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Pedro Páramo en Yugoslavia

La década de los años sesenta marca la afirmación editorial de la literatura


hispanoamericana en Yugoslavia. La precede un decenio crucial, inmediato a la
ruptura con el stalinismo. Comienza entonces un ajuste de cuentas con el dogmatismo
estético del realismo socialista. A la conquista de nuevos espacios para la propia
literatura yugoslava (con una clara apertura a nuevos procedimientos literarios) se
suma la acogida sin prejuicios a literaturas menos conocidas, se diversifica ricamente
la capacidad receptora.
Hasta entonces, Horacio Quiroga, Ventura García Calderón, Manuel Gálvez,
Enrique Larreta eran algunos de los nombres publicados. La década de los años
cincuenta reservará un buen espacio a la literatura hispanoamericana. En 1953» s e
publica en serbocroata La vorágine J , traducida por Kalmi Baruh, el más importante
hispanista yugoslavo de preguerra. Al año siguiente, en Zagreb, aparece una nueva
traducción 2 y, en 1955, se publicará también en lengua eslovena 3 . De 1954 data la
publicación, también en esloveno, de Doña Bárbara 4 y de Cholos 5 . El interés creciente
por el espacio americano conducirá, en el 5 5, a la edición del Diario de Colón 6 . Otros
títulos significativos pueden informarnos al respecto: los Cuentos de la selva 7, Hijo de
ladrón*, Don Segundo Sombra**, Huairapamushcas 10, Viento fuerte n . El argentino Pablo
Rojas Paz 12, el chileno Juan Marín 13 y el colombiano Eduardo Santa 14, también
figurarán entre los traducidos.
Esta línea continuará en los años sesenta con la publicación de algunas obras
fundamentales: El señor presidente 15, Yuyungo 16, Huasipungo 17, Ra^a de bronce 18, El
águila y la serpiente 19, Entre la piedra y la cru% 20, las Leyendas de Guatemala 21. Junto a
estas muestras de literatura raigal, comienzan a publicarse obras de la nueva narrativa
hispanoamericana, que proponen o reclaman otro tipo de lectura. Del 61 data Eos pasos
perdidos22. Un acontecimiento constituye la publicación, ya en 1963, y en la colección
Metamorfosis —dirigida por Vasko Popa— de Ficciones23; lleva un prólogo de
Mibdrag Pavlovich, fundador, junto con el mismo Popa, de la nueva poesía
yugoslava. En la misma colección se publicará, en 1966, Pedro Páramo 24 y cuatro
cuentos de El llano en llamas. Cierran la década, en materia narrativa, El túnel25, Las
armas secretas 26 y La muerte de Artemio Cru^ 27 , entre las obras más importantes.

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Entre la edición serbocroata de Pedro Páramo y la eslovena , media algo más de

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diez años. La primera, a pesar de la excelente traducción de Radoje Tatic (Rádoye
Tátich), traductor también de Asturias y Cortázar, ha tenido una fortuna reducida.
Casi soslayada por la crítica, sólo en la década siguiente (a impulsos de la popularidad
europea y, por ende, yugoslava de la literatura hispanoamericana) logra emerger del
olvido. Rulfo y su Pedro Páramo, por otra parte, aparecen citados bastante en trabajos
de carácter general o sobre otros autores, pero no se les dedican trabajos específicos.
Entre algunas excepciones para acercar a Pedro Páramo al público cabe el intento de
la profesora y crítica croata Mirjana Polic (Mirina Pólich) 29. Surgida en un clima
cultural favorable, donde la literatura hispanoamericana se había convertido casi en
moneda corriente, la edición eslovena (traducción de Alenka Bole V rabee) ha logrado
mejor repercusión entre el público. Menor sigue siendo, sin embargo, la popularidad
de Rulfo frente a la de Asturias, Carpentier, Botges, García Márquez, Cortázar.

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En un texto de su Mestiere di poeta, recuerda Cesare Pavese que «narrar es
monótono», un mono-tono. Quizá una de las grandes dificultades de los traductores
de Rulfo resida en la «traslación» de ese clima moroso de la narración, de los efectos
de lectura suscitados por Pedro Páramo. Por otra parte, la escritura marcadamente
poética (los estilemas se introducen prácticamente en todos los niveles de la lengua)
crea no pocos problemas en el momento de seleccionar las soluciones. Las relaciones,
de un lado, entre lengua usual y lengua poética y, de otro, entre lengua estándar y
variedad regional o coloquial, difieren a menudo en el texto original y en el texto
terminal. Por otro lado, también difieren la extensión y la intención de las unidades
semánticas. Una obra como Pedro Paramó (cuando hablamos de traducción) constituye
un objeto precioso de indagación. No pocos problemas interesantes para la crítica
literaria aparecen, a menudo, a partir de una operación de traducción, y no en vano,
la posibilidad o imposibilidad de esta última ha sido objeto de atención por parte de
lingüistas y críticos literarios.

