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MARCO TEÓRICO

Se denominan ciclos económicos o ciclos comerciales o fluctuaciones cíclicas de la actividad


económica a las oscilaciones recurrentes de la economía en las que una fase de expansión va seguida
de otra de contracción, seguida a su vez de expansión y así sucesivamente. La contracción genera
como resultado una crisis económica que afecta en forma negativa la economía de millones de
personas.

Para la corriente del keynesianismo los ciclos económicos son inevitables pues son el resultado del
cambio cíclico en la eficiencia marginal del capital, pero mediante ciertas medidas, como el incremento
del gasto público, se pueden suavizar y aminorar sus costos económicos en el conjunto de la población.

Wesley Mitchell,

los ciclos económicos son fenómenos específicos de las economías basadas en el dinero y la actividad
comercial, en las que la actividad económica está organizada mediante empresas que buscan
maximizar sus beneficios. Todo lo que afecta a la economía, desde las lluvias hasta la política, ejerce su
influencia afectando al factor básico: el lucro.

A. F. Burns y W. C Mitchell

Los ciclos de los negocios son un tipo de fluctuación en la actividad económica agregada de las
naciones cuya actividad está organizada principalmente en empresas lucrativas: un ciclo consiste de
expansiones que tienen lugar aproximadamente a la vez en muchas actividades económicas, seguidas
por recesiones, contracciones y recuperaciones igualmente generales que confluyen en la fase de
expansión del ciclo siguiente; la secuencia de cambios es recurrente pero no periódica; en duración los
ciclos de los negocios pueden variar desde poco más de un año hasta diez o doce años; no son
divisibles en ciclos más cortos de carácter similar con amplitudes parecidas.

Clément Juglar

Publicó Las crisis comerciales y su reaparición periódica en Francia, Inglaterra y Estados Unidos (1862),
donde demostró que las crisis económicas no son sucesos casuales o debidos a contingencias, sino
parte de una fluctuación cíclica de la actividad comercial, industrial y financiera y que los períodos de
prosperidad y crisis se seguían unos a otros, por lo que se considera el descubridor de los ciclos
económicos. En reconocimiento a su trabajo estadístico, se ha dado su nombre al ciclo medio, de ocho
años y medio de duración en promedio, el ciclo de Juglar, el básico de la actividad económica en el
capitalismo.

Joseph Kitchin
En su análisis de las tasas de interés y otros datos económicos del Reino Unido y los Estados Unidos,
encontró pruebas de la existencia de un ciclo económico corto, de unos cuarenta meses (denominado
en su honor ciclo de Kitchin), que explicaba la existencia de las crisis cíclicas del sistema económico
capitalista.
Se supone que el ciclo de Kitchin se debe a alteraciones en el flujo de información que afecta a la toma
de decisiones por los agentes económicos, especialmente las empresas. Éstas reaccionan a la mejora
de la situación económica incrementando su producción (input), lo que conduce al pleno empleo
del capital. Como resultado de ello, en cierto periodo de tiempo (entre unos pocos meses y dos años),
el mercado se inunda de productos, cuya cantidad termina por ser excesiva. La demanda declina,
los precios caen, los productos se acumulan en los almacenes; y todo ello proporciona información a los
empresarios. Éstos, a la vista de tales informaciones, toman la decisión de reducir su producción
(output). No obstante, este proceso requiere cierto tiempo, con lo que hay un desfase entre su inicio, la
llegada de la información a los empresarios y la toma de decisiones por estos, quienes además suelen
retrasarla para contrastar la certeza o coherencia de tales informaciones, y dotarla de significado.
También es necesario un tiempo para que esas decisiones se materialicen, puesto que la mayor parte
de las veces tal cosa no puede hacerse de forma inmediata. Es por tanto ese desfase temporal el que
genera el ciclo de Kitchin.
Otro desfase temporal relevante es el que se produce entre la materialización de la decisión
empresarial, que debe conducir a un empleo del capital por debajo de sus máximas posibilidades, y la
reducción del excedente de productos acumulados. Sólo después de que esa reducción haya tenido
lugar pueden darse las condiciones para una nueva fase de crecimiento de la demanda, los precios y la
producción.

Nikolái Kondrátiev

Las ondas de Kondrátiev, también llamadas ciclos largos de la actividad económica, son descritas
como fluctuaciones cíclicas de largo plazo, con forma sinusoidal, de la moderna economía
mundial capitalista. Debe su nombre al economista ruso Nikolái Kondrátiev. La duración de cada onda o
ciclo largo varía entre 47 y 60 años, durante los cuales se alternan un período de alto crecimiento, en el
cual las coyunturas de prosperidad son más marcadas y duraderas, y un período de crecimiento
relativamente lento, en el cual las crisis son más fuertes y las depresiones más prolongadas. A
diferencia del ciclo económico corriente de 7 a 10 años de duración, la mayoría de los economistas
consideran que la evidencia no es suficiente para probar la existencia del ciclo largo, pero economistas
destacados han apoyado esta hipótesis a partir de Joseph Schumpeter

FACES

Puede considerarse cada ciclo constituido por cuatro fases:

Recuperación o reactivación: Es la fase ascendente del ciclo. Se produce una renovación del capital que
tiene efectos multiplicadores sobre la actividad económica generando una fase de crecimiento
económico y por tanto de superación de la crisis. La economía está en expansión cuando la actividad
general en la fase de recuperación supera el auge del ciclo económico inmediatamente anterior.

Auge: Es el momento más elevado del ciclo económico. En este punto se producen una serie de
rigideces que interrumpen el crecimiento de la economía, propiciando el comienzo de una fase de
recesión.

Recesión: Corresponde a la fase descendente del ciclo. En la recesión se produce una caída importante
de la inversión, la producción y el empleo. Una crisis es una recesión particularmente abrupta. Si
además durante la recesión la economía cae por debajo del nivel mínimo de la recesión anterior
estamos frente a una contracción.
Depresión: el punto más bajo del ciclo. Se caracteriza por un alto nivel de desempleo y una baja
demanda de los consumidores en relación con la capacidad productiva de bienes de consumo. Durante
esta fase los precios bajan o permanecen estables.

PROBLEMÁTICA

DESACELERACIÓN ECONÓMICA EN EL PERÚ.

La publicación del anémico crecimiento de 0.3% durante junio ha coincidido con una sustantiva
revisión de la serie del PBI desde el 2010. Los ajustes periódicos a las estadísticas oficiales son
usuales a medida que se consolida la información preliminar de cada sector productivo y se
recalculan precios y deflactores. Pero esta revisión es peculiar porque, con la excepción de 4
meses, el INEI ha revisado a la baja las tasas de crecimiento durante los meses en que la
economía se encontraba en expansión mientras que ha revisado al alza el crecimiento desde
que la economía se ha desacelerado. En particular, las nuevas tasas oficiales de crecimiento
son, en general, menores a las anteriores hasta agosto de 2013, pero mayores desde entonces.
La excepción está dada por minúsculos ajustes al alza en el segundo decimal de las tasas de
crecimiento de junio, julio, setiembre y octubre de 2011.

Uno esperaría, como consecuencia de la consolidación de la información, que las revisiones


sean positivas en algunos meses y negativas en otros sin correlación particular en el tiempo.
Por eso, llama la atención que el mes en que las revisiones se tornan positivas, setiembre de
2013, coincida con el punto de inflexión negativo en la tendencia de la actividad económica. En
efecto, de acuerdo al Indicador Coincidente del PBI, desarrollado por mis colegas Bruno
Seminario y María Alejandra Zegarra, el nivel de actividad desestacionalizado viene cayendo
precisamente desde setiembre de 2013. Más aún, el coeficiente de correlación entre las
revisiones y la tasa de crecimiento del PBI, desde enero de 2010, es de 0.55 pero con signo
negativo. En otras palabras, cuanto mayor era la tasa de crecimiento del PBI mayor ha sido la
revisión a la baja, y cuanto menor era la tasa de crecimiento mayor ha sido la revisión al alza.
Así, la revisión a la serie del PBI ha resultado ser claramente contracíclica.
Las revisiones del INEI son, en algunos meses, apreciables. Así, por ejemplo, las nuevas tasas
de crecimiento desde octubre del año pasado son, en promedio y en términos proporcionales,
10% mayores que las anteriores, mientras que las nuevas tasas entre marzo de 2012 y agosto
de 2013 son 6% menores. Las nuevas tasas de crecimiento del 2011 y 2012 son 6.3% y 5.6%,
menores en 0.3% y 0.4% a las que reportadas tan solo hace 30 días. La tasa de crecimiento del
2013 permanece inalterada gracias a que las deducciones al crecimiento durante los primeros
meses del año son canceladas con las adiciones durante los últimos meses.

De no haber mediado esta revisión el crecimiento durante junio hubiese sido -0.3%. En otras
palabras, la tasa de crecimiento interanual del PBI peruano se hubiese tornado negativa por
primera vez desde hace 59 meses, cuando la economía mundial se encontraba en el punto más
álgido de la crisis financiera internacional. Asimismo, sin revisión, el crecimiento de enero a
junio no sería 3.3% sino 2.9%, lo que hubiera requerido un crecimiento cercano al 5.5% durante
el segundo semestre para cerrar el año en 4.4%, la última proyección del Reporte de Inflación
del BCRP de junio.

Esperaremos a la publicación de los detalles sectoriales de la revisión por parte del INEI para
analizar qué explica esta peculiar correlación temporal en el ajuste a los datos oficiales.
Sabremos entonces si la revisión se debe a nueva o mejor información en los sectores
primarios o en la manufactura, en que el grueso del valor agregado es directamente medido, o
si la revisión descansa en nuevas estimaciones sobre las ramas del comercio o de los servicios,
en que una fracción apreciable del valor agregado es el resultado de imputaciones del INEI.

Desaceleración y política monetaria expansiva

Como sabemos, la economía peruana se encuentra en un proceso de desaceleración, es decir,


el PBI crece cada vez menos. En la presentación del programa monetario de agosto, el BCRP
redujo la tasa de encaje en soles de 11.5% a 11.0%; parece poco, pero hay que tomar en
cuenta que la tasa de encaje era 30% en julio de 2013. En un año, las reducciones de la tasa
de encaje han liberado soles en el sistema bancario por un total de 9 578 millones de soles.
¿Por qué si se inyectan más soles continua la desaceleración? ¿No se supone que con más
dinero para gastar el PBI debería cambiar de tendencia? ¿O es que la política monetaria
expansiva no tiene los efectos esperados? ¿Y la política fiscal expansiva, expresada en los
programas de estímulo económico?

Más aún, como lo menciona el BCRP, “estas medidas de encaje han facilitado una mayor
expansión del crédito en soles, cuyo crecimiento viene superando ampliamente al de dólares en
los últimos doce meses”. Si comparamos junio 2014 con junio 2013, los créditos a personas (en
soles) han crecido 13%, mientras que aquellos dirigidos a empresas lo hicieron en 15.8%.
Entonces, aparecen dos preguntas: ¿Por qué la desaceleración? y ¿Podrán pagar sus
préstamos, tanto empresas que venden menos como personas que ante la situación postergan
sus decisiones de consumo? Desde diciembre de 2008, el banco central de los Estados Unidos
(reserva federal) ha inyectado cantidades enormes de dólares y la economía recién muestra
tibias señales de recuperación, cinco años después. Estados Unidos tiene la ventaja de poder
emitir cantidades ilimitadas pues cualquier exceso sale del país y es aceptado por personas y
entidades de otros países. Perú no puede hacer eso.

Veamos. En primer lugar, ¿No será que dada la importancia de la minería en el cálculo del PBI
(14%) la mayor producción minera es clave para que el PBI global aumente? Si es así, ¿cómo
hacemos para que minería aumente? En segundo lugar, ¿no estará formándose una bomba de
tiempo con el endeudamiento en un contexto de desaceleración? ¿No será que las personas
piden préstamos para pagar otros? Lo que tendríamos que saber es qué porcentaje del total
efectivamente se está dirigiendo a actividades productivas. Parece que eso no está ocurriendo
pues, aunque suene a un razonamiento circular, la desaceleración continúa. Por último, ¿tiene
sentido que en el corto plazo, el gobierno apueste a unos cuantos proyectos mineros como el
elemento que nos sacará la desaceleración? ¿Depende de nosotros? ¿Por qué el gobierno
tardó tanto en reconocer la desaceleración?

Como notará el lector, tengo más preguntas que respuestas; en economía solemos ver
proyecciones que cada día que pasa se ajustan más (en este caso hacia abajo) y cada analista
brinda una respuesta distinta y cree que tiene la verdad. Digamos que cada uno tiene su verdad

¿Cómo crecer al 8% anualmente?

Normalmente a los críticos del actual modelo y gestión económica se les acusa de ser
enemigos del crecimiento económico. Están totalmente equivocados, ya que una mayoría
insiste en que la economía debe seguir creciendo, pero en armonía con el medio ambiente, con
la sociedad y para un horizonte de largo plazo. Negar las virtudes del crecimiento económico
sería ignorar su impacto positivo en la generación de empleo e ingresos para toda la población
y en todo un conjunto de otras variables económicas. Asimismo, alcanzar progresivamente
mayores niveles de ingreso sostenible, armonioso y más equitativo puede lograrse más
fácilmente en momentos en que la economía crece más respecto de otras circunstancias en
que crece menos, en épocas de estancamiento o crisis.
El ideal de crecer mejor es una pretensión universal y que encuentra espacio en las teorías
sobre la libertad, el desarrollo humano y la sostenibilidad. No es un objetivo localista, aunque en
cada momento y lugar se establecen denominaciones y variantes asociadas a un conjunto de
enfoques, historia y correlaciones particulares. En el Perú es necesario retomar el esfuerzo de
integrar una visión articulada de país con la de las diferentes regiones que lo conforman. A
diferencia de algunas economías desarrolladas que no lo necesitan, aquí parece más claro que
se requiere de un proyecto nacional explícito, que partiendo de la realidad transparente
nuestras vocaciones y destino. Desafortunadamente, el Centro Nacional de Planeamiento
Estratégico (CEPLAN) creado para coadyuvar a esta perspectiva no juega rol alguno en este
gobierno.

La estrategia económica actual que enfatiza en la extracción de materias primas, la


construcción y los servicios no parece conducir a buen puerto. La economía cada vez crece
menos respecto de lo ocurrido años atrás. Las autoridades han reconocido el problema con
mucha tardanza. Su diagnóstico y las recomendaciones de política están desenfocadas,
respondiendo a los intereses de los grupos de poder económico y mediático. La desaceleración
se resuelve, según ellos, con menos tramitología, menos regulación ambiental y reduciendo
costos laborales.

Estos grupos obtuvieron en 2013 muchas ventajas, incluyendo una nueva ley de expropiación
anticonstitucional. Ahora se procesan otras medidas a su favor y siguen insistiendo en más
desregulación. El gobierno está en definitiva capturado y acorralado por éstos, aunque carece
de una visión integradora y homogénea. Dentro de este se habla de la diversificación productiva
(en realidad exportadora) pero el titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) insiste en
la vieja estrategia de crecer con base a los sectores extractivos y a las asociaciones públicas
privadas (APPs). A pesar de todo lo anterior, las nuevas medidas económicas al igual que las
anteriores serían entre inútiles o marginales para resolver el problema de desaceleración que
enfrenta la economía peruana.

Estrategia agotada

Con independencia de si nos referimos al crecimiento del PBI con base 1994 o 2007 la
economía crece menos desde 2010 a la fecha. Entre 8.5% y 9% anual al inicio de ese periodo
hemos pasado al 4% anual en el primer trimestre del 2014. El crecimiento está a la mitad de
antes. Para el cierre del año, tanto el MEF como el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP),
han reducido sus proyecciones hasta ubicarlas en 5.5%. El Banco Mundial, en su último reporte
de junio, proyecta un crecimiento del 4% para la economía peruana mientras que otro banco de
inversión internacional señala una tasa del 4.2%, por debajo de nuestras proyecciones de
alrededor del 4.4% en abril de este año.
La primera explicación de este menor crecimiento se encuentra en el desempeño negativo del
sector externo. En los primeros cuatro meses del año la balanza comercial fue deficitaria. Las
exportaciones en dólares corrientes han caído hasta abril en 10.9% y las importaciones en
1.6% con respecto al mismo periodo del año anterior. En términos reales, las exportaciones son
similares a las del mismo periodo de 2013 reflejando que la caída en la demanda viene desde
afuera por menores precios internacionales. En mayo se agravó la caída incluyendo a un
segmento de las exportaciones no tradicionales. Si bien ahora las importaciones decrecen,
antes hubo una importante filtración de demanda interna hacia el exterior cuando las
importaciones reales aumentaron 24% en 2010 y tuvieron tasas muy superiores al crecimiento
del PBI en 2011 y 2012 de 9.8% y 10.4% respectivamente.

