerarquía ni tampoco escenas bélicas, que sí Con nuestra observación y el apoyo de las escenas
son numerosas en las pictografías y esculturas de los guerreras pictografiadas podemos trazar, con gran
dos últimos períodos de la cerámica mochica. De las claridad, los cuadros de lo que fueron las guerras
pictografías deducimos que había dos tipos de lucha: de mochicas por el denuedo de los combatientes.
larga distancia, que posiblemente iniciaba el primer Después de los choques a distancia y cuerpo a
contacto entre los ejércitos contendientes, y luego, la cuerpo horriblemente sangrientos, y una vez dominado
lucha cuerpo a cuerpo, que finalizaba la acción. el enemigo, empezaba la venganza: su obra de
Creemos que al trabar combate, el encuentro se iniciaba destrucción, que era terrible, despiadada. Los prisioneros
en el momento en que los ejércitos se ponían a tiro de eran despojados de sus armas y de sus vestidos para ser
estólica. En ese instante, los grupos de combatientes, luego golpeados hasta concluir con ellos (Fig. No. 250).
diestros en el manejo de la estólica, lanzaban contra el Una vez victimados, se separaba la cabeza del tronco. La
enemigo una lluvia de agudos dardos. Inmediatamente cabeza, utilizada como trofeo de guerra, era ensartada
después se iniciaba la carga de los beligerantes, por la boca y la tráquea. Al regreso de la batalla los
armados de maza y escudos, y se entablaban, entre vencedores conducían las cabezas de sus enemigos
gritos ensordecedores y denuestos, las acciones de cogidas por los pelos o ensartadas y exhibían también
cuerpo a cuerpo con toda su dramática y salvaje los sanguinolentos brazos, piernas y órganos genitales de
brutalidad (Fig. No. 248). los vencidos, que pendían de sus manos crispadas.
Mucho nos hizo pensar el largo de las lanzas que Los prisioneros a quienes se les concedía
hemos encontrado. Nos llamó poderosamente la atención momentáneamente el don de la vida eran llevados,
que los guerreros mochicas, que llevaban a los sujetos por el cuello y las manos, con sogas (Figs. Nos.
prisioneros, pudieran portar los vestidos de éstos en el 251, 252, 253 y 254). El tratamiento que recibían –una
extremo de sus mazas. Por el tamaño se pueden vez presentados a los jefes o jueces militares, quienes
considerar como jabalinas de gran peso, aunque no hacían recaer sobre ellos los castigos que juzgaban
podemos afirmar que se utilizaran como las lanzas de las necesarios– era cruel. A algunos se les utilizaba para los
legiones romanas. De haberlas colocado hacia adelante sacrificios humanos dedicados a los dioses mochicas.
en los combates, los guerreros mochicas hubieran El ejército mochica, como ya hemos dicho al explicar
formado verdaderas murallas difíciles de vencer. la organización política de este pueblo, era conducido a
En esta lucha porfiada –donde la astucia y la fuerza las batallas por sus jefes en persona, de cuya experiencia
física, unidas a la superioridad en número, tenían que y sabiduría dependía el éxito de la empresa.
imponerse– jugaban un gran rol los escudos, que La complicada maquinaria del ejército exigió un
generalmente eran pequeños y de construcción muy sistema especial de comunicaciones que permitiera
sólida. Dadas sus pequeñas dimensiones y al ser transmitir todos los incidentes y detalles de la contienda
colocados en la mano izquierda de quienes los o pedir auxilio en caso necesario. Por eso vemos que

219
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 248.- Escena de sangrienta batalla, según un vaso pintado. Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (1539)

Fig. No. 249.- Victoriosos, los guerreros mochicas regresan conduciendo prisioneros, según escena tomada de un vaso acampanulado.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (1544)

Fig. No. 250.- Escena pictórica que revela la práctica de los descuartizamientos a los que eran sometidos los guerreros vencidos.
Tomada de la Revista Lima, Vol. I,1923, pag. 379.

220
RÉGIMEN MILITAR

Fig. No. 251.- Victoriosos, los guerreros mochicas regresan conduciendo prisioneros, según escena tomada de un vaso acampanulado.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (1558)

Fig. No. 252.- La vuelta de los guerreros mochicas conduciendo prisioneros. Nótese los atavíos, las armas y los demás utensilios.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (1553)

Fig. No. 253.- Interesante escena pictórica del traslado de los prisioneros por los guerreros mochicas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (1554)

221
LOS MOCHICAS - TOMO I

dentro de la institución encargada de la redacción y se trata de una escena guerrera especialmente relacionada
desciframiento de los mensajes hay personas destinadas con el abastecimiento de indumentaria y armas de los
al servicio militar, identificadas por su especial manera de ejércitos mochicas, el artista animó estas piezas en el
vestirse y por las insignias características del guerrero: anhelo de demostrar acción y movimiento.
llevan como adorno en la cabeza el instrumento cortante En la franja media aparece una escena completa, por
a manera de media luna, ya descrito en párrafo aparte y demás interesante. Lamentablemente el calco nos ha
similar al de los guerreros comunes. obligado a dividirla, pues las caras que aparecen en el
También caminaban con los ejércitos los descifradores centro deberían estar en el extremo izquierdo. Fiel al
de los mensajes y a ellos aluden los zorros vestidos de método de expresar simbólicamente las escenas de la
guerreros que asoman en las escenas bélicas aportadas vida real, el artista trabaja con lujo de detalles.
por el arte mochica. Además, en la plástica aparecen los Comenzaremos por la descripción de las casas o,
zorros en actitud de defensa ante el ataque de sus mejor dicho, de las ramadas que servían posiblemente
enemigos. En las representaciones bélicas, los venados para cobijar a los grandes jefes. Existían dos hileras de
simbolizan a los mensajeros guerreros. Igualmente, en las éstas. Las primeras adornadas con mazas guerreras y las
representaciones escultóricas apreciamos la presencia de segundas, más sencillas y pequeñas, colocadas en la
vigías, ubicados en lugares altos y en las proximidades parte superior de las primeras para dar idea de la
de los ejércitos. perspectiva. La línea con el signo escalonado que inicia
Las escenas de choques armados también indican que la escena ha sido colocada allí para dar la sensación de
las batallas fueron frecuentes y que los mochicas altura. Las casas están deshabitadas; sólo vemos en ellas
tuvieron que soportar serias invasiones de los pueblos los vasos que utilizaban los grandes jefes para arrojar los
vecinos a medida que avanzaba su expansión territorial. desperdicios. En unos de ellos hay dos pequeños
De allí que se preocuparan de que en todos los lugares pajarillos que, a no dudarlo, comen los desperdicios que
que conquistaban reinara la paz y la tranquilidad, para han quedado en los vasos. Encontramos dentro de una
de esa manera imponer fácilmente sus usos y de estas decoraciones también al pequeño tigrillo –signo
costumbres, y les dotaran luego de servicios que del gran poder de uno de los jefes– que ha quedado
aseguraran la defensa y destrucción del enemigo, como abandonado. En una de las casas observamos la
fueron las fortalezas y murallas que, como veremos en el presencia del ulluchu, símbolo del silencio entre los
acápite siguiente, alcanzaron gran importancia. mochicas. Las casas están resguardadas por dos
No podemos menos de describir en este capítulo la individuos, uno de los cuales tiene en sus manos una
hermosa escena que presentamos (Fig. No. 255). De gran barra; al parecer son mutilados. Frente a las casas, y de
simbolismo, sus representaciones llenas de realismo son gran tamaño, distinguimos a la lechuza
toda una historia guerrera. El cántaro del cual hemos antropomorfizada, ataviada con toda la vestimenta
calcado las escenas fue hallado en el valle de Virú y guerrera, cargando en su brazo derecho el escudo, la
pertenece al cuarto período. La lámina está dividida en maza y la honda. Al frente y en el plano superior vemos,
tres secciones. Comenzaremos por la superior, para en actitud de hablar, a una mujer que con la mano
después pasar a la media y luego a la inferior. izquierda está mostrando toda la indumentaria y
Dentro del círculo que corona el cántaro, hallamos todo armamento guerrero que se encuentra en el sector del
el ropaje y las armas de guerreros cuidadosamente lado izquierdo. Poco más abajo vemos al perro
añadidos. Vemos la carrillera, el casquete con sus orejeras, antropomorfizado, el escudero del personaje simbólico
el cuchillo ornamental que lo corona y el turbante que del guerrero. También con su mano izquierda y como si
asegura el gorro; la camisa, la faja que servía para ceñirla al estuviera dirigiéndole la palabra, señala con la punta del
cinto y el faldellín; también el cuchillo ornamental que dedo el menaje de guerra. Siguen a estos personajes dos
colgaba del cinto, y para completar esta indumentaria aljabas de dardos, turbantes guerreros, estólicas,
guerrera, observamos la presencia del escudo, de la maza trompetas, cintos, dardos, y remata la escena con una
contundente y de dos estólicas. Todas estas piezas han mujer dedicada a la confección de fajas. La mayor parte
sido animadas al agregarles cabezas humanas y pies. Como de estos implementos han sido animados.

222
RÉGIMEN MILITAR

Fig. No. 254.- Un prisionero atado.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (061-007-007)

223
LOS MOCHICAS - TOMO I

En el plano inferior aparecen los guerreros vigías en lugares apropiados para observar los movimientos
totalmente ataviados, y en el extremo izquierdo inferior, del enemigo; señales dadas por trompetas en caso de
en actitud de iniciar la lucha, se ven dos personajes ataques sorpresivos del enemigo, y carreteras que permiten
simbólicos continuamente ligados a las escenas la comunicación entre los centros de armas (fue tan
guerreras. No puede ser más expresiva esta pictografía importante esto último, que existió una institución de
que nos muestra, primeramente, el abandono de los mensajeros del ejército con distintivo especial).
pueblos por las masas guerreras, y la organización y Cuanto más observamos las pictografías y las escenas
abastecimiento de todo el menaje que requerían. La guerreras, más nos convencemos de que los ejércitos
escena nos dice a las claras que las mujeres eran las mochicas no eran simples agrupaciones de hombres que se
que confeccionaban la ropa y las armas. De allí que sea convocaban en el momento de peligro, sino que era una
una mujer la que le ofrece al guerrero simbólico todo institución permanente, perfectamente organizada, a la cual
aquello que sea menester y que van a necesitar él y sus se le dotaba de todos los implementos de guerra
huestes en la batalla con el enemigo. necesarios para el desempeño de su cometido. Esto explica
Todo lo descrito en este capítulo nos habla por qué encontramos que todos los guerreros mochicas
elocuentemente de la organización militar de los mochicas. tienen las mismas armas y la misma indumentaria.
Organización que podemos resumir en breves palabras: Todos los datos que aparecen en este breve estudio
instituciones de mujeres en los pueblos destinadas a la nos demuestran, pues, que la máquina de guerra
confección de la indumentaria de los guerreros; jerarquías mochica estaba dotada de todo lo necesario para su
dentro del ejército como base de la disciplina; uso de finalidad y que su organización era excelente.

Fig. No. 255.- Escena de gran simbolismo pictografiada sobre botella mochica del cuarto periodo. Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

224
RÉGIMEN MILITAR

MURALLAS hemos observado en los arenales cercanos a Huanchaco


(Fig. No. 258), y entre los terrenos áridos que separan los
Dentro del amplio sistema militar que tuvieron los valles de Santa Catalina, Virú (Fig. No. 259), Chao, Santa
mochicas se encuentran las obras de defensa y y Nepeña. En este último valle son numerosas y bien
fortificación, creadas por sus estrategas para la seguridad conservadas. No podemos precisar exactamente a qué
de sus ejércitos. Militares avanzados se rodearon de todo período cultural pertenecen, y de allí que nos
el contingente necesario para el uso de sus dominios, que abstengamos de entrar en mayores detalles. En este
mantuvieron en todo momento a salvo de invasiones. capítulo simplemente nos concretamos a dejar constancia
A lo largo de su territorio encontramos dos murallas de su existencia y a describirlas.
de gran importancia por su magnitud y construcción. Como hemos dicho anteriormente, dos son las
Dichas murallas podemos clasificarlas como reductos murallas de importancia y por tanto son dignas de ser
militares de sustancial valor estratégico. Fuera de ellas tratadas en esta obra. La de Santa, que ha sido estudiada
existen, además, infinidad de otras de menor extensión y seguida casi hasta su término por la expedición aérea
que pueden tomarse como murallas de defensa, aunque de Shipee-Jhonshon, y la que atraviesa el despoblado
tal vez se refieren a simples divisiones territoriales y llamado la pampa de La Cumbre, entre los valles de
hagan las veces de hitos. Chicama y Santa Catalina, que une los cerros Cabras y
En el fundo Salamanca –valle de Chicama–, a orillas Tres Puntas.
del mar, nace un gran paredón (Figs. Nos. 256 y 257) A más de 8 km de la costa, antes de llegar a las
que lo atraviesa transversalmente en toda su extensión y salineras de Chimbote, comienza la llamada Gran Muralla
pasa por Paiján hasta llegar a los arenales adyacentes a de Santa (Fig. No. 260), a muy poca distancia de la
dicho pueblo por el lado este. El paredón está orientado carretera que sirve para transportar la sal extraída de las
hacia el noreste. salineras. Y en un lugar cercano a una pequeña aldea se
En algunos lugares, esa muralla está construida de bifurca esta construcción, y forma un largo rectángulo
piedra, especialmente por donde discurre agua de las que se curva en el centro. Es de notar que en este lugar
barrancas, y levantada a base de adobes, de formas y la ausencia de cercos permite libre entrada al valle, de
dimensiones diferentes, en parajes secos. Es importante donde se supone que para mayor seguridad construyeron
anotar que encontramos en esta construcción desde los la muralla que les brindaba efectiva defensa.
adobes cónicos de pequeñas dimensiones, Esta muralla está situada, pues, en la ribera norte del
ingeniosamente trabajados, hasta los adobes río Santa y se extiende, primero, a lo largo de la costa,
rectangulares característicos de los mochicas, incluyendo, cruzando los médanos, y penetra después en el delta
desde luego, los casquetes esféricos, también comunes arenoso del río, hasta llegar a la parte angosta del valle.
de esa época. ¿Fue acaso este paredón una división Bordea entonces las faldas de las montañas para subir
territorial o una defensa de su frontera norte? No lo más tarde sobre ellas haciendo pequeñas curvas que
sabemos, pero podemos asegurar que de este gran lienzo varían su curso recto. La distancia media entre la muralla
de muralla salen, a ciertos intervalos, otras pequeñas de y el río es de 2 km a 2,5 km, aunque en algunos lugares
inferiores dimensiones. Sin embargo, es difícil poder se acerca hasta llegar casi a su mismo lecho. A intervalos
precisar con certeza el uso que le dieron los antiguos regulares, a lo largo de la muralla y a ambos lados de
peruanos a esta clase de construcciones. ésta, se encuentran pequeños fuertes (Fig. No. 261),
Más hacia el sur, en la pampa de Chicama, antes de construidos sobre montículos que, sin duda alguna,
llegar a La Cumbre, encontramos pequeñas murallas de consideraban puntos estratégicos de defensa. Hay un
piedra que recorren terrenos áridos en diferentes total de catorce fuertes, algunos rectangulares y otros
direcciones. La más importante es la que atraviesa la circulares, construidos de paredes de más o menos 4 y
pampa de noroeste a noreste, y sube hasta el cerro 1/2 m de alto. El más grande tiene 60 m de largo por 90
llamado Tres Puntas. Sus dimensiones varían, siendo m de ancho, aproximadamente. La mayor parte está
algunas de 1,50 m a 2,00 m de ancho en la base, por 1 m construida de adobes, pero hay otros hechos de piedras
a 1,50 m de altura. Murallas de piedra similares a éstas superpuestas, idénticas a las que forman la muralla.

225
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 256.- Gran paredón de Salamanca. Fig. No. 257.- Otra vista del paredón de Salamanca.

Fig. No. 258.- Importante sector de la muralla de piedra, que se halla en las Fig. No. 259.- Muralla de piedra de las pampas cercanas al valle de Virú.
pampas cercanas a Huanchaco. Obsérvese la técnica de construcción.

Fig. No. 260.- La bifurcación de la muralla de Santa cerca de una aldea y Fig. No. 261.- Fortines rectangulares que se encuentran a lo largo de la
en los lugares bajos y próximos a la costa. Gran Muralla.

226
RÉGIMEN MILITAR

La apariencia y construcción de la muralla son 7° 29' 10" al este del meridiano astronómico. Se puede
similares a las de aquella que atraviesa la pampa de La considerar que comienza en las faldas occidentales del
Cumbre y escala dos cerros de consideración ya citados. cerro Cabras, y se dirige en línea recta y con el rumbo
Sus paredes exteriores (Fig. No. 262) también están indicado hacia las faldas orientales y cúspide del cerro
formadas de piedras grandes superpuestas, que van Tres Puntas, después de cortar la pampa de La Cumbre
perdiendo tamaño a medida que se acerca la superficie. y la línea férrea de Trujillo-Ascope, entre los kilómetros
Las paredes exteriores de esta gran muralla se separan 27 y 28, a 400 m del 27 hacia el 28, más o menos. La
convenientemente para recibir el relleno y tienen una proyección longitudinal es de 7.500 m, a los que hay
sección general de forma trapezoidal. Dicho relleno está que agregar 140 m de curvaturas verticales, lo que da
constituido de piedra menuda y material de acarreo un total de 7.640 m de longitud.
existente en los lugares cercanos. A pesar de la parte que Está construido con material lítico y mortero de
se encuentra enterrada y otra demolida por los siglos, la arcilla, y su estructura es de sector trapezoidal con la
altura –término medio– de la muralla es de 2 m, aunque base inferior de 4 m; la superficie de 1,60 m y la altura
al atravesar algunas quebradas el alto aumenta hasta 6 m de 3,60 m. El talud exterior alcanza 13°. Las paredes
y 8 m, y le da un aspecto de lo más imponente. Se exteriores ostentan marcada alienación de las piedras,
puede calcular, sin embargo, que en la época en que cuya solidez está perfectamente reforzada por el buen
ésta fue construida tuvo hasta 4 y 1/2 m de altura. La acoplamiento en su superposición y la presencia de
base, bastante sólida, tenía también 4 y 1/2 m de ancho. “pachillas” –piedras menuditas– tenidas muy en cuenta
Los señores Shipee y Jhonshon han explorado en avión para acondicionar las demás y llenar los espacios vacíos
esta muralla desde Chimbote hasta Corongo, hacia el (Figs. Nos. 266 y 267). Los cimientos de estas paredes
interior. No fueron más adelante, debido a la están hechos de piedras muy grandes, cuyo largo
desfavorable acción meteorológica y porque creían que alcanza hasta 50 cm y 45 cm de alto, y van
cerca de ese lugar se pierde la muralla. Ellos calculan disminuyendo de tamaño a medida que se acercan a la
que en línea recta, sin contar las ondulaciones que superficie del muro. El espacio entre ambas paredes
duplicarían su longitud, tiene más de 64 km de largo exteriores está, como hemos dicho anteriormente,
(Figs. Nos. 263 a 265). rellenado (Fig. No. 268).
¿Qué finalidad tuvo esta muralla? Encontramos Para darle mayor consistencia a la muralla se ha
aceptable que haya sido construida por los mochicas enlucido primero la cara del noroeste con arcilla fina y
dentro de su territorio, pero no nos explicamos por qué se ha cubierto la otra cara –la que mira hacia el mar–
extendieron su construcción a través de las montañas con chaflanes de gran solidez, hechos con material de
de la sierra, atravesando la cordillera en puntos de gran acarreo, que permiten el acceso libre a la corona de la
altura. Es, pues, un problema todavía por resolver. Tan muralla. Esta particularidad no es otra que la modalidad
sólo cabe suponer que, construida en la costa por los estratégica de defensa de los antiguos pobladores contra
mochicas, fue más tarde prolongada para su utilización sus enemigos.
por civilizaciones posteriores. Con todo, ésta es la Esta muralla, sin duda, fue construida para detener
muralla más importante, conocida en todo el territorio las tropas invasoras de los incas que, dice la tradición,
peruano y posiblemente en América del Sur. abandonaron sus ataques contra el reino Chimú por el
La muralla de la pampa de La Cumbre, como hemos lado sur y que sólo lograron éxito después de
dicho antes, es en su construcción casi idéntica a la atravesar los majestuosos Andes, para luego sitiar Chan
que acabamos de describir. Pero es mucho más Chan, la capital. Acaso fue el último baluarte de los
pequeña en longitud, y parece que hubiera sido hecha chimús, que acosados por el sur y por el noroeste
concretamente para defender ciudades establecidas en cayeron rendidos y dieron paso a la invasión que los
el valle de Santa Catalina de invasiones de los eclipsó para siempre. La estructura general de la
pobladores del noreste. Su rumbo es de 58° 29' 10" muralla parece probar esta hipótesis. Según un corte
noroeste del meridiano magnético, siendo la transversal medio (Fig. No. 269), el macizo tiene un
declinación observada en el levantamiento del plano de área de 10,08 m2 y la rampa 21,75 m2; el peso

227
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 262.- Un sector de la muralla de Santa. Obsérvese la trabazón de Fig. No. 263.- La muralla de Santa escalando las montañas serranas. Su
la piedra muy similar a la que encontramos en la muralla de la pampa de La aspecto es verdaderamente asombroso. Aerial Explorations Inc.
Cumbre. Aerial Explorations Inc.

Fig. No. 264.- Otro sector de la muralla de Santa en la ceja de la sierra. Ha Fig. No. 265.- Otra interesante fotografía aérea de la muralla, en pleno
comenzado a escalar los cerros. Aerial Explorations Inc. escalamiento de las cumbres andinas. Aerial Explorations Inc.

Fig. No. 266.- Un interesante tramo de la murallas de la pampa de La Fig. No. 267.- Importante sector de la muralla de la pampa de La Cumbre.
Cumbre, casi intacto, en el que aún puede apreciarse perfectamente el Se puede ver la colocación de las piedras, que es similar a la manera
enlucido del paramento exterior. empleada en Santa.

