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Gord&.r H. Fdi{'e¿*\
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TEORIAS
Apneñ
p¡'zNE
Gordon H. Bower
Ernest R. Hilgard
Catalogación en la fuente
8ower, Qordon 11.
Teorías del aprendizaje. - 2a ed. -- |"1éxico :
Trillas, 1989 (eimp. ZOOO).
790 p. ; 25 cm.
Traducción de: Theories of learning
Bibliografías: p 712-759
lncluye índices
/5Bñ 968-24-2690_1
A'¡"'ollt&f
Título de esta obra en ingtés: bs
Theor¡es of learning ¿<
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Versión autor¡zada en español de la
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livjsign Administrativa, Av. Río Churubusco jB5,
néx¡ci,-o.'r. ,
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lo.r fta^r9_lgra Anaya, C. oi34o, e.
Tel. 6884233, FAX 6O41j64 -r -, ,
lmpreso en |"1éxico
Printed ¡n nex¡co
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TEORIAS
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DIZAJE
0IIVERSIDID AUloI{O!{A cHApIIf
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DIRECCION DE ADMINISTRÁCIOIJ
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SUBDIR¡CCION DE RECU¡iSOS If.I,ERIA¡ES
DEPARIAMEüIo DE INI/¡dTARIOS
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Co¡ECCI0ü.-------__
vol. üe
¡¡Cll DE rJlttS*Q-tttel-_Drpro.-s O c(¿ct
lraducxftín: José Manuel Salazar palacios
Rev¡sion técn¡cs: Julio A. Varela Barraza
Licenc¡ado en psicología por
la Univers¡dad Nacional Autónoma
de México
Profesor en la Escuela
Nacional de Estudios Profesionales
lztacala, UNAM
Prefacio
que de
La osicolosÍa se encuentr¿ en un constante estado de cambio' si no es
uglü¿'a .óttñiion. En un esfuerzo por comprender la üda mental' miles de
nuevas perspectivas, ideas' fenÓmenos' re-
oiiaólonoa DroDonen continuamente
sultadoi expe¡mentates y métodos de investigación, y lo hacen a un ntmo atrope-
llado.
-f"menudo y
el profesional siente que se ahoga en un torrente de información
el estudiante
;.*Ñ .; hri; el flujoprincipal o en unicorriente secundaria;
áu"
nadar' En
áp.*""tpi"r""nignora poi dónde entrar en el agua o.en qué di¡ecciónconsiste en
J.t-"L.", * tlei"áo-comprobado para reducir la excesiva información
á*árn¡"t'fu g¿n".is de los principiles puntos de üsta, integrarlos.y estudiar su
á".ut olo .r..o de la invesúgación actual. Así, la perspectiva-históricaofre-
."* "ti"f o.g¿arlo para el ástudiante y para el profesional Muchas de las
"aqo"-a
"gt";ü ;."g"tüs" aceróa de los fenómenos mentales han sido formuladas des-
que
tiempo, y las respuestas a lo largo de la historia sirven
surgieron
cle"hace muchó
de guía a las hipótesis contemporáneas .
objetivo áe este texto es aluda¡ al estudiante en la comprensión de la teoría
E"l
rü"rí. á"i aprenúzaje, de su contexto histórico y de sus antecedentes' Con psi-
á.i" ¡n ." t".é¡- hs leorías del aprendizaje de las principales escuelas de la
la Gestalt, el cognoscitiüsmo, el procesamiento de infor-
ióiogi*
"i.on¿u"tismo, relacionadas cón teóricos de la talla de Thorndike' Pav-
;;ñ;, ;;i;";
lov, Gutlrie, Hull,"quellas
Tolnnn, Skinner y Estes.
éiaiion." en los términos de su contexto hrstórico y de los pro-
"*pon"
blemas cientíñcos cón los que el teórico se enfrentaba' Al presentar
la teoría se
que la
i"."n- g.""¿* .u.gos i"" evidencias experimentales, más relevantes
"
sustentan.
-Cada
urn dJdichas teorías se examinará inicialmente desde una pers-
crítjca y
oectiva armónica; sin embargo, cada capítulo concluye con una discusión
una valoración de la eüdencia que las apoya
liñ;";;ñít rt" es una introduccién á los antecedentes frlosóficos de la psico-
A) /5t7 d_
Prefacio
logía; en él se comparan las teorías del empirismo y del racionalismo, con base
en
las cuales se organizan los siguientes capíiulos.
En la primera parte se presentan ejemplos de la metodología empinsta: teoías
-
del aprendizaje con una gran influencia del asociacionismo y del conductismo; se
incluyen aquí capítulos acerca de Thorndike, pavlov, Guthrie, Hull y los neohu_
llianos, la tradición del aprendizaje verbal, Skinner, Estes y recientei desarroüos
en la teoría de la conducta. Se prosigue con contrastantés ejemplos de teorías
racionalistas: teorías del aprendizaje con fuerte influjo de las ideas referidas a la
o.rganizacián y la estructura cognoscitiva. Se presentan después capítulos acerca
de la psicologia de la Gestalt, la de Tolman y teorías del prócesamilnto de infor_
mación, así como aspectos vinculados con los desanollos más recientes de la psi_
cologia cognoscitiüsta. Luego de estas dos secciones básicas se abordan dos temas
relacionados importantes: la neurofisiología del aprendizaje y las apücaciones de
los principios del aprerdizaje a la educación y a la rnstrucción: Cada;apítulo se ha
reüsado y puesto al día con el fin de mostrar la influencia de las posiciones histó_
ncas en el. conocimiento actual, y cómo las modernas investigaciones se funda_
mentan en ideas anteriores.
La,adopción de un_marco que puede sintetiza¡se como empirismo versus ra_
.
clona[smo nos ha oblgado a reconstruir la esüuctura y el enfoque de diversos
capítuios. Así, elque aborda el estudio del funcionalismose pr".enta .orno ,p.en_
dizap asociativo humano (capÍh:lo 6), con énhsis en sus prmtos dé vista acerca del apren_
dizaje._.El.tema aparece en el primer conjunto de capítutos, ya que la tradición del
aprendizaje verbal (el logro más acabado de esta escüela) siempie ha tenido un tin_
te asociacionista. como este libro se orienta más hacia los te'óricos que hacia las
propias teorí¿s, el capítulo acerca de la teoría del aprendizaje matemático gira
en
torno de la obras de William Estes. Más allá de los eifuerzojde otros investgado_
res que tr.abajan en la teorÍa del aprendizaje matemático, la teoría del muestreo
0e esumulo, de Estes, posee la coherencia y el alcance que le confieren el sello
de
una teoría global delaprendizaje, dentro de la tradición dó Guth¡ie, Hull y
Tolman,
Aunque en cada capÍtulo se mencionan importantes investigaciones recientes que
sustentan la teoria, los dos que versan sobre ava¡ces actuáes contienen reseñas
de investigaciones relacionadas con temas generales y que han sidoábordados por
una clase de teorías (conductal versus cognoscitiva). Aií, en el capítulo
9 se rese_
ñan algunos desarrollos recientes en teorfus conductuales, que in'cluyen los estu_
di¡s acerca del control de retroalimentación de las respuestas involunt¿rias, teorías
del condicionamiento pavloviano, del equilibrio dei reforzamiento
I
ción de las técnicas conductuales a problemas médicos y psiquiátricos. En el
h aplica-
capÍtulo.13 se presentan trabajos recientes de la psicologíá ügnoscitiva: teorÍas
acerca de la memoria de corto plazo, profundidad dil procisamiénto, imaginación,
memoria_s_ episódica, semántica y narrativa, asÍ cbmo aprendizáje social. El
capítulo 15, que trata acerca de la educación, abarca técnicai de insirucción en
la
educación, sugeridas o apoyadas por la teoría del aprendizaje. Esperamos que et
texto proporcione. una base sólida para que el estudiante comprenda hs modérnas
teorÍas del aprendizaje e incluso contribuya en sus apücacionei.
En esta edición no se incluyen capítulos dedicadás a piaget y a Freud, ya que
una encuesta aplicada a maestros indicó que estas escuelai nó resultan de gran
utilidad en un curso clásico de teoría del áprendizaje.
Este texto puede cumplir con propósitos áducativós para curso especÍfico y ade_
Prefacio
Pref¡cio
Cap, l Na¡¡rrleza de l¡ teol¡ del ¿prenditaj€ 11
Memrú y co¡rocimiento, tr. Epistemk'8las alteítativa, t2 Car¿cteri?áción d€l aprendizaje, 20 Aspec-
t6 $r€ s€par¿¡ a las teorlas del aprendi?:i€, 27. Ot¡c aspectos crítiÁs, 30. L€ctur¿s co¡r¡dém€nt ¡i¿s' 31.
Primera pal€
TEORIAS ASOCIACIOT\ISTAS CONDUCTUALES
- Segunda parte
TEORIAS COGNOSCITIVOORGANIZACIONALES
Tercera parte
CAMPOS RELACIONADOS
pre-
No es un secreto que la psicología se desarrolló a partir de la filosofia' Las
"descubiertas'' por los
*nt". ."Jt"nt" faicinanies de la psicología no fueron
iliioüg"-. *to"-".: pata tos nosoios son cuestiones de profundo interés desde
ta.. ,n'u.hos siglos..La psicología filosófrca surge del intento de entender la
naiuraleza del hJmbre; deipues, la psicología se independiza para convertirse en
. ; U'li.nciu ¿" tu uida ment¿l' '. Las interrogantes se plantean de esta forma: ¿qué
la mente
son Ia mente, la conciencia y el conocimiento?, ¿cuiál es la relación entre
se desárrolla la mente a partir del nacimiento?; ¿de qué forma
v cue.pol;'¿.omo y
"i
ádquiere-conocimientos acerca del mundo?; ¿cómo.llega a conocer otras mentes
es el yo?; pro-
r.ino."r* a sí misma? ¿qué nos impulsa a la acción?; ¿qué ¿qué
ducelacontinuidaddelaidentidadpersonal?Estasymuchasotraspreguntaspro.
porcionan la base intelectual de la psicologia moderna'
MEMORIA Y CONOCIMIENTO
EPISTEMOLOGÍAS ALTERNATIVAS
Empirismo
El empirismo sostiene que la experiercia es la única fuente del conocimiento.
Otorga un estatus especial a la experiencia sensorial, aunque se infiera algin cono-
cimiento de las reflexiones intelectuales acerca de las relaciones .entre las expe-
riencias. Nuestras ideas provienen de impresiones sensoriales, ya sea como copias
directas de ellas (las denominadas ideas simples) o como combinaciones de diver-
sas ideas simples o complejas. La impresión sensible de un objeto (por ejemplo,
una naranja) puede descomponerse en cualidades sensoriales: sensaciones
que conesponden a su color, olor, tamaño, textura, sabor, etcétera. Estas cuali-
dades sensoriales se llegal a conectar (o se "asocian") en la mente porque se
producen muy próximas en el tiempo o en el espacio cuando interactuamos con el
objeto. La idea de una naranja es compleja, pero reducible a interasociaciones en-
tre ideas miás simples y primiüvas. El "conocimiento" ulterior adquirido acerca
de las naranjas puede expresarse al asociar este complejo de ideas con otras ideas
relacionadas; por ejemplo, que las naranjas son frutas y que son comestibles'
El empirismo tiene las siguientes características :
1. Smsualismo,la hipótesis de que todo el conocimiento deriva de la experien-
cia sensible.
2. Red.uccionismo, que aÍrma que todas las ideas complejas se construyen a par-
tir de un tronco básico de ideas simples, y que las ideas complejas son a su vez re-
ducibles a estas ideas simples.
3. Asocincionismo, tesis segrln la cual las ideas o los elementos ment¿les están
conectados mediante la operación de la asociación de experiencias que suceden
muy próximas en el tiempo (contigiidad).
4. Mecanickmo, que sostiene que la mente es como una rnáquina construida con
elementos simples , sin componentes misteriosos .
El empirismo implica dos mecanismos básicos del aprendizaje: 1. Represen-
taciones internas de ideas simples ("inígenes de la memoria") que se originan
por el s6lo copinr sus correspondientes impresiones sensoriales en el almacén de
la memoria; y 2. Las ideas complejas se forman al conectar en la memoria ideas
simples que se experimentan de modo contiguo y se vinculan por una relación aso-
ciativa. El recuerdo de que al suceso A siguió de inmediato el suceso B, se regis-
tra en la memoria como una asociación de la idea ¿ a la idea Ó. En rea.lidad, esto equi-
vale a copiar en la memoria el hecho de la co-ocurrencia de los contenidos men-
tales a y á. Tales asociaciones pueden registrar secuencias temporales o causales
de sucesos, como raspar un fósforo-encenderlo-calor-fuego. Activar o revivir es-
tas secuencias asociativas de la memoria constituye el supuesto método mediante
el cual la mente se mueve de una idea a otra. Este método explica el orden de su-
cesión en urn cadena de ideas durante el pensamiento ocioso o el pensamiento di-
rigido a un objet.ivo. Para ilustra¡ este último tipo de pensamiento, supóngase que
el evento final en urn cadena se convierte en u¡a meta ("quiero comer un hela-
do"). Entonces, pensar en ese objetivo llama¡á a la mente a un precursor nme-
diato del mismo en el pasado ("comprar helado en la tienda"), y éste a su vez
"14 Cap. 1. Naturaleza de la teoria
traerá a la mente lo que debe ocurrir primero para obtener lo deseado (,,conseguir
dinero e ir a la tienda"), etcétera.
Así, una cadena de ideas dirigidas por un objetivo puede desarrollarse hacia
atrás, desde el efecto hasta la causa, para llegar a alguna acción que pueda ejecu_
tarse ahora, y de este modo poner en marcha la secuencia cuidadosamente consF
derada. Las cadenas asociativas que reflejan secuencias causales se emplean de
dos maneras básicas: avanzan hacia adelante desde ¿ hacia b y c pil:apreáecir, an-
ticipar o esperar sucesos futuros a partir del evento o de la acción presentes: v co_
rren hacia atrás, desde r a ó hasta a para etctlical por qué el evento. o.*rió, o
para planear c6mo provocar ¿. La predicción, explicación y planeación son habili-
dades fundamentales mediante las cuales nos relacionamos cón el mundo. v la teo-
ría asociativa sugiere formas de hacerlo.
,,reflexión',,
_ En su teoría de la mente los empi¡istas incluyen la noción de segrin
la cual se supone que la mente recupera de la memoria diversas ideas, las compára
y extrae alguna conclusión que registraría como otra asociación. La idea de la re-
flexión resultaba indispensable para explicar de qué modo obtenemos conocimien-
to mediante la abstracción, la inferencia y la deducción. Al "abstraer', las propie-
dades comunes y crÍticas de las diversas propiedades accidentales y no esenciales,
formamos un concepto general de un tipo de cosa a partir de la experiencia, junto
con un conjunto de sus miís variados ejemplos. En la deducción, llevamos a la re-
flexión consciente una consecuencia lógica de otras cosas que conocemos; por
ejemplo si sabemos que Beto es más alto que Juan y que Juan es más alto que pe-
dro, mediante la refledón, la mente deduce (y almacena en la memoria) que Beto
es m:ís alto que Pedro. De acuerdo con la doctrina empirista, la reflexión es el úni-
co mecanismo de que dispone la mente para liberarse a sí misma de ser un regis-
tro totalmente pasivo de secuencias de impresiones sensoriales.
Como expücaciones de los fenómenos mentales, elempirismo y el asociacionis-
mo fueron elaborados en gran parte por filósofos como Thomas Hobbes, John
Locke, David Hume, James Mill yJohn Stuart MiU. Un desarrollo de particular in-
terés se refiere a las leyes de formación de la asociación. Al presuponer que la
contigriidad de los eventos experimentados es la condición necesaria y suficiente
para la formación de asociaciones, los empiristas proponían que el grado de asocia-
ción (o cantidad de memoria) variarÍa en proporción ürecta a lo oítidn de la expe-
nencia, su frecuzncia, sl duración y su recencia (cercanía en el tiempo) con la
prueba de retención. Tales conjeturas han dado lugar a muchas'investigaciones
experimentales acerca del aprendizaje y la memoria y, de un modo u otró, todas
las teorías delaprendizaje manejan estos factores.
El asociacionismo condujo a la investigación experimental del aprendizaje. Los
primeros experimentos relacionados con la memoria humana, dirigidos por el cien-
tífico alemán Hermann Ebbinghaus (1885), se emprendieron explÍcitamente para
comprobar ciertos postulados de la doctrina asociacionista: la primera monosr¿fía
experimental acerca del aprendizaje animal, debida a Edward Thorndike (lá98),
se tilula Anfuwl intelligence: An exferimzntal stady of the associathte irocesses ,n
animals.
Durante los últimos 70 años, los desarrollos dentro de las escuelas estadouni-
denses de psicología casi no han alterado el enfoque asociacionista. Las teorías se
tomaron más precisas, y se ha acumulado mucha más información detallada. Asi-
mismo, los importantes papeles de la motivación, la recompensa y el castigo en el
Epistemologíasalternativas 15
El racionalismo
Organización perceptual
La organización mental
... al parecer el conocimiento de un lenguaje, una gramática, sólo puede se¡ adquirido
por un organismo que está "preñjado" con una restricción severa en la forma gramati-
tical. Esta restricción innata es una condición preüa, en el sentido kantiano, pa¡a la expe-
riencia lingústica, y al8rentemente es el factor crítico que determina el curso y el resul-
tado del aprendizaje del lenguaje. En el momento de nacer el niño no sabe qué lenguaje va
a aprender, pero debe saber que su gramática tendú una forma determinada de antemano
que excluye a muchos lenguajes imaginables. Al seleccionar una hipótesis oermisible.
puede usar eüdencia inductiva para la acción correctiva, confirmandá o no su elección.
Una vez que la hipítesis esté confrmada, el niño conoce el lenguaje que esta hipótesis de-
Epistemolog¡asalternat¡vas 19
fine; po¡ lo tanto, su conocimiento se extiende mucho más allá de su experiencia y, de he-
cho, lo lleva a caracterizar gran parte de los datos de la experiencia como defectuosos y
desviados (1972, pí9. 91).
2Durante los siglos tar y v,1'I[ se pensó mucho en los intereses, los valores y las motivaciones hurnanas
como r¿zones pa¡a la accrón. Esta tendencia se relaciona con los desa¡rollos en la teoría de la ut¡lidad (véan_
se Bernoulli, 1738 y Be¡tham, 1789), que ampüabaladoctdnadelh¿donistt¡r' El hedonismo afma que
cáda indiviluo está motivado por eldeseo de placeres y por la aversión al dolor y a las pÑaciones. [.as
tcolfts modenEs del aprendiaje, como la de Huil (capítulo 5), puede¡ co¡siderarse ¡esultados de las tr¿_
dicbnes intelectuales del asocúcionismo y del hedonismo.
20 Cap. 1 Naturaleza de la teoría
2 5 experimenta el evento X
Formación de huella
(adquis¡c¡ón)
3 Nuevo estado de conoc¡m¡ento de s
))
n Estado
ti
"a¡terado" de conoc¡miento de S
Retención de huella
conslste en evaluar lo que el sujeto sabe acerca del suceso central, La recupera_
ción de la huell¿ es el proceso mediante el cual la clave de prueba obtiene acceso a
la información que el sujeto ha almacenado sobre un puntó central dado. La clave
de prueba se suministra de diversas formas; incluso puede alterarse sistemática_
mente a partir de la clave "natural" de la información central. En el nivel
más sen_
cillo, podemos pedirle a un sujeto que describa o nombreel
tra ¿e re-
cordarse, o que reconozca su redrrrencia._A un nivel más "uenio-qu"
co*ffi,'por
con material de canícter orooosicional, podemos pedir pariífráii. "¡empto
ii-gxifcrtiuu. C"
la proposición aprendida,'pari usatas en un argumento,
o cualquiera de entre va-
rtas otras "conductas" que tomemos mmo e¡empló
de h comprn.ián á. _
Al sujero podemos presenrarle Ia ,rusmá intormacón-"íi"li"iu'al.i.u.,on"r,"n**¿o.y
..
él o ella.puede practicar er recordarlas muchas veces.
Lul."pJii.iár..
mismo evento se separan generalmente po, uu.io.'mi-iuio. "on.u_
::1i"1..9:l
presentaciones de otra información que ha
ylo po.
de aprendeise. etaprenJiza¡e se rene_
re al cambio general en el conocimiento que posea el sujeto
desde t .rnpo .".o
en el primer ensayo hasta el tiempo.z en el último "l
AJgunos experimentos de condicionamtento elemental "n.ryá-J"t "*p".,."nto.
con animales usan clentos
de ensayos, en cada uno de los cuales ocurren dos
suó"á. t"rpo_
ral (por ejemplo, el sonido de una campana para el perro "".oiigüd"¿
de pavlovl v después el
alimento que se le coloca en el hocico).'po. iupr"rto,
Ln t"l"s ¡n_
::rlg9". de.Sleya respuesta (como lu "*pl¡i"nto.
a'".a,iur) quJi" "r
á. po.ru.ru_
v€ de recuperación (9 calpana). Esta respuesta
"rntiauose consi¿"ia rn Á¿1." O"t cono_
cnnento que tenga el animal acerca del orden temporal
de eventás (el hecho de
Caracterizacióndelaprendizaje 23
contracción de la pupila a la luz), taxias (como la polilla que urela hacia la llama), e
instintos (como el que tienen los pájaros de construir un nido). Tales actiüdades
son caracterÍsticas de varias especies, y las que son más idiosincráticas de una de
ellas se llaÍLan o.ctitiladzs espec{ficas de Ia espcie.
Se dice que esta conducta específica es innata, lo cual significa que su forma se
establece en el sisteÍn nervioso de todos los miembros de la especie, indepen-
diente de ciertas formas de la experiencia. Pero resulta muy difícil clasificar con-
ductas como totalm¿nte irnatas o totalmente aprendidas. Descubrimos que la ex-
presión de muchos comport¿mientos instintivos depende de la experiencia o del
aprendizaje (Hinde, 1966). Por ejemplo, el desarrollo y la expresión de la conducta
sexual o maternal en los simios depende en mucho de que el mono pequeño tenga
contactos "normales" con su madre y oportunidades "normales" de jugar con
compañeros de su edad (Ha¡low y Hadow, 1966; Sackett, 1967). El desarrollo del
canto caractefstico de muchas especies de pájaros depende de que el polluelo la
escuche desde el comienzo de su existencia (Marler, 1970; Nottebohm, 1970).
Por ejemplo, el desarrollo del canto del pinzón o del gorrión de cresta blanca pare-
ce ser el siguiente: durante la primera primavera de vida, el machojoven debe ser
expuesto al canto de los machos de su especie, aunque el polluelo no cante du-
rante esta época. En la estación del apareamiento al año siguiente, el pájaro joven
(incluso si ahora pernunece en aislamiento) empieza a cantar. Su canto inicial es
deñciente en calidad y en fraseo; sin embargo, se reconoce como el dialecto musi-
cal de los machos de su especie. Un aspecto secundario notable es que, sólo gra-
cias a la práctica, además de escucharse a sí mismo, el pájaro joven finalmente
realizará una eficiente reproducción del canto de los de mayor edad. El enigma es
cómo puede este pájaro, en aislamiento total, mejorar su ejecución frente al mo-
delo que escuchó un año antes. Debemos suponer que se produce algo así como
un registro de memoria de un canto seleccionado genéticamente, y que el registro
almacenado sirve al año siguiente como un patrón y un "tutor interior" que corri-
ge las producciones del pájaro joven. ¡Qué logro tan sorprendente para el cerebro
de un ave!
Otra ilustración de la naturaleza mediadora de la conducta específica de la espe-
cie esla imlrontació¿ (Hess, 1958; Lorenz,1952). Por ejemplo, un patito est¡í ins-
tintivamente prepar¿do para aceptar cierta va¡iación de figuras maternas, caracte-
rizadas por el tamaño, el movimiento y la vocalización. Cuando una figura materna
así se acepta y se sigue, sólo esta madre Particular provocará que se le siga. La
ma&e elegida (que puede ser el profesor Lorenz arrastrándose sobre las manos y
rodillas) se ha improntado. La improntación es una forma de aprendizaje, pero una
forma muy vinculada con la prep¿ración de un tipo particular de organismo en una
cierta edad. A excepción de las aves, hay poca evidencia de fijación en la memoria
en los seres huma¡os o en el mundo animal.
Quienes trabajan en la metodología -elestudio de los comportamientos na-
tura.les de las especies en sus ambientes originales- hal descartado la distinción
"irnata versus aprendida" como una diferenciación sumamente rÍgida de "una
cosa uotra". La conducta y su desanollo son demasiado complejos como para que
se les asigne a tales categorías exclusivas. Más bien, los etólogos se esfuerzan
por analizar y comprender los diversos componentes de un patrón específico de la
especie, y la manera en que se desarrolla a partir de las interacciones de la expe-
riencia.
Caracterizacióndelaprendizaje 25
Maduración versus
aprendizaje
Fatiga y habituación
versus aprendizaje
dugtuales que las descripciones (para el ser humano) implicarían que en un caso el
sujeto dejó de responder "porque estaba cansado", mientras que en el otro lo hizo
"porque aprendió que después de oÍr la campana no recibÍa cómida" (o cualquier
ora recompensa).
No podemos tomar esta decisión acerca de causas hipotéticas sólo a partir del
decremento de la respuesta.
Consideremos un segundo tipo de cambio, la llamada lubitunción. La mera ore-
sentación de un eslmulo produce una reacción perceptual (o que pavlov llamaba
el reflejo dc oritntación , o RO) - Esta reacción se registra eléctricamente en todo el
sistema nervioso. Si el estÍmulo se repite una y otra vez en una serie monótona, el
RO excitado por cada presentación se toma cada vez más débil, y a la postre ds-
minuye hasta un nivel casi imperceptible.3 Se dice que los s detos sehan habihtath
a ese estímulo: se han "acostumbrado" a é1. La hábituación exhibe muchas de las
propiedades funcionales que atribuimos al aprendizaje (o a la extinción): se disioa
con el paso del tiempo (como el "olüdo" o la ,,recuperación espontánea"); fácil_
mente se le distorsiona o elimina mediaate la interpolación de un suceso novedoso
qle. interfiera. Además, un RO recuperado para un estímulo puede dar lugar a la
habituación una y otra vez, y en cada momento creará habituaóión un poco miís rá_
pidamente que antes (como los reaprendizajes de una respuesta olvidada). Final_
mente, la habituación se generaliza a otros estímulos similares como una función
de la semejalza de éstos con elestímulo habituado. (En los capítulos 9 y 14 exami-
naremos el tema con mayor profundidad). Así, la habituación muestra muchas si_
miütudes con las leyes del aprendizaje.
¿Queremos llamarle aprendizaje a la habituación? Somos ambiguos: en algunos
casos,_sÍ en otros, no. Depende de la complejidad delesti.nulo ante el que se pro_
duzca la habituación. Si se trata de una descarga eléctrica a una sinaDsrs sensomo-
tora de.la médula espinal de un gato descerebrado, hanamos mejbr en llamarla
adaptación sensorial.
Sin embargo, si se trata de un estímulo más complejo (el patrón de un
rono, o un
cuadro) qrre para su discriminación requiera de Ia intenención de centros cerebra-
les superiores, preferiríamos denominarlo aprendizaje.
En estos últimos casos, la habituación parec" indicrriinu"..uIrlente) eldesarrollo
de
una representación interna del evento de estÍmulo o de su clase general. La
habi_
tuación de este tipo al parecer es una forma burda del
batrón di reionocimienlo,
que tal vez.dependa de que elorganismo haya aprendido o almacenado
una répücá
o modelo del patrón habituado. Una vez que ei modelo está formado, cada istí_
mulo que entra_se. compara con é1, y la deshabituación (..sorpresa.,) ocurre
en el
caso de_ que la desigualdad entre ambos sea lo bastante grandi. De hecho, las
teo_
rías de la habituación cortical (Sokolov, 1963, que se discutirán en los
capítulos 3 y
14) emplean_tales conceptos de modelos intemos y de procesos de desigualdad.
sin lugar a dudas, el patrón de reconocimiento es reiultado aet afiendizaje,
Í
Oe
modo que la habituación es uno de aquellos casos que se encuentran en las ftonte-
ras de nuestro vago concepto de aprendizaje.
Veamos algunos temas que han surgido en la formulación de las teorías. Como
dijimos, la principal división conceptual dentro de los enfoques psicológicos es la
que existe entre el empirismo y el racionalismo. Una tesis fundamental del empi-
rismo es que el aprendizaje se produce a través de la asociación contigua de even-
tos o ideas. Este marco de referencia asociacionista fue aceptado por casi todas las
teoías y por los teóricos del aprendizaje de la primera mitad de este siglo: Pavlov,
Guth¡ie, Thorndike. Ebbinghaus, Huf, Skinner, y Tolman. La única oposición real
fue la de los psicólogos de la Gestalt, la de los teóricos del procesamiento de la in-
formación, la de los psicólogos cognoscitivistas. En algunos estudios recientes
(A¡derson, 1976; Anderson y Bower, 1973) se sintetizan estos enfoques.
Una segunda división ha sido causa de contienda incluso dentro de las teorías
asociacionistas. Se trata del co¡tllicto entre las teorÍas del esttmulo resfuuesta y las
cognoscititistns. Esta división originó muchas controversias durante los años me-
dios de la teoría del aprendizaje, desde aproúmadamente 1925 hasta 1965. Los
teóricos del estÍmulo-respuesta incluyen a los asociacionistas mencionados, a ex-
cepción de Tolman, que fue el primer sistematizador de la teoría cognoscitivista.
Comencemos con el examen de tres tipos de preferencias en las cuales los teóri-
cos de estÍmulo-respuesta tienden a diferir de sus colegas cognoscitivistas.
1. Intermediarios periféricos aersus intetmediarios centrales. Desde que el con-
ductista John Watson sugirió que el pensamiento podría ser ''meramente" la rea-
lización de movimientos de habla subvocal, los teóricos delestímulo respuesta (.E-
R) han preferido encontrar intermediarios de respuesta o de movimiento para que
sirva¡ como integradores de las secuencias de la conducta. Tales intermediarios
producidos por el movimiento pueden clasificarse como mecanismos P¿liféricos
(muy alejados del cerebro) o como intermediaios centrales (ideacionales) ' Los
teóricos E-R afirman, por ejemplo, que Ia carrera de una rata hambrienta a través
de un laberinto hasta una lejana caja que contiene comida está en parte estructu-
rada por respuestas pequeñas e implícitas de comer alimento, como la masticación
y la salivación, que aparecen como anticipación a la meta a medida que la rata corre
por el laberinto. El teórico E-R presupone que estas respuestas en miniatura ocu-
rren aun cuando no sean observables. El teórico cognoscitivista, por otro lado, in-
6ere con más libertad procesos centrales (cerebrales), tales como recuerdos o ex-
pectativas, como integradores de la conducta de búsqueda de meta. Las diversas
preferencias subsisten en este caso porque ambos tipos de teóricos dependen de
inferencias acerca de la conducta observada, y éstas en ningrin caso pueden veri-
fica¡se de modo directo. Potencialmente es m¡ás fácil veriñcar los movimientos de
la lengua en el pensamiento, que descubrir una hueüa de memoria reviüda en el
cerebro, pero de hecho tal verificación no se presenta con la precisión necesaria
como para fundamentar una adhesión a esa teoría. Por ejemplo, nadie ha demos-
trado que los pensamientos de un contenido muy distinto producen en realidad di-
ferentes movimientos en miniatura de la lengua o de las cuerdas vocales. Aún
más, si reaccionamos de diverso modo dependiendo de nuestros pensamientos.
En tales cLcunstancias, no es forzada la elección entre la explicación periférica y Ia
central, y el favorecer a una o a otra posición depende de otras preferencias sis-
temáticas más generales.
2 . Adauisiciín de hóbitos oersus ad4uisidón d.e estructuras cognoscitiaas . El teó-
rico de estímulo-respuesta y su colega cognoscitivista presentan distintas solu-
ciones a esta pregunta: ¿qué se aprende? El primero responde "hábitos"; el se-
Aspectos que separan a las teor¡as 29
Algunas cuestiones se encuentran fuera del conflicto entre las teorías E-R y las
cognoscitivistas. Así, dos psicólogos E-R pueden diferir en cuanto al papeloue des-
empeña el reforzamiento en el aprendizaje, y los teóricos cognoscitivistis pue-
den discrepar acerca de la interpretación de la extinción. Cuatro de estos asDectos
bastarán para alertarnos respecto de algunas controversias dentro de la teoria del
aprendizaje .
l. Contigüidad aersus refonamiento. La ley más antigua de la asociación afirma
que las ideas experimentadas juntas tienden a asociarse. Hasta nuestros días éste
ha sido el principio de la asociación por contigüidad, aunque los psicólogos E-R
describen la asociación como existente entre estímulos y respuestas, y no entre
ideas. Algunos teóricos han aceptado el principio de la asociación sólo pór h conti-
güidad plra; por ejemplo, Guthrie
-un psicólogo E-R- y Tolman, un psicólogo
cognoscitivista. Otros insisten en que el aprendizaje no se produce sólo ipartir áe
Ia contigüidad; afirman que para que se formen las asociaciones debe existir algrin
tipo de reforzamiento, algrin equivalente a la recompensa o al castigo.
2. Extinción dz las resfuestas aprendidns. Aunque una respuesta recompensada
esté bien aprendida, se extinguirá si ocurre repetidas veces sin reforzanúento. Se
sabe que diversas condiciones de entrenamiento influyen sistemáticamente sobre
la persistencia con la que el organismo continúa respondiendo durante el periodo de
extinción. Hay varias teorías plausibles de la extinción, y únicamente en ocasiones
se les puede clasificar sólo como E-R o como cognoscitivistas. Una teoría aceptable
es que durante la extinción el animal simplemente aprende a no esperar ninguna
recompensa, y deja de responder a esa expectativa. Una teoría alternatva su_
giere que la no recompensa es aversiva (frustrante) y que pone en marcha proce-
sos inhibitorios activos que compiten con la ejecución de la propia respuesta antes
recompensada. Ambas teorías pueden afinarse para manejar los principales resul-
tados acerca de la extinción.
3. Aprendimje for saltos Defsus ieqaeños incrementos. La posibilidad de oue el
aprendizaje se produzca en su nivel más básico de una manerá de todo-o-nada fue
propuesta por Guthrie, y ha recibido apoyo de diversas fuentes. por supuesto, la
alternativa es que el aprendizaje ocurre de forma gradual. Las modificaciones en el
aprendizaje pueden tener lugar incluso "por debajo del umbral", de modo que tal
vez sean necesarios diversos ensayos antes de que los resultados del aprendizaje
alcancen el umbral y comiencen a revelarse en la ejecución. Esta era h pbsición áe
Hull. Entonces, la discrepancia no es entre psicólogos E-R y cognoicitivistas;
dentro de cualquiera de esos campos, pueden los psicólogos adoptar posiciones
opuestas acerca del tema delaprendizaje de todo-o-nada.
4. ¿Uno o mds tibos de aprendimje? Teóricos de varias corrientes han argu-
mentado en favor del reconocimiento de diferentes tipos de aprendizaje que si-
guen leyes distintas. Teóricos como Mowrer y Thorndike sostenían que las res-
puestas emocionales (del sistema nervioso autónomo) se asocian con base en la
mera contigüdad de su evocación a un estirnulo neutral, mientras que las respues-
Lecturascomplementarias 31
LECTT]RAS COMPLEMENTARIAS
TLw Annunl Reuitw of Pqvholog, revista que apareció por primera vez en 1950 y cada
aio analiza críticamente la bibliograffa teódca y experimental acerca del aprendizaje. Las re-
señas son útiles no sólo como indices para la bibüografa sino también porque incluyen las
tendencias que los críticos advierten en teorfa y experimentación.
Thz lslchologt of leaming and motiuatiott: Adoarcu in research ard th¿,ry, editafu wr G.
H. Bower, se ha pubücado anualmente desde 1967; cada volumen contiene numerosos
capítulos escritos por eminentes teóricos del aprendizaje (de todas las tendencias), quienes
critican las investigaciones de otros y las propias.
Primera
parte
Teorías asoclaclonlstas
conductuales
El conexionismo
de
Thorndike
Durante casi medio siglo una teoría del aprendizaje predominó sobre todas las
demás en los Estados Unidos, a pesar de los numerosos ataques que recibiera y
del surgimiento de muchos rivales. La preeminencia de la teorÍa de Edward L.
Thomdike (1874-1949), enunciada por vez primera en su obra Animal intelligence
(1898) fue correctamente evaluada por Tolman:
La base del aprendizaje que Thorndike propuso en sus primeras obras era la
asociación entre las impresiones de los sentidos y los impulsos para Ia acción o
"respuestas". A esta asociación se le conoció como "vinculo" o "conexión".
Debido a que son estos eslabones entre las impresiones sensibles y las respuestas
los que se fortalecen o debifitan en la creación y destrucción de los hiábitos, al sis-
tema de Thorndike en oc¿siones se le denomina psicologÍa "de vínculo" o senci-
llamente "coneionismo". Como tal, es la psicología original del aprendizaje de
estÍmulo y respuesta (E-R).
Aunque las versiones más recientes de Ia psicología E-R redujeron la importan-
cia que se adjudicaba a las interpretaciones de Thorndike acerca del aprendizaje,
no debemos pensar que sus opiniones sólo tienen interés histórico, ya que aún in-
fluyen en gran parte de la experimentación. Casi un cuarto de siglo después de
quá tolt*n vertiera los conceptos que acabamos de transcribir, Postrian' otro
activo investigador en el campo delaprendizaje, declaró:
El cuadro del proceso del aprendizaje que Thorndike delineó hace más de 50 áños aún
es vigente. No hay ninguna teoría global del aprendizaje humano que pueda permitirse el
lujo de ignorar su legado (1962, pá9. 394.
36
La teoría de Thorndike sufrió muy pocos cambios entre 1898 y 1930. Durante
estos años el autor se dedicó fundamentalmente a las apücaciones de su teorÍa o
problemas de importancia educativa o social. Debido a la estabiüdad de los concep-
tos a lo largo de ese periodo, cualquiera de las numerosas obras de Thorndike
puede seleccionarse como muestra de su teoría. Su principal trabajo, del cual se
han tomado la mayor parte de las referencias que ap¿recen a continuación, es la
obra en tres volúmenes ütúIada Educacationnl fsl,chologt (1913-1914), que repre-
senta al sistema en la cúspide de su popularidad.
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L t-q*.^.--^--..._ I Ensayos
Así, las recompensas y las no recompensas, o los éxitos y los fracasos, se pro-
po¡en como mecanismos para la selección de la respuesta más adaptativa. Este
principio se asemeja mucho al proceso de la selección natural mediante la adapta-
ción exitosa o la supervivencia del miís apto, que constituye el fundamento de la
teoría de Charles Darwin sobre la evolución de las especies. A.ligual que otros psi-
cólogos comparativos de su época, Thomdike recibió la influencia
mente atractiva- del análisis de Darwin acerca de la selección de -intelectual-
las especies.
Thorndike comprendió que su ley del efecto agregaba un complemento importante
a la ley de la formación dellúbito mediante la repetición (la llarnda ley del ejercicio):
El interés de Thomdike por las recompensas y las causas del aprendizaje, na-
cido en sus experimentos con animales, continuó a medida que volcaba su atención
al aprendizaje que se llevaba a cabo en las escuelas. AllÍ dominaban los argumentos
acerca del castigo, la promoción, las prácticas de calificación y otros incentivos,
aun cuando los psicólogos académicos no habÍan advertido la importancia de los
conceptos motivacionales.
Los experimentos que realizó con animales ejercieron una profunda inlluencia
en su pensamiento acerca del aprendizaje humano. Llegó a convencerse contra-
riamente a las creencias populares de que la conducta animal no estaba muy me-
dida por las ideas; por el contrario, las respuestas se daban directamente a la si-
tuación, tal como ésta se percibía. Aunque no negó por completo la ideación en los
animales, aseguraba que la mayor parte de su aprendizaje se explicaba por la cone-
xión directa de los actos con las situaciones a través de la acción automiítica de Ia
ley del efecto, sin mediación de las ideas. La simütud de las curvas de aprendizaje
e; los sujetos humanos que aprendían muchas asociaciones difíciles (como un vo-
cabulario extranjero) con aquellas que colTespondÍan a animales, lo convencieron
de que los mismos fenómenos mecánicos esenciales' evidentes en el aprendizaje
ánilrial, son t¿mbién fundamentales en el aprendizaje humano' Aunque siempre fue
consciánte de Ia mayor sutileza y alcance del aprendizaje humano' mostró
prefe-
rencia por comprendLer elaprendizaje más complejo en términos.de principios sen-
.itto., y po. identificar las iormas más simples del aprendizaje humano con el de
los animales .
40 Primera parte Teorias asociacionlstas
y- Írecuentes de
Tanto la teoría como la práctica requieren de recordatorios enfáticos
el aDrendizaie humano es fundamentalmente la acción de las leyes de la preparaclon'
cue
Jiejercicio y et áfecto. Ante todo' el hombre es un mecarusmo asociativo que tr¿baja para
eüiar el deÁequilibrio de los procesos ütales de las neuronas. Si comenzamos por fabricar
capacidades y facultades imaginarias, si eludimos el razonarruento con.ténrunos vagos
y
vacíos, o si quedamos perplejós e inmóviles por la extraordinaria versatilidad y creatiüdad
de las formás superioies de aprendizaje, nunca llegaremos a entender el progreso del
hombre ni a controlar su educación (1913, pág. 23).
Por un estado de cosas satisfactorio me refiero a aquel que el animal no intenta evitar, y
a menudo hace cosas pam mantenerlo o renova¡lo. Por un estado molesto me refiero a
una situación que el animal no trata de preservar, ya que con frecuencia hace algo para
terminar con él (1913, pág. 2).
Estas definiciones impiden que la ley del efecto sea circular, puesto que los es-
tados de cosas caracterizados como satisfactorios y como molestos se especifican
independientemente de su influencia sobre las conexiones modificables. La ley del
efecto estipula, entonces, lo que se esperará que suceda a las conexiones modi-
ficables anteriores que van seguidas de tales estados. De esta manera. Thomdike
respondió a la primera objeción.
La segunda objeción era que el efecto retroactivo de una consecuencia sobre
algo que ahora se encontraba en el pasado es contrario a las leyes normales de la
causación. Como el evento de estímulo y respuesta se produce antes de la recom_
pensa (o- del castigo), ¿cómo podría el segundo ejercei su infujo sobre
el suceso
anterior? EI pasado ya no existe, mientr¿s que los efectos sólo se sienten cn el
presente. Esta crítica, al igual que la primera, tiene un defecto lóeico. El efecto
causal del resultado sobre la conexión E-R se revela en la probablüdad de recu-
rrencia de la respuesta cuando ocurre la situación siguiente. Ll que tal efecto
se
Cap.2 El conexionismo 41
Principios subordinados
E ctclclo
-dá
un" Ut"u" relación de las opiniones de Thorndike puede surgir la impresiÓn
de oue la repetición de un h:íbito incrementa su fuerza, bajo la premisa de que
;ia ir¿ctica irace la perfección" En sus primeras obras, Thomdike se refería a
'
fenOmeno lu t"l d"t ejercicio. Esta ley tiene dos formas: el rco de una
""ie
.án"*iOn . hteria; el desuso de una conexión (el no practica¡la) conduce
"orrio
"urn"nt, 'tr otuitto. Sólo más tarde reconoció Thomdike la sutil incon-
a su debilitamiento
y
sistencia que eústía entre el principio del ejercicio (uso) y su ley del efecto, rein-
;'uso'i para reféri¡lo al "uso correcto recompensado" '
terpretó entonces el término
Preod'raaló'tr
-fi
¿" pt"put ción es caracteístico de muchas de las cicunstancias en las
"!ü¿o
42 Primera parte. Teorias asociacionistas
cuales un sujeto que aprende tiende a sentirse satisfecho o molesto. Thorndike re_
conoció diversas formas del estado de preparación: si se excita un fuerte deseo oara
una secuencia de acción, la ejecución uniforme de esa secuencia es satislartoria: si
tal secuencia de acción se frustra o de bloquea, entonces ese bloqueo resulta moles-
to; si una acción es fatigosa o saciada, el forza¡ una reoetición rnis del acto también
restsltamol¿sto. Conestas generalizaciorrs, Thomdfte u-¿rtaba de cubrir un cierto rninrro
de situaciones. Ejemplos de las primeras dos reglas son cadenas de conductas con_
surntonas, como, en el caso de un niño que va al refrigerador en busca de helado.
El deseo de alimento lleva a un estado de preparación para las primeras respuestas
de la secuencia de acción; de modo similar, la ejecución de los primeros pasos de la
secuencia de acción incrementa el estado de preparación del iujeto para los pasos
siguientes. (En este principio Thomdike rm se refería a la idea dé ,,cá".i¿ad dL tec_
tura", familiar a los educadores. DiscutÍa la celeridad de lectura en términos de
cuántas habilidades básicas aprende un principiante antes de recibir instrucción
de lectura.)
Vo!.l'o.lór. dc la íerf,.tcatl¡
Para que una respuesta sea recompensada, es necesario que ocurra. Cuando los
sujetos que aprenden se enfrentan a un problema, intentan una cosa después de
otra; a.l_encontrar la conducta apropiada, sobreviene el éxito y el aprendizaje es po-
sible.. Si el organismo es incapaz de va¡iar sus respuestas, es-probabló que la
solución óptima nunca se presente. Aun cuando se encuentre que una respuesta a
una situación dada produce cierta recompensa, todavía hay valór de adaptáción en
ciertas variaciones de esa respuesta, ya que la recompensa puede ser mayor o
m:ís-frecuente para otras. Así, Thorndike reconocía quela frjación prematura de la
conducta podía ser inadaptada.
aprendiz sea capaz de da¡, asociada con cualquier situación a la cual es "sensible"
(1913, pág. 15). Esto es similar al condicionamiento en el cual un estímulo con-
dicionado ("parate") sustituye a uno incondicionado (el trozo de pescado). Aun-
que observó la similitud, Thornrlike creía que la respuesta condicionada pavlo-
viana era un caso Írás especializado dentro de la comprensión del principio del
cambio de la asociación. El principio en cuestión también se asemeja a lo que Skin-
ner ha llamado "desvanecimiento" o ' 'desaparición" , en el cual el control dis-
criminativo de una respuesta cambia de un primer estímulo a un segundo. En la
actualidad, este principio es muy usado en los programas que se diseñan para las
miíquirns de enseñanza. Un ejemplo elemental es el de los niños que aprenden a
deletrea¡ una palabra nueva al cotejar la presentación de la palabra hablada con la
escrita, y luego la copian. En un comienzo, el niño copia una palabra (por ejemplo
lápiz) mientras la escucha y la ve. Después, cuando oye "láp\2" el niño sólo ve
una parte de la palabra (por ejemplo, l-p-z), y llena con las letras que faltan los es-
pacios en blanco. En pmebas sucesivas se le muestran cada vez menos letras
como instigadores (por ejemplo, l--z) mientras se pronuncia la palabra, y el niño
debe deletrearla. Finalmente, el niño aprende a deletrear la palabra completa des-
pués de oÍrla. Sin embargo, tales apücaciones educativas son producto del ingenio
de Skinner y no formaron parte de las numerosas sugerencias de Thorndike acer-
ca de los problemas prácücos.
El tipo de experimento usado para refutar la ley del ejercicio impücaba situacio-
nes en las cualés una clase de respuestas se reiteraba en circunstancias que redu-
cían al mí.rimo los efectos recompensantes. (Por ejemplo, a un sujeto con los ojos
vendados se le pedía que trazara una línea de 10 cenfmetros, y que repiÜera esa
tarea cientos de veces durante varios días, pero sin recibir información de retro-
alimentación por pa¡te del experimentador acerca de la exactitud de los trazos.
Thorndike se interesaba en saber si las respuestas inicialmente más frecuentes
por ejemplo, las lÍneas con longitudes entre 11 y 12 cenlmetros) "consumirían"
ienta."nte la fue.ra de las respuestas menos frecuentes. A la larga, las respues-
tas de elevada frecuencia se volveían incluso mís probables, y las de baja frecuen-
cia serían desechadas. Supuestamente, esto obedecía a Ia implicación de la ley del
ejercicio, segin la cual una respuesta a una situación se fortalece en virtud de su
mera ocurrencia, y como las probabilidades en todas las respuestas deben sumar
1.00, el incremento de la probabilidad de una clase de respuestas disminuye la
probabüdad de otra.
Los resultados de éste y de otros experimentos similares de Thorndike fueron
distintivamente negativos; la distribución de probabilidad de las longitudes de lÍnea
trazadas en el duodécimo día de práctica era en esencia la misma que la del primer
día. Sin información o retroalimentación recompensante, se producían relativa-
mente pocos cambios en la distribución de la respuesta' Por el contrario, si des-
pués de cada intento de trazar una línea de 10 centímet¡os se informaba a la persona
que la raya era demasiado larga o corta, Ias respuestas mejoraban con rapidez
hasta que se distribuían apretadamente al¡ededor de los diez centímetros (Trow-
bridge y Cason, 1932).
Eite experimento demuestra que la repetición de ur.n situnaón sin el conoci-
miento de la respuesta correcta produce escaso o ningin cambio en las frecuen-
cias relativas de las diversas respuestas. No obstante, Thorndike estaba cons-
ciente de que algunas variedades de repetición (''ejercicios") son importantes, y
se trata precisamente de aquellas coneiones simples de estímulo y respuesta en
las cuales los sujetos saben o creen que recuerdan de forma correcta. Por ejem-
plo, un alumno al que se le ha indicado que recuerde que la capital de Oregon es
Salem, se cuida de ensayar en silencio la oración o asociación "capital de Oregon-
Salem", aun cuando el rnestro no suministre reforzamientos verbales. Se sabe
que éste "ejercicio" implícito de Ia conexión promueve su retención a largo plazo'
ihorndike expücaría el efecto de éste y otros tipos similares de ensayo como de-
biclo a una 'teacción de confirmación" interna (o satisfactor) que los sujetos
supuestamente experimentan después de cada ensayo E-R, como si se dijeran a
ellos mismos "capital de Oregon-Salem: correcto".
parecía ser mucho más poderosa que el castigo. De llegar a confrmarse, esta con-
clusión, tendría una enorme importancia social, al aplicarse en los campos de la
educación y la criminologÍa.
_
Uno de estos experimentos (1932á) se efectuó con pollitos, a los que se intro-
dujo en un laberinto simple que les daba a elegir tres caminos. Uno de ellos üevaba
a "übertad, comida y compañía"; es decir, a un compartimiento abierto donde ha-
bían otros pollitos comiendo. Las elecciones equivocadas conducían al confina-
miento durante 30 segundos. Se registraron estadísticamente las tendencias a
retornar a la elección anterior si ésta no llevaba a la recompensa, y a evit¿rla si
conducía al casügo. Thorndike interpretó sus hallazgos de la siguiente manera:
"Los resultados de todas las comparaciones con todos los métodos decían lo mis-
mo. El recompensar una conexión siempre la fortalece sustancialmente; el casti-
garla la debilita poco o nada" (1932ó, pág. 58).
Los experimentos con sujetos humanos consistÍan en una Drueba de vocabulario
de opción múltiple. Por ejemplo, se daba al sujeto una palabia en español acompa-
ñada de cinco palabras inglesas, una de las cuales era traducción correcta. Seguian
una segunda y tercera palabras en español, y así sucesivamente toda una lista,
donde cada vocablo tenía traducciones opcionales dispuestas de la misma forma.
Los sujetos escogerÍan la palabra traducida, la subrayarÍan, y entonces escucharían
decir conecto Q,a respuesta recompensada) o equioocado 0a respuesta castigada).
En subsiguientes ocasiones, ¿cómo cambiaban los sujetos sus respuestas en laüsta?
Al.igual que ocurrió con los pollitos, la recompensa (correcto) conducía a una repe-
tición incrementada de la respuesta recompensada, pero el castsgo (equiaocado) no
disminuía la probabilidad de que se repitiera esa respuesta. En seis expenmentos
de este tipo, Thorndike concluyó que el anuncio de equitocado no debilitaba las co-
nexiones lo bastante como para contrabalancear el pequeño incremento obtenido
de la mera ocurrencia de la respuesta (7932a, pág.228). En las interpretaciones
que Thorndike hacía de sus datos había ciertas dificultades estadísticas que pro-
vocaron que subestimase el signiñcado del castigo. En una sección posterior exa-
minaremos algunas críticas en torno a estas interpretaciones, así como las eüden-
cias que existen en su favor.
Thomdike y sus colaboradores se dedicaron a reunir testimonios acerca de la
relativa eficacia de las recompensas y los castigos en trabajos pubücados y en
otras fuentes que se remontaban a muchos años atrás. La evidencia casiuniyersal
de un mayor efecto benéfico de la recompensa sobre el castigo proporcionó apoyo
práctico a los resultados de sus experimentos, que de otra forma se hubiesen iriti-
cado por estar muy alejados de la vida cotidiana (1935, págs .735 a144, y 248 aZSS).
Al igual que Ia refutación de Ia ley del ejercicio, Thorndike no negó totalmente el
principio del debiütamiento por efectos secundarios molestos; sólo negó el debi-
ütamiento directo. Segrin Thorndike, los castigos afectan al aprendizaje de modo
indirecto. Sustentaba que el efecto indirecto proviene fundamentalmente de instar
al aprendiz a hacer algo en presencia de una molestia que lo welve menos propenso
a repetir la conexión original.
Una molestia ünculada a una conexión modiÍcable hace que el animal sienra remo¡ o
mortificación, que salte hacia atrás; que huya, ¡etroceda, arjlle, ejecute la acción anterior
con mayor vigor, o haga cualquier otra cosa que se encuentre en su repertorio como una
respuesta a esa molestia. Pe¡o no hay eüdencia de que reduzca la fuerza de la base fi-
Cdp 2 Íl (one\ioni(mo 47
En apoyo a la ley del efecto en 1933 se presentó una nueva evidencia, la cual se
descnbia como propagación d¿l eíecto (1933a, 1933ó). La examinaremos en detalle
ya que se trata de un fenómeno descubierto por Thomdike y difundido exclu-
sivamente por é1. Se utilizó para argumentar en favor de uno de sus postulados: la
infliercía automóü¿¿ de las recompensas. Los experimentos intentaban demos-
trar que la influencia de una recompensa no sólo actúa sobre la conexión a la cual
pertenece, sino también sobre las conexiones temporalmente adyacentes, que
tienen lugar justo antes o después de la conexión recompensada. El efecto disminuye
gradualmente, a medida que la conexión se aleja de la recompensa, y fortalece
incluso a las conexiones castigadas cercarns a aquella recompensada. Al parecer,
los experimentos apoyaron la acción automática o mecánica de Ia recompensa
o el castigo. En un experimento característico se le pedía al sujeto que estipu-
lara un número del 1 al 10 después de que el experimentador enunciara una pa-
labra de estímulo. Este adjudicaba entonces una calificación a la respuesta del su-
jeto equiuocado- de acuerdo con determinada asignación, dispuesta
-correcto o
de antemano, de números correctos a cada palabra. En cualquier caso, desde el
punto de vista del sujeto la asignación de números era arbitraria, y el indicio para
repetir el número dado en primer término frente a la palabra de estímulo, o para
cambiarlo en el ensayo siguiente en relación con esa palabra provenÍa de la reacción
del experimentador después de presentar cada número. Sin embargo, las listas de
palabras eran tan extensas que el sujeto no podía recordar muy bien en el segundo
ensayo qué puntaje se había asignado a cada palabra durante la primera prueba.
Después de leer la lista varias veces se clasificaban las respuestas del sujeto
para encontrar la frecuencia con que se repetía la respuesta a una palabra de estí-
mulo dada, cada vez que ésta se presentaba. Las respuestas recompensadas no
sólo se repetían con mayor frecuencia, sino que aquellas seguidas por zada (el ex-
perimentador permanecÍa callado) se repetían más allá de la expectativa de casua-
lidad si ocurrían en proimidad temporal a una respuesta caliñcada como conecto.
El experimento de Tilton (1945) constituye un buen ejemplo. Repitió el expe-
rimento de propagación del efecto con rigurosos controles a fin de determinar el
nivel empírico de repetición de respuesta sin caüficarlas con correcto o equioocado
(es decir, el experimentador permanecía en silencio después de Ia respuesta del
sujeto). Tilton también dispuso que urta respuesta a un estímulo denominado ¿o-
rrecto se rodeara con otros pares E-R a los que sólo se les üama equiuocado, y
viceversa. Entonces procedió a trazar la propagación del efecto en cualquier lado
de una respuesta aislada recompensada o de una castigada (Tilton, 1939, 1%5).
Descubrió que los efectos de correcto y e4uiuocado eran casi iguales; la mención de
equiuocado disminuÍa las repeticiones casi tanto como coffecto las incrementaba.
En las figuras 2.3 y 2.4. aparecen las gráficas de los resultados de Tilton.
El estudio de Tilton prueba que cuando las respuestas castigadas son contiguas
a las recompensadas muestran una tendencia a repeürse con mayor frecuencia
que las mismas respuestas pero alejadas de la recompensa. Sin emba¡go, su casti-
go (el denominarse equiaocado) basta, incluso a un paso de la recompensa, para
c60
!so
o30
6_. Figura 2.3. Cradiente del efecto en torno
I20 ¿ un¿ re5puestd corrc(Io. El dpnominar
correcto a una respuesta Incrementa su
410 repetición; ca¡ificarla como equivocado
0 Ia disminuye. Sin embargo, el decremen-
-2 -1 0 +1 +2 to es menor cuando Ia respuesta llamada
''Equrvocados Respuesla Equivocados eqú¡vocado está próxima a un colrecto
anteriores "correcta" posteriores a¡slado (tomada de Tilton, 1945J.
.e 50
91|o
Figura 2.4. Cradiente del efecto en torno a
una respuesta calificada con equivocado.
EI denominarle equlvocado a una respues-
ta disminuye su repetic¡ón; calificarla con
corecto la incrementa 5in embargo, el in- 3ro
c¡emento por haber sido denominada co-
0
raecto es menor cuando tal respuesta se
-2 -l 0 +l+2
encuentra próxima a un eguivocado a¡sla- "CoÍeclos" Respuosla,.Correclos"
do (tomada de T¡lton, 1945). anlenores,.equivocacla" posteíOres
Cao. 2. El conexionismo 49
La naturaleza sorprendente y
contraria a la intuición de tales resultados dio
lugar a muchos experimentos, muchos de los cuales intentaron explicar los gra-
diéntes de propagáción clel efecto (por ejemplo, los de Tilton) como producto de
atgrrn variáUte aé contaminación en la tarea. De hecho, otros factores (como las
se"cuencias recurrentes de asignación de número, los hiíbitos no aleatorios de asig-
rnción que alteraban la linea báse de repetición y la influencia de la disposición o la
intenció; de aprender) en realidad influían sobre los datos de propagación del efec-
to y, en consácuencia, ponían en duda las interpretaciones originales' I-as contro-
velidas evidencias relacionadas con este tema se reseñaron en una edición
anterior de este libro (Hilgard y Bower, 1966, págs. 28 y sigts.) y en una obra de
Postman (1962).
fnsdyo I Lnsavo 2
1. 7 equrvocaoo 2
2. trjeras 9 equivocado 1
3. praro 5 equrvocaoo 5
4. cielo 6 equivocado 6
láp¡z 3 coRRtcTo 3
6. libro 1 equ¡vocado 1
7. casa I equrvocaoo I
8. s illa 2 equrvocaoo 6
50 Primera parte. Teor¡as asoctactontstas
Pertenencia
Además de las revisiones de las leyes del ejercicio y el efecto, varios términos
nuevos entraron en el sistema teórico de Thorndike cuando éste lo revisó después
de 1930. Uno de ellos por su reconocimiento de un principio or-
-lafurtefienci!1-,
ganizacioral, fue una concesión a los psicólogos de la Gestalt. Segrin este princi-
pio, una conexión entre dos unidades o ideas se establece con más prontitud si el
sujeto las percibe en el sentido dé que se corresponden entre sí o se dan juntas.
Por ejemplo, si la persona escucha una serie repetitiva de oraciones como: "Juan
es un carnicero, Luis es un carpintero, Carlos es un docior", etc., la asociación
' '¿¿¡¡i¡s¡g-Ju¿¡' ' es mucho más poderosa que ' 'carnicero-Luis' ' , a pesar de que
"carnicero" ocurra más cercano en el tiempo a "Luis" que a "Juan". Obüa-
mente, la persorn percibe, agmpa y repite la corriente de palabras como construc-
ciones de sujeto y predicado; su conocimiento de la sintaxis agmpa los vocablos
BIBLI,OTECA DE
soctol a- ' U4cH
52 Primera parte. Teorias asociacionistas
Polaridad asociativa
los sujetos, los dos elementos del par tenderían a mostrar la simetría asociativa
segrin el grado en que ambas unidades fueran igualmente asequibles como res-
puestas 1¿l s¿. Por ejemplo, en nuestra ilustración del alemán y el español la per-
iona de habla española estaní más familiarizada con la palabra perteneciente a su
iclioma que con la alemana, y por ello su reqrerdo en las dos direcciones parece
asimétrico. Sin embargo, según Horowitz y colaboradores (1966) esto sólo se
debe a la diferente disponibiüdad de las palabras correspondientes a cada una de
esas dos lenguas.
Disponibilidad de la respuesta
El trpo de distinción que Thomdike terxa en mente era que algunas respuestas
se sobreaprenden como actos famiüares (por ejemplo, tocarnos la nariz o los de-
dos de los pies) que se ejecutan con prontitud si se ordenan, mientras que los mo-
vimientos que requieren de una habiüdad más perfeccionada (por ejemplo, trazar
54 Primera parte. Teorias asociacionistas
La otra doctrina o hipótesis a considerar es que cuando a una cierta conexión sigue un
satisfactor, el individuo inte¡esado repitc ln conerün o algo más o menos equiválente. Así
fortalece él mismo las conexiones correctas mediante la repetición. Sencillamente, puede
Cap.2 El conexionismo 55
d¡era:
descartar las conexiones equivocadas, o tal vez fortalezca sus negativas como si se
áatro llneas mtzadas; no-girar Ia cabeza a la izquierdg (193i, pág 51)'
Tal fortrFcimiento por repetición ocurre, por supuesto, en muchos actos de aprendiza-
je. Todos debemos admitirlo. La cuestión eitriba én saber si es elrnétodo y
esenciat ge_
neral mediante el cual los satisfactores y las molestias que siguen a las conexones las for_
tal€ce¡ o las debilitan, o si sólo se trata de un procedimiento accesorio u ocasional (1931,
p¿g. 51).
El primer párrafo de esta cita abarca los aspectos esenciales de la actual teoría
de Estes-Buchwald acerca de la rnnera en que opera la recompensa en el apren-
dizaje humano; el segundo contiene la hipótesis a la que Kenneth Spence y Clark
Hull se suscribieron en sus últimos escritos (véase capítulo 5), segrln la cual las
respuestas se seleccionan por la expectativa de recompensas o castigos que traen
como consecuencia.
Una vez formulada esta teoía ideacional de los efectos secundarios, Thorndike
la rechazó con base en tres argumentos que, vistos desde la perspectiva actual,
parecen inadecuados . Primero afirmó que sus sujetos ralas reces. informan rntros-
pectivamente haber recordado las menciones de correcto o de equfuocado quehacía
Ll experimentador en los ensayos anteriores. Pero es probable que Thorndike no
hubiera recabado datos sistemáticos acerca de tales cuestiones, y se basara sólo
en in{ormes de voluntarios, a menudo poco con.6ables. Experimentos m¡ás recien-
tes en los cuales se les pide a los sujetos que recuerden primordialmente las con-
secuencias, así como quL den respuestas correctas, hal comprobado un recuerdo
apreciable de las consecuencias (Allen y Estes, 1972)
En segundo lugar, Thorndike argumentaba que algunos moümientos aprendi-
dos y especializados ocurren con tanta rapidez que senciüamente no habría bastan-
te tiómpo para evocar una imagen de la consecuencia antes de activar la respuesta
(por ejómplo, un boxeador que propina un golpe corto con la izquierda a través de
una apertúra momentánea en la defensa de su contrincante). Sin embargo, la críti-
ca no se sostiene si la teoria alternativa proporciona coneúones directas E-R que
¡uedan activarse directamente al hacer un cortocircuito en la intervención deli-
Lerada usual de los recuerdos E-C. La teoría de Estes tiene exactamente esa op-
ción de cortocircuito disponible para manejar la ejecución de alta velocidad de los
E-R habituales. En tercer término, Thorndike sostdnía que la teoría ideacional es-
oeraba efectos sim éIÁcos de correcto 'letsus equittocado, ya que cada uno de éstos
ionstituía sólo un "estímulo informativo", mientras que el autor había descubier-
lo q.ue equiuocadn parecÍa tener un efecto mucho menor para debütar las cone-
xiones, que el qle correcto poseía para fortalecerlas. Pero la conclusión de
Thorndiki puedeier errónea: generalmente usaba una línea base inadecuada para
computar lós efectos de repetición (a línea base apropiada esla probabüdad de re-
petióión cuando la respuesta inicial del sujeto no va seguida de conecto ni de equt-
iocado). Clra:ado se utilizaba la Iínea base adecuada los efectos de colrecto y equtuo-
cado parecían más simétricos (véanse los resultados que obtuvo Tilton en las ñgu-
ns 2.3 y 2.4) .
Después de haber examinado las críticas de Thomdike a la hipótesis informa-
tiva, veremos a graldes rasgos algunos experimentos relacionados con el aprendi
zaje humano que al parecer apoyan dicha hipótesis, y que contradicen la interpre-
tación de Thomdike.
TABLA 2.2. Diseño del experimenlo de "nunca correcto". Las letras representan
distintas sil¡bas sin sentido, y los digitos represenlan los puntos
monetarios asignados (tomada de tstes, 19694).
Valol Cond¡ción de Recompensa
Est¡mu lo asignado inlotmac¡ón en cottecto
a 1,2 Aleator¡o 1)
b 3,4 Aleatorio 3,4
c 1? Nunca correcto 0
d 3,4 Nunca correcto 0
e 1 Uniforme 1
I 2 Uñ¡forme 2
c 3 Uniforme 3
h 4 Uniforme 4
t, 1...,p 0 Uniforme 0
Primera parte. Teoriasasociacionistas
diendo del estado del sujeto. Por lo general, estas cuestiones suelen estudiarse
bajo el rubro de "motivación".
los datos que confirman la hipótesis de la información se han presentado
.Aunque
sólo en experimentos relacionados con el aprendizaje verbal humano, se presume
que puede aplicarse un aniíüsis simila¡ a los efectos d" la .".omp"nja y
ól castigo
en expenmentos de condicionamiento con animales (véase ú cita a¡terior áe
Thorndike.. en la cual se estipula la lupotesis ideaciona.l). En realidad,
muchas teorias
oel conorclonamtento mstrumentai (operanle) realizan este mjsmo anáüsis de
]9.-*:a. de la recompensa (por_ejemplo, Logan 1960; Mowrer, 1960; Spence,
1956). Supuestamente, la contigiüdad de la experiencia (con ,,pertenenciá"j én1ri
un estÍmulo y una respuesta basta para fortalecer la asociacián entre
ambos; las
recompensas y los castigos influyen sobre la ejecución de la respuesta
instru_
me¡tal debldo a que se les esper¿ justo antes de la ocurrencia ds la
respuesta.
¿stas opuxones, a las que se ha llegado después de un cujdadoso examen de los
datos experimentales, distinguen entre el aprendizaje (de una
coneúón E_R) y la
ejecucron: a grandes rasgos, entre saber cómo hacer a.lgo y hace o
en verdad.
En la época en que Thorndike trabajaba, esta distinció; e;tre aprendizaje y eje_
cución no estaba totalmente establecida ni se consideraba com; decisiva. Más
adelante, Tolman (véase elcapítulo 1l) uno de los primeros teóricos imponames,
adjudicó a la distinción entre el aprendizaje y la ejécución una posición
central en
las hrpótesis acerca de la conducta aprendida.
'.I
(ú
,aI
o
c
o
o
c
o ::f Darsecuenta(N - 5)
a
(ú ;,t
J
o Figura 2.5. El papel del "darse
o
cuenta" en la efectividad de los
procedimientos de condiciona-
;o
E
o
:l miento verbal. Los sujetos que se
daban cuenta de que el experi-
mentador asentía con un "bien"
aumentaban su producción de sus-
Sindarsecuenta(N = 27\ tantivos en plural. Otros que no
se daban cuenta no mostraban
cambio en la tasa, sino que se
comportaban como los del gru-
Tasabase | 2 3 4 po control (tomada de DeNike y
Bloques de 100 palabras de respuesta Spielberger, 1963).
nan, 1963; Hefferline et a|.,1959), y por Sasmor (1966). En estos estudios se de-
mostró que las respuestas musculares muy pequeñas y no observables, como una
tensión en un músculo del dedo pulgar que el experimentador detecta mediante
amplificación electrónica, se modifican cuando se emiten para producir un refor-
zador positivo (una retribución monetaria) o a fin de evitar un estímulo nocivo (la
postergación de un ruido aversivamente fuerte). La frecuencia de esta respuesta
no percibida se incrementaba y disminuía de forma apropiada durante el con-
dicionamiento y la extinción; sin embargo, ninguno de los sujetos podía identifrcar
verbalmente la respuesta exacta de conducta que producía esos reforzadores. Los
sujetos estaban siendo condicionados sin que pudieran establecer claramente qué
es lo que hacían para provocar la aparición del reforzamiento.
Pero aún subsisten dificultades de interpretación. La hipótesis de la volición ex-
plica tales resultados al señalar que aunque los sujetos a menudo no aciertan al dar
la respuesta que causa la presentación de la recompensa, con frecuencia han ad-
quirido algunas ii1ófesis correlacionarhs que los hace a.lterar el movimiento perti-
nente. Así los sujetos que participaron en los experimentos de la pequeña tensión
del dedo pulgar podrÍan creer que las retribuciones se entregaban por levantar un
poco los hombros, o imaginar que iban a escribir una carta; estas actividades origi-
narÍan cambios conelacionados en la tensión en los músculos de la mano, que el
experimentador registra como movimientos condicionados en miniatura.
Ahora parece evidente que las dos opiniones no son tan distintas. Una vez que
nos enfrentamos a los problemas de medir el darse cuenta, de especificar detalla-
damente de qué forma ios sujetos llegan a darse cuenta de (o a ser capaces de ver-
balizar) las contingencias de reforzamiento, de determirff con exactiiud la manera
en que Ia descripción que se hacen a sí mismos de las contingencias de reforza-
miento conduce al control de sus respuestas evidentes; una vez que todos estos
temas se hayan estudiado y expücado parecerá que el E-R automático y la inter-
pretación volitiva son muy similares y que los diversos matices responden a distin-
tos énfasis. Y esto no es extraño en la teoía psicológica. La cuestión de si las re-
compensas influyen de una "manera inconsciente y automática" resulta ser una
pregunta de investigación bastante mal estructurada que ha generado muchos ex-
perimentos y relativamente poca luz. Desde luego, con este juicio no pretende-
mos denigrar el valor del paradigma del condicionamiento verbal como un posible
modelo de la forma en que el reforzamiento opera en todos los tipos de situaciones
sociales que implican conducta verbal, como las entrevistas labora.les, las consultas
psiquiátricas, las encuestas de opinión, las pruebas mentales o de personaüdad,
y las sesiones psicoterapéuticas (véase Krasner, 1962). Por ejemplo, los estu-
dios que ilustran la nunera en que un psicoterapeuta refuerza y castiga selectiva-
mente las observaciones efectuadas por el paciente a menudo ocunan
de forma inconsciente- son signiñcativos al revelar -aunque
variables efectivas en la
influencia interpersonal y en el cambio de actitudes dentro de la psicoterapia.
Era un científico empirico por temperamento que, desalentado por los vagos te-
mas filosóficos que rodean a muchas prácticas educativas, siempre que le fue posi-
ble intentó presentar los temas de manera tal que permitieran tomar resoluciones
basadas en los hechos. Por ejemplo, defendió las ideas de la medición educativa y
de la cla¡a enunciación de los objetivos educativos.
Thorndike imprimió un gran impulso al movimiento científico en el campo de la
educación, al propugnar que las prácticas educativas se regularan de acuerdo con
los resultados verificados en situaciones especíñcas. Su formidable estímulo dio
lugar a una nutrida producción en áreas tan variadas como las escalas de escntura
a mano, la redacción de diccionarios, los métodos para la enseñanza de la a¡itmé-
tica y de la ortografía, y las pmebas de inteligencia y orientación vocacional. Pero
el secreto de su producción no residía sólo en la energía: provenía también de su
concepción práctica de la ciencia, de la noción de que antes de intental hacer algo
en cualquier sentido, debemos saber especÍficamente qué es lo que buscamos.
El enfoque de la especificidad nos a¡rda a disponer el ánimo para comenzar a
trabajar. Considérense, por ejemplo, todas las complicaciones que aparecen en la
enseíanza de la lectu¡a. ¿Qué se le va a enseñar al niño? ¿filología?, ¿gramática?,
partir de esa
¿fonética? Thorndike propuso ura respuesta simple: "palabras". Y a
respuesta procedió a contar la frecuencia con que cada palabra se presenta en
muéstras de textos en inglés, mediante la tabulación de millones de vocablos es-
critos en todo tipo de fuentes. Así obtuvo los rnás comunes. Indudablemente,
éstos son los qué deben comprenderse. Compiló listas y compuso diccionarios
para faciütar la enseñanza de las palabras más necesarias. Una teoría de Ia espe-
iificidad como la de Thorndike le dice al educador dónde buscar y cómo medir en
un campo tan desconcertante como el de las prácticas en el salón de clases'
El enfoque de la especificidad también es una fuente de desventajas, y ha sido
objeto de los ataques nrás severos que sufriera Thomdike La explicación anterior
pu-ede revelarnos los tipos de cíticas que recibe: ¿está el lenguaje constituido sólo
por palabras?; ¿son las palabras mís frecuentes lo que en realiiad deseamos ense-
¡ari Tal vez debamos pensar en el lenguaje como un medio de expresión y, por lo
tanto, equipar al niño con el mínimo conjunto de herramientas nec€sarias para una
comunicáción adecuada. Las posibiüdades de este enfoque se han demostrado en el
clesarrollo del inglés básico, en el crnl el vocabulario central de 850 palabras supe-
ra, sólo en parte a las palabras más frecuentes de Thorndike. El enfoque del inglés
para
básico tiene en cuenta el cariícter orgariizado del lenguaje como instrumento
transmitir significado. Thomdike, fiel a la tradición de la asociación. tendía a consi
derarlo comó una colección de palabras, a la que intentó tratar cuantitativamente'
Como lo hacía¡ todos los psicólogos de la época -y continuaron haciéndolo algún
tiempo después- Thorndike proporcionó sólo un alálisis muy superficial e irnd':-
cuadb de h'adquisición clel lenguaje y de su funcionamiento. Pade de la revoluci<in
en la lingüísticá y psicolingüística modernas consiste en la demostración de com-
plejidadJs en el lenguaje que van más allá de los más audaces sueños (o pesadillas)
de los psicólogos conductistas.
Los prejuicios objetivos y mecanicistas de Thorndike saturaron su concepción
de hs ácciones de las recompensas y los castigos, y debiütalon un tanto su análisis
de estos fenómenos. La noción de que la ley del efecto opera mecáncamente en
todas las conexiones próximas a la recompensada sugiere que la recompensa afec-
ta muchas actiüdadei distintas de la deseada. Con la esperanza de demostrar que
Cap.2 El conexionismo
la ley del efecto funcionaba de este módo, Thordike menospreció las relaciones in-
ternas entre el éxito y aquello que el individuo intenta hacer; pasó por alto el he-
cho de que la satisfacción depende mucho de los logros del aprendiz de acuerdo
con su nivel de aspiración. Aunque se refirió al papel de las metas y de los intere-
ses en el aprendizaje, Thorndike les asignó un estatus secundario; sus preocu-
paciones ciéntífcas io alejaron de las relaciones internas entre el esfuerzo y el éxi-
io hacia la relación extema de cualquier recompensa rutinaria que fort¿lezca una
conexión que esté próxima a ella.
Las opiniones de Thorndike acerca del papel del aprendizaje por "comprensión
o discernimiento" también han sido motivo de polémicas. Creía que la compren-
sión se desarrolla a partk de los hábitos miís tempranos, y la mejor manera de pro-
gramar a los aprendices para que discieman acerca de un problema nuevo consiste
én enseña¡lei diversas óoneiones pertinentes al problema. Thorndike afirmaba
oue cuando las condiciones se comprenden al momento, esa comprensión se
pro-
duce por asimilación, al responder a aquellos elementos que la nueva situación tiene
con la antigua, donde los ant.iguos hábitos eran apropiados' Su subor-
"n "o.únclel discernimiento y de la comprensión al adiestramiento y al hábito gene-
dinación
ró muchas controversias en la educación. Aunque pensaba que el discernimiento
era muy raro en los animales (tal vez más de lo que en verdad es) no lo negó en los
se.". úu.ano.. Esto no le causaba admiración, y consideraba que se podía com-
prender mejor mediante las mismas leyes de asociación-qle se aplican en otras si-
iuaciones. Ásí como las inferencias erróneas surgen debido a las asociaciones ha-
bituales que logran sacar a los aprendices de su curso, también los discernimientos
del genio se haien mediante las asociaciones y las analogías habituales apropiadas '
En io que toca a la reacción frente a las situaciones nuevas, Thomdike afrmaba:
No hay una fórmula miígica mediante la cual la natunleza del hombre actúe en un espasmo
impredecible cuando se enfrenta a una situación nueva. Sus hábitos no se retira¡¡ entonces
a
u¡n distancia conveniente mientr¿s algunas entidades nuevas y misteriosas dirigen su conduc-
ta. Por el contrario, los vínculos adquiridos con las situaciones antlguas se revelan con fiayo¡
seguridad en la acción cuando aparece una situación nueva (1913, pá9 29) '
Aunqueestecomentarioesbastanteverídico,elfracasodeThomdikealdescribirla
forma én que se utilizan los h:íbitos pasados en la solución de problemas,. al considera¡
qué clispoiición de elementos dificultan un problerna. cuáles lo hacen fácil o cuándo in-
iervienen los mismos vínculos esenciales, ionstituye urn genuina ümitación. Y la clife-
posible
rencia es crucial para la práctica escolar. Por ejemplo, en este contexto es
áprender primeró combii.raciones de números (establecer los "vinculos"), después
o^btener al-gin atisbo de comprensión de los conceptos acerca de los números, Írás
aáeiante as"imitan las operaciones aritméticas como la suma en términos de conjuntos '
y por fltimo aprendeila multiplicación. Finalmente llegamos al mismo lugar: a cono-
podemos
cer las tabias áe multiplicación y a saber cómo emplearlas' Sin embargo, no
cánchi que inevitablemente un método de enseñanza es más eficiente que el otro, ni
para los ástudiantes que saben con exactitud lo que se ha enseñado, ni pa¡a que sean
situaciones. La preocupación de Thom-
iafces de apücar esé conocimiento a nuevas
düe por Ios vínculos ha dado lugar a que recurramos a otros autores que no siguen sus
y
lineamientos, a fin de examinar un enfoque mís cuidadoso del papel del significado
de la comprensión en el aprendizaje normal.
68
LECTT]RAS C OMPLEMENTARIAS
Thorndike fue un escritor prolífico; su büüognffa aparece en dos partes e nelTeochzn Co ege
R¿¿old. durante los años 1898 a lg40 en el volumer 4l (1940), págims 699-?25; en los años 1940
a 1949 en el volumen 51 (1949) , páginas 42-45. En total, están pubücados más de S0O artíqfos.
Los libros siguientes son la mayor contnbución de Thorndike a la teoria del aprendizaje, con
ayuda de los datos experimentales:
guientes veinticinco años; se tradujeron al inglés con los fhrlos Condiüoned reflzres
(7927) y l¿ctures on conditinted reflexes (1928). En ese entonces el cientíñco ruio te-
nÍa ya 75 años; sin embargo, a esa avanzada edad se interesó por la psiquiatría, y duran-
te el r€sto de su vida realizó múltiples observaciones en hospitales para er:fermos
mentales, con la intención de encontrar algln paralelismo entre ellas y ios experimen_
tos con perros en laboratorio. Sus artÍculos posteriores fueron recopilados v oubli-
cados en diversos volúmenes.
Cua¡do dos procesos cerebrales elementales han estado activos juntos o en sucesión
inmediata, al volver a ocurrir uno de ellos tiende a propagar su excitáción al otro flames,
1890, I,566).
Si, como en este enunciado de William James, ponemos el acento en l<.¡s evenros
contiguos y estipulamos la asociación de los mismos como existente entre estados
cerebrales, no estamos lejos de la concepción de Pavlov del reflejo condicionado.
Los hechos fundamentales del condicionamiento se conocían a¡tes de que al-
guien intentara hacer lo que Pavlov; es decir, estudiar exactamente lo que ocurrÍa
y variar los parámetros que controlaban los sucesos. Así, Whltt reconoció la ,,se_
creción psíquica" más de un siglo antes que Pavlov.
G
6
: 150
'6
o
a
o
@
€o 100
.9
.s
l 2 3 4 5 6 7 8 9 l0l1t213 1415
Unidades de entrenam¡ento
1.0
7tr 0.6
()
o
o
.l
6
0.4
o
t23456
Ensayos sucesivos a Un solo ensayo después
i ntervalos
de 20 minutos
de 3 minutos
E
=E
=
E
efecto se ilustra con mayor claridad en otra parte del experimento de Hovland
(1937), que se muestra en la ñgura 3.4. En este caso, se condicionó primero a los
sujetos mediante ensayos entremezclados para dar una RGP a la totalidad de cua-
tro tonos de diferente frecuencia. Entonces, se presentaba repetidas veces sólo
un tono extremo, sin descarga eléctrica, de modo que Ia RGP para ese tono se
extinguÍa (o se ¡zl¿dóía, como diía Pavlov). De allí en adelante, a los sujetos se les
sometía a prueba sin reforzamiento con los cuatro tonos, lo cual produjo los resul-
tados que se presentan en la figura 3.4. En eüa se muestra la amplitud más baja de
respuesta para el estímulo extinguido (por encima del cero DAP), pero hay un de-
cremento progresivamente menor (inhibición generalizada o no respuesta) cuanto
más lejos se encuentre el estímulo de prueba del estímulo extinguido.
Como veremos más adelante, Pavlov intentó explicar los fenómenos de gene-
ralización en térmrnos de la propagación ("irradiación' ') de los efectos positivos
del condicionamiento (' 'excitación' ') en la corteza, entre los lugares de acción
neural delEC y el estímulo de prueba. De modo similar, se decía que la generali-
zación de los efectos de extinción para un estímulo reflejaba la propagación de la
inhibición en torno al lugar cortical del estímulo extinguido.
ltl¡ere'clo,caó'¡
Una respuesta condicionada que se generalizara a una amplia gann de estí-
mulos, serÍa muy inadaptada en situaciones que requieran de una reacción sensible
sintonizada con precisión a los aspectos sutiles o críticos de una situación de estí-
mulo. Por lo tanto, Ia diferencinción, el proceso complementario de generaliza-
74
s
E
(t
! F¡8ura 3.4. Cradiente
de generalización de
la extinción La RCP
a
a se cond¡cionaba a to-
E dos los tonos y se ex-
tlñgura entonces a
un tono extremo (en
el 0 de la escala). Por
último, se realizaron
pruebas con todos ¡os
0 25 50 toños (tomada de
Hovland, 1937).
E50
Figura 3.5. Número total de respues-
E tas condicionadas al criterro de ex-
zo tinción como una función del inter'
valo entre est¡mulos (tomada de
Wickens, 1973).
76 Primera parte. feorías asociac¡onistas
Pavlov era un fisiólogo, y por ello al buscar expücaciones para los fenómenos del
condicionamiento apeló con frecuencia a la "actividad nerviosa superior", con la
cual se refería a los procesos fisiológicos dentro de la corte za cerebral. Un experi-
mento inicial, en el cual se intentó el condicionamiento en un peffo alya corteza
cerebral había sido removida, convenció a Pavlov de que los reflejos condicio-
nados no podían formarse en ausencia de ella.l
Aunque se realizaron diversos experimentos de lesión cerebral y se recono-
cieron algunas localizaciones anatómicas de la función, los principales procesos fi-
siológicos que describía Pavlov constituyen inferercias a partir de la conducta, y
no el resultado de estudios diectos de centros particulares. Por ejemplo, cuando
se mencionaba el "analizador visual" o el "analizar auditivo" se les asigrnban ubi-
caciones anatómicas vagas, y sus propiedades se inferían principalmente prrcr los
tipos de discriminaciones visuales o auditivas que el animal era capaz de hacer.
Además, Pavlov se refería a las "células corticales patológicas" para explicar la
conducta desviada, pero lo hizo sin fundamentar sus especulaciones con obser-
vaciones neurológicas. Los neurofi siólogos contemporáneos aplican modernas
técnicas electrofisiológicas y farmacológicas, entre otras, para el estudio directo
del cerebro, pero en esta ocasión se trata de considerar las teorías que Pavlov
enunció por primera vez hace muchos años.
Asocl.,'cl6'¿
Pavlov planteaba que la conexión entre la excitación ("excitación nerviosa")
producida por el estÍmulo condicionado y el centro excitado por el estímulo incon-
dicionado es el resultado de un tipo de atracción o drenaje de impulsos desde el
primer centro excitado al segundo, similar a la sugerencia de William James que
hemos mencionado. Presumiblemente, la dirección de la atracción es una cuestión
tanto de orden temporal (el estímulo condicionado llega primero y cumple con una
función de seña.lamiento) como de intensidad relativa (el centro incondicionado, por
lo general mucho más excitado, atrae la excitación del centro ¿C). Lo que Pavlov
denominaba condicionomiento eslo quelos psicólogos han llamado asociación:
Tlltot de tlsaena',t
'''c¡olorot
Pavlov postuló la existencia de cuatro tipos de sistemas nerviosos basados en la
presunta fuerza de los procesos de excitación e inhibición, en la rapidez con oue
éstos carnbien, y en si est¡ín equilibrados o no. Estos hipotéticos tipos resultaion
ser mr:y parecidos a la antigua clasificación de los temperamentos que se originó
con Hipócrates. Cuando la excitación y la inhibición son poderosai pero equili_
bradas, surgen dos tipos. Si los estados son inestables, aparece el temperamento
sangulneo; si son inertes, entonces hay un te mperamento
fleflá.tico. Sin embargo,
si la excitación pesa mís que la inhibición de modo que los procesos están des_
equilibrados, el temperamento es colético. Por dtimo, cuando la excitación y la
inhibición son débiles, ya sea que los estados resulten inestables o inertes, se pro-
duce un temperame nIo melancólico .
Aunque cada animal tiene uno u otro de estos temperamentos, su carácter real
depende de sus experiencias con el medio ambiente. Así, el carácter es ,,una
amalgama de las caracteisticas del tipo y los cambios producidos por el ambiente
externo" (Pavlov, 7955, pág.260; Íecha original, 1934).
.lasEnpalabras
otras palabras, si una luz roja centellea¡te
"luz roja
es una primera señal para una RC,
centelleante" constituyen una ségunda señal que se reñere
a la_primera, y que puede entrar también en asociaciones condicionádas. Aunque
Pavlov reconoció algrin papel al lenguaje, no desarrolló estas ideas de modo exoe_
nmental o leórico.
Dtt¿'dot púaoaóglcos
Pavlov se interesaba mucho en la investigación de las conductas patológicas.
Sus descubrimientos iniciales de hs n¿urosis experimcntales en los perros se
realizaron casi accidenta.lmente. A un perro se le enseñaba a salivar con ia presen_
tación de un ciculo, pero no recibía reforzamiento con la presentación de una eüp_
se. Entonces, después de una serie de ensayos, el radio-de la eüpse se acortabá,
lo cual hacía que cada vez resultara más dificil discriminarla del circulo con el oue
se la seguía contrastando. A medida que la discriminación se tornaba nxís dif¿il.
Cap 3. El condicionamiento clásico 79
Condicionamiento interoceptivo
Condicionamiento inhibitorio
ú, 12
o)
'E o.e
E 0.4
É
o- o-2
.9
o
C
o
c
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s
o
(ú
co
L Íigura 3.7. llustración de las
tendencias inhibitorias y excita-
torias asociadas con las onme-
ras y últimas porciones del in-
tervalo temporal desde el fC
Tiemoo con intervalo hasta el E/.
85
Condicionamiento Condlclonaml6nto
de pramer orden de seounclo orden
RC(sal¡vación) RC(sal¡vación)
- -
t¡gura 3.8. llustración del cond ic ion am iento de prime¡ orden (luz a comida) y del
cond ic ionam iento posterior de segundo orden (tono a luz).
1927 Pavlov informó por vez primera de este fenómeno, al que denominó condl-
cionnmiento de segundn ordzn (o de ordtn superior), ya que se usaba un estímulo
condicionado de primer orden (,E1) para refotzar la respuesta en pareamientos
con un estÍmulo de segundo orden (82). Una demostración típica es enseñade a
un pen:o a salivar en presencia de una luz, al parearla (,E1) con polvo de carne
(-EI); entonces, en una segunda fase se escucha un tono (82) antes de la luz (.E1),
pero la combinación no va seguida de polvo de carne. Las relaciones temporales y
las cuatro etapas del condicionamiento pueden observarse en la figura 3.8.
El condicionamiento de orden superior tiene una gran importancia teórica, ya
que sugiere un medio de transferir poder de reforzamiento, asícomo una respues-
ta, de uno a otro estímulo aúitrario, sin ningrin relorzamiento primario después
de la etapa inicial. Esto podría explicar, por ejemplo, de qué forma las recom-
pensas simbólicas el dinero o el elogio verbal- adquieren su valor refor-
-como
zaite.
Aunque el condicionamiento de segundo orden era un concepto teóricamente
útil, no se le sometió y una investigación intensiva hasta fechas recientes, con los
estudios de Rescorla y sus colegas (Holland y Rescorla, 1975; Rescorla, 1973;
1978; Rizley y Rescorla, 1972), y Rashotte y colaboradores (1977). En algunos
experimentos se estudia el condicionamiento de segundo orden usando el miedo
basado en la desca¡ga eléctrica; en otros se utiliza la expectativa de alimento indi-
cada por la respuesta preparatoria del animal. Aparentemente, casi los mismos
principios del aprendizaje son apücables al condicionamiento de primero y de se-
gundo orden.
Una pregunta interesante se refiere a lo que el animal aprende en el condi-
cionamiento de segundo orden. Rescorla (1973) señala tres posibilidades: 1. el es-
tímulo de segundo orden (82) hace que el animal espere al estÍmulo de primer or-
den (El); 2. El E2 hace que el animal piense en el estímulo incondicionado (E4; o
3. el E2 llega a ser asociado directamente con la respuesta provocada por el E1y
por el E1 de primer orden. Rescorla observó que la eüdencia acerca de la primera
86 Primera parte. Teorias asociacionistas
¡
.E
t¡gura 3.9. Desarrollo de un EC de segundo
orden que pasa de un primer condlclona-
miento a la extinción gradual, tal como se
-ls
diferenc¡a del fC reforzado de primer orden
(adaptada de Rizley y Rescorla, 1972)
Aunouealqunosautores-enespeciallosfisiólogos-a-firman.que.elaprendizaje
y ;i;;iliñ;;"ti;"t" ;studiado po; Pavlov son esencialmente sinónimos' la mavo-
ki de tos psicOlogos no comparte esla opinión De este modo' se.ha establecido condicio-
u*di.tln.'lOn el condicionamiento del üpo pavloviano d-enominado
"ni-.e conlicionamiento instru'-
i*¡iitliÁ¡ri, v otra variedad qu" se .onbté como
-i,
m¿ntal o condicionamiento Wrunte'
el refor-
¿irtin.iOn consiste en que en el condicionamiento instrumental
(dependiente)-de-la ocurrencia de una
,^.i"nio un se hacó contingente
inde-
"o
;;;;;;;tftü, "n.ayo
;;ntras en el clásiá el refoizamiento (EI) se suministra
polacos
;;;',ñ;;;t" ll; si el sujeto responde o no a la señal Dos-psicólogos '
üt1üili;;;;.ü-(ióis), ittfo..uion de un ejemplopatainicial de condicionamiento
delantera ante una señal'
inat.uÁ"ntA, al enseñarle a un perro a levantar una
con el fin de obtener una recompensa alimenticia; y digtinguig¡on este entrena-
Hilgard y Marquis (1940) acuñaron los tér-
rni""," ¿A *eiáá" ástándar de Pávlov.
;;;;r";,;i;*;inn ctósico e instru,"rol qu" se usan t-rov 91 día' otros auto-
denoml-
*it.i""t¿". con el iá¡ea del aprendizaje han utilizado dife-rentes
i". 3 1 pueden verse
p*t tipos de condióionarriento; en el cuadro
"td""* ".¡os
algunos de esos términos alternativos'
clásico y el ins-
Como hemos dicho, en tos casos frototipo el condicionamiento
en la programación de los
trumental difieren claramente en loi procedimientos o_
largo del übro hablaremos más de ella, de las investigaciones que han surgido a su
alrededor, y de cómo se le ha modificado a la luz de nuevas concepciones. Baste
decir que en contra de esa distinción se han planteado algunos argumentos conun-
centes, y que la diferenciación teórica ha dado lugar a interesantes debates (Te-
rrace, 1973). Pero nos estamos alejando de nuestro tema.
Comparaciones filogenéticas
Equivalencia de la asociabilidad
Es obüo que la actiüdad refleja de cualquie¡ órgano efector puede escogerse para p¡o-
pósitos de investigación, ya que los estímulos de señalamiento pueden vincularse con
cualquiera de los reflejos innatos (1927, pá9. 17).
demostraciones de la per-
de mala calidad. fugumenta que, de modo similar a las
i"üoi ü. á"i r"nc,ui" real en los primates deben organizarse con
"-,i".""*iui,
sran cuidado Dara reuff aánfiubt" de lai afrrmaciones importantes' En
;;ññ:;ñ;il *"..""to"n.,u
tu. p-.u"t doble-ciego pan garantizar- que el "lengua-
que
ü;;lñ;;¿;;no sólo en los ojos del espectador (que sabe lo
'"i .f".o""ó¿ ¿"0" .enalar"tluui"."
en un contexto dadó), y que el señalamiento
que hace el
500
[
LECTIJRAS COMPLEMENTARIAS
Las siguientes fuentes inglesas abarcan la mayor parte de los mejores escritos de pavlov:
Pavlov, I. P., Condiüoned. reflercs, 1927 .
Pavlov ,l. P ,, Lectures on conditioned refletes, 1928,
Pavlov,l. P., Conditíoned refletes and fsychiettf, 1941,
Pavlov, l. P.. Selected uorks. 1955.
Pavlov , | , P . , Efierimzntal ,sphalog and olhzr essay, 195? -
Los siguientes libros demuestran que aún eúste un gran interés en el paradigma condicio-
nador clásico, a pesar de que en los laboratorios estadounidenses la exDerimentación se ha
apartado de éste:
Cap. 3. El cond ic ion am iento clásico 99
tó con entusiasmo. En sus últimas obras, el reflejo condicionado era central para el
aprendizaje, en tanto unidad a partir de la cual se forman los hábitos.
El texto general de Watson, Psycholog from tfu standfoint of a behauiorist, se
pubücó en 1919, y muy pronto le siguieron otros libros éscritoi desde una pers-
peciva declaradamente conductista. Entre ellos se cuenta la obra de Snuth y
Guthne Gercral psycholog in terms of behatior (lg2l) . Ala manera de Watson, en
el texto se enfoca a la psicología desde un punto de üsta conductual, y se utilizan los
principios del condicionamiento. También se recalcan los estímulos producidos por
el movimiento como el sustrato de una gran parte de la acción habildosa. Smiti y
Guth¡ie mostraban menos interés que Watson en los detalles experimentales v
neurofisiológicos, y en su lugar presentaban una plausible interpreáción de Ia ex_
periencia ordinaria desde la perspectiva conductista. Las obias posteriores de
Guthrie preservat los lineamientos del libro que escribiera conjuntamente con Smith.
Indudablemente influido por Watson, Guthrie comenzó i
usar el lenguaje del
condicionamiento en su psicologia conductista, pero prefirió emplear lo que se co_
nocía acerca de los reflejos condicionados de una manera muy distinta de la de
aquéI. Watson utilizaba el experimento de Pavlov como un paradigma del aprendi_
zaje, y para él la unidad del hábito era el reflejo condicionado, alrededor áel cual
construyó todo su sistema. A diferencia de Watson, Guthrie, empezó con un pnn-
cipio de condicionamiento o aprendizaje asociativo, principio qué no dependé es_
trictamente del tipo de experimento de pavlov. De hecho, esti último criticaba a
Guthrie por su énfasis en el principio de la contigiiidad, sin preocuparse lo bastan-
te por las_numerosas complejidades dentro del condicionamiento lpavlov, 1932).
Guthrie (1934) respondió que Pavlov defendía una forma de aprLndizaje sumá-
mente a¡tificial, y que lo que se había descubierto en sus experimentos debía ex_
plicarse de acuerdo con un principio miís general.
(1936) descubrió que la kinestesia era uno de los controles sensoriales menos útiles en el
'Honzik
hábito dellaberinto.
1O4 Pr¡mera parte. Teorias asoc¡acionistas
inactivos en otros, que sólo los elementos activos determiria¡ la respuesta y pue-
den ser condicionados en un ensayo dado, la teoría es capaz de derivar una curva
de aprendizaje gradual incluso para una situación de condicionamiento simple. Es-
tas premisas son exactamente las que fundamentanla teor{¿ d¿l muestleo d¿ estí'
malo, de Estes, que se examinará en el capítulo 8.
ducta a menudo insume tiempo, ya que muchos indicios pueden conduci¡ a un hábi_
to indeseable.
Guthrie sugería tres métodos mediante los cuales comúnmente las actiüdades
se debiütan:3
1. El primero consiste en introducir el estímulo que deseamos eliminar, pero
sólo en un grado muy leve que no p-rovoca respuesta. Éste es el método para
acostumbra¡ a un caballo a portar la silla de montar: se comienza con una manta li_
gera y gradualmente se agrega el equipo completo, sin permiürle que se
asuste y
se ponga molesto o neryioso. Se trata del m¿todo de tolelanah, ya que presenta
aJ
EC.exactamente en aquel nivel (el umbral presente) que el sujéto iolera srn evo_
car la respuesta, y entonces elestÍmulo crítico se elev;de fonrü gradual.
2. El segundo consiste en repetir la señal completa que la resiuesta original se
agote, y entonces continuarla, de modo que se aprendan nuevas respuestas pafa
la señal. Los domadores de potros de los ianchos del oeste
ap'li.a-
ban esencialmente esta técnica; se le derroÍinaba m¿todo d¿ ".t"douniá.n""
agotamiento o d¿ sa_
turaüón,
. 3. El tercero consiste en presentar el esfmulo cuando otras caracterÍstlcas en
la situación inhiban la respuesta indeseable. Un ejemplo que Guthrie proporciona
es el de entrenar a un perro para que no atrape y se coma a las gallinas,
átándole
una muerta.al cuello. A medida que la lucha por librarse del aninial muerto,
el pe_
rr.o desarrolla urn respuesta de eützción de ias gallinas. Otro ejemplo, que
ilustra
el aprendizaje mal adaptado, es la desobediencia que aprende el niná
cuya maOre ta
llama cuando está demasiado ocupado para obeáecei. A esto se le aenominaba
c on tra c o nli d onnm iento.
psicoterapeutas modernos han recogido y aplicado con mucho ingemo
_Los estas
técnicas para romper los Mbitos indeseables, á uyrdu. u.u. pu.i"nt"" u.up"ru.
problemas debilitgntes de tipo emocional y conduitual. Un ejemplo es lo que se
oenomrna desensrblhzdctón sstem!1t¡ca (Wolpe, 1959), que se emplea para
aliviar
(extinguir) las ansiedades o fobias severas áe ,n pa.i"nte respecto
cle atguna s!
tuación. Un caso típico sería el de un hombre de negocios que'deséa superar
una
fobia debilitante a viajar en avión. Con el paciente, eI terapéuta ideniificá pnmero
una.jerarquía, o serie graduada, de situaciones ordenadas'de acuerdo
cer_
canía psicológica al suceso temido, en este caso, volar. Éstas podrÍan incluf
"on "usitua_
clones ústantes que evoquen una cierta ansiedad, como la lectura de folletos
rela-
cionados con üajes aéreos, el sostener un avión de juguete u observar
a alguno
que sobrewela el lugar; a cosas más cercanas, como'ir1n automóvil
al aerop,-uer_
to, entrar en é1, acercarse al mostrador de control, hablar con la azafata, subir por
la escaleriüa del avión, entrar y caminar en é1, sentarse mientras permanece
inmó_
3Paraftaseando
a Gutlrie (1935), páSs. ZO-23.