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Entre lenguas que pertenecen a grupos diferentes, uno de los problemas inmedia-
tos planteados por la traducción es el de los nombres propios y topónimos. Cuando
los mismos, más allá de su etimología, asumen un deliberado carácter simbólico, el
traductor se enfrenta a una opción casi deifica. A menudo es posible encontrar en otras
lenguas estas correspondencias simbólicas. En tal circunstancia, lo pertinente es:
¿traducir el significado del nombre?, ¿transcribirlo simplemente?, y, en este último
caso, ¿fonética o etimológicamente? En Pedro Parama, este problema podría plantearse
a partir del propio título de la obra. Con respecto a los nombres incluidos en el texto,
la actitud de los dos traductores difiere notablemente. Mientras Tatic traduce el
significado de los nombres de lugares allí donde existe y respeta simplemente el
original en caso contrario, Alenka Bole prefiere directamente la transcripción,
solución por lo demás casi normativa en la lengua eslovena. La diferencia de criterio

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no es poca; hncet además, al problema de resolver qué matices e informaciones del
original deben pasar al texto terminal.
En una expresión como «Me había topado con él en "Los Encuentros", donde se
cruzaban varios caminos» (9), la relación insoslayable del nombre con el lugar que
designa impone una correspondencia casi literal, así como el juego interno con «topar»
y «cruce de caminos». Tatic traduce; «Sreo sam ga kod zapisa zvanog "Susreti", gde
se ukrstalo vise puteva» (27), cuya retraducción literal sería: «Lo encontré en la
encrucijada denominada "Encuentros'*, donde se cruzaban varios caminos». Entre
otras soluciones posibles, Tatic escoge lúcidamente el verbo «encontrar» y, por otra
parte, agrega un nuevo matiz expresivo con el término «zapis», retraducido aquí como
«encrucijada», pero cuyo significado explícito es: «árbol con una cruz tallada donde se
encuentran los peregrinos». En otros topónimos, eí traductor serbio opta por una
solución distinta; así, transcribe fonéticamente «Los confines» (Konfínes) prescindien-
do del artículo, categoría gramatical inexistente en serbocroata. La preferencia por la
transcripción original es propia del esloveno; por el contrario, el serbocroata (cuya
escritura admite —según tradiciones culturales— en algunas regiones el alfabeto
cirílico, en otras el latino, cuando no ambos en otras) debe servirse de la transcripcjón
fonética más aproximada. En el segundo ejemplo Tatic parece escoger la expresión
eufónica (no total, ya que excluye el artículo) y contrariamente al primer ejemplo pasa
por alto el significado simbólico del término. Las diferencias de grafemas entre las
lenguas española, de una parte, y eslovena y serbocroata, de otra, como asimismo las
diferentes correspondencias entre grafemas y fonemas (el grafema c en las dos lenguas
eslavas representa un fonema cuya transcripción aproximada sería ts, fonema, además,
inexistente en español), constituye un aspecto no definitivamente resuelto en la
problemática de la traducción. En otros ejemplos, el traductor serbio se sirve de la
primera solución: «Puerta de piedra», trad. «Kamena vrata» (retr. «Puerta de piedra»,
«Puerta pétrea»). Sin embargo, esta solución no entra en un sistema rígido de
preferencias; en el caso de k Medía Luna (Medja-luna), Tatic se decide por la
transliteración. Pero en un apodo como el Tartamudo, también la traductora eslovena
abandona la transcripción original y escoge la traslación (Jecljavec, pág. 97). Otro
tanto sucede con «Saltaperico»: «Kobilica» en esloveno, pág. 20; «Skakavac» en
serbocroata, pág. 40,
La existencia de dos alfabetos en la lengua serbocroata multiplica y diversifica los
criterios. Así, mientras en las regiones donde se utiliza la escritura latina se prefiere la
transcripción original (ver, por ejemplo, el trabajo de M. Polic sobre Rulfo) en
aquellas zonas donde predomina el cirílico la solución obligatoria es la transliteración,
que luego se transfiere también a los textos impresos en alfabeto latino. No se agotan
aquí las dificultades. Tatic adopta el criterio fonético en aquellos nombres como, por
ejemplo, Juan (Huan), Miguel (Migeí), cuyas transformaciones o transiciones eslavas
(Ivan, Mihajlo) inducirían a una atmósfera y a un contexto diferente, pero se decide
por sonorizar la (s) intervocálica de Susana (Suzana), transformación eslava donde tal
inducción no se produce, por la extensión común del nombre. En el caso de los
santos, cuando se trata de comunes, Tatic opta por la transformación; así, por ejemplo,
San Cristóbal se convierte en Sveti Kristifor.