228
RÉGIMEN MILITAR

Metros 0 5

Fig. No. 268.- Detalle de la técnica de construcción de la muralla de la Fig. No. 269.- Corte transversal de la muralla de La Cumbre (plano).
pampa de La Cumbre.

específico del macizo es de 2,35 kilos y el de la rampa Principalmente con el anhelo de fijar en esta obra
de 1,80 kilos por dm3. De manera que un metro lineal datos perfectamente comprobados, no nos atrevemos,
del primero arroja 23 toneladas 688 kilos; y del como ya hemos dicho antes, sino a dejar constancia de su
agregado, 39 toneladas 150 kilos, lo que hace un total existencia, sin aseverar por ningún motivo a qué período
de 62 toneladas 838 kilos. pertenecen. Acaso mejores estudios de cronología nos
No contamos con un solo dato que nos pruebe con indiquen algún día su verdadera ubicación con relación a
exactitud que esta muralla fue hecha por los mochicas. nuestra dilatada perspectiva histórica.
En cambio, podemos dejar constancia de su similitud con Al costado de la muralla se encuentran fragmentos de
la de Santa, y de la existencia de las construcciones de cerámica mochica, lo que es un indicio más que puede
piedra de las acequias mochicas. La rampa de tierra servirnos para la comprobación exacta de la raza que la
arenosa y de guijarros que arranca de su paramento erigió. Hasta el momento no podemos sino dejar correr
interior está frente a Chan Chan. De allí que creamos que nuestra imaginación tejiendo hipótesis, ya que no
fue obra de defensa de esta ciudad. Si fue construida por contamos con documentos suficientes que nos permitan
los mochicas, los chimús la utilizaron también. Los restos una aseveración rotunda.
arqueológicos acusan, por otro lado, que en esta época El mochica, pueblo previsor, se mantuvo en vigilia,
mochica también existieron ciudades en el mismo lugar, con la mente pronta, una excelente organización y
y la de mayor importancia, que fue muy extensa, en el armado el brazo para anular todo intento de agresión de
valle de Santa Catalina. los pueblos vecinos, de seguro belicosos.

229
VÍAS DE COMUNICACIÓN
Y TRANSPORTE

L
A SERIE DE DATOS contenida en los capítulos inmediato y cotidianamente cumplido, el de la pesca; el
anteriores revela ya a los mochicas como los otro, de más largo aliento, conocer nuevas e
hombres más civilizados de la prehistoria peruana. inexploradas regiones, ya que como a hombres
Todo el brillante progreso que forjaron toma asidero, denodados y de rica fantasía, los tentó siempre la
indudablemente, en sus medios de comunicación, motivo aventura con sus fabulosos mirajes. En excursiones de
por el cual su importancia adquiere relieve especial en importancia emplearon balsas de regulares proporciones
nuestros estudios. que brindaban cómoda ubicación a varias personas. Con
Como hombres de empresa que eran, fomentaron la ellas abordaron, primero, los lugares cercanos a su
navegación, la vialidad terrestre y todas las instituciones propio territorio, y luego, otros más distantes, muy
indispensables para facilitar y hacer permanente el especialmente las islas guaneras. Siendo su agricultura
transporte de sus productos y un activo intercambio vasta y en extremo adelantada, mantuvieron con toda
espiritual. Desde luego, en el presente estadio de nuestra seguridad un tráfico marítimo debidamente organizado
obra insistiremos mayormente en la vialidad, sin que por entre las islas distantes que les proporcionaban guano,
ello dejemos de fijar nuestra atención en todos los demás sustancia cuyo poder fertilizante estimaron mucho.
medios de contacto que utilizan los pueblos en ese Adiestrados en las faenas marinas y con el ansia
incesante trasiego de intereses, apetencias e ideales que innata de todo ser humano de conocer y buscar el más
forman la trama de la historia. allá, partieron aquellos navegantes, señores de sus
Tierra costera como fue la mochica, la navegación airosas balsas, ya hacia el sur, ya hacia el norte de sus
tuvo para sus habitantes, en la época que estudiamos, dominios, siguiendo el contorno de las costas, en
singular importancia. Los mochicas, como los antiguos demanda de nuevas tierras y horizontes. En estas
asiáticos, se lanzaron al mar gallardamente sobre sus constantes correrías, estimulados día a día por su arrojo,
frágiles y veloces “caballitos de totora”, mostrando realizaron el milagro de llegar por el septentrión hasta
decisión en la empresa y estoicismo ante el dolor y los las distantes riberas centroamericanas, mientras
contratiempos que cada jornada les brindaba. Sus meridionalmente, sorteando la corriente de Humboldt,
conquistas marítimas obedecen a un doble fin: uno se alejaron mucho más allá de sus linderos. Desde
luego, es de imaginar las penalidades que tuvieron que
afrontar y sufrir los primitivos navegantes mochicas para
Fig. No. 270.- La llama, poderoso medio de transporte del mochica, con su
carga. Obsérvese la pequeña visera sobre los ojos. arribar a tan apartadas regiones. Pero todos sus
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (087-003-011) quebrantos quedaban compensados cuando, llenos de

231
LOS MOCHICAS - TOMO I

gozo, regresaban a sus tierras portando en sus manos admiración, no sólo de labios del investigador, sino
las conchas espinosas (Spondylus pictorum) y los también del viajero despreocupado.
strombos, productos que rápidamente entran a ser Las rutas, vencedoras de la distancia y nexos de unión
objeto de gran estimación entre los jefes y el pueblo: entre los pueblos, constituyeron el ideal no únicamente
las conchas como hermosas ofrendas votivas y los de los mochicas, sino de los agregados sociales que les
strombos como incomparables trompetas bélicas de son antecedieron. Tal es el caso de la cultura Cupisnique,
arrebatador. La presencia de gran cantidad de estos que unió el valle que lleva su nombre con el de Chicama
productos extranjeros en las tumbas mochicas y la por medio de una gran vía, con la cual canalizó hacia el
frecuencia con que son utilizados como motivos nuevo escenario su esfuerzo cultural, lo que permitió,
ornamentales por los ceramistas constituyen pruebas con el cambio de medio, la diferenciación que
fehacientes de que se estableció un intercambio ulteriormente dio como fruto la cultura Mochica, a la vez
sistematizado y continuo, logrado después de incesantes que la utilización de nuevas fuentes de riqueza y de
luchas con los elementos. trabajo que elevaron el nivel de su economía.
La descripción de los “caballitos de totora” y de las Para que el presente estudio ofrezca claridad y orden,
balsas corre en la publicación correspondiente a la caza y nos ocuparemos primero de la vialidad mochica, y a
pesca, por lo que bastará en este estudio con lo que en continuación estudiaremos las instituciones de transporte
relación con medios de comunicación llevamos anotado. y demás medios de comunicación.
La vialidad mochica, en este género de empresas, es
la que mayor progreso alcanza en la época prehistórica VIALIDAD
peruana. El genio administrativo de aquellas gentes les
hizo crear una notable red de caminos, empleando Dueños los mochicas de las experiencias de sus
elementos de construcción y realizando bien antecesores, lograron imprimir a su obra vial el más
elaborados planes, cuya grandeza no fue superada por completo perfeccionamiento. Dentro de su plan
las culturas precolombinas. Sus experiencias y renovador caben nuevos materiales de construcción
enseñanzas fueron más tarde aprovechadas por los sobre los ya encontrados, los mismos que son utilizados
chimús primero y los incas después, sin que ninguno con mayores ventajas. Se hace, pues, variado y rico el
de estos pueblos los superaran. arte caminero mochica, lo que nos obliga a adoptar para
Merced a tan importantes caminos, consiguieron en mayor claridad en esta exposición las siguientes
todo momento rápida y eficaz comunicación, como especificaciones: caminos de piedra, caminos de arcilla
queda expresado, entre sus centros de alta civilización y (creación mochica) y caminos mixtos; estos últimos
los territorios que requerían el afincamiento de la cultura resultaron del empleo de los materiales dominantes en
y un nivel de vida elaborado en aquellos núcleos de los dos sistemas anteriores. Los tres sistemas aparecen al
progreso. Desplegaron así una unificación espiritual y mismo tiempo en los grandes caminos de
material capaz de crear sentido de nacionalidad. Por intercomunicación regional.
ello, fue labor primordial de los jefes mochicas unir
inmediatamente el área de sus dominios con las nuevas Caminos de piedra
tierras conquistadas, a fin de establecer la más libre
circulación para poder cimentar su supremacía; El rol que estos caminos desempeñaron en la
contribuir a una mejor distribución del elemento administración mochica no fue sólo de acercamiento
humano y de la riqueza; y, como consecuencia, forjar un natural y humano, y de incremento de beneficios
positivo bienestar social y lograr de manera uniforme un gubernativos y comerciales, sino que tales vías
acentuado desenvolvimiento cultural. Por eso, aquellas constituyeron los medios de mayor eficacia en cuanto
magníficas vías –hoy todavía grandes– se extendieron concernía a la estrategia militar, al facilitar el avance de
por todos los valles y llegaron hasta la región andina los ejércitos victoriosos para hacer más decisiva su
como testimonio de un generoso esfuerzo civilizador, dominación, al mismo tiempo que aseguraban el
que en la actualidad arranca palabras de respetuosa transporte de cuanto elemento se requiere en casos de

232
VÍAS DE COMUNICACIÓN Y TRANSPORTE

lucha armada. De allí que, haciendo ostensibles sus por piedras colocadas de canto, a la manera de
profundos conocimientos de ingeniería, trazaran esas vías sardineles. A pesar de que el material pétreo no fue
por los lugares menos accidentados, buscando a la vez labrado antes de su utilización en los pavimentos, es
su solidez y seguridad, a la par que su desarrollo fuera lo notable la impresión que produce el acabado, que se
más corto posible. Es así como nacieron sendas debe tan sólo a la gran habilidad de los constructores.
principales y auxiliares. Consideramos nosotros como
principales aquellas que arrojan una mayor extensión y Caminos de arcilla
dimensiones más grandes en general, como son las de
las ciudades más importantes, así como las de los valles El fundamental camino longitudinal de intercomunicación
a través de los desiertos; y como auxiliares, las que se costanera que ligó todos los valles de la dominación
alejan de ese patrón, y que por lo general se construían mochica fue aquél cuyos restos cruzan transversalmente
dentro del encuadre de los valles. el valle de Chicama (Fig. No. 271). Los vestigios más
En la región que nos ocupa, la vialidad está palpables de esta obra los hemos encontrado en San José
representada por una importante senda que ponía en Alto y cerca del actual pueblo de Chicama, de donde
comunicación el centro principal de los cupisniques con prosiguen al sur y se pierden en los arenales de
el valle de Chicama. Se caracteriza este camino por estar Huanchaco. Las huellas de San José Alto no ofrecen
construido esencialmente de material lítico. Su mayor importancia que la de presentarnos algunos
pavimentación está hecha con losas de piedra de fragmentos de camino, y donde hemos practicado
diferente tamaño que ofrecen una perfecta nivelación; los mediciones comparativas que nos han servido de índice
cercos que la bordean constituyen muy sólidas “pircas”, preciso para seguir su dirección. Los más importantes
igualmente de piedra. vestigios son los que se hallan en las inmediaciones de
Hemos encontrado algo muy similar a esta vía a Chicama (Figs. Nos. 272 y 273), y se yerguen a poca
pocos pasos de las ruinas megalíticas de Queneto y en distancia del distrito, siguiendo hacia el sureste.
dirección a Quirihuac: tramos muy bien conservados y La vía discurre entre paredes que todavía están en
un magnífico camino de internación hacia la sierra. Se pie, a pesar del tiempo transcurrido. Los muros, a juzgar
escogieron para su erección las piedras de superficie por las observaciones minuciosas que se han
plana que abundan en la región, unidas con material practicado, han sido construidos con adobes polimorfos,
fino y tierra arcillosa. Este camino no tiene ancho colocados a manera de tapia en capas superpuestas
uniforme, pues varía, según el lugar, de 2,50 a 4,50 y a afianzadas con buena cantidad de barro. Los adobes
10 metros. El ancho de 10 metros corresponde a la vía que hemos encontrado pertenecen, indistintamente, a
principal y las otras dos a ramales; aquélla sale de los tipos paralelepípedo y casquete esférico en sus
Tomabal con dirección al interior, hacia Carabamba, y variaciones exóticas, con predominio en las bases de
se halla hoy muy destruida, ya que sólo quedan en pie los muros del tipo semioblongo. Todas estas formas de
los cercos formados con piedras de cerro –sistema de adobes han sido manufacturadas sin molde alguno. No
mampostería en seco que en estos lugares recibe la se revela en ellos gran cuidado, porque el ingeniero
denominación de “pircas”. Sin duda, es la ruta más mochica necesitaba ganar en la obra a su cargo solidez
notable de los tiempos arcaicos. y tiempo. La construcción de sus cercos, bien
Todos los caminos en estas secciones están hechos de acondicionados por la magnífica disposición de los
asolados de piedra, en los que se han empleado losas exóticos adobes, proporcionó al camino una gran
irregulares de 0,90 por 0,60 metros, que ofrecen un consistencia, superior a la que brindan modernamente
espesor variable de 15 centímetros y más. las tapias que se hacen con arcilla apisonada y cuya
Cuidadosamente seleccionadas, se las emplazó al hacer duración es efímera (Fig. No. 274).
el acabado del camino, con el fin de buscar la mayor Todas las tapias de los caminos están edificadas
exactitud en las junturas. directamente sobre el suelo, pues no se advierte en
En algunos caminos no se encuentra el cerco de ninguna la presencia de cimientos.
sostén, pero en cambio el pavimento se halla asegurado A la salida del pueblo de Chicama, el camino se halla

233
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 271.- Gran tramo del camino costanero mochica, que pasa cerca de Fig. No. 272.- Vista del camino mochica costanero, en las afueras del
la Huaca del Castillo de Chiquitoy. Obsérvese la perfección de su trazo recto. distrito de Chicama.

Fig. No. 273.- El camino costanero mochica en las cercanías del pueblo de Fig. No. 274.- Detalle topográfico de la construcción de los muros
Chicama, Trujillo. que limitan el camino mochica. Valle de Chicama, Trujillo.

totalmente destruido por la acción de los aluviones que de la línea férrea que une a la ciudad de Trujillo con el
no hace mucho azotaron gran parte del litoral peruano y valle de Chicama, y que a distancias variables, por causa
causaron innumerables daños. de la orientación de ambas vías, corre paralelamente. A
El ancho de este vial es invariablemente de 10 partir de ese kilómetro se dirige hacia el suroeste, y se
metros. La altura de sus cercos alcanza un metro, y el pierde en el arenal para reaparecer más allá, detrás de
pavimento, todo hecho de arcilla y arena, ofrece un una de las huacas de Chiquitoy, que se halla ubicada al
espesor de treinta centímetros (véase el plano adjunto, pie del cerro Tres Puntas, de donde sigue hacia el
Fig. No. 275). Sin embargo, en algunos tramos, la sureste hasta llegar a Chan Chan, y voltea antes por
pavimentación –hecho el afirmado con arena y conchas Huanchaco. Como se verá, el camino ha ido atravesando
y el acabado con arcilla y arena– llega a 45 centímetros solamente lugares planos, a pesar de que la vía más
de profundidad. corta era por la cumbre. Esta preferencia obedeció
La ruta continúa hacia el sureste, hasta el kilómetro 45 –además de ser más cómoda para el transporte– al hecho

234
VÍAS DE COMUNICACIÓN Y TRANSPORTE

N.V.

Eje longitudinal del camino

11.40 m

1.15
10.00

1.15
8.60

1.40

Distribución del adobe

Fig. No. 275.- Corte transversal del camino costanero precolombino, de un kilómetro, ubicado a la
entrada de Chicama. Mampostería de adobes en forma de casquete esferico.

235
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 276.- Vista del camino prehistórico que atraviesa el valle de Santa. Fig. No. 277.- Una de las plataformas que se encuentran a la vera del
camino mochica y que sin duda servían para la edificación de garitas o
estaciones de los "mensajeros".

de querer poner en contacto los puntos más importantes de 10 metros, y las otras que discurren al costado, de 5
del valle de Chicama con el principal puerto de metros de ancho cada una. Los muros que la bordean
pescadores y con las grandes ciudades. Éstas estaban son de igual construcción a la que se encuentra en el
establecidas donde hoy se muestran las ruinas de Chan valle de Chicama, sin diferir tampoco ni el revocado del
Chan, y aquellas que se trazaron en el valle de Santa plan o pavimento. Esta particularidad nos inclina a
Catalina. La principal ciudad de este valle –muy grande y pensar que la vía del centro servía para el tránsito de los
populosa– fue la que se halló edificada, como ya hemos grandes gobernantes y su séquito de nobles, y las
dicho en capítulos anteriores, en el área llana que rodea laterales estaban destinadas al trasiego de la servidumbre.
las huacas del Sol y de la Luna. Bordeando los cerros Indudablemente, esta arteria principal tenía cuantas
cercanos a estos monumentos se hallan los vestigios de ramificaciones indispensables requerían los distintos
la arteria principal, que después de atravesarlos sigue pueblos que atravesaba. Mas es difícil precisarlas, ya que
rumbo hacia el próximo valle de Virú. las únicas huellas viales que hoy existen están en los
Por hallarse todos sus terrenos dedicados al cultivo, al despoblados, allí hasta donde no ha llegado la
cruzar el valle de Santa Catalina, el camino ha destrucción con las labores agrícolas.
desaparecido totalmente. De la Huaca del Sol sale La pista de arcilla de los caminos es sólida en toda su
directamente hacia el puerto de Salaverry, siguiendo la extensión. Hemos comprobado que está revocada con 10
parte alta de la playa, a unos 150 a 200 metros más o centímetros, más o menos, de un conglomerado hecho
menos de la ribera del mar. Penetra en el valle de Virú, de arcilla, piedra menuda, arena y conchas. El
donde sus restos se encuentran casi totalmente borrados procedimiento en el acabado del camino, en esta forma
por las tierras de labrantío. de trabajo, es también notable; ofrece gran similitud con
Por desgracia, en Chao, Nepeña y aledaños ha sido el tipo de construcción actual que se conoce como Mac-
imposible precisar los rastros de esta gran vía central, Adam, con la ventaja de mostrar una superficie continua
fuera de algunos que afloran en las estériles pampas que no requiere frecuentes reparaciones, como lo exige
entre Nepeña y Santa, que ofrecen los cercos edificados el mencionado sistema moderno.
en piedra. En cambio, en el valle de Santa –hacienda Al atravesar las arenosas pampas, los mochicas
Tambo Real– hemos comprobado que el camino aprovecharon las piedras que se encontraban siempre en
principal marcha integrado por tres vías (Fig. No. 276). El cantidad en las faldas de los cerros y aun en el mismo
ancho de la central corresponde exactamente a la medida llano, para formar sus sólidos bordes, a fin de evitar que

236
VÍAS DE COMUNICACIÓN Y TRANSPORTE

los enarenamientos frecuentes producidos por el viento que son producto más bien del esfuerzo coordinado de
borraran la huella del camino. muchas generaciones. Los caminos norteños a que nos
En algunas partes, el ancho de la vía central era referimos son obra propia de las culturas preincaicas. La
notable, como hemos podido observar en la pampa de denominación de “Caminos del Inca” con que se califica
Huanchaco, donde alcanza una medida de 25 metros. hoy a toda obra vial antigua obedece al error de
designación que ha venido cometiéndose con todo en el
Caminos mixtos Perú antiguo, por abrigarse la creencia de que antes de
los españoles sólo existieron los incas. Creemos, sí, que
El principal tipo de carreteras mixtas lo hemos éstos se sirvieron de los caminos existentes para unirlos
encontrado en las huellas que van de Moche a Virú, por con los que ellos construyeron, si se tiene en cuenta su
las faldas del cerro Chipitur. En este camino se ha espíritu emprendedor y sus condiciones especiales como
empleado el material de arcilla para la pavimentación y organizadores, lo que les permitía aprovechar todos los
la piedra para los cercos, que actualmente se encuentran buenos elementos que encontraban en los territorios
bastante deteriorados. El ancho de la principal es de 4,50 vencidos para incorporarlos a su civilización.
metros, conocida hoy por los vecinos de Moche como Una de las más claras apreciaciones de la magnitud
“Calle Ancha”. De ella se desprende una derivación cuyo vial antigua se contiene en el siguiente juicio de
ancho es menor y se le conoce como “Calle Angosta”. Garcilaso de la Vega: “Si el Emperador Carlos V
Ahora bien, volviendo nuestra vista hacia estos quisiera hacer otro camino real como el que va de
caminos y mirándolos panorámicamente, descubriremos, Quito al Cuzco o sale del Cuzco para ir a Chile,
indudablemente, su finalidad altamente estratégica. La ciertamente creo que todo su poder para ello no fuese
magnitud de estos caminos nos corrobora que el norte poderoso, ni fuerzas de hombres lo pudiesen hacer, si
peruano no estuvo habitado por agrupaciones diversas y no fuese la orden tan grande que para ello los Incas
extrañas entre sí, sino que estaban organizadas en un mandaron que hubiese”.
gran conjunto único. Y es que los incas, inteligentemente, siguiendo a los
A través de estos estudios hemos podido llegar, hombres del norte en sus magnas empresas, vencieron
pues, a la conclusión de que las vías mochicas fueron los más grandes obstáculos para unir sus dominios con
perfectas y estaban dotadas de todas las comodidades obras viales que reflejan una depurada técnica, el
que exigía esa época. En los restos que están cerca del esfuerzo coordinado de miles de brazos y el empleo de
pueblo de Chicama hemos encontrado vestigios de dilatados espacios de tiempo. No son errados ni hay
plataformas que se suceden de trecho en trecho, y que exageración en los juicios de aquellos ilustres
seguramente correspondían a los paradores, pascanas o historiadores que dan a la vialidad antigua del Perú el
garitas, como quiera llamárseles (Fig. No. 277), carácter de realmente admirable.
destinadas a los viajeros para su descanso o albergue. En todos los mapas arqueológicos que se estampan
De ellas se servían con mayor frecuencia los en esta obra se han fijado los sectores de caminos que
“tzhaqui.izcaero”, de quienes –y de cuyas actividades– aún pueden verse. Con el auxilio de éstos se puede
nos ocupamos en la obra sobre la escritura. apreciar la importancia y el curso que tuvieron, a la vez
Los cronistas de la época de la Conquista, quienes las que el enorme papel que desempeñaron como
encontraron en buen estado, son todo elogio frente a vivificadores y conductores del poder expansivo y de
estas vías. En este aspecto, es frecuente hallar en sus renovación de una cultura bastante refinada y vigorosa.
descripciones extensos párrafos dedicados a alabar tan
grande empresa, de la que fueron esenciales animadores Puentes
los ingenieros mochicas. Desde luego, sería aventurado
pensar que las vías costaneras del norte fueron obras Es seguro que las vías que unían los valles tuvieron sus
incaicas. Opinamos que el corto tiempo de su dominio y puentes para salvar los ríos, sobre todo en épocas en
la aparición inesperada de los conquistadores impidieron que se producían las avenidas de agua. Pero sobre el
a los quechuas acometer obras de tanta trascendencia, particular no se han encontrado vestigios, ni en las orillas

