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Andrea Jiménez Guzmán

Ingeniería Ambiental/ Gestión profesional


Universidad de la costa CUC
ACTIVIDADES HUMANAS Y SU RELACIÓN CON EL ENTORNO

Desde los orígenes de la humanidad hasta nuestros días, el ser humano se ha servido del planeta
que habita, la Tierra. El vínculo con el entorno (medio ambiente) que nos rodea y los elementos
que lo conforman han sido de gran ayuda para el desarrollo de muchas civilizaciones.
Un gran ejemplo de lo anterior es, cuando los humanos iniciaron sus actividades de caza, estos
tuvieron la ayuda de su entorno para prolongar su existencia, elementos como piedras y palos les
fueron de gran ayuda para alimentarse y defenderse de sus depredadores; hasta este momento los
impactos generados por esas actividades no eran perjudiciales para el medio ambiente sino que
por el contrario contribuían al desarrollo y al curso natural del mismo. Sin embargo, conforme
aumentaba la población y los grupos nómadas se hacían sedentarios, estos fueron ejerciendo sus
actividades de cultivos y caza, de maneras cada vez más tecnificadas, en los lugares en donde se
establecían, generando impactos sobre el medio ambiente pero de manera local.
Posteriormente a esto, y conforme pasaron los años, el deseo insaciable de los pueblos por lograr
el progreso, se materializó en un egoísmo absurdo donde el fin era obtener beneficios propios sin
importar lo medios.
Con la revolución agrícola, los seres humanos dejaron de emplear herramientas de trabajo
manual y se trasladaron a las ciudades en busca de un “mejor estilo de vida”; las nuevas
tecnologías, como las maquinas que funcionaban con carbón, permitieron a las industrias obtener
mayor producción en menos tiempo haciendo de esta forma de producción algo colectivo, puesto
que se implementó en todas las industrias inglesas, dando origen a la revolución industrial.
La revolución industrial fue el motor o fue, por así decirlo, el inicio de lo que sería la
autodestrucción de los seres humanos. A partir de esta revolución el sistema económico cambio,
pasamos de una sociedad feudal donde la comercialización y los intercambios económicos eran a
través de trueques u otros elementos, a ser una sociedad monetizada y completamente alienada
por el dinero.
Los minerales como el carbón, que eran tan importantes en el funcionamiento de las maquinas,
se volvieron muy valiosos e indispensables y por ende los grandes capitalistas no dudaron en
conseguirlo a cualquier precio. Las excavaciones para extraer el carbón de la tierra, la tala y
quema de árboles para su obtención causaron un impacto terrible en el medio ambiente
deteriorando el suelo y reduciendo la cantidad de árboles en los campos aledaños.
El vapor de las maquinas causo un gran impacto en la atmosfera; la contaminación atmosférica
era tan atroz que para ese entonces aconteció lo que hoy día se conoce como inversión térmica.
En Estados Unidos (1948) por ejemplo, más precisamente en Donora, Pensilvania una niebla
toxica fue la causante de la muerte de más de más de veinte personas y afecto la salud de más de
siete mil. La contaminación de las industrias en esa zona era tanta, que se generó el fenómeno de
inversión térmica y por supuesto todos los contaminantes como monóxido de carbono, óxidos
nitrosos, metano, entre otros se quedaron alojados en la parte inferior de la nube y al ser
respirada directamente por los habitantes ocasiono esta problemática.
Todas estas dinámicas sociales jugaron un papel fundamental en la construcción del mundo
como lo conocemos actualmente. Para nadie es un secreto que los estilos de vida de la mayoría
de seres humanos y las actividades que desarrolla han destrozado el entorno que los rodea; nos
servimos de el sin tener la más mínima sutileza y hasta hace unos años éramos incapaces de
resarcir el daño causado.
Las actividades humanas ejercen una gran presión sobre el medio ambiente, las industriales son
las que más han impactado negativamente al entorno. Algunas de estas actividades son: 1) la
obtención de la energía, por lo general esta práctica se realiza a partir de combustibles fósiles;
esto tiene efectos negativos sobre el entorno a nivel ambiental y social. El uso ineficiente e