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La existencia de similares alfabetos no implica, obviamente, la existencia de un
mismo sistema fonológico; de ahí que la transliteración (transfonetización de un
alfabeto a otro) es un fenómeno extensivo también a un mismo alfabeto con diferentes
valores fonológicos (Juan; transcripción cirílica: HyaH; latina: Huan). Por otra parte,
preferimos usar el término transformación para las categorías no connotativas
(nombres propios, por ejemplo) y no traducción (el significado es lo que se traduce,
recuerda jakobson).

Una verdadera mitología existe no sólo en Yugoslavia, en torno a ciertos términos


españoles, cuya mención remite inevitablemente a todo un contexto cultural. De la
imagen europea de América Latina, pueden colegirse también asociaciones no siempre
correctas; baste el ejemplo del gaucho cantando o bailando el tango, imagen a la cual
contribuyeron —por otra partea— los propios rioplatenses. Otras imágenes o términos
son verdaderas metonimias; decir «sombrero» en el espacio yugoslavo es pensar
ineluctablemente en un mexicano. Otro término como «patio» (espacio arquitectónico
presente en tantas culturas) remite, en Yugoslavia, en primer lugar, al patio andaluz.
La referencia a todo un ámbito cultural asumida por estos términos y otros, como
«tortilla», por ejemplo, explican la preferencia por parte de la traductora eslovena de
introducirlos corno préstamos, j u n t o a éstos, oíros términos de menor extensión
cultural como «correcaminos» merecen el mismo tratamiento. Por el contrario, la
preferencia de Tatic se inclina por la traducción; se trata de una integración en la
propia cultura. Lo mismo sucede con «fiesta», término de variados matices en la
imagen europea de América Latina. También en otros casos de menor información
cultural la traductora eslovena escoge la transcripción original; por ejemplo, «.rebozo»,
traducido en cambio por Tatic. En algunos casos, la transcripción original se explica
menos: «vaqueros», por ejemplo. Cuando se trata de la hierba «capitana», Alenka
Bolee acude a la misma solución.

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Los usos del diminutivo en español que pueden abarcar incluso el gerundio
encuentran raramente correspondencia en las traducciones mencionadas. Tanto una
como otra lengua eslava son más avaras en construcciones con diminutivos. Cuando
las circunstancias lo permiten, la carga semántica del diminutivo se reconstruye con
el uso del o de los adjetivos pertinentes; en otras se recurre ai vocablo general. Por
ejemplo: «ayudita» (j 2f>); trad. en serbocr. «mali prilog» (retr. «pequeña contribución»);
trad, en esloveno «kaj» (retr. «algo»). Otro tanto sucede con «añejita» (82); trad. en
serbocr. «poodrasla» (113) (retr. «ya (devenida) adulta»); trad. en eslov. «malone
orasla» (82) (retr. «más o menos adulta»). Los numerosos «ahorita» y los «tantito»,
verdaderos estilemas en Rulfo no tienen correspondencia. Tampoco otros como
«difuntita» (124). Una solución interesante es la propuesta por la traductora eslovena
en «sólita» (126), trad. como «sama samcata» (retr. «sola sólita») (126). Casi intraducí-

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ble «unos diyitas» (4a) que se resuelve con un indefinido singular (en ambas lenguas
eslavas no existe el artículo): «neki dan» en serbocroata (66) «nekaj dni» en esloveno;
retr. en ambas lenguas: «algún día». El uso del diminutivo constituye en español un
verdadero sistema expresivo, sistema aún más cerrado en una obra como Pedro Páramo,
donde el uso coloquial adquiere valor estilístico. Cuando hablamos de la escasez de
correspondencias al respecto, nos referimos sobre todo al uso y no al sistema
lingüístico de ambas lenguas eslavas que poseen procedimientos para la producción
del diminutivo.