237
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 278.- Escena pictórica que nos muestra a los "mensajeros" en el desempeño de su ardua misión y que ha sido tomada de un vaso mochica.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

de los ríos ni en los restos del arte o de la industria. Sin desempeñaron el mismo papel en su administración,
embargo, no puede negarse su existencia. Debieron ser costumbre que, como ya hemos demostrado en la
construidos con maderos de algarrobo y aparejos de publicación de la escritura, fue copiada de los mochicas.
piedra, mediante el empleo de la misma técnica indiana Después de haber estudiado detenidamente el origen y
que se descubre en los puentes de troncos y palos de etimología de la palabra “chasquis”, hemos llegado a la
larga duración que todavía se hacen en el interior para conclusión de que esta voz no es sino una degeneración
salvar los ríos y quebradas torrentosas. de la propia designación mochica “itzhaqui.izcaero”. La
Las maromas fueron, sin duda, los principales pronunciación de este término a través de los siglos y en
elementos para atravesar los ríos. Hasta hace poco han boca de gentes de extraña lengua ha sufrido
sido muy utilizadas por los antiguos mocheros y inevitablemente modificaciones, aunque no tan
cimbaleros, cada vez que crecía el río Moche. Estas fundamentales si se tiene en cuenta el tiempo transcurrido,
maromas, según Garcilaso, eran especialmente usadas en pues hoy mismo el vocablo “chasqui” conserva gran parte
caminos particulares y no en los reales o de los de la eufonía de la genuina designación “itzhaqui.izcaero”.
gobernantes, en los que se emplearon, sin duda alguna, Mediante este ligero análisis gramatical se comprenderá
los puentes. definitivamente que la institución de los “chasquis” es
originaria de la cultura que nos ocupa, como lo afirmamos
MEDIOS DE TRANSPORTE desde un principio. Hoy está mejor fundamentada, con el
propio nombre que la distingue y que es de auténtica
Las instituciones de transporte de los mochicas ofrecieron genealogía mochica.
doble faz: las que tenían por objeto el transporte de las Entre los principales medios de transporte de personas
personas y de los productos de intercambio, y las de y productos de intercambio, la llama fue uno de los
simple transmisión de noticias y mensajes. Para las preferidos y más generalizados, dadas sus condiciones de
primeras, contaron con mucha gente destinada al servicio gran resistencia a la fatiga, hambre y sed, y a su fácil
de sus grandes señores, y con rebaños de llamas, domesticación. Son abundantísimas las representaciones
reducidas a una completa domesticidad; y, para las pictóricas y escultóricas en el arte alfarero (Figs. Nos. 270
segundas, con los “itzhaqui.izcaero” –mensajeros o y 279 a 284) que aportan un completo conocimiento sobre
portadores– (Fig. No. 278). Esta palabra, que se deriva del esta actividad. Nos ilustran no solamente sobre su uso
verbo mochica “itzhaq.eiñ” (llevar), tiene una general, sino acerca de la misma manera como eran
pronunciación muy análoga al término “chasquis”, que tenidas, y nos muestran las prendas de que constaba el
emplearon los quechuas para nominar a los hombres aparejo con que iban equipadas. Y así aparecen adornadas
debidamente adiestrados y organizados que con un vistoso manto, a manera de enjalma, que les

238
VÍAS DE COMUNICACIÓN Y TRANSPORTE

cubría desde la frente, y dejaban libres los ojos, hasta las masculinos y femeninos que se dedican a esta pesada
ancas. En algunas ocasiones esta enjalma estaba provista tarea. ¿Acaso eran seres exclusivamente destinados a tan
de pequeñas viseras que se levantaban verticalmente sobre especial menester? Como decíamos, existen hoy en la
los ojos, posiblemente con el objeto de evitar que los selva peruana caciques que cuentan con piaras o grupos
rayos solares hirieran directamente los órganos de la visión de hombres que transportan sus cargas en idéntica forma
del cuadrúpedo. A través de la enjalma y por pequeños a la que aparece en los huacos mochicas, con una sola
huecos salían las orejas, que estaban sostenidas por sogas diferencia: los actuales cargadores no están vestidos más
que se ataban alrededor del cuello. También se hacía uso que con una simple trusa. La presencia de estas
de una amarra que se sujetaba ciñendo el pecho, tomando multitudes en estado salvaje, manejadas por un arriero
los bordes de dicha enjalma, que descansaban a ambos brutal que esgrime un látigo, causa una profunda
lados de los brazuelos. En la parte posterior, la enjalma se impresión de dolor. Estas gentes salvan enormes
aseguraba, ya sea por una amarra al contorno de las distancias por caminos escabrosos; y es mayor la
ancas, o simplemente por un hoyo que servía para dar indignación que causa en el hombre civilizado y de clara
libre salida a la cola, que desempeñaba al mismo tiempo conciencia cuando advierte las espaldas llagadas de tales
las funciones de baticola. Sobre esta enjalma, que también infelices, que vierten sangre y pus.
estaba asegurada con una especie de cincha, se colocaba Entre los medios de transporte para la transmisión de
la carga bien distribuida en sacos, alforjas o “capachos”. noticias se contaba con verdaderas instituciones de
Las llamas modeladas aparecen, pues, transportando sus “ithaqui.izcaero”, de cuyas funciones ya nos hemos
cargas, ora consistentes en grandes porongos que ocupado en la publicación sobre la escritura. Aquí
contienen bebidas, sacos de granos o en “capachos”, o aprovecharemos la oportunidad para explicar la
transportando un niño a cada lado, a quienes por su tierna clasificación de tales servidores.
edad no se les permitía caminar. En los vasos globulares en que los encontramos
Para guiar al animal se utilizaba una soga fuerte atada representados se observa perfectamente el trazo de los
a una oreja, previamente perforada. caminos, indicados por dos líneas que ondulan
Las cosechas de los campos se transportaban, sin duda, paralelamente, ancha la una, como dando idea de los
en grandes manadas de llamas, dirigidas por un guía, y muros que delimitan el vial, mientras la angosta sirve
aceleraban su marcha una especie de “arrieros”. Es de perspectiva.
frecuente encontrar entre las representaciones escultóricas Diferentes fueron las clases de “itzhaqui.izcaero” que
a los “arrieros”, colocados de vientre sobre las espaldas se instituyeron para llenar debidamente los servicios que
del cuadrúpedo, descansando al mismo tiempo que la reclamaba la adelantada administración gubernativa
bestezuela acostada en el suelo. Esta costumbre aún mochica. Basados en los atavíos que llevaban en la
subsiste entre los arrieros de la sierra del Perú. cabeza y que se repiten continua y sistemáticamente,
En cuanto se refiere a la fuerza humana y su hemos podido clasificarlos de la siguiente manera: del
utilización como medio de transporte, contamos con servicio militar (Fig. No. 286), del real o político (Fig. No.
documentos en la alfarería que evidencian tal hecho de 287), del de los sabios o descifradores (Fig. No. 288) y
la manera más concluyente. Primero, los servidores de del religioso (Fig. No. 289).
los grandes señores, a quienes transportaban en literas o Los encargados del servicio militar se caracterizaban
andas (Fig. No. 207) por sus amplios caminos, y luego, por llevar sobre el tocado un cuchillo ornamental y por
los que aparecen en las figuras Nos. 284 y 285, que presentarse a menudo en las escenas en que intervienen
delatan una costumbre de largo arraigo y que aún portando armas guerreras, cuando no tomando parte
perdura en la región de la selva. La carga, lo mismo que activa en las contiendas. Estos personajes se encargaban
hoy, era acondicionada por medio de fajas o cuerdas de la difusión de las noticias de las victorias o fracasos de
resistentes sobre la espalda y la frente, dejando libres los los ejércitos, y de la conducción de las más importantes
brazos para apoyarse, en algunos casos, en bastones o órdenes militares de los generales y demás jefes.
cayados. Todo el peso de la carga gravitaba sobre la Los encargados del servicio real o político llevan
frente. Indistintamente, la cerámica nos ofrece ejemplares como insignia un gran círculo adornado a manera de

239
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 279.- Llama en actitud de descanso. En este ejemplar puede verse con claridad la clase de aparejos que los mochicas utilizaban.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (083-008-001)

240
VÍAS DE COMUNICACIÓN Y TRANSPORTE

Fig. No. 280.- Llama en la misma actitud que la anterior. De la oreja izquierda cuelga la soga o correa que servía para guiarla.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (087-005-015)

241
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 281.- Llama cuya carga para transportar son dos "urpus" de bebidas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

242
VÍAS DE COMUNICACIÓN Y TRANSPORTE

Fig. No. 282.- Llama cuya carga consiste en unas alforjas ocupadas por dos niños.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XXC-000-192)

243
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 283.- Este vaso escultórico representa a un arriero en actitud de descanso sobre una llama.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (083-006-007)

Fig. No. 284.- Hombre semidesnudo que lleva sobre sus espaldas un enorme peso.
Obsérvese la manera típica del carguío y la llama a su costado.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (064-003-002)

244
VÍAS DE COMUNICACIÓN Y TRANSPORTE

Fig. No. 285.- Mujer portadora de carga.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (040-007-011)

245
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. Nos. 286, 287, 288 y 289.- Tocado insignia del mensajero militar, del mensajero real, del mensajero civil y del mensajero religioso, respectivamente.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

roseta (Figs. Nos. 290 y 291), en cuyo centro asoma la La misión delicada y harto penosa de estos singulares
venerada cabeza del felino, símbolo del poder y de la seres, cuyos servicios se utilizaron hasta los últimos días
fuerza que se halla comúnmente adornando los rostros del imperio del Tahuantinsuyo, llamó mucho la atención
de los altos jefes. Estos mensajeros están encargados de de los historiadores de la Conquista, que, en honor a
llevar y traer órdenes y recados de esta alta clase, ya sea ellos, escribieron acápites especiales, donde destacaron la
de los campos de batalla o de los repartimientos importancia de su cometido (Figs. Nos. 293 y 294).
administrativos y políticos del imperio. En las escenas Como ha podido verse por la descripción anterior,
aparecen siempre cerca de los gobernantes. los mochicas alcanzaron un extraordinario adelanto en
Los adjuntos a los sabios descifradores llevaban un sus medios de comunicación, y lograron dominio
simple gorro, idéntico al utilizado para simbolizar a los terrestre y marítimo. Ya hemos visto cómo los caminos
zorros descifradores. Acaso si éstos llevaban la misión que se edificaron, admirablemente trazados y bien
sagrada de la discreción, pues muchas veces hubo de conservados, fueron espléndidos, como respuesta a
confiárseles secretos que sólo debían ser conocidos por fines de carácter económico, militar y político. Con este
las altas autoridades. orden de cosas, los grandes gobernantes pudieron
Por último, los del servicio religioso se distinguen por visitar cómodamente todo lugar hasta donde se
ostentar sobre la frente un adorno en forma de plano extendiera su poderío, para inspeccionar de cerca las
elipsoidal, cortado por el eje menor, adorno que necesidades de sus poblaciones y mantener un
encontramos continuamente en la cabeza de Ai Apaec. entrañable contacto espiritual con ellas.
Estos personajes estaban solamente dedicados al culto Los caminos mochicas fueron nexos de unión,
del ser supremo, creador del mundo y de todas las cosas cauces por los que se canalizaba la vitalidad de un
(Fig. No. 292). pueblo llamado a superior destino; mirajes
Ya hemos adelantado algunas noticias sobre la estimuladores de un constante y generoso quehacer,
simbología de estos personajes, así como su función dentro capaz de plasmar una colectividad cuya organización
de la administración incaica, en la publicación sobre la era cada vez mejor, y en la que eran satisfechas de
escritura mochica varias veces aludida en esta obra. modo supremo todas sus necesidades.

246
VÍAS DE COMUNICACIÓN Y TRANSPORTE

Fig. No. 290.- Representación escultórica de la lechuza, símbolo del mensajero nocturno en la cerámica mochica.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (066-003-008)

247
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 291.- Vaso de la cerámica mochica que representa el ornamento de cabeza de un mensajero de gobierno.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (066-003-011)

248
VÍAS DE COMUNICACIÓN Y TRANSPORTE

Fig. No. 292.- Grupo de mensajeros en plena carrera. Captación de un vaso pintado.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (1672)

Fig. No. 293.- Mensajeros místico, civil y militar, admirablemente representados como aves en un vaso mochica.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (1692)

Fig. No. 294.- Pictografía que representa en forma muy real a los mensajeros en plena carrera. Asimismo, constituye un bello ejemplo del
sentido de perspectiva, que fueron dominando los mochicas en sus decoraciones de conjunto.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

249
LA AGRICULTURA

L
AS GRANDES ZONAS SUJETAS A RIEGO y los ingeniería moderna–, y luego surge en ellos la necesidad
vestigios de extensos campos de cultivo que se de investigar la eficacia de los fertilizantes y de lograr
encuentran dentro del territorio que ocuparon los una mejor aplicación de los riegos y selección de las
mochicas demuestran que aquellos milenarios pobladores semillas. En una palabra: hacen frente al más ahincado
de la costa del Perú agavillaron sus mejores energías en estudio para acrecentar los medios destinados a elevar la
favor de la agricultura. Alcanzaron en ella un notable potencia productiva del suelo.
desarrollo, hasta trocarla en la mayor fuerza económica A pesar de que son abundantes los restos que
con que contaron, y aseguraron sólidamente su poseemos de esta cultura, que se hallan concentrados en
admirable desenvolvimiento. museos y colecciones particulares, son aún relativamente
Como veremos líneas adelante, los conocimientos escasos los documentos que nos dan plena luz sobre
agrícolas que poseyeron los mochicas estaban dentro de cómo preparaban las tierras de labranza, los instrumentos
un plano netamente científico. Eran fruto de observaciones que para ello utilizaban y sus usos y costumbres en este
debidamente comprobadas y sistematizadas. quehacer. Sólo contamos para nuestro estudio, en cuanto
Frente a la dantesca aridez de la costa peruana, a los mecanismos del trabajo agrario, con el acopio de
arenosa e improductiva en nueve décimas partes de su muchas puntas de cobre, que ofrecen un extremo afilado
extensión, se vieron forzados a obtener el mayor en forma de espátula, de cincel y demás, y el otro
provecho de los valles, para lo cual ensancharon día a provisto de su correspondiente regatón cilíndrico para la
día el área de sus tierras de cultivo a la vez que inserción del mango, que era de madera. También
perfeccionaron sus métodos en esta vertiente de contamos con los vestigios de campos de sembrío que
actividad. Es así como nacen, primero, sus grandes obras rodeaban los antiguos monumentos, en los que se perfila
de irrigación –una de las maravillas de las viejas aún, desafiando al tiempo, el perfecto trazo de los surcos
civilizaciones que, a pesar de los siglos transcurridos, se en sus variadas formas; y con las representaciones
parangonan con las mejores obras ejecutadas por la plásticas y pictográficas de algunos frutos y plantas,
realistas unos, estilizados otros.
Para una mejor comprensión de las enseñanzas que
Fig. No. 295.- Implementos agrícolas de cobre. Nótese, en todos, los estos documentos ponen de relieve, hemos creído
extremos destinados a la roturación de la tierra y los que corresponden
conveniente aunar nuestras observaciones y
al regatón cilíndrico.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XSM-006-A01; XSM-006-A02; comprobaciones con lo que ocurre en el presente, y así
XSM-006-A03) poner en claro rasgos folclóricos de importancia

251
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 296.- Otra serie de implementos agrícolas de cobre, que aún conservan la pátina de los siglos.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XSM-006-C02; XSM-006-C03; XSM-006-B05)

252
LA AGRICULTURA

Fig. No. 297.- Disposición y forma de Fig. No. 298.- El sistema de regadío denominado Fig. No. 299.- Los originales surcos mochicas en
los surcos rectos. de pozas o melgas. forma de caracol.

Fig. No. 300.- Surcos en forma de caracol encontrados en las pampas de Fig. No. 301.- Una vista de los andenes o terrazas agrícolas
San José Alto, Valle de Chicama. en los cerros cercanos a la hacienda Tambo Real.

histórico-tradicional y que acusan nexos con la época la gran expansión agrícola que destaca en la cultura
que estudiamos. que nos ocupa, expansión que rebasó los llanos para
Las puntas de cobre (Figs. Nos. 295 y 296) no son sino alcanzar lugares altos, donde a veces se tenía que llevar
los prototípicos instrumentos que usaron los mochicas y la tierra labrantía.
que subsistieron hasta la época de los chimús, quienes los Por los vestigios de los campos de cultivo que hemos
emplearon con mayor profusión, como se comprueba en hallado dentro del territorio mochica, llegamos al
sus tumbas, donde abundan de manera extraordinaria. conocimiento de que en sus cultivos emplearon los surcos
Estas puntas de cobre se utilizaban a manera de arados rectos (Fig. No. 297); los sistemas de melgas y cajones en
individuales: bien acopladas, de un tamaño proporcional a los lugares planos (Fig. No. 298); los surcos de caracol
su seguro y eficaz manejo, servían para roturar la tierra, (Figs. Nos. 299 y 300) y los terrados o andenes en los
trazar los surcos y abrir las acequias. parajes quebrados (Fig. No. 301). A veces se combinaban
Es de suponer las inmensas dificultades que se los distintos tipos enunciados, como se observa en los
debían vencer en las prácticas agrícolas con tan campos cercanos al cerro de Chimbote, donde el terreno
primitivos instrumentos; sin embargo, ellas se acusa pendiente. Vestigios de los primeros encontramos en
aminoraban ventajosamente gracias al concurso de una los terrenos altos de Ascope, y de los otros en los campos
densa población que permitió emplear un gran número próximos al pueblo de pescadores de Huanchaco y cerca
de brazos en las faenas. De otra manera, no se explica al cerro de Chimbote y a la pampa de Chicama. Los surcos

253
LOS MOCHICAS - TOMO I

de caracol que se encuentran en el sitio denominado El obra ayudarán al lector a formarse cabal idea del progreso
Pozo, hacia la laguna de Ascope, permiten apreciar agrícola mochica.
claramente la importancia de estos originales sistemas Como quiera que el agua pluvial de que disponían
agronómicos, cuyo empleo significó un mayor entonces no era suficiente para irrigar todos los terrenos,
aprovechamiento de las aguas y evitó que se pierdan. estudiaron la mejor forma de aprovecharlas
Estos surcos se empleaban únicamente en sitios con una científicamente, y entonces vemos cómo se imponen en
cierta pendiente y seguían determinada dirección de algunos lugares los surcos de caracol que permiten
acuerdo con el nivel del terreno. Las melgas y cajones se utilizar íntegramente el agua, sin dejarla correr por la
utilizaban cuando había abundancia de agua. Hemos pendiente. Creemos que también acudían al mismo
encontrado vestigios de surcos de caracol no solamente en sistema de aprovechamiento que se ve en nuestros días
los valles de Chicama y Santa Catalina, sino también en el entre los pobladores indígenas de Mórrope (en el
fundo Santa Clara, ubicado en el valle de Santa. Hemos departamento de Lambayeque), sistema original que
podido observar, así mismo, que en este último lugar revela la mejor manera de valerse del agua en sitios a
empleaban surcos rectos en las laderas, los que se donde no puede hacérsele llegar naturalmente porque su
desprendían de los costados de la acequia que bordea los situación topográfica lo impide.
cerros. Posiblemente, este sistema se podía emplear Así, sembrada la planta, emplean lagenarias de gran
contando con el auxilio de represas que permitían un tamaño y de cuello curvado, que se usan comúnmente
riego uniforme y con una pequeña cantidad de agua, a fin para transportar agua y que reciben el nombre vulgar de
de que este elemento tan erosivo no arrastrara la tierra “checos” o “calabazos”. Sobre el terreno ya preparado y
fértil. Además, en el valle de Santa los mochicas que alberga la semilla, se colocan hileras de palos en
emplearon el sistema de pozas, como no lo hicieron en forma de horcones, los cuales sirven para enganchar el
los valles en los que contaban con abundante agua. Este cuello de las lagenarias. Llenos de agua, a estos enormes
procedimiento les permitió un mayor aprovechamiento del frutos se les practica un hueco en la base, que es
terreno. No debemos olvidar que el sistema de surcos era “quilado” con un trozo de coronta o marlo de maíz, de
utilizado especialmente en los valles donde escaseaba este suerte que deje escapar el agua a gotas y a pequeños
elemento. Por último, los sistemas de terrazas, andenes o intervalos. De esta manera se mantiene una relativa
escalones, como es lógico, debieron predominar en humedad en el terreno, que facilita la normal germinación
terrenos de notoria inclinación, en toda ladera y lugares de la semilla y el crecimiento uniforme de la planta hasta
escabrosos. Hemos encontrado este tipo de cultivo en su maduración. El esfuerzo que este sistema demanda es
unos cerros cercanos a la hacienda Buena Vista y en la grande, pero se concilia con el beneficio positivo que
hacienda Tambo Real. Para llevar el agua a estos lugares proporciona a la economía agrícola, la que acrecienta más
se valieron de ingeniosos sistemas de elevación de las y más su área de expansión.
mismas, aunque parece que el cultivo allí dependió En cuanto a las formas de sembrío que emplearon los
exclusivamente de las aguas pluviales. mochicas, no nos parece que fueron diferentes de las que
En tierras copiosas, los surcos eran trazados a hoy usan tan diestramente muchos de los indígenas de las
distancias de 0,50 m a 0,60 m, y en las arenosas y comunidades agrícolas. Las prácticas más simples de
abundantes en ripio y cascajo, a intervalos de 0,80 m a sembrío y de cultivo que se conservan acaso sí son las
1,10 m. Esta particularidad prueba el conocimiento que mismas de ayer, aunque se pueden anotar ligeras
tenían de la distribución de las plantas en armonía con la variaciones operadas por el tiempo transcurrido entre
feracidad del terreno (Figs. Nos. 302 y 303). ambas épocas. El uso de las puntas de madera –con un
La manera naturalista de la representación de los extremo afilado y curvo el otro, para permitir mayor
productos alimenticios y la evidencia de su cantidad seguridad en su manejo– aún subsiste por la herencia
revelan en la agricultura mochica un esmerado sistema de ancestral. En muchos pueblos indígenas se sirven de este
cultivo. La forma idealizada de estos mismos frutos utensilio como auxiliar de sembrío; con él practican
representa la vinculación de la agricultura a la fauna y al pequeños hoyos en el suelo, donde se colocan las semillas
hombre. Las ilustraciones que acompañan a la presente para ser cubiertas después con tierra que se empuja con el

