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INFORME SOBRE:
AREA:
AGROFORESTERIA
DOCENTE:
PRESENTADO POR:
PUNO – PERU
UNIVERSIDAD NACIONAL DEL ALTIPLANO- PUNO
FACULTAD DE CIENCIAS AGRARIAS
Escuela Profesional de ingeniería
…………………………………………………………………………………………………...............
Es cuanto puedo informarle a usted, para su conocimiento y fines pertinentes del caso.
Atentamente
UNIVERSIDAD NACIONAL DEL ALTIPLANO- PUNO
FACULTAD DE CIENCIAS AGRARIAS
Escuela Profesional de ingeniería
INTRODUCCIÓN
El paisaje andino, por diversas causas, ha experimentado una serié de cambios; el monte ha
sido depredado, en algunos lugares prácticamente ha desapareado, dando paso a la
agricultura y la ganadera, intensiva en algunos casos y de subsistencia en otros; hay sitios
donde la vegetación ya no existe. Se desconoce si las poblaciones incaicas y preincaicas
tuvieron hábitos de plantar árboles. Se sabe, sin embargo, que a la llegada de los españoles los
Andes estuvieron cubiertos de monte natural de especies nativas arbóreas y arbustivas. En la
segunda mitad del siglo pasado se inicia el proceso de reforestación con la introducción del
Eucalyptus globulus, que se adaptó con mucha facilidad. Esta especie se extendió rápidamente
en Ecuador, Perú, Colombia, Bolivia, inclusive en Chile. En la década del 70 surgieron
programas de reforestación masiva con este árbol y con Pinus radiata, este último en pequeña
escala, mostrando crecimiento aceptable en Ecuador y Perú. La tendencia institucionalizada de
la repoblación forestal, ha sido reforestar siguiendo modelos silvícolas ajenos al monte andino;
se han generado bosques monoespecíficos utilizando las dos especies indicadas. En la segunda
mitad de la década del 80 se comenzó a dar importancia a los sistemas integrales de uso del
suelo en los Andes; se empezó a verificar que la asociación de cultivos con árboles, pastos y
animales es practicada por el poblador andino desde tiempos inmemoriales, y se iniciaron
trabajos de reconocimiento cualitativo estudiando, por ejemplo, la agroforestería tradicional
en los Andes del Perú; luego se incluyó la de Ecuador y recientemente de Bolivia y Colombia.
Se consideran, aunque no con mucho interés, la aplicación de las prácticas agroforestales en
los planes de manejo de cuencas y de desarrollo rural integral. Las parcelas campesinas
andinas con árboles o arbustos asociados con cultivos, pastos y animales, no han sido
instaladas bajo concepción agroforestal, pero funcionan y cumplen sus roles como tal. De
éstas, las manejadas con eficiencia, con racionalidad, en función de objetivos concretos y con
criterios de sustentabilidad, pertenecen a campesinos curiosos que en muchos casos han
heredado la parcela y mantienen el conocimiento que les fue trasmitido de sus antepasados.
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En Ecuador, Perú y Bolivia, salvo pocas excepciones, los rodales y macizos forestales artificiales
han sido establecidos con el criterio que el árbol debe plantarse en sitios marginales, por tanto
de baja calidad. Estas áreas se caracterizan por tener suelos superficiales, muy pobres,
pedregosos con pendientes pronunciadas, lo que ha repercutido en la baja productividad
observada. En algunos lugares las características del sitio están por debajo de las exigencias
mínimas de las especies instaladas, de allí que los resultados alcanzados sean inferiores a los
que se proyectó obtener al planificar la plantación. Se ha plantado E. globulus en lugares por
sobre o debajo de la altitud requerida por la especie y en climas secos, en suelos derivados de
costras calcáreas, la mayoría superficiales y con pendientes empinadas; los magros resultados
conducen a que muchos técnicos refuercen la idea de que esta especie es inadecuada y debe
ser eliminada de los planes de reforestación. Los programas de reforestación en los países
andinos han instalado rodales de Pinus radiara y Eucalyptus globulus. En el sur de Colombia, en
la sierra central y sur del Ecuador, y en el norte del Perú también se ha plantado P. patula. No
se ha iniciado todavía la repoblación masiva con especies nativas. El campesino ha mostrado
preferencia por el eucalipto debido a su rápido crecimiento cuando está en buen sitio, a la
variedad de usos y de productos que de él se obtiene, a la buena capacidad de rebrote y a su
fácil propagación. A esta especie se la asocia inclusive con el poder atribuido a los que lo
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Los factores que limitan el manejo de los sistemas agroforestales andinos son de orden
técnico, logístico, cognoscitivo y social. Los técnicos de campo no tienen a su alcance los
lincamientos básicos para iniciar el manejo los sistemas agrosilvopastoriles instalados.