irracional de la energía contribuye al agotamiento de las reservas, al efecto invernadero
generando CO2 por la quema de estos, el desequilibrio social y el enfrentamiento entre naciones,
entre otros. 2) la minería, la minería a cielo abierto es una práctica que se ha realizado durante
mucho tiempo, la extracción de minerales suele realizarse con técnicas que ocasionan graves
problemas al medio ambiente, para esto suelen emplearse sustancias como el mercurio, para la
extracción del oro, entre otras sustancias nocivas contaminando el agua, el suelo y el aire. 3)
Turismo y actividades recreativas, aunque esta no es una actividad industrial también tiene un
impacto negativo en el entorno, la falta de conciencia ambiental y sentido de pertenencia
contribuye al deterioro de las reservas naturales que suelen ser visitadas y aprovechadas en todo
el mundo, la búsqueda de un lucro por parte de las entidades gubernamentales, hace que se
olvide que debemos cuidar esos espacios y que no pase nada al respecto en términos legales. 4)
el comercio, esta actividad económica también es uno de los factores sociales que afecta
fuertemente al medio ambiente. Las formas en las que las relaciones de comercio se dan
actualmente, el consumismo, el sistema capitalista, propician a la generación desmesurada de
residuos sólidos, los malos sistemas de gestión para estos residuos ocasionan que sean
depositados de manera incorrecta, en botaderos a cielo abierto, mares, ríos, calles, etc.,
contaminando los cuerpos de agua, el suelo (infiltración de lixiviados) y el aire (olores
ofensivos). Todo lo anterior ha tenido un impacto a nivel global, así que es una cuestión de todas
y todos.
En conclusión, aunque hoy por hoy la sociedad ha tomado mayor conciencia ambiental y tiene
un mejor cuidado del entorno, se han creado normas y convenios e incentivos por organizaciones
de diversos países para lograr un desarrollo de la sociedad, en términos de tecnología y
economía, y trabajar bajo los principios del desarrollo sostenible, lo descrito en el párrafo
anterior no es cosa del pasado, todavía falta mucha tela por cortar, vamos poco a poco pero
mientras el sistema económico no cambie, mientras la sociedad siga subyugada a los deseos
propios no lograremos generar impactos positivos sobre nuestro entorno, mientras las actividades
humanas sigan siendo las mismas, seguiremos condenados a la autodestrucción.
La integración ambiental constituye un elemento clave en las interacciones de las actividades
humanas con su entorno; los impactos ayudan a identificar los efectos causados por las
actividades humanas en este.
Las actividades humanas pueden contribuir o no positivamente al mantenimiento, deterioro o
mejora del entorno, lo último nos afectara positivamente a nosotros. Somos un sistema, somos
partes que al juntarse y trabajar mancomunadamente conformamos un todo.
La incorporación de la sensibilidad ambiental, inicia con los cambios y las tomas de decisiones
en el sector político, en Colombia por ejemplo, las políticas para la educación deben mejorar y
procurar desde las instituciones primarias crear una toma de decisiones asertivas en cuanto al
cuidado del entorno, la generación de proyectos innovadores, la correcta implementación de una
evaluación de impacto ambiental el cumplimiento de las normas, etc., hacen parte de una
actividad humana empática con el entorno en que se desenvuelve.
Todo es una cuestión de causa y efecto, de reciprocidad, en la medida que nosotros le
proporcionemos a nuestro entorno, así mismo este nos corresponde de la misma manera, es decir
hay que entenderlos como subsistemas indisociables de un sistema más amplio que engloba a
ambos. Abellan (2006).
Referencias:

 Abellán, M. A. (2006). La evaluación del impacto ambiental de proyectos y actividades


agroforestales (Vol. 48). Univ de Castilla La Mancha.
 Cruz Petit, B. (2014). Las relaciones entre sociedad, espacio y medio ambiente en las
distintas conceptualizaciones de la ciudad. Estudios demográficos y urbanos, 29(1), 183-
205.

 Orea, D. G., & Villarino, M. T. G. (2013). Evaluación de impacto ambiental. Mundi-


Prensa Libros.

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