254
LA AGRICULTURA

Fig. No. 302.- Vestigios de antiquísimos surcos que se hallan Fig. No. 303.- Fotografía de los surcos cortos y rectos cerca de la
cerca de los cerros de Ascope. pampa de Chicama.

pie. Otro sencillo sistema de sembrío consiste en la Los terrenos carentes de cultivo en los citados valles
preparación de surcos dentro de los cuales se arroja la alcanzan una superficie de 5.126,92 km2, cantidad que
semilla para cubrirla con la tierra de los camellones, que sumada al total anterior nos da 5.463,67 km2, que
es igualmente movilizada con el pie. Lo mismo se hacía, comprende la extensión superficial del territorio habitado
indudablemente, antes. por los mochicas.
De otro lado, es cierto que de acuerdo con la clase de El folclore andino ofrece un baile original de sabor
plantas sembradas y la profundidad que requerían se netamente agrícola, en el cual se conservan ciertas
empleaba tal o cual sistema, cuya mejor aplicación los prácticas y costumbres ancestrales que –estamos
condujo a un gran perfeccionamiento y a crear una convencidos– provienen de la época mochica. Ya más de
verdadera ciencia de la agricultura. una vez hemos probado el arraigo que en el espíritu
Los vestigios de los canales de irrigación y de los indígena tiene todo cuanto fue objeto de veneración por
campos de cultivo nos han permitido, además, calcular el sus antepasados, y el respeto que le inspira es
área aproximada que se aprovechó en la época mochica. ciertamente profundo. Este hecho ha traído como
Es la siguiente: consecuencia la perduración de ritos y usos que se
practican hoy, a pesar de la civilización occidental que
Valles Hectáreas Fanegadas predomina en la costa peruana. Este baile es el que
Chicama 17.065 5.887 ejecuta la mojiganga denominada Los Yungas. Toman
Santa Catalina 6.700 2.311 parte en este conjunto hombres y mujeres intercalados y
Virú 1.450 500 en igualdad de número. El cuerpo de danza se divide en
Chao y Huamanzaña 4.700 1.622 dos subgrupos que reciben los nombres de Los Yungas y
Santa 1.300 449 Los Aucas, que corresponden a dos tribus. Los Yungas
Santa Ana y Lacramarca 400 138 ejecutan labores agrícolas en un conjunto escénico que
Nepeña 2.000 690 da mayor relieve y color a su acción. Los hombres,
33.615 11.597 provistos de largos bastones de filuda punta, van
combinando el ritmo del baile con la introducción del
Equivalen a trescientos treinta y seis kilómetros instrumento en la tierra, siguiendo la dirección que
cuadrados y ciento cincuenta metros (336 km2 150 m), las indica el trazo de las acequias, cuya apertura precedía a
33.615 hectáreas y 11.397 fanegadas que arrojan los valles los sembríos; luego, dentro del compás de la música,
enumerados líneas arriba. horadan con los bastones la tierra de trecho en trecho,

255
LOS MOCHICAS - TOMO I

ayudándose con el pie derecho en señal de un gran El ejemplar que aparece en la figura No. 304 de la
esfuerzo en procura de mayor profundidad. Las mujeres colección del Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera
que van detrás depositan flores a manera de semilla constituye un valioso documento de escenografía plástica
sobre la tierra que consideran removida por los que habla bien a las claras de una íntima vinculación entre
instrumentos de labranza, y añaden a su acción la de sus los astros y la agricultura. Los astros ejercían estrecha
pies, con los que simulan cubrir la simiente con tierra. influencia en el crecimiento de las plantas, hecho que los
Una vez terminada esta ceremonia se supone ya mochicas no desconocían y que utilizaron en su progreso
crecida la plantación y se encomienda su cuidado a una agrícola, a la vez que también divinizaron en su plástica.
pareja de ancianos de ambos sexos, mientras los yungas En el huaco aludido aparece la divinidad suprema
van de excursión fuera del lugar en busca de otras circundada de un hermoso arco lleno de estrellas, que
subsistencias. Al retornar comprueban que sus parcelas simboliza la unión de los dominios terrestres y los
han sido destruidas por los aucas, al hallarlas taladas y celestes. La divinidad tiene en la mano derecha un arado
despojadas de vegetación. Encolerizados por esta en cuyo mango se ofrece magníficamente tallado un rostro
depredación se vuelven contra los viejos cuidadores, a de felino, mientras su mano izquierda aprisiona una planta
quienes castigan duramente, para luego salir en de yuca. El conjunto en sí es rico en sugerencias y
persecución de sus enemigos. El baile termina con la constituye el documento conocido más efectivo sobre la
simulación de una encarnizada lucha tribal, de la que ligazón celeste y los destinos agrícolas, como la concebía
siempre salen victoriosos los yungas, que de nuevo se la raza que estudiamos.
dedican a sembrar sus tierras. En la forma anterior se va Dos hechos de esta antigua agricultura merecen
repitiendo la escena cuantas veces sea necesario, dentro especial mención: lo admirables que fueron las obras de
de un campo adecuado como advertimos regadío que en ella se emplearon –elocuentes testimonios
oportunamente, en el cual aparecen las plantaciones, el de cultura– y la explotación del guano de las islas,
bohío de los cuidadores, y que ofrece además el espacio poderoso fertilizante que utilizaron en abundancia y que
suficiente para el desarrollo de la coreografía y las por sí solo constituyó un elemento indispensable en el
representaciones complementarias. renglón económico y el fomento agrícola. Este importante
La entraña de esta danza reproduce la forma como los abono orgánico que abunda en nuestras islas y en varios
antiguos peruanos labraban la tierra, su arte de la puntos del litoral, hoy en día sigue siendo todavía un gran
sembradura, los instrumentos que en tales faenas factor en la economía peruana y un auxiliar primario de la
utilizaban, la cooperación de la mujer y las luchas tribales agricultura de la nacionalidad.
que se suscitaban. Su valor folclórico y documental es, Respecto de las obras de regadío, nos hemos de
pues, de primer orden. ocupar de ellas especialmente, en vista del gran interés
La mojiganga de Los Yungas está muy generalizada en que despiertan. En este pasaje del presente trabajo
los pueblos norteños de los Andes y su representación explicaremos cuanto concierne al empleo del guano y
coincide con la celebración de festividades religiosas por presentaremos los documentos que refuerzan nuestra tesis.
las que tanto apego muestra el indio del Perú. Uno de los que prueba el grado a que llegó esta actividad
Las ideas respecto de la influencia de la Luna en el es el que aparece en la figura No. 305.
crecimiento de los vegetales; la época en que debe Este ejemplar es uno de los exponentes de mayor
cortarse la leña para que no se carcoma; la estación en importancia de la escenografía mochica. No sólo revela el
que deben recogerse las cosechas, entre otras cosas, se provecho que se obtenía del guano, sino también el
ven unidas con toda fuerza a las costumbres de los nativos sentimiento de gratitud exteriorizado hacia las divinidades
de estos lugares, posiblemente también herencias por ser las creadoras de tan poderoso auxiliar de la
ancestrales. En la cerámica mochica vemos con frecuencia agricultura. En efecto, la base o plataforma, más o menos
la representación de la Luna íntimamente ligada al dios rectangular, representa la isla; en los cuatro costados, el
felino –divinidad suprema de los mochicas– y éste a la artista, mediante manchas pictóricas, ha representado la
agricultura. En este caso, dicho vínculo acusa gran muerte de las olas en la ribera. Sobre el plano de la isla se
trascendencia teogónica. destacan una elevada roca y un alto adoratorio; desde la

256
LA AGRICULTURA

Fig. No. 304.- Grupo plástico que representa a Ai Apaec, con los
atributos de la agricultura y aureolado de estrellas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (064-002-004)

Fig. No. 305.- Importantísimo modelo escenográfico que representa con visible realidad una isla guanera.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XXC-000-167)

257
LOS MOCHICAS - TOMO I

base de la roca hacia el borde lateral se desprenden tres derecha descansa igualmente sobre la pierna del mismo
corralitos o encerramientos, uno individual y dos lado; la cabeza está ligeramente inclinada hacia la
colectivos, que tienen cercados cinco lobos marinos. sacerdotisa, sobre quien tiene fija la mirada. Lleva la
Detrás del primer atajadizo individual se ubica una balsa cabeza cubierta con un gorro esférico y un ligero
de totora. Siguiendo la ringlera de los otros dos colectivos, cubrenuca. A ambos lados de la cara resaltan los grandes
hay dos balsas más, una tras otra, pegadas a las paredes aretes que se usaban en esa época.
exteriores. Encima de las paredes de los corrales En la vasija se guardaba seguramente la sangre del
descansan los instrumentos indispensables para manejar animal sacrificado, que era ofrendada a los dioses en el
balsas, los mismos cuya apariencia hace suponer que momento oportuno. El hombre del que hablamos
fueron hechos de caña de Guayaquil. Los atajadizos tienen anteriormente, que está sentado frente al mar, tiene
aberturas circulares que los comunican, hechas sin duda también en la vasija restos de esa sangre, que es arrojada
para el intercambio del agua que se llenaba en ellos y que al océano al mismo tiempo que el sacerdote hace la
se hicieron con el objeto de mantener vivos los animales ofrenda a las divinidades con el contenido de su vasija.
hasta el momento del sacrificio. En la roca se observan Ambos están sentados en igual posición y ostentan igual
nidos de aves guaneras, que aparecen vacíos unos y con severidad ritual. De la actitud de los oferentes se deduce
huevos otros. Sobre los nidos que contienen huevos que el sacerdote era el único que tenía libre ingreso al
–colocados en la parte más alta– y hacia los lados, recinto de los dioses; no de otro modo se explica que
aparecen dos hombres empinados en actitud de quererlos frente a él se halle instalada una pequeña escalinata que
coger. En el ejemplar que nos ocupa sólo han quedado conduce al lugar sagrado.
los restos de las manos y de los pies. Estos hombres están El recinto de los dioses ocupa el tercer y último piso.
completos en otro ejemplar que posee el Museo de Berlín. Sus tres lados inaccesibles están rodeados de paredes de
El adoratorio está erigido a un costado de la roca y poca altura, sobre las que se elevan cuatro pilares que
ocupa casi toda la extensión lateral de la isla. Se compone sostienen un techo inclinado. Pegadas a la pared
de un corral rectangular en cuya pared exterior transversal transversal, que señala el fin de la construcción, se ve a
hay una abertura en forma de círculo, que es muy las dos divinidades toscamente modeladas en el ejemplar.
semejante a las que comunican los corralitos. Pegado de Sólo aparece clara la forma de los rostros, lo demás se
espaldas, en su parte media, hay un hombre sentado con reduce a una especie de cuerpos en los que no se notan
una vasija en la mano izquierda, mientras la derecha ni los pies ni las manos. El suelo aparece ricamente
descansa sobre la rodilla correspondiente. No puede cubierto de dos grandes alfombras, y le corresponde una a
precisarse el vestido que cubre su cuerpo, y apenas se cada divinidad. El bordado representa líneas inclinadas o
vislumbra el tocado, que consiste en un gorro semicircular. cuadros y puntas angulares en el borde que da frente a
Dentro del corral hay dos arpones, instrumentos que se los sacerdotes. La mayor parte del techo y de los pilares
empleaban, sin duda alguna, en las ceremonias de no aparecen en el ejemplar, por haber sido destruidos, sin
sacrificio y que por su índole eran sagrados. El límite de duda, en el momento de la extracción del ceramio. Detrás
este recinto está fijado por los muros de un segundo piso del adoratorio, y dando la espalda a los sacerdotes y con
o peldaño de menor área, levantado a regular altura, pues la cara hacia el mar, se ubica un personaje –deteriorado en
en su muro exterior se ha representado el camino para el modelo– que creemos representa a un jefe guerrero,
llegar hasta él por un canal inclinado. En este piso como aparece en el similar del Museo de Berlín. Su
tenemos a los sacerdotes de ambos sexos que, con la actitud es rígida y de alguna majestad. Viste un simple
unción debida, están rogando a los dioses. La sacerdotisa, pañete a manera de trusa y lleva la cabeza cubierta con
que está al lado izquierdo, tiene las manos juntas y levanta un turbante en forma de anillo que la rodea por completo;
la mirada hacia las divinidades. Su cuerpo está cubierto también exhibe grandes aretes distintivos. Lateralmente, en
con una larga manta, cuyo extremo superior se adapta oposición a los corrales y pegados a la pared del
perfectamente a la cabeza y cae a manera de capa desde adoratorio, tenemos dos lobos marinos más, recostados
el borde de la frente. El sacerdote que está junto a ella uno junto a la pared por la boca y el otro por el tercio
sostiene en la mano izquierda una vasija, mientras la mano posterior. Estos animales, por carecer de las seguridades a

258
LA AGRICULTURA

que están sujetos los demás, representan sin duda a los ya faena de desgranar se introducía en el receptáculo, y
sacrificados. De ello se deduce que la inmolación se golpeando con los pies las mazorcas que se rozaban
reducía solamente a ofrendar la sangre y algunos órganos entre sí y con las paredes posiblemente rugosas de la
vitales, como el corazón o hígado de la víctima. batea, lograba que los granos desprendidos de los
En cada una de las balsas se observan atados, el uno espigones que quedaban al fondo del aparato salieran al
contiguo al otro, ajustados por cuerdas representadas por exterior por los huecos. En el ejemplar que presentamos
grabados, cuya técnica de enliamiento es distinta de todas: se ve con precisión las mazorcas dentro del recipiente y
ya sea que las cuerdas se cortan formando cuadros, o bien las semillas fuera. El encargado de la labor en esta
cocos. Dentro de estos atados no es posible suponer que escena es la divinidad, que, como llevamos dicho antes,
haya peces –los representaban en otra forma– sino guano mantiene estrecha ligazón con la agricultura (Fig. No.
destinado a los campos de cultivo. Antes de partir hacia la 307), propulsora de la vida y de la prosperidad de los
ribera se celebraban las ceremonias del sacrificio, en las pueblos. El recipiente de la figura No. 308 ilustra mejor,
que se daban infinitas gracias a las divinidades que dada su estructura, esta fase de la agricultura mochica.
alentaban la producción alimentando a las aves creadoras. Entre los objetos de cobre que se han hallado, hemos
Este curioso e importante modelo escenográfico podido también identificar utensilios de uso agrícola: unas
proyecta, pues, amplia luz sobre la explotación del guano pequeñas puntas con un extremo plano a manera de
y los ritos que surgieron en el alma del poblador mochica cuchillo y el otro más o menos cilíndrico y provisto de un
hacia tan privilegiado auxiliar de la vida agrícola. ojal. Entre los objetos de hueso, se han hallado otros
Otro de los documentos que nos prueba esta actividad instrumentos de idéntica forma a los que se conocen
es la perfecta representación de los frutos en los huacos. como “cachitos”, que se emplean actualmente tanto en la
Todos magníficamente formados demuestran que a la costa como en la región de los Andes para la labor de
planta no le ha faltado nada durante su desarrollo; que ha librar las mazorcas de maíz de su perfolla. Es indudable,
estado cuidadosamente atendida no sólo en el riego sino pues, que tales utensilios tenían la misma aplicación que
en el fertilizante, elemento primordial de su vida y que es hoy, y que los actuales derivan de aquéllos.
el único que favorece su desarrollo normal. Existen representaciones en las que aparecen unos
Dentro de la cerámica se ha comprobado también zorros antropomorfizados, que se ocupan de extraer de un
que la lechuza tuvo íntima relación con la vida agrícola, cúmulo de arena los granos de pallares que servían como
acaso porque ésta representa un elemento utilísimo signos ideográficos en la lengua de los mochicas. A más
para el campesino, pues destruye a los roedores de del valioso aporte que ofrece esta pictografía a la solución
monte, que constituyen temibles plagas en los del problema de la escritura, nos auxilia también
sembrados. En la figura No. 306 aparece una lechuza poderosamente en la tarea de desentrañar las fases y
con su instrumento de siembra y su bolsa de semillas, matrices de su vida agrícola. Mediante ésta es que
ejemplar que nos ha sugerido la interpretación podemos descubrir que los mochicas conocían
antedicha a la par que otras tradiciones. ampliamente el método del encolcamiento de los granos.
Las faenas agrícolas en aquella lejana época fueron Dicho método está generalizado en nuestros días en todo
rudimentarias y laboriosas. Sin embargo, no se careció el litoral peruano, pues tiende a evitar que los cereales
de gran ingenio, como se comprueba en el interesante sean destruidos por el gorgojo y demás coleópteros que
vaso que aparece en la figura No. 311, y que es de constituyen verdaderas plagas.
índole exclusivamente mitológica. Por dicho espécimen Con el poderoso auxilio de la alfarería y otros
hemos llegado al conocimiento de la forma como se documentos etnológicos, hemos llegado a identificar las
desgranaba el maíz. plantas conocidas y cultivadas por el mochica. Siguiendo
En primer lugar, se disponía de un recipiente parecido un riguroso orden científico, insertamos una relación de
a una batea cuyo fondo estaba horadado por numerosos éstas en el cuadro adjunto.
huecos a manera de arnero. Se colocaba este aparato En tumbas pertenecientes al último período chimú,
ligeramente levantado del suelo y se depositaban en él hemos encontrado varios ejemplares de maíz morado
las mazorcas cosechadas. El individuo encargado de la (Fig. No. 309), en mazorcas pequeñas de granos muy

259
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 306.- Lechuza antropomorfizada en actitud de sembrar.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (082-004-010)

260
LA AGRICULTURA

Fig. No. 307.- El creador de los mochicas desgrana las mazorcas del maíz, valiéndose de los métodos de aquella época.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (074-005-006)

261
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 308.- Recipiente utilizado por los mochicas para desgranar maíz. En la superficie áspera interior, hecha
así expresamente, separaban los granos de las mazorcas al frotarlas contra las prominencias.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

bien formados; igualmente, semillas de pallares (Fig. No. supersticiosamente se les atribuía virtudes sobrenaturales,
310) y frijoles. Es posible que estos productos sean y acompañaban a sus dueños hasta la tumba.
similares a los cultivados por los antiguos mochicas; los Posiblemente entregados por sus hechiceros, estaban
vasos fitomorfos representan en forma real estos cereales. convencidos de que sin aquellos objetos no obtendrían
El maíz fue uno de los productos de mayor importancia buenas cosechas. Estas curiosas ideas aún se mantienen en
y de más amplio cultivo para la raza que estudiamos, la actualidad, dentro de las comunidades indígenas de
pues formó la base de su alimentación y se empleó Moche, Paiján y Virú.
mayormente en la elaboración de la bebida nacional: No cerraremos esta publicación sin hacer una breve
curzhio (chicha) (Figs. Nos. 312 y 313). Los pallares, descripción que aporte algunas interpretaciones de
frijoles, camote, zapallo (Figs. Nos. 314 y 315) y yuca algunos especímenes entre la gran variedad de frutos que
(Fig. No. 316) pueden considerarse, después del maíz, se observa dentro de la cerámica.
como los productos más apetecidos y de cuidadoso Es admirable el realismo que el artista mochica dio a
cultivo. Entre los frutales, seguramente los pepinos (Fig. los frutos y también su idealización llena de simbolismo
No. 319), guanábanos, guayabas y el pacae o “paccay”. vigoroso. Esta modalidad de la escritura mochica no sólo
En las figuras Nos. 322 y 323 aparecen amuletos es de gran importancia dentro del arte, sino también en
labrados en piedra, que representan mazorcas de maíz, la actividad que nos ocupa, pues toda idealización, como
vainas de pallares, frijoles, entre otros, a los que veremos, encarna conceptos que hacen referencia a la

262
LA AGRICULTURA

PRINCIPALES CULTIVOS MOCHICAS

Nombre científico Familia Nombre vulgar Representación

ANGIOSPERMAS
ZEA MAYS L. Gramíneas Maíz Pictografía, relieve y escultura. Además, mazorcas del maíz
precolombino de la época chimú se conservan en el Museo
Arqueológico Rafael Larco Herrera.
DICOTILEDÓNEAS
ULLUCUS TUBEROSUS LOZ Baseláceas Ullucu
ANONA CHERIMOLLA MILL Anonáceas Chirimoya, chirimoyo Escultura
ANONA MURICATA L. Anonáceas Guanábana Escultura
PERSEA GRATISSIMA GARTN. Lauráceas Palta, palto Escultura
PHASEOLUS VULGARIS L. Leguminosas Frijol, poroto Escultura de piedra, a manera de amuletos.
PHASEOLUS PALLAR MOLINA Leguminosas Pallar En vainas (a manera de amuletos) y semillas (empleadas como
signos por la peculiar forma de sus manchas).
ARRACHIS HIPOGAEA L. Leguminosas Maní Pictografía, magníficos relieves y esculturas, en especial idealizados.
INGA FEUILLEI D.C. Leguminosas Pacay, guaba Cerámica
OXALIS TUBEROSA MO1 Oxalidáceas Oca "En muchos ceramios extraídos de tumbas precolombinas, se
encuentran representaciones de las raíces”. La medicina popular
peruana. Tomo II. Valdizán-Maldonado. Lima, 1922.
ERYTHROZYLON COCA LAM Eritroxiláceas Coca
MANIHOT UTILISSIMA POHL Euforbiáceas Yuca Escultórica
GOSSYPIUM BARBADENSE Malváceas Algodón Textilería
VAR. PERUVIANUM CA.
THEOBROMA CACAO L. Esterculiáceas Cacao Cerámica
PASSIFLORA LIGULARIS JUSS Pasifloráceas Granadilla
PASSIFLORA QUADRANGULARIS L. Pasifloráceas Tumbo
CARICA PAPAYA L. Caricáceas Papaya, papayo
PSIDIUM GUAYAVA RADDI Mirtáceas Guayaba, guayabo
ARRACACIA ESCULENTA D.C. Umbelíferas Arracacha, ricacha Cerámica
LÚCUMA OBOVATA H.B.K. Sapotáceas Lúcuma "En tumbas precolombinas de la costa, se encuentran frutos bien
conservados". La medicina popular peruana. Tomo II. Valdizán-
Maldonado.
Zapote Cerámica escultórica
IPOMOEA BATATAS LAM Convolvuláceas Camote Dentro de la escultura aparece este tubérculo, en magníficas
idealizaciones, aparte de las representaciones realistas.
CAPISCUM ANNUM L. Solanáceas Ají
SOLANUM LYCOPERSICUM L. Solanáceas Tomate Cerámica
SOLANUM TUBEROSUM L. Solanáceas Papa Lo mismo que el camote. Los ceramios representan los
tubérculos de la papa admirablemente.
SOLANUM MURCATUM AIT. Solanáceas Pepino Cerámica
CYCLANTHERA PEDATA Cucurbitáceas Caigua
SCHARD. VAR EDELIS
CUCURBITA MÁXIMA DUCHESN Cucurbitáceas Zapallo En esculturas muy realistas, sin faltar idealizaciones.
Chiclayo
LAGENARIA VULGARIS SERINGE Cucurbitáceas Mate, poto, Muchos ceramios representan utensilios derivados de esta planta,
calabaza, ponga y en tumbas mochicas se han encontrado los objetos naturales. La
forma globular predominante en la cerámica ha tenido su fuente
de inspiración en los frutos lagenarios.
POLYMNIA SONCHIFOLIA Compuestas Yacón, llacón Cerámica
POEPP Y ENDL