Cap 4 El cond ic iona m iento contiguo 107
vil, quedarse adentro del aparato mientras se desüza por la pista' hacer lr:elos
cortos, emprender ruelos más largos, volar en condiciones de turbulencia, etcéte-
ra. El paciente clasifica los aspectos en esta jerarquía de generalización, de acuer-
do con la ansiedad que le producen.
En la segunda fase, el terapeuta enseña al paciente las técnicas de relajamiento
profundo de los músculos; esto es, cómo relajarlos por completo, cómo someter
Ll relajamiento at contral verbal casi inmediato (decir "relájate" como en tC para
un patrón de respuesta de relajamiento), y cómo discriminar cuándo el paciente
eslá tenso y cuándo relajado.
En la tercera fase, el miedo que siente elpaciente al imagin¿r las diversas situa-
ciones en su jerarquía de estímulo, se extingue mediante una combinación de mé-
todos de tolerancia y contracondicionamiento. Mientras se encuentra profunda-
mente relajado, se le pide que imagine la situación que le produce el menor miedo
en su jerarquía (por ejemplo, pedir boletos). Esto se hace en la imaginación duran-
te varios ensayos de extinción, entonces se repite con el elemento sigurente, que
provoca un miedo mayor de acuerdo con dicha jerarquia, y así sucesivamente' El
paciente avanza al segundo elemento de la serie sólo si puede permalecer com-
pletamente tranquito t rehjado mientras se imagina en esa.situación' Después de
varias sesiones terapéuticas de una hora con este procedf ento' se lma$nara a sl
mismo en la situación fóbica pero sin experimentar miedo.
Cuarto, si es posible, junto con el contracondicionamiento imaginario en el con-
sultorio del terapeuta, al paciente se le conduce también a través de una serie gra-
duada de situaciones de ia vida real, dispuestas en un orden
jerárquico de miedo
que conduce hasta la actividad a la que antes se temía más. Por ejemplo, el tera-
peuta podría acompañar al paciente al aeropuerto, mientras éste conversa con una
izafatá, se sienta dentro d-el avión, etcétera. Durante estas actividades, el tera-
peuta instaría al paciente a permanecer tranquilo y lo reforzaría verbalmente' In-
cluso si no pudieran arreglárse estos ensayos, la extinciÓn del miedo en la situa-
ción imaginária todavía sJtransfiere sustancialmente a la situación de la vida real,
donde el miedo del paciente se reducirá.
En la actualidad, Lste procedimiento para la extinción de fobias es uno de los re-
(1958)
cursos más comunes en elarsenal de los terapeutas de la conducta. Wolpe
y muchos otros investigadores han informado de tasas elevadas de "curación"
con el procedimiento apÍcaclo a una diversidad de fobias, como el temor a las altu-
ras, a üs animales, a hábhr en público, a hacer un examen, a permanecer al aire li-
bre, a los automóviles, a los encuentros sexuales, etcétera. En el laboratorio se
han estudiado los componentes de este procedimiento clínico usando las fobias de
localización común en istudiantes universitarios: miedo excesivo a las serpientes,
a las arañas, a hablar en público, etcétera. Este procedimiento, indudablemente
útil en la eliminación de un elevado porcentaje de fobias indeseadas, tiene dos
componentes: al comienzo el miedo ei provocado sólo por un indicio muy débil,
y
el indicio imaginario también se parea con el relajamiento profundo' Se presume
que la "respu-esta" de relajamiento es antagónica a la reacción.de ansiedad ("in-
hibe recíprocamente" el miedo). Por lo tanto, teóricamente, el.indicio débil se co-
necta con la respuesta de relajamiento. Debido a la generalización del estímulo, la
ansiedad-inhibición condicionacla al indicio más débil también reduci¡á el miedo
provocado por el siguiente indicio en la jerarquía, y-éste tambié-n pr-tede ser cubier-
io o.""*piarudo pór h respuesta antagónica de relajamiento. La idea es que silos
108 Primera parte. Teorias asociacion¡stas
lloaloo
Elestado motivacional del organismo, el hambre, la sed, o su estado de como_
.
didad o incomodidad, carecía de un lugar formal en la teoría del aprendizaje de
Guthrie; el estado motivacional únicamente es relevante porque detérmina lá pre-
sencia y el vigor de los movimientos que puedan conformar conexiones asociati_
vas. El motivo sólo es importa¡te para las secuencias de estí.nulo_respuesta que
ocurren, especÍficamente las secuencias de respuesta consumatoria como comer,
beber, aparearse, etcétera. Los movimientos qúe se suscitan se asocian a los ino_
cios coincidentes; si un gato hambriento actúa dé modo distinto que uno bien alimen_
tado, sus movimientos son diferentes y su aprendizaje también púede serlo. Aprende
lo que hace y esto es más import¿nte que su estado motivaciona.l en ese momento.
Sin embargo , los motivos son primordiales pa ra proporcionar estímulos de nnn_
tentmrc.nto, que tienen al organimso activo hasta que alcanza una meta, la cual eli_
mina dichos estímulos y concluye con la actividad icuthrie ,1942, pág.1g). Guth_
ne creía que estos estímulos tienden a mantener integrada una sérié de actos, y
expücar la expectativa de los objetos meta (por ejemplo, comida pa¡a satisfacer
el hambre), por la conducta caracterizada por intenciónb propósito.
I'¿te'caó''
parecer la conducta se organiza en secuencias
.losAlorganismos inferiores)
en las cuales las personas (o
planes
formulan y los llevan a la práctica, o al menos co_
mrerzan a ejecutarlos. Guthrie era consciente de esto y examinó el aprendizaje
con intención y sin etla (1935, págs. 202 a277). Su posici'ón consistía en anatiza¡ la
planeación en términos de mecanismos .E-R.
Cap 4 El condicionamiento contiSuo 1O9
neco',¡petaa.¡
Aunque como casi todo el mundo Guthrie creía que las recompensas inlluyen
en los resultados, su rechazo de la ley del efecto y del principio del reforzamiento en
el condicionamiento se basa en la posición de que no hay nada nuevo que se sume
al aprendizaje asociativo por recompensas, a excepción de un tlpolarticular de arre-
glo'mecánióo. Este arréglo, que coloca la recompensa al final de una serie de
áctos, aparta al organismo de los estÍmulos (tanto internos como externos) que ac-
trlan jusio antes dé h recompensa. Por lo tanto, como la respuesta recompensada
es la última en ocurrir al culminar un ensayo, las respuestas competidoras no tie-
nen oportunidad de producirse frente a los estímulos del aparato, y así desplazar a
la respuesta (conecta) fnal. En vez de que la recompensa fortalezca a la conduc-
1'10 Primera parte. Teorias asociac¡onistas
La fosición que se asun¿ en este arllcwlo es que el aninal afrendz s escapar con su lrlinar
escape. Este apreidizaje está protegido del olvido porque el escape aleja al animd dé h si_
tuación en la cual no tiene oportunidad de adquirir nuevas asociaciones.
(Acerca de la apertu¡a del cerrojo seguida de cornrda,) Enconbar l4 comid¿ no int¿nsif¿a
una forwa preuia de conportaríiento, silo que la protege de nn ser afrendida, La comlda
cambia de tal modo toda la situación y la acción del animat, que la situación preüa a la co-
mida es protegida de nuevas asociaciones. Éstas no pueden establecerse sino en el inte-
rior de la caja, y en ausencia del comportamiento que antecedió a la apertu¡a del cerrojo
(1940, págs. 144-145).
. . .Sin embargo, hay un Acto pa¡a el cual el hambre permanece como un condicionador
constante: el acto de comer; y la constancia del hambre a esta asociación se deriva del he-
cho de que el hambre desaparece al comer. Como Stevenson Smith y yo señalamos en
nuestra obra General Pslcholop,los elementos de la respuesta consumatoria tienden a
estar presentes en toda una serie de acciones impulsadas por un estímulo de manteni-
miento (1935, págs. 151-152).
Las contracciones del hambre no sólo tienden a excitar a los moümientos senerales de
comer, sino que los movimientos especÍficos que exige la naturaleza particuhrlel alimento
son posibles de modo maniÍesto. Así, cuando la rata corre por el laberinto está üsta para
cualquier recompensa que haya recibido en el pasado, semillas de calabaza o masa de sal_
vado. Esta disposición favorable es una disposición muscular real... (1935, pág. lZ3).
C.¡talgo
Segúñ Guthde, la primera interpretación del castigo es la misma que para cual-
quieiotra pizca (bit) de aprendizaje asociativo: los organismos tienden a hacer lo
que anteriormente hicieron en las mismas circunslancias.
castigo y la recompensa cambian una situación de modo muy notable. por lo tanto,
cabría inferf que toda la conducta que antecede permanecería intacta al ser prote-
gida del nuevo aprendizaje mediante las condiciones alteradas del castigo, así
como por las condiciones a.lteradas de la recomDensa.
Como hemos visto en párrafos anteriores, ljsimerÍa en el trat¿miento de la re-
compensa y del castigo es un tanto ilusoria, ya que ,,hacer lo que usted hizo al fi-
nal" alude a partes muy diferentes del ciclo de comportamiento, que dependen de
si la referencia a.lude a la recompensa o al castigo. El ,,lo que usted hizo alfinal,,
que_pennanece en su repertorio conductual debido a la recomp€nsa, es lo que us-
tedhttzo justo antes de que apareciese la recompensa: ,,lo que usted hizo al final,'
en el caso del casügo, se reñere a lo que hizo eractamente d¿sUuls de que comen_
zara el castigo y en el momento de que concluyera con elescape. El casigo produ-
ce estímulos d¿ mantenimi.ento que se mitigan por un movimiento posteriór que da
Iugar al alivio:
es el de empujar al sujeto para que corra todavÍa más rápido hacia la caja en cues-
tión. Una véz'que se ha eitablecido este patrón de correr, las contingencias pue-
den alterarse dé h siguiente manera: si la rata se sienta inmóvil cuando se le coloca
en la caja inicial del pásadizo, no recibirá ninguna descarga y se le sacará de la caja
después de 30 segundos; sin embargo' si se mueve a una pequcña-distancia fuera
de la caja, tocará ñ rejilla cargada electricamente y se "castigará a sí misma"' Este
entrenániento basta pa¡a atrlpar al sujeto en un cÍrculo vicioso: se Ie ha enseñado
a correr antes de que sobrevenga la descrga, y a colrer cuando la percibe. Por lo
tanto, a pesar del ¿ambio de coñdngencias desde el punto de vista del experimen-
tador, d¿sde la perspectiva del sujeto las contingencias (durante la "extinción cas-
tigada") son lai mismas que en el entrenamiento de evitación, siempre que siga
corriendo. Las ratas pueden continuar con este compofamiento de autocastigo
durante cientos de ensayos -como lo predice la teoía de Guthrie- hasta que en
un ensayo aleatorio se sienten inmóviles en la caja inicial, o por casualidad regre-
sen a la seguridad en lugar de seguir adelante al pisar la rejilla electrificada. Ocu-
rridas estas respuestas, la "extinción" avanza precipitadamente, quizá en un en-
sayo o en dos, iomo Guth¡ie también lo predijo (véase Dreyer y Renner, 1971)'
Sin embargo, en aparente oposición al aníüsis de Guthrie acerca del aprendizaje
de evitación, podemos entrena¡ a animales y a persorns para que den una res-
puesta para evitar un evento nocivo, pero una respuesta distinta, que. termlne con
Lse est¿do de cosas, si llegara a presentarse. Por ejemplo, en previsión de un po-
sible incendio en el hogar, contratamos seguros y reüsamos la instalación eléctri-
ca y la del gas. Pero si la casa se quema, corremos a la salida más cercana o alrrda-
mos a otrás personas a escapar. Obviamente, discriminamos entre el peligro de
que nuestra casa se incendie y el suceso real, y actuar de forrna üferente ante él'
En contextos menos complicados se ha demostrado que se puede entrenar a una
rata para que dé una respuesta (erguirse sobre sus cuartos traseros) a fin de eü-
tar una deicarga cuando se oye un tono; pero si eso fracasa, se le puede entrenar
para dar una respuesta distinta (oprimi¡ una palanca en su caja) en caso de que so-
Lrevenga la desóarga y el sujeto tenga que acabar con ella (Mowrer, 1947)' A las
ratas lei resulta dificii aprender esta eütación discriminativa, lo cual concuerda
con los argumentos de Guthrie, pero el hecho de que aprendan a solucionar el pro-
blerna es contrario a sus opiniones.
En el aprendizaje de escape y de evitación el sujeto aprende a responder activa-
mente para impedir o eümina¡ un estímulo nocivo. En contraste, el castigo se usa
general'mente para inhibir una conducta que es poderosa porque es o ha sido re-
-ompensada.
Podemos emplear el castigo para evitar que el niño haga algo que le
gusta, para romper un "mal hábito". Se$in Gutbrie, este tipo de castigo opera
iólo si trea una clase de competencia o de conflicto entre la respuesta de acerca-
miento a la recompensa y la reacción de huida al castigo.
Shef6eld resume la posición de Guthrie en lo que respecta al castigo:
0.6
Patas
lras€ras
3 0.4
3 Patas delanteras Figura 4.1. Velocidad de carrera
p por un pasadizo en grupos de ra,
tas que recibían una descarga
eléctrica cerca de ¡a meta Los
grLrpos rec¡bian descargas en las
patas traseras o en las delante
ras; los animales de control no re
5 cibían ninguna (tomada de Fow-
Blo,ques de5 ensayos
ler y Miller, 1963).
Cap. 4. EI cond ic ion am iento contiguo 115
dir estas respuestas competidoras, y de relacionar con ellas los efectos del castigo
(Dunham, 7971, 7972) no apoyan la posición de Guthrie. Pareciera más bien que
los animales dejan de ejecutar la respuesta castigada porque quieren eütar la esti-
mulación aversiva que depende de ésta.
Parte del encanto de las obras de Gutbrie se debe a que están en estrecho con-
tacto con la üda coüdiana y goporcioftm sugerencias divertidas, pero convincentes,
para resolver los problemas del entrenamiento animal, la crianza de los niños y la
pedaSoga. Este carácter pnáctico no es una característjca necesa¡ia del sistema, ya
que si intentárarms serianente proporcionar evidencia para la teoría, quedari¡mos
aprisionados entre las correlaciones del moümiento exacto de los estímulos men-
surables y la tensión muscular que acompaña a los ajustes preparatorios. Pero no
se trataba de tornar en serio al sistema en ese sentido. Siempre que se encontraba
una forma conveniente de hablar acerca de determinados aspectos sin que esto en
apariencia contradijera al sistema, se presumía que la exactitud cuantitativa no era
esencial. Guthrie est¿ba convencido de que las leyes cientfrcas, para que resulten
útiles, debe ser aproximadamente verdaderas, pero también han de esta¡ enuncia-
das en un lenguaje lo bastante llano como para que lo comprenda un alumno de pri-
mer año (1936).
La mayor parte de los consejos prácticos de Guth¡ie eran efectivos, y logró que
brot¿ran de la teoría. Considérese lo siguiente:
La maüe de u¡u niña de 10 aios se quejó con un psicólogo de que durante dos años su
hija la había molestado con el Mbito de tirar el sombrero y el abrigo al piso, al entrar en la
casa. En infnidad de ocasiones la mad¡e insistió en deci¡le a la niña que recogiera las pren-
das y las coloca¡a en su lugar. Este hábito desordenado sólo pudo cambiarse cuando la
Cap. 4. El cond ic ionam iento cont¡guo 117
madre, segin el consejo del psicólogo, comenzó a instar a la niña no a que recogiera las
prendas del suelo sino a que se las pusiera, volüera a salt, entrara de nuevo a la casa y en
esta ocasión se quitara el abrigo y lo cclgar¿ en su lugar (1935, pág. 21).
dad una situación muy especializada, mal diseñacla par¿ demostrar el comporta-
miento de un gato conforme pasa por el aprendizaje .
l9qry se comparan los resultados de voeks con las numerosas curvas de ad-
quisición publicadas paras las
49?. s" sabe que las curvas para gnrpos de sujetos
muestran características muy distintas que las de sujetos individu¿-es. Voeks
.yrg". de modo muy convincente, tar como Gutrrie había argumentado, qu.de_i"
adquisición de la_respuesta puede ocurrir de una forma de todo ó nadá en un
ensa_
yo para cada individuo y, sin embar_go, la curva de aprendizaje promedio
del grupo
mostrará una inclinación gradual. La curva del apiendizaje aiompañante (ñgura
4.2).resulta por ejemplo, cuando la probabilidad de la respúesta.áiiLu como
una
función de- grupo para quince sujetos, todos los cuales tienen curvas
en forma de
salto; es decir, todos responden consistentemente con ras nC aespués de
dar la
primera. La forma de la curva está determinada solamente
ór,i";;;o
aparece la primera RC con diferentes sujetos. Hechos révehdores'como
en er cual
éstos
fue-ron los que motivaron el moderno desarrollo ¿e los mo¿etá.
ááláp*"a zaje de
todo o nada en la teoría del muestreo de estímulo (véase *p¡tJá sl.
voeks pronosticó curvas de aprendizaje en forma de salto "l en las condiciones
muy uniformes de estimulación que dispuso, y sus pronósticos se confirmaron.
Sin
embargo, no todas las curvas de condióionamiento individual son ¿e
est" tipo. por
ejemplo, Hilgard (1931) v Cghgn, e Hilgard wendt (193áIy; h;tá
v pubricado
curvas de condicionamiento de los párpados dó sujetos indiviáuabs que
mostraban
un condicionamiento gradual. ¿A qué se debe h áiferencia?
Ooi¿ rnrvor grado
de control sobre los estÍmulos extraños en la situacid "ll
";l;;;;
voeks, ya que se sabe que el condicionamiento se produce con más rápidez lue dispuso
cuan-
do hay menos variabilidad de distracción en las .ondi.ion"" qu" i"a"""
a la pre_
sentación del EC. Asimismo, voeks usó un chorro de aire *uv
n dirigiáo al
ojo como tn EI, y es probable que muchos de sus sujetos "rt" lo qrie hoy
"pr"nai"r-
q
(ú
oRa
o-'
€c
o
o
360
a
o
f
fiqo
o
o
6
Ezo
a
o
678 9l0ll12
Ensayo
E.iguta4.2. Efecto engañoso que se obtiene al cambiar las
curvas del aprendizaje in_
dividual La curva de grupo resurta de una combinación de ras
curvas de qurnce suje_
tos, todos los cuales tenían curvas en forma de sarto; es decir,
puesta seguido por respuestas consistentes (tomada
;r;;;;;;, de no res-
de Voeks.1954i
Cap 4. El condicionamiento contiguo 121
respuesta nueva puede vincularse con los indicios que conducen a la correcta. Por
lo tanto, hay un fortalecimiento relativo, ya que se apartan las respuestas a otros
indicios. Ilustramos algunas de las dificu.ltades que implica esta idea, y demostra-
rnos la manera en que los neoguthrianos Sheffield y Estes eniocan ahora los efec-
tos de la recompensa.
El castigo produce varias cosas distintas al mismo tiempo. En general, sus efec-
tos para el aprendizaje se determina por lo que induce a hacer al organismo, de
acuerdo con el principio de que el mejor predictor del aprendizaje es la respuesta
en la situación que ocurrió al final. Pueden distinguirse cuatro casos:
Sin lugar a dudas, gran pafe de la fascinación que ejerce la teoría de Guth¡ie de-
pende de su aparente capacidad de explicar una ampüa gama de fenómenos a partir
del simple principio de la asociación contigua en un solo ensayo. Las teorías cientí-
ficas parsimoniosas son atractivas. Una laboriosa búsqueda en las obras de Guth-
rie de una definición cuidadosa de estÍmulo y respuesta, de las distinciones entre
los elementos observables y las construcciones hipotéücas, de las declaraciones
que adoptan la forma de predicciones y de las que asumen la de expücaciones a
bosteiori,lleva a los críticos a esta conclusión:
Cap.4. El cond ic ion am iento contiSuo 125
Aunque los principios del condicionamiento que Guthrie amplía pa¡ecen tener una parsi-
monia que sería deseable en una formulación teórica de la conducta, un anáüsis más pro-
ñ:ndo revela que se requiere de un formidable conjunto de premisas y construcciones hi-
potéticas adicionadas pa¡a que esta teoría posea alguna aplicabiüdad real a los dátos ex-
perimentales (Mueller y Schoenfeld, 1954, pág. 377).
Indudablemente, muchas reseñas del pensamiento de Guthde confunden su sencillez
con algo irncabado. (Mueller y Schoenfeld, 1954, pág. 368).
LECTIJRAS COMPLEMENTARIAS
En los siguientes a¡tÍculos son resúmenes de la teoría de Guthrie, en los cuales se mues-
tra lo poco que ha variado la teoría a través de los años:
Para una reüsión cftica de la contribución de Guthrie, desde el punto de üsta de la lógica
de la ciencia y de la formación del sistema. véase:
Mueüer, C. G. Jr. y Schoer¡feld, W. N., "Edwin R' Guthde", en W.K. Estes ¿f ¿1.,'
Modzn lzarning thtorf, 1954, págs. U5-79-
La teoría sistemática
de la
conducta, de Hull
LA ORIENTACIÓN BASICA
Hull era un conductista y buscaba una teoría que explicaba cómo y por qué los
organismos emitían sus respuestas peculiares. El ambiente común de estimula-
ción sólo es pacientemente responsable de la conducta seleccionada; deben reco-
nocerse otras influencias como el historia.lde entrenamiento previo delorganismo
en ésta o en situaciones semejantes, estados de necesidad biológica creados por la
privación de alimento, agua y elementos simila¡es; el estado de salud o de cansan-
cio del organismo, la administración de drogas, etcétera. Hull aceptaba que la
influencia de estas variables históricas y/o de privación sobre urn gama de conduc-
tas podrÍan resumirse mediante una u otra aariable inteninl¿zf¿, o constmcciones
teóncas como fuena d¿l Mbito o nioel d¿l imbulso. Desde luego, no podemos ob-
servar a los impulsos ni a los hábitos; éstos constituyen conceptos que se inferen
de un historial de entradas o de un conjunto de respuestas.
126
127
Variable
intervinienle
Variables de entrada{/) Variabl€sde salada(R)
F¡gura 5.1. llL.rstración de una variable inte¡viniente que media el efecto de las varia-
bles de entrada / sobre las variables de salida R.
E=(HxD)_(1¡+1¡)
Esta ecuación se aplica a la adquisición inicial, durante la cual el hábito (fI) crece
con ensayos reforzados, mientras los factores inhibitorios permanecen fijos; tam-
bién se apücaría a la extinción, durante la cual la inhibición condicionada (1¡) se
incrementaría en tanto que s-F1¡ permanecería fija. Así, la ecuación describe la ad-
quisición y la extinción de las respuestas condicionadas en el sistema de Hull. El
lector reconocerá que, en términos abstractos, la teorÍa en cuestión es muy simi-
la¡ a las ideas de Pavlov acerca de la conducta que es determinada por la sustrac-
ción de la inhibición interna de la excitación, y a las de Guthrie acerca de la res-
puesta condicionada que compite contra los movimientos de interferencia evo-
t?q
Recuperación
del hábilo
pos¡tivo {H)
Enlrada de
estlmulo
En esta ecuación se afirma que la fuerza del hábito se incrementa como una fun-
ción cóncava del número de ensayos reforzados n, comenzando desde un valor ini-
cialI{ en el ensayo 1, para acercarse a un límite M, ya que la fracción (1 p)rr
-
disminuye a cero a medida que n se incrementa indefinidamente.
En sus postulados de 1943, Hull se apega a una üsión de reforzamiento estricto
del crecimiento del hábito: un ensayo incrementa la fuerza de una respuesta sólo si
ésta se recompensa. En su opinión, el reforzamiento actúa de la misma forma que
en el condicionamiento pavloviano y el instrumental; es decir, proporcionando un
efecto "satisfactorio" (o de reducción de necesidad) después de una respuesta.
En esta perspectiva del condicionamiento pavloviano, el alimento (El) que srgue a
la campana (EC) no sólo es tn prooocador mcondicional de la salivación sino tam-
bién rn satisfactnr gue recompensa cualquier respuesta en marcha, incluyendo la
salivación causada por la comida. En particular cuando la respuesta de salivación
ocurre con anticipación, la comida actúa como una fuerte recompensa para la res-
puesta. Segin esta opinión, el aprendizaje en las situaciones de condicionamiento
pavloviano, así como en las instrumentales, implican un principio de recompensa o
de satisfacción. La diferencia entre ambos procedimientos es que el pavloüano
usa el EI para form¡ Ia ocurrencia de la respuesta correcta (salivación) en conti-
güdad apropiada con el EC, mientras que no puede forzarse ningrin arreglo simi-
lar para las respuestas instrument¿les emitidas a capricho del sujeto.
Hull fue rniás allá de la ley del efecto y postuló que todos los reforzadores prima-
rios ("biológicos") sirven para reducir su impulso (o necesidad) correspondiente
y, por otra parte, que cualquier reducción delimpulso actuaría como un suceso re-
forzante. Así, la comida reduce el impulso de hambre, la respiración reduce la ne-
cesidad de oxÍgeno que siente la persona que se sofoca, etcétera. La significación
evolutiva de que los reductores del impulso sean reforzadores, es eüdente: los or-
ganismos que no puedan aprender a reducir sus necesidades biológicas no sobre-
üvirán el tiempo suficiente para reproducirse.
En sus útimas obras, Hull modificó ügeramente su posición e identificó el refor-
zamiento con la reducción d¿ los estfmulos de imfulso, que se consideraban más
como la satisfacción de un ansia que de una necesidad. Existe una sutil distinción
entre las ansias y las necesidades biológicas. La mayor parte de las necesidades
conducen a ansias o a apetitos, pero algunas no: por ejemplo, durante la asfixia por
monóxido de carbono no se experimenta un ansia dolorosa de oxígeno. Y tenemos
muchas ansias que no se basan en necesidades reales: la persona obesa puede co-
mer cuardo ya está satisfecha. Asimismo, un ansia puede reduci¡se sin la disminu-
ción de una necesidad biológica: una rata hambrienta será recompensada con agua
-131
Cap. 5. La teoria sistemática de la conducta
con sacarina, que es dulce pero sin valor nutritivo; un bebé hambrie4to puede
tranquilizarse al chupar una sustancia u objeto que no es alimenticio. Estos son
ejemplos de 1o que Hull entendió por reducción de los esti,nulos de impulso en lu-
gar de reducción de la necesidad. En el reforzamiento primario, los dos eventos
(la reducción del impulso y la reducción de los estú.nulos de impulso), se asocian tan
estrechamente que no importa cud de los dos se considera reducido. Pero las ne-
cesidades pueden insumir tiempo para su satisfacción (como el lapso requerido
para digerir el alimento), mientras que los incentivos (incluyendo la comida) ope-
ran rápidamente como reforzadores, de una forma muy parecida a como se espera
que funcionen los estí.nulos. Además, a medida que el reforzamiento secundario
obtenía mayor prominencia en las teorias del reforzamiento, la teoia de la reduc-
ción del esfmulo se hizo atin más atractiva. Esto es así porque un valor de refor-
zamiento secundario se vincula a los estímulos que pueden introducirse con rapi-
dez y de modo gradual.
Hull creía que las variables de recompensa que afectan al nivel de ejecución de-
berían reflejarse en el límite M, hasta el cua.l crecerÍa la fuerza del hábito en condi-
ciones de reforzamiento dadas (véase la ecuación 2). AsÍ, por ejemplo, como se
sabía empiricamente que la ejecución instrumental era miís rápida si el aprendizaje
ocure con una recompensa mís grande, y m,ás lenta si la recompensa se demora
después de la respuesta, Hull sencillamente postuló que en la ecuació¡ 2 M era
una función creciente de Ia canüdad de recompensa dada en un ensayo, y una fun-
ción decreciente de la demora de la recompensa. Esto equivale a asumir que el or-
ganismo aprende un hábito con mayor fuerza cuando la recompensa es grande y se
entrega con rapidez.
Hull suponÍa que el hiibito era perrnanente y que nunca disminuía (recuérdese
que la ausencia de recompensa tan sólo acumia la inhibición condicionada para
contrabalancear a ¡l durante la extinción). Estas dos premisas muy pronto causa-
ron problemas; aparecieron resultados que mostraron que continuar el entrena-
miento de animales con una recompensa grande (o inmediata), cambiando a una
recompensa más pequeña (o demorada) disminuía su ejecución hasta un nivel
apropiado a esa recompensa menor. Hull palió con facilidad el problema teórico al
suponer (19524) que la recompensa afectaba a la motivación de incentivo (lama-
da K) r¡r.ís que el límite de la fuerza de hábito de la respuesta, y que el potencial de
reacción positivo neto era el hábito multiplicado por el impulso (D), ambos multi-
plicados por la motivación de incentivo (ff). Aquí se considera a las variables de re-
compensa como factores de ejecución más que como factores de aprendizaje, y se
suponía que M tenía el mismo valor fijo. No obstante, Hull se aferró a su posición
de que la adquisición del hábito requería de cantidad mÍnima de reforzamiento para
que se desarrollara hasta su fmite fijado.
En Ia teoría de Hull el concepto de impulso era muy importante, y tenía tres dis-
tintas funciones :
1. Sin imputso no habría reforzamiento primario, ya que éste requiere de la dis-
minución rápida de algln impulso. Cada estado de necesidad o de impulso espe-
cifica un conjunto de objetos-meta cuya consumación reduce Ia necesidad; estos
actos consumtorios sirven como medios normales de reforzamiento primario.
132 Primera parte. Teoríasasociacionistas
2. Sin impulso no podría haber respuesta, ya que éste activa la fuerza de hábito
hacia el potencial de reacción. Hull postulaba que el impülso (D multipüca la fuerza
del h:ábito (véase la ñgura 5.2), de modo que un estado de "impulso cero" implica-
ría que ninguna tendencia de respuesta (E) podría exceder el umbral de reacción.
3. Sin la distintiüdad de los estí,nulos internos proporcionada por los diversos
impulsos (denominados estl¡ntlos tl¿ intulso), ¡ohabría ningurn regulación de los
Mbitos mediante el estado de necesidad del organismo, ningln medio para que
aprendiera a dirigirse a un lugar en busca de agua cuando estuviera sediento, y a
otro que le procurara comida cuando sintiera hambre.
La primera de estas condiciones describe 4rd tipos de objetos-meta se refuer-
zan cuando el sujeto se encuentra en un particular estado de necesidad, y describe
Por qué estos estÍmulos particulares son reforzados. La segunda condición le atri-
buye potencial energizante a un impulso; incita al animal a la acción en dirección a
la satisfacción de la necesidad. La tercera condición adjudica a los impulsos un pa-
pel discriminativo o de dirección en la conducta.
Sin embargo, Hull se topó con algunas dificultades al intentar precisar su noción
de impulso. Pensaba que todos los impulsos provenientes de tcCas las fuentes
contribuían a un fondo comrln general de energía, que se indicaba con D, el ener-
gizador (multiplicador) de todos los Mbitos. Así, una respuesta entrenada bajo un
impulso (de hambre) todavía podrÍa ser energizada e incitar a la acción du¡ante
pruebas especiales realizadas mientras el anima.l operaba bajo un impulso distinto
(por ejemplo, la sed). No obstante, reconoció el problema de que ciertos hábitos
eran relevantes pa¡a algunos impulsos pero irrelevantes o contrarios a otros. Por
ejemplo, intuitivamente no parecía correcto que los impulsos aversivos (dolor,
miedo) activasen los hábitos de búsqueda de comida. Y cuando comenzaron a es-
tudia¡se di¡ectamente las interacciones de los impulsos se descubrió que el ham-
bre y la sed estaban muy entrelazados; un ejemplo comrln es que un hombre se-
diento con la garganta reseca no es propenso a comer panecillos secos a no ser
que su hambre haya llegado a lÍmites extremos. Aunque Hull era consciente de es-
tos problemas (creía que algunos podían manejarse mediante la función selectiva
de los estímulos de impulso), de todas formas siguió adelante y postuló una ecua-
ción parlicular para combinar las fuerzas de impulso "relevantes" e "irrelevan-
tes", a fin de obtener un Índice multiplicador efectivo. Pero la ecuación pasaba por
alto las dificult¿des conceptuales básicas de su hipótesis de un fondo común de im-
pulso generalizado .
La última obra de Hvll A behauior system que apareció en 1952, poco después de
su muerte, contenía algunas revisiones de sus postulados, asÍ como numerosas
aplicaciones. Intentaba explicar una variedad de conductas más complejas, como
el aprendizaje por ensayo-enor, el aprendizaje de discriminación, el aprendizaje
de laberinto y la resolución de problemas.
_.Ya señalamos algunas diferencias entre los postulados inicia.les y finales de Hull.r
El primer cambio aparece en la concepción del reforzamiento primario. Mientras
que en los postulados de 1943 este reforzamiento depende de la reducción de la
ne"esidad (de allí la reducción en D) , en 19b2 depende principalmente de la reducción
de los estímulos producidos por el impulso.
La segunda va¡iación de importancia es que la ',bondad" del reforzamiento
no influye sobre la fuerza del hábito, siempre que haya alguna cantidad minima no
especificada; lo que cuenta es sólo la frecuencia con la que han ocurrido los ensayos
reforzados. Así, se trata básicamente de una teoia de contigúidad en la formación
de asociaciones.
El tercer c¿mbio de relevancia consiste en la adición de factores no asociativos
(no aprendidos) que afectan al potencial de reacción. Aunque en el
texto de 1943
se habían reconocido algunos de ellos, ahora se les incorporó de modo distinto:
como multiplicadores que afectan al potencial de reacción mediante la mulüoü_
cación de la fuerza del hábito. La constitución del potencial de reacción posiüvo se
conüerte ahora así en:
r, =nxDxVxÁ
donde 7 es la bondad del estímulo evocador (una función de la intensidad del EC
basada en la canti-
en una situación pavloüana), y 1l es la motivaciÓn de incentivo
*;il';;;;;;lÑ"uo
dad v en la demora de la recomPensa.
pup"l de la cantidad del incentivo (Á) ' En la versión de
la tuerza
19;Ñ ;;; illu cantida¿' ¿e incentiuo limitaba la cantidad máxima de
¡eforzamiento en el en-
ááiieulü üi"'páat ,áqui*.". En 1952, la cantidad.de
elensayo
en
ir"" ¿.ü..¡a eivigor de la respuesta (potencial de reacción) que la ejecu-
"i""i"
;á;J;á ;;i;ilue no-afecta a la tu'erza del hábito' Esto permite
;iffi;;;ffi;ñ= ttá.ár..iuu o n""ia abajo como respüesta a los cambios en
la pena
la recompensa. Aunque se presentan otms pequeñas modificaciones'.vale
i# ;;'ü;;;i;lul]n .uti¡ de interpretáción: la concepción de lainlluencia
demora en
de
el
la demora en el relorzar ento. como una primera modificación'
Ia
potencial de reacción nnentras que an-
i"foiru*iento p.oduce ahora un menor G¿s)
.ausaba menor tueria det hiábito (lI*)' Pero.los intervalos
tem-
;;; ;;;;;t"#"a" gradiente p;incipal para
1943' el
;;;;.bté; it;n diiminui¿o' en la versión de
pácr 145)i
"*; ñ;;:,ñ;b;iorzada se extendía hasta quizá 60 segundos g%3'
(1952¿' pág' 131)' EI
;li;;Ñil;igsr, no se prolonga a rn'ás dé 5 segundos
quJel reforzamiento secundario
;;;;;; ¡;a;;di"nte sé proclu-ie a medida
;;;;;d;* en opinión de Hull, c949 qn ryegl:qo teórico lara Eenerar
""i;i""i". .i¿i de reforzamiento. Hull había sido influido por la sugerencn
".pLios to¿os ros pueden generarse,? Partir de refor-
i:, #il iüó'üáu" e¡uaentes
zamiintos secundarios inmediatos u otros mecanismos lntermeolos'
2Pam una introducción a las decluccrcnes ¿lisponibles a¡tes de 1940' véa¡s€ los sumarios en Hilga¡d
páss
r M.llii,rgioi iii:';¿1"1" á" lr*¿iá p¿iscolocacrón
216-221: ¿prendizaje.v^erbal serial 221-226:
El g¡adiente de reforzamiento
LOSNEOHULLIANOS
Durante unos 20 años, aproximadamente desde 1930 hasta 19b0, Hull fue un
personaje importante en el Instituto de Relaciones Humanas de la Universidad de
Yale, donde no sólo influyó en sucesivas generaciones de graduados y colegas en
psicología sino que dejó su sello en estudiosos de camposiercanos a las ciencias
de la conducta, particularmente en la antropología y en lá psiquiatrÍa. La riqueza de
sus contribuciones no aparece en toda su extensión en sus artículos y libros. como
fo atestiguan los conjunlos de Semitnr Notes y Memoranda desde 1934 hasta 1950.
Entre quienes recibieron una influencia más o menos directa de Hull y siguieron
escribiendo en el campo del aprendizaje, Neal E. Miller (1959) y b. iobart
Mowrer (1960) han adoptado estilos propios y, aunque permanecen dentro de la
tradición de la teoría del reforzamiento E-R, nunca emplóaron el enfoque rnís for_
mal de Hull. Kenneth Spence representa probablemente una continuaiión más di-
recta de su tipo general de teorización, pero con razonables alteraciones. Su punto
de vista se aprecia claramente en dos obras: Behauior theory and condilinninp
(1956), y un volumen de artículos escogidos titulado Belzaior theory and, Ieaming
(1960á). Spence, que fue jefe del departamento de psicología de la
Universidad dé
Cap. 5. La teoría sistemática de la conducta 141
N. E. Miller
Miller tomó sus conceptos fundamentales de la teoría de Hull, pero los desa-
rrolló de modo informal y los aplicó a una ampüa diversidad de fenómenos conduc-
tuales. Durante muchos años fue el principal defensor de la hipótesis estricta del re-
forzamiento como reductor del impulso, y alternadamente ú atacaba y la defendía
como un acicate heurístico para aval¡lzar en nuestra conceptualización de lo que
hace que las recompensas sean reforzantes. Miller también desarrolló la noc'ión
de imtulso adOuirido, que se refere a los estír.nulos que a través de un proceso
de
poseer las propiedades funcionales de unimpulso, y
:::$.]111nt:¡t"
cuyo Trmina.por
meJor eJemplo es el miedo o arciedad,. En el análisis de Miller (1051), él
miedo es una respuesta innata a la estimut¡cion
dolorosa,
le puede condicionar a un estimulo antecedente.3 pero
| Lnil'i".pu".t, ."
"n
ré.luoiu á" .i"Ao t.rn-
la
bién ':ne efectos estimulantes, que son de dos tipos: p¡'r"io,
como indicios iu"¿"n ."_i.
discriminativos de modo que 1".
vincula¡se a ellos; segundo, cuando estos estÍmulos
.".pÁñ;;;iáí.iut".
pu"aun
de miedo se hacen lo bastante
mtensos, actúan como estí.nulos de impulso y motivacón
qr" ii.tá".".,1n .".-
pue^stas particulares que son insLrumenta.les
para escapar o evita¡ esas situaciones
oesagraoabres y aversivas oue orovocan el miedo. poi
rittimo, cuando se eiiminan
los estímulos condicionadoj qué ongman ta respuesta
de miedo, el impulso se re_
duce, lo cua.l permite el reforzamienio ae cuaqui".
r".fu"süinltir.ánta qu" ,n_
tecede.a dicha remoción de los esti.nulo. ¿. rni"¿o.
B-Iü.-¡*io-ái'¡opot".i. ."
convrtió en la base para elanálisis del condicionamiento
áe áüü.iOn-"qu" haUrÍa ¿"
doÍnnar esa área de investigación durante varias décadas.
A la po.iill fu t"o.iu ."-
quirió de grandes modificaciones (véase Bolles,
l9Z2).
Utra. contnbución de Miüer (I944j.fue la elaboración y
el desarrollo de una [or_
mulación precisa de Ia teorúa d¿l trmlliclo, que comenzó
(1935). Considerénse dos diferentes tyFares
ón a[ruras ideas de Lewin
en .upung"."
que en relación con cada lugar ("m€ta el
) ".p"ú:;;;,1
suJeto"iüene una tendencia de acerca_
mrento, una de eütación o una combinaciónde acercamiento y
o a otro, o a ambos. La situación está ideada de t¿l
i, a un fugr
moOo quá "uiáci
et á.gan smo se ve
forzado a elegir, o al menos a comportarse preferencialmente
respecto a ras dos
metas. Miller procedió a clasifica¡ ús situaciónes y a indicaiiulána'u'.L
dadas ciertas fuerzas particulares de las tendencias
d;;;ñil;".p".rou,
eütación.
espera que los conflictos puros de acercami"nro_ucer.a_
1?1,_lll
nnento sean "J"Tpr9,,se
inestjrbles y que se resuelvan en favor de la opción rnís
fuerte o mas
atracttva; los conflictos de evitación_eütación condu."n
u ,j*-in_"uiüación está-
ble en un punto intermedio entre A B; rr. .iiuu.ián".
v v ¿áiiJJ¿'J uilr.u*"nto-
evitación(queimplicandoselecgionesambivalentes)conducenaoscilaciones,du-
y después retorno'
á;;, H;d¿omiénzos, movimiento inicial en una dirección
etcétera.
se refiere a la teoría de Miller de un
La situación atahzadacon mayor frecuencia
los componentes del cual aparecen en
conflicto simple ¿" ,c"icuri"nt"o-evitación,
el diagrama ae h ngura É.á. Áqur er objeto
meta es al mismo tiempo una fuente de
a acercarse a ella, pero negando una
atracción y de repulsió" q"" lü"t" al Áujeto
típico para el estudio
comunicación.o.pr"tu .á'ij";;;;.Gárreglo experiryental
entrenada para coffer.por un pasa-
á;il;"fl;io se;a el de una rata hambrienta
se somete al animal después
dizo recto hasta llegar u u* i".o*pensa alimenticia;
dolorosas en la caja meta'
del entrenamiento a una serie de áescargas eléctricas
se desequilibra por su temor a tal des-
Su tendencia a" u."r.uri"nto a la comidá
carga. Ambas tendencüs-;;.t*n;"
gradiente *ita qu" disminuye con la distan-
ciáá"sOe la fuente de atracción o repulsión'.
Miller suponía qu" áé evitaci¿n tiene una inclinación más acentuada
"igtáú!"t" y que la tendencia neta a aproúmarse a la meta
quoJ grá¿i'ente ¿b acer'camiénto,n
de acercamiento v de evi-
dependía de la diferenóü;Jft'"ntr" lr" tendencias
como las del diagtama de Ia figura 5.3, cuan-
tación. En circunstan.i^ uñiopi"das predice
do la fuerza de la evitacián a la del acercamienio a la meta, la teoría
O, H. Mowrer
.- TIEMPO DE EVENTOS
-.*
-J----l__J-----1_
.",
I = al¡vio
D)
O = ctesilusión
EI:
tigura 5.4. Varios arreglos pareados de cond ic ionam iento. (aJ Un indicio A que orece_
de a un ¡ncremento de impulso causado por una descarga dolorosa se asocia con el
miedo, m¡entras que un indicio B que anuncia la compensación del dolor se asoc¡a
con el alivio de ¡a ansiedad (b) Un ¡ndicio C que antecede un decremento de impulso
causado porque el animal hambriento come, se asocia con la espe/anza, mientras
que un ¡ndic¡o D que antecede al ret¡ro de la recompensa se asocia con el desasrado
o la Ituitr¿c¡ón.
147
tigu¡a 5.5. Clasificación de Mowrer de los 5eis tipos de reforzadores que pueden se-
guir a una respuesta instrumental; aquellos resultados en las ramas + + actúan
como reforzadores positivos (reductores de ¡mpulso) para la respuesta; los resultados
en las ramas - - actúan como reforzadores negativos o castigos para las respuestas.
K. W. Spence
Es indudable que entre los teóricos del aprendizaje sobre los que influyera Hull,
Kenneth Spence fue su colaborador más cercano y su sucesor. Después de
la muerte de Hr:.11, Spence se constituyó en el lÍder indiscutido de la tradición de la
teoría hulliana, aunque constantemente alteraba y modificaba algunas de sus par-
tes significativas. Entre Spence y Hull existía una influencia recÍDroca. En reali-
dad, Hull recibió mucho de Spence, y tomó sus ideas acerca del apiendizaje cle dis-
criminación, Ia transposición, el uso de variables intervinientes en la t eonzación; la
noción de la motivación de incentivo, elgradiente derivado de reforzamiento y mu-
chas otras hipótesis. Seguidamente expondremos a grandes rasgos a.lgunas de las
contribuciones de Spence.
29.7 5t.7
z 5.9
.-"-I I
I
\ I
72.1
>\"*
<a1"
I I
\
1
I I
I I
I
al animal con el nuevo par de 256 centímetros versus el de 160, éste debería elegir
el esfmulo miís grande del par; es decir, 256 en lugar de 160, a pesar de que tóo
-experi_
era recompensado en la serie de entrenamientos previos. El iesultado
-estí-
mental más común es que los animales sí escogen alestímulo 256 más que al
mulo 160. Dicho de otro modo, transponen la relación "más grande" a ló hrgo del
continuo de estímulo. A estos estudios se les denomin", porlo i;anto, experiñcüos
de transposición.
Este tipo de transposición se ha descubierto con mucha regularidad en los expe-
.
rimentos, y se le ofrece como evidencia de la concepción réhcional de lo quÉ el
animal aprende (Kohler, 1918). Antes se creía que tal transposición era incon-
gruente con la teoría absoluta, ya que sobre esa base, podría predecirse
¿cómo
que se escogería un nuevo estímulo (256 centímetros cuadrados) en
véz de aquel
(160 centímetros cuadrados) que se había recompensado con tanta
frecuencia en
el entrenamiento anterior?
En este contexto Spence pubücó otro artículo clásico en 1932, en el cual demos-
traba que la transposición y diversos fenómenos relacionados son perfectamente
predecibles desde una teoría absoluta del estímulo sobre lo que se aprende.
Segín
spence,_todo lo que se necesita es la premisa de que los graiientes'de generaülza-
ción de la fuerza del hábito y de la inhibición akeáedor dé los valores éspecificos
E+ y E- del entrenamiento tienen una cierta formarazonable. Este punto de üsta
se ilustra apropiadamente en la figura 5.6, en la cual se describe una concepción
teórica de la situación establecida por el entrenamiento de discriminación de tamano
160 versus 100. La figura muestra un gradiente de hábito establecido alrededor
del estímulo reforzado de entrenamiento (160), y un gradiente de inhibición esti_
pulado en torno del estímulo no reforzado (100). La tendencia neta
a responder a
cualquier magnitud de estímulo se da por la diferencia entre el hábito generalizado
y la inhibición en ese punto. En la figura s.6 se indican estas puntuaciJnes
de dife-
rencia. En una prueba de elección entre dos estímulos, se esóogerá aquel que ten-
ga la tendencia neta de respuesta nuís grande. por ejemplo, para el par
de entre-
namiento de 160 contra 100, la tendencia neta a respon¿er t6o es st.z, y parai
100 es 29.7, de modo que en este par se escogerá el óstímulo 160.
Cap 5 La teoria sistemática de la conducta 151
').>i.t::l'=
100 160 256
+
famaño delestimulo- cen U m€lros c uad rados
to en el problema del tanaño medio, pero debería existir después del entrenamiento
en uno de los estímulos finales de la tríada. Por ejemplo, en la figura 5.2, a conti-
nuación del entrenamiento en el estí.nulo de tamaño medio, una prueba con la tría-
da 160, 256 y 409 debería conducir a la elección de 160, el estímulo Dositivo esDe-
crfico del entrenamiento. De hecho, para cualquier trÍada de prueb;, el estímulo
preferido tendría que ser uno más cercano en tamaño a 160. Spence (1g42) pre_
sentó datos que demostraban que sus sujetos (chimpancés) no transponían la rela-
ción de tamaño medio a la tríada de prueba (160, 256, 409) a continuación del en-
trenamiento en 100, 160 y 256.
A pesar de la atractiva pa¡simonia de la teorÍa de Spence y de la evidencia que
se aduce en su favor, han aparecido otros resultados que sugieren que es de cieita
rnanera incompleta o inadecuada. Algunos de estos estudios, como los de los C.
8.. Smith (1956) y Riley (1958), recalcan, al menos para el continuo de la
brilla¡tez, la importancia de la estimulación contextual del fondo que rodea a las
manchas del estÍmulo focal a las cuales el sujeto responde. Así, en la prueba de
una mancha con una brillantez particular ésta puede verse mrís brillante o más os_
cura dependiendo de si el fondo que la rodea es más oscuro ú brilla¡te, resDec-
tivamente, que la mancha de prueba. Por ejemplo, Riley demostró que la diimi_
nución en transposición en las "pruebas lejanas " no se producía si la razón entre
la mancha de prueba y la brillantez que la rodeaba se mantenía izual en el entre_
namiento y en la prueba, aunque se cambiaran los niveles de intensidad absoluta.
Además, en varios experimentos de seguimiento acerca del problema del tamaño
medio, a menudo se encontraba la transposición (contrariamente al result¿do de
Spence), aunque no en todos los casos.
Zeiler (1963) propuso una teoría más completa de la transposición, la que presu_
ponía que el sujeto percibe cada estímulo en relación con uná norma interna ó nivel
de adaptación (NA), un concepto creado por Helson (1964). El lly'A) constituiía
un valor promedio de los estímulos experimentados a Io largo del contjnuo de inte_
rés, algo así como una mag¡itud. Se cree que el sujeto aprende a selecoonar aouel
Cao 5 La teoría sistemática de la conducta 153
estímulo (positivo) que mantiene una cierta proporción con el (NA) actual. Al
suponer que el (lfA) cambia de acuerdo con el conjunto de estímulos de prueba,
Zeiler demuestra la forma en que esta teoría expüca muchos de los resultados
sobre la transferencia a continuación de problemas de dos y tres estimulos.
Como a menudo sucede en la evolución de las explicaciones cientÍficas, las
hipotesis alternativas iniciales (relacional versus absoluta) a la postre resultan in-
adecuadas o incompletas. La siguiente explicación, que emerge dialécticamente,
implica varios conceptos novedosos, pero también mantiene algunas de las carac-
terísticas de las teorías anteriores. El fenómeno de la transposición engendró una
controversia sólo en lo que respecta al comportamiento de los animales, y quizá el
de los niños preverba.les. El mismo Spence restringía la apücación de su teoría a
organismos no verbales, pues creía que el uso humano del lenguaje simbólico in-
troduce nuevos factores que su teorÍa no cubre. Sin duda alguna, los seres huma-
nos aprenden y utilizan conceptos relacionales en abundancia, y nuestro lenguaje
está lleno de términos relacionales o comparativos que usamos apropiadamente
cientos de veces al día (más grand¿, encima, más lejos, al oeste d¿, etc.). Algunos
investigadores se han interesado por la manera en que la respuesta de transposi-
ción varÍa a medida que el infante humano se desarrolla y se luelve más diestro en
el uso del lenguaje. La tendencia general de los resultados es que la transposición
mejora con la edad mental y/o con la destreza lingiiística del niño, aunque algunos
informes discrepan en este punto (para una reseña, véase Hebert y Krantz,
1965).
Ieoría de ,a eo'''ll''-r!ldad
Un aspecto digno de mención es la manera en que Spence (en su artÍculo de
1936) trata al aprendizaje de discriminación en lo que respecta a los compuestos o
haces de indicios de estímulo. La tarea fpica de discriminación impüca patrones de
estímulo de multiatributo o multidimensionales. Por ejemplo, en una tarea de dis-
criminación simultánea típica, en un ensayo particular se le podría exigir a un mono
que escogiera entre "un gran triángulo blanco a la izquierda" versus "un cua-
drado negro pequeño a la derecha". Por costumbre, por grande y pequeño se en-
tienden los ualores de la ümensión del tamaño. En esta ilustración, hay cuatro di-
mensiones binarias (de dos valores), de modo que hay 2a : 16 posibles patrones
de estímulo (y 8 pares complementarios). El experimentador selecciona como co-
rrecto al valor de una de las dimensiones (por ejemplo, un triángulo), de m¿¡era
que se recompensa¡á la elección de cualquier patrón que posea tal valor. Si el
triiíngulo fuera correcto, entonces a la forma se le llamaría dimensión releaante,
mientras que el tamaño, el color y la posición serían las dimensiones ineleuantes.
Los diversos valores de las dimensiones irrelevantes suelen parearse con la mis-
ma frecuencia con el valor reforzado, así como con el no reforzado. Por ejemplo,
el triríngulo estí a la izquierda en la mitad de los ensayos, y el cuadrado está a la iz-
quierda en la otra mitad. Con tales arreglos, la elección consistente de un valor
inelevante (por ejemplo, izquierda) resultarÍa en recompensa en la mitad de los
ensayos, y en la otra en no recompensa.
Con estas consideraciones como marco de referencia para el tema, podemos esti-
pular la rntura.leza de las reglas del aprendizaje y la composición, de Spence. En tér-
minos generales, este investigador presuponía que a cualquier valor de un patrón
de esfmulo se le podía asignar una tendencia de reacción neta de acercamiento
154 Primera parte. Teorías asociacion¡stas
1. La respuesta del sujeto en un ensayo dado se basa sólo en una (o al menos en muy
pocas) característica del patrón total. El sujeto "atiende selectivamente" sólo a esa ca-
racterística del patrón.
2. El resultado recompensante o no recompensante en ese ensayo hace que el sujeto
aprenda fundamentalmente sólo acerca de aquel indicio (hipótesis) que dominaba su elec-
ción en ese ensayo. De manera primordial, el resultado actúa como información que per-
Cao 5. La teoria sistemática de la conducta 155
Hull:E=HxDxK-I
Spence: E = Hx(D+K)-I
Estas diferentes reglas de combinación para D y K conducen a predicciones un
tanto distintas. Sin embargo, sólo podemos optar por una u otra en conjunción con
una teoría poderosa acerca de la rnaner¿ de medir el potencial de reacción; las di-
ferentes mediciones de E, como la velocidad de la respuesta, la resistencia a la ex-
tinción y la elección preferencial, producen distintas respuestas a la pregunta so-
bre cómo se combinan D y ¡(. Este punto aú¡ permanece sin resolver.
Spence fue el primer teórico que promovió la idea de relacionar el constructo de
motivación de incentivo I(, con la fuerza de la respuesta meta anticipatoria fraccio-
naria (r"-S"). A la r" se le consideraba como una respuesta condicionada clásica
que se mueve hacia adelante en Ia cadena instrumenta.l. Se presumía que su ocu-
rrencia temprana en la cadena canalizaba la excitación hacia la ejecución de la res-
puesta. Este análisis parece plausible, ya que las variables que afectan la amplitud
156 Primera parte. Teorias asociacionistas
S (Bolita de comida)
a--\
Pr€sión de Palanca ......- Bolitade Figura 5.8. Dtagrama de los parea-
¡zquiercla
comrda mi-entos a5ociativos (onsistenler
en el exper¡mento de Trapold
(1970) El condicionam iento pavlo-
SG (sacarosa) viano d¡scriminat¡vo de la fase-l
,/ establece conexiones (f lechas pun-
teadas) que aYudan a mediar el
Son¡do,/ aprendizaje de las respuestas ins-
158 Pr¡mera parte. Teorias asociac¡onistas
_
Scgin Logan, la motivación de incentivo es especÍfica de sucesos parbculares
.E-R.y constituye un determinante primo¡dia.l de la seleccián
¿" l, i".pu".ta. t-o_
gan (1969) supone que la motivación de incentivo
es graduable en sentido ascen_
dente o descendente de acuerdo con lu. a..ion". con¡-uná.
á" h=.'iiu_p.n"u. y
tienen un valor de incentivo poiituo.l ros .r.tigos
qe rncenuvo _L"
l"^.,:1.^ltg:-. lscompensas
negaüvo, y el rncenttvo neto de una respuesta dada deDende de la-di_
rerencta ent¡e.los lactores positivo y negativo. Los lectores
familiarizados con la
teoría económica o del valor en la filosofia notarán que I_ogun
usluqui la .oüuu_
ción de incentivo de una forma muy similar al .on d"'iá utiiáJ subjetiva en
esas disciplinas. En realidad, esto no es accidental, yi "pto
qu" fág- ü."u que la teo_
ría acerca de la toma de decisiones o la selección áe
ü."spu"st, en fos organi.-
(véase Logan. 1965) sea congn:ent.
ig:n:*:
T?: la Lona de dectsiones
mos -"i, *
.on tu n que concebr_
en los seres humanos inteügentes; y la teo'ria de la uti_
ljdad se. desarrolló para explicar 1o prescribir
i"s-"'íe..ion". ¿"
los hombres "racionales". ""*"tiir.""i.il
Abram Amsel
Frank Logan
Frank Logan es otra figura dominante dentro del enfoque hulliano, y ha escrito
abundante¡ne¡te desde ese punto de vista (I-ogan, 1959, 1960, 1970; Logan y Wagner,
1965). Estudió con Spence en Iowa y en Yale du¡ante los últimos años de Hull. v ha
efectuado va¡ias contribuciones en los campos experimentaly teórico. Su intérés
Cap 5 La teoría sistemática de la conducta 165
ción en algún pa¡ámetro del reforzamiento, como la magnitud del mismo, su caü-
dad, demora o probabilidad. En condiciones de reforzamiento conelncion¿do, una o
más dimensiones del reforzamiento se correlacionan con alguna propiedad inten-
siva de la conducta observada, como la velocidad de ésta. El término función es-
pecifica qué reforzamiento recibe el sujeto por velocidades particulares de res-
puesta. En este sentido, es similar a las condiciones de un contrato entre el sujeto
y un agente reforzante (el ambiente o el experimentador). Es posible imaginar una
gran variedad de funciones de condiciones, y sólo unas cuantis se han investigado.
Los ejemplos en una situación de pista de carreras podrían ser: cualto más rápido
corra la r¿ta hasta la caja meta, miás tiempo demorará su recompensa; o mientras
mrís rápidamente corra, más grande será la recompensa que reciba; o el refor-
zamiento puede entregarse sólo cuando la velocidad caiga en el mlemalo r a y,y
no de otra forma, etcétera. En general, se encuentra que los sujetos se ajustan a
tales condiciones de recompensa y que a la postre responden en un nivel casi ópti-
mo para algunos resultados y una explicación más detallada (véase Logan, 1960).
Para Vataf con el comportamiento de los sujetos en tales condiciones, Logan
propuso el enfoque micromol.ar; es decir, una perspectiva que identifica diferentes
velocidades como diferentes respuestas, inlluidas selectivamente por el reforza-
miento diferencial. En esencia, Logan postula un aniíüsis de utüdad para tratar con
este acercamiento, aunque especifica los componentes de la utilidad en términos
de las variables intervinientes del hábito, el impulso, el incentivo, etc., de la teoría
hulliana. La utilidad neta (o E) de una velocidad particular de respuesta se da por
su utilidad positiva menos su utilidad negativa asociada. El componente primordial
de la utilidad positiva es el incentivo, que aumenta con la cantidad de recompensa
proporcionada para esa velocidad, y disminuye con el intervalo total de reforza-
miento para tal velocidad (intervalo total = duración de la resDuesta + demora de
la recompensa después de esa respuesta). Se considera que a través de la expe-
riencia el sujeto aprende el incentivo asociado con cada velocidad; sin embargo, el
incentivo para una velocidad dada también es influido por la generalización del in-
centivo aprendido para velocidades simila¡es. El componente básico del incentivo
negativo para una velocidad particular es el esfuerzo que ésta necesita, y las res-
puestas rápidas requieren de mayor esfuerzo. El perfil de la utilidad neta a lo largo
del continuo de velocidad se usaba, entonces, para calcular la distribución de pro-
babiüdad de las diversas velocidades. En términos generales, la probabiüdad espe-
rada de una velocidad particular de respuesta depende de su utüdad neta en rela-
ción con la de las velocidades alternativas. Así, la única variable deoendiente en la
teorÍa es la probabilidad de respuesta. pero aquí la respuesta se refiere a las pro-
piedades intensivas de la conducta.
. Basta decir
qle tal teoría expüca cualitativamente la ejecución más o menos óp-
tima que los sujetos logran en condiciones de reforzamiento correlacionado. Como
el estÍmulo es específico a velocidades particulares de respuesta, la función de las
condiciones se traza dentro del perfil de incentivo del modelo, un poco distorsio-
nado debido a la generalización de los efectos de reforzamiento entre respuestas
similares. Es así como el modelo del organismo tiene en cuenta y ajusta su com-
portamiento en relación con la función de las condiciones.
Además de expücar las condiciones de recompensa correlacionadas, el enfoque
proporciona una explicación admisible acerca de por qué la perspectiva convencio-
nal de Hull Qlamada nacromolar) opera algunas veces y oiras ialla. Logan señala
Cap 5. La teoría srstemática de Ia conducta 167
,#1ü1#ü'l1i",3"[ff H ff::T:'á:,h,.:1"_]:j::ffi:1,".'l
gan fue_posibre descubrir.y comprenoer hi$,ff iT
vanos eng,'as conceptua]es vncurados
retarivo a la manera en que el reforámientá
:?11lloblen.ra
¿r e oque nucromota¡ es sen.rat Áái"1. u ru.onar.tu.
y apücable d .;;dú;";;;;o cbsico y
rnstrumenta.l, e infuye sobrela forma al
mos acerca de_ellas. por ejemplo,
en que nos.ref"rir";;ñ;;;les
y pensa_
c¿sos del conin..^*rL"i"'.ia."o la teorÍa
en los
fiucromolar a6rma que. la amplitud
respuesta ,p."nAi¿u- ."ü aquella pro_
.de.la
vocada por el estímulo incondicionado.
n.to propor"ioí, urüiit".pr"tu.,on Ao*.-
fJ:ili:i",ii,Xf ,t,1Tfrj,lii::l I:{"¡."'"CIi¿"-,ü tiin? uü'lá..uru.¡on'uv
;;;;;""ü;.:";lirillf ,ll,j"l;tl$,
s,ü",r débir
qr" da una ampütud grand*e RCj ei;'dmer ¿:T",".",:T*:ffiX?,T*:
.l:-":lo
una,_respuesta de menor amplitud. oe.ro .oiX'"Jü ,pr"nai"nao
De modo sj'mil¿¡, ei _i_.iti"nol" up."nu",
sarvar con una latencia particular proporcional u
cro¡olar también fue muy útii par: interpretar intervJo-Éó_ii.tt .i_
al.
sKmnenanos de reforzamiento so
l, i"nr"*¡, i"""á¡is"nroquu
program¿ls
NT TTUIT-
APRECIACIONES DE LAPOSICIÓU
del
Sumario tle Hull acerca de los mecanismos
aprendizaje
relacionados
alrededor de mriltiples problemas
Hull escribió numerosos trabajos-uiiiOn
¿"t*ittit*; es decir' creía q19 t::^":f:^
con el aprendizaje. M-t"n¡t unu t:t:Y1^n:*osos para
de t'ut
J".". !"á1".i"í* de acuerdo con la capacidadambientales Concebía al aprendizaje
adaDtar su comportarmento u "t
"¡g"ntüt áel cual los orSanismos logran adaP-
como uno de los t"dio. pnrno'oiit"á'JaJi¡
mecanismos de comportamien-
tarse. En su tiltimo lib.o "num"rol"áiiJbió^ocho
álá)Juiuo orto*ttico 0952a' páe' 347-350):
proporcionan-l-9¡ nrimeros mecarusmos
]. Las tendencias de respuesta inrnta
p.t" t. adaptación a situaciones de emergenc^' '--
""üJti.*
2. La capacidadp¡outiua para'aiiJnáJi"-t ' "un medio
t"g[ndo'n"t-tmo'
"l menos graves
Iin-"tfi"ttti, nt¡. f"nto de adáptación a situaciones entonces ha-
3. La reacción de d.f"ntt pt"t"á"nt"' o* t9 "p:*d" I 1"^,T::ve el tercer meca-
Á"6-te la genéraüzación dél estímulo, proporciona
"¡"r[J.ni"
*iliiil;t#"tfr:ksmo
es la extinción de actos inútiles'
el aprendizaje rle res-
LECTTJRAS COMPLEMENTARIAS
.,I-os cuatro übros en los cuales se expone la teorí¿ de la conducta de Hull son:
Hull, C. L. ¿t sl., Mathenati¿o-daduct rotetearningts40.
H"tr:,a.1..'b;;;;ü"i,ííi**,rfl"rlÁií.,,eoryof
trt!1. L. L., Esscxttah of behavior, lg'l,
HuX, C. L., A behaaior systen, 1952a.
Una cnlica de la teorft:
Logan, F. A.,^"The Huü-spence approach,,, en S.
Koch (dir.), p5yc, olog: A stud1, of scitn-
c¿, vol, 2 1.959.
En elsiguiente übro se explica el aprendizaje
,
Logan,.,F. 4.,
desde un punto de üsta hulliano:
-- ''* "*
.Fundamentnb o/ lzarnrng and motiuatbn, igZij.
,n rTo g. texto comprensivo, desde la posición hullia¡a:
,*i#;,';ir"lririiff3'.D'P''
sist?'naüc of behaubr: Basic baming and moüua'
'"qtvses
Los puntos de vista de Spence
v Mr
M,*,;,:-d:ti.-,ü;;;c"rü;,.;f ffiffi,.iffi ."¡enrosübrossiguientes:
)pence, l(. W., Behatior theory arrd corrditiorrisg,
Sperce. K. W... Behauot.thnry and tzaming:
lgi6.
&ieia- eapen, tfxJo.
detalada det sistema de Hrlll, a"sa" ef punio
.,"""H, H":i,"." Je-lrista de la lógica de la
'17'l
Cap. 5. La teor¡a sistemática de la conducta
Koch, S., "Cla¡k L. Hr¡11", en W. K. Estes ¿, ar., Modtm leanitg theory,1954, págs 1-
776.
Existe una oportunidad excepcional de seguir el curso del pensamiento de Hull mediante
los extractos dé bs ?3 "libros sobre la idea" que escribió, el primero de los cuales se publi-
có en octubre de 1902, cuando Hull tenía sólo 18 años, y el dtimo artícrfo, el21 de ab¡il de
1952, 18 días antes de su muerte. Estos libros fue¡on intensamente personales y no estaban
destinados a la publicación. Según Ammons (1962), es recomendable comparar los pasajes
con el contexto autobiogÍáñco de Hull. Las referencias pertinentes son:
Durante la época de mayor auge de las principales teorías del aprendizaje, las
acaloradas controversias entre Hull, Guthie y Tolman se desarrolla¡on en los la-
boratorios de aprendizaje animai. Gran parte de esas polémicas giraba en tomo a
las interpretaciones teóricas acerca de la forma en que las recompensas inlluyen
en el aprendizaje y en la ejecución, sobre cómo conceptua.lizar lo que se aprende y
cuáles son los ingredientes críticos del aprendizaje. Los debates se rea.lizaron en
el laboratorio de aprendizaje animal debido a la creencia generalizada de que éste
sería más fácil de entender que el aprendizaje humano; es decir, que los aspectos
fundamentales de muchos fenómenos podían estudiarse con la humilde raia que
aprendía a transitar a través de laberintos. La investigación avanzaba con la premi-
sa de que los mecanismos del aprendizaje eran universales en todo el reino animal,
y que los principios de condicionamiento simples, descubiertos en los animales in-
feriores, podrían apücarse a los seres humanos con sólo ligeras modificaciones. Se
disponía de la suficiente evidencia como para que esta tésis fuera plausible: por
ejemplo, el condicionamiento clásico de la RGP y el parpadeo, realizado con seres
humanos, demostró que las variables de la situación del condicionamiento, como la
longtud del ntewalo EC-EI, tenían efectos simila¡es a los que se habían en-
contrado en los animales.
172
Cap. 6 Aprendizaie humano por asociación 173
reactivos que deben aprenderse como unidades (por ejemplo, las palabras de un
idioma extranjero).
Estos paradigmas en parte se definen por las unidades que hay que memorizar
(listas de reactivos aislados versus pares), y por el criterio de ejecución requerida
(por ejemplo, recuerdo ordenado versus no ordenado). La rememoración estable-
cida mediante cualquier procedimiento de los mencionados se comprueba por re-
cuerdo, reconocimiento o reconstrucción. Cada paradigma puede usarse con pe-
queñas cantidades de materia.l, con intervalos de retención breves o largos. Ade-
más, por supuesto, la persona puede aprender varias üstas distintas en sucesión,
de modo que sea posible examirnr la influencia del aprendizaje de una lista sobre el
aprendizaje o retención de otra. A medida que las variables aisladas y estudiadas,
se va acumulando una gran reserva de información empÍ¡ica acerca de la manera
en que los seres humanos aprenden en estas situaciones. Con el objeto de inte-
grar y explicar la eüdencia disponible en torno de alguna pregunta particular se
han propuesto diversas hipótesis.
Durante los años comprendidos entre 1900 y 1930, gran parte de los estudios
del aprendizaje verbal fue realizada por un grupo de psicólogos que se autodeno-
minaban funcionalisfas (véase el capítulo 9 en Hilgard y Bower, 19Zb). El funcio-
nalismo constituía un difuso conjunto de premisas metodológicas, pero su objetivo
central era realizar un detallado análisis experimental de habilidades o tareas psi
cológicas importantes. Asi la idea que serrría de guía consistía en disecclona¡ una
tarea determinada, como el aprendizaje verbal en serie, en un número de compo-
nentes o habilidades constitutivas, y analizarlas de modo experimental. La preotu-
pación por la descripción empírica llevó a los investigadores a eütar las teorías
globales y las controversias que les eran inherentes, que bulfan en los laborato-
rios del condicionamiento animal. En su lugar, los estudiosos del aprendizaje ver-
bal pensaron que la verdad se revelaría mediante el paciente análisis empÍrico de
tareas especÍficas de aprendizaje (véase McGeogh y lrion, l9b2).
La teoría fundamental del aprendizaje que sustentaba a la investigación del
aprendízaje verbal era el asociacionismo general, complementado en sus dtimos
años con algunos conceptos procedentes de la teoría de Hull. De esta manera,
Ebbinghaus inició su trabajo en la tradición del asociacionismo. La idea básica era
que el recuerdo podía reconstruirse en términos de conexiones (asociaciones)
entre las ideas, y que éstas se registraban en la meta (memoria) mediante la ocu-
rrencia contigua de las dos ideas en la conciencia. Se suponía que esta contigüi-
dad menta.l de las ideas a ser asociadas se originaba en la contigüdad objetiva
(en tiempo o en el espacio) de los eventos externos que excitan a sus corres-
pondientes ideas en la mente, o en la persona que piensa en (recobra de la me-
moria) una segunda idea mientras considera a la primera. La recuperación durante
esta segunda forma de contigüidad se caracterizaba por la existencia de una simi-
ütud o relación entre la idea instigadora y la compañera que recupera de la me-
moria. Por cua.lquier medio que ocurriera, se creía que la experiencia contigua
de las ideas A y B en la conciencia establecía una conexión o vinculo asociativo
entre sus representaciones internas. Esta asociación, o ,,línea,'. del nodo A al
Cap.6 Aprendizaje humano por asociación 175
nodo B podría variar en fuerza, y afectar la probabiüdad y velocidad con las que B
viene a la mente cuando A entra en la conciencia. Un determinado elemento
puede estar asociado con otros diferentes, designados como A-8, A-C, A-D, y asi
sucesivamente. Éstos se ordenariín segin su fuerza en cualquier momento dado.
Cuanto más fuerte sea la asociación A-8, rnís probabüdades habrá de que triunfe
el competir con respuestas alternativas. El aprendizaje consiste en el gradual for-
talecimiento de la asociación con la respuesta correcta, de modo que ésta siga al
estímulo con más seguridad que las respuestas erróneas. Antes de examinar el
proceso de elaboración de esta teoría del aprendizaje verbal, nos detendremos a
analizar la forma en que aborda la cuestión del reforzamiento en el aprendizaje hu-
mano, ya que desempeñó un papel central en otras teoías del aprendizaje.
Uno de los hechos interesantes acerca del aprendizaje serial es que la facilidad
-la
del aprendizaje de un reactivo depende de su posición en la lista de serie. En la
179
Eg
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o
o,
E'
EO
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ó-
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Figura 6.3. Errores en cada posición se- E
rial en el aprendizaje de una lista serial z¿
de 12 reactivos de sílabas sin sentido 1
figura 6.3 se aprecia una curva característica de error en la posición serial; los
reactivos al comienzo y al final de la lista se aprenden con mayor rapidez, mientras
que aquellos colocados precisamente antes del punto medio son los miís dificiles.
La forma relativa de tales curvas de error de posición serial parece constante en el
transcurso de los cambios en muchas variables que afectan la tasa de aprendizaje
general de la lista; por ejemplo, carácter significativo de los reactivos, tasa de pre-
sentación, e intervalo interensayo (McCrary y Hunter, 1953). El número absoluto
de errores varía con tales factores, pero el porcentaje relativo de todos los que
son atribuibles a los errores en cada posición produce una curva casi igual. Debi-
do a la atractiva sencillez de esta invariancia, muchos teóricos han intentado
expücarla, de manera que nos detendremos a examinar algunos de esos esfuerzos.
Una de las primeras teorías de la curva de posición serial fue la de Lepley (1934)
y Hull (1935), que aplicaban insistentemente la idea de las asociaciones remotas y
la adquisición de las coneúones inhibitorias para suprimir esos erores remotos.
Se creía que estos factores de inhibición se acumulaban más en las respuestas de
supresión a la mitad de la üsta, y por lo mismo la mayor parte de los errores se
producían en las posiciones medias. Por alguna extraña lógica se suponía que las
conexiones inhibitorias que abarcaban posiciones adyacentes (así, la inhibición de no
dar E, a B abarcaalpar C-D) provocaba elTores en esa posición interior. Los de-
talles no son importantes, ya que las premisas básicas de la hipótesis (es decir, las
asociaciones remotas) se han descartado al igual que la teoríaconstruida sobre esa
base.
Una segunda teoría interesante acerca del efecto de la posición serial fue pro-
puesta de forma independiente porJensen (1962) y Feigenbaum, y Simon (1962).
En esta ocasión describiremos la posición del primero, cuya teoría se aplica a la si-
tuación en la cual un sujeto se expone a repetidos ensayos con la misma üsta se-
rial, de modo que el fnal de la lista va seguido de inmediato por el comienzo dela
que coffesponde al próximo ensayo. Jensen supone que los reactivos aprendidos
en primer término (o los mejor aprendidos) suelen ser aquellos a los que el sujeto
pr.esta atención primero, o de hecho el primer reactivo o los dos iniciales de la lis-
ta. Tales reactivos aprendidos en primer lugar sirven entonces como "punto de
180 Primera parte. Teorias asociacionistas
apoyo" p¿ra aprender los restantes de la lista. Se cree que el sujeto aprende con
rnás faciüdad al vincula¡ los reactivos nuevos con los que previamente ha aprendi-
do. Esto implica que los reactivos se aprenden al¡ededor de los puntos de apoyo
en dirección hacia adelante o hacia atrás. El aprendizaje se expande en torno del
primer o segundo reactivos en cualquier dirección. El orden de aprendizaje de los
datos presentados en la figura 6.3 puede predecirse al doblar la serie de 72 reacti-
vos alrededor del punto de apoyo de los primeros dos reactivos de la siguiente ma-
nera (comience por el medio):
Posición
se¡i¿l: 8, 9, 10, 11, 12, t,2,3,4,5,6, ?
O¡den de
aprendizaje: 11, 9, 7, 5, 3, L,2, 4, 6, 8, r0, 12
sición serial surgen cuando el sujeto debe aprender a asignarles diferentes res-
puestas a los estímulos que varían a lo largo de una sola dimensión. Un ejemplo se-
ría el aprendizaje de asignar letras o nombres consistentemente a üferentes lon-
gitudes de lÍneas, o tonalidades de gris, alturas de tono, localizaciones espaciales
de un punto, a intervalos Eanscurridos. En elexperimento tiDico, estos esfmulos
se presentan uno a uno en orden aleatorio, como en el paradigma de pares asocn-
dos. En cada caso, se producirían menos errores en las asignaciones a los estÍmu-
los finales y más en los interiores. Bower (1971) señalaba que tales resultados son
predecibles al suponer gradientes iguales de generalización de las respuestas aso-
ciadas con cada posición de estímulo (véase la figura 6.4); aparecen más errores a
mitad de la serie porque las respuestas generalizadas pueden inmiscuirse allÍ a
partir de estÍmulos similares desde cualquier lado de los estÍmulos clave. Como
contraste, la respuesta correcta es relativamente dominante para los estímulos fi-
nales, ya que los errores de intrusión sólo pueden generalizarse desde un lado.
Esto se observa fácilnente al sumar las tendencias de generalización para las res-
puestas de error en cada estÍmulo en la figura 6.4. Esta teoría es muy semejante a
la de Soence acerca de Ia dificultad de las discriminaciones de tamaio medio (véa-
se la figrira 5.7). Ambas manejan los resultados del aprendizaje de serie repetida al
suponer que el sujeto establece algo así como "marcadores de posición serial"
(por ejemplo, primero, segundo ...) con los cuales asocia los reactivos suceslvos
de la lista, pero los marcadores son más o menos distintos, y por eso las respues-
tas se generalizan entre los de posición cercana. Ebenholtz (1972) informa de mu-
chos experimentos en los cuales se demuestra que la validez del aprendizaje de
posición es una forma dominante en el aprendizaje serial.
Ebenholtz y Bower dan un paso más al sugerir que los marcadores de posición
serial tal vez sean abstractos y se les pueda transferir a düerentes conjuntos de
esfmulos ordenados linealmente, ya sea dentro de la misma dimensión sensorial a
a una dimensión distinta. Por ejemplo, después de aprender a asignar un conjunto
de sfabas sin sentido a líqeas de diferentes longitudes, los sujetos de Ebenholtz
mostraron una transferencia positiva cuando las mismas respuestas se transferían
y asignaban en el nismo ord¿n anleior a un conjunto de manchas grises que va-
riaban en cuanto a brillantez. Es dect, la respuesta aprendida a la lílea miís corta
se asignaba a la mancha más oscura, y las respuestas restantes se mantenían or-
denadas como se habían aprendido previamente. Esta transferencia, realizada con
I
Figura 6.4. Fuerza de cada respues'
c ta Rl asociada con su estimulo co-
; rrespondiente f1, con generali-
zac¡ón a estímulos s¡milares espa-
10 20. 30. 40- 50. ciada a lo largo de la dimensión de
Estímulos a lo largod€ ladimension estímulo.
182 Primera Darte. Teorias asociacionistas
estudiantes universitarios, se expüca a.l suponer que los sujetos convierten los es-
tÍmu.los del conjunto en ciertos códigos abstractos como "el menor, el que le sigue
al menor,..., el del centro,..., el anterior al mayor, el mayor", y que entonces
asociaban respuestas especÍficas a dichos códigos. En cualquier caso, la teoría se
ha alejado mucho de los lineamientos originales de Ebbinghaus en torno de las aso-
ciaciones remotas .
.
En el aprendizaje de pares asociados (APA) se proporciona un estÍmulo explí-
cito para cada término de respuesta. Por lo común, el sujeto aprende concu¡Ten-
temente un número de pares empleando el método de anticipación; es decir, se
presenta el estinulo, el sujeto responde, y se proporciona retroalimentación. El
aprendizaje de pares asociados se hizo muy popular debido a su obvio cariz de vali-
dez para el asociacionismo de estímulo y respuesta que dominara en la investiga-
ción del aprendizaje huma¡o en los años posteriores a 1940. Sin embargo, h sén-
cilez del APA sólo es aparente, ya que los resultados rápidamente se tornan
complejos.
Siguiendo el programa del análisis constitutivo, los investigadores en el apren-
dizaje verbal han dividido al APA en tres procesos componentes: aprenclizaje para
discrimina¡ entre los estÍmulos, aprendizaje de las respuestas como unidadei, y
aprendizaje para asociar la unidad de respuesta correcta con cada estímulo. Las
modernas teorías del APA tratarL con estos tres procesos. Un experimento de
McGuire (1961) los ilustró con suma claridad, y además permitió evaluar la contri-
bución de cada factor a la ejecución de la conducta compleja mostrada en el,4?4.
A continuación veremos algunos materiales relacionados con estos Drocesos com-
ponentes.
Aprendizaje de discriminación
do, elAPAayanzacon rnayor lentitud cuanto más grande sea la similitud entre los
estímulos en la lista. Así, insumirá más tiempo aprender nombres para el conjunto
de estímulos QFH, QHF y FQH, que se superponen en elementos, que para
ABC, DEF, y GHI , que no se superponen en absoluto. Tercero, en un trabajo
posterior, Gibson amplió la teoría al postular que a los sujetos se les podría ense-
ñar características discriminativas de los estímulos de modo que se obtuviese la
transferencia positiva cuando los mismos estímulos estuvieran asociados con un
segundo conjunto de respuestas diferentes. Enunexperimento, Goss (1953) des-
cubrió tal efecto de experiencias de "prediferenciación" en las cuales los sujetos
comparaban estímulos y notaban en qué diferían éstos; más adelante el APA
de nuevas respuestas a estos estímulos era más rápido que para los sujetos de
control previamente expuestos a estímulos diferentes.
Investigaciones posteriores han aceptado los hechos generales acerca de los
efectos de similitud en el APA pero no simpatizan mucho con la formulación parti-
cular de Gibson acerca del papel de los factores inhibidores en el proceso. Algunas
teorías ulteriores de la discriminación del estímulo e¡ el APA procedieron de una
forma radicalmente distinta de la del intento inicial de Gibson. Así, Simon y
Feigenbaum (1964) desarrollaron el modelo EPAM que se asemeja aL APA alde-
sarrollar un sistema de discriminación o árbol de distribución durante su expe-
riencia en el aprendizaje APA (véase el panel á de la figura 6.5). Cada nodo en el
árbol formula una pregunta de prueba del estímulo ("¿La primera letra es una
Q?"), ésta va segrrida de dos ramas (hacia nodos inferiores) que se toman, depen-
diendo del resultado de la prueba. Las respuestas se almacenan al pie del árbol de
distribución y se recuperan y extraen cuando un estímulo se destina a esa termi-
nal. Dos estímulos se confunden si se distribuyen a la misma terminal del árbol;
pueden diferenciarse al crear un nuevo nodo de prueba basado en una caracterís-
tica distintiva de uno de ellos y al hacerla entrar en el árbol.
Los detalles del modelo EPAM y su sucesor el SAL (Hintzman, 1968) se pre-
sentan en el capítulo 12, que trataacerca de las teorías del procesamiento de in-
formación. Por el momento, basta decir que éstos explican los tipos de datos or-
denados para la teoría de Gibson, y esclarecen además muchos otros resultados.
QFH Rr
\./
\./\'
,/' -
- 'l Figura 6.5. (a) Aprendizaje de pa-
./\,/ res asociados de acuerdo con la
QHF- R2 teoría de hábito y generalización
\/\./ de Cibson, y (b) conforme al sis-
\/\, tema de discriminación EPAM.
/\ continuas indican
En a, las líneas
/\ asociaciones correctas, mientras
,/\ que las punteadas señalan unas
FQH- R3
cuantas tendencias de error ge-
(a) neralizado.
144
Aprendizaje de respuesta
For¡nación de asociación
lo común se ha apegado a la üsión discontinua del todo o nada. Para una reseña,
consúltese a Resle (1965) o a Bower (1967ó). Por nuestra parte, examinaremos
el tema con mayor detalle en el capítulo 8, que trata acerca de la teoría del mues-
treo de estímulo.
Illedlcdores
Un segundo aspecto vinculado con la formación de asociación es el papel de los
medi.adores en la construcción de un puente desde el estímulo nominal a la res-
puesta nominal. Un mediador es una parte de conocimiento o alguna asociación
preexistente que el sujeto crea para que le alude a aprender la asociación A-8.
Por ejemplo, para aprender el par RML-SOL el sujeto podría decir que usó la
cadená R--rati-SOL o M-mala-SOL o Z-luna-SOZ. Tales mediadores (llamados
también nemónicos) utilizan el conocimiento que posee una persona para encontrar
un vÍnculo (véase la figura 6.6). Sabemos que los pares para los cuales el sujeto
puede pensar en un nemónico, o para los cuales Se proporciona uno,- se_ aprenderán
ion rnii rapidez que los pares que ütrecen de é1. El aprendizaje n-o sglo de pares aso-
ciados sino también el dé sfabás aisladas o de trigramas depende de que se activen
asociaciones desviadas para los llamados mediadores naturales del lengUaje. Así,
las sfabas sin sentido como LUV se recordarán como "LOVE con un cambio de
letras" , cAF como ''café sin la e", etcétera.
Prytulak (1971) descubrió que las sfabas sin sentido podían puntuarse en
términos de la facilidad para transformarlas en palabras familiares; además, esta
medición de la facilidad de creación de palabra tenía una correlación muy alta con el
recuerdo de las slabas sin senüdo en la tareas de aprendizaje verbal. Los resulta-
dos sugieren que los sujetos convierten una sfaba sin sentido en "una palabra más
una transform,ación", almacenan este código en la memoria, y lo decodifican en el
momento del recuerdo. Si los sujetos recuerdan la palabra pero olvidan la natu-
L--------Luna
/\
RML Sol
Perro Bicicleta
Figura 6.6. Dos ejemplos de media-
,' dores. El mediador superior (linea pun-
/ teada) emplea un asociado selecto de
letra-palabra para aprender el par RML-
/ SOL. La parte inferior muestra el uso de
\ Visualizar un "perro / una imagen interactiva para asociar un
maneiando una bicicleta" par de sustantivos.
186 Primera parte. Teor¡as asoc¡acionistas
iiJ.i"" l".-"."
-'Ü;';;.i;;i; que los funcionaüstas construJen sus
ltoryt : , . ,
"n
d" p.ouL*r. ." t"n"i" a la similitud entre el material interpolado v
base en algunos de sus pro-
it" J"'ü "pi"tt?ido originalmente' Con¡'i' ^resutados
RobinJon (1e27) formuló una hipó-
ill' ffiü.-íi;Ñ¿"5rages
"r tiéisl,
tardeláut¿ó como la hip-tesis Skagss-Robinson'
tñ;;;;; McGoech máJ
propuso relacionar lalantidad de inh-
Sicuiendo a Skaggs. .ituuo *u"t¡lt¿oi-i" el
ili;;;;.iit;;on "tel grado de siriiütud entre el matenal o actiüdad ongnal v
tt33Jil1irn"*,u"
de simiütud en mente, Robinson sostien" 9,T 9ll3:-*':i
sóJo-,proporcrona una
4"".át"¡J'i¿1"'¡."Gt *ut"ti¡ B igual que el matenalaA) mavor retención en
i.¿it":Jl[.ilrt ;n ei mate¡¡ ¿, y"po. t"nto .ondu.e una
retroactiva'
inhibición
i;#;;;. ;; túá d"iá"t" r"t'tilá"t sueie mostrarse la
estable-
Como este tipo de inhibiciÓn ton t"t"¡A"t
diferentes y3 gtu hecho
Tn mate-
con iclentidad entre.los dos
cido, la conjetura natural es qu" torn"n'ut
'l gradualmente a medi-
H; :t;;id; á; in¡lui.ion t"ttoutÑa se increme¡tarÍa
Robinson' sucede en el
ffil;;;;;;; üdiferencia' ¡jioáui"n' presunta ¿qué
A) v el mate-
;;;#;;;; ...J"u t"¿iáu que el miteáal original^(material
Es de suponer que ta
¡¡"ittt"tpáil¿" t¡l se vuelven extretndmnente üerenres?
de.interferencia.basada en Ia seme'¡an-
inhibición retroacbva represenra algún tipo
si hay escasa simiütud' debería haber
za entre la actiüdad original y la rntErpoláda;
il]ti¡i.lO" i"itoutiiuu' Al riunir todas estas consideraciones' es razo-
.*^il"." t"ttoactiva en.algún punto intermedio de si-
il;1"?sJe;;;á-i*o á" in¡iuiti-
-r{oúinton
e v li formuló li generatización total en los
.iiiiri Jttt* r"l'Á"t"¡"1"t
l'A ."diáu qu" la similitud entre la interpolación v la memo-
:ñ;il" ;rmin;,
t'* gran identi'lad' la retención disminuve
¡i".1á" ." ,"dut" pT ti-á"
"-¡gtrl
hasta un mínimo, y entonces s"
' de nü"uo' pero con la simiütud decrectente
"l"ua
r88
r#I1i¡:'iii,tüHTf;,5,y{3,:.il.XHjÍ,.,1iT"il!;á,'iix 3i,Í,13iÍ
rnterpolado se hacía cada vez más t
¡eturi. rero h áismiiñ;;ffi ;,llil,fii:"i :"",::üff
con la desigualdad m:íxima no pudo comprobrr.". lXlh.:ü :XT.tlT::t
mente distintos, la_inhibición
t; il;;;;;;"niaienales tot¿_
rétroacuva se encontraba al máximo.
wrros Investtgadores no tuüero
.u,uu ¿" t.u,.rér"n.i;l ñ
;il;:i"Tpr"".'d;:[: ,l:rl3iT::S ff
drza1e verbaf comenzaron a descubri¡.dive
rsas
reas, así como distintos áy'os de semej3rza. poi¡urnti,
"::tff:#
ü';,"iiiiriuiliánt e ¿o. ta_
-de ejempto, enJ-.p.li¿i"¡" o" par".
asociados, las dos üstas sucesivas p-". ú-"'d;;;;;Jrdr;-."
como ¿j_
R1,.y entonces E -R; aJ menos dos luentes
de semejanza son la simütud de est!
semejarva
a
1{o ,$e QpuedenE,r simititud de la respuesta C"
y.
darse en términ,
¡,;d.
$;náoJo. tipos a"
:1*f . q ;""!de ó;;:;ilj :"T'ff
res ), o en términos de sisnificado il: "Tl]'ixt i:"',:il:ffi1:XHl,"ñ:1
:"T3nii99 o i"o.t"iü ¿Jioipurro.r. tpor.
ejemplo, exallado es un tanto similar a druerfido.
es menos_semejante a abatida, y
lo contrario de t/,Jt¿). El reconocir¡r
oe estas complejidades significaba la
uprri.ió" d;l;'il;;í;#'s"ü;"r::iflto des-
de los estudios
de rransrerencia y re,.ou..ioñ,-po.t',lTn'?ü# i?X:i",íólf-,:i
Cap.6. Aprendizaje humano por asociación 189
Osgood (1949) propuso una formulación más compleja de las relaciones que in-
tervienen en la transferencia. Su diagrama propuesto de los efectos de Ia similitud
de la transferencia en los pares asociados puede observarse la superficie tridimen-
sional de la figura 6.8. Lo que la superficie de Osgood estipula es que la cantidad
de transferencia en dirección positiva o negativa es una función de los cambios en
similitud t¿r4io de las condiciones de estímtio coma dela respuesta requerida. Los
cambios en la simütud del estímr¡lo van desde el frente hasta el fondo, como se
hace notar en el margen derecho, al moverse de estímulos idénticos (Er) y a tra-
vés de estÍmulos simila¡es (.E.) hasta estimulos neutrales (E"), que están muy dis-
tantes en un gradiente de generalización. Los cambios en la semejanza de la
respuesta se representan de izquierda a derecha, como se ve a lo largo del mar-
gen posterior, con las respuestas idénticas (R) a la izquierda, y que se mueven
progresivamente a través de respuestas similares (Rs); las respuestas neutrales
(R¡{), las respuestas pa¡cialmente opuestas (R¿) hasta las respuestas directas an-
tagónicas (&). Para materiales verbales significativos, la "respuesta antagónica"
se definía cóhro la antónima, una palabra que posee el significado opuesto (por
eJemplo, eraltado 1rí ste).
-Ro
CUADRO 6.1. Materiales de pares asoc¡ados que ¡lurtran diferentes relaciones ent¡e
a ser aprend¡da. En cada par, la palabra de indicio que se emplea para
A +B A +D C +B C -D
iler
perro+alf perro+zapato tarjeta+alfiler tarieta+zapato
taza +estera taza+árbol libro+estera libro+árbol
escritorio-+cielo escritorio+alfombra autómovil -+cielo autómovil+alfombra
La mejor forma de leer el diagrama consiste en empez¿¡r por sus bordes. El bor-
de posterior indica que los estímulos que no üenen ninguna semejanza con
aquellos utilizados en el aprendizaje original no dan lugar a ningun efecto de trans-
ferencia, positivo o negativo, independientemente del grado de simiütud entre las
respuestas requeridas y las respuestas que se han usado con anterioridad en otros
experimentos. El borde frontal señala que con estímulos idénticos habrá una trans-
ferencia positiva máxima con respuestas idénticas (ya que esto es tan sólo un
sobreaprendizaje); mientras que con respuestas directamente antagónicas (de
significado opuesto) habrá una interferencia máxima, ya que las respuestag ante-
riores tendr:ín que ser completamente desaprendidas o vencidas. El borde iz-
quierdo indica que con respuestas idénticas, los cambios en la similitud de
estímulo desde la identidad hasta la neutralidad darán lugar a una disminución de la
transferencia, pero no interferirán en un aprendizaje nuevo. El borde derecho se-
ñala que para las respuestas antagónicas, los cambios en la simiütud del estímulo
desde la identidad hasta la neutralidad producirán una disminución de la transfe-
rencia, pero ninguna transferencia positiva. El diagrama es una superficie y produ-
ce una curva en cualquier lugar donde la corte un plano vertical.
Aunque la superficie de osgood representó un importante esfuerzo sistemático
por integrar una gran extensión de fenómenos de transferencia y de retroacción,
muy pronto se hizo eüdente que era inadecuada por varias razones. En primer
término, nunca hubo eüdencia firme de que las respuestas antagónicas estuüeran
asociadas con más transferencia negativa que las respuestas no relacionadas,
incluso en los propios datos de Osgood. Segundo, aunque los datos del aprendizaje
verbal proporcionan pruebas de diferencias en transferencia entre estímulos idén-
ticos, similares y no relacionados, no demuestranungradiente continuo de efectos
conforme se varía la simiütud sobre el rango intermedio (véase Postman, 1921,
pág. 1054). Desde luego, este efecto graduado está implícito en el suave trazo de
las curvas. En tercer lugar, la superficie implica que la transferencia siempre será
de cero cuando se usen estímulos no relacionados en tareas sucesivas (obsérvese
el borde posterior de la superficie en la figura 6.8). sin embargo, trabajos subsi-
guientes demuestran que este arreglo produce transferencia positiva cuando el
mismo término de la respuesta es nuevo y requiere de mucho aprendizaje. Por
ejemplo, a fin de que el sujeto recite sílabas sin sentido como respuestas a
estímulos neutrales se requiere que esas sílabas se aprendan como unidades de
respuesta integrada per ge. Así, un diseño de transferencia como A-8, C-B
(estímulos disímiles, respuestas idénticas) evita la necesidad de aprender las res-
puestas de la segunda lista, y por ello puede producir transferencia positiva de es-
ta manera. (Para mantener en orden los diversos diseños de transferencia, véanse
las ilustraciones del cuadro 6.1).
una cuarta compücación con la superficie de osgood es que en algunos experi-
191
una lista aprendida orig¡nalmente (A-B) en el extremo ¡zquierdo? y una lista ¡nterpolada
¡nsliSa¡ el recuerdo está a la izqui€rda.
B +D A +Bl
alf¡ler+ zapato perro+cie¡o
estera +árbo¡ taza +alf iler
c¡elo -alf om bra esc ritorio +estera
mentos en los que se utilizó un diseño como A-8,8-D (la respuesta en la primera
üsta sirve como estímulo en la segunda) se hizo evidente que se establecía una
asociación hacia atras (desde B hasta A) al mismo tiempo que la persona aprendía
la asociación hacia adelante (de A a B). Esta asociación hacia atrás interlere y ori-
gina la transferencia negativa en el par aügma A- B, B-D, aunque causa transferen-
iia positiva en el diseño A-8, B-A (sólo invertimos los reactivos que sirven como
indiiios y los que actúan como respuestas). Como un quinto problema, las rela-
ciones de simütud que se tratan en la superficie de Osgood se refieren a rela-
ciones entre reactivos individuales (pa¡es) a través de üstas sucesivas, y no a las
relaciones estructurales globales entre listas sucesivas. Pero se sabe que el ma-
yor grado de transferencia negativa en el aprendizaje verbal se produce cuando los
estÍmulos y las respuestas de la primera lista sencillamente se tuelven a parear de
nuelas formns para componer los reactivos de la segunda üsta. En notación simbó-
üca, esto se designa como paradi gma A-8, A-Br (obsérvese la tltima columna del
cuadro 6.1). Deniro de la estructura de la superficie de Osgood, esta condición A-
Br únicamente puede representarse como A-8, A-D con estímulos idénticos y
respuestas diferentes. De todas maneras, el paradigma A-8r produce mayor
transferencia negativa (debido en gran parte a la competición de las asociaciones
hacia atrás) que el diseño A-D.
Como una sexta y última complicación, Ia superficie de Osgood implica que la
transferencia negativa en la tasa del aprendizaje de una segunda lista se
correlacionaría a la perfección con Ia cantidad de olüdo (interferencia retroactlva)
de la primera üsta, causada por el aprendizaje del sujeto en la segunda. Aunque es-
tas dós mediciones frecuentemente están correlacionadas, en la actualidad se co-
nocen algunos casos de discrepancia' Una de ellas es que mientras A-8, C-D
(estímulos y respuestas no relacionados) sirven como línea base para definir la
transferencia cero en el aprendizaje de.la segunda lista, es claro que la interpola-
ción C-D causa una extensión en el olvido de A-B (o interferencia no específrca)
segrin los resultados de Newton y Wickens (1956). El olvido de A-B por pañe de
loJsujetos en la lista C-, es bastante grande en comparación con el de los sujetos
contról que aprenden A-8, y sencillamente descansan durante un intervalo apro-
piado anies dé una prueba de retención. Por lo tanto, al adoptar la fnea base C-D
ia condición C-D piocluce una transferencia negativa de cero' pero una conside-
rable interferencia retroactiva. De hecho, esta observación es una de las razones
que motivaron las recientes dudas acerca de la existencia de interferencia retroac-
tiva específica para estímulos paiticulares de pares asociados (véase Postman y
Stark, 1969).
Resulta claro que la transferencia en los pares asociados no es un proceso tutit¿¡io,
sino que más bien incluye un número de componentes distintos. que intervienen
duranie el aprendizaje inicial y la comprobación de transferencia. Conforme se
192 Primera parte. Teorias asoc¡acionistas
renüa comfonente pa¡a tres de los aspectos importantes del aprendizaje que ahora
s€ sabe se aca¡rean en la transferencia. Aunque las propuestas de Martin constitu-
yen las sintesis más adecuadas e integradas conocidas hasta la fecha, es evidente
que todavía se ignoran diversos factores aislables, y que queda por especificar la
asignación de va.lores a la magnitud los factores independientes y sus interac-
ciones en la determinación de la transferencia neta. Este tipo de sucesión de qene-
ralizaciones conjeturadas con una interacción entre los daios, la crÍtica anal'iica v
Ia teoía, en busca de un análisis más profundo y de una integración más revelado-
ra, es exactamente lo que cabía espera¡ en un análjsis funcional maduro. Esta his-
toria también ilustra algunas de las potencia.les frustraciones de un enfoque f,n-
ciona.lista; con un análisis más profundo se descubren más y más variables o facto-
res independientes que inciden en la conducta motivo de investigación, y la posibi-
lidad de fuertes interacciones entre una variable y las funciones obtenidas para
otras variables es una expectativa probable. Por ejemplo, la función de transferen-
cia relacionada con la simiütud de la respuesta quzá varíe de forma cuantitativa,
dependiendo de que tratemos con "simütud formal" (superposición de elementos
de materiales sin sentido) o con "simiütud significativa" (por ejemplo, palabras si-
nónimas); y todavía no está claro si la segunda variable debe sujetarse a la super-
posición conceptua.l de las definiciones de dicciona¡io de dos palabras, o a la superpo-
sición de las jerarquías asociativas provocadas por cada palabra (Deese, lbOS).
Las complejidades del fenómeno conductua.l de la transferencia provocan el des-
aliento de algunos investigadores en psicologír (por ejemplo, decir .'la naturaleza
no podría ser eso tan compücado "), hacen que la abandonen como una pregunta
cientÍfica mal formulada, y que se dediquen al estudio de otros temas con mayo-
res posibilidades de rápido progreso. El funcionalista intransigente argumentaría
que sólo se esforzaba por dilucidar un fenómeno, y clamaría que nadie tiene la sen-
cillez garantizada en sus resultados y que, aunque los subproblemas cambian con
la madurez de su análisis, el fenómeno dominante con el cual el á¡ea comenzó (es
decir, la transferencia del entrenamiento) es sin duda un problema central para la
teorÍa delaprendizaje. Si en verdad lo es
-diría elfuncionalista- se le debe estu-
dizir, analizar y comprender con las únicas herramientas experimentales y conceD-
tuales de que disponemos en la actua.lidad. Debemos ana\zar y compiender ia
complejidad porque "asÍes el mundo".
nante en los experimentos relacionados con dicho fenómeno. Se trata de una teo-
ría de asociación; es decir, su concepto primitivo básico es la noción de un vÍnculo
asociativo (conexión funcional) entre dos o más elementos, que pueden ser ideas,
pa.labras, esfmulos y respuestas de situación, etcétera. Como hemos señalado al
tratar acerca de los paradigmas de transferencia, la notación convencional emplea
las letms A, B, C ... para representar tales elementos o reactivos, y la notación
A-B para un vÍnculo asociativo entre A y B, establecido por algrin entrenamiento
pasado. Se supone que estos vínculos asociativos va¡ían considerablemente en
fuerza, dependiendo de la cantidad de práctica. La situación experimental que me-
jor ilustra a esta teoría es el aprendizaje de pares asociados, en el cual se enseña al
sujeto un conjunto (lista) de pares y posteriormente se comprueba su retención de
los mismos. La teorÍa t¿mbién se apüca a muchas otras tareas de aprendizaje,
pero la de pares asociados hace que el mecanismo de exposición sea más fácil de
poner en marcha.