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Pedro Páramo abunda en aliteraciones, repeticiones, retruécanos, que, de algún
modo, contribuyen a la morosidad de la narración, a la mono-tonía tan cara a Pavese.
También esta mono-tonía constituye un verdadero plano de la narración, un «tema»
en un sentido musical del vocablo. Este plano encuentra su manifestación concreta en
un sistema de figuras, repeticiones, cuya traducción plantea problemas ya desde el
instante mismo de asumir una determinada poética de la traducción. En Pedro Páramo
existe en abundancia un discurso de tipo correlativo, donde unidades de un mismo
campo de significante y de significado se suceden en la proposición de un modo
metafórico. La traducción de este plano implica la reelaboración de los mismos
procedimientos —donde es posible— de la lengua original en la lengua terminal, o la
inserción de rastros que, de algún modo, remitan a los procedimientos originales. Otra
solución es mantener sólo las correlaciones de significado, dejando al margen las de
significante (eufónicas, etc.). Pero, sobre todo, en la traducción de la prosa (y al
respecto abundan los ejemplos) es posible también dejar de lado el discurso de tipo
correlativo para pasar directamente a otro de tipo relativo. Hemos extraído algunos
ejemplos que definen la actitud de los traductores al respecto. «Tu madre era tan
bonita, tan, digamos, tan tierna, que daba gusto quererla. Daban ganas de querer-
la». (15); trad. al serbocr.: «Majka ti je bila tako lepa, kako da kazem, tako nezna da
je bilo zadovoljstvo voleti je». (34) (retrad.: «Tu madre era tan hermosa, cómo decirlo,
tan tierna que era un gusto quererla»); trad. al esloveno: «Tvoja mati je bila tako lepa,
tako, recimo, nezna, da si jo moral imeti r a d » ( i j ) (retrad.: «Tu madre era tan
hermosa, tan, digamos, tierna que debías quererla»). Queda al lector juzgar, a través
de la retraducción, el plano del significado. Respecto de los procedimientos aliterati-
vos, ambos traductores han logrado mantenerlos, en parte; en parte, porque,
inexplicablemente, la frase siguiente desaparece y, con ella, la intensificación presente
en el original.
En otros ejemplos el procedimiento original se mantiene: «Risas. Unas risas ya
muy viejas, como cansadas de reír» (45); trad. al serbocr.: «Smeh. Vec ostareo smeh,
kao umoran od smejanja» (69), (retrad.: «Risa. Ya envejecida risa como cansada del
reír»); trad. al eslov.: «Smeh. Ze postaran smeh, kot da je utrujen od smejanja» (44),
con igual retraducción que para el serbocroato.
Por el contrario, en el ejemplo que sigue, el discurso correlativo desaparece,
aunque la traducción del significado básico de la expresión es adecuada: «Lo que