263
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 309.- Maíz (Zea mays, Linn) que fue hallado en las tumbas de El Brujo. Fig. No. 310.- Phaseolus Pallar.- Pallares encontrados en tumbas chimús,
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera contenidos en un utensilio de lagenaria.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Fig. No. 311.- Ai Apaec presencia la recolección del maíz y desgrana sus mazorcas ante la figura simbólica de la divinidad agrícola.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

264
LA AGRICULTURA

Fig. No. 312.- Modelado cerámico de la espiga y mazorca del maíz. En actitud muy real, está picando los granos de la mazorca
una avecilla asentada sobre la espiga.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (109-003-013)

265
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 313.- Ceramio que representa la variación de un tipo de maíz.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (109-003-007)

266
LA AGRICULTURA

Fig. No. 314.- El zapallo (Cucurbita maxima, Duchesne), en una magnífica idealización.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-003-007)

267
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 315.- Zapallo (Cucurbita maxima, Duchesne) idealizado en forma de ave.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-002-007)

268
LA AGRICULTURA

Fig. No. 316.- Yuca (Manihot utilissima Pohl).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (110-003-007)

Fig. No. 317.- Llacón (Polymnia sonchifolia opep y Endl.) idealizado.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-007-011)

269
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 318.- Ají (Capiscum annum, Linn). Fig. No. 319.- Pepino (Solanum muricatum Ait).
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (109-008-009) Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (110-005-009)

Fig. No. 320.- Papaya (Carica papaya). Fig. No. 321.- Cerámico que representa pepinillos o caiguas
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (108-006-005) (Cyclanthera pedata Schard).
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (110-003-009)

270
LA AGRICULTURA

Fig. No. 322.- Amuletos de agricultura. Mazorcas de maíz talladas en piedra.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XSM-001-023; XSM-001-025)

Fig. No. 323.- Vainas de cereales talladas en piedra, tenidas como amuletos de la vida agrícola.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

271
LOS MOCHICAS - TOMO I

agricultura íntimamente vinculada al hombre y los representación de la figura No. 327. Los tumores de la
animales. Es en la idealización de los productos agrícolas patata se han aprovechado para dar forma a un ser
que el simbolismo plástico mochica alcanza mayor humano, y han desaparecido en el rostro y las manos las
relieve. En efecto, el artista alfarero aprovecha las formas peculiaridades del tubérculo, que sólo se muestran en
raras de ciertos tubérculos y pomas para enlazarlos, sin toda la extensión del cuerpo, salpicado de yemas
destruir sus formas propias, con seres humanos, germinadas. La forma humana en este caso está
mamíferos, aves, peces y demás, y formar conjuntos completamente definida, pero estrechamente vinculada a
plásticos que son verdaderos documentos etnológicos. la raíz tuberosa, que se encuentra intacta.
Los productos agrícolas más comúnmente empleados Fuera de los ejemplares que hemos descrito,
para estas idealizaciones son los siguientes: la papa insertamos en este texto un mayor número de papas para
(Solanum tuberosum L.), el camote (Ipomoea batatas dar una mejor idea de lo que llevamos expresado,
Poir) y el maní (Arrachis hipogea L.) modelos cuya interpretación corresponde a otro pasaje
La papa (Fig. No. 324) se ha prestado más a esta clase del libro (Figs. Nos. 328 a 336).
de interpretaciones por sus carnosidades, sus formas de En la presente obra sólo queremos trazar breves
tan rica variedad y la distribución de sus yemas descripciones de aquellos huacos de similitudes
germinadas que han ayudado mucho a la novedad y sobresalientes y de fuerte contenido simbólico.
belleza del conjunto idealizado, en el que el alma del El huaco de la figura No. 337 es la representación de
alfarero mochica se vacía con gran fuerza. un camote, cuyas carnosidades han sido aprovechadas
Las rugosidades, carnosidades, formas raras y brotes con gran habilidad por el artista para dar formas a seres
del camote también han contribuido a una mejor que en conjunto revelan, a nuestro juicio, la relación
idealización, y han ofrecido a veces grandes ventajas. En íntima de los animales y los vegetales, cuya subsistencia
el camote se expresan formas humanas y animales en depende de modo directo de la tierra. La fauna terrestre
gran variedad, lo que brinda gran interés documental. y la marina, estrechamente unidas al ser humano, se
Dentro del polimorfismo idealizado, no han escapado ofrecen a la vista en este ejemplar. Sobre la parte
las representaciones de lo fantástico ni de lo superior, en la sección media, donde descansa el asa, se
sobrenatural. Los ejemplos que corren en esta obra darán ha modelado el cuerpo de un gran pez que abarca
clara idea de lo que llevamos afirmando, para una mejor ambos extremos longitudinalmente y que sirve de límite
comprensión del adelanto –tantas veces mencionado– al a la serie de figuras que se suceden a uno y otro lado,
que llegaron estos antiguos pobladores del Perú. donde se destaca en primer lugar un hombre y una
En la figura No. 325 aparece una papa idealizada: mujer. La mujer lleva la faz hacia arriba y vuelta hacia un
representa a un ser cuya constitución física defectuosa le lado, los ojos abiertos y el cabello estirado, formando
coloca al lado de los llamados fenómenos. Nótese cómo una figura cónica; sobre su vientre descansa la cabeza de
las yemas germinadas y sus carnosidades peculiares un lobo marino. Inmediatamente bajo la espalda del
sirven para representar los ojos, nariz, boca y otras partes hombre se ha plasmado el cuerpo de un enorme reptil
del organismo humano, además de que todas estilizado, con las fauces abiertas y la lengua afuera.
contribuyen a darle forma al cuerpo mismo. Hasta la Debajo de este animal descansa una ballena, cuyo
representación de ciertos adornos de la cabeza y prendas cuerpo llega hasta el borde inferior de la vasija. En uno
de vestir ha sido formada a partir de esas protuberancias. de los lados se observa una gran raya que abarca desde
Se notará, además, que la conformación propia del el pie del asa hasta el borde circular inferior del vaso.
mismo tubérculo no ha cambiado casi en nada, si se le El artista ha querido expresar la estrecha relación
compara con la papa natural que aparece en la siguiente entre los animales, que se ha tenido en cuenta al
ilustración (Fig. No. 326). Este ejemplar es uno de los clasificarlos científicamente.
pocos modelos en los que cada ser, a pesar de conservar Bajo la mujer está el cuerpo de un venado, de formas
sus propias formas, dista mucho de la realidad. más completas y en actitud de correr. La lengua afuera y
En algunos casos, la conformación se aleja de lo real las fauces abiertas delatan el visible cansancio del animal.
y está sujeta al capricho del artista, como ocurre en la A la misma altura de la cabeza de este cuadrúpedo se ha

272
LA AGRICULTURA

Fig. No. 324.- La papa (Solanum tuberosum).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (109-004-011)

273
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 325.- La papa (Solanum tuberosum), cuya idealización tiene un notable simbolismo.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-005-007)

274
LA AGRICULTURA

Fig. No. 326.- Fotografía de una papa (Solanum tuberosum), que tiene las
mismas protuberancias que aquélla idealizada que aparece en la figura No. 325.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Fig. No. 327.- Papa (Solanum tuberosum); idealización antropomorfa.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-005-014)

275
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 328.- Otra idealización antropomorfa del mismo tubérculo.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-003-003)

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LA AGRICULTURA

Fig. No. 329.- Papa (Solanum tuberosum) idealizada que representa a mutilados.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-005-011)

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LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 330.- Papa (Solanum tuberosum) idealizada. Representa a un personaje mutilado.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (085-008-013)

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LA AGRICULTURA

Fig. No. 331.- Papa (Solanum tuberosum) que representa dedos anormales.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-004-009)

279
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 332.- El mismo tubérculo, cuyas protuberancias forman la imperfecta morfología de un mono.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-003-006)

280
LA AGRICULTURA

Fig. No. 333.- Las protuberancias o carnosidades de la papa (Solanum tuberosum) han servido para
la representación de cabezas y cuerpos imperfectos de simios.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-005-002)

281
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 334.- Extraña forma de ave en una papa idealizada.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-005-004)

282
LA AGRICULTURA

Fig. No. 335.- Papa (Solanum tuberosum) idealizada que representa un halcón.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-005-009)

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LA AGRICULTURA

Fig. No. 337.- Camote (Ipomoea batatas L.) idealizado. Bestias mayores y peces –principales animales conocidos hoy– figuran en el vaso.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-003-011)

285
LOS MOCHICAS - TOMO I

modelado la de un reptil, similar al que aparece más figuras romboidales teñidas de color amarillo ladrillo,
completo al otro lado. Su estilización es tan importante tonalidad elegida para precisar mejor las líneas y los
que su contorno da, al mismo tiempo, la forma de una contornos de la escultura que describimos. En los
cabeza de ave. En el espacio que queda bajo el pecho gráficos (Figs. Nos. 340 a 343) que ilustran este pasaje se
del venado y la cabeza de reptil se ha colocado un ave reproducen otras idealizaciones del camote.
palmípeda de pico muy alargado. No se puede negar el La figura No. 331 nos muestra una estilización plástica
interés documental de este espécimen, que parece de dedos anormales. Se notan claramente las uñas en los
reflejar un intento de clasificar a los animales que habitan órganos deformados.
el mundo por la forma combinada como se ofrecen. El maní es otro de los productos que se ha prestado
El ejemplar que aparece en la figura No. 338 es otro repetidamente a las idealizaciones, y son casi todas de
camote, con el cual se ha tratado de revelar, con mayor carácter antropomorfo. En la figura No. 344 aparece una
detalle, el símil del tubérculo con ciertos seres extraños. vaina cuya idealización es notable. La escultura representa
Con perfecto dominio de la plástica, su autor ha la cáscara cortada en sentido longitudinal. El corazón que
modelado la escena, sobre las montañas, de un hombre encierra una de las mitades de dicha cáscara representa un
aprisionado entre las garras y el pico de un enorme ser humano que parece brotar del interior. A modo de
cóndor. Además, se han perfilado las formas de un chullo (gorro), cubre-nuca y capa pluvial, tiene la cáscara
águila marina, un imperfecto rostro humano y el cuerpo convenientemente acoplada. Además, el sujeto está vestido
de un simio. Todo el conjunto forma un documento con camisa sin mangas y recostado en actitud de
bastante detallado y ofrece cierta semejanza con el mito descanso. Tanto la persona como la cáscara de maní están
griego de Prometeo. perfectamente definidas en cuanto a su real traza. Hay
El ejemplar de la figura No. 339 es otro camote que otros ejemplares semejantes en los que la persona aparece
posee gran relieve simbólico. Aparece en primer término en el acto de dormir o tañendo una quena. Este mismo
la cabeza de un felino en posición alzada, mientras el producto toma también la forma de un ave de pico
cuerpo se halla en actitud de descanso. En uno de los curvado y agudo. Representa, sin duda, la cabeza de un
extremos se ve una de las potentes garras que sujetan la gallinazo, a juzgar por las rugosidades que tienen las
cabeza-trofeo de un mutilado, y en el otro, brotando de partes desprovistas de plumas. El cuerpo completo del ave
la natural carnosidad, un rostro humano con tatuajes a está representado por la vaina del maní.
manera de bigotes y los ojos redondeados y saltones. En Resumiendo lo dicho sobre la vieja agricultura
la parte media del cuerpo del felino se observa un mochica, podemos afirmar que alcanzó relativa perfección,
enorme ofidio, cuya cabeza remata en la base del huaco. al utilizar métodos y sistemas que avivaron y acrecentaron
El resto del cuerpo de la serpiente gravita sobre la la productividad del suelo. Además, sirvió de modelo a las
espalda del felino, donde se perciben sinuosidades culturas que le sucedieron y éstas, al copiar sus prácticas,
caprichosas que pasan sobre las carnosidades del nos las hacen llegar hasta nuestros días.
tubérculo hasta terminar por subir y rematar en la cola, Garcilaso de la Vega, en los capítulos I y II del libro V
sobre la cabeza del felino, que coincide con el cuello de de sus Comentarios Reales de los Incas, nos habla del
la raíz tuberosa que separa el tallo. El cuerpo del ofidio afán que tuvieron los “orejones” cusqueños por aumentar
representa un camino, pues en una de sus secciones se las tierras de labor y de sus prácticas agrícolas. El primer
ve una procesión de monos que conducen una litera con hecho los obligó en “algunas partes a llevar quince y
una iguana. Todos los monos están esqueletizados. Es veinte leguas una acequia de agua para regar muy pocas
notable observar uno de ellos, el último de los fanegas de tierra de panllevar, porque no se perdiesen”.
caminantes, con algunos huesos de la columna vertebral También habla del aprovechamiento de las laderas de los
al descubierto. Sobre la cabeza del felino se ubica cerros para el sembrío, a través del original sistema de
también un hombre mutilado, recostado y en actitud de andenes que describe.
descanso, inclinado hacia el torso derecho. Las yemas En el capítulo III trata sobre las prácticas del
germinadas aparecen sobre la frente del felino y el abonamiento de las tierras cálidas de la costa,
cuerpo del hombre tatuado. El ofidio está decorado con especialmente sobre aquellas que difieren mucho de las

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LA AGRICULTURA

Fig. No. 338.- Camote (Ipomoea batatas L.). Idealización basada en una escena macabra: un cóndor devorando a un hombre.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-002-003)

287
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 339.- Camote (Ipomoea batatas L.), cuya idealización se describe en esta obra.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-002-009)

288
LA AGRICULTURA

Fig. No. 340.- Camote (Ipomoea batatas L.).


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (109-004-002)

289
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 341.- Otro camote idealizado en forma de ave.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (085-008-001)

290
LA AGRICULTURA

Fig. No. 342.- Camote (Ipomoea batatas L.), cuya idealización se relaciona con la forma ofídica.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-003-012)

291
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 343.- Camote (Ipomoea batatas L.) idealizado en forma de pez.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-005-005)

292
LA AGRICULTURA

Fig. No. 344.- Maní idealizado, cuya cáscara cortada en sentido longitudinal muestra un ser humano que brota del interior del fruto.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (086-006-007)

293
LA AGRICULTURA

Fig. No. 346.- Vaso mochica que adornan una pictografía y un grupo escultórico, relacionados con la destrucción de una chacra
de maní por una plaga de ratas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XSE-022-002)

295
LOS MOCHICAS - TOMO I

empleadas en la sierra, al usarse en el litoral el estiércol estudio, que será tratado con amplitud de detalles y
de los pájaros marinos; de la organización impuesta por observaciones esencialmente analíticas.
los incas para la mejor distribución de tan importante Este ensayo contiene descripciones de la irrigación
abono; de cómo se cuidaban las aves productoras de ese arcaica y de la mochica, y de canales, acueductos y
fertilizante, mediante la prohibición a los pobladores de reservorios.
destruirlas o llegar a las islas en tiempo de incubación La historia de la irrigación está estrechamente ligada a la
bajo pena de muerte. Se refiere también al empleo de historia de la agricultura. Por consiguiente, su antigüedad
cabezas de sardinas como abono en vez de estiércol, de tiene que ser la misma. En el litoral peruano no se
modo especial en sitios de gran sequía, para lo cual consiguen todavía datos que nos hablen de la primitiva
ahondaban la tierra en pos de humedad y sembraban irrigación. Todos los documentos que encierra nuestro
tres granos de maíz en cada cabeza del pez citado. suelo son producto de avanzados sistemas, derivados de
Todos estos hechos y relatos dan fe de lo floreciente un progreso hidráulico relativamente notable.
que fue la agricultura mochica. Las aseveraciones que Todas las obras de irrigación de la antigüedad han sido,
hacemos en esta sección, sobre la base de los sin duda alguna, emprendidas por los gobernantes, que
documentos etnológicos de que nos hemos servido, contaban para el caso con personal de gran competencia
demuestran claramente que todo en la costa ya estaba técnica e idoneidad y con el auxilio eficaz de un gran
hecho y que nada tuvieron que enseñar a sus pobladores número de brazos. No de otro modo se explicaría la
los incas, cuya dominación en el litoral apenas alcanza solidez y extensión que tienen estas obras, como verá el
cinco o seis lustros. El aprovechamiento de las tierras, el lector al informarse de cada una de ellas. No solamente
empleo de los fertilizantes, las admirables obras de riego, representan un extraordinario esfuerzo humano derrochado
entre otras cosas, ya eran prácticas habituales en los en un lapso más o menos largo, sino que son abundantes
mochicas, cientos de años atrás, antes que el inca Túpac en noticias sobre la gran técnica que los mochicas
Yupanqui conquistara las provincias del litoral alcanzaron en materia hidráulica: trazaron sus canales con
norperuano, lo que inició una nueva etapa –de corta cuidadosos estudios científicos previos y salvaron
duración– para dar paso a la civilización europea, que le inteligentemente cuanto obstáculo se oponía a su paso.
dio una nueva fisonomía espiritual al Perú. Dicha competencia se agiganta cuando del análisis
deducimos el pleno dominio que tenían de los
TÉCNICAS DE IRRIGACIÓN conocimientos que aparecen hoy –como veremos más
adelante– en los tratados de la moderna hidráulica como
Ya hemos visto, al tratar sobre la agricultura, que todo el los más avanzados. De allí, pues, que dichas obras nada
progreso mochica se cimentó en su importante técnica tengan que envidiar a las que se ejecutan hoy, con todo el
agrícola, cuyos factores incitan a menudo nuestra bagaje de los conocimientos actuales. Y es que, como
admiración. Hemos visto también que dentro de dicha repetiremos con uno de nuestros célebres cronistas: “Ya
técnica se destacaban especialmente los riegos, que fueron existían ingenieros de acequias famosísimos”.
proporcionados a las tierras de labranza mediante variados Evidentemente ha sido así: las obras que nos han
e ingeniosos sistemas, conducentes al mayor dejado los mochicas reflejan sólidos conocimientos que
aprovechamiento de las aguas, pero no nos hemos sólo se consiguen después de largos y constantes
detenido todavía a pensar que tan importantes sistemas no estudios y experiencias.
se hubieran podido llevar a la práctica sin el auxilio de una
poderosa red de irrigación, que fue la que en verdad Irrigación arcaica
abasteció eficazmente las necesidades de la extensa área de
cultivo que dominaron. El éxito de la avanzada agricultura Con este nombre designaremos las obras de irrigación
mochica se afinca, por cierto, en la implantación de obras que alcanzaron a efectuar los hombres de Cupisnique,
de irrigación, que son las que la rigen desde su nacimiento que son los que representan en nuestra prehistoria
hasta su notable desarrollo y progreso; por eso hemos costeña a los agricultores primitivos. Estos antiquísimos
creído indispensable dedicar el mayor espacio posible a su pobladores, posesionados ya de los secretos del riego,

296
LA AGRICULTURA

Fig. No. 347.- Representación de la chaquitaclla. Cerámica incaica.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

emprendieron la construcción de canales de mucha técnicos que la han regido y los conocimientos científicos
importancia. Sus huellas existen hasta hoy, y la altitud de que de su estudio se deducen, la colocan en un plano de
éstas atestigua que sus puntos de captación estaban verdadera superioridad. Su análisis es, por tanto, de sumo
situados en las márgenes del río Jequetepeque. Con estos interés y no podía faltar en esta obra, que está destinada a
canales lograron irrigar el valle de Cupisnique, que en la la presentación documentada de una de las culturas más
actualidad se muestra a los ojos del hombre casi adelantadas del Nuevo Mundo. Para llegar al conocimiento
completamente destruido, pues la mayoría de su área es de dichas obras hidráulicas se han tenido que vencer
un paraje árido. Es un campo de arena y arcilla calcinado muchas dificultades, pero éstas no han de significar nada,
por un sol abrasador sobre el que emergen de cuando si con ello se ha conseguido traslucir postulados de alta
en cuando las ruinas de construcciones líticas, y uno que cultura y conocimientos que la ciencia moderna tiene que
otro retazo de tierra cubierto de bosquecillos de aprovechar en la solución de sus actuales problemas.
algarrobos, con huellas de una antigua vegetación, que Fuera de los canales de irrigación, ensanchados unos
también va desapareciendo. No se ha iniciado un estudio y modificados otros, que actualmente se encuentran en
minucioso de estos canales, porque sus vestigios son uso dentro de la nueva área cultivada, no hemos
muy pobres y hoy no constituyen sino pequeños rastros encontrado ninguna otra obra que podamos calificar
donde toda reconstrucción se hace imposible. como de origen mochica. Por eso ha sido necesario
visitar las partes más altas de los valles, las faldas de los
Irrigación mochica cerros y los terrenos que constituyen pequeños desiertos,
para hallar y estudiar minuciosamente los trabajos
Es la irrigación mochica, con toda seguridad, una de las llevados a cabo por nuestros antecesores, merced a los
más importantes del Perú antiguo: su vasta red de canales cuales pudieron irrigar grandes zonas hoy incultas. Así,
y sus importantes acueductos y reservorios; los principios terrenos que actualmente dan la impresión de poder ser