Teoía de la inter{erencia
Las ideas básicas de la teoría de la intelerencia fueron estipulados explícita-
mente por vez primera por McGeoch (1932), pero durante los años subsiguientes
se produjeron cambios graduales en ella. Se han agregado nuevos conceptos, las
hipótesis carentes de apoyo se han descartado, y se diseñaron nuevos métodos ex-
perimentales para medir con mayor exactitud las variables dependientes relevan-
tes. El carácter cambiante de la teoría de la interferencia se observa al compar¿
las primeras declaraciones de McGeoch con las formulaciones posteriores de
Postman (1961, 1971). A continuación señalaremos algunas de las modificaciones
más significativas .
El primer principio de la posición de McGeoch parece absurdo pa¡a una teoría
del olvido: afinna que éste no ocurre en un senüdo absoluto. La fuerza de una aso-
ciación entre dos reactivos A-B se est¿blece mediante el entrenamiento, y su-
puestamente permanece en ese nivela pesar de la falta de uso de la asociación. La
causa de una pérdida mensurable de retención con el paso del üempo no es la dis-
minución de la fuerza de A-8, sino más bien que las asociaciones alternativas A-C
oA-D han ganado fuerza a través de algunos medios no especificados, en ausenoa
del entrenamiento continuo en A-8. Así, en una prueba de retención el sujeto puede
dar C o D como asociación parg A, de modo que registramos una pérdida de
retención para la asoclúónA-B. Esta no se ha perdido niohidado en un sentido ab-
soluto; todavía perrnanece en la memoria, pero B ha sido temporalmente despla-
zada, y ha quedadoatrás en la competencia con los elementos C y D en el momen-
to del recuerdo.
Con base en esta teoría, una asociación aprendida se a.lmacena permanentemen-
te, y el olüdo se debe a la disponibilidad disminuida, una menor probabilidad de su
recuperación. Y esta disponibilidad disminuida es el resultado de asocnclones
competidoras. Tal enfoque tiene al menos el sustr¿to requerido para explicar los
casos clinicamente enigmiáticos de hipermnesia, en los cuales una persona mues-
tra un recuerdo excepcional
-o cree que su recuerdo es genuino- de experien-
cias vividas mucho tiempo atrás. Ese recuerdo tan incrementado puede ocurrir en
estados maniacos, en las horas preüas a un suceso emocionalnente excitante (por
ejemplo, en los soldados a punto de enrar en combate), en un trance hipnótico
Cap. 6. Aprendizaie humano por asociación 197
(véase Reiffy Scheerer, 1959), o mientras se sigue una lñea de asociaciones libres
en el diván del psicoanalista (Erdelyi y Kleinbard, 1978; Pascal, 1949; Stratton,
1919; Stalrnker y Riddle, 1932).
De acuerdo con esta teoría, la asociación A-B se comprueba al presentar uno de
los elementos, por ejemplo A, sobre el cual el sujeto intenta producir el B aiocia-
do. Cabe pensar en A como un término de estímulo y en B como una respuesta.
Como hemos señalado en nuestra revisión acerca de la transferencia, esto sugiere
la manipulación del grado de simiütud entre un estÍmulo de prueba (lamado A') y el
estimulo de entrenamiento original A. El principio de la generalización del estímulo
predice que A' tiene menos probabiüdades de activa¡ la asociación A-B en la pro-
porción en que A' es disÍmil de A. Además, McGeoch sugiere que ampliemos
nuestra concepción de A para incluir cualquier estimulación contextual de fondo
que esté presente cuando se aprenda la asociación A-8. Se ha descubierto que los
cambios en t¿les estÍmulos contextuales dan lugar a un recuerdo más pobre (Al-
bemathy, 1940; Falkenberg, 1972: Pan,1926). Así, si se someie al sujeto a urn
prueba de recuerdo en una habitación distinta de aquella en la cual aprendió, con
un tipo diferente de dispositivo de presentación de estímulo, con el naterial pre-
sentado con diversos marcos de referencia, o c1¡ando adopte una postura distinta,
su recuerdo es más pobre que si durante la prueba se reproduce exactamente el
contexto de la estimulación original. Tales resultados parecen congruentes con la
posición analítica de la teorÍa de la interferencia.
Hemos visto que la Érdida de retención de una asociación A-B aprendida es el
resultado de la competencia de asociaciones alternativas A-C en el momento del
recuerdo. Si nos preguntamos de dónde provienen conflictivas asociaciones, la
respuesta lógica es que ellas (o una similar, ALC) proceden del aprendizaje ya sea
antes o después del aprendizaje A-8, pero preüamente a la prueba de retención.
Este an¡ílisis condujo a la investigación intensiva de situaciones en las cuales el
aprendbaje A-B y A-C se controla de forma explícita. Los dos paradigmas básicos
se denominan retroacción o proacción, lo cual depende de si el interés del expe-
rimentador se inclina por la retención del material que se ha aprendido primero o
por el aprendido en segundo lugar. Estos paradigmas, junto con las condiciones
apropiadas de control y algunos datos hipotéticos del recuerdo, se ilustran en Ia
tabla 6.1. En el paradigma de retroacción, el grupo control aprende las asociaciones
A-8, y luego descansa. Después se le somete a prueba de recuerdo de B cuando
se da el término A. El grupo experimental aprende A-8, posteriormente aprende
nuevos pares ,4'-C, y después intenta recordar B cuando se da A. El Índice de inter-
ferencia retroactiva calculado para los datos hipotéticos es de 6790. Las condicio-
nes de proacción se leen de modo similar.
En este contexto puede estudiarse una diversidad de variables de la tarea, y en
general los resultados del recuerdo armonizal con lo que cabrÍa esperar de la teo-
ría de la interferencia (para reseñas, véanse Slamecka y Ceraso, 1960; Postman,
1971). Por ejemplo, la interferencia retroactiva se incrementa con los ensayos
sobre A-C y disminuye con los ensayos en A-8, mientras que la interferencia pro-
activa muestra exactamente las relaciones funcionales opuestas, como era de es-
perar. Considérese un ejemplo, el efecto del número de ensayos de entreramien-
to en ta lista A-B (aprendizaje original, abreviado AO) antes del entrenamiento A-
C, sobre el predominio relaüvo de las asociaciones A-B y A-C. Un experirnento
de Briggs (1957) ilustra el procedimiento y los resu.ltados (véase la figura 6.10).
198
Retroacción Proacción
Experimental Control Experimental Control
Lista 1 A-B A-B A'.C descanso
L¡sta 2 A'-C descanso A-B A-B
Prueba de recuerdo A-B A-B A-B A-B
Porcentaje de recuerdo
correcto 20 60 60 80
6G20 80-60 :0.25
Efecto = 0.67
60 80
AO.2 AO-5\
¡.C,
A-q
o
o
g2
---q---___¡-8
o
o
;0 )----r------lq
.9
E10
o
98
ru A.c
AO-20
E
---
Eo ¡.G
------_-4.&
--------1'l
251020251020
Número de ensayos A.C
los términos de estímulo. En tales pruebas se les instruye para que den la res-
puesta que primero les venga a la mente (incluyendo intromisiones ajenas a la lis-
ta), y el experimentador no proporciona retroalimentación que indique qué res-
puesta se quiere. Esa prueba evalúa el predominio relativo de A-C sobre A-8.
Las curvas que aparecen en la figura 6.10 mnstituyen urn descripción gnáfica de
la frecuencia de la nueva respuesta C y de la antigua respuesta 8, después de va-
riar los números de ensayos de A-B y A-C. Al comienzo del aprendizaje de la se-
gunda üsta, la frecuencia del recuerdo de B depende diectamente del número de
ensayos de AO. Durante el curso del entrenamiento A-C, las respuestas B dismi-
nuyen en frecuencia, mientras que las C aumentan hasta un nivel dominante. Des-
pués de 20 ensayos A-C, la cantidad de AO todavía ejerce cierta infuencia, tanto
en términos de una frecuencia superior de recuerdo de A-B como de una fre-
cuencia menor de recuerdo de A-C. Este cuadro es exactamente el que cabría es-
perar se$in las ideas iniciales de McGeoch acerca de la competencia de la res-
puesta, ya que la prueba modificada de recuerdo libre sólo permite una respuesta.
Las hipótesis de McGeoch predicen una correlación perfecta entre la pérdida de
retención de A-B y la ocurrencia en la prueba de asociaciones ajenas, C o r. No
siempre se encuentra esta correlación: en la prueba de retención A-B a continua-
ción del aprendizaje A-C, el sujeto a menudo es incapaz de responder con alguna
asociación. Para expücar el fenómeno se propusieron dos hi¡ítesis, y es probable
que ambas tenga¡ cierta validez. Urn noción que ya hemos mencionado, propues-
ta por Thune y Underwood (1943), es que el sujeto puede discriminar la pertenen-
cia de la lista (primera o segunda) de las asociaciones que le üenen a la mente; se-
gin el grado en que lo haga, censurará y rechazarií la respuesta C cuando intente
recordar la respuesta de la primera üsta, B. Esto es plausible, ya que se sabe
(Tntema y Trask, 1963) que los sujetos juzgan con bastante exactitud cuál de dos
eventos ha ocurrido n:;ís recientemente en el pasado. Otra idea, que Melton e
Irwin 0940) expresaron por primera vez, es que durante el aprendizaje interpo-
lado A-C, el primer par A-B se desaprende o se extingue. De ser así, cua¡do la
prueba ocurra muy próxima al aprendizaje A-C, B será temporalmente inasequible
como asociación,
La evidencia m:ís clara del desaprenüzaje proviene de un método de recuerdo
que (Barnes y Underwood (1959) utilizaron por primera vez. Con el empleo del
paradigma A-8, A-C, en la prueba posterior se pedía al sujeto que recordara am-
óas respuestas de lista al estímulo A, e indicara la pertenencia de üsta de éstas. La
que ejemplificamos es una situación de recuerdo no competitiva, y las fallas se
atribuyen a la inasequibilidad de las respuestas. Los resultados de Barnes y Un-
derwood se muestran en la figura 6.11. En ella se observa que el recuerdo de las
respuestas C se incrementa con los ensayos del aprendizaje A-C pero, aún más
importante, el recuerdo de las respuestas B disminuye con los ensayos en A-C.
Así, a medida que se extiende el entrenamiento A-C, las asociaciones de la prime-
ra lista se luelven cada vez más inasequibles, quizá debido al desaprendizaje. Una
variedad de experimentos de seguimiento confirmó y amplió estos resultados, de
modo que el concepto de desaprendizaje gozó de una aceptación general.
Postman y Stark (1969) pusieron en duda la validez del concepto de desaprendi-
zaje de asociación. Observaron que el paradigma A-8, A-C producía relativa-
mente poca transferencia negativa cuando sometieron a pmeba al par A-B me-
diante el reconocimiento de elección múltiple (es decir, reconocer que Br pero no
200
¡
E
Ensayos enA-C
. Respu€stas preexperimeñlales
x Respueslas de la lista 1
a Respuestas de la lista2
t
o
¡
I
-/''.--.--'
4min 6hr 24hr 48h. 72hl
Lista 1 Lista2 lntelvalo de relencrón
Nav€les de criter¡o después de la lista 2
Figwa 6.12. Los conjuntos de curvas de la izquierda y del centro son las funciones de
adquisición y de extinción cuando las littas 1 y 2 se aprenden sucesivamenre en un
paradigma retroactivo-interferencia. El recuerdo como una función del tiempo desde
el final del aprendizaje de Ia lista 2 se muestra en el con¡unto de curvas de la derecha
(adaptada de Briggs, .1954).
Cap 6 Aprendizaie humano por asociación 203
en los asociados extraüsta y una pérdida de los asociados de la primera üsta (ob-
sérvese el punto 0 en la lista 2, panel medio). Entonces, durante el aprendizaje de
la lista 2 con varios criterios, las respuestas de la üsta 1 y los asociados extraüsta
declinan, mientras que las respuestas de la lista 2 se incrementan.
Los datos de interés para la hipótesis de la recuperación espontánea se encuen-
tran en el tercer panel (de gmpos de sujetos separados), que presenta los porcen-
tajes relativos de las respuestas B, C o E en diferentes intervalos de retención.
Esta gráfca muestra con claridad una gradual recuperación en el transcurso del
tiempo de los asociados A-B y A-E, con la correspondiente pérdida de las asocia-
ciones A-C aprendidas Íxís recientemente. Estas curvas son exactamente lo que
cabría esperar si los asociados A-B y A-E se recuperaran en fuerza después de su
desaprendizaje durante el entrenamiento A-C.
Desde luego, el problema con esta interpretación es que la PMRL constituye
una medición de las fuerzas rel.atiuas de respuesta de B, C y 4. Los resultados de
Briggs pudieron producirse sólo por una mayor perdida absoluta en A-C en vez de
una recuperación absoluta en A-8, o A-8. La manera obvia de proceder es inten-
tar demostrar la recuperación absoluta de A-8 en una situación de recuerdo no
competitiva, especÍEcamente en las pruebas de "modificación modificada de re-
cuerdo libre" (PMMRL) del tipo que usaron Barnes y Underwood. Es decir, el
sujeto ha de intentar recordar tanto la respuesta B como la C cuando tienen como
indicio al estÍmulo A.
Pero la eüdencia de la recuperación espontánea en los estudios de cambios
temporales que usan PMMRL es eqúvoca, en particular para los intervalos de re-
tención más largos, que se exüenden desde varias horas hasta varios días. Sin em-
bargo, subsiste la posibilidad de que una pequeña recuperación absoluta de A-B
quede enmascarada por la recuperación progresivamente nüyor de los asociados
preexperimentales (A-E), que el sujeto suprime en la prueba típica PMMRL. De
ser asÍ, la recuperación de A-B debería producirse con mayor probabilidad en las
PMMRL aplicadas a intervalos razonablemente cortos después del aprendizaje de
A-C. En estas condiciones, se ha logrado obtener la evidencia positiva para la re-
cuperación absoluta de A--B (Postman et al.,1968; Postman ¿, ¿1., 1969).
En la figura 6.13 se muestran algunos datos de recuperación de un experimento
de Postman, Stark y Henschel (1969, experimento III). Los sujetos aprendieron
tres [stas sucesivas, que tenían una relación A-8, A-C, A-D, o una relación A-8,
C-D, E-F para dtferentes sujetos, y entonces recibía¡ '¿na PMMRL2 o 78 mintt-
tos después del ensayo de aprendizaje final. Dos gmpos control aprendían la lista
A-8, y luego se les sometía a prueba en su recuerdo después de un intervalo tem-
poral igual a aquel ocupado por el aprendizaje interpolado, más 2 o 18 minutos. En
la figura 6.13 se muestra una recuperación absoluta significativa dura¡te el intervalo
de retención para las respuestas de la primera y de Ia segunda listas; la respuesta
de la tercera lista no se desaprendía y mostraba un nivel elevado de recuerdo en
ambos intervalos de retención. Significativamente, las cantidades de recuperación
son comparables para el gmpo A-8, A-C y el wpo A-8, C-D. Este hecho sugie-
re que tal recuperación de las respuestas de la lista inicial puede deberse a la disi-
pación en el transcurso del tiempo de la "supresión del conjunto de respuesta",
en lugar de la recuperación espontánea del desaprendizaje asociativo de estímulo
específico. Es decir, durante el aprendizaje interpolado la persona puede hacer
disponibles las respuestas que se usan en esa [sta, mientras suprime selectiva-
204
n------"-2á
-2
.9
I
E I
I
Llstas
L 18
P
950
E
qÁo
E
I
a
Ezo
12 3 4 5 6 7I910 1'l 12
Bloques sucesivos dg tres listas
GUADRO 6.2. C¡mbios en el recuerdo de un párrafo a medida que pasa por una
cadena de ap.endic€s (tomada de Coleman, 1962).
Parrafo or¡g¡nal estudiado por el "por era bien parecido modo y tratarlas
pr¡mer su¡eto: hacia que de un él las tranqu¡lo ioven
simpático maneras un las locas
muchachas a volverse de ..."
Reproducción del decimosexto su¡eto "era un joven simpático tranqu¡lo de
en ta caoena: maneras b¡en parecido y un modo de
tratar¡as que hacía a las muchachas que
se volvieran locas por él . . ."
trucción verbal 7rOr. Supóngase que S¡[O1 es la oración "El alguacil levantó al
adormilado paciente"; si dejamos que P(VrOr) designe la paráfrasis sinónima del
enunciado, entonces una oración Sz-P(%O) podría ser: "La enfermera despertó
a la persona enferma que dormía". Se ha descubierto que la interpolación de tales
construcciones parafraseadas produce casi tanta interferencia retroactiva como el
uso del V,O1 al pie de la letra, pareado con un nuevo sujeto-sustantivo, S, (R.C.
Alderson y Carter, 1972). Aparentemente, el indicio yrol hace contacto con una
huella similar en la memoria de la forma en que lo hace su paráfrasis P(lz,O), y el
ü asociado con P(IzrQ) compite con el recuerdo delS, asociado antes con el mis-
mo predicado mediante eluso de las palabras 7rO,.
Por supuesto, este efecto de pariífrasis podrÍa utilizarse ventajosamente si se
desea facilitar las asociaciones conceptuales (significado). Así, un experimento de
dos üstas en el cual g-/,O, en la üsta I va seguido de S,-P(V,O), en la lista 2 daní
lugar a un recuerdo acrecentado sustancial correcto (significádo) del indrcio S,
de la üsta 1, pero probablemente con alguna pérdida en el recuerdo exacto dé
VrOr, Por la misma razón, una oración parafi:aseada P(S.)-P(7'O,) (por ejemplo,
"El policÍa desp€rtó a la persona enferma que dormía") se aprende con rapidez
mediante una alta tr¿nsferencia positiva a continuación del aprendizaje S,-7,O,. Es
importante mantener la clarídad acerca de esta distinción entre el recuerdo al oie
de la letra y el sustancial, ya que es posible facilitar asociaciones entre los concáp-
tos generales, al mismo tiempo que uno interñere con el recuerdo al pie de la letra.
Un ejemplo particularmente not¿ble de la separación de estos dos niveles se en-
cuentra en un experimento de S. A. Bobrow (1970), quien demostró que si los
sustantivos sujeto u objeto de una oración se repitieran como un par en la segunda
oración, la asociación entre ellos podría o no acrecenta¡se dependiendo de si
los significados de los sustantivos se mantienen en ambos contextos. Por ejemplo, los
sujetos aprenden a asociar pa¡tes de sustantivos c.orrn lanznd.u y mznwlala, y lola-
cen usando oraciones vincr¡ladoras mmo mediadores. Supongase que una oración en
fuera: "El lanzador de leche se salpico de m¿tm¿ladn ú,sbe" .
la lista de estudio inicial
Una oración en la segunda lista que preservara un similar signiñcado conceptual para
los sustantivos, seía: "El lanzadnrde limonada estaba pegajout con mcnneladn de
frambues¿", mientras una que altera por completo el significado conceptual podrÍa
ser: "El lanzador de beisbol quedó atrapado en un embotellamiento de tráfico,'.
La prueba de retención, que se suministra al fi¡al de la segunda lista de estudio,
impüca la presentación del susta¡tivo-sujeto (lanmdor) para recordar el sustantivo-
objeto (mermelada). Como sugiere nuestra intuición, la asociación entre sujeto y ob-
jeto se incrementa de forma considerable mediante la interpolación de una ore-
dicación idéntica o conceptualmente similar. Pero cuando loi significados de las
palabras se cambian no se produce un aprendizaje acumulativo: la ejecución es se-
mejante a la que habría ocurrido si el par lnnzadnr-mznn¿l¿d¿ se hubiese presen-
tado sólo una vez.
Aunque nuestros ejemplos son apücables al recuerdo de oraciones indiüduales y
aisladas, también se han demostrado efectos de interferencia para párrafos, cuen-
tos, "pasajes de textos científcos ", y fragmentos simila¡es. En tales experi-
mentos, debemos atender cuidadosamente a los asertos atómicos que relacionan
conceptos en el texto inicial, y a la manera en que las predicaciones específicas
acerca de estos conceptos se alteran en el aprendizaje interpolado. Por ejemplo,
Crouse (1971) y G. H. Bower (1974) han empleado breves biografias de personas
Cap. 6. Aprendizale humano por asociación 2Og
COMENTARIOS FINALES
Esta breve exposición acerca de la teoría de la interferencia basta para indicar
sus caracterÍsticas esenciales. Los principales cambios que ha sufrido pueden re-
sumise en la aceptación de las nociones del desaprendizaje y de la supresión del
conjunto de respuesta, un nuevo énfasis en la interferencia proactiva, y la identi-
ficación de una potente fuente de efectos proactivos en aquellos hábitos
üngüísticos previos que entran en conflicto con las asociaciones verba.les tempo-
rales establecidas en un experimento de laboratorio. La investigación se diri-
ge cada vez más a la comprensión de la interferencia y del olvido de oraclones
significativas y conjuntos más ampüos de textos. También se han producido mo-
dificaciones en las técnicas experimentales utilizadas. Por ejemplo, el procedi-
miento modificado de recuerdo de Bames y Underwood que ya mencionamos se
usa mucho en la actualidad debido a Ia inJormación adicional que brinda acerca de lo
que la persona recuerda. El reconocimiento de par se utiliza para evaluar el apren-
dizaje asociativo, mientras que el recuerdo libre se concibe a menudo como un ín-
dici de h pura "disponibilidad de respuesta". Éste es un campo activo de inves-
tigación y ninguna reseña puede hacerle justicia a la extensión de variables que se
han estudiado en relación con el olüdo. Para exposiciones más completas, véanse
McGeoch e Irion (1952), J. F. Hall (1971), Postman (1971) y Spear (1978).
Los actuales estudios acerca del aprendizaje y el olvido humanos continúa en
una fase sumamente analítica y ponen el acento en el anáüsis cada vez más mi-
nucioso de los detalles. Como sucede en otras especialidades durante las fases
analíticas, se ha hecho a un lado la sÍntesis de los conocimientos dentro de una
concepción más amplia de los fenómenos. Como resultado, las posibles aplica-
ciones de nuestros conocimientos cientÍficos la resolución de problemas prácticos
sólo se han explorado superfcialmente y de urn manera vacflante. Para mencionar sólo
un gran problema aplicado: los educadores o quienes se dedican a la capacita-
cién de personal sin duda desean conocer la mejor forma de enseñar un tema a
21O Primera oarte. Teorias asoc¡acionistas
sus estudiantes y que éstos lo retengan durante largo tiempo. El trabajo de labora-
torio relativo a la retención con las condiciones en las cuales se imparte el entre-
namiento tiene una evidente trascendencia, ¡rero muchas veces está tan alejado
del tipo de tarea, el fondo y otras variables que integran a la situación apücada, que
se requiere de alguna ingeniosa extrapolación antes de que los principios puedan
apücarse. Los escritos de Gagné (1970) y Staats (1968), así como las compilacio-
nes de artículos editados por Hilgard (1964¿) y por DeCecco (1967) constituyen
algunos de los intentos de extrapolación m¡ís razonables. EI área de la psicologia
de la instrucción trata de mejorar las prácticas de enseñaMa en las escuelas con la
ayuda de los principios del aprendizaje, el aníüsis de tarea y el entrenamiento de
habilidades .
Moüficaciones en el asociacionismo
Es justo destacar que en manos de los modemos teóricos del aprendizaje verbal
el asociacionismo es diferente del que sustenta la antigua corriente británica, aun-
que haya evolucionado de esa tradición filosófica como respuesta a las críticas y a
los resultados empiricos. En el capítulo 1, bajo el rubro de racionalismo se citaron
varias objeciones, de manera que aquí revisaremos algunas de ellas. En primer lu-
gar, que la teoría asociacionista clásica se explayaba muy poco en lo que toca a la
organización perceptualde los elementos sensoriales, ahora es evidente que la or-
ganización y la "pertenencia" del material sensorial afecta considerablemente a lo
que el sujeto aprende. Así, cuando se le instruye para que escuche una secuencia
de pares de palabras , A-8, C-D, E-fl el sujeto segmenta la corriente en pares, y
un elemento se asocia con el otro de su par, pero de ninguna manera con los que
corresponden a pares precedentes o siguientes, a pesar de su contigtidad tempo-
ral objetiva. Los asociacionistas modemos aceptan tales resultados, pero además
intentan demostrar que la segmentación o la operación misma de agmpamiento se
considera teóricamente como una estrategia de atención o una respuesta aprendi-
ble de nivel superior, que mostrará transferencia negativa, y así sucesivamente.
Un segundo punto en contra del asociacionismo clásico es que no reconocía los
numerosos fiy'os distintos de asociaciones que codifican diferentes tipos de rela-
ciones entre dos ideas. El denomina¡ a las asociaciones de acuerdo con su tipo
permitiría búsquedas eficientes, con dirección y relación a la memoria, y harÍa po-
sible la recuperación directa de respuestas para preguntas como ésta: "¿Qué con-
cepto tiene una relación R con el concepto X.)" (por ejemplo, "¿Curíl es la
categoría supraordinada para canario?" ). La recuperación de respuestas para ta-
les preguntas en ocasiones es tan rápida que resulta diffcil creer que los individuos
examinen de algún modo largas listas de asociaciones en la memoria para tratar de
encontrar un elemento en una lista de nombres supraordinados, que también se
encuentre en la lista de asociados para su concepto de canario. La recuperación
directa, guiada por la relación, parece más consonante con la recuperación r,ípida.
212 Pr¡mera parte. Teorias asociacioñistas
Las críticas dirigidas a la tradición del aprendizaje verbal han señalado varios
errores. Primero, emplean los conceptos asociacionistas del almacenamiento de la
memoria para comprender sus resultados, pero generalmente no logra especificar
al ''monitor ejecutivo" que utiliza esa base de memoria para responder preguntas
o resolver problemas. Por ejemplo, los psicólogos del aprendizaje verbal han pro-
puesto la idea de que los sujetos corrigen su recuerdo en un experimento de lista
múltiple cuando tratan de recordar una üsta especÍfica; a medida que se recupera
cada reactivo, se le verifica con la lista objetivo en cuestión y se le suprime si pro-
viene de una equivocada. Pero en una teoía asociativa esticta, ¿qué eslo qu.e eje-
cuta esta fu¡ción de corrección? ¿Cómo representamos el programa o la rutina
que se ha instalado en la memoria de corto plazo para guiar esta estrategia de re-
cuerdo de ' 'generar posibiüdades y luego comprobar" ? ¿ Cómo se adquieren estos
programas? Normalmente, los psicólogos del aprendizaje verbal tradicional han
pasado por alto tales interrogantes. Las teorÍas de simulación por computadora,
como el modelo AC? de J. R. Anderson (1976), tratan explícitamente con estos
procesos que usa la memoria asociativa.
Otro reproche común es que los estudios dentro de la tradición del aprendizaje
verbal no tienen mucho que decir acerca del aprendizaje del lenguaje. Pero el
aprendizaje verbal, desarrollado durante la "era del condicionamiento" de la
psicología, siempre tuvo el propósito de estudiar el aprendizaje asociativo básico
en arreglos simplificados, y nunca trató de llevar las tareas reales de la escuela di-
rectamente al laboratorio. Muchas tareas escola¡es claramente poseen grandes
componentes de aprendizaje por repetición mecánica, y a ellas al parecer son apü-
cables los resultados de las analogías en el laboratorio, como cabía esperar (por
ejemplo, la interferencia entre biografías similares).
Una tercera objeción de los crÍticos es que la investigación del aprendizaje ver-
bal es "crasamente empírica", que genera un sinnúmero de datos detallados sin
revelar principios o teorÍas só[das y genera.les. A esa cítica el estudioso del
aprendizaje verbal respondería que la ciencia consiste ante todo en el anáüsis y la
descripción de cualquier fenómeno y de sus irmumerables facetas, y que las
"grandes teorÍas" son tan sólo "grandes ilusiones", a no ser que previamente
nos aseguremos una base empírica firme para la teorización. En este sentido, an-
tes de adelantar conjeturas acerca de la teoría, deberíamos tratar de explicar la
mayor parte de las variables que podrían inllui¡, de alguna manera, sobre algun
fenómeno experimental.
Los científicos dedicados al aprendizaje verbal propusieron e investigaron un
gran número de hipótesis teóricas, aunque éstas tienden a ser locales, ajustadas a
un dominio restringido, y tienen condiciones fronterizas igualmente ümitadas. Pe-
ro en términos de hipótesis cla¡as, vivas y en buen estado, pueden sostener las
Cap.6 Aprend¡zaie humano por asociación 215
suyas junto a las de quienes trabajan en las teoías del aprendizaje animal. A medi-
da que las teorías globales pierden su atractivo, y las hipótesis en miniatura se de-
sarrollan cada vez más para tareas especÍficas del aprendizaje, la posición ecléctica
del fu¡cionalismo ofrece un aliciente cada vez mayor a los psicólogos experimenta-
les contemporáneos.
LECTI]RAS COMPLEMENTARIAS
216
Cap.7. El cond ¡c ion am iento operante de Skinner 217
sus ideas un paso más allá en el análisis de las nociones d¿l libre albeúfo, d¿termi
nacihn intema y oa.llres socinles, y ha discutido la forma en que podríamos dispo-
ner las prácticas cdtu¡ales al diseñarlas de t¿l modo que se constn¡ya una so-
ciedad "mejor", de acuerdo con ciertos valores humanit¿¡ios. Por esta razón, y
gracias a sus populares libros WaWzn Dos y Más alhi' dz la libertad. y la disnilad,
es probable que sea más conocido por el gran púbüco que cualquier otro psicólogo
contemporáneo.
En un solo capítulo no es posible reseñar las numerosas contribuciones de Skin-
ner durante su larga carrera de más de 45 años de actividades cienffcas. Pondre-
mos el acento en la üsión histórica, para destacar su primer conjunto de concep-
tos y principios. Más adelante se verá brevemente el análisis skinneria¡o de diver-
sas habüdades complejas. En la obra inicial de Skinner, La conducta de los orga-
nismos (1938), aparecieron las ideas centrales que habría de apücar sólo con lige-
r¿s va¡iaciones a casos rnás complejos durante los siguientes cuarenta aios. La
primera parte de nuestra reseña se refiere fundamentalmente a esta obra, de gran
signifi cación histórica.
Se afirma que hay dos tipos de respuesta relacionados con los dos tipos de con-
dicionamiento, y que el condicionamiento de la conducta respondiente es del "tipo
8", porque el reforzamiento está correlacionado con los estímulos. El estímulo
condicionado (por ejemplo, un sonido) se presenta junto con el estímulo incondi-
cionado (por ejemplo, comida), y provoca así la respuesta (en este caso, la saliva-
ción). El evento reforzante que interesa a Skinner es la presentación del estírhulo
incondicionado, no la respuesta a é1. Skinner asignó el nombre de "tipo E" al
condicionamiento pavloüano o clásico, pero este término ha perdido actualidad.
EI "tipo R", por su pade, es el condicionamiento instrumental u operante, que
Skirner considera mucho más importante. La letra R se usa para dirigir la atención
a la relevancia del término de la resDuesta en la correlación con el reforzamiento.
Cap 7. El conclicionamiento operante de Skrnner 219
Discriminación de estímulos
,.111\
o o
Rojo
/,,\
= l,',1
(!
\J
(E
zo @verde o o
figura7.1.llustración de las llaves de estimulos para paloma usadas para trasladar el
control de una discriminación roja (*) en contraposición a una verde (-)hacia una
línea vertical (*)contra otra hor¡zontal (-). El procedimiento se hace gradualmente,
de modo oue el animal nunca cometa un error.
üva es muy superior. Los animales entrenados mediante el método sin errores ra-
ras veces responden al E-, mientras que los pájaros cuya rutina de entrenamiento
está salpicada de errores continúan mostrando indefinidamente arranques esporá-
dicos de respuestas a E-. Segundo, la observación revela que los pájaros propen-
sos al error muestñrn una gran cantidad de comportamiento emocional en E-
lo
cual sugiere que quizá sea un estímulo aversivo para ellos, en apariencia debido a la
frustración generada por la respuesta no reforzada. En comparación, los pájaros en-
trenados sin errores en el estudio de Terrace demostraban relativamente poco
comportamiento emocional en E-. Tercero, si al animal se le inyecta una droga
tranquilizante llamada cloropromazina, se "überan" grandes cantidades de respues-
tas a E- en las aves con propensión al error, pero no en las del entrenamiento sin
elTores. Cabe suponer que el tranquilizante disipa parte de la emoción que ha inhibi-
do las respuestas a E- en los animales entrenados con errores. Cuarto, los pájaros
entrenados sin errores no muestran wr efecto d¿ contraste confuictual (tasas más rá-
pidas a E+ porque éste se alterna con t-), mientras que las aves propensas al
eror sí lo muestran; sin embargo, si a un pájaro entrenado sin error se le induce a
que comience a cometer errores en E- (es decir, mediante la abrupta transferencia
de colores a líneas que hemos mencionado), entonces cotntenza a mostrar contraste
al incrementar su tasa de respuesta a E+. Quinto, un gradiente de generalización
del estímulo obtenido después del entrenamiento de discriminación muestra una
" d¿stiacün d¿ fico'' en los pájaros propensos aI error, pero no en aquellos sin erro-
res. La desüación de pico se refiere al hecho de que la tasa máxima de respuesta no
se produce en E + sino en un valor desplazado desde E + , en una dirección que se
aleja de E-. En la figura 7.2 se muestra este efecto en el experimento de Terrace
(1964). El continuo de estú.nulo es la longitud de onda de la luz (que corresponde a
los cambios de color para el ojo humano) medida en miümicrones. El E+ estaba en
580 y el E- en 540 milimicrones. Obsérvese que la tasa pico de respuesta durante
la prueba de generalización es de 580 (el E+) paralos pájaros entrenados sin erro-
res, pero cambia a 590 para aquellos entrenados con propensión al error.
¿Qué significa todo esto? ¿Cuá es la mejor interpretación? Una expücación sería
la siguiente: la discriminación sin errores es posible usando el principio del cambio
de asociación, de Thorndike, que en este caso es el mismo que el del condiciona-
224
E+ \ I
300 t
o
(ú
q
o
0
o
zoo
ñ
F
100
Rilling y sus colegas descubrieron que los pájaros entrenados sin errores
mostraban uu aversión significativa al E-, en el sentido de que trabajarían para
suspenderlo y reemplazarlo por una clave oscura entre los ensayos. Las aves
entrenadas sin errores también ataca¡ían a un "pájaro víctima" encerrado en la
crámara de condicionamiento oper¿nte du¡ante el E-, más que coÍro lo hrían du-
rante un esfmulo neutral antés del condicionamiento. Si al ataque se le considera
como un signo de emoción ("colera"), entonces las palomas sin errores son un
tanto emocionales durante E-,frustr¿das posiblemente solo por la ausencia del
E+ en un contexto donde este E+ ocurre repetidas veces. Asimismo, los inves-
tigadores frecuentemente han descubierto contraste conductual cuando el E- era
un oscurecimiento tot¿I de la cármra. donde no oct[Tian respuestas al E-
AsÍ se
ha puesto en duda la singulariclad cle los efectos debidos a los procedimientos sin
errores, de Terrace.
Ya sea que el entrenamiento por discriminación sin errores produzca o no cam-
bios cualit¿tivos en los fenómenos, la significación práctica del procedimiento aún
se sostiene. Demuestra que el procedimiento convencional de extinción puede
eludirse al establecer una discriminación, y que la ejecución así obtenida es mejor
que las que suelen realiza¡se. El procedimiento de Tenace pla¡tea un punto de
vista que se refiere al ca¡ácter óptimo, y formula preguntas acerca de una mejor
disoosición de las condiciones del entrenamiento, que permita al sujeto formar al-
gín criterio de buena ejecución. Aquí las posibles metas serían diseñar secuencias
áe entrenamiento para perfeccionar la habilidad de la ejecución lograda, la veloci-
dad al introducir un cambio determinado en Ia ejecución, la producción de un cam-
bio deseado con un mÍnimo de errores, o un mínimo de frustración, de dificdtad'
etcétera. Tal investigación arroja resultados de importancia para los educadores,
los psicoterapeutas y otros especialistas interesados por la ingenieía conductual
práctica.
226
Cadenas de respuestas
Skinner (1938, 1953) sostiene que muchos actos son, de hecho, una secuencja
de movimientos en los que cada segmento proDorciona estímulos de retroalimen-
tación (externos e internos), que se urelven discriminativos para el siguiente segmen-
to de la respuesta. Así, el acto puede concebirse como una cadena de pequeñas uni-
dades ED--R. Incluso la respuesta simple de presionar una pa.lanca puede consi-
derarse una cadena. En su discusión del encadenamiento, Keller y Schoenfeld
(1950, págs. 197-208) citan como ejemplos ilustrativos los seis vínculos que apa-
recen en el cuadro 7.1. En esta cadena cada respuesta produce el estímr:lo discri-
minativo para la siguiente. Pa¡a fines analíticos, la cadena puede ser más o menos
elaborada.
¿Opera la cadena como una unidad? La rata bien condicionada pasa las transicio-
nes de modo tan uniforme que parece estar dando una sola respuesta, y no seis.
Pero la independencia de las unidades puede comprobarse experimentaimente.
227
PROGRAMAS DE REFORZAMIENTO
IPa¡a otras interpretaciones del aprendizaje animal, consliltense a Breland y Breland (1951) y a Skin-
ner (1951). Es dudoso que la mejor ma¡era de construi¡ una cadena de respuesta dBC consista
siemple en proceder desde el reforzamiento hacla atrás, agregando nuevos elemeÍtos al extremo fron-
t¿l como al entre¡a¡ C, después 8C, y fi¡almente,48C, En muchas circunstancias es igualfiente apro-
piado const¡uir una caden¡ hacia adela¡te, insert¿ndo un elemento nuevo entre la penútina respuesta
y el reforzamiento, como en la secuencia de entrenamiento á, entonces.4J, entonces ,4,8C pa¡a obte-
rEr reforzamiento.
229
o
(ú
(ú
l
=
o
o
o lntervalo variable
o
o
o
o
É.
Figura 7.3. Ejemplo de registros de
respuesta acumulada en cuatro pro-
{' -^'^ gramas estándar de reforzamiento.
La marca hacia abajo indica la en-
Tiempo (minutos) Tiempo (minutos) trega de un reforzador.
gue entonces una aceleración gradual hasta una tasa elevada de respuesta próxima
á momento en que un reforzamiento se vuelve disponible. El festón del.IF se de-
sarrolla de forma gradual con una exposición continuada a un IF dado, y consütuye
una clara indicación de la discriminación del tiempo. Es decir, en unlF, unreforza-
miento no está disponible inmediatamente después de otro, pero a medida que
transcurre el tiempo "subjetivo" desde el reforzamiento previo, la respuesta del
animal tendrá cadavez más probabiüdades de ser reforzada. Con el entrenamiento
continuo, la discriminación temporal se hace más definida, sin embargo, hay limita-
\\- ciones bastante claras de la exactitud con la que puede estimarse un intervalo tem-
poral. Estos festones se eliminan mediante los programas d.e intensalo aariable
(114, que se ilustran en el cuadro inferior izquierdo de la figura 7.3, en los cuales se
utiliza aleatoriamente un rango de intervalos, desde uno muy breve hasta uno muy
largo, en un orden variable. En el lllla ejecución promedio depende principalmen-
te del intervalo promedio aritmético, que vafía en proporción inversa. La pausa
posreforzamiento tiende a eliminarse en el IV, en especial si se incluyen interva-
los muy cortos en el conjunto. Con tales programas, la ejecución promedio es no-
tablemente estable y uniforme.
En la figura 7.4 se presenta una gráfica de tal estabiüdad. Debido a la estabilidad
y a la posibiüdad de reproducción de la ejecución.I7, ésta suele usarse como una
línea base para la evaluación de los efectos conductuales de diversas variables que
pueden introducirse en la situación (nivel de impulso, castigo, drogas, etc.). Las
respuestas entrenadas en programas .IIl también muestran una resistencia poco
usual a la extinción; por ejemplo, no es extraño observar que las palomas respon-
den más de 10 000 veces durante la extinción, a continuación del entrenamiento.
En términos generales, la resistencia a la extinción depende de los intervalos me-
dio y miíximo.
La ot¡aclase importante de programa de reforzamiento es la de razónfija (RD:
en él el reforzamiento se proporciona después de un número predeterminado de
respuestas, a continuación del reforzamiento precedente. El número predetermi-
nado de respuestas está en el rango de 10 a 200, aunque pueden lograrse razones
tan elevadas como 1 000 o más con las respuestas que requieren relativamente de
poco esfuerzo. Por Io general, a un animal no se le coloca directamente en un
230
o
(ú
a
$
o
soo
o
E
0
Una hora
Íigwa 7.4. Respuestas bajo reforzamiento de intervalo variable. Las curvas corres-
ponden a las respuestas de picoteo de una paloma reforzada a intervalos que va-
riaban de10 segundos a 21 minutos, pero que en promedio eran de 5 minutos. Cada
una de las líneas inclinadas representa 1 0OO respuestas, la pluma marcadora regresa al
cero después de cada mil respuestas. El registro total contiene unas 20000 respuestas
producidas aproximadamente en 3 horas, con un promedio de12 retorzamientos por
hora. Cada rayita horizontal representa un reforzamiento (tomada de Skinner, 1950J.
programa de raz6n alta, sino que avanza poco a poco desde los requisitos de nzón
más baja, para impedir la extinción temprana.
Las respuestas en los programas de razón tienden a ser muy rápidos (en el len-
guaje de laboratorio se denominan "trenes"), ya que cuanto más rápido conteste
el animal, con mayor prontitud consigue la recompensa (o más elevada será su ta-
sa de reforzamiento por unidad de tiempo). Obsérvese la ilustración en el cuadro
superior derecho de la figura 7.3. Al igual que en el festón de IF, la respuesta
dentro de un segmento.RFtiende a tener dos valores: una larga pausa posrefor-
zamiento, seguida de un cambio abrupto a una tasa de respuesta muy alta, que se
\w
mantiene hasta que el requisito de nzón se satisface y se obtiene el reforzamien-
to. La pausa posreforzamiento es más prolongada, con razones más grandes, y la
afectan muchas variables (emoción, nivel de impulso, drogas, etc.), mientras que
la tasa de respuesta terminal parece relativamente fija e insensible a tales va-
riables. Skinner compara la pausa postreforzamiento con la "abulia", la incapaci-
dad de gastar esfuerzo. Una analogía sería la del estudiante que termina una com-
posición de examen trimestral, talvez en un "tren" de velocidad a medida que se
acerca la fecha de entrega, y le resulta dificil comenzar atrabajar en una nueva ta-
rea. En la ejecución de raz6n fija, la retroalimentación producida por la respuesta,
y que se acumula mediante el cómputo de la respuesta actual, se convierte en un
predictor discriminativo de reforzamiento para el organismo. Varios experimentos
(por ejemplo, Mechner, 1958) nos demuestran que los animales pueden usar su
cómputo de respuestas en la palanca A como estÍmulo discriminativo para cambiar y
presionar la palanca B, afrn de conseguir un reforzador que se hace disponible me-
diante la terminación del cómputo enA.
Como sucede con el intervalo fijo, la pausa posreforzamiento en RF se elimina
al adoptar un programa de razón oariable, en el cual larazónvaría aleatoriamente
de pequeña a grande. Como la probabiüdad de reforzamiento para cualquier res-
puesta es aproimadamente constante con independencia del cómputo, resulta
una tasa uniforme de respuesta. Obsérvese la ejecución esquematizada en el
cuadro inferior derecho de la figura 7.3. La tasa es generalmente alta debido a que
los "trenes" rápidos de respuestas üenden a "encontrar" elreforzarniento más
Cap / E¡ cond jcionamiento operante de Skinner 231
rápido, y por eso se refuerzan de modo preferencial. por ejemplo, en ta.les progra_
Ías.una palona puede responder con tanta rapidez comó cinco picoteos por se-
gundo, y mntener esta tasa durante horas.
Las posibles variaciones en los prograrnas de reforzamiento son casiiümitadas.
La recompensa puede programarse de acuerdo con el paso del üempo, el número
de respuestas o alguna combirnción de ambos; los programas pueden disponerse
en secuencias con indicios asociados o sin ellos, etcétera. En st obra Schcdules of
leinfolcement (1957), Ferster y Skinner investigaron los efectos a lrgo plazo de
aproximadamente veinte de esos programas. Es difcil resumi¡ el formidable
catiá.logo de datos sistemáticos que los citados investigadores reunieron, aunque la
ejecución asintótica que genera.lmente mantiene un programa dado se comprende
con facüdad en términos de los conceptos famiüa¡es de discriminación del
estímulo y del reforzamiento que fortalece a la ,¿s¿ momentánea específica de res-
puesta.(o tiempo interrespuesta) que prevalecía en el momento de entregar el re-
IOrzamlento.
Para ilustrar algunos casos de las ejecuciones inducidas por el programa, consi-
dérense dos prograras. RDB (reforzamiento diferencial de tasas bajas de res-
puesta) y un programa "tiándem", donde a un requerimiento de intervalo fjo sigue
un requerimiento de raz ón fija pa¡a el reforzamiento (tándem IF-RD. Primero, en
un programa RDB, por ejemplo de 10 segundos, una respuesta se reforzará sólo
si han transcurrido al menos 10 segundos desde la riltima respuesta. Sila respues-
ta se produce dernsiado pronto, el cronómetro se pone nuevamente en marcha y de-
be mediar otra espera de por lo menos 10 segundos antes de que una respuesta se re-
compense. Los programas RDB generan condut¿ a tienbo; el animal usualmente
aprende a pasar por una variedad de rituales, que dan lugar a una respuesta alre-
dedor del tiempo criterio. El anáüsis de la ejecución RDB, así como de otras eje-
cuciones programadas (Morse, 1966; Shimp, 1969) trata al tiempo entre respues-
tas sucesivas (tiempo entre respuestas o ?ER) como unidad de anáüsis, como lo
hace Logan (1960) en su teoría micromolar. Es decir, se su¡nne que la mayorÍa de
los programas imponen un contrato o "función de términos". que relaciona las di-
ferentes probabilidades de reforzamiento para los distintos ?ER. En un programa
RDB de 10 segundos, todos los ?ER menores de 10 segundos tienen una proba-
bilidad cero de ser reforzados, en tanto que los ?E-R mayores de 10 segundos po-
seen una probabiüdad de uno. Esta probabiüdad de reforzamiento, junto con otros
fictores, afecta la "fuerza" de cada ?ER, y supuestamente el anima.l escoge (a
continuación de cada respuesta) qué ?ER será el próximo que emitirá. Sin entrar
en más deta.lles, tales teorías esperan que los animales ajusten su selección del
TER al prograrna RDB, ya que solamente se reforza¡án los TER que exceden al
tiempo criterio .
Consideremos ahora la ejecución en un programa tándem IF-I?F. Supóngase
que el componente IF inicial es largo, por ejemplo de 6 minutos, después de lo
cual la primera respuesta termirn el componente 1F y, sin ningrin cambio de
estÍmulo externo, comienza una razón fija; por ejemplo, una pequeña de 5 res-
puestas, a cuya terminación se produce el reforzamiento, y el programa lrrelve al
componente grande 1F. Ahora bien, en un progranu simple /F 6 , una paloma
hambrienta podrÍa promediar 100 respuestas por interva.lo de 6 minutos (se esco-
ge una cifra hipotética para ejempliñcar). Pero cuando el pequeio Ra 5 se agrega
como un requerimiento al ñnal, como lo hace el t¡índem IF 6' RF 5, la tasa de res-
232 Primera parte. Teorias asociacionistas
Duesta no sube tan sólo a 105 por intervalo de 6 minutos, sino que se ncrementa,
casi tres veces, hasta aproximadamente 300 respuestas por intervalo de 6 minu-
tos. ¿Cómo podemos entender un efecto tan grande sobre la conducta de Io que
pareie ser un cambio triüal en los requisitos para el reforzamiento? De nueva
cuenta, debemos prestar suma atención a las diferencias entre el 1F 6' y los
programas tándem IF 6' RF 5 en términos de la tasa momentá¡ea de respuesta
que tiene probabilidades de prevalecer en el momento del reforzamiento. Un
programa 1F simple refuerza diferencialmente los ?ER largos, ya que cuanto más
esperamos después de su respuesta previa, más probabilidades habrá de que el in-
tervalo se interrumpa. El pequeño requerimiento de razón fijado de forma insegu-
ra en el final de los intervalos fijos altera las cosas: ahora el reforzamiento es más
probable cuando ocurre un "tren" o una corrida de respuestas rápidas, ya que és-
tas cumplirán con el requerimiento riF 5. El resultado es que los "trenes" de 3 a
8 respuestas se fortalecen como una unidad. Así, en la porción IF6' del programa
l'ándem, el pájaro todavía muestra un festón 1F ("a tiempo"), a excepción de que
ahora, cuando responde lo hace en "trenes" de picotazos. El resultado es, enton-
ces, un gran aumento en la tasa global de respuesta cuando se cuenta de acuerdo
con los picotazos individuales.
Éstos son algunos ejemplos de ejecuciones inducidas por el programa y se les
ptede ara)tzar ruonablemente en términos de reforzamiento de diferentes ?ER.
Así como podemos observar la ejecución de una sola operante mantenida por un
programa dado, también es posible examina¡ la ekcción lreferencial entre dos
prograrnas, cada uno de ellos correlacionado con una llave distinta de respuesta.
Mediante el uso de constructos de la fuerza de respuesta parecidos a los de Hull,
Herrnstein (1970) ha demostrado la manera en que la elección de porcentaje entre
dos programas concurrentes de intervalo variable (cada uno asociado con dos lla-
ves diferentes) termina por igualar las tasas relativas de reforzamiento para el pi-
coteo en las dos llaves.
Vale la pena anotar que la confiabilidad y la regularidad de la ejecución en los
programas de largo plazo es sorprendente. La ejecución también es sumamente
repetible; es decir, podemos cambiar temporalmente al animal a otros programas,
pero cuando se Ie vuelve a colocar en el original, a la postre obtiene casi la misma
ejecución estable ("asintótica'') que antes tenía. Debido a la ' 'recuperabiüdad"
de la ejecución estable inducida por un programa dado, el procedimiento expe-
rimental que favorecen los shnnerianos consiste en hacer pasar a cada uno de
varios animales por todas las condiciones experimentales repetidas veces, en secl¡en-
cia de bloques (Sidman, 1960). De este modo, por ejemplo, se podría diagramar
una función completa para cada sujeto, donde se relacionará la variable indepen-
diente (es decir, el tamaño del requerimiento de razón fija) con una variable de-
pendiente (la pausa promedio posreforzamiento en estado estable). El procedimiento
es muy recomendable cuando tratamos más con estados estables que con fenóme-
nos de adquisición (' 'transitorios"). Sidman (1960) proporciona los argumentos
más conüncentes para aplicar esta estrategia de investigación en todos los estu-
dios conductuales, y no sólo en los relacionados con programas.
Otra técnica conductual muy difundida es lo que Ferster y Skinner (1957) deno-
mima\ Programas múltifles. N orgmismo se le puede entrenar concurrentemente
e responder de la manera apropiada a diversos progranus distintos, cada uno de
los cuales ocurra muchas veces durante una sesión exnerimental en altemación
Cap 7 E¡ cond ic ionam iento operante de Skinner 233
Reforzamiento condicionado
Impulso
Un impulso no es un estí'nulo.
Un impulso no es un estado fisiológico.
Un impulso no es un estado psíquico.
Un impdso no es un simple estado de fuerza.
Con estas negativas aclara que no acepta a los estÍmulos de las contracciones
estomacales como prototipo de los impu.lsos y tampoco a las necesidades fisiológi-
cas, a los placeres o dolores, deseos o apetencias. Para los propósitos del estudio
236 Primera parte. Teor¡as asociacionistas
Emoción
Así como los impulsos se clasifican impropiamente como esfmr¡los, Skinner afr-
ma que a menudo las emociones se consideran de modo erróneo como respues-
tas. Llorar al recibir un golpe en la espinilla o por haber perdido en algun juego
suele estimarse como una respuesta emocional, pero no se dice lo mismo de llorar
por tener una basurilla en el ojo. Se rechaza esta forma de tratar la emoción y se
prefiere considerarla como una relación entre una situación y una respuesta, lo
cual coincide en muchos sentidos con elimoulso.
Un ejemplo de esta visión de la emoción se encuentra en el estudio de la szpi"e-
sión condítionada o Ia resluesta emocional condicionada (RE Q , un fenómeno que
Estes y Skinner (1941) demostraron por primera vez. Se sabe que una descarga
eléctrica dolorosa provoca una supresión o cesación de las conductas apetitivas
como comer o beber o de las respuestas instrumentales reforzadas por tales con-
secuencias. Estes y Skinner descubrieron que un esfmulo anteriormente neutral
que se parea repetidas veces con la descarga, puede entonces ejercer este mismo
efecto de supresión sobre cualquier conducta apetitiva en marcha. En un experi-
mento típico se usa una rata hambrienta entrenada para presionar una palanca y
obtener reforzamiento alimenticio en un programa de intervalo variable que gene-
ra una tasa muy estable de respuesta. Entonces se proporciona una serie de ensa-
yos de condicionamiento pavloviano, durante los cuales se oye un sonido durante 5
minutos, que termina con la descarga eléctrica. Más tarde, después de que el ani-
mal ha regresado a una presión estable de palanca en el pro grama N, el sonido se
oye, por ejemplo, durante periodos de 5 minutos, en los cuales el animal a menudo
se "congela", reduce su tasa de opresión, se agazapa y muestra signos de una
respuesta emocional condicionada. Objetivamente, el sonido ha suprimido la opre-
sión de palanca. Una vez que el evento de sonido-descarga ha concluido, la rata
reanuda muy pronto la opresión de la palanca. Estos periodos de tono y de no-tono
pueden alternarse repetidas veces durante la sesión experimental. A la postre el
Cap. 7. El condicionamiento operante de Skinner 237
animal oprime la palanca a una tasa más alta que cuando el sonido no se.oye, rela-
y
informa gene-
tivamenie poco iuando el sonido sí se oye. El grado de sI'Presión se
raimente en términos de una ''supresión", como la disminución en la tasa de res-
puesta causada por el tono, diüdida por la tasa de línea base.del no-sonido' Este
?ndice varía desáe 0 hasta 1, a medida que la supresión controlada por el sonido de
la tasa de respuesta va¡ía desde nada hasta la supresión total.- . ..
La mayoría de los psicólogos interpretan el resultado como debido a la compe-
teÁa miüoadonat h ásiedud tondicionada y los motivos de apetito (Estes ,
1969ü; Stein, 1964)."ntr.
Además, el condicionamiento de la ansiedad por el parea-
miento de sonido-descarga se concibe como un paradigma pavloviano o de condi-
cionamiento chsico. Porionsiguiente, la razón de supresión proporciona üna téc-
niiu upropiuda patu el estudio del condicionamiento clásico, y se ha usado mucho
*n fin (Kamin, 1965; 1969¿; Rescorla, 1969á). De hecho, para muchos pro-
"i" la razón de supresión puede considerarse como si se tratara de "gotas de
positos,
ialiva" en el condicionamiento de la salivación.
y
La supresión contlicionada constituye sólo un ejemplo de la ''emoción", no es
n"a"a-ttio u.t tar que hay varios otios. Una reacción emocional muy estudiada
i-t Ulriciv Azrin, 1962) esla agresihn reflexiua, olas peleas de animales
p'Ñol'uáá. po. ¿ólor causado por una tlescarg eléctrica o un golpe.fisico (Azrin
"i"rnoto,
ii at., lg65i , o "tincluso por la frustración resultante del no reforzamiento parecerde una
respuesta que antes recibía reforzamiento positivo (Azrin ¿t al' ' 79.66) ' Al
ésta es una respuesta muy extendida, que se encuentra en muchas especies; Ia
agresión no está dirigida diicriminativamente, sino que apunta a cualquier objetivo
aiequible, incluyendo a ' 'inocentes espectadores" '
Castigo
Se hará u¡a breve si'rtesis de algunas de las circunstancias que se ha descubierto elevan
al miáximo su efectiüdad; 1. El esti'nulo de castigo deberá disponerse de tal modo que no
sea posible ningrÍn escape no aútoilzado , 2 . El estí,nu.lo de castieo habrá de ser tan intenso
como sea posible, 3. l¿ freclencia del castigo tiene que ser tanilevada como sea factible,
4. El estÍmulo de castigo deberá suministrarse inmediatamente después de la ¡espues-
ta, 5. El estímulo de castigo no se incrementará gradualmente, sino que se int¡oducirá
a su intensidad máxima, 6. Deben eütarse los periodos largos de caitigo, en especial
en lo que se refiere a las intensidades bajas de castigo, ya que el efecto de recuperacidn
puede ocurrfu por allí. Cuando se usen intensidades suaves de castieo. es meior em-
plearlas s<ilo durante un breve lapso, 7. Debe ¡enerse mucho cüdadó de verifcar oue
el suministro del estímulo de castigo no esté asociado diferencialmente con la entrega áel
reforzamiento. De otro modo, el estí'rulo de castigo puede adquirir propiedades iefor_
zantes condicionadas, 8. La entrega del estÍmulo de castigo debé converti¡se en u¡n se_
ñal o estímulo discriminativo de que un periodo de exti¡ción está en marcha, g. El grado
de motivación para emitir la respuesta castigada debe disminuirse, 10. La frecuencia del
refo¡zamiento positivo fnra la respuesta castigada se reducirá de modo similar, 11. De_
berá estar disponible una respuesta altemativa, y produciná el mismo reforzamiento o
uno mayor que la respuesta castigada. Por ejemplo, cabe esperar que el castigo del com-
portamiento delictivo sea más efectivo si la conducta no delictiva que da lugar a las mis-
mas ventajas, está disponible, 12. Si no hay ninguna respuesta altemativa disponible, el
sujeto debe tener acceso a una situación diferente en la cual obtenga el mismo reforza_
miento sin ser castigado, 13. Si no es posible suminist¡a¡ el estímrlo mismo de castigo
después de una respuesta, todavía existe un método efectivo de castiso. Un estímulo
condicionado puede esta¡ asociado con el estímulo aversivo, y aquél puedó proporcionarse
a contmuación de uf¡a respuesta a fin de logra¡ el castigo condicionado, 14. Una reducción
del reforzamiento positivo puede utilizarse como castigo cuando por ¡azones prácticas,
legales o morales, no es posible usar el castigo físico. En tales situaciones, e¡ casügo
por eliminación d€l reforzamiento positivo puede lograrse al disponer un periodo áe
trecuencta ¡educ¡da de reforzamiento (tiempo fuera), o al arreglar u¡¡,a disminución del ¡e_
forzamiento condicionado (costo de respuesta). Ambos métoáos requieren que el sujeto
tenga un nivel elevado de reforzamiento pan comenzar; de otra foÍrn, ningúna elimina-
ción del reforzamiento es posible. Siha de emplearse el castigo no fsico, es conveniente
proporcionar al sujeto una historia sustancial de reforzamiento, a ún de darle Ia oportuni-
dad para la reti¡ada del reforzamiento como castigo por las respuestas indóseables
(l96f,, págs. 426-42n.
TÉCNICA DE LABoRAT0RI0
,rlteño de rertertlói
Consiste en evaluar urn condición de aprendizaje o reforzamiento al aplicarla du-
rante un tiempo para observar cómo cambia la conducta contingente por encima
de la tasa de línea base, y eüminar entonces la condición de reforzamiento para ver
si la conducta retonn ("se revierte") a la lÍnea base. El método se esquematiza
en la parte superior de la figura 7.5, con el ejemplo de un niño problema en la es-
cuela primaria, que raras veces hace los ejercicios de matemáticas en su cuaderno
cuando se le ordena. Durante el registro inicial de lÍnea base, el niño termina al-
rededor de dos problemas breves de adición en una sesión de matemáücas de 30
minutos. Así, se instituye un sistema de puntos, en el cual el niño recibe un punto
por cada problema resuelto, y la oportunidad de convertir esos puntos en recom-
pensas tangibles equivalentes (por ejemplo, caramelos) al ñnal de cada lección. El
programa de recompensa incrementa la tasa de solución de problemas durante va-
rios días. Entonces, en la fase de reversión se eliminan el sistema de puntos y los
reforzadores de apoyo, y no se sustituyen por ningin otro reforzador para cada
problema de matemáticas. Esto da lugar a una rápida disminución en el número de
problemas solucionados por dÍa, para regresar casi a la línea base original.
240
€3
gñ
Eq
oo
Figura 7.5. El cuadro superior des- iE
cribe las tres fases de un diseño
de reversión, donde un sistema de
reforzamiento incrementa la tasa
de resolución de problemas de 'iempo en el pupitre
matemát¡cas de un niño. El cua- o
dro inferior, en conlunción con el =
superior, ilustra la línea base múl-
tiple, con las dos diferentes res-
puestas reforzadas en distintos
puntos del experimento. Días (sesiones de matemáticas)
observa lo que sucede cuando el reforzamiento social (atención y elogio por parte
del maestro) se hace contingente para que el niño se siente en su pupitre traba-
y
je. El permiecer sentado duranté más tiempo, indica gue el reforzador social es
Ld.", prt" .onducta' Los rliseños de linea base múltiple como éste pueden uti-
tantas conductas como el experimentador desee registrar y rastrear'
üzarse con "."
de un di-
Si la conducta a cambiar es incleseable, entonces resulta ventajoso el uso
permite inferencias caus?les (acerca de
."io á" f¡o"u U.t" *rimple, ya que hacer
to. éi".to. ¿"t t.ut mierito), inctúso iin la reversión del cambio conductual'
P¡ogro,t'f4't n úatlplct
las circunstancns erlque
Comá hemos dicho, un programa mútiple se refiere a
distiítos dentro'de una sesión experiment¿l, cada uno de
o"u-"n uurio" los
con una diversa condición de reforzamiento' Por ejemplo'
u.oAnJ" "ar.uros
"llo. la llave en
t.át"-t". G ."io.zamiento diferentes podrían estar ügentes cuando
o ver-
í"á"."ü?" pár".á. * ilumi* en o.d"n heatorio con luces rojas'- amarillas
ü, &; dttp";"nte durante 5 minutos' Comopermite el animal responde.a caü conpo-
qug eJ eleeriryntadgl
nente de acuerdo con su progranu, el arreglo
para sujeto AsÍ'
lf:
una seslon
a"-"* ft.rnaián paramétrica óompleta cada -durante
ii.riütJii J ."'¡a áp"' d" tt"ar*t tus¿ de estado estable de
)"".p"..ü. irn"iñ.i."nitáot
!Ámdo como una.función de, por ejemplo' la tasa de reforzamien-
general'
ese estÍmulo, o au t"a" r",uat" u la tasa áe reiorzámiento -promedio
to en^*t
una función conductual
ñ.i i"rá éujeto en un. ."tién puede obtenerse
completa.""
Debicloasufrecuenteinterésenlaapücacióndelosprincipiosdelaprendizajea
f"" meiu. p.e.úcus en las situaciones áe .ampo, Ios psicólogos. skirurerianos han
para h óbservación v el registro de
L"#;üi;;;;"frúteiánju"to ¿" t¿.¡caspsicólogos
.á"l"at^ a"¡f".áticas por modi6car' Los a menudo tratan con mños
de ajuste en situa¡iones laborales, interacciones fami-
;ffii;;;;;;tlñ='
i."i .a"*. i" .lases, guaráerías infantiles, o en las salas de los hospitales para
un método
Esioi profesionales tienen la necesidad de crear
"ir".i"o.-Á"ná"..
p"- ."¿it discretamente ú tasa de ocurrencia de cierta conducta relevante en
para modificar esa conducta hacia me-
esa sifuación y dlsenar entonces un programa
Estos procedimientos
;; ;; d;;áil*-sin desoreanzar totahnente el ambiente'g, en ocasión de examina¡ las
áe ev¡uacion ¿e ta conducta se verán en el capíhrlo
I*.""i""". a" r"" ideas de la modifcación de la conducta. Sin lugar a dudas, ésta
;;;;i;;;;b'ñnes rnís concretas v valiosas de Ski¡mer v sus seguidores
":
a la psicología aPücada.
y
T: X'ly gst?pJes susceptibles de reproducción.
camDEr.repetdas veces múltiples condiciones
Asimismo, al sujeto se le puede
de reforzamiento y usualnente recupe_
n los mismos nivelesde ejecución al retornar a la misma con¿iJon de reforzamiento.
La regurandad y estab rdad de la conducta de estado estable
de los organismos in-
dividuales atestigua el perfeccionamiento ae ns controies expÁñentales,
la
constancta de la motivación y el poder de control de las
contingeitcias de relorza_
rruenro. ror supuesto, esos datos regulares tan enüdiables
se recaban en esrado
estable,.por lo común después de que el animal ha tenido muctlas
troras (o rn es ¿e
ensayos) de entrenami€nto para ajusta¡se a cada condición
áe ieiárzamiento. por
el contrarro otros psicólogos se interes an en el aprendizaje,
en el pi<r".so que ge-
nera un cambio o transición desde una tasa de rbspuestá
ini.iJá'un" t"._na, y
esta transición frecuentemente oculre con rapidiz. AdeÁái
exactame¡te repetible, ya que lostíbitos del animal se !üa nun..
."u
transferijn para alrudarlo
en caso de que se le
_haga aprender la misma tarea. Sin ,u"¡ua
cuestrones prácticas el interés puede centrarse en la "rn¡_go,'par"
manera en q-ue un tratamien_
to afecta la ejecución asintótici(o moti"r.ió"t, ;i;;;CIr¡"'üi'^¡to"o, rnoti_
vo-por el cual se usan mucho los métodos ^
de operante iibre.
Una
-ap-licación
mal. Mediante
que interesa al psicólogo*é-ir""tA U ¿e la psicofsica ani_
métodos operantis ".
p-o.iUó proáulL .i,.uuJiJJ"nst¡,ti¿a¿
ui_
sual para las palomas, que muestran ""
et i"^" ¿,ii¿rpt".iá", iu JJ.ü¿"o.on,o¿u
la precisión de la expirimentact¿n .o" .u¡"ár-lirn.rá. áiii#áo" tsloug¡,
lTl). P.ue¿e investigarse una serie
urcluyendo
¿" r"i0.""". p"i."oirJ".'.'"" _i."1"",
las ilusiones üsuales, los efecto. A"l nluU h"
ujrpüoon, i..on.tan.i,
del tamaño, etc. (Bloush. 1966).
.uy-ditundida es.en el campo de las pruebas con
,""O.,::1ü:i:ill
.rp*stz que se registran-en la situación eitián¿ar¿e
drogas. Como
11.^t::T,*
ro operante son muy sensibles a la influe¡cia de tales sustancias,
conOcionamien_
son útiles para calibrar exoerimenros en farmacol"g.;.
ásios metoOos
parte.deias drogas y medicamento" nu"vo. que'ffir'oil Á.;;;;;j;;o, h mayor
i".i¡i.ji r,-.i¿"y.
:TT9?: T:g-te extensivas
-pruebr.
.o'rnil;-". is;;"';h;;;üen h¡eas de
mnotcrona¡mento operante), a fin de verificar
efectoJ secundarios rndeseables
sobre la conducta. Las técnicas del controt con¿uctuJ
tamUi¿i poprtur".
::9,"-i?: q"i"ólgc"1fsi9ló.sicos, y por medio de
zamrento o moüvación de la estimulación
eua;á;;ñ;ü"s "ü'iiuy de refor_
elé..trica o qui_i.u d"iüi"¡.o, fr. rltu_
raclone-s_ conductua.les (por ejemplo,
comer en exceso) causados por lesiones neu_
rolo.Bl?s (como lesiones hipotalámicas),
etcétera.
que comprueban teorías que se apartzn
,^",11.1?.-.J9n*.os
oe ras de slormer reconocen la gran aplicabiljdad
considerablemente
a" U. t¿cni."" uso"*das con el
c^ontrot det estmuto y.tas conringincias'd"
*f";;il;;i;. ;;igianffie oet trata_
Jo actua.r en.er aprendizaje y Ia motivación animat aptica ta
votumen editado por..Honig (1966) muestra las
t?iñ.]'Jü-"¡r*. un
do en et esrudio de diversos temas psicoJógicos ""ñ;;;;;;ti;;";;". del méro_
I nsioiogicoi-f;"iiilecirse que
entre los estudiosos estadounidenses ¿el .ómpoíumienñ
ner ha desplazado al laberinto.
_i'*il*"1a a" Sn"
Instrucción programada
En-1954 Skinner se enfrascó en una.serie de investigaciones
e invenciones di-
señadas para aumenta¡ la eficiencia de la enseñarza
dela arti.¿¡"u, ü f".t .u, lu
CaD T El cond ¡c ionam iento operante de Skinner 243
ortosrafiavotrostemasescolares,medianteelusodeundispositivomecánico
;;;ñ..r" .1";;;"iai muctro mejor que el maestro usual' mientras
-que
una
le dejaba
pnmera
á éste las tareas en las que podía desempeñarse con mayor ehcaoa'
para enseñarza de
i";; d"l di.pá.itiuo p.Ésetitaba numerósas combinaciones
una
la
especie de máqurna
i. El'niño marcaba su respuesta en el teclado de
de"Á.iá".
se seña-
sumar; si la respuesta era correcta, el reforzamiento correspondie¡te
siguiente' Esto es fun-
fri, -i áf hecho de que la máquirn pasaba al problema
;;;i;;;i;l;.i.'no qu" .uc"d" cuando a conúnuación de la respuesta delestu-
A-1", p.of"*o. f ü0. Skinner ya había señalado que ninSún
"")ii" "on*,onn
.u"súo pued" ser un reforzador tan discriminativo y de tan nápida respuesta co-
"i ^
ü .íq"¡"t, pues no le es posible estar con todos los niños de la clase a la vez'
".
estimr:lando sus respuestas apropiadas y corrigiendo-las erróneas.' Además'
pro-
y la tasa
¡áúf"t""t" el maesLo no esié óapacitádo parl establecer el orden los estu- de
adecuada de los probiemas, como se han determinado en
"i".""u.i0"
dios empÍricos del material de estudio.
pronto
Los disposiüvos de Skinner y otros basados en ellos se calificaron muy
.üiil^ a, inseñanza'o dispositiuos d¿. auloinstruuión' v .los materiales
"lÁi
éu"'." a"'""id"-" en la base para la instrucción s e denomirnron programas ' N-
y
gunos comenz aron a aparecer como libros programados (por ejemplo' Holland
Skirmer,
- 1961).
ú" iri_.tát" sumario de los artÍculos de Shrmer aparecido en 1958 cat¿lizó el
gra¡ empresa
interés ácumulado, y la instmtción lrogra¡n¿d¿ se convirtió e¡ una
(El programado
;Ñ;tü t ;."t.írt que florece aún ioy en día aprendizaje
esenciales para
se
Skirmer
i"i¿ á,jt"l" cápítulo 15). Los tehas educativos
"" "l
"" siguientes:
eran los
Conducta verbal
un disco que contenía agrupaciones fortuitas de sonidos del habla, los cua.les, por
ser aleatorios, carecían de signifcado. El disco, llamado "sumador verba.l", se
utilizaba para estudiar las palabras que el sujeto que escuchaba "leía dentro" de
los sonidos. Se trata de un tipo de técnica proyecüva, similar a las manchas de tin-
ta usadas en el campo visual (Skinner, 1936). En pocos años Skinner informó de
estudios de asociación de palabras, aliteración y otros tipos de patrones de sonido
(Skinner, 1937ó; Cook y Shnner, 1939). Sus conferencias acerca de William Ja-
mes, dictadas en la Universidad de Ha¡va¡d en 1948, aparecieron en una versión
revisada que se titula Verbal behalior (7954, texto en el cual enfoca a la conducta
verbal como un problema empÍrico.
El punto central del anáüsis es que los sonidos del habla se emiten (y se refuer-
zan) como cualquier otro sector de la conducta. Algunas de las articulaciones del
habla eigen algo de quien las escucha y son reforzadas cuando esta persona acce-
de. La articulación de un niño ''leche, por favor" se refuerza cuando el padre obe-
dece y le proporciona la leche. Esta función (denominada de mando) aparece
muy pronto en la conducta üngtistica del niño. Una segunda función se refiere en
gran parte a la asignación de nombre a los estírrnulos discriminativos 0a función de
ta¿b). En el 'Juego de palabra original", que el niño juega constantemente con
sus padres y con otras personas en su comunidad verbal surge un repertorio de
nombres: "¿qué es eso?"; "es un automóvil". "¿Es esto un automóvil?"; "no,
es un camión", y asÍ sucesivamente. Como los objetos y los sucesos son mul-
tifacéticos, la adquisición de tacto generalmente requiere de la discriminación,
donde el mismo tacto se refuerza para la característica relevante, a pesar de la va-
riación en las características irréleva¡tes. AsÍ, el tacto raTb termina por ser
controlado por el color de las manzanas rojas, los automóviles rojos, los vestidos
rojos, etcétra. Esta es en verdad una forma elíptica de hablar. la expresión "rojo"
está de hecho controlada por un complejo de esfmulos, incluyendo el objeto (o
nuestro "recuerdo" del mismo), y una dern¿nda de nombr¿¡ su ¿obr en vez de alu-
dir a su forma o sabor agradables, etcétera. La abstracción o generalización signi-
fica que un tacto se ha puesto bajo el control de una sola propiedad de una clase de
objetos complejos. Así, el concepto de objeto afiladt puede aprenderse mediante
la experiencia con hojas de rasurar, cuchillos y objetos similares. Adenuás, la ad-
quisición de una nueva regla como "Los objetos afilados pueden cortade; debes
evitarlos", mediará cambios inmediatos en las respuestas a un rango de estímulos
que provocan la misma denominación. Aquellas respuestas de evitación aparece-
rán frente a nuevos patrones de estímulo (por ejemplo, vidrios rotos, sables) que
la comunidad califica de "flosos".
Un tercer concepto introducido por Skinner es el de la cozducta autoclltica _sl
denominación para la conducta verbal-, que consiste en un comentario o descrip-
ción, que hacemos nosotros mismos, de otra conducta verbal (1957, pág. 315). Por lo
común, la persona que habla se refiere en parte, a su propio papel cuando emite
conducta autoclÍtica. "Yo estaba a punto de deci¡. . . ", "yo no creo que. . . ",
"dudarÍa en considerarlo un embustero. . ,", "lluatr nolollzo. . .", son ejemplos
de conducta autoclítica. Así, las autoclíticas pueden comentar otras respuestas
verbales a las que acompañan, especificar la fuerza de esa conducta, o identificar
el efecto sobre la persona que habla acerca del hecho estipulado (como en "yo es-
taba encantado de . . . ", "felizmente, é1. . . "), o negar la verdad de una asevera-
ción.
Primera parte Teoriasasociacionistas
R - R. EI .
/ Cuerda Batancec Pénduto \.
/\ \
faclo
r/ \ R€spu€sla
\ instrumental
E R
Probrema
"!"T,it
F¡8ura 7.6. Representación esquemática de una secuencia de resolución de pro-
blemas. La 5ituación problema es tactuada; entonces ocurre una cadena veroa¡, que
conduce a un estímulo implicito que controla la ocurrencia de la respuesta correcta,
la cual soluciona el problema (tomada de Staats y Staats, 1963).
Tal vez Skirmer se ha preocupado más que cualquier otro conductista por la
rnarien en que los individuos llegan a conocerse a sÍ mismos, cómo se nacen cgns-
cientes de sus sentimientos y de otros eventos privados que ocurTen en su inte-
rior. Según Skirmer, "el ser consciente de ciertos sentimientos" es un tipo espe-
cia.l de estado de preparación para verbalizar o actuar sobre un complejo de
estÍmios (internos y externos), que son discriminativos para ese sentimiento.
Así, cuando digo "me duele una muela", califico un estÍmulo interno particular;
cuando digo "siento rabia" repito un juicio anteior (por ejemplo, en relación con
actos específicos) acerca de mí, hecho por mí mismo o por otros.
Al discutir el "juego original de palabras" mencionamos cómo es que el niño
aprende tactos (roh aciones verbales) para los objetos y eventos mediante el re-
forzamiento discriminativo proporcionado por una comunidad verbal. La n:rsma co-
munidad puede entrenar a un niño para que describa su propia conducta; por
ejemplo, se podría entrenar a un pequeño para que informara "me he orinado en
los pantalones", "le pegué al gato", o "estoy comiendo mucho". El problema
surge cuando la comunidad intenta enseña¡le a rotülar cuentos privados, estímulos
internos o sentimientos. Los eventos privados afectan exclusivamente ai que los
experimenta; entonces ¿cómo sabe la comunidad cuándo señalar y nombrar al
evento?
Al enseñar a un niño a describir el dolor, por ejemplo, un observador debe ense-
ñarle el rótulo en el momento en que los estimulos crÍticos lo afecten. La comuni-
dad verbal identifica estos momentos críticos con base en los estÍmulos obser-
vables que afectal al niño (por ejemplo, éste se golpea en la cabeza), o a partir de
su conducta (lora y se frota h caleza). Una descripción como "eso es doloroso"
o "eso duele" podrá establecerse entonces en su repertorio si el observador dice
"ay, eso es doloroso; sé que debe doler", al ver que el niño se golpea en la cabe-
Cap 7. E¡ condic iona m iento operante de Sk¡nner 249
za y llorai más adelante, el pequeño imitará y usará esa descripción para golpes y
magulladuras similares. Una vez establecida, esta respuesta verbal se generaliza-
rá a una gran clase de eventos dolorosos que producen estímulos internos simila-
res. Skinner identifca otras dos formas menores de aprender descripciones de
eventos privados. Una, cuando he aprendido a describir mi conducta manifiesta
(por ejemplo, mi propia habla), pero esa conducta entonces se welve cubierta; a
continuación de urn secuencia ve¡bal cubierta puedo decir: "he estado pensando
que. . . ", o algo semejante. Otra manera de aprender descripciones de eventos
privados es mediante las extensiones o analogÍas metafóricas, como cuando en-
tendemos y aplicamos con rapidez expresiones como "mariposas en el
estómago" para aludA al susto, "revolverse por dentro" para la cólera, y "pin-
chazos" o "bu¡bujas" para un pie que se ha dormido. Pero éstos son métodos
menores que cubren pocos casos; los principales medios para aprender términos
autodescriptivos se dan cuando el padre infere lo que sucede dentro del niño y lo
rotula.
Estos recursos de la comunidad para enseñar al niño un repertorio autodescrip-
tivo son relativamente pobres comparados con los que se emplean en el entrena-
miento de las etiquetas discriminativas muy bien afnadas de los eslmulos pública-
mente asequibles. Pero entonces el resultado a menudo es inadecuado. El indivi-
duo, asÍ como la comunidad, generalmente tiene un conocimiento erróneo o lade-
cuado de sus estados internos. Por ejemplo, puede ser que una persona nunca
aprenda a ca.lificar los músculos de su cueüo como "tensos" o las palmas de sus
manos como ''húmedas"; de modo simila¡, la comunidad nunca sabe cuándo infor-
ma¡ confiadamente de un "dolor de cabeza" o de una "descompostura de estÓ-
mago", cuando se usan como excusa con un valor instrumenta.l obüo (como en la
enfermedad simr:lada). Las identificaciones internas que no nos han enseñado son
aouellas oue somos incapaces de hacer y de las cuales somos ' 'inconscientes " . La
investisaiión en la retroáimentación de mediciones fisiológicas como el electroen-
cefalograma (EEG u "ondas cerebrales") y el electromiógrafo (EMG o "tensión
muscula¡") tiene un gran potencial, ya que tales recursos hacen públicas algums
mediciones generales de lo que de otra forma serían eventos o estados exclusiva-
mente privados; las respuestas que contienen a estos sistemas ahora pueden ro-
tularse y conkolarse de marera consciente mediante el reforzamiento diferencial
regulado por la retroalimentación amplificada (Kamiya, 1969; reseiado en el
capítulo 9).
Signifcativamente, en el entrenamiento original un niño aprende a rotula¡ sus
propios sentimientos o reacciones emocionales, en parte con base en la misma
evidencia observable que la comunidad usa; es decir, en los estímulos externos
que interfieren (el contexto situacional) y sus propias reacciones a ellos, o la dura-
ción o intensidad de su conducta. De hecho, cuando los eventos internos, los sen-
timientos o las actitudes son vagos, amorfos y poco claros, las autodescripciones
de una persona pueden depender más de lo normal de estas circunstancias exter-
nas o de sus respuestas. Esta situación se ilustra en un clásico experimento de
Schachter y Singer (1962), quienes lograron evocar sentimientos emocionales tan
dispares como la euforia y la cólera en sujetos en el mismo estado ñsiológico de
excitación inducida por drogas, dependiendo de si se les colocaba con un aliado del
investigador ("sujeto impostor") que mostraba euforia, o con uno que mostraba
reacciones de cólera. Como los sujetos experimentaban inexplicables sÍntomas de
25O Primera parte. Teorías asociacion¡stas
Personalidad y psicoterapia
Las leorías psicodinámicas clásicas de la personaJidad, como la de Freud, presu-
ponen que la persona posee m conjunto de rasgos de la personalidad, motivos y
conflictos básicos que son duraderos y persistentes en el transcurso del tiempo y a
través de diferentes situaciones. La conducta, ya sea normal o desequübrada,
es supuestamente una expresión sintomática de esos rasgos y motivos piofundos.
Cuando los confictos y la ansiedad internos se lruelven demasiado intensos pa¡a
soporta¡los, el aparato mental "falla" y expresa la turbulencia interna en términos
de un sínloma irracional y neurótico.
Skinner (1963, y en otros textos) rechaza específicamente esta interpretación.
Para é1, los motivos, deseos o apetencias no son expücaciones de la conducta.
Afirmar que un hombre pasa demasiado tiempo dedicado al aseo y arreglo perso-
nal es porque "tiene una necesidad o deseo compulsivo de limpieza" no explica
nada. Tan sólo hace retroceder un paso a la pregunta: ¿lor qul lo nene? , ¿qué de-
termina ese deseo? Shnner va más allá de esas inútiles "expücaciones de motiva-
ción" y proprrcne que analicemos los sucesos observables, las condiciones, las va-
riables de situación y la historia pasada que regulan la conducta en cuestión.
Para él la conduct¿ ha de explicarse en términos del complejo de estímulo pre-
sente y de la historia de entrenamiento pasada de la persona, en 1o que respecta a
Cap 7. tl cond ic ion am iento operante de Skinner 251
a menudo. Pavlov descubrió que a la larga el animal aprendía a salivar cerca del
mo_
mento esperado para la entrega del alimento. Como pavlov pensó que elmero paso
del tiempo desde el último reforzamiento se convertÍa en un estimulo
condicionado
para evocar la salivación condicionada, calificó a este arreglo
como conüciona_
mNento temrordl, una forma de condicionamiento clásico.
Pe¡o como el programa de eventos en el experimánio
de superstición y en el
temporal son idénticos, ¿por qué he.os de-liiria¡ a *o
:,"-ld"i9*.-9."!9
"clásico,' y al otro ,,instru¡nengl,'?,
.on¿t_
9'onamiento_ ¿debido a los tipos ae respues_
tas registradas en ambos experimentosl fero trace pomie
A]o qi'""mrc¡a.
llamadas respondientes (como la saliva.ió"t p";a;;:;-ú;il;#i,ediunr" ¿" tas
del reforzamiento operante; de modo si.it-: ds"";;;;;p';;;i"esüueleucas"l uso
(co_
f reflejo patelar) pueden conáicionarsá-Je a.ue-r¿l
i?:l!31i9"" "l clásico. AsÍ. el sistema de respuesta
oel-condtctonamtento
.on ru ,utina
no dicü necesanamen_
te diferentes leyes de aprendizaie
ilásico y el instrumental pueden incluso oponerse
olro -con-dicionamiento
^.E^l at recompensar al sujeto por retener una respuesta uno al
ante una señal, pero en
una srtuación en la cual el Efrecom¡nnsante provoca
la re.pu".t
lu" n, a! a"pai_
mirse. Un ejemplo de esta contingencii, ¿;É-rd"
;;. F.ü!i"&lio trgesl , ur_
mado entrenamiento de omisión, consiste en refoiriii'*'plño-ürnur,"nto
comida sólo si zo saliva frente a u¡a señal. Shapiro
un^ condicionamienro. operante exitoso
v n"*,i¿*" iiózsl togr.ron
"on
con este iio.'"d]ñ;l;,';¡;rros apren_
deron a "mantener la boca seca', a fin de conseguir alimento. Al conclur
namiento, los perros retenÍar la el entre_
8070 de los ensayos con el EC. un"rri"".ió,
;-;;;;;;;;# !i'*"¿"ao. ¿"r
investigador que se adhiriera a la teoia de dos
:::?:1.-g-"91-srmentar^que.el sovo a-e ensayos-reio-i"zJo.
iálut ¡, tn.un_
crenre para sostener una RC clásica, que
o Ia RC áásica quei""J"sirrola
D! y osc ará a través de los Deouenos,clclos sera ae_
de adquisición y extinción al rast¡ear
la ocurrencia y no ocurrenciá dei
¿..,ta lo la¡g" d" 1".;
rendeen apücaron controles oue excluan y H"_
tes de conrrol pareados recibieronla
""ü;,..;;o"dnup,ro
t¿les expücaciones. primero, Ios anima_
misma
comrda que sus compañeros exoerimentates.
."."".*i;;;;;;ry". il..oriau y no
y de todos mü"JJ llii.rron
vado ruvel de condicionamiento un
sal
ro¡za¡menton:e-ro-¡;r."ffi ;;Í:!,1ñffi tH:i'#í',9:t:.¿Ttrff "t"_
crrndo no se apücaba la continqen<
ensavo por "T;
Segundo, los'an¡álisis
"egativa'con la
"".;y;;;;;h#^;"":1111-,ti:P*t'
respuesta negativa entrenados
u", ,lT Tmales a zo salivar ante la
contingencia de
"r-"r¿u
m.ls Iarga huüese sld;;;;;;:1T.tt-"pensos
-rstl;;;;];;; seial' cuanto
lomda de ensavos en los cuales fr¡eron reforza-
¿os poi¡uc*.1o.
dianiera.reydercon¿il;;;;;;:H?liffi S*i5:".Hi;Il*;n#:*::
rnento.clásico no es una. consecuencia
n".e.rri" ¿" to.s puiurii".ilio".bc_¿¡
üempo: t,mpoco es ta .,úlüma res?^T3l
lonarece. que.es lo que Cuthrie habna .ejg.cu;üláái.tj'r"."¡á, r, q""."
esgnnndo.
"n "l
l.4. perspectlva que est¿s .on.i-9^":Tio1rg.
,
rylJ, constrtuye un retorno a Ia teol .parecen .sugerir
(véase .ferrace,
Tll:n5 b;;;, ;
t:re;ó¡ (.,aDrendizair l:.fj",ffiilJlí ll.*';p;
pro de retorzamiento ";,Hii#'[.,lij
,:ff
ruclaf ilr1";;*.;;;";;i;y":;"::,i::ffi
ü¡eren en los
i:,:.,.;1flH""*"13;'¿xffi:li:
dos casos. Hay diversas iormas ¿á
.""""üiié"" Lr."_¿r. .*
Cao. 7. El cond ic ioñam ¡ento oDerante de Skinner 257
Preparación
Como hemos visto en el capítulo 3, lny cada vez más evidencia que refuta el
postr:lado de la eqz ipoturcialidad al que Skirmer y otros teóricos del aprendizaje se
han adherido implícitamente 0o cual justifica el uso de respuestas tan arbitrarias
como la de la rata que presiona una palanca). El postulado en cuestión presupone
que cualquier respuesta que el organismo es capaz de dar puede vincula¡se con cual-
quier estímulo discriminable para cualquier estímulo reforzante; y el aprendizaje
de la contingencia de tres términos sólo depende de las identidades independien-
tes de los tres términos, y no de la relación de éstos en lo que toca a ca¡ácter
apropiado o pertenencia natu¡al. La evidencia revisada por Seligman (1970) pro-
porciona ejemplos contrarios; un estímulo puede provocar respuestas innatas que
compiten fuertemente con la que habrá de aprenderse; o una respuesta dada pro-
pia de la especie (por ejemplo, el ar¡llido en un perro) puede ocr.rri sólo ante
estímulos específicos y no ser condicionable a otros estímulos; o un reforzador
puede alistar un conjunto de actiüdades instintivas que compiten con la operante
arbitraria que habrí de establecerse en la contingencia de tres términos. Por
ejemplo, Breland y Brela¡d (1960) inlorma¡on de muchos casos de conducta ins-
tintiva estrechamente vinculados con la comida, que comenzaban a inmiscuirse
con antelación a la entrega de alimento, interferían con la respuesta op€rante
258 Primera parte. Teor¡as asociac¡onistas
Automoldeamiento
Cuancio Skirurer sometió a prueba por primera vez a sus palomas en la cámara
de condicionamiento, escogió como respuesta, más o menos arbitrariamente, el
picoteo del ave sobre una llave iluminada montada en una pared sobre el comedero
¿1 nivel de Ia cabeza. El reforzamiento se proporcionaba mediante un acceso de
pocos segundos a un recipiente con semillas, en el cual la paloma picoteaba y
comía. La elección del picoteo de la llave resultó ser afortunada y se obtuvo un rá-
pido condicionamierlto. Sin embargo, vista en retrospectiva, esa elección también
ha compl.icado los análisis del condicionamiento operante .
La compficación surge a consecuencia de que las palomas están surumente bre-
laradas para picotear objetos luminosos distintivos cuando anticipan el reforza-
miento alimenticio; el picoteo es un patrón de acción innato y especÍEco de la espe-
cie, activado en las palomas por la búsqueda de comida. En un estudio clásico, P.L.
Brown y Jenkins (1968) descubrieron que las palomas hambrientas podÍan ser
entrenadas para que picotearan una llave iluminada de respuesta, cuando el expe-
rimentador iluminaba la llave durante unos segundos antes de que se entregara la
comida. A fin de condicionar ese picoteo, no es necesario que el reforzamiento se
haga contingente de picotear en la llave. Ese fenómeno, llar¡tado automoldeamien-
fo
-ya que el animal se moldea a sÍ mismo para responder- es muy confiable, po-
deroso y se ha estudiado mucho desde entonces. Aparentemente, elpicoteo auto-
moldeado en la llave es un ejemplo de una RC pavloviana. La luz sobre la llave,
que aparecejusto antes de que a la paloma se le permita picotear las semillas, con-
üerte a la llave iluminada en un EC para picotear en el alimento; a partir de enton-
ces el repertorio innato de la paloma toma el control y hace que picotee un punto
iluminado que le recuerda a la comida. El automoldeamiento avanza con mayor ra-
pidez cuanto rnás se asemeje el punto de luz sobre la llave a un grano de comida.
El condicionamiento de los picoteos mediante el procedimiento de automoldea-
miento también respeta casi todas la leyes del condicionamiento pavloüano. Inclu-
so, es posible obtener condicionamiento de segundo orden en la situación de auto-
moldeamiento (Rashotte ¿t¿¿., 1974. D.R. Wrlliams y H. Wiüiams (1969) no logra-
ron entrenar a sus palomas para que se abstuüeran de picotear la llave iluminada a
fin de obtener comida (el procedimiento de entrenamiento de omisión ya men-
cionado). Si la paloma se abstuviera de picotear la llave iluminada, se le alimentarÍa
en pocos segundos; pero si la picoteaba, la luz se apagaba y en ese ensayo perdiá
el alimento. En la mayor parte de los ensayos del experimento de Williams y
Williams, las palomas eran incapaces de dejar de picotear la üave. Esta circunstan-
cia indica que el componente pavloüano del arreglo de automoldeamiento es m¡ás
poderoso que el componente de reforzamiento operante.
El fenómeno del automoldeamiento originó que los investigadores estudiaran
Cap 7. El cond ic ion am iento operante de sk¡nner 259
gún premio (aunque sólo fuera elogios) por sus esfuerzos. Por otra parte, Lepper
y sus colegas observa¡on a los niños en el salón de clases, donde no había ningún
"experiment¿dor" presente, y que era muy distinto de la situación de laboratorio
donde se había dirigido la sesión recompensada. En una prueba directa de esta hi-
potesis de generalización, Lepper, Greene y Sagotslry (1978) descubrieron que los
sujetos recompensados a los que se volyía a someter a prueba en el laboratorio y
con la presencia del experimentador (ahora sin promesa de recompensa), no
mostraban una reducción por debajo de sus controles en la tasa de dedica¡se a una
actividad anteriormente premiada, mientras que los niños recompensados sÍ
most¡aban el efecto negativo cuando se les observaba en la situación de juego en
el salón de clases; allí se dedicaban a la actiüdad objetivo con menos frecuencia
que los sujetos de control.
Lepper sugiere que un maestro o un padre no deberÍa utilizar recompensas ex-
ternas para promover una conducta deseada, a no ser que los premios claramente
se necesiten para induci¡ elinterés. Esto sugiere precaución al inst¡lar economías
de fichas o sistemas extrínsecos para cada t¡rea en una clase o grupo completo de
personas, indepenüentemente de si un indiüduo en particular requiere la recom-
pensa para motivar su interés en la tarea. Sin embargo, este tema alin no se ha re-
suelto totalmente y es probable que se convierta en fuente de continuos debates y
experimentación. Pero sí sugiere ciertas crÍticas severas en torno de una in-
terpretación sencilla del fort¿lecimiento operante mediante las recompensas ex-
ternas.
I
Cap. 7. El cond ¡c ionam iento operante de Skinner 261
jetar a Prbri esta esfategia de investigación (que posnü ura teorh de la esÍuctu-
m interna), Skinner tan sólo condena su extraña va¡iedad de 'ciencia conductual' a
la ineptitud continua" (Chomsky, 7977, pág.19). Un punto de controversia en es-
te aspecto es si la conducta ha de ser el tema de estudio de la psicología, o si sólo
se le debe tomar como eüdencia para la operación del sistema cognoscitivo.
En segundo término, Chomsky adopta las lineas de argumentos de la psicología
cognoscitivista contra la objetividad o validez de los conceptos de Skinner acerca
del estímulo, respuesta, reforzamiento y fuerza de la respuesta. ¿Cualesquiera y
todos los eventos sensoriales presentes en el medio ambiente son estÍmulos, o
sólo aquellos a los que el sujeto atiende y frente a los cuales reacciona? ¿Qué hace
que dos patrones de estímulo sean equivalentes o similares? ¿Cómo puede definir-
se, en términos objetivos, un "acto de estímulo puro mediador"? ¿Qué respues-
tas son equivalentes? ¿No se deñne mejor a la respuesta como una acción dirigida
a un lugar? ¿Cómo distinguimos topogrráficamente diferentes respuestas que "sig-
nifican" lo mismo (por ejemplo, nombres propios versus descripciones defini-
tivas), y por eso son casos intercambiables de u¡a clase operante, de respues-
tas topográficamente idénticas, que "significan" cosas por completo distintas
dependiendo del contexto (por ejemplo, responder "sí" a "¿mataste a lorge?"
versus "¿eres inocente de haber matado a Jorge?").De modo similar, en lo que
respecta a los reforzamientos, la eüdencia reciente con seres humanos (Dulany,
1968; Estes, 1969¿) sugiere que los reforzamientos operan en gran pa.rte como
eventos informativos en lugar de hacerlo como eventos de fortalecimiento de res-
puesta, y que un evento dado (por ejemplo, una descarga eléctrica, un soplo de
aire caliente) puede recibir valor de reforzamiento positivo o negativo segin las
instrucciones que se dan a la persona. Adenuás, la investigación acerca de las con-
ductas de comprobación de hipótesis en humanos (M. Levine, 1970) sugieren que
los reforzadores sirven como información que confirma o refuta hi¡ótesis comple-
tas, que son equivalentes a toda una batería de conexiones E-R específicas. Asi-
mlsmo, como se verá en el capítulo 9, cuando se reüse la teoría de los reforzado-
res, no parece haber una forma que no sea circular para identificar reforzadores
que sean efectivos para todos los casos y para fortalecer cualquier respuesta.
Así, que hay dificultades con la posición de Skinner, aun en este nivel elemental.
En tercer lugar, Chomsky critica los esfuerzos de Shnner por extrapolar sus
conceptos a partir del dominio relativamente restringido de una "rata en una caja
de Shnner", hasta los procesos y fenómenos de la vida mental y social humana.
Sostiene que en el an'álisis de los términos del sentido común como querer, inten-
tar, gustar, planear y pe6u¿dir, estos conceptos se traducen de modo muy inade-
cuado a las contingencias de tres términos sancionados por el sistema de Skinner.
Chomsky afirma que cua¡do las extrapolaciones de este útimo se interpretan de
forma literal (con los signilcados originales de los términos de laboratorio), los
mismos son evidentemente falsos; y cuando se interpretan de la manera vaga y
met¿fórica de Skinner, el a¡áüsis demuestra que son tan sólo un rnal sustituto del
uso en el sentido común.
Siendo Chomsky un üngüsta, es particularmente astuto para demostrar la
ausencia de una referencia clara de los términos supuestamente científicos de
Skinner cuando se discute la conducta oral. Por ejempló, Skinner a.lude a las termi-
naciones verbales (marcadores del tiempo) al afirmar que para el sujeto que habla
el sufjo -ed del tiempo pasado (en el idioma inglés) eslá bajo el control de ',esa
Cap.7 El cond ic ¡ona m iento operante de Skinner 263
propiedad sutil de los esfmulos a la que nos referimos como acción en el pasado"
(Skinner, 1957, pág.l2I), mientras que la -s enthe ladl nalhs (La señorita cami-
na) está bajo el control de aquellas caracterÍsticas específicas de la situación y su
"actualidad", lo cual significa "tiempo presente". Como dice Chomsky (1959):
"Ninguna caracterización de la noción del 'control de estímulo' que esté remota-
mente relacionada con el experimento de presionar una palanca (o que preserve la
objetiüdad más débil) podrá hacerse para cubrir un conjunto de casos como éstos
[Chomsky enumera siete u ocho] en los cuales, por ejemplo, el'estímulo de
control' no necesite siquiera interferir con el organismo respondiente". Chomsky
lanza varias críticas a los ejemplos especíÍcos de la conducta verbal analbada por
Shnner.
En cuarto lugar, Chomsky argumenta que el enfoque conductista del aniílisis del
lenguaje debe fracasar, puesto que propone analizar sólo las llamadas ca¡acte-
ísticas superficiales de las expresiones orales, mientras que la mayor parte
de las regularidades en el lenguaje se revelan únicamente cuando se extrae la
"estructura profunda'' gramatical mediante algrin aralizador complejo de sintaxis
dentro de la persona. La estructura profunda de una oración es algo así como las
proposiciones lógicas que afi¡ma. La misma cadena superficial de palabras puede
tener diferentes estructuras de fondo, Así, la frase "Lo trajimos en balde" (y
muchas frases como ésta) es gramaticalmente ambigua, ya que tiene dos posibles
estrücturas profundas, dependiendo de que "en balde" se interprete como "en
vano" (expresión adverbial) o bien como "en cubeta" (sust¿ntivo). Otra expre-
sión sería "De la Rosa", que podría interpreta¡se como la acción de "dar" (verbo)
una rosa, como propiedad (preposición) o bien como un simple apellido compues-
to. El análisis de la estructura profunda también es importante para revelar la simi-
Iitud fundamental de un conjunto de conexiones superficiales, que de otro modo
son muy distintas. Así, la oración en voz pasiva "El muchacho fue mordido por la
serpiente" tiene una forma superñcial diferente, pero la misma estructu¡a profun-
da que la oración en voz activa "La serpiente mordió al muchacho". Segrin
Chomsky (1957, 1965), las dos formas superficiales se derivan, mediante áos
transformaciones distintas, de la misma estructura profunda o proposición lógica.
De igual modo, la oración "A Héctor y a Marta les gusta asistir a funerales y tam-
bién a entierros", se deriva mediante la sucesiva "transformación de supresión"
de Ia proposión completa "A Héctor y a Marta les gusta asistir a los funerales y,
además a Héctor y a Marta les gusta asistir a los entierros".
Chomsky argumenta que estas simiütudes y reguladdades entre las expre-
siones orales superficiales no pueden comprenderse sin que la persom que es-
cucha o la que habla hayan adquirido tácitamente una teoría desarrollada de la gra-
mática que les permita ejecutar estas traducciones. Chomsky y sus colegas (Be-
ver, 1968; Bever et a1.,1968) han sustentado que las teorías del lenguaje que tra-
tan sólo con las caracterÍsticas observables (" superficiales' ') de la expresión oral
no pueden proporcionar una explicación reveladora de nuestras habilidades lin-
güísticas (por ejemplo, para detectar ambigüedades, reconocer similitudes de for-
mas fundamentales, generar embellecimientos recursivos de subproposiciones,
etc.), sino que debemos postular más conceptos abstractos y asigrtar al sujeto que
comprende el.lenguaje una "teoría gramatical interna", que sea tácita y suma-
me¡re compleja.