La caída del tipo de cambio real como resultado de la política del BCRP es el origen de este
fenómeno que también afecta negativamente a las exportaciones no tradicionales y a todos los
productores nacionales que enfrentan la competencia externa. Asimismo, la reducción
progresiva del programa de adquisición de bonos (tapering) de la Reserva Federal
norteamericana (FED) es un factor que ha promovido la salida de capitales de corto plazo. La
cuenta corriente de la balanza de pagos tuvo en el primer trimestre un déficit equivalente al 6%
del PBI, mientras que el estándar internacional máximo es del 4%, financiado por la entrada de
capitales de largo plazo y los errores y omisiones (2.3% del PBI) que corresponden a buena
parte de los ingresos de la minería ilegal, el narcotráfico, la repatriación de capitales, el
contrabando, las operaciones externas de la delincuencia organizada y el lavado de dinero.

Llama la atención que el menor crecimiento económico se produjo en circunstancias en que la


inversión privada y la inversión bruta fija aumentó su participación en el producto con un record
histórico en 2013, sólo superados por los niveles totales observados en 1981-1982 y 1957.
Estos niveles records de la inversión privada se produjeron precisamente cuando los grupos de
poder económico y mediático señalaron que el gobierno realizó una serie de acciones (mismas
que detallaremos más adelante) que afectaron las expectativas empresariales. En 2013 la
inversión bruta fija fue 27.3% del PBI respecto de 25.1% en 2010. De esta forma, el menor
crecimiento no puede ser explicado por menores niveles de inversión, ya que estos aumentan
en los últimos años como proporción del producto. Sólo en primer trimestre de 2014 hubo una
ligera reducción en su participación respecto del PBI.

Sin embargo, debe señalarse que como resultado de la caída de los precios de las
exportaciones de materias primas, la inversión extranjera directa y los créditos de largo plazo
asociados se han reducido significativamente generando un menor crecimiento en la inversión
privada en general. Por otra parte, como resultado de la mayor propensión a importar y la
menor propensión a consumir se han reducido los encadenamientos e impactos de estas
variables sobre la demanda y la producción. Entre 2010 y 2013 la propensión a importar ha
pasado de 21.6% a 23.1% del PBI. Por este factor se perdió 1.3 y 1.5 puntos porcentuales del
PBI en 2012 y 2013. La reconcentración del ingreso a favor del excedente de explotación en
contra de la participación de las remuneraciones en el producto también ha contribuido a la
desaceleración. Esta reduce la propensión a consumir promedio, el consumo privado y la
demanda. Si se mantiene la participación a niveles de 2010, entre 2011 y 2013 se habría
perdido potencial de crecimiento por 0.8, 1.3 y 1.2 puntos porcentuales del PBI
respectivamente.

Placebos inútiles y peligrosos

A pesar de que la información estadística en diciembre de 2012 era clara en mostrar una fuerte
caída en la demanda externa y por consiguiente de las exportaciones, los grupos de poder
señalaron en coro que la desaceleración se debió a la pérdida de confianza empresarial que
redundó en una caída de la inversión privada. La equivocada iniciativa del Ejecutivo de rescatar
a REPSOL, la norma sobre la comida saludable y otras excusas menores, fueron los pretextos
para acorralar al gobierno que entró a su juego. Las encuestas empresariales del BCRP y otras
privadas fueron útiles después para confirmar estos argumentos falaces.

A partir de ahí se implantaron todo un conjunto de medidas para dizque facilitar la inversión
privada, sin cambio alguno que acompañara una razonable simplificación de trámites. Se pudo
reemplazar menos tiempo para los trámites por más recursos presupuestales, técnicos y
humanos, pero no se hizo. Se redujeron los plazos y procesos para los análisis ambientales y
los procedimientos para la certificación de ausencia de restos arqueológicos que fueron sus
principales blancos. También se asignó nuevas funciones a INDECOPI para sancionar
funcionarios públicos que retrasaran las decisiones del sector privado, distrayéndolo de sus
funciones principales y se aprobó, entre otras, una nueva ley de expropiaciones a todas luces
anticonstitucional que añadió causales por encima de lo anotado en la Carta Magna, consideró
como beneficiarios a la APPs, otorgó 69 declaraciones a proyectos específicos sin mayor
análisis y vulneró el derecho a la defensa de las personas afectadas. Mientras tanto, a pesar de
todo esto, la economía continuó desacelerándose.

En 2014 la tramitología medio ambiental, el ordenamiento territorial y la zonificación económica-


ecológica, todos los organismos reguladores sectoriales incluido INDECOPI, OEFA y SUNAFIL
son los principales enemigos de la inversión privada. En cuanto a los reguladores, en algunos
casos se reduce a la mitad la magnitud de sus multas, en otros se dispone que orienten a los
infractores en lugar de sancionarlos y para todos se eliminan los ingresos por multas como
ingresos propios, eliminando los incentivos a fiscalizar. También se elimina la capitalización de
los intereses a las personas naturales y jurídicas con deudas tributarias entre 1998 y 2005,
negándose el gobierno a informar quienes serían los beneficiados con el nuevo régimen. Se
otorga estabilidad tributaria entre 12 a 15 años a nuevos proyectos extractivos grandes y
medianos, entre otras normas. Ya han anunciado que van por más, ya que pretenden flexibilizar
la ley de seguridad en el trabajo para reducir los “sobrecostos laborales”. Asimismo, disminuir
las atribuciones de las municipalidades para promover la instalación masiva de antenas de
recepción-envió de señales para celulares. No tienen límite, lo quieren todo para ellos y menos
Estado para todos.

Integrando el rompecabezas

Es poco probable que todas estas medidas logren el objetivo deseado. Están desenfocadas. El
problema principal es de reducción de la demanda e ingresos y se está actuando por el lado de
la oferta. La caída en la demanda externa, la elevada propensión a importar, los mayores
niveles de concentración y desigualdad, el aumento de la relación capital/producto y la
reducción del multiplicador de los componentes exógenos de la demanda no se resuelven con
las medidas económicas que se vienen implantando desde 2013 a la fecha. Asimismo, se
olvida que la inversión privada orientada a los sectores extractivos no va a reaccionar
positivamente hasta en tanto se recupere la demanda y los precios externos. Sin un mejor
escenario para la economía internacional los impactos serían entre inútiles y marginales.

Este diagnóstico de corto plazo elude el fenómeno de la trampa de ingresos medios que parece
comenzar a estar presente en la economía peruana. Omite la presencia significativa de la
enfermedad holandesa que afecta a los sectores exportadores no sujetos al auge y a toda la
producción local competitiva de las importaciones. Tampoco discutimos, como lo hemos hecho
en otra oportunidad, si el modelo genera desarrollo sostenible cuando los temas ambientales
están en un lugar secundario de la agenda o cuando nadie se preocupa de la reposición de
reservas probadas de los minerales e hidrocarburos que se extraen. Ni se comenta las fuerzas
centrífugas del crecimiento asociadas a la elevada heterogeneidad estructural y la reducida
generación de empleos de calidad.

Hay que hacer frente a los problemas de corto plazo con una perspectiva de mediano y largo
plazo. Para esto se requiere concretar una visión colectiva de país orientada a que
mantengamos nuestro alto dinamismo económico mejorando continuamente la competitividad y
los eslabonamientos productivos para elevar las condiciones de vida de toda la población,
erradicar la pobreza, crear oportunidades de desarrollo integral y reducir las desigualdades que
dividen a los peruanos. Se debe diversificar la estructura productiva y aprovechar el potencial
de nuestro territorio megadiverso agregando mayor procesamiento y contenido tecnológico a
nuestros productos con respeto al medio ambiente y a las comunidades; minimizando la huella
ecológica y considerando siempre a las generaciones futuras (CEPLAN, 2012). El detalle de los
programas concretos rebasa los alcances de este artículo.
En el corto plazo el conjunto de medidas de política económica es más o menos obvio. Se
requiere de un mayor crecimiento de la inversión pública a la par que se eleva el multiplicador
del gasto al reducir la propensión a importar. La política monetaria anticíclica debe activarse
evaluando de manera continua si surgen burbujas en los mercados de valores y activos y si se
elevan los márgenes de comercialización y ganancia que generen presiones sobre los precios.
Es indispensable elevar la remuneración mínima vital en 10%. Ya se han dado muchos
argumentos al respecto y no debe olvidarse que esta aumentaría el PBI en alrededor del 0.7
puntos porcentuales en 2014. Conjuntamente con esto es necesario que el BCRP aplique una
política de compra de divisas para que el tipo de cambio real sea progresivamente más alto. EL
BCRP e INDECOPI deben estar atentos y trabajar conjuntamente.

¿Quiebre a la vista?

Desafortunadamente el fracaso de la estrategia gubernamental y de los grupos de poder estaría


a la vista. La economía peruana no abandonaría el sendero de la desaceleración, que
esperemos sea suave. Obviamente este escenario podría variar dependiendo principalmente de
lo que ocurra en la economía internacional y en segundo término en el Perú. Por el lado
externo, todavía las noticias cambian día a día entre positivas y negativas. La caída del 2.9%
del PBI real de EE.UU. del primer trimestre de 2014 fue un baldazo de agua. Sin embargo, las
noticias posteriores en cuanto a generación de empleo son positivas, aunque la manufactura
norteamericana continúa con problemas. En el frente europeo la situación estuvo
estacionariamente negativa, pero se prevé alguna mejora como resultado de la reducción de las
tasas de interés del Banco Central Europeo en junio para limitar las presiones deflacionarias.
En China y los países asiáticos no hay variaciones respecto del escenario previsto a mediados
del semestre.

A pesar de que el panorama internacional a nivel agregado no se ve mal, las perspectivas en


cuanto a la demanda y a los precios de nuestros productos de exportación no es positivo. Los
expertos internacionales señalan que hay un problema de sobreoferta en el corto y mediano
plazo con relación al cobre. Al respecto, la cartera de proyectos de inversión en el sector minero
del Perú enfatiza en este producto, razón por la cual no se esperaría que estos proyectos se
vayan a concretar en el corto plazo. La tendencia en cuanto al precio internacional del oro y la
plata es descendente y no se avizora fenómeno alguno que vaya a modificarla. Una tendencia
similar parece preverse para el hierro, plomo, zinc y el gas natural. En el caso de los productos
no tradicionales el desempeño futuro de los productos agropecuarios es positivo, contrarrestado
por la hasta ahora menor demanda de los textiles y confecciones, químicos, productos mineros
no metálicos, productos sidero-metalúrgicos y joyería. Este panorama no es positivo para que
se alienten nuevas decisiones de inversión vinculadas a todos estos productos ni para que se
inicie la ejecución de los proyectos actualmente en cartera.
La otra apuesta del gobierno es por las APPs. Durante el primer semestre del año se ha
concretado la asignación de dos proyectos emblemáticos: Línea 2 de Metro de la Ciudad de
Lima y el Gasoducto del Sur Andino que totalizan un poco más de US$ 13,000 millones.
También está el Proyecto de Modernización de la Refinería de Talara por US$ 3,500 millones,
pero donde todavía no hay luces sobre el financiamiento integral del mismo, otras
incertidumbres importantes y problemas pendientes sin resolver. Hay también diversos
proyectos en el sector salud, educación y otros de menor cuantía. En cuanto a los dos primeros
no hubo la transparencia necesaria, hay objeciones sobre los montos de inversión involucrados
que se juzgan excesivos y sobre sus diseños técnicos. Sin embargo, es obvio que todos
generarán derramas internas en las diversas regiones donde se ejecutarán y a nivel nacional.
Aunque no se debe olvidar que los tres serán ejecutados por empresas internacionales, tienen
elevado contenido importado y un periodo de implantación de alrededor de tres años. No
discutimos aquí si los dos primeros proyectos podrían ser mejor ejecutados como inversión
pública, los efectos distributivos, riesgos fiscales e impactos sobre el endeudamiento público al
ser ejecutados bajo la modalidad de APPs.

El otro tema donde el gobierno ha realizado anuncios es la implantación de una estrategia de


diversificación productiva. A finales de mayo presentó el Plan Nacional de Diversificación
Productiva (PNDP) para consulta pública y en julio estuvo afinándolo para lanzarlo oficialmente.
Probablemente este tema y el relativo a las APPs serían los ejes centrales del discurso de 28
de julio. Efectivamente el PNDP es un avance conceptual significativo. Sin embargo, llama la
atención su desvinculación respecto del MEF. También falta su articulación respecto de otros
temas y su desvinculación con la realidad. No sólo minimiza el rol de las empresas existentes
sino que se olvida que los actuales niveles del tipo de cambio real y la política cambiaria
contrarrestaría fácilmente los esfuerzos que se desplieguen. Se olvida también de la falta de
perspectiva estratégica del Estado, de su desintegración y asimetría que no son buenos activos
al proyecto. Se equivoca cuando todas las políticas son por el lado de la oferta, olvidándose de
la demanda y la mejora de los ingresos de la población. En lo positivo, se prepararían muchos
estudios relevantes pero no se esperaría impactos reales –si hay constancia- hasta el 2016.

Panorama social y político

Si la economía peruana no recupera las tasas de crecimiento anteriores se agudizarían las


tensiones sociales y políticas. Los grupos de poder económico y mediático insistirán en más
medidas que los beneficien con el argumento de que estas contribuyen al bienestar colectivo.
Para ellos, todavía hay mucho por hacer desregulando la economía y reduciendo “sobrecostos”
especialmente laborales y ambientales. Sin embargo, no se deben olvidar que muchas de estas
medidas fortalecen el poder del gobierno nacional y reducen espacios para los regionales y
locales. Intentan crear una nueva institucionalidad que afecta a la anterior. Ante esto, el
gobierno intentaría mitigar los niveles de conflictividad a través mayores recursos para los
programas sociales y/o acudir a un mayor control social. La puerta a un régimen más autoritario
y represivo está más abierta que antes. La combinación entre pan y garrote dependerá de su
capacidad de gestión y la disponibilidad de recursos públicos que podrían ser mellados en la
medida que el gobierno fuera más concesivo con los grupos de poder. No obstante, hay
muchos ejemplos internacionales donde hasta la disminución de las tasas del impuesto sobre la
renta no han promovido mayores niveles de inversión privada y crecimiento económico. La
reacción de parte de la Sociedad Civil, segmentos de la población organizada fuera de Lima,
gobiernos regionales y locales y de los trabajadores en particular sería inevitable.

Otra vez más la economía y sociedad estarían en medio de una tormenta, quién sabe de qué
magnitud, provocada por los grupos de poder económico y mediático cuyas pretensiones
desequilibrarían por un gobierno sojuzgado a sus intereses el siempre frágil equilibrio de
poderes en el país. Estamos al inicio de un sendero en que todos pierden y nadie gana. Ni más
inversión privada, menor crecimiento, menores ganancias, menor aumento del empleo y de los
ingresos, menor reducción de la pobreza, entre otros problemas. Hay que retomar el objetivo
del crecimiento económico bajo una nueva perspectiva. Es poco probable que el gobierno
nacional actual quiera o pueda liderar un cambio de este panorama. Transformar la estructura
productiva y económica en un entorno de menor crecimiento o estancamiento es también más
complejo y tampoco hay garantía de éxito. Por el momento, hay que contribuir a crear más
conciencia de la realidad y actuar con los instrumentos que nos proporciona la democracia.