Desconocen la respuesta de las especies a los tratamientos silvícolas y les hace falta material
bibliográfico. Alas instituciones les hace falta equipos de campo, herramientas y material
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Los Andes son una unidad geográfica y cultural con grandes diferencias en su topografía, clima,
suelos, flora y fauna. En Colombia las colinas son suaves, los valles amplios y vegetación
abundante; en Ecuador hay macizos altos y rocosos, páramos poblados con gramíneas, valles
con cultivos y árboles. Desde Loja en Ecuador hasta el sur de Cusco en Perú, agrestes
cordilleras con nieve perpetua se alternan con valles estrechos pero productivos y con una
escasa vegetación natural. Por Puno, en Perú, y por casi todo el territorio boliviano se extiende
el altiplano, muy frío, con heladas casi perennes y sin vegetación arbórea, el cual continúa
hacia el noroeste argentino y noreste chileno, para luego iniciar un suave declive que termina
en el Chaco y en la Patagonia. El paisaje andino no es de monocultivo; en él se practican las
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Parece ser que con el nacimiento de la minería se inicia también la destrucción de los bosques
naturales, y el surgimiento de la chacra como la máxima expresión de cultivo asociado de
plantas, como lugar de domesticación de especies arbóreas y arbustivas y como espado para la
crianza de animales menores. Ciertos campesinos andinos -los llamados tecnólogos, curiosos-
practican en forma espontánea la agroforestería con las características descritas para el
ecosistema. La práctica familiar más simple y a la vez la más compleja es la chacra andina
donde los elementos se mantienen en equilibrio y las relaciones son de comprensión e
igualdad. Para el campesino tiene tanta importancia el aliso (A/nusjorullensís) o el quinual
(Polyiepis spp.), árbol o arbusto del seto vivo, como la papa (Solanum tuberosa), la quinua
(Chenopodium quínoa), el paico (Chenopodium ambrosoides), el kikuyo {Penníserum
dandesfínum), considerada como mala yerba, o el perro que cuida la casa. En concordancia
con la chacra y con la visión agrocéntrica, en el territorio andino el campesino cuida y maneja
prácticas agroforestales variadas, a veces sin haberlas instalado voluntariamente.
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El campesino andino planta árboles en tomo a la vivienda -de preferencia para protegerla-, en
los linderos y alrededor de las chacras, en cuyo caso estos árboles cumplen adidonalmente la
fundón de cortinas cortavientos y contra heladas, y de protecdón contra la erosión hídrica. Si
el ecosistema es pastoril, el segundo espacio territorial lo constituyen los corrales y las
praderas. Finalmente, y en menor propordón, el campesino planta árboles a densidades muy
altas en las áreas que bordean las quebradas o para formar rodales. Al parecer, los huertos
familiares de Asia Suroriental, América Latina y África son semejantes. Estos presentan una
mezcla multiestratifícada de un gran número de espedes productoras de alimentos, forraje y
madera, que crecen en estrecha asociación. Generalmente se cultivan en pequeñas parcelas
bien cuidadas, situadas cerca de las viviendas que, frecuentemente, se usan también para criar
aves de corral y animales menores. Los huertos familiares reproducen la estructura de
múltiples estratos y la diversidad de espedes de los bosques; esto permite mantener
simultáneamente cultivos de plantas perennes y anuales en pequeñas superfides (FAO 1964).