Éste no es el lugar para discutir esos puntos en deta.lle. La idea central que
Primera parte. Teoríasasociacionistas
Al relee¡ esta reüsión después de ocho años, me parece que cambiaría muy poco de su
sustancia si volüer¿ a escribirla. No co¡ozco ningrÍn trabajo empírico o teó¡ico que ponga
en duda estas conclusiones; y tampoco, que yo sepa, ba habido ningrjn intento de enfren-
tar las c¡íticas planteadas en la revisión o de demostrar que son erróneas o mal fundadas.
Traté de hacer esta reüsión no especÍEcamente como una c¡ítica de las especulaciones
de Skinne¡ acerca del lenguaje, sino como una crítica más gener¿l de la especulación con-
ductista (ahora preferiría decir "empirista") en cuanto a la naturaleza de los procesos
mentales superiores... No veo ninguna forma de que las propuestas [de Skinner]
puedan mejorar sustancialrnente dentro del sistema general del conductismo o el neo-
conductismo, o, más ampliamente, de las ideas empiristas que ha¡ dominado Sran parte
de la [ngúística, la psicología y la filosofía modernas. La conclusión que yo espe¡aba es-
tablecer en la ¡eüsión era que el punto de üsta general es en gran parte una mitologÍa, y
que su gran aceptación ¡o es el resultado del apoyo empÍrico, el r¿zonamiento convrn-
cente o la ausencia de u¡a alternativa plausible (1967, pág. 142)
Aunque MacCorquodale (1969, 1970) intentó más tarde responder a las críticas
de Chomsky, las respuestas no fueron convincentes ni efectivas; además, hace
mucho tiempo que la corriente en la psicolingiistica cambió hacia un enfoque
cognoscitivo-mecanicista, para teorizar acerca de la competencia y la ejecución lin-
güísticas. Hoy en día es una trivialidad afirmar que la psicolingüística experimental
és una rama de la lingiistica y de la psicología cognoscitiva, no una extensión de
las teorías conductistas del aprendizaje (véase Clark y Clark, 1978, para una expo-
sición representativa de la psicolingiiística).
que una reüsta especializada comparable al Joumal of Verbal l¿arnbg and Verbal
Befuzuior, mostraba menos de un 2090 de citas propias (Krantz, 1971). Además,
las citas provenientes de los artículos del /O,4-8 publicadas en otras revistas dedi-
cadas a los a¡álisis del condicionamiento y del aprendizaje, disminuyeron durante
los años sometidos a encuestas. Esto tiende a crear dos "escuelas" o campos
aislados: los condicionadores operantes contra el resto de los psicólogos del
aprendizaje, que van por caminos separados e independientes.
¿A qué se debe este aislamiento y, en particular, el rechazo del resto de los psi-
cólogos hacia el condicionamiento operante? Krantz (7977) ha señalado que Ios
dos campos están separados por metodologías experimentales sumamente dis-
tintas. Los skinnerianos (Sidman, 1960) argumentan que el diseño experimenta.l
tradicional (en los estudios del aprendizaje) que usa datos ensayo por ensayo pro-
mediados en el transcurso de los ensayos y con diferentes sujetos, "destruye,
confunde u omite los datos significativos de los cambios en la tasa de momento a
momento en la conducta de un solo organismo" (Krantz, 7971, pág.62). En el diseño
experimental convencional, un solo sujeto ejecuta generalmente unos cuantos en-
sayos de aprendizaje en una sola condición; como vimos en una sección anterior,
en el condicionamiento operante, un sujeto puede recibir miles de "ensayos" en
cualquier condición experirnental (para alcarzar la "conducta de estado estable",
como dicen ellos), antes de cambiar a otro va.lor de una variable programada o a
una condición experimental diferente donde recibirá de nuevo miles de ensayos.
A un sujeto se le puede entonces ciclar sucesivamente a través de casi todos los
valores de la variable independiente (por ejemplo, longitud media de tal variable, y
su conducta sucesiva de estado estable "ttazuía" la relación funcional como exis-
te para é1. Pero el diseño convencional utiliza¡Ía diferentes sujetos en los distintos
valores: el llamado diseño "entre sujetos".
La discrepancia en los procedimientos es muy eüdente en las estadísticas
(Kra¡tz, 1971) acerca deluso relativo de los diseños entre sujetos versus los dise-
ños intrasujeto en eI JEAB y en el Jounal of Comfaratioe and Physiological Psy-
chnlog (ICPP); en los años 1967 y 1969, sólo alrededor del 370 de los arfculos
del/843 usaron un diseño entre sujetos; mientras que el 89% de los estudios del
JCPP lo :utúzaror. Por otra parte, sólo el 670 de los estudios /CPP emplearon
exclusivamente un diseño intrasujeto, en tanto que alrededor del 90% de los
artículos de la /EAB lo usaban. (Estos porcentajes no suman 100 debido a los di-
seños combinados .)
Sidman (1960, príg. 53 y sigts.) cree que estas dos estrategias de diseño son irude-
cuadas. La clave par¿ usa¡ el diseño intrasujeto es la reunibtlidad. de un fenómeno
conductual, en particular la conducta de estado estable. Reversibiüdad sig¡iñca
que una conducta particular de estado estable, bajo contingencias especiúcadas,
puede recuperarse una y otra vez después de que al sujeto se le ha cambiado tem-
pora.lmente a otras condiciones, y entonces regresa a las contingencias originales.
Otros psicólogos pueden huir de los diseños intrasujeto debido a los efectos gene-
r¿les de "transferencia" , al sospechar que la conducta de un sujeto en una condi-
ción depende de condiciones anteriores experimentadas y del orden de las mis-
mas. La observación usual es que la ejecución en los parámetros programados,
después se "confmde" por los efectos generales de tra¡sferencia, con infuen-
cias concomitantes desconocidas.
Sidman replica que t¿les efectos de transferencia son raros en los experimentos
266 Primer¿ parte Teoríasasoci¿cionist¿s
Como se advierte, la división entre las dos metodologías depende del foco de in-
terés; en particular, de si la conducta de transición (y transitoria) es de interés
central, como cuando el antmal ad4uiere una nueva habilidad o extinguc tn anügso
hábito; o si la conducta asintótica de estado estable es o no de interés fundamen-
tal. Las antiguas teorías del aprendizaje tendían a centrarse en la adquisición y en
la tasa de ésta, mientras que los condicionadores operantes se preocupan n¡.iás por
la conducta de estado estable mantenida por contingencias dadas. Su metodología
se asemeja en mucho a la del psicofisico, que somete a prueba repetidas veces a
un sujeto. Diseños similares de miles de ensayos son ahora comunes en los estu-
dios de la memoria humana (por ejemplo, Atkinson y Shiffrin, 1965) y del procesa-
miento de la información (Sternberg, 1969). Por lo tanto, no hay razón pata la se-
paración metodológica de estos campos.
La división principal es la que marca una preferencia teórica o, mejor dicho, una
predilección por teorizar en un lado versus la falta de simpafa por los esfuerzos
teóricos, del otro lado. El problema se reduce a decidir cuáles son las metas apro-
piadas de una psicologÍa científica. Y aquí retornámos al cisma del empirismo y el
racionalismo en la antigüedad (véase el capítulo l). Hay una oposición fundamental
entre los cienfficos que creen que el progreso se logra sólo mediante el examen
riguroso de la conducta real resultante en la formulación de unas cuantas generali-
zaciones, y aquellos que afirman que las observaciones conductuales son intere-
santes mientras revelen leyes fundamentales de la mente, oue sólo se mues¡ran
de forma parcial en la conducta. La psicologÍa ¿será la ciencia ie la mente a la cien-
cia de la conducta? ¿Es la fisica la ciencia de las cosas materiales o la ciencia de la
lectura de mediciones? ¿Tiene la ciencia el pro¡ósito de comprender la forma en
que funcionan las cosas o la manera de controlar su funcionamiento? ;Es la
Cap. 7 El condicionamiento operante de Skinner 267
astronomía algo menos que una ciencia porque los astrónomos no pueden experi-
mentar con los cuerpos celestes ni controlarlos? ¿Acaso los conductistas confun-
den el objeto de estudio con la eüdencia disponible para obtener inferenclas acer-
ca de ese objeto de estudio? Skinner opta por la conducta como tema de estudio;
los psicólogos cognoscitivist¿s que integran la oposición actual (por ejemplo, Neis-
ser, 1967; Rumelhart, 1978) suponen que usamos la conducta como eúdznciapan
la operación de los procesos cognoscitivos. Este enfrentamiento contemporáneo
de opiniones ilustra lo fundamentales que son estas premisas esencialmente his-
tóricas y flosóficas.
LECTT]RAS COMPLEMENTARIAS
Los libros siguientes comprenden las propias relaciones de Skin¡e¡ sobre su trabajo:
Ferster, C. B, y Ski¡ner,B. F., Schzdulu of reinforcenwnt, 1957 .
Holland, J. G. y Skirner, B. F., Th¿ arc\sis of behauíor: A Program for self-ínstmttion,
1961.
Skinner, B. F., The behaúor oforyanlszs, 1938.
Ski¡ne¡, B. F., Sc¡¿zce and human b¿haaior, 1953.
Skinner. B. F.. Verbal behatior.1957 -
Ski¡mer, B. F., Thz tuhnolog oft
ching,l%8.
Skinner, B. F., Contfugencíes of reinforcenunt, 1969.
Sl¡l¡rrl¡er, B. F., Berond frudom and dignity,1971.
Skinner, B. F., ADo¿t behaviorism, 1974.
Está disponible una ¡ecopilación de los artículos teóricos y éxperimentales, elegidos por el
mismo Ski¡ner como los más represedativos de sus contribuciones, en:
Los dos volúmenes autobiognÁEcos de Skiruret son Paiirultrc of m1 life (1976) yThe sha-
ping of a behaviori-st (L979) .
Es de gran importancia leer la novela Wsld¿n tuto de Skiru¡er (1948¿) junto con Sciance
and human behaaior (1953), a fn de compar¿r el sistema científico y su aplicación imaginaria
en una utopía experimental. Skinner propone su Beynl freedom aü dignitr (1971) rÉ'¡ala
aplicación de la "tecnología de la conducta" de los enfermos de la sociedad; este übro tuvo
un recepción muy controvertida entre los intelectuales y los críticos sociales. Las implica-
ciones éticas de los análisis de Shrme¡ acerca del libre albed¡ío, la modiEcación de la conduc-
ta y el coltrol socia.l, son el tema del libro escrito por F. Ca¡penter, The Shinrcr primer:
Behint freedon and dtgtitl (7974) .
Con respecto a las posiciones metodológicas de Skinner, consúltese el libro de M. Sid-
man, Tsctics ol scizntifc research (7%0). Como ejemplo de las diferentes aplicaciones de la
teoía de Skinner, una fuente útil es Operant befuuior: Areas of research and apflicatian de
w. K. Honig (dir.) (1966). véanse tamb¡én:
264
Cap. S TeorÍa del muestreo del estimulo 269
vinculo común es el uso de las matemáticas como vehículo para la enunciación pre-
cisa y la comprobación de sus hipótesis al compararlas con los datos.
En general, el trabajo en la teorfa matemática del aprendizaje ha girado en torno
de hJsituaciones experimentales explotadas por Hull, Skinner y la tradición fun-
cionalista; es deci¡, él condicionamiento clásico e instrumental, el aprendizaje se-
lectivo, y ha puesto un mayor acento en el aprendizaje humano en condiciones de
laboratorio. Ásirnismo, gran parte del trabajo teórico se ha llevado a cabo básica-
mente en la vena del asociacionismo de estímulo y respuesta. Sin embargo, esta
situación refleja principalmente los fundamentos y las predilecciones de quienes
prefieren trabájar con ól bnguaje mateníüco, ya que las hipótesis cognoscitivistas
pueden
- representarse y lo han hecho de forma matemática.
En lugar de revisar la teorfa matemática del aprendizaje en su totalidad, este
capítuble concentra en el trabajo de un hombre, William K. Estes, que ha sido
lÍder en este campo desde 1950. Enunció una forma de teoría matemática del
aprendizaje denotÁrada teoría del mu¿streo d¿l estímalo. Este trabajo continuo, el
más extenso y coherente en su campo, sirve de ejemplo prototípico de una teoria
nntemática del aprendizaje, y por ello merece un tratamiento especial.
ANTECEDENTES DE LA TEORÍA
DEL MI,JESTREO DEL ESTÍMULO
La teoría del muestreo del estÍmulo (TME) comenzó como una forma de aso-
ciacionismo del estímulo y la respuesta, cuando Estes intentó formalizar muchas
de la ideas de Gutlrie. Lá idea básica es que los organismos aprenden al vincular
nuevas conductas adaptativas a situaciones de estÍmulo en las que anteriormente
tenían una conducta en gran medida inapropiada. Las condiciones.del reforzamien-
to definen lo que es adaplativo en una siiuación dada. Estes aceptaba la ley empírica
del efecto, segrin la cual los reforzadores fortalecen y guian la conducta, aunque no
creía que las ricompensas operen al proporcionar ''satisfacción" o "reducción del
impulso" clespués á" una re"puesta correcta. En sus artículos iniciales, en la dé-
cada de los cincuenta, Estes se inclinaba por una interpretación guthriana del re-
forzamiento; es decir, los reforzadores eran estí'nulos que de algin modo asegu-
raban que la respuesta correcta fuese la última en ocurrir ante los estÍmulos
críticos'en un enjayo determinado. Más adelante, Estes cambió a la creencia de
que los organismos aprendían representaciones intemas para €ventos externos y
s-ecuencias de eventos, asÍ como que entre estas representaciones de eventos se
formaban asociaciones. El "evento" en cuestión puede ser un estímulo (E), una
respuesta (R) o una consecuencia reforzarLle (C). De acuerdo con esta opinión, un
organismo que experimente una secuencia E-R'C aprenderá asociaciones para
todos los pa¡es de élementos, E-R, R-Cy E-C. Anteriormente, en ocasión de exa-
minar las revisiones de Estes de la ley del efecto, ilustramos la manera en que n-
teractúan estas asociaciones a fin de permitir al organismo seleccionar una res-
puesta adaptativa. En genera.l, la coneión de esfmulo y respuesta proporclona
ietroalimentación "buena" o "mala", que faciüta o inhibe una coneúón específica
de esfmulo y respuesta. Pero estamos alejándonos del tema. Para la mayor parte
de los clesarroloimatemáticos de la teoría del muestreo del estímulo, no hay dife-
rencia en la interpretación que se haga de la ley empírica del efecto'
270
)ul. E c
Suj.2
I
c E ccc
5ui.3 E E ccc
5uj.4 c c ECC
Una teoria del aprendizaje como la del muestreo del estímulo describe los even-
tos efectivos que úromueven el aprendizaje' Si una teoría es lo bastante explícita
y
simple en su aplicación a ma aituación dada de aprendizaje, nos permite de-
sarolar un modeb matemático para describir los cambios en la conducta del suje-
to en el transcurso de los ensayos de aprendizaje' Un modelo. estadístico del
que
áprendira¡e consiste en premisas ácerca de la manera en que la probabiüdad de
de
un, resÑ"ta con cta iel sujeto cambie de ensayo a ensayo, como resultado
las coniecuencias que experimenta en cada uno de ellos' Dada esta representa-
ción del aprendiaje y h eiecución como una secuencia por ensayo de probabilida-
áL. ."ipu".t., teórico puede predecir cualquiera entre un gran número de
l" "i
estadÍstico; descriptivos de los datos del sujeto como sus errores.totales, su en-
."y" ¿"i Ati." error (antes de una carrera de ejecución sin error), etcétera La
cuLstión de inferir predicciones para tales estadísticos a partir de un modelo
consisti únicamente en un trabajo matemático dentro del cálculo de
".trdÍ.ti.o,
piobabiüdades, que por sí solo carece de contenido o signiñcado psicológicos'
-
La variab idád en ia ejecución entre diferentes sujetos puede tratarse de diver-
sas formas. Una es presuponer que los sujetos reaknente difieren en
la tasa de
áói"n¿¿"j" v tus'tendencias iniciales de respuesta, y por eso los aspectos del
modelo matám¿tico"n se estiman y se adecuan separadamente para cada individuo'
Un enfoque mucho más conveniente consiste en presuponer que dentro de una sF
son in-
iuá.1On É*p..i."ntal determinada, las verdaderas diferencias individuales
sólo la- que cabría es-
.ig¡ifi.-t"., y que la variabilidad entre diversos sujetos es
p"1., p"t ü i"ti*¿, en distintas muestras de üna secuencia común de probabiü-
áad"". borno"ilust ución, examÍnese la tabla 8.1, donde se han generado cuatro di-
ferentes secuencias ("sujetos" hipotéticos, uno en cada hilera) ' Esto se hizo con
fu ¿" u* t ¡la de números aleatorios y decisiones parq qd9 sujeto y para
"yr¿u
ádá en el que el sujeto daba urra respuesta correcta si el siguiente núme-
ioáe"ioáo'¿" dos'dígitos era menor que el valor p en ese ensayo' Por ejem-
"n."yo,
pio, en et ensayo Z el ialor de p2 es 0.60: el primer número aleatorio encontrado
'prti 37, que es menor de 60, de modo que se pone una C para el
sujeto"."1 en
"n""yo ".a 2; en el segundo número aleatorio era 83, el tercero, 71,
"i.n.uyo
y Ét cuarto 53, que- conducían a decisiones de respuestas E' E y C para los su-
Primeraparte. Teoríasasociacioñistas
Como hemos ücho, la TME es una formalización del enfoque de Guthrie del
asociacionismo de estÍmulo y respuesta. La situación de estírnulo se representa
conn ua población de mmponentes o aspectos independientemente va¡iaúles de
la
totalidad del ambiente, denominados el¿mentos tb eskmuln. En cualquier momento
de un ensayo experimental, sólo una muestra de elementos de la poühción total
es
activa o efectiva. Mientras menos variables sean las condicionej experimentales,
menos variables ser¡ín las muestras de ensayo sucesivo de bs álementos de
esti.nulo.
Pueden identifica¡se dos fuentes de va¡iación aleatoria en la estimulación: la
ori_
mera surge de los cambios incidentales en el ambiente durante el expenmento
(ruidos extraños, fluctuaciones de temperatura, olores dispersos, -la
etc.); y segunda
brota de los cambios en el sujeto, ya sea por una a.lteraciónln h orientaóién de sus re_
ceptores (lo que mira o escucha), de modificaciones en su postura o estÍmulos pro-
ducidos por la respuesta, o de fluctuaciones en su sistema de transmisión senso-
ria.l..Cuando a los sujetos humanos se les presentan estirnulos verbales, la va¡iabi.
üdad puede ocurrir debido a diferentes aiociaciones o int.rp."ta.iones impfcitas
excitadas por el material en distintas ocasiones (Bower, \SZ2O. Ifo ex¡te;ingún
comprornso con a.lguna cantidad fja de tal variabilidad de estímulo; la teoría haLrá
Cap. L Teoria del muestreo del est¡mulo 273
Población polencial
o
o
o
f¡gura 8.1, llustración del proceso de extracción de una muestra aleatoria de elemen-
tos de estimulo (círculos pequeños) para que sean activos en un ensayo dado. La po-
blación potencial contiene 14 e¡ementos, y la muestra 4, de modo que d es 4/'14, o 0.29.
El rótulo 1 o 2 en cada elemento indica s¡ está asociado con ¡a respuesta Ar o con la.
A, al comienzo del ensayo. En la poblac¡ón, ¡a proporc¡ón de elementos conectados
con A1 es de 6¡ 4 o 0.43.
274 Primera parte Teorias asociacionistas
que no fuera ésa. Se supone que la conexión condicional entre un solo elemento de
estí'nulo y una respuesta es unitaria y de fuerza máxima, sin variar en grado. Se-
gún este enfoque, podemos caracteriza¡ las disposiciones del sujeto en cualquier
momento de nuestra situación al enumerar los diversos elementos de estímulo, y
la respuesta pertinente asociada en el momento con cada elemento. Esa lista es el
estado d¿l sktem¿ te6Áco al ca¡actetizat a un individuo en ese momento. En el
transcurso del aprendizaje, los elementos cambiarán sus asociaciones para este
sujeto; diríamos que elestado del sistema cambia de ensayo a ensayo, altemativa-
mente.
Como las probabilidades de las diversas respuestas dependen del estado del sis-
tema, tenemos que calcular ese estado a medida que avanzan los ensayos. ¿Pode-
mos encont¡ar una forma útil de representar el estado del sistema, de modo que
estos ciílculos se simplifiquen? Indudablemente que sí, y la razón es que los es-
quemas de muestreo mencionados asignan a cada elemento urn probabiüdad 4'ual
de muestreo. Debido a esta premisa, no necesitamos saber qrl elementos están
asociados con qué respuestas a fin de predecir la probabilidad de la respuesta. To-
do lo que en verdad necesitamos saber es Eu¿ iroiorción de los elementos de es-
tímulo está asociada con cada respuesta. Por ejemplo, en un experimento de
dos respuestas, dejaríamos que p designara la proporción de elementos asociados
con la respuesta A! , y 1 denotaría la proporción restante de elementos aso-
-,
ciados con la respuestaAz . En este caso, nuestra descripción del estado delsiste-
ma se reduce al número único, y'. Y los cfculos de este solo número son conside-
rablemente más fáciles de seguir que los cáculos de la enumeración cambiante de
asociaciones para todos los elementos.
Se recordará que el estado del sistema está dado por las- fracciones
de los ele-
las diversas opciones de respuesta' Las pre-
rnuntá. ¿" condicionados a
Ñ""a ¿" f"a".titíUo
teorias nos permiten deducir la manéra en que estas proporciones
cambia¡án de ensayo a como consecuencia de los eventos reforzantes'
iara simptlúcar, inuginemos "nsayo,
que tratamos con un pefro que aprende a saliva¡ al
.o¡Aó á" * ti-¡t";Ta salivacibn será' por tanto, nuestra respuesta 41, y la no sa-
liuá.i¿" nu"tt u t".puesta Az. La pobla¿ión de elementos potencialrs de esfmulo
.".á"p."4l"t". a .onido dól tim-bre (EC) se representa por analogía en la figura
Á.i .oáo * .".ipi.nte lleno de bolitas blancas (AJ. En el ensayo 1, con el timbre'
o"uar" una ,u"aia" de cinco elementos de estÍm'lo y ningUna salivación; entonces
¡imen¡.io, que obfua a que se produzca la salivación (At)-al final del ensayo'
"i¿i
lo cual conecta loi elementos muestfeados con la salivación' En nuestro
modelo
"timbre"
ñG;; pintamo" ae nego las cinco bolitas muestreadas de
(A)' Estas cinco
' para
boü-
i"n":ii"i.'.-61" q"e su.fre-n para conectarse a la salivación
i". ií"g.".1 io"aóionadas Aise regresan al recipiente y se mezclan con las blan-
cai.'¡n-el iegunao ensayo cón el EÓ del timbre, se saca una nueva muestra alea-
toria de cincó elementoi de estímulo, que consiste (casuaLnente) en una boüta
pro-
nlgra (AJ y cua[o blancas (AJ. La regla de ejecución de la tejlía-dirh que la
a la muestra EC (tjmbre) en este
¡atü¿i¿ ¿á wut respuesta salival condicionada
276
Com¡enzo
del ensayo Después del
oe apren. ensavo de
Ensayo 1 dizaje aprenbizaie Cambio n€to
E + e desde A, a A,
ztoo o \
o"f^oR
oo K^olo 5 elementos
de estfmulo
o^o;o
r-o"u (100% de los elementos
en ta muestra)
Ensayo 2
-o o -
o oo . o, 4 elementos
de estlmulo
a o vo oo(
) oa 2 elementos
Figura 8.2. Modelo de Estes acer- oo o -o
a
de estlmulo
ca de la forma en que los ele-
mentos de estímulo cambian del (200/o de los elementos
estado incondicionado al condi- en la muestra)
cionado (tomada de Hergenhahn, o Elementos de estímulo condicionado a una respuesta
A2
1976). . Elementos de esilmulo condicionado a una respuesta
A,
i o.z
i
a 0.6
I
€ 0.5
E o.¿
t"=r-(7-D[-0¡"-r. Q)
Esta expresión conduce a y'" como una función negativamente acelerada del en-
sayo de pnáctica, z. El límite de p" es 1, ya que la fracción I d decrece hasta lle-
-
gar a cero a medida que se eleva a potencias cada vez más altas. En la fisu¡a g.3
pueden observarse algunas gráficas de esta función. Para estas curvas,
r,
= 0.20
y d es 0.05, 0.10 y 0.20 para las tres curvas. La curva asciende con más rapidez
para los valores más grandes que d. Recuérdese que d es la probabiüdad de que un
elemento de eslmulos se muestree; cuando 0 es baja, habrá mucha variabilidad de
ensayo a ensayo en la composición de la muestra de estímulo; cuando 0 es alta,
siempre estará presente la mayor parte de los elementos, de modo que una
muestra variará muy poco en relación con las otras. En la figura 8.3 puede verse
cómo esta variabiüdad del estÍmulo afecta a la tasa del aprendizaje. La influencia
demorada de la mayor variabilidad del estÍmulo sobre el aprendizaje fue observada
por primera vez por Pavlov (el fenómeno de la inhibición externa). Otros experi-
mentos realizados por Wolfle (1936), E. J. Green (1956), y Burke, Estes y Hull-
yer (1954), proporcionan resultados que pueden interpreta¡se en términos de va-
riaciones d.
del muestreo del estímulo apüca el mismo análisis de "elegL una respuesta" que a
las RC en las situaciones de condicionamiento pavloviano e instrumenta.l, así como
en situaciones explícitas de elección.
La ecuación 1 impüca una segunda ecuación que describe el decremento de la
probabilidad de una respuesta A2 debida a un ensayo Et cuando la respuesta
opuest¿ (4) es reforzada. De modo similar, la ecuación 2 implica otra que describe
la probabilidad decreciente de una respuesta A2 durante una serie de ensayos re-
forzados At; es decir:
1(4, en ensayo n) = | - P (At en ensayo r)
= (t - p) (1 - p)"'. (3)
Estas ecuaciones constituyen la médula del modelo linea.l. Observamos que son
ecuaciones diferentes, que expresan cómo una variable (2J cambia sus valores
desde un punto discreto en el tiempo (ensayo z) hasta el siguiente punto en el
tiempo (ensayo z + 1).
nt I Yznz
P= ll 1fl2 1/13
patrón de prueba (hilera 5) que consta de 8lámparas del conjunto S,' 4lámparas
élegidas aleatoriamente del conjunto 52 y las 8 lámparas del conjunto S.. Para esta
combinación, la frecuencia relativa promedio de respuestas A1 para el gmpo de su-
jetos era de 0.62.
La columna de los valores pronosticados, denominada regla del fiomedio'
emplea la fórmula derivada antes delaTME. Por ejemplo, para la prueba 6, que
consta de 8, 2 y 8 elementos de 51, 52 y 53 respectivamente, el valor pronostl-
cado es:
. I + ll2'8 12
P.: B+2+8 = 18 =uo''
Este valor pronosticado es idéntico al valor observado de 0.67. De hecho, con la
excepción del segundo patrón de la prueba, las predicciones de la regla del prome-
dio son uniformemente cercanas a los valores observados.
La regla de los elem¿ntos neutrales, una alternativa sugerida por el trabajo de
LaBerge (1959), aplica la regla del promedio, pero presupone que los elementos
53 son neutrales y no contribuyen a Ar, ni a 42. Por ejemplo, en la prueba 6, la hi-
potesis de los elementos neutrales suprime los 8 elementos S, y pronostica p :
8l(8 + 2) = 0.80. En la tabla 8.2 puede observarse que en las pruebas 5 a la 8, en
las que los dos conjuntos de predicciones difieren, la regla de los elementos
neutrales es considerablemente, inferior a la regla del promedio.
La rúltima hipotesis ,llamada regla dz ln mayoña enla tabla 8'2, presupone que la
respuesta está determinada por cualquier elemento condicionado que se en-
crentre en la mayor pa¡te de la muestra. Tales datos desacreditan la regla, que en
un principio parecía plausible.
Hay muchós otros conjuntos de datos de este tipo general, en los cuales la regla
del promedio se comprueba mediante sus predicciones acerca de las proporciones
de la respuesta a las nuevas combinaciones de eslmulos, condicionados' Por lo
general, la regla del promedio ha resistido estas pruebas y al parecer constrtuye
una excelente premisa de trabajo para malejar esa clase de problemas.
fABLA 8.2, Proporciones de respuesta Ar, obse.vadas y predichas, para cada uno
de los nueve palrones de prueba [hileras). La compos¡c¡ón de los pattones
de prueba se indica por las entradas en las columnas baio fr, Eu, f¡.
Véase el texlo para la explicación de las predicc¡ones
Itomada de Schoeffler, 1954).
N¿m. de Predichos por
Pat6n de elementos de p (AJ Regla del Elementos Reglas de
prueba 4 E2 Er observados promedio neuuales la mayoría
1 88 0 0.54 0.50 0.50 0. s0
2 84 0 0.79 o.67 o.67 1.00
l 82 o 0.81 0.80 0.80 1.00
4 42 0 0.63 o.67 \t lt/ 1.00
5 84 8 o.62 0.60 0.67 1.00
6 82 I o.67 o.67 0.80 1.00
7 A) I 0.54 o.s7 0.67 1 .00
B 80 I 0.7 3 o.75 't .00 1.00
9 88 I 0.54 0.50 0.50 0.50
242 Primera parte. Teorías asoclaclon¡stas
Aprendizaje de probabilidad
=(7-0)p"+ Ar 6)
Cap. B Teoria del muestreo del estímLllo 243
b^:It- (r-lJ (1
- 0) "-t (6)
Por lo tanto, la probabiüdad de que á estuviera conectada conA, igualaría esta fre-
cuencia relativa de 4/5 reforzamientos de .Ar a 82.
Otra línea de trabajo investiga la igualación de piobabiüdad en las situaciones de
interacción elemental que implican a dos sujetos al mismo tiempo. Ambos trabajan
concurrentemente en tareas de aprendizaje de probabilidad en ensayos de fila
apretada. En cada ensayo el sujeto da una de dos respuestas y recibe re'forzamien-
to por una de ellas. El nuevo método es que las probabiüdadLs de los eventos re_
forzantes en cada ensayo dependen de la iespuesia de ambos sujetos en ese ensa-
yo. Los programas de reforzamiento para lós dos sujetos son iteracüvos
en el
sentido de que la probabilidad de un evento E1 para eliujeto A depende de
la res-
puesta del sujeto á, así como la del A. para apüiar el moáeb
a talei situaciones se
requiere de técnicas matemáticas especialei, ya que las conductas de A y de g
cambian en el transcurso de los ensayos. Cuandó se aplican a una
variedad de
di9ly1 con$clo¡9s interactivas_. las piedicciones asintéticas ." h*"n .uy ."_
meJantes a tos datos obtenidos (Suppes y Atkinson, 1960). Como antes,
la piedic_
ción es que ambos sujetos igua.lanán su frecuencia áe respu"sta A, lán
h fr"cu.n_
oa del evento ,E,.
diversas,generalizaciones del experimento del aprendizaje
,^S_"_l31y9:útido
oe proDaD[dad y de ta teoría. En un procedimiento (Suppes ¿, ¿1.,
190¿), la res_
pueqta del sujeto y el evento reforzante varían durante
un continuá'cámpleto el
cua.l.hay, en principio, un número infinito de opciones de
empleada, el sujeto trata de¡redecir dónde aparecera un puntá
*.pu".ü "n
Én h tarea
áe tuz en el borde
qe un gr¿rn crcub colocado trente
a é1. La generalización de Suppes del modelo li_
neal pa¡a esta situación parece expricar baitante bien las distribüciones
¿e ta res-
puesta media.. En una segunda variación (Suppes y
Donio, 196?) see-liminaron los
ensayos de elección discreta. La situación es!í dispuesta áe
tal iorma que el sujeto
siempre se encuentra en el ,,estado de respuesta" .,4, o Ar. poi
ejemplo, podría
sostener un interruptor de palanca que en iodo rnorn*nto i"n¿riu q;e
mantener
oprimido al lado derecho o_al izquierdo. El sujdto tiene übertaá-í"
.Jo¡iu. .u.
en cualquier momento. Los eventos reforzantes podrían "._
:11o^:,^T_.,:.qy""t, ser,
por eJer.npl.o, ramparas a vquierda y derecha que centellean brevemenre a mrerva_
ros alearonos, donde se reglstra un punto si el sujeto
tiene su interruptor de res-
lado,en que destella la lárnpáa. En esta sitüión la principat
f::*^"1^"] TjTg
vanaote-depen(üente es Ia proporción de tiempo que
el sujeto se encuentra en el
estado de respuesta 4,. La situación, que en muclios
detaúes se aseme.¡a a una sr-
tuación de operante libre, tiene variabies inaepenAtntes como
Uü." ¿" ti".po
en la que se entregan reforzadores, y la propo.ci¿n (o) de losi"ioirui"i"n,o.
qr. ."
La principal predrccién que .e ha .onn rn.Oo
91T^"l i{:/l
clon,de lempo_que el suJeto pasa en el estado 41, convergirá"iqu"
tu propo._
asintóticaminte
d ?r, ra proporcton de relorzarruentos 41, y esta asíntota
será independiente de la
tasa de tiempo en la que se dan reforzador-es E¡ o Er.
Una tercera variación de la tarea usual de apiendizaje
de probabilidad, estudiada
f: I:iTT\ r S¡"ford [95e).y L. R. Beacrr y sus coáboiuáoil.1-lgiilr. ,"qui"."
que los suJetos hagan estlmaciones, ensayo por
ensayo, de la probabiüdad di que
el evento El vaya a ocurrir en el srguiente énsayo o'haya t"ni'¿o
lusar O*-t" t"
sene pasada de ensayos. De modo muy similar a'las proio.ciones pr?meOio
Oe tas
respuestas lredictivas de 41, estas estimaciones oé p.orrlita"a
.omienzan casi
por casualidad, y entonces convergen con la práctica
contir;;;, l; verdadera
Cap B Teoria del muestreo del estimulo 2As
probabiüdad del evento Er. En otro trabajo, Reber y Mtllwar.d (1968) des-
cubrieron que a los sujetos se les podía llevar rápidamente a la igualación de even-
to en sus piediccion.Á d" Ar, al hacer que en vez de predecir-rasgos individuales
sólo obsenaran la rápida exposición de una serie de eventos ErlEr. Lo importan-
te era la exposición simple a la serie de información probabilística más que a las
"recompenias" y "castigos" para las respuestas predictivas manifiestas'
Estadísticas secuenciales
Nuestra discusión clemuestra que el modelo prediqe la curva media del aprendi-
que
zaje y el valor límite de las proporciones promedio de la respuesta, a medida
auméntan los ensayos. Parte del poder de los modelos del aprendizaje es que nos
permiten predecir mucho más que aquellas curvas medias de respuesta' En princi-
pio, las piedicciones pueden derivarse para cualquier característica de los datos
que deseemos examlnar.
'
La estadlsüca secuencinl proporciona una fuente primordial de información acer-
ca del proceso del aprendizaje. Estos estadísticos calibran el grado en que Ia res-
r
puestide un sujeto en el ensayo + I es influida por sus respuestas y/o eventos
ieforzantes en uno o más ensayos anteriores. La historia inmediata de eventos de
un sujeto en los ensayos ,r, n 1, etc., tiene un poderoso efecto sobre su probabilidad
de respuesta en el ensayo
-
,, + 1. Los estadísücos secuenciales nos permiten exa-
mina¡ dichos efectos. Por ejemplo, cabía esperar que la probabilidad de la res-
puesta 41 aumentara en el ensayo que sigue a un evento E¡, y disminuyera des-
pués de un evento 82.
La teoría del muestreo del estÍmulo puede predecir la mayor parte de las depen-
dencias de un ensayo observadas en los datos. Las discrepancias entre las predic-
ciones del modelo y las elecciones secuenciales de las personas aparecen cuando
examinamos dependencias de respuesta que se acortan durante diversos ensayos.
Por ejemplo, el modelo predice que durante una apücación de eventos Et, la pro-
babiüáad del sujeto de piedecir E1 debería incrementarse monotónicamente. Pe-
ro, por el contrario, en los ensayos inciales de un experimento, los resultados a
menudo muestran el patrón opuesto, y el sujeto humano se welve cada vez más
propenso a predecir E, mientras más haya durado la actual apücación de los even-
ios E, (y viieversa para las aplicaciones E)' Es como si el sujeto creyera que la
aplicaiión E, hacía que un suceso E2 fuera cada vez más propenso a ocurrir a fin
de emparejar las proporciones de la serie. A esta singular creencia se le denomina
efecto negatioo de recencia, o "falacia del jugador", y se trata en verdad de una
idea muf arraigada que la mayoría de nosotros tenemos acerca de los eventos del
mundo real.
Un segundo conjunto de discrepancias surge del hecho de que los sujetos pare-
cen estar comprobando hipótesis al¡ededor de la serie de eventos' Es decir, el su-
jeto típico tiene una fe implícita en la noción de que la serie de eventos.E1.E2 que
el expérimentador le muestra posee un patrón sistem.ático aunque complejo; por
lo tanto, construye, prueba y evalúa un conjunto de hipótesis acerca de las regula-
ridades locales, ensáyo por ensayo, en la serie de eventos. Ejemplos de tales hi-
pótesis podrían ser la creencia de que los eventos están programadospara una al-
iernación doble (como en 227\22772211), o qtre sólo se usan las explicaciones de
urn longitud de dos o cuatro eventos idénticos (como en 111122112222). Enlufl
Primera parte. Teo¡¡as asociacionistas
I
Cao. B. Teoria del muestreo del estimulo 287
F-r
l' 'l F-;-_]
lo ol lrl+ F--;]
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1.... I 1.... i. I
| I I l"' I
Itlt tr:l
lo
I oo.ool
I I
dad de la respuesta. Sin embargo, en vez de postular tan sólo una relación particu-
lar entre la probabilidad de la respuesta y otras mediciones, en este caso la estra-
tegia consiste en deducir esta relación mediante alguna hipótesis sobre la manera
en que ocurren las respuestas. Con esto es posible separar las premisas acerca de
las propiedades de la respuesta de las restantes premisas acerca del aprendizaje,
y someterlas a prueba por separado.
Consideremos un modelo muy simple de la probabilidad para la latencia de la res-
puesta. Al comienzo de un ensayo, presentamos una señal, ponemos en marcha
un reloj y registramos el tiempo transcurrido antes de que el sujeto ejecute algún
acto designado. Pata ser especíEcos, supongamos que el acto en cuestión consiste
en hacer que una rata corra varios pasos por un pasadizo recto (al final del cual hay
una recompensa aümenticia), e intemrmpir un haz de luz fuera del compartimiento
de partida. La medición de latencia es el tiempo que transcurre desde la apertura
de la puerta inicial hasta que la rata intemrmpa el haz de luz unos cuantos
centímetros más allá de la caja inicial. Un modelo elemental de este proceso pre-
supone que en cada pequeña unidad de tiempo (de á segundos de duración), el ani-
l
mal ejecuta el acto necesario o hace alguna otra cosa. Dejemos que denote la
probabilidad de que ejecute el acto en la siguiente pequeña unidad de tiempo, si no
lo ha hecho. La latencia es entonces exactamente el número de unidades tempora-
les de duración I que transcurren antes de que el acto se ejecute. Esto es simlar a
las veces que usted tiene que tira¡ una moneda antes de que salga "cara". Pode-
mos demostra¡ que, en promedio, la respuesta se producirá en intervalos 1/p, y
por ello la latencia promedio será ,,/r.
Este modelo simple de respuesta nos conduce a una relación inversa entre la la-
tencia promedio y la probabilidad de la respuesta; conforme aumenta la probabili-
dad, la latencia disminuye. En un experimento de aprendizaje donde esperamos
quep" cambie en el transcurso de los ensayos de acuerdo con la función del apren-
dizaje de la ecuación 2, la latencia promedio I" decüna a lo largo de los ensayos.
En los dos cuadros de la derecha en la figura 8.6 se muestran dos curvas empÍricas
que se ajustaron mediante la función. La curva inferior derecha es la latencia inicial
promedio durante los ensayos de un gmpo de ratas que aprendían a correr por un
pasadDo a fin de conseguir una recompensa alimenticia. La curva superior derecha
es el tiempo promedio que las ratas mantenían oprimida una palanca en una caja de
Skinner, cuando la recompensa dependía de presionar y después, de liberar la pa-
lanca.
En elcuadro superior izquierdo de la figura 8.6 se proporciona la tasa promedio
de presión de palanca (en respuestas por minuto) del mismo gn¡po de ratas que
trabajaban en una caja de Skinner de operante übre para consegui¡ recompensa.
Para interpretar la situación de operante übre en términos del modelo de respues-
ta, supóngase que cada respuesta coloca en cero al reloj y qJe h/P es el tiempo
promed.io hasta la siguiente respuesta. Si el tiempo promedio entre las respuestas
es lrl1, entonces la tasa promedio de respuestas es el p/h recíproco. Dada la
ecuación teórica para y'. como una función del número de reforzamientos z, la cur.
va del panel superior izquierdo puede ajustarse a los datos.
Hemos visto así la manera en que una teoría de la probabüdad puede hacer con-
tacto con otras mediciones de la ejecución aprendida. La ampJjtud de la respues-
ta, como la magnitud de una RC salival, no se ha considerado especÍficamente en
la bibüografa relacionada conla TME, aunque es fácil diseñar un modelo que haga
291
0.8
o
f .g
'= o u.o
E E
o c
'6
a (ú
o
o
o : 8,1 - 6.8(0.94)'
o
o
É.
o
o o
Eq
d E
=
qru
fJ o
o
6
'e(n) = 5.26 - 5.26(0.81)' o
82
o ov
ulI tr
2 4 6 8 l0L2
Ensayo Ensayo
Figura 8.6. Cuatro tipos de funciones de adquisición simple derivadas de la teoría es-
tadística del aprendizaje. Las curvas A, B, c y D, respectivamente, representan la
tasa de presión de palanca en contraste con el número de reforzamientos, la dura-
ción media de presión de palanca por bloques de 100 ensayos, los errores acumu-
lativos medios en contraste con los ensayos de aprendizaje del laberinto en forma de
I, y el tiempo promedio de carrera en contfaste con los ensayos del experimento en
la rampa (Estes, 1959a).
que la amplitud sea proporcional a f".En este caso, las curvas del aprendizaje de
tá amplituh de h RC deben parecerse a la curva de la tasa de respuesta en el
cuadró superior izquierdo de la figura 8.6. Por otro lado, Bower (1959' 1962¿) ha
desarrollado modelos de probabiüdad para deicribir la conducta ücaria de ensayo
y error (VES) de los sujetos antes de que hagan una elección. Tolman (véase el
óapítulo 11) ha destacado el papel de esta conducta para ggiar la eventual elección'
Aunque los modelos simples de latencia o de tasa examinados anteriormente pa-
recen ;propiados para ajustal curvas medias de respuesta en Ia adquisición
simple, és f¿cil de mostrar que en un nivel más detallado de prueba cuantitativa
son inadecuados. Por ejemplo, el modelo elemental implica que cuando b" alcanza
la unidad, todas las respuestas se producen exactamente en el tiempo l, lo cual es
absurdo. Además, el histogfama de frecuencia relativa de los üempos de respues-
ta observados, raras vecea üene la forma del modelo simple. Las discusiones de
Bush y Mosteller (1955) y McGill (1963) muestran algunos de los problemas de-
tallados que intervienen en la exacta predicción de las distribuciones de latencia.
Muchos trabajos en la psicología matemática se centren en el problema de prede-
Pr¡mera oarte. Teorías asoc¡acionistas
cir las distribuciones del tiempo de reacción a lo largo de un cierto número de con-
diciones experimentales.
En los ejemplos del aprendizaje verbal expuestos hasta el momento, la medida
de retención ha sido el recuerdo de la respuesta, y Ia TME trata directamente
este caso. Sin embargo, ur:,a medición a.ltemativa de retenci1n esla tntnorit de reco-
rncimiento: a continuación de la exposición de una serie de reactivos verbales,
como palabras o sílabas sin sentido, al sujeto se le muestra una larga üsta de reacti-
vos nuevos y otros antiguos-, y se lq pide que señale los que reconoz-
-algunos
ca por haber sido presentados en la lista de estudio. La memoria se demuestra por
la habilidad del sujeto para discriminar entre los antiguos reactivos de estudio y los
nuevos reactivos de distracción. Los estudiantes reconocerán que este método es
si¡nilar a los exámenes falso-verdadero. Más adelante, en esie mismo capítulo,
veremos una forma de interpretar la memoria de reconocimiento Dara los reactivos
sencillos dentro de la TME.
No hay una expücación completa de la teorÍa del aprendizaje sino incluye, al me-
nos, una breve mención de la forma en que maneja los temas de la generalización y
díscriminación del estímulo. Aunque la bibliografia acerca dela TME es muy ex-
tensa, aquÍ sólo consideraremos los principios generales del enfoque.
La TME concibe la generalización del esfmulo de la manera en que lo hace
Thorndike en su teoría de los elementos idénticos. Una resouesta asociada con la
población de esfmulo E, se generaliza a un estÍmulo de pruóba Er, en el grado en
que la población E, comparta elementos comunes de estÍmulo con la población.Or.
La situación para dos estímulos se ilustra de forma abstracta en términos de loi
diagramas de Venn, que aparecen en la figura 8.7, donde los puntos negros
representan elementos de estÍmulo asociados con una RC particular, mientras
que los puntos blancos representan elementos no conectados. Los conjuntos de-
norninados E, y ¿2 contienen un tota.l de 20 y 16 elementos, respectivamente, y
comparten un conjunto de 8 elementos comunes (en el subconjunto de intersec-
ción l de la figura 8.7). En la figura se muestra el estado del sistema a continuación
del entrenamiento en E, que ha llevado la ejecución de la R C a175Vo. Presuponer
una combinación homogénea de los elementos entre todos los subconjuntos de Er,
significa que alrededor de 8(0.75) = 6 elementos de la intersección i estarián aso-
ciados a la RC. Cuando entonces hacemos una prueba dela generalización al82, h
probabiüdad de la RC será la proporción de los elementos condicionados (puntos
negros) en el conjunto completo 82, que en este ejemplo sería 6/(8 + 8) = 0.375.
La proporción de las RC generalizadas depende del producto de dos factores: 1. el
nivel de condicionamiento de la RC al estímulo de entrenamiento. oue se denota
como 1(E); y 2. La proporciín de la población (prueba) E, de élementos de
estÍmulo que compade con Er, que aquí se denota como s (s por sirnilitud del E, al
E). Para la ilustnción anteior, !(Er) = 0.75, s = 0.50, y así la probabilidad RCal
estftnr.r.lo generalizado es r(E) =s, (E) = (0.75) (0.50) = 0.375, como ya se ha
ilustrado. Los coeficientes de simütud pueden variar desde cero (conjuntos sin
elementos comunes) hasta la unidad (superposición completa). Pero estos coefi-
cientes nunca se observan directamente, sino que deben estimarse a partir de la
razón de las proporciones observadas p(E) V i(E ), o por la razón de las tasas de
293
/\
a a
oa
o a/
a'a \a
Figura 8.7. llustración de dos conjuntos de elementos de estímu¡o superpuestos. Los
puntos negros repretentan elementos asociados con la misma referencia a la RC. El
índice de generalización del estimulo lo da la proporción de elementos que un con-
iunto dado comoarte con otro.
Motivación
\
tE trr,,Ñrñl
I dables del gusto I
(a)
*/^ \r'rl'l,e
R-- ler I
(b)
eslabón 1). Estes (1969ó) plantea algunas premisas acerca de los estímulos noci-
vos y sus mecanismos de impulso negativo, y la manera en que determinan el
aprendizaje de escape y de evitación. También presupone que los mecanismos de
impulso positivos y negativos ejercen entre sí influencias mutuamente inhibidoras.
De este modo, Estes expüca el fenómeno dela supresión condicionad¿, donde un
estímulo que evoca temor (debido a su asociación pasada con el dolor) suprimirá la
respuesta para recompensas apetitivas (véase el capítulo 7)..
Como dijimos en el capítulo 4, esta teoría del impulso, su condicionamiento y su
facilitación conjunta de las asociaciones E-R para generar la ejecución, es muy pare-
cida a la teoría hulliana dela motiaadón d¿ incentiuo, en la cual se supone que la anti-
cipación de la recompensa (mediante el r) a los estímulos discriminativos genera ex-
citación que interviene para facilitar o energizar las respuestas instrumentales en
marcha. Lo que hace la teoría de Estes (como lo propuso anteriormente la de Shef-
field, 1954) es eliminar el estatus separado de los constructos de impulso (D y moti-
vación de incenüvo (/{) en la teoría de Hr¡ll. Asimismo, la premisa de la inhibición
recíproca entre centros de impulso negativo y positivo lleva las cosas rnás adelante.
muestra de los cuales afectaba al sujeto en cualquier ensayo. Con una población
grande de elementos de estímulo, la premisa del condicionamiento de todo o nada
de los elementos muestreados conduce al cambio gradual en la proporción de los
elementos de la población conectados con la respuesta.
En un artículo cliásico (1959á), Estes demostró que de la TME se derivan modelos
de aprendizaje bastante distintos si presuponemos que el nlimero de elementos de
estímulo (que representan una situación) es pequeño; por ejemplo, uno o dos. En
muchos experimentos estos mod¿los d¿ elem¿nto Pequ¿ñ.o se ajustaban miís
estrechamente a los datos que el modelo de elemento grande que vimos antes.
En su artículo, Estes propuso cambiar algunas premisas cruciales. Primero,
presuponía que exactamente un elemento de esti'nulo aleatorio de los pocos ase-
quibles se muestrea en un ensayo dado. Al elemento de estÍmulo muestreado se le
concibe mejor como la configuración o paÍón total de estimulación efectiva en un
ensayo. Segundo, al comienzo del entrenamiento los patrones de estímulo pro-
bablemente se encuentren en un estado neutral, no condicionados a ninguna res-
puesta experimental. Si se muestrea tal patrón neutral, sólo dará lugar a suposi-
ciones aleatorias entre las alternativas de respuesta. Tercero, se supone que el
reforzamiento produce condicionamiento sólo en algunos ensayos y no en otros.
EspecÍficamente, se prbsupone que el evento rcforzúLte en un ensayo dado
causa: 1. un condicionamiento completo, de todo o nada, del patrón muestreado
(un evento que tiene probabilidad c); o 2. El fracaso de cualquier condicionamiento
en ese ensayo, de modo que un patrón neutral muestreado permanece neutral al
final del ensayo (un evento que tiene una probabiüdad 1 c). En los modelos de
-
elemento pequeño, c desempeña casi el mismo papel que 0 en los modelos de ele-
mento grande.
Veamos las apücaciones de esas premisas a un caso específico. De hecho, vaya-
mos al extremo de suponer sólo zz posible elemento de estÍmulo para observar lo
que sucede. Para concretar, supóngase que una situación dada de condicionamien-
to pavloviano de pa¡padeo del ojo se represent¿ra mediante un patrón de estÍmulo
simple que se muestrea en cada ensayo, y este patrón comienza en un estado
neutral, no condicionado al parpadeo. Esto significa que la probabiüdad inicial de
una RC es aquf de cero. Durante los primeros ensayos de condicionamiento, el
EC no produce respuestas condicionadas, pero la ocurrencia del soplido (el
estímulo incondicionado) al final del ensayo puede dar lugar a.l condicionamiento de
la rQC al patrón de estfmulo. Con probabilidad c el reforzamiento es efectivo para
causar el condicionamiento en cualquier ensayo dado, mientras que con la probabi-
üdad 1 c no logra provocar ninguno. Para un solo sujeto, en algin ensayo el con-
-
dicionamiento "ocurre"; es decir, el EIda lugar al condicionamiento del patrón de
estÍmulo simple a la RC. Por lo tanto, en el ensayo inmediatamente siguiente esa
probabiüdad RC del sujeto salta a,
= 1.0, ya que por suposición el patrón de
estÍmulo sencillo para la situación siempre se muestrea, y ahora está condiciona-
do. Entonces, la curva del aprendizaje para un solo sujeto se parecería a una de
esas funciones de escalón que se presenta en la figura 8.9, a.l saltar desde, = 0
hasta, = 1 en un ensayo. Como el El continúa ocurriendo después de la r?C, su-
puestamente el sujeto permanecerá condicionado (en, : 1.0) y por esto conti-
nuará proporcionando las RC.
El modelo supone que el ensayo de condicionamiento efectivo para diferentes
sujetos se da mediante un tiempo de espera aleatorio; con probabilidad c, el condi-
297
o
(ú
c
l
0)
6
=
6
o-
Ensayos
Figura 8.9. llustración de las curvas de aprendizaje de función escalonada para tres
distintos sujetos que dif ieren en su ensayo de aprendizaje.
cionamiento se produce con el primer ensayo del EI; con probabilidad (1 c)c, no
-
octrrre en el primero sino en el segundo ensayo, y así sucesivamente. De nueva
cuenta, el proceso es como larar una moneda hasta que aparezca la primera "ca-
ra", con la probabilidad de las caras igual a c. Tal proceso implica que la probabili-
dad acumulativa de que el condicionamiento haya ocurrido para el ensayo n se
incrementa con los ensayos.
Supóngase que combinamos los datos de un elevado número de sujetos, y que
también combinamos los datos por bloques de ensayos. Entonces la curva de
aprendiz,aje pro¡nedio ilz grupo aparecería uniforme como la de la figura 8.10. Pero
comprendemos que esta curva de aprendizaje promedio de grupo es engañosa, y
que es un artefacto de combinar muchas funciones escalonadas indiüduales como las
que aparecen en la figura 8.9. El contraste se muestra nítidamente en la figura 8.10,
donde se compara la curva promedio de grupo con las indiüduales durante los en-
sayos previos a que se condicionaran con éxito. La razón por la cual el promedio
de grupo se eleva de modo uniforme es que a medida que continúa el entrena-
miento, más sujetos han sido condicionados progresivamente, y entonces contri-
i
buyen más con susy' = 1 que con sus = 0 al promedio del grupo.
Un hecho notable es que la curva de aprendizaje promedio de grupo, pronostica-
da por el modelo de un elemento, es idéntica a la que predice el modelo lineal y el
modelo de elemento grande de la TM E . Los modelos difieren en el sentido de que
el modelo lineal y el de elemento grande presuponen que cada sujeto indiüdual
tiene una curva de aprendizaje que se incrementa gradualmente, mientras que el
modelo de un elemento dice que cada sujeto mostrará una función de escalón y
que la curva uniforme surge sólo al promediar a los sujetos. La diferencia entre los
modelos puede someterse a prueba mediante an¡áüsis apropiados de los datos. Si
el modelo de un elemento es adecuado y el sujeto termina el entrenamiento dando
siempre una respuesta condicionada (es decir, rt = I), no encontraríamos ninguna
mejoría en su ejecución antes del ensayo de su último error (o fracaso para dar una
RC). Esta falla para mejorar antes del último error se denomina resfuesta esta-
cionaria; se la espera porque el sujeto conienza en un estado no condicionado
298
c
o
E
Figura 8.'10. llustración de la curva
de aprendizaje para individuos an- =
(6
tes de su ounto de condiciona- o
miento efectivo (línea horizontal (!
inferior), comparada con la pro-
porción promed¡o del grupo de lndividuo antes
respuestas condicionadas que com- del aprendizaje
bina individuos que han aprendido /
la asociación, con aquellos que tc --x---x---x¿--x---x
davía no la han aorendido.
(neutral), y el hecho de que haya un error en algún ensayo posterior significa que
cuando se encuentra en ese ensayo aún no ha abandonado ese estado incondi-
cionado (de otro modo no cometería un error). Suppes y Ginsberg (1963), y Bo-
wer y Theios (1964) analizal1¡ algUnos experimentos de este modo, y en varios
se demostró las funciones de escalón esperadas. En muchos aspectos, ésta es la
prueba más poderosa para concluir que el modelo de un elemento se ajusta a un
determinado conjunto de datos.
1.0
0.9
o
I 0.8
o
3 o¡
'ó Figura 8.11. Propor-
o ciones medias obser-
vadas y predichas de
3 o.o
respuestas correctas
durante los ensayos.
0.5 Predicciones inferi-
das del modelo de
un elemento (datos
de C. H. Bower, no
Ensayos publicados).
300
los datos. En la tabla 8.3 se presenta un resumen de varias predicciones del mode-
lo. Las últimas 10 entradas se refieren a estadísticos secuenciales. Para expücar
dos ejemplos, una corrida de exactamente dos errores se cuenta una vez, siempre
que haya una secuencia de ensayo de la forma " ... CEEC..." en un protocolo
reactivo-sujeto. Un par de errores tres ensayos adelante (es decir, en los ensayos
ny n + 3) se cuenta una vez, siempre que haya una secuencía de ensayo de la for-
ma" . . .EXXE.. . ", donde las Xpueden ser respuestas correctas o errores.
DESARROLLOS RECIENTES
tr4
v.
l-frl ^-4
Ganar tt4
Figura 8.13, l¡ustrac¡ón de
A2 v_
l_f(2 lr4
una s¡tuación de elección
con retribuciones y multas
probabilíst¡cas.
exploración intenta predecir esta probabüdad asintótica de elección del mero co-
nocimiento de las probabiüdades objetivas n, y 22, y las retribuciones u, x, !, z,
todas las cuales estiín bajo el control del experimentador. Consideramos unos
cuantos casos especiales de la forma en que opera el modelo de exploración. Pri-
mero, si a cualquier consecuencia que sigue a A, se le prefiere en lugar de cua.l-
quiera que siga a Ar, es obvio que A, constituye la elección domiru¡te asintótica-
mente. Segundo, considérese el caso simétrico en el cual las ganancias y pérdidas
para las dos opciones son iguales (es decir, p = I y x = z) , y sus probabilidades de
retribución difieren. Asintóticamente, los eventos dentro de cada ensayo de elec-
ción ocurren así: el sujeto genera una predicción de ganancia o pérdida para At, y
de modo similar para 42. Esto produce los cuatro posibles pares de predicción que
se muestra¡ en el cuaüo 8.1.
En la hilera de cada par de predicción también se escribe la probabiüdad espera-
da de ese par (basada en la premisa de la igualación de probabilidad asintótica de
los dos componentes), y la decisión indicada, dado ese par pronosticado de conse-
cuencias para ese ensayo. La regla de decisión consiste en escoger al ganador úni-
co, si hay alguno; de ocu¡rir un empate, la persona deberá volver a explorar su
memoria, hacer un nuevo par independiente de predicciones para las dos conse-
{ cuencias, y continuar con ello hasta que genere un ganador único. Esto equivale a
suponer que el sujeto sigue explorando hasta que a la postre cae en la hilera 2 o 3
del cuadro 8.1. Por lo tanto, la probabiüdad asintótica esperada de que escoja At
será exactamente la probabüdad del par de predicción de la hlera 2 dividido por la
suma de las probabiüdades de la hilera 2 y 3:
P(A') = '
¡ll-r)
zf,T-r) +-¡-zf,I-iJ'
En la tabla 8.4 se muestran algunas predicciones comparadas con las proporcrones
_
observadas de las respuestas Ar en experimentos de Atkinson (1962), Siegel (1961),
y Friedman, Gelfand y Padilla (1964). En cada experimento, los sujetos recibieron
de 200 a 400 ensayos en una tarea de aprendizaje de probabilidad de dos elec-
ciones, con una retribución de 5/ por cada predicción correcta y una multa de V
(pérdida) por cada predicción equivocada (Friedman, Padilla y Gelfand sólo usaron
"puntos"). Diferentes grupos en cada experimento correspondían a distintos va-
lores de z, y 12, como se muestra en la tabla 8.4. Las predicciones se obtienen ¿
!
lriori sencillanente al susütuir los íalores de T1 1r2 Err la ecuación 7. Obsérve-
se que las probabilidades asintóticas de respuesta en el experimento de Siegel (así
como en los gmpos 3 y 5 de Friedman, Padilla y Gelfand) excedían la igualación de
probabilidad, que es un resultado frecuente cuando se usan rétribuciones simétri-
cas. El ajuste de las predicciones delmodelo es muy bueno en todos los casos.
Los casos revisados sugieren la utilidad del modelo de exploración para predecir
probabilidades asintóticas de elección en situaciones uniformes (,,sin riesio"), así
como en prograrnas probabifsticos con retribuciones y pérdidas simétricas. En
otros experimentos que implicaban opciones múltiples, como el pareamiento de A,
versus A2 y ,4, versus -A., pero presentadas con diferentes frecuencias. Estes
(1976) descubrió que los sujetos también son sensibles a la frecuencia absoluta de
ganar para cada opción en el cu¡so de los ensayos, no a su frecuencia relatilra de ga_
nar por cada oportunidad. Estes logró ajustar un cierto número de resultados de
elección aI suponer que el sujeto exploraba principalmente su memoria de sucesos
eütosos, de modo que las elecciones tendían hacia la opción de ganancia más fre-
cuente.
En cualquier caso, es posible concluir que el modelo de exploración proporciorn
un enfoque viable de una teoría delproceso de la toma de decisiones. Se le ha utili-
P{A)
Expetimento Crupo \ T2 Observadas Prcd¡chas
1 0.60 0.50 0.60 0.60
Atkinson 2 0.70 0.50 0.69 0.70
l 0.80 0.50 0.83 0.80
1 0.7 5 0.25 0.93 0.90
Siegel 2 0.70 0.30 0.85 0.85
3 0.65 0.35 o.7 s 0.77
1 0.80 0.80 0.47 0.50
2 0.80 0.50 0.81 0.80
Friedman, Padilla, 3 0.80 0.20 0.94 0.94
y Celfand 4 0.50 0.50 0.48 0.50
5 0. s0 0.20 0.82 0.80
6 0.20 o.20 0.47 0.50
Cap. 8. Teoria del muestreo del estimulo 307
o.n
X o.rs
tl
N
--0.10
o-
F¡8ur¡ 8,14. D¡stribuc¡ones
0.05
de probabilidad de ele-
mentos muestreados aso-
ciados a un rótulo de con-
texto de lista para reacti- 123456749
vos antiguos y nuevos (tc
mada de Bower, 1972d1. Z: número de elementos rotulados
CaD.8. Teoría del muestreo del estimulo 309
0.75
.9
Today
,/\
/\
/\
To
/\ \
Da
/ /l
/l Figura 8.16. llustración de la estructura de un blo-
/
T+
\O /
D-A
|
y
que de memoria que representa la memoria de una
persona respecto al patrón de la palabra TODAY.
Motivación
I
,/l\
F¡8ura 8.1B. Estructura asocia-
tiva que, según Estes, se esta-
blece para refleiar la inh¡bición
/t\
;' i"i'Ji
de una RC anterior como resul
tado de la extiñción.
/ / \ /\
Contexto X EC BI EI RI
313
Comentarios finales
En este capítu.lo sólo se han examinado unos cuantos lineamientos en la evolución
de la teorÍa del muestreo de estímulo; se ha puesto el acento en sus inicios
guthrianos y en su überalización más reciente a manos cle Estes. La teoria
de]
muestreo del esfmr¡lo fue el enfoque dominante dentro de las teoías matemáticas
del aprendizaje. Veremos ahora cómo se ha ampliado y difundido esta perspectiva,
y después examina¡emos algunos comentarios en torno a las dtimas di¡óctrices
en el pensamiento de Estes.
las situaciones estándar. En sus mejores momentos, este nuevo examen de una
situación famüar en términos de un modelo matemático puede descubnr nuevas
regularidades en los datos, de las que nunca se había sospechado. Por ejemplo, los
análisis de datos orientados por los modelos de aprendizaje de elemento pequeño
demuestran la existencia de estabilizaciones de ejecución o funciones de escalón,
en situaciones donde antes se pensaba que el aprendizaje equivalía a un mejora-
miento continuo y gtadual en Ia ejecución.
Los modelos matemáücos del aprendizaje se han apücado para resolver cues-
tiones relacionadas con progr¿rmas educativos (Atkinson y Paulson, 1972;
Crothers, 1965; Restle, 1964á; Smallwood, 7962,l97l). Los tipos de preguntas
investigadas incluyen: 1. cómo asignar mejor el tiempo de estudio a distintas ma-
terias independientes, a fin de elevar el máximo lo que el estudiante aprende en-un
tiempo fijado; 2. la tasa óptima paIa que un maestro presente matenales en un cur-
so en el que la comprensión de la unidad z requiere que el estudiante haya aprendido
las primeras unidades z-1; y 3. La mejor forma de diüdir un gmpo grande de estu-
diantes en pequeñas clases tutoriales, a fin de reducir al mÍnimo el costo total (en tiem-
po del maeinó y del estudiante) de la enseñanza de materiales especÍñcos. Cuando ta-
ies problemas se formulan con claridad (a menudo con condiciones que los simplifcan),
puede usarse un modelo del aprendizaje para calcular el va.lor de diferentes progra-
mas, y de allí decrdir qué programas deben utilizar los maestro que se proponen ele-
var al máximo ciertos objetivos.
Los mad¿los natemóticos constituyen un método o técnica para la formulación
de teorías sustantivas, y no constituyen una teorÍa por derecho propio. En térmi-
nos generales, los modelos matemáticos han guiado a los psicólogos hacia análisis
más intensivos de los datos del aprendizaje. Los modelos nos han mostrado la va-
üosa información que puede detenerse de los datos del aprendizaje al ejecutar aná-
lisis más perfeccionados. También han demosüado que la comprensión valiosa en
ocasiones surge de comparaciones adecuadamente sensibles de diversas teoías
bien formr:ladas sobre datos derivados de experimentos muy elementales.
Un saludable efecto secundario del trabajo con los modelos matemáticos es la
revelación de que tales teorías lru¿d¿n producir predicciones de los datos, con una
exactitud que está a la par de las mejores teoías fisicas. Los numerosos casos
disponibles demuestran que en la teoría del aprendizaje la precisión numérica es
posible en un ümitado dominio. Tales demostraciones son importantes para a1'r¡-
darnos a establecer parámetros realistas en lo que concieme a nuestras teorías.
Las ideas de la teoría del muestreo del estímulo todavía están vigentes, aunque
no constituyan una fuerza dominante. Gran parte del trabajo inicial enla TME se
realizó dentro del enfoque con orientación de respuesta del aprendizaje, que en la
actualidad parece haber perdido popularidad si se la compara con una üsión de
cuento-memoria del aprendizaje. El propio Estes ha cambiado su orientación al
respecto. El contraste se advierte, por ejemplo, en su tratamiento inicial del
aprendizaje de probabilidad como condicionamiento de respuesta (Estes y
Straughan, 1954), en contraposición a su enfoque posterior (Estes, 1976) del mismo
mmo almacenamiento de frecuencias de evento y su ulterior recuperación y compa-
ración ("exploración") para guiar las decisiones. De modo similar aunque el artículo
inicial de Estes fue el que inspiró los modelos del aprendizaje de elemento pequeño
dentro de la ?ME y la noción de etapas discretas de aprendizaje adquiridas en esca-
lones de todo o nada, gran parte del posterior trabajo teórico ha usaddo diferentes
316 Primera parte. Teoríasasociacionistas
LECTTJRAS COMPLEMENTARIAS
Los siguientes übros presentan una introducción elemental de los conceptos psicológicos
básicos:
- Un texto que hace hincapié en las diversas clases de técnicas matemáticas de dedvaciórL es:
.haLaexpandido
investigación del proceso de aprendizaje
en varias direcciones.
continúa a un ritmo acelerado y se
Va¡ios miles de psicólogos y cientíñcoi en
campos afines realizan trabajos que en términos generales puáden'clasificarse co_
mo investigaciones del aprendizaje, en tanto es prácticamente imposible cubrir la
gama completa de los fenómenos que se estudian, este capítulo sólo inclui¡á.
a
grandes rasgos, una muestra seleccionada de los desarrolloi recientes. En alsu_
nos aspectos, la investigación en torno al aprendizaje se ha melto más aplicada]lo
que trajo como consecuencia el desarrollo de técnicas conductuales relácionadas.
Por ejemplo, algunos psicólogos se dedican a la aplicación de los principios del
aprendizaje a la adquisición del lenguaje, a programas educativos pára enseñar a
los niños diversas habilidades intelectuales, a la modificación de pinsamientos y
conductas indeseables de los pacientes psiconeuróticos y de niños problema en si_
tuaciones escolares.
Otros proiesionales se dedican a.l adiestramiento de habiüdades comoücadas del
personal industrial o müta¡, a la administración conductual escolar v al entrena-
miento de niños retrasados en habiüdades sencillas.
Al f¡al del capítulo revisaremos algunas de estas aplicaciones de las técnicas de
modificación de la conducta en problemas del ajuste pérsonal, habilidades acadé¡m_
cas y motivaciones vinculadas con el trabajo. En el capÍtu.lo lS se examinarán va_
rios estudios acerca de la instrucción programada, un área importante de la
tecnología conductual. La ingeniería conductual tiene objetivos piácticos inme_
diatos, y¿unqu€ no es irrelevante para la teoría, puede llevarse aiabo sin que en
ella interñeran los temas teóricos no resueltos. Lá importancia de la investigación
del aprendizaje reside en su desarrollo de técnicas dé control de la conducia, en
el cuadro general de referencia que proporciona, en los conceptos a emplear en el
anáüsis y, por último, en el conocimiento que se obtiene de las invesiigaciones
particulares .
318
Cap. 9 Desarrollos en las teorías conductuales 319
o\
1i) Respirador Cable para
la est¡mulación
eléctr¡ca
Máscara
F¡gura 9.1. llustración de una ¡ata tratada con curare a la que se le ha colocado una
máscara de gas conectada con un respirador y con un electrodo en un centro de re-
compensa del cerebro (tomada de DiCa'a,'1970).
p 400
\
Flecompensa para latido / -/'r-
cardiaco lenlo
1 2 1 2 3 4 5 6 7 A I 10
Bloqu€s de cinco onsayos de pru€ba
Figura 9,2. Recompensar aumentos o d¡sm¡nuciones en el ritmo cardiaco produce
cambios en Ias respect¡vas direcc¡ones, pero recompensar una respuesta diferente
-las contracciones ¡ntestinales- no produce alteraciones en el ritmo cardiaco (tq
mada de N.E. Miller y A. Banuazizi, 1968).
Primer¿ partc Tcorias ¿so(i¿(roniqtar
La dificultad pa¡a producir resultados conñables con ratas a las que se les ha ad-
ministrado curare no debe impedimos ver el hecho de que repetidas veces se ha
demostrado con éúto el condicionamiento operante de respuestas autónornas con
animales y seres humanos que no se trataron con curare. Por ejemplo, en un expe-
rimento inicia.l de Shapiro y sus colaboradores (1964), el uso de la RGP palmar hu-
mana dio lugar a incrementos confiables de la sudoración en personas recompen-
sadas por aumentos, y decrementos en otros individuos recompensados por ellos
Shapiró y Surwit (1976) reüsaron cientos de casos de condicionamiento autónomo
eútbso áe contigencias operantes. Tales resultados tienen una importancia clínica
práctica. Por otra parte, los resultados de la preparación con cura.re revisten una
significación teórica que permite excluir a los músculos esqueléticos como me-
diadores de los cambios autónomos.
.
Los éxitos en estos casos y en muchos otros auguran que la biorretroalimenta_
ción tendrá un significativo papel en la medicina de rihabiliiación. No obstante, las
técnicas requieren de una comprobación y evaluación cuidadosas, y de control en
situacio¡es prácücas (para una discusión acerca de los problemas de h evaluación
clínica de la retroalimentación, véase Blanchard y young, tSZa¡.
Con la figura 9.3 se ilustra un circuito de control en el que una respuesta es-
quelética se rehJerza y aprende porque restaura la homeostasis mediante su im-
pacto sobre una respuesta visceral intermedia. Por ejemplo, algunos pacientes
con taquicardia pa¡oistica (el corazón de pronto late con demasiada rapidez)
aprenden a controlar esta "discrepancia intema" al respirar a fondo (véase el esla-
bón I en la ñgura 9.3), lo cual estimula el reflejo inhibitorio delvago, para descom-
poner la taquicardia y restablecer el ritmo cardiaco normal. Así el aliüo del temor
alarmante a la taquicardia recompensa la actividad de respi¡ar a fondo.
El aprendizaje directo de una respuesta glandular, üsceral o cardiovascular para
restaura¡ la homeostasis se muestra en el eslabón 2 de la figura 9.3, y éste debe
ser el método dominante mediante el cual nuestros subsistemas fisiológicos se
ajustan y se regulan unos a otros. Es admisible que ese aprendizaje üsceralocurra
mediante Ia recompensa.
La noción del circuito homeostático sugiere una interesante perspectiva en tor-
no de lo que hasta el momento hemos considerado como respuestas condicionadas
paraüjicas. Ya se han identificado seis de ellas, que se enumeran en el cuadro
9.1. En el saber popular del condicionamiento clásico, la respuesta provocada por
el estÍmulo incondicionado supuestamente se transfiere al esfmulo condicionado.
Pero en estos casos paradójicos, la respuesta al EC es só\o lo contrario ala RIC
Condicionamiento neuronal
cuando la tasa de disparo de las neuronas corticales sube por encima de un cri-
terio preseleccionado. En otras series, se recompensa una reducción de la tasa
espontánea de dispa¡o de la célula, lo cual produce los cambios apropiados. Se han
usado procedimientos similares con varias mediciones de la capacidad de respues-
ta neuronal, incluyendo ondas "theta" registradas del b.ipocampo (Blask, 1972),
espigas en el EEG de la corteza sensoriomotora (Wlrwicka y Sternman, 1968), la
tasa de disparo de unidades simples en Ia corteza motora disociada de un gmpo
de músculos que norrnalnente controla (Fetz y Finocchio, 7977), y la ampütud de
componentes selectos de la respuesta cortical evocada a un destello de luz (Fox y
Rudell. 1970).
La significación de esos resultados todavÍa está en duda y, de nueva cuenta, se
debe a algo similar el antiguo argumento de la mediación. La neurona de la cual
se tona el registro tal vez no sea aquella que aprende, sino miís bien: a) una que in-
terviene en la realización de órdenes referentes para el sistema motor (es decir,
gran parte del condicionamiento neurona.l exitoso se ha llevado a cabo con unida-
des en la corteza motnra); o ü) una que recibe retroalimentación sensorial de un
operante motor que está controlado por las contingencias usuales de reforzamien-
to. Así, un mono puede altera¡ un componente de su respuesta evocada a un des-
tello de luz al desenfocar sus ojos, al dirigirlos hacia un rincón oscu¡o o al mirar de
soslayo; por lo tanto, cuando refuerza al mono "por modificar su respuesta visual
evocada", quizá el experimentador sólo esté reforzando "el mirar de soslayo" de
urür ln:meril excesivamente indirecta. Nuevamente, el uso de preparaciones de cu-
rare puede ayrdar a excluir algunos de estos argumentos de mediación pero el
razonamiento contrario sólo mueve el lugar de control hacia adentro, y af¡ma que
las órdenes eferentes se registran, refuerzan y aprenden.
En algrin punto de tales discusiones es casi seguro que alguien observe que
estos procedimientos equivalen casi a reforzar al animal tratado con curare por te-
ner ciertos pensamientos, y es un lugar común aceptado que ciertos pensamren-
tos (por ejemplo, ilusiones o fantasías) pueden incrementar su frecuencia de-
bido a sus consecuencias placenteras. En Black (1972) se encuentra una discusión
convincente y cuidadosa de estos temas metodológicos de interpretación y signifi-
cación de la labor en el condicionamiento neuronal. Dicho autor concluye que este
trabajo es importante para iluminar los procesos cerebrales y sus covariaciones
con la conducta cerebral, y que la cuestión de la mediación no es tan decisiva como
toda una generación de psicólogos nos ha hecho creer. Fue importante sólo en los
primeros enfrentamientos entre los teóricos del reforzamiento de uno y de dos
factores.
Quizá no sea una coincidencia que las respuestas involuntarias son aquellas que
normalmente no vemos ni sentimos, mientras que las respuestas voluntarias de
los grandes músculos esqueléticos están abiertas a nuestra constante inspección.
Es probable que la ausencia de información continua sobre las respuestas internas
sea lo que hace que éstas se encuentren más allá de nuestro control volitivo. Des-
pués de todo, ordinariamente aprendemos respuestas y aprendemos a guur
nuestra conducta al observar lo que hacemos, al contemplar sus consecuencias y
Cap. 9 Desarrollos en las teorias conductuales 331
Difcilmente puede exagera¡se la importancia que para nuestra cultwa tiene esta técni-
ca, ahora en desarroüo, para incrementar el control voluntario de los estados internos. . .
Sin forzar la imaginación, las implicaciones a largo plazo y los efectos de una población de
indiüduos autorregulados sobre la sociedad podrían tene¡ u¡n incalculable signifcación
(1970, págs. 1-2).
CONCEPCIONES DE REFORZAMIENTO
Y NO REFORZAMIENTO
no reforzantes. En otras pa.labras, dado un estado particular del sujeto (sus condi-
ciones de privación o de entrenamiento pasado), a grandes rasgos podemos dividir
los eventos de estímulo en dos listas: aquellos que achian sobre él como reforzado-
res, y los que no operan así. Una lista de reforzadores comúnmente contiene ele-
mentos biológicos como comida, agua y contacto sexual para indiüduos privados de
ellos, junto con reforzadores aprendidos (secrmda¡ios) como dinero, elogio, aproba-
ción socia.l, atención, dominación, la exclamación verbal "bien", y una variedad de
elementos como la curiosidad o las actividades particulares que satisfacen la nove-
dad. A partir de esta enumeración parcial, algunos psicólogos intentaron averigua¡
qué tienen en común todos estos elementos reforzantes, cuá.I es el ing¡ediente
esencial que los conüerte en reforzadores. Una idea plausible, por ejemplo, fue la
conjetura de Hull de que todos los reforzadores primarios sirven para reducir im-
pulsos o necesidades biológicas, y que los reforzadores secundarios como la ala-
banza derivan su valor de haber estado asociados con muchos casos de reducción
del impulso, tal vez durante la temprana infancia. Esta suposición al igual que otras
similares ha sido motivo de múltiples investigaciones y ha dado pie a que se discu-
tan sus pro y sus contra. El estudiante interesado puede consultar a G. A. Kimble
(1961), quien proporciona un útil resumen de las polémicas.
(!
.g
sea übremente asequible (como correr), y cuya eje'cución dé lugar a un breve ac-
ceso a la respuesta contingente (como la de beber). La lÍnea de 45 grados en la
figura 9.4 descnbe el prognma comrinmente usado de razón 7 aL, en donde la mi-
dad 1 de respuesta instrumental permite que el sujeto acceda a la unidad 1 de res-
puesta contingente. Los diferentes programas de razón conducirían a líneas de
mayor o menor inclinación. Las tasas de lÍnea base para las dos respuestas se tra-
zan como un punto (10 C). Después de imponer el programa contingente I a 1, la
tasa de lílea base de la respuesta instrumental l0, sólo productá una tasa, C,, de
la conducta contingente, que es considerablemente menor que la tasa deseada,
Co. A 6n de obtener la respuesta contingente en la tasa C0 en el programa, el suje-
to tendrÍa que incrementar su tasa de respuesta instrumental hasta 1r, muy por
encima de su tasa de línea base deseable, /0. La teoía del equilibrio estipula que
debe encontrarse algún compromiso, de modo que el sujeto ejecute un poco más
la respuesta instrumental a fin de aumentar su recepción de la respuesta contin-
gente por encima de C,. La punta de la flecha indica una posible senda de equübrio
(todos esos puntos caen sobre la línea entre las intersecciones indicadas). Este es
el caso estándar, en el cua.l el animal aprende a ejecutar una respuesta menos de-
seada a una tasa superior, y es recompensado mediante el acceso a una actividad
más deseada. [,a teorh también predice que cuanto mayor sea el déficit de Co crea-
do por el programa, mayor será el cambio en la tasa de respuesta instrumental.
El progama contrario se muestra en el cuadro superior de la figura 9.5. Aquí el
punto de línea base (punto) indica que en la situación de elección libre, la respuesta
iñstrumental ocurre a una tasa superior que la respuesta contingente. Este
programa prescribe que si el sujeto continúa ejecutando la respuesta instrumental
a la tasa 10, será obligado a reahzar la actividad contingente a Ia tasa Ct, que está
muy por encima de su tasa deseada de Co. Esa contingencia forzada es en realidad
una contingencia de castigo disimulada; de forma análoga, el castigo protofpico
obüga al sujeto a someterse más a algin estado nocivo como la descarga eléctrica
(actividad contingente) de lo que quiere. La teoría del equiübrio predice que la res-
340
(ú
o
E
f
@
.=
6
o
o
a
o
o
fr
Respuesta cont¡ngente
6
c
E
.g
s
) Figura 9.5. (Parte superior) Dis-
q
tancia de respuesta para un exce-
so de respuesta instrumental,
análoga al castigo. (Parte infe-
rior) Dirección contraria del cam-
bio de la respuesta instrumental
al disminuirel programa de razón.
El anáüsis del equiübrio nos ha a.lejado mucho de la ley empÍrica del efecto con la
que comenzamos. Hemos ampliado nuestros horizontes acerca de las relaciones
del reforzamiento. Al hacer un anáüsis profundo se advierte que muchos procedi-
mientos prácticos de reforzamiento usados en el hogar o en ambientes escolares
operan con base en algo parecido al principio del equilibrio: el privar a un niño de la
oportunidad de realizar alguna actividad -incluso una de valor medio, como
dibuja¡-, se utiliza a menudo para motivarlo y recompensarlo contingentemente
por algunas conductas de importancia educativa.
La teoría del equiübrio todavía debe resolver a.lgunas difrcultades. Una de ellas
es el problema de la generalidad; otra es la validez de la tasa de respuesta como
índice de preferencia. El problema de la generalidad surge cuando observamos
que en casi todos los estudios del aprendizaje humano la operación reforzante es
"la información acerca de qué es la respuesta correcta". Por medio de sus ins-
trucciones motivadoras, el experimentador o el profesor han hecho que un evento
correcto sea reforzante para el sujeto, de modo que no se requiere agegar nada
Primera parte. Teoriasasoc¡ac¡onistas
No recompensa y extinción
Junto a los desarrollos en la concepción contemporánea del reforzamiento y la
Iey del efecto, se han producido cambios en la interpretación del no reforzamiento
y la extinción. Casi la totalidad de esta teoría proviene de los traba.jos con la no re-
compensa y la extinción efectuados con animales, aunque se supone que ideas si-
milares se aplican al menos a ciertos tipos de aprendizaje humano. Algunas in-
terpretaciones iniciales de la no recompensa de una respuesta antes recompensada
asignaban a ésta un papel esencialmente pasivo. Como veremos en el capÍtulo
11, Tolrnan suponía que la no recompensa sólo sirve para no conñrmar y para de-
biütar una expectativa E-R-E". Thorndike le adjudicaba poca importancia sistemá-
tica y, en esencia la consideraba como un evento neutral. En la teoría de Huü
(capítulo 5) se postula que los ensayos no recompensados permiten la acumulación
Cap 9. Desarrollos en las teorias conductuales 343
en
de factores inhibitorios que no son compensados por el aumento correspondiente
pot"nciut de reacción. Las ideas de Hull acerca de la extinción se trabajaron
"i
á"'mo¿o trag."ntario y nunca se adecuaron a la gran variedad de datos exis-
tentes.
--lurante
los últimos 20 años se han propuesto varias hipótesis acerca de la no
recomDensa v la extinción. La mayor pafe de ellas trata de explicar la creciente
resistáncia a la extinción en los animales entrenados con un programa de recom-
pensa parcia.l. Es decir, una rata recompensada,.por ejemplo, .sólo en el 3070 de
'.u. po. un pasadizo recto, persistirá mis tiempo corriendo a la caja metadu-
-t"o. q* entrenado con ensayos 10070 recompensados'
"-t"
tu
"*tin
iOn, -itul
ot o
diversos resultados adicionales, representa un
Este hecho, complémentado con
ieto constante para los teóricos. No es que las explicaciones no abu¡den; es la se-
lección de las rnismas con pruebas experimentales críticas lo que ha demostrado
i"iun. l-". au;que informátiva. En el capítulo 5 examinamos también
"¡g"nte, y
la teoría de Amsel en torno a la frustración de la no recompensa, la lorma en
que
el reforzamiento parcial aumenta la resistencia a la extinción' En esta sección ana-
tlrur"Áo. h teorÍa de Capaldi del palróÍ sec'uencinl de la no recompensa, y el
modo en que expüca los fenómenos de extinción.
La hipótesis secuencial
CUADRO 9.2. llustración del análisis de efectos secundarios del eslímulo en una
secu€nc¡a de I ensayos recompensados fRl y no r€compensados lN).
12 345678
Evento de recompensa RN NNRRNR
Hr.¡ella del estimulo del
ensayo antenor 5¡ sdl 5r2 5x! 51 5"1
¿Condic¡onamiento en este
ensayoa +- ++-+
345
dLaje de probabüdad, como los de Estes (1972¿) y Myers (1970). Pero la utilidad
obvia del enfoque es que puede explicar diversos resultados experimentales que
comparan la resistencia a la extinción a continuación del entrenamiento en los cien-
tos de variantes de los programas de reforzamiento parcial. En sus artículos
(1965, 1967) Capaldi revisó la extensión de los resultados, y no es necesario repe-
tirlos aquí. Sin embargo, podemos adelantar que con un pequeño número de ensa-
yos de entrenamiento, la resistencia a la extinción es mayor con ocurrencias más
frecuentes de longitudes-N cortas, y menos ocurencias de longitudes-N largas
(manteniendo constante el número de ensayos N), mientras que con muchos en-
sayos de entrenamiento la mayor persistencia ocurre para aquellos programas que
tienen las longitudes-N más largas. Capaldi también ha ampüado la hipótesis para
manejar los efectos de otros eventos en caja meta, como diversas duraciones de
confinamiento en una caja meta no recompensada, distintas magnitudes de recom-
pensa y diferentes demoras de recompensa. Su tratamiento expüca el hecho de
que los animales entrenados con una gran recompensa en cada ensayo mostraían
una extinción más rápida que los entrenados con recompensa pequeña, porque
!g.-a" s5lá más alejado del -8" en un gradiente de generalización 9ue el Ep"qu"¡".
Por otra parte, en los programas aleatorios de recompensa-no recompensa elste
una rnayor persistencia en los animales que reciben la recompensa más gande,
puesto que -Ex está condicionado en mayor grado por la recompensa grande en las
transiciones y'y'R. Las transiciones son importantes, ya que los animales que reci-
ben ciclos repetidos de ensayos de PNG (recompensa pequeña; después nada, a
continuación una recompensa grande) prueban ser mucho más resistentes a la ex-
tinción que los que reciben la secuencia inversa GNP (Capaldi y Capaldi, 1970;
Leonard. 1969).
Una novedosa técnica introducida por Capaldi (1966) es el reformmiento interen-
346 Primera parte. Teor¡asasociacionistas
safo (RIE), mediante la cual se coloca al animal directamente dentro de la caja me-
ta del pasadizo y se le recompensa. El evento RIE opera dentro de la teoría de
Capaldi a fin de establecer a la huella de esfmulo como el E' para el ensayo si-
guiente de correr, independientemente de si el ensayo preüo ha sido N o R. En
otras palabras, el RlE es una forma de interponer un estÍmulo diferente justamen-
te antes de un ensayo dado. Con el R1E se dirigieron varios experimentos inge-
niosos. Considérese el programa de cinco ensayos RNly'ly'R que se repite varias
veces, y permítase que un evento R1¿ se interponga entre diferentes gmpos de
sujetos, ya sea después delprimer, segundo o tercer evento Ndel ciclo. Un gmpo
control no recibe ningún RlE. La hipótesis secuencial predice que los controles
serán más resistentes a la extinción, después sigue el gmpo que recibe elRlE con
posterioridad al primer ensayo 1ú, luego los que lo reciben a continuación del se-
gundo ensayo .fy', mientras que la menor persistehcia la obtiene el grupo que reci-
be el RIE después del tercer ensayo .ly'. Se predice este ordenamiento porque el
R1E intemrmpe la longitud-N que puede ser condicionada por el R en el ensayo 5
del ciclo. Los sujetos de control experimentan -E'3 en el ensayo 5, y se asoc¡an
con la respuesta reforzada. Los sujetos que reciben RIE después del primer ensa-
yo N tendrán entonces ,O" en el ensayo 3, Exl en el ensayo 4, E"z en el ensayo 5
(véase la tabla 9.2). Los que reciben RlE después del tercer ensayo ly' tendrín
ER en el ensayo 5. Así, los gmpos difieren en la longitud -lr' n"ás larga que se con-
diciona a la respuesta, y su resistencia a la extinción aumenta cuanto mayor sea ia
longitud-¡y' que ha sido condicionada.
Un punto en el cual la teoría de Capaldi se desvía de la hipótesis de los efectos
secundarios, de V. E. Sheffield, se reñere al decairniento temporal de la informa-
ción acerca del evento reforzante del ensayo anterior. Sheffield supone que los
eventos R o ¡y' establecen huellas de esfmulo relativamente a corto plazo que de-
caen después de unos cuantos minutos. El problema con esa idea es que no expli-
ca los efectos del reforzamiento parcial obtenidos con ensayos muy espaciados;
por ejemplo, un ensayo cada 24 horas. Por el contrario, Capaldi presupone, que
una huella del evento R o ¡y' previo persiste indefinidamente hasta que el siguiente
evento que ocurre en la caja meta lo modifica o reemplaza. Para é1, los estímulos
preüos R o N están ahora disponibles en algo parecido a una memonb que se re-
activa cuando se welve a colocar al animal en la situación de estímulo de laberinto.
E
AsÍ, una forma alternativa de discutir la teoría no consiste en decir que el es un
estú.nulo que persiste desde un ensayo 1ú previo (por ejemplo, 24 horas antes), sino
más bien que el E" es un efecto estimuiante causado por el sujeto que recuerda
ahora el evento lú del ensayo anterior. En algunos aspectos, esta interpretación
de la memoria es más heurística que la interpretación de la huella de esfmulo. En
cualquier caso, lo que se necesita es algún mecanismo teórico ("conductor de in-
formación") que responda de modo instanti4neo a la consecuencia recompensante
más reciente, que codifique esa información de una manera discriminativa (es aquí
donde el mecanismo r" falla) y que retenga esa inJormación en el transcurso del
tiempo hasta el siguiente ensayo. Se requiere de esta retención temporal porque
gran parte de los fenómenos usuales de reforzamiento parcial (Capaldi y Capaldi,
1970) ocurren ya sea que los ensayos de entrenamiento sean masivos (uno cada
15 segundos) o estén muy espaciados (un ensayo por día). Por supuesto, el cons-
tructo de una memoria para un evento (el sustrato de -8" o tl es un tanto extraño
al espíritu de la teoría de la conducta E-R.
caD. 9 Desarrollos en las teorias conductuales 347
Capaldi (1967) aplica esta hipótesis para expücar una gran variedad de diferen-
tes fónómenos de ia programación, incluyendo el reaprendizaje y la extinción ace-
lerados que ocu.t"n ion bloques múltiples de ensayos de adquisición y de extin-
ción, losifectos de los patrones de programas y la discriminación de los mismos
(por ejemplo, alternacióí doble); los efectos de las variaciones de magnitud y va-
riaciones ón la demora de la recompensa, efectos de contraste debidos a cambios
en las magnitudes de las recompensas, efectos de distintos intervalos interen-
sayo (conóebidos como componentes del complejo de esfmulo),. etcétera La
y
ieár¡aiam¡ien se tra apücado ion éxito al aprendizaje humano de probabilidad a la
resistencia a la extinción en ese contexto; se desarrolló y comprobó un modelo
.ui"Á¿ii.o qu" uuciaba los principales constructos de la hipótesis dentro del mar-
de los in-
co áe h teoria estadÍstica del aprendizaje (Koteskey, 1972)' El consenso
vestigadores indica que la teoría secuencial es la mejor de las- que actualmente
pura p."d"cir la resistencia a la extinción producida por la mayor parte de
"*iriEn
los programai de reforzamiento. Sorprendentemente, no utiliza. ningln concepto
se
de inhi6iciOn, frustración o respuestas competidoras; más bien las respuestas
á"ti"nen du.rnt" la extinción porque los estÍmulos E * se alejan lo suficiente en
un gradiente de generalización dé aquellos condicionados. a.la respuesta en el
ü-'*ui.o á"L"ni.enamiento. Un prÁlema teórico que subsiste es el de combi-
nar a la hipótesis secuencial, de alguna manera creativa, con los conceptos de
no
.".ornp"ni, t y
.t.unte con la inhibición (éstos son efectos innegables)' a fin de
pioáu.'lt unu t"otiu mrís general y completa del no reforzamiento y la extinción'
Baoq'¡eo
Supóngase que el eslmulo A sólo ya ha sido condicionado al E1,
-- de modo que
% = \. Al presuponer que yx comienza en fuerza cero, int.oau.i-ós cornpu"._
to de. esfmulo .4.Y pareado con el mismo 81. pero como Vax = "tVa
ecuación incremental (1á) para AV, es igual a cero. La predicciOles que
la ='\,
no ocum_
rá ningin condicionamiento a.l indicio X. Este resultado, sugerido óriginalmente
por el trabajo de Pavlov acerca del oscurecim.iento de un indi-cio por
otro, ha sido
muy investigado en fechas recientes (Kamin, 1969á). Se Ie denoÁna efecio de blo_
queo porquela.adqlisición previa de la asociación A_,El bloquea
el apre;dizaje ulte_
rior de la asociación X-_EIen el compuesto.4X. Las teorías'de la aténciOn selectiva
reclamaron en su momento este efecto (Trabasso y Bower, 196g). Sin
embargo,
más bien parece deberse a lo ,,no sorprendente" O-e que el .b.f slgá a A
en el com-
puesto,4X. Si la intensidad de la descarga usada como.EI se incre"mentara
entre el
Cao. 9. Desarrollos en las teorias conductuales 349
Cortel¡¡'cio¡es DC.DI
Los primeros experimentos de Rescorla (1968) demuestran que el condiciona-
miento de un EC (por ejemplo, un sonido) a una descarga, depeqdg de la probabiü-
dad del EI en la piesen¡ia ael ¿C relativo a la probabiüdad delEl-en ausencia del
EC (cuando h ráta estaba sentada en la cámara experimental) Cuanto más alta
seala correlacifun entre el EC y la descarga, mejor será el condicionamiento' Pa¡a
una probabilidad dada EI al ÉC, el condicionamiento discriminativo del EC se
hacíá nLás pobre al incrementar la probabilidad del EI en alsencia del EC En el
caso extremo nunca ocurrÍal descargas cuando el EC estaba encendido pero
que
sí sucedían a menudo en su ausencia el EC se convertía en tn inhibidor condi'
cionado del miedo; se transformaba en una señal para la seguridad mi4s que para el
peligro. Estos resultados, que aparentemente muestran elefecto de la correlación
350 Primera parte. Teor¡as asociacionistas
I'trhiblcaó'¿
Las ecuaciones (1a) y (1á) pueden describir la adquisición de propiedades inhibi-
torias si los I/s negativos se interpretan como inhibidores para la respuesta en
cuestión. Si el estímulo A solo es condicionado a rn EI, y entonces se extingue (\
= 0), V" se incrementará, regresará a cero, pero no se tornará inhibidora. Pero
supóngase que después de que A se condiciona, seleccionamos un indicio neutral
X y presentamos el compuesto de esfmulo áX sin reforzamiento. En esta cir-
cunstancia, tanto A como X pierden fuerza, hasta que la combinaciónV^ + V, sea
igual a cero. Eso ocurrirÍa cuando V^ : -V*, donde ambas difieren de cero. AsÍ,
al comparar la consecuencia de la extinción para.4X en contraposición a A sola, en
el primer caso (pero no en el segundo), esperaríamos que el componente A retu-
viera alguna fuerza excitatoria (7" > 0) cuando se compruebe solo, mientras que X
se habrá convertido en un inlibidor condicionado. En ningin caso A se convertiría
en un eslmulo inhibidor. El poder inhibitorio condicionado de X se revelaría por su
capacidad de disminuir la respuesta cuando se agregue a un estímulo excitatorio
diferente (por ejemplo, B), en ensayos de prueba B-{. Ambas predicciones, la ex-
citación residual para A y la inhibición para X a continuación de la extinción a A, se
han confirmado experimentalmente (Wagner y Rescorla, 1972). Adem¡ás, como lo
predice la ecuación (1ó), cuanto más gande sea la fuerza del condicionamiento de
A en el entrenamiento original, mayor será la inhibición que adquiera X durante los
ensayos no reforzados con 4". Incidentalmente, el hecho de que Xse torne inhibi-
torio durante los ensayos no reforzados a .4X hace imposible una teorÍa que expli-
que el bloqueo de X en ensayos reforzados a .4.Y, como debido al hecho de qué el
animal no le "presta atención" a.l indicio redundante agregado, X. La teoría de la
atención no puede ganar en ambos sentidos.
Bloquco i'¡hab|.o¡lo
Ya hemos discutido el bloqueo o alteración del condicionamiento excitatorio.
También es po,sible hacer arreglos para bloquear el aprendizaje de propiedades
inhibitorias mediante un indicio (Suiter y Lolordo, l9ZD. En uná situaci1; REC al
indicio A se le hace primero un inlibidor condicionado en el sentido de oue A
ocurre sin la descarga en una situación de fondo donde las desca¡sas con freiuen_
cia aparecen de otra manera. Una vez que A se establece como uni señal de segu-
ridad, el indicio X se introduce en el compuesto,4X pareado con la ausencia de
descarga, en un fondo que de otra forma tiene descargas frecuentes. Sin embar_
Cap. 9. Desarrollos en las teorías conductuales 351
BX-. Con las ecuaciones (1¿) y (10), ese entrenamiento de discriminación con-
duce a un valor elevado para 7r, uno cercano a cero para V*, y un valor negativo
(inhibitorio) para y,. Si después de la discriminación damos un bloque de ensayos
reforzados a BX (el estímulo negativo anterior), deben ocurrir grandes cambios
en V, y en Vu por la ecuación 1, ya que comenzaron el bloque a un nivel tan bajo.
De nueva cuenta, este cambio considerable en 7" debería revelarse mediante las
pruebas finales con el estímulo meta, A-{. Rescorla (1976) confirmó exactamente
esos resultados: el aumento en la respuesta.4X inducido por los reforzamientos
.BX interpolados era mayor cuando BX ya se habÍa usado como un esfmulo negati-
vo o no reforzado. El lector debe recordar que las notaciones /4X y BX se emplean
aquí teóricamente para representar Io que en el área experimental son tan sólo
dos estímulos; es deci¡, un sonido de tono alto y otro de tono bajo. Pero de acuer-
do con la teoría Rescorla-Wagner de la ecuación 1, la visión de los "elementos co-
munes" de la similitud predice estos paradójicos resultados.
En un trabajo muy relacionado, Blough (1975) propuso una estructura más ge-
neral para combinar la teoría Rescorla-Wagner con la concepción de los elementos
comunes de la generalización a lo largo de un continuo de estímulo. Blough
sostenía que un continuo de eslmulo de una dimensión (como la longitud de onda
de la luz) podría representarse como una secuencia de conjuntos superpuestos de
hipotéticos elementos de esfmulo, con una distribución de probabilidad normal
(en forma de campana) de elementos de muestreo cerca del centro del esfmulo
presentado (indicado por el punto delesfmulo fisico). Blough empleaba una forma
generalizada de la ecuación I aplicada al condicionamiento de cada hipotéüco ele-
mento de esfmulo de cada conjunto de esfmulo presentado. Apücaba esta teoría
para ajustar datos recabados en la respuesta discriminativa de estado estable que
daban las palomas a luces de colores a lo largo de un continuo de Iongitud de onda.
Sus datos mostraban generalización de la excitación y la inhibición, y contraste
conductual (un efecto que hemos examinado en el capítulo 7). Este úlümo se maru-
festaba en "topes" exagerados de mayor o menor respuesta cerca de un
"borde" a lo largo del continuo de esfmulo, en los cuales la tasa de reforzamiento
cambiaba abruptamente desde un valor bajo a uno alto. Los resultados de Blough
aparecen en la figura 9.7. Los picoteos a las longitudes de onda inferiores de 597
nm se reforzaban en un promedio de una vez cada doce ensayos, mientras que los
picoteos en las longitudes de onda por encima de 597 nm se reforzaban en un pro-
medio de uno de cada tres ensayos. Aunque en general las palomas de Blough
ajustaban su respuesta a un estÍmulo de forma gradual dependiendo de su tasa de
reforzamiento, un aspecto interesante de los datos presentados en la figura 9.7 es
el tope y depresión en cualquier lado del borde entre las zonas de reforzamiento
a.lto y bajo. Estos son efectos de contraste en la ejecución análogos a los de acre-
centamiento de borde (denominadas bandas Mach) en la psicofsica sensorial (véa-
se Ratliff, 1965) y se derival, en este caso, de la generalúación de Blough del
modelo de Rescorla-Wagner. La teorÍa ajusta todos estos gradientes de generali-
zación de modo cuantitativo. Es interesa¡te observa¡ que logra su originaliüd teó-
rica al combinar ideas de varias áreas distintas: la representación que hace la
teoía del muestreo del eslmulo de un continuo de estÍmulo, la teorÍa de las inte-
racciones cercanas entre estÍmulos de la psicofisica sensorial, y la teoría Rescorla-
Wagner del condicionamiento de los elementos dentro de compuestos. La teorÍa
logra un ajuste muy impresionante para una variedad de resultados ordenados.
