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WARI INGENIEROS CONTRATISTAS GENERALES Y CONSULTORES SRLTDA

Registro CONSUCODE O 8036 - registro CONSULTORIA C1761

OBRAS DE PROTECCIÓN DE APOYOS DE PUENTES


1.0. INTRODUCCIÓN

La socavación al pie de pilares y estribos de puentes por efectos de la erosión


fluvial es uno de los fenómenos de más frecuencia que hace peligrar la estabilidad de
estas estructuras; siendo un factor difícil de controlar y medir por tratarse de un fenómeno
complejo en el que intervienen numerosas variables, de tipo hidráulico, morfológico y
transporte de sedimentos. Por ello y debido a la importancia de la materia, en los últimos
años los investigadores han decidido a la compresión del fenómeno fluvial y la
formulación de técnicas para el diseño de las cimentaciones sometidas a dichos procesos.

Para evitar que las cimentaciones de apoyos de puentes (pilares y estribos), sean
descalzadas por las descargas, es conveniente proyectar a una mayor profundidad que la
máxima erosión previsible; o bien colocar alguna estructura alrededor de los apoyos para
impedir o reducir esas erosiones, permitiendo así, cimentar a cotas más altas y
consecuentemente reducir los costos correspondientes.

El método de protección usando mantos de escollera colocados alrededor de los


apoyos, se viene empleando por éxito en muchos países, pero no existe sin embargo una
teoría sobre el cual se basa el diseño hidráulico mediante cálculos precisos. Las
dimensiones aproximadas de dicha protección se han calculado basándose en general,
en simples estimaciones apoyadas en algunas reglas o fórmulas empíricas muchas veces
inapropiadas.

Por tanto, mediante el presente documento se pretende determinar los diferentes


parámetros que intervienen en el proceso de erosión al pie de pilares y estribos de
puentes y luego recomendar el dimensionamiento apropiado de los mantos de protección
en base a la comprensión del fenómeno físico y de las variables que lo gobiernan.

2.0. MEDIDAS ANTIEROSION- MANTOS DE ESCOLLERA


La escollera puede ser natural o artificial (bloques o tetrápodos de concreto, etc.).
Los solados rígidos no siguen los desplazamientos del fondo desde su origen, ni se
adaptan a ellos, dando lugar en sus extremos a unas socavaciones que ponen en peligro
a dichos solados y consecuentemente al puente; en estos casos se recomienda prolongar
sus bordes en contacto con el lecho mediante un recubrimiento flexible.
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El comportamiento del manto de escollera, con elementos incapaces de ser


arrastrados por las aguas, admiten un cierto basculamiento. Estos desplazamientos serán
irreversibles y se acentuarán conforme las erosiones tienden a hacerse mayores, pero se
mantendrá la eficacia del dispositivo mientras no se desmorone y deje al descubierto la
cimentación.

En los siguientes items se definen la cota, planta, peso, espesor y filtro de la


protección, de acuerdo con fórmulas y consideraciones hidráulicas correspondientes.
Unas de las variables decisivas en tales determinaciones son las máximas profundidades
de erosión general y sobre todo la erosión local que alcanzaría profundidades relevantes.

3.0. COTA

Se recomienda colocar la protección a la cota del lecho durante las avenidas, de


manera que se conserven las condiciones naturales del río como si no hubiera puente; es
decir, a una profundidad desde el perfil habitual del fondo igual a la erosión general.

Es frecuente encontrar obras de este tipo al nivel de la rasante del río porque es
más fácil su construcción, y además permite subir la cimentación de los apoyos. Sin
embargo, esa zona permanecerá fija también durante las crecidas, cuando el resto del
cauce en ese tramo quizás se rebaja e incrementa así su sección en profundidad. En
esas condiciones el manto desempeña el papel de una barrera transversal, provoca
sobreelevaciones de la lámina aguas arriba y sufre un ataque más fuerte por parte de la
corriente.
Naturalmente se pueden presentar casos en que la magnitud de la erosión general
sea tal, que impida llegar económicamente a esas profundidades. En esas circunstancias
habrá que admitir cotas más altas.

4.0. PLANTA

En las condiciones límites, todo el manto podrá girar un ángulo , más allá del cual
se producirá el colapso

La máxima profundidad de erosión en el extremo basculado del manto será inferior


a la no protegida que tendría lugar junto al puente sin la presencia de la escollera.