Ante este panorama es imprescindible procurar un nuevo balance que sin reducir la importancia
estratégica de contar con mayores divisas otorgue más espacios al mercado interno. Se
requiere más y un mejor Estado, no menos de acuerdo a lo que se vislumbra a nivel
internacional. La dos últimas grandes crisis económicas internacionales en este siglo y el
anterior son ejemplos en contra de la desregulación de los mercados. Se debe otorgar una
mayor participación en la distribución de los ingresos a los perceptores de remuneraciones y a
los ingresos de los independientes, de forma tal que se eleve el multiplicador del gasto tal como
proponen los economistas postkeynesianos. Hay que procurar mayores espacios para los micro
y pequeños empresarios de las regiones acompañando a los grandes productores. La mayor
concentración y desigualdad no son buenos ingredientes para el crecimiento económico, mismo
que ahora debe realizarse con respeto al medio ambiente y a las generaciones futuras. Todo
esto es difícil, pero no una utopía. En los años cincuenta y sesenta del siglo pasado el mundo,
incluido el Perú, caminó por este sendero. Sin embargo, a diferencia de esas épocas del
capitalismo depredador ahora debe acompañarse por un gran énfasis en el medio ambiente y la
sostenibilidad
H
La pobreza y el ciclo económico en México,
2005-2012*
Enrique Hernández Laos** y Araceli Benítez Lino***
Resumen
En el contexto de la gran recesión de 2008-2009, se analiza la trayectoria trimestral se-
guida por las tasas de pobreza alimentaria, estimadas a partir del Índice de Tendencia
Laboral de la Pobreza del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo
Social (coneval), y se examina su relación con el desenvolvimiento del mercado laboral
mexicano entre 2005 y 2012. Las pruebas estadísticas aportadas indican que los efectos
cuantitativos del desempleo abierto sobre la pobreza alimentaria son similares a los del
aumento de la informalidad, la cual repercute con un rezago trimestral después de que se
presenta. Se muestra, por último, cómo los efectos sectoriales y regionales del ciclo so-
bre el mercado de trabajo dieron lugar a una trayectoria convergente de las tasas de po-
breza alimentaria de las entidades federativas, durante la fase recesiva del ciclo seguido
por la economía mexicana.
Palabras clave: pobreza alimentaria, mercado laboral, desempleo, ciclo económico.
Clasificación jel: I32, E24, E30.
Abstract
The years 2008-2009 witnessed the worst financial crisis since the Great Depression. It is
in this context that we discuss the quarterly trajectory of the index of extreme poverty in
Mexico, based on estimates of the Consejo Nacional de Evaluación de la Política de De-
sarrollo Social (coneval) (Mexican council for the evaluation of social development po-
licies). The article examines the relation between this course and developments in
Mexico’s labour market between 2005 and 2012. Statistical data show that the quantitati-
ve effects of open unemployment rates on the index of extreme poverty are similar to
those exerted by the growth of the informal economy, the impact of which is characteri-
zed by a quarterly lag. The essay shows how the sectorial and regional effects of the
economic cycle on the labour market gave rise to a convergent path among the rates of
extreme poverty in different states during the recessive phase of the cycle that affected the
country’s economy.
Keywords: extreme poverty, labor market, unemployment, business cycle.
jel classification: I32, E24, E30.

* Fecha de recepción: 18/09/2013. Fecha de aceptación: 07/03/2014. Los autores agradecen los
comentarios y observaciones del doctor Fernando Cortés, del Centro de Estudios Sociológicos de El
Colegio de México, a una versión anterior del presente escrito. Así mismo, agradecen los valiosos
comentarios y sugerencias aportados por dos lectores anónimos.
** Profesor-investigador del Doctorado en Ciencias Económicas y del Programa de Posgrado en
Estudios Sociales de la Universidad Autónoma Metropolitana. Correo electrónico: ehlaos@
prodigy.net.mx.
*** Egresada de la Maestría en Estudios Sociales, de la Línea de Economía Social de la Univer-
sidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. Correo electrónico: aralin_1405@yahoo.com.mx.

61
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 62

Introducción

En la primera edición de sus Principios de economía, Alfred Marshall (1977, p. 591)


señalaba que el aumento de la tasa de desempleo era consecuencia de la dis-
minución de la actividad económica en la Inglaterra de finales del siglo xix, y en
referencia a la crisis de 1907, Beatrice Webb (citada por Nasar, 2011, p. 107)
apuntaba, a su vez, que el incremento del desempleo era la causa principal del
crecimiento de la pobreza. Desde entonces quedó establecida la relación entre
el ciclo económico, el desempleo y la pobreza, lo que posteriormente se confir-
mó de manera dramática con la Gran Depresión de los años treinta y se volvió a
ratificar recientemente con la profunda recesión de 2008-2009.
El estudio sistemático de esa relación comenzó hacia finales del siglo xx, con el
análisis de la economía estadounidense. En México, el interés surgió con el
examen de los efectos de la crisis de los setenta y cobró relevancia con las re-
cesiones de los ochenta y de los noventa, al evidenciarse el severo empobreci-
miento de la población mexicana conforme el colapso de la actividad económica
acrecentaba el desempleo y los índices de informalidad. Ya en el nuevo siglo, las
recesiones de principio y fin de la década pasada ratificaron la vigencia de la re-
lación apuntada un siglo atrás por Marshall y Webb.
Las dos preguntas que tratamos de responder en este texto son las si- guientes:
¿Cual es la relación que se observa entre la evolución del ciclo econó- mico
registrado en México de 2005 a 2012 y los cambios en la tasa de pobreza
alimentaria (tpa)? ¿Qué papel habría jugado en esta relación el desempeño del
mercado laboral mexicano? Para ello, analizamos el comportamiento de este
mercado, tanto mediante la tasa de desempleo abierto (tda) como de la tasa de
ocupación en el sector informal (tosi), durante el ciclo económico de 2005 a
2012 y tratamos de identificar sus efectos sobre la tpa en nuestro país. Con el fin
de llevar a cabo este análisis utilizamos, con las adaptaciones que más ade- lante
se explican, las estimaciones trimestrales del Índice de Tendencia Laboral de la
Pobreza (itlp), generadas por el Consejo Nacional de Evaluación de la Po- lítica
de Desarrollo Social (coneval), tanto a escala nacional como regional, en el
periodo referido.
Los análisis aquí presentados ratifican, de manera relativamente clara, la estrecha
relación que guarda el desempeño del mercado laboral en las diversas fases del
ciclo económico con el notable incremento del desempleo, la informali- dad y la
pobreza en la etapa recesiva de 2008-2009, tendencia que se alargó, aun- que
menos dinámicamente, hasta la recuperación de la economía a partir de 2010.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 63

Los ejercicios estadísticos presentados, consistentes en análisis de regresión de


datos panel, ponen de manifiesto que los efectos recesivos sobre el mercado la-
boral se transmitieron de manera diferencial, a través de los sectores económi-
cos, hacia las regiones y entidades federativas del país, incidiendo con intensidad
desigual sobre las tasas de pobreza alimentaria de los hogares mexicanos.
Por su origen externo, la gran recesión de fines de la década pasa- da
inicialmente repercutió en el sector manufacturero exportador de la econo- mía y
posteriormente en los sectores orientados al mercado interno. Por ello, los efectos
sobre el desempleo y las tasas de pobreza fueron diferenciales en las tres
macrorregiones del país, aquejando más intensamente a las entidades norte-
ñas y centrales que a las sureñas, en las que en vez de acrecentarse el desem-
pleo, se incrementaron las tasas de informalidad, paliando en alguna medida los
efectos más nocivos de la crisis sobre la pobreza alimentaria. Como resultado,
se registró una acusada convergencia de las tasas de pobreza alimentaria en las
entidades federativas durante la etapa más severa de la recesión, sugiriendo un
proceso regional de igualación por empobrecimiento, similar al encontrado por
Cortés y Rubalcava (1991) a escala nacional en términos de la distribución del
ingreso de los hogares.
En el primero de los seis apartados de este artículo se revisa la bibliogra- fía
disponible sobre la relación entre el ciclo económico, el mercado laboral y la
evolución de la pobreza. El segundo contiene un breve examen del comporta-
miento de la economía mexicana durante las fases del ciclo registrado entre 2005
y 2012. En la tercera parte se describe la metodología para medir indirectamente
las tasas trimestrales de pobreza alimentaria, tanto a escala nacional como de las
entidades federativas del país, en tanto que en la cuarta se examina la trayectoria
seguida por las tasas nacionales y estatales de pobreza alimentaria. El quinto
apartado ofrece un análisis cuantitativo, mediante la estimación de varios mode-
los de regresión con un panel de datos, de la relación entre el mercado laboral
y las tasas de pobreza en el contexto del ciclo económico, y el sexto constata sus
tendencias convergentes entre las entidades federativas en la fase recesiva del
ciclo. Finalmente, se ofrece una breve recapitulación de lo expuesto y se apuntan
algunas implicaciones de política pública.

I. Antecedentes teóricos y empíricos

Cuantificada de manera absoluta, la pobreza de los países tiende a disminuir en el


largo plazo conforme aumenta el ingreso real per cápita, mientras que en el corto
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 64

plazo varía con los movimientos de la actividad económica (Fields, 1980, p. 53).
Es por ello que en la bibliografía contemporánea suele distinguirse la pobreza
permanente, o de largo plazo, de la pobreza temporal, o de corto plazo. La movi-
lidad de los hogares para entrar o salir de la pobreza permanente (también llama-
da estructural) está condicionada por el crecimiento de largo plazo de la econo-
mía; en contraste, en el corto y mediano plazos, sus posibilidades de movilidad
están determinadas por las fases del ciclo económico, especialmente por las va-
riaciones en la tda (Blank y Blinder, 1985).
La economía más estudiada en este sentido es la de Estados Unidos. En ese país
se ha detectado, de manera robusta, que la salida de episodios de pobre- za por
parte de los hogares no los conduce necesariamente a condiciones perma- nentes
de no pobreza, sino que es usual su recurrencia en las siguientes fases depresivas
del ciclo económico (Bane y Ellwood, 1986; Stevens, 1994).1 Tobin (1992), al
analizar la evolución de la pobreza en la economía estadounidense, observó que
su dramática disminución desde finales de la Segunda Guerra Mun- dial obedeció
a la singular expansión del empleo registrada hasta principios de los setenta. Sin
embargo, hizo notar que a partir de entonces el menor crecimien- to del empleo y
de los salarios reales ha provocado que la pobreza en eu se vin- cule más
estrechamente a las recesiones cíclicas de su economía –cada vez más frecuentes
a partir de los setenta–, las cuales se han acompañado de modificacio- nes muy
poco favorables en la naturaleza de la política social.2
Algunos análisis indican que las expansiones económicas benefician en
mayor grado a los hogares más pobres, por los efectos favorables que se derivan
de la creación de empleo; sin embargo, otros muestran que en la economía esta-
dounidense esa relación se ha atenuado desde finales de los ochenta, como con-
secuencia del estancamiento de la productividad y del aumento de la desigualdad
salarial (Blank, Card, Levy y Meddof, 1993). Investigaciones paralelas en ese
país precisan la naturaleza de este fenómeno. Por ejemplo, Hoynes (1999), me-
diante un análisis de regresión para el período 1975-1997, encuentra que las re-
1
Stevens (1999) encuentra que en eu la mitad de los hogares que salen de un episodio de pobre- za
regresarán de nuevo a esa condición en los siguientes cuatro o cinco años, una vez concluida la fase
expansiva del ciclo económico.
2
El nexo entre el ciclo económico y la pobreza se deriva de la vigencia de la ley de Okun, se-
gún la cual, los aumentos (o disminuciones) de la actividad económica se acompañan de disminu-
ciones (o aumentos) de la tda (Okun, 1962). Las desfavorables modificaciones de la política social
mencionadas por Tobin sustituyeron las transferencias en dinero a los hogares en pobreza otorga-
das en los sesenta por transferencias en cupones para adquirir alimentos y por el acceso a Medi-
caid, a partir de entonces.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 65

percusiones del ciclo sobre el mercado laboral y la pobreza son mayores en los
hogares de trabajadores con bajos niveles educativos y escasa calificación, y con-
llevan notables sesgos de raza y sexo, que afectan más desfavorablemente a los
negros y a las mujeres. Baulch y Hoddinott (2000) corroboran que la mayoría de
los hogares entran y salen de la pobreza con los movimientos de la economía,
y muestran además que las familias estadounidenses en pobreza transitoria afec-
tadas por impactos temporales, enfrentan consecuencias muy importantes que
determinan en buena medida la trayectoria de sus condiciones de pobreza en el
largo plazo.
En los Estados Unidos, el fenómeno ha sido analizado también en térmi- nos
regionales. Gundersen y Ziliak (2004), al examinar un panel de los 52 esta- dos
para el período 1981-2000, además de confirmar que una macroeconomía
robusta reduce la tasa y la intensidad de la pobreza, encuentran que los efectos
de las fases recesivas del ciclo son marcadamente diferentes entre hogares ubica-
dos en distintas regiones y/o con diversas características demográficas. En una
contribución más reciente, Hoynes, Page y Stevens (2006), con información anual
de 1967 a 2003, analizan, también por medio de regresión con un panel de datos,
las repercusiones del ciclo sobre la tasa de pobreza en los estados de ese país, y
demuestran que las dos variables que se correlacionan más significativa- mente
con aquélla en términos estadísticos son, con signo positivo, la tda y, con signo
negativo, la evolución de las remuneraciones laborales reales.
El análisis del fenómeno en las economías latinoamericanas es más es- caso. De
Janvry y Sadoulet (1999) examinan los efectos del crecimiento y la concentración
de la distribución del ingreso en una muestra de países de la re- gión, y además de
confirmar que el primero abate y la segunda aumenta las tasas de pobreza,
señalan la asimetría que se observa entre los episodios expansivos y
contractivos del ingreso derivados de impactos externos, ya que un año de re-
cesión en estos países anula las disminuciones de la pobreza acumuladas en dos
o más años de crecimiento, sobre todo en el caso de la pobreza rural. En contra-
posición, los efectos provocados por la inflación y/o la devaluación tienen costos
mucho mayores en términos de pobreza urbana. Mediante un análisis economé-
trico más complejo, Agénor (2004) corrobora los efectos asimétricos sobre los
pobres de los impactos en la actividad económica generados durante el ciclo eco-
nómico en Brasil.
Sin embargo, el caso mexicano ha sido poco profundizado en la bibliogra- fía
especializada. Al examinar con encuestas de hogares la evolución de largo pla- zo
de la incidencia de la pobreza y mediante metodologías no siempre uniformes,
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 66

las investigaciones consultadas reseñan de manera explícita las desfavorables


secuelas de las recesiones más severas ocurridas en la segunda mitad del siglo
pasado y la primera década del presente;3 empero, esas investigaciones no exa-
minan cuantitativamente la relación entre las variaciones en la actividad econó-
mica y las tasas de pobreza.
Un poco más enfocado en el análisis cuantitativo de esa relación se en- cuentra
Hernández Laos (2009), quien descompone los cambios de las tasas de pobreza
entre 1992 y 2006, y cuantifica las perniciosas secuelas de la contracción de la
economía en 1996, y de manera separada cuantifica los efectos (también
desfavorables) del aumento de la desigualdad en la distribución del ingreso. En
otra investigación, el mismo autor aplica el filtro Hodrick-Prescott a las tasas de
pobreza para el período 1992-2006 y, descontando el efecto de la tendencia de
mediano plazo, encuentra que las variaciones residuales se explican de manera
estadísticamente significativa por el comportamiento de la tasa urbana de desem-
pleo abierto, que sigue de cerca la trayectoria del ciclo económico de la econo-
mía mexicana (Hernández Laos, 2006, p. 22).
Quizás por la periodicidad de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los
Hogares (enigh), disponible cada dos años sólo desde 1992, es que hasta ahora
no se ha analizado con mayor acuciosidad la relación entre el ciclo econó- mico y
la pobreza en México. Sin embargo, la disposición trimestral del itlp, elaborado
por el coneval, a partir de 2005, ha permitido que recientemente fuera utilizado
por Benítez (2012), con los ajustes que más adelante se discuten, para analizar a
escala nacional y estatal este fenómeno, durante las fases del ciclo económico que
antecedieron y siguieron a la crisis global de 2008-2009.