353
DESAMPARO APRBNDIDO
A lo largo de esta obra hemos trabajado con una premisa: el término "aprendi-
zaje" se refiere a que el organismo adquiere conocimientos acerca de las regulari-
dades de los eventos en su ambiente; que aprende que la presencia o la ausencia
del evento A se correlaciona temporalmente con la presenCia o ausencia del even-
to B. En el condicionamiento pavloviano, los eventos son presentaciones del EC y
del 81, y la dirección de su correlación (positiva o negativa) se traduce en una ex-
pectativa excitatoria o inhibitoria. En el condicionamiento operante, los eventos
son la ocurrencia de la respuesta instrumental y la presentación de un relorzador o
castigo. El aprendizaje consiste en la planeación de estas contingencias de eventos
dent¡o delcerebro del sujeto, como expectativas que modifican su ejecución.
Sin embargo, una serie de experimentos realizados por Seligman y Maier y sus
colaboradores sugieren una presuposición esencial qüe el sujeto ha de tener a fin
dp que tenga lugar ese aprendizaje. La presuposición es que el sujeto debe creer
que los eventos críticos están correlacionados, y que pueden aprenderse median-
te la at€ncjón apropiada y el registro de los mismos en la memoria. Lo que Seüg-
man y Maier han demostrado (l\,laier y Seügman, 1976) es la proposición inversá:
cuando las consecuencias reforzantes son inde¡endientes de las respuestas de un
organismo, éste aprende exactamente eso; es decir, que conseguirá ias mrsmas
consecuencias si responde o no, y por ello la respuesta es inútil. Este tipo de
aprendizaje es metaconocimiento; es una creencia de segundo orden acerca de las
356 Primera parte. Teorías asociacionistas
tor importante para reducir la magnitud del estrés psicológico causado por un
estres físico dado. Desde luego, precisamente esta clase
de-manejo es la que se
11
d¡,:r^":1199 * Ios animatei qúe reciben el traiámi"r,to á" á"lffirro
qo. Jm emDargo. sr la eJecución de la upr"no,-
respuesta de manejo en sí implica cánflicto
(sr a veces conduce a más descargas), la ulleración
se presenta de nuevo (Weiss,
1971ó). Weiss descubrió que los animales DA con
dentro y tuera de la situaiión de estrés,
estr;;;;;; bebían menos
d"f..;b;;;-;;";;;;]"'.ai_ p""o y ."
rrnstraban apáticos. El citado investi€ador también ha estudiaáoja
fsofogfa ¿e
tas reacciones y ha descubierto que lós animales con una "._
iespuá.t, ¿" man"¡o Ois_
ponible que aliüa el estrés durante un periodo a"
a"rca.grs"Oi..iniyen los nive_
les de corticosterona en la corriente sanguín9a y uurn"nt;n
toa ni*iés de norepi_
(un transmisor bioquÍmico) en el ierebró,
ryfrina .""i q* f,r.* los animales
de control sin una respuesú de manqio. E'' 1". .";;;
ñ;;;;;"o iJ. árogu" qu"
lanla norepinefrina en la sinapsis están ,so.iuAa. con t, a.tluu.iOri
icon *
mientras que la depresión menta.l se vincula cJn nivetes""tu¿o
"t"_
p:_q_"^t-,":":
9: norepmemna, de modo muv oarecido bajos
oe a los que muestra el anima.ldeau.p".ádo
du¡ante el est¡és -
eventos. Así, la teoría E-R podría imaginar que un perro que recibe descargas ine-
ludibles aprendería que las respuestas A, B y C qe ha intentado no le permÍten
terminar enseguida con la descarga. Sin embargo, la teoría E-R no concibe ningin
mecanismo que permita al perro concluir que tod¿s las respuestas serán inefecti-
vas, o que las descargas finalizan independientemente de cualquier respuesta.
Aderniás, la teoia E-R no imagina ningrin mecanismo que transfiera esa actitud de
desamparo a situaciones nuevas, de modo que obstacr:lice el aprendizaje con
nuevas respuestas y reforzadores contingentes.
Las teoías contrarias al DA (Black, 7977 : Leis , 1976) se basan en la noción del
aprendizaje supersticioso de respuestas durante la fase de descarga ineludible
dil experimenio de desamparo. Estas respuestas compiten o interfieren con el
aprendizaje activo de la respuesta de escape o de eütación que el experimentador
régistra en la fase 2 de tales experimentos. (Este es un ejemplo de interferencia
próactiva; véase el capítulo 6.) Así, por ejemplo, si por casualidad el animal está
agazapado e inmóvil cuando la descarga ineludible termirn en la fase 1, ese patrÓn
dé reipuesta se reforza¡á y ocurrirá con más probabilidad durante la siguiente
descarga; en ese momento, la inmovilización también estará presente cuando ter-
mine la descarga, y así el condicionamiento de la inmovilidad incompatible se acre-
cienta con rapidez. Si elagazaparse y el inmovilizarse se aprenden, entonces com-
petirán con el acto de corier para escapar o evitar la descarga-en la segunda fase,
y así se observaría el efecto DA. Esta concepción predice que los animales que re-
ciben el tratamiento DA se desempeñarán bien o mal en la segunda fase, depen-
diendo de la compatibilidad del agazapamiento y la inmovilización con la respuesta
requerida para la recompensa en la segunda fase. Weiss y sus colabor.adores infor-
maron er,aitamente de;stos resültados (1975); las descargas ineludibles preüas
que
facititan el subsecuente aprendizaje de una respuesta mÍnim1 Oue requiere
y
una rata se agache meta las narices en un agujero, pero interfieren con su apren-
dizaje subsecuente de un movimiento mayor y más complejo.
A*qu" es plausible, la hipótesis de la respuesta motora no ha sido útil para
explicar estos resultados. Maier y Seligman (1976) consideran- ésta. y otras
po-
sib-les hipótesis, y argumentan su punto de vista para la teorÍa del desamparo
aprendido. En realidaá, esta es uná teoría cognoscitiüsta, que se ocupa de las
cieencias que un animal tiene acerca de la controlabildad de las consecuencias en
una clase general de tareas. Como se trata de una teoría cognoscitivista, en sus
postulados-acerca del aprendizaje y la motivación la teoría del desamparo aprendi-
do concuerda muy bien con otras tendencias cognoscitivistas .
MODIFICACIÓN DE LA CONDUCTA
za, dar palrnadas en los hombros) hacia sus estudiantes cuando Ie prestzn aten-
ción, y a no hacerlo en caso contrario. El sistema de recompensas puede ser muy
elaborado; el profesor podría distribuir 6chas (fichas de póquer, puntos) de dife-
rente valor para conductas deseables, y las fichas serían intercambiables por va-
rios reforzadores de apoyo, como juguetes, tiempo übre para jugar o cara-
melos.
Las recompensas se ajustan especíñcamente a cada candidato. Así, una mujer
puede recompensarse a sÍ misma con alguna actividad placentera (leer su übro fa-
vorito, bucear, baña¡se en una tina de agua caliente) sólo si ese día ha fumado me-
nos cigarrillos que un número meta. Para seleccionar recompensas, las personas
dedicadas a modifrcar la conducta utilizan normalmente el principio de Premack.
Dichas recompensas se hacen contingentes de la ocurrencia de la respuesta de-
seada, y por eso se dice que tales programas implican administraciÚn de contin-
gencw.
Los terapeutas de la modificación de la conducta muy pronto descubrieron que
el mejor administrador de contingencia es el propio paciente, si es que desea co-
operar en su programa de cambio conductua.l. AsÍ, se alistará y entrena¡á al inte-
resado acerca de la manera de monitorear y registrar su propia conducta meta
(por ejemplo, número de a.lucinaciones por día, cantidad de calorías consumidas), a
volcarlas en una grá6ca y a recompensarse o castigarse a sí mismo si ha cumplido
o no con la meta fijada para ese día. Los pacientes generalmente intervienen en el
diseño del contrato referido al cambio de la conducta, y estipulan lo que deben ha-
cer para obtener recompensas especÍficas. También participan en las decisiones
acerca del cambio de las contingencias. Este entrenamiento en automonitoreo,
autorregulación y autorrecompensa es terapéutico y benéfico en tanto tlene
inluencia continua mucho tiempo después de que el interesado abandona al tera-
peuta conductual.
Más adelante (capÍtulo 13), se analizarán las premisas teóricas que apoyan estos
procesos autorregu.ladores.
Iüodedr¡ale'¿tn
La conducta meta se va entrenando gradualmente al agregar rnás eslabones a Ia
cadena o partes de la tarea. Un ejemplo sería entrenar a un niño retrasado para
que se vista solo cada vez mejor, al ponerse los pantalones y abotornrse la camisa,
calzarse los zapatos, atarse los cordones, etcétera. El moldeamiento también
implica aumentar gradualmente el criterio para la recompensa, a medida que la
conducta meta avanza. Así, se puede exigir a un niño que esttdie cala ttez más a
fin de ganar más tiempo para ver la televisión: un levantador de pesas debe levan-
tar progresivamente más peso en el transcurso de las semanas; un fumador ha de
fumar cada vez menos cigarrillos durante cierto número de días para ganar su re-
comDensa,
364
Dtal'''cló'n
Deben eümina¡se todas las recompensas que podrían mantener alguna conducta
inadaptada, con lo cual disminuye la tasa de eia conducta. por ejémplo, las ra-
bietas de u¡ niño disminuyen si sus padres lo aíslan y lo ignor* .uundo lra." *a; u
un niño problema en un salón de clases se le puede ignorar por completo mientras
se porta mal. La extinción también se utiliza para reducir él temor-o la ansiedad:
así, una persona con fobia a las arañas inofensivas o a las serpientes puede expo_
nerse gradualmente a fotogafas y situaciones reales que impiquen a.lbbjeto temi-
do, y que, aunqu€ se vean cada vez más amenazadoras, permilan demostrar que
son inofensivas. Esta gradual comprobación en la realidad-se denomina método de
tolerancia, y su razón fundamental se examinó en los capítulos 3 y 4. El procedi_
miento puede llevarse a cabo en la imaginación del paciente, sin apoyos externos.
1]IodelÚdo
Es posible que el interesado no sepa cómo ejecutaf la respuesta deseada. En ta_
.
les casos, puede aprender al observa¡ un modelo competinte que establece un
ejemplo y ejecuta de manera correcta la respuesta meta. El interésado intenta en-
tonces imitar la conducta del modelo, o igualarla. Tal imitación por observación
constituye u¡a forma básica de aprendizaje, que examinaremos en el capítulo 13.
Así, un hombre tímido y poco agresivo puede observar directamente a una perso_
rn que se afirma a sí misma cuando la provocan con un insulto; el hombre ursesuro
podría entonces intentar imitar eld¡ástico tono de voz, el lenguaje corporal y Jtros
aspectos visibles de la actitud de la mujer agresiva que observó.
Un niño asustado por un perro podría perder su temor al observar a un arnigo
que juega con el animal. La conducta modelo puede practicarse abierLamente o
en
privado (en la imaginación del aprendiz). En la práctiia abierta, el aprendiz intenta
repetir y practicar una parte o la totalidad de la conducta deseada en una situación
segura (como en el consultorio del terapeuta o en el hogar, frente a un espejo). En
la práctica privada, trata de verse a sí mismo en detalle mientras eiecuta la con-
ducta deseada en la situación meta de interés (como la de imponer rispeto frente
a un colega altanero de la oñci¡n). A menudo se visualizan reóompensas encubier-
tas (de éxito) que siguen a la nueva respuesta deseada. El objetivo de ese ensayo
conductual es promover la transferencia de la nueva conducta a la situación de la
vida real.
l
365
Co.ttlgo
Una respuesta indeseable puede inhibirse al hacer que el castigo sea con¡ngente a
ella. Así, al aplicar un sistema de fichas, la mala conducta especÍfica se penaliza con
perdidas de fictns o de puntos. En una guardería infantil, la agresión perturbadora se
reprueba aislando al niño por un tiempo en una ' 'habitación de enfriamiento' ' aburri-
da. Un alcohólico que desea abstenerse de la bebida puede ingerir antibuse, una
droga que le hace sentir náuseas si bebe. Un fumador que desea dejar el hábito
puede ser obligado a fuma¡ muchos cigarrillos con rapidez en un armario cerrado
dururte 10 a 15 minutos, hasta que se sienta enfermo con tánto humo y nicotina'
Una persona obesa que intenta perder peso podría castigarse priv:ándose de un
bocadillo por la noche, cuando se haya excedido de una ingestiÓn meta de calorÍas
durante el día. La contingencia de castigo en ta.les casos puede reintegrarse en la
imagirnción en el momento del castigo; la persona se dice a sí misma: "ahora me
estoy privando de esto porque comí demasiado al mediodía" El castigo cubierto e
imaginado se utiliza a menudo para complementar otras técnicas y para suprimir la
conducta indeseada. Los terapeutas de la conduct¡ son ambivalentes acerca del
uso del castigo en situaciones clínicas: algunos creen que es muy efectivo en la eli-
minación de la conducta; otros piensan que es ineficaz y que en formas intemas
tiene efectos secundarios indeseables (por ejemplo, el paciente experimenta re-
sentimiento y aversión por los agentes del cambio). Todos coinciden en que el uso
ocasional del castigo en casos que pongan en peligro Ia üda ha recibido severas
crÍticas en los medios de comunicación, que ban empañado la imagen que el gran
púbüco tiene de las técnicas de modificación de la conducta. Por lo tanto, muchos
éspecia.listas evitan usar castigos fuertes en sus proglamas por razones de
relaciones púbücas: los medios de comunicación los han castigado por utilizar-
los.
Co.rt'.o,- de etaímúao
La conducta instigada por indicios puede controlarse al controlar a aquéllos. Así, a
m fumador cuyo hábito está encaderndo a la costumbre de beber café se le puede
pedir (cuando intente dejar de fumar) que se abstenga del café. A la persona abru-
mada de estrés se le puede enviar de vacaciones;al adicto a la heroiqa se le puede
remiti¡ a un centro de desintoxicación o pedide que eluda el contacto con sus arngos
drogadictos. En cada caso, la persona evita indicios ambientales que fomentan la
conducta problema. Además, es posible que al paciente se le tenga que enseña-r a
discrimirn¡ las situaciones apropiadas para una conducta de las que no lo son, lo cual
es una forrna de control de estímu.lo. Así, un supervisor quizá deba aprender a criti-
car a sus subordirndos sólo en privado y no en público; una persona tímida' qué
indicios en el semblante de otra persona sugieren que eslá interesada en vez de des-
interesada en habla¡; un delincuente juvenil acaso tenga que aprender a discriminar
que las peleas son malas en la escuela pero aceptadas en elcuadrilátero de boxeo, y
que las expresiones gráficas son bienvenidas en el papel pero no en las paredes de
los ediúcios. Existen métodos estándar para el entrenamiento de la discriminación;
por ejemplo, recalcar y modelar situaciones adecuadas para la respuesta, y contras-
tarlas con las situaciones impropiadas, así como entregar recompensas y no recom-
pensas de modo discriminativo para la conducta apropiada.
En términos generales, las técnicas de modificación de la conduct¿ que hemos
indicado resultan muy famiüares. El ingenio de los especialistas de la conducta ha
366 Primera parte. Teor¡as asociacionistas
OBSERVACIONES FINALES
LECTT]RAS COMPLEMENTARIAS
Teorías cognoscitivo-
organizacionales
10
Teoría de la
Gestalt
relacionados con el aprenüzi)e ,er se- A pesar de ello, examinaremos los estudios
que han efectuado alrededor del aprendizaje.
Las fuertes tendencias del condicionamiento y del aprendizaje animal de la psi-
cología estadounidense inicial obligaron a los gestaltistas a emprender sus discu-
siones y controversias dentro del campo del aprendizaje animal, y en torno a
los problemas inherentes a su interpretación, que acaparaban la imaginación de los
psicólogos de aquella época. Por lo tanto, a partir de esta primera importación a
los Estados Unidos, la psicologÍa de la Gestatt tuvo que defenderse en un tem-
torio cientÍñco extraño.
Por ejemplo, los libros de Koffka y de Kóhler han tenido una imDortante reDer-
cusión en Ia teorÍa estadounidense del aprendizaje, debido a su crítica detalbdá del
aprendizaje efectuado por el método de ensayo y error, como Thorndike lo conce-
bía, una estocada directa al corazón de la teoría en boga por aquella época. El ügo-
roso ataque a Thorndike (y al conductismo) se sustentaba en los experimentos
bien conocidos de Kóhier con monos, que se describen detalladamente in su libro.
La obra de Kóhler puso en primer plano la noción del aprendizaje por discerni-
rnento como una opción al método de ensayo y error. Demostró la forma en que
los monos podían obtener recompensas sin necesidad de pasar por el laborióso
proceso de eüminar las respuestas erróneas y registrar las correctas, como se re-
quería en las teorías de Thorndike y se mostraba en sus curvas del aprendizaje
con gatos. Los monos podían usar varas y cajas como herramientas, y tambi¿n
desüarse de la meta de la actiüdad a f,n de proveerse de los medios para rograr un
propósito.
_
La psicologia de la Gestalt se inició y obtuvo sus mayores éxitos en el campo
de la percepción. Sus demostraciones del papel del fonáo y h organización
sobre
los procesos percibidos fenomenológicamén[e son tan coíuinc"iteslre sOto
un
opositor más que obstinado desvirtuaría sus logros. et utaqu" ceniiáia h teoría
de
la asociación se enfo có sobre la t¿orla del haz d¿ sensaciónia cual sostiene que
una
percepción se compone de un haz de elementos de tipo senso¡J,
liniuraOo. ent
sÍpor la asociación. "
rEl traducto¡
de Kofika (1g4) fue un psicólogo educador, R. M. Osden.
Cap. 10. Teoría de la Cestalt 377
l. ff,elrlelone* de flguro,.fondo
La distinción más primitiva del sistema perceptual humano es la que se efectúa
entre la figura y el fondo. Así, las palabras de esta páSna son figuras contra el fon-
do del espacio en blanco que los rodea. La figura es aquello en lo que se enfoca la
atención: resalta y es más notable o sobresaliente que el fondo. Generalmente,
una figura visual se define por los contornos o discontinuidades de una brillantez o
color diferentes respecto al fondo. En algunos casos, lo que son la figura y el fondo
en una escena dada resulta ambiguo, y el sujeto que percibe puede organizarlos de
cierta manera, y entonces cambiar y verlos de otra. El cubo de Necker que se
presenta en la figura 10.1, es un ejemplo familiar de una figura ambigua; en él la
cara frontal se conüerte en la del fondo cuando el sujeto que observa lareorgarnza
espontáneamente. Otra figura reversible es la que aparece en la figura 10.2, que
puede verse como las siluetas de dos caras o como una copa de üno.
2. Lo ,eg de ,o p'.o.sarnid,!d
Los elementos de un campo tienden a agmparse de acuerdo con su cercanía o
proximidad. Cuanto más cerca se encuentren dos elementos, mayores probabi-
üdades tienen de agruparse. En la figura 10.3 se muestran varias ilustraciones
realizadas con puntos. En (¿),los gmpos se perciben en conjuntos de tres, como
abc/dcf/ghi, en vez de otro agrupamiento como ab/cde/fgh. En (ó), agmpamos los
elementos como tres hileras de tres puntos en vez de tres columnas de puntos.
En (¿), agregamos los puntos en gupos a/bcd/efghi/jklmnop con base en sus pro-
ximidades relativas.
Esto ilustra el factor de la cercanía con estímulos visuales distribuidos en el es-
pacio. Pero también podemos definir la proximidad con estímulos auditivos discre-
tos distribuidos en el tiempo. Al tocar un tambor, se notarán grupos auditivos que
emergen como resultado de la alternancia de intervalos temporales breves y lar-
gos ("proximidades") entre los golpes. Estos conjuntos elaborados en jerarquías
eta
CUF-NUX
PEL-IER
DEQ,PEM
SOQ.RIL
a) OOO¡¡¡OOOr¡oOOO¡¡o
D) O. O¡O.
O. O¡O.
O. O¡O.
O. O.O.
Figura f0.4. llustración del agru-
¡O O¡ ¡O O¡
pamiento por similitud (en este
caso, de brillantez Y de tamañoJ o) oo or OO aa
342 Segundaparte. Teoriascognoscrtrvoorganrzacionales
Bo Bo
o
ooooo ooooo
oo
B)
o
c)
i3liil,J.,Jio"""" / \ /s'
Esrelativamentefácildemostrallosefectosdelaprendizajedebidosalfactorde
elemental cuando
ta buena lontinuaciOn. Kaswan (1957) realizó una demostración
asociaban pares de nguras geo-
sometió a prueba la facilidad con la que sus sujetos
del seg-
l"á" ¡,
rne-ttlá., donde el segmento B era o no una buern continuación
;;ilZ Después de ue. .uóhos diferentes pares A-8, se sometÍa al sujeto a
."ái-i" l, presentación de Ia parte A de cada par' y se le pedía que recor-
"-"¡,(l;* d;új"; la parte 8. Al mirar, por ejemplo,
á;;; el cuadro.(r).de la figura
pafte que
10.5, al sujeto se le mostraía el segmento A y tendnra.que recordar
Ia
p"."t¿u con é1, ya se tratara de D (si ésta había ejemplificado buena
".üú" o de C (en iaso contrario)' Como era de esperar,.Kaswan
encontró
"ontinuá.iOnl que ejemplifrcan el principio de la buena continuación se aprendían v
Ñ;ú;;";
ü r".oidub-.u.ho mejor que los que no lo ejemplificaban' . -
Estademostraciónplanteaincidentalmenteelproblema-deSi¡aSrespuestas'en
de in-
los casos de continuaóión y no continuación, transportan la misma cantidad
tiene en cuenta Ia
iá....10", á-¿" estÍmúlo como un indicio de recuerdo' Si se
quF
"l
extrapolación del indicio, no hay más que unas-cuantas buenas.contnuaclones'
zá sóio una, como respuesta a un segmento de indicio,.pero hay
literalmente una
ln¡¡tuuu¡"au¿denocont.inuacionesposibles.Esprobablequelacalacterisbca
sea que, para los parés de buena continuación' el estímulo
res-
t¿. i.pó.t"nt"
tringe ús posibles respuestas a una o a un pequeño número de euas'
384 Segundaparte. Teoriascognoscitivoorgani¿acionales
l. Lo aeg de aa slrr'palc,¡to,,,
Esta ley establece que si todo perrnanece constante, la persona ve el campo
g::p!ual conlo sl estuüera organizado en fguras simples y regulares. Es deir,
naDra una tendencta hacla las buenas Gestalt de simetría, regularidad y
uniformi_
dad. De nueva cuenta, esta noción es más fácil de ilustiar q'ue de áescribir
con
pa.labras; en la figura 10.6 se muestran algunos ülsos. por
ejemplo, nuestro ojo tien-
de a. dividir la figura del cuadro (a) en una eüpse
1Ae que se iuperpon" . un .uu-
otra descomposicón lógcamente'posible es á.á luna elipse
91d:qD,aunque
con_un Dloque lattante) que ünda con rBC (un cuadrado con un arco interior).
De
modo similar, en el cuadro (á) la figura de la izquierda semeja dos
can¡mbanos su_
perpuestos..mientras que la figura de la derecha parece
un rombo inscrito dentro
t r, go: pero la segunda puede descomponerse lógica, pero no psr-
T,yl:*rnfr*
corogcamente, en tos rrusmos dos carámba¡os superpuestos orientados
de módo
diferente. En.el cuadro (c), las presiones hacia la iimplicidad no. pár.uaO"n
a
tructurar el diseño como "un cÍrculo enfrente de un t¡iángulo", e infen¡ ef t'rán- ".-
gulo oculto en vez de describir a la figura como ,,tres peqóñas
puntas a tas troras
de 4, 8, y 12 de un círculo".
En estos casos, y en cientos del mismo tipo, la simplicidad figurativa
. es un prin_
cipio dominante que dicta la manera en qué h figurj se ,,u*li1u grurnat.utrnen_
te" o se descompone en sus elementos ionstihiyentes. Las fg*i. a,"rnp.".on
ambiguas en el sentido de que tienen múltiples descomposicione-i
lógicas; también
en fltanto a.que los arreglos bidimensionales puedenier la proyec_
:LlTbigrr.
cton de una gran rrariedad de objetos tridimensionales y sus relaciones. peio
el
ug:iatt
d.e la srmplicidad (o buena cesralt) a!,uda mucho a prescribir qué
9llclp19
oescomposlclon o nterprelación de la ñgura ambigua dominará.
Otra demostración de la ley de la simf,ficiaaa sJpresenii -n el experimento
del
punto ciego que se ilustra en el cuadro (d) de la figura
tO.O. fáJaíta. personas
385
a)
D)
tienen un punto ciego en cada ojo; es aquel punto de la retina del cual emana el
tracto óptico. Un estímulo de punto proyectado exactamente en ese lugar no se
ve; es un punto ciego. Con este marco de referencia puede explicarse la observa-
ción central. Supongamos que hemos descubierto que cuando urn persona fija la
vista en un punto dado a un lado de la figura en el cuadro (d), su punto ciego se lo-
caliza en el espacio precisamente en la intersección de las cuatro lÍneas de la ñgura.
Si la figura del cuadro (d) se presenta ahora a la persona de tal modo que el centro
de la misma se localice en elpunto ciego del sujeto, éste "llenará el hueco" y verá
las líneas en visión periférica como una cruz completa. Otras figuras con vacíos
producen percepciones similares de figuras cerradas y completas. La persona lle-
na el hueco con la extrapolación redundante y predecible de la descripción miás
simple de la figura. A esto se le conoce como fenómeno del a2rrz. El principio es
que las áreas cerradas o las ñguras completas son ÍÉs estables que las áreas no
cerradas o las figuras incompletas.
Estos principios de la organización perceptual pueden aprovecharse en el arte
del camuflaje (Ylerlheimer, 1923), donde una figura significante particular se ocul-
t¿ al extender y complementar sus lÍneas, de modo que la atención se distrae com-
pletamente de la forma original. De esta manera se hace muy improbable el aniáli-
sis gramatical particular del patrón. Un ejemplo simple de esa transformación de la
letra F se muestra en los cuadros (¿), (ü) y (c) de la figura 10.7. La F está tot¿l-
mente oculta o "incrustada" en la figura de reloj de arena (c), a la derecha. Por
otra parte, si las líneas se suman pero no tocan los extremos ni continúan las líneas
de la F, como en el cuadro (d), la F permanece como una unidad distintlva.
arb),f
Íigwa1o.7. Ejemplo de las etapas sucesivas en el camuf laie de una forma. la letra F.
piedades anteriores y adoptar nuevas, determinadas por la forma del patrón com-
pleto. El camuflaje de la F en la figura 10.7¿ es un ejemplo sencillo; las lÍneas de la
F simplemente se asimilan dentro de otra forma y aparecen como bandas de la fi-
gura del reloj de arena. Otro ejemplo es el de los tonos que integran una melodía
musical. Tocados aisladamente, cada uno de ellos tiene una cierta altura y volu-
men subjetivos, pero en el contexto de una melodía estos elementos dependen de
la relación con sus vecinos. La misma nota sonará muy distinta cuando se toque en
dos melodías diferentes. De modo similar, una determinada melodía es una forma
auditiva definida por las relaciones (razones) entre tonos sucesivos, no por los to-
nos absolutos, ya que la misma melodía puede transportarse a otra clave, y tocar-
se casi en cualquier clave u octava musical y con cualquier instrumento. Se dice
que las formas perceptuales "emergen" de arreglos particulaies de elementos, y
qu'e tienen propiedades no predecibles sólo a partir de las propiedades de los ele-
mentos. un ejemplo de una propiedad fisica emergente sería la naturaleza líquida
del agua compuesta de gases de hidrógeno y oxígeno; una propiedad psicológica
emergente es el moümiento aparente (o elfenórneno phi) creado al mostrar rápi-
damente una serie discreta de fotos fijas superpuestas (de movimientos conti-
nuos) como se hace en el cine.
Tales ejemplos ilustran la idea de que los atributos de las partes, en tanto pue-
den ser definidos, dependen de sus relaciones con el sistema, considerado como
un todo, en el cual funcionan. Esta üsión holista de la percepción ha sido en gran
parte aceptada por las modernas teorías perceptuales, donde se le conoce como
procesamiento determinado por el conterto o superior-inferior. La cuestión es
gue los aspectos del patrón completo pueden conjeturarse antes de que sean
identificadas partes específicas. En la figura 10.8 se muestra un ejemplo. Las
características faciales (nariz, orejas, labios) reconocibles en el contexto del ros-
tro no se identificarían como tales fuera de dicho contexto. Las modernas teorías
(a)en contexto (ó) f!6ra de conlexto
para constre-
de la percepción de la forma usan la información del patrón completo
'Á
ñir la interpretación de las partes.
fin d" logru. que la discusión sea relevante para el aprendizaje' la determi-
holistas se
n".lOn ¿" las-propiedades de las partes mediante las características
memoria humana- Se sabe
in"sla .on tuiili¿ud en los experimentos acerca de la de
übre depende
;;i; dii;;t"¡G."cordar uni lista de palabras para el recuerdo
simple describe un
ñ;;ü;;;# tus patu¡ra.. De esie modo, si una regla
i"tu"J"l" pirru.a., .".ue.do de ese conjunto se incrementa considerable-
r"ii".
'iii U" de "i
tal regla serÍa que todas las-palabras en la lista rinaran con
ttu*l. É,saLs va regla-fu recuperarión qu'e el aprendiz conocedor puede.utl-
"j"rnplo
reacuvos
írt-. paá g"n"tua el momento del recuerdo los puntos de la lista o los se ha hecho
áue üan dó aprenderse.
"n Así, un reactivo como stnog (humo con niebla)
ir;;;-;;d;;i.omparado con su dificultad en una lista lista aleatoria).debido a una
fr"rct. ife la list¿; es decir, su presencia en una de palabras que ri-
;;;;;;:-ü;";".prót.e.
".á"1"¿"á sutiles de propiedade-s..holistas que facilitan el
'rp*r¿ili¡"
3" i*"eido,'veanse los articulos de G' A Mller
(1958)' v Whitmar v
Garner (1962).
LOS PROBLEMAS ESPECIALES DEL
APRENDIZAJE
la declara-
ElDunto de üsta seneral de la psicologÍa de la Gest¿lt se expresa en
percepción v al
.ió; á;;;""1"r; i;"T á" l, o.gt'ii-.ión-se apücar por icual ? la
acerca
,t?",ii.1". Sin embargo. hay-problemas especiales dentro del aprendizaje
il Ñ;ü;.G;;it l-ú.iu. especialmente sus-ideas se sentian m'ás
"übo.r.on
cómodosalabordareltemadelamemoriahumarraquealdlscuürlosexpennen-
siguÍen-
ios áe condicionamiento animal, y por ello la mayor pane de los ejemplos
primera consiste en cómo
i". irut_ de la memoria humana. una complicación
.""t"."titat ."."¡a; es decir, cómo ionceptualizar la rnanera endeque las expe-
"*
ffiJ"ai,.fr.ñ;;i.i.i"n "n "t pi"."nte' Ésta es la preocupación la teorÍa de
Ia hueüa, que veremos a continuación.
La teoría de la huella
la de Adstóteles'
La concepción Gestalt de un recuerdo no es muy diferente-de
en la memoria'
."*in l^ .ui lu p"tcepción se graba en una huella correspondiente
la percepción
i;".-;;;á-l[tt.".;#n"n qu"Lt p.o.""os neurales activos durante
388 Segundaparte. Teoríascognoscitivoorganizacionales
Los eventos neu¡ales tienden a modiñcar ügeramente el estado del tejido en el que
ocu_
r¡en. Tales cambios se asemejan a los procesos por medio de los cuales se ha¡ Droducido.
tanto en su patrón como en lo que respecta a otras propiedades (193 g pág.
, n6) .
El recuerdo implica la reactivación de una hueüa dada de la memona; de hecho,
es una restauración de los mismos procesos perceptuales que correspondían
a la
percepción original. La huella sigue existiendo en
el siste;a nervioso como un
proceso activo pero posee una intensidad demasiado
baja comá para entrar en ta
conciencia. En el recuerdo un indicio selecciona y a-pid;ilñle".idad
h'lella particula¡ pa¡a elevarla sobre el umbrl A" dconci"ncia. - --"-"'
de una
FIGURA FIGURA NO
UNITARIA UNITARIA
o
z
L!
l
lJ-
F
)t
F +++++f
tu.-...
U)
z
++
++++++ S****
o
o )
F
o
t¡gura 10.9. Eiemplos de rela- F
c(
o
ciones unitarias y no unitaria5 en-
tre reactivos perceptuales (adap o
tada de Asch, 1969).
Olvido
Después de la exposición a los materiales de aprendizaje y con posterioridad a
que la percepción haya establecido una huella unitaria en li memória,
¿cómo se
Cap. 10. Teoria de la Cestalt
produce el olvido? Los psicólogos de la Gestalt señalan dos aspectos o causas se-
paradas del olvido, una de las cuales se refiere a las dificultades de la recuperación
de la huella en el momento de la prueba, mientras la otra indica el decaimiento y
desintegración de la huella en virtud de su contacto con huellas de interferencia. A
continuación examinaremos cada uno de estos problemas.
dos cuadros, con patrones geométricos (¿) y (á), muestran que el mejor indicio de
recuperación no es necesa¡iamente aquel que físicamente se superpone rrrás con
el patrón de entrada; por ejemplo, el indicio (c) se superpone m;ís óon h entrada
(a) que el indicio (á). Más bien, la diferencia es que en (á) y (e) el indicio es una
subparte relativamente articul.ada del patrón de entrada; en otras palabras, el
buen indicio conespondería a una parte distintamente articulada pero intesral en la
descripción lrepresentación en la memoria) del patrón onginal. por otro lado, los
indicios de recuperación más pobres (c) y (l) comprenden sólo fragmentos no m-
formativos que no se habrían distinguido ni articulado en la descripción inicial, o
"codificación", de los patrones de entrada en la memoria. De hecho, los patrones
como (c) pueden organizarse en nuevos patrones (por ejemplo, en un par de ba-
rras verticales), cuyas descripciones están completamente en varianza con la des-
cripcion del patrón de.entrada. Así, una noción simple de simütud para la recupe-
ración requiere de una especificación considerablemente mayor dl h re¡resen-
tación de Ia entrada y el sondeo como eventos de estÍmulo intemretados. G. H.
Bower y Glass (1976) demostraron que las subpartes "buenas" áe las figuras sin
sentido eran casi cinco veces miís poderosas que las subpartes ,,malas,', como in-
dicios de recuperación para instigar la memoria de una üsta de ñguras que el sujeto
ha estudiado anteriormente.
El tercer cuadro ilustra el punto con la memoria verbal. A un suieto se le ¡uede
"tf-ü-ü-K | | tl
?
r)
'(
(golpe de karato)
Figura 10.10. llus-
traciones de indi-
cios de recupera-
ción "buenos" y
"malos" para en
tradas de formas
K) 94-58-2 geométrica9, fra-
j)94-58-2 ses veroates y 5e
ries de digitos agrrl
9-45-82 pados.
Cap .10. Teoria de la Cestalt 393
r00
E90 -..-::f-
.''or'l
380
E '1,:.'
€70 ii,
'd'
3456
t¡gu.a 10.11. Mejoramiento gra- Ensayos
dual en la habilidad de un mono
para resolver problemas de dis-
Olsc minaciones
criminación tal como lo descu- prel¡manares Dlscrim¡nac¡on€s
brió Harlow. Aunque la ejecu-
ción es relativamente pobre en ------- 18
-..-.- 1 100
los primeros, los problemas sub- 101-200
secuentes so¡¡an resolverse en un
9- 16
- - -
solo ensayo (tomada de Harlow, -,-^-, , 11 24 --------.201 256
1949). -..'..".. 25 32 -.-.-.-.251 312
Pensamiento productivo
Durante muchos años Wertheimer dictó conferencias acerca de los procesos del
pensamiento, pero sólo pubücó unos cuantos artÍculos fragmentarios lo largo de i
su üda. Sin embargo, poco antes de morir terminó el manuscrito de un pequeño li-
bro, que fue editado por sus amigos y apareció con el ftu.l o de productiue ¡hinking
(1945, 1959). En esta obra resume, con su estilo caracterÍstico, a.lgunos estudios
experimentales, media¡te el penetrante análisis cualitativo de las situaciones sim-
ples que sirven para ilustrar las diferencias entre su propio enfoque y otros con los
cuales disentía.
Las dos alternativas fundamentales que compiten para la adopción del enfoque
gestaltista del pensamiento y la solución de problemas son, por una parte, la
lógica formal y, por otra, la teorÍa de la asociación. Supuestamente estas dos op-
ciones son demasiado ümitadas para aba¡car lo que en verdad ocune cuando un
indiüduo que se enfrenta a un problema encuentra una solución razonable.
Se establece una distinción entre una solución ciega, en la cual elaprendiz aplica
una fórmula, y otra razonable, en la que el sujeto comprende lo que hace en rela-
ción con la estructura esencial de tal situación. Con frecuencia, la solución ciega es
una desafortunada apücación de la fórmula a una situación que no se ha considerado
inadecuada. Se citan experimentos, por ejemplo. en los que a niños en edad es-
colar se les enseña a encontrar el área de un paralelogramo, bajando lÍneas per-
pendiculares a la base desde las dos esquinas superiores, para convertir asía ia fi-
gura en un rectángulo, cuya área es fácil de calcula¡. Sin embargo, los niños que
habían repetido a la perfección los ejemplos, se confundieron cuando se les mostró
un paralelogramo colocado en una posición distinta, de modo que los pasos
"correctos" del procedimiento llevaron a resultados erróneos: loi ni¡os habÍan
aprendido la solución de acuerdo con un procedimiento ciego. En contraste, se in-
formó de la solución encontrada por una niña de cinco y medio años de edad:
Una vez presentado el problema del paralelogramo, después de que se le había demos-
trado a grandes rasgos cómo obtener el área del rectángulo, la nina dijo: ,,Desde luego
que no sé cómo se hace ¿slo". Y tras un momento de silencio, indicó. ,'esto fla está bien
aqu{' , seialando el extremo izquierdo de la fgu¡a; "y esto otro tlt rrfoco está bien aIuf, ,
indicando el extremo derecho.(6g. 10.12). ,,Esto rnolesta aquí y acá,,, dijo titube;ndo,
"podría quedar bien aquí... pero..." Y súbitamente exclamó: ,,¿pod¡ían darme unas tije-
¡as? Lo que está rnal allí es exactamente lo que se necesita aquí. Encaja',. Tomó las tije-
ras, cortó verticalmente y puso el extremo izquierdo en el lado derecho (fig. 10.13)
flüertheimer, 1945, pág. 48).
los extremos. De repente tomó el papel y formó un anillo. Vio entonces que esta-
ba en lo cierto, pues podÍa cortarlo verticalmente en cualquier parte y convertirlo
en un rectángulo.
En casos ómo éstos, las soluciones aparecen de forma ordenada, de acuerdo
con la verdadera "estructura" de la situación' Este es el enfoque estructural que
destaca Wertheimer. Los niños captan con facilidad t¿les soluciones "estructura-
les" a no ser que se les enseñe mal, en una atmósfera de ejercicios repetitivos
ciegos. Con formas como las que aparecen a la izquierda y. a-la-derecha en la figura
10.-14, los niños están en condiciones de separar con faciüdad las que pueden re-
solveise de las que no. Es fritil argumentar -dice Wertheimer- que esta discrimi-
nación se realzá con base en la familiaridad, como al parecer creen los asociacio-
nistas. Los niños hacen las distinciones porque conocen la naturaleza esencial de la
solución. Los asp€ctos estructurales y los requerimientos de la situación misma
establecen dimensiones y esfuerzos que llevan a un adelanto; es decir, a la solu-
ción del problema.
Las implicaciones del punto de üsta de Wertheimer en la enseñanza son muy
claras. Silmpre es preferible proceder de modo que se favorezca el descubrimien-
to de la natuialeza esencial de la situación problemática, de los vacíos que necest-
ten llenarse, de manera que, aun a costa de la elegancia o de la brevedad, la prue-
ba sea "orgiínica" en lugar de "mec¡ínica" (Duncker' 1945).
iA
figura 10.13. Solución del nino al problema del paralelogramo con el uso de tijeras
(tomada de wertheimer, 1959).
402
F¡guras I
Ademiís de tal olüdo, se cuentan los cambios dinámicos que ocurren en el re-
cuerdo, de modo que lo que se produce no es el aprendizaje anterior en el que fal-
tan algunas partes, iino una huella clistorsiornda en la dirección de urn buena Gestalt '
Al discutir la teoría de la Gestalt sólo como teoría del aprendizaje se han pasado
por alto algurns de sus caracteísticas rnás generales, en especial su orientación
ilosóñca isu relación con la biologÍa. La objeción a la teoría asociacionista del
aprendizaje es parte rlel énfasis holístico dentro de la teoría general, y es coheren-
té con h óposición Gestalt a las explicaciones atomicistas acordes a las conexiones
entre las partes. La objeción a las sensaciones como elementos de la percepción
(la hipóte;is del haz) está comprendida en la objeción a las conexiones de estímulo-
resDuesta como elementos de los hábitos.
El punto d" vsta fenomenológito, establecido muchas veces por los psicólogos
gestaltistas como contrario a la posición Positiuistn dor.¡ittrutte, no es fácil de carac-
-terizar
satisfactoriamente. La o6servación fenomenológica es más subjetiva que el
conductismo y menos analítica que la introspección que Titchener proponía' La
clase de obsirvación recomendada es naturalista y apreciativa más que analítica'
Por ejemplo, las explicaciones posteriores de KÓtrler acerca del discernimiento
dependían de tal descripción fenomenológica de los eventos'
ia interpretación de la psicología Gestaü como teorí¿ de camro se basa en gran
parte en li evidencia presóntada por KÓhler en su Plyslsche Gestalten (1920), que
'muestra
la relación entre las leyes Gestalt de la organización y los principios bien
e$¿blecidos en la física y en la biologla'
Como hemos dicho, lós psicólogoi Gestalt se interesaban principalrnente en los
procesos de la percepción y en ios cognoscitivos (soluciÓn de problemas) Por
consiguiente, su enfoque del aprendizaje y de la memoria.ponÍa. el acento en una
combtación de estos fictores én hs situaciones de aprendizaje; la forma en que la
memoria reflejaba la organización perceptual y Ia manera en que las habilidades de
resolución de problemal intervenían en la comprensión de una tarea de aprendi-
zaje, en la recónstrucción de un recuerdo vago o en la transferencia de un
principio
404 Segtrndaparte. Teor¡ascognoscitivoorganizacionales
del aprendizaje a urn nueva situación. Estos énfasis constituyeron antídotos y re-
tos apropiados para el asociacionismo ¿-R que dominaba en Estados Unidos.
¡
La psicología de la Gestalt en la actualidad
LECTI,JRAS COMPLEMENTARIAS
Éstos son los libros de los "tres grandes" de la psicología de la Gestalt:
Una buena serie de lecturas, incluyendo varios artícl¡los chsicos tr¿ducidos del alemán:
desacreditadas por completo, al punto que los biólogos de esa época automática-
mente sospechában de ó[as. Debido a estos significados adicionales, la rama de
Tolnnn del conductismo propositivo tuvo una recepción crítica de parte de los
ot¡os conductistas de su tiempo.
Tolrnan proponía urn visión de los seres humanos y de los animales que ponía el
acento en la réfleúón deliberada del organismo acerca de los problemas, sus re-
presentaciones intemas del ambiente, la forma en que estas representaclones
podían usarse para resolver problemas, etcétera. Estos procesos cognoscitivos
son familiares én hs intuiciones de nuestra vida mental. Por eso a los estudiantes
les sorprende descubrir que Tolrnan buscaba eüdencia de tales procesos cognos-
citivos en las ratas, los sujetos de casi todos sus experimentos, en lugar de tratar
de encontrarla en los seres humanos, con los cuales las explicaciones cognosci-
tivas del aprendizaje vienen a la mente con tanta facilidad. Pero la tendencia signi-
ficativa deide la década de 1930 hasta la de 1950 fue estudiar el aprendizaje de los
anirnales inferiores, ya que el campo estaba dominado por los conductistas, que se
nnnifestaban en conira áe hacer atribuciones mentalistas a los animales que inves-
tigaban. Tal vez Tolman creia que debía enfrentarse a sus adversarios ideológicos
eñ el propio terreno de éstos, y que si los procesos cognoscitivos podían demos-
trarse en los animales inJeriores, el argumento en favor de la apücabilidad de esta
teoría a los seres humanos ganaría por abandono'
Las obras escritas de Toiman aba¡can unos 30 años; son discursivas y anecdó-
ticas, y abunclan en ideas y observaciones interesantes. En el transcurso de los
años, Áus constructos teóricos cambiaron de forma y contenido de modo que no es
fácil resumir su teoría sistemática. Aquí se presentarán las principales ideas de los
años más maduros de la teorización de Tolman
[El cerebro] se parece mucho más a una sala de controlde mapas, que es como urut an_
tigua central telefónica. Los estímulos a los que se permite entrar no están conectados
simplemente por interruptores, uno a uno, con las respuestas en marcha, sino que los
impulsos entrantes po¡ lo común se modifican y elaboran en la sala de control central en u¡
mapa proüsional y de tipo cognoscitivo del ambiente, Y es este mapa tentativo que indica
rutas y sendas y relaciones ambientales, el que fi¡almente determina qué respuestas
hay alguna- liberará a la postre el animal (1948, pág. I92) - -si
Tolman creía que los animales miís complejos podían usar su conocimiento de la
disposición espacial de los objetos y de las sendas para encontrar su camino hacia
una meta deseada, de una forma muy parecida a como el lector utüzaría el mapa
de una ciudad a fin de orientarse en ella. Si todo permanece constante, se prefiere
la senda más corta que lleva a una meta. La idea de los mapas cognoscitivos es in-
teresante y ha originado diversas invesügaciones, que examinaremos en este mis-
mo capítulo.
411
nadas en todas las obras de Tolman, que proporcionan un valioso estímulo para la
investigación en áreas particulares. De nueva cuenta, en la siguiente sección sólo
examinaremos brevemente algunas de estas hipótesis auiliares.
Asociaciones sensorio-sensoriales
Precondicionamiento sensorial
uno de estos indicios pareados con una descarga eléctrica aplicada a una pata. Las
pruebas con los otros estímulos produjeron significativamente más respuestas de
los perros experimentales que de los animales de control. Sin embargo, en el
experimento de Brogden y en otros realizados en aquella época, el efecto del pre-
condicionamiento sensorial fue muy pequeño y de corta duración' En consecuen-
cia,.los teóricos E-R ignoraron fácilmente el efecto de precondiciornmiento sen-
sonat.
En experimentos subsecuentes se descubrió que los procedimientos de Brog-
den no eran los óptimos. En particular, se produce un mejor precondicionamiento
sensorial si el E precede al ,02 por unos cuantos segundos, y si el número de pa-
res ErE2 es relativamente pequeño antes de que se establezca la habituación.
Con t¿les parámetros en la técnica de la supresión condicionada, en investigacio-
nes recientes @rewitt, 1967; Rizley y Rescorla, 1972) se han encontrado efectos
muy confiables de precondicionamiento sensorial. El efecto puede producirse si Et
y E, se encuentran en la misma o en diferentes modalidades. Así, no hay duda de
que en los animales las asociaciones entre estímulos neutrales y no moüvacionales
pueden formarse en ausencia de respuestas obvias a los dos estímulos. De este
modo, se refutó una importante predicción de la teoría E-R.
del cuadro de elección correcta. Así, el animal debe recorda¡ en verdad el estí-
mulo de muestra en un ensayo dado, y escoger al compañero que concuerde. El
entrenamiento inicial en la igualación se hace sin ninguna demora y sólo con dos
estímulos, pero a medida que se adquiere la habilidad pueden introducirse más es-
tímulos y aumentar las demoras.
En la figura 11.3 se muestran algunos datos típicos de memoria de corto plazo
en un experimento con palomas que dirigió Roberts (1972). En diferentes bloques
de ensayo, las palomas tenían que picotear el cuadro de muestra 1, 5 o 15 veces
antes de que la muestra se retirara con lo cual se iniciaba una demora de 0, 1, 3 o 6
segundos previa a la elección. Evidentemente, los animales olvidan durante el
breve intervalo. Asimismo, sus niveles iniciales de ejecución mejoran con más re-
peüciones del estimulo de muestra, pero esto no afecta las tasas de olvido, como
puede observarse por la declinación paralela en las curvas.
o
oo Entre ensayos
o
oo Llave de
muestra
o
oo Intervalo
de demora
/\
o ñ, Llaves de
elección
tJ \=/
Figura 11.2. Secuencia de estímu-
los en tres llaves de respuesta
oo Retorno
-
"iiü"n""vo"
perimento de igualación demora-
l^ a^ la muestra Los eventos ocu-
da
rren en un ciclo de arriba hacia
abajo
415
o
o
o
o
(ú
o
o
o
o
Figura 11.3. Porcentaje correcto o
de igualaciones a la muestra en
o
demoras de 0 a 6 segundos, en o
palomas que picoteaban la llave o
de muestra 1, 5 o 15 veces antes
del intervalo de retención (toma-
da de Roberts,1972).
o
o
o
a
o
E Figura 11.4. Porcentaje de re-
o
l
a
o cuerdos correctos como una fun-
o ción de la duración del intervalo
de retención llenado con una
o cuenta regresiva. Las curvas di-
o fieren de acuerdo con el número
I
o
(L de presentaciones consecutivas
del reactivo blanco antes de que
27 comience el intervalo de reten-
ción (tomada de Hellyer, 1962).
416 SegLrndaparte. Teor¡ascognoscitivoorganizacionales
Un problema crítico con esta segunda expücación E-R es que los animales tam-
bién aprenden fácilmente tareas de igualación condicional y de igualación transmo-
dal casi tan bien como la ta¡ea de igualación simple que se describe en la figura
11.2. En estas tareas, un eslmulo de muestra informa al animal de que algin se-
gundo estímulo asociado es correcto en ese ensayo de elección. Así, una luz de
muestra roja podrÍa señalar que el triringulo será reforzado en ese ensayo, mien-
tras que una luz de muestra verde indica que el cuadrado será reforzado en ese
ensayo de elección o un sonido alto o bajo podria señalar que el triángulo o el cua-
drado se reforzarán en ese ensayo de elección. D'Amato y Worsham (1972) des-
cubrieron que la ejecución de los monos era tan exacta en la igualación condicional
como en la igualación demorada estándar a la muestra.
Estos resultados no pueden expücarse en términos de condicionar una respues-
ta de acercamiento al estímulo de muestra dentro de un ensayo dado; se expücan
de modo más simple en términos de asociaciones sensoriales. Dentro de cada en-
sayo, el animal debe establecer una asociación temporal, "muestra actual -- triángu-
lo", y activar este recuerdo para guiar su elección. Si se trata de una ta¡ea de
igualación condicional, la elección depende de nuevas reglas de equivalencia adqui-
ridas y almacenadas en la memoria permanente; es decir, reglas de forma. "Si la
muestra achral -+ roja, entonces escoger triángulo". Con este análisis la tarea puede
ser dificil, porque en el momento de la prueba elsujeto tiene interferencia asocia-
tiva entre diferentes recuerdos "muestra actual -+ X". Básicamente, debe discri-
minar la muestra más reciente de las anteriores. Como la discriminación en el
transcurso del tiempo sigue la ley de Weber, con una diferencia dada que es me-
nos discriminable cuanto más largo sea el intervalo base, los errores causados por
confusiones entre la muestra de este ensayo y las muestras de los ensayos ante-
riores, se incrementará¡ con intervalos de retención intraensayo más prolonga-
dos. Por supuesto, esto es la firnción estíndar de olüdo en la igualación demora-
Cap. 11. El aprendizaie de signos, de Tolman 417
da. Asimismo, las confusiones de las muestras de este ensayo y de los anteriores
aumentan cuanto más próximos en el tiempo se encuentren los ensayos sucesi-
vos. Por lo tanto, esta teorír de la discrimirnción de etiquetas tempora.les sobre
asociaciones sensoriales parece proporcionar una expücación clar¿ de muchos he-
chos relevantes en la igualación demorada a la muestra (para detalles, véase
D'Amato, 1973). Al parecer muchos otros resultados acerca de la memoria de
corto plazo en animales se explican de modo simila¡. Sin embargo, desde nuestr¿
perspectiva actual, estas asociaciones sensoriales infringen la teorÍa ¿-R.
Ap¡endlzdte de aúgo,r
Los experimentos acerca del aprendizaje de lugar se diseñaron para demostrar
que en el laberinto el aprendiz no se mueve desde el comienzo hacia la met¿ de
acuerdo con una secuencia fija de movimientos musculares o de cambio, como la
prediría la idea de que las respuestas deben definirse de acuerdo con la muscu-
latura exacta que interviene. Tolman creía más bien que el animal es capaz de
mostrar un comportamiento que varía apropiadamente, segrin las orientaciones al-
teradas de sí mismo o del laberinto en relación con el medio ambiente; es como si
el animal supiera dónde se encuentra la meta. Por ejemplo, un mono recompensa-
do por escoger un triángulo negro en lugar de un cuadrado blanco cuando éstos se
presentan alternativamente a la izquierda o a la derecha en una hilera horizontal,
continuará eligiendo el triiíngulo negro si los objetos se presentan en una dispo-
sición vertical, uno encima del otro. El organismo ha aprendido a "acercarse al
triángulo negro" en vez de "escoger correctamente la configuración de blanco a
la izquierda, negro a la derecha".
Varios subtipos de experimentos revelan ese aprendizaje de lugar o de meta. El
primer subtipo de aprendizaje de lugar deja intacta la forma del curso, pero inter-
fiere con las secuencias de movimiento desde el punto de partida hasta la meta. En
un experimento, las ratas que habían aprendido a recorrer un laberinto eran lesio-
nadas en el cerebelo; aunque incapaces de moverse, a no ser con moümientos pe-
queios y circulares, lograbal encontrar su camino sin cometer errores (Lashley y
Cap. 11. El aprendizaje de signos, de Tolman 419
Ball, 1929). En este caso, es cl¿uo que no pudieron haber repetido secuencias de
hábitos kinestésicos aprendidos con anterioridad. En otro estudio, las ratas fueron
capaces de demostrar lo que habían aprendido, al recorrer la senda correcta des-
pués de haber sido entrenadas a cruzar el laberinto nadando (MacFarlane, 1930).
Más adelante se demostró que las ratas que en muchas ocasiones habían sido
arrastradas en una pequeña balsa por un laberinto lleno de agua, y que observaban
repetidas veces la secuencia correcta de lueltas en puntos de elección señalados
para llegar a una meta recompensada con alimento, después eran capaces de reco-
rrer el laberinto casi sin errores cuando se les daba la oportunidad de ejecutar su
respuesta. Aparentemente, habían aprendido la secuencia correcta de signos o in-
dicios que conducían a la caja meta recompensante. Todo esto se lograba sin mo-
vimientos manifiestos de correr.
El segundo subtipo de experimento de aprendizaje de lugar establece un hábito
de movimiento en comparación con un hábito espacial, y determina cuál <ie los dos
se aprende más fácilmente. Tolman y sus colaboradores (Tolrnan ¿l al., 1946,
1947) dispusieron un laberinto elevado en forma de cruz, como se muestra en la fi-
gura 11.5. El gmpo de aprendizaje de respuesta se iniciaba en alternancia aleatoria
a partir de E, o de Er, y siempre encontraba comida al da¡ luelta a la derecha; es
decir, el alimento se localizaba en F1 cuando el punto de partida era E , y en F,
cuando el punto de partida era E2. Por el contrario, el gmpo de aprendizaje de
lugar siempre iba al mismo sitio para obtener alimento. Esto significa que si para
correr a F, se requeía de una vuelta a la derecha cuando se comenzara a partir de
Er, se necesitaría una welta a la izquierda cuando se empezara de Er. En este ex-
perimento, el gnrpo de aprendizaje de lugar era el más exitoso. Las 8 ratas de
este grupo aprendieron en 8 ensayos, mientras que ninguna de las del gmpo de
F¡gura 11.5. Laber¡nto usado para probar la facilidad relativa de aprender una res-
puesta que trae consigo una recompensa, o bien el lugar donde se encuentra tal re-
compensa. Al comenzar de modo irregular en fl y 82, pero al encontrar recompensa
siémpre erl la misma caia de comida, un grupo de ratas se vuelve hacia la derecha,
después hacia la izquierda, para hallar comida siempre en el m¡smo lugar. Estas son
las que están aprendiendo el Iugar Al comenzar ya sea en f1 o en f2, pero siempre en-
contrando comida como resultado de dar vuelta en la m¡sma dirección (izquierda o
derecha), se enseña a otro grupo a emitir la misma respuesta, pero a encontrar la co-
mida en diferentes Iugares, según el punto en donde comiencen. El aprendizaje de lu-
gar, en las condiciones del experimento, es más fácil que el aprendizaje de respuesta
Itomada de Tolman et a/., 1946).
420 Segunda parte. Teorias cognosc ¡tivoorgan izac ionales
para la prüeba, era que las sendas 1 y 2 tenfun un segmento común que llevaba a la
meta. Anteriormente, el obstáculo en la senda 1 se había colocado en el punto A, an-
tes de este alargamiento de la senda común; entonces, después de encontrarse
con el obstáculo y regresar, la rata corría por la senda 2. En el ensayo crítico de
prueba, el obstáculo se colocaba miís arriba, a lo largo de la senda 1, de modo que
caía en la senda común, en el punto B. La cuestión era si la rata, al regresar, esco-
gería la segunda opción, la senda 2, y queda¡ía fruskada o "inferiría" que tal sen-
da también estaba bloqueada. Lo que las ratas hacían principalmente era evitar Ia
senda 2, y tomar la que por lo común preferían menos, la senda larga 3, la única
abierta, en razón del obstáculo en el punto B. De este modo, surge nueva eviden-
cia para la hipotesis de que la rata actúa de acuerdo con un "mapa" de la situación,
y nó según el hábito ciego, o con la ejecución automáüca en el orden jelárquico de
hábitos provocados por los eslmulos del punto de elección.
Otros investigadores criticaron el experimento de Tolman y Honzik, y demos-
traron que los ñsultados, aunque podían repetirse, se desequilibraban con facili-
dad mediante la nnnipulación de las variables experimentales como la anchura o el
bloqueo de los pasadizos , que en teoría no deben afect¿¡ a la ' 'habüdad de razonh-
miento" del animal; para detalles véanse Evans (1936), Harsh (193n' Keller -v
Hin (1936), y Kuo (1937). Se informó de urn repetición exitosa en un laberinto-de
Caldwell y Jones (191), y en una ingeniosa variación que introdujeron Deutsch y
Clarkson (1959), cuyos resultados verificaron lo anterior. Los posteriores expe-
rimentos con primates superiores han demostrado repetidas veces esas inferen-
cias de discernimiento (Menzel, 1978).
Aprcldazate bteúte
Además de los experimentos acerca de la expectancia de recompensa y el
aprendizaje del espacio, hay una tercera variedad que trata fundamentalmente
el aprendizaje de signos: los experimentos acerca del aprendizaje latente. Éstos de-
muestran que un animal puede aprender sencillamente al explorar un laberinto, sin
recompensas alimenticias, de modo que cuando más tz¡de se introduce n recom-
pensa, la ejecución es mejor que la de las ratas sin esta exposición, y a yeces es
tán buena como la de los animales que preüamente han tenido múltiples ensayos
recompensados. El "aprendizaje latente" consiste en el conocimiento del la-
berinto, que no se revela en la elección de la senda mís corta desde la entrada a la
salida sino hasta que la rata está motivada para escoger. Los experimentos, que
se iniciaron con los de Blodgett (1929), criticaban la hipótesis de que el reforza-
miento era necesario para que tuviese lugar algin aprendizaje asociativo. Thorn-
dike, Pavlov y Hull han apoyado esta difundida hipótesis.
Con base en el trabajo iniciado por Blodgett (1929), Tolrnan y Honzik (1930ó)
estudiaron el efecto de la introducción de la recompensa en un experimento con la-
berinto pa¡a ratas, después de que éstas lo habían recorrido durante 10 ensayos
sin comida. El gmpo de control, que se alimentaba diariamente en el laberinto, re-
dujo sus puntuaciones de error y de tiempo con mayor rapidez que el grupo no ali-
mentado. Pero cuando se le daba comida al segundo gupo, su ejecución era tan
buena como la del gnrpo siempre recompensado. Así, parecía que el grupo no ali-
mentado se había beneñciado tanto con sus ensayos previos como el gmpo alimen-
tado. Como este aprovechamiento no se manifiesta en la ejecución anterior, se
dice que el aprendizaje que ocurre es latente. En la figura 11.2 pueden observarse
los resultados de la eliminación del error. Había tres gmpos: dos de control, uno
recompensado durante todo el tiempo, el otro no recompensado, y el gn:po expe-
rimental no recompensado hasta el undécimo ensayo. En el duodécimo día, el gru-
po experimental, que se habÍa alimentado sólo una vez en el laberinto, cometÍa tan
pocos erores como el gmpo que los días anteriores había recibido alimento en é1.
Este experimento, merece algunos comentados. Ellaberinto usado era del ti¡o
? mriltiple de 14 unidades (Stone y Nys wander , 79275 , con puertas entre cada uni-
dad para evitar la retirada. Incluso sin comida al final, la rata todavía avanzaba por
el laberinto (la puerta de error estaba cerrada); segrin una teoría de la última rés-
puesta, como la de Guthrie, las condiciones de aprendizaje eran ideales. La rata no
tenía ninguna oportunidad de desaprender lo que había hecho a último momento en
cada segmento, que era, por supuesto, atravesar la puerta correcta para pasat a Ia
siguiente. Los resultados constituyen una citica a la teorÍa de Guthrie ro porque
la rata muestre aprendizaje latente, sino porque no revela el suficiente aprenüiaje
cuando no hay comida a.lfinal del laberinto. La explicación de Guthrie no basta, ya
que las ratas alimentadas aprendían mucho mejor que las no alimentadas en los pri-
meros ensayos.
En su forma antigua, las teorías del reforzamiento tampoco podían expücar el
aprendizaje latente. En las teorÍas de la ley del efecto, la premisa era que él refor-
zamiento trabaja directamente sobre la fuerza de la respuesta, de modo que todo
lo que se aprende debe revelarse en la ejecución. Pero al parecer, los casos del
aprendizaje latente desmentían este supuesto; como Tolman habÍa previsto, algrin
aprendizaje (es decÍ, el conocimiento del laberinto) podría producirse y estar dis-
ponible sin que se zsara, hasta que las condiciones motivacionales o de recomoen-
sa lo hicieran conveniente.
En su defensa contra los experimentos del aprendizaje latente, los teóricos del
reforzamiento por lo común se aprovecharon de la disminución de errores durante
423 '
Ninguna recomPensa
alimeñlic|a
Recompensa .egular
N¡nguna recompensa
al¡menlicia
hasta el d¡a 11
4 6 910 14 lt;
Días
Eigtua 11.7. Evidencia del aprendizaje latente en el laberinto. 5in recompensa de co-
mida hay alguna reducción en los errores, pero no tan grande como cuando existe la
recompensa. A pesar de las puntuac¡ones de error más elevadas que se produjeron
antes áe que se presentara ¡a comida, el grupo recompensado só¡o a partir del undé-
c¡mo ensayo comtenza a comportiir5e tan bien como el grupo que había sido recom-
pensado con regularidad. 5e concluye que tuvo lugar algún aprendizaje, durante los
sino hasta ser activado
diez primeros ensayos, el cual no se mostró en la ejecución'1930b)
por ei incentivo de la comida (tomada de Tolman y Honzik,
mo cerrado y otro con una puerta. En cada caso, lo último que se hacía era a tra-
vesar la puerta. Lo reciente (que se acepta como favorable al desarrollo de la ex-
pectancia) fortalecería el conocimiento de que la puerta constituía el camino de un
segmento hacia el siguiente; en condiciones no recompensadas, la rata no tenía ra-
zón para demostrar lo que "sabía". La sustitución del alimento al final del labe-
rinto, un objeto meta sumamente deseado, llevaba al animal a emDlear su maoa
cognoscitivo, a dar las lteltas que conducÍan de urn unidad a la siguilnte. Oe alli'la
reducció¡ repentina en los errores. Aunque durante algún tiempo el aprendizaje
latente fue motivo de discusión, y muchos de los resultados con ratas en labe-
rintos eran inconsistentes, el resultado neto es que el aprendizaje latente consu-
tuía un fenómeno real. Puede demostrarse fácilrnente con los primates suoerio-
res, como veremos más adelante (Menzel. 1978).
acudir al comedero cuando el surtidor hace ruido. Pero las observaciones críticas
tienen lugar cuando se welve a ubicar al animal en la primera parte del pasadizo, o
cuando I pahnca de respuesta se reinstzla en la jaula. Invariablemente, la res-
puesta ini;al ya se ha debiütado muchísimo, y con frecuencia no se produce. La
hacia la caja meta, pues-
-que ya no está tan dispuesta a correr
iata en la caja de pa¡tida
to que "infere" en ella no encontrará comida; o en el tipo de experimento
con la palanca, el animal no está muy dispuesto a presionarla para poner en marcha
el mecanismo surtidor, pues iniere que el sonido del mecanismo ya no está aso-
ciado con el alimento (el objeto que originalmente tenía valencia) '
Éstos son resultados clei sentido común; su caracteística peculiar es que impü-
quen que la fuerza de una secuencia instrumental puede alterarse sin que ¿s¿ /¿s-
puesti ocuna y reciba las condiciones alteradas de reforzamiento. La rata no pre-
iionaba la palanca, hacía que el surtidor se pusiera en marcha y no r-ecibía comida'
Sólo estabi roto el riltimó eshbón de la cadena; sin embargo, la infuencia de ese
evento se transmitía a los miembros anteriores de la secuencia conductual Estos
resultados representan una dificultad para la teoría E-R del reforzamiento, la cual
supone que lás fuerzas del hábito de las respuestas sólo pueden alterarse cua¡do
o.utt"n y son entonces explÍcitamente castigadas o no recompensadas' Al pare-
cer, los iesultados indican dos premisas: que al comienzo de-una secuencn con-
que esperan
ductual, los organismos disponen de alguna representación de Ia meta
.ona"giia at ñal de la secuencia de respuesta; y que esa exlectación de meta
puedñer alterada mediante la experiencia di¡ecta con la situacó4 meta, sin Ia eje-
iución de la secuencia de respuesta preüa que conduce a ella- Estas son exacta-
..nte tu. pre-isas de la teo;a de Tóhan. Resultados como éstos fueron los que
que oUügaron a Hull y a Spence a confiar más en la 26. la respuesta meta anticipa-
toria, coimo representación teórica de la expectancia de meta del orgarusmo'
El reforzamiento y la confirmación
de la expectancia
Tolnan se oponía a la ley del efecto; creía que el aprendizaje acerca de la corre-
juntos, y que
lación entre swesos se próducia como resultado de experimentarlos
no necesarios' Admiüó que la
lua .".o-p"n"". o los castigos coincidentes eran
y la recompensi podrían tener un efecto indirecto sobre Io que se
motiuaclOn
apr""a., t"¿ de que en parte determinan qué estímulos atraen la atención del
""""i
üeto o son destacadoi. Así, una rata hambrienta es propensa a atender los estí-
.ulos ."rcano. al tugar donde se le alimenta, y por ello aprende ¡nás acerca de esa
-
ubicación que de cualquier otra donde no se le alimente'
es-
Esfe enfisis o funci'ón informativa de la recompensa también es evidente en
tudá. ¿"iapt"na¿aje verbal humano (por ejemplo, Atkinson y Wickens' 1971)'
i.* de modo preferencial los reactivos verbales que se les ha di-
"ujlto. "n.wun
.tro quáud" U pé* recordar, y esto aumenta su memoria a expensas de los reac-
luo. *no. vatosos. En t¿teicasos, la "recompensa" actúa como una señal in-
foÁati* v ayu,lu sujeto a seleccionar eventos particulares a los que atenderá' y
¡
'éi;;;;üta
- los cuales repetirí Y aprenderá.
a
;'expectativa dacla, v la meta o la consecuencia es la esperada'
."-di."'que la expectancia se confrma y por eso se ha incrementado hacia el
original no se
10090; sise presenta una consecuencia inesperada, la expectativa
426 Segundaparte. Teoriascognoscitivoorganizacionales
confirma
_y,
por ende, disminuye. Tolman y Brunswü (1935) argumentaban que
tales reglas permiten al organismo aprender acerca de las probábiüdades de ios
eventos en su medio ambiente. Brunswik (1939) didgió una primera versión del
experimento del aprendizaje de probabüdad con ratas en un úberinto Z (véase el
capítulo 8), e informó que los sujetos a la larga aprendían a igua.lar sus elecciones
derorcentaje hacia un lado con los reforzamientos de porcentaje que se daban allí.
.
En la época en que Tolman elaboraba sus teorÍas, se desarro[ába el trabajo ini-
cial--co1el reforzamiento probabilístico o parcial (Skinner, 193g; Humphreys,
1939). En ese trabajo se descubrió que un sujeto reforzado en el50go de sus res-
puestas,. por ejemplo, seguía respondiendo durante más tiempo en el transcurso
de la extinción que otro sujeto reforzado en el 10090 de sus respuestas. Este efec_
to de extinción de reforzamiento parcial dio lugar a un persistente dilema para la
te_oría del reforzamiento, E-R pues, ¿cómo podía ser que una respuesta refórzada
sólo parte del tiempo llegara a ser más fuerte y más risistente ila extinción que
una respuesta reforuada durante todo el curso del entrenamiento? Con el correr
de los años se han propuesto e investigado varias ingeniosas soluciones al proble_
ma, algunas de las cuales se examinan en este libro. pero una de las hipótesis
promrnentes sugeridas_por Humphreys, Tolman y otros es Ia
hi!ótesis,dz discimi_
no(to.n,, tnvnrada por tos expenmentos iniciales de aprendizaje de probabilidad.
La hipótesis establece, en pocas palabras, que hs éxpectaícias y'la conducta
cambian a una tasa más rápida cuanto mayor sea la discriminabüdad del cam-
bio de las condiciones entre el entrenamiento y las series de prueba. Esta hipó_
tesis,al,canz^ enunciación y etaboración más perfeccionada en la teorización de
Laparo (lyb/) ^ó_su
que examrnamos en el capífulo 9. La hipótesis de discriminación
a¡_
monizaba mucho con el pensamiento de Tolman, y el efecto de extiniiOn
de refor_
zamiento parcial (o sus variantes) nunca fue para él una molesta espina
como lo era
para sus contemporáneos, los teóricos del reforzamiento
E_R.
lado oscuro", que era la correcta. Krechevsky denominó hi,ótesis a estas mo-
dalidades sistemáticas de posibles soluciones, y las contrastó con "el método de
ensayo y error ciego y aleatorio", que por lo general se consideraba como la pre-
dicción de la posición de Thorndike para elaprendizaje por elmétodo de ensayo y
error. Krechevsky demostró convincentemente que las puntuaciones promedio
de tiempo o error de gmpos de indiüduos tienden a encubrir la naturaleza siste-
mática de la manera en que cada uno de ellos ataca el problema. Se suponía que en
vez de grabar gradualmente en la memoria la respuesta correcta, el efecto del re-
forzamiénto erá confirmar la hipótesis correcta, mientras que en los reforzamien-
tos se usaba como una seña.l informativa para abandonar una hipótesis provisional
pero incorrecta. La solución correcta se encontrarÍa de súbito, cuando el animal
abandonara una hipótesis basada en un indicio irrelevante, y seleccionara entonces
la correcta, sustentada en ese indicio. La solución al problema era repentina y apa-
rentemente de " discernimiento", de una manera muy parecida a la que habían pro-
nosticado los teóricos Gestalt. Estos experimentos y las ideas asociadas a ellos
constituyeron los primeros disparos en una controversia duradera y fructífera
acerca de la continuidad y la discontinuidad en el aprendizaje de discriminación de
los animales, y los experimentos de la hipótesis presentaron la evidencia inicial
- el postulado de la discontinuidad.
para
La enunciación más clara de una teorÍa de la hipotesis se debe a Restle (1962) y
a Leüne (1965, 1969, 1970), y la evidencia más contundente es la que este último
(Levine, 19?0) ha recabado al investigar a seres humanos adultos que aprendÍan
problemas simples de identificación de concepto. En la 6gura 11.8 se presenta un
ionjunto típico de los estímulos en uno de los experimentos de Levine. Aquí los
patrones de estÍmulo varían en cuatro dimensiones binarias: forma (X o ?), tama-
ño Grande o pequeño), color Olanco o negro) y posición (izquierda o derecha).
Cadá tarjeta cóntiene un patrón junto a su complemento total; por ejemplo, una X
grande y negra a la üquierda versus una ? blanca y pequeña a la derecha. El expe-
rimentador eüge de cit correcto cuando el sujeto selecciona elpatrón que tiene una
propiedad particular; por ejemplo, aquellos en forma de ?. La tarea del sujeto con-
iisle en aprender a seleccionar el patrón correcto, cuando se muestra cada par.
La teofa de la hipótesis presupone que un problema de aprendizaje como éste
puede representarse al afirmar que al comienzo del entrenamiento el sujeto con-
iempla un pequeño conjunto de posibles hipótesis ('É1s) acerca de la solución (por
ejemplo, una ff serÍa "escoger el patrón izquierdo"). El sujeto probablemente se-
leccióne una .É1y responda a la tarjeta de acuerdo con esa If si su respuesta es co-
rrecta o si no se le da retroalimentación acerca de lo acertado de su elección, con-
tinúa usando la misma Il en el ensayo siguiente. Si su respuesta se califrca como
equiuocada, entonces se supone que saca una ,Éf distinta de un grupo de hipótesis.
Eita estrategia de "ganar-permanecer/perder-cambiar" para la selección de Il
garatüzaráli eventual solución si la 11 correcta eslá disponible en el repertorio del
sujeto, ya que todas las hipótesis incorrectas a la postre conducen a errores y se
leé desiarta, mientras que sólo la hipotesis correcta lleva a respuestas consisten-
temente correctas .
Levine evalúa la conducta de hipótesis en los seres humanos con el uso de blo-
ques de prueba de ensayos no ret¡oalimentados (el experimentador perlnanece
callaclo), intercalados entre ensayos retroa.limentados cuando a la persona se le
dice corrccto o equiaocado por su respuesta. Se cree que los ensayos no retro-
428
ESTIMULOS
ETt
11 xl
lr-
F¡gura 11.8. Ocho patrones de elecciones (los puntos en las columnas a izquierda o
derecha) que corresponden a cada Lrna de las ocho hipótesis (H) cuando los cuatro
pares de estimulos se presentan consecutivamente sin retroa lim entac ión (tomada de
Lev¡ne. 1970).
ENSAYO
)
I
lI n2
1l F3
encontrado con las ratas que aprendían sus retornos en el laberinto. Podemos di-
sentt de los arreglos restrictivos de los experimentos de Levine o presentar algu-
nos datos opuestos de animales inferiores acerca de la posición de continuidad
pero es indudable que el enfoque de comprobación de hipótesis propuesto por
krechevsky y Tolman ha obtenido un gran apoyo experimental y tiene muchos se-
guidores teóricos (véase Trabasso y Borver, 1968). La teoría aún se cita en la bi-
bliografía con mucha frecuencia.
Más tarde, G.H. Bower (1959, 1962r) y Spence (1960ó) proporcionaron des_
cripciones matemáticas de la conducta del punto de elección en términos de una
caminata aleatoria, en la cual el organismo se orienta a cada uno de los estímulos
discriminativos por turno, y se acerca o no a ellos con probabilidades mensura_
bles. Bower demostró la Ílanera en que ese modelo se ajusta a la estructura pro_
babilística del comportamiento VEE de las ratas durante el aprendizaje de discri-
minación simple.
.-
AJgrin tiempo después, Mowrer (1960) y Estes (7962, lg69a) desarrolla¡on la
idea de un mecanismo de "exploración de respuesta,,, o de ,,exploración de estí_
mülo-r€spuesta", para explicar la selección de respuestas recbmpensadas y la
inhibición de aquellas castigadas. La idea era que en una situación de condicio_
namiento instrumental, el organismo explora iniernamente a través de un reper_
torio limitado de respuestas (ya sea de un manera incipiente o por completo cen_
tral). Si la consecuencia anticipada para una respuesta es negativa (poi ejemplo,
está asociada con el castigo y el miedo), esa respuesta se inhibe. Si É consecuen_
cia anticipada para una respuesta explorada es una respuesta positiva alta, enton_
ces se proporciona retroalimentación facilitativa positiva para ,,alentar" esa res_
puesta incipiente hasta su terminación. Estas ideas se examinaron en ocasión de
anabzar la teoría de Estes acerca de la recompensa (capíh_rlo 2 y g), y la teoría
-evidente
Sheffield-Estes de la motivación de incentivo (capítulo 4). pero es que las
nociones de exploración de estímulo, predicción de recompensas y companclón
Qetonsecuencias anticipadas, entre otras, son ideas que Tolman húbiera conside_
rado muy congmentes con su expücación ,,cognoscitiva', de los componentes de
la toma de decisiones.
con el uso de indicios intralaberínticos (por el olor de la comida o por ensayos pre-
vios con los olores) ni por movimientos sistemáticos (por ejemplo, siempre dar
luelta a la izquierda al salir de uno de los brazos del laberinto). Por el contrario, las
ratas dependen de indicios üsuales extralaberinticos, que pueden ver desde los
brazos elevados, y sólo verifican en la memoria aquellos lug¿res que han visitado
en un ensayo dado. Olton (1979) revisó pruebas posteriores que demuestran una
memoria de corlo plazo todavía más espectacular para las ubicaciones espaciales
que las ratas visitaban. Es eüdente que tales ejecuciones son exactamente lo con-
trario de la estereotipia de respuesta que suele recalcarse en los experimentos del
aprendizaje; pero las üsitas repetidas al mismo lugat no se refuerzan en este labe-
rinto de brazos radiales.
Otros experimentos de Olton demuestran que después de familiarizarse con un
compücado laberinto en el que se proporcionaban recompensas en una ubicación,
la rata irá a ese lugar con menos errores mediante un atajo, cuando se la someta a
prueba al colocarla en nuevos puntos de partida. Asi el animal demuestra ser
capaz de orientarse en un campo desde urn perspectiva nueva, y encontrar su ca-
mino hasta la meta. La ejecución es muy similar a la de los seres humanos cuando
usan su conocimiento del mapa de una nueva ciudad para llegar a un destino cono-
cido desde un nuevo punto de partida. Observan la dirección hacia hitos famiüa¡es,
se aproximan a ellos, se orientan en la dirección de los signos para acercarse más
a la meta, y continúan combinando fragmentos de rutas conocidas, en forma de
bloques, hasta que logran llegar a su destino. Un modelo teórico completo no ha
logrado explicar aún esas ejecuciones, aunque algunos investigadores de la inte-
ligencia artificia.l (por ejemplo, D.V. McDermott y B.J. Kuipers) han comenzado a
estudiar el problema de cómo se integra la información de ruta local en una estruc-
tura parecida a un mapa. La adquisición, la representación y el uso de la informa-
ción espacial en la ejecución promete ser un ¡área de investigación avanzada y de
ideas interesantes. A modo de ilustración, seguidamente examinaremos la inves-
tigación de Menzel acerca del aprendizaje de mapa de iírea en los chimpancés.
Es una lástima que Tolrnan y sus seguidores escogieran a la rata como sujeto
para demostrar el aprendizaje de orden superior y el razonamiento inferencial. va
que las habilidades de este animal parecen muy ümitadas. Si hubieran trabajado
con monos o chimpancés en su ambiente natural, habrÍan descubierto rápidamente
centenares de ejemplos de inteligencia en el uso de herramiéntas, en Ia apücación
de conocimiento espacial, en la negociación mediante relaciones sociales con ad-
versarios más fuertis, etcétera. Varios psicólogos y etólogos han observado du-
rante muchos a¡os colonias de chimpancés en su ambiente natural o en un gran
campo experimental, y han reunido un importante conjunto de- agudas obsewa-
ciones acérca de los éomportamientos inteligentes y sociales de estos animales
(van Lawick-Goodall, 19?1; Menzel, 7973,7974,1978). A continuació¡ se descri-
üen algunas de las observaciones de Menzel en un gmpo de chimpancés, a medida
oue és"tos se familiarizaban con un nuevo campo experimental que podían explorar
sólo durante algunas horas al día.
Inicialmente l-os chimpancés temen aventurarse en un terreno desconocido, de
modo que al comienzo el gmpo permalecía cerca de la construcción por Ia
que en-
traban al campo. Poco a poóo, el grupo exploraba más el territorio y se farnilia-
rizaba con é1. ios machos de mayor edad exploraban el nuevo territorio con rrás
gmpo y
rapidez que las hembras o los machos jóvenes. Los animales se movían en
elevadas o cerca de los lu-
oe'rmaneiían próximos a los árboles, a otras estmcturas
g-"a ¿on¿" pudieran ocultarse. Después de familiarizar a los chimpancés con el
Eampo, Men et introducía cada día algin nuevo juguete (como un oso de felpa o
que habían Sido libe-
unu .ún".a) en distintos lugares. Unós minutos después de
iááo. .u.po, los chimpancés descubrirÍan el juguete, se dirigirían a él en lÍ-
"n "t
nea recta. lo eximinarían se y pondrían a jugar con él' La detección de un objeto
nuevo impüca una familiaridad total con los antiguos objetos del campo.
Men ei daba entonces a los chimpancés una versión de la búsqueda del huevo
dePascua, a la cual denominó "problema del agente viajero" '.Un experimentador
tt uuiu u ü.nitpuncé mientrai un segundo experimentador le mostraba al simio
áánde ocultaba 1^8 piezas de una fruta apetecida. En la 6gura 11'll se ilustra
un
pau cuatro diferentes chimpancés, de las ubicaciones de los 18 lugares
aupu,
círculo in-
dondé Áe encontraba la fruta en un ensayo dado; los números dentro del
diian el orden en el que se le mostraban al animal estos sitios ocultos Después de
¿" observación, se liberaba al animal en la entrada del campo' El he-
".t" ""*V" qu" este corría directamente a los lugares donde-se ocultaba la fru-
.tro notulí"
". ."rría al siguiente lugar, y así sucesivamente.' Las sendas de los
t", a. f', .á"ti",
cuatro animales en el mejor ensayo dá cada uno se muestran al seguir las flechas
a
¿" i (comienzo) en la figura 11.11' Los chimpancés recordaban la mayor
"Ji.
i"rt" ¿. fo.'fug.t"s oiultos (de"15 a 18);y las observaciones de control
probaron
casuaknente la comida mien-
i"" "o i.gt"¡á-" nrcerlo mediante el olfato o al mira¡ muy eficiente para encontrar
tias corríán por el campo. Además, usaban una ruta
la comida, y istablecían algo parecido a una senda de menor distancia' El orden en
que ui.itá¡a" los sitios donde se escondía la comida estaba determinado por su
en el espacio, no por el orden temporal en que se mostraban al chim-
óroúmidad -es
'p-re lugares. La senda semejante a la del agente viajero que debe visital
".o.
itient"s en fg-ctuaa¿es distintas, qureie recorrer la menor distancia
y posible' Por su-
puesto, el vendedor lo hace un poio mejor porque dispone.de un. mapa real para
(un dispo-
;;;;ñ;, en el cual puede marcar todos los lugares que debe üsitar
mapas mentales
iitiuo ¿e á"mo.iu extérna). Pero los chimpancés sólo tienen sus
que se les mostró una sola vez' Asi-
i.áóÑit¡".1 v ¿eben recorda¡ los lugarés
436
mismo, los c¡impancés tenían ensayos m¡ltiples durante varios días con diferen_
tes lugares donde se ocultaba la fruta; sin duda, los patrones anteriores interferían
ügeramente con el recuerdo del patrón actual de h; ubicaciones de la comicla.
Parecía que los chimpancés elegírn señales para recordar los
lugares de ocul_
tannento: cuando se mostraba el sitio donde se escondía la comida, el
chimpancé
buscaba algin objeto prominente en la cercanías (por ejemplo,
un árbol, un puen-
te) y un indicio local específico (un cactus color marróni, comó si asociara la
comi-
oa con estas senates. Estas gutaban entonces la búsqueda posterior.
Los errores
comeüdos se debían a la confusión de las señales locales
$br ejemplo, Uuscar de_
trás de un poste adyacente), de una forma muy p.r".i¿"i.o.áo ió. leres huma-
nos cometerÍan pequeños errores. En otras pruebas, Menzel demostró que,
si
todo lo demás permanecía constante, el chimpancé acudiría primero a la comida
que se encontraba más cerca, a la más apetecida, y a aquel lad-o
del coto donde ha_
bía más ¿limento.
En un experimento posterior acerca de la observación remota, se inmovüzaba
.
los chimpancés a la entrada del recinto, desde donde mi¡aban a
a
un e*perimentador
que caminaba porel coto y ocultaba varias piezas de comida,
señalanio cada lugar
al mostra¡ ostensiblemente el alimento antés de esconderlo.'In.iuro
.r,uu-
ción de obse¡vación remota, los chimpancés se desempeñaban notabiemente"n "".u U¡en
cuando echaban a correr rumbo a la comida, en el mománto en que se
les liberaba.
En un trabajo final, el experimentador señalaba al chimpanceja uLülon
Oe una
de conuda el e] co!o, o caminaba unos cuantos pasos en su di¡ección,
1! ry-
nxentras et anmal lo miraba. Esta señal socia.l servÍa para orientarlo;
cuando se lo
überaba después de varios segundos, echaría a correi en U airecábn
iue inaicala
Cap. 11. El aprend¡zaie de signos, de Tolman 437
LECTTJRAS COMFLEMENTARIAS
Para una reüsión completa de la teofa de Tolman, con algunas sugerencias respecto a la
. sistematización, véase:
' MacCorquodale, K. y Meehl, P. E., "Edwa¡d C. Tolrnan", en W. K. Estes ¿, ¿¡., (dirs.),
m laaraing thgory,lgí, pá*s.177-26.
t2
.ll
r eoflas oel procesamtento
de información
de la conducta
440
Cap 12. Teorias del procesamiento de información 441
Cada nuevo enfoque teórico suele crear su propio lenguaje descriptivo -su jer-
ga- y así ha sucedido con el de simulación por computadora. La terminología es la
del "procesamiento de información", y se deriva de la forma en que los cientÍficos
de la computación generalmente describen lo que hacen las máquinas. Los estÉ
mulos, datos, instrucciones (el nombre genérico es "información"), constituyen
la entrada (intut) (read in)- en la computadora; después de
-son introducilos
ciertos procedimientos , el aparato produc e (outtuts reads out) algrin resultado final
particular, usualmente impreso o mediante una figura en un tubo de rayos catódi-
cos. Entre la entrada y la sabd^ (inbut, outltut),la comgtJtadora ejecuta una sene
de operaciones ordenadas sobre los datos de entrada. Estas pueden consistir en la
alteración o transformación de la masa de datos, en calcular algo relacionado con
ellos, compararlos con alguna otra cosa, usar el resultado para buscar un dato pre-
viamente alrnacenado, evaluar lo que se encuentra en etapas intermedias, tomar
decisiones acerca de ello, etcétera. Cada una de estas manipulaciones tal vez re-
quiera de una breve serie de instrucciones en el programa de la computadora, que
se denomina subruüna. Es conveniente referirse a las subrutinas en términos
de las funciones que ejecutan con la inlormación que se les suministra. Y a partir de
esto, es fácil comenza¡ a referirse a la subrutina como la representación de un ,n¿-
canismo de frocesamiento dt información Así, las teorías de simulación conductual
por computadora por lo general pueden describúse en el sentido de que postulan
la existencia, dentro del organismo, de un conjunto de mecanismos de procesa-
miento de la información, cada uno de los cuales ejecuta cierta función elemental, y
se presume que estos procesos están organizados y ordenados en secuencias de
algln modo particular.
Es conveniente describir la mayor parte de las investigaciones en el área del
procesamiento de información (PI) como un esfuerzo concertado hacia la sÍntesis
experimental de conductas humanas complejas. Algunas clases típicas de óonduc-
tas que se simulan incluyen el razonamiento de un campeón de ajedrez al seleccio-
nar su siguiente movimiento durante una partida, la generación de hipótesis de un
sujeto que resuelve una ta¡ea de formación de conceptos, Ia selección de acciones y
otros valores en los que un corredor de bolsa puede invertir sabiamente el capital
de sus clientes, etcétera. Los modelos intentan retratar y comprender la conduc-
ta humana en lo que toca a sus máximas capacidades racionales. Por lo tanto, en
concepción y en objetivos, los modelos PI están muy alejados del enfoque tradi-
cional de estímulo-respuesta, con su énfasis en análisis progresivamente 6nos de
porciones conductuales más simples y reducidas. En contra de esta tradición analí-
tica, las teorÍas P1 han tratado de sintetizar las conductas complejas y construir
modelos cuyas capacidades igualen a las del ser humano.
Para sintetizar una porción compleja de la conducta (por ejemplo, comprobar un
teorema en lógica simbólica), el teórico tiene que especificar muchos procesos,
así como la compleja organización de todos ellos. Además, deben puntualizarse
muchas reglas de decisión condicional que estipulen de un modo u otro cómo se
desplazará el modelo durante su búsqueda, lo cual depende del resultado de los
cálculos previos. ¿De qué manera recabaremos información acerca de las capaci-
dades de ejecución de un sistema tan complejo? Como hemos visto, sería muy difi-
444 Segundaparte. Teoriascognosc¡tivoorganizaciona¡es
cil seguir su operación paso por paso usando papel y lápiz. Pero para abreviar el
procedimiento, al siste¡na se le programa como una secuencia de instrucciones
que la computadora lleva¡á a cabo. Al hacer correr el programa en la computadora
y al logra¡ que ésta imprima sus acciones, aprendemos acerca de sus capacidades.
Ante todo, aprendemos si el sistema se ha especificado de una manera lo bastante
completa como para que funcione; tal vez deban especificarse más partes o eümi-
nar algunas contradicciones internas. Segundo, observamos si la conducta sintéti-
ca que imprime muestra las características particulares que deseamos duplicar.
Tercero a partir de diferentes corridas podemos determinar cómo cambia la con-
ducta de todo el programa cuando modificamos partes seleccionadas del mismo.
Las computadoras se progranxrn escribiendo urn secuencia de instrucciones,
por lo común extensa, que deben ejecutarse ya sea con alguna información de
entrada o con base en la que está almacenada enlos bancos de memoria de la máqui-
na. La secuencia total de instrucciones se denomna prograrz¿. Éstos deben esiri-
birse en un formato preciso, empleando algrin lenguaje estandarizado que la com-
putadora pueda "comprender". Los lenguajes FORTRAN y ALGOZ se utilizan
comúnmente en los programas que realizan ciílculos numéricos ordinarios. En la
figura 12.1 se observa el diagrama de flujo de un programa simple. Como datos te-
nemos los pesos de 12 personas; el programa ha de calcular su peso promedio.
Hacemos que r(1) : 7,2,... 12 represente los doce números. Éstos se perforan
en las tarjetas 1BM y se le dan a la computadora. En el programa, S{/M es nues-
tra denominación para una célula de memoria que usamos como un espacio dé tra-
bajo temporal. La secuencia de instrucciones se describe en la figura 12.1. El
componente principal es el "circuito cerrado", qte agrega x(I) a SUM e incre-
menta .I en 1. Este circuito cerrado se ejecuta 12 veces, y el programa pasa a las
operaciones de diüsión e impresión.
Aunque este ejemplo ilustra ciálculos numéricos, una ligera variante del progra-
ma que tiene contenido psicológico emplearía un circuito cerrado para buscar una
üsta memorizada de elementos, para verificar si contiene un reactivo crÍtico.
Stemberg (1969) y otros han estudiado ampliamente esta tarea, que indica cómo
se rea.liza la búsqueda en la memoria de corto plazo. El programa operativo para
simular la ejecución en esta "tarea de Sternberg" se ilustra en la figura 72.2, don-
de la hemos dividido en pequeños pasos. El ensayo lpico comienza al cargar la
memoria de corto plazo con una pequeña lista de dígitos o letras, que en la ñgura
12.2 se denotan como .r(1), x(2),...x(¡,0 - Por el momento, piénsese en r(l),
x(2),..- x(19 como N diferentes células de almacenamiento en la mem<.¡na cue
mantienen los reactivos de la üsta, por ejemplo, las letras Q, W, F, G. Entonies
damos la letra de sondeo (por ejemplo, 7), y el sujeto ha de decidir tan rápido
como le sea posible si el sondeo forma parte del conjunto de memoria. Como nos
interesamos por el tiempo que al sujeto le insume toma¡ su decisión, en nuestro
modelo usamos un reloj interno denominado R7, y lo ponemos en marcha a partir
del momento en que se presenta el sondeo, El programa operativo recupera un
elemento del conjunto de la memoria (una operación que lleva el tiempo z), compa-
ra este elemento con el sondeo (comparación que lleva el tiempo c), responde sísi
445
Suma de
coniunto = 0
Conjunto, = 1
Circuito
cerraoo
-l Suma de coniunto
| -
x (t)
=sun
Figura 12.1. Diagrama de flujo
¿Esl = 12?
que describe los pasos Para cal-
No Sí cular el oromedio de 12 números
designados x(1), x(2)..., x(12). Para
VE
Conluntor=/+1 calcular la suma de esos núme-
ro5 se usa un circuito cerrado,
empezando con x(1 ). En cada
paso a través del circuito, el índi-
lmprimirAYE ce / se aumenta en *1; desPués
de que el x(12) se agrega a la
suma, el programa sale del cir-
Alto
cuito cerrado, calcula el valor
promedio y lo imprime.
Coni. RT=Rf+n
l¡.'f Br=Ea
t-___T-|
I
Fñ,rl
--r-
---r--
lc.'1lr=nr-¡
--r-
Itr"t.i' Rrl
Rr(sA=e+')g+!- +e$+r
_(r+c+e)M
=_-___,--t\r!--z r+c
v
RT(no)=(r+c+e)N+h. (1)
_ En cada caso, se espera que los tiempos de reacción se incrementen como una
línea recta (o proporcionalmente) a medida que aumenta la longitud if de la lista.
Con el modelo programado en la figura 12.2 se espera que la inJlinación de la li.rea
no.(el coefrciente que multiplica 1V) sea exactamente el doble que la inclinación de
la línea sí.
Cap. 12. TeorÍas del procesamiento de información 447
rior A (escuchar el concierto). Una vez que eso ha concluido, la meta siguiente se
carga en el procesador para ser realizada; por ejemplo, encontnr una cafeteia
para tomar un refrigerio después del concierto.
Los diagramas como el de la ñgura 12.3 tienen un natural atractivo para los psi-
cólogos interesados en analizar la conducta en sus componentes y en su organi-
zación. Las submetas y las actividades pueden descomponerse en detalles tan di-
minutos como el cientíqco desee, pero la "localización" de un componente dado
puede verse en términos de dónde encaja y cómo funciona en la organización total
de la ejecución. La interpretación de las flechas en la figura 12.3 y la dirección de
las mismas es importante, puesto que indican la dirección del flujo de contlol del
procesador central de las diversas actividades. En términos genera.les, las flechas
imitan alcerebro que cambia su "atención" y su esfuerzo de procesamiento para
la acüvidad ubicada en la punta de la flecha. Este análisis jerárquico de las tareas
psicológicas se deriva directamente de los conceptos de programas jerárquicos de
computadora, y fue introducido en la psicología por Simon, Newell y otros cien-
tÍficos que trabajaban en la simulación por computadora. Una descripción accesible
de estas ideas y una exposición de su ütilidad para la teorÍa psicológica se encuen-
tra en Plans and the structule of behoúior, de G. A. Miller, Galanter y Pribram
(1960).
Volviendo al programa SCAtr'IlS? de la figra 12.2 parala tarea de Sternberg,
debe notarse que la computadora se emplea como un dispositivo de manipulación
de símbolos y como un calculador numérico. Por ejemplo, busca y compara dos
símbolos para una igualación, y también suma incrementos al contador del tiempo
de reacción. De hecho, dentro de la bibliografía PI, las computadoras se conciben
fundamentalnente como dispositivos de manipulación de sÍmbolos de propósito
general. Como reflejo de este punto de vista se han desarrollado varios lenguajes
de procesamiento de lista que sirven de convenientes vehículos a la formulación y
expresión de ideas Pl en los prograrnas de computadora. Entre los diversos len-
guajes asequibles de procesamiento en lista, el ZISP es el más utilizado en el tra-
bajo P1 actual.
Para ilustrar uno de estos lenguajes, los objetos básicos del I/SP son átomos
(sÍmbolos), y " S-exfressinns" , que son listas entre paréntesis de símbolos o nom-
Cap -12. Teorias del procesamiento de información 449
bres de listas de símbolos. Las operaciones que el ¿1SP ejecuta incluyen: agregar
o quitar una palabra de una üsta particular, volver a mezclar varias de ellas, combi-
nai dos listai en una, nombrar una lista, examinar las palabras de una lista para en-
contrar las que sean iguales, describir las propiedades de una lista y vincularlas
con la primera, borrar o copiar una lista, etcétera. Estos procesos básicos supues-
tamente forman un lenguaje natural para los programas P/' En sí, estas opera-
ciones a pequeña escala no parecen adjudicar ninguna inteügencia a la maquinaria
básica qui las ejecuta. Sin embargo, cuando se üerten decenas de miles de tales
operaclones en un programa organizado, las características netas de ejecución
cambian cualitativamente y se transforman en conducta en verdad "inteligente",
a menudo de una variedad que eldiseñador del programa no había previsto.
cia. Tal tabulación revelarú que el sÍmbolo C va seguido regularmente del EI-RI
y, de forma similar, que el EI-R1va precedido con regularidad por el símbolo C.
También necesitamos una regla simple para la ejecución, qué es ésta: conforme
ocurre cada símbolo de estímulo, buscamos en la memoria la tabulación de sus su_
cesores; si ha precedido regularmente al mismo suceso E1-Rl entonces la com_
putadora imprime que RI es una "respuesta anticipatoria,, a ese símbolo; en
caso
contra¡io, no imprime rnda. La Rl anticipatoria sería aláloga a la respuesta condi_
cionada en el modelo de simulació¡,.
Para inducir curvas realistas del aprendizaje, necesitaríamos una medición conti-
nua de la "fuerza" de la asociación condicionada desde el EC neutral hasta la RL
Una posible regla del aprendizaje seria: para cada ensayo, incremente la fuerza de
la conexión EC-EIpor una fracción de la diferencia existente entre la fuerza actual
de la conexión y la fuerza del EI-RI qte se mide. Mediante la elección apropiada
de la fracción de incremento, podrían generarse las curvas estándar del condi_
cionamiento y la extinción de Pavlov .
Aunque ese sistema de aprendizaje artificial simularía el condicionamiento oavlo-
üa¡o en circunstancias estíndar, el objetivo de la teoría es proponer un siitema
que pronostique resultados obtenidos en múlüples situaciónei de condiciona_
miento. En este aspecto, el modelo de aprendizaje descrito revela con rapidez sus
desventajas. Por ejemplo, como está enunciado, no aprendení si el EC predictivo
ocurre dos o más intervalos temporales (o sÍmbolos) antes del EL Nó tiene en
cuenta la intensidad del EC, ni la discriminabilidad del EC respecto a los estÍmulos
de fondo en la situación. Tampoco explica que el condicionamiento de EC, ar,"nce
con nxís lentitud si sus ensayos se alternan con aquellos de un EC que está aso_
ciándose con el mismo EL Cada uno de esos resultados no prediihós sugiere la
necesidad de una revisión del modelo original; se espera que tales revisioies dis_
minuyan a medida que se consideren y expliquen mál result¿dos. De fracasar, se
descartaría el-modelo original para comenzar desde el principio. No reüsaremos
nuestro modelo patrón, ya que ha cumpüdo con su propósito.