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nunca adivinó fue que se iba a morir en cuanto el patrón le adivinó lo chapucero» (5 8);
trad. al serbocr.: «Jedino sto nikad nije predvideo bilo je to da ce umreti cim gazda
otkrije njegov laz» (85), (retrad.: «Lo único que nunca adivinó fue que moriría apenas
el patrón descubriera su mentira»); trad. al eslov.: «A tisto, cesar ni nikoli ugamil, je
bilo, da bo umrl, brz ko bo gospodar spregledal njegov laz» (58), (retrad.: «Y lo que
nunca adivinó fue que moriría apenas el patrón comenzara a percibir su mentira»).
También en el ejemplo que sigue se pasa del discurso correlativo en el original al
relativo en la traducción: «acalambrado como mueren los que mueren muertos de
miedo» (61); trad. al serbocr.: «Bio si vec potpuno ukocen, zgrcen, kao svi oni koji
umiru od straha» (89), (retrad.: «Estabas ya completamente paralizado, acalambrado,
como todos aquellos que mueren de miedo»); trad. al eslov.: «bil si ze cisto tog,
skrivencen kot vsi, ki umrejo od strahu» (6i), (retrad.: «Estabas ya absolutamente
rígido, acalambrado como todos aquellos que mueren de miedo»).
La traducción de un discurso correlativo en otro relativo, donde se busque evitar
aliteraciones, sinonimias o simplemente la repetición deliberada en la frase de unidades
correlativas, está no pocas veces ligada a la noción de «buen texto», casi como
sinónimo de «buena traducción». (No es raro tropezar con esta repuesta: «Esto no va
bien en nuestra lengua», frase no del todo errónea, pero cuyos límites borrosos deben
ser precisados.) Cuando se trata de un original correcto, al margen de la sanción de los
normativistas, y donde los procedimientos son meros instrumentos permutables, el
discurso relativo se impone, y es, por otra parte, el más económico. Por el contrario,
cuando se trata de un original intencionalmente correlativo, la selección de uno u otro
discurso por parte del traductor hace tanto a la teoría de la literatura y a la poética
como a la propia teoría de la traducción. En un ejemplo como: «donde se ventila la
vida como si fuera un murmullo; como si fuera un puro murmullo de la vida» (6z);
trad. serbocr.: «gde zivot struji kao bistar potok; kao da je zivot jedno cisto
zuborenje» (89) (retrad.: «donde la vida fluye como un diáfano arroyo, como si la vida
fuera un puro murmullo»); trad. eslov.: «kjer tece zivljenje kot bister izvir; kakor da
je zivljenje cisto zuborenje» (61) (retrad.: «donde fluye la vida como una diáfana
fuente; como si fuera la vida un puro murmullo»), ambos traductores han optado por
trasladar en parte el efecto correlativo, transfiriéndolo de «murmullo» a «vida»
(«zivot», «zivljenje»), pero sacrificando gran parte del significado de la expresión. En
el criterio de ambos traductores predomina la solución del discurso relativo. Otro
ejemplo: «Se oía el zumbido de sus alas entre las flores del jazmín que se caía de
flores» (18); trad. serbocr.: «Culo se zujanje njihovih krila u precvetalom jasminu» (37)
(retrad.: «Se oía el zumbido de sus alas en el florecido jazmín»); trad. al eslov,: «Slisatf
je bilo sumenje njihovih kril med vejani osipajocega se jasmina» (18), (retrad.: «Se oía
el zumbido de sus alas entre las ramas del caedizo jazmín»). O: «Se sentía como si el
agua hirviera sobre el agua estancada en la tierra» (93); trad. al serbocr.: «Izgledalo je
kao da voda vri ispod one koja je kao bara prekrivala zemlju» (126) (retrad.: «Parecía
como que el agua hirviera debajo de aquélla que como un pantano cubría la tierra»;
trad. ÍI\ eslov.: «Zdelo se je, kakor da vodne kaplje vrejo v mlakuzi, ki se je nabrala
na tleh» (93) (retrad.: «Parecía como que las gotas de agua hirvieran en el pantano que
se había acumulado sobre la tierra»). O este otro ejemplo: «se les oyó sorber el

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chocolate cuando les trajeron el chocolate y masticar tortilla tras tortilla, cuando les
arrimaron los frijoles» (100); trad. al serbocr.: «Samo se culo kako srcu, kad su im
doneli kakao, i kako zvacu projane hlepcice, kad su im premakli pasulj» (135) (retrad.:
«Sólo se oía cómo sorbían cuando les trajeron el cacao, y cómo masticaban tortillas,
cuando les arrimaron los frijoles»); trad. al eslov.: «Slisati je bilo le njihovo srkanje,
ko so im prineslí kakao, in hrustanje tortilla potem ko so prednje postavili fizo!» (100)
(retrad.: «Se escuchaba su sorbido cuando les trajeron cacao y su comiscar tortillas
cuando les sirvieron los frijoles»).
Los efectos estilísticos (productos también culturales) suelen no rendir del mismo
modo en las diferentes lenguas. De allí, la preferencia en algunas circunstancias por
eliminarlos o atenuarlos. Donde resulta menos explicable la solución escogida es en el
párrafo siguiente, en el cual la aliteración remeda también un ritmo onomatopéyico:
«El reloj de la iglesia dio las horas, una tras otra, una tras otra, como si se nos hubiera
encogido el tiempo» (19); trad. serbocr.: «Casovnik sa zvonika iskucavao je sate
monótono jedan zá drugim, kao da se vreme skupilo» (39) (retrad.: «El reloj del
campanario daba las horas monótonamente, una tras otra, como si el tiempo se
hubiera encogido»); trad. ai esl.: «Ura na zvoniku je obdijala ure, drugo za drugo, kot
da se je skrcil cas» (19) (retrad.: «El reloj del campanario daba las horas, otra tras otra,
como si se hubiera acortado el tiempo»). La omisión en ambas traducciones del indicio
onomatopéyico provocado por la repetición de una tras otra, convierte también este
último ejemplo en un discurso de tipo relativo. Tatic intenta resolver en parte el efecto
onomatopéyico de Ja monotonía con el uso descriptivo del adverbio.