II. El ciclo económico en la primera década del nuevo siglo

El crecimiento de la economía mexicana en los noventa no logró compensar la


severidad del efecto Tequila de 1995-1996 y el registrado en la primera década
del nuevo siglo tampoco fue particularmente dinámico, a consecuencia del des-

3
Sobre los efectos de la crisis de 1982-1983, véase Hernández Laos (1992, pp. 197-122); sobre los
de la recesión de 1995-1996, Cortés et al. (2003, pp. 18-19), Székely (2003, p. 47), Hernán- dez
Laos (2003, pp. 109-111) y Hernández Laos y Velázquez (2003, pp. 75-101); y sobre los de la
crisis más reciente de 2008-2009, Aparicio (2009, pp. 24-25) y Cortés (2010, pp. 77-86); las dos
últimas investigaciones basan su análisis en estimaciones de pobreza por ingreso del coneval, a
partir de la metodología originalmente propuesta por el Comité Técnico para la Medición de la
Pobreza (2002).
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 67

favorable contexto económico internacional caracterizado por la recesión esta-


dounidense de 2001-2002 y, años más tarde, por la gran recesión de 2008-2009,
cuyos efectos resentimos hasta ahora.4
Iniciada en diciembre de 2007, la recesión en eu concluyó técnicamente en junio
de 2009; sin embargo, hasta ahora la recuperación de su economía ha tenido
escasos efectos sobre la disminución de la tasa oficial de pobreza, que au- mentó
de 12.5% en 2007 a 15% en 2011, conforme crecía el desempleo abierto de largo
plazo en ese país (Seefeldt et al., 2012, p. 5), confirmando así la relación entre el
ciclo económico y la pobreza.
En contraste, en los países en desarrollo y emergentes, los efectos recesi- vos
fueron poco significativos y/o inexistentes, sea porque en la década anterior
desarrollaron un creciente comercio bilateral y/o porque tuvieron una menor ex-
posición a los riesgos de la ingeniería financiera instrumentada en eu durante los
años expansivos que precedieron a la crisis. De hecho, en varias de estas econo-
mías el desempleo no sólo no aumentó, sino se redujo y, de acuerdo con las esti-
maciones del Banco Mundial, la incidencia de la pobreza disminuyó en la etapa
más severa de la crisis.5
Ése fue el caso también en la mayor parte de los países latinoamerica- nos, que
disminuyeron sus tasas de pobreza –no sólo mediante los austeros crite- rios del
Banco Mundial (2007-2010), sino también con metodologías más apropiadas a
sus niveles de vida, como las elaboradas por el Centro de Estudios Distributivos,
Laborales y Sociales (cedlas) de la Universidad Nacional de La
Plata (2003-2009)– tanto en la región en su conjunto, como en la mayoría de los

4
Como se sabe, la laxitud en el otorgamiento de crédito, la introducción de nuevos y no proba- dos
instrumentos financieros, la creciente desregulación bancaria y crediticia y, especialmente, el
florecimiento de la ideología neoliberal en la economía estadounidense provocaron el auge genera-
lizado de los mercados bursátiles e inmobiliarios desde el inicio de los noventa. Al estallar en eu la
burbuja especulativa en 2007-2008, resultó inevitable el colapso de los precios de las viviendas, el
masivo incumplimiento en el pago de hipotecas y las cuantiosas pérdidas producidas por el de-
rrumbe de las cotizaciones bursátiles, todo lo cual provocó severas restricciones crediticias y au-
mentos en las tasas de interés exigidas por un sistema financiero en bancarrota, incapaz de cubrir
los crecientes riesgos derivados de la crisis (Stiglitz, 2010, pp. 1-26; Ekes, 2011, pp. 191-219). El
colapso de la economía estadounidense se propagó rápidamente, afectando los mercados financie-
ros, bursátiles e inmobiliarios de la mayor parte de los países desarrollados, arrastrándolos a una
profunda recesión que acrecentó el desempleo a escala mundial (oit, 2011, pp. 12-16).
5
Como en los casos de China, Filipinas, India, Indonesia, Malasia, Rumania, Turquía y Sudá-
frica, considerando ingresos menores a usd 1.25 y usd 2 diarios por persona, valuados a la pari-
dad del poder adquisitivo (ppp) (Banco Mundial, World Development Indicators, base de datos
en cd).
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 68

países del área para los que se cuenta con información en el año previo al estalli-
do de la crisis (2007) y en el último año disponible (2009 y/o 2010).6
Empero, eso no fue lo que sucedió con la economía mexicana, que se vio
severamente afectada por la crisis estadounidense ya desde el primer trimestre de
2008. La gravedad de las repercusiones obedeció a tres factores principales: la
disminución de las remesas del exterior, la reducción de los flujos de capital fo-
ráneo y, especialmente, la contracción y el dislocamiento de nuestras exportacio-
nes (Griffith-Jones y Ocampo, 2009, pp. 2-4).7 La severidad de la recesión no
tardó en dejarse sentir sobre la economía real de nuestro país, la cual venía des-
acelerando su crecimiento desde 2006, situación que se acentuó en 2007, con el
inicio de la contracción en algunos sectores desde principios de 2008, y se pro-
longó hasta el cuarto trimestre de 2009 (gráfica 1). Con fines analíticos, en el
cuadro 1 se traza una calendarización aproximada de las tres fases del ciclo de la
economía mexicana en la segunda parte de la década pasada y los primeros dos
años de la presente, tomando como indicador el crecimiento anual del producto
interno bruto (pib), total y sectorial, en términos reales.8
En forma esquemática, podemos identificar una fase de expansión mo-
derada, que cubre desde el primer trimestre de 2006 hasta el cuarto trimestre de

6
Las estimaciones del cedlas toman como línea de pobreza cuatro dólares por día, ajusta- dos
por la ppp, sobre bases uniformes en los países de la región. A partir de ello, se estima que entre
2003 y 2009 la tasa de pobreza en el conjunto de la región se redujo en 11.9%, lo que en
términos absolutos significó una disminución de 49.2 millones de personas en condición de pobre-
za en países como Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Argentina, República Dominicana y
Uruguay (cedlas-unlp y Banco Mundial, 2011).
7
Las remesas procedentes de eu, muy significativas en términos de recursos externos, se con-
trajeron en cerca de 20% entre 2007 y 2009, y para 2012 no habían recuperado el nivel que tenían
antes de la crisis (Fundación bbva Bancomer, 2013). E n 2 0 0 9 , l a inversión extranjera directa
(ied) se había reducido a la mitad en relación a la registrada en 2007, y para 2011 mostraba to-
davía niveles 35% menores que los alcanzados cuatro años antes, a pesar de la impetuosa entra-
da de capital en cartera, que para esas mismas fechas había triplicado el nivel previo a la crisis
(Presidencia de la República, 2012). Con todo, el más notable abatimiento de los ingresos
foráneos se dio, sin duda, en el comercio exterior, dada la vinculación de nuestras exportaciones
de crudo y de productos industriales intermedios con la economía estadounidense, cuya demanda se
redujo de manera notable desde mediados de 2008 (Levchenko, Lewis y Tesar, 2010, p. 30).
8
Aunque en un sentido técnico la recesión en México se inició en el cuarto trimestre de 2008
y se manifestó especialmente severa en los siguientes tres trimestres de 2009, los efectos contrac-
tivos no fueron homogéneos en términos sectoriales, ya que desde principios de 2008 se hicieron
notar en las actividades terciarias, en tanto que en el sector secundario los efectos recesivos no
comenzaron a manifestarse hasta el tercer trimestre de 2008, y en el sector primario la contrac- ción
se presentó entre el primer trimestre de 2009 y el primero de 2010 (inegi, 2012 a).
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 69

Gráfica 1. México. Tasa de crecimiento medio anual del pib real por trimestres,
20051 a 20124
8
Tasa %
Año
del PIB
20051 2.0
6 20052 3.8
20053 3.4
20054 3.6
4 20061 6.2
20062 5.3
20063 5.2
2 20064 4.1
20071 3.1
20072 3.0
20073 3.5
0 20074 3.6
20061 2.0
20082 2.4
−2 20083 1.3
20084 − 0.9
20091 − 7.1
−4 20092 − 9.4
20093 − 5.3
20094 − 2.0
20101 4.4
−6 20102 7.5
20103 5.1
20104 4.2
−8 20111 4.3
20112 2.9
20113 4.4
−10 20114 3.9
20121 4.9
20122 4.5
20123 3.2
20124 3.2

Tasa porcentual del PIB

Nota: Los subíndices indican trimestres del año respectivo.


Fuente: Cálculos propios con información del Sistema de Cuentas Nacionales de México,
inegi (varios años).

2007, con tasas de crecimiento positivas aunque decrecientes para un promedio


de 4.2% anual. Una segunda fase, de naturaleza contractiva, empezó en el primer
trimestre de 2008, al interrumpirse el crecimiento del sector terciario, y se pro-
longó hasta el cuarto trimestre de 2009, con el descenso de la producción de los
sectores primario y secundario.
En los ocho trimestres que duró la fase recesiva, la economía mexicana decreció a
un promedio anual de 2.4%, resultando el sector más afectado, sin duda, el
secundario, cuya contracción fue cercana a 4% anual. Por último, a par- tir del
primer trimestre de 2010 se inició una etapa de recuperación paulatina que se
prolongó hasta el cuarto trimestre de 2012, registrándose un crecimiento anual
promedio de 4.6% (cuadro 1).
El colapso de la producción en la fase contractiva del ciclo económico afectó
severamente el desempeño del mercado laboral mexicano. En efecto, en el
contexto del enérgico crecimiento de la oferta laboral, producto de la profundiza-
70
Cuadro 1. México. Indicadores seleccionados de la evolución trimestral de la economía durante el ciclo económico

Economía: teoría y práctica • Nueva Época, número 40, enero-junio 2014


2005-2012
(porcentajes)

Indicador Fase i : Expansión Fase ii : Recesión Fase iii : Recuperación


20061 20074 Promedio* 20081 20094 Promedio* 20101 20124 Promedio*
1
Producto interno bruto
Sector primario 2.9 0.9 4.3 - 2.2 - 4.5 - 1.0 - 0.4 7.2 2.3
Sector secundario 8.2 2.0 3.9 0.8 - 2.9 - 3.9 4.7 1.8 4.6
Sector terciario 5.7 5.1 4.9 3.6 - 1.5 - 1.2 4.7 3.4 4.7
Total nacional 6.2 3.5 4.2 2.0 - 2.0 - 2.4 4.4 3.2 4.4
2
Tasa de desempleo abierto 3.5 3.5 3.6 3.9 5.3 4.7 5.3 4.9 5.2
3
Tasa de empleo informal 27.6 27.3 27.1 27.4 28.3 27.7 28.6 27.9 28.6
tca del ingreso laboral real per cápita
Deflactado con el inpc 4 4.4 - 0.9 2.0 - 1.1 - 7.2 - 6.6 - 3.5 1.13 - 1.9
Deflactado con el costo de la canasta
2.2 - 1.1 0.3 - 0.1 - 9.7 - 9.1 - 6.2 - 4.3 - 3.2
básica alimentaria 5
Costo de la canasta básica alimentaria 6 6.3 3.7 5.7 2.4 7.0 8.3 8.1 10.2 5.4
*
Promedio de los trimestres incluidos en cada una de las fases del ciclo económico.
1
Tasa de crecimiento real anual respecto al mismo trimestre del año anterior.
2
Población en desocupación abierta respecto de la económicamente activa.
3
Población ocupada en el sector informal como porcentaje de la población ocupada total.
4
Percepciones laborales del hogar, entre el número de sus miembros, deflactadas con el Índice Nacional de Precios al Consumidor.
5
Percepciones laborales del hogar, entre el número de sus miembros, deflactadas con el costo de la canasta básica alimentaria calculada por
el coneval.
6
Costo de la canasta básica alimentaria calculada por elconeval. Tasa anual de aumento respecto del mismo trimestre del año anterior.
Fuente: Cálculos propios con base en el Sistema de Cuentas Nacionales y la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (inegi, s.f.a, s.f.b y s.f.c),
y coneval (s.f.b).
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 71

ción del cambio demográfico, el mercado de trabajo redujo la demanda de mano


de obra en la etapa recesiva y la estancó en los sectores primario y terciario du-
rante la recuperación (Hernández Laos, Solís y Stefanovich, 2013, cap. 2).9 En
consecuencia, desde 2008 se intensificaron los desequilibrios del mercado labo-
ral, acrecentándose la tda y la tasa de ocupación informal y, aunque se estanca-
ron los salarios diarios reales del sector formal, el mayor subempleo acentuó el
deterioro de los ingresos reales per cápita, que fue particularmente severo al de-
flactarse los ingresos nominales por el costo de la canasta básica alimentaria esti-
mada por el coneval (cuadro 1).10
Los efectos de la crisis sobre la actividad productiva y el mercado labo- ral fueron
desiguales en las tres macrorregiones en que suele dividirse el país (Bassols,
1971): fueron mayores en las entidades norteñas y centrales que en las ubicadas
en el sur-sureste del país, dadas las diferentes estructuras productivas
que las caracterizan.11 Durante la etapa expansiva del ciclo, las entidades del

9
Entre 2007 y 2012, los nuevos entrantes a la fuerza de trabajo sumaron 6.5 millones de perso- nas,
de las cuales sólo 5.5 millones obtuvieron un puesto productivo, quedando en el desempleo abierto
más de un millón de mexicanos económicamente activos. Destaca la precariedad del em- pleo
generado si se considera que poco más de dos terceras partes de estos entrantes se ocuparon en
microestablecimientos y/o en condiciones de autoempleo, parte importante de ellos sin remune-
ración económica alguna (Presidencia de la República, 2012).
10
En la fase de expansión, la tda se mantuvo en alrededor de 3.6% de la población económica-
mente activa (pea); sin embargo, pasó de 3.9% al inicio de la fase recesiva a 5.3% al concluirse, y
se mantuvo elevada y ligeramente creciente a lo largo de la recuperación, del primer trimestre de
2010 hasta el cuarto de 2012. Una dinámica similar observó la tosi, que se acrecentó a lo largo
de las tres fases del ciclo, hasta alcanzar 28.2% de la ocupación no agropecuaria a finales de 2012
(cuadro 1). El deterioro de las remuneraciones laborales reales fue particularmente severo: de
-7.2% promedio anual durante los ocho trimestres de la etapa recesiva, una vez deflactadas las re-
muneraciones nominales con el Índice Nacional de Precios al Consumidor (inpc), y de -9.7%, con
el costo de la canasta básica alimentaria del coneval. La pérdida del poder adquisitivo continuó
durante toda la etapa de recuperación hasta finales de 2012 (cuadro 1). En una investigación re-
ciente (Campos-Vázquez, 2013) se sostiene que esas cuantificaciones podrían ser no muy precisas,
si se tiene en cuenta el aumento en los últimos años reportado por la Encuesta Nacional de Ocupa-
ción y Empleo (enoe) del número de trabajadores remunerados que no declara ingresos, lo que
sesga hacia la baja el promedio per cápita de los hogares en los últimos trimestres; si se incluyen los
valores omitidos, el “verdadero” (sic) ingreso familiar per cápita no mostraría cambios sustan-
ciales en el período y reduciría las estimaciones de la incidencia de la pobreza laboral del coneval,
que son las que utilizamos más adelante en nuestra investigación.
11
Con base en el comportamiento trimestral del Indicador Global de la Actividad Económica
(igae) de las 32 entidades federativas del país (inegi, s.f.c). La agregación de las tres macrorregio-
nes consiste en promedios simples de las entidades que las componen, al igual que la agregación
de la tda y la tosi.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 72

norte12 y el centro13 registraron un crecimiento relativamente dinámico (mayor


que 4.5% anual), mientras las ubicadas en el sur-sureste14 se desenvolvieron con
menor celeridad (1.4% anual) a consecuencia del escaso crecimiento de sus sec-
tores primario y secundario (cuadro 2).
Durante la etapa recesiva, por el contrario, fueron las macrorregiones norte y
centro las más severamente afectadas por la contracción económica (-2.4% y
-1.1% promedio anual), sobre todo en sus actividades secundarias (mi- neras y
manufactureras), en tanto que la sur-sureste registró un crecimiento posi- tivo
(1.1% promedio anual), a pesar de la severa contracción de sus actividades
secundarias (-5.4% promedio anual) (cuadro 2).
Por último, en los doce trimestres de la recuperación, la expansión eco- nómica
resultó más dinámica en el centro (5% promedio anual) y el norte (4.3%
promedio anual), que en el sur-sureste (3.5% promedio anual). La expansión de
las primeras dos macrorregiones obedeció al pujante crecimiento del sector se-
cundario, especialmente en el centro, en tanto que en el sur-sureste el crecimien-
to de las actividades primarias y las terciarias no logró compensar la escasa
recuperación de las secundarias (cuadro 2).
En su conjunto, a lo largo de los 32 trimestres comprendidos en las tres fases del
ciclo, el centro del país resultó ser el menos afectado por la severidad de la
recesión, dado que su crecimiento medio anual (3.1%) fue mayor que el al-
canzado por el norte (2.7%), en tanto que el sur-sureste prolongó en el mismo
lapso su tradicional rezago en materia de crecimiento económico (2.2%).