297
LOS MOCHICAS - TOMO I

sometidos con mucha dificultad a un proceso vegetativo Además, construyeron muros de contención en todas
fueron aprovechados ampliamente por los mochicas, y se las quebradas para encauzar el agua de las lluvias, que
puede asegurar que la totalidad de los valles, desde las se aunaban a los caudales de las acequias con el fin de
cejas de la sierra y los parajes más cercanos a los cerros no perderlas. Servían también estos muros para permitir
rocallosos, hasta los terrenos del litoral cubiertos de guijo la constante filtración de las aguas a tierras de cultivo. En
y arenas –hoy llamados pampas–, fueron hermosos una palabra: nada dejaron de aprovechar en el empeño
campos cubiertos de variadas y soberbias plantaciones de de cimentar su grandeza agrícola.
alto rendimiento. Para hacer más comprensible este delicado problema,
Éstas estaban totalmente irrigadas por magníficos lo dividiremos en dos partes: canales y acueductos.
canales, cuyas tomas se encontraban a muchos kilómetros Luego de tratar estas obras en particular, entraremos a las
arriba de la cabecera de los ríos que bañaban la parte consideraciones técnicas más saltantes.
fértil del territorio mochica, y comprendían las siguientes
extensiones: en el valle de Chicama, la pampa con ese CANALES
mismo nombre y las de San José; en el valle de Santa
Catalina, la pampa de La Cumbre, incluso los terrenos de En todos los mapas arqueológicos que se insertan en esta
Huanchaco y los terrenos adyacentes a la huaca del Sol y obra pueden verse trazados los canales principales y sus
de la Luna; en las cercanías de Moche, las pampas que se derivados, los que se encuentran actualmente en régimen
extienden en los alrededores del cerro Pur Pur y que y los que no lo están. Sería demasiado fatigoso describir
llevan el mismo nombre; en el valle de Virú, todos los cada uno de ellos. Vamos a hacer mención solamente de
terrenos de Huancaco y Huancaquito, que hoy apenas si los más importantes y de las características principales
se cultivan; en el valle de Chao, los grandes bosques de que ofrecen en su técnica de construcción, con lo cual
algarrobo o bosques de Chao; las pampas de Guadalupito demuestran claramente lo que ya hemos anotado sobre
y Santa Clara, que circundan el hermoso valle de Santa; y el adelanto hidráulico.
en el valle de Nepeña, las pampas cercanas. En el valle de Chicama, por ejemplo, es digno de
Dentro de este vasto radio de irrigación no se mención el canal denominado San Antonio, que en la
admitieron, como ya lo hemos dicho, los obstáculos. actualidad no está totalmente en uso (Figs. Nos. 348,
Todo se allanó y libró, aunque fuera a costa de 349 y 350).
enormes sacrificios. Pues no contentos con aprovechar Su toma se halla ubicada en la margen derecha del
bien las aguas de los ríos de poco caudal, los mochicas río Chicama, a 4.120 m, aguas arriba de la punta del
se preocuparon por derivar los grandes caudales de cerro El Voladero. Sus aguas discurren faldeando los
otros ríos para llevar el líquido elemento a comarcas cerros San Antonio, Voladero, Portachuelo y Cruz de
donde hacía falta. Así ocurrió con las aguas del Botija, hasta donde alcanza una extensión de 11 km 315
caudaloso río Santa, que fueron desviadas por medio de m. De este punto se deriva un ramal moderno de 1.490
larguísimos canales al valle próximo de Nepeña. Algo m, que sumados a la extensión anterior nos dan la
más, tenemos noticias de otro importantísimo canal que longitud actual utilizada de 12 km 805 m, con lo que se
llevaba las aguas de este mismo río al valle de Virú, alcanza a irrigar 180 hectáreas. Del mismo punto donde
que, como se dijo antes, apenas si cuenta hoy con agua se deriva el ramal continúan las huellas del antiguo
suficiente para irrigar un reducido campo agrícola. No canal, faldeando los cerros de la parte oriental de la
podemos sentar como segura esta última aseveración, quebrada de Cuculicote, hasta una extensión de 3 km
que la consignamos sólo por habérnosla proporcionado 120 m. Los aludes en esta quebrada lo han roto, sin
una persona de mucho crédito. De ser así, ya se tendría dejar ningún rastro. Una distancia de 1.100 m tomada
un documento que hace de la red de irrigación que en línea recta, del punto donde se pierden las huellas
describimos un esfuerzo sin parangón posible: hasta donde vuelven a aparecer, comprende el sector
llegaríamos a comprender la grandeza de aprovechar el donde no hay vestigios del canal. Las huellas
agua del Santa para dos valles, cuyos ríos no abastecían reaparecen en las faldas del cerro de Ascope,
lo suficiente a sus ricas tierras. bordeándolo en una extensión de 657 m, desde donde

298
LA AGRICULTURA

se ha rehabilitado su cauce, como continuación del


nuevo canal de Troche, con una extensión de 1.570 m.
De este punto continúan las huellas antiguas, rodeando
la parte occidental del mismo cerro –unos 1.190 m–, y
vuelven a desaparecer hasta unos 500 m de distancia en
línea recta. De allí se presentan nuevamente circuyendo
los terrenos denominados El Pozo –una extensión de 3
km 180 m–, y llegan hasta el acueducto donde, sin
duda, el canal recibió las aguas de la acequia conocida
hoy con el nombre de San José Alto, que reforzaron su
caudal. De aquí continúan las huellas, bordeando las
faldas de los cerros de San José, con algunas
interrupciones, hasta las proximidades del cerro El
Fig. No. 348.- La acequia de San Antonio cerca de Ascope
Yugo, con una extensión de 23 km 250 m. (Valle de Chicama, Trujillo).
En total, este canal alcanzó una extensión de 47 km
500 m, y proporcionó agua a 5.414 hectáreas. Comparada
esta cifra con la anterior, se verá que hoy apenas alcanza
a regar una tercera parte de la extensión que abarcó en
la época de su régimen total.
De las mediciones practicadas en distintas secciones
de este canal, en un tramo en buen estado de
conservación, y cuyo aspecto acusa estar fuera de
régimen por muchos años, hemos tomado las siguientes
características medias:

Área de la sección transversal 3 m2


Pendiente 0,0015
Perímetro 4 m 70
Radio 0,64
Fig. No. 349.- Otra vista de la acequia de San Antonio
c 34,7 (Valle de Chicama, Trujillo).
v 1,08
Q 3.240 litros por segundo =
200 riegos de 16 1/5 litros c/u.

El canal de La Cumbre, ubicado en el mismo valle, es


de mayor importancia que el anterior (Figs. No. 351 y
352). Desde todo punto de vista, es una obra perfecta.
Su longitud es aproximadamente de 113 km. Su toma
está situada en la margen izquierda, aguas abajo, del río
Chicama, en los terrenos de Septen pertenecientes al
fundo Huancay, más o menos frente a Payanique. Viene
bordeando los cerros Portamoño y El Gallito. Atraviesa la
quebrada del Cardonal y continúa por las faldas del cerro
Huabalito hasta las pampas de Jagüey, donde se interna
por la quebrada de Quirripe, a la que atraviesa sobre un
Fig. No. 350.- Interesantísima vista aérea de Ascope. Se observa clara y
acueducto, hoy destruido por las sucesivas avalanchas de perfectamente la acequia de San Antonio bordeando el cerro.

299
LOS MOCHICAS - TOMO I

agua aluviónica. Toma las faldas de Cerro Grande y


Cerro Salado y atraviesa igualmente la quebrada de
Malalma, en Sausal, para discurrir por las faldas de Cerro
Blanco, pasando la quebrada de La Mónica, faldea el
cerro de Gasñape y el cerro Tres Cruces de Chicama.
Atraviesa la quebrada Del Oso y de allí quiebra hasta
pasar a 400 m de la estación de La Cumbre para luego
perderse con rumbo este, en las inmediaciones de Cerro
Prieto, a la altura del km 28 del ferrocarril de Trujillo-
Ascope. Después de pasar el punto denominado La
Cumbre y llegar hasta el extremo sur del cerro Campana,
se bifurca para irrigar la parte alta de la pampa de La
Cumbre (Fig. No. 353).
Fig. No. 351.- Terraplén de la acequia de La Cumbre, que domina grandes
extensiones de terreno (Valle de Chicama, Trujillo). El canal ha sido roto por los aluviones (Valle de
Chicama, Trujillo).
Toda la extensión de esta importante acequia puso
bajo riego 6.178 hectáreas (Figs. Nos. 354 a 358).
De la nivelación practicada en el canal, a la altura de
los km 36 a 38, se ha encontrado que la pendiente es de
3%. Al tomar una sección media de las cuatro que se han
medido y que se hallan en regular conservación en dicho
sector, se han obtenido las siguientes cifras:

Área 5 m2 60
Perímetro 6 m 80
Radio 0,82
Ri 0,0025
Ri 0,05
C 37,6
Fig. No. 352.- Aspecto actual de la gran acequia que irrigaba
las pampas de La Cumbre. V 1,88 por segundo
Q 10.528 litros por segundo = 650 riegos

En este canal se ha comprobado la mayor parte de los


principios técnicos del dominio mochica, los mismos que
nos han hecho comprender sus adelantados
conocimientos hidráulicos, que serán tratados con mayor
detenimiento más adelante (Figs. Nos. 359 a 365).
Dentro de los canales de este valle, también
adquiere importancia el hoy denominado La Pascona,
que se encuentra actualmente en uso por la
negociación azucarera Casa Grande. Antiguamente este
canal regaba una importante zona ubicada en las partes
bajas de la pampa de Chicama, cercana a las actuales
haciendas de Chicamita y Chiquitoy. Dicha zona
comprendía 4.370 hectáreas.
Fig. No. 353.- La acequia de La Cumbre en el lugar de su bifurcación.
En el valle de Santa Catalina tenemos tres canales de

300
LA AGRICULTURA

Fig. No. 354.- Vista que da una idea de la altura del canal que cruza las
pampas y bordea los cerros de La Cumbre.

Fig. No. 355.- Interesantes vestigios de surcos en la pampa de La Cumbre. Fig. No. 357.- Uno de los canales secundarios, de gran declive,
que se derivan de la acequia de La Cumbre.

Fig. No. 356.- Vestigios de los sistemas de melgas, que en irrigación Fig. No. 358.- Acueducto de la acequia de La Cumbre,
se empleaban también en las pampas de La Cumbre. destruido por las avenidas (Valle de Chicama, Trujillo).

301
LOS MOCHICAS - TOMO I

importancia, y ellos son: Vichansao, Moro y La Mochica.


Los últimos mencionados se encuentran en régimen
actual en toda su extensión, no así el primero, que sólo
lo está en parte.
El canal de Vichansao es el de mayor importancia.
Tiene ubicada su toma en la margen derecha, aguas
abajo, del río Moche. Actualmente hace un recorrido de
unos 9 kilómetros, hasta el pie del fundo La Merced.
Hasta este punto su sección transversal es trapecial. Pero
parece que, a juzgar por las huellas que aún existen en
algunos sitios, el cauce de hoy ha sido modificado con
pérdida de nivel, hecho que nos impide localizar su
primitivo punto de toma. Por otra parte, próximo al sitio
Fig. No. 359.- Vista de detalle de la construcción de la
donde ahora termina, nacen huellas de su continuación, acequia de La Cumbre.
que, orillando las faldas del cerro Las Cabras, se
presentan a la altura del kilómetro 28 del ferrocarril
Trujillo-Ascope, llamado La Cumbre, a 13 kilómetros de
su recorrido, con dirección al cerro de La Virgen, de
Huanchaco. Poco antes del kilómetro 28 del ferrocarril,
en Río Seco (Fig. No. 366), se bifurca en dos ramales: uno
que corre paralelamente a la línea férrea, hasta llegar a la
falda del cerro Tres Puntas, en un lugar cercano a la Gran
Muralla, denominada La Cumbre, y el otro, que parte con
dirección a Huanchaco. De esta manera, los mochicas
irrigaron el sector de la pampa de La Cumbre entre el
límite del canal que llevaba el agua al cerro de La Virgen
y los parajes cercanos al ferrocarril de Ascope, Trujillo. El
canal de la parte baja era el que dominaba la red de
irrigación hasta las ruinas de Chan Chan.
Fig. No. 360.- Un detalle de la sólida construcción pétrea que caracteriza los
Las huellas de este canal muestran una sección bordes exteriores de la acequia de La Cumbre (Valle de Chicama, Trujillo).
transversal de doble trapecio (véase el plano adjunto, Fig.
No. 367), sección que la ingeniería hidráulica de nuestros
tiempos recomienda para los canales de gasto variable. A
esto agregaremos que al discurrir sobre el cauce del Río
Seco, en el lugar que dejamos indicado, su caja forma un
relleno con revestimiento de canto rodado y argamasa y, a
más de afectar la forma descrita, va reforzada con triple
gradería en las curvas exteriores que forma al desviarse
hacia las pampas de Huanchaco. Esta triple gradería,
construida de piedra, es la que dio al acueducto gran
consistencia para resistir la fuerza de los caudales en la
época de abundancia (Figs. Nos. 368 a 370).
En los valles de Virú y Chao también existen huellas
de antiguos canales (Fig. No. 371), los que, a pesar de
haber irrigado grandes extensiones de terrenos, no tienen
Fig. No. 361.- Detalle de la técnica de construcción de los bordes de la acequia
la misma importancia que los que encontramos en los de La Cumbre (Valle de Chicama, Trujillo).

302
LA AGRICULTURA

Fig. No. 363.- Un fragmento de la acequia de La Cumbre


(Valle de Chicama, Trujillo).

Fig. No. 362.- Vista de uno de los tramos de la acequia de La Cumbre, Fig. No. 364.- Tramo bien conservado de la misma acequia que muestra con
apoyada en los cerros, en un sitio donde el tiempo ha originado claridad la sección transversal de doble trapecio.
una rotura de consideración.

Fig. No. 365.- Importante borde de piedra superpuesto en la acequia de La Fig. No. 366.- Acequia de Vichansao, al atravesar Río Seco
Cumbre (Valle de Chicama, Trujillo). (Valle de Santa Catalina, Trujillo).

303
LOS MOCHICAS - TOMO I

co
Se
Río

A
.
N.M

B
Carretera

Metros 10 0 10 20

Metros 0 5

Sección según A B
A B

Metros 10 0 10

Fig. No. 367.- Corte transversal de la acequia Vichansao. Nótese el doble talud en el plano.

Fig. No. 369.- Los refuerzos típicos de una curva en la acequia de Vichansao
(Valle de Santa Catalina, Trujillo).

Fig. No. 368.- Detalle de la construcción de piedra en los bordes de la Fig. No. 370.- Vista en la que se puede apreciar el lecho del canal
acequia de Vichansao (Valle de Santa Catalina,Trujillo). Vichansao (Valle de Santa Catalina, Trujillo).

304
LA AGRICULTURA

Fig. No. 371.- Vista de una de las acequias derivadas, Fig. No. 372.- Vista aérea de los vestigios de irrigación que quedan todavía
en la pampa de Chicama. en pie en el valle de Santa, cerca de Chimbote.

valles de Chicama, Santa Catalina y Santa (Figs. Nos. 371 extensión de 5.850 m hasta su punto terminal, situado en
y 372). Es por eso que sólo nos limitamos a dejar las cercanías de Cosshco. Indudablemente, estas huellas
constancia de su existencia, sin entrar en detalle alguno pertenecen al antiguo canal incaico. En total, el canal en
de sus características y datos descriptivos. régimen cubre 36 km 550 m, y previamente, según sus
Entre las magníficas obras de irrigación del valle de huellas, hizo un recorrido de 36 km y 150 m.
Santa destaca, en primer lugar, la llamada acequia incaica En este mismo valle es también importante un canal
(Fig. No. 372). Su toma está ubicada en la margen cuyas huellas se notan al este de la línea férrea
izquierda del río Santa, a la altura del km 30 del mencionada, desde el km 2 al 8, de donde se aparta
ferrocarril de Chimbote al Callejón de Huaylas. La mayor rumbo al noroeste, y tiene su origen en un punto
parte de este canal está en actual régimen. llamado Tankay, en las alturas de Musapampa. Discurre
A los 6.850 m de su recorrido y en el puente de este hasta los arenales de Chimbote, haciendo un recorrido
mismo ferrocarril fue practicado un aforo, cuyos de unos 22 km. Esta acequia irrigó de 800 a 1.000
resultados insertamos más adelante, en la parte hectáreas, hasta las proximidades de Chimbote.
correspondiente a los acueductos. No dejaremos de mencionar la llamada acequia Santa
De este punto avanza con rumbo al sur, hasta la Clara, que se deriva de la margen derecha del río Santa,
huaca Tanque Castillo, haciendo un recorrido de 6.350 aguas abajo. La actual, que riega dicho fundo, baña 830
m, donde se deriva su primer ramal, que tiene 4.850 m hectáreas, pero cuando estaban en régimen las acequias
de longitud. De allí continúa 2.800 m hasta el principio altas –es decir, la que tiene su toma en el punto
del acueducto (aquí se practicó el aforo). A 650 m de llamado Gallinazo, con un recorrido de unos 30
extensión de este punto continúa su recorrido, siempre kilómetros, y la que tiene su toma en las cercanías de la
rumbo hacia el sur, hasta el km 13 del camino de hierro, desembocadura de la quebrada Sorcape, tras los cerros
esto es, 3.505 m de distancia, donde corta la línea para Huaca Corral y Lomo Blanco, con una extensión de 20
tomar dirección al oeste, hasta encontrar la huaca El km, más o menos, y que se abren en dos ramales en su
Castillo, a 3.900 metros más de recorrido. Bordea la terminación, al norte de las salinas de Guadalupito–
huaca y toma rumbo al sur nuevamente, en una ponían bajo riego una superficie de 3.500 hectáreas,
extensión de 1.900 m, punto donde se bifurca la acequia que agregadas a las de actual cultivo hacen un total de
hacia el este, con un recorrido de 5.200 m, hasta su 4.330 hectáreas.
punto terminal, junto con las huellas de una antigua Aún existen también las huellas bien marcadas de un
acequia que corre rumbo al sureste, y cubre una canal cuya toma está ubicada en la margen izquierda del

305
LOS MOCHICAS - TOMO I

río Santa, que dan frente a las tierras de Tanguche. Este parte que se exponía a la intemperie era reducida
canal desciende paralelamente al río, hasta las proporcionalmente al caudal del agua. Así, la evaporación
proximidades de la Rinconada, en la hacienda Tambo Real, que se producía a todo lo largo de su cauce era mínima.
de donde cambia su curso hacia el este, atravesando la Ha sido opinión general, desde luego muy errónea,
quebrada de Cascajal hasta Monte Zarumo, en la quebrada que los métodos usados antiguamente en la sierra y
de Lacramarca, para irrigar esta campiña. entre los viejos agricultores de la costa eran los mismos
De este punto cambia su rumbo hacia el sur, hasta empleados por los antiguos mochicas para trazar sus
las laderas del cerro Musapampa, de donde se abre en canales. Estos métodos consistían en iniciar la apertura
dos ramales: uno con dirección a Chimbote y otro que de un canal con el “agua atrás”, a fin de seguir la
va a Nepeña. Este último irrigó parte de los terrenos nivelación, guiándose de la corriente espontánea. Este
altos de este valle (200 hectáreas, aproximadamente), error obedece a que no se tiene noticia alguna del
hoy completamente estériles, y a su vez aumentó el instrumento de nivelación requerido para esta clase de
caudal de sus aguas disponibles para irrigar los campos trabajos que haya podido ser utilizado en el trazo de
de San Jerónimo, Huacatambo, Huambacho, Capilla y dichos canales. En realidad, nosotros no hemos
otros durante el año, comarcas éstas que en la encontrado un solo indicio de la existencia de esta clase
actualidad perecen por sequía. Su recorrido hasta el de instrumentos, pero, en cambio, la observación
punto de bifurcación es de 39 km. La longitud del ramal minuciosa de sus obras nos permite asegurar que ellos
a Chimbote es de 21 km y 500 m; la longitud a Nepeña no trazaron sus acequias con el “agua atrás”, sino que,
es de 21 km. Como se ve, desde su toma hasta teniendo como objetivo la irrigación de ciertas
Chimbote lleva un recorrido de 60 km 500 m, y hasta comarcas, localizaban deliberadamente los puntos de su
Nepeña, 60 km. canal, e iniciaban los trabajos en los llanos hasta tocar
Según las medidas tomadas en un tramo de este con el punto de toma, con una perfección que
canal, a 10 km de su recorrido, se han encontrado las realmente asombra. Sólo de esta manera se explica que
siguientes características: hayan podido poner bajo riego grandes extensiones de
terreno. Realizado el estudio y una amplia deliberación
Área 6 m2 del trazo, se emprendían los trabajos para alcanzar un
Perímetro 6 m 70 máximo de eficiencia.
Radio 0,9 No podemos llegar a opiniones concluyentes sobre la
c (Bazín III tipo) 57,1 forma como efectuaban la nivelación de sus canales, pero
i 0,0025 sí podemos decir que en la longitud de todos ellos han
v 2 m 70 empleado pendientes –según lo han requerido las
Q 16.200 litros por segundo = 1.000 riegos secciones transversales obligadas a adaptar– de acuerdo
de 16 litros por segundo con la estructura del terreno y su declive. Este último
factor es sorprendente, pues es muy raro que se hayan
La acequia llamada incaica riega actualmente excedido entre 2 y 2,5 por ciento. Para ellos no había, por
alrededor de 1.180 hectáreas, y comprende 300 hectáreas tanto, obstáculos: bordeaban los cerros, atravesaban los
más en las planicies de Cosscho. barrancos, construían andenes y acarreaban enormes
Los mochicas, al construir sus acequias, no solamente cantidades de tierra para formar sus terraplenes en los
tuvieron en cuenta el acarreo del agua, sino también las flancos de los desfiladeros. En otros lugares construían
pérdidas de este precioso elemento por evaporación. Por terraplenes de piedra angular, perfectamente
eso, las bermas de algunos de sus canales son de doble acondicionada y de acuerdo con sus tamaños y formas.
sección trapecial, principio hidráulico descubierto no hace Todos los obstáculos eran así salvados y el canal seguía
mucho por la ingeniería, y que permite utilizarlos construyéndose aguas arriba, dominando las escarpas
indistintamente, tanto en la época de abundancia como en hasta encontrar el lugar requerido en la margen del río
la de estiaje. Con esto se conseguía no solamente impedir que les permitiese localizar su punto de captación. En
la infiltración, sino también menor evaporación, ya que la muchos de estos canales la toma se encuentra decenas de

306
LA AGRICULTURA

Fig. No. 374.- La base del acueducto mochica formado de tierra


aprisionada, traída del valle.