Debido a la diversidad de espedes que se cultivan, se puede obtener una amplia gama de
productos. Como los cultivos tienen ciclos biológicos distintos, la familia suele recoger algún
producto diariamente aunque sea en pequeñas cantidades (FAO 1964). En la chacra campesina
hombres y mujeres dan igual importancia tanto las plantas que les proporcionan alimento
como aquellas que sirven de forraje, a las hierbas como a los arbustos y los árboles; los frutales
y los que proporcionan leña tienen el mismo valor intrínseco. Son tratados con el mismo
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cuidado la vaca que proporciona leche, el perro que protege la casa y el árbol
que junto con los arbustos da abrigo a la choza campesina.
b. Benefícios para el suelo Las hojas de árboles y arbustos, caducifolios o no, incorporan
1990), Atriplex (Caucas y Oliva 1990), Casuarína spp., entre otras. Gracias a los
árboles no sólo la fertilidad se mantiene o aumenta, también permite la conveniente
distribución y uso de los nutrientes; mientras las raíces profundas toman los nutrientes del
subsuelo, las de los arbustos de las capas semiprofundas y las de los cultivos lo harán de las
más superfíciales. La rotación "permite el aprovechamiento de los nutrientes de acuerdo con
los requerimientos de las plantas; algunos nutrientes son restituidos al suelo mediante el
proceso fisiológico del reciclaje. En Yurimaguas, Perú, los ensayos conducidos en un cultivo en
callejones con Inga edu/ís, Erythrina sp. y Leucaena leucocephala, muestran un balance
positivo de adición de N, K y Ca y negativo en P; el balance de Mg fue positivo para Eythrina y
Leucaena, pero negativo para Inga (Salazar 1991). Wilson (1990) sostiene que la sombra
proveniente del componente arbóreo aumenta la actividad microbiana y el tenor de
mineralización del suelo; por ejemplo, en uno de sus ensayos obtiene 106 mg de nitrógeno por
kg de suelo más que el testigo.
c. Controla mejor los procesos erosivos El sistema agrosilvopastoril preserva elSucio porque lo
mantiene con cobertura. La fuerza cinética de las gotas de lluvia disminuye cuando son
interceptadas por la copa de los árboles y arbustos o por el follaje de los cultivos o pastos; los
setos vivos asociados con acequias de ladera o de infiltración y en terrazas, sirven de barreras
mecánicas y al mismo tiempo disminuyen la velocidad del agua de escorrentía y la del viento.
Todo esto constituye una acción efectiva contra la erosión hídrica del suelo. El manejo racional
de los pastos, bajo o junto al dosel protector de árboles y arbustos, evita el sobrepastoreo y,
en consecuencia, no se pierden las especies palatables ni se erosiona la población de pastos. La
presencia de muchas especies, variedades y cultivares constituyen un potencial fitogenético
alto, el que es preservado, frenando de alguna forma la erosión genética. Las aves dispondrán
de lugares adecuados para anidar y ello implica de alguna manera, también un freno a la
erosión de la fauna silvestre.