III. El desempeño del mercado laboral en las fases del ciclo

En contraste, las repercusiones regionales sobre el mercado laboral fueron me-


nos heterogéneas. Por ejemplo, en el sur-sureste, la tda, aunque ligeramente cre-
ciente, se mantuvo baja durante las tres fases del ciclo (entre 2% y 3%), mientras
que en el norte y el centro el desempleo aumentó entre uno y dos puntos porcen-
tuales durante la recesión, y continuó incrementándose ya en la recuperación,
aunque menos dinámicamente, para alcanzar en ambas macrorregiones niveles

12
Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Nayarit, Nuevo León, Sinaloa,
Sonora y Tamaulipas.
13
Aguascalientes, Zacatecas, Veracruz, Tlaxcala, Tabasco, San Luis Potosí, Querétaro, Puebla,
Morelos, Michoacán, Estado de México, Jalisco, Hidalgo, Guanajuato, Durango, Distrito Federal
y Colima.
14
Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo y Yucatán.
Cuadro 2. México. Tasa de crecimiento medio anual de los indicadores sectoriales y total de la actividad económica (igae) y
del mercado laboral de las entidades federativas del país agregados para tres macrorregiones en las tres fases del ciclo
económico 20051 a 20124
(porcentajes)

Fase i : Expansión Fase ii : Recesión Fase iii : Recuperación Promedio del ciclo

Indicador / sectores Macrorregiones


Sur- Sur- Sur- Sur-
Norte Centro Norte Centro Norte Centro Norte Centro
sureste sureste sureste sureste
Indicador Global de la Actividad
Económica (igae)1

La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012


Sector primario 4.1 4.1 1.4 1.1 - 1.5 1.1 2.6 2.9 3.5 2.6 2.0 2.2

Sector secundario 6.9 4.8 1.1 - 1.8 - 1.0 - 5.4 3.3 6.3 1.8 2.9 3.8 - 0.4

Sector terciario 5.0 4.8 4.6 - 1.6 - 0.9 - 0.6 4.7 4.7 4.1 3.0 3.1 2.9

Promedio 5.2 4.6 1.4 - 2.4 - 1.1 1.1 4.3 5.0 3.5 2.7 3.1 2.2

Tasa de desempleo abierto2 3.4 3.7 2.0 5.3 4.8 2.6 6.1 5.2 2.9 4.9 4.6 2.5

Tasa de empleo informal3 20.4 27.7 28.9 22.1 28.1 29.1 23.3 29.0 29.5 21.9 28.2 29.2

1
Promedio de las tasas de crecimiento anual respecto del mismo trimestre del año anterior en cada una de las macrorregiones y fases del
ciclo económico.
2
Población en desocupación abierta respecto de la población en edad de trabajar (15-64 años). Promedio de los trimestres de cada una de las
fases del ciclo económico.
3
Población ocupada en el sector informal como porcentaje de la población ocupada total. Promedio de los trimestres de cada una de las
fases del ciclo económico.
Fuente: Cálculos propios con base en el Sistema de Cuentas Nacionales y la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (inegi, s.f.a, s.f.b y
s.f.c).

73
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 74

elevados para los estándares de nuestro mercado laboral, de entre 5% y 6% en


promedio (cuadro 2).
Además, y dada la ausencia de un seguro de desempleo universal en Mé- xico, el
mercado laboral registró, de acuerdo con las cuantificaciones del Institu- to
Nacional de Estadística y Geografía (inegi),15 aumentos de la ocupación
informal no sólo durante la fase depresiva del ciclo, sino también en los trimes-
tres de la recuperación. Así, y aunque la tosi creció en toda la geografía nacio-
nal, los incrementos fueron mayores en el centro y el sur-sureste, que hacia finales
del ciclo alcanzaron niveles cercanos a 30%, en tanto que el norte no al- canzó
cotas tan elevadas, toda vez que en esa macrorregión el aumento se regis- tró más
bien en la tasa de desempleo abierto (cuadro 2).
En resumen, y al contrario de lo acontecido en la mayor parte de los paí-
ses latinoamericanos, en México los efectos de la recesión económica inter-

Cuadro 3. México. Tasa de pobreza y prueba de hipótesis sobre la significación


estadística del cambio en la incidencia de la pobreza, 2006 - 20121

Error
Tasa de Error Diferencia
Línea de estándar Estadístico Nivel de Significación
pobreza estándar (%) tasa de
pobreza de la Z significación estadística2
(%) pobreza
diferencia

2006-2010 2006 2012 2006 2012

Pobreza
13.8 20.0 0.7306 0.4360 6.18 1.13 4.43 0.0000 Significativa
alimentaria
Pobreza de
42.7 51.6 0.8311 0.3600 8.94 0.83 10.34 0.0000 Significativa
patrimonio  

1
Las estimaciones de 2006 utilizan factores de expansión ajustados a los resultados definiti- vos del
Censo de Población y Vivienda de 2010 y las de 2012 a los de la enigh -2012.
2
Las pruebas de hipótesis son de dos colas, con un nivel de significación de 0.05.
Fuente: Estimaciones del coneval (s.f.b) con base en la enigh 2006 y 2012.

15
En su Sistema de Cuentas Nacionales por Sectores Institucionales, el inegi presenta esti- maciones
de la ocupación en el sector informal, cuantificada desde la óptica productiva, esto es, ocupados en
micronegocios y en unidades no registradas. Recientemente esa institución, siguiendo las
recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (oit), amplió su definición de in-
formalidad, y actualmente también incluye los trabajadores asalariados a los que no se les reconoce la
totalidad de sus derechos laborales, es decir, los no registrados en las instituciones de seguridad
social del país. En los análisis aquí presentados se recurre a la tosi, la cual utiliza el concepto de
ocupación informal previo a la recomendación de la oit, por lo cual no incluye a los asalariados
sin seguridad social. El indicador del inegi que sí los incorpora se denomina tasa de informalidad
laboral (til) (inegi, Boletín de prensa Núm. 449/12; 11 de diciembre de 2012). Para una discusión in
extenso de la metodología aplicada en las nuevas mediciones, véase: inegi (2012 b) e ilo (2012).
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 75

nacional de 2008-2009 fueron más severos y provocaron desajustes de conside-


ración en el mercado laboral, acrecentando el desempleo abierto y la ocupación
informal. Tales desajustes redujeron las remuneraciones reales de los hogares y,
al deteriorar su poder adquisitivo en términos de la canasta básica alimentaria del
coneval, acrecentaron de manera estadísticamente significativa las tasas de po-
breza alimentaria que, con un criterio de continuidad y comparación con años
anteriores, había calculado el coneval para el periodo comprendido entre 2006 y
2012 (cuadro 3).

IV. Estimaciones trimestrales de las tasas de pobreza


alimentaria

Además de las estimaciones oficiales de pobreza calculadas por el coneval con


información de la enigh, esa institución calcula trimestralmente desde 2005 el
itlp, con información sobre ingresos laborales de la enoe. La nota metodológica
que sustenta esas estimaciones explica que, dada la correlación inversa entre los
cambios en la masa salarial y los cambios en la pobreza por ingresos observada
entre 1992 y 2008 (Hernández y Székely, 2009), puede suponerse que se mantie-
ne el comportamiento de espejo entre la masa salarial (salarios por empleo) y la
pobreza laboral, siempre y cuando ambas variables se midan en términos estan-
darizados (coneval, 2010, pp. 17-18). Extendiendo el razonamiento, y dado que
los ingresos laborales representan alrededor de dos terceras partes del ingreso
corriente total y cuatro quintas partes del ingreso corriente monetario de los ho-
gares (Benítez, 2012, p. 21), podemos asumir que se mantiene en el tiempo la
correlación entre las tasas oficiales de pobreza alimentaria y las mediciones rea-
lizadas a partir del ingreso laboral de los hogares.16
Con esa lógica, en lo que sigue utilizamos los informes del itlp procesa- dos por
el coneval tanto a escala nacional como de las 32 entidades federativas del país,
para medir indirectamente la evolución trimestral de las tasas nacionales y
estatales de pobreza alimentaria. En la medida en que el itlp identifica la evolu-
ción del porcentaje de la población que no puede adquirir la canasta alimentaria
con el ingreso de su trabajo, esa proporción queda establecida por el desempeño
del mercado laboral y por los aumentos en la línea de pobreza determinada por el

16
El coneval (2012, p. 20) encuentra un coeficiente de correlación positivo y altamente signi-
ficativo (r = + 0.98; p = 0.01) entre las tasas de pobreza alimentaria calculadas con el ingreso la-
boral de los hogares y las estimadas con base en el ingreso corriente total de los hogares.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 76

costo de la canasta alimentaria. El coneval conforma índices que toman como


base el segundo trimestre de 2005, período inicial de la serie, y valores crecien-
tes (o decrecientes) en los trimestres siguientes, mediciones que se prolongan
hasta el cuarto trimestre de 2012.
Por construcción, sabemos que la evolución del itlp no necesariamente debe
coincidir con la de las tasas oficiales de pobreza alimentaria, en la medida en que
aquél no toma en cuenta los ingresos no laborales, cuya cuantía puede ser
relevante para la medición de la pobreza alimentaria, ni las transferencias recibi-
das por los hogares en forma de remesas del exterior (Esquivel y Huerta-Pineda,
2007) ni las originadas por los programas vigentes de combate a la pobreza (Cor-
tés, Banegas y Solís, 2007).17 Sin embargo, dado que la fracción más relevante
de los ingresos de los hogares la constituyen los ingresos laborales y con el pro-
pósito de simular la evolución trimestral de la pobreza alimentaria entre 2005
y 2012, supondremos que la variación trimestral de la tpa a nivel nacional y de
las 32 entidades federativas puede medirse indirectamente de manera satisfacto-
ria si las tasas oficiales de inicio del periodo (segundo trimestre de 2005)18 se ex-
trapolan para los siguientes trimestres, aplicando la evolución trimestral del itpl
nacional y de cada entidad, con el objeto de analizar su relación con los indicado-
res del mercado laboral (tda y tosi) en las diversas fases del ciclo económico.
Vale hacer hincapié, sin embargo, en que estas extrapolaciones no nece-
sariamente coinciden con las estimaciones oficiales del coneval, especialmente
en 2006, cuando la tasa oficial de pobreza alimentaria fue de sólo 13.8%, en tan-
to que la proyectada con esta metodología alcanzó 17.9%, es decir, 4.1 puntos
porcentuales mayor, a pesar de que en los siguientes años para los que se cuenta
con información oficial la diferencia es menor (0.5 puntos porcentuales más en
2008 y 2.8 puntos porcentuales en 2012), en los que si bien no se elimina la des-
viación, sí se reduce de manera apreciable.19 Los sesgos descritos se reflejan en

17
Para dimensionar lo anterior, considérese que las transferencias recibidas por los hogares
aumentaron casi tres puntos porcentuales como proporción del ingreso corriente total de los ho-
gares, al pasar de 8.6% en 2005 a 11.4% en 2010 (Benítez, 2012, p. 21). Dado que una parte de
las transferencias son recibidas por los hogares con menores ingresos, su efecto sobre la medición
de las tasas de pobreza alimentaria puede ser importante en términos estadísticos, aunque con
posibles diferencias entre las áreas rurales y las urbanas.
18
Calculadas por el coneval (2010) con información del Conteo de Población y Vivienda de ese
año realizado por el inegi.
19
Como se mencionó, el sesgo obedece, en parte, a que el itpl no incluye las transferencias
recibidas por los hogares (remesas y programas para el combate a la pobreza), como lo corrobora
con el signo y significación estadística del coeficiente de correlación de Spearman entre las tasas
trimestrales de pobreza alimentaria así estimadas, y la evolución trimestral de las remesas recibi-
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 77

Cuadro 4. Ecuaciones de regresión entre las tasas oficiales de pobreza alimentaria del
coneval por entidad federativa con base en la enigh y las estimaciones propias a
partir de los índices de pobreza laboral del coneval

Variable enigh 2005 enigh 2008 enigh 2012


β1 0.259

β2 (PL05) 0.983 1

β1 1.75 1

β2 (PL08) 0.846 1

β1 4.229 1
β2 (PL12) 0.7641
Estadísticos
2
R 0.996 0.883 0.823
ser 0.677 3.411 4.099
Función de verosimilitud - 31.909 - 83.629 - 89.517
dw 2.097 1.827 1.718
Criterio de información
2.119 5.352 5.719
de Akaike
Criterio de Schwart 2.211 5.443 5.812
Hannan-Quin 2.149 5.3822 5.75
F (prob.) 8126 (0.0000) 226.8 (0.0000) 139.6 (0000)
2
Muestra 32 32 32
Prueba de Wald (β1 = 0; β2 = 1)
F (2, 30) 1.250 5.191 7.072
χ 2 (2) 2.500 10.381 14.143
Hipótesis nula3 Aceptada Rechazada Rechazada
1
Diferente de 0 a 0.01 de probabilidad.
2
Entidades federativas.
3
1
Hipótesis nula: β = 0; β = 1. 2
Nota: Variable dependiente: tasa oficial de pobreza (coneval con base en datos de la enigh
para 2005, 2008 y 2012). Variable independiente: promedio anual de estimaciones trimestrales
aplicando los índices de pobreza laboral del coneval con la metodología explicada en el texto
para los mismos años.

das por los hogares nacionales reportadas por Banco de México (r = - 0.7288; p = 0.01), lo que
podría explicar que en 2006 las remesas fueron cuantiosas. Como también se hizo notar más arriba,
otra fuente de sesgo podría derivar de la omisión de ingresos de los hogares de la enoe analizada
por Campos-Vázquez (2012), quien muestra que al incluir los ingresos omitidos, se tendrían meno-
res estimaciones de la pobreza laboral que las del coneval en los últimos trimestres de la serie.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 78

las estimaciones de la pobreza alimentaria de las entidades federativas, las cuales


muestran desviaciones respecto de los cálculos oficiales de la pobreza alimenta-
ria que se amplían marginalmente conforme se alejan del periodo base de esti-
mación (cuadro 4).20 En resumen, las mediciones indirectas trimestrales, aunque
no necesariamente invalidan las tendencias seguidas por la pobreza alimentaria a
lo largo del ciclo económico, presentan sesgos que deberán tenerse presentes en
los análisis que se ofrecen a continuación.

V. El ciclo económico y los cambios trimestrales de la pobreza


alimentaria

La gráfica 2 muestra la evolución trimestral de la tpa estimada a nivel nacio-


nal. Se observa que después de la variabilidad registrada entre 2005 y 2007, fue a
principios de 2008, al resentirse las primeras manifestaciones de la fase recesi- va
en los sectores primario y terciario, que la tpa aumentó de manera abrupta y
sostenida hasta el último trimestre de 2009, incrementándose en casi tres puntos
porcentuales, al pasar de 18.4% a 21.3% de la población nacional. Superada di-
cha fase a principios de 2010, la pobreza alimentaria continuó aumentando, aun-
que menos aceleradamente, hasta el tercer trimestre de 2012, a pesar de que la
economía creció 4.6% anual en promedio durante los doce trimestres que se pro-
longó la fase de recuperación (gráfica 2 y cuadro 5).
En las entidades federativas, la tpa siguió tendencias muy similares a la nacional.
Con fines descriptivos, calculamos promedios simples de las tasas tri- mestrales
en las entidades de las tres macrorregiones que venimos analizando (gráfica 3).
Destacan con claridad los notables contrastes en su nivel, determina- dos por
factores económicos y sociales estructurales de larga data, que provocan índices
de pobreza alimentaria más elevados en las entidades del sur-sureste que
en las centrales y las norteñas. Sin embargo, pese a los contrastes absolutos en su

20
La cuantía del sesgo en las entidades se advierte mediante la estimación de ecuaciones de re-
gresión de sección cruzada entre las tasas oficiales de pobreza alimentaria (ENIGH) y nuestras esti-
maciones de pobreza (PL): ENIGHXXj = β1 + β2 * PLXXj en cada uno de los años (2005, 2008 y 2012).
El cuadro 4 muestra que las tres regresiones son estadísticamente significativas ( p = 0.05), y aun-
que los parámetros tienen el signo esperado, no cumplen con los valores requeridos para garantizar
la igualdad de las tasas de pobreza alimentaria estimadas con ambas metodologías, como se apre-
cia mediante la prueba de Wald, cuya hipótesis nula: β 1 = 0 y β2 = 1 se acepta sólo en 2005 y se
desecha en 2008 y 2012 ( p = 0.05). En conjunto, nuestras estimaciones subestiman marginalmente
las tasas de pobreza alimentaria de los estados más desarrollados y sobreestiman, también margi-
nalmente, las de las entidades con mayor rezago económico.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 79

Grá ca 2. México. Evolución trimestral de la TPA nacional estimada a partir de


índices de pobreza laboral, 20051 a 20124
Año
24.0 población nacional)
20051 18.2

23.0 20053 18.8


20054 17.3
20061 18.0

22.0 20063 18.2


20064 18.0
20071 18.9
21.0 20073 18.3
20074 17.8

20.0 20082 17.8


20083 19.4
20084 20.0

19.0 20092 21.2


20093 21.4
20094 21.3
18.0 20102 20.6
20103 20.9

20111 21.3
17.0 20112 21.5
20113 21.9

16.0 20121 21.9


20122 21.9
20123 22.8
20124 22.6

TPA

Fuente: Cálculos propios con la metodología explicada en el texto.