Un ángulo  del orden de los 30° es aún estable.


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Esas simples consideraciones fijan con un pequeño coeficiente de seguridad una


longitud de dos veces la profundidad de erosión local (2e).

Un recubrimiento de escollera de longitud 2 e a partir de todo el contorno de la


obra (pilar) aseguraría su defensa, pero resultaría una magnitud exagerada puesto que
las socavaciones máximas se localizan en un entorno y en el resto del perímetro los
descalces son menores. Por ello, y a la vista de la configuración de las fosas de erosión,
se recomienda proteger el ancho dos veces la profundidad de socavación local (2e) para
los puntos más peligrosos (que se sitúan en el frente de las pilas o esquina aguas arriba
de los estribos y se van desplazando hacia aguas abajo conforme aumenta el ángulo de
ataque) y reducirlo al valor de la erosión local (e) en los más favorables.

Cuando la distancia sea pequeña se aconseja proteger hasta alcanzar con los
vecinos o con la margen próxima.

Si la diferencia de cotas entre el nivel general del fondo en avenidas y la elegida


para la protección fuera  (positiva cuando el manto está más bajo), las consideraciones
anteriores pueden admitirse con tal de sustituir e por (e - ), es decir, entrando en ellas
con el valor de la máxima erosión medida desde el nivel de la escollera.
5.0. PESO DE LOS BLOQUES DE ESCOLLERA

El tamaño de la escollera debe ser tal que la corriente sea incapaz de arrastrarlo.

Para el estudio del comienzo de arrastre, la hidráulica fluvial ofrece hoy día
fórmulas racionales suficientemente contrastadas empíricamente, como la siguiente:

1/ 6 
v y  y
 1,39    1   
s  d d
gd

donde:

v = velocidad de comienzo de arrastre media en la vertical del punto.


y = calado.
d = diámetro de la esfera de igual volumen que la partícula
representativa del material del fondo.
s = peso específico del material.
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 = peso específico del fluído.


g = aceleración de la gravedad.

Se puede poner en las formas:


3
 
 
v3  0,7 F 
d  .y
 s  
3/ 2
s  

1,39 3 y1 / 2 g 3 / 2    
   
    

v
Siendo el número de Froude F
gy
y el peso será
9
 
3
 
4 d ys vg ys  0,7 F  3
P*  y s     y
3 2  s  
9/ 2
2  s  
2 x1,39 9   
    y3 / 2g 9 / 2   
   

Normalmente s = 2,65 T/m3 y  = 1 T/m3

La velocidad y el calado se pueden estimar con cierta facilidad en la zona


inalterada y en consecuencia calcular el peso de la escollera P *, que se requeriría si no
existiera puente, mediante la aplicación de estas fórmulas. Mayor dificultad encierra la
definición de esos parámetros en los distintos puntos del régimen perturbado, donde por
otra parte su complejidad lo aleja notablemente de las condiciones de uniformidad
supuestas en la deducción de las fórmulas.

Sin embargo, que el peso mínimo para la escollera del puente será mayor que el
exigible si no existiera la obra, pues los esfuerzos sobre el fondo se incrementan con la
concentración de caudal, las componentes verticales de velocidad, etc.

La ecuación  (v, y, y, P*, ys) = 0 refleja las variables fundamentales que


intervienen en el arrastre de la escollera en el caso de un cauce sin obstáculos; las tres
primeras son características de la corriente, y las dos últimas del material. Esas cinco
variables se pueden reducir a tres parámetros adimensionales.

 P v s  
 * 3 , , 0
s y gy  
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En las proximidades de los obstáculos, el fenómeno dependerá también de las


características de éstos; el parámetro más significativo, al igual que sucedía en el estudio
caudal int erceptadoporelobstáculo
de las máximas erosiones, es   , que en el caso
caudalunitarioenlafranjaerosionada

Qo q
de estribos en el cauce mayor vale , en el de estribos en el cauce menor L L y en
qc qd

b
el de pilas ; la hidrodinamicidad del frente de la obra, que en las erosiones era factor
2
secundario, influye sobre la componente vertical de la corriente en las zonas de
separación y tiene ahora mucha importancia para grandes valores de ; su incidencia en
el proceso se puede reflejar por un factor K.