Fig. No. 373.- Muros de sostenimiento pétreos, que servían Fig. No. 375.- Muros del canal que se ofrecen en perfecto estado de
de base al acueducto. conservación. En la fotografía puede apreciarse la inclinación que tenían, a
la par que su solidez.

kilómetros más allá de las partes más elevadas de los así formar el terraplén sobre el cual construirían la
valles irrigados, y llega a internarse bordeando los cerros y berma. Cuando no era sólido, revestían el terraplén
aprovechando los lugares más apropiados, sierras adentro. –que le daba forma de gradería– con piedra grande
Realizaron sus trabajos siempre al tanto de su (Fig. No. 373). Sólo tropezaban con dificultades en los
magnitud, a pesar de la demanda de miles de brazos que lugares en que no existían ni las piedras ni tierra
requerían casi siempre. Un estudio cuidadoso de estas necesarias. Entonces se acarreaba el material,
obras demuestra que supieron emplear los elementos de compuesto de tierra y un gran porcentaje de arcilla, de
trabajo eficazmente, puesto que no se nota nada inútil en los lugares cercanos (Fig. No. 374), y en algunas
su ejecución y sí, más bien, que pusieron singular ocasiones, de sitios a muchos kilómetros de distancia.
atención en los factores hombre y tiempo. Formada la base, construían el canal con piedras
La mayor parte de estos canales está construida en escogidas que revocaban con tierra ligosa para evitar la
las laderas de los cerros, en parajes arenosos y sobre infiltración del agua (Fig. No. 375). Es verdaderamente
terrenos constituidos por rocas desintegradas. Para estos admirable la realización de este trabajo, porque en la
lugares acarreaban el material de la parte superior, para actualidad es difícil la construcción de estos canales,

307
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 376.- Importante detalle de la característica gradería, tomado en Fig. No. 377.- Detalle de la doble gradería de la acequia.
un punto en curva.

Fig. No. 378.- Acequia de La Cumbre. Núcleo de piedra que sostiene la Fig. No. 379.- Uno de los canales de captación de la acequia La Cumbre
base del canal sobre el acueducto (Valle de Chicama, Trujillo). (Valle de Chicama, Trujillo).

Fig. No. 380.- Canales secundarios y terciarios, derivados de la acequia La Fig. No. 381.- Sistemas de riego: acequias regadoras y "regaderas" de los
Cumbre, cuyos servicios dentro de la irrigación eran importantísimos. pequeños cuartillos, derivadas de la acequia La Cumbre.

308
LA AGRICULTURA

pues el agua se infiltra mucho entre las piedras, y a la criterio de estricta justicia, y en cuanto a las tomas, se
larga produce orificios interiores, que se llaman edificaron estudiando sobre todo su solidez.
“cangrejeras”. Indudablemente, los mochicas tenían una
mezcla de tierra arcillosa, cascajo y cal, que formaba ACUEDUCTOS
una masa dura e impermeable.
Formadas las bases de los canales (Figs. Nos. 376 y A lo largo del territorio mochica encontramos muchos
377), procedían a construir sus taludes con el empleo de acueductos, siendo solamente dignos de estudio especial
piedras angulosas que tramaban con maestría; para ello los siguientes: el acueducto de Ascope (Fig. No. 382), en
utilizaban como ligamento una argamasa compuesta, el valle de Chicama; el de Mampuesto, en el valle de
como ya hemos dicho, de tierra arcillosa, cascajo y cal. Santa Catalina (Fig. No. 383), y el llamado Tambo Real,
Los terraplenes de los canales han sido formados en en el valle de Santa. En segundo plano, no podemos
algunas partes de adobe, en su mayoría por casquetes dejar de mencionar el de Licapa, en la hacienda Casa
esféricos –pertenecientes a los primeros tiempos Grande, y el de pampas de Chicama, ambos en el valle
mochicas–, los que van colocados unos sobre otros. de Chicama; y algunos de menor importancia en los
Cuando no era empleado el adobe, tenían especial valles restantes que no acusan interés, por lo que nos
cuidado de formar la base del canal con un núcleo de abstenemos de mencionarlos.
piedras (Fig. No. 378), cuyos tamaños variaban entre 50 Estos acueductos fueron construidos cuando los
cm y 1 m, a fin de que la corriente de agua no cortara y ingenieros mochicas, al bordear las faldas de los cerros
desintegrara el fondo de la acequia. por medio de los canales, encontraron quebradas más o
No importaba entonces construir los bordes de la menos profundas y extensas, que no les permitían seguir
berma de tierra arcillosa y conglomerado. Los lugares su desarrollo libremente, ya que las depresiones tenían
bajos eran atravesados por pequeños acueductos. Las como obstáculo fundamental la falta de nivel. Para seguir
vistas que se incluyen en la acequia Vichansao nos dan adelante fue imprescindible emprender la formación de
una clara idea de que los mochicas conocían el empleo de los acueductos que permitieran unir los puntos del trazo
contrafuertes y refuerzos para las curvas exteriores de sus de la obra mediante un nivel justo. Ya que no tenían otro
canales, donde estaban expuestos a fuertes presiones. material más apropiado para la construcción de estos
Las acequias que bordeaban los cerros y que pasaban acueductos, trasladaron el de las cercanías. La tierra
por las cejas de la sierra, donde las lluvias eran arcillosa apisonada servía para formar la base del
abundantes en ciertas épocas del año, tenían cauces de terraplén, en cuya parte superior se desarrollaba la
captación (Fig. No. 379) que se internaban en el fondo berma. En algunos casos hemos podido notar que
de las quebradas para recoger sus aguas y vaciarlas en aprovechaban la sedimentación que dejan las aguas en el
los canales principales, para acrecentar así su volumen, verano (Fig. No. 384) para formar las bases de los
que era conducido a grandes distancias. Los canales se acueductos. No solamente se tenía en cuenta, en estas
bifurcaban en acequias (Fig. No. 380) y éstas en acequias circunstancias, la nivelación del canal, sino también la
regadoras en determinados puntos (Fig. No. 381), y de sólida construcción de la caja, que permitiera resistir las
estas últimas se desprendían las regaderas de las avalanchas de agua que discurrían por las quebradas en
pequeñas parcelas de cultivo. Tenían, pues, el canal épocas de lluvia. Para el caso, tuvieron canales de
principal, la acequia derivada, la acequia regadora y, por desfogue, que los siglos han ocultado bajo tierra.
último, la regadera propiamente dicha, que llevaba el Hemos observado también, en algunos acueductos
agua directamente a los surcos o pozas, según el método pequeños, que para dar consistencia a sus bordes, no
de riego que empleaban. solamente utilizaron el chaflán y las piedras exteriores,
Desgraciadamente, no hemos podido encontrar fuente sino también la gradería. Esto sucede por lo general en
alguna que nos dé idea de cómo se repartía el agua en aquellos que eran construidos de tierra o adobe. Estos
las tomas y cómo estaban constituidas. Por lo que se ha pequeños acueductos y los construidos de tierra arcillosa
expuesto, se puede adelantar que la repartición de agua o arena con cascajo –que se mantenía en su sitio por
se hacía de manos de personeros del gobierno, con un capas superpuestas de piedra debidamente

309
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 382.- Hermosa vista aérea del gran acueducto de Ascope, en el Fig. No. 383.- El acueducto de Mampuesto, en el valle de
valle de Chicama, Trujillo. Santa Catalina, Trujillo.

Fig. No. 385.- Acueducto cercano al valle de Chao.

Fig. No. 384.- Acueducto de Ascope: corte producido por la gran Fig. No. 386.- Vista de conjunto del acueducto de Ascope. Valle de
acumulación de aguas. Chicama, Trujillo.

310
LA AGRICULTURA

acondicionada– eran casi siempre revestidos interior y acequia, perfectamente alternados los de un lado con
exteriormente por piedras que formaban paredes lisas. Lo los de otro. Sobre este particular, hemos llegado a la
podemos observar en nuestros días en el acueducto de la conclusión que el ingeniero mochica –minucioso y
pampa de Chicama y en los que se encuentran poco empapado de todos los problemas del riego y, en
antes de ingresar al valle de Chao (Fig. No. 385). especial, muy al tanto de la erosión que el agua
El acueducto de Ascope tiene una longitud de 1.400 produce en los canales– puso especial cuidado en
m, con 5,66 por ciento de gradiente sobre la recta (Fig. eliminar este factor erosivo con las estrías que tienden a
No. 386). Sus secciones transversales son muy desiguales, destruir la fuerza lateral exterior de la corriente y a
debido sin duda a la acción de las lluvias, al desborde de desviarla al centro (Figs. Nos. 392 a 394). Como se ve,
las aguas de su canal, al tráfico y otras causas. Esto nos pues, ningún detalle, por insignificante que fuere, se le
ha obligado a tomar un tipo medio de corte transversal, escapó al mochica.
para procurar la reconstrucción más aproximada a su El acueducto de Mampuesto le sigue en importancia
primitivo estado: esta sección arroja 561 m2, que al anterior. Tiene una longitud de 1.778 m, en su base
multiplicados por 1.400 dan un volumen de 785.400 m3. media mide 45 m, cuatro en la corona y once de altura
La continuación del acueducto, o sea la parte apoyada en la proyección de su eje. La superficie de esta sección
en las peñas, es de 1.430 m de longitud; su sección transversal es de 206 m2, lo que arroja un volumen de
transversal media acusa 349 m2, dando un volumen de 206 m3 por metro lineal y un total de 366.268 m3.
499.070 m3, que arroja un peso de 2.000.000 de En la huella del canal que ha discurrido sobre este
toneladas métricas. mampuesto hemos encontrado las siguientes
El muro en su totalidad está constituido por un características: ancho en el fondo, 80 cm, y en la línea
corazón compacto arcilloso y revestimiento de tierra. máxima de agua, 96 cm; profundidad de ésta al plano,
Las características del canal que pasa por el 30 cm. La superficie del muro entre los puntos marcados
acueducto, tomadas de la parte que aparece en el plano en el perfil 1 y 2 tiene un desnivel de 2,7%; desde el
que ilustra el texto, son las siguientes: punto 2, se descuelga este canal por una mampostería de
•Siendo la longitud del acueducto 1.400 m entre los adobe de tipo mochica, para irrigar parte de los terrenos
puntos A y B, y el desnivel igual a 2 m, corresponde a comprendidos entre las estribaciones del cerro Cabras y
una pendiente por metro igual a 0,0014 m = 1. la acequia La Mochica. Este canal ha tomado su caudal
•El área de la sección transversal en B, considerando de la acequia Vichansao.
la altura máxima del agua = 2 m 80, arroja 6 m2 (véase
el plano respectivo, Figs. Nos. 387 y 388). Aplicando el cálculo resulta:
Con estos datos podemos calcular la cantidad de agua Superficie 0,27 m2
que pudo arrastrar este canal: Perímetro 1,40 m
Radio 0,25
Área 6 m2 c 24,4
Perímetro mojado 7 m 80 v c R i 0,64
Radio 0 m 80 Q 170 litros por segundo 10 1/2 riegos
Factor C, IV caso rugosidad,
según fórmula de Bazín = 37,3 El primitivo acueducto de Tambo Real (valle de
Velocidad, V = C Ri = 1 m 25 por segundo Santa), que era un terraplén de tierra apisonada de
Q = 6 x 1,25 = 7.500 litros = 463 riegos de 16 construcción indígena, fue roto en su parte central por
1/5 litros por segundo las aguas del aluvión del año 1871. En esa rotura, los
señores Derteano construyeron un acueducto de madera,
Los lados de la berma (Fig. No. 389) por la parte que a su vez fue arrastrado por las aguas del aluvión de
interior presentan cortes a manera de estrías 1891 (Figs. Nos. 395 a 397). El que existe actualmente es
perfectamente distanciados y a 1,80 m (Figs. Nos. 390 y de cemento armado, de muy sólida construcción, pero
391). Estos cortes se distribuyen a ambos lados de la adolece de tener menor pendiente que la fijada por los

311
LOS MOCHICAS - TOMO I

PLANO

Hectómetros 3 2 1 0 1
N.M
.

B A

PERFIL

Escala: Horizontal 1: 5000


Vertical 1: 100

B Plano de comparación A

h= 2 m Perfil del terreno


Plan del canal

Fig. No. 387.- Plano del acueducto de Ascope.

Transversal del acueducto PERFILES Transversal del canal

2,80 m

Metros 0 5 10 Decímetros 0 5 1m

Plano de comparación
3 2 1 0
Perfil del acueducto

Perfil del canal de irrigación

Horizontal

Hectómetros 0 5 1 km

Vertical

Metros 10 0 10 20

Fig. No. 388.- Corte transversal del acueducto de Ascope (ver plano).

312
LA AGRICULTURA

Fig. No. 389.- Acueducto de Ascope: parte superior donde se aprecia la Fig. No. 390.- Detalle de los cortes de las bermas del canal en el acueducto
berma por donde discurría el agua de regadío. de Ascope (Valle de Chicama, Trujillo).

Fig. No. 391.- Detalle del canal del acueducto de Ascope. Nótese en la berma, Fig. No. 392.- Acueducto de Ascope: sección que bordea el
por la parte inferior, los cortes a manera de estrías que tienden a eliminar el cerro cercano a Facalá.
factor erosivo de las corrientes laterales exteriores desviándolas al centro.

Fig. No. 393.- Canal sobre el acueducto de Ascope Fig. No. 394.- Acequias a diferentes niveles en las faldas de los cerros
(Valle de Chicama, Trujillo). cercanos a Ascope (Valle de Chicama, Trujillo).

313
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 395.- Las graderías que refuerzan el cuerpo del Fig. No. 396.- Serie de terrazas al costado del acueducto de Tambo Real.
acueducto de Tambo Real.

Fig. No. 397.- Importantes vestigios de los surcos de caracol en las terrazas Fig. No. 398.- Canal que llevaba las aguas para irrigar las pampas
de la hacienda Tambo Real. de San José Alto.

Fig. No. 399.- Antigua acequia mochica que es hoy utilizada por los dueños Fig. No. 400.- Acequia mochica que actualmente presta
de la hacienda Facalá (Valle de Chicama, Trujillo). importantes servicios.

314
LA AGRICULTURA

indios en este canal. De allí que se produzcan entonces conveniente colocar a través de esta
enarenamientos que ocasionan fuertes gastos a los construcción tubos de gran tamaño para el
propietarios del fundo Tambo Real. Este mismo hecho ha aprovechamiento de las aguas. Desgraciadamente, el
obligado, según parece, a tomar nuevo cauce, y ha primero que se colocó produjo una rotura enorme y lo
perdido nivel, desde 1.500 m aguas abajo, en las puso en serio peligro.
proximidades de la huaca El Castillo o Panteón de los Las fotografías aéreas que publicamos de estas
Chinos. Como a 200 metros de este acueducto se deriva admirables obras de ingeniería hidráulica mochica nos
otro canal que avanza dos kilómetros más al sur del muestran tres grandes acequias pertenecientes a la
Cambio Puente, del que se deriva otro canal, cuyas maravillosa red de irrigación que, como hemos dicho
huellas tienen su origen en las proximidades del antes, no ha sido igualada posteriormente, ni aun en
kilómetro 11 de la ferrovía de Chimbote al Callejón de estos tiempos (Figs. Nos. 398 a 400).
Huaylas, y continúan bordeando el cerro paralelamente Fue, pues, sobre la base de estas soberbias obras
al oeste del ferrocarril, hasta el kilómetro 4. De allí voltea hidráulicas, que se desarrolló considerablemente la
con rumbo noroeste hasta Cosshco. agricultura mochica, y con ella el arte y todas las
El acueducto de Ascope ha sido utilizado en los demás manifestaciones de esta cultura tan vigorosa y
últimos tiempos como barrera de represa. Se creyó extraordinaria.

315
LA CAZA Y LA PESCA

L
A CAZA Y LA PESCA –PRINCIPALES FUENTES de atestiguan además que dicha actividad fue el deporte
sustento del hombre primitivo y actividades favorito de los grandes jefes y que fue practicada por ellos
esenciales a las que se dedicó la humanidad en los de manera preferencial. Éstas relatan gráficamente el
albores de la civilización– adquirieron un gran desarrollo procedimiento que se empleaba para coger a cada animal,
en la época mochica. La alfarería guarda importantes y los instrumentos entonces en boga, que se usaban para
documentos sobre estas manifestaciones, los mismos que poderlos victimar.
han servido para sugerir las observaciones que integran Fue, pues, según lo que dejamos dicho, la cacería del
este capítulo. Además de ellos, hemos de tener muy venado (Fig. No. 401) el deporte por excelencia cultivado
presente las sencillas prácticas de caza y pesca que por los grandes jefes y nobles mochicas, práctica que
emplean hoy muchas comunidades indígenas de nuestro solamente estaba reservada para ellos. No podemos
litoral, porque en ellas vemos constantemente un reflejo asegurar si el pueblo se dedicaba también a este quehacer,
del pasado y porque, además, son las que mayormente a pesar de que hemos encontrado grupos representativos
nos ayudan a comprender lo que encierran las de la clase humilde en todas las escenas de cacería; acaso
pictografías y los modelados escultóricos que el artista éstos no eran sino los sirvientes que ayudaban a sus jefes
alfarero ha dejado en la cerámica. o los representantes de las grandes masas que asistían a
Para esclarecer mejor nuestros conceptos y siguiendo el tan importantes torneos, con el objeto de aplaudir y
método usual en esta clase de estudios, trataremos cada estimular la agilidad y destreza que derrochaban sus
actividad separadamente. gobernantes en los incidentes movidos y hasta dramáticos
de tan pintoresca como sugerente costumbre.
LA CAZA Los jefes mochicas acudían a la caza exhibiendo
vestidos sencillos que les permitían una mayor
Los documentos que sobre el particular poseemos desenvoltura y seguridad en los movimientos en general, y
evidencian terminantemente que esta ocupación en los muy especialmente para las carreras. Llevaban hermosos
viejos tiempos mochicas estuvo debidamente organizada y, tocados, muy bien sujetos bajo el mentón voluntarioso; el
por ende, reglamentada. busto y los miembros superiores e inferiores iban
Las pictografías que contienen escenas de caza descubiertos. Las piernas las llevaban protegidas en igual
forma que los “mensajeros”, cuya minuciosa descripción
Fig. No. 401.- El venado (Cervus nemorivagus). aparece en el capítulo dedicado al tema de la escritura.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (091-006-015) Armados con estólicas que impulsaban dardos de

317
LOS MOCHICAS - TOMO I

filudas puntas de cobre, o también dueños de grandes En el acto de encerrar a los venados en las redes, era
saetas que se lanzaban a manera de jabalinas (Fig. No. muy frecuente que cayeran animalitos tiernos, los mismos
402), marchaban animosos y seguros del éxito de su que eran cogidos vivos, y se procuraba causarles el menor
empresa. Los grandes dardos eran lanzados con enorme daño posible para enseguida proceder a su domesticación.
vigor, de manera que, por regla general, al dar en el Es así como no otra significación tienen las
blanco atravesaran el cuerpo del venado. representaciones de estos herbívoros prisioneros.
Fuera de las armas cortantes de caza ya citadas, Además de los venados, entre los animales montaraces
utilizaron también las contundentes, como la maza o se cazaba a los pumas y tigrillos, y se elegían a los
porra, que servían muy especialmente para atontarlos cachorros para poderlos atrapar vivos y reducirlos a
cuando eran acorralados dentro de las redes y también domesticidad. Dada la gran veneración que rendían los
para ultimar a la presa (Fig. No. 403). mochicas a estos felinos, debió considerarse como un gran
De mucha solemnidad debieron ser estas grandes privilegio poder dedicarse a su cría. Es por ello frecuente
cacerías, que se iniciaban con el desfile de los jefes, encontrar a personajes que tienen todo el aspecto de
quienes eran conducidos al lugar del evento en literas o grandes jefes que llevan entre sus brazos a pequeños
andas de traza muy sencilla. Tras ellos seguía una apretada felinos que aparentan mucha mansedumbre. La caza de
muchedumbre compuesta de individuos que tomaban las aves fue igualmente muy codiciada. Las carnes de los
parte en la ruda labor del rodeo de los animales. volátiles se empleaban en la alimentación, mientras su
Creemos que los grandes chacos o rodeos que plumaje servía para la confección de vistosos y
constituyeron el ápice de la caza en la época incaica multicolores atavíos. A orillas del mar, en las lagunas, ríos
fueron similares a los que se practicaron en la gran y las charcas se cazaba gran número de palmípedas, cuya
etapa mochica. variedad en el litoral peruano es asombrosa, como
Individuos armados de garrotes y de mazas acudían a múltiple su procedencia.
levantar la caza de los montes, procurando reducir a las La pictografía que aparece en la figura No. 407 es la
presas en círculos cada vez más pequeños, hasta única de importancia y nos sirve de documento en la
conseguir que ingresaran en una gran red que se tendía investigación de esta fase de la vida mochica. En primer
con anticipación en un paraje adecuado (Fig. No. 404). La término, podemos observar en ella a un ser ornitomorfo,
red tenía, en unos casos, una sola puerta de acceso, que cuyo medio cuerpo superior pertenece a un halcón que
era después custodiada por un asistente. La red alcanzaba representa las funciones de cazador. Ataviado
a encerrar un gran espacio, y es así como podemos ver vistosamente, se dedica a lanzar con la estólica afilados
dentro de ella –en la pictografía que aparece en la figura dardos sobre un ave que vuela al centro de la escena. Los
No. 405– a los jefes que están atacando a los venados que dardos son pequeños y llevan dos aditamentos de forma
saltan las plantas de achupalla y pasan veloces entre los estrellada que permiten efectuar una mejor trayectoria, y
árboles. Era en el interior de la red donde los jefes contribuyen a la mayor eficacia del arma. Este cazador
animaban su deporte favorito, haciendo gala de su pericia está auxiliado por otros seres ornitomorfos humanizados,
y habilidad en el manejo de la estólica. que se dedican a recoger y alcanzar los dardos que están
Es también interesante anotar que en todas las escenas en el suelo. Uno de los ayudantes sostiene en sus manos
de cacería hemos podido comprobar que la mayoría de una red de forma trapezoidal que lleva mango, aparato
los animales atacados eran machos, hecho que guarda que servía para protegerse la cabeza de los dardos que
íntima relación con la costumbre incaica por la que “se descendían de lo alto. Además, como esta práctica
exterminaba a las fieras, se trasquilaba a los huanacos y originaba una gran agitación y continuas carreras, los
vicuñas y se daba soltura a las hembras”. auxiliares iban provistos de recipientes con líquidos y
Para transportar a los animales muertos se utilizaban alimentos que les eran alcanzados al cazador en el
parihuelas o también se usaba la fuerza humana de la momento oportuno. En este caso, lo curioso es observar
manera como se ilustra en la figura No. 406, es decir, que uno de los ayudantes que lleva al cazador sus
sobre las espaldas, sostenidos por las patas, que pasaban reconstituyentes es un ser humano regiamente ataviado.
sobre los hombros. ¿Qué significación entraña dicho ser? Hasta el momento