evolución, lo que interesa examinar es que adoptó perfiles muy similares en las
tres macrorregiones, no sólo en términos absolutos de cada trimestre, sino también
en términos incrementales entre trimestres, a lo largo de todo el ciclo económico.21
A pesar de la similitud de la evolución trimestral de la tasa de pobreza en las tres
macrorregiones, el aumento registrado durante la fase recesiva fue mayor en las
entidades centrales (3.2%) que en las norteñas (2.4%) y que en los estados más
pobres, es decir, en los del sur-sureste de México (2.3%). Como ya se men- cionó,
el incremento de la pobreza se prolongó hasta finales de 2012, de manera más
pronunciada en el sur-sureste (1.9%) y en el norte (1.2%) que en el centro (0.8%,
notablemente menor) (cuadro 5). De esta manera, el aumento de las tasas de
pobreza considerando ambas fases (ii y iii) resultó mayor en las entidades del
sur-sureste del país (4.3%), que en las del centro (4%) y que en las del norte

21
Los coeficientes de correlación de Spearman entre la evolución trimestral de la tpa de las tres
macrorregiones resultaron positivos y altamente significativos (p = 0.01): entre el norte y el centro
(r = 0.985); entre el norte y el sur-sureste (r = 0.932) y entre el centro y y el sur-sureste (r = 0.916).
Los coeficientes de correlación en términos incrementales son igualmente positivos y estadística-
mente significativos (0.878, 0.881 y 0.867, respectivamente).
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 80

Cuadro 5. México. tpa estimada trimestralmente1por entidad federativa y agregada


por macrorregión al inicio y final del ciclo económico, y variación, 2005-2012
(porcentajes de la población nacional)

Macrorregiones Fase i : Expansión Fase ii : Contracción Fase iii : Recuperación Fase II y


y entidades III Delta
2
federativas 20051 20074 Delta 20081 20094 Delta 2
20101 20124 Delta 2
3

Norte 8.6 7.9 - 0.7 8.3 10.3 2.4 10.3 11.5 1.2 3.6
Baja California 1.3 1.3 0.0 1.4 2.3 1.0 2.1 2.5 0.2 1.2
Baja California
4.7 3.6 - 1.1 4.3 6.9 3.2 5.8 6.0 - 0.8 2.4
Sur
Coahuila 8.6 7.9 - 0.7 9.2 11.1 3.2 11.6 10.7 - 0.4 2.7
Chihuahua 8.6 7.2 - 1.3 7.3 10.4 3.2 10.6 10.5 0.1 3.2
Nayarit 17.2 14.8 - 2.4 16.1 17.8 3.0 17.4 19.2 1.4 4.4
Nuevo León 3.6 3.8 0.2 4.5 6.0 2.1 5.9 7.6 1.7 3.8
Sinaloa 13.7 13.8 0.1 13.6 15.0 1.2 14.8 18.2 3.2 4.4
Sonora 9.6 9.2 - 0.4 9.7 11.3 2.2 12.9 14.1 2.8 4.9
Tamaulipas 10.3 9.3 - 1.0 8.4 11.8 2.5 12.0 14.7 2.9 5.4
Centro 18.7 17.9 - 0.8 18.8 21.1 3.2 20.6 21.9 0.8 4.0
Aguascalientes 14.9 14.8 - 0.1 15.5 18.6 3.9 18.2 19.6 1.0 4.8
Colima 8.9 7.2 - 1.7 8.7 10.5 3.3 9.3 10.3 - 0.3 3.1
Distrito Federal 5.4 6.3 0.8 6.4 8.1 1.8 7.3 8.8 0.8 2.6
Durango 24.4 20.4 - 4.0 21.6 26.5 6.0 24.8 24.8 - 1.7 4.4
Estado de
14.3 14.5 0.2 15.0 17.8 3.3 16.6 19.3 1.5 4.8
México
Guanajuato 18.9 19.4 0.5 21.4 24.6 5.2 24.8 25.5 1.0 6.1
Hidalgo 25.7 25.8 0.2 27.5 28.8 3.0 29.3 28.0 - 0.8 2.2
Jalisco 10.9 9.9 - 1.0 10.1 12.6 2.6 11.4 11.2 - 1.4 1.3
Michoacán 23.3 22.5 - 0.8 22.4 22.1 - 0.4 24.3 27.1 5.0 4.7
Morelos 10.7 10.4 - 0.3 10.8 12.5 2.2 11.8 12.9 0.4 2.5
Puebla 26.7 26.1 - 0.6 27.4 29.4 3.4 29.6 30.3 0.9 4.3
Querétaro 12.5 12.0 - 0.5 12.5 14.3 2.4 13.6 15.8 1.5 3.9
San Luis Potosí 25.7 25.8 0.1 26.6 29.5 3.7 29.3 32.2 2.7 6.4
Tabasco 28.5 23.4 - 5.1 24.6 27.9 4.5 26.9 32.1 4.2 8.7
Tlaxcala 17.9 19.6 1.7 21.2 25.3 5.7 24.4 24.1 - 1.3 4.5
Veracruz 28.0 27.1 - 0.9 26.7 28.8 1.7 28.6 28.7 - 0.1 1.6
Zacatecas 20.9 19.0 - 1.9 20.5 20.9 1.9 20.5 21.9 1.0 2.9
Sur-sureste 29.4 28.7 - 0.6 28.8 31.1 2.3 30.8 33.0 1.9 4.3
Campeche 20.0 17.8 - 2.2 17.8 18.4 0.6 19.3 19.0 0.6 2.2
Chiapas 47.0 45.3 - 1.7 44.8 45.9 0.6 45.0 47.4 1.4 2.1
Guerrero 42.0 41.8 - 0.2 42.0 45.3 3.5 44.9 51.1 5.7 9.2
Quintana Roo 11.0 11.3 0.3 10.7 14.2 2.9 14.3 16.3 2.1 5.1
Oaxaca 38.1 39.2 1.0 40.1 43.4 4.2 42.2 43.8 0.4 4.6
Yucatán 18.1 17.0 - 1.1 17.3 19.2 2.2 19.0 20.3 1.1 3.3
Nacional 18.2 17.8 - 0.4 18.4 21.3 3.5 20.7 22.6 1.3 4.8
1
Porcentaje de la población en condiciones de pobreza alimentaria en el año y trimestre que se
indica.
2
Aumento (disminución) entre el final de una fase y el inicio de la otra (puntos porcentuales).
3
Aumento (disminución) de la tpa durante las fases i y iii de manera agregada (puntos por-
centuales).
Fuente: Estimaciones propias a partir de información de coneval, procesada con la metodo- logía
explicada en el texto.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 81

Grá ca 3. México. Evolución trimestral de la TPA estimada para tres macrorregiones,


20051 a 20124
(porcentaje de la población)
34.0 Norte Centro Sur- sureste

20052 9.1 18.9 30.3


31.0 20053 9.4 19.0 30.8

20061 8.3 18.4 29.7


28.0 20062 7.9 17.6 29.2
20063 8.7 18.3 29.8

20071 8.5 19.1 30.4


25.0 20072 8.0 18.2 29.1

20074 7.9 17.9 28.7


22.0 20061 8.3 18.8 28.8

20083 9.4 19.5 29.8


20084 9.2 19.9 30.5
19.0 20091 9.8 20.2 29.8

20093 11.2 21.3 31.7


16.0 20094 10.3 21.1 31.1

20102 10.1 20.5 30.6


20103 10.9 20.5 31.5
13.0 20104 10.9 21.1 31.6

20112 10.9 21.2 31.1


10.0 20113 11.7 21.4 31.9

20121 11.3 21.4 31.7


7.0 20122 11.5 21.4 31.4
20123 12.3 22.2 32.5
20124 11.5 21.9 33.0

Norte Centro Sur-sureste


Fuente: Cálculos propios con la metodología y agregación descritos en el texto.

(3.6%), aunque no cabría descartar que estas tendencias estuviesen influidas de


alguna manera por los sesgos en las estimaciones señalados más arriba.
Aunque el sur-sureste no resultó muy afectado en la fase recesiva, sí lo fue
durante la fase de recuperación, de manera que tomadas en conjunto se vie- ron
especialmente perjudicadas entidades como Guerrero (9.2%) y Quintana Roo
(5.1%), por la aguda contracción del turismo internacional; en contraste, otros
estados de esa misma macrorregión vinculados con sectores económicos tradi-
cionales, como Yucatán, Chiapas y Campeche, experimentaron una contracción
menos severa (por debajo de 3.5%). En el centro, el aumento de la tpa fue tam-
bién de significación en las dos últimas fases del ciclo, tanto en entidades tradi-
cionalmente rezagadas, como Tabasco y San Luis Potosí (más de 6%), como en
otras de nueva industrialización como Guanajuato, Aguascalientes, Querétaro y
Puebla (entre 4% y 6%). Por último, algunos estados del norte vieron crecer, tam-
bién de manera singular, su pobreza alimentaria en ambas etapas, especialmente
las fronterizas que alojan los principales centros maquiladores de exportación del
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 82

país, como Tamaulipas y Sonora (más de 5%), y menos severamente Nuevo


León, Coahuila, Baja California y Baja California Sur (cuadro 5).
En resumen, lo generalizado de la contracción y de la lenta recuperación a lo
largo y ancho del territorio nacional sugiere que la propagación regional de la
crisis, aunque de manera diferenciada en cada macrorregión, fue especialmen- te
severa en las entidades abocadas al turismo y a las manufacturas de exportación del
centro y del norte del país, en comparación con los estados preferentemente
orientados al mercado interno, en especial los más vinculados con sectores eco-
nómicos tradicionales tanto del centro como del sur-sureste.

VI. El mercado laboral y los factores determinantes


de la pobreza: Un análisis cuantitativo

Diversos estudios analíticos que abordan el examen cuantitativo de la relación


entre el ciclo económico y la pobreza destacan preferentemente los efectos de al-
gunos instrumentos de política pública utilizados para mitigarla mediante proce-
sos de ajuste (Demery y Squire,1996; Romer y Romer, 1998). Nuestro interés es,
quizás, más modesto, en la medida en que buscamos analizar la relación cuantita-
tiva que se observa entre la evolución del ciclo económico en México y sus efec-
tos sobre la pobreza alimentaria, medida por el desempeño de dos indicadores del
mercado laboral. Con ese objetivo, en este apartado tratamos de explicar la evo-
lución trimestral de la tda de las 32 entidades federativas del país, a lo largo de
los 32 trimestres que duró el ciclo que va desde los antecedentes hasta las secue-
las que dejó en la economía mexicana la gran recesión global de 2008 y 2009.
Para ello, inicialmente planteamos dos hipótesis: 1) dado el carácter
contracíclico que adopta la tda en la mayoría de los países, esperaríamos que en
México la pobreza alimentaria se incrementara en la fase recesiva y tendiera a
aminorarse –aunque de manera más pausada– durante la recuperación, espe-
cialmente en el caso de crisis financieras como la recientemente registrada;
2) por otra parte, y aunque no existe consenso entre los especialistas,22 la eviden-
cia sobre México indica un doble comportamiento (pro- y contracíclico) del em-

22
En efecto, suele aceptarse que en la medida en que la ocupación informal resulta de segmen-
taciones del mercado laboral, su comportamiento es típicamente contracíclico (Loayza y Rigolini,
2006), en tanto que si no existen segmentaciones significativas, se sostiene que su carácter es pro-
cíclico, es decir, aumenta el autoempleo informal en las fases expansivas del ciclo y disminuye en
las recesiones (Boeri y Van Ours, 2008). Un extenso examen de países latinoamericanos concluye
que en los mercados laborales de los países de la región se comprueba la presencia de mayor
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 83

pleo informal a lo largo del ciclo económico completo (Maloney, 1998; Loayza y
Sugawara, 2009; Hernández Laos, Solís y Stefanovich, 2013), por lo que no es-
tablecemos a priori el sentido de la causalidad entre la evolución de la actividad
económica durante el ciclo y sus efectos sobre la tasa de empleo informal. Con
base en lo anterior, en caso de resultar contracíclico el comportamiento conjunto
de ambos indicadores, en la segunda parte del ejercicio esperaríamos que en la
fase contractiva se redujeran los ingresos de los hogares afectados, lo que au-
mentaría la tpa. Ello tendería a revertirse durante la recuperación de la econo-
mía, aunque posiblemente con escaso dinamismo en el mediano plazo, si se
rezaga la recuperación del empleo formal y de los ingresos reales.
La cuantificación se lleva a cabo mediante dos modelos dinámicos de regresión
con un panel de datos que cubre las entidades federativas (i = 1… 32) y los 32
trimestres que abarcaron las tres fases de este ciclo económico (t =
20051… 20124). Primeramente relacionamos los indicadores del mercado laboral
con las variaciones estatales y trimestrales de la actividad económica secto-
rial (modelo i); después cuantificamos los efectos ejercidos por los indicadores
laborales sobre la tda de cada entidad (modelo ii).
De acuerdo con otros ejercicios empíricos similares,23 el modelo i adopta una
especificación que permite cuantificar de manera dinámica los efectos del
comportamiento sectorial de la economía sobre los dos indicadores ya examina-
dos del mercado laboral, la tda y la tosi, como se expresa a continuación:

ln(TDA ) = ρ i,t 1
ln(TDAi,t-1 ) + Σ β1 k ln(IEki,t) + λ1,t + µ1,i + φ1,i,t + ϵit (1)

ln(TOSI ) = ρ i,t 2
ln(TOSIi,t-1 ) + Σ β2 k ln(IEki,t) + λ2t + µ2i + φ2,i,t + ϵit (2)

donde los subíndices i y t expresan, respectivamente, las entidades federativas


(i
1
= 1... 32) y los trimestres analizados (t = 2005 ... 2012 ).4 Se procesa la infor-
mación con un panel dinámico, introduciendo como explicativas la variable de-
pendiente con un rezago trimestral, y se introducen k indicadores económicos
sectoriales (k =1... 3) de los estados, cuya evolución afecta el comportamiento de
los indicadores laborales; λt, representa los efectos temporales agregados; µi y φit,

segmentación durante las recesiones y mayor integración en las recuperaciones, lo que explica su
doble carácter pro- y contracíclico en ambas fases (Perry et al., 2008).
23
Los esquemas empíricos que aplicamos parten del modelo utilizado por Gundersen y Ziliak
(2004) para cuantificar los determinantes de la evolución de la pobreza en los cincuenta estados de
Estados Unidos.
Cuadro 6. México. Ecuaciones de regresión entre la tda y la tda con indicadores trimestrales sectoriales de la actividad económica

