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Los cinco santos que adoró la mafia y el sicariato antioqueño

La delincuencia le dio sus propios significados y atributos a los santos oficiales de


la iglesia católica.

 Actividades ilegales
 Conflicto urbano
 Medellín
 Narcotráfico
 Pablo Escobar
 Religiones
VÍCTOR HUGO VARGAS RODRÍGUEZ | Publicado el 13 de agosto de 2015

San Judas Tadeo, María Auxiliadora, el Divino Niño, El Santo Juez y la Rosa Mística de la
Aguacatala, son los cinco protagonistas del santoral de la mafia paisa, en una tradición que
buscó, y busca, protección para los cargamentos de droga, o de los enemigos, o la
prosperidad y salud para las familias de capos y sicarios.

Según el antropólogo e investigador urbano, José Gregorio Henríquez, la relación entre la


delincuencia y estos santos se inició para la cultura antioqueña en los años 70 con San
Judas Tadeo y la bonanza marimbera, como se conoció el auge de los cultivos de
marihuana, y a pesar de que ese tipo de manifestaciones de culto han disminuido para
hacerse menos notorias y públicas, se mantienen en la actualidad en privado.
“Ha evolucionado con cada época y en ella se representa un vínculo con cada figura
religiosa. Se pensó que con la llegada del padre Marianito en los años 1999 0 2000, se iba a
convertir también en figura de ese tipo de culto pero no fue así. Se mantienen estas figuras
tradicionales pues ya no se quieren hacer manifestaciones que los pongan en evidencia
frente a las autoridades y la sociedad”, sostuvo Henríquez.

Para el experto, quien como investigador urbano ha estudiado los diferentes


manifestaciones del conflicto en la ciudad en las últimas décadas, este tipo de relación es un
paradoja social: mientras un ciudadano del común le pide a María Auxiliadora que le
proteja de la delincuencia, el sicario ora a esa misma figura para tener puntería a la hora de
matar.

Estos son las cinco representaciones que conforman el santoral de la mafia paisa.

Contexto de la Noticia

Ranking Un santoral para proteger cargamentos y actos delictivos

1.
San Judas Tadeo
Conocido como el ‘Santo de las causas justas o imposibles’, este apóstol de Jesús tiene en
Medellín su principal templo de adoración en el barrio Castilla, en la comuna
noroccidental. Su culto nació en la década de los 70 cuando tuvo su mayor apogeo. “Era
una figura paternalista, muy masculina, de protección de los negocios que se consolidó en
la bonanza marimbera y el inicio del narcotráfico. Su templo se reformó con grandes
ofrendas y ostentaciones de dinero, aportes de mármol y demás”, explicó Henríquez
Gómez.
2
María Auxiliadora
La llamó así San Juan Crisóstomo en Constantinopla en al año 345. Esta Virgen que fue
muy adorada en los años 90 especialmente por los hombres del Cartel de Medellín en su
santuario de Sabaneta (al sur del Valle de Aburrá) también se le conoce como la ‘Virgen de
los Sicarios’ y se inmortalizó en la obra de Fernando Vallejo. Allí en Sabaneta, era
frecuente ver los días martes una procesión de mafiosos y bandidos, además de voluptuosas
acompañantes en busca de favores no muy santos. “En los 80 pasamos a María Auxiliadora
con el modelo de la mamá: todo lo hacemos por la ‘cucha’, por la ‘mamita’ (abuela). La
gran madre protectora y permisiva de la figura del matriarcado antioqueño”, señala el
antropólogo.

3
El Divino Niño
Su origen se remonta a San Francisco de Asís y la génesis del pesebre. Su principal atributo
es la inocencia y es muy famoso por ser protagonista de una de las guerras más famosas del
país: la librada entre Pablo Escobar y el general Luis Alfredo Maza Márquez -director del
DAS-, a quienes protegió por igual en los ataques mutuos. Se sabe que tras los atentados
del Cartel de Cali a Pablo Escobar, el capo adjudicó su salvación al Divino Niño y al Niño
Jesús de Atocha, dos figuras muy cercanas. “El Divino Niño es una creación muy
colombiana, muy nuestra. Es una figura que acolita, muy alegre, que se hizo popular no
solo entre la mafia y la delincuencia, sino entre políticos corruptos vinculados al
narcotráfico, futbolistas y demás”, relata el también experto entre la relación religión y
conflicto urbano.

4
El Santo Juez

El Santo Justo Juez, representado en la figura de Jesús crucificado, es el protector por


excelencia de capos y sicarios que a través de la tradicional oración al Justo, intentan
blindar su actos de violencia y ‘cerrar’ sus cuerpos frente a la muerte.
“Si ojos tienen, que no me vean. Si manos tienen, que no me agarren. Si pies tienen, que no
me alcancen. No permitas que me sorprendan por la espalda. No permitas que mi muerte
sea violenta. No permitas que mi sangre se derrame. Tú que todo lo conoces, sabes mis
pecados pero también sabes de mi fe. No me desampares. Amén”.

El antropólogo señala que entre los guerreros de los conflictos básicamente urbanos en los
que la muerte es una presencia constante, estos recursos de protección son un “escudo”, una
ayuda para hacer cosas que sobrepasan lo humano.

5
La Virgen de la Rosa Mística o de La Aguacatala
Su gruta en Medellín es conocida como la Virgen de la Aguacatala, un sector de el
prestigioso barrio El Poblado y según el experto, es una de las figuras más democráticas
pues no solo vinculó a la mafia y a la delincuencia sino que permitió a la sociedad
tradicional mezclarse con el mundo de la ilegalidad.

Cumplía la misma función de María Auxiliadora y en los 90 se recurrió a ella en la


vorágine de secuestros que sacudió a la ciudad y al país: a ella recurrían secuestrados y
secuestradores por igual.

Víctor Hugo Vargas Rodríguez

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asuntos de movilidad.

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