Si a tal sistema se le dan ensayos múltiples con Rr reforzada y las otras respues-
tas no reforzadas, muy pronto se entrenará a sí mismo para elegir invariablemente
R,. Al haber demostrádo que el modelo puede aprender en alSunas circunstancias
es!ándar, pasaríamos a comprobarlo variando el experimento a fin de verificar pre-
misas crítitas. Por ejemplo, ¿cómo manejaría el reforzamiento parcial, el aprendi-
zaje de probabiüdad o la eleciión entre diferentes cantidades de recompensa? El
buscar las respuestas a estas preguntas es lo que constituye eljuego explicativo'
Aun estos sistemas simples de aprendizaje poseen varias partes distintivas, que
se describen en la fi gara 1z .4 . El modelo de sujeto opeta en algÚn ambiente d¿ ta-
rea, como unlaheiinto. Tal ambiente de tarea tiene ciertos objetos y deñne ciertas
acciones y contingencias de reforzamiento. Sus aspectos relevantes suelen repre-
sentarse en la memoria del sujeto. El selectar d¿ casos es cualquier procedimiento
que haga que diferentes casos o ensayos de la tarea se le presenten repetidas ve-
cis al Jujeio. En el experimento tipico de laboratorio esto está bajo el control del
investigador, y a menudo es trivial; por ejemplo, el experimentador presenta alea-
toriaménte los patrones de estímulo para clasificar. En algunas circunstancias, el
propio aprendiz puede seleccionar los casos de una manera sofisticada a fi¡ de ele-
var-al miáximo su rapidez de aprendizaj e . El elemento dc ejerución qte aparece en
la figura 12.4 es responsable de producir alguna respuesta del sistema a cada nue-
vo éstímulo o .uso. El uíüco analiza la respuesta del elemento de ejecución en
comparación con algún estándar de logro: evalúa la suficiencia de la ejecución,
puede localizar la causa de los elTores y está en posibiüdad de recomendar recti-
hcaciones para mejorar las ejecuciones siguientes. El elemento dz afrenümje tra-
duce las récomendaciones del crítico en cambios especÍficos en los parámetros o
reglas usados por el elemento de ejecución. La información de la tarea y el apren-
dizaje del sujeio se suelen represent¡r de alguna manera enla mzmoria de opera-
ciói, y el aptendtzare consiste en alterar el conocimiento que tiene el sujeto acerca
cle la ejecución requerida en el ambiente de tarea. La memoria de operación es el
medio por el cual los diversos elementos comunican sus resultados unos a otros' y
contiene el conocimiento pasado y el conocimiento nuevo que emerge'
Estos componentes se ide,rtifican con faciüdad en nuestro modelo elemental de
aprendizaje por ensayo y error. El ambiente de tarea podría ser ellaberinto ?; las
eieccionei, izquierda y derecha; y la regla, que las izquierdas se recompensan. El
selector de caio sencillamente coloca al sujeto en la misma situación de elección
Elambiente de la larea
,¡i:
452 Segunda parte. Teorias cognosc itivoorga n iz ac ion a Ies
Desarrollos iniciales
Los años comprendidos entre 1955 y 1960 marcan el comienzo de los modernos
modelos del procesamiento de información. Al inicio de este periodo, Newell,
Slnw y Simon.(1958) Newell y Simon (1956) empezaron su'trabajo sobre el
"teórico lógico", un programa para simular la maneia en que un estudiante com_
prueba teoremas en la 1ógica simbólica. Al mismo tiempo, un grupo de científicos
del Massachusetts Institute of Technology trabajaba sobre el recoñocimiento auto_
máüco de patrones.. En el Carnegie Mellon-MlT-Stanford University se trabajó
conjuntamente y se intercambiaron ideas y técnicas durante este peÁodo de for_
mación.
Desde aquella época ha existido una rápida proliferación de programas sobre
modelos que ejecutan gran variedad de tareas inteiigentes. Minsky proporcrona
una primera reseña (1961a), y también hay una colección de artícuioó fundamen_
tales editados por Feigenbaum y Feldman (1963). Este capítulo es necesanamen_
te.una. revisión limitada de lo que sucede en este campó de rápida expansión.
Seleccionamos_para su discusión a.lgunos de los trabajos sobre moáelos para el re_
conocimiento de patrón (aprendizaje perceptual), solución de problemas y apren-
dizaje.. Cada uno de los sistemas que examinaremos es un conjunto muy amplio y
complejo de instrucciones detalladas en un programa de funcionamiento. Está sig-
nifica que una breve descripción sólo puede toca¡ los puntos sobresalientes cle lo
que hace un modelo particular y explicar, en términoi generales, cómo logra su
objetivo.
Una clasificación conveniente a menudo indeñnido- de los modelos
-aunque
P. 1 los divide en.aquellos que tratan con la sirrulación psicológica y
los que uaan
con Ia inteligencia artificial. La üsünaón apunta principalmente a'la intención ex_
presada por el teórico: si su objetivo es que el modelo copie paso por paso los pro-
cesos que cree que una persona realiza para ejecutar una tarea, se dedica a la si_
mulación de la conducta humana; si su propósito es diseñar un programa eficiente
que ejecute alguna tarea compleja, independientemente de cómo ld haría
una oer_
sona, entonces se abocará a una investigación de inteligencia artificial. Una cbm_
putadora ligada a un radar que calcula la trayectoria de un proyectil que se aproxi_
ma y dis.para un contraproyectil para detonar al primero, es un ejempio de máquina
con.inteligencia artificial. Lo que aquí se requiere es que la rníquiná supera ljeje_
cución del ser humano, no que simule con exactitud la conducia. Está dstinciOn
entre las dos iíreas de investigación no siempre está bien delimitada, y los princi_
Cap. 12. Teorías del procesamiento de información 453
RECONOCIMIENTO DE PATRÓN
,7
A, F.', J\9,/{' t1
t-T Figura 12.5. Muestra de variacio-
r-\ nes en letra manuscrita de A
A, A. ¿, -< -/-f
/\ mayúscula. El problema consiste
eñ programar una máquina que
mirse con un tipo cuya orientación, tamaño y ubicación permanezcan fijos. Estas
áequinu. sensitles son prácticas en los bancos qectura de cheques, número de
(para clasi-
cue;tas, etc.), en emprésas comerciales y en las oficinas de correos
il;l;;";"éóon¿encia). Sin embargo, crii no poseen significación como solucio-
nes para el próblema de la invariancia que se ha-mencionado'
en escribir
Un primer paso para solucionar el problema de la invariancia consiste
ieulice algun tipo de limpieza y preprocesamiento de la entrada
"";;;;.r^que
á. !.ifirufo, antes de aümJntar él mecanismo de decisión del reconocedor de lle-
pa-
puede suavizar las irregularidades locales,
liO". Ú" procesamiento tan burdo
;;"q"áils vacíos, hacer a un háo rasgos excesivos, centrar al estímulo en el
y tamaño es-
Iugar en que se va a recibir la muestra, cambiarlo a una orientación
podríamos apücar el mé-
tandarizados, etcétera. Después del preprocesamiento,
el sistema es capaz de identi-
iáá" á" f, igualación de planiillas prrá del"rminar si
En la figura 12.6 se muestra este
á.ái .orr".Tumente la toiaüdad de los estímulos.
principales desventajas. La dificultad es que pclu¡o
lnéto¿o y se ilustra una de sus
puede igualar
después del preprocesamientó, una muestra de entrada todavía
por ejemplo,
."¡ii, u* pi"nittu equivocada que a la correcta. En la figura L2.6b,
la muestra R de en-
fr íf."till" ¿ i,roduce incorrectamente una mejor igUalación a
A
ta)
/'--\ A
Figura 12.6. (al La equivalencia de la letra desco-
nocida (negra) con la plantilla (gris) no ocurrirá st
aouélla es distinta en tamaño, orientación o posl-
ción. El programa debe empezar por aiustar la
muestra al tamaño estándar y orientación, como
A
/-\ A
se muestra hacia la derecha. (bl La equivalencia
(b)
incorrecta puede tener lugar cuando la muestra
(negra) se lra convertido a tamaño y orientación
estándares. Aqui, la letra de muestra R se iguala
con la plantilla de A más estrechamente que las
demás muestras de
Neisser, 1960).
A (tomada de Selfridge y
A
/-\ A
Cap. 12. Teorías del procesamiento de información 455
bamos de bajar de nivel en los problemas con las plantillas, ya que ahora presupo-
nemos plantillas para características.
Dadoun perfil de características del estímulo, pueden emplearse dos esquemas
generales decidir cómo clasificarlo: unfrocesador serial y unprocesador paralelo'
Para ilustrar el procesador serial, emplearemos un ejemplo de Selfridge y Neisser
(1960):
...un programa para distinguir las letras A, H, V y Iz (véase frg. 12.7) podría decidir en-
tre ellas con base en la presencia o ausencia de tres características: una concavidad en la
parte superior, una barra cruzada y una lÍnea vertical. El proceso de secuencia
preguntaría primero: " ¿hay una concavidad arriba? " Si no la hay, la letra es la A; si la hay,
entonces: "¿hay una bana cruzada?" Si la hay, la letra es la I* si no la hay, entonces:
" ¿hay una lÍnea vertical?" Si la hay, la letra es la I si no, es V (pá5. 245).
correcta.r Pero considérese su comportamiento cuando los datos de entrada son rui-
dosos (imprecisos), y cada identificador de caracterÍsticas es Doco confable e in_
cierto en su salida. Si una caracterÍstica se identifica incorrect;mente, elestímulo
será derivado de modo incorrecto a lo largo del árbol de clasificación, y las carac-
teísticas subsecuentes que sean identifcadas de forma correcta tal vez no basten
para compensar la mala identificación de las primeras. Este procesador serial de_
pende mucho de lo correcto de la identificación en cada característica aislada: cual-
quier característica lo compromete demasiado con una decisión particular. proba_
blemente, un mejor proceso de decisión sería el que combine tóda h información
de ca¡acterísticas de manera simult¡ínea; la combinación de muchos comoonentes
no confiables puede producir un sistema total cuya confiabiüdad exceda én mucho
a la de cualquiera de sus partes constituyentes. La mayoría de los procesadores
en paralelo hacen exactamente esto, mientras que un procesador serial debe estar
equipado con pruebas redundantes de multiplicación para lograr un resultado similar.
Xn elprocesamiento paralelo todas las preguntas se formulan al mismo tiempo,
y la totalidad de las respuestas puede presentarse de modo simul!íneo a la perso_
na que tome la decisión (véase la figura 12.8). Diferentes combinaciones identifi_
can a las distintas letras. Podría pensarse que las diversas características son lns_
peccionadas por pequeños demonios, todos los cuales gritan las respuestas en concierto
a otro demonio, que toma la decisión. De este concierto se deriva el nombre de
pandemonium aplicado al procesamiento en paralelo (Selfridge y Neisser, 1960).
Un procesador de esta natu¡aleza depende mucho menos de la confiabilidad de los
detectores separados de ca¡acterÍsticas. La combinación de muchos comDonentes
poco confables puede dar una ejecución globa.l confable. Además, un aspecto im_
porLante del procesador en paralelo es que las características que contribuyen a un
patrón particular son sopesadas diferencialmente, con ,,amDlificadores', oue de_
terminan cuán alto deben gritar los demonios de las caracierísúcas. Ese sope-
samiento diferencial de las caracteisticas de acuerdo con su importancia no puáde
hacerse con el procesador serial. Por ejemplo, usando el procisador paralilo, el
peso de la caracterÍstica "concavidad arriba" del patrón Á podría ajusnrse para
que su ausencia fuera tres veces más importante que la ausencia de la caracterís_
tica de "lÍnea vertical". Estos pesos se ajustan con la experiencia de modo uare-
cido al método de ensayo y error, hasta que se logra unaiombinación de máxima
efectiüdad, de las características sopesadas. Las características que únicamente
sugieren la respuesta correcta se aumentan en peso, mientras qué las que sugie_
ren errores o respuestas aleatorias se disminuyen en peso. Un esquema alterna_
tivo se basa en la acumulación de un gran registro de patrones pasados; el peso
asignado a una característica dada, al calcular su contribución, poi ejemplo, a ia hi_
pótesis_del patrón A, es la probabilidad de que, en casos pasados, lá respuesta co_
rrecta fuera A cuando aparecía esa caracterÍstica. Se toma la suma de las proba_
büda9es de las características que contribuyen a cada patrón, y s"
".cog".orno
identificación de la entrada el nombre del patrón que tieni la suma mayor.
II
El--l
IJ
I
1. ¿Concavidad en la
parte de arriba?
EI
Ef---*l I
tfJ
2. ¿Barracruzada?
fll
rf-*l
a)
I
E]*t
Figura 12.8. El programa de procesamiento en paralelo utiliza la misma prueba de
rasgos que el programa secuencial de la f igura 12.7, pero aplica todas las pruebas si-
multáneamente y toma decisiones con base en los resultados combinados. La entra-
da es una muestra de las letras (tomada de Self ridge y Neisser, 1960)'
los detalles, se cambia o se aumenta E' para que se iguale a -E. Así, es la imagen E'
del crecimiento de E. Si se detecta una diferencia positiva (no sólo una divergencia
en los det¿lles) entre E y E', se inicia el proceso de aprendizaje discriminativo y se
construyen dos nuevas ramas que pafen del nodo anterior termir,al, como E y E',
que son, por sep¡rado, las imiígenes de las nuevas terminales. A modo de ilustra-
ción, supongamos que podemos alcanzar un nodo terminal coetáneo mediante
pruebas de la primera letra R, y que la imagen coelánea en este nodo es R-¡1. A
continuación, se clasifica R ¿/Z en ese nodo. Al comparar RUZ conla irnagen R-H,
el progra¡na nota una diferencia de detalle en la segunda posición (no serial) y urn
diferencia positiva (Z contra ¡t en la tercera posición. Aquí se impone una prueba
de la tercera letra que se encuentra en este nodo, como puede observa¡se en la fi-
gura 12.9. Con este nuevo nodo agregado al ifubol, ya no se clasifican los estímulos
REH y RUZ en el mismo nodo, y de esta rnanera se evitan las confusiones entre
ellos.
Aunque la clasificación Geconocimiento) se lleva a cabo sobre el miembro de es-
tímulo del par, tanto las sÍlabas de estímulo como las de respuesta se representan
como una imagen compuesta E'-R' en el nodo terminal. La imagen de respuesta,
R', se recupera cuando el E se clasifica y entra en contacto con la imagen del estí-
mulo E'. La imagen de la respuesta R'contiene información que permite al pro-
grama localizar otro nodo terminal R" en la red, y R", después del aprendizaje,
contendrá las imágenes de las tres letras de las sílabas de respuesta (G, 1, r,y la
información necesaria para producirlas (imprimirlas). Es entonces cuando la pre-
sentación del estímulo R-EII provoca que la máquina imprima G// y que, por lo
tanto , aprenda .
Una virtud de este sistema es que trata a los términos nominales de estímulo y
respuesta de forma comparable; es decir, como imágenes que deben construúse
sobre el árbol de clasificación. Y el par.6-R por asociarse tampoco requiere de una
representación especial, en la medida en que simplemente es una imagen com-
puesta y construida con dos imágenes simples. Adem¡ís de los procesos de reco-
I
a¿T€lcela
H z
les, Hintzman introdujo en el SAI otras tres premisas. Primero, se supone que rn-
cluso después de la maestría perfecta de un reactivo el programa puede aún
aprender otros descriptores sobre él (es decir, el crecimiento de la red podría
ocu¡rir tanto en ensayos de respuesta corecta como en ensayos de error). Esto
permite a la teoía manejar una variedad de efectos como los del sobreaprendizaje,
para reducir la interferencia retroacüva. Segundo, supuestamente la respuesta
"almacenada" en el nodo terminal, para la cual se clasificaba un estímulo, podría
ser una ldsfa o gnrpo vtfei:r:lr (Push-dour) de respuestas que han sido reforzadas a
patrones de estímulo clasifcados para esa terminal. La regla para colocar nuevas
respuestas en este grupo inferior (push-doaz) puede ilustrarse en lo que respecta
al nodo terminal denotado R-Il en la figura 12.9. Este nodo se logró sólo mediante
pruebas sobre la primera letra, R. Supóngase que la respuesta AJ está vinculada
con e'sta terminal de estÍmulo. Un par posterior RUZ-42 se clasificará a esta
misma terminal y ocurrirá un error (Al). Pero supongamos que en esta oca-
sión no se aprende un nuevo discriminador; entonces el modelo SAL-III de
Hintzman a.lmcenarÍa la nueva respuesta A2 en la parte superior de un gntpo
lnfeior (iush-dowt) vinculado al nodo terminal R-II (con el antiguo enor Al co-
locado en la segunda ra¡ura del grupo). Esta premisa de una jerarquía de res-
puesta ordenada temporalmente en terminales de estímulo "confu¡didas" tiene
algunas implicaciones saludables que concuerdan con detalles de los experi-
mentos de aprendizaje verbal (por ejemplo, el reconocimiento de par sufte una
interferencia menor que el recuerdo de pares asociados). Una tercera premisa de
SAL-III es que, en el transcurso del tiempo, las respuestas que residen en posi-
ciones inferiores en un grupo inferior (12 sh-down) "swgrrán espontáneamente",
y al hacerlo "expulsan" a las respuestas más recientes y provocan que éstas se
olviden. Esta premisa, afin a la noción de la recuperación espontánea de las asocia-
ciones desaprendidas (véase el capítulo 6), permite al S.4Z explicar diversos he-
chos importantes acerca de los cambios temporales en la interferencia proactiva y
retroactiva durante un intervalo de retención.
El trabajo de Hintzman es ejemplar, en la medida en que usa relativamente po-
cas premisas, deümita con cuidado la extensión de fenómenos por explicar, y
avanza sistem:íticamente para explorar las consecuencias del modelo simulado en
relación con un gran número de diferentes resultados experimentales. La conse-
cuencia es tal vez uno de los ejemplos rxis impresionantes que poseemos de un
modelo de simulación ajustado a una gran cantidad de resultados experimentales
en el aprendizaje. Indudablemente, los modelos PIIME y SAI no son teorías per-
fectas ni completas, y se les ha criticado mucho (J. R. Anderson y Bower, 1973,
capítrdo 4); sin embargo, constituyen el tipo de modelos de los que un psicólogo
teórico quisiera disponer para tratar de comprender la naturaleza del aprendizaje.
Aprendices de conceptos
Desde hace muchos años los psicólogos se han abocado a investigar el apren-
dizaje de conceptos, y muchos de los trabajos iniciales se ubican dentro delmarco
de referencia de las ta¡eas experimentales analizadas primeramente por Hovland
(1952). Los objetos o patrones de estímulo se caracterizan de acuerdo con una
üsta de atributos, cada uno de los cuales posee un número determinado de va-
lores. Por ejemplo, los patrones geométricos pueden diferir en los atributos de ta-
462 Segundaparte. Teoríascognoscitivoorganizacionales
maño, color, forma y orientación, entre otros. Si existen z atributos, cada uno de
los cuales posee un valor de ,, potencialmente hay entonces ¿,, patrones de todos.
Un concepto puede definirse como una división de ese conjunto en dos partes, en
la que los patrones de una de ellas perteneceían a la clase A, y los demiís a la cla-
se complementaria A.
Para ilustrar este punto, consideremos que eluniverso de patrones consiste en
cadenas de cuatro letras; en cada posición de letra ("atributo',) puede aparecer
cualesquiera de tres letras ("valores"). Si los valores del atributo son (X, Z, T),
@, M, n, U, W, R), y(.B, I,,S), entonces XPJB y ZPR? son elementos de tal
universo, mientras qe XZTP y )(PTW no lo son. Para mayor comodidad, en ade-
lante emplearemos abreviaturas como 3/ para indicar la letra/ en la posición 3. En
el esquema inicial de Hovland, los conceptos se definen especificando un valor de
atributo (por ejemplo, 2f) o varios valores de atributo por medio de conjunciones
lógicas entre ellos. En un problema conjunüro (por ejemplo, lX y 2P), los patro-
nes que contienen tanto a lX como a 2P pertenecen a la clase .4,. de otra manera,
pertenecen a la clase A En otras palabras, 1X (como 2fl es necesaria por separa-
do, pero no como condición suficiente para la clase A. Adenuís de las citada¡, se
dispone de distintas variedades de conjunciones lógicas: dislrunción exclusiva (2M
o 45, pero no ambas), implicación (45 ono2M, o ambas), y bicondicional (lXy
2P,onol1yrro2P).
Siguiendo las nociones iniciales de Hunt y Hovland (1961), E. B. Hunt (1962), y
Hunt, Marin y Stone (1966), desarrollaron un modelo de procesamiento de infor-
mación que aprende o resuelve dichos problemas de conceptos. Aunque el modelo
recurre a varias estrategias que los seres humanos también utilizan (por ejemplo,
manfestar una disposición por las soluciones conjuntivas), contiene características
que éstos no muestran (una memoria perfecta pa.ra muchos patrones pre!'ros, ra-
cionalidad absoluta, cotejo sin errores y validación de una hipótesis).
El programa procede, a grandes rasgos, de la siguiente forma: a medida que se
dan a la máquina casos sucesivos de la clase A y,t éstos se almacenan en dos üs-
tas separadas de la memoria. El modelo aprende un conceoto haciendo crecer un
¡írbol de clasificación (procesador serial): eite árbol y las etiquetas del concepto, A
y á, almacenados en sus nodos terminales, bastan entonces para clasificar todos
los casos posteriores. Por ejemplo, un árbol para la disyunción inclusiva (2M o 45,
o ambos) es el que aparece en la figura 72.70a, y parala dtsyunción exclusiva (2M
ó 45, pero no ambas), el de la figura 12.10á. Los nodos del árbol formulan pregun-
tas relativas a un valor delatributo; y según la "respuesta" del patrón de entrada,
se le envía por la rama izquierda o derecha hacia un nodo inferior.
El aprendiz de conceptos de Hunt es un algoritmo que posee una estrategia hfista,
que busca características comunes en los objetos que se clasifican de modo pa-
recido. Dadas las listas coetáneas de los patrones A y á-, busca una o más carac-
terísticas siempre presentes en una ljsta pero no en la otra. Si se encuentran esas
caracterÍsticas, se les convierte en el primer nodo del árbol de clasificación y se
soluciona el problema. Esto basta únicamente si el concepto es la afirmación o la
negación de cualquiera de los elementos (por ejemplo, 2fuf¡ o una conjunción de
elementos. Si no se encuentra tal característica, entonces se compone un primer
nodo de la caracterÍstica que ocura con más frecuencia en los casos positivos.
Este nodo produce dos nuevos pares de sublistas; es decir, listas de casos posi-
tivos y negativos que poseen o no la primera característica. Al tratar a cada par de
463
Eñlrada
/-
No,/
Respuesla: Á A
Entrada
\ f¡gura 12.10. jemplos
E
de árboles de clasifi-
cación binaria, de efi-
ciencia ópt¡ma, que se
emplean para clasificar
estimulos. (a) El con
cepto A es "2M o 45,
ambos". El primer nodo
pregunta si el patrón de
entrada tiene una M en
la segunda posición; el
*/ segundo pregunta si tie-
ne una S en la cuarta.
(b) E¡ concepto A es
Respuesta: A "2M o 45, pero no am-
bos".
El problema de la segmentación y el
aprendizaje perceptual
--..-l
I
--'-J//
I
T
I
FLECHA tz
1l
-1 tl
T IGUALADAS
,,4.
HOROUILLA
I
Figura 12.12. llustración de
nueve vert|ce5 comuneS
usados por el programa de Ptco
Cuzmán en la segmenta-
ción de escenas de bloques
ttom¿dd dF Wrn)ton, lg70) MULTI
a)
Figura 12.13.
Ejemplos de
vértices críti-
b) cos (oscuros)
que intervie-
,/í B nen en la iden-
tificación de
un cubo [a) y
c D
otro que oculta
a un segundo
bfoque (b)
(adaptada de
Cuzmán, 1968).
a)
b)
.-lr parte de
figuta 12.14. Estructuras de gráf ica relacional que caracterizan al concepto de una
cr¡ña v un arco (adaptada de Winston, 1970).
470
fl*
YERRO POR POCO YERRO POH POCO
mente) apoyada sobre el ladrillo. De modo similar, el cuadro (c) informa a la má-
quina que el objeto superior debe ser vna cuña y no un ladrillo, y el cuadro (dl le in-
forma que el objeto inferior debe ser un ladrillo y no una cuña. Estos marcadores
enfáticos ("debe ser") se unen a la descripción final del concepto (figura L2.16), y
deben satisfacerse para que la máquina clasifique como casa a cualquier patrón
nuevo.
El programa de Winston trae a colación varios puntos interesantes. En primer
lugar, la manera en que el aprendiz de conceptos asigna prioridad a.diferencias da-
das (entre su hipótesis presente y un caso que la infringe). En realidad, general-
mente hay muchas diferencias; como experimentados aprendices de conceptos
hemos tendido a aprender estrategias generales acerca de lo que es probable que
sea importante en vez de las diferencias no pertinentes, y a usar las diferencias de
prioridad elevada para modificar nuestras hipotesis de concepto anteriores. Una
segunda cuestión que sugiere el enfoque de Winston es el problema de las se-
cuéncias óptimas de enseñanza: puesto que podemos especificar la forma final de
la descripción de un concepto, deberíamos ser capaces de disponer la presenta-
ción de una serie de yerros por poco, que orienten eficientemente al aprendiz
hacia el concepto corTecto. Los psicólogos infantiles preocupados por la forma en
que el niño desarrolla ciertos conceptos piagetianos (de la conservación de la
masa, el volumen, tamaño, causalidad, tiempo) se han interesado mucho por esta
cuestión de las secuencias óptimas de entrenamiento.
El aprendizaje elemental de concepto conduce a la complejidad y a una eventual
destreza. De la misma tnanera en que lo haría un niño, el aprendiz de concepto de
Winston se vuelve más experto para formar partes sustanciales de algo y describir
escenas del mundo de los cubos. Un resultado de esta destreza es que las escenas
nuevas y complejas provocan una descripción relativamente compacta, realizada
por el modelo. Por ejemplo, considérese la escena que aparece en la figura L2.17,
compuesta por una tienda a la izquierda de una casa, ambas colocadas encima de
un arco. En esta escena hay por lo menos siete objetos simples Qadrillos y cuñas),
y allí se exhiben muchas relaciones interobjeto. Antes de que el sistema aprenda
DEEE ESTAR
APOYADA EN
los conceptos de nivel intermedio (de rr¿nda, casa, arco),la totalrLdad de estas par-
tes y sus innumerables relaciones tendrían que aparecer en la descripción de la es-
cena. Sin embargo, después de que el sistema ha aprendido estos conceptos, se
les puede utilizar como unidades para simpliñcar la descripción global hasta algo
que se aproüme a nuestra proposición verbal "una üenda a la izquierda de una
casa, y ambas colocadas sobre un arco". Ciertamente, después de que el sistema
sea expuesto a la escena, ésta (o más bien, su descripción) se a.lmacenaía en la
memoria como cualquier otro concepto, y tal vez se le darÍa un nombre nterno
(por ejemplo, "la creación arquitectónica de Bill"). Una re-presentación posterior
de la escena conduciría entonces a la memoria de reconocimiento; es decir, el sis-
tema reconocería que ha üsto antes esa escena. Por esta raz ón, la memoria de re-
conocimiento de individuos o escenas individuales (o lugares) en esencia no difiere
del hecho de clasificar un patrón en una categoría particular.
El programa de Winston representa uno de los trabajos más avanzados y psico-
lógicamente interesantes que se hayan realizado en el an¡áüsis de escena. Trata
con un ambiente básicamente estático de cubos de juego. Las heurísticas de los
programas de Winston y de Guzmán se usan en los proyectos "mano-ojo', en
Stanford y M1l y en el "robot" del Stanford Research Institute, proyectos éstos
que examinaremos en una sección posterior. El progreso continúa en lo que con-
cierne a los problemas del análisis mecánico de escenas naturalistas, como foto-
grafÍas de salas desordenadas, jardines, bosques, laderas, etcétera. Se han desa-
rrollado programas avanzados de reconocimiento de patrón para extraer y usar
información óptica como la perspectiva lineal, los gradientes de textura y las
sombras, para dar descripciones útiles de escenas visuales complejas. Hanson y
Riseman (1978) han publicado un conjunto de artículos acerca de estos temas.
Apf endlzat e de
Feldman (1961, 1962) ha propuesto un modelo inicial para simular la conducta
'¡¡ob.,batldod
de sujetos en el experimento binario conocido como aprendimje de probabilidad.
En esos experimentos, que se describieron en elcapítulo 8, el sujeto intenta pre-
decir ¡niembros sucesivos en una secuencia de eventos binarios (por ejemplo, C o
P) que se le muestran uno a la vez. Las secuencias se construyen aleatoriamente
(por ejemplo, 7090 de eventos C y 30Vo de eventos P), aunque los sujetos a me-
nudo creen que la secuencia es ordenada y tratan de descubrh su patrón. La ex-
plicación tradicional de la conducta en esta situación es la que ofrecen los modelos
estocásücos delaprendizaje, los cua.les suponen que la probabilidad que tiene el su-
jeto de predecir C aumenta o disminuye ensayo por ensayo, segin ocurra el
evento C o el P. De nuestra revisión en el capÍhrlo 8 se recordará que a estos
modelos se les dificulta explicar los patrones secuenciales en las respuestas del
sujeto.
Cap l2 Teorias del procesamiento de información 475
_.
Estos dos puntos metodológicos, los modelos ajustados a indiüduos y las pre-
dicciones contingentes, son algo original en el trabajo de Feldman. Baste decir que
con el empleo de estas técnicas, Feldman demostró que su modelo podía predecir
el protocolo de un sujeto con un alto grado de exactitud.
Ettr.tpoli,'caó'4 de s e?le t
El programa de Simon y Kotovsky (1963) trata de resolver un Droblema secuen-
cial de aprendizaje de patrón con el que estamos familiarizadoi debido a varias
pruebas de C1. Dicho programa intenta inferir la regla que genera letras sucesivas
en una serie corta. En la prueba de completar series de letras (Letter Series Com-
pletion Test) de Thurstone, se muestra al sujeto una serie de letras y se le pide
que proporcione la siguiente letra correcta de la serie. Ejemplos son cadam¡a,
atbatantbat y ucarubuzczadab. Estas series va¡ían en dificuitad y son lo suficienie_
mente compücadas como para que ante ellas falle una apreciable proporción de es_
tudiantes universitarios. El programa de simulación de Simon-i{otbvsky suoone
el sujeto resuelve tales problemas al desarrollar una ,,descripción deipatión"
.que
de la secuencia, que usa después pam generar el siguiente miembro de Ía serie.
Se cree que el sujeto modelo posee cierto equipo iognoscitivo con el cual co-
mienza, y éste consiste en el alfabeto hacia adelante, il alfabeto hacia atrás, el
concepto del "sucesor siguiente" en una lista particulaf, y la capacidad p'ara
detecta¡ y producir ciclos a través de una lista (poi ejemplo, en las instancias -nr.ís
simples el ciclo repetitivo de toda la üsta (á, ¿) produce lai et¡le bababa...).
Se usa un_formato estándar para enunciar las descripciones del patrón, y la prin_
.
giqal tarea del programa es encontrar una descripción adecuada ie dichó pafnin.
Primero identifica periodicidades en la secuencia, al observar las relaciones que se
repiten a intervalos regulares. Por ejemplo, axbxcx tiene un periodo 2 y se bása en
la "siguiente" relación alfabética hacia adelante a partir de;, y con É letra r que
se repite al ñnal de cada ciclo de dos; qxapxboxc iene un periódo 3, en el cual
el
primer elemento de cada trÍada utiliza ei alfabeto hacia atníi comenádo
en 4, y la
tercera letra de cada trÍada usa el alfabeto hacia adelante a partir de ¿. La reiáción
que se repite en el periodo 3 es el ,,siguiente sucesor,' dél elemento
correspon_
diente en la tríada anterior. Si esta periodicidad simple no puede eniontrarsó,
el
prograrn busca una relación que se intemrmpa a intervaloa regulares; por ejem_
plo, en aaabbbcccd.d,, la relación "misma letrá" se intemrmpe"en periodos de
3.
Una vez que se ha encontrado una periodicidad básica, el
írog.rrnu efectúa un
análisis posterior para descubrir los detalles del patrón, áeteótanáo las relaciones,
o sea el siguiente o el mismo sucesor que se mantiene entre elementos dentro de
un periodo, o entre elementos correspondientes en periodos consecutivos (como
en 4xa... , en el ejemplo anterior).
Si se encuentra esa regla generadora, se utiliza para la extrapolación del siguien-
te elemento. Diversas variantes del modelo que difieren en póder (es decir, en la
nqueza de relaciones que puede detectar y usar) se postularon y compararon con
la ejecución de estudiantes de niveles bachillerato y icenciaturique rlsohían
los
mrsmos problemas. Una variante débil del modelo se desimpeñó menos
adecuadamente que el sujeto más deficiente, en tanto que una variante poderosa
fu¡cionó tan bien como el mejor individuo. Se dio un aóuerdo consideraLle entre
los individuos gmpo y el programa al clasificar los problemas en grado de di-
-como
ncultad. La dllrcuttad del problema pareció correlacionarse con la carqa de la me_
Cap 12. Teorias del procesamiento de información 477
PROGRAMAS DE PROBLEMA-SOLUCIÓN
presiones con que trata. Sexto, su programa muestr¿ una compleja jerarquía organizada
de problemas y subproblemas (pág. 162).
Jugadores
dir qué opciones, uno o dos movimientos adelante, garantizan una búsqueda nuís
profunda.
Una vez que se ha construido un árbol de búsqueda de altemativas en un moü-
miento dado, el programa debe evaluar las diversas ramas para descubrir su valor
y decidir su movimiento. Las consecuencias últimas de jugar una partida completa,
de "ganar, perder o retir¿rse", son por lo común demasiado remotas y muy inde-
terminadas para que aluden en la evaluación de un moümiento particular. Por eso
es necesaria alguna función d¿ eoaluaci.ón que sea sensible a las submetas en re-
lación con un movimiento individual y local. Los expertos en eljuego casi siempre
nos proporcionan algunos criterios para evaluaciones locales en tipos particulares
de juego, como los que se refieren al control del tablero, ventaja de piezas, pro-
porción de cambio de piezas-rey, control de la hilera del fondo, etcétera. En el
prograrul de juego de damas de Samuel (1959), la posición de una ficha se evalúa
al computaf un promedio sopesado de los valores de va¡ias de esas características
locales. Cada hipotética posición generada en el á¡bol de búsqueda se evalúa de
esa manera.
Al tomar una decisión, la máquina selecciona aquel movimiento que posee el va-
lor más elevado, que se ha calculado mediante vt frccedirni¿nto h¿ci.a atrós
minimnx. En la figura 12.18 se muestra un árbol de búsqueda muy simple que
implica sólo dos movimientos en cada nivel (a computadora puede considerar de
10 a 20 movimientos en cada nivel), y una búsqueda que únicamente profundiza en
tres niveles (mi movimiento, su contramovimiento, mi próúmo movimiento).
Cada nodo del árbol representa un estado hipotético deljuego. En el nivel más
profundo, a las 8 posiciones anticipadas se les asignan puntos mediante una fun-
ción de evaluación, donde las puntuaciones altas indican buenas posiciones para
M¡posic¡ón presenle
Nueva posición
Su moviniento
Nueva pos¡ción
Nueva posrción
+ f00 +50 +20 -t +3 +7 +15 -5
f¡8ufa 12.18. Arbol de búsqueda de profundidad con niveles de tres movimientos, en
el cual sólo se consideran dos de los movimientos de cada nivel. Las oosiciones al n¡-
vel de la mayor profundidad buscada se anotañ evaluando la función. L¿ anoracton
de un nodo al nivel 2 es la máxima de todas las posibles en sus dos ramas más ba-
ias; la del nivel 1 es la mínima de la anotación en sus dos ramas más baias.
482 Segunda parte. Teorias cognosc ¡tivoorga n iz ac iona le5
Nuestro juego ... tuvo sus bemoles. Hasta el movimiento 31, todo se había publicado,
excepto en donde yo evadí "el libro" varias veces, en un vano esfuerzo por desincronizar
a la computadora. En el perdedor 32-27, y de allí en adelante, todo el juego es original
nuestro, hasta donde pude apreciar. Para mí es muy interesante señalar que la computa'
dora debió hacer varios movimientos de verdadero campeón a fin de ganar, y que tuve
varias oportunidades de ¡etirarme. Ésa es la razón por la que me sostuve. Por lo tanto, la
máquina jugó un 6nal perfecto sin dar un mal paso. En lo que concieme al final del juego,
nunca tuve un competidor tal entre los se¡es humanos desde 1954, cuando perdí mi última
pprtida (Feigenbaum y Feldman, 1963, pág. 104).
que el SGP pase a transformar las premisas (o puntos de partida) en la meta. Usa
anúlisis de medios y fines genera subproblemas con los cuales trabajar, y cons-
truye un árbol de subproblemas. Hay rutinas generales para comparar dos expre-
siones y detectar diferencias entre ellas. Si se detectan diferencias, el SGP busca
entonces alguna transformación que las reduzca. En la figura 12.19 se proporciona
un sumario de tres metas (o submetas) y los métodos asociados que el SGP utiliza
para trabajar en ellos. Las metas a menudo aparecen de modo repetitivo dentro de
un ci¡cuito. Comenzando con la meta de transformar el objeto A (premisa) en el
objeto B (conclusión), el programa puede encontrar una o más diferencias. De ser
así, establece como meta reducir la diferencia rús import¡nte. De aquí se pasa al
tI
D encontrada
Submeiai ejocutada
- Submeta:
Reducir la d terencia D-:i€cutada
A, producida Transfotmar A'€n I
I no elecutada
I fnoeiecutada
Flacago F aca6o
""-o?Í:j"ffii :".;3[l:i:T:
." o
-gü&.- o0,,"", o ¡ jlfg É'.rto
más rmpo¡ianre "
I D'enconrrada
I
:"" ": orleTenc €i€culada:
.. a¡,^.-A" Submela:
;:;^:.; ^ . .*G¡ecutacla Exilo
Heouc f r¿ produaida A' Produc¡da
I no e;ecutada I no e¡ecutada
I Y
Fracaso
F¡gura 12.19. Resumen de las metas pr¡mordiales y de los métodos SCP asociados
que se emplean para lograrlas. La meta de transformar el objeto A en el obieto B con-
duce a la submeta de reduci¡ una o más d¡fereñcias entre ellos. Para reducir una dife-
rencia dada, se encuentra un operador pertinente. La sigu¡ente submeta consiste en
aplicar el operador a A. 5i no es posible hacerlo, la siSuiente submeta es determinar
en qué difiere A de las cosas a las que puede aplicarse el operador. En este punto, la
secuencia se repite a d¡stinto n¡vel (tomada de B.F Cteen, jr., 1963J
Cap l2 Teorias del procesamiento de información 485
Proyectos de robots
Quizá para los psicólogos sean de gran ntetés los proyctos de robots integrados
que se han desarrollado en Stanford, M4 y el Stanford Research Institute (SRI)
durante la última década. At parecer, el robot SRI es el más ambicioso de todos
ellos (Fikes y Nilsson, 1971). Consiste en una carreta movida por un motor, con:
A CAJA 1
A CAJA 2
OE LUZ D
C CAJA 3
Eiguñ 12.20- Plan de la habitac¡ón para el robot SR, (tomada de F¡kes vNilsson.
19711
Cap 12. Teorias del procesam¡ento de información 487
, ATR (e)
n, \ AT (caja l, A) (
",0:\ AT \caja2, B\ (
' AT (caja 3, A
7. Enbujar (k, m, z): elrobot empuja elobjeto & del lugat m allugar n
conlición brenia: AT (k , m) : el obseto á eslá en el lugar ra
ATR (m): robot en ellugar m
488
Planeadores inteligentes
para re-
Como solucionadores de problemas' el S?RIPS y el SGP son toscos;
solver un problema deben investigar un plan dado en sus detalles mús minuciosos'
Por ejemplo, si se le pide que decida si usted puede ir a ver una película esta
no.ü, Sin¡ps tend.ia qu" preocuparse por si usted es capaz de meter.la
mano en"iel bolsillo para sacar el dinero o si sus ojos operan de la manera
apropla-
enfrascarse en los tediosos detalles de un intento especÍfico de solu-
da. Antes de
glob-al.del problema'
.iJ", ¡nguno de esos dos programas produce una estrategia
óináv itiu.tru. acciones apicaÉles (opiradores), cada una con múltiples condicio-
n"s p."¡a., tu ¡ri.quecla ie obstruye-muy pronto' Lo que se. necesita es un dispo-
ig-
sitivo que permita planear una soluiión a niveles más generales de abstracción'
previas
no.un¿i tó¿o. Ios cletalles estándar, y atendiendo sólo a las condiciones
;;;;;i"6 u" ;-grama de Sacerdoú (1974) llamado ABS?R1PS.(por STR/PS
abstracto) aon.iruyl los planes de acción del robot exactamente de esta
forma'
previas de un operador de acción pueden ordenarse por rango en
Las condiciones
G*ino. O" .u p'-btbilidud d" ser un problema; así, en nuestro ejemplo del cine'
i"n"i ain.to p.á.omprar el boleto se mnsiderarfu más problemático que el ser uno ca-
490 Segunda parte. Teorias cognosc itivoorgan iz ac ion a les
tf
t¡
t-;t
Figuta 12,21. E¡ prob¡ema consis-
te en transformar el estado
cial en el estado meta en tres mo-
vim ientos sin deshacer ninguna
ini-
Estado in¡cial
t-l acción. El problema tiene subme-
Estado meta tas no l¡neales.
Cap. 12. Teorias del procesamiento de información 491
ESPECIALISTAS EN EL CONOCIMIENTO
ciones médicas iniciales pueden sugerir la necesidad de tomar otras antes de que
proceda el diagnóstico. Las 55 reglas en el PUFF se lograron con la ayr:da de un
fisiólogo pulmonar y un científico de computación que estudiaron cerca de 100 pa-
cientes, algunos nornales y otros con diversos desórdenes; el fisiólogo debía ex-
plicar verbalmente las numerosas fuentes de información que consideró y las
reglas de inferencia probabilística que se utilizaron. Después del conjunto de en-
trenarmento de 100 casos, el PUFF fue "comprobado" al comparar sus diag-
nósticos con los de fisiólogos expertos en 150 nuevos casos. El consenso fue de
90 a 100%, segrin la severidad de los criterios para la igualación. Esa fue una eje-
cución impresionante, ya que el programa igualó diagnósücos de médicos clÍnicos
experimentados en un ambiente de tara difícil.
Otro programa "experto" exitoso es el MYCIN (Shortliffe, 1976), que diag-
nostica infecciones en la sangre y meningitis, y prescribe los tratamientos adecua-
dos, por lo cual es un buen auxilia¡ para el médico. Al igual que en el pUFE el
conocimiento del MYCIly' está contenido en un gran número de reglas que sugie-
ren relaciones probabilísticas entre un conjunto de síntomas y una enfermedid.
Una regla típica es la siguiente:
Entonces: hay evidencia que sugiere (0.6) que la identidad del organsmo es
P seudomonas aerugino sa.
Tales reglas se elaboraron con la alrrda de médicos patólogos y cada una tiene
un "factor de certeza" vinculado a ella. El programa MYCIN intenta rastrear ha-
cia atrás las cadenas de inferencias a partir de varias enfermedades bacterianas
hasta los síntomas médicos observados, y calcular la fuerza o probable validez de
cada cadena de razonamiento. El programa puede identificar varias bacterias ofen_
sivas y prescribir los medicamentos para cada caso, así como imDrimir la cadena
de razonamientos que conducen a cada conclusión. La huella permite al tutor del
programa agregar o modificar las reglas, cuando elprograma se acerque a decisio_
nes inadecuadas. Después de entrar al MyCIN con muchos casós, sus cleci_
slones en un nuevo conjunto se juzgaron tan acertadas como las de los exDertos en
el 90@o de los casos.
El proyecto más impresionante del grupo de Feigenbaum es eIDENDR4Z y su
complemento, eI META-DENDRAL. Se trata de un programa que enumera las
estructuras moleculares de compuestos químicos que pueden háber causado un
espectrograma especíñco. Un espectrógrafo de masa dispara una lluüa de elec_
trones sobre un compuesto, y hace que las moléculas se rompan en vinculos par-
ticulares; este procedimiento origina fragmentos que tienen una ciefta masa o
peso molecular. El espectrograma de masa es una gráfica de ba¡ra de la abundan_
cia relativa de cada fragmento molecular, trazada en comparación con la masa de
fragmento. A partir de esos datos y de una teona de la forma en que las moléculas
se descomponen en fragmentos, un quÍmico h.íbil puede adelantar una adecuada
Cap. 12. Teorias de¡ procesamiento de información 493
(N-C-C-C)'N-C//C-C
donde la ruptura se indica por el corte, y el fragmento ly'-C a la izquierda tendía
su masa registrada. Esta regla se aplica a diversos lugares en una molécula grande'
Usando el espectograma de masa como datos de entrada, una parte del DEN-
DRAL genera un gran conjunto de estructuras moleculares particulares; entonces
utiliza su conocimiento de los datos y las restricciones especÍficas, mediante las
reglas de fragmentación, a ñn de reducir el número de estructuras admisibles'
Cada estructura que permanece se evalúa simulando el espectrograma que produ-
ciría y comparándolo con el observado. Después de evaluar de este modo un con-
junto pequéño de estructuras plausibles, el DENDRAL imprime una clasificación
de las cuatro o cinco estructuras moleculares superiores para la molécula desco-
nocida. El DENDRAL se ha programado apenas con las reglas suficientes para
tratar con clases limitadas de compuestos químicos (aquellos de interés especia.l
para los diseñadores). Dentro de ese campo, su ejecución al interpretar espec-
irogru.ur suele ser más rápida y exacta que la ejecución humana experta, lo que
constituye un logro en verdad notable.
Al perfeccionar el progtama DENDRAL para tratfi con casos nuevos, muchas
veces los quÍmicos se vieron obügados a volver a pensar o a conjeturar nuevas
restriccionés acerca de la fragmentación o la migración del átomo a lo largo de
fragmentos; al hacerlo, lograron algunos descubrimientos en la quÍmica teórica'
Como desarrollo posterior, el META-DENDRAL se diseñó para integrar sus
propias reglas de fragmentación molecular, e intentar la explicación de un conjunto
de datos básicos, pareando las estructuras moleculares conocidas con sus espec-
trogramas de masa. Para limitar la búsqueda de reglas útiles, desde el comienzo
se éstipuló un conjunto débil de restricciones, incluyendo, por ejemplo, aquellas
que esiablecen que los vínculos dobles y triples no se separan, que sólo los frag-
mentos mayorei que dos átomos de carbono aparecen en los datos, etcétera'
Dado un pai molécula-espectrograma (alrededor de 100 números de masa), el ME-
TA-DEÑDRAL generaría reglas para sep:rrar esa molécula a fin de producir el
espectrograma; entonces las comprobaría y revisarÍa, a medida que trata con miás
y oÉ. pui".. A la postre establecería un conjunto coherente y muy predictivo de
reglas rle fragmentición; en realidad, muchas de las que los expertos han sugerido
en la construcción del DENDRAL- Cuando empezó a analizar los espectrogramas
de una nueva familia de moléculas anilladas complejas, para las cuales la teoría es-
pectral de la masa aún no se habÍa desarrollado, el META-DENDRAL descubrió
ionjunto de reglas para cada subfamilia quimica. Adem:ás, los expertos juzgaron a
los conjuntos de reglas como cientÍñcamente válidos, y esos conjuntos han entra-
do al campo de la química teórica (para un sumario, véase Buchanan y Mitchell,
1978).
494 Segunda parte Teor¡as cognosc it ivoorgan iz ac iona les
Traducción mecánica
Recuperación de información
Imaginemos que una persona solicita todos los documentos disponibles acerca
de algrin tema particular (por ejemplo, "simulación del aprendizaje"). La máquirn
ideal, con su gran archivo de documentos y su üsta de índices, determina el conte-
nido de la petición y cuáles son los documentos que en verdad se requieren, los
extrae de los archivos y los entrega (ya sea fisicamente o en una lista de referen-
cias). Además de comprender la solicitud, el problema aquÍ consiste en diseñar
una clasi6cación adecuada y un sistema de índice, ya que los títulos de los artículos
raras veces señalan la naturaleza de los temas que tratan. Otro enfoque es el de no
496 Segundaparte. Teoríascognoscit¡voorgan¡zacionales
Inducción gramatical
lenguaje se parean con la situación perceptual a la que se refieren. Las palabras sin
sentido deben referirse consistentemente a partes del campo perceptual, y la
organización sintáctica de las partes de la oración debe reflejar propiedades de la or-
ganizaciln perceptual del campo visual. Sin embargo, trabajos postenores su-
gieren que el aprendizaje puede acelerarse con sólo marcar las partes constituti-
vas de la secuencia de pa.labras mediante pausas o entonación.
En interesantes trabajos relacionados, Hamburger y Wexler (1975), y Wexler y
Culicover (en preparación) han establecido un algoritmo de inducción que apren-
derá un pequeño óonjunto de transformaciones de oraciones que preservan el sig-
nificado. Por ejemplo, si el modelo recibe en un momento una oración activa
("Juan atrapó el pelcado"), una oración pasiva ccnespondiente ("El pescado fue
atrapado por Juan") y una estructura de signifcado para ambas, el algoritmo de-
duce la forma general de la transformación activa a pasiva. No es una tarea sencF
lla, ya que la gran variedad de formas de oraciones encontradas requiere que el al-
goritmo presente conceptos intermedios de componentes gramaticales, como
;frase vérbal", "frase sustantiva que opera como objeto directo", etcétera. El
trabajo de Wexley y sus colegas está muy vinculado con los desanollos en la
Iingüística teórica, y ha descubierto import¿ntes principios de la naturaleza apren-
dible de cliferentes distinciones y reglas gramaticales.
frase que comienza "quien..." es una cláusula relativa que modifica a "el hom-
bre", y que ésta es u¡a construcción pasiva que se extiende al verbo principal. La
cláusula relativa misma es una propogición incrustada, que dice que ,,algo enco-
lerizó al hombre". Por otra parte, sabemos que el uso de ,,ello" en la cláusula
relativa se refiere probablemente a al$in efecto adverso del acto de contaminar (he-
cho por los contaminadores), que ha encolerizado al hombre. AsÍ, a un nivel ¿oz-
ceftual la oración üce algo como "Algunas personas o instituciones contaminaron
algo, lo cual fue la causa de que el hombre se encolerizara, e hizo que llamara a
esas personas o instituciones' ' ; presumiblemente, los llamó por teléfono oara
quejarse por la contaminación que provocaban. Aunque cualquier persona tiene el
conocimiento tácito para ejecutar sin esfuerzo esas tareas de aniíüsis gramatical,
para inferir y agregar todas las piezas necesarias de información v sus conexiones.
result¿ demasiado difícil programar una computadora para que efectrie esto con uná
variedad amplia y general de oraciones. Los analizadóres de sintaxis rüis exitosos
son los programados por Woods (1970), que rcalizí algo parecido a una gramá-
tica de transformación chomskiana en una red de transición recursit a aumentada;
pror Marcus (1977), que es simila¡, y por Riesbeck (l9ZS, lgTg), que se funda_
menta en reglas de producción que emplean palabras de contenido pa¡a construir
representaciones significativas de oraciones.
Un problema básico para los analizadores de sinta_xis es que no basta con buscar
tan sólo los diversos significados y partes gramaticales del iabla de las palabras en
una oración, y entonces seleccionar combinaciones de acuerdo con suiiuste a un
sinnúmero de marcos gramaticales estándar. Ese enfoque rápidamente .,exDlota"
en analizadores múltiples de la mayor pane de l¡s oraCionej. Veamos un eiemolo
(citado por Quüan, 1968): una analizador gramatical inicial escrito por Kuná y
áe_
nominado a¡alizador sintáctico de paso múltiple-Harvard, dio 120 a;álisis sranxati_
cales diferentes de la oración de definición: ,,tJn hügo puede ser una vara-con una
cuerda o un trozo de cuero fijado en el extremo de la misma, usado para dar golpes
a los animales. de tiro, etc., o para castigar',. ¿Cómo puede ser quó un tonto ana_
üzador sintáctico vea 120 diferentes aniílisis gramaücales en esa óración, mientras
que nosotros sólo vemos uno? Porque las palabras tienen múltiples significados y
clases de formas sintácticas, segin el uso que se haga de las mismas en la oración.
Por ejemplo, la palabra "Ejado" 6*eó en la defnición puede ser un verbo o un
usuARlg
ENTRADA: TRADUCTOR PROCESADOR
HECHOS
PREGUNT.
ORDENES Rul¡nas de bús-
queoa y atmacena-
Analizadores gra- Base de datos de
SALIDA: mat¡cales y trans- miento; rutinas de
solución de proble- concep¡os, he-
RESPUEST, formadgres para mas para la con- chos, procedimien-
DUDAS formato interno tos e imágenes
ACC¡ONES testación de pre
guntas
relación con ese mundo de cubos. Su enfoque para resolver problemas de manipu-
lación de cubos usa el lenguaje PZAlüy'ER, que permite una fácil formulación de
submetas repetitivas, de modo muy parecido a como lo hace el programa S?R1PS
examinado anteriormente. Así, al dar la instrucción de Asrz (cubo B1), el programa
de Winograd verifica ciertas condiciones pre'rias: ' '¿ya está la mano asiendo a 81?
¿Puede tomarse 81? ¿Está la mano cogiendo otra cosa? De ser así, deshacerse de
ese objeto al encontrar un espacio libre en la mesa y colocado allí. ¿Está libre
la parte superior de Bf, de modo que la mano pueda asirlo? De no ser así, librar la
parte superior de 'B1. ¿Cómo? Al encontrar algrin espacio libre sobre la mesa,
y... " Este tipo de programa recursivo de rutinas de acción para resolver manipu-
laciones con cubos se lleva a cabo con extraordinaria eficiencia.
El programa de Winograd es ejemplar al combinar varias fuentes de información
para presentar un aniílisis gramatical correcto y la comprensión de una oración.
Las tres fuentes son: 1. reglas y expectativas sint¡ícticas; 2. reglas de signiñcado
sem¡íntico para decidr qué combinaciones son razonables, y 3. el componente de
inferencia-deducción, que busca las referencias de expresiones oscuras. El trabajo
de estos tres componentes es coordinado, y pasan sus resultados o análisis par-
ciales de atrás hacia adelante mientras obtienen la interpretación de una oración.
Por ejemplo, después de que el programa acaba de escoger un pequeño cubo de
madera de una mesa llena de cubos, pirámides y cajas, la siguiente oración que ve
es ésta: "Encontra¡ un cubo que sea más alto que el que usted sostiene, y co-
locarlo dentro de la caja". El sistema debe deducir que ésta es una orden para ha-
cer algo, saber qué cubo sostiene, y saber que "1o", como pronombre enclÍtico
adosado a "colocar" se refiere al cubo (si hay alguno), que el componente de de-
ducción decide que es más alto que el que se sostiene en ese momento. El compo-
nente de sintaxis nos dice que "ese es rnás alto..." es una cláusula relativa res-
trictiva que modifica a la frase del sustantivo principal, y las partes de semiántica y
de deducción infieren que requiere de operaciones de comparación, "... es más
alto que... ", y ejecuta el conjunto de comparaciones necesarias para encontrar un
cubo más alto en la mesa. El programa de Winograd era particula¡mente eficiente
para deducil la referencia en contexto de pronombres como uno o ello, qle
pueden aludir a objetos, atributos, acciones o episodios. El programa rea)tza in-
terpretaciones razonables en parte debido a que tiene conocimientos acerca de la
situación del mundo de cubos a que se enfrenta; como resultado, muchas expre-
siones que por lo común serían ambiguas pierden tal carácter en este restringido
contexto. El programa de Winograd demostró lo que podría hacerse si un progra-
ma opera en un mundo en miniatura donde todas las cosas poseen un nombre y lu-
gar definidos y siguen reglas simples de la física.
Al llevar a cabo urn serie de acciones y submetas a lo largo del camino a fin de
ejecutar una orden, el programa de Winograd almacena un registro explícito de la
secuencia de eventos de nivel intermedio. Este registro es muy útil para eüminar
la ambigüedad de las referencias anafóricas o pronominales, en donde las oracio-
nes posteriores hacen referencia a los eventos anteriores de un modo opaco. Por
ejemplo, después de que al programa se le dice que escoja y mueva un cubo, luego
que cuente el número de objetos que hay sobre la mesa y no en la caja, se le pre-
gunta: "¿Es, al menos alguno de ellos, más estrecho que el que te ordené que es-
cogieras?" EI problema aquí programa de Winograd resuelve- consiste
-que el
en comprender que el pronombre "ellos" se refiere a los objetos enumerados
Cap.12 Teorias del procesamiento de información 501
previamente. También tiene un registro de qué cubo se le dijo que escogiera an-
tes. Al recuperar las mediciones del cubo, el prograrna las compara con las de
aquellos que no están en la caja, encuentra uno más estrecho, y entonces produce
la respuesta: "sÍ, el rojo". Esta memoria de corto plazo del evento permite al
programa resolver ambigüedades de referencias y contesta¡ preguntas acerca de
por qué o cómo se produjo algún estado de cosas. En suma, el programa puede re-
citar su autobiografía; tiene una rica variedad de capacidades de realización de in-
ferencias y esto le permite, por ejemplo, responder a complicadas preguntas acer-
ca de una escena visual.
cl¡ua.¡a eñ ea aesto
Schank (1975ü) argumentaba que el aserto no activa todas estas impücaciones.
sino que sólo se obtienen aquellas inferencias necesarias para vincular esta oración
con eventos posteriores en el discurso. Así, si después del evento del golpe la
oración siguiente es: "Mary dio las gracias aJohn", Schank supone que efoyente
construye un puente inferencial para vincular el incidente anterior del qolpe con el
incidente de dar las gracias. Esto pasan'a por las inlerencias d" .,u"nga--u" u.".-
ca de lo complacida que estaba Mary al ver a Bill castigado. Schank soitiene que el
lector es consciente sólo de aqueüas inferencias particulares que unen deilara_
ciones en cadenas causales de euentos con muchn emctifud que record¿td haber
hecho mi¿ntras le{a el texto. Thorndyke (1970 ha infomndn de itidzntia psicnlógica
que abola esta conjetura .
Schank (1975ó generalüó la noción del encadenamiento causal de event.ls para
predecir Io que sería críticamente importante y memorable en una historia córta.
A.l conectar un evento con otro, al observar la forma en que el pirnrero
b¿rmite o
causa al segundo , el lector podrÍa extraer la secuencia esquemática de acción en Ia
historia. Considérese la narración simple y su cadena cauial abreüada que apare-
cen en la figura 12.23. Los eventos se ünculan por relaciones de facilitación o cau_
sales, y en ese orden ocurren en la historia. Segrin Schank, esa es la espina dorsal
de la historia, y estos hechos son los que se recordarán Íuís nítidament¿. La hiDó_
tesis.de Schank establece que si elaboramos detalles alrededor de cualquier nódo
simple (por ejemplo, la dificultad de John para ir a buscar la segadora mecánica o
Narración Cadenas de sucesos
Sacó la segadora
los eventos rutinarios mientras siega el pasto), tales det¿lles no entran en la ca-
dena principal de eventos, y por eso el lector los olvida rípidamente. En el trabajo
experimental, J. Black y Bower (1980) descubrieron que dichas cadenas causales
de eventos son predictores muy exactos acerca de qué declaraciones, dentro de
narraciones breves, serían recordadas por grupos de lectores universitanos.
Basta con una pequeña consideración para observar que un gran porcentaje de
las inferencias necesarias para vincular declaraciones de textos las proporcionan la
información extraüngüística, el conocimiento del lector acerca de las situaciones
sociales y físicas, y los eventos que se describen. Así, podemos vincular el hecho
de sacar la segadora mecánica porque sabemos que eso permite la acción de cor-
tar el césped, que es la meta de Jobn. Si entendemos la frase "sacar la segadora
mecánica" no debido puramente a reglas lingüísticas, sino porque estamos familia-
rizados con la situación, podemos diüdir el texto en sus componentes; es decir,
las condiciones que permiten la acción hacia la meta .
DISCUSIÓNYEVALUACIÓN
.Una vez que hemos descrito varios modelos del procesamiento de la inforna_
ción que at¿ñen a la teoía de la conducta, es útil puntualiz-
ag*u, J" U" u"n r¡r.
y logros de este enfoque, así como c.rtos problemas relacionados
con el mismo.
Primero abordaremos este último aspecto, ya que preferimos terminái
h sección
Cap. 12. Teor¡as del procesamiento de información 5O7
con una vena positiva y abierta al futuro. Los principales problemas son los de la
comunicación y evaluación del buen ajuste.
El problema de la comunicación
...La descripción de una versión reciente del programa Solucionador General de Pro-
blemas (SGP) de Newell, Shaw y Simon ocupa más de 100 páginas, y aún así cubre sólo
los detalles esenciales del sistema. Es más, el simple examen delmismo presupone elco-
nocimiento de un artículo anterior acerca del SGP, y nociones relacionadas con el len-
guaje del procesamiento de información V (LPLw, el lenguaje de computadora en que
está escrito. Por último, el apéndice, q.¡e nombra taí sólo las rutinas y estructuras em-
pleadas, consta de otras 25 páginas. A no ser que se esté familarizado con sistemas pa-
recidos, una minuciosa comprensión de las propiedades diniírnicas de un modelo tan com-
plejo presupone, sin lugar a dudas, gran experiencia con el programa en cuestión y con su
salida (1964, pág. 4).
Adquirt destreza con uno o más de los lenguajes de procesamiento de üsta in-
sume mucho tiempo, de modo que resulta difícil para los cientÍficos que tienen
poco tiempo disponible a causa de sus actividades de investigación. En lugar de un
aprendizaje prolongado con un prognrna de modelo y la computadora, el experi-
mentador común depende de un intermediario que interprete el prograrna. Debido
al incompleto conocimiento que un neófito tiene del programa, hay cierta incer-
tidumbre en lo que se refiere a las suposiciones psicológicas de la teoría, o bien no
puede captarse la importancia y naturaleza crítica de una u otra característica en la
ejecución global, como el modo de codificar una subrutina particular.
Pero al parecer estos problemas han comenzado a solucionarse en el transcurso
de los años, por tres razones. Primero, las nuevas generaciones de estudia¡tes
graduados en psicología se adiestran en la ciencia de la computación, de manera
que pueden escribir programas de simulación y comprender los que otros elabo-
ran. Segundo, los mismos teóricos de la simulación (por ejemplo, Gregg y Simon,
196? han señalado que la mayor parte de los programas son básicamente muy
simples, y que su longitud es el resultado de instrucciones necesarias aunque psi
cológicamente irrelevantes para su manejo o gobierno. De acuerdo con este enfo-
que, Ios artículos publicados en los que se anuncian nuevos programas de si-
mulación a menudo contienen grandes secciones de diagramas de flujo y descripción
508 Segundaparte. Teor¡ascognoscitivoorganizacionales
que toca a su modelo, hasta que haya corrido su programa en esas condiciones es-
pecÍficas exactas. Así, la retroalimentación de información con frecuencia es muy
retardada para el experimentador inquisitivo .
En lugar de los teoremas generales, hay dos métodos predilectos para compro-
bar la validez de un modelo de simulación de solución de problemas' Uno de ellos
consiste en hacer que el programa "maneje" saüsfactoriamente un cierto nú-
mero de c¿sos es¡eiinlx, ásí como el progranü de Winog¡ad resuelve de forma
correcta referenóias particulares pata ello o uno en contextos especÍficos de dis-
curso. Otro método de comprobación apreciado es el de comparar directamente
y paso por paso las declaraciones del sujeto mientras piensa en- voz alta y los "ra-
zonamientoi" correspondientes producidos por el programa de la computadora'
La comparación con una sola huella de computadora del programa no basta si éste
implica muchos elementos probabilísticos y, en consecuencn' muestra una con-
duita muy variable en diferentes carreras. Sin embargo, en los programas que
éste .etodo de "ajuste de protocolo" (la máquina de elección binaria de
"mfte-
Feldma¡ y el SGP), interviénen muy pocos o ningrin elemento probabilístico;
por
los mismos estados de partida
io tanto, éiempre se obtiene la misma huella, dados
y las secuencias de los eventos experimentales.
A pesar de sus diversos méritoa, h técnica de pensar en voz alta también tiene
desuentajas. A menudo deben corregirse las observaciones -del sujeto, "anali-
zarse en contenido" y codificarse en términos comparables a la huella de la com-
putu¿o.u. Asimismo, debe asumirse que el sujeto omite decirnos o informarnos
lcerca de un número de procesos por los que está atravesando Pero, ¿cuáles
.án¡ i*¿" argumentarse de modo plausible que el formato y el contenido de las
á"ltttr.ion"a áe pensamiento del sujeto en voz alta son. en parte determinadas
pái .efo.rrmientoi incidentales y selectivos que proporciona el experimentador'
For ejemplo, en un protocolo publicado (Feldman, 1961) pareceria que durante los
iiri"irl". eliujeto aprende qué tipos de declaraciones de pensamiento en
""..v".
uorátu u."ptu¡u el experimentaclor. El eiecto del reforzamiento casual
(mediante
tales situaciones
la expresión facial, el iono de la voz, etc.) sobre la conducta.en
ambiguas esta bieÁ establecido (Krasner, 1958). Si se Ie presiona, un
teórico 'E-R
ái*ñi"ntu.i. qu" contenido de las declaraciones de pensamiento en voz alta po-
dríin considerárse "lcomo racionalizaciones de los efectos miís primitivos de la se-
lección automática de respuestas de acuerdo con los hábitos (¿producciones?)
establecidos por la experiencia pasada. En este punto resulta relevante un l¡qüe-
iu"t" ae Verptanit (1962), en el iual se demuestra que al reforzar
sutilmente las respuestas motoras de un sujeto y el conterudo tle sus raüo-
"r,p"¡ñ""t"
nufiruaion"a verbales, estas dos respuestas podrían moldearse casi independien-
temente una de la otra, incluso hasta el punto de ponerlas fuera de fase'
pro-
Skinner (1969) proporciona una perspectiva esclarecedora acerca de vanos
c".o* en lu soluc'ión'de problemai, intluyendo la habiüdad (o incapacidad) de la
persona para verbalizar tódos los pasos en los que "piensa". Skinner también in-
iroduce una clistinción muy útil entre la conducta ' 'gobernada por reglas' ' -la cual
es mecliada por reglas (verbalizables)- y la conducta moldeada por una
"*plícitu.
larga historia de cdntingencias de reforzamiento, que pueden ser ' 'inconscientes'
uuio.áii.". y no verbilizables". Un ejemplo es la discrepancia a. menudo citada
que
entre la manóra en que los grandes maestros juegan al ajedrez. y la forma en
dicen que lo hacen; un programa basado sólo en sus recomendaclones sena muy
510 Segunda parte. Teorjas cognosc itivoorgan iz ac io na les
los ejemplares de estos tipos pueden usarse repetidas veces en el desarrollo del
programa. El hecho de que el programa ñnal trate exactamente con aquellos ejem-
plos tiene poco interés; al lector se le debe presentar alguna clase de pruebas o
casos de generalización que le permitan evaluar el pode{ y la extinción de las va-
riantes sintácticas o semánticas con las cuales el programa de comprensión de len-
guaje puede relacionarse.
Al aceptar los diversos métodos de comprobación de los modelos de simulación,
una caracteística común es que el modelo normalmente se compara con los proto-
colos de sólo uno o dos sujetos seleccionados de manera adecuada (por lo común
personas brillantes y de buena articulación). De hecho, el programa puede escri-
birse para simular el protocolo de solución de problemas de un sujeto particular; el
modelo usualmente difiere en pequeños detalles cuando se ajusta a distintos indivi-
duos. El argumento es que los individuos en reaüdad difieren, a veces considerable-
mente, e ignorar este hecho sólo conduce a conclusiones sin validez. Al construit
un modelo, insertamos varios procesos o premisas generales, pero lo deja-
mos abierto en lo que respecta a un margen de procesos especÍficos posibles o sus
parámetros, que pueden alterarse para modelar a un sujeto particular. Es de es-
pera¡ que sólo sea necesario cambiar estos procesos marginales para hacer que el
modelo se ajuste a otros sujetos. De modo análogo a un aruílisis factorial, el valor
de la empresa de modelado depende de los valores relativos de los factores comu-
nes (procesos generales), en relación con los factores especÍficos o únicos que se
alteran para reducir los ajustes con diferentes sujetos. En la actuaüdad, los
teóricos tienen que admitir que estos valores relativos son desconocidos.
Ventajas en la si¡nulación
Lo primero que hemos ap¡endido (y la eüdencia es muy sustancial) es que podemos ex-
plicar muchos de los procesos del pensamiento sin postular mecanismos a niveles sub-
conscientes, y que se diferencien de aquellos que son en parte conscientes y en parte ve¡-
balizados. Comienza a verse que los procesos de solución de problemas son los procesos
familiares de observación, búsqueda, modificación en la dirección de la búsqueda de
acuerdo con ciertas claves, etcétera. Los mismos procesos manipuladores de sí,nbolos
que intervienen en estas funciones son también suñcientes para tales técnicas de solución
de problemas, como la abstracción y el uso de imágenes. Cada vez es más evidente que la
solución de problemas se loga mediante la solución de estructuras complejas de ele-
mentos famiüares simples. La prueba es que podemos simular la solución de problemas en
innumerables situaciones sin otro recurso que estos elementos simples, como los bloques
de construcción de nuestros programas (1963, pá9, 402).
no nos dice nada nuevo acerca de la conducta. Sólo cuando sabemos lo que un hombre
hace en verdad podemos est¿¡ seguros de que hemos simulado esa conducta. Primero
debe contane la historia exterior (1969, pág. 295).
Skinner tiene algunos puntos de vista extremos acerca de la naturaleza del enten-
dimiento cientÍfico. La opinión alternativa, según la cual las correlaciones situa-
ción-acción sólo pueden comprenderse mediante teorías racionales acerca del hi-
Cao l2 Teorias del procesamiento de información 513
DotéúcoDrocesamientodeinformacióninternodelorganismo'constituyeeltema psi-
á;ñi"';;ú-p;Giágia cognoscitivista. Este cambio en el paradisma de la
general de Newell (1970) acer-
.áiá¡ii"o¡"t .é obserió 0 áentó) en una reseña
.i'áIi^ i"fá.ió"". tá investigación en la psicología experimental v la inte-
i""*i" *n "ntt"
i.f. A.frrma que la simülación por cómputadora es sólo.un medio de
tráii,i'"riJ-r"* ,"0¡.r. É".pu¿. ¿"."ulsar algunoi usos de los modelos simbóü-
i'en el Zeitgeist en ps,icología ha te-
;;til;.ñi;sf, sugiere que
tall""rü.rrñU¡ "*p"rirn"nt¿,
hacia um üsiOn áel sei humano como procesador de informa-
ción" (pág. 376). Más adelante dice:
los rlltimos diez años en
Si miramos en dónde se ha co¡centrado el interés durante
c¡ecimiento rápido y de los que la
U p.i"Jogi" 0o" fug"res en los que se ha producido un
t" le pregunta "¿qué novedades hay?")' una pa¡te sustancial de ellos
n"'nt. ¡u¡'1"
*i"-ü.¡i" traiia los modetos áel procesarniento de ir¡formación
:;;; ñ;üil;;; "u"n¿o
(pág. 378).
de la simulación
Un cuarto beneficio de suma importancia es que la labor acerca
y la explicación de los procesos cognoscitivos com-
ta toctro ucce.iUle el estudio
iüi"i.' H, i""¡""tado la tendencia áesequübrada dil conducúsmo hacia análisis
fiiñn*; ;;;;d;;;"tu"¿o de unidad'es rruls pequeñas de conducta en condi-
(pensamiento'
c¡ne. urú¡aafe.. Se há argumentado que las conductas complejas una vez
ü;ü;;;ü;ü" d" p.o¡i".".1 po¿ti- entenderse con maYor facilidad
especialmente
oui."'tótnpt"nA"ran mejor las conductas simples en condiciones
liiiriiñJiáli-Ol;;¡emplo, aprendizaje de rutina, ratas que aprenden laberintos' de
át"l5"ip"¿i ¿e ío o so años sin notables avances en nuestraa-. comprensión
coPrar fu9Y11
i". áp""i rl"á". de la mente hunana, este argumento comenzó
que mrcnn
iin duda, es motivo de desilusión y desaliento para muchos estuÓantes
por computadora nos pro-
un curso de psicología. Pero la tecnología de simulación
oorciona un instrumento para tratar con la complejidad de nuestras teoías' y nos
en el.campo del pen-
á;;;;;; f"G'; "t ".tuao ¿" t". capacidades
"n
humanas
de las teofas de la
;il;;i;. En ü conclusión de una revisión de artÍculos acerca
simulación, Shepard observa con gran claridad:
LECTTJRAS COMPLEMENTARIAS
invesúgación de la inteügencia
Los siguientes textos proporcionan resúmenes útiles en la
a¡tifcial:
Boden, M. H., Artificial intelligen? 6nd naturul man' 1977 '
ñ.*""L""^' É.n.vreldman'J tdirs l, CoüPules and thought' l 3
514 Segunda parte. Teorias cognosc tlvoorga n rz ac tona les
.4.1. Los únicos elementos requeridos en una expücación psicológica pueden co-
locarse en correspondencia de uno a uno con elementos potencialmente ob-
servables. Estos elementos deben ser estímulos o resDuestas observables o
deducibles de ellos. (Ejemplos de derivaciones senan lai respuestas mediado-
ras, las respuestas encubiertas, los estímulos producidos por respuestas,
etc.)
42. Los elementos mencionados en la premisa Al se conectan o asocian si, y
sólo si, ocurren contiguamente en el tiempo o el espacio objetivos.
43. Toda la conducta observable puede explicarse al encadenar los vínculos
asociativos mencionados en la premisa 42.
Bever, Fodor y Garrett (1968) denominaron a estas tres premisas los ,neta-
postulados tenninnl¿s de la teoría E-R, que abreviaremos como MPT. Aunque hay
algunos factores subsidiarios, como el nivel de impulso, inientivo, etc., que a me-
nudo se conciben en el sentido de que afectan la "fuerza" de las conexiones E-R
relevantes; las princlpales entidades teóricas que componen e integran la conducta
en marcha son las conexiones E-R.
jeto que habla y escucha siga con atención esas dependencias remotas; para ha-
cerlo así es necesario que postulemos elementos que no sean respuestas ni es-
tímulos.
Rojo Verde
\
-tt-
\
Amerillo (a) Marón
2). EI punto de vista inicial de Thorndike, segin elcual las recompensas y castigos
contingentes fortalecen o debilitan de modo automático e inconscientó hs ris_
puestas, al parecer no es aplicable a los sujetos humanos. Éstos aprenden pocas
contingencias las que permanecen conscientes (véase Brewer, i974); cuando
.de
las contingencias repercuten sobre la conduct¿ hurnana, la persona generalmente
las
deduce, y responde para obtener las recompensas ofrécidas. E]s más orobable
que el a-prendizaje sea un proceso cognoscitivo consciente qu.
un p.o."ró incon.-
ciente directo. Por otra parte, una vez que una reacción emocionaÍse ha condicio_
nado con fuerza, la descripción verbal que una persona haga de ella o la
compren_
sión de-su falta de sentido quizá no disminuya su excitación. Así, alguien que
tenga
fobia a las serpientes puede ser incapaz de controlar su pánico auñcuando
a mvel
verbal "sepa" que la serpiente es inofensiva.
Neceald¿'d dc no.d,ot de
',lúc,,r.pe¡lor
En el capítulo 6 se mencionaron algunas concepciones alternativas de las asocia_
.
ciones que impücan sólo ideas básicls en cone*ion". t o¡ront¿".,
sición a los bloques absttactos de elementos en relaciones vertica.les o"n "onorpo-
jenírquiüs.
Al construir un sisteña de memoria, el diseñador necesita algrin meAio econó-
pT, .",ftq.q,, los gmpos de elementos interretacionaá?s. É"to .e logra
T:g
me_onnte nodos de bloques (o patrones) que reúnen gmpos de
elementos básicós.
ASr. al re$strar en Ia memoria la serie de bloques
een¡ qpyTr, es convenente,
en teoría, tener una sola unidad de memoria que represente.la .o.!i"i ,".ie
ta (S), unidades que representen los gmpos (G,, y G) y, finatÁente, uruOaOes
que representen los mismos sÍmbolos de látras. bá esi.
Áo¿o, tui'i"¡., ." ,"_
pl"^taT.Í-,rf rqu¡camente. como.: S-(cl, Gr), Gt-(2, p, Itt, G,-¡g, y, V
Los nooos
_de bloques perrruten a.l sistema de memoria tratar a éstos gmpos
como unidades, reconocerlos cuando aparezcan en otros contextos, producirlos
como
Cap. 13. Desarrollos en las teorías cognoscitivistas 521
PSICOLOGÍR COCIVOSCITIVISTA
Memotia en
f unc¡onamiento
Desde
la MLP
-4",
fo'"
Separador
sensorial sensorial
visual auditivo
Los recién nacidos muestran una memoria moderada por patrones auditivos,
táctües y visuales burdos (como lo indica su postenor falta de interés en un patrón
de prueba famiüar). Desde este punto de partida, las habilidades de aprendiiaje se
ncrementan de modo constante durante toda la niñez. El desarrollo de la habiüdad
de¡nemoria ha sido ampliamente investigado por los psicólogos infantiles (Flavell,
1976), y se le ha descrito de forma esquemática. A continuación veremos alzunos
de sus aspectos esenciales.
En primer lugar, la memoria mejora porque el sjstema conceptual puede ,,sos_
tenerse por sí solo"; mientras más objetos, patrones y conceptos reconozca
como unidades en la memoria, más fácil le será aprender cosas nuevas acerca de
estos conceptos y de las relaciones entre ellos, o usarlos en nuevas configuracio_
nes. (Recuérdese que una proposición es una nueva configuración de conceptos
existentes.) Cuanto más conceptos posea un niño, más probabilidades tendrá de
comprender nuevas instancias de cualquier concepto y de no confundirse con los
eventos. El desarrollo conceptual se lleva a cabo mediante la especialización (o di-
fe-renciación) de categorías amplias, y al generalizar en distintas subcategoías.
Mientras más rica y diferenciada sea la red conceptual de un niño, más déscrip-
tores proporcionará su mente automáticamente para nuevos eventos que se ciñán
a las categorías conocidas; este proceso da lugar a más conexiones del evento
nuevo dentro de conceptos preexistentes en la memoria. Hipotéticamente, esas
vinculaciones múltiples deberÍan mejorar la memoria para los eventos asíconecta-
dos. Este "aprendizaje por comprensión" no intencional se produce en la mayor
parte de nuestra vida consciente y se fomenta mediante estrategias deliberadas.
Los procesos que acabamos de describir son similares a las nociones de piaset de
asimilación y acomodación (Piaget, 1954).
Además de este sistema conceptual en desarrollo, de los 2 a los 6 años de edad
el niño parece adquirir conceptos de üempo, pasado, memoria, olvido, y su falibili_
dad; durante esta época también comienza a confgurar estrategias de memoria
para retener información importante. Un niño de unos 3 o 4 añós probablemen-
te no comprenda la diferencia entre las instrucciones de mirar argo versus
memoriza¡lo. Sólo con la experiencia üega a comprender que ,,memlrizar las
ilustraciones" significa "hacer algo con ellas, de modo que más adela¡te sea ca-
paz de reproducir sus nombres". Conforme maduran, en particular cuando en-
tran en las escuelas formales, los niños adquieren métodos primitivos de aprendi-
za1e y luego otros cada vez más complejos. Algunas estrategias que utiüzan para
recordar los nombres de una colección de objetos ilustrados serían las sisuientes
(en grado creciente de complejidad):
¡1111:f,.lr"
.l plg"Tu ejecución de memoria en alguna tarea áeh:l:T#l:J
lstuaio y por
ixi:i¡t':ü:::H:t{;ti:,:t,:{:fi
a- usar la
3?11"n*rusfa*h[i;t"r"t*
imphcrta,.que
,art666¡¡probación ros a1.da a discrimnar
cuándo
iffJ::"t""
lo necesario como para.dejar t;-;í"d;; J.#ilto. pu.u ru
Esta habilidad se desarrolla hasta la edad.adulta,
''sentirruentos" inmediatos de modo que a menudo tenemos
de saber o.no la respuesla a alguna pregunta,
¡es de que nos hayamos tomado al aun an_
;irünTü+i¡t'ti'r't+i,Íii'ffiffi #ii¡#:*Hf"F.di:**
$:liTl:dl:!','"ülFid":?ri*it..f.:"üti:yf,",":*.:;"#Hx3,:li$?:1
T:ll"ló?':1:1x':x1ff ::i;"ilü;il;;;;s";i,.haninspiradoargunasinte-
;áñ hipóGis v *:ú4:J^:ñgil*illjfiilcos,
no pasó mucho tiempo an-
hi
,":::lil"3Tff H.tri:Lñüffiiilñ: Ei;;i"ae dominante sido
p(¿)=0.89to.ol + 0 99(0.85)rl
Memoria de Memoria de
corto plazo largo plazo
Atención C] mtent0s
Informac¡ón
perdida
dad de esfuerzo de procesamiento que resta para la repetición del material previo
que se ha de recordar.
Así, un reactivo por ser recordado (PSR) a la larga es sustituido o se pierde de la
MCP, porqte esta útima debe trat¿¡ con Lúormación nueva. Cuanto mayores
sean las exigencias de la tarea interpolada (mientras mayor sea su dificultad), más
atención le quitarán a la repetición, y más riípidamente se eüminará el material
PSR dela MCP. En las circunstancias que impliquen material interpolado homo-
géneo, por lo general se supone que cada reacüvo interpolado (por ejemplo, cada
paso sucesivo al restar 3) tiene alguna probabüdad fija de hacer que un reactivo en
la MCP se desplace o se saque de la MCP. Esta formulación conduce a una pérdi-
da exponencial de reactivos de Ia MCP conforme transcurre el tiemoo o cuando
aparece una distracción.
Este cuadro del aprendizaje y del olüdo es un tanto parecido a una cola de cüen-
tes que demandan un servicio (véanse G. H. Bower, 1967¿;J. S. Reitman, 1921).
Los clientes, que representan reactivos PSR, llegan periódicamente y exigen ser-
vicio inmediato por parte de un número limitado de dependientes (huellas de re-
petición). Es posible que el servicio a rur primer cüente se interrumpa si llega uno
nuevo antes de que Ja atención de aquél haya terminado, y su dependiente (huella
de repetición) se escoge para que se ocupe del recién llegado. Un cliente que re-
cibe un servicio satisfactorio corresponde a un reactivo que se ha tralsferido a la
MLP antes de ser reti¡ado de la MCP. Se supone que un cliente cuyo servicio se
intemrmpe se marcha insatisfecho; este evento corresponde a un reactivo del mo-
delo que es sacado de la MCP antes de que la información suñciente acerca del
mismo se transfiera ala MLP, de modo que se aprenderá relativamente poco
acerca de é1.
Este bosquejo presupone que el olvido desde la MCP se produce principalmen-
te por desplazamiento, pero esta opinión necesita dos correcciones. Primero, la
probabüdad de que un reactivo interpolado desequilibre un reactivo en la MCP se
incrementa cuanto mayor sea la simiütud entre ambos. Segundo, incluso sin otras
entradas, si la intención de una persona puede dirigirse a otra cosa, los reactivos
antiguos en la MCP parecen disminuir en fuerza hasta cierto srado.
Veamos un ejemplo para ilustrar la operación de la MCp ei términos concretos.
1. La presentación visual de la letra Z en una lista de letras que hay que memorizar
en orden serial se identifica como una letra f¿miliar (patrón) y se codifica, de ser po-
sible, como el nombre vocal ele; 2. este código de pronunciación, ele, se repite
subvocalmente en la MCP junto con otros reactivos de letras de la üsta de entrada Dor
memorizarse; y 3. la estructura de memoria establecida en la MZP puede ser úna
proposición objetiva de la forma "l se presentó en la üsta más recñnte". Segin
el grado en que ia estructura se construya con éxito, se recupera y se usa cuando el
experimentador pida más tarde al sujeto que dé los nombres de las letras presen-
tadas en la lista más reciente que ha estudiado. Por el momento, esta introducción
es suficiente. Ahora veamos los detalles más a fondo, así como la investisación
que los rodea.
CodlLc.telón
El código de la memoria es el "nombre" temporal o la representación interna
asignada al reactivo de estímulo y depositada enla MCP. Para los sujetos que tra-
tan con materiales verbales, esto es más a menudo el sonido o el nombre del estí-
Cap.13. Desarrollos en Ias teorías cognoscitivistas
O,.tldo l'¡aerclo'¡,o,
Si una persona quiere olvidar algo en la MCP (o si, más bien, no desea recor-
darlo), sólo necesita dejar de ensayarlo y su código de memoria se desvanecerá
poco a poco. Se ha realizado un cierto número de estudios acerca de este "olvido
dirigtdo", y el procedimiento opera bastante bien (véanse Bjork, 1970; Epstein,
1972). Por ejemplo, en una situación de recuerdo übre en la cual se presentan al
532 Segundaparte. Teor¡ascognoscitivoorgan¡zacionales
aprendiz palabras sencillas cada dos segundos y después la lista completa que ha
de recordar en alelin punto durante la entrada se le puede informar que no es res-
ponsable de los reactivos anteriores (puede "olvidarlos"), y que sólo tendrá que
retener aquellos que siguen (Bruce y Papay, 1970). Varias pruebas de seguimien-
to, entre las cuales se cuenta una soücitud inesperada de que el sujeto intente re-
cordar los reactivos que se le había indicado que olvidara, sugieren que el "indicio
de olvidar" es una señal para que el sujeto descargue de la MCP (deje de ensayar)
todos aquellos reactivos que no tiene que recordar, de modo que éstos reciben
menos ensayos totales y, por ende, se aprenden menos de lo normal. El sujeto es
capaz de corregir su recuerdo sólo en aquellos reactivos que han ocurrido después
(y no antes) del indicio de "olvidar". Además, los datos sugieren que cuando evo-
ca la süblista terminal, el sujeto puede "desechar" las huellas de la memoria de
los reactivos anteriores, a fin de que no compitan con aquellos que hay que re-
coroar.
Dac¡aot totptetloo'
Otra forma de provocar el olüdo de un reactivo o de una serie de entrada (para
el recuerdo libre) consiste en acompañarlo de uno de gran prioridad, alcualel su-
jeto debe prestar especial atención. Este reactivo prioritario se apropia de forma
exclusiva del espacio de almacenamiento en la MCP, con el resultado de que
los reactivos posteriores en la lista son un tanto menos propensos a entrar en
la MCP y, si lo hacen, tienden a expulsar a los códigos de memoria anteriores de
menor prioridad; es decir, aquellos que entranjusto antes del reactivo prioritario.
Los experimentos de Ellis y sus colaboradores (1971) muestran ambos efectos de
decremento sobre el recuerdo de los nombres inmediatamente anteriores (y algu-
nos posteriores) de ilustraciones de objetos comunes, en una üsta en la cual el
reactivo de prioridad especial es la fotografa de un desnudo. Los resultados apa-
recen en la figura 13.5, donde se observa que el reactivo cítico se recuerda muy
por encima de lo normal, mientras que los reactivos ubicados inmediatamente an-
tes y después de él poseen menor recuerdo. Tulving (1969) observó sólo un de-
cremento de reactivo previo al colocar en la lista de palabras no relacionadas que
hay que recordar, el nombre de una persona famosa, para cuyo recuerdo se había
apremiado especialmente al sujeto. Estos efectos pueden interpretarse como re-
sultado de la prevención o del incremento del ensayo. Las retribuciones moneta-
rias producen efectos similares; si a la persona se le dice durante el estudio de un
reactivo que su posterior recuerdo valdrá mucho dinero, se concentrará considera-
blemente más (ensayará más, mantendrá el reacüvo en la MCP durante un tiempo
mayor) y recordará mejor. La retribución afecta la asignación de una prioridad y la
cantidad de ensayo del reactivo, y ese ensayo incide a su vez en la fuerza de su
huella de memoria establecida (véase por ejemplo, Atkinson y Wickens, 1971;
Loftus. 1972).
Ensr¡go t .a'4l¡lesa.o
Se ha dicho que varios efectos mnémicos se deben al ensayo diferencial del ma-
terial apropiado. Una forma simple de operacionalizar los procesos de ensayo con-
siste en hacer que el sujeto "piense en voz alta" cuando estudie la lista (Rundus y
Atkinson, 1970; Rundus, 1971). Si se le presenta una lista de 20 palabras no rela-
cionadas que ha de recordar übremente, y si los reactivos aparecen uno por uno a
533
Pos¡c¡ón serial
se8ún su po5rcrón serial
F¡gura 13.5, Porcentaie de recuerdo de nombres de imágene5
enlaIista'LaIista,,critica,,(curvacontinuajcontenia|afotografiade.undesnudoen úsaba fo-
i;;;;;;i¿";r;"i 8, mientrai que Ia lista "no critica '(curva punteada) sólo
i"JJ¡uit".if ¡ur,"i v no emocionales (tomada de E llis et al ' '1971)
0.7
.9
t9
z
3
----T-------T------ s------ - 11 13 15 17 19
Posición sedal deentrada
Atkinson y Sbiffrin (1968, 1971) y Glanzer (1972) han reseñado la evidencia que
favorece a los modelos de la memoria de dos almacenes. El enfoque general se re-
fuerza con los resultados que sugieren que algunas variables experimentales aJec-
tan a los recuerdos en un almacén, pero no a los de otro. Afintroducir "procesos
de control" que afectan las actiüdades mnémicas, el enfoque también tiene la
flexibilidad para tratar con una gama de influencias de la instrucción, estratégicas y
motivacionales. Sin embargo, en los años siguientes el modelo de dos almacenes
ha sido objeto de crecientes críticas y ataques experimentales; en consecuencia,
fue modificado para tratar con nuevas consider¿ciones, algunas de las cuales se
examinan a continuación.
Primero, la disposición de las "cajas" que se presenta en la figura 13.4 parece
oblicua, ya que no muestra que la información enla MLP se use siempre para el
reconocimiento de patrón durante la percepción y la codificación iniciales; es decir,
536 Segunda parte. Teor¡as cognosc itivoorgan iz ac ion a les
el diagrama de la citada figura sugiere qte la MLp entra mlcho después. Esto se
ha manejado en diagramas como los de la figura 13.2, donde la infórmación sen_
sorial activa directam ente la MLP; en esta concepción, la MCp no es un ,,lugar"
distinto de la MIP, sino m¿ís bien un estado de activación acrecentada para aque_
üos "nodos de idea" en la memoria que corresponden a las categorías percibídas
de-la experiencia. Segundo, la teoría de Atkinson y Shiffrin se refilre en gran me_
dida al control de las repeticiones verbales de estÍmulos lingüísticos o nombrables.
Reconoce que los estímulos no verbaüzables dejan huellai que se debilitan de la
MCP, pro dice muy poco acerca de estas huellas. Tercero, los modelos MCp_
MLP en gran parte resultaban algo vagos sobre lo que era exactamente la ,,infor_
mación" que se transfería de la MCP ala MLp. No podría ser la palabra presen_
tada "perro", por ejemplo, puesto que ya se conocé. Ande.son y Bowei (fgZ3)
sostienen que la información se concebía mejor como una proposición que esti_
pulaba el contexto en el cual ocurría un reactivo famiüar; pór ejemplo, ú pahbra
"perro" aparecia en la tercera posición de la segunda üstá en éste experimento.
Las teoías MCP-MLP también eran poco precisas en lo que se refiere a la mane-
ra en que la información que llega recientemente a la MC? se confronta Dnmero
con la almacenada en la MLP, a fin de evaluar lo que es antiguo, redundante y
puede ignorarse, en comparación con lo que es nuevo, significativo ydebe repetirsá
y aprenderse,
Este cambio y selección entre los elementos de entrada para determinar lo
que ya se conoce y to que es nuevo parece requerir de mucha m,ás interacción
entre los dos almacenes de memoria, de lo que se prevé en las cajas separadas
de la figura 13.4.
N ao c,et de e to'rnl c
',rocÍxís serio^to
Tal vez el reto a la teona de Atkinson-Shiffrin provenga de n esruc_
tura de "niveles de procesamiento"-propuesta por Craik y Lockhañ (1922; Craik,
1973). La idea básica es que la MCP o la MLP no son ef resultado tanto áel ,,lu_
gar" en la mente donde se almacena un reactivo, sino más bien del lrl,a de procesa_
miento que recibe. Esto se diagrama en la fi gora \3.7 . Craik y LocÉhart postulan
que.el procesamiento perceptual de unapalabra por ejemplo_ puéde con_
cebirse como el avance por una serie de etapas,-pelro,
desde ias cáracierístrcas senso_
riales superficiales del estímulo visual o auditivo, su pronunciación o sonido, basta
su significado semántico o asociativg. Proponían que para mantener el procesa_
miento €n un nivel exclusivo y prevenir el procesamiento en un nivel supenor pue_
de establecerse un proceso de control. Postulaban además que el proiesamiónto
de una palabra en un nivel dado de ir detrás de una huella de memoria de ese tipo
(sensorial, fonológica o sen,ántica), y que la tasa de pérdida de una huella
es mis
lenta cuanto más "profunda" o más semántica sea. Estas diferentes tasas de
decaimiento para los tres distintos niveles de la memoria se muestranenla Darte de_
recha de la figura 13.2
Craik y Lockhart (1972) ofrecieron dos formas de comprobar este punto de vis-
ta. Primero, en diversos experimentos de aprendizaje incidental se dimostró que
los sujetos muestran mejor recuerdo y memoria de reconocimiento para una oáa_
bra cuanto más "profundo" sea el nivelde procesamiento que se les'exija apücar a
ella durante el ensayo de estudio. Así, hacer que el sujeto categorice un" palabra
semánticamente ("¿es una flor?") produce un recuerdo demorado supenor oue
Palabra de
entrada (dog)
Deb¡lilamiento
Mantenimiento de huella
Huella
sensorial
Huella
semántica
hacer que categorice sus propiedades yisuales superficiales (,,¿está impresa en le_
tras mayisculas?") o sus propiedades fenológicas (,,¿rima conbanco?'r).
El segundo tipo de evidencia que citan Craik y Lockhart tiende a demostrar que
la repetición de un reactivo p¿ls¿ no mejora la memoria del mismo, siempre qué Ia
reiteración continúe en la misma profundidad de procesamiento. Esto contradice
directamente las premisas anteriores de que la repetición verbal por sí sola hace
que la información se transfiera ala MLP. Craü y Lockhart distinguían dos for-
mas, repetición de mantenimiento, que es el reciclaje superficial del material y no
promueve la MLP, y repetición elaborada. que promueve la MLp at conectar el
material que ha de aprenderse dentro de estructuras asociativas existentes en la
memoria (mediante oraciones o imiígenes). Conjeturaron que el tiempo de reite-
ración en el experimento típico promueve la M¿P sólo hasta el srado en que imoli-
que cada vez más repetición elaborativa.
Craik (1973) revisó la eüdencia de que las variaciones en la cantidad de repeti-
ción de mantenimiento ("sondeos superficiales',) no mejorarían la MLp pará las
palabras. Un experimento clásico de este tipo fue el reaüzado por Woódward,
Bjork y Jongeward (1973), quienes presentaron palabras simples en el contexto
de un experimento de olvido dirigrdo. Una palabra se presentaba brevemente y,
después de un intervalo de 0 a 12 segundos, aparecía una marca verde o ro¡a, que
señalaba a los sujetos si debían recordar u olvidar la palabra que acababan de esiu-
diar. Estos presumiblemente mantienen la palabra en un estado de repetición
hasta que aparece la señal. Después de esa presentación de una breve lista, los
sujetos recordarían libremente todas las palabras ,,por recordar" en ella. Luego
de proporcionarles varias de esas listas, se pedía inesperadamente a los sujetós
que hicieran un recuerdo libre de /odas las palabras de todas las üstas anterióres.
Lo sorprendente de los resultados del estudio de Woodward es que las probabi_
lidades de recuerdo libre de las palabras son constantes e independientes del tiem_
po de demora (tiempo de repetición) antes de la señal para iecordar u olvidar la
palatra. Las palabras ' 'por recordar' ' se retenían mejor que las palabras ,,por olvi_
dar", tal como se esperaba, pero el nivelde recuerdo en amboi casos noie afec-
taba por el tiempo de mantenimiento simple durante el estudio de un reactivo.
Este tipo de resultado (ningrin efecto sobre el recuerdo del reciclaje fonológico de
una palabra) se ha encontrado reiteradas veces. Un contraste curioso en el estu_
dio de Woodward y colaboradores es que la ejecución sí mejora como una función
del intervalo de repetición cuando la memoria se comprueba por reconoamrento.
Después de la prueba final de recuerdo libre, se presentaba a los sujetos una lista
maestra de palabras y debían verificar aquellas que se habían preséntado antes.
En esta prüeba su reconocimiento de un reactivo era mejor cuanlo más largo fuera
su intervalo de repetición de mantenimiento. Así, aunque la repetición de mante_
nimiento no ayrudaba al recuerdo libre de un reactivo, contribuíá en al go ala MLp
para apoyar el reconocimiento. Este contraste se ha repetido en varios experi-
mentos.
Una posible interpretación de dicho contraste la proporciona la teorÍa del
recuerdo libre y la memoria de reconocimiento propuesta por A¡derson y Bower
(1972a). En esa teoría, la memoria de reconocimiento de un reactivo depende
de
que la persona establezca en la MLP :una asociación entre el reactivo v li idea del
conteito 0ista) experimental en el cual éste se presentó. por otra iarte, el re_
cuerdo libre de un conjunto de reactivos depende en alto grado de que el sujeto
Cap.13. Desarrollos en las teorías cognosc¡tivistas 539
encuentre o establezca asociaciones entre los que están en la lista, de modo que
en el recuerdo la persona pueda asociar de un reactivo de lista al siguiente. En
estos términos, la repetición de mantenimiento (reciclaje de una palabra sencilla
en un contexto dado) fortalece la asociación entre palabra y contexto, pero no las
asociaciones entre los reactivos de la üsta. De hecho, las reiteraciones de un solo
reactivo impiden que el sujeto piense acerca de conexiones interreactivo nece-
sarias para el recuerdo übre. Por otros estudios sabemos que tal recuerdo se faci-
üta considerablemente al instruir al sujeto para que relacione cada reactivo con
todos lo que pueda en la lista.
seen esas tres propiedades, cemem íer'e dos, pastel ¡J¡a, y papel rnngna. El re-
cuerdo libre posterior de una palabra aumentará cuanto mayor sea el número de
propiedades que tenga. La teoría que propone Ross para estos y otros resultados
similares es que cada pregunta semántica que el sujeto formula activamente acer-
ca del reactivo proporciona otra ruta más de asociación y recuperación para su re-
cuerdo ulterior. Ross también propone que una respuesta verdadera o falsa a una
ptegun¡a no debe importar. Además, durante la tarea de orientación, el sujeto
pasa por las preguntas de propiedades en orden para cada palabra, y deja de pro-
cesarlas tan pronto como llega a una decisión acerca de la pregunta global. Ross
descubrió, como lo habían hecho Johnson-Laird, que cuando la decisión requerida
era:. "sí, si todas las tres propiedades", el recuerdo se incrementaba cuanto ma-
yor fuera el número de propiedades que tuviera la palabra. Además descubrió que
si la decisión era: "sí, sihay alguna de las tres propiedades", entonces elrecuer-
do resultaba nás fobre mientras más propiedades tuviera la palabra. Supuesta-
mente, para la decisión de algutn, cuanto más propiedades verdaderas posea
una palabra , más rápidamente se detiene el proceso de interrogación y se llega a una
decisión para esa palabra; por lo tanto, se establecen menos asociaciones para
apoyar su recuerdo posterior. Por último, si el sujeto se ve obligado a indicar si
cafut proptedad es aplicable o no a la palabra, entonces su recuerdo ulterior es
constante e independiente del número de propiedades positivas que tiene la pala-
bra. Los resultados de Ross apoyan su hipótesis de que lo crucial en estos experi-
mentos es el número fol¿l de decisiones, y no sólo el número de d¿cisi.ones t)erdn-
deras. Así, al parecer las preguntas activan asociaciones semánticas (por ejemplo,
"el agua es ru1tural")i y las diversas propiedades de la pregunta estarán disponi-
bles más t¿¡de en la memoria para indicarle a.l sujeto que recuerde las palabras de la
lista, donde rnás indicios promueven nrás recuerdo confiable. Pero en ninguna de
estas teorizaciones resultaron útiles los niveles de la estructura del orocesamiento.
Éstas y otras crÍticas de los niveles de la estructura del procesámiento condu-
jeron a su modificación y elaboración graduales a un punto donde se ha desinte-
grado como una teoría coherente (véase el volumen de Cermak y Craik, 1978).
Los hechos descubiertos dentro de la estructura de los niveles comienzan a expli-
carse dentro del sistema de memoria dual mediante dos factores: 1. el grado de
elaboración del material por ser recordado (donde la "profrmdidad" se traduce como
"mucha elaboración semántica" del raterial); y 2. la correspondencia entre los
atributos que se recalcan dura¡te la codificación y aquellos que son útiles para res-
ponder la prueba posterior de memoria. Estos son principios familiares y se in-
corporan con facilidad en los modelos de la memoria de dos almacenes. Glanzer
(1978), por ejemplo, demostró que los resultados con los niveles de experimentos
de procesamiento podían ubicarse dentro de una teoría de dos almacenep, como la
de Atkinson y Shiffrin. Como sucede a menudo en psicología, las críticas y los re-
tos de que es objeto una teoía dominante conducen a la postre a argumentos con-
trarios, a perfeccionamientos y a la evolución de la misma teorÍa predominante.