84
de las entidades federativas del país,1 2005 1
a 20124

Economía: teoría y práctica • Nueva Época, número 40, enero-junio 2014


Regresión 1(a)2 Regresión 1(b)3 Regresión 1(c)3 Regresión 2(a)2 Regresión 2(b)3 Regresión 2(c)3
ln(tda) ln(tda) ln(tda) ln(tosi) ln(tosi) ln(tosi)
Variable (mco panel dinámico) (mgm panel dinámico) (mgm panel dinámico) (mco panel dinámico) (mgm panel dinámico) (mgm panel dinámico)
Coeficiente Probabilidad Coeficiente Probabilidad Coeficiente Probabilidad Coeficiente Probabilidad Coeficiente Probabilidad Coeficiente Probabilidad
Constante 4.8277 0.0000 8.8669 0.0006 8.4279 0.0003 1.2936 0.0004 3.7045 0.0001 2.3875 0.0000
ln(tda (-1)) 0.5545 0.0000 0.5553 0.0000 0.5555 0.0000
ln(tda)
ln(tosi (-1)) 0.5494 0.0281 0.5504 0.0000 0.5512 0.0000
ln(igaep) - 0.0924 0.0000 - 0.6498 0.0041 - 0.6032 0.0021 - 0.0329 0.0000 - 0.2628 0.0023 - 0.1985 0.0027
ln(igaes) 0.0124 0.7760 - 0.0405 0.6418 0.0030 0.8485 - 0.0440 0.1860

ln(igaet) - 0.8006 0.0001 - 1.0500 0.0145 - 1.0439 0.0117 0.0657 0.3558 - 0.1680 0.2772
Efectos fijos si 0.0000 si 0.0000 si 0.0000 si 0.0000 si 0.0000 si 0.0000
(sc & pf)
Estadísticos
R2 0.9025 0.8334 0.8447 0.9478 0.8970 0.9221
R 2 (ajustada) 0.8956 0.8217 0.8340 0.9441 0.8898 0.9168
ser 0.1398 0.1827 0.1763 0.0497 0.0698 0.0606
Función de 578.2447 1603.7580
verosimilitud
dw 2.2599 2.2517 2.2491 2.1581 2.2084 2.1881
Criterio de
información - 1.0328 - 3.1003
de Akaike
Criterio de 0.7068 - 2.7743
Schwart
Hannan-Quin - 0.9088 2.9764
Estadístico F 131.8 0.0000 258.5 0.0000
Estadístico j 8.37E-12 0.2325 1.07E-11 3.7709
Residuos
(Jarque-Bera) 22.2480 0.0000 - 8.5811 0.0000 10.4040 0.0000 22.9088 0.0000 1.1786 0.5547 2.7268 0.1958
Raíz unitaria, - 15.3838 0.0000 - 12.3993 0.0000
residuos 5/
N 992 992 992 992 992 992
1
Variables ajustadas por estacionalidad respecto del promedio móvil.
2
Mínimos cuadrados ordinarios (mco) con un panel dinámico (32 entidades y 32 trimestres) y efectos y periodos fijos.
3
Método generalizado de momentos (mgm) con un panel dinámico (32 entidades y 32 trimestres) con efectos y periodos fijos; instrumentos:
igaep, igaes , igaet, con rezago trimestral.
4
mgm con un panel dinámico (32 entidades y 32 trimestres) con efectos y periodos fijos; instrumentos: igaep e igaet, con rezago de un
trimestre, y tda con rezago de uno y dos trimestres.
5
Estadístico t y nivel de significación de la presencia de raíz unitaria en los residuos de las ecuaciones, resultado de aplicar la prueba de Levin,
Lin y Chu.
Nota: ln(x) expresa el logaritmo natural de la variable: Tda = tasa de desempleo abierto; TosI = tasa de ocupación del sector informal; IGaEP =in-
dicador estatal de actividades económicas primarias; IGaEs = indicador estatal de la actividad económica del sector secundario; IGaET = indicador
global de la actividad económica del sector terciario.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 85

los efectos fijos y de tendencia que son específicos para cada estado, y ϵit, un
error aleatorio.
En ambas ecuaciones incluimos un rezago trimestral de la variable de- pendiente
porque es posible esperar, a nivel agregado de las entidades, que am- bos
indicadores laborales (en especial el empleo informal) respondan con relativa
lentitud a los cambios trimestrales de las condiciones económicas. Como indica-
dor de la evolución trimestral utilizamos el Indicador General de la Actividad
Económica Estatal, con una desagregación sectorial para identificar los efectos
diferenciados de los sectores primario (igaep), secundario (igaes) y terciario
(igaet) sobre los indicadores del mercado laboral.24
El cuadro 6 despliega diferentes estimaciones de ambas ecuaciones. Las
regresiones 1(a) y 2(a) son estimaciones dinámicas por mínimos cuadrados ordi-
narios (mco) con efectos temporales y fijos,25 las cuales cumplen las pruebas es-
tadísticas usuales en este tipo de regresiones.26 Como era de esperarse, ambas
estimaciones muestran que tanto tda como tosi se ven afectadas por sus propios
niveles del trimestre previo y que los coeficientes de determinación de las es-
timaciones son elevados y estadísticamente significativos. Sin embargo, se de-
tecta que en tanto la tda registra una elasticidad negativa y estadísticamente
significativa respecto del igaep y del igaet, la tosi sólo muestra elasticidad ne-
gativa y estadísticamente significativa respecto del igaep, pero no respecto del
igaes y el igaet.
Los resultados anteriores, si bien son de interés, podrían estar afectados en algún
grado por la endogeneidad de las variables independientes;27 para evitar este
problema se recurrió al despeje de ambas ecuaciones por el método genera-
lizado de momentos (mgm), utilizando como instrumentos las mismas variables
24
Las variables fueron ajustadas por estacionalidad respecto de la evolución de su media móvil, y
comprobada su raíz unitaria con la prueba de Levin, Lin y Chu, como se muestra en el cuadro a.1 del
anexo.
25
La introducción de efectos fijos en las estimaciones permite considerar que si bien el efecto
de la actividad económica (total o sectorial) es igual para todas las entidades federativas, la cons-
tante para cada una de ellas puede ser diferente, lo que estaría reflejando características idiosin-
cráticas de las diversas entidades, derivadas de factores no incluidos en las ecuaciones de regre-
sión. Los efectos fijos temporales permiten identificar las repercusiones en cada entidad federativa
que varían trimestralmente en el período de análisis.
26
Las pruebas estadísticas aplicadas a las cuatro regresiones ( p = 0.01) fueron: normalidad,
exogeneidad y homocedasticidad de los residuos; por falta de espacio no presentamos los resul-
tados de las pruebas ni los valores de los coeficientes de los efectos fijos y temporales.
27
Como lo confirma el análisis de causalidad de Granger entre algunas de las variables depen-
dientes y las dos independientes.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 86

pero con un rezago trimestral para garantizar una mayor exogeneidad, como se
muestra en las regresiones 1(b) y 2(b) del mismo cuadro 6. Estas nuevas estima-
ciones confirman las anteriores respecto al signo y la significación de las elastici-
dades respectivas, pero ilustra con claridad que los efectos de la economía sobre
los indicadores laborales son mayores en términos absolutos que los mostrados en
las estimaciones anteriores. Dada la escasa significación estadística de los
efectos del igaes sobre la tda, la regresión 1(c), realizada también por el mgm
con las mismas variables instrumentales, describe los efectos estadísticamente
significativos sobre la tda y cumple con las diferentes pruebas estadísticas usua-
les, cuyos indicadores se muestran en la parte inferior del mismo cuadro. Estos
resultados confirman con claridad los efectos contracíclicos que imponen las ac-
tividades primarias y terciarias sobre el desempleo abierto, siendo de mayor rele-
vancia en términos absolutos los del sector terciario que los del primario.
En el caso de la regresión 2(b), el cálculo por mgm, utilizando como ins-
trumentos los mismos indicadores de la actividad sectorial con un rezago trimes-
tral, pone de manifiesto, a juzgar por el signo negativo de los parámetros
correspondientes, el efecto contracíclico que ejerce la actividad económica sobre
la tosi; sin embargo, sólo la del sector primario tiene significación estadística
(p = 0.01), no así las secundarias y terciarias. Para cuantificar sólo los efectos
estadísticamente significativos, la regresión 2(c) muestra los valores esperados
de los parámetros, lo que confirma el carácter contracíclico del empleo informal
generado por los movimientos en las actividades primarias.
Examinemos ahora el modelo ii, que cuantifica los efectos del mercado laboral
(tda y tda) sobre la tpa de las entidades federativas. En este caso se adopta una
especificación similar a la propuesta por Gurdensen y Ziliak
(2006, pp. 66-67) que también implica medias condicionadas lineales:

ln(TPA ) = p’1 ln(TPAi,t-1) + Σ β’k ln(IMLki,t) + λ’1,t + µ’1,i + φ’1,i,t + ϵ’it


i,t
(3)

Como en el anterior, en este modelo las variables también se ajustan por


estacionalidad respecto a su media móvil y se comprueba que son estacionarias de
grado uno.28 En esta ecuación, los subíndices i y t expresan, respectivamente, las
entidades federativas (i = 1... 32) y los trimestres analizados (t = 2005 ...1 2012 );4

28
Se aplicó la prueba de raíz unitaria de panel, utilizando el kernel de Bartlett, y se obtuvieron
valores del estadístico t (prueba de Levin, Lin y Chu) que resultan significativos estadísticamente
(p = 0.01); por razones de espacio no se presentan los resultados.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 87

la información se procesa de manera dinámica, introduciendo como explicativa la


variable dependiente con un rezago trimestral, y se incluyen k indicadores del
desempeño del mercado laboral (IMLk, k = 1, 2), cuya evolución afecta el com-
portamiento de la tpa; λ’ expresa
t
los efectos temporales agregados de esta rela-
ción;
i
µ’ y φ’ it
, los efectos fijos y de tendencia específicos de los estados, y ϵ’it es
un error aleatorio.
En (3) se incluye un rezago trimestral en la variable dependiente porque, al
persistir en los hogares, a nivel agregado de las entidades las tasas de pobreza
responden lentamente a los cambios trimestrales de las condiciones económicas
(Gundersen y Ziliak, 2004, p. 68). En las especificaciones 3(a) y 3(b) introduci-
mos la variable de la tosi con su valor corriente (TOSIi, t ) y en la (3c) con un reza-
go trimestral (TOSIi, t -1), porque resulta razonable suponer que sus efectos sobre
la pobreza demoren en presentarse, por ejemplo, un trimestre, en tanto que las
repercusiones de la tda se manifiesten de manera más inmediata, es decir, en el
mismo trimestre en que se ve perturbada la actividad económica.29
El cuadro 7 muestra los resultados de las regresiones. La 3(a) se calcula por mco,
en tanto que en la 3(b) y la 3(c) se aplica el mgm, las cuales pasan satis-
factoriamente las pruebas estadísticas usuales.30 Las tres regresiones muestran,
por una parte, la demora trimestral que toma el ajuste de la tpa corriente a cam-
bios en las condiciones del mercado laboral del trimestre previo, lo que confirma
lo adecuado del enfoque dinámico aplicado. Si bien se toma como variables expli-
cativas los dos indicadores del desempeño laboral, en las primeras dos (3a y 3b) se
supone que sus efectos tienen lugar en el trimestre corriente, en tanto que para la
(3c) se asume, por las razones apuntadas más arriba, que la tosi tarda un tri-
mestre en agotar sus efectos sobre la tasa de pobreza de las entidades federativas,
por lo que se especifica con un rezago trimestral (TOSIt -1).
29
La razón del rezago se basa en la posibilidad de que parte importante de los que ingresan a las
ocupaciones informales en la etapa recesiva estuvieron un tiempo (un trimestre, por ejemplo) en
condiciones de desempleo abierto, a la espera de obtener de nuevo un trabajo formal; al no conse-
guirlo, y dada la ausencia de un seguro de desempleo universal en México, se podría esperar que,
conforme se profundiza la contracción y por la necesidad de percibir algún ingreso, una proporción
de esas personas se inserta en ocupaciones informales, lo que puede colocar a sus hogares en con-
diciones de pobreza alimentaria. De ser así, el proceso se revertiría –al menos parcialmente– en la
etapa de recuperación, confirmando el carácter contracíclico de la informalidad.
30
En este caso, las pruebas de inferencia estadística aplicadas permiten comprobar también ( p
= 0.01) la normalidad de los residuos, la ausencia de autocorrelación y de multicolinealidad
entre las variables independientes, y la exogeneidad de las variables explicativas; por falta de espa-
cio tampoco presentamos los resultados de estas pruebas ni los valores de los efectos fijos y tempo-
rales de las estimaciones.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 88

Cuadro 7. México. Ecuaciones de regresión entre la tpa con la tda y la tosi de las
32 entidades federativas del país, 20051 a 20124 1

Regresión 3(a)2 Regresión 3(b)3 Regresión 3(c)4


ln(tpa) ln(tpa) ln(tpa)
Variable (mgm - panel dinámico) (mgm - panel dinámico)
(mco - panel dinámico)
Coeficiente Probabilidad Coeficiente Probabilidad Coeficiente Probabilidad
Constante 0.4015 0.0000 - 0.0693 0.7006 0.3209 0.0000
ln(tpa (- 1)) 0.7559 0.0000 0.7549 0.0000 0.7590 0.0000
ln(tpa) 0.0712 0.0000 0.0425 0.0372 0.0588 0.0020
ln(tosi) 0.0544 0.0522 0.2114 0.0003
ln(tosi (- 1)) 0.0816 0.0058
Efectos fijos
si 0.0000 si 0.0000 si 0.0000
(sc & pf)
Estadísticos
2
R 0.9954 0.9952 0.9954
R 2 (ajustada) 0.9950 0.9949 0.9950
ser 0.0489 0.0497 0.0489
Función de
1619.79
verosimilitud
dw 2.4928 2.4631 2.4826
Criterio de
información - 3.1347
de Akaike
Criterio de
- 2.8136
Schwart
Hannan-Quin - 3.0126
Estadístico F 3104.8 0.0000
Estadístico j 22.7294 29.9501
Residuos
22.9954 0.0000 28.2223 0.0000 26.1754 0.0000
(Jarque-Bera)
Raíz unitaria,
- 0.1238 0.0000 - 12.0815 0.0000 - 11.5070 0.0000
residuos 5
N 992 992 992
1
Variables ajustadas por estacionalidad respecto del promedio móvil.
2
Mínimos cuadrados ordinarios (mco) con un panel dinámico (32 entidades y 32 trimes- tres) y
efectos y periodos fijos.
3
Método generalizado de momentos (mgm) con un panel dinámico (32 entidades y 32 tri-
mestres) con efectos y periodos fijos; instrumentos: índices de la actividad económica estatal
con rezago de un trimestre, al igual que la tda y la tosi.
4
mgm con un panel dinámico (32 entidades y 32 trimestres) con efectos y periodos fijos;
instrumentos: índices de la actividad económica estatal y tda con rezago de un trimestre, y tosi
con rezago de dos.
Nota: ln(x) expresa el logaritmo natural de la variable: tpa = tasa de pobreza alimentaria;
tda = tasa de desempleo abierto; tosi = tasa de ocupación del sector informal.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 89

Como se observa en el cuadro 7, los resultados de la regresión 3(a) muestran que


las elasticidades de la tda y de la tosi sobre la tpa son positivas, aunque sólo es
estadísticamente significativa la primera ( p = 0.01), no así la se- gunda ( p <
0.01). En el cálculo por mgm (regresión 3b),31 si bien no se modifica el signo de
las elasticidades, sí cambia significativamente su valor absoluto, lo que podría
indicar la presencia de endogeneidad en las estimaciones anteriores. En 3(b) se
detecta que la elasticidad de la tpa respecto de cambios en la tosi es del orden de
cinco veces que la de la tda, aunque en este cálculo la primera no alcanza el nivel
de significación estadística requerido.
Por lo anterior, y dada la ligera correlación entre tda y tosi,32 optamos por
introducir la tosi con un rezago trimestral, como se muestra en la regresión
3(c). Esta ecuación, que pasa todas las pruebas estadísticas usuales, muestra con
un elevado grado de significación estadística ( p = 0.01) que la elasticidad de la
tda sobre la tpa es relativamente mayor (≈ + 0.06), lo que indica que, dado el
carácter contracíclico de la tda, sus movimientos afectan de manera directa
y estadísticamente significativa la tpa, acrecentándola en la etapa recesiva y dis-
minuyéndola durante la recuperación. En contraste, las variaciones de la infor-
malidad, a pesar de su carácter también contracíclico, parecieran no incidir de
manera significativa sobre los indicadores de pobreza alimentaria en el mismo
periodo en que ocurren, sino que su efecto se presenta un trimestre después de
que se ve perturbada la actividad económica, con una elasticidad cuyo valor ab-
soluto es ligeramente mayor al que registran las variaciones del desempleo abier-
to en el período corriente (≈ 0.8).
A partir de los planteamientos conceptuales expuestos y de los resulta- dos
obtenidos en las estimaciones econométricas descritas por los dos modelos
planteados, y tomando sólo los resultados más consistentes y confiables (regre-
siones 1c, 2c y 3c), en términos estadísticamente significativos ( p = 0.01) pode-
mos inferir lo siguiente:

1. Las perturbaciones de la actividad primaria y de la terciaria, provocadas por


el ciclo económico, afectan procíclicamente a la tda, y las de las actividades
primarias a las tasas de empleo informal de las entidades federativas,
acrecentándolas durante la fase recesiva y reduciéndolas en
31
Para el que se toman como instrumentos los dos indicadores laborales y los indicadores econó-
micos sectoriales con un rezago trimestral.
32
El coeficiente de correlación entre ambas variables (r = - 0.0801) con 1 024 observaciones es
≠ 0; p = 0.05).
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 90

la recuperación, al contrario de las variaciones de la actividad secundaria, que


parecieran no repercutir de manera estadísticamente significativa sobre ninguno
de los dos indicadores del mercado laboral mexicano.
2. La contracción de las actividades primarias y de las terciarias acrecentó la
desocupación abierta de manera más acentuada que la informalidad y, a la vez, las
repercusiones del sector terciario sobre la tda son mayores que las del primario.
3. En consecuencia, además del encarecimiento de la canasta alimentaria durante
la gran recesión de 2008-2009, las perturbaciones de la actividad económica
repercutieron desfavorablemente sobre el mercado laboral, lo que afectó aún más
las condiciones de bienestar de los hogares mexicanos al acrecentar la incidencia
de la pobreza alimentaria en los hogares en los que uno o más de sus miembros
perdieron el empleo durante la etapa recesiva y/o en aquellos que, con un rezago
trimestral, se insertaron en la informalidad con objeto de compensar, al menos
parcialmente, los ingresos perdidos.
4. Por último, y en términos cuantitativos, destaca el que los efectos des-
favorables del ciclo económico sobre la pobreza alimentaria provoca- dos por el
desempleo son estadísticamente menores en valor absoluto (|η| ≈ 0.06) que los
inducidos un trimestre después de haber incidido so- bre la ocupación informal
(|η| ≈ 0.08).