e. Mejora las condiciones microclimáticas Las masas arbóreo arbustivas funcionan como
cortinas rompevientos en unos casos, o como cortinas contra heladas, en otros. Dependiendo
de la situación, de su constitución y del manejo, disminuyen la velocidad del viento (Oboho y
Nwobashi l99l; Laguna et al 1993), o produce un efecto desviador (Bermejo Pasetti 1985). La
presencia de copas verdes de plantas en pleno crecimiento provoca una elevada acción
fisiológica, lo que a su vez aumenta algo la temperatura, disminuyendo el efecto nocivo de una
helada. Los muros vivos de Buddleja coriácea con Cassia spp. permiten a los pobladores del
altiplano cultivar una serie de plantas agrícolas y mantener abrigadas las casas. Don Humberto
Huarachi en Puno (Perú) cultiva pensamientos, que son flores sensibles a las heladas, con la
protección de los setos de colles . En Porcón, Cajamarca (Perú), se ha constatado que los setos
vivos de Potyiepis racemosa, disminuyen la temperatura máxima y aumentan la mínima, lo
cual es más notorio cuando la temperatura diurna es extrema y la nocturna cercana o bajo
cero; además, hubo un aumento considerable de la humedad relativa. Este amortiguamiento
de la temperatura y el aumento de la humedad relativa contribuirán a menguar el efecto
destructor de las heladas. En una parcela agrícola protegida con una cortina rompevientos, en
Tamboloma, Tungurahua (Ecuador), se constató una disminución de la velocidad media del
viento, de 63 km a 9 km por hora, una disminución de dos grados en la temperan ira máxima y
un aumento de dos grados en la mínima (Laguna et al 1993). El hecho de interceptar los rayos
solares o los vientos, en uno u otro caso, permite regular las condiciones del microambiente; la
evaporación del suelo será más lenta, es decir, el agua -que escasea en muchos lugares será
mejor aprovechada. En los setos vivos de Porcón arriba mencionados ha habido un incremento
hasta del 68% del contenido de humedad en relación con las parcelas testigo, aumento
comparable sólo con la humedad del suelo bajo dosel del bosque de coniferas en el mismo
lugar. Asimismo, los animales que pastan a la sombra protectora de los árboles se deshidratan
menos y rinden más.
Los sistemas agroforestales tradicionales varían de un lugar a otro. Tienen un elemento que
sirve de eje central, en tomo al cual se desarrollan; por ejemplo, el café en Esmeraldas
(Colombia), los frutales (Quilliwaya en Bolivia y Ambato en Ecuador), agricultura en andenes
(Tarma, Cusco y Puno en Perú), agricultura con cultivos asociados (la gran mayoría de
campesinos la practican en Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia), crianza de llamas, alpacas y
ovejas (la puna de Perú, Ecuador, Bolivia y Argentina), crianza de cabras (Chancani en
Argentina), banco de proteínas (Valle del Cauca en Colombia), etc. Las prácticas agroforestales
se les ha agrupado en:
a. Cultivos agrícolas en espacios limpios en el monte Se talan los árboles por manchas y en los
espacios se cultivan las especies alimenticias. Al eliminar los árboles y arbustos quedan áreas
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arbustos para separar su propiedad de la de los vecinos; a veces construye también pircas.
Estas cercas muchas veces cumplen funciones de cortina rompevientos o contra heladas, de
acuerdo a su estructura y manejo, al sitio, a la disposición en el terreno. Las contra heladas son
bajas, muy compactas y con especies resistentes al frío, las otras dejan filtrar algo de aire y
están dispuestas en posición perpendicular a las corrientes de aire. Las especies utilizadas son
variadas, prefiriendo las espinosas como tuna, agave, cabuyas, hualangos, huarangos, sacha
corona, arca; aunque también se utilizan otras como sachafruto, eucalipto, aliso, capulí, tara,
molle, lechero, o plantas forrajeras como como leucaena, poroto o guato, matarratón,
nacedero, sauce, retama, etc. Varias de estas especies sirven de postes vivos para sostener
alambre. Es común encontrar también barreras vivas de colle, quishuar, quinual, saúco,
chachacomos, chamana, chuca, zarzamora, entre otros.
c. Muros protectores de corrientes de agua Las acequias, los riachuelos, las quebradas, se
protegen de la acción erosiva del agua circulante cultivando sauces, alisos, quinuales, guaduas,
suros. En Tarma y Huancayo (Perú) se usa arrayán en los ríos y acequias de riego.
d. Taludes protectores de andenes Los andenes y terrazas están protegidos con mutuy, chuca
y retama. Aquí se menciona también la protección de taludes de bargones o patapatas en
Cusco (Perú) y de mogotes en Riobamba (Ecuador).
e. Churos Son bandas de cultivos alternadas con otras de pastoreo o de descanso (rastrojo); el
descanso es de hasta diez años en el altiplano boliviano. La rotación de parcelas de cultivo con
las de regeneración de pactes y pastoreo (Tarma, Perú) es una variante de esta práctica.
asociadas con tunas, capulíes, manzanos, durazneros, peras, tomate de árbol, moras, mangos,
chirimoyas y otros. Hay casos de estas prácticas en lugares abrigados de La Paz (Bolivia),
Arríbalo (Ecuador), Cundinamarca (Colombia), etc.