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Algunos problemas gramaticales aparecen como inevitables y las dificultades que
plantean en la traducción no pueden dar lugar a criterios rígidos o excluyentes. Hemos
visto las dificultades para traducir toda la carga semántico-afectiva del diminutivo
español, de uso corriente en nuestra lengua. Otras frases con adverbio como
modificador del sustantivo —«muy noche» (115)— no encontrarían sino una corres-
pondencia afectada, ajena al registro español. Otro tanto sucede con la frase art.
mutro-sustanttvo, que reduce este último a la función de adjetivo sustantivado. Algunos
ejemplos: «A usted ni quien le menoscabe lo hombre que es» (38); trad. al serbocr.:
«Niko vam ne moze prebacití da niste covek...» (61) (retrad.: «Nadie puede imputarle
que no es hombre...»; trad. al eslov.: «Nihce vam ne more ocitati, da niste
clovek...» (38), con la misma retraducción que para el serbocroata. O expresiones
como: «Sé que usted las puede» (37); trad. al serbocr.: «Znam da Vi sve mozete» (60)
(retrad.: «Sé que usted todo lo puede»); trad. al eslov.: «Vem, da vi sve zmorete» (37),
con igual retraducción que en serbocroato.
El valor expresivo del dativo ético, bastante usual en español, no encuentra
correspondencia en las traducciones que comentamos. Así: «¿Ahora te me vas a poner
exigente, Damasio?» (112); trad. al serbocr.: «Znaci, poceces da izvoljevas, Dama-
sio?» (149), (retrad.: «¿Significa que comenzarás a complacerte, Damasio?»); trad. al
eslov.: «Si postal zahteven, Damasio?» ( n 1) (retrad.: «¿Te has vuelto exigente,
Damasio?»

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Ya aludimos al juego de aliteraciones que abunda en Pedro Páramo. En el ejemplo
que sigue se entreteje con el dativo ético: «Al recorrerse las nubes, el sol sacaba luz a
las piedras, irisaba todo de colores, se bebía el agua de la tierra, jugaba con el aire
dándole brillo a las hojas con que jugaba, el aire» (16); trad. al serbocr.: «Prestizuci se
sa oblacima, sunce je izvlacilo svetlost iz kamenja, prelivalo okolinu duginim bojama,
ispijalo vodu iz zemlje i igralo se sa vetrom, pozlacujuci listove koje je on
pomerao.» (35) (retrad.: «Sobrepasándose con las nubes, el sol sacaba luz a las piedras,
rociaba el alrededor con los colores del arco iris, bebía el agua de la tierra y jugaba
con el viento, dorando las hojas que desplazaba»); trad. al eslov.; «Sanee, ki se je spet
prikazalo izza oblakov, je izvabljalo svetlobo iz kamenja, oblivalo okolico z mavric-
nimi barvami, srkalo vodo iz zemlje in se igralo z vetrom ter zlatilo liste, ki jih je
pozibaval.» (16) (retrad.: «El sol, que de nuevo se mostraba tras las nubes, sacaba luz
a las piedras, rociaba el alrededor con los colores del arco iris, sorbía el agua de la"
tierra y jugaba con el viento y doraba las hojas que columpiaba.»). El doble juego con
«jugaba» y «aire», de clara intención estilística, desaparece, al igual que t\ dativo ético.
También aquí, como puede verse, el criterio es la preferencia por un discurso de tipo
relativo.