ORGANIZACIÓN Y MEMORIA
Dispositivos mnémicos
Con elcreciente intéres por los factores organizativos en la memoria, era inevi-
table que los psicólogos recurrieran al an¡álisis de los dispositivos mnémicos. Los
dispositivos mnémicos son aquellos que permiten a la persona enriquecer o elaborar
el material por aprender, con el objetivo de ay.udarla a recordarlo mejor. Gene-
ralmente a''udan también a clasificar y a organizar el material. Hay diversos dispo-
sitivos rnnémicos, que varían de acuerdo con los tipos de materiales y los requisi-
tos de recuerdo para los que son apropiados, algunos de los cuales se describen en
va¡ios textos: Furst, 1958; Lorayne y Lucas, 1974; M. N. Young y Gibson, 1966.
Un dispositivo mnémico ampliamente analizado (Bower, 1970ü) es el método de
la "palabra pretexto" para aprender üstas ordenadas de reactivos como las listas
de la compra, recados, acontecimientos históricos, conjuntos de leyes psicológi-
cas, etcétera. La técnica se ilustra de forma abreüada en la tabla 13.2. La per-
sona aprende primero una lista de palabras pretexto rítmicas, pareando imágenes
concretas con las primeras 20 unidades, aproximadamente. Al aprender un nueva
[sta de reactivos, la persona emplea entonces palabras pretexto sucesivas, como
"ganchos" imaginarios para conectar los reactivos sucesivos de la lista. Cuando
ocurre la primera palabra de la üsta (crg¿zzo), Ia persona ha de recordar su primera
palabra pretexto, y formar una imagen mental de alguna escena vívida de interac-
ción entre los dos objetos. Los ejemplos se presentan en la columna derecha de la
tabla 13.2. Las imágenes pueden ser tan extravagantes como uno lo desee,
puesto que su efectividad es independiente de su aspecto. Se sigue el mismo
procedimiento de imaginar pares con cada uno de los vocablos de la lista. Para re-
vivir la serie en la memoria, la persona sólo necesita repasar su lista ya bien apren-
dida de palabras pretexto, y a medida que considera por turno a cada una, intentar
recrear o recordar la escena imaginaria elaborada en torno de la imagen de la pala-
bra pretexto. A partir de esta escena recordada, por lo común podrá nombrar el
reactivo deseado (cigarro).
Este y otros esquemas similares son sumamente efectivos, al menos en compa-
544
ración con el recuerdo libre normal de los sujetos a los cuales no se les enseña nin-
guna treta especial. El recuerdo podría mejorar por un factor de dos a tres veces
más que lo normal. una de las principales razones por las cuales el dispositivo ope-
ra adecuadamente es que la persona tiene rn esquemn de recuperación sistem¡ítico;
sabe cómo darse un indicio a sí misma con los reactivos (las palabras pretexto) con
los cuales ha asociado explícitamente los vocablos de la lista cuando se presen-
taron. Por otra parte, el sujeto usual del recuerdo libre sencillamente no sabe
cómo traer a su memoria todas las palabras de la lista que conoce. Sabemos que si
al sujeto ordinario le damos varias pistas, especialmente indicios semánticos
("una de las palabras de la üsta es un producto lácteo"), recordará mucho miás de
lo que puede hacerlo por su cuenta (Tulüng y Pearstone, 1966; Tulüng y Psotka,
1971). Por lo tanto, la ventaja para el usuario de las palabras pretexto es en parte
el resultado de su conocimiento acerca de cómo darse indicios sistem¿íticamente
para cada una de las palabras, a partir de cada posición de entrada-üsta. La segun-
da ventaja del método de la palabra pretexto proviene, sin duda, de su despliegue
de imaginación mnémica. Como la imaginería mental se ha convertido en un tema de
reciente interés en la investigación acerca de la memoria humana, a continuación
examinaremos algunos de esos estudios.
Imaginería mental
c lo t d e c ol'¡l''no'c | ón
P ¡ e t.tl
Junto los factores mencionados
a
-que disminuyen el impacto de la evidencia
negativa- los psicólogos han descubierto ot¡o trejuicio de confi,nnción que las
personas comúnmente siguen para comprobar sus creencias. Cuando intentan
probar una hipótesis particular ("¿La mayoría de los irlandeses bebe demasia-
siado?"), buscan predominantemente la eüdencia positiva con.firmatoria (al en,
trar en las tabernas de DublÍn), mientras que por lógica buscarian con más ahírr-
co eüdencia falsificada (visitando hestas de aío nuevo en Estados Unidos o mo-
nasterios en lrlanda). Estas tendencias se han observado reiteradas veces en los
estudios de laboratorio, aun cuando a los cientÍficos presuntamente lógicos se les
dan varias tareas de comprobación de hipótesis (Mahoney, 1976). Al suponer que
las entrevistas para conseguir empleo son simila¡es a las comprobaciones de hi-
potesis, Snyder y Cantor (1979) ha¡ demostrado la forna en que las ideas precon-
cebidas que los entreüstadores tienen acerca del empleo que un candidato soücita
Oibüotecario o vendedor de automóviles) inlluyen en las preguntas personales
que formulan, y también sobre la información de rasgos, aleatoria o ambigua, que
proporcionan en relación con el solicitante. Los entrevistadores formulaban pre-
guntas que básicamente originarian información congruente con su estereotipo del
candidato para el puesto (por ejemplo, callado o bullicioso), y recordaban en espe-
cial la inJormación del soücitante que se ajust¿ra a su estereotipo del empleo. Este es
otro ejemplo de la operación de los prejuicios de confirmación.
El prejuicio de confrmación, junto con la baja prominencia de sucesos crÍticos, la
persistencia de las falsas creencias, y las interpretaciones de sucesos ambiguos
inducidas por una teoría, presentan un cuadro desalentador de los seres humanos
como verdaderos cientÍlicos o procesadores de información. Las ümitaciones de
las capacidades humanas de raciocinio, inducción yjuicio parecen estar muy entre-
550 Segundaparte. Teoriascognoscitivoorganizacionales
bolos verbales, el signilcado y las referencias de los mismos; acerca de las relaciones
entre ellos, y acerca de reglas, fórmulas y algoritmos para el manejo de estos símbolos,
conceptos y relaciones. La memo¡ia semántica no registra las propiedades perceptibles
de las entradas, sino las ¡eferencias cognoscitivas de las señales de entrada. El sistema
semántico permite la recuperación de información que no se almacenó directamente en é1,
y la recuperación de inlormación del sistema deja sus contenidos intactos, aunque cual-
quier acto de este tipo constituye una entrada en la memoria episódica. Es probable que el
sistema semántico sea mucho menos susceptible a la transforrnación involuntada y a la
pérdida de inlormación que el sistema episódico. Po¡ último, el sistema semántico puede
ser muy independiente del sistema episódico al registrar y mantener hformación, ya que
una gran variedad de señales de entrada puede originar idénticas consecuencias de alma-
cenamiento (Tulving, 1972, pág. 386).
cago se encuentra en Illinois"; leyes como "Un objeto físico no puede estar en
dos lugares al mismo tiempo"; y reglas de inferencia como "Si el objeto A está
con el objeto B, y A está ubicado en el lugar C, entonces B también está ubicado
en el lugar C".
No es necesario refleúonar mucho para observat que casi todas las investiga-
ciones de laboratorio acerca de la memoria se han ocupado en g¡an parte de la me-
moria episódica. Se expone al sujeto a una serie de eventos discretos (presenta-
ciones de palabras o ilustraciones en una lista), y después se le somete a prueba
a fin de conocer Ia ¿¡¿¿tifrd de su reproducción o identificación de la serie. Muy a
menudo el indicio para la reproducción se refiere al contexto espacio temporal de
los sucesos que deben recordarse, como en: "Recuerde los nombres de las ilus-
traciones que acaba de ver en la )ista experimental". Desde luego, al codificar o
aprender los eventos la persona puede hacer uso de los conocimientos existentes
en su almacén semíntico. Por ejemplo, si en una lista de pares asociados el sujeto
ve el par beürrojo-pdjaro, ésa es ya una relación preestablecida en su memoria se-
miíntica. En este caso, sólo necesita identificar esa relación antigua y conocida con
la nueva información autobiográfica que se presentó en un contexto experimental
particular.
Aunque la distinción entre memoria episódica y sem:íntica es ampliamente reco-
nocida, su popularidad parece deberse más a su atractivo intuitivo que a la sólida
evidencia de diferentes funciones o procesos de la memoria. Ula vez que acep-
tamos que la información en la memoria vada en su contenido y fuerza (premisas
i¡mocuas , sin duda alguna) , no está claro que la distinción entre episódica y semánti-
ca implique mucho más. En primer lugar, las teorías como las de J. R. Anderson y
Bower (1973), J. R. Anderson (1976) o Norman y Rumelhart (1975) siempre
registran la nueva información (episódica o de otro tipo) dentro de la memoria,
vinculándola con la misma red semántica, posiblemente con un contexto de adqui-
sición observado. De modo que en estas teorÍas explÍcitas no hay distinción
cualitaüud errúe una memoria para un episodio versus una referida a una regla ge-
neral. Segundo, entre las denominadas memorias episódica y semántica exrsten
sustanciales interacciones, lo cual pone en tela de juicio la idea de que son alma-
BIBI-IOTECA DE
goctoLoGlA
552 Segunda parte. Teorias cognosc it ivoorgan iz ac ion a les
tipo sería el juicio de q)e la palabra Perro aparecía tres veces, dispersa en una lista
di entrada;'un ejemplo de lo segundo sería el juicio de que en la lista se
mencionaban aproximadamente seis animaies. Las personas son muy exactas en
esta clase de juicios acerca de los recuerdos del evento, ya sea si saben o no du-
rante el ensayo de estudio que tal información de frecuencia se someterá a prue-
ba. La hipótesis dominante acerca de la forma en que se establecen los juicios de
f¡ecuencia en la memoria episódica es que los sujetos intentan recuperar y contar
los diferentes contextos locales en los cuales ha aparecido el reactivo de prueba (J.
R. Anderson y Bower, 79?2a). Ngo semejante a este proceso de recuento
sucede con las frecuencias pequeñas (por ejemplo, seis o menos), pero para las
frecuencias superiores se usa un procedimiento de "recuperación-muestreo-más-
estimación" (por ejemplo, comparar las frecuencias de ocurrencia de las gasoüne-
ras versus las tiendas de comestibles preparados, en Estados Unidos).
Una de las apücaciones significativas de esta técnica de recuperación de contex-
to es la que se refiere al problema de decidir cómo la repetición de un evento me-
jora su rbcuerdo. Básicamente, se han presentado dos propuestas alternativas.
Úna opinión es que uftr segunda ocurrencia hace contacto con -y fortalece- la
huellaie la aparición inicial del reactivo, y el recuerdo refleja esta fuerza acrecen-
tada de la memoria. La otra es que la segunda presentaciÓn establece mayor infor-
mación sobre el evento inicial, información que det¿lla el contexto de su ocurren-
cia. Elrecuerdo mejora, entonces, porque la persona tiene más rutas de acceso a
la información del evento, o porque la información se "copió múltiples veces" en
conexión con varios indicios de recuperación. Un experimento de Hintzman y
Block (1971) proporciona só[da evidencia para la riltima opinión. Los investiga-
dores descubrierón que los sujetos podÍan recuperar información diferencial y ve-
rídica acerca de las sucesivas repeticiones de un solo reactivo. Después de la pre-
sentación de una lista de 100 reactivos, por ejemplo, los sujetos serían capaces de
recordar con exactitud que la palabra peno aparecía dos veces, que su primera
presentación era visual y que se encontraba en la quinta parte inicial de la lista de
óntrada, mientras que la segunda presentación era auditiva y figuraba en la tercera
oarte de la üsta de entrada. Esa información discriminativa no podría obtenerse
por medio de un mecanismo que trata¡a con la repetición sencillamente incremen-
iando una "fuerza de hábito" para la palabra feno. Es interesante señalar que
esta misma pregunta acerca de cómo trata la memoria con la repetición no podía
mar-
haberse planteado con tanta claridad
-ni siquiera responderse- dentro del
co de reierencia del conductismo E-R, con su énfasis en los hábitos verbales.
Esto ilustra el tipo de preguntas que hoy en día reüsten interés para los teóricos
de la memoria.
sen acerca del evento cuando lo experimentan. Es decir, las operaciones de codi-
ficación que se ejecutan sobre el reactivo determinan la situación de la cerradura.
La analogía encierra una creencia general que estipulan Tulving y Thompson
(L973, pác.269): "Las operaciones especíñcas de codificación ejecutádas sobie lo
que se percibe determinan lo que se almacena, y lo que se almacena determina
qué indicios de recuperación son efectivos para dar acceso a lo almacenado ".
La poderosa influencia de los indicios sobre el recuerdo se demostró en estudios
iniciales de Tulving y Pearlstone (1966) y Tulving y psotka (1921). Después de la
exposición a una üsta de palabras categorizadas (árboles, alimentos, ciudades.
etc.), los sujetos eran incapaces de recordar muchas de ellas a no ser que se les
diera¡ los nombres de las categoías como indicios, momento en el cual recorda_
ban un gran número de palabras de la üsta. La suposición es que los sujetos pensaban
en estas categorías cuando estudiaban las palabras de la lista, lo que instigaba
las asociaciones entre categoría e instancia; en consecuencia, el indicio de catégo_
ría activaba dichas asociaciones durante la prueba de recuerdo.
Tulving y Thompson (1971, 1973) han intentado controlar la manera en oue se
codifica una palabra durante el estudio, a.lpresentarla en el contexto de otrá. AsÍ,
una palabra para ser recordada, como r ltnchar, podtía presentarse en el contexto
de ,"or¿s. Tulving y Thompson suponen que la presentación delpar rofds-planchnr
hace que planchnr se codifique y se almacene de un modo esoecÍficó: una condi_
ción de prueba posterior recuperará esa memoria episódica iólo en el grado en
que se superponga a la interpretación de plnnchar qúe estaba almacenada. A esto
se le denomina y'rjncifto fu especificidnt tu la coüfiracitln (pEC). por ejemplo,
puede ser que la palabra planchar (en inglés, iron, qte tarnbién significa acero.¡ ru
slqulera se reconozca como perteneciente a la lista si se le comprueba por sí sola o
en el par mineral-planchar (en inglés, ore-iron), pero sí se lé identiñcaría en el
coÍtexto ropas-blanchar (clothes-iron) o en aapor-flnnchar (steam-iron)- Además.
planchar (iron) se recordaría con el indicio de rolas o mesa d,e
flanchar, pero no
con un indicio fuertemente normativo de asociáción ,o o *itol o mineral. tJn
examen de estas diversas condiciones revela circunstancias en las cuales una oala-
bra (planchar) puede recordarse con un indicio codificado (ropas), pero si se pre_
senta sola quizá no se reconozca como perteneciente a la lista. Este resuliado
-que una palabra puede recordarse pero no reconocerse_ parece paradójico hasta
que comparamos las diferentes condiciones de recuperación en términos del pEC.
. .Más allá del principio de la especificidad de codificación, la razón de que una pa-
labra se recuerde frente a un indicio después de no haber sido reconocida. ouéde
relacionarse con un principio de "nstigación". htstigaadz significa que la piesen_
tación de un vocablo incrementa su disponibilidad como respuesta á un estímulo
relacionado. Así, si la presentación de Ia patabra ¡lanthar én la prueba de reco_
nocimiento instiga su disponibüdad como respuesta. por este moúvo cabría espe_
rar algin recuerdo para su indicio robas. Sin embargo, Bowyer y Humphráys
(1979) descubrieron que los efectos de instigación no eran lo basiante
srandes
como para explicar toda la frecuencia de recuerdos a continuación de las fá[as de
reconocimiento. En este caso, parece que debe invocarse algo parecido al pEC.
MEMORIA SEMI4,NTICA
AN MALES
PROPIEDADES
PÁJAFo
plumas, alas, y puede volar; ejemplos de pájaros son los petirrojos, los canarios,
etcétera. El número de propiedades, de clase superior e inferior, puede exten-
derse indefinidamente (véase Barsalou, en preparación). La gráfica elemental que
aparece en la citada figura señala dos aspectos: que las relaciones son direccio-
nales y que est¿án etiquetadas. Por ejemplo, sabemos que la relaciórl enlre pd.jaro
y animal es de clase subordinada (o "subconjunto de").
Por supuesto, una memoria real contiene miles de tales conceDtos. cada uno de
ellos con muchas conexiones, de modo que la representación tópográfica real se
parecería a un enorme diagrama de instalación alámbrica. Pero una cantidad fan-
tástica de información se codifica inherentemente en tales estructuras de griífica.
Para tener una idea, considérese el fragmento de una red semántica que rodea al con-
ceplo de taberna, como se muestra en la figura 13.10. Esta griífica codifica implí-
citame¡te la información de que una tabema es un tipo de establecimiento comer-
cial (como una farmacia), que expende ceryeza y vno, y Luigi's es un ejemplo
de tabema. También proporciona algunas propiedades de la cerveza, del vino y de
Zrz4l t. Desde luego, éste es sólo un fragmento, y en una memoria real podrÍa
existú mucha más ir¡formación. Pero obsérvese la gran cantidad de preguntas que
contestamos con ese solo fragmento. Por ejemplo, podemos responder preguntas
que requieran cadenas de relaciones de subconjuntos, como "Zzlgit es un esta-
blecimiento", o "una farmacia es un lugar". También se leen las propiedades o
clases que dos conceptos cualesquiera tengan en común. Así, si le pedimos al sis-
tema que compare las simiütudes y diferencias eistentes enÍe ceruem y uino,
descubrirá con rapidez las semejanzas: ambos son bebidas que se venden en las
tabernas, pero una está elaborada con gralos fermentados y la otra con fruta fer-
mentada. El número de relaciones objetivas que pueden derivarse y de posibles
Cap.13. Desarrollosen las teorías cognoscitivistas 559
Figura 13.10. Fragmento de una red semántica qLre rodea al concepto de taberna Los
vinculos entre los conceotos se etiquetan de acuerdo con su tipo (tomado de Lind'
sav v Norman, 1972).
560
$f
cÍa q¡re perseguía rá-
prdamente en auto-
móvil a los asaltantes
de un banco el día de
AUTOMÓVIL ayer, en Baker Street.
Búsqueda en la rnemoria
Come
Resplra
Hemos üsto que las teorías de la memoria semántica, como el modelo AC? de
J. R. Anderson, intentan describi¡ el aprendizaje de enunciados simples o aseve-
raciones objetivas. Así, una aseveración simple como 'John era infeliz" supues-
tamente es estudiada por el analizador de lenguaje de una persona, y se registra
en su memoria al establecer eslabones asociativos entre los conceptos preexlsten-
tes de John y de infeliz. Se presume que la unidad básica del pensamiento es la
construcción sujeto-predicado (S-P), la cual suele interpretarse en el sentido de
que el concepto sujeto es un subconjunto o miembro del conjunto de cosas que el
predicado describe. Así, "Fido mordió a John" significa que Fido es un miembro
del conjunto de "mordedores de John". Las proposiciones complejas se repre-
sentan en elAC? sólo como confguraciones más compücadas de construcciones
sujeto-predicado.
Conforme las teorías sem¡ánticas han comenzado a describir con éxito la mane-
ra en que las oraciones no relacionadas se registran y se recuperan de la memoria
(como lo ha intentado Anderson con el ACT), los psicélogos se han abocado al es-
tudio de fenómenos mís complejos, como la forma en que las personas aprenden y
rectserdan secuencias coherentes de oraciones o de textos .
Desde hace mucho tiempo se ha despertado un gran interés en lz, psicologia ex-
perirnental por la memoria de textos significativos, pero aún no fructifican los es-
fuerzos tendientes a hacer de ella un tema de relevancia científica. Los estudios
clásicos, por ejemplo, fueron dirigidos por Bartlett (1932), quien describió las dis-
torsiones que hacían los sujetos en la reconstrucción de una leyenda indígena un
tanto anómala, "La guerra de los fantasmas". Bartlett puso en duda la tradición
de la sfaba sin sentido de Ebbinghaus, que dominaba en su época (y hasta la dé-
cada de 1960), y señaló inquietantes distorsiones interpretativas que tenían lugar
en la memoria reconstructiva. Así, por ejemplo, observó que durante el recuerdo
algunos de sus sujetos regularizaban partes extrañas o no convencionales de la
historia, reinterpretaba¡ los motivos de los personajes de acuerdo con los
estereotipos accidentales, se concentraban en (y elaborarían) algin detalle sor-
prendente, etcétera. Aunque el libro de Bartlett y sus observaciones fueron muy
566 Segunda parte. Teorias cognosc itivoorgan izac ionale5
Texto
La turbulencia se forma t de un ala y crece en f uerza sobre su superf icie, lo cual contribuye
levantar a un avión a
"ro"r;til"ooltde
'a
neúón con Ia proposición del tema principal (primero) en la parte sulerior, y las
otras proposióion'es que se ramifican hacia abajo como un conjunto de calificacio-
nes, modificaciones ó det2lles subordinados. Entonces se define el nivel de una
DroDosición y su distancia en Ia gráfica de conexión desde la proposición del tema
'princip¡.
Pór ejemplo, en la gráfca de la tabla 13.2, si colocamos la proposición
i en ei nivel 1, las pioposiciones 2, 4, 7 estarán en el nivel2, Ias proposiciones 3, 5,
8 en el nivel3, y la proposición 6 en el nivel4.
juzgará importan-
El nivel de una proposición en un texto predice si el lector la
te. v iambién si ie recordará. De acuerdo con esta predicción, Kintsch (1974,
197ál ha descubierto que la probabiüdad que tiene el sujeto de recordar la esencia
(ignificado) de una pioposición disminuye cuanto mayor sea. la- distancia lógica
qué h separa de la própoiición central. El efecto se muestra en la figura 13'15, que
presenta una gráfiia del recuerdo de esencia, por parte de estudiantes universt-
[urlo., ¿. difeientes párrafos cle 70 palabras extraídos de artícrtlos de Scientilic
Am¿rican. Las dependencias de recuerdo entre proposiciones también parecían se-
suir la sráfica de conexión; así, una proposición detallada (por ejemplo, en el nivel
il ,rrrí u".". se recuerda sin ir acómpañada de la proposición de nivel superior
(nivel 3) vinculada con ella. Además, se sabe que el pensar en la proposición en
un nivei "instiga" el estado de preparación del sujeto para recuperar de la memo-
ria proposicionls dfectamente conectadas con ella en la estructura gráfica Por lo
tanio, el nivel de una proposición en la gráfica de conexión es un determina¡te
principal de su recuerdo.
' Esta variable de nivel también parece predecir losjuicios del sujeto acerca de la
importancin relativa de las proposiciones para el ''significado global" del párrafo
Gbwer, 1976). Predice además la probabiüdad de que la proposición aparezca
iuando ie le pida al lector que condénse o escriba un resumen del párrafo com-
plelo.
Cap.13. Desarrollosen las teorías cognoscitivistas 569
para llenar los vacíos literales en una descripción textual de la situación. Éste es
un problema que la teoria del esquema (Thorndike, 19Zg) y la teoría de los argu-
mentos, planes y metas de Schank y Abelson (1927) atacan conjuntamente dentro
de los restringidos dominios del conocimiento. El espacio nos impide revisar aqú
estos trabajos, pero recomendamos consultar las referencias citadas a fin de exa_
minar algunas reseñas (véase también a Bower, 1926, lg7gc) - La investisación
acerca de la comprensión y la memoria de texto se ha convertido en un puntó cen-
tral de interés teórico y experimental en la psicología cognoscitivista. iabe espe_
rar que contribuya a nuestra comprensión del aprendizaje humano de material
complejo. También habrá de colaborar con la enseñanza en situaciones educativas.
Un übro como éste, que reseña diferentes enfoques teóricos, debe dar la impre-
sión de que elescenario de la ciencia contemporánea está seriamente fragmentado
en urn infinidad de campos de batalla, todos los cuales compiten por la suprema-
cÍa. Pero esa impresión es terriblemente equivocada; de hecho, nada podría estar
miís lejos de la verdad. Aunque eiste desacuerdo dentro de cualquier grupo de
científicos, entre los teóricos del aprendizaje las discrepancias por lo común no se
refieren a los resultados básicos o a los principios fundamentales, sino más bien a
la interpretación que ha de darse a ciertos hechos. Dentro del escenario contem-
poráneo en la teoría del aprendizaje, los desacuerdos no se suscitan alrededor de
aspectos primordiales, a excepción de Ia gran división que todavía persiste entre
572 Segunda parte. Teor¡as cognosc itivoorgan izac iona les
Una crítica váüda de las posiciones conductistas extremas es que en un ügoroso esfuer,
zo por eutar causas intemas espurias, descuida¡ determinantes de la conducta humana
que surgen de su funcionamiento cognoscitivo. El hombre es un organismo pensante que
posee capacidades que le confie¡en algin poder de autodirección. Elgrado en oue las teo_
rÍas conductuales tradicionales sean erróneas obedece a que proporcionan una ixplicación
incompleta que inexacta- de la conducta huma¡a. La teóría del aprendizaie social
-más
insiste especialmente en los imponantes pape¡es que desempeñan los procesos vicarios,
simbólicos y autorregrdadores (Bandura, 19?la, pág.2).
Como sabemos, las teoías tradicionales del aprendizaje han recalcado el apren-
dizaje por la experiencia directa, mediante la apücación de contingencias de refor-
zamiento a las respuestas practicadas. Esto se condensa enlas nociones de
"aprendizaje por acción", de diferenciación de la respuesta, y del moldeamiento
de cadenas conductuales complejas mediante la aproximación sucesiva. La teorÍa
del aprendizaje social acepta esos principios del moldeamiento, aunque tiende
(casi como Tolmal) a concebir el papel de las recompensas en este proceso en
el
Cao.13. Desarrollosenlasteoríascognosc¡tivistas 573
tas conocidas. Mientras nxás complejas sean las habilidades, más pobre será
el grado de imitación después de u_n ensayo de observación.
-
2. Respuestas hostiles o agresivas. Éstas se imitan en alto gado.
3. Estándares de autorrecompensa por buenas ejecucionei en contraposición
Fl sujeto adoptará estándares de autorrecompensa similares a
a las- malas-
los del modelo. Asimismo, imitará el tipo de estándares mórales que exhiba
un modelo adulto. Las técnicas de autocontrol pueden transmitirse de este
modo.
r) Consecuencias de la conducta del modelo
1. Se vaía el hecho de si la conducta del modelo se recompensa, castiga o ,,ig_
nora" (ni reforzada ni castigada) por otros agenteÁ en el drama. Lás
_. . conductas recompensadas del modelo son las que más tienden a imitarse.
-Disposición
clr) motivacional que se brinda al sujeto
1. Instrucciones que se dan al sujeto antes de que observe al modelo, y que le
proporcionan una motivación alta o baja para prestarle atención y aprender
la conducta del modelo. La motivación elevada podría producirse ai decirle
al sujeto que_será recompensado en proporción a la medida en que repro_
duzca la conducta del modelo en una prueba posterior. Con insirucciónes
miúmas, el aprendizaje se clasifica fundamentalmente como ,,incidental,,.
2. Pueden darse instrucciones motivadoras después de que el sujeto contem_
ple al mo_delo, y antes de que se lo someta a prueba. Eito ayudi a distinguir
el aprendizaje de la ejecución de respuestas imitativas.
Los mecanismos necesarios para el aprendizaje por observación han sido anali_
zados con c_ierta amplitud por Bandura y sus asociados. En uno de sus übros
@an_
dura, 1971ó) se describe la investigación, y se le puede contrastar brevemente
con la üsión skinneriana (Gewirtz y Stingle, 1968). El anáüsis de condicionamiehto
operante del modelado se basa en elparadigma estándar de tres términos Ed_R_E,,
donde Ed denota el estímulo de modelado lpor ejemplo, el modelo se toca la ore_
Cap. 13. Desarrollos en las teorias cognoscitivistas 57 5
Estlmulos modelados
D¡stinltvided Codlf lcaclón simbólica Capacidades lfsicas Rolor¿amienlo
Val€ncla afsctlva Organ¡zac¡ón Dlsponibllidad dé las
cognosciliva respu€s¡as Reforzami6nlo
Compl€j¡dad
componentes vicarlo
Frecuencla Rep€tición simból¡ca
Auloobservación de Autorrefo¿am¡enlo
Valor funcional Repet¡ción motora reprcouccrones Ejecuciones
Observador R6troallmentación
Caractelstlcas de exactitud
Capac¡dad€s sensortates
Nivel d6 exc¡laclón
Dlspos¡c¡ón p€rceptual
Refozamlenio pasado
ser relativamente inexperto en la ejecución misma. Los actos expertos como con-
áuiit un ,utornOuil, bailar ballet o jugar golf generalmente requieren muchos com-
pó*ttt". p"qu"¡oá. Aun cuando ú sécuencia de actos pueda comunicarse mediante
ia observacián, h excelente coordinación motora necesaria dentro de los pro-
oios comoonentes puede estar ausente en el novato, de modo que toda la ejecu-
.ión oa"i. muv tome. A menudo las partes pe!'tinentes del moümiento experto
i* inclinai un hombro mientras se oscila el palo de golfl no son sobresa-
y
úent"i puiu oU..rvador casual, o incluso para la misma persona qre lo ejecuta'
"i"rnoio,
"t de los resul-
." nec".ita una práctica motora considerable con retroaümentación
para
tarlos para moldéar gradualmente las habilidades motoras Sin embargo -y
punto-, se sabe que con algunas habifdades motoras.como las re-
suaviza¡ este
áu"¡ár. p..'"t lanza'miento en baloncesto, para conducir automóviles o para el
finzumiento de dardos, la "repetición cognoscitiva" secreta o la "práctica ima-
u t"nu¿o pueáe producir significativas mejorías en la ejecución
real (para
si*;.;;
* revisión, véase Richardson, 1969).
una
Ei;"il subproc".o en .l uniálisis de Bandura del aprendizaje porreforzamiento
observación
es el papel del reforzamiento. Bandura trata a la anticipación del
y conduc-
;;; ;;?.t"t ;tivacional que determina la expresión de cognicionesa inhibir
ias aprendidas con a¡terioriclid. Una persona tenderá a ejecutar o una
que crea que será recompen-
respuesta aprendida de forma vicaria segin el grado en
puede alterar el nivel
.ááá o.tlit¿" p.. ejecutar el acto. Efreforzamiento también
"
á" á"i""¿rii" por observacion al afectar a quien o a lo que recibirá la atención del
áúrJ*u¿á. ipó, ejemplo, propiedades de estímulo de modelos atractivos y de
pi"Jigr"l, y ioto'.odifi." y.ópite activamente la conducta modelada' Esta con-
i"*io-náái."lo.rurniento es pirecida a la que adoptan la mayoría de los teóricos
InáJ"-ot ¿"t con la llamativa excepción de los skinnerianos; ellos to-
"p."ndizaje, y ex-
druíu ." up"grn a *u viiión "de fortalecimiento directo" del reforzamiento'
lá 'Lotivación de incentivo" en términos del carácter de estímulo discri-
"fi.átf-
minativo de las ' 'anticipaciones' ' verbales del reforzamiento '
prácuco'
Antes de finaüzar este tema es importante señalar.que en un sentido
¿ los seres hu-
un orá*r* óptimo de adiestramiento para transmiúr conductas
rnuios-"rnpleatíu el método de observación conjuntamente con el reforzamiento
Ai"ten.U. Al hacer que la persona observe un modelo, incrementamos la
pt"¡á¡iil"¿ inicial de que se piocluzca un patrón de respuesta que.se asemeje al
áeseado. Despues di que ocurra, la respuesta puede. perfeccionarse o
dif;;;i"; ain más y aólerar su tasa mediante el reforzamiento Para algunas
se derivan ma-
eiecuctones muy expertas, una vez que se ha iniciado la actilidad,
que mediante más observación
u'oÁ¡"n"n.ioé ¿" la práctica real en la habilidad,
de tiempo para observar un mo-
áeimodelo. La división v el orden de la asignación
rendrá sin
Jeto en contraposiclÓn a la práctica con retroalimentación reforzante
óptimos, dependiendo de la naturaleza de la tarea parti-
áuáa Aierentei arreglos
preguntas acerca de la dis-
;lar ejecucion"ha de^moldearse. Al parecer, las
Ñ,
*
pár"iálopti.^ la actualidad carecen de respuestas generales, y cada una debe
iolucionarse en condiciones de campo apropiadas.
EstacombinacióndetécnicastambiénhaprobadosermuyetectlvaparaSuperar
to¡iá.-nluiOti.u. la práctica clínica. Muchas investigaciones- han examinado téc-
¡cui p".u uyu¿u. "n lojpacientes a superar temores extremadamente debilitantes
i tr. "
i".pi"nt"., ratas ó arañas. En Ia situación modelada el paciente mra a otra
Cap.13- Desarrollos en las teorias cognosc¡t¡vistas 579
persona que lleva a cabo acercamientos cada vez más temerarios a una serpiente
viva; esta exposición por sÍ sola reduce moderadamente el temor que experimenta
el paciente y también incrementa su habilidad para aproxinütrse al objeto temido.
Sin embargo, el procedimiento más efectivo consiste en que el modelo a.liente
verbalmente al paciente a que siga paso a paso sus audaces respuestas, de modo
que la transferencia de las acciones del modelo se produce en pasos pequeños y
progresivos que dan lugar a interacciones cada vez más osadas con el objeto te-
mido. Esta técnica de mod¿larni¿ntn raltitila.üt)o probó ser muy efectiva para re-
solver fobias clÍnicas en pacientes psiquiátricos .
El aprendizaje por observación se ha examinado con cierta profundidad no sólo
por el interés intrínseco del tema, sino también porque pone de relieve una de las
diferencias entre la teoia del aprendizaje social y un aniálisis directo de condiciona-
miento operante del mismo fenómeno.
de incentivo para las acciones indicadas, de modo muy parecido a como lo conce-
bían Hull y Spence.
neaacaonea ernoclo''¡'aea
Muchas emociones humanas se vinculan con pérdidas o garnncias esperadas, o
son el resultado de la evaluación de algin evento personal. Así, la expectativa de
una ganancia o éxito crea excitación placentera y euforia; la expectativa del peligro
y del daño ffsico genera ansiedad. La evaluación de un evento como causante de la
pérdida de algo valioso crea sentimientos de tristeza o depresión. La cólera es el
resultado de evaluar un evento social nocivo como un daño intencional deüberado
contra uno mismo o hacia un ser querido. El aliüo es el resultado de la eliminación
del temor a una situación incómoda. Los psicólogos cognoscitiüstas creen que las
emociones reciben gran influencia de las eaaluaciones ngnosc¿á'¿¿s. El sistema de
eva.luación cognoscitiva es un conjunto de reglas
-tal vez inconscientes, pero
de todas formas modificables- para interpretar una variedad de sucesos so-
ciales como buenos o malos, felices o tristes, amenazantes o inofensivos. Por
ejemplo, una persona que sufra de depresión severa a menudo tiene reglas
cognoscitivas intemas que la hacen reaccionar con exageración a los eventos so-
ciales, de maneras autodespreciativas y contraproducentes. Así, interpreta un
cumplido como una expresión de lástima hacia ella, generaliza cualesquiera de sus
pequeños errores como prueba de una insufciencia grave, y se lanza a conclusio-
nes autodenigfa¡tes a partir de la evidencia neutral (Beck, 1976). Esta persona
sabe cómo arrebatar la derrota de las fauces de la victoria.
Una ventaja de concebi¡ a las emociones de este modo es que sugiere técnicas
terapéuticas para aliviar la depresión, la timidez, la infelicidad y la ansiedad. Un
procedimiento básico consiste en ataca¡ los pensamientos inapropiados a 6n de de-
mostrar la falta de lógica de las inferencias, y sugerir reglas sustitutas que conduz-
can a evaluaciones más realistas y menos incapacitadoras. Esta forrna de restruc-
turación cognosciüva se emplea con frecuencia en los programas de modificación
de la conducta (Beck, 1976; Ellis y Harper, 1973; Mchenbaum,1977).
Procesos autorreg¡rladores
oersonas con fluidez verbal. Así, una persona puede saber e informar que una recom-
bensa seguirá confablemente a una conducta dada (una expectancia de consecuen-
cia positiva), pero tener serias dudas acerca de su habiüdad de ejecutal la conduc-
ta con eficacia (expectación de eñcacia baja). Estas expectativas también pueden
invertirse. La expectativa de eficacia es simila¡ a la variable del hábito, de Hull,
,I1^, que denotaba el grado en el cual el orgadsmo sabe cómo ejecutar la respues-
ta R en la situación S. Pero, a esta construcción hipotética de la expectativa
de eficacia, Bandura le atribuye más propiedades de las que Hull adjudicaba al .Hr.
Al igual que otras construcciones hipotéücas, las expectativas de eficacia están
aseguradas en términos de qué condiciones externas las afectan y qué influencias
ejercen a su vez sobre la ejecución. Las personas poseen expectativas de eficacia
acerca de infinidad de respuestas en varias circunstancias. Un conjunto de expec-
tativas de eñcacia es muy parecido a urn larga lista de creencias personales acerca
de competencias e incompetencias. En lo que toca a los efectos de la ejecución,
Bandura supone que aquello que percibe una persona de la eficacia (destreza) de
una conducta dada afecta al que use o no esa conducta al afrontar situaciones difici-
les; influye en el esfuerzo que dedicará a la conducta o cuánto tiempo persistirá en
ella al enfrentarse a obstáculos y frustraciones. Mientras más poderosa sea Ia ex-
pectativa de eficacia, más tiempo y esfuerzo se dedicará a la conducta que se ln-
tente. Si la conducta persistente a la larga üene éúto, la expectativa de eficacia
para esa conducta en situaciones de ese tipo se acrecentará. Sila conducta se eje-
cuta pobremente y fracasa, o se abandona antes de tiempo, su expectativa de efi-
cacia para esa situación disminuirá. De esta forma, la expectativa de eficacia para
una respuesta en una situación dada se ajusta a sí misma de acuerdo con las expe-
riencias del sujeto con esa conducta.
Bandura ha citado muchos factores que influyen en la expectativa de eñcacia que
una persona tiene en tomo de alguna conducta (véase figura 13.18)
Las cuatro principales fuentes de conocimiento acerca de Ia eficacia de una con-
ducta en una situación dada son:
Expectativas de eficacia
Modo de inducción
Fuente
_ Modelado participativo
-_
_.-l..- elecucton
.- Exposición a la ejecución
Ejecución autoinstruida
Modelado en vivo
Exp€riencias vicarias - - - Modelado simbólico
Sugestión
Exhortación
..- ..-
Tratamientos ¡nterpretativos
lo general se usan para vencer el temo¡. Esas técnicas se han investigado amplia-
mente y su efectividad es muy variable. Bandura sugiere que los procedimientos
de terapia basados en la ejecución como el modelamiento participativo (parte su-
perior de la figura 13.18) resultan más efectivos que las técnicas de persuasión
verbal o de reducción de emoción (desensibilización), ya que una ejecución exitosa
proporciona una fuente más confiable de evidencia sobre la cual cambiar las pro-
pias expectativas de eficacia. Así, la mejor base para predecir que usted será
capaz de tocar una serpiente viva es el conocimiento de que realmente acaba de
hacerlo, en lugar de imaginárselo.
En una investigación de Bandura (7977b),los pacientes que recibían tratamiento
para la fobia a las serpientes daban puntuaciones de expectativas de eficacia en
diversos momentos antes y después del tratamiento, así como durante su trans-
curso. Los pacientes eran extraordinariamente exactos al estimar hasta dónde
serían capaces de llegar en una serie graduada de acercamientos e interacciones
con una serpiente. Esta estimación era la medición de la expectativa de eficacia.
Los grupos de sujetos recibían distintos tipos de tratamiento para esa fobia, como
la desensibilización imaginaria, el modelado o el modelamiento participativo. Los
gupos diferían considerablemente en el grado de variación en las conductas de
aproximación a las serpientes. Además, estas modificaciones conductuales iban
acompañadas de cambios similares en sus estimaciones de eficacia postratamiento
en el acercamiento a los reptiles. La correlación entre cambios en las expectativas
de eficacia y en la conducta de acercamiento era alta y casi idéntica en todos los
grupos. Los tres progralnas terapéuticos influían de forma paralela sobre los cam-
bios en las expectativas de eficacia y sobre la conducta. Así, es posible afirmar que
Cap. 13. Desarrollos en jas teorías cognoscitivistas Sg5
lhfiii{üil:fi üi ",.#3i:'!!:
tarí¿n.que las expectativas camb !:'JfeJ,:: ;""]'#ff ';:lJt"}::?#:l:
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._
Hemos reüsado un número de
LECTI,]RAS COMPLEMENTARIAS
experimental y teóric-o; estos vohlme-
G. H. Bower editó un volumen anual de su trabajo y se han pubücado resularmen-
,,Jai'arñia's ¿i"", a" r" i"o.i"
;r;;iú", ¿"t apiendizaje
te desde 1967.
and motil)ation: Adutnces in tcsearch and
Bower, G. H. (ür,), Thr Psrchoto-gt-of l¿arniw
--th¿i'v,'otl(1967)avol'"nnln#r1lüHi"s,serecomiendanlossiguienteslibros:
Resoecto a la investigación y teoría t
Campos relacionados
l4
Neurofisiología
del
aprendizaie
No hay rnda tan cierto como la aseveración de que nuestra conducta es produc-
to del sístema nervioso. La proposición es casi más tautológica que fáctica' En
este sentido, cabe preguntar'poi qué las teorías de la conducta aprendida no han
sido miís explícitaminté neurofisiológicas en su contenido, construcciones hipoté-
ticas y referencias.
Hay muchas, y muy diversas razones históricas que explican este largo divorcio
entr" la neutohÁiología y la teoría de la conducta, y no intenta¡emos exponerlas'
En primer lugar, duranie el periodo comprendido entre 1930 y 1960, cuando se
desirollaron-la mayor parte áe los motivos centrales de los actuales enfogues del
aprendizaje, se creía que la neurofisiología tenía poco que ofrecer-a la solución de los
pioblemas psicológicós de la época. Pero con el gran auge de la investigación
neurofisiológica en los tiltimos veinte años, este prejuicio comienza a desaparecer'
Segundo, hé principales teoías nunca intentaron describir los eventos especÍficos
y réales tal como oóurren en el sistema nervioso de su aprendiz modelo Las tácti:
Ls han sitlo en gran medida todavía son- las del conduct-ismo descriptivo,
complementadas
-y por'Ía teorización de la variable interviniente' La descripción de
las relaciones genéricas E--R se encuentra en un nivel: si usted insta a sus suletos
á que hagan taiy tal cosa, se comportarán de tal y tal forma. El "tai y tal" en cada
caio puede reemplaz arse con una lista algo extensa de las variables que se const-
deren peninentes.
En otro nivel de teorización, se postula sólo la existencia, dentro del orgarusmo'
de ciertos mecanismos primitivos que desempeñan funciones particulares o que
son gobernados por un conjunto determinado de reglas' Las imp-ücaciones conduc-
tuale.-s de los mecanismos postulados más sus reglas de operación se infieren en-
tonces para los diversos conjuntos de condiciones fronterizas en las cuales ha de
observarse el organismo modelo
590
Niveles de discurso
que toca
capacidad más notable. También es una de las menos comprendidas en lo
al tejido nervioso.
Un acto de aprendizaje o un acto de recuerdo tal vez implique a muchas partes
A"ii"tas ¿"t sistema nervioso. Incluso una ejecución de la respuesta condicionada
más simple puede fallar porque el organismo no ve el estímllo, no-lo atiende o no
lo registra con su sistema sensorial; puede fallar porque olvida cómo interpreta¡
de
su sióiñcado, porque nunca lo aprendió, porque es momentáneamente incapaz
para hacerlo
ejecu"tar las unidadós motoras implicadas, porque ya no está motivado
o sencillamente porque no está de humor. Esta es una forma ambigua de caracte-
¡á1, .--" ¿" uariables complejas que intervienen en cuándo y con cuánta fre-
cuencia se ejecutará un acto uprendido. También demuestra el problema de deli-
.iirt á ¿."á de investigacióñ denominada neurofisiología del aprendizaje Por
ejemplo, ¿debería
-una incluirse la fisiología del receptor' puesto que la.retina tiene que
tiasducir señal fótica antes de que pueda convertirse en indicio de una res-
puesto que
puesta aprendida? ¿Deberúa aba¡carse el estudio de la acción muscular,
t. mú.óulos ejecutan la acción aprendicla? Por costumbre, tales temas se exclu-
y* á"i ¿t"" aér yu que ." presume que estas e.structuras operan de
iio¿o similar, independientemente de ii interviene o no el aprendizaje' Por.lo
"prendizaje,
.áÁ*, .".upon" áue un destello de luz se codiñca en Ia retina de una mane¡a in-
variante, ya s'ea si ei destello de luz es neutral o si produce una expectativa de re-
.;p;; o de castigo debida at aprentlizaje pasado Dada esta distinción fun-
cional, la fisiología dJlos receptore! y efectores por lo regular no se considera
pertinente pa.u""l estudio del áprenclizaje; su operación normal es una condición
necesa¡ia piro no suficiente para el almacenamiento de información'
ior otrá parte, la búsquedi principal de estn¡cturas del aprendizaje se dirise
desde estas estructuras fieriféricas hácia el interior del sistema nervioso central'
que
al cerebro en particular. Descle luego' Ia pregunta fundamental se refiere a Io
procesos y codifi-
.u""á" no..J*.nte en el cerebro áurante eiaprendizaje ¿Qué
cación intervienen en el almacenamiento de información de una manera relativa-
-"nt" p"trn-"nt"? IJna vez almacenada,para ¿cómo se logra el.acceso a esta infor-
rnu.ion'o tu recuperación cle la misma guiar la ejecución posterior? ¿Qué
estructuras anatómicas intervienen y cómo operan? ¿Pueden otras estructuras
suitltuir a tas originales cuando estas últimas se inutilizan? ¿Qué camtia durante el
,pi"na¿rj" v .uñ h naturaleza del cambio? ¿Cómo persiste y qué lo destruye?
dstai y *uctrr. rnas "s son las preguntas globales que impulsan a Ia inv.estigación del
Lr"úá. po. supuesto, ninguni ha sidr, contestada de forma satisfactoria' Cada
una de ellas plantea un eniÁma g¡ande y complejo, y sólo disponemos de unas
cuantas piezas del rompecabezas que nos a¡rdan a inferir su naturaleza'
Desarrollos técnicos
La investigación de la neurofisiología del aprendizaje ha dependido considerable-
mente del dósarrollo de técnicas para sondear el interior del cerebro. Hasta la Se-
gunda Guerra Mundial la técnica más comin erala ablac¿¿í2, mediante la cual una
farte del cerebro se destruÍa o se extirpaba La técnica se perfeccionó mediante el
áesarrollo de la cirugía estereotáica, a partir de la cual podía insertarse un
electrodo en un punto preciso dentro del cerebro y causar allí una pequeña lesión
al cauterizar las iélulascerebrales. Después de la ablación, se observan los déficit
592 Tercera parte. Campos relacionados
nanabl.c
El estudio del hambre es el más dificil debido a sus numerosas y complejas
caracterÍsticas. Los organismos, además de estar simplemente hambrientos de
alimento en general, también regulan la cantidad de tipos especÍhcos de comida
que ingieren, y lo hacen de acuerdo con los requerimientos especiales de sus cuer-
pos en cuanto a carbohidratos, proteíras, grasas, minerales y vitaminas. Una
diversidad de estudios de selección de dietas ha demostrado que los animales de-
tectan sus déficit especificos y regr.rlan la ingestión de las sustancias apropiadas
con increíble exactitud. Estudios recientes han comenzado a esclarecer algunos
de los mecanismos que sustentan esta exactitud en la selección de la dieta. García
y Koelling (1966) descubrieron que un sabor nuevo puede asoci¡rse selectivamen-
te a un efecto secundario fisiológico interno (por ejemplo, náusea o malestat esto-
macal) con demoras de varias horas. Se ha propuesto el mismo tipo de asociación
para explicar la selección a.limenticia de un animal con una deficiencia dietética par-
ticula¡ (Rozin, 1965, 1967; Rozin y Kalat, 1972). El sabor del alimento rico en la
sustancia necesaria va seguido de un benéfico efecto intemo, lo que origina que
esa sensación de sabor se convierta en un "buen sabor", que el animal selec-
cionará repetidas veces.
A la par de esta mayor comprensión de las subhambres selectivas, se dispone
también de muchos conocimientos acerca de la regulación de cuúnta comida se
consume en general. Aquí inten¡ienen mriltiples factores psicológicos y fisiológi-
cos. El popular interés por el exceso de peso y por la salud ha dado lugar a varios
estudios con personas obesas, y ya sabemos bastante acerca de este tema. Tales
personas tienen más células grasas dispuestas a absorber nutrientes. Como resul-
tado, su ritmo metabólico es rnás bajo, de modo que queman calorías con rnayor
lentitud y ganan nxás peso por caloría ingerida que las personas delgadas. Asimis-
mo, parecen tener una liberación condicionada más fuerte de insulina cuando ven
(o piensan en) cornida apetitosa. Esta überación anticipatoria de insulina es simfar
a la respuesta condicionada de Pavlov, y es posible que sustente pade del intenso
594 Tercera parte. Campos relacionados
"apetito'' que los estímulos alimenticios excitan en las personas obesas. Con base
en tales resultados, se contempla un tratamiento que consiste en extinguir la libe-
ración condicionada de insulina al parear los esfmulos a.limenticios con una droga
que inhiba dicha überación. Se cree que esto reduce el apetito urgente o el ansia que
el paciente siente cua¡do piensa en sus comidas favoritas,
Muchas investigaciones se han centrado en los mecanismos cerebrales que sub-
yacen a la alimentación en los anima.les. Las estructuras neurales primarias que in-
tervienen en este proceso se encuentra¡ en
-o pasan por- el hipotd.lamo,locdi-
zado en la base delcerebro, directamente detrás de la garga¡ta. El hipotálamo es
una pequeña protuberancia de tejido en el cerebro humano más o menos del tama-
ño de la punta del dedo mefuque. Filogenéticamente es una parte muy antigua del
cerebro, que al parecer regula ciertas funciones biológicas, entre ellas elhambre y
la alimentación. El núcleo uentromed.ial cercalo a la línea media del hipotáamo pa-
rece contener ñbras que intervienen pa¡a detener el acto de comer o detectar la
saciedad. Es decir, su funcionamiento normal aparentemente produce el cese de
la actividad de comer después de que el animal ha consumido una cantidad sufi-
ciente para eJiminar cualquier déficit. Este núcleo ventromedial puede destruirse
mediante una lesión electrolítica localzada; se coagula con una corriente eléctrica
intensa administrada por medio de un electrodo implantado. Cuando se hace esto,
el animal parece incapaz de dejar de comer durante un tiempo. Come excesiva-
mente, en grandes cantidades (hiperfagia) y muy pronto se welve obeso, hasta al-
canzar quizá más del doble de su peso normal. Elexceso en el comer parece origi-
na¡se en la ausencia de un mecanismo apropiado de "detención", no en un impulso
incrementado de hambre. Los animales hiperfágicos no trabajan arduamente para
conseguir su comida, y tampoco aceptan una gran alteración de su alimento por
adición de quinina antes de rechazarla, mientras que aqueüos normalmente
hambrientos trabajarán con empeño y tolerariín el amargor de la quinina a fin de
conseguir algo de comer. Schachter (1971) ha observado un cierto número de pa-
raleüsmos en los patrones de alimentación entre los animales hiperfágicos y los se-
res humanos muy obesos.
Durante mucho tiempo, el historial de investigación pareció simple. Se creía que
el núcleo ventromedial integraba señales de la boca, el estómago y ciertas sustan-
cias nutritivas (por ejemplo, la glucosa) que circulaban en el torrente sanguineo o
en el fluido cerebroespinal; éstas estimulaban al núcleo y su actividad resultante,
por medios desconocidos, detenía la actiüdad de comer. Así, si tal estructura se
estimulara art.r5cialmente con una corriente eléctrica (mediante un electrodo
implantado) cuando un animal hambriento se encuentra comiendo, éste se verá
inhibido a seguir alimentándose mientras se Ie apüque la corriente (Wfrwicka y
Dobrzecka, 1960). Las respuestas aprendidas recompensadas con comida se inhibían
de modo similar mediante la estimulación eléctrica del núcleo ventromedial.
Las recientes investigaciones han complicado las cosas (Grossman, 1975). Una
primera dificultad es que la hiperfagia y la obesidad se han producido por diminutas
lesiones en otras estructuras cerebrales, en las que se originan ñbras que pasan a
través del núcleo ventromedial o cerca de é1. Kapatos y Gold (1973), por ejemplo,
lograron ratas hiperfágicas a partir de lesiones selectivas en el haz ventral nor-
adrenérgico localizado a lo largo de los puentes y el cerebro medio, que manda
6bras cerca del núcleo ventromedia.l del hipotálamo. Una segunda complicación es
que al parecer el túgado tiene una importancia fundamental para señalar al cerebro
Cap 14. Neurofisiología del aprendizaje 595
Sed
bt traUajo de ablación al parecer implica al hipotálamo lateral tanto en la ini-
manejado
.iu"iOn d"iu.to ¿" comer como del de 6eber. Las dos funciones se han
poi.ápa."¿o .e¿iunte estimulación eléctrica y química localizada La estimulación
!t".i¡iu e.tu ¿rea puede hacer que un animal saciado coma opequeña beba dependien-
"n
áo á" iu tocul¿aciOn piecisa del eleótrodo. La inyección de una cantidad
-esta
de solución salina en región del cerebro provoca que el animal beba con exce-
inyección de agua pura hace que un animal se-
so a pesar de que esté saciaáo; una
L"U"r. de cada una de estas clases de estimulación' se ha
Oi"nü O"¡" a" En el caso
demostrado que los hábitos aprendidos recompensados co^n comida o agua se
re-
co-
sulan (se activan o desacÚvan) mediante la estimulación' Se tienen bastantes
que interrrienen en la ocurrencia natural de
ño"rniantot ,a"t.u de los mecanismos
pérdidas de causan un incremento en la concentra-
la secl y el hambre. Las agua
iión de electrolitos en la iangre, con un aumento resultante en su presión osmóti-
;;;ñ;J; *;"2 extrae ;á; agua de los almacenes celulares del cuerpo' Un
ionjunto de células nerviosas que ie encuentra en la cama vascular del hipotáamo
(deno-
fut"'.J J"..-gu señales de "s'ed" cuando se necesita agua' Estas células
.ilááu. o.tñt"."ptoras) responden a un aumento en la presión osmótica de la
en esta
sangre que las rodeá. Una pequeña inyección de agua salina directamente
596 Tercera parte. Campos relacionados
Cond.ucta re¡ud,
Por último, consideraremos los centros cerebrales que intervienen en la con-
ducta sexual. En los animales inferiores, dichas conductas se correlacionan
estrechamente con las hormonas sexuales que circulan en el torrente sanguineo:
andrógeno (especÍficamente testosterona) überado por los testículos del mácho.
v
pr.ogesterona y estrógeno, segregados por los ovarios de la hembra. La
elaboia_
clon y IDerac¡on de estas hormonas gonadotrópicas es regulada a su vez por las pi-
tuitarias. Al parecer, las hormonas sexuales influyen dJ mrÍltiples formas en las
conductas sexuales, principalmente en el área preópüca del hipotiálamo, próxima
a
la pituitaria.. Las ablaciones en algunas áreas originan una péidida total de la con_
ducta sexual, mientras que en otras regiones provocan una conducta sexual exa_
gerada. En las ratas macho se produjo una actividad sexual excesiva
mediante la l
estimulación eléctrica en la región anterior dorsolatera.l del hipotálamo. El
estímulo eléctrico provocaba la monta persistente de una hembra y originaba ex_
cesivas eyaculaciones, más allá del requisito de saciedad propio de un macho nor_
mal. Un trabajo anterior de Fisher (1956), en el cual se inyeció testosterona en el
hipotálamo de la rata macho, djo lugar a resultados similar'es (véase también a Da_
vidson, 1966). La apücación de Ia hormona en un iárea (preóptica latera.l) desenca_
denaba una mnducta sexual exagerada en la rata macho y en laiembra. Cuando se
in-
yectaba en urn región liger¿mente distint¿ (¡área preoptica media
del hipotílanro), tanto
los machos como las hembras mostraban conducias ,.matemales.,, como cons-
truir.un nido y adopta¡ cías ajenas. Estos comportamientos aparecen normalmen_
te sólo en ratas hembra, después de dar a luz. Cuando se administra testosterona
a una zona intermedia entre estas dos regiones, puede presentarse una conducta
mixta: una rata macho a.ltema entre la construccién del nido y el apareamrento con
Cap. 14. Neurofisiologia del aprendizaje 597
de investigación en los últimos veinte años se ha abocado al trazo de mapas con lo-
calizacionés de los centros del castigo y de la recompensa en el cerebro de los
mamiferos. Las observaciones iniciales acerca del efecto de la recompensa se de-
ben a Olds y Milner (1954), y las que corresponden al castigo, a Delgado, Roberts
y Miler (1954). Se prepara al sujeto experimental (generalmente una rata, gato o
simio) con un electrodo bipolar implantado de modo que pennanezca en su ce-
rebro, con la diminuta punta estimulante del electrodo dirigida hacia una estructu-
ra determinada del cerebro. Mediante este electrodo se suministra una pequeña
corriente eléctrica a Ia región del cerebro que circunda a la punta del dispositivo, lo
cua.l activa artificialmente una gran población de células neurales próximas al
extremo del electrodo. En un típico experimento de recompensa, al sujeto se le
permite operar un interruptor que administra breves descargas eléctricas a su ce-
iebro. Si aprende a hacer esto repetidas veces, operando la palanca a una tasa
aoreciable. entonces la estimulación en esa parte del cerebro es recompensa¡te.
Por el contra¡io, si se abstiene de estimular su cerebro en condiciones óptimas de
aprendizaje, la estimulación podría ser neutral o punitiva. Si es punitiva (aver-
siva), el sujeto aprenderá alguna respuesta para intemrmpir (escapar) Ia des-
carga cerebral una vez que se presente. Mediante pruebas como estas, Ias estruc-
turis cerebrales pueden clasificarse como recompensantes, neutrales o punitivas'
Gracias a la investigación se ha descubierto que los lugares de recompensa es-
tán densa y ampüamente dispersos en toda la subcorteza del cerebro de la rata. El
esquema que se presenta en la ñgura 14.1 muestra uno de los principales sistemas
de iecompensa positiva (denominado SRCA, por sustrato de recompensa del ce-
rebro antórior): un "tubo" largo de fibras en el piso inferior, que se extiende des-
de el cerebro posterior a través del cerebro medio (hipot¡ílamo), y adelante hacia
el cerebro antérior. Los sitios en donde la estimulación eléctrica produce efectos
punitivos se ubican por encima de las fibras de recompensa. En la figura 14.1 se
ies denomina SECM (por sustrato de escape del cerebro medio). Desde luego,
estos efectos dependen de la intensidad y de otras ca¡acterísticas de la estimula-
ción eléctrica dei cerebro. La intensidad de la estimulación debe exceder cierto
valor de umbral para que se observe su efecto conductual, y la tasa de respuesta
generalmente se incrementa con la intensidad del estímulo hasta un nivel óptimo'
froberts (1958) y Bower y Miller (1958) informa¡on por vez primera acerca de co-
locaciones de electrodos (en gatos y ratas, respecüvamente) donde el inicio de la
estimulación cerebral parecÍa ser recompensante, pero si se prolongaba durante
cierto tiempo, se volvÍa aversiva después de unos cuantos segundos. Por lo tanto,
los animales aprenderían a ejecutar una respuesta para iniciar el estÍmulo, y otra
para eliminarló. Estos efectos duales parecen surgir porque aunque la punta del
electrodo está locdizada entre células de recompensa positiva, hay células negati-
vas cercanas, de modo que durante los pocos segundos de la descarga, el sitio
efectivo de estimulación se extiende desde la punta del electrodo y activa las célu-
las negativas. Algunos de estos sitios ambivalentes aparecen dentro de círculos en
la figura 14.1. Otra posible interpretación es que el estímulo eléctrico se autoadap-
ta a la neutralidad a medida que continúa la estimulación, y se termina simplemente
para liberar al sistema de h ádaptación y para conseguir otro inicio de estimulación
recompensante. Los experimentos de Deutsch (1973) hacen que esta riltima in-
terpretación parezca un tanto más admisible.
Se han desiubierto varias características interesantes acerca del efecto de la re-
599
NEMOQUÍMICA DE LA RECOMPENSA Y
DEL CASTIGO
O
Vesicula,lC G rl
w)/
Lugares de recepción para
la caotación de AC
i:v'
\o'
Terminal lB Terminal
presináptica ("EC') "o
lo ¿ posináptica ("8/')
lo
ro:
QO
o
oA
U A
\_./
o Ó^}
las funciones excitatorias de las recompensas son mediadas por sistemas cerebra-
les cuyo transmisor principal es una catecolamina, mientras que las funciones gra-
tificantes o relajantes son mediadas por diferentes sisteras cerebrales servidos
en pa¡te por una enkefalina o por péptidos tipo opiáceo. Nn bébtido es una cadena
de aminoácidos que sirve como bloque de construcción para las proteínas de las
células.) Por rlltimo, Stein supone que los sistemas cerebrales que median los
efectos punitivos sobre la conducta tienen serotonina como transmisor.
Los argumentos para estas tesis giran en torno de muchos estudios acerca de
los efectos conductuales de las drogas. Primero, la autoestimulación recompen-
sante es afectada selectivamente por la presencia de drogas que influyen en la
transmisión en sinapsis centrales de catecolamina. Así, una droga como la a¡feta-
mina, que faciüta la überación de catecolaminas desde los axones presinápticos, fa-
cilita la autoestimulación eléctrica; también hace que el cerebro sea más sensible a
una estimulación eléctrica recompensante débil. Por otra parte, las drogas que re-
ducen las catecolaminas o que bloquean su acción (como la reserpina y Ia cloropro-
mazina) suprimirán la autoestimulación eléctrica en sitios de otro modo recompen-
santes. La cloropromazina también hace al animal menos sensible a la recompensa
cerebral, en el sentido de que se requieren intensidades más altas (amperes) para
que el anima.l drogado desee el esfmulo recompensante. Segundo, las inyecciones
de serotonina o un precursor de Ia serotonina intensifican el efecto del castigo,
mientras que las üogas contrarias a la serotonina disminuyen. Los efectos puniti
vos usualmente se evalúan en una situación conflictiva en la cual una rata presiona
una palabra para obtener ocasionales recompensas de leche azucarada; sin embar-
go, cada opresión de palanca se castiga con una breve descarga eléctrica en las pa-
tas, calibrada en intensidad, a fin de producir un nivel moderado de opresión de
palanca. En esta situación, las drogas benzodiazepinas (como el Librium y el Va-
lium), que disminuyen la producción de serotonina, también incrementan Ia opre-
sión de palanca, probablemente al disminui¡ el efecto del castigo.
Otras evidencias pa¡a las conjeturas de Stein acerca de las funciones reforzan-
tes provienen de los estudios de abuso de drogas en los seres humanos, y de ex-
perimentos en los cuales se permite a los animales autoadministrarse drogas.
Puede disponerse un experimento en el cual la respuesta de una rata de presionar
una palanca provoque que una pequeña gota de alguna droga, como la cocarna, se
administre directamente en la vena mediante una cánula implantada de modo per-
manente. (Otras drogas se inyectan dtectamente al cerebro.) En esta situación,
los animales presionarán la palanca para autoadministrarse agentes faci[tadores de
catecolamina, como la anJetamina y la cocaína. Por supuesto, estas drogas también
se las autoadministran los seres humanos (bajo los nombres populares de "acele-
re" y "coca"), quienes informan de sensaciones de excitación. Se trata de drogas
"estimulantes" que producen una ' 'aceleración' '. En el lado opuesto de la hipóte-
sis de Stein acerca del relajamiento y la función reductora de impulso de Ias re-
compensas, las ratas oprimirán la palanca para autoadministrarse morfina, asÍ
como una forma de enkefalina, en el ventrÍculo lateral del cerebro. La morfna y
otros opiáceos producen sensaciones ilusorias de placer cuando se inyectan en los
seres humanos. (La morfina se llama asÍ en honor de Morfeo, el dios de los sue-
ños.) La morfna y la enkefalina son asimismo poderosos calmantes (analgésicos).
La conjetura de Sten también ha obtenido apoyo de los estudios anatómicos del
cerebro de los mamÍferos, Hay tres sistemas fundamenta.les de fibras ascendentes
604 Tercera parte. Campos relacionados
_El
lector habná notado que muchas de las drogas mencionadas que alteran los
efectos recompensantes o punit.ivos de la estimu.lación cerebral también se emolean
comúnmente para modificar el estado de ánimo de los seres humanos, deniro o
fuera de la situación psiquiátrica. De hecho, es esta correspondencia la que ha im-
pulsado muchas teorizaciones acerca de la química neural del estado de ánimo y de
la enfermedad mental. En la década de 1950 se descubrieron varias drogas antipsi-
cóticas que tienen profundos efectbs en la reducción de los sÍntomas pslcóticos de
la esquizofrenia, la psicosis maniaco-depresiva y otras perturbacionls afectivas.
Las fenotiazinas (como la cloropromazina), butirofenomai (como haldol) v los alca-
Cap. 14. Neurofi5iologia del aprendizaie 605
Excitación y atención
estudio,s electrofisiológicos han revelado diversos aspectos de la
.Los excitación
y la atención. La dimensión de excitación abarca variaciones que
van desde la exci_
la atención alerta y la ügilia relajada, hastá h somnolencia y el
li:lgi
sueno :dó.1.?.
pronmdo. I ales estados se correlacionan estrechamente con las impre_
siones fenoménicas de la vigilia consciente, como lo muestran ioi patrones Ostl¡r_
Cap. 14. Neurof isiología del aprendizaie 607
--Corteza
Cuerpo calloso
I Tálamo
Hipotálamo
Formación reticular
Cerebelo
Médula espinal
,t'
Figura 14.3. Sección sagital esquemática del cerebro humano (tomada de D.P. Kim-
ble, 1963).
608
demostró que la corteza estaba mejor capacitada para resolver y discrimina¡ dos
destellos de luz sucesivos si se le llevaba a un estado apropiado de preparación de
alerta mediante la estimulación previa delSAR. Por su parte, el trabajo de Fuster
comprobó que la activación previa del SAR permitía a los simios obtener más in-
formación discriminativa a partir de un üstazo muy breve de una disposición visual.
Bloqueo sensorial
el aprendizaje, de la adjudicación de
"sienificado'' a los esfmulos y de la forma en
oue la estimulación, u", o" registro pasivo' se corrige y se distor-
$#JiJ;;;;ili"gtn"n rot"'"ttuu':*
propósitos del organismo despierto'
APRENDIZAJE Y MEMORIA
riencia inicial.
mucho para rechazar la visión diná¡ruca
No es necesario pensar m experimentar hace
d"'i;,ü¿;iÉ;;;;i", un ¡¿ttter hasta 5 grados centi¡sados Io
"
"nr¡it Á .u i"."bro hay mui poca o ninguna actividad
hibernar y durante este t
eléctrica susceptibl" a" ".po
.", cuando se le calienta v se le
"gtiitál'-5in "tuureo'átieuo 099¡e le hava enseñado
somete a prueba, to¿uwu ,"u"ne luuüuiáhábito
"J'd'ü il;i; ü hlbemacion' Como otro-ejemplo considérense
las "tormen-
del grannal en los pactentes
üi'.""*it"J"J;ái.t¡.at á" lot atuques epilépticos un foco epieptógeno local (causado
humanos. Tales ataques
"o-",'iun'*á",io
porunalesiónountumorcereDral,porejemplo)empiezaaextenderseagnrpos
anormal' Las neuronas caen en un
á"^**"4"a ""ai""s en pauta de descarga
su
y
!ltti.":¡.i"" ."í".t.""ho ,l di.p"'t" al mismo tiempo que el foco epiléptico'
vuelven entonces hacia otras r.'f,"n"r ir
zona efecúva áe dlsparo se extiende
con€l foco epiléptico
Íuy pronto; casi toda la corteza =? ^"u" ti"tt*i'adamente pa-
todo el cerebro part¡cipa en este
v el ataque está en su apogeo: prácticamente Al recobrarse' el
ffiffi. ;ü;;" iot'"1-pt"¿" durar unos cuantos minutos'
Cap l4 Neurofisiologia del aprendizale 613
Periodo de
¡nconsc¡encia
\\... anterógrada
Figura 14,5. Representación es- retrOgrada Recuperación
quemática de los tipos de amne- de ,44
s¡a para los eventos que rodean
al accidente que dio origen a la
inconscienc¡a. Linea del tiempo de evento
14
ro
I-8
38
o6
9
corta cont¡lsión. Además, cuanto más cerca del término del ensayo de aprendiza-
je se aplique la DEC, mayor será la perhrbación de la ejecución que aparece en la
-Drueba subsecuente.
Este efecto se ilustra con el eryerimento inicial de Duncán. Se entrenaron ratas en
un h,ábito de evitación activa, a la tasa de un ensayo diario durante 18 üas' El en-
sayo comenzaba al colocar al animal en el lado "peligroso" de una caja de dos
coípartimientos. Si en 10 segundos no pasaba al compartimiento "seguro", se le
aplicaba una descarga eléctrlc¡ en las patas hasta que lo hacía' Después de haber
pasado al lado seguri, la r¿t¡ reobía una DEC. I¿ demora entre la respuesta y la
b¿C u".iu¡u pao ¿lt"rentes animales, y era de 20,40 o 60 segundos, 4 o 15 mi-
nutos, o 1, 4 o 14 hor¿s. El tratamiento con rEC se administraba a continuación de
cada uno de los ersayos de entreriamiento. Un grupo de sujetos de control no
rectbía DEC . El efectó de h demora entre la respuesta y la DEC se describe en la
figura 14.6, que muestra el número promedio de respuestas de eütación durante
lo-s18 ensayós para animales a los que se les daba la DEC después de cada magni-
tud de demora.-El logarinno de la demora antes de la DEC se traza en la abscisa'
En la figura 14.6 se muestra un efecto retrógrado acentuado de la DÉC sobre el apren-
¿ui.lEn l"t".ualo más corto, de 20 segundos, se produce muy poco aprendi-
"t que se alarg el tiempo antes de laDEC, ocr¡rre rienos decremento'
zaje. A medida
Cón una demoñ enla DEC de una hora o más, los sujetos que reciben DEC
tienen una ejecución tan e6ciente como los controles que no lo reciben.
6'16 Tercera parte. Campos relacionados
inhibición condicionada no esperaría que los efectos .D.EC se revelaran en los ani-
males en ejecución activa.
Una perspectiva más reciente e interesante de los efectos del DEC o de
traumas cerebr¿les sirnilares es que éstos pueden impücar dificultades de /¿ape-
rac ón en vez de dificultades de afrendimje (véase Bower, 7972d, págs- llia
120; DeVietti y Larson, 1971; Lewis, 1969; Nielson, 1968). Posiblemente el
DEC que sigue a un evento de aprendizaje hace que la memoria de esa expenen-
cia se reprima, de modo parecido a como se postula en la teoía freudiarn de la
represión. Tales recuerdos sólo podrían evoca¡se o evaluarse después en circuns-
tancias es¡reciales. El experimento de Misanin, Miüer y Le.rris (1968) sugiere es-
te anáüsis. El evento cítico de aprendizaje era el pareamiento de un tono (sonido)
con una descarga dolorosa en las patas de las ratas. Al día siguiente, se presentaba
al grupo de ratas el tono seguido del DEC. Esta experiencia demorada de tono-
DEC parecía interferi¡ con la memoria del evento anterior de tono-descarga (a pe-
sar de su "tiempo de consolidación" de 24 horas), pues al día siguiente el tono no
despertaba mucho temor, como se medía prcr su supresión del acto de beber. La
idea es que durante el tratamiento del segundo día, al principio el tono re[rstaura-
ba la memoria del par tono-descarga; sin embargo, el DEC a continuación de la re-
cuperación de la memoria tono-descarga supuestamente hacía que algo como Ia
represión o la inhibición se vincula¡a con esa memoria, de tal modo que blooueaba
su subsecuente recuperación pan el estú.nulo del tono. Hay varios átros résulta-
dos que sugieren que el DEC perturba la recuperación, así como el almacena-
miento de una memoria para un evento contiguo a un DEC (véase Miller y Sprin-
ger, 1973).
cuando los ensayos en el laberinto se hacen muy espaciados, las ratas tontas
aprenden ta¡ rápido como las üstas, y la diferencia sólo aparece en los ensayos
masivos. Esto es comprensible si se presupone que las ratas tontas consolidan
con mayor lentitud, y que la consolidación del aprendizaje del ensayo n se in-
terrumpe cuando comienza el ensayo ¿ + 1 en la condición de ensayos masivos.
Además, se encontró que la inyección del estimulante nervioso llamado picrotoxi-
na facilitaba el aprendizaje, ¡ror ensayos masivos, de las ratas tontas (de hecho, las
hacÍa aprender tan rápido como las ratas üstas), mientras que en estos rlltimos ani-
males sólo se faciütó al administrar dosis rnás elevadas de la droga. Al parecer, es-
tas y otras observaciones son compatibles con el punto de vista de que dos des-
cendencias genéticas difieren en la tasa de consolidación de la memoria.
Es conveniente notar que la distinción entre memoria de largo y de corfo plazo
antes usada emplea un sistema nervioso "conceptual" con ventaja, sin especificar
los circuitos neurales impücados. Sin embargo, hay pruebas convincentés de la
existencia de circuitos neunles reverberantes persistentes en la corteza. por
ejemplo, Burns (1958) informó que algunas descargas eléctricas aplicadas a una
parte aislada de la corteza inactiva producen explosiones de actividad nerviosa que
persisten por varios minutos (a veces hasta media hora) después de que la estimu-
lación ha cesado. Pero en rea.lidad se sabe poco acerca de estos efectos persisten-
tes que se producen en tejidos no aislados. Tampoco se conoce mucho en tomo
del efecto que tienen en el cerebro las drogas como la picrotoxina, que faciüta el
aprendizaje, y apenas comervamos a acumular hechos relacionados con el efecto
neurológico del DEC sobre el metabolismo y el funcionamiento general del ce-
rebro. El objetivo de señalar esta circunstancia es que las principales Ial, vez
-y
las únicas- pruebas que apoyan a la hipótesis de la consoüdación derivan de los
estudios "conductuales", y no de la observación de los procesos en el sistema
nervioso central.
Aunque la hipótesis de la consoüdación ha probado ser viable, los experimentos
deberán formular y contestar varias preguntas mís. ¿Qué causa las diferencias en
el tiempo requerido para consolidar diferentes tareas de aprendizaje? ¿El cambio
es gradual, de todo o nada, o gradual con un umbral? ¿Cómo distinguiremos si se
trata de un mal almacenamiento o de un acceso deficiente al engrama almacenado?
¿Cuá es la naturaleza genérica de los fenómenos que pertu¡ban la consolidación?
En estos términos, ¿cómo se explicarían los efectos de la interferencia proactiva
sobre la retención? ¿Cómo pueden los animales aprender a eludir un lugar donde
se administró un D,EC, si ese DEC evita el almacenamiento de las memorias des-
agradables? ¿Se detiene la consoüdación cuando desaparece la hueüa de corto pla-
zo, o prosigue si no se interfiere? ¿Cómo explicamos la recuperación de largo plazo
de una memoria pértübada por el DtC? ¿Cuáles son los eventos neurales que se
fgcilitan cuando las inyecciones de drogas pnsensayo incrementan el aprendizaje?
Estas y otras rnterrogantes siguen en pie, y la investigación habrá de contestarlas
en detalle.
Pacientes neurológicos
Excitación
Patrón
externo
\" ol
Nodo
ütStErrd
oe
relicu laf
Nodos de
comPonentes
baste para explicar una gama sustancial de los hechos conocidos acerca del apren-
üzaje.
Este es un lamentable estado de cosas, que al parecer es consecuencia de la
dificultad del problema. Indudablemente, no puede achacarse a la falta de labo-
riosidad o de ingenio por parte de los investigadores que trabajan en el campo. En
esta sección nos referiremos brevemente a la diyersidad de hechos e ideas que son
pertinentes al almacenamiento de información en el sistema nervioso, y también
se menciona.rán algunas de las anteriores ideas dominantes acerca del cambio
fsico en el aprendizaj€, no tanto pa¡a señalar la eüdencia que las apoya sino para
destacar su ausencia.
Comenzaremos con un ejemplo del reflejo condicionado de Pavlov. A conti-
nuación de la habituación, el condicionamiento clásico es casi el contexto más
simple en el que se sitúan varias nociones acerca del cambio ffsico originado por el
apróndizaje. Una campana (EC) se pa¡ea repetidas veces con una descarga
eiéctrica (fI) que se administra a un perro en la pata delantera, produciendo una
flexión de la extremidad (RD hasta que, con el entrenamiento, la campana por sí
sola produce la respuesta (RC). Si se observa el proceso desde el ángulo anatómi-
co, se adüerte qué intervienen al menos tres clases de estructuras o poblaciones
celulares: 1. células que se encuentran a todo lo largo del canal de entrada excita-
do por el EC; 2. células a lo largo del canal de entrada sensorial excitado por el E1,'
y 3. células a lo largo del canal de salida motor que inicia y controla la respuesta
iR¡). A e.tu" estruituras múltiples se les denomina sitios o centros del EC, del
EIy de la R/. Debido a las conexiones innatas, existe ya una fuerte tendencia a
que se active el centro del EI para producir la activación del centro de la RI' La
mayor parte de las teoías neurofisiológicas del condicionamiento emplea una u
otra veisión modific¿da de la idea de sustiht'ción del condicionamiento. En virtud
de múltiples asociaciones contiguas de la actiüdad que se produce en el centro del
EC y en el centro de EI(o de la R4, el primero queda conectado de ¿lguna mane-
ra con el segundo, de modo que ahora la activación del EC transmite excitación
efectiva al centro del E/ (o de la R4. Por lo tanto, el EC por sí solo imita o susti-
tuye en cierto grado la acción del 81. Así, se proponen varias hipótesis acerca de
la naturaleza de esta conedón funciona.l y de los procesos de su formación.
Una clase de hipótesis se refiere al aumento selectivo de la eficiencia en las vías
neurales existentes que conectan los centros EC y EIque, como puede suponer-
se, impücan muchas sinapsis centrales unidas en cadena. Si hay una buena conduc-
ción entre los centros EC y EI, es posible que el -EC pueda activar el centro EI y
provocar así una RC anticipatoria. En este caso, se supone que existe algún cam-
bio anatómico o bioquímico en las sinapsis que se encuentran a lo largo de estas
vías fundamentales. Hay ciertas posibiüdades de que las terminaciones presinápti-
cas del axón aumenten de tarnaño, incrementen su longitud o multipüquen su nú-
mero para lograr un mejor contacto con la neurona postsináptica, o que la célula
postsináptica altere su naturaleza bioquímica para ser selectivamente sensible a un
transmisor particular, lo cual ayuda a la futura transmisión a través de la sinapsis.
No hay mucha certeza en torno a cua.lquiera de estos mecanismos especÍficos en
el aprendizaje. Un problema es que la estimulación normal que pasa a través de la
sinapsis no cambia su eficiencia (Brink, 1951). Esta puede mejorarse -por lo ge-
neral sólo por periodos breves (unos cuantos minutos)- si la sinapsis es bombar-
deada por una descarga de impulsos de alta frecuencia (400 impulsos por
626 Tercera parte. Campos relacionados
segundo), pero no se sabe qué importancia tenga este resu.ltado particular para el
aprendizaje normal.
Una idea altemativa propuesta por Pavlov y que ha sido investigada por los ru-
sos, es la de la i¡radiación cortical de los campos eléctricos extraneu¡onales. Se su-
pone que al ser activados, los siüos corticales del EC y el EI wadian excitación
eléctrica que se difunde en todas direcciones con intensidad decreciente. Se cree
que como la excitación del EC es la ¡nás débil de las dos se lleva hacia el centro de
excitación del El de modo no especificado. En consecuencia, se establecería una
especie de vía codical (no especificada) entre el centro del EC y el del EL Beritoff
(citado en Konorski, 1948) elabora más la hipótesis. Sin embargo, en esta concep-
ción de los campos eléctricos intracortica.les que se difunden, hay dos problemas
import¿ntes. Primero, se sabe que los animales (os perros) aprenden reflejos con-
dicionados simples aun después de que se les ha extraído la corteza por completo.
Segundo, en un experimento de Sperry y Miner (1955) se demostró que el apren-
dizaje no se perturbaba en esencia en animales cuyas cortezas se habían alterado
mediante cortes transversales de cuchillo o con la implantación de alambres y ho-
jas de mica que sirven como conductores y aisladores, respectivamente. Estos
aditamentos debeían haber pertubado o deformado a cualquiera de los campos
eléctricos generados o ya existentes en la corteza. Pero no interfirieron de ningrin
modo con el aprendizaje de las RC muy complicadas.
Como hemos visto al habla¡ de la consolidación, se ha propuesto que una se-
cuencia de entradas de estímulo establece una huella (memoria) de actividad de
cnrfo plazo, que se basa en circuitos neu¡onales reverberantes que impücan ele-
mentos excitados por las entradas .OC y EI. Lt nelrona A excita a la neu¡ona B,
la cual, por una vía ¡nás o menos directa, excita de nuevo a la 4,. por lo tanto, se
presume que el circuito cerrado de la actividad de A a B y a A persiste tiempo des-
pués de las entradas. Esta actividad reverberante persistente supuestamente ín-
dice un cambio estructural más du¡adero (de naturaleza desconocida). de modo
que los centros nerviosos de A y de B se excitarán a.l unísono. La apreciación más
justa que puede hacerse acerca de esta idea es que no se ha brindado ninguna
prueba convincente de la existencia de ci¡cuitos reverberantes en el cerebro in-
tacto que intervengan claramente en el aprendizaje o que duren lo suficiente como
para tener.las propiedades que se les atribuyen. Como se ha dicho, Burns (1958)
informó de una actividad neural muy persistente después de la estimulación de la
corteza, lo cual sucedía en una parte aislada de material que no estaba sujeta a las
fuerzas desintegradoras provenientes de otras áreas del cerebro. En cualquier
caso, la idea de la reverberación, incluso si es verdadera, no nos dice nada acerca
de la natu¡aleza del cambio introducido por el aprendizaje.
Por lo gener¿I, cuanto más elevada sea la tasa de estimulación, más rápida y extensa
sená la habituación.
5. Mient¡as m¡ís débil sea el estímulo, más rápido se producir'á la habituación a él Es po-
sible que los estímu.los muy intensos no se habitúen.
6. Los efectos del entrenamiento de habituación puedel proceder más allá del nivel de
respuesta "ce¡o"; es decir, los ensayos adicionales de habituación que se dan des-
pués de que la respuesta se ha detenido momentáneamente, de todos modos provoca-
rán u¡a ¡ecuperación más lenta de Ia habituación.
?. La habituación de una respuesta para tm estímulo dado exhibe generalización a otros
estímulos.
8. Una respuesta de habituación puede recuperarse mediante la presentación momentá-
nea de otro estímulo "sorpresivo" o fuerte. Este fenómeno se denomina deshabitua-
ción.
9. El uso reiterado del estimulo de deshabituación (véase el inciso 8) da como resultado
que ese estímu.lo pierda su efecto de deshabituación.
tivo de la química cerebral, y otras dos que son características del punto de vista
sináptico.
contró una explcación convincente para esto. Sin embargo, estudios posteriores
han proporcionado una. ¡El primer hallazgo fue que la corteza cerebral de las ratas
de crianza enriquecida (CEl) es mós gradz que la que poseen las de cianza
aislada (CA)! Bennett y sus asociados (19&1) descubrieron que la corteza de las
ratas CEN es más gmésa y pesada. Como el incremento en la actividad de la coü-
nesterasa de la corteza es relativamente menor que su aumento de tamaño, la ac-
tividad de la CE por unidad de peso disminuye en la corteza de las ratas CEN' La
actividad de la CE enla subcorteza sigue siendo casi la misma, mientras que el
peso de la subcorteza es ügeramente inferior en las ratas CEIú, lo que contribuye
i que haya mayor actividaá de h CE de la subcorteza por unidad de-peso Esto
oá. oué h .. zón C/S de actiüdad de la CE enla cor¡eza es inferior en las
"*oü.u
.i.. if¡¿.'El segundo descubrimiento, de Globus, Rosenzweig, Bemett y
Diamond (1973), ei que las neuronas corticales de las ratas CEN tenían más
fibras dendríticas, lo cual implicaba mayor sinapsis en cada célula'
El hallazgo de un cambio en el tamaño de la corteza y de más crecimientos den-
dríticos delas neuronas corticales constituyó una gran sorpresa para los científicos
dedicados a la investigación del cerebro. Antes de esto, pocos expertos habrían
creftlo que los efectos de un ambiente sensorialmente enriquecido podrían inducir un
cambiolan "obvio" en el cerebro. En la actualidad los efectos se han repetido va-
rias veces, y siempre están presentes en la comparación CEN-CA. La magnitud
del cambio va¡ía en üferentes áreas de la coÍleza, y es mayor (alrededor del 10%
por peso) en la corteza visual. Pero se recordará que la complejid-ad de la entrada
visual es uno de los principa.les factores que diferencia a las dos co¡diciones de crian-
za. En busca de un '-'periodo critico" de la experiencia inicial (Rosenzweig et al',
usual de
1964), dos gmpos dé animales se criaron en el mismo ambiente, el lugar
f, .4""i", hista una edad de 105 días; luego se les separó: unos üviían en un am-
y otros en el medio empobrecido Después de 85 días se en-
¡i"nt" y en
"nriqu".i¿o
.""iiá q""i". ¿* étpos de ratas diferían iensiblemente en su peso cortical
Ct, de'la -isma forma que cuando la crianza diferencial se instauró a
i"
"iil"ür¿
o".tit ¿"i*.i.l"nto, lo cual significa que los cerebros de las ratas.que habían teni-
ilil;ü;p;biócida podíá crecór si durante su adolescencia se las ubicaba
*L"Á" L*iqrecido. Esto demuestra que no hay ningrin "periodo crítico" an-
"" de que el animal deba ser expuesto al ámbiente enriquecido a 6n de producir
tes
un auménto en el tamaño de su corteza.
-Laa inu"ligu.¡n"s en cuestión originaron un cierto número de trabajos de se-
guimiento qué investigan las diferencias individuales y de raza en el tamaño de la
7o*eza y en h nabüd=ad de aprendizaje üsual. Todavía necesitamos explicar de
oué forma un medio estimulante conduce a un aumento selecüvo en el mmano
que tienen una corte-
de h corteza, crecimiento dendítico, por qué los indiüduos
za ligeramenie más grande o más arborescente aprenden problemas de laberinto
"rnrvo. sus parientes que poseen una corteza más delgada' Apa-
.on rapidez q"ue
modo que los músculos, que
ientemánte, él te¡idó nervioso se comporta del mismo
Hasta hace muy poco una optfuón como esta se
aumentan de tanüño con elejercicio.
una triüalidad increíble en cualquier estudio neurológico serio.
había consideraclo
cürooüim¡ca¡ cclúl.¡|'
i;;-ü-lñ;¡" it;;iiigación contemporánea muv activa que p¿rte de la dura-
hipó-
t".¡t" qu. la base fsica áe h memoria reside en un cambio relativamente
632 Tercera parte. Campos relacionados
cual se indica por las cantidades de las cuatro bases (la "proporción de bases")
ou" ." el análisis del ARN que se efectúa después del aprendizaje'
"n.u"nt.-
Én un estudio "n y Egyházi (1962) se enseñó a las ratas a equilibrarse y su-
de Hydén
bir por una cuerda iensa e inclinada a fin de obtener una recompenga alimenticia'
Deipués del aprendizaje se examinó el ARN del núcleo vestibular' Este es un haz
á" fiirus qu" t"tran rnite al cerebro las señales provenientes de-los canales semi-
circulares, órganos receptores impücados en el ma¡tenimiento del equilibrio de la
postura. La cátidad rle ,A,RIy' del núcleo de las células de esta región aumentó gra-
iias a la experiencia del aprendizaje. y la especie dominante de A'?N.fue de un tipo
distinto (cón una proporiión diferente de bases) del de las ratas de control que
sufrieron la estimulación de sus canales semicirculares, aunque éstas no habían re-
¿ibido entrenamiento especial para caminar y equiübrarse en la cuerda tensa' Por
ja'la oscilato-
el contra¡io, a estos animales di control sólo se les hizo girar en una
ria pequeña, cuyo movimiento estimula los canales semicirculares' Un problema
interoretativo cón este estudio es que nadie podía conjeturar la significación adap-
tativi del cambio en tal estación de relevo sensorial de bajo nivel'
'
En on ttabajo posterior (Hydén y Egyházi, 1964) se entrenó a..ratas "diestras"
a fin de que usarin sus patas izquierdas para recoger trozos de alimento
del come-
clero. Lai células neurales que se tomaron de ciertos estratos de Ia corteza cere-
biJ opuesta (derecha) moékaron aumentos en la concentración de A¡RM y se
produjeron cambios en Ia proporción de bases de Ia especie de -4l?N dominante'
É.tu. .¿t,rtu. sé exirajeron de las regiones corticales involucradas en el
usá ae U mano ".p".ia.les
irquierda, lo cual ie infiere del informe de que la destrucción de es-
ta región puede incapacitar a la rata pa¡a aprender la habilidad de coger cosas con
la pata izquierda.
bn h interpretación de estos resultados surgen algunas dificultades' En primer
per
Iusar fiSura lá adecuación de Ios controles. Como la estimulación o el ejercrcio
y
s¿lurnJnta la cantidad de A-R-|y' en las neuronas implicadas, el patrón del ejerci-
cio puede alternar el tipo de ARI{, el problema consiste en diseñar el expenmento
de'modo que los sujetos que aprenden y los sujetos de control -que no
afrenden-'reciban caii et miimo pltrón de estimulación de entrada En este sen-
üio, Ios controles usuales no son los apropiados. S9qund9, Ios cambios que pro-
que se en-
ducó el aprendizaje en la especie dominante de A-RN se limitan a lo
cuentra en el núcieo de h céluh, no en su citoplasma' Tercero, los cambios del
ARi nucl"ar aparecen inmediatamente después de que el animal ha estado ac-
iuá¿o iu.itu-ión de aprenclizaje, pero déjan de ser detectables.sidespués de
tu r"ri¿n"n¿" aprendizaje sé espera'Z4 horas para sacriñcar al animal.y
determinar
.u aR¡f (ueui" Hydé;, 1965i; es decir, después de ese lapso las diferencias de
¡RN entre los suj;tos que aprenden y los sujetos de control se tornan impercep-
tibles. Según el criterio del investigador, estos hechos pueder interpretarse como
refutación"o como apoyo de Ia hipótesis de la rnemoria ARN'
recibían extractos cerebrales! Sin embargo, nadie se atreveía a afrrnar que los
recuerdos se almacenan en el hígado ni que son adqufidos por é1. Este experi-
mento de control sugiere que por sí solo el estrés libera una hormona o agente
neurohumoral en el cuerpo de un donante, que por un tiempo puede tener un efec-
to generalizado no específico en la conducta de un receptor. (Un ejemplo es la
transferencia de üogas adictivas por medio de la sangre de la placenta entre la
madre y el feto: éste es adicto durante un tiempo después del nacimiento.)
Las conclusiones acerca de este tema han estado enmarañadas en la polémica,
en resultados conflictivos y en la argumentación más controvertida. Desgracia-
damente, a causa de las polít.icas de las publicaciones científicas, en los informes,
sólo aparecen los resultados "positivos", de modo que los estudios que se difun-
den probablemente sean una muestra prejuiciada de todos los intentos de provo-
car un efecto.
Puede llegarse a la conclusión de que no hay evidencia sólida acerca de las mejorías en
el aprendizaje producidas por la facilitación de los procesos biosintéticos que intervienen
en el cambio fsico (pag. 604).
Ya sea que los cambios /.R.|y' contengan o no al sustrato bioquímico del aprendi-
zaje, la hipótesis general más aceptable es que el aprendizaje impüca una mayor
eficiencia de las sinapsis que intervienen para mediar la respuesta aprendida óon
éxito. Una serie de experimentos de Deutsch y sus asociados (reseñados en
Deutsch y Deutsch, 1973) ha comprobado una forma especial de esta hipótesis.
Específicamente, se propone que las experiencias del aprendizaje inician procesos
que causan sinapsis coliné/gicas enlas vías neuronales reforzadas (de la cadena ¿-
R) del cerebro, para producir concentraciones más efectivas de acetilcolina duran-
te la transmisión. El aprendizaje se identifica asÍ con el crecimiento sradual en la
eñciencia de la transmisión, mientras que el olvido es elproceso opueito. Deutsch
ha investigado esta hipótesis al notar la influencia que las drogas ejercen sobre la
memoria y que, como se sabe, afecta la transmisión en las sinapsis colinérsicas.
Cap. 14. Neurofisiolog¡a del aprendiza¡e 637
cial. Para asimilar las diferentes partes de esta figura, considérense primero las
curvas normales (no drogas). Después de una sesión de experiencias de aprendi-
zaje, se supone que el nivel de AC se acumula como una M C p, y se disipa durante
el primer día, más o menos. Seguidamente, hay una consolidación creciente de un
clmbio de "largo plazo" en el AC efectivo en las sinapsis de aprendizaje. En opi-
nión de Deutsch, esta consolidación es autónoma y continúa durante unas cuantas
semanas. Después, y sin que se le use, el sustrato AC del hábito comienza a dis-
minuir y conduce al ' 'olüdo" , debido ala falta de uso del hábito. La relación entre
el nivel AC efectivo y la eficiencia sináptica es compleja, como ya hicimos notar.
Por debajo de un umbral inferior, no ha habido suficiente cambio en la eficiencia si-
náptica como para disparar eficazmente las sinapsis que intervienen a lo largo de
todo el circuito que media la ejecución exitosa del acto aprendido; por errcima
de un umbral superior (designado como el "nivel de bloque" en la figura 14.g),
fay m{s AC de la que la colinesterasa puede neutratizar, lo cual produóe hiperpo-
lanzaciín y "cierre" de la sinapsis. El efecto conductual en este segundo cjso iu-
puestamente es un debilitamiento de la respuesta o una incapacidad para ejecutar
el hábito aprendido. Así, la ejecución óptima debería producirse cuando el AC
efectivo está en la extensión media. El efecto de una droga anticolinesterasa
(DFP o fisostigmina) consiste en elevar la curva entera para la " AC efectiva" en
la figura 14.8, mientras que un agente colinérgico de bloqueo (escopolamina) dis-
minuye la curva total. Estas curvas punteadas han de interpretarse como la canti-
dad efectiva de AC liberada por el EC después de la inyección de la droga indicada
en diversos momentos luego del aprendizaje inicial. La magnitud de alejámiento de
lo normal en los dos casos depende por supuesto, de la dosis de droga inyectada.
Este cuerpo de premisas interrelacionadas es muy complejo; sin émbargo, los
datos parecen apoyar a varias de ellas. un primer conjunto de hechos se refiere a
, Consolidación Olvido
o
.o
I
o
.9
Nivel ópt¡mo
c
'q de respuesta
c
o
o
'a
E
@
(ú
o
6
.:
z
1 semana 2 semanas 3 semanas 4 semanas 5 semanas
Tiempo después del aprendizaje
Figura 14.8. Los cambios con.ieturadosen las sinapsis de la "memoria,,,conel tiempo
después del entrenamiento y con la intervención far,macológica (adaptada de
Deutsch. 1971 ).
639
100 %
6B
E
g
': I
!
I
ó
0
hf 1 c,la 1 semana 2 semanas
Tiempo después del aprenc,izaje
Gurua nofmal de la memoria de fatas nodfogadas en e grupode contfol
- -- InyecciÓn de agente de bloqueo, como escopolamrna
Inyección de droga de rñhibiclón, comoDFP
------
Figura 14.9. Efecto de algunas drogas sobre Ia memoria Los resultados de los experi-
mentos con ratas en laberintos y muestran la fotma en que dos tipos de drogas, agen-
tes de bloqueo (escopolamina) e inh¡bidores (DfP), pueden producir amnes¡a o re-
cuerdo, dependiendo del tiempo de inyec( ión después del aprendizaje (tomada de
Deutsch, 1968).
resantes, para efectuar regisüos durante varios cientos de ensayos de una sesión
de condicionamiento pavloüano o instrumental. Se tiene la esperanza de localizar
algunas neuronas que varían sus tasas de disparo en el transcurso del entrena-
miento, y correlacionar estos cambios con los que aparecen ensayo por ensayo en
la respuesta conductual (la RC) asÍ como las variaciones en las neuronas en otras
loca.lizaciones. En un estudio pionero de Jasper, Ricci y Doane (1960) se descu-
brieron cambios en la corteza motora y en la parietal de los monos, mientras
aprendÍan a responder con una mano a ñn de evita¡ la descarga a un EC visual,
pero a no responder a un segundo estímulo visual sin descarga. Las células locali-
zadas en la corteza motora tendían a incrementa¡ su tasa de disparo dentro de
cada ensayo justo antes de la respuesta de evitación y durante su ocurrencia,
mientras que una falla de estas células para incrementar su tasa de disparo al EC
signifcaba generalmente que no se produciría ninguna respuesta. Las células en la
corteza parietal también tendían a incrementar su tasa de disparo al EC en los en-
sayos cuando se daba la respuesta, pero no cuando no ocurrÍa al estímulo positivo
o negativo.
Estos resultados iniciales dieron lugar a investigaciones más detalladas, en las
cuales se examinaron otras estructums cerebrales y arreglos de condicionamien-
to. Berger y Thompson (197U, b) han obtenido algunos de los resultados rnás
impresionantes. Usa¡on condicionamiento pavloüano de la membrana nictitante
("párpado interior") de un conejo con un EC de tono (sonido), y un soplido como
EL Se sujeta al anima.l con correas para impedir que sus movimientos perturben
los registros eléctricos. En esta preparación, los cambios neura.les rnás interesan-
tes durante el condicionamiento üenen lugar en las células piramida.les en el hipo-
campo dorsal. Antes del condicionamiento, estas células no responden al EC del
tono, y sólo reaccionan débilmente a.l ¿I del sopüdo. Sin embargo, después de al-
gunos ensayos de pareamiento EC-EI, las células comienzan a incrementar su
tasa de disparo cuando aparece el El, y la magnitud de este aumento crece de for-
ma constante a lo largo de los ensayos. Junto con este cambio al81, la tasa de dis-
paro incrementada se mueve hacia adelante en el tiempo y ocurre al EC solo en
anticipación del EI. La tasa de disparo hipocampal creciente corresponde muy
estrechamente a la amplitud en aumento de la RC conductual al EC, con la ex-
cepción de que los incrementos hipocampales aparecen muchos ensayos des-
pués de que los cambios conductua.les se hacen eüdentes. Así, en la detección de
un efecto inicial del condicionamiento, los registros en elhipocampo son más sen-
sibles que la respuesta conductua.l.
En la figura 14.10 se muestran las puntuaciones estanda¡izadas de tasa de dispa-
ro de las céh:.las hipocampales, trazadas sobre bloques de 13 ensayos. A los cone-
jos experimentales se les daba el.EC y el El pareados en el tiempo, mientras que
los animales de control recibían presentaciones explícitamente no pareadas del
tono y el soplldo para medir posibles cambios provocados por la sensibiiización o el
pseudocondicionamiento. En la gráfica superior se trazan los disparos aunados de
las células hipocampales al 81, mientras que la gráfica inferior ilustra su disparo
desde el inicio del EC hasta el comienzo del,E1un cuarto de segundo después. De
la figura 14.10 pueden extraerse varias conclusiones. Primero, el pareamiento
expfcito del EC y del ,El es necesario para obtener condicionamiento de las res-
puestas hipocampales (así como también para la respuesta conductua.l). Segundo,
los cambios se producen con mayor rapidez para el El que para el EC. Tercero, Ia
643
Periodo E/
22
21
20
19
l8
17
': l6
't5
l4
l3
12
ll
7
6
5 Grupo no pareado
4
3
2
.-.r.-.-.-'l\'\.-'7'\'-' . _.
-..._._._.
_.,.\._...-.
l
567I 910t11213 r2345 678910 111213
Dla 1 Dia 2
Bloqu6s de ensayos
P€riodo EC
t 8.0
7.O
p 6.0
5.0
pareado
4.0
3.0
2.O
Grupo no pareado.