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nogal, poroto o sachafruto, nogal y otros. Se asocian también, aunque con menor frecuencia,
árboles con cultivos anuales como maíz, pina, lulo o naranjilla y otros.
h. Silvopasturas El pastoreo en las praderas con árboles y arbustos no está muy difundido. En
el altiplano boliviano se crían alpacas, llamas y ovejas en los telares, en Roldanillo (Colombia) y
Loja (Ecuador), y se pasta ganado vacuno en los pastizales que crecen bajo los espinos.
• Las tecnologías incluidas en los proyectos y ejecutadas en el campo, sean compatibles con la
realidad sociocultural y hayan sido probadas en el contexto en que se desenvuelve la
comunidad.
Varias de las prácticas agroforestales instaladas con apoyo externo no están siendo
manejadas; en estos casos, en lugar de presentarse como una solución, la agroforestería es
considerada un limitante debido a que, entre otros, el componente arbóreo arbustivo compite
con cultivos, pastos y ganado. Son pocas las plantaciones de pinos que se están raleando con
miras a lograr el crecimiento de pastos y criar ganado. Como el campesino no conoce la
especie arbórea, no se decide aplicarle un tratamiento silvicultural. Sin embargo, se ha podido
contatar envarios lugares, que maneja las especies nativas de sus parcelas agroforestales. Cabe
mencionar, por ejemplo. El manejo que se practica con Buddleja coriacea en Puno y B. Incana
en Tarma, Perú, en función a las condiciones climáticas y a objetivos concretos predominados
y definidos. Estos son algunos ejemplos en los que el manejo se hace pensado en satisfacer
necesidades, evitar interferencias y hacer frente al clima adverso:
• En Puno, Perú, el régimen de tallar simple permite obtener chacllas de rebrotes de colle, las
que son utilizadas para el armazón de los techos de las casas. La longitud que alcanzan los
tallares equivale a las dimensiones de los techos de las viviendas.
• En Tarma, Perú, si se requiere madera gruesa, se ralean los rebrotes del quishuar dejando
uno o dos por tocón, obteniendo chacllas y madera para la tilera del arado o para mangos de
herramientas.
• En Chiara, Cusco, Perú, para cultivar cerca de los muros vivos, se practica la poda de ramas
de los tallares de aliso, en función a los requerimientos de la luz de los cultivos agrícolas.
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• En el altiplano peruano las heladas más fuertes se presentan de junio a agosto, luego
calienta un poco el clima. Los rebrotes del colle en setos vivos se cortan a ras del suelo en
agosto, así el siguiente junio los nuevos rebrotes habrán alcanzado unos 80 cm de altura; como
son numerosos y con muchas hojas, además de funcionar como barrera mecánica contra las
heladas, abrigan el ambiente.
• En Píllaro, Ambato, Ecuador, se podan los tomates de árbol, para que rebroten en épocas de
menor incidencia de heladas.
• En Cusco y Puno, Perú, el replante del colle se realiza mediante los acodos simples; en Santa
Cruz, Perú, se rellena los espacios entre las pencas, con plantas obtenidas por regeneración
natural.
• También se protege las plantas recién instaladas, se hace pircas individuales, cerchas de
espinas, etc.
Como se aprecia, existe un manejo en función a las condiciones ecológicas, que satisface
necesidades prioritarias sin causar destrucción, conservando el ecosistema y con un claro
sentido de rendimiento sostenido.
A orillas del lago Titicaca, a 4000 m de altitud, en territorio peruano boliviano, los campesinos
quechuas y aymarás son expertos en el manejo del colle para obtener chacllas, madera gruesa,
materia orgánica y proteger los cultivos, salvándolos de las heladas y los fuertes vientos.