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Decir que el gallo o el cuco cantan de modo diferente en las diferentes lenguas es
introducir, de algún modo, la rica problemática de la onomatopeya. La transformación
de las mismas en otras lenguas allega nuevas informaciones sobre tal problemática.
Rasgo expresivo relevante, los traductores —según vemos en los ejemplos escogi-
dos— utilizan frente a la misma criterios diversos. Así, en un primer ejemplo: «Una
bandada de cuervos pasó cruzando e5 cielo vacío, haciendo "cuar, cuar, cuar"» (9);
trad. al serbocr.: «Jato gavranova prelete preko neba grakcuci» (z8). (retrad.: «Una
bandada de cuervos voló a través del cielo graznando»; trad. al eslov. «Jata krokarjev
je z glasnim krakanjem preletela prazno nebo» (18) (retrad.: «Una bandada de cuervos
con fuerte graznido voló por el vacío cielo»), ambos traductores prefieren reemplazar
la onomatopeya por el verbo respectivo. Sin embargo, en. otro ejemplo, los dos
traductores transforman la onomatopeya según el espíritu de su lengua. El lenguaje
poéticamente elemental (en el mejor sentido etimológico del término) de Rulfo apela
aquí a la onomatopeya como un rasgo estilístico; la misma participa al propio tiempo
de la morosidad de la narración, que ya mencionamos. En el nuevo ejemplo: la
onomatopeya de la lluvia: «Sonaba: pías, pías y luego otra vez plas»(ij) es
transformada en «Pijas (pron.: plias), pijas i opet pijas» (34) en serbocroata, mientras
que en esloveno aparece como «Tenk, tenk, tenk...» (15).

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Algunas expresiones estereotipadas de la cultura corriente encuentran una corres-


pondencia bastante aproximativa. «Ya para entonces soplaban malos vientos» (86);
trad. al serbocr.: «U to vreme kruzíli su cudni glasovi» (118); trad. al eslov.: «Takrat

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pa sol ze krozili cudni glasovi» (86). (Retrad. en ambas: «Entonces circulaban raras
voces»). Feliz la traducción de Tatic en un ejemplo como: «Como la supe, se las
endoso» (33); trad. al serbocr.: «Posto kupio, po to vam i prodao» (55). (Retrad.: «Al
precio que compré, así lo vendo»); trad. al eslov.: «Povedal sem vam tako, kot sam
zvedel» (53). (Retrad.: «Se lo he contado así, como he llegado a saberlo»). Tatic acude
a un mensaje distinto, a una equivalencia, que, preservando el sentido, brinda una
información sobre el tipo de expresión metafórico-coloquial del original. Casi literal
es la traducción de una figura expresiva común a la cultura de las lenguas en cuestión:
«Estoy repasando una hilera de santos como si estuviera viendo saltar cabras» (35);
trad. al serbocr.: «Brojim svece kao da brojim ovce» (58). (Retrad.: «Estoy contando
santos como si contara ovejas»); trad. al esl.: «Saj prestevam svetnike, kot bi stel
ovce» (35). (Retrad.: «Ahora recuento santos como si contara ovejas». Igualmente
afortunada es la solución en: «Hasta que encontró una muchacha que le sorbió los
sesos» (26); trad. al serbocr.: «Sve dok nije nasao tu curu koja mu je popila
mozak» (46). (Retrad.: «Hasta que encontró esta muchacha que le bebió los sesos»),
trad. en eslov.: «Vse dokler ni nasel tistega dekleta, ki mu je zmesalo glavo» (25).
(Retrad.: «Hasta que encontró esta muchacha que le mezcló la cabeza»).

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Otro rasgo estilístico de Pedro Páramo que viene de una costumbre coloquial es el
reemplazo del vocablo circunstancial como por una frase expresiva ya hecha: «Con sus
pies bamboleando "en el no encuentro donde poner los pies"» (94); trad. al serbocr.:
«Ljuljajuci se u dubini, trazeci oslonac nogama koje su se klatile» (128). (Retrad.:
«Columpiándose en lo hondo, buscando apoyo a las piernas que se mecían»); trad. al
eslovaco: «Nihala je v globocini in bingljala z nogami, da bi nasla oporo» (94)
(Retrad.: «Se columpiaba en lo profundo y se bamboleaba con las piernas, para
encontrar apoyo»). Como se ve, los traductores prefirieron la construcción regular del
circunstancial. Sucede lo mismo en este otro ejemplo: «... que al fin y al cabo ya estaba
"más para la otra que para ésta"» (98); trad. al serbocr. «...koji je, na kraju krajeva,
jednom nogom vec bio u grobu» (133). (Retrad.: «...quien, al fin y al cabo, con una
pierna se encontraba ya en la tumba»); trad. al eslov.: «Ki je bil navsezadnje z eno
nogo ze v grobu» (98) («...quien al fin de cuentas estaba ya con una pierna en la tumba»).