En definitiva, la ecuación representativa del equilibrio estricto de la escollera en las


inmediaciones de un apoyo de un puente será del tipo

P   
 , F, s , ,Kn  0
s y 3
 y

Con base a resultados experimentales se puede determinar:

P 6 
 1  10 4 1  F Kn o bien
P* y

9
 
 
s y3  0,7F   4 6  
P 1  10 1  F K 
2  s    y 
 
  

aplicable solamente para números de Froude menores que 1, que son los más
interesantes en la práctica.
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El factor K se define en función de la hidrodinamicidad del frente definido por 



(el contorno circular equivale a  = 45° y de .
y

La complejidad del proceso de arrastre de la escollera en las proximidades de los


obstáculos, y de la fórmula que lo representa, exigen un amplio programa de ensayos que
comprenda las múltiples combinaciones de valores de los factores involucrados en el
problema, para así precisar la influencia correcta de cada uno.

El caso de un pilar inclinado respecto a la corriente ofrece un comportamiento


especial, pero los resultados del peso de escollera requerido son análogos a los que se
obtendrían considerándola como un pilar alineado y de ancho b*.

En cualquier caso el precio unitario de la escollera no suele encarecerse con el


tamaño mientras no exija medios de transporte o colocación más difíciles, y por ello, un
coeficiente de seguridad en el peso no supone sino un pequeño incremento en el volumen
total proporcional a P1/3, en razón del mayor espesor de la capa y del filtro.

Los pesos resultantes de la fórmula serán casi siempre viables en los casos
prácticos de pilares, pero en estribos pueden presentarse ocasiones en que sean
prohibitivos por su desproporcionado tamaño. Ello no supone error en los cálculos,
puesto que realmente, hay estribos con tan fuerte ataque por parte de la corriente, que es
imposible encontrar una escollera capaz de resistirlo.

Si el manto se coloca a cotas inferiores a las del lecho durante las avenidas, se
puede admitir una reducción en el peso, hasta el punto de no necesitarse lógicamente
escollera cuando se sitúe al nivel de la máxima profundidad de erosión. Si por el contrario
esté más alto, se requerirán bloques mayores.

6.0. ESPESOR

Para que las protecciones de escollera puedan considerarse como tales, es


preciso que consten al menos de dos capas.

Si las piedras fueran esféricas, e iguales, esa condición equivaldría a un espesor.


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2P
  1,82d  1,823
s

siendo P el peso del bloque realmente colocado en obra.

Se propone con un cierto coeficiente de seguridad, que supla los reajustes y


deficiencias derivadas de los desplazamientos del manto.

2P
  2,43
s

Para los elementos de escollera disponibles no tendrán todos la misma dimensión,


sino que presentarán una curva granulométrica más o menos abierta. El problema
consiste en concretar cuales son las condiciones que ha de satisfacer la curva
granulométrica para ser aceptable.

En primer lugar todos los bloques de peso superior al P calculado en el apartado


anterior pueden conservarse. Por otra parte, los elementos más ligeros corren
teóricamente el riesgo de ser arrastrados, pero ello no quiere decir que han de rechazarse
todos, pues sería poco económico y una parte quedará sujeta o protegida por las piedras
más gruesas. Es preferible admitir una cierta cantidad de ellos, tomando la precaución
complementaria de aumentar el espesor de la capa, antes calculado, para compensar las
pérdidas de materiales, por ejemplo según la fórmula propuesta por Sogreah.

 C
 0  .1  
 60 
siendo C el tanto por ciento de elementos con peso inferior a P, pero con las
limitaciones siguientes:

C < 60
1
P mínimo > P
3
7.0. FILTRO

Si la diferencia entre el material de la escollera y el del fondo es grande, éste


último puede ascender entre los huecos del primero, y en la práctica se comprueba que
tiene tendencia a ello. De esa forma los bloques verían minada su base y se caerían a
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mayores profundidades dejando al descubierto las obras que se deseaba proteger. Para
evitarlo, es necesario colocar un filtro que haga más gradual la variación entre el manto y
el terreno, con un material que se escalonará entre el veinte por ciento del tamaño medio
de la escollera y tres veces el del lecho.

Conviene adoptar un cierto coeficiente de seguridad en su espesor para suplir las


deficiencias derivadas de los movimientos del manto al adaptarse al perfil de la erosión.

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