EL SITIO
El campesino altoandino hace frente a las inclemencias del frío. Construye pircas, murallas que
sirven de lindero y protección de las chacras, de los corrales y de las viviendas (foto 21). Las
pircas además sirven de barrera mecánica contra los vientos y el calor que almacenan las
piedras es irradiado, disminuyendo el efecto de los descensos de temperatura. De esta forma
pircas y colles siempre están juntos. El uso de la pirca está inmerso en la cultura agrocéntrica
del campesino altiplánico. Para proteger las plantas recién instaladas en el 7 Información:
Charles Cartón y Fredy Mamani, ATP y Especialista de campo del Proyecto Arbolandino,
respectivamente. Puno, Penú. terreno, las construye circulares a manera de horno alrededor
del arbolillo, «así crecen abrigadas, aguantan el frío y no se mueren» (C. Valdez).
Debido a las difíciles condiciones climáticas de la zona, el poblador del altiplano no concibe el
cultivo productivo de la tierra sin la presencia de Buddieja coriácea (Padilla 1991). El colle (en
Perú) o quisuara (en Bolivia) crece como árbol robusto de hasta 8 m de altura, aunque en la
comunidad de San Juan de Tabaco esta especie alcanza 10 m a más de altura y 0,8 m de
diámetro. De fuste nudoso y tortuoso, corteza agrietada; sus hojas son nítidamente elípticas,
cortas y con el envés blanquecino o blanco lanuginoso, y sus flores amarillo anaranjadas o
rojizas abundantes, permiten reconocerle (Reyneli 988). Su alta capacidad de rebrote permite
utilizarla asociada en las parcelas agrícolas, pastoriles o mixtas; de allí que se la ha incluido en
los programas de agroforestería de varios proyectos de desarrollo, asociado con pircas,
terrazas y acequias de infiltración. Las parcelas manejadas en forma espontánea por el
poblador del altiplano no fueron instaladas con la concepción de barreras cortavientos o
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Los cultivos agrícolas, los animales y el seto vivo se interrelacionan, de modo que las labores
agrícolas están condicionadas por los colles y éstos se tratan en función del proceso de
producción agrícola y de los animales; y el conjunto en función a las condiciones de clima de la
época. Al aplicar los tratamientos a los colles se busca, además, obtener mejores productos
leñosos para diferentes usos. Las características de crecimiento de los rebrotes condicionan el
tratamiento que se dará al conjunto y a cada uno de los elementos en particular. El
tratamiento individual está orientado al uso que se le dará a la madera, según se destine a
corrales volantes (canchones), para chacllas (techos o cielorrasos), para mangos de
herramientas, arados y yugos, estructura de telares, etc., sin descuidar la función protectora
en contra de vientos y heladas, «según la planta pue'... como quiere crecerse hace crecer ese,
curvaditos lo saca también para golpear cebada, habas, tamién; esos malos se lo parte pa'la
leña, esos delgaditos es pa'l canchondto de ove/as, el más grueso es para el arado y también
para las casas para el techo, para el yugo también, gruesos viejos pue'... pa'l telar para tejer..
pa 'que no se raje se quema pero no mucho también, calculao nomás...» En general, luego de
la plantación se cuida a las plantas de los daños mecánicos ocasionados por los animales, los
vientos o las personas; para ello se construyen las pircas. Los riesgos no son ajenos a estas
plantas; si el caso lo amerita «la oveja lo come, están comiendo eso, si no lo atajamos lo
acaba...» El campesino practica el relleno mediante el acodo simple, que consiste en doblar y
enterrar parcialmente la o las ramas laterales de 1 a 2 cm de diámetro, para permitir el
enraizamiento y la generación de una nueva planta. De esta forma es imposible determinar
cuál es la planta madre; todas están acodadas. A los tres años, cuando las plantas han
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EL MANEJO AGRÍCOLA
CONCLUSIÓN