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El eufemismo más frecuente, pero el más curioso en ambas traducciones es el de


«diablo» por «carajo». Los hay de otra índole. Pero, para ilustración del lector, no
resisto a la tentación de concluir estas notas con un ejemplo —se trata de la vida—
que halla dos soluciones diferentes y pintorescas y que replantea la traducción como
un problema cultural más que estrictamente lingüístico: «Que valía un puro cara-
jo» (123); trad. al serbocr.: «Koji nije vredeo smrdljivog sira» (162). (Retrad.: «Que no
valía un queso hediondo»; trad. al esl.: «ki ni vredno niti pocenega grosa» (122)
(Retrad.: «Que no vale un centavo»).

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Nota final
La metodología de la retraducción, la comparación entre el original y la
retraducción ha sido utilizado con resultados fructíferos en algunos trabados hispano-
eslavos. Por mi parte me he limitado aquí a retraducir los ejemplos citados sin entrar
a estudiarlos. Es obvio recalcar aquí que la retraducción tiene en nuestro caso un valor
instrumental, aproximativo, y que no escapa a los peligros de la ...traducción.

i. JOSÉ EUSTASIO RIVERA, Vrtlog, Subotica-Beograd, Minerva, 1953.


2. JOSÉ EUSTASIO RSVERÁ, Vrthg, trad. de Ivan Vecerina, Zagreb, Zora, 1954.
3. JOSÉ EUSTASIO RIVERA, Vrttnec, Ljubljana, Cankarjeva zalozba, 1955.
4. RÓMUI.O GALLEGOS, Doña Barbara, Ljubljana, Cankarjeva zalozba, 1954.
5. JORGE ICAZA, Mesanci, Ljubljana, Cankarjeva zalozba, 1954.
6. Kolumbo i Novi Svjet, ed. de V. Vinja, Zagreb, Kultura, 195 5.
7. HORACIO QuiROGA, Príce i^prasume, Beograd, Decja knjiga, 1956.
8. MANUEL ROJAS, Si» lopóva, Novi Sad, Bratsvo-Jedkmstvo, 1956,
9. RICARDO GÜIRALDES, Don Segunde Sombra, Ljublana, Cankarjeva zalozba, 1957.
10. JORGE ICAZA, Zli duhovi, Zagreb, Zora, 1957.
11. MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS, Uragan, Beograd, Nolit, 1958. »
12. PABLO RojAZ PAZ, Trijem noci (El patio de la noche), Zagreb, Zora, 1952.
13. JUAN MARÍN, Paralela )}, Jug (Paralelo 53 Sur), Beograd, Prosveta, 1958,
14. EDUARDO SANTA, Ümiranje na %emlj¡ (Sin tierra para morir), Beograd, Narodna knjiga, 1959.
55. MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS, G P J / W Preáiednik, Ljubljana, Cankarjeva zalozba, 1960.
J6. ADALBERTO ORTIZ, Juyungo, (Yuyungo), Zagreb, Zora, 1961.
17. JORGE ICAZA, Indijanska polja, Beograd, Rad, 1964.
18. ALCIDES ARGUEDAS, Branasta rasa. Ljubljana, Cankarjeva zalozba, 1966.
19. MARIO MONTEFORTE TOLEDO, I^meJju Izamena i krt^a, Zagreb, Mladost, 1966.
20. MARTÍN LU15 GUÍÍMAN, Orao i v¡mija, Zagreb, Naprijed, 19Ó5.
21. MARIO MONTEFORTE TOLEDO, l\medju kamtna i Kri^a, Zagreb, Mladost, 1966.
zi. MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS, Gvatemalskt kgende, Beograd, Nolit, 1969.
zj ALEJO CARPENTIER, It(gubljene sta^e, Beograd, Nolit, 1961.
24. JORGE LUIS BORGES, Mastarije, Beograd, Nolit, 1963.
25. JUAN RUI.FO, Pedro Páramo, Beograd, Nolit, 1966.
26. ERNESTO SABATO, Túnel, Beograd, Rad, 1969.
27- JULIO CORTÁZAR, Tajno orusye, Beograd, Nolit, 1969,
z8_ CARLOS FUENTES, Smrt Artemija Cru^a, Zagreb, Zora, 1969.
29. JUAN RULFO, Pedro Páramo Ljubljana, Cankarjeva zalozba, 1970.
30. MlRjANA POLIC, Juan Rulfo, «Knj^evna Smotra», núm. 2}, Zagreb, i$?6.

JUAN OCTAVIO PRENZ


Universidad de Ljubljana
Facultad de Filosofía j Letras
Askerceva í¿
IV (4oj)
61.000 LJUBLJANA
(Jugoslavija)

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