Sin duda, los resultados anteriores corroboran que la asociación entre el ciclo
económico y la pobreza alimentaria estuvo mediada en parte importante por el
desempeño del mercado laboral. En términos esquemáticos, es posible afirmar,
entonces, que la recesión de 2008-2009, por su origen externo, al con- traer las
exportaciones manufactureras y repercutir, además, desfavorablemente sobre las
actividades terciarias, acrecentó la tpa de los estados norteños del país,
principalmente como consecuencia del aumento en sus niveles de desempleo
abierto. En las entidades centrales, junto con el sector secundario, la recesión
afectó también a las actividades primarias y terciarias, aumentando no sólo el
desempleo, sino la tasa de informalidad que, con un rezago trimestral, habría
tendido a incrementar la pobreza alimentaria de los hogares. Por último, en los
estados del sur-sureste, en los que predominan las estructuras tradicionales de
producción, los efectos de la contracción sobre las actividades económicas en
general fueron menos acentuados y, en parte por ello, las repercusiones sobre la
pobreza alimentaria fueron notablemente menores.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 91

Epílogo: convergencia regional de la tpa

La relación observada entre el ciclo económico y la pobreza alimentaria tuvo re-


percusiones muy interesantes sobre la evolución de la tpa de las entidades fede-
rativas, cuyos valores particulares tendieron a converger durante la fase recesiva
en términos absolutos. A partir de la hipótesis de Gerschenkron (1962) y Abra-
movitz (1986),33 Ravallion (2009) enunció las condiciones para la convergencia
de la tasa de pobreza entre países (regiones), al señalar que ésta depende de la
distribución inicial del ingreso de las regiones atrasadas, ya que una desigualdad
muy acentuada puede anular las ventajas del atraso de las economías rezagadas.
En esta investigación se parte de otra hipótesis diferente, aunque relacio- nada,
propuesta por Cortés y Rubalcava (1991), sobre la tendencia a la iguala- ción por
empobrecimiento. Esta propuesta, basada en la observación del caso mexicano,
sostiene que la desigualdad de la distribución del ingreso en nuestro país
disminuye durante las etapas recesivas y se incrementa en las expansivas. La
redistribución que suele observarse durante las fases contractivas del ciclo en
México se acompaña del empobrecimiento más que proporcional de los hogares
ricos con respecto al de los hogares pobres, proceso que se revierte en las etapas
expansivas. Las tendencias anteriores se derivan, sostienen dichos autores, de la
composición típica de los hogares comprendidos en el decil más rico de la pobla-
ción, formado principalmente por profesionistas, empresarios y burócratas de alto
nivel, cuyos ingresos suelen disminuir con la recesión y aumentar con la re-
cuperación de manera más que proporcional que los del resto de los hogares
mexicanos.
Extrapolando esa regularidad empírica al ámbito geográfico, observa- mos que
el patrón sectorial-regional de la reciente crisis, al manifestarse con ma- yor
acento en las entidades económicamente más avanzadas, es decir, en las norteñas
y centrales, que en las tradicionalmente rezagadas del sur-sureste del país, y a
pesar de los sesgos incurridos en nuestras estimaciones de las tasas de
pobreza alimentaria,34 incrementó más que proporcionalmente la pobreza ali-

33
Gerschenkron y Abramovitz plantearon lo que ahora conocemos como la hipótesis de la con-
vergencia, con la cual sostuvieron que bajo ciertas condiciones los países (regiones) atrasados cre-
cen más aprisa que las economías ricas, lo que con el tiempo tiende a cerrar la brecha entre ambos
grupos.
34
Recordemos que al compararlas con los cálculos oficiales del coneval basados en las cifras
de la enigh para 2008 y para 2012, nuestras estimaciones tienden a sobreestimar la tpa de las enti-
dades más pobres del país y a subestimar la de las entidades económicamente más avanzadas.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 92

mentaria en las entidades “ricas” que en las “pobres”, provocando una clara tra-
yectoria convergente entre ellas durante la fase recesiva del ciclo 2005-2012.

Cuadro 8. México. Regresiones para evaluar la convergencia β de las tpa de las


32 entidades federativas, calculadas a partir de la enigh y con promedios anuales de
estimaciones trimestrales calculados con índices de pobreza laboral anualizados

Variable dependiente: tasa de crecimiento medio anual de la tpa


calculada con
Variables
1 2
independientes Índices trimestrales de pobreza laboral enigh

20051-20074 20074-20094 20094-20124 20051-20124 2005-2012

Constante - 0.003 0.309 4


0.061 4
0.108 4
0.249 4

enigh2005 - 0.079 **
ipl 20051 - 0.0040

ipl 20074 - 0.082 4


ipl 20091 - 0.015 4
ipl 20051 - 0.028 4
Estadísticos
N 32 32 32 32 32
2
R 0.013 0.766 0.144 0.615 0.691
2
R (ajustada) - 0.020 0.758 0.012 0.602 0.682
Estadístico F 0.382 98.171 5.028 47.873 67.200
(Probabilidad) 0.541 0.000 0.033 0.000 0.000
Velocidad de
ns 0.122 0.016 0.032 0.115
convergencia
5
Años ns 8 63 32 9

1
Variable dependiente: tasa de crecimiento medio anual de la tpa anualizada, calculada
mediante índices de pobreza laboral con la metodología explicada en el texto.
2
Variable dependiente: tasa de crecimiento medio anual de la tpa calculada por el
coneval con información de la enigh.
Variables independientes: enigh05 = tasa de pobreza alimentaria en el año inicial (2005)
calculada con la enigh; ipl200xx = tasa de pobreza inicial en un trimestre y año específicos
calculada con la metodología explicada en el texto.
3
Diferente de 0 a 5% de probabilidad.
4
Diferente de 0 a 1% de probabilidad.
5
Número de años requeridos para eliminar la dispersión de la tpa entre las entidades a la
velocidad de convergencia registrada en cada periodo.
ns = no significativo.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 93

Dos métodos permiten evaluar las tendencias convergentes de la tasa de pobreza


de las entidades federativas: la convergencia σ y la convergencia β (no
condicional). La primera evalúa si la dispersión de la tpa entre las entidades,
medida por la desviación estándar de los logaritmos, tendió a decrecer durante la
recesión; la segunda se valora mediante una ecuación de regresión que identifica
la velocidad de convergencia entre dos momentos en el tiempo y permite estimar
el número de años que tomaría el proceso para disminuir esa dispersión, diga-
mos, a un nivel equivalente a cuatro quintas partes del observado en la etapa ini-
cial del ciclo.35
Dado que la convergencia σ reclama la existencia de la convergencia β
(Sala-i-Martin, 2000, pp. 197-98), se examinará primero esta última. Como se
observa en el cuadro 8, las estimaciones para el periodo previo a la recesión
(2005 1 a 20074) no muestran una tendencia convergente de las tpa estatales, dada
la nula significación estadística de la regresión y sus parámetros. Por el contra-
rio, en el período recesivo (2008 1 a 20094) dicha tasa sí registra una significati-
va tendencia convergente, a un ritmo de 12.2% por año en promedio, que de
prolongarse por ocho años más eliminaría la dispersión registrada a finales de
la primera etapa del ciclo.
Por último, durante la recuperación (2010 1
a 20124) la tendencia con-
currente de la tasa de pobreza no eliminó, aunque redujo, la significación esta-
dística de las estimaciones, al disminuir la velocidad de convergencia a sólo
1.6% por año, lo que implica que para eliminar la dispersión se requeriría
que el proceso convergente se prolongase por lo menos 63 años más. Si toma-
mos el ciclo económico completo (2005 1 2012 a4 ), la tendencia acumulada acu-
sa también una trayectoria convergente, en un proceso moderadamente dinámico
(3.2% anual en promedio) que necesitaría 32 años para eliminar la dispersión
de las tpa estatales observada al inicio del ciclo, en 2005 (cuadro 8).36

35
La convergencia β no condicional se calcula mediante la siguiente ecuación de regresión: TCMAi,t
+ T = b0 + b1 ln (TPAi,t ) + ei,t, en donde TCMAi,t,t + T denota el ritmo de crecimiento anual de la tasa de
pobreza entre los trimestres t y t + T en la entidad i (i = 1... 32); b es una constante,
0
yb 1
es la pendiente que indica la dirección del proceso (convergente <=> b <1 0; divergente <=> b > 0),
lo que permite calcular la velocidad de convergencia β = -  ln (1 + T * b )1(T - t), y e i,t es un error
aleatorio con las propiedades estadísticas usuales.
36
La convergencia de todo el proceso se confirma si se evalúa con las tasas oficiales de pobreza
alimentaria estimadas por el coneval –con base en la enigh– entre 2005 y 2012. En este caso, la
ecuación de convergencia β, mostrada también en el cuadro 8, al ser estadísticamente significativa,
confirma el movimiento convergente en ese periodo, con un lapso de convergencia de nueve años
para eliminar la dispersión entre las tda estatales, medida con base en las estimaciones oficiales.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 94

La convergencia β permite examinar la convergencia σ a lo largo de los


32 trimestres que abarcó el ciclo. La gráfica 4 muestra la trayectoria seguida por
la varianza de los logaritmos de las tpa de las entidades federativas: la línea clara
representa su evolución trimestral y la línea oscura la tendencia calculada con el
algoritmo Hodrick-Prescott. Como se observa, más allá de las fluctuaciones tri-
mestrales, hacia finales de 2007 e inicios de 2008 comenzó a reducirse de
manera perceptible la dispersión, justamente al inicio de la etapa recesiva del
ciclo, tendencia que continuó con la misma velocidad hasta el último trimestre de
2009, al concluir dicha etapa. Se aprecia, además, que la trayectoria conver- gente
se prolongó, aunque con menor impulso, hasta finales de 2012, es decir, a lo
largo de la modesta fase de recuperación de la economía nacional.
En resumen, constatamos la trayectoria convergente seguida por las tpa estatales
durante las fases recesiva y de recuperación. Este proceso convergente es
compatible con la hipótesis de la igualdad por empobrecimiento de Cortés y Ru-
balcava, pero en vez de referirse a la convergencia en la distribución del ingreso
de los hogares, valora la convergencia de las tasas de pobreza en el contexto
geográfico de la economía nacional en recesión. En este marco, al afectar severa-
mente al sector exportador de la economía, la contracción generó movimientos
sectoriales diferenciados sobre las economías regionales, que acrecentaron de
manera desigual las tasas de desempleo abierto y/o de ocupación informal de las
entidades, las cuales provocaron aumentos más que proporcionales en la pobreza
alimentaria de las regiones más avanzadas que en las entidades tradicionalmente
más rezagadas del país. La prolongación de esa trayectoria durante repetidos tri-
mestres, literalmente acortó las disparidades entre los hogares de las entidades,
provocando una clara tendencia a disminuir los contrastes en los niveles interre-
gionales de pobreza alimentaria del país.
Recapitulando: al igual que en la economía estadounidense, y en con- traste con
la mayor parte de los países latinoamericanos, la gran recesión de
2008-2009 afectó severamente la economía mexicana, acrecentando la tpa de los
hogares nacionales. En este proceso, además del encarecimiento de los alimentos
básicos, uno de los mecanismos para que la crisis se transmitiera a las condicio-
nes de vida de los hogares fueron, sin duda, los efectos sectorial-regionales de la
contracción de la actividad económica sobre el mercado laboral, que acrecenta-
ron de manera diferencial la tda y/o la tosi de las entidades federativas.
En efecto, la etapa recesiva del ciclo económico, al originarse en eu, afectó
primeramente a las maquiladoras del norte de México y a las manufactu- ras de
exportación del centro del país, acrecentando la tda en las entidades de
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 95

Grá ca 4. México. Convergencia sigma de las TPA trimestrales estimadas en las 32


entidades federativas y tendencia Hodrick-Prescott , 20051 a 20123
0.80 DSln1 HP DSln2

0.78 20052 0.76 0.76

20054 0.77 0.77


0.76 20061 0.77 0.77

0.74 20063 0.76 0.77


20064 0.77 0.77

0.72 20072 0.77 0.76


20073 0.76 0.76
0.70 20061 0.73 0.74

20083 0.71 0.71


0.68 20084 0.69 0.70

0.66 20092 0.66 0.67


20093 0.64 0.66

0.64 20101 0.66 0.65


20102 0.65 0.64

0.62 20104 0.64 0.64

20112 0.64 0.64


0.60 20113 0.64 0.64
20114 0.64 0.63
20121 0.63 0.63
20122 0.63 0.63
20123 0.63 0.63
20124 0.63 0.63

DSln1 HP DSln2

1
Desviación estándar de los logarítmos naturales de las TPA estimadas por trimestre y entidad
federativa, con la metodología explicada en el texto.
2
Tendencia calculada con el algoritmo Hodrick-Prescott.

ambas macrorregiones. Al abatirse el empleo y los ingresos, la contracción eco-


nómica provocó reducciones importantes de las actividades terciarias, tanto co-
merciales como de servicios, y acrecentó las ocupaciones informales, sobre todo
en las entidades del centro y, con algún rezago, también en los estados del sur-
sureste, en algunos de los cuales, sin embargo, había incrementado el desempleo
abierto desde el inicio de la fase recesiva, como en los destinos turísticos de
Guerrero y Quintana Roo.
Paralelamente, el encarecimiento de los alimentos básicos, tanto nacio- nales
como importados, se sumó a los crecientes niveles de desempleo e infor- malidad,
reduciendo los niveles de bienestar de los hogares mexicanos al incrementar la
tda. Si bien la etapa contractiva sólo duró ocho trimestres, las desfavorables
repercusiones sobre el mercado laboral continuaron durante buena parte de la
recuperación, que al prolongarse por doce trimestres más, por lo que la tda
siguió aumentando, si bien con menor dinamismo, especialmente en las
entidades del centro y del norte, y con menos fuerza en las del sur-sureste.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 96

Las pruebas estadísticas presentadas dimensionan los efectos del ciclo económico
sobre el mercado laboral, el desempleo y la informalidad, así como sus
repercusiones en la tpa del país. En este sentido se detecta, de manera esta-
dísticamente significativa, que el impacto cuantitativo del desempleo abierto so-
bre la pobreza alimentaria es ligeramente menos acusado que el del aumento de la
informalidad, que influye de manera directa pero con un rezago trimestral.
Las repercusiones sectorial-regionales del ciclo y sus heterogéneas consecuencias
sobre el mercado de trabajo se traducen en una asimetría que in- crementó más
que proporcionalmente la tpa en las más desarrolladas entida- des del norte y
el centro del país. Tal efecto fue menor en los estados del sur-sureste,
tradicionalmente rezagados, lo que condujo a una trayectoria conver- gente de las
tpa estatales.
Lo anterior pone de relieve, de manera muy clara, las desfavorables se- cuelas de
la recesión en el desempleo y la informalidad, y de ambos en la inci- dencia de la
pobreza alimentaria de los hogares mexicanos. En contraste con los efectos del
desempleo, los provocados por el aumento de la informalidad, aun- que de
intensidad ligeramente mayor, parecieran amortiguar con su rezago tri- mestral
las consecuencias más críticas de la recesión y sus secuelas. Por ello, cobran total
pertinencia los propósitos gubernamentales recientemente expuestos de poner en
marcha, en un futuro próximo, un programa de aseguramiento uni- versal contra
el desempleo, que de llevarse a cabo permitiría prevenir, así sea de manera
parcial, que un número creciente de hogares mexicanos quede expuesto a las
condiciones más extremas de carencia que se derivan del desempleo.

Anexo
Cuadro a.1. Resumen de los estadísticos de las variables utilizadas en los ejercicios
cuantitativos
Desviación Valor Jarque-Bera Raíz unitaria1
Variable Observaciones Media
estándar Mínimo Máximo jb p t p
igaep 1 024 107.2 25.4 31.8 201.9 28.9 0.0000 - 31.2497 0.0000

igaes 1 024 117.2 22.0 63.4 215.5 282.1 0.0000 - 3.3791 0.0004

igaet 1 024 121.4 10.4 99.7 161.4 125.5 0.0000 - 3.4201 0.0003

tda 1 024 4.2 1.7 0.7 9.7 42.0 0.0000 - 2.5200 0.0059

tosi 1 024 26.7 5.6 15.1 41.8 40.1 0.0000 - 3.9117 0.0000

tpa 1 024 19.0 11.0 1.2 51.1 125.1 0.0000 - 3.9097 0.0000

1
Prueba de raíz unitaria con información de panel (supone procesos de raíz unitaria co- mún),
valor t y nivel de significación de la prueba de Levin, Lin y Chu.
La pobreza y el ciclo económico en México, 2005-2012 97

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