\.-.-.-.-....-.2'--\.-. É.-.-F.-.-.-.\.,v-'
67 8910fi1213 123456 78910 111213
1
Dfa -.
broques oe ensayos
Dla 2
¿En qué partes del cerebro se almacenan las memorias? Hace un siglo se creía
que una memoria se almacenaría en un lugar especÍfico, tal vez en el á¡ea de aso-
ciación vinculada con la corteza sensorial dominante excitada por la experiencia del
aprendizaje. La hipótesis de localización específica se puso en duda debido a los
resultados de Karl Lasbley (1924, 1950), quien descubrió que una discriminación
simple de luz-oscuridad o un hábito de laberinto era algo que las ratas podÍan
aprender independientemente de las áreas corticales de sus cerebros que se hu-
biesen extirpado. De modo similar, la remoción de parte de la corteza podía causa¡
la pérdida momentánea de un hábito o una discriminación de brillantez previamen-
te aprendidos, pero a menudo se reentrenaba al hábito con faciüdad, a no ser que
la lesión hubiese dejado ciego al animal. Después de una serie de fracasos para lo-
calizar un hábito de laberinto y uno de discriminación de la brillantez en el cerebro
Cap 14 Neurof¡siología del aprendizaje 645
Muchos teóricos han propuesto que el sistema visua.l está jerárquicamente or-
ganizado, con gran número de sistemas neuronales de deteccióñ con caracte-
ísticas de bajo nivel agrupados en características significativas (como lÍneas
bordes, ángulos), que entonces se confguran en patrones de nivel todavÍa más
alto, a medida que el estímulo sigue su curso hacia adentro y se le analiza aún miís
(véase Hubel y Wiesel, 1962). La teoría de Wickelgren de la asociación cortica.l
era de este tipo, y el diagrama esquemático que aparece en la figura 14.11 recor-
dará al lector las ideas básicas. La estimulación visual se codifica en la retina v el
genículo lateral, y excita un cierto número de células de "característica' ' en la
corteza estriada (aquí denominadas a, á, c), que convergen o se intersecan poste-
riormente en una célula sintetizadora de patrón (o grupo de células) en la corteza
inferotemporal. Supóngase que un reforzamiento concurrente en el hipocampo
(sistema límbico) hace que las células se agrupen activamente en ese momento
para converti¡se en bloques en la configuración mostrada. Esta formación de blo-
ques se lleva a cabo básicamente mediante la asociación de las características de
nivel inferior con el nodo de bloque, tal vez al disminuir los umbrales de conduc-
ción para estas vÍas. La célula X (o gmpo de células) en la corteza inferotemporal
representaría entonces al patrón de estímulo (¿, á, c). Cabe suponer que la célula
Xactúa enctamente como bloque o nodo asociativo en urn red dá memória (véanse
Anderson y Bower, 1973; Wickelgren, 797ga). En particular, la posterior acti-
vación de un fragmento del patrón (como los segmentos ¿ y á) puede activar la cé-
lula de patrón X, que mediante las asociaciones causa la activación en sentido des-
cendente de la porción ausente (c) del patrón. Por ejemplo, el ver la mitad del
rostro cubierto de un amigo podrÍa conducir a la excitación de la célula patrón de
su rostro, que activa células inferiores que codifican las caracteísticas no vistas,
lo cual estimula la imaginación üsual y las expectativas. De hecho, a la célula de
bloque patrón se le han asignado aquÍ todas las propiedades del vÍnculo asociativo;
es decir, se comporta como un centro interruptor que agnpa entradas (como los
EC) y las conecta con las salidas (RC). AsÍ, el nodo para el rostro del amigo se
conect¿ría con la corteza verbal motora, de modo que pudiera darse el nombre de
esa persona. En muchos experimentos, el aprendizaje del patrón de esfmulo-
respuesta-recompensa se indica principalmente por la ejecución de la respuesta
motora.
Aunque se ha ilustrado la hipotética idea del bloque para patrones visuales, se
aplicaría también a los patrones auditivos, los somestésicos, etcétera. Adem¡ás, el
mecanismo de asociación permite asociaciones transmodales, de manera que un
nodo de concepto üsual pudiera conecta¡se con un nodo de concepto táctil o audi-
tivo. Los seres humanos son expertos en esas asociaciones transmodales, en es-
pecial aquellas que apoyan al lenguaje, que correlacionan la visión de palabras y ob-
jetos, sonidos, y producción del habla.
Xste bosquejo general de u¡ modelo de bloque del aprendizaje de patrón es si-
milar a la teoría de D. O. Hebb (1%9) de la formación de los gmpos dé células, y la
construcción de grupos de células en secuencias de fase regular (series aprendi-
das de patrones o de movimientos). Aunque muy plausibles, los mecamsmos son
en gran parte conceptuales y conjeturales, y en realidad no se han identificado.
Pero incluso una teoría incompleta como ésta puede guiar al investigador del ce-
rebro y aytdar a los estudiantes a orgaruzar el material. Indudablemenre, et
sustrato f,siológico real de un circuito aprendido resu.ltará mucho más comoleio.
Corteza Cortaza
inferoterÍporal habla/motora
Pairón de
eslifnulo
Analizadores de Sintet¡zadores
caracteristicas de patrón
Figura 14.1'1. Esquema de la sintes¡s de un patrón v¡sual (X) en la co¡teza inferotempora¡ de carac-
teristicas (a. b, c) extraidas en o antes de la corteza estriada. Los procesos del diagrama son hipotéti-
cos pero admisibles.
648 Tercera parte. Campos relacionados
,a
g tÉ
I
Campo
v¡sual. Figura 14.12. Repre.
sentación esque-
mática del sistema
visual que muestra
la retina, el quiasma
óptico y las proyec-
Quiasma ciones a las áreas de
ópt¡co recepción visual
de la corteza cere-
bral. En la f igura se
ha seccionado el
quiasma óptico, con
lo cual se elimina
la mitad del camoo
visual, que normal-
mente se transmrte
por las f ibras entre-
cruzadas, proceden-
tes del ojo opuesto,
hacia uno de los he
misferios cerebra-
les. La afluencia vi-
sual que procede de
cada oio se restrin-
ge al hemisferio que
corresponde al mis-
mo lado de cada oio.
Cuerpo El cuerpo calloso
calloso
aparece ¡ntacto
(tomada de Sperry,
rnemisterieD / 1961)
650
áspera o lisa cle algunos objetos) que se ha aprendido con la ma¡o derecha se
transferirá normalmente a la mano izquierda. Sin embargo, si se corta el cuerpo
calloso antes del entrenamiento con una mano, se elimina Ia transferencia entre
ambas. Esto concuerda con las pruebas anatómicas que demuestran que la mayor
parte de las lÍneas de entrada somestésica se cruzan en Ia parte media y se pro-
yectan en el hemisferio contralateral (es decir, el tacto de la mano izquierda se
proyecta
- a la cofleza derecha).
La tra¡sferencia interhemisférica examinada implica en cada caso una respuesta
instrumental activa, que a menudo está bajo el control de un esfmulo discriminati-
vo relativamente complejo. Hay alguna evidencia de que las reacciones emocrona-
les condicionadas (temor), en especial aquellas instigadas por un estímulo simple
(por ejemplo, un cambio en la brillantez), pueden aprenderse- subcorticalmente'
io. unirnal". aprenden esas RC a pesar de la remoción de ambos hemisferios, lo
cual sugiere que la sección del cuerpo calloso no imPide la transfere¡cia de tales
"emocónes'i condicionadas clásicamente (véase McCleary, 1960). Se sabe tam-
bién que pueden aprenderse subcorticalmente discriminaciones instrumentales
simples de brillantez, sin que se beneficie la corteza. En consecuencia, no es
sorprendente encontrar esa transferencia de hábitos entre los ojos, a pesar de ha-
bei cortado el quiasma y el cuerpo calloso antes del entrenamiento con un ojo
(Meikle, 1960; Meikle y Sechzer, 1960). Así, la ausencia notoria de transferencia
cuando se ha efectuadoel corte del cuerpo calloso sólo se tendrá en aquellos hábi-
tos relativamente más complejos que dependen del funcionamiento de Ia corteza
cerebral. Esta es una pequeia restricción de la generalidad de los resultados, que
de ninguna manera es significativa. Nos dice que los concomitantes emocionales de
las res.-puestas instrumentales aprendidas se representan subcorticalmente, mien-
tras que es probable que los "conocimientos" refnados que guÍan a la respuesta
selectiva se almacenen en la corteza.
La preparación del cerebro diüdido ha iluminado muchos hechos acerca de la bi-
lateÁdad del almacenamiento que se lleva a cabo en los sistemas visual y somes-
tésico, y acerca del importante papel que desempeña el cuerpo calloso al propor-
cionar lás conexiones que permiten hacer una "copia al carbón". Además, Sperry
(1961) señala las numérosis ventajas de la preparación del cerebro diüdido en Ia
üvesiigación de muchos problemas de las funciones cerebrales. De este modo,
una mitad del cerebro puede servir de control efectivo cuando las lesiones o
traumas similares incapacitan parcialmente a la otra mitad. Pero los procedimien-
tos quirurgicos radicales sólo pueden llevarse a cabo en un lado del cerebro, pues-
to qúe cuando se realizan en ambos quizá se incapacite seriamente al animal para
que sirva como sujeto experimental. Sperry describe varias formas nuevas e inge-
niosas de usar esta prepáración del cerebro dividido en la investigación de proble-
mas relativos a la manera en que el cerebro funciona en la ancianidad.
Bures y Buresová (1960) y Bures y asociados (1964) han utilizado una técnica
detominada d¿lresión difundina, mzdiante la cual podernos alteral tempralmente
el funcionamiento normal de un hemisferio cerebral. Esta técnica oroduce un ani-
mal que tiene medio cerebro durante urns cuantas horas antes de que se recupere
de la depresión difundida. Para lograr este efecto se apljca loca.lmente una pe-
queia cantidad de cloruro de potasio a través de un diminuto orificio practicado en
el cráneo, para pasar a la duramadre que circunda ala corteza. En poco tiempo se
deprime la actividad eléctrica norma.l del hemisferio de la corteza así tratado. La
depresión persiste aproximadamente tanto tiempo como el que dure la apücación de
la solución química. Cuando ésta se retira, la actividad eléctrica normal del hemis-
ferio deprimido se restaura muy pronto. En la rata, la depresión sólo se difunde en
la corteza en la cual se ha apücado la sustancia quÍmica. El efecto no es el de un
a¡estésico, pues el animal se mueve normalmente aunque sus dos hemisferios es-
ten deprimidos. Sin embargo, es probable que experimente cierto entorpeci-
miento y pariíüsis parcial de las patas contralaterales a cada hemisferio deprimido.
No obstante, el resultado de Bu¡es es de gran interés; de acuerdo con sus ha.llaz-
gos, mientras un hemisferio está deprimido no da ninguna seial de haber retenido
los hábitos que aprendió cuando estaba intacto. La depresión de algin modo ha
bloqueado el acceso al engrama. También es interesante el hecho de que un ani-
ma.l, cuya corteza apa¡entemente funciona con norma.lidad, no recuerda los eventos
que ocurrieron cuando dicha corteza estaba deprimida.
La demostración más simple de esto es la ausencia de transferencia interhemis-
férica de un hábito aprendido. En el dÍa I se enseña a una rata un hábito de evita-
ción simple con luz y descarga mientras tiene, por ejemplo, el hemisferio derecho
deprimido. En el día 2 se le apüca una prueba mientras tiene deprimido el hemisfe-
rio derecho o el izquierdo. Si el mismo hemisferio funciona ambos días, entonces
el animal muestra haber retenido el hábito; sien los dos días funciona un hemisfe-
rio distinto, muestra poca o ninguna retención; I. S. Russell y Ochs (1961) infor-
man de resultados similares al enseñar a u¡as ratas el hábito de aoretar una oalan-
ca, con comida como recompensa. Aparentemente, el hemisferio que funciona
du¡ante la sesión de entrenamiento almacena el engrama, mientras que el hemis-
ferio deprimido sigue siendo ingenuo. Al siguiente dÍa de prueba, cuando se depri-
me el hemisferio entrenado, la corteza que funciona (pero que es ingenua) no tiene
acceso al engrama almacenado en el lado deprimido. Como sucede con el mono
que tiene el cerebro diüdido, también es posible
-al deprimir alternadamente uno
y otro hemisferio- enseña¡ a los dos hemisferios hábitos conflictivos de estÍmr:.lo y
respuesta, y no se produce ninguna interferencia entre los dos lados y sus hábitos
conllictivos .
Estas consideraciones nos conducen a una inquietante pregunta: ¿por qué el he-
misferio educado no transfiere su engrama (por medio de las conexiones callosas)
al hemisferio no educado, después de que se ha disipado la depresión y mientras la
rata se encuentra en sujaula? La fa.lta de transferencia interhemisférica demuestra
que esto no sucede. Sin embargo, resulta que se produce algo parecido a esta
"tutela por medio del cuerpo calloso", si se welve a coloca¡ a la rata en la si-
tuación de aprendizaje y experimenta unos cuantos ensayos mientras ambos he-
misferios funcionan. Russell y Ochs (1961) informa¡on que un ensayo basta para
Cap .14. Neurofisiología del aprend¡zaje 655
producir sustancialmente una tutela a través del cuerpo calloso del lado no educa-
do. Travis (1964) enconró -cosa menos notable- que se necesitaban de 4 a 5
ensayos para lograr una adecuada transferencia de un hábito bien aprendido. Es-
tos resultados indican que la estimulación que se dio en la situación de aprendizaje
reactivó el engr¿rma de la corleza educada, estableciendo una huella de actiüdad
persistente; el engrama se comunicó con el otro hemisferio y se consolidó en él
por medio de los vínculos callosos.
Sin embargo, Schneider (1967, 1968) ofrece u¡a explicación más parsimoniosa
de estos diversos resultados con la depresión difundida; es decir, la generalización
del eslmulo condicionado. Se presume que el "estado" de depresión difundida
que prevalece du¡ante el entrenamiento original (el hemisferio izquierdo, el de-
recho, ninguno, o ambos deprimidos) (l D, lú o A constituye parte del complejo
total de esfmulo al cual se asocia la respuesta. Los componentes periféricos más
obvios de los estados corticales deprimidos son un ligero entorpecimiento y paráü-
sis de los miembros en el lado contrario al hemisferio deprimido. Podemos pensar
en la simi[tud de dos estados cerebrales en el sentido de que está determinada
por la superposición en ninguno, uno o dos hemisferios que se encuentran en la
misma condición normal o deprimida. Así, el estado normal es equidistante del es-
tado en que el hemisferio derecho o el izquierdo está deprimido, pero más alejado
del estado en el cual ambos lo están. De modo similar, la condición de depresión
izquierda está más alejada de la depresión derecha pero cercana a la de depresión
en ambos hemisferios, que a la condición de ninguna depresión. En esta perspecti-
va, cuando al animal se le somete a prueba en un diferente estado cerebral, el há-
bito sufre un "decremento de generalización delesfmulo" debido a los esfmulos
cambiados internos y contextuales. Mientras mayor sea el cambio en la cantidad
de depresión desde la adquisición a la retención, mayor será la perturbación de la
ejecuóión en la prueba, hecho éste que se encuentra bien documentado. Schneider
descubrió, por ejemplo, que los animales entrenados cuando su hemisferio iz-
quierdo (L) estaba deprimido mostraban mayor retención si se les sometía a
prueba en el estado I su retención disminuía en el estado A, después en elN, y
por último en el D. Este orden difiere de lo que cabe esperar de acuerdo con la hi-
pótesis alternativa, segun la cua.l el hábito original se confina al hemisferio derecho
y está disponible para recuperación cuando ese hemisferio es normal. Un segundo
hecho relacionado con la hipótesis del control del estímulo es que a los animales se
Ies entrena eficientemente para una discriminación operante, para la cual el
estímulo discriminativo es la presencia (en contraposición a la ausencia) de depre-
sión difundida unilateral.
Schneider explica los resultados de la "transferencia del hábitol' de I. S. Rus-
sell y Ochs (1961) y de Travis (1964) en términos de nueva adquisición, durante el
llarnado ensayo de transferencia. Segrin esta opinión, la relación importante se es-
tablece entre los estados cerebrales en la transferencia y los ensayos de prueba
de retención; cuanto m¡ís similares sean, más generalización del estÍmulc entre los
dos hemisferios acrecentará el ensayo único de transferencia. Pa¡a comprobar
esta predicción, Schneider y Ebbeson (1967) repitieron el estudio de Russell y
Ochs con una condición extra en el ensayo de transferencia. Después del entrena-
miento en opresión de palanca con el hemisferio izquierdo l deprimido, el ensayo
de transferencia tenía lugar sin ningrin hemisferio deprimido (l/) o con el hemisfe-
rio derecho deprimido (D), y la retención posterior de ambos gnrpos se compro-
Tercera parte. Campos relacionados
baba con el hemisferio derecho deprimido (D. Los resultados mostraron que el
ensayo único de transferencia producÍa transferencia posterior interhemisférica
significativa de la opresión de palanca para ambos gmpos. Como era de esperar
por el argumento del control de estÍmulo, el grupo que efectuaba el ensayo de
transferencia en el estado -D exhibía mayor transferencia a la situación posterior
de prueba D, que el gmpo que recibía dicho ensayo en el estado iy'. La hipotesis
a.lternativa de que el hábito original estaba confnado al hemisferio derecho no
deprirnido ca¡ece de argumentos para explicar por qué es mejor la transferencia
del hábito al hemisferio no entrenado cuando el ¿ntrenada esIá depimido, lo cual
deberÍa inhibir la recuperación del triábito y bloquear su transmisión interhemisférica.
Estos y otros resultados proporcionan un apoyo muy convincente a la teoría de
control de estímulo, de Schneider, de los efectos debidos a la deoresión de difu-
sión cortical. La teoía es parsimoniosa en el uso de conceptos familiares; también
es intuitivamente satisfactoria, ya que elimina parte del mÍstico temor que rodea a
los informes iniciales acerca de los estados disociados de conciencia producidos
por la depresión difundida. Aunque Schneider supone que ésta altera el lugar fi-
siológico del almacenamiento de engrama (desde los mecanismos corticales a los
subcorticales en el lado deprimido), su hipótesis se comprende con facilidad en
términos puamente psicológicos. Un segundo efecto de la depresión difundida,
que no examinamos aquí, es que puede usarse, al igual que la descarga electrocon-
lrulsiva, como un medio para intemrmpir la consolidación de anteriores experien-
cias de aprendizaje (véase Albert, 1966). En nuestra opinión, no es necesario ana-
lizar aquí esa línea de investigación.
nistrar y retirar la droga en días alternados, Overton entrenó a sus ratas para que
dieran lr¡elta a la izquierda a 6n de escapar del choque cuando estaban drogadas, y
a dar welta a la derecha cuando no lo estaban. Esta técnica, llarnada entlenami¿n-
to en discimhwción de droga, es una de las formas más confiables de estudia¡ la
disociación entre los hábitos aprendidos en los estados clrogado y no drogado. En
el estudio de Overton, los dos hábitos se aprendían con rapidez y de modo inde-
pendiente, con poca o ninguna interferencia "encontrada" entre ambos estados.
Overton demostró que la completa disociación es sólo el polo extremo de un conti-
nuo graduado. Pudo obtener disociación en mayor o menor grado segrin la canti-
dad de droga suministrada, y las dosis mayores producían un mayor grado de diso-
ciación.
Desde los experimentos iniciales de Overton, la discriminación de droga se ha
investigado con una variedad de sustancias y de especies. Ho, Richards y Chute
(1978) reseñan gran parte de este trabajo.
En lo que respecta a la eüdencia de Overton, la expücación que viene de inme-
diato a la mente es similar a la hipótesis del control de estÍmulo de Schneider. Se-
glin esta perspectiva, los estados d¡ogados y no drogados se distinguen en térmi-
nos de diferencias en: a) cómo se perciben los estínulos externos (por ejemplo, la
visión puede hacerse borrosa en el estado drogado); á) la presencia o ausencia de
esfmulos interoceptivos distintivos, como sucede con los "sentimientos" dife-
rentes que experimentamos cuando nos sentimos somnolientos o en estado de
a.lerta, cuando tenemos sed, etcétera. Si estos tipos de estÍmulos fueran radical-
mente distintos en los estados drogado y no drogado, podría explicarse la falta de
transferencia. La presencia y ausencia de pentobarbital (y de sus efectos internos)
llegan a consütuir estÍmulos discriminativos ante los cuales se emiten respuestas
diferentes.
Overton preüó esta interpretación del "estímulo" y estableció varias condi-
ciones de control para determinar lo admisible de la misma. El aprendizaje de
discriminación de hábitos conflictivos en presencia y en ausencia de pentobarbital
se comparó con el que se obtuvo en presencia y en ausencia de los siguientes
estímulos: la droga flaxedil (un relajante muscular periférico), el hambre y la sed,
una luz ambiental en el laberinto, una luz, un tono y una desca¡ga fuerte. Sólo en la
última condición se produjo un aprendizaje de discriminación ("disociación") signi-
fcativa, y la tasa fue notablemente más lenta que con el pentobarbital.
Ante tales pruebas podemos reaccionar de dos maneras. La primera consiste en
atenerse a la interpretación del estÍmulo y exclamar, mafavillados, qué estímulo
tan poderoso y efectivo es la inyección de pentobarbital. La segunda es considerar
que la interpretación del estímulo se hizo ad hoc y que, por lo tanto, es vana: debe-
mos rechazarla y buscar otras explicaciones. Una altemativa que propuso Overton
es que al modificar los umbrales y los patrones de disparo de las neuronas, la dro-
ga puede hacer que se activen diferentes circuitos nerviosos que los que se acti-
van en el estado no drogado. En este caso, las diferencias consistirÍan en diversos
patrones o en distintos tiempos de descarga de las neuronas, de modo que se usan
los circuitos o las rutas diferentes de una red nerviosa compleja. Esta hipótesis es
especulativa y sólo cuenta en su favor con los resultados originales.
Chute y Wright (1973; también Wright y Chute, 1973) seña.lan que el estado in-
terno importante (drogado o no drogado) es el que está disponible durante la
consolidnción de la memoria, en vez de antes de la expenencia de aprendizaje per
658 Tercera oarte. Camoos relacionados
Overton (1978) ha reseñado las principales teoías así como los problemas me-
todológicos que implica probar una forma consistente de la hipótesis de aprendiza-
je y recuperación dependientes de estado. Es difcil mostrar efectos consistentes
dependientes de estado por encima de la operación de diversos "efectos centra-
les" simples. Un primer efecto simple es que elmaterial aprendido mientras el su-
jeto está üogado ta.l vez se aprenda mal, a menudo con lentitud, y se olvide con
facüdad independientemente del estado en que se encuentre en el momento de la
prueba. Esto es lo suficientemente comprensible si la droga bloquea tan sólo el al-
macenamiento o consolidación del material en la MLP. Por ejemplo, dos o tres
tragos cargados de alcohol retarda¡án de modo significativo el aprendizaje verbal
y pictórico (Parker, Birnbaum y Noble, 1976). La intoxicación severa impedirá
casi cua.lquier aprendizaje consolidado, aunque es posible que la persona que ha
bebido atienda y reaccione conscientemente (con lentitud) a los eventos en su
mundo. Segundo, una droga a menudo tierle un efecto directo en la ejecución de
n pmeDa.
En a.lgunos casos este e{ecto es de facilitación, como-cuando el ¿lcohol reduce el
excesivo temor y permite la ejecución más efrciente de una respuesta activa de
evitación (por ejemplo, elimina el "congelamiento" inadaptado); en otros, el efec-
to es ligeramente debiütante, como cuando el a.lcohol reduce la concentración, la
motivación y la ejecución en urn prueba de recuerdo.
Deutsch y Roll (1973) han argumentado que estos efectos centrales simples
bastan para explicar los resultados que se consideran como evidencia del aprendi-
zaje dependiente de estado y/o el recuerdo bajo las drogas. En estos casos, donde
hay una "interacción residual verdadera" entre la presencia versus Ia ausencia de
la droga durante el entrenamiento y la prueba, para interpretar los resultados
puede emplearse la hipótesis del control del estímulo (Schneider, 1967). En otras
palabras: se supondría que el recuerdo es mejor cuando los eslmulos contex-
tuales presentes durante el aprendizaje se reinsta.lan tan completamente como sea
posible en el tra¡scurso de la prueba de retención. Este es un principio muy anü-
guo y apreciado en los estudios de la retención humaria (véanse Pan, 1926; McGeoch
e Irion, 1952). Se le utiliza, por ejemplo, para aislar materi¿l interpolado y eütar que
cree interferencia en el recuerdo de algin material originalmente aprendido. En
un ilustrativo estudio inicial, el aprendizaje interpolado que tenía lugar mientras el
sujeto se encontraba en trance hipnótico, causaba poco olvido de una lista original
que se aprendía y más tarde se recordaba en el estado normal de vigüa. La se-
cuencia inversa de estados (aprendizaje original y segunda prueba realizados cuan-
do el sujeto se encontraba en un trance con aprendizaje interpolado que se
producía mientras era consciente) también reducía üásticamente la interferencia
reroacnva.
Estos y muchos otros estudios ilustran el fuerte influjo que la reinstalación del
contexto original del aprendizaje ejerce sobre el recuerdo.
En síntesis, las nociones de estados disociados y de aprendizaje dependiente de
estado como preparaciones fisiológicas rinicas, por lo general no han sido aceptadas
ni apoyadas en las investigaciones recientes. Existen suficientes explicaciones
acerca de los datos asequibles, de modo que la parsimonia pide que las hipótesis
m,ás "llamativas y audaces" de la disociación bioquímica de los estados cerebrales
permanezcan a la espera hasta que la nueva evidencia cla¡amente exija una fqrmu-
lación similar a la de tales conjeturas.
660
Observaciones finales
LECTTJRAS COMPLEMENTARIAS
l. lrbletaooa co'¡'dü'ca.r4act
Pa¡a el conductista, las metas de cualquier programa educativo deben estipular-
se en términos conductuales concretos, preferentemente en comportamientos
que puedan medirse. Sólo entonces el maestro sabrá cómo diseñar un programa
que moldee la conducta del estudiante hacia esas metas, y evaluar el grado en que
se han cumpüdo. La especificación de las metas educativas en términos de objeti-
vos conductuales es contraria a la tradición, que por lo común las establece en tér-
minos de actitudes, habiüdades analíticas, comprensión y apreciación del tema de
estudio. Mager (1961) fue uno de los primeros en proponer la redacción de objeü-
vos conductuales pa¡a la educación, y escribió una guía acerca de la forma de tra-
ducir metas vagas en conductas mensurables (Mager, 1972). El propio proceso de
traducción tiene un efecto benéfico tanto en el maestro como en el estudiante, al
obligar a.l primero a reflexionar con exactitud ace¡ca de lo que cree que es más im-
portante que el estudiante sepa, y qué conductas de éste constituyen una evidencia
de su conocimiento en la materia. La redacción de objetivos conductua.les se ha con-
vertido en una práctica común y sumamente difundida en muchos sistemas escola-
res, debido al creciente interés del público por extender el sistema de ense-
Mnza.
Por ejemplo, a los padres de un niño que estudia lectura en quinto grado es posible
presentarles en detalle las competencias especÍÁcas de lectura que se espera que
el niño demuestre al término del curso. Con frecuencia, las academias de instruc-
ción en lectura o rnatemáticas anuncial sus programas en términos específicos de
objetivos conductuales de avance para el aprendiz. Estos cambios en el estableci-
t5
Aplicaciones a
la
educación
miento de las metas educativas han sido en grari parte provocados por el inllujo
que los conductistas ejercieron en la enseñanza.
g. llloadeo.nte¡ao
El anÁlisis de una meta educativa en una jerarquía o serie de componentes con-
ductuales impüca un programa educativo. En particular, las habiüdades fundamen-
tales se enséñan primero porque, segrin el análisis de tarea, otras partes de la
competencia criterio dependen de éstas. Así, la multiplicación de dos dígitos no se
enseña sino hasta que el niño ya puede efectuar multipücaciones de un dígito y su-
ma¡; la suma no se enseña sino hasta que se identifiquen y usen los números mrs-
mos, discriminativamente. Por lo tanto, un anáüsis de tarea criterio establece el
ord¿n en el cual deben enseñarse y dominarse las habilidades componentes. Esta
progresión del adiestramiento desde lo simple a lo complejo, desde una unidad
ionductual simple hasta una secuencia de unidades, es muy parecida al procedi-
miento de molfuami¿nto de Skinner, en el cual se enseña a los animales habiüda-
des complejas. Una diferencia reside en que el moldeamiento de animales el entre-
nador debe'esperar que ocuffa una aproximación de la respuesta deseada antes de
que pueda reforzada, mientras que para los niños el profesor (o el texto) general-
menie instruye al describir la respuesta correcta o al demostrada mediante algu-
nos ejemplos. Por supuesto, si los niños tienen grandes deficiencias lingüísticas o
fracasan inva¡iablemente en prestarle atención al profesor, éste debe emplear mé-
todos de condicionamiento operante (acerca de la enseñanza del lenguaje a niños
psicóticos no verbales, véase Lovaas, 1976).
4. nespüett.¡ .¡ctíúú
Los coñductistas creen que las personas aprenden mejor al manejar activamen-
te el material de aprendizaje, responder a é1. y relacionar una parte con otra.
Guthrie, Thorndike y Skinner han puesto el énfasis en la respuesta activa' Las
personas tienen más probabilidades de aprender del texto si se les formulan pre-
666 Tercera parte Campos relacionados
guntas acerca de é1, si buscan las respuestas en el propio texto y las repiten acti-
vamente pa-ra sí mismos. En varios experimentos verbales (Bobrow y Bower,
1969; Slamecka y Graf, 1978) se ha demostrado que los adultos recuerdan mejor
la información que han tenido que conectar activamente de alguna manera prescri-
ta. Por ejemplo, en los experimentos de Bower y Masling (1979) los adultos
mostraron una mejor memoria para un conjunto de enunciaciones correlacionadas
o leyes empi.icas falsas (por ejemplo, "la tasa de la esquizofrenia se incrementa
con el tamaño de la familia") si se los obligaba a inventat una expücación causa.l de
cada una en el término de unos cuantos segundos. Generar una expücación perso-
nal resultaba mucho más benéfico que leer una explicación realizada por otra per-
sona. Además, todos los cursos de mejoramiento de lectuta destacan la importan-
cia de que los lectores esbocen menta.lmente el contenido de lo que leen. v lo
escriban enseguida de examinar superficialmente el material. El ésbozo ha de
completa¡se o corregirse a medida que los estudiantes lean otra vez el materia.l, a
un ritmo más lento.
Otro ejemplo de respuesta activa se da en el aprendizaje de las matemáticas.
Aparentemente éstas se enseñan y se aprenden, en gran parte, al trabajar con mi-
les de problemas, los cua.les ejemplifican ciertos conceptos matemáticos, opera-
ciones o reglas. En el aprendizaje de las matemáticas practicamos rea.lizando
muchos de estos ejercicios hasta llegar a un nivel donde algrin tiempo después po-
demos desempeñarnos correctamente, pero sin ser capaces de establecer las
reglas genera.les de las matemáticas que justifican nuestra ejecución (por ejemplo,
Ios pasos algebraicos detallados para resolver dos ecuaciones lineales con dos in-
cógnitas). Las reglas se han traducido en hábitos automáticos, o "producciones",
que en gran medida se llevan a cabo sin la verba.lización o el esfuerzo consciente
(véase el examen de las producciones en el capítulo l2).
l.Recat¡¡.cló'¡ g prúatac.,
En la mayor parte de las habiüdades académicas básicas como la lectura, la
escritura y la aritmética no eiste ningrin sustituto para la práctica reiterada. Só1o
mediante la práctica estos hábitos se volverán automáticos y se ejecutarán con ra-
pidez y sin esfuerzo. Como los hábitos basados en las reglas deben ser generales
(por ejemplo, multipljcar cualquier número de tres dígitos), obviamente debemos
practicar con una variedad de ejemplos especÍficos de la regla. Esta ejercitación
también es muy benéfica si cada respuesta va seguida de retroalimentación que in-
dique si es correcta o equivocada y, si lo es, dónde reside el error.
Muchos estudios en el aprendizaje verbal han demostrado que el hecho de que
el sujeto practique la recitación del material que ha de aprender constituye una
influencia positiva sobre la memoria posterior. En un experimento clásico de Ga-
tes (1971) se demostró que después del tiempo mÍnimo necesario dedicado a la
lectura pasiva del materia.l que había de aprenderse (biografas y sfabas sin sentido
en diferentes experimentos), los estudiantes aprendieron más no al leer una y otra
vez, sino al tratar de recitar activamente el material de memoria, instigándose o
recordándose a sí mismos mediante el texto a fin de cubrir los detalles olvidados.
Los resultados se han sostenido bastante bien con otros materia.les durante los
años siguientes. El valor de la recitación activa es en palte motivacional, ya que el
sujeto establece metas personales de recuerdo y verifica su progreso; el valor es
también parcialmente informativo, ya que los fracasos en una recitación destaca¡
Cap. 15. Aplicaciones a la educación 667
8. Gúíd't de etartd.lo
Estas prescripciones de repetición en voz alta y revisión son las últimas dos R
',¡escrlao,t
del famoso programa EPI2R para el mejoramiento de las habilidades de estudio
(Robinson, 1961) que se enseñan en muchas escuelas. Las pades de la fórmula se
reñeren a los aspectos importantes de la lectura y la asimilación del material tex-
tua.l; por ejemplo, un capítulo de un libro de texto escolar. El primer componente
consiste en examitnr el contenido del capítulo leyendo los encabezados de sec-
ción; el segundo, en plantearse a uno mismo de cinco a diez Preguntas basadas efr
tales encabezados; el tercero consiste en b¿r el texto y buscar respuestas a las
preguntas planteadas; el cuarto, en recitar enlas propias palabras el contenido de
lo que se leyó y tal vez escribido en forma de bosquejo. Finalmente, en el quinto
se trata de re\isar el esbozo y volver a leer el capítulo para refrescar sus puntos
principale s.
El examen preüminar proporciona a.l estudiante una estructura para que orgaru-
ce los numerosos puntos que debe leer. Este esbozo ach¡a coí.o wr orga iulol Pre-
¿io (Ausubel, 1960) que ay'uda al aprendiz a categorizar, encasillar e interrela-
cionar los temas específicos del capítulo. La razón fu¡damental que sustenta a los
organizadores de avance proviene de la creencia inicial de los psicólogos Gestalt
de que un conjunto de información se aprende melor al, comprendzr cómo se
complementa, qué partes dependen de -o se apoyan en- otras, y cómo se orga-
nizan. Por supuesto, los bocetos de capítulo y los de lectura cumplen exactamente
este cometido. Las investigaciones posteriores acerca del aprendizaje a parti de
un texto (por ejemplo, Meyer, 1975; Kintsch y van Dijk, 1979) se han interesado
en la organización de los textos, en la manera en que el escritor comurnca esta or-
ganización al lector, y en la forma en que tal comunicación puede faciütarse. Parte
de este material fue examinado en el capítulo 13.
Un problema básico con esas guías prescritas de estudio es que a los estudian-
tes les parecen un trabajo arduo (miis que la lectura pasiva), y por eso tienden a no
acepta¡las y a no continuar con ellas si no se integran algunos incentivos poderosos
(reforzadores). Pareciera que el deseo del estudiante de alcanza¡ una caüficación
alta es un reforzador demasiado remoto o débil, por lo tanto, muchos programas
de mejoramiento del estudio requieren del autorreforzamiento contingente del
logro de metas de estudio cotidianas.
necer en silencio, atender a las explicaciones del maestro y seguir sus instruc-
ciones acerca de cua.lquier tarea de aprendizaje. Estas conductas elementales son
necesarias para fomentar un ambiente übre de desorden y distracción, en el cual la
instrucción y el aprendizaje tengan oportunidad de hacerse efectivos. En una sec-
ción posterior discutiremos algunas técnicas de modiñcación de la conducta que se
emplean en el salón de clases.
Para volver a las actividades de aprendizaje, los psicólogos se han dedicado a in-
vestigar muchos problemas académicos que son resultado de la falta de atención,
de la deficiente concentración y de defectuosos hábitos de estudio. Si un niño
descubre que no puede concentrarse en la lectr:n, es posible altera¡ el ambiente
a fin de reducir al mínimo la distracción; el material de lectura también puede mo-
dificarse para provocar y mantener un elevado nivel de concentración. Guthie di-
señó un método en el cual el estudiante se sienta en silencio y abandona su pupitre
tan pronto como observa que su mente se distrae de la tarea. Mediante esta técni-
ca, el pupitre y los übros se asocia¡ exclusivamente con elestudio, no con pensa-
mientos y fantasías que compiten con é1. Un método más efectivo consiste en
pedile al niño que conteste una pregunta después de una o dos oraciones de la
lección, y recompens¿u de inmediato sus respuestas correctas. En el transcurso
de los ensayos se incrementa el número de oraciones leídas antes del examen. v
las preguntas de éste piden la integración de información a partü de diversas ins-
trucciones. Este método puede complementarse con la autoinstrucción (Meichen-
baum y Asarnow, 1979), donde se enseña al niño a recita¡ en silencio (y seguir)
un monólogo de orientación antes de la lectura y mientras ésta se desarrolla. El
monólogo recalca la formulación de preguntas acerca del contenido del párrafo,
para hacer un boceto a medida que se lee, relacionar una idea con otra o con algo
más que se conozca, etcétera. Estos métodos simples resultan muy efectivos al
tratar con niños que han tenido graves deficiencias en la concentración y en la
comprensión de lectura.
Las habilidades adultas de estudio también se han mejorado mediante los proce-
dimientos de reforzamiento (üark, 1976; Watson y Tharp, 1977). Son lpicos los
problemas de los estudiantes del bachillerato superior y de la universidad que no
han formado hábitos de estudio apropiados. En el programa usual se le pide al es-
tudiante que observe y registre su conducta de estudio durante u¡a semana. En-
tonces se inicia un procedimiento de adiestramiento de reforzamiento en el cual el
alumno estudia sólo en uno o dos lugares donde no hay distracción, y se refuerza a
sí mismo con algin privilegio deseado (por ejemplo, ver teleüsión) únicamente si
cumple con ciertas metas de estudio mfuimas (por lo general, el tiempo invertido,
las páginas leÍdas o los problemas solucionados) durante un día. A menudo el estu-
diante redacta su propio "contrato", especificando las metas que debe lograr para
recompensarse a sí mismo. A medida que el programa continúa, aumenta la ca¡ti
dad de trabajo requerida para el reforzamiento, y los reforzadores se tornan más
simbólicos (por ejemplo, puntos ganados para asistir al cine dura¡te el fin de sema-
na). El estudiante es su propio "observador y reforzador", y normalmente efec-
túa una gráfica de su tiempo de estudio en cada curso académico. La gráfica de los
logros autoinducidos (por ejemplo, las páginas que un autor escribe al üa) con fre-
cuencia es más reforzante que cualquier otra recompensa tangible. Junto con es-
tas técnicas de reforzamiento para incrementar el tiempo de estudio, el maestro
también instruye al estudiante en métodos de estudio efectivos como el EPL2R
CaD l5 Aplicac¡ones a la educación 669
que hemos mencionado, y técnicas para tomar notas (en lecturas o conferencias) y
revisarlas a fin de promover el aprendizaje.
Estas técnicas de reforzamiento son efectivas para superar el retraso, que
equivale a la ruina de cualquier estudiante (y de cualquier profesional). La idea bá-
sica consiste en subdividir un trabajo en muchos pequeños pasos a submetas, es-
tablecerse una sola submeta en cierto momento, o recompensarse con un privile-
gio acostumbrado (por ejemplo, un café por la rnañaria' un cojín por la noclrc' la
lectura del periódico) sólo si se alcanza la submeta diaria. También es útil obtener
el apoyo de un gnrpo o de nuestros amigos para el programa frjado, debido al re-
forzamiento y a la motivación social que implica.
g. Dleaos e a'dae"erea
Los psicólogos siempre han destacado que la mejor forma de fomentar el apren-
dizaje consiste en capírar eI interés del aprendiz por el tema de estudjo. Interés
es un término que cubre de modo no analítico muchos factores, pero por lo común
se refiere a la naturaleza reforzante del materia.l mismo (como las recompensas de
libros de historietas para los niños), o a la percepción que tiene el niño de que el
aprendiz,aje de tal material posee un claro valor instrumental para obtener alguna
meta reconocible que no sea la calificación en un curso. Este vírrculo entre los ob-
jetivos del aprendizaje y las metas de la vida es lo que se conoce como "pertinen-
cia" en los temas académicos. En muchos libros de texto y manuales de estudio
se destaca explícitamente la relación entre el tema de estudio y los problemas
prácticos de la vida cotidiala. Las prácticas de campo también incrementan la per-
tinencia del aprendizaje en el salón de clases. En algunos cursos universitarios de
psicología y educación se hace que los estudiantes apliquen activamente lo que
aprenden al trabaja¡ de forma directa con pacientes psiquiátricos, niños retrasados
o emocionalmente desequilibrados, drogadictos y otros sujetos. Estas experien-
cias de aprendizaje, que son valiosas no sólo para los estudiantes sino también
para los receptores, a menudo incrementan de modo significativo la motivación de
los estudiantes para aprender y a aplicar los conocimientos adquiridos en el salón
de clases.
En otro nivel, educadores y psicólogos han descubierto que es muy útil conce-
der mayor libertad a los estudiantes para que establezcan sus propias metas,
aprenda¡ a su propio ritmo y evalúen su progreso (Goodwin y Coates, 1976). Sin
embargo, los estudiantes pueden establecer sus propias metas sólo después de
haber sido adiestrados para trabajar de modo responsable y efectivo, y para fijarse
objetivos que correspondan a los del sistema escolar; por ejemplo, leer con un
cierto nivel de corrección o superarlo. Pero dentro de esta estructura, los apren-
dices autodirigidos tienen probabilidades de ser más felices y mejores alumnos; vi-
gilan su tasa de trabajo, establecen submetas de acuerdo con lo que pueden exigirse
en una perspectiva realista, y escogen programas de reforzamiento o recompen-
sas de apoyo que les son muy satisfactorias. Estos procedimientos proporcionan
motivación, hacen que aflore un sentimiento de éxito y aumentan la autoestima,
la confianza y la competencia. Por supuesto, la mejor ca¡acterística de los aprendi-
ces autodirigidos es que sólo tienen una mínima dependencia hacia el maestro, y
están propensos a continuar aprendiendo cuando ya no se apliquen los requisitos
formales de la escuela. La desventaja es que los aprendices autodbigidos crean
problemas con el horario de clases, el programa de estudios y las actividades del
maestro. Se requiere de una nueva planeación y de un cambio en las rutinas tradi-
cionales para que el aprendizaje autodirigido sea operante.
birse como un diagrama de árbol o una red con nodos que representan grupos' y
flechas entre los nódos que simboüzan la relación de pertenencia a esos grupos. El
dispositivo visual materialmente mejora la memoria para el párrafo mismo' De
modo simila¡, al presentar a los estudiantes problemas de fisica, un texto útil ofre-
cerá el diagrama de un modelo o situación fisica correspondiente en el cual se re-
calcan los factores más importantes. Quienes elaboran textos y programas de es-
tudio conocen bien estas prescripciones acerca del énfasis perceptual, aunque no
siempre las respeta¡.
Paia enseñará los niños conceptos complejos, una estrategia útil (recomendada
por los teóricos del aprendizaje) consiste en mostrar muchos casos negatlvos cer-
ianos y contrastantes ("yerros por poco") junto a una variedad de casos positi-
vos. E-n la figura 15.1 se preseñtan gmpos de casos positivos y negativos para
ense'na¡ a los niños el mncepto de la letr¿ A mayriscr:la escrita a mano' El ver las va-
riaciones manuscritas dentro de los casos positivos permite al niño aislar
características críticas y su rango admisible de va¡iación. Elconjunto de casos ne-
gativos de yerros aproximados también le a''uda a aprender qué características
áebe tener o no uná A lcomo una barra horizontal cerca de Ia mitad de las líneas
inclinadas, o una lÍnea horizontal extra o una vertical dentro de las mismas)' Cada
yerro resalta una característica o relación contrastante ügeramente distinta entre
ias partes, necesaria para un patrón A, y permite al niño desarrollar una regla
compücada para la discriminación. Estas prescripciones -utilizar los yerros
para
enseñar conceptos dificiles (por ejemplo, distinguir turista de inmigrante)- nos
parecen de buen sentido común y de una naturaleza arraigada en los maestros,
pero en realidad fueron sugeridas por la investigación de laboratorio acerca del
aprendizaje de discriminación.
G\A
Posilivo (A)
A=H
Néga vo (no A)
a) I\ 7\- | \/ \
/\ \-/
\__J
A v7)
t-tN
,fr t\
Figura 15.1. Colección de eiemplos pos¡tivos y negativos de yerros por poco de letras
A mayúsculas.
tloo. ú.'n"',.ó'',l.pit
12. D|¡trtot
Con el paso de los siglos, tanto las personas con dotes teatrales como los
maestros han desarroüado una bateía de auxiüares de la memoria o dispositivos
í
mnemónicos pan ayudarse a mis¡¡ps o a sus estudiantes a aprender miterial de
aao. l5 ADlicaciones a la ed¡lcación 673
6
2
l
3 plátanos
\ ,J
\i
lmágenes de conex¡ón:
1. Leche derramándose sobre la cabeza de Bruno
2. Una hoz que rompe un pedazo de pan francés
3. Varias pencas de plátanos que cuelgan de los cuernos de una res
4. La nieve que cae sobre el techo de un teatro
F¡gura 15.2. llustración del uso de una nemotecn¡a de palabra pretexto para
recordar
una ltsta
Cao. 15. Aolicaciones a ¡a educación 675
porcionen dispositivos rmemónicos para los teras de estudio que los alumnos de-
ben recorda¡.
Atkinson (1975; Raugh y Atkinson, 1975) ha proporcionado una demostración
de gran significación educativa, de los dispositivos mnemónicos en la enseñanza de
vocabularios de una lengua extranjera a estudiantes universitarios. Por ejemplo, la
tarea de asocia¡ una palabra española con su equivalente inglés se descompone en
dos pasos: primero, pensar en una palabra claoe nglesa con un sonido semejante a
la totalidad o a una parte del vocablo español. Así, caballo stena como "cob-eye-
yo", de modo que e1e sería una palabra clave apropiada; de manera similar, iato
suena como "pot-ho", y por lo mismo 1of seía una palabra también adecuada. La
segunda etapa, que se describe en la figura 15.3, consiste en asociar la palabra cla-
ve conla traducción inglesa de la palabra española al visualizar alguna escena de in-
:i:.,
CABALLO HORSE
-eye-
teracción entre los dos objetos. Así, caballo significa "horse"; por lo tanto, pode-
mos imaginarnos un caballo que patea un gran ojo, o un caballo con un ojo ciclópeo
en la frente. Pato signifca "duck", y se puede pensar en un pato con wa oll¿ que le
cubre la cabeza. Estas imágenes tan extravagantes unen dos palabras distintas en
la memoria. Aunque las dos fases se han descrito por separado, pueden enseñarse
juntas, como se observa en la frgura 15.3. Después de completar ambas fases, el
aprendiz está en condiciones de pensar rápidamente de la palabra espalola a la palabra
clave para la traducción. Este es un ejemplo de aprendizaje mediano, que se examinó
en el capftulo 6.
Atkinson demostró que este procedimiento básico tenÍa una gran efectividad en
comparación con un procedimiento de control en el cual los sujetos aprendían los
reactivos del vocabulario sin a,"uda de dispositivos mnemónicos. En un experi-
mento, los sujetos entrenados con el método de la palabra clave aprendieron un
vocabulario ruso de 120 reactivos casi dos veces mejor que los sujetos de control,
a los que se les daba un tiempo de estudio simila¡. La ventaja también se manifes-
taba en una prueba al término de seis meses. El método de la palabra clave es-
tablece asociaciones de doble sentido, de modo que un estudiante que ha aprendi-
do a traducir del español al inglés muestra una ügera ventaja sobre los sujetos de
control cuando se le pide que traduzca del inglés al español. En otros experimen-
tos, Raugh y Athnson (1975) demostra¡on que la dificultad de aprender un par
ruso-inglés con el método de la palabra clave podÍa descomponerse claramente en
factores de dos partes: la probabilidad de recordar el vínculo entre el ruso y la pa-
labra clave por la probabüdad de recordaf el vínculo entre el vocablo clave y la tra-
ducción. Los sujetos aprenden mejor si eüos mismos construyen su propio vínculo
entre la palabra clave y la traducción, pero tienen dificultades para diseñar una pa-
labra clave útil. En este aspecto, el tutor es muy efectivo.
El programa con a¡udas mnemónicas fue ta¡ fructÍfero en el trabajo de laborato-
rio que se empleó en la enseñanza de vocabulario en clases experimentales de
ruso y español elemental en la Universidad de Stanford, enlre 7974 y 1976. Los
estudiantes mostraron un aprovechamiento superior: les agradó el método de la
pa.labra clave y con frecuencia las pedían cuando no se proporcionaba ninguna.
Dicho de otro modo, los estudiantes y los profesores recibieron favorablemente el
método. Sin embargo, no todos los maestros de lengua extranjera simpatizan con
los dispositivos mnemónicos, pues creen que complican lo que a la postre debe
convertirse en un proceso de recuperación automática. Las personas que dominan
un idioma raras veces comprenden qué grande y dificil es el problema del aprendi-
zaje de vocabulario para el estudiante; adenlís, los expertos en mnemotecnia afirman
que los mediadores (palabras claves e imágenes) disminuyen con el uso conü-
nuado de las palabras. En cualquier caso, la aplicación de la rnnemotecnia al apren-
dizaje de un vocabulario extranjero, tiene probabilidades de aument¿r en los futu-
ros progr¿rmas de estudio.
frecuentes. Cualquier maestro, no importa cuán liberal sea, quiere que sus alum-
nos respeten a.lglin conjunto de reglas; por ejemplo, llegar a clase a tiempo, es-
cuchar áon atenóión, abitenerse de hacer ruido o de distraer a los demís, trabajar
en silencio, etcétera. Cuando un niño viola las reglas reiteradas veces, surgen
problemas,lo cual obliga al nÉestro a imponer cast.igos y conüerte al salón de cla-
ses en una colonia penal en miniatura.
A partir de la década de los sesenta, en los salones experimentales, se usó una
variárhd de procedimientos de modificación de la conducta basados en técnicas de
reforzamienio positivo, con el propósito de tratar con uno o dos niños alborotado-
res o agresivoÁ. En una situación estándar un maestro pediría a un psicólogo que
lo ayudara con un niío problemático; el psicólogo, el profesor, y tal vez el propio
niñó, cüscutirían la conducta conllictiva y se pondrían de acuerdo acerca de un me-
dio objetivo para contarla y registrada' Comienza entonces un periodo de registro
de hnéa basé, en el cual el maestro o el psicólogo investiga la frecuencia de la con-
ducta problemática en una clase especíñca, durante una semana. Así, se introduce
una contingencia de reforzamiento y se le explica al niño que ganará el elogio del
profesor o un cierto nrimero de puntos, fichas o recompensas tangibles si muestra
L "buena conducta" especificada fuor ejemplo, trabajar ensilencio.en su pupitre),
mientras que la mala conducta espécificada se ignora o castiga mediante la pérdida
de puntos o fichas. Si después de aproimadamente una selrlan:l el programa de
refórzamiento no opera, s" ult.tan o se ajustan ciertos procedimientos. Tal vez
sea necesario introducir una conducta más simple, un reforzador más poderoso, o
eliminar los reforzadores no intencionales para la conducta indeseable; el progra-
ma continúa hasta que sus objetivos iniciales se cumplan. Entonces pueden es-
tablecerse nuevas metas para desvanecer g:adualmente los reforzadores
extrilsecos mientras se acreóienta la calidad de la atención del niño o sus habiüda-
des de trabajo; después se instituyen nuevos proglarnas de cambio conductual
para esas metas,
Estos programas se han aplicado con ciertas va¡iaciones a centenares de estu-
diantes en muchos salones de clases, y los resultados revelan un éxito sorpren-
áente (O'Leary y O'Leary, 1972). Las técnicas también se aplican satisfacto-
riamenie a otrós-grupos (niños "normales", retrasados mentales y delincuentes)
de una gran diverJidád de niveles educativos (desde preescolar hasta el bachillera-
to superior y la universidad) y una variedad de situaciones institucionales' Al co-
mienzo, los Lstudios se centraban en hacer disminuir la conducta perturbadora 0o
cual es necesario pa¡a la instrucción ordenada), pero más tarde propendieron a la
promoción de conductas académicas, como la ortografa, problemas de matemáti-
cas, descripciones o composiciones verbales creativas, construcciones arquitectó-
nicas novedosas, etcétera.
Para dar una idea de estos programas, revisaremos detalladamente un estudio
de Packard (19?0) que ilustra un procedimiento de reforzamiento contingente de
grupo. Se trata de un experimento efectuado en un salón de clases con mños
áe áscuela primaria, en el cual un tipo general de conductas que se conocía como
"prestar atinción a la instrucción del profesor" se moldeaba medi¿nte el manejo
dé hs contingencias de reforzamiento. Este experimento fue dirigido por un
maestro durante las lecciones de lectura diaria de 30 minutos, con cuatro clases
distintas (que abarcaban desde el jardín de niños hasta el sexto año-de primaria) '
En primér término se instituía una economía de fichas en el salón. Los niños y el
678 Tercera parte. Campos relacionados
profesor elaboraban urn lista de reforzadores y acordaban cuántas fichas (de poquer)
debía costar cada reforzador. Las actiüdades típicas de reforzamiento consistían
en 10 minutos de acceso al juego con una máquina de escribir eléctrica, senta¡se
junto a un amigo en la siguiente clase, 15 minutos de juego en el gimnasio, servir
como a¡rdante del maestro durante el próximo periodo, o l0 minutos de tiempo
para tocar el piano. Estas actividades podían comprarse con fichas que el niño gi-
naba a.l port¡rse bien. Así, las fichas servirían como reforzadores condicionalés.
Du¡ante este tiempo, la frecuencia de lÍnea base de las .,conductas de no
atención" de los miembros de la clase se estimaba en diversas ocasiones. v eran
consideradas. Iás conductas de atencbn se defnÍm con cla¡iclad y consisti; prin-
cipalmente en sentarse en silencio, mirar y escuchar al maestro y estudiar las pro-
pias lecciones; la conducta de no atención incluía ponerse de pie y caminar por el
salón de clases, hablar con los compañeros, ca¡tar, dormir, hacer garabatos;jugar
con aviones de papel, etcétera.
A continuación se instituía la contingencia de gmpo y se le explicaba con detalle
a la clase; se daban fichas a todos los alumnos si la clase prestabá atención al profe-
sor por encima de un porcentaje especificado en la lección de lectura de 30 minu-
tos. Las_conductas especí[cas que contaban como ,,prestar atención', se repi-
tieron a los niños cuidadosamente.
Por último, una luz de indicio colocada en un lugar prominente sobre el escrito-
rio del profesor, servía para informar a la clase que ei maestro pensaba que todos
le prestaban atención (luz verde), o que juzgaba que algunos niños estaban distraí-
dos (uz roja). El maestro accionaba los intemrptores de la luz verde o roja sin ha-
cer comentarios acerca de los alumnos infractores. Los estudiantes sabían oue
mientras la luz permaneciera verde, un reloj de registro acumulaba ,.tiempo de
atención" para la meta de la sesión; cuando la luz roja, la clase comptera
perdí: tiempo y era probable que no consiguiera sus fichas para la lección dé ese
dÍa. Las luces verde y roja servían como reforzadores condicionados y castigado-
res, respectivamente. Huelga decir que había fuertes presiones de grupo (amena-
zas de castigo) sobre los alumnos que no prestaban atención.
Llamaremos "porcentaje de atención" a la porción de una lección de 30 minutos
durante la cual la clase completa prestaba atención. En un comienzo, el Dorcentale
de.atención requerido para el reforzamiento de grupo. se establecía a un nivel múy
bajo, pero después se estipulaba con criterios más estrictos mediante el moldea-
miento. Al principio, cada niño recibÍa, por ejemplo, tres fchas si elporcentaje de
atención del gmpo superaba el407o (o 12 minutos de la lección de 3d minuto;). Si
la clase excedía esa cantidad en un 1070, cada uno de los alumnos recibía una boni-
ñcación de 2 fichas. Éstas siempre se entregaban al término de cada lección y el
niño podía cambiarlas de inmediato por un reforzador de valor baio o ahorrarlas
para obtener después de algunos días un reforzador de alto valor. Lueso de varias
sesiones exitosas en un criterio, éste se incrementaía de modo qui se reoul-
rieran porcentajes más elevados del Iiempo de atención gn_rpal para el reforza-
miento con fchas; además, si el gmpo fallaba y llegaba al 5% por debajo del crite-
rio del dÍa, se castigaba restándole una ficha a cada niño.
Este experimento de campo demostró un éxito espectacular para moldear la
atención en el salón de clases y los hábitos de estudio. Cua¡do concluvó el oroce_
dimiento, la mayor parte de los gnrpos prestaban atención alrededór del 9090,
rendimiento éste que era jüzgado por observadores de la conducta así como por el
Cap. l5 Aplicaciones a la educación 679
Demoslrar "mitades" de
un conjunto de objetos
c0m0 d0s subconjunlos
rguales, "tercios" como tres
subconjuntos ¡guales
ldentificar un objelo
de un conjunto
Figura 15.4. Jerarquía de aprendizaje de una habilidad matemát¡ca para niños que no
asisten a la guarderia infantil (tomada de Caené. 1970).
Principios:
Orden de la exPresiÓn en
inglés
Conceptos:
sustantivos, verbos, prepo-
siciones Y conjunciones ¡m-
Secuenc¡as verbales:
Reconocimiento de Pala-
bras imPresas
Aprendizaje E¿.--A:
Sonidos del lengua¡e
,.,u,ffii,u¡epu,a|ashabilidadesbásicasdelalectura.
(tomada de Cagné, 1965)
644 Jercera parte. Campos relacionados
referirse a una jerarquía de niveles; por ejemplo, al hacer una secuencia de un cur_
so, un tema dentro de ese curso, una lección dentro de ese tema, un componente
dentro de esa lección. Ninguno de los pasos puede pasa¡se por alto, ya sea que
todo se escriba o no al planear el curriculum. para mantener eita discuiión deniro
del contexto de la teoría del aprendizaje, podemos considerar cómo aplicó Gagné
los principios de secuencia a algunos resultados expresados como prbductoslel
aprendizaje, en vez de conocimiento específico aceica de algin tema de estudio.
Una de las tablas sumarias de Gagné aparece en et cuadro i5-2.
Es evld€nte que en cua.lquier teorÍa di la instrucción debe pernn
recer un gran
sustrato de empirismo en la decisión acerca de cuánto tiempo y
esfuerzo debe de_
dica¡se a cada paso de una secuencia. ft punto esáncil
ei q,i""é'rmc ha descu_
j9r:trouim resulta útil p"ru rnou".." TJ ros principios
::""*,lT^"]a ta,q11cl9io
aprenüzaje secuencia de instrucción. En este sentido, ¡gJ!¡4e
del
de su enfoque de una teoría de la instrucción-
--"--v' la jerarqúa eSh base
^ Una teoría de la instrucciól. en suma, se interesa por que lo que uno desea
pueda aprenderse mejor, con enseña¡
un mejor,apr€ndrzaje que no se limite a
Esto no quiere decir que ras teonas det lo descnpüvo.
aprendizaje y der desaro[o sean rrereva¡tes
para una teorÍa de la instrucción.
De,echo, una teoríá d-e r, io"i.*."ili,iu-ü" p."o"up.r."
por el aprendjzaje y por el desarrouo, y
debe ser congruente con aquellas teorias
- aprendizaje y el desa¡rollo a las cuales se
suscriba (B.ñü l¡ó;;ül.ltr.
del
Es muy fácil hacer declaraciones apresuradas acerca del éxito de una escuela en
comoaración con otra, basadas tan sólo en el aprovechamiento medio en algin tipo
688
15
.> 10
!
o)0
E
a
-10 t¡gura 15.6. Ca-
nancias o pérd¡
das esperadas al
-15 maximizar cada
uno de los cuatro
ob¡etivos (toma-
da de Atk¡nson,
Objetivo de la instrucción 1972).
s*ln*r,gg¿u,*wffru*niffi
..- S,il?li,rJa
de respu€sra
'
H de a'r€nd¡z
"t;:1?:i3¿
t23
prueba demorada
estrategias de aprend¡zaje
parte Campos relacionados
690 Tercera
ffi
r***rl*ü*ü$*tüwr-*l**
*mr-s*Wm*u'**ffi
Uiq:,Uli:t"*.:'lE
ffii._1,L,fl,i[i"r11;""fii
Gp (r) = br oas + c
GP (D es el nivel
de aprendizaje en la computadora:
mrnu¡os
donde f significa los
Cao. 15. Aolicaciones a la educación 691
de colocación de grado; c es algo así como un nivel inicial; y á es como una tasa de
aprendizaje. Los investigadores efectuaron urn simulación, simil¿r a la que conduce
a los resultados en la figura 15.6, que investigaba los cuatro distintos criterios
mencionados, y las estrategias de asignación estudiantil de tiempo de computado-
ra que ellos dictaban. Los resultados fueron reconfortantes porque demostraron
que dentro de límites razonables, las diferentes formas de asignar tiempo de compu-
tadora a los estudiantes lentos y a los veloces arrojaban relativamente poca dife-
rencia en la cantidad global de aprendizaje para Ia clase. La política más segura y
con claros beneficios mnsistfu tan sólo en incrementar el tiempo 1AC disponible
para la clase considerada como un todo.
La teoría de Atkinson derivada del trabajo con la computadora es, desde luego,
solo uno entre varios enfoques [os otros no dependen de la computadora) del
problema de cómo tratar de modo efectivo las diferencias individuales en el apren-
dizaje. Por ejemplo, Carrol (1963¿) propuso un modelo en el cual se asignaría al.in.
dividuo el tiempo suficiente para lo que necesitaba aprender como información bá-
sica para la siguiente etapa, y se interpretaba la aptitud en una tarea esenciaknente
comó el tiempo requerido para que elindiüduo la dominara Bloom y sus mlaborado-
res adopta¡on este enfoque y lo convirtieron en un plan de instrucción que se co-
noce có.o aprend.imje d¿ m¿estrla, basado en el principio de que el aprendiz
debe lograr ú maestría en una etapa, antes de pasar a la siguiente (Bloom' 1968;
Block 1é71). Otro enfoque es el d enomimdo ittstrucción prescita in¿iüidudlrne te
(1P4, desarrollado por Glaser y sus asociados, en Pittsbugh (Lindvall y Bolün,
1967; Lindval y Co;, 1969). Al usar materiales dispuestos en unidades progresi-
vamente más difciles, la escuela que utiliza la lPl intenta resolver las diferencias
individuales en matemáticas, lectura y ciencia al hacer que cada estudiante trabaje
con los materiales apropiados después de que haya efectuado un examen de ubica-
ción que permite prescribir la unidad adecuada. Otro punto de vista es el que se
conoce cómo interacción entre a\titud y tratamiento (IAT), el cual propone que las
diferencias individuales se resuelvan mediante distintos enfoques de la instrucciÓn
para los estudiantes de diferentes apÚtudes (por ejemplo, Cronbach, 1967; Cron-
üach y Snow, 1969). El adaptal la initrucción al indiüduo es un problema básico en
el dis'eño del curriculum y cabe esperar que se planteen varios enfoques para sa-
tisfacer esta necesidad. Las tres teorías de la instrucción aquí presentadas (el mo-
delo jeriá¡quico, de Gagné; el modelo del desarrollo cognoscitivo, de Bruner; el
y
de mejoramiento de decisión teórica, de Atkinson) ilustran las- investigciones
cofteÁporiíneas tendientes a conformar una teoría prescriptiva-de la instrucción'
Hasta ú fecha, estas teorías han ejercido relativamente poca influencia en el dise-
ño de los cu¡riculum, la redacción de textos o la secuencia de cursos en los siste-
rnas escolafes.
AIJXILIARES TECNOLÓGICOS EN EL
ADIESTRAMIENTO Y LA INSTRUCCIÓN
Para desarrolla¡ su labor, los profesores siempre han usado los recu¡sos auxi-
üares de que disponen: pizarras, pizarrones, bibliotecas, libros- de texto, cuader-
nos de traLajo, laboratorios, escenarios, patios de recreo' En el transcurso de los
años, han aparecido diversas irnovacionés pero la tecnología ed"cativa como tal
no .s nueva. Lo que sí es reciente es el ritmo al que han surgido las propuestas'
692 Tercera parte. Campos relacionados
Alora estamos en una mejor posición para preguntar qué investigaciones nos in-
forman acerca de la efectividad de esos inshrmmtos. A su tiernpo, y debido a
la seguridad con la que atznz¡m, estas innolaciones también pueden contnbui a la
teoría de la instrucción, como hemos visto en la sección anterior al referi¡nos aI
trabajo de Atkinson con la computadora.
Simuladores
!l cine farunadas
,rmagenes ! televisión se asemejan en el sentido de que ambos medios emplean
con sonido. Por supuesto, las películasse presentan en apara_
tos de televisión en circuito cerrado, con la ventája de que no eigen oscurecer
totalmente la habitación, y de que pueden emplearie proyectores leJanos o graba_
ooras de udeo tape. La televisión también puede ser ,,en üvo.', ya sea
desde una
fuente lejana o sobre el circuito cerrado piocedente de fuentes óercanas, incluso
desde el propio escritorio del profesor, sies que éste desea que un salón
leno de
alumnos mire por encima de su hombro mientras él leva a cabo una
disección o
eJecuta a.lguna otra demostración. Aquí no nos interesamos en saber
cómo puede
hacerse más conveniente el equipo, a pesar de que esto tiene algo que ver
con su
uso, mas üen nos rnteresa ej tjpo de enseñanza que se lleva a cabo con los auxüa_
res auolousuales menclonados.
En-un¿"reüsió¡ de las invesügaciones acerca del aprendizaje con pelÍculas, Ho_
.
ban (1960) clasificó los resultados de unas 400 urvesiigacionás sobri ias petícr:las
de enseñanza en tres zonas de certidumbre respecto ilos resu.ttadoi:
baja, inter_
media y alta..Para lograr una certidumbre alta, lós resultados iéniá que
sa¡stace¡
cuatro criterios: 1. ser intuitivamente razonables; 2. haber sido reseñados por
un
investigador compete¡te e imaguntivo; 3. esta¡ relacionados con algrura
formulacion
srsremaDca: y 4. La nvestrgación debe haber sido repetida. Los grados
restantes
Cap 15. Aplicaciones a la educación 693
Para los psicólogos del aprendizaje éstos no son restftados novedosos; es rnás tm-
portante la forma en que estos principios se integran en detalle, al tener en consi-
deración la estructura de lo que se enseña.
La televisión se destacó rápidamente como un posible medio de enseñanza, des-
pués de que los aparatos receptores se hicieron asequibles en los hogares y en las
escuelas, y luego de que el desarrollo de los satélites adificiales permitió dirigir
progr¿unas a lugares muy lejanos, incluyendo á¡eas en desarrollo en donde los
libros de texto y los profesores fueran escasos. En una revisión profrmda de
los estudios acerca de la efectiüdad de la televisión en la instrucción, Chu y
Schramm concluyeron:
...se ha hecho eüdente que ya no hay razón paIa preguntarse si Ia televisión educath?
sirve como eñciente instrumento de aprendizaje. Esto no quiere decir que siempre lo sec,
pero abundan las pruebas de que lzedz serlo, y de que en circunstancias favorables lo es.
Esta evidencia proviene de muchos países, de estudios de todos los niveles cronológicos,
desde los niños en edad preescolar hasta los adultos, y de una gran variedad de temas de
estudio y objetivos de aprendizaje (1967, pág. 98).
Estos investigadores señalan ciertas ventajas peculiares, por ejemplo, que la te-
levisión permite que varias clases compartan a un buen profesor; que proporciona
experiencias de una va¡iedad y calidad que de otra forria serÍan imposibles, y que
694 Tercera parte. Campos relacionados
puede llevar la enseñanza a regiones en las cuales no hay escuelas. Los programas
de televisión educativa dirigidos a las iáreas rurales apartadas han sido particular-
mente útiles en el Tercer Mundo. La teleüsión también proporciona tiempo libre
al profesor pa¡a que trabaje con gupos más pequeños y pueda brindar asesora-
miento individual. La principal desventaja es que se trata de un sistema en un solo
sentido, por lo cual se han realizado algunos experimentos con sistemas de con-
testación o respuesta (Greenhill, 1964), pero las consideraciones de costo no los
han hecho factibles. EI mejor complemento de la televisión es un tutor local que
amplíe los puntos del programa, conteste preguntas, motive y refuerce el trabajo.
El laboratorio de idiomas
El impulso a la enseñanza de idiomas se inició durante la Segunda Guerra Mun-
dial, y no se escatimaron esfuerzos para facilitar ese aprendizaje. En esre punto
cabría esperar una remuneración para la educación, ya que la enseñanza de idio-
mas siempre ha sido una de las tareas escolares estándar, aunoue en ocasiones se
haya vacilado entre el hecho de enseñar el idioma para que sé hable o enseña¡lo
como algo que habrá de leerse. El adiestramiento mütar hacía hincapié en el
idioma hablado y en la actualidad, dentro de las escuelas, ese énfasis se ha despla-
zado nuevamente hacia la lengua hablada, apartrándose del terreno de la lectura.
AsÍ ha ocurrido en parte porque se tienen mejores dispositivos para hacer llegar
emisiones vocales pronmciadas de modo aceptable a los estudiantes de escuelas
pequeñas, que poüían carecer de profesores eficientes en el manejo del idioma
que se enseña. El laboratorio de idiomas se adoptó rápidamente después de 1945
(Haber, 1963). Es simplemente un conjunto de apafatos que permiten emplear en
la enseñanza el discurso grabado, en discos o, lo que hoy es más común, en cintas
magnetofónicas. Los aparatos contemporáneos más elaborados permiten que el
a.lumno imite lo que escucha, que oiga después su propia voz, o que el profesor
controle lo que pronuncia. La consola frente a la cual se sienta el profesor puede
tener comunicación en doble sentido con varios estudiantes a la vez.
Ni siquiera los métodos de adiestramiento más perfeccionados son capaces de
eüminar la a¡dua labor que los adultos deben rea.lizar para aprender otro idioma.
En la Escuela de ldiomas del Ejército, en Monterey, Califomia, un estudiante
pasa comúnmente casi todo su hora¡io durante 8 meses, aprendiendo un idioma
extranjero, y 12 meses si se trata de una lengua difícil. Aun;sÍ, muchos no ttenen
éxito.
En uno de los primeros estudios acerca del aprendizaje de un idioma en las
fuerzas armadas, S.B. Williams y Leaüt (lg4|lnfonnaron que el g07o de los
alumnos que intenta¡on aprender japonés abandonaron el cursó antes de llesar a
dominarlo.. No hay caminos fáciles para llegar al dominio de ninguna tarea de áifcil
aprendz aJe.
Carrol (1963á), al reseñar las investigaciones acerca de la enseianza de un
idioma extranjero, deja la impresión de que sabemos muy poco acerca de la efecti-
vidad de los procedimientos que se han adoptado en los úboratorios de idiomas,
como el hecho de que el estudiante escuche su propio discurso, practique con pa-
trones particula¡es del discurso, etcétera. Los trabajos en torno del aprendizaje
de asociación que podrían ser adecuados para el aprendizaje del vocabulario (véaée
la sección de Ios dispositiaos mnérnicos) por lo común no son pertinentes para la
Cao. 15. ADlicaciones a la educación 695
Aprendizaje programado
tigura 15.8. Ejemplos de dos cuadros en un programa para la enseñanza del condi
cionamiento clás¡co. Elestudiante lee ¡a pregunta de la parte superior del cuadro, es-
cribe una respuesta, y finalmente m¡ra la respuesta correcta
ple, y aquella que el estudiante selecciona lo dirige hacia una página distinta del
libro. El texto es entonces un libro "rewelto'' que se lee de modo muy irregular.
La respuesta correcta remite a una página en la cual se presenta la siguiente por-
ción de inJormación, con alternativas nuevas. Se señala la respuesta incorrecta,
con algunos comentarios acerca de por qué pudo haber sido seleccionada, y se
hace regresar al aprendiz para que haga otra elección.
Crowder cree que debería existir un medio para que los estudiantes mal prepa-
rados retomaran a los materiales más simples, y que los mejor preparados
deberían pasar por alto parte del material; por lo tanto, sus progresos posterio-
res consideran estos caminos opcionales a Io largo del material. Los progra-
mas lineales del tipo mi4s moderno incluyen también algun tipo de reüsión para
quienes deseen regresar a las partes iniciales del programa, y una oportunidad de
saltear el material a aquellos que están listos para seguir adelante. Los programas
basados en computadoras proporcionan el máximo de flexibüdad en estos aspec-
tos, incluyendo sendas alternativas y distintos ejemplos para los aprendices que
los necesiten. Así, la programación ya no constituye una lÍnea aislada de desarro-
llo, ni la máquina de enseñanza es un tipo único de equipo.
Se han realizado muchas investigaciones para confortar la instrucción mediante
programas con los métodos de enseñanza tradicional. Esas comparaciones de-
muestran que el aprendizaje proganudo es tan eficaz y en ocasiones mejor que
los métodos tradicionales. Los estudios emprendidos pala comparar diferentes
variaciones dentro de la programación no han ofrecido mucha información, ya que
los estudiantes parecen aprender independientemente de lo que el programa les
exija hacer. De este modo, los resultados en el examen final son casi los msmos,
ya sea que el programa de aprendizaje requiera que el estudiante construya su res-
puesta ó que ieleccione o reconozca una respuesta conecta; ya sea si el estudian-
te responde o si ta¡ sólo estudia la respuesta correcta a las preguntas; o bien si la
retroalimentación se da de inmediato o después de una demora, o si los programas
siguen un orden lineal o ramificado en los errores, etcétera. O{cKeachie, 1974.)
Se cree que los experimentos con resultados nulos se deben al escaso poder del
diseño estadÍstico y a la natwaleza relativamente poco elaborada y no analítica
del criterio del "examen final". Así, los estudiantes pueden compensar un mal
progr¿ima al estudiar por su cuenta para obtener una buena calificación.
Es posible que el principal reproche contra los übros de texto progamados, o
los prog:amas para máquinas, sea que en riltima instancia se mueven con mucha
lentitud, son repetitivamente tediosos y aburridos para los estudiantes brillantes.
Además, aquellos a los que sólo se les enseña con el programa, sienten una nece-
sidad real de contacto mn un profesor que responda preguntas, a¡rude a esclarecer
las metas del cu¡so o su organización, etcétera. Es muy probable que el contacto
con el profesor proporcione también una gran parte de los incentivos sociales para
motivar y mantener la interacción continua del estudiante con la máquina. Las má-
quinas funcionan mejor cuando se les agrega un tutor como motivador.
Hoy en día la instrucción con ayuda de computadoras (IAC) tiene tantas dimen-
siones que ya no se le considera como una simple derivación de la máquina de en-
señanza o del tipo de aprendizaje programado que introdujo Skinner. Sin duda, la
7O0 Tercera parte. CamDos reracronaoos
tr:
-Eri
'
Figura 15.9. Terminal del estudiante usada para la instrucción tutorial en lectura ini-
cial (cortesía de R. C. Atkinson).
702
9ti
frtn
Figura 15.10. Terminal simplificada usada más tarde para la instrucción en lectura
inicial (cortesía de R. C. Atkinson).
_
un prob,lema persistente es el de los costos. La conveniencia económica depen-
de del suficiente uso de la computadora, de nnnera que se reduzca el costo por
hora por estudiante. se ha calculado que para un solo iistema que sirva a 500 ter-
prnales (lo necesario para una pequeña escuela primaria, una s-ecundaria y una de
baclillerato superior que se encuentre muy cerca), el costo podría mantenerse en
0.11 dólares por hora estudiante, alrededor de lo que hoy se gasta en la instrucción
impartida de la manera tradicional en las escuelas rurales-(Koñt"in y seidel, 1969).
Sin embargo, la rnayor parte de los distritos escolares consideran qúe h.IAC es un
lujo extravagante que no pueden permitirse en épocas de austeriáad. cuando de-
ben recortarse los presupuestos, los equipos nuévos son los que primero se des-
cartan: es preferible deshacerse de una máquina que de un prófesor que necesita
el empleo. otro obstáculo p.ara su adopción reside en que nó huy programas.IAC
lo bastante diversos disponibles en el comercio, es deiir, progrmu.-"specífcos
de estudio, que varían en los distintos distritos escolares.-
IAC inteligente
iiHiüi:t*iiil;H:"*,x""f,tff i".¿rf,:gK,t$#::*.fi tr
y"3'*!:"ffi q"ü,":i,iifdlxhtr*t,tr::::it jñhal
;1H"T3::ffi]oi,*TIJi:i:"T#:::^11":p'oe"-""'¡'iól'tiu"aJ',u."p."."n-
ff rd:.üf [t¿Htr"J:]i.'.#rt"]l;lrÍ"fil*f*ti"}fti,".:,#
tan sólo el conjunto de problemar
.dilr"ó;,'.1,".":xffi
"r,'"o'""nto..ion.u;.;ñ#¿Í_1i#"R:Hír::Jfr :::if¿?
iii"tsi.""J;i"'i,fri"::Tt s:,:Hi,Jtr#,Ti;5jliilldit'fr
de América del Sur. La meta básir ¿:ffi:
.o, ¡..,áá
"n-rü"'ñffi;ffil:1i':,"""i:jffi1iff
de.diagnósüco que se le f9r.mu!n at
H;::?:*i"'ff "rffi ::
:A!::ry?.
comprender y evaluar las respues ".tilñ,;;^; ftror puede
diante. diagnosücar
s.,¿
p*" J"l?lil3fl1ffi",[:.#ffi*X*iiiJ.i,.j.]l
i.,jl-
,"f;ríi,;ü:? iflilf fffi J"."SilTÍ:: :3: iffii:Ti: j;.":tH:* :JHj¡.11:
i"tí3,1Ífl I#:..ucesores
sólo han at--ráá'par.ái"",", .á?,iir,ro, .i."""
Los componentes de un sistema IAC inteügente
son st daminio de extrenencil
BUGGY, también desarrollado por J.S. Brown y Burton (1978), que a¡rda a los
profesores a diagnosticar las causas profi:ndas de los errores de un estudiante en
la realización de problemas adtméticos. El BUGCY se originó en la creencia de
que muchos de sus yerros no son aleatorios sino sistemáticos, y de que surgen
de alguna concepción errónea básica ( gtlr;. bug) acerca de la manera de ejecutar
una operación matemática. El profesor efectivo debe ser capaz de diagnosticar el
error de procedimiento y prescribir un remedio exacto. El progtama BUGGY
toma una tarea, como sumar números de tres dígitos, la representa en una red de
subprocedimientos (por ejemplo, suma¡ números sólo en la misma coluÍma cada
vez), y proporciona ejemplos de los errores de adición que ocurririán si uno o más
subprocedimientos son defectuosos. Cuando actúa como instructor, el BUGGY
escoge un error de procedimiento en que los estudiantes incurren con frecuencia,
y produce una muestra de errores de adición con este defecto. Un profesor exa-
mina estos ejemplos y localiza la falla, como en el sistema SOPI11E; el programa
BUGGY produce entonces otros ejemplos para que el profesor verifique su hipó-
tesis acerca del error, comparándola con éstos. El procedimiento instruye a los
profesores en el diagnóstico. El BUGGY tantbién puede inferir defectos en el
patrón de los errores de un estudiante arrojando w bug (enot) dentro de algu¡a
subhabiüdad de su red peiceptual (por ejemplo, al pasar un número de la suma de
la primera a la tercera columna), calcular las respuestas de los problemas de los
estudiantes a fin de comprobar si concuerdan los t.ipos de errores y su patrón, y
continuar ensayando ó/gs hasta que se encuentre una igualación cercana. En una
prueba de sustracción que se le dio a 1325 alumnos de ,1,0., 50. y 60' Srado el BUGGY
logró encontrar uno u otro ázg consistente en su red de procedimiento (para la ta-
rea de sustracción) que expücaría los patrones de error del 4070 de los estudian-
tes; los demás probablemente incurrían en errores de descuido aleatorio o erro-
res de ó¿€ múltiple. Esta información de diagnóstico es útil en la instrucción de un
estudiante específico, y la frecuencia de los tipos de ázgs en una población de estu-
diantes sugiere áreas de dificult¿d en las cuales deben concentrarse los esfuerzos
del profesor.
Es evidente que estos programas inteligentes de instrucción se encuentra¡ en
una etapa embrionaria. En la actualidad se exploran varios dominios de destreza y
se indican muchas estrategias de instrucción. Se le presta atención a los detalles
de la representación de conocimientos (del experto) y a la contestación plausible
de preguntas del tutor. Los sistemas que eisten actualmente son prototipos bur-
dos, que deben perfeccionarse antes de que puedan apücarse con eficiencia. Sin
embargo, el pensamiento que interviene en los tutores inteligentes conduce a al-
gunas de las recomendaciones o heu¡ísticas más avanzaüs de que disponen los
profesores en la prácüca. Así, los beneficios reales de la investigación tal vez no
residan tanto en los programas de funcionamiento práctico, sino en las heurÍsticas
de instrucción que pueden enseñarse a los instructores humanos.
En una organización tan compleja como un sistema escolar' los métodos nuevos
'Si
;;;;;;;;;;;-Ñtáculás no se cuida rle introducir los materiales o mé-
del
"
;;;. ;;;";;; ;te iodos los interesados, se corre el riesgo de que lo mejor e incluso
ocioso, que se áesaprovechen los mejores
-recursos
il:; ;;ü;i;t;"jo.
"o,rioo-oaarnun"ra^ tecni.u. Una vei que los principios de la ciencia básica se
ffi;iüiüñ;; .ud rprii".i"n"t se han validado en la práctica de los salones de
gran escala y' si ésta se fuer-
itases, Ae ningin moclo se garantiza su adopción en
;;;hry;A;Ñ utguni a" que se lográn los resultados deseados' En térmi-
no. .i.ti".*oi, los pasós de la innovación son bastante claros:
y
un programa concreto basado en la investigación convalidado
a) Proporcionar
con pmeDas.
¿l. Élp'.,Ñ"ut programa de modo que esté di-sponible en buenos libros de
"f complementarias en forma de folletos, peliculas' programas
texto,lecturas
oara máquinas de enseñanza, y guías para el profesor'
del programa
.l"ó?"."ii"iiá¡aes de prueba para determi¡ar si los objeüvos normativos
."lá**"" totalidad, y acompanar tales pruebas con datos
"".u
adecúados que sirvan de guía durante su aplicación'
"' i;ó;;ñ#
¿ al profesor para vencer. su. resistencia a los
."t"¿* y materiales y ganar su aceptaciÓn e¡tusiasta del programa
"ntrenamieñtc;
"""iá.
como algo valioso, asÍ como entrenarlo en el uso del nusmo'
las juntas esco-
,)'obi;;¡;p"y; para el programa por parte de la comunidad' las escuelas'
y
lut"., fo" iru¿t"i todás ús personai relacionadas con
71O Tercera parte. Campos relacionados
LECTT]RAS COMPLEMENTARIAS
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e investigación educativa:
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Bibliosrafía 755
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índice onomástico 761
452, 458,
2r2, 216, 221, 232, 256, 268-269, 295, Keenan. 8.. 64-65
336, 342-343, 407, 4r0-41L, 4L8, 422' Keller, F.S., 226-227, 233-2U, 252, 42L,
423, 425, 431, 432, 544, 580, 583 705-7M
Hume, D., 14, 16 Keller, L., 301
Humphreys, L.G.,426 Kent, N.D., 156
Humphreys, M.S.' 554 Keppel, G., 201, 205,2L1
Hunt. E.B., 462-464' 514 Kúbb: c.A., 31, e7, ee,14e, 336' 607-
608
Huppert, F.A., 640
Hydén, H., 633 Kimmel, H.D., 355
Kimura, D., 653
Kinsbourne, M., 658
Ineles, J., 326
Kintsch, W., 31, 214,.307,566-570' 667
kón. A.L., 174,209' il4,659 Kleinbard, 1.,I97
Irwin, J. McQ., 199 Kleitman, N., 71, 607
Koch. S., 32,125,133, 138, 140, 170' 406'
Isaacson. R.L., 624
438
Isley, J., 7
Itard, J.M.G., 25 Koelling, R., 95' 593
Koestler, A.,261
Kofl<a, K., 373-375,377, 391, 405
Káhú, w., 150, 373-377,388, 395' 397'
403, 406
Konorski, J', 87-88c, 98, 156' 626
Kopstein, F.F., 702
Koteskey, R.L.' U7
Kotovsky, 476
Krantz, D.L., 153' 265
Krasner, F.,627
Krasner, L., 65' 509
Krech, D., 630
KrechevskY, I., 154, 426-429
Kreutzer, M.A'' 527
Kroll, N.E., 531
Krumboltz, J.D.,572
Kuhn, T.S., 438
Kulik, J.A., 707
Kuo,2.Y., 421
Kupfermann, 1., 628-629
f ndice onomástico 765
Myrow, D.L.,207
Ochs, S.,654-655
Ogdem, R.M., 376 Quillian, M.R., 498, 499.564
O'Keefe, 1.O.,662
O'Leary, K.D.,370, 677
O'Leary, S.c., 677 Rachlin, H., 370, 581
Olds, J., 329, 598, 600 Rachman, S., 108
Olson, G.M., 301 Raphael, B., 499
Olton, D.S., 433-4U, 516 Rashotte, M.E., 85-86, 258
Orne, M.T., 333 Ratliff, F.. 352
Ornstein, R.E, 331, 552, 653 Raugh, M.R., 675,676
Osgood, C.E., 189-191, 211 Razran, G., 89-90, 97-98,622
Osterhouse, R.A., 669 Reber, 4.S., 285
Overton, D.A., 656-659 Reiff, R., 197
Reiger, C.J.,502
Reiss, S., 259
Packard, R.G., 677 Reitman, J.S, 483, 530
Paivio, A., 390, 545 Reitman, W., 483, 507
Palmer, S.E., 387 Reiner, K.E., 113
Pan, S., 197,659 Rescorla, R.A., 81-82f, 85-87, 237, 2i3,
Paoüno, R.M., 617 347, 349-352, 368, 413, 432, 547
Papay , J.J., 532 Resnick, L.8., 663
Parker, E.S., 659 Restle, F., 185, 293, 301-302, 315, 316.
Pascal, G.R., 197 3U, 420, 427, 477
indice oñomástico 767
Revusky, S., 95, 520 Seligman, M.E.P., 91-92, 95, 257, 355-
Richardson, A., 545, 578 356,358-359
Ridle, E.E., 197 Seward, J.P., 164, 424
Riesbeck, C.K., 498 Shallice, T., 622
Riggs, L.4., 215 Shaphiro, M.M., 256-257 , 325
Riley, D.A., 152, 195, 394 Sheffield, F.D.,84, 113, 115, 121, 145,
Rilling, M., 225 156, 2ffi, 295, v3, 575
Riseman, E.M., 472 Sheffield, V.E., 346, 430
Rizley, R.C., 85-87, 413 Shepard, R.N., 513, 545
Robbi¡s, D., 164 Shetteworth, S.J., 93
Roberts, W.4., 415, 598 Shiffrin, R.M., 266, 529, 535, 540
Robinson, E.S., 187-189 Shimp, C.P., 167, 231, 519
Robinson, J.4., 478-499 Shoonorer, R.4., 101
Roderick, T.H., 630 Shortliffe, E., 492
Rohwer, W.D., &6, 663 Shuford, E.H., 284
Roll, S.K.,659 Sidman, M., 232, 265-267
Rosenblatt, F.,661 Siegel, S., 83, 306, 329
Rosenzweig, M.R., 70, 630-631 Siklossy, L., 495
Ross, B.H.,539 Simmelhang, V .L., 253, 255
Ross, R.R., 161-164, 212 Simmons, R.F., 495-496
Ross, T.L., 548 Simon, H.A., 179 , 183, 247 , 301, 448, 452,
Rottler, J.B., 430, 572 458, 460, 476-4?8,483-485, 491, 495,
Rozin, P.,593 507,510'512
Rubin, E.,379 Skaggs, E.B., 187-189
Rudell, A.P., 330 8.F., 5, 19, 28, 31, 69, 81, 84,
Skinner,
Ruja, H., 170 88c,97, 105, 116, 144, 160, 165,216-
Rumelhart, D.E., 214, 267 , 551, 557 269, 290, 320, 407, 5@. 512, 519, 5?2.
Rundus, D.J., 395, 532-535, 54r 696- 699
Russel, [.S.,654 Slamecka, N.J., 178, 197
Russell, W.R., 614 Slobin, D.1.,570
Smallwood, R.D.,315
Smith, S., 102, 109-110, 112, 152,565
Sacerdoti, E.D., 489-490
Sackett, G.P., 24
Salzberg, P.M., 531 Sokolov, E.M., 26, 609
Samuel, A.L., 481-482 Spear, N.E., 194, 209, 2ll, 215
Samuelson, R.J., 433 Spence, K.W., 57, 62, 1I5, I2l, \3¿-135,
Sasmo¡, R.M., 65 137-138, 140, 148, 150-153, 155, 158-
Sattah, S., 342 159, 164, 170, 18r,22L-222, 411,, 425,
Schachter, S., 594 430,432,580,627
Schank, R.C., 495, 497-fi6, Sffi Spencer, W.4., 627
Scheerer, M., 197, 610 Sperry, R.W., 626, 648-653
Schiller, P.H.,616 Spielberg, C.D., 63-64f
Schneider, 4.M., 655 Spong, P., 610
Schoeffler, M., 280-282 Springer, D.D., 618
Schoenfeld, W.N., 125, 226-227, 233'2U, Springston, F., 380
239,252 Staats, A.W., 2I0, 246-248, 252, 319, 521,
Schramm, W., 693 572
Schull, J., 83,211 Staddon, J.E., 253,255, 267, 369
Sechzer, J.4., 651 Stalkner, J.M., 197
Segal, E.,246 Stark, K., 199-201, 203-204
Seidel, R.J.,702 Stea, D., 147
Selfridge, O., 4l-457f Stebbings, W.C., 99
76 f ndice onomástico
770
indice analitico 771
Ca¡acterísticas Computadora
contadores de, 454 instrucción con a]'r¡da de (IAC), 686,
operantes de la memoria, 309 699-705
Caso(s) simulación conductual por, 443
de gnmrática, 559-560 Comunicación, problenas de la, 507-508
selector de, 451 Concentración, 77
Castigo, 14, 39, 111-115, 123, \M, 2L9, de exótacrátt, 74,77
2U,237-239,365 Concepto(s), 557-560
efectos del, 45 aprendices de, 461-465
neuroquímica del, 601-612 de orden superior, aprendizaje de, 470472
y recompensa, 597-601 descripciones de, ,168
Causalidad de los sucesos, 16 Conceptualización, 501
Celeridad de lecína, 42 Condición de codificación, 553-554
Células corticales patológicas, 76 Condiciornmiento
Ce¡ebro animal, 319
ca.lmantes en el, 605-606 cáma¡a de, 258
diüdido, 630 clásico, 69-99, 254, ,131
mecanismos motivacionales en el, 593 a¡tecedentes, T0
Certidumb¡e, criterios de alta, 693 contiSuo, 100
Ciclos de reco¡ocimiento-acció¡, 494 cruzado, l2l
Gencia, metodologÍa empirista de la, 373 de orden superior. /á¿s¿ Condicionamien-
Cierre, fenómeno del, 385 to de segundo orden
Circuito de segundo orden, 84
cerrado reverberante de activ¿ción, 312 demorado, 74
de control, 327-328 efectos inhibitorios del, 83
Clasificación, ¡á¡bol de, 480 fuerza del, 235
Claves de recuperación, 21 inhibitorio, 80-81
Cliché,390 instrumental, 87, 218-279, 29
Clor opr omazitm, 223, 604 interoceptivo, 80
Cocaína, 603 neuronal, 329-330
Codiñcación,530 opemnte, 216-268
condición de, 553-554 ley del, 321
especifcidad de, 393 paradigma del, 97
perceptual y aprendizaje, 560-565 procesos elementales del, 320
principio de especiñcidad de la (PEC), supersticioso, 254
554 sust.itución del, 625
Codificadores perceptuales, 520 temporal,256
Código Morse, 465, 632 variables informativas en el, 347-355
Coherencia de los elementos, 388 Conducta(s)
Cólera,580 a tiemfo, 231
Comedero, e¡trenamiento de, 220 arálisis de la, 217
Competencia asintótica,266
lingiistica,2lS autrrclí¡ca, 5
motivacional, 237 compleja, 216
Comportamientos "adjuntivos", 415 de estado estable, 265
Composición,217 de tr¿nsíción, 266
Comprensión, 123, 252, 402 en-situaciones, 362
aprendizaje por. 526 evaluación de la, 241
de metas y planes, 504-506 isomórfcas,,l41
enseñanza para la, 671 modidcación de la, 241, 359
versus memorización mecánica, 39G397 prácticas de, 36&367
Compuesto de estímulo, 348 p¡ograma de, 361-362
Computaciones prolongadas, 517 técnicas de, 363-366
774 indice analitico
Disponibilidad de la respuesta, 53-54, 209 Elegir una respuesta, a¡r.fisis de, 2?9
Dstancias psicológicas, 391 Elemento(s)
Dist¡acción, 610 coherencia de los 388
Dominio de ex¡reriencias, 703 de aprendizaje, 451
Drogas de control, 310
anticolinérgicas, 637 de ejecucióri, 451
de bloqueo, 637 de estímulo, 272
disociación inducida por, 656 muestreado,296
entrenamie¡to en discriminación de, 657 idénticos, teon'a de los, 292
Du¡ación de la experiencia, 14 modelo de, 29&302
¡equeño, 295-298
neutrales, regla de los, 281
Ecuaciones b¡ásicas del apraiizaje, 2?l Emoci6r, 2M, 236-237
278 Empirismo, 72-15, 79, 28, 3l
Efecto(s) c¿¡acteísticas, 13
antimemorítico, 27 En-situaciones, conducta, 362
centr¿les simples, 659 Encadenamiento, 226
de anticonsolidación, 27 causal en el texto, 502
de bloqueo, 348 Endorfinas,606
de contraste conductual, 223 Enfermedad(es)
de extinción, 343 condicionada, 95
de frustnción (EF), 159 psicosomáticas, 326
de interferencia, 21 Enfoque del aprendizaje
de recencia, 533-534 cognosciüüsta, 319
negativo, 285 conductista, 319
de reforz amiento, 164 estocÁstico,272
de reversión, 162 Enfriamie¡to, habitación de, 365
de Von Restorff, 395 Engrarna, üsión dinámica del, 612
del castigo, 45 Dnsayo(s) , 27-22
del desamparo aprendido, 356-357 de extinción, 107
del nivel de adaplació\, 242 definición, 36
del placebo, 606 estímulo de, 228
inhibitorios del condicionamiento, 83 manifiesto,532
ley del, 38-40, 44, 61 , 126,176,219,335 y eÍor,29
satisfactorio, 130 ap¡endizaje por, 36
secundarios del estímulo, 343 conducta vicaria de (YEE), 122,291,
Eficacia, expectativas de, y ejecución, 582 429430
Ejecución Enseñanza
asi¡tótica, 242 Íxáquinas de, 243
elementos de, 451 para la comprensión, 671
factor de, 51 Entrenamiento
punto de vista estadístico de la, 270 de comedero, 220
¡eductores de la, 27 de omisión, 256
reglas de, y reforzamiento, 274 en biorretroalimentación, 326
versus aprendüaje, 27, 62, 4ll en discriminación de drogas, 657
y aprendizaje, distinción entre, 260 Epilepsia de foco espejo, 627
y expectatiYas de efcacia, 582 Dpistemología(s), 11
Ejercicio, ley del, 39, 41 alternativas, 12-13
Elección experimental, 11
miltiple, reconocimiento de, 199 F.quiübrio, teoría del, 338-341
preferencial, 232 Equipotencialidad, 257
Electroenceúlograma (EEG), %9, W/ ffi? Equivalencia, 453
Electromiógrafo (EMG), 249 de la asociabilidad, 91-95
indice analitico
Error y ensayo, 29, 36, 122, 291, 42M30 sostenes de, 137
Erudición, 12 Estímulo-respuesta (E-R), 28
Escape, aprendüaje de, 112-U3 aprendizaje de, 35
Especie, actiüdades específicas de la, 24 exploración de, 430
Especifcidad de codificación, 393 teoría del, 28,31, 51G521, 53t540
Esperanza, 14t146n Estrategia(s)
Esquema de recuperacún sisterniitico, 544 de aprendiz controlado, 689
Estadísticas secuenciales, 285 de aryer¡úzaje, 525-526
Estadísticos intuitivos, 546 de instrucción, 689, 703
Estado(s) de orden aleatorio, 689
condicionado, 301 de respuesta sensible, 689
conjetural,30l Estrés, manejo del, 357
de cosas, 40 Estricnina,619
de preparación, 41,92, 709 Estructura(s)
del sistema, 273-274 cerebrales,59S
estable, conducta de, 265 neutrales,598
motivacional, 128 punitivas,598
patológicos, 78-79 recompensantes, 598
Estereotipia, 117 cognoscitivas, 28-29
Estereotipos sociales, 548 adquisición de, 28
Estimulación, 592 de control, 524
dtecta, 592 del conocimiento, 684
eléct¡ica, 592 griáfica etiquetada, 557
quí,nica,592 Estudiante, modelo del, 703
\aiación aleatona e\ h, 272 Estudio, guías prescritas de, 667
Esfmulo(s) Etiquetación de relaciones asociativas, 519
aleatorios,59 Evaluación(es)
aversivos, 219, 238 cognoscitivas, 580
compuesto de, 348 de la conducta, 241
condicionado (EC), 69, 103 del buen ajuste, 508
contextuales de fondo, 289 tunción de, 481
contigüdad de, 103 Evento(s), 269, 557-559
control de, 218, 221, 335 amnésicos,618
de ensayo, 228 interpolados,2l
de impu.lso, reducción de lós, 130 sorpresivos, S32
de mantenimiento, 108, 112, 136 Eütación
de retroalimentación, 226, 331 activa, 144
discriminación de, 53, 221-226 aprendizaje de, U2-113
discrimi¡ntivo, 218 discriminativa, 113
efectivo, 149 gradiente de, 142
efectos secundarios del, hiÉtesis de, 343 volunta¡ia, 121
elementos de, 272 Excitación, 73, 593-606
especíñco, desaprendizaje de, 201 concentración de, 74, 77
generalización de, 43, 72,655 condiciornda, 111
gene¡alizado, 351 nerviosa, T6
identiñcabilidad del, 53 ñrdida de, 81
incondicionado (ED, 69, 88, 254 y atención, 60&609
informativo,5T Expectación de eñcacia, 582
kinestésicos, 101 Expectancia(s), 353-3Y
meta, 351 apre\dizaje de, 257
muesheado, elementos de, 296 de recompensa, 417418
puro, acto de, 136 del ¡eforzamiento, 430
reconocimiento de, 627 teoría de la, 407, 582
778 índice analítico
ffi:,:,fi:,Íil..rfir."
espec¡ates del aprendiz
i;#H#n3;:fl:r,T,,*,
aie, ggZ4O1 . va¡iable, 230
se smdación, 426
_ molecula¡, 40g
Procedimiento de
huella, 24
282, 241
central,522 ^müüples.
rro8ralnación, 69g_699
paralelo, 4S5 neurishca, proyecto
de. 491
serial, 4S5
hocesamiento ramifcada. 69g
^
$iii::%,1?,1:iff * de, 4%.506
rromedio, regla del, 281
¡Tomoc¡ón, 39
cn¡cas a los, 539_540
ff;ñü::3s:,,"ft :"ifi ,i."
lnd¡ce analít¡co
Kecuperación
Racionalismo, claves de, 2l
13, tg_20, 28, Bl
U12
condición de, S53
Raclonalización, 2Iz de in{ormación, 495496
r€s|..reo de signo. oe ta hueüa, 22
Véase Automoldeamien-
espo'ltínea, 26, 7U71,
Z0t-2O4
Razón y otvrdo, 2gG2g9,
3gl
frja (P8), 22s esquem sistemático de,
S44
pro8rarnas de, 22g mqr¡o de, 2I
reglas de, 3gZ
dffi*";"',;"fl.ffiHij.,#. ^
l@duccióD
de la tust¡ación. 160
de preparación, l0g imPurso' I 3o
demorada,4l3
emooonales, Sg0
¡i l"...::'ilTts'
oet ¡mpulso.269, 602
-
¡(eoucctorusmo, l3
*ccionaria, r38
ff:fff,Tj:,ir? * cución, 27
tendencia de,4ll i:!il:ill::i.ur,
xeleJo(s),23
0". experimento de, 2tB
,,i%,1,;¿:K;"*
^.,jiTff
aprendizaje de, l7g ;:l1Htrff u
de sondeo, S3l
^
Xecenci¿ filJffi fl *"rf ,'iij.'RcD' 32r
de l¿ experiencia, 14 r|¡atos,320
e¡ecto de, 533-534 ¡espo- ndientes, 21g
negat¡vo, 295 ¡abituación de los, 622
Resmples,
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