318
LA CAZA Y LA PESCA

Fig. No. 402.- Gran jefe utilizando la jabalina en la caza del venado.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (062-005-003)

319
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 403.- Relieve cerámico donde aparecen cazadores armados con mazas tras venados.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (062-005-011)

320
LA CAZA Y LA PESCA

Fig. No. 404.- Escena de cacería de venados. Pictografía sobre un vaso globular.
Museo Nacional de Arqueología y Antropología

Fig. No. 405.- Escena pictórica de un vaso pintado que nos revela la cacería del venado.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (2070)

321
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 406.- Cazador chimú que lleva a cuestas un venado muerto en la cacería.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (062-009-006)

322
LA CAZA Y LA PESCA

Fig. No. 407.- Escena de adiestramiento en la caza de aves, que ha sido hábilmente representada en la
pictografía mochica. El cazador está simbolizado por un halcón.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (3169)

aún no nos ha sido posible establecerlo. Detrás de este pescadores de Moche y Virú–, nos inclinamos a creer que
personaje sigue otro ornitomorfo que trae también una las trampas y sistemas de caza a que acuden en nuestros
taza de agua u otro líquido para el cazador. días los pequeños agricultores eran los mismos de ayer.
Los cazadores mochicas fueron indudablemente muy Pero, en definitiva, no podemos hacer tal aserción porque,
hábiles en el manejo de la estólica y en el arte de lanzar como repetimos, no poseemos los documentos
los dardos, ya que no en otra forma podían alcanzar a sus etnológicos que nos lo demuestren. Con todo, será
presas cuando éstas se hallaban en pleno vuelo. Para ello, necesario hacer la descripción a grandes rasgos de las
no solamente se valieron de la estólica, sino del mismo trampas y sistemas de hoy, que están difundidos entre los
impulso del brazo. Este modo de usar los dardos, que pobladores indígenas de la costa y del interior, ya que
requiere una admirable destreza, es empleado hoy día por presumimos que no está lejano el día en que encontremos
los esquimales. la comprobación de su similitud con los viejos sistemas.
En la figura No. 408 aparece un importante vaso de Una de las trampas consiste en lo siguiente: una
arcilla que nos demuestra el empleo de la cerbatana en la especie de canasta de forma piramidal que se coloca con
caza de aves. Esta arma, que es aún la predilecta de la boca hacia abajo en un lugar frecuentado por los
muchas tribus indígenas de América, se componía, como pájaros. Los granos se arrojan dentro del radio que
se observa en el vaso, de un tubo largo por el que se circunda la boca de la trampa levantada por uno de sus
lanzaban pequeños proyectiles impulsados por el aliento. extremos, y que sostiene un pequeño palito al que se ata
El cazador se ocultaba de su presa sirviéndose de un una cuerda que el cazador –escondido detrás de algún
aditamento plano, colocado a manera de pequeño obstáculo– sostiene por el otro extremo. Cuando las aves
parapeto. Según los sitios donde se encontraban las aves llegan y se introducen a comer los alimentos allí regados,
–en las salientes de las lomas y las piedras, en las cimas el cazador tira del cordel con suma suavidad, la canasta
de las ramas o tejados–, el cazador adoptaba la posición pierde su punto de apoyo y cae la tapa y encierra dentro
más conveniente para obrar libremente con el máximo de de ella a cuantos animalitos estuvieron presentes.
energía en el resuello. Obtenidas las primeras presas, se vuelve a armar la
Para la caza de volátiles también emplearon las trampa. Este sistema se emplea comúnmente para la caza
trampas. Hasta hoy no tenemos prueba alguna de su de palomas en la época de la cosecha, que es cuando
forma ni del sistema que se utilizó con ellas. Pero, así más abundan.
como vemos dentro de la cerámica chimú el empleo de Otro de los sistemas que da magníficos resultados es el
una ingeniosa trampa construida de pequeños carrizos, llamado huaripalo. Consta de una varilla grande, una
que se usaba para la pesca de camarones –implemento estaca y una larga y resistente cuerda. La estaca se fija en
que es igual a los que se emplean hoy entre los el suelo sólidamente, y a ella se ata uno de los extremos

323
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 408.- Individuo utilizando la cerbatana para la caza de aves.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (062-003-003)

324
LA CAZA Y LA PESCA

de la varilla que está provista del cordel. La amarra debe utilizan para el caso muchísimas de estas trampas que
estar floja para permitir una mayor soltura en el permanecen expuestas el tiempo suficiente para obtener el
movimiento de la varilla en el momento de funcionar. El resultado deseado.
extremo libre de la cuerda es sostenido por el cazador y le Fue muy apreciada la caza de los caracoles de tierra,
sirve para poner en acción la trampa. El alimento se riega manjar estimado por los mochicas. Estos moluscos, que
a partir de la varilla, cuidando de no salirse del radio de ordinariamente se encuentran en los cerros, eran
acción que ésta abarca en su movimiento. Cuando los recogidos en bolsas de fibra y su caza fue ocupación de
animalitos llegan en gran cantidad y se entregan a recoger importancia, tanto que el artista la ha recogido en el bello
los granos, el cazador tira fuertemente y con suma pericia ceramio de la figura No. 409, donde el modelado de estos
la cuerda, haciendo girar la varilla, que a ras del suelo moluscos es de gran realismo y ha sido acompañado por
describe un sector de círculo, matando o atontando a pictografías que detallan las escenas de su aprehensión.
cuantas aves encuentra en su recorrido. El éxito que se No nos es posible extendernos más sobre esta
consigue con este sencillo procedimiento es halagador, ya interesante actividad de los mochicas. Fuera de los
que cada vez que funciona deja siempre un buen número documentos que presentamos y otros que existen en
de aves por recoger. diversos museos y colecciones, hay muy pocos que
La iguana y el cañán eran también cazados por los expresen con mayor claridad los sistemas peculiares, usos
antiguos mochicas. Dentro de la cerámica advertimos la e incidentes que la antigua caza creó y suscitó. Sin
frecuente representación de la iguana, muchas veces en embargo, las pruebas exhibidas en esta obra han de servir
sartas similares a las que todavía se ven en los mercados de base para posteriores investigaciones.
de expendio en la actualidad. Fue seguramente alimento
preferido del poblador costeño, motivo por el cual se le La cacería de lobos
cazaba en grandes cantidades. Hoy día los naturales de la
zona que nos ocupa estiman como un exquisito bocado la Acápite especial merece esta actividad, que fue
carne de iguana, y prestan a su caza una gran atención. interesante, divertida y gozó de gran estima en la época
La iguana habita generalmente dentro de los que estudiamos. Estas anotaciones nos han sido sugeridas
algarrobales. En Virú, uno de los pocos pueblos donde por un valioso documento: un relieve que adorna la
se guardan tradiciones y costumbres de milenaria data, superficie globular del vaso que aparece en la figura No.
se emplea un curiosísimo sistema para cazar la iguana, 410. Este relieve acusa la particularidad de expresar una
el cual explota la torpeza característica de esta vida y movimiento asombrosos. No es necesario sino
bestezuela. Seguramente el mismo método fue aplicado poner los ojos sobre él para presenciar la escena como en
por los antiguos. una pantalla en la que se proyectan figuras animadas.
Consiste la trampa en una barrera de carrizos o cañas En este relieve vemos la fuga desesperada de los
amarrados a manera de esteras largas, cuya longitud anfibios, mientras los cazadores mochicas, que son a la
mínima es de 10 metros, mientras su altura es prudencial. vez pescadores –pues llevan el atavío que éstos portan en
En las madrigueras de estos animales se coloca la barrera la cabeza–, corren tras ellos, dando saltos y blandiendo
en posición vertical, con sus extremos formando volutas, sus pesadas mazas, con las que asestan terribles golpes a
y, bien asegurada por la parte trasera, queda lista para dar sus presas. Éstos también llevan escudos circulares para
los resultados apetecidos. Al salir el animalito de su ponerse a salvo de cualquier embestida. La escena dice,
madriguera tropieza de inmediato con este obstáculo, y en además, que la caza del lobo se realizaba por sorpresa. Y
su afán de franquearlo lo recorre en toda su extensión sin en efecto, se esperaba que estos animales, en grandes
éxito. La torpeza del animal hace que al voltear el caracol enjambres, invadieran la playa para descansar, momento
de las volutas se encuentre de nuevo con la primitiva que aprovechaban los cazadores para sus irrupciones
barrera que lo atajó, la que vuelve a recorrer una y cien violentas, caracterizadas por una lluvia de garrotazos que
veces. Desesperado, el animal se pasa horas de horas tendían víctimas por todas las direcciones. En este
recorriendo esta trampa hasta que se agota y cae rendido, arriesgado deporte tomaban parte numerosísimas
y se convierte en fácil presa del cazador. Por supuesto, se personas. A juzgar por los documentos que tenemos, la

325
LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 409.- Individuos dedicados a recolectar caracoles de tierra, que comúnmente se encuentran en los cerros.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (062-003-001)

326
LA CAZA Y LA PESCA

Fig. No. 410.- La pesca de lobos representada en un movido y expresivo relieve.


Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (XXC-000-189)

327
LOS MOCHICAS - TOMO I

caza del lobo la ejecutaba especialmente el pueblo. La capacidad de estas embarcaciones se limitaba
La representación frecuente de lobos marinos dentro de generalmente a dos personas: una se instalaba en la popa
la cerámica testimonia, indudablemente, que este anfibio y la otra en la proa. De la parte media del borde inferior,
desempeñaba un importante rol dentro de la cacería en sentido longitudinal, se colgaban piedras aprisionadas
mochica. No sabemos a ciencia cierta qué utilidad en unas redecillas que servían para mantener el equilibrio
obtenían de él, pero es presumible que fueran de la embarcación en el agua, la misma que era impulsada
perseguidos y cazados para aprovechar su grasa y su por remos hechos de caña de Guayaquil o por palas de
cuerpo. Algunos historiadores aseguran que de la piel del madera muy liviana. De estas barcas se servían también
lobo se hacían balsas; sin embargo, hasta hoy no hemos para alejarse del litoral hacia las islas, y de ellas hay en
encontrado una comprobación fehaciente de tal uso. nuestros días rezagos entre los pescadores de Chimbote.
Además, como ya hemos visto al estudiar la agricultura, Para la pesca en los lugares cercanos a tierra empleaban
los lobos de mar eran cogidos en las islas para ser los “caballitos” (Fig. No. 412), que son hasta la fecha las
sacrificados en homenaje a las divinidades del océano. embarcaciones de los modernos pescadores indígenas que
viven en muchos pequeños puertos y caletas, quienes
LA PESCA forman comunidades de individuos de caracteres raciales
comunes. Todavía es dable admirar hoy la destreza de los
Siendo el territorio mochica esencialmente costero, la que manejan estas frágiles embarcaciones y su arrojo
mayoría de sus pobladores, especialmente los que vivían a cuando, arrodillados sobre la “cintura” de sus “caballitos”,
orillas del mar, se dedicaba con gran empeño a la pesca, desafían el mar incluso en los días de mayor turbulencia.
intensa actividad que desde tiempos prehistóricos se Los pescadores de Puémape, Huanchaco y Chimbote son
encontraba grandemente desarrollada, y jugaba un rol vivo ejemplo de lo que decimos.
esencial en la satisfacción de las necesidades nutricias de La construcción de esta singular barca dura un tiempo
los pobladores que nos ocupan. Los mochicas se sirvieron increíblemente corto, apenas si una hora. Para ello, los
de la pesca preferentemente y alcanzaron un buen grado huanchaqueros siegan la corteza madura que dejan secar
de adelanto en su práctica, porque no solamente contaron por algunos días. Cuando está a punto de manufactura, es
con costas bajas que encierran playas magníficas, como las decir, deshidratada, forman de primera intención dos
de Malabrigo, Huanchaco y Puerto Morin, entre otras, grandes “bastones” o haces que se componen de pares de
peñascos revestidos de diversidad y gran cantidad de tallos iguales, generalmente de 100 en cada “bastón”.
mariscos, y la mejor bahía del Perú, que es, sin duda, Desde su base se empiezan a liar estos “bastones” o
Chimbote, sino también que desde un comienzo la pesca cuerpos fusiformes con una larga y fuerte cuerda
atrajo toda la atención de los primitivos pobladores, ya denominada quiranga, que va enrollándose cada vez en
que fue su esencial medio de vida. menor espacio. A un metro de la base o punto de partida
Todos los restos de su industria y las demás huellas se colocan dos nuevos “bastones” –más pequeños y que
que han dejado acreditan fehacientemente que la industria tienen el mismo número de pares de tallos de corteza–
pesquera estuvo muy desarrollada. Examinando la destinados a formar la “caja” del “caballito”. La cuerda une
pictografía mochica comprobamos que la actividad favorita fuertemente estos haces con los primarios hasta fundir
de Ai Apaec y de los grandes jefes consistía en frecuentes todos en un solo gran cuerpo. A partir de la unión de los
excursiones marinas en pos de la codiciada fauna nuevos “bastones” se ensancha el “caballito”; allí se le
oceánica. Además, los kjiooknmodings, que están regados hace una doble amarra o ligadura con un cable que se le
a lo largo del litoral, nos ofrecen numerosos restos de denomina huangana. Esta ligadura forma la “cintura” del
conchas, espinas de peces y demás restos de alimentos y “caballito” y es el sitio donde se acomoda el pescador que
utensilios de origen marino. No es raro tampoco encontrar tripula esta pequeña embarcación. De la huangana penden
dentro de las tumbas restos de crustáceos, peces y otros dos extremos: uno de dos puntas y el otro con una oreja
seres acuáticos en calidad de ofrendas votivas. formada por un nudo que se denomina “seno”. Con una
Para la aprehensión de la riqueza marina utilizaron una de estas puntas se ajusta una nueva huangana en la base
especie de balsa hecha de corteza o totora (Fig. No. 411). de los “bastones” y casi encima de las primeras quirangas,

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LA CAZA Y LA PESCA

Fig. No. 411.- Pescador mochica sobre una balsa de totora, dedicado a su faena cotidiana. Lleva en la cabeza
el plumaje distintivo de su oficio. Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (062-002-001)

Fig. No. 412.- Pescador huanchaquero junto a su preciado caballito,


con su remo en la mano.

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LOS MOCHICAS - TOMO I

y el resto se asegura en la oreja o “seno”. Con la otra de las cuerdas, de la misma manera que hoy. En lugar de
punta sobrante se va ligando hasta tocar con el extremo de plomo, para lograr su inmersión se utilizaban pequeños
la proa del “caballito”. La huangana es la que da verdadera cantos rodados o pedazos de cobre, y los frutos huecos de
consistencia a la frágil embarcación. Al ejecutarse las las lagenarias servían como excelentes flotadores.
amarras mencionadas es que se le da al “caballito” su En cuanto concierne a la utilización de la red (Fig. No.
verdadera conformación en cuanto a curvatura y 418), los mochicas la emplearon y estaban por tanto
ensanchamiento, y es cuando se cuida de estibarlo para familiarizados con su manejo. La red, como ya hemos
conseguir un equilibrio a prueba. La serie de ilustraciones visto, tenía importante aplicación en la cacería del venado
que insertamos en estas notas ayudará a comprender mejor y otros animales. Sin embargo, no hemos encontrado
la breve descripción de los “caballitos”, verdaderas joyas pictografía ni modelado alguno que nos dé noticias
tradicionales (Figs. Nos. 413 a 416). suficientes sobre su uso en el mar, pero el conocimiento
La duración de estas navecillas no pasa de 15 días, al de este trabajo corría parejo con las primeras
cabo de los cuales la materia prima de que están hechas manifestaciones culturales del hombre del litoral peruano.
se emplea en la manufactura de esteras y en los Las redes que hemos encontrado en unas tumbas
paramentos y puertas de las habitaciones hechas con esta excavadas en el paraje denominado El Brujo pertenecen a
fibra. Cada “caballito” puede contener de quince a veinte la época chimú y a períodos lindantes con la conquista
róbalos de regular tamaño, que se aseguran a la amarra de hispana, y ellas llaman la atención del observador por su
la “cintura”, por lo cual también se denomina a esta parte consistencia y la perfección de su factura.
de la embarcación “atrincadero”. Una pequeña redecilla Los mochicas pescaron indudablemente todos los
llamada calcal sirve para contener los peces menudos. animales que constituyen hoy la base de la alimentación
Como utensilios de pesca los antiguos mochicas del hombre peruano de las riberas del Pacífico. Dentro de
emplearon el arpón con punta triangular, arma que estaba la cerámica nos ha sido posible identificar las siguientes
destinada a los lobos y peces corpulentos. El anzuelo variedades: el toyo, la manta, el chirlo, el bonito y la
encorvado y sencillo –sin el tajo de seguridad o corvina, entre los peces de agua salobre; y el bagre, la
“arponcito” que hoy lleva– se destinaba a los peces mojarrilla y la lisa, entre los de agua dulce.
menudos. En la figura No. 417 puede verse una serie de Los mochicas buscaron con avidez los mariscos, entre
anzuelos muy antiguos, y pueden apreciarse fácilmente las los que hemos encontrado representados el caracol, la
grandes diferencias que los separan de los modernos. estrella de mar, las conchas, los barquillos y los ancocos.
Estos pequeños anzuelos se aseguraban a los extremos También pescaron crustáceos. De ellos hay representados

Fig. No. 413.- Caballitos pilotados por huanchaqueros de regreso a las playas.

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LA CAZA Y LA PESCA

Fig. No. 414.- Divinidad bogando en un "caballito", simbolizado en forma de pez, para dar idea
del dominio de las aguas alcanzado por los mochicas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera (075-004-005)

Figs. Nos. 415 y 416.- Arrodillado y estoico, el pescador norteño de hoy desafía al mar en su turbulencia,
manteniéndose siempre en perfecto equilibrio. Derecha: sacando el "caballito" de las aguas. Se puede apreciar
perfectamente la base de éste.

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LOS MOCHICAS - TOMO I

Fig. No. 417.- Prehistóricos anzuelos chimús, muy similares a los que
aparecen en las pictografías mochicas.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Fig. No. 418.- Pescadores portando una red.

el cangrejo de mar y de río, y figuran además algunas ya como instrumentos de viento o bien en calidad de
variedades como el llamado mail mail y el común. Los vasos votivos, su presencia en el sector marino que nos
camarones marinos y fluviales han sido modelados con ocupa fue desconocida. Lo mismo ocurre con la concha
gran dosis de realismo en la cerámica. Para las de abanico que abunda en Chimbote, hacia el sur, y que
bestezuelas que se adhieren fuertemente a las rocas hemos encontrado profusamente regada en las tumbas
utilizaban instrumentos de madera que llevaban una de mochicas de la región descrita, principalmente en El Brujo,
sus puntas afiladas, que permitían desprenderlos en los cementerios de Salamanca, en la huaca Pan de
fácilmente. En la actualidad es de uso común este Azúcar II de Chiquitoy y en Quemazón (hacienda Sausal).
instrumento entre los pobladores de Puémape. Estos moluscos, por su rareza, fueron seguramente muy
Si bien el strombo y la concha de puntas, spondylus apreciados y empleados como ofrendas funerarias. El
pictorum, moluscos propios de los mares cálidos, se spondylus pictorum y el strombo seguramente procedían
encuentran frecuentemente representados en la cerámica, de las costas centroamericanas.

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LA CAZA Y LA PESCA

Fig. No. 419.- Escena de pesca en la que intervienen altos jefes que han sido hábilmente idealizados por el artista.
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Fig. No. 420.- Escena totémica de pesca. Su conjunto y armonía son admirables.
Museo Nacional de Arqueología y Antropología (2432)

Como ha podido apreciarse, la pesca fue una orillas del Titicaca, donde todavía pueden reconocerse
primordial ocupación de los antiguos mochicas y logró vestigios de los chimús trasladados, y a las márgenes del
gran auge y perfección (Figs. Nos. 419 y 420). Las Marañón, en las que algunas comunidades se distinguen
fuentes de la prehistoria peruana ofrecen datos de gran por el uso de la lengua ‘mochica’”.
interés acerca de esta fructífera actividad entre los Estas aseveraciones prueban, pues, que el arte de la
habitantes de la región del norte peruano. El historiador pesca con todos sus adelantos lo aprendieron los incas
español Sebastián Lorente, en su importante tratado de los antiguos pobladores del norte peruano, a
sobre la civilización peruana (Lima, 1879), trae los quienes dominaron y “civilizaron”. Además, esta
siguientes datos que no requieren comentario: perfección en el arte e industria que nos ocupa databa
“Lo principal que se hizo en lo que se refiere a la de la brillante época mochica, verdadero reguero de luz
pesca” –dice respecto de los incas– “fue la traslación de en la nebulosa que aún cerca el origen de las grandes
algunos pescadores que habitaban junto al Pacífico a las culturas del Perú precolombino.

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Edición, coordinación, diseño, fotografía,
preprensa y supervisión de imprenta.
SERVICIOS EDITORIALES DEL PERÚ SAC

Edición general
Bernardo Oliart

Coordinación
Martín Alpiste

Diseño
Jesús Valero

Ilustraciones, dibujos y fotografías en blanco y negro


Archivo Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera

Fotografías
Joaquín Rubio

Impresión
Metrocolor

Todas las reproducciones que ilustran este volumen son calcos fieles de los vasos y objetos de la civilización Mochica.
Los mapas y planos han sido digitalizados sobre la base de los originales de 1938.

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